Escuela: CC comunicación Curso: Metodología del trabajo universitario Docente: Dr. Víctor Alfonso Rivera Flores Alumno: Miranda Valladares Marco Antonio Omar Año: 1ero Sección “C” “PORQUE LOS JÓVENES NO LEEN”
Borra mi nombre del libro de la vida Y escríbelo al lado tuyo donde jamás pueda pueda volver a leerlo
El transcurrir del tiempo puede ser percibido de muchas formas, como un instantáneo y vertiginoso boom de selfies, o una ralentizada marea de cosas que dejamos para el después, para un después que se empecina en ser tan engañosamente engañosament e largo. ¿Para leer se requiere tiempo? ¿Una concepción del tiempo? ¿Una idea sobre la brevedad de la vida?, ¿un sentido sobre el deber ante la sociedad?, ¿un conjunto de leyendas sobre el éxito de los intelectuales? ¿Es que no “queremos” queremos ” leer? O ¿”amamos” amamos ” no leer? Alguien señalara que en la primera acción hay un punto de maniobra aun, pues si nos hubiéramos propuesto “no amar ” leer el asunto no tendría remedio pero una revisión de nuestro concepto de “querer” y “amar” para nuestro desengaño están separados por grados ficticios de intensidad, si en algún tormentoso momento hubiéramos consultado que la palabra querer etimológicamente es la voz latina de amar, nuestro parecer hubiera sido desterrado, pero no fue asi, un acuerdo no “consultado” nos sumerge en ese ardid de atribuirle a las palabras un sello inexistente , el sello de nuestra domesticada ignorancia. A todos y en especial a esa “rara” “rara” etapa humana llamada juventud el tiempo se le presenta como una gran masa informe cuya disponibilidad disponibilidad opera en un gran espacio cuyo diseño resilente se basa en la comodidad, una comodidad blindada en la que los incordios solo pulen el brillo y se premia la hazaña de ser difusos e ir a la deriva de las excepciones de la realidad. Para la juventud cosificar el tiempo como un recurso no renovable es deconstruir gran parte de la esencia de ser jóvenes, pues el sentido y textura de la invulnerabilidad rigen la cuasi verdad de sentirse jóvenes, jóvenes, ¿hemos dicho algo nuevo? Pues Pues no, hay quienes pueden pueden recurrir recurrir a una sola frase para resumir todo lo antes dicho, destruirlo, obviarlo, el espíritu de la juventud avasalla con su gran fuerza aquellos largos y encaramados comentarios, una sed por la celeridad, un camino de resultados inmediatos, un gran cartel que resuma el resumen, no provocan las observaciones acuciosas, ni los balanceados y tediosos análisis, para la juventud en la mar de los casos es un todo hecho de partes sin contexto, un hipertexto de contenidos aleatorios, una extraña sátira de la vanguardia sin vanguardia la lujuria por lo instantáneo y para los demás queda la automarginacion, la procacidad sin formulas, el vórtice y el amen a todo lo que pueda catarse en las redes sociales y la televisión que regulan el ritmo de su escapismo, de su habilidad para quedarse fuera tanto como sea posible.
Las constantes neurológicas señalan que la generación presente tiene una mayor capacidad de “capturar” información y eso no podrá rebatirse, por un largo tiempo, pero y ¿el análisis? ¿La reflexión de la información? ¿El sustrato gnoseológico sin el cual capturar información se convierte en el simple acto de tomar y desechar? la contracultura no dejara de saciarse en su discurso y culto a la obsolescencia a la evanescencia de una estructura guía, ¿se pretende una práctica iconoclasta con ello? O es uno de tantos paliativos sensoriales con los que se sacia la urgencia de revisar la informe masa de datos con la que sueñan abrumarse los códices de la seudointelectualidad reinante, el referente de la nada, los falacilocuentes observadores de lo absurdo. Con estos héroes culturales ¿Cuál podría ser la obligación de su sequito? Pues reproducir el modelo comunicativo de la vulgaridad y la trivialidad, precisando para ello el afloramiento espontaneo de algún resquicio de originalidad, “larga vida a los chistes de internet que no hemos citado ”. Ven que hemos originado un párrafo abstruso, un código cerrado, le hemos puesto la etiqueta del aburrimiento a estos moldes y hemos sellado nuestro destino, no nos leerán, que extraño paralelismo se construye en torno a lo legible y lo “lecturable”. Porque si alguien ha llegado a leernos hasta este punto ¿nos ha entendido realmente? Y si lo ha hecho ¿ha captado la ironía? La desidia se ha institucionalizado, no se trata solo de una adición al placer o la celeridad del ritmo que impone la comunicación predigerida, ¿hay algo más? Leer es un acto arcaico, su símbolo impone texto, exige reptar entre caracteres cuando solo deseamos el deseo de acallar voces internas, leer requiere de un complejo acto de abstracción de recular una y otra vez en un dialogo interno, pero solo hablan consigo mismos los locos, al menos ese mito goza de tantos defensores como visualizaciones tiene el “peor video de youtobe”
finalmente ¿Para qué leer?
¿Para qué me escuchen los demás? ¿Para ser publicable? ¿Para tener un tema de conversación y ligar? ¿Obtener mejores oportunidades laborales? ¿Hay pruebas de ello en el país? ¿Asi funcionan las cosas? No será que por el contrario que está más popularizada y difundida la operativa verdad de que las “cosas” andan mejor si uno desconoce ciertas “cosas”, el feliz y cómodo sillón del no saber, de aquello que nos puede dañar ¿no se hace cada vez más atrayente?, aquello que vuelve locos a los hombres y toma el nombre de esperanza en un mañana para todos ¿no es mejor que suene en una canción de Disney?, quizá-y queremos desambiguar la contramarcha- la contraparte de la respuesta esta los modelos de “meritocracia” que se han popularizado, a un futbolista a un chef hasta un artista parece irle mejor en la vida, quizá solo basten algunos casos y su divulgación para hacer de esta una de tantas verdades, que no investigaremos, que solo elogiaremos o envidiaremos, porque somos jóvenes y a los jóvenes no nos gustar leer nos gusta ser jóvenes, nos atrae el acto mágico de invocar lo descomunal en un clic y bendecirlo con un like y vistear esa vida que no tendremos pero anhelamos y cerraremos la aplicación porque solo tenemos 5% de carga y esperamos esa llamada que no llega y porque tantas preguntas sin responder dirán quienes han llegado hasta aquí, las podíamos haber googleado y entonces podría responderles si se saltaron todos los párrafos anteriores, es mejor seguir haciendo preguntas o responderlas de una vez para hacer otras cosas más “importantes” si tienen la respuesta seguiré preguntadme por mucho más tiempo.