CAPITuLo 11
PUBESCENCIA, PUBERTAD Y DESARROLLO FISICO
YAcambios es tiempo de examinar más detalladamente los físicos de la adolescencia, cuya culIIÚnación es la pubertad. Recordemosnuevamente al lector que las edades y tamaños que mencionamos son aproximados, pues la investigación en la que se basan fue efectuada hace algunos años y sus sujetos fueron jóvenes sanos y bien alimentados, de laelase de Josque §iguen aumentando de tamaño a edades cada vez men()re~.A lo largo de un período de cuarenta añoSilos~j6venesde quince y dieciséis años han mostrado un aumento de casi 5 cm en la altura y de 5 kilos en el peso en relación con sus antecesores; las niñas muestran un aumento de 1~cm y de 750 gramos. Cosa interesante, las jóvenes de entre diecisiete y diecinueve años tienen cercadel.JHÓJosmerio~~d_épeso que las de hace cuarenta años, lo que refleja'Ceambiosen la dieta y. en la concepci6ndelac.belleza. ..':,-::Tenierido ..enC1lentá'~aebidiúnenteestastendencias· y las diferencias individuales y entre diversos grupos, podemos decir que, en general, los jóvenes se desarrollan aceleradamente en los dos años anteriores a la pubertad, y especialmente en el año anterior a ella, conocido como la edad de máximo crecimiento (EMC), siendo la pubertad el punto culminante de la curva del ritmo de creciIIÚento. Después el ritmo de crecimiento se vuelve más lento; las jóvenes alcanzan su altura definitiva alrededor de los diecinueve años y los varones a los veintiuno o veintidós. Nadie sabe realmente cuándo cesa el crecimiento, y a 10 largo de toda la vida continúan cambiando las proporciones del cuerpo. Durante la adolescencia física, la altura del niño aumenta en un 25 % y su peso se duplica; evidentemente, el peso está deterIIÚnadomenos estrictamente que la altura. Durante el período de latencia los niños aumentan poco más de 5 cm de altura por año y alrededor de 2 kilos de peso. En el ápice del crecimiento adolescente las niñas crecen unos 9 cm en un año y aumentan 5 kilos de peso y los varones
crecen unos 11cm y aumentan alrededor de 6 kilos en el mismo período. Pero observemos que hay quienes maduran antes y quienes maduran más tardíamente y un número casi infinito de pautas de crecimiento individuales. Los varones son algo más grandes que las niñas, excepto entre los once y los catorce años, cuando estas últimas, que maduran antes, sobrepasan a sus pares del ütrosexo. Los cambios de la. adolescencia a.fectan tanto el tamaño como las pautas fisiológicas y están gobernados por el aumento de la actividad de la glándula "maestra", la pituitaria, órgano endocrino situado en la base del cerebro y que produce diversas hormonas. Las secreciones de la pituitaria regulan otras glándulas que afectan el creciIIÚento,entre ellas la tiroides, las.·supr:lrJ:en~.lesylasgónacia§.(test..íclll()s. y ovarios2 . El funcionamiento·.de las· glándulas én· doerinas durante el crecimiento adolescente ofrece un buen ejemplo. del ...eonqºLp.Qr:.realimen~ºiQ.p.. Las hormonas pituitariasesthnulan alas hormonas suprarrenales, las que a su vez estimulan a las hormonas de las gónadas, y éstas inhiben la actividad de la pituitaria. Pero cuando esto sucede, también se reducen las secreCÍonesde las gónadas que lo han provocado y la pituitaria entra en actividad nuevamente~Pero no podemos explicar el incremento de la actividad de la pituitaria sino diciendo que forma parte de la pauta establecida genéticamente de la maduración normal. En ambos sexos las extreIIÚdadesy el cuello crecen más rápido que la cabeza y el tronco durante la pubescencia, lo que les da a los jóvenes de esta edad un aspecto característico. En los varones se produce un notorio ensanchamiento de la espalda. En las niñas se dilata la pelvis; un artista puede dibujar con casi las mismas proporciones a niños de uno y otro sexo en la etapa intermedia de la niñez, pero cuando maduran deberá representar configuracioneSmuy diferentes. También cambian las proporciones faciales y la nariz y la barbilla se hacen
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más prominentes. Las niñas adquieren, más que los varones, una capa de adiposidad subcutánea que redondea y suaviza los contornos del rostro y el cu~rpo, mientras que los varones se vuelven más de~gados, más anguloso s y más musculosos que las niñas. El desarrollo de los caracteres sexuales secundarios en la superficie del cuerpo expresa cambios en la fisiología subyacente. Tanto a los varones como a las niñas les crece el vello púbico, primero en la forma de un suave penacho en la cara anterior del montículo púbico, y también el vello axilar. A los varones les crecen, además, el vello facial y el vello del pecho, que son considerados signos de hombría. A las niñas les suele aparecer también un ligero bozo y un poco de vello en la cara y alrededor de los pezones, sin que ello contradiga su femineidad. El vello púbico aparece primero, de donde viene el nombre de "pubescencia". El vello púbico 'se extiende hasta rodear la zona genital y en el curso de-..ese .proceso se vuelve más oscuro, más la.rgo,lllásTsperoy más ensortijado. En los varones, 'el vellofacfaYaparece antes que el axilar, al coriúenzo en la forma de una sombra oscura sobre el labio superior. Para desesperación de los adolescentes más jóvenes, el vello del pecho aparece recién al final de la adolescencia y sigue creciendo durante la edac1:lci~ltaL hecho que tal vez le ha conferido --SU::":signiffuIª~e emblema 'de virilidad, aunque para esa época es· posible que el varón haya pasado el-Pl1nto:'.cultrimante de su capacidad sexuaL Tanto . eri=Jos yaroneS:;epmo en. las niñas la piel se vuelve . más basta, sus poros se dilatan y las glándulas sebáceas son más activas, produciendo una secreción aceitosa. Como resultado, en los jóvenes aparecen con más frecuencia las espiniHas y el acné. Se altera la composición del sudor, que cobra un olor más fuerte. Gran parte del embarazo de los adolescentes es ocasionado por su conciencia de los olores del sudor y la menstruación; los jóvenes son un blanco especial para la propaganda de desodorantes y ungüentos para la piel. El cambio de la organización fisiológica se refleja también en la presión sanguínea, en la tasa del metabolismo basal (el ritmo de consumo de oxígeno por el cuerpo en un estado de reposo basal) y el pulso, todos los cuales experimentan un incremento en la época de la pubertad. Después declina el metabolismo basal en relación con el tamaño del cuerpo y el ritmo del pulso y las jóvenes siguen teniendo un pulso más acelerado y una tasa inferior de metabolismo basal que los varones. Antes de la pubertad la presión sanguínea es más alta en las
