ENFOQUE BÍBLICO ARTÍCULOS SOBRE APOLOGÉTICA CRISTIANA
En conjunto, los siguientes artículos lidian con los ataques de la evolución, el ateísmo y la ciencia moderna naturalista contra los principios y verdades fundamentales de la Biblia. La mayoría de estos artículos son cortesía de Apologetics Press, una organización dedicada por más de 30 años a la defensa del cristianismo del Nuevo Testamento.
Centro Cristiano de Apologética Bíblica “ Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.” Gálatas 1:10 b
Todos los Artículos fueron extraídos fielmente de: Enfoque Bíblico http://enfoquebiblico.com
La Necesidad de la Apologética Cristiana
Causas y Razones
La Transmisión e Inspiración de la Biblia
La Historicidad de Job
Falsificado: La Misma Mentira de Antes
Respuestas a Supuestas Contradicciones en cuanto a Jehová en Génesis
Escritores Inspirados y Copistas Competentes
¿Es la Biblia Inspirada por Dios? [Parte 2]
¿Es la Biblia Inspirada por Dios? [Parte 1]
La Controversia Creación vs. Evolución
¿Han Creado los Científicos Sintéticos Vida de lo que No Tiene Vida?
El Espacio: ¿La Fuente de la Vida?
Otro Intento Inútil de Derrotar la Biogénesis
El Hombre de Pekín: Otro Eslabón Perdido que Continúa Perdido
Australopithecus Sediba: ¿Una Innovación Evolutiva?
El Control Autónomo de la Creación
El Sentido Común, los Milagros y la Edad Aparente de la Tierra
La Estadística de Población y una Tierra Joven
Picaflor Robótico Desafía a la Evolución
Causas No-Naturales
¿De Dónde Vinieron las Razas?
¿Prueban los Cambios en Organismos que la Evolución Es Verdadera?
La Historicidad, Resurrección y Deidad de Cristo
¿Existió Jesucristo en Forma de Dios Cuando Estuvo en la Tierra?
La Fe, la Evidencia y el Testimonio Creíble
La Tumba Perdida de Jesús: Una Estafa de Proporciones Titánicas
¿Fue Jesús un Personaje Real?
Los Dinosaurios, la Ciencia y la Biblia
“¿Por qué la Biblia No Menciona a los Dinosaurios?”
Se Reescribe Otra Vez la Historia de la Extinción de los Dinosaurios
Huesos de “Dragones Voladores” y Fósiles de Dinosaurios
Behemot: ¿Una Cola Como un Cedro?
La Existencia y Naturaleza de Dios
El Argumento Moral para la Existencia de Dios
El Dilema de Eutifrón
¿Por qué Creó Dios Gente Sabiendo que Muchos Irán al Infierno?
¿Depende la Existencia de Dios en el Consenso Humano?
¿Desaprueba el Sufrimiento Humano la Existencia de un Dios Benévolo?
¿Realmente Existe Dios?
Los Compromisos Teológicos con la Evolución y el Ateísmo
¿Puede un Cristiano Ser un Evolucionista?
Sincretismo y la Edad de la Tierra
Las Inconsistencias del Deísmo
La Ciencia Moderna y la Moralidad y Ética Cristiana
“Examinadlo Todo”
¿Partes del Cuerpo Humano para Venta?
¿Matriz Artificial?
El Aborto y la Biblia
Salve al Planeta— ¿Aborte a un Bebé?
La Reproducción Artificial y el Cristianismo
Las Consecuencias de la Evolución/Ateísmo
Las Ideas Tienen Consecuencias
La Evolución y el Juego de la Culpabilidad
Al Punto que la Evolución Atea Guía
NUEVOS ARTÍCULOS POR TEMAS MISCELANEOS:
El Principio y el Final
Si Dios no existe y la Biblia no es Su Palabra inspirada, la vida humana no tiene significado; solamente somos el resultado...
El Diseño Demanda un Diseñador
Comencemos en el libro de Jonás; este puede ser un lugar poco usual para hablar d e la existencia de Dios, pero consideraremos...
Hora de Escoger
Casi todos los historiadores de reputación reconocen que un hombre llamado Jesús vivió y murió en la tierra de Palestina...
Prueba del Diseñador en la Visión de la Langosta
Los seres humanos tenemos gran visión. De hecho, muchas compañías que fabrican cámaras han investigado el ojo...
¿Se Originó la Vida Debajo de la Tierra?
“¡Ha sido probado! La vida comenzó en una sopa primitiva en los lagos y océanos. Si no nos cree, es ignorante. No…, espere. Olvide eso. Realmente...
La Inscripción de la Tumba de Beni Hasan y el Periodo Patriarcal
Las narraciones patriarcales de Génesis son los pasajes más queridos de la Biblia; también son algunos de los más criticados. Antes de mediados...
¿Agua en Marte?
Pregunta: “¿Cuál es la importancia para el creacionista el descubrimiento de agua en Marte?”. Respuesta: Si la evolución naturalista fuera...
El Origen de la Biblia
Una de las leyes mejores conocidas es la Ley de la Causa y el Efecto. En palabra sencillas, esta ley dice que todo efecto debe tener una causa adecuada...
¿Por qué Dios No Hace Algo?
En vista de las tragedias comunes, una escritora sugirió que todos “hagamos huelga” ante Dios. Ella propus o que dejemos de orar, asistir a los...
La Deidad de Cristo El centro del cristianismo es la deidad de Cristo, específicamente Su resurrección. Este evento ciertamente separa al cristianismo del judaísmo...
La Necesidad de la Apologética Cristiana Todos los Artículos fueron extraídos fielmente de: Enfoque Bíblico http://enfoquebiblico.com
CAUSAS Y RAZONES por Bob Prichard En su libro, La Razón por la Cual los Buenos Argumentos Frecuentemente Fallan, James Sire trata de ayudar a los cristianos a presentar argumentos más persuasivos para Cristo. Él habla de las falacias lógicas que nos plagan, y de la manera de hablar la verdad sin caer en esas falacias. También marca una distinción entre las causas de nuestra creencia y las razones de nuestra creencia, especialmente cuando se relacionan a la fe en Dios. Él cita varias respuestas que se pueden dar para la creencia en Dios: “Mis padres son cristianos”, “Crecí en la iglesia”, etc. Él dice que estas son causas—es decir, no se basan en el pensamiento racional, sino que se forman por fuerzas sociológicas. Por otra parte, las respuestas como “Mi creencia en Dios me da esperanza”, o “Mi fe provee significado y dirección a mi vida”, o “Hay mucha evidencia de que Jesús fue y es el Hijo de Dios”, son razones—basadas en la consideración racional de la evidencia. ¿Cuál es la importancia de esto? Él presenta dos razones: (1) “Es importante para los cristianos ya que sin algún sentido del por qué del cristianismo, ellos pueden sostener una fe sin razón (y por ende pueden debilitar su vida cristiana) o pueden perder su fe completamente”. (2) “La distinción es importante ya que una de las acusaciones contra los cristianos es que ellos creen en Dios principalmente—y solamente—porque han sido criados en un ambiente cristiano. Se les ha causado a creer”. Los escépticos dicen que si pensaran en esto, cambiarían su modo de pensar” (2006, pp. 48-49). El Dr. Sire me hace pensar que realmente necesitamos enseñar a nuestros jóvenes a examinar la evidencia para su fe. Pedro exhortó: “[S]antificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15, énfasis añadido). Necesitamos estar preparados para presentar razón de nuestra esperanza—no la causa. Es un beneficio grandioso tener padres cristianos, un ambiente cristiano y una influencia cristiana. A la vez, debemos examinar nuestra fe. ¿Puede usted presentar razones de su fe? Referencia Sire, James (2006), La Razón por la Cual los Buenos Argumentos Frecuentemente Fallan [Why Good Arguments Often Fail] (Nottingham, Reino Unido: IVP). [Título original en inglés, “Causes and Reasons”, Base Electrónica de Boletines. Traducción editada por Moisés Pinedo].
