LA INTELIGEN CIA FRACASAD A TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA ESTUPIDEZ
1 ÁLVARO ESCUDERO GARCÍA 4º PRIMARIA. GRUPO A
ÍNDICE:
1.- RESUMEN DEL LIBRO………………………………………………………….... 3 I. La inteligencia malograda…………………………………………………..... 3 II. Los fracasos cognitivos…………………………………………………..….. 5 III. Los fracasos afectivos………………………………………………….…… 7 IV. Los lenguajes fracasados…………………………………………………… 9 V. El fracaso de la voluntad…………………………………………………… 11 VI. La elección de las metas…………………………………………………... 13 VII. Sociedades inteligentes y sociedades estúpidas………………………….. 14
2.- APLICACIÓN QUE PUEDE TENER EN LA EDUCACIÓN…………………… 16
3.- OPINIÓN PERSONAL……………………………………………………………. 18
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1.- RESUMEN DEL LIBRO: I.
LA INTELIGENCIA MALOGRADA: El autor nos dice que una persona muy inteligente puede malograr su vida por un
comportamiento estúpido. Pone el ejemplo del juez Wachter que fue encarcelado por mandar cartas obscenas a su amante. Un alumno superdotado lideraba una banda de chicos de la escuela porque le gustaba mangonear a los demás, les incitaba a que robaran, trapicheó con las drogas y dejó los estudios. Entró en la cárcel. Este es un ejemplo de una persona muy inteligente que usó su inteligencia de manera muy estúpida. El autor entiende por inteligencia: “Llamo inteligencia a la capacidad de un sujeto para dirigir su comportamiento, utilizando la información captada, aprendida, elaborada y producida por él mismo”. El éxito de la inteligencia está en dirigir bien la conducta. La función principal de la inteligencia es salir bien parados de las situaciones en las que estemos. La inteligencia fracasa cuando nos dejamos ir a la deriva. Un ejemplo de ello es el lío de Clinton con una becaria. Marina dice que nuestra inteligencia tiene dos pisos, es una inteligencia dúplex: El 1º piso es la capacidad intelectual, y el 2º piso es el uso que hacemos de la capacidad intelectual. Una persona muy inteligente puede usar su inteligencia estúpidamente. Esto nos lleva a distinguir entre “ser” inteligente y “comportarse” inteligentemente. Álvaro Pombo cuenta un caso de fracaso de la inteligencia. Un chico miente a su novia y a sus suegros ya que dice que había terminado la carrera de arquitectura, cuando le faltaban dos asignaturas. Su suegro que era arquitecto le ofrece un trabajo y a partir de ese momento toda la vida del chico estará falseada por la mentira que no se atreve a contar. Lo difícil no es mentir, sino mantener la mentira. 3
El autor distingue entre: •
Inteligencia estructural: capacidad básica. Se mide con los test de inteligencia.
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Uso de la inteligencia: es la inteligencia en acción. No se mide mediante test. La misión de la inteligencia ejecutiva es iniciar, dirigir y controlar las
maquinaciones de la inteligencia computacional. Marina dice que hay una inteligencia triunfante y una inteligencia fracasada. El autor descubre 3 posibles causas de la estupidez: la intromisión de modelos mentales inadecuados, la ineficacia de la inteligencia ejecutiva, y una equivocada jerarquía de los marcos referenciales.
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II.
