TEMA:
INTEGRANTES:
TORRES RENGIFO, LINDA LEE. GARCIAS VALLES, PAUL ANTHONY
ASIGNATURA:
FILOSOFÍA DEL DERECHO
DOCENTE:
BARRERA LOZANO, ZOILA VICTORIA
CICLO:
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TARAPOTO – SAN SAN MARTIN
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AGRADECIMIENTO En primer lugar, damos nuestro sincero agradecimiento a la Universidad Alas Peruanas, por habernos abierto las puertas de su prestigioso templo del saber por consiguiente
entregar
a
la
sociedad
buenos
profesionales con la humildad y sencillez brindada. En segundo lugar, cabe recalcar nuestro agradecimiento a nuestra Docente que con su enseñanza brindada cada día en nuestras aulas nos ha servido de mucho para poder culminar nuestro trabajo.
DEDICATORIA Damos gracias a Dios por habernos dado el conocimiento y sabiduría para poder terminar con éxito nuestro trabajo. A nuestros padres que día a día nos dan la motivación, ayuda necesaria para cumplir nuestros objetivos ya que eso ayuda mucho para tener más metas, retos y llegar a ser unas excelentes personas, lleno de valores, humildad y sobre todo lleno de mucha inteligencia que eso se consigue con perseverancia y dedicación.
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INICIO AGRADECIMIENTO .............................................................................................................................. 2 DEDICATORIA .................................................................................................................................. 2 ÚLTIMAS CORRIENTES FILOSÓFICAS .....................................................
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PRAGMATISMO ................................................................................................................................... 4 Las 5 corrientes filosóficas más importantes ...................................................................................... 9 Las tendencias filosóficas ......................................................................
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ÚLTIMAS CORRIENTES FILOSÓFICAS
El pragmatismo es una escuela filosófica creada en los Estados Unidos a finales del siglo XIX por Charles Sanders Peirce, John Dewey y William James. Su concepto de base es que solo es verdadero aquello que funciona, enfocándose así en el mundo real objetivo.
El pragmatismo valora la insistencia en las consecuencias como manera de caracterizar la verdad o significado de las cosas. El pragmatismo se opone a la visión de que los conceptos humanos y el intelecto representan el significado real de las cosas, y por lo tanto se contrapone a las escuelas filosóficas del formalismo y el racionalismo. También el pragmatismo sostiene que solo en el debate entre organismos dotados de inteligencia y con el ambiente que los rodea es donde, las teorías y datos adquieren su significado. Rechaza la existencia de verdades absolutas, las ideas son provisionales y están sujetas al cambio, a la luz de la investigación futura. El pragmatismo, como corriente filosófica, se divide e interpreta de muchas formas, lo que ha dado lugar a ideas opuestas entre sí que dicen pertenecer a la idea original de lo que es el pragmatismo. Un ejemplo de esto es la noción de practicidad: determinados pragmáticos se oponen a la practicidad y otros interpretan que la practicidad de riva del pragmatismo. Esta división surge de las nociones elementales del término pragmatismo y su utilización. Básicamente se puede decir que, ya que el pragmatismo se basa en establecer un significado a las cosas a través de las consecuencias, se basa en juicios a posterioridad y evita todo prejuicio. Lo que se considere práctico o no, depende del considerar la relación entre utilidad y practicidad. Una mala comprensión del pragmatismo da lugar a generar prejuicios cuando es todo lo contrario. En política se suele hablar de pragmatismo cuando en verdad el pragmatismo político se basa en prejuicios y apenas observa las consecuencias que no encajen con los
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prejuicios de base, que es muchas veces lo opuesto al sentido original del pragmatismo filosófico. Para los pragmatistas, la verdad y la bondad deben ser medidas de acuerdo con el éxito que tengan en la práctica. En otras palabras, el pragmatismo se basa en la utilidad , siendo la utilidad la base de todo significado. Los principales rasgos del pragmatismo son: Anti fundamentalismo, puesto que se renuncia a la búsqueda de la certeza última. Falibilismo, dado que la filosofía es interpretativa, tentativa y siempre está sujeta a la corrección crítica. Sensibilidad para aceptar la contingencia radical y el azar. Esto supone el rechazo de las doctrinas basadas en una verdad trascendental o inmutable, tanto de signo religioso como laico. El carácter social del yo y la necesidad de alentar una comunidad crítica de investigadores constituyen los elementos sociales y éticos de los pensadores pragmatistas. Esto implica la existencia de una pluralidad de tradiciones, perspectivas y orientaciones que es preciso respetar y tutelar, desde un enfoque dialógico y democrático.
