MONITOREO DE MEDIOS
L A REPRES REPRESENTACIÓN ENTACIÓN DE L O INDÍGENA INDÍGENA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
MINGA
SANTIAGO DE CALI 2005
TABLA DE CONTENIDO
I.
II.
Presentación
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Introducción
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1. Las preguntas que articulan este estudio 2. Lo representado, lo no representado y lo reprimido. 3. Un estudio sobre la representación, no sobre las luchas de representación o sobre las lecturas que las personas hacen de esas representaciones. 4. Por qué hacer monitoreo de medios y por qué pensar una política de medios.
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Lógicas mediáticas: algunas claves de funcionamiento del campo periodístico.
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1. Preguntarse acerca de las condiciones en que «uno» aparece en los medios y en la televisión. 2. La estructura del empleo y las cortapisas sobre los periodistas. 3. Los medios de comunicación y la televisión como como instrumentos de mantenimiento del orden simbólico. El ejercicio de la violencia simbólica en los medios. 4. La autorreferencialidad de los medios: los medios citan y leen a otros medios. 5. La disolución de la comprensión, la respuesta rápida, el abordaje breve: el fast thinker. thinker. 6. Asistir la palabra del otro. 7. Las contradicciones entre las condiciones para producir obras de vanguardia y las condiciones para la transmisión de esas obras. 8. El periodismo como campo, no como conjunto de empresas externamente determinadas por intereses económicos y políticos únicamente.
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a. Un conocimiento social valioso que debe ser conocido colectivamente: b. Una política de información y de medios medios que sea adecuada a la información Referida a Asuntos Indígenas es, sobre todo, una política sobre las condiciones que deben exigírsele a los medios para publicarse y publicitarse en ellos. c. Los periodistas locales y regionales tienen condiciones de empleo precarias y compiten con otros por trabajo. d. Los periodistas como trabajadores intelectuales viven su profesión de manera muchas veces adversa y conflictiva. e. Los medios y los mecanismos de mantenimiento del orden simbólico. El truco del prestidigitador: ocultar mostrando (darle relevancia a lo que no es relevante para la gente; y pasar inadvertido lo que es relevante). f. Los medios medios leen medios y hablan de medios (autorreferencialidad y efecto de clausura).
III. Funciones de representación. Existir y ser negado en el discurso. De cómo los medios y sus fuentes “nombran” lo indígena 1. Función de omisión, de eufemización o de invisibilización: invisibilización: “Yo, tú ... nosotros y no hay otros”. 2. Función de colectivización: “Todos ustedes son igualitos ”. 3. Función de victimización: “Pobrecitos ellos ”. 4. Función de criminalización: “ Ellos son peligrosos”. peligrosos”. 5. Función de segregación y exclusión: “Ustedes no son como nosotros. Ustedes son de otro lado ”. 6. Función de defensa y revaloración: “Ustedes se oponen 7.
a lo que nosotros nos oponemos. Nos reconocemos en ustedes: ustedes y nosotros ”. Función de arcaización: “Ustedes no son como nosotros. Son de otro tiempo ”.
8. Función de cosificación
IV. Modos de representación: las formas de semantización y encuadramiento de la información Referida a Asuntos Indígenas (RAI). 1. Sobre el corpus de estudio. 2. Géneros informativos y prensa. 3. La semantización: anclajes temáticos, anclajes semánticos, personajes, tiempo emitido y espacio impreso. impreso .
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V.
Tesis, conclusiones, consecuencias y recomendaciones.
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1. 2. 3. 4.
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Sobre la cobertura televisiva. Sobre la cobertura radiofónica. Sobre la cobertura impresa. Sobre las funciones y modos de representación de la información RAI. 5. Propuestas y recomendaciones.
VI. BIBLIOGRAFÍA.
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PRESENTACIÓN Los pueblos indígenas Totoroes, Kokonuco, Yanacona, Guambiano y Nasa en convenio con la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Valle y el auspicio de la Iniciativa para la Democracia y los Derechos Humanos de la Comisión Europea, desarrollaron entre el 2002 y el 2004 una experiencia de comunicación para la movilización social orientada al fortalecimiento de las organizaciones sociales. La experiencia convocó a los diferentes pueblos aborígenes del departamento del Cauca en el desarrollo del convenio “ En minga con los pueblos indígenas y por el derecho a su palabra”,
proceso de construcción colectiva que en alianza con la comunidad
académica contempló el diseño, la ejecución y evaluación participativa de una estrategia que aportara, desde la comunicación y el pensamiento de los pueblos socios del convenio, a la construcción de un país pluralista y democrático. La estrategia asumía que, a través del trabajo de desarrollo y diseño de comunicación –que no se limita al desarrollo de comunicación mediática- las comunidades indígenas podían profundizar su capacidad de gestión y organización, la habilidad para construir alianzas, avanzar en la concertación con otros grupos y movimientos sociales y consolidar las redes que les han permitido históricamente hacer frente a los procesos de exclusión social.
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La estrategia se propuso vincular particularmente a los jóvenes de los pueblos socios del convenio. Serían ellos los encargados de coordinar y poner en marcha las diferentes formas de organización y comunicación de la estrategia, tanto aquellas que implicaban comunicar repensando las tradiciones -como ocurrió con las mingas de pensamiento-
como aquellas que repensaban la contemporaneidad –como sucedió
con el trabajo de producción de fotografía y video, la creación de series radiofónicas. En todo caso, se trataba de atender cosmovisiones vivas, heredadas, de larga duración, como aquellas que –emergiendo- interpelan la tradición. La estrategia de comunicación desarrollada generó escenarios de encuentro y comunicación de los jóvenes con sus taitas, autoridades tradicionales, líderes y mayores como oportunidad para sensibilizarlos de participar en el desarrollo de la organización social de sus comunidades. Durante los encuentros de jóvenes y mayores y las mingas de pensamiento , realizadas a nivel local y regional, los jóvenes debatieron los programas, proyectos y planes de vida, reconocieron la historia del movimiento social indígena, sus objetivos e iniciativas; a través de las historias de vida de sus mayores recordaron el sentido de la lucha de sus pueblos y las formas de pervivencia en el tiempo; analizaron y reflexionaron la situación actual colombiana, la emergencia y desarrollo del conflicto social en el país y su impacto para la vida de los pueblos indígenas. Con el fin de lograr una mayor comprensión de los aportes que como culturas pueden hacerle a la reestructuración del país y comprendiendo la importancia de educar e informar acerca de las identidades indígenas, el Convenio Minga asumió la producción y emisión de materiales movilizadores que dan a conocer el pensamiento 6
social y político de los pueblos indígenas del Cauca. En este ámbito se realizaron actividades de capacitación que fortalecieron las habilidades de los jóvenes en el diseño de estrategias de comunicación, la elaboración de libretos para los medios sonoro y audiovisual;
que aportaron a la la cualificación de los colectivos de
comunicación, y apoyaron las iniciativas juveniles que se desarrollan alrededor de las emisoras comunitarias. Los jóvenes ejercieron su derecho a producir información pública participando de la producción de las series “Rostros de la esperanza” –serie de doce video clips para televisión nacional y regional que fue presentada a lo largo del 2004 como anuncios de servicio público-, y de la serie “Voces para cantar y contar” –programas de radio divulgados en las emisoras indígenas del Cauca. A lo largo de dos años de trabajo, los jóvenes que participaron del convenio hicieron de la comunicación un lugar estratégico desde donde pensar e intervenir el porvenir de los pueblos indígenas y sus culturas Una defensa efectiva del derecho que le asiste a las culturas y pueblos indígenas de inventarse el país y de intervenir las maneras en que está siendo instituido hoy y hacia el futuro, implica –entre otras- contribuir a construir una imagen no estereotipada de sus culturas y la formulación de una política de comunicación respetuosa de la dignidad y de los derechos de los pueblos aborígenes. Abogando por la visibilización digna y respetuosa de las culturas constitutivas de la nación en los medios de comunicación, se llevó a cabo un proceso de Monitoreo de Medios que reconoce y analiza el tratamiento de la información referida a asuntos indígenas en los principales medios nacionales y regionales, en prensa, radio y televisión. El monitoreo de medios de comunicación reconoció modos y funciones de 7
representación que
los medios hacen de los pueblos indígenas. La información y el
documento derivado del Monitoreo sirvió como recurso de trabajo para enriquecer mesas de concertación locales, regionales y nacional que facilitaron la interlocución de los pueblos indígenas con los periodistas de organizaciones informativas del país. En el marco de las Mesas de Concertación se propuso la reflexión sobre las representaciones que vehiculan los medios y la función que pueden cumplir para favorecer formas de representación no excluyentes, no racistas y no segregacionistas, promoviendo la formulación de un código ético y una política de información y representación no estereotipada de las culturas indígenas y grupos étnicos del país. Las reflexiones y propuestas derivadas de las diferentes mesas de concertación con periodistas y medios fueron consignadas en un documento-memoria que invita a los periodistas, las facultades de comunicación y los movimientos sociales a pensar el papel que qu e los medios pueden pued en jugar en la consolidación de patrones de representación r epresentación que promuevan la inclusión social, el pluralismo y el ejercicio de la democracia en Colombia. Los resultados del Monitoreo de Medios y las recomendaciones derivadas de las diferentes mesas de concertación de los pueblos indígenas con periodistas y medios, se ofrecen a continuación.
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I. Introducción 1. Las preguntas que articulan este estudio. Tres preguntas o problemas definen y modulan este estudio o monitoreo de medios1: •
¿Cómo funcionan los medios de comunicación y de qué manera esas lógicas de funcionamiento definen y modulan las representaciones mediáticas de la vida social en general y de la vida de los pueblos indígenas en Colombia?
•
¿Qué tipos de representaciones y/o textos mediáticos sobre la vida social en general y de la vida de los pueblos indígenas en Colombia, se derivan de esas formas específicas de funcionamiento de los medios?
•
¿Qué aspectos de la vida social de los pueblos y comunidades indígenas no son representados, cuáles son representados, excluidos y reprimidos en los textos mediáticos monitoreados?
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El monitoreo de medios es una modalidad de estudio orientada, originalmente, al seguimiento y análisis de contenidos mediáticos. En su vertiente más elemental, usando herramientas estadísticas, se ocupa de contabilizar el número de registros y frecuencia de aparición de c iertos elementos que le interesan al monitoreo (escenas de violencia, presencia de niños, desnudos y escenas pornográficas, menciones a partidos políticos, etc). Pero hay modalidades un poco más complejas que c onsideran todo el ciclo mediático, es decir, la producción, circulación, uso y consumo de textos mediáticos. En esos casos debería hablarse de Observatorios de Medios. Para propósitos más ambiciosos y duraderos de estudio, que permitan comparaciones en el tiempo y aprecien cambios longitudinales en el mediano y largo plazo, el observatorio de medios se ofrece como una forma más abarcadora de seguimiento. En América Latina, se han establecido observatorios de medios gestionados por organizaciones sociales de carácter civil, empresas de mercadeo y publicidad, entidades del Estado –particularmente, en relación con los Ministerios de Comunicaciones o Consejos de Medios de cada nación-, agremiaciones empresariales y universidades o centros académicos de investigación. En Venezuela, el Observatorio Global de Medios (2002) es coordinado por una asociación civil que incluye profesores universitarios relacionados con el campo de estudios de Comunicación Social, periodistas. En Uruguay, el observatorio de medios dirigido por Esteban Perroni (profesor universitario, sociólogo, de la Universidad de la República, www.claeh.org.uy/pos-observatorio.htm)) tiene las características de proyecto académico más bien personal. Hay versiones de www.claeh.org.uy/pos-observatorio.htm Observatorio de Medios orientadas a vigilar y fiscalizar las interferencias del mercado y las empresas mediáticas (y el estado de la libertad de empresa) sobre la comunicación pública. Un ejemplo de ello es el Observatorio de Medios en Francia que desde septiembre de 2003, implica a sindicatos de periodistas e investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Científica (CNRS). En Colombia el Observatorio de Medios, con mayor visibilidad mediática a su vez, es el de la Universidad de la Sabana, de un mayor sesgo deontológico, más orientado al campo informativo periodístico y a la concertación entre periodistas, empresas mediáticas, el Estado y directores de medios. También, de acuerdo con información publicada por la revista Semana en su edición No. 1118 (octubre 6-13 de 2003), el Laboratorio Laboratorio de Medios –una división de RTI, ColombiaColombia- ofrece un servicio de monitoreo de medios, con especial atención a lo que denominan Índice de Presencia Mediática de personalidades públicas del país. Respecto a la figura del observatorio, el monitoreo es un recurso más limitado, de menor a lcance y más instrumental si se quiere, útil para la verificación y reconocimiento puntual de algunas dinámicas mediáticas.
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Responder, aunque sea parcial y preliminarmente, a estas tres preguntas es clave para poder delimitar y definir en qué sentido y hasta qué punto es posible una intervención colectiva a favor de la representación y visibilización mediática justa y pluralista de la vida de las comunidades indígenas, sus percepciones, opiniones y proyectos2. Es sobre las condiciones de puesta en público de las obras de las “comunidades indígenas”, a lo que se refiere una política de medios y representación e implica algún esfuerzo por desnaturalizar lo que parece obvio en la dinámica de medios de comunicación. Desnaturalizar implica reconocer, entre otras, el hecho de que no vemos que clasificamos los asuntos del mundo desde un conjunto de perspectivas no percibidas3. No vemos las perspectivas y mecanismos de clasificación que integran 2 Estas preguntas suponen un punto de partida político que es bueno explicitar de una buena vez: los pueblos indígenas han procurado y están produciendo hoy «obras» entre las más importantes y fundamentales, esto es universales y potencialmente significativas para el conjunto de la humanidad. El problema de hacer que una porción importante de esa obra humana se haga universal es, en parte, de lo que trata una política de medios. En ese sentido, los derechos de información de los ciudadanos se refieren no sólo al acceso a la información, sino a la preservación y generación de condiciones adecuadas para la puesta en público de la experiencia, vida y conocimiento socialmente construido por cada grupo social, colectividad, pueblo. La marcha indígena de mayo de 2001 fue un hito en la historia de la ciudad de Cali que, aunque tuvo expresión en los medios, hubiera desaparecido rápidamente de la memoria y opinión mediatizada si la voz de algunos editorialistas –en medios impresos- de alguna manera vinculados a la comunidad universitaria, no hubiera insistido en las implicaciones y significación del evento como prueba de una capacidad organizativa y de protesta pública contra la presencia de actores armados legales e ilegales en sus territorios. Es decir, sin la puesta en público y sin considerar alguna densidad analítica y narrativa que evite la rápida obsolescencia de este tipo de asuntos en la vertiginosa carrera de los medios por procurar información de última hora, este tipo de experiencias sociales podría pasar francamente desapercibidas para el conjunto de la nación. Como indicaremos más adelante, el Derecho a la Información excede el deber de los periodistas y medios de comunicación a proporcionar información adecuada y calificada. Es un derecho en que convergen varios derechos ciudadanos. En ese sentido, las luchas sociales alrededor de los derechos de información irán pareciéndose mucho a los que, en todo el mundo, se están dando en relación con la salud. El derecho a la salud no se reduce al derecho a acceder a buenos médicos y a buenas drogas, sino al bienestar en general, que incluye –entre otras- el reconocimiento del ciudadano como persona y no como paciente. De la misma manera, los derechos de información no se reducen a acceso y buena provisión de información por parte de buenos profesionales, sino a la generación de condiciones adecuadas y responsables para la publicación de las conquistas más significativas de la humanidad. 3 En una actitud bien intencionada, podrían enumerarse las contribuciones de los pueblos indígenas de Colombia a la historia humana: las tradiciones en salud y gastronomía, la conquista de formas narrativas y el desarrollo de oralidades singulares, la producción de lenguas e idiomas complejos, el desarrollo de técnicas y formas particulares de organización del trabajo, las formas de organización social, las técnicas de construcción, el conocimiento sofisticado de especies vegetales y animales, la institucionalización de formas particulares de concebir el tiempo y el espacio. Pero también, habría que incluir los usos contemporáneos que las comunidades indígenas hacen de la tradición y los usos contemporáneos de lo contemporáneo, como ocurre con las habilidades para el comercio y los negocios, para la acción política electoral, para la producción y consumo de música “propia y ajena”. Sin embargo, semejante enumeración olvida dos asuntos estratégicos: el primero, es que es una clasificación exógena, es decir, los atributos enumerados no necesariamente pertenecen a las mismas coordenadas, formas de clasificación y nomenclatura de los pueblos indígenas; y en segundo lugar, no advierte que la noción misma de “pueblos indígenas” suele reunir y nombrar como entidad única y común lo que, de suyo, es diverso y en muchos casos adverso. Como puede notarse no “vemos” lo más importante: los mecanismos de “visión” y “clasificación” incorporados en virtud de nuestro lugar y posición en el orden social. En razón de lo anterior, aunque a lo largo del documento hablaremos de pueblos indígenas, lo haremos en plural y entre comillas, para destacar que tanto el término como la clasificación son –además de exógenossignificativamente reductores de la diversidad histórica y cultural que nombran, y que en la actualidad son términos que están siendo objeto de discusión política al interior de las propias “comunidades, organizaciones y pueblos indígenas”.
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los textos mediáticos. Y en ello reside una parte importante de las formas de control: la ilusión de estar atendiendo y consumiendo información, noticia, hechos informados y datos, oculta el punto de vista y los lentes –la dinámica de medios- que articulan lo visto, que con-forman y configuran el sentido de los discursos informativos. El propósito central de este monitoreo de medios es -a partir del seguimiento de la información y los textos mediáticos que sobre “comunidades” y “pueblos indígenas” producen periódicos y revistas, algunas emisoras de radio y varios canales de televisión- contribuir al diseño de una política concertada entre medios, periodistas y “pueblos indígenas”, que permita una significativa regulación y erradicación de patrones de representación excluyentes, racistas y segregacionistas, entendiendo que estos patrones excluyentes de representación suelen reforzar y recrear aquellos que provienen del cuerpo social. En ese sentido, la reflexión sobre la noción de «representación social» (tan cara a la semiótica, a cierta historia cultural, a la comunicología, la estética y la filosofía) resulta central. La idea esencial es que los textos mediáticos inscriben los acontecimientos documentados en estructuras discursivas que les dan sentido: la sección en que se nombra el acontecimiento, las porciones seleccionadas, el modo como se ponen en escena, la duración de las notas son los indicios de esas estructuras discursivas que las organizaciones informativas y mediáticas trabajan, reproducen e imponen sobre lo real mediatizado. En general, se puede preguntar –para este estudioa qué alude la noción de representación de lo indígena. La idea clave, y un poco de sentido común, es la siguiente: los medios informativos, al mismo tiempo relativamente autónomos, pero modulados por influencias que vienen de diferentes 11
campos sociales (el político y el económico, particularmente), contribuyen a favorecer ciertas representaciones sociales de los grupos y sectores sociales, acentúan o moderan las formas heredadas de nombrar y discriminar, visibilizan u ocultan los conflictos de los grupos sociales que, a su vez, apelan a los medios de comunicación como escenarios de visibilización y lucha por la expresión y la representación de sí mismos, de sus propias agendas y de sus discursos. Nos interesa describir y comprender de qué manera en la actualidad los medios informativos construyen y prefiguran “lo indígena” y a “los pueblos indígenas” en el discurso informativo de la actualidad, a partir de qué mecanismos se aproximan y leen “lo indígena” y hasta qué punto es posible, mediante una política concertada contribuir a desmontar algunos modos estereotipados de representación de “lo indígena”. Es, en sentido estricto, una contribución a las luchas que vienen librando no sólo el movimiento indígena, sino diversos movimientos sociales, en tanto luchas por el derecho a la expresión de las singularidades e identidades culturales en la esfera pública y en los medios de comunicación.
2. Lo representado, lo no representado y lo reprimido. Parece necesario diferenciar entre referir “lo indígena” y representar “lo indígena”. En el primer caso, estamos ante una operación que explicita y nombra lo indígena. En el segundo caso, aunque incluye la referencia, la representación considera tanto los modos de no nombrar y eludir lo indígena, como las formas de eufemización, los clichés y los modos estereotipados de abordaje de lo indígena. En un estudio clásico sobre las formas de representación de lo popular en la prensa popular chilena,
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Guillermo Sunkel (1985) distingue entre lo representado, lo no representado y lo
reprimido. Parafraseando a Sunkel, lo indígena puede ser construido por un discurso sustituto que habla por “los indígenas” como si fueran “lo indígena”, un riesgo y un sesgo en el que incurren tanto las comunidades científicas como las ONG y OG estatales cuando, de buena fe, hablan de la defensa de lo indígena, de manera tal que “lo indígena” puede ser reducido y empobrecido –paradójicamente- mediante su rápida asimilación a folclor, identidad heredada y tradicional, saberes naturales y telúricos, exotismo de lo no contemporáneo4. Lo indígena representado incluiría tanto aquellos discursos bienintencionados que, en clave de integración, defensa o protección, trabajan ciertas agencias, instituciones y organizaciones relacionadas con pueblos indígenas, como aquellos discursos que ya en la sociedad civil o el Estado intentan situar lo indígena en los márgenes externos de la vida contemporánea y acentúan la exclusión para sacar ventaja de ello. Lo “indígena auténtico” vs. “lo no indígena”5 puede ser el tipo de representación que comparten algunos miembros de las “comunidades indígenas”, el empresario exportador de artesanías, el ciudadano 4
En ese sentido, este informe prefiere advertir que no habla “en nombre de los pueblos indígenas”. Recupera y trabaja categorías acumuladas por algunos sectores de la comunidad académica y científica, y aspira a ofrecer un recurso estratégico para que comunidades, pueblos y personas “indígenas” y “no indígenas” continúen avanzando en las luchas contra la exclusión cultural, política, económica y social de las “comunidades indígenas”. 5 Gruzinski (2000, p.18) habla de lo “indígena” como una forma de «pensamiento mestizo» y duda seriamente de la separación tajante entre una cultura tradicional (local) y una cultura occidental (moderna). En algún momento, Gruzinski retoma una sugerente afirmación del historiador norteamericano Warburg, que se pregunta si lo que llamamos «culturas primitivas» (indígenas) son “culturas ya impregnadas de elementos europeos”; y si ya hay en “las culturas indígenas” más antiguas señales del vínculo entre indígenas y la cultura occidental renacentista. Si e so se pregunta Gruzinski refiriéndose a un ámbito de estudio en que la fuerza de lo indígena es muy intensa (México), ¿qué decir de una comunidad anclada fuertemente a contextos de urbanización creciente, cruzada de medios de comunicación y transportes, con articulaciones migratorias a cabeceras municipales y ciudades como Cali, Popayán o Neiva, y como ocurre con algunas poblaciones y cabildos indígenas del Cauca, a comienzos del siglo XXI? «Los fenómenos de mezclas o de repulsa que observamos actualmente en todo el globo tampoco tienen la novedad que se les atribuye habitualmente. Desde el Renacimiento, la expansión occidental no ha dejado de suscitar mestizajes en el mundo entero y reacciones de repulsa, entre las que el cierre de Japón, a principios del siglo XVII, sería el ejemplo más espectacular. Así, los primeros mestizajes de proyección planetaria están estrechamente ligados a las premisas de la globalización económica que se inicia en la segunda mitad del siglo XVI, un siglo que, visto desde Europa, América o Asia, fue, por excelencia, el siglo ibérico, del mismo modo que el siglo XX se ha convertido en el siglo norteamericano (...) «Lo arcaico es con frecuencia, por no decir siempre, una trampa. Muchos de los rasgos característicos de las sociedades indias de América provienen de la península ibérica, y no del lejano pasado prehispánico con el que el etnólogo nostálgico se apresura a relacionarlos» (p. 18-26).
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que los desprecia y el que los aclama. Por eso, para este estudio es relevante no sólo “qué se dice” sino el “lugar desde dónde se dice” y “representa” lo indígena. Pero también es relevante lo no representado. Es decir, aquello que –haciendo parte de la vida de las comunidades, pueblos e individuos indígenas- sencillamente no es interpelado, modulado o nombrado por el discurso político, la ciencia social, las retóricas del arte y la estética, la prédica económica, el ejercicio periodístico. Es notable, por ejemplo, cómo la vida sexual, los jóvenes o el sentido del humor hacen parte de lo indígena no representado. Para no hablar de las dinámicas de mercado y negocios, las formas de trabajo no asociadas a la tierra y las tradiciones alfareras, o las prácticas expresivas y estéticas que no pasan por el vestuario típico, la música, el baile o la medicina tradicional. Y habría lo reprimido que aludiría, citando a Sunkel, a aquellos actores, espacios y conflictos que han sido condenados a subsistir en los márgenes de lo social: «sujetos que son parte de una constante condena ética y política y que son así transformados en objetos de campañas moralizadoras» (p. 43). La idea sunkeliana que invita a pensar lo no representado, lo representado y lo reprimido respecto a actores, espacios y conflictos, puede ser muy sugerente y útil para este estudio sobre las formas de representación mediática y periodística de lo indígena.
3. Un estudio sobre la representación, no sobre las luchas de representación o sobre las lecturas que las personas hacen de esas representaciones. En segundo lugar, es necesario indicar que se trata de un estudio sobre representaciones discursivas y no sobre «luchas de representación» (es decir, no 14
aspira a comprender cómo, tras lo representado, hay manifestaciones de luchas históricas y verdaderas batallas entre agentes y agencias, grupos sociales y personas, en torno a la representación legítima6), ni es un estudio sobre las lecturas de las representaciones, es decir sobre cómo los consumidores de medios leen esas representaciones propuestas por los medios de comunicación, adhiriendo a la propuesta mediática (lectura dominante), negociando con ella (lectura negociada) o resistiéndose a ella (lectura oposicional). Eso implica límites significativos al estudio, en tanto una modificación en las políticas de representación de lo indígena no necesariamente se traducirá en lecturas menos racistas y estereotipadas de lo indígena entre muchos habitantes del país; tal como las representaciones racistas no evitarán formas de solidaridad y resistencia emergente entre la población colombiana “no indígena”. Aunque no es un estudio de las representaciones a la manera de Roger Chartier (1995) en que se dan cita el estudio del texto, de las formas de materialización del texto y sus marcas, y se descifran diferentes formas de lectura y apropiación del texto, este estudio asume que en la materialidad de los discursos mediáticos (horario, titulación, énfasis y modulaciones, segmentación y seccionamiento de la oferta noticiosa) se inscriben tanto intentos por modelar y moldear la lectura posible de lo representado, como algún nivel de reconocimiento de los modos de leer de los públicos, lectores y audiencias. Es decir, por ejemplo, tanto los miedos a «las movilizaciones indígenas» como la aspiración a inscribirlas en un ámbito extra-social o la pretensión de reconocerlas pero excluyendo aquello que en lo 6
Como las disputas que pueden advertirse detrás de aquella representación que sitúa a las “comunidades indígenas del Cauca” como avanzada de “la resistencia civil contra las FARC”; o aquellas que enfatizan la idea de que para los Uwas el petróleo es la sangre de la madre tierra.
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indígena es espejo y crítica al orden social actual, o las formas explícitas de solidaridad y respeto por las movilizaciones, no son meras ocurrencias de los medios, sino la objetivación y ritualización de una comunicación ya dada, preexistente, entre núcleos significativos de las audiencias y los realizadores de información de actualidad.
4. Por qué hacer monitoreo de medios y por qué pensar una política de medios. Derivados del seguimiento de medios (monitoreo) se expondrán algunos hallazgos cuantitativos (modos de representación) y cualitativos (funciones de representación7) sobre la representación mediática de “lo indígena”. Pero para comprender el alcance de esos modos y funciones de representación es indispensable comprender algunas lógicas de funcionamiento de los medios de comunicación, pues se puede afirmar que no habría una manera “particular” de representación de “lo indígena” en medios, sino –en general- unas maneras mediáticas muy particulares de representación de la vida social en general. Entonces, algunas de las dificultades y limitaciones que se advierten en las formas de tratamiento y representación de “lo indígena” en los medios, se advierten también respecto a “las comunidades negras”,
a “los
movimientos a favor de las diversidades sexuales”, a “las mujeres”, “al mundo de los creadores de arte y ciencia”, “al mundo de los trabajadores”, a “la vida académica universitaria”, a “los habitantes de las barriadas pobres”, a “la actividad menos rutilante de los funcionarios del Estado”. Es decir, lo que vale para las “comunidades 7
Modos y funciones de representación serán categorías que presentaremos, en detalle, en la segunda parte de este estudio.
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indígenas” también vale como reclamo y queja para una porción muy significativa de las personas, organizaciones y colectividades de este país: los medios no los representan adecuadamente,
esto es, no expresan con justicia el punto de vista y las
perspectivas que más valoran como colectivos,
y ofrecen versiones más bien
desleídas y triviales de lo que para estas personas son asuntos vitales y de primer orden. Es
decir, que la comunicación que comunican los medios no comunique nada
ni a nadie, puede implicar en el mediano y largo plazo un costo social muy alto tanto para el porvenir de la democracia como para el futuro “informativo” de los medios de comunicación y el periodismo: pues es posible que a menor implicación y reconocimiento social, los medios de comunicación –tal como le ha sucedido a la política- deban recurrir a tácticas cada vez más desesperadas, esto es más espectaculares, para mantener vivo el vínculo con las audiencias masivas. Y es justamente la ausencia de una aproximación cuidadosa y particular de los asuntos referidos a “comunidades y pueblos indígenas” lo que profundiza las formas de racismo y exclusión históricamente consagrados, porque perpetúa la subrepresentación, invisibilización y los estereotipos, lastres de siglos y siglos. Este informe, entonces, dará cuenta, por un lado, de las lógicas que animan los procesos de representación mediáticos en general y, por otro, se ocupará empíricamente de los medios colombianos y sus formas de representación de las “comunidades y pueblos indígenas”. Cuatro razones justifican, en general, este monitoreo de medios, en tanto esfuerzo orientado a la defensa del derecho público y colectivo a la información y a la comunicación. En primer lugar, por la importancia del «derecho a la comunicación» en las sociedades contemporáneas, entendido como derecho a producir comunicación 17
e información públicas, derecho a la visibilización pública (y viceversa, al dominio y control sobre lo que puede hacerse visible de la vida propia y colectiva en tanto afecte la intimidad, la identidad y la autonomía8); derecho a información calificada y útil para tomar decisiones informadas, y derecho al control social de los efectos públicos de la información mediática. Este monitoreo aspira a presentar argumentos a favor del derecho a la comunicación de los “pueblos indígenas”. En segundo lugar, porque el peso de la videopolítica en la información periodística amenaza con estrangular aún más las formas de tratamiento «no convencional» de información referida a asuntos de la vida social de difícil cobertura9. La «política» (60%), el «orden público» (16%) y Economía y Finanzas (7%), es decir, los temas referidos al «poder», concentran el 83% de la información mediáticamente gestionada en Colombia10. El resto se distribuye entre «cultura» y «entretenimiento» (cultura, 3%; entretenimiento, 3%; deportes, 9%; y periodismo, 2%), de los cuales los «deportes» constituyen la temática dominante del entretenimiento informativo. El género noticias concentra el 43% del tratamiento informativo. En conjunto, la cuadratura informativa (política, orden público, economía y finanzas, deportes) y el género «noticias» definen el núcleo duro o centro firme del canon periodístico en Colombia, y constituyen el 92% de lo informado. En este horizonte, las oportunidades de visibilización mediática de
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Es frecuente que este tipo de derechos sean tutelados de manera individual, pero puede entenderse que un cierto derecho a la compensación y resarcimiento público por las formas de representación mediática que acentúan la discriminación y exclusión contra ciertos grupos sociales puede resultar razonable; un derecho equivalente a la publicación y divulgación de la verdad y la memoria de las víctimas de violación de derechos humanos en las dictaduras del Cono Sur y Centroamérica. 9 Hay razones estructurales, esto es razones que exceden la voluntad personal de cada periodista, que dificultan el trabajo de cobertura: la presión del rating, el peso de la televisión respecto a otros medios del campo informativo, los ritmos de producción de noticias versus el tiempo largo que se requiere para comprender asuntos complejos, es decir, para dar cuenta de fenómenos, procesos y versiones sociales no expresables en las claves del sentido común sobre el que operan los medios informativos. Prepararse para la cobertura mediática de asuntos complejos, implica reorganizaciones internas de los propios medios de comunicación, y no sólo una modificación de las convicciones y actitudes personales de los periodistas. 10 De acuerdo con el informe «¿Quién moja prensa en los medios?», Revista Semana No. 1118, octubre 6-13 de 2003.
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asuntos referidos a “pueblos indígenas” son no sólo pequeñas, sino limitadas al binomio poder/cultura, el primero en clave de orden público y acción electoral; y el segundo, en clave de divertimento o mención cultural usualmente exotista. El derecho a una visibilización pública de los “pueblos indígenas” considera necesariamente la discusión sobre las condiciones de esa visibilización, que definitivamente no debería ser la del binomio reductor, que ofrece muy pocas oportunidades para una aproximación compleja de los “temas sociales” (que son los temas cruciales, es decir los de la vida humana general). En tercer lugar, porque lo que está en juego es la posibilidad de que, mediante la inclusión mediática, se refuerce la inclusión social: no sólo los “pueblos indígenas”, sino el país en general pierde mucho cuando la obra humana que encarnan es desconocida, despreciada o incomprendida. En cuarto lugar, porque la información mediática es un «bien público» si se consideran sus efectos y alcances. Como la educación, independientemente de si su gestión recae en una institución pública o privada, cooperativa o comunitaria, la información periodística constituye uno de los mecanismos estratégicos de generación de vínculos colectivos, acción coordinada y articulación de voluntades en las sociedades contemporáneas. El control social sobre los efectos públicos de la información periodística debería considerarse un derecho clave11.
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Tal como lo indica Jorge Orlando Melo en «La libertad de prensa en Colombia: su pasado y sus perspectivas actuales». Melo insiste en la necesidad de distinguir entre libertad de expresión (un derecho de los ciudadanos y asociada a la idea de que el hombre es libre de crear y procurar otros órdenes no regulados por ningún poder supremo), libertad de empresa (que debe ser regulada y limitada por el bien común), y la libertad de información (en el sentido de derecho a la información de los ciudadanos, a contar con información liberada de los controles estatales y de otro tipo de controles, para hacerse a posibilidades de decisiones informadas). La libertad de prensa suele mezclar cosas que deberían estar separadas: la libertad de información es un derecho ciudadano, no de los periodistas o los medios de comunicación.
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II. Lógicas mediáticas: algunas claves de funcionamiento del campo periodístico. Las que se ofrecen a continuación son algunas notas basadas en Pierre Bourdieu (Sobre la televisión. Editorial Anagrama, Barcelona, 1996) y su esfuerzo por comprender una televisión que busca tener la mayor audiencia posible, reteniendo su atención el mayor tiempo posible, en condiciones muy intensas de competencia entre medios y periodistas, y en un entorno laboral muy complejo en que la batalla por anunciantes y rating (índices de audiencias) trastorna no sólo a los media, sino que amenaza la relativa autonomía e independencia de otros campos intelectuales.
1. Preguntarse acerca de las condiciones en que «uno» aparece en los medios y en la televisión. Este es, sin duda, el corazón de una política de representación social en medios de comunicación. Bourdieu invita a la comunidad intelectual (artistas, escritores y científicos) a preguntarse acerca de las condiciones en que deben aparecer en la televisión. Y se plantea este problema como un asunto a negociar. Este planteamiento es relevante por una razón: porque de entrada desnaturaliza y pone en tensión algo que damos por obvio: normalmente creemos que los medios informativos están allí para constatar y captar lo real (opiniones, sucesos, eventos). Y eso no es cierto. Los medios de comunicación producen imágenes y representaciones a partir de un conjunto de disposiciones concretas. Una de esas disposiciones ha terminado por naturalizarse, de tal manera que a los ciudadanos nos parece que no requiere 20
debatirse, resulta evidente e incontestable: cuando se nos invita a aparecer en medios (dar una declaración, presentar un informe, decir un discurso, ofrecer un testimonio) lo hacemos sin plantear condiciones. Es sobre el hecho de que las condiciones de aparición en lo medios no son discutidas, que opera una parte importante del poder efectivo de los medios o, dicho de otra manera, es sobre esa base que opera la dominación y el control efectivo sobre lo que cada uno podría decir en un escenario mediático. El control y democratización de los medios de comunicación debería empezar, entonces, por plantearse y por definir colectivamente las condiciones de aparición de cada cual en los medios. Es importante notar que los periodistas, los presentadores de noticias, los actores plantean términos y condiciones de aparición en los medios mediante un contrato de trabajo formal. Los políticos y el Estado – a través de diferentes formas de vocería y representación- también plantean sus condiciones y términos de aparición en los medios de comunicación.
Y las organizaciones
informativas o el medio de comunicación suelen negociar esas condiciones. Es decir, lo que a primera vista parece autoevidente (uno no define las condiciones de aparición coyuntural en una nota periodística), deja de serlo para ciertos tipos de personas. En periodismo, la construcción de un directorio de fuentes que hace el reportero, es –ni más ni menos- el producto decantado de un largo proceso de negociaciones con
sus informantes acerca de los términos y condiciones en que harán
su aparición y dirán su palabra. Las transacciones entre periodistas e informantes son sutiles y complejas. Y la manualística periodística está llena de tips y recomendaciones acerca de cómo obtener información de las fuentes, cómo ganar su 21
confianza, cómo pactar acuerdos, todo esto condimentado de una buena dosis de admoniciones éticas y morales que, en el fondo, sólo consiguen moderar la verdad dura: los medios negocian con muchos informantes los términos de aparición en escena. Lo interesante, es que respecto a los eventos noticiosos y el campo de la información de actualidad, los ciudadanos comunes no plantean términos ni condiciones de aparición.
Pareciera como si la llegada del medio de comunicación a la zona, a
realizar sus tareas de cobertura, lo dispensara de discutir y negociar los términos de aparición de los informantes, testigos y voceros de las comunidades, grupos, líderes 12
barriales y personas del vecindario . Bien,
eso no es cierto. Alguien podría afirmar
que, en tanto, la de las comunidades y testigos no es una voz autorizada y sabia , consagrada e institucional, ellos no tienen poder para negociar los términos de aparición. O dicho de otra manera, su capital informativo13 es menor y no pueden tranzar y definir ningún término de aparición.
