RESUMEN DE CONFESIONES DE SAN AGUTÍN DE HIPONA San Agustín comienza su obra con una alabanza a dios, donde demuestra su humildad, además de cuestionarse a sí mismo y a dios de qué manera es mejor alabarlo. En el mismo tenor, sigue su disertación, pero ahora se cuestiona su propia dignidad para alabarlo, lo cual carece de importancia porque dios ya está en él (o el en dios) y en todas partes porque por él existe todo. Le sigue a esto otra reflexión sobre la naturaleza de dios y termina la invocación hablando del misterio de su existencia con ejemplos paradójicos que abonan a su naturaleza mística. Pide a dios que le rebele quién es él para el autor, se lo pide con citas de la biblia. Le pide que, puesto que “
él es su salud”, llegue a la angostura de su alma, se la ensanche y limpie. Además dice que no podrá replicar a lo que dice dios, pues él es la verdad. Después, solicita la venia de dios para hablar, aunque alguno y él mismo pudieran burlarse de él por cómo lo hace. Según lo que intentará decir es que ignora cómo llegó a la vida. Comienza a hablar de sí mismo y de su nacimiento, de su ignorancia y su eventual conciencia, sin embargo le frustra que su conocimiento se quede ahí hasta de lo que de su nacimiento le pudieran decir otros. El autor se pregunta por antes de eso. Explica, entonces la eternidad de dios quien vive y es un largo día en quien sus días y noches se extienden al infinito. Habla de la frustración de ser un bebé sin poder hablar y sometido a sus impulsos y deseos, y se queja amargamente de ellos. Piensa el autor que los bebés cometen muchos pecados pero la costumbre y la eventual corrección de éstos hacen a todos pasarlos por alto. De la misma forma se dispone a pasar por alto esta etapa, de la que además no puede decir nada porque no se acuerda. Por lo tanto sólo alaba la magnificencia de la creación de dios en los bebés, porque no puede testimoniar nada más pues al faltarle conciencia, se reduce solo a carne e impulsos, esto pues se alaba de Dios. Habla de su niñez y de cómo adquirió el lenguaje de forma natural, no enseñada como después las letras. Habla de su educación, las humillaciones que tuvo que aguantar al aprender y de cómo desde que supo de dios, le le rogaba que lo liberara liberara de sus tormentos escolares, por por lo cual se burlaban burlaban de él hasta hasta sus padres. Y de cómo aborrecía aborrecía los estudios tontamente, pues su edad lo impelía a otros negocios, sí, pues así como los adultos le llaman a sus juegos negocios, él le llama a los suyos. Y mejor comportamiento comportamiento tenía él con sus juegos que los que lo reprendían por ello en los suyos, porque cuando alguien los contradecía se envilecían y encabritaban mucho más de lo que el autor lo hacía al perder con pelota. Confiesa con todo lo anterior su pecado, el de no esforzarse como sus padres y maestros querían que lo hiciera. Sin embargo, atenúa sus pecados diciendo que después hizo buen uso de esas letras que le enseñaron y que no se le puede culpar aún niño de algo que hasta a los adultos arrastra y emociona. Termina invocando el perdón de dios y ruega para que otros crean en él y sean salvados. Habla de su enfermedad que casi lo mata y por la que casi recibe un bautismo precoz para que su alma llegara purificada al cielo. Sin embargo, súbitamente mejoró y su purificación fue cancelada, porque en la sabiduría de su madre tenía que le quedaban por soportar muchas oleadas de tentación que debía de sortear sin el peligro mayor de cometer una falta ya bajo el sacramento del bautizo. Todos en su familia eran cristianos menos su padre, más no les estorbaba, pues de manera divida estaba destinado a no tener otra imagen paterna que su señor dios y la grandeza de su madre que era aún más gloriosa al estar sometida a alguien inferior a ella. Confiesa que por su impertinencia a los estudios recibió recibió en el mismo acto su castigo y se valió de de
