GiAola( erd(aev /B , que la vocaci"n recede a la misma ersona. %l hombre uede comrender su vida como el tiemo que le ha sido dado ara este diálogo con *ios. Si el hombre está creado a artir de la conversaci"n con *ios y as! es llamado a hablar, e2resarse, comunicarse y resonder, el tiemo que tiene a su disosici"n se uede entender como el tiemo del que disone ara reali#ar su vocaci"n. hora bien,
La vida esiritual se arende de modo saiencial, es decir, a artir de las ersonas, y as! se evita el riesgo de la ideolog!a, de la teor!a, emergiendo un ensamiento que nace de l a v ida y una v ida il umi na da or un intelecto guiado or el %s !ritu Santo/E . &ara la memoria son imortantes las imágenes, las 3 gur as, l os sa bore s y gustos, t odas l as realidades concretas, como el rostro, que se encuentran en la comuni"n con los santos. &or otra arte, el cristiano no e2iste sino en la Iglesia, desde el momento en que, si creer signi3ca amar, la verdadera reali#aci"n de la e es la comunidad y su verdadera e2resi"n es el arte de las relaciones libres y esirituales. %l cristiano inserto en una comunidad articia en la vida de la Iglesia y escucha a los astores y a los rimeros adres en la e. %n su escucha y en uni"n con ellos, articiando en su vida de caridad, el cristiano con5uye en la liturgia, en donde se entra en comuni"n real con el amor de *ios &adre, con la redenci"n de Cristo y con la acci"n del %s!ritu Santo, que hace resentes y ersonales todas estas realidades santas. %s dentro de este ámbito donde se reconoce si el discernimiento que se ha hecho es verdadero o also, orque cada discernimiento auténtico con5uye en la celebraci"n de Cristo en la Iglesia. La Iglesia cumle en su tradici"n, liturgia y magisterio el discernimiento sobre Cristo y sobre la salvaci"n que sigue surgiendo del cora#"n de *ios ara todos los hombres de todos los tiemos. %l discernimiento ersonal hace osible que esta realidad se convierta en realidad vivida or la ersona concreta en las situaciones concretas. La ersona acoge la salvaci"n resonsable y ersonalmente y se adhiere a Cristo, su Salvador y Señor, con ociones, actitudes y asos concretos que aectan a toda la ersona, incluida su mentalidad, su cultura, entrete(iendo as! su historia con la de la Iglesia, entendida ésta no como la suma de historias individuales, sino como organismo vivo comunitario, uesto que en ella se acoge la salvaci"n.
En a I$esia ' por a senda de a #radici!n %n este diálogo con *ios, en esta conversaci"n con su Creador y :edentor, el hombre no está solo, sino que ya lo recede una l arga memori a de c "mo e s osi bl e e2onerse al amor ara no caer en la trama de querer servirlo en la autoa3rmaci"n. La sabidur!a es la tradici"n de la Iglesia, un te(ido vivo, un organismo que hace vivir la revelaci"n de *ios no s"lo como %scritura, sino también como su interretaci"n multiorme y su incultu$ raci"n en las vidas de los cristianos de tantas generaciones que nos han recedido, memoria de santidad de la cual beber a través de una iniciaci"n esiritual / . 1 ;erdjae, N., #e lDesclava/e et de la liberté de lD5ormne, !arís 23<=, /*8* 1' Féase #ecir el 5ombre, op. cit., 2*7/.
1:7@ C2r. Bul/a=ov, -., L#Ort"odo>ie, 4ausana 1&7E, 1(+1.
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