Lara, Luis Fernando. 2006. Curso de Lexicología. México D.F.: Editorial Colegio de México. Cap. IV. ________________________________________________________ ____________________________ _____________________________________________ _________________ Reseña: Luis Fernando Lara El significado de la palabra
“
Clemente Cox
”
18.04.2017
El lingüista mexicano Luis Fernando Lara (1943 – ), ), de prolija carrera en la academia, ofrece en su Curso de Lexicología (2006) una introducción a las temáticas lingüísticas principales, según las necesidades observadas en sus largos años de docencia. El texto concentra algunos contenidos fundamentales con respecto a las bases mismas de la disciplina lingüística, expuestos de manera clara y precisa. No obstante su enfoque pedagógico, el escrito posee cierta dificultad para el lector no especializado, por la naturaleza misma del tema. Aquí reseñaremos brevemente el cuarto capítulo de la obra, sobre el significado de la palabra. Siguiendo la estructura del capítulo, expondremos las ideas principales y comentaremos convenientemente. En los capítulos anteriores, el profesor Lara ha señalado cuál es la forma del contenido de la palabra. Ahora cabe ocuparse “de la sustancia de contenido de la palabra, es decir, de su significado estrictamente hablando” (p.85, cursivas del original). En lo que sigue, el capítulo se divide en dos secciones: la primera, sobre la construcción del significado; la segunda, sobre la polisemia. Cada uno contiene, a su vez, ciertas subdivisiones que nombraremos correspondientemente. Para explicar el significado de esta unidad significante que es la palabra, es necesario aclarar de modo general cómo tiene lugar la construcción de significado para el ser humano y cómo se da tal construcción en la palabra. Este es el tema de la primera sección. Se plan tean dos preguntas centrales: la primera se refiere al rol que juega la aprehensión humana (senso perceptiva) de la realidad en la relación entre la palabra y aquello a lo que se refiere de la realidad, la segunda concierne a la relación existente entre tal aprehensión individual de la realidad y la lengua histórica en la cual se encuentra el individuo como miembro de una comunidad lingüística. El primer apartado de esta sección trata sobre la configuración perceptual, es decir, se dirige directamente a la primera pregunta: cómo la senso-percepción humana influye en la
construcción de sentido. Este tema se estudia para “establecer un punto de partida de la relación entre el ser humano y el mundo sensible, que nos servirá para comprender cómo se forma el significado” (p.90). El primer hecho indudable es que la aprehensión humana se caracteriza por tener ciertos rangos perceptivos, cuyos límites señalan aquello que para nosotros resulta perceptible. Es decir, se trata justamente de una aprehensión perceptual configurada de cierta manera, a saber, como espec íficamente humana: “Así que la percepción humana queda delimitada por las capacidades propias de los sentidos que intervienen en ella” (p.86). Y esto no solo en cuanto a los límites sensoriales, sino también con respecto a la configuración corporal humana, pues “las propias características del cuerpo humano dan lugar a esquemas de conocimiento” (p.88). Lara alude luego a dos descubrimientos de la Gestaltpsychologie (psicología de la Gestalt , es decir, de la forma) con respecto a la percepción y conocimiento humanos que vale tener en cuenta. Por un lado, “que la inteligencia humana tiende a descubrir relaciones internas entre los objetos percibidos, que dan lugar a la formación de esquemas, de figuras de ellos, de configuraciones, que abstraen de diversas maneras las particularidades de los objetos” (p.88, cursivas del original); por el otro, “que tales formas tienden a producirse privilegiando totalidades sobre elementos” (p.89). También en la línea de la psicología de la Gestalt, Lara rescata los aportes de Eleanor Rosch, que definió lo que es un prototipo como fenómeno perceptual del ámbito de la psicología: “Un prototipo, según Rosch, es una configuración sintética, no analizada, de atributos de un objeto, q ue tiene ciertas propiedades de proximidad, similitud, secuencia, agrupamiento, simetría, etc. entre los elementos que la conforman” (p.91). Con base en tales configuraciones sintéticas, la psicología reconoce que los seres humanos crean esquemas de acción. Ahora bien, la novedad introducida en este punto por Lara y que comienza a ordenar nuestro estudio hacia el significado en el lenguaje es la siguiente hipótesis: “[Q]ue los esquemas de conocimiento de las acciones mismas también dan lugar a la formación de configuraciones perceptuales de la misma clase o semejantes a las gestalten o prototipos” (p.92, cursivas del original). Tales configuraciones de carácter perceptual que se construyen a partir de los esquemas de conocimiento constituyen “el primer estrato de la formación del significado” (p.92). El pensamiento de fondo es el siguiente: así como para la aprehensión de objetos sensibles contamos con ciertos prototipos creados por la inteligencia,
