Memoria según Luria La memoria según Luria es un sistema funcional complejo y activo, determinadopor el tiempo que tiene distintos niveles en su organización (sucesos, experiencias,retención y producción de hechos/huellas mnésicas). Según Luria, la memoriaconstituye una actividad compleja cuyo resultado está determinado por factores talescomo motivación, formación y retención de un propósito, con la elección de un planadecuado y del conjunto de las operaciones necesarias para realizarlo.Estas son funciones de orden superior que necesitan un soporte biológico prim ariopara la conservación de las huellas mnésicas.El sustrato cerebral que sirve de base, yes necesario para mantener y asegurar la actividad mnésica, está compuesto por tressistemas cerebrales:a. El tono de la corteza cerebral y la regulación de los estados generales deexcitabilidadb. Los procesos de percepción, codificación y conservación de la informaciónc. El hipocampo y sistemas relacionados con él, que regulan y controlan elcomportamientoLa memoria humana posee un carácter selectivo y voluntario, que se va acentuandosegún avanza el desarrollo madurativo de la persona y de sus procesos cognoscitivos,y posee diversas formas de incorporar la experiencia en función del aparato sensorialimplicado (visual, auditivo, táctil etc.). Clasificación:Luria realiza una clasificación de los distintos tipos de memoria sensorial enfunción de su creciente complejidad y que tienen una gran i mportancian en losdiversos procesos cognoscitivos.1. Imágenes sucesivas: es el tipo de memoria sensorial más elemental ysencillo, se manifiesta como respuesta a al excitación sensorial originada. Esuna memoria de carácter involuntario, de tiempo l imitado y que no se prolongaen el tiempo voluntariamente.2. Imágenes gráficas o eidéticas: consiste en la evocación de huellas nítidas yprecisas de objetos percibidos anteriormente. Se pueden conservar y suscitarvoluntariamente el tiempo deseado por el sujeto. Intervienen mecanismoacentrales que implican la modificación selectiva y voluntaria de las huellasmnésicas por parte de la persona.3. Imágenes de representación: se trata de la memoria sensorial más esencialen la actividad humana. Este tipo de huellas mnésicas está formado por más deun componente sensorial, es un complejo fenómeno psicológico, por lacodificación, generalización y abstracción. Esta memoria está rel acionada conuna elaboración profunda de la imagen almacenada. La permanencia seprolonga voluntariamente en el tiempo.4.
Memoria discursiva: es el tipo de m. más complejo. La característica ppalconsiste en que la retención selectiva se dirige hacia las ideas de la informacióndiscursiva y no a las palabras en si. (Hola??) Implicado en el proceso derecodificación.El planteamiento que hace Luria sobre la tipología y clasificación de la memoriaes distinto a otras clasificaciones académicas, que tienden a clasificarlo de cortoplazo, largo, inmediata.. Según él estos tipos de m emoria corresponderían a dos
estadios de formación y consolidación de huellas, y con mecanismos fisiológicosdistintos.- En la MCP las huellas mnésicas están formadas, pero aún no estánconsolidadas, por lo que permanecen en un tiempo corto y limitado. Produceexcitación de las neuronas y aumento del ARN. - En el estadio de la MLP, las huellas mnésicas, están formadas y consolidadas.Esto permite que permanezcan durante un largo tiempo, para ser recordadastras intervalos temporales. Los mecanismos Implicados son: modificacionesmorfológicas sinápticas. Diferencias entre m. Infantil y la del adulto:Existen diferencias en el tipo de procesamiento mnemónico. En la infancia la memoriaes una continuación de la percepción que va relacionándose con los procesos delpensamiento. Hay mayor capacidad para fijar y conservar las huellas mnésicas, es lamemoria gráfica la que está más desarrollada y usada. La m emoria de él no estátotalmente organizada y no es totalmente selectiva ni voluntaria. Los adultos adiferecia hacen uso voluntario de la memoria, que suele ser representacional ydiscursiva.El cambio o proceso madurativo de la memoria no se va a caracterizar por el aumentode edad, sino por la capacidad funcional, en el hay un aumento de la generalidad delos procesos mnésicos, el paso de forrmas directas y naturales a las formasmediatizadas y lógico-verbales de la memorización (por el uso de habilidadescognitivas y verbales). La m mecánica se transforma a m. Lógica. Alteraciones:Pueden estar asociadas tanto a alteraciones de la estructura de primer orden(capacidad bilógica del cerebro), como de segundo orden (motivación,formación y retención).Para Luria existe una relación entre la localización de la lesión cerebral y elcarácter de las alteraciones de la memoria voluntaria. Las alteraciones de lasmodalidades sensoriales de la memoria son de dos tipos: específicas einespecíficas. A. Específicas: en las alteraciones en estas modalidades hay lesiones focales decorteza cerebral del hemisferio izquierdo, están limitadas a una sola modalidadsensorial. Por ej. En al teraciones de la m. Audioverbal, la localización focal estáen la zona temporal izquierda. El suj toma conciencia de su defecto y trata decomprenderlo.
