Entrevista a Rita Segato. Por Verónica Gago. Para Segato, no se puede pensar esta violencia por fuera de las estructuras económicas capitalistas capitalistas “de rapiña”, que necesitan de la falta de empatía entre las personas –de una pedagogía de la crueldad– para sostener su poder. El cuerpo de las mujeres es el soporte privilegiado para escriir ! emitir este mensaje violento ! aleccionador aleccionador que cuenta con la intensificación intensificación de la violencia medi"tica contra ellas como “ra#o ideológico de la estrategia de la crueldad”. En esta entrevista la antropóloga desafía su propio pensamiento, a la ve# que lamenta estar lejos de su país de origen ! no poder participar de ese $ec$o $istórico que significa una manifestación masiva como la que se augura el pró%imo & de junio en casi todo el país para decirles “asta” a los femicidios f emicidios que día a día puelan las noticias.
'ormulación que la condujo a interpretar los asesinatos de mujeres en (iudad )u"re# en *a escritura en el cuerpo de las mujeres +inta *imón- como violencia que ve en el cuerpo femenino un tapi# sore el cual escriir un mensaje.
En rgentina, la realidad del femicidio e%ige volver sore la idea/fuer#a de Segato0 1qu2 mensaje se transmite en estos crímenes que, a$ora, parecen no tener límite dom2stico, sino que acontecen en medio de un ar, un jardín de infantes o la calle misma3 Se trata de una “pedagogía de la crueldad”, esgrime la entrevistada, indisociale indisociale de una intensificación de la “violencia medi"tica” medi"tica” contra las mujeres. ¿Cómo entender esta multiplicación de crímenes contra mujeres, cada vez más públicos? 4n primer telón de fondo que $a! que aclarar es la fase actual de la e%plotación, que involucra un tipo de retorno al traajo servil, semiesclavo e incluso esclavo, producido por la caída de la centralidad del salario. Esta modalidad de sujeción de personas como mercancía demanda una insensiilidad particular. como propuso níal 5uijano en su c2lere formulación. 6e refiero a una nueva fase de conquista de los territorios, de rapiña de todo, sin límites legales. 4na característica esencial de la conquista fue la suspensión del derec$o, de los códigos de justicia de la 2poca, por la cual la corona pasó a tener una e%istencia en gran medida ficcional como poder central. 7o! estamos en un momento semejante deido a la ferocidad de las apropiaciones apropiaciones territoriales, al desalojo de los puelos de sus espacios de vida, reali#ados con una truculencia e%trema. 6uc$as veces esa crueldad se e%$ie aun m"s en el cuerpo de las mujeres. El paradigma de e%plotación actual supone una variedad enorme de formas de desprotección de la vida $umana, ! esta modalidad de e%plotación depende de la disminución de la empatía entre personas que es el principio de la crueldad. 8e a$í $a! sólo un paso a decir que el capital $o! depende de una pedagogía de la crueldad, de acostumrarnos al espect"culo de la crueldad.
Efectivamente, tengo la propuesta de entender siempre la violencia como e%presiva. En este caso, la violencia nos est" $alando de presiones que se originan en el espacio p9lico, en el mundo del traajo, en la presión productivista, en la e%igencia competitiva, en esa intemperie ! desprotección de la vida $o!, en ese riesgo de la sorevivencia que nos afecta a asolutamente todos los que vivimos de nuestro traajo, ! acaa interfiriendo ! lesionando el espacio de la intimidad porque atraviesa ! alcan#a las relaciones afectivas, ! finalmente $a! una captura del espacio de la intimidad ! de los sentimientos por el modo de e%plotación al que estamos sujetos. *a violencia íntima en el espacio p9lico, como est" curiosamente ocurriendo $o! en la rgentina, no es otra cosa que un enunciado del car"cter tami2n p9lico del prolema íntimo, ! del modo en que el estado de intemperie e indefensión frente a la agresión generali#ada a la vida ! a los territorios deviene ! se e%presa en agresión a las mujeres frente al ojo p9lico. Es la e%$iición incontestale de la unidad ! naturale#a indisociale del prolema, de la correlación ! articulación innegale entre lo que pasa en la atmósfera de violencia ! desamparo en el mundo de la reproducción material de la e%istencia, ! lo que pasa en el mundo de los sentimientos entre las personas. Es al mismo tiempo una ejecución ejemplar –pues las ejecuciones en el ojo p9lico tienen esa dimensión de ejemplaridad, de advertencia– ! una queja, un reclamo gritado a los cuatro vientos.
