Filosofía de la Praxis,
Análisis del texto En la introducción del libro Sánchez Vásquez, se propone a explicar tres aspectos principales que se ha de tomar en cuenta para la comprensión cabal del texto. El primero se refiere a la aclaración aclaración terminológi terminológica ca de la palabra praxis, praxis, el cual se empleará empleará a lo largo del libro diferenciándola descartando la palabra práctica, por no contener dado su uso cotidi cotidiano ano y manido manido el nuevo nuevo carácter carácter signif significat icativo ivo y filosó filosófico fico que el autor autor le pretender dar. Praxis también adquiere adquiere otro significado a la original griega, al cual hace referencia a la acción practica que tiene su fin en si mismo, por ejemplo la acción moral, sin embargo para el autor autor praxis lo entenderá como la actividad práctica transformadora generando un producto material el cual antes se presentaba como una idea o fin. Aquello es justificado teniendo en cuenta que si tuviera que plegarse a un término original lo más cercano sería optar por poises, ya que este término hace referencia a la actividad creadora, que produce algo externo al agente. pero hoy en día poiesis a adopta adoptado do otro otro signif significa icado do muy lejos lejos de su origin original, al, cohibi cohibiénd éndola ola ahora ahora como como una actividad actividad creadora creadora meramente meramente en un cierto aspecto, aspecto, que que es el de la poesía; de ahí la necesidad de usar praxis ahora en un sentido actual pero más amplio, que remite a una actividad creadora y trasformadora. Otro aspecto o punto es con referente a lo que llama la “conciencia ordinaria de la praxis”, su estudio es importante porque para entender la praxis propiamente dicha, habría que diferenciarlo de su actividad y concepción vulgar; vulgar; es decir la ordinaria. Por eso eso Sánc Sánche hezz Vásq Vásque uezz prec precis isaa en esta esta part partee que que si bien bien la prax praxis is ente entend ndid idaa concientemente solo se da en un momento momento histórico, esta implica la superación a la vez histórica histórica del idealismo el cual también se alza sobre está práctica ordinaria ordinaria que mira la realidad en su pura inmediatez. En ese sentido la praxis deslinda de ambos conceptos: una por concebir la realidad en su pura experiencia e inmediatez y la otra por aislar la realidad en conciencia. Por Por eso el auto autorr advie adviert rtee que la praxi praxiss mater material ial al nega negarr al ideali idealism smo o y más más exactamente “a las formas más desarrolladas del idealismo (Kant, Fithte y Hegel)” si bien por ello no debe caer en una concepción objetivista, objetivista, mecanicista o científica de la realida realidad, d, así sea en un materi materialis alismo mo en su forma forma dialéc dialéctica tica,, mucho mucho es menos menos es la vuelta a una captación de la realidad más simple y prefilosófica que es la del sentido ordinario o común, que ve la realidad solo en su aspecto útil, de ahí la necesidad de contraponer a hacia esta práctica para una “recta comprensión de la praxis” y elevarlo de su aspecto espontáneo y reiterativo propio del sentido común al aspecto creador y legítimo que le corresponde. El sentid sentido o el homb hombre re del del sent sentid ido o comú común n o ordi ordina nario rio de la prax praxis is se diferen diferencia cia básicamente por su creencia de “estar en una relación directa e inmediata con el mundo de los actos y objetos prácticos. Sus nexos con este mundo y consigo misma aparecen ante ella en un plano ateórico”. Esta negación de la teoría que lo lleva a actuar solo en base a las exigencias prácticas de la vida cotidiana, no se debe entender en un sentido absoluto, como si el sujeto en este actuar solo concibiera lo percibido o como un “hecho desnudo”, ya que todo hombre por el contrario a pesar pesar que en cierta manera su acción exprese como un puro actuar, como es el caso de la conciencia ordinaria, actúa en un
sentido teóricamente, por el motivo de que es un ser social e histórico, es decir todo hombre lleva consigo un conjunto de ideas previas dadas socialmente que deter minan su modo de actuar y concebir la realidad, es lo que se conoce como ideología. El problema radica entonces no una ateoricismo absoluto, sino en su limitada capacidad de teorizar, justamente porque la conciencia ordinaria se manifiesta como una negación de la teoría. Es evidente que una actitud así implica también una mirada pesimista sobre la realidad en relación a su trasformación social, Sánchez Vásquez nombra como ejemplo a Shopenauer, a esto habría que agregar que actualmente la filosofía posmoderna de índole conservadora niega todo proyecto de transformación social, y defiende una postura pragmática de la realidad arguyendo que los discursos fuertes o metarelatos característicos de la modernidad han fracasado y solo nos queda aceptar la realidad tal como es, es sus diversos discursos o “juegos de lenguaje” e interpretándola . De esta manera la conciencia ordinaria