SDCIOIOGIA DEl DESARROllO RURAl ·
"' 438 vos y políticas desarrollan a trav&s de mecanismos propios, una visión jer&rqulca del mundo, donde existe un grupo social minoritario que detenta el control y otro ma yoritélrio sometido y controlado. Cuando estlil mayoría de~ cubre "las trampas" de los mecanismos ideológicos e intenta sobreponerse a ellas, intervienen los mecanismos re últimos" de esta sociedad capita=-:1prosi i s ta vo s , "guardiánes ·
"Hijos de Dios", "Evangelistas", etc. Pero estas se~ tas representan a menos del 1% de la población y ti~ neo poca injerencia en la vida real de la comunidad. Estas sectas se dejaran de lado por ahora y se centra este apartado en la iglesia católica.
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Gramsci, A. 1975. E.t tila..tvUa.e..t6JU.co y fu ó-t R.oM6.f.a. de Be.nedeA;,to C.twce. Néxico, Juan Pablos Edi tor.
LOS TRABAJADORES ASALARIADOS DE LA PLANTACION CITRICOLA DE N.L. Luis María Gatti y Graciela Alcalá*
Estamos conscientes de los límites que se imponen al presente trabajo, por el hecho de que no sea el campesino mismo quien investiga, en el presente caso, su propia rea lidad, Este estudio se hace por un grupo de antropólogos (limite de clase social). Sin caer en el extremo de un habermas, que niega la posibili dad de cualquier investigación fuera de su propia cla se social, para este tipo de trabajo, es indispensa~ ble analizar críticamente la propia posición de clase y la visión del mundo . inherente a ella. La convivencia inmedi a ta era el recurso metodológico primordial, complementado por entrevistas dirigidas y'guiadas a personas seleccionadas; encuesta en base a mu e stras escogidas al azar; observación directa y participante; datos oficiales de tipo económico; político; demogr&fico y fuentes históricas. Ambas forman el Estado en su sentido amplio, caracte rizado por consenso y coerción, mientras que la so= ciedad política corresponde al Estado en su sentido restringido que se llama aqui para evitar confusiones, gobierno. Existen tambi~n diferentes sectas
protesta~tes
En ' este trabajo(l) nos proponemos analizar la fuer za de trab a jo utilizada por el complejo agro-indu s tridl de la plantación citrícola de Nuevo León. Para esto, te nemos que describir someramente .las diferentes tareas eñ que se emplean los distintos tipos de traba ja dores, tr~ tai de caracterizar a estos trabajadores en función de las formas de inserción en la producción, de su historia como clase y de su situación de clase en la formación so cial.
La,plantación citrícola de Nuevo León La plantación citrícola de Nuevo León es el resulta do histórico social de una profunda transformación, que hacia principios de siglo fue impulsada por unavieja cla se de terratenientes que, en forma pionera, consiguió iñ tegrar verticalmente la producción y elaboración de cítr}: cos, destinados desde su concepción al mercado estadouni dense. En este sentido difiere profundamente de otras I reas frutícultoras del país, controladas desde la ·nlismñ producción por empresas transnacionales (la fresa, por e jemplo). -
como • CIS·INAH y UANL •t..- ., ·1.
