IDENTIDAD NACIONAL, COMO NUEVO CAMINO A UN VERDADERO DESARROLLO SOCIAL Y ECONÓMICO DEL PAÍS.
Para hablar sobre identidad nacional primero debemos saber lo que esto significa. La identidad nacional, por su parte, es una condición social cultural y espacial. Se trata de rasgos que se relacionan a cierta territorialidad, a la sangre y al origen, como una esencia inalterable formada por un pasado remoto. Decir que el problema de identidad nacional puede sonar trillado en nuestra sociedad es válido, pero que solo abarque un ámbito social apartado de lo político y económico no es correcto, puesto que la mística de una real mas no ideal identidad nacional puede también permitir que las otras áreas se desarrollen como voy a proponerlo en este ensayo. Para entender un poco como es que la transición de una identidad puede cambiar y alienarse por diversos fenómenos sociales debemos tener presente nuestra historia como forjadora de nuestras costumbres y nuestra esencia como nación, se puede hablar de un problema de razas o de rasgos étnicos para entender un poco el porqué de los trechos sociales. La diversidad cultural de nuestro país crea un sistema complejo de costumbres, de creencias y diferentes formas de pensar que hace difícil tener una identidad nacional ³común´ para todos los peruanos. Para tratar el tema de identidad nacional sería importante, primero, definir identidad para luego analizar su evolución en el Perú. Este tema es importante no solo por el hecho de reconocernos, del saber quiénes somos sino que con este
reconocimiento podemos señalar un punto de partida para la integración de nuestra diversidad. La identidad nacional en nuestro país ha sido siempre un tema difícil de abordar, ya que si bien todos vivimos como peruanos, nosotros creemos (implícitamente o no) que estamos jerarquizados o segmentados, podría ser por raza: el criollo, el indio, el mestizo, el chino etc, o segmentados por nivel socioeconómico, entre otras clasificaciones; además de esto existe otro problema, el que en el Perú la gente para definir su identidad parte del hecho de lo que no se es o de lo que no se ha sido, con lo cual aparte de agregar un ingrediente de pesimismo por el hecho de hacer ³recordar´ lo no alcanzado, puede percibirse además la creación de una diferenciación entre ellos y los demás.La diferenciación en expresiones diversas crea racismo y divergencias, se vuelve un tema de ³importancia en particular cuando entra en la esfera pública, cuando los valores explícitos o subyacentes pasan a ser usados para definir la vida y cultura política de la sociedad. Así, al analizar una coyuntura de un país, se puede rechazar, o no, la validez de centrarse en la diferencia de género, por ejemplo, étnico-racial´ Analizando el porqué es difícil identificar cual es nuestra identidad nacional, podemos encontrar que a los peruanos les falta nacionalismo, pero... ¿Cómo habría de saber que es el ser peruano con la multiculturalidad que presenta el país? Entonces, si vemos el pasado podemos encontrar que este problema proviene desde la época en donde todavía se discutía el futuro del Perú. En la confederación Peruana-Boliviana Santa Cruz intentó mantener las relaciones comerciales coloniales con Bolivia ya que no solo existían los caminos necesarios para los comerciantes sino también similares costumbres, creencias y razas (del sur del Perú y Bolivia), sin embargo
la
clase
aristocrática
de
Lima
quienes
tenían
negocios
principalmente con Chile por medio de la costa Pacifico se vería afectada,
es entonces que comenzó una guerra entre el grupo de Santa Cruz y los aristocráticos. Es en esta época donde el racismo logró su máxima expresión desde que comenzó la Republica, fue la pluma de Felipe Pardo y Aliaga quien se encargó de crear diversos artículos y poemas contra el indio invasor de Santa Cruz, ³el delito no era ser conquistador, sino que un ³indio´ se atreviese a serlo´ .Es importante también mencionar que la etapa post colonial, mientras el Perú se iba estructurando como republica, fue la ausencia de un sentimiento de nacionalidad por parte de los que participaron en la independencia la que influyó
para
que
la
identidad
nacional
no
existiese
o
fuese
confusa.Actualmente el Perú se encuentra en una etapa de integración, donde los provincianos, la población que siempre fue mayoritaria esta influyendo de forma significativa con las costumbres, ideas e incluso su música. Las leyes están cambiando para tratar de igualar las posibles diferencias que pudiéramos enfrentar frente a la sociedad, están tratando de poner un marco de respeto entre las culturas/costumbres que tienen diferentes características que permita que estas interactúen permitiendo así armonía.
