sufrió la amputación de su pierna derecha, los obreros del sindicato textil "La Victoria" realizaron una colecta a su favor. Jesús Rivera y Eliseo García, obreros de ese mismo sindicato, frecuentaron la casa de Mariátegui y pudieron contar con su asesoramiento -realizado de manera natural y espontánea- para sus reclamos laborales. Todo esto ha sido referido por Antonio Rengifo como resultado de una paciente pesquisa en los Libros de Actas del Sindicato La Victoria. Pero la tarea paciente y silenciosa de organización del Partido Socialista, emprendida desde el regreso de Europa por medio de la docencia en las Universidades Populares, sufrió una verdadera conmoción cuando Haya de la Torre desde México, el 22 de Enero de 1928 lanzó un supuesto Partido Nacionalista Libertador que llevaría su candidatura a la presidencia de la República. Mariátegui, como todos los intelectuales progresistas de Lima o provincias, no había ocultado sus simpatías por el Apra: un movimiento continental fundado por Haya en México y que agrupaba a círculos de intelectuales especialmente en Lima, México, La Habana y Costa Rica. No era entonces un partido político nacional; la escasa organización y todavía poca coherencia doctrinaria, recordaban más a una corriente de opinión. Mariátegui no tenía por qué discrepar con la convocatoria antiimperialista de Haya. En los 7 Ensayos testimonia sus múltiples coincidencias con Por la emancipación de América Latina, libro publicado en Buenos Aires, 1927. Mariátegui, sin embargo, siempre mantuvo su autonomía en relación al aprismo. En una carta dirigida a Miguel Angel Urquieta y fechada el 2 de mayo de 1927 -varios meses antes que se desencadenara la polémica con Haya-, Mariátegui establecía un nítido distingo: "Yo, por mi parte, trabajo porque un movimiento de renovación peruana se oriente hacia el socialismo", para añadir líneas después: "Le recomiendo considerar atentamente el programa de la A.P.R.A. Pienso por mi parte que nos toca participar en su acción sin renunciar a la organización de un movimiento más específicamente peruano que encuadre dentro de nuestras filas a los que no son capaces de elevarse a un plano continental. La A.P.R.A. además está aún por precisarse y definirse. Esto se conseguirá sólo á través de la acción" (90). Haya admiraba a la revolución soviética, incluso había estado en Rusia y conversado con Trotsky y Lunachasky, pero creía que el socialismo era una etapa todavía imposible en América Latina, porque antes era preciso superar el atraso, hacer la revolución burguesa que Europa había hecho durante los siglos XVIII y XIX, es decir, acondicionar a la sociedad peruana con el ritmo histórico que desde el viejo continente se irradiaba al mundo. En otras palabras, lo anterior significaba que el socialismo sólo era posible si antes se cons.
(90)
Archivo La Prensa. Olga, Carta de José Carlos Mariátegui a Lino Urquieta, 1927.