.. 440 El cultivo de citricos reemplazó r¡pidamente al de la caña de azúcar con que se elaboraba piloncillo orientado a abastecer el mercado interno, básicamente el de las &reas mineras de Coahuila. En lasmárgenes irrigadas por los ríos Pil6n y Ramos y en una franja que sigue el trazado de la carretera entre Monterrey y Cd. Victoria, Tam proliferaron las ltuvtút~; explotaciones tecnificadas segGn el modelo tomado de la citricultura de Florida y California. Hacia la d~cada de los 40, la burguesía a graria regional pasa a invertir sus ganancias en empacado ras, jugu~ y gajekaó, industrias todas montadas para satisfacer las exigencias t~cnicas, sanitarias y de cali dad determinadas por el mercado estadounidense-canadien se y, posteriormente, europeo y japon~s. lloy, esta burguesía agro-industrial controla también el mercado interno y fija precios a la producci5n en to dos los estados de la república, incluso en Veracruz que es el principal productor(2), La casi totalidad de las tareas desvlegadas a lo lar go del ciclo agrícola e industrial en 1~ plantación están basadas en el uso de fuerza de trabajo (f:t.) asalariada (3). El mayor contingente es el que trabaja en la pizca de lo naranja, actividad que se desenvuelve entre octubre y moyo, escalonando la cosecho de diversas variedades: temprana, mandarina, toronja y valencia. Sigue en volu men el grupo formado por los trabajadores "industriales11 de las empacadoras, jugueras y gajeras; la actividad de fstos cubre un período mayor pero aleatorio, pues estas "fábricas" elaboran también cítricos procedentes de Vera cruz, Snn Luis Potosí y Tamaulipas; piña de Oaxaca, ciru; la de Colima, etc., y finalmente, el grupomenosnumeroso es el de los trabajadores permanentes de las huertas dedicados a las tareas de mantenimiento, riego, poda, apli cnciGn de fertilizantes y plaguicidas, etc. Los pizcadores Es difícil estimar la cantidad de trabajadores invo lucrados en esta actividad; nuestras informaciones, más o menos precisas segGn los municipios, indican que hay al
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rededor de 2,500 a 3,000 pizcadores en toda el área, aun que no todos trabajen simultanea ni regularmente a lo lar go del periodo de labores~ Tienen básicamente un doble origen: por un lado los que provienen de los ejidos cercanos y por otro los "po sesionarios urbanos" de las cabeceras municipales. Los primeros son hijos de ejidatarios que, como fuerzade tra bajo, exceden estacionalmente a las necesidades de cuida do de las parcelas; también es frecuente encontrar entre los pizcadores a titulares de parcelas, que complementan con el salario recibido los ingresos originados en la a gricultura ejidal (tanto comercial como "de subsisten cía"), y los provenientes de las distintas actividades de su g.ltupo domMUc.o (venta de f. t. de los hijos e hijas, venta de productos del ~otalt y autoconsumo de los mismos: puercos, gallinas, vacas, etc.), Finalmente, hay un gru po menor, los ave.Wl.da.do~, nombre que reciben los hijos o parientes próximos de los ejidatarios que v-iven en el ejido sin tener parcela; los avecindados son esencialmen te asalariados eventuales, trabajan tanto en la pizca de la naranja como en los ranchos ganaderos, en la siembra y cosecha de cártamo y otros ·cultivos comerciales, en la construcción y "en lo que se ofrezca". "Trabajamos a como cayera. No es que estemos más dispersos, pero, ¿cómo diría yo?, toda~ sa gente que por ahi está, son gente de las orillas, de los ranchos, vienen de los ejidos casi puro ejidales, toda esa gente"(4). Los po.6e6-ÚJfWJÚO~. Wtbano~ siguen llamándose así a p~ sar de que lo normal es que sus "posesiones" est~n regu la rizadas por las autoridades municipales. No pasa mucho tiempo entre la instalación o ampliación de una colonia (en realidad: un ba/{}t.{.o), y el momento en que las distin tas fuerzas políticas (todas "oficiales") consiguen de los alcaldes el arreglo de la situación, previo pago del terreno que ocupan. En general carecen de todos los se~ vicios, siendo la luz el primero y único que suelen t~ ner. Provienen de las haciendas y ranchos que expulsaron a sus trabajadores en el proceso de cambio de la actívi_ dad azucarera a la citrícola; tienen sus "derechos a sal
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vo", pero ninguna posibilidad de conseguir una parcela en el área. Dispersan el trabajo de sus grupos domésticos en una multitud de tareas, no siempre asalariadas, y com plementan sus ingresos con "ayuda" que reciben de sus pa rientes en los ejidos o "del otro lado". Lo mismo qu; los ej idatarios, son un grupo importante en 1'a composi ción de los emigrantes "indocumentádos" a E.E.U.U. y to dos ellos tienen parientes, amigos y vecinos ya asentados "del otro lado". Obviamente, usan estas relacionesen to do lo que pueden para facilitar la migración, conseguir empleo, cambiar de trabajo, etc. Dentro de este segundo grupo, hay algunos pizcadores "profesionales", hombres que solamente trabajan en la pi~ ca de la naranja, movi~ndose por un espacio que incluye las áreas citrícolas de Nuevo León, Tamaulipas y Veracruz. Esto supone un trabajo extremadamente duro, pues d~ben "ahorrar" durante el período de trabajo para poder "agua!!_ tar" los cinco meses de desempleo.
