Concurso Juvenil de Reportajes
Biblioteca Paceña Colección La Paz Hoy
Miradas Jóvenes a La Paz
Miradas Jóvenes a La Paz Concurso Juvenil de Reportajes
La Paz - Bolivia 2009
Publicado por el Gobierno Municipal de La Paz Gestión del Dr. Juan Del Granado Cosio Alcalde Municipal de La Paz Lic. Jaime Iturri Salmón Delegado Municipal para el Bicentenario de la Revolución del 16 de Julio de 1809 Primera edición: marzo de 2009 Diseño Tapa: Indigo Multimedia Diseño y diagramación: Reynaldo Aduviri Corrección de estilo: Jean Claude Eiel Foto Tapa: Daniel Morris Depósito Legal: ?????????????
Impreso en Bolivia
LA CIUDAD BUSCANDO A SUS NARRADORES
Con sus calles estrechas y sus avenidas llenas de autos, con sus vendedoras de medias naylon vestidas con pollera y sombrero Borsalino, Borsal ino, con sus comerciantes de Cd’s piratas y de artesanías auténticas, con su Entrada del Gran Poder y las estas rave semiclandestinas, La Paz es una ciudad que se divide en muchas ciudades. Con sus vendedoras de llauchas (“llevate (“llev ate caserita harto queso tiene, con ulupiquita”), sus artistas creadores de las máscaras de los morenos, sus sangucheras de chola (“con (“con cuerito me vas a dar”), sus voceadores vo ceadores del minibús (“nadies baja en la esquina”), sus agentes de parada esperando recaudar lo suciente para el n de semana (“tu brevete mostrame no más joven porque estoy oliendo alcohol por p or aquí”), sus maniestaciones cotidianas (¡Muera!, ¡Viva! Y que de nuevo ¡Muera!), en cada esquina hay una historia para contar, pero los esquivos narradores no abundan en nuestra urbe.
Introducción
Quizá porque los medios de comunicación priorizan la política y la economía, quizá porque se cree que a los lectores solamente les interesa las malas noticias, quizá por fojera de los periodistas, no se publican muchas crónicas y los reportajes sobre la metrópoli, sobre esta ciudad que nunca duerme en la Pérez Velasco, que ama en el Montículo y que se desdobla en Chuquiagu, en Nuestra Señora de La Paz, y en tiempos levantiscos de revolución (que aquí no son pocos) en Paz de Ayacucho. Ayacucho. Con sus casas colgando de los cerros, desaando las leyes de la naturaleza, sus ríos subterráneos que salen a la supercie y son incontenibles, sus calles donde miles venden y miles compran, su caos vehicular, sus 450 estas, su cerveza (una parte para la Pachamama, otra directo a gargüero), sus perroburguer de a luca, sus changos y changas tomando combos de trago de cuarta mezclados con reresco (operación bolsa) o su “cubita escolar”, sus colores más intensos, su multiculturalidad, como La Paz no hay otra ciudad. Pero no todo es olvido. Con el Papirri, la l a crónica se ha hecho música y ha gustado porque nos hemos sentido retratados en esas canciones que valen más que varios textos sociológicos. Si alguien ha sabido captar el ajayu de esta ciudad ha sido la extraordinaria extr aordinaria sensibilidad del Manuelito y su metaísica popular, su homenaje a La Paz, La cabeza de Zepita, El chenko total y varias canciones más.
La hora del periodismo p eriodismo de lo cotidiano Dice la periodista argentina Viviana Gorbatto; “El gran público se ha apasionado siempre por los acontecimientos extraordinarios extraordinari os que 6
Introducción
interrumpen la monotonía de la vida cotidiana”. Y hasta cierto punto es cierto, pero a veces la vida cotidiana se convierte en noticia sea por la manera de narrar el tema (el uso del lenguaje y de recursos narrativos como el suspenso, el hilo conductor, la descripción de los detalles, etc.), o sea por un enoque novedoso del tema (a pesar de que todos los años se baila en Jesús del Gran Poder, es seguro que muchos de los aspectos más inter interesant esantes es de la iesta no han sido abordados por los comunicadores). ¿Cuán dulce es la vida de una vendedora de golosinas? ¿Cuáles son los lugares avoritos de los paceños para comer salteñas? ¿Dónde queda el río Karate, la quebrada Cinco dedos, la calle Siete enanos, la cancha Picapiedra? La lista de temas es interminable. Algo de eso se encaró desde el Extra, el periódico hecho para que la cholita lea. Los resultados saltan a la vista: es el único medio escrito realmente nacional y en su momento llegó a vender 96 mil ejemplares. Pero la ciudad también es sus instituciones, entre ellas, el Municipio que en los últimos 10 años ha hecho grandes esuerzos, muy bien coronados, por la multiculturalidad de esta ciudad construida por la unión de valientes y libres. Por ello, desde la Delegación Municipal para el Bicentenario de la Revolución Re volución del 16 de julio de 1809 convocamos a los concursos “El por qué del nombre de la calle donde vivo” y “Los ríos de La Paz” . El objetivo era rescatar una parte de las historias de esta ciudad. Cerca de 500 jóvenes de ambos sexos se presentaron presentaron a los cursos de capacitación. De ellos varias decenas presentaron sus trabajos y, nalmente, los siete premiados orman esta antología.
7
Introducción
Reportando la vida
El origen del reportaje está en los comienzos del periodismo mismo. Los primeros narradores no sólo contaban el hecho, sino que se detenían en el contexto, en el análisis y en las proyecciones. Sí, reportaje hubo siempre, pero la llegada de la radio primero y de la televisión después, le dio un papel mucho más relevante. Ya no bastaba con responder a las preguntas de ¿qué?, ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿dónde?, había que poner énasis en el ¿por qué? La L a noticia ya se conocía merced a la inmediatez de la radio y tenía el premio de la imagen en la televisión, ¿qué, entonces, iba a hacer que la gente lea algo que ya había visto en el periódico? Pues que el diario podía dar la proundidad que está vedada a los otros medios audiovisuales. Sirve para explicar, para mostrar las maniestaciones del tema o enómeno, bucea en las causas y busca adelantar las posibles consecuencias. En resumen el periodista utiliza este ormato para contar lo que subyace debajo de los hechos. El reportaje, pues, explica a ondo un tema apuntando sobre todo a la razón del lector, aunque no deja de lado la emoción. La materia prima de un reportaje es lo humano. Como dice el periodista cubano Luis Sexto, ese es el perume. Lo que no quiere decir que no se puedan hacer reportajes sobre paisajes y otros animales. Interesa pues el escenario, los protagonistas y la uerza narradora. En su búsqueda de lo proundo, el reportaje ayuda a mostrar identidad que es la base de la construcción de la autoestima. De ahí que 8
Introducción
nos interesaba tanto que los jóvenes buceen en los nombres de las calles y en los ríos que son las venas de esta ciudad. Creemos que ha sido una primera experiencia ructíera. Ojalá no sólo se reproduzca para celebrar el Bicentenario. Ojalá que esta ciudad se llene de crónicas vividas y sentidas y de reportajes que nos muestren, enseñen y diviertan. divier tan. Pero eso vendrá más adelante, por lo pronto leamos estas miradas jóvenes siempre rerescantes. Paz de Ayacucho, Ayacucho, marzo de 2009
Jaime Iturri Salmón Delegado Municipal para el Bicentenario de la Revolución del 16 de julio de 1809 18 09
9
EL POR QUÉ DEL NOMBRE DE LA CALLE DONDE VIVO Reportajes Ganadores
El por qué del Nombre de la Calle donde Vivo
¿SAMUEL OROPEZA O LAS TRES VIEJAS? Katherin Koska García Llapaco
Todo empieza cuando se escucha durante una tarde soleada, en la calle trasera de un lenocinio “NN”, una serie de protestas, ruido de ollas, sartenes, gritos en una especie de marcha o huelga la cual es dirigida por tres señoras muy respetables pero conocidas como las más soberbias de la zona de Villa Copacabana. Ellas pedían el cierre o clausura total de dicho centro que lo calicaban como un centro de mala vida y perdición. Las tres señoras asistían diariamente a la alcaldía pidiendo e insistiendo muy severamente el cierre inmediato del lenocinio el cual era mucho más recuentado por personas del centro de la ciudad, también sabiendo que éste perjudicaba e incomodaba demasiado a los vecinos y a la vez era de muy mal ejemplo para todos, en especial para los niños que pasaban cada día por ahí para asistir a sus escuelas. 13
El por qué del Nombre de la Calle donde Vivo
