UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN MARTIN FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS ESCUELA PROFESIONAL DE ECONOMÍA ¡ P r eparándote para el éxi to!
INDUSTRIALIZACIÓN INDUSTRIALIZACIÓN PERIFÉRICA. LA L A CRÍTICA AL NEOLIBERALISMO. NEOLIBER ALISMO. AGENDA DEL DESARROLLO.
CICLO DOCENTE INVESTIGADORES
: VII : Econ. JORGE F. GUTIERREZ LÒPEZ :
TARAPOTO-PERÚ ABRIL-2017
DEDICATORIA
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INDICE
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OBJETIVOS
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INTRODUCCIÓN
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CAPITULO I 1. LA INTERPRETACIÒN DE LA INDUSTRIALIZACION PERIFÈRICA El titulo se refiere a un grupo de teorías parciales destinadas a explicar ciertas características y tendencias de las economías latinoamericanas durante la fase llamada indistintamente de “industrialización”, “sustitución de importaciones” o “desarrollo hacia dentro”. La elaboración de tales teorías comienza con los
primeros documentos de la CEPAL, junto a los cuerpos de análisis examinados dentro de su historia, pero solo hasta mediados de 1950 llegan ellas a constituir si no una “teoría de la industrialización”.
Rasgos fundamentales de la fase de la Industrialización:
Cuando la economía mundial alcanza cierto grado de maduración y/o cierto nivel de ingreso, la industrialización pasa a ser la forma necesaria y espontanea del desarrollo de la periferia.
La sustitución de importaciones constituye la forma obligada de la
industrialización periférica, y trae consigo forzosamente un cambio en la composición de las importaciones.
La tendencia al desequilibrio externo es inherente a la industrialización por sustitución de importaciones.
Durante la fase de industrialización se tiende a producir desempleo de la fuerza de trabajo.
Se originan asimismo desequilibrios intersectoriales de la producción.
Las condiciones propias de la agricultura inciden de manera decisiva en estas dos últimas tendencias.
1.1. EL CARÁCTER NECESARIO Y ESPONTANEO DE LA INDUSTRIALIZACIÓN Los primeros trabajos de la CEPAL, según se dijo, señalan la importancia de las dos guerras mundiales y de la gran depresión en el desarrollo industrial de diversos países de américa latina. Pero la crisis de los años treinta también,
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refleja profundas transformaciones estructurales, que alteran significativamente la evolución y el funcionamiento del sistema económico mundial.
a. Se sostiene que esos cambios de estructura, de gran trascendencia para la periferia están relacionados con el cambio del centro principal del sistema, posición en el cual gran Bretaña es sustituida por los EE.UU. La magnitud del coeficiente de importaciones del nuevo centro es notablemente inferior a la del antiguo, y tiende a disminuir con el tiempo, según se afirma, ambos fenómenos provienen de una acentuada política proteccionista muy distinta de la política de libre cambio predominante durante el periodo de hegemonía británica.
b. Los primeros documentos de la CEPAL destacan el hecho de que a partir de la gran depresión, las reservas monetarias internacionales tendían a concentrarse en los EE.UU, y consideran que esta tendencia se halla vinculada, “por un lado, a la manera en que se reflejan sobre el resto del
mundo los fenómenos de concentración y auge del centro cíclico principal, y por otro, al descenso sensible de su coeficiente de importaciones”
c. Para equilibrar el balance comercial durante las contrataciones, los ingresos del resto del mundo tendrían que reducirse más que los del centro, debido a la caída del coeficiente de importaciones de este último. Para que el nuevo centro cíclico “… dejase de atraer oro, después de la contracción, y comenzase a expulsarlo…”, se requeriría que sus ingresos crecieran mucho
más intensamente que los del resto del mundo: con tanta amplitud cuanto fuese necesario para compensar primero y sobrepasar después los efectos del descenso del coeficiente.
d. Los planteamientos recogidos en el presente punto pueden resumirse en los siguientes términos: las peculiaridades económicas del nuevo centro cíclico en especial, su bajo coeficiente de importaciones y la reducción del mismo a lo largo del tiempo imprimen nuevas características al funcionamiento de la economía mundial; estas características se ponen de manifiesto en la tendencia a la concentración de las reservas monetarias internacionales en el nuevo centro, o sea, en la tendencia pertinaz al déficit externo de las restantes economías; para la superación de tal tendencia se produce, como reacción espontánea, la reducción del coeficiente de importaciones del resto del 7
mundo; se contrae asimismo el coeficiente de la periferia, y ello significa que su desarrollo pasa a basarse, también de modo espontáneo, en el crecimiento de la producción industrial.