B. Inespecíficas
: se relacionan con lesiones del sistema l ímbico (circuito papez)y se suelen manifestar en la alteración al memorizar el material de cualquiermodalidad sensorial, con perturbaciones de la consciencia.Estas dos formas de alteraciones pueden estar determinadas por tres tipos demodificaciones de las condiciones neurodinámicas de la actividad cerebral:- La debilidad de las huellas a causa de la extinción- La alteración de la selectividad en las huellas- La influencia patológica de las interferencias sobre las huellas. Este tipo es elmás importante. En conclusión:La memoria como proceso psicológico superior es un sistema funcionalcomplejo donde hay implicadas estructuras corticales y subcorticales. Laformación de tal sistema funcional es un proceso que tiene lugar en el tiempoen el que interviene con fuerza la educación y el aprendizaje social. La memoriadel adulto difiere sensiblemente de la del niño, gracias al tiempo y la educación.Se destaca la importancia de los sectores internos de la zona temporal (hipocampo), cuerpos mamilares, hipotálamo y núcleos talámicos en lamemoria inmediata. Se concibe la memoria como un proceso que no está ligadopor igual a todas las zonas cerebrales y por lo tanto es posible distinguir lasfunciones que juegan las distintas estructuras cerebrales en tales procesos;- El hipocampo y giro hipocampal son necesarios para el registro yalmaceamiento de nuevas memorias.- El talamo (nucleo dorsolateral) es fundamental para la codificación eintegración de nueva información.- Lóbulos frontales son importantes para la recuperación de la secuenciaciónteporal de la información de la memoria. http://es.scribd.com/doc/32836601/La-memoria-segun-A-R-Luria-neuropsicologia-de-la-memoria
Luria y su extraordinaria obra Aleksander Románovich Luria, eminente psicólogo, neurofisiólogo e investigador soviético (1902-1977) nació en Kazán, Rusia. Formado en la Universidad de esta ciudad y posteriormente, en el Instituto Médico de Moscú. Pionero de l a psiconeurología ya a finales de 1920 era un iniciador del pensamiento en la psicología que consideró a los fenómenos psíquicos del hombre como el resultado de un larg o proceso de desarrollo histórico-social. Impartió clases en la Cátedra de Psicología Clínica en la Facultad de Psicología de la Universidad Estatal de Moscú, en su laboratorio de ne uropsicología en el Instituto de Neurocirugía Burdenko de la Academia de Ciencias realizó investigaciones con pacientes, ofreció conferencias en el Instituto de Psicología y en muchas otras instituciones siempre con gran fervor y admiración, seguidor del genio de Vigótskij, revelador de l a historia maravillosa de cada una de las funciones psíquicas del hombre. Uno de los trabajos iniciales de Luria apareció en 1930 y fue el libro Estudios sobre la historia de la conducta y en 1932 Los conflictos emocionales del hombre, al estudiar los estados afectivos. Logra, a partir de los años 40, realizar investigaciones sobre la línea dedicada al estudio de los mecanismos cerebrales de las funciones psíquicas superiores del hombre, que ya Vigótskij había dado los primeros pasos; e inaugura y da con sus esfuerzos el impulso principal a la neuropsicología. Su primera gran monografía sobre esta problemática es su: Afasia traumática, que vio la luz en
1947 y que constituye un tratado convertido en sólido cimiento para la estructura de una nueva concepción, más científica y con más perspectiva de desarrollo ulterior, que las doctrinas que hasta entonces trataban de explicar cómo se relacionan el cerebro y la psiquis del hombre. En 1948 aparece: El desarrollo de la actividad constructiva en el niño, donde Luria demostró que los factores genotípicos sólo son determinantes en las etapas tempranas del proceso de desarrollo psicológico, y que en las posteriores, la formación de las funciones psíquicas, está determinada por la influencia de la educación, especialmente por las características del desarrollo del lenguaje. