Hegemonía y Antagonismo: El imposible fin de lo político. (Conferencias de Ernesto Laclau en Chile, 1997)
Edición, introducción y notas por Sergio Villalobos-Ruminott.
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Indice.
Reconocimientos, 04. Pres Presen enta taci ción ón:: 10 nota notass sobre sobre hege hegemo moní nía a y la cues cuesti tión ón de lo político. Sergio Villalobos-Ruminott, 06. Bibliografía 1: La teoría de la hegemonía y sus objeciones, 23. Prefacio, 30. Conferencia 1, 47. Conferencia 2, 83. Conferencia 3, 118. Bibliografía 2: La cuestión de la política en post-dictadura, 161.
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Reconocimientos. Los textos reunidos acá corresponden a tres conferencias dadas por Ernesto Laclau, el 22, 23 y 24 de octubre de 1997, en la Universidad Arcis, Santiago de Chile, en el marco del Programa sobre Post-dictadura dirigido por Nelly Richard, con el patrocinio de la es escu cuel ela a de Filo Filosof sofía ía de la me menc ncio iona nada da Univ Univer ersi sidad dad,, la Fundación La Morada y la Revista de Crítica Cultural, y con el financiamiento de la Fundación Rockefeller, entre los años 1997 y 1999. Tam Tambi bién én,, co con n la aut autori orizaci zación ón de Erne Ernest sto o Lac acllau, au, se presenta la versión traducida del prólogo a la segunda edición de Hegemonía y Estrategia Socialista (Verso, 2001, Inglaterra). Una bilbiografía representativa de las líneas del debate estrucutrado en torn torno o a los los aport aportes es de Erne Ernest sto o La Lacl clau, au, y una una bilb bilbio iogra grafí fía a secundaria relativa al marco de discusión nacional sobre Postdictadura. La realización de este proyecto ha sido posible, primero y fundam fundament entalm alment ente, e, por la gratui gratuidad dad y dispos disposici ición ón del mismo mismo Ernesto Laclau, quien siempre se ha mostrado conforme con el estatuto de este documento, cuya principal pretención es dejar testimonio académico de su visita a Chile, asi como también de las discusiones que se estructuraron en torno a sus presen presentac tacion iones. es. A la vez, vez, la gestión gestión de Nelly Richar Richard, d, quien quien dirigiendo dirigiendo el Programa Programa fue la responsable responsable directa directa de la visita de Ernest Ernesto o Laclau Laclau –y de otros otros mucho mucho impor importan tantes tes intele intelectu ctuale ales, s, nacio nacional nales es e inte intern rnac acio ional nales es-- a la es esce cena na de disc discus usió ión n ac acá á presentada. Nelly Richard junto con Willy Thayer han estado constantemente interesados en esta publicación, y han sido uno de los mayores y mejores estímulos para su realización. Menc Menciión debe debe se serr hec hecha de los part partiicipa cipant ntes es del del seminario, quienes hicieron posible la discusión que se presenta al fina finall de ca cada da co conf nfer eren enci cia. a. Sin Sin ello ellos, s, la riqu riquez eza a de es este te documento perdería su especificidad temática y conceptual.
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Una Una vez vez reco recogi gido do el mate materi rial al que que co comp mpon one e es este te libr libro, o, Tomás Moulian dió su apoyo y financ anciamiento para la transcripción del material grabado. Un viaje a Estados Unidos, país en el que me encuentro desde 1999, hizo posible contar con el tiem tiempo po y los recu recurs rso os bibl biblio iogr gráf áfic icos os que que perm permiitier tieron on complementar y completar el libro. En Pittsburgh, he tenido la oportunidad de dialogar un par de ocaciones con Ernesto Laclau, lo que que siem siempr pre e ha resu resulltado tado bene benefi fici cios oso o. Ta Tam mbié bién debo debo agradecer la disposición y las conversaciones conversaciones que he mantenido con John Beverley, quien siempre se ha mostrado un partidario directo de “politizar la teoría, politizar la hegemonía”. El momento final de ensamblaje y la última revisión se ha hech hecho o enor enorme meme ment nte e grat gratif ific ican ante te grac gracia iass a una una beca beca en el Instit Instituto uto de Invest Investiga igacio ciones nes Humani Humanista stass de la Univer Universid sidad ad de California, en Irvine. Finalmente, y no menos importante, todo el trabajo acá presentado ha sido evaluado, discutido, revisado y dialogado con Marlene Beiza, quien además ha ayudado ado con detall alles bibliográficos, con la traducción del prólogo y, simplemente, con su compañía, sin ella, no habría preguntas por la diferencia, y sin preguntas por la diferencia, no habría política (o amor). Mis más sinceras gracias a todos los que participaron, de una u otra forma, en la concreción de este libro. Por supuesto que que los los error rrores es que que aún aún se manti antie enen nen so son n de mi ente entera ra responsabilidad.
Sergio Villalobos-Ruminott. Irvine, California, 2002.
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Presentación. 10 notas sobre hegemonía y la cuestión de lo político1. Sergio Villalobos-Ruminott. Villalobos-Ruminott. Las palabras no tienen semillas. ¿Para qué sirve el tiempo? ¿Para qué sirve el lenguaje? Los perros no tienen palabras, no tienen lenguaje, son hijos del tiempo. Los perros cantan. Rafa Rafael el Cour Courto tois isie ie.. Vida Vida de perro.
1.- Describir la ruta teórica del concepto de hegemonía, por muy breve y suscinta que esta descripción sea, implica un proceso de inscripción y señalamiento de los límites y campos conceptuales y de discusión a los que la cuestión de la hegemonía, tal y como ha sido desarrollada recientemente por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, queda remitida. Es decir, cualquier referencia a la teoría de la hegemonía es, inmediatamente, un tener que ver con su operaci operación ón articu articulan lante; te; es, por de pronto pronto,, advert advertir ir la profun profunda da relación entre escritura, descripción e inscripción, que constituye una de las particularidades del pensamiento político de Ernesto Lacl La clau. au. Y ello ello no es una una cues cuesti tión ón se secu cund ndari aria, a, preci precisa same ment nte e porque la hegemonía, no ya como teoría sino como nombre de la misma práctica política, estaría siempre habitando un precario equilibrio entre escritura e inscripción. Los trabajos de Ernesto Laclau reunidos aquí, tienen la particularidad de la sencillez y la consistencia, lo que hace un poco suplementario añad añadir ir es esta tass nota notas, s, sin sin em emba barg rgo, o, es este te text texto o es está tá pens pensad ado o como como introducción introducción temática a ellos. Se hacen pocas referencias bibliográficas punt puntua uale less al pie pie de pági página na.. Cuan Cuando do se refi refier ere e a un auto autorr entr entre e paréntesis, es posible consultar las conferencias, la bilbiografia 1 o la bibliografía 2, según sea el caso. 1
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A la vez, ello hace posible comprender la fundante relación entre descripción y hegemonía y de esta forma, la descripción quedaría expuesta no como una operación pre-política a partir de la cual es pensable un supesto comienzo de la política, sino que por el contrario, es evidenciada en su carácter estricta e intrínsecamente político. No hay descripción de lo social, de los conflictos sociales, que no sea, en su simple operación nominal, una articulación políticamente significante. Por ello, la política tiene una relación constitutiva con la cuestión del nombre, y la teoría de la hegemonía, por otro lado, queda problematizada en su misma operación argumental, pues no habrí habría a teor teoría ía de la hege hegemo moní nía a sin sin lect lectur ura, a, desc descri ripc pció ión n y señ se ñalam alamiiento ento de uno unos cier cierttos campo amposs de co com mpete petenc ncia ia y diferimiento teórico; es decir, la misma teoría de la hegemonía supondría una lectura hegemonizante interior, al menos, menos, de hegemonizante al interior, un determinado campo de discusión. 2.2.- La Lacl clau au y Mouf Mouffe fe,, ya en su inau inaugu gura rall libr libro o Hegemon Hegemonía ía y estra estrateg tegia ia socia socialis lista ta, operaron según un procedimento arxism smo o quedó reconstructivo , en el que la historia del marx convertida en la antesala de la noción misma de hegemonía, tal y cual es presentada al final de dicho libro 2. Y, mediante la desc descri ripc pció ión n de las las probl problem emáti ática cass al inte interi rior or de la tradi tradici ción ón marxis marxista, ta, el concep concepto to de hegem hegemoní onía a aparec apareció ió coronan coronando do un desp despla laza zami mien ento to ontó ontólo logi gico co co con n resp respec ecto to a la limi limita taci ción ón del del marxismo occidental. Ello es lo que los autores llamaron postmarxismo , una categoría que está relacionada con procesos de reactivación política de ciertas problemáticas marxistas, más que con la negación de la validez de dicha tradición. Y la noción de reactivación apunta, más allá de su sentido husserliano, a una re-escritura política de los conflictos sociales, en lo que, un tanto espureamente, llamamos mundo contemporáneo. De ahí que la fosi fosili liza zaci ción ón de la trad tradic ició ión n del del marxi arxism smo o oc occi cide dent ntal al,, y la sedimentación de las precomprensiones del mundo (en Husserl), sean sea n leí leídas das en parale paralelo, lo, y motive motiven n un mismo mismo proced procedimi imient ento: o: reformular, re-escribir, reactivar. Aunque desde el comienzo los autores aluden a otros momentos centrales del pensamiento contemporáneo: la filosofía del lenguaje del segun segundo do Wittge Wittgens nstei tein, n, la críti crítica ca a la me metaf tafísi ísica ca de Hei Heideg degger ger,, la analítica foucaultinana y el psicoanálisis psicoanálisis lacaniano. 2
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Ento Entonc nces es,, la reco recons nstr truc ucci ción ón que que Hegemonía –e –ell libr libroooper opera, a, hace hace apare aparece cerr al co conc ncep epto to de hege hegemo moní nía a co como mo una una consecuencia interna a la mism misma a trad tradic ició ión n marx marxis ista ta.. Debe Debe notarse, no obstante, que este procedimiento reconstructivo no es teleológico, teleológico, cuestión cuestión que le permite permite escapar a la lógica de la necesidad tan característica de las reconstrucciones en filosofía de la historia y también, a sus versiones vulgares que ven el mund mundo o ac actu tual al co como mo co cons nsec ecue uenc ncia ia nece necesa sari ria a de un proc proces eso o emancipatorio (del capital -ismo). Si el concepto de hegemonía apar aparec ece e vinc vincul ulad ado o a las las disc discus usio ione ness del del marx marxis ismo mo ruso ruso a principios del siglo XX, a Rosa Luxemburgo y, fundam fundament entalm alment ente, e, a Antoni Antonio o Gramsc Gramsci, i, ell ello o no signif significa ica que Ernesto Laclau (y Chantal Mouffe) esté presentando su versión del problema, como consecuencia lógica, necesaria e inevitable de dicha tradición; significa, por el contrario, que el concepto de hege hegemo moní nía a es un nomb nombre re,, afor afortu tuna nado do y pert pertin inen ente te,, pero pero un nombre al fin, que permite comprender, no en progresión lineal, sino sino en co conc ncom omit itan anccia anal nalíti ítica ca,, las incom ncomod odid idad ades es del del pensamiento político para pensar su especificidad, sin ser sobredeterminado por lógicas ajenas a su carácter instituyente . 3.- Este carácter instituyente está asociado con la concepción de lo político como una práctica referida al lugar del fundamento, modernamente vaciado de la presencia del Soberano-Dios, es decir, como una práctica que simula un fundamento, prec precis isam ame ente, nte, en tiemp iempo os en que que ya no exis existi tirí ría a ning ningún ún fundamento ajeno al orden social. Al menos, esta es la línea abiert abierta a por Cla Claude ude Lefort Lefort (véase (véase la interv intervenc ención ión de Federi Federico co Galende, tercera conferencia). Sin embargo, una diferencia entre esta es ta co cons nsid ider erac ació ión n de la prác prácti tica ca polí políti tica ca co como mo prác prácti tica ca instituyente y la concepción de Lefort, está en el simple hecho de que las prácticas políticas que conforman la hegemonía no están referidas a ningún lugar de manera privilegiada, a ningún centro de lo político, aún cuando este centro sea la imagen especular de un vacío, de una falta de fundamento. Sin embargo, la cuestión de la falta misma, se mantiene en Laclau, gracias a su relación con el psicoanálisis lacaniano, haciendo posible una crítica a los discursos de plenitud, sutura y total inscripción de lo Real Re al,, es deci decir, r, a los los disc discur ursos sos de la tota totall dete determ rmin inaci ación ón.. Lo relevante entonces consiste en mostrar que:
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a.- Por un lado, la cuestión de la práctica política no está referi referida da a un lugar lugar privil privilegi egiado ado,, inclus incluso, o, aunque aunque sól sólo o sea de manera negativa. Y si es así, entonces las mismas relaciones ent entre polí políti ticca y espac spaciiali alidad dad se mueve ueven n más all allá de las coordenadas institucionales del poder modernamente entendido, algo que tiene relación con la posibilidad de pensar la cuestión misma de la hegemonía, más allá de las instancias repr repres esen entac tacio ional nales es mode modern rnas as (Esta (Estado do,, Pa Parl rlam amen ento to,, Pa Part rtid ido o Político). b.- Por otro lado, Ernesto Laclau tampoco aceptaría una concepción que enfatizase la indeterminación de las prácticas pol política ticass que que se mult ultipl iplica can n ale aleator atoriia y se seri rial alm ment ente, sin sin referencia a un plano de inscripción acotable políticamente, pues su co come meti tido do se dife difere renc ncia ia fuer fuerte teme ment nte e de las las teor teoría íass de la diferencia qua diferencia, tratando de considerarlas y superarlas, en un segundo y más elaborado momento articulatorio. De ahí también, su reserva con una analítica molecular tal cual podría ser pensada en Deleuze y Guattari3. Yo, siguiendo a Miguel Vicuña en las conferencias, pensaría que este problema sigue esperando consideración. Sobre todo porque el lugar expositivo de la teoría de la hegemonía, afecta la comprensión de su misma factualidad. No es posible comprender la cuestión política de la hegemonía, mediante un modelo teórico abstracto y particularizado. En concreto, hegemonía es el nombre de una relación conflcitiva o, para para deci decirl rlo o en térm términ inos os niet nietzs zsch chea eano nos, s, más más impo import rtan ante te que que la hegemonía, es la relación hegemónica (y las consiguientes instancias, contra contra y postpost-heg hegemó emónic nicas as). ). Pues Pues bien, bien, yo diría diría que sólo sólo en una analítica acotada a las especificidades de unas ciertas positividades (Foucault), es posible evaluar el peso y la importancia de la cuestión de las series, su irrupción y el efecto performativo, multiplicador que podría tener la irrupción serial. Dicho de otro modo, los ejemplos históricos usados por Ernesto Laclau para explicar la operatoria hegemónica, contienen junto con un enorme potencial aclaratorio, el riesgo de fosilizar las potencialidades de la misma cuestión de la política hegemónica, toda vez que esta puede quedar referida a una suerte de archivo-a-mano de casos que prueban y matizan el modelo formal de la hegemonía. La apertura a nuevas positividades, aquellas que están constituyéndose en el mundo y en Latino America (tranformaciones del Estado, de los medios de repres represent entac ación ión,, del trabaj trabajo, o, de la compos composici ición ón socia sociall del capita capital, l, 3
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c.-Por último, la cuestión misma de la falta, que hace de la teor teoría ía de la hege hegem moní onía no una una teo eorí ría a de la claus lausur ura a y la dete determ rmin inac ació ión, n, y que que la fami famili liar ariz iza a co con n las las form formul ulac acio ione ness contemporáneas del lacanismo (y con una cierta noumenización de la polí políti tica ca,, ver ver Žiže Žižek) k),, perm permit ite e ver ver es esta ta prác prácti tica ca polí políti tica ca instituyente, a la vez, como práctica constituyente. Sin embargo, debería notarse la diferencia con los desarrollos teóricos de Tony Negr Ne grii y Mich Michae aell Ha Hard rdt, t, en cuant cuanto o la rela relaci ción ón entr entre e prác prácti tica ca políti política ca y proces proceso o de articu articulac lación ión signif significa icante nte se mueve, mueve, más bien bien,, en un plan plano o form formal al y anal analít ític ico, o, evita vitand ndo o una una cier cierta ta sustantivación –yo diría neo-antropologizante- que se deja ver en el paso desde la cuestión del poder constituyente y la ontología política spinoziana, hacia la multitud como sujeto contra-imperial en tiempos de Imperio, en los otros autores señalados4. 4.- En este mismo sentido, la especificidad de lo político no debe ser reduci reducida da ni remiti remitida da a las formul formulaci acione oness contem contempor poráne áneas as que, que, co con n es este te nomb nombre re,, co comp mpre rend nden en lo polí políti tico co ya aloj alojad ado o diferencialmente en una suerte de sub-sistema, con reglas y proced procedimi imient entos os especí específic ficos, os, y con alcanc alcances es limit limitado ados. s. No. Lo político, su especificidad, está dada por dos elementos centrales: 1.- la rel relac ació ión n entre ntre pol polític ítica a y leng lengua uajje. 2.- el ca cará ráct cter er fundac fundacion ional, al, ontoló ontológic gico, o, de la políti política ca misma misma,, que en cuanto cuanto práctica, no opera en el llamado nivel super-estructural, sino que tiene un carácter de base, inmediatamente estructural. Sost Sosten ener er,, sin sin em emba barg rgo, o, que que la polí políti tica ca es fund fundant ante, e, no implica negar la efectividad de procesos económicos, históricos e institucionales; sino que es comprender la complejidad misma de las relaciones entre lo político y sus condicionantes, más alla del discursos sobre la seguridad, el terrorismo, los problemas indígenas cont contem empo porá ráne neos os,, la deli delinc ncue uenc ncia ia,, etcé etcéte tera ra), ), perm permit itir iría ía no sólo sólo confirmar o matizar la teoría de la hegemonía (lo que siempre supone una relación demasiado instrumental entre saber y política), sino que practicarla. Esto, claramente, no es un reproche a Ernesto Laclau, sino una advertencia con cuidado de las formas de lectura universitaria. (Ver, The Making of Political Identities , por ejemplo). 4 Para el caso acotado de esta traducción antropologizante, ver: Hardt, Michael; Michael; Negri, Negri, Antonio. Antonio. Empire. Massachu Massachusett setts: s: Harvard Harvard Universit University y Press, 2000.
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funcionalismo sociológico y del marxismo estructural, en el que mediante apelaciones a los medios simbólicos de intercambio, en un caso, o mediante la apelación a la cuestion de la dete determ rmin inaci ación ón y la so sobr bred edet eter ermi mina naci ción ón,, en el otro otro ca caso so,, se reso resolv lvía ía,, apar aparen ente teme ment nte, e, el prob proble lema ma,, co con n el arti artilu lugi gio o de sustantivar relaciones entre dichas instancias o subsistemas o, de dial dialec ecti tiza zarr la co comp mpre rens nsió ión n mism misma a de las las rela relaci cion ones es.. Ahí Ahí mismo, las reformulaciones conceptuales de la teoría sociológica cont co ntem empo porá ráne nea, a, rela relati tiva vass a un cier cierto to tipo tipo de proc proces esos os de estructuración intermedia (Giddens), adolescerían, exactamente, del mismo problema. En el caso de las sociologías fucionalistas, la articulación de los subsistemas se daba mediante instancias pre-establecidas normativamente, y precisamente por ello, naturalizadas (por lo mismo, siempre es demasiado notoria la relación entre sociología funcio funcional nal,, antrop antropomo omorfi rfismo smo y determ determina inació ción n metafí metafísic sica a de la temp tempor oral alid idad ad). ). En el ca caso so de las las apel apelac acio ione ness a proce procesos sos de determinación y subsunción de un nivel, el social o el político, a otro, el económico, la sus sustantivación de la relación de determinación llevó al antihegelianismo de esta postura, a las fronteras mismas del hegelianismo: a saber, dicha sustantivación dejaba ingresar la noción de mediación, toda vez que no lograba captar las relaciones como procesos de articulación y, toda vez que seguía presa de una cierta noción de expresión (de un nivel en otro). Un último argumento debe ser hecho en oposición a las compre comprensi nsione oness sis sistém témica icass de lo políti político, co, más aso asocia ciadas das a los desarrollos de la teoría de sistemas y a la sociobiología. Pues si esta es tass co comp mpre rens nsio ione nes, s, co como mo ella ellass mism mismas as reiv reivin indi dica can, n, han han desplazado lo normativo y lo determinativo, en la comprensión de las rel relaci acione oness entre entre los divers diversos os sub-si sub-siste stemas mas,, y entre entre el sistema general y la naturaleza. Todavía su apelación a la noción de contingencia remite remite,, demasi demasiado ado dicotó dicotómic micame amente nte,, a una noción negada de necesidad , donde el sistema mismo queda sustantivado como sujeto-plano-de-inscripción en el que ocurriría la contingencia (qua accidente). Y no debe dejar de notarse la enorme complejidad y necesidad de pensar las diferencias entre esta es ta noci noción ón ac acci cide dent ntal al de co cont ntin inge genc ncia ia,, muy muy herm hermana anabl ble e al pragmatismo de Richard Rorty, y la noción de contingencia que
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resulta capital al pensamiento político de Laclau, y de una serie de pensado pensadores res materi materiali alista stas, s, preocu preocupado padoss de dicha dicha cuesti cuestión: ón: Ari Aristót stótel eles es y la cues cuesti tión ón de la age agenci ncia mate aterial rial (Física); Maquiavello y la virtud como evento ( El Príncipe); Nietzsche y lo intempestivo (Consideraciones...); Heidegger y el acontecimiento de apro apropi piac ació ión n (ereignis ); Alth Althus usse serr y el mater ateriialis alism mo de múlt múltip iple less encu encuen entr tros os (Ecri Ecrits ts phil philos osop ophi hiqu ques es et poli politi tiqu ques es); Deleuz Deleuze e y la trasto trastocac cación ión como como interr interrupc upción ión ser serial ial (Logic Logic du sens), entre varios. 5.- Aún así, la relación entre política y lenguaje sigue siendo una muy compleja cuestión. En este caso, la noción de lenguaje es usado con la intención de abarcar tanto el plano discursivo que constituiría una política hegemónica, como también para evitar la reducción de lo político a una noción de discurso empobrecida real realis ista tam mente ente.. Si la noci noción ón de arti articu cula laci ción ón (dif (difer eren enci cial al o equi equiva vale lenc ncia ial) l) es el quid de la prác prácttica ica hege hegemó móni nicca, es importante comprender que no estamos hablando de una noción contractual y pre-marxista de articulación. Articulación responde, más bien bien,, a un proc proces eso o de prod produc uccción ión so soccial ial de cade adenas nas sign signif ific icant antes es,, en las las que que la mism misma a expa expans nsió ión n del del disc discur urso so,, medi me diant ante e proc proces esos os de resi resign gnif ific icaci ación ón polí políti tica, ca, hace hace posi posibl ble e deshec deshechar har la rigide rigidezz pre-po pre-polít lítica ica de los modelo modeloss sistémi sistémicos cos y estructurales antes mencionados. Entonces, en la misma relación entre política y lenguaje, es posible comprender la cuestión de la articulación como un proceso permanente de politización: cada vez que un elemento diferencial es incorporado en una cadena significante, la política misma de ese acto permite comprender la reactivación y la re-significación como proceso de politización. A la vez, este proceso de politización, de articulación, no debe ser leído desde un punto de vista normativo. En concreto, pol politiza tizaci ción ón es enunc nunciiac ació ión, n, en el ple plexo de una una caden adena a significante, de una particularidad que se encontraba privada de audibilidad y/o discurso (que implica visibilidad). Sin embargo, este mismo proceso de articulación puede ser perfectamente comp co mpre rend ndid ido o co como mo tradu traducc cció ión; n; una una trad traduc ucci ción ón en la que que el elemento elemento diferenci diferencial al pre-hegemonizado es dich dicho o -trad -traduc ucid idoosegún las coordenadas enunciativas de la cadena significante de la hegemonía. Y ello es, obviamente un acto político no excento de viol violen enci cia. a. Impo Import rta a repa repara rarr ento entonc nces es,, en el ca cará ráct cter er no
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norm normat ativ ivo o por por dos dos razon razones es:: 1.1.- porq porque ue es este te ac acto to tradu traduct ctiv ivooarticu articulat latori orio o no impli implica ca ningun ninguna a rel relaci ación ón necesa necesaria ria con algún algún hori horizo zonte nte való valóri rico co prec precon onst stit itui uido do,, aso asoci ciad ado o co con n el bien bien,, los los buenos o, digamos, la izquierda. En la articulación de derechas, en incluso en el facismo, también hay politización. Y 2.- la misma violencia de la traducción como articulación debe ser leída en ambas direcciones, no hay traducción que no sea performativa polí políti ticam camen ente te,, pero pero dich dicha a perf perfor orma mati tivi vida dad d (rep (repre rese sent ntac ació ión) n) altera a la particularidad que está articulándose, como también a la cadena siginificante que la está articulando. No entender esto serí se ría a so sost ste ener ner la prepre-ex exis iste tenc nciia de cierta ertass ident dentid idad ades es particulares, violentadas unilateralmente por la hegemonía, sería comprender la articulación en el plexo teórico del contractualismo. Dicho de otro modo, esta noción de articulación supone una crítica al contractualismo, precisamente porque lo articulado acá no equivale a subjetividades pre-constituidas y voluntarias a la “firma” de una determinado pacto. Es en el acto mismo de arti articu cula laci ción ón,, co comp mpre rend ndid ido o co como mo proc proces eso o de sign signif ific icac ació ión n politi politizan zante, te, donde donde una cierta cierta subjet subjetivi ividad dad se consti constitui tuiría ría,, en cuanto posición relativa al discurso de la hegemonía. Por ello mism mismo, o, es pert pertin inen ente te dist distin ingu guir ir aquí aquí una una dobl doble e crít crític ica a a la cuestión del sujeto: a.- Una Una crít crític ica a gene genera rall a la cues cuesti tión ón antr antrop opol ológ ógic ica a del del sujeto, a su carácter fundacional y a la cuestión antropomórfica del humanismo. b.b.- Una Una crít crític ica a a la co comp mpre rens nsió ión n de la rela relaci ción ón entr entre e subj subjet etiv ivid idad ad y polí políti tica ca,, co como mo rela relaci ción ón auto automá máti tica ca (cla (clase sess sociales, actores, o cualquier categoría que suponga una preexis existe tenc ncia ia de los los suje sujeto tos, s, a la hege hegemo moní nía) a).. Es deci decir, r, a las las pretenciones de una representación transparencial de lo político Se trata entonces, de una recuperación de la diferencia entre sujeto del enunciado y sujeto de la enunciación, con el interés de hacer ver, por un lado, la cuestión del sujeto como efecto de las articulaciones discursivas (posición de sujeto). Y, por otro lado, a pesar de la desconstrucción de la pretenciosa noci noción ón de suje sujeto to,, deja dejarr una una inst instanc ancia ia de artic articul ulab abil ilid idad, ad, de
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deci decisi sión ón y de dife difere renc ncia iaci ción ón que que haga haga posi posibl ble e el prec precar ario io equilibrio de la hegemonía, pues sin ello, la contingencia de la quedar aríía conv onverti ertida da en pura pura decisión que es el sujeto, qued accidentalidad, en puro azar im-político. 6.6.- Una Una se segu gund nda a dime dimensi nsión ón de la rela relaci ción ón entr entre e leng lengua uaje je y política, está asociada no a la analítica que se desprendería de la cuestión del discurso, sino que a los fundamentos mismos de la teoría de la hegemonía. Ello nos permite comprender como esta noción y el pensamiento de Ernesto Laclau, se hace posible por una muy atenta lectura de las problemáticas contemporáneas rel relativ ativas as a la cuest uestió ión n del del lengu enguaj aje e (de (desde sde los los as aspe pect ctos os filosó filosófic ficos, os, pragmát pragmático icoss y liter literari arios os envuel envueltos tos aquí). aquí). Ello, Ello, en cual cualqu quie ierr ca caso so,, qued quedar ará á de so sobr bra a demo demost strad rado o en la prim primer era a conferencia. Y, sin embargo, en la misma cuestión del lenguaje y la política, y en los alcances de Laclau a Paul de Man, todavía se encierran importantes cuestiones por teorizar. Una de estas estas cuestiones cuestiones –aunque sólo puedo esbozarla en este momento- está referida a la relación entre universalidad y figuración lingüística. Para Ernesto Laclau, la universaliadad no está asociada ni a un horizonte pre-existente a la política, ni a un sujeto universal, ni a alguna esencia o determinación de la razón, sino que por el contrario, la universalidad siempre es el efecto de práctic prácticas as políti políticas cas articul articulato atoria rias, s, y precis precisame amente nte por ello, ello, es sie siempre mpre univ univer ersa sallism smo o pol político tico,, que que pone pone en cue cuestió stión n la univer universali salidad dad fáctic fáctica a y jurídi jurídica ca del capital capitalism ismo o mundia mundial. l. Ello Ello implica, en sentido maquiavelliano, una diferencia irrenunciable entre ética y política. Se trata de evitar la sobre-determinación de la práctica política desde algún horizonte ético, pre-existente y supu supues esta tame ment nte e univ univer ersal sal.. Po Porr lo mism mismo, o, hege hegemo moní nía a es un nombre de la política, en el que no es pensable una captura ética, comunitaria o antropomórfica. Ni el cristianismo redivivo de un levinasianismo en boga, en el que la ética funge como filosofía primera, refiriendo su operatoria a una cierta rostridad, demasiado atrapada en la tradición antropomórfica de figuración humanizante; ni mucho menos, la apelación pragmática a los criterios conversacionales de una comunidad auto-comprendida como universal (delatando un shouvinismo patriotero) en el caso
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de Richard Rorty5, sirven para pensar la compleja problemática en la que habita Ernesto Laclau. Y sin embargo, a mi entender, dicha problemática sigue abierta a una consideración materialista del lenguaje, que pone en cuestión la relación entre lenguaje y antropomorfismo. Por ejemplo, desde Walter Benjamin a Paul de Man, se ha venido desarr arrolland ando una portentosa crítica a la concepción comunicativa, mecánica y mercantil del lenguaje (Oyarzún, ver bibliografía 2), concepción que hizo posible, mediante el artilugio de la traducción-en-reconocimiento , reducir toda problemática política a una representación estandarizada, euro-antropomórfica y preten pretencio ciosam sament ente e univer universal salist ista a de lo humano humano.. Y ell ello o tiene tiene importancia porque: a.- La crítica crítica a la determinación determinación ética ética de la política, libera al lenguaje de la comprensión reduccionista que lo remite a un uso instumental-representacional, haciendo posible comprender los procesos de figuración más allá del abuso antropomórfico que está a la base de la fundamentación jurídica del universalis universalismo mo fáctico fáctico contemporán contemporáneo eo (los derechos derechos humanos, humanos, europeos, en tiempos de globalización). Y ello implica ponerse más allá de las formas institucionales del derecho internacional, y de los ide ideolog ologem emas as legi egitiman imanttes de tal tal univ univer ersa sallidad: dad: multiculturalismo, hibridez o mestización, entendidas teleológica y festivamente6. A esto le llamo crítica al reduccionismo jurídico . Achie ievi ving ng Our Our Count Country ry:: Left Leftis ist t Particula Particularmen rmente te Rorty, Rorty, Richard. Richard. Ach Massac achu huse sett tts: s: Ha Harv rvar ard d Thou Though ghtt in Twen Twenty ty-C -Cen entu tury ry Amer Americ ica a. Mass University Press, 1998. 6 Compre Comprende nderr la unive univers rsali alidad dad políti políticam cament ente, e, es compr comprend ender er su carácter carácter post-iden post-identita titario, rio, es decir, decir, en una determin determinada ada articula articulación ción hegemónica, la universalidad reivindicada por ésta no tiene correlato sustantivo con alguna identidad plena; siempre es una particularidad la que, que, distan distanciá ciándo ndose se de los los ras rasgos gos privat privativo ivoss qua particularidad, asume la representación –de suyo imperfecta- de dicha universalidad. Últimamente (Contingency, Hegemony, Universality ) Laclau pone más énfasis en esta cuestión y utiliza la noción de contaminación. Importa notar, al menos, que las celebradas lógicas de la transculturación y el mestizaje, pilares fundamentales de la interpelación estatal y soporte comunidad restrictiva restrictivamente mente imaginada imaginada, en la de la naci nación ón co como mo comunidad misma medida en que están inscritas en la cuestión de la identidad, no escapan a lo que llamaríamos, para usar un truísmo, metafísica de la 5
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b.- La posibilidad de una analítica materialista de los tropos y figuraciones linguísticas hace posible desbordar el estrecho criterio de la traducción metafórica y el desborde metonímico de la articulación política, dejando pasar al proceso de significación, un tipo de figuración lingüística, digamos, inhumano, si con ello apuntamos a la pérdida de referente narrativo, donde se solía hacer la valorización instrumental del discurso. Un buen ejemplo de tales posibilidades está en los trabajos de Alberto Moreiras e Idelver Avelar sobre la cuestión de la alegoría, el duelo y las post-dictaduras latinoamericanas (ver bibligreafía 2). A esto le llamo crítica a la interpelación humanista. humanista. c.c.- Y, por por últi último mo,, es esta ta crít crític ica a a las las dete determ rmin inac acio ione ness normativas de la política, libera a la figuración lingüística de su constante constante reducción reducción a la condición condición de vehículo de transmisión transmisión y producción cultural, en donde la cultura siempre es aprecer sedimentación valórica que asegura el stato quo. Dejar aprecer 7 lo in-humano en el lenguaje , es ponerse más allá de la tradición sociológica normativa (desde Durkheim a Habermas), en la que se piensa la política como un acto fundado en una suerte de tradición valórica compartida colectivamente. Es, precisamente, romper con la concepción culturalista de la hegemonía. Esto sería una crítica al culturalismo .
presencia. La hipótesis que quisiera adelantar, una vez asumido que la
cuesti cuestión ón dicotó dicotómic mica a de la pregu pregunta nta por la identi identidad dad/di /difer ferenc encia, ia, no escapa a la comprensión metafísica de la identidad, sería pensar esta noc noción ión de contam ntamin ina ación ción en relaci lació ón con pro proces eso os de luc lucha hegemónica post-identitarios y post-Estado nacional (aunque en un sentid sentido o opuest opuesto o al patrio patriotis tismo mo de la const constitu itució ción n y las identi identidae daess jurídic jurídicas as post-nac post-naciona ionales les de Habermas Habermas). ). Desde Desde aquí, contamin contaminar ar el enmarcad enmarcado o (gestell) debate debate sobre sobre identi identidad dades es políti políticas cas,, minor minorías ías y multiculturalismo, en tiempos de derecho mundial. En relación a la cuestión de la dicotomía identidad/diferencia identidad/diferencia como cuestión metafísica ver: Heidegger, Martin. Identity and Difference . (Trad (Traducc ucción ión de Joan Joan Stambaugh). New York: Harper & Row, 1969. 7 Ver: de Man, Paul. La resistencia a la teoría . Madrid: Visor, 1990 (198 (1986, 6, edic edició ión n en ingl inglés és por por Wl Wlad ad Godz Godzic ich) h) Y del del mism mismo o auto autor: r: (Edición ón e intro introduc ducció ción n de Andrz Andrzej ej Warmin Warminski ski). ). Aesthetic Aesthetic Ideology Ideology . (Edici Minneapolis: Minneapolis: University of Minnesota Press, 1996.
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7.- Pero, si retornamos a la la cuestión de la relación relación hegemónica, todavía debe hacerse notar el énfasis que Ernesto Laclau (y Chantal Mouffe) colocan en la cuestión del conflicto. Al menos en dos dimensiones dicho énfasis resulta capital: a.- El conflicto constituiría un irreductible material de esta teoría de lo político, en cuanto no habría ni un momento sintético defi defini niti tivo vo,, ni real realiz izac ació ión n hum humana, ana, ni domi domina naci ción ón tota total. l. La existencia del conflcito, en tal caso, asegura la posibilidad misma de la política. b.- Y, el conflicto en tanto que tal, no es el fruto de ningún tipo de racionalidad o naturalidad que lo asegure de antemano. De hecho, esta es la autocrítica que Laclau y Mouffe realizaron de Hegemo Hegemonía nía y estrat estrategi egia a social socialist ista a, por no haber sido suficientemente explicitos explicitos en la diferenciación de las nociones de oposición, contradicción y antagonismo. Se trata del paso desde una una co conc ncep epci ción ón del del co conf nfli lict cto o que que apel apelab aba a bási básica came ment nte e a la noción dialéctica de contradicción, hacia una especificación de las difere diferenci ncias as entre entre contradicción (lógica), oposición (real) (real) y antagonismo (social). Con ello, nos encontramos de lleno con la práctica política, pues si el conflcito es el quid de la política; éste, entendido como antagonismo, es el producto de unos determinados agenci agenciami amient entos os discur discursiv sivos. os. Sin articul articulaci ación ón hegemó hegemónic nica, a, sin audibilidad discursiva, las luchas sociales pueden escasamente existir, remitidas a un plano secundario con respecto a los limites enunciativos de la política. Dicho de otro modo, la enunciación de un conflicto es ya su configuración significante, y esto podría funcionar perfectamente como desactivación de sus pote potenc ncia iali lida dade dess de luch lucha, a, o bien bien,, podr podría ía func funcio iona narr co como mo producción de un antagonismo. En este último caso, la simple irrupción de un evento dislocante para el orden del discurso, no constituye, necesariamente, su des-articulación, y de producir una desarticul desarticulación ación del orden discursivo hegemónico, hegemónico, todavía todavía habría que destacar el rol fundamental que tiene la re-inscripción (discursiva, alternativa, contra-hegemónica) de dicho evento. El paso de la dislocación a la re-inscripción puede ser, precisamente, el momento de constitución del antagonismo, es
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decir, puede ser el momento de emergencia de la lucha contrahegemónica8. 8.- La cuestión de la dislocación nos trae, momentáneamente, a la escena nacional, precisamente porque es posible concebir la histo histori ria a reci recien ente te del del país país,, co como mo una una hist histor oria ia tens tensad ada a entr entre e mome moment ntos os de crue cruent nta a irru irrupc pció ión n disl disloc ocant ante, e, y mome moment ntos os de reinscripción hegemónica. En tal sentido, y por ejemplo, leer el golpe de Estado de 1973, como dislocación de un imaginario epocal, no implica nada determinante en la comprensión del proceso dictatorial. En efecto, podría citarse para el caso, un conocido debate que se dió en el país a fines de los 70´ acerca del carácter del régimen militar, si éste era un tipo de régimen fascista, autoritario-burocrático o simplemente se trataba de una dictadura salvaje. Sea cual sea la opción, lo cierto es que no debe debe obv obviars iarse e el enorm norme e pot potenc encial ial narr narrat atiivo y de auto auto-legitimación que dicho régimen tuvo y que le permitió inscribir el evento del golpe, según una narrativa que lo determinaba como nece necesa sari rio o y fund fundac acio ional nal de un nuev nuevo o país país9. La dict dictad adur ura a se El co conf nfli lict cto o Mapu Mapuch che e en Chil Chile e podr podría ía ilus ilustr trar ar esta esta cues cuesti tión ón.. Precisamente porque nadie aceptaría que este conflicto es reciente, por el contrario, el problema Mapuche constituye uno de los reveses de la legitimación estatal en el país y, sin embargo ¿Qué le da a este problema problema,, su actualida actualidad d plena plena y conflict conflictiva? iva? Una explicaci explicación ón semisemiestructural, y no necesariamente equivocada, pondría énfasis en el relaja rel ajamie miento nto del contr control ol milit militar, ar, en tiemp tiempos os de post-d post-dict ictadu adura ra,, y fundamentalmente, fundamentalmente, en el debilitamiento del mimso Estado, en tiempos de globalización. Sin embargo, sus expresiones actuales y su tendencia a perfilarse de manera cada vez más antagónica, exigen comprender: 1.- cómo este conflicto, en cuanto conflicto y no en cuanto problema inscrito en la agenda gubernamental, ha sido y está siendo enunciado en el deba debate te polí políti tico co naci nacion onal al (y regi region onal al). ). 2.2.- Cuál Cuáles es son son las las estrategias que los actores vinculados al conflicto, están siguiendo, en términos de la articulación con otros sectores y, en términos de la identificación identificación de un adversario. 9 Ahí mismo, si la dictadura comprendía su ingenería gubernamental como fundación, la tran transi sici ción ón a la demo democr crac acia ia se ente entend ndió ió como como supuesta tradición tradición nacional, nacional, democrát democrática. ica. Con recuperación de una supuesta estas estas imposib imposibles les alternativas alternativas,, los debates por la historia historia se vieron vieron pron pronto to mani manipu pula lado doss por por una una muy muy dico dicotó tómi mica ca comp compre rens nsió ión n de lo político. Y por ello mismo, sigue siendo importante la evidenciación de los los lími límite tess jurí jurídi dico coss y ofic oficia iale less de la me memo morí ría a naci nacion onal al.. La luch lucha a 8
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perpetuó, incluso más allá de las fechas oficiales (1973-1989), precisamente porque constituyó un sofisticado aparataje que le otorgó hegemonía. Lleg Llegar ar a co comp mpre rend nder er es este te dispositivo es co cond ndic ició ión n fundam fundament ental al para para llegar llegar a compre comprende nderr las limita limitacio ciones nes de la polí políti tica ca en la déca década da de los los 90´, 90´, la llam llamada ada post post-d -dic icta tadu dura ra nacional. Y si es cierto, como señalo tempranamente Carlos Ruiz (ver (ver bibl biblio iogra grafí fía a 2), 2), que que una una cier cierta ta lógi lógica ca dife difere renc ncia iado dora ra y neocorporativa, limitaría las posibilidades de la democracia en Chile, también es cierto que no basta con pensar los procesos de politización, de articulación hegemónica, remitidos estrictamente al Estado nacional. De hecho, la misión distintivamente exitosa de la dictadura chilena, fue la de hacer la transición del Estado al mercado (ver Thayer, bibliografía 2). Efectivamente, la elogiada estabilidad transicional chilena dependió y aún depende fuertemente de su obediente subordinación a los criterios del orden político-económico global, a diferencia de los demás países del Cono Sur, que hicieron las llamadas reformas estructurales y los consiguientes ajustes, en tiempos de gobiernos transicionales (y por ello, la historia de estos gobiernos fue, al menos, inestable). Y es aquí donde debe situarse la profunda interdependencia que tienen los procesos jurídicos (de impunidad, de restricción electoral, de refo reform rmul ulac ació ión n del del có códi digo go labo labora ral, l, etcé etcéte tera ra); ); los los proc proces esos os económicos (privatizaciones, disminución de tasas arancelarias y libera liberaliz lizaci ación ón genera generall de la econom economía ía o desreg desregula ulació ción) n) y, los proc proces esos os polí políti tico coss (des (despo poli liti tiza zaci ción ón de la disc discus usió ión n naci nacion onal al mediante el recurso al miedo y la amenaza de la polarización , desa desart rtic icul ulac ació ión n de las las alte altern rnat ativ ivas as polí políti tica cas, s, me medi dian ante te el centrismo y la configuración de bloques estabilizadores de lo político: concertación, concertación, modernización modernización del Estadol, etcétera). Y es aquí donde debe pensarse como la perpetuación estratégica de la dictadura, y su configuración hegemónica ha sido capaz de simentar los límites del espacio de lo político , mostrando que la impotencia de los sectores políticos de la izquierda hegemó hegemónic nica a tambié también n puede puede,, en su proces proceso o de react reactiva ivació ción, n, echar mano sobre historias en desuso (aunque echar mano abre, otra vez, el problema).
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(concertac (concertacionis ionista ta y extraconcer extraconcertacio tacionista) nista),, está directamen directamente te relaci rel aciona onada da con la imposi imposibil bilidad idad de compre comprende nderr este este mismo mismo 10 rediseño de lo político . Si la tesis de Thayer acerca a cerca de la dictadura como transición del Estado al mercado, es pertinente, advirtamos de paso que la cuestión, de perogruyo, acerca de la articulación (puesto que a cualquiera se le ocurriría presentar, con una cierta impostación y seriedad, a la articulación como solución), no es algo que escape a la racionalidad política transicional. Sin embargo, el problema comienza a hacerse obvio, a la hora de confrontar el truísmo de la articulación, con la espacialidad a la que ésta es remitida. Si la cues cuesti tión ón naci nacion onal al (leí (leída da co como mo trau trauma ma me mela lanc ncól ólic ico, o, co como mo memoria alternativa, como cuestión valórica, en relación a los derechos humanos, a la violencia militar, a la exclusión social, a la justicia, etcétera) no logra trascender su condición denunc denuncian iante te y rei reivi vindi ndicat cativ iva, a, redi redise seña ñand ndo o el espa espaci cio o de lo 11 entonces, es, los proces procesos os de articu articulac lación ión hegemó hegemónic nica, a, político , entonc Sólo para dar un ejemplo, es pertinente mencionar la temprana y famosa Carta sobre la Crisis Moral, emitida el 5 de octubre de 1991, por el entonces arzobispo de Santiago Carlos Oviedo. La carta, en su condición de documento público, independientemente de mostrar una preoc preocupa upació ción n eclesi eclesiás ástic tica a y preten pretendi didam dament ente e priva privada da en torno torno a ciertos problemas valóricos, ejercía su influencia en el, también por entonces, proceso de reconfiguración del espacio público político, en los comien comienzos zos del proces proceso o trans transici iciona onal. l. Una carta carta que que señala señalaba, ba, limita limitaba ba y confi configur guraba aba fuerte fuertemen mente te el espaci espacio o de discus discusión ión,, y las alternativas que durante los años 90, funcionaron como límites de los debates valóricos en Chile. Es decir, una carta que re-diseñó -junto con otras otras interv intervenc encion iones es coordi coordinad nadas as por los sec sector tores es de derech derechaa- el espacio público y dió el tono de los debates post-dictatoriales. Así, la moralización moralización de lo político prolongó la ausencia de debate y legislación en cuestiones tan comunes como el divorcio, el aborto y la censura, o, crimi criminal nalizó izó las inicia iniciativ tivas as gubern gubernam ament entale aless de educac educación ión sexual sexual,, prevención y cuidado del Sida. 11 En rigor, se trata de pensar más allá de la determinación dicotómica de la espacialidad de lo político. Chile es un país que hace obvió como los los lím límites ites de lo polít olític ico o vien vienen en dado dadoss por una deter eterm mina inada espacialización de la temporalidad, en este caso, ejemplificada con la misma noción de transición y reforzada con la de modernización. Si no hay política sin espacialización de la temporalidad, la noción misma de espa espaci cio o ya ha sido sido espa espaci cial aliz izad ada a se segú gún n una una muy muy espe especp cpíf ífic ica a 10
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seguirán operando en apelación y al interior de una institucionalidad estatal ya desplazada por la globalización. Esto impl implic ica a llev llevar ar el pens pensam amie ient nto o hege hegemó móni nico co,, más más allá allá de su inscripción nacional, hacia una post-hegemonía con relación a la hegemónica relación entre Esta stado, mercado y cultura (universidad), en la que habita la sociología cultural y transicional chilena (ver bibliografía 2). 9.-Sin embargo, aclaremos que no se trata de desconsiderar ningún micro-conflicto, de hecho y he aquí de nuevo el mismo proble problema, ma, la noción noción de microfís microfísica ica (Foucaul (Foucault) t) o micro micropol políti ítica ca (Deleu (Deleuzeze-Gua Guatta ttari) ri),, no debe debe ser remiti remitida da a repres represent entaci acione oness vulgares del espacio (lo local como opuesto a lo universal, es un ejemplo clásico). No se empieza una lucha por la determinación de una nueva imag ante la imagen en del del mund mundo o, sino que mediant enunciación de conflcitos, su articulación y su posicionamiento contra-hegemónico, antagónico. Por otro lado, y volviendo a Laclau, el hecho de que toda domi dominac nació ión n impl impliq ique ue interpelación , esto es, implique configuración hegemónica, hace posible descartar ciertas teorías catastrofistas acerca del capitalismo tardío, el mercado mundial o la globalización No hay poder sin fisuras, y por ellas siempre es posi posibl ble e una una prác prácti tica ca co cont ntrara-he hege gemó móni nica. ca. Sin Sin em embar bargo go,, es esta ta cuestión corre el riesgo de ser una autoafirmación insustancial, toda toda vez que que se repi repite te desc descui uida dada dame ment nte, e, sin sin prec precis isar ar las las condicines mismas en que se dan las luchas sociales. 10.- Por último, y en estricta relación a nuestro último problema, Miguel Vicuña apelaba (ver tercera conferencia) a la necesidad de potenciar una analítica de los procesos dictatoriales y postdictatoriales ocurridos en la región, en los últimos 30 ó 40 años. Yo suscribo plenamente dicha demanda y entiendo la razón de este documento como una contribución al desarrollo de dicha tarea. Se trataría en concreto, de precisar una analítica de las nuevas positividades que constituyen nuestro presente y, habría que que nota notarr que que dich dicha a anal analíítica tica es, en la me medi dida da que que está stá orie orient ntada ada a la co comp mpre rensi nsión ón de es esta tass nuev nuevas as posi positi tivi vida dade des, s, representación del mundo. Por lo mismo, parte del problema consiste en re-pensar la cuestión misma del espacio: el habitar .