1.2. LA SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES Y EL CAMBIO DE SU COMPOSICIÓN Se postula que en los centros el ritmo de aumento de la demanda de importaciones de productos primarios tiende a ser lento en relación al ritmo de crecimiento de su ingreso real. Dicha tendencia resulta de los efectos del progreso técnico sobre la utilización de insumos y sobre el consumo. Por lo que respecta a los primeros, el mejor y más completo aprovechamiento de las materias primas provoca una reducción de la proporción en que ellas participan en el valor del producto final; asimismo, la sustitución cada vez mayor de materias primas naturales por productos sintéticos tiende a reducir la demanda de productos primarios. En cuanto al consumo, es sabido que el crecimiento del ingreso, pasados ciertos límites, produce un incremento de la demanda de alimentos, en comparación con el incremento de la demanda de una variada gama de bienes, en los cuales el contenido de productos primarios es más bajo. Incluso en los alimentos, la demanda se desplaza hacia los artículos más elaborados, en cuyo valor el contenido de bienes primarios también se reduce. La industrialización de la periferia exige limitar la importación de los bienes a cuya sustitución física se procede, y restringir también la importación de otros bienes de los cuales puede prescindirse, al menos temporalmente, para poder aumentar la importación de los bienes necesarios para la producción sustitutiva. En resumen, durante la fase de desarrollo hacia adentro, la Expansión de las economías periféricas ha de basarse obligatoriamente en la industrialización. Esta se realiza de manera necesaria a través de la producción interna de bienes que antes se importaban, o sea, implica la sustitución de importaciones, en un sentido físico. Para que la industrialización proceda, es necesario, limitar la importación de los bienes que pasan a producirse internamente, así como de otros bienes prescindibles, a fin de poder aumentar las importaciones requeridas pare producir los bienes cuya sustitución ha sido emprendida; pero como se comprime la importación de ciertos tipos de bienes, y se expande la de otros 8
tipos, la sustitución de importaciones es acompañada por un cambio en la composición de las importaciones.
1.3. LA TENDENCIA HACIA EL DESEQUILIBRIO EXTERNO Dados ciertos supuestos acerca del crecimiento del centro y del sector exportador de la periferia, puede pensarse que es posible evitar el desequilibrio si la expansión de los sectores destinados al mercado interno se realiza con una adecuada complementariedad entre los productos de los mismos, y si un cambio en la composición de las importaciones permite, mediante la reducción de algunas de ellas, la atención de las necesidades de importación de los sectores industriales que se expanden. Son las que hacen posible la continuidad del crecimiento impulsado por la ampliación de la industria. A base de este mismo patrón de referencia se examina uno de los rasgos considerados propios de la industrialización periférica, el de la tendencia al desequilibrio externo. Como se acaba de señalar, para evitarla es indispensable ir transformando la composición de las importaciones y desarrollando la producción sustitutiva interne a fin de que otras importaciones puedan crecer intensamente". En los documentos de la CEPAL de comienzos de los años 50 se llama "reajuste de las importaciones". Según indican dichos
documentos, la tendencia al
desequilibrio proviene de la falta de un mecanismo económico que asegure que el reajuste de las importaciones se vaya realizando de tal manera que se cree a lo largo del tiempo una adecuación entre las necesidades y la capacidad de importación. Asimismo, se considera que los cambios en la estructura productiva y en la composición de las importaciones se realizan a través de y en conexión con las oscilaciones coyunturales del valor de las exportaciones. Cuando este aumenta la sustitución procede sin dificultades. Sin embargo, cuando disminuye, la sola mantención del nivel de ingreso y del nivel de actividad en las industries ya instaladas puede exigir importaciones superiores a la reducida capacidad para importar. Así, la tendencia al desequilibrio externo se vincula a la alternativa de periodos de bonanza y periodos de aguda escasez de divisas; se concibe como un resultado de largo plazo de la oscilación del valor de las exportaciones y de la 9
capacidad para importar frente al monto creciente de importaciones que exige la propia industrialización sustitutiva.
1.4. LA TENDENCIA AL DESEMPLEO ESTRUCTURAL Según la CEPAL, los problemas del empleo presentan en la periferia características propias, distintas a la de los grandes centros industriales, en estos las oscilaciones del nivel de empleo obedecen principalmente al imperfecciona miento del sistema económico, vale decir, son por naturaleza de tipo coyuntural, en cambio la tendencia al desempleo de las economías de la periferia son de carácter estructural : depende de cómo presentan las técnicas productivas generadas en los centros y de cómo se transforma la estructura productiva durante la fase de la industrialización.
