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MORALIDAD HISTÓRICA, VALO ALORES RES Y JUVENT JUVENTUD UD
Nancy Chacón Arteaga
Centro Félix Varela, La Habana, 2000 3
Edición: Emilio Hernández Valdés Cubierta: Adrián Rivera Emplane computarizado: computarizado: Vani Vani Pedraza García García Coordinación: Carlos Melián López
© Nancy Chacón Arteaga, 2000 © Centro Cent ro Félix Varela, Varela, 2000
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INTRODUCCIÓN La actualidad del tema que se presenta en este estudio, reside en la importancia que ha cobrado la reflexión ético filosófica de la problemátiproblem ática de la moral m oral y de los valores morales, desde la perspectiva del proceso histórico cubano, a partir del criterio del progreso moral. El propósito que aquí se persigue es lograr los objetivos siguientes:
Revelar el lugar y papel de la moral y de los valores morales en el proceso histórico cubano. Caracterizar los rasgos inherentes al progreso moral en cada período histórico, atendiendo a las tendencias progresivas y regresivas de la época, señalando los valores morales que han tenido una continuidad y han contribuido a la integración de la Revolución R evolución cubana. Formular la imagen del joven que se pretende formar en la sociedad cubana, a partir de los rasgos esenciales y los valores morales que deben conformar sus cualidades.
Los motivos que han dado lugar a que se aborde este tema y la validez de su selección, están dados por el condicionamiento sociohistórico concreto del período que se analiza: la década del 90, última del siglo XX, etapa marcada por bruscos cambios en la correlación de fuerzas a nivel mundial, a partir de la desaparición del campo socialista y la desintegración de la URSS, que conducen a la primacía de un mundo unipolar cuyo poderío agresivo se concentra en manos del imperialismo norteamericano. La agudización de la contradicción Norte-Sur, Norte-Sur, y el agravamiento de los problemas globales que afectan a la humanidad, se unen a los rasgos que caracterizan este final de siglo. Estos han tenido un impacto en la esfera espiritual e ideológica con la presencia de la ideología neoliberal como fundamento del fenómeno de la globalización y de posiciones nihilistas, así como las manifestaciones m anifestaciones de los polémicos problemas denominados «crisis del paradigma social y humano», «crisis del marxismo», «crisis de identidad» y «crisis de valores». Sin duda, estos acontecimientos han repercutido en las condiciones internas de Cuba y su proceso revolucionario socialista y han creado una 5
situación en extremo difícil. El doble bloqueo y la inhumana política yanqui de aislamiento, con el fin de asfixiar a la Revolución, condujeron al país a la inevitable necesidad de enfrentar el llamado período especial en tiempo de paz desde 1991, y al reforzamiento de la preparación de todo el pueblo para la defensa en caso de agresión militar. La política trazada por el Partido y el gobierno cubanos tiene el objetivo de resistir y sobrevivir y, aun en estas condiciones, propiciar el desarrollo bajo el llamado al pueblo revolucionario de salvar la Patria, la Revolución y las conquistas del socialismo. A tenor con estas condiciones, se manifiesta una agudización de la confrontación y la lucha ideológica, como expresión de las contradicciones generadas en la esfera de la economía, y la aplicación de un conjunto de medidas como vías alternativas para el desarrollo. Entre ellas se incluye la introducción de diversos mecanismos económicos capitalistas que se consideran necesarios, aunque no deseados, para el logro de una reanimación gradual de la economía cubana y su reinserción en el mercado mundial. Estos cambios inciden a su vez en las tendencias principales que regulan las actitudes y conductas de los individuos, así como en las orientaciones valorativas, a nivel social e individual, dentro de las que se expresan las funciones sociales de la moral y el lugar que desempeñan los valores morales, en contraposición con los antivalores, en la vida cotidiana de los individuos. Ante esta situación se manifiesta un problema social: la contradicción entre el insuficiente nivel de moralidad alcanzado por una parte de los individuos en la sociedad cubana y el nivel deseado. Este fenómeno se agudiza en las condiciones del período especial, en medio del cual las actitudes morales negativas, la degradación de los valores morales y la corrupción se acrecientan como males sociales y como manifestación negativa de la lucha ideológica. En la esfera de la ética como ciencia filosófica, este problema es captado como una exigencia de responder ante la necesidad de elaborar el cuadro teórico del proceso histórico de conformación y desarrollo de la moral en la sociedad cubana. En la literatura cubana consultada, fundamentalmente filosófica e histórica, no se asume como objeto directo el tema tratado, por lo cual, a partir de los métodos de la investiga investigación ción científica empleados, los contenidos factológicos del proceso histórico cubano fueron sometidos al enfoque metodológico de la ética, dándoles una coherencia según la periodización histórica realizada para este estudio. 6
La obra de Cintio Vitier Ese sol del mundo moral. Apuntes para una historia de la eticidad cubana, cubana, publicada en 1975, constituyó una obligada fuente de consulta que, como único precedente bibliográfico, corroboró la viabilidad de este trabajo de investigación y su importancia actual, aunque con diferente propósito. El trabajo está estructurado en tres capítulos: 1. Mora Morall y pr prog ogre reso so.. 2. Los vvalore aloress morales morales en el proc proceso eso histór histórico ico cuban cubano. o. 3. Ima Imagen gen mor moral al del jov joven en cuba cubano. no. El contenido de esta investigación responde a la necesidad social de formar una juventud con una inteligencia y una cultura acordes a las exigencias de su época, lo que en la concepción filosófica y pedagógica de José Martí significa formar al hombre en una cultura que le permita «flotar en su época», «prepararlo para la vida», cuyo sistema de valores morales lo oriente hacia posiciones transformadoras y de compromiso con las exigencias históricas de la sociedad sociedad cubana. Por tanto, el contecont enido abordado en este estudio debe estar en correspondencia con el proyectoo de la Revolu proyect Revolución ción social socialista ista y con el conteni contenido do moral de la identidad nacional. El criterio ético del progreso moral constituye en este trabajo un im portante instrumento metodológi metodológico co para el estudio del desarrollo histórico de la realidad cubana, en la continuidad del proceso revolucionario, así como en la conformación y autoafirmación autoafirm ación de la identidad nacional y cultural como premisas esenciales para indagar en el proceso de la moralidad histórica. En este caso, el empleo de este enfoque ético filosófico permite encontrar una vía para comprender las causas y las posiciones asumidas ante la agudización de los síntomas síntom as de desmoralización y degradación de valores, a partir de la actuación de un cuantioso número de individuos, que hace pensar en una crisis de valores morales a tenor con las difíciles condiciones del período especial que afronta la sociedad cubana desde 1991. Sin embargo, este estudio también hace patente que la acción educadora de la escuela, los maestros, la familia y la sociedad en su conjunto no puede perder la orientación hacia la formación de valores. En la realidad social existen hechos que contradicen la credibilidad de los valores humanos universales, para lo que es necesario abrazarse firmemente a la tendencia progresiva de la moral que ha dado continuidad 7
histórica al proceso del progreso moral, moral , y que ha salvaguardado los valores trascendentales de la dignidad humana (nacional y personal), la intransigencia e intolerancia ante todo tipo de dominación extranjera y la solidaridad humana, valores capaces de cohesionar entre sí la voluntad de los individuos, grupos sociales y clases que están conscientemente comprometidos en llevar adelante —a toda costa, riesgos y sacrificios— la obra del proyecto social cubano de independencia nacional, soberanía, justicia social y elevación de la dignidad humana. ¿Cuál ha sido la posición que históricamente han asumido las sucesivas generaciones de cubanos que han enfrentado períodos de desmoralización o crisis de los valores morales? La respuesta ante tales circunstancias ha sido la de defensa y salvaguarda de los valores humanos universales que han sustentado la línea revolucionaria revolucio naria principal a lo largo de nuestra historia, volver a nuestras esencias, beber en la memoria histórica, buscar los valores morales que deben caracterizar la personalidad de los jóvenes a formarse bajo estas condiciones, con un punto de referencia en las raíces históricas, pero con la visión realista, objetiva obj etiva y futurista que permita mantener la continuidad del proyecto revolucionario cubano, que en los momentos actuales está llamado a salvar las conquistas del socialismo y donde con mayor urgencia el papel de los valores morales debe elevarse como brújula orientadora del camino progresivo. Lo novedoso del tema tratado está en la aplicación del enfoque de la ética marxista leninista sobre el criterio objetivo del progreso moral, al estudio del proceso histórico cubano, al derivar de su tendencia progresiva los rasgos esenciales que deben servir de fundamento a la construcción de la imagen del joven que se aspira a formar, entendida esta imagen como un proceso de proyecto y realidad, así como al identificar el sistema de valores morales que deben caracterizar su actitud y conducta en la línea de la continuidad del proceso revolucionario cubano. Por otra parte, este tratamiento supera etapas precedentes (décadas del 70 y el 80 ), en las que se formuló como ideal social la formación de la personalidad comunista y se asimilaron los fundamentos de la teoría de la educación comunista de la personalidad elaborada en los ex países socialistas y en particular en la URSS, de una forma muy general y abstracta. Es decir, con insuficiencias en el enfoque creativo en su introducción a la práctica, al no hacerse una contextualización de su contenido a la realidad cubana y desde nuestra perspectiva histórica. La introducción a la práctica más significativa de este trabajo es la realizada en la investigación sobre «La formación de valores morales en el estudio-trabajo», durante el quinquenio 1990-1995, continente de una 8
elaboración teórica del tema en cuestión y una propuesta metodológica sobre la formación de valores morales introducida experimentalmente durante dos cursos escolares en diferentes secundarias básicas de la capital (1993-1995), por el equipo de investigación de la Cátedra de Ética del la Universidad Pedagógica de la capital Enrique José Varona. Otras introducciones a la práctica realizadas fueron:
Elaboración y realización de los talleres de ética para jóvenes de tipo participativo, participa tivo, «El mundo moral en que vivimos», con grupos de jóvenes trabajadores y estudiantes de diferentes niveles. Elaboración de los videos Ese videos Ese sol moral y Reflexiones y Reflexiones sobr sob re ética y moral , utilizados en cursos y talleres de superación de profesionales de la educación de otros sectores y estudiantes. Seminarios especiales a estudiantes de quinto año de Ciencias Sociales sobre «El factor moral en la enseñanza de la historia de Cuba» y sobre «Formación de valores morales en el estudio-trabajo». Tutorías Tuto rías a trabajos de diploma, de curso, de maestría y de doctorado. Colaboraciones con instituciones y organizaciones interesadas en introducir los fundamentos teóricos y metodológicos de este trabajo en las estrategias educativas. Creación de la Comisión Nacional de Ética Pedagógica del Sindicato Nacional de la Educación, para la instrumentación del trabajo de fortalecimiento ideológico de la conciencia y los valores morales de la profesión en el sector. sector.
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CAPÍTULO I Moral y progreso En el devenir histórico de la sociedad cubana, desde sus raíces, puede apreciarse cómo la moral y ciertos valores morales son componentes axiológicos importantes en el proceso de conformación de la identidad nacional y cultural. En contraposición a ciertos criterios no marxistas y posmodernos, en cuanto a dejar sin vigencia conceptos tales como progreso, valores humanos y perspectiva histórica de la humanidad, la concepción marxista del progreso moral posibilita adentrarnos en el importante papel que tiene la moral como parte de la vida espiritual e ideológica de la sociedad y del mundo interno de los individuos. La moral es un reflejo de las condiciones materiales en que las viven las personas, a partir de la forma histórica en que se han relacionado, de las actitudes y conductas en el transcurso de sus vidas, manifestadas en forma de principios, normas, sentimientos y representaciones sobre el bien, el mal y el deber que, en su conjunto, regulan y orientan la elección moral y el comportamiento humano. En la vida espiritual de la sociedad, la moral constituye un elemento integrador que penetra las restantes formas ideológicas y valorativas de la conciencia humana y se expresan en profundos sentimientos morales, buenos o malos, que se manifiestan como una premisa, fundamento y fin de la actitud y conducta que asumen los individuos ante el mundo en que viven. Esto está dado porque la moral es un componente de los motivos, intereses, aspiraciones y fines del acto de conducta, el cual tiene una determinada significación, buena o mala, dañina o beneficiosa para sí mismo y para los demás, lo que, a su vez, provocará una reacción de reafirmación o de rechazo que, como parte de la opinión pública, constituye un mecanismo de control y regulación moral. La moral es un fenómeno histórico y socialmente condicionado que está determinada por el conjunto de las relaciones sociales imperantes, con un carácter histórico concreto y clasista. La esencia más profunda de la existencia de la moral está en la necesidad de hacer coincidir el interés individual con el interés del grupo o 11
con el interés social en la conducta, para que los intereses de cada uno no sean una interferencia en el logro de fines comunes más generales. A esta necesidad responden las normas y principios morales (código), que unidos a los mecanismos funcionales de la conciencia moral, realizan la regulación y autorregulación de la conducta. Esto se manifiesta mediante las funciones orientadora, valorativa, cognoscitiva, normativa, educativa y de pronóstico pronósti co que cumple la moral en la sociedad, en la medida en que se revela como una fuerza espiritual e ideológica interna que moviliza, estimula e impulsa las actitudes de los individuos. Dentro de la estructura y funciones de la moral, los valores ocupan un lugar central, como elementos que forman parte de la conciencia. Estos valores siempre se presentan en una dicotomía y contraposición con los antivalores, y conforman una escala a nivel social (con un carácter objetivo) y en el individuo (con un carácter subjetivo). El concepto valor moral refleja la significación social positiva, en contraposición al mal, de un fenómeno (hecho, acto de conducta, actitud) que con un carácter valorativo-normativo, valorativo-normativo, a nivel de la conciencia moral (social, individual) y en forma de principios, normas, representaciones morales, etc., orientan la actitud y conducta del hombre hacia el progreso moral, a la elevación del humanismo y al perfeccionamiento humano. El valor moral es un resultado de la actividad moral, como parte de la actividad humana, que abarca el amplio campo de las actitudes, actuaciones y comportamiento de los hombres, así como el proceso de educación moral de los individuos que se produce en el contexto de las relaciones morales. Estas constituyen una forma específica en las relaciones interpersonales, ya que expresan el aspecto afectivo y la sensibilidad humana que puede existir entre los seres humanos dentro de las relaciones sociales imperantes. En ellas se manifiesta la correlación de los intereses personales y sociales, según el carácter de la relación individuo-sociedad (atendiendo al concepto marxista de tipo de socialidad). Es en la actividad moral donde se conforman los valores morales a nivel de la conciencia moral y, a su vez, es en ella donde se objetivizan los valores asumidos internamente mediante actuaciones concretas. El valor moral, así entendido, entendid o, es la unidad de lo objetivo y lo subjetivo, de lo emocional y lo racional, sobre la base de necesidades y exigencias humanas históricas concretas. Todos estos aspectos que se expresan en el valor moral, están penetrados por el carácter predominante de la correlación individuo-sociedad individuo-s ociedad y por su contenido clasista. Esta es la razón por la cual los valores mora12
les son un importante aspecto en la autoafirmación de la condición humana de los individuos, de su espiritualidad e individualidad. Atendiendo a estos aspectos constitutivos del valor moral, puede tenerse en cuenta que su producción o asimilación subjetiva subjet iva por los individuos de una sociedad concreta se producen sobre la base de los componentes siguientes: • Cognitivo Cognitivo.. Son los conocimientos que el individuo posee y que se expresan en su concepción del mundo, en la cultura de la época y en el conocimiento de la moral vigente en la sociedad en que vive, representan una premisa indispensable, aunque no suficiente, para hallar el significado y el sentido de las cosas y la asunción de determidados valores morales. • Afectivo-volitivo Afectivo-volitivo.. Abarca la esfera psicológica de los sentimientos, las emociones, la intuición, los motivos, el tesón, la firmeza y, y, en especial, el de la voluntad, la cual es sometida, bajo el control de la conciencia moral individual, en los actos de elección de la conducta, a la vez que responde por ella. Sólo un hecho cuya significación social progresiva trascienda trascienda y mueva mueva los mecanismos mecanismos internos de los afectos, intereses, necesidades y motivos del individuo podrá asimilarse en su contenido objetivo como un valor moral, cuya aprehensión e identificación con este sea capaz de movilizar la voluntad individual en su manifestación conductual. • Orientación ideológica. ideológica. La significación social positiva de un hecho que reafirme el progreso moral en una sociedad dada tiene una connotación ideológica ideoló gica que expresa el carácter de las relaciones individuo-sociedad y los intereses de las diferentes clases, donde predominan los de la clase dominante sobre la base de la conformación histórico social de dicho sistema de valores. En la formación del valor moral, a nivel de la conciencia del individuo, su posición en el sistema de las relaciones sociales imperantes impera ntes matiza la significación del contenido del valor que se asume y su correspondencia o no con el sistema de los valores morales imperantes en la sociedad. • Vivencias y experiencia moral acumuladas. acumuladas. Se producen en el trancurso de la vida y como resultado de las actitudes y conductas en el contexto de las relaciones humanas. Sólo en la actividad moral, como parte de la actividad humana, se puede tener vivencias y experimentarse subjetivamente el contenido objetivo de un hecho con una significación social, progresiva o no en la moral. A su vez, la 13
actividad moral posibilita la interrelación de los componentes cognitivo, afectivo-volitivoo e ideológico en el proceso de formación interna del afectivo-volitiv valor (a nivel de la conciencia moral individual), en la medida en que el contenido del valor se practica en las actitudes y conductas del propio individuo en sus relaciones con los demás y en la expresión de sus sentimientos y de sus convicciones. En la profundización ética del proceso histórico cubano, es importante apelar a la concepción del progreso moral, la cual deviene en instrumento metodológico conceptual para la realización del proceso de investigación. En la concepción ético filosófica de Marx, Engels y Lenin, el progreso moral es una parte importante del progreso social general que refleja los nexos esenciales, necesarios y reiterados de la tendencia ascendente y progresiva, aunque contradictoria, del proceso de desarrollo histórico de la moral. Esta concepción aporta aport a un criterio objetivo para la comprensión del papel que desempeña la moral en la sociedad y en en el transcurso de su historia. La esencia del progreso moral expresa el paso ascensional de un sistema moral a otro superior, donde los valores morales se renuevan, amplían y profundizan en una lucha permanente contra los vicios y antivalores que tratan de mantener su vigencia. Esta lucha en el campo de los valores morales es expresión de las contradicciones socioeconómicas, socioeconómicas, políticas y de clases que tienen lugar en la sociedad. El enfrentamiento de las fuerzas progresistas y reaccionarias adquiere una connotación en la moral que, en su sentido más general, se expresa en la contraposición entre el bien y el mal, con un carácter de clase en la lucha ideológica. El criterio objetivo del progreso moral se realiza en la medida en que el sistema moral social se orienta hacia la ampliación y profundización de relaciones más solidarias y humanistas entre los hombres, hacia el bien moral social así como hacia el perfeccionamiento humano, en corres pondencia con las exigencias de la época y constatadas en la actitud y conducta individual de un determinado número de personas (relativo). El contenido del progreso moral implica el acercamiento gradual del interés personal con el interés social en las concepciones y conductas de los individuos concretos, como expresión de los valores humanos universales y de sus convicciones personales. 14
La correlación del interés personal y social en la moral está penetrada por el carácter histórico concreto de las relaciones sociales imperantes. En este análisis, el concepto de tipo de socialidad, elaborado por Marx en su obra Fundamentos de la Crítica de la Economía Política. Esbozo de 1857-1858, 1857-1858, adquiere una relevancia metodológica, ya que ex presa el proceso de formación histórica del individuo como un tipo específico de personalidad, con una forma específica de interacción de lo individual y lo social a partir del marco socioeconómico, clasista y cultural concreto. Estos elementos son las condiciones que forman al individuo con sus determinaciones cualitativas como individualidad y determinan el tipo de su interacción con la sociedad. Este criterio es importante para penetrar y revelar el grado de humanitarismo que se va produciendo en el sistema de relaciones sociales en cada etapa histórico concreta del desarrollo de la sociedad, así como el grado de altruismo y de independencia en la autorregulación moral, como expresión de la correlación de la necesidad-libertad. Los tres tipos históricos de socialidad son: 1. Las relacion relaciones es de dep depende endencia ncia pers personal onal . Constituyen las etapas primitivas del hombre y la sociedad sociedad;; la fusión o dependen dependencia cia del individuo con el colectivo al que pertenece; las etapas de sumisión y dominio bajo la explotación, donde la persona pasa a ser objeto de dominio parcial o total de otra. Tienen un bajo grado de humanitarismo y poco nivel de independencia en la autorregulación moral. 2. Las relaciones de dependencia de las cosas cosas.. Están referidas a las relaciones de los productores de mercancías bajo las condiciones del trabajo enajenado. Existe más nivel de independencia personal en la autorregulación moral, con predominio del individualismo respecto al altruismo: el hombre es lobo del hombre; el humanitarismo es abstracto y formal, aunque se practica como caridad hacia los desvalidos y como sentimiento de solidaridad entre los desposeídos. 3. Las relaciones de las individualidades libres asociadas asociadas.. Se crean premisas objetivas objetivas y subjetivas para la formación de la personalidad personalidad libre, donde el pleno desenvolvimiento de cada uno sea un aporte al desenvolvimiento progresivo progresivo de la sociedad, sobre la base de un proceso de desenajenación del trabajo y la sociedad. Se lucha por el humanismo real, por la autorregulació autorregulaciónn moral consciente y por la solidaridad y el altruismo. La sociedad socialista cubana, desde las posiciones de país latinoamericano y del Tercer Tercer Mundo, bajo las difíciles condiciones de un perío15
do especial, con manifestaciones evidentes de una agudización de la enajenación en el trabajo y la sociedad, está enfrascada en el perfeccionamiento de su sistema social, en particular de la base económica y la estimulación estimulaci ón de sus fuerzas productivas. Esta posición no significa renunciar a la experiencia acumulada a lo largo de la lucha revolucionaria, de crear las condiciones materiales y objetivas con conciencia, a partir de un crecimiento del factor subjetivo ante las necesidades históricas, creando riquezas con conciencia y no a la inversa. Por esta razón, aunque no vivamos en una sociedad comunista, com unista, libre de enajenación, ni de individuos libres asociados, en la significación estricta del término, térm ino, que es un ideal al cual no se ha renunciado y por el que se sigue luchando, según las realidades y posibilidades de la época, se mantiene una voluntad polít po lític icaa por por hace hacerr cada cada vez vez más más pate patent ntee la re real aliza izaci ción ón del del huma humanis nismo mo y la autorregulación moral consciente de los individuos como uno de los factores decisivos para el logro de la construcción de la nueva sociedad, a tenor con el proyecto social socialista de la Revolución cubana. El progreso moral expresa el acercamiento gradual que se logra entre el interés individual y el interés social a partir del sistema s istema de regulación moral social e individual, escala de valores asociada a lo político, jurídico, moral, estético, religioso, etc., por lo que se establece una relación dialéctica entre el interés social, que se manifie manifiesta sta en diferen diferentes tes niveles de gener g enerali alidad, dad, hast hastaa llegar al interés individual, y viceversa, como se ilustra en la figura 1. INTERÉS SOCIAL REGULACIÓN MORAL: Se concreta a través de la correlación de estos intereses:
Interés humano Interés nacional Intereses de clase Interés del grupo o sector social Interés del colectivo Interés de la familia INTERÉS DEL INDIVIDUO
Figura 1. Forma en que se expresa el progreso moral. 16
El acercamiento de lo individual a lo social puede ser consciente o formal .
La regulación moral se vale de una serie de mecanismos y diversas funciones de la moral para hacer coincidir el interés personal con el interés social, que opera de forma interna en el individuo o externa a nivel social. Este acercamiento puede producirse conscientemente, por haber asimilado determinadas normas o valores vigentes como expresión de las convicciones personales, lo que hace más plena y auténtica la actuación del individuo, o formalmente, sin que exista la concientización, para cubrir las expectativas de la imagen pública, etc., lo cual abre el espacio para la aparición de la doble moral, que tiene diversas formas de manifestarse, como es la contraposición entre la moral oficial y la moral real, entre la imagen pública y la imagen privada, priva da, entre lo que se dice y se piensa, entre lo que se piensa y se hace, entre lo que se dice y se hace, etcétera. De ahí la importancia de una efectiva educación moral en la sociedad y en la escuela, a la que no contribuyen el formalismo, el dogmatismo, el esquematismo, la burocracia, el autoritarismo, la falta de ejemplaridad, los malos métodos de dirección, entre otros males. Este proceso educativo no es espontáneo. Es difícil lograrlo, sobre todo en condiciones sociales de carencias materiales y lucha ideológica, donde se pone a prueba la autorregulación moral y coexisten el individualismo, el egoísmo, el lucro personal pers onal,, la corr corrupci upción ón y la degr degradac adación ión mora morall de la ideo ideologí logíaa burg burguesa uesa.. La eliminación de las diferencias cardinales que puedan existir entre estos intereses a partir, incluso, del tipo o carácter de las relaciones individuo-sociedad, individuo-soci edad, se da en la moral por el carácter integrador que tienen los valores, cuyo nivel de profundidad y amplitud puede corresponderse con los valores humanos universales universale s que, en relación con lo clasista, tienden a dar una orientación progresiva al desarrollo histórico de la humanidad. Lo humano universal expresa los intereses humanos generales generale s que res ponden pond en a la huma humanida nidadd como sist sistema ema soci social al ínte íntegro, gro, sobr sobree la base del desarrollo de la internacionalización de las relaciones sociales, según plantea José Ramón Fabelo Corzo, por lo que, aunque los valores humanos universales abarcan todos aquellos fenómenos que tienen una significación positiva para el desarrollo progresivo de la humanidad, estos se expresan a través de grupos, clases y naciones que los asumen con el prisma de su particularidad histórica y cultural concreta. Los valores morales humanos universales responden a esta dialéctica. Abarcan los fenómenos que tienen una significación positiva para el progreso y perfeccionamiento moral de la humanidad que, por responder a intereses que van más allá de los de los grupos sociales, clases y naciones, sólo se manifiestan mediante estos tipos de intereses y grupos 17
humanos, de forma diferente y con distintos grados de generalidad, generalidad, lo que incide en que la asunción de estos valores pueda coincidir o no con su contenido objetivo. Los valores morales humanos universales los conforman sencillas normas, reglas básicas de la convivencia humana, tales como la sensibilidad humana, la compasión, la ayuda, la generosidad, la sinceridad, la sencillez, la modestia, la cortesía, el respeto mutuo, la censura a la traición, etc. A los valores morales humanos universales se asocian las formas psicológicas generales de las vivencias morales, los mecanismos psicológicos de la autorregulación moral, la emoción, los sentimientos, la intuición, la vergüenza, etc., así como el aporte positivo a la experiencia moral humana que han tenido la noción de la dignidad humana, la solidaridad, la intoleranintoleran cia a la humillación, a la opresión, opresi ón, que juegan el papel de ideales morales y movilizan las acciones de los hombres hacia el logro de su realización. El progreso moral como ley objetiva de la moral se interrelaciona con las restantes leyes del desarrollo histórico de la sociedad, lo que se concreta en la manifestación de regularidades generales e indicadores más específicos. En este sentido, la concepción ética del progreso moral adquiere una significación metodológica que permite adentrarnos en el contenido moral del proceso histórico cubano, para revelar el lugar y papel que la moral y los valores morales tienen en este y la caracterización del cuadro moral en que se da la correlación de las tendencias progresivas y regresivas en cada período histórico señalado.
Regularidades del progreso moral
Estas consisten en: El ac acerc ercam amie ient ntoo pro progre gresi sivo vo de dell co cont nten enid idoo cl clas asis ista ta y hu huma mano no universal en la moral . Se expresa como una tendencia en la orientación hacia el logro de los valores morales humanos universales. Esta regularidad tiene su fuente objetiva en el proceso de la lucha de clases como fuerza motriz del desarrollo histórico de la humanidad. El papel creciente del factor moral en la sociedad . Es la manifestación de una parte importante dentro de la ley general del papel creciente del factor subjetivo en el devenir histórico de la sociedad. La moral actúa como factor de perfeccionamiento de la personalip ersonalidad . Dada las especificidades del reflejo moral de la realidad, en su 18
contenido cognitivo-valorativo, cognitivo-valorativo, se destaca el carácter deontologizador e idealizador de la conciencia moral, cuya dialéctica expresada en la tríada gnoseológica del ser moral, el deber ser y el ideal moral, es movida por el espíritu crítico y autocrítico como otro rasgo característico de este reflejo, dada la insatisfacción que permanentemente los individuos sienten por los niveles de moralidad alcanzados, y son orientados en su actividad moral en la búsqueda del perfeccionamiento perfeccion amiento humano y el logro de determinadas virtudes y valores personales cada vez más elevados. El increme incremento nto de la edu educac cación ión mora moral l . Toda reproducción de un sistema moral social, e incluso el cambio de uno por otro, tiene en su base el proceso constante de la educación moral, que se desarrolla por la vía vía de la la educación indirecta, espontánea, espontánea, a través del sistema de influencias sociales o por la vía de la educación directa, por medio de las instituciones destinadas y las personas preparadas con este fin, de forma prevista y orientada. El incremento de la educación moral en el seno de la socieded tiene su fuente objetiva en el desarrollo gradual de las fuerzas productivas, la ciencia, la técnica y la tecnología en el desarrollo histórico de la humanidad.
Indicadores del progreso moral Expresan el grado de profundidad y amplitud de manifestación de la moral en la sociedad, a la vez que desempeñan un papel cognoscitivo e informativo al revelar lo cualitativo y los rasgos característicos de la moral en un período determinado del desarrollo histórico concreto de la sociedad. Estos son: 1. El aumento aumento de las posibilid posibilidades ades de la moral para para influir influir positiv positivamente amente en el proceso de liberación social y en el perfeccionamiento espiritual espiri tual del individuo como sujeto moral. 2. La ampliació ampliaciónn de la esfera esfera de aplicac aplicación ión moral moral en la vida vida social social como regulador. 3. El perfeccion perfeccionamien amiento to de las estruct estructuras uras y funcio funciones nes de la concie conciencia ncia moral, social e individual. 4. El aumento aumento de las las posibilida posibilidades des objetiva objetivass y de las capac capacidade idadess subjetisubjetivas de la elección moral cada vez más libre. 5. El desa desarro rrollo llo de la la teorí teoríaa ética ética.. 19
6. El aumento aumento de las las posibilid posibilidades ades y condi condicione cioness de la moral moral en su funfunción educativa. 7. La ampliac ampliación ión y el el desarroll desarrolloo de la la moral moral profesion profesional. al. 8. La elabor elaboración ación de códigos códigos étic éticos os profes profesional ionales. es. 9. El aumento aumento del del papel papel valorati valorativo vo de la la moral moral ante el avance avance de la ciencia, la técnica, la tecnología y los problemas globales del mundo contemporáneo. La formulación general de estos indicadores, elaborados por el autor marxista A. I. Titarenko, posibilita analizar y valorar las proyecciones ideológicas del pensamiento y las actitudes de los individuos, grupos, sectores o clases, dentro de la esfera de la moral en diferentes momentos históricos concretos del desarrollo de una sociedad, lo que resulta más apropiado para el estudio de la moralidad histórica, a diferencia de otros indicadores más específicos válidos sólo para caracterizar los rasgos del progreso moral en un tipo determinado de sociedad. sociedad. El enfoque metodológico del progreso moral en el estudio del proceso histórico cubano permite adentrarnos en el contenido del factor moral, sobre la base de encontrar el justo lugar que ha tenido la moral dentro de determinados períodos y en la trama de ciertos acontecimientos históricos significativos. Para la realización del trabajo investigativo investigat ivo se ha concebido una periodización que abarca las etapas siguientes: Cuba bajo la dominación colonial española (antecedentes): 1820-1898. Cuba en las condiciones de neocolonia yanqui: 1898-1958. La Revolución cubana en el poder: 1959. Otra importancia metodológica a destacar sobre el empleo del enfoque ético filosófico del progreso moral en esta investigación está asociada a la significación que Zaira Rodríguez Ugidos diera a la necesidad de «tratarse el problema del valor en la esfera del objeto de la ciencia, esto es, como un componente cognoscitivo-teórico cognoscitivo-teórico de sus contenidos» 1 , y el reconocimiento de «abordar el problema de los valores como medios o procedimientos de investigación investigación científica, científica, es decir decir,, el carácter carácter teóricocientífico del enfoque valorativo». 2 En este sentido el estudio de la moralidad histórica cubana a partir del criterio del progreso moral, enriquece las aristas del análisis histórico-lógico de dicho proceso.
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Zaira Rodríguez Ugidos, Filosofía, ciencia y valor , Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1985, p. 56. Ibídem, p. 57.
