Más allá de Nº6 Prólogo
No los he olvidado. La crónica de sus vidas tal vez lo sea, lo único que merece la pena decir.
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¿Podría confiar completa?
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Déjame contarte una historia. Una historia que conozco. ¿Historia? No… es lo que lo que diría los los humanos hum anos probablemente. probablemente. Dirían que es to realmente se s e grabará en la historia de la la humanidad. Pero para mí, los hechos de los humanos sólo son historias. A veces comedias, a veces tragedias ; a veces predecibles, predecibles, a veces aburridas… no son más que cuentos. Sí, los los humanos siempre son unos actores actores mal malos. os. Representan una farsa, bailan con la misericordia de su avaricia, amor y sentimientos. Son estúpidos, estúpido s, ign ig norant orantes es y avariciosos… avariciosos… Destruyen lo que han creado con sus propias manos. Aspiran Aspi ran a control controlar ar sobre los los demás demá s y convertirse en los los reyes del mundo. ¿Por qué es eso, me pregunto? ¿Por qué los humanos son los seres únicos incapaces de vivir las leyes de la naturaleza, sin dejar todo cómo está? S on unas criaturas criaturas tan extrañas. En la historia que estoy a punto de contaros, el personaje principal también es un humano… no. El personaje principal es realmente realmente una ciudad. Una ciudad estado. La gente la llamaba llamaba Nº6. ¿Has oído antes ese nombre? Es la ciudad más hermosa y, a la vez, la existencia más aterradora creada por la mano del hombre. Digno estrella para un rol en una novela ¿no crees? Pero… es tan raro que, por alguna alguna razón, siento algo de amor hacia esa ciudad, Nº6. La historia que rodea a Nº6, tan bien aquellos quienes han vivido por sí mismos en la historia, me resultan adorables. ¿Eso me hace poseedor de un “alma”?
Lo sé de dos chico chicoss jóvenes. j óvenes. El día y la noche, la luz y la oscuridad, la tierra y el viento, aquel que abraza todo y aquel que intenta tirarlo todo. Son tan diferentes y a la vez tan parecidos. Pero ambos están involucrados profundamente con Nº6. Vivieron sus vidas con Nº6. Nº6. ¿Qué? ¿Estás diciendo que cuándo qué? Me lo pregunto. Siento como si hubiera sido ayer, pero a la vez, siento como si hubiera sido hace mil años. Yo o siento el tiempo de la misma forma que lo hacen los humanos. No encuentro encuentro diferencia dif erencia entre un momento concreto o una eternidad. Pero no los he olvidado. A veces, siento que la crónica de sus vidas sea la única que merezca la pena contar. Ven haca acá, ahora. Deja que te cuente una historia. La historia de los dos chicos y de Nº6.
Más all allá de Nº6 Capítulo Capítulo 1: Los días días de Inukashi. I nukashi.
El cielo cielo estaba es taba girando. Lo sentía como si realmente realmente fuera un remolino. remolino. ¿Eh? ¿Qué está pasando? pas ando?
Inukashi cayó en la cama y cerró los ojos. Se sentía enfermo. No sólo estaba mareado, sino que incluso incluso tenía nauseas. M antuvo los los ojos cer cerrados rados mientra m ientrass tomaba varias respiraciones respiraciones profundas. Tomó aire por la nariz, dejó que el aire se asentara en su estómago y lo soltó lentamente por la boca. Una, dos, tres veces… Cualquier mal, físico o mental, se solía curar normalmente normal mente con eso… si su corazón corazón estaba inquieto, sus s us pensami pensamientos entos desordenados, des ordenados, sus s us heridas doliéndole doliéndole o ligeros ligeros dolores dolores de cabeza. cabeza. Nadie le había enseñado eso, era algo que había aprendido incluso sin haberse dado cuenta. Pero para su estómago vacío, no había nada que pudiera hacer. No importaba lo profundo que tomara el aire para hacer que su estómago se hinchara, tan pronto como lo soltaba se volvía a aplanar. No había nada que pudiera hacer con su cuerpo, en el que aumentaba el frío de su hambre.
terrible. e. Inukas hi dio una sacudida. El hambre era como un demonio. Con Odio el hambre. Es terribl sus garras y col colmill millos os afilados, arrancaba y robaba robaba cualquier cualquier cosa que que te hiciera sobrevivi sobrev ivir, r, hasta las ganas de vivir. Pero en ese momento, estaba bien. Evidentemente, seg seguía uía hambriento. Inukashi no recordab recordaba a la última última vez v ez que su estóma estómago go estuvo estuv o ll lleno. eno. Vacío… eso era exactamente cómo estaba es taba su estómag o. Esa era su idea. Cuidadosamente se incorporó en la cama. Ya no se sentía mareado, pero las náuseas seguían presentes. Se sintió pesado, como si alguien le hubiera atado pesas a sus brazos y piernas. Siento como si alguien me hubiera encadenado a bolas de metal, como al prisionero de algún país . Esto es malo.
Se tumbó de nuevo y chasqueó la la lengua mentalmente. Enferm Enfermar ar en el Blo Bloque que Oeste O este era como llamar llamar a la la Muerte. M uerte. Allí, Allí, había ha bía brujos bajo tierra de naturaleza naturaleza cuestionable, o aquellos aquellos que se autoprocl autoproclamaban amaban médicos, pero nadie podía podía darle un tratamiento médico m édico adecuado. Al menos, Inukashi no conocía nadie. Su cuerpo estaba pesado. Con los ojos cerrados de esa forma, sentía como si empezasen a arrastrarlo en las profundidades acuosas. En momentos como estos, tengo que pensar en cosas divertidas, se dijo a sí mismo. ¿Divertidas? ¿Divert idas? ¿Acas ¿Acaso o me lo he pas ado bien alguna vez? Lo hiciste. Ayer por la tarde, ¿recuerdas? Te liberaste del hambre, sólo un poco. Sí, ves, eso fue. Es a es la felicidad definit definitiva iva.