vergonzosas ambiciones de los que lo impelían a estudiar para intensificar la pena. Por lo cual el autor llega a la conclusión que, sin saberlo nadie, cumplían la voluntad de dios como ignorantes instrumentos. Se reprocha a sí mismo el gusto de las ficciones literarias que enseñaban los gramáticos y el aborrecimiento de las letras útiles, las que le enseñaron a leer y a contar, así como el griego también. Aborreció después el hecho de andar en fornicaciones en lugar de estar cerca de él , pues toda actividad alejada de dios es fornicación ( podríamos decir que el conocimiento útil era más cercano a dios que las ficciones paganas). Reprende la ficción en las letras. Se mofa de las cortinas de la escuela. Se pregunta por su especial odio por las letras griegas y se la explica por lo ajeno que una lengua extranjera llega a ser. Sin embargo, el aprendizaje de latín fue muy diferente porque escuchaba y dialogaba con personas en latín. Después hace una apreciación de la pesadumbre al hacer cosas que no queremos hacer y de cómo esas cuitas son para no salirse del camino de dios. Le ruega a dios darle fuerza para no quebrarse en su disciplina y que no lo deje alejarse de su camino, pues todo lo bueno que pudiera haber aprendido en la inmundicia d la vanidad se lo ofrece. Expresa que todo eso bueno que aprendió en la vanidad bien pudo evitarlo y desea que las próximas generaciones así lo hagan. Reprende la cultura clásica de su época llamándola “río de las costumbres humanas” que sólo enseña mentiras hace que dios Júpiter se contamine con humanidad en vez que los hombres se contagien de divinidad y además hace de sinvergüenzas razones ejemplos a seguir. Dice que no son las palabras de las que tanto se vanaglorian los letrados en las falacias las reprehensibles, sino el vino que se deposita en ellas, pues ellas en sí mismas son sólo hermosas copas ÚTILES. Donde se dispone a reprocharse o a alguien cómo veía su ingenio, conferido por Dios, desperdiciado en la recitación e interpretación de versos fantasiosos, cuando bien pudo utilizarlo desde temprana edad en la lectura y recitación de la biblia. Donde reprocha el especial cuidado que los hombres disponen en nimiedades como no pronunciar bien una palabra, y el gran descuido que ponen en las vilezas que se dicen con esas palabras, mientras se encuentren bien aderezadas. Esta vana competencia incitada por sus maestros engendró en el autor el impulso de ganar y el vicio de hacer lo que sea para conseguirlo. Reprende toda esa molicie en él, pues conlleva a que, entre mayor es la edad, mayor más grave es la ambición en cuanto las cosas. Cuestiona una parte de las bienaventuranzas, donde dice que los hombres deben ser como niños. El autor dice que sólo a la humildad de los niños se refiere Dios, porque no hay nada de inocencia en los niños. Hace alabanza de sí mismo y de sus facultades. Sin embargo aclara que toda esa loa debe ser a dios que es el proveedor. Libro 2 Se dispone a hora a narrar las morbosidades de su vida pasada. Narra cómo su apetito tendió fatalmente hacia saciar su placer. Se reprocha no haber usado esos esfuerzos en tener hijos como las escrituras lo dictan. Reprocha el afán de los suyos porque se ejercitara en la retórica y no porque viviera honestamente. Todo esto a los 16. Habla de cómo fue llamado a Madaura a los 16, de cómo su padre se afanaba a proveerle todo lo necesario más allá de sus posibilidades por su ciega esperanza de grandeza para él. Mientras descuidaba la parte espiritual, cuya esperanza se