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CAPÍTULO II Los valores morales en el proceso histórico cubano Cuba bajo la dominacion colonial española (18201898) Antecedentes En la Cuba del siglo XV y principios del XVI, es reconocido por historiadores y observadores de la época, así como por arqueólogos, antropólogos, etnólogos e historiadores cubanos, la existencia de pobladores aborígenes, que con ciertas diferencias en el estatus de su desarrollo, se asenta ban en diferentes zonas de la isla, principalmente principalmente en la región oriental. Por su aspecto y la forma de organización social de sus comunidades, comunida des, los indocubanos se encontraban en el nivel del paleolítico superior correspondiente al homo sapiens. sapiens. Procedían de un mismo tronco etnolingüístico, de la familia de los aruacos, emigrados de la América A mérica del Sur, de la zona del río Orinoco de la actual región de Venezuela. Los siboneyes, preagroalfareros, y los taínos, con una cultura agroalfarera, se comunicaban entre sí con un lenguaje común y no se reconoce la existencia de formas de explotación en sus relaciones. Los indocubanos habitaban en bohíos que formaban caseríos o aldeas, distantes unas de otras. Su organización social, basada en la forma gentilicio-tribal de la familia, tenía un carácter matrilineal en tránsito a lo patriarcal. El incesto estaba prohibido y sancionado en sus costumbres y normas morales. Los enlaces matrimoniales aún relativos, debían efectuarse entre miembros de diferentes familias, fuera de la comunidad o aldea. Las condiciones de su producción y economía, economía , la que quizás aportaba algún excedente de producción, determinaba la propia forma de su organización, en la cual era predominante el significado de la colectividad, en relación con el individuo aislado o de una familia en específico. De esta forma, el principal esfuerzo que desplegaba la colectividad económica 21
estaba encaminado a la búsqueda en común del sustento colectivo y su distribución equitativa, equitativ a, según las necesidades, como un elemental sentido de la justicia. En correspondencia con esto, existía una división social no sólo en el trabajo, sino también en la estructura jerárquica jer árquica de la comunidad según las funciones, dentro de la que se encontraban el cacique o jefe del grupo, el behíque behí que o sacer sacerdote dote y el el conse consejo jo de anci ancianos anos,, entre entre los cual cuales es se comp comparartía la autoridad y a los que todos debían respeto y obediencia. El cacique era el máximo responsable de salvaguardar los derechos y deberes del colectivo. Además, dirigía las acciones productivas, distribuía distribuí a los bienes de consumo e interfería en los problemas que pudieran surgir surg ir en las relaciones personales y encabezaba las fiestas y cultos religiosos. Este tipo de organización no política de los indocubanos se erigía sobre la base de una regulación a partir de los elementos sincréticos que conformaban la conciencia de estos aborígenes, dados en una fuerte fusión entre los elementos de la religión y el arte, penetrados penetrado s por la moral, lo que en su conjunto se manifestaba en las expresiones religioso-artísticas de sus ritos, r itos, cultos y arte rupestre, así como en sus normas y costumbres, todo coherentemente armónico, armón ico, como sus condiciones materiales m ateriales de vida. Todo Todo ello permite perm ite cara caracter cterizar izar la mora morall de los indo indocuba cubanos nos como una form formaa temp temprarana o inicial de su manifestación, aunque fundamental para la regulación de la convivencia de estos grupos humanos. El sentido del bien y el mal, de la justicia; el distribuir o compartir entre todos los bienes de que disponían; el respeto y la obediencia según las funciones y la jerarquía de los miembros miem bros de la tribu; el sentido de la dignidad, en cuanto a la consideración y estima de cada uno según su posición (división natural y social del trabajo); el sentido de pertenencia y fidelidad al grupo consanguíneo; los deberes y responsabilidades responsabilida des a asumir por cada uno y ante su grupo, entre otras, son representaciones morales que subyacen en las costumbres y normas que encauzan la forma de organización y dirección de los procesos de la actividad activi dad económica y de la vida cotidiana de este tipo de comunidad.
La Colonia Con la irrupción de Cristobal Colón después de la llegada a la mayor de las Antillas en 1492, y con el proceso de iniciación de la conquista, puede decir decirse se que los indo indocuban cubanos os fuer fueron on capa capaces ces de conv converti ertirr su 22
pacífico espíritu y benevolente carácter carácter,, en una actitud de resistencia que asumieron sin tradición o antecedente alguno, desprovistos desprovi stos de armamentos para su defensa, carentes de estrategia y organización, las que tuvieron que improvisar a partir del arribo del indio Hatuey que huía de Santo Domingo, y que alertara a los indocubanos de lo que les esperaba con la entrada de los «extraños seres», los españoles, a estas tierras. Los conquistadores españoles realizaron la represión para pacificar la resistencia que ofrecieron los indocubanos. El indio Hatuey fue capturado y quemado vivo en la hoguera para purificar su alma. Cuenta la anécdota histórica que, ante el ofrecimiento de los españoles de la posibilidad de hacerse cristiano antes de morir y que así su alma se elevara al cielo, Hatuey rechazó esta propuesta para no tener que encontrarse nunca más con los conquistadores. Ello apunta hacia un sentido moral de rebeldía y de dignidad humana, cuando se trata de la imposición oprobiosa del poder de unos hombres sobre otros, desde la perspectiva de sus condiciones condiciones de vida. Sofocada la resistencia en la zona oriental, después de dos años, en 1512, Diego Velázquez Velázquez funda la primera pr imera villa en la región regi ón conocida hoy por Baracoa. En la Isla, el inhumano sistema de encomiendas encomi endas al que fueron sometidos los indocubanos, trocado en una esclavitud de trabajo forzado, condujo a su exterminio masivo. Muy temprano fueron sustituidos por los negros arrancados de África y traídos como esclavos a tierras cubanas. A fines del siglo XVI nace la industria azucarera en Cuba, lo que provoca el incremento de la entrada de esclavos africanos. La moralidad que impera en la Isla es la que traen los conquistadores y colonizadores españoles, que refrendaba los desmanes y desafueros del vil sistema esclavista de explotación y el sentimiento de desarraigo, penalidades e ignominiosa ignominiosa vida de los negros del barracón. Durante la primera etapa de la Cuba colonial, que se inicia hacia 1515 y abarca los siglos XVI, XVII, y hasta finales del siglo XVIII, se lleva a cabo un proceso gradual de formación de lo criollo, como resultado de la transculturación 1 y el mestizaje que se produce entre los elementos étnicos, lingüísticos y socioculturales, principalmente entre lo español, lo indio y lo negro, que arroja una descendenc descendencia ia en suelo cubano con determinadas características propias, aunque todavía algunos se sintieran es pañoles y otros asumieran como una obligación su obediencia al gobierno del régimen colonial español. 1
Término elaborado por el ilustre antropólogo Fernando Ortiz, en 1940, para referirse al complejo proceso de conformación de la cubanía.
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Esto evidencia el hecho de que aún no existía exist ía del todo la formación del sentido de pertenencia al suelo común, ni sus aspiraciones eran lo suficientemente fuertes para que los unieran entre sí frente a España y se distinguieran como una comunidad comunida d con una identidad propia con respecto a la metrópoli. Aún no se había fraguado la nueva nacionalidad. Sin em bargo, barg o, ya exis existían tían eleme elementos ntos para la cons consecuc ecución ión ulte ulterior rior de este proc proceso. eso. En la segunda mitad del siglo XVI existían en Cuba nueve villas: Baracoa (1512), Bayamo (1513), Trinidad, Sancti Spíritus, San Cristóbal de La Ha bana (1514) (1514),, Puerto Prínci Príncipe pe y Santiago Santiago de Cuba Cuba (1515), (1515), Guanabaco Guanabacoaa y Remedios (segunda mitad del siglo). En ellas existía un desarrollo desigual, pues Espa España ña cent centraba raba su aten atención ción en La Haba Habana, na, la cual fort fortific ificóó para proteger prot egerla la de los ataq ataques ues de cors corsario arioss y pira piratas, tas, así como gara garantiz ntizóó el paso lo más seguro posible del sistema de flotas creado a tales efectos. Esto repercute en el lento desarrollo cultural en el interior de las villas de la Isla, y en la corrupción y desmoralización que caracterizó a la villa habanera, hecho al que se refiere el historiador Sergio Aguirre: Los integrantes de las flotas bajaban a tierra y no tenían nada en que ocuparse. Generalmente pasaban el tiempo jugando, bebiendo o faltando el respeto a las mujeres. Se establecieron prácticas de indisciplinas y las peleas resultaban frecuentísimas, con dramáticas consecuencias, a veces de muertos y heridos. Por otra parte, hombres y mujeres del mal vivir que venían en las naves se ocultaban para no continuar viaje a España, a veces eran delincuentes castigados que escapaban al campo y se convertían en preocupación para las autoridades de la Isla. Pronto La Habana del siglo XVI tuvo una fama malísima. La de ser s er uno de los puertos del planeta con más desenfrenada corrupción moral. 2
Durante todo el siglo XVII y la primera mitad del XVIII, aunque de forma lenta, se produce una evolución económica a través del contrabando, oportunidades de comercio legal con los franceses y se mantenían las esferas de la producción del tabaco, el azúcar y la cría de ganado. De 1700 a 1762 existe un alumbramiento en la cultura, sobre todo en La Habana. Aparecen escuelas primarias y de enseñanza superior, se introduce la imprenta (1723) y surgen los primeros poetas criollos. Este impulso se aceleró con posterioridad a la Toma de La Habana por los Ingleses (1762-1763). El reinado de Carlos III en España y su política del despotismo ilustrado repercutieron favorablemente en la Isla. Entre los beneficios que esta nueva política aportó se destacan las reformas progresistas que alentaron el florecimiento cultural. 2
Sergio Aguirre, Historia de Cuba 1492-179 1492-17900 , t. I, Editora Pedagógica, La Habana, 1964, pp. 106-7.
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Es necesario destacar que la resistencia ofrecida a los ingleses, ante el ataque sorpresivo a La Habana, estuvo protagonizada protagonizad a por los nacidos en la Isla, que dieron las primeras muestras de un sentimiento nacional en la solidaridad y dignidad desplegadas, en la actitud de defender el suelo común, concretada en valerosas actuaciones, como el de José Antonio Gómez, Pepe Antonio, regidor de la villa de Guanabacoa, que dirigió las milicias de campesinos en una ejemplar resistencia, ante el retiro del frente del coronel español designado para impedir el desembarco de las tropas inglesas. Otro ejemplo de esta actitud asumida por los criollos fue el del coronel Ruiz de Aguiar, Aguiar, quien ofreció fuerte resistencia y se negó a firmar la capitulación para intentar recuperar el territorio ocupado por los invasores. A este momento m omento significativo le antecedieron los reiterados ataques de que fue objeto la Isla durante los siglos XVI, XVII y XVIII por las fuerzas navales de los países que entraban en guerra contra España, así como los constantes ataques de corsarios y piratas, que provocaban una reacción de unión entre los pobladores de los diferentes territorios de la Isla para defenderse y resistir. resistir. Este proceso tuvo su gradual aporte a la formación de un sentimiento y de una conciencia nacional. Otros acontecimientos internacionale internacionaless repercutieron favorablemente en esta etapa, como fueron la Guerra de Independencia de las Trece Colonias de Norteamérica, la Revolución industrial inglesa y la RevoluR evolución francesa. Este contexto socioeconómico y cultural incide en el proceso de conformación de la cubanía y del sentimiento sentimi ento de pertenencia y arraigo de los nacidos en la Isla, aunque con diferentes matices según la posición objetiva social y de clase, todo lo que redunda en la formación de sentimientos morales inherentes a este grupo que comienza a tener una conciencia de la cubanía como nacionalidad, lo cual se proyectará a partir de la manifestación de las corrientes ideológicas de finales del siglo XVIII (1790), y en la primera mitad del siglo XIX. Cabe señalar aquí las palabras de don Fernando Ortiz en la evaluación de este complejo proceso: Los negros debieron sentir, no con más intensidad pero quizás más pronto que los blancos, la emoción y la conciencia de la cubanía. Fueron muy raros los casos de retorno de negros al África. El negro africano tuvo que perder muy pronto la esperanza de volver a sus lares y en su nostalgia no pudo pensar en una repatriación como como retiro al acabar acabar la vida. El negro criollo jamás pensó en ser sino cubano. El blanco poblador, poblador, en cambio, aún antes de arribar a Cuba, ya pensaba en su regreso, si vino fue para 25
regresar rico, quizás ennoblecido por gracia real. El mismo blanco criollo tenía por sus padres y familiares conexiones con la península y se sintió por mucho mucho tiempo tiempo ligado a ellos ellos como un español español insular insular.. 3
La cubanía se fue gestando entre los criollos negros, mulatos y blancos sin fortuna, entre los que se conformó una conciencia que se expresará en un sentido de arraigo al suelo común que los viera nacer, así como en la voluntad de hacerse distinguir y reconocer como cubanos, sobre todo ante lo español. Este proceso raigal de la nacionalidad, desde adentro y abajo de la població pobl aciónn crio criolla, lla, tuvo la inci incidenc dencia ia de los fact factores ores econ económic ómicos os y socioculturales que condicionaron la conformación gradual de la conciencia nacional, la cual tuvo su momento m omento importante de concreción en la medida en que los hacendados criollos pudieron delimitar y expresar sus intereses económicos, sociales y políticos frente a España, bajo las influencias ideológicas progresistas de las luchas de independencia en América Latina, la independencia de Norteamérica y la Revolución francesa. Sólo hasta estos momentos no puede hablarse consecuentemente de una moralidad, también nueva, que se proyectará no sólo en las costum bres y normas practicables en los hábitos de las nacientes familias cubanas, sino en las representaciones del deber ser que contribuyen al impulso del proceso de transformaciones y el nacimiento de lo cubano, así como de las representaciones de un ideal moral social de lo cubano, que orienta la proyección de un pensamiento ético filosófico que se desarrolla en la época colonial cubana a finales del siglo XVIII e inicios del XIX. En la tendencia progresiva de la moral se destaca la sistematización de un pensamiento ético referido a la liberación nacional cubana del siglo XIX, según Armando Chávez Antúnez, proyectada en la tendencia más 3
Fernando Ortiz. Los negros esclavos . La Habana, 1916, pp. 64-5. Al respecto dice Ortiz: «Nativos blancos de Cuba fueron en ultramuros generales, almirantes, obispos y potentados... y hasta hubo catedráticos habaneros en la Universidad de Salamanca. Nada de eso pudo pu do lograr ni apetecer a petecer el criollo c riollo negro, ni siquiera el mulato, mul ato, salvo los pocos casos de hijos pardos de nobles blancos, que obtuvieron privilegios de pase transracial y real cédula de blancura. En la capa baja de los blancos bl ancos desheredados y sin privilegios también debió chispear la cubanía, que es conciencia, voluntad y raíz de patria, surgió primero entre entre las las gentes gentes aquí nacidas y crecidas, crecidas, sin retorno ni retiro, retiro, con el alma arraigada a la tierra. La cubanía fue brotada desde abajo y no llovida desde arriba. Hubo que llegar al ocaso del siglo XVIII y al otro del XIX, para que los requerimientos económicos de esta sociedad, ansiosa de intercambio libre con los demás pueblos, hicieran que la clase hacendada adquiriera conciencia de sus discrepancias geográficas, económicas y con la península y oyera con agrado, aún entonces pecaminoso, las tentaciones de patria, libertad y democracia que nos venían de Norteamérica independiente y de Francia revolucionaria.»
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revolucionaria que delinearon las figuras de los padres José Agustín Caballero (1762-1835) y Félix Fé lix Varela Varela (1787-1853), de José de la Luz y Caballero (1800-1862) y de José Martí (1853-1895). En la obra (pensamiento y acción) de los representantes de la ilustración cubana del siglo XIX, se formularon los conceptos esenciales que ex presaban pres aban el proces procesoo de conf conformac ormación ión de la naci nacional onalidad idad como cuba cubanía nía y de la formación gradual de la conciencia nacional cubana. Los valores contenidos en estos conceptos expresaban los intereses ideológicos de carácter político y moral, aunque estuvieran expresados desde las posiciones de una concepción ya sea religiosa, filosófica o estético artística. Dentro de estos valores se destacan dest acan el sentido de la patria y el patriotismo, el amor a la independencia de Cuba y a la soberanía, la justicia social y la unidad nacional, los que se alzaron como ideales sociales social es enarbolados en la necesaria y justa contienda bélica contra la dominación española, donde se comenzará a fraguar el proyecto revolucionario cubano. El contenido moral de los valores que conforman la nacionalidad y la conciencia nacional lo aportaron valores esenciales como la dignidad humana, en su sentido universal, nacional y personal, la intolerancia intoler ancia e intransigencia ante la dominación española y la solidaridad humana, en el sentido de la necesaria cohesión entre individuos y grupos de diferentes sectores sect ores y clases para la lucha por el logro de dichos ideales. Esta trilogía de valores morales está asociada a un conjunto dentro del cual el deber moral ocupa un lugar jerárquico, al expresar el imperativo histórico de subordinar el interés individual indivi dual al interés social de la patria, de la nación cubana, en la lucha afanosa de los cubanos por su reconocimienrecono cimiento y validez ante España y el mundo. Esto requería de virtudes como el sacrificio personal, el altruismo, la capacidad de resistir en condiciones muy adversas y precarias, entre otras. Esta tendencia progresiva y revolucionaria de la moral se abrió paso en lucha contra las posiciones conservadoras y hasta reaccionarias, como en los casos del anexionismo y el autonomismo autonomism o tardío, en vísperas del estallido de la gesta independentista de 1868. En 1819 aparece la formulación del sentido de la patria y el sentimiento del patriotismo en la obra de Félix Varela Miscelánea filosófica filosófica.. Sus artículos publicados desde el exilio en Estados Unidos, en el papel político, científico y literario El literario El Habaner Habaneroo, fundado por él desde 1824-1825, constituyeron un aporte esencial a la formación formaci ón del espíritu nacional y al com promiso prom iso mora morall de los buen buenos os y verd verdader aderos os cuban cubanos os por por hacer hacer realidad realidad la voluntad de la independencia de Cuba con una revolución que le competía al propio esfuerzo de los cubanos. 27
Para ello era necesario renunciar al arraigo a los calculadores intereses económicos y a las riquezas acumuladas por unos cuantos cubanos, rechazando enérgicamente las posiciones conservadoras, que se trocaban en reaccionarias y en un freno de la auténtica posición revolucionaria Elpidio, en 1835-1838, fueron ante el problema nacional. Sus Cartas a Elpidio, el legado de su pensamiento hacia las nuevas generaciones de cubanos, con la esperanza de que asumieran un compromiso moral ante la revolución cubana por la independencia y prosperidad de la patria. La Polémica Filosófica, desarrollada en torno a la Ideología, moral religiosa y moral utilitaria, de 1838-1840, presidida por José de la Luz y Caballero y otros destacados filósofos cubanos de la época, marcó un importante hito en las pautas de las concepciones éticas y de las normas y costumbres morales. En ella se esclareció el sentido en que los pensadores cubanos asimilaban las ideas éticas del utilitarismo util itarismo y el interés bien entendido de la ilustración francesa del siglo XVIII, al considerar el deber como principio de toda moral, despojado de su carácter general abstracto, en la medida en que se conjuga con el principio de la utilidad, despo jado, a su vez, de todo cálculo frío de las acciones acciones y vileza vileza en las intenciones morales de los operantes. El deber moral se consideraba, por los defensores del principio utilitario, estrechamente unido al sentido de la justicia, al bienestar social y la felicidad, en la medida en que un hecho o acción representara un bien, sobre la base de la utilidad y el beneficio común. Esta posición progresista de los filósofos cubanos respecto al entendimiento del principio utilitario utilit ario y su vinculación con el principio del deber en la moral, sí tenía en cuenta la correlación entre el fin y la selección de los medios para su realización, así como las intenciones que mueven las acciones de los individuos para catalogarlas como buenas o malas, justas e injustas. De esta forma, el deber moral no sólo se entendía como deontología, sino como una forma práctica y objetiva para la observancia de las acciones humanas en el terreno de la moral, donde lo racional y lo sensorial-emocionall confluyen. sensorial-emociona Esta polémica arrojó luz sobre el contenido de los valores del deber, la justicia y la felicidad en su orientación hacia la prosperidad de la patria y el perfeccionamiento del individuo. A su vez, contribuyó a conformar conform ar las representacioness del deber ser y el ideal moral para el accionar educatirepresentacione vo y las normas morales de la época. Dentro de las cualidades morales que se promovían en la formación de los jóvenes que realizaban estudios, se encontraban la conciencia de los deberes y compromisos para enaltecer a la patria y corresponder a 28
sus elevadas exigencias, la decencia y urbanidad en la compostura y el porte, el el decoro decoro y la honradez honradez en las las acciones, acciones, el desempeño desempeño unido de la sabiduría y la limpieza moral de los corazones en favor de la verdad y la justic jus ticia. ia. Esta concepción no quedó en la proyección ideal de la época, sino que se realizó como parte del ser moral, en la formación de una generación de jóvenes, discípulos de José de la Luz, que ante el estallido de la lucha independentista de 1868 se unieron a la causa y muchos de ellos engrosaron las filas del ejército mambí. El tratamiento más elevado y maduro que tuvo la concepción de la patria y el patriotismo lo encontramos en la obra de José Martí, desde su primera pieza de teatro, teatro, Abdala Abdala,, escrita a los 16 años, hasta su definición en el artículo «La República española ante la Revolución cubana», escrito en 1873. Esto está unido coherentemente a la concepción de la independencia independenc ia de Cuba y a la elaboración de una estrategia para la organización y dirección del obrar y de la voluntad de los cubanos para encauzar su logro, que se concretó en la concepción que animó la creación del Partido Revolucionario Cubano, en 1892, como elemento central dentro del proyecto martiano. El contenido moral de este proyecto se asentaba en los valores de la dignidad plena del hombre como el primer bien, como la ley de leyes que concibió, y que debía regir en la futura República independiente, al considerar la igualdad y el valor de los hombres como única raza humana, merecedora de una consideración y respeto, sobre todo a partir de sus actitudes ante el mundo, diferenciándose los que aman y construyen, de los que odian y destruyen. Esta dimensión del hombre, bajo la perspectiva del humanismo martiano, asocia entre sí los valores de la libertad humana, el decoro, la honradez y la honestidad, el antirracismo y la justicia social, concretados en acciones que se orientan hacia el deber ante todas las obligaciones que el hombre y la mujer contraen en sus vidas para ser cultos, trabajadores, buen padre o madre de familia, amistosos, pero en primer orden, ante la patria. La proyección del pensamiento cubano revolucionario del pasado siglo XIX estuvo dirigida hacia la finalidad de incidir en la transformación de una enseñanza escolástica en una enseñanza científica, y de transformar quo de colonia al las condiciones socioeconómicas y políticas del statu quo de de liberación e independencia, justicia social y dignidad humana. Todo Todo lo anterior apunta hacia la ampliación del papel de la moral en las diferentes esferas de la realidad de la Cuba colonial, como elemento regulador, regulador, 29
orientador y valorativo de acciones de compromiso con la realidad histórihistór ica y de lucha constante por la realización de tales valores. valores . Estos indicadores progresi prog resivos vos se abri abrieron eron paso a travé travéss de los male maless moral morales es que enge engendra ndra- ba el sist sistema ema colo colonial nial espa español ñol en la soci sociedad edad cuba cubana. na. El estado de ilegalidad que se daba en los comercios de La Habana, por la afluen afluencia cia de barcos barcos mercan mercantes tes que entra entraban ban y salían salían de su puert puerto, o, casas en las que se establecía todo tipo de ventas y compras, juegos y fiestas que fueron objeto de prohibiciones por el Gobernador General Genera l de la Isla, y que más de una vez fueron burladas, hizo que se entronizara la costumbre de obrar fuera de la legalidad o tomándola muy poco en serio. A este fenómeno está asociada la indisciplina como un mal que en sus raíces históricas más profundas encuentra el rechazo a una férrea disciplina colonial impuesta que limitaba y laceraba las libertades del cubano, y que como tales reclamaban y sentían el derecho de poder disfrutarlas. Por otra parte, en el sentido laboral de la disciplina, referida al caso de los cubanos libres que trabajaban para el colonizador español, se establecía una relación paternalista paternalist a patrón-trabajador, donde los límites de la disciplina eran movibles, lo que daba un grado de relatividad a la concepción de aquella, en la que el cubano a su vez generaba la manera de utilizar y aprovechar para sí todo tipo de ventajas u oportunidades oportuni dades que esta relación pudiera pudi era ofre ofrecerl cerle. e. En relación con el problema laboral, no dejaron de estar presentes los males que en una sociedad colonizada, basada en el trabajo esclavo, trajera consigo una concepción tergiversada acerca del verdadero lugar y pa pel que el trab trabajo ajo tien tienee en la vida del homb hombre, re, por lo que se desa desarrol rrolló ló una actitud hostil y de rechazo a la actividad laboral. En el análisis de la obra de José A. Saco Memori Memoriaa sobre sobre la vagancia en la isla de Cuba, Cuba,4 escrita en 1830 y publicada en 1832, entre otras, deja al descubierto entre líneas una denuncia a la situación del régimen colonial español, en el orden de lo social, de la educación y del sistema político. Aun con la lógica de su enfoque y posiciones asumidas en la época, que 4
Al decir de Rafael Estenger, prologuista de la edición de 1946, las memorias de la vagancia en Cuba llegó a significar un proyecto proyec to subversivo, a pesar de que indicara las lacras sociales de la época, pero que no impugna de forma directa a los que gobernaban. De ahí su autorización a publicarse por el propio capitán general Francisco Dionisio Vives. Sin embargo, bajo el general Tacón, esta literatura, entre otros del mismo período, y la influencia reconocida de Saco sobre la juventud habanera le hacen ganar la condena al destierro en julio de 1834, donde según la consideración de Ramiro Guerra «más tarde o más temprano, habría tenido que producirse, porque la obra de Saco era incompatible con el sistema colonial».
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aunque no formara parte de la línea del pensamiento más radical que se proyecta proy ectara ra en el sigl sigloo XIX, aportó una caracterización lo más fiel posible de los males morales, los vicios y la corrupción que se vivían en la Isla. Saco exigió en ese trabajo «medidas practicables», algunas alg unas de las cuales convergían en el desempeño de la educación, educació n, coincidentes con la posición del filósofo y pedagogo José de la Luz y Caballero, coetáneo coetá neo y amigo de Saco. Ambos tenían fe y confianza de que en el papel de la educación se encontraba una de las armas y vías certeras de contrarrestar los vicios e imperfecciones morales de la realidad colonial cubana de entonces. En esta obra, Saco hace una reflexión sobre la concepción del trabajo y señala que la causa fundamental de la vagancia son los juegos ampliamente practicados en la época, a los que señala como un vicio o mal pernicioso que arruina a la familia y que conduce a múltiples calamidades y penalida pena lidades, des, y cons constitu tituyen yen un mal ejemp ejemplo lo y una infl influenc uencia ia nega negativa tiva en la educación de los hijos hi jos en el seno familiar fami liar.. El trabajo —dice Saco— es una virtud que solamente se practica, o por po r el placer que experimenta el espíritu, o por los recursos que proporciona para satisfacer las necesidades necesidades de la vida [...] El artesano artesano y el jornalero que empiezan su tarea desde que raya el día, y sufriendo privaciones y angustias, no las acaban hasta que se pone el sol, no pueden continuar un género de vida tan trabajoso, sino instigados del hambre y desnudez. Así es que siempre están dispuestos a trocar su condición presente por otra que a sus ojos sea más fácil y llevadera. ¿Y no es bastante seductora la del juego de lotería? La idea sola de que divertidos, y sin exponerse a ninguna pena legal, pueden ganar diez o veinte pesos en el corto espacio de cinco minutos, es suficiente para entibiar en unos el amor al trabajo, e inspirar a otros el odio a esta virtud. 5
Queda explícito en estas palabras en qué medida las condiciones del trabajo explotador, explotador, enajenado, y que encierra además las profundas huellas de las diferencias sociales, discriminaciones e injusticias entre los individuos, generan posiciones morales negativas ante el trabajo. Siendo un hombre de su época marcado por las propias limitaciones y los defectos engendrados por la sociedad colonial en la que le tocó vivir, sin poder superarlos, Saco se proyecta en su discurso con una posición racista que lo caracterizaba, a pesar del profundo sentimiento patriótico que lo animaba en su producción intelectual, achacándole a la «infeliz» raza negra importada a nuestro suelo, el haber traído consigo grandes males, dentro de ellos, el hecho de alejar a la población blanca de las 5
José Antonio Saco, Memoria sobre sobre la vagancia vagancia en en la isla de Cuba , Instituto Cubano del Libro, Editorial Oriente, Oriente , Santiago de Cuba, 1974, p. 24.
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artes (entiéndase los oficios propios del trabajo manual y físico), las cuales se destinaban a los negros esclavos, por lo que eran trabajos mal vistos y rechazados por una parte importante de la sociedad, menospreciados y subvalorados como «ocupaciones degradantes», que Saco consideró como un extravío funesto de las ideas de nuestra sociedad, pues reconoce que estos oficios son el más firme apoyo de todos los Estados en el mundo. Por otra parte, Saco ratifica en vano los esfuerzos por encauzar esta situación en el propio sistema colonial, a partir de la promulgación de leyes protecto prot ectoras ras de la industria, industria, ennoblecie ennobleciendo ndo las artes, las que no logr lograron aron romper las trabas mentales que al respecto estaban arraigadas en la escala de valores morales vigentes en la época. De esta forma, José A. Saco proclamó proc lamó una revo revoluci lución ón en las idea ideas, s, apel apelando ando a la fami familia lia como vía gestora de su influencia educadora en los hijos. Los padres de familia deben ser los principalmente encargados de ella, pues las lecciones que dan a sus hijos en la niñez, son casi siempre la norma de la conducta de estos. Sé muy bien, que el mal que nos aflige depende en gran parte de la educación doméstica, y así parecerá una contradicción, que yo vaya a buscar el remedio a las mismas fuentes de donde nace la enfermedad. 6
Sin embargo, Saco estaba convencido de que los resultados de las primeras acciones atraerían atraerían tras la fuerza fuerza del ejemplo la generalización generalización de una nueva actuación y formas de concebir el problema de la actitud laboral ante las diversas artes del trabajo manual. Sin acudir al camino más radical del independentismo como vía de encontrar a su vez una solución al problema problem a social, Saco apeló a la reforma y a la forma de instrumentar las medidas propuestas, aplicando la autoridad de las leyes pero con la cautela debida para que «no se diga que atropella la libertad individual» de los vagos compelidos a optar por alguna profesión que escogerán consecuentemente de forma voluntaria. Para esta ejecutoria propone la realización de censos por hombres públicamente reconocidos reconocidos como confiables por su honestidad y honradez en las diferentes localidades, ayudados ay udados por los vecinos a identificar a los vagos y ociosos como potenciales viciosos y delictivos de la sociedad. Esto no era suficiente si no se acompañaba de otras medidas encaminadas a hacer prevalecer la virtud, el ennoblecimiento moral y cultural de las personas por sobre los males, vicios y degradación que se respira ban en la la Cuba colonial. 6
Ibídem, p. 61.