Había comido algo de carne. Había una paleta de carne cruda en una descarga de restos de comida del Centro Penitenciario. No habían sido s ido la sobras de alguien: había s ido un cloque cloque de carne que ni si quiera habían cocinado. No tenía golpes golpes ni podredumbre. Tras una revisión revisi ón más detallada, detallada, estaba peculiarmente peculiarmente desinflada. Tal vez al coc cocinero inero del res taurante para los empleados del Centro se le había caído al suelo, donde alguien lo había pisado. - “¡Eh! Acabas de echar a perder una paleta de carne perfecta.” - “Oh, lo siento. Pero puedes tirarla.” - “Bueno, no podemos evitarlo. No podemos usarla ya.” Habían tirado la carne a un cubo de basura metálico y se habían habían olvidado de ella. ella. Al final, se las había arreglado para llegar llegar a las las manos de Inukas I nukashi hi junto con más bas ura y restos de comida… tal vez, ese fue su camino. Sea como fuere. No me importa cómo fue su viaje o cómo llegó hasta aquí. Todo lo que me importa es que estoy sujetando una paleta de carne en las manos . Qué s uert uerte e más impresionante. Literalmente, casi bailó de alegría. ¿Cuándo fue la última vez que había tenido algo tan bueno en las manos? Buscó y rebuscó en sus recuerdos, pero no salió nada. Inukashi se lamió los labios mientras s ujetaba la la paleta de carne, brillante brillante por la la gras a. Tragó con hambre. No sabía qué tipo de carne era, pero no le importaba… mientras que no fuera humana o de perro. Inukashi Inuka shi vol v olvi vió ó a su vivienda vi vienda en las las ruinas y se tiró tiró de cabeza a cocinarlo. cocinarlo. Selecc Seleccionó ionó
los trozos de verduras y s acó los huesos de los restos de comida, lanzándolos lanzándolos a una cazuela, cazuela, y lo dejó cocer a fuego lento. Justo antes de terminar de cocinar, dividió el trozo en partes y lo lanzó dentro. Consideró Cons ideró apartar la mitad para dejarla dejarla curar, o ll llevarla evarla al mercado mercado para venderla, pero al final rechazó ambas cosas. Inukashi estaba al tanto de que la comida no perecedera pereced era era un producto producto valioso; también s abía que si s i llevaba llevaba la carne al mercado, mercado, le darían una cantida cantidad d de dinero de ce cente. nte. Pero pienso que terminaré esta carne de una sentada . Esa fue su s u decisión. decisión. Me permito darme da rme un capricho de vez en cuando. Disfrutaré la buena suerte que me ha venido… la suerte que los cielos han decidido poner en mi camino de posibilidades . Esto es el Bloqu Bloque e Oeste, donde no puedo predecir predecir cuál será mi destino destino mañana. Incluso Dios no me garantiza nada en este lugar. Puedo también disfrutar del presente sin pensar en mañana .
El humo salió de la cazuela. Un olor que le hacía la boca agua empezó a vagar. Los perros se agolparon a su alrededor, atraídos por el olor. - “Lo sé, lo lo sé. También conseg uiréis algo de comer, chicos. No os preocupéis.” preocupéis.” Blancos, negros, con motas, pardos. Con pelo largo, pelo corto, pelo rizado. Con las orejas caídas, las orejas erguidas, con una oreja. Inukashi mantenía veinte o treinta perros con él, cuyos tamaños se s e comprendían comprendían entre uno que era tan tan grande como un ternero has ta otro que que era más pequeño que un gato. Por alguna razón, ese número nunca aumentó. Nacían cachorros cacho rros todos los los años , lo que suponía que probablemente probablemente el mismo número de perros le le dejaran o murieran. Una hembra vieja murió el día anterior. Fue una gran madre, que parió muchos cachorros y crio adecuadamente a casi casi la mitad de ello ellos. s. Recuerdo que sus hijos e hijas lamiendo su cuerpo frío y rígido por turnos . Los perros eran profundamente leal leales. es. Eran cálidos y amables. Tenían Tení an compasión auténtica. Nunca Nunc a traic traicionaban ionaban a sus amigos o a su familia. Son mucho más decentes y confiables que las criaturas humanas .
- “Más aterradores que el hambre, que la tierra helada, son los humanos.” Recuerdo esa que esa frase era del abuelo . Inukashi sacudió la cabeza mientras removía la cazuela con una paleta de madera. ¿Por qué tengo que record recordarle? arle? No me va a ayudar a satisfacer mi hambre. Pero, no… sacudió la cabeza incluso más violentamente. Tengo que recordarle recordarle al menos una o dos dos veces al año, por su bien. Tengo que recordarle recordarle y evocar lo amable que fue conmigo. Te T e lo debo viejo. No olvidaré las buenas acciones que la gente hizo por nosotros: esa es otra cualidad que tenemos los perros . No sé la edad que tenía el abuelo, o por qué vivió aquí en las ruinas con los perros, o de dónde venía o a dónde se fue. No siento que tenga necesidad de saberlo, o de intentar descubrirlo. des cubrirlo. Pero no habría so sobrevivido brevivido s i no fuera por él. Siento el pes peso o de lo que hizo en cada milímetro de mis huesos . Era invierno cuando conocí al abuelo . Recuerdo el viento frío y la blancura de la nieve que estaba apilada frente a mí. Así que sí, era invierno. Hace muchos años .
No tenía recuerd recuerdos os de su madre, ni se acordaba de su padre; aunque podía recordar recordar con fuerza el viento gélido y la nieve bailando. Evocó los pasos que se acercaban, la lengua de un perro lami lamiéndole éndole la meji mejill lla, a, la calidez calidez de un pecho humano; incl in clus uso o el se ntim ntimiento iento de flotar por un instante cuando le levantaron en brazos. ¿Cuántos años tenía enton entonces? ces? ¿Todavía era un bebé? Probabl Probablemente, emente, eh, porque porque todaví todavía a estaba pidiendo leche a mamá. Seguro Seguro que los bebés recuerdan mucho más de lo que acreditan .
Era un hombre viejo que habitaba en las ruinas del hote l y había recogido y criad criado o a Inukashi. I nukashi. O tal vez alguien podría decir que lo había recogido, pero fue la hembra de perro la que lo crio. Era una hembra joven y acababa de parir una camada. Inukashi mamó de sus tetillas y durmió acurrucado a su tripa con los otros cachorros. Gracias a ella, ella, había evitado la inanición. inanició n. H abía evitado morir de frío. Había sobrevivido. Esa perra inteligente y apacible había sido la única “mamá” de Inukashi. - “Eres un chico raro… o especial, debería decir”decir” - el viejo había hecho esa declaración cuando Inukashi había crecido lo suficiente para poder andar y era capaz de competir con sus colegas caninos en abalanzarse por la comida. EL viejo había hablado con una voz amable, reflexiva y cálida. Inukashi también recordaba eso bien. - “¿Epesial?” - “Significa que eres diferente a los otros. Hasta ahora, nunca había oído, y mucho menos visto, a un bebé que pudiera alimentarse y crecer con la leche de perro. Cuando te traje, para ser sincero, me imaginaba que no durarías tres días. Pero te recogí de todas formas, porque quería darte un entierro adecuado.” adecuado.” - “¿Encierro? ¿Encierro?” ” - “Significa hacer un agujero en la tierra y meterte a ti dentro. Cuando murieras, planeaba ponerte bajo tierra y darte un entierro de esa forma. No podía evitar dejar que te consumieras al aire libre. No quería que te pasara lo mismo que a la mayoría de los bebés de estas tierras, que te pudrieras en mitad de una carretera, donde te picotearan los cuervos o te devoraran las alimañas. Normalmente yo habría… s í, yo te habría dejado allí. allí. Habría pasado pretendiendo pretendiendo no darme darme cuenta. No sería diferente a lo lo que siempre si empre suelo hacer. ¿Pero por qué decidí recogerte de la carretera… carretera … por qué quería enterrarte en la tierra?” - “¿Por qué?” - “No lo sé”sé”- el viejo vi ejo sacudió la cabeza cabeza lent lentamente, amente, dos veces- “realmente no lo sé. No lo entiendo ni yo mismo. ¿Por qué te levanté en mis brazos ese día y te traje a casa? He visto muchos bebés, docenas, morir. ¿Por qué decidí tenderte la mano? No parece que pueda explicarlo. explicarl o. Eso es en parte a lo que me refería cuando dije dij e que eras un chico raro.” Inukashi tembló. Soltó un sonido ahogado con el sentimiento de su cuerpo enfriándose hasta la punta de los dedos. Un sudor frío le cayó por la espalda. Estaba asustado. A la vez, estaba abrumado con el impulso de reírse a carcajadas. Quería echar la cabeza hacia atrás y dejar que su risa reverberara en los cielos. Estaba vivo debido a su buena suerte casi al borde de la casualidad. Si no fuera por el impulso del viejo, su cuerpo, su carne, sus huesos habrían sido presa de cuervos y alimañas.
