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$i%tema% &olítico%Carolina y '%tructura% Ramírez delde&oder León
[email protected] Catedr(tico) Ricardo Lavin $alazar Monterrey, Nuevo León a 2 de a!ril de 2"1#
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INTRODUCCIÓN. El jurista y politólogo francés refleja su carrera como eurodiputado en sus artículos y ensayos que, a pesar de sus intentos de permanecer neutro, siempre concluyeron en poderosas afirmaciones a través de la alimentación constante de ejemplos prácticos actuales a sus estudios. En el artículo que recapitularemos a continuación, partimos de la premisa de que en el ámbito de la política y los sistemas electorales, sólo se pueden definir las tendencias que determinan el juego de los otros factores. Es decir, un sistema electoral no determina tal vida política, sino que la estimula sea para promoverlo o debilitarlo. Por lo anterior, se llega a la conclusión de que las leyes sociológicas en la materia no serán absolutas sino relativas. Esto será determinante en la lectura pues, al observar, Duverger manifiesta enunciaciones que a primera vista suenan definitivas y es importante recordar la relatividad de las mismas para lograr una comprensión didáctica del artículo, tal como nos lo recuerda al reconocer esta relatividad en el nombre genérico de partidos!, el cual designa realidades sociológicas muy diferentes. " continuación, se resumen los más importantes puntos de cada tema e#puesto en el artículo.
INFLUENCIA DE LOS SISTEMAS ELECTORALES EN LA VIDA POLÍTICA por Maurice Duverger La infuencia po!"ica en un #i#"e$a eec"ora $e concluyen tres fórmulas% &' la representación proporcional tiende a un sistema de partidos m(ltiples, rígidos e independientes) *' el sistema mayoritario con dos vueltas, tiende a un sistema multipartidista, con partidos fle#ibles e interdependientes) +' el sistema mayoritario con una sola vuelta, al bipartidismo.
Duverger viaja de una a otra fórmula desde diversos puntos. $obre la fórmula +' se reconocen a los Estados nidos, por su forma de reprimir un tercer partido, y a -nglaterra, para evitar dominio, como sus ejemplos claros. En este sistema e#isten dos factores determinación% el mecánico y el psicológico. En el mecánico, dentro de un régimen mayoritario de dos partidos, el vencido se encuentra siempre subrepresentado en comparación con el vencedor, y a(n más% el sistema electoral desfavorece al tercer partido. Por lo tanto, cualquier partido nuevo que intente competir con los dos antiguos es demasiado débil, el sistema act(a en su contra y levanta una barrera que se opone a su aparición. Desde el factor psicológico, en el caso de tres partidos que participan en un sistema electoral de mayoría con una sola vuelta, los electores advierten muy pronto que sus votos se pierden si contin(an entregándolos al tercer partido% de aí su tendencia natural a votar al menos malo.
La repre#en"aci%n proporciona El primer efecto de la proporcionalidad es mantener una multiplicidad ya e#istente El segundo efecto es favorecer la división de los partidos e#istentes. $in embargo, argumenta que nunca tiene el poder atomi/ador! que algunos le adjudican. El tercer efecto es que la tendencia multiplicadora se manifiesta menos en la división de los antiguos partidos que en la creación de partidos nuevos. El autor es contundente al afirmar que, en el fondo, la auténtica representación proporcional no e#iste en ninguna parte. Esto no se debe a dificultades técnicas de aplicación, sino por sus consecuencias políticas.
La #egun&a vue"a Primeramente, precisa que es muy difícil aondar en el tema de la segunda vuelta porque las estadísticas electorales están generalmente mal concebidas y descuidan este aspecto en su metodología. 0uego, ace una distinción entre teoría y práctica del ballotage:
teóricamente, la segunda vuelta debe favorecer la multiplicación de partidos y el fraccionamiento de tendencias pró#imas que no alcan/arán una representación global, pero, a la postre, se agrupan. 1ientras que en la práctica e#iste más la influencia de los 2temperamentos nacionales3, argumentando que debe aber una observancia en los fenómenos políticos por un periodo muy largo de tiempo para lograr acer una definición real de la evolución de un sistema electoral. Por otro lado, subraya la dependencia recíproca de los fenómenos políticos% si el sistema electoral influye sobre la organi/ación de los partidos, éstos reaccionan sobre aquél. $in embargo, una segunda vuelta no a provocado la ruptura de los grandes partidos tradicionales pues el punto clave se encuentra en la estructura interna de los partidos, con la capacidad de incluso convertir en letra muerta cualquier disposición sobre segunda vuelta, tal como el ejemplo belga. 0uego identifica la diferencia entre el escrutinio con listas cerradas y el escrutinio uninominal en la segunda vuelta% Escrutinio con lista cerrada% significa un refuer/o de la estructura de los partidos. En sí mismo, tiene un carácter colectivo que beneficia al partido. Es cierto que la práctica de los cabe/as de lista! incorpora siempre un elemento de prestigio individual, pero, igualmente, supone cierta disciplina del resto de la lista frente a su conductor. Por su parte, la reelección de éste depende de su reinscripción en la lista, en una posición conveniente, y esta (ltima la decide el partido. 0a disciplina parlamentaria es rigurosa. El é#ito de las listas está asegurado, por otra parte, por la propaganda general del partido, muco más que por consideraciones locales% la centrali/ación crece. $e llega, entonces, a un sistema de partidos rígidos, monolíticos. $in embargo, si se admite la me/cla de estos elementos 4lo que es normal en un sistema mayoritario y e#cepcional en un sistema proporcional4, la rigide/ disminuye mientras reaparece el factor personal. Pese a todo, la e#periencia muestra que la me/cla es relativamente poco utili/ada y el partido permanece fuerte.
