Carolina Mosquera Castro
“Conjunto
de
modificaciones
anatómicas,
funcionales,
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bioquímicas
y
metabólicas del organismo materno necesarias para el desarrollo y crecimiento del producto de la concepción. Son generalizadas, reversibles y de magnitud variable”.
El embarazo es una condición normal y en la mayoría de las situaciones, no debe ser visto como un problema o como una enfermedad. Durante el embarazo se lleva a cabo una serie de cambios en el cuerpo. Todo el organismo materno participa en estos cambios de adaptación, que, en una
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mujer sana, nunca deben considerarse como perjudiciales, sino, al contrario, como manifestaciones de un proceso fisiológico. Las modificaciones bioquímicas, fisiológicas y anatómicas que se producen en la breve duración del embarazo humano son considerables. Muchos de estos cambios comienzan poco después de la fecundación y continúan durante la gestación. Otro hecho sorprendente es que después del parto, y la lactancia, la mujer recupera casi por completo su estado anterior al embarazo. Las modificaciones anatómicas y funcionales abarcan en mayor o menor grado, y casi sin excepción, a todos los órganos y sistemas. Estos cambios se relacionan tempranamente con las demandas metabólicas del feto, placenta y útero, por un lado, y por otro, con los niveles en aumento de las hormonas del embarazo, especialmente la progesterona y los estrógenos. Luego, a partir de la mitad del embarazo, los cambios anatómicos son provocados por la acción mecánica del útero en crecimiento. Las modificaciones y cambios que produce el embarazo en la mujer se inicia con la nidación del huevo, en estado de blastocito en la mucosa endometrial en el curso del ciclo a preparo a esta a manera de nido para recibir precisamente el huevo fecundado. Las próximas medicaciones tendrán por objeto proteger el producto y rodearlo de los cambios necesarios para su evolución y desarrollo, así cómo preparar los cambios y adaptaciones necesarias para el parto y lactancia. Los cambios que produce el embarazo en la mujer involucran modificaciones anatómicas y fisiológicas en todo el organismo materno cuyas causas se encuentran en las profundas alteraciones hormonales que se producen en la gestación, particularmente a nivel de las hormonas sexuales y a la incorporación de un 2
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potente órgano endocrino, la placenta, cuya secreciones tienen por objeto por servir a las necesidades de feto en su evolución y desarrollo. También se debe tener presente que, durante el embarazo y el parto, la madre presenta reacciones psicológicas que no sólo pueden modificar su bienestar emocional sino que, por desconocimiento, angustia y/o temor, pueden ser causa de aumento de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial. Son consecuencia de la importante sobrecarga mecánica, endocrina y metabólica, que produce el embarazo sobre el organismo, cuyo conocimiento es fundamental para diferenciarlos de cuadros patológicos.
Durante la gestación normal, la embarazada experimenta incremento de peso, cuyo promedio al finalizar el embarazo es de 11 kg, aproximadamente el 20% sobre el peso habitual. Este aumento está generado por el desarrollo del feto, la placenta y el líquido amniótico, por un lado, y por el crecimiento del útero y de las mamas, por otro. Además, se produce un importante crecimiento del volumen del líquido extracelular, tanto del volumen intersticial como del plasmático. Esto representa el 50% del aumento total del peso corporal, alcanzando los 6.000 ml al final del embarazo.
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La retención de agua durante el embarazo está determinada por la acción de los estrógenos y la progesterona, por la hipoproteinemia relativa y por el aumento de la permeabilidad capilar, entre otras causas.