Qué milagro fue, qué suerte. En el interior de su corazón había una tormenta de miedo, alivio y el impulso punzante de deshacerse en una risa histérica. En ese momento, Inukashi ya se había dado cuenta de lo ardua que era la tarea de sobrevivir cada cad a día en el B loque Oeste. Sentía que su futuro estaba lleno de tribu laciones y adversidades, como si estuv estuviera iera escalando escalando un acantilado empinado con las las manos m anos desnudas. Pero quería vivir. Quería vivir y sobrevivir y estrechar los límites de su vida, incluso durante un minuto, durante un seg undo. Para eso, haría cualqu cualquier ier cosa, sin s in importar lo antiestético, deshonesto o vergonzoso que fuera. Morir era fácil. Todo lo que necesitaba era una cuerda y un árbol con ramas robustas robustas.. También podía saltar por un barranco. O podía correr correr gritando en el Centro Penitenciario… también era una opción. una opción. Los guardas que estuvieran patrullando le dispararían directo al pecho o a la cabeza sin ninguna duda. Terminaría con todo en un momento, sin importar el método que eligiera. No sufriría mucho. Al menos, no pensaba hacerlo. hacerlo. Por eso era por lo que s abía lo sencillo sencillo que era elegir elegir la muerte. Era tan evidente como que el sol salía por el este. Pero no quiero. Inukashi apretó el puño, aunque todavía era muy pequeño. No terminaré con todo tan tan fácilmente. No elegiré la muerte a mi voluntad. Sobreviviré y haré lo que haga falta. Avanzaré al desafío. Desafiaré al destino que me abandonó en la carretera carretera del Bloque Oeste; desafiaré al mundo que hace que sobrevivir sobrevivir sea semejante dificultad; dificultad; desafiaré a los tipos que han hecho el mundo así… y ganaré. De hecho, estoy ganando ahora mismo mientras continuo sobreviviendo .
Como un muchacho, muchacho, Inukas hi no sabía cómo hablar. No sabía cómo convertir convertir la resolución de su corazón en palabras para decírselo a los demás. Pero el viejo, sin embargo, sonreía tranquilamente y le le ponía una mano m ano en la la cabeza. - “Tengo la sensación de que serás capaz de hacerlo” - murmuró. Fue como un año después, al principio del invierno, cuando el viejo desapareció. Su cama ya estaba vacía cuando Inukashi se levantó esa mañana, y el viejo no estaba en ningún lado que pudiera verse desde las ruinas. Pero Inukashi tampoco siguió con una búsqueda afanosa. En algún lado de su corazón lo había dejado, saberlo no le serviría de nada. Estaba desconcertado, desconcertad o, pero no solo. Los perros estaban es taban con él. Mientras los perros estuv ieran allí, allí, estaría bien. El abuelo probablemente proba blemente también lo supiera. Sabía bien cuándo se s e iría. ¿Sintió que el final de su vida se acercaba o encontró un lugar al que debía ir? Fuera lo que fuese, probablemente probab lemente esté en algún lugar fuera de aquí ahora, en algún alg ún lugar de la tierra. La L a gente no puede puede convertirse convertirse en las las estrellas del cielo, pero s iempre vuelven vuelven a la tierra. tierra. T ambién pueden dejar s us recuerdos recuerdos. Gracias, abuelo. Nunca olvidaré lo que hiciste por mí. De vez en cuando, me aseguraré de recordarte recor darte y evocar algunos recuerdos de aprecio. aprecio. Pero sabes , tu cara está empezando empezando a emborronarse últimamente. Todavía puedo recordar cosas pequeñas: tu barba rala y desaliñada; cómo tu cabeza que estaba perdie perdiendo ndo pelo brillaba brillaba en ros a; cómo tu ceja derecha era inusualmente gruesa; lo suave que siempre era tu voz. Recuerdo esas cosas claramente, pero parece que no puedo evocar tu cara. ¿Me pregunto por qué? Pero bueno, ahí lo tienes. Hoy te he recordado. Eso es suficiente ¿verdad?
Dio otra vuelta en la cazuela con la espátula.
Un perro moteado moteado lad ladró. ró. Otro de los perros metió m etió baza baza y empezó a lad ladrar rar también. - “Lo sé, los é. Bien, Bien, demos el f estín por comenzado. Juntaos a mi alrededor, alrededor, chicos. Tenéis que esperar has ta que se enfríe para poderlo poderlo comer. Lo vais a pasar muy m uy mal después si se os quema la lengua.” lengua.” En el momento en el que Inukashi había terminado de repartir la sopa en los platos de los perros y había empezado a sorber su porción de caldo con sabor a carne, se había olvidado completamente del viejo. El pasado tendía a meterse en medio de las cosas. Si seguía dándose la vuelta, no sería capaz de seguir avanzando. Inukas hi comió un un trozo de carne y s aboreó el sabor s abor y la la sensación de tenerl tenerlo o en la la boca. Sintió como si fuera un desperdicio tragárselo; quería saborearlo eternamente. Pero el trocito pequeño se deslizó con demasiada facilidad a lo largo de su garganta y se acomodó en su estómago. En el momento en el que se acabó ese delicioso caldo de carne, sintió como el calor le llegaba hasta los huesos. Irradiando calidez, se tumbó en la cama. Los cachorros se retorcían unos s obre otros para escalar y lamerle lamerle toda la cara. Sus lenguas lenguas pequeñas y rosadas rosa das eran reconfortantes. Estaba feliz. Hasta sentía como si se hubiera hecho con toda la felicidad del mundo. Inmerso en su gozo, Inukashi cayó dormido. Sintió nauseas. Tenía miedo de que el techo empezase a dar vueltas de nuevo si abría los ojos. ¿Qué se me ha metido? m etido?
Una parte de la cabeza empezó a darle punzadas suaves. Su cuerpo se sentía aún más pesado. Es taba empezando empezando a sudar. Era una febrilidad febrilidad antinatural, tan diferente de la calidad calidad de la noche anterior. Las lenguas lenguas de los cachorros ya no eran tan re confortantes. La piel le escocía irrita irrita blemente. Nunca Nunc a antes había sentido a sus perros perros tan irritantes. Ninguna cantidad de respiraciones profundas mejoraba su condición. ¿Qué se me ha metido? m etido?
