Ética y Fraude
Presentado por: Hoover David González Soto, 1626950-3148
Dirigido a: Diana Marcela Soto Martínez
Universidad del Valle Facultad de Ciencias Exactas Escuela de Química Pura Cali, Colombia 13 de marzo del 2017
Ética y Fraude La ciencia, al contrario de lo que a la vanidad del hombre le gusta creer, no existe por él ni tampoco es para él… la ciencia, o por lo menos la de verdad, existe por y para el saber. No obstante, sólo el hombre es capaz de hacer ciencia y, por tanto, no se puede hablar de ciencia sin ética porque lo que la ciencia busca es, en últimas, siempre la verdad. ¿Pero qué es la ética? ¿Y por qué no se le puede separar de la ciencia? ¿Acaso es posible que, en determinadas circunstancias, sea válido perpetrar fraude? ¿Y qué relación tienen estas preguntas aparentemente aleatorias? Hay que decir que las definiciones de ética, a diferencia de las de ciencia, son tan numerosas como gotas de agua en el océano. Acorde a la Real Academia de la Lengua Española, la ética es la disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano –una definición que, en mi opinión, dice algo para ocultarlo todo –. Pues, por culpa de tales aseveraciones, se tiene la noción d e que la ética es una especie de recetario con fórmulas infalibles para cada situación y, lo que es peor, se cree que el bien y el mal son cosas absolutas. Cuando, en realidad, lo bueno y lo malo lo determinan las circunstancias y no ese ser absoluto que el hombre creó y le puso Dios. Este ensayo, para fortuna y dicha de todos, no usará definiciones tan ambiguas como las usadas por la “¡elocuentísima!” Real Academia de la Lengua Española. No, aquí se usara la definición apropiada de ética –la propuesta por Fernando Savater en su libro “Ética para Amador”–. Una definición que, además de ser increíblemente verídica, me parece sorprendentemente práctica pues, a diferencia del resto de la filosofía de salón, sí tiene aplicaciones en la vida real. Quizás le convenga, o quizás no, que le expliqué en qué consiste la definición de ética propuesta por Fernando Savater. Lo que dice Fernando Savater de la ética es: “la ética es el medio por el cual, el ser humano, parte en búsqueda de la felicidad”. Y es que, sépalo bien, la ética no le compete ni a las plantas ni a los castores ni a las abejas. La ética es una cosa que atañe meramente al ser humano porque sólo el ser humano posee ese veneno llamado libertad. Por ejemplo, una abeja se distingue de un químico por el hecho de que ella no puede elegir entre producir miel o producir ácido sulfúrico … el día en que las abejas produzcan ácido sulfúrico, bueno, ¿para qué perder el tiempo hablando de un día que nunca llegará? Esas cosas sólo se hacen en el arte y la literatura. Todo lo que se ha dicho hasta ahora sobre ética, se puede resumir en una sola frase: “la ética es el arte de elegir”. Lógicamente, el verbo “elegir” no hace referencia a escoger la primera opción que se nos cruzó por la cabeza sino que es analizar, con profusión, una idea antes de realizar nuestra elección. Por otro lado, no hay ética en el acto barbárico de optar por algo solamente por pereza de tener que pensar en una
opción mejor y, aunque algunas personas le llamen a eso ética de urgencia, es bueno recordar que tal cosa es un error – un error lleno de defectos –. También se debe recordar que la ética en muchas ocasiones, sino es que siempre, se vale de medios inmorales para hacer lo que es correcto y eso es lo que significa, verdaderamente, la frase de Nicolás Maquiavelo: “el fin justifica los medios”. Además, la ética es independiente de la moral, repárese nada más en cómo en el siglo XVI era moral quemar a alguien por la mera acusación de brujería – una práctica que es, a mi parecer, divinamente cruel y divinamente bella –. Llevó una página entera hablando de ética y, a pesar de que el tema parece no agotarse nunca, la verdad es que ya lo agoté. En los siguientes párrafos se hablará de plagio, fraude e, indudablemente, se hablará de cómo ambas cosas caen en ese océano de saber al que los poetas llaman ciencia. Escribir es crear, pero transcribir es plagiar. A pesar de que la verdad nunca es tan simple como eso, hay ciertos aspectos artísticos que considerar con respecto a lo dicho anteriormente: en la literatura, es posible parafrasear a un autor para crear algo aun mejor, o puede copiarse la frase al pie de la letra, pero respetando la propiedad del escritor al aludir a este en una cita directa o indirecta (acción que recibe el nombre de plagio creativo y que se distingue del mero plagio por ser un acto no punible). Sin embargo, en la ciencia, se deben referenciar todas las fuentes consultadas para mostrar la validez de la investigación realizada. El arte no adolece de la enfermedad del fraude, puesto que este nunca requiere demostración. Los experimentos, en cambio, precisas de una larga y tediosa lista de evidencias para probar su autenticidad y enriquecer a toda la comunidad científica. Infortunadamente, los experimentos deben repetirse una y otra vez para ser provechosos, puesto que sólo así se puede concluir si la teoría es consistente con la práctica. Pero cuando un científico, por fines altruistamente egoístas, altera o manipula evidencia está incurriendo en un pecado que recibe el nombre de fraude y que no tiene redención. Porque quién comete fraude, no juega solamente con su investigación sino también con la reputación de todos aquellos investigadores que la usaron en algún experimento. Basta con leer algunos artículos, que más que noticias parecen horrores salidos de una película de terror, para cerciorarse de la poca integridad ética y mor al de gente de tan baja categoría. Por ejemplo, el caso del profesor de química Pattium Chiranjeevi en donde falsifica más de setenta documentos y en no más de tres años. Ese hombre debería ostentar el muy merecido título de campeón mundial del fraude, pero es una lástima que en nuestra sociedad no se premie semejante hazaña. Después de haber leído este texto, creo que todos deberían estar en capacidad de inferir sus propias conclusiones, pero si se me permitiese la libertad haría las siguientes: En primer lugar hay que decir que aunque el bien y el mal no sean cosas absolutas, se debe escoger siempre la opción menos mala, puesto que está opción es
la que presenta menos pérdidas. También hay que agregar que a pesar de que la ética sea un arte de circunstancias, esto nunca puede ser una excusa para perpetrar el fraude, puesto que la única razón por la cual existe la ética en la ciencia es porque los seres humanos son los únicos capaces de hacer ciencia… y la ética, como se dij o previamente, es inherente al ser humano.