15u2 papel juega la sujetividad masculina3 –Evidentemente la masculinidad est" m"s disponile para la crueldad porque el entrenamiento para volverse masculino oliga a desarrollar una afinidad significativa, a lo largo de la $istoria de la especie, entre masculinidad ! guerra, entre masculinidad ! crueldad, ! entre masculinidad ! capitalismo en esta fase rapiñadora ! anómica. En este sentido, es mu! importante no guetificar la cuestión de g2nero. Esto quiere decir no considerarlo fuera de su conte%to $istórico, no verlo sólo como una relación entre $omres ! mujeres, sino como el modo en que esas relaciones se producen en el conte%to de sus circunstancias $istóricas. :o guetificar la violencia de g2nero tami2n quiere decir que su car"cter enigm"tico se esfuma ! la violencia deja de ser un misterio cuando ella se ilumina desde la actualidad del mundo en que vivimos. (laro que la vemos de forma fragmentada, como casos dispersos de letalidad de las mujeres –aunque cada ve# m"s frecuentes–, pero son epifenómenos que parten de circunstancias plenamente $istóricas de las relaciones sociales ! con la naturale#a. En este sentido, diría que $a! una e%traña afinidad, o mejor dic$o0 una concurrencia, en el presente, entre0 ;. *a e%plotación económica característica de nuestra 2poca con su uso ausivo del cosmos natural del que retiramos la posiilidad misma de la vida< =. El accionar de una 2lite que predica ! practica un pro!ecto económico que tiende a la concentración e%trema ! que tiene como $ori#onte el mercado gloal, viendo como antagonistas a los mercados locales, ! &. El moralismo de los valores de esta 2lite, a
diferencia de los capitalistas del pasado, moderni#adores ! desarrollistas, que predicaan la moderni#ación del estilo de vida ! la gestión de los cuerpos. 15u2 tipo de concurrencia3 son tres dimensiones a la ve#0 las elites que conducen la economía, la fase del capital rapiñadora con relación a todo aquello de lo que puede e%traerse rique#a ajo la ideología de la acumulación por desposesión o despojo ! un moralismo fero# con relación a la se%ualidad, al aorto, a los intereses de las mujeres en general. 15u2 significa ese moralismo3 –7a! una relación a pensar entre la presión por el despojo ! el moralismo en la gestión de los cuerpos. En otras 2pocas, las 2lites moderni#adoras no eran moralistas, sino que m"s ien eran lierali#adoras respecto a las conductas. 7o! no. )unto a la no preservación del suelo nutricio de la vida, de la tierra, $a! una insensiilidad para esa agresión del nic$o. esto se suma una progresiva crueldad $acia el cuerpo de las mujeres, ! a los cuerpos femini#ados en general. *o social deviene un marco de peligro. $í funciona el discurso de las vidas precarias que no son sólo de los que consideramos vulnerales +migrantes, pores, etc.-, sino de todos ! cada un%, deido a que la lógica de la productividad se vuelve m"s ! m"s asfi%iante en todos los campos de la vida.
*o que les sucede a las mujeres no puede desvincularse de este momento apocalíptico del pro!ecto $istórico del capital. 1iene una especificidad en m2rica latina3 –Esta intemperie de la vida con derec$os suspendidos se relaciona con algo que digo que encuentro en una situación de violencia como la que acontece en >olivia, donde sucedió un franco proceso democrati#ador en t2rminos 2tnicos ! de g2nero. En >olivia, a la ve# que muc$as de las mujeres del Parlamento son de pollera, que no adicaron de su indigenidad, vemos que es un país de enorme letalidad para las mujeres. pesar de que $a! pocos $omicidios +medidos por cien mil $aitantes, como se $ace en las estadísticas de los organismos internacionales-, $a! un gran enigma porque mientras la relación entre la totalidad de $omicidios ! los cometidos contra de mujeres en el mundo, en media, es de un ;? por ciento, en >olivia esa relación supera el @A por ciento. lgunas feministas dicen que el g2nero masculino reacciona al avance de las mujeres en el campo del traajo ! la autoridad política. Pero en el caso de >olivia esta tesis no se sustenta porque las mujeres siempre tuvieron una posición
dominante en el mercado ! respecto al dinero, ! tuvieron autoridad política desde su parcialidad, el espacio dom2stico, que en las sociedades comunitarias, a diferencia de las sociedades modernas, es pleno de politicidad. Por eso, el prolema es el espacio que ocupan $o! en el campo del Estado ! del avance del Estado sore la comunidad, destru!endo los vínculos comunitarios ! colectivistas, aun, muc$as veces, en nomre de los uenos propósitos del discurso moderni#ador. $í se generan tensiones en la medida en que el frente estatal no es solamente estatal, sino estatal/empresarial ! medi"tico, es decir, indisociale de los intereses empresariales/corporativos. Este pacto estatal/empresarial va rasgando el tejido comunitario. En el caso de la fase actual, apocalíptica, del capital, esta situación desata una violencia nueva0 la frontera porosa del espacio familiar $ace que el $omre lleve $asta allí la crueldad que impera en los espacios circundantes. Bnclusive, cuando la atmósfera es francamente 2lica, como es en los escenarios en e%pansión de las nuevas formas de la guerra en m2rica latina, con la proliferación del control mafioso de la economía, la política ! amplios sectores de la sociedad, lo que atraviesa e interviene el "mito de los vínculos de g2nero es la regla violenta de la atmósfera propia del crimen organi#ado ! las pandillas, maras, corporaciones armadas de la guerra informal, sicariatos.