Justo después de preguntárselo, si sintió ntió un escalofrío recorriéndole recorriéndole la espalda. espalda. El miedo se encendió en lo más profundo de su corazón. Esto es bastante serio. ¿Qué pasará si s i me doy cuenta de que no puedo volverme volverme a levantar? levantar? ¿Y s i no no puedo volverme a mover?
Era terrible terrible caer enfermo en el Bloque Bloque Oeste. Un habitante enfermo del Bloq Bloque ue Oeste no tardaba mucho en morir, privado priva do de de comida decente y vi viviendo viendo en la mis eria, tal y como estaba él. Sólo una herida pequeña era suficiente: un corte en dedo meñique, un arañazo a lo largo de la pata. También tenía achaques pequeños: mareos y nauseas. Cayó de nuevo en la cama. Su consciencia empezó a desvanecerse.
Un viento gélido entró a lo lo largo de una grieta en la la ventana. El frío trajo de vuelta vuelta a Inukashi a la Realidad. Quería gritar. Quería pedir ayuda a gritos, tan alto como pudiera. Que alguien me ayude… alguien, por favor .
Un perro se levantó por su cuenta en una esquina de la habitación y se acercó hacia él. Se sentó sobre sus patas traseras, a su lado, y le miró. Era un perro grande y marón, una cría de la familia de la madre de Inukashi. Había heredado su inteligencia y unos ojos negros y profundos. El perro se sentó con las orejas levantadas, como si estuviera esperando una orden de Inukashi. - “… Quiero que… los llames…”llames…”- señaló fuera de la ventana. Más allá se extendía un cielo invernal con nubes de nieve pesadas. La luz pasaba con dificultad a través de las nubes nubes y malamente m alamente alcanzaba el suelo que que estaba debajo. Una vez más, el Bloque Oeste terminaría el día tan frío como había empezado. El perro abrió empujando la puerta deteriorada y dejó la habitación. Sus bisagras oxidadas chirriaron des agradablemente. Se suponía que Inuk ashi se había acostumbrado a ese soni sonido, do, y todavía le perforó los tímpanos y empeoró sus nauseas. - “Por favor. Llámalos…” Ayudadme Ayudad me.
El perro se lanzó a bajar las escaleras. Los cachorros se agacharon juntos y gimotearon apenados.
Estaba soñando. Soñando algo de hacía mucho tiempo. ¿De hace cuántos años? a ños? El viejo hacía mucho que había desaparecido. Inukashi estaba solo… pero con sus perros. Había conseguido la habilidad de conseguirse algunas sobras de comida, tanto como aprender por sí mismo cómo cocinarla o venderla. Estaba bajando unas escaleras. Eran peldaños peldaños de cemento que llevaban llevaban bajo tierra, no tan dañados como los de la la vivi v ivienda enda de Inukashi. El edificio en su parte superior era mayormente ruinas, pero parecía que sus partes inferiores inferi ores seguían seguí an intactas. intactas. Una vez que que Inukas hi alcanzó alcanzó el fondo, s e encontró encontró con una puerta. Extendió el brazo con cuidado para agarrar el picaporte. El edifi edificio cio estaba esta ba local localizado izado cerca de la entrada del Bloque Oest O este. e. El bosqu bosque e circundante cercano estaba salpicado con barracones. También esas cercanías se aproximaban a la Ciudad Santa, Nº6. Para ser exactos, era la pared exterior de Nº6. La pared especial hecha con una aleación aleac ión especial brillaba brillaba en dorado dorado mientras m ientras se emergía frente a él. él. La pared marcaba una división divisi ón clara entre “ahí” y “allí”, cielo e infierno. Dentro de esas paredes no había escasez: camas calientes, comida abundante, instalaciones médicas con tecnología punta, hogares acogedores. No había amenazas para la vida, y uno podía vivir sin ni si quiera saber lo que era pasar hambre o frío. Inukashi también había oído que allí tampoco existían ni el miedo ni el sufrimiento.
Una utopía, merecedora del título de “Ciudad Santa”. Inukas hi no había oído oí do mucho mucho de Nº6 Nº6 en el Bloque Bloque Oeste. Todos s e call callaban aban y se negaban a tratar el tema como si el mismo nombre fuera un tabú. entido. o. Negocios Negoci os sospechosos , había pensado Inukashi… o más bien, s entid Las utopías y las ciudades santas simplemente no existían en ese mundo. Nº6 era una ciudad estado que habían fundado los humanos . Siempre que que hubiera humanos hum anos involucrada involucrada en ella, ella, algo iba a desmoronarse. Vuestro ideal no es mi perfección perfección y la felicidad para mí puede puede que sea algo que no podáis soportar. Ese es el mundo humano para vosotros. Los humanos no pueden crear una utopí utopía. a. Lo mejores para lo que son capaces es para pelear, desentonar, inclinarse un poco por otra persona y entonces sentar la cabeza en algún lugar intermedio. Eso es . ¿Nº6? Ese Es e lugar es tan s ospechoso que hace que s e me pongan los pelos de punt punta. a. La cosa más inteligente es mantenerse a tomar por culo de lejos .
Ese era el porqué Inukashi nunca se había aventurado a acercarse a ese lugar. Odiaba ver la pared de Nº6 en su campo campo de visi vi sión. ón. Si ese día hubiera experimentado una recole recolecta cta mejor, probablemente probabl emente no se s e hubiera acerc acercado ado mucho a ese lugar. lugar. Pero tras vag ar todo el día por el Bloque Bl oque Oeste, sól s ólo o había conseguido una o dos puntas de verduras y una tira de carne seca. Malamente era suficiente para poder alimentarse a sí mismo, mucho menos a sus perros. En ese momento, Inukashi no sabía de dónde sacar alimentos regulares o sobras de comida. Su única elecc elección ión era agarrars agarrarse e el estómago estómag o y gorronear deses desesperadamente. peradamente. En el mercado, se ganó una paliza sonora del gremio de carniceros; en la taberna, la gerente le gritó palabrotas, pero siguió sig uió sin inmutarse. inmutars e. Inukashi llevaba llevaba mucho tiempo acostumbrado a los los malos tratos, los los insultos y el dolor físico. Tengo que hacer algo con esta hambre .
Cuando volvió en sí, había estado es tado en el bosque. bosque. Parecía que casi inconscientem ente había caminado por ese camino, intentando encontrar aunque fuera una nuez que recoger. Allí fue donde encontró ese edificio abandonado desmoronándose. De forma casual, puso una mano en la pared y esta se deslizó a un lado sin poner resistencia, revelando unas escaleras que llevaban al sótano. Inukashi movió la nariz. Entrecerró los ojos y extendió las orejas. No sintió ni olió la presencia de nadie. Completamente abandonado, ¿eh?
Bajó cuidadosamente, paso a paso. Inukashi sabía que se suponía que una anciana rara y un niño (asumió que era su nieto) vivían viv ían al alllí. Les había había vis to un par de v ec eces es antes. La anciana tenía una mirada mirada severa en los ojos, como si no hubier hubiera a sonreído ni una sola vez en su vida. Lo sé, lo sé. Me acuerdo . Esa anciana estaba mal de la cabeza. Atacó a alguien importante importante de Nº6… el alcalde, alcalde, o el presidente, president e, o lo que fuera. Y todo por s u cuenta. Cojeó hacia él, cuchillo en mano ma no y la dispararon has ta la la muerte. Espera… ¿o la detuvier detuvieron on y la dispararon? dispararon? Fuera como fuese, fuese, acabaron con ella muy rápido. rápido. No hay que sorprenderse, sorprenderse, jaja .