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Estos elementos denotan la existencia de un enjuiciamiento ético de la realidad social a la luz del deber ser y de un ideal moral social, que aunque en la década del 30 del pasado siglo XIX aún no estaba nítidamente conformado, dado el gradual proceso de formación de la conciencia nacional cubana, sí contaba con los atisbos del sentimiento de los l os criollos que tendían a identificarse como cubanos. Con el estallido y desarrollo de la gesta independentista en el período 1868-1878, el progreso moral se fortalece con las posiciones valientes y heroicas de los patriotas mambises. Se genera una capacidad de resistencia y una voluntad firme de luchar en condiciones desfavorables respecto a la superioridad militar y económica del ejército español que hacía crecerse a las fuerzas mambisas en el arrojo, la temeridad tem eridad y la estrategia militar, apoyados en una gran fuerza moral. En este período se da un paso gradual de avance en la profundización de las concepciones y posiciones antirracistas de los cubanos, a partir del acto revolucionario del Padre de la Patria, el hacendado criollo Carlos Manuel de Céspedes, al lanzar el grito de independencia el 10 de Octubre reuniendo a sus esclavos en su finca La Demajagua, Dem ajagua, dándoles la libertad y exhortándolos a engrosar las filas de la lucha por la independencia de Cuba: la Patria de Todos. Blancos, negros y mulatos se unieron a lo largo de esta contienda. Su resultado fue el mayor aporte al proceso de conformación de la conciencia nacional cubana. En el seno de este complejo proceso se fraguaron los sím bolos bol os pa patri trios os:: el Him Himno no de Bay Bayamo amo,, asu asumid midoo co como mo na naci cion onal, al, la ba band nder eraa cu cu- banaa y el esc ban escud udoo de la Pat Patri ria. a. El altruismo fue una cualidad moral desarrollada desarro llada en la contienda bélica de los diez años, expresada en las actitudes desinteresadas desinteresad as y de desprendimiento que tuvieron los terratenientes y hacendados criollos, que entregaron sus fortunas y vieron desaparecer sus riquezas, puestas a disposición de la causa independentista. La fidelidad a estos ideales cultivó la lealtad y en incontables casos se prod pr oduje ujeron ron ac actit titud udes es de in inmo mola lació ciónn an antes tes qu quee ap apel elar ar a la re rend ndic ició iónn o ce ceja jarr en el empeño. La solidaridad fue una exigencia ético humanista que evidenció su presencia en esta gesta y se cristalizó con la participación de hombres hombr es honestos de otras tierras, arrastrados por el convencimiento de la justeza de la causa y sus ideales. Entre los cubanos esta fue una etapa en la que creció la solidaridad en la medida en que se extendieron los territorios en beligerancia beligerancia.. Este espíritu solidario abarcó a la población de las zonas más occidentales 33
que simpatizaban con la lucha independentistas sin ocultarlo y lo manifestaban de diferentes formas, con mayor repercusión en La Habana. En este período se siembran las raíces del sentimiento de intransigencia e intolerancia hacia el régimen de dominación colonial española, convencidos, como dijera Antonio Maceo, el Titán de Bronce, de que «la libertad no se mendiga, sino se conquista con el filo del machete», lo cual expresa la razón y justeza moral de la lucha insurrecta de los cubanos y se generan actitudes de rebeldía y valentía. No obstante, estos estos elementos señalados, señalados, indicadores indicadores de la tendencia tendencia progresiva progresi va de la moral en este significa significativo tivo período de auge revoluc revolucionaionario, el carácter prolongado, desvastador y desgastador de esta guerra, unido a causas históricas tanto objetivas como subjetivas, subjetiva s, trajeron consigo el fracaso de este primer intento de los independentistas cubanos, donde cabe señalar la gradual generalización de la desmoralización del Ejército Mambí, expresada en males concretos como la indisciplina, el regionalismo y el caudillismo, entre otros, que condujeron en los momentos finales a la claudicación con la firma del Pacto del Zanjón en 1878. Sin embargo, resulta interesante ver cómo las potencialidades humanas en el acervo de la moral, como una fuerza movilizadora y orientadora tendiente al bien, al deber, al honor y a la dignidad del hombre en cada circunstancia epocal, conflicto o dilema, personal o histórico, es capaz de indicar el camino alternativo, como búsqueda y salida en los momentos de caos y crisis donde la degradación moral se regodea. El Pacto del Zanjón tuvo su antítesis o contrapartida en la Protesta de Baraguá, que fue un destello de luz que alumbró el itinerario de la continuidad de la lucha, como expresión de la tenacidad y fidelidad de los cubanos comprometidos con los ideales de independencia nacional y social. El general Antonio Maceo, protagonista de tan significativo momento histórico, representó el sentido más auténtico del honor y la dignidad de los cubanos y de la patria. Maceo dio la dimensión necesaria, en el justo momento, al valor moral de la rebeldía e intransigencia revolucionaria revolucionaria del cubano, forjada al calor de esta lucha. El historiador Elías Entralgo aporta algunas interesantes valoraciones que es conveniente tener en cuenta acerca del sentido revolucionario de la protesta de Baraguá: Uno de los rasgos psíquicos y éticos más acusados y permanentes de Maceo fue el de haber sabido distinguir la indisciplina de la rebeldía. La indisciplina es disociación; la rebeldía obra en nombre de una mejor asociación. La indisciplina siempre obedece a causas pequeñas, en tanto que la rebeldía casi siempre culmina en acto de grandeza. 7 7
Elías Entralgo, Sentido revolucionario revolucionario de la Protesta de Baraguá , Cultural, La Habana, 1946.
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La Protesta de Baraguá dio vida a la tendencia revolucionaria del progreso moral, que se abría paso en condiciones adversas: el fracaso de la guerra y el sentimiento de frustración e incertidumbre. Él le imprimió —nos dice Elías Entralgo— sentido revolucionario a la página de Baraguá desde su más primigenia decisión. Le auscultó a la Revolución los latidos, y creyó, con fe ardiente, que el estatus por el que atravesaba no era una decadencia, sino una crisis. De otras como aquella se había salvado el empeño bélico iniciado en la Demajagua diez años atrás.8
En la memoria histórica del pueblo cubano, el momento de la Protesta de Baraguá mantiene una vigencia permanente no sólo por el simbolismo patriótico patrió tico de su conte contenido, nido, sino por la objeti objetividad vidad con que revela las posiciones de las fuerzas revolucionarias cubanas ante el problema de lo nacional, así como el papel estimulador y movilizador de la moral en la asunción de actitudes de compromiso con la realidad social y los imperaimpe rativos históricos. En el trabajo citado, Elías Entralgo enjuicia críticamente críticamente los males de la realidad de la República neocolonial a la altura de la década del 40 del siglo XX, cuando pronunció esta sentida pieza oratoria. La etapa posterior a la guerra fue ganada por el renacimiento de las posiciones reaccionarias autonomistas. autonomistas. La moral se arraigaba cada vez más en las costumbres cotidianas de las familias, empobrecidas aún más y en un número mayor a consecuencia de la guerra. Los males de la colonia se acentuaron. El espíritu de la revolución no se dejó morir. morir. Estaba latente y obraba en silencio para resurgir con nuevos bríos en una etapa cualitativamente superior, como resultado del fin de la tregua fecunda a partir del estallido est allido de la gesta independentista de 1895, bajo la organización y dirección del delegado del Partido Revolucionario Cubano, José Martí, con un nuevo proyecto que diera continuidad continuidad al programa del del 68 en cuanto a la Inde pendencia de Cuba, y ya consumada la abolición de la esclavitud, decretada oficialmente por España en 1886, pero con una nueva previsión en cuanto al proyecto de la futura República. El proyecto y la estrategia política de Martí estuvo dotado de un contenido moralizante, sobre la base de la construcción de una ética que aportó los principios morales que sustentaba toda su concepción política políti ca para llevar a cabo la nueva empresa revoluc revolucionaria ionaria,, contando cont ando con los mecanismos de apelar a la conciencia, el honor y la voluntad de los cubanos. 8
Ibídem, p. 4.
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Para Martí, la política no representa un fin en sí misma, sino un medio para la real realizac ización ión de idea ideales les soci sociales ales.. Estos principios morales se resumen en: La necesidad de unir voluntades para el logro de objetivos supremos, tales como organizar, preparar y desplegar la lucha por la independencia de Cuba, en un empeño que representa para los cubanos sacrificio, arrojo, desprendimiento altruista y coraje. Esta unidad de voluntades implica la autoafirmación de la identidad cultural y nacional cubana, a partir de la unión de «negros» y «blancos» en el campo de la acción, de emigrados emig rados en el exterior y de residentes en la Isla, de veteranos de la guerra y de la nueva generación de cubanos, todos, como resultado del proceso de conformación de la cubanía, en aras de la defensa de la patria, de su independencia, de la justicia justi cia social, del culto a la dignidad plena del hombre y de la solidaridad humana, como valores constitutivos de la conciencia nacional. La limpieza moral de las intenciones que animan la estrategia estrate gia y voluntades políticas a la acción insurrecta mediante la creación de una organización rectora, que no sólo debe organizar y dirigir la lucha, sino proyecta proy ectarse rse y prev prever er,, que es, dent dentro ro de la conc concepci epción ón mart martiana iana,, una una de las más sabias virtudes o condiciones que deben garantizar el éxito de la lucha primero y de la República después, despué s, a sabiendas de que el nuevo intento revolucionario no debe representar nunca «un mero estallido de decoro, ni la satisfacción de una costumbre costumb re de pelear y mandar, sino una obra detallada y previsora de pensamiento. 9 El cuidado y la observancia permanente de la pureza moral de la revolución, depurada de todo sentimiento mezquino y egoísta, de vanagloria personal pers onal,, de fals falsoo orgu orgullo llo caud caudilli illista, sta, de ambi ambicion ciones es de pod poder er que pueden envilecerla y hacerla fracasar nuevamente, lo que hace imprescindible garantizar el carácter popular y democrático de esta lucha, poniendo los ojos especialmente en las masas trabajadoras, que representan para Martí una fuerza activa capaz de crear con honradez y amor y erigirse en una fuerza motriz de la revolución. revol ución. En esta nueva contienda bélica, la moral se enriquece con el fortalecimiento y profundización de los valores y cualidades ya forjadas y ahora heredados con la fusión de una veterana generación cargada de experiencias y vivencias de la guerra anterior y una nueva que bebió en ese caudal para encaminar sus pasos por un camino más firme y certero.
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José Martí, «Carta al general Máximo Gómez, 20, 7, 1882», en Obras completas, t. VII, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, p. 167.
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El proyecto martiano de la revolución tiene un fundamento ético humanista que vertebra y aglutina todos los valores morales necesarios para poderr actuar pode actuar consecuent consecuentemen emente te a la altura de los objetivo objetivoss propuesto propuestoss y acometer con inteligencia, inteligenci a, dignidad, arrojo y coraje la ejecutoria de la lucha por la inde independ pendenci encia. a. José Martí aporta al progreso de la moral un pensamiento ético como elemento integrador y fundamento de su coherente proyecto político social de la revolución cubana y de su propia vida. La profundización en la concepción de la patria y del patriotismo fue un aporte sustancial al proceso de autoafirmación de la conciencia nacional, que arriba a un patriotismo que rebasa los límites lím ites de lo nacional, para com prenders pren dersee tamb también ién como lati latinoam noameric ericanis anismo, mo, bajo la idea de que «del río Bravo a la Patagonia una sola América», Améric a», por lo que de común tienen en el proceso proc eso de de identid identidad ad cultur cultural al nuestro nuestross pueblos pueblos.. En esta esta correla correlación ción de lo universal y lo singular, la concepción martiana del patriotismo arriba a la comprensión de que «Patria es Humanidad». En esta nueva etapa revolucionaria, el valor moral de la intransigencia y la intolerancia ante la dominación colonial española amplía su proyección con el aporte martiano del antimperialismo, avizorado como un tigre en acecho listo para saltar sobre la presa con su zarpazo prepotente, en Cuba y en nuestras tierras de América. El contenido ético humanista del proyecto revolucionario que anima ideológicamente la acción de este nuevo período de la lucha independentis independentista, ta, se alimenta de su profundo carácter popular y democrático. Se reconoce el lugar de las masas humildes, desposeídas, trabajadoras y explotadas como las auténticas fuerzas motrices de la revolución, que podrán alzarse redimidas en el culto de los hombres a la dignidad humana a partir de la edificación de una República «con todos y para el bien de todos». La irrupción en el conflicto de los Estados Unidos condujo a la negociación de una paz con España bajo el ignominioso desconocimiento de las reales fuerzas redentoras cubanas del régimen colonial español y de la personal pers onalidad idad de Cuba y de su pueb pueblo, lo, tal y como sent sentenci enciara ara Cint Cintio io Vitie itier r en su ensayo Ese ensayo Ese sol del mundo moral : Otra vez parecía triunfar el «imposible», y ahora con más fuerza que nunca. Sobre el país desangrado, arruinado, inerme y solo, en la forzuda o gustosa colaboración de cubanos eminentes, se prepararon las condiciones para iniciar la etapa de la neocolonia, avizorada desde diez años atrás por José Martí, rechazada siempre con idéntica energía por Antonio Maceo. 10 10
Cintio Vitier, Ese sol del mundo D.F.,., 1975, p. 105. mundo moral . Siglo XXI, México, D.F
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El camino de la búsqueda del lugar l ugar y papel de la moral dentro del contexto histórico cubano no puede encontrar una certera solución si no se tiene en cuenta la inserción de esta problemática ética en el fenómeno de la identidad nacional. En el concepto de identidad nacional cubana se ex presaa el comple pres complejo jo proces procesoo históri histórico co en el que que se gene genera ra la inte interrel rrelació aciónn e interdependencia recíproca de los aspectos socioculturales y de la idiosincrasia, como resultado de los choques y contradicciones existentes entre los diferentes factores humanos que confluyen y se modifican en suelo cubano, así como factores económicos y políticos, lo que da lugar a la conformación y despliegue de una conciencia nacional. La identidad nacional cubana emerge sobre la base del proceso de transculturación en el marco de las contradicciones socioeconómicas y política polí ticass de la Cuba colo colonial nial.. En sus raíc raíces es étni étnicas cas enco encontra ntramos mos una gama de componentes: indígena-aborígen, negros africanos, blancos españoles, asiáticos y caribeños, que avalan el profundo mestizaje criollo que dará paso a lo cuba cubano no como una cual cualidad idad nueva. En gene general, ral, este concepto concepto expresa el proceso de conformación de rasgos y particularidades inherentes a la formación de la conciencia nacional cubana y a la cubanía. Dado el hecho de que la nacionalidad cubana cuban a nace en franca lucha por el reconocimiento de su identidad ante el yugo colonial español, esta ha estado estrechamente vinculada a los ideales políticos de la autodeterminación y la soberanía patriótica, avalados por la justicia y el compromiso moral, en la búsqueda de los medios para su conquista y preservación. Esto presupone una correlación entre el fin y los medios, mediatizada por la mora moral,l, pre presen sente te a lo lar largo go de la his histor toria ia de la rev revolu olució ciónn cub cubana ana.. A su vez, esto hace que en la vida espiritual cubana exista un fuerte vínculo entre la política y la moral que se expresa como una regularidad del proceso histórico cubano. Unido a este análisis, se infiere que la comprensión del fenómeno que expresa el concepto de identidad nacional, encierra la idea del automovimiento en el devenir histórico del quehacer revolucionario cubano, donde se realiza la autoafirmación y enriquecimiento enriquec imiento del contenido de la cubanía, en la medida en que la ideología revolucionaria alcanza progresivamente diferentes niveles de amplitud y profundización, legitimada por la política, la moral y la producción cultural en cada época histórica concreta. Las condiciones concretas concret as de la realidad cubana en cada período histórico recorrido han impuesto determinadas exigencias exigencias ideológicas, políticas polític as y morales, que de forma reiterada el pueblo cubano ha tenido que afrontar en los diferendos metrópoli española-Cuba e imperialismo yanqui38
Cuba. Ello ha generado el problema de la necesidad de la unidad y la cohesión de los cubanos comprometidos con la causa de la independencia, el patriotismo, el latinoamericanismo y en los momentos actuales del socialismo, ante lo cual no han faltado las posiciones contrarias que han atentado y puesto en peligro en más de una oportunidad tan elevados empeños. La interacción de estas encrucijadas históricas o diferendos, en los marcos de una confrontación aguda de lucha política e ideológica, ha arrojado una continuidad en las consignas enarboladas por el pueblo, en cuya esencia se expresa lo común que integra al proceso revolucionario cubano y, como un aspecto central en él, el fenómeno de la identidad nacional, asociado a la patria y su destino. En los momentos de contradicciones extremas, este fenómeno es asumido como un conflicto moral entre la vida con dignidad nacional o la muerte en lo personal, si se prescinde de ella. Por esta razón, la lucha por la vida de la nación, de la patria, es el precio más elevado, que puede costar la propia vida personal, tal y como recoge la letra del Himno Nacional cubano: «Morir por la Patria es vivir». El contenido de estas consignas expresa: ¡ LIBERTAD O MUERTE! ¡INDEPENDENCIA O MUERTE! ¡VIVA CUBA LIBRE!, gritos de batalla de los mambises en las gestas insurrectas; ¡ PATRIA O MUERTE!, grito de lucha por las conquistas revolucionarias de las masas populares, después del Primero de Enero de 1959; ¡ SOCIALISMO O MUERTE!, grito de lucha por la defensa de la autodeterminación del camino escogido por y en beneficio de las masas populares, en condicion condiciones es de resistenci resistenciaa ante el doble bloqueo y la intensificación de la política imperialista anticubana, como una de las causas externas que llevó al país al período especial a partir de 1991. La autoafirmación de lo cubano entraña un contenido moral, expresado en la posición de compromiso moral ante el problema nacional, que es el problema de la patria y sus destinos, lo que genera el sentimiento sentimi ento de orgullo y el sentido de permanencia, que se manifiestan en posiciones de arraigo y fidelidad. El éxodo después del triunfo de la Revolución R evolución ha reunido a una comunidad de emigrados cubanos asentada mayoritariamente en los Estados Unidos, cuantiosa y heterogénea, que a diferencia de los emigrados del siglo XIX, en los que se apoyara Martí para la preparación de la lucha independentista, adoptan diferentes posiciones: posici ones: desde los que se inclinan a un acercamiento honesto en función de la reunificación familiar, con actos de solidaridad y respeto a la autodeterminación y soberanía de Cuba, y que incluso se pronuncian en contra del bloqueo del gobierno 39
norteamericano por su esencia inhumana, los que denotan aparente indiferencia o «neutralidad», y los que asumen posiciones abiertamente anticubanas, anexionistas y ultrarreaccionarias, como enemigos acérrimos de la Revolución, su obra y su pueblo. En relación con el proceso de identidad nacional, estas actitudes y posiciones no privan al individuo de su condición de cubano en el orden natural, pero en el plano moral y práctico no contribuyen ni aportan al proceso de autoafirmación autoafirmación de la identidad nacional cubana. En este enfoque del análisis coincidimos con don Fernando Ortiz, quien expresara su reflexión en torno a este problema en su conferencia «Los factores humanos de la cubanidad», pronunciada pronunciada ante estudiantes de la Universidad de La Habana en 1939, donde expresó: Hay cubanos que, aun siéndolo con tales razones, no quieren ser cubanos y hasta se avergüenzan y reniegan de serlo. En estos la cubanidad carece de plenitud, está castrada. [...] [S]on precisas también la conciencia de ser cubanos y la voluntad de quererlo ser. [...] [E]sa plenitud de identificación consciente cons ciente y ética de lo cubano. [...] Pienso que para nosotros los cubanos nos habría de convenir la distribución de la cubanidad, condición genérica genéri ca de cubano, y la de cubanía, cubanidad plena, sentida, consciente y deseada; cubanidad responsable, cubanidad con las tres virtudes —dichas teologales—, de fe, esperanza y amor amor.. 11
En la autoafirmación de la identidad nacional en el contexto revolucionario cubano, se ha delineado de forma nítida la tendencia del progreso moral, la que ha predominado históricamente en una fuerte lucha entre los valores morales y los vicios, la degradación y la corrupción moral coexistentes, y que en ocasiones han prevalecido en determinadas condiciones del proceso histórico cubano. En esta tendencia del progreso moral se destaca una trilogía de valores morales humanos universales que aglutinan al resto de los valores morales que en su conjunto orientan y regulan actitudes y conductas de avanzada y progresistas de personalidades relevantes, grupos o sectores, clases, familias o individuos en la vida cotidiana, que han estado comprometidos con las exigencias históricas de cada época en la lucha por el logro de determinado determinadoss ideales de independen independencia cia nacional y patriótica. A su vez, estos valores han llenado el contenido moral de la política y del proyecto social de la revolución desde el pasado siglo hasta nuestros días. Estos valores son: 1. La dignidad dignidad human humanaa (nacion (nacional, al, person personal al y univers universal). al). 11
Órbita de Fernando Ortiz , UNEAC, La Habana, 1973, pp. 149-53.
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2. La intransigen intransigencia cia e intolera intolerancia ncia ante ante todo todo tipo de dominación dominación extran extranjera. jera. 3. La ssol olid idar arid idad ad hum human ana. a.
Cuba en las condiciones de neocolonia yanqui (1898-1959) La ocupación militar norteamericana, el licenciamiento del Ejército Mambí y la desunión de las fuerzas revolucionarias revol ucionarias en torno a las discre panciass entre el General en Jefe del Ejército Liberta pancia Libertador dor,, Máximo Gómez, y la Asamblea del Cerro, fueron factores que coadyuvaron al establecimiento del Gobierno Interventor yanqui, ante el cual las auténticas fuerzas independentistas cubanas y sus intereses quedaron desactivadas y sin representación durante los años 1898 y 1902, en que queda fundada una República mediatizada. El régimen neocolonial establecido en Cuba por el gobierno norteamericano marcó profundamente el carácter estructural del subdesarrollo del país, afianzado por los mecanismos de injerencia y penetración económica, política, polí tica, cultural y militar, lo que condujo a la existencia de un control de la política interior y exterior cubanas, mediante gobiernos entreguistas y proimperialistas, así como a un fuerte proceso de penetración y deformación de la economía nacional. El contradictorio proceso del progreso moral en el devenir histórico cubano, se abre paso en los primeros años de la seudo República, hasta 1920, período caracterizado por Raúl Roa como de verdadera «dispersión de la conciencia nacional», a partir de la incertidumbre, la frustración y el pesimismo en los que una gran parte del pueblo se vio sumido por la imposición de una Constitución de la República, limitada por la Enmienda Platt, cuyo dilema contrapuso a los cubanos, divididos en un grupo minoritario que defendía intransigentemente la no aceptación de tan humillante apéndice, posición encabezada por los patriotas Juan Gualberto Gómez y Salvador Cisneros Betancourt, y otro, que iba ganando cada vez más adeptos, entre cuyos miembros existía el convencimiento penoso de que la aceptación de la Enmienda Platt era el único camino posible para poner fin a la ocupación militar yanqui. Dentro de este podían encontrarse casos de honestos patriotas, como el del relevante independentista Manuel Sanguily. Estas condiciones fueron propicias para el resurgimiento de las posiciones contrarrevolucionarias, caracterizadas por Cintio Vitier como 41
el grupo de solapados partidarios de la nueva situación de dependencia colonial que se avecinaba, por intereses económicos de clase, odio a la causa independentista, complejo de inferioridad o estupidez incurable [...]. [E]l anexionismo aliado del fracasado pero sobreviviente autonomismo, resurgía de sus cenizas, propiciado por el escepticismo fundamental de la generación positivista de entre guerras». 12
Durante las dos primeras décadas de la Cuba neocolonial, la moral expresó las contradicciones de la época mediante la manifestación de una tendencia progresiva e integradora que se concretaba en las posiciones e intereses que en cierta medida se manifestaron por medio de las fuerzas revolucionarias independentistas más radicales, representadas por Juan Gualberto Gómez, Cisneros Betancourt y Bartolomé Masó. Estas nucleaban a sectores de la tendencia nacionalista de la burguesía dependiente, dentro de ellos los hacendados azucareros y ganaderos de Las Villas, Villas, Camagüey y Oriente con ciertas aspiraciones, grupos de profesionales, pequeños comerciantes cubanos, pequeños propietarios, entre otros de la clase media, y de la clase oprimida, tales como obreros, campesinos, masas negras, etcétera. La tendencia regresiva y desintegradora se manifestó en la actividad e intereses del grupo oligárquico antinacionalista y plattista, de posición conservadora, que se erigió erigi ó como clase dominante en los gobiernos gobierno s de la época, excepto en el período que le correspondió a José Miguel Gómez (1909-1913). Dentro de ellos se encontraba el grupo antinacional de la burguesía dependiente criolla, la mayoría de los norteamericanos residentes residente s en Cuba y representantes del capital financiero yanqui, el sector comercial y azucarero español y amplias masas de Pinar de Río, La Habana y Matanzas que dependían de los beneficios que estas fuerzas de poder le proporcionaban. Avalados por una acelerada penetración económica en el país, una educación deficitaria y con una fuerte influencia norteamericana, transcurrieron los sucesivos presidentes de turno que representaban una política sin personalidad ni cara propia y que delinearon una escalada de arribismo, demagogia, corrupción, entreguismo y profundización de la discriminación discriminac ión racial, a partir del ascenso de una burguesía a costa de las masas trabajadoras, hundidas en la miseria y el desamparo social. Dentro de ello, un elemento de regreso moral fue la entronización de un racismo acérrimo que tuvo como colofón la represión sangrienta contra 12
Cintio Vitier, Vitier, Ob. cit., p. 106.
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el movimiento de los Independientes Independien tes de Color en 1912, cuando el Ejército asesinó a un elevado número de negros y mulatos cubanos. Como es propio del fenómeno de la moral, esta situación no deja de tener su contrapartida. La tendencia progresiva persiste en dar pasos, a veces imperceptibles, imperceptible s, dentro de una situación histórica difícil como esta. El creciente malestar en los estados de ánimo de las clases más humildes, unido a la agudización de las contradicciones económicas y políticas, condicionará el estallido social y la acción de la moral en la orientación hacia actitudes cívicas y patrióticas de las fuerzas nacionalistas y revolucionarias del país. Otro enfoque metodológico en el análisis de los primeros años de la República neocolonial, válido en sus aportes para profundizar en la caracterización de la moral de la época, es el estudio psicosocial del cubano, realizado por el historiador Jorge Ibarra, el cual recurre al uso instrumental de las manifestaciones artístico culturales como termómetro termóme tro indicador del alma de la sociedad, o como espejo del espíritu, en cuanto a los sentimientos, estados de ánimo y emociones del cubano en la travesía de estos años. En la obra artístico literaria de la época está recogida de una determinada forma estilística no sólo la realidad e inquietudes sociales que son objeto obligado de reflexión del cubano, sino las propias inquietudes, necesidades y aspiraciones de los propios autores, imprimiéndole las huellas de su subjetividad interna, vivencias, conflictos, estados de ánimo y espiritualidad. Coincidente con el criterio de Fernández Retamar, el historiador Jorge Ibarra reconoce como un fenómeno nada casual, sino como la manifestación de una regularidad en el devenir histórico de la realidad cubana «que fueron heraldos de su época Heredia en 1820, Céspedes en 1868, Martí en 1895 y Martínez Villena en 1920», como una convergencia entre «el poeta y el vidente, entre el poeta y el hombre de acción y el hombre de acción precursor», 13 En cuanto a la explicación psicológica de este fenómeno, este autor dice: No es la poesía, por lo tanto, lo que da lugar a una superior percepción histórica, o a una posición cimera en la vanguardia, sino en el sentir más hondamente las emociones soterradas del pueblo. Tanto la vocación poética, la superior percepción histórica, como la acción política precursora de vanguardia, provienen consecuentemente de una raíz idéntica: una vida emotiva individual plenamente integrada con los grandes 13
Jorge Ibarra, Un análisis psicosocial del cubano: 1898 - 1925 , Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1985, pp. 22-3.
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sentimientos colectivos. Esta comunidad emocional constituye el estímulo fundamental para la superior percepción del devenir histórico. 14
A este componente psicológico se une el contenido axiológico que penetra la esfera de lo emocional-espiritual del individuo. Una de sus manifestaciones está en la moral y en la expresión de los sentimientos humanos, donde la profunda sensibilidad estética se combina con una elevada sensibilidad moral ante todo lo que concierne al hombre, lo que trae consigo la correlación entre lo bello y lo bueno. En este caso concreto está vinculado al drama histórico social del cubano y de la patria, lo cual se integra de manera armónica en la correlación del contenido y la forma dentro de la creación artística de la época. Estos elementos nos permiten comprender en qué medida la desesta biliz bi lizac ació iónn so soci cioe oeco conó nómic micaa y po polí líti tica ca,, la lass co cond ndic icion iones es de dell fr frac acas asoo de gr gran ande dess ideales morales por los cuales se han invertido ingentes esfuerzos, sacrificios y vidas humanas, así como la imposición de un poder y política foráneos sobre la determinación de los destinos de un pueblo, que ponen una vez más en duda el reconocimiento de la personalidad personali dad de la nación cubana, repercuten en la recaída que en los primeros diez años de la República tiene la poes po esía ía cu cuba bana na co como mo ex expr presi esión ón a su ve vezz de la tra traumá umáti tica ca de depr pres esión ión o deg degra ra-dación que sufren las fuerzas morales progresistas de la sociedad. Podemos referirnos a otro momento de crisis crisi s de valores, como reflejo de las difíciles condiciones histórico coyunturales que representara el fin de la guerra independentista y el inicio de un nuevo peldaño histórico social al que arribara Cuba como República neocolonial. La caracterización más general que en el caso cas o de la poesía cubana hacia 1910 hace Cintio Vitier, es que la misma fue un reflejo fiel de la realidad social de la época, al expresar los conflictos emocionales y la frustración que sintieran aquellas generaciones de cubanos. Dentro de las diversas causas analizadas, Vitier tiene en cuenta no sólo los hechos históricos objetivos, sino también los aspectos subjetivos que estos generan e impactan a la moral y que afectan sensiblemente en la dispersión de la conciencia nacional, entre ellos la desintegración de los ideales ético humanistas del proyecto político-social martiano, que trae consigo la ausencia de un ideal histórico definido, capaz de aglutinar acciones y voluntades, la carencia de simbolismo patriótico, que se reflejó reflej ó también en la tendencia desmoralizante de esos años, en que aflora el espíritu incrédulo y burl bu rlón ón de la id idio iosi sinc ncra rasi siaa de dell cu cuba bano no,, lo qu quee en su co conj njun unto to ma marc rcaa un unaa hu huel ella la en el fenómeno poético de la época. 14
Ibídem, p. 23.
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Vitier reconoce la excepción que significara Julián del Casal, y con posterio post eriorida ridadd a esta déca década, da, Ibar Ibarra ra seña señala la que que José José Manu Manuel el Poved Povedaa fue fue el poetaa por excelen poet excelencia cia de la frustr frustració aciónn republic republicana. ana. En el anális análisis is de «La elegía del retorno», el historiador histori ador descubre que en Poveda «la ausencia de una conciencia nacional hace imposible la existencia de una conciencia individual», aunque aporta, a su vez, el significado ético del problema nacional ante la contradicción de mantener y defender nuestra existencia como cubanos o renunciar a tan inalienable y auténtico sentimiento y derecho, fenómeno que abona las raíces históricas del diferendo imperialismo norteamericano-Cuba. Pero al leer el texto del poema, no encontramos encont ramos sólo frustración. frustració n. TamTam bién se encue encuentra ntra un sent sentimie imiento nto de resis resistenc tencia ia en en su fuer fueroo intern internoo de de los los hechos consumados que imponen los acontecimientos, en un aparente tem perament pera mentoo pasivo pasivo de resign resignació ación. n. Hay una una queja, queja, una una denuncia denuncia,, una im pugnació pugn aciónn de tal real realidad idad;; una inco inconfo nformid rmidad ad que abo aboga ga por un espí espíritu ritu de rebeldía y de intransigencia, como en el otrora momento de la dicotomía Zanjón-Baraguá, lo que nos permite afirmar que, como en toda situación de crisis de valores y de lo espiritual, la agitación de las pasiones más internas busca asirse a determinados valores humanos universales, necesarios a salvaguardar. Y la búsqueda de ideales orientadores orien tadores del camino es también una vía alternativa de salida de tales momentos. En la elegía de Poveda hay también un conflicto moral: «Ayer mismo sufrí los males de la Patria, pero tenía confianza en mi palabra, en mi pluma,, en el esfuer pluma esfuerzo zo de la juven juventud. tud. Hoy Hoy no; hoy hoy me siento siento como como si no existiera, y el dolor de Patria que sufro es el de no existir.» Ante esta contradicción de ser cubanos o dejar de ser, hay una duda, un cuestionamiento: ¡Será bastante, sin embargo, que yo sea irreductible portador de la rebelión; que en mis versos aprendan los hombres secretos de libertad; que en mis estrofas circulen las consignas, consignas , las comunicaciones y las clarinadas, para el gran gran esfuerzo libertador! libertador! [...] Pero una voz nueva me gritó en lo interno: !No, no! !La hora no es para canciones que no serían escuchadas!.15
El poeta reconoce qué condiciones son las que imponen dicha sordera y en qué medida la patria se encuentra atada de pies y manos para la acción que se requiere. No obstante el momento de debilitamiento que tanto sufre, se resiste a una aceptación resignada y pasiva y considera que tal vez mañana serán escuchadas por oídos de cubanos sensibles y receptivos. 16 15 16
Ibídem, p. 31. «Era noche cerrada y fría y sin estrellas. Y al rumor del torrente, yo sentí una súbita vergüenza: la vergüenza de no haber luchado bastante, a músculo callado, por la libertad.
