SAN AGUSTÍN DE HIPONA
San Agustín estudió en Tagaste y posteriormente en Cartago (África), luego marcha a Roma y de allí a Milán donde conoce al teólogo Ambrosio quien contribuyó a su conversión al cristianismo. Luego leerá las cartas del apóstol Pablo y en el 386 d.C se convertirá definitivamente al cristianismo. En adelante dedicaría su vida a la teología y a la defensa del cristianismo. Dentro de sus obras más importantes están: las confesiones, la ciudad de Dios, los soliloquios, de la trinidad y de la naturaleza del bien. FILOSOFIA 1. CONOCIMIENTO E ILUMINISMO
Lo importante para San Agustín es la verdad revelada y el camino para encontrar esta verdad es la fe. Según él, solo teniendo fe en las Escrituras se puede llegar a tener conocimiento racional de estas. La fe y la razón se encuentran en intima relación y esta se puede expresar de este modo:
“comprender para creer, creer para comprender” 1
En cuanto al conocimiento de la verdad, para Agustín, la verdad se encuentra en el interior del alma y no en el mundo exterior, porque la realidad tiene como característica lo inestable y mudable. El conocimiento que busca San Agustín es lo que permanece y no cambia. Las ideas serán pues, lo permanente e inmutable que razón o explican lo que las cosas son en verdad. Para este filosofo, el conocimiento de la realidad o del mundo no se encuentra fuera de este sino en el interior del sujeto o en lo recóndito de su alma. La verdad que busca San Agustín, es una verdad revelada a través de la fe y por Dios, que es fuente de toda iluminación y por la que se hace posible el conocimiento del mundo racionalmente. El conocimiento puede dividirse en 3 partes:
La exterioridad del mundo o de la realidad La interioridad del alma El principio de toda verdad
a- La exterioridad del mundo o de la realidad
Agustín, supone que los objetos sensoriales no solo activan los sentidos sino también el alma, porque el hombre es un compuesto de alma y de cuerpo. El alma interior, extraerá por su propia actividad interior las representaciones de los objetos: “no busques fuera de ti… entra en ti mismo; la verdad se encuentra en el interior del alma humana; y si hallas que tu naturaleza es mudable, trasciéndete también a ti mismo... Persuádete de que tú no eres la verdad: esta se busca a si misma; eres tú, algo distinta de ella, el que la busca con el afecto del alama, por supuesto, y no en el espacio sensible: cuando ha llegado a ella, el hombre interior se une con su propio huésped interno en un transporte de felicidad suprema y espiritual” (la verdadera
religión)
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Zea, Leopoldo, introducción a la filosofía.
b- La
interioridad del alma
El alma al entrar en contacto con el mundo se pone en actividad, es decir, “ tiene la capacidad de reconocer la forma y el movimiento de los cuerpos ”. Pero las formas o ideas inmutables y necesarias no brotan de los objetos y ni tampoco del alma misma. El alma sólo tiene la capacidad de juzgar a partir de conceptos que no cambian o que son permanentes, así serán los conceptos matemáticos-geométricos necesarios y universales y a partir de loa cuales el alma juzga “ …los criterios de acuerdo con los que el alma juzga son inmutables y perfectos. Esto se hace evidente cuando juzgamos los objetos sensibles en función de conceptos matemáticos o geométricos o juzgamos las acciones den función de parámetros éticos”
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c- El principio de toda verdad
¿De donde toma el alma esos criterios universales con los cuales juzga la realidad? Para San Agustín, Dios es en cierto modo el mundo de la ideas de Platón, según Agustín, las ideas “son las formas fundamentales” o modelos de las cosas. De este modo, lo verdadero de los objetos esta en Dios, el cual se refleja en el interior del alma. Así, el alma descubre en su interior esas verdades superiores que están en Dios y que explican el mundo. En San Agustín, no se plantea, como en la filosofía de Platón, el problema de la reminiscencia del alma, par poder explicar la preexistencia de las ideas. En lugar de una teoría de la reminiscencia Agustín, desarrolla la doctrina de la iluminación. Po ejemplo, el alma intelectiva solo puede conocer mediante una luz incorpórea tal y como el ojo percibe las cosas que le rodean: “ ...Hay que afirmar que también los conceptos relativos a las ciencias, que todo el que los entiende los considera como absolutamente verdaderos, no pueden ser entendidos si no son iluminados, por así decirlos, por un sol propio. Así, del mismo modo que en este solo pueden advertirse tres cosas: que existe, que brilla y que ilumina, en el Dios inefable que quieres conocer hay en cierto sentido tres principios: que existe, que es ser inteligible y que vuelve inte3ligibles todas las demás cosas”. (Soliloquios)