Pasados varios meses, después de tanta insistencia, las tres señoras alcanzaron su propósito habiendo realizado huelgas, reuniones y hasta vigilias con !a mayoría de los vecinos de la zona que colaboraron muy continuamente, ya que algunos, en su minoría, no estaban de acuerdo con la clausura del lenocinio, en especial los dueños y las personas que trabajaban trabajaba n en ese lugar porque decían que era su trabajo y les daba ingresos para mantener a sus amilias, pero de todos modos se cerró el lugar. La condición de la Alcaldía para cerrar el lenocinio ue que se habilitara una nueva calle derribando totalmente dicho lugar, la totalidad de la casa de la amilia Kantuta, Kantuta, parte de la casa de la Familia Blanco y también parte de la casa de la amilia Flores, pero ninguna de las amilias querían que se les quitara sus propiedades, en especial la amilia Kantuta porque porque era la que salía mucho más aectada. Los vecinos de la zona, en especial los amigos de las tres amilias, hablaron con estas a las cuales lograron convencer. tanto La alcaldía, por su lado, decidió dar una remuneración de las propiedades propiedades perdidas. perdi das. La amilia Flores y la amilia Blanco aceptaron muy tranquilamente el acuerdo, mientras que la amilia Kantuta se sentía muy apenada y demasiado triste por perder su casa y también perder a los amigos porque sabían que no volverían a volver a verlos tan recuentemente como antes ya que tenían que buscar una nueva casa en otro lugar de la ciudad. Varios meses después ueron derribados los terrenos ya previstos para abrir el paso a la nueva calle, la cual no tenía aún ningún nombre. Esta, que mide aproximadamente 37 metros de largo, ue empedrada y 14
El por qué del Nombre de la Calle donde Vivo
entregada a todos los vecinos de la zona los cuales la inauguraron con mucha alegría porque era un paso mas directo para poder acceder a los minibuses que se dirigían al centro de la ciudad. Pero, como era de esperarse, la amilia Kantuta muy dolida no participó de dicho acontecimiento, ya con el resentimiento y dolor de haber perdido la casa donde habían crecido y vivido muchas cosas lindas en su niñez. Los integrantes de la amilia Kantuta dejaron por completo la zona, pero un día tranquilo tranquil o e inesperadamente, inesperadame nte, el hijo mayor muy muy enojado con las tres señoras que habían provocado que les l es quitaran su casa y habían empezado con todo esto, decidió subirse a un poste de luz ubicado en plena esquina de la nueva calle y clavo un cartel muy llamativo en el cual estaba escrito lo siguiente: CALLE “LAS TRES VIEJAS”, un adjetivo calicativo que molestó demasiado a las tres señoras. Entonces ellas buscaban maneras de ponerle un nuevo nombre a esa calle. Una calle que esta en rente de esta que ya había desde hace mucho tiempo, se llamaba calle Venecia, pero para que ambas calzadas ormaran una sola, las tres señoras convocaron a reunión con los vecinos para poder cambiar el nombre de las calles, tanto de la calle Venecia como la de LAS TRES VIEJAS. Varios vecinos se opusieron a dicho cambio porque les parecía que el nombre era una orma de recordar como se habían ormado o creado esa calle y sería una interesante y bonita historia para sus hijos. Las señoras, no muy contentas por el nombre, hicieron todo lo que estaba a su alcance y lograron lo graron cambiar el nombre de Venecia Venecia y LAS L AS TRES VIEJAS por: CALLE “SAMUEL OROPEZA”. Se dice que este nombre lo puso la Alcaldía, otros dicen que el nombre es de un señor muy conocido de la zona y otras dicen que ueron las tres señoras que pusieron el nombre para 15
El por qué del Nombre de la Calle donde Vivo
que la calle ya no se llamara las TRES VIEJAS, por lo cual el nombre nombre ocial de esta calle es SAMUEL OROPEZA. OROPEZA. El año 2004 la calle ue asaltada junto con otras arterias adyacentes adyacentes a esta, pero el momento de estar secando el alquitrán ocurrió un lamentable lamentable accidente, porque un camión se volcó hacia haci a abajo y quedo trancado durante mas de tres días entre las dos esquinas de la calle SAMUEL OROPEZA y Raael Ballivián, en plena esquina de la casa que vivo actualmente. Ahora, la calle entre los vecinos más antiguos de la zona, es todavía aún más conocida como LAS TRES VIEJA VIEJAS, S, pero para las demás personas que no conocen la historia de la calle se preguntan preguntan ¿Por qué? Y además lo que más se preguntan es lo siguiente: ¿SAMUEL OROPEZA 0 LAS TRES VIEJAS?
16
El por qué del Nombre de la Calle donde Vivo
VILLA SALOMÉ Eliana Gandarillas Quispe
La zona de villa Salomé es un pueblito muy alejado de la ciudad. Es un campo abierto donde se puede respirar aire puro. También en la rinconada de villa Salomé se puede observar obser var las mil gradas, gr adas, el pueblito de Chinchaya, Chincha ya, Chicani y las l as ex minas de Goni. La zona de villa vi lla Salomé se sitúa al norte, y tiene como abrigo cerros que la rodea en los cuales se encuentran los túneles y la segunda represa y más allá podemos po demos observar el camino que sale a Villa Fatima. Fatima. Villa Salomé se divide en 2 partes, alto Salomé y bajo Salomé. En alto Salomé se pueden observar muchas cosas como nuestro hermoso y majestuoso Illimani con su manto blanco, la zona sur que se ve muy bonita de lejos, con muchas luces de noche. Se puede ver un paisaje excelente donde también podemos ver la muela del diablo, la cancha del 17
El por qué del Nombre de la Calle donde Vivo
tigre, Achumani, los sembradíos de Palcoma que se ven muy hermosos en los cerros. En alto villa Salomé también se encuentra una posta, un local llamado las Retamas el cual cuenta con canchas de wally, raquet y billar. Este local lo hicieron hace 5 años y es muy largo, de 2 plantas arriba y abajo. En bajo Salomé encontramos el colegio Niño Jesús bordeado con un hermoso manto verde en el cual se encuentran los estudiantes. En ella también está la Iglesia del colegio Niño Jesús, los pabellones, carpintería, panadería y otros, y más abajo del colegio observamos la escuelita San José en las colinas y también se observa Callapa. La zona de villa Salomé está dividida por sectores que son los siguientes: En alto Salomé está: Sector Gráco, Sector Cosmos 85, Sector Tiwanaku y Sector Caja. En bajo Salomé Sa lomé está: Sector Se ctor Toyota, Toyota, Sector Antena Entel, Sector Florida, Sector Canchimarca y Valle de las Flores. La zona de villa vil la Salomé es un pueblito muy antiguo, todo es tranquilo, no hay tanta bulla, tiene un clima excelente, es un poco poblado, pero con muchos habitantes, es silencioso casi selvático, con el tiempo se está progresando, ya hay asaltos, plazas y empedrados en las calles. Entran ya movilidades hasta la rinconada, se está mejorando la canchita de los minibuses mirafores mirafores y las calles de tierra. Hace años la zona de villa vi lla Salomé Sal omé recibía el nombre de Wararill Wararillapampa apampa porque era todo desértico, había chumes, chumes, chilcas, tenía 4 estancos grandes de agua, eucaliptos largos. Todo Todo eso pertenecía a los hacendados. 18
El por qué del Nombre de la Calle donde Vivo
En el año 1980, el señor Benigno Gómez urbanizó la zona. Era uno de los hacendados dueño de los terrenos Cosmos 85. En ese tiempo no había agua ni luz, se utilizaba velas, mecheros y para agua había que bajar a los pozos de Huaynajawira que ahora actualmente lleva el nombre de Antena Entel. En el año 1989 seguía todo vacío puro chumes, lleno de terrenos con 88 viviendas de adobes de las cuales sólo 4 estaban habitadas. habitadas. En ese tiempo llevaba el nombre de Ciudadela Gráca. En uno de ellos vivía el dueño original, don Luis Ergueta. A él le pertenecían todos los terrenos de villa Salomé hasta las colinas de Jampaturi. Lo hermoso de Villa Salomé son sus árboles verdes ubicados en los cerros, eucaliptos grandes, pinos grandes, que se encuentran en el Sector Gráco, hace que se vea hermoso. Lo bueno es que se puede caminar al aire libre sin la interrupción de nadie. Cuando llueve sale un arco iris al norte de villa Salomé muy atractivo. Villa Salomé tiene una vista panorámica perecta.
Don Víctor Poma En el año la zona… se llamaba ex canchi que se puso el nombre en honor a la esposa de Luis Ergueta (dueño original). Lleva el nombre de Sector Gráco porque los comunarios vendieron las tierras a las Federación Graca y otros como Antena Entel, Cosmos 85, Tiwanaku, Laja, Ilevan el nombre por dierentes instituciones. 19
El por qué del Nombre de la Calle donde Vivo
En el año 91 se propuso el nombre actual que hoy llevamos, Villa Salomé. Este nombre nombre se puso en honor a la hija del dueño original, la cual se llamaba Salomé Ergueta.
Eulogia Quispe En el año 93 la zona era todo pajonal. Sólo habitaba Don Rodrigo. Ro drigo. En ese tiempo la cancha estaba llena de cascajos, sólo habi habitaban taban los lagartos. En el año 2002 todos los loteadores peleaban por sus terrenos. EI Sector Cosmos pertenecía a los chinchayeros. Es por eso que los hacenderos vendieron vendieron el sector s ector Cosmos 85. Las primeras movilidades en Villa Salomé ueron micros que eran de color celeste. Ellos se inauguraron en la canchita de los Grácos. Los inauguradores ueron: Víctor Poma, Marcelino Rojas, Felipe Adovin, Juan Macha, Edgar Quispe, Martín Ayala, Jacinto Cornejo, George Camacho, Max Guarachi (aun están vivos). Estos micros vinieron de la zona de Villa Fatima. Su aniversario es el 21 de octubre. En el año 91 los señores pidieron movilidades y entonces éstos undaron con el nombre de los Libertadores. Este Grupo trabajo casi como 3 meses, luego empezaron a entrar otros grupos pero de una sola línea.
