In : Acorbat. Memorias XV reunión. Realizada en Cartagena de Indias, Colombia. 27 de octubre al 02 noviembre 2002. Medellín (COL) : Asociación de Bananeros de Colombia AUGURA, 2002
PÁNEL SOSTENIBILIDAD - RAÚL GARCÍA PÉREZ - VÍCTOR MANUEL MERCHÁN VARGAS
Manejo integrado de plagas del plátano y el banano íctor án Vargas * V í Manuel Merch á
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NTRODUCCIÓN
El plátano (Musa (Musa AAB) y en menor proporci ón los bananos de cocci ón (Musa ABB) y de postre (Musa (Musa AAA) AAA) son básicos en la dieta alimenticia de los colombianos e importantes para la economí a del paí s. s. Se cultivan en todo el territorio nacional desde el nivel del mar hasta los 2.000 m de altitud, en un rango de temperaturas entre 17 y 35 C. Con base en estadí sticas sticas del Ministerio de Agricultura en el a ño 2.000 el pa í s tení a sembradas 376.895 ha de plátano con una producción de 2.682.322 toneladas de las cuales se exportaron el 5.93 %. Con relación al banano en el mismo a ño se tení an an sembradas 41.086 ha en Cavendish con una producción exportada de 1.711.482 toneladas y alrededor de 50.000 ha de cultivos tradicionales para el consumo interno de Gros Michel, Pisang mas (bocadillo) y otros bananos de cocci ón. Del área cultivada en pl átano, el 87 % corresponde a cultivos tradicionales, intercalados principalmente con caf é y el 13 % a monocultivos mono cultivos tecnificados tecnificados (Rodrí guez guez et al. 2001). Con excepci ón de las áreas dedicadas a los cultivos de exportación y a los mercados nacionales exigentes en calidad, la mayor parte del área cultivada en pl átano y banano pertenece a pequeños productores, con recursos económicos mí nimos, nimos, quienes en su mayorí a practican una agricultura tradicional, en la cual el manejo de las plagas, se fundamenta en el control natural. En Colombia, dependiendo de la ubicaci ón y sistema de producción, los cultivos de plátano y banano son afectados por diferentes plagas, entendiéndose como plaga, “cualquier especie, raza o biotipo vegetal o animal o agente pat ógeno dañino para las plantas o productos vegetales ” (FAO 1997). En esta conferencia se hace una breve descripción de las plagas de mayor frecuencia e importancia económica en el pa í s, s, resaltando como °
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referencia el status fitosanitario del departamento de Caldas y las t ácticas o métodos más comunes recomendados para su manejo.
ASPECTOS DE MANEJO INTEGRADO DE PLAGAS - MIP La Agenda 21 presentada en marco de la conferencia mundial de las Naciones Unidas sobre ambiente y desarrollo, llevada a cabo en de R í o de Janeiro en en junio de 1992 consideró la contaminación por pesticidas como amenaza mayor para la salud humana y el ambiente, e identific ó al MIP como un elemento clave en el desarrollo de la agricultura sostenible. De una manera simple el MIP puede ser conceptuado como la selección y empleo inteligente del mayor n úmero posible de técnicas apropiadas, mientras no sean nocivas a los humanos, animales, plantas y al ambiente, para reducir y mantener las poblaciones de plagas por debajo de los niveles de daño económico. Actualmente el MIP tiene como fundamento b ásico una racionalizaci ón en el empleo de los productos quí micos. micos. El mal uso de estos provoca resistencia a las plagas, eliminaci ón de enemigos naturales , resurgencia de la plagas de manera m ás intensa, ocurrencia de plagas secundarias con da ño significativo en los cultivos, contaminación ambiental, riesgos para la salud de quien los aplica y para los consumidores. La filosof í ía del MIP no es la erradicación o aniquilamiento de las plagas , es decir 100 % control, sino la reducci ón de la poblaci ón de plagas por debajo de un umbral económico. Debe quedar claro que el MIP ofrece a los productores soluciones efectivas, seguras y sostenibles; su éxito se logra en la medida en que haya h aya habilidad para combinar diferentes tácticas o practicas compatibles y aplicables en el agroecosistema, basadas en principios ecológicos, económicos y técnicos (Barreto 2002 ; Frisson, 1999). Para lograrlo es indisindis-
ICA ICA Sec Secci cion onal al Cald Caldas as.. Epi Epide demi miol olog ogí a Agrí cola. cola. A.A. 876 Manizales, Colombia
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pensable disponer de suficientes conocimientos sobre las plagas, su biolog í a, h ábitos, daño, umbrales de acción, su papel dentro del sistema de producción y las alternativas que permitan prevenir o reducir su población.