niñas, pero después de la pubertad es más alta en los varones. Los órganos genitales externos de las jóvenes se hacen más grandes, pero cambian muy poco por lo demás, mientras que los genital es externos de los varones cambian notablemente. En primer lugar, aumenta considerablemente su tamaño. Uno de los signos de la pubescencia en los varones es la dilatación de los testículos. A medida que los testículos y el escroto aumentan de tamaño se colocan en suspensión. Puestó que para sobrevivir, los espermatozoides necesitan una temperatura aproximadamente constante (inferior a la temperatura normal del cuerpo) , las estrucuras testiculares contienen un eficaz termostato: cuando la temperatura ambiente disminuye, los testículos se acercan a la ingle, en busca de una fuente de calor corporal, y cuando ella asciende se alejan. El tronco del pene se alarga y se ensancha, el glande (la cabeza del pene) se desarrolla hasta que, en algunos casos, emerge completamente del prepucio, y el pene queda colgante. El pene es capaz '.de {;rección a partir del nacimiento, pero hasta la época de la púbescencia la erección responderá probablemente a una estimulación o una irritación local v no entraña una exci".. tación sexual. Aproximadamente en el momento de la pubertad el pene comienza a tener erecciones con facilidad, sea espontáneamente o en respuesta a estímulos sexuales deíndóleevisrial;-sonora, oHatoria, lingüística o cualquier otra; como hemos dicho, elespaciovitaLdet'v'ª,roIl adolescénte está libidinizádo'yen' él casi cualquier cosa puede asumir un significado sexual. Ahora la erección es acompañada por fuertes e inequívocos deseos de eyacular. La literatura sugiere que casi el 100 % de los varones adolescentes se masturban más o menos regularmente, pero la cultura de clase baja considera que la masturbación no es varonil, de modo que probablemente los varones de clase baja obtengan menos placer en ese acto. En una muestra de cuarenta y ocho estudiantes secundarios, las estimaciones favorables de la masturbación compensaron a las desfavorables, dando una estimación promedio apenas por debajo de la neutralidad. Los jóvenes suelen tener también poluciones nocturnas, eyaculilciones mientras duermen, a veces acompañadas de sueños eróticos. Probablemente el rasgo sexual secundario más ostensible en los varones es el "cambio de voz", ocasionado por una dilatación de la laringe. (En otra época, mediante la castración, se mantenía permanentemente en el registro de soprano a algunos niños;; sin la contribución de las gónadas al crecimiento, la laringe permanecía inmadura.) La ma-
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yoría de los varones pasan por un período durante el cual su resonante voz de barítono los traiciona a veces súbitamente pasando a un agudo fa18etto. También las niñas sufren un cambio de voz, pero menos marcado. Sus voces se hacen algo más profundas y bastante más llenas. Además de la aceleración del crecimiento, el primer signo de la pubescencia en las niñas puede ser la aparición del vello púbico, el aumento de tamaño de los pechos, o ambas cosas simultáneamente. Las aréolas se hacen más grandes, sobresalen y toman forma cónica y su pigmentación se oscurece. No sabemos a qué edad son capaces de erección los pezones. Habitualmente los senos alcanzan casi su pleno tamaño antes de la menarquia, el comienzo de la menstruación. En algunos varones se produce un ligero y temporaria aumento de tamaño de uno o ambos pBchosdurante la pubescencia. Todavía es muy discutido, sobretodo entre los antropélogos, el concepto de "esterilidad adolescente", según el cual las jóvenes no pueden concebir durante varios años Aespués..de lapuber.ad., En algunas sociedades, co·'molaae:Samoa, 'los, añes"posteriores a la pubertad son tácitamente reconocidos como un período de promiscuidad experimental para las jóvenes. (Dado que según un explícito precepto cultural tiene que conservarse la virginidad hasta el momento del matrimonio, se mancha el lecho nupcial con sangre de .polloparasL'1lbolizariaruptura del himen.) Es indudableque en nuestra sociedad la menstruación ~'''~sc~ª_~. irregular durante los primeros años, y ;.Ia:cc.frecuenciatltFloscaoortos,espontáneos y~d~ las muertes fetales y neonatales es mayor entre las madres de dieciséis a diecinueve años que entre las de veinte y veintiuno. Sin embargo, se producen suficientes embarazos y partos de adolescentes como para mostrar que la esterilidad adolescente es muy poco segura como factor anticonceptivo. Se sabe menos aún acerca del momento en que los varones comienzan a ser fértiles, dado que se requiere la presencia de una considerable cantidad de espermatozoides para que el óvulo pueda ser fecundado. Uno de los rasgos típicos del desarrollo físico pubescente es la asincronía, o sea, como dijimos antes, que los divt;rsos órganos y subsistemas del cuerpo crecen con distintos ritmos. La asincronÍa es especialmente visible durante la pubescencia, cuando los brazos, las piernas, la nariz y la barbilla parecen brotar individualmente, con prescindencia de las proporciones y la armonía del conjunto. Hasta los lados izquierdo y derecho del cuerpo pueden desarrollarse con ritmos distintos, pero en el momento de la pubertad las diversas partes del cuerpo han
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llegado a un equilibrio aproximado. (No e~ necesario decir que en todas las edades las personas muestran una asimetría entre ambos lados del cUerpo, como queda en evidencia cuando unimos dos mitades iguales, derechas o izquierdas, de un~ fotografía, una de ellas invertida.1) I Una de las características de la adolescencia es la sensación de estar desubicado y la asincronía puede acrecentarla. Cualquier desviación de la norma del grupo provocará probablemente esa sensación en el joven. La niña que madura prematuramente se sentirá fuera de lugar entre sus compañeras más inmaduras, y la que madura tardíamente se siente perdida entre las caderas y los senos que la rodean. Pero para el varón la maduración prematura tal vez sea una ventaja, aunque puede sufrir la sensación de ser destronado cuando los demás lo alcanzan o lo sobrepasan. El varón que madura tardíamente es quizás el que más surre. La niña en esa situación tal vez sea postergada casi hasta el extremo del ostracismo, pero al varón quemadllratardíamente probablemente se lo COÍ1V~rtirá:tlnun blanco, en un Es intechivo emisaria-y enunobjet
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ci6n de ser uno mismo frente al mundo en genera1. ambiente. Esto es algo que tiene lugar en todos La autoconciencia del adolescente se traduce en los planos: al quedarle ajustadas sus ropas el joven gran medida en una inc6moda autoobservación, en se da cuenta de que ha crecido; las niñas, especialla preocupación por sus cualidades. El adolescente mente, advierten que el estilo de sus vestidos se preocupa por la posición que ocupa según una ya no es apropiado; los adultos gastan bromas al variedad de criterios: el dinero que tiene para gas- joven acerca del cambio de su voz, de la frecuencia tar, su aspecto físico, su inteligencia, su ingenio, su con que tiene que afeitarse y de su interés por las osadía, su capacidad de cumplir las exigencias de mujeres -imputaci6n que el jovencito pubescente su conciencia moral. Pero su principal preocupación escuchará con agrado, pero negará vehementemense refiere a los progresos que realiza en el camino te-; la joven se da cuenta de que los hombres la hacia la madurez física. miran, y a veces hasta le hacen proposiciones; el Al adulto le parece que los cambios físicos de la adolescente toma concienCÍa de que ha dejado atrás a adolescencia tienen lugar a un ritmo rápido, de algunos compañeros, o de que ha sido dejado atrás modo que podríamos pensar que el principal pro- por otros, no sólo físicamente sino en ténninos de blema del adolescente es el d~ adaptarse a esa sus intereses; aparecen nuevos significados en lo que rápida evolución. Esto es parcialmente cierto. Es la gente dice y hace, o· simplemente en el aspecto, indudable que el adolescente joven, en rápido creCÍ- el gusto, el olor y los sonidos de las cosas. miento, parece a menudo no saber qué hacer ~n Esta es una época de penosa sensibilidad, en la sus brazos y sus piernas, sus nuevos impulsos e in- que el frágil yo está en carne viva y sangra fácilquietudes lo toman por sorpresa, y los varones tienen mente. A las jóvenes suele resultarles intolerable el dificultades para controlar las variaciones de su voz ser miradas. A veces se agachan o encorvan para ya veces los embarga el pánico=porJaposil:iilidaddisimular su estatura o su busto. Suelen usar ropas de que sea visible átravéS de1a&cIDPaSsrifaIoerec--voluminosas y extrañas para ocultar sus cuerpos. to. Por alguna raz6n se le ha llamado a ésta "la Pueden sufrir accesos de llanto