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Una corresponsal del periódico El Tiempo, en Popayán, señalaba en noviembre de 2003, en la Mesa Regional de Concertación con Periodistas realizada en esta ciudad, que incluso algunos voceros y testigos de las comunidades indígenas se apresuraban a ofrecer sin más su palabra e imagen a los noticieros de televisión, mientras solían poner en segundo plano a los periodistas de radio y de prensa, que tenían que esforzarse mucho más para obtener información testimonial. Aparecer en televisión parece revestido de un cierto honor, que ha venido a desbancar el “mojar prensa” del pasado. 13 Haciendo un uso abusivo de la noción bourdiana de capital, vamos a hablar de capital informativo refiriéndonos a la capacidad con que cuentan algunos actores sociales, instituciones, personas, grupos sociales para convertirse en fuerzas que deforman y alteran las relaciones y condiciones de producción de información pública. Algunos construyen y conquistan su capital informativo mediante el uso de oficinas de relaciones públicas y de imagen que les permiten negociar el precio y valor de su presencia y palabra en los medios de comunicación, como ocurre con las personalidades del mundo de la farándula o con algunas especies de políticos y deportistas. El valor de tales personas se puede reconocer en las «exclusivas periodísticas», esas entrevistas y notas que no dicen nada significativo, pero que le permiten al medio mostrar que se ha hecho con el premio gordo al acceder a la voz e imagen de una personalidad de mayor capital informativo. En ese contexto, el informante relacionado con un tema o asunto de menor valor informativo para los medios, tendrá a su vez un capital poco significativo que ofrecer para efectos de negociar con ellos los términos de su aparición. Sin embargo, ese capital informativo puede elevarse –por decirlo menos- mediante una política de presiones y negociaciones colectivas como la que debería derivarse de una cierta tarea de concertación y planificación realizada por “comunidades indígenas”, sus voceros, representantes y miembros.
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Dice Bourdieu: «Desearía fervientemente (siempre se puede soñar) que se ocuparan de este problema [el de las condiciones de aparición o no en la televisión], de modo colectivo, y que trataran de entablar negociaciones con los periodistas, especializados o no, con el objetivo de llegar a una especie de acuerdo» (p. 17). ¿Cuáles son esas condiciones razonables de aparición en medios de comunicación? ¿Qué se puede negociar con los periodistas y medios –entendiendo que hay buenas razones para pensar que también, en los medios, hay periodistas que se están resistiendo a la instrumentalización y cinismo de su propio trabajo, y están interesados en pensar cómo democratizar y servir a intereses colectivos y sociales más altos con su propia profesión? Estas preguntas son parte de la discusión acerca de una política de medios en comunidades, colectivos y movimientos sociales. Eso implica preguntarse, como lo hace Bourdieu, cuando alguien hace una aparición en medios, ¿qué está haciendo allí, qué espera hacer allí? La televisión y los medios de comunicación al no poner en cuestión las condiciones de aparición imponen una suerte de censura de entrada sobre los voceros, sobre los informantes no profesionales, es decir aquellos que no han modulado su palabra e imagen a las formas convencionales de registro y aparición en medios de comunicación14. De esta manera la persona que habla y presta su imagen para la escena informada es, a su vez, modulada por la mecánica mediática de producción de 14
El 15 de octubre de 2003, el canal Telepacífico invitó a María Lastenia Pito, líder y representante de las comunidades nasa del Cauca, con motivo del día de la Raza. El programa: Mundo con Ojos de Mujer. Se transmitiría el día 19 de octubre. “Me hicieron sentar y comenzaron a maquillarme como a un payaso”, dice ella. Se rehusó al maquillaje explicándoles que justamente, en nombre de la singularidad cultural y la defensa de las identidades indígenas, solicitaba que no la maquillaran; pero la asistente –que no entendió- le advirtió que se trataba de “hacer que se viera más bonita en la pantalla”. En otra ocasión en radio Súper, Popayán, le pidieron que cambiara la voz porque “tenía una voz muy fea” (es decir, con acento y entonación “muy indígena”). “Su voz no llama la atención”, le dijeron. Pero María Lastenia Pito explica que justamente la cercanía con las comunidades, sus comunidades, pasa por la voz y que modularla significa sacrificar esa cercanía, esa familiaridad indispensable para la comunicación. Las diferencias culturales más significativas suelen ser trituradas por la máquina mediática en el proceso menudo, menor, imperceptible, de la producción.
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palabras e imágenes, con sus ritmos y condiciones, que –entre otras- impone el tema del que se habla (es el fascismo de la pregunta, del que hablara Milan Kundera) con lo cual el invitado (testigo, informante, entrevistado) pierde autonomía15. De esta manera, el medio define las condiciones de comunicación (duración del discurso, limitaciones de tiempo), «impone al discurso tantas cortapisas que resulta poco probable que pueda decirse algo» (Bourdieu, 1996).
2. La estructura del empleo y las cortapisas sobre los periodistas. Bourdieu llama la atención (p. 19) sobre los condiciones de empleo de los periodistas contemporáneos, la inestabilidad laboral, la presencia de «un ejército de reserva de aspirantes a ingresar en las profesiones relacionadas con la radio y la televisión»; y advierte cómo este panorama se traducirá, en muchos casos, en «cierto conformismo político. La gente se deja llevar por una forma consciente o inconsciente de autocensura, sin que haga falta llamadas al orden». Basta con pensar en el mercado de las vendedoras y vendedores en almacenes, con un ejército de trabajadores potenciales a la espera de una vacante. La presión que semejante panorama ejerce sobre la conciencia del empleado es significativa, tanto que aprenderá a moverse cuidadosamente para evitar que su conducta, su palabra y su trabajo pongan en riesgo
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Escribe Kundera (1990) en «La Inmortalidad», Editorial Tusquets, Bogotá: «El periodista comprendió que lo de hacer preguntas no era simplemente el método de trabajo de un reportero, que realiza sus investigaciones modestamente con una libreta y un lápiz en la mano, sino un modo de ejercer poder. Periodista no es aquel que pregunta, sino aquel que tiene el sagrado derecho de preguntar, de preguntarle a quien sea lo que sea (...): el poder del periodista no está basado en el derecho a preguntar, sino en el derecho a exigir respuestas. (...) Entre el que da órdenes y el que tiene que obedecerlas no hay una desigualdad tan radical como entre quien tiene derecho a exigir una respuesta y quien tiene la obligación de responder» (p. 135). Es relevante, entonces, preguntarse si aquello que le preguntan a uno y si aquello a lo que lo invitan a hablar es pertinente para uno, sus intereses colectivos y su grupo. Uno debería plantearle al periodista o al medio enfoques y términos apropiados, correspondientes a su propio interés social, acerca de lo que se hablara en el medios.
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su empleo16. Hay un clima de censura implícito en las condiciones de inestabilidad laboral que no requiere de controles explícitos y regulaciones formales para que resulte efectivo. Sabemos de muchos periodistas caleños que han tenido que transar desventajosamente sus condiciones salariales (renunciar a retroactividad, bajar sus sueldos) para conservar su empleo17. Es lo que llama Bourdieu censuras económicas18, que en el caso colombiano se agravan si se tiene en cuenta la concentración del mercado de medios en un reducido grupo de conglomerados empresariales19. En Colombia, de los 26 grandes grupos económicos20, 9 tiene inversiones e intereses directos en el sistema de medios de comunicación de masas21. A 16
Probablemente el tipo de trabajo que más se asemejaría a la condición del periodista (velocidad, ejército de reserva detrás de su cargo, salarios bajos, tiempos flexibles y full time, mucho saber rutinario y truco derivados del oficio; experiencia más que experticia) es el trabajo de los conductores de bus en las ciudades colombianas. Llegar primero, tener dominio completo del panorama y las oportunidades, autoexigirse en términos de velocidad, olfato para advertir los peligros, fuerte conocimiento de los colegas y el gremio, jerga codificada y común, salarios precarios, contratos a destajo: el reportero medio y el conductor de bus tienen más similitudes de las que podrían advertirse a primera vista. 17 Según un estudio reciente del Ministerio del Trabajo y el Círculo de Periodistas de Cali, entre los periodistas –el perfil profesional más abundante entre los comunicadores sociales- el 20% gana menos de un salario mínimo (332.000); el 45% gana entre 1 y 3.5 salarios mínimos ($1.162.000.oo), el 17,1% entre 3.5 y 5.5 salarios mínimos ($ 1.826.000.oo); el 8.6% entre 5.5 y 10.5 salarios mínimos ($3.486.000) y el 2.9% más de 10.5 salarios mínimos. Es decir, en la ciudad de Cali de cada 100 periodistas sólo 3 ganan salarios significativamente altos, 9 ganan salarios altos, 17 ganan salarios medio-altos y 65 se desempeñan con salarios medios y bajos. 18 Es interesante la tesis de Bourdieu según la cual conforme más se avanza en el análisis de los medios, más se tiende a liberar a los individuos de su responsabilidad o, dicho de otra manera, se comprende en qué sentido hay –estructuralmente- una dinámica que desborda a cada uno. Bourdieu dice: «... cuando más se avanza en el análisis de un medio más compelido de se uno a liberar a los individuos de su responsabilidad –lo que no significa que se justifique todo lo que pasa en él-, y cuanto mejor se entiende cómo funciona más se comprende también que las personas que intervienen en él son tan manipuladoras como manipuladas. Incluso, a menudo, manipulan más cuando más manipuladas están y más conscientes son de estarlo». 19 Un periodista local de la emisora local de una de las grandes radiocadenas nacionales, nos explicaba en una conversación informal las razones por las cuales él –mucho más competente en su trabajo periodístico que el director del radionoticiero-, no necesariamente sería su sucesor. Uno de los factores que determina el poder efectivo y real de un periodista de radio –en el caso de una emisora como aquella en la que trabaja- es su capacidad de vender pauta publicitaria. «El director puede no ser tan buen periodista, pero es un excelente vendedor: le garantiza a la emisora un ingreso mensual, por pauta vendida, cercano a los 30 millones de pesos». La condición del periodista-vendedor, en el caso de la radio y de algunos periódicos y empresas de televisión regionales y locales, señalado el grado en que menos que el periodista el propio medio está ambiguamente atado a las relaciones clientelistas con los anunciantes que, como se sabe, en algunos casos pagarán con pauta favores referidos a control y divulgación pública de información. 20 Ardila Lülle, Superior, Neme, Santander, Bilbao Viscaya, Fundación Social, Colpatria, Bolívar, Aval, Antioqueño, Mundial, Sanford, Bavaria, Carvajal, Corona, El Tiempo, Empresas Públicas de Medellín, Luker, Olímpica, Cafetero, Espinosa, Coca– Cola, Haime, Cemex, Mayagüez, Éxito-Cadenalco. 21 Grupo Empresarial Antioqueño (participación minoritaria en Impsat, sistema de comunicación satelital–internet e intranet), Bavaria (telefonía celular–Celumóvil de la que vendió su participación a Bell South, UOL Colombia–Internet, Canal privado de tv Caracol, Caracol Radio, Radionet, Latinonet –proveedor de acceso a Internet– El Espectador, Comunicaciones Trunking, Cromos, Shock, Vea y vínculos con el grupo mediático español Prisa), Ardilla–Lülle (Canal privado de tv RCN, RCN radio), Grupo Fundación Social (Cenpro Tv), Olímpica (Radio Olímpica), El Tiempo (Casa Editorial El Tiempo, City Tv y planes de replicar el modelo en otras ciudades de América Latina; TvCavble, Círculo de Lectores, Tempora Editores, Tower Records, CineMark, Portafolio, LaCiudad.com, el tabloide Hoy y los semanarios Siete Días en varias regiones del país), Carvajal (Editorial Norma, Radio Carvajal), Sanford (inversiones en Publicaciones Semana, LaCiudad.com), Empresas Públicas de Medellín (EPM Televisión, Servicios de Internet).
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lo anterior hay que agregar una fuerte concentración de la inversión publicitaria en algunos medios (entendiendo que la inversión publicitaria constituye una forma de subsidio privado que favorece el desarrollo de unos medios y estilos mediáticos sobre otros), que al concentrarse en algunos tipos de medios reduce la relativa diversidad mediática del pasado. La inversión publicitaria habla también del nivel de penetración de los medios en la vida cotidiana y ocio informado de los colombianos. Para el 2001, los periódicos y revistas que concentraban la mayor proporción de pauta publicitaria, estaban destinados a estratos altos y medios de la población. «37 periódicos representan la oferta de diarios en Colombia y 4 de ellos concentran el 60 por ciento de la inversión, en su orden son: El Tiempo, El Colombiano, El Espectador y El País. El principal diario de difusión es El Tiempo, que cuenta con 1.100.000 lectores y una circulación de 570000 ejemplares el día domingo y 370000 entre lunes y viernes» (Publicidad y mercadeo, suplemento especial, abril de 2001). En 1997, de los 42 diarios más importantes de Colombia, los seis primeros (El Tiempo, El Espectador, El Colombiano, El País y El Heraldo) concentraban el 71.47% de la inversión publicitaria destinada a la prensa. Y sólo El Tiempo concentraba el 35.06% del total. «En el mercado de las revistas proliferan los títulos, se estiman cerca de 170 revistas. Tres de ellas son receptoras del 34 por ciento del total de la inversión: dos son de circulación semanal y una quincenal (...) En 1999 los lectores fueron el 33% de la población encuestada, mientras que en el 2000 pasaron a un 30%. Es de anotar que existe una concentración de lectores en revistas de interés general como es el caso de las revistas Semana y Cambio». El estudio permitía deducir que la mayor penetrabilidad de las revistas estaba en los estratos medios (50%) y Alto (30%), con 26
consumo cercano a los tres millones y medio de ejemplares, sumando revistas semanales, quincenales, mensuales y bimensuales. En 1999, Semana alcanzaba un poco más de 700.000 ejemplares, seguida por Cromos con más de 600.000, Aló 200.00022, Diners con 300.000 y Cambio con 100.000 ejemplares. Entre el 2002 y el 2003, la revista Semana pasará de tener 1.055.500 lectores semanales a 904.600 lectores semanales, una caída del 14,3%; y Cromos pasará de tener en el 2002 598.684 lectores semanales, a tener en el 2003 682.500 lectores semanales; es decir, un incremento del 14%. De conformidad con el Estudio General de Medios (2002), los impresos en conjunto alcanzaron una penetrabilidad del 33%, luego de que en 1999 fuera del 24, y durante el año 2000, del 22%. Internet, por su parte, está creciendo aceleradamente, a un ritmo de cuatro puntos porcentuales por año. La televisión siguió en auge y en los últimos doce meses ya logró un cubrimiento del 96%, y la radio del 79%. Esta dinámica, a su vez, ha afectado la estructura de distribución de la pauta publicitaria. La pauta publicitaria paga impuesto al valor agregado, lo que ha provocado un recorte en inversión de publicidad y ha acentuado la competencia entre medios por conquistar anunciantes. Los dos canales de televisión privados (RCN y Caracol) concentran el 80% de la pauta publicitaria, buena parte de ella proviene de los propios conglomerados industriales a los que pertenecen. El 20% de la pauta se distribuye entre canales de televisión públicos nacionales, los regionales, la radio y los medios impresos.
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En la actualidad, 2003, la Revista Aló tiene 399.500 lectores quincenales.
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El estudio General de Medios de 2003 señala una lecturabilidad de diarios (un día) de 1,519.600 para El Tiempo, 526.300 para El Espacio (ambos en Bogotá); 348.300 para El Colombiano, 335.500 para El Heraldo, 264.000 para el periódico Hoy (del grupo El Tiempo), 204.700 para El País, 160.600 para El Universal, 130.200 para El Caleño, 125.600 para Vanguardia Liberal y 121.500 para El Diario Deportivo. El EGM, realizado entre el 1 y el 22 de septiembre de 2001, indicaba que –teniendo en cuenta una población de 12.169.635 personas y 3.363.609 hogares, pertenecientes a estratos entre el 2 y el 6, y localizados en 16 ciudades del país-, hubo 11.133.999 personas que vieron televisión el día anterior a la encuesta (91,48% de penetración), 9.486.230 que oyeron radio (77,94% de penetración), 4.311.702 que leyeron revistas independientes, es decir, no ligadas a un medio impreso periódico (35,43% de penetración); 4.359.163 que leyeron revistas de prensa (35,81% de penetración), 3.029.022 personas que leyeron diarios (24,88% de penetración); 620.651 personas fueron a cine en esa semana y 1.759.729 usaron Internet esa semana23. Es decir, de 10 personas casi 10 vieron televisión el día anterior, casi 8 oyeron radio, 3.5 leyeron una revista independiente, 3.5 leyeron una revista de prensa y 2.5 leyeron prensa. O dicho a la inversa, 2 no oyeron radio, 6.5 no leyeron una revista independiente, 6.5 no leyeron una revista de prensa y 7.5 no leyeron prensa.
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Según el estudio General de Medios del 2003, la penetración de Internet alcanzó el 22% entre los colombianos, e incluye usuarios ocasionales. La tasa de usuarios de Internet, en Colombia, se ha incrementado significativamente, aunque sigue siendo una de las más bajas del continente si se considera la cifra de usuarios permanentes. En el 2000 hubo cerca de 1.600.000 usuarios de Internet, de los cuales 878.000 usuarios permanentes de Internet según la Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones, y la Revista Publicidad y Mercadeo. En el 2003 la cifra de usuarios permanentes de Internet alcanzó 1,150.000, esto es, una penetración del 3%, muy por debajo de Chile (20%), Uruguay (12%), Perú (11%), Argentina (10%) y Brasil (8%).
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El campo informativo se ha contraído significativamente en términos de variedad: un periódico nacional (El Tiempo24), dos grandes canales privados de televisión (RCN y Caracol25), dos redes radiofónicas informativas originadas en los dos grupos económicos más grandes del país, tres revistas informativas (Semana, Cambio y Cromos) dominan la escena nacional. A lo anterior hay que agregar una distribuidora monopólica de Cine (Cine Colombia) y una única librería de cobertura nacional (La Nacional).
3. Los medios de comunicación y la televisión como instrumentos de mantenimiento del orden simbólico. El ejercicio de la violencia simbólica en los medios 26. Bourdieu distingue, entre otros, dos mecanismos de control mediático y de empobrecimiento de la función pública de la información periodística. El primer mecanismo se parecería al truco del prestidigitador: poner el acento en algo para atraer la atención hacia ello mientras se oculta, lo importante. Distraer. La presentación y selección mediática de «hechos» que «por su naturaleza pueden interesar a todo el mundo, de los que cabe decir que son para todos los gustos. Se trata de hechos que, evidentemente, no deben escandalizar a nadie, en los que no se ventila nada, que no dividen, que crean consenso, que interesan a todo el mundo, pero
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Que de conformidad con el Estudios General de Medios (2003) tiene, entre los 10 primeros diarios más leídos –que en conjunto aglutinan 3,736.500 lectores diarios-, 1.519.600 lectores diarios entre semana (40,66%) y 2.728.200 lectores en Domingo. Respecto a una cifra aproximada de 4 millones de lectores por día de prensa diaria, El Tiempo concentra el 38% de lectores. 25 Sin embargo, cabe aclarar que el grupo empresarial Bavaria ha cedido en los últimos años el control accionario en Caracol Radio (a favor del grupo español Prisa) y Caracol Televisión (a favor del grupo venezolano Cisnero). 26 «La violencia simbólica es una violencia que se ejerce con la complicidad tácita de quienes la padecen y también, a menudo, de quienes la practican en la medida en que unos y otros no son conscientes de padecerla o de practicarla» (P. Bourdieu).
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que por su propia naturaleza no tocan nada importante. La crónica de sucesos es una especie de sucedáneo elemental, rudimentario, de la información, muy importante, porque interesa a todo el mundo, a pesar de su inanidad, pero que ocupa tiempo, un tiempo que podría emplearse para decir otra cosa. Y si se emplean unos minutos tan valiosos para decir unas cosas tan fútiles, tiene que ser porque esas cosas tan fútiles son en realidad muy importantes, en la medida en que ocultan cosas valiosas» (pág. 23). El primer efecto derivado de semejante trucaje consistiría en que se ocupa tiempo mediático público, muy valioso, en asuntos que no son decisivos para el ejercicio del control democrático y la crítica colectivos; con lo cual, se escinde información decisiva y compleja sobre los asuntos serios y claves del orden social – que leerán y conocerán los lectores y ciudadanos en puestos de control y poder, con mayor escolaridad y capital-, y esta pseudoinformación, irrelevante, que copa el tiempo informado de los ciudadanos con menor escolaridad, menos situados en cargos de control y con menor capacidad de incidir en el orden colectivo. En qué sentido esta exposición a lo irrelevante, articulada a rostros y voces de presentadores concretos, pone en primer plano como si fueran relevante -es decir, como si tuvieran igual peso que lo político, los proyectos de sociedad y de país, la acción colectiva de los ciudadanos-, discursos, gentes y prácticas irrelevantes . Un síntoma significativo de esta inversión es el fenómeno de figuras cuya presencia mediática es significativa (deportistas, actores de televisión, periodistas, presentadores de noticias, comediantes, cantantes) y que, sin tener articulaciones fuertes con organizaciones políticas de ningún tipo o movimientos sociales, se lanzan a la política electoral y son elegidos. Los políticos comenzarán a exponerse y exhibirse mediáticamente con más intensidad 30
para derivar réditos futuros en las contiendas electorales. Ese fenómeno debe ser entendido como prueba de oro de otra cosa: si se dispusieran en el orden del tiempo informado varios de los asuntos relevantes para la vida social, discursos públicos menos fútiles, personalidades cuyos acumulados en el campo de la ciencia, el arte, la política, la acción pública son significativos para robustecer nuestra lectura de la vida social en curso, es decir, si pudieran disponerse en la esfera pública mediática asuntos que permitan movilizar una mayor preocupación colectiva a favor de los asuntos importantes como la destrucción ambiental, crisis del empleo, violencia armada, inequidad y distribución de la riqueza, retraso tecnológico e inserción educativa de las mayorías, tratados de libre comercio y políticas económicas, la formas más espectaculares, mesiánicas y –en cierto sentido- terroristas de la visibilización pública necesariamente perderían peso y eficacia. Al reducir el tiempo para la exposición pública de lo importante, la esfera pública mediática para las agendas y asuntos estratégicos se estrecha o tiende a desaparecer, para quedar en manos de expertos, instituciones burocráticas, ministerios y tecnócratas que ofician a espaldas de las mayorías precariamente informadas. Pero el brillo de lo intrascendente y la brevedad de la llamarada informativa tiene un costo significativo, incluso para los propios periodistas, que de alguna manera van configurando lo que podríamos denominar una cierta conciencia cínica y el malestar de un tipo de trabajo que, siendo relativamente exigente en términos intelectuales, resulta evanescente, casi intrascendente. La entrevista que concedió Mauricio
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Gómez27 (prestigioso periodista y director de noticias en la década de los 80) ilustra bien la desazón. Convertido en pintor dice: «Espero poder decir cosas más duraderas pintando que trabajando como periodista. El periodismo es muy efímero. No hay nada más viejo que un periódico de ayer (...) Con Fernando Cano, de El Espectador, creíamos que íbamos a acabar con Pablo Escobar. Nada más ingenuo. Cuando comenzaron a amenazarme de muerte, me fui a trabajar con la CNN, en Atlanta. Allí me la pasada todo el día frente al computador y con dos teléfonos encima. Esa rutina me ahogó. Yo, definitivamente, no me veía así el resto de mi vida y tomé la decisión de irme a Paris a estudiar puntura (...) La prensa no sirve para nada». Un relato sobre las tensiones derivadas de un trabajo intelectual al mismo tiempo exigente y evanescente, puede encontraste publicado en la revista Folio No. 1 de la Especialización en Periodismo Investigativo, de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia, bajo el título «La escritura y el sentido de la vida», de Tad Bartimus (1997), profesora universitaria y periodista, que advierte las señales de la alineación que le procuró su propio trabajo profesional, cuando topó con una enfermedad inhabilitante28.
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El Tiempo, «El coraje de la mano izquierda», Sección Cultura, página 4, domingo 30 de noviembre de 2003. Algunos esfuerzos notables de investigación periodística o algunas piezas que coparon, por su brillo y rutilancia, la escena mediática durante algunos días, terminan disolviéndose hasta hacerse intrascendentes. Por eso los premios periodísticos y los homenajes que periodistas hacen a la obra de otros periodistas cumplen un papel significativo como mecanismo de compensación simbólica y reconocimiento social frente una obra condenada al olvido permanente. (Algo parecido a las medallas en los héroes de guerra y las burocracias militares, políticas, académicas). Veamos el mismo asunto, contrastándolo con un evento noticioso ocurrido hace algunos años y publicado en la revista Cambio: una joven universitaria, antropóloga, quizá egresada de la Universidad de los Andes, publica una breve crónica de viaje, luego de visitar un campamento de las FARC. La nota escandaliza por el tono festivo y juguetón con que se refiere a los guerrilleros, “gorditos y buena gente”, “gorditos y amables”. Escándalo nacional y escarnio público..., y luego la desmemoria. Salud Hernández publica en El Mundo (de España) una crónica sobre las redes de tráfico de blancas en España y sus conexiones con el eje cafetero. Escándalo nacional y luego desmemoria. ¿Qué es lo relevante detrás de estas llamaradas intrascendentes? Que las anécdotas informativas son breves. Es relevante entonces que la comunidad de periodistas sea más o menos consciente de la brevedad de cualquier esfuerzo informativo –incluso los más sonados. Incluso los más escandalosos y llamativos se harán insignificantes en muy poco tiempo. ¿De qué manera la conciencia de la evanescencia afecta el trabajo y la condición psíquica de un trabajador intelectual que invierte esfuerzos significativos en su obra? ¿Cómo se traduce esta conciencia en desazón y sufrimiento? 28
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Segundo mecanismo: ocultar mostrando. Bourdieu distingue tres formas de este mecanismo: mostrar algo distinto de lo que debería mostrarse si se propusiera realmente informar; mostrar lo que se debe mostrar, pero de tal forma que pase inadvertido o que parezca insignificante; o mostrar lo que se debe, de tal forma que cobra un sentido que no corresponde a la realidad. Un primer ejemplo: usando «categorías de percepción»29muy particulares, los medios de comunicación abordan la realidad de los barrios pobres, de las comunidades indígenas, de las poblaciones negras, de los homosexuales. Esas categorías de percepción están moduladas por «la búsqueda de lo sensacional, de lo espectacular». Una suerte de dramatización. Tumultos, delincuencia, zonas oscuras, pobreza, desorden y expresiones que actúan como guías o leyendas de lo visto, de lo exhibido, de lo mostrado. (Aterrador, triste, miserable, dramático). La sensación de que no muestran la realidad del barrio, de las comunidades, de que mutilan el orden ordinario de sus conflictos y valiosas jornadas, es compartida por muchas personas30. En ciertos barrios de Cali, el malestar se ha agudizado hasta el punto de negarse a prestar su voz y rostro para las secuencias que 29
Unas categorías de percepción son «estructuras invisibles que organizan lo percibido y determinan lo que se ve y lo que no se ve» (P. Bourdieu). Los lentes con que miran lo real los periodistas, estarían hechos de sus predisposiciones inherentes a la profesión, su visión de mundo, su formación y sus aptitudes, sostiene Bourdieu. 30 Cualquier persona puede advertir el mecanismo si presta atención a los videos de noticieros sobre la pobreza, lo marginal, las barriadas, las comunidades indígenas y negras, contrastándolas con el modo como se abordan los temas de poder, de los sectores integrados, de los barrios ricos. No se trata de pobreza vs riqueza objetivas, sino del modo (enfoque) en cada una es recreada e inventada para la escena. Una mujer nasa y líder del movimiento indígena en el Cauca, se queja del modo en que los noticieros representan a los niños indígenas: las huellas del trabajo campesino, la calidad de las ropas de trabajo, la tierra que se pega al cuerpo cuando juegan en los campos son presentados como indicios de miseria extrema, “cuando muchos de esos niños tienen mejor calidad de vida que los de las ciudades. Si usted llega a mi casa y filma a mis niños, pues los verá con ropa sucia y nada buena, justamente porque esa es la que les dejamos para que jueguen”. El mecanismo puede operar en terrenos más amplios. La Ministra de Relaciones Exteriores del Ecuador (Nina Pacari, mujer e indígena; quien el 8 de agosto de 2003 renunciaría al cargo luego que el movimiento Pachakutik le restara su apoyo a Lucio Gutiérrez) es recreada en la sección light (teléfono rosa de El Tiempo) y aparece en una fotografía junto al Canciller de Venezuela (Roy Chaderton Matos, muy rubio y alto) y la Canciller de Colombia (Carolina Barco, rubia y muy alta), con una nota de pie de página absolutamente racista. Otro evento significativo es la polémica desatada alrededor de la imagen de una mujer indígena Emberá Katío, empleada por la revista SOHO con un eslogan publicitario que rezaba “Mejor lee SOHO”. Algunos números después, aparece un breve perfil de una modelo Nukak en la misma revista, como manera de saldar la polémica, en lo que parece un gesto compensatorio que resume la idea según la cual las mujeres indígenas pueden aparecer en la revista a condición de que sean bellas a la manera SOHO.
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registran las barriadas en clave delincuencial. El uso inadecuado en la designación de los lugares, los nombres alterados de las comunidades, las inapropiadas referencias y designaciones de calles, apellidos, familias, la alteración de los términos con que las personas designan y expresan los asuntos de su vida, no hace más que añadirse y afianzar los mitos racistas, sexistas y excluyentes, a lo que se agrega el uso torpe de «imágenes de recurso» en que aparecen pueblos y localidades que no se corresponden con los de los lugares en que están sucediendo los acontecimientos referidos (en especial, combates), un indicador significativo de cómo –en el proceso informativounas imágenes y otras terminan valiendo lo mismo en un rasero discursivo que iguala y asimila, en el caso colombiano, a Pitayó con Vitoncó, o en el caso de los medios globales, a Cali con Medellín, o América Latina con México. «Porque esas palabras hacen cosas, crean fantasmagorías, temores, fobias o, sencillamente, representaciones equivocadas» (P. Bourdieu). Este interés por lo excepcional para los periodistas y medios,
oculta tanto la densidad compleja de lo ordinario como lo que realmente es
excepcional para los grupos sociales, comunidades y pueblos. El énfasis mediático en lo extraordinario, en lo que no es cotidiano obra una censura y una deformación aguda de lo real, acentuada por el afán de primicia informativa; y excluye de la realidad informada la extraordinaria densidad de la vida ordinaria y común. Ese orden ordinario es muy complicado abordarlo y requiere de un largo trabajo que en muchas ocasiones los medios de comunicación no están dispuestos a hacer. Un segundo
ejemplo: el proceso mediante el cual las formas de acción organizada de los pueblos indígenas del Cauca, contra los actores armados de todo tipo (incluidos los del Estado) se está representando como resistencia armada contra la guerrilla , y como 34
prueba de resistencia social contra los actores armados ilegales. De esta manera, un proyecto de movilización y organización a favor del desarme general, de la no intervención militar y en contra de la presencia de actores armados en zonas y cabildos indígenas, un movimiento social a favor del no involucramiento de civiles en el conflicto, se presenta como acción heroica de los pueblos indígenas del Cauca contra las FARC y el ELN. Con ello se consigue imponer los lentes de los medios al conjunto social. Ese es el efecto de esta violencia simbólica en el plano de la representación: se imponen los sistemas de clasificación, el modo de ver, el mecanismo que le da forma a lo real informado.
4. La autorreferencialidad de los medios: los medios citan y leen a otros medios. Tres constreñimientos o factores determinan a los medios de comunicación: las fuentes, los anunciantes y la competencia entre medios de comunicación (por la primicia, por pautar e inaugurar un modelo, formato, innovación, propuesta). «Esto se debe en parte a que la producción es colectiva. (...) [Se trata de] unos universos donde los constreñimientos colectivos son muy fuertes, en la medida en que cada uno de los productores se ve obligado a hacer cosas que no haría si los demás no existieran: las que hace, por ejemplo, para llegar antes que los demás. Nadie lee tanto los periódicos como los periodistas, que, por otra parte, son propensos a pensar que todo el mundo lee todos los periódicos (...) Para los periodistas, la lectura de los periódicos es una actividad imprescindible y la revista de prensa un instrumento de trabajo: para saber
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lo que uno va a decir hay que saber lo han dicho los demás. Este es uno de los mecanismos a través de los cuales se genera la homogeneidad de los productos propuestos» (31 y ss). El efecto derivado de este entorno y esta situación en que estos productores colectivos trabajan de la misma manera, se encuentran en los mismos lugares y nichos, se (re)conocen entre sí y compiten por obrar primero los mismos objetos, es lo que Bourdieu denomina «efecto del enclaustramiento»: «el que los periodistas que, por lo demás, comparten muchas características comunes por su condición, así como por su procedencia y su formación, se vean mutuamente, se encuentren constantemente en unos debates en los que siempre aparecen las misma caras, tiene unos efectos de enclaustramiento y, no hay que vacilar en decirlo, de censura tan eficaces –más eficaces, incluso, porque el principio no es tan aparente- como los de una burocracia central, de una intervención política deliberada» (p. 34). Un indicador –según Bourdieu- del efecto de censura del enclaustramiento (este círculo vicioso de la información) es que ante la presencia de un evento no programado de grandes dimensiones, la información que ofrecen los medios es limitadísima, el análisis nulo y se debe recurrir a un consultor, experto, para que proporcione algún nivel de comprensión sobre los hechos. Los mecanismos rutinizados de tratamiento de la información, no sirven sino para lo que se comporta de acuerdo a esos mecanismos rutinizados. Por eso, los eventos complejos referidos a comunidades indígenas resultan tratados de cinco maneras: a) una que los reduce a los mecanismos rutinizados de tratamiento de la información (en este caso, melodramatización, maniqueísmo informativo, protagonismo/antagonismo, hechos de orden público, 36
curiosidad o exotismo); b) sencillamente son ignorados debido a que no se poseen los instrumentos intelectuales requeridos para su abordaje; c) se recurre a un “experto o autoridad” externa a las comunidades; d) se individualiza y personaliza la información vía selección de un testigo 31; o e) se recurre a la representación colectivista (que borra las diferencias o las disuelve en la imagen de una masa indiferenciada ).
Esta dinámica de competencia cerrada entre quienes se conocen, entre quienes comparten las mismas claves de acceso y recurren a las mismas fuentes, procura otro efecto particularmente destacado: se interioriza –entre los más viejos (los de mayor oficio)- una «idea de lo evidente» en términos informativos: es decir, se aprende a saber y a considerar qué es lo que debe proponerse en las salas de redacción, se aprende de manera práctica a distinguir y sopesar qué es aquello que tiene más opciones de pasar por el cedazo de las salas de redacción. Los periodistas más jóvenes se mueven a tientas, no están seguros de qué proponer, porque para ellos el efecto de evidencia no se ha configurado.
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El recurso del testigo ha sido superado por otra figura que ha servido para instalar, en la imaginación y opinión pública, ciertos tópicos complejos de difícil abordaje: es el recurso a la biografización. Ciertos temas como la corrupción, la violencia, el hambre, la destrucción ambiental, la guerra, han podido ser abordados de manera sensible y con algún impacto y densidad simbólica, mediante el recurso de contar historias, anécdotas, eventos significativos que le ocurren a una persona o grupo específico. Un estudio realizado por González (2002) identifica cinco tipos o modos de uso de lo biográfico en el periodismo escrito colombiano: como mecanismo de recreación nostálgica del pasado y de vidas memorables; como modo de recreación, representación y narración cálida y personal de la agenda informativa de actualidad; como manera de instalar en las agendas informativas la perspectiva de las personas en situaciones límite, al margen o exóticas; como forma de revelar la dimensión secreta, clandestina o íntima de los poderes; y como manera de avanzar celebraciones públicas y ritos del ciclo de vida en las personas e instituciones.
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Un tercer efecto derivado de esta dinámica es que, en virtud del efecto de enclaustramiento, los periodistas y los medios –que se leen mutuamente- tienden a diferenciarse por detalles que pasan inadvertidos para las audiencias, aunque para los medios sean muy significativos: llegar primero a lugar de los hechos, las minucias y detalles del set de noticias, un error de dicción del presentador o la presentadora, un error en el nombre de algún personaje público se cobran muy caro en términos de prestigio entre medios. En un entorno de competencia y velocidad las diferencias inapreciables para las audiencias se vuelven decisivas para los equipos, como en las carreras de auto, en que poner gasolina antes o después, el detalle de las ranuras de las llantas, la disposición aerodinámica del alerón trasero, se traduce en un centésima de segundo que procura la victoria a uno de los equipos; aunque –para los espectadores los autos de carreras parezcan más o menos la misma cosa y se muevan a velocidades más o menos similares, es decir inapreciables para quien no sabe de esas minucias. Algo parecido pasa con el periodismo y los medios de comunicación. La minucia insignificante, la innovación intrascendente, el plano novedoso, la musicalización, el ritmo y los cortes, sólo son apreciables para el círculo cerrado de los competidores. Un cuarto efecto derivado de esta dinámica, es la tendencia a legitimar la calidad en términos de «índices de audiencia». El mercado aparece como instancia de legitimación. Con este énfasis en el poder legitimador del mercado se afecta una doble condición clave de la producción cultural: la independencia y autonomía, que implica a veces la creación de obras que no tienen público, pero que se van haciendo a uno propio conforme se las comprende y aprecia. Pero en el campo informativo, 38
este mismo mecanismo de legitimación vía mercado, rating, índices de audiencias, procura otra forma de censura: hace que se privilegien las agendas, temáticas, problemas que admiten mayores audiencias, y se clausuran aquellas que –siendo importantes, aunque desconocidas o poco habituales- podrían llegar a cobrar relevancia y audiencias significativas en el futuro32.
5. La disolución de la comprensión, la respuesta rápida, el abordaje breve: el fast thinker. Un efecto clave de la dinámica mediática es el que se deriva de la presión del tiempo sobre los trabajadores intelectuales que son los periodistas y sobre aquel que habla en medios. La lucha por el tiempo largo del análisis, del abordaje de temáticas complejas, debería ser central tanto para los periodistas como para quienes hablan en los medios. Se trata de defender el derecho a comprender, a exponer y a explicar con pausa y sin edición lo que q ue hay que exponer, para evitar las formas de distorsión que introduce lo que Bourdieu llama el fast think: «(...) existe un vínculo entre pensamiento y tiempo. Y uno de los mayores problemas que plantea la televisión es 32
El drama de la inmediatez informativa, derivada del énfasis en la velocidad del cubrimiento, reside menos en las urgencias de producir información inmediata, que en la necesidad de producir efectos inmediatos. Para la empresa periodística no se trata tanto de cubrir rápidamente un hecho, como de producir lo más rápidamente posible un incremento en el rating. Respecto al efecto deseado, la velocidad de cubrimiento puede ser uno de los mecanismos para producir el efecto deseado (incremento rápido del rating). Pero la melodramatización y el entretenimiento pueden ser otros modos de hacerlo. Dicho metafóricamente, no se trata de la velocidad con que se inyecta al paciente, sino de la velocidad en que lo inyectado hace efecto en el paciente. La urgencia de «efectos rápidos» sobre las audiencias se traducirá, inevitablemente, en la atención creciente sobre aquellos factores que incrementan el «efecto rating»: personalización de la información, melodramatización, exclusión de las agendas y tópicos complejos y/o adversos a las audiencias de masas, fast think en los comentarios, énfasis en la dimensión entretenida de la información, valoración de los aspectos claves del vínculo afectivo y escénico de la información con las audiencias (diseño del set y de los diarios, ilustraciones, presentador-actor, musicalización, musicalización, efectos efectos visuales).