encontraba solo en su madre, aunque la ignoraba. Donde además cuenta cómo era tan usado entre los de su edad competir en la perversión y maldad que al no tener alguna experiencia con la cual superar los relatos que le contaban, inventaba alguno para recibir alabanza. habla de un episodio de su vida marcada por el gusto al hurto, no con intención o deseo de lo ajeno que careciera, sino por el gusto mismo de robar, a tal punto se llegaba su maldad. Pues cuenta que robó un peral de malos frutos para dárselas a los cerdos. Habla de las circunstancias atenuantes del pecado y cómo no es el mal por sí mismo lo que a veces mueve a las personas a la concupiscencia, sino lo que han de hallar con ella. Comienza a preguntar por la naturaleza de su crimen y le es necesario pasar revista a los demás vicios y sus motivos, al final no importa ningún motivo, pues todo es más grande que dios que se reducen los pecados a simples niñerías a la sombra de la magnificencia de Dios. Explica por qué no siente embarazo a confesar sus pecados, pues son prenda de la magnificencia del doctor que lo curó. Sigue preguntándose por lo que lo movía a robar y más aún por qué solo con acompañantes lo hizo. Reprocha la mala amistad, bajo cuyo abrigo solamente pudo hacer lo que hizo, pues ningún otro deseo que la locura de los acompañantes lo hubiera incitado a tan sinsentido. Termina su libro segundo manifestando su vergüenza de su adolescencia a la que dará la espalda para ver de frente la luz de Dios. Libro 3 Donde habla de su ida a Cartago y como fue presa de la pasión incontrolable por las voluptuosidades del amor y de cómo fue víctima de celos iras y riñas y de cómo, como reiteradamente dice, en el mismo pecado llevó la penitencia. Habla de su afición por el teatro o la falsa misericordia que encontraba en él. Dice que cometió muchas iniquidades, siendo un estudiante soberbio y petulante. Pero que, no obstante, no llegaron a ser tantas como las que sus compañeros eversores hacían, con lo que tuvo amistad pero que aborrecía. Donde habla de su primer contacto con la filosofía mediante el Hortensio de Cicerón, que le hizo virar el camino hacia la dirección correcta de Dios. Sin embargo a este escrito le faltaba el nombre de Cristo y por más bien intencionada y pulida filosofía que fuera estaba incompleta. Habla de su primer contacto con la biblia. A la que llegó a despreciar, hinchado de soberbia, por considerarla inferior a la estilo de Cicerón, pero en realidad por desconocer sus preceptos. Entonces lo que no podría conocer por ser niño ahora lo desconocía por soberbia. Habla de su acercamiento al maniqueísmo y de cómo consumió de” alimentos” tan despreciables en su búsqueda del alimento completo. se pregunta sobre las inconsistencias de la biblia con respecto a la naturaleza de mundana de Dios y de la justicia diferente para diferentes tiempos y las justifica. Habla de los delitos y de cómo se salen de lo prescrito por Dios. Su madre se apena por su conversión al maniqueísmo y tiene un sueño donde un joven le revela que él está a su lado en la religión, después ella va con un sacerdote para pedirle que hable con él. Mas él le responde que su hijo se dará cuenta de su errores por sí solo. Libro 4 De sus 19 a 28 años se vuelve maestro de retórica y sigue siendo seguidor del maniqueísmo. Durante esta temporada vive con una mujer y tiene un hijo con ella. Él le es fiel pero su relación se basa en los placeres carnales y no en la legítima y pura amistad. Sigue consultando y practicando la
adivinación, aunque un amigo le dice que es una falsedad. Se enferma un amigo muy cercano que, por cierto, él había seducido a volverse maniqueo y mientras se encontraba agonizante, su familia lo bautiza. Entonces el amigo se recupera de repente y San Agustín bromea con él sobre el bautismo, pero su amigo no lo escucha. Cuando su amigo muere súbitamente, le embarga una terrible pena que lo obliga a irse de Tagaste hacia Cartago El amor de los amigos es bueno pero no por sí solo debe estar ligado y supeditado al amor de dios, pues sólo él es incorruptible y eterno. Las personas suelen lamentarse y buscar consuelo en las cosas del mundo y no reconocen que todo es obra de dios. En ese periodo de su vida desconoce lo bello, para explicarlo escribe un tratado llamado “sobre lo bello y lo adecuado” y lo dedica a un orador que admira y busca imitar.