El pragmatismo como movimiento filosófico comenzó en los Estados Unidos en la década de 1870. Charles Sanders Peirce (y su Máxima Pragmática) se le atribuye el mérito de su desarrollo,6 junto con los contribuyentes de finales del siglo XX, William James y John Dewey.7 Su dirección fue determinada por los miembros del Club Metafísico, Charles Sanders Peirce, William James y Chauncey Wright, así como por John Dewey y George Herbert Mead.
El primer uso impreso del nombre de pragmatismo fue en 1898 por James, quien atribuyó a Peirce el haber acuñado el término a principios de la década de 1870.8 James consideró la serie "Ilustraciones de la lógica de la ciencia" de Peirce (incluida "La fijación de la creencia" (1877), y especialmente "Cómo hacer que nuestras ideas sean claras" (1878), como la base del pragmatismo.910
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A su vez, Peirce escribió en 190611 que Nicholas St. John Green había sido instrumental al enfatizar la importancia de aplicar la definición de creencia de Alexander Bain, que era "aquello sobre lo que un hombre está dispuesto a actuar". Peirce escribió que "de esta definición, el pragmatismo es poco más que un corolario, de modo que estoy dispuesto a pensar en él como el abuelo del pragmatismo”. John Shook ha dicho:" Chauncey Wright también merece un crédito
considerable, ya que tanto Peirce como James recuerdan que fue Wright quien exigió un empirismo fenomenalista y falibilista como alternativa a la especulación racionalista”.
George Herbert Mead Peirce desarrolló la idea de que la investigación depende de la duda real, no de la mera duda verbal o hiperbólica, 13 y dijo que para entender una concepción de una manera fructífera: "Considere los efectos prácticos de los objetos de su concepción, ya que la concepción de esos efectos es la totalidad de su concepción del objeto", que luego llamó la máxima pragmática. Equivale a cualquier concepción de un objeto hasta el alcance general de las implicaciones concebibles para la práctica informada de los efectos de ese objeto. Este es el corazón de su pragmatismo como un método de reflexión mental experimental que llega a las concepciones en términos de circunstancias confirmatorias y confirmatorias imaginables, un método hospitalario para la generación de hipótesis explicativas, y propicio para el empleo y la mejora de la verificación. Típica de Peirce es su preocupación por la inferencia de las hipótesis explicativas como fuera de la alternativa fundamental habitual entre el racionalismo deductivista y el empirismo indicativita, aunque era un lógico matemático y uno de los fundadores de la estadística.
Peirce dio una conferencia y escribió sobre el pragmatismo para aclarar su propia interpretación. Al encuadrar el significado de una concepción en términos de pruebas imaginables, Peirce enfatizó que, dado que una concepción es general, su significado, su significado intelectual, equivale a las implicaciones de su aceptación para la práctica general, más que a cualquier conjunto definido de efectos reales (o resultados de pruebas). El significado clarificado de una concepción apunta hacia sus verificaciones concebibles, pero los resultados no son significados, sino logros individuales.
