Hace poco, en una universidad del país, una joven me dijo que n o veía motivos para tener esperanzas en Colombia, que no advertía ante sí más que un país desgarrado y un futuro imposible. Le respondí con sinceridad que el futuro de Colombia es esperanzador e incluso magníco. ecirlo suena a ilusi!n o a burla, en estos tiempos de e"trema desconanza, de creciente desesperaci!n, pero yo s!lo veo motivos para conar en Colombia. #s u no de los países más llenos de vitalidad que puedan encontrarse, es un país rebelde, insumiso, abundante en individualidades poderosas, poderosas, rico en recursos naturales, rico en etnias, en lenguas, en culturas. $lguien responderá que esa vitalidad la gastamos en agresividad, esa rebeldía en terror, esa insumisi!n en delincuencia, esa individualidad en egoísmo% que esos recursos naturales estimulan la rapacidad y el con&icto% que nos agobian el racismo, la incomunicaci!n y la intolerancia. ' yo me apresuro a responder que es la falta de una dirigencia adecuada al país, y de una ciudadanía comprometida con (l lo que convierte tantas cosas positivas en defectos y en problemas. )astarán unas cuantas ideas renovadoras, una nueva dirigencia empe*ada en ec+arlas a andar y una comunidad comprometida con ellas para que toda la vitalidad de Colombia deje de resolverse en colisiones interpersonales y se convierta en impulso transformador, para que la rebeldía se manieste en carácter y en criterio, para que la insumisi!n se resuelva en orgullo y en dignidad, para que el individualismo se transforme en originalidad, para que aprovec+emos ejemplarmente la abundancia de nuestros recursos en funci!n del planeta y del futuro, para que este con&ictivo mestizaje se revele como un escenario de diálogos fecundos entre tradiciones diversas, para que la pluralidad de las lenguas y de culturas +ec+ice al mundo con la riqueza de sus matices y con la vibraci!n de sus ritmos. Hay países que +an sufrido más que el nuestro, +ay países que +an vivido guerras más despiadadas, y siempre +an encontrado su reconciliaci!n y su camino. or ello la desesperaci!n o el desánimo revelan sobre todo ignorancia de la +istoria y desconocimiento de los antiguos desafíos de la condici!n +umana, pero son tambi(n e"cusas para no actuar, para no asumirnos como parte entusiasta de la soluci!n. #s triste encontrar un país que, con tantas potencialidad potencialidades es a &or de piel, las vea anuladas, o ninguneadas como dicen en -("ico, por una dirigencia tan precaria que en vez de dirigir desprecia, en vez de estimular desanima, en vez de iluminar oscurece. #stos ensayos se +an propuesto re&e"ionar desde distintos ángulos sobre las convulsiones de nuestra +istoria, sobre las posibilidades de nuestra comunidad, sobre los desafíos de nuestro presente y sobre las tareas que necesitamos emprender entre todos si queremos ser dignos del país que tenemos, si queremos abreviar la +orrible noc+e. #l país admirable que nos espera no n acerá sin nuestro esfuerzo, no dialogará con el planeta sin nuestro concurso, s!lo ver á la luz por nuestros ojos. omos ese país, y cada idea nuestra lo +ará más l/cido, y cada alianza nuestra lo +ará más solidario, y cada acci!n compartida lo +ará más cercano y más posible. 0jalá este libro logre ser digno de los esfuerzos y de los sue*os de tantos +(roes an!nimos que con pensamiento, con investigaci!n, con creatividad y con solidaridad, día a día, en todas las regiones, están reinventando a Colombia. 1r!logo2.
