Nuevas estrategias alegóricas. Brea. De alguna manera, es propio de nuestra c ondición, de nuestra época, el que sólo nos sea dado hablar un poco asi: redoblando el referente directo de nuestro discurso con la oblicua evocación, en otro uso del lenguaje (mención), de una segunda significancia. CONDENA A LA SIGNIFICANCIA ABIERTA. “en nuestro caso, al hablar de ‘el acto creativo’ parece evidente que, además de referirnos a la realidad misma del hecho creador, nuestra reflex ión tendrá asimismo por objeto primero la conocida intervención de Duchamps Duchamps dedicada a análisis de acto creativo.” Marcel Duchamps ocupa un lugar principal en el despliegue de la comprensión de la condición actual en que puede darse nuestra experiencia artística por la sola contribución a la historia de la estética de ese hallazgo, de esa e sa postulación analítica. Hoy en dia no se puede hablar de “acto creativo” sino desde el prisma, desde la óptica, desde la concepción establecida en aquella conferencia que tenemos que co nsiderar inaugural. La apertura de todo lenguaje no sólo hacia su referente exterior, exte rior, objetual, sino también hacia el interior de su propia tradición como lenguaje, como sistema estructurado de significantes, es la condición misma de nuestra actualidad, la conciencia de posición en el discurso que nos corresponde asumir. Incluso nos referimos a los lenguajes “plásticos”, artísticos. El lenguaje creador no desempeña primeramente una función representacional rancia, figurativa u “objetiva”. Es evidente que, en muchos casos, las referencias de una obra no se encuentran encue ntran tanto en el espacio de alguna supuesta exter ioridad a su lenguaje, que habitaría quien sabe qué ilusorio “real” como en cualesquiera lugares de la propia tradición interna de ést e, en el entramado de su misma articulación. Me permito proponer un ejemplo que además tendrá la virtud de permitirnos volver al lugar de partida: urinals, de Robert Gober.
Muchos conocen esta obra pero a nadie se le ocurre afrontarla como representación de un objeto real o como escultura figurativa que repre senta un urinario. Nadie querría, desde este punto de vista, atribuirle un interés particular. Si este interés le es concedido no cabe dudar que ello es a causa del reconocimiento implícito de una segunda significancia; de la aprehensión fiduciaria de su potencia alegórica para aludir a algo otro. Algo otro que parece ace rtado poner en relación con la o bra Fuente de Duchamps. Quienes más conozcan el conjunto del trabajo de Gober, más datos tienen de su aproximación al hecho creativo; y esto les permitirá una mejor comprensión del sentido y las operaciones puestas en juego en él y en esta obra en particular. Repr esentan un esfuerzo notable por señalarnos nuestro lugar en el campo artístico con respecto al hito duchampiano (y quizás se apunta ahí el resurgimiento de lo que llamaríamos una estética del ac ontecimiento). LA APREHENSION DE LA SIGNIFICACION ANIDADA EN ESTA OBRA DEPENDE CIERTAMENTE DEL ESPECTADOR, DE SU CAPACIDAD (Y SU COMPETENCIA, EN EL REFERIDO SENTIDO DE LA ACCION COMUNICATIVA) PARA DESVIARSE DESDE LA DIRECCION “REPRESENTACIONAL” INMEDIATA DE LA OBRA HASTA OTRA QUE SE DIRIGE HACIA EL INTERIOR DEL MISMO DE SU TRADICION DE LENGUAJE, DE SU PROPIO UNIVERSO REFERENCIAL. Esta atribución de competencia y responsabilidad, de participación activa en el campo cr eador al espectador, al receptor, es, pre cisamente, insisto, la aportación principal de la reflexión de Duchamps: “en definitiva, el acto creativo no lo realiza solo el artista; el espectador pone la obra en contacto con el mundo exter no al descifrar e interpretar sus calificaciones internas y, por lo tanto, agrega su contribución al acto c reativo. Postulación duchampiana: la relacion de la obra con el mundo no recoge su mera dirección “representacional”, sino que atraviesa al espectador como decifrador o interprete activo de sus significancia (en tanto usuario legítimo, y no solo destinatario, de sus lenguajes). En su e nunciación se inaugura una tradición que es de una riqueza potencial enorme: una tradición interpretativa y un modo de comprender la forma de darse la experiencia artística en nuestra actualidad a la que, seguramente, conviene el título de estética de la recepción.
Hay que recordar algo que parece una coincidencia cargada de iluminadores guiños: el hecho de que entre los participantes de la r epetida sesión figurara, además de Duchamps y Rudolph Arnheim, Gregory Bateson, no podemos dudar en considerar su presencia pletórica de sugerencias por cuanto su teroizacion del doble vinculo constituye la concepción de la naturaleza del signo más propicia al reconocimiento de esa doble capacidad del significante para apuntar, al m ismo tiempo, a su exterioridad y al interior del sistema en el que posee eficac ia. En el acto comunicativo, lo que interesa no es sólo su contenido, sino el modo de interaccion entre sujetos que en curso se produce. “acto creativo” momento inaugural en el campo plástico de una estética de la recepción. No carente de algún paralelismo con la corr iente hermenéutica literaria establecida por Hans Jauss: a
partir de la convicción crucial de que el cumplimiento del acto creativo es impensable sin la participación interpretativa del receptor. 2 pasos para terminar de perfilar e l lugar y la importancia que atribuimos a Duchamps en el señalamiento de tal desplazamiento del campo estético desde los lugares del autor y la obra hacia el lugar hasta entonces ignorado del rece ptor: el primero de esos pasos nos llevará a destacar su importancia fundamental para una comprensión escritural del acto creador, y e l segundo a señalarle como el iniciador del reconocimiento de su carácte r alegórico tal y como hoy éste nos impone. La precipitada desaparición de Joseph Beuys y Andy Warhol tiene su importancia de cara a explicar el actual retorno a Duchamps. Por un lado, al margen de que el star system artístico se haya quedado sin figuras de verdadera primera magnitud (lúcidas en su posición satisfactoriamente extravagante) esa precipitada desaparición nos ha dejado carentes de la guía de faros principales que iluminen los lugares en que quepa asentar firmemente una autoconciencia de nuestro lugar ante el acto creativo, en un momento ciertamente propicio al desconcierto, a la perplejidad. El actual retorno a Duchamps obedece a causas relacionadas con el desplazamiento del modo y lugar de la experiencia estética en nuestros días y la posición crucial ocupada por la investigación duchampiana en el señalamiento e iluminación de su acontecimiento histórico. En ese sentido, hay que resaltar e l hecho de que las transformaciones propiciadas en el seno de la industria cultural del lado de las tecnologías de comunicación de masas ha hecho aflorar a la evidencia de la conciencia de época e l peso de los dispositivos articuladores de la recepción. Ideologías que vendrían a reforzar la consabida dimensión aurática de lo artístico, a la voz del retorno al orden, asentada en los lugares del autor y la obra.
Y nada cabe imaginar más lejano al modus duchampiano de entender la significación del tr abajo creador, a pesar de ser él mismo el impulsor de una compresión recepcionista de su economía pública. Sus estrategias de recepción nunca se orientaron al logro de l máximo rendimiento industrial de su obra, sino, más bien al contrario, a asegurar que el máximo de riqueza de contenidos llegara incólume, activo, al receptor.