Susan Haack Peirce en 1905 acuñó el nuevo nombre pragmaticismo "con el propósito preciso de expresar la definición original",15 diciendo que "todo fue feliz" con los usos variados de James y Schiller del antiguo nombre "pragmatismo" y que, sin embargo, acuñó el nuevo nombre debido al uso creciente del viejo nombre en "revistas literarias, donde se abusa". Sin embargo, en un manuscrito
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de 1906 citó como causa sus diferencias con James y Schiller.16 Y en una publicación de 1908, sus diferencias con James y el autor literario Giovanni Papini. Peirce, en cualquier caso, consideró sus puntos de vista de que la verdad es inmutable y que el infinito es real, ya que los otros pragmáticos se oponen, pero se mantuvo aliado con ellos en otros asuntos.17
Robert Brandom El pragmatismo disfrutó de una atención renovada después de que Willard Van Orman Quine y Wilfrid Sellars utilizaran un pragmatismo revisado para criticar el positivismo lógico en la década de 1960. Inspirado por el trabajo de Quine y Sellars, una clase de pragmatismo conocido a veces como neo pragmatismo ganó influencia a través de Richard Rorty, el más influyente de los pragmáticos de finales del siglo XX junto con Hilary Putnam y Robert Brandom. El pragmatismo contemporáneo puede dividirse ampliamente en una estricta tradición analítica y un pragmatismo "neoclásico" (como Susan Haack) que se adhiere al trabajo de Peirce, James y Dewey. Algunos de los pensadores que sirvieron de inspiración para varios pragmatistas son los siguientes: Francis Bacon, que acuñó el dicho ipsa scientia potestas est ("el conocimiento en sí mismo es poder") David Hume, por su explicación naturalista del conocimiento y la acción Thomas Reid, por su realismo directo Immanuel Kant, por su idealismo y de quien Peirce deriva el nombre de "pragmatismo" G. W. F. Hegel, quien introdujo la temporalidad en la filosofía (Pinkard en Misak 2007) J. S. Mill, por su nominalismo y empirismo George Berkeley, por su proyecto para eliminar todos los conceptos poco claros de la filosofía (Peirce 8:33) Henri Bergson, que influyó en William James para renunciar al intelectualismo y los métodos lógicos
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El pragmatismo no fue el primero en aplicar la evolución a las teorías del conocimiento: Schopenhauer abogó por un idealismo biológico ya que lo que es útil para un organismo es que puede diferir enormemente de lo que es verdadero. Aquí el conocimiento y la acción se representan como dos esferas separadas con una verdad absoluta o trascendental por encima y más allá de cualquier tipo de organismos de investigación utilizados para hacer frente a la vida. El pragmatismo desafía este idealismo al proporcionar una explicación "ecológica" del conocimiento: la investigación se refiere a cómo los organismos pueden controlar su medio ambiente. Lo real y lo verdadero son etiquetas funcionales en la investigación y no pueden entenderse fuera de este contexto. No es realista en un sentido tradicionalmente robusto de realismo (lo que Hilary Putnam llamaría más tarde realismo metafísico), pero es realista en la forma en que reconoce un mundo externo que debe ser tratado. Muchas de las frases mejor traducidas de James -el valor en efectivo de la verdad (James 1907, p.200) y la verdad es solo el recurso en nuestra forma de pensar (James 1907, p.222) - fueron sacadas de contexto y caricaturizadas. William James escribió: "Ya es hora de instar al uso de un poco de imaginación en filosofía. La falta de voluntad de algunos de nuestros críticos para leer cualquiera de los significados más tontos posibles en nuestras declaraciones es tan desacreditable para sus imaginaciones como cualquier cosa que se conozca en la historia filosófica reciente. Schiller dice que la verdad es eso que "funciona". En consecuencia, es tratado como uno que limita la verificación a las utilidades materiales más bajas. ¡Dewey dice que la verdad es lo que da "satisfacción"! Es tratado como alguien que cree en llamar a todo verdadero, lo que, de ser cierto, sería agradable." (James 1907, p.90)El papel de la creencia en representar la realidad es ampliamente debatido en el pragmatismo. ¿Es válida una creencia cuando representa la realidad? Copiar es uno (y solo uno) modo genuino de conocimiento, (James 1907, p.91). ¿Las disposiciones de creencias que califican como verdaderas o falsas dependen de qué tan útiles sean en la investigación y en la acción? ¿Es solo en la lucha de los organismos inteligentes con el entorno que las creencias adquieren significado? ¿Una creencia solo se vuelve verdadera cuando tiene éxito en esta lucha? En el pragmatismo, nada práctico o útil se considera necesariamente verdadero, ni nada que ayude a sobrevivir meramente a corto plazo. Por ejemplo, creer que mi cónyuge infiel es fiel puede ayudarme a sentirme mejor ahora, pero ciertamente no es útil desde una perspectiva a más largo plazo porque no concuerda con los hechos (y por lo tanto no es verdad).