Modificaciones del aparato ginecológico y reproductor
Útero: Hipertrofia y dilatación:
El útero tiene una doble capacidad para aumentar rápidamente de tamaño durante el embarazo y recuperar su estado original al cabo de pocas semanas. En consecuencia, una cavidad sólida de 10 ml o menos, puede dilatarse e hipertrofiarse lo suficiente para contener entre 5 y 10
o más al final del
embarazo, alcanzando una capacidad de 500 a 1000 veces mayor. Este cambio hace que al final del embarazo el útero llegue a pesar aproximadamente 1.100g, contra 70g en el estado no grávido. Este agrandamiento implica tanto un estiramiento (hiperplasia) por los estrógenos, como una hipertrofia (por la progesterona) de las células musculares preexistentes.
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Acompañando a este fenómeno le sigue la acumulación de tejido fibroso especialmente en la capa muscular externa y un incremento considerable del tejido elástico. Al mismo tiempo existe un aumento de los vasos sanguíneos y linfáticos, especialmente las venas, que se convierten en grandes senos uterinos. También vemos una hipertrofia de las f ibras nerviosas del útero. Durante el primer trimestre el aumento del tamaño del útero es de origen hormonal, impulsado por los estrógenos y probablemente por la progesterona; después del primer trimestre, el aumento es en parte mecánico, por el efecto de la presión ejercida por el feto en expansión. El crecimiento del útero no es simétrico, sino que es más acentuado en el fondo. La posición de la placenta influye sobre la extensión de la hipertrofia, puesto que la porción del útero que rodea al lecho placentario se agranda con mayor rapidez que el miometrio más alejado.
Cambios en el tamaño y posición
A medida que el útero aumenta de tamaño experimenta importantes modificaciones morfológicas.
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Desde piriforme en las primeras semanas del embarazo hasta alcanzar una forma ovoide hacia el fin del embarazo, ya que el órgano aumenta más rápidamente en longitud que en ancho. Con respecto a la posición, existe una dextrorrotación, que se considera se debe en gran medida a la presencia del rectosigma en el lado izquierdo de la pelvis. Puede existir una levorrotación, en especial si existiera una masa ocupante pélvica o abdominal baja en el lado derecho.
Flujo sanguíneo úteroplacentario
El suministro de sustancias esenciales para el crecimiento del feto y la placenta depende en gran parte de la adecuada perfusión del espacio intervelloso placentario; a su vez esa adecuada perfusión depende del flujo sanguíneo materno hacia el útero, que se realiza a través de las arterias uterinas y ováricas. El flujo úteroplacentario aumenta progresivamente durante el embarazo, llegando a alcanzar término medio entre 450 y 500 ml de sangre/min. Algunos estudios encontraron que para una placenta de 500g y un útero de 1000 g, le flujo sanguíneo promedio, con la paciente en posición supina, sería de 750 ml/min., habiendo variaciones individuales de acuerdo a la posición materna. Otros autores han demostrado una disminución del flujo sanguíneo intervelloso coincidente con las contracciones uterinas, siendo la disminución directamente proporcional a la intensidad de la contracción.
Control del riego sanguíneo uteroplacentario
El flujo sanguíneo depende en la embarazada directamente de la presión de perfusión. La circulación está condicionada por el Sistema Neurovegetativo; el control predominante proviene de los receptores adrenérgicos alfa, si se estimulan dichos receptores con catecolaminas, se produce un gran aumento
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de la resistencia vascular uterina; la estimulación de los receptores adrenérgicos ß, produce sólo una discreta vasodilatación uterina. Esto nos estaría demostrando que la circulación uterina está bajo un fuerte control adrenérgico alfa, y un discreto control adrenérgico ß. El aumento del riego sanguíneo está dado fundamentalmente por el aumento del tamaño de la placenta y los vasos sanguíneos en el primer trimestre del embarazo. En el último tercio del embarazo el aumento está dado por una mayor vasodilatación, lo cual parece probable ocurriría por estimulación estrogénica. Ahora bien, la regulación está dada por compuestos vasoactivos como son las catecolaminas y la angiotensina II.