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totalmente diferente con respecto a la construcción académica o mediática (¿hay diferencias?) de un nuevo modo de representación del mundo. La analítica política de la que estamos hablando, no es una “nueva” imagen del mundo (Heidegger), precisamente por lo que decíamos al principio: la hegemonía pone de manifiesto el carácter intrínsecamente político de la escritura.
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Bibliografía 1: La teoría de la hegemonía y sus objeciones. La siguiente bibliografía está confeccionada con un doble objetivo. Por un lado, intenta mostrar la ruta de publicaciones que ha realizado Ernesto Laclau, por otro lado, intenta presentar una cierta cierta escena escena de discusión, discusión, considerand considerando o artículos artículos referidos referidos al trabajo de Ernesto Laclau, aparecidos en libros y revistas, generalmente en inglés. En los casos en que se cuenta con traducción al español se da el año de la publicación en inglés entre paréntesis. El criterio de ordenación de la bibliografía será el siguiente: A.- Libros de Ernesto Laclau. B.- Artículos de Ernesto Laclau en libros. C.- Artículos de Ernesto Laclau en revistas. D.- Entrevistas de Ernesto Ernesto Laclau. Laclau. E.- Artículos Artículos sobre Ernesto Ernesto Laclau Laclau aparecidos aparecidos en libr libros os.. F.F.- Artí Artícu culo loss so sobr bre e Erne Ernest sto o La Lacl clau au apare apareci cido doss en revistas. Obviamente la cantidad de referencias vinculadas con las temáticas trabajadas por Ernesto Laclau son infinitas, por tanto debe considerarse esta indicación bibliográfica como selectiva y, en ningún caso completa. A la vez, es pertinente señalar que la estrecha relación teórica y coautoría que Laclau mantiene con Chantal Mouffe no debe llevarnos a confundir la especificidad de sus res respec pectiv tivos os trabajo trabajoss y esfuer esfuerzos zos teóric teóricos. os. Concre Concretam tament ente e Chantal Mouffe requeriría una consideración aparte de la aquí presentada.
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Prefacio a la segunda edición de Hegemonía y estrategia socialista12.
fue origin originalm alment ente e publicado en 1985, y desde entonces ha estado en el centro de varias varias import important antes es discus discusion iones es teóric teórico-po o-polít lítica icas, s, tanto tanto en el mund mundo o angl anglos osaj ajón ón co como mo en otro otross lado lados. s. Vari Varias as co cosa sass han han cambiado en la escena contemporánea desde ese tiempo. Para refe referi rirr só sólo lo los los más más impo import rtan ante tess desa desarr rrol ollo los, s, es sufi sufici cien ente te mencionar el fin de la Guerra Fría y la desintegración del sistema Soviético. A esto debemos agregar drásticas transformaciones de la es estr truc uctu tura ra so soci cial al,, las las cual cuale es están stán a la base base de nuev nuevos os paradigmas en la constitución de identidades sociales y políticas. Para percibir la distancia epocal entre comienzos de los 1980s, cuan cuando do es este te libr libro o fue fue orig origin inal alme ment nte e es escr crit ito, o, y el pres presen ente te,, tenemos sólo que recordar que, en ese tiempo, el eurocomunismo era aún visto como un proyecto viable, yendo más allá del leninismo y la social democracia; y que, desde entonces, los debates más importantes que han absorbido la reflexión intelectual de la Izquierda han sido aquellos en torno a los nue nuevos movim ovimiient entos so soccial iales, multi ulticu culltura turali lism smo o, la globalización y desterritorialización de la economía y el conjunto de problemas relacionados a la cuestión de la postmodernidad. Podríamos decir –parafraseando a Hobsbawm- que el “corto siglo veinte” terminó en algún punto a comienzos de los 1990s, y que hoy día debemos encarar problemas sustancialmente nuevos. Hege He gemo moní nía a
y
estr estrat ateg egia ia
soci social alis ista ta
Dada la magnitud de estos cambios epocales, nosotros estabamos sorprendidos, yendo a través de las páginas de este no tan reciente libro, por lo poco que tenemos que cuestionar de la perspectiva intelectual y política desarrollada en él. Casi todo lo que ha ocurrido desde entonces, ha seguido cercanamente los patro patrone ness suge sugeri rido doss en nues nuestr tro o libro libro,, y es esos os prob proble lema mass que que fueron centrales para nuestras preocupaciones en ese tiempo, han devenido aún más importantes en la discusión 12
Laclau, Eresto & Mouffe, Chantal. Hegemony and Socialist Strategy. Strategy. London: Edit. Verso, 2001. Traducción de Marlene Beiza y Sergio Villalobos-Ruminott .
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contemporánea. Podemos incluso decir que vemos la perspectiva teórica teórica desarrollad desarrollada a en el libro –basada en la matriz matriz gramsciana y en la centralidad de la categoría de hegemonía-- como un intento más adecuado, para los problemas contemporáneos, que el aparato aparato intele intelectu ctual al que ha acompa acompañad ñado o recien recientem tement ente e las discusiones sobre subjetividades políticas, sobre democracia, y sobre las tendencias y consecuencias políticas de la economía globalizada. Es por esto que queremos resumir, como una forma de introducir introducir esta segunda segunda edición, edición, algunos puntos centrales centrales de nues nuestr tra a inte interv rven enci ción ón teór teóric ica, a, y co cont ntrap rapon oner er algu alguna nass de sus sus conclusione conclusioness políticas políticas a las recientes recientes tendencias tendencias en la discusión discusión sobre democracia. Comencemos por decir algo sobre el proyecto intelectual de Hegemonía y la perspectiva teórica desde la que fue escrito. A mediados de los años 1970s, la teorización marxista había llegado claramente a un impasse. Después de un excepcionalmente rico y creativo periodo en los años 1960s, los límites de esa expansión –los cuales tenían su epicentro en el alth althus usse seri rian anis ismo mo,, pero pero tamb tambié ién n en un reno renova vado do inte interé réss en Gramsci y en los teóricos de la escuela de Frankfurt- fueron totalmente visibles. Había un claro desfase entre las realidades del del ca capi pita tali lism smo o co cont ntem empo porán ráneo eo y lo que que el marx marxis ismo mo podí podía a subs subsum umir ir legí legíti tima mame ment nte e bajo bajoss sus sus prop propia iass ca cate tego gorí rías as.. Es suficiente recordar las desesperadas contorsiones que tuvieron lugar alrededor de nociones tales como “determinación en última instan instancia cia”” y “auton “autonomí omía a rel relati ativa” va”.. Esta Esta situac situación ión,, en genera general, l, provocó dos tipos de actitud: o negar los cambios, o retirarse, de manera no convincente, a un bunker ortodoxo; o agregar en forma ad hoc, análisis descripctivos de las nuevas tendencias que fueron simplemente yuxtapuestos –sin integración— a un cuerpo teórico que se mantuvo totalmente inalterado. Nuestra forma de relacionarnos con la tradición marxista fue fue total totalme ment nte e dife difere rent nte e y podr podría ía,, quiz quizás, ás, se serr expr expres esada ada en términos de la distinción husserliana entre “sedimentación” y “reactivaci “reactivación”. ón”. Categorías Categorías teóricas teóricas sedimentad sedimentadas as son aquellas aquellas que ocultan las acciones de su institución original, mientras el momento reactivante las hace visibles otra vez. Para nosotros – opuestos en esto a Husserl—la reactivación tenía que mostrar la con co nting tingen enci cia a ori origina ginall de la sínt síntes esiis que que esa sass cate ategorí gorías as
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marxianas intentaban establecer. En vez de relacionarnos con nociones tales como “clase”, la triada de niveles (el económico, el político y el ideológico) o la contradicción entre fuerzas y relaciones de producción, como fetiches sedimentados, nosotros tratamos de revivir las pre-condiciones que hicieron posible su operación discursiva, y nos cuestionamos, preocupados, sobre su continuidad o discontinuidad en el capitalismo contemporáneo. El resultado de este ejercicio fue el darnos cuenta que el campo de la teorización marx arxista sta habí abía sido, por mucho, más ambiva ambivalen lente te y divers diversifi ificad cado o que el trave travesti sti monolí monolític tico o que el marxismo-leninismo presentaba como la historia del marxismo. Esto tiene que ser establecido: el profundo efecto teórico del leninismo ha sido un fatal empobrecimiento de la diversidad del marx arxism ismo. Mient ientra ras, s, a fine finess del del peri perio odo de la Segu Segund nda a Internacional, los campos en los cuales la discursividad marxista operaba operaba,, estaban estaban devini deviniend endo o crecie creciente ntemen mente te divers diversifi ificad cados os – alca alcanz nzan ando do,, es espe peci cial alme ment nte e en el aust austro roma marx rxis ismo mo,, desd desde e el problema de los intelectuales hasta la cuestión nacional, y desde las inconsistencias internas de la teoría del valor-trabajo hasta la relación entre socialismo y ética— la división del movimiento inte intern rnac acio ional nal de trab trabaj ajado adore res, s, y la reor reorga gani niza zaci ción ón de su ala ala revolucionaria en torno a la experiencia soviética, trajo como cons co nsec ecue uenc ncia ia una una disc discon onti tinu nuid idad ad en su proce proceso so crea creati tivo vo.. El patético caso de Lukács, quien contribuyó, con sus innegables méritos intelectuales, a la consolidación de un horizonte teóricopolítico que no trascendió la total gama de asuntos de la Tercera Internacional, es un ejemplo extremo, extremo, pero no aislado. Es digno mencionar que algunos de los problemas confrontados por una estrat estrategi egia a soc social ialist ista a en las condic condicion iones es del capita capitalis lismo mo tardío tardío están ya contenidas in nuce en la teorización del austromarxismo, pero tuvieron poca continuidad en el periodo de entre guerras. Sólo el aislado ejemplo de Gramsci, escribiendo desde las prisiones de Mussolini, puede ser citado como una nueva partida, produciendo un nuevo arsenal de conceptos – guer guerra ra de posi posici cion ones es,, bloq bloque ue hist histór óric ico, o, volu volunt ntad ad co cole lect ctiv iva, a, hegemonía, liderazgo intelectual y moral— que son el punto de arra arranq nque ue de nues nuestr tra a refl reflex exió ión n en Hegemo Hegemoní nía a y estra estrateg tegia ia socialista. Revisitar (reactivamente) las categorías marxistas, a la luz de estos nuevos problemas y desarrollos tenía que llevarnos,
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necesariamente, a desconstruir el marxismo-leninismo –esto es, a desp despllazar azar algu algun nas de sus sus co cond ndic icio ione ness de posi posibi bili lida dad d y desarrollar nuevas alternativas que trascendieran cualquier cosa que que pudi pudier era a se serr ca cara ract cter eriz izad ado o co como mo la apli aplica caci ción ón de una una cate ca tego gorí ría. a. Sabe Sabemo moss desd desde e Wi Witt ttge genst nstei ein n que que no hay tal tal co cosa sa como la “aplicación de una regla”— la instancia de aplicación deviene parte de la regla misma. Releer la teoría marxista a la luz de los problemas contemporáneos necesariamente implica desconstruir las categorías centrales de esa teoría. Esto es lo que ha sido sido llamad amado o nue nuestro stro “post post-m -mar arxi xism smo o”. No Noso sotr tro os no inve invent ntam amos os es esta ta etiq etique ueta ta –sól –sólo o apare aparece ce marg margin inal alme ment nte e (no (no como etiqueta) en la introducción de nuestro libro. Pero desde entonc entonces es ha deveni devenido do genera generaliz lizada ada para para caract caracteri erizar zar nuestr nuestro o trabajo, podemos decir que no nos oponemos en la medida en que que se sea a adec adecuad uadam amen ente te co comp mpre rend ndid ida: a: co como mo el proc proces eso o de reapropiación de una tradición intelectual, pero también como un ir más allá de ella. Y en el desarrollo de esta tarea, es importante establecer que tal apropiación no puede ser concebida sólo como una historia interna del marxismo. Varios antagonismos sociales, varios problemas que son cruciales para la comprensión de las sociedades contemporáneas, pertenecen a campos discursivos que son externos al marxismo, y no pueden ser reconceptualizados en términos de categorías marxistas –dado, precisamente, que su presencia es la que pone al marxismo, en tanto sistema teórico cerrado, en cuestión, y nos llevan a la postulación de nuevos puntos de partida para el análisis social. Hay un aspecto en particular que queremos subrayar a este nivel. Cualquier cambio sustancial en el contenido óntico de un campo de investigación lleva también a un nuevo paradigma ontológico . Althusser solía decir que tras la filosofía de Platón, estaban las matemáticas griegas; detrás del racionalismo del siglo XVII, la física galileana; y detrás de la filosofía de Kant, la teor teoría ía newt newton onea eana na.. Pa Para ra pone ponerr el argu argume ment nto o en una una form forma a trasce trascende ndent ntal: al: la pregun pregunta ta estric estrictam tament ente e ontoló ontológic gica a inquie inquiere re cómo tienen que ser las entidades y desde ahí la objetividad de un campo en particular es posible. Hay un proceso de mutua retroalimentación entre la incorporación de nuevos objetos y las catego categoría ríass ontoló ontológic gicas as genera generales les que gobier gobiernan nan,, en un cierto cierto mome moment nto, o, lo que que es pens pensab able le dent dentro ro del del ca camp mpo o gene general ral de obje objeti tivi vidad dad.. La onto ontolo logí gía a impl implíc ícit ita a en el freu freudi dian anis ismo mo,, por por
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ejem ejempl plo, o, es dife difere rent nte e e incom ncompa pati tibl ble e co con n un para paradi digm gma a biologicista. Desde este punto de vista, se hace clara nuestra conv co nvic icci ción ón que que en la trans transic ició ión n desd desde e el marx marxis ismo mo al post post-marx marxis ismo mo,, el ca camb mbio io no es só sólo lo ónti óntico co sino sino onto ontoló lógi gico co.. Lo Loss problemas de una sociedad globalizada y caracterizada por la importancia de la información, son impensables dentro de dos para aradigmas ontológic gicos que gobiernan el campo de la disc discur ursi sivi vida dad d marxi arxist sta: a: prim primer ero o el hege hegeli lian ano, o, desp despué uéss el naturalista. Nuestro intento está fundado en el privilegio del momento de articulación política , y la categoría central de análisis político es, en nuestra perspectiva, hegemonía . En ese caso, ¿cómo – para repetir nuestra pregunta trascendental— tiene que ser una relación entre entidades, para que una relación hegemónica se haga posible? Su condición es que una fuerza social particular asuma la representación de una totalidad que es radicalmente incon nconm mensu ensura rabl ble e co con n ella. lla. Ta Tall form forma a de “uni “unive vers rsal aliidad dad hege hegemó móni nica” ca” es la únic única a que que una una co comu muni nida dad d polí políti tica ca pued puede e alcanzar. Desde este punto de vista, nuestro análisis debe ser diferenciado desde los análisis en los cuales la universalidad encuentra en el campo social una directa, no hegemónicamente mediada expresión, y de aquellos en los cuales las particularidades son sumadas y pensadas sin ninguna mediación entre ellas —como en algunas formas de post-modernismo. Pero si una relación de representación hegemónica es posible, su estatus ontológico tiene que ser definido. Este es el lugar donde, para nuestro análisis, la noción de lo social concebido como un espacio discursivo –e –est sto o es es,, haci hacien endo do posi posibl ble e rela relaci cion ones es de repr repres esen enta taci ción ón es estr tric icta tame ment nte e impe impens nsab able less dent dentro ro de un paradig paradigma ma fisica fisicalis lista ta o natural naturalist ista— a— devien deviene e de fundam fundament ental al importancia. En otros trabajos, hemos mostrado que la categoría de “di “disc scur urso so”” tien tiene e un alto alto pedi pedigr gre ee en el pen pensa sam mient iento o cont co ntem empo porá ráne neo, o, volv volvie iend ndo o a las las tres tres prin princi cipa pale less co corr rrie ient ntes es intelectuales del siglo XX: la filosofía analítica, la fenomenología y el estructuralismo. En las tres, el siglo comenzó con una ilusión de inmediatez, de un acceso no discursivamente mediado a las cosas mismas –el referente, el fenómeno y el signo, resp respec ecti tiva vame ment nte. e. En toda todass ella ellas, s, co como mo se sea, a, es esta ta ilus ilusió ión n de inmediate atez se disolvió en alg algún punto y tuvo que ser reemplazada por una u otra forma de mediación discursiva. Esto
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es lo que ocurrió en la filosofía analítica con el trabajo del último Wittgenstein, en la fenomenología con la analítica existencial de Heide eidegg gge er, y en el es estr truc ucttural uralis ism mo con la crí crítica tica post post-estructurali alista sta del signo. Esto es tamb ambién, en nuestra perspectiva, lo que ocurrió en epistemología con las transiciones del del veri verifi fica caci cion onis ismo mo –Pop –Poppe perr –Kuh –Kuhn n –Fey –Feyer erab aben end, d, y en el marxismo con el trabajo de Gramsci, donde la plenitud de las iden identi tida dade dess de clas clase e del del marx marxis ismo mo clás clásic ico o tien tiene e que que se serr reemplazada por identidades hegemónicas constituidas a través de mediaciones no dialécticas. Todas estas corrientes han alimentado nuestro pensamiento hasta algún nivel, pero el post-estructuralismo es el terr terren eno o dond donde e noso nosotr tros os hemo hemoss enco encont ntra rado do las prin princi cipa pale less fuentes de nuestra reflexión teórica y, dentro del campo postestructuralista, la deconstrucción y la teoría lacaniana han tenido una importancia decisiva en nuestra concepción de hegemonía. De la descontrucción, la noción de indecidibilidad ha sido crucial. Si es que que, como omo se muest uestra ra en el traba rabajo jo de Derr Derriida, da, lo indecidible permea el campo que antes ha sido concebido como gobe gobern rnado ado por por una una dete determ rmin inac ació ión n es estr truc uctu tura ral, l, ento entonc nces es se puede ver la hegemonía como una teoría de la decisión tomada en un terren terreno o indeci indecidib dible. le. La hegemon hegemonía ía requiere requiere profund profundos os nive nivele less de co cont ntin inge genc ncia ia –é –ést sta a es un se sett de arti articu cula laci cion ones es contingentes, lo que es otra forma de decir que el momento de reactivación no significa otra cosa que la recuperación de un acto político instituyente que encuentra su fuente y motivación aquí aquí y aho ahora pero pero en sí mism smo o. Por razo razone ness igual gualm ment ente atinge atingente ntes, s, la teoría teoría lacani lacaniana ana contri contribuy buye e con herram herramien ientas tas decisivas para la formulación de una teoría de la hegemonía. Entonces, la categoría de punto de acolchado -- point point de capiton — (punto nodal, en nuestra terminología) o significante-maestro envuelven la noción de un elemento particular asumiendo una funció función n estruc estructur turant ante e “unive “universal rsal”” dentro dentro de un cierto cierto campo campo discur discursiv sivo o –realm –realment ente, e, cualqu cualquier ier organi organizac zación ión que ese campo campo tenga es só sóllo el resultado ado de esa función— sin que la particularidad de ese elemento per se predetermine tal función. En una forma similar, similar, la noción noción del sujeto sujeto ante la subjetivac subjetivación ión establ establece ece la centra centralid lidad ad de la catego categoría ría de “ident “identifi ificac cación ión”” y hac ace e posible, en ese sentido, pensa sarr las transi ansicciones hege hegemó móni nicas cas que que depe depend nden en plen plenam amen ente te de arti articu cula laci cion ones es
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políticas y no de entidades constituídas fuera del campo político –tales como “intereses de clase”. Ciertamente, las articulaciones político-hegemónicas crean retroactivamente los intereses que ellas dicen representar. La “heg “hege emoní onía” tiene iene sus pre precisa cisass co cond ndic icio ione ness de posibilidad, tanto desde el punto de vista de lo que una relación requiere para ser concebida como relación hegemónica, cuanto desde la perspectiva de la construcción de un sujeto hege hegem móni ónico co.. Para ara el prim primer er as aspe pect cto, o, la ya me menc nciionad onada a dimensión de indecidibilidad estructural es la condición de la hegemonía. Si es que la objetividad social, a través de sus leyes internas determinara cualquier acuerdo estructural que existe (como en una concepción sociologista de la sociedad), no habría espaci espacio o para rea rearti rticul culaci acione oness hegem hegemóni ónicas cas contin contingen gentes tes –ni, –ni, ciertamente, para la política como una actividad autónoma. Para hablar de hegemonía, el requisito es que la propia naturaleza de los los elem elemen ento toss no los los pred predet eter ermi mine ne a entr entrar ar en un tipo tipo de acue ac uerd rdos os y no en otro otros, s, sin sin em emba barg rgo, o, fund fundié iénd ndol olos os,, co como mo resultado de una práctica externa o articulatoria. La visibilidad de los ac acto toss de inst instiituc tución ión origi rigina nari ria a –e –en n su espec specíífic fica contin contingen gencia cia— — es, en este este sentid sentido, o, el requis requisito ito de cualqu cualquier ier formación formación hegemónica. hegemónica. Pero decir decir articulación articulación contingente contingente es enunciar una dimensión central de la “política”. Este privilegio del momento político en la estructuración de la sociedad es un aspect aspecto o ese esenci ncial al en nuestro nuestro enfoqu enfoque. e. Nuestr Nuestro o libro libro muestr muestra a cómo, históricamen históricamente, te, la categoría categoría de hegemoní hegemonía a fue elaborada originalmente en la social democracia rusa como un intento para dirigir las intervenciones políticas autónomas que fueron posibles por la dislocación estructural entre actores y tareas democráticas, que fue a su vez, el resultado del tardío desarrollo del capitalismo en Rusia; cómo, después, la noción de “desarrollo desigual y combinado” la extendió a las condiciones generales de la política en la época imperialista; y cómo, con Gramsci, esta dimensión hegemónica se hizo constitutiva de la subjetividad de los actores históricos (quienes por ello dejaron de ser meramente actore actoress de clase). Podríamos agregar que esta dimensión de contingencia, y la concominante autonomización de la política, son so n aún aún más más visi visibl bles es en el mund mundo o co cont ntem empo porá ráne neo, o, en las las condiciones del capitalismo avanzado, donde las rearticulaciones
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hegemónicas están mucho más generalizadas de lo que estaban en el tiempo de Gramsci. En relación a la subjetividad hegemónicamente concebida, nuestro argumento encaja con el debate sobre la relación entre universalismo y particularismo, el cual ha devenido totalmente central en los años recientes. Una relación hegemónica tiene, sin duda, una dimensión universalista, pero éste es un universalismo de tipo tipo muy muy part partic icul ular ar cuya cuyass prin princi cipa pale less ca cara ract cter erís ísti tica cass es importante establecer. No se trata del resultado de una decisión contractual, como en el caso del Leviathan de Hobbes, porque la relación hegemónica transforma la subjetividad de los sujetos implicados en ella. Y esta universalidad no está necesariamente relacionada a un espacio público, como en la noción de “clase universal” universal” de Hegel, Hegel, porque las rearticulac rearticulaciones iones hegemónica hegemónicass com co mienz enzan en el nive nivell de la so soci cied edad ad civi civill. Y és éstta no es es,, finalmente, como la noción marxista de proletariado en tanto clase universal, porque esta universalidad no es el resultado de una defini definitiv tiva a reconc reconcil iliac iación ión humana, humana, alcanz alcanzada ada me media diante nte el inexorable retiro del Estado y el fin de la política; la relación hegemónica es, por el contrario, constitutivamente política. ¿Cuál es, en este caso, la universalidad especificamente inherente a la hegemonía? Esta resulta, como se argumenta en este texto, de una dialéctica específica entre lo que llamamos lógicas lógicas de la diferenci diferencia a y lógicas lógicas de la equivalencia. equivalencia. Los actores actores sociales sociales ocupan posiciones posiciones diferenci diferenciales ales dentro dentro de los discursos discursos que constituyen la producción de lo social. Por otro lado, hay antagonismos sociales que crean fronteras internas dentro de la sociedad. Vis à vis fuerzas opresivas, por ejemplo, donde un conjunto de particulari aridade ades estab stabllece relac aciiones de equivalencia entre ellas mismas. Se hace necesario, como sea, represe sen ntar la totalidad de la cade adena, más allá de las parti particu cula lare ress dire direre renc ncia iass de las las rela relaci cion ones es equi equiva vale lenc ncia iale les. s. ¿Cuá ¿Cuále less so son n los los me medi dios os de repre represe sent ntac ació ión? n? Co Como mo noso nosotr tros os argu argume ment ntam amos os,, só sólo lo una una part partic icul ular arid idad ad cuyo cuyo cuer cuerpo po es está tá esci es cind ndid ido, o, pero pero sin sin ce cesa sarr de se serr su prop propia ia part partic icul ular arid idad ad,, transforma transforma su cuerpo cuerpo en la representac representación ión de una universalidad universalidad que lo trasciende (la de una cadena equivalencial). Esta relación, por la cual una cierta particularidad asume la representación de una universalidad totalmente inconmensurable con ella, es lo
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que llamam llamamos os una relación hegemónica Como mo resu result ltado ado,, su hegemónica. Co universalid universalidad ad es una uiversalidad uiversalidad contaminada: contaminada: (1) esta vive en la irresuleta tensión entre universalidad y particularidad; (2) su función de universa sallidad hegemónica no es adquirida defi defini niti tiva vame ment nte e y es es,, por por el co cont ntra rari rio, o, siem siempr pre e reve revers rsib ible le.. Aunque hemos, sin duda, radicalizado la intuición gramsciana en varios sentidos, pensamos que algo de esto está implícito en la dist distiinció nción n de Gram ramsc scii entr entre e clase lase co coor orpo pora rattiva iva y clase lase hegemónica. Aquí mismo, nuestra concepción de universalidad contaminada se diferencia de la concepción de Habermas, para quie quien n la univ univer ersal salid idad ad tien tiene e un co cont nten enid ido o que que le es prop propio io,, independientemente de cualquier articulación hegemónica. Pero también evita el otro extremo –representado, quiza, en su pureza por el particularismo de Lyotard, cuya concepción de la sociedad consiste en una pluralidad de juegos de lenguaje inconmensurables y, cuyas articulaciones pueden ser concebidas sóllo de manera fortuita, hac só aciiendo imposible cualq alquier rearticulación política . Como resultado, nuestro intento concibe la universalidad como universalidad política y, en ese sentido, como dependiente de fronteras internas a la sociedad. Esto nos lleva a lo que es, quiz quizás, ás, el argu argume ment nto o ce cent ntral ral de nues nuestr tro o libr libro, o, el cual cual es está tá relacionado a la noción de antagonismo . Ya hemos explicado porq porque ue,, en nue nuestra stra visi isión, ón, ni las oposi posiccione ioness real reale es (las (las Realrepugnanz de Kant) ni la contradicción dialéctica, pueden serr co se cons nsid ider erada adass para para la es espe pecí cífi fica ca rela relaci ción ón que que llam llamam amos os “antagonismo social”. Nuestra tesis es que los antagonismos no son relaciones objetivas , sino relaciones que revelan los límites de toda objetividad. La sociedad está constituida alrededor de estos límites, y ellos son límites antagónicos. Y la noción de límite antagónico tiene que ser concebida literalmente –es decir, no hay una “astu stucia de la razó azón” que le permita a esta sta percatarse de sí mismo, a través de estas relaciones antagónicas. Ni tampoco hay, una especie de metajuego que subordinaría los antagonismos a su sistema de reglas. Es por esto que noso sottros concebimos la política no como una sup superes erestr truc uctu tura ra,, sino sino que que ya teni eniendo endo el estat status us de una una ontología de lo social .
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Desde este argumento se sigue que la división social es inherente inherente a la posibilidad posibilidad de la política, política, y –como argumentamos argumentamos en la últ última ima part parte e del del libro ibro— — lo es tambi ambién én de la mism misma a posibilidad de una política democrática. Nos gustaría enfatizar este punto. El antagonismo está, ciertamente, en el centro de la actual relevancia de nuestro enfoque, en ambos niveles, el teórico y el político. Esto podría parecer parecer paradój paradójico ico,, consid consideran erando do que una de las princi principal pales es cons co nsec ecue uenc ncia iass de las las prof profun undas das tran transf sfor orma maci cion ones es que que han tomado lugar en los quince años desde la publicación de nuestro libro, ha sido precisamente que la noción de antagonismo ha sido sido borr borrad ada a del del disc discur urso so polí políti tico co de la Izqu Izquie ierd rda. a. Pe Pero ro a diferencia de aquellos que ven esto como un progreso, nosotros creemos que es aquí donde se mantiene el principal problema. Exam Examin inem emos os có cómo mo y pórq pórque ue es esto to oc ocur urri rió. ó. Se podr podría ía habe haberr esperado que el colapso del modelo Soviético diera un renovado ímpe ímpetu tu a los los part partid idos os so soci cial alis istas tas demo democr crát átic icos, os, fina finalm lmen ente te liberados de la imagen negativa del socialismo que sus viejos antag antagon onis ista tass pres presen enta taba ban. n. Co Como mo se sea, a, co con n el frac fracaso aso de su vari variant ante e co comu muni nist sta, a, fue fue la mism misma a idea idea de soc socia iali lism smo o la que que devi devino no desac desacre redi dita tada. da. Le Lejo joss de goza gozarr de una una nuev nueva a vida vida,, la soci so cial al demo democr crac acia ia fue fue lanz lanzada ada al desc descon onci cier erto to.. En vez vez de la reformulación del proyecto socialista, lo que hemos presenciado en las últimas décadas ha sido el triunfo del neo-liberalismo, cuya cuya hegemo hegemonía nía ha sido sido demasi demasiado ado penetr penetrant ante e tenie teniendo ndo un profundo efecto sobre la identidad de la Izquierda. Puede incluso afirmarse que el proyecto de Izquierda está hoy en una crisis más profunda que cuando nosotros estábamos escribiendo este libro ibro,, a co comi mien enzzos de los 1980s. Bajo ajo el pre pretex texto de la “mod “moder erni niza zaci ción ón”, ”, un crec crecie ient nte e núme número ro de part partid idos os so soci cial al demócratas han estado descartando su identidad de Izquierda, redefinié redefiniéndose ndose eufemistam eufemistamente ente como “centro-Izq “centro-Izquierd uierda”. a”. Ellos alegan que las nociones de Izquierda y Derecha se han vuelto obsoletas y que lo necesario es es una política política de “centro radical”. El principio básico de lo que se presenta como “tercera vía” esttabl es ablece que que con el fal fallec eciimiento ento del del comun omuniism smo o y las transformaciones socio-económicas relacionadas al advenimiento de la sociedad de la información y el proceso de globalización, los antagonismos han desaparecido. Ahora sería posible una política sin fronteras –una política win-win (centro-
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centro cent ro)) donde onde podr podríían ser enco encont ntra rada dass so solu luccione ioness que que favorezcan a todos y cada uno en la sociedad. Esto implica que la política no está más estructurada en la división social, y que los problemas políticos se han vuelto meramente técnicos. De acuerdo con Ulrich Beck y Anthony Giddens –los teóricos de esta nuev nueva a polí políti tica ca—n —nos osot otro ross es esta tamo moss vivi vivien endo do ahor ahora a bajo bajo las las condic condicion iones es de la “moder “moderniz nizaci ación ón reflex reflexiva iva”” donde donde el model modelo o antagónico de la política, de nosotros versus ellos, no se aplica más. Ellos afirman que hemos entrado en una nueva era, en la cual la política necesita ser concebida en una forma completamente diferente. La política radical debe preocuparse de los problemas de la “vida” y ser “generativa”, permitiendo a las pers person onas as y grup grupos os hace hacerr que que las co cossas oc ocur urra ran; n; y la democracia debe ser concebida en la forma de un “diálogo”, donde los problemas controversiales son resueltos escuchándonos unos a otros. Mucho se dice hoy por hoy, acerca de la “democratización de la democracia”. No hay nada equívoco, en principio, con tal perspectiva, y a primera vista, ella parece acordar con nuestra idea de una “democracia radical y plural”. Hay, sin embargo, una diferencia crucial porque nosotros nunca concebimos el proceso de radicalización de la democracia, que es central en nuestro enfo enfoqu que, e, toma tomand ndo o lugar lugar dent dentro ro de un terr terren eno o neut neutra ral, l, cuya cuya topología no sería afectada, sino como una profunda transfo transforma rmació ción n de las rel relaci acione oness de poder. poder. Para Para nosotr nosotros, os, el objetivo era el establecimiento de una nueva hegemonía, la cual requ requie iere re la crea creaci ción ón de nuev nuevas as fron fronte tera rass polí políti tica cas, s, no su desa desapa pari rici ción ón.. Sin Sin duda duda es buen bueno o que que la Izqu Izquie ierd rda a se haya haya,, finalmente, percatado de la importancia del pluralismo y de las instituciones liberal-democráticas, pero el problema es que esto ha sido sido ac acom ompa pañad ñado o por por una una erró erróne nea a cree creenc ncia ia que que llev lleva a al abandono de cualquier intento de transformar el actual orden hegemónico. De aqu aquí la sa saccrali alización del conse sen nso so,, el desdibujamiento de las fronteras entre Izquierda y Derecha, y la tendencia hacia el Centro. Pero esto es sacar equivocadas conclusiones de la caída del Comunismo. Ciertamente es importante comprender que la democracia liberal no es el enemigo a ser destruido en función de crear, a través de la revolución, una sociedad completamente
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nuev nueva. a. Esto Esto es prec precis isam amen ente te lo que que noso nosotr tros os es esta taba bamo moss argumentando en este libro cuando insistíamos en la necesidad de una redefinición del proyecto de Izquierda en términos de una “radicalización” de la democracia. En nuestra visión, el problema con las democracias liberales “realmente existentes” no es con sus sus valo valore ress co cons nsti titu tuti tivo voss cris crista tali liza zado doss en los los prin princi cipi pios os de libertad libertad e igualdad igualdad para todos, todos, sino con el sistema de poder que redefine y limita la operación de esos valores. Es por esto que nuestro proyecto de “democracia radical y plural” fue concebido como una nueva etapa en la profundización de la “revolución democrática”, como la extensión de las luchas democráticas por la igualdad y la libertad a un más amplio rango de relaciones sociales. Nosotros nunca pensamos, pues, que descartar el modelo político jacobino amigo/enemigo como un adecuado paradigma para las políticas democráticas, debiera llevar a la adopción de un mode modelo lo libe liberal ral,, el cual cual co conc ncib ibe e la demo democr crac acia ia co como mo una una simp simple le co comp mpet etic ició ión n entr entre e inte intere rese sess que que toma toman n lugar lugar en un terreno neutral –aun si es que el acento es puesto sobre la dimensión “dialógica”. Esta, sin embargo, es precisamente la forma en la cual muchos partidos de Izquierda están visualizando el proceso democrático. Es por esto que ellos son incapaces de com co mpre prender nder la estru struct ctur ura a de rel relac aciiones ones de pode poder, r, y aun aun comenzar a imaginar las posibilidad de establecer una nueva hegemonía. Como conse seccuencia de esto, el elemento anticapitalista que siempre había estado presente en la social dem democ ocra raci cia a –tan –tanto to en su varia ariant ntes es de Dere Dereccha co com mo de Izquierda— ha sido ahora erradicado de su versión supuestamente modernizada. De aquí la falta en su discurso de cual cualqu quiier refe refere renc nciia a una una posi posibl ble e alt alterna ernati tiva va al orden rden económico actual, el cual es visto como el único posible –como si rec reconoc onoce er el ca carrác ácte terr ilus ilusor orio io de un qui quiebre ebre tot total con la economía de mercado necesariamente impidiera la posibilidad de modos diferentes de regulación de las fuerzas de mercado, y significara que no hay alternativas a la total aceptación de sus lógicas. La justificación común para el “dogma de la no alternativa” es la global globaliza izació ción, n, y el argumen argumento to general generalmen mente te esgrim esgrimido ido contra las políticas redistributivas social demócratas es que los
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limitados presupuestos fiscales alegados por los gobiernos, son la únic única a posi posibi bili lida dad d real realis ista ta en un mund mundo o dond donde e el me merc rcado ado mundial no permitiría ninguna desviación desde la ortodoxia neolibe iberal ral. Est Este argu argum ment ento qued queda a subs subsum umiido en el terr terre eno ideológico en el cual ha sido creado como resultado de años de hege hegemo moní nía a neoneo-li libe bera ral, l, y tran transfo sform rma a lo que que es un es esta tado do de problemas coyunturales en una necesidad histórica. A la vez, las fuerza fuerzass de la global globaliza izació ción n rel relaci aciona onadas das exclu exclusiv sivame amente nte a la revo revolu luci ción ón info inform rmát átic ica, a, so son n apar apartad tadas as de sus sus dime dimens nsio ione ness políticas y aparecen como un destino al cual todos debemos some so mete tern rnos. os. Ento Entonc nces es se nos nos dice dice que que no hay hay más más polí políti tica cass económicas de Izquierda o de Derecha, sólo buenas o malas! Pensar en términos de relaciones hegemónicas es romper con co n tale taless falac falacia ias. s. Cier Cierta tame ment nte, e, revi revisar sar el llam llamado ado “mun “mundo do globalizado” con la categoría de hegemonía elaborada en este libro, puede ayudarnos a comprender que la actual coyuntura, lejo lejoss de se serr el únic único o natu natura rall o posi posibl ble e orde orden n so soci cial al,, es la expresión de una cierta configuración de relaciones de poder. Este orden es el resultado de movimientos hegemónicos por parte de fuerzas sociales específicas que han sido capaces de implem implement entar ar una profun profunda da transf transform ormaci ación ón en las rel relaci acione oness entr entre e co corpo rporac racio ione ness ca capi pita tali list stas as y Estad Estados os naci nacion onal ales es.. Esta Esta hegemonía puede ser puesta en tela de juicio. La Izquierda debe comenzar elaborando una alternativa creíble al orden neo-liberal, en vez de simplemente tratar de manejarlo en una forma más humana. Esto, por supuesto, requiere esbozar nuevas fronteras políticas y reconocer que no puede haber una política radical sin la definición de un adversario. Es decir, requiere la aceptación de la inerradicabilidad del antagonismo. Hay otra forma en la cual la perspectiva teórica desa desarr rrol olla lada da en es este te libr libro o pued puede e co cont ntri ribu buir ir a rest restau aura rarr la centralidad de la política –destacando los defectos de lo que es actualmente presentado como la más prometedora y sofisticada visión de una política progresista: el modelo de la “democracia deli delibe bera rati tiva va”” la cual cual ha sido sido elabo elaborad rada a por por Ha Habe berm rmas as y sus sus seguidores. Es útil contrastar nuestro enfoque con el de ellos, porq porque ue exis existe ten n real realme ment nte e algu alguna nass simi simila lari rida dade dess entr entre e la concepción de democracia radical que nosotros reivindicamos y la que ellos defienden. Como ellos, nosotros criticamos el modelo
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agre agrega gati tiv vo de la dem democ ocra raci cia, a, el cual cual redu reducce el proc proce eso democrático a los intereses y preferencias que son registradas en una una vota votaci ción ón moti motiva vada da por por la se sele lecc cció ión n de líde lídere ress que que impl implem emen entar tarán án las las polí políti tica cass eleg elegid idas. as. Co Como mo ello ellos, s, noso nosotr tros os obje objeta tamo moss que que es esta ta es una una co conc ncep epci ción ón em empo pobr brec ecid ida a de las las políticas democráticas, que no reconoce la forma en la cual las identidades políticas no están stán pre-dad -dada as sin sino que son constituídas y reconstituídas a través del debate en la esfera pública. Las políticas democráticas, nosotros argumentamos, no consisten simplemente en registrar intereses ya existentes, sino que juegan un rol crucial en la formación de los sujetos políticos. Sobre estos tópicos, estamos de acuerdo con los habermasianos. Mas aún, estamos de acuerdo con ellos en la necesidad de tomar en cuenta las diferentes voces que una sociedad democrática abarca y en ampliar el campo de las luchas democráticas. Hay, sin Hay, sin em embar bargo go,, impo import rtan ante tess punt puntos os de dive diverg rgen enci cia a entre nuestro enfoque y el de ellos, que dependen del marco teórico que conforma nuestras respectivas concepciones. El rol central que la noción de antagonismo juega en nuestro trabajo, impide cualquier posibilidad de una reconciliación final, de un tipo tipo de conse onsens nso o raci racion onal al,, de un plen plenam ame ente nte incl nclusi usivo “nosotros”. Desde nuestra perspectiva, una esfera pública de argum argumen entac tació ión n racio raciona nall no excl excluy uyen ente te es una una impo imposi sibi bili lidad dad conceptual. El conflicto y la división, en nuestra visión, no son ni alborotos que desafortunadamente no pueden ser eliminados, ni impedime impedimentos ntos empíricos empíricos que vuelven vuelven imposible imposible la realizació realización n plena de una armonía que no podemos alcanzar porque nunca seremos capaces de dejar nuestras particularidades completamente a un lado en función de actuar de acuerdo con nues nuestr tro o se serr raci racion onal al –una –una armon armonía ía que que debe debe,, sin sin em emba barg rgo, o, constituir el ideal hacia el que nosotros debemos apuntar. Por el contrario, sostenemos que sin conflicto y división, una política democrática pluralista sería imposible –aun si es que esta es vista como un intento asintótico dirigido hacia la idea regulativa de consenso racional-racional-- y lejos de proveer el el horizonte necesario para para el proy proyec ecto to demo democr crát átic ico, o, más más bien bien lo pone pone en ries riesgo go.. Conceb Concebida ida en tal forma, forma, la democr democraci acia a plural pluralist ista a devien deviene e un “ide “ideal al auto auto-r -ref efut utado ado”, ”, porq porque ue el mome moment nto o de su real realiz izaci ación ón coincide con su desintegración. Es por esto que afirmamos que es vital para la política democrática reconocer que cualquier
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forma de conse sen nso es el resultado ado de una art articulación hegemónica, y que esta siempre tiene un “afuera” que impide su plena realización. A diferencia de los habermaseanos, nosotros no vemos esto como algo que socava el proyecto democrático, sino como su condición de posibilidad. Unas Unas pala palabr bras as fina finale less so sobr bre e la form forma a en que que noso nosotr tros os concebimos las tareas más urgentes para la Izquierda. Varias voces han sido recientemente escuchadas llamando: “vuelta a la luch lucha a de clas clase es”. s”. Ella Ellass reiv reivin indi dica can n que que la Izqu Izquie ierd rda a se ha identificado muy cercanamente con los problemas “culturales”, y que ha aband andonado la lucha contra las desiguald aldade ades econ ec onóm ómic icas as.. Es tiem tiempo po,, dice dicen n ella ellas, s, de deja dejarr a un lado lado la obsesión con las “políticas de identidad”, y escuchar de nuevo las demandas de la clase trabajadora. ¿Qué debemos hacer con tales críticas? ¿estamos hoy día en una coyuntura opuesta a aquella que proveyó el fundamento de nuestra reflexión, basada en criticar a la Izquierda por no tomar en consideración la lucha de los “nuevos movimientos”? Es verdad que la evolución de los partidos de Izquierda ha sido tal que ellos se han preocupado pri princi ncipal palme ment nte e de la clas clase e medi edia, en detr detriimento ento de los los trabajadores. Pero es debido a su incapacidad para concebir una altern alternati ativa va al neo-li neo-liber berali alismo smo y su ace acepta ptació ción n acríti acrítica ca de los imperativos de “flexibilidad”, para no suponer un enca encapr pric icha hami mien ento to co con n los los prob proble lema mass de la “ide “ident ntid idad ad”. ”. La solución no es abandonar la lucha “cultural” y volver a la política “real”. Uno de los principios centrales de Hegemonía y estrategia socialista es la necesidad de crear una cadena de equivalencias entre varias luchas democráticas contra diferentes formas de subordinaci subordinación. ón. Nosotros Nosotros argumentam argumentamos os que las luchas contra el sexismo, el racismo, la discriminación sexual, y la defensa del medio ambiente necesitan ser articuladas con las luchas de los trabajadores, en un nuevo proyecto hegemónico de Izquierda. Para ara poner esto en una terminología que se ha vuelto recien recientem tement ente e de moda, moda, insist insistimo imoss que la Izquie Izquierda rda necesi necesita ta abordar tanto los problemas de la “redistribución”, como del “reconocimiento”. Esto es lo que entendíamos por “democracia radical y plural”. Hoy día, tal proyecto se mantiene tan pertinente como siempre –lo que no quiere decir que se ha hecho más fácil
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realizarlo. Ciertamente a veces parece como si en vez de pensar en “radi radica cali lizzar” ar” la dem democ ocra raccia, ia, la pri primera era prio priori rida dad d se sea a defenderla de las fuerzas que insidiosamente la amenazan desde adentro. En vez de reforzar sus instituciones, el triunfo de la demo democr crac acia ia so sobr bre e su adve advers rsar ario io co comu muni nist sta a pare parece ce habe haberr contribuido a su debilitamiento. El desencanto con el proceso democrático está alcanzando proporciones preocupantes, y el cini cinism smo o de la clas clase e polí políti tica ca está stá tan tan espar sparci cido do que que es esttá socavando la confianza básica de la ciudadanía en el sistema parlamentario. Ciertamente no hay fundamento para regocijarse sobre el estado actual de la política en las sociedades liberaldemocr democráti áticas. cas. En alguno algunoss países países,, esta esta situac situación ión está está sie siendo ndo inge ingeni nios osam amen ente te expl explot otad ada a por por dema demago gogo goss popu populi list stas as de derecha, y el triunfo de gente como Haider y Berlusconi testifica que tales retóricas pueden atraer una muy significativa cantidad de seguidores. En la medida en que la Izquierda renuncia a la luch lucha a hege hegemó móni nica ca,, e insi insist ste e en oc ocup upar ar el ce cent ntro ro,, hay hay poca poca esperanza de que tal situación pueda ser revertida. De seguro, hem hemos co com menzad nzado o a ver la eme merg rgen enccia de una una se seri rie e de resistencias a los intentos de las corporaciones transnacionales por imponer su poder sobre el planeta entero. Pero sin una visión sobre lo que podría ser una forma diferente de organizar las relaciones sociales, una que restaure la centralidad de la política sobre la tiranía de las fuerzas de mercado, esos movimientos seguirán siendo de naturaleza defensiva. Si es que se está a favor favor de constr construir uir una cadena cadena de equiva equivalen lencia ciass entre entre luchas luchas democráticas, se necesita establecer una frontera y definir un adversario, pero esto no es suficiente. También se necesita saber por por qué qué se es está tá pele pelean ando do,, qué qué tipo tipo de so soci cied edad ad se quie quiere re esta es tabl blec ecer er.. Esto Esto requ requie iere re una una adec adecua uada da co comp mpre rensi nsión ón de la naturaleza de las relaciones de poder por parte de la Izquierda y de las dinámicas de la política. Requiere saber qué es de interés en la construcción de una nueva hegemonía. Entonces nuestro motto es: Volver a la lucha hegemónica. Ernesto Laclau y Chantal Mouffe Noviembre, 2000.
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Primera conferencia: (22 de octubre de 1997).