20
El por qué del Nombre de la Calle donde Vivo
KALAJAHUIRA Lizet Tincuta Mamani
Mi barrio, una zona que queda a 30 minutos del kilómetro cero, es un lugar alejado del centro de la ciudad, donde los habitantes se ven privados de muchas alternativas. Fundado el 27 de abril de 1984, esta zona ormaba parte de Chuquiaguillo con el nombre de Kalajahuira que proviene del vocablo aymará Kala = Piedra, Jahuira Jahuira = Ríos, porque una parte de esta zona es ríos y la otra parte caminos. Se decía que antes de la undación, de la calle 26 de Abril era una vía v ía por donde pasaba el errocarril. Su primer presidente ue Andres Apaza Colque que ue uno de los primeros habitantes de esta zona, luego vinieron otros presidentes preside ntes como: 2do. Presidente ue Leonardo Pilco, 3er. Presidente, Marcelino Condori; 4to. Presidente, Julio Tincuta, y el 5to Presidente, el Señor Antonio Franco. Todos estos personajes ormaron parte de los primeros habitantes y por lo cual algunos de ellos siguen viviendo. 21
El por qué del Nombre de la Calle donde Vivo
Las primeras casas construidas eran de paja y la primera casa que se hizo ue hecha por Don Luis Tincuta y de ahí cada vecino ue construyendo su vivienda. De esta manera, se ormó una junta vecinal con por lo menos 70 personas donde ellos que empezaron a trabajar por cada uno de los habitantes para que tuvieran agua y luz. El agua se trajo del rio Kalajahuira ubicado detrás del Cerro Mamani Ayviña, y del rio Juchushuma como las aguas vertientes. Luego, se tramitó la luz de la Luego, l a energía eléctrica con sólo 3 medidores para la comu comunidad nidad Kalajahuira, se distribuyó como comercio de esos tres medidores, de los 350 habitantes que jalaban la luz para sus casas. Los vecinos vieron la orma de vivir mejor con todos los servicios básicos y que su zona vaya progresando con el tiempo. Todos Los vecinos no se olvidaron de los niños, como Don Luis Tincuta Entrevistando a un vecino nos dijo “Si ormamos una zona y trajimos luz y agua, porque no hacer una escuelita para que cada uno de nuestros hijos vaya a estudiar”. El terreno de la escuelita Kalajahuira ue donada por Don Luis Tincuta y junto a otros uno de los habitantes, construyeron construyeron la escuela es cuela con la ayuda de la Alcaldía A lcaldía y la Junta Vecinal, Vecinal, con sólo 5 aulas de Kinder a Quinto Básico. Con el tiempo esta escuela ue creciendo y convirtiéndose también intermedio y medio. Se decía que antes había muchas cosas por la noche. Cuentan los abuelitos como por ejemplo, de las cabezas andantes con alas y ellos decían decí an que cuando una persona veía esas cosas, debía contar los números hacia atrás 10, 9, 8…….0 porque al aparecer eso, se llevaba tu alma y cuando se lo llevaba morías. Aunque veas en tu sueño, siempre tenías que contar hacia 22
El por qué del Nombre de la Calle donde Vivo
atrás. Hace un año Doña Victoria vio una en su ventana y anteriormente anterior mente un señor al ir a su trabajo por la noche mientras iba bajando al rio Kalajahuira, vio uno y llegó a su casa, se puso mal y alleció. all eció. El rio de Kalajahuira se convirtió en una uente de trabajo para los habitantes de la zona de Chuquiaguillo quienes trabajan ahí sacando del agua que viene desde la represa Incachaca, y obteniendo arena na, corriente,, cascajo, cascajilla, piedra bruta y otros. La represa de Incach corriente Incachaca aca pertenece a las 2 comunidades o zonas de Kalajahuira y Chuquiaguillo. Las ocinas ueron inauguradas en marzo del 2006, por la segunda dotación de la comunidad originaria de Chuquiaguillo y Kalajahuira. Con esta agua de Incachaca se hace el “Proyecto Chuquiaguillo” con nanciamiento del Fondo Internacional Venezolano con ocho millones de dólares americanos y el Ministerio de Agua. Esto beneciará a más de 65 juntas vecinales, obra priorizada por el Ministerio de Agua, el Comité de Vigilancia y el ex-presidente de la zona de Kalajahuira, señor Julio Tincuta. La matriz de la tubería se instalará por la Avenida Ramiro Castillo, Avenida La Paz, Cotapa C otapata, ta, Avenida Avenida Periérica y los Ramales, en todo tod o el norte paceño, gracias al señor Julio Tincuta, ex presidente presidente de la l a Zona de Kalajah Kalajahuira, uira, quien hizo muchas obras para el bien de los habitantes habitantes de esta zona. Entre las nuevas obras, que hizo la nueva Sede Social de dos pisos, urbanización, planimetría, colocó medidores a cada una de las casas, construyóó dos campos deportivos útbol, Salón Kalajah construy Kalajahuira, uira, la Cancha de Huintupampa, todo con ondos de la Alcaldía de Obras Publicas, y con ondos del POA (Plan Operativo Anual). 23
El por qué del Nombre de la Calle donde Vivo
En una conversación, don Julio Tincuta declaró: “Estas dos canchas es para que los mismos vecinos disruten, disr uten, los jóvenes y niños jueguen en estos campos depor deportivos” tivos”.. También el Mercado 16 de Julio, que actualmente actua lmente no está en unción, unción, es una de las muchas obras que realizó. Su gestión de 14 años, ahora que está en el Comité de Vigilancia, sigue con obras del Distrito 13 Zona de Kalajahuira, que orma parte de este distrito. En el año 2007, la calle San Francisco ue entregada con una extensión de 300 m de largo y 50 metros de ancho de empedrado. En el año 1988 la tranca que quedaba en Chuquiaguillo y subió a Kalajahuira hasta el 2002, tranca por donde se viaje a los Yungas. Se dice que la ruta de Kalajahuira que orma parte de Chuquiaguillo, Huallara y Pongo es una ruta a la Bioceánica. Actualmente la zona tiene mas de 3.500 habitantes, en su mayoría yungueños. Hace Hace pocos meses se hizo una nueva obra de cordón de acera sobre la avenida avenida Ramiro Castillo con 1200 metros metros que salio del POA POA 2008 con mas de 96.000 bolivianos. Con el tiempo esta zona se ue poblando, no obstante no hay plazas ni servicios ser vicios de salud. Será que con el tiempo mejora más y habrá más obras para el bienestar de la población, mismos habitantes de la comunidad. Esta es mi zona que acoge a muchos habitantes. Con mucho cariño y respeto, su reportera. 24
LOS RIOS DE LA PAZ Reportajes Ganadores
Los Ríos de La Paz
EL SUMO PROTECTO PROTECTOR R DEL CHOQUEYAPU Brayan Gabriel Mamani Magne
Justo en el momento en que Cipriano Quispe Gracián abdicaba el trono de “sumo protector del Choqueyapu” estalló la Revolución de 1952. Claro,, en aquella parte de la ciudad –casi inhóspi Claro inhóspita ta –, jamás nadie creería que los usiles, las balas y, por qué no, las cacerolas, terminarían con los sueños de un prócer anónimo. Las aguas diáanas jamás volverían volverí an a refejar el semblante cansado pero digno de Don Cipriano, jamás volverían a ser testigos de sus glorias pasadas y yerras inolvidables. Ya no. Miguel Quispe Huanca, primogénito del “sumo protector”, protector”, hoy, hoy, a 56 años de la muerte de de su padre, trata de contar con un castellano, lleno de avatares lingüísticos, la historia de quien en el segundo milenio no pasa de ser más que un ángel cobrizo que protege a la amilia Quispe, velando y espantando a enemigos desconocidos, cual si se tratara de su vetusto y amado Río Choqueyapu. Choqueyapu.
27
Los Ríos de La Paz
INTENTO DE REECUENTRO “El día de mi santo en 1950, mi papá que en paz descanse, en la noche me dijo algo que cambiaría totalmente el curso de mi juventud: “Cuando “C uando yo me muera, vos te vas a encargar de reñir a esos moko`s cochinos que hacen pis hacen pis en el río, y ¿sabes por qué?, porque en esas aguas, hace mucho tiempo, tu abuelo, cuando se ha bautizado, la virgencita le ha hablado y le ha dicho: Vos me vas a cuidar, como si uera tu madre enerma, vos me vas a proteger de los desconsiderados del uturo...”. uturo ...”. Yo no entendí el por qué de esas mentiras…luego llegó la revolución del M.N.R. y…”. Ahí terminaba el relato, las lágrimas de Don Miguel empezaron a querer brotar y su alma mascullaba una rezonga de dolor que no le permitía continuar. Derrotando mis expectativas, Don Miguel, se lanzó a su cuarto en un abrir y cerrar de ojos, similar a una escena de capricho protagonizada por una quinceañera decepcionada. Todos en la l a amilia sabían que en tiempos tie mpos inmemoriales tuvieron un abuelo que se encargaba de “custodiar” el Río Choqueyapu –uno de los ríos más contaminados de la Ciudad de La Paz –pero muchos no sabían que en el ondo de esas aguas color caé, se encontraban los ojos grises del anciano al que nunca conocieron, brotando lágrimas, lágrimas que se mezclaban mez claban con aquellas aguas, aguas amadas en alguna época por p or la barcina piel de Fernanda “Kantuta “Kantuta”” Cruz viuda de Gamarra, primer amor del “sumo protector del Choqueyapu”.