LOS FRACASOS COGNITIVOS: El autor nos cuenta que el error es un fracaso de la inteligencia. Dice que
reconocer la equivocación y aprovecharla es un alarde que ronda la genialidad. El fracaso de la inteligencia aparece cuando alguien niega una evidencia. Un ejemplo de ello son las alucinaciones. Según Marina, son claros fracasos de la inteligencia el prejuicio, la superstición, el dogmatismo y el fanatismo. El prejuicio, según Gordon Allport, es “estar absolutamente seguro de una cosa que no se sabe”. Se caracteriza por seleccionar la información de forma que el sujeto sólo percibe los datos que lo demuestran. Los prejuicios son muy peligrosos. La superstición es la supervivencia de una creencia muerta, desbaratada, injustificable, pero que sigue influyendo en un sujeto que con frecuencia trata de justificar, si no la creencia, al menos su aceptación. El dogmatismo aparece cuando una previsión queda invalidada por la realidad, a pesar de que no se reconoce el error sino que se introducen las variaciones adecuadas para poder mantener la creencia previa. El fanatismo incluye todos los fracasos cognitivos y además añade la defensa de la verdad absoluta y una llamada a la acción. Según Voltaire, el fanatismo es la superstición llevada a la práctica. Los prejuicios, dogmatismos y supersticiones son creencias falsas pero conscientes. Las creencias patológicas (según Aaron Beck) o tóxicas (según Marina) tienen elementos comunes: Llegan a conclusiones muy firmes, sin evidencias que las apoyen, valoran
una
experiencia
centrándose
en
un
detalle
específico,
generalizan
excesivamente, magnifican o minimizan los acontecimientos, etc. La credulidad es la facilidad excesiva para creer las cosas. Es otro gran fracaso de la inteligencia junto a la desconfianza radical y la sospecha permanente. 5
El autor diferencia entre uso racional y uso irracional. El uso racional de la inteligencia busca evidencias universales las cuales se pueden compartir. El uso irracional de la inteligencia se encierra en un mundo privado que puede funcionar como un módulo autónomo o blindado.
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III.
LOS FRACASOS AFECTIVOS: En este capítulo, José Antonio Marina nos cuenta que las emociones son la
principal causa de los fracasos de la inteligencia. Según él, la furia y el amor son una locura breve. Dice que la verdadera inteligencia es una mezcla de conocimiento y afecto. No existe una inteligencia cognitiva y una inteligencia emocional. Las emociones se vuelven irracionales cuando se adueñan de toda la mente humana. Las experiencias afectivas se pueden organizar en tres grupos: •
Los impulsos: son los deseos, las necesidades, las tendencias, los móviles.
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Los sentimientos: son el balance consciente de nuestra situación, del modo como están funcionando nuestros deseos. Son: la satisfacción, la calma, la alegría, el miedo, la furia, la tristeza, la decepción o la frustración, la desesperación, etc.
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Los apegos: Son relaciones psicológicas que unen a un sujeto con otra persona o con determinado tipo de experiencias. Son: los hábitos, las adicciones, la dependencia, la costumbre, el amor, el odio, etc. El primer fracaso de la inteligencia afectiva puede consistir en confundir los
afectos. Según Proust, el dolor de ausencia nos revela la profundidad de nuestros afectos. El amor es un deseo. El autor define el amor más generoso como el deseo de la felicidad de otra persona. La vanidad es un deseo estúpido y con frecuencia ruinoso. Es un afán excesivo y predominante de ser admirado. Marina dice que los estilos afectivos forman parte de nuestro carácter. Son aprendidos y pueden ser desaprendidos. Son: •
La envidia: es un estilo afectivo intrigante. Es la manifestación de una carencia.
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Los celos: sesgo afectivo que oscila entre la normalidad y la patología. 7
•
El resentimiento: estilo afectivo que suplanta la vida entera. Es la contumacia en no olvidar un daño.
Propone tres etapas de la personalidad: •
Personalidad recibida: es la matriz personal, genéticamente condicionada. Sus elementos principales son las funciones intelectuales básicas, el temperamento y el sexo. Personalidad recibida = Inteligencia básica + temperamento + sexo.
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Personalidad aprendida: es el carácter. El conjunto de hábitos afectivos, cognitivos y operativos adquiridos a partir de la personalidad base. Personalidad aprendida = Personalidad recibida + hábitos
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Personalidad elegida: es el modo como una persona concreta en una situación concreta se enfrenta o acepta su carácter. Personalidad elegida = Carácter + planes + comportamiento. Marina hace una comparación entre la inteligencia humana y el póquer. Los estilos afectivos son uno de los componentes del carácter. Forman parte de
la inteligencia computacional y son aprendidos. Las creencias son protagonistas de un “hábito sentimental” que hoy en día preocupan a todas las personas, como son los nacionalismos.
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IV.