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el de las relaciones entre el pensamiento y la velocidad» (p. 39). Frente a estas condiciones de velocidad y brevedad, necesariamente para decir algo en los medios de comunicación quien habla deberá recurrir a «discursos», «ideas», «conceptos» preconcebidos o prejuiciados. Dirá Bourdieu que esos conceptos prejuiciados o de sentido común, en muchos casos son subproducto de los propios medios de comunicación, de las visiones menos progresistas de la sociedad, discursos heredados: los racismos, los sexismos, los discursos a favor de la predación ambiental o la violencia machista, todos aquellos discursos que en el pasado gozaron de cierta legitimidad asociada a los privilegios y poder, se convierten en recurso de expresión en condiciones limitadas de tiempo. Piense rápido y gana; piense lento y pierde. El que piensa pierde, como rezaba una parodia de Les Luthiers sobre los concursos televisivos. Esta comunicación hecha de discursos preconcebidos es una comunicación con garantías, de fácil comprensión porque, de hecho, ya ha sido recibida en el pasado. Las nociones e ideas no preconcebidas son más complejas y obligan a un tiempo largo y condiciones especiales de explicación y exposición: la palabra de las “comunidades indígenas” es una de esas comunicaciones que requieren un tiempo largo y pausado para la exposición mediática, dado que es una comunicación no comunicada. La banalización del periodismo tiene que ver menos con que se digan cosas elementales o sin importancia, que con el hecho de que se dice lo que todo el mundo sabe y comprende por su preconcepción. «Y, por el contrario, el pensamiento es, por definición, de finición, subversivo: su bversivo: para empezar e mpezar ha h a de d e desbaratar desbar atar las «ideas preconcebidas» y luego tiene que demostrar las propias» (p. 40). La exposición de ideas, la ilación de argumentos, exige tiempo y espacio. La pelea por tiempos y 40
espacios adecuados es la pelea fundamental para la comunicación de aquello que no pertenece al orden de los prejuicios, p rejuicios, aquello que es extraño y ajeno33.
6. Asistir la palabra del otro. Hay profesionales mediáticos, profesionales del fast think , de la palabra rápida y prejuiciada. «Profesionales «Profe sionales del plató», dice Bourdieu. B ourdieu. Y frente a ellos, hay los lo s que no se habitúan o no conocen las reglas de esta lógica de la velocidad y el prejuicio (juicio previo). Esto constituye un desequilibrio en las condiciones de diálogo y comunicación cuando se trata de un debate público mediatizado. «Y para restablecer un poquito de igualdad haría falta que el presentador fuera desigual, es decir, que prestara asistencia a los más desposeídos d esposeídos relativamente (...) Si se pretende pr etende que alguien que no es un profesional de la palabra diga algo (y entonces con frecuencia dice cosas absolutamente extraordinarias, que la gente que se pasa la vida monopolizando la palabra ni siquiera sería capaz de pensar), hay que llevar a cabo una labor de
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Una nota publicada en el periódico El Tiempo T iempo y escrita por Ginna Zárate, corresponsal de El Tiempo en Riohacha, no puede ser más elocuente: la periodista informa sobre la profusión de nombres raros entre la comunidad wayúu. Titulado «Yo llamarme Chorizo» y con una bajada que señala lo siguiente: «En las registradurías de La Guajira es posible encontrar nombres como Cometa Haley, Alka Seltzer, Cine, Helicóptero, María Perra. “¿Y por qué no te lo cambias?”, es una pregunta ofensiva». Aunque incluye una referencia interesante sobre las razones de los nombres, expuesta por Aida Kuash («una palabrera wayúu»), la perspectiva exotista y burlona predomina en el documento. La señora Kuash explica: «Es común poner nombres que no tenga nadie más. Nos gusta poner nombres que no sean comunes. A menudo se toman del entorno, pero siempre con una razón de ser o una explicación». La explicación, un argumento estratégico e inteligente, se transformó en un recurso anecdótico débil en el conjunto del material. Un examen pausado le hubiera permitido a Ginna Zárate notar que lo que a ella y sus lectores les resulta extraño en relación con los wayuú, les resulta natural y normal en sus propios casos, como eso de llamarse «Ginna» fuera de Italia o sin ser italiana. La misma lógica que aplican los wayuú para seleccionar sus nombres, opera en los padres colombianos «no wayuú» para seleccionar el de sus hijos, como le ocurrió sin duda a los padres de Ginna. El efecto exótico desaparece con un simple y pausado razonamiento; pero obviamente la perspectiva del texto periodístico tendría que cambiar radicalmente, con lo cual perdería parte de su efecto-rating.
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asistencia a la palabra (...) Se trata de ponerse al servicio de alguien cuya palabra es importante, de quien queremos saber qué tiene que decir y qué piensa, y por ello lo ayudamos a expresarse. Pero no es, ni por asumo, lo que hacen los presentadores. No sólo no ayudan a los desposeídos, sino que, por así decirlo, los hunden. De mil maneras: no dándoles la palabra en el momento adecuado, dándosela cuando ya no la esperan, manifestando impaciencia, etcétera...» (p. 46).
7. Las contradicciones entre las condiciones para producir obras de vanguardia y las condiciones para la transmisión de esas obras. La producción cultural de vanguardia o de punta (literatura, matemáticas, música, física, arte, narrativas, pensamiento social, ciencia) exige autonomía (esto es, estar al mayor margen posible de las imposiciones políticas y comerciales), lo cual procura obras al mismo tiempo alejadas del sentido común que requieren los medios para su divulgación. Esta es una contradicción clave, porque –en este horizonte- la autonomía del pensamiento y obra de las comunidades indígenas se ofrece como muy poco rentable en términos de rating e índice de audiencias. También habría una oposición creciente entre las personalidades de medios, más visibles, las estrellas, las mejor pagas –que cobran fortunas, pero son particularmente sumisas-, y los periodistas crecientemente profesionalizados, los menos visibles, que viven el malestar de su amplia formación y la calidad de los trabajos a los que se los destina, tareas insignificantes. «Tenemos detrás de las cámaras y de los micros [micrófonos] a gente incomparablemente más culta que su equivalente de los años 42
sesenta; en otras palabras, la tensión entre lo que pide la profesión y las aspiraciones que quienes se dedican a ella adquieren en las escuelas de periodismo o en las facultades es cada vez mayor, aunque también hay quienes se adaptan muy pronto y muy bien, sobre todo, si tienen ansias de trepar» (p. 52) .La crisis profesional se vive como la sensación permanente de que la profesión no se parece a lo que creían que sería, es menos exigente (y más rutinaria) de lo que desearían. «La gente descubre cada vez más temprano las terribles exigencias de la profesión y, en particular, los constreñimientos resultantes de los índices de audiencia, etcétera. El periodismo es una de las profesiones en las que hay más personas inquietas, insatisfechas, indignadas o cínicamente resignadas, y en la que es muy común la expresión (sobre todo entre los dominados, por supuesto) de la ira, la náusea o el desánimo ante la realidad de una profesión que se sigue viviendo o reivindicando como «distinta a las demás». Pero estamos lejos de una situación en la que estos despechos y rechazos pudieran convertirse en una auténtica resistencia, individual y, sobre todo, colectiva» (p. 52).
8. El periodismo como campo, no como conjunto de empresas externamente determinadas por intereses económicos y políticos únicamente. Es importante entender que el periodismo, como campo, tiene lógicas, reglas y condiciones de competencia por prestigio, poder y dominio particulares. Entonces, plantea Bourdieu, el tipo de propiedad o la empresa propietaria del medio no explican la dinámica periodística centralmente. Es la competencia entre medios, por prestigio y 43
capital simbólico, lo que determina su funcionamiento, alcance y lógicas. Por supuesto, se debe tener en cuenta estos factores referidos al orden político y económico, pero son insuficientes. Una empresa de fútbol está atravesada por factores económicos, pero hay leyes no económicas que gobiernan sus decisiones y sus prácticas, en virtud de la competencia con otras organizaciones de deportes. Los factores constitutivos del campo periodístico son, según Bourdieu, los siguientes:
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Cuotas de mercado y competencia: La competencia entre medios se puede percibir a través de las cuotas de mercado que posee cada medio, el alcance regional, local, nacional y su posición dominante o no, el volumen de periodistas de prestigio, el peso de los anunciantes en sus políticas de comunicación e información34.
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Posición del medio de comunicación y posición del periodista dentro del medio de comunicación. Es necesario identificar ambos para poder establecer las posibilidades de acción que poseen en el campo. El peso o relación de la televisión dentro del campo periodístico, el peso de las cadenas de televisión y noticieros regionales respecto a los nacionales, las tensiones entre periodistas nacionales y regionales35. Se puede identificar un medio de comunicación por
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En principio, un periódico como El Tiempo que quintuplica al segundo diario «no sensacionalista» más leído (El Colombiano, 348.300 lectores diarios) y triplica al segundo (El Espacio, un diario sensacionalista, con 526.300); que se ha constituido en el único diario de cobertura y distribución nacional, tendría en principio un margen de maniobra mayor para la producción de información compleja, una menor dependencia respecto a los criterios que imponen los anunciantes, las audiencias y el mercado, probablemente un mayor interés en fortalecer su prestigio simbólico respecto a los otros medios impresos y medios informativos; y respecto a las agendas de los poderes políticos y gremiales. Pero los periódicos regionales –y mejor, citadinosque dominan el mercado del periódico en algunas ciudades capitales (Cali y el periódico El País; Barranquilla y El Heraldo; Medellín y El Colombiano) también tienen márgenes de maniobra relativos en el mismo sentido, dentro de los contextos locales. Ese margen de maniobra para procurar formas de «periodismo complejo y autónomo», simbólica y socialmente rentables, no debería despreciarse en nombre del puro plegamiento a las razones de rating y mercadeo. La autonomía del campo periodístico se conquista en esos intersticios. Pero probablemente la amenaza más significativa a los medios impresos periódicos proviene de la colonización televisiva de la inversión publicitaria, que para octubre del 2003 alcanzó a capturar el 63% en la televisión nacional, en particular los Canales Privados. 35 Como se advierte en el documental Noticias de Guerra, de Oscar Campo (2002), la tensión por prestigio entre periodistas locales/regionales y los periodistas de los canales privados nacionales, se zanjarán –entre otras- apelando a un argumento poco significativo si se lo interpreta desde fuera del campo, pero muy significativo dentro del campo: los periodistas nacionales no conocen el terreno físico y geográfico del cubrimiento. Por eso, cuando deben cubrir notas de «orden público» en zonas retiradas de Bogotá, se ven a gatas. También se advierten diferencias de prestigio y luchas por prestigio entre periodistas “empíricos” y “universitarios”, entre periodistas de las secciones “duras” (política y economía) y las secciones “blandas” (farándula, deportes,
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su peso económico (porción del mercado) y su peso simbólico (su posición dominante, su capacidad de deformar el campo y fijar las leyes y reglas de juego en su ámbito). En esta perspectiva puede haber medios con amplia dominio en el mercado, pero con una menor cuota de peso simbólico o prestigio en el campo; y, al contrario, puede haber medios con menor porción en el mercado, pero con mayor peso simbólico36. Bourdieu advierte cómo, en un momento, en el campo periodístico la televisión – aunque llegó a poseer una importante porción del mercado –de audiencia y de anunciantes- no era determinante en el campo periodístico; los vectores los definía la prensa escrita. Pero en estos momentos, la televisión –como industria- ha conseguido convertirse, al mismo tiempo, en dominante en el mercado de audiencia y de anunciantes, pero también en referente y ley para el conjunto del periodismo. «La gente de la televisión estaba doblemente dominada: en primer lugar, por el hecho de que pesaba sobre ella la sospecha de depender políticamente de los poderes públicos, estaba dominada desde el punto de vista cultural, simbólico, desde el punto de vista del prestigio y, además, estaba dominada económicamente en la medida en que sociales); o entre gente de la radio y la prensa, y de estos últimos respecto a la gente de la televisión. La capacidad de producir primicias ligadas con eventos de esta naturaleza está asociada a la capacidad de desplazamiento, fuentes-testigo en la zona (que datean a los medios de comunicación antes que a los organismos de seguridad) y conocimiento de contactos (comandantes locales de la guerrilla o de los paramilitares) para contar con avales de acceso. Lo interesante es que la forma de disputa por prestigios y capitales simbólicos no se funde en un mayor conocimiento de los eventos locales, la naturaleza de los actores sociales implicados en estos acontecimientos, la historia regional y local, el conocimiento del orden político y las formas de funcionamiento de las burocracias públicas y privadas locales; sino en la capacidad de desplazarse más rápidamente hacia la zona en que ocurren las primicias ligadas al conflicto armado. Por eso, la cobertura no coyuntural de acontecimientos del ámbito local con relevancia nacional o internacional, no difiere sustancialmente entre lo que hacen los equipos periodísticos locales y lo que harían los equipos periodísticos nacionales. Es un rasgo del periodismo de news en que los valores simbólicos más caros son la primicia y la capacidad de retener la atención y ampliar los índices de audiencia. 36 Bourdieu indica lo siguiente (los subrayados son nuestros): «El grado de autonomía de un medio de comunicación se mide, sin duda, por la parte de sus ingresos que proviene de la publicidad (en forma de publicidad o de subvenciones), así como por el grado de concentración de los anunciantes. Por lo que al grado de autonomía del periodista particular se refiere, depende, en primer lugar, del grado de concentración de la prensa (que, al reducir el número de empresarios potenciales, incrementa la inseguridad del empleo); en segundo lugar, de la posición de su periódico en el espacio de los periódicos, es decir, más o menos cerca del polo «intelectual» o del polo «comercial»; en tercer lugar, de su posición en el periódico o el medio de comunicación (redactor fijo o colaborador en tanto la línea, etcétera), que determina las diferentes garantías estatutarias (que van ligadas a la notoriedad) de las que dispone y también su sueldo (factor menos vulnerable por las formas cambiantes de las relaciones públicas y menos dependiente que las tareas mercenarias, para ganarse el pan, a través de las cuales se ejerce el dominio de los que mandan); y por último, de su capacidad de producción autónoma de la información (pues algunos periodistas, como los especializados en divulgación científica o temas económicos, son particularmente dependientes).» (p. 104).
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dependía de las subvenciones del Estado, lo que le restaba eficiencia y poder. Con el paso de los años (...) esta relación se ha invertido por completo y la televisión tiende a volverse dominante económica y simbólicamente en el campo periodístico» (p. 61). Los periódicos se ven obligados a pensar su supervivencia económica en términos de conquista de audiencias (suscriptores y pauta) y serán los periódicos dedicados a sucesos y deportes y elementos superficiales los que tenderán a desaparecer porque no pueden oponerse a lo mismo que ofrece la televisión. Había una distinción fuerte entre periodismo de news (noticias, sucesos) y periódicos de views (puntos de vista, opiniones y análisis). En esta dinámica los periódicos y medios de news tienden a ser barridos por la televisión; pero los de views se concentran en los sectores de la población con mayor capital cultural y económico (los que toman decisiones). En este horizonte, Bourdieu señala y advierte cómo un medio conforme se masifica tenderá a «evitar todo lo que pueda dividir, excluir (...), más ha de intentar no «escandalizar a nadie», como se suele decir, no plantear jamás problemas o sólo problemas sin trascendencia» (p. 64). Bourdieu pone el ejemplo de cómo en las conversaciones cotidianas se habla de aquello no problemático cuando no se quiere entrar en asperezas y se ritualiza la conversa al máximo, se habla del clima, se la banaliza, para no forzar una disputa. En general, Bourdieu dirá que la masificación tenderá a producir un tipo de información que tiende a ser información que todo el mundo sabe, «que confirma cosas ya sabidas y, sobre todo, que deja intactas las estructuras mentales» (p. 65). Lo relevante es que la capacidad de convocatoria en masa de la televisión, produce una situación clave: se puede tener acceso a una audiencia enorme, acceso a ciudadanos comunes, como nunca lo tuvo la literatura, la 46
prensa, la radio, el arte, la ciencia, la escuela. «A pesar de ocupar una posición inferior, dominada, en los campos de producción cultural ejercen [los periodistas] una forma realmente insólita de dominación: son dueños de los medios de expresarse públicamente, de existir públicamente, de ser famoso, de alcanzar la notoriedad pública
(...) Y gracias a ello gozan (por lo menos los más poderosos) de una
consideración con frecuencia desproporcionada en relación con sus méritos intelectuales ...». Y pueden desviar una parte de ese poder de consagración en provecho propio37 y pueden derivar en una suerte de anti-intelectualismo en virtud de su singular condición: menos competentes intelectualmente, pero poderosos visiblemente. Esta tendencia hacia la masificación y este interés en limar asperezas (que explica la ampliación de las zonas light del periodismo y de la información redundante), procurará la forma más compleja de censura: «No hay discurso (...) ni acción (...) que, para tener acceso al debate público, no deba someterse a esta prueba de selección periodística, es decir, a esta colosal censura que los periodistas ejercen, sin darse cuenta, al no retener más que lo que es capaz de interesarlos, de «captar su atención», es decir, de entrar en sus categorías, en sus esquemas mentales, y condenar a la insignificancia o a la indiferencia a expresiones simbólicas merecedoras de llegar al conjunto de los ciudadanos» (p. 69).
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Como el caso, Juan Gossain y la inusitada promoción de su novela «La Balada de María Abdala», objeto de un esfuerzo consagratorio y mediático sin antecedentes en Colombia.
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Otra tendencia es lo que Bourdieu llama «demagogia de lo espontáneo»: tribunas libres, talk show, expresión pública de lo que cada cual piensa, tribunas y debates rápidos, que es la exposición de la comunicación prejuiciada. Los periódicos, revistas y televisión “culturales” tenderán a dejar las zonas más esotéricas y complejas a las horas de menor rating. «En otras palabras, un campo cada vez más dominado por la lógica comercial impone una creciente coerción sobre los demás universos. A través de la presión de los índices de audiencia, el peso de la economía se ejerce sobre la televisión, y, a través del peso de ésta sobre los periodistas, incluso los más «puros», y sobre los periodistas, que, paulatinamente, se van dejando imponer los problemas de la televisión. Y, del mismo modo, a través del peso conjunto del campo periodístico, pesa sobre todos los campos de la producción cultural» (p. 81). Finalmente, es interesante atender a lo que llama Bourdieu ley de Jdanov: «cuanto más autónomo y más rico en capital específico sea un productor cultural, y más exclusivamente orientado esté hacia ese mercado restringido en el que como clientes sólo se tiene a los propios competidores, más inclinado se sentirá a la resistencia. Por el contrario, cuanto más destine sus productos al mercado de la gran producción (como los ensayistas, los escritores periodistas, los novelistas conformistas), más tendencia mostrará a colaborar con los poderes externos, Estado, Iglesia, Partido, y, hoy en día, periodismo y televisión, a someterse a sus requerimientos o a sus exigencias» (p. 90). Contra la alternativa elitismo o demagogia, Bourdieu sostiene que defiende «las condiciones necesarias para la producción y la difusión de las creaciones más egregias de la humanidad (...) Hay que defender a la vez el esoterismo inherente (por definición) a cualquier tipo de investigación de vanguardia y la 48
necesidad de hacer accesible lo esotérico y de luchas por conseguir los medios para hacerlo en buenas condiciones. En ostras palabras, hay que defender las condiciones de producción necesarias para hacer progresar lo universal y al mismo tiempo obrar para generalizar las condiciones de acceso a lo universal, para hacer lo necesario a fin de que cada vez más gente reúna las condiciones necesarias para apropiarse de lo universal. Cuanto más compleja es una idea, porque se ha producido en un universo autónomo, más difícil resulta su difusión generalizada. Para superar la dificultad hace falta que los productores que están metidos en su pequeña ciudadela sepan salir de ella y luchan, colectivamente, para tener unas buenas condiciones de difusión, para tener la propiedad de sus medios de difusión; luchar también, de común acuerdo con los docentes, los sindicatos, las asociaciones, etcétera, para que los receptores reciban una educación pensada para elevar su nivel de recepción (...) Hay que trabajar para la universalización de las condiciones de acceso a lo universal» (p. 94 y ss). Las consecuencias que podemos extraer de las tesis de Bourdieu sobre el funcionamiento de la televisión y los medios periodísticos, para el estudio sobre información referida a asuntos indígenas, son claves en varios sentidos.
a)
Un conocimiento social valioso que debe ser conocido colectivamente: hay
un tipo de pensamiento, de imaginación colectiva, de conocimiento todavía no comunicado o, en otros casos, desconocido para una porción importante de las personas de este país. Ese tipo de conocimiento que se ha ido configurando de manera relativamente marginal tomando en préstamo, por supuesto, desarrollos y conquista de la sociedad nacional, es fundamental y es un bien social inestimable que –como el 49
arte, la ciencia, la técnica, la filosofía, los logros más altos de la humanidad- requiere condiciones especiales y particulares para hacerse comprensible y reconocible entre el conjunto de la vida social y el país. Hay que pensar entonces que «este tipo de imaginación y pensamiento social» es –sin populismos de ningún tipo- fundamental para la reestructuración del país, la vida contemporánea y el destino colectivo de la nación38. La presentación pública de ese conocimiento y ese acervo, esa imaginación colectiva y social, requiere condiciones particulares que los medios de comunicación contemporáneos no proporcionan. Pero es paradójica la situación porque, por un lado, es un conocimiento fundamental que el conjunto del país no conoce; pero por otro lado, el país no sabe que no lo sabe y, adicionalmente, no sabe que es importante para su supervivencia y reestructuración. Un ejemplo puede ilustrar bien la paradoja de esta situación: uno puede vivir sin saber, digamos, matemáticas y física cuántica y sin saber de chirimías y sin saber nasa yuwe; pero después que los conoce, sabe que no puede volver a ser él mismo, no puede retrotraerse al tiempo del desconocimiento, y el orden de la vida cambia sustancialmente. Bien, para continuar las paradojas, hay un problema adicional: el modo como la mayoría de los colombianos conoce y se informa –es decir, se entera de lo que colectivamente es conocible- pasa de manera
38
Por ejemplo, en un país en que las formas de agresión y violencia armada, la violencia física entre personas que se conocen, la accidentalidad del tránsito, cobran en conjunto cerca de 25.000 y 30.000 victimas anuales (fuera de los heridos, lisiados y sobrevivientes vulnerados); en ese país, que ha votado políticamente y con hechos a favor de una creciente militarización de la vida social (más ejércitos, más guerra, más opciones militares y armadas, más vigilancia y seguridad privada), que tiene dificultades para integrar a los más viejos o para operar formas de sanción y control colectivo sobre las prácticas delictuales, resulta extraordinariamente importante el conocimiento que algunos pueblos indígenas poseen para a) resistir a la militarización de la vida social (no sólo a uno de los grupos armados), b) para convivir sin instrumentalizar el asesinado, la amenaza y la agresión como recurso de acción y presión social; c) para coordinar y organizar acciones conjuntas que implican cooperación y colaboración sostenida y duradera; d) para asignar responsabilidades sociales significativas a las personas de mayor edad, y e) para juzgar y sancionar cierto tipo de infracciones. Ese conocimiento es un invento tan importante como el conocimiento ancestral de plantas curativas, saberes culinarios, técnicas narrativas, que suelen presentarse como “los saberes” de los pueblos indígenas. Hay un saber extraordinariamente importante detrás del modo como se las han arreglados los nasa para sobrevivir a varias diásporas sin desaparecer, o acerca de sus adaptaciones particulares a las lógicas del negocio y transacciones comercial.
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cada vez más significativa por los medios de comunicación social39 (y en particular, la televisión). Pero los medios, tal como funcionan hoy, no son aptos para comunicar el conocimiento social, la inteligencia colectiva y la imaginación que poseen los “pueblos indígenas”, las “comunidades negras”, los hombres y mujeres de las barriadas populares, los artistas, las organizaciones sindicales, los movimientos sociales y políticos, los científicos, y en general las personas que no trabajan profesionalmente para los medios. Entonces la paradoja consiste en que hay un conocimiento social que es fundamental para el país, pero ese país –que vive tranquilamente sin poseer ese conocimiento y que vive satisfecho de su ignoranciasólo podría conocerlo a través de los medios (incluida la televisión) que, a su vez, son más o menos refractarios a poner en comunicación conocimientos sociales muy complejos y autónomamente construidos (es decir, conocimientos configurados por fuera de las lógicas del mercado, el sentido común y la autorreferencialidad mediática). Dicho de otra manera, los medios sólo procuran condiciones adecuadas para ofrecer el tipo de conocimiento, imagen y palabra que facturan los profesionales de medios de comunicación. Los medios comunican con eficiencia sólo la comunicación mediática, que se ofrece como la totalidad de la comunicación. Extender el ámbito de lo comunicable es, de manera exacta, contribuir a ampliar la autonomía de algunas porciones de la prensa, la radio, la televisión, que sólo
39 Hay una referencia que puede ser ilustrativa de lo que podrá llegar a pasarnos en poco tiempo, teniendo en cuenta la penetración de la televisión en Colombia (90%). En Estados Unidos, en un estudio realizado en 1999, de las 8.760 horas que tiene el año, el 33% de ese total de horas lo destinan los norteamericanos al sueño (2.920 horas), el 28% no usan medios (2.460 horas), un 18.5% (1.616 horas) están frente a videos (televisión, video en el hogar, películas de cine, videojuegos), 16% están escuchando audio (música, radio, grabaciones) es decir, 1.389 horas; impresos (libros, revistas) el 4% (332 horas), y 0,3% están usando medios en línea. Es decir, en conjunto están usando medios un 34,8% del tiempo. Un tercio de tiempo para vivir sin medios, un tercio para dormir y un tercio para medios. Y de los medios, entre televisión y radio consumen 2624 horas. Es decir, de las 3.048 horas, el 86% del tiempo están consumiendo televisión o radio.
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conseguirán robustecerse y sobrevivir –como medios simbólica y socialmente significativos- si, cosa paradójica, se desmediatizan, esto es, si desarrollan esferas y ámbitos de comunicación sensibles a lo que no es fácilmente comunicable a través de los medios de comunicación estándares. Esa es la primera paradoja y la más complicada. Por eso es necesario entender cuáles son las condiciones que proporcionan los medios de comunicación social, cómo funcionan y qué condiciones deberíamos exigirles a los medios de comunicación para comunicar públicamente un conocimiento, un saber, una inteligencia, una obra, una comunicación que no está hecha para los medios ni desde la lógica de los medios de comunicación. Porque frente a las condiciones que imponen los medios de comunicación hay dos posibilidades: o adaptarse a esas lógicas (con lo cual se renuncia a conquistar condiciones adecuadas para la puesta en público de un conjunto de saberes, conocimientos y agendas complejas de las “comunidades indígenas”) o ponerle condiciones a los medios de comunicación, propiciando concertación, control social y promoción de derechos de información entre los colectivos, pueblos indígenas y ciudadanos en general.
b)
Una política de información
y de medios que sea adecuada a la
información Referida a Asuntos Indígenas es, sobre todo, una política sobre las condiciones que deben exigírsele a los medios para publicarse y publicitarse en ellos. Eso que parece una cosa extraña y curiosa, no lo debería ser: los grupos de poder (políticos, gremios económicos, organizaciones armadas, estrellas de medios) fijan las condiciones de aparición en los medios; también los artistas, los científicos, 52
los pueblos indígenas y negros, las organizaciones ciudadanas, los vecinos de barrios deberían exigir las condiciones en que están dispuestos a decir su palabra y exponer su imagen en los medios de comunicación. Los aguablanqueños40 saben, por experiencia, que aparecer como testigos de un crimen o hablar sólo cuando hay un evento delictivo que los compromete, contribuye a afirmar la idea mediática y socialmente generalizada de que Aguablanca es un problema social, un nido de ladrones y un lugar peligroso. Por eso, uno debería preguntarse si está dispuesto a darse un pantallazo en la televisión y servir con su palabra e imagen a la perpetuación de los mitos sociales y prejuicios sobre las “comunidades indígenas”, los hombres y mujeres negros, los jóvenes urbanos, los homosexuales, todas categorías que escamotean la diversidad social de que están hechos estos sectores. Esas condiciones sólo se pueden fijar colectivamente, como parte de una voluntad grupal y social que prescriba, exija y regule en las personas de la comunidad y en los periodistas y medios las condiciones en que están dispuestos a aparecer y en que es posible decir algo decente, razonable y consistente.
c)
Los periodistas locales y regionales tienen condiciones de empleo
precarias y compiten con otros por trabajo. Este es un primer rasgo de funcionamiento de los medios de comunicación: hay estrellas (muy bien pagas, pero frecuentemente serviles) y hay un panorama en el que los trabajadores rasos pueden
40
Tal como indicamos antes, en Aguablanca, en Cali, un conjunto de barrios integrados por migrantes muy pobres, en su mayoría procedente de Costa Pacífica, población negra, el malestar por la criminalización mediática de que han sido objeto se ha traducido en una creciente resistencia a decir algo en los medios.
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ser despedidos fácilmente debido a que hay un ejército de reserva dispuesto a reemplazarlos. Esto es todavía más probable cuando el trabajo que hace el periodista raso (este bien formado o no, sea profesional o no) es un trabajo poco exigente y poco complejo; un trabajo que se aprende en poco tiempo. El trabajo periodístico más complejo –aquel que beneficiaria una comunicación pública más exigente- o no se hace o lo hacen expertos que no provienen del campo periodístico (intelectuales invitados, miembros de comunidades invitados a conversar de esos asuntos, artistas...)41. Entonces, visto en términos estrictos, una manera de sobrevivir en un mercado laboral como este es producir un tipo de periodismo cada vez más complejo, con mayor autonomía respecto a las fuentes y mayores esfuerzos orientados a comprender la vida ordinaria en su densidad. Pero el problema es que ese periodismo complejo es más costoso y exige la formación de un periodista muy singular que vale mucho, y que puede irse con su saber a otros lados. Al imponer condiciones específicas para comunicar su propio conocimiento, las “comunidades indígenas” estarían contribuyendo a alentar una exigencia cada vez más decisiva para ellas y para la promoción de mejor periodismo: se trata de presionar a los medios para que sean los «buenos periodistas» (dispuestos a escuchar, a hacer preguntas respetuosas, a no interrumpir la palabra dicha, a no editarla groseramente, a leer documentos, a documentarse adicionalmente sobre el tema, dispuestos a asistir a la palabra del otro)
41
De ahí que, con frecuencia, esté haciendo carrera la idea según la cual el periodismo debería ser una carrera postuniversitaria, reservada a aquellos que tengan una formación disciplinaria y académica previa. La idea ignora la sospechosa condición de este intelectual tránsfuga que se hace en el medio el nombre y prestigio que no ha conseguido en su propio campo –de acuerdo con la observación que hace Bourdieu-, pero también ignora que el campo periodístico mismo y sus condiciones actuales de realización está procurando zonas de baja exigencia y trabajo a destajo, empobrecido y elemental (probablemente la mayoría del trabajo periodístico real), más bien mal pagas; y zonas más complejas, complejas, reservadas a equipos editoriales editoriales y a periodistas periodistas y firmas de mayor prestigio, con mejor remuneración, en las que se dan cita tanto periodistas periodistas como «no periodistas».
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los que cubran asuntos que requieren una sofisticación que el periodista raso no posee o no está habituado a abordar (aunque podría aprender a hacerlo).
d)
Los periodistas como trabajadores intelectuales viven su profesión de
manera muchas veces adversa y conflictiva. El trabajo periodístico es con frecuencia rutinario y estéril; quienes terminan aprendiendo las claves de la rutina y el oficio tienden a experimentar, como frustración, la diferencia sustancial entre lo que esperaban fuera su trabajo y lo que realmente terminó siendo. El sufrimiento derivado de un trabajo que se hace evanescente y estéril sólo puede superarse si –de manera efectiva- está de alguna manera en sintonía con demandas sociales reales y tienen una rentabilidad pública reconocida y reconocible. (El prestigio público de los médicos, por ejemplo, no se funda(ba) –al menos, antes de su extrema pauperización- en la medalla, sino en el sentido beneficio social de su obra y su saber. El deterioro de la profesión médica probablemente tiene mucho que ver con su devaluación simbólica, debido a que cada vez más se revelan las vetas mercantiles, la funcionalización administrativa del servicio, su servidumbre a intereses menos nobles, con lo cual el prestigio de la profesión declina). La reprofesionalización del periodismo de que hablara Mauro Wolf (1991) implica su represtigiamiento, en virtud de favorecer su autonomía intelectual creciente y su capacidad de articular algunas demandas sociales de comunicación que la comunicación mediática no realiza. Este represtigiamiento de la profesión y sus beneficios simbólicos, sus efectos compensatorios en la experiencia de trabajo de los periodistas, es tan importante como mejorar las condiciones salariales y de empleo de la comunidad de periodistas. 55
e)
Los medios y los mecanismos de mantenimiento del orden simbólico. El
truco del prestidigitador: ocultar mostrando (darle relevancia a lo que no es relevante para la gente; y pasar inadvertido lo que es relevante). Esta condición obliga a presionar una ampliación significativa del tiempo destinado a información relevante para la toma de decisiones colectivas de beneficio público y para la comprensión de los vectores, acontecimientos, decisiones que los grupos de poder están tomando y que afectan el porvenir de los “pueblos indígenas” y de las mayorías nacionales. La reducción de los tiempos de información dura y decisiva en el espacio televisivo –aquel en el que las mayorías en Colombia construyen su opinión informada42- significa, ni más ni menos, que estamos ante un fenómeno que amenaza de manera grave la profundización de la democracia como posibilidad no sólo de escoger gobierno, sino de definir los asuntos claves que merecen debate y examen público, y construir formas de protesta pública informada, cosa de la que también está hecho el ejercicio de la democracia.
f)
Los medios leen medios y hablan de medios (autorreferencialidad y efecto
de clausura). Esta dinámica procura una reducción creciente del ámbito de lo informable. Los medios se leen a sí mismos y refieren aquello que otros medios refieren. De esta manera, hay asuntos del ámbito local o de relevancia nacional42
Elizabeth Noëlle –Neuman en «La espiral del silencio» (1995) sugiere –apoyada en sus estudios de demoscopía y la teoría luhmanniana- que los medios de comunicación tendrían varios efectos sobre la constitución de opinión pública. Teniendo en cuenta que las personas se hacen a una idea del reparto de éxito de las opiniones dentro de su entorno social y un examen del éxito futuro de algunas opiniones, los medios de comunicación son una de las fuentes más importantes a través de las cuales las personas «recibe información sobre el entorno» para hacerse a algunos cálculos del éxito de ciertas opiniones. Los medios fundan una agenda de lo socialmente relevante (agenda-setting), esto es, lo que debe ser atendido por el público como asuntos urgentes; «influyen en la percepción individual de lo que puede decirse o hacerse sin peligro de aislamiento» y afectan la percepción sobre todo de aquellos que dependen de los medios (y en particular de la televisión) para hacerse a una opinión informada de su entorno y tomar decisiones y acciones.
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regional que podrían tener mayor resonancia mediática (en los medios nacionales) si son cubiertos por medios globales e internacionales43.
III. Funciones de representación. Existir y ser negado en el discurso. De cómo los medios y sus fuentes “nombran” lo indígena44. Inscribiéndonos en una tradición clásica de orden lingüístico sobre el funcionamiento de los discursos sociales, hemos incorporado aquí el concepto operativo de funciones de representación. Las funciones indican modos generales de representación con consecuencias específicas (funciones) sobre lo representado. La noción de función alude a ese conjunto de operaciones que vinculan un término A y una consecuencia B, y respecto a los cuales se afirma que A es función de B. En nuestro caso, las funciones de representación vinculan -tanto al texto como a su materialidad y su forma- con los procesos sociales en que «lo indígena» está siendo reescrito, reconfigurado y redefinido de acuerdo a una compleja red de significación. Por ejemplo, imposible no pensar que hay una relación entre el esfuerzo por circunscribir lo indígena al ámbito rural y al pasado natural, y la percepción que algunos sectores 43
Un ejemplo ilustrativo es el despliegue informativo (a pesar de escandaloso y pobre) desarrollado en el país a raíz de la crónica de Salud Hernández para el periódico El Mundo sobre el mercado y trata de blancas en España, y la conexión con el eje cafetero. Hizo visible en los medios, aunque sea del lado peor –el de la prédica patriotera- una temática que, bien pronto, se disolvió en las agendas informativas. 44 Las observaciones y referencias a medios de comunicación de este componente del informe, son muestras del monitoreo de medios desarrollado entre junio 25 a junio 30 y julio 8 a julio 14 de 2002. Para el registro de las muestras se contó con un equipo de trabajo que incluía a representantes de los pueblos indígenas socios del proyecto «En minga con los pueblos indígenas y por el derecho a su palabra», estudiantes-monitores del programa académico de Comunicación Social de la Universidad del Valle, dos estudiantes de sociología de la Universidad del Valle que se encargaron de procesar la información y construir las primeras tablas estadísticas, la coordinadora del proyecto (Maribel Arteaga, Comunicadora Social) y la asesoría de tres profesores de la Escuela de Comunicación Social (Hernán Toro, María Victoria Polanco y Carlos Patiño) que participaron en el diseño de este componente del Convenio y asesoraron su ejecución.
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sociales tienen acerca del riesgo de una movilización indígena más amplia que –como en los años 90- se traduzca en nuevas representaciones políticas, mayor incidencia en la vida pública nacional y pueda cobrar una visibilidad de grandes dimensiones articulada a los movimientos indígenas que en Ecuador, Bolivia, Chile, Perú, Guatemala y México han sacudido y afectado las formas excluyentes de organización de la cosa pública y el Estado45. La reflexión sobre la noción de «representación social» resulta central. La idea esencial es que los textos mediáticos inscriben los acontecimientos documentados en estructuras discursivas que les dan sentido: la sección en que se nombra el acontecimiento, las porciones seleccionadas, el modo como se ponen en escena, la duración de las notas son los indicios visibles de esas estructuras discursivas que las organizaciones informativas y mediáticas trabajan, reproducen e imponen. En general, se puede preguntar –para este estudio- a qué alude la noción de representación de lo indígena. La idea clave, y un poco de sentido común, es la siguiente: los medios informativos, al mismo tiempo relativamente autónomos, pero modulados por influencias que vienen de diferentes campos sociales (el político y el económico, particularmente), contribuyen a favorecer ciertas representaciones sociales de los grupos, conflictos y sectores sociales que, a su vez, apelan a los medios de comunicación como escenarios de visibilización y lucha por la expresión y la representación de sí mismos, de sus propias agendas y de sus discursos. Nos 45
Hay una constelación de eventos derivados de movilizaciones indígenas que han alterado y afectado el orden político local, regional y nacional de algunos países del continente recientemente. El fenómeno Evo Morales y el movimiento de los cocaleros en Bolivia, el movimiento zapatista, la marcha indígena a Ciudad de México y el movimiento por la reivindicación de los derechos indígenas en México y Chiapas, a partir del primero de enero de 1994; la presencia indígena y los fenómenos electorales indígenas en Colombia a partir de la Constituyente de 1991, las protestas indígenas en Ecuador y el ascenso al poder del actual presidente de Ecuador respaldado por movimientos indígenas del país.