DESDE EL PRINCIPIO Poco después del primer encuentro “en serio” de Miguel Quispe con el amoso río, su vida cambiaría gradualmente. gradualmente. No porque su padre 28
Los Ríos de La Paz
así lo había previsto, sino porque porque a partir de aquél día, el primogénito se había dedicado a indagar sobre aquella pasión loca de su padre por el río. r ío. “Miguelito” a sus dieciséis años, casi todo un hombre, era tan perspicaz como esos detectives de las series cómicas que alguna vez había leído, y en esa manía de querer saberlo todo, se había enterado que el anatismo de su padre por el río, no se traducía solamente en una locura eclipsada por el aparecimiento de un virgen a su abuelo: también tenía que ver con una mujer especial a quien su padre le tenía aprecio, a una viuda apodada “La Kantuta”. Después de muchas investigaciones, el joven Miguel, había caído en la cuenta de que todo aquel tejido de suposiciones y conjeturas que había sacado sobre su padre eran ciertas, que en verdad Don Cipriano no solamente amaba a la esposa a quien le juró amor en un altar de Vino Tinto, pese a que era ateo; y que “aquello de la virgen”, “ siempre era un invento”, tal y como decía su madre. A partir de ese momento, el joven Miguel, en vez de sentir lástima por su caminar lento y pausado, sentía burla e hilaridad por los pasos de quien le dio la vida.
LA REVOLUCIÓN DEL 52` Y LA MUERTE DE DON CIPRIANO Paz Estenssoro aún encontrándose en la Argentina, causaba uror en los oídos de la gente revolucionaria, revolucionaria, era el Marx de las clases medias y populares y el Rockeeller de la gente enriquecida. Achachicala, zona que linda con el Choqueyapu, se constituiría en un bastión de reunión de los revolucionarios secretos. Según Mariano Hilari, un anciano de 82 años que vive en la Avenida Chacaltaya, en esos tiempos la reunión de cualquier 29
Los Ríos de La Paz
grupo era considerado un un delito al que le seguía como como colorario colorario las represiones abusivas militares; en varias zonas de Achachicala, decenas de insurgentes se reunían a complotar contra las uerzas militares. Cipriano Quispe, apolítico desde siempre siempre,, jamás había estado interesado en aquellas empresas y en abril de 1952 solía cerciorarse de que nadie ensucie su adorado río y que nadie “caque “ caque porque las inecciones matan”, como solía decir. Según un vecino antiguo de la amilia, un día revolucionario de esos, don Cipriano, añejo de tanto sentarse bajo el sol que no perdonaba nada, cantaba las notas de un bolero dedicado a Fernanda “Kantuta”, respiraba proundamente y empezaba una y mil veces esas notas ya tan desgastadas por su continuo uso. De repente, un grupo de revoluciona revolucionarios rios se acercó, entre entre ellos su hijo, le preguntaron preguntaron sus datos, Cipriano no reconoció a su hijo y éste sí lo hizo, comerciaron unas unas palabras, los emenerristas deshilaron un suéter color beige y tiraron el hilo inservible al río. Don Cipriano los reprendió y, como el rayo que parte el cielo, los revolucionarios de un cacerolazo partieron la rente del “p “protector rotector”” y éste cayó tumbado tumbado al suelo derramando sangre y sudor río por los poros de su rente ancha y prominente. Así murió Don Cipriano Quispe Gracián, solo, con un sinín de consejos que dar dar,, con un centenar de regaños para los llokallas que orinaban en su río, con todo un repertorio de boleros que nunca había cantado y que seguramente le hubieran gustado al río y a su for más hermosa: La Kantuta. Moría con el corazón ya muerto desde ant antes, es, envejecido, contaminado y rencoroso por haber desperdiciado su vida; moría justo cuando pensaba ceder el trono de protector protector al sol s ol y a la luna, siempre siempre eles a sus causas, y no a su hijo mayor, siempre tan renuente; y moría solo, s olo, tan solo que “únicamente” “únicamente” le verían languidecer el Choqueyapu…y Ricardo Suárez Moca, quien estaba recogiendo piedras para tirarlas a esa corriente color caoba. 30
Los Ríos de La Paz
LA VIUDA DE GAMARRA Ricardo Suárez Moca, un cambita arraigado a sus costumbres orientales, es el vecino histórico de los Quispe-Zamorano –amilia de Don Cipriano Cipriano –y poseedor de secretos que que ningún miembro miembro de la amilia amilia conoce, entre ellos el de la viuda de Gamarra. Si, como dice él, nunca delató delató a Miguel Quispe por el delito de parricidio ue porque “no le gustan los problemas”.. Cuando le pregunté a Miguel Quispe problemas” Q uispe sobre s obre tales circunstancias que el cruceño me había relatado, lloró como un niño al que le muestran una imagen del Guasón en su peor aspecto y corrió a su cuarto c uarto más rápido que la semana pasada que lo entrevisté. Por su parte, Fernanda Cruz viuda de Gamarra, por los años 40` solía ser la l a mujer más blanca que existiese sobre la dura tierra de la zona de Achachicala. Fue la primera mujer que realmente amó Don Cipriano, y la que sería, pocos años más tarde, la mujer que más dolores trajo a su vida. Cipriano y Fernanda enamorados de la vida más que uno del otro, jamás dejaron de alimentar alimentar aquél idilio que tantas satisacciones satisacciones les traía. El halo de amor terminó una tarde de invierno en la que Fernanda lavaba las ropas de su hermano en los tramos intermedios del Choqueyapu, Choqueyapu, allá por la zona de Següencoma. Següencoma . Fue atrapada por un orajido quien la ultrajó hasta más no poder para luego ahogarla en el agua enjabonada por su labor. Cipriano, al encontrar la hermosa cara entre las aguas, no pudo más que resignarse al amor perdido y juró para sus adentros que no descansaría hasta lograr que aquella corriente reciba el apodo de su amada perdida: Kantuta. Tanta locura causó la muerte de la viuda v iuda de Gamarra que don Cipriano cayó en un estado depresivo que lo llevó a cometer una innumerable innumerable secuencia de actos desesperados; uno de ellos era su boda con Maria Zamorano, madre 31
Los Ríos de La Paz
de sus uturos hijos. Pese a eso, el viento nunca encontró el día en el que Cipriano no esté abanicándose en los días de calor en las laderas del río, a las alturas del actual Matadero de Achachicala, Achachicala, y tampoco el silencio de las tardes de verano volvería a ser nombrado por los vecinos, ya que los boleros del “sumo protector” jamás dejaron invocar su nombre. Cipriano se encargaba de mantener, mantener, por lo menos, en esa parte del río rí o un estado total de pureza que daba la impresión de que el río se ormaba por segmentos de aceite y agua. Su amilia nunca protestó por el estado de Cipriano, que para ellos era una bendición en tiempos de escasez, porque así “el “el viejo no pedía ped ía comi comida da””.
DESPUÉS DE UN TIEMPO Don Miguel Quispe, en la tercera visita, me recibió con una sonrisa aable y un rostro que pocas veces se le conocía. Se adentró en mi mirada con una concentración de artesano y me preguntó en qué podía servirle. “Solamente vine a preguntarle más sobre s obre su padre y el río r ío””. Él me m e respondió con un lenguaje algo menos complicado complicado y más pedestre que la última vez. La chabacanez del hombre no me sorprendió en absoluto después de unos 15 minutos, porque me daría cuenta, que ese sujeto, que en una época había odiado a muerte a Don Cipriano, en un par de semanas concluyó que debajo de la tapa de la tumba improvisada de su padre, se escondía el héroe de aquél memorable río que, al verter 600 litros de orina al día, se convierte en el más temerario de La Paz. Don Miguel cuenta que en la Navidad del 51´, el prócer del Choqueyapu, se prestó para realizar una “limpieza general” de botellas, 32
Los Ríos de La Paz
plásticos, vidrios y de cualquier otro sólido que habitaba urtivamente en el cauce. En esa pretensión, se había quitado los pantalones de muselina y los había dejado a las orillas, mas por esos avatares de la vida de los animales, su perro, Ispi Ispi,, desgarró toda la tela dejando a expensas de la madre naturaleza a su amo; Don Cipriano, siempre cansado pero con el rostro digno, se rehusó a mostrar algo de piel y se quedó esperando hasta las ocho de la noche para no tener que ser visto por nadie. Pescó soberano resriado, que desde aquel momento momento calicó de vituperable cualquier tipo de embarazo sobre las partes del cuerpo. Don Miguel Quispe, un “achachicalense” por excelencia, me miraba con una jeza hipnotizadora. Ya no se espantaba al oír el apellido Suárez Moca... Simplemente seguía hablando, hablando sin parar, como si tratara de desubicarme y perderme en el torbellino de palabras. Pero al parecer se había dado cuenta de algo. Pero no me lo dijo. Cuando me acompañó hasta el umbral de su puerta para despedirme, lo único que pudo decirme ue un “cuídese mucho señor periodista, que le vaya bien en su trabajo”, trabajo”, a lo que yo le agradecí agr adecí por el e l tiempo regalado. rega lado. Casi cuando cu ando ya me apuntaba a salir para siempre de la casita, le pregunté qué pensaba de su padre, y él me respondió algo que me inspiraría a escribir estas líneas unas semanas después. Al alejarme me aveciné a ver las orillas del amoso río. Y lo comp comprobé. robé. Aquél río, que era la antítesis de lo cristalino, en sus aguas mostraba los refejos de una sociedad so ciedad que andaba contaminada contaminada por demás, los suspiros de la historia de una ciudad encantada, el aire de la muerte, los ojos de una kantuta y los alcances del olvido. El Choqueyapu, sumergido en la inmundicia de ser el más nombrado y a la vez el menos recordado, entre sus 33
Los Ríos de La Paz
muertes –las más actuales las del 2007 –y entre sus inolvidables anécdotas, anécdotas, tiene en sus aguas no sólo un relato clásico de contaminación, sino muchos otros, algunos de amor. Miguel Quispe me dijo que su padre era el “cuidador de un río en el que nunca nadie quisiera nadar”. Yo creo que lo que quiso decir ue que Cipriano ue “el héroe de unas aguas que nadie pudo domar, y mucho menos amar”.