La Transmisión e Inspiración de la Biblia
Falsificado: La Misma Mentira de Antes
Respuestas a Supuestas Contradicciones en cuanto a Jehová en Génesis
Escritores Inspirados y Copistas Competentes
¿Es la Biblia Inspirada por Dios? [Parte 1]
¿Es la Biblia Inspirada por Dios? [Parte 2]
FALSIFICADO: LA MISMA MENTIRA DE ANTES por Dewayne Bryant La década pasada ha revelado un crecimiento de libros anti-cristianos que llegan a ser superventas. Se puede encontrar las obras de ateos como Richard Dawkins y el fallecido Christopher Hitchens hasta los gurús de la nueva era como Eckhart Tolle. Incluso en una cultura en la cual el cristianismo ha sido la fe prevaleciente de millones por más de dos siglos, parece que existe un mercado listo para los trabajos que promueven agresivamente a lternativas para el cristianismo. Una de las historias más curiosas de éxito es la de Bart Ehrman. Este profesor de la respetada Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, tomó por sorpresa a mucha gente cuando su libro, Referencias Incorrectas de Jesús, llegó a los primeros lugares de la lista de superventas de la New York Times. Nadie hubiera predicho que un libro en cuanto a criticismo textual llegaría a ser tan popular. Después de escribir varios libros de récord de ventas, aparecer en espectáculos de televisión y recibir invitaciones a hablar alrededor de los Estados Unidos, se le pudiera considerar como una “celebridad académica”. El estilo de Ehrman es de nivel popular y fácil de leer. Es un estilo que critica fuertemente a la Biblia. Los que e stán familiarizados con la carrera de Ehrman, notarán que cada vez es más estridente en su criticismo. En su libro Referencias Incorrectas de Jesús, argumenta que los autores del Nuevo Testamento fueron culpables de incluir errores, a menudo involuntariamente. En su libro, Jesús, Interrumpido, sugiere que los eruditos y ministros cristianos son deshonestos en cuanto a los “textos problemáticos” de la Biblia. Ahora él dice que los autores de la Biblia no cometieron errores simplemente por equivocación, sino sugiere que ellos fueron mentirosos. En Falsificado: Escribiendo en el Nombre de Dios, Ehrman sostiene que una cantidad de libros del Nuevo Testamento fue falsificaciones de otros que no estuvieron conectados con Jesús. Su meta es exponer el engaño que la iglesia primitiva practicó, o al menos de aquellos que supuestamente escribieron estos textos fraudulentos. Algunas de las declaraciones de Ehrman incluyen: (1) Pedro fue analfabeto y no pudo haber escrito 1 y 2 de Pedro; (2) seis de las epístolas de Pablo son falsificaciones; y (3) 1 Timoteo es una falsificación que se ha usado para oprimir a las mujeres. A través de su libro reclama repetitivamente que sostiene el mismo punto de vista que la mayoría de eruditos sostiene, pero raramente cita a algún autor que esté de acuerdo con él.
LOS TEXTOS PSEUDOEPIGRÁFICOS Y EL NUEVO TESTAMENTO En Falsificado, Ehrman habla del tema de los textos pseudoepigráficos (escritos de libros bajo nombres falsos) en los primeros siglos de la historia de la iglesia. Aunque él ha abordado el tema en libros anteriores, esta es su discusión más extensa sobre el tema. Según Ehrman, hubo dos diferentes tipos de libros pseudoepigráficos incluidos en el Nuevo Testamento. Primero, supuestamente se publicó algunos libros anónimamente pero luego se les atribuyó autores, como en el caso de los Evangelios (aunque esto no pudo haber sido posible, ya que la iglesia primitiva estuvo completamente unida en cuanto a su autoría. Si se los hubiera publicado anónimamente, no hubiera habido fin al deb ate). Segundo, algunos fueron falsificados con los nombres de otros autores, usualmente personajes bíblicos de importancia considerable. Esta práctica abundó en los primeros siglos de la iglesia. Los ejemplos incluyen el Evangelio de Pedro y elEvangelio de Tomás, como también otros evangelios, literatura apocalíptica y epístolas. La segunda categoría es donde Ehrman coloca a seis de las epístolas de Pablo. La determinación de la autoría de cualquier obra particular es un tema que los eruditos debaten frecue ntemente, ya que muchos factores pueden influenciar el lenguaje de un autor. Aunque hace medio siglo atrás algunos eruditos sentían escepticismo serio en cuanto a la autoría paulina de algunas de las cartas del apóstol, la erudición ha atravesado niveles de auto-corrección. En cuanto a las declaraciones de Ehrman que sugieren que la mayoría de eruditos niega la autoría paulina de casi la mitad de las epístolas de Pablo, Ben Witherington III, profesor de Nuevo Testamento de Estudios Doctorales del Seminario Teológico de Asbury y la Universidad St. Andrews, declaró: De hecho, la mayoría de comentaristas que hablan inglés y especialistas en los documentos como 2 Tesalonicenses, Colosenses y Efesios, piensa que se debe atribuir estos documentos a Pablo, independientemente de los escribas que él pudo haber usado para producirlos. Yo he investigado y escrito comentarios sobre todos estos libros. ¿Cuántos comentarios del Nuevo Testamento ha investigado y escrito Bart? Ninguno en absoluto. Y no se le debería conside rar como una guía confiable para determinar lo que los eruditos piensan en cuanto a estos temas (2011). En el caso de 1 y 2 Timoteo y Tito, como Witherington señala, los eruditos están llegando a ser menos dogmáticos en cuanto a la autoría no-paulina de estas cartas. Donald Guthrie investigó la autoría paulina de estas cartas—como también las dificultades en negarla—y concluyó: “Todavía no se ha producido una explicación satisfactoria de las
epístolas pastorales según el punto de vista de la autoría pseudoanónima” (Guthrie, 1990, p. 62). Nada ha cambiado desde el tiempo que Guthrie escribió esas palabras. Ehrman no presenta evidencia, aparte de incluir algunos argumentos que Guthrie y otros han revelado como inadecuados.
NO SE PERMITE LA DISCUSIÓN Uno de los problemas constantes de Ehrman es no poder admitir que las opiniones opuestas pudieran ser verdaderas. En vez de utilizar el lenguaje diplomático que es común entre eruditos, él declara inflexiblemente que su punto de vista es correcto. No hay interacción con puntos de vista opuestos. En el caso raro en que mencione el punto de vista de otro, se lo descarta rápidamente. Él ilustra este punto enJesús, Interrumpido, cuando dice que algunos de sus “estudiantes conservadores rechazan escuchar—es como si cubrieran sus oídos y tararearan tan fuertemente para que no tengan que oír nada que pueda causar duda de sus creencias apreciadas en cuanto a la Biblia” (2009, p. 14). Parece que a él no se le ocurre que sus estudiantes puedan ser personas inteligentes que hayan investigado el tema por sí mismos. Por mucho tiempo Witherington ha señalado el rechazo de Ehrman de interactuar con los eruditos con los cuales está en desacuerdo. Esto se aplica especialmente al tema de quiénes fueron los escribas y de la manera en que realizaron su trabajo. Falsificado incluye una discusión de la producción de documentos antiguos, pero Witherington señala que parece que Ehrman no ha pensado lo suficiente en cuanto al rol y obligaciones de los escribas del tiempo antiguo. En otras palabras, a él le importa los textos, pero no la manera en que fueron producidos y por quiénes. Witherington explica: Primeramente debo decir que esto parece ser una gran laguna en el argumento de este libro, es decir, no realizar este estudio después de haber investigado a profundidad las prácticas de los escribas antiguos y sus roles al producir los documentos en el Israel Antiguo. Por ejemplo, no veo interacción en absoluto en este libro con el estudio monumental de Karel Van der Toorn, Cultura Escribal y la Producción de la Biblia Hebrea, en el cual se demuestra extensamente que los escribas tuvieron un gran rol en colectar, editar y producir los documentos antiguos, y que realmente fue una práctica regular llamar a un rollo según el nombre del originador de la tradición, o el primer o mayor contribuidor de la tradición (2011, itálicas en original). Como en el caso de casi todos sus otros libros populares, Ehrman explica algunas de las cosas que considera como contradicciones. Pero la manera en que Ehrman describe estas dificultades deja al lector con la impresión de que en los 2,000 años de estudio bíblico nadie ha pensado en los textos difíciles del Nuevo Testamento. Se reconoce que algunos de estos problemas son desafiantes (aunque ninguno de ellos carece de respuesta adecuada), pero Ehrman da la impresión que la gente que cree que se puede resolver tales supuestas contradicciones está prejuiciada a favor de la infalibilidad bíblica. Este es otro ejemplo de que Ehrman rechaza interactuar con otros que ti enen puntos de vista diferentes. Los críticos pueden llegar a aceptar demasiado rápido la supuesta realidad de contradicciones, y se puede ver que Ehrman no es la excepción. En una entrevista en un sitio Web, Ehrman declaró: Hasta donde sé, las únicas personas que se ofendan son aquellos para quienes esta clase de erudición histórica es blasfemia. Mi respuesta para tales personas es que ellos necesitan considerar no solamente los resultados de la erudición [presentados en mi libro], sino también la evidencia que confirma que estos resultados son convincentes para los eruditos de toda creencia, cristianos y no cristianos igualmente. La evidencia que sostiene mis reclamaciones en Falsificado es extremadamente convincente para la mayoría de gente que la examina (Pike, 2011, itálicas en original). Como