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Una de las ideas más célebres que se conservan de Sócrates nos llegó, como todo lo suyo, por la vía de los diálogos platónicos. En la Apología se dice que, para este filósofo, el examen de la vida era necesario para la vida en sí. Y aunque podrían citarse a otros autores para apoyar esta idea, quizá en este punto baste con apelar a nuestra propia experiencia. ¿Quién no ha sentido, en ciertos momentos de su vida, la necesidad de entender? ¿Quién no se ha preguntado por el propósito de la existencia humana? ¿Quién no se ha angustiado por la fugacidad del tiempo? ¿Quién no se ha sentido aprisionado entre el llamado de su deseo y las imposiciones de la sociedad? La filosofía, madre de todas las ciencias, ha pasado miles de años intentando responder esas preguntas, renovadas a cada momento porque el ser humano se encuentra en cambio constate, y con él la realidad que habita. A continuación compartimos un listado de escuelas filosóficas que han destacado en ese examen que aconsejaba Sócrates. Además de una breve explicación de cada una, añadimos algunas sugerencias de obras o autores para comenzar a conocerlas.
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Un término que puede despertar un primer impulso de rechazo. ¿Por qué querría alguien ser voluntariamente pesimista? Esta es una pregunta válida pero que igualmente vale la pena precisar. El pesimismo como actitud filosófica nos invita a considerar la negatividad propia de la existencia y reflexionar al respecto. Para nadie es un secreto que en la vida también se presentan el dolor, el sufrimiento, la enfermedad, la muerte y otras situaciones y emociones afines. ¿Hacemos bien en querer evadirlas? Los filósofos pesimistas nos dirían que no, pues en cierto modo eso es amputar la vida misma, quitarle algo que le es propio e, incluso, que es necesario para experimentarla en plenitud. En este sentido, el pesimismo suele derivar en un amor hacia la vida.
Arthur Schopenhauer es quizá el filósofo pesimista por excelencia, pero Friedrich Nietzsche también heredó cierto espíritu cercano. Del primero puede leerse un opúsculo suyo, El arte de ser feliz, o entrar de lleno a El mundo como voluntad y representación. Del segundo, puede acudirse a La gaya ciencia o Ecce homo.
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Nihil significa “nada” en latín, y aunque esto de inicio podría también despertar cierto recelo frente a esta forma de pensamiento, vale la pena frenar ese prejuicio. La “nada” a la que esta
corriente filosófica se refiere podría compararse al espacio vacío de una hoja en blanco o la nada primordial que hipotéticamente antecedió al inicio del Universo. ¿Y qué si no hubiera nada? Cuando se piensa así, podemos darnos cuenta de que prácticamente todo lo que nos rodea es resultado del cambio y del accidente. Por más que a veces ciertas cosas parecen haber estado ahí desde el origen, lo cierto es que no es así. La moral, las costumbres, las instituciones sociales, las ideas, nuestras prácticas más habituales: todo pudo no-ser y, por ello mismo, es susceptible de ser cambiado.