Cambios del cuello uterino
Ablandamiento y cianosis. Las glándulas de la mucosa cervical aumentan, determinando una estructura semejante a un panal, llenas de un moco viscoso, el tapón mucoso. Se produce una eversión de las glándulas endocervicales proliferantes y el epitelio endocervical cilíndrico, lo que constituye las llamadas erosiones del cuello, cuya causa es raramente inflamatoria.
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Ovarios: El cuerpo lúteo gravídico, tiene su máxima función durante las 6 a 7 primeras semanas de embarazo (4-5 semanas después de la ovulación), luego de lo cual contribuye poco a la producción de progesterona durante el resto de la gestación. Relaxina: hormona proteica segregada por el cuerpo lúteo y que se secreta con un patrón similar al de la GCH. Si bien en principio es segregada por el cuerpo lúteo, continúa durante todo el embarazo, pero segregada por la decidua. Si bien no se ha establecido fehacientemente su función, se cree que actúa a nivel de los ligamentos uterinos y ováricos al principio del embarazo, y posteriormente también a nivel del cérvix produ ciendo la “maduración” antes del comienzo del trabajo de parto.
Trompas:
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Experimenta una hipertrofia muy escasa o nula, incluso el principal cambio durante el embarazo es que el epitelio de la mucosa tubarica se ve francamente aplanado en relación con fuera de la gestación.
Vagina: Existe aumento de la vascularización, hiperemia que afecta la piel, vulva y músculos del perineo. La vagina presenta vascularización acentuada, hiperemia, considerable aumento del grosor de la mucosa, relajación del tejido conectivo e hipertrofia, como el útero. Esto puede contribuir a un aumento de la longitud de la pared vaginal, a tal grado que puede la porción inferior de la pared puede sobresalir algo por el orificio vulvar. Existe un aumento considerable de la secreción vaginal con aumento del pH, que alcanza a 6, como resultado de la producción aumentada de ácido láctico, lo que cumple una función protectora en el control de las bacterias patógenas de la vagina (producción a partir del glucógeno vaginal del Lactobacillus acidophilus). Con respecto a la citología encontramos normalmente: A) células intermedias (naviculares) en abundancia y formando apelotonamientos. B) núcleos desnudos junto con Lactobacillus.
Mamas:
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Aumento de la sensibilidad al principio, luego aumento del tamaño a partir del 2º mes, también podemos observar aparición de la red venosa de Haller, aumento en el tamaño, coloración y se hacen más eréctiles los pezones. La aréola también aumenta de tamaño y pigmentación y se hacen evidentes los folículos o tubérculos de Montgomery. Si el aumento mamario es considerable, pueden aparecer estrías similares a las del abdomen. Características principales en la mama
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Aumento de volumen por: o
Hiperplasia é hipertrofia de las glándulas.
o
Depósito de grasa retromamaria y entre los lobulillos.
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Pezones más eréctiles.
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Las venas sobresalen. (Red venosa de Haller)
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Pigmentación de areola primaria.
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Hipertrofia de las glándulas sebáceas en aréolas primarias. (Tubérculos de Montgomery)
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Formación de la areola secundaria. (Pigmentación moteada en la periferia)
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Puede haber calostro.
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Modificaciones generales Se producen en todo el organismo materno durante la gestación.
Modificaciones en la piel y anexos: Se producen alteraciones pigmentaciones de la piel que son características del estado del embarazo. La cara, la frente, la nariz y las mejillas se cubren de pigmentos que le dan aspecto oscuro especial denominado mascara GRAVÍDICA O CLOASMA. Se encuentra oscurecimiento en los pezones, el ombligo, la línea alba, la vulva y también las cicatrices operaciones antiguas.
En la parte baja del abdomen y en la región lateral de la cadera se producen estrías de color rojo azulado, originado por la distensión de la piel a este nivel y por acúmulos condicionales por las hormonas cortico suprarrenales.
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Las glándulas sudoríparas y sebáceas aumenta su actividad, por lo que hay aumentan la sudoración de manos y pies y pliegues cutáneos en especial.