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial, Luria fue capaz de ver en las heridas de bala en el cerebro el modelo clínico más idóneo, ya que son éstas las lesiones más genuinamente locales y mejor delimitadas para estudiar qué sucede en el producto del trabajo del cerebro del hombre cuando falta uno u otro de los eslabones que hacen posible su r ealización; el resultado principal de esta investigación fue la elaboración de la teoría acerca de la organización sistémica y dinámica de las funciones psíquicas alteradas en la corteza cerebral. Y esto no sólo enriqueció y perfeccionó los medios para el diagnóstico topográfico de estas lesiones cerebrales locales y su rehabilitación, sino que también constituyó un extraordinario aporte a la ciencia psicológica en general, al crear nuevos métodos que nos permiten hoy profundizar más en el análisis y l a comprensión de la estructura de los fenómenos psíquicos. Hizo un aporte esencial al estudio del problema de la afasia, analizó minuciosamente muchos cientos de enfermos con alteraciones en el lenguaje a causa de las lesiones cerebrales focales de diferentes localizaciones. Elaboró una clasificación más fisiológica de la afasia y logró una comprensión más profunda de los factores que yacen en la base de la organización de la actividad verbal. Distinguió de un riguroso análisis psicofisiológico de los fenómenos lingüísticos, dos nuevas formas de alteración afásica del lenguaje: la afasia motriz aferente, determinada por la pérdida o el debilitamiento, a causa de la lesión en el sector correspondiente en el extremo cortical del analizador motor, del análisi s y la síntesis cinestésica necesarios para la articulación de los fonemas; y la afasia dinámica, alteración de los niveles más altos y complejos de la actividad verbal, manifiesta sobre todo en el lenguaje monológico, espontáneo y desplegado y que se ve afectado en presencia de lesiones en los lóbulos frontales. Obtuvo una mejor comprensión de la naturaleza i nterna de la afasia semántica, al descubrir que la alteración de la percepción de las estructuras gramaticales del lenguaje puede estar determinada por la imposibilidad de la orientación correcta en l as relaciones espaciales, factor común para otras funciones psíquicas como el cálculo. Elaboró sobre el estudio de la afasia los principios de la rehabilitación de las funciones psíquicas superiores en: La rehabilitación de las funciones después del trauma de la guerra (1947) El problema de los mecanismos cerebrales sobre l a función reguladora del lenguaje (su otra gran función junto a la de comunicación) en el retraso mental la expuso en su libro: Los problemas de la actividad nerviosa superior del niño normal y anormal (1958). En el mismo se describen los resultados de una serie de experimentos que descubren la estructura interna del proceso a través del cual el la palabra se convierte en instrumento decisivo, tanto para lograr la selectividad como para organizar y controlar la conducta dirigida a un fin. En una serie de investigaciones publicadas más tarde con el título: El desarrollo del lenguaje y la formación de los procesos psíquicos (1959), mostró cómo cambia en su esencia la estructura de los procesos psíquicos del niño, a medida que en su lenguaje comienzan a aparecer las formas conceptuales de reflejo de la realidad. En el libro: Las funciones corticales superiores del hombre (1962) junto con El cerebro del
humano y los procesos psíquicos (1963), dedicó el análisis minucioso de la alteración de las funciones psíquicas superiores, a la teoría de los analizadores, el principio del círculo reflejo, la teoría de los sistemas funcionales, las propiedades funcionales de una neurona aislada, de los sistemas de autorregulación del cerebro, así como considerar a los fenómenos psíquicos : socio-históricos por su origen, instrumentalizados o mediatizados en su estructura y conscientes y voluntariamente dirigidos por el modo de realizarse , penetra profundamente en la comprensión de mecanismos cerebrales que determinan fenómenos clínicos como la afasia, la apraxia, la agnosia, etc. Posteriormente, describió las distintas formas de alteración del papel regulador