Después habla sobre la naturaleza de la fama y confiesa que no quiere el tipo de fama que los actores y los gladiadores tienen, o sea vacía, sino una más seria. Confiesa también desconocer al hombre que admira en lo absoluto, no ser por lo que se dice de él y que, aún así, quería que ese individuo sin rostro lo admirara por su trabajo. Confiesa, por último, que debió tener menos inteligencia y más fe. Libro 5 Sus inquietudes lo llevan a conocer a un sacerdote maniqueo, famoso por su gran conocimiento, llamado Fausto. Va con él porque le han surgido muchísimas dudas sobre las explicaciones maniqueas astronómicas e, incluso, le parecen inferiores a las explicaciones paganas de la astronomía. Esto era porque carecían de dios. Cuando lo conoce se da cuenta de que tiene una enorme capacidad y habilidad retórica, sin embargo carece de mayor conocimiento que él mismo. Por lo tanto sufre un gran decepción respecto al maniqueísmo que, no obstante no abandona por carecer de otra doctrina que lo satisficiera. Después, incitado por sus amigos, se va a Roma a enseñar, esperando que hubiera mejores alumnos allá. A todo esto su madre se opone, más el en su afán le miente sobre sus intenciones y se va. Una vez allá, cae en una grave enfermedad que casi lo mata. Más las plegarias de su madre que, aunque no sabía que estaba enfermo, reza constantemente a dios por la salvación de su alma, hacen que dios en su misericordia la oiga y lo salva de morir en la herejía. Sus dudas sobre el maniqueísmo crecen cada vez más y llega a pensar que los académicos, que dudan de todo, tengan la verdad. Del catolicismo está muy lejos de creer, pues aún no puede concebir la idea del demonio y dios como entes físicos, sin embargo no logra demostrar tampoco las críticas del maniqueísmo a la biblia. Además descubre que los estudiantes romanos son perores. Libro 6 Su madre se encuentra con él en Milán y no se sorprende en lo absoluto de su abandono del maniqueísmo, pues sus sueños ya se lo habían augurado. Después el mismísimo san Ambrosio le prohíbe determinantemente hacerle ofrendas a los muertos, a la usanza africana. Así conoce Agustín a Ambrosio y le embarga un gran entusiasmo por conocerlo y hablar con el sobre su particular explicación del catolicismo. Pero él se encuentra constantemente ocupado. No obstante Agustín comienza a darse cuenta de que en su soberbia había malinterpretado completamente el espíritu de las sagradas escrituras, se da, además, cuenta de que aún esos falsos afanes lo mueven
y con tristeza, al ver a un mendigo en la calle, acepta que hasta él es más dichoso que él. Así pues se apresura a tratar de este nuevo descubrimiento con sus amigos Alipo y Nebrido, quienes se habían unido al maniqueísmo por su prescripción. Alipo había tenido una vida agitada por las apuestas e inútiles aficiones en Cartago e incluso en Milán estuvo envuelto en conflictos legales, pero dios milagrosamente lo había guardado de un fatal destino. Nebrido siempre había sido persona muy entendida. Así, juntos los amigos, se disponen a hablar del asunto y se dedican, juntos, a la búsqueda de la verdad. Después, es embargado por su propia indecisión, pues no está seguro de abandonar su vida sexual por el celibato de una vida beata. Por lo tanto su mamá le arregla una boda con una cristiana de buena familia, más esta es muy joven para él y decide posponerla. Mientras tanto, sugiere a sus amigos irse en un retiro espiritual para consagrarse a la filosofía, pero pronto se dan cuenta que sus esposas no lo permitirían. Finalmente ante la inminente falta de sexo, se consigue una concubina, y el único solaz que encuentra está en la plática con sus amigos. Libro 7 En este libro Agustín muestra sus primeros razonamientos sobre la idea de dios, más sigue condenándose al error, pues sigue pensando a dios como materia que llena los espacios como el agua. Su amigo propone una comprobación del error del pensamiento maniqueo y se acepta. La discusión después se traslada a la astrología y bajo el ejemplo del rico y el mendigo nacido el mismo día, a la misma hora, termina por desmentir a la