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Ante el reconocimiento de esta paradoja que plantea el problema de la identidad nacional y cultural en medio de tales vicisitudes, el poeta encuentra en los ideales una fuerza oculta, orientadora y movilizadora que en tales circunstancias puede utilizar y lo pueden ayudar a abrirse paso entre el laberinto oscuro por el que transitan él, la nación y la patria: ¿Y qué mejor ocupación para un poeta de ideales, mientras no existamos, existamos , que componer versos simbólicos, o errar sin rumbo en la noche, ideando prosas de incertidumbre? ¿Quién sabe mañana la fuerza que tendrán estas mismas palabras indecisas? 17
En tales condiciones, se hacía necesaria una acción movilizadora hacia una actitud diferente, que marcara el paso de la tendencia progresiva de la moral, por lo que salvando las distancias y diferencias históricas en los primeros años del nacimiento de la seudorrepública, se hizo sentir gravemente el peso de la ausencia de un Baraguá como reclamo y reivindicación de la dignidad y honor de la conciencia nacional y la l a patria, a lo cual también se refirió Poveda en su poesía. La intervención extraña, frustrando el sacrificio, frustró la Patria. «Entre nosotros» hay distancias, y «sobre nosotros» influencias. Se frustró el sacrificio, y sólo han triunfado los autonomistas. La paz de San Juan equivale a la paz del Zanjón. Con la diferencia de que en Baraguá no ha protestado nadie esta vez. 18
Baraguá, como un simbólico indicador ind icador de la tendencia progresiva de la moral, encontró su continuidad hacia la década del 20, reconocido en la historia de Cuba, como el «despertar de la conciencia nacional», iniciado justamen just amente te al calor calor de la Prote Protesta sta de los Trece rece,, protagon protagonizad izadaa por Rubén Rubén Martinez Villena Villena contra la agudización de la corrupción corrupci ón administrativa de los sucesivos gobiernos de turno y la profundización de la penetración yanqui. En estos años los intelectuales revolucionarios, unidos al movimiento estudiantil y obrero, son las fuerzas motrices del auge revolucionari. Son figuras representativas del movimiento revolucionario Julio Tomé entre mis dos manos el libro de canciones, y estuve a punto de lanzarlas al torrente, Pero me contuve; pensé: Después de todo sería inútil; no podría prescindir de mi mismo. Y por ahora, no hay realmente acción posible. Estamos aherrojados por dobles cadenas. [...] Un soplo de dispersión ha barrido las conciencias, conci encias, y todo cuanto había de dignidad, pureza y valentía en las conciencias; un soplo de disolución ha disgregado todas las energías creadoras del alma nacional. Somos la sombra de un pueblo, el sueño de una democracia, el ansia de una libertad. No existimos existimos.» .» (Ibídem, p. 32.) 17 Ibídem, p. 33. 18 Ibídem, p. 34.
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Antonio Mella, Alfredo López, Juan Marinello, Raúl Roa y Antonio Guiteras Holmes, entre otros. En esta etapa de efervescencia y luchas revolucionarias hay un rescate de valores morales, tales como el deber moral ante el reclamo de la patria patr ia y la dign dignidad idad naci nacional onal manc mancilla illadas, das, en la misma medi medida da en que crecía en ampliación y profundización el sentimiento de intransigencia e intolerancia a la penetración yanqui, que movilizó a las masas a las acciones práctico prác tico tran transfor sformado madoras ras en el orde ordenn polí político tico-mor -moral al de la soci sociedad edad.. La agudización paulatina de las contradicciones de los intereses entre las masas trabajadoras explotadas y humildes, en relación con la parasitaria clase burguesa, adinerada y entreguista, dieron fortaleza a la organización del movimiento revolucionario y a la toma de una conciencia de clase. En tales circunstancias, el ideario martiano recobra todo su significado y fuerza axiológica ético humanista del proyecto social enarbolado en el pasado siglo aún sin realizar y retomado por la generación del veinte. Esta generación asimila también tam bién la influencia ideológica de la Revolución Rusa de 1917, lo que permite permit e que los seguidores de los ideales comucomu nistas se vinculen a la III Internacional de Lenin, enriqueciendo de forma sui géneris géneris el el proceso gradual de conformación de una ideología profundamente martiana que se integraba con los elementos de carácter clasista que aportaba la concepción marxista-leninista del mundo, lo que permitió a líderes como Julio Antonio Mella tener una comprensión de la realidad cubana y actuar consecuentemente con ella. Mella encabezó el movimiento de la Reforma Universitaria y la creación de la Federación Estudiantil Universitaria, así como de la Universidad Popular José Martí, tratando siempre sie mpre de unir en la acción revolucionaria al movimiento estudiantil con el movimiento obrero. En 1925 Mella funda la Liga Antimperialista y el Partido Comunista, donde participa el veterano compañero de José Martí Carlos Baliño. En este año también se crea la Confederación Nacional Obrera de Cuba. Todo este proceso representó una autoafirmación de la identidad nacional, de fortalecimiento del patriotismo y del ideal nacional. En el ámbito de la moral cotidiana, las profundas diferencias socioeconómicas socioeconómi cas de las distintas clases imponían una moral costumbrista, donde rígidos patrones regulaban de forma dogmática la moral de las familias, existía una serie de prejuicios preju icios sociales con respecto al sexo y las relaciones de las parejas. La sociedad engendraba y reproducía el predominio del machismo, así como la discriminación racial. En las relaciones familiares existía un culto a la autoridad de los padres en el trato afectuoso y de respeto. La 47
máxima autoridad le correspondía correspondí a a la figura paterna. Se cultivaba en las familias humildes y trabajadoras la honradez, la sencillez y la solidaridad. El arribo de la dictadura del general Gerardo Machado profundizó las diferencias sociales y la agudización de los intereses de clase bajo la terrible influencia de la crisis económica del capitalismo de 1929-1933, que provocó un aumento considerable del desempleo, el desamparo y la inseguridad social. Ello generó las condiciones para el estallido revolucionario de los años 30. La caída de Machado tras la huelga general de agosto del 33 representó un triunfo escamoteado a las masas populares, a partir del proceso de mediación que llevó a cabo el gobierno de Estados Unidos a través del agente designado Sumner Welles. La celeridad en los sucesivos movimientos políticos gubernamentales, manejados según los intereses imperialistas, imperialista s, trajo consigo una inestabilidad que incluyó el período de gobierno de los Cien Días, presidido por Ramón Grau San Martín, miembro del Directorio Estudiantil Universitario (DEU), y con la presencia de Antonio Guiteras como secretario de Gobernación. Este, respondiendo a sus posiciones revolucionarias, tomó un conjunto de medidas a favor de las masas populares. Estas medidas no contaron con el apoyo del entreguista gobierno, sometido a la vigilancia permanente del ex sargento del Ejército Fulgencio Batista, quien tras una astuta estratagema arribista se autotituló Coronel durante el golpe militar del 4 de septiembre de 1933. La represión militar a las masas trabajadoras arreció y las acciones contrarrevolucionarias contrarrevoluci onarias fueron alentadas internamente por el agente yanqui, quien a su vez planeó el golpe contrarrevolucionario de Batista, que dio al traste con el gobierno de los Cien Días, y con ello se produjo el fracaso del movimiento revolucionario nacionalista. Como dijera Raúl Roa, «la revolución del treinta se fue a bolina». Pero, ¿qué repercusión trae este contradictorio fenómeno en el complejo proceso del progreso moral? ¿Fue todo reversibilida reversibilidadd absoluta? Indiscutiblemente las fuerzas morales regresivas encuentran condiciones favorables para aflorar en la vida ideológica y espiritual de la sociedad. Sin embargo, simultáneamente se cultivaban, en el ámbito sociocultural del pueblo, los sentimentos necesarios para para no dejar escapar escapar los valores eses pirituales, donde el componente componente moral moral seguía seguía siendo siendo un importante elemento integrador dentro de todas las aristas ideológicas que se manifestaban en la orientación hacia los valores humanos universales, asociados, en el contexto histórico cubano, al ideal de independencia nacional y soberanía, así como a la realización de la dignidad humana, con la solu48
ción de los grandes problemas económicos y sociales que agobiaban al pueblo, a los trabajadores, trabajadores, vejados vejados una y otra vez. Es este un momento de búsqueda y reencuentro con los valores ético humanistas que aportó la ilustración del siglo XIX cubano, aunque mirando hacia el porvenir. De ahí la necesidad de la búsqueda de un ideal auténticamente cubano, latinoamericano, que llenara el vacío generado por las frustraciones y reveses sufridos sufridos en las grandes acciones revolurevolucionarias. Estas posiciones progresistas patentizaron la autoafirmación de una moralidad progresiva prog resiva que no se da por vencida en la capacidad de resistencia del pueblo, en la medida en que se retroalimenta y se prepara para darse a la acción práctica transformadora y a la lucha. Esto es también una forma de autoafirmación de nuestra identidad nacional y cultural. Cintio Vitier Vitier nos aporta una valoración ética y una caracterización de este fenómeno: Desde el punto de vista de la moral pública, la etapa posterior a la caída de Machado no se diferencia esencialmente de la anterior. anterior. [...] En realidad era eso lo que se institucionalizaba: la ausencia de finalidad, el círculo vicioso, el fracaso de la revolución. El saqueo de la hacienda pública se multiplicaba de año en año, de gobierno en gobierno, al igual que el juego y la prostitución. [...] El país estaba hueco. Sólo su alma, oculta, vivía. No, por cierto, en «la política» desprestigiada hasta la médula. Vivía en el sufrimiento callado de la familia pobre y media, en su capacidad de resistencia y de ilusión, en la inapreciable risa popular, en la música inevitable, en la lámpara del estudioso, en la poesía. poesía . La cultura se replegaba a posiciones de investigación y crítica, de recuento histórico, de rescate de esencias. Una distinta eticidad, asediada por la farsa y el vacío, se hacia fuerte en el silencio. silencio .19
En este empeño se destacan en la labor de creación intelectual figuras como Juan Marinello, Nicolás Guillén (reconocido posteriormente Poeta Nacional), Jorge Mañach, Raúl Roa, Fernando Ortiz, Ramiro Guerra y Medardo Vitier, entre otros. Dentro de la creación poética se agrupan, según la caracterización de Vitier Vitier en la obra citada, las generaciones de Poveda, Boti y Acosta, la de Brull, Ballagas Ball agas y Florit, y la de los poetas de la revista Orígenes Orígenes,, en la que sobresale la obra de José Lezama Lima. Dentro de las grandes inquietudes que indagaban y a las que daban respuesta en sus estudios o en su poesía, estaban el conocimiento profundo de nuestro propio proceso de identidad nacional, de las raíces más hondas de los rasgos psicosociales psicos ociales de la idiosincrasia idiosincrasi a del cubano, la asimila19
Cintio Vitier, Vitier, Ob. cit., p. 139. 13 9. (Los subrayados son de la autora.) autora .)
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ción e influencias de la cultura universal en lo nacional y una constante preocupa preo cupación ción por por los valore valoress cultural culturales es y ético ético humanista humanistass del siglo siglo XIX, manifestada con el desarrollo de múltiples estudios de las personalidades iluministas e ilustradas, así como con la aparición de estudios biográficos, sobre todo de José Martí. En la esfera pedagógica, el problema de la formación de valores y cualidades morales, así como la necesidad de ampliar las escuelas y perfeccionar el sistema de enseñanza con un carácter científico y una base cultural amplia, era el objeto central de los educadores que conformaban la línea revolucionaria que defendían los valores patrióticos y nacionales y fomentaban el sentimiento antimperialista en los difíciles años de la Repú blic bl icaa ne neoc ocol olon onia ial.l. La escuela pública cubana y sus mejores maestros fueron, durante la etapa republicana, como una célula dentro dent ro del cuerpo social que no llegó a contaminarse con el cáncer pútrido de la politiquería. Ella conservó las mejores tradicioness de las luchas libertadoras del pasado. Muchos veteranos maestradicione tros transmitieron transmitier on el aliento mambí a los niños de la nueva generación. Contra los textos que trataron de imponer los yanquis exaltando sus valores y su modo de vida, nuestra escuela pública y nuestros viejos maestros nos enseñaron las gestas de Agramonte, Agramont e, de Céspedes, de Maceo, de Martí, de Máximo Gómez. [...] Nosotros jurábamos la bandera todos los viernes, con el corazón estremecido: estremecido: ¡Nuestra bandera! Y aprendimos los versos de Byrne. Nuest Nu estra ra escu escuela ela púb públic lica, a, laic laicaa y gratu gratuit ita, a, con con toda todass sus debi debilid lidade ades, s, fue fue la verdadera formadora de las generaciones que se sucedieron hasta llegar al glorioso 1ro. de Enero de 1959.20
La situación de la realidad cubana a partir de 1934 se caracterizó por un empeoramiento de las contradicciones sociales a causa de una crisis permanente de la economía del país, al acentuarse el estatus de dependencia en relación con el mercado norteamericano y la penetración económica caló aún más hondo. La polarización de las condiciones de vida entre la clase burguesa, con su dilapidación, ostentación y lujo, en contraposición a las de una población desamparada, abandonada a su propia suerte, abatida aba tida por la miseria, el desempleo, la vivienda en barrios marginales, cuarterías, ciudadelas, con una educación abandonada y una salud pública deficitaria, situación si tuación esta que en las zonas rurales presentaba un panorama tétrico por el crecimiento del latifundio, hacen que los intereses socioclasistas entren en una contradicción cada vez más irreconciliable. 20
Gaspar J. García Galló, Bos Bosque quejo jo his histór tórico ico de la edu educac cació iónn en Cub Cubaa , Pueblo y Educación, La Habana, 1974.
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La lucha de las fuerzas revolucionarias se mantuvo latente y dio pasos importantes bajo la etapa de cierta apertura democrática del gobierno cu bano,, en el con bano contex texto to de la Seg Segund undaa Guer Guerra ra Mund Mundial ial y el aug augee inte internac rnacion ional al de la lucha antifascista. Dentro de los logros del movimiento popular se destaca la creación de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) y el papel decisivo de la participación de los comunistas en la Constitución C onstitución de 1940. Con la profundización de la corrupción administrativa, el robo abierto de los fondos del presupuesto nacional, la institucionalización insti tucionalización del gangsterismo, entre otros desmanes, durante los gobiernos del autenticismo (Partido Revolucionario Cubano-Auténtico), se produce un auge de la lucha de las masas populares contra la oligarquía dominante y la penetración imperialista, que fue fuertemente reprimida bajo los designios yanquis de la política polí tica de guer guerra ra fría de la posgu posguerra erra.. Es importante tener en cuenta que con el despliegue de la lucha revolucionaria durante todo este período, la moral constituye un sólido fundamento que los líderes revolucionarios de la época enarbolan como estandarte. Ellos asumieron la responsabilidad y el deber moral que les impusieron las exigencias y las necesidades históricas de las masas trabajadoras y humildes, así como de la nación corroída en sus propias entrañas. Los debates y el texto de la Carta Magna cubana en la Asamblea Constituyente de 1940 estuvieron matizados por un sentido humanista, cuyo contenido moral sustentó el carácter progresista, democrático, patriótico y antimperialista de su proyección, aportado esencialmente esenci almente por el grupo que representaba al Partido Unión Revolucionaria Comunista (PURC), fusión del Partido Comunista de Cuba con el de Unión Revolucionaria, los que a pesarr de encont pesa encontrars rarsee en minoría minoría resp respecto ecto a los repres representa entantes ntes de los parpartidos burgueses, hicieron sentir la fuerza moral de sus propuestas. La exposición del programa del PURC, realizada por Juan Marinello, miembro del Partido Comunista, es ilustrativa del contenido progresista ético humanista de su proyección. La democracia repudia toda distinción injusta, y los hombres se mantienen en Cuba divididos por el color de la piel y la mujer es inferior al hombre. De aquí han de salir la equiparación real del hombre con la mujer y una igualdad racial que no venga sólo de la declaración hermosa sino de la sanción aseguradora de su cumplimiento. No se conc concibe ibe la dem democra ocracia cia dent dentro ro de una eco economí nomíaa ende endeudad udadaa al ext extranran jero poder poderoso. oso. De aquí hemo hemoss de de sali salirr habie habiendo ndo dispu dispuesto esto los cami caminos nos de nuestra liberación —con la economía en manos cubanas— [...]. 51
Fieles al pueblo, unidos firmemente al hombre de taller y cañaveral, nosotros encaramos la responsabilidad de dar nuestro esfuerzo al logro de una Cuba dueña de sí, de una República que, al conquistar las más justas convivencias que el instante franquee, esté trabajando por el mundo nuevo que quieren los hombres de nuestro Partido, por el mundo en que no se levante sobre criatura humana el poder legítimo de otra, por el mundo en que la libertad íntegra sea la única forma de vida. 21
Las demandas de este programa hacen evidente que en ese período de la República neocolonial no pudo ser cumplido el propio proyecto formulado por el Partido Revolucionario Cubano, fundado y presidido por José Martí en el siglo XIX, con el objetivo de organizar y dirigir la lucha por la independencia y soberanía nacional, así como para la fundación de una república «con todos y para el bien de todos», en la cual la ley de leyes que rige el bien primero y supremo fuera «el culto a la dignidad plena del hombre». En esta medida, existe una coincidencia entre los valores humanos universales que aportara la ideología comunista de la concepción marxista-leninista marxista-leninista del mundo, con la ideología profundamente revolucionaria elaborada elaborada y difundida por José Martí como expresión de la interpretación cabal de las condiciones de la realidad cubana y la búsqueda certera de las vías y de un camino propio para dar respuesta y cambiar de raíz tales condiciones. De esta forma, durante todos los años de la seudorrepública, donde la aprobación de la Constitución Constituci ón de 1940 no significó ningún cambio en las condiciones imperantes en la realidad social, denunciadas en sus sesiones, el proyecto revolucionario cubano mantenía las históricas raíces martianas de luchar por la plena independencia de Cuba, la emancipación social y la dignidad del hombre. La fuerza movilizadora movilizado ra de la moral, en su tendencia creciente al calor de la lucha de clases, como fundamento y guía de los ideales revolucionarios que llevaban adelante las masas populares, tuvo una forma particular de manifestación, a partir de 1948 con la fundación del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) (PPC-O), dirigido por Eduardo Chibás. La consigna representativa de la lucha de este partido era ¡Vergüenza contra dinero!, por lo que la escoba era un símbolo de la necesidad de barrer y acabar con la desmoralización de los gobiernos corruptos, la injerencia yanqui, la economía dependiente, monoproductora y en bancarrota, la malversación y los negocios sucios, entre otros de los tantos males que afectaban a la nación cubana y que sufría el pueblo en condiciones infrahumanas de vida. 21
Julio Le Riverend, Historia de Cuba, t. 5, Pueblo y Educación, La Habana, 1978, pp. 82-3.
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Este partido tuvo un gran arraigo popular por el contenido moralizador moralizado r de su lucha, tocando la sensibilidad tan lacerada del pueblo cubano, así como por su programa, que respondía a las necesidades más urgentes de las masas con un carácter democrático-burgués avanzado. La muerte de su dirigente, Eduardo Chibás, causó un impacto estremecedor en las conciencias de sus seguidores, pues después de su acostumbrada alocución radial, en la cual reconociera que a pesar de no poder presentar las pruebas físicas de la denuncia al Gobierno sobre la permanente práctica del robo del tesoro nacional, su convicció convicciónn moral lo hacía mantener tales acusaciones. Por esa razón, su alerta ante los cu banos honestos y honrados, amantes de la justicia, requería de un llamado que los hiciera tomar conciencia de la gravedad de los hechos de la realidad cubana, ante los que debían reaccionar. Sus últimas palabras en este empeño fueron: «¡Compañeros de la Ortodoxia, adelante! ¡Por la independencia económica, la libertad política y la justicia social! ¡A barrer a los ladrones del Gobierno! ¡Pueblo de Cuba, levántate y anda! ¡Pueblo cubano, despierta! ¡Pueblo cubano, despierta! ¡Este es mi último aldabonazo!» 22 Ante los micrófonos, Chibás se quita la vida con un disparo. Estaba decidido a estremecer la conciencia de los cubanos. Fue indiscutible la incidencia que tuvo este partido en el enardecimient enardecimientoo y fortalecimiento de la conciencia nacional y patriótica de los cubanos, especialmente en las jóvenes generaciones de la época, de donde surgió la sección juvenil del PPC (O), cuyo esfuerzo principal estuvo encaminado al estudio del proceso histórico cubano, con ciertas influencias de la metodología marxista para la comprensión compr ensión de la realidad social y llegar a la conclusión de que el camino del socialismo era la única posibilidad de poder acabar con la situación imperante en la Cuba neocolonial de mitad de siglo. Ante las grandes posibilidades de que en las elecciones constitucionales de 1952 las fuerzas populares arribaran al poder por esa vía —dado el respaldo que mantenía el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) a pesar de la muerte de su líder, por lo que constituía una seria amenaza a los intereses de la burguesía nacional y del gobierno norteamericano—, es fraguado y ejecutado el golpe de Estado del 10 de Marzo de 1952 por el general del ejército Fulgencio Batista. Se implanta un régimen cuyo nivel de represión hacia las fuerzas populares y revolucionarias revoluci onarias lo convirtió en una cruel dictadura sangrienta. 22
Ibídem, p. 156.
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Una vez más la frustración se apodera del sentimiento y el clima psicológico-moral, de la conciencia de los cubanos. Pero ahora la «ley del imposible» encontrará su antítesis y reversibilidad en la acción de la generación del Centenario del Natalicio del apóstol José Martí (1853), que daría la respuesta merecida a la agravación permanente de la crisis socioeconómica, socioeconó mica, política y moral del país, cuyos límites de penosa resistencia habían sido fuertemente quebrantados con un golpe de Estado que, en vísperas de las elecciones, implantara un gobierno inconstitucional, como una bofetada al honor y dignidad de la nación. Muchos de estos jóvenes procedían de la Juventud Ortodoxa. Dentro de ellos se destaca la acción del líder revolucionario Fidel Castro. Estos jóvenes, jóvene s, de una profun profunda da formac formación ión martia martiana, na, y alguno algunoss de ellos estudi estudioosos e influenciados por la doctrina marxista, decidieron reivindicar la memoria del Apóstol. El asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 fue la respuesta directa al golpe de Estado del 10 de Marzo, como indicador del único camino posible para la subversión del statu del statu quo quo de de la realidad cubana: la lucha armada para el logro de la verdadera liberación nacional. nacional. A su vez, este acto fue la respuesta de los jóvenes al último aldabonazo que diera Eduardo Chibás, y ofreció la carga que pidió Rubén Martínez Villena, Villena, en su «Mensaje lírico lí rico civil», de 1923, donde describe desc ribe el contexto en el que se produjo la Protesta de los Trece por la bochornosa compraventa del Convento de Santa Clara. Sus estrofas fueron un llamado al despertar de la conciencia nacional, al sentimiento patriótico de honor y de vergüenza, y a la acción transformadora: Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones; para vengar los muertos que padecen de ultraje, para limpiar la costra tenaz del coloniaje; para poder un día con prestigio y razón, extirpar el apéndice de la Constitución; para no hacer inútil, en humillante suerte, el esfuerzo y el hambre y la herida y la muerte; para que la República se s e mantenga de sí, para cumplir el sueño de mármol de Martí; para guardar la tierra gloriosa de despojos para salvar el templo del Amor y la Fe, 54
para que nuestros hijos no mendiguen de hinojos, la Patria que los padres les legaron de pie. 23
La formulación programática de lo que fue el Movimiento 26 de Julio se patentiza en el alegato histórico de autodefensa de Fidel Castro conociconoci Historiaa me absolve absolverá rá.. Allí el acusado deviene acusador del do como La como La Histori anticonstitucional anticonstituc ional gobierno tiránico de Batista y de todos los males y calamidades de la realidad cubana en la seudorrepública. La fuerza y el contenido moral de este programa da continuidad a la línea progresiva y revolucionaria de las luchas del pueblo cubano, iniciadas desde el siglo XIX, donde se encuentran las raíces nacionales y martianas más profundas de este nuevo proyecto de lucha, pasando por las experiencias de la Revolución del 30 y enriquecido con nuevos elementos asociados a la ideología marxista-leninista. Estos elementos del factor subjetivo son instrumentos ideológicos que permitir perm itirán án viab viabiliz ilizar ar la luc lucha ha par paraa llev llevar ar adel adelant antee los camb cambios ios nec necesar esarios ios y rebasar los límites cualitativos hacia una eticidad nueva, que rompiera el proceso proc eso cícl cíclico ico de frus frustrac tracione iones, s, ince incertid rtidumbr umbre, e, de «el impo imposibl sible» e» al dec decir ir de Cintio Vitier, el entreguismo, la corrupción administrativa, la prostitución, el juego, la insalubridad, la incultura, el desamparo social, la discriminación racial y todo tipo de injusticias sociales. Esta continuidad en la moral, como se ha podido evidenciar a lo largo de nuestra historia, se presenta como una regularidad. regularidad . Ha sido un contenido esencial del proyecto revolucionario revoluciona rio cubano y de sus objetivos a través de las sucesivas luchas. A su vez, este fenómeno de carácter político y moral se ha desarrollado a tenor del propio proceso de conformación y autoafirmación de la identidad nacional y cultural cubana, lo que dice del carácter complejo y contradictorio del progreso moral manifestado en ello. No obst obstante ante,, el el frac fracaso aso milit militar ar del asal asalto to al Cuar Cuartel tel Monc Moncada ada sign signific ificóó una premisa importante en la toma de conciencia, no sólo de la insatisfacción que el pueblo sentía ante la situación económica y política que vivía el país pa ís,, si sino no qu quee ta tamb mbié iénn re reve veló ló la po posi sibi bili lida dadd re real al de un unaa ac acci ción ón transformadora, revolucionaria revolucionaria y progresiva, liberadora y de justicia social. En el progreso moral de la sociedad cubana, la l a línea progresiva princi pal se se ha orie orientad ntadoo fundame fundamental ntalment mentee hacia hacia los los valore valoress morales morales del bien bien moral social, es decir, de la dignidad humana (nacional y personal como cubanos), la intransigencia e intolerancia ante la dominación extranjera (colonial o neocolonial), y de la solidaridad humana como un elemento aglutinador de las masas en torno a los objetivos supremos. 23
Rubén Martínez Villena. La pupila insomne, La Habana, Tercer Festival del Libro, s/f, pp. 179-80.
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La vigencia de estos valores es válida en la medida en que el deber moral social ante los imperativos de la época, en particular de la patria y el patriotismo, adquiere una significación moral de primer orden en el proceso histórico cubano. La nueva moralidad, que requería el heroico esfuerzo transformador de las condiciones de la República neocolonial cubana, se fue fraguando a fuego lento, a través de todo el proceso de preparación y organización clandestina de esta lucha, pero fundamentalmente en el escenario de las contiendas y batallas libradas por el Ejército Rebelde, apoyado por los campesinos, el pueblo de la sierra y la ciudad, y donde se destacaron el pensamiento y la acción de muchos héroes reconocidos y anónimos anónimos que sobrevivieron o dieron sus vidas por los ideales de independencia, soberaní ra níaa y ju just stic icia ia so soci cial al.. Esta Es ta mas masiv ivaa gest gestaa requ requer ería ía,, una vez vez más, más, de la unidad de todos los cubanos honestos, convencidos de la justeza moral de la lucha, con independencia de raza, sexo, credo, filosofía e incluso procedencia clasista. Sólo se necesitaba la definición de una disposición y condición: abrazar la Revolución y sus principios trazados no sólo en el programa, sino en en la estrategia de la lucha. Una moral de ejemplaridad en la conducta, altruismo, solidaridad, fidelidad a la causa, honor y disciplina militar, entre otros valores, al igual que los mambises, sustituyó la desventaja material del Ejército Rebelde —en el plano económico y militar— frente al cuerpo armado de la tiranía batistiana, por una gran fuerza y superioridad moral que contribuyó decisivamente al triunfo revolucionario del Primero de Enero de 1959.
La revolución en el poder (1959) Con el triunfo de la rebelión el 1ro. de enero de 1959, se inicia la verdadera revolución que debía llevar a cabo todas las transformaciones sociales que daban respuesta a los objetivos programáticos del 26 de Julio, con un carácter nacional, popular, popular, agrario y antimperialista, y con la connotación de ser un programa social avanzado con raíces en el proyecto revolucionario de José Martí. El proceso ininterrumpido de transformaciones en la base económica, el conjunto de medidas de beneficio popular, los cambios dirigidos hacia los principa prin cipales les element elementos os superest superestruct ructural urales es estatale estataless y jurídicos, jurídicos, fueron fueron los los aspectos que desde sus inicios delimitaron un proceso revolucionario sin 56
precedentes y verídico, verídico, que en su radicalización vertiginosa adquirió un carácter socialista. Ante ello, la reacción imperialista no se hizo esperar, y adoptó desde el primer momento una posición francamente hostil, que se inicia con agresiones económicas. Estados Unidos, Unidos , el principal mercado del azúcar de Cuba, se niega a comprar la cuota azucarera previamente asignada. Posteriormente, a la ruptura de las relaciones diplomáticas siguió la im posición de un bloqueo económic económicoo que dura hasta hoy hoy,, aumentó gradualmente la escalada de agresiones y provocaciones de todo tipo y se instrumentó una política anticubana de aislamiento, invasión militar, militar, intentos de asesinato del líder de la Revolución y el apoyo a la contrarrevocontrarrevo lución interna, con sabotajes y terrorismo, entre otros métodos sucios utilizados en contra de la Revolución cubana que arreciaron a lo largo de todos estos años de proceso de Revolución socialista. En este complejo proceso de cambios y transformaciones, la moral degradante y caduca heredada desde la colonia y alimentada durante todos los años de la neocolonia sufre un golpe contundente a partir de la eliminación de las lacras sociales del juego, la prostitución y el desem pleo, que tanto lastraron lastraron la moral moral de la sociedad cubana. cubana. Nuevos contenidos llenaban los conceptos morales tradicionales. Una moralidad era desechada en la práctica de las costumbres y normas para asumir otra nueva que, por la real participación de las masas en el proceso de transformaciones con la asimilación de altas responsabilidades, empresas y tareas sociales, fue cristalizando gradualmente en la práctica y en las mentes de las personas y de las familias cubanas. En este proceso influyó notablemente el cambio en la estructura social de la sociedad a partir del carácter socialista de la base económica. Las relaciones sociales se establecían sobre la base de una sociedad de trabajadores y una generalización de los intereses sociales comunes. La clase burguesa abandonó el país y se asentó mayoritariamente m ayoritariamente al sur de los Estados Unidos, en Miami, Florida, bajo el amparo del imperialismo y secundándolo en sus posiciones anticubanas. La moralidad de los primeros años de la Revolución fue transicional, con choques y desestabilización de las normas y costumbres de la vida cotidiana de las familias. En esos años, el esfuerzo, el sacrificio sacri ficio y la entrega a las tareas sociales priorizadas como deberes principales, requirió de una estancia a veces prolongada de los padres fuera de sus hogares, ocu padoss en el dese pado desempeñ mpeñoo de tare tareas as y misio misiones nes masi masivas. vas. Las mujer mujeres es comenzaron a tener un papel cada vez más importante en la vida social, aunque paralelamente tuvieron que asumir mayores responsabilidades 57
domésticas y la atención de los hijos. Aunque el machismo no estaba ni medianamente superado, comenzaba a ser impugnado. Los jóvenes asumieron también tareas sociales a temprana edad, como fueron la gigantesca Campaña de Alfabetización, la recogida de café en la región oriental del país, etc. Con Co n ello se rompía la larga tradición arraigada en las familias cubanas, en cuanto la sobreprotección de los padres respecto a los hijos, a los que se consideraba sin responsabilidad responsabilid ad hasta no arribar a la mayoría de edad y, por tanto, sin decisión y criterio propio. El altruismo, el colectivismo y el compañerismo fueron cualidades morales cultivadas como expresión de una actitud revolucionaria. Esta se exigía como un proceso de concientización de los individuos a su comprometimiento con la obra transformadora que requería de su disposición para acometer y llevar adelante las diversas tareas, pero que tam bién requería de la transforma transformación ción del propio individuo individuo.. El deber moral, en su correlación con la responsabilidad individual y colectiva, tuvo un lugar preponderante en la ética de la Revolución. El deber supremo es ante la patria. El deber número uno es ante el trabajo, lo que influyó notablemente en el cambio de concepción sobre el trabajo en relación con las épocas anteriores, al aceptarse la modalidad del tra bajo voluntari voluntario, o, producti productivo vo y socialmen socialmente te útil para incidir en el bienesta bienestar r social e impulsar planes productivos para la satisfacción de necesidades sociales colectivas, sin esperar remuneración por ello. El pensamiento ético cubano se enriqueció con la l a proyección del pensamiento revolucionario y marxista de Ernesto Che Guevara, que, nacido en Argentina, se sintió cubano y latinoamericano y aportó un esclarecimiento teórico-práctico de la moral socialista propia de las masas tra bajadoras y, dentro dentro de de ellas, ellas, la la moral moral del del proletariado. proletariado. El legado fundamental de su concepción filosófica y ética está plassocialismo mo y el hombre en Cuba Cuba.. En este texto, el Che mado en El socialis esclarece de forma nítida los mecanismos internos y externos que posi bilitan las rápidas rápidas o lentas lentas transformaciones transformaciones que van ocurriendo a nivel de la conciencia individual y social de las masas y la formación de los nuevos valores éticos. Hacemos todo lo posible por darle al trabajo una nueva categoría de deber social y unido al desarrollo de la técnica, por un lado, lo que dará condiciones para una mayor libertad, y al trabajo voluntario por otro, basados basad os en la apre apreciaci ciación ón marxi marxista sta de que el hombr hombree realm realmente ente alca alcanza nza su plena condición humana cuando produce sin la compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía. 58
Claro que todavía hay aspectos coactivos en el trabajo, aun cuando sea voluntario; el hombre no ha transformado toda la coerción que lo rodea, ese reflejo condicionado de naturaleza social y todavía produce, en muchos casos, bajo la presión del medio (compulsión moral, lo llama Fidel). Todavía le falta el lograr la completa recreación espiritual ante su propia obra, sin la presión directa del medio social, pero ligado a él por los nuevos hábitos.24
En estos primeros años, el valor de la solidaridad adquirió una gran significación, dado internamente por diversos factores. El pueblo era convocado al diálogo con los máximos dirigentes revolucionarios, revolucionarios, en especial con su líder, para el análisis de los problemas cruciales e históricos que afrontaba el país, lo cual fue una práctica totalmente novedosa y única de la democracia en el mundo. Esta experiencia contribuyó al sentido de participación directa en los acontecimientos acontecimient os como sujeto social, a una educación política y, y, a su vez, a una educación moral en las masas. Este fenómeno ayudaba a aglutinar e identificar lo común que nos hacía ser más «compañeros» unos con otros. Esta fue una palabra que rápidamente se impuso en la comunicación, en la convivencia social y que moralmente rompía la barrera de las desigualdades, discriminaciones e injusticias sociales a las que secularmente había estado sometido el pue blo cubano. cubano. Las movilizaciones movilizaciones a la agricultura, agricultura, a las las zafras del pueblo, pueblo, entre otras tareas, estrecharon el enlace gradual entre obreros y campesinos, entre la ciudad y el campo. Por otro lado, la solidaridad tuvo una gran significación, asumida por los países socialistas, China y, y, en especial, la otrora Unión de Repúblicas Rep úblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que, ante las primeras medidas del go bierno norteamericano con el el fin de impedir impedir el triunfo y avance avance del proceso revolucionario cubano, acudieron en nuestro apoyo. Todos estos valores éticos, que respondían a una eticidad nueva y optimista surgida al calor de la efervescencia revolucionaria y del desafío que significaba la Revolución ante el prepotente imperialismo yanqui, tenían un elemento central que enlazaba la continuidad histórica de las luchas revolucionarias de los cubanos en el decursar de los años transcurridos desde el pasado siglo XIX hasta la actualidad: el concepto de patria y el sentido del patriotismo. Esta concepción se abordaba en la confrontación con las masas, en su connotación ideológica, lo que permitió ampliar los niveles de profundización profundizac ión que adquiere el contenido moral de estos conceptos en la conciencia del pueblo. 24
Ernesto Guevara, El socialismo y el hombre en Cuba , Editora Política, La Habana, 1988, pp. 16-7.