aparentemente inmoedad desmañada". Pero también es cierto que al tivado. Las jóvenes manifiestan actitudes muy divercrecimiento se lo experimenta subjetivamente como sas ante la menstruación: algunas sienten una cálida irritantemente lento, por rápido o prematuro que y callada satisfacción por esta exteriorizaci6n de la sea objetivamente. El varón suele acariciarse día- femineidad madura, otras se sienten sucias, otras se riamenteeLboZQ' y:elvello,de-Jas--mejillas.;pregun..:·· atemorizan T0tras toman el asunto con naturalidad. tándosesi ya ha negado el máriientbde:afeitarse, Los varones son tradicionalmente menos pudorovigilar ansiosamente el lento crecimiento del vello sosque las niñas en lo que atañe al cuerpo, pero en peetoraL Unavezqúe hato~doc~hriieI1tQde .. estaépoca-~suelenapelar a todo tipo de pretextos la eyaculación, tal vez se masturbe furiosamente para no exhibirse en los vestuarios o las duchas, para ver si es capaz de 10grarIa. La joven suele me- por temor a que su desarrollo difiera notoriamente diise la altura o el busto semanalmente, previendo del de sus compañeros. El adolescente mira furtivala época en que alcanzará algún ideal mágico; cuan- mente la anatomía de sus compañeros buscando redo se acerca ese momento, por supuesto, comienza glas de normalidad (no hay que interpretar esas a preocupada la idea de que tal vez su crecimiento verificaciones corno índice de inclinaciones homono se detenga, llevando sus dimensiones a un nuevo sexuales). Evidentemente, esta conciencia del cuer"record". Tal vez se anticipe esperanzadamente a po está muy ligada a sensaciones sexuales, de las proveerse de corpiños, o de pintura para los ojos, que hablaremos en la sección siguiente. Aquí deseapestañas postizas y matizadores para el cabello, mas subrayar la sensación de desubicación, la nececuando es más grande. O bien se resistirá a tomar sidad de compararse con sus pares. Recordemos nota de los cambios que ya se han producido en su que la maduración prematura y la tardía tienen cuerpo. consecuencias prácticas de tipo social, en el modo Sea que la maduración tenga lugar con dema· en que el joven se adapta, y de tipo psicológico, en siada rapidez o con exagerada lentitud, puede ser el modo en que se ve a sí mismo, tanto en comparamotivo de una torturada autoobservación. La sim- ción con los compañeros como en términos de su pIe conciencia de nuevas y todavía elusivas potenimpresión subjetiva deja manera en que los demás cialidades para sentir, actuar y ser objetó de la lo perciben. acción de otros, puede ser inquietante. Igualmente Pero la conciencia de sí mismo es s610 en parte importante es el modo en que los cambios físicos concienci~; del cuerpo, y la conciencia del cuerpo. y sus implicaciones psíquicas son neflejados por el es sOlo en parte conciencia del punto alcanzado en
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el desarrollo. T~bién tiene importancia el que se tenga un cuerpo masculino o femenino, enfermo o sano, débil o fuerte, hermoso, ordinario o feo, y el modo en que el joven se juzga a sí mismo al respecto mezcla lo objetivo con lo subjetivo. O sea que una persona que ante los ojos de los demás es bien parecida puede considerarse vulgar o fea; el individuo puede advertir como normales o como intolerables sus olores corporales, puede ignorar los defectos faciales o pensar que lo desfiguran totalmente. Más allá de la conciencia del cuerpo está la conciencia de sí mismo en cuanto persona con diversos niveles de competencia, virtud, autonomía y auto control, importancia y orientación en el tiempo. Algunos jóvenes adquieren la sensación de que van a alguna parte mientras que otros vagan sin objeto o caen en una agitada desesperación. Algunos piensan que sus mejores años ya han pasado y viven recordando triunfos pretéritos, mientras que otros se sienten presos de anteriores desastres. .AJgunos aprenden a concebírsecoD)º:i?~r:$Qll~_ que poSeeIl un alma inmortal ques(jDf~Vi~i'a:aléFmuert~~~del: .cuerpo y conoceráuna-nu-evá':vida eri~btros reinos;--==' Esta diferenciación de los estratos del yo, y, en los casos afortunados, su integración en una identidad, ocasiona una sensación de ambigüedad. Expresa elocuentemente la ambigüedad del comienzo de la adolescencia el "Retrato de una joven con un lihro de historlétas~ia€;PhyllisMcGmIey:cc
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Es la única edad que desafía a la metáfora. No es, como la niñez, una población fuertemente [amurallada pero fácil de rodear; no es una ciudad y una vez que se la abandona, no se la puede [recor~r ni siquiera con piedad.4 _
Confirman la agudeza de las observaciones de McGinley entrevistas mantenidas con niñas de trece años y con sus padres. El caso de los varones adolescentes es menos claro. Padecen sin duda cierta ambigüedad, pero son más capaces de actuar con menor derroche de emociones que las niñas. Es posible que el mundo adulto y el grupo de los pares acepten más fácilmente la naciente sexualidad del varón que la de la niña, lo que le permite al primero sentirse más cómodo al respecto. El papel adulto del varón está también más claramente definido que el de la mujer, de manera que los signos de una inminente adultez no suscitan tantas cuestiones. El varón sufre más ambigüedad en una época postei'iorde la adolescencia, cuando:Jtega.el-mo-mento de afrontar con aptitudes-con.cretas las'¡;Xi-- ... gencias del papel de adulto. Llenos de ambivalencias como están, pocos adolescentes tienen la sensación de dominarse a sí mismos. Suelen sentirse atrapados entre impulsos que no son realmente una parte de ellos mismos, y las imposiciones de los adultos, que a menudo lespar_e~ cen caprichosas. Pero la falta de control entraña Los trece añosnQson ninguna edad. No son nada. también la ventaja de una falta de responsabilidad -No-son elirigeñ¡QiIÚ,~l.POr\To.J~~T.~_._ . -ni las matinéei~de los illiércoles, ni las ropas de cy los adolescentes se hacen expertosenet-úsóde. mecanismos de defensa. Aprenden a racionalizar su [señorita, conducta con toda la astucia de un abogado expe-· ni la inteligencia, ni la gracia. Los doce años tienen sus costumbres tribales. Pero rimentado. Atribuyen la culpabilidad a motivacio[los trece nes que están más allá de su control o a un amno son los muchachos en autos estropeados ni las biente que no comprende al verdadero e Íntimo yo [muñecas, del adolescente. (Una addlescente le contaba a otra: ni Sara Crewe, ni las revistas de cine, «y entonces le dije, ¿cómo puedes saber si estás hani banderines en las paredes. blando con mi verdadero yo?") Con ardides de' la memoria embellecen y justifican su propio papel en Los trece años mantienen diarios y peces tropicales (un mes, por lo menos); se burlan del salto a la acontecimientos pasados y menoscaban el de los de[soga en primavera; más. El adolescente más joven se pasa horas delante no podrían nombrar un deseo, aunque la Fortuna del espejo, tratando desesperadamente de leer en sus [se 10 concediera; rasgos el secreto de su identidad, y de paso qué no quieren nada, quieren todo; impresión les causa a otras personas 10 que por el tienen secretos, y amigos a quienes desprecian; momento es para él más o menos la misma cosa. no reconocen los temores que sienten; El adolescente mayor se pasa horas delante del poseen cien máscaras, pero ningún disfraz; espejo probando peinados, expresiones y posturas, y caminan sobre sus talones. preocupándose por un granito en su mentón. tratando de conseguir el máximo efecto, o sea de reLos trece años son anómalos, ni esto ni aquello; velar sU verdadero yo. Hay que señalar que la perni pimpollo cerrado, ni ola que lame la playa, petua y solitaria auto observación del adolescente es ni la proverbial crisálida de mariposa.