1.
ANTECEDENTES GLOBALES GLOBALES Y NACIONALES DE LOS FENÓMENOS QUE MARCARON LA IDENTIDAD.
La primera causa importante del problema la encontramos en nuestro pasado histórico. Para constituir una comunidad nacional es necesario construir un sentimiento de comunidad. En el Perú no se dio; por el contrario, se fragmentó. A comienzos del siglo XIX, se logra la
independencia pero con ella no se concretaron la igualdad ni la autonomía. La mayoría de la población pertenecía a un estrato social discriminado; y el estado estaba conformado únicamente por españoles y criollos. Para justificar el dominio criollo se usaron argumentos basados en las desigualdades económicas, sociales y biológicas. Los criollos se sentían más identificados con la cultura española, y los indios sentían que eran excluidos y apartados. Simplemente no pertenecían.
Es quizás en 1684 cuando se usa por primera vez el término ³raza´ por el filosofo francés Bernier, quien ayudado de la antropología física, destinada a la clasificación y estudio de las razas logra dividir la raza humana en 4 ó 5 según el sentido moderno de la época. época. ³No hay odio racial porque no hay razas´ 1 esta idea utópica de José Martí nos muestra la idea de los librepensadores sobre las razas, en la época contemporánea cuando el liberalismo empezó a posicionarse como la ideología con mayor proyección, dando paso a nuevas tendencias escudriñadas entre esta, tales como el materialismo y el nihilismo. Dejando de lado el panorama global intentemos dar un alcance corto a los problemas que acrecentaron nuestro trecho social, que son las preguntas de donde y como empezó el abismo social en nuestro país, aquel abismo del que se atrevió a hablar Jorge Basadre, principal historiador de la guerra del pacifico, y es que Basadre decía que el motivo por el cual perdimos la guerra fue porque nuestro estado carecía de una nación, lo que producía grandes diferencias económicas y sociales, ³en el Perú el rico es muy rico, y el pobre es muy pobre´. 2
1 2
José Martí Jorge Basadre
Lo que vengo ahora a decirles no es algo nuevo pero que muchos olvidan y es la razón de que se culpe al provinciano pobre o al más adinerado de los problemas que acaecen en nuestro país; En el Perú nuestro desorden social viene desde épocas antiquísimas, ya que somos herederos de un imperio, aquel que se caracteriza por el dominio de un estado sobre otro. ³Quien crea que el proceso nacional actual es distinto al de su historia está equivocado, pues somos y cargamos con muchos temas no resueltos de nuestro pasado y que una y otra vez nos confrontan con viejos problemas como si fueran nuevos y con viejas soluciones vestidas de modernidad´. 3 Lo que dice Margarita es muy cierto no estamos acostumbrados a confrontar viejos problemas como lo es la inclusión y el abismo social, pero revestimos nuestras soluciones con caretas pintadas con un barniz muy barato
y
desastroso.
Acaso
se
ventilan
democráticamente
a
los
librepensadores que se inmutaron hacia la verdadera realidad nacional. La historia dominante del imperio incaico no cambio mucho con la llegada de los españoles, el encuentro entre estas dos cosmovisiones que aparentemente eran tan diferentes tenían algo en común que fue prioridad en la conquista; y esta era el poder. Aquel poder que motivo al imperio a imponerse sobre otras verdaderas naciones, y ahora con la llegada de los españoles
mueve
las
riendas
de
los
caballos,
prevaleciendo
la
subordinación y la dominación. Con la llegada del Perú republicano no se hizo más que cambiar mocos por babas, ya que ahora la clase dominante eran justamente los precursores de liberarnos del yugo español para imponernos el de la aristocracia, entregando el nuevo monopolio a los criollos, los únicos beneficiados solo por ser descendientes de españoles, dejando en lugar a parte a los
3
Margarita Giesecke, Caretas Nº 1625, Lima 30/06/2000
indígenas, es aquí donde se muestra claramente en un país libre la diferencia
racial
imponiéndose
sobre
la
económica.