siempre, Ehrman presenta sus hallazgos como el “resultado de la erudición”, implicando que los eruditos —de cualquier trasfondo—están de acuerdo con él. Pero en realidad, muchos eruditos no están de acuerdo con él—sin mencionar el hecho que la mayoría de sus conclusiones son simplemente falsas, a pesar de las opiniones de algunos eruditos. Él declara consistentemente que sus puntos de vista son de la mayoría, aunque no provee apoyo para tal declaración, ni tampoco cita a otros eruditos que compartan su enfoque. En cambio, se involucra en el hábito curioso de hacer referencia a sus propias obras en vez de las obras de muchos expertos anónimos que supuestamente están de acuerdo con él. En un artículo en el sitio Web noticiero Huffington Post, Ehrman insistió: Aparte de los fundamentalistas más rabiosos entre nosotros, casi todos aceptan que la Biblia puede contener errores— una historia de la creación errónea en un lugar, un error histórico en otro, una contradicción aquí y allá. Pero es posible que el problema sea peor— ¿que la Biblia pueda contener mentiras? La mayoría de gente no lo consideraría de esta manera, ya que después de todo, la Biblia es Escritura sagrada para millones en nuestro planeta. Pero los buenos eruditos cristianos de la Biblia, incluyendo los eruditos principales protestantes y católicos de Norteamérica, le dirán que la Biblia está llena de mentiras, incluso si rechazan usar este término. Y aquí está la verdad: Muchos de los libros del Nuevo Testamento fueron escritos por gente que mintió en
cuanto a su identidad, reclamando ser apóstoles famosos—Pedro, Pablo o Santiago—sabiendo muy bien que eran falsos. En el lenguaje actual, esa es una mentira, y un libro escrito por alguien que miente en cuanto a su identidad es una falsificación (2011b). ¿Por qué no se expone este supuesto consenso erudito en cuanto a la “verdad” de estas mentiras, errores y contradicciones? Según Ehrman, muchos eruditos son ministros y profesores que tienen que satisfacer las demandas de sus clientes (vea Ehrman, 2009, pp. 13-14). Los ministros no quieren ser honestos ya que esto se encuentra en conflicto con su fe personal, o ellos temen que el liderazgo les despida. Ehrman declara que los profesores realmente saben la verdad, pero no pueden ser honestos en cuanto a ella, ya que la enseñan extensamente en facultades, seminarios y escuelas religiosas. No pueden denigrar los mismos textos que enseñan a estudiantes cristianos sin sufrir las repercusiones de su comunidad. En otras palabras, Ehrman implica que los eruditos cristianos son deshonestos, o embusteros, y que han creado una conspiración para evitar que la gente aprenda la “verdad”. Las teorías de conspiración como estas no tienen lugar en una discusión seria de estos temas.
LOS CRÍTICOS NO SIEMPRE ESTÁN EN LO CIERTO Parece que los análisis en línea de la obra de Ehrman están en dos categorías principales: (1) Análisis de los eruditos del Nuevo Testamento que han criticado el trabajo de Ehrman y que han señalado su tendencia a exagerar los temas, hacer declaraciones infundadas y minimizar o ignorar la evidencia que está en conflicto con su posición, y (2) el elogio de escépticos que obviamente carecen de conocimiento bíblico y que señalan que los “fundamentalistas” son demasiado ciegos en su fe como para considerar seriamente el trabajo de Ehrman. En una entrevista en Salon.com, Gary Kamiya comienza con las palabras: “La carrera de Ehrman es un testamento del hecho que nadie puede cortar una creencia más agudamente que alguien que haya crecido en ella” (2009). Los que tienen poco conocimiento del tema frecuentemente hacen errores críticos al abordar el tema. Como muchos otros críticos, parece que Kamiya no está familiarizado con la literatura producida por eruditos que responden las acusaciones de Ehrman, y que señalan los errores y deficiencias de su trabajo. Aunque se le respeta académicamente por su trabajo en criticismo textual, Ehrman prueba consistentemente que no es un teólogo. Frecuentemente presenta argumentos muy extraños, como la idea de que el Nuevo Testamento enseña que las mujeres solamente pueden salvarse al tener hijos (2011a, pp. 94, 100,103; vea también 2006, p. 237). No hay duda de que 1 Timoteo 2:15 es un versículo difícil (Miller, 2005), pero decir que Pablo realmente estaba enseñando que las mujeres solamente pueden ser salvas al tener hijos es algo ridículo. Para Pablo, la salvación no estaba basada en las obras (Efesios 2:9). Se esperaría que Ehrman estuviera más informado al respecto, ya que él frecuentemente promociona su educación recibida en escuelas denominacionales conservadoras como la Facultad Bíblica Moody y la Facultad Wheaton. Si él fuera un estudiante tan serio como reclama ser en sus libros, entonces supiera que esta interpretación no es bíblica ni razonable. Parece que Ehrman es la clase de crítico de la Biblia que está más interesado en el criticismo que en la verdad. Aunque reclama ser un “agnóstico feliz” y frecuentemente afirma que no es cristiano, parece que ha conservado toda la p asión y el celo de un apologista. Su tono en las últimas dos décadas ha llegado a ser más exasperado. Sus libros antiguos tenían un enfoque más suave, abordando el tema de los “errores” involuntarios en la Biblia. Pero en Falsificado, él califica directamente y repetitivamente a los autores bíblicos como mentirosos. Parece que él está tomando el mismo paso de otros ateos cuya venta de libros es casi proporcional a la cantidad de rencor que contienen. Por ejemplo, para julio de 2007, la crítica severa de Richard Dawkins en El Engaño de Dios, superó grandemente la obra más suave de Daniel Dennett, Destruyendo el Hechizo, vendiendo 500,000 copias en comparación a los 64,000 de Dennett, en un índice de 9:1. Si esto indica el porvenir, entonces el nuevo libro de Ehrman tendrá buena venta. Esto también produce dudas en cuanto a la motivación de Ehrman para incrementar la conciencia del público en cuanto a la “verdad” de la Biblia. En sus obras antiguas, como Referencias Incorrectas de Jesús y Jesús, Interrumpido, él se presenta como un simple informante que busca niveles mayores de conciencia bíblica para el público en general. Ahora parece ser un cruzado o mercenario. Ehrman es un contador de cuentos muy hábil. Tiene conocimiento extenso de obras extra bíblicas lle nas de historias milagrosas alucinantes. Claramente él cree que la Biblia no es nada diferente a estas obras extravagantes, pero su habilidad en señalar los disparates de estos libros hace que su posición contra la Biblia sea más difícil de sostener. Es aparente que estas obras extra bíblicas no son inspiradas, así que relatar sus históricas ficticias solamente resalta la diferencia que tienen con la Biblia. Los autores bíblicos no incluyeron materiales que presentaran cruces que hablan, vírgenes que hacen levitación, milagros estrafalarios y travesuras divinas. Ellos se ocuparon en relatar hechos históricos. Parece que los escritores no-inspirados estuvieron más interesados en relatar historias extrañas. Ehrman promete mucho pero da muy poco. Como en el caso de sus otros libros publicados, Falsificado hace grandes reclamaciones fundadas en evidencia sorprendentemente escasa, no muestra casi interacción con otros puntos de vista, y tal vez lo que es más importante, continua presentando los mismos argumentos tediosos que los eruditos de la Biblia han respondido en libros publicados en impresión o en el Internet. Uno de los puntos fuertes en la obra de Ehrman es
que él es un contador hábil de historias. Pero para ser un académico respetado, es terrible que haya manchado su propia reputación al ofrecer materiales que lucen como cuentos de hadas. Referencias Ehrman, Bart (2006), Pedro, Pablo y María: Los Seguidores de Jesús en la Historia y la Leyenda [Peter, Paul, and Mary: The Followers of Jesus in History and Legend] (Oxford: Oxford University Press). Ehrman, Bart (2009), Jesús, Interrumpido: Revelación de las Contradicciones Escondidas de la Biblia [Jesus, Interrupted: Revealing the Hidden Contradictions in the Bible] (Nueva York: HarperOne). Ehrman, Bart (2011a), Falsificado: Escribiendo en el Nombre de Dios [Forged: Writing in the Name of God] (Nueva York: HarperOne). Ehrman, Bart (2011b), “Quién Escribió la Biblia y Por qué Importa” [“Who Wrote the Bible and Why it Matters”], 25 de marzo,http://www.huffingtonpost.com/bart-d-ehrman/the-bible-telling-lies-to_b_840301.html. Guthrie, Donald (1990), Las Epístolas Pastorales [The Pastoral Epistles] (Downers Grove, IL: InterVarsity Press). Kamiya, Gary (2009), “Jesús le Cae Bien a Él” [“Jesus is Just Alright With Him”], 3 de abril,http://www.salon.com/news/environment/atoms_eden/2009/04/03/jesus_interrupted. Miller, Dave (2005), “Liderazgo Femenino y la Iglesia” [“Female Leadership and the Church”], Apologetics Press, http://www.apologeticspress.org/article/1407. Pike, William E. (2011), “‘Falsificado’: Bart Ehrman sobre los Autores Verdaderos de la Biblia” [“‘Forged’: Bart Ehrman on the Bible’s True Authors”], 23 de marzo, http://www.kirkusreviews.com/blog/question-and-answer/forged-bart-ehrmanbibles-true-authors/. Witherington, Ben (2011), “Falsificado—La Nueva Bomba de Bart Ehrman” [“Forged—Bart Ehrman’s New Salvo”], 30 de marzo,http://www.patheos.com/community/bibleandculture/2011/03/30/forged-bart-ehrmans-new-salvo-the-introduction/. Título original en inglés, “Bart Ehrman’s Forged: Next Verse, Same as the First”, en Reason & Revelation, 32[6]:68-70. Traducción editada por Moisés Pinedo.