Friedrich Nietzsche es el filósofo más identificado con el nihilismo, aunque algunos lectores especializados tienen ciertas reservas para clasificarlo así. De cualquier modo, se trata de un pensador que nos enseñó a dudar del conocimiento en sí y de las formas en que éste se construye. Así habló Zaratustra o El ocaso de los ídolos pueden ser títulos para acercarse a su pensamiento nihilista. También un ensayo breve pero profundamente estimulante: “Sobre verdad y mentira en sentido extra moral”. Conocer la v ida de Diógenes y las
anécdotas que se conservan de él también puede ser un primer acercamiento al nihilismo.
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El existencialismo es quizá la escuela filosófica más persistente de todas. Su nombre mismo así lo sugiere. Si la filosofía, de por sí, nació como una disciplina para examinar la vida humana, cabría decir que las raíces del existencialismo se extienden incluso hasta los días del Banquete de Platón y llegan a las discusiones contemporáneas de Byung Chul-Han. No se piense, sin embargo, que es ambiguo, pero quizá nuestra especie sea la única que fue capaz de hacer un enigma de sí misma y quizá somos los únicos que necesitamos entender nuestra vida para poder vivirla.
Al existencialismo solemos asociarlo con los filósofos franceses de la Posguerra –Albert Camus y Jean-Paul Sartre sobre todo –, pero sus ramificaciones son un poco más vastas y diversas. Søren Kierkegaard fue un existencialista avant la lettre y hay quien considera los ensayos de Tolstoi o las novelas de Dostoyevski verdaderas exploraciones del alma humana. Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset también han sido catalogados como existencialistas. Son nombres que, en todo caso, también pueden sumarse a una exploración por esta forma de pensamiento que a su favor tiene, a diferencia de otras corrientes filosóficas, que al mirar al ser humano en toda su complejidad, las obras resultantes son en su mayoría accesibles, sencillas, conmovedoras y a veces hasta fraternales. Quizá por eso es también una de las pocas en que fácilmente se encuentran autores de literatura entre su nómina. En no pocos casos leer a uno de estos pensadores es como hablar con un amigo o
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con una persona a quien respetamos y con quien nos une un afecto sincero. La repetición de Kierkegaard, las Memorias de la casa muerta de Dostoyevski, El mito de Sísifo de Camus pueden ser algunas sugerencias. Los escritos de Simone Weil pueden ser también una sorpresa grata.
Sobre todo en los últimos años, esta escuela de pensamiento ha recobrado un interés inusitado. Fue especialmente popular en los días del Imperio Romano y entre sus adeptos contó incluso con Marco Aurelio, a quien se le llamó el “emperador filósofo” y que entre sus
obras legó un interesante compendio de máximas que invitan a una vida de virtud, sobriedad, honor y valentía, bajo cualquier circunstancia. Puede decirse que esa es la esencia del estoicismo: recordarnos que todo en la vida es una oportunidad para ser virtuosos, la felicidad y el infortunio, la dicha y el dolor, las tareas cotidianas y los placeres. La virtud es la brújula que nos permite navegar por los mares de la existencia sin perder nuestro rumbo ni olvidar lo elevado de nuestra misión.
Las Meditaciones de Marco Aurelio, las Epístolas morales a Lucilio o Sobre la brevedad de la vida de Séneca y los Discursos de Epíteto se encuentran entre las mejores obras estoicas, pero no son las únicas dignas de atención.
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En las antípodas del pensamiento filosófico dominante se encuentra el hedonismo, una forma de vivir y reflexionar que tiene el placer como eje rector. El placer, que siempre ha estado en la mente de los filósofos porque es un componente esencial del ser humano. Lamentablemente, en casi todas las épocas el placer no ha salido bien librado de las discusiones filosóficas y menos aún de las prácticas sociales. Casi siempre se le mira como una bestia que es necesario domesticar o contener (así, por ejemplo, en Platón). Pero no es el caso de los hedonistas, quienes invitaron a llevar al placer al centro de la existencia. Y aunque esto suena a una vida llena de sensualidad, fiestas y banquetes, lo cierto es que filosóficamente no es así de sencillo. El placer es también una categoría que debe examinarse para poder ejercerse. ¿Serías feliz si todos los días comieras lo que más te gusta? ¿El placer que sientes por una actividad es genuino o es sólo porque aprendiste a disfrutar lo que te fue enseñado?