Con la llegada de Velasco al poder muchos creyeron que las reformas que se pretendía implantar serian la solución para los problemas como nación que tenía el Perú. Pero Velasco no hizo más que llenarse de un patrioterismo desmedido implantando reformas que no tenían pies ni cabeza, como lo es la reforma agraria, aquella reforma que se encargo de quitarles todas las propiedades a los grandes hacendados o terratenientes que anquilosaban grandes cantidades de dinero y no lo compartían equitativamente con sus trabajadores; pero la medicina fue peor que la enfermedad, se les dividió las grandes haciendas entre los trabajadores y se les dejo con la fortuna sin una materia prima para trabajarla, sin una jerarquía que imponga un orden; y el resultado fue perder todo lo ganado implementando así las primeras migraciones a la capital, debido al empobrecimiento y fracaso de las haciendas, viniendo con ello si se puede decir el primer chorro del desborde que se produciría más adelante. En esencia nuestro Estado está ligado a la fragilidad de nuestra economía, todavía fundamentalmente primario exportadora, la que sigue planteando un escenario y actores políticos sumamente vulnerables. En otras palabras, frágiles democracias para las que las oleadas neoliberales muchas veces no pasan de ser barnices relucientes sobre viejas maderas. "El Estado inauténtico, frágil, corroído por impurezas y por anomalías... el Estado con un Presidente inestable, con elecciones a veces amañadas, con un Congreso de origen discutible y poco eficaz en su acción, con democracia falsa... Un Estado en el que no abundan las personas capaces y bien preparadas para la función que les corresponde" (JB, tomo VIII de la Historia de la República).
Tomando
en cuenta este pequeño párrafo nos damos cuenta que los
actores políticos y la escena en si no ha cambiado mucho, la conciencia colectiva decae hacia una barranca lodosa y no pensamos en nuestra prioridad como ciudadano, hacer un análisis interno si en realidad estamos capacitados para desenvolvernos en un cargo público. Este Estado empírico reposaba, por añadidura, sobre un abismo social, pues se evidenció una total despreocupación en la época republicana por el problema indígena, lo que originó la ausencia de una mística nacional en este grupo humano. En conclusión de Basadre: "el peruano del siglo XIX no había tecnificado el aparato estatal ni había abordado el problema humano del Perú´. En 1978, en las anotaciones a su obra Perú: Problema y Posibilidad, escrita en 1931, nos recordó la relación estrecha entre el tema del desarrollo económico y la todavía urgente superación del Estado empírico y del abismo social sobre el cual éste reposaba. Para Basadre, "el desarrollo económico auténtico no sólo implica la ampliación de bienes y servicios, sino que queda definido mejor en términos que eleven los niveles de subsistencia, dignidad y libertad humanas y combatan la pobreza, el desempleo y la desigualdad". Más aún planteó la lucha contra el subdesarrollo como: "una planificación auténtica de tipo democrático, gradualista y experimental en el avance hacia el futuro con soluciones de corto, mediano y largo plazo que tiendan al aumento de la productividad y al alza del nivel de vida, defiendan al mismo tiempo derechos humanos esenciales y busquen, sin mengua de ellos, la justicia social." Al parecer unos ideales utópicos pero que más que entenderse como pensamientos surrealistas al permutarse realidades físicas en planes realmente elaborados y concisos la idea de que una nación prevalezca
sobre el estado era la senda correcta para crear una real identidad en nuestro país. En el año 2010 resulta complejo afirmar que el Estado peruano ha logrado superar su empirismo, el abismo social, la debilidad democrática y el subdesarrollo. Por cierto, el abismo social ya no se presenta solamente como la marginación del indígena en los Andes, sino también como pobreza extendida de un alto porcentaje de peruanos, su real marginación del sistema educativo y su creciente dependencia cultural y cívica de los medios de comunicación. El "problema humano del Perú hacia la construcción de una mística nacional" sigue siendo una tarea pendiente en la construcción de nuestra historia. El estudio de la historia social, en cambio, arroja un saldo positivo. En realidad el puente entre la historia social y la historia de la sociedad estaba dado ya en la concepción histórica de Basadre y, aún cuando tuvo que privilegiar la historia política, lo social estuvo siempre presente en su obra. No sólo lo está en las páginas que dedica a las nuevas clases sociales y a las jornadas reivindicativas de obreros y campesinos, sino en toda su obra, y ello es fruto de su calidad de persona profundamente preocupada por la marcha de la sociedad en su conjunto.