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más emotiva que objetiva. Sólo se puede ver a través definidos culturalmente: el muchacho recio, la jade la bruma de una imagen ideal. Un adolescente vencita droce, el joven alegre, la mujer de mundo, desdichado se preocupará por los- modos en que el hombre varonil, el refinado hastiado, el esteta, el traiciona ese ideal, y pasará por alto sus méritos. payaso, el beatnik. Los jóvenes ya orientados hacia Otro adolescente, menos propenso al menosprecio determinadas profesiones comienzan a desempeñar de sí mismo, borrará de la conciencia de manera los roles y asumir los amaneramiento s asociados igualmente poco realista todos su rasgos desagradacon los tipos ocupacionales: es digno de verse el bles; deteniendo su atención sobre cualquier otro comportamiento de los jóvenes que van a ser méque parezca prometedor. dicos, el de los jóvenes marinos y el de quienes se Hemos dicho que el adolescente se evade del han identificado con las profesiones de periodistas, mundo adulto y busca la sociedad de sus pares. de abogado, de profesor y ·otras. Nos parece tan Podemos ver ahora que también se evade de sí mis- natura:l la búsqueda de identidad por parte del mo, que los papeles que la cultura adolescente le adolescente que tendemos a olvidar que es algo ofrece son un refugio donde está a cubierto de las peculiar de culturas con una considerable movilidudas, las ambigüedades y las ambivalencias que dad económica y social. En las sociedades donde tiene que afrontar cuando está solo. Por supuesto, el adolescente no tiene otro camino que el de adapel grupo de los pares no es un refugio perfecto. tarse a un papel predeterminado (lo que sucederá También plantea exigencias, que :l ,,:/e!2es vlllneran en nuestra sociedad cuando se estabiliee v se 051la imagen que tiene el adolescente de sí mismo. Así fique, de modo que los hijos de funcionarios públicomo mantenemos una zona de sensibilidad en torno cos entrar.án en la administración pública, los de de nuestros cuerpos materiales, deJando un margen .adoresde __ cineseránactores, los de psicólogos separa los errores en nuestra adaptªGi6na.t~~spacio, rán psicólogos},Jos problemas son diferentes. mantenemos también una zonadeíiiñmidadper~ - El adolescente, como el niño preescolar que juesonal. Esta zona no es uniforme en todas las regio- ga a ger un cowboy, tiende a captar sólo los aspecnes del cuerpo. Nos damos la mano liberalmente, tos superficiales de los roles, pasando por alto su pero un abrazo es algo más especial; la joven tal esencia. Esta preocupación por la apariencia extevez tolere la mano del joven sobre su brazo, o su rior linda a veces con la magia, como cuando el brazo rodeándole los hombros, y hasta una palmada adolescente elige un nuevo nombre para que se en las nalgas, pero tocar con lamanü·sul?ecnoo 10 llame-poiétPoIleeI mayor cuidado en la eleesus muslos será una intrusión en la zona íntima. ción y pesa todas las alternativas, pues el nombre 'La vida colectiva encierra innumerables-·-mvasiones·· - debe expresar en forma pura el· más recóndito yo de la intimidad y puede sigriiliéiPfuertespres16nes' idea!;débé proyeCtar la imagen perfecta. Un impu1para actuar en contra de la propia conciencia. Pero so similar los' lleva a muchos jóvenes, y esp~ialel grupo ofrece sin duda una identidad, tanto por mente a las niñas, a adoptar nuevos y ornamentados su aceptación como por los papeles que defille~'. estilos de escritura. El adolescente trata de captar Mucho~;autores hablan de la "búsqueda de la p;o~ el estilo de las representac'iones de su papel, un espia identidad", pero se trata tanto de construir una tilo que traduzca toda una visión de la vida, ineenidentidad como de descubrir la que ya se tiene. samente experimentada, pero que no puede exprePosiblemente una de las razones por las que los sar con palabras' .. Está descubriendo la sensación adolescentes evitan el autoconocimiento al mismo que le producen diversos estilos de yida y las reactiempo que lo buscan, es una vaga sensación de que ciones que provocan en los demás~) Le interesan cuando se toma conciencia de rasgos y de motivos principalmente las reacciones de/sus pares, los éstos cristalizan como características, obstruyendo del mismo sexo al principio de la adolescencia y así la formación de una personalidad superior. luego, cada vez más, los del sexo opuesto. Los En el desempeño de los roles el adolescente en- profesores se hacen cómplices a veces de estas re~ saya identidades de confección para ver cómo le presentaciones de los adolescentes, pero los padres quedan. Algunos de esos roles están inspirados constituyen 111;1 público muy insatisfactorio. Cuanen determinadas personas, como las estrellas de cine do en el curso de los rápidos cambios de roles la y televisión y los héroes del momento, otros se bao. joven decide ensayar un nuevo peinado o un nuevo san en personajes ficticios de la literatura o los color para el cabello, o hablar indalentemente y medios de comunicación de masas (una imagen po- eon insolencia, o asumir un aire de santidad, y pular en la actualidad es la de la gatita sexual ex- cuan dé el joven decide usar la camisa descuidadaperta a la vez en karate) y otros reflejan «tipos" mente desabotonada hasta la cintura, o contestar
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cualquier casa que se le dice con un~ñido cínico Lo primero que hay que señalar es que la sexuay burlón, o adoptar una actitud de des.::costumbrada lidad no es la misma cosa para los adolescentes de humildad y sumisión, los padres le preguntarán, ambos sexos. En los varones el deseo sexual es muy probablemente, «¿quién estás siendo hoy?" Al ado- especifico y está claramente centrado en el pene. lescente le descancierta que los adultos no se den Lo excitan fácilmente diversos estímulos externos, cuenta de que el nuevo yo que exhibe es el verda- . palabras, imágenes, ideas y asociaciones casuales, y dero y definitivo. Se olvida fácilmente de que sus eso lo puede despertar deliberadamente mediante la anteriores encarnaciones eran igualmente válidas en autoestimu1ación o buscando estímulos externos. En su momento, y cuando se le recuerda el hecho las los varones el deseo sexual tiene un carácter de urrepudia total y despreciativamente: "¡Eso fue hace gencia y busca una rápida descarga de la tensión mucho tiempo! ¡Yo era un bebe todavía]" En reali- en el orgasmo (hasta en el llamado erotismo oral y dad, puede estar protegiéndose del descubrimiento anal se busca en última instancia el orgasmo). de que su yo actual es tan efímero como los pasados, Entre las niñas hay una gama mucho más amplia de modo que no puede tolerar que se le recuerde de diferencias individuales normales. Algunas expecómo solía ser. Nada lo mortifica más que la exhi- rimentan el deseo de modo muy parecido al de los bición de fotografías de su primera infancia, sobre varones y unas pocas tienen tal avidez de una constodo ante sus pares. tante experiencia sexual que se ajustan al cuadro En reSl':men, asume cada nueva re:!'sonalidad to- clínico de la ninfomanía. 