34
Los Ríos de La Paz
ESOS LOCOS BAJITOS DE VINO TINTO Mauricio Rodríguez
Septiembre de 1969: pareció que el ejército, en la oscuridad y la tormenta, se precipitó desde las montañas, con una uerza de catástroe, atravesando los eucaliptos y arrasando, con todo a su paso. Pero no ueron los militares, ue el río. “De los cien turriles, sólo quedó uno” , recuerda Marcelina viuda de Quispe (74). Los toneles contenían lana para teñir que su esposo había traído desde la ábrica Soligno hasta su casa en la zona de Vino Tinto, Tinto, a orill orillas as del Siete Enanos. El general Ovando O vando derrocó, derroc ó, mediante un golpe de Estado, a Luís Adolo Siles. El río recorría con violencia el barrio, el ejército la ciudad. “El Siete Enanos tiene una extensión de uno y medio kilómetros” , kilómetros” , dice Fernando Loria, jee de la Unidad de Manejo de Cuencas de la alcaldía paceña. Se reere al río que en la época del golpe de estado de Ovando, se desbordó a consecuencia de las lluvias. Pertenece al Macro distrito 3 de la Periérica y al distrito 11 de la zona de Vino Tinto. Recorre por debajo de la avenida Baltasar 35
Los Ríos de La Paz
Grieta por donde surge el Siete Enanos
de Salas, ex siete enanos, cruza la ex ábrica de textiles Forno y se une con el río Choqueyapu en plena autopista. Es uno de los 343 ríos que recorren La Paz. Marcelina mira desconada por uno de los marcos de la ventana de su vivienda. “Sólo quedó un turril. Mi hijo casi se ue con el río y mi esposo estuvo a punto de perder p erder el empleo” empleo” , recuerda. Antes de que el Siete Enanos uera embovedado, sus aguas servían para lavar las lanas de la ábrica Soligno.. El esposo de Marcelina era abril al igual que los undadores de Soligno aquella zona de nombre alegre: Vino Tinto. “El río era bien ancho. Hoy ya no se puede ver” , levanta el brazo y señala el cordón de acera de la casa 36
Los Ríos de La Paz
Auente subterránea del Siete Enanos
del rente. Marcelina tiene un hogar en una de las orillas de la Baltasar de Salas, desde hace más de cincuenta años. El Siete Enanos pertenece a los ríos de segundo orden que son riachuelos de caudales menores a comparación de las cuencas mayores como ser el Orkojah Orkojahuira uira o Choqueyap Choqueyapu. u. Fernando Loria explica que el Siete Enanos no se origina desde un nevado, sino de una afuente subterránea. “En época de lluvia el río crece, pero p ero desde que ue embovedado, hace más de treinta años, no se tienen problemas, aunque existen algunos taponamientos por la basura de los sumideros de la avenida” , avenida” , arma. 37
Los Ríos de La Paz
Último embovedado del Siete Enanos
LA PICARDÍA DEL GENERAL
Uno, recoge piedras. Tres, las recibe. El sol de medio día anula las sombras. Siete, se s e sienta al borde del río. r ío. Tiene Tiene el pantalón de tela remangado hasta las rodillas. Cinco, surca la tierra con una picota. Cuatro Cuatro,, construye un dique para reencausar el río. Dos, seca el sudor de su rente, con la palma de su mano izquierda. Seis, acomoda su gorra y recoge algunos escombros. El sol quema. Ahora los siete se van a la orilla izquierda del río. Se sientan. Hacen un círculo. círculo. Es hora h ora del almuerzo: Papaya Salvietti y marraquetas. Por fn descansan. El General ya llega. 38
Los Ríos de La Paz
El Siete Enanos en su mitad del recorrido
“Eran siete petizos. El capataz era el más enano.” , enano.” , cuenta María Manzaneda, vecina de la calle Baltasar de Salas, respecto al origen del nombre del río. Relata que antes de que el Siete Enanos uera embovedado, emboved ado, seis obreros de baja estatura y un capataz, se encargaban de limpiar los escombros del caudal. Por esta razón, llevaría el nombre de Siete Enanos. En el libro Pasionaria y los siete enanitos, enanitos , del español Manuel Vásquez Montalbán, se dice que los siete enanos, en el cuento de tradición tra dición oral, serían un símbolo de los siete planetas que se conocían en la antigüedad. También representarían a los siete metales que se conocían 39
Los Ríos de La Paz
Calle construida sobre el Siete Enanos
en el mundo antiguo, además de que el número siete para la cabalística guraría como el número perecto y de la buena suerte. Sin embargo, el nombre del río Siete Enanos no derivaría de estas simbologías, sino de un picardía militar. m ilitar. “A río abierto, los siete obreros, en acción comunal, trabajaban quitando los escombros” , narra Iber Atahuichi, presidente de la Junta de Vecinos de Vino Tinto Bajo. Cuenta que mientras trabajaban, el general Armando Escobar Uría, alcalde de La Paz en la época de los 60’, llegó al río y preguntó por su nombre. Nadie supo contestar, pero Uría, al ver que 40
Los Ríos de La Paz
Casas aledañas al Siete Enanos
estos siete obreros, de baja estatura, trabajaban en la limpieza del río, lo bautizó diciendo “Que se llame entonces Siete Enanos” . En el periódico El Diario, Diario, echado el 16 de enero de 1968, aparece una noticia sobre la primera visita que el general Uría realizó a Vino Tinto para realizar los trabajos de mejoras en la l a ciudad. Tal Tal vez, ue aquella echa que el río ue bautizado. bautizado. Después de su embovedado embovedado,, la calle cal le de adoquines ado quines que se construyó encima de él, tuvo el mismo nombre hasta hace cinco años que pasó a llamarse Baltasar de Salas, en homenaje a un clérigo cronista de la colonia. 41
Los Ríos de La Paz
CRÓNICA DE GARRAFAS Y POLVO Y MÁS POLVO
Una hilera de garraas bloquea el paso. Los vecinos de Vino Tinto se quejan porque el camión del gas llega tarde. Algunas veces, ni siquiera lo hace. Camino cuesta arriba por la Baltasar de Salas. Dejo atrás el asalto, los adoquines y piso la tierra, a once cuadras desde las garraas. La calle se divide en dos. Una anciana de pollera está sentada en la entrada de una tienda de barrio. Pregunto cuál es el camino para llegar al inicio del Siete Enanos. “Hacia la izquierda y hasta arriba” , arriba” , me dice. “No subas. En las montañas están los encapuchados” , su voz se quiebra. Tiene los labios hinchados y morados. Parece haber llorado. Pienso en las dictaduras que no viví. Dejo atrás a la ancian ancianaa y la parada del bus 153. El sol lastima. lasti ma. Una de las paredes tiene tie ne escrito con aerosol: ae rosol: Av. Av. Final ex 7 enanos. Veo Veo la loma de víbora víb ora de piedra del embovedado emb ovedado del río. r ío. A unos metros, siete obreros trabajan: tres mujeres y cuatro hombres. “En dos semanas lo terminaremos” , me dice Ángel Choque, el contratista. La obra del embovedado, de la parte superior del río, dirigida por Fernando Silva, de la alcaldía paceña, se inició el 20 de mayo. Miro que por el canal de cemento no fuye el agua. El Siete Enanos está seco. Comprendo recién las palabras de María Manzaneda: “Antes no llegaban autos hasta la zona. Debíamos caminar desde la ábrica Forno” . Forno” . Escalo por donde alguna vez hubo agua, hoy todo es polvo y basura. Llego al principio del bosque de eucaliptos y matorrales que parecen romperse al contacto con el viento. viento. Cruzo dos diques de contenció contención. n. Siento que alguien me observa. Pienso en los encapuchados. encapuchados. El viento sopla. Escucho un balido. Un hombre hombre me mira detrás de un árbol. Me acerco. Es sólo un pastor pastor..