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Suele entenderse que la reflexión sólo es posible cuando hay serenidad y distancia frente al tema en cuestión, pero tan pronto como leemos las primeras páginas de ‘Pa que se acabe la vaina’ (sello editorial Planeta nos vemos for!ados a dudar de esta idea" #econocemos los temas de $spina% los diálogos entre &olombia y el mundo, la identidad latinoamericana, los desaf'os que presenta un pa's con la diversidad geográfica y cultural que tiene &olombia reconocemos tambi)n el tono" *, sin embargo, algo comien!a a insinuarse entre los planteamientos" +o es sólo el afán de comprender lo que motiva la reflexión de illiam $spina% tambi)n lo hace la indignación" -.s acaso posible la lucide! en la reflexión sobre un tema cuando se está comprometido sentimentalmente/ -.s posible, digamos, hacerse una idea clara del huracán estando dentro de )l/ 0rriesgar) una respuesta% es tan oprobiosa la realidad colombiana, tan penosa su historia y tan numerosas sus infamias, que no bastan la lucide! ni la reflexión detenida y 1uiciosa para componer un libro de estos% es absolutamente necesario que la sensibilidad est) comprometida" illiam $spina usa palabras fuertes en ‘Pa que se acabe la vaina’, dice nombres propios y no cesa de se2alar a una dirigencia 3me!quina y sin grande!a3, a un 3estado delincuente3, a un 3estado inhumano3, al discurso ego'sta e irresponsable de 3la espada y de la cru!3% 3el modo como se fue gestando la catástrofe3" Pero, -acaso es posible acercarse a la historia del 4ltimo siglo en &olombia sin sentir un poco de indignación/ +o es mediante un distanciamiento estoico como se logra interrogar de
forma efectiva la realidad colombiana hay que sentir un poco sobre los hombros las cargas de la postergación y del absurdo" 0hora bien, as' como hay indignación en este libro, tambi)n hay generosidad" +o es tan inquietante que se se2ale a la vie1a aristocracia de ser quien ha buscado que se perpet4e la tragedia nacional, o a esa iglesia tantas veces despiadada, sino que se mire como se mira a las guerrillas, a 5anuel 5arulanda y al fenómeno del narcotráfico" 5uy fácil hi!o carrera en este pa's el discurso que los se2ala como causas y no como consecuencias de un orden de cosas, eliminando as' toda reflexión y toda duda, y se estableció la idea de que hay un sector de la población que sólo merece el sometimiento o la muerte" illiam $spina recha!a esta idea, porque sabe que no hay cosa tal como un levantamiento espontáneo, y se pregunta si acaso estos sectores que han protagoni!ado guerras tan terribles contra el estado, no estar'an, más bien, compuestos por gente apasionada y talentosa a la que no le dieron espacio en el vie1o pa's y que decidió abrir sus propios caminos" 6a guerra de los 5il 7'as, dice $spina, fue la 4ltima en la que estuvo la aristocracia 8la 9iolencia de los a2os cincuenta, una de las más escalofriantes guerras nacionales, sólo tuvo como e1ecutores a los pobres de ambos partidos que nada ten'an que ganar en ella" .n adelante, la guerra fue entre fracciones del pueblo fanati!adas por la dirigencia, o entre el .stado y unos insurgentes a los que casi nunca se reconoció la condición de interlocutores, a los que hab'a que exterminar porque no representaban ninguno de los valores que la )lite estaba dispuesta a respetar:" 0s', las grandes perversiones y tragedias del pueblo no son otra cosa que el resultado de las omisiones y la irresponsabilidad del poder dice $spina% 3(""" aprendimos hasta dónde puede llegar una comunidad desamparada en t)rminos de civili!ación, crecida en la exclusión y en el ning4n aprecio de s' misma, cuando es autori!ada por los p4lpitos y por los l'deres a todos los excesos3" ;ay una parado1a en ‘Pa que se acabe la vaina’ que 1u!go especialmente notable% que aunque el t'tulo pare!ca responder a una coyuntura precisa y a un punto de quiebre en la historia colombiana, )l es esencialmente una lectura, acaso una interpretación de esa historia, y en particular de los 4ltimos cien a2os" 7e hecho, apenas hace alusiones a la 4ltima d)cada e incluso se pregunta% 3-Para qu) demorarse en el examen de lo que pasó en los 4ltimos quince a2os, si todav'a estamos inmersos en su turbulencia/3 .s muy estimulante esta idea% en plena coyuntura, de lo que menos habla es de la coyuntura"