PLAGAS DE MAYOR DISTRIBUCIÓN E IMPORTANCIA ECONÓMICA Sigatoka o Raya negra: Es la mancha foliar m ás destructiva que ataca el g énero Musa y es causada por el hongo ascomicete Mycosphaerella fijien- sis Morelet, cuyo anamorfo es Paracercospora fi jiensis (Morelet) Deighton. Las caracterí sticas morfológicas de los conidios y conidioforos de este estado, permiten diferenciarlo del agente causal de la Sigatoka amarilla. Los s í ntomas se caracterizan por la presencia de gran n úmero de rayas y manchas más notorias por el env és de las hojas, las cuales aceleran el secamiento y muerte del área foliar. Ataques severos de la Sigatoka dan lugar a racimos pequeños de menor peso y calidad, con maduración prematura de la fruta y aceleran la degeneración de las plantaciones. En Colombia se encontró por primera vez en Urab á en octubre de 1981. Desde entonces se ha diseminado por todo el paí s, afectando incluso cultivos localizados a 1.940 m de altitud y desplazando a la Sigatoka amarilla en la mayorí a de los cultivos de banano y plátano establecidos por debajo de los 1.200 m de altitud. La r ápida diseminación de esta plaga ha sido favorecida por medios naturales como las corrientes de los rí os mediante el arrastre hacia las orillas del material enfermo; por el viento, al dispersar el inóculo proveniente de cultivos con practicas mí nimas de manejo y por el hombre mediante la movilización incontrolada de plántulas y hojas enfermas. Sigatoka amarilla: Causada por el hongo Mycosphaerella musicola Leach (estado anamorfo: Pseudocercospora musae (Zimm.) Deighton, es endémica en la mayorí a de los cultivos de banano y plátano localizados por encima de los 1.200 m de altitud. Se caracteriza por la presencia inicial de manchas necróticas aisladas bien definidas, rodeadas a veces por un halo amarillo y luego por el secamiento y muerte de la mayor parte del área foliar. En plantaciones sin control y en condiciones favorables, los primeros sí ntomas en plantas sin parir, se presentan en sentido descendente entre las 354
hojas 3a y 5a y las manchas entre la 5a y la 7a. La distribución de las lesiones depende de la clase de inóculo. Las ascosporas inicialmente causan infecciones hacia el extremo apical de la hoja. Las lesiones originadas por conidios se presentan en lí nea a lo largo de la hoja. Los s í ntomas son generalmente visibles primero en el margen izquierdo como resultado de las esporas que impactan la hoja antes de desenvolverse. Moko o maduraviche: Causado por la bacteria Ralstonia solanacearum (E.F. Smith) Yabuuchi et al . 1996, raza 2, es diferente de la marchitez bacterial, la cual ataca m ás de 200 especies de plantas (Kelman 1997). En Colombia, el Moko fue observado por primera vez en 1954 en los municipios de Prado y Purificaci ón en el Tolima (Ram í rez 1983). A través de los años y por diferentes medios, se ha diseminado por la mayor parte del pa í s. Estudios de caracterización mediante técnicas moleculares de RFLP (poliformismo de longitud de fragmentos de restricción) han demostrado que en el paí s hay gran variabilidad en los aislamientos de la bacteria, los cuales al parecer tambi én varí an en su comportamiento epidemiológico y manejo (Granada 2001). Todos los órganos de la planta desde las raí ces hasta el escapo floral pueden ser infectados. Los sí ntomas varí an según la edad de la planta, medio de transmisión y órgano afectado. En plantas en activo crecimiento un s í ntoma inicial es el amarillamiento de las hojas m ás j óvenes de la planta seguido por marchitez y secamiento; estas hojas se doblan cerca de la unión entre el pecí olo y la base de la l ámina foliar. Los sí ntomas son progresivos desde las hojas más jóvenes hasta las más viejas. Cuando la infección ocurre a través de insectos o herramientas en el estado de fructificaci ón, las brácteas florales se secan y permanecen adheridas al raquis floral, el cual se necrosa y seca. Los frutos se amarillan y maduran prematuramente presentando una pudrición parda y seca que sólo es visible cuando se parten transversalmente. Los sí ntomas internos se reconocen en el sistema vascular de raí ces, cormos, seudotallos, frutos y raquis floral, mediante lesiones de color amarillo, pardo rojizo y finalmente negro. Elefantiasis: Este disturbio cuyo agente causal se desconoce, se ha asociado con hongos y fitoplasmas localizados en el sistema vascular, nem átodos del cormo y ectoparásitos de las raí ces, bacterias en el rizoma, desbalance nutricional y a ún