a. inadecuación de la tecnología Las condiciones de rezago con que comienza la industrialización de la periferia se consideran sustancialmente más agudas que las que mediaron entre diversos centros cuando cada uno de ellos iniciaba su propio proceso de industrialización. Este mayor atraso relativo trae consigo seria dificultades en la asimilación de las técnicas generadas durante la larga y gradual evolución económica de los centros. En dicha evolución, el alza de los salarios reales habría servido de acicate para la continua evolución económica de los centros. La adopción de tales técnicas de mayor densidad de capital tendría, por cierto, a producir desocupación, pero al mismo tiempo contribuía a absorberla, gracias al aumento de las inversiones inducidos por los nuevos procedimientos de producción. Cuando los efectos de la acumulación sobre el empleo volvían a presionar sobre el nivel de salarios, avance técnico y acumulación, a base de un mecanismo del tipo que se acaba de esbozar da aumento del gradual aumento de la densidad de capital, durante el desarrollo de los grandes centros industriales.
b. Acumulación, tecnología y empleo La argumentación de la CEPAL respecto de la tendencia al desempleo pondría como: la acumulación de la periferia es de suyo exigua debido a los bajos niveles de productividad e ingreso, al traducirse en inversiones de elevada densidad de 10
capital y gran escala, resulta insuficiente para absorber productivamente la oferta de fuerza de trabajo , que proviene del crecimiento vegetativo de la población , por una parte , y por otra del desplazamiento de mano de obra por sectores de baja productividad a consecuencia del desempleo tecnológico provocado por esas mismas inversiones.
1.5. LOS DESAJUSTES INTERSECTORIALES DE LA PRODUCCIÓN Para la periferia, la industrialización es un modo de ir superando la especialización de su estructura productiva impuesta por el desarrollo hacia afuera. Sin embargo, si está limitada la capacidad para importar, para diversificar la producción es necesario invertir de modo más o menos simultáneo en muy variadas ramas y actividades productivas. Al mismo tiempo, debido a la heterogeneidad, la capacidad de acumular es exigua, y la inadecuación de la escala obliga a dejar capital ocioso. Es así que continuamente tienden a aparecer estrangulamientos sectoriales, en especial deficiencias en la infraestructura física, carencias en el suministro de energía, fallas en el sistema de transporte, etc.
1.6. LOS DESEQUILIBRIOS GENERADOS EN LA AGRICULTURA El sistema de propiedad se caracteriza por la coexistencia de latifundio y minifundio; ambos conspiran contra la expansión de la oferta agrícola. En el latifundio la excesiva concentración de la tierra dificulta su plena utilización debido a la gran cantidad de capital que se requeriría para explotarla. Al mismo tiempo para propietarios que disponen de grandes rentas resulta viable, y aun deseable, mantener tierras improductivas, como defensa contra la inflación y por consideraciones de prestigio social. Además de debilitar la acumulación por la subutilización de la tierra, el latifundio tiende a mecanizar las faenas agrícolas, con consecuencias negativas sobre el uso de la fuerza de trabajo, esta opción tecnológica depende primordialmente de razones económicas, que aunque la mano de obra es abundante del puno de vista privado su contracción implica un costo, que incita a la sustitución por el capital.
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La dispersión en el minifundio tiene efectos semejantes. Las pequeñas explotaciones carecen de capacidad para acumular y modificar los rudimentarios procedimientos de cultivo, lo que le impide elevar la productividad de la tierra y expandir la oferta agrícola. La falta de capital implica además que la productividad de la mano de obra se mantiene baja. Junto con la escasa disponibilidad de tierra por unidad de familia, hace al minifundio incapaz de retener el crecimiento vegetativo de la población que habita y labora en él. La estructura de propiedad y tenencia del suelo, peculiares en la periferia entorpecen la acumulación del capital, y por esta vía comprometen la expansión de la oferta agrícola, así como el aumento de la demanda de empleo en dicho sector. Por otra parte, trae condiciones estructurales que conducen a conservar técnicas rudimentarias en los minifundios, en descenso de la exportación de la oferta y de la capacidad de retención de mano de obra en los mismos. Dichas características de estructura conducen también a soportar técnicas del tipo de mecanización, las cuales elevan poco la productividad de la tierra y por ende la oferta de bienes agrícolas, inciden desfavorablemente sobre la demanda de empleo y dan lugar a un desempleo tecnológico mayor que otras alternativas disponibles. De acuerdo con la CEPAL los desequilibrios generados en la agricultura se manifestarían con muy diversa intensidad en las distintas economías periféricas. Sin embargo, se afirmó que, en líneas generales, durante el desarrollo hacia adentro tiende a producirse escases de alimentos y de materias primas de origen agropecuario, así como un excedente de mano de obra agrícola que no logra ser absorbido por la industria y otros sectores dinámicos.
CAPITULO II 2. CRITICA AL NEOLIBERALISMO 2.1. ¿QUÉ ES EL NEOLIBERALISMO? El neoliberalismo –también
llamado nuevo
liberalismo – es
la
corriente
económica y política capitalista, inspirada y responsable del resurgimiento de las 12
ideas asociadas al liberalismo clásico o primer liberalismo desde las décadas de 1970 y 1980.