Creo que se podría decir que la historia intelectual del siglo XX comenzó con tres ilusiones de inmediatez, es decir, de acceso directo directo a lo inmediato inmediato y estas tres ilusiones ilusiones fueron: el referente, el fenómen fenómeno o y el signo signo;; cada una de ellas dio lugar a una tradición intelectual distinta. En el caso del referente se trata de la filoso soffía analí alítica, en el caso del fenómeno de la fenomenología y, en el caso del signo del estructuralismo. Ahor Ahora a bien bien,, la hist histor oriia de estas stas tres res trad tradic icio ione ness es sumame sumamente nte simil similar, ar, tienen tienen un parale paralelis lismo mo notabl notable. e. En cierto cierto momento la ilusión de inmediatez se disuelve y entonces, cada una de estas tradiciones, de acuerdo a sus herramientas y a su estilo, tienen que pasar, de una u otra forma, a una teoría del discurso, es decir, a una teoría en la cual el momento de la mediación resulta constitutivo y el acceso a lo inmediato está postergado. En el caso de la filosofía analítica esto ocurre con la obra obra del del se segu gund ndo o Wi Witt ttge gens nste tein in.. Éste Éste habí había a repr repres esen enta tado do en forma extrema, en el Tractatus Logico-Philosoph Logico-Philosophicus icus 13, la orientación según la cual podía haber un acceso directo al objeto y no solamente podía haberlo, sino que era un requerimiento lógico lógico en la estructurac estructuración ión de todo lenguaje, lenguaje, es decir, que había llevado a su extremo de formalización lógica la tendencia que se habí había a inic inicia iado do co con n Ruse Rusell ll y Whit Whiteh ehea ead d en el libr libro o Principia 14 Mathematica . Pero en su segunda obra, Investigaciones Filosóficas15, Wittgenstein pone todo este argumento en cuestión y llega a la noción de “juegos de lenguajes”, como constitutivos de la experienc experiencia ia social, social, por medio medio de los cuales, cuales, la ilusión ilusión del refe refere rent nte e se disu disuel elv ve defi defini niti tiva vam mente ente.. En el cas aso o de la fenomenología, el lema de Husserl había sido bien claro: “a las cosas mismas”, y el tipo de tareas infinitas que él postulaba, era Tratactus Logico-Fil Logico-Filosoph osophicus icus. Barcel Wittgens Wittgenstein, tein, Ludwig. Ludwig. Tratactus Barcelona ona:: Ediciones Altaya, 1997. 14 Whitehead, ad, Alfred North. Prin Princi cipi pia a Math Mathem emat atic ica a. 13
Massachusetts: Cambridge University Press, 1960. Wittgenste Wittgenstein, in, Ludwig. Ludwig. Investigaciones Barcelona ona:: Investigaciones filosóficas. Barcel Editorial Crítica, 1988. 15
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la apelación a una descripción trascendental, en la cual todo presupuesto debía ser dejado de lado; ésta es la tradición que se romp rompe e co con n la anal analít ític ica a exis existe tenc ncia iall de He Heid ideg egge gerr y co con n la radicalización de la fenomenología que va a tener lugar en clave heideggeriana. Finalmente, en el caso del estructuralismo, se partía de una unión estricta entre el significante y el significado, quedando para la crítica post-estructuralista del signo, el trabajo de poner en cuestión este tipo de relación. De tal manera que la historia que tengo que contarles es una historia que nos va a llevar al concepto de hegemonía , al conc co ncep epto to de democrac democracia ia radical radical y a toda una serie de argumentaciones que voy a exponer en detalle en las próximas dos sesiones; pero, habría que advertir que la historia que tengo que contarles puede plantearse en términos de cualquiera de estas tres tres tradiciones. tradiciones. Al final de la sesión, sesión, haré referencia referencia a la disc discusi usión ón entr entre e desc descri ript ptiv ivis ista tass y anti antide desc scri ript ptiv ivis istas tas,, que que ha tenido lugar en el campo de la filosofía filosofía analítica, últimamente. últimamente. El grue grueso so de mi pres presen enta taci ción ón se va a ce cent ntra rarr en la trad tradic ició ión n estr es truc uctu tura rali list sta, a, es deci decir, r, voy voy a trat tratar ar de most mostra rarr có cómo mo el estructuralismo en sus formas clásicas tiene -en cierto momento de su desarrollo- que ser deconstruido y, a partir de allí, voy a presentar mi forma personal de deconstrucción de esta tradición, que tiene lugar en torno a la noción de significantes significantes vacíos. Ento Entonc nces es,, pode podem mos habl hablar ar de tres tres momen omento toss en la tradic tradición ión estructu estructural ralist ista: a: el primer primer momento, momento, lo llama llamarem remos os Estruc Estructur turali alismo smo Model Modelo o 1, que corres correspon ponde de global globalmen mente te a la obra de Ferdinand de Saussure; el segundo, es el Estructuralismo Modelo 2, que va a radicalizar el formalismo de la construcción saussureana; y el tercero, es el momento del Postestructuralismo. Este será el camino de nuestro trabajo de hoy. Como he dicho, el primer modelo de estructuralismo se constituye en Saussure y tiene un carácter casi exclusivamente lingüístico. La construcción de Saussure se estructura en torno a tres distinciones y a dos principios, las tres distinciones son las siguientes: a) En primer lugar, la distinción entre Langue y Parole , que en español se ha traducido como la lengua y el habla. En el caso
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de la Langue, se trat trata a del del teso tesoro ro de todo todoss los los sign signos os depositados en la mente del hablante; la Parole, es el uso que cada cada hablan hablante te indiv individu idual al hace hace de la Langue en un momento determinado del tiempo. Esto globalmente coincide -aunque no enteramente- con la distinción que en la lingüística chomskyana se hace entre Competence and Perfomance . b) La segunda distinción, es el eje alrededor del cual gira todo el sistema, se trata del signo concebido como la unidad entre el significante y el significado. En tal caso, el significante es una serie de sonidos que constituyen una palabra, mientras que el significado es el concepto que corresponde a la palabra; por ejemplo, a la palabra vaca como serie de sonidos le corresponde el concepto de un animal. c) La tercera distinción, que es muy importante para el anál análiisis sis del del disc discur urso so,, es la dist distin incción ión ent entre para paradi digm gma a y sint sintag agma ma.. Si por por ejem ejempl plo o digo digo:: “un “un vaso vaso de lech leche” e”,, es esta tass palabras se combinan entre sí de acuerdo a reglas precisas, yo no puedo decir “de un leche vaso”, esto es lo que constituye un sintagma: un conjunto definido de posiciones diferenciales. ¿Qué es lo que constituye un paradigma?, simplemente las relaciones de sustitución entre los términos. Por ejemplo, puedo reemplazar vaso por botella, por copa, etcétera. Por lo tanto, las dos únicas propiedades que las unidades ling lingüí üíst stic icas as pres presen enta tan n para para Saus Saussu sure re son: son: la ca capac pacid idad ad de combinación y la capacidad de sustitución. Esto último, cuando pasamos de la esfera estrictamente lingüística a la esfera del análisis del discurso, del análisis de las ideologías, tiene una gran importancia analítica. Por ejemplo, los discursos populistas que crean una dicotomización de lo social entre dos campos, campos, tienden a tene tenerr só sólo lo dos dos posi posici cion ones es sint sintag agm mátic áticas as y a redi redist stri ribu buir ir alrededor de ellas, en cadenas paradigmáticas, la totalidad de lo social. Por el contrario, los discursos institucionalistas tienden a disminuir el momento sustitutivo paradigmático y a expandir la cadena sintagmática. Todo esto se relaciona, a la vez, con las nociones de equivalencia y diferencia que luego trabajaremos. Ahora, la pregunta pregunta es es ¿cuáles ¿cuáles son los dos principi principios os de la lingüística saussureana?:
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1.-El primero establece que, en el lenguaje solamente hay diferencias, no hay términos positivos. Entender lo que significa un término es saber cómo distinguirlo de otro. Por ejemplo, si yo digo “padre”, para entender el significado de “padre” tengo que entender el significado de “madre” e “hijo”, etcétera. Y todo el lenguaje se constituye de esta manera, es decir, en torno a diferencias. 2.-El segundo principio dice que el lenguaje es forma y no sustancia. ¿Qué significa esto?, significa que los únicos rasgos dife difere renc ncia iale less que que ca cada da térm términ ino o pres presen enta ta depe depend nden en de su capacidad de combinación y de sustitución, y la sustancia de ellos no interviene para nada. Saussure da dos casos, el primero, se refiere a que en un juego de ajedrez yo puedo sustituir piezas de madera por piezas de mármol o incluso por papelitos y puedo segu se guir ir juga jugand ndo o al ajed ajedre rez, z, en la me medi dida da en que que las las regl reglas as formales del movimiento de las piezas sean las mismas, esto es, la forma es lo que cuenta para constituir el lenguaje, no la sust sustan anci cia. a. El se segu gund ndo o ca caso so que que Sauss Saussur ure e da es del del expr expres eso o Ginebra-París de las ocho y treinta de la mañana, si cambian al día siguiente todos los vagones de ese tren, sigue siendo de todos modos el mismo tren, en la medida que sea claramente diferenciado del expreso de las ocho de la mañana y del expreso de las nueve. Así, nos aproximamos a la estructura básica del sistema saussureano, que a pesar de su importancia, presentaba dos dificultades mayores, a saber: a)L a)La pri prime mera ra difi dificcult ultad es que que para para Sauss aussur ure, e, una una lingüística del discurso era imposible, ¿porqué? Porque para él, el disc discur urso so era era toda toda unid unidad ad de leng lengua uaje je más exte extens nsa a que que la oración. Por ejemplo, si yo digo “tengo manteca, debo comprar leche”, esto es un discurso porque consiste en la sucesión de dos oraciones, y él decía que se puede someter la oración a un análisis lingüístico pero no se puede someter el discurso, que es una una suce sucesi sión ón de orac oracio ione nes, s, a ning ningún ún anál anális isis is ling lingüí üíst stic ico, o, simple simplemen mente te porque porque eso depend depende e de los capric caprichos hos de quien quien habla. En eso se diferenciaba diferenciaba de lo que el estructu estructuralism ralismo o iba a hacer hacer desp despué ués, s, para para él la Langue se reducí reducía a claram clarament ente e al
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sistema lingüístico; el estructuralismo, en cambio, posteriormente va a ampliar la Langue hacia una lingüística del disc discurs urso. o. Ello Ello es está tá rela relaci cion onado ado co con n el pres presup upue uesto sto,, ya hoy hoy abso absolu lutam tamen ente te co cono noci cido do,, de la exis existe tenc ncia ia de una una suer suerte te de suje sujeto to tras trasce cend nden enta tal, l, en el se sent ntid ido o filo filosó sófi fico co clás clásic ico, o, que que aparecía como dueño y fuente, a la vez, de todas sus decisiones, cuestión que eliminaba la posibilidad de un análisis del discurso, puesto que ello aparecía debilitando debilitando la autoconcie autoconciencia ncia atribuída atribuída a dicho sujeto. b)La b)La segund segunda a dificu dificulta ltad d era era todaví todavía a más ser seria, ia, porque porque impl implic icab aba a que que habí había a algo algo lógi lógica came ment nte e inco incohe here rent nte e en la construcción saussureana. Para Saussure todo gira en torno torno a la distinción entre significante y significado, por lo que era posible establecer una relación de uno a uno, es decir, por cada unidad del significante, por cada sucesión de sonidos constituyendo una palabra, corresponde un concepto y sólo uno; vale decir, que hay un isomorfismo completo entre el orden del significante y el orden del significado. La dificultad aparece cuando él dice que el lenguaje es forma y no sustancia, en ese caso, se debe olvidar que una es sustancia conceptual conceptual y la otra sustancia sustancia fónica. Pero entonces, si tengo que eliminar la sustancia del significante y del significado y hago un isomorfismo completo entre los dos, no es posi posibl ble e dist distin ingu guir ir el orde orden n del del sign signif ific ican ante te y el orde orden n del del significado significado,, y con esto cae cae la noción noción de signo signo que era la la base sobre la cual descansaba todo el sistema saussureano. ¿Cómo soluciona este problema Saussure? Simplemente de manera ad hoc, es decir, contrabandeando la sustancia en su definición definición del signo, aunque con esto todo su sistema estaba en una situación incoherente y al mismo tiempo, los alcances de su constru construcci cción ón era eran n limita limitados dos.. Incohe Incoheren rente te porque porque afirma afirmaba ba la eliminación de la sustancia y volvía a reintroducirla. Limitados porq porque ue si la sust sustan anci cia a jugab ugaba a este ste pape papell dec decisiv isivo o en la constitución de la categoría de signo, en ese caso, todo aparecía directamen directamente te ligado al análisis análisis meramente meramente lingüístico. lingüístico. Saussure Saussure había hablado de la ciencia general de los signos en la sociedad, a la que llamó semiología, pero esta semiología claramente no podía desarrollarse sobre estas bases analíticas.
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Con esto pasamos al segundo modelo de estructuralismo que estuvo vinculado a la Escuela de Praga, a la obra de Roman Jakobson, pero sobre todo a la Escuela de Copenhague, que se reconoce por la llamada semántica de Hjelmslev. Hjel Hjelms msle lev v va a trat tratar ar de reso resolv lver er es este te prob proble lema ma del del iso som morfi orfism smo o, so sost sten eniiendo endo que el anál anális isiis tiene iene que que se serr estrictamente formal sin reintroducir la sustancia como en el caso de Saussure, pero al mismo tiempo, va a romper con la pretensión de isomorfismo, en cuanto origen de los problemas señ se ñalad alado os. ¿Có ¿Cómo consigue hacer esto sto?, simplemente refiriéndose a unidades menores que la palabra -menor que el sign signo o en rigo rigor-. r-. Él dice dice:: “vac “vaca” a” es está tá co comp mpue uesto sto por por cuat cuatro ro fonemas y se puede descomponer la categoría de “vaca” de la mism misma a mane manera ra en ca cate tego gorí rías as tale taless co como mo anima animal, l, feme femeni nino no,, adulto, entre otros. Cada una de estas unidades es lo que él llamaba glosema, a diferencia de los fonemas que se refieren a los significantes. Entonces, está claro que si el concepto de significante y el concepto de significado son tratados de este modo, ya no hay isomorfismo entre el número de glosemas que constituyen el concepto y el número de fonemas que constituyen el orden del significante. Luego, se rompe el isomorfismo entre el orden del sign signif ific ican ante te y el orde orden n del del sign signif ific icad ado o y, se pued puede e dar dar una una cara ca ract cter eriz izac ació ión n pura purame ment nte e form formal al de la dist distin inci ción ón entr entre e significante y significado. Las co Las cons nsec ecue uenc nciias hist histór óric icas as de es este te form formal alis ismo mo del del segu se gund ndo o mode modelo lo es estr truc uctu tural ralis ista ta van van a se serr inme inmens nsas, as, toda toda la semiología al estilo Barthes, pero también, todas las semiologías de los años 1950s 1950s y 1960s, 1960s, tienen su raíz en esta radicalización por por part parte e de la Escu Escue ela de Co Cope penh nhag agu ue del del form formal aliism smo o lingüí lingüísti stico; co; pero pero al mismo mismo tiempo tiempo,, esto esto permi permitía tía comenz comenzar ar a romper con la otra limitación de Saussure, es decir, con la idea de que no es posible un análisis lingüístico del discurso; ¿porqué? Porque si ahora tenemos un modelo estrictamente formal, en ese caso ca so no hay hay ning ningún ún moti motivo vo por por el cual cual es esto toss sist sistem emas as de rela relaci cion ones es teng tengan an que que apli aplica cars rse e pura pura y simp simple leme ment nte e a lo lingü ingüíísti stico en el se sent ntid ido o rest restri ring ngiido; do; cual cualqu quiier rel relac ació ión n significante puede ser tratada de la misma manera. Por ejemplo,
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volv volvie iend ndo o al ca caso so ante anteri rior or,, si yo digo digo “ten “tengo go mant mantec eca, a, debo debo comprar leche”, esto tiene menos que ver con los caprichos indi indivi vidu dual ales es del del habl hablan ante te que que co con n la form forma a en que que ayud ayuda a a organ organiz izar ar la so soci cied edad ad en que que vivi vivimo mos. s. Ento Entonc nces es,, se pued puede e empezar a construir toda una retórica de lo decible y lo no decible y de las combinaciones posibles, cuestión que empieza a penetrar todas las esferas de lo social. Como toda relación social es una relación de significación, incluso dar una trompada a alguien en la calle, algo se significa a través de este acto, el campo de la significación y el campo de la sociedad pasan a ser términos equivalentes. Como se ve, esto no tiene nada que ver con una reducción de lo social al lenguaje, en el sentido estricto de lo escrito y de lo habl hablad ado, o, porq porque ue just justam ame ente nte es estta expa expans nsiión del del model odelo o lingüístico se produce en el momento en que lo lingüístico como objeto específico y separado, ya no puede continuar vigente, vale vale deci decir, r, el mome moment nto o máxi máximo mo de infl influe uenc ncia ia del del mode modelo lo lingüí lingüísti stico co es exact exactame amente nte el moment momento o en que lo lingüí lingüísti stico co como objeto autónomo y específico se va a perder. Ello implica que hay todo un cambio en la concepción de lo social que puede producirse en torno a esta nueva concepción de la lingüística. Pasemo Pase moss ahor ahora a al terc tercer er mode modelo lo del del es estr truc uctu tural ralis ismo mo,, cuando este esquema empieza a entrar en crisis. El problema dec decisi isivo es có cóm mo co conc nceb ebiir el cambi ambio o en los sist siste emas de sign signif ific icac ació ión. n. Saus Saussu sure re había había ente entend ndid ido o muy muy bien bien que que todo todo camb ca mbio io ling lingüí üíst stic ico o no es simp simple leme ment nte e un ca camb mbio io a nive nivell del del significante o a nivel del significado, sino que es un cambio en la relación de significante y significado, él da un ejemplo: la palabra latina necare (mat (matar) ar),, se tran transfo sform rma a en la pala palabr bra a franc frances esa a que sign signif ific ica a ahogar ahogar (inu (inund ndar) ar),, es deci decir, r, que que en es este te noyer que cambio lingüístico, tanto el orden del significante como el orden del significado se ha desplazado. Pero Saussure consideraba que podía prescindir del aspecto relativo al cambio lingüístico, por dos motivos. En primer lugar, porque para él la lengua cambia pero cambia muy lentamente a lo largo de los siglos, entonces para todos los efectos prácticos se puede describir un estado de la lengua como si fuera algo estático; y en segundo lugar, él decía que no hay ningún interés en cambiar la lengua porque el signo es arbitrario; que yo llame a un animal “vaca” o que lo
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llame “bu-bu-bu”, es exactamente lo mismo en la medida que el término se mantenga diferencialmente articulado en un forma idén idénti tica ca a los los otro otross térm términ inos os.. Lueg Luego, o, nadi nadie e tien tiene e inte interé réss en modificar este tipo de correlación. Pero cuando pasamos a los sistemas más amplios de significación, a los sistemas del campo discursivo, estos dos presupuestos de Saussure no se verifican: primero porque a nivel discursivo, las reglas de una gramática social que rigen a un determinado orden de discurso se alteran mucho más rápidamente que el lenguaje en sentido estricto, o sea que no podemos prescindir tan fácilmente del cambio en los sistemas de significación. En segundo lugar, el signo es arbitrario pero no azaroso, por tanto, el cambio de un signo convencional, en abst abstra ract cto, o, es algo algo que que a nadi nadie e preo preocu cupa parí ría, a, pero pero yo por por ejemplo, tengo enorme interés en saber si el término “mujer” se va a articular con grupos oprimidos, liberación, etcétera, o se va a articular con familia, subordinación al hombre. Vale decir que la motivación para el cambio lingüístico que podía ser puesta de lado enteramente por Saussure, no puede serlo de la misma manera cuando se trata del análisis del discurso. En este contexto, el post-estructuralismo se va a constituir, en sus distintas tendencias, como una variedad de intentos de pens pensar ar los los prob proble lema mass inte intern rnos os que que la noci noción ón de es estr truc uctu tura ra cerrada presenta; es lo que ocurre por ejemplo en la obra del segundo Barthes, en “S/Z” 16, cuando se disloca enteramente la oposición entre connotación y denotación. Es lo que va a suceder en el psicoanálisis lacaniano con la concepción de la cadena significante y de significante vacío y es lo que, finalmente, va a ocurrir en la deconstrucción, al mostrar que toda estructura lejos de ser una estructura cerrada, aparece, por razones esencialmente lógicas, como constitutivamente descentrada. Con ello tene Con tenem mos un pano panora ram ma glob global al.. Ahor Ahora a en la segunda parte de esta exposición quisiera hablar acerca de la form forma a en que que he inte intent ntado ado oper operar ar deco deconst nstru ruct ctiv ivam amen ente te al inte interi rior or del del mode modelo lo sa saus ussu sure rean ano, o, apli aplica cado do en su se sent ntid ido o discursivo más amplio, cuestión que me va a llevar directamente a fundamentar la noción de hegemonía . 16
Barthes, Roland. S/Z . Madrid: Editorial Siglo XXI, 1980.
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Partamos con una categoría como la de significante vacío. Esta Esta categ categor oría ía es apare aparent ntem emen ente te una una co cont ntrad radic icci ción ón en sus sus términos, términos, porque porque un significant significante e vacío tomado estrictame estrictamente, nte, sólo sól o puede puede signif significa icarr un signif significa icante nte sin signif significa icado, do, pero pero un significante que no está ligado de ningún modo a un significado es simplemente una serie de sonidos, de ruidos y una serie de sonidos no puede formar parte de un sistema de significación. ¿Qué es lo que se necesita, por tanto, para que algo pueda ser un sign signif ific ican ante te vací vacío o y, al mism mismo o tiem tiempo po,, pued pueda a se serr part parte e integrante de un sistema de significación? Lo que se requiere es que, dentro de la noción misma de estructura significativa, haya una una difi dificcult ultad centr entral al que que le impida pida a és éstte co cons nsti titu tuiirse rse plenam plenament ente e y, esto esto nos lleva lleva a la noción noción de vaciamie vaciamiento nto del significado por parte del significante. Nosotros tenemos –partiendo de la base saussureana— al lenguaje como sistema de diferencias. Cada término significa lo que significa por relación a los otros términos y, en esa medida, la totalidad del lenguaje está incluida en cada acto individual de significación; pero, esto requiere que el sistema sea un sistema cerrado porque de no ser así, la sistematicidad del sistema no estaría ahí como fundamento de todo el juego de las diferencias, el lenguaje se dispersaría en un variedad de direcciones y ningún momento de significación podría ser posible. Es decir que la clausura del sistema, su cierre, es el requerimiento lógico para que haya significación en primer término, pero esto significa que el momento de la sistematicidad del sistema, la sistematicidad del conjunto de las significacione significacioness tiene que mostrar mostrar sus límites ¿Qué significa esto?, que si concibo algo como totalidad cerrada tengo que ver los límites de esa totalidad, pero ver los límites de esa totalidad –este es un principio hegeliano clásico-- implica ver lo que está más allá de esos límites; no puedo ver los límites de algo sin ver lo que está más allá de los límites. Ello nos crea una prim primer era a difi dificu cult ltad ad que que es és ésta ta:: lo que que es está tá más más allá allá de los los lími límite tes, s, sol solam amen ente te pued puede e se serr otra otra dife difere renc ncia ia y si és éste te es el sistema de todas las diferencias, es imposible decidir si esto que está fuera del sistema es interior o exterior al sistema, por lo tanto, si hay un sistema de todas las diferencias, una diferencia más allá del límite, tiene que ser interna y no externa al sistema, con lo cual todo el problema de los límites y la sistematicidad del sistema empieza a presentar cada vez más dificultades.
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Solamente hay una posibilidad de que esta diferencia sea exterior al sistema y se mantenga como diferencia, y consiste en que se de como una relación de exclusión, vale decir, se trata de una una dife difere renc ncia ia que que si se real realiz izar ara a plen plenam amen ente te,, pond pondrí ría a en cues cuesti tión ón la tota totali lida dad d de es ese e sist sistem ema. a. Sobr Sobre e la base base de es este te momento de exclusión, la totalidad del sistema como sistema, apar aparec ece e clar claram amen ente te ante ante la vist vista. a. Po Porr ejem ejempl plo, o, dura durant nte e la revolución francesa Saint Just dijo: “la unidad de la República es sólo la destrucción de lo que se opone a ella”, es decir, si aquí no exis existi tier era a el co comp mplo lott aris aristo tocr crát átic ico o co como mo aquel aquello lo que que inte intent nta a dest destru ruir ir la Re Repú públ blic ica, a, el ca camp mpo o de lo repu republ blic icano ano no podr podría ía constituirse como totalidad. Por lo tanto, en la medida en que tenemos una exclusión, este objeto elusivo y evanescente que es la sistematicidad del sistema, empieza a dibujarse en toda su nitidez. Con esto Con sto hemo hemoss so solu luci cion onad ado o apar aparen ente teme ment nte e nues nuestr tro o problema sobre la base de crear un problema mucho más difícil, que es el siguiente: si estos elementos diferenciales constituyen una una sist sistem emat atic icid idad ad so sola lame ment nte e en rela relaci ción ón a aquel aquello lo que que es excluido, en ese caso, estos elementos son equivalentes los unos respecto a los otros en relación con el objeto excluido, pero una rela relaci ción ón de equi equiva vale lenc ncia ia es es estr tric icta tame ment nte e lo opue opuest sto o a una una relación de diferencia; es decir, que aquello que hace posible las dife difere renc ncia iass en tant anto dife difere renc nciias as,, es exact xactam ame ente nte lo que que comienza a socavar, a subvertir la noción misma de diferencia, y entonces allí es donde nosotros encontramos que toda unidad ling lingüí üíst stic ica a apare aparece ce co const nstit itui uida da –tod –toda a unid unidad ad sign signif ific icat ativ iva a y discursiva también-- exactamente en el punto de intersección entre dos lógicas, la lógica de la equivalencia y la lógica de la dife difere renc ncia ia,, que que so son n inco incomp mpat atib ible less y que que sin sin em emba barg rgo, o, so son n igualmente necesarias para constituir el proceso de significación. ¿Con qué nos enfrentamos en esta situación? Si las lógicas de la difere diferenci ncia a y de la equiv equivale alenci ncia a son lógic lógicas as igualm igualment ente e necesarias pero incompatibles la una con la otra, entonces ese momento de sistematicidad del sistema es algo que es necesario pero a la vez imposible y estas dos dimensiones, necesidad e imposibilidad, van a crear la posibilidad de un significante vacío y la posibilidad –como veremos-- de una teoría de la hegemonía
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¿Creen que haya algo en la tradición filosófica, algunos objetos que que prese present nten en es esta ta dobl doble e ca cara ract cter erís ísti tica ca de se serr nece necesar sario ioss e imposibles? Creo que sí, por ejemplo en el esquema kantiano pasa exactamente eso, pasa que un objeto que se muestra a través de la imposibilidad de su representación adecuada, es un objeto que es necesario, que hace su tarea dentro del conjunto del del sist siste ema kant kantiiano, ano, pero pero que que es un obj objeto eto que que esc scap apa a totalmente al campo de la representación; lo Real en la teoría laca lacani nian ana a cump cumple le tamb tambié ién n es esa a func funció ión, n, lo Re Real al es algo algo que que sie siempre vuelve pero que no tiene una forma propia de representación. ¿Y cuáles entonces van a ser los medios de representación de este objeto que es, a la vez, necesario e imposible? Los medios de representación sólo pueden ser en relación a alguna dife difere renc ncia ia espe specífi cífica ca que que en cie cierto rto mome moment nto o se divi divide de internamente y, aparte de su propia particularidad, asume la función de representación de esa totalidad imposible, de esa totalidad que carece de forma directa de representación. Por ejem ejempl plo, o, en el anál anális isis is clás clásic ico o de la form forma a del del valo valorr en el marxismo, se afirmaba que el valor como tal no tiene una forma directa de representación, pero en un cierto momento, está el oro que es una mercancía corriente como todas las demás y que asume la función de representación de la totalidad del valor. Este tipo de relación por la cual una particularidad asume la función de representación de una totalidad que es comple completam tament ente e inconm inconmens ensura urable ble con ell ella, a, es exact exactame amente nte lo que hemos llamado una relación hegemónica . Hegemonía quiere decir que una fuerza concreta, en cierto momento, no se limita a su propia concreci concreción, ón, sino que al mismo mismo tiempo, tiempo, representa representa el horizonte imaginario de toda una sociedad o de todo un campo de fuer fuerzzas as;; el obje bjeto últi último mo de esta sta repr repre ese sent ntac aciión –la –la sistematicidad del sistema— no tiene forma directa de expresión y es siempre una particularidad concreta la que lo va a encarnar. Esta relación de encarnación constituye la relación hegemónica. Demos un ejemplo: después de la primera guerra mundial en Italia, a principios de los años veinte, la gente decía con frecuencia “los fascistas han sido capaces de llevar a cabo la revolución en la que los comunistas han fracasado”.
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Aparen Aparentem tement ente e ésto ésto era un dispar disparate ate,, porque porque obviam obviament ente e la revo revolu luci ción ón co comu muni nist sta a y la revo revolu luci ción ón fasc fascis ista ta iban iban a se serr de naturaleza muy distinta; ¿qué es lo que creaba, sin embargo, la aceptabilidad de este tipo de expresión? Simplemente el hecho de que a fin de la primera guerra mundial se percibía en Italia que el Estado que había emergido del Ressorgimiento del siglo XIX, estaba en un proceso de rápida desintegración y que era necesario una refundación radical del Estado italiano; ahora, la palabr palabra a “rev “revol oluc ució ión” n” sign signif ific icab aba, a, para para la gent gente, e, es ese e ac acto to de refu refund ndac ació ión n radi radica cal. l. Có Cómo mo se sa sabe be muy muy bien bien,, cuan cuando do una una sociedad está enfrentada con la posibilidad de un desorden total, la gente tiene necesidad de un orden y cual orden concreto este vaya a ser, es una consideración que pasa a segundo plano. Ento Entonc nces es “rev “revol oluc ució ión” n” pasa pasaba ba a se serr un sign signif ific ican ante te vací vacío, o, ¿por ¿porqu qué é vací vacío? o? Po Porq rque ue era era el sign signif ific ican ante te de una una falt falta, a, se necesitaba un orden social y ese orden estaba ausente, ese orden ausente se cristalizaba en la noción de revolución que representaba este momento de la clausura, del cierre del orden constituido de lo social. El hecho de que los fascistas o los comunistas fueran los que encarnaran ese principio revolucionario de refundac aciión, era alg algo que tenía una import importanc ancia ia rel relati ativam vament ente e sec secund undari aria; a; hubo hubo muchos muchos cambio cambioss personales en ese tiempo, gente que pasó del comunismo al fasci fascism smo, o, aunq aunque ue desd desde e el fasc fascis ismo mo al co comu muni nism smo o me meno nos, s, porque el fascismo estaba triunfando en un contexto totalmente complejo y ambiguo. Otro ejemplo interesante se da hoy en Francia, se aprecia que una buena parte del electorado, de los líderes locales que hace cinco años votaban por el partido Comunista, está votando en este momento a Le Pen, con relativamente pocas transiciones ideológicas. Simplemente, en una sociedad en la cual no hay opos oposiición ción --no --no hay hay cambi ambio o radi radiccal-al-- la nec neces esid idad ad de un radicalismo es más importante que la forma histórica, política conc co ncre reta ta,, en que que es este te radi radica cali lism smo o se de y es eso o ha oc ocur urri rido do frecuentemente en el Tercer Mundo, la historia del peronismo en Argentina puede ser vista y entendida desde esta perspectiva. Entonces, para resumir el argumento:
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Primero, la totalidad es imposible y necesaria; prec precis isam amen ente te porq porque ue reún reúne e es esta tass dos dos ca cara ract cter erís ísti tica cass de imposi imposibil bilida idad d y necesi necesidad dad es porque porque un signif significa icante nte vacío vacío es posible. El significante vacío no es simplemente un significante sin significado, sino que es un significante de la imposibilidad constitutiva de formación del sistema. Es un vacío dentro de la estructura y no simplemente una falta estructurada. En segundo lugar, por ser la totalidad a la vez necesaria e imposible, es que puede acceder de algún modo al campo de la representación. Los únicos medios de representación son las particularidades, que por consiguiente, van a hacer representaciones fund fundam amen enta talm lmen ente te inad inadec ecua uada dass pero pero,, a la vez, vez, las las únic únicas as representaciones posibles, en tanto hay representaciones que no corresponden a un objeto y, sin embargo, lo representan. Toda la lógi lógica ca del del freu freudi dism smo o se basa basa prec precis isam amen ente te en es ese e tipo tipo de argumento. Finalmente, el momento de representación de ese obje objeto to impo imposi sibl ble e por por parte parte de una una parti particu cula lari rida dad, d, es lo que que constituye lo que llamamos hegemonía. Ahora, para que todo esto sea útil para el análisis político, lo que que debe debemo moss pens pensar ar es có cómo mo se es estr truc uctu tura ran n es esto toss dos dos mome moment ntos os:: el mome moment nto o de la lógi lógica ca de la dife difere renc ncia ia y el mome moment nto o de la lógi lógica ca de la equi equiva vale lenc ncia ia.. Vamo Vamoss a dar dar dos dos ejemplos históricos de cómo estas lógicas proceden, pero antes de eso so,, se seña ñallem emos os un terc terce er cas aso o que que pued puede e ilum luminar nar la naturaleza del problema que hemos planteado: En Hegemonía Hegemonía y Estrategia Socialista, hemos señalado que la constitución de las voluntades colectivas de masas en la obra de Rosa Luxemburgo, constituye un ejemplo. Rosa Luxemburgo dice que es absurdo discutir en abstracto si la lucha política tiene que ser prioritaria sobre la económica o viceversa, porque la formación formación de una voluntad revolucionaria revolucionaria procede de acuerdo acuerdo a un proceso completamente distinto, que es algo así (los ejemplos no son de Rosa Luxemburgo, pero aclaran el argumento al que esta es tamo moss refi refiri rién éndo donos nos): ): supo supong ngam amos os que que tene tenemo moss bajo bajo el zarismo una situación de represión extrema. En una situación de represión extrema, tiene lugar en una cierta localidad una huelga de obreros metalúrgicos por el alza de salarios, entonces ésta es una movilización movilización puntual –alza de salarios— pero en el contexto represivo del zarismo si alguien arma una huelga por cualquier
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motivo, es visto como un acto de oposición al régimen, o sea que apar apare ece inmediata atamente desdo sdoblado en una segunda significac significación ión que es la de ser oposición oposición al régimen; por el hecho mismo de que esto se ha producido, puede alimentar luchas de tipo tipo muy muy dist distin into to.. Lueg Luego, o, en otra otra loca locali lidad dad,, los los es estu tudi dian ante tess entran en una movilización por un cambio en el plan de estudios y, natu natura ralm lmen ente te aquí aquí tamb tambié ién n apare aparece cen n co como mo opos oposic ició ión n al régi régime men. n. En otra otra local localid idad, ad, es eso o em empi piez eza a a gene genera rarr que que los los políticos inicien una campaña de banquetes por las libertades públic públicas as y comien comienza za a estruc estructur turarse arse,, más defini definitiv tivame amente nte,, la oposición al régimen. Con ello tenemos una cade adena de equivalencias, en cuanto estas luchas son equivalentes unas a las otras, no desde el punto de vista de los objetivos concretos que cada una de ellas se propone, pues son objetivos diferenciados entre sí, sino que son equivalentes unas a las otras respecto de un elemento excluido que es el zarismo, y en esta medida la equivalencia puede llegar a constituirse. Con ello logramos un ejemplo histórico de lo que antes estaba planteado de manera más abstracta; tenemos una lógica de la diferencia que aparece interrumpida por una lógica de la equivalencia y, esta lógica de la equivalencia es el resultado de la excl exclus usió ión n de un elem elemen ento to;; fina finalm lmen ente te,, es esta ta ca cade dena na de equivalencias tiene que encontrar un elemento, un término que signifique la totalidad de la cadena y solamente puede ser una particularidad concreta, cualquiera de ellas. Por ejemplo, la lucha por por las las libe libert rtade adess públ públic icas, as, que que en cier cierto to mome moment nto o pasa pasa a significar la totalidad y a constituirse de este modo en una fuerza hegemónica. Y como hemos visto, esto conduce necesariamente al progresivo vaciamiento de este significante, porque cuanto más elementos estén en la cadena de equivalencia, tanto más las luchas sociales van a ser ricas y múltiples; pero en la medida que cada una de ellas equivale a la otras, van a tener también que que aban abando dona narr rasg rasgos os pri privati ativos de cada ada una una de ellas llas y concentrarse en lo que tienen en común con todas las otras; entonces, cuanto más extendida la cadena, más vacío va a ser el significante que las unifica. Es una regla general de la política, que todos los términos que que polí políti tica came ment nte e so son n impo import rtan ante tess tien tienen en que que se serr térm términ inos os vago vagoss y ambi ambigu guos os;; la tan tan famo famosa sa vagu vagued edad ad de los los térm términ inos os
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populistas a lo que está haciendo alusión es, exactamente, a la impo import rtanc ancia ia de es esto toss tema temass en la circ circul ulac ació ión n gene general ral de la significación. Pasemos ahora a otros dos ejemplos, uno que consiste en un movimiento general desde la lógica de la diferencia a la lógica de la equi equiva vale lenc ncia ia y el otro otro,, que que va a hace hacerr el movi movimi mien ento to exactamente en la dirección contraria. Como ejemplo de caída progresiva de las diferencias, formación de significantes vacíos y expa expan nsió sión de la ca cade den na de equi equiv valen alenccia, ia, voy a tom tomar al Peronismo de los años 1960s y comienzos de los 1970s. Como ejemplo opuesto, de derrota de las cadenas equivalenciales por algo que tendencialmente es una lógica pura de la diferencia, voy a señalar la crisis del Cartismo inglés en el siglo XIX. 1.1.- Ca Caso so del del Pe Pero roni nism smo: o: en 1955 1955 se prod produc uce e un golp golpe e oligárquico en la Argentina y el régimen popular peronista cae. El pero peroni nism smo o de todo todoss modo modoss se segu guía ía co cons nsti titu tuye yend ndo o la fuer fuerza za política más importante del país y, el proyecto hegemónico de los nuevos grupos en el poder, de la oligarquía restaurada y de todos los nuevos grupos económicos que se iban constituyendo, era muy simple: consistía en que sobre la base de una expansión económica fundada en el capital extranjero, se iban a poder absorber las demandas individuales de las masas y el peronismo se retraería al horizonte ideológico desarrollista y, finalmente, se disolverí disolvería. a. Entonces, Entonces, la la apuesta apuesta era era clara, clara, si ello elloss tenían tenían éxito éxito en esa tarea de absorción diferencial de demandas, a través de una progresiva institucionalización del régimen, se iban a romper las cadenas equivalenciales entre estas diversas demandas; si no tení tenían an éxit éxito o en estas stas tare tareas as,, lo que que iba iba a oc ocur urri rirr era era la expansión creciente de reivindicaciones sociales insatisfechas y la presen presencia cia de un régime régimen n instit instituci uciona onall que era incapa incapazz de absorberlas absorberlas diferenci diferencialme almente. nte. Lo que ocurrió ocurrió –como se sabe—, sabe—, fue lo segundo, segundo, durante durante los años 1960s 1960s notoriame notoriamente nte hay una una expansión de demandas insatisfechas de diferentes grupos que van van crea creand ndo o una una anar anarqu quía ía en todo todo el co conj njun unto to del del sist sistem ema a insti nstittuci ucional onal arge argent ntiino. no. ¿Y cuál cuál podí podía a se ser, r, enton ntoncces es,, el significante vacío que pudiera unir la totalidad de estas luchas en un imagi aginari ario coherente? Ese significante vac acíío fue la reivindicación del retorno de Perón.
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Perón estaba en una situación ideal para llevar a cabo esta tarea, estaba en el exilio en Madrid, el peronismo no era un movimiento institucionalizado, orgánico, era una pluralidad de grupos de opinión, opinión, locales, que iban desde la extrema extrema izquierda a la extrem extrema a derech derecha; a; había había fascist fascistasas-per peroni onista stas, s, maoist maoistasasperonistas, peronistas, trotskistastrotskistas-peron peronistas. istas. Entonces, Entonces, en esta situación, situación, Perón erón,, no part partiicipa cipand ndo o dire direcctame tament nte e en la vida vida pol política tica Argent Argentina ina,, podía podía transf transform ormarse arse en el signif significa icante nte vacío vacío para todo todoss los los grup grupos os,, y eso lo hizo hizo de una una mane manera ra muy muy hábi hábil, l, utilizando una serie de instrumentos como el envío de cartas durante ese periodo. Por ejemplo, a un grupo maoísta le envía una carta diciendo que Mao es el jefe de Asia, a otro grupo le manda una carta diciendo que Mussolinni es inimitable y así en general. En esos años, nadie le daba la menor importancia al contenido de las cartas de Perón, lo que era importante era tener una carta para empezar a circular políticamente y él mandaba cartas a muchísimas personas, incluso, yo tenía una carta de Perón. En este caso, Perón se daba cuenta muy bien a quién le estaba escribiendo, se daba cuenta que yo era un izquierdista y decía que las revoluciones pasaban por tres etapas: la primera etapa es la preparación ideológica –Lenin-, la segunda etapa es la toma del poder –Trotsky-, la tercera etapa es la institucionalización de la revolución –Stalin-, y sobre ello decía que la revolución peronista tenía que pasar de la segunda a la tercera etapa, porque él ya veía lo que estaba ocurriendo dentro de su movimiento. Entonces, ¿qué es lo que empieza a ocurrir durante este período? El cuerpo de Perón como significante pasa a ser el sign signif ific icant ante e de toda toda pers person ona a que que quis quisie iera ra lanz lanzar ar una una pied piedra ra contra el sistema, y a comienzos de los 1970s, decir “viva Perón” era decir justicia sin ningún aditamento. Recuerdo en una revista de esos años un caso sobre una muchacha que había ido al hospital para que le hicieran un aborto y se le había negado el aborto, entonces salió del hospital, agarró una piedra, la tiró cont co ntra ra las las vidr vidrie iera rass del del hosp hospit ital al y grit gritó ó “viv “viva a Pe Peró rón” n”.. Sin Sin embargo, cuando llegamos a 1973, se aclara que Perón había sido un aprendiz de brujo, porque estaba creando expectativas que estaban totalmente informalizadas, sin ninguna organización
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partidaria capaz de articularlas en un programa coherente, y ahí empieza toda la debacle del movimiento, la lógica salvaje del significante flotante se impone sobre todo intento institucional del régimen, porque Perón vuelve a la Argentina en 1973, pero ya no es un significante vacío, es el presidente de la República y en ese momento, él no puede controlar todo esto. El país entra progresivamente en una situación de caos y las cosas, como se sabe, terminan mal. Acá Acá tene tenemo moss un ejem ejempl plo o ca casi si puro puro de una una lógi lógica ca de equivalencias que se impone enteramente sobre una lógica de la diferencia. 2.- Caso del Cartismo: al Cartismo inglés se lo percibe como co mo el co comi mien enzo zo de una una expr expres esió ión n autó autóno noma ma de la clas clase e obrera, pero según los análisis de Gareth Stedman Jones, en el momento en que surge el Cartismo hay una situación de división radi adical en la sociedad que impedía a nivel práctico la cons co nsti titu tuci ción ón de tal tal auto autono nomí mía. a. En es ese e mome moment nto, o, se es esta taba ba constituyendo una identidad social global, las demandas a nivel social, demandas políticas, demandas económicas, republicanismo y todo esto constituían un referente generalizado. Por ello, cuando las demandas obreras empiezan a surgir en este clima, ellas no pueden constituirse en un discurso autónomo, ellas tienen que inscribirse como un eslabón más dentro dentro de esta cadena cadena equivalenci equivalencial al que estaba estaba dividiendo dividiendo en dos a la sociedad británica, alrededor del período de la reforma electoral de 1832. La reacción de los Tories y la ideología de Disraeli durante este es te perí períod odo, o, era era simp simple leme ment nte e deci decir, r, hay hay “dos “dos naci nacion ones es”. ”. Recordemos que Disraeli era novelista además de político, y en su nove novela la es está tá la co conc ncep epci ción ón de las las “dos “dos nacio nacione nes” s”,, dond donde e describe la situación de polarización extrema en que está la sociedad británica y afirma que si se continua de esa manera se va a terminar como Luis XVI; entonces, cuál tiene que ser la soluci sol ución: ón: “una “una nación nación”, ”, es decir, decir, eli elimin minar ar estos estos extrem extremos os de riqueza y de pobreza. Para tal efecto, era necesario desarticular la lógica equivalencial del polo popular, a través de la absorción diferencial de las demandas sociales. Si se tienen demandas al nivel de la vivienda, entonces deberá haber una institución del
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Estado Estado que que se oc ocup upe e de es esta tass dema demand ndas, as, haci hacien endo do clar clara a la dife difere renc ncia ia de natur natural alez ezas as co con n el repu republ blic icani anism smo; o; y de es esta ta manera, se puede pasar a una sociedad en la cual la dife difere renc ncia iali lida dad d de las las dema demand ndas as y su inst instit ituc ucio iona nali liza zaci ción ón sustituye este momento de ruptura dicotómica. Lo interesante es que cuando llegamos a mediados del período victoriano esta política está empezando a dar sus frutos; se ha disuelto toda la identidad popular radical de la primera mitad del siglo XIX, y es en este momento cuando emerge un discurso obrero autónomo, ¿porqué? Porque los obreros organizados en sindicatos empiezan a encontrar que pueden obtener concesiones del Estado si ellos se mane maneja jan n co como mo una una dife difere renc ncia ia más, más, co como mo una una dema demand nda a corporativa más, dentro de este tipo de sociedad. Es deci decir, r, aquí aquí tene tenemo moss la situ situac ació ión n inve invers rsa a de lo que que habí habíam amos os visto isto en nues nuestr tro o ejem empl plo o del del pero peroni nism smo o. En el peronismo toda posibilidad de institucionalización diferencial se rompió a través de una lógica de equivalencias, de producción de significantes vacíos que dominó casi enteramente. En el caso inglés, al contrario, hay una diferenciación y una institucionalización progresiva del campo social que va haciendo pasar las fronteras fronteras del antagonismo antagonismo a la periferia del imaginario imaginario social y finalmente, toda esa ideología va a ser la ideología de una sociedad capaz de absorber todas las demandas sociales, sin que que el co conf nfli lict cto o anta antagó góni nico co se co cons nsti titu tuya ya co como mo prin princi cipi pio o generador del cambio. Estas dos lógicas operan inversamente, mientras que la lógi lógica ca de las las equi equiva vale lenc ncia iass prod produc uce e una una simp simpli lifi fica caci ción ón del del espa es paci cio o polí políti tico co,, la lógi lógica ca de las las dife difere renc ncia iass prod produc uce e una una complejización, una expansión del mismo campo. Vamos a sacar ahora, una serie de conclusiones teóricas y políticas para matizar este análisis, sobre la base de este primer panorama. Pero un último ejemplo que podría agregar, es un caso intermedio: La forma de construcción, en la segunda post-guerra, de la hegemonía del Partido Comunista Italiano. En el caso del Partido Comunista Italiano, hubo una discusión inmediatamente después de la guerra en que se perfilaron fundamentalmente dos grupos, un grupo que decía: nosotros somos el partido de la clase obrera, nosotros por tanto, somos los representantes de los intereses de
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la clase obrera, y como la clase obrera está en el norte industrial, tenemos que tener un enclave obrero en el norte industrial. La otra tendencia era más gramsciana y fue la que finalmente se impuso impuso.. Pal Palmi miro ro Toglia Togliati ti –que –que era el sec secret retari ario o del Partid Partido— o— decía: no, nosotros tenemos también que crear el partido en el sur, a pesar de la debilidad estructural de la clase obrera en esta regi región ón,, y có cómo mo co cons nseg egui uirl rlo, o, tran transf sfor orma mand ndo o a los los loca locale less del del partido y del sindicato --débiles como son-- en los puntos de adiestramiento de una serie de luchas sociales: la lucha contra la mafia, la lucha por los problemas del agua, la construcción de cooperativas escolares, etcétera, de modo que al final, toda una serie de iniciativas sociales iban apareciendo ligadas al nombre comunismo y comunismo pasaba a querer decir simplemente justicia, no era mucho más significativo que la vuelta de Perón. Clar Claro o que que la dife difere renc ncia ia impo import rtan ante te entr entre e el ca caso so del del peronismo y el caso del Partido Comunista Italiano, es que el Partido Comunista Italiano estaba constituyendo una institución, un parti partido do,, es deci decir, r, quie quien n se afil afilia iaba ba al Pa Part rtid ido o Co Comu muni nist sta a Italia Italiano no por cualqu cualquier ier razón, razón, inmedi inmediata atamen mente te entrab entraba a en un campo campo discur discursiv sivo o que abarcab abarcaba a desde desde la Guerra Guerra Fría, Fría, China, China, hasta hasta los confli conflicto ctoss estruc estructur turale aless del capita capitalis lismo; mo; entrab entraba a en toda una cultura en la cual la expansión de las cadenas de equi equiv valen alenccia iban iban sien siend do co comp mpe ensad nsadas as por por un disc discur urso so altamente diferenciado que es lo que no se producía en el caso peronista; esto, como siempre ocurre, fue un arma de doble filo; primero, evitó que las luchas fueran más allá de todo marco posi posibl ble, e, y habr habría ía que que deci decirr que que dura durant nte e los los años años 1950 1950ss y comi co mien enzo zoss de los los 1960 1960s, s, el Pa Part rtid ido o Co Comu muni nist sta a fue fue ca capaz paz de hegemonizar cada vez más luchas democráticas, pero cuando viene la ola de fines de los 1960s, aparece un tipo de demandas completame completamente nte nuevas y además además se empieza a disolver disolver la base histó stórica de la clas ase e obrera, ra, como en todos los países industriales. En esta situación el Partido Comunista Italiano ya no dispon dispone e de un discur discurso so altern alternati ativo vo que propon proponer, er, entre entre otras otras cosa co sas, s, porq porque ue es estab taba a dema demasi siad ado o inst instit ituc ucio ional naliz izad ado o en es esa a tradición que lo había constituido. Siempre hay que observar que la hegemonía es un arma de doble filo, si una particularidad asume la representación de la totalidad, por un lado, eso le da hegemonía a esta particularidad
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sobre todo el conjunto de las otras fuerzas, pero ese significante pasa a ser también parte de una cadena total, expansiva, y ello, por otro lado, permite que la relación entre ese significante y la particularidad originaria tienda a hacerse cada vez más tenue. Podemo Pode moss sac sacar ar una una impo import rtan ante te co conc nclu lusi sión ón de es esto to:: los los térm términ inos os adqu adquie iere ren n rele releva vanc ncia ia polí políti tica ca en el co cont ntex exto to de su significación social. En el discurso socialista por ejemplo, cuando un so soci cial alis ista ta habl hablab aba a de la so soci cial aliz izac ació ión n de los los me medi dios os de producción, entonces, podemos acotar que socialización de los medios de producción es simplemente una forma técnica de organizar la economía, pero para él, socialización de los medios de prod produc ucci ción ón no sign signif ific icab aba a só sólo lo es eso, o, sign signif ific icab aba a todo todoss los los eslabones de una emancipación social, es decir que, de alguna forma, había un vaciamiento del contenido de ese término en la medi edida en que que repr repres esen enttaba aba algo algo que que lo iba reba rebasa sand ndo o tota totalm lmen ente te.. Asim Asimis ismo mo,, cuand cuando o la gent gente e habl hablab aba a en Euro Europa pa Orie Orient ntal al desp despué uéss de 1989 1989,, del del me merc rcad ado, o, para para ello elloss no era era simplemente una forma de organizar la economía, era una forma de supera superarr el burocr burocrati atismo smo,, superar superar la violen violencia cia políti política, ca, los arrestos de distintos tipos, emparejarse con el Oeste. De alguna manera, el mercado era el símbolo de algo que lo superaba ente enteram ramen ente te.. Po Porr ello ello,, siem siempr pre e hay hay polí políti tica ca,, prec precis isam amen ente te porque existe este desajuste estructural, que como hemos visto, está en la lógica de toda tensión entre el objeto que se trata de constituir y la imposibilidad última de constituirlo.