Modificaciones de la temperatura: La temperatura basal se mantiene alta en los tres primeros meses por la acción de la progesterona ovárica, pero comienza a descender a hacia las 14 semanas de gestación. La temperatura basal en los tres primeros meses de embarazo puede tener proyección para el control y pronóstico de la gestación, naturalmente que conjuntamente con otros signos y medios auxiliares, especialmente en la amenaza de aborto
Modificaciones en el peso: Al final de embarazo el aumento total del peso debe ser de 10 a 11 kg normalmente, de acuerdo de controles realizados se distribuyen de la siguiente manera:
feto………………………………………………………….3.500gr
placenta membrana y cordón umbilical…………………...600gr
líquido amniótico…………………………………………...1000gr
útero…………………………………………………………1000gr
mamas………………………………………………………..500gr
aumento del volumen sanguíneo…………………………1000gr
agua retenida, aumento de la grasa subcutánea y de
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relleno……………………………………………………….2.400gr
En las primeras 8 semanas de gestación por lo general no se produce aumento de peso sino por el contrario se comprueba que los controles prenatales que con frecuencia disminuye.
En el segundo trimestre el aumento de peso debe promediar por el 1,200 gr de aumento mensual, para aumentar en el siguiente hasta 1.500gr a 2.000gr mensuales. El peso no debe exceder de 500gr semanales en esta época. El control del peso de una mujer embarazada tiene gran importancia diagnostica, pues descartando el excesivo aporte de calorías por aumento de ingesta, pone en alarma sobre la posibilidad de un cuadro pre-eclámptico a descartar, de una nefropatía, cardiopatía, endocrinopatía, etc.
Cambios metabólicos: Metabolismo hídrico:
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El aumento fisiológico de la retención acuosa durante el embarazo, será al término entre el feto, la placenta y el líquido amniótico de aproximadamente 3.5 lts.; unos 3 lts. Más se acumulan como resultado de incrementos del volumen sanguíneo materno, del tamaño uterino y de las mamas. Por todo esto es que la acumulación hídrica promedio durante un embarazo normal sería de 6.5 lts. El edema en piernas y pies (generalmente. al final del día), es producida por un aumento de la presión venosa central por debajo del útero como consecuencia del aumento de la presión venosa en todas las posturas a excepción del decúbito lateral. La cantidad de agua que se movilizará y excretará después del parto, dependerá de lo acumulado durante el embarazo. En parturientas normales sin edema franco antes del parto vaginal, la pérdida de peso durante los 10 primeros días es de un promedio de entre 1000 y 2000 g. Metabolismo proteínico:
El feto y la placenta aportan unos 500 g de proteínas al embarazo; otros 500 g más se añaden en forma de hemoglobina y proteínas plasmáticas, al útero como proteína contráctil y estructural y a las mamas. La concentración de albúminas disminuyen significativamente durante el embarazo, mientras que el fibrinógeno aumenta; las concentraciones de IgG, IgA e IgM experimentan cierta reducción. Metabolismo de los carbohidratos:
La placenta produce lactógeno placentario (LP), que promueve la lipólisis, provoca un aumento de los ácidos grasos libres del plasma y proporciona sustratos alternativos para la madre.
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La capacidad para oponerse a la Insulina de la LP, junto con la degradación acelerada de Insulina por la insulinasa placentaria (IP), conducen a un incremento de las necesidades maternas de Insulina durante el embarazo. Los estrógenos, progesterona y cortisol pueden contribuir a la predisposición diabetógena manifiesta en el embarazo. La frecuente aparición de glucosuria durante el embarazo es consecuencia del aumento del filtrado glomerular, al mismo tiempo que la resorción del túbulo renal es menos efectiva que en la no gestante.