Los
defensores
del
neoliberalismo
apoyan
una
amplia liberalización de la economía, el libre comercio en general y una drástica reducción del gasto público y de la intervención del Estado en la economía en favor del sector privado, que pasaría a desempeñar las competencias tradicionalmente asumidas por el Estado.
2.2. CARACTERIZACIÓN DEL NEOLIBERALISMO
Defienden un mercado altamente competitivo.
Aceptan la intervención del Estado en la economía, como árbitro o promovedor de la libre competencia.
Se oponen al acaparamiento y a la especulación.
Se oponen a la formación de monopolios y oligopolios
Se oponen a la fijación compulsiva de salarios por el Estado.
Rechazan la regulación de precios por el Estado, ya que deben fijarse en base a la relación oferta/demanda.
Se oponen a la creación compulsiva de empleo.
Se oponen al gasto público burocrático.
Defienden el libre comercio internacional.
Defienden la libertad de contratación del trabajo y la libre movilidad de los factores de producción.
2.3. LA CRISIS DE LOS SETENTA Y EL RECHAZO AL LIBERALISMO Prebisch vivió lo suficiente para observar el inicio de la gran crisis de los años setenta del siglo pasado, la que calificó como tan importante y compleja como la depresión de los años treinta. Pudo apreciar asimismo el comienzo del neoliberalismo en las dictaduras del Cono Sur, con Pinochet en Chile y después en Argentina su patria, así como en Uruguay. Prebisch aceptaba que el modelo de sustitución de importaciones había entrado en una fase declinante: la llamada "sustitución fácil" estaba prácticamente concluida; las oportunidades para la exportación de manufacturas -cuestión que como le gustaba insistir, había sido una 13
preocupación constante de la CEPAL- habían sido desaprovechadas. La integración económica latinoamericana había rendido escasos frutos y se había convertido en una plataforma de las empresas transnacionales (ETN); la penetración de éstas había restado autonomía al proceso de industrialización y transplantado hacia nuestros países formas de consumo incompatibles con nuestro bajo nivel de ingreso; la tendencia al estrangulamiento externo reaparecía bajo nuevas formas conduciendo a un endeudamiento insostenible con el exterior Ha desaparecido en gran parte -afirma en su último libro, concluido poco antes de la irrupción de la crisis de la deuda externa-, si no totalmente, el margen comprimible de importaciones de bienes finales. Y la periferia no tiene otro recurso, si se empeña en seguir esa política expansiva, que acudir a préstamos internacionales. Ya no se trata principalmente de operaciones destinadas a aumentar la acumulación de capital, sino a cubrir, en última instancia, las exigencias de consumo y el servicio de la deuda externa. Por consiguiente, el crecimiento de esta deuda no va acompañado de una ampliación correlativa de la capacidad productiva. Valga subrayar la seriedad de estos hechos, en sí mismos, cuando adquieren ciertas dimensiones, y más aún si se reflexiona acerca de su significación en las relaciones de dependencia. Para Prebisch la exportación de manufacturas era una necesidad de la estrategia de desarrollo, pero no tenía que implicar el abandono de la sustitución de importaciones, si de lo que se trataba era construir un sistema productivo más integrado y coherente. Mucho menos aceptaba que los esfuerzos realizados por décadas en materia de industrialización se disolvieran mediante políticas aperturistas neoliberales y supuestos criterios de eficiencia microeconómica. Su posición al respecto era muy clara. En un seminario organizado en México por el Centro de Estudios del Tercer Mundo (CEESTEM) en 1981, criticó abiertamente las políticas de apertura comercial y financiera seguidas en el Cono Sur: Estas teorías que están llegando al llamado 'aperturismo': abrir las puertas a la importación para sanear a la industria. Claro que muchas veces el saneamiento