Inukas hi se burl burló ó de ella ella mentalmente. Era un rumor rumor que había oído en el mercado. No estaba seguro de s u veracidad. veracidad. Su estómago gruñó. Sonaba como un grito de ayuda. No puedo aguantarlo más. Dame comida. Rápido, rápido, rápido, rápido, rápido . Mierda ¿no hay algo por ahí? Pan mohoso, carne pudriéndose, no me importa. Cualquier cosa para callar a mi estómago .
Agarró el picaporte. La puerta no estaba cerrada. Era un poco pesada pero con un empujoncito, la abrió sin mucha fuerza. - “¡Oh! ¡Oh!” ”- un sonido no muy parecido a una respiración o al habla se escapó de su garganta“¿Qué coño coño es esto?” Había montones de libros libros hasta donde le le llegaba llegaba la vista. vis ta. Estaban por doquier y por todas todas partes, apilad api lados os cuidadosamente cuidadosa mente o esparcidos por el suelo negligentemente. negligentemente. El propio propio suelo era casi indistinguible. La habitación parecía que no tenía nada que no fueran libros. Ese momento fue el primer primer encuentro de Inukas hi con con los libro libros. s. Conocía palabras; palabras; tambié n podía escribir, mientras que no fuera muy difícil. El viejo le había enseñado. Pero Inukashi no tenía conocimientos sobre lo que fuera un libro. Nunca había oído la palabra “libro” , ni tampoco s abía que se refería a esas hojas de papel con palabras palabras impri i mprimidas midas atadas. atadas . No tenía ni idea de dónde empezar a entenderlos. Percibió instantáneamente que no eran comida. Para asegurarse, cogió un libro de un grupo cercano a la puerta y le dio un mordisco. Lo había elegido porque la manzana madura que había dibujada s obre un fondo blanco blanco parecía deliciosa. Terrible.
Inukashi se limpió la boca con el dorso de la mano y lanzó el libro a un lado. Duro, seco y, definitivament definit ivamente, e, no es algo que que pueda comer . Avanzó, dando patadas a los libros que estaban en su camino. Sólo parecía que hubiera libros en ese lugar. Tsk. Todo el trabajo echado a perder. Inukashi chasqueó la lengua y estaba a punto de darse la vuelta vuelta cuando s u corazón palpitó temblorosamente. Había encontrado encontrado algo a lgo que no eran libros. Estaba colocado en una estantería es tantería (llena (llena de libros)… algunos algunos tomos se habían quitado para hacerlo hacerl o espacio. Era una caja pequeña pl plateada, ateada, col colocada ocada sobre una toalla. toalla. ¿Qué es esto? ¿Hay ¿Ha y alguien vivien viviendo do aquí?
Movió la nariz de nuevo. Al igual que la vez anterior, no olió nada. Inukashi bajó la cajita plateada de la estantería. Abrió la tapa. Se encontró a si mismo dejando escapar un silbido. La caja había resultado ser un botiquín, con vendas, pinzas, gasas y numerosas medicinas almacenadas cuidadosamente en su interior. Había hasta un bisturí. Parecía como algo que se había utilizado en Nº6. Inukas hi no tenía ni idea de cómo había terminado eso allí. allí. No tenía intención de averiguarlo, tampoco. No le importaba la historia de su viaje. Lo que le importaba era lo que tenía en las manos. Eso era todo.
Los objetos médicos se s e encubr encubrían ían en el Bl Bloque oque Oeste. Los desi desinfectantes, nfectantes, especialmente, se intercambiaban a un precio muy alto. alto. A veces, un botecito de desinfectante podía acabar costando dos monedas de plata. Inukashi acercó la nariz. Esto es puro al cien por cien, sin aditivos… la cosa es buena. Fíjate en la forma en la que me pica la nariz. Je, olvida la plata… si tengo suerte, esto debe transformarse en monedas de oro. He encontr encontrado ado algo bueno. Mi suerte se ha dado la vuelta por fin.
Inukas hi se sonrió a sí mis mo mientras cerraba la tapa de la caja. Estaba a punto de levantarlo levantarl o en sus brazos cuando se dio cuenta de que había una mesa pequeña pequeña cubierta de libros. En la la parte superior, había un ratoncill ratoncillo. o. No esta estaba ba vivo. vi vo. Estaba trabajado hábilmente, pero se notaba claramente que era artificial. Inukashi avanzó hacia adelante, sosteniendo, todavía, la caja contra contra el pe cho cho.. La tri pa descubierta descubierta de l ratón mostraba sus partes internas comp lejas. ¿Un robot?
Inukashi estaba a punto de acercarse cuando sintió un escalofrío violento de repente. Notó como se le ponía la carne de gallina en la espalda. - “No te muevas”muevas”- oyó una voz en su oreja. Esa vez, la piel de cada milímetro de su cuerpo de punta. No era por la cuchill cuchilla a que le le es taba presionando presiona ndo contra el cuello. cuello. Era por la voz carente de calidez. calidez. Todos los los sentimientos sentimi entos en ella ella estaban en suspensión sus pensión congelada. congelada. S u explosión gélida heló hasta los propios sentimientos de Inukashi. Era la la v oz de de un asesino. Era la voz de alguien que podía tomar una vida humana sin dudarlo, sin ninguna duda sentimental. Y… y sobre todo eso… ese chico me pilló por detrás .
Si Inukashi pudiera jurar sobre algo, sería sobre su habilidad para sentir la presencia de las personas.. Su sexto sentido era tan bueno como el de cualquier personas cualquier perro. Cuanto más sentimental fuera la persona, Inukashi podría sentir mejor la presencia en su piel. Gracias a esa habilidad, había sido capaz de escapar de peligros y conflictos una y otra vez. Pero en ese momento, no había sentido nada. No era capaz de discernir ni la forma de la persona que se le había acercado por detrás. ¿A lo mejor no es humano? ¿Un muerto que ha salido s alido de las profu profundidades ndidades del Infierno? ¿Un (1) demonio? ¿Un cambiante ?
Sus dientes se negaban a juntarse. Sus molares castañeteaban, haciendo un sonido mecánico extraño.. Resonaba en sus orejas. extraño Clic, clic. Clic, clic . Clic, clic. Clic, clic .
Inukashi hizo rechinar sus dientes y apretó el estómago. - “Es… espera un momento aquí. Yo sólo estaba…” - “Deja la caja.”