2. IDENTIDAD NACIONAL:
El hecho de saber qué somos realmente, cómo nos diferenciamos, y si tenemos
rasgos
característicos
cualquier ser humano,
son
condiciones
preocupantes
para
nuestro país está pasando por un momento de
bonanza económica y con proyecciones hacia un modelo capitalista que nos
asegura este desarrollo, pero nos deslinda de lograr un desarrollo paralelo de no sólo lo económico sino también lo espiritual y cultural. El hecho de que el país crezca rápidamente puede generar dos fenómenos, uno de ellos, que el bien común enriquecido nos una históricamente despertando nuestro interés por lo económico; que el empleador empiece a preocuparse por sus empleados. O que la autosuficiencia del poder económico como es conocido en la condición humana despierte al lobo del que habla Thomas Hobbes, y como es ya costumbre en nuestra sociedad el rico siga siendo muy rico y el pobre sin oportunidades equitativas siga siendo muy pobre. Las prioridades están decayendo junto con nuestra moral y lo correcto sería desarrollarnos primero como sociedad, como humanos y luego que venga la bonanza económica, así estaríamos preparados para este cambio, pero nadie puede contra el tiempo y la evolución y hay que acoplarse a ello, por qué no entonces desarrollarnos como sociedad paralela a nuestro desarrollo económico, y para lograr esto hay que supurar heridas cargadas de animadversión histórica. Para entender un poco que es la identidad debemos saber que cuenta con varias interpretaciones. En su primera acepción, identidad se refiere a ³identificación´ todas las cosas tienen rasgos que permiten reconocerlas y diferenciarlas de otras cosas, en este sentido no cabe alguna duda de que Perú es un país perfectamente identificable. En una segunda acepción, identidad se refiere a ³una sociedad determinada´ por ejemplo la peruana, en este caso todos en la costa sierra y selva, tienen la conciencia de tenerlos.
Pero una cosa es tener la conciencia de tenerlo y otra sentirlo realmente como identificable, así en la costa y algunas partes de la sierra, la cultura occidental es un factor constitutivo, a diferencia de las otras regiones donde las costumbres autóctonas están cimentadas tan fuertemente que solo aceptarían una clase de simbiosis mas no de cambio rotundo. Sin embargo esta simbiosis de la que hablo se está dando en la costa y está produciendo una nueva cultura con más fuerza que las anteriores, simplemente por el éxito de su inicio que se refleja en el de su economía. Algunos sociólogos, ideólogos y politólogos se enfrascan en la típica frase de varguitas, ³cuando se jodió el Perú´ pero no hacen más que centrarse en la identidad real mas no en la identidad ideal que es lo mismo que decir, qué somos, en lugar de decir qué podemos ser.
3. MIGRACIÓN DE PERSUASIBLES.
LA
IDENTIDAD
POR
FACTORES
La falta de interés por el bienestar de las zonas mas alejadas del país puede generar una respuesta negativa en cuanto a la identidad de estas clases con el estado. Y puede ocurrir lo que actualmente se da en la frontera con Brasil por ejemplo, donde los pobladores de la zona mandan a sus hijos a cruzar la frontera para que puedan ir a las escuelas brasileras donde la educación es gratuita y de buen nivel, o por otro lado lo que está ocurriendo en el altiplano, donde los pobladores aymaras (peruanos y bolivianos) planean separarse de los países a los que pertenecían para formar un nuevo Estado y esto demuestra una gran falta de identidad con las naciones políticas a las que pertenecen.
Por otro lado, la concentración del poder político en la capital, también genera que los pobladores de provincia viajen a esta para encontrar un mejor estándar de vida, aunque muchas veces no lo logren. Por lo que tienen que alejarse de sus naciones culturales perdiendo la identidad con estas sin encontrar nuevas identidades en la capital Si analizamos el problema del indio peruano, cosa que solo ha hecho Mariátegui, podremos ver que este se ha visto discriminado. Desde la llegada de los españoles al Perú. ³al indio se le uso como herramienta de trabajo en beneficio de los colonizadores y este no tubo la educación ni la formación necesarias para poder participar equitativamente en los destinos del país´.