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con ataques de picudo negro (Villarraga y Castellanos 1974; Zárate 1981; Esquivel 1990). La Elefantiasis se caracteriza por engrosamiento exagerado de la cepa o cormo, arrugamiento de las calcetas que lo rodean, seguido por su rompimiento longitudinal y transversal en el punto de uni ón con el seudotallo. El rompimiento y pudrici ón de las calcetas continúa de afuera hacia adentro hasta ocasionar la caí da del seudotallo; en este estado el cormo que sobresale del suelo, presenta apariencia cónica similar a una pi ña. Al romperse las calcetas, los haces conductores se oxidan y destruyen, ocasionando amarillamiento, flacidez y muerte de las hojas correspondientes. La mayorí a de las plantas no alcanzan a producir racimos de valor comercial. Las plantas afectadas no emiten o producen pocos hijos, que se necrosan y mueren , causando la pérdida total del sitio de siembra. La Elefantiasis fue descrita por primera vez por Essed en Surinan (Stover 1972) en 1911 y luego en varios paí ses de América Central y el Caribe. En Colombia se ha registrado su presencia e importancia económica en la mayor í a de las zonas productoras de banano y plátano. Hasta donde se conoce no existen practicas efectivas que permitan la recuperación de las plantas afectadas. Se ha comprobado que el disturbio no se transmite por herramientas infestadas, pero si a través de semilla sana sembrada en suelos infestados. Para prevenir su establecimiento y multiplicaci ón se ha recomendado no utilizar semilla procedente de plantas enfermas, efectuar en forma oportuna las practicas culturales requeridas por el cultivo y erradicar todas las plantas con sí ntomas caracterí sticos en los sitios afectados (Aranzazu y Herrera 1991). Picudo negro: Cosmopolites sordidus Germar, es considerado como la plaga más importante del banano y el plátano en muchos paí ses tropicales y subtropicales. El insecto se encuentra en la mayorí a de los cultivos por debajo de los 1.700 m de altitud, siendo el pl átano más severamente atacado que el banano. En el paí s otras tres especies de Coleoptera: Curculionidae tambi én atacan al género Musa, pero su distribución y nivel de daño es menor. Las especies son: Metamasius hemipterus sericeus (Oliv.) Metamasius hebetatus (Gyll.) y Rhynchophorus palmarum L. Las larvas del Picudo negro son las causantes del daño. Se alimentan y desarrollan dentro del rizoma o cepa formando galerí as o túneles que obstruyen el paso del agua
y los nutrientes. Las galer í as son de diámetro variable, según el tama ño de las larvas y se encuentran en cualquier direcci ón interrumpiendo la conexión entre las ra í ces y el tallo, adem ás, son la puerta de entrada de otras plagas como el Gusano tornillo (Castniomera humboldti ), la Llaga estrellada (Rosellinia pepo ) y el Moko (Ralstonia solana- cearum ). La plaga puede atacar las plantas en cualquier estado de desarrollo, prefiriendo las adultas en postfloración. En las plantas afectadas hay reducción de crecimiento, amarillamiento de hojas, tendencia al desenraizamiento, volcamiento de los seudotallos, formación de colinos orejones o de bandera, muerte de plantas j óvenes, prolongación del ciclo de producción y reducción en el rendimiento por disminución en el número, tamaño y peso de los racimos. Los ataques m ás severos se producen en plantaciones viejas, debilitadas por sequí as, falta de nutrici ón y ataque de otras plagas. Plantaciones sin mantenimiento son propicias para la multiplicaci ón del insecto, el cual se adapta mejor en ambientes húmedos y oscuros. Los adultos normalmente salen de noche para alimentarse de residuos vegetales en descomposici ó n y ovipositar. Se movilizan a cortas distancias, rara