Metabolismo de las grasas:
Existe un aumento significativo de los lípidos plasmáticos en la gestante durante la 2º mitad del embarazo. El aumento afecta sobre todo a: lípidos totales, colesterol esterificado y no esterificado, fosfolípidos, grasa neutra, cocientes de lipoproteínas ß/alfa y los ácidos grasos libres. El colesterol, los triglicéridos y las lipoproteínas, disminuyen después del parto, en especial durante la lactancia.
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Cambios hematológicos: Volumen hemático y metabolismo del hierro:
El aumento del volumen sanguíneo resulta de un incremento de plasma y hematíes. En la 2º mitad del embarazo los eritrocitos se hacen más esféricos por disminución del diámetro y aumento del espesor, por lo que el recuento retículocitario estará aumentado en un embarazo normal. Hematocrito (Hto.):
A pesar del aumento de la eritropoyetina, las concentraciones de hemoglobina y hematíes, así como el Hto., disminuyen durante el embarazo. El límite normal de ésta disminución está dado por una concentración de hemoglobina de 11 g/100ml. Depósitos y necesidades de hierro:
El contenido total de hierro en una mujer adulta normal es de 2 a 2.5 g. Las necesidades de hierro en el embarazo oscilan entre 1 y 2 g aproximadamente por día. Unos 300 mg son requeridos por el feto y placenta, unos 500 mg, constituyen el volumen de hematíes ampliado que sería considerada reserva, y 200 mg aproximadamente se pierden por diversas vías. La transferrina (capacidad fijadora de hierro del plasma) se encuentra aumentada durante el embarazo, aún en pacientes anémicas. Leucocitos:
El recuento oscila entre 5.000 y 12.000/mm3, pero durante el parto y el puerperio inmediato puede elevarse hasta casi 25.000, sin embargo el incremento promedio es de 14.000 a 16.000/mm3. Existe durante el embarazo marcada neutrofilia.
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Coagulación:
Los factores de la coagulación, aumentan durante el embarazo. El fibrinógeno (Factor I) oscila en el embarazo entre 300 y 600 mg/100 ml, esto por ende produce una aumento normal de la velocidad de sedimentación de la sangre (VSG). El coagulograma está habitualmente normal o con muy pocas modificaciones.
Sistema Endócrino
Hipófisis La hipófisis incrementa su tamaño entre un 30-50%, a expensas del lóbulo anterior, esto último debido al incremento entre 10 a 20 veces de la producción de prolactina, alcanzándose concentraciones hasta de 150 ng/ml; no considerándose significancia clínica, hay aumento de la somatotrofina a partir del segundo trimestre. También aumenta su flujo sanguíneo, por lo que se ha propuesto sea posiblemente la causa de que se presente el síndrome de Sheehan en algunas mujeres post parto.
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Tiroides En lo que concierne a la glándula tiroidea, durante el embarazo aumenta de tamaño lo que es frecuente detectar por palpación; es ocasionado por la hiperplasia del tejido glandular y el incremento en la vascularización; este crecimiento no corresponde a un bocio, el cual nunca es producido por el embarazo. Aumenta la depuración de yodo y la síntesis hepática de TBG (por acción de los estrógenos), la cual circula unida a proteínas en un 99,5%; se eleva T4 y T3 mantiene la fracción libre sin cambios, TSH y TBG no pasan la placenta, sin embargo, T4 y T3 cruzan en minutos. Así mismo el metabolismo basal aumenta hasta un 25 a 30 % y las pruebas tiroideas suelen no modificarse. Si existe hipotiroidismo previo, éste puede acentuarse y ser causa de abortos, ocasionalmente repetitivos. Paratiroides Las
glándulas
paratiroides
disminuyen
de
manera
progresiva
las
concentraciones de calcio total, hay disminución leve de fósforo y magnesio, disminución de calcio iónico, aumento de PTH en un 30 a 50% y aumento de la calcitonina. Suprarrenales En las glándulas suprarrenales, sobre todo en los inicios de la gestación, hay baja secreción de hormona adrenocortical, debido a hipofunción. Para algunos autores esta disminución en la función, es responsable de la astenia, adinamia, náusea, vómitos , somnolencia, anorexia, poco aumento de peso, hipotensión y cloasma; datos que en conjunto recuerdan a la enfermedad de Addison, por lo que a este estado se le ha llamado Addisonismo Gravídico; estos datos frecuentemente aparecen en etapas iniciales del embarazo y desaparecen espontáneamente hacia la semana 18 de gestación, época en que las suprarrenales del feto ya producen una cantidad considerable de hormona por lo que la tasa circulante se eleva.