del lenguaje en pacientes con lesiones cerebrales locales, en su obra: Los lóbulos frontales y la regulación de los procesos psíquicos (1966), Luria y sus colaboradores exponen los resultados de los experimentos que permitieron valorar el papel esencial que desempeñan los lóbulos frontales en la realización de los mecanismos verbales de regulación de la conducta. El análisis neuropsicológico de la alteración de los proc esos intelectuales se estudiaron en las alteraciones de la actividad intelectual en un grupo de pacientes con lesiones en los sectores cerebrales parietoccipitales, comparándolas con otro grupo de pacientes con lesiones en los lóbulos frontales, analizando en ellos el proceso psicológico de la solución de problemas aritméticos y se detectaron diferencias esenciales : en los enfermos con el síndrome frontal donde quedan conservadas las operaciones aritméticas elementales, se vio que el defecto fundamental consistía en la imposibilidad de seleccionar las operaciones necesarias y en realizar con la consecutividad adecuada la serie de pasos indispensables para la solución del problema planteado. En los pacientes con lesiones en los sectores posteriores de la corteza cerebral ocurre, por el contrario, que al conservar la capacidad de organizar la búsqueda de los datos necesarios y hacer el plan que conduce a la solución, fallan en ellos las operaciones parciales, imprescindibles para obtener el resultado. Estos trabajos se exponen en la monografía: El análisis neuropsicológico de la solución de problemas (1967). Junto al colectivo de sus coadjutores estudió los distintos síndromes amnésticos, que corresponden a lesiones de distintas localizaciones en el cerebro. Pudo establecer dos tipos diferentes de alteración: una que es inespecífica y afecta por igual las distintas modalidades de la memoriavisual, auditiva, motriz, etc. y que aparece presencia de lesiones localizadas en las estructuras mediales del cerebro; y otra, de modalidad específica, en dependencia de la lesión del extremo cortical del analizador correspondiente. Estos trabajos fueron expuestos en: La neuropsicología de l a memoria (1973), además, se describieron diferentes formas de alteración de la memoria inmediata y de la memoria organizada lógicamente, en las que se han establecido l os factores que actúan sobre la firmeza y la fijación de las huellas y la calidad de la reproducción. Los fundamentos de la neuropsicología (1973), Sobre el desarrollo histórico de los procesos cognoscitivos (1974), El cerebro en acción (1974) y artículos dedicados a los más variados problemas de la neuropsicología y la psicología en general, fueron escritos por Luria y además, traducidos a diferentes idiomas. En la versión al español del libro: Las funciones corticales superiores del hombre(1977) Luria incluyó un gran capítulo dedicado al esclarecimiento de l a estructura y funciones de los lóbulos frontales, demostró que cuando éstos están lesionados se producen fenómenos patológicos al fallar la regulación de los estados de activación, se pierde el control sobre l os movimientos y acciones voluntarias, desaparece la capacidad de crear programas nuevos de operaciones y acciones dirigidas a un fin y necesarios para la realización efectiva de la forma más compleja de la gnosis, la praxis, la memoria, el pensamiento. El profesor A. R. Luria dedicó su vida entera a la Psicología, la cual le debe aportes esenciales y
variados que han contribuido al desarrollo actual de esta ciencia y de otras como la Logopedia. Bibliografía 1. Luria AR. Las funciones corticales superiores del hombre.1982 2. Pérez I. Rehabilitación del trastorno del lenguaje secundario a enfermedad cerebrovascular. ISBN 959-282-30-x. 2006 3. Alexander Románovich Luria¨Microsoft Encarta¨2007. ¨Microsoft Corporation,2006 http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/rehabilitacion-logo/aleksander_romanovich_luria.pdf
SOCIOBIOLOGÍA Dr. Pedro Ortiz Cabanillas: Gestionado por la Asociación TARPUQ en reconocimiento a la valiosa y fecunda obra del Dr. Pedro Ortiz Cabanillas (1933-2011).