- “¡Es… está bien, está bien! Haré lo que dices”dices” - Inukashi, Inukas hi, temblando, temblando, devolvió la la caja a la estantería. - “Ah… Ahí la la tienes . La he he devuelto. devuelto. Es suf suficiente iciente ¿verdad?” - “¿Suficiente? ¿Me estás tomando el pelo?” La cuchill cuchilla a se movió movi ó sólo suav emente. Sintió S intió una sacudida de dolor fuerte. Se esforzó por controlar control ar el grito que que estaba a punto punto de salir de su garganta. Estaba sudando por las axilas. - “El robo equivale a morir en este lugar. No deberías quejarte si te matan.” matan.” - “S… sí, pero quiero decir, no puedo quejarme si ya me han matado ¿no? E… eh, vivo en las ruinas, de todas formas… ¿las con conoce oces? s? Está al final del camino, las ruinas de un hotel. Esa es mi casa. Vivo allí con mis perros. Me llamo… eh, bueno, no tengo nombre, pero sabes, quién lo necesita en un lugar como este ¿no? La gente me llama “Inukashi”… el prestamista de perros. Los perros son parte de mi negocio. Ja, ja, pero a quién le importa mi nombre ¿verdad? Aunque A unque me gus ta un poco. Ja, ja. Así que que si quieres llamarme llamarme por mi nombre, es Inukashi.” Inukashi. ” Inukashi siguió hablando. Sentía que si cerraba la boca, le cortarían la garganta en el silencio en el que caería después. - “Eh, vamos. Te lo suplico. Lo lamento, ¿así que me perdonarás? ¿Por ¿Por favor? Lo siento. No lo volveré a hacer”hacer” - intentó implorarle patéticamente- “No me mates. Estoy de rodillas. Ayúdame, por favor. No… no quiero morir todavía. No quiero morir, de verdad. Lo siento. Lo siento. Lo siento. No volveré a tocar tus cosas otra vez. Lo prometo. Por favor, tan sólo, no me mates.” Inukas hi no estaba actuando. actuando. Estaba s upl uplicando icando por su s u vi vida da seria seriamente. mente. No me mates, por favor. Déjame ir . Por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor .
El cuchil cuchillo lo se levantó. levantó. De repente, repente, la base de su cuello cuello se sintió si ntió más ligera. Inukas hi soltó una respiración larga. Le dolían dolían los mús cul culos os del cuel cuello lo,, como como si hubieran hubieran estado tensos todo el rato. rato. El punto de su cuell cuello o palp palpitó itó suav emente cuando lo presionó pres ionó con la mano, pero pero no salió salió s angre. El portador del cuchillo cuchillo le había hecho un corte ligero, poco profundo, tan superficial superf icial como como la primera capa de piel del cuello cuello,, para paralizar a su víctima con el mi edo. No era suficiente sufi ciente para sangrar, pero sí lo suficiente para hacer sentir dolor a su víctima. Lo sabía. El tipo que está detrás de mí no es humano. Es un muerto, un demonio, un cambiante… cambiante …
Inukas hi se dio la vuelta lentamente, lentamente, sujetándos e todavía el cuell cuello. o. La verdad era que que no quería darse la vuelta. Quería Querí a irse directamente directamente a la la s alida de ese lugar. lugar. Pero s us pies dudaron; si sintió ntió como si al momento de dar la vuelta y salir corriendo, un cuchil cuchillo lo se le clavas cl avas e profundamente en la la espalda. Se dio la vuelta despacio, lentamente. ¿Eh?
Tuvo que parpadear. parpadear. Sabía que tenía la la boca abierta. La figura frente a él no era un muerto, un demonio o un cambiante. Era un niño llevando una camisa a cuadros. Podría ser una chica. No, era un chico. Una chica no podría hacer una voz tan gélida como esa. EL chico sólo parecía una chica. El chico tenía el pelo largo hasta por debajo de sus hombros y su frente. Su cara blanca y pequeña es taba proporc proporcionada ionada de forma increíble. increíble. Inukas hi tuvo que imag inarse los ojos del chico parpadeando parpadeando con intenciones intenciones ases inas , pero eran tranquilos tranquilos e ines crutabl crutables. es. Los ojos del chico tenían un color raro. Un gris oscuro elegante. Era la primera vez que Inukashi veía semejante color. El chico parecía ser más alto que Inukashi, pero imaginó que sus edades serían similares. Inukashi tampoco tampoco es taba seguro de su edad. El chico envainó un cuchillo, todavía inexpresivo. Inukashi se sintió abrumadamente aliviado. Entonces, Enton ces, s e sintió irritado consigo mism o por por s entirse aliviado. aliviado. Quería chasquear la lengua con frustración. Mierda, ¿Me estaba es taba amenazando este enano? Quería nunca seré capaz de superar esta vergüenza. - “Podrías haber elegido una camisa mejor para ponerte” ponerte”- Inukashi puso una sonrisa superficial mientras m ientras le le temblaba temblaba la mejilla. mejilla. Planeó parecer tranquilo y sereno- “Pero la calidad no parece pare ce tan mala. No es algo con lo que te cruzarías norma normalmente lmente en el Bloque Oeste.” Oeste. ” - “Es una camisa prestada.” prestada. ” - “¿Prestada? ¿Dónde te han dejado una prenda de ropa tan buena? ¿Eh? No me digas que la conseguis con seguiste te en Nº6.” Nº6.” Intentó que fuera una broma, pero una vez que le salieron las palabras, sintió como si esa fuera la única posibilidad. La calidad superior de la camisa era evidente a primera vista. Parecía suave al tacto, cálida y duradera. El botiquín que acababa de devolver a la estantería también era un producto producto del interior de las paredes, no había duda de ello. ello. - “¿Quién demonios eres? No me digas que vi enes de ahí…” ahí…”-- la voz de Inukashi s e fue apagando. Acababa de ver al chico sacar un trozo de carne seca del bolsillo de su camisa y dando un mordisco en un extremo. - “Eh Eh… … no me digas que eso…” eso…”-- Inukashi pensó en la bolsa que llevaba colgada de la cintura. Estaba vacía. Definitivamente, había puesto carne seca allí, pero ya no estaba. - “Me quedo con esto” esto”- dijo el chico- “como compensación por tu robo.” robo.” - “¡Mi ¡Mi… … mierda! ¿Quién es el ladrón ahora? ¡Devuélvemelo!” ¡Devuélvemelo!” Je. El chico se rio. Su sonrisa parecía tanto inocente como despreocupada.
- “¿Quieres intentarlo intentarlo por la fuerza, Inukas hi? hi?” ” - “Dem Dem…” …”-- Inukashi se mordió el labio. No podía ganar contra de cabeza cuando sus instintos se lo estaban diciendo.
Maldita sea. Debería traer a mis perros. Si los tuviera conmigo, acabaría con él de un mordisco.