vez vuelan, son de movimiento lento y simulan estar muertos al ser perturbados. Gusano tornillo : El Castniomera humbol dti Boisduval, aunque es una plaga de gran importancia en varias regiones del pa í s, no ha merecido mayor atención, especialmente en cuanto a su manejo por parte de los investigadores. Los adultos son mariposas grandes con alas anteriores de color caf é, con una banda blanca que las atraviesa diagonalmente y 5 manchas pequeñas, circulares blancas en el extremo; las alas posteriores de color caf é tienen un tri ángulo blanco en su parte posterior (Londoño 1997). Los daños a manera de perforaciones, con producción por las planta de una masa gelatinosa, son ocasionados en los cormos y seudotallos por las larvas que pueden alcanzar tamaños hasta de 7.5 cm de longitud. Las larvas jóvenes se alimentan de las calcetas externas de los hijuelos o colinos; a medida que crecen avanzan hacia el cormo y por el centro del seudotallo, formando galerí as que pueden impedir formación de racimos. En ataques menos severos las plantas muestran poco desarrollo, hojas amarillentas, reducción en la productividad y mayor susceptibilidad a volcamiento por acci ón de los vientos. 355
STATUS FITOSANITARIO DEL DEPARTAMENTO DE CALDAS Debido a que la mayor parte del plátano y banano que se cultiva en Colombia se produce en las regiones andina e interandina, en la Tabla 1 se presenta como referencia de lo que ocurre en el pa í s, el estado fitosanitario determinado mediante encuestas-diagnóstico en dos zonas productoras del departamento de Caldas (Magdalena medio y zona central cafetera). Las encuestas fueron realizadas por la I.A. Lina Mar í a Gómez. En el Magdalena medio se encuestaron 116 predios localizados entre los 160 y 900 m de altitud, la mayorí a de los cuales dedicados a la producción de “Cachaco” (Musa ABB) y pl átano Hartón ; en la zona cafetera se visitaron 187 fincas cultivadas bajo diferentes sistemas de producci ón con plátano Dominico Hart ón , Dominico y banano Gros Michel entre 1.170 y 1.840 m de altitud. Para determinar la prevalencia (porcentaje de fincas afectadas) e incidencia (porcentaje de plantas u hojas afectadas por cada plaga), se evaluaron 6.021 plantas de una poblaci ón de 49.479 en los predios del Magdalena medio y 18.680 plantas de un total de 208.060 en la zona cafetera. En la primera región el 48.4 % correspond í a a monocultivos y el 52.6 % a cultivos intercalados principal-
mente con maí z y cacao, mientras que en la segunda zona, 95.7 % de los cultivos se encontraban intercalados con caf é y el 4.3 % como monocultivos. Por el conocimiento que se tiene sobre dispersión, comportamiento, pérdidas y costos de mane jo, se consideran como plagas de mayor importancia para la zona del Magdalena medio, el Moko, el Gusano tornillo y la Sigatoka negra, mientras que para la zona cafetera, la Sigatoka negra , la Sigatoka amarilla, el Picudo negro y la Elefantiasis. Con respecto a los insectos comedores de follaje representados por los g é neros: Oiketycus, Caligo Opsiphanes y Sibine , aunque están presentes en la mayorí a de los cultivos, el da ño que causan por lo general es mí nimo.
TÁCTICAS DE MANEJO INTEGRADO La planeación y ejecución de un programa MIP en musáceas además del conocimiento inherente con las plagas que se pretenden manejar tiene que estar ligado entre otros factores con : Variabilidad genética del hospedero ; sistema de producción ; tamaño de la explotación ; ubicación geográfica, fisiográfica y altitudinal de los cultivos; clase del producto a comercializar (convencional, org ánico, fresco, procesado) y mercado final de la produc-
Tabla 1. Estado fitosanitario de los cultivos de plátano y banano en el departamento de Caldas (julio – diciembre 2001) Plaga
Fusarium oxysporum f.sp. cubense M ycosphaerella fijiensis M ycosphaerella mu sicola Rosellinia spp. Erwinia chrysanthemi p.v. paradisiaca Ralstonia solanacearum Castniomera humboldti Cosmop olites sor didus M etamasius spp. Insectos comedores de follaje Vi rus del mo saico d el pepin o Vi rus del mosaico del banan o Elefantiasis * S.I : Sin Información.