7omres ! 6ujeres El dolor es un dolor social. :o creo que las mujeres dean aislarse en su sufrimiento. Co, como !a lo $e dic$o alguna ve#, justamente en una entrevista que me $iciste $ace !a alg9n tiempo, so! feminista de segunda generación. :o so! una nueva conversa. El nuevo converso es siempre m"s dogm"tico, m"s intransigente, incapa# de ver los tonos de gris, las amigDedades propias de la vida como ella es. (reo que el prolema es de $omres ! de mujeres, amos padecen, pero resuelven de formas diferentes su padecimiento. Bnfeli#mente, como e%pliqu2, los $omres son m"s vulnerales por el mandato de emulación de la posición de poder que los somete pero cu!o patrón de conducta se convierte en su modelo de comportamiento. El $omre, entonces, es violento porque es fr"gil, porque es constitutivamente inseguro en su masculinidad, ! porque, en nuestras costas, es decir, en el paisaje marcado por la colonialidad que $aitamos ! que nos constitu!e, es permanentemente emasculado por su condición suordinada ! capturado por el modelo de masculinidad de su opresor. Es por esto que digo que el sirve de isagra, entre los mundos del dominador ! de los dominados. Su situación es de una indigencia e%istencial asoluta. 1(ómo ves al feminismo frente a esta realidad3 –(reo que las mujeres nunca tuvimos m"s le!es, políticas p9licas, discurso cívico e instituciones de apo!o que a$ora. Sólo que esos derec$os no pueden ser usufructuados porque el lec$o en el que ellos est"n suscriptos presiona en sentido contrario. Entonces, o atacamos ese pro!ecto $istórico del capital o no vamos a solucionar el prolema de las mujeres. El feminismo $egemónico $a apostado todas
sus fic$as a la conquista de derec$os. Esto muestra una fuerte influencia europea, donde la relación entre Estado ! sociedad es ien distinta por ra#ones $istóricas. En m2rica latina, nuestros estados repulicanos fueron creados por las 2lites criollas ! por tanto son $erederos de la modalidad de administración colonial de la cual descienden. *os llamamos estados de la misma forma que llamamos a los estados europeos, pero en Europa ! en m2rica latina esta entidad no es la misma, como consecuencia de la $istoria que la constitu!ó. *os estados europeos ! los de nuestras costas ni est"n conformados de la misma forma ni pueden representar a la sociedad de la misma manera. *a $egemonía del feminismo europeo nos convenció de $acer una apuesta casi e%clusiva a las luc$as en el campo estatal. Pero en m2rica latina la luc$a no pueden ser 2sa, porque !a tuvimos muc$as victorias en ese campo !, a9n así, el Estado en nuestras sociedades tiene su foco en la protección de los ienes ! no $a dado muestras de ser capa# de proteger a las personas. 1(u"l es la estrategia3 FFFFFFFFFFF –*as mujeres deemos sacar los pies del campo estatal. Esto no quiere decir aandonarlo, como a veces se $an interpretado mis palaras. :o se pueden aandonar las luc$as en el campo estatal, por le!es, políticas e instituciones propias. Pero lo que quiero decir es que deemos llevar adelante otras luc$as, sólo nuestras ! en un campo otro, marginal con respecto a la 2gida del Estado, con estrategias autogestionadas de autoprotección. :ecesitamos vínculos m"s fuertes entre mujeres, vínculos que linden los espacios de nuestras vidas, independientemente de las le!es ! las instituciones, ! que rompan el modelo de la familia nuclear. TICS :osotras deemos construir nuestros propios lindajes. Golvernos agentes de nuestra propia protección por la ineficacia del Estado. (laro, los videos son un camino ri#om"tico. Pero las estrategias no pueden tener un aspecto, un formato, una est2tica vanguardista. Geo negativamente toda forma de vanguardismo porque 2stos se apartan de la sociedad como ella es ! se constitu!en en tutelas de quienes creen estar en la cresta de la onda, en general grupos o logias de illuminati, que est"n al tanto de lo $a! que saer ! $acer, pero por eso mismo acaan $aciendo daño a lo que dicen defender. Es necesario que las estrategias de autodefensa proliferen pero no como pr"cticas vanguardistas, sino como pr"cticas de las rutinas, de las calles, de las casas, en la vida cotidiana de la gente tal como es. 4no de los prolemas del feminismo es que se salió de la calle. El precio que tuvimos que pagar por institucionali#arnos, transformar lo que $acemos en carreras ! en