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significa matar industrias, forma muy peculiar de saneamiento por cierto, pero que se está llevando a cabo. Más severo era su rechazo a las prácticas de apertura financiera que acompañaban a la apertura comercial Los neoclásicos y especialmente los del Cono Sur, han hablado sobre la hipertrofia del Estado, pero no de la hipertrofia de las financieras, de los mecanismos especulativos, de los altísimos ingresos de los que disfruta esa gente. Estos expropian al capitalista productor una parte de su excedente, dando lugar entonces a este fenómeno de expansión impresionante de estos grupos financieros. La base de esa hipertrofia era el aumento del excedente económico que se derivaba de la contracción brutal del salario de los trabajadores: Entonces es el salario el que está pagando, en última instancia, los altos costos del interés. Y las empresas pequeñas y medianas que no pueden pagar esos costos, se perjudican o desaparecen, con lo cual el proceso de saneamiento de la economía tendría la virtud, si se sigue esta teoría, de conducirnos a los años anteriores a 1930. Prebisch no fue nunca un marxista ni un revolucionario, pero si un heterodoxo de la economía. Rechazaba el socialismo marxista y la propiedad estatal de los principales de los medios de producción, porque la consideraba ineficiente, pero que no creía tampoco en que el mercado resolviera todos los problemas. Por el contrario, le gustaba reiterar que el mercado no tiene "horizonte temporal", es decir, no conduce automáticamente al desarrollo pues no crea estructuras productivas articuladas y coherentes -lo cual puede ser sólo el resultado de una política deliberada y planificada que involucra al Estado; ni tiene "horizonte social", es decir, no redistribuye el ingreso sino que lo concentra: Para mí el mercado no es bueno ni es malo, ni es justo o injusto, son las fuerzas que están detrás del mercado las que le imprimen su carácter. Si hay una distribución desigual de la que sale una demanda desigual que favorece a 15
ciertos grupos sociales en desmedro de otros, naturalmente que el mercado funciona mal; pero no es el mercado en sí, son las fuerzas que están detrás de él (Prebisch, Cardoso y Green, 1981: 105). ¡Que diferencia entre este enfoque sociológico del mercado, de los enfoques neoliberales fetichistas tan a la moda ahora de mercados que "se enojan", de mercados "que castigan las malas políticas", que hubieran deleitado y provocado la sorna del viejo Marx! El orden neoliberal vuelve hacer prevalecer una imagen invertida de la realidad, donde son las cosas (los mercados) los que dominan a los sujetos, a los agentes, y no a la inversa. Su visión del futuro de América Latina era una combinación, una síntesis de socialismo democrático y de mercado (Prebisch, 1983:. 792): Se requiere el socialismo para asegurar el uso social del excedente. La tasa de acumulación de capital y la corrección de las grandes disparidades sociales debieran someterse a la decisión colectiva, estableciendo un nuevo régimen institucional, político y económico para tal efecto. Por su parte, el liberalismo económico es necesario por cuanto deben dejarse en manos del mercado las decisiones individuales de producción y consumo. La recuperación creativa del pensamiento de un latinoamericanista como Raúl Prebisch y de otras figuras del pensamiento latinoamericano, es una tarea de primer orden en la hora presente, cuando los pueblos de América Latina despiertan y se organizan para buscar vías alternativas al neoliberalismo y a las políticas del Consenso de Washington, lo mismo en Brasil que en Venezuela, en Argentina, en Uruguay o en Bolivia, o en otras partes de l a región donde aún predominan gobiernos proclives a una inserción pasiva y subordinada a la globalización neoliberal, como es el caso, infortunadamente, de México.
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CAPITULO III 3. LA AGENDA DEL DESARROLLO Desde la crisis de la deuda de 1982, la discusión económico-social latinoamericana se ha visto francamente dominada por el corto plazo con más propiedad, por las formas de superar los desequilibrios y mantener los equilibrios macroeconómicos en los países de la región. Sin embargo, durante los últimos años, la cuestión del desarrollo a largo plazo reaparece en el escenario cada vez con más frecuencia. Aspectos como brecha tecnológica, asimetrías estructurales, escollo externo, asimetrías financieras, subempleo, son problemas que por mucho tiempo han causado preocupación a los países periféricos y es imprescindible conocerlo pues constituyen una clave básica para perfilar los contenidos de las estrategias de desarrollo, en tanto de su consecución dependen las condiciones de viabilidad y eficiencia de dichas estrategias.