Nelly Richard: Creo que podríamos aprovechar realmente la dispos disposici ición ón y la compet competenc encia ia profes profesora orall extraor extraordin dinari aria a de Ernesto para hacerle preguntas, pero antes de ofrecer la palabra al público, Ernesto va hacer un par de precisiones. Ernesto Laclau: No exactamente un par de precisiones, sino que quiero describir muy brevemente otro desarrollo teórico para dar un ejemplo de cómo dentro de la filosofía analítica, tamb tambié ién n algu alguna nass de es esta tass cues cuesti tion ones es se plan plante tean an.. Quie Quiero ro referirme al debate que ha tenido lugar entre descriptivistas y antidescriptivistas. El debate está en relación a cómo los nombres se refieren a la realidad, entonces la tesis clásica es la descriptivista, tal
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como fue planteada, por ejemplo por Bertrand Rusell; la idea es que el nombre tiene añadido a sí una serie de rasgos descriptivos y que cuando esos rasgos descriptivos corresponden a un objeto real, se da un tipo de relación referencial. Ahora, esa tesis ha sido impugnada en los últimos 20 años por Saul Kripke en su libro Naming and Necessity 17, en el cual él ha desarrollado el punto de partida de la tesis antidescriptivista. Ellos sostienen que nombrar algo es un acto de “bautismo primigenio”. Para darles una idea de este punto de vista, voy a referirme a un ejemplo; se dice que los nombres se aplican a los objetos sin tener en cuenta sus rasgos descriptivos, por ejemplo, nosotros sabemos a través de Heródoto y de Aristóteles que Tal Tales es de Mile Mileto to fue fue el filó filóso sofo fo que que dijo dijo que que todo todo era era agua agua,, ento entonc nces es,, supo supong ngam amos os que que He Heró ródo doto to y Aris Aristó tóte tele less es esttán equivocados, que Tales de Mileto no era un filósofo sino un cavador de pozos, que un día dijo me gustaría que todo fuera agua, de modo tal que ya no tuviera que seguir cavando estos pozos, entonces se haría claro que el nombre Tales de Mileto, a pesar de que ninguno de los rasgos descriptivos corresponde a la noción originaria, se seguiría aplicando al cavador de pozos; y por por otro otro lado lado,, supo supong ngam amos os que que hay hay un filó filóso sofo fo tota totalm lmen ente te desconocido que una vez dijo que todo era agua, está claro que el nombre Tales de Mileto no se aplicaría a esta persona. Luego, la idea es que los nombres, de alguna manera, se refieren a una X originaria, a una X concreta que hay en cada objeto y que no tiene nada que ver con sus rasgos descriptivos. Sin embargo, el problema que los filósofos antidescriptivistas no logran explicar bien es ¿cuál es esta X misteriosa sobre la que el nombre es aplicado?, ¿a qué se aplica exactament exactamente e el nombre? nombre? Aquí es intere interesante sante ver ver la forma en en que que el argum argumen ento to anti antide desc scri ript ptiv ivis ista ta ha sido sido toma tomado do por por los los filósofos lacanianos, especialmente por Slavoj Žižek, quién dice que simplemente no hay una X en el objeto al cual se aplica el nombre, sino que la unidad del objeto es el resultado retroactivo de la aplicación del nombre; es decir, nombrar un objeto es de alguna manera constituirlo. Kripke, Kripke, Saul. Saul. Naming Massachusett setts: s: Cambridg Cambridge e Naming and Necess Necessity ity . Massachu University Press, 1980.
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Ahora, para una teoría de la hegemonía esta argumentación es inmediatamente relevante, porque la teoría de la hegemonía supone, como hemos visto, desplazamientos entre diferencia y equivalencia, si aumenta la cadena de la equiv equivale alenci ncia a el efecto efecto hegem hegemóni ónico co tambié también n se amplí amplía a y, por tant tanto, o, si noso nosotr tros os tuvi tuviér éram amos os un nomb nombra rar, r, un simb simbol oliz izar ar en térm térmiinos nos del del desc descri ript ptiivism vismo o clási lásico co,, la hege hegem moní onía se serí ría a impensable, pero sí de otro lado, no hay rasgos descriptivos fijos y a priori , y por el contrario, hubiera expansión de una cadena inde indefi fini nida da de equi equiva vale lenc ncia ias, s, co como mo nos nos dice dice Žiže Žižek, k, dond donde e la unidad del objeto es el resultado retroactivo del uso del nombre, en ese caso, todos los aspectos del modelo que está presentado aquí, pueden ser todavía mantenidos.
Preguntas: Sergio Sergio Villal Villalobo obos-R s-Rum umino inott tt:: Hay una diferencia fundamental a nivel conceptual que está en el libro Hegemonía y estrateg estrategia ia socialist socialista, a, que además es capital para la noción misma de hegemonía; se trata de la diferencia entre la noción de medi me diac ació ión n y la noci noción ón de arti articu cula laci ción ón.. Se podr podría ía pens pensar ar,, precisamente, a partir de esa diferencia, que toda la descripción que tú haces en la primera parte, tiene que ver con el momento de constitución de la hegemonía, esto es, con el momento en que que la hege hegemo moní nía a más más que que se serr una una es espe peci cie e de movi movimi mien ento to retotalizador, es fundamentalmente un movimiento de fuerzas, de luchas; entonces, ahí efectivamente, bajo esa idea lo que aparece es la noción de hegemonía determinada o condicionada fundamentalmente por las diferencias y no por las semejanzas. Precisamente porque si pensamos que la hegemonía podría ser esta lógica de puras semejanzas, entonces ella misma quedaría apropiada por un momento retotalizante, que se manifestaría de form forma a clau clausur suran ante te;; en ca camb mbio io,, ahí ahí es esta tabl blec eces es una una aper apertu tura ra consti constitut tutiva iva –que –que hace hace imposi imposible ble la clausu clausura ra defini definitiv tiva a de la hegemonía, su dejar de ser dinámica--, en tanto esta apertura es la impo imposi sibi bili lida dad d últi última ma de una una tota totali liza zaci ción ón.. Se trat tratar aría ía,, por por ejem ejempl plo, o, de hiat hiatos os que que se prod produc uce en en el disc discur urso so o de
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acontecimientos políticos, que tienden entonces a hacer de la noción de hegemonía, no una noción unívoca sino que siempre está en relac aciiones de antago agonismo o en relaciones de dominación dominación y de subordinaci subordinación ón con otras prácticas prácticas que también también podr podría ían n se serr hege hegemó móni nica cas. s. Re Resp spec ecto to de ello ello,, ento entonc nces es,, el con co nce cept pto o deli delica cado do es el de art articul culac aciión. ón. La preg pregun untta es precisamente por esa noción, por su diferencia con la noción de mediación, en tanto esta última noción tiene una larga tradición respecto de la cual es posible pensar en una lógica de conversión de las diferencias en una totalidad expresiva, plena y absolutamente representativa, transparencial con cada uno de sus momentos, ahora internos. Me gustaría que respecto de esa diferencia, pudieras ahondar.
Ernesto Laclau: Si nosotros tomáramos mediación en el sentido clásico, no podríamos tener una relación de equivalencia, mediación es un término dialéctico, es a través de la mediación just justam amen ente te,, que que la dial dialéc écti tica ca se co cons nsti titu tuye ye y, la base base de la medi me diac ació ión n en el se sent ntid ido o dial dialéc écti tico co es la noci noción ón de nega negaci ción ón dete determ rmin inada ada.. Ahor Ahora, a, si una nega negaci ción ón es determ determin inad ada, a, es eso o significa que de un término A solamente se puede pasar a otro término B, lo que la noción de mediación ahí añadiría es que el término B es simplemente el reverso negativo de A, pero no importa para el argumento, porque lo que es importante es que solamente se puede pasar de un término a otro término, es decir, no hay indeterminación, en absoluto, en el pasaje y, si no hay indeterminación en el pasaje, cada uno de los términos es lo que es en sí mismo y ocupa en la cadena dialéctica un lugar siempre determinado, o sea que una relación de equivalencia allí no podr podría ía exis existi tir. r. Pa Para ra que que haya haya la pres presen enci cia a simu simult ltán ánea ea de equivalencia y de diferencia, lo que es necesario es que haya una conting contingenc encia ia radical, radical, ahora ahora la conting contingenc encia ia radical radical está excluida de una sucesión de carácter dialéctico; respecto a la noción de articulación, la articulación precisamente procede de esta matriz. Establecer una relación equivalencial es articular tanto como establecer una relación diferencial; si por ejemplo Jesse Jackson está tratando de unir las luchas de una serie de grupos concretos, digamos de los gay, de los afroamericanos, de los chicanos en California, él está tratando de presentar a esas distintas luchas como equivalentes las unas a las otras, de modo que ser feminista implica, en cierta medida, ser antiracista o
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estar en contra de la homofobia, o cualquiera de estas stas variaciones. O sea que, una de las formas de articular, es establecer la equivalencia entre los dos términos, la otra forma de articular es la que tú refieres, es decir la relación de diferenciación, si yo establ establezc ezco o dos términ términos os como como difere diferente ntess uno del otro, otro, estoy estoy estableciendo una relación entre los dos porque una relación de diferencias entre términos también es una forma de relacionar esos es os dos térm érminos. nos. La dife difere renc nciiac ació ión n ent entre la noci noción ón de articulación y la noción de mediación, en última instancia, es que la noción de mediación solamente puede jugar con la noción de diferencia; mientras que la noción de articulación tiene a la vez que que jugar ugar co con n la noci noción ón de dife difere ren ncia cia y con la noci noción ón de equivalencia.
Miguel Vicuña Navarro: Precisamente en su trabajo en torno a la noción de discurso, de articulación como una práctica que configura un orden, un espacio de ejercicio de unas posibles rela relaci cion ones es polí políti tica cass que que pued pueden en form formul ulars arse e en térm términ inos os de hegemonía, lo que aparece inmediatamente en relación con esa noción de práctica, es una noción de serialidad, de unas series abiertas, eso es lo que se pone en juego particularmente en la noci noción ón de enun enunci ciad ados, os, tal tal co como mo uste usted d la trab trabaj aja a a parti partirr de Foucault, por ejemplo. ejemplo. En la presentación presentación que usted hizo ahora, me parece que se trata más bien de una suerte de esquemas posibles del uso de la noción de hegemonía y particularmente en torno a estas lógicas de la diferencia o de la equivalencia, me parec parece e que que hay hay un supue supuest sto o que que es co cont ntrad radic icto tori rio o co con n es esa a serialidad de la práctica enunciativa, de la práctica articulatoria, a saber, la asunción de un sistema cerrado, es decir de la lógica de la excl exclus usió ión n de la que que habl hablab aba a uste usted d co con n refe refere renc ncia ia a Saussure, es decir, una serie equivalente, es una serie que se sitúa en un sistema clausurado y que se define como equivalencia con respecto a un elemento externo, excluido, que nece necesi sitta de una una cier cierta ta noci noción ón de lími límite te.. Una Una lógi lógica ca de la diferencia en que una serie de términos aparecen también como diferenciales, en cuanto hay una particularidad en cada miembro de la serie, igualmente se define por respecto a ese elemento difere diferenci ncial al exclui excluido, do, una suerte suerte de difere diferenci ncia, a, digámo digámoslo slo así así,, absoluta o externa que también se relaciona con la noción de
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lími límite te.. La dist distin inci ción ón entr entre e la lógi lógica ca de la equi equiva vale lenc ncia ia y la diferencia, depende del modo de administrar ese límite o esa difere diferenci ncia a absolu absoluta, ta, ese exteri exterior or exclui excluido. do. Ahora, Ahora, al referi referirse rse uste sted por ejemplo al tráns ánsito posib sible de una lógica de equivalencia a la de la diferencia o viceversa, surge naturalmente la noción de hegemonía, la posibilidad de unas relaciones de hegemonía en relación con la administración de esa X vacía o de esa diferencia absoluta, situada más allá del lími límite te.. Co Como mo una una admin adminis istr trac ació ión n just justam amen ente te,, de es ese e lími límite te,, ento entonc nces es em emer erge ge la hege hegemo moní nía, a, pero pero tamb tambié ién n en la lógi lógica ca inve invers rsa, a, uno uno podr podría ía pens pensar ar en térm términ inos os de abso absorc rció ión, n, de integración, de uniformización por ejemplo o de totalitarismo. Ahora, la pregunta va en el siguiente sentido, ¿Qué ocurre si se abandon abandona a precis precisame amente nte la condic condición ión de sis sistem tema a cerrado cerrado que permite precisamente referir el significante vacío como límite o como lo que está más allá de cierto límite a una determinada serie, como serie cerrada; qué ocurre si se asume precisamente la condic condición ión ser serial ial abiert abierta a de las práctic prácticas as discur discursiv sivas? as? ¿Qué ¿Qué diferencia podría haber entre esta idea presentada acá y una noción de hegemonía presentada desde la perspectiva de un sistema abierto, de una posible noción de hegemonía elaborada, tal como usted lo hace por lo demás en su libro, a partir de la noción de discurso y de práctica?
Ernesto Laclau: No estoy planteando que la noción de sistema cerrado es una posibilidad, al contrario, lo que estoy tratando de plantear es que la noción de sistema cerrado es una imposibilidad, pero al mismo tiempo, es algo necesario para el proc proce eso de sign signiifica ficaci ción ón;; si se part parte e de una una co conc ncep epcción ión diferencial de toda identidad yo no creo que lógicamente se pueda pueda escapar escapar a este este tipo de dualid dualidad. ad. Lo que he tratad tratado o de plantear es justamente que el cierre no puede ser de ninguna manera logrado y que es lógicamente imposible, pero al mismo tiem tiempo po una una aper apertu tura ra total total tamp tampoc oco o es posi posibl ble, e, porq porque ue una una apertu apertura ra total signif significa icaría ría la falta de toda signifi significac cación ión,, una apertu apertura ra total total ser sería ía el univer universo so del sicóti sicótico. co. Pero, Pero, de alguna alguna mane manera ra la hege hegemo moní nía a o la sign signif ific icac ació ión n pasa pasa en una una zona zona intermedia entre el manicomio y el cementerio, entre el cierre tot total o la disp disper ersi sión ón tot total de la sign signiific ficac aciión, ón, o se sea a que que, definitivamente no estoy manejándome sobre la posibilidad de un sistema cerrado. Cuando hablemos de emancipación en la
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tercera sesió sión, lo que voy a intentar mostr strar es cómo precisamente la idea de una sociedad totalmente reconciliada presupone un tipo de cierre que es imposible. Usted ha hablado, por por ejem jemplo, plo, de total otaliitari tarism smo, o, el total otaliitari tarism smo o se pue puede considerar o bien como un proyecto real operante en la vida hist histó óric rica o bie bien, co como mo la posi posibi billidad idad de logra ograrr lo que que el totalitarismo pretende lograr; lo que el totalitarismo pretende lograr es imposible naturalmente, es decir, un cierre total, por ello ello la práct práctic ica a total totalit itari aria a es siem siempr pre, e, pese pese a sí mism misma, a, una una práctic práctica a hegemó hegemónic nica, a, sie siempr mpre e tenien teniendo do que actuar actuar sobre sobre un exterior constitutivo. Para dar un ejemplo de la idea de cierre y como este no func funcio iona na refe referi riré ré el sigu siguie ient nte e ca caso so:: los los alth althus usse seri rian anos os al momento de leer El Capital sostenían –Balibar lo sostuvo en su momento y ahora obviamente él ya no piensa más en esos términos-- que el modo de producción es una entidad spinoziana, ahora una entidad entidad espinozia espinoziana na significa significa algo cerrado cerrado que no se mueve en ninguna dirección que vaya más allá de sí mismo, pero ¿cómo se explica el paso de un modo de producción a otro modo de producción? Pues dentro de la lógica de la entidad espinoziana no hay forma de pasaje; entonces Balibar dice que el pasaje se expresa por el desnivel introducido por la lucha de clases, pero de dónde viene ese desnivel de la lucha de clases si la totalidad era spinoziana en primer término, o sea que tiene que introducir un elemento de exterioridad. En relación con ese análisis, lo que yo estoy tratando de hacer es de no perder ninguna de las dos dimensiones, ni la dimensión de una fuga que es constitutiva, ni la dimensión de una lógica del cierre, que tiene que ser hegemónica porque sólo hay cierres hegemónicos, precisamente porque la apertura es constitutiva. En ese sentido, si uno piensa que la serialidad es la serialidad de las diferencias, tiene –me parece— que reintroducir estas dos dimensiones.
Público: ¿Qué ¿Qué pasa pasa si hay hay so sola lame ment nte e ruid ruidos os,, no hay hay signif significa icado do o inclus incluso, o, hay una prolif prolifera eració ción n de signif significa icante ntes?, s?, ¿por ¿porqu qué é dice dicess que que cuan cuando do el sign signif ific ican ante te es ruid ruido o no hay hay significado? Ernesto Laclau: Las nociones de significante y significado son noci son nocion ones es de la ling lingüí üíst stic ica a sa saus ussu sure rean ana. a. Sólo Sólo hay sign signos os
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cuando hay procesos de significación, y la significación se define como co mo la rela relaci ción ón entr entre e un sign signif ific ican ante te y un sign signif ific icad ado. o. Po Porr ejemplo, si yo hago “dodommmm” , eso puede ser llamado ruido pero pero incl inclus uso o la mism misma a deno denomi mina naci ción ón de sign signif ific ican ante te se serí ría a exce excesi siva va porq porque ue es esto to no es está tá form formand ando o part parte e –e –en n teor teoría ía al menos— menos— de ningun ninguna a relación relación de signifi significac cación ión,, pero, pero, por otro lado, hacer ese ruido puede ser, en ciertas circunstancias, parte de un proceso proceso significati significativo. vo. Lo que estoy estoy tratando tratando de hacer es mostrar cómo puede haber un significante que funcione como vacío y que sin embargo, sea parte del proceso de significación, ese es el problema que me planteo y mi respuesta es que eso sólo es posible en la medida en que, dentro del proceso de significación, haya un cierto cortocircuito por el cual la unidad total total entre entre signif significa icante nte y signif significa icado do no pueda pueda funcio funcionar nar.. Eso presenta además otro problema, hay una distinción que yo no he presentado por razones de tiempo y que es vital para Saussure, se trata ata de la distinción entre sig significac aciión y valo alor. La significación es la unidad entre significante y significado y valor es la relación entre distintos signos; ahora, como se sabe, ha habido toda una corriente en los sectores más radicalizados de la lingüística post-saussureana, que ha tratado de mostrar que la noción de significación, precisamente por este vaciamiento, tiene que ser dejada de lado y que sólo la noción de valor, finalmente, operaría. Tengo ciertas reservas frente a ese tipo de análisis, por ejemplo, yo creo que el vaciamiento total que supondría un puro sign signif ific ican ante te vací vacío, o, co como mo algu alguna nass co corr rrie ient ntes es laca lacani nian anas as lo mantienen, no funciona en estos términos, entre otros motivos porq porque ue si func funcio iona nara ra exac exacta tame ment nte e en es esos os térm términ inos os,, lo que que nosotros tendríamos sería no una relación de equivalencia, sino una relación de total igualdad, es decir, si nosotros encont encontrár ráramo amoss que la particu particular larida idad d difere diferenci ncial al del signo signo es totalmente eliminada, que es lo que la noción de un significante totalmente vacío implicaría, en ese caso, la relación ya no sería una relación de equivalencia. Por ejemplo, hay ciertas prácticas que que sist sistem emát átic icam amen ente te trat tratan an de redu reduci cirr la equi equiva vale lenc ncia ia a igualdad, igualdad, es la práctica práctica de los místicos; místicos; el misticism misticismo o trata de llegar a una intuición pura de Dios sobre la base de la aniquilación de toda significación diferencial. Creo haber probado en otro ensayo que incluso en las formas más radicalizadas del
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misticismo, este efecto no es realmente posible y mucho menos cuando uno está hablando de prácticas políticas, de prácticas de tipo hegemónico. Entonces, para resumir el argumento, lo que estoy tratando de decir es que siempre hay una posibilidad de resemantización, incluso del ruido, porque el ruido puede tener una serie de significados precisamente por ser ruido, en un cierto cont co ntex exto to disc discur ursi sivo vo,, pero pero mi argu argume ment nto o no se refe referí ría a a la posi posibi billidad idad de rese resem mant antizac izació ión n del del rui ruido, do, se refe referí ría a a la posibilidad, en un contexto puramente lingüístico, de tener la presencia de un significante vacío y allí es donde yo veía surgir el problema y ahí es donde he tratado de dar la explicación.
Carlos Pérez Villalobos: Yo creo que de alguna manera la respuesta que dio adelantó un poco mi pregunta, y en ese sent se ntid ido, o, me había había es esta tado do preg pregun unta tand ndo o por por es ese e elem elemen ento to de exclusión que se está planteando, elemento de exclusión que entonces permitiría esta ilusión de sistematicidad necesaria pero al mismo tiempo imposible. Yo me estaba preguntando de qué manera usted pensaba esta relación entre el elemento excluido y ese vacío necesario, que hay que pensar, que está presente y que que en todo todo ca caso so es el fund fundam amen ento to de la impo imposi sibi bili lida dad d en términos de sus sus efectos en la estructura. Lo he pensado pensado un poco porque usted ha aludido también al Real lacaniano, entonces pensando pensando en el Real lacaniano lacaniano este no solamente solamente surte efectos, tien tiene e efec efecto toss en la ca cade dena na y tien tiene e una una pres presen enci cia a en ella ella,, ento entonc nces es mi preg pregun unta ta era era ¿cóm ¿cómo o pens pensar ar es esos os efec efecto toss o si solamente ellos se reducirían a ofrecerse en lo simbólico? Ernesto Laclau: Podría repetir el último argumento. Carlos Pérez Villalobos: Sí. La idea es ¿cómo aparecería o cuáles serían esos efectos que tendría este elemento excluido? Y mi pregunta había terminado diciendo, es que acaso usted cons co nsid ider era a que que es este te efec efecto to o es esto toss efec efecto toss en la es estr truc uctu tura ra estarían básicamente circunscritos a ese lugar en lo simbólico, como se diría desde el sicoanálisis lacaniano, ese lugar en lo simbólico en el cual aparece lo Real, pues si bien lo Real es lo Real, su aparición está delimitada en lo simbólico y eso no quiere dec decir que que se sea a apre aprehe hend ndid ido o. Ento Entonc nce es, para para esta sta idea dea de significante vacío que usted está manejando no se si es ahí --en lo simbólico-- donde se circunscribe la idea de lo excluido, o si
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hay otras maneras en que usted considera que este elemento excl exclui uido do es esta tarí ría a prod produc ucie iend ndo o efec efecto toss en es esta ta es estr truc uctu tura ra discursiva.
Ernesto Laclau: Como usted sabe para Lacan lo Real no es la realidad, la realidad sería lo simbólico justamente. Lo Real es de alguna manera un agujero dentro de lo simbólico, es la resistencia de algo que no es simbolizable y que, sin embargo, siempre retorna, es decir que lo Real es algo con lo cual uno choca de alguna manera como un límite, posteriormente me referiré a la categoría de dislocación y en ese momento, insistiré un poco sobre este aspecto de lo Real. Pero volviendo a la preg pregun unta ta,, lo Re Real al aquí aquí,, si usted usted quie quiere re trad traduc ucir irlo lo a térm términ inos os lacanianos, sería esta relación de necesidad e imposibilidad, es exactamente allí donde un objeto aparece aunque, sin embargo, no es repr repre ese sent ntab ablle. Aho Ahora bien bien,, lo Rea eall –y es esto to es una una espe es pecu cula laci ción ón apre apresu sura rada da,, pero pero creo creo que que no ente entera rame ment nte e inad inadec ecua uada da--- es lo que que ha estad stado o pres presen ente te en la trad tradic ició ión n filo filosó sófi fica ca desd desde e Ka Kant nt,, porq porque ue el proy proyec ecto to fina finalm lmen ente te del del racionalismo del Siglo XVII en Leibniz y Spinoza, era lograr una real realid idad ad ente entera rame ment nte e sutu sutura rada da,, es deci decir, r, co con n el dual dualis ismo mo kantiano empieza a emerger un Real que él no logra meditar en toda todass sus sus co cons nsec ecue uenc ncia ias. s. Fina Finalm lmen ente te,, todo todo el inte intent nto o del del romanticismo fue a través de la vía estética, desde la tercera crítica kantiana –Crítica de la facultad de juzgar 18- expandida en varias direcciones, por ejemplo, Schiller en las Cartas sobre la trata a de tran transf sfor orma marr es esta ta educac educación ión estéti estética ca del del homb hombre re19, trat medi me diac ació ión n es esté téti tica ca en algo algo tan tan ce cerr rrad ado o en sí mism mismo, o, que que finalmente logra el tipo de unidad que Kant era mucho más cauto en atribuirle en la Crítica de la facultad de juzgar . Entonces, lo que me parece central en lo Real, es que está inscrito, que uno puede hacer varios discursos a partir de esta inscripción. Por ejemplo, se puede hacer un discurso genético a partir del estadio del espejo y ver como lo Real está desde el comienzo implícito en el hecho de que no hay identidad sino que hay iden identi tifi fica caci ción ón;; o bien bien,, se pued puede e hace hacerr el anál anális isis is de la Kant, Emmanuel. Critica de la facultad de juzgar . Caracas: Monte Ávila editores, 1991. 19 Schiller, Friedrich. Cartas sobre la educación estética del hombre . Madrid: Editorial Antrophos, 1990. 18
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realidad simbólica, que es un análisis más bien de tipo lógico, y mostrar las aporías que se encuentran en la constitución de lo que he llamado aquí la sistematicidad del sistema. Obviamente, el disc discur urso so psic psicoa oana nalí líti tico co se inte intere resa sa much mucho o más más en una una trayectoria genética pero finalmente llega a conclusiones muy similares, mientras que el análisis que he presentado aquí es más bien un análisis lógico. Finalmente, Lacan con los matemas esttaba es aba tam también bién ent entrand rando o en la dire direcc cció ión n de un estud studio io sistemático del mismo tipo, pero en todo caso, cualquiera sea la perspectiva que se tome, me parece que la categoría de lo Real como la posibilidad de un imposible es lo que se trata de captar discursivamente.
Willy Thayer: Voy a preguntar por la relación entre el significante y la historicidad, o sea, si pudieras establecer una rel relac ació ión n entre ntre el sign signiific ficante ante vac acío ío y la hist histor oric icid idad ad,, la contingencia o el acontecimiento, en el siguiente sentido: por un lado lado,, el sign signif ific ican ante te vací vacío o lo has has defi defini nido do co como mo nece necesa sari rio o respecto del sistema en la medida que el sistema lo requiere para consti constitui tuirse rse como como tal, tal, pero pero al mismo mismo tiempo tiempo,, impos imposibl ible e porque no puede ser reducido al sistema. Pensando justamente en el significante vacío como aquello que también muestra al sistema como completamente contingente, es decir, el mundo podr podríía se serr compl omplet etam amen ente te otro otro,, o el sist sistem ema a podr podría ía se serr completamente otro, ello se abre a una contingencia del sistema o por por lo me meno noss a una una rela relaci ción ón intr intranq anqui uila la,, co comp mple leta tame ment nte e intranquila o a una indeterminación indeterminación del sistema. sistema. Entonces, no sé si podrías vincular eso con la historicidad. Ernesto Laclau: Qué sería historicidad en el análisis tuyo. Willy Thayer: Historicidad sería hacer ver la contingencia al mism mismo o tiem tiempo po que que el sist sistem ema. a. El sign signif ific ican ante te vací vacío o no solamente sería necesario respecto del sistema, en la medida que lo constituye, sino que al mismo tiempo lo podría constituir y hacer visible como contingente. Ernesto Ernesto Laclau: Laclau: Sí. Sí. Me pare parece ce que que es nece necesa sari rio o –e –en n prim primer er térm términ ino— o— ac acla lara rarr el co cont nten enid ido o de la ca cate tego gorí ría a de cont co ntin inge genc ncia ia,, que que ha sido sido util utiliz izada ada en algu alguna nass disc discusi usion ones es contemporáneas en una forma un poco aleatoria. Por ejemplo,
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cuando Rorty usa el argumento en su libro Contingencia, Ironía y noción ón de conti onting ngen enccia es prác práctticam icamen entte Solidaridad 20, la noci equivalente a la noción de lo accidental. Ahora bien, a mi me parec parece e que que es nece necesar sario io es esta tabl blec ecer er ahí ahí una una dist distin inci ción ón muy muy básica entre las dos categorías; accidentalidad es una categoría que viene de la Metafísica de Aristó Aristótel teles es y signif significa ica aquell aquellos os rasg rasgos os en un obj objeto que que no modi modifi ficcan su ese senc nciia, es un accidente aquello que finalmente es ininteligible en el objeto porque no responde a ninguna captación racional que es siempre una captación de su esencia; ser un animal racional es parte de mi esencia, tener la nariz larga o corta es un accidente. La noción de contingencia aparece citada una vez en Aristóteles, en uno uno de sus sus es escr crit itos os lógi lógico coss y no jueg juega a ning ningún ún pape papell en su sistema, es más bien una noción que ha estado ligada a la tradición cristiana. Contingente es aquel ser cuya esencia no impl implic ica a su exis existe tenc ncia ia,, por por tant tanto, o, lo que que añade añade la noci noción ón de contingencia es la idea de una existencia que no encuentra en sí mism isma el prin princcipio ipio de su nec necesida sidad. d. Lue Luego, go, la noci noción ón de contin contingen gencia cia es distin distinta ta de la noción noción de accide accidenta ntali lidad. dad. Una experiencia de la limitación del ser está ligada a la noción de contingencia, como la noción de facticidad en Heidegger y en rela relaci ción ón co con n la noci noción ón de em empi piri rici cida dad, d, la fact factic icid idad ad no es la empiricidad, porque la facticidad incluye toda una dimensión del serr arr se arrojado ado que no aparece para nada ada en la noción de empiricidad. Entonces, yo creo que esta esta distinción es importante porque mediante la noción de contingencia nosotros podemos llegar a otras dos nociones que tú acabas de señalar. La noción de evento o de temporalidad como interrupción y dislocación radical, que es lo que voy a explicar más en detalle en nuestra segu se gund nda a reun reunió ión. n. Po Porr ello ello,, dejo dejo el tem tema ahí, ahí, simp simple leme ment nte e anunciado. Sin embargo, ese sería un aspecto, el otro aspecto es que si por historicidad se entiende una concepción teleológica de la historicidad, en ese caso, claramente la noción de contingencia va en contra de este tipo de visión, y la noción de significante vacío es claramente incompatible con toda noción de teleología histórica. La noción de evento que voy a tratar de fundamentar Rorty, Rorty, Richard. Richard. Contin Cambridge dge:: Contingen gency, cy, Irony, Irony, and Solida Solidarit rity y . Cambri Cambridge University Press, 1989.
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va precisamente en esa dirección, o sea que quizás podemos volver al problema cuando estén todos los elementos sobre la mesa. Bueno, o, desc descon ontad tado o que que Sergio Sergio Villalobos-R Villalobos-Rumin uminott: ott: Buen después tratarás el problema del acontecimiento, sin embargo, tu hiciste una precisión en la primera respuesta, en la que quiero insistir, sobre todo porque efectivamente no habría que entender como co mo simi simila lare ress la noci noción ón de equi equiva vale lenc ncia ia co con n la noci noción ón de igual igualdad dad o de unif unifor ormi mida dad. d. Eso Eso hace hace posi posibl ble, e, prec precis isam amen ente te,, comprender la hegemonía como movimiento reactualizante. Pero tú, tú, ahí ahí mism mismo, o, inst instal alas as una una noci noción ón que que no me resu result lta a muy muy explícita, respecto al problema de la temporalidad misma, que es la noción de contingencia radical. ¿Qué papel juega la noción de contingencia radi adical en esta lógica de articulac aciiones hegemónicas?
Ernesto Ernesto Laclau: Laclau: Si noso nosotr tros os tene tenemo moss una una ca cade dena na de equivalencias ¿porqué nosotros no podemos tener una relación de igualdad total? Porque para tener una relación de igualdad tota totall tend tendrí ríam amos os que que habe haberr aniq aniqui uila lado do co comp mple leta tame ment nte e el contenido diferencial de cada uno de estos elementos y como dije antes, esto es exactamente lo que el místico trata de hacer, llegar a una indiferencia total respecto a las diferencias. Lo que ocurre, generalmente, en una relación de equivalencias, es que la tensió sión entre el elemento diferencial y el elemento equiv equivale alenci ncial al no puede puede ser borrado borrado y eso expli explica ca porqué porqué las cadenas de equivalencias no pueden ser infinitas; por ejemplo, supongamos que nosotros tenemos como un eslabón en una cadena de equivalencias, los derechos de los individuos, que ocu oc upan pan una una cier ciertta ce cent ntra rallidad idad co con n resp respet eto o a tal tal ca cade den na equivalencial, una vez que ese eslabón ocupa una centralidad en la cadena equivalencial, es muy difícil que se pueda incorporar a la cadena la voluntad irrestricta del pueblo, porque va a chocar con esa otra significación que ya está sentada como central, o sea se a que que siem siempr pre e es posi posibl ble, e, por por supu supues esto to,, desc descri ribi birr libe libert rtad ad individual de manera no contradictoria con voluntad irrestricta del pueblo pueblo,, pero pero eso depend depende e de operaci operacione oness hegem hegemóni ónicas cas,, equivalenciales y diferenciales mucho más complejas, es todo un proceso de transformaciones históricas, de ciertos discursos que muchas veces se logran producir, pero en la medida en que hay
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una cierta estabilidad de la cadena equivalencial, hay también un cier cierto to equi equili libr brio io,, porq porque ue és ésta ta ya impl implic ica a la pres presen enci cia a del del elemento diferencial. Pero ¿dónde estaría allí la dimensión de contingencia? Yo creo que está en varios puntos del argumento: en primer lugar, en el hecho de que la cadena equivalencial como tal es indefinida, es decir, pueden incorporarse muchos elem elemen ento toss y en es esa a me medi dida da la liga ligazó zón n entr entre e sign signif ific ican ante te y significado está siempre amenazada, o sea, ahí hay un momento de co cont ntin inge genc ncia ia.. ¿Qué ¿Qué quie quiere re deci decirr co cont ntin inge genc ncia ia radi radica cal? l?,, contingencia radical quiere decir que no hay, finalmente, ningún significado trascendental que asegure a la serie su necesidad específica. Este es un asunto que fue interesante siempre en las disc discus usio ione ness que que mant mantuv uvim imos os co con n Derr Derrid ida, a, porq porque ue para para su análisis, la noción de contingencia no ha jugado un papel central, pero de todos modos, él tiene términos que de alguna manera sustituyen la noción. Por ejemplo, es mucho más importante la dife difere renc ncia ia co cont ntin inge genc ncia ia-n -nec eces esid idad ad,, que que la noci noción ón de una una contingencia pura o de una necesidad pura; uno siempre se mane maneja ja,, se muev mueve e dent dentro ro de un co cont ntex exto to y dent dentro ro de es ese e contexto hay cosas que son posibles y otras que no son posibles. Supo Supong ngam amo os que que tene tenem mos una una so soci cied edad ad rel relati ativam vamente ente estructurada, ello no elimina del todo ciertos vacíos y, dentro de estos vacíos, hay discursos que van a ser contingentes en sí mismos, en el sentido de que la mera presencia de un discurso y la ausencia de otros discursos, va a determinar cómo se va a formar la cadena significante; pero si un discurso, de golpe, choca con formas discursivas que en esta sociedad no están puestas en cuestión, ello no va a tener ningún efecto hege hegemó móni nico co.. Ahor Ahora a supo supong ngam amos os una una so soci cied edad ad tipo tipo “c “cri risi siss orgánica” en el sentido gramsciano, entonces lo que es posible de ser aceptado, en términos discursivos, es mucho más y el elemento de necesidad aparece en este momento desplazado. Entonces, primero yo creo que la correlación contingencianecesidad tiene que ser mantenida como más fundamental que la noción de una pura contingencia y, segundo, contingencia radical significa que no hay ningún contenido que considerado en sí mismo y por sí mismo, tenga una necesidad a priori, no significa más que eso.
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Miguel Miguel Vicuña Vicuña Navarro: Navarro: No sé si será quizás abusivo insistir, pero justamente en la lectura del libro Hegemon Hegemonía ía y estrategia socialista, la oposición entre necesidad y contingencia y esta última como una forma de contingencia radical, sugiere, por lo menos filosóficamente, una serie de operaciones que se han producido en el pensamiento contemporáneo, a propósito de esta es tass ca cate tego gorí rías as de la moda modali lida dad, d, es deci decir, r, co cont ntin inge genc ncia ia y necesidad pertenecen a la modalidad y la contingencia es la negación de la necesidad, estrictamente. Lo que no es necesario, lo que es posible de ser o no ser, lo que es contrariamente a la nec neces esid idad ad que que es la imposi posibi bili lida dad d de no se ser, r, etc. tc. Pero, ro, suponiendo que ha habido un desplazamiento precisamente de estas categorías, por ejemplo, en el pensamiento de Heidegger, en tanto que la categoría de posibilidad o poder, el poder ser, queda puesta en el centro y se enlaza de una manera revoluciona revolucionaria ria con la noción de existencia; existencia; entonces, entonces, en su libro hay hay co cons nsta tant ntem emen ente te una una suge sugere renc ncia ia de la form forma a co como mo se artic articul ula a disc discur ursi siva vame ment nte, e, a trav través és de cier ciertas tas prác prácti tica cas, s, un proceso de transformación, de modificación, de mutación de la realidad política o de la realidad cultural. La expectativa es que esa es a noci noción ón de co cont ntin inge genc ncia ia no se sea a una una noci noción ón pura purame ment nte e domiciliada en la vieja tabla de categorías de la modalidad de Kant, sino que pueda asumir una dimensión fuerte y más allá, en el se sent ntid ido, o, por por ejem ejempl plo, o, que que usa usa la noci noción ón de co cont ntin inge genc ncia ia Foucault, la contingencia como ruptura, como relación con la alteridad, con el acontecimiento, que por lo demás es lo que significa, en cuanto es lo mismo acontecimiento que contingenci contingencia. a. Entonces, Entonces, yo he sentido sentido que esa dimensión dimensión está en sus textos, ese sentido de la noción de contingencia está presente en sus textos, pero ¿hasta qué grado ocurre eso? Ernesto Laclau: Sí, aunque está más desarrollada no en Hegemonía y estrategia socialista , sino en Nuevas reflexiones reflexiones sobr sobre e la revo revolu luci ción ón de nues nuestr tro o tiem tiempo po, ahí se hace una referencia explícita a la noción de contingencia y se la trata de dife difere renc ncia iarr de la noci noción ón de ac acci cide dent ntal alid idad ad,, tal como omo la definíamos antes. Claramente también está, pero pensada de una una maner anera a dist distin inta ta,, en Fouc Foucau ault lt;; fina finalm lmen ente te el proy proyec ecto to genealógico sin la idea de disolución del objeto es algo que no es pensab pensable le sin una noción noción de contin contingen gencia cia en algún algún res respec pecto, to, aunque él no usa una categoría de contingencia que lo ligue a la
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tradición filosófica, por ejemplo no usa la categoría Heid He ideg egge geri rian ana. a. He Heid ideg egge gerr ha trab trabaj ajad ado o co con n la noci noción ón de contingencia y la ha desarrollado en una dirección en la cual yo me identifico bastante. Por ejemplo, una relación de contingencia esta es tarí ría a abso absolu luta tame ment nte e excl exclui uida da en un proy proyec ecto to co como mo el de Husser Husserl, l, ahí el Hombre Hombre de tareas tareas infinita infinitas s, sería justamente aquel que es capaz, a través de un proceso de reactivación de las las inst instit ituc ucio ione ness orig origin inari arias, as, de reco reconst nstru ruir ir la total totalid idad ad del del universo del sentido, o sea que, el dador de sentido en Husserl, justamente no sería un dador contingente, mientras que para Heidegger, el sentido está ligado directamente al estado de ser arrojado, y allí la noción de interpretación está dominada por la noción de contingencia. La forma específica en que yo he tratado de usar usar el térm términ ino, o, pref prefie iero ro pres presen enta tarl rla a en nues nuestr tra a próx próxim ima a reun reunió ión, n, a part partir ir de un argu argume ment nto o inte integr grad ado, o, pero pero de todo todoss modos odos,, veo veo hac hacia donde onde está stá apun apunttando ando su pre pregunt gunta a y trataremos de desarrollar el argumento.
Público: Querí uería a sa sabe berr có cómo mo hac acíías la dif diferen erenccia y equivalenc equivalencia ia entre ruido y residuo, residuo, como representac representación ión para la comunicación. Ernesto Laclau: Simplemente no trabajo en teoría de la comunicación. Público: Bueno y dentro del lenguaje. La diferencia y la equivalencia entre ruido y residuo. Ernesto Laclau: Son exactamente lo opuesto en el tipo de análisi análisiss que estoy hacien haciendo. do. El residuo residuo es el remanen remanente te de sig significado ado que es lo que impide que el sig significant ante se transforme, deje de ser un significante y pase a ser ruido, o sea que, los dos términos son opuestos. No creo que el ruido sea aquello que simplemente permanece, como es el caso en ciertas teoría teorías, s, cierto ciertoss esquem esquemas as cibern cibernéti éticos cos.. Para Para mi el resid residuo uo es siem siempr pre e un resi residu duo o de sign signif ific icad ado, o, y aquí aquí es está tá tamb tambié ién n mi diferencia con ciertas formas extremas del lacanismo, para las cuales es posible un significante sin residuo.
Segunda conferencia (23 de octubre de 1997)
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Voy a iniciar la presentación de hoy, tratando de volver al conc co ncep epto to de hege hegemo moní nía a desd desde e un anál anális isis is teór teóric ico o dist distin into to,, referi referido do a la rel relaci ación ón entre entre univer universal salida idad d y particu particular larida idad, d, tal como ha sido presentada en la tradición filosófica. Luego me refe referi riré ré a la ca cate tego gorí ría a de nega negati tivi vida dad d y vere veremo moss có cómo mo su condición es inherente a una relación hegemónica y, por último, voy a tratar la categoría de indecidibilidad y la forma en que la deco decons nstr truc ucci ción ón plan plante tea a un punt punto o de arra arranq nque ue nuev nuevo o para para concebir las relaciones hegemónicas. En la sesión de mañana, voy a presentar el argumento desde el punto de vista de la deconstrucción de la categoría de emancipación, tal como ha sido constituida en el discurso radical de Occidente y , al mismo tiempo, trataré de derivar ciertas conclusiones respecto a las nociones de poder, de democracia y finalmente, de articulación. Ento Entonc nces es,, resp respec ecto to a las las noci nocion ones es de univ univer ersal salid idad ad y particularid particularidad, ad, quiero quiero comenzar comenzar planteando planteando cuatro momentos momentos históricos en la la concepción de esta relación. El primero de ellos, se refiere a la filosofía antigua; el segundo, al cristianismo; el tercero, a la etapa de la modernidad racionalista; y el cuarto, a la crisis de la razón que ha acompañado la transición hacia aquello que se ha denominado de una manera muy vaga e imprecisa, postmodernidad, una categoría con la cual tengo mis relaciones de amor y odio. Comencemos con la noción de universali alidad que encontramos en la filosofía antigua. El centro de la concepción de racio racional nalid idad ad es está tá dado dado por por la dist distin inci ción ón entr entre e mate materi ria a y forma, que implica, a su vez, la relación entre universalidad y particularidad. Supongamos que yo tengo aquí una mesa, digo “esto es una mesa”, pero una mesa es algo que se aplica a más de un objeto; luego digo, “es rectangular” y esto también se aplica a más de un objeto; a la vez, puedo decir “es marrón” y aún así, se aplica a más de un objeto; cualquier cosa que yo pueda predicar predicar de este objeto, objeto, incluso que es una mesa, es algo que va a referirse a más de un objeto, es decir, todas las predicaciones posibles de este objeto constituyen un universal.