4
Debido a estos factores la población indígena se vio en la ignorancia y con esto en el subdesarrollo. Es tanta la segregación que incluso utilizar el termino ³indio´ en una conversación para referirse a algún individuo esta mal visto y en algunos casos llega a ser un insulto, cuando en realidad deberíamos respetar al indio como un semejante. Si la identidad nacional supone una identificación con nuestras raíces, suena absurdo segregar al indio cuando vivimos en un país que cientos de años atrás fue poblado por estos individuos y que incluso hoy representan a la mayoría de la población. Otra importante causa la encontramos en la globalización. Este término tan usado en los últimos tiempos tiene una alta incidencia en lo que respecta al forjamiento de la identidad nacional. A pesar de que este fenómeno abarca a todos los países, impone los patrones de los países más desarrollados, lo cual genera la idea, reflejada con mayor notoriedad en los jóvenes, de que las tendencias extranjeras son siempre mejores que las propias. Ello 4
Siente Ensayos de la realidad Peruana. José Carlos Mariategui.
produce que nos alej emos más de nuestras tradiciones y costumbres, y adoptemos otras que nos hacen ser supuestamente mejores. Hasta el día de hoy, persisten las ideas arcaicas de las desigualdades por causas raciales, ideas que nos condenan a un estado sin integración y con una fuerte exclusión social. Estamos atados a nuestros prejuicios aunque no lo queramos admitir muchas veces. Arguedas habló del país de todas las sangres; sin embargo, no todas las sangres han convivido de manera armónica en nuestro país. En el Perú, se vive una crisis de identidad; y un factor que ha contribuido en sobremanera con ello es el hecho de que no sabemos manejar nuestra diversidad Nuestra heterogeneidad ha puesto aun más trabas en el camino hacia la integración. Esto se debe, principalmente, a que la cultura oficial (la criolla o ³blanquiñoza´) se negaba a reconocer esta diversidad; y quiso imponer su cultura desde el principio. Somos un país que se ha formado sobre la base de fusiones. La primera ocurrió entre los españoles y el conglomerado andino. Más adelante, con la creación de leyes que promocionaban la llegada de los europeos, las migraciones desde aquel continente se volvieron masivas. Luego, en el siglo XIX, miles de chinos llegan al Perú y, poco tiempo después, los japoneses. Internamente, se produjeron las migraciones del campo a la ciudad.
Al respecto el testimonio de José María Arguedas, describiendo al Perú de los años 20 del pasado siglo, es ilustrativo: ³(«) un µserrano¶ era inmediatamente reconocido y mirado con curiosidad o desdén; eran observados como gente bastante extraña y desconocida, no como ciudadanos o compatriotas. En la mayoría de los pueblos pequeños
andinos no se conocía siquiera el significado de la palabra Perú. Los analfabetos se quitaban el sombrero cuando era izada la bandera, como ante un símbolo que debía respetarse por causas misteriosas, pues un faltamiento hacia él podría traer consecuencias devastadoras. ¿Era un país aquél que conocí en la infancia y aún en la adolescencia? Sí, lo era. Y tan cautivante como el actual. NO era una nación´ na ción´ .5 Esta descripción de Arguedas grafica con mucha claridad el desprecio racial incubado en el corazón y en la cabeza de muchos peruanos. No hemos terminado de construir nuestra nación y esto no será posible en tanto exista ese tipo de actitudes excluyentes. Sin embargo, hoy es evidente que el contexto social ha variado en algo. Los pobladores llamados andinos, amazónicos, etc., han encontrado canales alternos de expresión más allá de la música o el arte, y participan cada vez en ámbitos como el empresarial llamado ³emergente´.
Tenemos
una identidad por consolidar, y el único camino hacia ello es
educando a la población. Muchos de nosotros tenemos aires de superioridad, siempre buscamos vernos más que otros y no podemos formar un todo para así formar unión. Debemos concientizar a la población que nuestro país es un conglomerado de culturas querámoslo o no y debemos empezar por valorar esto. ¿Existe una manera única o típica de ser peruano? Para mí, en un país tan diverso como el Perú, es ingenuo sostener que exista una estatura, unas facciones o gustos alimenticios que identifiquen a todos los peruanos. Erasmo W ong, Mónica Carrillo o el propio Nobel de literatura
5
Todas las Sangres-José María Arguedas.