3.1. LA BRECHA TECNOLÓGICA Los enfoques recientes entienden, además, que el progreso técnico se expresa en una sucesión de mutaciones menores, o innovaciones incrementales, y a veces en mutaciones de mayor significación, o innovaciones radicales. Por otra
parte, se reconoce que el surgimiento de una revolución tecnológica –o si se quiere, de un nuevo paradigma tecno económico da lugar a una eclosión de innovaciones radicales, que
se ponen de manifestó en distintos sectores
productivos relevantes. El progreso técnico depende crucialmente de la acumulación de conocimientos que se van gestando o absorbiendo en las empresas sobre la base de reiterados esfuerzos de aprendizaje. Dicho de otro modo, los conocimientos y su acumulación constituyen la clave de la capacidad de innovar, p ero tanto aquellos como esta dependen, a su vez, de esfuerzos de aprendizaje que se van realizando en el seno de las propias empresas. Las brevísimas consideraciones precedentes, relativas al progreso técnico, facilitan el abordaje del tema clave de la brecha tecnológica desde distintos 18
ángulos. Un primer enfoque reconoce que las empresas ubicadas en la periferia poseen una magnitud que las hace menos aptas para asumir los costos y riesgos involucrados en la investigación y el desarrollo. El segundo ángulo es el de las relaciones entre empresas. Como se reiterará posteriormente, el progreso técnico se ve favorecido por
las complementariedades existentes entre
actividades productivas y entre las empresas que las llevan a cabo, a raíz de las economías externas tecnológicas que tales complementariedades suscitan. El nuevo paradigma, en la medida en que crea nuevos productos y nuevos procesos, genera o define nuevas complementariedades, que
benefician
particularmente a los grandes centros, pues es en ellos donde dicho paradigma emerge y se pone en marcha. Pero además, la difusión de las nuevas tecnologías a un espectro amplio de actividades se ve dificultada, en las
economías periféricas, por el menor desarrollo de las complementariedades preexistentes en las mismas. El tercer ángulo es el del SNI. Aquí las desventajas son directamente visibles, tanto en lo que se relaciona con la infraestructura tecnológica y la capacidad de formación de recursos humanos de alto nivel, como en las magnitudes absolutas y relativas de los gastos en ciencia y tecnología. El conjunto de desventajas al que se acaba de aludir explica la brecha tecnológica entre centros y periferia. Admitirla como tendencia general no implica negar la existenci a de “ventanas de oportunidad”. Tampoco supone ignorar que en América Latina se presentan condiciones para el logro de
avances
tecnológicos potencialmente significativos. Se debe observar, sin embargo, que
la realización de estas potencialidades depende en forma crucial de la puesta en marcha de conjuntos de políticas persistentes y adecuadas, en las que se tengan en cuenta los condicionamientos fuertemente negativos del actual proceso de globalización.
3.2.
LAS ASIMETRÍAS ESTRUCTURALES
A continuación, se intenta mostrar que la revolución tecnológica en curso, y la disparidad de los ritmos de progreso técnico entre centros y periferia que la viene acompañando, poseen vínculos con ciertas asimetrías o desigualdades que se repiten entre ambos tipos de economía: entre sus estructuras productivas
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y ocupacionales y, asimismo, entre los niveles de productividad y de ingreso per cápita que van alcanzando. Prebisch (1953) señala que el desarrollo ha de verse como “un proceso de
intensos cambios estructurales [...]
como una secuencia de fenómenos
dinámicos [que constituyen] vivas manifestaciones de un complejo que crece y se diversifica incesantemente”.
Pero, además, se pregunta cómo percibir estos fenómenos dinámicos y cambios estructurales en un sistema económico mundial compuesto por dos polos –el centro y la periferia – claramente diferenciados, en términos de complejidad productiva y niveles medios de ingreso. La respuesta es conocida: consiste en la admisión de que, aunque no sin cambios, el desarrollo espontáneo del sistema centro-periferia reproducirá las desigualdades antedichas. Varios son los caminos para abordar y actualizar la noción de desarrollo desigual debida a Prebisch. Pero el más conducente para captar “la esencia de la dinámica estructural [propia del mismo] se centra en dos conceptos fundamentales”
(Ocampo, 2001a 33). Por un lado, los de innovación y aprendizaje; por otro, los de complementariedad y externalidades tecnológicas. A ellos se refieren los dos
puntos que siguen.
a. Innovación y aprendizaje Admitir la existencia de ritmos diversos de progreso técnico conlleva esta doble implicación: los procesos interligados de innovación y de aprendizaje, a través de los cuales el progreso técnico se concreta, resultarán más acotados en la periferia que en los centros; en conexión con ello, las tasas de inversión real y de acumulación en que dichos procesos se plasman resultarán también diferenciadas, menores en la primera que en los segundos. A su vez, tales diferenciaciones suponen un menor crecimiento del producto global, de la productividad media del trabajo y del producto per cápita periféricos. De acuerdo con desarrollos analíticos debidos a Solow, en ausencia de progreso técnico, tenderá a producirse una tasa de aumento del producto equivalente a la de crecimiento poblacional (y/o de la población activa), que implica, pues, la constancia del producto per cápita (y/o por persona ocupada). En contraste con este modelo básico, puede entenderse que en el marco de un paradigma 20
maduro, pero aún nutrido por innovaciones incrementales, las tasas de inversión real y de acumulación en que esas innovaciones se vayan plasmando se reflejarán en cierto crecimiento del producto, que resultará, en mayor o menor
medida, superior al correspondiente a dicho modelo. A la luz de este referente, se perciben mejor las razones por las cuales tienden a producirse disparidades de innovación y aprendizaje, así como de inversión y acumulación. Es en los centros donde el mismo surge y comienza a implantarse, y donde su difusión procede aceleradamente, originando un conjunto considerable de innovaciones radicales. En cambio, las innovaciones de la periferia, si bien se basan, en buena medida, en tecnologías desarrolladas en el marco del nuevo paradigma, se producen por lo general en actividades propias del paradigma previo, y son primordialmente de cuño incremental.