LOS LENGUAJES FRACASADOS: El lenguaje se ha convertido en un arma letal de destrucción doméstica. Nuestra
inteligencia y nuestro hábitat son estructuralmente lingüísticos. El lenguaje sirve para unificar los módulos de nuestra inteligencia. Es la gran herramienta de la inteligencia ejecutiva. Hay dos funciones lingüísticas esenciales: transmitir información e influir en la conducta, mediante peticiones, preguntas, ruegos, órdenes, amenazas, seducciones. Sperry descubrió que nuestra conciencia se teje con palabras. El lenguaje es lo que permite el paso de lo inconsciente a lo consciente. Hay pruebas de relación entre dificultades de lenguaje y agresividad. La alexitimia es la incapacidad de una persona para reconocer y expresar sus sentimientos. El autor, nos dice que nos hablamos sin parar a nosotros mismos. En nuestro interior nos transmitimos información, nos damos órdenes y nos hacemos preguntas. El lenguaje no sólo sirve para comunicarnos con los demás, sino para comunicarnos con nosotros mismos. El lenguaje interior se origina por introyección del habla comunicativa. Un signo es un instrumento para influir psicológicamente en la conducta. Silvestri y Blanck dijeron que la conciencia aparece como una forma de contacto social con uno mismo. Marina nos dice que la rumia son frases que se repiten una y otra vez y hay que evitarla, ya que es una mala rutina que nos lleva a obsesiones y depresiones. La voz de la conciencia puede convertirse en un módulo autónomo, incapaz de rendirse a ningún tipo de argumento o evidencia. Marina habla de cuatro tipos de fracasos: el silencio, la sumisión al automatismo del discurso, el malentendido, la sumisión a la mecánica del género: 9
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Silencio: El primer fracaso del lenguaje es su ausencia. Hay sentimientos que bloquean el lenguaje como el aburrimiento o el miedo.
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Sumisión al automatismo del discurso: Con frecuencia una conversación adquiere un sesgo que no estaba previsto y lleva a donde no se había pensado ni querido llegar.
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Malentendido: Es la equivocación hermenéutica. El origen de muchos malentendidos está en la ignorancia de que siempre interpretamos lo que oímos. Influyen factores como: el contexto, la intención, el retintín, los antecedentes y nuestra actitud.
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La sumisión a la mecánica del género: Entre hombres y mujeres de nuestra cultura hay distintas expectativas respecto a la conversación, lo que produce desajustes graves en las parejas. El lenguaje fracasa cuando, siendo un medio de entendimiento, lleva a la
incomprensión.
V.
EL FRACASO DE LA VOLUNTAD: 10
En este capítulo, el autor estudia los fracasos del yo ejecutivo, los problemas que tradicionalmente se relacionaban con la voluntad. La voluntad es la motivación inteligentemente dirigida. Se encarga de introducir cierto orden en las voces discordantes. La voluntad es la sede de la libertad, de los comportamientos no mecánicos. Una decisión no zanja un asunto, sino que debe prolongarse con un proyecto de acción. Marina realiza una tipología de los fracasos de la voluntad: •
Las deficiencias del deseo: El deseo es una llamada a la acción.
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La esclavitud de la voluntad: Aparece cuando las posibilidades de elección son limitadas por elementos fisiológicos o psicológicos. Un ejemplo son las adicciones y emociones como el miedo.
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La impulsividad es la falta de control de los impulsos. Distingue tres fenómenos diferentes: impulsividad, compulsión y automatismo. En la conducta impulsiva hay motivación y conciencia. La acción es involuntaria y violenta. Las compulsiones se diferencian de la impulsividad porque son acciones reflexivas y van acompañadas de luchas internas, como por ejemplo fumar. En los automatismos no hay idea consciente, son involuntarios, sin conciencia reflexiva ni discernimiento. Por ejemplo los tics.
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La procastinación: Significa dejar algo para mañana. El procastinador toma la decisión de hacer una cosa mañana, decisión que volverá a ser aplazada al día siguiente. Tiene fuerza de voluntad para actuar en el futuro, pero débil voluntad para el presente. El procastinador se da argumentos muy convincentes que le aconsejan aplazar la acción.
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La indecisión: La indecisión deriva de un estilo afectivo acobardado, que teme equivocarse o que teme la novedad. Prefiere lo malo conocido a lo bueno por conocer. La incapacidad de tomar decisiones es un fracaso de la inteligencia.
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La rutina: La creencia de que lo que funcionó en un caso debe funcionar siempre no es verdadera. Es una de las causas más frecuentes de las derrotas personales.
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La inconstancia y la obcecación: La inconstancia es cesar en el esfuerzo antes de tiempo y es un fracaso de la inteligencia. En la inconstancia influye la capacidad de soportar el esfuerzo. La obcecación o la tozudez también es un fracaso. Finalmente, Marina nos dice que la calidad de la voluntad va a depender de la
calidad de la inteligencia.