domingo 9 de septiembre de 2007 LA NEUROPSICOLOGÍA DE ALEXANDER LURIA Pedro Ortiz C. * No es tarea fácil comentar y mucho menos discutir la obra de alguien que dedicó
su vida a la comprensión y explicación de uno de los más serios problemas humanos, el de los déficit de las capacidades superiores del hombre causados por las afecciones del cerebro, y por ende a la explicación de la actividad cerebral en sí. Por fortuna, no es difícil valorar su obra, aunque fuese sólo como respuesta afectiva ante la mag nitud de su contribución al progreso de la humanidad. Alexander Romanovich Luria murió en 1977 a los 75 años de edad. Había trabajado en el Instituto Burdenko de Neurocirugía de Moscú, donde desarrolló casi toda la investigación clínica y experimental que después la tradujo en la teoría neuropsicológica que de inmediato se llegó a conocer en todo el mundo. Mucho antes que él había muerto Lev Vigotsky, a quien le ligaron los lazos del discípulo y cuya obra le tocó continuar. Pero si bien su maestro le dejó el esquema inicial casi completamente estructurado, es importante vincular estrechamente la Neuropsicología de Luria a la obra de Sechenov, Pavlov, Anojin, Leontiev, y por qué no a la de sus discípulos como Eugenia Homskaya. Más aún, a Luria no le fue ajena la obra de Jackson, Wernicke, Head, Teuber, Pribram, Critchley, Miller, McCulloch, Penfield, Wiener y demás fundadores de las ahora llamadas neurociencias, a quienes citó y criticó muchas veces. y es que Luria siguió una línea de pensamiento que no se puede aislar de las obra de quienes encararon aquellos problemas dentro de un esquema conceptual cuyo eje es la superación del dualismo subyacente a la relación entre mente y cerebro. En realidad, su síntesis es creadora, y la magnitud de su creación es tal que trasciende a los grandes problemas económicos, políticos y éticos del país de su época; problemas que, como ha sucedido en todas partes, de un lado alientan, y de otro limitan el desarrollo de las capacidades de las personas de toda condición. Luria, j ustamente por sus capacidades, no pudo recluirse en su mundo interno y doméstico. Como hombre universal tuvo que estar en el centro de las contradicciones sociales, haciendo tal vez lo i mposible para mantener la perspectiva de su obra dentro de un humanismo que él hubiera querido escapara de los límites que imponía el poder. La Neuropsicología de Luria no es pues sólo un paso adel ante de la Neuropsicología clásica
occidental, ni tampoco de la de su época, que es ciertamente la del presente. Por la misma razón, su propuesta no es un promedio ni mucho menos una conciliación: la suya es el desarrollo de una ciencia que, gracias a él empezó a superarse a sí misma. Y decimos empezó, porque si él estuviera aún vivo, se hubiera regodeado con las avances de la tecnología actual, de la posibilidad de ver al cerebro en imágenes funcionales, la neurona y la sinapsis analizadas hasta sus constituyentes moleculares; hubiera asistido con nuevos argumentos al debate aún vigente del dualismo: hubiera tenido mejores respuestas a las contradicciones generadas en torno a la mente y el cerebro, la cognición y la emoción, el holismo y el localizacionismo, la