'Muchas otras posiblemente no conozcan un apetito sexual directo sino en una talmente y no se la puede cuestionar -esta semanaépoca ulterior de Ia vida, y algunas aparentemente y entierra sin piedad a todas las anteriores. Pero aun nunca (pero los rreudianos inen esto hay un matizde_ªI!1biyalen9i'bEl adolescen- ... Ilok.experimentan te, que sesiente~a-ra~~e~ESrIelétener-una íntima vestigarían.:en este caso el porqué). Es interesante necesidad de retornafla=comirlUiuadde su vida; en que muchas- jóvenes de veinte años puedan hablar cuyo caso agradecerá secretamente que. se le re- del sexo como si fuera algo que nada tiene que ver cuerde (en privado) su pasado olvidado.'iEn la fase con ellas. Los profesores secundarios quedan asomfinal de la adolescencia, con un poco de suerte, el brados a veces por la indiferente "sofisticación" con joven podrá integrar los diversos yos que conoce que las alumnas hablan de la literatura erótica. Pero -su cuerpo, su personalidad pública, el núcleo pri- tal vez ellos no reparan en que esa literatura puede vado de afectividad~ql1e,:",e.i.ier~; .• su pasado, noteI1~l'.ning{rnimpacto libidin::l:lsobre las j6venes. su presente, y unaimágendé!.fut...iroen un solo En el caso de la mayoría de las adolescentes no sería' esquema en el que podrácoJ.lfiarsi.. necesidad de correcto hablar de "deseo" o "apetito" y sería mejor sexuales", que a diferencia una interminableinttbipeccrOñ--n.T'ae'11ria ansiosa atribuffies"'inquietüdes del deseo masculino son dirusas y no están todavía vigilancia de las reacciones de otras personas~." claramente diferenciadas de otros sentilnientos, tales como los anh~los románticos, los sentimientos LA SEXUALIDAD ADOLESCENTE maternales, una leve embriaguez, el entusiasmo, la compasión, las sensaciones sensuales que produce un Una parte importante de la auto conciencia ado- roce en la espalda o el peinarse, y hasta emociones lescente tiene relación con el despertar sexual que como la cólera y el miedo. En realidad, muchas nise produce al aproximarse la madurez biológica. En ñas comprueban que la excitación sexual aparece términos freudianos, la pubescencia significa el fin solamente en un estado general de tensión, excitade la latencia y el comienzo de la genitalidad adul- ción o agitación. Por 10 común se puede ocasionar ta. Según los psicoanalistas, la tarea de esta edad es una excitación específicamente sexual en la mujer mediante una estimulación directa del cuerpo, pardominar (inhibir, controlar y dirigir) la sexualidad poniéndo'la al servicio del amor maduro y sublimar ticularmente de las zonas er6genas. La excitaci6n las energías sexuales sobrantes convirtiéndolas en sexual femenina parece estar menos orientada a un trabajo productivo. Como lo señalara Freud, la se- clímax que el deseo masculino, o sea que se la expexualidad afecta la conducta, y es afectada por rimenta más como un estado que podría mantenerse ésta en todas las esferas de la actividad. Aunque no indefinidamente que como el preludio del orgasmo se acepte la tesis freudiana de que el' impulso sexual (no obstante, tenemos todas las razones para pensar es la base de toda acci6n constructiva, hay que re- que la mayoría de las jóvenes son capaces del o~conocer su extensa intluencia y su importancia, par- gasmo;). ticularmente en el camportamiento adolescente. La menor iNtensidad y especificidad de las sensa-
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manes se:roales femeninas pueden provenir de va- como víboras. Los hombres europeos que vienen a rios factores. Pueden deberse a la doble norma mo-_ los Estados Unidos quedan muy confundidos por las Fal según la cual las mujeres son menos sexuadas mujeres de este país, pues ellas parecen estar invique los hombres y las manifestaciones sexuales fe- tando al acto sexual, pero en realidad lo que quie. meninas merecen desaprobación y represión. Si esto ren significar es que los hombres tienen que ene¡¡ así, puede preverse que las mujeres se irán ase- contrarIas interesantes y atractivas. El joven puede mejando a los varones en cuanto al carácter de sus tener dudas acerca de su capacidad sexual: dudará deseos sexuales a medida que !la atmósfera valora- de su atractivo para las mujeres, se preocupará por tiva se orienta hacia una mayor permisividad. La la posibilidad de una eyaculación prematura, o tediferencia puede corresponder al menor grado de merá no estar a la altura de las circunstancias en un diferenciación anatómica de los órganos genitales momento crítico. Acaso haya oído decir que la acfemeninos. Y aun el hecho de que ellos son menos tividad sexual debilita al hombre; todavía se advisibles para la joven que los órganos genitales ma~- vierte a los atletas que las mujeres minarán su viriculinos para el varón puede reducir la nitidez de lidad. El sexo puede parecer peligroso simplemente las sensaciones genitales. porque entraña sentimientos violentos. Es posible Además de las di,ferencias entre varones y mu- que el joven quede atemorizado por las descripjeres en 10 que respecta a la naturaleza y la inten- ciones de las enfermedades venéreas; parte de la sidad de las sensaciones sexuales, hay importante~ instrucción antivenérea que se imparte en establediferencias temporales en el desarrollo.ó En los va- cimientos militares convierte, sin quererl0, a las murones, la cúspide de la sexualidad -estimada parla jeres en objetos de abominación, y a esto hay que frecuencia con que se busca el orgasmo- llega uno agregar la instrucción religiosa que le dice al joven o dos años después de lapuberta~a los dieciséfs que el sexo es algo pecaminoso e impuro. Los jóo diecisiete años, después de ello se.produce una venes estadounidenses-dan por sentado que su prilenta, pero firme declinación. En las mujeres la cús- mera experiencia sexual la tendrán con muchachas pide se presenta mucho después, a menudo recién de su edad o ligeramente menores, mientras que en .a los treinta o más años; el momento parece depen- las sociedades europeas se supone que una mujer de der considerablemente de la experiencia sexual de más edad iniciará al joven en los misterios del sexo. cada una. A medida que se hace más común la expo- En las familias acomodadas suele tomarse a una sición· a las· estimulaciones sexuales que propagan. muca:II1acon esta tácitasupOsici(m.Se. considera:imla .publicidad, la literatura, las pelícUlasY··latelevi- propio que un hombre llegue al matrimonio sin el sión, es posible que lasj6v~nes experilmmttlI1!!Ilple- conocimiento necesario para instruir. a su novia. no .despertarsemal·a una edad cada ·vezemas'tem· ..Nótese que estos usoS"culturales son bastante más prana. coherentes con 10 que sabemos acerca del desarrollo El hecho de que en los varones el deseo sexual sexual que los predominantes en los Estados Unidos. En los varones los deseos sexuales están inicialsea claramente reconocible y difícil de confundir con otros sentimientos, no debe hacemos suponer mente muy alejados de la noción del amor. Es