Pero sus perros no estaban allí. Inukashi estaba solo. - “… “… Bien. Bien. Quédatelo.” Quédatelo.” - “Eres un buen chico. Deberías saber cuándo escuchar. Te ayudará a vivir más. ” - “¡Maldita sea, deja de ridiculizarme!” ridiculizarme!” Sólo mira. Conseguiré mi venganza . Inukas hi retrocedió retrocedió hacia la puerta. Agarró Aga rró el picaporte. picaporte. No había necesi dad de quedarse quedarse más de lo necesario. El chico se sentó encima de un montón de libros y no dijo nada. Sólo tenía la mirada fija en Inukashi. Los movimientos de Inukashi estaban rodeados rodeados por compl completo eto con es a mirada. Sus piernas y sus brazos brazos se s e agarrotaron y entorpec entorpecieron, ieron, rechazaban movers e con fluidez. fluidez. - “¿… Qué demonios eres… eres … ?”- repitió la pregunta que había hecho unos momentos antes. Esa vez, estaba más serio- “¿Vives aquí?” aquí?” - “Sí. Sí.” ” No esperaba respuesta. - “¿Sólo? ¿Sólo?” ” - “Sí. Sí.” ” - “Esta casa lleva abandonada siglos. No hay nadie que haya vivido en ella durante años… años … al menos, eso era lo que se suponía. ¿De dónde demonios vienes? ¿Y por qué tienes una camisa y un botiquín que son evidentemente de Nº6? Oh, y ese muñeco ratón… ratón… ¿qué es? Parece un robot. ¿No me digas que has construido eso?” eso?” Inukashi sabía que tenía que huir cuanto antes, pero su boca siguió moviéndose. Una pregunta tras otra se le escapaba de los labios. - “Hablas mucho ¿no crees? Me sorprende que no te hayas mordido ya la lengua por hablar tanto” tanto ”- el chico sacudió la cabeza. Una sonrisa divertida se extendió en su cara. Inukas hi se encontró a sí mismo casi casi atraído hacia ha cia él. Su corazón latió latió más rápido. Este chico es peligroso. Más peligroso que un as esino, y cojonudament cojonudamente e más molesto molesto . Ese era otro presentimiento suyo. Y estaba seguro de que no estaba equivocado.
- “¿Cuál es tu nombre?” nombre?” El chico ladeó la cabeza ligeramente- “Nezumi. Nezumi.” ” Su nombre, dado de forma inesperada y repentina, parecía poco común para un humano. - “¿Qué tipo de nombre es ese? ¿Es tu verdadero nombre?” nombre?” - “Podría decir lo mismo del tuyo, Prestamista de perros. No es un nombre adecuado, seguro.” seguro. ” - “Hmpf … bueno, podrías decir eso. Nezumi, ¿eh? Al menos es fácil de memorizar.” memorizar.”
- “¿As ¿Asíí que planeas record recordarlo? arlo?” ” - “Eeeh Eeeh… … bueno bueno…” …”-- Inukashi Inuk ashi sintió como como si estuviera tonteando con él. Si no lo call callaba aba rápido, quedaría atrapado en el complot de Nezumi. Como un insecto atrapado en una tela de araña, quedaría inmovilizado y moriría poco a poco. Peligro, peligro, peligro .
- “Bueno, hasta luego, Nezumi. Si tenemos suerte, puede que nos volvamos a encontrar de nuevo.” nuevo. ” - “Si tenemos tenemos suerte. suerte.” ” A la mierda con la suerte. Me M e aseguraré aseg uraré de no volver volver a ver tu cara otra vez .
Inukashi deslizó la mano detrás de sí, abrió la puerta y salió fuera. Tan pronto como terminó de abandonar la habitación, empezó a correr escaleras arriba tan rápido como pudo. Como a medio camino en las escaleras, Inukashi se encontró a sí mismo dándose la vuelta. Pudo ver la puerta herrumbrosa. - “Nezumi ¿eh?” ¿eh?”- murmuró. ¿Seré capaz de es capar s in tener que vert verte e otra vez? Si tenemos suerte .
La frase que había escuchado justo un momento antes reverberó en el interior de su cabeza. Si tenemos suerte . Probablemente nos volver Probablemente volveremos emos a ver ver . Tenía ese sentimiento repentino. Estaba casi cerca de una creencia firme. En adelante, adelante, volvería a ver a ese ese chico una y otra v ez. Crearían una conexión.
Su cuerpo casi se retorció con asco. Pero en el fondo de ese asco vagaba algo ligeramente tierno.. Murmuró para sí de nuevo. tierno - “Nezumi, ¿eh?” ¿eh?”
- “¿Me has llamado? llamado?” ” Oyó una respuesta asombrosamente nítida. ¿Eh?
- “¿Me has llllamado, Inukashi? Inukashi?” ” Abrió los ojos. Había mucha luz. Su habitación, aparatada en un rincón de las ruinas, estaba llena de luz. Más allá del cristal de la ventana podía ver el azul del cielo tras un agujero en las nubes.
El azul azul se s e le clavó clavó en las las retinas. retina s. Nezumi le es taba mirando a la cara. Sus ojos se encontraron. encontraron. Eran los los mis m ismos mos ojos ojos gris oscuro y elegantes que la primera vez que se encontraron. - “¿… Qué Qué… … estás haciendo aquí… aquí…?” - “¿Eh? ¿Qué trato es este? Fuiste tú el que nos llamaste. Usando a este chico como mensajero, ¿te acuerdas?” acuerdas?”- un perro marrón movió el rabo detrás de Nezumi. - “¿Ll ¿Ll… … ll llamado? amado? ¿A ti? Psh, por supues supuesto to que no. Estaba llamando llamando a…” - “¿Entonces a quién estabas llamando?” llamando?” - “Estaba Estaba…” …” - “¿Inukashi, estás despierto despierto??”- una cabeza de pelo blanco se asomó detrás de Nezumi. - “Shion. Shion.” ” - “Síp, soy yo. Debes haber pasado un mal rato. Todo está bien. Haremos que te sientas mejor en un momento” momento”- Shion sonrió. Inukas hi estaba a punto punto de llorar. llorar. Se detuvo a sí mism mi smo o de aferrarse aferrars e a Shion y de sollozar. sollozar. Shion, estaba asustado. Pensé que iba a morir. Estaba tan asustado, tan solo, y no sabía qué tenía que hacer, por eso te llamé. - “Toma, bebe esto” esto”- Shion le le ofreció un cuenco cuenco mellado. mellado. Tenía un líquido denso verde. Un olor parecido al de la tierra le perforó la nariz. - “¿Qué ¿Qué… … ?” - “Son hierbas medicinales. Lo encontré en un libro de medicina oriental en la estantería de Nezumi y pensé que podía probarlo. probarlo. Estuv Estuve e buscando buscando por el bosque y encontré encontré un montón de cosas.. Esto calmará las náus eas, y también te ayudará a recuperart cosas recuperarte e del agotamiento. agotami ento.” ” - “… “… ¿Eh? ¿Eh? ¿Oriental?” ¿Oriental? ” - “Es una cl clase ase de medicina que se transmitió transmi tió en en el este. El libro libro decía que aumenta la capacidad curativa de tu cuerpo. Vamos, inténtalo.” inténtalo. ” - “Tápate la nariz. Lo hará soportable” soportable ”- dijo Nezumi. Inukashi se tapó la nariz tal y como le habían dicho y se bebió de un trago la bebida. Pensó que no sabía tan mal. La amargura que se deslizaba en su garganta parecía darle fuerza. Dejó escapar una exhalación larga. Realmente han venido por mí. Recibieron mi señal de auxilio. Les supliqué que vinieran sin ofrecerles nada a cambio .