Mario Vargas Llosa no son ni más ni menos peruanos que Alejandro Toledo o Magaly Solier. Todos
los seres humanos somos diferentes por sexo, edad, mentalidad,
temperamento, estatura, estatura, gustos y aficiones.
Pensar en una identidad
nacional no quiere decir que todos seamos idénticos. Sería absurdo pensar que los habitantes de Puno, Piura o Pucallpa tengan que usar la misma vestimenta o tener las mismas comidas. La identidad nacional quiere decir más bien aprender a aceptar las diferencias, reconociéndonos todos y cada uno como peruanos. 4.
CONCLUSIONES
Las amplias brechas sociales, económicas y políticas de nuestro país se nutren de, y reproducen, percepciones históricamente cristalizadas acerca de lo que somos como nación, y acerca de las poblaciones indígenas. Los proyectos
poscoloniales
se
han
concebido
desde
una
lógica
homogeneizadora que ha buscado la integración a partir de la negación de lo indígena, considerándolo sólo un obstáculo para la unidad, el progreso y la modernidad nacionales. Así, la nación, nación, ese ente simbólico que pretende agruparnos en una comunidad horizontal, se ha imaginado a partir de un deseo civilizador etnocida, que termina valorando sólo el pasado glorioso de los incas, y no los elementos culturales y las poblaciones indígenas del presente. Arrojado del presente, lo indígena contemporáneo no es más que un conjunto de imágenes congeladas, acaso parte del pétreo paisaje andino (al estilo de los Paisajes Peruanos, Peruanos, de Riva Agüero), acaso para añadir singularidad y exotismo a un país colorido (al estilo New Age de la vistosa vestimenta de Eliane Karp, esposa del presidente
Toledo).
Lo indígena
queda, por arte de magia poscolonial, reducido a aquel espacio,
domesticado, inofensivo y marketeable del museo arquelógico-etnológico nacional. No es éste el espacio para esbozar la historia de la constitución y desarrollo de tal museo. museo. Habría que remontarse al período colonial, y centrarse centrarse en la historia más reciente del desarrollo de la imaginación nacional; tarea que demandaría la revisión crítica de los conceptos-guía y las elaboraciones liberales, positivistas, e inclusive indigenistas y de izquierda.
Basta
constatar que el racismo y la discriminación cultural y étnica ²a pesar de quienes se niegan a admitirlo, persistiendo con Víctor Andrés Belaúnde en que somos la armónica «síntesis viviente» de las culturas indígenas y española² permanecen en la base de nuestra nuestra formación nacional. O, lo que es lo mismo, siguen obstaculizando su formación reconciliada, plasmando un país ajeno: de sujetos ajenos para con los demás y para consigo mismos. No existe un pasatiempo nacional que nos distraiga más que la reflexión sobre la identidad nacional. La angustia por definir lo que somos se sigue expresando en los siempre actuales debates sobre si el ceviche es el «verdadero» plato peruano, o si debemos dejar de tomar Inca Kola porque la empresa que la produce es ahora manejada por capitales foráneos. La remoción de la estatua de Pizarro, que vigilaba desde brioso corcel el lugar simbólico del poder poscolonial limeño, despertó una agitada discusión no sólo sobre el papel histórico del conquistador (hubo quienes lo consideraron el verdadero «fundador» de la nación, y quienes lo calificaron de genocida, comparándolo con Hitler), sino, fundamentalmente, sobre lo que somos y queremos ser. El monumento ya no no está (y seguimos seguimos comiendo ceviche y tomando Inca Kola), pero la pregunta sigue en pie, así como la angustia de la necesidad de definirnos como país y encontrar elementos que condensen nuestra histórica «esencia».
Si bien tal pasatiempo expresa conflictos irresueltos sobre nuestra «identidad», se convierte en un ejercicio improductivo que no podrá hallar resolución mientras persistan las brechas simbólicas que nos definen no sólo como diferentes, diferentes, sino como más o menos ciudadanos. La angustia sobre la esencia nacional es irresoluble (más aún si la consideramos como resultante del «trauma «trauma de la conquista»). El problema principal principal es cómo fomentar una atmósfera plural y reconciliada en la diferencia; en donde todas las maneras de ser, sentir y hablar sean viables y reconocibles como válidas, contemporáneas y, finalmente, nacionales. En la que todos, vivos y muertos, contemos.