RESPUESTAS A SUPUESTAS CONTRADICCIONES EN CUANTO A JEHOVÁ EN GÉNESIS por Eric Lyons Los atributos y las acciones infinitas de Dios no son un asunto trivial. De hecho, el hombre nunca pudiera meditar en ninguna cosa más importante. Como lo hizo Pablo, nosotros nos maravillamos delante de la “¡…profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33). Nos asombramos de Su eternidad. Tememos al pensar en Su omnipotencia. Nos humillamos ante Aquel que conoce cada uno de nuestros pensamientos. Como David reconoció, “[t]al conocimiento es demasiado maravilloso para mí” (Salmos 139:6). Hablando experimentalmente, como seres finitos, nunca podremos ser capaces de entender completamente las maravillas de Dios. Jehová mismo dijo: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos… Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9). Sin embargo, estamos agradecidos de que Dios escogió revelarnos ciertas cosas en cuanto a Él (cf. Deuteronomio 29:29; 1 Corintios 2:10-16), lo cual, tanto como sea humanamente posible, podemos llegar a conocer. Él es amor (1 Juan 4:8). Es lógico (1 Corintios 14:33). Es justo (Hechos 10:34-35). Es digno de alabanza, honor y obediencia (Salmos 18:3; Mateo 10:34-39). Es todo lo que Su Palabra inspirada revela que es. No obstante, frecuentemente los críticos de la Biblia citan pasajes de la Escritura como “prueba” de la falibilidad bíblica y de la descripción contradictoria que los escritores supuestamente presentan en cuanto a Dios. En su debate de 2009 con Kyle Butt sobre la existencia de Dios, el ateo Dan Barker empleó casi dos tercios de su discurso de apertura de 15 minutos listando 14 supuestas “inconsistencias” entre los versículos que aluden a varias características y acciones de Dios. Cuatro de esas 14 inconsistencias fueron del libro de Génesis (Butt y Barker, 2009). En su libro titulado Falibilidad Bíblica, Dennis McKinsey empleó 44 páginas listando numerosas acusaciones contra Dios y los enunciados bíblicos en cuanto a Él. Dieciséis de esas 44 páginas hacen referencia a un total de 37 pasajes problemáticos en el libro de Génesis (McKinsey, 2000, pp. 133-177). En su sitio Web que intenta exponer la Biblia y a Dios como fraudes, R. Paul Buchman listó 83 “contradicciones” que involucran la “Naturaleza de Dios” y 142 acerca de las “Leyes de Dios” (2011). Cincuenta y un veces hizo referencia a Génesis.
Muchos son los que declaran que la Biblia presenta una descripción inexplicable y paradójica de Dios. Pero cuando se examina las Escrituras honestamente y cuidadosamente, se puede mostrar que todos estos criticismos contra el Creador y Su Palabra son simplemente entendimientos erróneos o contradic ciones manufacturadas. Considere algunas de las acusaciones más comunes contra Jehová en el libro de Génesis.
¿REALMENTE CONOCE JEHOVÁ TODO? Muchos pasajes de la Escritura enseñan que Dios es omnisciente. La Biblia declara que Dios “conoce los secretos de l corazón” (Salmos 44:21), que los “ojos de Jehová están en todo lugar” (Proverbios 15:3) y que “su entendimiento es infinito” (Salmos 147:5). El salmista también escribió acerca de Jehová: Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda... Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás (139:1-4,6-8). El Nuevo Testamento reitera esta verdad, diciendo: “[M]ayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas” (1 Juan 3:20, énfasis añadido). “Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13). Él no solamente conoce el pasado y el presente, sino también el futuro (Hechos 15:18; cf. Isaías 46:10). No hay nada fuera del conocimiento de Dios. Algunos se han preguntado: “Si Dios conoce (y ve) todo, ¿por qué hay algunos enunciados en la Escritura que parecen indicar lo contrario? ¿Por qué Dios preguntó a Caín en cuanto al paradero de su hermano Abel si Él sabía dónde estaba (Génesis 4:6)? ¿Por qué el Señor y dos ángeles preguntaron a Abraham en cuanto a la ubicación de su esposa si Él es omnisciente (Génesis 18:9)? Y si Dios conoce todo y ve todo, ¿por qué dijo a Abraham en cuanto a Sodoma y Gomorra: “[D]escenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, lo sabré” (Génesis 18:21, énfasis añadió; cf. Génesis 22:12)? Si Dios es omnisciente, ¿por qué necesita “ir” a algún lugar y “ver si” la gente es impía o no? ¿Realmente conoce Dios todo? Primero, cuando los críticos reclaman que las preguntas que Dios hizo a Caín o Sara (o a Satanás—cf. Job 1:7; 2:2) sugieren que el conocimiento de Dios es limitado, suponen que se hacen todas las preguntas con el propósito de obtener información. Sin embargo, el sentido común enseña que se hacen algunas preguntas con otros propósitos. ¿Debemos suponer que el Creador del cielo y la Tierra ignoraba el paradero de Adán cuando le preguntó: “¿Dónde estás tú?” (Génesis 3:9)? Al comienzo del discurso de Dios a Job, Dios le preguntó: “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?” (Job 38:4). ¿Debemos creer que Dios no sabía dónde estaba Job cuando Él creó el mundo? ¡Ciertamente no! Ningún padre, después de haber visto que su hijo golpeara la puerta de su auto, implicaría ignorancia al preguntar: “¿Quién hizo eso?”. Obviamente, el padre no hace la pregunta para obtener información, sino para que el hijo admita algo que el padre sabía desde el principio. Si el dueño de un perro, quien viene del trabajo y ve que el forro de su sofá ha sido destrozado, trae a su perro y dice, “¿Hiciste tú eso?”, ¿debemos pensar que el dueño realmente estaba haciendo esa pregunta para obtener información? En algunas ocasiones, Jesús usó preguntas con el mismo propósito. Cuando preguntó a los discípulos de los fariseos y a los herodianos concerniente a la imagen en una moneda particular, claramente no fue porque no lo sabía (Mateo 22:1522). De igual manera, cuando preguntó a la multitud que le apretaba, “¿Quién es el que me ha tocado?” (Lucas 8:45), no fue porque la mujer que le había tocado estaba escondiéndose de Él (Lucas 8:47). Jesús sabía que la mujer fue sanada al tocar el borde de Su manto, antes que la mujer confesara que le había tocado (Marcos 5:32). Por ende, Su pregunta tuvo el propósito de enfatizar la gran fe de la mujer y el poder de Dios (Marcos 5:34). De ninguna manera las preguntas que Dios hace indican que Él no sea divino. ¿Qué acerca del enunciado de Jehová a Abraham que Génesis 18:21 registra? ¿No sabía Dios el estado de Sodoma y Gomorra antes de la visita de Sus mensajeros (Génesis 18:22; 19:1-29)? ¿Tuvo que llegar a “saber” si los habitantes de esas dos ciudades eran tan malos como algunos habían dicho? Desde luego que no. Realmente, Moisés y otros escritores de la Biblia usaron las frases “lo sabré” (Génesis 18:21) y “ya conozco” (Génesis 22:12) con referencia a Dios para el beneficio del hombre. Por toda la Biblia, se atribuyen acciones humanas (tales como saber o aprender) frecuentemente a Dios con el propósito de ayudar a los seres finitos a entenderle mejor. Se conoce a esta c lase de lenguaje como antropomorfismo (que significa “forma de hombre”). Cuando “descendió Jehová para ver la ciudad y la torre” construida en Babel (Génesis 11:5), no fue con el propósito de obtener conocimiento. Las expresiones antropomórficas como estas no significan que Dios no sepa completamente todo. En cambio, como en el caso de Babel, se usó tal expresión para mostrar que Él estaba “observando y considerando oficialmente y judicialmente la situación en una forma directa, ya que había llegado a ser tan flagrante que existía el peligro (como en el tiempo de Noé) que la
verdad de la revelación de Dios fuera completamente destruida si se permitía que la maldad continuara” (Morris 1976, p. 272). El Todopoderoso visitó Sodoma y Gomorra probablemente “por el bien de la apariencia, para que el hombre pudiera saber directamente que Dios realmente había visto la situación completa antes de actuar en juicio” (p. 342). Como Jamieson, Fausset y Brown señalaron en su comentario sobre Génesis, “[e]stas ciudades debían ser ejemplos de la severidad de Dios para todos los tiempos venideros, y por tanto se presenta prueba amplia que el juicio no fue precipitado ni excesivo (Ez. 18:23; Jer. 18:7)” (1997). Así como Dios nos instruye a orar y hacerle “conocer” nuestras peticiones con el fin de que seamos beneficiados (Filipenses 4:6), incluso cuando Él realmente conoce nuestras oraciones y necesidades antes que le pidamos (Mateo 6:8), el Dios que conoce todas las cosas algunas veces también habla en lenguaje adaptado como si obtuviera conocimiento para nuestro beneficio.