Shion colocó colocó la mano en la la frente de Inukas hi. Se sintió si ntió fría y reconfortante. - “Será mejor que te quedes en cama por un tiempo. No tienes neumonía, pero tienes los síntomas de un resfriado. Y anemia, también…” también…” - “Si me quedo enganchado en la cama, mis perros se morirán de hambre.” hambre. ” - “Haremos algo a lgo con eso. Me haré cargo de las las tareas de alquiler y Nezumi Nezumi te mantendrá el suministro de comida. ¿Cierto? ¿Cierto?” ”
Nezumi se encogió de hombros ligeramente ligeramente - “Claro, puedo hacer algo con eso. Pero me lo debes, Inukashi. Te lo pediré con intereses.” intereses. ” Inukashi consiguió una sonrisa débil desde donde estaba tumbado. Los comentarios de Nezumi, que normalmente le enfadaban constantemente, constantemente, sonaban increíbl increíblemente emente amables en ese momento. Hay algo preocupantement preocupantemente e mal conmigo. Si lloro aquí y ahora, quién sabe lo mucho que se burlarán burl arán de mí después más adelante. adelante. Si voy a llorar, llorar, sólo tiene que ser cuando cuando sólo esté Shion por aquí. Aguántalo. Lágrimas, no caigáis .
- “Dime, Inukashi” Inukashi”- Shion sonrió incluso más amablemente- “no creo que tengas que preocuparte preocup arte por tu resfriado, resfri ado, a juzgar por tu fuerza fís ica. Pero Pero la herida de tu dedo del pie es otra historia.” historia. ” - “¿Dedo del pie? Oh, el dedo gordo de mi pie derecho ¿no? Me ha estado doliendo un tiempo” tiempo ”- Inukashi Inuk ashi se hacía heridas constantemente. Si fuera una herida considerablemente considerablemente grave, normalmente se la lamía para curarla. - “Se está infectando” infectando”- apuntó Shion- “Si te lo dejas así, se hinchará con pus y es posible que no fueras capaz de andar. Así que…” que…” - “¿Así qué?” qué?” - “Necesitas una operación.” operación.” Shion sacó el mismo botiquín. No parecía más viejo que cuando Inukashi lo vio por primera vez. - “¿Shion, qué estás… estás … ?” - “Voy a cortar cortar la herida, s acar el pus, desinfectarl desinf ectarla a y a coserla coserla de nuevo. Eso Es o es todo. todo. Acabaré en un instante.” instante.” Shion ya llevaba puestos guantes de goma y estaba sujetando un bisturí. Era una cuchilla pequeña y plateada, afilada a la la perfección. Inukas hi si sintió ntió cómo cómo se s e le le enfriaba la espal es palda. da. - “¿Cortar? Espera, espera espera un momento, Shion. Aguanta, ¿Qu ¿Qu… … qué tal analgésicos (2)? ¿O gas para dormir?” dormir?” - “No tengo.” tengo.” - “¿Qué quieres decir con que no… no… ?” - “Está bien. Acabaré rápido. Disculpa, Nezumi, Nezumi, ¿podrías sujetar a Inukas hi? Asegúrate Aseg úrate de que no se mueva.” mueva.” - “Vale. Vale.” ” Nezumi sujetó las caderas de Inukashi con las dos manos. La parte inferior del cuerpo de Inukas hi estaba compl completamente etamente inmov inmovilizada. ilizada. - “Creo que pueden ser novedades para ti, Inukashi” Inukashi ”- Nezumi sonrió de una forma extrañamente provocativa- “pero Shion adora coser a la gente. Puede parecer inocente, pero es un comple completo to sádico. sádico.” ”
- “¿Qu ¿Qu… … ? ¡Detente!” ¡Detente!”- gritó Inukashi- “¡Tengo miedo! ¡Ayuda! ¡Ayuda!” ”- todo eso estaba más allá del poder de Inukas hi para poner cara de valiente. valiente. Estaba a punto de llor llorar. ar. - “Tranquilízate Tranquilízate” ”- dijo Nezumi impertinentemente- “sólo escucha lo que diga. Además, incluso yo podría decirte que esa herida es bastante seria. Podrías estar arriesgando la vida si la dejas sin curar. Puede que Shion S hion no lo lo haya dicho directamente, pero puede que esto es to sea lo que está detrás de tu enfermedad.” enfermedad. ” - “No me importa lo que esté tras ella. ¡Duele! Para” Para”- gimió- “¡Que alguien me ayude! ¡Ten piedad,, Shion! piedad Shion!” ” - “Esta bien. No te muevas” muevas ”- dijo dijo Shion- “Oh, mira ¿lo ¿lo v es? Todo este pus s e había acumulado acumul ado ahí dentro. dentro. Me sorprende que pudieras andar así. así . Debe haber estado insensibilizado con el dolor. Bien, acabaré rápido.” rápido. ” - “No estoy insensibilizado” insensibilizado”- sollozó- “Ayyy, ¡No lo cosas! ¡Duele!” ¡Duele!” - “No llores” llores ”- dijo Nezumi- “Eres un buen chico. Te recompensaré.” recompensaré. ” Una melodía dulce salió de los labios de Nezumi. Meció cariñosamente el corazón de Inukashi. Durante un instante, Inukashi volvió a ser el niño que estaba en los brazos de alguien. Estaba libre de sufrimiento. sufrimi ento. Estaba en un lugar lugar para dormir tranquilamente. - “Buen chico. No pienses en nada. Sólo duerme. Te protegeremos con todo lo que tenemos. No te entregaremos a la Muerte, no importa lo que ocurra.” ocurra. ” Te protegeremos con todo lo que tenemos .
Inukashi abrió los ojos y miró a Nezumi. Después, miró el perfil de Shion mientras el chico se agachaba agachab a a sus pies. Ambos chicos chicos estaban s erios. Varias Varias rayas de sudor manchaban manchaban las mejillas de Shion y formaban gotitas en su barbilla. Te protegeremos con todo lo que tenemos .
No era una mentira. Ese mundo estaba lleno de mentiras, pero las palabras de Nezumi eran ciertas. Incluso i todo ese mundo fuera una invención, Inukashi sabía que podía confiar en esas palabras sin dudarlo. Inukashi no pudo aguantarlo más. Se le saltaron las lágrimas. Siguieron saliendo. Sentía como si se ahogara con con las lágrimas. Gilipollas, hacerme llorar .
Inukas hi presionó los los dos puños sobre sus s us ojos y ll lloró oró en silencio. silencio. El cielo seguía azul en la ventana.
Notas (1) Cambiante: no he sabido muy bien cómo adaptar o traducir esto, la palabra que usaba originalmente era “shapeshifter” (literal ( literalmente: mente: cambiaformas ). Lo he encontrado encontrado como tramoyista, pero no me termina de cuadrar, ya que no me suena de ningún ser que habite en el infierno con ese nombre. Para más detalles: http://es.wikipedia.org/wiki/Cambiante (2) Analgésicos: Analgésicos : o painkiller, no estoy segura de si se refiere realmente a esto o es algo de anestesia anestes ia (como ponía Ham Hamykia ykia en sus resúmenes). resúmenes) . Queda pendiente pendiente para comparar con la versión japonesa.