Música Criolla y Afroperuana Plantilla: Plantilla de género musical La cultura musical criolla y afroperuana se inicia con la llegada de los españoles y los esclavos africanos que fueron traídos por ellos. La cultura musical criolla en Lima construye de manera constante una identidad propia, transformando los géneros musicales y patrones estéticos importados. Desde la presencia de valses de origen vienés, mazurcas, jotas españolas, continuando con la influencia de la música francesa e italiana, la cultura popular limeña se fue perfilando a través de la transformación y decantación de géneros, de tal manera que, aun asumiendo las modas correspondientes a cada época, se gestaron y desarrollaron algunas formas musicales que llegan hasta fines del siglo XX y que identifican lo limeño. Cada momento histórico, desde la época colonial hasta ahora, fue plasmándose de diferentes maneras la cultura musical a través de los instrumentos musicales utilizados, las formas y contenidos del canto, los bailes. Entre los géneros más importantes, cultivados en el siglo XX se encuentran el vals peruano, la marinera limeña o canto de jarana, el tondero y el festejo.
Conjuntos y dúos El nacimiento del siglo XX encontró a Lima en medio de un arduo trajín musical. Los cantantes de entonces buscaban voltear la página del viejo waltz vienés, ya en agonía. Francisco Ferreyros , bohemio y popular solista de entonces, cantaba a pulmón limpio en la Alameda de los Descalzos temas decisivos: " Luis Pardo", "Celaje", "China Hereje" o " Ídolo". Eso hizo posible que un dúo de cantantes del distrito del Rímac, Eduardo Montes y César Manrique, fueran llevados a Nueva York en 1911 por la Casa Holtig y Cía. El fin era grabar discos para la Columbia Phonograph & Company. Aquel dúo produjo un total de noventa y un discos de 78 rpm, con 182 temas, todos de la llamada Guardia Vieja, generalmente autores anónimos que nunca pensaron en ese lujo estrafalario de los derechos de autor. Los discos grabados se vendieron en Lima inmediatamente. Fue el primer dúo en abrazar la fama. En la segunda mitad de la década de 1930 brillaba Rosita Ascoy, "La Limeñita". Años más tarde congregaría a su hermano Alejandro, su eterna segunda voz y guitarra. Ambos eran menudos, sin arrogancia y muchos decían que sus registros de voz eran más bien modestos y que su guitarreo no salía del tundete. Pero la emoción, el sentimiento con que cantaban, su cuidadosa elección de temas de la Guardia Vieja, los hicieron inmortales. Contemporáneos de Felipe Pinglo, el dúo Costa y Monteverde, conformado por Jorge Costa y Ángel Monteverde, fue uno de los más extraordinarios de su época. Los guapeos criollos de Jorge Costa hicieron historia. Algo después, en la década del 1940 aparecen otros dúos y conjuntos criollos, estimulados por las grabaciones hechas en Chile y Argentina. En Lima se grababa en un modesto estudio al lado de las vías del tranvía, por lo que cada vez que este pasaba, se estropeaba la grabación. La rivalidad más notoria se produce a fines de la década entre Los Embajadores Criollos y Los Morochucos. A los primeros se les motejaba como " Los ídolos del pueblo" y a los Canción Criolla ". Los Morochucos eran el dúo otros como " Los Caballeros de la Canción formado por Augusto Ego Aguirre y Luis Sifuentes, que al fallecer Sifuentes, se convertiría a partir de 1947 en trío con Alejandro Cortez y Óscar Avilés.
Los Embajadores Criollos, formados en 1949, eran el trío integrado por Rómulo Varillas, Carlos Correa y Alejandro Rodríguez. Provistos de una alforja de temas en el límite del llanto "Víbora", "El Tísico", llegaban a sus audiciones en la radio en elegantes autos Studebaker o Mercury, excitando el griterío de sus fanáticos que los esperaban en la calle. Distantes de estas licencias, tímidas y hogareñas, estaban Las Limeñitas, las hermanas Graciela y Noemí Polo . Ellas frecuentaban también los tabladillos de Radio Nacional y Radio Lima, pero nunca recalaron en la bohemia. Como otros cantantes de la época, ellas habían sido descubiertas por el prolífico pianista Filomeno Ormeño, que con Lucho de la Cuba, pianista también, acompañaban y arreglaban a cuanto cantante con proyecciones se paseaba por las radios. La canción criolla, para entonces, deambulaba entre la jarana estridente y el quejido plañidero, hasta que en 1952 aparecieron Los Troveros Criollos, el dúo formado por "El Carreta" Jorge Pérez y Luis Garland . La popularidad de estos grupos era aumentada, al ir mucho a la radio y grabar otros discos quincenalmente. Eso daba para que la policía disolviese a los entusiastas que siempre abordaban a los músicos y para que estos viviesen bien, sin tener que hacer ninguna otra cosa más que cantar. Entonces "Radio La Crónica" o "Radio América" podían poner doce horas de música criolla continuada, sin perder sintonía. La jarana no solo estaba en Lima sino en el país entero. Eso lo probaron Los Dávalos en 1954, dos hermanos arequipeños que debutaron cantando " Melgar ", el segundo himno de su tierra. Su tono quejumbroso y regionalista los identificó con la Ciudad Blanca. Con los años viajaron a Nueva York y se quedaron a vivir allá, como dioses vivos de la colonia peruana. En 1956 surge otro gran trío, Los Troveros Criollos, conjunto de gran versatilidad, que sobresaliera prácticamente en todos los géneros de la música criolla, aunque brillaban interpretando marineras limeñas. Pocos después, en 1957, apareció el mejor dúo mixto que se recuerde el de Irma Céspedes y Oswaldo Campos. Irma era alta, buenamoza y tenía una voz privilegiada. De Oswaldo se admite que fue una de las mejores segundas voces del criollismo. Ellos eludieron los temas que maltrataban a la mujer con sus letras, algo frecuente entonces, para enraizarse en la tradición. Cantaron juntos muchos años.