posique no se mezcla con otros sentimientos. En primer hle que cuando está excitado el joven prefiera una lugar, suele asociarse a él el temor a situaciones compañera sexual de su misma edad y de su misma embarazosas. Ya hemos dicho que el joven teme clase social o de clase más elevada, pero no llevará que otras personas adviertan que tiene una erec- muy lejos sus rliscrÍIninacionesy estará dispuesto a ción. Puede temer, además, que se transparenten aceptar la masturbación o una prostituta. Se desvaalgunos de los pensamientos ilicitos que tiene con nece la homosexualidad de los años intermedios de frecuencia. Como ha recogido muchas ideas contra- la infanda, excepto en lo que atañe a aventuras ocadictorias acerca del sexo, puede no estar seguro del sionales instigadas por homosexuales de más edad, modo en que. debe actuar. Una fuente especial de y salvo en el caso de aquellos adolescentes que pareconfusión es su ignorancia del modo en-que expe- cen destinados a seguir el camino de la homosexuarimentan el sexo las jóvenes; después de todo, el lidad. Pero cuando una joven alienta las atenciones folklore sexual las pinta a las vez como monumen- delJn joven, aunque s6lo ceda hasta un punto datos de pureza y émulas de Jezabel. Las mismas jóve- raml-nte definido, aquél puede enamorarse fácilnes encarnan esa dualidad: exhiben sus cuerpos, se mente de ella. Muchos adolescentes están embargapintan seductoramente, cantan como sirenas, se sien- dos pOI sentimientos amorosos sin objeto definido tan, caminan y se contonean lascivamente, y cuan- que se orieQtaránrápidamente hacia un blanco adedo los varones "van demasiado lejos" se enfurecen cuado. Per~ este amor es algo muy distinto del
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que sentirá el hombre en cuanto esposo o padre. pular al hombre aprovechando sus sentimientos de Se parece más a una forma amplificada del afecto culpa, pero evidentemente esto es menos satisfa~ que siente hacia sus amigos, y se mezclan en él el torio que la manipula:~ióndel impulso sexual. Cuanplacer de una intimidad compartida, la libertad de do se lleva bien el juego, el joven llega a aceptar el abandonar las defensas y la alegría que produce matrimonio como el precio que tiene que pagar el ser aceptado, todo ello en la cálida atmósfera del para tener comercio sexual con una muchacha deseo sexual. No es necesario decir que el joven le "buena". Las jóvenes de clase baja se entregan más atribuirá a su objeto amoroso aquellas cualidades fácilmente que las de clase media, en parte porque él desea encontrar, prescindiendo de las que que la moral de su dlase es menos estricta, en parte ella realmente tenga. Por supuesto, este proceso tam- porque las condiciones de vida en ese nivel social bién se da en sentido inverso: las jóvenes pueden convierten al sexo en un asunto bastante público enamorarse puerilmente de los hombres, pero los y aumenta la probabilidad de que la joven tenga componentes sexuales estarán atenuados, serán di- tempranas experiencias sexuales, y en parte porfusos o no los habrá. Creemos que el amor maduro que la complacencia sexual gana amistades, afectos requiere cierto grado de objetividad en la conside- y a veces recompensas materiales. La joven de cIaración del ser amado, 10 que reduce mucho el pe- se baja, con más frecuencia que la de dase media, ligro de la desilusión cuando la relación avanza. tiene hijos ilegítimos o consigue al esposo medianPara las jóvenes el amor tiene una clara priorí- te el soborno o la coerción. Repetiremos que las dad sobre la sexualidad. La búsqueda de objetos madres de clase media alientan a sus hijas a jugar amorosos por parte de ellas proviene en parte de al juego de la caza de marido, y les enseñan normas la_agnásfera.de .1ll9}¿11:1,l!a adolescente, que consi-bastante e«pIicitas:c'~nu1J_qlc:!'~º~ª~.:.l..0ªo_e~fC~i-: ~:;-derañecesarioeri:upBrfl.rse. P?TO siempre pareGe no",En una temprana.etapadelil1égo:§oilji~Zán-estar asociada a la noci6ti de que la vinculación a cultivar laboriosamente la relación sodan;ühinacon un hombre es un camino hacia la identidad. dres de jóvenes adecuados. En resumen, cuando Parecería que la pasividad que la cultura global las jóvenes adolescentes llegan a "enloquecerse por les inculca a las mujeres impide a veces la forma- los muchachos" es evidente que la sexualidad suele ción de una identidad exigiendo la fusión con algu- jugar un papel indirecto y menor en el fenómeno. na persona másJ\ler.t~._c;Janto la joven como su . Hay que observar que si bien.lluestrªs.actit:p.Cl.?~, compañeropueden--interpretar eso como entrega . culturales respecto del sexoson-a-menuOO-ainpiguas-.:: . sexual,·pero su Origeri 15á~icoes la necesidad de e incoherentes, son más liberales que lasdealgu·una idenB.dad._rr-a1,·,y~_~~~ por esto que las jóvenes ~·.·.··:na.s otras cultur-a_s.Porejemplo, enRIlcct~Í1.lªiQ'd~c se sienten atraídas por hombres de poderoso aspecto valores efectuado por C-hurch e InsKo 6én'Háw~¡. físico (para desesperación de los menos podero- los estudiantes de origen caucásico manifestaron sos). Si la mujer vacila ante la entrega, quizá se actitudes considerablemente más favorables hacia deba a que ella promete una identidad pero a la el sexo que los de origen japonés, y las respuestas vez crea el peligro deperderla. Pues 10 que importa de los varones fueron más favorables que la de las en la pertenencia a un hombre es en realidad el mujeres. Otra muestra, de mujeres estadounidenses hecho de poseerlo, de convertirlo en una expresión de origen chino, dio resultados levemente más más fuerte del propio yo. Esta noción es un vesti- favorables que los de las mujeres de origen caucágio del ideal caballeresco, según el cual el hombre sico. El contraste entre los grupos se pone clarase esclaviza al amor de una virgen colocada sobre mente de relieve si consideramos el número de suun pedestal, la cual permanece virgen en espíritu jetos que dieron una respuesta favorable a los actos aun después de haberle otorgado a aquél sus fa- sexuales prematrimoniales: 18 varones de origen vores. Administrando éstos con inteligencia puede caucásico sobre 24, 9 varones de origen japonés convertir al hombre en un títere. sobre 24, 8 mujeres de origen caucásico sobre 24, Podemos ver que en las jóvenes los sentimientos 1 mujer de origen japonés sobre 24. Hemos realirománticos unidos a una entrega posesiva se orien- zado algunas observaciones personales que tientan directamente hacia la domesticidad. La entre- den a confirmar estos datos; parece ser que en el ga parcial es' un método muy eficaz de mantener matrimonio las mujeres japonesas y las estadouBÍla intensidad de la motivación masculina. Con una rtenses de origen japonés se someten dócilmente a entrega total se corre el riesgo de "perder el respe- los deseos del hombre, pero s0lo con placer símuto del hombre", y por tanto al hombre mismo. A lado. También hubo diferencias culturales en cuanveces la entrega total le permite a la mujer mani- ta a los aspectos del sexo favorecidos o rechazados.