¿Qué leer? Si bien el hedonismo es una de las escuelas de pensamiento más antiguas en la historia de la filosofía, en un pensador contemporáneo podría encontrarse un acercamiento fresco y luminoso a la materia: el francés Michel Onfray. Su libro Teoría del cuerpo enamorado es un repaso erudito e inteligente a la manera en que la filosofía y la sociedad han tratado al placer sexual y se encuentra ahí además una apasionada defensa a las ideas de Epicuro (el mayor de los hedonistas).
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Esta lista no es exhaustiva, sin duda, y además de algunas corrientes de pensamiento fundamentales para Occidente como el racionalismo o el relativismo, podrían agregarse otras escuelas de Oriente que igualmente se han abocado a reflexionar sobre la vida humana. Pero por ahora que baste con esto, que es material suficiente para preguntarnos por qué y para qué vivimos.
Cabe recordar, por último, que la filosofía no lleva a una reflexión aislada o estéril. Pensar se hace siempre con otros: con los otros que nos rodean, los otros a quienes leemos, los otros con quienes vivimos. Y, por otro lado, se trata de reflexiones que se hacen al hilo de nuestra propia vida, con nuestros actos y nuestras decisiones, con el interés de llegar a esa “vida examinada” aconsejada por Sócrates, que en esa expresión debe entenderse como una vida
con sentido. Se vive y se reflexiona, eso es filosofar, y es en la combinación de ambas acciones donde se descubre el sentido de la existencia.
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Las tendencias filosóficas Las corrientes filosóficas son las distintas agrupaciones de filósofos que se reúnen y definen según las características comunes y opiniones compartidas, sobre filosofía, que tienen sus integrantes. ... A continuación se presentan las corrientes filosóficas más importantes. Las corrientes filosóficas son las distintas agrupaciones de filósofos que se reúnen y definen según las características comunes y opiniones compartidas, sobre filosofía, que tienen sus integrantes. ... A continuación se presentan las corrientes filosóficas más importantes.
Es el más enclenque de los movimientos de la filosofía contemporánea, parece ahora cosa del pasado, y eso que en el pasado fue el rey. Siguen defendiendo que no se puede decir nada sobre la realidad sin partir de la conciencia. Destacan “lo puesto” por la conciencia del hombre, no lo “dado” por la naturaleza o la realidad. Berkeley, Kant, Fichte, Mach, Cassirer
y Collingwood
Mounier ha sido el mayor defensor del personalismo, de los valores personales en un mundo mecanizado y funcional izado. El hombre no es solo un ser natural o histórico, sino “alguien”.
El realismo sostiene que las realidades existen independientemente del hecho de ser conocidas, percibidas o pensadas. Los objetos existen en sí mismos, por sí mismos. El realismo es opuesto al idealismo. Gustave Courbe
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Es una doctrina “dura” que rechaza lo sobrenatural y todo lo que trascienda la Naturaleza.
Sus enemigos los acusan de materialistas y de querer reducir los valores humanos (moral, estética, lógica) a la pura mecánica material, que acaba destruyendo esos valores. Émile Zola,
Los seres humanos y la cultura humana deben ser entendidos sólo históricamente. Dilthey afirmó: “Lo que sea el hombre, lo experimenta sólo mediante la historia”. El ingrediente
fundamental de la realidad humana, su esencia, es su historicidad. Por tanto, no hay verdades eternas o intemporalmente válidas. Ortega afirma que “el hombre es lo que le ha pasado, lo que ha hecho” y que la realidad
humana no consiste en ser, sino en vivir. Sólo hay una línea fija que nos puede orientar: el pasado. Por tanto, el hombre no tiene naturaleza, sólo historia. Algunos sostienen que el historicismo lleva al relativismo de autores como Spengler. Cualquier punto de vista puede llegar a ser absoluto cuando se coloca en la adecuada perspectiva histórica.