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firme con los compañeros. El jefe de, cuadrilla, que es un trabajador m&s, ~s quien se encarga de reunirlos hombres cuando el trabajo es solicitado; de controlar el peso de lo pizcado; de recibir el dinero y repartirlo entre sus compa5eros. En la temporada 77-78, el promedio que esti ruamos de salario es de alrededor de 200 a $ 250.00 día= ríos, los d!as en que se trabaja(S), Las cuadrillas se integran, con variantes locales, con un mínimo de siete y un m&ximo de quince trabajadores; cuando se trata de pizcar en otros estados o muy lejos del lugar de reside~ cía, el contingente de trabajadores se integrageneralmen te con dos o-tres cuadrillas completas, que sólo ocasi~ nalmente incorporan trabajadores aislados. Los asalariados "industriales"
La cantidad de trabajadores de las empacadoras es li geramente inferior al número de pizcadores (2,000), pero más concentrados, pues se reparten entre las 30 empacado doras de la zona citrícola de Nuevo León. Es una fuerz-;t de trabajo mayoritariamente femenina que reconoce un gra do bastante simple de división del trabajo. También es mayoritariamente joven es frecuente encontrar "empacadoras" a partir de los 14 años e incluso niños que ayudan en limpieza y acm,reo. Su origen es semejante al de los pizcadores y,,a pesar de lo que ellas mismas consideran, el trabajo es tan "eventual" como el de aquellos, pues aunque permanezcan más tiempo con un solo patrón, el trabajo no cubre más que nueve meses del año. No entraremos en más detalles acerca de estos trabajadores, a quienesya hemoo analizado arteríormente (6). Hay, sin embargo, un fenómeno que quisiéramos destacar: el trabajo en las empacadoras es un buen "antecedente" laboral para conseguir trabajo en las rna.qtU.ta.dotut6 de la frontera con EE. UU, Se observa en ésto un proceso de transferencia de fuerza de trabajo, pues el objetivo de ir a la frontera v.gr.: Rey nosa no es estrictamente el de trabajar en las maquilado ras; emplearse en ellas significa conseguir un certifica do de residencia y trabajo, papeles indispensables para obtener "la mica" y poder pasar "al otro lado" sin recu-
La tarea de los pizcadores consiste en recolectar la fruta del árbol y echarla en los c.olotu, que, llevados a las sendas serán descargados en las C.a!Ute.:taó¡ éstas saca rán las frutas hasta los caminos vecinales donde espera'ñ' los camiones, de allí llegarán a las empacadoras. "Un a cabadcro de ropa" es una tarea dura, pues las ramas secas razgan hasta la piel,ademús ellos mismos deben llevar los instrumentos de trabajo, colote y escalera son indispen sables y quien no los posea debe alquilarlos en los nego cios que tienen especialmente para estos casos. En gen; ral dichos negocios son pequeñas tiendas situadas en las proximidades de los "merca
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rrir a traficantes (coyotes) de fuerza de trabajo. Este procedimiento permite a las maquiladoras (e indirectamen te a las empacadoras) mantener salarios mínimos o por de bajo del mínimo, a costa de un reciclaje permanente de ia fuerza de trabajo.* Las relaciones laborales estin fuertemente cargadas de pnternolismo y claramente personalizadas, lo que cona tituye un factor fundamental para la sindicalización de los trabajadores. De hecho, ni los sindicatos "rojos" (CTM) ni los "blancos" (patronales) entran en una empaca dora sin acuerdo previo entre patrones y dirigentes sin-: dicnles. Mfis de la mitad de las empacadoras carecen de sindicato, unas pocas tienen sindicato "blanco" y otras menos "rojo". Los salarios, tomando en cuenta un promedio anual sobre los meses trabajados, oscilan entre 900 y 1,300 pe sos mensuales según la posición en el proceso productivo (empacadora, apuntadora, seleccionadora, etc.).