42
Los Ríos de La Paz
Estoy cansado. El sudor se me escurre por la rente. Me cuesta respirar. Sólo hay tierra por donde miro. El sol está en medio del cielo. Crucé el último dique hace diez minutos. Ahora sólo hay piedras de un río seco que parece no tener inicio. inic io. Al ondo está un cañadón. Mientras camino escucho detrás de mí unas botas marchando entre las rocas. Pienso otra vez en los militares mi litares y en las torturas. torturas . Tal Tal vez los encapuchados e ncapuchados quedaron en la memoria de la anciana como residuos de un pasado de acto. La tierra se deshace como hojaldre. Tropiezo. Me senté a la sombra de un matorral. Sólo respiro tierra. Al levantarme vi a los siete enanos. El cañadón se divide en siete grietas que en su cúspide parecen unos hombrecillos caminando. Me acerco a tocar la pared de la hondonada. Está húmeda a pesar de la aridez del lugar. Un lón de agua baja vertical desde el inicio del barranco. El Siete Enanos está agonizante, pero vivo. Ya no escucho las botas de los militares. Pienso que esta es otra época, aunque hace unos meses, en Pando, varios hombres dispararon a quemarropa a unos campesinos. LAS AGUAS SUCIAS DE LOS ENANOS
“Cuando era niña bebía del agua del río, hoy sería imposible, no por el embovedado, sino porque las aguas están contaminadas” , dice María Manzaneda. Ella vive desde desd e los dos años en la zona de Vino Vino Tinto. Tinto. El Siete Enanos, debido al crecimiento demográco, demográco, ue ue presa de la contaminación. contaminación. Los Los vecinos empezaron a echar basura orgánica e inorgánica, desde antes de su embovedado. Un estudio de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), sobre la contaminación contaminación del agua, de los ríos en la ciudad de La L a Paz, 43
Los Ríos de La Paz
María Manzaneda, vecina de la zona de Vino Tinto
demuestra que es más ácil y económico económic o embovedar un caudal, que puricar sus aguas. También inorma que a mayor demograía poblacional, en las orillas de los ríos, éstos tienden a ser con contaminados taminados con mayor mayor rapidez. “El río, cuando llueve, se desborda por la avenida. Su agua es muy sucia” , dice María Limachi, vecina de la Baltasar de Salas. Junto a su marido abrieron una agencia de reciclado de plásticos. Se encargan de limpiar los cordones cordon es de acera y a la vez brindar trabajo a niños y ancianos de escasos recursos, que recolectan las botellas. “Necesita “Necesitamos mos ayuda de la l a alcaldía. Las lluvias nos traen tierra y piedras desde arriba” . arriba” . 44
Los Ríos de La Paz
El Plan de Prevención se realiza una vez al año, explica Fernando Loria. Esta estrategia sirve para evitar que los canales abiertos de los ríos se recubran con basura y también se impida el arrastre de escombros. Sin embargo, como demuestran los estudios de Marthadina Mendizábal de Finot, en su libro La Paz: un ecosistema rágil ante la agresión , los ríos deberían ser puricados, antes de ser embovedados porque “varias investigaciones realizadas (…) demuestran la prevalencia de salmonellas en las aguas [de ríos y riachuelos contaminados], capaces de transmitir graves enermedades como la ebre tioidea y dierentes salmonelosis”.
A LOS ENANOS SE LOS LLEVA EL VENTARRÓN
Septiembre del 2008: Marcelina cierra su ventana. Un ventarrón remueve la tierra y la basura depositada en uno de los sumideros cercanos al cordón de acera. La calle está desierta. Por debajo de los adoquines, el Siete Enanos estará dormido hasta la próxima lluvia. El Himno Nacional se escucha en una radio de una tienda de la esquina. Las garraas siguen bloqueando la avenida. El ejército está en los cuarteles y ya no recorre las calles de la ciudad.
45
Los Ríos de La Paz
VISCACHANI, EL RÍO DE LAS L AS VISCACHAS VISCACHAS Anahi Cazas Álvarez
Medio siglo después, rente al portón de su casa, Felipe Callisaya recuerda a las ágiles y escurridizas viscachas. Sonríe. Sus pensamientos pensamientos lo transportan a otros tiempos. Su cabellera blanca despeinada es cubierta por un sombrero sombrero marl. marl. Con su mano mano derecha señala un río sin agua: el caudal del Viscachani está seco. Diminutas edicaciones color ladrillo se observan desde la zona Hoyada Norte Calvario, ubicada en el Macro Distrito 3 de la Periérica, en la ciudad de La Paz, por donde atraviesa el río Viscachani. “Antes mi casa era la última últi ma””, dice doña Carmen Car men Rosa Mamani, mientras levanta la cabeza cabe za para observar las construcciones establecidas establecidas hasta la cima. Lejos de todo, un poco más cerca del cielo, rocas enormes y piedras pulidas orman el lecho del río Viscachani. Pajas bravas y arbustos verdes 47
Los Ríos de La Paz
bordean el nacimiento de su cauce. En la cúspide brota un líquido cristalino crist alino que se seca al inicio de su recorrido. Un calor del inerno. Silencio innito. La corriente del Viscachani está seca. Bordeado de rocas puntiagudas y leyendas de diablos que bailaban, le dan otro nombre: el Inernillo. “Cuando era río, los jóvenes bebían [alcohol]. Era bien peligroso. Muchas muertes han ocurrido”, dice Teresa Villareal con la convicción de vivir 25 años en el lugar. Es jueves, pero para Felipe Callisaya es como si uera domingo porque a los 92 años no cambia la rutina: sacar una silla para tomar el 48
Los Ríos de La Paz
sol en la acera de la avenida Litoral. “Antes era un barranco y había agua limpia en el río”, recuerda. Está vestido con un pantalón plomo avejentado y un saco de paño oscuro. En un silencio eterno, el río Viscachani, mediante su recorrido, deja huellas en orma de grietas por los barrancos. En época de lluvias, atraviesa atraviesa árboles, un terreno seco y llega a la civilización. Entonces Entonces casas de ladrillo y adobe están construidas cerca de sus orillas. Desciende por debajo de la avenida Litoral, en la zona Hoyada Norte Calvario y se convierte en un cauce subterráneo que atraviesa el centro de la urbe paceña para unirse al afuente del Choqueyapu. 49
Los Ríos de La Paz
Un terreno pelado, seco, donde jugaban los niños y correteaban a las viscachas, son las evocaciones e vocaciones del tiempo pasado para los vecinos más antiguos. Carmen Rosa Mamani vive 45 años en el lugar y relata: “Antes, sembrábamos papá y oca. Otros lavaban ropa. Ahora, ya no”. Sólo se ven gradas bordeadas de paredes, puertas y ventanas. Según Edwin Astorga, docente del Instituto de Ingeniería Sanitaria y Ambiental de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), las casas construidas en las laderas pueden ser terrenos húmedos. En caso de la cercanía de un río, es posible que un desborde pueda causar deslizamientos desliz amientos porque en época de lluvias vuelven a tener agua y recobrar el cauce. 50
Los Ríos de La Paz
Por un instante, Alberto Villamil ve retazos de una historia descosida. des cosida. “Yoo venía de niño a jugar con “Y c on los amigos, nos gustaba g ustaba subir al calvario ca lvario para par a pasear”, dice. Él tiene la barba y las cejas blancas. Hoy en día, camina en calles nuevas y llega a casa en minibús. La avenida Litoral tiene un asalto pulcro y nuevo. El Viscachani está controlado con un muro de contención y paredes de cemento. Su embovedado empieza entre rocas. Por debajo, desde el año 2005, se construyó el Mirador Alto Calvario que orece una vista panorámica de 51
Los Ríos de La Paz
Chuquiago Marka. Además, se puede observar el descenso del caudal del río seco. “Mi abuela me contaba que antes, había una vertiente y se sacaba agua cristalina con jarras”, cuenta Alan Coronel (23). Pero la corriente subterránea del Viscachani al urbanizarse se convierte en un afuente recolector de residuos domésticos del sistema de alcantarillado. El jee de la Unidad de Manejo de Cuencas de la Alcaldía, Alcaldí a, Fernando Loría, explica que los principales contribuyentes al caudal embovedado 52
Los Ríos de La Paz
del Viscachani Viscachani son emisarios sanitarios de aguas servidas ser vidas que descargan y contribuyen a la contaminación del río Choqueyapu.
LAS CASAS POR ENCIMA DE LA CRUZ La zona Hoyada Norte Calvario limita al este con San Juan del Calvario, al oeste con el río Viscachani, al norte con un área verde y al sur con la calle Pedro Kramer, según datos de la Unidad de Desarrollo Humano Hum ano de la Sub Alcaldía Periérica. Calvario viene del hebreo Gólgota que signica “Montaña de la calavera”. Es una colina cercana a Jerusalén donde, según los Evangelios, ocurrió la crucixión de Jesucristo. Además, Además, tiene signicado de Vía Crucis o es denido como una serie de adversidades y surimientos. Carmen Rosa Mamani tenía que peregrinar unas diez cuadras en una cuesta empinada para llegar a casa. “N “Noo había movilidad hasta aquí. Desde la avenida Armentia venía a pie”. El nombre de la zona tiene relación con los tradicionales calvarios que subían los parroquianos en pago a avores divinos recibidos. Techos plateados sin brillo bri llo están por encima del Calvario, Calvar io, donde ya no sobresale la capilla capilla blanca con su cruz. La hilera de casas color ladrill ladrilloo adornan su cabecera y desde medio siglo algunos vecinos lo calican como progreso. Máxima Huanca vive en el lugar desde su nacimiento, naci miento, hace 39 años. Ella resume la historia historia de su zona, diciendo: “Esto era un cerro, cerro, ahora
53
Los Ríos de La Paz
todo se ha urbanizado. El calvario está más abajo —señala la cruz— y por esto se llama Alto Calvario”.