Es una escuela filosófica creada en USA que afirma que sólo es verdadero aquello que funciona, que es práctico, enfocándose así en el mundo real objetivo. Charles Sanders Peirce (18391914), William James (1842-1910) y John Dewey (1859-1952)
Es una tendencia bastante tonta que defiende a la intuición como legítima y suprema fuente de conocimiento.
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La filosofía escocesa del sentido común, en donde destaca la obra de T.Reid y de T.Brook. La doctrina de Bergson que la considera como órgano propio de la filosofía. La doctrina de Hartmann y de Scheler de los valores que se identifican con el sentimiento. La concepción de la matemática propuesta por L. Brouwer, y trabajos como los de Kurt Gödel y de Saúl Kripke. La orientación ética como la de H. Sidgwick, y G.E. Moore entre otros filosofos.
El propio Nietzsche atacó toda filosofía moderna que subordinaban la vida a la Naturaleza, la Razón, la Cultura ola Utilidad, en lugar de a la pura y simple gracia de vivir. En vez de la conservación y la adaptación, hay que defender la vitalidad y la innovación. Bergson armó su filosofía basándose en el “ímpetu vital”. Lo básico es la acción, l a
experiencia de vivir. Entre los vitalistas hay diferencias, entre los que defienden la vida biológica (Bergson) o la vida histórica (Dilthey, Ortega).
Creada por Husserl, pretende ser la única ciencia universal, aunque es más bien un modo o estilo de pensar. Parte de la idea de que todo aparece o se manifiesta tal como es. No sabemos si algo es o no es, si es real o ideal, la función de la fenomenología es describir “lo dado” exactamente tal como se da, por lo que se le ha llegado a dar e l nombre de “positivismo absoluto”.
Sin embargo, y extrañamente, en su última etapa Husserl derivó hacia una fenomenología idealista. Por otro lado, el paso de la fenomenología al existencialismo es claro en Sartre o Heidegger, dentro de lo que se ha dado en llamar “fenomenología existencial”.
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“Es una filosofía que afirma el primado de la existencia“, y por tanto que la existencia precede
a la esencia. Ha sido uno de los movimientos filosóficos más famosos al pasar de los medios académicos a los bohemios. Debe su éxito a que puso en el foco de la filosofía problema bien conocido: angustias, nauseas , ansiedades, ascos, desazones, neurosis, soledad y muerte…. que desembocan en la náusea sartriana, en la falta de sentido de la vida. El mismo Epicuro ya dijo que “la filosofía es vana si no cicatriza las lesiones del alma”.
El Ser y la Nada de Sartre puede considerarse la Biblia existencialista. Ahora bien, estos temas los han tratado con un lenguaje hermético, difícil de descifrar porque abusa del verbo ser, de manera que algunos antagonistas han dicho que lo existencialistas manejan muchas palabras pero pocos significados. Así, la proposición de Heidegger, uno de los padres del existencialismo, de que “la Nada misma anonada” es tan tonta como decir que “la lluvia llueve”.
Los existencialistas, como Ortega, defienden que el hombre está condenado a ser libre, Para Kierkegaard, el hombre es un individuo único, es un actor, no un espectador, que se hace a sí mismo. Y Unamuno rechaza las filosofías abstractas, que han de ser sustituidas por una filosofía existencial, que hable de la existencia concreta del hombre.
El estructuralismo sustituyó al existencialismo como filosofía de moda, aunque fue más bien una concepción totalizadora. Las estructuras hacen al hombre. Tras la 2 Guerra Mundial fue Sartre el centro del debate, con el estructuralismo hubo más líderes, sobre todo en Francia: Claude Lévi-Strauss, Lacan, Roland Barthes, Althusser o Michel Foucault.