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Entre las mujeres de origen japonés la masturbación ocupó el primer lugar, y entre las de origen chino compartió el primer lugar con las caricias, nnentras- que en los otros grupos ocupó la tercera o' cuarta colocación. Es posible que ~a masturbadónno sirva de estimulación sexual y desahogo sino que sea más bien una técnica de relajación. La curiosidad intelectual por el sexo sigue siendo un componente de la sexualidad adolescente. Los jóvenes de ambos sexos buscan vorazmente información sexual y no discriminan las fuentes. Una de las frustraciones de esta edad proviene de no tener siquiera el vocabulario apto para hablar de estos importantísimos asuntos. Los jóvenes conocen todas las malas palabras, pero emplear las en una conversación seria rebaja el tema. Por supuesto, la curiosidad adolescente no se limita a la anatomÍa y la fisiología, y se expresa en pregt:Lntas tales como; "¿Qué se hace?" "¿Cómo es?" "¿Duele?" "Q ~ I 1Dlen.~ ~ -ue sucede cuanao .. ~. .,» r: y ,,-;~sta que uno h;ga. . ?" Una de las dific~ltaVdeses Ia..s;nsaljón de que tiene que haberotrascoSáS;':-qu~JnlQ . .nO conoce. Hasta los adolescentesgueñi:i11terifa.() una considerable experiencia sexual suelen sentirse confundidos y decepcionados. De algún modo, su ex· periencia nunca iguala a las promesas de los episodios eróticos relatados en los libros o visto!! en las películas. El tema no dec1arado.degran ?a~te de· los debates sob:re
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venes parece ser la satisfacción del triunfo, de poder jactarse de sus conquistas delante de sus ami. gas, o de describir las circunstancias desusadas de una relación (por ejemplo, en las heladas aguas de un lago). Pero hasta esos placeres son estropeados por la sensación de ser defraudados, por los sentimientas de culpa, por el temor al embarazo (los jóvenes dicen que no usan anticonceptivo s porque les parece que eso sería una falta de respeto hacia la mujer) por el temor a las enfermedades venéreas, y por la idea de que la mujer que acepta acostarse con ellos tal vez no valga la pena. Dado que la mayoría de los jóvenes no son maestros en el arte del amor (y es probable que la joven rechace las prácticas propuestas por considerarlas "antinaturales"', "anormales" o "sucias"), es posible que la joven se vea privada hasta de los sencillos place2"2Sc::'l.males. i~deillás~;cr razones G·c'/ia::;~ ,~.l temor a la preñez es mucho más fuerte en ella que en el ~ •.•.•..• ..•.• homores tienen Ja Ill-me varon. !Jado que muchOs convicción de que la mujer con quíen se casen deberá Set casta, la joven que se entrega sabe que está reduciendo su valor en el mercado matrimonial. Sabe también que si es descubierta se la censurará más severamente que al joven, de quien se espera que tenga sus aventuras juveniles. Y hasta es probable que la joven que hace un juicio por violación o para atribución de paternidad sea descripta: enlos tribunales como unaprostituta.7 A los autores se les pregunta con frecuencia de "1•-."-,
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búsqueda de "esa· otra.cosa"_qtl~~~e=-su]3ºne~s~á--~ué manera la revolución .~!llas actitudes sexuales más allá. El anhelo dec-éoffbd:irifentoc--=:ae~1oS7f6ve·~·c~estáafectando a la moral de la juventud. Nos panesno es meramente un deseo de saber cómo expe- rece que antes hay que preguntarse si existe esa rimentarán ellos mismos el sexo, sino también cómo revolución sexual. Si la hay es mucho más pronunlo experimenta el sexo opuesto. Las jóvenes com- dada entre los adultos que entre los adolescentes. prenden la fuerza de los deseos masculinos, pero Son los adultos, después de todo, quienes inventaa menos que tengan deseos sirr..ilares no se perC;J- ron el intercambio de parejas y la actividad sexual tarán de su cualidud especiaL La ignorancia mas- colectiva. Si Califomia es la precursora del futuro culina de l~ sexualidad femenina es sorprendente. del país en lo que toca al sexo, como respecto de Los hombres suelen proyectar su propia se.:ualieb.d tantas otras cosas, es posible que sea inminente sobre las mujeres, suelen considerar1as esencial- una revolución sexual juvenil, pero todavía no se mente frígidas, indiferentes u hostiles al sexo, o bien ha producido. Como lo señala Freedman,8 el prinunas Dalilas castradoras. Los jóvenes no saben a cipal cambio que se nota en las estudiantes secuncuál de estas versiones dar crédito, en caso de dar darias es su disposición a hablar con franqueza y crédito a alguna. sin embarazo del sexo. Dice este autor que cualAteniéndonos a 10 que nos han enseñado nuesquier incremento real en la actividad sexual es tras conversaciones con jóvenes, ellos sienten una atribuible a que hay una mayor disposición a acosprofunda ambivalencia hacia el ~tÁo, y es posible tarse con el hombre con quien se contraerá maque quienes tienen QTlaactividad sexual regular no trímonio, pero sólo después del compromiso. (En la encuentren satisfactoria. En lo que respecta a la sociedad de 01dnawa el novio se va a vivir con los varones, el placer del orgasmo, como lo expre- la novia inmediatamente después de anunciado el sara un joven, es como ·usar a la mujer para mas- compro1niso.9 La sociedad escandinava no es muy turbarse. El principal placer del sexo para los jó- diferente.) Las jóvenes son la clave de toda revo-
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luci6n sexual, pues si hemos de creer a los datos empíricos, la mayoría de los varones están dispuestos a entregarse a la actividad sexual en cualquier oportunidad, aunque 10 hagan con ambivalencia. Hay jóvenes que no parecen experimentar deseos intensos, y otros que se atienen a una norma única según la cual tanto los hombres como las mujeres deben llegar puros al matrimonio, pero ambas categorías constituyen una pequeña minoría. Algunas de las diferencias entre las clases sociales que observara Kinsey10 siguen existiendo: los jóvenes de clase baja son menos adictos a la masturbación que los de clase media, son más frecuentes entre ellos la prácticas homosexuales (pero sin que se conviertan en homosexuales declarados), y, como hemos dicho, tienen un acceso más fácil al comercio heterosexual. Si bien los valores sexuales proclamados por la cultura estadounidense se están desintegrando rápidamente, .esto no quiere decir que carezcan de utiJjdad"CJ?gl"~:habrá gue:indiYidualizarlos