diferenciación interhemisférica, la afectividad humana y la motivación. Pues está claro que ya vislumbraba las sali das correctas. Infortunadamente es un sino persistente que el científico siempre estará vislumbrando respuestas a sus interrogantes. Por eso, Luria, como en su momento Ramón y Cajal, o su maestro Vigotsky, sólo pudo anticipar respuestas, muchas de las cuales n os han mostrado su solidez, aunque fuera sólo para planteamos nuevos interrogantes. Consciente de los sesgos que nos imponen las propias preferencias personales, debo reseñar los aportes de Luria, que a mi juicio, más han contribuido al desarrollo de la Neuropsicología. Es lógico que esta res eña, y el análisis y la valoración de estos aportes, no debemos hacerlos fuera del contexto de la Neuropsicología cuyo inicio a fines del siglo XVIII se atribuye a Franz Gall, y de l a Neurofisiología de su época que se remonta a Sechenov, Pavlov y Vigotsky. En efecto, Luria es, al mismo tiempo, continuador crítico de la tradición neuropsicológica clásica de Occidente, e iniciador de una Neuropsicología en la vena de Vigotsky, Bernstein,
Anojin y Leontiev. El problema central que Luria encaró desde el comienzo de su carrera
fue el mismo de siempre y, por supuesto, también el actual, el problema que Roger Sperry lo plantea muy bien cuando dijo en 1952 q ue: "La discrepanci a entre los procesos fisiológicos del cerebro y l as correspondientes experienci as psíquicas a l as que d an origen en l a concienci a, siempre ha pl anteado un desconcert ante rompecabezas a los estudiosos de l a psicologí a, l a neurologí a y l as cienci as rel acionad as. A despecho del soste nido avance en nuestros conocimientos acerca del cerebro , l a natur aleza i ntrí nseca de l a mente y su rel ación con l a acti v id ad cerebr al , ahor a sigue siendo más que un enigma, como lo fue cien años atrás" .
Este fue, en efecto, el reto que Luria afrontó, y el suyo es el intento más serio por resolver el enigma de la mente y su relación con el cerebro. Como puede comprobarse fácilmente, todos sus escritos monográficos empiezan con una rigurosa crític a a las concepciones tradicionales planteadas en los términos del dualismo mecanicista o idealista, que, a decir verdad, aún siguen vigentes. Por eso, con esa actitud científica y ética propia de los grandes hombres, analizó, y refutó en su caso, las concepciones de los científicos que más llegó a admirar. En realidad, no creemos que las técnicas psicológicas de examen y de investigación que el mismo Luria diseñó para el estudio de los enfermos con lesiones del cerebro sean lo más rescatable de su aporte, más si sus pruebas son extraídas de su contexto teórico para convertirlas en meras instrucciones prácticas, como han hecho Christensen en Dinamarca y Golden, Hemmke y Purisch en Nebraska. Lo fundamental es comprender que éstas se basan en una concepción monista del hombre y del cerebro, una concepción que si bien se la pueda tildar de funcionalista, como muchos ya lo han hecho, se ubica detro de un humanismo científico, tal vez limitado por la carencia, propia de su época, de una visión más integral del hombre, que abarcara a todos sus niveles de organización.