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En el transcurso de la historia, en los momentos relevantes que describen una continuidad en el tratamiento del patriotismo en el pensamiento cubano revolucionario, revoluci onario, se distinguen dist inguen los aportes de Félix Féli x Varela, Varela, José Martí y Fidel Castro como expresión del grado de radicalización del proceso revolucionario cubano en diferentes épocas históricas. Y antes que ser parias en nuestra Patria, antes que vivir como vivíamos, trabajando para ellos, preferimos mil veces sucumbir con lo nuestro; morir con lo nuestro antes de que nos lo arrebaten, antes de dejárnoslo arrebatar. Porque ahora la Patria significa algo para nosotros, ahora esta tierra significa algo para nosotros, es nuestra Patria, es nuestra tierra. Pueblo y nación se identifican plenamente, somos una sola cosa, nos hemos verdaderamente independizado, somos verdaderamnte dueños de nuestro presente y nuestro futuro. Y por eso preferimos la Revolución con sus promesas y peligros al pasado de oprobios[...]. oprobios[...].25
El contenido axiológico de la patria es otro en la medida en que es otra la realidad. Es una Patria reivindicada, sin apéndices constitucionales ni rasgos neocoloniales. Es la elevación de la dignidad humana, de Cuba como una nación que por primera vez adquiere person per sonali alidad dad y rost r ostro ro pro propio pio,, al a l pode p oderr hace h acerr uso u so de la sob sobera eranía nía y la la autodeterminación. Por lo que este paso significativo en el progreso moral constituye un elemento importante important e en el proceso de reafirmación de la conciencia nacional, al enriquecer el contenido de la identidad nacional y cultural de Cuba. En esta medida, la identificación en «una sola cosa» de pueblo, patria y nación significa, además, la coalición que se necesita para afrontar resuelta y firmemente nuestra defensa ante el enemigo principal de la Revolución cubana. Lo que renueva, en un nivel cualitativamente superior,, el valor moral de la intransigencia e intolerancia ante todo tipo de rior dominación extranjera, cultivado a lo largo de la historia del pueblo cubano, enriquecido por el dominio de hechos históricos, experiencias y vivencias sufridas en carne propia o en otras partes del mundo, acumuladas en la memoria histórica de Cuba y de la humanidad. Por esta razón, el hecho de abandonar el país para marcharse a los Estados Unidos en todos aquellos primeros años de Revolución, incluso hasta fecha muy reciente, adquiría una significación político-moral negativa y de rechazo. 25
Fidel Castro, Ideología Ideología,, conciencia y trabajo trabajo político 1959-198 1959-1986 6 , Editora Política, La Habana, 1986, pp. 296-7.
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En primer lugar, porque los que iniciaron ese camino fueron los principales enemigos de Cuba: el tirano Batista (que huyó cobardemente en la medianoche del 1ro. de enero de 1959), seguido por sus secuaces, y, y, posteriormente, por la clase burguesa adinerada, terratenient terratenientes es y latifundistas entre otros, que indiscutiblemente eran desafectos al proceso revolucionario y adoptaron una posición de desarraigo patrio y de negación de lo nacional. Por ello, la relación que se establece es que lo patriótico y lo auténticamente nacional es lo antimperialista. La adopción de una posición contraria, de abandono o desarraigo del suelo patrio, es entreguismo y proimperialismo, no compromiso compromi so con la patria. En estos primeros años, la significación social de este fenómeno no aceptaba matices de interpretación causales. 26 El problema moral, como se planteaba, era ser revolucionario o no ser, dilema totalmente com prensible por las circunsta circunstancias ncias históricas de la realidad social cubana en esos momentos. El patriotismo representó diversas exigencias morales para los cubanos. Dentro de ellas sobresalían el defendernos y prepararnos para la defensa, lo que se ubicaba entre los deberes primeros en el orden jerárquico de la nueva escala de valores sociales, retroalimentado en las tradiciones de las luchas patrióticas del pueblo, así como desarrollar la ca pacidad de resistencia, tanto en el momento del enfrentamiento bélico, como se probó con la derrota de la invasión mercenaria por Playa Girón, en la lucha contra bandidos y entre otros casos, principalmente en la resistencia cotidiana ante las consecuencias de las agresiones y el bloqueo económico imperialista, que han obstaculizado obstaculi zado el desarrollo económico y material del país, obligándolo a transitar por un camino de escaseces y privaciones materiales. La economía heredada estaba deformada estructuralmente por la penetración económica. Su estrecho carácter monoproductor m onoproductor y fundamentalmente importador de bienes de consumo, dependiente de Estados 26
«Pero desde luego, hoy el concepto de la Patria es diferente, cuando el suelo es de todos, cuando la riqueza es de todos, cuando la oportunidad es de todos, cuando la Patria, de verdad está llamada a ser de todos, sólo los que no tienen la más elemental noción de la Patria, sólo los privilegiados o los aspirantes a privilegiados hacen eso: abandonar su Patria para marcharse. Por eso nosotros no perdemos absolutamente nada cuando esos señores se van, por eso no hemos hecho nada por impedir que se vayan allá, a disfrutar de las limosnas del amo imperialista; que esta Patria la desarrollaremos, la haremos grande con el esfuerzo de los que de verdad tienen hoy una Patria y de verdad tienen hoy un sentido de Patria.» (Ibídem, pp. 297-8.)
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Unidos, así como unas fuerzas productivas subdesarrolladas, nos ubicaban como un país del Tercer Tercer Mundo que, liberado del neocolonialismo ne ocolonialismo,, se lanzaba a enrumbar su economía de forma independiente. Unida a la capacidad de resistencia ha estado la voluntad de lucha, afrontando los retos y desafíos de la gigantesca obra emprendida, con todos sus riesgos y sacrificios, en la medida en que los objetivos del proyecto social pasan a ser patrimonio de la conciencia individual de los que en él participan y están comprometidos de forma consciente. consciente . Este no es un proceso proc eso nada homo homogéne géneo. o. En la madur maduració aciónn de esa conc concienc iencia ia exis existen ten diferentes niveles, niveles , dentro de los que se distingue una avanzada o vanguardia, los que seguirán los pasos de esta vanguardia, los medianamente más convencidos, los que se quedan detrás y los notablemente rezagados. Este fenómeno tiene que ver con el hecho de que los avances en el planoo ideo plan ideológi lógico co a nive nivell de la conc concienc iencia ia de las masa masass y de cada indi individu viduoo concreto, y en especial en el plano de la moral, no constituye un fenómeno espontáneo. En él la práctica histórico social es un elemento necesario, pero no sufi suficien ciente. te. A ello hay que añad añadir ir un proc proceso eso orie orientad ntadoo haci haciaa el fin de cultivar las virtudes para que predominen predomi nen sobre los males morales y los defectos, al posibilitar posibili tar que la conciencia pueda elevarse y superar las condiciones económicas y materiales de la realidad social cubana. El anhelo y la proyección de todo el pensamiento de avanzada cubano desde el siglo XIX, en la seudorrepública y en el período de Revolución socialista, sobre la necesidad de dar una prioridad a la educación y la formación de las jóvenes generaciones sobre la base de una amplia cultura y un sistema de valores ideológicos que se expresen en las convicciones, cualidades personales y actitudes, con un contenido ético humanista, revor evolucionario y progresivo, encuentran en las nuevas condiciones las posibilidades reales de su instrumentación. A esto responde toda la revolución educacional, cultural y de la salud que se lleva adelante adela nte de forma significativa en el país. Después de transcurridas las dos primeras décadas de la Revolución cubana, cuando se lleva a cabo la integración de las principales organizaciones revolucionarias en un partido único, el Partido Comunista de Cuba (1965), así como un proceso de institucionalización del país (1976), incluyendo la creación de los principales elementos que integran la superestructura de la sociedad cubana, la moral mo ral se enriquece con el nivel de penetración y crecimiento del papel del factor moral en las diferente diferentess esferas de las relaciones sociales y de la actividad política, jurídica, productiva, de la defensa, la educación y la salud, entre otras. 62
Aparecen inquietudes y proyecciones sociales acerca de los problemas de la moral de las profesiones. Se realizan estudios sobre la ética profesio prof esional, nal, sobr sobree todo en sect sectores ores tan masiv masivos os como la salu saludd y la educ educaación, y se elaboran los códigos respectivos, respectiv os, así como los de los científicos, cuadros del Estado cubano, periodistas y juristas, entre otros. En 1981 se realizó la formulación ideológica ideológic a del ideal moral social del maestro cubano,27 Su imagen, a la luz del deber ser, debe estar en corres pondenci pond enciaa con con las exig exigenci encias as de la soci sociedad edad de educ educar ar a las las nuev nuevas as gene gene-raciones bajo la concepción del proyecto socialista de la Revolución, ante lo cual la ética pedagógica prescribió elevados requerimientos morales a la personal pers onalidad idad y la labo laborr de los maes maestros tros.. El problema del ideal del hombre que se pretende formar constituía un objeto de infinita preocupación y reflexión. Ante ello la ideología de la Revolución acogió el aporte marxista-leninista de la formación de la personalidad comunista, sobre la base de los principios de la moral socialista. En la contextualización histórica de ese ideal, la sociedad cubana adoptó su propio modelo. En él, el hombre, como individuo, encarnó un conjunto de cualidades morales excepcionales, próximas al ideal propuesto, que le dieron la posibilidad de representar un símbolo inmortal, a pesar de su desaparición física, para el pueblo cubano y en especial para la juventud. Ese paradigma de hombre demuestra la veracidad práctica de que la sociedad sí puede generar hombres virtuosos y ejemplares, como pueden encontrarse en la historia de casi todos los pueblos. En estos tiempos, ese modelo futurista responde a un ideal de hombre de un estadio social más avanzado que la realidad latinoamericana y cubana en que le tocó vivir. Esa imagen del Hombre Nuevo se encarna en la figura de Ernesto Che Guevara. En 1987, en el XX Aniversario de su desaparición física, Fidel retoma esta idea ya esbozada: 27
«[E]l educador debe ser además, un activista de la política revolucionaria de nuestro partido, un defensor de nuestra ideología, de nuestra moral, de nuestras convicciones políticas, política s, debe ser, por tanto, un ejemplo de revoluc revolucionario ionario,, comenza comenzando ndo por el requisi requisito to de ser un buen profesor, un trabajador disciplinado, un profesional con espíritu de superación, un luchador incansable contra todo lo mal hecho y un abanderado de la exigencia[...] Ser maestro, por eso significa, ante todo, serlo en todos los órdenes de la vida. En el ejercicio de la profesión está implícita la ejemplaridad, divisa del educador comunista y condición indispensable para cumplir los altos objetivos objetivo s de la Escuela Socialista[...] »Las verdaderas convicciones del hombre se manifiestan cuando sus puntos de vista concuerdan con su modo de vida. En ellos estamos en el deber de ser se r muy cuidadosos. La vinculación de la palabra con la acción, de las convicciones con la conducta son la base del prestigio moral del educador.» educador.» (Fidel Castro, Discurso en en la graduación graduación del Destacamentoo Pedagógico Destacament Pedagógico Manuel Ascunce Domenech ,. 7 de julio de 1981, pp. 7-8.)
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Si hace falta un paradigma, si hace falta un modelo, si hace falta un modelo a imitar para llegar a esos tan altos objetivos, son imprescindibles hombres como el Che, hombres y mujeres que lo imiten, que sean como él, que piensen como él, que actúen como él y se comporten como él en el cumplimiento del deber, [...] en su espíritu de trabajo; en su hábito de educar y enseñar con el ejemplo, en el espíritu de ser el primero en todo, el primer voluntario para las tareas más difíciles, las más duras, las más abnegadas; el individuo que se entrega en cuerpo y alma a los demás, el individuo verdaderamente solidario, el individuo que no abandona jamás a un compañero, el individuo austero; el individuo sin una sola mancha, sin una sola contradicción entre lo que hace y lo que dice, entre lo que practica y lo que proclama, el hombre de acción y pensamiento que sim bolizaa el Che.28 boliz
Nuevas normas y valores morales se incorporan dentro de la concepción ético-humanista generada por las transformaciones sociales, que regulan las relaciones interpersonales de los individuos en relación con la comprensión del papel de la mujer y su lugar como un sujeto activo del proceso histórico junto al hombre, en los frentes del trabajo y en la dirección de procesos en la sociedad, así como en el seno de la familia y en la pareja, cuya máxima proclama que deberes y derechos deben ser com partidos por ambas partes. El avance, aunque aunque gradual, es ostensible. La mujer se siente más plena y liberada de los criterios de dependencia, sobre todo económica, con respecto al hombre, en lo que la autoestima y dignidad personal incluyen el significado de la justa valoración de sus capacidades y posibilidades. Las costumbres y tradiciones de una cultura e idiosincrasia machista que penetra la tendencia de una educación sexista en el hogar, son sacudidas por el impacto social de una educación masiva donde hembras y varones comparten de forma colectiva un sin número de tareas y actividades conjuntas. Sin embargo, esto no es suficiente. En la sociedad aún pervivenn mecanis pervive mecanismos mos legales legales,, administ administrativos rativos y mentales que mantien mantienen en en la práctica cierto carácter discriminatorio con respecto a la mujer y encubridores del machismo. Otro indicador del progreso moral se aprecia en la práctica de concepciones y posiciones antirracistas, íntimamente vinculadas con el valor de la dignidad humana en las nuevas condiciones, con la eliminación de las bases políticas e instituciones del racismo. Se abre paso así un proceso de transformaciones y de construcción de una sociedad diferente a la 28
Fidel Castro, Imagen del hombre nuevo, 8 de octubre de 1987, Editora Política, La Habana, p. 10.
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seudorrepública, que abre las posibilidades de participación al pueblo y a las masas trabajadoras en general, que incluían no sólo a hombres y mujeres, sino a los cubanos sin distinción distinci ón del color de la piel. El acceso a las escuelas, la salud, los establecimientos, los lugares públicos, centros deportivos, recreativos y culturales, sin un impedimento de tipo racial, así como la participación conjunta en las diferentes diferent es tareas y responsa bili bi lida dade dess la labo bora rale les, s, ad admi mini nist stra rati tiva vas, s, po polí líti tica cas, s, in inte tele lect ctua uale les, s, ar artí tíst stic ica, a, co cons nsta ta-taron el surgimiento de una nueva moral m oral que encerraba el significado de una autoconciencia en el reconocimiento de nuestro mestizaje nacional y cultural, fundido en lo cubano, cuyas raíces más profundas e invisibles une a las «razas» ante cualquier tipo de diferencia física evidente. En la práctica de las relaciones interpersonales se amplían los lazos de amistad, camaradería, colectivismo y solidaridad interracial. El mestizaje se sigue profundizando con el entrecruzamiento de las parejas, lo que constituye un avance en el rompimiento de los prejuicios y costumbres racistas, fuertemente arraigadas en épocas precedentes. El criterio de apreciación, valoración valoraci ón y reconocimiento de las personas dejó de estar asociado a elementos de tipo racista, sectario y estigmatizador de los individuos por el color de la piel. La política de la Revolución R evolución en este orden contribuyó a impulsar la incorporación incorpor ación e integración de los cubanos negros dentro de la revolución educacional y cultural del país, los que se superan y liberan de forma gradual de las secuelas de sus orígenes sociales, generalmente muy humildes. No debe olvidarse que sus condiciones de vida eran malas, pues habitaban generalmente en barrios marginales y el índice de desempleo entre ellos era alto. Sus ocupaciones u oficios casi siempre eran físicos o manuales, y sus niveles de instrucción y cultural eran bajos o no tenían ninguno. ningu no. Todo Todo lo anterior también tambié n creaba las condiciones propicias para la práctica de actitudes morales negativas, antisociales y delictivas, propias de la Cuba de ayer. La obra de la Revolución rescató la autoestima y consideración del negro, no por el color de la piel, sino por la actitud que como ser humano asume ante la vida, y por el establecimiento del respeto y de los derechos que todo ser humano tiene como individuo en la nueva realidad realid ad social que se construye, amparados por la nueva legalidad de carácter socialista y raíces humanistas, martianas y marxistas. No obst obstante ante,, hay hay que reco reconoce nocerr que que el hech hechoo de de que el desa desarrol rrollo lo económico del proceso revolucionario cubano no haya podido lograr en tan cortos años un cambio total en las condiciones de vida de una parte de las familias negras que tenían una situación más difícil, o por debajo de la media de las condiciones de vida de la sociedad, constituye un factor 65
objetivo latente que propicia la reproducción de actitudes de no integración e incorporación plena a las actividades laborales, políticas y culturales en la sociedad. Todo esto puede incidir como un elemento element o de freno al progreso moral en dos sentidos: 1) por no asumir actitudes acordes a las nuevas normas y exigencias morales ante las múltiples tareas sociales, y 2) por reforzar la generación de criterios valorativos con prejuicios racistas relacionados con este fenómeno entre los restantes miembros de la sociedad. Con independencia de esta especificidad señalada dentro de la com plejidad plej idad que enci encierra erra la evol evoluci ución ón del fenó fenómen menoo de las rela relacion ciones es interraciales a lo largo de la historia de Cuba, y en las condiciones del proceso de la Revolución socialista, se hace evidente que los prejuicios racistas no han sido eliminados en las concepciones y la práctica de las relaciones sociales interpersonales e individuales, lo cual se constata en la supervivencia y reproducción de algunos estereotipos en cuanto a cierto «miedo al negro» que se asocia con la desconfianza y posibilidad, siem pre presente, de que encierra una potencialidad delictiva en su fuero interno, en la tendencia a mantener la composición étnica de la familia famil ia en los casamientos y en las posiciones más reaccionarias (aunque menos vistas) que consideran aún a los negros como seres inferiores en cuanto a la inteligencia y el logro de maestría en ciertas esferas especializadas de la ciencia y el trabajo intelectual. Estos estereotipos a nivel de la conciencia social se manifiestan en las prohibiciones de algunos padres a sus hijos, o las críticas, a tener relaciones con una pareja que no sea de su misma «raza», o en expresiones populares como que las personas de piel más clara «atrasan» cuando se unen a personas de piel oscura. También entre algunos de piel oscura surge el prejuicio de tratar de «adelantar» con el blanqueamiento de su color, entre otras variantes. Un elemento que en ocasiones refuerza la supervivencia de tales prejuicios en las relacione relacioness interracia interraciales les en el seno de la realidad cubana, es la permanencia de criterios y modelos no auténticamente cubanos, sino foráneos, en los medios de difusión masiva, donde todavía se mantienen patrones que promueven valores, en cuanto a gustos e ideales estéticos, que no reconocen plenamente el carácter mestizo de nuestra identidad, y donde lo negro aún ocupa un lugar secundario y está relegado a las raíces históricas, el folklore, y, en el peor de los casos, a un tratamiento humorístico contraproducente. El proceso del progreso moral, en el período de la Revolución socialista, no excluye a su vez la herencia reaccionaria, regresiva, que es un 66
indicador de freno y un obstáculo en el camino tendiente hacia la instauración plena de los valores humanos universales, para el perfeccionamiento humano y de las virtudes morales. Los propios mecanismos de compulsión moral social vinculados a la actividad laboral y a la participación política, entre otras esferas, pueden generar actitudes de acomodo externo de lo que se hace, en cuanto a lo que se pide o a lo que exigen los deberes morales de la sociedad, sobre todo cuando la participación mayoritaria de las masas es decisiva e im prescindible. Esto amplía el margen de error en este sentido. Surgen Surgen así actitudes asumidas formalmente para quedar bien o para crear una imagen pública, etc., lo que puede encubrir intenciones y motivaciones conductuales diferentes y contrapuestas. La doble moral, la simulación y el oportunismo van de la mano en estos casos. Y en la realidad cubana de estos años han gravitado condiciones, tanto objetivas como subjetivas, que han permitido generar y re producir fenómenos morales negativos, engendrados esencialmente por serios problemas en la dirección y control de la economía. Con posterioridad al proceso de hiperbolización hiperboliz ación de los estímulos morales en el proceso económico laboral que se observó en los años de la década del setenta, en los que no se tuvieron en cuenta las regularidades y leyes objetivas que rigen la economía (errores de idealización) en las condiciones de tránsito y en vías al desarrollo con un carácter socialista, en la década del ochenta, se absolutizaron los estímulos materiales y economicistas. Estos también se aplicaron inadecuadamente, al no tener como respuesta un respaldo productivo basado en indicadores materiales del crecimiento económico y un aumento de la riqueza social en bienes materiales que satisficiera las necesidades de la población, por lo que se desestimularon las actitudes de conciencia de los deberes, res ponsabilidad ponsabi lidad y discipl disciplina ina laboral entre los propio propioss trabaja trabajadores. dores. Los efectos negativos de este fenómeno, manifestados en un relativo estancamiento económico y en una gradual inflación, entre otros factores, tuvieron un cierto «paliativo» con determinadas fórmulas aplicadas entonces, como la apertura de la Plaza de la Catedral, donde los artesanos ofrecían objetos necesarios a la población (en este caso de la capital); la creación del mercado libre campesino, que ofertaba productos del agro no disponibles en el mercado estatal, así como el establecimiento de un mercado paralelo que daba acceso a la población a los productos que entraban al país a través de los beneficios comerciales que Cuba logró obtener al integrarse al Consejo de Ayuda Ayuda Mutua Económica (CAME). 67
Al calor de esta situación, se generaban el espíritu de lucro y las actitudes tendientes a obtener beneficios materiales y la ganancia de dinero por vías fáciles, como la especulación u otras. A lo anterior se unían las dificultades dificultad es que tuvieron los órganos estatales, empresariales y del reciente sistema de gobierno, el Poder Popular, en cuanto a los métodos y estilos de trabajo, de dirección y control de los procesos sociales. Este fenómeno, que fue objeto de un riguroso y minucioso estudio y análisis crítico en el seno del Partido Comunista Comuni sta de Cuba, el gobierno y el Estado en múltiples asambleas, así como en el III Congreso del Partido en 1986, condujo al reconocimiento franco y abierto de que se había producido un proceso de errores y de generación de tendencias negativas en la construcción del socialismo en Cuba. Ante esta situación, se proyectó la implantación de un conjunto de medidas para la rectificación de dichos errores. En el propio análisis sobre la imagen del hombre nuevo, evocando el pensamiento y la acción del Che, en 1987, Fidel caracterizó el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas: ¿Y qué estamos rectificando? Estamos rectificando precisamente todas aquellas cosas —y son muchas— que se apartaron del espíritu revolucionario, de la creación revolucionaria, de la virtud revolucionaria, del esfuerzo revolucionario, de la responsabilidad entre los hombres. Estamos rectificando todo tipo de chapucerías y de mediocridades que eran precisamente la negación de las ideas del Che, del pensamiento revolucionario del Che, del espíritu del Che y del ejemplo del Che. 29
Los fenómenos morales negativos generados en este período se hacieron sentir en las actitudes y prácticas del burocratismo, el esquematismo y el dogmatismo, que atentaban contra la iniciativa y la creatividad en las diferentes esferas de la actividad social y la producción, así como contra la auténtica participación democrática de los trabajadores en las decisiones y soluciones de los problemas. El acomodamiento y la falta de ejemplaridad en algunos dirigentes administrativos, políticos o institucionales, no sólo en lo relativo a la falta de espíritu de sacrificio y entrega, sino también en relación con el modo de vida, que mostraba niveles superiores a los límites aceptables por la ciudadanía en las condiciones de vida de la realidad social cubana. La desestimulación hacia el trabajo y la calidad de sus resultados; la elevación del espíritu individualista de enriquecimiento personal por vías 29
Ibídem, p. 12.
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fáciles, deshonestas e ilegales; la ostentación; la falta de cordialidad y camaradería dentro de los trabajadores de los servicios públicos, expresado en un mal trato a la población, fueron, entre otros, síntomas de los males morales de esa etapa. En este contexto se inserta la problemática ética asociada al sector educacional, donde ciertas instrumentaciones erróneas de la política, como el empleo de métodos y estilos autoritaristas, verticalistas, exceso de centralización, burocratismo y formalismo institucional, entre otros, engendraron prácticas nocivas de una educación que hacía mucho énfasis en el promocionismo, generaba genera ba el facilismo y poco nivel de exigencia en cuanto al profesionalismo (pedagógico y moral) de los maestros y la calidad de los resultados en la labor formativa de los educandos. La asimilación de la finalidad de la educación, la formación de una concepción científica del mundo en las nuevas generaciones, se tradujo en una práctica educacional que ponderaba lo instructivo en detrimento de lo educativo, sobre la base de lo cuantitativo como indicador de la calidad. Todo lo mencionado hizo decaer el reconocimiento y la valoración social de los maestros y el sector. sector. Esto provocó, a su vez, cierto espíritu de insatisfacción y desestimulación en una parte de ellos. Las autocríticas posiciones ante dichas dificultades adoptadas por el Partido y el gobierno cubano, condujeron a la aplicación de algunas de las medidas propuestas para la rectificación, apelando a la recuperación de la real participación de las masas en las soluciones de los problemas sociales territoriales y de la comunidad. El esfuerzo central se encaminó a una estrategia por la realización de un programa agroalimentario y de la ciencia y la técnica. Se dio apertura al diálogo y a los debates sobre los problemas y las vías de solución en un clima franco y receptivo. Otros pasos dados fueron la creación de los Consejos Populares a nivel de barrios, el rescate de la prioridad social del trabajo productivo y en la construcción con strucción de obras sociales, hospitales, postas médicas para el nuevo sistema del médico de la familia y la creación de nuevos círculos infantiles infantiles que permitieran una mayor incorporación de las mujeres al trabajo. La construcción de viviendas para los trabajadores o para los vecinos de las comunidades; la creación de contingentes constructivos para em prr e s a s m a y or p oree s ; e l i m pu pull s o d el m o v i m i e n t o de i n n o va vadd o r es y racionalizadores; la estimulación a los trabajadores del Ministerio del Azúcar, especialmente a los cañeros y el estímulo al trabajo de los científicos, cientí ficos, 69
fueron, entre otras medidas, las decisiones encaminados a dar un vuelco a la situación existente. En cuanto a la educación, puede tenerse en cuenta todo el trabajo del perfeccionamiento continuo de los planes y programas programas de las diferentes diferentes enseñanzas, que ya se realizaban en los años ochenta, así como una estrategia de superación del personal docente para alcanzar el nivel universitario mediante la creación de la Licenciatura en Educación, que se estableció para todos los subsistemas de enseñanza. En otro nivel de profundización de las transformaciones en la educación, a finales de la década del ochenta e inicios de la del noventa, se distinguen cuatro aspectos esenciales propuestos: 1. Corre Correlaci lación ón entre entre la cantidad cantidad y la calidad calidad,, atendiend atendiendoo a los resultad resultados os del trabajo educacional y la masividad del sistema nacional de educación. 2. Dialé Dialéctic cticaa entre la central centralizaci ización ón instituci institucional onal y la descentra descentralizac lización ión en la autoridad. Adecuación y contextualización del trabajo del colectivo pedagógico en cada escuela del país. 3. Fund Fundamen amento to del trabajo trabajo del del maestro maestro en un espíriru espíriru de autosup autosuperaci eración ón y dominio de los métodos pedagógicos y científico investigativos, investigativ os, para afrontar la solución de los problemas de su realidad escolar. 4. Perf Perfecci eccionami onamiento ento de la aplicac aplicación ión del principi principioo de integraci integración ón del estudio con el trabajo, y la formación de valores humanísticos, para la preparación para para la vida de los jóvenes. jóvenes. En tales circunstancias, fue importante la transformación de los métodos y estilos del trabajo en la dirección de los procesos en las distintas esferas, con independencia de la centralización que la institucio institucionalización nalización había traído consigo, lo que coadyuvaría al rescate de una participación democrática, que haga al individuo ser auténtico, más pleno, más libre y despojado de los fenómenos de la doble moral, la apatía apatí a o la inercia en su proyección en las las diferentes diferentes esferas de la la actividad actividad social, social, pero pero en especial ante el proceso laboral, donde se acentuaron las condiciones que reproducían el carácter enajenado del trabajo y sus diferentes direcciones de manifestación en la sociedad, expresadas en las actitudes negativas de ciertos individuos. Entre los diversos factores subjetivos, incidieron negativamente el descuido ideológico y la baja atención al problema de la conciencia y la espiritualidad. Se reconoció que la incensante penetración por diversas vías e influencia activa de la ideología burguesa, anticubana y de los valores de la sociedad de consumo, había encontrado un terreno propicio 70
para el renacimie renacimiento nto de un espíritu de lucro personal y de individua individualismo lismo entre un grupo considerable de personas. Como uno de los catalizadores puede señalarse el establecimiento de los contactos en el país con la comunidad cubana radicada en el extran jero desde finales de los años setenta y, con posterioridad, las constantes agresiones que los grupos reaccionarios de la inmigración dirigen desde el exterior por vía radial hacia el territorio cubano, entre otras formas de diversionismo ideológico. Durante todo este período de rectificación de errores, iniciado desde 1986, el núcleo esencial del trabajo proyectado y los esfuerzos realizados en esta dirección tuvieron su fundamento en un contenido moral, que lleva adelante la exigencia de una profundización en la autoconciencia de los hombres y las mujeres, ante los deberes y la responsabilidad, la necesidad de apelar al honor, a los principios y al mecanismo interno de la vergüenza. Todo lo que apuntaba al papel primordial que la moral debía desempeñar en tales circunstancias, por lo que se reveló nítidamente el fenómeno de la necesidad de luchar por el crecimiento del factor subjetivo a partir de la elevación de la regulación moral, como elemento interno de la conciencia, movilizador y orientador hacia el logro de la estrategia política establecida en el país. La concepción de la búsqueda de la semilla escondida que hasta el más vil de los hombres lleva oculta, así como la comprensión de que los seres humanos no sólo actúan y son movidos por el palo y la zanahoria, como meros animales instintivos, eleva el sentimiento ético humanista de la fe y confianza en el ser humano, en sus potencialidades potencialida des morales, como dominio de la voluntad bajo la esfera esfer a de la conciencia y la razón, guiados por determinados determinados objetivos objetivos y fines sociales sociales que permiten su realización individual y la satisfacción del deber cumplido ante el bienestar de todos. Esta fue una tendencia que se levantó gradualmente ante el proceso que se llevaba a cabo en la sociedad. Con claridad se evidenció la relación necesaria que existe entre la economía y la moral en el proyecto social cubano, cuya máxima formulaba la necesidad de «crear riquezas con conciencia» y no a la inversa, «conciencia con riquezas». Lo que no niega el papel determinante que las condiciones materiales, específicamente económicas, ejercen sobre el factor conciencia, sino que de lo que se trata es del reconocimiento del carácter anticipador anticipa dor que lo subjetivo tiene en relación con lo objetivo, ya que aquel puede crecerse y proyectarse ante determinadas condiciones adversas para su transformación. 71
Tampoco se trata de que el socialismo socialism o esté reñido en modo alguno con las riquezas sociales, sino de la comprensión de que en nuestras condiciones de país latinoamericano latinoamer icano del Tercer Tercer Mundo, el único únic o modo y la sola vía en que pueden crearse las riquezas materiales que indiquen un determinado desarrollo económico y social tiene que tener como fuente el trabajo y el aporte consciente e inteligente de los individuos a este propósito. En esta etapa de la década del ochenta, puede señalarse, como otro indicador del progreso moral, el creciente espíritu de solidaridad internacional y de fortalecimiento del principio moral del internacionalismo proletario, en correspondencia con una práctica prácti ca consecuente a tenor de la política exterior del gobierno cubano, a la luz de las condiciones vigentes en la arena política internacional, donde la correlación de fuerzas favorecía la necesidad de este tipo de relaciones entre los países del Movimiento de Países No Alineados, respaldados por el apoyo moral solidario y en ocasiones material de los países del entonces aún existente campo socialista. La práctica del internacionalismo, extendida a múltiples esferas de la actividad social, implicó a diferentes sectores de la población que hicieron suyos los valores del altruismo y la solidaridad con otros países del mundo, al dar una importane contribución al fondo común de la causa de los pue blos.. Esto engr blos engrande andeció ció la imag imagen en de Cuba a part partir ir del reco reconoci nocimien miento to generalizado de las posiciones internacionales asumidas sobre la base de princ pr incipi ipios os mor morale ales, s, sie siempr mpree a fa favo vorr de las ca causa usass jus justas tas y nob noble les, s, de dell res respe peto to a la no injerencia en los asuntos internos de otras naciones, y del estableciestableci miento de un orden económico diferente, de equidad, que posibilitara las vías de desarrollo de los países subdesarrollados, empobrecidos y neocolonizados neocoloniza dos del planeta, así como la acción conjunta ante los problemas globales que afectan a la humanidad. El prestigio moral ganado en la praxis de las relaciones internacionales internaciona les del gobierno y pueblo revolucionario cubanos ha despertado desperta do la simpatía y elevado el número de amigos que a su vez se solidarizan solidariza n con Cuba, lo cual es inaceptable para el imperialismo yanqui y los círculos de poder de los grupos reaccionarios de la emigración cubana. Estos han hecho todo lo posible posi ble por fals falsear ear la verd verdader aderaa imag imagen en de nues nuestra tra real realidad idad y han mani manipupulado la opinión internacional a partir de campañas, acusaciones y tergiversaciones de todo tipo, a lo largo de los años de Revolución socialista.. ta Todos los esfuerzos y el trabajo encaminados a enrumbar por el camino correcto el proceso de construcción del proyecto socialista cubano, estuvuvieron permeados por el sentido autocrítico, por la decisión de ser lo más auténticos, originales y creativos posible, y de eliminar todo tipo 72
de copia e introducción mecánica de modelos de los ex países socialistas de la Europa del Este, no afines con la realidad e idiosincrasia del pueblo cubano, que en algunos momentos anteriormente constituyó uno de los errores antes mencionados. Con ello, el análisis triunfalista triun falista e idealizado de las condiciones de la realidad del proceso cubano cuba no debía ser eliminado para ganar en cuanto a realismo, objetividad y flexibilidad, actitudes acti tudes inherentes al método dialéctico materialista de comprensión de la realidad social y del mundo. Con la entrada en la década final del siglo XX, se producen cambios históricos trascendentales en la arena internacional. El desmoronamiento del campo socialista socialist a y la desintegración de la URSS dieron dier on un vuelco a la correlación de fuerzas en el planeta, ahora a favor de la reacción. Son preocupa preo cupantes ntes las nuev nuevas as cond condicio iciones nes que plan plantea tea la exis existenc tencia ia de un mundo unipolar, con la globalización del capitalismo bajo los fundamentos ideológicos del neoliberalismo y la hegemonía del imperialismo yanqui como gendarme. Desde 1989 se vislumbraba la posibilidad real e inminente de este fenómeno, que para Cuba representaba una fuerte llamada de alerta en medio de las ya difíciles condiciones internas por las que atravesaba el país, envuelto en un franco proceso de rectificación de errores y lucha contra las tendencias negativas. negati vas. Ya Ya en tan temprana fecha, el máximo m áximo dirigente dirigent e de la Revolución cubana, Fidel Castro, en una de sus acostumbradas intervenciones ante el pueblo, en este caso en ocasión de conmemorarse en la provinci prov inciaa de Camag Camagüey üey un aniv aniversa ersario rio más de la patr patrióti iótica ca efem efemérid érides es del Asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio, auguró que: Defenderemos el socialismo hasta las últimas consecuencias[...]. Defenderemos consecuencias[...]. Si el campo socialista se desintegra, seguiremos defendiendo el socialismo[...]. Si en la URSS estallara una contienda civil..., si la URSS dejara de existir, seguiremos defendiendo el socialismo.30
Estas eran definiciones políticas sustentadas en posiciones de principios morales de fidelidad a la causa nacional y patriótica, de defensa a todo riesgo y a toda costa del proyecto socialista de la Revolución R evolución cubana, que significa la defensa de la patria, su independencia, su soberanía, la dignidad y el honor del pueblo cubano, convencidos de que la opción de la reversibilidad del proce pro ceso so re revo voluc lucio iona nario rio cu cuba bano no re repr pres esent entar aría ía un ca calle llejó jónn sin sin sa salid lida, a, sin re ress puest pue staa pa para ra los pr prob oblem lemas as ec econ onómi ómico coss in inter terno noss de dell pa país ís y de dell des desar arro rollo llo.. 30
Fidel Castro, Unidos en una sola causa, bajo una sola bandera , Editora Política, La Habana, 1991, p. 7.