EL RÍO URBANIZADO La ciudad de La Paz está edicada sobre 343 ríos que fuyen por debajo de su territorio territorio,, pero las principales cuencas son cinco: Choqueyap Choqueyapu, u, Orkojahuira, Irpavi, Achumani y Huayñajahuira, que tienen subcuencas y microcuencas hasta de quinto orden, según datos de la Dirección Integral del Riesgo de la Alcaldía. El Viscachani Viscachani está clasicado como un río r ío secundario que pertenece, por la Ladera Noreste, a la cuenca del Choqueyapu que nace cristalino del glaciar Tuni Condoriri. Se enturbia al pasar por el centro de la urbe paceña y confuye en el río La Paz dotando de agua impura a los cultivos de la zona de Río Abajo. Los afuentes urbanos constituyen una amenaza tanto para el agua supercial como para el agua subterránea, pues los contaminan. “Todos los ríos en el área urbana están contaminados. Es muy diícil, por la topograía, salvar los ríos”, señala Edwin Astorga, docente del Instituto de Ingeniería Sanitaria y Ambiental de la UMSA. Al principio del río Viscachani brotan gotas de agua diáana, pero el imponente imponen te sol las vaporiza. Está seco. Sólo en época de lluvias recupera la imagen de una corriente caudalosa. Luego, fuye a través de la urbe, para convertirse en un caudal permanente de aguas sanitarias.
54
Los Ríos de La Paz
El Viscachani recorre la avenida Uruguay. Desde la zona Norte tiene una longitud longitud embovedada de 150 metros lineales a partir de la confuencia con la cuenca del Choqueyapu en la avenida Montes, hasta pocos metros antes de llegar a la intersección de las avenida Perú y Armentia. Durante el 2007, embovedaron los ríos Mejahuira (calle Almirante Grau), Karahuichinca (San Pedro), Humahuaca, Calama y el Viscachani (zona Norte). Los cinco afuentes orman parte del proyecto de reparación de la bóveda central del río Choqueyap Choqueyapuu de 1.420 metros lineales. “Todo se ha llenado de casas, hay nuevos vecinos. Pocos somos los antiguos”,, cuenta Carmen antiguos” Carmen Rosa Mamani. La L a mujer tiene los los huesos pronunciados y dos trenzas en las que destacan más los grises que los oscuros. os curos. Las aguas pluviales aumentan relativamente al proceso de urbanización. urbanizac ión. “Si la gente construye sus casas, aumenta el consumo de agua y por ende aumenta el desecho de agua sucia, esto aumenta el caudal del río”, explica el ingeniero Jorge Ortiz de la Unidad de Manejo de Cuencas. Entonces en diez años las bóvedas pueden volverse más pequeñas por el crecimiento de la población. Además, “los ríos r íos de segundo orden presentan problemas por la antigüedad de las bóvedas hidráulicas”, dice Ortiz.
RECUERDOS DE UN RÍO En la zona Hoyada Norte Norte Calvario Calvar io los vecinos protegen su patrimonio. patrimoni o. Tienen construidas gradas para llegar hasta la última casa. Incluso, cerca 55
Los Ríos de La Paz
del Viscachani Viscachani,, está el río Macullani, Macullani, convertido convertido en calle, cubierto por cementoo y rodeado de puertas. cement “Estos ríos causan problemas, muchas veces por el material de arrastre, ya y a que la gente deposita depo sita basura por las laderas” l aderas”,, expresa Fernando Loría, jee de la Unidad de Manejo de Cuencas Cuencas de la Alcaldía. Los L os despojos lanzados evitan el fujo de la corriente y además contribuyen a darle color ceniza a la cuenca del Choqueyapu. Está desierto. “El Río Viscachani era un desastre, un barranco. Pasábamos agarrándonos agarrándonos para no caernos”, caernos”, rememora Carmen Rosa Ros a Mamani. Recuerda las lluvias que mojaban la tierra para convertirse en mazamorras. El ingeniero Jorge Ortiz, Ortiz , de la Unidad de Manejo de Cuencas, explica: “pueden ocurrir desbordes, en el caso de lluvias extraordinarias. Para evitar este tipo de problemas, estos ríos son embovedados y canalizados”. Las obras hidráulicas pueden ser bóvedas cerradas o canales abiertos. Las nuevas generaciones generac iones preeren hablar del presente, pues el pasado es el mundo de los viejos, pero Alan Coron C oronel el recuerda que entre las varias historias que le contaba su abuelo está la de una riada ocasionada por el río Viscachani que descendió con uerza y llevó todo lo que encontraba a su paso, en esa ocasión tropezó con la Feria de la Alasita. Alberto Villamil también recuerda el hecho, pero lo traiciona la memoria. Se rota los parpados con las manos, permanece quieto y pensativo por un instante. “No recuerdo la echa, creo que era por 1936, yo era e ra chiquill chiquilloo”, termina. ter mina. 56
Los Ríos de La Paz
El 24 de enero de 1936, el periódico El Diario inormaba que la Feria de la Alasita se establecía en la avenida Montes desde la avenida Pando hasta la avenida Perú, que coinciden con el trayecto del Viscachani, pero en sus noticias no mencionan el hecho. Felipe Callisaya se enrenta a la rivolidad del olvido en busca de aquellas aguas cristalinas, donde correteaba la lagidium viscacia que le dio el nombre al río Viscachani. “Harta viscacha había, ahora no hay una, por eso se llama así”. Le alegra tener luz eléctrica, agua potable y nuevos vecinos, pero reconoce que el progreso ue la verdadera desgracia de las viscachas. vis cachas.
57
Los Ríos de La Paz
DESPERTAD AL CHOQUEYAPU!!! Ángela Loayza Céspedes
A 3.625 m.s.n.m., se s e extiende 201.190, 66 hectáreas entre las áreas urbanas y rurales de una urbe custodiada por altares blancos y rodeada por casas de ladrillos ladr illos las cuales c uales parecieran ubicarse una sobre otra entre entre las nubes. nubes. Según el censo censo 2001, el Instit Instituto uto Nacional Nacional de Estadística (INE) asegura que esta urbe es hogar de más de 793.293 habitantes que acostumbran pedir yapa en los mercados sin solicitar antes “la rebaja” a sus caseritas, trabajan por el progreso y disrutan las estas con bailes al calor de un té con té o una ría cerveza. Ciudad que acoge amablemente amablemente a propios y extraños que se dejan seducir por tan colosal belleza natural y cultural que actualment actualmentee esteja sus sus 199 años años de libertad. Rumbo al Bicentenario con el lema “200 años, un uego que nunca se apagará” y el apoyo de la Alcaldía, jóvenes, niños y ancianos buscan cómo dar más ímpetu a este grito libertario, a través de hablar de quién nos acoge y quién nos inspira libertad y progreso. 59
Los Ríos de La Paz
Alrededor de dos meses de investigación muchos paceños de corazón buscaron bibliotecas, entrevistaron a los sabios ancianos, caminaron caminar on por las calles, observaron los ríos y analizaro analizaron n la orma de vida rápida y agitada de una ciudad en crecimiento que no olvida su esencia e identidad cultural. Nacientes de sus silenciosos nevados sus ríos alimentan la ciudad, silenciosos trascurren sus aguas en medio de varias actividades. Quizás La Paz y sus ríos no sólo son mudos alientos del desarrollo inmediato, más al contrario sus ríos son la esencia para el desarrollo económico, social y turístico de la ciudad. Nuestra Señora de La Paz, sede de gobierno, se ha ido y se van construyendo construye ndo sobre 343 ríos que circulan, hoy en día, como venas llenas de contaminación, conta minación, las lágrimas de los nevados a través del ciclo del agua, y sus procesos de sedimentación junto a las gaviotas, son los únicos que regulan de manera adecuada adecuad a los niveles de contaminación, mientras reina la norma de un proceso burocrático repleto de proyectos con alencias de inversión sin olvidar la alta de sensibilización ambiental ambiental de sus pobladores. En el proceso de ormación de los continentes en medio de erupciones y posteriormente posteriormente la era de hielo y el deshielo, se ue ormando la actual “hoyada” acogiendo, hoy por hoy, a 23 distritos, los cuales de acuerdo a Gestión Integral de Riego del GMLP y al Dossier Estadístico de la Ciudad de La Paz, se encuentran distribuidos en 9 macrodistritos: Cotahuma, Max Paredes, Periérica, San Antonio, Sur, Mallasa, Centro y Hampaturi/Zongo.
60
Los Ríos de La Paz
Estas zonas con sus diversas vocaciones comerciales, turísticas, culturales y residenciales, residenciales, son piezas undamentales undamentales donde donde transitan transitan las cuencas más sobresalientes, entendiendo como cuenca la “área cercana al curso de un río, donde se desarrollan diversas actividades sociales y económicas”. Río
Orkojahuira
Tamaño
95 Km.
Signifcado del Nombre De origen aymará. Orko: Macho Jahuria: Rio
Macrodistrito
Tributarios relevantes
Periferica San Antonio Sur
Nace como río Chuquiaguillo.
• • •
Sus afuyentes son Huallajahuira, Gringahuira, Orihuela, Huayllas. Nace como río Kallapa y tiene
Irpavi
153 Km.
De origen aymará. “me va a llevar” o “me está llevando”
•
San Antonio Sur
•
Sur
•
Sur
•
Zo n g o
•
De origen aymará.