Los empatronados
Los empa~onadoó son los obreros permanentes de las huertas, se alegran de las mejoras que ven en la huerta como si fuera propia; estin absolutamente seguros de las bondades de su posición asalariada y hacia ellos se diri ge.ahora, un esfuerzo deliberado de áindicalízación. P~ demos decir sin dudas que, debido a las entradas seguras y regulares (7) que tiene este grupo, y al "préstamo" de tierras que los patrones les hacen para que siembren sus cultivos de subsistencia, su posición económica es ligeramente mejor que la de los eventuales urbano-ejidales y que la de los asalariados "industriales". Se dedican a mantener las huertas "en buen estado" durante todo el a~o. lo que implica que algGn d!a pueden •
l.n posibilidad do encontrar trabajo en los E!',UU .• croa espectatlvas en estos trabajadores. lo quo explica quo so pas
ser deshierbadores, o removedores detierra abrecanales, etc., en fin, siempre dispuestos a que la tierra del patrón produzca. Están orgullosos de ser empa.tltottadoó, termino con el que se autodesignan, Comentan de los cam pesinos que prefieren la inseguridad y "la batalla" (por la subsistencia, por el sustento de la familia) y aseguran que los patrones son "buenos" con ellos y "hasta nos han metido al segu'.O, que si no, nos moríamos sin ver a un doctor". Se les paga e' salario ~ínimo, $ 600.00 por semana (marzo 1979), y se les "presta" una pequeña parcela de una o dos hectárea13 en el temporal de la huerta, "de la que el patr5n no se queda con nada''. Los que tienen carreta y yunta las 1 entan y se emplean ellos mismos como carreteros, es dec:ir, como los encargados de sacar los cí tricos que se han pizcado a los caminosvecinales. Con e; to logran otro ingreso para 'la familia, ~in contar con la "expulsión" de algunos de sus miembros, "exportados" a Reynosa para de alli conseguir pasar a EE.UU.)(B), En realidad, es una fuerza de trabajomínima, ya qu~ v.gr.: tres personas desempeñan todas las tareas (excepto la pizca), de huertas de 7 a 15 mil irboleslo que puede, equivaler a unas 1,200 ha. Las huertas son llamadas por ellos y el resto,de los componentes de las clases subol ternas, hacienda, patentizándose así, la,doble relací5ñ que tienen con los patrones y con la tierra. Si bien es cierto que la producción es capitalista, no es menos cier to que las relaciones de prod~cción muestran claros resi bios pre-capitalistas que persisten en la zona,
Salario y clases sociales Hemos mostrado ya que los trabajadores de la planta ción citrícola son casi exclusivamente asalariados. 1~ que equivale a decir que las relaciones da producci&n en ella son capitalistas. Sin embargo, creemos que esto no es suficiente para caracteri~ar a estos trabajadores asa lariados, como un prol~tariado en sentido estricto. Desde un punto de vista puramente económico, est~ claro que ni los pizcadores ni los trabajadores "indu~
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trinles'' obtienen del salario recibido lo necesario para la supervivencia. En todo caso, este salario recibido es sólo un .6a.R.M-<.o cLUr.e.do ( 9 ) que cubre apenas la reposición inmediata de la fuerza de trabajo desplegada durante el proceso productivo. la reproducción de la fuerza de tra boj o, elemento esencial en el sistema, está garan tiznda-~ po el contrario, por las unidades domésticas, y éstas se rigen por una lógica y un c&lculo económico dife rente al capitalista. Este hecho, que resulta evidente en el caso de los ejidatarios y sus familiares, puede no serlo tanto pura el caso de los eventuales "urbanos", ya sea que trabajen como pizcadores, ya como obreros de las empacadoras. Pero vuelve a serlo si se toma en cuen