también para la aprehensión del movimiento poseemos ciertos esquemas de conocimiento de las acciones que aportan el significado primario a esas configuraciones de carácter perceptual, las cuales
“se
pueden considerar por separado de las maneras en que los
nombramos” (p.92). Lo que hacen las diferentes lenguas es, por tanto, nombrar de una manera determinada y sistemática a aquellos esquemas de conocimiento de acciones que todo hombre posee. Siguiendo esta idea, Lara se extiende sobre los estereotipos en el segundo apartado de esta sección. Hemos establecido, hasta ahora, “una especie de esqueleto o de base perceptual del significado de algunas palabras” (p.93). Ahora bien, el tema se complejiza al advertir que las acciones que llevan a distinguir esquemas de acciones “ pueden ir acompañadas por signos lingüísticos que las nombran y que contribuyen a construirlas” (p.93), de modo que “los signos que las nombran no pueden ya separarse de su conocimiento” (p.93). Se da, por tanto, una inseparabilidad entre esquema y signo, lo cual determina profundamente el significado. Tras introducir una comparación notable entre verbos del español, del inglés, del alemán y del tzeltal, el profesor concluye que, aunque se pueden compa rar los verbos porque describen la misma configuración de ciertas acciones, sus significados revelan matices más complejos que la mera descripción de la acción sensitiva. En cada lengua, estos verbos comparables encarnan ciertas diferencias. ¿Cómo es eso posible? Lara arriba, por tanto, a la importancia de las tradiciones verbales para la creación de diferencias significativas en aquellas palabras que, según el primer estrato de formación del significado, nombran tan solo un esquema de conocimiento de acción. Hemos llegado al segundo estrato de la formación del significado, llamado también estereotipo, siguiendo al filósofo inglés Hilary Putnam. El estereotipo es “aquel elemento del significado de una palabra que se forma en una lengua histórica concreta, como resultado de una larga valoración de sus experiencias verbales, y que vuelve inteligible la palabra para los miembros de la comunidad lingüística” (p.96). La primera característica del estereotipo es que los significados de las palabras se forman “a base de las experiencias de las sociedades que las usan” (p.97). Lo primariamente importante en el estereotipo no es su verdad o falsedad científica o comprobada, sino su verdad “desde el punto de vista de nuestra capacidad para darnos a entender verbalmente” (p.98). Esto nos indica su segunda característica:
“Un
estereotipo […] es temporalmente verdadero, tanto como la lengua histórica lo siga
manteniendo” (p.98, cursivas del original). Por lo mismo, los estereotipos determinan también la
“corrección
de nuestras expresiones” (p.98, cursivas del original), lo cual
constituye su tercera característica. En el tercer apartado de esta sección, el lingüista mexicano caracteriza el tercer estrato de la formación del significado: éste está constituido por “[l]os significados que se crean en la cultura de una lengua” (p.101). Estos significados surgen en el proceso cultural de “acumulación
y selección de experiencias lingüísticas” (p.100) dentro de una lengua
histórica, en el marco de una “ práctica verbal educada” (p.101), que busca “hacer cada vez más inteligibles todos los acontecimientos y experiencias de la vida humana” (p.103). Lara procede a mostrar, en el cuarto apartado, cómo la formación del significado de los términos técnicos es similar a la formación del significado de las palabras comunes. La diferencia radica en la voluntad expresa de crear cierto vocablo técnico cuyo fin es la designación unívoca de un objeto; vocablo que no surge de la actividad verbal de la comunidad. Tal diferencia constituye el estrato del término técnico, que es el cuarto estrato de la formación del significado. En la segunda sección del capítulo, Lara explica la polisemia, “fenómeno que consiste en que una palabra tenga, cuando se la considera en aislamiento, es decir, fuera de cualquier contexto, más de un significado” (p.106). Distingue, además, la polisemia de la ambigüedad y de la vaguedad, que “son defectos de la proposición y del texto” (p.107). La polisemia es un fenómeno de la palabra en sí, que “se presta para significar cualquier experiencia” (p.107). Por último, en el segundo apartado de esta sección, Lara menciona brevemente la importancia de la metáfora como la principal figura de pensamiento (tropos) y proceso de significación que posibilita la flexibilidad de las lenguas y causa la polisemia. Así concluye Lara “la caracterización completa de la unidad palabra y los métodos con los que podemos definirla en cada lengua particular ” (p.109). Nos parece que el profesor mexicano lo ha logrado, en efecto, con creces. Su texto demuestra un orden en la ex posición y la precisión suficiente para aclarar la temática abordada. Todo intento de explicación sobre la palabra resulta siempre complejo, y, a veces, la inevitable multidisciplinariedad del tema impide que se siga una línea clara y comprensiva. Lara sortea los obstáculos y se mueve con soltura. El mexicano manifiesta un dominio enorme del tema, logrando una síntesis notable entre teoría del conocimiento, psicología y lingüística.