encuentra su lugar justificado por una filosofía que abandona y sacrifica consigo mismo la capacidad de abstraerse hasta un plano teórico que busque comprender la totalidad, característica inherente a toda filosofía. La conciencia en su encuentro con el objeto no solo lo capta como una existencia en sí, “sino que existen en su significación práctica, en cuanto que satisfacen necesidades inmediatas de su vida cotidiana”. Es decir la significación práctica de estos objetos escapa de todo vínculo con el sujeto, por eso el autor afirma que la conciencia ordinaria “ignora que por el hecho de significar, de tener una significación práctica, los actos y objetos prácticos solo existen por el hombre y para él”. Esta significación objetivista reduce lo práctico a una sola “dimensión” que es la practico-utilitario. En ese sentido ésta visión coincide del hombre burgués propio de un sistema capitalista, porque lo práctico es lo productivo como ganancia o más exactamente la plusvalía, dejando de la lado la relación intrínseca con el sujeto, y por ende éste queda marginado o sino convertido en una pieza más de este proceso, ya que ha perdido todo control real sobre su objeto, y este le presenta ahora como el controlador o paradójicamente “sujeto del sujeto”, es a lo que Marx lo definirá en sus textos enajenación y más exactamente en su estudio agudo de la sociedad capitalista como el proceso aquel que lleva al “fetichismo de la mercancía”. Es también en esta sociedad donde conciencia ordinaria hace su presencia en relación a la politica en su sentido meramente práctico, o utilitario y por lo tanto a la vez despolitizado, ya que la politica solo s emanifestara de manera restringida a quellos que lo busquén o hagán carera con ello, los demás están ajenos a está practica y por lo tanto se crea así una despolitización al punto de ver en ella una ejercicio infructifero no “util”. Es así que la “ despolitización crea un inmenso vacío en las conciencias que sólo puede ser útil a la clase dominante al llenarlo con actos, prejuicios, hábitos, lugares comunes y preocupaciones que, en definitiva, contribuyen a mantener el orden social vigente”. En ese sentido valga aclarar también que no solo las prácticas políticas, lse ven afectadas por esta mentalidad, sino también las también las artísticas y obviamente las revolucionarias, por el mismo hecho que en la sociedad burguesas no atienden a sus demandas utilitarias inmediatas, estas solo producirá un “placer estético en uno “ y desorden caos en el otro. El autor para finalizar en esta aspecto en lo que respecta a la conciencia ordinaria de la praxis, concluye que solo una praxis que englobe en su totalidad toda actividad práctica; es decir que rebase esta concepción utilitarista de la práctica, y vea el trabajo, la política
el arte etc, en sus “dimensiones antropológica gnoseológica y social, será válida. De esta manera se presentará superado, ya que el hombre se mostrará conciente de su práctica real – o sea praxis- viendo ella no una práctica individual e egoísta , sino social, como a la vez no como una práctica meramente utilitarista objetivista sino como producto suyo elaborado concientemente. Sin embargo aquello es sólo es posible primero considerando que esta practica real o legitima a existido a lo largo de toda la historia, aunque de manera inconciente y mistificada al cual solo en un momento histórico determinado puede tomar conciencia de su carácter real.
Quedando clara esta diferenciación el autor pasara a un breve repaso histórico de la conciencia filosófica de la praxis desde la Grecia antigua, pasando por la conciencia renacentista, seguido por la praxis productiva propia de la conciencia burguesa hasta el momento histórico lo que llama la reivindicación plena de la praxis. En la Grecia antigua la conciencia praxis se encuentra prácticamente rebajada, dado que era vista como una actividad innoble carente importancia real para el hombre. Esta visión es comprensible teniendo en cuenta que para los griegos el hombre es tal como es sólo en la plena actividad teórica o contemplativa, al cual solo podría darse alejado de esta actividad envilecedora y confusa que es el trato con las cosas, propias de una actividad esclavizante. Por lo tanto el trabajo u tras actividades como el arte ocuparan un papel secundario, por lo visto que al griego “le interesaba sobre todo el dominio del universo humano, y con ella crear y desarrollar esa peculiar realidad humana, social, que es una innovación en el mundo antiguo: la polis”. La idea entonces de que el hombre se alza o se hace mediante el trato con las cosas transformándolas, aun era difícil percibirlo para la época esclavista griega, en ese sentido la práctica se encuentra desligada de la teoría. Vemos así en Platón y Aristóteles que la contemplación esta por encima de toda actividad. En el primero se manifestará en su conocida teoría del mundo de la ideas, donde lo real o verdadero solo se hace presente en un mundo al cual sólo se puede llegar mediante el intelecto, ya que los sentidos solo son