ta que estos eventuales también conforman un grupo dom¡;;8· tico que completa sus precarios ingresos con la cría de gallinasr puercos, comercio al menudeo, ayuda que reci ben de sus parientes en los ej idos y ranchos, etc. La or ganización campesina sigue privando en estos grupos, co; lo Gnica y sustancial diferencia de que el capitalismo precisa explotar más la fuerza de trabajo por cuyo costo de reproducci6n no haya pngado, y para eso recurre n sa larios de miseria; estos grupos resisten al capitalismo apelando a sus vínculos y tradiciones ~ampesinas. Los empatronndos plantean otro problema: si bien es cierto que tampoco el salario es para ellos el único in greso (parcela y solar "prestados" por el patrón), e¡:} cambio debe señalarse que el total de sus ingresos depen de de su vinculación con el patrón. Esto puede plantear un.sistema caracterizado como "tradicional", de relacio nes de producción atrasadas, pero no un carácter no pitalista a estas relaciones. Paralelamente, la estabi lidad de su trabajo y la dependencia hacia el patrón re fuerzan su carácter de obrero permanente, estable. -En el terreno ideológico, los empatronados denigran a los otros trabajadores por la inestabilidad de sus in gresos y su animo de "batallar", mientras que, los otros trabajadores desconfían de estos apCLtttottado-6 que "sólo miran para el patrón". Este es un problema complicado, pues a pesar de sus diferencias y distinta inserción en la producción, sus intereses objetivos coinciden. Es a
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la vez muestra palpable de la habilidad y poder de la burguesía agro-industrial para fragmentar ideológica y políticamente a laa clases subalternas. Hemos mostrado en otros trabajos la profunda identidad (v.gr.: a nivel de las prácticas de las clases sobre el espacio) de es tos grupos cuando son tratados como ~e.-6 ~ubaUeltitM-; clases cuyos intereses coinciden desde la Óptica del crun bio de una formación social (10); en cambio, analizados a nivel de clases correspondientes a modos de producción, se llega a un callejón sin salida, donde, co~1o máximo, puede llegar a plantearse una "alianza" abstracta, orieu tada a p/ÚOIÚ por una de las clases, que condena a la "O" ·tra -desde la propia teoría-, a su desaparición, más; menos ~ronta o tardía. · La organización político-sindical de estas clases plantea el Último problema. Y tiene algunas vertientes curiosas. En primer lugar, es sintomático que en Monte morelos, cabeza de la zona citrícola, eje delmercado cional de cí~ricos, nudo de las exportacionesnacionalea· de naranja, no existe ningún tipo de asociacionsindical ni civil qua agrupe a los pizcadorea, mientras que a! e xisten sindicatos (rojos y blancos) en el sector "indu; trial" de la plantación, Casi a la inversa, en los demás pueblos de la zona (Linares, Allende, Uualahuises) no hay sindicatos industriales, en sentido estricto,· pero casi todos los pizcadores están en alguna de las varias organi zaciones sindicales. Se trata sin duda, de políticas yunturales de la burguesía agro-industrial de acuerdo condiciones locales, pero es posible ver en ésta, una e~ herencia destinada a reproducir el aislamiento delos tra bajadores. " •• , (los de la CTM) presentaron una queja a las autoridades municipales para que no se nos permitiera trabajar a los que andaban librea. sólo a los que pertenecían a las uniones. Bu! no, que nos dieron quince días para que nos disciplinaramos. En eso • • • no! en eso cae Ito y La Chiva, estábamos yo y La Chiva y e~ tonces se formó la UnH5n de Trabajadores Naran j eros de la CNOP. "(11) •