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Mag dalena medio Prevale ncia 4.3 100.0 0 0 5.2 10.3 65.5 20.7 1.7 71.6 1 0.3 1 .7 6 .0
In cidencia 0.3 30.1 0 0 0.4 2.6 4.9 0.8 0.4 6.3 0 .7 < 0.1 0 .3
Zon a cafet era Preva lencia 0 7.0 93.0 0.5 4.3 0 0 80.2 S.I* 75.4 2.7 2.7 3 2.1
Inc idencia 0 24.2 18.7 < 0.1 < 0.1 0 0 3.9 S.I 30.7 < 0.1 < 0.1 < 0.1
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ción. En áreas libres el manejo directo de las plagas está dirigido a prevenir y evitar su ingreso y diseminaci ón, mientras que en áreas endémicas se busca reducir las fuentes de infecci ón e infestación y las tasas de multiplicación lo cual se puede alcanzar mediante la aplicaci ón individual o combinada entre otras de las siguientes t ácticas de control: legal, cultural, biol ógico, mecánico o f í sico, etológico genético y quí mico.
CONTROL LEGAL Este tipo de control acompa ñado de campañas de erradicación ha sido una herramienta importante para evitar la diseminaci ón del Moko hacia áreas libres productoras de banano y plátano. En la actualidad el ICA en convenios con AUGURA y ASOHOFRUCOL adelanta proyectos de detecci ón y erradicación de plantas enfermas en las zonas bananeras de Urabá y Magdalena y en las áreas productoras de plátano de los departamentos de Caldas, Meta, Quind í o, Risaralda, Tolima y Valle del Cauca. Al detectarse la presencia del Moko se ha aconsejado poner en práctica (Granada 1997) las siguientes recomendaciones: Erradicar las plantas afectadas y las vecinas en un radio de 5 m. Esta labor es dispendiosa, costosa y delicada, por cuanto de la metodologí a empleada depende que se eliminen o se incrementen los focos. Los racimos infectados se cubren con bolsas plásticas cerradas para evitar contaminaci ón del suelo por lavado bacterial. En ningún caso las plantas se deben fraccionar o repicar sin haberlas tratado previamente. Las plantas a eliminar se inyectan en el seudotallo con una solución de Glifosato al 20 % del producto comercial; la cantidad a utilizar por planta depende del tamaño de la misma, pudiendo variar de 5 a 50 cc inyectando el seudotallo en forma helicoidal. La planta se deja morir en el sitio sin perturbarla, lo cual ocurre en 20 - 30 dí as, una vez seca se puede quemar. El área erradicada se demarca con alambre de púas o una cinta pl ástica para evitar la libre movilizaci ón de personas. A esta área cuarentenada sólo puede entrar el personal entrenado encargado de su manejo. Cuando el área es pequeña, se mantiene libre de arvenses o malezas utilizando preferiblemente tratamiento qu í mico. Áreas grandes erradicadas (> 0.5 ha) se resiembran con otros cultivos no hospederos de la bacteria, como yuca, maí z y fr jol. í Si los sitios erradicados con Glifosato, se desean resembrar con musáceas,
tanto los residuos de las plantas repicadas en trozos pequeños como el suelo se tratan con formaldehí do al 46 %, utilizando 500 cc por sitio distribuidos en 3 o 4 hoyos de 5 cm de diámetro por 40 a 50 cm de profundidad. Luego se procede a cubrir el área tratada con un pl ástico por espacio de 15 a 30 dí as. Al cabo de este per í odo, se retira el plástico, el suelo se remueve para airearlo y después de dos semanas se hace la nueva siembra (Belalcázar et al. 1991). La herramienta, zapatos, maquinaria y en general todo material que haga contacto con suelo y plantas infectadas, se debe desinfestar con productos como Hipoclorito de Sodio al 1 % de i.a o creolina (aceites creosotados) al 3 % de i.a (Granada 1997).