obstáculos para su conocimiento. Mientras para el segundo si bien difieren en su modo de concebir la realidad, comparten sin embargo está actitud de desprecio por lo práctico, esto se refleja por ejemplo al considerar que la vida teórica es aquella en la que el hombre actua teniendo como por objeto “lo que es óptimo por sí mismo” y la considera la más humana, verdadera y virtuosa. En el renacimiento si bien es cierto se reivindica el trabajo en cierto sentido, ya que es visto ahora como la actividad indispensable que permite generar la producción de conocimientos, así como se reconoce como causa del progreso humano, no deja empero de ocupar un lugar secundario, ya que ésta solo es vista como lo que hace “posible o prepara ese estado propiamente humano que es la contemplación. El trabajo físico así le sirve de base a lo teórico. Pasado el renacimiento, el autor se enfocará ahora a la “praxis productiva de la conciencia burguesa”, ésta esta ligada a los intereses de esta clase que obedece a su proceso histórico de consolidación del capitalismo. Su preocupación se centra sobre todo en la producción, trasformación de la naturaleza, y así dominarla y ponerla al servicio de hombre, pero no al hombre en general, sino al hombre burgués. En ese
sentido el trabajo y por lo tanto la actividad práctica en relación con la teoría se muestran más cercano que nunca. La ciencia esta al servicio de la practica y dominio de la naturaleza. Esto se hace puede apreciar por ejemplo en los pensamientos de Bacon, Descartes, sin bien cada uno difiere en lo que respecta a la fuente del conocimiento – empirista el primero racionalista el segundo- los coinciden en el ensalzamiento de la producción, de la transformación guiada de la ciencia. Pero esta transformación y producción solo es vista como producción utilitaria, dejando de lado al “sujeto de este proceso, al productor, al hombre trabajador”. Por último en el proceso nos vemos con la reivindicación histórica plena de la praxis, la cual se manifiesta en las teorías desarrolladas por Marx y Engels. Sánchez Vásquez repasa brevemente el recorrido de este proceso historico, donde la praxis sólo se elevara superando la tesis que defiendo solo su aspecto “productivo” propio de época. Y esto se da al momento en cuando Marx pone en cuestión al planteamiento de los economistas clasicos, del siglo XVIII (Adam Smith, David Ricardo, etc) que si bien se reconocen el trabajo como fuente de toda riqueza, esta tesis según Marx, no ha sido llevada hasta sus ultimas consecuencias, que seria ubicar al agente o sujeto principal en este proceso, que es el hombre trabajador, específicamente el obrero. Sin embargo para Marx este silencio se debe en virtud “al punto de vista de clase” de los economista clásicos. Esta verdadera concepción de la praxis deja de lado su carácter meramente productivo o económico, considerando ahora que el hombre no solo produce en el tr abajo, sino que el mismo trabajo realza al hombre, es decir no solo transforma una materia dada sino que el mismo se va trasformando, lo cual implica una relación dialéctica entre el sujeto y objeto que conduce a considerar al hombre esencialmente como un ser creador y activo, pero a la vez considerar su actividad no como mero ejercicio individual, sino social. Por consiguiente la praxis se muestra como el eje articulador de todas las dimensiones filosóficas humanas: Antropológica – puesto que el hombre es lo que es en y por la praxis, Histórico – puesto que la historia es en definitiva historia de la praxis humana-, sino también gnoseológico – como fundamento y fin del conocimiento, y criterio de verdad – y ontológico – ya que el problema de las relaciones entre hombre y naturaleza, o entre el pensamiento y el ser, no puede resolverse al margen de la práctica. Un aspecto importante es cuando se hacer referencia al escrito de Marx sobre la tesis de sobre feuerbarch, basándose especialmente en la onceava tesis, se llega considerar a la filosofía propuesta por Marx, como el giro que se da en torno a su actividad teórica, ésta ahora seré vista ahora en su relación conciente con la práctica, alejándose del carácter meramente interpretativo de las filosofías tradicionales. De ahí que el autor del libro, establezca una frontera en la manera de concebir está categoría de la praxis en el pensamiento marxista el cual determinara su correcta interpretación. Estas frontera o división consiste en ver primero al marxismo anclado aun en la interpretación al no hacer de la praxis su categoría principal, ya que esta posibilita su no aislamiento teórico o práctico, y por lo tanto en su negación como mera interpretación, o sino verla justamente por su ubicación de la praxis como la categoría principal, se mostrara consecuente la onceava tesis, que reclama su vinculación con la práctica transformadora. Ya que no se trata de oponerse al idealismo en su forma más especulativa invirtiendo a su opuesto materialista a pasear que está se muestro
dialécticamente, sino se trata de transformar el mundo, es decir como teoría de la praxis.