¿SE DIO A CONOCER EL NOMBRE “JEHOVÁ” A LOS PATRIARCAS? Los escépticos no solamente critican la enseñanza bíblica en cuanto al conocimiento de Dios; también critican lo que la Escritura dice que el hombre ha sabido en el pasado (por medio de la revelación de Dios). ¿Puede imaginar que un amigo al cual ha conocido por años dijera que usted no le conoce? Usted pensaría que este amigo se ha convertido en un mentiroso o un lunático si él indicara que usted no conoce su nombre, incluso cuando usted le ha conocido por muchos años. Los escépticos igualmente dicen que debería indignarnos que Dios diga que Abraham, Isaac y Jacob no le conocieron por Su nombre, incluso cuando el libro de Génesis indica que sí lo hicieron. Después que Moisés visitó a Faraón concerniente a la liberación de los israelitas, Dios aseguró a Moisés que los israelitas serían liberados. Luego añadió: “Yo soy Jehová. Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre Jehová no me di a conocer a ellos” (Éxodo 6:2-3, énfasis añadido). El problema que los estudiantes de la Biblia tienen con este enunciado es que el nombre “Jehová” (hebreo Yahweh; traducido “Señor” en la mayoría de versiones modernas) aparece aproximadamente 160 veces en el libro de Génesis. Además, se usa más de 100 veces el nombre “Jehová” en los capítulos 12-50 de Génesis (los cuales lidian con la familia de Abraham, Isaac y Jacob). Génesis 22:14 dice que, después que Dios proveyó un carnero para que Abraham sacrificara (en vez de a su hijo, Isaac) en el Monte Moriah, “llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto” (énfasis añadido). Años después, Isaac preguntó a su hijo Jacob (quien estaba engañando a su padre con la esperanza de recibir su bendición), “¿Cómo es que la hallaste tan pronto, hijo mío? Y él respondió: Porque Jehová tu Dios hizo que la encontrase delante de mí” (Génesis 27:20, énfasis añadido). ¿Cómo pudo decir Dios a Moisés que “en mi nombre Jehová no me di a conocer a ellos” (Éxodo 6:3), si Abraham, Isaac y Jacob conocían bien el nombre de Jehová, e incluso lo usaron en sus conversaciones? ¿Es Dios un mentiroso? ¿Se contradice la Biblia en este punto? ¿Qué respuesta razonable se puede dar? No se puede negar el hecho que Abraham, Isaac y Jacob conocieran el nombre de Dios, Jehová (Yahweh) [cf. Génesis 15:7; 22:14; 24:50,51; 26:22; 27:20; 49:18; etc.]. Como John J. Davis escribió, “en el libro de Génesis...se introduce el nombre Yahweh en una manera que impide pensar que se use anticipadamente, o que sea algo diferente a un relato correcto del incidente y del término real empleado” (1963, 4[1]:34). Basados en el número de veces que la palabra (Yahweh) aparece en Génesis, y las muchas maneras en las cuales se usa, incluyendo como una parte de nombres compuestos que tienen significados específicos (e.g., Jehová-jireh, que significa “Jehová proveerá”), no es razonable argumentar que los patriarcas de Génesis no conocían el nombre de Jehová. Así que, ¿cuál es la respuesta a este supuesto problema? Aunque los críticos de la Biblia y los incrédulos puedan mofarse de cualquier intento de explicar este pasaje difícil, el cua l ellos creen que es irresoluble, lo cierto es que existe una explicación lógica. Las expresiones “conocer el nombre de Jehová” o simplemente “conocer a Jehová” frecuentemente significan más que simplemente tener conciencia de Su nombre o existencia. “Conocer” (de la palabra hebrea yada) a menudo significa “conocer por experiencia”. La Biblia revela que cuando Samuel era un niño, “ministraba en la presencia de Jehová” (1 Samuel 2:18; 3:1) e “iba creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres” (2:26). Pero después leemos que “Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada” (1 Samuel 3:7, énfasis añadido). En un sentido, Samuel “conoció” a Jehová desde temprano, pero comenzando desde 1 Samuel 3:7, su relación con Dios cambió. Desde ese punto en adelante, comenzó a recibir revelaciones directas de Dios (cf. 1 Samuel 3:11-14; 8:7-10,22; 9:15-17; 16:1-3; etc.). Al comparar esta relación nueva con Dios a su relación previa y su conocimiento de Él, el autor de 1 Samuel pudo decir razonablemente que antes “Samuel no había conocido aún a Jehová” (3:7). Según Gleason Archer, la frase “conocer que yo soy Jehová” (o “conocer el nombre de Jehová”) aparece en el Antiguo Testamento al menos 26 veces, y “en cada caso significa aprender por experiencia real que Dios es Yahweh...” (198 2, pp. 66,67). Solamente en el libro de Éxodo, la expresión “conocer” (yada) aparece cinco veces en relación a Jehová, y “[e]n cada caso sugiere un conocimiento por experiencia de la persona y el poder de Yahweh. En cada caso el
conocimiento de Yahweh está conectado con alguna obra u acto de Yahweh que en alguna manera revela Su persona y poder” (Davis, 4[1]:39). Por ejemplo, en el mismo pasaje que ha causado tanto criticismo, Dios declaró: “[O]s tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto” (Éxodo 6:7, énfasis añadido). Luego, después que Dios envió las diez plagas sobre los egipcios (Éxodo 7:14-12:30), dividió el Mar Rojo (Éxodo 14) y milagrosamente convirtió el agua amarga en agua dulce (Éxodo 15:22-25), dijo a Moisés: “Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Israel; háblales, diciendo: Al caer la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan, ysabréis que yo soy Jehová vuestro Dios” (Éxodo 16:11-12, énfasis añadido). Después de varias semanas, Dios dijo a Moisés en el Monte Sinaí: “Y conocerán que yo soy Jehová su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto, para habitar en medio de ellos. Yo Jehová su Dios” (Éxodo 29:46, énfasis añadido). ¿No sabían los israelitas Quién era Jehová para este tiempo? Sin duda, si sabían. “Ellos ya le habían conocido como libertador; ahora le conocerían como su proveedor” (Davis, 4[1]:39). Note también lo que Isaías profetizó siglos después del tiempo de Moisés. Y ahora ¿qué hago aquí, dice Jehová, ya que mi pueblo es llevado injustamente? Y los que en él se enseñorean, lo hacen aullar, dice Jehová, y continuamente es blasfemado mi nombre todo el día. Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente (Isaías 52:5-6, énfasis añadido). Más de 100 años después, posteriormente a la entrada de Judá a la cautividad babilónica, Dios predijo su regreso a Judea y les habló por medio del profeta Jeremías, diciendo: “Por tanto, he aquí les enseñaré esta vez, les haré conocer mi mano y mi poder, y sabrán que mi nombre es Jehová” (Jeremías 16:21, énfasis añadido). ¿Debemos entender por estos enunciados que Israel y Judá ignoraban el nombre de Dios (Jehová) antes de ese tiempo? No. Obviamente, la expresión “conocer (o no conocer) el nombre de Jehová” significa algo más. Esta es una frase hebrea que “generalmente expresa el conocimiento de algún acto particular o atributo de Yahweh revelado en Su relaci ón con el hombre” (Davis, 4[1]:40; vea también Bullinger, 1898, p. 554). Incluso en tiempos modernos es posible que alguien conozca el nombre y oficio de una persona sin realmente “conocer” a la persona (o entender su oficio). Es verdad que a primera vista Éxodo 6:3 parece contradecir lo que el libro de Génesis enseña acerca del conocimiento de los patriarcas concerniente al nombre Jehová. No obstante, el problema desaparece cuando nos damos cuenta que la expresión hebrea “conocer” (y especialmente “conocer” un nombre) frecuentemente significa más que un reconocimiento de una persona. Abraham, Isaac y Jacob conocieron a Dios como Creador y Gobernante del Universo. Pero no fue sino hasta siglos después que se llegó a conocer el significado completo del nombre Jehová a través del cumplimiento de la promesa de Dios hecha a estos patriarcas al liberar a la nación israelita de la esclavitud egipcia.