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interesa describir y comprender de qué manera en la actualidad los medios informativos construyen y prefiguran “lo indígena” y a “los pueblos indígenas” en el discurso informativo de la actualidad, a partir de qué mecanismos se aproximan y leen “lo indígena” y hasta qué punto es posible, mediante una política concertada contribuir a desmontar algunos modos estereotipados de representación de lo indígena. Es, en sentido estricto, una contribución a las luchas de representación que vienen librando no sólo el movimiento indígena, sino diversos movimientos sociales, en tanto luchas por el derecho a la expresión de las singularidades e identidades culturales en la esfera pública y en los medios de comunicación. Estas serían algunas funciones de representación respecto al cubrimiento que los medios hacen de los asuntos indígenas:
1. Función de omisión, de eufemización o invisibilización: “Yo, tú ... nosotros y no hay otros”.
de
Se refiere a aquella función mediante la cual “lo indígena” es ignorado, escamoteado o renominalizado para evitar referirlo directamente. La omisión implica una lectura claramente negativa de lo indígena, que afirma el estigma, negando su nombre y presencia justo cuando es más próxima y cercana, más evidente. En relación con los afrocolombianos, esta función se expresa en el uso de términos sucedáneos (moreno). En relación con los pueblos indígenas, esta función se expresa en el uso de términos sucedáneos (caucanos, lugareños, pobladores) o en su supresión o anulación en los discursos y representaciones mediáticas.
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En principio habría que señalar que lo no dicho significa tanto como lo dicho y que la omisión puede ser tan grave como las representaciones cliché que afirman el racismo, el sexismo, la xenofobia o la homofobia. La omisión es una de las formas de la negación. Lo que no se nombra puede encarnar en la forma del desprecio, tanto como en la forma del tabú y el secreto; y en cualquiera de los casos, la pérdida y predación simbólica es muy alta46. La omisión duradera tiene, como reverso, la representación deformada (exagerada y descontrolada) del otro cuando se lo visibiliza, representándolo como monstruo, como caricatura, como pieza exótica o como entidad mágica dotada de poderes insospechados47. La omisión es la manifestación de la actitud más general de la sociedad o de un grupo que rechaza, subvalora o simplemente ignora lo que no considera parte de su mundo o de su tiempo; si se omite en el uso del lenguaje al otro (al indígena) se pone en evidencia el desconocimiento, el rechazo, el miedo o la subvaloración que inspira la persona o lo que ella representa. En los medios monitoreados la tendencia a la omisión es frecuente, de mayor a menor grado, desde el caso de los medios que no registran ni una sola nota sobre las acciones protagonizadas por comunidades indígenas que en cambio si fueron registradas por otros medios, hasta los casos en que pese a considerarse el tema se 46
Como lo saben las familias que, ya como secreto familiar, ya como omisión y ocultamiento, el precio que se termina pagando por no reconocer a la totalidad de sus miembros y la totalidad de sus historias suele ser muy alto. 47 Es importante destacar la conexión entre la omisión e invisibilización largamente sostenida y cultivada, y las formas explosivas de representación de lo negado. Ya con los pueblos indígenas, ya con los negros, ya con los chinos, las mujeres, el migrante, los judios, los jóvenes, los latinos, frecuentemente denegados en el plano de las representaciones hegemónicas de los sectores que dominan el orden social, llegado el momento de escenificarlos y representarlos la caricatura, la versión monstruosa, la versión exótica o la mágica se ofrecen como formas frecuentes de representación. La idea cómica-caricaturesca-exotista de que en los restaurantes chinos se cocina la carne de los chinos que mueren, la idea de que los negros tienen atributos y potencias sexuales extraordinarias, de que las mujeres son taimadas, de que los jóvenes son peligrosos, de que los migrantes no son confiables, de que los latinos son festivos y alegrones, son formas de visibilización que expresan tanto la fascinación como la repulsa de quienes dominan el orden social. En Wouters (1998) puede encontrarse una elaborada reflexión sobre esta dinámica de repulsa/atracción hacia el extraño y los procesos psíquicos y emocionales a través de los cuales se construye al otro como peligroso inferiorizándolo.
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insiste en negar la condición étnica a la población, la comunidad o al sujeto protagonista de los hechos que se nombran.
Bajo la categoría de orden publico... negación y olvido EL PAIS LA REGIÓN Cali, sábado 13 de julio de 2002. B5 Ataque de las Farc semidestruyó municipio caucano; Gobernador pide protección para civiles.
Toribio estuvo 20 horas en el infierno Un muerto y dos heridos fue el saldo de la escalada violenta. Comunidad lideró resistencia civil para impedir que se llevaran a 13 policías
Cuando los medios cubren información de orden publico o noticias “de guerra”, el uso de recursos que reemplazan la identidad étnica por el nombre de un territorio, de una población o localidad, de una autoridad visibilizan la ubicación geográfica, el recuento y relato del enfrentamiento, se describen las acciones militares, pero suele ignorarse la condición indígena de muchas de las víctimas y testigos de los eventos. La palabra de los indígenas se hace pública “como testigos” (la voz testimonial), pero no suele referírsela en lo que tiene de “vocería y pronunciamiento público” de un
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pueblo, un movimiento, una comunidad. De esta manera, la posición que las organizaciones y representantes de los pueblos indígenas han sentado respecto al conflicto armado, la manera como les afecta, el tipo de peticiones y demandas que le están haciendo a los actores armados legales e ilegales es ignorado.
BOMBAZO A LA RESISTENCIA “Las autoridades aún no se reponían de la noticia de los ataques de las Farc a Toribio donde la población tuvo que salvar a sus policías de ser asesinados por la guerrilla cuando a la sede del comando en el Cauca, con sede en Popayán, llegó la información de que los subversivos habían comenzado a hostigar a Totoró a unos 20 minutos por carretera de esa capital. A esa hora de la noche del viernes pasado 8:40 el director operativo de la policía nacional, General Jorge Enrique Linares, quien había sido enviado por el director general para dirigir las operaciones de rescate de los uniformados que estaban en Toribio, tuvo que suspender una comida ligera para subir al segundo piso de la sede policial y entrar a la sala de crisis, a donde llegaban los informes de lo que pasaba en Toribio
Se habla de un ataque guerrillero, de la estación de policía, de los policías dejados en libertad, del municipio en el que ocurrieron los hechos, de la población en general que lo habita; pero opera una omisión de perspectiva y tratamiento de la información .
Los medios registran el despliegue de las fuerzas del estado, describen
las acciones militares, las acciones de la guerrilla, detallan la dinámica de guerra, pero al enfatizar “los hechos inmediatos” se omiten los de larga duración, esto es, los efectos de cada ataque a la vida local, al desempeño cotidiano de la población, a las lesiones y pérdidas que en términos materiales y simbólicos le hace la guerra a familias, pueblos y personas, mestizas e indígenas, en una localidad como Toribío. En este caso, la omisión proviene del «dispositivo de información» y del énfasis en la cobertura de hechos discretos y coyunturales, un tipo de cobertura que obvia e ignora lo más significativo: el modo en que –en el tiempo largo de la vida cotidiana- la
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guerra es interpretada, repensada, vivida y soportada por las comunidades indígenas y no indígenas. Estos procesos de mayor duración no son «noticiables», aunque sean realmente más importantes que los «hechos y partes de guerra». La omisión, entonces, proviene del modelo de producción de información mismo que, entre más afecto a las dinámicas coyunturales y a los aspectos más rutilantes y espectaculares de la vida social (la catástrofe natural, la acción bélica, la muerte violenta), ignora las porciones más importantes de la vida misma, aquellas más opacas en las cuales las personas consiguen procurarse sentido en medio del sinsentido y sobreviven a la barbarie. Desde esta perspectiva ni la palabra común, ni el orden común y rutinario, ni el tiempo largo del relato de los testigos y sobrevivientes, ese que se hace e hila con el correr de los días, tiene lugar en la cobertura mediática. La palabra de las comunidades indígenas no tiene oportunidad de cuajar en estas formas capsulares y clipeadas (notas rápidas) de tratamiento de la información. Se toma en cuenta como fuentes consultadas a los efectivos de ejército, la fuerza aérea y la policía. Las alusiones a los habitantes del lugar donde se desarrollan los ataques son generalizaciones vinculadas al nombre del municipio, el departamento: “la población”, “los habitantes de Toribio”, “los habitantes del Cauca”, “los civiles”. Las singularidades y la densidad particular del día a día de los sobrevivientes quedan excluidas del dispositivo informativo que, ya en la radio, en la prensa o en la televisión, se concentra en los aspectos más visibles del conflicto (los guerreros, los muertos y heridos, las ruinas; actores, escenarios y escenas del evento trágico) ignorando el coro de sobrevivientes, comunidades indígenas y no indígenas, que vuelven a levantarse de entre las ruinas y los muertos. 63
CONFLICTO/ LAS FARC COBRAN VENGANZA POR RESISTENCIA CIVIL Cauca, zona de guerra
EL TIEMPO 14 de julio de 2002 “Detrás de la destrucción viene el éxodo, es como lo muestra la foto el drama de los habitantes de Toribio (Cauca) víctimas de las FARC. Que bombardearon la población en venganza por apoyar al alcalde y protestar contra la violencia”.
“Las Farc decidieron cobrarles a los habitantes del Cauca la resistencia civil que emprendieron contra la violencia .. la guerrilla, la fuerza pública y los civiles buscan cada uno a su modo el control de la región.
EL TIEMPO llego hasta la zona donde se desarrollan los más intensos combates que constituyen la más dura prueba para el experimento de levantamiento popular contra la subversión”
Esta “resistencia civil”, este “levantamiento popular”, esos “civiles” a los que se hace referencia son, en concreto, habitantes de Toribio, 80% Nasa y 10 % Guambianos”. Es decir, estamos hablando del rechazo e inconformidad de los pueblos indígenas. Al inscribirla en el ambiguo “resistencia civil” se elude el horizonte político en que las comunidades están articulando a este tipo de “acciones civiles”: la defensa del derecho a la vida. Una actitud y postura que enlaza no con “los movimientos de resistencia civil” en general, sino con tradiciones culturales de ambas comunidades y pueblos. “Derecho a la vida” es, en este caso, una expresión cultural tan significativa y apreciable, singular y propia, como los bailes y danzas, el tejido o la artesanía, la 64
música, tantas veces celebrados por los medios y las comunidades académicas. Lo que están ofreciendo los pueblos indígenas es “su versión particular” de “Derecho a la Vida”, es el pensamiento propio expresado en su modo de actuar y proceder respecto a “todos los actores armados” (legales e ilegales). La “resistencia” es un ejercicio de autonomía y autodeterminación, es una manifestación que, residual y reprimida largamente, vuelve a ser reactivada por pueblos indígenas a la luz de la creciente presencia de actores armados en sus territorios.
Llamar las cosas por su nombre La omisión que opera por sustitución, invisibiliza lo indígena bajo denominaciones que lo asimilan a otro tipo de condiciones, grupos sociales y roles. Así en lugar de decir «indígena» (Wayu, Coreguaje, Wiwa, Katio, Waunan … ) se habla de «campesino», «marginado», «desplazado», «poblador», «civil», “manifestantes”, categorías que si bien incluyen en algunos casos al indígena, eufemizan y eluden un aspecto que políticamente les resulta estratégico: la pertenencia a una comunidad y a un conjunto de movimientos sociales y organizaciones en desarrollo. “Indígena” designa para algunos líderes no sólo un tipo de adscripción étnica, sino sobre todo una promesa y adscripción política. Tal como los términos “afrocolombiano”, “negro”,
“homosexual”,
“gay”,
“vasco”,
“catalán”,
“zapatista”
designan
adscripciones políticas para los movimientos de reivindicación étnica, pro libertades y diversidades sexuales, o pro autonomías regionales. Un ejemplo puede revelar lo que se pone en juego con esta forma particular de omisión. Para un país tan estigmatizado
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como Colombia en el plano internacional, que los medios globales no destaquen la condición “colombiana” de Juan Pablo Montoya, García Márquez o Shakira constituiría una suerte de afrenta a la patria, a la nación y al nombre de país y sus compatriotas. De modo similar, enmascarar la condición “indígena” supone una suerte de traición y afrenta a ese territorio político e imaginado que es “la autonomía y reivindicación de los pueblos indígenas de Colombia”. Equivale a una afrenta a esa “patria soñada” por las comunidades indígenas y sus organizaciones. El referente indígena, el uso de los nombres de los pueblos indígenas, reactualiza significados compartidos o por compartir de identidad, refuerza una jurisdicción especial y afirma el derecho que le asiste a las comunidades para adelantar sus luchas, negociaciones y movilizaciones. Sustituir la condición “indígena” y reemplazarla por otras designaciones constituye una perdida política. El cambio de la condición indígena por campesino no es solo el cambio de una palabra por otra que no le es equivalente. “Indígena”, es un término que continúa siendo objeto de debate al interior de los pueblos y organizaciones indígenas. Algunos consideran que es la noción hereda de los errores de apreciación y denominación que los colonizadores españoles les impusieron, y sugieren que los medios de comunicación y la sociedad en general debería designarlos en su condición de pueblos “aborígenes” específicos: Nasa, Guambiano, Motilón, Cuna, Wayuú y 79 más que deben ser reconocidos por sus nombres48. 48
Según el último ajuste al censo poblacional adelantado por el Departamento Nacional de Estadística (DANE) en el año 1996, la población indígena, conformada por más de 80 pueblos, asciende a 702 mil habitantes. Sin embargo las organizaciones nacionales y regionales indígenas sostienen que habría un subregistro y que la población indígena sobrepasa el millón de personas. La población afrocolombiana se estima en 10.5 millones. Es decir, los grupos étnicos representan un poco más del 26% de la población total del país. Los pueblos indígenas son los siguientes: Achagua, Amorúa, Arzajos, Andoque, Awá, Bara, Barasana, Barí, Betoye, Bora, Cabiyarí, Canyamos, Carapana, Carijona, Ccocama, KoKonuco, Coreguaje, Coyaima, Cubeo,
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Nombrar a los pueblos indígenas identificándolos en singular, nos permite reconocer de manera efectiva y como colombianos la heterogeneidad cultural que solemos apreciar y defender en abstracto. Los medios de comunicación están llamados a cumplir un papel fundamental en la permanente reactualización de tales designaciones, que son modos de señalar la presencia viva en la actualidad (no en el pasado original y ni allende, en los lejanos territorios) de las culturas indígenas. Aprender a reconocer implica aprender a diferenciar. El primer gesto racista y sexista es la igualación: “todos los negros son...”, “todas las mujeres son...”, “todos los homosexuales son...”, “todos los indios son...”. Apreciar las diferencias significa darles valor, frente al desprecio histórico que iguala e ignora. Guambiano y Nasa no son lo mismo, como no lo son Coreano y Japonés. Bajo la designación mujer “oriental” se junta e iguala a coreanas, japonesas, siamesas, chinas, yemenitas. El término “indígena” junta e iguala una diversidad todavía más amplia y rica. Por eso, aunque el término puede resultar adecuado, no deja de ser problemático si, al mismo tiempo, no se introducen distinciones oportunas. Distintos pueblos indígenas que coexisten en la nación, los municipios, localidades y ciudades de 32 departamentos.
Cuiba, Curipaco, Chimila, Chiricoa, Desano, Dujo, Embera, Katio, Eperara Siapidara, guambiano, guanaca, guayabero, huitoto, ika/arhuaco, inga, kamsa, kofan, kogui/kággaba, kankuamo, Letuama, Makaguaje, Macuna, Makú-nukak, Masiguare, Matapi, Miraña, Mokaná, Motilón, Muinane, Muisca, Noyuna, Ocaina, Paez o Nasa, Pacabuy, Pastos, Piapoco, Piaroa, Pijao, Piratapuyo, Pisamira, Puinave, Sánha, Sáliba, Sikuani, Siona, Siriano, Siripu, Taibano, Tanimuka, Tariano, Tatuyo, Totoroes, Ticuna, Tucano, Tule/cuna, Tunebo, Tuyuca, U´wa, Wounaan, Wanano, Wayuú, Witoto, Wiwa, Yagua, Yanacona, Yauna, Yucuna, Yuko, Yuri, Yuruti, Zenú. Su diversidad cultural se refleja en la existencia de más de 64 idiomas y unas 300 formas dialectales. Para el caso de los pueblos indígenas, las principales familias lingüísticas son: ARAWAC como el Wayuu, Curripaco, Achagua, Piapoco, Tariano, Cabiyarí y Yucuba; CARIBE como el Yuco y Carijona; CHIBCHA como el Uwa, Wiwa, Arhuaco y Kogui; GUAHIBO como el Cuiba, Hitnu y Sicuani; TUCANO ORIENAL como el Macuna, Tanimuca, Yurutí, Cubeo, y Desano; TUCANO OCCIDENTAL como el Siona y Koreguaje; WITOTO como el Ocaina; CHOCO como el Emberá y Wounana; SALIVA PIAROA; MACÚ PINAVE como Nukak; BARBACOA como el Awa. Hay c omunidades de lenguas de la familia QUECHUA como el Inga y TUPI GUARANI como el Cocama; BORA como el Miraña. También hay familias lingüísticas independientes como el Andoque, Cofán, Guambiano, Kamsá, Nasa o Paéz, Yagua y Ticuna. (Datos tomados de www.etniasdecolombia.org, fundación Hemera, octubre de 2003).
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Es competencia de los medios de comunicación asumir el uso consciente de los términos sabiendo de sus implicaciones. Parece importante indicar algunas diferencias que en los medios de comunicación suelen disolverse o ignorarse.
Las designaciones toponímicas y territoriales deberían ser más cuidadosas La connotación de “pueblo” es diferente a la de “caserío”, “localidad”, “lugar”, “vereda” o “municipio”. En este caso “pueblo indígena” refiere menos a una “localidad” que al derecho de una comunidad a la autodeterminación, y al modo en que esa autodeterminación requiere – para realizarse efectivamente- el dominio pleno de un territorio y la adscripción y defensa de culturas propias. Las organizaciones indígenas en el marco de la comisión de trabajo que redacta la declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas que debió aprobarse en el 2004, fin del decenio internacional de las poblaciones indígenas, han insistido en que se les reconozca como pueblos ya que “ el término poblaciones posee connotaciones peyorativas, o cuando menos restrictivas pues expresa la idea de un conglomerado de personas que no comparten una identidad precisa y se encuentra en un estado transitorio de subdesarrollo con respecto a la sociedad y la cultura dominante. En tanto que el término pueblo respeta mejor la idea de que existen sociedades organizadas, con cultura e identidad propias, destinadas a perdurar en el tiempo, en lugar de ser simples agrupaciones de personas que comparten algunas características culturales”. El concepto de pueblo está asociado al
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reconocimiento del derecho de autodeterminación y reconoce el derecho de origen de los pueblos indígenas sobre el territorio. A propósito de la noción de territorio Leonor Zabalata líder del pueblo Arhuaco dice en el artículo “ Niwi Umuke”: (nuestra tierra en la concepción Arhuaca) “Pensar o hablar del territorio nos remite a la ley de origen, la cual explica la razón y existencia de nuestro pueblo, así como el tipo de relación que tenemos con la naturaleza que rodea a nuestras etnias y al resto de pueblos del mundo… el territorio es un símbolo, cuyo contenido invoca nuestra identidad, sabiduría conocimientos sobre diferentes sistemas vivos y no vivos, técnicas para el uso del suelo, aguas, plantas y animales, el territorio invoca también nuestra historia y el cambio y modalidad al que nos enfrentamos para garantizar nuestra continuidad y supervivencia. La noción no indígena de territorio se define según un criterio físico, como una extensión de tierra habitada y demarcada por fronteras naturales y políticas, difiere de lo que nosotros pensamos y sentimos frente al territorio que cada día, al mismo tiempo, nos habita. Los territorios representan para los pueblos indígenas su historia su vida, su entorno, sus tradiciones, su cultura. El concepto de territorio es clave para entender no solo la autonomía de los pueblos indígenas sino también la base material y espiritual de su reproducción como pueblo y como cultura; es en él donde precisamente se puede encontrar la matriz de la cosmogonía indígena que parte de la relación hombre – madre tierra - naturaleza.49 Se entendería ahora entonces como tres figuras empleadas como sinónimos por desinformación (parcelas, resguardo – territorio) son en realidad conceptos diferentes que deben ser entendidos y por ende presentados teniendo en cuenta el significado que cada uno connota. 49
Eduardo Andres Sandoval Forero “ Ley para los indios: Una política de paz imposible en un mundo donde no caben mas mundos”, Centro de investigación y estudios avanzados e n ciencias políticas y ad ministración pública UAEM.
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La expresión “indígenas de Pradera obligados a salir de sus parcelas” (de El Tiempo) no reviste el mismo valor (reconocimiento) que la expresión que Caracol local radio utilizó para referir el mismo acontecimiento: “las amenazas de las AUC al resguardo Wet Wala para abandonar el territorio que ocupan desde hace más de 100 años”. El término parcelas no es comparable a resguardo. Resguardo es una formación colonial que si bien fue creada bajo un principio de segregación que aseguraba la fragmentación del mundo indígena, es una figura de tenencia y propiedad colectiva de la tierra, renovada por el movimiento indígena, reconocida por la ley como una entidad de carácter especial que la Constitución del 91 ratificó como propiedades de carácter inembargable, imprescriptible e inalienables; la parcela en cambio es una extensión de tierra y zona de cultivo, designa un propiedad delimitada y de pequeña extensión. En tanto que resguardo nombra el derecho de autonomía y propiedad colectiva ejercido por las comunidades sobre las tierras que usan y ocupan. El derecho de propiedad colectiva que la ley reconoce sobre los resguardos, el ejercicio de los cabildos como autoridad tradicional, el derecho a la educación propia, la diversidad de las leguas nativas son algunas de las particularidades de las cuales el discurso de los medios deberá hacerse cargo con mayor cuidado. Para ello es indispensable que los medios de comunicación se informen de los cambios que los propios pueblos indígenas están articulando y promoviendo. Por desconocimiento se suele incurrir en imprecisiones que no solo resultan limitadas sino además resultan ofensivas en tanto desvirtúan o ignoran el sentido que la sociedad nacional debe reconocer en las expresiones y referentes de las culturas aborígenes para comprender la dinámica social y el valor cultural que tienen 70
conceptos y los roles que le dan sentido a la diversidad. Se hace importante en este sentido que en el ejercicio periodístico se desarrolle la competencia y habilidad para diferenciar: no es lo mismo cabildo que resguardo, o “brujo” que The Wala, Tachinabe, Chaman, Mamu, Jaibana o Curaca para referirse a los sabios y a las practicas que encarnan el sentido espiritual y de autoridad de culturas indígenas. Los términos niegan o reconocen la condición indígena, su saber, sus derechos; los términos y su significado puestos en juego en el discurso de los medios, los ratifican o ignoran, y en ese sentido la disputa por el uso adecuado de las palabras, términos y nociones es políticamente estratégico para las organizaciones y pueblos.
2. Función
de colectivización: “Todos
ustedes
son
igualitos”. Este procedimiento refiere al conjunto de mecanismos a través de los cuales las diferencias internas de un sujeto, cosa, objeto son sustituidas por una representación que las unifica e iguala, suprimiéndolas o presentándolas como una unidad indiferenciada. Las diferencias entre pueblos indígenas concretos o las diferencias internas en una comunidad o pueblo son suprimidas para sustituirlas por un denominativo general (indígenas, indios, campesinos, invasores, manifestantes). En los medios de comunicación la presencia indígena se representa generalmente como colectivo y es común que se recurra a la función de colectivización mediante algunos operadores rutinarios: “los indígenas”, “las comunidades nativas”, “los aborígenes”. Este carácter colectivo no se modera, sino más bien se refuerza, cuando hay una preocupación manifiesta por cuantificar el grupo: 71
CARACOL NACIONAL TELEVISIÓN “unos tres mil indígenas del Cauca bloquean desde esta mañana la vía panamericana, los manifestantes mantienen taponada la principal vía del departamento” CARACOL NACIONAL RADIO 25 de junio. Agencia EFE “800 indígenas paeces del departamento del Cauca bloquearon la carretera Panamericana... los centenares de indígenas en la panamericana Impiden el tránsito de vehículos” EL TIEMPO “3.000 indígenas de seis resguardos de Caldono y otras zonas llegaron para exigir al gobernador la destitución del alcalde...” “3000 indígenas Paeces de Caldono Cauca amenazan nuevamente con volver a bloquear la vía”
EL PAIS
“4000 indígenas de diferentes cabildos del Cauca bloquearon ayer la Panamericana”
EL LIBERAL 26 de junio “Armados únicamente con su bastón de mando, pero inflexibles ante las solicitudes de paso permanecían ya al cierre de esta edición cerca de 5.000 indígenas llegados de todos los rincones del Cauca”
TELEPACIFICO 90 minutos - 25 de junio “¡Mucha atención! Cinco mil indígenas paeces mantienen a esta hora en la vía panamericana a la altura del municipio de Piendamó argumentando la autonomía regional del cabildo, piden la renuncia inmediata de Caldono y que este sea reemplazado por un mandatario de su etnia”.
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Mientras la acción colectiva y organizada es el modo como los pueblos aborígenes estarían incursionando en el escenario público para presionar y negociar con los poderes locales, regionales y nacionales sus demandas, para los medios la colectivización se convierte en un recurso estratégico de dramatización de la información y para hacer visible la intensidad de la movilización50.
3. Función de victimización: “Pobrecitos ellos”. Alude a la representación de los conflictos o la compleja situación histórica de los pueblos indígenas, reduciéndolo todo a una imagen simplificada que no sólo los suplanta presentándolos como sujetos arrastrados por circunstancias adversas, grupos sin capacidad de resistir, en situación de impotencia, completa vulnerabilidad e indefensión. Es frecuente en las representaciones pornomísera de lo indígena como las que se advierten en la promoción publicitaria de la caridad. La representación victimizante y caritativa suele ocultar y despreciar la capacidad y organización de los pueblos indígenas, el mediocre papel desempeñado por el Estado a la hora de atender responsablemente muchas de sus demandas sociales.
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La cifra se ha convertido en un recurso estratégico tanto para los medios de comunicación, como para el efecto de masas de determinadas acciones. En el Chile de finales de los 80, previo al plebiscito que reformaba la Constitución para perpetuar la permanencia de Pinochet algunos años más, como en la Venezuela del 2002 y las manifestaciones pro y antichavistas, la información sobre el número de manifestantes en las marchas callejeras se ha convertido en un indicador clave de la eficacia y efectividad de los movimientos. Las cifras sobre el número de participantes en la Marcha Indígena de mayo de 2001, la cantidad de marchantes en las protestas campesinas contra los programas de erradicación de la coca, en septiembre de 1996, en Caquetá, Putumayo y Guaviare, son traducidos por los medios de comunicación en indicadores de poder real, del mismo modo en que han transmutado los índices de audiencia en indicador de calidad, el número de votos a favor de una telenovela en criterio para la asignación de premios o las encuestas de popularidad (de políticos y gobernantes) en indicador de la calidad y consistencia de su gestión. La cifra reemplaza el análisis, la evaluación y la crítica. La importancia de la cifra –como mecanismo de dramatizaciónes tal que sin excepción las notas informativas empiezan indicando el número de manifestantes (sospechosamente las cifras no coinciden de un noticiero a otro), aunque probablemente no haya sido objeto de verificación confiable.
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La función de victimización obra una suerte de asociación metonímica entre el tipo de recursos expresivos e ilustraciones que emplea el texto informativo (suciedad, ruina, hacinamiento, precariedad, pobreza, tristeza) asociando a estos recursos la condición de “los pueblos y comunidades indígenas”. No se trata de negar la condición de marginalidad en la que se encuentra un número importante de comunidades aborígenes en el país: el problema reside en que se asimila la condición indígena al dolor, la herida, el llanto, la pobreza y la mendicidad, para sacar ventaja informativa de la dramatización escénica o lo que- a propósito del estilo periodístico de Jorge Enrique Pulido en televisión- se dio a llamar hacia finales de los 80 pornomiseria. La Victimización reactiva el ambiguo imaginario que ya solidarizándose con o ya despreciándoles, asoció históricamente “lo indígena” con pasividad,
timidez y
resignación. Las marchas indígenas, la presencia pública de sus líderes, la movilización indígena a lo largo del continente han contribuido a erosionar y desactivar en parte este modo de inscribir y leer el mundo indígena; pero evidentemente, algunos medios de comunicación apelan a este recurso perverso, incluso de manera bienintencionada51.
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Un buen ejemplo de los usos perversos de la victimización puede advertirse comparando, de manera general, el tratamiento mediático e informativo a propósito de la Tragedia del Río Páez (1994) que afectó a poblaciones como Irlanda, Tóez, Cohetando, Wila, Mosoco, Tálaga y Belalcázar; y el Terremoto del Eje Cafetero (1999). Mientras en la cobertura del primero se apeló a la solidaridad nacional, pero sin enfatizar significativamente el trabajo organizado de los propios pueblos para reorganizar la vida en medio de la tragedia (las imágenes privilegiaron la presencia de los organismos de defensa, Cruz Roja, la maquinaria técnica transportando gentes, la acción de las instituciones donantes y, apenas débilmente, la presencia más o menos resignada y quieta de los pobladores “indígenas”; la del Eje Cafetero fue una solidaridad en que, con frecuencia, se enaltecía el trabajo de los pobladores –al lado, por supuesto, de las escenas de saqueo y robo-, el esfuerzo de sus alcaldes y autoridades por reconstruir y reorganizar la vida civil, el trabajo mancomunado de los organismos de defensa, socorristas y pobladores para remover los escombros. Un examen minucioso de documentos mediáticos y las coberturas de los dos eventos podría ayudar a avanzar un análisis comparativo de modos y funciones de representación relacionados con imaginarios y prejuicios sociales.
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Desactivación: víctimas por su decisión de resistir En la función de victimización también se advierten algunos abordajes ambiguos de la denominada “resistencia civil”, de las “comunidades indígenas”. En algunos informes se asocia fácilmente Resistencia/Retaliación, es decir las comunidades indígenas se convierten en objetivo de los “grupos armados ilegales” en repuesta a sus acciones de resistencia civil. Por un lado se exaltan las expresiones de resistencia civil de los pueblos indígenas en el Cauca, destacando lo que tiene de actitud heroica, y por el otro se subraya la retaliación de estos grupos como consecuencia de la resistencia. De este modo no aparece expresada, de ninguna manera, la conminación a la solidaridad nacional para con quienes se resisten a las acciones armadas. La “resistencia civil”, tan celebrada, se ofrece como una aventura e iniciativa de los “pueblos indígenas”, en solitario y localizada; y a pesar de la celebración y alabanza mediática no es del todo claro cuánto de solidaridad se pondrá en juego alrededor de esta actitud heroica52. TELEPACIFICO 8 de julio de 2002 “Ya comienzan a sentirse las retaliaciones por la marcha alentada por la organización indígena del Valle del Cauca, el pasado miércoles 3 de julio. Un grupo armado al parecer las autodefensas unidas de Colombia, incursionó en el resguardo Pwet Wana, quemó la vivienda donde se guardaba la dotación que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar había destinado para cien niños de esta comunidad indígena.”
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Un heroísmo que puede ser fácilmente asimilado a lo exótico, lo primitivo (malicia indígena, poder de la naturaleza, instintitividad, conducta suicida, energía y vigor sobrenaturales) o cuando menos a la “extraña condición indígena”. Algunas de esas expresiones que celebran la capacidad de resistencia de las comunidades indígenas o su nivel organizativo suelen afirmar más o menos lo siguiente: “es que las comunidades indígenas son unas berracas, esas si saben organizarse y son capaces de tumbar un presidente, como han hecho en Bolivia, en Perú o en Ecuador; en cambio ‘nosotros’ (¿los no indígenas, los colombianos?) no somos capaces de protestar, nos da culillo”. En ocasiones, estas expresiones se parecen mucho a aquellas otras que hablan de “la alegría y el ritmo en la sangre de los negros”, “lo organizados que son los alemanes” o “el espíritu paisa, tan echado pa’lante”. Rasgos y atributos derivados de la historia humana, del modo en que la vida es instituida por los pueblos, naciones, grupos sociales y personas, son presentados como “atributos o dones de la naturaleza” y adscripciones idiosincrásicas. En una palabra: mitos.
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“El asalto fue en represalia por las marchas pacíficas que los indígenas han realizado desde la semana pasada para rechazar la actividad en sus tierras de grupos rebeldes fueran de extrema izquierda o de extrema derecha” “La toma es una “respuesta de los actores armados a la protesta de los indígenas que en una marcha rechazan las amenazas que hacen los grupos armados y respaldan a su alcalde”
Aplausos a la resistencia; condenas a la desobediencia. Se reconoce en los medios una valoración positiva a la resistencia de las comunidades indígenas cuando estas acciones respaldan de alguna manera la institucionalidad o pueden ser aprovechadas por quienes la representan; sin embargo, el valor de la resistencia civil se convierte en sedición cuando deviene adversa al “orden público”. La protesta pública que era positivamente valorada como “resistencia civil” cuando tiene como adversarios a los “actores armados ilegales”, se transformará en alteración del “orden público” cuando expresa reclamos al estado local, regional o nacional, o se opone al interés de agremiaciones, empresas privadas e iniciativas industriales.
4. Función de criminalización: “ Ellos son peligrosos”. Aquí se invierten los términos de la anterior función: en este caso la conflictividad social, la protesta pública y las complejas dinámicas de exclusión y pobreza, son recreadas en clave moral (bien/mal; legal/ilegal), situando a los pueblos indígenas del lado del actor que amenaza, que pone en peligro el orden social y opera formas ilegales de protesta pública, y naturalizando su condición En este caso, la criminalización designa colectivamente a todos los miembros de un grupo social,
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como ocurre cuando se refiere en términos de “peligrosos y criminales, amenaza potencial” a los jóvenes urbanos de las barriadas populares. En la función de criminalización las acciones de las comunidades indígenas son representadas como una clara disfunción social, amenaza al orden y la institucionalidad, forma de sedición53. Es necesario señalar que esta función de representación se destaca en el periodo de monitoreo, dado que se registró –en las semanas estudiadas, la toma que el pueblo Nasa hizo a la vía que comunica el sur del país con Cali (la vía Panamericana), en junio de 2002. La función de criminalización convierte la protesta política en delito común o penal, y estigmatiza a los actores sociales implicados (un barrio, una colectividad, un grupo étnico, un sector de la población migrante, personas con determinadas conductas sexuales) transformándolos en figuras “por naturaleza” peligrosas, no confiables e indeseables. Se recurre a calificativos que inscriben negativamente la acción. Las vías de hecho, la protesta pública, es presentada como “presión injustificada”, “exigencia inadmisible”, “amenaza a la tranquilidad y el orden”, “práctica terrorista”, “medida de fuerza inconsulta”. En dos palabras: ilegalidad y arbitrariedad manifiesta. No se describen los hechos, se los juzga y valora.
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Históricamente, a lo largo de nuestra vida republicana, tres han sido los tipos de prácticas y expresiones que han sido objeto de la censura y control público: los ataques a la moral, la decencia y las buenas costumbres (las que prescriben los valores católicos), los ataques contra el ordenamiento jurídico y el orden público, y los ataques contra el buen nombre (en particular de los funcionarios gubernamentales de alto rango, la Iglesia, el presidente y las fuerzas militares).
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CARACOL NACIONAL TELEVISIÓN “ Armados de palos los indígenas del municipio de Caldono hicieron una cadena humana para bloquear el paso de la vía” estos mismos indígenas se tomaron la alcaldía hace un mes ... Conductores de buses y camiones han pedido a las autoridades se tomen las medidas necesarias para solucionar el problema.
Foto: EL TIEMPO
ELTIEMPO 26 de junio Nación - “Según expertos en derecho constitucional el “golpe” de los Paeces contra la gobernabilidad en ese municipio era un hecho anunciado y promovido por las autoridades indígenas en el departamento, a sabiendas que infringen totalmente la ley y se amparan en derechos que la carta política les reconoce”
Criminalización por asimilación Se establecen relaciones y asociaciones del grupo, movimiento o sector poblacional criminalizado con otros sectores judicializados, clandestinos o “peligrosos”, de tal manera que se transfieren al primer grupo, valoraciones y rasgos del segundo. Los “cocaleros del sur del país” son presentados como instrumento de las guerrillas, narcotraficantes o paramilitares (1996), la acción de los indígenas Nasa de Caldono o 78
el Paro Campesino del Macizo Colombiano (2000) se asimila a una acción sediciosa, “al margen de la ley”, “subversiva”, manipulada e inducida por grupos armados ilegales. 26 de junio El Liberal “Quira desestimó la versión de que con el taponamiento de la vía y la solicitud de retiro del cargo al alcalde se le este ayudando a las guerrillas en su ánimo de desestabilizar las instituciones del país, “no estamos haciendo lo mismo que la guerrilla, eso no se puede comparar”
24 de junio
Un mes de toma de alcaldía
CALDONO, COLPRENSA “En el municipio de Caldono (Cauca) se vive una tensa calma. A la situación de violencia por parte de los grupos armados se le suma la crisis de ingobernabilidad que desde el pasado 23 de mayo tiene en vilo no solo a la comunidad sino al Gobierno Departamental y Nacional. Los habitantes de esta localidad no saben qué pensar y manifiestan tener miedo”
Se fomenta la alarma social caracterizando el hecho como una medida que altera el orden público y afecta a las mayorías. SUPER NOTICIAS CAUCA “Se mantiene la tensión de orden público en todos los municipios del Cauca por amenazas de a las FARC contra servidores públicos y Alcaldes; a lo anterior se suma que un grupo de indígenas insisten en taponar la vía panamericana” En las últimas horas circulo un comunicado de la columna Jacobo Arenas, indicando que el alcalde de Puracé Gustavo Adolfo Valencia es ilegítimo y corrupto” “Llegaron a Popayán funcionarios de Asuntos Territoriales del Ministerio del Interior, con el fin de participar en relación con el alcalde de Caldono”
El símil entre la acción de los indígenas y la acción de las FARC se estableció también en otros medios de comunicación mediante atribución directa. Y sin embargo, es interesante notar que el propio comandante de la III División del Ejército establecerá precisiones que algunos medios habían obviado o ignorado: en Caracol local radio el día 25 de junio de 2002, el general Francisco René Pedraza señalaba que “ el taponamiento de la vía Panamericana no es una actitud de terrorismo, ni de grupos al margen de la ley, sino de la comunidad porque están exigiendo el retiro del
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alcalde del municipio de Caldono”. En Caracol Nacional Radio, el mismo día el comandante reiteraba: “aquí es un asunto de gobernabilidad, es un problema con una dimensión diferente, aquí no hay amenazas ni de las FARC, ni de las autodefensas, aquí lo que se está poniendo en juego es el sistema democrático en este municipio ”.