CONTROL CULTURAL Consiste en la manipulaci ón deliberada del ambiente, con el fin de hacerlo menos favorable al desarrollo de las plagas; incluye todas aquellas practicas que favorecen el cultivo, como selecci ón de semilla, deshije, deshoje, fertilización y control de malezas entre otras. En la Tabla 2 a manera de ejemplo se muestra la adopci ón de estas practicas en zonas productoras de Caldas. Tabla 2. Porcentaje de adopción de prácticas culturales en el manejo integrado de plagas de banano y pl átano en el departamento de Caldas (julio - diciembre 2001) Práctica Extracci ó n semilla de la finca Eliminaci ón r a íc es de semillas Eli m . ra í ces de semilla + qu í m ic o Empleo de trampas Deshije Deshoje* Desguasque Destron que Desyerba Desbello te Embolse Fertilizaci ó n Fertilizaci ó n org án ica Fertilizaci ó n qu ím ica Fertilizaci ó n org án ica +qu í mica Empleo de fungicidas Empleo de herbicidas Empleo de insecticidas
Magdalena medio 50.0 69.0 7.8 0 93.1 93.1 89.7 89.7 96.6 38.8 0 56.9 37.1 8.6 11.2 0 1.0 3.4
Zona cafetera 80.2 59.9 31.0 3.7 96.3 98.4 96.8 95.7 98.9 46.5 1.6 81.3 42.8 12.3 26.2 1.6 9.1 4.8
* 12 o más deshojes al año, Magdalena medio = 19.0%, Zona cafetera = 10.7%
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En el caso de pat ógenos foliares, las labores de cultivo deben estar dirigidas a disminuir la humedad excesiva dentro de la plantaci ón, especialmente la mojadura foliar, para lo cual se deben construir drenajes, evitar los riegos por aspersi ón al follaje y regular el n úmero de plantas por unidad de superficie a través de un correcto espaciado y destronque. Para tener cultivos sanos y productivos se recomiendan las siguientes practicas: Semilla sana: Como la semilla es el medio m ás favorable para la diseminación de plagas, al establecer nuevas plantaciones se debe emplear semilla propagada in vitro o convencional proveniente de plantaciones certificadas por el ICA. Se recomienda emplear colinos para siembra provenientes de plantas sanas, vigorosas y buena productividad, ojalá de la misma finca o fincas vecinas. Para un manejo adecuado del Picudo negro, los cormos una vez extra í dos se revisan, eliminando el tejido con vestigios de galer í as, a mayor tamaño de cormos es factible encontrar mayores da ños y estados biológicos de la plaga; es conveniente sembrar los cormos seleccionados el mismo dí a de la extracción previo tratamiento con un repelente como la creolina o especí fico al 5%, o conservarlos en sitios cerrados fuera del alcance de los insectos adultos. Bajo ning ún motivo debe dejarse durante varios dí as en los lotes semilla sin sembrar, pues puede reinfestarse con nuevas posturas. Densidad de siembra: Con altas densidades de siembra, similar a lo que ocurre en cultivos bajo sombra, al reducirse la cantidad y duraci ón de la mojadura foliar se ha rebajado la severidad de la Sigatoka, En condiciones óptimas para la Sigatoka amarilla en pl átano Dominico Hart ón bajo dos densidades de siembra (1111 y 2222 plantas/ha) y dos métodos de manejo (tratamiento qu í mico y libre infección) no se encontró que la plaga afectara el tamaño y peso de los racimos, mientras que la densidad si tuvo un efecto determinante sobre la producción, cosechándose 17.4 ton/ha en la menor densidad contra 33.8 ton/ha en la alta. Deshoje fitosanitario: Consiste en la eliminación parcial (despunte) o total (deshoja) de hojas agobiadas y manchadas o necrosadas. Para el manejo de las Sigatokas, la eliminaci ón del tejido manchado no sólo reduce el inóculo potencial sino que también contribuye a ser m ás efectivas las aspersiones de productos quí micos. Tradicionalmente se ha recomendado solo la eliminación cí clica 358