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En tal sentido, la ideología burguesa del neoliberalismo y la economía de mercado no podrían resolver los actuales problemas, ni los del desarrollo en las condiciones de Cuba, como país del d el Tercer Tercer Mundo, como no fuera sobre la base de la eliminación de las conquistas sociales populares de la Revolución y de un despiadado abandono abandono del individuo, que se vería acorralado, aislado y abandonado a su propia suerte. Tal paso sería un retorno al pasado en las peores circunstancias del presente, que después de haber vivenciado y concientizad concientizadoo formas totalmente diferentes en las condiciones condi ciones de vida del ser humano que, según segú n el nivel alcanzado en la sociedad cubana, si bien pueden catalogarse de modestos, sencillos e incluso limitados, representan un enorme salto cualitativo en cuanto a la seguridad y bienestar social que dicho sistema proporciona a la población en general, general, sin ningún tipo tipo de prebenda, y a las masas trabajadoras. Cuba se adentraba en una encrucijada que representaba uno de los tiempos más difíciles atravesados a lo largo de toda su historia y de los más de cien años de lucha, en la que el envalentonamiento y la prepotencia yanqui, ante las anotadas victorias sobre el campo socialista y la desenfrenada prueba de fuerzas en el conflicto bélico béli co del Medio Oriente, nos ubicaban en el blanco directo por excelencia de su amenazador punto de mira. Esta posición se convirtió en las leyes Torricelli y HelmsBurton para arreciar el bloqueo económico y aniquilar a la Revolución y al pueblo cubano. La estrategia del Partido y el gobierno cubano debía ser cambiada de inmediato. La política de rectificación y los lineamientos para el desarrollo trazados en el III Congreso fueron prácticamente congelados a tenor de las nuevas condiciones. La previsión mesurada e inteligente estaba encaminada a preparar a la población ideológica y psicológicamente para afrontar los nuevos retos y desafíos que la historia imponía a las actuales generaciones de cubanos, que, aunque contemporáneas, no son generaciones homogéneas, pues cada una, lógicamente, tiene sus propias inquietudes y particularidades distintivas. El programa elaborado en tales circunstancias debía preparar las condiciones materiales para la búsqueda de respuestas y vías alternativas a las grandes dificultades y graves problemas problem as que se desencadenarían como resultado del doble bloqueo que las actuales condiciones internacionales representaban para Cuba. Este programa sólo garantizaba su triunfo a partir part ir de de una una partic participac ipación ión cons conscien ciente, te, respo responsab nsable le y resu resuelta elta de las las fuerfuerzas sociales activas del país comprometidas verdaderamente en el proceso revolucionario hasta sus últimas consecuencias, lo que supone un 74
fortalecimiento de ciertos valores morales en torno a la voluntad política que se necesita desplegar, así como la resistencia y la lucha sin desmayo. Este fortalecimiento también incluye el poner a prueba el grado de madurez alcanzado por la conciencia moral de los individuos, la firmeza de las convicciones, de los principios morales que se promulgaron y se formaron en las condiciones del proceso revolucionario, así a sí como la producción de las fuerzas y energías suficientes para mantener los niveles de resistencia que se necesitan sin quebrar en el camino. Esto presupone una fortalecimiento del proceso, un momento de depuración y definiciones. Es el conflicto moral de mantener la condición de ser revolucionario, patriota y digno o el dejar de serlo, dilema que ahora nuevamente, como ocurrió en otros momentos anteriores de la historia de Cuba, se ubica en el centro del problema, pero que salvando las distancias espacio-temporales y las diferencias, la diferencia estriba en que el potencial humano y subjetivo esta enriquecido: Contamos —expresa Fidel— en primer lugar, con un pueblo que posee una cultura política incomparablemente incomparablemen te superior. Recuerdo precisamente que en aquellos días de Girón, se llevaba a cabo la Campaña de Alfabetización; era el Año de la Educación, y había más de 100 000 jóvenes que llevaban adelante la campaña. Hoy,, por cada uno de aquellos 100 000 jóvenes, hay en nuestro país tres Hoy maestros y profesores graduados y trabajando, tres por cada uno de los alfabetizadores, como resultado del desarrollo de nuestra educación, educació n, como fruto de los avances culturales de nuesto país, como expresión del pue blo que tenemos hoy hoy,, con cientos de miles de graduados universitarios, universitarios, con más de un millón de estudiantes de nivel medio, con millones de personas entre niños, adolescentes y adultos que van a las aulas. Un pueblo que ha tenido tenido la escuela histórica histórica de 30 años de Revolución; un partido con no menos de 600 000 militantes y aspirantes, y una cifra aproximadamente igual de miembros en la Unión de Jóvenes J óvenes Comunistas; unas fuerzas armadas que han desarrollado su experiencia, su organización y su capacidad de combate, decenas y decenas de veces más que las que poseían en aquel entonces; cientos y cientos de miles de reservistas, millones de combatientes organizados, entrenados y armados a lo largo y ancho del país en todas partes, pantanos y montañas, campos y ciudades. Contamos con las organizaciones de masas, contamos con el Estado socialista organizado, contamos con el Ministerio del Interior renovado y fortalecido; contamos con infinitas fuerzas con que no contábamos entonces. Pero contamos, sobre todo, con la unidad de nuestro pueblo; contamos con la unidad estrecha, sólida e indestructible de todos los 75
revolucionarios, y la unidad estrecha, sólida e indestructible de nuestro Partido con el pueblo. 31
El programa del período especial, concebido para la resistencia y sobrevivencia del pueblo, así como para salvaguardar las conquistas del socialismo, incluye el objetivo de, aún en tales condiciones, propiciar el desarrollo sobre la base de un despegue y reanimación de la economía cubana. Hacia 1991, con la entrada del país en la primera fase de este período, ya se habían puesto en práctica diversas alternativas contempladas en el progr pr ograma ama:: el pr prog ogram ramaa ag agroa roalim limen entar tario, io, el pla plann de de desar sarro rollo llo del tur turism ismo, o, el programa prog rama de la biot biotecno ecnologí logíaa y de la indu industri striaa farm farmacéu acéutica tica,, el plan de ahorro de los recursos materiales y energéticos, así como la creación de fuentes de energía alternativas, alternativas , el plan de estímulo y fomento de la actividad creadora, de incentivos e iniciativas de las masas mediante la revitalización de la actividad de la Asociación Nacional Naci onal de Innovadores y Racionalizadores, Racionalizado res, las Brigadas Técnicas de Trabajo Juveniles y el Foro de Ciencia y Técnica, entre otros. En torno a este amplio programa, era imprescindible garantizar la unidad y la movilización consciente de las masas, tarea harto difícil para el trabajo político ideológico, de un fuerte fuert e contenido moral, en el contexto de la agudización de las contradicciones socioeconómicas y de franco enfrentamiento en la lucha ideológica en el país. Ante la desaparición del modelo social socialista, con la reversibilidad del socialismo real, se produce el efecto de la ausencia o espacio vacío de un ideal social que, como aspiración de la humanidad, se contraponga y supere al secular régimen capitalista de explotación, formulado en el pronóstico de las leyes objetivas del desarrollo desarrol lo de la historia de la humanidad y de la lucha de clases en la teoría e ideología científica de la concepción del mundo del marxismo-leninismo. Esto trajo consigo que los desconocedores y enemigos del método dialéctico materialista para el análisis y comprensión de la realidad, con las contradicciones y complejidades del desarrollo, cuestionaran la validez de dicha teoría y, desde luego, de tal ideal social. Las diversas escuelas y corrientes filosóficas no marxistas declararon decla raron la crisis del marxismo, de su teoría y su práctica en la construcción del socialismo y del ideal comunista, social y humano. La desvirtuada concepción de este problema no dejó de tener sus influencias ideológicas en el factor subjetivo interno de la sociedad cubana. 31
Fidel Castro, Ideología, conciencia conciencia y trabajo político , Editora Política, La Habana, 1986, pp. 267-8, 244, 243, 242.
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Apareció cierta incertidumbre sobre la perdurabilidad del proceso revolucionario socialista en las cambiantes condiciones actuales, unida a un sentimiento de frustración y decepción ante lo que evindentemente se presentaba present aba como una traición a los principios de fidelidad a la causa del socialismo socialism o y de la defensa de los cardinales intereses del movimiento revolucionario internacional, así como el cuestionamiento sobre el modelo mode lo del proyecto social socialista cubano y la incertidumbre ante el problema del ideal de la personalidad comunista y la formación de las nuevas generaciones. Este fenómeno se proyectó de forma mal intencionada y eufórica por los enemigos internos de la Revolución, que pensaron que les había llegado su oportunidad, y, y, por supuesto, entre los grupos grupos contrarrevolucionarios de los emigrados cubanos, los cuales hicieron rápidos proyectos para la repartición de sus «supuestas propiedades» en Cuba, y estaban convencidos de la factibilidad de la toma de las riendas del dominio y el poder del «nuevo gobierno» que, ante la inminente caída de la Revolución R evolución cubana, estaría encabezado por los candidatos representantes de la Fundación Cubano-Americana radicada en Miami. Sin embargo, este fenómeno también gravitó en las mentes y sentimientos de hombres honestos y revolucionarios que se mostraron most raron confundidos, e incluso algunos vacilantes, ante las grandes contradicciones que se manifestaron en la realidad social nacional e internacional, lo que abarcó también al sector juvenil. En la arena ideológica se debatían el pesimismo y el optimismo, el hipercriticismo francotirador, demoledor de la obra revolucionaria, y la actitud de combate en la crítica mesurada, racional r acional y de propuestas de acciones paraa reso par resolve lverr prob proble lemas mas co concr ncret etos os.. Esto recuerda análogamente los momentos de finales del siglo XIX e inicios del XX, ante la revolución de las ciencias naturales, la repercusión polémica que dicho fenómno tuvo en el campo filosófico, fil osófico, y que Lenin enfrentó y plasmó pla smó en su ob obra ra Mat Materi eriali alismo smo y emp empir irioc iocri riti ticis cismo mo (en (en la Rusia de 1907), donde demostró que la mal llamada «crisis de la física» era en realidad «la crisis de los físicos», que no contaban con el método de la dialéctica materialista para interpretar los nuevos descubrimientos de las ciencias naturales. El problema de la unidad nacional era un problema central en torno al cual debía resolverse, en la nueva praxis, la cuestión de los métodos y estilos de trabajo que mantuvieran la organicidad del sistema social cubano, la atención a los intereses y problemas del individuo, con una orientación orienta ción más personificada en la dirección política y la participación democrática de las masas y el trabajo en la comunidad para la solución de los problemas concretos encabezados por los Consejos Populares. 77
Las definiciones sobre la no estigmatización de los individuos por su culto o credo religioso, la posibilidad, incluso, de formar parte de la militancia del Partido Comunista y de la Unión de Jóvenes Comunistas según su actitud ante la vida, el trabajo y el proceso revolucionario, r evolucionario, constituyeron un paso significativo en el logro de la profundización de la autenticidad del individuo en su actuación en la sociedad, sin necesidad de asumir una doble moral y siendo más pleno en su integración a las exigencias y deberes que reclamba la sociedad, así como en el logro de una unidad menos formal y más profunda entre todos los cubanos defensores del proyecto social y portadores de los valores morales humanos universales que lo fundamentan. La comprensión fresca y renovada de este problema arrojó luz sobre la necesidad de lograr la unidad en la diversidad, siendo más tolerantes y flexibles unos con otros, alcanzando una comunicación y un trato sobre la base del entendimiento y la comprensión mutua de forma racional y respetuosa, en aras de defender y preservar los objetivos económicos, sociales y culturales, con una orientación ideológica, político moral, humanista, martiana y marxista de carácter socialista. La agudizacion de las contradicciones económico-sociales en el transcurso del período especial, han repercutido repercut ido en el impacto que ha recibido la moral en su tendencia progresiva. Es innegable que se ha producido un proceso de devaluación de los valores esprituales, en particular de los valores morales, los que han sufrido una degradación ostensible con la proliferación de actitudes y cualidades morales negativas en la conducta y accionar de algunos individuos. La indisciplina social, la desestimulación de la actitud ante el trabajo y la pérdida de la significación y valor del trabajo para muchos individuos, la búsqueda de dinero o de una vida suntuosa por vía fáciles o ilegales, la aparición de una nueva modalidad de la prostitución (el fenómeno de las «jineteras»), la falta de ejemplaridad y honestidad por ciertos administradores y funcionarios estatales, entre otros, dicen de una crisis de valores, de la pérdida de la significación social positiva de ciertos valores inculcados y formados por la Revolución, ahora desacreditados por una realidad diferente que impone nuevas reglas objetivas, sobre todo en el campo de la economía. La aplicación de medidas que implican modificaciones en la base económica cubana, hacia una economía socialista multiforme comformada por la propiedad social (estatal (estatal y cooperativa), cooperativa), la pequeña propiedad de de productores privados, la propiedad mixta y privada capitalista, constituyen la objetivación de los esfuerzos para salvaguardar las conquistas 78
esenciales del socialismo cubano y del proyecto social en su conjunto, en la medida en que puedan obtenerse los beneficios y resultados del funcionamiento de todas las ramas impulsadas para el desarrollo económico del país. El predominio de la propiedad social con el ejercicio de un poder político que responde a los intereses de los trabajadores y el pueblo en general, garantizan el rumbo socialista de la Revolución. No obstant obstante, e, estas medidas constit constituyen uyen un reto a la ideolo ideología gía sociali socialissta del proyecto social cubano por el impacto desfavorable que ejercen en la vida espiritual y moral de la sociedad. A raíz de esta situación, puede distinguirse disti nguirse la agudización de los conflictos morales más reiterados a que se enfrentan los individuos y que brotan de las contradiccione contradiccioness de la realidad social, dentro los que se encuentra el conflicto entre la ética del ser (mantener las posiciones de dignidad, honestidad e integridad personal) personal ) y la ética del tener (desmem bramiento o desdobla desdoblamiento miento de la integrida integridadd moral del individu individuoo por obtener,, a cualquier costo, beneficios materiales personales). El contenido tener de este conflicto ético expresa una de las contradicciones principales y esenciales, asociadas a la situación económica, así como al enfrentamiento ideológico entre las posiciones socialistas y burguesas, patrióticas o anexionistas. Derivados de este conflicto, existen otros con diferencias de matices: Entre la motivación o la estimulación esti mulación hacia el trabajo por amor, vocación, realización y necesidad social y la motivación m otivación por la búsqueda del bienestar y ventajas materiales que pueda reportar. Entre la búsqueda del sustento por la vía del esfuerzo personal, la entrega, el sacrificio en el trabajo, con resultados socialmente útiles, o la búsqueda por vías fáciles, deshonestas, corruptas e ilegales. Entre la obtención de recursos para la satisfacción de las necesidades elementales familiares y personales por la vía de la distribución económica establecida, y/o, a su vez, por la obtención por las ofertas del mercado negro de fuente dudosa. Entre la posición de resistir manteniéndose en el país enfrentando las difíciles condiciones materiales y de sobrevivencia o tomar el camino del abandono y el desarraigo patrio mediante la emigración al extranjero. En el enfrentamiento de lo progresivo progresi vo y lo regresivo en el campo de la moral y sus valores, se evidencian, en las manifestaciones ideológicas y conductuales de los individuos, unos valores que se reafirman y otros que se han degradado. Entre ellos se encuentran los siguientes:
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El valor de la dignidad humana se ve reafirmado en la dimensión de la dignidad nacional, a partir de las actitudes decorosas, honestas y patrióticas que tienden a mantener la unidad nacional en torno a la voluntad política de defensa de las conquistas de la obra de la Revolución, mientras que en la dimensión de la dignidad personal existen degradaciones en actitudes individuales deshonestas, corruptas y de diversas formas de prostitución. El valor del deber moral social ante el trabajo ha sufrido un fuerte impacto degradante, de desestimulación de la actitud laboriosa y de entrega y realización material y espiritual a través del trabajo, lo que ha afectado la honradez, en la medida en que algunos buscan el sustento por otras vías o adoptan actitudes parásitas. El espíritu crítico y autocrítico ante las actitudes y acciones negativas que tratan de justificarse por las condiciones objetivas desfavorables desfavorables generadas en el período especial, para evadir el enfrentamiento a los problemas y su solución. La solidaridad se ve afectada en el contenido de las relaciones entre los individuos más próximos, por el descuido de la atención humana al compañero, la concentración en los problemas propios, el egoísmo y el individualismo ante la solución de problemas materiales personales y familiares, lo que afecta a su vez al valor del colectivismo, el altruismo y los hábitos de educación formal. El valor del antirracismo sufre el impacto de los criterios discriminatorios y de prácticas de prejuicios raciales que se generan en el país a partir de la existencia de la mixtificación de la economía, con la coexistencia de la economía capitalista, inversiones extranjeras, fomento del turismo internacional, entre otros elementos foráneos que se rigen por patrones discriminatorios y racistas, y que son factores que refuerzan en las actuales coyunturas este aspecto, en la medida en que se evidencian diferencias sociales en las condiciones de vida de los individuos que por diversas vías pueden tener acceso al dólar y los que no pueden obtenerlo, así como por los medios propagandísticos y publicitarios que reafirman ciertos criterios estéticos norteamericanos o europeizantes con matices racistas que rigen en el mundo capitalista capit alista de hoy. La intransigencia e intolerancia ante todo tipo de dominación extran jera es un valor moral que se reafirma en el nuevo contexto histórico, con otras peculiaridades en su contenido. Se mantiene la no aceptación a ceder ante las presiones del gobierno norteamericano y de la derecha reaccionaria de la emigración cubano-americana y se 80
sortean todas las agresiones, campañas y manipulaciones con fenómenos tan delicados como el el estímulo a la emigración ilegal hacia los Estados Unidos. Aun en tales circunstancias, se ha producido el efecto, contraproducente, de que se fortalece el valor de no ceder a la imposición del dominio extranjero, que significaría significarí a la pérdida de la patria y de la nación, de todas las conquistas sociales y la dignidad de los cubanos, así como del derecho a luchar por un futuro mejor. En el vínculo existente entre el contenido de los valores morales, asociado a los antes mencionados está el valor de la capacidad de resistencia generada históricamente ante las difíciles condiciones de la sociedad cubana. Se estimulan la creatividad, la iniciativa y la partici pación popular, popular, como parte de la voluntad política y económica de salir adelante. Esta genera actos de abnegación, hazañas y heroicidades entre los individuos conscientes y comprometidos con el proyecto socialista cubano. La justicia social es un valor que, en su contenido objetivo actual, se refuerza a partir del rechazo que se genera ante el surgimiento de evidentes desigualdades sociales por la coexistencia de diferentes formas de propiedad económica en el país. Esto tiene un impacto, sobre todo en las generaciones nacidas con la Revolución, que no tienen vivencias precedentes de una situación de este tipo. Este interesante elemento es necesario tenerlo en cuenta para la comprensión de lo que significaría la pérdida del poder político que responde a los intereses del pueblo y del carácter socialista de la sociedad para garantizar una obra de seguridad y justicia social para las amplias masas trabajadoras. El reconocimiento de una crisis de valores no nos conduce a la absolutización fatalista de este fenómeno, sino a la comprensión y profundización en las contradicciones histórico concretas concretas que que la produproducen y las fuerzas internas que se mueven en ella y que generan las tendencias que se enfrentan entre sí, anunciando saltos inevitables que pueden representar representar el triunfo de lo regresivo o de lo progresivo. El concepto de crisis social expresa una agudización de las contradiciones socioeconómicas y políticas que provocan el surgimiento de momentos coyunturales difíciles para la sociedad, en cuyo seno está el enfrentamiento socioclasista de los intereses en pugna. La agudización extrema de las crisis sociales puede conducir a estallidos sociales revolucionarios cuando las masas o grupos sociales tratan de subvertir el orden de un dominio explotador y de injusticias sociales;
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o contrarrevolucionario, cuando determinados sectores o grupos sociales tratan de hacer reversible un orden de dominio con una base democrática de participación y beneficio popular con un carácter revolucionario, según las condiciones que indican la radicalidad del proceso y el momento histórico en que se produce. En el caso de la realidad cubana se evidencia una crisis en la economía, con un impacto en la vida espiritual y en la esfera de los valores ideológicos que no tiene el carácter de crisis social general, ni síntomas de agudización extrema. Una intensificación del trabajo político ideológico encaminado a la profundización en el conocimiento de las causales externas e internas por parte parte del pueblo, en apretada fila con con el Partido y el gobierno, sobre la coyuntura actual que vive el país, la creación y toma de conciencia acerca del camino a seguir, los medios y vías que se deben emplear para dar una respuesta certera a las dificultades que atraviesa el país y la reanimación de la economía, han sido, entre otros, los pasos de la estrategia para resistir, sobrevivir y salvaguardar los objetivos del proyecto social socialista cubano. En tales circunstancias, urge la necesidad de trabajar intensamente en la formación de valores y cualidades cualid ades morales en los niños y jóvenes, tener claridad acerca de la imagen del joven a formar. Este debe ser capaz de afrontar el presente con sus cambios dinámicos y contradicciones de una forma inteligente y optimista, con una cultura general, científica, técnica, tecnológica y laboral sustentada en una riqueza es piritual piritu al interna, dada por un conjunt conjuntoo de valores con un contenido moral y una orientación humanista que tiendan a preservar lo más fecundo de la cubanía y de la conciencia nacional y dar continuidad a la obra social de la Revolución cubana.
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CAPÍTULO III Imagen del joven cubano Imagen del joven Al hablar de la proyección de la imagen del joven que se pretende formar, nos referimos a un tipo específico de personalidad con un condicionamiento sociohistórico, sociohistórico, en una época, realidad y tipo de sociedad dada, en cuya individualidad se concreta el conjunto de cualidades inherentes al carácter y contenido del sistema de relaciones sociales imperantes y de la correlación individuo-sociedad, individuo-socieda d, en la que el individuo nace, siente, interactúa, se desarrolla y se forma, mediante la actividad humana. En esta concepción filosófica sobre la personalidad, es necesario tener en cuenta la inserción de los elementos que aportan el contenido general de la conciencia nacional, como elemento elem ento integrador dentro de la estructura de tal personalidad, y de la identidad nacional y cultural, inherente a la cubanía como expresión de un tipo específico de nacionalidad, todo lo cual, en su conjunto, permitirá tener una mayor concreción de la esencia de la personalidad en la aproximación a las determinaciones cualitativas más generales que, como dimensiones integrales, permitan ela borar el proyecto ideal ideal de la imagen del joven que queremos queremos formar. formar. Dentro de los componentes estructurales de la conciencia nacional se encuentra la idiosincrasia, que expresa los rasgos más generales de la psicología social del del cubano cubano y de la conciencia cotidiana o habitual, habitual, dados en las peculiaridades de la espiritualidad y el temperamento, que se reflejan en los sentimientos y se concretan en determinadas costumbres y tradiciones típicas de los cubanos. Estrechamente vinculado a este elemento se encuentra el componente ideológico, que expresa los intereses, objetivos e ideales nacionales y patrióticos, manifestados en la interrelación y actividad de los individuos, grupos, sectores y clases sociales comprometidos con ellos. El componente axiológico complementa la interrelación dialéctica dialécti ca de los elementos estructurales de la conciencia nacional asociados a la significación social que tienen, entre otros, otro s, la formación del sentido de la patria y el patriotismo, así como los valores de independencia nacional, soberanía, 83
justicia social y unidad nacional, que en su connotación política y moral se asocian a un conjunto de valores, dentro de los que se destacan la dignidad nacional, la intolerancia e intransigencia ante todo tipo de dominación extranjera, la solidaridad humana y el deber moral. Esto está dado por la permanente presencia y el papel que estos valores han desempeñado a lo largo del proceso histórico cubano en la conformación y autoafirmación de la identidad nacional, en la continuidad e integración de estos procesos, como parte esencial del contenido de la tendencia progresista y humanista, así como del fundamento del proyecto revolucionario cubano, martiano, marxista y de carácter socialista. Todos los componentes de la conciencia nacional tienen una profunda raíz sociohistórica que se registra en la memoria histórica de dicha conciencia como otro de sus elementos componentes. Como resultado del estudio realizado, se revelan tres determinaciones cualitativas que pueden resumirse como pautas ideológicas ideológi cas que se derivan de forma generalizadora e integradora de la tendencia t endencia progresiva y revolucionaria, del proceso histórico cubano y del progreso moral. Estas determinaciones, con un contenido abarcador, se integran entre sí en un todo armónico en la proyección de la imagen del joven que debemos formar (figura 2), y son: La personalidad del joven cubano. Ser revolucionario. Una orientación ideológica de carácter socialista.
JOVEN CUBANO
REVOLUCIONARIO
PERSONALIDAD
SOCIALISTA
Figura 2. Proyección de la imagen del joven revolucionario cubano.