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VI.
LA ELECCIÓN DE LAS METAS: Nuestros deseos y necesidades nos hacen organizar planes de vida, y de ellos
dependen nuestros éxitos o fracasos vitales. El proyecto que todos tenemos es ser felices. La elección de metas es una de las operaciones de inteligencia más delicadas. Muchos fracasos llegan porque las metas que emprendemos son imposibles en sí o imposibles para nosotros. Si la meta es demasiado alta, la posibilidad de fracasar es muy alta. Si es demasiado baja, muchas posibilidades del sujeto dejarán de desarrollarse. El autor dice que necesitamos saber si nuestras metas son contradictorias para no fracasar. El problema de coordinar metas con otras personas es el más trascendental, el más difícil de resolver y el que causa más frustraciones. El miedo a un fracaso en las relaciones de pareja hace que cado uno de los miembros invierta poco en ella. Hay tres clases de fracasos provocados por el contenido de las metas: He elegido mal mi meta (era imposible, contradictoria, destructiva). No he sabido coordinar mis metas con las de otra persona concreta (matrimonios fracasados). No he sabido coordinar mis metas con las impuestas por la sociedad (individualismo insolidario). Marina nos habla del ejemplo de Napoleón. En su mundo privado alcanzó las metas, pero según sus víctimas, Napoleón fue un destructor. Como gobernante no supo resolver los problemas de la nación. Napoleón fue muy inteligente en el ámbito privado, pero poco inteligente como gobernante. Hay un uso privado y un uso público de la inteligencia. El uso privado se rige por criterios privados. El uso público se rige por criterios públicos. La inteligencia compartida es necesaria para una vida afectiva en la relación de pareja, en la relación familiar o en la relación de vecindad. El uso público de la inteligencia es imprescindible para evitar la tiranía y la lucha de todos contra todos.
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VII.
SOCIEDADES INTELIGENTES Y SOCIEDIADES ESTÚPIDAS: En este capítulo, el autor nos habla de la inteligencia social, la que nos permite
hablar de sociedades inteligentes y sociedades estúpidas. La inteligencia social es la inteligencia que surge de las relaciones sociales. Es una inteligencia conversacional. Las agrupaciones inteligentes captan mejor la información, se ajustan mejor a la realidad, perciben antes los problemas, inventan soluciones eficaces y las ponen en práctica. Una sociedad fracasa cuando las creencias vigentes, los modos de resolver conflictos, los sistemas de evaluación y los modos de vida, disminuyen las posibilidades de las inteligencias privadas. Los fracasos de la sociedad, como los del individuo, pueden ser cognitivos, afectivos y operativos: •
Fracasos cognitivos: La inteligencia fracasa cognitivamente cuando mantiene creencias blindadas: prejuicios, superstición, dogmatismo y fanatismo. La intolerancia es siempre un fracaso de la inteligencia, lo que no significa que la tolerancia siempre sea un triunfo.
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Fracasos afectivos: Las sociedades fomentan estilos afectivos diferentes. Hay culturas pacíficas y culturas belicosas, culturas egoístas y culturas solidarias. Los estilos afectivos sociales condicionan la vida del individuo. El odio, la agresividad, la envidia, la impotencia, la soberbia, extravían a las sociedades.
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Fracasos operativos: La inteligencia social puede equivocarse en las metas. Las sociedades pueden proponerse las metas contradictorias. Un fracaso en los sistemas ejecutivos puede darse por exceso (la tiranía) o por defecto (la anarquía). La inteligencia culmina en la resolución de los problemas prácticos, los que se
refieren a la felicidad personal y a una convivencia digna.
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La inteligencia comunitaria denomina “justicia” a la mejor solución de conflictos. Una cosa es terminar un problema y otro resolverlo. Un problema sólo se resuelve cuando se termina dejando a salvo los valores para la convivencia. El triunfo de la inteligencia personal es la felicidad. El triunfo de la inteligencia social es la justicia. La inteligencia comunitaria nos dice que la justicia, que es su gran creación, exige un uso público de la inteligencia. Marina define la verdad como la manifestación evidente de un objeto. El autor, distingue entre verdades privadas, verdades privadas colectivas y verdades universales: •
Las verdades privadas son aquellas que por su objeto, por la experiencia en que se fundan, quedan reducidas al mundo de una persona. Una verdad científica es privada antes de que haya sido demostrada.