b. Complementariedad y externalidades El concepto de complementariedad se refiere a ciertas interacciones que se
establecen entre actividades productivas inscriptas, ya sea en un mismo sector, ya sea en sectores diferentes, así como entre las empresas que las llevan a cabo. Pero se considera, asimismo, que esas interacciones poseen la aptitud relevante de suscitar economías externas tecnológicas. Los enfoques recientes sobre el progreso técnico han venido destacando la importancia de las complementariedades que se establecen entre actividades productivas y entre empresas para la gestación y continuidad del mismo. Existen fuertes indicios de que las empresas radicadas en la periferia participan escasamente de los acuerdos que atañen de forma más directa al desarrollo de las tecnologías de punta. Ello no impide que su participación sea frecuente en los diversos tipos de acuerdos entre empresas y grupos que se vienen produciendo. Sin embargo, el papel de estas presencias empresariales, cuando se las verifica en economías periféricas, parece configurarse como supeditado,
en particular en lo que concierne a los esfuerzos de innovación. Con frecuencia se señala que el menor desarrollo de complementariedades y articulaciones implica que se aprovechan en menor medida las economías de escala. Pero importa destacar, particularmente, que ese menor desarrollo opera en desmedro de las economías externas tecnológicas, que se logran a través de 21
las interacciones entre sectores y empresas, y de las articulaciones entre estas últimas y las organizaciones no empresariales. Así pues, se concluye que no sólo la disparidad tecnológica en general, sino también los reflejos de la misma en ciertas asimetrías básicas que se producen a nivel sectorial –el reiterado rezago en materia de complementariedades, y también de articulaciones están implicados en la divergencia tendencial entre los ritmos de acumulación y crecimiento, y entre los niveles medios de productividad y de ingresos de centros y periferia.
3.3. EL ESCOLLO EXTERNO En condiciones de apertura externa y en ausencia de políticas tecnológicoproductivas, la dificultad de acercarse a esta segunda frontera, y la cuasi-
imposibilidad de lograrlo respecto a la primera, constituyen otra forma de designar a la denominada “brecha tecnológica”. Los fenómenos dinámicos relacionados con la misma pueden abordarse a nivel global o macroeconómico, como hiciéramos anteriormente. Vimos entonces que ese abordaje permite percibir una tendencia general del surgimiento de desigualdades en materia de innovación, acumulación y crecimiento, tendencia que parece confirmarse en la
evolución a largo plazo del sistema centro-periferia, inclusive en períodos recientes. Según indica Prebisch, el desarrollo conlleva “intensos cambios estructurales”, a
los que también nos referimos con anterioridad. En las relaciones centroperiferia, estos se expresan actualmente en las asimetrías entre las actividades productivas y las empresas que las llevan a cabo, ya mencionadas, que explican aquellas mismas desigualdades, esta vez con fundamentos sectoriales.
a. Las relaciones comerciales Como se indicó con anterioridad, las complementariedades entre sectores y empresas son, en las economías periféricas, escasas o incipientes, en cotejo con las que se van alcanzando en los grandes centros; y en conexión con ello, la aptitud de dichas economías para generar sinergias y externalidades tecnológicas resulta comparativamente reducida. Se entiende, pues, que la 22
reiteración de esa desventaja opera en desmedro del grado relativo de “competitividad sistémica” que la periferia logra alcanzar en distintos sectores,
así como del que adquiere a nivel global. Esa desventaja en materia de competitividad incide, en particular, sobre las actividades, ramas y secto res en base a los cuales se vienen redefiniendo los patrones de especialización productiva a nivel mundial, suscitados por la revolución tecnológica en curso y por el proceso de globalización a través del cual la misma se difunde. Por lo demás, dichas actividades no abarcan sólo los bienes y procesos productivos que se inscriben cabalmente en el nuevo paradigma, sino también otros sectores desarrollados en el paradigma previo, en los cuales los aumentos de productividad, y con ello los requisitos de competitividad, se ven incrementados, al influjo de la adaptación e incorporación
de técnicas dependientes del nuevo paradigma. De la dificultad para acceder a niveles adecuados de competitividad deriva la
siguiente conclusión, válida para la periferia considerada en abstracto o para un amplio conjunto de economías que la conforman: se configurará en ella una
tendencia reiterada al desequilibrio del balance comercial. En efecto, por un lado, a raíz de las deficiencias de su competitividad, no le resultará factible
expandir con fuerza las exportaciones. Por otro lado, debido a esas mismas deficiencias, los requerimientos de distintos tipos de bienes que no logra producir
internamente
suscitarán
acumulaciones
aluviales
de
demandas
de
importaciones. De larga data, la tendencia al desequilibrio comercial ha sido explicada en términos de la elasticidad- ingreso de la demanda de los bienes (identificables como derivados básicamente de tecnologías simples) que la periferia es capaz de exportar, y de la elasticidad elevada de los bienes (identificables, grosso modo, como tecnológicamente más complejos) que en la misma se requiere importar.