de las hojas secas y dobladas. Esta recomendación es inapropiada debido a que la mayor cantidad de inóculo de origen conidial y ascosp órico se producen durante el tiempo que las hojas enfermas permanecen parcialmente verdes y erectas. Al eliminar las hojas los cortes se hacen en la base del limbo dejando parte del peciolo, sin causar heridas al seudotallo. En fincas con bacteriosis (Erwinia spp.) se tiene que desinfestar las herramientas. La frecuencia y grado de eliminaci ón del área foliar manchada depende especialmente del estado de desarrollo del cultivo, de las condiciones clim áticas y del grado de severidad de las Sigatokas. En diferentes experimentos realizados en la zona cafetera se ha determinado que la defoliaci ón puede ser drástica antes de la diferenciaci ón floral, aproximadamente durante la tercera parte inicial del ciclo de producción, perí odo durante el cual la planta requiere sólo 6 hojas sanas; y m í nima en los dos meses anteriores a la floraci ón, fecha en la cual la planta debe mantener un m í nimo de ocho hojas sanas. Luego la planta puede perder la hoja más bajera cada dos semanas sin que se afecte el peso ni la calidad de la fruta producida. Las hojas eliminadas se dejan sobre el suelo, en medio de los surcos y con el env és hacia abajo. Aunque el autor no lo ha comprobado experimentalmente, sin embargo desde hace varios a ños ha observado que en condiciones climáticas ideales para la Sigatoka negra la intensidad de la misma es significantemente menor en cultivos con regulaci ón de sombrí o que en los establecidos a libre exposición. En la actualidad CORPOICA adelanta una investigación al respecto (Fabio Aranzazu, comunicaci ón personal).
CONTROL BIOLÓGICO Experimentalmente bajo condiciones controladas se ha encontrado buen control de la Sigatoka negra al utilizar organismos antag ónicos productores de quitinasas como Bacillus cereus y Serratia entomophila (Orozco-Santos, 1998). Similar respuesta se ha obtenido al aplicar sustratos foliares provenientes de diferentes plantas (Arciniegas et al. 2002 ; Patiño y Bustamante 2002). A nivel de campo la Sigatoka se ha venido controlando con aparente éxito al utilizar en banano, lixiviados de lombricompuesto (Betty Nobmann, comunicaci ón personal) y en pl átano lixiviados del raquis del mismo cultivo (Silverio Gonz ález, comunicación
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personal), los cuales a su vez han sido más efectivos que los fungicidas quí micos para el control en rosa de Sphaerotheca pannosa var. rosae (Álvarez et al. 2002). En condiciones naturales el Picudo negro también tiene enemigos que se deben aprovechar dentro de un manejo integrado de la plaga. Entre los controladores sobresalen los cole ópteros Hololepta quadridentata, Alegoria dilata y diferentes especies de Dactylosternum , las hormigas del género Camponotus y varias especies de Der- maptera, familia Forficulidae , los hongos entomopat ó genos Beauveria bassiana y Metarhizium anisoplae y el nem á todo entomopar á sito Steinermema carpocapsae (Garcí a et al. 1994 ; Merchán 1995 ; Castrillón 2000). El empleo de hongos entomopatógenos parece ser una ví a sencilla y accesible a los cultivadores de pl átano, tal como lo demuestra la experiencia de los cafeteros en el control de la broca. Estudios de laboratorio determinaron que cepas de B. bassiana y M. anisoplae aisladas de la broca del cafeto (Hypothenemus hampei) indujeron 100% de infecci ó n, esporulació n y muerte en adultos de C. sordidus , por lo tanto las cepas utilizadas para el control de la broca también pueden emplearse en el control del Picudo negro. En condiciones de campo al utilizar la misma cantidad de in óculo por trampa resultó ser más efectiva la forma de aplicación en masa (crecimiento de entomopat ógenos en granos de arroz esterilizados) que en suspensión. Con ambos entomopatógenos, los mayores porcentajes de infecci ón por encima del 40% se registraron con aplicaciones semanales en dosis de 30 g de inóculo-masa/trampa. Recientemente en condiciones de laboratorio se ha comprobado el efecto biocida de extractos obtenidos de semillas de anón (Annona squamosa) y hojas de pringamoza (Jatropha sp.) sobre adultos de Cosmopolites , con respuesta similar a la lograda con el insecticida Carbofurán (Gómez y Soto 2002).