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Las verdades privadas colectivas son las verdades privadas que no pueden universalizarse, pero que son compartidas por una colectividad, como las creencias religiosas.
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Las verdades universales son aquellas evidencias suficientemente corroboradas, al alcance teórico de todas las personas, y sometidas a rigurosos criterios de verificación precisados por la ciencia a lo largo de la historia, que permiten alcanzar una garantía que va más allá del mero consenso subjetivo.
Finalmente, el autor nos dice que la maldad es el definitivo fracaso.
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2.- APLICACIÓN QUE PUEDE TENER EN LA EDUCACIÓN: Personalmente, creo que este libro está muy relacionado con la asignatura “Educación para la ciudadanía” donde muchos de los temas que Marina ha comentado son tratados en dicha asignatura, por lo que este libro lo podríamos aplicar con los alumnos en la asignatura mencionada anteriormente. No pretendo que los alumnos lean el libro, pues no es apropiado a su edad, sino inculcarles los diversos contenidos que el autor nos ha transmitido a lo largo de la lectura. En dicha asignatura, intentaríamos educar a los alumnos a no fracasar y a ser personas inteligentes, inculcándoles valores éticos y morales. Debemos hacerlo intentando conseguir entre nuestros alumnos la felicidad, haciéndoles ver que la felicidad no llega cuando conseguimos lo que deseamos, sino cuando sabemos disfrutar de lo que tenemos. Tenemos que tener muy en cuenta que los alumnos a los que estamos educando son la sociedad del futuro, por lo que nuestro mayor fin es educar a una sociedad inteligente que sepa evitar el fracaso. Esto lo podríamos llevar a la práctica mediante un seguimiento personalizado de cada alumno, y pienso que también es muy importante el papel que desempañan las familias en la educación de los niños. Por ello, convocaría una reunión trimestral con los padres para inculcar los valores que ellos deben enseñar a sus hijos. Un método en el que me basaría sería las dinámicas de grupo. Con ellas podemos inculcar valores a los alumnos y conseguir objetivos sociales. Una actividad práctica que propondría para todos los niveles de la Educación Primaria sería la siguiente: le pediría a los alumnos que todos los días durante una semana, un mes o un trimestre (dependiendo del ciclo), anotaran en una lista las cosas que le habían hecho sentirse bien ese día y en otra lista cosas que por diferentes motivos les habían hecho sentirse mal, incómodos o estúpidos y no les gustaría que volvieran a repetirse. Después de anotarlas, deberán reflexionar acerca de la lista de las conductas incorrectas, encontrar los motivos que les han hecho llegar a esa situación, e intentar buscar una solución con la ayuda del maestro si fuera necesaria, para las situaciones 16
semejantes que se puedan producir a posteriori. Finalmente, al cabo del tiempo acordado, pediré que lean dichas conductas que han intentado cambiar para que se den cuenta si han mejorado y para saber si esta reflexión les ha servido para mejorar como personas.
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3.- OPINIÓN PERSONAL: En mi opinión, el libro “La inteligencia fracasada” de José Antonio Marina es un libro muy recomendable, ya que sirve para conocernos a nosotros mismos e intenta ayudarnos a dirigir correctamente nuestra conducta. El autor quiere ayudarnos a reducir la vulnerabilidad humana poniéndonos a salvo de la estupidez. El principal mensaje que el autor nos quiere dar es que la inteligencia puede triunfar. En varios momentos en los que estaba leyendo el libro me he identificado con los diferentes fracasos de la inteligencia que exponía el autor y es muy positivo ya que nos puede beneficiar a corregir algunos fallos que cometemos a lo largo de la vida. Creo que a la mayoría de personas nos puede servir de autoayuda para superar algunos defectos que tenemos. Gracias a este libro, me he dado cuenta que cuando decimos que una persona es inteligente, está muy lejos de la realidad, ya que para que una persona sea inteligente simplemente debe saber vivir. Pienso que el libro está muy bien fundamentado con muchos ejemplos e innumerables autores que salen a lo largo de la obra. Finalmente, espero que este libro me sirva a lo largo de mi vida para no caer más en los fracasos de la inteligencia que el autor ha comentado y pueda conseguir la felicidad.
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