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Ahora, este universal que es inteligible, que es aprehensible por la razón, es exactamente lo que los filósofos griegos denominaron forma. Pero ustedes pueden preguntar por el esto “concreto” que recibe todas estas predicaciones; evidentemente, evidentemente, si hay un esto concreto yo no puedo decir nada acerca de él, porque decir acerca de él significa subsumirlo bajo una categoría y esta categoría va a ser de tipo general, o sea que el “esto” es inaprensible por la razón, es, en ese sentido, irracional. Este último reducto de individualidad en todo objeto, que no puede ser aprendido por la razón, es exactamente lo que los filósofos griegos llamaron materia; o sea que materia no es lo que entenderíamos aludiendo a la madera, puesto que madera es una forma tanto como mesa, en cuanto se aplica a una pluralidad de objetos. El elemento materia es el componente individual que como tal, es refractario a la razón; es decir que en la noción de particularidad –entendida por supuesto no en el sentid sentido o hegel hegelian iano, o, sino sino que como como estamo estamoss usándo usándola la en este este momento— el residuo de particularidad es relegado a la esfera de lo irracional; todo aquello que es inteligible en un objeto, es universal, es forma. Por tanto, hay en el pensamiento griego una noción determinada de racionalidad, pero lo que nos interesa es darnos cuenta que este componente racional no constituye el fundamento de lo real. ¿Porqué? Porque lo real está dividido entre materia y forma, y la materia, el componente material del objeto, no puede ser deducido de la razón. Hay entonces, una sucesión mediante la cual partimos de la materia completamente informe y, a través de distintos principios de información, llegamos a un predominio cada vez más alto de la forma sobre la materia, hasta llegar a Dios que es forma pura, forma sin materia. Por consiguiente, nosotros vemos en la filosofía griega la emergencia de un principio de racionalidad, pero este principio no se co cons nsti titu tuye ye co como mo fund fundam amen ento to de lo real real;; incl incluso uso para para Platón, el demiurgo imprimía las formas sobre una materia que era era tota totalm lmen ente te inde indete term rmin inada ada,, y por por ello ello,, para para es este te tipo tipo de pensamiento, por el mero hecho de que la forma no se imponía nece necesa sari riam amen ente te so sobr bre e la mate materi ria, a, el peli peligr gro o máxi máximo mo era era la corrupción del ser, porque no estaba asegurado que la forma predominaría sobre la materia. Esto significa que la posibilidad
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de que la materia empezara a predominar sobre la forma estaba presente y, en este sentido, corrompiera lo real. Toda la noción de cris crisiis en el mundo undo anti antigu guo o está stá ligad igada a a es estta ide idea de corrupción, que es muy distinta de la idea del mal que más tarde va a predominar con el cristianismo. En este tipo de pensamiento hay una denigración de la particularidad, lo particular es ese residuo material, irracional, inapr inapreh ehen ensi sibl ble e por por el pens pensam amie ient nto o que que sin sin em emba barg rgo, o, es un componente absolutamente real de las cosas. La idea de un fundamento último y absoluto de todo lo existente, es una idea que va a provenir del cristianismo, porque en el cristianismo hay orig origen en abso absolu luto to,, que que es la crea creaci ción ón (que (que era era una una ca cate tego gorí ría a ente enteram ramen ente te desc descon onoc ocid ida a por por el pens pensam amie ient nto o anti antigu guo) o).. La crea creaci ción ón desd desde e la nada nada es el ce cent ntro ro mism mismo o de la refl reflex exió ión n cri cristia stiana na.. Es dec decir, ir, por por prim prime era vez con el cri cristi stiani anism smo o encontramos la noción de que todo lo que existe se explica a partir de un principio único que constituye su fundamento, pero aquí entonces, encontramos como paradoja el hecho que ese fund fundam amen ento to no es raci racion onal al,, porq porque ue Dios Dios que que es la fuen fuente te absoluta de todo lo existente, es incognocible por el hombre. A través de la revelación, nosotros sabemos cuáles son las etapas fundamentales por las que va a pasar la historia. Desde el comi co mien enzo zo del del mund mundo o hast hasta a el juic juicio io final final,, la hist histor oria ia es una una historia escatológica, escandida en una serie de etapas previstas como por ejemplo, la sucesión de los imperios en el libro de Daniel; pero el “porqué” de la historia como historia escandida, es algo algo que que noso nosotr tros os radi radical calme ment nte e igno ignoram ramos os,, no pode podemo moss conocer la esencia de Dios. Si en el pensamiento antiguo existía la noci noción ón de raci racion onal alid idad ad,, sin sin que que és ésta ta se co cons nsti titu tuye yera ra en fundamento, en el cristianismo tenemos lo opuesto, la noción de un fundamento que sin embargo, escapa a la razón. Ahora, ¿cómo podemos concebir concebir la unidad entre el mundo empírico y el mundo escatológico?, simplemente a través de un tipo de relación que es importante para nuestro análisis, porque en ella veremos la prefiguración de lo que después vamos a llamar la relación hegemónica. El argumento es básicamente el siguiente: tenemos por un lado, la serie escatológica desde el comienzo del mundo hasta el juicio final, dividida en un conjunto
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de etap etapas as co cono noci cida dass por por la reve revela laci ción ón,, pero pero por por otro otro lado lado,, tenemos una serie empírica de eventos en el mundo en que vivi vivimo mos. s. Lueg Luego, o, ¿cóm ¿cómo o se rela relaci cion ona a una una se seri rie e co con n otra? otra? De acuerdo a la concepción cristiana, la relación entre las dos series es lo que se conoce como encarnación; la figura clásica de la encarnación, por supuesto, es la llegada de Cristo a la tierra. Pero cada uno de los eventos del mundo natural debe tener su contrapartida escatológica en esta otra serie; entonces tenemos un tipo de explicación que funciona así –y que es frecuente en las crónicas crónicas medieva medievales-: les-: está está un monje monje en su huerto huerto y viene una una torm tormen enta ta que que dest destru ruye ye el huer huerto to,, ento entonc nces es tien tiene e que que preguntarse cuál es el significado de este hecho empírico, y lo que hace por supuesto, no es ninguna investigación climatológica, lo que hace es abrir la Biblia y encontrar un pasaje en que se dice “vientos vendrán que destruirán tus huertos”, ento entonc nces es todo todo es está tá abso absolu luta tame ment nte e claro claro,, el hech hecho o em empí píri rico co encuentra su contrapartida escatológica. Esto por supuesto es muy muy absu absurd rdo, o, pero pero resa resabi bios os de es ese e tipo tipo de expl explic icac acio ione ness escatológicas, en forma secularizada, la encontramos cada día en ciertos análisis políticos. Por ejemplo, en un tipo de preguntas como ¿la revolución brasileña de 1930 fue o no fue la revolución demo democr crát átic ico o burg burgue uesa sa?, ?, se busc busca a exac exacta tame ment nte e un tipo tipo de explicación escatológica, aunque secularizada. Vale decir, hay un evento por el cual todas las sociedades deben pasar, que es la revolución democrático burguesa, y la tarea es identificar en la real realid idad ad em empí píri rica ca es ese e hech hecho o que que apar aparec ece e co comp mple leta tame ment nte e prefigurado. Vamos a analizar este tipo de relación, porque es relevante para para nues nuestr tro o anál anális isis is ulte ulteri rior or.. En es este te tipo tipo de rela relaci ción ón de encarnación, una realidad supraempírica se encarna en un cierto hecho empírico. Demos otro ejemplo, la “anunciación” es una relación de este tipo, no hay nada en el cuerpo empírico de María que que lo pre prepare pare para para se serr la madre adre de Dio Dios, esto sto porq porque ue la anunciación es un hecho absoluto, en el cual Dios, por razones que desconocemos, elige este cuerpo concreto para representar esta función encarnante; es decir, lo que reune a las dos series y lo que establece la unidad de todo el sistema, es esta mediación divina y lo importante, desde nuestro punto de vista, es que esta función divina pone juntos dos eventos manteniendo toda la riqueza de su part articularidad concreta. El evento no es
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tran transf sfor orma mado do en un sign signif ific ican ante te vací vacío o porq porque ue en la se seri rie e escatológica, el hecho que va a ser encarnado, está perfectamente definido y el hecho empírico también lo está, y como no hay ninguna relación de contaminación, en el sentido derridiano, de un nivel por otro (dado que la mediación de Dios juega este papel central) lo que vamos a encontrar es que esta mediación, a la vez, vincula los dos momentos y mantiene con toda su fuerza la particularidad de ambos. En esta situación, la particularidad es a la vez mantenida y negada, es mantenida en la medida en que la racionalidad de la rela relaci ción ón,, el hech hecho o de que que no pase pasemo moss de un nive nivell al otro otro,, excepto a través de la intervención de un tercer factor, mantiene la particularidad con todas sus fuerzas; pero por otro lado, es nega negada da porq porque ue el hech hecho o em empí píri rico co só sólo lo exis existe te a efec efecto toss de representar algo que lo trasciende. La realidad empírica, en el mismo momento en que resulta transparente a la dimensión escatológica, se niega a sí misma como empiricidad; es decir, que por un camino distinto nos encontramos exactamente con la misma denigración de lo particular que habíamos visto en la filosofía antigua. Este Este tipo tipo de situ situac ació ión n se modi modifi fica cará rá a co comi mien enzo zoss del del perí períod odo o mode modern rno, o, simp simple leme ment nte e porq porque ue Dios Dios desa desapar parec ece e del del horizonte explicativo. Dios pasa a ser algo cuya intervención es negada o, en el gran compromiso racionalista del siglo XVIII, se retrae del horizonte explicativo y toda explicación pasa a ser intr intram amun unda dana na;; pero pero ahí ahí nos nos enco encont ntra ramo moss co con n el sigu siguie ient nte e problema: si Dios ya no cumple ese rol de fundamento que tenía en la cos cosmov movisi isión ón anteri anterior, or, tenem tenemos os una doble doble altern alternati ativa, va, o bien mantener que el plano empírico es lo único que existe y por ello, estamo amos enfren rentados con una histo storia purame amente contingente, que no puede apelar a ningún principio último de explicac aciión; o bien, tenemos que mant antener la idea de fundamento, pero al hacerlo, este fundamento tendrá que ser enteramente intramundano, y si es así, y ya no es inescrutable como co mo lo era era Dios Dios,, ento entonc nces es es ese e fund fundam amen ento to tend tendrá rá que que se serr abso absolu luta tame ment nte e raci racion onal al.. Este Este es el punt punto o de part partid ida a de la modernidad. La idea de racionalidad del pensamiento antiguo y la idea cristiana de fundamento se unen, y por primera vez en la
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historia, historia, la racionalida racionalidad d cumple cumple un papel de fundamento fundamento para el que nada, en todo el proceso anterior, la había preparado. Esto es lo que ocurre a comienzos de la modernidad y el momento más alto de su expresión va a ser, por un lado, el racionalismo del siglo XVIII y, por otro lado, la culminación de dicho racionalismo en Hegel y Marx. El momento intermedio kantiano es, en realidad, el comienzo de la crisis del paradigma racionalista –como veremos luego--. Para Hegel todo lo que es real es racional, o sea que la dualidad entre las dos esferas desaparece. Se trata de una serie escatológica que ahora es enteramente racional y tiene, por tanto, que explicar también en forma absolutamente racional, por qué se expresa a través de esta es ta se seri rie e em empí píri rica ca y no de otra otra.. Po Porr ello ello,, aquí aquí ya no hay hay denigración de la particularidad, la particularidad simplemente se desvanece. La apariencia para Hegel pasa a ser un momento constitutivo de la esencia, y la historia se revela como racional desde el comienzo hasta el fin. Es en esta visión donde encontramos que la encarnación, que suponía una dualidad, es una relación que tiene necesariamente que desaparecer, porque el evento escatológico se expresa de modo necesario a través del evento concreto y, en ese caso, el evento concreto es tan racional como el evento escatológico. Ya no hay encarnación de un nivel en otro, sino pasaje lógico. Ahora, una vez en esta perspectiva, nos encontramos con varios problemas. El primero es que la historia en su totalidad tiene que ser un proceso proceso racional, la historia historia no puede dar lugar a ninguna opacidad, y puede ser concebida desde su mismo comienzo en términos de un principio que explique la totalidad de sus cambios internos. El segundo problema es que toda forma de expresión, como decíamos respecto a la encarnación, va a ser una una form forma a de expr expres esiión nece necesa sari ria, a, la hist histor oriia que que está stá ocur oc urri rien endo do es una una hist histor oria ia que que no podr podría ía habe haberr sido sido de otro otro modo. Y un tercer problema es que ya no hay particularidad, la particularidad se ha evaporado, necesariamente. Este Este es el punt punto o en el cual cual una una línea nea co con ntrar trariia va a empezar a poner en cuestión la lógica de la modernidad. Esto
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ocurre ocur re en prim primer er luga lugarr co con n el kant kantis ismo mo,, el kanti kantism smo o fue fue un estudio de los límites de la razón, es decir, el kantismo ubicó al hombre en un orden dual, en un orden natural por un lado y, en un rein reino o de fine fines, s, por por el otro otro.. El kant kantis ismo mo afir afirmó mó que que los los postulados que no pueden constituir, en última instancia, un universo cognoscible, reaparecen como postulados de la razón práctica, pero el modo en que la razón teórica y la razón práctica se van a relacionar, va a ser a través de la mediación de una por otra. Este horizonte problemático quedó abierto y a partir de allí comienza lo que hemos mencionado como análisis de los límites de la razón. Acá podemos retomar algo señalado en nuestra primera conferencia: la crisis de la modernidad encuentra su comienzo y su cierre en el romanticismo, porque para el romanticismo que procede en buena medida del dualismo kantiano, el problema es cómo có mo establ establec ecer er un puen puente te que supe supere re dicho dicho dual dualis ismo mo.. En Hegel, este puente fue un puente lógico, por eso es que Hegel a pesar de provenir de la tradición kantiana puede ser visto en cierto sentido como la culminación del racionalismo moderno. En otro otro se sent ntid ido, o, sin sin em emba barg rgo, o, hay hay una una tend tenden enci cia a de ca cará ráct cter er estético al cierre. Algunos críticos modernos, Paul de Man por ejemplo, han insistido en que Schiller da a la estética un rol fundamentalmente racionalista y trata de establecer toda una genealogía entre el juicio estético, tal como está presentado por él en su forma más extrema, pero también por Coleridge, y una cierta prefiguración de la idea del estado estético tal como va a ser formulada más tarde, es decir, un estado en que la noción de fund fundam amen ento to apare aparece ce ya no liga ligada da a una una racio racional nalid idad ad en el sentido hegeliano, sino a una racionalidad de tipo distinto que es inherente a la naturaleza del hombre. Si el momento del romanticismo representó, a la vez, la irrupción de aquello que trasciende a la razón y el esfuerzo por encontrar un principio de mediación de todos estos elementos, pode podemo moss deci decirr que, que, de algu alguna na mane manera ra,, lo que que se llam llama a la postmo postmoder dernid nidad ad es una versió versión n radica radicali lizad zada a de la antino antinomia mia romá románt ntic ica. a. En este ste se sent ntid ido, o, la post postmo mode dern rnid idad ad se serí ría a una una proble problemat matiza izació ción n de la compre comprensi nsión ón mediad mediada a de la histo historia ria,, prec precis isam amen ente te porq porque ue el mome moment nto o de la parti particu cula lari rida dad d y el momento de la diferencia, son momentos que trascienden toda
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posibilidad de mediación, pero al mismo tiempo, dan lugar a la búsqueda de formas de mediación que ahora solamente pueden part artir desde el punto de vista de la experiencia, de la frag fragm mentac ntació ión n y de la part partiicul culari aridad dad en las las so soci cied edad ade es contemporáneas, que son, claramente, mucho más fragm fragmen entad tadas as que que aque aquell llas as co con n las las que que se enfr enfren enta taro ron n las las generaciones románticas. Bás ásic icam amen ente te,, las rel relac acio ione ness entre ntre Schi Schilller ler y Hegel egel aparece aparecen, n, en esta esta perspe perspecti ctiva, va, como como estadi estadios os distin distintos tos en el mism ismo proc proces eso. o. La teorí oría de la mediac diaciión no pued puede e se serr plante planteada ada actual actualmen mente te como como la hubies hubiesen en plante planteado ado ell ellos, os, sin embargo, el problema de la mediación permanece como una pregunta vigente, ¿porqué? Existen, en el pensamiento contemporáneo, una serie de tend tenden enci cias as que que insi insist sten en en el mome moment nto o de la disp disper ersi sión ón.. La dispersión, sin embargo, puede ser concebida de dos maneras, en primer lugar, puede ser concebida en una forma monádica, donde no se piensa el espacio como espacio de dispersión, sino que se considera cada elemento cerrado en sí mismo, se trata de una visión, en cierto sentido, leibniziana donde las mónadas no tienen puertas ni ventanas, apareciendo autorreferidas. Pero el mismo Leibniz no pudo eliminar el momento de la relación entre estos objetos ¿cómo es posible que una mónada pueda estar coor co ordi dina nada da co con n la otra otra,, a pesa pesarr de que que ning ningun una a de las las dos dos establece un vínculo? Finalmente, la solución leibniziana de la armonía preestablecida, era una solución que presuponía una conc co ncep epci ción ón de la tota totali lidad dad tan tan es estr tric icta ta co como mo la co conc ncep epci ción ón spinoziana, que de alguna manera, era su opuesta. Traducido esto a los términos de la teoría contemporánea, implica que un pensamiento de la particularidad que insiste solamente en la parti particu cula lari rida dad d co como mo dato dato posi positi tivo vo,, ce cerra rrado do y aisl aislad ado, o, se serí ría a exac exacta tame ment nte e lo opue opuesto sto de la co conc ncep epci ción ón que que desc descri ribí bíam amos os antes, vale decir, nos deja con el problema de un fundamento totalizante. En se segu gund ndo o lugar lugar,, una una co conc ncep epci ción ón de la part partic icul ulari aridad dad como diferencia positiva, también presupone que las diferencias se constituyen como diferentes unas respecto a las otras, es decir, presupone una relación diferencial en un espacio dentro
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del cual, la noción de totalidad sigue operando y no de cualquier forma; sigue operando en términos de fundamento, porque hay fundamento cuando se apela a un elemento positivo que serviría para para dest destac acar ar las las es espe peci cifi fici cida dade dess que que inte integr gran an un cier cierto to complejo. Se trata de ver que la categoría de totalidad es repetida exac acttame amente como fundame amento, tant anto en las nociones atomísticas de la dispersión, como en las teorías diferenciales. Frente a esto, creo que la única conclusión posible es afirmar que la categoría de totalidad es una categoría de la que no se pued puede e pres presci cind ndir ir,, pero pero co con n la cual cual,, sin sin em embar bargo go,, se pued pueden en intentar juegos estratégicos e intelectuales de tipo distinto. Es aquí donde la noción de totalidad puede ser desplazada desde su condición de fundamento, a una condición de horizonte. ¿Cuál es la diferencia entre fundamento y horizonte? El fund fundam amen ento to supo supone ne el prin princi cipi pio o de tota totali lida dad d co como mo obje objeto to necesario. En cambio, el horizonte apela a una relación con la totalidad donde ésta aparece como necesaria pero, a la vez, como imposible. Con ello trabajamos en nuestra primera sesión, y a partir de allí podemos pensar un nuevo tipo de articulación entre particularidad y universalidad. ¿Cuál sería esta relación? Hemos visto varias formas de articulación entre universalidad y particularidad en que las dos constituyen polos incompatibles dent dentro ro del del mism mismo o obje objeto to;; en la co conc ncep epci ción ón anti antigu gua, a, las las dos dos constituyen series distintas y una jerarquiza totalmente a la otra; en la concepción cristiana, ambas series aparecen unificadas por un tercer elemento incognocible. En la concepción racionalista moderna, moderna, uno de los niveles niveles es totalment totalmente e absorbido absorbido dentro del otro. Por tanto, nosotros debemos pensar en una forma distinta de relación entre particularidad y universalidad. Ya hemos establecido que si la universalidad, el momento de totalización o cierre de lo social, es necesario para constituir el se sent ntid ido, o, es al mism mismo o tiem tiempo po,, impo imposi sibl ble. e. En es ese e ca caso so,, las las part articularidades concretas van a asumir la función de representación de ese objeto imposible –la sociedad— y ahí es donde introducimos la noción de articulación hegemónica.
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Es aquí aquí que que se pued puede e liga ligarr la noci noción ón de arti articu cula laci ción ón hegemónica hegemónica con la noción noción de relación fantasmática fantasmática descrita descrita por 21 Derrida en Espectros de Marx . ¿Qué es lo que una relación hegemónica y una relación fantasmática, concebida en el sentido de Derrida, Derrida, tienen tienen en común? común? El hecho hecho de que hay dos nivele niveless que representan el uno al otro, que interactúan el uno con el otro, pero que ya no pueden apelar a este tercer elemento que establecería desde fuera las condiciones de su unidad; es decir que, si un cierto elemento va a representar un elemento distinto, esta relación de representación sólo puede proceder a través de la contaminación de los contenidos de un elemento por el otro. En la relación de espectralidad tal como la describe Derrida, se encuentra exactamente esto. ¿Qué es el espectro? El espectro, por un lado, no pertenece al mundo de los vivos, pertenece a otro orden, pero ese otro orden tiene que mantener una cierta presencia deformada en el cuerpo que lo está encarnando, por el hecho mismo de que Dios –ese tercer elemento ahora excluido-no establece la positividad de los dos polos de la relación de encarnación, uno de los polos va a desteñir la identidad del otro; es decir, la presencia del fantas asm ma va a dar una cierta corporeidad al muerto, aquello que se expresa a través de él. Pero por el otro lado, el hecho de que es un fantasma y no es simplemente un cuerpo, va a desdibujar la corporeidad que lo está representando. Este mismo tipo de vínculo es el que encontramos en una rela relaci ción ón hege hegemó móni nica ca,, dond donde e una una cier cierta ta parti particu cula lari ridad dad va a asumir la representación de una universalidad inconmensurable consigo misma; en la medida en que esto ocurre, la particularidad va a desdibujarse como el cuerpo encarnante en el fantasma de Derrida, y ese debilitamiento de la particularidad se da a trav través és de una una rela relaci ción ón de equi equiva vale lenc ncia ia por por la cual cual la espe es peci cifi fici cida dad d dife difere renc ncia iall de ca cada da uno uno de es esto toss elem elemen ento tos, s, empieza a ser subvertida. A la vez, esta universalidad imposible va a exis existi tirr de algu alguna na mane manera ra,, en el cuer cuerpo po enca encarn rnan ante te.. Entonc Entonces es tenemo tenemoss aquí una dialéc dialéctic tica a entre entre univer universal salida idad d y particularidad, que establece la tensión entre las mismas, en tanto los dos polos son incompatibles, pero que sin embargo, a Derrida, Jacques. Espectros de Marx. El estado de la deuda, el trabajo del duelo y la nueva Internacional. Madrid: Edit Trotta, 1995.
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través de este proceso de contaminación, actúan el uno sobre el otro. Una vez que hemos llegado acá, me gustaría ver cómo el sujeto emerge en una relación de negatividad. La cuestión de la negatividad nos permitirá retomar una pregunta que ha quedado pendiente sobre la relación entre la negatividad dialéctica y la negatividad que una teoría de la hegemonía presupone. En primer lugar, voy a resumir brevemente la forma en que la noción de negatividad se liga a la noción de antagonismo, tal como está planteada en Hegemonía y estrategia socialista . En segundo lugar, voy a presentar mis autocríticas al argumento acerca del antagonismo, tal como estaba formulado en aquel libro, y voy a presentar brevemente el argumento distinto que aparece en Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. A partir de allí, quisiera detenerme en el doble aspecto, de interioridad y de exterioridad, que una relación antagónica presupone. El argu argum mento ento de He Hege gemo moní nía a y estr estrat ateg egia ia soci social alis ista ta bási básica came ment nte e co come menz nzaba aba de una una disc discus usió ión n que que oc ocur urri rió ó en el marxismo italiano de los años 50 entre la escuela de Galvano de la Volp Volpe e y la es escu cuel ela a hege hegeli lian ana a más más clási clásica ca.. El argu argume ment nto o delavo delavolpi lpiano ano partía partía de una distin distinció ción n que establ establece ece Kant Kant en alguno algunoss de los esc escrit ritos os precrí precrític ticos os como como el ensay ensayo o sobre sobre las cant ca ntid idad ades es nega negati tiva vas, s, so sobr bre e la únic única a form forma a posi posibl ble e de la existencia de Dios, pero que desarrolla después en la Crítica de la razón pura 22, en el debate con Leibniz, en la sección sobre la anfibol anfibologí ogía a de los concep conceptos tos de la reflex reflexión ión.. Básica Básicamen mente, te, el argumento de Kant establecía que hay dos tipos de relación de oposición diferentes: la contradicción y la oposición real; en el caso de la oposición real tengo una relación entre A y B, por ejem ejempl plo o el cho choque que de dos dos auto automó móvi villes es,, cada ada uno uno de los automóvil automóviles es es algo distinto, distinto, independi independientem entemente ente del choque choque que experimentan el uno con el otro, la relación por ser la de dos objetos diferenciados, no permite reducir uno a la oposición del otro. En cambio, en una relación de contradicción, la relación Immanuel, Kant. Crítica de la razón pura . Madrid: Editorial Alfaguara, 1993. 22
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sería A y no A, aquí el ser no A se reduce a ser oposición de A y viceversa, es decir, la relación es constitutiva de los términos. El argumento de los delavolpianos era que los marxistas habían esta es tado do equi equivo voca cado doss al co cons nsid ider erar ar que que los los anta antago goni nism smos os del del mundo histórico pueden ser considerados como contradicciones; que Hegel, que era un filósofo idealista que reducía la realidad al concepto, podía considerar los antagonismo como contrad contradicc iccion iones, es, pero pero que una filoso filosofía fía materi materiali alista sta como como el marxismo, que afirma la prioridad de lo real sobre el pens pensam amie ient nto, o, no pued puede e co cons nsid ider erar ar los los anta antago goni nism smo o co como mo contradicciones. Entonces, el programa de ellos era transformar y repensar los antagonismos como oposiciones reales. Noso No sotr tros os co con n Chan Chanta tall Mouf Mouffe fe,, es esta tamo moss de ac acue uerd rdo o en Hegemonía Hegemonía y estrategia socialista en la crítica delavolpiana de la noción de contradicción, en cuanto en un mundo histórico, la contradicción no tiene lugar alguno. Por otro lado, no estábamos de acuerdo con la concepción de la oposición real como figura que daba cuenta de los antagonismos sociales, ¿porqué? Porque en la oposición real no hay antagonismo ninguno, una relación antagónica es una relación entre fuerzas enemigas, pero si hay un choq choque ue de dos dos pied piedra rass y una una de las las pied piedra rass se romp rompe, e, evidentemente allí no hay ningún antagonismo, a menos que viviéramos en un universo completamente místico, es decir que la esencia de la piedra se expresa tanto por permanecer entera en ciertas circunstanc ancias como por romperse en otras circunstanc circunstancias, ias, la esencia esencia de la piedra no es negada de ninguna ninguna manera por el hecho de su choque y de su ruptura, o sea que ni la contradicción ni la oposición real son figuras que puedan dar cuenta del campo de los antagonismos sociales. Esto nos llevó a pensar si tal vez no hay en estos dos tipos de relaciones algo en común que los diferencia del antagonismo social y encontramos este algo en común, el hecho de que las dos son relaciones objetivas, entre objetos conceptuales en el prim primer er ca caso so y entr entre e obje objeto toss real reales es,, en el se segu gund ndo o ca caso so.. En Nuev Nuevas as refl reflex exio ione nes s sobr sobre e la revo revolu luci ción ón de nues nuestr tro o tiem tiempo po, avan avanzzamo amos hacia un argu rgumento –que gustó stó tant anto a los lacani lacanianos anos porque porque dijero dijeron n que estába estábamos mos redesc redescubr ubrien iendo, do, a través de nuestra noción de antagonismo, la noción lacaniana de lo Real— que establecía que los antagonismos no son relaciones
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objetivas, sino que son el límite de la objetividad social. Por ejemplo, si tenemos campesinos que son expulsados de la tierra por el terrateniente, generalmente las descripciones sociológicas o histó stóricas proceden explicand ando: “los terratenientes comenzaron a ver posibilidades de expandir la producción para el mercado mundial, para eso necesitaban ampliar el área de expl explot otac ació ión n agrí agríco cola la,, para para es eso o nece necesi sita taba ban n expu expuls lsar ar a los los campesinos de la tierra, cosa que empezaron hacer”. Aquí es donde se interrumpe la explicación histórica objetiva que se está dando, porque inmediatamente se dice “confrontados con esa situación, los campesinos sólo podían reaccionar con violencia”. ¿Por ¿Porqu qué é sól sólo o podí podían an reac reacci cion onar ar co con n viol violen enci cia?, a?, es deci decir, r, la descripción objetiva que se nos da en el texto se interrumpe y apela apela a nuestro nuestro sentido sentido común común o a nuestr nuestra a experi experienc encia, ia, para completar completar un texto que aparece aparece esencialm esencialmente ente interrumpido. interrumpido. El texto se interrumpe porque realmente no hay nada objetivo en decir: “desde el punto de vista del campesino, la intervención del terrateniente es la negación de su identidad social, la negación de su obj objetiv etiviidad dad so soci cial al y desd desde e este ste punt punto o de vist ista, su objetivid objetividad ad social encuentra encuentra un límite límite en el antagonismo antagonismo;; desde el punto de vista del terrateniente, la resistencia campesina es tamb tambiién algo algo que que pone pone en cue cuesti stión la lógi ógica so soci cial al de la ganancia, por la cual se está rigiendo”, o sea que, de nuevo se encuentra un soporte automático para pensar la objetividad de lo social. Así, nuestro argumento decía que hay una dislocación que no se puede ligar a un proceso social más profundo que la expl expliq ique ue;; hay hay una una disl disloc ocac ació ión n radi radica call y es esa a disl disloc ocac ació ión n se expresa a través del antagonismo. Es por eso que afirmábamos que que los los antag antagon onis ismo moss no so son n hech hechos os so soci cial ales es obje objeti tivo voss sino sino expe experi rien enccias en la que que se manif anifiies esta tan n los límite mitess de la objetividad de lo social. Obviamente, aquí tenemos una noción de negatividad que no se relaciona con la dialéctica. No es dialectizable porque para serlo tendríamos que mostrar que hay una necesidad objetiva, interna en el evento de la dislocación, que genera, necesariamente, una y sólo una respuesta posible. Pero todavía, en ese argumento, había un resabio dialéctico, que es el que que trat traté é de elim elimin inar ar en Nueva Nuevas s reflex reflexio iones nes sobre sobre la resabi bio o dial dialéc écti tico co era era la revol revoluci ución ón de nuest nuestro ro tiemp tiempo. o. El resa supo suposi sici ción ón que que la disl disloc ocac ació ión n so soci cial al era era dire direct ctam amen ente te un
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antagonismo, es decir que una vez que hay dislocación social, ésta va a ser vivida por los agentes sociales como relación antagónica, pero esto no es necesariamente el caso. De hecho, se pued puede e expe experi rime ment ntar ar una una disl disloc ocac ació ión n en la expe experi rien enci cia a y atribuirla a la ira de Dios, atribuirla al castigo de los pecados, atribuirla a la intervención de algunos agentes misteriosos que está es tán n oper operand ando o en es esa a soc socie ieda dad, d, atri atribu buir irla la a los los judí judíos os o a cualquier otro grupo victimizado. La idea de construir, de vivir esa experiencia de la dislocación como antagónica, sobre la base de la construcción de un enemigo, ya presupone un momento de construcción discursiva de la dislocación, que permite dominarla, de alguna manera, en un sistema conceptual que está a la base de cierta experiencia. Es decir, de alguna manera, se suponía que la dislocación llevaba, necesariamente, al antagonismo –ese es el resabio dialéctico-- y es lo que no puede aceptarse de ninguna manera como un hecho dado. Entonces fue en Nuevas reflexiones sobre la revolución de nues nuestr tro o tiem tiempo po, que intenté desarrollar una noción de nega negati tivi vida dad d so sobr bre e la base base de prof profun undi diza zarr el mome moment nto o de dislocación anterior a toda forma de organización discursiva, o de supe superrac ació ión n disc discur ursi siv va, o de sutu sutura ra disc discur ursi siva va de esa dislocación. En tal caso, la noción de dislocación aparece ligada a tres tres ras rasgo gos, s, que que brev brevem emen ente te resum resumo: o: la disl disloc ocac ació ión n es a) la form forma a mism misma a de la temp tempor oral alid idad ad,, b) la form forma a mism misma a de la posibilidad, c) la la forma misma misma de la libertad. ¿Qué significa todo esto? Significa, en primer término, que todo tipo de organización disc discur ursi siva va de una una disl disloc ocac aciión es algo algo que que es esp pac aciiali aliza la temp tempo oral ralidad idad,, en el se sent ntiido de que que la hace hace part parte e de una una pluralidad de momentos coexistentes. Por ejemplo, si ustedes toman el For-da en Freud, el niño está extendiendo un carretel con hilo y haciéndolo volver constantemente, en el momento que lo lanza hacia delante dice For , en el momento que lo trae de vuelta dice da, que en alemán quiere decir hacia delante y helo aquí, se va y está aquí. El argumento de Freud es que a través de eso, el niño consigue superar el trauma de la ausencia de la madr madre, e, porq porque ue la madre adre es está tá ause ausent nte e y es ese e es un even evento to traumático, pero si la madre está ausente y él sabe que va a volve volver, r, la ausenc ausencia ia es simple simplemen mente te un prelud preludio io al retorn retorno o y,
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sobre sobr e la base base de la repr repres esen enta taci ción ón co coet etán ánea ea de es esto toss dos dos momentos, el momento traumático de la ausencia consigue ser dominado discursivamente. Una dislocación por tanto, es una pura temporalidad en el sentido de que no hay esta pluralidad espacial de momentos que coexisten y que permiten organizar el significado de un evento en términos de esta pluralidad. Luego, la primera característica de una dislocación es que es evento puro, temporalidad pura; una una tem empo pora rali lida dad d que que todav odavíía no ha sido sido hege hegemo moni nizzada ada discursivamente, por ningún espacio de representación. La segunda característica, que se desprende un poco de la pri prime mera ra,, es que que la disl disloc ocac aciión es la form forma a mism isma de la posibi posibilid lidad. ad. ¿Qué ¿Qué signif significa ica esto, esto, cómo cómo pensar pensar la posibi posibilid lidad? ad? Dent Dentro ro de la filo filoso sofí fía a clás clásic ica, a, la posi posibi bili lida dad d era era co conc nceb ebid ida a teleológicamente, por ejemplo, la semilla es en acto una semilla y en potencia un árbol. árbol. La posibilidad posibilidad estaba estaba siempre siempre dominada por la simultaneidad en el campo de la representación de aquello que ocurrió y lo que va a ocurrir mañana. Por ello, la teleología es la form forma a de es espa paci cial aliz izar ar el tiem tiempo po,, y lo que que es posi posibl ble, e, aparece dominado por una perspectiva de carácter teleológico. Si por el contrario, tenemos pura temporalidad, puro evento, en ese caso, la posibilidad es una posibilidad real, es un campo contingente que puede ir en cualquier dirección y este es el tipo de temp tempor oral alid idad ad que que co cons nsti titu tuye ye la disl disloc ocac ació ión. n. Po Porr ello ello,, la disl disloc ocac ació ión n es el mome moment nto o en que que la posi posibi bili lidad dad no ha sido sido todavía dominada por ninguna perspectiva teleológica. El tercer momento, es la dimensión de libertad. La libertad había había sido sido conceb concebida ida tradic tradicion ionalm alment ente, e, por un lado, lado, como como la nega negaci ción ón tota totall de la libe libert rtad ad,, por por ejem ejempl plo, o, la co conc ncep epci ción ón espinoziana o hegeliana según la cual la libertad es simplemente ser conciencia de la necesidad, vale decir, para Hegel la libertad significa autodeterminación, y la autodeterminación significa que tengo en aquello que soy la totalidad de las determinaciones futuras de mi ser. Por otro lado, la concepción de la libertad en el exis existe tenc ncia iali lism smo, o, es deci decir, r, yo soy abso absolu luta tame ment nte e libr libre e en el sentido que soy enteramente indeterminado, soy el sujeto de una elección absoluta, pero se trata de un sujeto que no tiene ninguna razón para elegir.
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Entr Entre e estas stas dos dos situ situac acio ione nes, s, cre creo que que es imposi posibl ble e mantener un argumento intermedio. Para salir más allá de esta paradoja, supongamos que nosotros aceptamos enteramente la visión de una determinación estructural completa, es decir, yo soy creado por las estructuras, no soy yo el que habla, las estr es truc uctu turas ras habl hablan an a trav través és mío mío (com (como o los los es estr truc uctu tura rali list stas as decían) y no tengo ningún ser como agente que vaya más allá de la estructura que me determina. Pero supongamos, a la vez, que esa estructura es incompleta, es decir que en ciertos momentos presenta presenta ciertas ciertas fisuras fisuras constitutiv constitutivas as por las cuales mi conducta conducta no puede ser determinada de una manera coherente, en ese caso yo soy libre, pero soy libre simplemente porque he sido arrojado más allá del campo de la determinación estructural al que yo pertenecía. En esta medida entonces, la libertad empieza siendo un hecho traumático, la libertad es potencializadora pero al mismo tiempo traumática, porque es ausencia de dete determ rmin inaci ación ón y es este te mome moment nto o traum traumát átic ico o de la libe libert rtad ad es exactamente lo que corresponde a la categoría de dislocación. La dislocación es la libertad de una estructura que no logra constituirse como tal; el sujeto es “sujeto de la falta” --para usar la expresión lacaniana-- exactamente porque el sujeto debería haber sido totalmente determinado por la estructura pero, la estructura no logra consti stituirse, y no logra, por tanto, determinarlo. La tesis que he tratado de mantener es que el sujeto es la distancia entre la indecidibilidad de la estructura y la decisión, una concepción de decisión sobre la cual volveremos en el curso de estas discusiones. Con estas tres características, tenemos un momento de dislocación radical, cuando algo es un puro evento, cuando es pura pura posi posibi bili lidad dad que que no es tele teleol ológ ógic icam amen ente te dete determ rmin inad ada a y cuando es la libertad de un ser arrojado a través del fracaso de la estructura, nosotros tenemos todas las dimensiones teóricas para para co conc nceb ebir ir la noci noción ón de disl disloc ocac ació ión. n. ¿Que ¿Que es ento entonc nces es,, hegemonía? Hegemonía representa, en estos términos, el momento de sutura, el momento de inscripción de esa dislocación radical en
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un principio de lectura. Hegemonizar algo es proveer un lenguaje a través del cual, algo que es un límite absoluto comienza a poder ser pensado en un campo discursivo nuevo. Nuev Nuevam amen ente te,, el mome moment nto o de univ univer ersal salid idad ad que que es el mome moment nto o del del obje objeto to impo imposi sibl ble, e, y sin sin em emba barg rgo o nece necesa sari rio, o, encuentra a través de una particularidad, el principio de una inserc inserción ión discurs discursiva iva.. Es decir, decir, la misma misma radical radicaliza izació ción n de la noción de dislocación nos lleva al momento de la recomposición hegemónica, derivada, naturalmente, de la imposibilidad de la dislocació dislocación n por resolverse resolverse a sí misma. Esta es una problemáti problemática ca totalmente antihegeliana, porque lo que Hegel hubiera dicho es que el momento de la negación conduce a una y sólo a una forma de superac aciión de éste; dicho momento apar apare ece tota totalm lmen ente te prede predete term rmin inado ado,, mien mientr tras as que que aquí aquí,, en nues nuestr tra a reflexión, hay una indeterminación radical como condición de la articulación hegemónica. Un último punto al que quisiera referirme es a la noción de negatividad. Los antagonismos tal cual los hemos descrito, y much mucho o más las las disl disloc ocac acio ione nes, s, co como mo las las hemo hemoss plan plante tead ado, o, presuponen la total exterioridad entre la fuerza antagónica y la fuer fuerzza ant antagon agoniizada zada;; si no hubi hubie era una una rela relaci ción ón de tot total exterioridad entre las dos, habría algo en la objetividad social que que expl explic icar aría ía el anta antago goni nism smo o co como mo tal, tal, y en es ese e ca caso so,, el antagonismo podría ser reducido a una relación objetiva, pero esto es to es exact exactam amen ente te lo que que no oc ocur urre re.. ¿Dón ¿Dónde de oc ocur urre ren n los los antagonismos? Voy a dar un ejemplo: De acuerdo a la teoría marxista clásica, las relaciones de producción capitalista son relaciones antagónicas. Ahora bien, según mi argumento esta es una visión errónea, es decir, las rel relac acio ione ness de prod produc ucci ción ón capit apital aliista sta no so son n rel relac aciione ones antag antagón ónic icas, as, sino sino que que el antag antagon onis ismo mo se entab entabla la entr entre e las las relaciones de producción capitalista y algo que es exterior a ellas. Supongamos que tenemos la relación trabajo asalariado y capi ca pita tal, l, se segú gún n la lect lectur ura a trad tradic icio iona nal, l, és ésta ta es una una rela relaci ción ón antagónica porque el capital absorbe una parte de la plusvalía prod produc uciida por por el obre obrero ro,, pero pero ahí es dond donde e tene enemos mos que que preguntarnos dónde está el antagonismo, para eso tenemos que recordar que de acuerdo al análisis marxista, el capitalista es el
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que compra la fuerza de trabajo, apropiándose del excedente productivo o plusvalor. A través de la lógica interna del capital, la fuerza de trabajo en condiciones capitalistas, produce más valor de aquel que se le retribuye. Pero eso no es la descripción de un antagonismo, es la descripción de un proceso puramente formal, objetivo, a través del cual se organiza la producción; la relación antagónica solamente existe si el trabajador resiste la absorción de plusvalía por parte del capitalista, pero si el trabajador en esta es ta rela relaci ción ón de prod produc ucci ción ón ca capi pita tali list sta a es simp simple leme ment nte e el vendedor de la fuerza de trabajo, lo que tendríamos que probar para para mos osttrar rar que que la rela relaci ción ón de pro producc ducciión co como mo tal es antag antagón ónic ica, a, es que que del del co conc ncep epto to de vend vended edor or de fuer fuerza za de trabajo se deriva el concepto de resistencia a la absorción de plusvalía, y esa es una demostración imposible, a menos que nosotros introduzcamos otras hipótesis, por ejemplo, la hipótesis del homus economicus economicus de la economía clásica, según la cual todo agente social tiende a la maximización de beneficios. Esta última es una concepción que, por buenas razones, el marxismo siempre ha criticado. En ese caso, sin embargo, hay antagonismo alrededor de las relaciones de producción, pero el antagonismo no es interno a ellas. ¿Porqué el obrero resiste la abso absorc rció ión n de plus plusva valí lía? a? No porq porque ue es un maxi maximi miza zado dorr en el mismo sentido que el capitalista, sino porque con un cierto nivel de salario no puede tener acceso a un nivel de consumo, no puede mandar los niños a la escuela, no puede hacer muchas cosas; es decir que, la resistencia no viene desde la categoría “vendedor de la fuerza de trabajo” como tal, sino de algo que el obrero es, independientemente de su inserción en las relaciones de producción capitalista. Vale decir, lo que está antagonizando el capitalismo no es la categoría categoría abstracta abstracta “vendedor “vendedor de fuerza fuerza de trabajo”, trabajo”, sino el obre obrero ro co conc ncre reto to,, pero pero en es ese e ca caso so,, el anta antago goni nism smo o no se establece al interior de la relación de producción capitalista, sino entre la relación de producción capitalista y algo externo a ella: la identidad del obrero como agente social global. Una Una vez vez que que lleg llegam amos os a es esta ta co conc nclu lusi sión ón,, se perc percib ibe e la exterioridad entre la relación antagonizante y antagonizado, y por por ello ello,, no hay hay porq porqué ué pens pensar ar que que el obre obrero ro es el ce cent ntro ro antagó antagónic nico o frente frente al capita capitalis lismo; mo; precis precisame amente nte,, porque porque este este
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mism mismo o ca capi pita tali lism smo o pued puede e anta antago goni niza zarr a una una plura plurali lida dad d de fuerzas, en una pluralidad de direcciones, también. O sea, el problema del antagonismo entre el capitalismo y otras fuerzas sociales se plantea de una forma mucho más global que la anterior idea de que el antagonismo era inherente a la misma relación de producción. Lo que se quiere ilustrar es la externalidad entre estas dos fuer fuerza zas. s. Ento Entonc nces es,, no es la obje objeti tivi vidad dad so soci cial al,, la rela relaci ción ón de producción por ejemplo, la que explica el antagonismo, sino la relaci rel ación ón entre entre una objeti objetivid vidad ad soc social ial y otra otra objeti objetivid vidad ad soc social ial exterior a ella. El antagonismo realmente está representando los límites de la objetividad social y, sin embargo, no se cierra en, ni expresa a una subjetividad social como tal.
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Preguntas: Willy Thayer: La pregunta sería ¿cómo mirarías aquello que que só sólo lo se co conv nvie iert rte e en hege hegemo moní nía a en el mome moment nto o de su lectura? En ese momento, uno podría decir, se cae en una cierta dete determ rmin inabi abili lidad dad,, pero pero es es ese e punt punto, o, just justam amen ente te,, el que que se podría podría nombrar nombrar también como el fin del pensar. pensar. Pensar Pensar significa significa tamb tambiién, pensa ensarr lo que que no se pue puede pen pensa sar; r; ent entonce oncess la devolución hacia el momento hegemónico o de lectura, exigiría, por decirlo así, una poética del acontecimiento, una escritura que justamente se instala como acontecimiento. Si se quiere, todas las veces que se nombra el límite, se nombra nombra como indetermi indeterminable nable,, impensable impensable,, irrepresent irrepresentable, able, lo cual da la sensación de que la concepción del pensar que hay ahí, es la de un pensar determinativo, o un tipo de reflexividad que, en última instancia, responde a una determinabilidad y no a una poética, por ejemplo, de lo indeterminable.
Ernesto Laclau: ¿Tú estás pensando en la distinción entre juicio determinativo y juicio reflexivo en la tercera crítica? Creo que estaría de acuerdo contigo, o sea es un comentario lo que estás haciendo, no es una pregunta. Con el comentario estoy de acuerdo. Willy Thayer: Thayer: La preg pregun unta ta por por la cues cuesti tión ón del del pens pensar ar determinativo sería, a la vez, una pregunta por la política de la escritura hegemónica, por su oferta de sentido y reinscripción de la desarticulación ¿Cómo pensar allí, la cuestión heideggeriana del pensar, de la poética?, en cuanto en la poesía habría una proble problemat matiza izació ción n del pensar pensar determ determina inativ tivo. o. ¿Cómo ¿Cómo pensar pensar tu misma operación de escritura? Ernesto Ernesto Laclau: Laclau: Según Según Hei Heideg degger ger sol solame amente nte la poesía poesía puede hacer hacer eso. La cuestión cuestión es que si la la poesía es concebi concebida da de esa manera, la poesía también es una dimensión de toda escritura y todo discurso, en la medida en que de alguna manera representa lo irrepresentable, sería poético en el sentido en que lo estás planteando. Por ejemplo, en el caso del juicio reflexivo, uno tendría que partir de lo particular para ir a lo general, pero
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ese acceso a lo general es un acceso que no es por supuesto indu induct ctiv ivo, o, es un ac acce ceso so que que es crea creati tivo vo en el se sent ntid ido o más más estricto. En el juicio estético es exactamente eso lo que ocurre. Acerca de mi escritura en particular, yo prefiero que otros opinen acerca de ello, más que incurrir en un ejercicio de narcisismo.
Nelly Nelly Richar Richard: d: Quería referirme a un punto de la expo exposi sici ción ón de Erne Ernest sto, o, para para inst instal alar ar una una preg pregun unta ta por por el mercado. Tú te estabas refiriendo, en la discusión anterior, a la sistematicidad del sistema e insistiendo en el no cierre, en la ambigüedad, en la incompletud, en la rotura, en las dislocacio dislocaciones nes de cualquier cualquier figura figura sistemati sistematizadora zadora del sistema. sistema. Hay una cierta tendencia, una especie de culminación parox paroxís ísti tica ca en un pens pensam amie ient nto o co como mo el de Baud Baudri rill llar ard d por por ejemplo, en cuanto a que la fuerza abstracta, semiúrgica del código ya estaría captada y radicalmente desvalorizada en la figu figura ra del del me merc rcad ado, o, o en la figu figura ra de lo que que Guat Guatta tari ri,, por por ejemplo, llamó el Capitalismo Mundial Integrado. Esa figura total estarí estaría a imponi imponiend endo o un interc intercamb ambio io regula regularr que ya no habría habría cómo có mo desr desreg egul ular ar y que, que, en es ese e se sent ntid ido, o, la prod produc ucci ción ón de alte alteri rida dade dess o la prod produc ucci ción ón de dif diferen erenccias ias no harí haría a sino sino reconfirmar esa figura apropiativa o asimilativa o hipertraductora del mercado. Entonces, la pregunta es simplemente ¿cómo ves ves tú esa figura del mercado, en cuanto a la sistematicidad o no sistematicidad de una figura total? ¿Si la figura del mercado es destotalizable y cuáles serían las zonas de fisuras, intersicios o brechas a través de las cuales, hacer emerger una subjetividad crítica u oposicional? Ernesto Ernesto Laclau: Laclau: En primer lugar, yo no tengo mucha simpatía, debo decir, por ese tipo de pensamiento como el de Brau Braudi dill llar ard, d, que que pres presen enta tan n as asíí los los peli peligr gros os o estra strate tegi gias as:: dom dominaci nación ón abso absollutam utame ente nte glob global al o co cossas de este ste tipo tipo.. Pensamiento de fatalidades. Por ello, yo nunca tuve ninguna simpatía por el pesimismo de la Escuela de Frankfurt, y de alguna manera manera Baudrillard Baudrillard –que no es pesimista pesimista porque él no se iden identi tifi fica ca co con n aque aquell llo o que que es está tá sien siendo do dest destru ruid ido o co como mo se identificaba Adorno— se maneja con el mismo tipo de categorías totalistas.