CONTROL MECÁNICO Como los picudos son atraí dos por exudaciones de cepas y seudotallos, se utilizan porciones de éstos a manera de trampas para capturarlos y reducir la población. Para la fabricaci ón de las trampas se utilizan mediante diferentes arreglos cepas y trozos de seudotallos frescos dispuestos permanentemente a trav és de la plantaci ón en número de 20 a 25/ha. En las trampas los adultos
migratorios se pueden recoger y destruir regularmente en forma manual o ser infectados mediante la adición de hongos entomopatógenos, o ser envenenados con el empleo de insecticidas, como el carbofurán, cuyo uso sin aparente justificaci ón predomina en la mayorí a de los cultivos tecnificados de la zona cafetera. Las trampas se deben renovar y repicar, en frecuencia semanal las de seudotallo y cada dos semanas las de cepa. Al parecer por factores de tigmotropismo, las trampas de cepa son más atractivas para el Cosmopolites que las de seudotallo, las que a su vez atraen preferentemente Metamasius spp.
CONTROL ETOLÓGICO Consiste en la utilizaci ón de sustancias que alteran el comportamiento de los insectos. Dentro de ellas para el control de picudos han sido utilizadas con éxito las feromonas y los repelentes. En el primer caso se ha comprobado la eficacia de “Rincophorol ”, “Metalure” y “Cosmolure ” (Merchán 1995; Tinzaara et al. 1999 ; Martí nez y Canal, 2001) y en el segundo la acción repelente de la creolina o especí fico en soluciones comerciales superiores al 3%.
CONTROL GENÉTICO Desde el punto de vista de reducci ón de costos de producción y de saneamiento ambiental, el empleo de variedades resistentes es una de las mejores alternativas que tienen los productores para enfrentar las diferentes plagas. Como alternativa de producción o de solución ante la diseminación de la Sigatoka negra, el gobierno nacional a través del Instituto Colombiano AgropecuarioICA, durante un año a partir de junio de 1995 distribuyó entre instituciones oficiales y privadas en 187 municipios de un total de 1.106, para su evaluación y multiplicación desde el nivel del mar hasta los 2.000 m de altitud alrededor de 39.000 plántulas micropropagadas in vitro de los bananos FHIA 1, FHIA 2, FHIA 3 (banano de cocci ón) y los plátanos FHIA 21 y FHIA 22. Los h í bridos resistentes mencionados difieren principalmente de las variedades tradicionales en: apariencia, tama ño, sabor, textura y per í odo de conservación en postcosecha. Estas caracterí sticas aunadas a falta de programas apropiados de divulgación y transferencia, han incidido para que en la mayor í a de las áreas productoras, los citados materiales no se 359
hayan multiplicado como se esperaba, ni hayan tenido buena acogida entre los productores y comercializadores.
CONTROL QUÍMICO Es la táctica más utilizada y costosa empleada para el manejo de la Sigatoka negra en cultivos destinados a la producción de fruta para la exportación y para mercados nacionales exigentes en calidad. El a ño anterior el n úmero de ciclos de aspersión controlados por Unibán en la zona bananera de Urabá fluctuó entre 19 y 29 (Miguel Zapata, comunicación personal), siendo el número ligeramente inferior en las explotaciones plataneras del Quindí o y Risaralda donde se ha adoptado con pocas variaciones la tecnologí a del banano de exportación. En el a ño 2001 los ciclos aplicados por Unibán en Urabá correspondieron en porcentaje a los siguientes grupos de fungicidas: Benzimidazoles 4.0, Estrobilurinas 12.2 ; Dithiocarbamatos 14.7, Triazoles 19.8, Nitrilos 24.1 y Morfolinas 25.2 % Para racionalizar el empleo de productos quí micos y reducir los costos de producci ón y la contaminaci ón ambiental se ha sugerido efectuar las aspersiones a partir del conocimiento que se tiene sobre el efecto de variables bioclim á ticas en el progreso de la Sigatoka (Merchán 1996 ; Orozco-Santos 1998; Gómez L. A. ; Castaño J. 2001), sabiendo que el verano o estación seca es el mejor control natural de las Sigatokas.
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