La criminalización mediante la adscripción en una sección La ubicación de la noticia obedece a un principio de clasificación que opera de acuerdo a la importancia que se le otorga, el tipo de temática, el interés que puede suscitar... Una noticia localizada en la sección política no tiene el mismo valor de la noticia que es presentada en la página judicial. En la sección política está representado el discurso del gobierno local, regional y nacional, y sus tres ramas; el discurso de los partidos políticos y sus voceros, líderes, figuras representativas; el discurso público de los gremios y en menor medida de los sindicatos, movimientos sociales y organizaciones de base. En sección judicial, en cambio, se registran los actos delincuenciales, los hechos de sangre, las acciones criminales y la sección «noticias nacionales o generales» suelen registrarse los eventos relacionados con la guerra, la acción de la naturaleza, la protesta pública (laboral, sindical, social). ¿Por qué esta clasificación que sitúa la protesta pública en un ámbito cercano al de la guerra o, en el peor de los casos, en las secciones judiciales? Se verifica aquí lo que hemos denominado «cuadratura informativa» colombiana, aquella que permite regular y despolitizar lo que de suyo es político, como las marchas y movilizaciones sociales. Veremos, a continuación, cómo El Liberal hizo la cobertura de la Toma de
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la Panamericana diseccionándola , es decir asignando de manera diferenciada funciones y tratamientos distintos al tema de acuerdo con la sección en que se publicaba. El periódico produjo notas de primera página que luego remitió a la sección judicial, un editorial, información en la sección política y una nota en la sección económica. En la sección política presentó reacciones y opiniones alrededor del hecho a través de entrevistas con el exgobernador del Cauca Cesar Negret y la representante a la cámara Emith Montilla, que hicieron fuertes pronunciamientos en contra de la toma de los Nasa de Caldono y criticaron el manejo que, del conflicto, hizo el gobernador del Cauca Floro Alberto Tunubalá. El 26 de junio ubicó en la sección judicial el argumento de los indígenas demandando la destitución del alcalde de Caldono y la conformación de los entes territoriales indígenas. Las implicaciones de la parálisis de la vía fueron tratadas en la sección económica. Los sentidos del evento noticioso no están inscritos en el hecho, sino en las formas de cobertura y tratamiento de la información. Los hechos, que parecían transparentes, son –en rigor- siempre opacos e ilegibles, y sólo se dejan leer mediante el trabajo de semantización (ver más adelante) que hace el medio adscribiéndolo a una sección, atribuyendo su interpretación a determinadas fuentes y estableciendo o no relaciones con otros eventos, otras agendas informativas previas y otras noticias (ver criminalización por vecindad).
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El LIBERAL - JUDICIAL Dicen que defienden el derecho mayor Bloquean otra vez la panamericana La consolidación y reconocimiento
jurídico de las ETI sería otra de las peticiones de los indígenas caucanos ante el Gobierno Nacional, “ya no es solo la destitución del Alcalde de Caldono” anunciaron
Adjunto a la nota sobre el bloqueo de la Panamericana y la referencia al derecho mayor, se incorporan otras noticias de corte judicial: “Inmovilizan motocicletas, por falsedad, capturado francisco, incautan 22 millones, capturado por lesiones, muerta en las cristalina, agresor con arma blanca, se cayo avión de entrenamiento”
La ubicación de las declaraciones de los Nasa en la página judicial no solo carga de sentido negativo el bloqueo a la vía Panamericana, sino que además desvirtúa (le quita virtud) a la palabra de los Nasa pronunciándose sobre el hecho. De esta manera el prejuicio y el juicio se objetivan como «lentes» que permiten clasificar e inscribir los sentidos de lo real informado. Las asignaciones que el Consejo Editorial hace, qué periodista y de qué sección hará cobertura de determinado evento, constituyen –de entrada- una forma de adscripción de sentido y semantización de los hechos. Si cubre el periodista de orden público, el encargado de la sección judicial o el de la sección política (que en algunos medios, son el mismo periodista) los efectos sobre la modulación de la información serán sensibles y significativos. El Liberal presentó predominantemente la información sobre la Toma en JUDICIALES, mientras que en otros medios (TELEPACIFICO) se procedió a una cobertura de mayor densidad y peso político. La función de representación de criminalización, implica también incorporar o no referencias, peticiones o llamados a las fuerzas armadas, la policía y los organismos judiciales. En algunos casos esos “llamados” se establecen mediante operaciones de 82
atribución directa o citación de fuentes oficiales, adscritas al gobierno o a las FFAA; en otros casos, los hace un comentarista en la sección editorial y, frecuentemente, se hacen mediante el testimonio de informantes afectados por la situación o a través de la mención de un periodista. EL LIBERAL Política “ El gobernador tiene que pedir de inmediato el restablecimiento del orden en el casco urbano y eso significa pedir la intervención de la fuerza pública” (Negret) Editorial: El gobierno departamental debe garantizar por los medios legales de que dispone el libre transito por la vía Panamericana, es su obligación y no hacerlo de inmediato significa dejar crecer un problema cuyas consecuencias ya se vieron en 1999” Política: “.. lo que no comparto es su actitud de no ejercer autoridad con la intervención de la fuerza pública ” (Emith Montolla)
Criminalización “por vecindades informativas” Es interesante observar cómo las noticias adyacentes pueden contribuir a semantizar y, en este caso, a acentuar la condición “criminal” de los acontecimientos narrados por el medio. El 25 de junio de 2002, día en que empezó la toma de la Panamericana, en el desarrollo de una entrevista concedida al periódico EL LIBERAL César Negret calificaba la toma de la alcaldía de Caldono como “un fenómeno de xenofobia” de indígenas que “en forma arbitraria quieren sacar a un Alcalde (...) Aquí cabemos todos negros, indígenas, mestizos”. Negret apeló al argumento de la “xenofobia” (de los indígenas hacia los “no indígenas”) como el factor que explicaría las dificultades de convivencia regional, y adicionalmente atribuyó a los permanentes viajes del gobernador “a no conseguir nada en lugar de concretar la convivencia y vida en el Cauca”. De esta manera la entrevista de Negret relaciona dos noticias aledañas presentadas en la misma página del periódico: el viaje de Tunubalá a España y las
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protestas contra el alcalde de Caldono. El singular concepto de «xenofobia» al que apela Negret, será reforzado mediante una noticia adyacente: “un nuevo conflicto” entre indígenas y campesinos en la zona de Malvasa. La composición de la página y la interrelación de ideas entre las tres noticias proponen como eje central de sentido la condición “xenófoba” de los indígenas que no solo tienen conflictos con el alcalde del municipio de Caldono, al que quieren “destituir arbitrariamente”, sino que además “provocan conflictos” con los campesinos, “apropiándose” de una tierra que los campesinos reclaman como suya “porque la hacen producir”. El mensaje implícito es que “los indígenas” son, conflictivos, “arbitrariamente quieren destituir a un alcalde mestizo”, ambiciosos (“desean tener prelación sobre negros y mestizos”) y arbitrarios. La Criminalización de los Nasas se advierte también en el uso de expresiones que subrayan dramáticamente el “irrespeto” a los ciudadanos. En el diario EL PAÍS se habla “el miedo de los habitantes de Caldono y la tensión del municipio se confunden con la soledad de los pasillos en donde ahora solo se escucha vallenato”. “Solo el eco de un vallenato sintonizado en un viejo radio se escucha ahora en la alcaldía de Caldono Cauca. Sus pasillos por los que antes transitaban funcionarios y lugareños, se transformaron desde hace un mes en silenciosos rincones donde permanecen los archivos de una administración que se vio obligada a gobernar desde el exilio.”
La acción de los Nasas, que bloquean la carretera, es criminalizada al presentarla enfatizando la manera como ésta afecta a empresarios, comerciantes, transportadores y campesinos, y omitiendo al mismo tiempo algunos de los complejos problemas sociales que la explican, ignorando la dimensión política de la acción de
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desobediencia y de la denuncia pública de los manifestantes; eludiendo la más mínima reflexión sobre el problema de tierras en el departamento del Cauca, sobre los vacíos de la ley y las posibilidades de ajustar y hacer complementarias (no antagónicas) la legislación indígena y la Constitución; evitando comprender el descontento e insatisfacción de las comunidades que participan en el taponamiento a la vía, el desgaste al que se someten y los costos que en términos de recursos, tiempo y trabajo entraña para ellas una movilización de ese tipo. EL LIBERAL - Sección económica Subdirector de mercadeo agropecuario de Frieslan Colombia S.A, “Estas vías de hecho perjudican a un amplio sector de la comunidad, ponen en peligro el empleo desestimulan la inversión y crean un clima confrontacional que en nada contribuye a la reconciliación que necesitamos en el Cauca para salir del estancamiento y la marginalidad” La presidenta de la Unión de Transportadores del Cauca, “Todo bloqueo de vía ocasiona no solo graves perjuicios y entorpece su actividad normal como empresa transportadora de servicios públicos sino que afecta los intereses como gremio transportador ... El gremio transportador no solo lo conforman los dueños de los vehículos, ni los funcionarios y las empresas como tal, de este sector dependen los conductores, los ayudantes, la gente que parcha llantas, los vendedores de combustible, lubricantes ...” El gobernador Indígena del Cauca omite sus responsabilidades Los indígenas en el Gobierno solo son “publicidad, fiesta y símbolo”
Este conjunto de expresiones presentadas en la misma página conforman una unidad de sentido que acentúan las valoraciones negativas de lo indígena: incompetencia, peligrosidad y violencia potencial. CARACOL RADIO NACIONAL “Con alambres de púas y troncos armaron una barricada que impidió el paso de vehículos y peatones”
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CARACOL NACIONAL TELEVISIÓN Armados de palos los
indígenas del municipio de Caldono hicieron una cadena humana para bloquear el paso de la vía
En la función de criminalización también se suele apelar a recursos dramáticos que destacan los efectos negativos de la protesta pública para otros grupos de la población: los “viajeros”, los “habitantes de la zona”, los “turistas”, los “comerciantes”. El interés común está siendo afectado por una protesta que sólo les atañería a “ellos”. El uso de las cifras EL y elTIEMPO énfasis en las consecuencias de la acción de los indígenas para otros gremios es un recurso que acentúa el dramatismo de la acción descrita. En el desarrollo de la información, los Nasa son responsabilizados de las consecuencias y efectos negativos que este tipo de protesta le traerán a la región. EL TIEMPO Catorce horas duraron unos 500 pasajeros de buses y microbuses de servicio interdepartamental, 4,000 litros de leche y unas 270 toneladas de papa y alimentos perecederos en medio del bloqueo que ayer adelantaron los indígenas de Caldono que exigen la destitución del alcalde... En su protesta de ayer los indígenas ocuparon seis kilómetros de la vía panamericana, Allí con alambre de púas y troncos armaron una impenetrable barricada que impidió de toda clase de vehículos y peatones.
EL LIBERAL - EDITORIAL Los ciudadanos tienen derecho a la libre movilización, a que se les garantice el abastecimiento de elementos vitales para su trabajo y subsistencia , a que no se ponga en peligro su salud en caso de una emergencia hospitalaria, a que puedan vender sus productos, muchos de ellos perecederos, a el Estado funcione realizando las actividades que le son propias . Y todo esto se esta impidiendo a la fuerza por unas personas que no miran sino sus propios intereses...”
5. Función de segregación y exclusión: “Ustedes no son como nosotros. Ustedes son de otro lado”. A diferencia de la criminalización –que confiere valores negativos de tipo moral al sujeto colectivo, estigmatizándolo y asociándolo a la capacidad de transgredir las 86
normas y la ley, el orden jurídico, pero incluyéndolo dentro de un cierto espacio social compartido y común (la sociedad, la ciudad, el barrio)-, la segregación demarca los límites entre el nosotros y ellos en clave identitaria, la adscripción a otro espacio social. La no co-espacialidad. No necesariamente designa un estigma, sino que afirma
la exclusión. La función de representación de segregación y exclusión está presente no sólo en las declaraciones que califican el taponamiento de la vía como producto de una actitud “xenófoba” y “discriminatoria” de los indígenas contra los colonos mestizos, sino en los argumentos que el medio de comunicación o las fuentes ofrecen, estableciendo conflictos y desencuentros relacionados con la condición de clase y la condición étnica; distinguiendo y precisando contradicciones entre derechos de las mayorías y privilegios de las minorías, entre la legislación indígena y la Constitución Nacional, entre los intereses indígenas y los de los gremios, colonos, campesinos y “caucanos”, entre el derecho de los no indígenas y las “comunidades indígenas”. Acentuando la separación (minoría/mayoría), para luego consagrar la desigualdad (derechos de la mayoría/ilegalidad
de
las
minorías).
Creando
fronteras
inadmisibles
(indígenas/caucanos), para acentuar las animadversiones. Dividiendo a los que pueden configurar alianzas (negros-mestizos-campesinos-colonos vs indígenas) para luego administrar una conflictividad que a algunos les resultará beneficiosa. Las fronteras simbólicas estimuladas mediante esta función, tienen efectos reales en las formas de relación social y el modo en que se desenvuelve la vida y la convivencia humana. Por ejemplo, basta con apreciar cómo las fronteras entre equipos de fútbol, debidamente atizadas a través de las dinámicas mediáticas, han acentuado y 87
reorganizado fronteras sociales pre-existentes (barrios pobres vs barrios ricos; jóvenes de barriadas pobres vs otros jóvenes de otras barriadas pobres) articulando una conflictividad siempre posible en torno a la iconografía y mítica deportiva que diferencia entre el deportivo Cali y el América. EDITORIAL El cauca debe ser respetado
“El movimiento para pedir la renuncia del alcalde ha sido desviado para llegar a aun acto de fuerza que perjudica enormemente los intereses de miles de caucanos -“los indígenas” son señalados por : “ impiden el normal desarrollo de las actividades ciudadanas - pensar y actuar en contra de claras normas constitucionales - obstruir el transito de una carretera vital para que la zona pueda adelantar la lucha diaria por su supervivencia y necesaria para garantizar el derecho a la movilización y al trabajo de sus habitantes - ...los ciudadanos ... tienen derecho
a que no se ponga en peligro su salud en caso de una emergencia hospitalaria ... todo esto se esta impidiendo a la fuerza por unas personas que no miran sino sus propios intereses muchos de ellos motivados en la pequeña acción politiquera. ... Hoy es oportuno recordar... los derechos de cada uno, solo llegan hasta donde empiezan los de los demás
EL LIBERAL – Sección judicial “...NI DOS ambulancias con enfermos de gravedad se pudieron atravesar el área del bloqueo. Cordialmente les pidieron que tomaran un atajo” ...Un bus que cubría la ruta Caracas Lima debió detener su camino; mujeres, niños esperaban con paciencia prontas decisiones”.
EL LIBERAL Comentarios de actualidad Página editorial “ indígenas de Caldono que se ponen de ruana, violan la constitución en defensa de un tal derecho mayor” actuar en contra de claras normas constitucionales no puede considerarse como un acto legitimo de lucha por reivindicaciones sociales.
EL TIEMPO Los manifestantes argumentan que defienden el derecho mayor o ancestral concebido como un principio de autonomía y territorialidad Según expertos en derecho constitucional, el “golpe” de los paeces contra la gobernabilidad en ese municipio (Caldono) era un hecho anunciado y promovido por las autoridades indígenas en el departamento, a sabiendas que infringen totalmente la ley y se amparan en derechos que la carta política les reconoce.
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Los indígenas son representados como una amenaza para los intereses de otros colombianos con los que se convive en el mismo territorio, por lo que las declaraciones difundidas a través de algunos medios pueden contribuir a la radicalización de las posiciones, entorpeciendo una salida concertada a este tipo de conflictos. Mientras el alcalde de Silvia, el guambiano Tombe Morales anunciaba dificultades por límites de tierras entre comunidades indígenas y campesinas (“hay mucha tensión y parece que va a crearse un nuevo conflicto”), al día siguiente 26 de junio la representante a la cámara (Emith Montilla)
manifestaba en las páginas de EL
LIBERAL lo siguiente: “están utilizando como pretexto la exigencia de la destitución pero lo que en realidad quieren es apoderarse no solo del municipio sino de otras tierras dentro del departamento. No estoy en contra de los indígenas, pero no estoy de acuerdo con sus métodos” (Sección política 26 de junio).
La problemática de distribución de tierras, un problema histórico y sensible en el departamento del Cauca en particular y en Colombia en general, objetiva y expresa de manera significativa las formas históricas de exclusión y discriminación de los terratenientes frente a las comunidades indígenas. Justamente por su complejidad, las funciones que acentúan en el plano simbólico y mediático la exclusión favorecen la agudización de conflictos latentes. Por ello, resulta indispensable asumir la importancia estratégica del derecho a la comunicación de todos los actores sociales, en un escenario tan caldeado y propicio a la radicalización. En el cubrimiento que los medios masivos de comunicación hicieron del taponamiento de la carretera panamericana, El Liberal y Telepacífico abrieron algunos espacios de expresión 89
directa de las comunidades indígenas, mientras que El País y El Tiempo se limitaron a citar algunos testimonios de “pobladores” para colorear y aderezar la versión del medio y la calma chicha en el ambiente local. Es importante insistir en si bien la palabra de los “manifestantes indígenas” tuvo un lugar en El Liberal esta se inscribió en la sección judicial. EL LIBERAL - sección judicial 26 de junio “nosotros somos hijos de esta tierra; alguna vez partieron los bastones de mando que eran el honor de nuestros ancestros, el derecho a la vida, y los volvimos a recuperar; ahora nos quieren exterminar culturalmente, nos quieren desaparecer como pueblo y eso no lo vamos a permitir” “Para los más de tres mil indígenas paeces que ayer se congregaron desde las 4:00 de la mañana en esta zona sus acciones no están por encima de la Constitución nacional es la carta magna la que esta “por encima de la vida de los pueblos” ¨¿Vale la pena hacerla cumplir cuando deja sin tierra a las comunidades que la han tenido ancestralmente?
Los medios de comunicación deben asumir, con preparación y trabajo, el desafío de comprender, integrar y recrear respetuosamente la diversidad étnica y cultural que nos constituye, mas allá de la retórica hueca y las declaraciones de principio que topan con la tozuda realidad de las rutinas profesional. Lo anterior implica ampliar el acceso a los voceros, movimientos y lideres indígenas, para que expongan sus puntos de vista en las condiciones más equitativas posibles, ofreciendo a las audiencias, públicos y lectores versiones mesuradas y mensuradas derivadas del análisis y el estudio juicioso de estos asuntos. Hay demandas de los pueblos indígenas que pueden
procurar, en el mediano plazo, un aparato jurídico y político más eficiente y más incluyente. Hay que tener en cuenta que las leyes colombianas, los gobiernos, el Estado, apenas comienzan a ensayar en las últimas décadas –y luego de casi dos siglos de vida republicana, fórmulas que permitan la inclusión y la coexistencia entre pueblos indígenas, asumiendo sus leyes de origen, las practicas y modalidades de 90
ejercicio de autoridad, y legislaciones que enmarcan y regulan sus relaciones con la sociedad nacional. La falta de profundidad en el tratamiento de las noticias que cubren las demandas de los indígenas, la falta de documentación para explicar nociones complejas como la del Derecho Mayor que algunos medios mencionan sin exponer ni explicar, sesgan desfavorablemente la representación que los medios de comunicación hacen de los conflictos que involucran a las comunidades indígenas, y no facilitan una comprensión fina de sus alcances. “El papel que los medios tienen en la construcción de la opinión pública se relaciona con la responsabilidad que poseen a la hora de mostrar los matices de los problemas, los actores de los conflictos y los procesos históricos que explican su emergencia y desarrollo.”54 La promoción de la segregación y la discriminación no deberían tener un lugar en las páginas de diarios y revistas, en las pantallas de televisión o en las emisiones radiales. Es necesario avanzar y desarrollar el marco constitucional, la precisión de la ley, que permita conjugar los intereses de los pueblos indígenas con los intereses particulares de grupos económicos, religiosos y políticos que son presentados con frecuencia como el “interés general”. El artículo 7 de la Constitución nacional reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la nación Colombiana. El Artículo 8 señala la obligación del Estado de proteger la riqueza cultural de la nación y el Artículo 70 refiere la cultura como fundamento de la nacionalidad colombiana y el reconocimiento por parte del estado de la igualdad y dignidad de todas las culturas que conviven en el país. Esos derechos 54
Germán Rey (1998).
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deben ser protegidos y puestos en práctica no solo respecto a situaciones “inofensivas ”, como aquellas en que se debe dirimir si un indígena puede o no tejer sus mochilas, salir a vender sus artesanías a las ciudades o mantener sus formas de organización y sus autoridades propias “allá en los resguardos que el Estado les ofrece como salvaguardia”, sino ante situaciones en las que se expresan conflictos y relaciones multiculturales, visiones contrapuestas del mundo, sentidos muy distintos de justicia, de tenencia y propiedad de la tierra y riesgo de violencia homicida y muerte. CARACOL NACIONAL TELEVISIÓN El senado hoy El senador indígena Marcelino Jamioy , habló de la importancia que la Constitución del 91 le dio a las minorías étnicas al ofrecerles curules en el Congreso, sin embargo piensa que en la práctica esto no ha sido suficiente para que el gobierno mire hacia estas comunidades ... Nuestra cultura se está perdiendo y al gobierno parece que no le interesa mucho”
6. Función de defensa y revaloración: “Ustedes se oponen a lo que nosotros nos oponemos. Nos reconocemos en ustedes: ustedes y nosotros”. Considera desde formas ambiguas de heroización (el sujeto es transformado en héroe de una causa que no es la suya, sino la del grupo o sector social que lo designa, como ocurre con la promovida “Resistencia civil de los pueblos indígenas”), hasta intentos consistentes de reconocimiento y valoración del otro. La de defensa y revaloración es una función de representación que reconoce los aportes de los pueblos indígenas frente a los retos de la sociedad actual, otorgándoles la palabra y valorando los conocimientos y experiencias acumuladas, su inventiva e imaginación, los saberes ligados al comercio, a la creación de empresa, a la acción política organizada, a la integración de los niños en las asambleas, su bilingüismo, las 92
formas de organizar el trabajo, el sentido del humor, las formas de juego, las formas de autoridad, el diseño de las casas, los relatos e historias... Por supuesto, también implica el reconocimiento del legado de las culturas ancestrales de los pueblos andinos y sus derivaciones y adaptaciones al mundo moderno. Estas oportunidades permiten reconocer a los pueblos indígenas activos, actuantes, propositivos, protagonistas de la vida social contemporánea. “Una sonrisa a tiempo” en SEÑAL COLOMBIA “El concepto de territorio de los indígenas fue el que nos hizo entender que el territorio es una red de relaciones, que es el entramado que le da sustento a una cultura; sin ese entramado una cultura se acaba por eso es que estos indígenas luchaban con tanto tesón, porque no fueran quitados de su territorio; en ese momento empezamos a entender que realmente nosotros que no nos hemos levantado en ese tipo de concepciones estamos desterritorializados, tan aislados, tan separados y por eso es que nos cuesta un poco de trabajo entender que hacemos parte de una red , que hay una red que nos da sustento... “
7. Función de arcaización: “Ustedes no son como nosotros. Son de otro tiempo”. Constituye al otro en un sujeto que pertenece a otro ámbito y lugar en el tiempo social ,
la no contemporaneidad. Indica que el tiempo del otro no es nuestro tiempo
histórico. Es el tiempo del incivilizado, del no moderno, del exótico, del pasado de museo o muerto y, en últimas, de la armonía con la naturaleza y las fuerzas telúricas. La arcaización suele usarse para hacer rendir, en clave promocional y publicitaria, la naturalización del otro.
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. ¿Pasado? ... ¿Presente?
El imaginario no es solo un cuento, es un modo de ver, es una práctica; un lugar común entre los recuerdos de infancia y las imágenes del “indio” que hoy vemos en las carátulas de libros de texto o en las pantallas de televisión, o en las pasarelas de reinas y modelos que ofrecen honor a sus ancestros con atuendos de plumas coloridas; imágenes, sentidos con la misma idea que sugiere y asigna el pasado como el lugar y tiempo simbólico en que está inscrito lo indígena, y el futuro o el porvenir a otros que “no son indígenas”. El control simbólico y el dominio político del porvenir es un asunto tan estratégico e importante como la defensa y recreación de la memoria y el derecho a re-construir el pasado. Hay exilios que operan en el tiempo, no en el espacio, y la función de arcaización es –básicamente- el modo en que los medios de comunicación exilian a los pueblos indígenas enterrándolos en pasado, allí donde no se ponen en juego 94
poderes y derechos, allí donde no hay que negociar los términos de inserción al ALCA, al TLC o al MERCOSUR; allí donde no hay que discutir las políticas urbanas, las reformas a la justicia, la defensa del medio ambiente, las transformaciones en las relaciones de género y en la vida sexual; allí donde hay que conversar sobre las revoluciones tecnológicas y los efectos de la inflación, los impuestos y las cuotas electorales, el trazado de las vías estratégicas, la política minera, el control de los recursos naturales como el agua, los alimentos transgénicos y el comercio de armas; el desempleo, los embarazos no deseados, la contracepción y la anticoncepción; la producción de libros y filmes en lengua; la política de seguridad y paz del gobierno, los soldados campesinos, las políticas de importancia y exportación... En ese sentido, las luchas contra el olvido y la desmemoria deben enlazar necesariamente con las batallas a favor del porvenir y el futuro.
En las clases de historia están presente los Muiscas, los Quimbayas, los Pijaos y los Tayronas; a través de su orfebrería y las esculturas de oro, se nos hablaba de El Dorado y de la historia-mito que enlaza la imagen de Balboa o de Añasco, “protagonistas principales”, “valientes descubridores” que enfrentaron y civilizaron a los “indígenas salvajes”, con –la más débil- gesta guerrera y resistente del Cacique Calarcá. La educación y la historia oficial han contribuido a instalar lo indígena en lo lejano del tiempo (pasado) y en lo lejano del espacio (la selva). Todavía pude verse en el canal público, los documentales sobre pueblos indígenas, al lado de los que exhiben fósiles, momias, textiles roídos, monumentos líticos y petroglifos apelando a imágenes de museo.
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La representación de lo indígena hoy nos obliga a plantearnos la necesidad de distinguir: a) el legado histórico que nos pertenece y que en tanto legado vivo (pasado vivo) es reservorio de promesas históricas no satisfechas, de críticas y resistencias al orden y la dominación que lo mercantiliza todo, y reserva de futuros a inventar; b) el legado inactivo que se folcloriza y se usa para ofrecer una recreación-souvenir cómoda, romántica y tranquilizadora de lo indígena; y c) la capacidad para inventar tanto el pasado (tradiciones) como el futuro, participando no sólo de la construcción imaginada de un porvenir para los pueblos indígenas, sino para el conjunto de la nación. El presente inscribe lo indígena en “el orden público, la guerra y el desastre natural” a través del discurso de la actualidad, el discurso del periodismo. Al excluir la palabra indígena de, por ejemplo, la sección política o económica, la sección de estilos y tendencias, el campo informativo periodístico le cierra a las comunidades y pueblos indígenas la oportunidad para expresar sus versiones y subversiones sobre el porvenir. Y al reducir el pasado indígena a la forma más “lejana y menos problemática de pasado” (el telúrico y fundacional), se clausura la construcción de ese otro pasado vivo, tan estratégico como el porvenir: el de hace cien, cincuenta, veinte años; el que refiere a la asignación y expropiación de tierras hace apenas setenta años; el que habla de las migraciones a la ciudad; el que obliga a repensar las ambiguas relaciones con los negocios del narcotráfico; el que recrea y reconstruye las complejas relaciones –solidarias y opresivas- entre la iglesia y las comunidades indígenas; el que le sigue los pasos a los jóvenes hombres y mujeres indígenas que han hecho carreras universitarias y adelantan estudios de postgrado en el mundo... La función de arcaización expropia de manera grave el tiempo futuro y el pasado
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posible de los pueblos indígenas. Y el presente informativo expropia el lugar de los pueblos indígenas en la invención colectiva del presente y del porvenir.
EL TIEMPO Martes 25 de junio de 2002 Ellas antes de la conquista
Exposición / EN EL MUSEO ARQUEOLÓGICO LA MERCED
Ellas nos hablan de las costumbres y creencias de los anteriores, de su cosmovisión y sus costumbres, de sus espíritus encantados y leyendas. Pero la insistencia de esa imagen, de esos relatos anquilosados en el tiempo, solitarios, sin contrastes, con escasa presencia de las culturas indígenas contemporáneas va afianzando el imaginario que arcaíza lo indígena. En los medios de prensa “El Tiempo” nombra pueblos ancestrales ya desaparecidos a los que se observa a través de la cultura material que nos dejaron como herencia.
En televisión nacional “Señal Colombia” a través del género documental se habla del reconocimiento de las culturas ancestrales en la voz de los expertos, antropólogos, lingüistas, biólogos, sociólogos, filósofos y realizadores. SEÑAL COLOMBIA - Destino Colombia “Dentro de su núcleo poblacional, la región contempla varios tipos étnicos aunque en su mayoría son de estilo mestizo, no obstante aún es posible apreciar asentimientos de familias lingüísticas chibchas como la de los Guambianos en este resguardo de Silvia en el departamento del Cauca, ahí todavía se encuentran formas de agrupación tradicional donde lo comunitario predomina y la división de labores sigue recorriendo patrones ancestrales de su comunidad”
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Arcaización es, también, el exotismo en los programas que promocionan la diversidad y la pluralidad cultural colombiana, mostrando en planos de 3, 4 y 5 segundos hombres y mujeres indígenas, en “escenarios naturales” y “atuendos típicos” como únicos referentes que legitiman la identidad indígena. Entonces, una política de medios capaz de reconocer los asuntos, agendas y perspectivas de los pueblos aborígenes, necesariamente es una política que deberá atender los problemas de inclusión/exclusión respecto al tiempo imaginado: el tiempo pasado y el tiempo futuro. Cada una de las funciones que hemos identificado, no hacen más que recordarnos esta situación elemental y decisiva a la vez. Estamos ante una auténtica batalla por el derecho a disponer autónomamente del tiempo imaginado y propio, en el cual soñar el mañana y en el cual reinventar el pasado.
8. Función de cosificación Convierte al otro en objeto de mis fuerzas y mi dominio, a la espera de mi poder y mi acción, depende de fuerzas que me pertenecen. El paternalismo de Estado y el patriarca de la familia representan bien esta forma de función, en que el otro no es sino prolongación de mi dinámica. Usted se mueve cuando yo le diga. También considera una suerte de minimización y reducción de la presencia y potencialidades del otro, sus conflictos, sus prácticas. Cercana a la función de segregación, hace una lectura que renuncia a concebir el otro como otro potente. Ustedes no son capaces.
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Lo indígena como objeto de intervención En la función de cosificación esta implícita la subvaloración, la degradación de lo humano, la transformación del otro en objeto o cosa. Cuando «el triángulo informativo» no opera como mecanismo de cobertura de los asuntos indígenas (alteradores del orden público, víctimas de los desastres naturales, víctimas de la guerra y la violencia), la información sobre las personas y pueblos indígenas suelen ser representados como objeto de la acción instrumental y de intervención de otro: objeto de investigación, de intervención y de observación (en un número importante de documentales “antropológicos”, “culturales” y “educativos”). En este caso, las personas indígenas dejan de ser “actores” para convertirse en “escenografía” y “paisaje”. No son “entrevistados”, sino “exhibidos”; no hablan, alguien habla en su nombre (narrador en off, antropólogo o investigador invitado, funcionario público, representante de la iglesia) y aparece como objeto pasivo (beneficiario) de la acción de las instituciones públicas y privadas, del Estado, del programa televisivo, de los proyectos de intervención, de los expertos. Algunos documentales del gobierno, emitidos en Señal Colombia, y algunos informes de proyectos de intervención y desarrollo de origen gubernamental, privado o de ONG promueven esta representación cosificadora y al mismo tiempo paternalista, que se afirma en la urgencia de «proteger», «rescatar» y «divulgar» la cultura indígena. Pero como la cultura indígena a proteger debe ser la más pura, la menos contaminada, la más “natural”, la menos “urbana” y mediatizada, lo que se ofrece en escena son souvenir y estampas de lo recóndito (lejos del mundo urbano), de lo ancestral (lejos en el tiempo 99
pasado) y de lo preindustrial (lejos de las máquinas, los medios y el comercio contemporáneos).
“Que buen plan” Canal de televisión SEÑAL COLOMBIA “Once comunidades indígenas de Putumayo recibirán los beneficios del programa fortalecimiento institucional del Plan Colombia. Las comunidades pertenecientes a los municipios e Corinto, Puerto Asís, Puerto Guzmán y Villa Garzón estarán beneficiadas con titulación de tierras, asistencia en salud y acceso a la educación superior. El programa permite reconocer los grupos indígenas de la región del Putumayo, mejorar sus condiciones de vida y apoyar la gestión de sus proyectos ante las entidades del Estado.”
La función de Promoción:
Lo indígena como objeto de estrategias de publicitación social. Instrumentalización de la imagen y el símbolo. La promoción es una función de representación en que “lo indígena” se instrumentaliza y usa como texto/icono/imagen de promoción y publicitación social, ya sea para mostrar los beneficios y logros de un programa institucional (El Plan Colombia, los Parques Naturales), para promover un servicio (turismo ecológico, mercadeo de artesanías) o un concepto institucional (la diversidad cultural y natural de Colombia, la importancia de nuestras tradiciones culturales , la defensa de nuestro
patrimonio cultural “inmaterial”, Colombia exótica).
El TIEMPO Jueves 13 de Julio del 2002 Santa Marta, mucho más que Sierra . Viajar
“La majestuosidad de su Sierra Nevada, el parque Tayrona, el mar Caribe que contrasta con las bellezas coloniales e históricas de la quinta de San Pedro Alejandrino, su diversidad étnica y cultural entre otros antojadores aspectos... Sus calles y pasajes coloniales son recuerdo de un pasado mítico y de leyendas caribes que llevan un enorme legado cultural Tayrona: En ellos conviven Antioqueños, Bogotanos, Santandereanos, Tolimenses, costeños, y, en medio de esa gran urbe étnica, sobresale la estampa de un indígena Kogui como recordando que su gente fue la que primero llego a la Sierra.”
NO OLVIDE VISITAR
... Museo Tayrona o casa de la aduana. Esta en el centro histórico de la ciudad. Allí se pueden observar muestras de la orfebrería precolombina. Valor de la entrada $5.000 ”
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“El pasado mítico, las leyendas caribes, la Sierra Nevada, la etnia y la cultura, la estampa del indígena Kogui”, son parte de los “antojadores aspectos” que hacen a Santa Marta un destino atractivo para el turismo. La mención en el texto de todos los referentes que connotan elementos y personajes étnicos son argumentaciones para ofrecer a Santa Marta como destino. La Sierra Nevada, el museo y el indio Kogui hacen parte de la oferta-souvenir que anima los negocios turísticos, y sitúa a los tres en la misma escala de “cosas”: paisaje, museo, orfebrería, artesanía e indio Kogui, recursos de evocación de un pasado fantasmagórico y lejano del cual se obtiene lucro, pero con el cual no se convive.
IV. Modos de representación: las formas de semantización y encuadramiento de la información Referida a Asuntos Indígenas (RAI). 1. Sobre el corpus de estudio. Tal como se mencionó antes, el estudio se hizo teniendo en cuenta muestras recogidas de medios de comunicación en dos periodos: la semana del 20 al 25 de junio de 2002 y la semana del 8 al 14 de julio de 2002. Cada una de ellas coincidió con eventosvectores informativos55 ocurridos en el departamento del Cauca (el primero, el bloque 55
Un evento-vector refiere a aquel acontecimiento que –no necesariamente previsto ni configurado por los media- debido a sus características y el grado en que implica el interés de agentes estratégicos en la producción, circulación y consumo de información, estimula el trabajo de cobertura de medios durante un periodo prolongado de tiempo. Un evento bélico, un acontecimiento deportivo, una crisis política, un descubrimiento científico o la muerte de una figura pública pueden transformarse en evento-vector susceptible de prolongada cobertura mediática, de acuerdo con su «rentabilidad informativa», una rentabilidad que se expresa en réditos económicos (rating, aumento de audiencias, crecimiento de lectores), réditos políticos (para algunos de los agentes sociales y políticos implicados en el evento, incluidos los gobiernos, y las organizaciones mediáticas que lo cubre) y réditos simbólicos (prestigiamiento y desprestigiamiento de determinados actores sociales implicados en el evento, mayor visibilidad y posicionamiento en relación a los juegos de poder y prestigio público de determinados agentes sociales, y del medio de comunicación).
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de la vía Panamericana como medio de protesta contra el alcalde del municipio de Caldono; y el segundo, los combates entre la guerrilla y el ejército en Toribío. Los dos eventos concitaron la atención pública mediatizada y en ambos casos estamos ante eventos que ponen en el primer plano nacional asuntos fuertemente ligados a la vida de las comunidades indígenas del Cauca. Como ya hemos indicado, es importante insistir en que este estudio no puede dar cuenta de las «prácticas de lectura y apropiación» que las personas hacen con lo tematizado, con la información RAI que suministran las organizaciones informativas56. Tampoco da cuenta del modo cómo discurren las tensiones, las negociaciones y pactos entre actores sociales, negociaciones que modulan e instalan las agendas informativas y noticiosas (es decir, tensiones que traducen agendas e intereses sociales más o menos específicos y particulares, en agendas informadas y mediatizadas). Este estudio se ocupa de un ejercicio más modesto y limitado: contabilizar la presencia de información RAI en la agenda informativa de los medios de comunicación en Colombia y describir –de una manera todavía preliminar- de qué manera se adscribe esa información RAI a cierto tipo de anclajes temáticos y descriptores/clasificadores semánticos que contribuyen a
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La categoría «tematización» sugiere que con frecuencia se habla de asuntos indígenas sin que, necesariamente, haya denominaciones y referencias explícitas a las comunidades y pueblos indígenas; alude tanto a la denominación del objeto nombrado y expuesto, como a la inclusión de un punto de vista (lente) que recorta el objeto nombrado y que prescribe el modo en que debe ser visto el objeto. Es decir, la tematización implica, entonces, una cierta prescripción o inscripción de los asuntos nombrados en un orden discursivo que le da sentido. Para conservar un criterio compartido, vamos a denominar unidad o información Referida a Asuntos Indígenas (RAI), tanto a la información que explícitamente nombra y designa asuntos indígenas, como aquella información en que hay referencias e implicaciones explícitas a territorios, comunidades y pueblos indígenas aunque se las presente con otras denominaciones (campesinos, manifestantes, habitantes, etc). En conclusión, para este estudio se decidió que una información era RAI porque hacía referencias a territorios indígenas, implicándolos explícitamente; por presencia de informantes de comunidades implícita o explícitamente designadas como indígenas; o porque hubo mención o denominación explicita de lo indígena en el tratamiento y exposición de los acontecimientos.