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Además, las glándulas suprarrenales aumentan la secreción de glucocorticoides (zona fasciculada), de CRH, estimulan producción CRH placentaria, aumentan ACTH durante II y III trimestre por secreción placentaria, el cortisol triplica su valor y la aldosterona también. 2 Relaxina La hormona producida por el cuerpo lúteo llamada relaxina,
produce
un
reblandecimiento
de
los
ligamentos articulares y periarticulares de la pelvis, en especial de la sínfisis púbica y articulaciones sacro ilíacas, lo que conduce a una real amplitud de la pelvis, y puede alcanzar hasta medio centímetro de incremento. Este reblandecimiento puede provocar basculación y es causa de dolor sacro lumbar que frecuentemente se irradia a miembros inferiores. La secreción de relaxina continúa durante todo el embarazo y podría estar relacionada con la maduración del cérvix.
Sistema cardiovascular El corazón se desplaza hacia la izquierda y arriba y gira sobre su eje longitudinal, ello ocasionado por la elevación del diafragma. Esto lleva a un desplazamiento del choque de punta, y agrandamiento del corazón en la Rx. El volumen cardíaco aumenta en unos 75 ml o algo más del 10% entre el principio y fin del embarazo. El ECG presenta una ligera desviación a la izquierda del eje eléctrico como resultado del cambio de posición del corazón.
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Existe un aumento exagerado del primer ruido con aumento de ambos componentes. La presión arterial y resistencia vascular disminuyen mientras que el volumen sanguíneo, el peso materno y el índice de metabolismo basal aumentan. Esto afecta al gasto cardíaco que se encuentra aumentado en todo el embarazo, sobre todo al final en respuesta a la posición de la embarazada. También las actividades físicas y el estrés ocasionan aumento del gasto cardíaco. Cuando estamos observando la presión sanguínea en la embarazada estamos observando la suma de los cambios del gasto cardíaco y la resistencia vascular periférica. La presión sistólica refleja los cambios en el gasto cardíaco, mientras que la diastólica las variaciones de la resistencia vascular. La postura de la embarazada afecta la presión sanguínea. En cuanto a la presión venosa, en decúbito supino el útero comprime el sistema venoso ocasionando disminución del gasto cardíaco e incluso repleción cardíaca. En casos poco frecuente puede ocasionar un síndrome de hipotensión.
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Vías Respiratorias Durante el embarazo el diafragma se eleva unos 4 cm. El ángulo subcostal aumenta ya que la caja torácica se expande unos 2 cm y su circunferencia aumenta unos 6 cm. El volumen respiratorio aumenta. La capacidad respiratoria máxima y la forzada no presentan modificaciones. El aumento del volumen respiratorio puede ocasionar una ligera reducción de la PCO2 sanguíneo, determinando una alcalosis respiratoria leve que es parcialmente compensada por un descenso de la concentración de bicarbonato. Lo más probable es que el aumento de la fuerza para respirar y a su vez la reducción de la PCO2 durante el embarazo estén dadas en gran parte por la progesterona y en menor grado por los estrógenos.