profesiones es precisamente que aandonamos el día a día ! el cuerpo a cuerpo, en la calle ! en los vínculos entre mujeres, que en el feminismo de los años setenta era mu! fuerte ! efica#. 1(ómo interviene la reproducción medi"tica en la lógica de estos $ec$os3 –En este conte%to tenemos unos medios que colaoran con e%$iir p9licamente la agresión a las mujeres ! al mismo tiempo afirman, declaran, ! se suman al clamor de “ni una m"s” o “ni una menos”. 1(ómo se entiende que los medios que rapiñan el cuerpo de las mujeres, dando lección de urla, de crueldad ! de ataque a la dignidad de las mujeres, luego dicen sumarse a estas campañas3 15u2 pretende inelli cuando dice esas consignas si 2l vive como pro%eneta de los culos ! las tetas de las mujeres que captura con la lente de su c"mara ! e%$ie en su escaparate para el escarnio p9lico3 (reo que $a! que desentrañar la operación0 lo que $ace es intentar desacoplarse. inelli sae que la pedagogía de su programa televisivo enseña el ejercicio de la crueldad en los $ogares ! en la calle. *o sae, ! por saerlo usca desacoplarse, escamotear, desmarcarse de su vínculo estrec$o con ese sujeto que golpea ! mata a una mujer. 7a! una identidad com9n entre ese sujeto femicida ! la c"mara de inelli al e%plotar los cuerpos e%puestos en su programa. finidad esta que inelli, cuando ad$iere a la fórmula del “ni una menos”, pretende disimular. 'rente a esto, pienso que la e%pansión de los derec$os $umanos siempre $a sido la e%pansión de la lista de nomres del sufrimiento $umano, avan#ar en el campo de los derec$os siempre $a sido avan#ar en el intento de nomrar las formas de sufrimiento ! sus causales. partir de la segunda mitad del siglo veinte $emos visto la proliferación de nomres para las modalidades de violencia contra las mujeres0 violencia física, se%ual, psicológica, moral, financiera ! patrimonial. odavía est" por nomrarse la violencia alimentaria, !a que las mujeres comen menos !, cuando $a! menos alimento en un $ogar, las mujeres son las primeras que lo sienten, especialmente en el campo. ami2n $emos nomrado el femicidio, que inclu!e los crímenes de la intimidad, como tami2n los cometidos por los efectivos a mando de las mafias que operan en las nuevas formas de la guerra, !, en los países asi"ticos, el desec$o de las niñas. Bnclu!o allí, en esa categoría, tami2n la trata ! la e%plotación se%ual porque $a! mujeres en esa situación que viven en condiciones concentracionarias, o sea, en condiciones constitutivas del crimen de genocidio. Pero nos falta dar vida a un concepto fundamental en esta $istoria... *a fant"stica $erramienta del concepto de violencia medi"tica contra las mujeres, que !a forma parte de la le! =H.IJ@, ! que propongo aquí como categoría jurídica en el campo de los derec$os $umanos a la que deemos dotar de un elenco de contenidos
precisos ! activar con acciones concretas en la )usticia. Para que la victimi#ación de las mujeres deje de ser un espect"culo de fin de tarde o de domingos despu2s de misa. Para que los medios tengan que e%plicarnos por qu2 no es posile retirar a la mujer de ese lugar de víctima sacrificial, e%puesta a la rapiña en su casa, en la calle, en la televisión de cada $ogar, donde cada una de estas ejecuciones ejemplari#antes es reproducida $asta el $arta#go en sus detalles móridos por una agenda periodística que se $a vuelto !a indefendile e insostenile. )udiciali#ar de verdad esta agenda violenta ! reproductora del daño como sola# no sólo otendr", en algunos casos, sentencias por parte de los jueces, sino tami2n, con su eficacia retórica, $ar" que la gente comience a sentir ! pensar en los medios como violentos. enemos que traajar para transformar la sensiilidad de las audiencias frente a la crueldad como diversión ! ante los medios como ojetales. Pasaríamos así a entender e interpelar a los medios con nociones afines a la de “autoría intelectual” ! a la de “instigación al delito”, develando que, con relación a las mujeres ! a los sujetos femini#ados, funcionan como “ra#o ideológico de la estrategia de la crueldad”.