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roducir las funciones y efectos de sentido que se advirtieron en la tercera parte de este informe57. Se monitorearon doce medios de comunicación: seis medios impresos (Periódico El Tiempo, Periódico El País, Periódico El Liberal, Periódico El Espectador, Revista Semana, Revista Cambio), tres medios radiales (Caracol Nacional, Caracol Local, Radio Súper 58) y, tres medios televisivos (Canal Caracol, Señal Colombia, Canal Telepacífico). En el espectro de medios impresos periódicos sólo un diario (El Tiempo) y dos revistas semanales (Semana y Cambio) tienen cobertura nacional. El semanario El Espectador tiene una cobertura nacional más limitada en virtud de la crisis que atraviesa desde comienzos de 1990. El País es un diario de cobertura regional (suroccidente colombiano) y El Liberal es de cobertura local (Popayán y municipios circunvecinos). Sin embargo, sin excepción, todos tienen versiones On Line, es decir versiones electrónicas en la WEB, lo que en el caso de El País y El Tiempo les ha permitido incrementar de manera significativa el lectorado fuera y dentro del país. En el espectro radiofónico, se hizo seguimiento de una radio de cobertura nacional (Caracol Nacional) y dos radios de cobertura local (Popayán-Cali): Radio Súper y Caracol local. En el espectro audiovisual se consideraron un canal de cobertura nacional de carácter privado (Caracol Nacional), un canal de cobertura
57
Mientras el anclaje temático inscribe o clasifica un evento en una gama de temas (orden público, deportes, política, judiciales...), el descriptor/clasificador semántico alude al sentido o valoración política, moral, ética, estética que se le da al evento informado (bueno/malo, peligroso/inocuo, ordinario/extraordinario, hermoso/feo). Un trabajo más fino de clasificación de operaciones retóricas de la información puede encontrarse en HernánToro: «El efecto de objetividad en los noticieros de televisión» (1989), «La Ilusión Informativa» (1991), «Información y Retórica» (1992) y «Los animales sólo viven en el presente» (1997). 58 Infortunadamente y por problemas de funcionamiento interno del equipo de monitoreo, las dos muestras de Radio Súper (local-Popayán) no se colectaron de manera adecuada: la primera se colectó en un periodo distinto al previsto y la segunda no se registró rigurosamente. Por eso este informe no incluye datos de Radio Súper.
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nacional de carácter público (Señal Colombia) y un canal de cobertura regional de carácter mixto (Telepacífico)59. Al observar las unidades informativas publicadas y emitidas60 en todos los medios monitoreados en las dos muestras se encuentra lo siguiente: al comparar el medio impreso, con el radial y el televisivo, se advierte que es el televisivo el que más número de unidades RAI emite en las dos semanas de monitoreo. Teniendo en cuenta unidades informativas relacionadas con noticias, documentales, programas de opinión, pauta institucional, etc, los canales de televisión emitieron 175 unidades RAI. En este volumen, se destaca un número elevado de unidades RAI en Señal Colombia (70 unidades), seguido de Telepacífico con 68 y Caracol con 3761. Como se indicará más adelante, en general, se advierte lo que podríamos denominar disposiciones diferenciadas a la incorporación de información RAI
entre canales de
televisión y de acuerdo con la lógica predominante de producción62. Se advierte un 59
El espectro electromagnético, en el caso de la televisión pública (Señal Colombia, Canal 8, Canal A y canales regionales y algunos canales locales), es propiedad del Estado, que lo ofrece en concesión a programadoras de carácter público y privado. De ahí que se hable de la condición mixta de los canales regionales. 60 Se entenderá por «unidad informativa» aquella porción de texto (audiovisual, radiofónico o impreso) que opera como texto completo (susceptible de abstraerse o separarse, sin que pierda sentido; esto es, un texto discreto) y que puede distinguirse de acuerdo con las categorías de clasificación y producción que la industria de medios de comunicación y las organizaciones informativas han conseguido formalizar y definir (noticias, nota, cuña publicitaria, texto-crónica, texto-reportaje, texto-reportaje, texto-editorial, titular, etc). En otras palabras, una unidad informativa es un texto completo diferenciado y diferenciable de conformidad con las formas de clasificación y asignación que la industria de medios ha prefigurado para designarlas. 61 Es necesario aclarar que se consideraron al menos 12 horas de programación para todos los canales. 62 Citamos aquí el concepto de «lógicas productivas» como fundamento de la construcción de políticas culturales en medios, ver Miquel Rodrigo Encina (1989). Habría tres tipos de lógicas productivas (criterios de producción) que definen el quehacer de los medios de comunicación y lo nutren: Las que están más ligadas a la construcción de audiencias y mercados: 1. «La lógica de la cultura de masas» (media logic): fundada en la producción de ficción+entretenimiento sobre principios de serialización. 2. «La lógica del periodismo de actualidad» (newsmaking): articulada a través de dos géneros, «noticias y temas de actualidad», y el principio de «credibilidad» «credibilidad» como mecanismo selector y regulador de lo publicable. Las que están menos ligada a las demandas del mercado y las presiones del rating: 3. «La lógica del servicio»: educar/ formar/ promover acciones ciudadanas/ aumentar el prestigio simbólico del medio. El concepto central es el siguiente: «La dosificación variable de estas tres lógicas dibujará las distintas políticas culturales» en un medio de comunicación dedicado a la producción de información. Es decir, un medio de comunicación desarrolla una política cultural diferenciada según enfatice y centro su quehacer en determinadas lógicas de producción: un medio más informativo, más publicit publicitario/ ario/espec espectacul tacular ar o más más ligado ligado a los servic servicios, ios, según según haga haga énfasi énfasiss en cada cada una de las tres lógicas lógicas mencion mencionadas. adas. De esta esta manera, manera,
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espectro que va desde el canal privado de televisión (Caracol), en principio, más modulado por la media logic y el newmaking, hasta el canal de televisión pública (televisión cultural, en su acepción más clásica), Señal Colombia, en que primaría una lógica de servicio público; pasando por la circunstancia intermedia del Canal regional (Telepacífico) y sus noticieros63. En televisión se destaca la preponderancia de los canales públicos sobre el privado en cuanto a la difusión de información RAI64. Mientras el media logic parece suprimir y disolver toda información RAI, de modo tal que «lo indígena» no hace parte de la trama televisiva del entretenimiento, el melodrama y la ficción televisiva, o constituye una presencia innombrada o nombrada en clave exótica65; la lógica del newsmaking propicia una mayor visibilización de información RAI que, como se indicará más adelante, ofrece una triple vertiente (la de la crisis de orden público, la de la resistencia civil a la guerrilla y la movilización pública de las comunidades indígenas en consonancia con las movilizaciones
los medios más media logic se comportarían respecto a la información RAI de un modo distinto a los newsmaking o de servicio. 63
En Telepacífico se advierte una gama en los noticieros que reproduce el espectro de la televisión general: mientras el noticiero Noticinco opera sobre todo bajo la media logic y newsmaking combinados, es decir se inclina hacia una suerte de infoentretenimiento, el noticiero Noventa Minutos (se mueve en una lógica que combina nesmaking y servicio público, es decir el otro extremo del espectro); y el noticiero CVN opera una precaria newsmaking. 64 Sin embargo al comparar con la información periodística y noticiosa (y no sólo el conjunto de la producción mediática, que incluye información no periodística), se observa que la información RAI en prensa es superior en número de unidades a la que ofrece la televisión. Esta situación se acentúa aún más si descontamos la información no periodística que divulgan los canales públicos (Telepacífico y Señal Colombia) en sus secciones no moldeadas o moduladas por la lógica de cubrimiento de información de actualidad. 65 Como cuando aparece anclado en las secciones de humor (tipo sketch televisivos de Sábados Felices) o se explota el filón exótico de los hombres y mujeres representantes de comunidades indígenas en el gobierno central o regional (vgr.Floro Tunubala y Piñacué). Presentamos dos buenos ejemplos a continuación. La entrevista que concedió el primero al diario El País, el día 7 de julio de 2003. Publicada en la Sección Vivir/Íntimo, del día domingo, los titulares son elocuentes: “No gobierno con el anaco, sino con la cabeza”. “Floro Tunubala se levanta la falda”. “El gobernador del Cauca revela que unos diez años atrás era coqueto, ‘ahora, dice, espero que me coqueteen a mí’. Asegura que fue discriminado por ser indio en su época de bachiller, en Popayán”. Periodista: Merit Montiel Lugo, Subeditora de Vivir Domingo. De la misma manera, la entrevista que concedió Jesús Piñacué el 12 de octubre, a propósito del día de la Raza y del “Descubrimiento de América”. Entrevista publicada en la Sección Vivir/Íntimo, Vivir/Íntimo, Domingo. “Revelaciones”. “Revelaciones”. “Jesús Enrique Piñacué no se considera un “pluma blanca”. “Me encanta ser conquistado”. “El senador caucano dice que su resistencia indígena no la emplea para oponerse a los placeres y que es tan malicioso como intuitivo. Cuenta sobre la propuesta que le hicieron para ser modelo».
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indígenas de los países vecinos); y la lógica del servicio público favorece la idea de «indígena» como patrimonio, patrimonio, herencia y pasado por preservar. preservar. La prensa es el segundo medio con más unidades RAI: 105. 44 en El Tiempo, 23 en El País, 30 en El Liberal, 7 en el Espectador y 1 en Semana66. En lo que se refiere a la agenda informativa de los medios impresos se observa cómo, en un grado todavía precario, se está configurando en Colombia un cada vez más profundo efecto de campo debido
a una creciente estructuración jerárquica en la capacidad de movilizar
y dinamizar la agenda informativa: en el estrato superior se advierte el peso de los órganos de gobierno y algunos medios que acumulan y gozan del mayor prestigio, poder económico, recursos y capacidad c apacidad de producción prod ucción de d e información, in formación, que q ue incluye a El Tiempo, la revista Semana y la red de medios de Caracol y RCN. En una perspectiva chomskiana, junto con el gobierno y las agencias informativas67, estos medios definen el orden del día, la agenda informativa e imponen el núcleo duro de noticias en torno al cual se alinea más o menos el resto de los medios informativos de los estratos inferiores (los regionales y locales, las organizaciones informativas menos complejas, los más pequeños). De esta manera, es el diario de circulación nacional el que más ofrece unidades RAI, por encima de los diarios locales y regionales. Pero cómo se indicará más adelante, incluso en el diario de circulación nacional el paradigma que ancla y vehicula información RAI es el modelo colombiano de información noticiosa cuyos rasgos esenciales son los siguientes: a) oficialismo 66
No sobra advertir que un mayor o menor número de unidades RAI no significa una mayor o menor cantidad de información efectiva. Citado por Martini (2000): según Kinenberg en Estados Unidos en treinta minutos de un noticiero televisivo hay la misma cantidad de información que en la portada de The New York Times.
67
Chomsky y Herman (1990) advierten cómo las cuatro agencias de información más importantes (Associated Press, United Pres International, Reuters y Agence France Presse) producen el 80% de las noticias que circulan en el mundo.
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informativo68; b) predominio de la información sobre asuntos relacionados con el ejercicio del poder y las celebraciones agonistas69 y festivas, y la acción de la naturaleza; c) significativo peso de la agenda referida a orden público; d) debilidad en la configuración de formas de tratamiento informativo más duraderas y continuas70. B, C y D corresponden a lo que hemos llamado la cuadratura informativa. Son probablemente los diarios y los semanarios impresos los que han conseguido superar, al menos parcialmente y en algunos ámbitos de producción de información como los informes especiales, las unidades especializadas de investigación o los editores de reportajes, parte del modelo informativo colombiano dominante. Sin embargo, en general, las unidades de información RAI en prensa estuvieron inscritas con contadas excepciones en la cuadratura informativa colombiana convencional. Finalmente, el medio radial tuvo 66 unidades RAI (44 unidades en Caracol Local y 22 en Caracol Nacional). De alguna manera, el principio según el cual los medios informativos electrónicos locales (radio y televisión) son más capaces de anclar con
68
El unanimismo informativo durante el Frente Nacional (1958–1974), que –en nombre de la armonía política, es decir, la armonía entre el partido liberal y el conservador– moderó significativamente las formas heredadas de prensa militante y de filiación partidista, para configurar lo que en general podríamos denominar «el oficialismo informativo», esto es, una prensa que rehuyó polemizar con las decisiones y políticas de Estado, que se atuvo estrictamente a las fuentes, autoridades y versiones oficiales, y que evitó hacer memoria sobre los hechos recientes de la nación para evitar perturbaciones y crisis políticas. 69 Competencias deportivas, reinados y últimamente reality shows. De alguna manera, algunos de los combates son recreados en clave de celebraciones agonistas o competitivas, con sus cifras de soldados asesinados y guerrilleros dados de bajas, informes de la retoma del control territorial y los partes de victoria. 70
Develloping y continuing news. Que las noticias perduren por más tiempo en la escena editorial indica cómo, progresivamente, la prensa abandona su dependencia respecto al azar de los acontecimientos, la novedad informativa y la imprevisibilidad. Para ello diversifica las fuentes y estabiliza los flujos de información mediante la introducción de firmas especializadas, alianzas estratégicas con empresas informativas de mayor penetración y poder; consolida los equipos editoriales, instituye vínculos con organizaciones y centros de investigación (comunidades académicas e intelectuales) para el suministro de información especializada, flexibiliza las secciones y subsecciones de los diarios, multiplica las agendas temáticas menos determinadas por el azar de los acontecimientos diarios, procura revistas y suplementos especializados. La información sobre la Glasnot y la Perestroika en El Espectador (1990–1991) se tradujo en un continuo de noticias diarias que terminó por cuajar en una sección permanente «Las páginas de la Perestroika». Martín–Barbero y Rey (1999) señalan lo siguiente acerca de la significativa transformación de los medios informativos colombianos durante el abordaje y tratamiento que le dieron al proceso 8000 y al escándalo por la financiación ilegal de la campaña presidencial de Ernesto Samper (1994) con dineros del narcotráfico: «Criticados por su instantaneidad y su fragmentación, el proceso 8000 muestra unos medios que van desenvolviendo el acontecimiento en un tiempo largo, donde caben las historias, a pesar de la velocidad y extrema superficialidad de algunos de sus momentos narrativos» (pp. 81).
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las coyunturas noticiosas locales y regionales parece confirmarse. Telepacífico y Caracol Local produjeron un mayor número de unidades RAI –jalonadas principalmente por los dos eventos vectores que se presentaron en las semanas estudiadas- que sus equivalentes nacionales, lo cual indica al menos dos tendencias: a) la radio y la televisión informativas locales y regionales efectivamente incorporan las referencias y vectores informativos regionales y locales; pero b) lo hacen sólo si esos vectores se inscriben en la lógica más instrumental del newsmaking , es decir, en tanto se ofrecen como eventos relacionados con el ejercicio del poder, las crisis de la naturaleza, el desenvolvimiento de la guerra o la alteración del orden público. ¿Cómo hacer para que la dinámica de los movimientos sociales y el ejercicio cotidiano de la vida en los pueblos y comunidades indígenas, en las barriadas populares, en las comunidades negras no sea visibilizada sólo cuando se deja leer de acuerdo con la cuadratura informativa colombiana convencional ?
¿Es posible pensar
que la necesidad de hacer una cobertura responsable de este tipo de movimientos, con sus agendas sociales implicadas, fuerce a algunas zonas del periodismo y de los medios de comunicación a redefinir el sentido de lo «noticioso», lo «noticiable» y la «información periodística de actualidad», esto es, a superar la lógica del newsmaking , en que el relato y tiempo social de las comunidades, organizaciones y movimientos pueda inscribirse en un tipo de relato informativo más duradero y denso? Se espera que este estudio proporcione algunas pistas desde donde pensar y ensayar algunas respuestas a estas preguntas.
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La primera muestra. En lo referente a las unidades presentadas en la primera muestra, el medio impreso es el que más unidades RAI emite en la semana del 20 al 25 de junio de 2002, con 55 unidades, de las cuales El Liberal es el que más unidades publica (23). El vector informativo Bloqueo de la Panamericana (vía Popayán- Cali) movilizó centralmente el trabajo de cobertura del periódico de la localidad (Popayán), y parecería previsible que publicase un mayor número de unidades en comparación con los otros periódicos como El País (periódico regional), que publica 10 unidades en la semana y El Tiempo (de difusión nacional), que publica 21 unidades. Sin embargo, contra esa evidencia, es necesario advertir que la cobertura de los combates en Toribío (semana del 8 al 14 de junio) se tradujo en apenas 7 unidades RAI en El Liberal, muy por debajo de las 23 que produjo El Tiempo en la misma semana. Por la duración del evento y por las implicaciones que tuvo el evento para los poderes locales, los habitantes de Popayán y municipios circunvecinos, las luchas de prestigio/desprestigio político de alcalde y gobernador del Cauca, el evento vector de la Panamericana, originalmente inscrito en los primeros días en el anclaje temático «orden público», comienza –con el correr de los días a cobrar, en El Liberal, otros tópicos relacionados: gobernabilidad de Floro Tunubalá, porvenir económico y fragilidad del Cauca, relaciones entre indígenas y no indígenas en el Cauca. Tal como CNN fue haciendo evolucionar el «Ataque a las Torres Gemelas» en «Guerra contra El Terrorismo» y, luego, «Guerra en Afganistán y en Irak», ciertos vectores informativos que concitan el interés de los grupos y agencias de poder (gobiernos, políticos locales, empresarios) pueden evolucionar
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desde su original localización temática (evento noticioso=orden público) hasta integrar otras agendas sociales informadas por diferentes agentes y actores sociales. Ningún evento tiene «sentidos definidos e inmanentes», y todo evento es susceptible de transformarse en oportunidad para vehicular las agendas del poder, de los actores y grupos en conflicto, de los ciudadanos71. En lo que respecta a los semanarios El Espectador es el único que publica 1 unidad en la semana. Cambio y Semana no publicaron información RAI72. La televisión es el segundo medio en emitir mayor número de unidades RAI en la semana, con un total de 19 unidades. La mayoría fueron emitidas en el canal de Telepacífico (13 unidades), seguido de Caracol con 6 unidades. Aquí se observa la preponderancia de los noticieros del canal regional Telepacífico sobre los noticieros del Canal de cobertura nacional (Caracol) en relación, principalmente, con la toma de la vía panamericana. Por su parte, Radio sólo emite 12 unidades, 6 en cada una de sus emisoras.
La segunda muestra En la segunda muestra, la televisión es el medio que más unidades presentó en la semana73. En esta oportunidad se monitorearon todos los programas emitidos durante
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Esta idea según la cual los «hechos» son inscritos en una red de sentidos que no hacen más que expresar tensiones y disputas sociales más o menos explícitas entre agentes sociales, permite comprender que si los hechos no contienen «sentidos» por sí mismo, las disputas por el sentido de los hechos no son un problema que se zanja simplemente apelando al principio de la neutralidad informativa y la escritura sobria. 72 Mientras El Espectador opera como un diario que, forzado por las circunstancias económicas, ha debido convertirse en semanario (pero opera como compendio de los acontecimientos noticiosos diarios de la semana y está más atado a la coyuntura y actualidad de la semana), Semana y Cambio son semanarios en sentido estricto: esto es dependen menos de la dinámica de coyunturas y acontecimientos diarios, son más cronorresistentes y actúan sobre todo anticipando y previendo informes periodísticos que fundan agenda informativa de la semana siguiente; no recogen la agenda noticiosa semanal: eso explica que no hayan cubierto los dos acontecimientos noticiosos que el resto de los medios sí cubrieron. 73
Hay que aclarar que, a diferencia de la primera muestra, en esta se incluyó Señal Colombia y toda la programación televisiva de los medios televisivos seleccionados, lo cual produjo este efecto (o aumento) en el número de unidades RAI en televisión.
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esos días y se observaron 156 unidades RAI, de las cuales los canales públicos y mixtos aportan la mayor cantidad: Señal Colombia con 70 unidades y Telepacífico con 55 unidades. Al igual que la primera muestra, el canal privado es el que menos unidades emite en la semana, con 31 unidades. Por otra parte, el medio radial ofrece 54 unidades (38 en Caracol Local y 16 en Caracol Nacional); y los medios impresos contabilizaron 50 unidades RAI (23 en el Tiempo, 13 en El País, 7 en El Liberal, 6 en El Espectador y 1 en Semana).
2. Géneros informativos y prensa. La primera muestra. En el medio impreso predomina la publicación de unidades RAI bajo el género noticia, con 54 unidades RAI, de las cuales El Liberal es el periódico que más publica (25 unidades), seguido de El Tiempo con 18 unidades y El País con 11 unidades. El “género” opinión aparece en 7 unidades RAI, de las cuales 6 se publican en El Liberal y 1 en el semanario El Espectador. Es relevante notar que el modo como El Liberal va a resolverse a abordar de un modo más intensivo el vector informativo
Toma de la Panamericana va a ser recurriendo a la editorialización. Este es un mecanismo heredado del proceso de constitución del periodismo moderno en Colombia: aquel en que la fijación del sentido de los eventos corresponde a una figura de autoridad y autorizada que los clasifica y designa. La editorialización es un
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modo barato de adscripción de sentido74, pero –en el caso de los medios influyentes de carácter local y regional, frecuentemente articulados a algunos de los intereses de agentes y grupos de poder tradicional- esta forma de adscripción de sentido se estructura sin que se ofrezcan, en el propio medio, adscripciones editoriales alternativas o plurales. En los medios de mayor cobertura y con mayores recursos, la adscripción de un único sentido resulta un poco más complicado (basta observar la escena editorial de los diarios de cobertura nacional, en que –a pesar de una relativa homogeneidad de las opiniones y a pesar de los eventos de control-censura con exilios implicados75- la construcción de versiones unánimes y consensuadas resulta más complicada, se aprecia una mayor diversidad y algún nivel de debate y confrontación, y se advierten cuestionamientos y críticas no sólo de otros editorialistas, sino también de los lectores76. Respecto a las dificultades para adscribir los hechos en una red de sentido (informarlos), los medios menos recursivos se la jugarán por el newsmaking, producir únicamente noticias y atenerse al canon informativo clásico77 (referencia a los hechos, neutralidad de estilo, atribución de fuentes oficiales y testigos, reportería78) y los medios más recursivos deberán apelar a 74
Es importante insistir en ese detalle aparentemente menor: la producción de periodismo complejo, que permite una adscripción de sentido más densa y neguentrópica, implica costos mayores, una división técnica del trabajo más exigente que incluye formas postfordistas de organización de la producción (equipos editoriales), un trabajo de documentación sofisticado, multiplicación de las formas de tratamiento de la información, en fin, otras condiciones de producción. En ese sentido, implica inversiones costosas en tiempo, persona y recursos, que no siempre los medios están dispuestos a hacer, sobre todo –si se tiene en cuentaque este tipo de información no redunda necesariamente en un mayor número de lectores. Sobre la noción de periodismo e información compleja ver González (2002). 75 Como en el caso de Garavito (El Espectador), Osuna (El Tiempo), Molano (El Espectador). 76 Como se observa en la Sección Cartas del Lector, en El Tiempo, El Espectador y El País; o en las comunicaciones del Defensor del Lector en El Tiempo. 77 La denominación designa al periodismo informativo. Se consolida como modelo de tratamiento y producción de información en el periodo de entreguerras (de la década del 20 al 40, en el siglo pasado) , en el que se instituyen algunos de sus rasgos básicos: objetividad informativa, estilo neutro, reducción y control de la presencia subjetiva del informador, contrastación y verificación de la información ofrecida por las fuentes oficiales, confianza en procedimientos sistemáticos de registro y constatación de los «hechos», fotoperiodismo. (Para una presentación detallada del canon, contrastándolo con el periodismo de la complejidad o complejo, ver González, 2004). 78 El efecto entrópico de la dinámica de constatación de sucesos, la pérdida de sentido y comprensión, derivado de esta lógica de cubrimiento disperso, derivado del bombardeo continuo de noticias inconexas, es uno de los problemas más importantes del
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fuentes expertas, intentos de seguimiento y cobertura más disciplinada y menos coyuntural, adscripción en secciones más cronorresistentes (análisis e informes de la semana publicados el día domingo) o apelación a formas de periodismo biográfico, crónicas y reportajes, reportería gráfica calificada, que intentan una aproximación testimonial a
los eventos informados. En esta perspectiva, se advierten diferencias
significativas entre las formas de adscripción de sentido en los diarios locales (El País y El Liberal), más volcado al canon informativo clásico el primero y más volcado a la editorialización el segundo, como estrategias de recomposición del sentido de los eventos informados. De esta manera, aunque El Liberal ocupa una porción importante del diario al hacerle seguimiento al vector informativo (Toma de la Panamericana), sólo El Tiempo multiplica las formas de registro del evento y considera formas de adscripción de sentido que no se limitan al tratamiento informativo convencional y a la editorialización, integrando algunas notas testimoniales tipo crónica, informes especiales y entrevistas. Como se verá a continuación, este desplazamiento en los procedimientos de tratamiento de la información, no implica de ninguna manera el abandono del modelo colombiano o la cuadratura informativa colombiana, cuando el
periodismo contemporáneo. Las dificultades para hacerse a un nivel mínimo de comprensión y entendimiento sobre lo que ocurre en el mundo, se traduce en algunos casos en retirada de televidentes de la escena informativa. A. W. Gouldner (Abril, 1997) plantea que justamente el incremento de la información debido a la disponibilidad de medios hizo cada vez más complicado fijar significados públicamente compartidos, más en una sociedad crecientemente secularizada. Lo que harían los medios de comunicación –aquellos menos informativos y menos ligados a sucesos- es inscribir las prácticas sociales documentadas en un discurso que les da sentido, ya empobreciendo el significado de las mismas, ya dándoles una justa valoración. Al inscribir la información sobre comunidades indígenas en información sobre orden público se inscriben esas prácticas en un orden de sentido que en este caso la s empobrece, las recorta y las eclipsa. El punto crucial, es que los medios de comunicación construyen «lentes» que hacen ver ciertos objetos, hacen ignorar otras, dotar de sentido y color otros objetos e instalan el marco de referencia para su comprensión, para hacer consumible el objeto a las audiencias masivas. ¿Cómo se construyen esos lentes, de qué están hechos, es el objeto de esta parte del informe? La segunda parte se ocupa de qué es lo que miran esos lentes respecto a las co munidades indígenas.
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vector informativo es adecuado a los anclajes temáticos convencionales como «orden público»79.
PRIMERA MUESTRA GÉNERO DE LA NOTICIA INFORMATIVO PRENSA
EL TIEMPO
18
EL PAIS
11
EL LIBERAL
25
EL ESPECTADOR
OPINIÓN
GRÁFICO
OTROS
TOTAL
3
6
27 11
6
31
1
1
SEMANA CAMBIO TOTAL
54
7
3
6
70
La segunda muestra En lo que respecta a los géneros de las unidades RAI en la segunda muestra, se encuentra que, al igual que en la primera muestra, se mantiene el predominio del género noticia con 53 unidades de las 67 unidades RAI publicadas. En esta ocasión El Tiempo es el medio impreso que más unidades publica con 24 en total, seguido de El País con 15 y El Liberal con 8. En los semanarios, el que más unidades de este género publica es el Espectador con 5 unidades, seguido de Semana con 1 unidad. En esta semana, las unidades en el género de opinión aumentan considerablemente en comparación con la semana anterior, con 12 unidades, de las cuales 6 son publicadas 79
Respecto al vector informativo Combates en Toribio, El Tiempo apelará a la cuadratura convencional del periodismo colombiano y adscribirá el evento en «orden público»; se comportará de manera idéntica al El Liberal de la primera semana estudiada: apelará a la noticia y al editorial para modular el sentido del evento.
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en El Tiempo, 5 en El Espectador y 1 en El Liberal. En lo que respecta a los periódicos de difusión diaria. El Tiempo, de nuevo, consigue adscribir la información RAI en un discurso informativo más desarrollado y profundo. En la semana estudiada, sólo El Espectador incluye unidades RAI. Por último, sólo El Tiempo incluye unidades RAI que no son noticiosas ni de opinión: una unidad gráfica y una unidad en otro género informativo. Adscribiendo el vector en el anclaje temático «orden público», El Tiempo recurrirá a procedimientos similares de producción de sentido usados por los otros medios impresos. SEGUNDA MUESTRA INFORMATIVO PRENSA
EL TIEMPO EL PAIS EL LIBERAL SEMANA EL ESPECTADOR CAMBIO TOTAL
24
GÉNERO DE LA NOTICIA OPINIÓN GRÁFICO 6
OTROS
1
1
1
1
15 8
1
1 5
5
53
12
TOTAL 32 15 9 1 10 67
3. La semantización: anclajes temáticos, anclajes semánticos, personajes, tiempo emitido y espacio impreso. La primera muestra. FORMATO (SÓLO TELEVISIÓN Y RADIO) PRIMERA MUESTRA NOTICIERO TELEVISIÓN
RADIO
CARACOL TELEPACÍFICO TOTAL CARACOL NACIONAL CARACOL LOCAL TOTAL
FORMATO FLASH
6 6
12
0
3
3
6
9
3
TOTAL 6 6 12 6 6 12
115
Las unidades RAI emitidas durante la semana del 20 al 25 de junio en los canales de Televisión se distribuyeron de la siguiente manera: 6 en Caracol y 6 en Telepacífico. Por otra parte, en radio se presentaron 12 unidades RAI en dos formatos: noticias (6 en Caracol Local y 3 en Caracol Nacional) y Flash informativos (3 flashes, todos en Caracol Nacional). El flash informativo es un recurso característico del lenguaje radial, que supone un flujo continuo de texto audiovisual (radio o video), respecto al cual adquiere sentido la ruptura del flujo como señal de que «algo significativo y alarmante» ha ocurrido como para que se justifique romper el flujo mediático80. Es interesante notar que debido a las particularidades de la televisión colombiana, históricamente los noticieros hacían parte de una grilla de programación en la que participaban varios productores. Por lo tanto, más que ante un flujo mediático continuo, la televisión mixta (pública) se caracterizaba por la presencia de franjas (de audiencia, géneros y formatos) y un discurrir televisivo más bien fragmentado. De hecho, una de las pocas rupturas significativas de esta fragmentada exposición televisiva fueron las intercepciones e interrupciones que, durante los 80, hizo el M19, antecedentes quizás de los recientes extras y flashes televisivos de los canales privados. La constitución de los canales privados en 1998 creó las condiciones para que en la televisión colombiana se produjera el efecto de flujo que caracteriza a los canales televisivos de una importante porción de la televisión mundial, apenas 80
Aunque, de acuerdo con un documental emitido el 24 de agosto de 2003, en el canal (à), argentino, se afirma que el periódico La Prensa, de Buenos Aires, fundado en 1857, gozó de notable prestigio hasta la primera mitad del siglo XX. Se indica, en el documental, que incluso el edificio del periódico terminó convirtiéndose en lugar de referencia para la ciudad, no sólo por la imponente arquitectura y la novedosa dotación tecnológica para el momento (a principios del siglo XX ya habían incorporado teléfono y telefax), sino por la enorme sirena que se encendía e irradiaba todo Buenos Aires cuando había una noticia de última hora, muy importante. La sirena urbana es, sin duda, un antecedente del flash informativo radifónico.
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interrumpida por la «publicidad». Lo novedoso del mecanismo de alarma en la televisión colombiana, propició que en los primeros años los canales privados abusaran del flash, del boletín informativo y del extra. Este, como algunos otros indicios (la reverberación informativa o el efecto de eco81, el presentador radiofónico, el peso excesivo de las fuentes que hablan, el predominio de la palabra hablada sobre la imagen –usada como cubierta), indican hasta qué punto estamos ante formas híbridas e inacabadas de periodismo radial en televisión o radioperiódicos televisados.
81
Alude a la manera como los noticieros de televisión colombianos frecuentemente repiten, a diferentes escalas y en la misma emisión, la misma información: en el boletín informativo se indica la noticia, en la presentación de apertura del noticiero el presentador habla de la noticia y le da paso al reportero desde el lugar de la noticia que, a su vez, informa de la noticia y le cede la palabra a una fuente que –ya como testigo o como experto- habla de los hechos informados. Al final del noticiero, algunas veces se hace un resumen de las noticias del día. El efecto de reverberación o eco es evidente y permite llenar el tiempo informado sin producir información real, de hecho.
117
rol protagónico. «Político» permite clasificar el vector informativo dentro de lo que el medio considera formas legítimas de movilización y acción pública; mientras que «orden política y las circunscribe dentro de la acción delictiva, sediciosa o delincuencial, en una operación que al mismo tiempo despolitiza y criminaliza los eventos relacionados con el
Las otras temáticas que le siguen en orden numérico son: no-clasificado general con 13 unidades (7 en El Tiempo y 6 en El Liberal). Orden público84 con 11 unidades (6 en El País, 3 en El Liberal y 2 en El Tiempo). Político acción perjudicial 85 con 3 unidades (2 en El Liberal y 1 en El País), Político pasivo victima 86 con 3 unidades (1 en el Tiempo, 1 en El País y 1 en El Liberal 1). Cultural antiguo87 , con 3 unidades (en El tiempo). Cultural contemporáneo con 3 unidades (2 en El Tiempo y 1 en El País). Cultural no definido con 3 unidades (2 en El Tiempo y 1 en El Liberal) y por último, la temática Económica con 3 unidades ( 2 en El Liberal y 1 en El espectador). En las unidades RAI emitidas en las emisoras radiales, la temática de acción perjudicial
es la que semantiza más unidades con un número de 5 en total (3 Caracol
Nacional y 2 Caracol Local), seguido de orden público con 4 unidades ( 3 en Caracol Local y 1 en Caracol Nacional). Además aparecen algunas unidades en la temática de político resistencia con
1 unidad (Caracol Local) y político activo-activo con 2
unidades (Caracol Nacional).
84
Orden Público, además de anclaje temático lleva implícito –debido a la fuerza de sentido derivada de su uso regular entre quienes suelen ser fuentes privilegiadas de las noticias de orden público, esto es, los voceros de las fuerzas armadas y organismos de seguridad- un clasificador semántico: amenaza y peligro, desestabilización y alteración. 85 Opera de manera similar dentro del anclaje temático «político» y del descriptor/clasificador semántico (activo), pero incluye un segundo descriptor/clasificador moral (perjudicial). Respecto al evento “político”, los actores y protagonistas son “activos”, pero su acción es perjudicial. En este caso, a diferencia de «orden público», se inscribe el vector informativo dentro de la acción política, pero se trata de una modalidad de acción pública ilegal, perjudicial, inaceptable. 86 En este caso mientras el anclaje temático inscribe el vector informativo en el terreno de lo político, el descriptor/clasificador semántico designa la condición de los personajes y actores implicados: son víctimas, son personas que no pudieron resistir, son personas que permanecieron impasibles frente a la dinámica de los hechos. La forma invertida de este tipo de anclaje es «político-activo resistencia», que se ha convertido en una forma de semantización muy frecuente para inscribir la acción de algunas comunidades indígenas contra la presencia de actores armados en su territorio, en «bastión de la resistencia civil contra la guerrilla». 87 Este anclaje temático y semántico designa el siguiente movimiento de adscripción de sentido al vector informativo: ancla la información RAI dentro de «lo cultural» o la temática «cultura», que en los medios de comunicación suele designar desde asuntos referidos a la vida social y cotidiana, vida urbana y rural, viajes y culturas contemporáneas o no, hasta información relacionada con ciencia, tecnología y arte, pasando por entretenimiento y noticias del espectáculo. Entonces «cultural» ancla temáticamente la información RAI en esa región ancha y diversa que los medios llaman «cultura» (noticias culturales). El descriptor/clasificador semántico ofrece una perspectiva al mismo tiempo moral, política y estética de “lo indígena”: ya se trate de «lo antiguo» (aquello que constituye nuestro pasado muerto, más o menos preservable, más o menos digno, pero sin ningún puente con la contemporaneidad); lo «contemporáneo» (que indica el reconocimiento más o menos respetuoso de las prácticas y formas de vida de los pueblos indígenas contemporáneos).
120
En televisión la temática en la que más se inscriben unidades es la de político activo resistencia
88
con 7 unidades (6 en Telepacífico y 1 en Caracol), seguido de la
temática de político activo-activo con 6 unidades (5 en Telepacífico y 1 en Caracol). En otros anclajes temáticos se inscriben unidades RAI pero en menor proporción: Político victima con
1 unidad, cultural antiguo con 1 unidad, cultural contemporáneo
con 2 unidades y orden público con 2 unidades. Nótese en general cómo en prensa, radio y televisión la contemporaneidad de «lo indígena» está inscrito en los anclajes temáticos pertenecientes, por decirlo de alguna manera, a la cuadratura informativa básica: político activo-activo , orden público, político activo-resistencia, político activo acción-perjudicial , político pasivo-víctima.
Hay un predominio significativo de los dos primeros anclajes temáticos. Examinados por medios se puede observar cómo la radio procede una manera polarizando la semantización en torno a orden público y político activo-acción perjudicial . Allí se concentra la semantización más fuertemente criminalizante de la información RAI, mientras que en la prensa se advierte un fuerte predominio de político activo-activo y orden público. Será
la televisión, en particular Telepacífico, la que movilizará de una
manera intensiva la semantización resistencia civil . Pero, en general, cuando las agendas informativas inscriben información RAI lo hacen del lado de la «información de actualidad» y no de lado de, por decirlo de algún modo, «la cultura» (la vida y el tiempo social de las comunidades). Esto es relevante, porque la visibilización contemporánea de «lo indígena» va pasar 88
En este caso, de nuevo el anclaje temático es «político» o «política», pero en este caso el descriptor/clasificador semántico sitúa a las comunidades indígenas del lado de la «resistencia civil» a los actores armados ilegales, representándolas como sujetos activos y protagónicos de esta dinámica social.