Sistema urinario:
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Durante el embarazo existe un ligero aumento del tamaño renal. La filtración glomerular (FG) y el flujo plasmático renal (FPR) aumenta a principios del embarazo. La FG permanece elevada hasta el final del embarazo, mientras que el FPR disminuye casi hasta el habitual en el 3º trimestre. Existe por la disminución de FGR disminución en la excreción de sodio y agua. Durante el embarazo la glucosuria no es precisamente patológica, ya que si pensamos en el aumento de la FG y la reducción de la capacidad de resorción tubular de glucosa filtrada, este hecho es explicable. Existe hidronefrosis e hidrouréter en el embarazo normal, por un lado mecánico, y por otro lado hormonal, presumiblemente por efecto de la progesterona. Después del parto a las 6 u 8 semanas, los uréteres y los riñones tienen las dimensiones habituales.
Sistema gastrointestinal: Al progresar el embarazo fundamentalmente lo que ocurren son modificaciones de posición de las vísceras. El tono y la motilidad suelen estar disminuidos, por lo que se prolonga el tiempo de vaciamiento gástrico y evacuación intestinal. La pirosis, es frecuente como consecuencia de reflujo gastroesofágico. Las encías se encuentran hiperémicas y sangrantes. En ocasiones se forma una tumefacción local llamada épulis del embarazo. Las hemorroides son
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bastante frecuentes durante el embarazo y se deben a la constipación y a la presión de las venas por debajo del nivel del útero grávido.
Pared y piel abdominal: Estrías gravídicas:
Aparecen generalmente en los últimos meses del embarazo, en abdomen, mamas, muslos, nalgas y caderas, y son de color rojizo. Suelen desaparecer en el puerperio, pero persisten como cicatrices. Diastasis de los rectos:
Se suele observar generalmente en mujeres
obesas
o
en
grandes
multíparas, en las que la hernia del útero grávido es tan grande que con la paciente en bipedestación el útero puede descender por debajo del nivel de la entrada pélvica. Pigmentación
Lo más demostrativo es la hiperpigmentación de las cicatrices, de la línea alba (línea nigra) y el cloasma o melasma gravídico. Todo ello ocasionado por una hiperestimulacion de los melanocitos ejercida por los estrógenos y la progesterona sobre la hormona estimulante de los melanocitos.
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Cambios vasculares cutáneos:
Angiomas o arañas vasculares, nevos o telangiectasias, principalmente en cara, cuello, zona superior del tórax y brazos. Desaparecen habitualmente después del embarazo. Es posible que los angiomas como el eritema palmar, se deba a hiperestrogenemia.
Modificaciones del sistema esqueléticos El sistema esquelético conjuntamente con los medios articulares y grupos musculares que deben resistir al final de embarazo hasta un 20% de sobrepeso. El aumento de peso de útero produce exageración lordosis lumbar como mecanismo para compensar el centro de gravedad de la gestante que se desplaza hacia atrás, mediante el relajamiento de los ligamentos articulares que favorecen también ligeros grados de desplazamiento de la vertebras y de los discos intervertebrales. Como consecuencia son comunes en el embarazo las lumbalgias y radiculalgias
Cambios psicológicos
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Las modificaciones psicoemocionales de la grávida revisten aspectos muy variados, que van desde las que presentan un leve problema, hasta las que en verdad sus alteraciones son alarmantes; un ejemplo de lo antes expresado es la emesis e hiperemesis gravídica, que generalmente tiene un fondo psicosomático. En general las modificaciones están muy ligadas a factores como: embarazo muy o no deseado, nuliparidad, multiparidad, infertilidad, medio socioeconómico, estabilidad matrimonial, temor a concebir un niño anormal y otras causas bien conocidas; pero sin descartar como factores también importantes, los intensos cambios hormonales citados. Hay estado de ánimo cambiante, depresiones transitorias, tendencia al llanto y a la melancolía, irritabilidad, somnolencia, astenia y adinamia; datos que pueden permanecer durante todo el embarazo, pero que en general desaparecen la mayoría al final de la primera mitad.
Anexo
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