Henrik Ibsen - Nóra Henrik Ibsen - Nóra Henrik Ibsen - Nóra Henrik Ibsen - Nóra Henrik Ibsen - Nóra Henrik Ibsen - Nóra Henrik Ibsen - Nóra Henrik Ibsen - Nóra Henrik Ibsen - NóraFull description
Esej za srednju skolu, Henrik Ibsen, Nora
n
Poznata Ibsenova drama - Preveo Josip TabakFull description
za potrebe učenika GTB-a
Peça Teatral.
Descrição completa
Manual para comprender la evolución del drama ibsenianoDescripción completa
Descripción completa
ono nah ovo hiuz 9'0' uighuihpoupoghuigzgfpjklhj oihoih oijij'kokok'0ik'0i'0i'0i'0i'0io'0i'0i'0i'0i'0z767tf7frr76tr76gfhgfhgfhgfghfgfzt7uzuztrzutufttzdfztdftzfr7zt875r76rtuztiuzu
Descripción completa
SISMODescripción completa
ESPECTROS SISMICOSDescripción completa
Química de compuestos de coordinaciónDescripción completa
— Aquí tienes mi mano. —¿Consientes...? Elena. — Si llega á ser preciso. Pero
una pausa.)
OswALDO. no,
Oswaldo. [Inmóvil en su butaca, de
tú que puedes espaldas al foro; de repente pronun-
no sucederá. ¡Eso no es posible
nunca, nunca! juntos
espantada.)
mientras
Y
podamos.
—¿Qué dices?
Oswaldo. [Con voz sorda y
débil.)
—
¡El sol!... ¡El sol!...
Elena. tienes
— Deseémoslo.
Oswaldo.
Elena. {Oerca de la mesa, mirándolo
— {Acercándose
á
él.)
— ¿Qué
Oswaldo?
vivamos Gracias,
(Oswaldo parece desvanecerse;
se dis-
tiendan todos sus músculos; el semblante
madre.
pierde toda expresión; los ojos se apagan
(Se sienta en la butaca que Elena acer- y miran con fijeza.) có al sofá.
Amanece;
lámpara sigue
la
encendida encima del velador.)
Elena. {Temblando de terror.)— iQaé es esto'í [Gritando.) ¡Oswaldo! ¿qué tie-
Elena. [Aproximándose con dulzura.) nes? [Se arrodilla delante de
¿Te sientes tranquilo jabera?
Oswaldo.
—
de.)
Elena. [Inclinada hacia
él.)
— No era
terrible de tu ima-
ginación, cosa de pura fantasía. Todas estas sacudidas te
sacu-
¡Oswaldo! ¡Oswaldo! ¡Mírame! ¿No
me conoces?
Sí.
más que un sueño
él y lo
Oswaldo. [Con yada.)
— ¡El
la
misma
voz desma-
sol!... ¡El sol!...
Elena. {Levantándose de un
ban quebrantado. esperada,
llevándose las
salto, des-
manos al pelo y
Ahora es menester que descanses, aquí, gritando):— \No puedo! [Bn voz baja y en casa de tu madre, ¡cariño mío! Todo rápida.) ¡No puedo...! ¡Jamás! [Súbitalo que desees lo tendrás como cuando mente.) Pero ¿dónde están? [Registra eras pequeñito... ¿Ves? ha pasado el precipitadamente el bolsillo <¿e Oswaldo.) ,
acceso. ¡Ab! bien lo sabía yo... ¡Y mi-
¡Aquí! [Retrocede algunos pasos y excla-
ra qué bermoso día tenemos, qué sol
ma)
¡No, no, no!...
¡Sí!...
¡No, no!
tan brillante! Ya verás cómo vas á ser otro aquí, en tu casita.
[Permanece á algunos pasos de su hijo,
con las manos crispadas en el pelo, y [Se acerca al velador y apaga la lám- mirándolo fijamente, muda de terror.) para. Sale el sol. Las montañas y la lla-