ENSAYO- La Edad de La Punzada

como aquel hombre que tiene moto, que le daría un prestigio y una seguridad además de tener una conducta rebelde. Pese a que tenía todas las comodidades posibles, así como unos padres que nada le negaban a excepción de cuando reprobaba, no lograba entender como podría ser el peor hijo si lo consentían como a nadie, el que reprobaba de tres a once materias. Razonaba la situación y se encontraba entre el niño de mamá y el joven maleante, recordando que desde niño nunca le había gustado que sus mundos se juntaran y pese a ello estaba pasando, en la escuela era uno, con sus amigos otro y el tercero era el que sus padres creían que era. Xavier tenía una relación inestable con sus padres, en especial con su mamá, con quien tenía riñas constantes, así como diferencias y peleas por la actitud que el tenia y el que ella le producía. El autoconcepto que él iba desarrollando no era el más agradable para él, lo único que lo mantenía con una actitud ganadora pese a no tener nada que ganar, era el consuelo de saber que tenía una moto que no cualquiera de sus amigos podía tener, que tenía buena puntería con los gargajos y que algunas niñas lo saludaban para pedirle dar una vuelta en moto. En un mundo cambiante, de asistir a un instituto donde era una escoria para los profesores y donde no había una sola niña a su lado, al pasar a aquel otro mundo de preparatoria mixto donde se encontraba entre mujeres y no solo hombres, era la gloria para él, pese a que ellas algunas muy sangronas se burlaban de él como los demás niños. Sus intereses cambiaban y con ello su forma de pensar y de actuar, no siempre para bien pero a veces tampoco para mal. ¿Qué cambios físicos y psicológicos tiene el adolescente? Los cambios biológicos en la pubertad de Xavier le provocaban angustia ante la intriga de observar como todo físicamente le crecía disparejo no dejando de crecer, estando más visibles aquellas características sexuales secundarias que sobresalieron cuando Xavier se observó en el espejo viendo el aspecto que tenía; una cara de niño con orejas grandes y donde la boca y la nariz le había crecido aquellas púas que brotaban en la zona del bigote y esas espinillas sobresalientes que tanta vergüenza le provocaban.