Huayñajahuira
67,4 Km Km.
Huayña: seco Jahuria: Río
Achumani
57 Km.
Zo n g o
s/d preciso
Traducido del aymara. “que ya ha sembrado”
como afuyentes a los ríos: Lentoja, Achumani, Chatri, Carampaya, Kalajahuira, Jillusaya, Kellumani y Huayllani Los Ríos Auquisamaña.
Hullajahuira
y
Son los Ríos Kellumani, Huayllani y Achumani
Principales afuyentes son los ríos Lainosa, Coscada, Chuchulluni.
Fuente: Elaborado por Ángela Loayza a través de datos de : - Dossier Estadístico de la ciudad de La Paz. - Dirección de Gestión Integral del Riesgo.
Sin desmerecer la importancia de todos los ríos, la historia del sin igual Choqueyapu se impone en la ciudad. A través de los libros y crónicas se dirige al siglo XVI, tras la conquista y entre leyendas de las aguas de oro, puras y transparentes, que regaban las tierras del Cacique Choque, los conquistadores le otorgaron el nombre nombr e actual o, siguiendo con las controversias bibliográicas de otros autores, airmando que este término deriva de voces aymaras: Choj´ que signiica “papa” y de Yapu 61
Los Ríos de La Paz
entendida como “estar sembrando”. Aún con polémica que causaría el signiicado del término, en esos tiempos estas es tas aguas puras humedecían sembradíos, otorgando vida y, disimuladamente, cumplían la unción de dividir el pueblo de los Indios (especíicamente lo que hoy abriga los alrededores de la Plaza Alonzo de d e Mendoza) con el de los Españoles (contorno de la Plaza Murillo). Quien quisiera conocer las nacientes del río más popular y conundido en nuestra urbe, el grandioso “Choqueyapu” caracterizado por su color turbio y mal oliente, debe recorrer aproximadamente 21.6 kilómetros desde el plan autopista. Por ello es imprescindible por ahora, recorrer el camino de asalto y tierra en un automóvil privado. Sin olvidar organizar adecuadamente la aventura, seguir el mapa que se encuentra en la entrada al Plan Autopista o buscar un centro de inormación antes de partir,, después lo único que se observará partir obser vará serán los cambios de personalidad del Choqueyapu, como paisajes paradisíacos de altiplano y valle, nevados y deshielos: más rostros de Bolivia que descubrir. Gracias al movimiento del turismo, se implanta un proyecto para quienes se dejen seducir por tan maravillosa aventura en “Pampalarama”: una laguna que concentra los deshielos de los picos blancos circundantes, dando origen natural, en medio de una naturaleza casi virgen, a este legendario afuente, que nace con el nombre de río Kaluyo. Entre encontrar su verdadero signicado y observar sus nacientes puras, el Choqueyapu Choquey apu no ingresa como un colosal caudal, más al contrario, como vertiente entre las ovejas, vacas y sembradíos, al ruido de la urbe paceña. Se observa la extracción de arena, transportada por camiones, o simplemente simplemen te trabajadores trabajadores que a lomo l omo alzan las bolsas de arena. Las pocas 62
Los Ríos de La Paz
amilias a su alrededor usan el agua que se va contaminado poco a poco hasta toparse con residuos y vertientes entre aguas servidas y desechos de la ciudad procedentes tanto de los hogares como de ábricas legales o ilegales. No es extraño para quien observe un momento el afuyente, que entre sus colores cambiantes cambiantes por los diversos desperdicios industriales, se encuentran encuentra n toda clase de basuras: botellas, escombros, bolsas negras hasta uno que otro animal muerto fotando y estrellándose entre las paredes del embovedado y de las piedras. Según un estudio, citado en un artículo sobre la contaminación del Choqueyapu, de Daniel Revollo Fernández, estima que se “vierten en el río 50 mil lts. de orina/día, 0.2 mil ton. de excretas/ día, entre 720 mil a 750 mil lts. de materia en suspensión ”, cantidades que seguramente segurame nte se encuentran en crecimie crecimiento nto junto junto a toda la variedad residual que almacena este río que, según el dossier estadístico de la GMLP, recorre de 10 a 12 kilómetros en el área urbana entre tramos de caudal abierto y embovedado, pero ello no equivale a su extensión total como cuenca de 143 kilómetros cuadrados. El Choqueyapu Choque yapu sigue silencioso silencio so en su recorrido, recorri do, juega “oculta “oculta oculta o culta”” entre las avenidas y la l a “selva “selva de cemento c emento”” constituida por entidades entid ades publicas y privadas, el molestoso ruido de las bocinas de automóviles y la bulla de los comerciantes sin olvidar a los transeúntes. Refexiona si acaso existe aparte de la contaminación sólida y liquida, una contaminación auditiva y visual. Sigue su rumbo, aunque parezca un río solitario y triste. Poco a poco se congrega con sus afuyentes como el río Cotahuma y río Huajllas. Recorriendo de norte a sur la ciudad, con otras cuencas importantes ormará el Río La Paz para llegar a las poblaciones de lo que conocemos como Río Abajo dando vida a sembradíos y diversos agentes económicos, a paisajes para los espacios recreativos que caracteriza a estas zonas del 63
Los Ríos de La Paz
sur, continuando su camino, sus aguas servirán para dar subsistencia al ecosistema más importante turísticamente, hoy en día, en el norte del departamentoo de La departament L a Paz, al desembocar en el río Boopi, B oopi, posteriormente posteriormente al río Alto Beni y nalmente Río Beni, donde se bañan bañan visitantes visitantes y oriundos, sin olvidar cómo la auna y fora no deja un momento de aprovechar estas aguas que nacen cristalinas, se contaminan y se sedimentan. Introvertido, alcanzará a ormar parte de los tributarios más importantes no sólo del departamento de La Paz sino de Sudamérica hasta encontrarse en aguas oceánicas a través del d el Amazonas. El silencio prosigue. Mientras tanto, miramos las aguas cristalinas que ingresan a la ciudad de los diversos afuyentes, las cuales reciben tratamiento (almacenada por la empresa EPSAS), para convertirse en el agua potable que consumen los citadinos, aunque tampoco recibe la atención necesaria. No es suciente decir “no dejes el grio de agua abierto mientras te lavas los dientes”, si las empresas consumen litros y litros en gran cantidad para la elaboración de sus productos y las buenas políticas que existen en nuestro territorio son sólo teorías mudas. Aparte de la inversión necesaria para un buen uso, necesitamos interiorizarnos y apropiarnos apr opiarnos de las líneas de sostenibilidad en todas las l as actividades en una sociedad, que se sintetiza en el uso adecuado de todos los recursos hacia su preservación para las generaciones uturas. En nuestro caso buscar la manera de entender entender que el Agua es Vida y es deber de todos preservarla. Al pasar el tiempo, el Río Choqueyap Choqueyapuu pasó de imagen celestial a un basural de “contenido interminable”, donde se ha olvidado que también pertenece a la madre tierra, a la población misma, que tiene vida y que da vida. Cambiando sus colores y olores, su presencia y su esencia, se ha 64
Los Ríos de La Paz
convertido en símbolo de búsqueda de desarrollo sostenible, donde en un convertido uturo tanto tanto originarios como oráneos disruten de la urbe y no se queden con sólo cuentos y leyendas. Muchas veces, los paceños, por la l a rutina diaria, han ido perdiendo la visibilidad de la topograía de una ciudad sin igual, han sentido vergüenza que un río tan sucio trascurra la ciudad, pero ello no es así. “Despertad al Choqueyapu”, él no es sólo parte de la historia y de las tradiciones, es parte esencial de sus vidas. Que Q ue despierten los paceños, es hora de hacer algo, tal vez no cambien su actual vocación residual pero es necesario buscar más propuestas, alternativas y poner medidas en acción (aún con las que ya existen) para que la contaminación no sea su arma de suicidio, y se llegue a comprender que el Choqueyapu está hablando, hablan do, gritando y gimiendo en cada momento que trascurre su caudal para despertar al paceño, no sólo de origen sino al paceño de corazón, y este pueda ser él que busque equidad y reciprocidad en torno del bien común, respete su espacio vital y busque la manera apropiada para que la identidad de la ciudad y sobre todo uno de los actores undamentales del crecimiento citadino no allezca. : SUPERFICIE TOTAL SEGÚN ÁREA GEOGRÁFICA URBANA Y RURAL AREA SUPERFICIE (Has) U
65
Los Ríos de La Paz
66
Actas del J urado
67
A ctas del Jurado
68
Indice
La ciudad buscando a sus narradores El por qué del nombre de la calle en la que vivo
5 11
¿Samuel Oropeza o Las Tres Viejas?
13
Villa Salomé
17
Kalajahuira
21
Los ríos de La Paz
25
El sumo protecto protectorr del Choqueyapu
27
Esos locos bajitos de Vino Tinto
35
Viscachani, Viscacha ni, el río de las viscachas
47
Despertad al Choqueyapu
59
Anexo
67
Siete jóvenes nos cuentan su visión sobre la sede de gobierno a través de reportajes divididos en torno a "¿El por qué del nombre de la calle donde viven?" y "Los ríos de La Paz". Son miradas frescas en una ciudad que cada día se renueva.
Bicentenario de la Revolución Libertadora del 16 de Julio Biblioteca Paceña - Colección La Paz Hoy
BOLIVIA