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La noción noción del mercad mercado o como como una influe influenci ncia a totali totalizan zante, te, creo que es –en buena medida— exagerada porque parte de la idea de que el mercado cumple esas funciones totalizantes y unificantes. No creo que el mercado las cumpla. Para empezar, no hay un mercado, hay muchos mercados; hay competencias entr entre e me merc rcado ados, s, hay hay dete determ rmin inaci ación ón de los los agent agentes es en una una pluralidad de formas. Tiendo a una visión más optimista en el sentido de que hay más lugar para la acción histórica que lo que un Baudrillard presupondría, y al mismo tiempo, ciertas figuras que él ha desarrollado, por ejemplo, la idea de simulación, son categorías que yo usaría también pero, las usaría en un sentido positivo, como la noción de figuración en Paul de Man. Vale decir, todo todo discur discurso so presupo presupone ne una desfig desfigura uració ción n inelud ineludibl ible, e, porque porque uno está está repres represent entando ando lo irrepr irreprese esenta ntable ble y de esa manera manera,, traicionánd ándolo; pero precisame amente, no veo acá ningún pesimismo, hay simulación y no hay expresión de identidad y por eso es posible un juego dialógico entre distintas simulaciones. Lo que estoy describiendo como hegemonía es, por definición, la representación deformada, si se quiere, de algo que carece de una forma específica de representación, pero eso para mi da lugar a una serie de alternativas históricas. Si no hubiera la deformación inherente a este tipo de representación y a aquello que se llama el simulacro, tampoco sería posible que hubiera cambio histórico. La representación tendría lugar de una manera directa. Detrás de ese pesimismo aún hay una filosofía de la autenticidad, algo que Baudrillard no aceptaría. La autenticidad, de alguna manera, está siendo ahogada por un universo total, pero la idea de una autenticidad expresada de esa manera, es una continuidad del discurso romántico. O sea que el mercado, para contestar concretamente a tu pregunta, lo veo como una realidad parcelada que sólo muy limitadamente puede ejercer discursos totalizantes y, en segundo lugar, es a partir de ese parcelamiento que toda una serie de iniciativas históricas son posibles.
Carlos Pérez Villalobos: Profesor, yo quisiera preguntar a propósito de la operación que usted hizo en la exposición, o sea, cómo ver desde su teoría el dispositivo ocupado a la hora de pensar, ar, por ejemplo, epocalmente, a part artir de ciertos para paradi digm gmas as que que tend tendrí rían an su as asiient ento en un monum onumen entto lingü ingüíísti stico co,, en una una obra bra fund fundam ame ental ntal.. Est Estoy pens pensan ando do,,
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concretamente, ese pasaje de la antigüedad al cristianismo, del cris cristi tian anis ismo mo al racio racional nalis ismo mo mode moderno rno,, etcé etcéte tera, ra, a part partir ir de ciertas obras, llamémosla fundamentales. O sea, ¿cómo pensaría uste sted su propia operac ración, en relación a esos puntos? ¿Hermenéuticamente, genealógicamente, cómo?
Ernesto Laclau: Lo que haría yo, mi tipo de intervención ¿es ¿es es esa a la preg pregun unta ta?? Re Recu cuer erde de uste usted d lo que que dije dije so sobr bre e dos dos momentos de declive de la modernidad: momentos de ruptura y de articulación; uno, el momento romántico; otro, el momento actual; en los dos momentos se dieron discursos que ponían énfasis en el momento de parcelación y, al mismo tiempo, se dieron discursos cuyo énfasis estaba puesto en las estrategias de articulación de tipo diferente al presentado por la modernidad rac raciona ionallista ista.. En los dos dos mome moment ntos os hubo hubo pen pensa sado dore ress que que insistieron exclusivamente en el momento de la parcelación y otro otross que que trata rataro ron n de co comb mbiinar nar esto sto co con n un co conc ncep epto to de articulación de un tipo u otro. En un campo postmoderno, me ubicaría entre aquellos que tratan de pensar las dos dimensiones a la vez. Habría que evitar prod produc ucir ir artic articul ulac acio ione ness barat baratas as --po --porr artic articul ulac acio ione ness barat baratas as quie quiero ro deci decir, r, que que no teng tengan an en cuen cuenta ta la prof profun undi dida dad d del del moment momento o de la fragme fragmentac ntación ión y el parcela parcelami mient ento-o-- pero pero eso pone un desafío al pensamiento de la articulación en la medida en que se tienen que producir formas de articulación cada vez más refinadas. Trabajar en esa tarea es como veo mi tipo de intervención. ¿Eso es lo que me preguntaba o no?
Carlos Pérez Villalobos: La exposición que usted hizo, pasa por contar una buena película en relación a la historia del pensamiento, una narrativa. Esa narrativa estaría articulada en obras fundamentales, leeríamos epocalmente la historia a partir de leer momentos lingüísticos decisivos. ¿Cómo usted pensaría la emergencia de esos momentos lingüísticos decisivos, desde la teoría expuesta? Ernesto Laclau: La pregunta es si hay una teoría de la emergencia de estos momentos. Bueno, sí. Ahí yo tomaría –por el momento al menos— una posición semi foucaultiana, es decir, decir, Foucault hablaba de la emergencia, de epistemes y luego de
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dispositivos, pero él no trataba de presentar este momento de emergencia como el resultado lógico de ningún pensamiento que le hubi hubier era a ante antece cedi dido do.. Po Porr ello ello,, la hist histor oria ia inte intele lect ctua uall ya eviden evidentem tement ente e no se cuenta cuenta como como una especi especie e de narrati narrativa va con co ntinu tinua, a, lo que que hay hay es un énfas nfasis is en el mome omento nto de la discontinuidad y de la emergencia. Por ejemplo, he explicado qué ocurre con un cierto tipo de interpretación teleológica, una vez vez que que se prod produc uce e la pérd pérdid ida a de Dios Dios a co comi mien enzo zoss de la modernidad, pero no he tratado de presentar esa pérdida de Dios como derivándose, necesariamente, de una crisis interna del modelo teleológico, hay muchos otros cambios históricos que la explican. Luego, si se historiza una forma de pensamiento, incl ncluso uso a nive nivell de la hist histo oria ria int intelec electu tual al,, uno uno tiene iene que que profundizar cada vez más, el momento de la emergencia pura, es decir, no explicar la emergencia sino hacer emerger toda explicación de un fondo que es cada vez menos explicable en sí mismo, de lo contrario, se termina finalmente en una historia de tipo teleológico. Pero no hay, hoy día, en términos de proyectos intelectuales, una teoría compleja de la emergencia, más bien hay so sola lame ment nte e elem elemen ento tos. s. El libr libro o de Blum Blumen enbe berg rg so sobl ble e la 23 legi egitimi timida dad d de la Edad Edad Mode Modern rna a , explica una serie de desplazamientos que se producen, en términos de su teoría de la reocupación, en un terreno teleológico medieval, y una serie de cambios históricos al comienzo de la época moderna; pero él dice: dice: esa reo reocup cupaci ación ón del terren terreno o teológ teológico ico mediev medieval al por un secularismo moderno, reproduce dentro de ese secularismo, una serie de elementos de carácter teológico. Hay allí, una compleja teoría acerca de la emergencia, pero esa teoría no desemboca en una concepción única. Por el momento, la forma de hacer historia intelectual es la de presentar emergencias que no se hilv hilvana anan n entr entre e sí, sí, en térm términ inos os de una una suce sucesi sión ón lógi lógicam camen ente te comprensible. Este Este mism mismo o prob probllema se pued puede e pres presen enttar en clave lave hermen hermeneút eútica ica,, porque porque la herme hermeneú neútic tica a tenía, tenía, alrede alrededor dor de la noción de interpretación, toda una serie de procedimientos por Blume Blumenbe nberg, rg, Hans. Hans. The The Legit egitim imac acy y of the the Mode Modern rn Age Age . Cambridge: MIT Press, 1983.
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los los cual cuales es mani manife fest stac acio ione ness simu simult ltán ánea eass eran eran vist vistas as co como mo cons co nsti titu tuye yend ndo o una una cier cierta ta unid unidad ad,, pero pero no habí había a una una teor teoría ía hermeneútica de la la sucesión. Hoy día por ejemplo, ejemplo, si revisamos lo que que es está tá haci hacien endo do Rico Ricoeu eur, r, se ve un pens pensam amie ient nto o de la narrativa que viene de una raíz hermenéutica pero yo no estoy seguro que se le pueda seguir llamando hermenéutica, lo que no es demasiado distinto con lo que yo estoy planteando con esta noción de interrupción. Un tipo de hermeneuticismo más clásico se puede encontrar en Habermas, creo. Puedo uedo deci decirr algo algo so sobr bre e deco decons nstr truc ucci ción ón pero pero si hay hay preguntas prefiero que nos concentremos en la discusión ahora.
Público: sencillamente, ¿cómo entiende usted la noción de lo político? Ernesto Laclau: Yo haría una aclaración. En este tipo de análisis por “lo político” no se entiende la política en el sentido clásico, vale decir, puede coincidir o no puede coincidir con la dimensión dimensión clásica de la política. política. Pero hay una distinción distinción que me importa hacer, la distinción entre lo político y lo social. Lo social son las formas sedimentadas de lo político. Recordando la vieja distin distinció ción n de Husserl Husserl entre entre sedime sedimenta ntació ción n y reactiv reactivaci ación, ón, y utilizándola de una manera un poco metafórica, yo diría que el momento de lo social es el momento de la sedimentación; y el momento de la reactivación sería el momento de mostrar la contingencia originaria, a través de la cual, secciones de lo social se han constituido. La contingencia originaria se muestra, pienso, solamente cuando hay relación entre fuerzas antagónicas, por ello creo que hay política cuando hay dislocación. Más precisamente, hay política cuando hay de un lado, dislocación y, de otro lado ado, rei reinsc scri rip pción, es decir, espac aciialización o hegemonización de esa dislocación. Podemos aún, realizar algunas distinciones entre lo político y la política. Hay una distinción que se hace mucho en Francia, entre la política y lo político. La política es simplemente el campo de lo que que trad tradic icio iona nalm lmen ente te se ha llam llamad ado o las las inst instit ituc ucio ione ness políticas as;; lo polític tico sería un momento de desbo sborde o desarticulación de la política. Por ejemplo, Claude Lefort hablaba de lo político como el momento de institución de lo social, lo que
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añad añadir iría ía es que que el mome moment nto o de inst instit ituc ució ión n de lo so soci cial al no funciona a la Licurgo , es decir, a través de un acto institutivo único; sino en la medida en que la institución se hace posible a través del choque entre fuerzas antagónicas.
Sergio Villalobos-Ruminott: Hemos estado durante este año, leyendo tus textos en un taller de profesores profesores y estudiante estudiantess 24 en Arcis , y hemos debatido mucho acerca de cierta lectura de Hegel que hay en ellos. Uno de los ejes de tal dicusión ha estado en la noción hegeliana y marxista de producción. En atención a ello te plantearé un problema. Necesito, para tal efecto, volver al pasaj pasaje e entr entre e Hegemo Hegemoní nía a y estrat estrategi egia a social socialist ista a y Nuevas Reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo, al pasaje que hay desd desde e la dico dicoto tomí mía a que que oper opera a en el prim primer er libr libro, o, entr entre e contradicción y oposición, a la idea de antagonismo que aparece fuer fuerte teme ment nte e en la prim primer era a part parte e del del se segu gund ndo o text texto o Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo , precisamente porque ahí ahí lo que intentas intentas es es instalar instalar dos lecturas lecturas posibles posibles en Marx. Una primera, que estaría relacionada con este carácter objetivista del conflicto, en la medida en que se trata de un conflicto entre relaciones de producción y fuerzas productivas, donde el texto central es el famoso Prólogo a la contribución de la economía política ; y la segunda, de carácter subjetivo y que tiene que ver estrictamente con El manifiesto comunista. Estos serían los dos textos clásicos y en los que mejor resulta tu lectura. En el primero, el conflicto está presentado en términos de enti entida dade dess abst abstra ract ctas as y, en el se segu gund ndo, o, en térm términ inos os de subjetivi subjetividades dades históricas. históricas. Sin embargo, se podría podría porfiar porfiar aquí –y este es el argumento típicamente hegeliano— se podría insistir, revi revisi sita tand ndo o los los text textos os post poster erio iore ress e incl incluso uso,, los los text textos os más más prim primig igen enio ioss de Marx Marx,, que que prec precis isam amen ente te la ca cate tego gorí ría a que que desbarata la comprensión del conflicto en términos objetivos o subje subjeti tivo voss es la ca cate tego gorí ría a de prod produc ucci ción ón.. Sobr Sobre e todo todo,, en las las críticas de Marx referidas a Hegel y referidas a La cuestión judía , donde lo que perspectiva Marx es una categoría de producción que que devi devien ene e no en ca cate tego gorí ría a ec econ onóm ómic ica a sino sino en ca cate tego gorí ría a genérica, universal y a la vez, inmanente, respecto de la cual no Taller de Epistemología, del Departamento de Filosofía, Universidad Arcis, dirigido por Carlos Pérez Soto.
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sería posible entender dicotómicamente el conflicto, en términos objetivos y subjetivos. Ello supone una relectura de la producción en términos inmanentes, al estilo de la producción deseante en Deleuze y, por sobre todo, supone desde ya, dada su impredicibilidad, un campo de inmanencia con cruces y agenciamientos que hacen impo imposi sibl ble e la repr repres esen enta taci ción ón obje objetu tual alis ista ta de la so soci cied edad ad,, mostrando su imposible constitución, su imposible sutura, en términos conflictivos. En este plano, la contradicción no aparece como co mo atri atribu buto to lógi lógico co de nigu niguna na co conc ncep eptu tual alid idad, ad, sino sino co como mo contradicción material, en el plano de la producción hegemónica de la soc socie iedad dad ca capi pita tali lista sta,, toda toda vez vez que que Marx Marx es está tá haci hacien endo do posibl posible e entend entender er la produc producció ción n como como la catego categoría ría ce centr ntral al del proceso de autoproducción histórica. En este caso, producción genérica y universalidad, no resultan pre-establecidas como en el idealismo alemán, sino que materializadas, lo que equivale a pensar pensar la difere diferenci ncia a entre entre univer universal salida idad d histór histórica ica y totali totalidad, dad, entre género y especie, o si se quiere, equivale a historizar a la misma historia como criterio de autocomprensión.
Ernesto Laclau: Yo no estoy seguro, vamos a explorarlo un poco. poco. Lo que, por por ejemplo, ejemplo, Collet Colletti ti o de la Volpe Volpe hubieran hubieran cont co ntes esta tado do a es eso: o: “e “est stoy oy de ac acue uerd rdo o co con n es ese e co conc ncep epto to de producción pero ese concepto de producción no es cont co ntrad radic icto tori rio”, o”, es deci decir, r, lo que que es está táss desc descri ribi bien endo do es una una oposición real, como el caso de todas las contradicciones escritas por Mao, el uno que se divide en dos y así, pero la reducción de la opos oposic ició ión n real real a la co cont ntra radi dicc cció ión n llev llevaba aba a co cosa sass co como mo la dialéctica a la naturaleza de Engels, en que se decía que la luna es la negación de la tierra. De otro lado, no estoy seguro si en lo que tú planteas estarías de acuerdo con la idea de una noción de oposición real a la Colletti o de la Volpe, que presentaría este proceso como oposición real o, si tienes un motivo distinto para pensar que la categoría de contradicción en el sentido lógico se puede aplicar, o alternativamente, si piensas que hay una cierta forma histórica de la contradicción que no se asimila ni con el modelo puramente logicista, ni con la oposición real, ¿cuál sería? Sergio Villalobos-Ruminott: En realidad presentado así el argumento, la categoría de producción puesta así, deviene
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estric estr icta tame ment nte e inma inmane nent nte e al proc proces eso o hist histór óric ico, o, por por ello ello la producción es producción y autoproducción y no funciona como una catego categoría ría trasce trascende ndenta ntal, l, esto esto permit permite e entonc entonces es entend entender er que la operación de Marx es una operación que está poniendo en escena escena dicha categoría como la categoría categoría respecto respecto de la cual se explicita todo el sistema capitalista y los posibles conflicitos que este encierra. Ello, precisamente por la inmanencia, no implica determinación. La producción no es sólo producción enajenada, es también producción de lo social. Sin embargo, ello implica una decisión de lectura que es distinta a la que se hace en tus libros. Hast Ha sta a aquí aquí la es esce cena na del del posi posibl ble e co cont ntra raarg argum umen ento to,, pero pero mi problema problema sería advertir que con tal noción de producción lo que hacemos es, por un lado, substancializar la misma producción, porque porque cerrarí cerraríamo amoss efecti efectivam vament ente e todo todo pensar pensar políti político, co, en la medida que esto viene asegurado por la misma función que la producción cumple, ahora como el último criterio que explica todo. Pero por otro lado, esa categoría podría funcionar en la medida en que puede ser semantizada políticamente. En esta segunda perspectiva, la política no es un sistema institucional o de reglas que a priori determina el campo de lo real y lo posible, sino que es una práctica autoproductiva permanente.
Ernesto Laclau: ¿Se puede hacer? Sergio Villalobos-Ruminott: la preg pregun unta ta se serí ría a ¿cóm ¿cómo o hacer de una oposición o de una contradicción supuesta, un antagonismo efectivo, explícito; cómo transformar esta oposición o es esta tass co cont ntra radi dicc ccio ione ness supu supues esta tas, s, en un ca camp mpo o de dispu disputa ta estr es triictam ctamen entte pol político tico,, expr expres esad ado o pol polític íticam amen entte, en la actu ac tual alid idad? ad? Pa Para ra es eso, o, debe deberí ríam amos os pasar pasar desd desde e la noci noción ón de producción, aún deseante, a una nueva teoría del valor, donde sea comprensible el efecto político de los desplazamientos de significación política. Ernesto Laclau: Sí. Todo depende allí de cómo uno piense la catego categoría ría de despla desplazam zamien iento, to, qué signif signific ica a despla desplazar zarla la al campo de la política. Desplazarla al campo de la política puede ser, por ejemplo, tomar la estructura del síntoma en Freud, es decir que el campo de la política se transforma en el síntoma de una contradicción básicamente constituida o de un antagonismo bási básica came ment nte e co cons nsti titu tuid ido o en otro otro ca camp mpo. o. O bien bien,, se pued puede e
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consid cons ider erar ar que que a trav travé és de es ese e desp despla laza zami mien ento to la mism misma a naturaleza de aquello de lo que algo es síntoma, se modifica, o sea que, a través del proceso de representación hay un cambio en la naturaleza de lo representado, eso también es posible o, simplemente, puede ser una imagen retórica, el desplazamiento puede ser una metonimia, ni siquiera un síntoma, es decir, algo que se expresa en términos de una identidad diferente de sí misma, por relaciones de continuidad, es algo que esencialmente pert perten enec ecía ía a otro otro campo campo.. Yo creo creo que que para para avanz avanzar ar en el argumento, no lo podría hacer de una manera inmediata, me gustaría entender un poco más tu argumento, lo que es central es ver ver cuál cuáles es so son n los los jueg juegos os del del leng lengua uaje je que que uno uno pued puede e desarrollar en torno a la noción de desplazamiento, pero que cier cierta tame ment nte e desp despla laza zami mien ento to de algú algún n tipo tipo hay, hay, es esto toy y de acuerdo.
Car Carlos los Pére Pérez z Sot Soto: Uste Usted d co cont ntes esta taba ba la ante anteri rior or inte interv rven enci ción ón,, marc marcan ando do la dife difere renc ncia ia entr entre e co cont ntra radi dicc cció ión n y oposición real. Yo quiero ir por ese lado, ¿porqué es necesario pensar la contradicción como oposición oposición real?, ¿es posible hacer eso? es o?,, esa es la duda duda que que teng tengo. o. Po Porq rque ue a mi me llam llama a la atención la idea de que la posibilidad de la política se hace real cuando uno admite que hay una cierta exterioridad determinada en las fuerzas antagónicas, unas respecto de otras. Las fuerzas antagónicas tienen que ser antagónicas en el sentido que son exteriores y que no están totalizadas por un tercer término, no son una diferencia interna de una totalidad. Eso tiene que ver con la dislocación en el sentido de que lo que hace exterior a una fuerza antagónica respecto de otra, sería la emergencia de la dislocación, como una emergencia para la otra. Pero, ¿desde dónde se dice la dislocación? Porque hay el juego de dislocación y recomposición de la hegemonía o reinscripción hegemónica, la disloc dislocaci ación ón nunca nunca se dice dice desde desde sí misma, misma, sie siempr mpre e es dicha dicha desd desde e una una reco recomp mpos osic ició ión n hege hegemó móni nica ca,, es deci decir, r, la fuer fuerza za antag antagón ónic ica a dice dice de la otra otra que que es su anta antagó góni nica ca,, desde desde un discurso totalizante; cada una es totalizante respecto de la otra, en ese sentido, siempre que estamos en el discurso estamos, por dec decirl irlo as asíí, ya en la rei reinscr nscriipci pción hege hegemó móni nicca, no en la dislocación.
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Ernesto Laclau: La dislocación sería ahí, justamente, la imposibilidad de esa totalización. Carlos Pérez Soto: Muy bien, pero el punto es este: ¿no será la dislocación una pura hipótesis ad hoc?, ¿de dónde sale la idea de que hay una exterioridad?, ¿puede para un discurso haber otro discurso realmente, puede para una fuerza haber otra fuerza, no es la otra fuerza lo que cada discurso pretende que es la otra? Lo que me llama la atención es la noción de alteridad radical que se hace necesaria para la política, ¿es concebible la alteridad radical, es pensable la alteridad radical o es una pura hipótesis ad hoc? Porque se trataría de una alteridad indeterminada, se trataría de una alteridad fuera del discurso, se trataría de la posición de una alteridad que emerge pero, y esta es mi incomodidad, dicha alteridad ya emerge al interior de un disc discurs urso, o, porqu porque e es desd desde e el disc discur urso so que que deci decimo moss que que hay dislocación. Quiero Quiero relacionar eso con otra cosa, con la pregunta sobre el mercado. Esta idea de que no hay un mercado, de que hay muchos mercados; yo no sé si a lo mejor lo que pasa es que el merc me rcad ado o dife difere renc ncia iado dorr nos nos hace hace ca caer er en una una ilus ilusió ión n muy muy hege hegemó móni nica ca de que que hay hay much muchos os me merc rcad ados os;; a lo me mejo jor, r, la alteridad que nos presenta el mercado –hay esto, hay lo otro, hay lo otro— es ilusoria ilusoria tanto como como el modelo modelo que está en esta esta alteridad, no sé. Tengo la sospecha de que la noción de que hay una alteridad radical no sigue sino la experiencia de que en el mercado habría algo así como alteridad, cuando en el fondo no la hay.
Ernesto Laclau: Voy al primer punto y después vuelvo a lo del mercado. Si un discurso desde el comienzo y espontáneamente pudiera dar cuenta de todos los momentos antagónicos en términos de sus propias categorías, evid eviden ente teme ment nte e no habrí habría a disl disloc ocac ació ión, n, y toda toda fuer fuerza za tien tiende de exact exactame amente nte a conseg conseguir uir eso eso,, conseg conseguir uir un tipo tipo de lengu lenguaje aje dentro dentro del cual la totalidad totalidad de la experiencia experiencia sea representab representable, le, por por ejem ejempl plo, o, en térm términ inos os de la teor teoría ía laca lacani nian ana, a, logr lograr ar un uni univers verso o simb simbó ólico lico en el cual ual lo Rea eal, l, lo que que resi resist ste e a la simbolización, hubiera sido enteramente absorbido. Pero eso es, justamente, lo que no ocurre, es decir, el momento dislocatorio
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es el mome moment nto o en que que se inte interr rrum umpe pe la posi posibi bili lida dad d de la simbolización. Hay una interrupción en las prácticas cotidianas – hablando en términos sociológicos— por las cuales un momento de recomposición pasa a ser necesario. Para dar un ejemplo, a comi co mien enzo zoss del del sigl siglo o XX, XX, se prod produc uce e un proc proces eso o de rápi rápida da monopolización en el norte del Perú, por parte de las haciendas azucareras; esas haciendas azucareras rompieron los circuitos de co come merc rciiali alizaci zación ón,, prod produc ucie iend ndo o un rápi ápido proc proces eso o de desurbanizac desurbanización ión e interrumpi interrumpiendo endo las comunidade comunidadess indígenas. indígenas. Como consecuencia de eso, se dio un rápido incremento de la marginalidad social. Todas estas personas estaban como con las raíces a la interperie, porque se les había interrumpido su mundo y respecto a los cambios que estaban ocurriendo, ellos no tenían un disc discur urso so alte altern rnat ativ ivo; o; o se sea, a, ahí ahí es está tán n expe experi rime ment ntan ando do dislocaciones a todo nivel. Es cierto que en estos casos, ellos totali totalizan zan inmedi inmediata ata y automá automátic ticame amente nte,, en términ términos os de sus propias categorías, lo que está pasando, pero no saben lo que está pasando y el momento de penetración del discurso aprista en estas regiones, a lo que conduce justamente, es a proveer un leng lengua uaje je dent dentro ro del del cual cual much muchas as situ situac acio ione ness que que no eran eran simbolizables, pasan a ser simbolizables. La dislocación ha sido tan profunda que tienen que reorganizar todo, desde los clubes de fútbol hasta las bibliotecas bibliotecas populares, populares, porque toda la vida de esta gente ha sido radicalmente interrumpida. Este es un caso extremo de dislocación en la cual, el campo de lo político se constituye en el reconstructor de un tipo de discurso que da coherencia a un cierto mundo social. Pero, creo que en un sentido más cotidiano, siempre se experimentan dislocaciones parciales en las cuales la producción de discursos alternativos es, cualquier cosa menos automática, y entre otras cosas, porque hemos hablado mucho de significantes vacíos y no hemos hablado de significantes flotantes; cuando hay vari varios os discu discurs rsos os alte altern rnat ativ ivos os,, hay hay vari varias as es estr trat ateg egia iass de articulación de ciertos significantes claves, la lucha hegemónica toma toma el pape papell de una una artic articul ulac ació ión n dife difere renc ncia iall en la cual cual,, el flotamiento de ciertos significantes es una pre-condición.
Carl Carlos os Pére Pérez z Soto Soto:: Sabe Sabe que que es eso o me pro produce duce una una difi dificu cult ltad ad lógi lógica ca co con n la noci noción ón de que que se expe experi rime ment nta a una una dislocación, porque “se experimenta” alude a un experimentador
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que es experimentador de algo sólo en el orden de un discurso, entonces se experimenta una dislcación sería algo así como: no se es sujeto en un momento y, sin embargo, se experimenta el ser sujeto, ahí la noción de “se experimenta una dislocación” me parece que trae algo extraño desde un punto de vista lógico. Porque lo que yo diría es que se experimenta sólo a posteriori la dislocación. Es desde el Apra que hubo una dislocación ahí, la sensación de indeterminación que se tiene, en algún momento, está ya en un discurso, es para un discurso que hay indeterminación, es para un discurso que esa indeterminación queda determinada, porque se ha recompuesto la hegemonía, entonces ¿cuándo hay la experiencia de la dislocación?
Ernest Ernesto o Laclau Laclau:: No, no. No podría estar más en desacuerdo. La experiencia de la dislocación es absolutamente prim primar aria ia,, se expe experi rime ment nta a la disl disloc ocaci ación ón a part partir ir de cier cierto toss discursos, pero por ejemplo, una comunidad indígena que tiene una serie de prácticas consuetudinarias y un sistema social de expectativas, experimenta la dislocación cuand ando esas expectativas se rompen y ellos no tienen una respuesta para pensar el momento de la ruptura como tal. No hay experiencia sino a partir de un cierto discurso, en eso estaría de acuerdo, pero no es cierto que el discurso que crea crea la expe experi rien enci cia a de la disl disloc ocac ació ión n se sea a el disc discur urso so que que la recompone. El discurso que experimenta la dislocación es aquel que es interrum interrumpido pido por la dislocac dislocación. ión. Me parece parece que esa es es exactamente la secuencia lógica del argumento, desde luego que yo rechazo la idea de una experiencia pura, que se diera al margen de todo discurso, porque entonces caeríamos en una visi visión ón em empi piri rici cista sta dond donde e la expe experi rien enci cia a no tend tendrí ría a ning ningun una a mediación discursiva; pero aquí hay mediaciones discursivas que están siendo interrumpidas.
Carlos Pérez Soto: Esa es justamente la dificultad lógica, porque si hay mediaciones discursivas, entonces nunca hay el momento de la experiencia de la dislocación, siempre hay el mome moment nto o de la sutu sutura ra de la disl disloc ocac ació ión n o, del del rela relato to de la dislocación.
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Ernesto Laclau: No. Yo no veo ninguna dificultad lógica allí, uno está experimentando a través de toda una serie de práctic prácticas as discur discursiv sivas as un cierto cierto ordena ordenamie miento nto del mundo mundo que proc proce ede de ac acue uerd rdo o a cierto ertoss pará parám metro etross y un día día es esas as expe expect ctat ativ ivas as,, que que co const nstit ituy uyen en el disc discur urso so que que organ organiz iza a una una expe experi rien enci cia, a, se romp rompe e por por even evento toss exte exteri rior ores es que que la hacen hacen imposible, esa experiencia de dislocación precede absolutamente al momento de su recomposición por discursos posteriores. Quie Quiero ro volv volver er a la cue cuestió stión n del del me merc rcad ado. o. Cuan Cuando do he hablado de una pluralidad de mercados, no he tratado de hablar de que hay muchos mercados unos separados de otros, lo que he querido decir es que la realidad del mercado es una realidad desnivelada, porque no hay algo así como el funcionamiento único, ni una única lógica de mercado; la lógica de mercado tien tiene e que que co const nstit itui uirs rse e a part partir ir de una una plur plural alid idad ad de lógi lógicas cas sociales, por ejemplo, determinar una inversión en condiciones de global globaliz izaci ación ón requie requiere re saber saber dónde dónde cierto ciertoss benefi beneficio cioss son obtenibles y dónde no y esto depende de una pluralidad de factores. Hay discursos de la contabilidad que están lejos de ser auto automá máti tico cos, s, por por las las cual cuales es la ca cate tego gorí ría a de gana gananc ncia ia,, de beneficio, no es una categoría unificada, se necesitan discursos de la info inform rmac ació ión n que que de nuev nuevo o so son n hete hetere reog ogén éneo eoss y que que determinan la viabilidad de una inversión. Hay lógicas relativas al proceso de trabajo y cómo este proceso de trabajo puede evolucionar en ciertas regiones, o sea que no hay algo así como un mercado único, sino que hay el desnivel de una pluralidad de prácticas que constituyen efectos totales, que podemos llamar mercado; pero esos efectos totales no están dominados por una lógica única. Luego, mi argumento era que en muchas teorías pesimistas –o teorías no tan pesimistas— acerca del poder total del del me merc rcad ado, o, se as asum ume e muy muy fáci fácilm lmen ente te que que es este te me merc rcad ado o cons co nsti titu tuye ye un me meca cani nism smo o unif unific icado ado y unif unific icant ante, e, cuand cuando o en realidad es el lugar de una proliferación de prácticas que cambia todo el tiempo.
Miguel Vicuña Navarro: Yo quería hacer un comentario a la penúltima pregunta, es decir, el problema de la relación entre disc discurs urso, o, disl disloc ocac ació ión, n, ac acon onte teci cimi mien ento to,, pues pues just justam amen ente te me parece que el problema del enlace enlace o de la relación, relación, no se da en
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el sentido de qué es anterior a qué, sino que más bien, en el sentido de la pertenencia a la interioridad del discurso, a la condición misma del discurso en el momento de la dislocación y la rupt ruptur ura. a. La rupt ruptur ura a supo supone ne el lími ímite que que es una una de las condiciones del discurso, el discurso no existe sin esa finitud, sin esa relación con ese centro y margen a la vez. Ahora, aprovecho la apostilla para volver un poco a ciertas preguntas que están en el aire, es decir, si las prácticas son discursivas y es, en las prácticas, donde se reconfigura y se reinscribe el acontecimiento y, ese es el territorio de lo político, entonces el reconocer esta condición condición significa significa transfigurar transfigurar o transformar transformar o, simplemen simplemente, te, hacer estallar la tópica a la que hemos estado acostumbrados hasta ahora, significaría, por ejemplo, que el reconocimiento de esta especificidad especificidad política política de la hegemonía hegemonía o de la reinscripc reinscripción ión hege hegem móni ónica ca,, impli plica carí ría a algo algo as asíí como omo una una prol prolif ife erac ración ión -podríamos decir- de poéticas o de configuraciones hegemónicas que habrían de distribuirse en forma radiante en el conjunto de este es te univ univer erso so es esta tall llad ado, o, de modo modo que que habrí habría a que que pens pensar ar la especificidad de la política o de lo hegemónico, como algo que no se produce en la vieja esfera de la política, sino que se prod produc uce e en un co conj njun unto to de dive divers rsas as es esfe feras ras,, de las las dive divers rsas as viej viejas as es esfe fera rass de la ec econ onom omía ía,, del del me merc rcad ado, o, de la polí políti tica ca,, etcétera.
Ernesto Laclau: Estoy totalmente de acuerdo. Es decir, el concepto de hegemonía como articulación, puede ser concebido de dos maneras: o bien, la hegemonía es una forma rma de articulación por la cual un cierto discurso adquiere una cierta centralidad, pero esto se da sin la presencia de conflictos o fuerzas antagónicas; o bien, tenemos una hegemonía que se logra a través del enfrentamiento de fuerzas antagónicas y en ese es e ca caso so,, es es espe pecí cífi ficam camen ente te polí políti tica ca.. Pe Pero ro es esa a hege hegemo moní nía a polí políti tica ca pued puede e tene tenerr luga lugarr al inte interi rior or de una una fábr fábric ica a o de cual cualqu quiier otro tro lugar ugar.. Gram ramsc scii, por por ejem empl plo o, dec decía que que la hegemonía se constituye en la sociedad burguesa básicamente al interior de las fábricas y él hablaba de la guerra de posiciones, como un principio en el cual siempre hay más de un centro hegem hegemóni ónico co en la soc socied iedad ad y, hay rel relaci acione oness de fuerza fuerza y de oposición entre campos diversos. O sea, estoy absolutamente de acuerdo.
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Tercera conferencia: (24 de octubre de 1997). Entonces, de la misma manera que hemos empezado la primera sesión analizando la teoría del signo; la segunda sesión sobre la base del análisis de la universidad y la particularidad; hoy quisiera empezar hablando de la concepción clásica de la emancipación, es decir, voy a intentar una deconstrucción de esta perspectiva. La teoría clásica de la emancipación se organiza alrededor de dos dimensiones básicas y estas dimensiones son en realidad, como como trataré trataré de mostra mostrarlo rlo,, contra contradic dictor torias, ias, esto esto es, hay una contradicción inherente a la teoría clásica de la emancipación, pero pero partie partiendo ndo de esta esta contra contradic dicció ción n podemo podemoss encont encontrar rar una serie de juegos de lenguaje complejos que nos permiten hacer de la emancipación un concepto que, si bien está penetrado por una antinomia antinomia básica, básica, sin embargo, embargo, sigue siendo siendo operativo operativo para el análisis político. ¿Cuáles son las dimensiones básicas de la teoría de la emanci emancipaci pación? ón? En mi trabaj trabajo o Emancipa Emancipación ción y Diferenc Diferencia ia, he señalado seis dimensiones de la emancipación. Para los objetivos de es este te se semi mina nari rio, o, pode podemo moss resum resumir irla lass en dos dos y es esta tass dos dos dimens dimension iones es son la dimens dimensión ión dicotó dicotómic mica a y la dimens dimensión ión de fundamentos. Las dos presuponen un cierto radicalismo y las dos, dos, a pesar pesar de es este te radi radica cali lism smo, o, se muev mueven en en dire direcc ccio ione ness contradictorias. La dimensión dicotómica implica que si tenemos el curso del proceso histórico y en un momento dado acontece dentro de tal proceso, un hecho radical como es el hecho emancipatorio -el advenimiento de una sociedad reconciliada- esto significa que la totalidad de la racionalidad histórica se concentra en la sociedad post-emanci post-emancipatori patoria, a, porque porque la sociedad sociedad post-emanc post-emancipator ipatoria ia es una sociedad que ha superado toda opacidad, todo antagonismo, en la determinación de sus procesos básicos, y ve a la sociedad anterior como una sociedad en la cual no hay una racionalidad inherente a su propia estructuración. Por ejemplo, Voltaire decía que que la histo histori ria a prev previa ia al hech hecho o raci racion onal al de su organ organiz izac ació ión n
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definitiva, era el conjunto de los errores y las locuras de los hombres y, evidentemente, si la emancipación es radical, si la tota totali lida dad d de la raci racion onal alid idad ad hist histór óric ica a se co conc ncen entr tra a en una una soci so cied edad ad em emanc ancip ipad ada, a, aque aquell llo o que que la prec preced ede e tien tiene e que que se serr necesariamente no racional. Es decir que desde el punto de vista de una dimensión dicotómica, el proceso histórico se caracteriza por un antagonismo básico. Si se quiere alguna ejemplificación empírica, todo aquello que sea el rechazo ético a un cierto régimen, supone que ese régi régime men n es tota totalm lmen ente te irra irraci cion onal al,, pudi pudien endo do obed obedec ecer er a la racion racionali alidad dad y a motiva motivacio ciones nes indivi individual duales es de la gente, gente, pero pero desde el punto de vista de la totalidad de la sociedad, es algo que no tiene, en sí mismo, ninguna racionalidad interna que permi permita ta afirmar afirmar su necesi necesidad. dad. O sea, la dicotomí dicotomía a afirma afirma un antagonismo de tipo radical. La segunda dimensión esta referida a los fundamentos. Tal dimensión presupone que hay un fundamento de lo social en donde el hecho emancipatorio tiene lugar. Ello supone que la historia no es simplemente el corte entre la racionalidad social posterior al hecho emancipatorio y la irracionalidad social que representa toda la historia que lo ha precedido, sino que es un momento en el despliegue de una racionalidad histórica básica. Pero, si hay un fundamento de la historia y el hecho emancipatorio viene a luz como un momento en el despliegue de este fundamento, en ese caso, las etapas que lo han precedido también tienen que tener una racionalidad interna. Tod Todo o ello llo supo supone ne que que desd desde e el punt punto o de vista sta de la dimensión dicotómica, toda la racionalidad histórica se concentra en una sociedad emancipada y la sociedad que la precede es, esencialmente, opresiva, explotadora, irracional, etcétera. A la vez, desde el punto de vista de la otra dimensión, si hay un fundamento histórico por el cual el acto emancipatorio obedece al movimiento histórico de este fundamento, la sociedad que lo ha precedido también tiene que ser racional. Esta contradicción es la que, básicamente, penetra a todas las teorías de la emancipación y es en torno a ella que voy a tratar de organizar la primera parte de mi presentación. Para ello
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darem daremos os una una cier cierta ta base base histó históri rica ca,, para para ver ver có cómo mo es esta tass dos dos dimensiones se han articulado en los discursos emancipatorios clásicos. ¿De ¿De dónd dónde e vien viene e la idea idea de em eman anci cipa paci ción ón que que habi habita ta nuestro universo político? La primera forma histórica de la teoría de la emancipación fue la idea cristiana de salvación. ¿Qué es lo que significa la salvación? Significa que vamos a llegar a un tipo de sociedad, en el momento de la consumación de los tiempos, en la cual todo antagonismo, toda contradicción, toda injusticia va a ser, radicalmente eliminada. En el designio de Dios, que va desd desde e el co comi mien enzo zo del del mund mundo o hast hasta a el juic juicio io fina final, l, hay hay un mome moment nto o en el cual cual una una so soci cied edad ad se hace hace abso absolu luta tame ment nte e transparente transparente,, absolutamen absolutamente te reconcili reconciliada ada consigo consigo misma; misma; una soci so cied edad ad de la cual cual el mal mal ha sido sido tota totalm lmen ente te erra erradi dica cado do y, gracias a ese momento emancipatorio, va a advenir. Ahora bien, ahí es donde comienzan los problemas, porque la teor teoríía cri cristia stiana na de la sa sallvac aciión estab staba a basa basad da en una una conc co ncep epci ción ón teol teológ ógic ica a que que pres presen enta taba ba un prob proble lema ma lógi lógico co inso insolu lubl ble. e. El prob proble lema ma lógi lógico co se pued puede e plan plante tear ar en es esto toss términos -y como ustedes verán es exactamente la reproducción en un lenguaje teológico de la dificultad teórica que estamos habland hablando o aquí-, aquí-, se dice: dice: Dios Dios es infinit infinita a bondad y al mismo mismo tiempo Dios es todopoderoso, en ese caso ¿cómo explicamos la existencia del mal en el mundo? Sí Dios es infinita bondad, no puede ser responsable de la existencia del mal en el mundo, pero por ello mismo, no puede ser todopoderoso. todopoderoso. Algo acontece acontece en el mundo, de lo cual él no es responsable. Si de otro lado, se dice: Dios es responsable de la existencia del mal en el mundo, en es ese e ca caso so es todo todopo pode dero roso so pero pero no pued puede e se serr abso absolu luta ta bondad. Es decir que en términos teológicos vemos exactamente la reproducción de esta dificultad que señalaba al comienzo, en el discurso emancipatorio. Si el mal es algo que está radicalmente excluido de la realización de una sociedad plena, en ese caso, la dimensión dicotómica es radical pero no hay un fundamento. Dios sería responsable de la segunda instancia, pero no de la primera parte de la historia. O, de otro lado, si Dios es responsable de la totalidad de la historia, en ese caso, todo lo que ocurre -el mal
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inclusive- es racional y por ello, la dimensión dicotómica aparece radicalmente excluida. Los padr Los padres es de la Igle Iglesi sia a trat tratar aron on de so solu luci cion onar ar es esta ta difi dificcult ultad sin sin mayor ayor éxito xito.. San San Agust gustíín inte ntentó ntó dar tres tres soluciones a este problema y las tres soluciones son lógicamente inadecuadas, de modo que al final dice: “lo que pasa es que los desi design gnio ioss de Dios Dios so son n ines inescr crut utabl ables es y es inco incorr rrec ecto to que que nos nos planteemos este tipo de problemas”, que es como decir “déjense de hacer preguntas complicadas”. Es deci decirr que que no hay hay real real so sollució ución n a es estta difi dificu culltad. tad. Entonces, ¿cómo se puede solucionar este problema? O bien, radicalizando la dimensión dicotómica. O bien, radicalizando la dimensión de fundamentos, y la única respuesta con una cierta lógica es la segunda. Por ejemplo, esta solución fue insertada durante el Renacimiento Carolingio por Scotto de Erigena, y lo que él intentaba decir es que el mal es una apariencia de la historia, por lo cual, nosotros creemos que en la historia hay mal, pero esa es simplemente la versión deformada de los agentes que la están viviendo, ya que vista desde el fin, desde una escatalogía histórica, todo el mal que aparece en la historia se revela simplemente como una etapa necesaria que conduce a la perfección divina y, en ese sentido, es claro que esto no tiene el meno me norr resa resabi bio o de una una orto ortodox doxia ia reli religi gios osa, a, aunqu aunque e Scot Scotto to de Erigena no se da cuenta de los problemas de ortodoxia que esto plantea, porque eso significa que Dios no es perfecto desde el comienzo, sino que necesita llegar a la perfección a través de un proceso proceso que implica implica el autodespliegue autodespliegue del mundo, de modo que llegamos a una solución de tipo panteísta, en la cual todas las etapas intermedias, necesariamente, tienen que ser vistas como contribuyendo a la perfección divina. En realidad, la obra de Scotto de Erigena, escrita en el siglo X, es una obra que precede en mil años a la Fenomenología del espíritu 25 de Hegel, pero el tipo de argumentación, en última instancia, no es nec neces esar aria iam mente ente dife difere rent nte e. To Toda da la lógic ógica a hege hegeli lian ana a del del autodespliegue del absoluto hacia formas cada vez más altas de perfección, está prefigurada en esta concepción. Hegel, Georg Wilhelm Friedrich. Fenomenología del Espíritu . Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, Económica, 1992.
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Este tipo de interpretación va a tener una larga trayectoria durante la Edad Media, por ejemplo, la vemos expresada en el mist mistic icis ismo mo nórd nórdic ico. o. En la obra obra de Eckar Eckardt dt vemo vemoss una una form forma a especialmente elaborada de este argumento en la cual, la noción hegeliana de negación de la negación, aparece prefigurada y después, pasando por Nicolás de Cussa y por Spinoza, va a llegar a sus formas más altas de expresión en Hegel y en Marx. La versión hegeliana de este tipo de visión de la emancipación, básicamente establece que hay una astucia de la razón, que la histo storia aparece surcad rcada a por una serie rie de eventos que apare aparent ntem emen ente te so son n tota totalm lmen ente te irra irraci cion onal ales es,, pero pero que que es esto toss eventos son irracionales solamente para la conciencia de los agentes que la están viviendo, puesto que al final del proceso, la historia va a revelar una íntima racionalidad que había surcado todas sus etapas. Por ejemplo, al comienzo de las Lecciones sobre la filosofía de la historia 26, Hegel va a decir: la historia universal no es el terreno de la racionalidad de los agentes que la viven, pero la racionalidad de la historia es independiente, comple completam tament ente, e, de esa aparent aparente e irraci irraciona onalid lidad. ad. Y la versió versión n marxista no es fundamentalmente diferente tampoco; en ella se dice: la sociedad primitiva, la sociedad comunista primitiva era una sociedad no antagónica y, sin embargo, fue necesario pasar por todo el infierno de las sociedades antagónicas para llegar a un tipo ipo de co com muni unism smo o en el cual cual,, fina finalm lme ente, nte, toda todass las las contradicciones van a ser resueltas; el desarrollo de las fuerzas productivas de la humanidad, requería el desarrollo de todas esas es as form formas as de anta antago goni nism smos os,, de modo modo que que vist vista a desde desde la perspectiva de un comunismo final, esa historia se revela como racional, a través de todas sus etapas. Y por ello, la dimensión dico dicotó tómi mica ca,, la dime dimens nsió ión n radi radica call del del anta antago goni nism smo o y de un rechazo ético que no admite ninguna forma de recomposición lógica, aparece claramente eliminada. Ahora bien, una vez que llegamos a esta situación, vemos que que la teo eorí ría a clás clásiica de la emanci ancipa paci ción ón es fina finallme ment nte e incoherente, porque afirma la dimensión de fundamento y al mism mismo o tiem tiempo po,, afir afirma ma la dime dimens nsió ión n dico dicotó tómi mica ca,, y es esta tass dos dos Hegel, Georg Wilhelm Friedrich. Lecciones sobre la filosofía de la historia, Madrid: Alianza Editorial, 1980. 26
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dime dimensi nsion ones es no se pued pueden en inte integr grar ar en ning ningun una a co conc ncep epci ción ón coherente. El problema que tenemos que plantearnos es cómo derivar una cierta productividad política de la existencia de estas dos dimensiones, que se requieren mutuamente y que, al mismo tiempo, se repelen mutuamente. Estamos exactamente en la situación que hemos descrito previamente, de un objeto -el acto eman em anci cipat pator orio io-- que que es a la vez, vez, nece necesa sari rio o e impo imposi sibl ble. e. Ello Ello implica que nosotros solamente podemos tener un contenido de fundamento en la medida en que ese fundamento asuma la dimensión dicotómica, pero ahí mismo, la socave. El marxismo es una concepción en la cual, claramente, ust ustede edes ven la dual dualiidad dad de es esttas dos dos visio isione nes. s. Empi Empiez eza a afirm afirmand ando o que que la hist histor oria ia apar aparec ece e unif unific icad ada a por por una una lógi lógica ca fundante, que es la contradicción entre fuerzas productivas y relaciones de producción, la forma más extrema de afirmación de esta contradicción aparece en el Prólogo de la contribución a la Crític Crítica a de la Econo Economía mía Polí Polític tica a 27, ahí se dice que toda la historia aparece unificada por esta lógica y la lucha de clases aparece completamente ausente de ella, simplemente porque la lucha de clases presupone un antagonismo radical. Por ejemplo, se dice que no es posible juzgar a un hombre por lo que él piensa de sí mism mismo, o, de la mism misma a mane manera ra no se pued puede e juzg juzgar ar las las acciones de los actores sociales por lo que ellos piensan que está es tán n haci hacien endo do;; hay hay un se sent ntid ido o prof profun undo do de la hist histor oria ia que que solamente solamente a la visión totalizante totalizante del estadio estadio final, se le muestra muestra de una manera clara. Es decir, por un lado, el marxismo es una teoría objetivista de la evolución de lo social y, por otro lado, hay numerosos textos marxistas en que la lucha de clases es presentada como el motor de la historia, y esta segunda visión, que es completamente incompatible con la primera, aparece expresada una y otra vez.