Por eso, partiendo de las ideas de Wiener y de Miller, Galanter y Pribram, pero en base a las ideas de Bernstein y Anojin, Luria interpreta y aplica mejor los desarrollos de las ciencias de los signos, la información y las comunicaciones. De allí que su concepción tri partita del cerebro, en línea con l a tradición de Platón y Galeno, tiene una base sistémica. Su concepto de las tres unidades o bloques funcionales del cerebro, que extiende las ideas de Anojin sobre los sistemas funcionales del cerebro es ahora aceptada, aunque en verdad sin decirlo, por prácticamente todos los neurocientíficos de occidente, y su esquema aparece en todos los textos de psicofisiología como si fueran natur ales. Es una concepción que la juzgamos fundamental para la comprensión del soporte funcional de la conciencia. Dentro de esta concepción suya, destaca su interpretación de la función de los lóbulos frontales. En todos sus textos fundamentales -"Las Funciones Corticales Superiores del Hombre", "El Cerebro Humano y los Procesos Psicológicos", y sobre todo en su conferencia del Simposio realizado en la Universidad de Pennsylvania en agosto de 1962 (Luria y Homskaya, 1964) sobre "La Corteza Granular Frontal y el Comportamiento"-, en todas estas obras, decíamos, su explicación se basa en conceptos informacionales. Su planteamiento señala que los lóbulos frontales constituyen la unidad para programar, regular y verificar la actividad personal. Aquí, sin embargo, todavía notamos la influencia de Darwin y la carencia de una teoría humanista de la emoción y la motivación, aunque, de hecho, en su libro más conocido entre nosotros "El Cerebro en Acción" (cuya verdadera traducción debería ser "El Cerebro en Trabajo") ya intuye la verdadera relación de esta parte del cerebro con estos procesos de la actividad consciente. La enorme importancia que Luria asignó al lenguaje, sin duda bajo la influencia de Vig otsky, tal vez fue la razón por la que en su trabajo de investigación acentuó la importancia del hemisferio izquierdo, un sesgo que, no dudamos al decirlo, no es una debilidad, sino el sesgo impuesto por las preferencias del investigador y las exigencias de dicho trabajo. El énfasis en la función lingüística del cerebro, que se condensa en su "Afasia Traumática" y sus "Fundamentos de Neurolingüística", no se reduce al diseño de las pruebas para el examen de los pacientes afásicos, sino, sobre todo, a la explicación de la fisiopatogénesis de los desórdenes psicolingüísticos. Aquí se nota claramente que no cae en las imprecisiones prevalentes del dualismo, y no discute si el desorden afásico es de naturaleza intelectual o simplemente instrumental. Su hipótesis acerca de "El Papel del Lenguaje en el Desarrollo de la Conducta" (título del libro respectivo), no nos presenta una mente separada del cerebro y el lenguaje, sino que plantea una explicación de la relación entre el significado de las palabras y el comportamiento objetual de la persona, que nos permite empezar a comprender el desarrollo formativo de la personalidad, aunque aquí, de nuevo, vuelve a notarse la falta de una concepción más avanzada de los procesos motivacionales y volitivos propiamente humanos. Luria sin duda cayó en la trampa de la fisiología de la motivación introducida por Freud, y esto le impidió relacionar la función cerebral y el sistema del habla con los sistemas afectivos y conativos de la conciencia. Por esta razón, la con cepción luriana es un paso adelante, pero impedida de avanzar más, sobre todo por las limitaciones conceptuales de su tiempo. Tal vez l a contribución de Luria a la comprensión de la memoria humana sea el área menos relevante de su obra. A unque aquí también el maestro del Instituto Burdenko vislumbra la verdadera naturaleza de este aspecto de la actividad cerebral, queda, sin embargo, limitado por l as propias concepciones del cognitivismo. Nos llama la atención, por ejemplo, que Luria no desarrollara la idea de Vigotsky de que "recordar es pensar". Si este hubiera sido el caso, tal vez hubiera podido definir y delimitar mejor los