La personalidad del joven cubano cubano.. Se refiere a la formación de la individualidad de nuestros niños y jóvenes, a tenor de los valores más auténticos de la cubanía, la conciencia y la cultura nacional, donde la historia, las tradiciones patrióticas patrióticas y el amor a la patria ocupan un lugar especialmente significativo. 84
En esta personalidad se deben integrar lo racional y lo emocional, lo cognitivo y lo afectivo, como expresión expresi ón de la unidad de la inteligencia con los más nobles sentimientos humanos, en un proceso de formación y asimilación de una concepción del mundo sobre la base de una amplia cultura que le dé los instrumentos necesarios para desenvolverse desenvolverse en las diferentes esferas de la vida y de la actividad con independencia y creatividad. Como parte esencial dentro de la estructura de esta personalidad se encuentra un sistema de valores políticos, jurídicos, estéticos, filosóficos, incluso religiosos, que interpenetrados por los valores morales, con una orientación humanista y progresista, desarrollan una función personific perso nificadora adora y movili movilizado zadora ra hacia la reali realizació zaciónn del conte contenido nido de tales valores en sus actitudes y relaciones humanas. Ser revolucionario. revolucionario. Es una concreción del carácter activo que la personalidad del joven cubano debe encarnar encarnar,, siempre en función del progreso y el desarrollo desarrollo en el presente presente y en el futuro. En esto desempeña un importante papel el nivel de exigencia ex igencia del individuo para consigo mismo y con la realidad que lo rodea, el espíritu de insatisfacción revelado en su sentido crítico y autocrítico, la definición de objetivos y aspiraciones personales y la voluntad de no resignarse ante las circunstancias y condiciones adversas cuando existe alguna posibilidad de actuar en aras de su transformación. Ser revolucionario es parte de la concepción del mundo mun do del individuo y de su actitud ante ese mundo, con un conocimiento de causa en la actuación consciente y de compromiso con la realidad histórica, las necesidades y las exigencias de la época. La condición del revolucionario encierra el carácter flexible, dialéctico y amplio que debe caracterizar la mentalidad del joven en su reflejo ob jetivo de la realidad cambiante y en las contradicciones que esta manifiesta, ante lo cual el individuo no sólo debe reflexionar y tomar decisiones, sino asumir posiciones en la actuación y el quehacer en la práctica, lo que en ocasiones implica la necesidad de adecuar nuevas formas, métodos o estilos de cómo hacer las cosas rompiendo con lo tradicional —viejos caminos o esquemas obsoletos que obstaculizan obstaculizan el avance y el progreso. Esta dimensión de la personalidad del joven cubano que aspiramos formar,, emerge del proceso histórico cubano, que en su esencia ha estaformar «[...] ¡Los revolucionarios no se desmoralizan jamás! sacan fuerzas de sus reveses, sacan fuerzas de sus dificultades, y siguen adelante. Y esto es lo que nos enseña la historia de nuestro país desde las primeras luchas por la independencia, desde la guerra
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do asociado al fenómeno de la Revolución, por lo que esta condición encierra una serie de requerimientos y virtudes morales que se han enriquecido y profundizado en cada momento histórico de la realidad social cubana mediante su transmisión las sucesivas generaciones. 1 El carác carácter ter socia socialista lista del joven cuba cubano no y revoluci revolucionari onarioo. Indica la orientación ideológica y socioclasista de los intereses socioeconómicos, políticos y morales de los trabajadores y las masas populares, que él debe hacer suyos, manifestándolos en sus cualidades personales, proyecciones y actitudes. Estos intereses responden a la defensa del trabajo libre de la explotación entre los hombres que impone la propiedad privada capitalista sobre los medios de producción, lo que trae consigo un régimen de contrastantes realidades e injusticias sociales. Aun en las condiciones actuales, con la desaparición del campo socialista, el predominio de la ideología del neoliberalismo y la globalización de la economía de mercado, así como con todas las medidas tomadas y cambios introducidos en la economía cubana, que llevan a la coexistencia de una propiedad socialista, estatal, con la propiedad mixta y capitalista como una necesidad impuesta por las condiciones imperantes para reanimar la economía, propiciar el desarrollo y salvar las conquistas sociales más significativas, incluso en estas condiciones, el reconocimiento de las desventajas humanas y la degradación moral y espiritual que generan, entre otros males, en el individuo y la sociedad, el régimen capitalista de producción es la piedra angular que define la orientación de los Diez Años —diez años—, que terminó en la derrota total -diez años-, que terminó en el Zanjón. Y, Y, sin embargo, se volvieron a levantar y prosiguieron adelante y llegaron a lo que hemos llegado hoy.» hoy.» «[P]ero la voluntad del revolucionario no se detiene jamás ante lo que concibe posible, y es un problema de voluntad, es un problema de firmeza, es un problema de convicción, es un problema de confianza [...]Revolucionarios son aquellos que las conciben con la inteligencia y las realizan con la voluntad [...] porque no es revolucionario [...] quien comprende teóricamente teóricamente un problema y solamente de una manera teórica, sino quien es capaz de llevarlo a cabo de una manera manera práctica, práctica, de una manera manera real. [... [...]» ]» «El revolucionario es un hombre que tiene una conducta limpia, un espíritu de sacrificio a todo tren, que entrega su vida, su esfuerzo, su energía, energía , sus horas de sueño, sus horas de descanso [...] todo lo entrega para trabajar traba jar para los demás [...] y vive muy feliz [...] con ese mismo ardor cada revolucionario revolucionari o defenderá la obra que es su obra [...].» «El revolucionario actúa bien, modestamente, sencillamente, conscientemente, pacientemente [...]. Puede hacerse revolucionario únicamente, por la persuasión, por la razón y por el ejemplo.» (Fidel (Fidel Castro, Ideología Ideología,, concienc conciencia ia y trabajo político , Ob. cit., pp. 267-268, 244, 243, 242.)
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ideopolítica y ético humanista del carácter socialista de la personalidad del joven cubano que se forma bajo estas circunstancias. Lo que hace que pueda reconocer el proyecto social cubano, con su esencia revolucionaria, humanista y socialista, como un modelo que da respuesta a los problemas y necesidades esenciales del ser humano, las masas populares y trabajadoras, por la definición de que el poder político responde legítimamente a los intereses interese s del pueblo trabajador, es el ejercicio del poder del pueblo, sobre una base democrática de participación y toma de decisiones. La ideología revolucionaria, martiana y marxista, debe orientar a las jóvenes jóve nes gene generaci raciones ones de cuba cubanos nos haci haciaa la cont continui inuidad, dad, perf perfecci eccionam onamient ientoo y desarrollo del sistema y proyecto social cubanos, reconociendo a su vez que tal modelo se encuentra en franco proceso de reelaboración y reconsideración teórica y práctica. El carácter socialista de la personalidad del joven cubano consiste en que tenga una claridad meridiana acerca del lugar y el papel del trabajo en la vida del individuo, su familia y la sociedad, así como la concepción de que el trabajo no es un medio de acumular riquezas materiales personales para el lucro o la ostentación, sino para la satisfacción racional de las necesidades materiales y espirituales del individuo y el bienestar y el progreso social del país. En ello, el rescate y formación formaci ón de una cultura laboral en la integración del estudio-trabajo en los centros educacionales desde edades tempranas desempeña un papel importante en la formación de este carácter socialista de la personalidad, proceso que implica la formación de una actitud positiva hacia el trabajo y los valores morales fundamentales que indican una nueva actitud, como son: El trabajo como un deber moral m oral de todo hombre honrado y honesto. La responsabilidad moral, individual o colectiva, ante las tareas que le corresponde realizar. La solidaridad humana como parte de las relaciones interpersonales fraternales, de respeto, ayuda mutua y colectivista en el desempeño de la actividad laboral. Lo que distingue cualitativamente la formación form ación de los valores morales de la cultura laboral con un carácter socialista, respecto a los valores que se generan bajo las condiciones del trabajo en el capitalismo (donde también se forman el deber y la responsabilidad), es el sentido humanista de las relaciones de solidaridad que se establecen entre los seres humanos.
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En la sociedad cubana, esto se sustenta sobre la base de la integración del individuo a las relaciones económicas establecidas (diversos ti pos de propiedad) y su contribución con el aporte de su trabajo al fondo social de riquezas materiales que se redistribuyen socialmente y se revierten en las garantías de las conquistas populares y en el mejoramiento gradual de las condiciones de vida de los trabajadores, como resultado del proceso de reanimación económica y social en la difícil coyuntura del período especial especial que atraviesa atraviesa el país. país. Esta condición es posible a partir de que el poder político está en manos de un Partido Comunista y de un Órgano de Gobierno del Poder Popular que representan los intereses de los trabajadores y el pueblo, y cuya misión principal en tales circunstancias es lograr que la presencia capitalista en la economía cubana (y sus impactos sociales), utilizada como un medio y no como un fin, no contamine mortalmente las bases del sistema social cubano ni pueda hacer fracasar los objetivos del proyecto socialista de la Revolución cubana. Esto representa un reto para la formación de los jóvenes cubanos que se desenvuelven en las actuales condiciones económico sociales del país, lo que significa la necesidad de reforzar este aspecto del proceso educativo y socializador que la escuela cubana debe realizar, perfeccionando y adecuando a toda costa la experiencia científico pedagógica acumulada en la práctica de todos estos años de la Revolución en el poder, en la aplicación del principio estudio-trabajo, y centrando la atención en la formación de valores como algo fundamental.
Cualidades de la imagen del joven cubano, revolucionario y socialista Las cualidades que se desea formar en el joven cubano son las siguientes: Una personalidad que responda a una concepción del mundo desarrollada sobre la base de una amplia cultura general, científica, politécnic polit écnica, a, labor laboral al y de los senti sentimiento mientoss con un conte contenido nido human humanista. ista. Debe ser portador de valores humanos universales políticos, jurídicos, filosóficos, estéticos y morales, así como de los valores sociohistóricos y culturales de la cubanía y la conciencia nacional, dentro de los que se encuentran los referidos a la idiosincrasia del
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cubano y se destacarán los del sentido de la patria y el patriotismo, el amor a la independencia y a la soberanía, la defensa de la justicia social y la unidad nacional. Una actitud revolucionaria, emprendedora y transformadora ante la vida y la realidad existente, capaz de buscar soluciones y respuestas a los problemas con inteligencia, voluntad, tesón y firmeza. Deberá tener un espíritu altruista, de sacrificio, entrega, fe en las fuerzas racionales y morales del hombre y caracterizarlo su optimismo. De berá poseer una mentali mentalidad dad dialéct dialéctica, ica, flexibl flexiblee ante los cambios y con la disposición de romper esquemas viejos para aplicar nuevas formas y métodos. Mostrar ua actitud de insatisfacción y espíritu crítico en aras del perfeccionamiento, el progreso y el desarrollo. Una ideología socialista, a favor de los intereses de las masas traba jadoras y populares, que reconozca y defienda las conquistas de la obra de la Revolución cubana. Podrá distinguir la introducción y la aplicación de resortes y mecanismos económicos capitalistas en la economía cubana como una alternativa para propiciar el desarrollo y dar continuidad al proyecto social cubano de independencia nacional, dignidad humana y justicia social, y asumir una actitud de rechazo hacia el inhumano sistema capitalista capitalist a de explotación e injusticia, como un modelo no factible a los intereses populares ni a la realidad tercermundista de la sociedad cubana. También También reconocerá el lugar y el papel del trabajo en la vida del individuo y para el desarrollo del país, y mostrará una actitud positiva positiva ante el trabajo. En la proyección de la imagen integral de la personalidad del joven cubano, el perfil moral se revela como un elemento que vertebra e interpenetra todos los elementos que conforman la estructura de la personalidad, cuyo contenido de valores indica las cualidades morales que lo integran, a partir de la trilogía de valores morales ya estudiada en capítulos anteriores, y las exigencias que plantean las determinaciones cualitativas de dicha imagen. El perfil moral de la imagen del joven cubano, revolucionario y socialista, se construye teniendo en cuenta: Las particularidades del reflejo moral de la realidad, tales como su carácter deontologizador, deontologiz ador, idealizador, crítico, autocrítico y conservador, que se manifiestan en la triada gnoseológica del ser moral, el deber ser y el ideal moral, m oral, expresada en el contradictorio proceso del progreso moral a lo largo del desarrollo histórico cubano.
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La búsqueda en las raíces históricas, en la identidad nacional y cultural, de los valores morales que con un sentido progresivo han formado parte de la definición, el contenido y el fundamento de procesos históricos trascendentales del pueblo cubano. Las condiciones de la realidad cubana en la actualidad, con sus contradicciones socioeconómicas, socioeconóm icas, sus impactos en la vida espiritual y en los valores morales, las insatisfacciones en el nivel de moralidad alcanzada en los planos ideológico ideológi co y conductual de ciertos individuos, y, por último, las aspiraciones aspir aciones y exigencias morales moral es sociales para el logro de la preservación de la Revolución Revolu ción cubana, su obra y su continuidad futura.
Perfil moral de la imagen del joven cubano
Estará caracterizado por los valores siguientes: Sentido de la dignidad humana, donde se aprecie el significado del respeto, la consideración y estima a la sensibilidad del individuo y de sus derechos como ser humano en el plano personal, el ámbito nacional y en cualquier parte del mundo. Este valor humano universal vincula entre sí las cualidades de ser consciente y cumplidor de sus deberes, tener te ner una actitud positiva ante el trabajo, ser autorreflexivo y valorativo, mostrar amor a la justicia social y espíritu de rebeldía ante las injusticias y la humillación humil lación humana, ante las manifestaciones y prácticas racistas y valentía en la defensa de los ideales sociales y de sus puntos de vista. Derivado de la dignidad por la connotación histórica del fenómeno en la realidad cubana, se distingue el valor de la intransigencia e intolerancia ante todo tipo de dominación extranjera, que integra a su vez el valor de la fidelidad a la causa (implica la no traición) patriótica patri ótica de independencia y soberanía nacional, de justicia social y unidad nacional. Este contenido adquiere rango de principio e ideal moral, al generar las cualidades de voluntad de lucha ante las dificultades y ante lo mal hecho, la capacidad de resistencia, con el empleo de la inteligencia y la creatividad con tesón y optimismo. Complementando la trilogía rectora de valores y cualidades morales, se encuentra la solidaridad humana, que expresa el grado de acercamiento y aproximación en las relaciones interpersonales interperso nales individuales 90
o colectivas, sobre la base de sentimientos, aspiraciones, fines u objetivos comunes que los vinculan en diversas circunstancias. La solidaridad se manifiesta en actitudes como el respeto mutuo, la ayuda a otros, la hospitalidad y el altruismo. Entre los valores que la solidaridad aglutina se encuentran, ser colectivista, honesto, sincero, modesto, receptivo, tener espíritu crítico y ser amistoso. La concepción de esta imagen y perfil moral del joven aquí proyectada, encierra la idea general de que las nuevas generaciones se levanten como hombres y mujeres dignos, mejores, caracterizados por su profundo pensamiento y dados a la acción, a la vez que deberán ser muy cubanos, espirituales, alegres y fieles, en la medida en que construyen su realización personal en la entrega a la obra social, conscientes de ser continuadores del proyecto socialista revolucionario cubano.
Formación de valores morales Cuando hablamos de la formación de valores morales, nos referimos a un proceso educativo en el que el contenido axiológico de determinados hechos —formas de ser ser,, manifestaciones de sentimientos, actuaciones o actitudes humanas con una positiva significación social— provoca una reacción de aprobación y reconocimiento (vigencia) en el contexto de las relaciones interpersonales y trasciende al nivel de la conciencia del niño o el joven. El contenido de estos hechos cobra una significación significac ión individual especial e importante —al nivel de la esfera psicológica, afectivo-volitiva— afectivo-volitiva— que ellos asumen como algo necesario para encauzar su propia «forma de ser», sus sentimientos, actitudes act itudes y actuaciones en la vida cotidiana, en las relaciones con sus familiares, maestros, compañeros o amigos, entre otros. A su vez, se transforman internamente en valores «aceptados» que se incorporan personalmente en un proceso de individualización y se manifiestan por medio de las cualidades morales personales. En la medida en que tales sentimientos y actitudes se refuerzan y se vivencian una y otra vez por el niño o el joven en las relaciones humanas con los demás y en las actitudes ante las exigencias de la vida y la realidad, se arraiga cada vez más profundamente la significación social positiva y progresiva del contenido de estos valores, que pasan a formar parte de la escala de valores personales arraigada en su conciencia y ejercen importantes funciones orientadoras, valorativas y normativas, 91
entre otras, por medio de las cuales se realiza la regulación moral de la conducta. De esta forma, no sólo se forman las cualidades morales sino también las escalas de valores individuales y las orientaciones valorativas principal prin cipales es que indic indican an la tend tendenci enciaa de la línea del compo comportami rtamiento ento moral o de la forma de ser del individuo en el transcurso t ranscurso de su vida; o sea, hacia haci a qué valores se inclina en su actitud ante el mundo en que vive. Sin embargo, este no es un proceso espontáneo ni inmutable, sino que en él incide un conjunto de elementos y factores que contribuyen a este proceso formativo, teniendo en cuenta cuenta sus influencias en los diferentes diferentes componentes del valor moral, tales como el componente cognoscitivo, cognoscit ivo, el afectivo-volitivo, el ideológico y las vivencias y experiencias morales en la actividad. Dentro de estos elementos, pueden señalarse el sistema de medios de influencias sociales, los sujetos formadores, formadores, las vías y los métodos de formación de valores. Dentro de los factores que influyen en el proceso de la formación de valores se encuentran las condiciones del contexto macrosocial y del micromedio en que se forma y se desenvuelve el individuo, su pertenencia de clase, las condiciones socioeconómicas de su seno familiar, sus condiciones de vida, las características de la comunidad en la que se desenvuelve, la comunicación y las normas de convivencia familiar, familiar, el nivel cultural y los hábitos de educación, entre otros. Además, condicionan incluso el proceso de reajustes y cambios internos (en el orden jerárquico) de la escala de valores individuales que se producen en determinados momentos trascendentales de la vida personal o social y que le imprimen un sello personalizado personalizad o a las cualidades morales en su manifestación. Dentro del sistema de medios de influencia social, la familia y la escuela ocupan el lugar cimero en la formación de los valores y cualidades personales, y en particular de los morales, en los niños y jóvenes. jóvenes. Es en el seno familiar donde, desde que el niño nace, se trasmite la significación social que tienen los sentimientos, las actuaciones, los hábitos y costumbres correctos (aceptados socialmente) e incorrectas (no aceptados), se le inculca el sentido de lo que es bueno y lo que es malo, cómo comportarse en sus relaciones con los familiares y en la convivencia social en general. Es en ese contexto donde el niño o el joven asimilan el valor del respeto y las consideraciones a tener en cuenta en sus actitudes y relaciones con las personas y con el mundo en el que vive, sus deberes estudiantiles, el amor a la patria, sus relaciones con la naturaleza (cuidado del medio ambiente, de la flora y la fauna, de los 92
animales afectivos), el respeto a las reglas urbanísticas, la observancia de la legalidad y de las leyes ciudadanas, entre otros. No obstan obstante, te, este proce proceso so format formativo ivo en el seno famili familiar ar está permea permeado do y matizado por las condiciones de la procedencia social y los patrones educativos que porta la familia y que practica en sus hábitos, costum bres, formas afectivas de relacionarse y comunicarse entre sí y con el niño o el joven en particular, y que sirven de modelo especialmente significativo en la formación psicoemocional y racional de la personalidad. Por lo que el modelo familiar familiar puede puede estar orientado orientado hacia hacia la formación formación de cualidades morales positivas o puede ejercer influencias educativas negativas, según la concepción, preparación y formas específicas de encauzar este proceso. En este segundo caso, la familia se transforma en un agente o elemento distorsionador del proceso formativo. Es esta característica la que acrecienta doblemente el lugar y papel que la escuela desempeña en tan complejo proceso formativo, por ser la institución que en la sociedad está encargada de la educación de las nuevas generaciones como su contenido específico, para lo cual debe estar preparada de forma especial. En este sentido la escuela no cumple esta función de forma aislada, sino en estrecha relación con la familia y como centro aglutinador de la cultura de la comunidad en la que está enclavada e interactúa con las estructuras gubernamentales, las instituciones y las organizaciones políticas. De esto se deriva que, como sujetos fundamentales de la formación de valores y cualidades morales, se hallan los padres y los maestros, aunque ocupando diferentes posiciones: los padres constituyen un elemento básico, indispensable y necesario en la formación de los hijos, aunque no suficiente. Los maestros, por la influencia orientadora y educativa que ejercen, tanto sobre la familia como sobre los diversos factores de la comunidad, al dirigir el proc pr oces esoo fo form rmat ativ ivoo de fo forma rma co cons nsci cien ente te,, pl plan anea eada da,, co conn ob obje jeti tivo voss y fi fine ness de defi fi-nidos, se transforman en el sujeto formador formador principal que los modela y rectorea. De ello se infiere la extraordinaria importancia que tiene el respaldo que las instituciones y organizaciones gubernamentales y políticas tienen que dar en cada territorio concreto a la obra de la educación, tanto en el orden material como en el apoyo y reconocimiento moral del indispensable trabajo de las escuelas y la abnegada labor de los maestros en específico. El maestro, como sujeto principal de este proceso formativo, tiene un papel pap el de decis cisiv ivoo a pa parti rtirr de la lass cu cual alida idade dess que po porta rta en su in indiv divid idua ualid lidad ad,, en el aspecto personal y profesional como un todo integral. El profesionalismo, como cualidad moral de la ética profesional pedagógica, encierra el dominio que el maestro debe tener de la cultura de su época, de la ciencia que enseña y de la pedagogía para el desempeño de su maestría. Ello unido íntimamente 93
al dominio y cumplimiento de los requerimientos morales que a su persona y función imponen las exigencias sociales de su profesión plasmadas en el contenido del código de la ética profesional del maestro. La profesionalidad, en la ética pedagógica, aglutina los valores morales de: Profundo humanismo, revelado revelad o en el amor a los niños y a los jóvenes. En una palabra, al ser humano, concretado a través de un trato y comunicación afectuosos y respetuosos de la dignidad personal de sus educandos. Amor a la profesión, expresado en la dignidad y honor pedagógico, abnegación y entrega. Espíritu revolucionario, transformador, creativo y optimista. Ser consciente y cumplidor de sus deberes y responsabilidade responsabilidadess pedagógicas; luchador incansable por el perfeccionamien perfeccionamiento to constante y la excelencia de su trabajo. Ser exigente y justo. Ser honesto, modesto y sencillo. Poseer prestigio moral y autoridad pedagógica ante sus alumnos, sus colegas, la familia, la comunidad y la sociedad en su conjunto. Todos estos valores y cualidades del maestro como sujeto profesional, científico-pedagógico, deben hacerlo portador de una ejemplaridad en su su vida personal que le imprima a su labor educativa un adecuado clima psicológico moral en sus sus relaciones relaciones y comunicación comunicación con los educandos: educandos: limpieza moral, moral , entrega y coherencia entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace. Consecuentemente con lo cual, la personalidad del maestro se convierte en un poderoso instrumento para la formación de los valores y cualidades morales en los educandos, que son a su vez sujetos activos de su autoformación en este proceso. Es importante reconocer que, unidas a la acción de los sujetos formadores propiamente dicho, existen otras personas que por su preparación profesional, su función social y el grado de cercanía e interacción con el niño o el joven, pueden ejercer también influencias educativas educativas en un sentido positivo. Cuando las influencias influencia s educativas tienen un carácter negativo no puede hablarse de sujeto formador forma dor,, sino más bien de agentes deformantes. Este aspecto del problema tiene una significación que va más allá de lo teórico conceptual del proceso educativo. En su sentido práctico, significa que la formación de valores y cualidades morales se da en las redes de un tejido social en cuya interacción recíproca el bien y el mal, lo
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bueno y lo malo, están siempre presentes en la órbita de la moral de la vida cotidiana, tanto en el seno familiar, como en el propio centro escolar. Por lo que el proceso formativo no se da de forma aislada, ni abstraído de este hecho objetivo. No es puro ni carece de contaminación. Todo proceso de formación form ación de valores pasa pa sa a su vez por las vivencias vivenci as y experiencias personales de los educandos como resultado de la práctica del bien y del mal en sus actuaciones concretas. Cuando se produce la transgresión de una norma moral, la violación de un valor moral, que se capta en los llamados errores cometidos, en las faltas o en los defectos personales, con los consecuentes sinsabores, malos momentos, sentimientos de vergüenza, cargos de conciencia, entre otros mecanismos internos que inciden en el proceso de formación y regulación moral de la personalidad personali dad del niño o el joven, se produce un proceso de confront confrontación ación interna que puede conducir a la reafirmación de un valor o a la asimilación de un antivalor. De ahí la importancia que tiene el tratamiento educativo de ciertas actitudes negativas en los niños y en los jóvenes. Estos aspectos, que también forman parte del propio proceso formativo, bajo el criterio de que son susceptibles de subsanarse o corregirse en el individuo, son también necesarios para la reafirmación de la propia individualidad del educando. Sobre todo para el reforzamiento de la tendencia de su orientación hacia determinados valores en su línea fundamental de actitud y comportamiento que él debe ser capaz de ir autodeterminando con seguridad e independencia, según la psicología de la edad y el grado de conciencia que va adquiriendo en el gradual proceso de formación y maduración de su autoconciencia y personalidad. De esta concepción se infiere el hecho real que todo educador debe comprender: aunque el trabajo educativo y formativo de las nuevas generaciones se orienta por un proyecto teórico o modelo idealizado, los sujetos que formamos son seres humanos diferenciados entre sí por su individualidad y terrenalidad, donde lo perfecto siempre tiene un carácter relativo e interactúa como una aspiración y búsqueda de metas elevadas, en la dinámica entre el ser y el deber ser, en el incesante camino del perfeccionamiento humano que sucede en el tiempo al proceso educativo y formativo de las tempranas edades de la niñez. Al referirnos a las vías de la formación de valores y cualidades morales, todo maestro con cierta experiencia puede dominar que estas vías en la escuela cubana cuentan con la clase y un conjunto de actividades extraclases como la preparación y realización de matutinos con diversidad de contenidos histórico patrióticos o artístico-culturales, etc.; la realización de actividades productivas y socialmente útiles, donde el trabajo 95
agrícola tiene un espacio importante; la realización de círculos de interés; las reuniones de análisis de grupos, espacios dedicados a conversaciones y debates de temas sociopolíticos de interés especial o de actualidad nacional e internacional; las reuniones de padres; las visitas a las casas, así como otras múltiples actividades de la escuela en su vínculo con la comunidad que conforman la agitada vida escolar. Sin embargo, el centro que aglutina y vertebra, de forma armónica y sistémica, todas las vías por medio de las cuales se genera el trabajo docente educativo y formativo de todo el proceso pedagógico en la escuela es el trabajo metodológico. Este constituye la función rectora de dicho proceso. Uno de los problemas fundamentales por el que ha atravesado la experiencia de la educación en la escuela cubana, es que ha abarcado múltiples direcciones educativas que se han considerado indispensables en la formación de los niños y jóvenes, y que en su instrumentación se han ido incorporando al trabajo de las escuelas como frentes o exigencias aisladas entre si e independientes del trabajo metodológico. Esto trae consigo dos males esenciales: 1. Tales direccio direcciones nes educativa educativass y su instrumentac instrumentación ión no han sido sido generadas de forma intrínseca por parte del colectivo de maestros como resultado de su elaboración pedagógica, científico metodológica, ante las exigencias sociales y las características de la comunidad, la escuela y los propios alumnos. 2. La instrumen instrumentació taciónn de las múltipl múltiples es direccio direcciones nes en que que se estructu estructura ra el contenido del trabajo del maestro y la escuela se va conformando por añadidura o sumatoria, como aristas independientes que se van priorizando a veces en forma de campañas, lo que ha incidido en el efecto de «sobrecarga del maestro», y que ejercen, en ocasiones, una nefasta influencia en la organización escolar de forma atomizada, así como en la organización de la vida profesional del maestro, el que manifiesta un estado de agobio en su trabajo y en conjunto una distorsión dentro del proceso formativo de los educandos, al interactuar estos con una serie de influencias asistémicas e incongruentes entre sí. Es en el trabajo metodológico al nivel de escuela, grados, asignaturas y maestros donde debe diseñarse todo el trabajo docente educativo, que tiene su elemento central en la clase y su extensión hacia todas las otras actividades extradocentes donde la clase encuentra su complemento en 96
todas las direcciones encaminadas a la formación de la cultura general, científica, laboral y la cultura de los sentimientos con un contenido axiológico y una orientación humanista que encierra todo lo referente al denominado «trabajo político ideológico». En realidad, el trabajo político ideológico es un momento esencial dentro del trabajo educativo en su más amplio sentido, pero que no se reduce a ello, sino que abarca todo el contenido de la estructura de la ideología predominante en la sociedad, a partir del sistema socioeconó socioeconómico mico y político imperante y los intereses de clase que representa. Por esta razón, el trabajo educativo, que es esencialmente una actividad ideológica, tiene en cuenta lo político, vinculado vincul ado a la moral, lo jurídico y lo estético, y penetra todo el proceso docente educativo en general e integra el contenido del diseño curricular y extracurricular de una forma armónica, lo que en la escuela cubana se concreta por medio del princi pio de de integración integración del estudio con el trabajo, trabajo, el que que unido unido a los restantes vertebra la relación del componente académico con el componente laboral e investigativo y el proceso de formación form ación de valores en los educandos. Es por ello que la elaboración y formulación de los objetivos generales del trabajo docente-metodológico y educativo dentro de la estrategia del trabajo pedagógico de la escuela, es un paso esencial en el diseño y proyección integral integral del trabajo a realizar en en cada curso curso escolar escolar y rompe con la dicotomía metafísica entre lo docente metodológico y lo educativo, así como entre lo curricular y extracurricular que atenta contra el proceso de formación de valores. Los métodos que contribuyen a la formación de los valores morales son inherentes al quehacer de las funciones socializadoras de la escuela y a todo el accionar profesional de los maestros. Estos métodos inciden de forma simultánea en la actuación, las vivencias y las experiencias morales, así como en el elemento más interno del niño o el joven, su concienci conciencia, a, tanto en el plano racional como en el emocional o esfera de los sentimientos. Ello se debe a que estos métodos ubican en el centro de su atención la formación de valores morales a partir de que el educando descubra y haga suyas determinadas exigencias histórico sociales de su contexto macrosocial y de su micromedio micro medio más particular, como el seno familiar, la escuela y la comunidad, por medio de los cuales se abre una visión más general hacia el sentido de la nacionalidad, la nación, la patria, el mundo m undo y el universo, así como su lugar en relación con todo ello. 97
Es importante que el encuentro con estas exigencias, expresadas como necesidades objetivas y subjetivas, despierte el interés y la motivación interna del educando hacia el establecimiento de ciertas obligaciones y compromisos en su actuación para consigo mismo, con las personas con las que se relaciona según el vínculo afectivo, y en cuanto a determinados fenómenos y acontecimientos de la naturaleza y la vida social que demandan una actitud y actuación de su parte como expresión del sentido del deber, la responsabilidad, la honestidad, la dignidad, el patriotismo y la solidaridad, entre otros. El contenido de estos valores tiene que practicarse en las actividades y tareas que la escuela diseñe a través de acciones específicas, según los valores que se propone formar. Esto explica el carácter activo de este proceso, en cuanto a que los valores morales se forman en el propio accionar,, en la interacción, en la comunicación, en la multifacética activiaccionar dad en la que los niños y los jóvenes se ven inmersos, tanto en el hogar como en la comunidad y, y, en particular particular,, en el mundo escolar, que tiene que estar previsto, preparado, organizado y dirigido pedagógicamente hacia este fin. En ello incide directamente el papel de los métodos y las didácticas de las diferentes asignaturas, las cuales deben propiciar el carácter activo del proceso docente educativo, empleando métodos y técnicas paa r t i c i p a t i v a s y p r o b l é m i c a s , e n t r e o t r a s , d o n d e l a r e l a c i ó n p teoría-práctica-valores humanísticos sea objeto de un riguroso tratamiento por parte del colectivo de maestros, donde los educandos participan, hacen, sienten y constatan con inteligencia, sentimiento, seguridad, creatividad e independencia independencia.. En este proceso de formación de valores, el tratamiento de la individualidad requiere especial atención, ya que estos valores sólo se forman en el mundo interno de cada individuo, donde el maestro en su labor debe penetrar con el mayor tacto pedagógico y la mayor cautela, y teniendo en cuenta las normas éticas de la relación maestro-alumno y maestro-familia. Esta última es un elemento que no puede soslayarse en todo este proceso. Esto significa trabajar con la espiritualidad espiritual idad de los niños y los jóvenes, hacer brotar en ellos sentimientos nobles, hacérselos sentir y crear los mecanismos para que los puedan expresar y plasmar en diversas formas (oral, escrita, artistícamente, entre otras). En correspondencia con la psicología de las edades y las características individuales de los educandos, el maestro debe emplear los mecanismos de la autoconciencia a partir de la autovaloración y la valora98
ción, a través de las cuales se confrontan los puntos de vista y se reafirman los propios. De esta forma se contribuye a que los niños y los jóvenes vayan adquiriendo seguridad en sí mismos y aprendan a autoconocerse, con lo que se conforman, reajustan y reafirman los rasgos que van caracterizando su individualidad, en la medida en que se sienten satisfechos o no con su propia imagen, así como se favorece la confrontación permanente perm anente de su autovaloración con la valoración que de él tienen las demás personas. En esto incide la formación de determinadas aspiraciones aspiracione s personales, tanto presentes como futuras, donde la orientación vocacional y profesional tenga un lugar asociado a la intención de ser un individuo activo, útil y de bien que aporta a su bienestar personal, familiar y social. Este proceso incluye la autoproposición autoproposición de metas para el logro logro de sus propópropósitos y para su perfeccionamiento, pues es muy importante que los niños y jóvenes en su proceso formativo puedan tener los elementos que den respuesta a las interrogantes siguientes: ¿de dónde venimos?, ¿quién soy?, ¿hacia dónde vamos? La comprensión del maestro y la familia, para no coartar, imponer esquemas o patrones, limitar inquietudes y necesidades personales, sin enfrentamientos desafiantes ante las discrepancias, entre otros, son requerimientos de este proceso formativo, alejado de todo tipo de autoritarismo, paternalismo, relación de subordinación u otras formas que limiten la participación, la plenitud al actuar o al expresarse. Estimular y facilitar las posibilidades espirituales y de la sensibilidad humana en cada uno de los educandos es parte del cultivo de la individualidad en la conformación de su escala de valores y cualidades morales personales en correlación con el colectivo o intereses sociales. La apertura de espacios de reflexión, diálogo y debate, no sólo sobre diversos temas de interés, sino también sobre su propia vida personal, coadyuva a este fin educativo, en el cual el uso de las reglas para el debate o el trabajo en grupos puede ser una vía que contribuya a la formación de la receptividad, receptividad , la paciencia y la tolerancia necesarias en la comunicación y la convivencia social, en la aceptación mutua y en el respeto hacia las diferencias de las individualidades, así como de la libre expresión y la defensa de los puntos de vista de forma reflexiva y con sinceridad. Todos Todos estos elementos conforman las bases de la solidaridad humana. El siguiente cuadro resume los requerimiento requerimientoss metodológicos a tener en cuenta para contribuir a la formación de los valores morales. Estos deben servir para la elaboración de acciones concretas. 99
Cuadro. Requerimientos metodológicos generales para la formación de valores morales
Condiciones del macro y el micromedio social del individuo. Diagnóstico de partida. Condiciones y tono de la comunicación en las relaciones interperso-nales directas en el contexto de las relaciones sociales. Métodos activos y participativos del aprendizaje que desarrollen la inteligencia, la creatividad y la independencia cognoscitiva. Formación de la autoconciencia, reafirmación del yo, autoconoci-miento y seguridad en sí mismo en correlación con los otros. Valoración y autovaloración, espíritu crítico y autocrítico. Pensamiento y acción flexibles ante las contradicciones y cam bios de la la realidad. realidad. Comprometimiento con la realidad ante las exigencias morales de su época. Atención al mundo espiritual interno (esfera de los sentimientos y la voluntad). Formación práctica de vivencias y experiencias morales personales en las actitudes, conductas y relaciones humanas. Formación de aspiraciones e intereses, en forma de objetivos e ideales personales y sociales asociados a ser un hombre o mujer útil y de bien, a partir de la autoproposición de metas. Estímulo de la autenticidad y plenitud al actuar. Reconocimiento de las virtudes de cada uno. Influencia sistémica del vínculo familia-escuela-comunidad, en relación con otros elementos del sistema de influencias sociales, como es el caso de los medios de difusión masiva.