est) la solución" =ien dice que las revoluciones son del pueblo, que cuando los poderosos decretan una revolución siempre se reservan el derecho a detenerla en el momento en que más les convenga" .n el actual proceso de pa! se 1uegan muchas cosas, pero al leer este libro comprendemos que )l es apenas un elemento más de la comple1a fotograf'a de la &olombia actual" .n el e1ercicio de rastrear las causas de tantos incendios, $spina encuentra algo que viene siendo una especie de 8idea fi1a: en nuestros doscientos a2os de vida republicana% la derrota del pensamiento liberal que construyó las republicas modernas, hasta convertir sus postulados en el mero decorado de la tragedia" ampoco hubo inter)s en que se abriera camino una reforma agraria integral, y en cambio ?como dice el autor mientras recuerda la valiosa labor de @ernando Aon!ále!?, se estableció como norma un modelo racista y clasista, y se vio 8la gestación de una especie de fascismo solapado e hipócrita:" $spina dice que, en cualquier pa's, despreciar a los pobres es atentar contra el orden moral sin el cual no es posible la vida en sociedad, y por ello habla casi con devoción de la necesidad de incorporar al pueblo a la leyenda nacional, lo que hicieron otros pa'ses en 6atinoam)rica y que pareció naufragar definitivamente en &olombia el B de abril de CBDE" -Por qu) tantos incendios, por qu) tantos procesos valiosos fueron frustrados en alg4n momento/ -Por qu) se relegó a la condición de intrusos a todos los que no hicieran parte de la 8vie1a casta dirigente:/ Porque, dice $spina, 8la rep4blica no era el nombre de un proyecto nacional coherente sino el nombre de un con1unto de negocios particulares:" .l problema no eran entonces unos bandoleros, o las guerrillas liberales, o el comunismo internacional de hecho, a medida que avan!a el libro, cada ve! se va volviendo más evidente que la doctrina anticomunista que tan hondo ha calado en nuestros huesos (y en este caso, esta expresión está cargada de un sentido más t)trico es apenas la máscara que encubre una lectura medieval del mundo% 36a asombrosa respuesta ?dice? es que la )lite colombiana no odia al comunismo ni a la subversión sino al liberalismo% lo que odia y teme es el discurso de los derechos humanos, de las reivindicaciones ciudadanas, los movimientos sindicales, todos esos instrumentos de la democracia liberal, porque pertenece más bien a un sistema de castas y de repulsiones anterior a toda modernidad3" illiam $spina hace referencia al actual proceso de pa!, pero inscribi)ndolo en algo más grande que puede estar ya sucediendo, algo más profundo y trascendente" 0lgo ha estado creciendo en los 4ltimos a2os, algo que se ha ido gestando poco a poco, y no precisamente en la forma de un partido o de una ideolog'a" .l reconocimiento que tantas veces se negó desde el poder a los derechos fundamentales, a la legitimidad y a
la dignidad de un pueblo, ha venido siendo asumido sin pedirles permiso" ;a ido creciendo en &olombia una escuela democrática y ?si se me permite la expresión? radicalmente pac'fica una nueva ciudadan'a como resultado de distintos procesos admirables, y ahora hay, al fin, unas multitudes que se reconocen como su1etos plenos de derechos inalienables" 6o de ahora no es tanto la defensa de intereses grupales, sino la conciencia colectiva de que sólo es viable un proyecto de nación que recono!ca la dignidad y la importancia de cada individuo" 6a coyuntura real a la que puede estar haciendo alusión este libro no es a la discusión de los actores armados en 6a ;abana, sino lo que se conversa hoy en los sectores populares, 1uveniles, acad)micos y art'sticos" 80lgo está cambiando en &olombia:, dice" >odo indica que a los vie1os poderes les quedará muy dif'cil seguir sometiendo el pa's a sus me!quinos intereses" ;ay una nueva ciudadan'a, y está indignada"