121
débilmente por la información de actualidad y muy precariamente por la tematización en clave cultural. Y esta es una razón fundamental por la cual, problematizar las formas de representación informativa RAI es crucial: porque por allí pasa la mayor parte de la visibilización mediática de los pueblos indígenas en el país. No por Señal Colombia únicamente, no por el documentalismo y la información RAI que divulgan el canal público y el canal regional mixto. Apuntar a la información RAI que trabajan los medios informativos periodísticos es apuntar al corazón de la construcción y representación contemporánea de las comunidades indígenas en los medios. Si bien es cierto el anclaje temático «orden público» sigue teniendo un peso enorme en la semantización de la información RAI, en la prensa (más que en la radio y la televisión), «político activo-activo» figura como la forma predominante de semantización. Esto es importante, porque -a pesar de las limitaciones- las agendas informativas de algunos medios aunque no han abandonado completamente «orden público» como pautador de la información RAI (en este caso, vehiculada por el vector informativo Toma a la Panamericana), la visibilización electoral de las comunidades indígenas a partir de la Constitución del 91 puede estar favoreciendo una relativa descriminalización de la protesta pública de las comunidades, una descriminalización que puede ser –por supuesto- oportunistamente manipulada a favor del anclaje «político activo-resistencia» (débilmente promovido en la primera muestra, pero intensivamente promovido en la segunda muestra, aquella que tiene a los combates en Toribío (guerrilla), como vector informativo. Entonces tenemos que el anclaje «orden público», a pesar de su peso específico sobre todo en El País, en Caracol Local (radio) y en El Liberal durante la Toma de la vía Panamericana, tiende 122
a moderarse cuando se trata de la televisión (Telepacífico y Caracol). Para decirlo de un modo esquemático, el vector Toma de la vía Panamericana fue tratado como «orden público» y como «político activo-acción perjudicial» sobre todo en los medios impresos locales y regionales (El Liberal y El País), amen de los medios radiales (Caracol local y nacional) y en menor grado por El Tiempo. Telepacífico incluirá dos tipos de tratamiento menos criminalizantes: político activo-activo y político activoresistencia, ofreciendo algún margen de legitimidad (limitada) a la información RAI. Tanto el político activo-resistencia como el pasivo-víctima serán anclajes orientados a promover un clasificador general cada vez más significativo en la agenda informativa de algunos de los medios de comunicación: «resistencia indígena=resistencia civil contra la guerrilla». Sería interesante hacer un seguimiento más pausado a Telepacífico y algunos de sus informativos, pues estarían revelando formas menos criminalizantes de tratamiento de la información RAI que liga con la protesta de las comunidades indígenas.
Temas de la unidad en prensa, radio y televisión (Segunda Muestra) En lo que respecta a la segunda muestra, en prensa el anclaje temático predominante es político activo- activo: aparecen 24 unidades de 62 en total (la mayoría en El Tiempo con 12 unidades, seguido de El Liberal y el Espectador con 4 unidades cada uno, de El País con 3 unidades y de Semana con 1 unidad). Las comunidades indígenas como sujeto de decisión y acción política y pública se resaltan con alguna fuerza igual que en la primera muestra. El otro anclaje temático es político activo
123
resistencia. 10
unidades RAI se inscriben en la semana: 6 El Tiempo, 2 en El País, 1
en El Liberal y 1 en El Espectador). Además de los anteriores anclajes, aparecen pasivo victima contemporáneo
con 8 unidades (5 en El País y 3 en El Tiempo); cultural con 5 unidades RAI (2 en El tiempo, 2 en El País y 1 en El
Espectador), 1 unidad RAI anclada en lo cultural antiguo (El Espectador) y 1 unidad en lo Cultural no definido (El Tiempo). Otros anclajes temáticos son: Económico con 2 unidades (1 en El Tiempo y 1 en El País), orden público con 3 (2 en El País y 1 en El Tiempo) y no clasificado general con 4 unidades (3 en El Liberal y 1 en El Espectador). Por otra parte, en Radio el mayor número de unidades se inscriben en la temática de político victima con 36 unidades (32 en Caracol Local y 4 en Caracol nacional). En el
anclaje temático político activo-activo se inscriben 6 unidades (4 en Caracol Local y 2 en Caracol Nacional).En político resistencia se inscriben 5 unidades (4 en caracol Nacional y 1 en Caracol Local). En cultural antiguo se inscriben 2 unidades RAI (Caracol Nacional) y en cultural contemporáneo se inscribe 1 unidad (Caracol Nacional). En Televisión, al igual que en Radio el mayor número de unidades emitidas, con 44 en total, se inscriben en el anclaje temático político victima (20 en Telepácífico, 14 en Caracol y 10 Señal Colombia). A este anclaje temático y semántico le sigue el cultural contemporáneo ,
con 34 de las 156 unidades RAI registrada en la semana. 28
de estas unidades provienen de Señal Colombia y Telepacífico. Y 17 de 20 unidades RAI inscritas en cultural antiguo provienen de Señal Colombia y Telepacífico. En lo
124
que se refiere al anclaje político activo-activo, 20 unidades se encuentran inscritas en esta temática (8 en Telepacífico, 6 en Caracol y 6 en caracol). En el anclaje político resistencia igual que en radio, en los canales de televisión se inscribe un número considerable de unidades: 11 unidades RAI en total, de las cuales la mayoría provienen de Telepacífico (7 unidades). Otros anclajes temáticos son: Economía con
1 unidad, en Telepacífico, y la no clasificado (general) con 9 unidades
(7 Señal Colombia, 1 en Telepacífico y 1 en Caracol). Se advierten algunas tendencias que vale la pena presentar de manera esquemática en este apartado: Las formas de protesta pública de las comunidades indígenas suelen ser tratadas como información RAI bajo los siguientes tipos de anclaje temático: «orden público», «político activo-activo», y «político activo acción perjudicial»; mientras que las acciones que los grupos armados ejecutan en territorios indígenas, articuladas o no, a algún tipo de protesta o resistencia indígena son anclados temáticamente bajo «político pasivo-víctima» o «político activo-resistencia». En general, se advierte en los medios de cobertura nacional (Caracol Nacional –Radio y Televisión-, El Tiempo) y en el canal regional Telepacífico, una cierta promoción del anclaje temático «político activo-resistencia», que igual sirve para instrumentalizar el propósito manifiesto de las comunidades indígenas de impedir la presencia de actores armados (todos) en sus territorios y convertirlo en «ejemplo de resistencia civil contra uno de los actores armados (la guerrilla)», pero también puede propiciar una mayor visibilidad y legitimidad pública de la acción política de las comunidades indígenas. A esta visibilidad pública relativa y moderada, se aúna el uso cada vez más intensivo 125
del anclaje temático «político activo- activo», frecuente en El Tiempo, Caracol Televisión, Telepacífico y Señal Colombia, lo que contribuye a una cierta visibilización proactiva y positiva de las comunidades indígenas. Sin embargo, este tipo de semantizaciones se ofrece sobre todo ante eventos que –como los combates guerrilleros en Toribío- sitúan en la escena mediática a un contendor que, en general, las retóricas mediáticas y políticas dominantes aspiran a derrotar: la guerrilla. Cuando aparece este tipo de vector informativo, el otro recurso semántico frecuente es «político pasivo-víctima», que tiene un predominio significativo sobre todo en Caracol radio local, Caracol TV, Telepacífico y Señal Colombia. La situación se torna más bien ambigua cuando se trata de la protesta pública de las comunidades indígenas (como ocurre con el vector informativo Toma de la Vía Panamericana): los anclajes «orden público» y «político activo-acción perjudicial» cobran particular relevancia en el diario regional (El País), el diario local (El Liberal) y la radio; aunque se ofrecen perspectivas en clave «político activo-activo» en el diario local y Telepacífico.
126
SEGUNDA MUESTRA TITULAR SEGÚN TEMAS SIN NO TITULAR/ POLÍTICO POLÍTICO POLÍTICO CULTURAL ORDEN CLASIFICADOSIN ACTIVO- ACTIVOPOLÍTICO ACTIVO- PASIVO- CULTURAL CULTURAL NO PÚBLICO GENERAL TEMA ACTIVO RESISTENCIA ACCIÓNPERJUDICIAL VÍCTIMA ANTIGUO CONTEMPORÁNEO DEFINIDO ECONÓMICO PRENSA
EL TIEMPO
1
EL PAIS
2
EL LIBERAL
2
3
SEMANA
12
6
3
2
4
1
2
3
2
5
2
1
30
1
15 8 1
1
EL ESPECTADOR
1
TOTAL
1
4
1
1
1
8
CAMBIO RADIO
TOTAL
3
24
10
8
1
5
CARACOL NACIONAL
3
2
4
4
2
1
CARACOL LOCAL
1
4
1
32
TOTAL
4
6
5
2
1
TELEVISIÓN CARACOL
4
0
0
1
1
TELEPACÍFICO
1
SEÑAL COLOMBIA
7
9
TOTAL
0
2
2
0
36
2
62 16 38
6
3
14
8
7
20
6
12
19
6
1
10
11
16
20
20
11
44
17
34
0
1
0
0
54 31
6 1
55
1
156
70 0
127
Como se observará a continuación, la ambigüedad de esta situación se revela clara si atendemos al personaje que protagoniza la unidad RAI en el titular. Para el primer vector informativo, tanto los representantes de comunidades indígenas (testigos y autoridades) como otros protagonistas tienen peso significativo en la representación. Respecto al segundo vector informativo, el peso lo tendrán las comunidades indígenas.
PRIMERA MUESTRA PERSONAJE DEL TITULAR GUERRILLEROS O FUERZAS NO NO PARAMILITARES ARMADAS INDÍGENAS OTROS ESPECÍFICO APLICA TOTAL PRENSA
EL TIEMPO EL PAIS
1
1
EL LIBERAL
7
11
6
24
2
3
4
11
6
8
16
EL ESPECTADOR SEMANA CAMBIO TOTAL RADIO CARACOL NACIONAL CARACOL LOCAL TOTAL TELEVISIÓN CARACOL TELEPACÍFICO TOTAL
1
31 1
1
1
0
0
1
15
2
4
2
0
22
5
1
9
1
5
1
11
2
16
3
27
1
0
0
0
0
67 6 6 12 6 13 19
Personaje de las unidades RAI (primera y segunda muestra)
128
En lo que se refiere a los personajes principales de las unidades RAI presentadas en la primera muestra por cada medio, se observa que sólo en los medios de Televisión y Radio se emiten un mayor número de unidades que muestran a indígenas como personajes principales. Radio con 9 unidades (emisora Caracol Local con 5 unidades y Caracol Nacional con 4 unidades) y Televisión con 16 unidades (11 Telepacífico y 5 Caracol). Por el contrario, en Prensa, no se resalta ningún personaje en la mayoría de las unidades (27 en total), seguido de otros (22) y luego representantes de comunidades indígenas (15 unidades). Evidentemente, la adscripción semántica implica el vector informativo Toma de la Panamericana en lo que tiene de «problema de todos los caucanos y los colombianos», que de una u otra manera se ven afectados por lo que ocurre allí. Esta forma de adscripción parece, a primera vista razonable y obvia: la Panamericana compromete una porción importante del tráfico en la región occidental y sur, y en consecuencia afecta de manera importante a los departamentos de Nariño, Cauca, Putumayo y Valle del Cauca. En consecuencia, la presencia de otro tipo de «informantes y protagonistas» en la representación del respectivo vector estarían indicando que se trata de un asunto «no estrictamente indígena», sino de «interés regional y nacional». ¿Entonces, cómo debería ser abordado un asunto que compromete a las comunidades indígenas predominantemente? La manera en que se abordó el segundo vector informativo (Combates en Toribío) puede ser ilustrativo al respecto:
129
SEGUNDA MUESTRA PERSONAJE DEL TITULAR GUERRILLEROS O FUERZAS NO NO PARAMILITARES ARMADAS INDÍGENAS OTROS ESPECÍFICO APLICA TOTAL PRENSA
EL TIEMPO
1
8
6
EL PAIS
6
4
5
15
EL LIBERAL
4
4
8
SEMANA EL ESPECTADOR CAMBIO TOTAL RADIO CARACOL NACIONAL CARACOL LOCAL TOTAL TELEVISIÓN CARACOL TELEPACÍFICO SEÑAL COLOMBIA TOTAL
2
30
13
1
1
1
0 1
1
8
2
4
2
0
25
17
17
2
3
11
2
2
34
2
5
45
4
0
0
1
25
2
1
2
1
52
1
35
12
2
21
112
15
3
23
2
62 16 38 54 31 55 70 156
En lo que respecta a la segunda semana, representantes de comunidades indígenas como personaje principal son resaltados en la mayoría de las unidades de todos los medios. En Prensa con 25 unidades (13 en El Tiempo, 6 en El País, 4 en El Liberal y 2 en El Espectador). En Radio con 45 unidades (34 Caracol Local y 11 en Caracol Nacional) y Televisión con 112 unidades (52 en Telepacífico, 35 en Señal Colombia y 25 Caracol). Es decir, en este caso el ataque a Toribío fue tratado como un «asunto predominantemente indígena». ¿Por qué ciertas dinámicas locales se circunscriben como asuntos regionales y nacionales, y por qué otras no? Es importante atender esta dimensión estratégica en el tratamiento de la información, aquella que demarca y designa como asuntos locales, nacionales y regionales ciertas agendas, problemas, eventos y dinámicas de orden local. Porque el hecho de recurrir a informantes y testigos de comunidades indígenas para tratar ciertos eventos no necesariamente
130
indica reconocimiento, sino adscripción territorial o, lo que es peor, una suerte de gueto informativo. ¿Cómo hacer para que las luchas legítimas por la autonomía de los pueblos indígenas no se traduzcan, en el plano informativo, en una suerte de gueto informativo? Autonomía y reconocimiento nacional, autonomía local y adscripción nacional: lo que pasa en Toribío también debería ser tematizado incluyendo una perspectiva nacional de los eventos89.
Tiempo de noticias (radio y televisión): porque en los medios el tiempo es oro. PRIMERA MUESTRA PORCENTAJE TIEMPO PROMEDIO DE TIEMPO CADA NOTICIA TIEMPO NÚMERO PROMEDIO CON RESPECTO TOTAL DE POR CADA AL TIEMPO TOTAL NOTICIAS NOTICIAS NOTICIA DE NOTICIAS
RADIO TELEVISIÓN
CARACOL NACIONAL CARACOL LOCAL CARACOL TELEPACÍ FICO
TIEMPO ESPECÍFI CO DE LA UNIDAD
PORCENTAJE TIEMPO ESPECÍFICO DE LA UNIDAD CON TIEMPO RESPECTO AL PROMEDIO TIEMPO TOTAL DE NÚMERO DE POR CADA NOTICIAS UNIDADES UNIDAD
PORCENTAJE TIEMPO PROMEDIO DE CADA UNIDAD/TIEMPO TOTAL DE NOTICIAS
2432
52
46,8
1,9
392
16,1
6
65,3
2,7
9085
80
113,6
1,3
181
2,0
5
36,2
0,4
23179
284
81,6
0,4
289
1,2
6
48,2
0,2
11057
132
83,8
0,8
1057
9,6
13
81,3
0,7
En lo que se refiere al tiempo dedicado a la emisión de noticias en los medios, se encuentra que en radio la emisora de Caracol Nacional dedica 2432 segundos a la emisión de 52 noticias y Caracol Local dedica 9085 segundos a la emisión 80 noticias en la semana. En Caracol Nacional (radio) el tiempo promedio que se le
89
Los riesgos de una dinámica de guetos informativos son significativos: se puede reconocer la voz y palabra del otro al mismo tiempo que se lo condena y excluye (o recluye). Puede ocurrir, por ejemplo, que al tiempo que las barriadas negras populares de Cali se hacen visibles a través de algunas de las dinámicas mediáticas mal o bien intencionadas (documentalismo e información noticiosa criminalizante, publicitación del rap y presentación pública de las pandillas y hordas de niños asaltantes), aumenten las acciones policiales o se reduzca la inversión pública en la zona. O que, en el caso de las comunidades indígenas, el Estado nacional deje de asumir algunas de sus responsabilidades en términos de inversión pública delegándolas en las propias comunidades y ONG. Los alcances de la visibilización pública deben examinarse cuidadosamente, evitando que de la exclusión se avance hacia la reclusión mediática. Es indispensable que a la autonomía local la refuerce un efectivo reconocimiento nacional, implicando actores y agencias sociales que sin pertenecer a las comunidades indígenas pueden favorecer su defensa colectiva y fortalecimiento.
131
dedicaría a la emisión de cada unidad RAI (65,3 segundos) es mayor que el que se dedica a cada noticia promedio (46,8 segundos). Por el contrario, en Caracol Local, el tiempo promedio que se le dedica a la emisión de cada noticia es superior al que se dedica a cada unidad RAI en la semana: 113,6 segundos (noticia) vs 36,2 segundo (unidad RAI). En relación a la Televisión, es significativo que si bien Caracol TV y Telepacífico destinan, en promedio, un poco más de 80 segundos por noticia, Caracol Nacional obre una especie de efecto de compresión sobre las unidades informativas RAI, mientras Telepacífico conserva un tiempo promedio equivalente tanto para la noticias regular como para la RAI. La razón que explica este fenómeno puede ser la siguiente: mientras para Caracol Noticias TV la información RAI hace parte de las «noticias generales o nacionales» (de origen regional), que suele encapsular (tal como lo hace RCN)90, las noticias nacionales-nacionales (esto es, las que suele ocupar la mayor importancia en la agenda informativa porque comprometen al gobierno central, eventos cruciales en las ciudades principales de Colombia o indican desastres naturales de gran magnitud) suelen ocupar el tiempo estándar de 80 segundos o más. Y es respecto a esta compresión del tiempo que, como se indicó en la primera parte refiriendo a Bourdieu, tiene sentido criticar la cantidad de tiempo que la información noticiosa destina a las agendas menores, pero rentables financieramente: deportes, farándula y publicidad. Sobre los problemas del tiempo y el tratamiento de la información RAI nos referiremos con más detalle en la parte final de este capítulo.
90
Tal como también hacen los noticieros con la información internacional, encapsulada y comprimida para poder incluir un mayor número de notas en menor unidad de tiempo.
132
TIEMPO NOTICIAS (RADIO Y TELEVISIÓN) SEGUNDA MUESTRA PORCENTAJE PORCENTAJE PORCENTAJE TIEMPO TIEMPO TIEMPO PROMEDIO ESPECÍFICO PROMEDIO DE CADA DE LA DE CADA NOTICIA CON UNIDAD CON UNIDAD CON TIEMPO RESPECTO TIEMPO RESPECTO TIEMPO RESPECTO TIEMPO NÚMERO PROMEDIO AL TIEMPO ESPECÍFICO AL TIEMPO NÚMERO PROMEDIO AL TIEMPO TOTAL DE DE CADA TOTAL DE DE NOTICIA TOTAL DE DE DE CADA TOTAL DE NOTICIAS NOTICIAS NOTICIA NOTICIAS (UNIDAD) NOTICIAS UNIDADES UNIDAD NOTICIAS RADIO
CARACOL NACIONAL CARACOL LOCAL TELEVISIÓN CARACOL TELEPACÍFICO
5886
147
40,0
0,7
429
7,3
12
35,8
0,6
34421
268
128,4
0,4
1755
5,1
28
62,7
0,2
39478
596
66,2
0,17
1612
4,1
23
70,1
0,18
19027
198
96,1
0,51
2510
13,2
27
93,0
0,49
En la segunda muestra en radio, la emisora Caracol Nacional dedica 5886 segundos a la emisión de 147 noticias, mientras que la emisora de Caracol Local dedica 34421 segundos a 268 noticias en la semana. En lo que se refiere al tiempo promedio que dedica a la emisión de cada unidad RAI en la semana se encuentra que este tiempo es inferior al que dedica a cada noticia, en ambas emisoras: 40 segundos (noticia) sobre 35,8 segundos (unidad RAI) en Caracol Nacional y 128,4 segundos (noticia) sobre 62,7 segundos (unidad RAI) en Caracol Local. En lo relativo a Televisión se encuentra que el Canal Caracol destina 39478 segundos a la emisión de 596 noticias en la semana, mientras que Telepacífico dedica 19027 segundos a la emisión de 198 noticias. En lo que concierne al tiempo promedio que se dedica a la unidad RAI en cada canal se muestra que en Caracol éste sobrepasa el promedio dedicado a la emisión de cada noticia en la semana (70,1 unidad segundos “unidad RAI” sobre 66,2 segundos “noticia”). Por el contrario, en Telepacífico el tiempo promedio que se dedica a cada unidad RAI en la semana (93 segundos) es
133
inferior al que se dedica a cada noticia en la semana (96,1 segundos); sin embargo la diferencia entre promedio de tiempo de noticia y de unidad no es significativa. Ahora bien, una vez observados el tiempo dedicado a las unidades en el formato noticioso, se procedió a conocer el porcentaje de tiempo que se le confiere a lo indígena (unidad RAI) en el tiempo de los programas (diferentes a noticieros) registrados en la segunda muestra. En Radio, el tiempo de los programas en que se emite las unidades RAI son 3019 segundos. De esos tres mil segundos, el 59,2% del tiempo se destina a unidades RAI, es decir 1788 segundos. En Televisión, el canal Caracol -de los tres canales- es el que más porcentaje adjudica a sus unidades RAI respecto al tiempo de sus programas: aquí se le dedican a las unidades 2777 segundos, un 68,2 % del tiempo en la semana (4074 segundos). Le sigue Señal Colombia con la emisión de unidades RAI en un tiempo de 14735 segundos que equivale al 35,5% del tiempo total programado en la semana (41488 segundos). Telepacífico por su parte, dedica a las unidades un tiempo de 792 segundos lo que equivale al 3,9% del total de 20120 segundos programados. Al abordar la observación de los porcentajes dedicados a las unidades en relación con el tiempo de los formatos en los cuales se les emite, es indudable que Caracol presta más importancia a lo indígena en las emisiones de la semana (el 68,2% de 4074 segundos). Sin embargo, si vemos los datos sin la relación precedente se encuentra que Señal Colombia es el canal que mayor cantidad de tiempo dedica a información RAI en la semana con 14735 segundos, por encima de los 2777 segundos de Caracol y los 792 segundos de Telepacífico.
134
Espacio impreso: si el tiempo es oro, el espacio es plata EXTENSIÓN UNIDADES (SÓLO PRENSA) PRIMERA MUESTRA
PRENSA EL TIEMPO EL PAÍS EL LIBERAL EL ESPECTADOR SEMANA CAMBIO TOTAL
PORCENTAJE PORCENTAJE PORCENTAJE RELATIVO CM RELATIVO RELATIVO FOTO/NOTICIA DIBUJO DIBUJO/NOTICIA CM TEXTO TEXTO/NOTICIA
CM TOTALES
CM FOTO
7745,5
884,1
11,4
3242,8
958,2
29,5
10117,7
3495,1
34,5
1439,7 254,1
18,6 2,5
270,0
21376,0
5337,4
25,0
1693,8
7,9
5421,6
70,0
2284,6
70,5
6368,5
62,9
270,0
100,0
14344,7
67,1
Falta por conocer extensión que las unidades ocupan en los periódicos de primera y segunda muestra. En lo que se refiere a la primera, en la tabla se observa que El Liberal es el periódico que más extensión dedica a las unidades RAI con 10117,7 cm2, por encima de El Tiempo con 7745,5 cm2 y de El País con 3242,8 cm21. Por otra parte, en la tabla se identifica la extensión de las fotos: El Liberal es el que mayor extensión tiene en fotografías con 3495,1 cm2 (34,5% de la extensión total de unidades) por encima de los otros periódicos (884,1 cm2, 11,4% de El Tiempo y 958,2 cm2, 29,5% de El País). Es decir, la estrategia de cubrimiento de El Liberal pasa por el cubrimiento fotográfico del vector informativo (Toma de la Panamericana). En lo que se refiere al texto, los periódico El País, El Tiempo y el semanario El Espectador dedican la mayor parte de la extensión de sus unidades a lo escrito (70,5% El País, 70% El Tiempo y 100% El Espectador). En lo que se refiere a la utilización de otros recursos visuales distintos al fotográfico, El Tiempo dedica el
135
18,6% de la extensión total de sus unidades al uso de dibujos, seguido por El Liberal con un 2,5%.
EXTENSIÓN UNIDADES (SÓLO PRENSA) SEGUNDA MUESTRA CM TOTALES PRENS EL TIEMPO A EL PAÍS EL LIBERAL EL ESPECTADOR SEMANA CAMBIO TOTAL
PORCENTAJ PORCENTAJE PORCENTAJ E RELATIVO CM RELATIVO E RELATIVO CM FOTO/NOTIC DIBUJ DIBUJO/NOTI CM TEXTO/NOTIC FOTO TEXTO IA O CIA IA
11986,9
2850,2
23,8
599,5
5,0
6988,4 2246,0
8530,8
71,2
1836,1
26,3
28,6
0,4
5123,6
73,3
818,4
36,4
1427,6
63,6
6049,5
1250,3
20,7
4799,2
79,3
249,8
118,3
47,3
23,7
9,5
107,9
43,2
27520,5
6873,3
25,0
651,8
2,4
19989,0
72,6
Por último, en lo que respecta a la extensión de las unidades en la segunda muestra se observa que El Tiempo es el periódico que más extensión posee en sus unidades RAI 11986,9 cm2, seguido de El País con 6988,4 cm2 y de El Liberal con 2246 cm2. En los semanarios, El Espectador es el que mayor extensión dedica a unidades RAI con 6049,5 cm2, por encima de Semana con 249,8 cm2. En lo que concierne al discurso fotográfico se observa que el periódico que mayor porcentaje designa a las fotos en la extensión de las unidades RAI es El Liberal con un 36,4% de los 2246 cm2 destinados a fotografías, es decir 818,4 cm2. En lo que se refiere a los semanarios, el que más extensión designa al trabajo fotográfico es Semana con el 47,3%, lo que equivale a 118,3 cm2 de 249,8 cm2 de la extensión destinada a unidades RAI. De los periódicos de circulación diaria El País es el que mayor cantidad porcentual le confiere el texto, con un 73,3% de la extensión total de sus unidades, lo que confirma 136
la tendencia de este periódico al optar por el discurso estrictamente escrito (alfabético) y no el visual, que suelen emplear otros periódicos.
V. Tesis, conclusiones, consecuencias y recomendaciones. 1. Sobre la cobertura televisiva. Tres formas de tratamiento del acontecimiento noticioso en televisión Habría tres formas que dominan la exposición o cubrimiento de noticias y acontecimientos noticiosos en general: a) cubrimiento de coyuntura (un acontecimiento que activa coyunturalmente el dispositivo informativo); b) cobertura de repetición o en eco (un acontecimiento cubierto en la mañana, vuelve a presentarse en la tarde –sin mayores modificaciones en la cobertura- o en los resúmenes de fin de semana o del fin de año); y c) el cubrimiento de continuidad (un acontecimiento que se transforma en continuing new y developping new ) e implica ampliación de la noticia (durante las emisiones de los noticieros durante el día o durante varios días – noticia en desarrollo91- o mediante la transformación de un acontecimiento puntual, en un conjunto de acontecimientos más amplios o enlazados con otros eventos. Mientras los dos primeros tipos de cobertura señalan características propias de noticieros de sucesos articulados al canon informativo clásico, el tercer tipo de 91
Como cuando un acontecimiento es dramatizado en el proceso. Recuérdese uno de los hitos dramáticos de la televisión informativa y la radio en Colombia: el seguimiento del accidente y posterior muerte de Nicolasito, similar a la que recreara Woody Allen en Días de Radio.
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cobertura señala un esfuerzo por racionalizar y articular dentro de la organización informativa una política editorial de seguimiento de acontecimientos y algún nivel de ruptura con la lógica de la coyuntura informativa. No necesariamente implica un salto de periodismo de news a uno de views, pero indica una cierta ruptura y superación de la lógica informativa clásica. Pero en relación con la cobertura de coyuntura habría que distinguir entre el cubrimiento puntual y el iterativo. Algunos noticieros se pueden desenvolver de manera coyuntural en el cubrimiento de noticias, pero al mismo tiempo pueden multiplicar –en una misma emisión- el número de veces que abordan temáticas referidas, en este caso, «a lo indígena». Esto puede señalar una suerte de aprovechamiento de los recursos de corresponsalía y reportería (un equipo periodístico cubre varios eventos en el terreno, cuando implica desplazamientos más o menos largos y costosos). En general, se advierte en el monitoreo una exposición más continua y regular de «lo indígena» en 90 Minutos que en el resto de los noticieros locales y que en las emisiones informativas del Canal Caracol. Pero en general, se trata de una continuidad débil fundada en el cubrimiento de coyunturas y acontecimientos, debidamente inscritos en el orden de la información de sucesos y en la cuadratura informativa básica. Es relevante, en todo caso, que entre los noticieros regionales se destaque –en medio de la fragilidad- la exposición que 90 Minutos hace de lo «indígena», en contraste con lo que ocurre en Noticinco (mucho más coyunturalista puntual, irregular e iterativo) y en CVN (cobertura coyunturalista e irregular).
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Tiempos desiguales En los porcentajes de noticias se puede observar que, en el caso de CARACOL, el tiempo dedicado a las noticias indígenas es inferior al promedio de tiempo dedicado a las noticias de otras temáticas; en contraste con el canal TELEPACÍFICO, que dedica tiempos semejantes a cualquier tipo de noticia, incluida la indígena. Al comparar el tiempo promedio dedicado a las noticias en cada canal, se encuentran dos elementos claves: en primer lugar, en la primera muestra CARACOL y TELEPACÍFICO tienen un promedio de tiempo similar para las noticias no RAI (cerca de 80 segundos). Y en segundo lugar, que respecto a las noticias RAI, el tiempo de CARACOL es un 40% menor que el que destinan TELEPACÍFICO y CARACOL para noticias no RAI. Para la segunda muestra la situación varía en dos sentidos: el tiempo promedio para las noticias en CARACOL disminuye a un poco más de 60 segundos, mientras que para TELEPACÍFICO aumenta hasta 96 segundos. El tiempo asignado a las noticias RAI en Caracol aumenta a 70 segundos y a 93 segundos en TELEPACÍFICO. La duración de los titulares en los noticieros regionales es mayor de manera significativa, si se compara con los noticieros del canal nacional. Estamos hablando de un 60% de más duración para cada titular. Probablemente el trabajo de edición informativa y el uso de recursos gráficos, efectos y menos soporte verbales y orales en la construcción de información, sea más significativo en el canal nacional que en los noticieros regionales. Habría una mayor duración de titulares, soportados en mayores cargas verbales en los noticieros regionales; y habría una menor duración de
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los titulares en los noticieros del canal nacional Caracol, soportados en mayor trabajo de edición (efectos de edición visual y sonora). En general, si la duración de las noticias es similar en los noticieros regionales y nacionales, se advierte la consolidación de know how, con rutinas de producción estandarizadas a nivel nacional y regional, en que los tiempos de duración de cada noticia tienden a estar situados en un rango que va de los 60 a los 90 segundos. Las necesidades asociadas al mantenimiento del rating y la atención televisiva, han ido imponiendo la urgencia de ritmos informativos fundados en tiempos pautados cada vez más precisos. De esta manera, la duración de la información probablemente dependerá cada vez menos de la complejidad de los acontecimientos mismos, de su relevancia social y su condición, y más de los tiempos formateados, ya por la pauta publicitaria, ya por las urgencias de mantener el ritmo de la emisión. Entonces la competencia por cuotas de exposición noticiosa es muy significativa en este contexto y permite comprender cómo cada minuto que se destina a «información de sucesos generales» e «información no comprometedora» (light y deportes), significa mayor brevedad para la información regional y la información RAI (que Caracol trataría como información de segundo orden o subregional, si nos atenemos a los tiempos de duración)92. La información irrelevante o banal es relevante políticamente por lo que deja de exponerse públicamente o por el modo como obliga a formatear el resto de la información más significativa social y políticamente al tiempo estándar 60/90 segundos. La pelea
92
Si a lo anterior se agrega que los corresponsales de los noticieros nacionales deben procurar un enfoque dramático y, de alguna manera, sensacionalista para que sus notas –por las que reciben su salario- sean pasadas en la emisión nacional, la situación se complica aún más.
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contra los 60/90 segundos puede ser clave para articular una política de medios más democrática y pluralista93. ¿Es posible promover en el campo de la producción de información periodística televisiva un movimiento a favor del ritmo informativo lento , equivalente al que alrededor de la comida lenta y la ciudad lenta se estila en actualmente en algunos países de Europa (vg. Francia)? ¿Se pueden concertar zonas de información lenta en la televisión colombiana contemporánea, fuertemente atada a formatos de ritmo rápido? Este es un problema estratégico en la perspectiva de democratizar y densificar el tratamiento de la información de actualidad de mayor relevancia social.
Evento local, adscripción global: el problema de la circunscripción informativa. La mayor parte de unidades RAI se las presenta dentro del ámbito regional-local, seguido del nacional. Para TELEPACÍFICO son noticias del ámbito regional-local, por la naturaleza y cobertura regional del noticiero; para CARACOL son noticias de carácter nacional. Son noticias –además- particularmente circunscritas al anclaje político activo-activo, activo-resistencia y pasivo-víctima. Es interesante el relativo 93
Se suponía que en el canal nacional hay mayor capacidad para producir un mayor número de noticias. Esa capacidad depende, por supuesto, de un mayor volumen de productores (periodistas) que compiten por incluir sus propios productos en la emisión noticiosa, mayor financiamiento de los anunciantes –muchos de ellos pertenecientes al grupo empresarial-, una estructura local con mayor volumen de organizaciones informativas «no periodísticas» (fuentes estables de producción de información, incluyendo ruedas de prensa y boletines suministrados por agencias del Estado) y una estructura de corresponsalías que permite suministrar información regional y local de importancia nacional. Un mayor número de noticias, a pesar de que la duración de la zona de noticias (descontada la zona de información no comprometedora) se ha conservado o se ha ampliado muy poco, debería implicar, en comparación con los canales regionales, una menor duración de las noticias. Y sin embargo, ¡voila!, los promedios son similares, se mantienen en el rango 60/90, lo cual implica que la duración de las noticias no depende ni de la estructura interna de la organización informativa y su capacidad de producir información, ni de la cantidad de acontecimientos nacionales vs acontecimientos regionales; sino del número y tiempo destinado a los anuncios publicitarios, la cuota destinada a información irrelevante de enganche y los presupuestos e ideologías profesionales que, en virtud de ciertas mercadotecnias del entretenimiento, habrían fijado en alrededor de 60/90 ss la duración adecuada para garantizar ritmo, excitación, permanencia y cuota de audiencia. Eso resulta muy desfavorable para el desarrollo de información RAI en la que se respeten y se definan términos de comunicación menos inequitativos y desiguales de distribución del tiempo socialmente necesario para la exposición de argumentos.
141
abandono del anclaje «orden público» en el medio que más influye en la mayoría de los ciudadanos colombianos (la televisión). Es interesante notar que son los medios regionales (noticieros de Telepacífico) los que habrían movilizado de manera mucho más clara la información RAI hacia el orden de las demandas y reclamaciones puntuales al gobierno local y prácticas de resistencia contra la guerrilla. De alguna manera, consistentemente con lo anterior, las referencias a orden público estarían perdiendo peso respecto a otros periodos en que claramente se los circunscribía en orden judicial y público. Probablemente es un efecto derivado del modo como el paro campesino del Cauca y algunos movimientos de protesta en el sur del país probaron una significativa capacidad para movilizar información al mundo sin pasar por el tamiz mediático local, regional y nacional, y a través de Internet. Ese hito está señalando una nueva promesa y condición en las relaciones entre medios locales y regionales, y comunidades locales del Cauca y vecindades. Este viraje respecto a la información RAI es, sin lugar a dudas, muy relevante. Sin embargo, debería promoverse otro desplazamiento igualmente importante: aquel que evite la guetización informativa de la información RAI, fuertemente adscrita al orden local y regional. Esta adscripción ignora la existencia de un movimiento indígena nacional y mundial, que articula algunas de las vertientes locales y regionales. Si la resistencia contra todos los actores armados hace parte de una iniciativa glocal , ¿dónde inscribir esa información? Dicho de otra manera, ¿cómo cubrir eventos que –teniendo expresión local- están política y socialmente articulados movimientos de carácter global? Respecto a la naturaleza no exclusivamente local o regional o territorial de ciertas prácticas, acontecimientos y movimientos sociales, se revelan las limitaciones 142
del formato de adscripción de las noticias según territorio de cobertura del medio y de acuerdo al alcance puntual del acontecimiento. Del mismo modo que los pronunciamientos del gobierno central se entienden y leen como “acontecimientos del orden nacional” –esto es, no limitados al ámbito en que ocurren (Bogotá)-, ciertos acontecimientos ligados a pueblos y comunidades indígenas deberían comprenderse en lo que tienen de alcance nacional y global. Los esfuerzos concertados de un conjunto de redes y organizaciones en la WEB94 están orientados a procurar ese efecto de des-localización que le cabe a ciertas iniciativas, acciones y pronunciamientos públicos de los movimientos indígenas.
Del orden público a la recomposición de los signos y sentidos de la protesta indígena. Es difícil establecer si estamos realmente avanzando hacia una suerte de des judicialización mediática de la protesta pública de las comunidades indígenas, si se trata más bien de una suerte de instrumentalización de la resistencia civil de las comunidades indígenas a favor de la deslegitimación mediática de las guerrillas -algo así como todo vale para derrotarlas militar y simbólicamente-, o si se trata del resultado de la evolución de algunos sectores de medios y periodistas que se resisten a continuar abordando la información RAI asociada a protestas públicas en clave de orden público y a partir de los boletines y ruedas de prensa que ofrecen los organismos de seguridad y los funcionarios públicos. De cualquier manera hace falta recordar que las protestas campesinas del Guaviare y el Putumayo en tiempos de 94
En la red Internet se pueden encontrar diversas páginas electrónicas en que la acción local de los movimientos es inscrita en el orden global. La naturaleza no territorial de estas páginas les permite comprender el alcance global de la acción local: un ejemplo es www.choike.org,
143
Samper, reprimidas por el ejército y la fuerza pública, implicaron –en calidad de víctimas- a algunos periodistas (maltratados por los organismos de seguridad), y nunca fue firme y sólido el intento de inscribirlas en el vector de sentido “protestas campesinas = protestas manipuladas por las guerrillas”. Quizás también la Marcha Indígena mayo de 2001
procuró entre ciertos sectores (intelectuales, periodistas
jóvenes, políticos) algún reconocimiento y legitimidad al movimiento indígena, a su capacidad de organización y de articular acciones coordinadas. El rescate de un misionero suizo contribuye a afirmar un cierto signo y sentido discursivo que legitima las acciones indígenas en general95. Probablemente este conjunto de factores está jugando a favor de un cierto desplazamiento de la información RAI fuera de los referentes clásicos de noticia judicial y orden público.
2. Sobre la cobertura radiofónica.
Diversidad de géneros
En la radio, los géneros informativos consideran desde la noticia hasta el reportaje y la crónica, desde el comentario hasta la entrevista, desde el magazín informativo hasta el flash noticioso. El flash noticioso o extra es característico de los medios informativos de carácter electrónico (radio y televisión), que explotan de esta manera una de las características del medio: su inmediatez y teletopía 96 en tiempo breve. El
95
Recuérdese el castigo a Piñacué por el incumplimiento de sus compromisos políticos; las protestas contra el alcalde de Caldono. Identificar los otros hitos simbólicos: la victoria electoral indígena tras la constituyente de 1991, la elección de Piñacué con una de las más altas votaciones del país, la elección del gobernador del Cauca... Hay pues un cierto capital simbólico acumulado a favor del movimiento indígena en ciertas ciudades y regiones de Colombia. Ese capital puede estar favoreciendo la transformación de una información RAI en clave orden público, a una información RAI menos judicial. 96 La noción de teletopía –usada de una manera laxa a partir de P. Virilio- alude a dos fenómenos simultáneos: la capacidad de estar y cubrir cualquier «topos» o lugar, a distancia, sin pasar por la irregularidad de la geografía de manera inmediata y directa (transmisiones satelitales, conexión vía internet, televisión o radio directas); y a la capacidad de construir un «topos» manipulable a la distancia (realidad virtual, cirugías virtuales o mediadas por computadores). En este caso, usamos teletopía en el primer sentido.