b. Las asimetrías financieras Se entiende que las economías periféricas pasan por períodos de bonanza en los que esa tendencia se atenúa y el crecimiento se intensifica a raíz, por ejemplo, del dinamismo de las economías centrales y/o de la mejora de los 23
términos del intercambio y por otros períodos de signo contrario, en los que la emergencia del desequilibrio comercial pasa a operar como traba al crecimiento periférico. En este sentido, cabe señalar que la revolución tecnológica en curso trae consigo ciertos cambios de gran significado en las relaciones financieras, al
tiempo que se constituye como factor de impulsión de los mismos. La mundialización de los mercados financieros, así como la acentuación de las
tendencias especulativas que la acompaña, inciden en el sentido de aumentar fuertemente la vulnerabilidad externa de los países en desarrollo. Más allá de la inestabilidad intrínseca de tales mercados, la grave vulnerabilidad de las economías periféricas se asocia a la menor profundidad de su desarrollo financiero, o con más precisión, a las asimetrías existentes entre sus estructuras financieras y las que prevalecen en los grandes centros. Ocampo (2001a: 28)
destaca cuatro asimetrías básicas: el tamaño reducido de los mercados financieros periféricos; las
estructuras de
plazos desventajosas que
les
proporcionan dichos mercados; los alcances limitados que presentan en ellos los mercados secundarios; y finalmente, el carácter también foráneo de la
moneda en que se ve denominada su deuda externa. Apreciando en conjunto las tres primeras asimetrías, se percibe que los m ercados financieros de los países en desarrollo son sensiblemente más incompletos que los mercados internacionales, de tal modo que,
en dichos países, una parte de la
intermediación financiera ha de llevarse a cabo, necesariamente, en estos
mercados. Este carácter incompleto, en alianza con el hecho de que las monedas internacionales son las de los centros, guarda relación con el carácter pro cíclico de los flujos de capital en los países en desarrollo. Distinto es el caso de los centros, en los que los flujos de capital presentan un comportamiento anticíclico: su disponibilidad y utilización se acrecientan cuando la bonanza los requiere, y se ajustan cuando la coyuntura cambia de signo. Contrariamente, las economías en desarrollo no cuentan con los mismos márgenes para llevar a cabo una conducción macroeconómica que induzca resultados similares.
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3.4. LOS PROBLEMAS OCUPACIONALES Las siguientes consideraciones se refieren a los problemas ocupacionales propios de la periferia, problemas cuya característica o especificidad más
relevante consiste en la presencia de importantes volúmenes de subempleo y en la persistencia de los mismos a lo largo del tiempo. El concepto de subempleo se apoya en el de heterogeneidad estructural. Esta puede definirse atendiendo a la estructura productiva, o bien a la estructura de
la ocupación. Desde el primer ángulo, una estructura productiva se dice heterogénea cuando coexisten en ella actividades, ramas o sectores donde la productividad del trabajo es elevada o “normal”, con otras en las cuales esa
productividad resulta muy reducida. A ese tipo de estructura productiva corresponde cierta estructura ocupacional. Una es espejo de la otra. En una economía periférica existe
mano de
obra ocupada en
condiciones de
productividad alta o “normal”, que constituye el empleo. Pero se verifica también
la presencia de mano de obra ocupada a niveles de productividad muy bajos, que conforma el subempleo. Asimismo, se admite que esos problemas resultan especialmente agudos en las economías periféricas, y en particular en las de América Latina. Tal diferencia se asocia con frecuencia al hecho de que, en varias de ellas, se impulsó una apertura externa considerable, comprometiendo o jaqueando la supervivencia de actividades preexistentes, cuyos niveles de productividad y competitividad resultaban comparativamente reducidos. Pero más que a hechos eventuales del tipo indicado, importa señalar que las condiciones desfavorables que prevalecen en la periferia tienden espontáneamente a reiterarse. En parte, esto se asocia a la relativa lentitud del crecimiento de la misma (que mencionáramos más arriba) que deriva de la brecha tecnológica, con obvias consecuencias limitantes sobre la expansión del empleo. Pero esas consecuencias negativas también se hacen presentes aun en casos en que se retoman y/o mantienen ritmos de aumento del producto relativamente altos.
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CONCLUSIÓN
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BIBLIOGRAFÍA
R., A. G. (2007). Raúl Prebisch, crítico temprano del modelo neoliberal. Mexico.
Rodriguez, O. (1992). La Teoría Del Subdesarrollo de la CEPAL. Mexico: Siglo XXI.
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