Aian'a#
E#isten, seg(n Duverger, dos tipos de alian/as entre partidos% las gubernamentales y las electorales. En el sistema mayoritario a dos vueltas se generan alian/as estrecas. El propio mecanismo de este sistema electoral supone que, ante la segunda vuelta, los partidos menos favorecidos se replieguen, dentro de cada gran familia espiritual!, en proveco del más favorecido. 5o obstante, no se percibe diferencia substancial al aber un escrutinio con listas cerradas o con uno uninominal. En la medida en que la presencia de las listas refuer/a la centrali/ación y la disciplina de los partidos, parece probable que, al mismo tiempo, aga más sólidas las alian/as entre partidos. $i, por el contrario, el sistema a una sola vuelta coincide con un sistema multipartidista, tenderá a establecer alian/as muy sólidas, al no contar con la libertad electoral de una primera vuelta antes de la segunda donde es el elector quien asegura, en suma, el reparto de los esca6os entre los aliados) en el otro, las direcciones de los partidos deben acerlo ellas mismas. "sí, parece que las coaliciones engendradas por el sistema mayoritario a una sola vuelta tienden a crear satélites, no aliados. Por lo que sólo ay dos opciones para los partidos minoritarios% ser eliminados por el escrutinio o absorbidos por las coaliciones Por otro lado, la representación proporcional no presenta ning(n problema en materia de alian/as electorales, seg(n el autor, la representación proporcional tiende a suprimir las alian/as. Duverger e#plica que esta contradicción entre el plano electoral y el plano gubernamental es un gran defecto del sistema, que independi/a totalmente a los partidos en el primero y los obliga a colaborar en el segundo, pues ace más difícil la formación de coaliciones parlamentarias y más inestable el destino de las mayorías gubernamentales.
Repre#en"aci%n 0a representación no es otra cosa que la semejan/a entre las opiniones políticas de la nación y la de los diputados que ella a elegido. 7ueda definir la e#actitud de esta representación.
Por definición, la representación proporcional es, evidentemente, el régimen más e#acto) precisamente a sido concebido para este fin. $in embargo, las alteraciones prácticas aportadas a su funcionamiento aten(an a menudo esta e#actitud.
a' $i sólo ay dos partidos, podemos destacar aquí una tendencia constante% el partido mayoritario está sobrerrepresentado y el partido minoritario está subrepresentado. 8on un sistema multipartidista, sin embargo, la ine#actitud de representación del régimen mayoritario es evidentemente muy grave b' En un sistema a una sola vuelta, combinado con el bipartidismo, sea cual sea la sobrerrepresentación del partido mayoritario y la subrepresentación del minoritario, ni la una ni la otra alteran normalmente el esquema general de la diferencia de opiniones. 8on la segunda vuelta, por el contrario, el dise6o de conjunto se falsea totalmente) no es el n(mero de sufragios obtenido por cada partido lo que determina el sentido de la diferencia de representación, sino sus posiciones políticas y sus alian/as c' 0a representación de la opinión El reparto de votos entre los partidos políticos no es más que un medio para la e#presión de la opinión p(blica "sí, la representación política supone dos actos sucesivos que es importante distinguir% a' la e#presión de la opinión p(blica en la distribución de votos entre los candidatos de las elecciones 9que llamamos representación de la opinión! en sentido estricto', b' la traducción de la distribución de los votos en la distribución de los esca6os 9que llamamos representación de los partidos!'.
La opini%n( :n sistema electoral, tiende a acentuar las variaciones de la opinión p(blica o a atenuarlas; En el primer caso se dirá que es un sistema sensible 9e inestable') en el segundo, que es un sistema insensible 9y estable'. Por naturale/a, los movimientos de opinión son, entonces, muy débiles, y sólo aumentando su amplitud permiten que los capten los instrumentos de medición) traduciendo fielmente el reparto de v otos en el de los esca6os sin acentuar sus variaciones, la representación proporcional llega a cristali/ar el régimen político.