Marx, Karl. Prólogo de la contribución a la crítica de la economía política. Madrid: Editorial Sarpe, 1983. 27
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Lo que he intentado mostrar en mi ensayo que he llamado Más allá de la emancipación28, es que tanto la dicotomía como el fundame amento, son dimensio siones cuya necesidad y cuya imposibilidad se requieren mutuamente y que, a partir de ella, se deri deriv va una una cier cierta ta prod produc ucttivi ividad dad polí políti tica ca.. Po Porr un lado, ado, el fundamento es imposible, porque si hay fundamento no puede haber dicotomía radical, pero al mismo tiempo, ese fundamento tiene que ser planteado históricamente en una acción colectiva, pues pues en toda toda acción acción colect colectiva iva estamo estamoss postul postuland ando o un cierto cierto fundam fundament ento, o, un cierto cierto princi principio pio del cambio cambio,, aún cuando cuando ese principio del cambio, ese fundamento, no pueda lograrse. Esto significa que, si admitimos el socavamiento de este fundamento por parte de la dimensión dicotómica, este fundamento va a ser siempre un fundamento relativo, es decir que, este fundamento va a tene tenerr toda todass las las ca carac racte terí ríst stic icas as que que hemo hemoss desc descri rito to en relación a la hegemonía. Un fundamento de horizonte, no un fundamento fundamental. Con ello, lo que estamos haciendo es afirmar y limitar la acción del fundamento. Y lo mismo acontece con la dimensión dicotómica. Nosotros afirmamos una dicotomía radical radical,, pero pero estamo estamoss dicien diciendo do que esa dicoto dicotomía mía radica radicall no puede ser enteramente radical porque en ese caso tendríamos una concentración de la racionalidad histórica solamente en un punto, y esto, por las razones que acabo de presentar, es una visión claramente insuficiente. Si la racionalidad histórica circula en una forma relativa entre estos dos momentos, en tal caso, tenemo tenemoss exact exactame amente nte la noción noción de contin contingen gencia cia que hemos hemos definido previamente y, las prácticas hegemónicas consisten en art articul icular ar estas stas dos dos imposi posibi billidad idades es últi últim mas que que so son n un fundamento total y una dicotomía total. Si ustedes quieren, esto es lo mismo que decir que la dimensión de equivalencia y la dimensión de diferencia no pueden articularse definitivamente y, sin embargo, ambas son necesarias. O sea que, por el camino de las las teor teoría íass de la em eman anci cipa paci ción ón,, ac acab abam amos os de lleg llegar ar a un conc co ncep epto to de hege hegemo moní nía a que que es exac exacta tame ment nte e el mism mismo o que que habíamos trazado a partir de la lógica del significante vacío y el análisis de la relación entre universalidad y particularidad. Ante Antess que que yo pase pase al punt punto o sigu siguie ient nte, e, veam veamos os si hay hay punt puntos os de ac acla lara raci ción ón en es esto toss mome moment ntos os,, si la base base de mi 28
En Emancipations. Ver bibliografía de Ernesto Laclau.
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argumento está claro o si necesito plantearlo nuevamente, o precisar algunos puntos.
Público: Pued Puede e ampl amplia iarr más más el anál anális isis is al co conc ncep epto to de hegemonía... Ernesto Ernesto Laclau: Laclau: La ide idea de llega legarr a una una so soci cie edad dad totalmente reconciliada presupone que la totalidad del proceso histórico, encuentra un momento de cierre en un tránsito de la contingencia histórica a la necesidad histórica. Por ejemplo, en la dimensión dicotómica todo lo que vendría antes sería el mundo de la contingencia, todo lo que viene después sería el mundo de la necesidad. Pero, el problema es ¿qué ocurre con el instante de transición de la contingencia a la necesidad? Ese momento de transición de la una a la otra es ¿necesario o contingente? Si es puramente contingente, en ese caso, la contingencia va a teñir también lo que ocurre después, porque si es sólo contingencia quiere decir que el proceso es reversible y lo que vamos a tener no es necesidad histórica, después de y a pesar de todo, sino que vamos a tener arreglos contingentes de la sociedad. Si el punto de tránsito de un mundo al otro es, por el contrario, necesario, en ese caso, lo que venía antes de ese proceso tiene que ser necesario también y si es necesario, entonces no es cierto que la racionalidad histórica esté puramente concentrada en este punto; la racionalidad histórica se extiende también a lo que que oc ocur urrí ría a ante antess y es esta tarí ríam amos os de vuel vuelta ta en la noci noción ón de fundamento. fundamento. La idea de una una dicotomía dicotomía radical radical presupone presupone este tipo de dificultad, solamente puede haber dicotomía radical en la medi me dida da en que que la co cont ntin inge genc ncia ia hist histór óric ica a es co comp mple leta tame ment nte e acepta ace ptada, da, pero pero si la contin contingen gencia cia histór histórica ica es comple completam tament ente e aceptada, la dicotomía puede ser esta dicotomía o cualquiera otra otra dico dicoto tomí mía, a, o se sea a que que final finalme ment nte, e, la organ organiz izac ació ión n de la dicoto dicotomía mía es purame puramente nte hegem hegemóni ónica, ca, no obedec obedece e a ningun ninguna a lógi ógica nece necesa sari ria a pre preexis existe tent nte e. El radi radiccalis alism mo del del co cort rte e hegemónico también es puesto en cuestión. Miguel Vicuña Navarro: Lo mío es precisamente sobre lo que usted acaba de señalar, el principio del corte dicotómico, en un co comi mien enzo zo ¿dis ¿distr trib ibuy uye e es esta tass dos dos dime dimensi nsion ones es noda nodale less de cualquier manera, de uno u otro modo, o distribuye siempre en un se sent ntid ido: o: hay hay una una orie orient ntac ació ión n de la co cont ntin inge genc ncia ia de la
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necesidad o de la necesidad de la contingencia? En el último caso, el problema que surge es que las nociones mismas de contingencia y necesidad empiezan a perder sentido.
Ernesto Laclau: Bueno, es exactamente mi argumento... Miguel Vicuña Navarro: Y eso ya está contenido en la cate ca tego gorí ría a de moda modali lida dad d cris cristi tian ana, a, en la me medi dida da en que que la categoría de necesidad es una síntesis de las categorías de la posi posibi bili lidad dad y la exis existe tenc ncia ia,, ento entonc nces es si deci decide de proc procura urarse rse la necesidad en términos de la negación de la noción de posibilidad de existe stencia, si eso es la necesid sidad, ad, entonces hay un intercambio en un sentido constante y aquí viene por lo tanto la nec neces esid idad ad de rom romper per con ello ello.. Just Justam ame ente nte ac acá á apar aparec ece e Heid He idde degg gger er y co como mo és éstte pone pone al pens pensam amie ient nto o en torn torno o al acon ac onte teci cimi mien ento to,, co como mo una una cue cuestió stión n ce cent ntra ral… l….[ .[fr frag agme ment nto o inaudible]. Ernesto Laclau: Sí, estoy de acuerdo. Es decir, la teoría de la emancipación en un sentido clásico, juega con la necesidad y la contingencia en una forma que es contradictoria, que es exactamente lo que estoy tratando de demostrar. En la medida que este juego es contradictorio, sin embargo, no elimina la dualida dualidad d entre entre las dos catego categoría rías, s, sino sino que simple simplemen mente te las desplaza en tanto que contingencia y necesidad pasan a ser términos relativos de una serie, pero entonces la idea de una emancipación radical también está puesta fundamentalmente en cuestión. Sí, estoy de acuerdo con todo el argumento. Bueno, volvamos entonces. Con esto hemos llegado a un nuevo momento en el cual la noción de hegemonía surge como resultado del colapso de la distinción entre lo necesario y lo contingente en un sentido absoluto, mientras que la separación de todo todo plan plano o era era fund fundam ame ental ntal en la teo eorí ría a clási lásica ca de la emancipación. Entonces ahora voy a tomar la deconstrucción que es el punto que no llegamos a tratar la vez anterior. ¿Qué significa exactamente deconstrucción? Deconstruir un concepto no significa abandonar ese concepto, sino significa mostrar que ese es e co conc ncep epto to es está tá basad basado o en cier cierta tass anti antino nomi mias, as, en cier ciertas tas ambi ambigü güed edad ades es que, que, si so son n ente enteram ramen ente te desp desple lega gada das, s, si son
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enteram enterament ente e explic explicadas adas,, permit permiten en una ser serie ie de movimi movimient entos os estratégicos dentro de él. Comenzaré esta explicación con un análisis, muy clásico en los textos deconstructivos, que es el análisis que Derrida hace en su libro La Voz y el Fenómeno29, en el cual trata de mostrar como hay una indecidibilidad en la articulación de categorías lógicas, en el análisis husserliano. Derrida parte pa rte con el análisis de Husserl acerca de la relación entre sentido y conocimiento. Básicamente, el anál anális isis is de Huss Husser erll es esta tabl blec ece e que que el se sent ntid ido o no pued puede e reducirse al conocimiento, el conocimiento es siempre intuición, supone siempre intuición de un objeto. Supongamos que yo digo círc círcul ulo o cuadr cuadrad ado, o, es esto to,, dice dice Huss Husser erl, l, es un co conc ncep epto to que que no puede dar lugar a la intuición de ningún objeto, yo no puedo tener un acceso vía intuición a un círculo cuadrado, por otro lado, sin embargo, yo entiendo lo que círculo cuadrado quiere decir y es por eso que puedo decir que círculo cuadrado apunta a un objeto imposible, si yo no entendiera que este objeto es imposible, tampoco podría decir nada acerca de su posibilidad o de su imposibilidad. Es decir, sentido y conocimiento no son reducibles. Si por ejemplo, tomando el libro de Tomás Moulian 30, yo digo: “mito un de anatomía actual Chile”, eso no quiere decir absolutamente nada, es decir que aquí ni hay intuición de un objeto ni hay tampoco sentido, pero esto es totalmente distinto del caso del círculo cuadrado, entonces la conclusión de Husserl es que el conocimiento de un objeto no es necesario para la existencia de su sentido. En oposición a la vez, al pensamiento clásico y todavía a Bertrand Russel, quien decía que un objeto imposible es un objeto de no sentido; Husserl, al contrario, trata de separar el sentido de la intuición del objeto. El argumento de Derrida es: Husserl separa sentido de cono co noci cimi mien ento to,, y en es ese e ca caso, so, un se sent ntid ido o que que no pres presup upon one e ningún conocimiento es más adecuado para ara llegar a la concepción del sentido, que un sentido en el cual, al mismo voz y el fenó fenóme meno no. Valen Derrida, Derrida, Jacques. Jacques. La voz Valencia cia:: Edito Editoria riall PrePre Textos, 1995. 30 Moulian, Moulian, Tomás. Tomás. Chil Santiago: go: Chile e actu actual al.. Anat Anatom omía ía de un Mito Mito. Santia Editorial Arcis-LOM, 1997. 29
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tiem tiempo po,, hay intui ntuici ción ón del del obj objeto, eto, porqu orque e es más pura pura la experiencia del sentido cuando no hay intuición del objeto. Pero, Derr Derrid ida a dice dice inme inmedi diata atame ment nte: e: en es este te punt punto, o, sin sin em emba barg rgo, o, Husse Husserl rl toma toma lo que que él llam llama a una una deci decisi sión ón étic ético-t o-teó eóri rica ca.. La decisión ético-teórica es decir: bueno a pesar de que la intuición del objeto no es necesaria para el sentido, el sentido solamente es un buen sentido cuando conduce a la intuición del objeto. Pero ello implica que, después de haber separado radicalmente sentido y conocimiento, Husserl vuelve a establecer, a través de esta decisión que no es lógicamente requerida por la relación entre sentido y conocimiento, una subordinación del uno al otro. Aquí Derrida establece que otras decisiones son posibles. Por ejem ejempl plo, o, Jame Jamess Joyc Joyce e co conf nfro ront ntad ado o co con n el mism mismo o probl problem ema, a, trataba, al contrario, de emancipar el sentido del conocimiento y de jugar con formas de sentido que eran totalmente independientes de la intuición de los objetos. Esto Esto es impor importan tante te para nuestro nuestro anális análisis, is, porque porque como como ustedes ustedes probablemen probablemente te saben, saben, muchas muchas tonterías tonterías se dicen dicen sobre la deconstrucción: que la decontrucción no es política, que es un tipo de pensamiento post-modernista y todas esas pavadas. Pero just justam amen ente te,, la inte interv rven enci ción ón deco decons nstr truc ucti tiva va es esta tabl blec ece e una una indecidibilidad radical en la estructura, cuestión que amplía el lugar de la decisión y, la decisión, concebida como auto autoge gene nera rada da,, es exac exacta tame ment nte e atin atinge gent nte e al ca camp mpo o de la hegemonía. Nosotros hemos visto que la noción de hegemonía surge cuando hay un área de ambigüedad en los objetos, un área área de co cont ntin inge genc ncia ia en el cual cual una una inte interv rven enci ción ón va en un sentido pero no es al mismo tiempo requerida por ese sentido. Y es allí donde la deconstrucción, al mostrar áreas mucho más radicales de indecidibilidad en la relación entre objetos, empieza también a ampliar el papel que el momento de la decisión, que es el momento específicamente político, debe jugar. Esto es lo que se ha hecho posible por la intervención Derr Derrid idia iana na,, pero pero al mism mismo o tiem tiempo po,, es el impe impens nsad ado o en la reflexión de Derrida, porque Derrida crea todo el terreno para el cual cual la inde indeci cidi dibi bili lida dad d es estr truc uctu tura rall requ requie iere re una una teor teoría ía de la decisión y, sin embargo, no ha avanzado suficientemente, a mi modo de ver, en la elaboración de una teoría de la decisión; en sus último últimoss esc escrit ritos os em empie pieza za a orient orientarse arse en esta esta direcc dirección ión,,
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aunque, por razones que no voy a elaborar aquí, no me parece que que se sea an real realm ment ente las me mejo jore ress form formas as de abo abordar rdar es estte problema. O se sea a que, que, el momen omento to deco decons nsttruct ructiivo –y aquí aquí nos enco encont ntra ramo moss de nuev nuevo o co con n la deci decisi sión ón hege hegemó móni nica ca— — es el momento en el cual la indecidibilidad de la estructura, requiere la contingencia de una decisión, y es absolutamente importante ver que es lo que está implícito en la noción de decisión. A esto voy a dedicar los próximos minutos. Veamos qué es una decisión radical, a través del análisis de lo que significa una elección, ¿qué es lo que significa elegir? Use Usemos co com mo punt punto o de part partiida una una deci decisi sión ón indi ndividu vidual al,, supongamos que yo tengo que elegir y que estoy confrontado con dos o tres alternativas; pero supongamos que la decisión es una decisión algorítmica, es decir, que confrontadas con estas tres alternativas, hay una y sólo una que es la decisión correcta. En ese caso, es perfectamente claro que yo no estoy eligiendo nada, porque la estructura ha elegido por mi, antes de que yo intervenga en ella. La idea de libertad de elección es inco incomp mpat atib ible le co con n la idea idea de la orga organi niza zaci ción ón algo algorí ríti timi mica ca del del campo de la decisión, esto es, en una estructura matemática no tengo ninguna posibilidad de elección. Esto equivale a decir que si hay posibilidad de elección, hay libertad de elección en sentido estricto, pues la libertad implica que yo tengo que enfrentarme con altern alternati ativas vas cuya cuya ele elecci cción ón no sea algorí algorítmi tmica. ca. En últim última a instancia, mi decisión va a ser una decisión arbitraria, porque no va a estar fundada en ninguna racionalidad a priori. O, para ser libre, mi decisión tiene que estar fundada en la arbitrariedad, pero de alguna manera, si yo estoy eligiendo arbitrariamente entre dos, tres o más formas posibles de decisión, yo estoy reprimiendo los otros cursos de acción que hubiera podido elegir y que no estoy eligiendo; o sea, hay un elemento de represión, un elemento de poder en el mero hecho de tomar una decisión individual. Pasemo Pase mos, s, a parti partirr de allí allí,, a las las deci decisi sion ones es co cole lect ctiv ivas. as. Supongamos que un grupo de personas tiene que decidir acerca de un prob proble lema ma co cole lect ctiv ivo, o, si la deci decisi sión ón no es algo algorí rítm tmic ica, a, nece necesa sari riam amen ente te o muy muy prob probab able leme ment nte, e, cier cierto toss grup grupos os de
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pers person onas as van van a pref prefer erir ir una una deci decisi sión ón y otro otross grup grupos os van van a pref prefer erir ir otro otro tipo tipo de deci decisi sion ones es y, si fina finalm lmen ente te un tipo tipo de decisión se impone sobre los otros, esa decisión va a ser un acto de poder. Un acto de poder que puede fundarse en formas muy civi civili liza zadas das,, por por ejem ejempl plo, o, una una elec elecci ción ón en la cual cual la mayo mayorí ría a impone sobre la minoría cierta decisión, pero va a ser siempre un acto de poder, porque no va a haber una coincidencia racional en un último acto, en el cual todos los actores sociales coinciden. Por consiguiente, el poder y la libertad son dos condiciones que se requieren mutuame amente, y hablando de teorías de la emancipación nuevamente, vemos que las teorías clásicas de la eman em anci cipac pació ión n se basab basaban an en una una arti articu cula laci ción ón entr entre e pode poderr y libertad que era profundamente errónea, porque de acuerdo a las teorías clásicas, si hay poder no hay libertad y viceversa, es decir, cuanto más poder menos libertad. Si lo que estamos diciendo es correcto, si una decisión libr librem emen ente te toma tomada da impl implic ica a la afir afirma maci ción ón de un even evento to de carácter arbitrario, en ese caso, toda decisión, toda relación de poder va a ser el fundamento mismo de una cierta libertad, porque soy libre solamente en la medida en que mi decisión no está predeterminada por la estructura, de lo contrario, tendría solamente la libertad spinoziana que es ser consciente de la necesidad. En nuestro caso, libertad y poder son dos términos que se requieren mutuamente y, la teoría de la emancipación como el arribo a una sociedad de la cual toda relación de poder habría sido eliminada, una sociedad reconciliada consigo misma, es lo mismo que el arribo a una situación en la cual la libertad ya no existiera, porque en ese tipo de sociedad, todas las decisiones serían ser ían algorí algorítmi tmicas, cas, la racion racionali alidad dad de los agente agentess ser sería ía una racionalidad que penetraría a todos los que participan en ella y en es ese e ca caso so,, la noci noción ón mism misma a de libe libert rtad ad desa desapar parec ecer ería ía.. La consumación final de la libertad y la privación completa de la libertad son términos exactamente equivalentes el uno con el otro. Por ello, el momento de la decisión, es ese momento en que la arbitrariedad de la construcción social se muestra en sí misma. ¿Qué es tomar una decisión? Tomar una decisión en primer lugar, significa algo que nos lleva más allá de la categoría de sujeto, les voy a contar un caso: hace un tiempo estaba
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leyendo una novela italiana, en la cual se relata la historia de una huelga que tiene lugar a principios de siglo en el norte de Italia y los trabajadores han estado en huelga por varios meses, sus medios financieros se han agotado totalmente, los patrones no dan ninguna muestra de querer ceder a ninguna de sus demandas y no saben qué hacer, no saben si seguir o no la huelga; entonces llaman a una asamblea del sindicato y están – como co mo uste ustede dess ahí se sent ntad adosos- y ac acá á –com –como o yoyo- es está tá el pobr pobre e dirigente sindical, al cual todos miran porque ellos no saben qué deci decisi sión ón tien tienen en que que toma tomarr y ento entonc nces es es está tán n tran transfi sfiri rien endo do la decisión al dirigente sindical, pero éste no sabe realmente qué hacer, porque no tiene más razón para seguir un curso de acción que otro, o sea que está decidiendo en un sentido radical, sin moti motivo vo,, no hay hay allí allí algo algori ritm tmo o algu alguno no que que vaya vaya a reso resolv lver er el problema. Él está mirando a la asamblea y de pronto una mosca viene y se posa en su frente y él dice ¡ah… continuamos la huelga! Esto es decisión en sentido puro, pero como ustedes ven, es una decisión que, en primer término, deconstruye la categoría de sujeto, porque ¿quién toma la decisión allí? Decir que la toma el dirigente sindical sería decir que por ser dirigente sindical él tiene una racionalidad interna por la cual la decisión va a ser tomada, esa es exactamente la categoría cartesiana de suje sujeto to,, pero pero es esto to es lo que que no oc ocur urre re;; los los otro otross que que están stán mirando al dirigente sindical, tampoco toman la decisión, aunque constituyen y acotan el terreno en la cual la decisión va a influir. ¡La mosca toma la decisión! tampoco, evidentemente, la mosca está tomando la decisión, aunque es un factor que interviene en el curso de la decisión. Por consiguiente, la decisión no es nunca la decisión de un sujeto, la decisión es un evento que ocurre en una situación, sin que pueda ser referida a alguna racionalidad de cualquier carácter que la explique. En un artí artícu culo lo reci recien ente te que que prod produj ujo o el nerv nervio iosi sism smo o de Richard Rorty, he dicho que tomar una decisión es lo mismo que maldecir a Dios, es decir, tomar una decisión es más o menos como decirle a Dios: yo soy una criatura humilde, como todas las criaturas de tu creación, estaba dispuesto a seguir todas tus instrucciones, a seguir todas tus normas, a comportarme como todo resto de los entes creados y sin embargo, en un dete determ rmin inado ado mome moment nto, o, tú es está táss sile silenc ncio ioso so,, no dice dicess nada nada y entonces yo tengo que operar como si fuera tú, tomando una
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decisión que te correspondería a ti, sin tener, sin embargo, la omni omnisc scie ienc ncia ia que que tú tien tienes es.. Po Porr ello ello la arbi arbitr trari aried edad ad de mi decisión va a ser respuesta a la finitud de la situación en que me encuentro y que me obliga a actuar como un ser divino sin en realidad serlo. Es decir, el momento de la arbitrariedad de la decisión es como el momento de la locura de lo social. En un mome moment nto o dado dado Derr Derrid ida a dice dice,, cita citand ndo o a Kier Kierke kega gaar ard, d, que que el momento de la decisión es el momento de la locura. La sociedad presenta una serie de normas por las cuales la locura va a ser siempre una locura regulada, pero el máximo de racionalidad que la sociedad puede alcanzar es exactamente eso, ser una locura sometida a límites y sometida a normas. Creo que es alrededor de esta concepción de la decisión donde va a girar todo el conjunto de la teoría social contemporánea, en los próximos años. Creo que ha sido un error plantear en teoría social esa oposición radical entre agencia y estructura que ha dominado el debate en la teoría sociológica recientemente, porque tanto la noción de agente como la noción de estructura presuponen una identidad plenamente constituida a partir de la cual el todo social se explica. Hay, además, algunas teorías que son metafóricas, por ejemplo Anthony Guiddens dice que para evitar caer en el extremo de las teorías del agente o la estructura, se debe proponer un concepto tal como estructuración, que es una especie de estructura de mediación entre estructura y agente, pero estructuración es, simplemente, el nombre de un problema, no es una solución teórica a la cuestión con la que estamos enfrentados. Entonces ¿en qué medida deconstrucción, teoría del sujeto y hegemonía van juntos? Van juntos en el sentido de que si la deconstrucción muestra áreas de más y más radical indecidibilidad a nivel de los arreglos estructurales, el momento de la decisión pasa a ser central y, si la decisión no está dictada por una racionalidad a priori, la decisión va a tener que ser hegemónica.
Preguntas:
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Público: Perdón, solamente una aclaración, ¿cómo está pensando la noción de decisión en relación a la cuestión de la causa o motivo? Erne Ernest sto o Lacl Laclau au:: La distinción que se ha hecho frecuentemente ha sido la distinción entre causa y motivo. Por ejemplo, se dice que el motivo de una decisión es el conjunto de factores racionales que están implicados en la producción de un cierto efecto, la causa es algo que no requiere ningún tipo de racion racionali alidad dad.. Rorty Rorty ha insist insistido ido mucho mucho en la distin distinci ción ón entre entre causa y motivo de las decisiones. Ahora, a mi me parece que justamente, una vez que uno entra en el análisis de la cuestión del motivo y de la causa, cada vez es más difícil mantener la distinción entre los dos, si por ejemplo, en el caso de la mosca que mencionamos, que una cosa sea una causa y que una cosa sea un motivo es prácticamente indecidible. A la vez, allí creo que no hay una determinación por un sujeto cartesiano, porque un sujeto cartesiano es un sujeto que procede a través de una racionalidad total, es decir, la conclusión de que uno existe es el resultado de un razonamiento, y que de la existencia de uno pase primero a Dios y después al mundo, es algo que está lógicamente determinado en todas sus etapas. Concluyo que si yo existo, Dios tiene también que existir y que si Dios existe, el mundo tiene también que existir. El cogito es el resultado de un razonamiento y el movimiento del cogito a las cosas es también el resultado de un proceso racional. Mientras que, en primer lugar, la decisión, en el sentido en que estamos planteandola aquí, no es racional en cuanto no es el resultado de un tipo de argumentación. Y en segundo lugar, no presupone siquiera un yo, yo, al co cont ntra rari rio, o, la deci decisi sión ón es está tá deco decons nstr truy uyen endo do al yo. yo. La decisión es un advenimiento que no tiene un punto de partida totalmente fijable. Alguien planteaba ayer una relación con la cue cuestió stión n del del event vento, o, del del puro puro even eventto y la cuest uestiión de la historicidad, es decir, si nosotros encontramos un momento de decisi decisión ón conceb concebida ida en estos estos térmi términos nos,, encont encontram ramos os un puro puro evento que no es reducible a una historicidad planteada a priori. Willy Willy Thayer Thayer:: Sin Sin embarg bargo, o, aún aún se podr podríía vol volver a Descartes…Leer el sujeto cartesiano como efecto de la decisión, como efecto de un evento puro. ¿Quién toma la decisión, si precisamente, no habría un momento anterior a ella? Y ello nos
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lleva la cuestión del origen, o a su diferencia diferencia con la emergencia, emergencia, el principium , etcétera.
Ernesto Ernesto Laclau: Laclau: Me parec parece e que que Desc Descart artes es no hubi hubier era a estado de acuerdo con esto, pero es exactament exactamente e el argumento argumento que estoy haciendo, el sujeto es creado por la decisión porque la decisión no procede del sujeto, pero tampoco procede de una estructura, la decisión es un evento puro. A la vez, yo no creo tener suficientemente claro, por ahora, todas las dimensiones de esta noción de evento puro, que es algo que el pensamiento contemporáneo está explorando y que, es una de las áreas más complejas de reflexión hoy en día. Pero de todos modos estoy de acue ac uerd rdo o co cont ntig igo o, es exac acta tam mente nte el evento nto puro puro el que que constituye al sujeto, el sujeto es creado por la decisión pero la decisión no es decisión de nadie; ahí es donde, por ejemplo, me parece que los juegos de lenguaje en los que Derrida se ha lanz lanzado ado en torn torno o a la ca cate tego gorí ría a de suje sujeto to,, son insu insufi fici cien ente tes, s, porq porque ue lo que que Derr Derrid ida a so sost stie iene ne es que que hay hay que que aban abando dona narr completamente la categoría de sujeto, lo que desde un punto de vista deconstruccionista siempre es un problema. ¿Qué quiere decir abandonar totalmente una categoría? De todos modos, la razó razón n que que él tien tiene e para para aban abando dona narl rla a es que que pien piensa sa que que la categoría de sujeto está necesariamente ligada a la categoría de sujet sujeto o trasc trascen ende dent ntal al,, fuen fuente te de se sent ntid ido, o, el suje sujeto to dador dador de sentido en términos husserlianos. En cambio, desde mi perspectiva, en la medida en que estamos confrontados con el sujeto como lugar vacío, como algo que que la deci decisi sión ón pres presup upon one e pero pero que que en real realid idad ad la deci decisi sión ón construye, me parece que podemos llegar a una noción de sujeto que no tenga ninguno de los resabios del sujeto trascendental clásico, porque yo no creo que la noción lacaniana de sujeto como sujeto de la falta, presuponga toda la visión del sujeto como sujeto trascendental. Más Más en gene genera ral, l, lo que que es esto toy y trat tratan ando do de deci decirr –tu –tu lo señalas bien— es que nadie toma una decisión, la decisión es algo que adviene, con lo cual la idea de tomar una decisión es algo que solamente se puede utilizar en un sentido metafórico. Ahí Ahí por por ejem ejempl plo, o, Heide eidegg gge er tení enía es ese e anál análiisis sis del del arché decisi sió ón se serí ría a el momen omento to del del (princip (principium, ium, ursprun ursprung). g). La deci
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ursprung . La noción griega de arché tenía las dos connotaciones:
la connotación de gobernar, a partir de un punto, lo que va a ocurrir después y, la noción de emergencia. Después, con la noción latina de principium , ese momento del gobernar a partir de un punto, pasa a dominar completamente. Por ejemplo, hay todo un análisis en relación con la filosofía escolástica, en el cual se va mostrando como progresivamente Dios como el creador, va siendo sustituido por Dios como Pantócrato, es decir, como el gobernante universal. Y la idea de gobernar pasa a ser central, mientras que la idea de Ursprung en Heiddegger es, justamente, la idea de una emergencia que no tiene un principio, ni un principio último de racionalidad, ni un principio último a partir del cual se la explica, la cuestión de la emergencia es pura y la noción de decisión que estamos usando, creo que va exactamente en esa dirección. Es decir, estoy de acuerdo con la línea que abres.
Carlos Ruiz: Una o dos preguntas, la primera sobre cuál es en tú desc descri ripc pció ión n –e –espe speci cial alme ment nte e es esto toy y pens pensan ando do en la descripción de democracia— el estatuto de lo normativo, y eso porque ¿cómo pensar sino toda la cuestión de la democracia y de la expansión de la igualdad por ejemplo, o la cuestión de la equivalencia, sin de alguna manera contemplar algún tipo de discurso normativo? Y si hay implicaciones normativas en eso, entonces no me queda claro ¿cómo articular una opción apoyada en algún fundamento fundamento normativo normativo con la cuestión cuestión de la decisión?, decisión?, porque porque en la decisi decisión ón parecie pareciera ra exclui excluida da alguna alguna orient orientaci ación ón normativa. Público: Yo quiero volver a la mosca, pensaba justamente en el cuento El extranjero extranjero de Camüs, el personaje que mata por calor, pero dejemos el motivo. Lo que quisiera justamente es pregun preguntar tar por la rel relaci ación ón entre entre decisi decisión ón y res respon ponsabi sabilid lidad, ad, si habría una, es decir, ¿cómo articular esto con una ética de la responsabilidad? Pues me da la impresión que es impensable. Elena Águila: Águila: Mi preg pregun unta ta tal tal vez vez impl impliq ique ue un cier cierto to volv olver so sobr bre e co cosa sass ya habl abladas adas,, pero pero me gust gustar aríía pode poderr entender un poco más una idea de emancipación distinta de la eman em anci cipac pació ión n clás clásic ica. a. Enti Entien endo do la crít crític ica a que que se hace hace a las las contrad contradicc iccion iones es lógica lógicass que presen presenta ta el concep concepto to clásic clásico o de
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emanci eman cipac pació ión n y, visl vislum umbr bro o algo algo así co como mo pasar pasar a habla hablarr de emanci emancipaci pacione ones, s, en plural plural.. En defini definitiv tiva, a, sie siento nto que no logro logro percibir bien en qué consistiría, en forma más concreta, ¿cómo se expresaría una idea de emancipación distinta a la idea de emancipación clásica?
Iván Iván Trujill Trujillo: o: La preg pregun untta serí ería la sigui iguien entte, si la deconstrucción consiste en un cierto trabajo con el concepto, en el supuesto que está estructurado el concepto, hasta llevarlo al lími límite te de una una inde indeci cidi dibi bili lidad dad,, ¿podr ¿podría ía la deco decons nstr truc ucci ción ón se serr entend entendida ida como como una estrat estrategi egia a de inducc inducción ión teóric teórica, a, políti política, ca, basada en una decisión como iniciativa? Ernesto Laclau: No entendí. Iván Trujillo: Repito la pregunta, ¿podría ser entendida como una estrategia de inducción basada en una decisión como iniciativa? Ernesto Laclau: ¿Qué quiere decir una decisión como iniciativa? Iván Iván Trujill Trujillo: o: Es dec decir, ir, digo digo algo algo as asíí co como mo tomar omar la iniciativa de hacer esta inducción. Ernesto Laclau: Pero ¿cuál sería la inducción ahí? Iván Iván Trujill Trujillo: o: La inducc inducción ión ser sería ía comple completar… tar…es es decir, decir, acabar el trabajo con el concepto, tal cual como fue mostrado en relación con Husserl, a propósito de La voz y el fenómeno. Estoy pensando en algo así como una estrategia de inducción teórica, polí políti tica ca,, basa basada da en una una deci decisi sión ón del del deco decons nstr truc ucto tor, r, de la deco decons nstr truc ucci ción ón co como mo inic inicia iati tiva va teór teóric ica, a, ento entonc nces es digo digo,, una una decisión como iniciativa teórica. Ernesto Ernesto Laclau: Laclau: Re Respe specto cto al proble problema ma que Carlos ha planteado, yo respondería en dos niveles. En primer lugar, la decisión es siempre una decisión en dos órdenes. Voy a tratar de plantear los dos órdenes y después me referiré a lo normativo y a los límites de lo normativo.
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El primer día estábamos citando el caso de una sociedad que aparece al borde de un desorden radical y que necesita algún orden, se tiene necesidad de algún orden y cuál vaya a ser concretamente éste, es una cuestión relativamente secundaria. El extremo sería el Leviathan de Hobbes31, es decir, se parte de una situación de absoluta disolución del tejido social que es el estado de naturaleza, y en esa situación, cualquier persona que sea se a ca capa pazz de as aseg egur urar ar la vida vida de los los demá demás, s, a trav través és del del contrato, tiene derecho a imponer su voluntad como soberano, independientemente del contenido de esa decisión. El problema de Hobbes no era el problema de Platón –que era pensar cual era la socied sociedad ad buena—, buena—, sino sino que era era el problem problema a de cómo una soci so cied edad ad pasab pasaba a a se serr posi posibl ble. e. Ento Entonc nces es,, qué qué oc ocur urre re co con n el prob proble lema ma norm normat ativ ivo o en es este te tipo tipo de alte altern rnat ativ ivas as:: o bien bien,, el problema normativo se refiere a la opción abstracta entre ciertas normas y otras, en cuyo caso el problema de esta diferencia ontológica entre la necesidad de un orden y el orden concreto que es capaz de asegurarlo, desaparece y el contenido óntico predomina sobre la necesidad ontológica del orden; o bien, la decisión ontológica de un cierto orden ya es considerado un orden normativo. Creo que casi todas las discusiones sobre ética aplicadas a la polí políti tica ca,, han han desc descon onoc ocid ido o es esta ta dual dualid idad ad y ento entonc nces es el prob proble lema ma de la deci decisi sión ón étic ética a ha sido sido plant plantea eado do co con n much mucha a frecuencia en términos ónticos más que en términos ontológicos. Por ejemplo, me acuerdo una vez estando en Inglaterra, con exil exilia iado doss chil chilen enos os,, en el año año 1973 1973 –e –en n el peor peor mome moment nto, o, inmedi inmediatam atament ente e después después del golpe— golpe— que algunas algunas person personas as querían que ese régimen derivara hacia el fascismo, porque si había fascismo, al menos, iba a haber reglas; mientras que la situac situación ión despué despuéss del golpe golpe era de repres represión ión comple completam tament ente e indiscriminada, o sea que hay momentos en los cuales la gente puede optar por el fascismo en preferencia a otras cosas. Yo no excluyo la dimensión de lo normativo, creo que lo normativo es simplemente un aspecto más de un sistema de ordenamiento social. A la vez, no creo que se pueda establecer un tribunal de decisión normativa al margen de los contextos sociales en los cuales uno se está moviendo; entonces, frente al problema de lo 31
Hobbes, Thomas. Leviatán. Madrid: Editorial Sarpe, 1984.
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normativo tengo una actitud mucho más pragmática, lo cual me lleva a la cuestión de la responsabilidad al mismo tiempo. Toda decisión de alguna manera es una decisión responsable. El señor de la mosca tomaba una decisión responsable simplemente porque se daba cuenta que había que tomar una deci decisi sión ón,, y lo que que hubi hubier era a sido sido irre irrespo sponsa nsabl ble e era era no toma tomarr ning ningun una a deci decisi sión ón y dej dejar que que la organ rganiizaci zación ón obre brera se disgregue. La decisión podía haber ido en sentido contrario, pero el momento de responsabilidad no está en una decisión más que en otra, sino en el hecho de tomar una decisión. Creo que la irresponsabilidad a nivel personal y a nivel social muchas veces viene no por el hecho de que la decisión sea buena o mala, sino porque no se toma una decisión y, en el momento en que hay que interv interveni enir, r, no se interv intervien iene. e. Por supues supuesto to que hay otras circunstancias en las cuales la gente tiene sistemas normativos; no se está, necesariamente, en una posición hobbsiana, que de todos modos es una situación límite, de reducción al absurdo. Se está, muchas veces, en una situación en que la gente ya cree cierto tipo de cosas y una vez que la gente cree en un cierto tipo de cosas, en un contexto y a partir de esas creencias, se pueden hacer deducciones o se pueden hacer argumentos éticos que sean válidos. Pero no creo que se pueda hacer ningún juicio norm normat ativ ivo o part partie iend ndo o de un vací vacío o so soci cial al tota total, l, o se sea a que que mi respuesta es doble, en primer lugar, contextualizar la situación en las cuales los juicios normativos operan; en segundo lugar, ver que la cuestión de la responsabilidad se mueve hacia el pri princi ncipio pio mism smo o de la dec decisi isión y no, no, nece necesa sari riam ame ente nte, al contenido de la decisión. Respec Resp ecto to a lo que que Elen Elena a plant plantea eaba ba,, una una em eman anci cipac pació ión n distinta de la emancipación clásica es una emancipación que no piensa que sus contenidos están teleológicamente unidos por un objetivo final. Por ejemplo, si nosotros decimos que creemos en la libertad de prensa, creemos en una serie de contenidos que estu es tuvi vier eron on ligad ligados os a la teor teoría ía clás clásic ica a de la em eman anci cipac pació ión: n: la eliminación de la desigualdad, etcétera, pero, ¿qué es lo que pone juntos a todos estos contenidos? En la concepción clásica lo que ponía juntos a todo estos contenidos era un estado final de la humanidad a la cual cada una de estas luchas parciales se dirigía, guiada por un principio teleológico. Había una especie de
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idea regulativa que unía todos estos conceptos en un estado final de lo social, que era la sociedad reconciliada. Me parece que hoy día, esa unidad teleológica es la que debe ser puesta en cuestión, porque hay muchas emancipaciones concretas por las que que la gent gente e es está tá luch luchan ando do:: em eman anci cipac pació ión n de las las muje mujere res, s, emancipaci emancipación ón de los homosexual homosexuales, es, emancipaci emancipación ón económica económica respecto a distintas formas de discriminación, etcétera, y no hay que pensar que esos contenidos van a convergir naturalmente y por sí mismos hacia un estado de unidad. Al contrario, si van a unirse, unirse, deberá deberá ser a través través de una lucha hegemónica. hegemónica. Ahora, en ese caso, lo que tenemos por un lado, es una pluralidad de emancipaciones y, por el otro lado, quizás la sobredeterminación de estos contenidos para producir un cierto cambio concreto. Por ejem ejempl plo, o, en Ingl Inglat ater erra ra hoy hoy día día hay hay much muchas as em emanc ancip ipac acio ione ness concretas que cristalizaron en el momento de la victoria laborista el 1º de mayo de este año (1997), pero hay otras que están excluidas y acá se nota que la unidad de los contenidos del proyecto emancipatorio, es una unidad mucho más pragmática, respecto a lo que la teoría clásica presuponía. Yo no negaría ninguno de los contenidos de la teoría clásica de la emancipación, lo que niego es que la lógica de su unidad sea tal como la teoría clásica estaba presuponiendo. Respecto al punto de Iván, no estoy seguro si he entendido enteramente el punto. Por ejemplo, la noción de inducción es una noción que procede y que está relacionada a la epistemología; la deconstrucción, en cambio, no es una práctica epi epistem stemol ológ ógiica ca,, la deco decons nstr truc ucci ción ón se dedi dedica ca a mos ostr trar ar antinomias antinomias y ambigüedade ambigüedadess en la articulaci articulación ón de los conceptos, conceptos, mientras que la inducción es el pasaje de un dato concreto a una cierta categoría general; por ejemplo, la inducción está ligada a una una epis episte temo molo logí gía a em empi piri rist sta a si se quie quiere re,, mien mientr tras as que que la decons deconstru trucci cción ón es algo algo que tiene tiene lugar lugar dentro dentro de catego categoría ríass conceptuales, ahí es donde yo establecería la diferencia.
Iván Trujillo: Me quedé pensando en la inducción como inic niciati iativa va y estoy stoy pens pensan ando do tam tambié bién en lo que que ac acab aba a de mencionar, la deconstrucción como práctica, no en su dimensión epistemológica sino que como práctica, en algo así como lo que siem siempr pre e Derr Derrid ida a –des –desma marc rcán ándo dose se un poco poco del del teno tenorr de la expr expres esiión deco decons nsttrucc rucciión— ón— alud alude, e, dici dicien endo do que que ésta sta se
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convertiría en una estrategia, y entendiendo la deconstrucción como estrategia, en este caso como una práctica, entonces ahí si es que la categoría inducción no es pertinente, yo diría iniciativa. La deconstrucción es una iniciativa, es una decisión que tiene la forma de una iniciativa que, en este caso, es mostrar al límite las posibilidades de un concepto, de modo tal que, por ejemplo, ese concepto sea indecidible a fin de que haya, aparezca o advenga otra decisión.
Ernesto Laclau: Sí, diría que la decontrucción procede lógicame amente en su vertiente negativa, en el momento reconstructivo que sería el momento estrictamente hegemónico, en ese caso, presupone decisiones como las que tú mencionas. Tomemos un ejemplo que no es de Derrida sino de Wittgenstein, pero me parece que se aplica bien. En el análisis acerca de cómo apli aplica carr una una regl regla, a, él dice dice:: uno uno no pued puede e apli aplica carr una una regl regla a simplemente. ¿Porqué?, porque si voy a aplicar una regla a un caso particular, necesito tener una segunda regla para saber como la primera regla se aplica al caso particular, y necesito tener una tercera regla para saber como la segunda regla se aplic aplica a y así inde indefi fini nida dame ment nte. e. Ento Entonc nces es,, la co conc nclu lusi sión ón que que él extrae es que uno nunca aplica una regla sino que el caso es parte integrante de la regla misma, es decir que no hay reglas puras o abstractas; ahora, eso implica dos cosas: implica, por un lado, el reconocimiento de la incompletud de toda regla, y por otro otro lado lado,, requ requie iere re el mome moment nto o de apli aplicac cació ión, n, en dond donde e la decisión se hace necesaria. Si eso es lo que se entiende por inducción, estoy de acuerdo con el argumento. Carlos Pérez Villalobos: Con relación a la lógica de la decisión, tengo la impresión que cuando usted la planteó, sacó de la decisión el concepto de sujeto, es decir, puso fuera toda posibilidad de sujeto en el ámbito mismo de la toma de una decisión, en este sentido según entendí, puso como determinan determinante te al evento evento puro –así lo denominódenominó- el evento evento puro que hace finalmente que se determine ahí una decisión. En este sentido, yo puedo entender que la decisión o toda decisión sería arbitraria, pero la pregunta, rescatando algún tipo de concepción de sujeto --usted lo esbozó-- sería con relación a qué ocurre si determinamos la diferencia que podría haber entre un sujeto del enunciado, es decir, el sujeto que habla, el sujeto yo, y el sujeto
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de la enunciación; si sostenemos la hipótesis que efectivamente podría haber un sujeto de la enunciación, este evidentemente sería un sujeto inconsciente y que determinaría al sujeto yo, al individuo, eso nos llevaría a pensar por ejemplo, que la decisión efec efecti tiva vame ment nte e co como mo uste usted d dice dice,, se serí ría a arbi arbitr trar aria ia pero pero no aleatoria; entonces yo quisiera, si pudiera plantear algo respecto a la concepción de sujeto que usted tiene.
Público: Pe Perd rdón ón,, si pued puedo o agre agrega garr ¿en ¿en qué qué qued queda a la resp respon onsab sabil ilid idad ad ento entonc nces es?, ?, si resp respon onsa sabi bili lidad dad es toma tomarr una una dec decisi isión pero pero nadi nadie e toma oma una una deci decisi sión ón,, qué qué pasa pasa con la responsabilidad. Martín Hopenhayn: Siguiendo un poco la pregunta de Elena y también una intervención de Miguel –en la primera fase — quería hacer una pregunta que tiene que ver ver con el contenido de la emancipación. Se trata de la lógica de la emancipación tal como la expusiste en el sentido de dicotómica y continua, y la emancipación como fundamento, pero donde siempre aparece la emancipac aciión como una instancia en la cual lo que es cont co ntin inge genc ncia ia,, azar azar,, irrac irracio ional nalid idad, ad, etcé etcéte tera ra,, qued queda a lueg luego, o, a trav través és de un sal salto to cual cualit itati ativo vo,, una una infl inflex exió ión n o co como mo quie quiera ra llam llamar arse se,, reve revert rtid ido o en una una situ situac ació ión n de co cons nsis iste tenc ncia ia,, de sistematicidad, de reconciliación. A mi me da la sensación, si un reco recorr rre e un poco poco el es espí píri ritu tu de la mode modern rnid idad ad –por –por deci decirl rlo o pomposame amente- que hay otra verti rtiente aso socciada a la secularización en el contenido de la emancipación, que es más bien a la inversa, que es la idea de la emancipación como extatización de la contingencia, un contingencialismo liberado del peso del fundamento, del peso del logos, del peso de la racio racional naliz izac ació ión. n. Es deci decir, r, es esto toy y pens pensan ando do en el es esfu fuer erzo zo de Deleuze por escapar a Platón, o el esfuerzo de Foucault por escapar a Hegel, por llamarlo de alguna manera, o en como Marc Marcha hall ll Berm Berman an recu recupe pera ra un co conc ncep epto to de mode modern rnis ismo mo a lo Baud Baudri rill llard ard y un cier cierto to Marx Marx incl inclus uso; o; co como mo Ro Rort rty y en el libr libro o 32 Contingencia Ironía y Solidaridad nos presenta a Nietzsche y a Freud en relación a cierta capacidad para liberarse de relatos o de metarrelatos –como podríamos llamarlos ahora— y armar sus Rorty, Rorty, Richard. Richard. Contin Cambridge dge:: Contingen gency, cy, Irony, Irony, and Solida Solidarit rity y . Cambri Cambridge University Press, 1989.
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propios guiones de vida o sus propias biografías; o como incluso Vattimo recupera a Nietzsche, y habla incluso de la máscara o retoma el concepto de individuación versus la ratio o versus la racion racionali alizac zación ión.. Entonc Entonces, es, todo todo esto esto me hace hace pensar pensar en qué medida, así como puede haber una tensión dentro de la matriz de emancipación entre la emancipación como quiebre absoluto versus la emancipación como fundamento, ¿en qué medida, la modernidad también está atravesada por dos conceptos que son muy muy tensi tension onan ante tess –inc –inclu luso so bast bastant ante e dico dicotó tómi mico cos— s—,, uno uno la eman em anci cipa paci ción ón ent entendi ndida co com mo rac raciona ionallizac izació ión n y otro, tro, la emancipación entendida como esta experiencia de la liberación?