¿TENTÓ JEHOVÁ A ABRAHAM? Uno de los pasajes más criticados a través de los siglos en el libro de Génesis ha sido el capítulo 22. En años recientes, el crítico implacable Dan Barker ha declarado que “sabe” que el Dios de la Biblia no existe porque “hay características y/o propiedades incompatibles de Dios en este libro [la Biblia—EL] que descartan la posibilidad de Su existencia”. Una de las escrituras que Barker frecuentemente cita como prueba de la supuesta descripción inconsistente de la Biblia en cuanto a Dios es el versículo uno de Génesis 22 (Barker, 1992, p. 169; Barker, 2008, p. 230; Butt y Barker, 2009). Según l a Reina Valera Antigua, Génesis 22:1 afirma que “tentó Dios a Abraham” para sacrificar a su hijo Isaac. Pero ya que Santiago 1:13 dice, “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie” (énfasis añadido), Barker insiste que Dios es como un soltero casado o un círculo cuadrado —Él no puede existir lógicamente Si Génesis 22:1 realmente enseñara que Dios tentó a Abraham para cometer maldad y pecado, entonces el Dios de la Biblia sería un “círculo cuadrado”, i.e., una contradicción lógica. Pero lo cierto es que Dios no tentó a Abraham para hacer el mal. Barker formuló su argumento basado en la versión inglesa King James (que, así como la RVA, también traduce “tentar” en Génesis 22:1) y en solamente un significado de la palabra hebrea nissâ en Génesis 22:1. Aunque la palabra puede significar “tentar”, los primeros dos significados que Brown, Driver y Briggs ofrecen para nissâ en su Léxico Hebreo e Inglés del Antiguo Testamento es “probar, poner a prueba” (1993). De la misma manera, el Léxico Teológico del Antiguo Testamento (1997) define la palabra simplemente como “probar” (Jenni y Westermann, 1997, 2:741-742). El Diccionario Teológico del Antiguo Testamento concuerda en que se traduce mejor nissâ, sea en contextos seculares o teológicos, como “probar” (Botterweck, et.al., 1998, 9:443-455). Por esta razón, casi todas las traducciones recientes, incluyendo la VRV1960, la LBLA y la NIV, traducen Génesis 22:1 usando el término “probar”, no tentar. Cuando David usó la armadura del Rey Saúl antes de luchar contra Goliat, el pastor dijo: “Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué (nissâ)” (1 Samuel 17:39, énfasis añadido). Obviamente el significado no es que David nunca había “tentado” a la armadura; él simplemente no había probado o usado previamente la armadura de Saúl. Dios guió a Israel durante 40 años de vagancia en el desierto para probarles (Deuteronomio 8:2), no para tentarles al pecado. Note
también el contraste en Éxodo 20:20 entre (1) la prueba de Dios para el hombre y (2) la provocación al pecado. Después de dar los Diez Mandamientos a los israelitas, Moisés dijo: “No temáis; porque para probaros (nissâ) vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis” (Éxodo 20:20, énfasis añadido). Si se usara el razonamiento de Barker que indica que nissâ significa “tentar”, sin tener en cuenta el contexto, entonces se tuviera que interpretar que el versículo en Éxodo significa que Dios tentó a los israelitas a pecar, para que no pecaran—lo cual es una interpretación absurda. Si se interpreta la Biblia, o cualquier otro libro, sin pensar que las palabras tienen una variedad de significados y que se pueden usar en sentidos diferentes, es imposible llegar a una interpretación racional. Muchas supuestas contradicciones se explican fácilmente al solo entender que las palabras se usan en maneras diferentes (como se las usan en el tiempo presente). ¿Se debe entender una palabra literalmente o figurativamente? ¿Debe el término en un lugar significar la misma cosa cuando se encuentra en otro contexto, o puede tener significados diferentes? Si los que hablan en español pueden hacer referencia a “salir volando” de un lugar cuando realmente salen corriendo, ¿por qué es difícil que la gente entienda las maneras diferentes en que se usaron las palabras en los tiempos bíblicos? ¿Pudiera ser que algunos críticos de la Biblia (como Barker) simplemente están predispuestos a interpretar la Biblia injustamente? La evidencia revela que esto es exactamente lo que está pasando. En vez de contradecir a Santiago 1:13, Génesis 22:1 realmente concuerda perfectamente con lo que Santiago escribió cerca del comienzo de su epístola: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (1:2-4, énfasis añadido). Al instruir a Abraham a sacrificar a su hijo prometido (cf. Hebreos 11:17), Dios dio a Abraham otra oportunidad de probar su lealtad ante Él, mientras que Abraham usó esa prueba simultáneamente para continuar desarrollando una fe más completa y madura.
VER A JEHOVÁ “CARA A CARA” Otros ataques que los escépticos han cometido contra Dios, Génesis y los escritores inspirados, implican las teofanías de Dios. Por todo el libro de Génesis, Moisés registró que Jehová “apareció” al hombre varias veces. Apareció a Abraham cuando él tenía alrededor de 75 años de edad (12:7). Se le apareció otra vez algo de 25 años después (17:1). Antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra, Dios apareció a Abraham en Mamre (18:1). El Señor también apareció a Isaac y Jacob (26:2; 26:24; 35:9). En Génesis 32:30, después de pelear con Dios, Jacob incluso declaró: “Vi a Dios cara a cara” (énfasis añadido). Tales apariciones de Jehová en Génesis han causado que algunos cuestionen la exactitud de la Biblia, y en particular del libro de Génesis (Wells, 2012). ¿Cómo pudo Dios aparecer al hombre, y hablar con él “cara a cara”, si es que otros pasajes bíblicos claramente enseñan que no se puede ver el rostro de Dios (Éxodo 33:20-23; Juan 1:18; 1 Juan 4:12)? Aunque en la actualidad las palabras se usan comúnmente en muchos sentidos diferentes (e.g., caliente, frío, terrible, extraño), los críticos de la Biblia han descartado la posibilidad que los términos en los pasajes previos se usen en sentidos diferentes. Lo cierto es que a través de la Escritura frecuentemente se usan las palabras de mane ras diferentes. En Santiago 2:5, el término “pobres” hace referencia a los bienes materiales, mientras que el término “ricos” hace referencia al bienestar espiritual (cf. Lyons, 2006). En Filipenses 3:12,15, Pablo usó el término “perfecto” en sentidos diferentes. Aunque Pablo había obtenido madurez espiritual (“perfección”) en Cristo (vs. 15), todavía no había obtenido la perfección “final, el premio del supremo llamamiento en Cristo Jesús” (Schippers, 1971, 2:62; cf. Filipenses 3:9 -11). De manera similar, en un sentido el hombre ha visto a Dios, pero en otro sentido no le ha visto. Considere el primer capítulo de Juan donde aprendemos que en el principio Jesús estuvo con Dios y “era Dios” (1:1; cf. 14,17). Aunque Juan escribió que Jesús “fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (1:14), indicó poco después que “[a] Dios nadie le vio jamás” (1:18; Juan 4:12). ¿Fue Jesús Dios? Sí. ¿Vio el hombre a Jesús? Sí. Entonces, ¿en qué sentido el hombre no ha visto a Dios? Ningún ser humano ha visto a Jesús en Su imagen verdadera (i.e., como un Ser espiritual—Juan 4:24—en toda Su plenitud, gloria y esplendor). Cuando Dios, el Verbo, apareció en la Tierra 2,000 años atrás, vino en una forma cubierta. En su carta a la iglesia en Filipos, el apóstol Pablo mencionó que Cristo—Quien había existido en el cielo “en forma de Dios”—“se despojó a sí mismo” y se hizo “semejante a los hombres” (Filipenses 2:6-7). La humanidad vio una encarnación de la Deidad cuando Jesús habitó en la Tierra en forma de hombre. Los hombres vieron al “Verbo” que “fue hecho carne”. De igual manera, cuando Jacob luchó “con Dios” (Génesis 32:38), vio solamente una forma de Dios, no al Dios espiritual, invisible y omnipotente que llena el cielo y la Tierra (Jeremías 23:23 -24). Pero ¿qué hay de tales enunciados que indican que el hombre vio o habló con Dios “cara a cara”? Jacob dijo: “Vi a Dios cara a cara” (Génesis 32:30). Gedeón proclamó: “[H]e visto al ángel de Jehová cara a cara” (Jueces 6:22). Éxodo 33:11 afirma que “hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero”. Primero, aunque estos hombres atestiguaron cosas grandiosas e impresionantes, solamente vieron manifestaciones de Dios y una parte de Su gloria (cf. Éxodo 33:18-23). Segundo, las palabras “cara” y “cara a cara” se usan en diferentes maneras en la Escritura. Aunque Éxodo 33:11 revela que Dios hablaba a Moisés “cara a cara”, solamente nueve versículos después Dios dijo a
Moisés: “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá” (33:20). ¿Debemos creer que el autor de Éxodo estaba tan equivocado que escribió enunciados contradictorios en solamente el espacio de nueve versículos? No. Entonces, ¿qué quiere decir la Biblia cuando declara que Dios “conocía” (Deuteronomio 34:10), hablaba “cara a cara” (Éxodo 33:11) y “veía” al hombre “cara a cara” (Génesis 32:30)? Se puede encontrar una respuesta lógica en Números 12. Aarón y María habían hablado contra Moisés y habían preguntado de manera arrogante: “¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también p or nosotros?” (vs. 2). Dios entonces apareció delante de Aarón y María, y dijo: “Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová” (Números 12:6-8, énfasis añadido). Note el contraste: Dios habló a los profetas de Israel a través de visiones y sueños, pero a Moisés habló “no por figura”. En otras palabras, aunque Dios nunca mostró Su rostro a Moisés (Éxodo 33:20), permitió que Moisés viera “una evidencia inconfundible de Su presencia gloriosa” (Jamieson, et.al., 1997), y le habló “cara a cara, como habla cualquiera a su compañero” (Éxodo 33:11), i.e., le habló claramente y directamente.