cada vez a li5;cli",ersas.personas y simá~-:paI1i~a<1e-cuarloi tuaCíones:Los autores piensan que el comercio sexual tiene más sentido y es más satisfactorio cuando se ha llegado a una madurez emocional y social estable. Nos parece que la joven tendría que cuidarse de una entrega impulsivaal sexo en momentQs~"depasión. irreflexiva,ocporque probaolemente seritiiárepugnanciacuanu¡y:lapasión haya pasado. antisexuaJ decir que habría Puede parecer frío que 13IíSiétr J¡1)'e1asi9n~~~Gnlos ojos abiertos y la: mente lúcida y después de cierto tiempo de reflexión, pero 10 contrario suele ser psíquicamente nocivo. En su mejor forma, el sexo es algo demasiado hermoso para que se 10 busque indiscriminadamente, de manera casual. Exige una total apertura y una fusión Íntima entre dos personas y nadie desea tal grado de intimidad con todo el mundo. Pero sin esa intimidad y esa apertura, la relación sexual es una cuestión de sensaciones, que pueden ser inducidas tanto por la autoestimulación como por el contacto entre dos cuerpos. Sostenemos que es esta intimidad 10 que constituye "esa otra cosa" que los ad01escentes no encuentran en el sexo. Y en general, los adolescentes, todavfa inmaduros, carecen de la capacidad de abrirse libremente a otra persona. El clamor que se escucha en las universidades pidiendo "libertad sexual" pasa por alto el hecho de que las restricciones a la libre exprésión sexual residen tanto en la inmadurez de los adolescentes como en los controles que imponen los adultos. Y la proclamación de que "el sexo es hermoso", en la adolescencia es más probable que
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sea un artículo de fe que el enunciado de un hecho verificado. De modo que sin invocar la moral tradicional podemos dar buenas razones psicológicas para ser cautos y esperar la edad edulta -si no necesariamente el matrimonio- para buscar una realización sexual. Pero si las jóvenes aceptan esta restricción, tienen que dejar de provocar a los varones en su modo de vestirse (o de desvestirse), al caminar, en su maneras, en su modo de hablar, y con una entrega parcial que promete más de lo que están dispuestas a conceder. Las jóvenes asimilan precozmente maneras provocativas que probablemente tienen poco que ver con las sensaciones sexuales. En las niñas preescolares o de los años intermedios la conducta provocativa se parece a veces a liiS pautas rituales de acoplamiento de las eS'peciesinfraÍ1umanas, mO"";.o..lllÍentos semiiIlstintivos que se presentan en las circunstancias apropiaclas y que, estimulados por una adecuada conducta reci12roca del macho, culmilian en la recepti"idad sexual. E~ posible. que esos vestigios evoIiItlvospennanezcan . en las danzas sexuales de muchas sociedades, que son tan eficaces que pueden llevar a los participantes hasta el clÍmax.u No es concebible que los estadounidenses retornen a las pautas sexuales tribales, pero parece probable que, como parte del peso delaciviliZaclón, lleguemosacuItivar erotismo muy desarrollado, basado en una re1ilción especial entre dos 12ersonas.Por. el momento; las jovenes de este paisse conducen¿~enmtichos· casos < inconscientemente -de una maner~ tan estimulante sexua1mente como la de las doncellas tahitianas, sin que para ellas tenga ese sentido. En el juego del matrimonio, esas promesas seguidas de retracciones logran atraer al hombre a la trampa pero no podemos dejar de preguntamos si es éste un buen enfoque psicológico de una -relación madura entre un hombre y una mujer. Nosotros creemos que dos personas pueden llegar a conocerse,enamorarse, decidir tener relaciones sexuales, vivir juntas, casarse y tener una familia sin las maniobras y la manipulación que entran en el juego del matrimonio. Pero tal vez sea utópico pensar que hombres y mujeres pueden aprender a tratarse como seres humanos capaces de hablarse abierta y honestamente y que tratan de conocerse mutuamente antes de embarcarse en una aventura sexual. Es un hecho lamentable que muchos hombres y mujeres descubran recién en el lecho conyugal g,ue después de todo no gustaban tanto el uno del· otro. Pero, por lo menos en principio, una nueva comprensión entre los sexos y el fin de la
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a i;:tenudo grandiosas, y su preparación y sus ambiciones con las realidades económicas. Respecto de este tema y otros problemas adolescentes, remitimos al lector a la investigación expuesta por Douvart y Adelson.13 Aparte de la tensión que entraña el abandono del idealismo, ésta es una época de zozobra para el adolescente por dos razones. En primer lugar, la diversidad de las ocupaciones posibles ha llegado a ser tan amplia que puede sumirlo en la confusión. En realidad, a pesar de la casi total movilidad vocacional y geográfica. de la que teóricamente goza el joven, habitualmente la elección de una carrera es decidida por algún accidente: depende de a quién conoce uno, o la familia de uno, o de 10 que se entera casualmente, o de las posibilidades que hay en la localidad. En segundo lugar, la idea de tener que ponerse a la altura de las rigurosas normas de la competencia comercial, librado a sus propios esfuerzos, puede provocar una nueva oleada de ambigüedad y ambivalencia 9.~~~t3'l-vezlleREFERENCIAS 1. Wolff, W.: The Expression of Personality. Nueva York, Harper, 1943.
gue al pánico. A 10 largo de toda su vida se le pregunta al niño: "¿Qué vas a ser cuando seas grande?" Ahora esa interrogación se convierte súbita y alarmantemente en: "¿Qué vas a hacer después de terminar tus estudios?" Por supuesto, en el momento actual a menudo hay que elegir simplemente entre continuar los estudios o hacer el servicio militar, lo que no contribuye a aliviar el pánico, y el joven que opte por eludir el llamado a las armas casándose y teniendo un hijo mientras prosigue sus estudios tal vez se encuentra con que se ha cargado con una obligación económica suplementaria. El pánico del adolescente puede destruir sus sueños, sus ideales y sus ambiciones y obligarlo a aceptar el mejor empleo que pueda encontrar rápidamente, renunciando a la esperanza de irse a los Mares del Sur, de pintar en París o de re~enerar el mundo. Son muchas las presiones y las tentaciones a las que se ve sometido, y es raro y admirable el joven que puede mantenerse fiel a sus ideales en esta turbulenta etapa de transición.
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Experience.