procesos del pensamiento en relación con la memoria. Según parece, el haber restringido la memoria a un proceso exclusivamente cognitivo, le impidió desarrollar la línea trazada por su maestro que ya había sugerido la necesidad de explicar cómo se integran el pensamiento y la emoción. Con todo, debemos señalar que la concepción de Luria sobre la memoria humana, ya remarca la importancia de la función prefrontal, el sistema límbico y las áreas basales, así como el papel del lenguaje en la organización del aprendizaje y el recuerdo. Ya hemos hecho referencia al aspecto ampliamente reconocido, aunque ahora distorsionado, de la contribución de Luria al examen clínico, esto es, la forma tan personal como aplicó el método clínico biográfico. En efecto, puede verse que como ilustración de sus textos abundan los relatos anecdóticos acerca de sus pacientes. No hay datos estadísticos o datos de población: los datos se presentan como explicaciones acerca de historias de individuos. Sus notables biografías como "La Mente de un Nemonista", "El Hombre con su Mundo Destrozado", entre otras, nos demuestran la bondad y la importancia de la biografía clínica como fundamento del método clínico que introdujera Hipócrates y alcanzara su mayor desarrollo en la neurología de fines del siglo XIX. Por eso debemos considerar un tributo a Luria y a la Neuropsicología clásica la aparición de la revista "Neurocase" que nos muestra como el método clínico del siglo XIX vuelve en plena transición al siglo XXI, lógicamente como un enfoque alternativo al estudio estadístico de grupos. Sin duda que la investigación del caso único, tiene una finalidad que está dentro de los objetivos del terapeuta, además de ser mucho más explicativa de los procesos internos, reales de la persona. Hasta cierto punto, tal vez hemos señalado ciertas limi taciones en la obra de Luria; pero debemos hacer aquí un deslinde entre las limitaciones de la Neuropsicología de Luria y las limitaciones de la Neuropsicología actual. Creemos que mientras para la neuropsicología actual, que de hecho rige en todas las escuelas dedicadas a esta área del conocimiento, sus limitaciones son de orden metafísico -tal como lo planteara el mismo Sperry- y por lo tanto será imposible que se superen a sí mismas, incluso con la ayuda de l a tecnología más sofisticada. Las limitaciones de Luria, en cambio, fueron problemas de la historia real de la sociedad humana, de la época en sí. Por ejemplo, estoy seguro que si viviera habría podido desarrollar una teoría verdaderamente humanista de la emoción y la motivación, pues él mismo entrevió la necesidad de expli carlas y tenía definido el punto de partida. Sin duda que las circunstancias de la segunda guerra mundial, y sobre todo las contingencias políticas que vivió su país, crearon las condiciones para i nvestigar aquellos aspectos de la actividad psíquica más prioritarios, como la rehabilitación de los heridos de guerra, la educación de los adultos y de los niños, especialmente aquellos con retardo mental. Pero esta restricción del campo de su investigación, no impidió que las áreas débiles fueran columbradas con la anticipación debida y dentro del contexto de la sociedad. Por esta razón, si es que debe continuarse la obra de Vigotsky, Leontiev y Luria, habrá que escoger entre dos alternativas. Por un lado, muchos de los c onceptos y los procedimientos de investigación dejados por ellos, podrán tomarse como datos entre los cuales hay que escoger aquellos que pudieran añadirse como complemento de los vacíos de la teoría neuropsicológica actual. Por otro, si se hace justicia, tales conceptos y procedimientos deberán ser tomados como los cimientos de una concepción, de un proyecto de investigación, que tiene su propia cosmovisión y sus propios objetivos. Por lo que, si su desarrollo es posible, ya no importarán l os hiatos de la historia. Recordemos cuánto han tenido que esperar Herófilo y Gall, para imaginar cuánto tendrá que
esperar Luria para que las ciencias humanas puedan avanzar y desarrollarse corrigiendo sus posibles errores, pero respetando el objetivo original. No es pues correct o suponer, como lo hace Gardner (1987), que Luria fue fiel a occidente y que se vio limitado por el poder político de su época. Para nosotros, Luria fue más bien un bien intencionado integrador del conocimiento; respetó los aportes de la psicofisiología americana y europea, e intentó incluirla en su concepción socialista del hombre, la mente y el cerebro. Por eso, nos adherimos a la opinión de Critchley, quien al prologar el libro "Traumatic Aphasia" de Luria, cita lo que alguna vez proclamara Sydney Smith: "... mientras más lejos iba hacia el Oeste más convencido estaba que los hombres sabios vienen del Este ..."
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