CONCLUSIÓN Ni el libro de Génesis, ni la Biblia como un todo, revela características incompatibles de Dios—como los escépticos modernos alegan. En realidad, muchos de los comentarios de los enemigos de Dios revelan que ellos interpretan deshonestamente la Verdad (cf. 2 Corintios 4:2; 2 Timoteo 2:15). Piense en esto: Si los escépticos pueden trabajar “mano a mano” con un colega sin realmente trabajar en el mismo lugar (Barker 2008, p. 335), o si pueden “mirarse las caras” con un oponente sin realmente estar mirándose directamente al rostro, entonces, ¿no pueden entender que Dios podía hablar “cara a cara” con los patriarcas y profetas de antaño sin revelar literalmente Su “rostro” completo y glorioso? Realmente, se debe considerar con sosp echa las acusaciones inconsistentes de los escépticos. Ellos aceptan las diferencias no-conflictivas y entendibles en muchos escritos modernos, pero protestan fuertemente contra las diferencias lógicas y explicables en la Escritura. Las acusaciones de los escépticos de ninguna manera prueban que el Dios de la Biblia no existe o que la Biblia no es fidedigna. De hecho, la verdad es completamente contraria a sus acusaciones. Cuanto más los escépticos ponen a prueba las Escrituras, tratando de encontrar errores de toda clase, más evidencia sale a la luz de que este Libro tiene un origen divino (vea Butt, 2007). “Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:8). Referencias Archer, Gleason (1982), Una Enciclopedia de Dificultades Bíblicas [An Encyclopedia of Bible Difficulties] (Grand Rapids, MI: Zondervan). Barker, Dan (1992), La Pérdida de la Fe en la Fe [Losing Faith in Faith] (Madison, WI: FFRF). Barker, Dan (2008), Sin dios [godless] (Berkeley, CA: Ulysses Press). Botterweck, G. Johannes, et.al. (1998), Diccionario Teológico del Antiguo Testamento [Theological Dictionary of the Old Testament] (Grand Rapids, MI: Eerdmans). Brown, Francis, et.al. (1993), Un Léxico Hebreo e Inglés del Antiguo Testamento [A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament] (Base Electrónica de Datos: Biblesoft). Buchman, R. Paul (2011), “1,001 Contradicciones y Discrepancias en las Biblias Cristianas” [“1001 Contradictions and Discrepancies in the Christian Bibles”], http://www.1001biblecontradictions.com/index.html. Bullinger, E.W. (1998), Figuras de Expresión que la Biblia Usa [Figures of Speech Used in the Bible] (Grand Rapids, MI: Baker). Butt, Kyle (2007), ¡He Aquí! La Palabra de Dios [Behold! The Word of God] (Montgomery, AL: Apologetics Press). Butt, Kyle y Dan Barker (2009), El Debate Butt/Barker: ¿Existe el Dios de la Biblia? [The Butt/Barker Debate: Does the God of the Bible Exist?] (Montgomery, AL: Apologetics Press). Davis, John J. (1963), “El Conocimiento de los Patriarcas en cuanto a Jehová: Una Monografía Crítica sobre Éxodo 6:3” [“The Patriarchs’ Knowledge of Jehovah: A Critical Monograph on Exodus 6:3”], Grace Theological Journal, 4[1]:29-43, invierno. Jamieson, Robert, et al. (1997), Comentario de Jamieson, Fausset y Brown [Jamieson, Fausset, Brown Bible Commentary] (Base Electrónica de Datos: Biblesoft). Jenni, Ernst y Claus Westerman (1997), Léxico Teológico del Antiguo Testamento [Theological Lexicon of the Old Testament] (Peabody, MA: Hendrickson). Lyons, Eric (2006), “Respuesta a las Acusaciones” [“Answering the Allegations”], Apologetics Press, http://www.apologeticspress.org/APContent.aspx?category=11&article=539. McKinsey, C. Dennis (2000), Error Bíblico [Biblical Errancy] (Amherst, NY: Prometheus). Morris, Henry M. (1976), El Registro de Génesis [The Genesis Record] (Grand Rapids, MI: Baker).
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ESCRITORES INSPIRADOS Y COPISTAS COMPETENTES por Eric Lyons Si abriera su Biblia y leyera Génesis 1:1, aprendería que Dios creó todas las cosas en el principio. La redacción de este versículo dice lo siguiente: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (énfasis añadido). El verbo “crear” viene del hebreo bara, y se traduce como “crear” o “hacer” en la mayoría de versiones en español. Sin embargo, en la versión Reina Valera Antigua hay un error de deletreo en el cual la letra “i” ha reemplazado a la letra “e”, causando que el versículo diga: “En el principio crió Dios los cielos y la tierra” (énfasis añadido). Pregunta: ¿De quién es la culpa que la palabra “creó” se haya impreso incorrectamente como “crió”? Ciertamente nadie culparía a Dios o a Sus escritores inspirados (2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:20-21) por este error en una versión de la Biblia. Casi todos reconocen que las editoriales son responsables de estos pequeños errores. Aunque se ha perfeccionado la reproducción de libros durante los siglos pasados (en gran parte gracias a la invención de la imprenta), por muchas razones todavía los errores pequeños pueden introducirse sigilosamente en las páginas impresas. Dios no intervino y milagrosamente suprimió los errores (como el mencionado anteriormente) de las copias de Su Palabra. En cambio, dio a la humanidad la habilidad y recursos para entender que estos errores se pueden resolver racionalmente sin suponer que los escritores inspirados se equivocaron. Sabemos que “crió” debe ser “creó” en Génesis 1:1, en parte porque muchas otras versiones de la Biblia traducen la palabra como “creó”, y porque las copias hebreas de esta porción de la Biblia pueden clarificar el significado verdadero.