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flash cumple la función de demarcar y designar un acontecimiento noticioso en desarrollo ,
que –normalmente- se cubrirá con mayor detalle en el noticiero formal o
en el curso de los días. La variabilidad en la forma de presentar los discursos está directamente relacionada con el formato desde el cual se emita. CARACOL NACIONAL utiliza el flash informativo para tratar un tipo de información RAI referido a la toma de la vía Panamericana en tres ocasiones durante toda la semana; mientras que Caracol local refiere el acontecimiento en el ámbito del noticiero. El uso del flash califica, en cierto sentido, el evento que estaba siendo cubierto en dos sentidos97: lo eleva a la categoría de evento-vector de importancia nacional y de interés significativo para la “opinión pública”; y en segundo lugar lo sitúa en un área de anclaje temático que llamado «orden público», es decir, asociado a problemas de guerra, conflicto y subversión, caótica social. A diferencia de la televisión, la radio apela de manera mucho más fuerte a diferentes formas de criminalización de la información RAI o, en el otro extremo, el de la victimización. Ya bajo el anclaje orden público, ya bajo el anclaje político activo-acción perjudicial o bajo político pasivo-víctima, la radio local y nacional (y sobre todo la local) ofrecen un menor margen para avanzar hacia tratamientos más responsables y equilibrados de la 97
Respecto a este fenómeno puede haber varias explicaciones: en primer lugar, el sesgo espectacular y dramático que los eventos periféricos requieren para poder ganarse un lugar en la emisión nacional. Es posible que lo que advertimos en el orden mediático global opere como una ley también en el orden mediático nacional y regional: para que un acontecimiento tenga posibilidades de adquirir relevancia nacional o internacional proviniendo de las zonas periféricas y apartadas de los centros de emisión, es indispensable que el vigor espectacular del acontecimiento rompa los históricos muros del desinterés por la información periférica. En ese contexto, no sería extraño que los propios periodistas que cubren el orden local/nacional inscriban el acontecimiento en el orden ordinario de los acontecimientos (noticiero normal), al mismo tiempo que espectacularizan el acontecimiento para que pueda pasar la censura nacional e internacional, fundada en el desinterés. Otra razón que es complementaria a la anterior es la siguiente: en el orden local, el acontecimiento tiene implicaciones políticas y efectos se nsibles que exigen un tratamiento más ponderado, cuidadoso o sopesado del evento debido a la fuerza de las organizaciones locales, la cercanía gobiernos locales y comunidades en conflicto, el conocimiento –entre los periodistas- de aspectos específicos del acontecimiento que, si bien no tienen importancia nacional, sí sirven para iluminar, contextualizar y moderar la aproximación al tema en el contexto regional y local (por ejemplo, desempeño del alcalde de Caldono y su historia, aspectos e información conocida en la región que justifican, en parte, la toma de la Panamericana, etc). En ese sentido, el flash informativo nacional (sin contexto) contrasta con la nota local (con algunas referencias de contexto que moderarían la posibilidades de exotizar el acontecimiento, pues se trataría de un evento conocido entre los periodistas y comunidades locales).
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información RAI. Ambas formas de tratamiento de la información probablemente derivan de las condiciones en que se negocia y factura la noticia en el ámbito local, donde probablemente el margen de maniobra y los constreñimientos económicos y políticos se sienten más, es decir, donde hay menor autonomía del campo periodístico98.
Cobertura local y cobertura nacional: radios equidistantes y desmemoriadas. Ni la proximidad del equipo periodístico al acontecimiento, ni la importancia regional del evento, ni la mayor eficacia teletópica de la radio, garantiza una cobertura cualificada del medio local en comparación con el medio nacional o internacional. De hecho, la calidad de la cobertura no coyuntural depende menos de la proximidad que de la existencia de suficiente competencia analítica, habilidad para sostener conversaciones equitativas con fuentes no mediáticas y hacerse a una comprensión «no exotista» de los acontecimientos (advirtiendo las vetas extraordinarias de lo que se considera común, ordinario y corriente, en la vida de las personas implicadas y afectadas por los eventos). Si la cobertura local y nacional (en televisión) de un 98
Son periodistas de radio y prensa locales las principales víctimas (muertos, heridos, amenazados) de la comunidad de periodistas en Colombia. Aunque los periodistas de televisión y prensa están fuertemente obligados –por la dinámica de competencia- a las coacciones gremiales (cubrir en primicia) y a las que procuran la pauta publicitaria (conquistar audiencias), no están directamente ligados a los problemas de venta y búsqueda de cuotas de anunciantes. Recuérdese la doble condición de algunos periodistas de radio locales: periodistas y vendedores de pauta, que –a la vez- tienen que vérselas cotidianamente con los poderes locales legales e ilegales. Es decir, mientras en la televisión el cuerpo de periodistas goza de un relativo margen de distancia respecto a los procesos de mercadeo y ventas, con lo cual se acentúa un cierto estatus “profesional”-, en la radio es conocido –sobre todo en los ámbitos locales- las relaciones de mercadeo (venta de anuncios) de productores de radio (periodistas) y anunciantes locales: entre esos anunciantes locales se encuentran los políticos locales y regionales –durante los periodos electorales- y los comerciantes, empresarios, negociantes regionales, con fuertes intereses en el ámbito de la política y con algunos tipos de relaciones con las burocracias locales. Esto es, los profesionales de la radio estarían más expuestos a coacciones y complicidades con algunos tipos de intereses y poderes locales del orden económico y político. Frente a ciertos eventos vectores (Secuestro de la María, en Cali; tomas de la Panamericana, en Popayán) se notó que los medios locales fueron objeto de mayores presiones, complicidades y redireccionamientos de grupos de interés particular, político y económico del ámbito regional y local. Si, en el caso de Caracol, la producción de las noticias locales que se divulgan a nivel nacional, la hace el equipo periodístico local, es probable que salga con el sesgo derivado de este tipo de negociaciones, complicidades y constreñimientos extra-periodísticos. Entonces, a las oportunidades de mayor conocimiento y comprensión del acontecimiento local en el caso de los periodistas regionales y locales en radio, se opone también su mayor vulnerabilidad a factores extraperiodísticos del ámbito local y sus intereses. ¿De qué manera contribuir a que los periodistas locales puedan mejorar sus condiciones de operación de información en el ámbito local, cuando hay constreñimientos ligados al mercado del trabajo tan significativos?
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acontecimiento local se diferenciaran por la capacidad de editar y soportar gráfica y visualmente la información (en el caso de la cobertura nacional; y en contraste, con el exceso oral, la información verbocentrada, de la cobertura también coyuntural del periodismo televisivo regional), la cobertura local y nacional en radio no diferiría sustancialmente en una misma cadena de noticias y, en general, no se distinguiría sustancialmente entre las dos cadenas de cobertura nacional (RCN y Caracol). Estimular una apropiación responsable y calificada de las coberturas locales por periodistas locales (con mayor conocimiento aparente del terreno) debería ser uno de los propósitos de una política de información RAI debidamente concertada con los periodistas. También la ausencia de otros recursos narrativos y de género para el cubrimiento de un evento de noticia de particular relevancia regional y local (entrevista, crónica, comentario) hablan del modo en que el canon informativo clásico predó posibilidades de cubrimiento clave para acontecimientos en desarrollo. Lo que está en juego es la creciente fractura del tiempo de la narración y de la información, en un sinnúmero de unidades breves y puntuales, que procuran ritmo sin densidad y explicación (como los estribillos repetitivos de las canciones: breves, simples y reiterados). Uno de los efectos derivados de esta estructura de cobertura (coyuntural) es que no sedimenta la información en memoria y acentúa el efecto de eterna novedad, eterna repetición, eterno presente99. La posibilidad de dar cuenta de antecedentes y procesos es muy limitada en esta radio directa y de sucesos. Pelear por un periodismo que enlace y 99
Sobre el problema de la desmemoria articulada a la ausencia de relato, narración y tiempo largo, o debido al exceso de velocidad y fragmentación, ver Jesús Martín Barbero en Olvidos y desmemorias, y su análisis sobre la condición del periodismo cultural (1998).
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vincule eventos que frecuentemente se tratan de manera discreta (separada), es parte de una política de medios propicia a la información RAI. ¿Cómo liga la actual toma de la Panamericana con las anteriores y con las que vendrán? ¿Hay alternativas de protesta pública distintas al bloqueo? ¿De qué manera las grandes marchas y caminatas hacen parte de la memoria e historia de los pueblos y comunidades indígenas y no indígenas de Colombia? ¿Cómo han operado las marchas y bloqueos en Bolivia y Ecuador, y de qué manera emparentan o no con las del Cauca? La posibilidad de establecer relaciones y comparaciones más o menos analíticas puede ser una vía distinta de prestigiamiento de los periodistas de radio local, teniendo en cuenta que el anclaje «orden público» puede estar perdiendo eficacia y la competencia a través de la espectacularización tiene límites.
Erosión y relativa deslegitimación del vector «orden público» Hay una cierta fractura y crisis del tratamiento convencional en clave de «orden público». Probablemente uno de los efectos más significativos derivados de un cierto prestigiamiento y legitimidad pública de las movilizaciones indígenas, es que cada vez le resulta –incluso a la radio, el medio más convencional en términos de canon informativo- inscribir todos los acontecimientos en el anclaje temático «orden público». Probablemente como efecto de ese prestigiamiento mediático en la televisión y la prensa de algunas acciones y movilizaciones indígenas, la radio local y nacional tendrán que abandonar –al menos parcialmente- el vector «orden público». Sin embargo, esta situación no necesariamente será permanente, y puede variar con
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nuevas coyunturas de orden político y social que favorezcan el fortalecimiento del oficialismo/unanimismo informativo.
Global/Local/Nacional; inversiones globales, efectos locales/regionales en el tratamiento de la información RAI. En radio, a la información RAI le va mejor en tiempos de exposición en el canal Caracol Nacional que en Caracol local. En un escenario como este se advierte que, probablemente en términos de luchas de representación, la pelea por el escenario global-internacional favorezca una moderación y un mejor clima para el tratamiento de la información RAI a nivel nacional y, adicionalmente, un mejor clima en el tratamiento de la información RAI de carácter nacional es favorable a un mejor tratamiento de la información local. Este principio invierte radicalmente la idea según la cual las disputas locales son las que mejor rendimiento político y simbólico, y mayores efectos cobrarán entre las comunidades indígenas. En este caso la acción global e internacional puede cobrar una importancia significativa a favor de un mejor clima de tratamiento de la información RAI a nivel local, regional y nacional. El sentido de la globalización puede ser invertido en este caso. Por ello, pueden ser interesantes dos escenarios de trabajo: la red Internet y los periodistas//medios globales, que suelen ofrecerse como referencia a los medios locales, nacionales y regionales.
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3. Sobre la cobertura impresa. Hay más información en la prensa El volumen de información (unidades de información RAI) que proporcionan los impresos es significativamente superior, en conjunto y, en algunos casos individualmente, al que ofrecen la radio y la televisión. La información (número de noticias) es significativamente más numerosa que la que ofrece la televisión y la radio; pero obviamente la de la televisión y la radio construye mayores vectores de acción pública (mayor visibilidad social, más peso en la agenda informativa puntual durante un periodo breve o prolongado y mayor impacto directo sobre un conjunto más amplio de la población). En resumen, tenemos que los colombianos se informan –poco- pero mayoritariamente a través de la televisión. Y no es seguro que el volumen de información que ofrece la prensa sea leída totalmente por el compradorlector de prensa; aunque sabemos que cada unidad de prensa es potencialmente leída por, al menos, tres lectores100. Entonces, que haya más cantidad de información en los impresos (prensa diaria y semanarios), no significa que el lector lea toda la información. Pero lo cierto es que leyendo una unidad de información RAI en prensa pareciera contar con mucha más información que en los 60/90 ss promedio de información en televisión y el 40/100 ss de información de la radio. Si la televisión y la radio fijan la agenda de noticias e información de la mayoría de los colombianos; la prensa produce más información. Si bien la televisión y la radio (los medios electrónicos) articulan el conocimiento informado sobre los eventos y
100
Aunque no hay acuerdo definitivo sobre el factor de lecturabilidad de prensa en Colombia.
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acontecimientos noticiosos, en aquellos colombianos que se informan, es claro que la prensa produce un mayor volumen de información noticiosa y un mayor número semanal de unidades RAI. Entonces, en sentido estricto, si un ciudadano promedio deseara estar informado sobre la actualidad noticiosa debería recurrir a la prensa diaria y a los semanarios, más que a la televisión y la radio. Pero es la televisión en conjunto la que procura los vectores esenciales de información para la mayoría de los habitantes del país. En un escenario como ese, tal como lo plantea Bourdieu, una manifestación mediática en televisión podría terminar teniendo el mismo valor y efecto público que un paro organizado convencional. La situación entonces es la siguiente: en sentido estricto, la televisión y la radio no procuran el mayor volumen de información; procuran otra cosa: el mayor volumen de audiencias simultáneas101. Su información primordial es el rating o los índices de audiencias. Mientras el conjunto de diarios y semanarios del país congrega un número cercano a cuatro millones de lectores; un programa informativo de televisión, uno menor en la televisión regional, puede alcanzar 1 millón de personas. Entonces, probablemente, para efectos de información RAI, es relevante atender la televisión, pero no sólo la gran televisión, sino la televisión de menor rating que, incluso en condiciones de baja audiencia, alcanza un público significativamente más grande de lo que cubre un medio impreso promedio. Pero por otro lado, los lectores de los medios impresos son –en conjunto- los sectores de la población más cultivados y más interesados en asuntos referidos al orden político, jurídico y público. En términos de mediana y larga
101
Hay que recordar que no es el número sino la simultaneidad de las audiencias lo que hace masiva a la comunicación mediática, de acuerdo con Mc Luhan (1964).
151
duración, una política de medios interesada en información RAI de calidad, debería preocuparse tanto de la televisión regional y local como de la prensa nacional, regional y local, y los medios globales102.
Prensa regional-local, prensa nacional. En Colombia existe un único medio impreso diario de cobertura nacional:
El
Tiempo. Pero incluso El Tiempo, si se observa cuidadosamente, ha venido contrayéndose en extensión y, si se examina con cuidado, un poco menos de la mitad del diario se destina a información seria, mientras el resto de la información se distribuye entre deportes, farándula y cómics. En ese sentido, sigue la ecuación general de los medios de comunicación colombianos. El detalle clave es que, en un periodo como el estudiado, el volumen de unidades de información RAI que procuró El Tiempo superó la del diario local (El Liberal) y el regional-nacional (El País). De nuevo, nos encontramos ante una dinámica curiosa: el foco nacional y el foco global parecen menos constreñidos para ocuparse de información RAI que el foco regional y local. En el caso de El Liberal, su localía se tradujo en mayor volumen de registro fotográficos, pero no en un mayor número de unidades RAI. En general se observa, en comparación con la radio y la televisión, una mayor variedad de fuentes de información (tipos) en los diarios. También se advierte, en
102
Es importante tener en cuenta que, en términos de agenda informativa, la prensa más fuerte impone con frecuencia la agenda informativa del resto de los medios; no opera como medio que sigue la agenda de los electrónicos, sino –al contrario- como medio que define la de los medios electrónicos en Colombia. De hecho, podemos encontrar reenvíos y relaciones muy singulares en Colombia al respecto: noticieros de radio que comunican lo que hay en prensa; semanarios informativos impresos (como Semana y Cambio) o diarios como El Tiempo y El Espectador que lideran la agenda informativa de la semana; noticieros de televisión que siguen las líneas tematizadas por la prensa y la radio. De ninguna manera estamos ante una estructura de relevos informativos, en que la prensa es el último medio en informar.
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conjunto, una cierta moderación respecto al uso del anclaje temático «orden público», y una mayor incorporación (incluso por encima de la televisión) del anclaje político activo-activo. El Tiempo y El Liberal concentraron una parte importante de la semantización en ese anclaje. Pero, a su vez, El Liberal, El País y El Tiempo inscribirán algunos eventos RAI dentro del anclaje temático y semántico «político activo-acción perjudicial» y «orden público». Si la televisión prácticamente abandona de alguna manera este anclaje, la prensa no. Finalmente, será El Tiempo el que movilizará, junto con la televisión, el anclaje «político activo-resistencia». Y junto a El País explotarán con alguna intensidad la veta «pasivo-víctima». Es decir, no estamos ante medios impresos que desarrollan una política de semantización uniforme y única. Comparten, eso sí, una débil apertura hacia la semantización que apela al anclaje «cultural contemporáneo», aspecto en el que la Televisión, tanto Telepacífico como Señal Colombia, parecen haber incursionado con mayor intensidad. Es importante estimular en la prensa algunas formas de incorporación de información RAI en el anclaje «económico» y «cultural contemporáneo», favoreciendo una relectura de lo que aparece como acontecimientos coyunturales (tomas, bloqueos, combates). El abordaje de la contemporaneidad de las culturas indígenas y de la vida social en las comunidades, personas y organizaciones indígenas es estratégico en lo que refiere a la prensa escrita.
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Las fuentes indígenas y los pronunciamientos indígenas sobre asuntos de orden global y nacional. También es interesante notar que, en general, los diarios apelaron a informantes o referencias de personas indígenas para hacer las coberturas. De hecho, El Tiempo revela un importante predominio de informantes y protagonismo indígena en el tratamiento de la información RAI. En general, se advierte en los tres medios (radio, prensa y televisión) la apelación a informantes y protagonistas indígenas respecto a la información RAI, lo cual indica también un viraje significativo. Por supuesto, tal como se advirtió antes, hay que evitar derivar tres tentaciones que afianzan de alguna manera cierto gueto informativo: la tentación de usar a los informantes indígenas únicamente como testigos de coyuntura, la tentación de referir y tratar los asuntos locales que comprometen a las comunidades indígenas como si fueran única y exclusivamente locales –con lo cual se pierde la urdimbre que los vincula con movimientos sociales de carácter nacional y continental; la tentación de no inscribir en el orden nacional asuntos y eventos que comprometen a las comunidades indígenas; la tentación de no considerar los pronunciamientos y las opiniones que puedan hacer hombres, mujeres y organizaciones «no indígenas» interesados en los movimientos indígenas.
El predominio del género «noticia». En general hay un predominio de la información en clave noticiosa de acuerdo con el estudio y es justamente el medio local y menos desarrollado como organización informativa (El Liberal) el que apela con mayor frecuente a la noticia como género de
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formateo de la información de actualidad. Pero también es el Liberal el que más se encarga de encarar el tema apelando a la opinión editorial. Es indispensable hacer evolucionar la prensa escrita y la información RAI en general (en televisión y radio) hacia formas «no canónicas» de información, ensayando nuevos formatos y estrategias narrativas, tratamientos de continuidad y larga duración, trabajos más sólidos de documentación que contribuyan a la densificación de la información RAI. En ese sentido, la contribución de los Comités de Comunicación de las comunidades indígenas puede ser significativa, proporcionando información cualificada para los medios y sus reporteros, ofreciendo contactos y nombres de voceros competentes, estimulando a los jóvenes periodistas a hacer pasantías en zona.
4. Sobre las funciones y modos de representación de la información RAI. En general en prensa, radio y televisión la contemporaneidad de «lo indígena» está inscrito en los anclajes temáticos «informativos»: Orden público, Político activoactivo, Político activo-resistencia, Político activo acción-perjudicial, Político pasivovíctima: Orden Público, además
de anclaje temático lleva implícito –debido a la fuerza
de sentido derivada de su uso regular entre quienes suelen ser fuentes privilegiadas de las noticias de orden público, esto es, los voceros de las fuerzas armadas y organismos de seguridad- un clasificador semántico: amenaza y peligro, desestabilización y alteración.
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Político acción perjudicial opera
de manera similar dentro del anclaje temático
«político» y del descriptor/clasificador semántico (activo), pero incluye un segundo descriptor/clasificador moral (perjudicial). Respecto al evento “político”, los actores y protagonistas son “activos”, pero su acción es perjudicial. En este caso, a diferencia de «orden público», se inscribe el vector informativo dentro de la acción política, pero se trata de una modalidad de acción pública ilegal, perjudicial, inaceptable. Político pasivo victima
inscribe el vector informativo en el terreno de lo
político, pero el descriptor/clasificador semántico designa la condición de los personajes y actores implicados: son víctimas, son personas que no pudieron resistir, son personas que permanecieron impasibles frente a la dinámica de los hechos. La forma invertida de este tipo de anclaje es «político-activo resistencia», que se ha convertido en una forma de semantización muy frecuente para inscribir la acción de algunas comunidades indígenas contra la presencia de actores armados en su territorio, en «bastión de la resistencia civil contra la guerrilla». Cultural antiguo
ancla la información RAI dentro de «lo cultural» o la temática
«cultura», que en los medios de comunicación suele designar desde asuntos referidos a la vida social y cotidiana, vida urbana y rural, viajes y culturas contemporáneas o no, hasta información relacionada con ciencia, tecnología y arte, pasando por entretenimiento y noticias del espectáculo. Entonces «cultural» ancla temáticamente la información RAI en esa región ancha y diversa que los medios llaman «cultura» (noticias culturales). El descriptor/clasificador semántico ofrece una perspectiva al mismo tiempo moral, política y estética de “lo indígena”: ya se trate de «lo antiguo» (aquello que constituye nuestro pasado muerto, más o menos preservable, más o menos digno, pero sin ningún puente con la contemporaneidad); y lo «contemporáneo» (que indica el reconocimiento más o menos respetuoso de las prácticas y formas de vida de los pueblos indígenas contemporáneos).
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Cuando las agendas informativas inscriben información RAI lo hacen del lado de la «información de actualidad» y no de lado de, por decirlo de algún modo, «la cultura» (la vida y el tiempo social de las comunidades). Esto es relevante, porque la visibilización contemporánea de «lo indígena» va pasar débilmente por la información de actualidad y muy precariamente por la tematización en clave cultural. Y esta es una razón fundamental por la cual problematizar las formas de representación informativa RAI deviene crucial: porque por allí pasa la mayor parte de la visibilización mediática de los pueblos indígenas en el país. No por Señal Colombia únicamente, no por el documentalismo y la información RAI que divulgan el canal público y el canal regional mixto. Apuntar a la información RAI que trabajan los medios informativos periodísticos es apuntar al corazón de la construcción y representación contemporánea de las comunidades indígenas en los medios. Es relevante notar cómo si bien es cierto el anclaje temático «orden público» sigue teniendo un peso enorme en la semantización de la información RAI, en la prensa (más que en la radio y la televisión) «político activo-activo» figura como la forma predominante de semantización. Esto es importante, porque -a pesar de las limitaciones- las agendas informativas de algunos medios, aunque no han abandonado completamente «orden público» como pautador de la información RAI, hay indicios de una relativa una relativa descriminalización de la protesta pública de las comunidades, una descriminalización que puede ser –por supuestooportunistamente manipulada a favor del anclaje «político activo-resistencia, ofreciendo algún margen de legitimidad (limitada) a la información RAI. Tanto el político activo-resistencia como el pasivo-víctima serán anclajes orientados a promover un clasificador general cada vez más significativo en la agenda informativa de algunos de los medios de comunicación: «resistencia indígena=resistencia civil contra la guerrilla» Las formas de protesta pública de las comunidades indígenas suelen ser tratadas como información RAI bajo los siguientes tipos de anclaje temático: «orden 157
público», «político activo-activo», y «político activo acción perjudicial»; mientras que las acciones que los grupos armados ejecutan en territorios indígenas, articuladas o no, a algún tipo de protesta o resistencia indígena son anclados temáticamente bajo «político pasivo víctima» o «político activo-resistencia». En general, se advierte en los medios de cobertura nacional (Caracol Nacional –Radio y Televisión-, El Tiempo) y en el canal regional Telepacífico, una cierta promoción del anclaje temático «político activo-resistencia», que igual sirve para instrumentalizar el propósito manifiesto de las comunidades indígenas de impedir la presencia de actores armados (todos) en sus territorios y convertirlo en «ejemplo de resistencia civil contra uno de los actores armados (la guerrilla)», pero también puede propiciar una mayor visibilidad y legitimidad pública de la acción política de las comunidades indígenas. A esta visibilidad pública relativa y moderada, se auna el uso cada vez más intensivo del anclaje temático «político activo activo», frecuente en El Tiempo, Caracol Televisión, Telepacífico y Señal Colombia, lo que contribuye a una cierta visibilización proactiva y positiva de las comunidades indígenas. Sin embargo, este tipo de semantizaciones se ofrece sobre todo ante eventos que –como los combates guerrilleros en Toribío- sitúan en la escena mediática a un contendor que, en general, las retóricas mediáticas y políticas dominantes aspiran a derrotar: la guerrilla. La criminalización
y la arcaización son funciones complementarias y
contribuyen a clausurar la posesión y apropiación autónoma y política del tiempo futuro y pasado: A través de ellas se sitúa lo indígena en dos coordenadas extremas y paralelas: a) la imagen romántica idealizada que ubica el indígena en el pasado (un pasado no problemático) y b) la imagen del indígena como amenaza presente. En la primera, el indígena es símbolo de cultura, folklore y tradición y en la segunda el indígena es beligerante y peligroso. Los medios definen los temas y términos de aparición de lo indígena en la escena mediática al privilegiar los aspectos rutilantes, extremos y de mayor impacto, y al imponer la espectacularización y dramatización como modos de abordaje y 158
tratamiento de los conflictos sociales: de esta manera, los medios sólo captan y devienen sensibles a aquellos aspectos de la protesta pública que se asimilan a la guerra, combate, contienda, ignorando de plano la legitimidad de las demandas, el tiempo largo de los conflictos y la complejidad de las movilizaciones. Las dificultades para entender y tratar con la complejidad social, para diferenciar y nombrar adecuadamente la diversidad histórica y cultural que nos constituye, se traduce en las formas de homogenización e igualación con que abordan los asuntos indígenas. Las posibilidades de ofrecer una aproximación respetuosa de la palabra, el pensamiento y la opinión de los pueblos indígenas dependen de la capacidad que desarrollen los medios para abandonar el triángulo informativo orden público, víctimas de la guerra, víctimas de desastre natural. Hay que romper con la inercia de la victimización también. Es fundamental cederles la palabra a los pueblos indígenas, permitir que hablen por sí mismos no sólo acerca de “sus asuntos”, sino de los del conjunto de país. No es posible obrar formas de reconocimiento efectivo si hay quienes siguen hablando en su nombre: antropólogos, periodistas, sacerdotes, funcionarios públicos, asesores y consultores, expertos. De este modo se consagra el silencio y se vulnera su derecho a la palabra. El acceso de los pueblos indígenas a los medios de comunicación es un derecho que debe facilitarse y, al mismo tiempo, las organizaciones indígenas deben entregarse a la tarea de sensibilizar a los comunicadores y periodistas en el reconocimiento de sus formas de organización social, de las instancias de ejercicio de la autoridad propia, y de su autonomía y jurisdicción. Las organizaciones indígenas deben desarrollar y fortalecer el trabajo comunicacional de sus voceros oficiales para que las opiniones que se hagan
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públicas realmente interpreten el sentido, aspiraciones y sentimientos de las comunidades que representan. Los medios de comunicación deben permitir la polifonía en el concierto de voces de todos los actores sociales que constituyen el país, haciendo posible el diálogo entre aliados y opositores, entre culturas diversas. No se trata de que apadrinen paternalmente los movimientos indígenas, sus organizaciones e iniciativas, sino que desarrollen una de sus funciones sociales más básicas: ser foros de debate público, ámbitos en que la voz y perspectiva de muchos actores sociales se escuche y comprenda, y las agendas sociales y las opiniones sean reconocidas y criticadas en virtud del diálogo razonado y abierto. A través de la folklorización, el exotismo y la banalización se “normalizan” y consagran las exclusiones materiales y políticas. Borrar las diferencias, ignorarlas, sustituirlas o invisibilizarlas son la forma más sutil de la discriminación y la violencia. Si los pueblos indígenas son presentados como una amenaza a la institucionalidad, al orden y a la legalidad, la exclusión se perpetúa y encuentra un argumento natural y obvio: la acción en defensa propia. El discurso de los medios no debe hacer el juego a la promoción de fronteras simbólicas que sitúan a los pueblos indígenas al margen de la nación, la sociedad y la contemporaneidad. Los clasificadores antagónicos (desarrollo - atraso, La civilización - Lo salvaje, Lo moderno – Lo tradicional, La ciudad –El Campo, El derecho mayor - La Constitución y las leyes, progreso-atraso, pasado-futuro) son formas cómodas y tranquilizadoras de eludir la complejidad que subyace a la vida social en la actualidad. No podemos comprender mucho operando desde esta lógica dual y binaria. Maniquea.
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5. Propuestas y recomendaciones. Es indispensable avanzar hacia formas de cobertura de continuidad que favorezcan la incorporación, en las agenda informativos, de temáticas complejas. La construcción de indicadores de cobertura de continuidad para vectores informativos complejos puede constituir un modo de evaluación y monitoreo de la calidad informativa de los noticieros en televisión y radio, y de la prensa. La publicación de informes regulares de calidad informativa, respaldados por labores de seguimiento de organizaciones de la sociedad civil, puede alentar un mejor régimen de cobertura de continuidad en el campo informativo periodístico colombiano. Las necesidades asociadas al mantenimiento del rating y la atención televisiva, han ido imponiendo la urgencia de ritmos informativos fundados en tiempos pautados cada vez más precisos. Una política informativa que defienda las modalidades y fórmulas de información lenta es indispensable en las actuales condiciones. Es importante estimular en la prensa algunas formas de incorporación de información RAI en el anclaje «económico» y «cultural contemporáneo», favoreciendo una relectura de lo que aparece como acontecimientos coyunturales (tomas, bloqueos, combates). El abordaje de la contemporaneidad de las culturas indígenas y de la vida social en las comunidades, personas y organizaciones indígenas es estratégico en lo que refiere a la prensa escrita. Fijar una política de medios que considere el derecho a la comunicación de los pueblos indígenas en Colombia pone de presente la necesidad de crear condiciones adecuadas para que a través de la producción mediática, el Estado colombiano y la acción organizada de las comunidades indígenas, garanticen –ya no sólo del lado de la «divulgación cultural», sino de la «información periodística» y la «realidad informada y actual»- condiciones para el diálogo intercultural y el fortalecimiento de una sociedad pluralista y democrática que, sin dejar de reconocer 161
el pasado histórico, recree a los pueblos indígenas en lo que contienen de presente y porvenir. Posibilitar el disfrute de los derechos de comunicación de los pueblos aborígenes alude al derecho que les asiste de producir comunicación e información pública, de hacerse a determinadas formas de visibilización pública, ejercer el dominio y control sobre lo que puede hacerse visible de la vida propia y colectiva en cuanto afecte la intimidad, la identidad y la autonomía103 de los pueblos; y hacer efectivo el derecho a acceder a información calificada y útil para tomar decisiones informadas y ejercer control social de los efectos públicos de la información mediática. Considerar la visibilización de los asuntos indígenas mas allá de la cuadratura informativa convencional colombiana, implica redefinir el sentido de lo «noticioso», lo «noticiable» y la «información periodística de actualidad», superar la lógica del making news ,
en que el relato y tiempo social de las comunidades, organizaciones y
movimientos pueda inscribirse en un tipo de relato informativo más duradero y denso. Como parte de la los acuerdos previos con los periodistas, los pueblos indígenas deben definir condiciones mínimas a la hora de hacer públicos sus pensamientos, opiniones y puntos de vista, para favorecer una lectura responsable y cualificada, una semantización no arcaizante, criminalizadora o banalizadora de lo que publican y mediatizan la televisión, la radio y la prensa. Es parte del trabajo de los periodistas el estudio, la investigación, la documentación, y el desarrollo de su capacidad de escucha y diálogo con los propios pueblos indígenas para reconocer su dinámica social, los referentes de identidad de 103
Es frecuente que este tipo de derechos sean tutelados de manera individual, pero puede entenderse que un cierto derecho a la compensación y resarcimiento público por las formas de representación mediática que acentúan la discriminación y exclusión contra ciertos grupos sociales puede resultar razonable; un derecho equivalente a la publicación y divulgación de la verdad y la memoria de las víctimas de violación de derechos humanos en las dictaduras del Cono Sur y Centroamérica en el continente.
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cada pueblo y hacer visibles en la esfera mediática particularidades culturales, formas de organización social e identidad cultural, condición indispensable para una comprensión responsable de las culturas aborígenes. Los periodistas deben comprender que las diferencias culturales de los pueblos indígenas operan también en la definición de la vocería, representatividad, ejercicio de autoridad y control social sobre el territorio. Hay una estructura de autoridad y unos mecanismos de toma de decisiones que son de carácter colectivo. Los pueblos indígenas reconocen a las autoridades que eligen de acuerdo con reglas y procedimientos larga y duraderamente instituidos. Existen organizaciones indígenas nacionales, regionales y locales y cada una de ellas está encabezada por autoridades delegadas para asumir labores y responsabilidades de representación ante instituciones, el gobierno y las ONG. Correspondería a los periodistas consultar estas instancias de autoridad y organización social. Pero para ello es indispensable conocer y comprender la estructura y formas del gobierno local, las relaciones entre organizaciones, las tareas que desempeñan los representantes elegidos, el modo como operan las asambleas, las formas específicas de ejercicio de la justicia. La competencia de los periodistas / participación y acceso de “indígenas” en los medios. Estimular una apropiación responsable y calificada de las coberturas informativas por parte de periodistas locales (con mayor conocimiento aparente del terreno) es uno de los propósitos de una política de información RAI debidamente concertada. Para ello es importante exigir que los periodistas designados para cubrir información RAI tengan trayectoria en la zona, conozcan el territorio y tengan alguna aproximación a la cultura de los pueblos indígenas y su trasegar histórico. Velar por un trato justo de la información supone además exigir como derecho de información que en las salas de redacción de los medios de comunicación en Colombia haya corresponsales, periodistas de los pueblos aborígenes que conozcan las regiones, pueblos y comunidades. Puede aspirarse en un futuro a que se definan cuotas de periodistas, con trayectoria y experiencia, provenientes de comunidades indígenas, 163
que tengan asiento y responsabilidades informativas relacionadas con información RAI. La selección de las fuentes, la información RAI que se haga pública en un medio debe incorporar, como regla y condición, vocerías y presencia de comunidades indígenas, sabiendo sin embargo, que considerar a representantes de los pueblos indígenas como fuentes de información no resuelve el asunto esencial acerca de lo que puede ser dicho en las condiciones de comunicación que los medios establecen para cubrir la información en general y en particular la información RAI. Asistir la palabra del otro. Sobre las condiciones de aparición en la escena informativa, los periodistas tienen que estar dispuestos a escuchar con pausa, con atención, hacer preguntas respetuosas e informadas, a no interrumpir la palabra de los voceros, a no editar la palabra groseramente, a leer documentos, tener en cuenta que existen pueblos indígenas que conservan su lengua materna y que debe ser parte del rol del periodista posibilitar la palabra de los pueblos indígenas permitiendo que hablen en su propia lengua. Estar dispuestos a asumir el trabajo de buscar traducciones responsables –como suele hacerse cuando ofrece declaraciones un funcionario o un informante extranjero que no habla español. Es decir, condiciones adecuadas para el ejercicio del derecho a la comunicación implica comprender la condición bilingüe de muchas de las fuentes indígenas. Sin duda cualquiera puede reconocer el valor que hay en la posibilidad de que un hablante pueda expresarse en su lengua materna. Espacios de enseñanza – aprendizaje. Abrir espacios de práctica profesional de periodistas y comunicadores en formación en los pueblos indígenas, promoviendo pasantías acordadas con las autoridades de cada pueblo para estimular sentido de la responsabilidad, ejercicio del periodismo con sensibilidad y habilidad para el reconocimiento de las diversidades culturales, conocimiento empírico de la zona y dominio –aunque parcial- de las estructuras de gobierno, las lenguas, las formas 164
contemporáneas de la tradición y las formas no tradicionales de vida en comunidades indígenas. Derechos / retos para las organizaciones. Representa un reto para las organizaciones indígenas presentar las instancias definidas para hacer el trabajo de producción y emisión de información pública. Algunos pueblos indígenas trabajan ya la idea de consolidar una agencia de prensa de los pueblos indígenas; la ONIC plantea bajo su coordinación como organización nacional el funcionamiento de oficinas de comunicación regionales; otras experiencias se inclinan por la conformación de redes de medios de comunicación locales y la incursión de sistemas de intercambio en la red Internet, que aun son muy incipientes. Como medio de contacto inmediato, las organizaciones indígenas tienen, como mecanismo, sedes en las principales ciudades y en las cabeceras de los municipios, casas de Cabildos y sedes de asociaciones de autoridades tradicionales, páginas en la WEB, comités de comunicaciones y emisoras locales que podrían ser considerados como los primeros puntos de contacto y relación entre los medios de comunicación y los pueblos aborígenes. Veeduría ciudadana. La política de medios RAI considera el monitoreo de medios como un mecanismo de veeduría y control ciudadano, que aboga por la regulación de los medios de comunicación como parte del derecho de los pueblos indígenas sobre los efectos públicos de la información. Debe fortalecerse la capacidad de lectura crítica sobre las formas de representación de los medios sobre los asuntos indígenas, analizando sus implicaciones y creando espacios de debate. Como mecanismo para implementar esta propuesta se puede examinar la posibilidad de conformar un grupo veedor, integrado por representantes de las organizaciones indígenas nacionales y periodistas.
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El impacto de lo global en la agenda de los medios nacionales. Probablemente en términos de luchas de representación, la pelea por el escenario global-internacional favorezca una moderación y un mejor clima para el tratamiento de la información RAI a nivel nacional y, adicionalmente, un mejor clima en el tratamiento de la información RAI de carácter nacional es favorable a un mejor tratamiento de la información local. El sentido de la globalización puede ser invertido en este caso. Por ello, pueden ser interesantes dos escenarios de trabajo: estimular el uso de la red Internet como medio de comunicación RAI y favorecer encuentros y acercamientos con periodistas y corresponsales de medios globales, asentados en Colombia. No es suficiente con una más compleja y elaborada información RAI para superar las formas de exclusión simbólica y mediática de que han sido objeto los pueblos, comunidades y personas indígenas en Colombia. No es suficiente, pero sin duda será un paso enorme. Un generoso puente, tendido sobre la dolorosa brecha histórica.
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