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: Gatti, L.M. y Cuello, D. 1978. Notas y cuestiones de · · campo sobre ' la plantación citrícola ·de ·N.L. CISINAH. Gatti, L.H. 1978. ¡ndios, bandidos y ejidatarios, CIS -INAH. Gatti, L.t1 .' 1978, Clas~s sociales y cooperación ínter doméstica. Oaxtepec. Cuello, D. 1979. "Proletariado" femenino y control so . cial. · Oaxtepec. ' Villarre~l, M. y Alcalá, G. 1979. Nosotros los que tenemos hiatoria, ellos, los que ~o trabajan. Oaxtepec. · Gatti, L.M. y .Alcala, G. 1978. Parentesco . y clase do ' minante. CIS- INAH. . Gatti, L.M., Cuello, D. y Alcalá, G. 1979. Historia " y espacios ~ociales. El Colegio de Michoacan. (3) Hay algunas excepciones menores, como la del C.aNLe-te ' ~. C6~. Gatti y Cuello: Notas y cueationes •.• (4) Entrevista personal con un pizcador "profesional". (S) .Nuestros c5lcuios pueden confrontarse (e incluso ela borarse más), a partir de los - siguientes datos: Variedad ' Precio por Tn. · · No. de pizcadores Tn. · piz · cadas .-
En los municipios en que los pizcadores están sindi enlizados, hay actualmente organizaciones pertenecientes a CTM, CROC, CGT y CNOP, siendo ésta última, ' la quenuclea a mayor cantidad de trabajadores. La afiliación a estas organizaciones supone que el trabajador de la empacadora puede ser enviado, por la empresa y con el visto bueno del sindicato, a pizcar. Si se observa bien, es claro que estas organizaciones son simples siglas sobrepuestas a la existencia de las c.ua~. Lé\S distintas cuadrillas, formadas en ba se a lazos de parentesco, vecindad, amistad, etc., debeñ en algún momento respaldarse en una organización de los distintos "aparatos de Estado" para negociar las condi ciones de trabajo. La consecuencia de esta dispersión sindical es la transformación de las cuadrillas en una suerte de ct.ívttel.a. c.a.u.üva. de fuerza de trabajo. Quizás esta cautividad se vea m&s clara si tomamos en cuenta a los sindicatos de las empacadoras: '' . • • se trata de un acuerdo entre la empresa y el sindicato; nosotros ponemos las instalacio nes, los instrumentos de trabajo, la fruta y el compromiso de comprar la producción. El sindi cato pone la gente y el control sobre ésta."(12) • 1 11 1 . A partir de este tipo de 'acuerdos ; de a ex~stenc~a del atractivo de . la frontera; de todas las formas de re sistencia y solidaridad campesina, creemos que habría que reformular alg~nas cuestiones sobre las clases, sus alían zas y sus proyectos políticos, especialmente, en una coyuñ tura en que dada la creciente masa de fuer~a de trabaj; "excedente" y "marginal", el sistema puede estallar con poco m&s que se agrave la crisis capitalista mundial. ¡
temprana . mandarina . , pomelo. · . •· tardía ·, ·
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(6) (6~. Gatti y Cuello. Notas y cuestiones ••. op. cit. (7) C6~. Gatti, Cuello y Alcalá .Historia y espacios soci!!_
les. Op.
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(8) C.:6Jt.. Villarreal y Alcalíi. Nosotros los que ..• op. út. (9) Meillassoux, C• . 1976. Mujere~, graneros y capi
NOTAS
tales. , México, Siglo XXI. 1976. . Gatti. Clases aodalea y coopetac:l.ón .• • op. é.tt. y, Ga tti,' Cuello y Alcalá: Historia ·Y· • • op.c..U. (ll)Entreviata con pizcadores de Linares. (12) Entrevista con el Jefe de Producció.n de la empacadE_ ra de Montemorelos. · junio l.¡ de 1979
(l) Este trabajo forma parta del proyecto colectivo de CIS-INAH "Fonnas y procesos de articulación social en
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lo planración cítríco!a de Nuevo León." (2) En varios trabajos hemos abordado diferentes cuestio nes que pueden resultar pertinentes para ampliar ia información.
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