adivinación. Finalmente con la ayuda del platonismo, logra darse cuenta de la naturaleza inmaterial de dios y lo explica. Así pues se encuentra en condiciones, y con unos ojos como nuevos, de leer las escrituras y comprenderlas, pues el platonismo por sí solo no es suficientemente satisfactor. Libro8 En este libro Agustín ya es un cristiano por completo, pero no puede abandonar aun algunos placeres mundanos, especialmente el sexo. Entonces, va con Simplicio, antiguo maestro de san Ambrosio, el cual lo congratula por su decisión de volverse cristiano, y en cuanto a sus aficiones, le cuenta una historia ejemplar sobre un tal Victorio, rétor en Roma. Le cuenta cómo él toda su vida fue un gran defensor del paganismo, más al final de su vida se convierte al cristianismo, sin embargo , tenía miedo de ser bautizado. Al final hace un bautizo público para ser un ejemplo. Agustín se da cuenta de cómo las cosas que se pueden considerar aberrantes en un tiempo en otro son el único solaz que nos contiene. Agustín, se conmueve por la historia de Victorio, más su antigua vida es ya difícil de abandonar, pues se han convertido en hábitos. Ponticiano lo visita y a su amigo y les da un libro, del que dice otros amigos suyos habían perdido sus dudas al leerlo y se habían convertido. Agustín se avergüenza de su debilidad por no poder seguir su ejemplo. Se va a llorar debajo de un árbol de higos donde escucha una vo z que le dic “léelos” y lee en las cartas de san Pablo un pasaje que calma su espíritu. Entonces decide dedicar su vida a dios y su amigo Alipio decide seguirlo. Libro 9 Ya como cristiano, Agustín decide no abandonar la vida pública inmediatamente, sino que retoma
sus clases solo para tomarse unas vacaciones cierto tiempo después. Verecundo, por otra parte se encuentra muy consternado por no poder seguir el ejemplo de Agustín y retirarse dela vida pública, no obstante muere al poco tiempo como católico bautizado. Nebridio también se bautiza poco después que san Agustín y muere igual de pronto. Cuando las vacaciones de san Agustín se acaban, le pide a san Ambrosio que lo bautice, así también Alipio y el hijo de Agustín, que también muere poco tiempo después. Después discuten sobre música y salmos. Habla de la muerte de su madre lo cual lo lleno de gran dolor, habla de cómo fue durante su niñez su matrimonio y su vida familiar, la exalta como un ejemplo de vida cristiana e insta a los lectores a acordarse más de sus padres mediante sus oraciones. Libro 10 San Agustín pide conocer a dios tan bien como Él lo conoce a él y confiesa la intención de sus confesiones y marca la diferencia entre el mundo material y el mundo de dios, dios no puede ser material así como los animales por el simple hecho físico de tener sentidos, no pueden pensar como los humanos ya que es una prerrogativa del alma humana. Después habla de la memoria. Habla también de estar ligadas a as cosas terrenales. Libro 11 San Agustín considera las primeras palabras de la biblia, sobre la creación, sobre la palabra y su eternidad, sobre el tiempo y la explicación cristina de este. Libro Donde analiza las segundas palabras de la biblia y sus interpretaciones.
12
Libro Donde analiza por último la trinidad.
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DIEZ TEMAS DE TESIS -
Configuración de la historia de una vida en Las confesiones de san Agustín Rasgos estilísticos de san Agustín El “Veritas et veritas” maniqueo y el “O Veritas, Veritas” cristiano en el parágrafo 10 del
libro III de las confesiones de san Agustín. La verdad de dios solo accesible a través de un humilde y justo medio. El exceso es la ignorancia por un lado y la soberbia por el otro Fondo y forma; mundanidad y divinidad. Concepción lingüística de Agustín a través del neoplatonismo. Tradición clásica en san Agustín Trasfondo político en el desprecio de san Agustín por la tradición griega El verdadero padre de san Agustín. Reflexiones sobre el papel del padre en la vida del santo y su aspiración a la divinidad. Mónica, la única mujer de Agustín de Hipona Cambio de paradigma retórico y nuevo modelo de escritura.