Géneros de danza y música La Zamacueca
El investigador peruano Castro Nué se ha ocupado del origen de ciertas danzas, y sostiene que la Marinera tiene su origen en la Zamacueca o Mozamala. Esta danza costumbrista de pareja que se origina probablemente en la Costa Norte del Perú La Libertad. En su origen deriva de danzas africanas bailadas en la costa peruana. La versión norteña es más alegre, movida y tocada en trompetas también, aunque en Lima, la Zamacueca tiene mayor influencia africana y el estilo de tocar la guitarra es más dulce y rítmico, es decir, contrastada con la versión norteña que es más agitanada y mestiza (con influencia andina). Como en el Tondero piurano, la danza representa la persecución del gallo a la gallina, el enamoramiento de aves y la Pelea de Gallos, temas tan populares dentro de la costa centro y norte del Perú. Para su vestuario la mujer usa un camisón llamado anaco que sobresale a manera de blusa sobre la falda ancha pegada a la cintura. También son muy vistosas las famosas "Dormilonas", artísticos pendientes (aretes) trabajados en filigrama, obra de los orfebres del pueblo.
La Marinera limeña o Canto de jarana
Las coplas, música y baile de la marinera limeña provienen de la Zamacueca, danza intensamente bailada en el siglo XIX. Sin embargo, es Abelardo Gamarra, El Tunante, quien propone, luego de la guerra con Chile, un cambio en el nombre, ya que se le conocía también como "chilena". La zamacueca da lugar a la zamba argentina, a la cueca cuyana y norteña (argentina), la cueca boliviana y chilena, y a la marinera limeña. El canto de jarana, cultivada por grupos populares limeños hasta la mitad del siglo XX decae en su práctica originaria puesto que, en las grabaciones de discos, a causa de las propias limitaciones técnicas (los discos no admitían más de tres minutos de grabación), no se podía registrar el canto de jarana tal como se daba en los ambientes festivos en los que se cultivaba. Una marinera limeña consta de cinco partes: tres marineras, una resbalosa y una fuga. Por eso se dice respecto de ella: "marinera de jarana: de cinco, tres ". En esta forma musical y coregráfica, los cultores pueden competir en un canto de contrapunto de tiempo variable, de acuerdo al entusiasmo y las circunstancias del encuentro.
El Tondero Danza también conocida como marinera del Alto Piura, o de la yunga piurana (Morropon). Es anterior a la Zamacueca. Deriva de música gitana y española en baile y canto. La característica principal que lo diferencia de la Marinera es su repetitivo tundete de guitarra relacionado con música en banda y trompeta gitana. Tiene inflencia africana o negra en su forma corísta (coro) y a veces el uso del checo , instrumento construido utilizando calabaza seca para otorgarme ritmo negro.
El Festejo, Alcatraz y otros géneros afroperuanos Nicomedes Santa Cruz, poeta decimista e investigador de la cultura afroperuana o negra, contaba que el festejo era un género musical que se cantaba pero que no se bailaba hasta que, a finales de la década de los años 1940, don Porfirio Vásquez, decimista, bailarín y compositor, dando clases en una academia de danzas folclóricas, fusionó pasos del "Son de los diablos " con los de Resbalosa. Creó así un baile que ahora tiene gran importancia en la cultura musical peruana. El compositor Pepe Villalobos cuenta también que hacia la década de los años 1960, aún las empresas disqueras eran reacias a grabar festejos, género que, sin embargo, luego tuvo gran aceptación popular, como por ejemplo, sus obras: "El Negrito chinchiví ", "El galpón", " Mueve tu cucu ", " La morena Trinidad ", "El pobre Miguel ", " La comadre Cocoliche ", "Cintura quiebra", " Milagros Grande" A mediados de la década de los años 1950, se desarrolla un trabajo dirigido por José Durand Flórez, quien impulsó el espectáculo basado en las