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El estudio del lenguaje pasó a ser algo fundamental, sobre todo para Lévi-Strauss. Lo importante no es la historia, sino las estructuras sincrónicas. Freud (según Lacan) y Marx (según Althusser) descubrieron en el inconsciente y las relaciones económicas las infraestructuras que se imponen al hombre.
Emergió con la intención de echar al resto de corrientes, consideradas como “especulativas”. Los positivistas fueron muy hostiles a la metafísica y al idealismo alemán, considerados ilusiones y sofismas que investigan cosas sin sentido, insolubles: ¿Qué es el ser? ¿Existe Dios? ¿Cuándo empezó el mundo? Lo suyo es la lógica y la matemática, y fueron influenciados por Wittgenstein. Para ellos, sólo tienen sentido los enunciados que se puedan verificar, lo que equivale a decir que sólo tienen sentido los enunciados científicos.
Es una actitud filosófica. El punto de vista del análisis ofrece al filósofo gran margen de maniobra. Son anti metafísicos. Es una práctica, una actividad clarificadora sobre el lenguaje, es un análisis lingüístico. Wittgenstein fue el maestro de toda la filosofía analítica. Russell también tuvo gran importancia. Esta filosofía pone el foco en la lógica, el lenguaje de la ciencia y el lenguaje de “la gente corriente”. Sus posturas suelen denominarse neutrales,
aunque sus enemigos los denominan instrumentos de las clases dominantes.
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Es un intento de hacer revivir la tradición escolástica que, partiendo de Aristóteles, fue desarrollada por Santo Tomás de Aquino, Escoto y Suárez, y criticada por los filósofos modernos (Descartes, Hegel) por ser una filosofía teológica.
En realidad hay varios marxismos: el ortodoxo (materialismo dialéctico) y los heterodoxos. El ortodoxo sigue la senda trazada por Marx, Engels y Lenin. Es materialista (primado de la Naturaleza sobre el espíritu) y realista (primado del ser sobre el pensar). Pero la materia no es estática, cambia según las leyes dialécticas. Para los ortodoxos, su filosofía es la única científica, ya que la ciencia surge de la materia. Por otro lado, el materialismo histórico significa que el fundamento de la historia humana radica en la estructura material de la sociedad. La suma de las relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, el verdadero fundamento sobre el que se edifican las superestructuras legales y políticas y la conciencia social. Cuando estas relaciones se convierten en cadenas, llega el momento de la Revolución Social que creará una sociedad sin clases, esa es la esencia del hombre, “la praxis”. “Los filósofos”, según Marx, “han interpretado el mundo de varios modos, pero lo que hay que hacer es cambiarlo”.
Fueron llamados revisionistas los que se opusieron a los marxistas ortodoxos soviéticos, que a su vez fueron también llamados revisionistas por los marxistas maoístas chinos. Entre los principales pensadores marxistas heterodoxos cabe citar a Lukacs, Gramsci, Althusser, Lefèbvre y Sartre.
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Pero fue Herbert Marcuse el más célebre, sobre todo entre la juventud, ya que aportó un hilo anarquizane y puso de relieve a los jóvenes por su actitud anti-institucional. Reconoce que las masas trabajadoras de las sociedades capitalistas industrializadas se han integrado en la estructura social y se han plegado al mercado. Pero entonces, ¿sigue habiendo alienación si no hay conciencia de la misma?
La posmodernidad se opone a los grandes relatos de la Era Moderna: razón, progreso, mejorar el mundo… que considera como fracasos. Ya no se aceptan las ideologías totalizadoras, que lo explican todo. A partir de ahora “todo vale”. lo bueno es la diversidad,
lo ecléctico. La postmodernidad se asocia con otros conceptos cercanos, como modernidad líquida, globalización, deconstrucción, fin de las ideologías o filosofía blanda. La idea de la muerte de las ideologías es una ideología bastante sospechosa en sí. Los principales pensadores postmodernos fueron Baudrillard, Lyotard, Deleuze y Derrida
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