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A MODO DE CONCLUSIONES Manifestación de las regularidades del progreso moral El estudio de los rasgos del progreso moral en el devenir del contexto histórico cubano, revela el carácter contradictorio interno y la complejidad que el fenómeno de la moral adquiere como un elemento aglutinador de la vida espiritual de la sociedad cubana y como una fuerza interna movilizadora y estimuladora de las acciones de los hombres que correlaciona los intereses personales, como individuos concretos, con los intereses sociales, en el logro de objetivos y fines comunes socialmente significativos impuestos por las exigencias sociohistóricas de cada época, transformadas en exigencias morales, como deberes y obligaciones que las sucesivas generaciones de cubanos han asumido en una actitud de compromiso con la realidad social de su época y con el porvenir. Al caracterizar los rasgos del progreso moral en los diferentes períodos históricos de la sociedad cubana, se evidencian las regularidades inherentes a la tendencia progresiva de este proceso, dentro de las que se encuentran: Un avance gradual en la profundización y ampliación del contenido axiológico y en especial de los valores morales humanos universales, con una orientación humanista, que conforman la conciencia nacional cubana, fortalecidos en el proceso de su autoafirmación con tendencia a una coincidencia con los intereses socioclasistas, identificados identificados con los grupos sociales, sectores, clases e individuos que han representado las fuerzas motrices y adoptan las posiciones revolucionarias en las luchas libradas por el pueblo a lo largo de la historia de la Revolución. Dentro de estos actores se destacan los representantes del pensamiento ilustrado de avanzada cubano del siglo XIX (pensamiento ético de la liberación nacional), con un profundo carácter humanista, los terratenientes y hacendados criollos que encabezaron la lucha independentista en la Guerra de los Diez Años, la fuerza esclava liberada al calor de la lucha por la independencia, los cubanos humildes libres incorporados a las gestas redentoras o simpatizantes con los ideales de la causa, las masas trabajadoras de obreros y campesinos, la intelectualidad progresista, los grupos o sectores de la pequeña burguesía que libraron las batallas de la seudorrepúblic seudorrepública, a,
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que integraron la Generación del Centenario Centenari o y las fuerzas del Ejército Rebelde. Y, con el triunfo revolucionario, las masas populares en el poder,, dado en una alianza obrero-campesina gradual y en la forma poder formación de una intelectualidad revolucionaria. El acercamiento progresivo del contenido clasista y humano universal, con predominio de este último en el contenido de la moral, se ha acentuado en la medida en que los ideales del proyecto revolucionario cubano han respondido a los intereses de clases que se han profundizado en la radicalización de sus objetivos programáticos en cada mom omento histórico concreto del enfrentamiento de sus intereses, que van desde las contradicciones colonia-metrópoli hasta el enfrentamiento de sectores progresistas de la clase obrera y campesina contra la burguesía nacional dependiente y entreguista, así como en las formas particulares que ha adoptado la lucha de clases desde el arri bo a la Revolución triunfante hasta nuestros días, proceso que ha estado sustentado por una orientación ideológica esencialmente humanista, martiana y marxista. El progreso moral en el proceso histórico cubano revela la continuidad de una trilogía de valores morales asociados a un conjunto de valores ideopolíticos que sustentan el paradigma social revolucionario, cuya fuente se encuentra en el pensamiento ético cubano de avanzada, en la conciencia cotidiana o habitual de las masas y en las actitudes concretas asumidas por estas en las diferentes esferas de la actividad social a lo largo del proceso histórico. El papel creciente del factor moral en la sociedad, como un elemento fundamental del factor subjetivo, ha estado presente, en tanto que la moral ha calado su interacción en las diferentes esferas de la vida social, manifestándose una fuerte relación entre política y moral, en la que tanto el proyecto político como las líneas y estrategias elaboraelabo radas para el logro de los objetivos e ideales políticos revolucionarios en todo el proceso histórico cubano, han tenido un fundamento o contenido moral, cuyos valores, expresados en actitudes y cualidades morales entre otras formas de expresión, han sido reguladores, orientadores, movilizadores, movil izadores, así como patrones o componentes de las escalas de la valoración moral que de forma crítica y autocrítica han tendido hacia las acciones práctico transformadoras de la realidad y a un perfeccionamiento de la moralidad social y del individuo. La lógica de los nexos y relaciones establecidos entre los procesos históricos objeto de investigación, los conceptos filosóficos y las categorías éticas empleadas, así como los valores morales revelados, pueden apreciarse en la figura 3.
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PROCESO HISTÓRICO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA PROGRESO MORAL IDENTIDAD NACIONAL AUTOAFIRMACIÓN DE LA IDENTIDAD CONCIENCIA NACIONAL CUBANA
PATRIA PATRIOTISMO Nacional Nacional Antimperialista Latinoamericanista
Socialista Internacionalista Solidario
TRILOGÍA DE VALORES MORALES
DIGNIDAD HUMANA • Deber moral, social e individual • Autoconciencia • Honor • Decoro • Rebeldía • Vale Valentía ntía
INTOLERANCIA E INTRANSIGENCIA ANTE TODO TIPO DE DOMINACIÓN EXTRANJERA • Fidelidad a la causa • Autenticidad • Volunt Voluntad ad de lucha l ucha • Capacidad de resistencia
Figura 3. Trilogía de d e valores morales. moral es. 103
SOLIDARIDAD HUMANA • Consideración y estima de las masas humildes y trabajadoras • Justicia social • Antirracismo • Actitud positiva ante el trabajo • Honradez • Honestidad • Sensibilidad humana • Espíritu crítico y autocrítico • Sinceridad
Estos valores morales han contribuido de una forma efectiva al proceso de síntesis de lo martiano martian o y lo marxista por su convergencia en la solusol ución de los problemas históricos histórico s que los cubanos han tenido que enfrentar y resolver en cada etapa concreta. Dichos valores forman parte del contenido de la ideología peculiar que se ha conformado y desarrollado a lo largo del proceso histórico de la Revolución cubana. La comprensión de esta síntesis significa la ubicación del pensamiento pensamie nto visionario y revolucionario de José Martí, avalado por una práctica consecuente en cuanto a la actitud y conducta de compromiso asumida ante las exigencias e imperativos de su época. Pensamiento que interpretó y enar boló las más prof profunda undass aspi aspiraci racione oness y elev elevados ados idea ideales les del pueb pueblo lo cuba cubano no en su condición de nación. El legado de la obra martiana trasciende los límites de su época y se transforma en una herencia que, como ideal, fundamenta, orienta orien ta e inspira las posiciones más progresistas de todos los cubanos con decoro que han luchado por su realización. El contenido ético humanista que da integridad a la obra martiana tiene una parte importante de su fuerza axiológica en un sistema de valores morales humanos universales que, como expresión de las contradicciones socioeconómicas y políticas de la época en la cual se erige, expresa una objetividad que se corresponde con los problemas de la Cuba colonial, empeorados durante la seudorrepública y los problemas que hay que resolver posteriormente al triunfo revolucionario revoluci onario de enero de 1959. Las nuevas condiciones en cada etapa de la historia de Cuba imponen nuevas exigencias en la radicalización del carácter del proceso histórico de la revolución, así como la radicalización de la ideología que va abrazando gradual y paulatinamente los valores que aporta el ideal marxista-leninista. Este hecho abre un camino nuevo y se entronca con los ideales nacional liberadores martianos que permite su despliegue y elevación a nuevos momentos en la práctica social de la construcción de una República con un carácter socialista, sobre la base del culto a la dignidad plena del hombre, «con todos y para el bien de todos». De esta forma, es comprensible comprensi ble la síntesis de lo martiano y lo marxista en una ideología peculiar que emerge del proceso histórico de desarrollo del pueblo cubano. En este avance gradual del papel del factor moral está la relación con los componentes de la cultura, en la cual ha estado presente la correlación de lo universal y lo específico, al fomentar, promover y salvaguardar los valores morales humanos universales, válidos en nuestra identidad nacional y cultural. 104
A su vez, cabe señalar que la relación de la moral y la economía, sobre la que se manifiestan las primeras inquietudes y proyecciones en el pensamiento del siglo XIX cubano, cobra una real dimensión a partir del triunfo de la Revolución cubana, cuyo carácter socialista posibilita luchar por la articulación de una economía que tienda a transitar por un proceso de desenajenación del trabajo o, al menos, que el trabajo tenga una incidencia edificante y dignificante para los individuos, empezando por com prenderse como el deber primero de toda persona honesta, honrada y revolucionaria. Con las incidencias que han tenido en la economía cubana las condiciones del período especial las medidas y modificaciones introducidas con el fin de enrumbar su desarrollo y lograr su inserción en el mercado m ercado mundial, el problema de la relación moral y la economía representa un nuevo desafío para el progreso moral de la sociedad cubana. Otra de las regularidades de la tendencia progresiva de la moral está en la ampliación gradual que ha tenido en la diversificación de las posibilidades objetivas y la capacidad subjetiva de elección moral de los individuos, al equiparar la escala de valores individuales y sociales, en la medida en que ha existido una mayor incorporación de las fuerzas populares en los procesos políticos y socialtransformadores, la elaboración ideológica de un ideal moral revolucionario y las exigencias del deber ser. En este sentido la moral actúa como un factor de perfeccionamiento de la personalidad y del organismo social en el cual actúa el individuo, que tiende hacia la búsqueda de las vías y métodos cada vez más efectivos de una participación democrática y de verdaderos sujetos del proceso histórico, con lo cual la ética de la Revolución, con un sentido autocrítico y crítico, se renueva y posibilita tener la flexibilidad que se requiere para afrontar las transformaciones necesarias que garanticen la viabilidad del proyecto social de la Revolución, aun en las condiciones más difíciles. La tendencia progresiva, en cuanto al incremento de la educación moral, ha sido un fenómeno latente que ha estado en el centro de atención de todos los que de una forma u otra han estado vinculados al proceso de formación de las nuevas generaciones en cada período histórico concreto, especialmente en el campo de la educación o de la cultura en general. La preocupación y proyección sobre la necesidad de formar a las jóvenes generaciones de cubanos sobre la base de una amplia cultura que encierre la formación de las virtudes o cualidades morales que hagan al individuo un ser armónico, con un equilibrio entre lo racional y lo emocional (cultura de los sentimientos), ha sido una ocupación 105
permanente permanen te a lo larg largoo del proc proceso eso hist históric óricoo cuba cubano, no, con sus pecu pecularid laridades ades en cada momento histórico concreto. La búsqueda de los valores humanos universales en nuestras raíces patrióticas e históricas, pero con una visión de futuro, y el proceso de cómo formar las cualidades morales entre ellos, han sido componentes de la tendencia progresiva de la educación moral, cuyo factor decisivo para la realización de dicha tendencia ha estado en la práctica revolucionaria, con la participación directa y activa en los procesos de lucha y transformaciones transformacion es influenciados por la ideología de la Revolución, lo que ha representado la forja principal de una educación moral consecuente y progresista a lo largo largo de nuestra nuestra historia. historia. A esto ha contribuido el papel de los modelos y la ejemplaridad de hombres que se han alzado como paradigmas éticos en la sucesión generacional de los cubanos.
Los valores morales fundacionales de la nación cubana Para arribar a la propuesta de una trilogía de valores morales como elemento rector de un sistema, y que en su conjunto han estado presentes en la tendencia progresiva de la moralidad histórica de la sociedad cubana y que le han dado continuidad e integración al proceso de la Revolución, se tuvieron presentes los elementos siguientes: 1. La concepci concepción ón que aporta aporta la ética ética sobre sobre el significa significado do de estos estos valovalores morales, a saber: la dignidad humana, la intransigencia e intolerancia ante todo tipo de dominación extranjera y la solidaridad. 2. La manifesta manifestación ción del del contenid contenidoo de estos estos valores valores morales morales en en la moramoralidad histórica de la realidad social cubana. 3. Los aspectos aspectos inher inherentes entes a la manifesta manifestación ción de de las regular regularidad idades es del progreso moral, en los períodos períodos históricos estudiados: la Colonia, la República neocolonial y la Revolución en el poder, teniendo como puntos de refere referencia, ncia, princi principalment palmente, e, las proyec proyecciones ciones de la ideolo ideología gía revolucionaria, las manifestaciones de la lucha ideológica y las acciones significativas en el proceso histórico cubano inherentes a la moralidad histórica, como es el fenómeno del nacimiento y el desarrollo de la nacionalidad y la nación cubanas. El valor de la dignidad humana expresa la significación social positiva que tiene el hecho de la consideración y estima que merece el hombre como ser humano, sobre sí mismo y respecto a los demás. 106
El contenido de la dignidad humana capta la imagen im agen y valoración que, como individuo, el hombre tiene de sí mismo y la valoración social que recibe como tal en su contexto histórico. La dignidad humana, como valor moral, se asocia a los sentimientos de indignación ante un tratamiento que el individuo considera inadecuado, injusto, humillante o degradante, tanto hacia su persona como hacia el grupo al que pertenece o hacia otros seres humanos. Esta reafirma la identidad cualitativa del individuo y mantiene su integridad moral, sin re bajarse o degradarse humanamente. Por ello, este valor moral tiene un espacio importante en el proceso de formación de la autoconciencia del individuo, en el conocimiento que este tiene de sí mismo (autoimagen, autoestima) y, y, por ende, en el desarrollo de la sensibilidad personal ante todo lo humano. El valor de la solidaridad humana expresa la significación social positiva positi va que tiene el hecho de establ establecer ecer relaci relaciones ones interp interpersonal ersonales es por medio de la correl correlación ación de los intere intereses ses individuales, individua les, de las clases clases,, los sectores, la nación y los países, etc., en aras de un beneficio común a favor del progreso. El valor de la solidaridad genera un sentimiento sentim iento de apoyo mutuo, agradecimiento, altruismo, respeto a las diferencias ideológicas, de razas o de otro tipo, y, y, sobre todo, estimula y promueve la unidad de voluntades y de las fuerzas humanas por el logro de objetivos o empeños comunes pro puestos por quienes lo practican. Los valores de la dignidad y la solidaridad tienen un alcance humano universal. En nuestra realidad histórica tienen una expresión particular en correspondencia con las condiciones de la realidad cubana y los intereses que estos valores han expresado en la interrelación de las clases y las contradicciones socioeconómicas y políticas de cada período histórico analizado. Estrechamente unido al valor de la dignidad humana, podemos afirmar que derivado del propio contenido de este valor, se destaca, por la significación que ha tenido en el contexto histórico de la realidad cubana, el valor de la intransigencia y la intolerancia ante todo tipo de dominación extranjera. Este valor, que puede ser cuestionado por algunos en su dimensión humana universal, sí tiene una connotación en la moralidad histórica de la sociedad cubana. Se gestó y se desarrolló hasta nuestros días al calor de los hechos históricos trascendentales, particularmente desde el nacimiento del pensamiento y la ideología independentista, así como en las luchas contra la dominación colonial española, en cuyo seno ya José 107
Martí alertaba contra el peligro que significaba el imperialismo imperialis mo norteamericano, que amenazaba con extenderse sobre Cuba y América Latina. Con el fin de la guerra en 1998, con la intervención y la ocupación norteamericanas, norteamericana s, seguidas por una fuerte penetración que marcó el carácter neocolonial de la seudorrepública, se reforzó el contenido de este valor en las nuevas condiciones, expresado en un marcado espiritu antimperialista que presidió las luchas libradas por las masas durante ese período. Con posterioridad a la Revolución cubana en el poder, la vigencia de este valor se renueva ante la agudización del diferendo histórico Estados Unidos-Cuba, y se expresa en el hecho de no cejar en el empeño de mantener y preservar la dignidad nacional, naci onal, que se logró concretar a partir parti r de la verdadera independencia y soberanía nacional después de enero de 1959 por medio de la dignificac dignificación ión de las masas humildes humildes y trab trabajad ajadoras oras del pueblo pue blo cub cubano ano.. El valor de la intransigencia e intolerancia ante la dominación dom inación extranjera ha jugado el extraordinario papel de reforzar los valores de la solidaridad y la dignididad humana. A su vez, generó el sentido del sacrificio, la entreentre ga, el heroísmo, así como ha aglutinado entre sí otros valores, como la fidelidad a la causa independentista y patriótica, la voluntad de lucha y la capacidad de resistencia ante las condiciones condicione s adversas para el logro de los objetivos propuestos. Hemos traído a colación colaci ón un ejemplo en el que se ilustra la presencia presen cia de los valores morales de la trilogía que se propone como contenido conte nido moral de la ideología política que ha sustentado al proceso de la Revolución cubana a lo largo de nuestra historia. Se trata de un fragmento de una carta escrita por Car Carlos los Man Manuel uel de Cés Césped pedes, es, el Pad Padre re de la Pat Patria ria,, dir dirigi igida da a C. Sum Sumner ner,, casi tres años después del estallido de la Guerra del 68, en la que aquel se refiere a las posiciones de coqueteo del gobierno norteamericano con el gobierno español. En ella define defin e la posición política y moral de defensa de la justa causa de los cubanos por la nación y la independencia: La Revolución cubana ya vigorosa vigoros a es inmortal, la República vencerá a la Monarquía. El pueblo de Cuba, lleno de fe en sus destinos de libertad y animado de inquebrantable perseverancia en la senda del heroísmo y de los sacrificios, se hará digno de figurar, dueño de su suerte, entre los pueblos libres de América. Nuestro lema lema es y será siempre: Independencia o Muerte. Cuba no sólo sólo tiene que ser libre, sino que no puede ya volver a ser esclava.
El contenido ideológico de este fragmento de la carta, nos dice de los valores políticos esenciales asociados al nacimiento y desarrollo de la 108
nación cubana y de la Revolución. Estos valores son el sentido de la Patria y el patriotismo, el amor a la independencia y la soberanía de Cuba, la justicia social y la unidad nacional. El contenido moral lo aportan principalmente los valores de la diginidad, la intransigencia e intolerancia intoleranci a ante la dominación extranjera y la solidaridad humana. Resulta interesante destacar cómo las consignas enarboladas por las generaciones de cubanos que han protagonizado las luchas libradas por la dignidad nacional, expresan expres an el conflicto de identidad entre el ser cubano con independencia y dignidad o dejar de serlo, a partir de preferir no vivir físicamente, y a entregar lo más preciado que tiene el ser humano, su propia vida, ya que vivir viv ir una vida en cadenas, no es vivir, vi vir, como dice la letra del Himno Nacional. Este conflicto de identidad encierra el compromiso moral establecido establ ecido ante el problema de lo nacional, la Patria y sus destinos, como una de las vías de salida y solución a tal conflicto. La otra vía es la posición de los apáticos, los indiferentes, los apátridas y los desarraigados. Estos valores morales que se presentan en una trilogía reiterada en la tendencia progresiva de la moralidad histórica cubana, han hecho aportes sustanciales a los fenómenos y procesos históricos trascendentales. Es necesario destacar cómo el proceso de nacimiento de la nación cubana pasa inevitablemente por los componentes ideológicos y axiológicos, que se expresan tanto en el terreno de las ideas como en el plano de las acciones desplegadas por las fuerzas sociales de los africanos, españoles, caribeños o asiáticos que en tierra cubana se distinguieron cualitativamente. Ellos se autoidentificaron entre sí y se reconocieron como cubanos. Como tales generaron generar on una moral donde la dignidad era la expresión de la estima y consideración del reconocimiento de la cubanía como co mo na naci cion onal alid idad ad y de de lo lo cub cuban anoo com comoo nac nació iónn ant antee el el mun mundo do.. E s t e proceso estuvo asociado a la formación del sentido de la Patria y el sentimiento del patriotismo, pa triotismo, al que Félix Fél ix Varela Varela se refirió en su obra Misobra Miscelánea filosófica, filosófica, publicada en La Habana en 1819. La dignidad no sólo se reforzaba en las costumbres y normas de una moralidad acorde a las condiciones de la Cuba colonial, sino que se reforzaba en el sentido de orgullo nacional y se promovía en las acciones que identificaron al pensamiento ético de la liberación nacional del siglo XIX y en las acciones de las fuerzas patrióticas independentistas y nacionalistas que accionaron durante las luchas de independencia en la Cuba colonial, en las luchas libradas bajo las condiciones de la Cuba como 109
neocolonia yanqui y en las profundas transformaciones transformac iones y luchas libradas por las masas masas en las condiciones de de la Revolución Revolución en el poder poder.. La solidaridad jugó el imprescindible imprescind ible papel de integrar a los cubanos, según los intereses y condiciones peculiarmente comunes (contexto territorial, socioeconómico, religión, cultura y lengua), en la lucha por el reconocimiento de Cuba en su calidad de nación y de Patria. Este valor no sólo se manifestaba en las normas y costumbres de las relaciones interpersonales interpersonales de la vida cotidiana y de las familias cubanas, sino que, además, contribuyó a aglutinar y a integrar la diversidad de los miembros componentes de las fuerzas nacionales, independentistas y patrióticas, en el plano interno de lo nacional, nacional, e incluso incluso con la participaparticipación y aceptación solidaria de elementos externos que asumieron la causa de la lucha por la independencia de Cuba como suya propia, y de lo cual uno de los ejemplos más representativos el del general Máximo Gómez. La solidaridad, la dignidad y la intransigencia e intolerancia a la dominación extranjera fueron cultivadas al calor de aunar las voluntades y las acciones tendientes a la lucha por la defensa de la Patria del yugo colonial y neocolonial, así como para dar solución a los agudos problemas sociales de cada época. Por lo que, desde que la conciencia nacional cubana se proyecta en la ideología política de la lucha por la independencia de Cuba, el contenido moral ha estado presente de forma intrínseca y consustancial a ello. Estas son las raíces históricas más profundas de una regularidad que se manifiesta en la historia de Cuba, y es que la ideología política de la Revolución se ha sustentado en un fuerte contenido ético, humanista y liberador que ha promovido las posiciones de compromiso moral ante las exigencias de la realidad epocal asumidas por las sucesivas generaciones de cubanos. El vínculo de la política y la moral en el proceso histórico cubano es un elemento presente que marca el estudio de la moralidad histórica. No porque porq ue la moral se diluy diluyaa en lo polí político tico,, sino ente entendid ndidoo como que la moral es un contenido y fundamento esencial de la política, en su tendencia progresiva y revolucion revolucionaria, aria, para la realizació realizaciónn y concreció concreciónn de los ideales sociales formulados en cada época y de los objetivos políticos pro puestos. La presencia reiterada del papel desempeñado por esta trilogía de valores en el estudio de la moralidad histórica han caracterizado la tendencia progresiva y revolucionaria del progreso moral, de lo que dan prueba incontables hechos históricos, algunos de ellos ilustrados en el 110
contenido de este trabajo, lo que indica el carácter rector y el lugar jerárquico que ellos tienen dentro del sistema de valores morales que se ha desarrollado a lo largo de nuestra historia. Estos valores han sido desarrollados en el pensamiento ético cubano de avanzada, el que ha hecho un aporte sustancial a la formación y desarrollo de la conciencia y la nación cubanas, así como ha aportado el fundamento moral del proyecto social revolucionario cubano, con una ideología martiana, marxista, humanista y socialista. Es necesario señalar que esta trilogía de valores morales que ha presidido la tendencia progresiva de la moralidad histórica cubana, se ha abierto paso en una lucha permanente contra los antivalores, contraposición que se ha manifestado en unos casos de manera velada, en otros franca y abierta y en ocasiones en formas agudas y encarnizadas, en correspondencia con los intereses de las clases, grupos e individuos que se han enfrentado en los diferentes períodos históricos analizados. La tendencia regresiva de la moral se ha expresado en la ideología y en las acciones que han sido indicadores de momentos de freno, de degradación, de doble moral e incluso de crisis de valores, manifestadas principalmente por las fuerzas sociales que que han representado los intereses antinacionales y antipatrióticos y que han asumido posiciones anexionistas, autonomistas, entreguistas y proimperialistas que, desde las corrientes ideológicas del pasado siglo hasta nuestros días han aflorado en momentos históricos coyunturales identificados por Cintivio Vitier Vitier como la expresión de la «ley del imposible» en la historia de Cuba. C uba. Estos momentos regresivos del progreso moral han sido superados en la medida en que los valores morales se han elevado como brújulas que han indicado y orientado el camino a seguir, ya sea en acciones históricas concretas protagonizadas por las fuerzas sociales revolucionarias, así como por la proyección de la ideología revolucionaria, en la que dichos valores morales han jugado el papel de ideales sociales dentro del proyecto social de la Revolución. Esta trilogía de valores morales es clave para comprender la médula m édula doctrinal de la ideología de la Revolución cubana. De esta manera, puede apreciarse que en la propuesta hecha en la literatura científica acerca de la estructura de la ideología de la Revolución cubana, las doctrinas de la independencia nacional, la emancipación social y la dignificación del individuo ocupan un lugar capital. 1 1
Véase Miguel Limia, «La ideología de la Revolución cubana», Revista Cubana de Ciencias Sociales , No. 29, 1995.
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En el fundamento de dichas doctrinas se encuentran los valores morales de la intransigencia e intolerancia ante todo tipo de dominación extran jera, jer a, la sol solida idarid ridad ad hu human manaa y la dig dignid nidad ad en las dim dimen ensio siones nes de lo un unive iversa rsal,l, lo nacional y lo individual, respectivamente. Todos estos argumentos nos llevan l levan a recalcar que la trilogía trilog ía de valores referida no nace de un proceso de especulación, sino que es el resultado del papel que ha tenido la moral en el proceso de conformación de la nacionalidad y la nación cubanas. Sin el sentido de la autoestima, la consideración y el respeto de los individuos en su condición de cubanos que aporta la dignidad; sin el sentido de la intransigencia e intolerancia ante la dominación extranjera y sin la integración nacional sobre la base del sentido de la unidad nacional, expresado en aunar voluntades y esfuerzos y de ceder cada uno un poco o algo de sí que aporta la solidaridad humana, las solas contradicciones contradicc iones de carácter económico y político hubieran sido necesarias, pero no suficientes, para generar el proceso de surgimiento y desarrollo de la nación cubana y su proyecci proy ección ón ideoló ideológica gica revol revolucio ucionari nariaa y política política con con un profu profundo ndo sentid sentidoo humanista de carácter social, democrático y de dignificación humana.
Conclusiones finales
La significación de este estudio puede resumirse en las siguientes ideas: La concepción de la ética marxista leninista sobre el progreso moral tiene una significación metodológica met odológica en su aplicación al estudio del proceso histórico cubano. Esta revela que en el devenir histórico de la sociedad cubana, desde sus raíces puede apreciarse cómo la moral y ciertos valores morales son componentes axiológicos importantes impor tantes en el proceso proc eso de de confor conformació maciónn y autoa autoafirm firmació aciónn de la identi identidad dad naci nacional onal y de la ideología revolucionaria. revolucionaria . Este enfoque metodológico metodológi co conduce al concepto del factor moral en la historia de Cuba, el que puede ser empleado no sólo para el estudio de la historia sino, sobre todo, en el proceso de su enseñanza por parte de los maestros, lo que contribuirá tanto a revelar la moralidad morali dad histórica y sus tendencias, así como a la formación de valores morales en los educandos. En la tendencia progresiva de la moral a lo largo del proceso histórico cubano, se destaca una trilogía de valores morales, humanos y universales que, como expresión de los intereses socioclasistas y nacionales 112
de los grupos, sectores, individuos y clases progresistas de cada etapa histórica concreta, han orientado a las sucesivas generaciones de cu banoss hacia bano hacia acti actitude tudess de comp compromis romisoo con con las las exigen exigencias cias hist históric óricas as de de cada época. A su vez, esta trilogía de valores, que aglutina entre sí otros valores morales, ha llenado el contenido eticista del proyecto social de la Revolución cubana, vista como un proceso único. Estos E stos valores son la dignidad humana (universal, nacional y personal), la intransigencia intransigenci a e intolerancia ante todo tipo de dominación extranjera y la solidaridad humana. La comprensión del contenido ético de la cubanidad encierra el probleproble ma de la relación entre el proceso de identidad nacional, el sentido de la Patria y el patriotismo y la manifestación de una moral de compromiso con las exigencias históricas ante el problema nacional, la Patria y sus destinos, manifestados a lo largo de nuestra historia mediante el sistema de valores morales propuesto, que genera el sentimiento de orgullo, el sentido de pertenencia, la capacidad de resistencia y las posiciones de arraigo y fidelidad. En las condiciones de período especial existentes exi stentes en Cuba desde 1990, se agudiza la confrontación entre la ética del ser (mantener las posicioposici ones de dignidad, honestidad e integridad personal) y la ética del tener (el desdoblamiento de la integridad moral del individuo por obtener, a cualquier costo, beneficios materiales personales), lo que genera diferentes conflictos morales entre personas que asumen un código u otro, e internamente entre los propios individuos, cuyas actitudes asumidas reafirman la constatación de determinados valores morales o la degradación y pérdida de otros. Dentro de ellos pueden señalarse: Valores degradados: degradados: actitud ante el trabajo, honradez, espíritu crítico y autocrítico, la dignidad (personal), la solidaridad, el antirracismo. Valores reafirmados: reafirmados: dignidad (nacional), intransigencia e intolerancia ante todo tipo de dominación extranjera, capacidad de resistencia, justicia social en términos de reacción ante las desigualdades. Las determinaciones determinacion es cualitativas de la imagen formulada del joven cu bano,, revolu bano revolucion cionario ario y de orie orientac ntación ión ideo ideológi lógica ca soci socialis alista, ta, tien tienen en sus sus raíces y se derivan de la tendencia progresiva y revolucionaria que ha dado continuidad al proceso histórico cubano, en los contenidos contenido s de: El proceso de conformación y autoafirmación de la identidad nacional. El profundo sentido revolucionario que ha caracterizado el devenir histórico de la sociedad cubana.
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El proceso gradual de cristalización y radicalización de la ideología martiana y marxista, que adquiere una orientación socialista a partir de enero de 1959. Los valores morales del perfil ético que dan integridad a la imagen del joven a formar se corresponden con la trilogía de valores morales presentes a lo largo del proceso histórico cubano, como hilos de la continuidad generacional, generacional, en su tendencia progresista, y como contenido moral de la identidad nacional y del proyecto revolucionario revolucionario cu bano. El proceso de elaboración del perfil moral del joven cubano tuvo en cuenta: Los valores morales inherentes a la moralidad histórica de la sociedad cubana. Las condiciones sociohistóricas concretas de la realidad cubana en la actualidad. Las exigencias, aspiraciones y anhelos en cuanto a los valores y cualidades morales que deben caracterizar a las nuevas generaciones de cubanos para dar continuidad al proyecto de la Revolución socialista. El contenido de este estudio sirve de fundamento teórico y metodológico para el proceso de formación de valores morales en la educación de las nuevas generaciones.
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CONTENIDO Introducción / 5 Capítulo I Moral y progreso / 11 Capítulo II Los valores morales en el proceso histórico cubano / 21 Capítulo III Imagen del joven cubano / 83 A modo de conclusiones / 101 Bibliografía Bibliog rafía / 115
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