2. LA EXISTENCIA DE DIOS
Dios es principio de toda verdad que por su perfección ilumina las mentes de los hombres y que por lo mismo no puede permanecer oculto. Por iluminación Dios se revela al hombre. La existencia de Dios puede quedar explicada por aquellos pasos fundamentales que iban de lo exterior a lo interior del alma y de aquí por iluminación al reconocimiento de que Dios existe. Si Dios es fuente de toda verdad e ilumina la comprensión de la realidad, tendríamos del mismo modo que afirmar su existencia. La demostración de la existencia de Dios en San Agustín, no es enteramente racional e intelectual. Se busca también demostrar la existencia de Dios por un deseo de amor para satisfacer una inquietud espiritual o para alcanzar la felicidad eterna. A Dios se le demuestra también acudiendo al amor. La prueba sobre la existencia de Dios que presenta San Agustín no es estrictamente lógica, ya que Dios esta en todos nuestros actos, en el sentir, en el querer en el pensar, etc. En todos ellos se encuentran presentes las verdades qué la revela la presencia de Dios. Dios no es únicamente lo 2
G. Reale historia del pensamiento filosófico científico
verdadero o la suma perfección, sino que también es supremo amor hacia el cual el hombre eternamente aspira. Por eso a Dios no se le puede conocer, sino también gozar y tener la satisfacción de haberlo conocido y encontrado: “oh Señor, tu nos creaste para ti mismo y nuestros corazones no hallan reposo hasta que no reposan en ti”
3. LA LIBERTAD: EL BIEN Y EL MAL
Si Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza, y le ha dado además la capacidad de juzgar, en este sentido, tiene dos opciones o dos caminos. Los hombres que siguen la Palabra de Cristo se salvan y los que prefieren los bienes terrenales se condenan. Los primeros conformarán la ciudad de Dios y los segundos la ciudad del diablo. De esta manera, existirá una ciudad del bien y una ciudad del mal. De acuerdo a este filosofo, el bien tiene su origen en Dios, no así el mal, que tiene su origen en la voluntad humana. El mal consiste en una disminución o abandono de ser o de perfección. San Agustín plantea que el mal no es un ser (perfección) sino una carencia y una privación de ser. El mal descansa en la voluntad humana y es un pecado. La voluntad en lugar de preferir los bienes mayores se inclina por los inferiores, así la voluntad elige y elige mal. De esta manera quien elige mal es el hombre y no Dios. Para este filosofo, el mal tiene su origen en una mala voluntad “ el bien que hay e n mí es obra tuya, un don tuyo, y el mal que hay en mí es mi pecado”
4. FE Y RAZON Credo ut intelligan ( creer
para conocer), esta frase de Agustín muestra la relación que hay entre conocimiento y la fe. A todo conocimiento le debe anteceder la fe o la creencia. De igual forma para que se haga posible el conocimiento es necesaria la gracia de Dios. La razón solo puede conocer si Dios le ha dado la gracia por iluminación al hombre para que por medio de la fe, se haga efectivo el conocimiento. Dios por medio de la fe y por la iluminación da al hombre esa posibilidad de conocimiento que se posible gracias a las verdades que Dios otorga, la razón humana tiene la capacidad de comprenderlas. La razón, ocupa un lugar secundario frente a la fe. La razón necesita de la fe para alcanzar la verdad. “ ¿acaso Señor, el que sabe estas cosas te agrada con solo saberlas? Infeliz del hombre que sabiendo todo esto no te sabe a ti; y dichoso el que a ti te conoce aunque tales cosas ignore. Pero el que las sepa y a ti te conozca no en más feliz por saberlas, sino solamente por ti, si conociéndote te honra como a Dios y te da gracias y no se envanece con sus propios pensamientos.
El que posee un árbol y te da las gracias por sus frutos sin saber cuan alto es y cuanto se extienden sus ramas esta en mejor condición que otro hombre que mida la altura del árbol y cuente sus ramas, pero no lo posee, ni conoce un ama a su creador; y de manera igual, un hombre fiel cuyas son todas las riquezas del mundo, y que sin tener nada todo lo posee? (2 cor. 6:10) con solo apegarse a ti, a quien sirven todas las criaturas; aunque no conozca todos los giros de la Osa Mayor, en mejor condición se encuentra que el que mide el cielo y cuenta los astros y pesa los elementos, pero no se cuida de ti, que todo lo hiciste en número, peso y medida” ( confesiones)