Ernesto Ernesto Laclau: Laclau: Bueno, voy a tratar de sintetizar un poco. En primer lugar, me parece muy pertinente la distinción que Carlos ha introducido en el argumento. Yo creo que es muy importante establecer la distinción entre el sujeto del enunciado y el sujeto de la enunciación; esa vieja distinción de Benveniste, que después tomó Lacan y que jugó en el sistema lacaniano un papel tan considerable. Yo creo, por ejemplo, que si uno ve en Hegemonía y estrategia socialista , la forma del sujeto que está planteada allí, hay claramente una deficiencia, porque el sujeto en Hegemon Hegemonía ía y estrategi estrategia a socialist socialista a aparece exclusivamente ligado a la idea de posiciones de sujeto. Es decir, de alguna manera está reducida al campo de lo simbólico, a pesar de que Slavoj Žižek estaba tan a favor del libro, ese fue el punto crítico que que él hizo hizo y yo creo creo que tenía tenía razón razón.. Ento Entonc nces es me parece parece necesa necesario rio establ establece ecerr la distin distinció ción n entre entre sujeto sujeto y posici posición ón de suj sujeto. to. En un plan plano, o, el suje sujeto to se manti antien ene e barr barrad ado o, sin sin constituirse plenamente. De otro lado, las posiciones de sujeto pert perten enec ecen en al ca camp mpo o de lo simb simból ólic ico o y so son n los los punt puntos os de identificación, y la concepción de subjetividad tiene que darse en función de esta dualidad. Si tuviéramos solamente posiciones de suje sujeto to,, la teor teoría ía del del sign signif ific ican ante te vací vacío o se serí ría a simp simple leme ment nte e imposible, puede haber significantes vacíos precisamente porque el sujeto es el sujeto del significante, y en esta medida, es el punto de falta, de falla dentro de la estructura. En todo el análisis que estoy tratando ahora de hacer – incluso en el campo de la política— estoy trabajando precisamente sobre esa distinción, entre sujeto de la enunciación y sujeto del enunciado, si uno se mantiene solamente al nivel del
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sujeto del enunciado, uno está en el campo del estructuralismo clásico. Respecto al punto de Martín, también estoy de acuerdo con el anál anális isis is que que hace hace,, es deci decir, r, creo creo que que el prob proble lema ma de la emancipación ya no se da simplemente –como lo decíamos hace un momento, en relación con la pregunta de Elena— como el problema de una emancipación global, sino que se da en un mundo disperso, en un mundo fragmentado, a través de una pluralidad de emancipaciones parciales, que ponen en cuestión a la racionalización o a ésta entendida como lógica secular de la historia.
Raquel Olea: Yo quisiera preguntarle si usted piensa que el femi femini nism smo o estar staría ía dent dentro ro de las las teor teoríías clás clásic icas as de la eman em anci cipac pació ión, n, so sobr bre e todo todo pens pensand ando o en un femi femini nism smo o post post-discurso de la igualdad, que se centra en el extremo femenino de la oposición para pensar la diferencia femenina, pero si usted piensa que estaría ría dentro de las teorías clásicas de la eman em anci cipa paci ción ón ¿cuá ¿cuálles se serí rían an,, a su jui juicio, cio, su dime dimen nsión sión dico dicotó tómi mica ca y su dime dimens nsió ión n de fund fundam amen ento to?? Y teng tengo o otra otra pregunta pero no se si la hago después porque es distinta. Ernesto Laclau: No, adelante. Raquel Olea: Cuando usted habló de la deconstrucción se me ocurri rrió pensar en la transic sición como un concepto ambiguamente basado en la antinomia dictadura y democracia ¿si ¿si en es ese e se sent ntiido se la podr podríía ver como omo un mome omento nto de indecidibilidad, donde la radicalidad de la estructura requeriría de la decisión y cómo vería usted la crisis de la izquierda dentro de ese momento? Ernesto Laclau: Respecto al primer punto, no creo que el femi femini nism smo o pued pueda a se serr vist visto o entr entre e las las teor teoría íass clás clásic icas as de la emancipación, porque las teorías clásicas de la emancipación son so n só sóllo eso, teoría de una emancipac aciión. Yo no esto stoy cuestionando la noción de emancipación en general, lo que digo es que hay emancipaciones, que todas esas emancipaciones no coinciden en un acto único que sería el acto emancipatorio. Por ejemplo, las teorías feministas dirían que si la emancipación de
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las mujeres aparece subordinada a una emancipación humana glob global al,, aún aún no se enti ntiende ende la espec speciifici ficida dad d de su luch lucha a emancipatoria. Lo que trato de plantear en mi trabajo es que hay un arco de la revolución democrática, que es la penetración de los discursos de la igualdad en áreas cada vez más extendidas del tejido social; la revolución democrática empezó a fines del sigl siglo o XVII XVIIII co con n la Re Revo volu luci ción ón Franc Frances esa a y co con n el prin princi cipi pio o de igual gualda dad, d, so sola lame ment nte e afe afectan ctando do al espac spaciio públ públiico de la ciudadanía. Antes de eso, los hombres eran iguales ante Dios, el pri princi ncipio pio de igual gualda dad d no era era un pri princi ncipio pio ac acttuant uante e en el imaginario social pero, con la revolución francesa, comienza la idea idea de crea creaci ción ón de un es espa paci cio o públ públic ico o de igua iguald ldad ad de los los homb hombre ress co como mo ciud ciudad adan anos os.. A la vez, vez, es esto to co coin inci cide de co con n la continuidad de todo tipo de desigualdad en la esfera privada, es decir, sigue habiendo una dicotomía entre la esfera pública y la esfe es fera ra priv privad ada a que que es el pivo pivote te de toda toda la ideo ideolo logí gía a libe liberal ral inci incipi pien ente te.. Co Con n los los disc discur ursos sos so soci cial alis ista tas, s, el prin princi cipi pio o de la igualdad, igualdad, en el siglo siglo XIX, XIX, se extiende extiende a la esfera esfera económ económica, ica, y con todos los discursos de emancipación de distintos grupos en el siglo XX, se extiende a áreas cada vez más complejas del tejido social. Cuando las feministas dicen que lo personal es político, de alguna manera están subvirtiendo toda la distinción tradicional entre el espacio público y el espacio privado, o sea que, en esa medida hay una pluralización de las emancipaciones, pero pero es esas as em emanc ancip ipac acio ione ness ya no co coin inci cide den n co con n el mome moment nto o jacobino único, como un momento ruptural con consecuencias ilimitadas. El se segu gund ndo o punt punto o se refe referí ría a a la tran transi sici ción ón.. Yo teng tengo o muchos problemas con la noción de transición. Desde que yo tengo 20 años la gente se consuela consuela pensando que está viviendo viviendo transiciones de distintos tipos y, en mi experiencia personal, las transiciones han sido un proceso completamente ingobernable. Me ac acue uerd rdo o de las las disc discusi usion ones es aquí aquí en Chil Chile e del del año año 1971 1971,, acerca de los modelos de transición y el caso yugoslavo. La actu ac tual al tran transi sicción ión que que vivim vimos en Chi Chile, le, que que vivim vimos en Latino Latinoamé améric rica, a, transf transform ormó ó en comple completam tament ente e obsole obsoletas tas esa esass disc scu usio siones. Yo creo que el concepto de trans ansición es, justamente, el concepto que tiene que ser puesto en cuestión. Nosotro Noso tross no podemo podemoss vivir vivir la experi experienc encia ia contem contempor poránea ánea en transición, en términos de una transición respecto a algo que
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estamo estamoss valora valorando ndo como como positiv positivo. o. Lo que podemo podemoss hacer hacer es impu impuls lsar ar luch luchas as en una una plur plural alid idad ad de dire direcc ccio ione ness pero pero no pens pensan ando do que que es esas as luch luchas as se sean an o co cons nsti titu tuya yan n mode modelo loss de transición. Esa es la categoría que para mi hay que poner en cuestión. cuestión. Pero de pronto pronto me estabas estabas preguntando preguntando algo distinto distinto Raquel.
Raquel Olea: Sí, yo estaba pensando la transición como un concepto que también contiene las antinomias de dictadura y democracia y, en ese sentido, si se podría ver ese momento de indecidibilidad del que tú hablabas, y el lugar de la izquierda. Ernesto Laclau: Dejemos en ese caso, un poco de lado la categoría de transición y pensemos en el proceso de cómo llevar adelante una sociedad más democrática. Creo que de nuevo allí, no hay que pensar tanto en modelos, sino que hay que pensar en luchas concretas y cómo las luchas concretas se articulan en la producción de ciertos efectos políticos rupturales. Por ejemplo, en es este te mome moment nto o en Arge Argent ntin ina a es esta tamo moss enfr enfren enta tand ndo o una una elección dentro de tres días, que es una elección que puede ser una elección enormemente importante para el futuro del país; se ha formado la alianza entre el FREPASO y el Partido Radical, si esa alianz anza llega a ganar anar las legislativas y se pone en condiciones de ganar las próximas elecciones presidenciales el 1999, muchas cosas van a pasar en estos dos años, pero todas esas cosas ya no pasan sobre la base de modelos, están pasando sobre la base de la realimentación entre sí de una serie de movimientos políticos democráticos concretos. Hay movilizaciones en las provincias pobres, hay movilizaciones a esccala es ala muni unicipa cipall y de algu alguna na maner anera a hay hay que que cre crear una una sobredeterminación de todas esas luchas, para la creación de cier cierto toss efec efecto toss polí políti tico cos. s. Po Porr es eso o creo creo que que la polí políti tica ca de la izqu izquie ierd rda a en es esta tass circ circun unst stan anci cias as es trat tratar ar de impu impuls lsar ar al máxim áximo o toda todass es esttas movi movillizac izacio ione ness con carac aracte terí ríst stiica cass autónomas, y no tiene que tratar de dominar las estructuras partidarias, tiene, al contrario, que insistir en su autonomización y presentar a los partidos como máquinas de ganar elecciones. En la medida en que todas estas formas de protesta social se desa desarr rrol olle len n autó autóno noma mame ment nte, e, es esas as elec elecci cion ones es podr podría ían n se serr el punto de irrupción de nuevas fuerzas históricas. históricas. Toda la idea de modelos está muy ligada también, a la idea del control del poder
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estatal, yo creo que si hay algo importante que está pasando en América Latina hoy día, es que la gente se está dando cuenta que que co cont ntro rola larr el pode poderr estat statal al es co cont ntro rola larr muy muy poco poco.. Un movimiento como el Zapatista en México, que para mi tiene una gran importancia a nivel del imaginario político latinoamericano, es un movimiento que no se dirige al control del poder del Estado, sino que por el contrario, está desarrollando todo un nuev nuevo o imag imagin inar ario io polí políti tico co que que impuls pulsa a una una vari varie edad dad de actividades, ¿no sé si tu estás de acuerdo con esa perspectiva? ace er una pregunta que está stá Nelly Nelly Richar Richard: d: Voy hac relacionada con la pregunta de Raquel y con la respuesta de Ernest Ernesto. o. Tú te refieres refieres a los efecto efectoss político políticoss rupturale rupturaless y la pregunta mía tendría que ver con la relación entre el modelo teórico que tú desplegaste tan brillantemente aquí y, contexto, localidad, localidad, en este caso, caso, post-dictad post-dictadura. ura. Cuando tú hablabas hablabas en la primera sesión de la cuestión de la hegemonía te referías a las fuer fuerza zass de reco recomp mpos osic ició ión n hege hegemó móni nica ca que que se jueg juegan an en la tens tensiión co con n el hori horizzonte onte de un imagi aginari nario o dem democ ocrá ráti tico co radicalizado. Estamos hablando de tensión, estamos hablando de tensionalidad que sería lo constitutivo de esa voluntad de lo polí políti tico, co, y al habl hablar ar de tens tensio ional nalid idad ad es esta tamo moss habla habland ndo o de volu volunt ntad, ad, de gana ganas, s, de dese deseos os –llá –lláme mese se co como mo se llam llamee-.. Si pensamos en el contexto de post-dictadura y si, por ejemplo, releemos lo que ha escrito al respecto nuestro amigo Alberto Moreiras33, él dice que una de las tonalidades afectivas de la post-dictadura sería un estado más bien melancólico depresivo, que tendría tendría que ver con múltiples múltiples efectos efectos de desintensifi desintensificació cación, n, desapasionamiento del sentido y de lo político. Si tomamos en cuenta el consenso y el mercado, por ejemplo, como máquinas que que prod produc ucen en efec efecto toss más bien bien de es esta tand ndar ariz izac ació ión n de las las subjetividades, de domesticación de las hablas, múltiples efectos de desactivación o desmovilización del deseo, de la pulsión de cambios, tomando en cuenta lo que podríamos definir como una de los rasgos del contexto de post-dictadura, esa especie de desactivación pulsional, ¿cómo poner en marcha –tú hablas de lo social como conflictualidad dislocante— esas energías críticas oposicionales, en un contexto en donde aparentemente lo que Moreir Moreiras as,, Albert Alberto. o. “Po “Postd stdict ictadu adura ra y refor reforma ma del pensam pensamien iento”. to”. Revista de Critica Cultural n° 7 (Santiago: 1993). Pp. 26-35.
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estarí esta ría a fall fallan ando do,, prec precis isam amen ente te,, es la fuer fuerza za dese desean ante te o el enganche pasional de lo político?
Ernesto Laclau: Yo creo que en todo proceso de postdictadura, en todo proceso de derrota de un régimen dictatorial, apart aparte e de un prim primer er mome moment nto o de eufo eufori ria a vien viene e despu después és un moment momento o de depres depresión ión,, y eso es inevit inevitabl able; e; es simple simpleme mente nte porque el momento previo a la caída de un régimen ha sido un momento en que uno espera algo absolutamente fundacional a nivel de lo social, después se ve que lo que se puede conseguir a través de la ruptura es una serie de cambios de tipo limitado, entonces, ahí viene una especie de desilución y eso lo he visto constantemente, lo he visto en Grecia después de 1974, lo he vist visto o tamb tambié ién n despu después és de 1974 1974 en Po Port rtug ugal al,, lo he visto visto en España, es decir, hay siempre un momento de desencanto a este respecto. respecto. Probablemente Probablemente el desencanto desencanto aquí en Chile pueda ser incluso mayor por el carácter limitado del proceso de ruptura. Aquí no se rompió simbólicamente a todos lo niveles, sino que hubo de alguna manera un pacto que terminó una dictadura, pero la dictadura sigue operando ahí, controlando el Senado o cosas de ese estilo; o sea que el proceso que tú estás desc descri ribi bien endo do me pare parece ce que que es un proc proces eso o abso absolu luta tame ment nte e gene general ral en todo todo proc proces eso o de post post-di -dict ctad adur ura, a, en todo todo ca camb mbio io revolucionario, en todo cambio ruptural de un tipo o de otro. Pero, por eso mismo me parece que, si uno piensa desde una perspectiva de izquierda, uno tiene que pensar más en lo que Gram Gramsc scii llam llamab aba a guer guerra ra de posi posici cion ones es,, es deci decir, r, proc proces esos os moleculares de transformación a largo plazo, más que en todo ese imaginario jacobino del momento de ruptura total, porque siempre ese momento de ruptura total va ser limitado respecto a sus efectos, pero el cambio molecular de fuerzas que se da en una guerra de posición a largo plazo, eso es algo que puede cambiar las relaciones de la sociedad, aunque sea un proceso muchísimo menos entusiasmante, desde el punto de vista de nuestros imaginarios de izquierda. Pero, ¿hay algo más? Nelly Richard: Sí, la pregunta por el repliegue de la fuerza desean deseante, te, porque porque tu modelo modelo supone supone,, presupo presupone ne una energí energía a crítica y una pulsión de cambio, y cuando esa pulsión de cambio está casi anestesiada, cabe la pregunta por la reactivación.
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Ernesto Ernesto Laclau: Laclau: Sí, me acuerdo de una frase de Unamuno. Unamuno decía, en una de sus novelas, del personaje que que inme inmedi diat atam amen ente te desp despué uéss de habe habers rse e ca casad sado o toca tocaba ba el muslo de su mujer y sentía una gran excitación, unos cuantos años después tocaba el muslo de su mujer y no sentía nada, pero si hubieran desgarrado ese muslo hubiera sido como si hubieran desgarrado su propio cuerpo, de alguna manera esa es la política también. Carlos Pérez Soto: Bueno, creo que lo más importante para mi durante estos tres días ha sido escucharlo y lo primero que quiero decir es que tengo que agradecerle haber podido escuchar un discurso lógico, de nivel filosófico, claro y distinto; yo creo que es primera vez que escucho hablar de la deconstrucción en términos claros y eso es algo que no se usa mucho por acá. A mi me parece que eso es encomiable. He entendido muchos de los problemas que sospechaba porque ahora, claro, entiendo cuáles eran las distinciones y creo que eso es muy útil porque entonces uno recién puede empezar a disc discut utir ir.. En se segu guid ida, a, apar aparte te de es eso, o, yo quie quiero ro hace hacerr tres tres objeciones más que tres preguntas. La primera objeción que es la menos relevante pero quiero dejarla consignada, tiene que ver con un trabajo trabajo previo previo que hemos hecho con textos textos suyos, suyos, sobre la crítica que hace en torno a Hegel, quiero dejar consignado nada más, que hemos ido de sus textos a las fuentes, es decir, a Popper, a Colletti, a De la Volpe y no hemos encontrado nada que que trasc trascie iend nda a el univ univer erso so de Aris Aristó tóte tele less o de Ka Kant nt.. De tal tal manera que yo tengo la impresión que el fantasma hegeliano es un fantasma althuseriano que opera en la articulación de su discurso y que, sin embargo, la imagen que usted hace de Hegel es producto de una serie de decisiones en el sentido fuerte, contingente y posibilista que acaba de describir, más que un argumento nítido que se siga de los textos de Hegel y no de los De la Volpe o Colletti. La segunda cuestión es una objeción un poco melancólica, yo teng tengo o la impr impres esió ión n de que que aquí aquí hay hay un enor enorme me trab trabaj ajo o intelectual, riguroso, detall allado, que culmina en unas conclusiones que son extrañamente simples; trabajemos con la democracia que de hecho tenemos, hagamos lo mejor posible, lo
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mejor, mejo r, lo que que más más poda podamo moss por por me mejo jora rarl rla. a. Yo no sé si era era necesaria tanta lógica para una cosa que, en principio, se ha dich dicho o en todo todoss los tono tonoss y tien tiene e que que ver ver más bien bien con la melan elanccolía olía de la derr derrot ota a que que con lo que que se sigu sigue e de los argume argumento ntos. s. Esa segund segunda a objeci objeción, ón, me permi permite te volver volver sobre sobre algo algo que que veía veíamo moss ayer ayer,, que que es que que la disl disloc ocac ació ión n siem siempr pre e aparece al interior de un discurso. No hay -y usted decía y yo estoy muy de acuerdo con usted- la experiencia pura de la disloc dislocaci ación, ón, no, la disloc dislocaci ación ón es rel relata atada da desde desde un discur discurso; so; entonces lo que a mí me parece es que la dislocación que apare aparece ce en su disc discur urso so co cont ntie iene ne algo algo de triv trivia iali lidad dad,, algo algo de hipótesis ad hoc en el siguiente sentido: por qué han cambiado nuestras vidas, por qué se han hecho inseguras, precarias, la respuesta es: hubo una dislocación, entonces una contingencia pura; yo tengo la impresión de que eso traducido al castellano significa: pasó lo que pasó, no se podía saber lo que iba a pasar, nunca se puede saber lo que va a pasar. Tengo la impresión de que la dislocación es la hipótesis ad hoc que permite describir las rupturas, pero no es cualquier hipótesis ad hoc, sino que es más bien la que surge de la experiencia de la derrota, porque es para los derrotados que la ruptura es una dislocación, los que ganaron siempre ven la ruptura como producto de una voluntad, ven las rupturas como llenas de sentido. Yo tengo la impresión de que son más bien los derrotados los que ven la dislocación como tal y la ven como una especie de evidencia de un sin sentido radical. Entonces, el asunto político es si vamos a darnos una teoría que fue pensada para la experiencia de la derrota o una teoría que abra las posibilidades de una victoria por difícil que sea. Me parece que la política que surge de la idea de la dislocación, es una política en que la victoria es imposible, en que la política no es sino un campo permanente de negociación de derrotas, y el asunto asunto es si nuestr nuestra a derrot derrota a genéri genéricam cament ente, e, cultur culturalm alment ente, e, habrá habrá sido sido tan tan impr impres esio ionan nante te,, que que nos nos obli obliga ga a pens pensar ar todo todo desde la derrota, es decir, desde la negociación. Una idea de la política presidida por una especie de moral del por lo menos, por lo menos ganamos una plaza, por lo menos ganamos un colegio, por lo menos ya no es presidente, por lo menos ya no nos matan en la calle. Entonces, creo que es comprensible que queramos criticar al tota totali lita tari rism smo o polí políti tico co de izqu izquie ierd rda, a, aunqu aunque e la mayo mayorí ría a de
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nosotros no hemos vivido el totalitarismo político de izquierda, sino sino venimo venimoss la exper experien iencia cia del totali totalitari tarismo smo de derech derecha; a; es comprensible que queramos criticar todo totalitarismo, pero no me parece razonable que para evitar el totalitarismo planteemos una política en que sólo lo local es posible. Es cierto que en el planteamiento suyo se pone énfasis en el antagonismo, en la posibilidad de pensamiento estratégico, pero yo creo que a esa racionalidad académica le falta algo que es esencial a la política de izquierda y que es lo planteado por Nelly justamente, le falta –digámoslo así- el entusiasmo de una voluntad que cree que el mundo puede ser cambiado globalmente, es decir, le falta la idea de la realización humana, de la que los intelectuales dudan tan rigurosamente, o le falta la noción de que un deseo que no es un deseo global, no es un deseo real realm mente. Entonces me desconcierta, para decirlo de otro modo, la desproporción que hay entre el enorme aparataje lógico, filosófico, argumental, y la conclusión tan trivialmente reformista, quizás no era necesario rastrear toda la historia de la filosofía para llegar a la conclusión de que sólo se puede lo que se puede, de que de repente pasó lo que nadie esperaba, de que es preferible negociar en vez de abandonarse a la derrota. A mi me parece que, en cambio, esta es justamente la derrota, que el no poder pensar sino en función de la derrota, es la derrota.
Ernesto Laclau: Respecto a Hegel, este es un problema evidentemente de lectura. En Hegel hay una dualidad, por un lado lado,, noso nosotr tros os vemo vemoss el so some meti timi mien ento to de todo todo co cont nten enid ido o concreto al principio de una racionalidad que lo funda, por otro lado, por el hecho mismo de que la racionalidad se extiende a tantos contenidos concretos, la racionalidad misma empieza a teñirse por contenidos, por la concreción de estos contenidos y empiez empieza a a hacer hacer algo que que va más allá de sí misma misma.. Todas Todas las lecturas de Hegel están dominadas por una u otra de este tipo de lecturas, o bien se ve en Hegel el predecesor del marxismo y el predecesor predecesor de una concepción concepción existencial existencialista ista de la historia, o bien se ve en Hegel el primero de los post-marxistas. Yo he tomado una línea en mi lectura de Hegel, que tiende a subrayar el carác arácte terr rac racion ionalis alista ta del del sist sistem ema a hege hegeli lian ano o, llamad amado o panlogicismo, hay otros autores, por ejemplo Slavoj Žižek, que ven en Hegel una prefiguración de Lacan y de el pensamiento del carácter indeterminado de las identidades. Žižek que tiene
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una lectura muy inteligente de Hegel –aunque yo no la comparto — insiste todo el tiempo en señalar aspectos de mi trabajo de los cual cuales es él dice dice que que so son n argu argume ment ntos os hege hegeli lian anos os,, que que yo no reconozco como tales. Lo único que puedo hacer –a menos de dar dar todo todo un curs curso o so sobr bre e He Hege gel, l, que que uste ustede dess ahor ahora a no me agradecerían probablemente— probablemente— sería decir que hagan ustedes su prop propia ia lect lectur ura a y que que vean vean,, más o menos enos,, co como mo orie orient ntar arse se respecto a los textos hegelianos. Los dos otros puntos los puedo contestar conjuntamente, en primer lugar, respecto a la dislocación y la experiencia de la derr derrot ota, a, yo no creo creo que que se sea a cier cierto to que que la disl disloc ocac ació ión n es esttá experimentada solamente por los que han sido derrotados, la dislocación también está experimentada por los que ganan una guerra. Toda la experiencia de ganar una guerra es siempre la experiencia de que la identidad que inició esa guerra ha sido perdida, porque ha tenido que articular fuerzas distintas, porque ha tenido nido que que tran ransfo sformar rmarse se en un proc proce eso de cambi ambio o y entonces, entonces, incluso incluso las fuerzas fuerzas victoriosa victoriosas, s, experimen experimentan tan siempre siempre la dislocación, o sea, la dislocación es un fenómeno com co mplet pletam amen entte ambi ambigü güo; o; es por por un lado ado, un fenó fenóm meno eno exhilarante, un fenómeno de exultación, y por otro lado, es un fenómeno también traumático, y esta doble dimensión de la dislocación está presente en toda experiencia colectiva, tanto en los que ganan en un antagonismo, como los que son derrotados. Respecto a la simplicidad, ahí yo podría contestar con una anécdota de Víctor Hugo que al fin de su vida se le preguntó cuál era la forma más poética de decir cielo azul, y él contestó: la forma más poética de decir cielo azul es decir cielo azul, pero para eso se necesita toda un vida. Se trata de una serie de discursos en los cuales una enorme complejidad –muchas vecesoculta cosas muy elementales, y crear las condiciones para decir cosas tan elementales es, en sí mismo, el resultado de un gran esfuerzo intelectual.
Federi Federico co Galend Galende: e: Yo quiero hac ace er una pregunta relacionada con el problema de la politicidad y el discurso del saber, en el contexto de la modernidad. Uno podría decir, según
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lo que yo he escuchado y, tomando cierto concepto de Lefort 34, que la modernidad se inicia con la muerte de un fundamento exterior a todo el orden social, ahora la impresión que uno tiene es que, disipado ese fundamento, desplazado ese fundamento, un disc discur urso so del del saber aber no es un disc discur urso so que que encar ncarna na un fundamento de ninguna verdad, sino que tiene una politicidad, ente entend ndie iend ndo o co como mo poli politi tici cida dad d la posi posibi bili lida dad d de crea crearr o de constru construir ir un verosí verosími mill que se vuelva vuelva soc social ialmen mente te creíbl creíble. e. Yo podría podría,, por eje ejempl mplo, o, decirl decirle e despué despuéss de haber haber esc escuch uchado ado su semi se mina nari rio: o: mi real realid idad ad no es co comp mple letam tamen ente te igual igual a la que que hubi hubier era a teni tenido do ante antess de es escu cuch char arlo lo,, es deci decirr que que hay hay una una pequeña transformación de mi realidad de reflexión a partir de lo que usted plantea, pero, sin embargo, podría decir a la vez, eso lo debo no a un fundamento que encarne alguna verdad, sino a una politicidad que construye un verosímil que sin ese discurso no estaría. Ahora querría citar el caso contrario, pensemos que en vez de estar aquí, estuviéramos en Alemania, y estuviera el profesor Hegel ahí adelante, entonces, yo también podría decir después de es escu cuch char ar el disc discur urso so del del prof profes esor or He Hege gel, l, que que mi real realid idad ad también tiene una transformación, pero esa transformación yo no la podría devolver al fundamento que el discurso hegeliano enca encarn rnar aría ía,, es deci decir, r, a que que la razó razón n y la tota totali lida dad d podr podría ían n coincidir en sí, sino a la construcción de un verosímil producido por ese mismo discurso. Lo que planteo es que el problema de la muerte del fundamento exterior al orden social, hace que los discursos del saber se organicen no a partir de encarnar un fund fundam amen ento to,, sino sino a parti partirr de la poli politi tici cidad dad que que tien tienen en para para imponer un verosímil. Luego, si esto es así, estaríamos por lo tant tanto, o, fren frente te a disc discur urso soss en pugn pugnas as que que es está tán n liga ligado doss a la construcción de un verosímil, entre los cuales su discurso sería simplemente un discurso de construcción de un verosímil con el cual además estoy de acuerdo, siendo que no estoy de acuerdo con muchos otros discursos constructores de verosímil. Se podría decir que el problema del totalitarismo supone fund fundam amen enta talm lmen ente te,, no el reto retorn rno o de un fund fundam amen ento to,, que que cons co nstr truy uya a la idea idea de una una so soci cied edad ad que que hace hace cuer cuerpo po co cons nsig igo o Ver, Ver, Lefort Lefort,, Cla Claud ude. e. La invens Buenos os Aire Aires: s: invensión ión democ democrát rática ica. Buen Ediciones Nueva Visión, 1990.
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misma, de una sociedad completamente objetiva, sino la ilusión de un fundam fundament ento o políti políticam cament ente e constr construid uido. o. Y podría podría decirs decirse e con co ntra tra es eso, o, el imag imagin inar ario io dem democ ocrá ráti tico co o el conce oncept pto o de indeterminación de lo social, no estaría sino sostenido también en una politicidad capaz de construir esa idea. Ahora bien, voy a la última parte de la pregunta, si uno piensa lo anterior ¿cómo hacer una teoría de la diferencia entre el totalitarismo y la democracia? De hecho no son lo mismo y, en este sentido, la respuesta pudiera ser: bueno no hay una teoría de la diferencia entre el totalitarismo y la democracia, pero si no hay hay una una teo eorí ría a de la dife difere renc ncia ia entre ntre el tota totallitari tarism smo o y democracia, lo que yo no entendería de la exposición es ¿porqué la deconstrucción no opera sobre su propia teoría? No sé si me entiende esta pregunta, es decir, ¿porqué la desconstrucción no opera sobre una teoría que no pudiera hacerse cargo de la fund fundam amen entac tació ión n de la dife difere renc ncia ia entr entre e la enca encarn rnaci ación ón de un fund fundam amen ento to por por part parte e del del tota totali lita tari rism smo o y el prob proble lema ma del del imaginario democrático?
Miguel Miguel Vicuña Vicuña Navarr Navarro: o: Prim Primer ero, o, del del mome moment nto o que que adhe adheri rimo moss en algú algún n grad grado, o, en algu alguna na form forma, a, bajo bajo algu alguna nass con co ndic dicione ioness a algu alguna na cier ciertta idea dea de emanc manciipac pación o de transfo transforma rmació ción n políti política ca o de aconte acontecim cimien iento to de ruptura ruptura y de quiebre de las condiciones efectivamente existentes, desde ese momen omento to,, una una teor teoríía de la pol política tica y de lo polí políti tico co co como mo hegemonía nos resulta muy atractiva y muy estimulante. Quiero dirigir la cuestión hacia un aspecto complementario de lo que podría ser la hegemonía igual a como la explicaba usted, que es el momento de la analítica, desde ella adhiero a la cuestión de la contin contingen gencia cia y a asumir asumir,, puntua puntualme lmente nte,, como como el espaci espacio o del disc discurs urso, o, de la prác prácti tica ca disc discur ursi siva va,, en tant tanto o terr territ itor orio io de lo político, es un momento abismante de esa práctica discursiva, que ha sido llamado dislocación, evento, decisión o como se quiera. Pero,, hay Pero hay otro otro mome moment nto o co comp mple leme ment ntar ario io a es este te de la con co nstru struccción ción o reco recons nstr truc ucci ción ón de la hege hegem moní onía o de la reconstrucción del concepto hegemónico en Gramsci por ejemplo o desde Gramsci o desde la historia del concepto de hegemonía o desde la historia del marxismo, que es el momento analítico, el
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momento del análisis, de un análisis histórico, del análisis del acontecimiento o del evento o de la dislocación, que tiene lugar, prec precis isam amen ente te,, en el es espa paci cio o gene genera rall de lo disc discur ursi sivo vo co como mo territorio histórico. Indudablemente esa confrontación solamente se puede producir en el terreno de la inscripción del evento en una una form forma a de esc scri ritu tura ra,, en una una form forma a de hege hegemo moní nía; a; la experi experienc encia ia de esa esass constr construcc uccion iones es es la experi experienc encia ia de una dive divers rsid idad ad,, de una una se seri rie e dife difere renc ncia iada da de hege hegemo moní nías as o de posibles formaciones hegemónicas, entonces de aquí derivo dos pregun preguntas tas:: una, una, ¿cuál ¿cuál es el moment momento o analít analítico ico de su trabaj trabajo o teórico, es efectivamente un momento deconstructivo, que sería pens pensabl able e co como mo un co comp mple leme ment nto o de la reco reconst nstru rucc cció ión n de la hegemonía?; segundo, ¿desde ese eventual elemento analítico, cómo poder establecer una dislocación de la dislocación, quiero decir, un enfrentamiento, una confrontación de discursos o de inscripciones diversas con respecto a un acontecimiento o al abismo, al abismo que no es uno sino que son muchos abismos porque cada abismo se escribe de distintas maneras, es decir, cómo pensar las hegemonías, no mi hegemonía o la que yo estoy construyendo, o la que nosotros con mis amigos construimos, sino las otras hegemonías, las hegemonías de los enemigos o aquellas hegemonías que odiamos? Última pregunta, esto mismo dirigido un poco a la experiencia latinoamericana de los últimos 30 años, es decir, particularmente a la experiencia que se llama dictadura militar desde los 60s en adelante, la experiencia de la transformación radical de los Estados Nacionales Lati La tino noam amer eric ican anos os,, la expe experi rien enci cia a de lo que que se ha llam llamad ado o transición pero que en realidad es una reestructuración, que parece a una suerte de Perestroika, ¿cómo entender ese evento, ese acontecimiento que ha sido leído de muchas maneras y, en que sentido, en qué medida una teoría de la hegemonía nos permite conducir la reconstrucción hegemónica de la mano de un cierto análisis desconstructivo que nos permita, a la vez, situarnos con respecto a esos acontecimientos, que desde la historia simple, común y corriente, se llaman como reestructuración, dictadura militar?
Ernesto Ernesto Laclau Laclau: Co Con n respe respect cto o a Fede Federi rico co,, poli politi tici cidad dad y verosimilitud: estoy de acuerdo con eso. La construcción de la verosimilitud de un argumento se da, exactamente, en el campo en que las prácticas prácticas hegemónicas hegemónicas tienen que operar, operar, por eso es
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que que la hege hegemo moní nía a siem siempr pre e es una una hege hegemo moní nía a retó retóri rica ca.. Si nosotros estuviéramos no en el campo de la verosimilitud, sino en el campo de la racionalidad pura entonces, en ese caso, no podría haber ninguna práctica que pudiéramo amos llamar amar hegemónica, pero hoy día hay muchísimas tendencias que tratan de ampliar el campo de la retórica. La retórica ya no es un estudio estudio parcial, parcial, limitado a los tropos, a los textos literarios, literarios, sino que la retórica es un tipo de argumentación a través de la cual se constituye el tejido social, de ahí entonces que la categoría de verosimilitud es absolutamente central. Ahor Ahora, a, resp respec ecto to a la cues cuesti tión ón más más insi insidi diosa osa so sobr bre e si la deco decons nstr truc ucci ción ón oper opera a so sobr bre e su prop propia ia teor teoría ía,, para para es eso o yo no teng tengo o una una resp respue uest sta a exce except pto o la resp respue uest sta a de He Heid ideg egge ger. r. Él usaba la palab alabrra destr strucción (destruktion ), pero estaba referiéndose al mismo tipo de argumentación y, si uno socava los los fund fundam amen ento toss de los los argu argume ment ntos os so sobr bre e una una base base de tipo tipo gene general ral,, ento entonc nces es,, tus tus prop propio ioss argum argumen ento toss tien tienen en que que se serr socavados, y en ese caso, ¿qué es lo que pasa? El punto de Heidegger no era probar que existe algún tipo de argumento, de teoría no deconstruible; simplemente era crear un escepticismo total respecto al conocimiento; o sea, uno tiene que moverse dentro del ámbito de esa contradicción que es insoslayable. De todos todos modos, modos, ha habido habido recien recientem tement ente e muchos muchos ensayo ensayoss que tratan las consecuencias de ese tipo de reflexión. Por ejemplo, la deconstrucción de textos literarios respecto a la deconstrucción misma, ha sido muy central en los estudios de Paul de Man. Paul de Man ha tratado de crear condiciones de lectura de los textos que socavan la literalidad de estos, pero en ese caso, ¿qué pasa con mi propio texto? Mi texto también tiene que ser socavado y, de tal modo, una cierta literalidad reemergería. Los demanianos han tratad tratado o de ver alguna alguna seri serie e de consec consecuen uencia ciass retóri retóricas cas,, estratégicas, que se mueven en una dirección o en otra, pero es una cosa aún en curso. Yo no he reflexionado a fondo más allá de este punto sobre la cuestión. Simplemente no estoy seguro. No me reconozco como alguien que hace filosofía, entre otras cosas, porque lo que yo hago no es exactamente filosofía, sino que que lo que que es esto toy y haci hacien endo do es pens pensar ar en el se sent ntid ido o en que que Heid He ideg egge gerr habl hablab aba a del del fin fin de la filo filoso sofí fía a y el co comi mien enzo zo del del
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pensamiento35. Me parece que entre la cuestión de la teoría y el pens pensam amiiento ento,, la líne ínea de dem demarca arcacción ión es muy difí difíci cill de establecer, porque uno puede decir: hubo un cierto pensamiento que se verificaba a través de la teoría y que, por consiguiente, señalaba los límites a la aprehensión teórica del pensamiento que se iba desarrollando ahí, pero eso es especulativo. Finalmente, respecto al punto de Miguel, no estoy seguro si lo he entendido bien, pero yo diría lo siguiente: la dislocación de la discolación, por lo que entiendo, es la forma en que uno opera sobre el discurso hegemónico del adversario, a dversario, ese creo es el tema al cual te referías....
Miguel Vicuña Navarro: No exactamente, sino que todo discurso como inscripción de la contingencia, del acontecimiento, se produce en una serie y en esa serie diferencial hay unas relaciones de dislocación entre unas y otras. En ese sentido preguntaba. Ernesto Ernesto Laclau: Laclau: pregunta cuál era.
Esto Estoy y de ac acue uerd rdo o con eso so,, pero pero la
Miguel Miguel Vicuña Vicuña Navarro: Navarro: La pregunta era la siguiente, supon suponie iend ndo o que que hubi hubiés ése e algo algo así co como mo dos dos vert vertie ient ntes es en tu teoría, en la elaboración y en la reconstrucción del concepto de hegemonía, una vertiente de reconstitución de un orden de lo político y, por otra parte, una vertiente analítica. Erne Ernest sto o exactamente?
Lacl Laclau au::
¿Qué
entiendes
por
analítica,
Migu Miguel el Vicu Vicuña ña Nava Navarr rro: o: Po Porr anal analít ític ica a enti entien endo do una una relación determinada con la historia. El análisis de la historia. El análisis de unos ciertos eventos que tienen lugar en el discurso. Obviament Obviamente, e, hay una relación analítica analítica en una serie de trabajos tuyos, tuyos, particular particularmente mente en Hegemon Hegemonía ía y estrateg estrategia ia socialista socialista, cuando se trata del análisis de la historia del marxismo; ahora, Heidegger, Martín. “El final de la filosofía y la tarea del pensar”. En: Tiempo y Ser . Madrid: Técnos, 2000. 35
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ese anál ese anális isiis, apar apare entem nteme ente, nte, tien tiene e una una rel relac aciión co con n la deconstrucción, la deconstrucción aparece como una dimensión analítica de este pensamiento sobre la hegemonía. Esa era la prim primer era a preg pregun unta ta,, si efec efecti tiva vame ment nte e tú reco recono noce cerí rías as en la deconstrucción un momento analítico complementario de todo el pensamiento de la hegemonía.
Ernesto Laclau: Sí. La respuesta es, claramente, sí. Miguel Miguel Vicuña Vicuña Navarr Navarro: o: La se segu gund nda a preg pregun unta ta era era la pregunta más importante, ¿cómo, desde esa analítica, pensar la historia reciente de América Latina, respecto de, particularmente, unos ciertos eventos que se nombran de cierta manera y que están inscritos de cierta manera, precisamete por que se habla de dictadura, dictadura, de transición transición,, de reestructuraci reestructuración ón de la economía, en fin, y puedes tener toda una serie larga y en la que que se trata rata tamb tambiién de co conf nfig igur urac aciione ones hege hegem mónic ónicas as,, antagónicas, diversas? Ernesto Ernesto Laclau: Laclau: Me vas a perdonar, Miguel, que no te responda, porque para eso tendría que hacer todo un seminario y me parece que eso no se puede responder en tres frases, sería hac hacer todo odo un anál anális isiis de como omo se trad tradu uce una una seri erie de categorías respecto de la realidad Latinoamericana contemporánea y acepto que, simplemente, no sabría hacerlo, porque porque no tengo tengo sufici suficient ente e inform informaci ación, ón, alguna algunass otras otras cos cosas as podría podría decir pero propongo propongo que lo dejemos dejemos para para una discusión discusión futura. Sin embargo, de eso se trata. Willy Thayer: Retomando lo de Federico, voy a mencionar varios motivos, motivos que están referidos a autores distintos. Benjam Benjamin in por ejemp ejemplo: lo: ”trabaj ”trabajar ar con concep conceptos tos que no sea sean n apropiables por el fascismo”. Adorno, “trabajar en una lengua que no sea instrumentalizable”. Artaud, “poner en escena un cuerpo cuerpo inorgán inorgánico ico como como un virus” virus”.. Hei Heideg degger ger,, “la cienci ciencia a no piensa”, calcula, determina, etcétera. Y “como no hablar”, para toma tomarr es ese e moti motivo vo en Derri Derrida. da. Po Podr dría íamo moss pens pensar ar en Borg Borges es finalmente, porque en todas estas instancias, en todos estos moti motivo vos, s, se podr podría ía ver ver una una inte intenc ncio ional nalid idad ad disl disloc ocan ante te en la operación de la escritura. La escritura como una dislocación o como algo que debería escapar, por decirlo así, a cualquier modo
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de apropiación histórica. Con Borges, sin embargo, pareciera que ocurre algo distinto, que es ponerse como lector y jugar con los motivos diversamente, incluso la dislocación se ejercería para todo todoss lado lados. s. Ento Entonc nces es,, la preg pregun unta ta es por por la rela relaci ción ón entr entre e intervención o dislocación política y escritura, ¿cómo percibes allí tu propia operación?
Ernesto Ernesto Laclau: Laclau: Mmm… Mmm…,, en térm términ inos os de toda todass es esas as comparaciones no sabría que decir. Tendría que pensar para ver diferencias. Por ejemplo, una cosa que me viene a la cabeza es que no creo que haya lenguaje que no sea apropiable por el fascismo. Justamente, una teoría de la inscripción hegemónica establece que no hay nada que sea un lenguaje absolutamente puro, que no pueda ser corrompido en su significación, a través de cadenas articulantes de distinto tipo y he visto este proceso ocur oc urri rirr tanta antass vece vecess que que so soy y un poco poco esc scép épti tico co.. Ahor Ahora, a, el prob proble lema ma que que es está táss plan plante tean ando do se serí ría a si es que que hay, hay, en la insc inscri ripc pció ión n hege hegemó móni nica, ca, una una cier cierta ta pecu peculi liari aridad dad,, una una cier cierta ta especi especific ficida idad d teóric teórica, a, probabl probableme emente nte la hay, hay, en rel relaci ación ón con términos que se plantearían como relativamente equivalentes dentro de la filosofía contemporánea. Willy Thayer: Thayer: Tal vez vez es espe peci cifi fica carl rlo o un poco poco más. más. Lo Loss problemas políticos se transformarían en problemas de figuras, sólo tengo problemas escriturarios. Ernest Ernesto o Laclau Laclau:: To Todo doss los los prob proble lema mass polí políti tico coss so son, n, finalmente finalmente,, problemas problemas de escritura, escritura, porque todos los problemas problemas políticos son problemas de inscripción. Willy Thayer: Sí, pero hay una manera de entender esos problemas de escritura en relación a una determi rminada ada concep conceptua tualid lidad ad y, hay otra otra manera manera de entend entender er el proble problema ma político de la escritura, en relación a sus motivos. Ernesto Ernesto Laclau: Laclau: Sí, Sí, pero pero los los moti motivo voss se dete determ rmin inan an a través de prácticas de escrituras también. ¿cómo se constituye un motivo? Este depende de una pluralidad de discursos, de inscripciones y, además, es siempre un motivo ambiguo, porque está participando de discursos que lo contituyen. Es un problema muy interesante, pero es algo que hay que reflexionar.
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Una cosa más que quisiera decir finalmente, en relación tanto a lo de Willy como a lo de Federico, es que la cuestión de la distinción pensamiento-teoría está ligado a una cuestión de los géneros literarios a partir de los cuales el pensamiento tiene lugar, por ejemplo en Heidegger hubo la tendencia a pensar que es a través de la poesía que se tiene acceso a cierta forma de pensamiento que en la teoría no se da. Pero, se puede ver también la teoría como una forma de poesía. Es en lo que Paul de Man insistía, que finalmente todo texto puede ser visto como un texto literario y en última instancia, poético; que no hay, como pensaban los autores conocidos bajo el rótulo de New Criticism, un lenguaje poético que estaría separado, estrictamente, del lenguaje discursivo. Si eso es así, entonces el problema de la forma en que el pensamiento opera, a través de qué medios, de qué superficies de inscripción, es un problema mucho ucho más co com mplej plejo o que que una una simp simplle dic dicoto otomía mía (te (teorí oría, pensamiento), porque lo que empieza a deconstruirse es una noción de lo discursivo estrictamente opuesta a lo poético. Y, aunque la teoría se considere de acuerdo a lo que ella trata explícitamente de hacer, se puede mostrar que ella, como tipo de lenguaje, está haciendo muchas cosas diferentes de las que pretende hacer. De esa manera entonces, la teoría tiene un poder mostrativo que va más allá de lo que a nivel demostrativo consigue operar, y en ese mismo sentido, la teoría puede ser pens pensam amie ient nto. o. Se pued pueden en leer leer much muchos os text textos os filo filosó sófi fico coss de Heid He ideg egge gerr co como mo si fuer fueran an text textos os tan tan poét poétic icos os co como mo los los de Hölderlin.
Nelly Richard: Bueno, si les parece, lo dejamos hasta aquí y agradecemos a Ernesto Laclau por su visita a Chile.
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Bibliografía 2: La cuestión de la política en Post-dictadura. Se presenta acá una breve bibliografía sobre la cuestión de la política en post-dictaduira, es decir, una selección sobre los textos centrales en la discusión sobre los procesos de transición a la democracia y democratización, acaecidos en Chile en los últi último moss años. años. El obje objeti tivo vo de es esta ta se sele lecc cció ión n no es agota agotarr la diversidad de enfoques desarrollados en el país, sino determinar algunos de los ejes de discusión, mediante la presentación de los libros que habrían constituido, al momento de su surgimiento, algú algún n tipo tipo de co conf nfor orma maci ción ón del del ca camp mpo o enunc nuncia iati tivo vo de las las respectivas discusiones que cruzan la escena nacional. Aún así, el criterio de ordenación es estrictamente alfabético. Omitimos referncia referncia a muchos muchos artículos artículos y discusione discusioness relevante relevantess que están edit editad ados os en los los dife difere rent ntes es núme número ross de la Re Revi vist sta a de Crit Critic ica a Cultural, precisamente porque esta revista surgida en 1990, ha sido sido plat plataf afor orma ma de disc discus usió ión n y ha repr repres esen enta tado do una una muy muy marcada tendencia teórica y crítica respecto del proceso chileno y de los debat ebate es teór teóric icos os,, naci nacion onal ale es o int interna ernaccional onales es,, vinculados con tal proceso. Avelar, Idelber. Alegroías de la derrota: La ficción postdictatorial y el trabajo del duelo. Santiago: Editorial Cuarto Propio, 2000. Benjamin, Walter. La dialéctica en suspenso: fragmentos sobre (Traducció ción n e introd introducc ucción ión,, Pablo Pablo Oyarzú Oyarzún). n). Santia Santiago: go: historia . (Traduc Editorial ARCIS-LOM, 1996. Brunner, José Joaquín. Un espejo trizado: ensayos sobre cultura y Santia iago go:: Facul Faculta tad d La Lati tino noam amer eric ican ana a de polític políticas as cultural culturales es. Sant Ciencias Sociales, 1988. - Globalización cultural y postmodernidad . Santiago: Fondo de Cultura Económica, 1998. Collingwood-Selby, Elizabeth. Walte Walterr Benjam Benjamin in:: la lengu lengua a del del exilio . Santiago: LOM ediciones, 1997.
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Autor: Ernesto Laclau, Argentino de renombre internacional, ha impa impart rtid ido o clas clases es en dive divers rsas as univ univer ersi sida dade dess amer americ ican anas as y europeas, (Essex, Bufalo, etcétera), y es autor de numerosos libr libros os y artí artícu culo los, s, que que lo han tranf tranfor orma mado do en una una refe refere renc ncia ia obli obligat gator oria ia tant tanto o para para filo filoso sofí fía a polí políti tica ca,, so soci ciol olog ogía ía,, es estu tudi dios os lite litera rari rios os y cult cultur ural ales es.. Entr Entre e sus sus más más dest destac acad ados os libr libros os se encuen encuentra tran n Hegem Hegemoní onía a y estrate estrategia gia soc social ialist ista a (1985 (1985,, en coautoría con Chantal Mouffe), Emancipación y Diferencia (1996). Editor: Serg Sergio io Vill Villal alob obos os-Ru -Rumi mino nott tt,, ca cand ndid idato ato a doct doctor or en Literatura, ha trabajado en sociología política y filosofía y sus artículos versan sobre post-dictadura, literatura y crítica cultural.
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