EL SENT IDO COMÚN Y LOS ERRORES DE LOS COPIST AS Uno de los libros más populares del siglo XXI ha sido la novela de Dan Brown, El Código Da Vinci. Desde el año 2003, se ha vendido mundialmente algo de 50 millones de copias de este libro (“El Sitio...”, s.d.). Imagine por un momento las diferencias potenciales en las millones de copias del Código Da Vinci si en vez de haberse impreso en una editorial, se hubieran reproducido a mano. Sin duda, los copistas hubieran cometido muchos errores. Ocasionalmente, se hubiera deletreado mal algunos nombres, se hubiera invertido algunos números y se hubiera duplicado u omitido algunas palabras o líneas enteras. Pero si se hubiera recuperado miles de copias del Código Da Vinci de todo el mundo, y luego cientos de eruditos durante varias décadas las hubieran comparado, contrastado y revisado en un esfuerzo de recuperar la redacción exacta del manuscrito original de Dan Brown, se podría restaurar el texto a su condición original. Se descartaría la mayoría de los errores de los copistas. Finalmente, se recuperaría el texto del Código Da Vinci por medio del criticismo textual. Sea que se haga referencia a las obras seculares o a la Biblia, antes de la invención de la imprenta, se hacían las copias a mano, y por ende eran más susceptibles a los errores. En el siglo XIX, el respetado erudito cristiano J.W. McGarvey señaló: “No existe escrito de la antigüedad que haya llegado a nuestro tiempo sin muchos cambios” (1886, 1:7-8). De hecho, “[u]na gran parte del trabajo de los editores de los clásicos del griego y el latín consiste en corregir lo mejor que se pueda las lecturas erróneas introducidas en estas obras” (McGarvey, 1:8). Por ejemplo, c onsidere las comedias de Terencio (ca. 190-158 a.C.). El erudito británico del siglo XVII, Richard Bentley, señaló que las obras de Terencio fueron algunos de los textos clásicos mejores preservados, pero testificó que había visto “veinte mil lecturas erró neas en ese pequeño escrito que incluso no es tan grande como el Nuevo Testamento” (citado en “El Texto...”, 1822, 15[37]:476; vea también McGarvey, 1:8). Considere también los escritos de Tácito. Se sabe que contiene al menos un error numérico que los eruditos en literatura clásica han reconocido como el error de un copista (Holding, 2001). Los eruditos sugieren que en algún momento en la historia, un copista accidentalmente cambió el número (de CXXV a XXV). Aunque se sabe que contienen errores de trascripción, los historiadores alrededor del mundo citan estas obras antiguas, tales como las obras de Herodoto, Josefo, Plinio, Tácito, Suetonio, etc., y las consideran fidedignas, educativas y dignas de estudio.
Si los eruditos defienden la integridad de los autores antiguos parcialmente al reconocer que muchos de los errores contenidos en sus escritos son el resultado de los errores de los copistas, es razonable que esos mismos eruditos (sean ateos, agnósticos, escépticos o cristianos) reconozcan que los supuestos problemas en el texto bíblico pueden ser el resultado de los errores de los escribas en vez de los errores de los escritores de la Biblia. Así como los que copiaron los documentos históricos seculares algunas veces cometieron errores (e.g., deletrearon mal nombres, omitieron palabras, etc.), los escribas que copiaron la Biblia de los textos antiguos también tuvieron la posibilidad de errar. Como Gleason Archer observó, “[i]ncluso los manuscritos más antiguos y mejores que poseemos no están totalmente li bres de errores de transmisión. Ocasionalmente se copia mal los números, el deletreo de nombres propios es confuso, y se ven ejemplos de los mismos tipos de errores que también aparecen en otros documentos antiguos” (1982, p. 27). Norman Geisler y William Nix han mencionado varias maneras en que un escriba pudo haber cambiado accidentalmente el texto bíblico, incluyendo: (1) omisiones o repeticiones de letras, palabras o líneas; (2) inversiones (transposiciones) de letras y palabras; (3) divisiones de palabras en los lugares equivocados (ya que las palabras en los manuscritos antiguos no estaban divididas por espacios); (4) errores de escucha (como cuando los escribas copiaron las Escrituras al ser dictados por alguien que las leyera); (5) confianza en la memorización en vez de depender en lo que el texto exactamente dice; (6) errores de criterio (posiblemente a causa de la luz insuficiente o los problemas de visión); (7) mala caligrafía; etc. (1986, pp. 469-475). Recientemente escribí una nota pidiendo a un ayudante que enviara un paquete a una Sra. Ward. Desafortunadamente, se envió el paquete con el nombre “Sra. Word”, tal vez porque mi escritura fue muy mala que no se pudo distinguir adecuadamente la “a” de la “o”, o porque el ayudante simplemente leyó mal el nombre. Este ejemplo muestra cuán fácilmente pueden ocurrir errores, incluso en tiempos modernos. Muchos estudiantes de la Biblia han memorizado pasajes de la Escritura y los han citado por meses o años sin darse cuenta que en un tiempo cambiaron, añadieron u omitieron incorrectamente una palabra del texto. Una vez memoricé 2 Pedro 3:9 (“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza...”, énfasis añadido), pero descubrí varios años atrás, que en un tiempo memoricé incorrectamente “promesa” en plural, y lo había citado de esta manera por muchos meses. Uno de los errores ocasionales que los escribas cometieron fue confiar demasiado en su propia memoria. En vez de notar cuidadosamente cada letra en cada palabra en cada línea, algunos c opistas pudieron haber escrito de memoria algunos pasajes sin mirar el texto. Tenga en cuenta que los escribas no tenían teclas de computadores que creaban las mismas letras cada vez o que les permitían copiar y pegar un párrafo al presionar unos pocos botones. Copiar la Biblia en tiempos antiguos era un trabajo minucioso y tedioso que requería atención y cuidado constante, incluso en las mejores circunstancias.
CAINÁN, HIJO DE ARFAXAD Lucas 3:36 es el único versículo en la Biblia en que leemos que el patriarca Arfaxad tuvo un hijo llamado Cainán. Aunque se menciona a otro Cainán (hijo de Enós) siete veces en la Escritura (Génesis 5:9-10,12-14; 1 Crónicas 1:2; Lucas 3:37), fuera de Lucas 3:36, nunca se menciona a Cainán, hijo de Arfaxad. Se le omite en las genealogías de Génesis 10 y 11, como también en la genealogía de 1 Crónicas 1:1-28. Cuando se lista al hijo de Arfaxad en estas genealogías, el nombre que siempre se da es Sala (o Sela), no Cainán. Algo importante que aprendemos de varias genealogías en la Escritura es que algunas veces contienen brechas menores—brechas que son intencionales y legítimas (vea Mateo 1:1; vea también Thompson, 1989, 9[5]:17 -18). Por ende, el hecho que Lucas 3 contenga un nombre que no se registra en Génesis 10 u 11, o 1 Crónic as 1, no significa que alguien cometió un error. Lo cierto es que los términos “engendró”, “hijo de” y “padre”—que las genealogías a menudo contienen—ocasionalmente tienen una connotación más amplia en la Biblia que en el español moderno (cf. Génesis 32:9; Juan 8:39). El hecho que una genealogía contenga más nombres (o menos) que otra genealogía, no significa que las dos genealogías sean contrarias. Sin embargo, la inclusión del nombre Cainán en Lucas 3:36 posiblemente tiene una explicación muy diferente —una que puede ser más plausible, pero que a la misma vez es más complicada, y por ende menos popular. Es muy probable que el “problema de Cainán” sea el resultado del error de un escriba que copiaba el relato del evangelio de Lucas. Si se considera que el Nuevo Testamento se escribió originalmente en griego, sin puntuación o espacios entre palabras, se puede notar que el nombre Cainán fácilmente pudo haberse introducido inadvertidamente en la genealogía de Lucas. Note en el siguiente ejemplo lo que el texto original (en armonía con Génesis 10:24, 11:12 y 1 Crónicas 1:18,24) pudo haber dicho: touserouchtouragautoufalektouebertousala toukainamtouarfaxadtouseemtounooetoulamech toumathousalatouhenoochtouiarettoumaleleeeltoukainan touenoostouseethtouadamtoutheou
Si el escriba hubiera dado un vistazo al final de la tercera línea a toukainan, probablemente pudiera haberlo escrito también en la primera línea. Por ende, en vez de leer solamente un Cainán, hoy leemos dos: touserouchtouragautoufalektouebertousalatoukainan toukainamtouarfaxadtouseemtounooetoulamech toumathousalatouhenoochtouiarettoumaleleeeltoukainan touenoostouseethtouadamtoutheou Como puede ver, sería fácil que un escriba cansado copiara “Cainán” inadvertidamente de Lucas 3:37 en 3:36 (vea Sarfati, 1998, 12[1]:39-40; Morris, 1976, p. 282). Aunque algunos apologistas rechazan la idea que la inclusión de Cainán en Lucas 3:36 sea el error de un copista, los siguientes hechos parecen añadir peso a esta explicación. Como se declaró antes, esta parte de la genealogía de Lucas también se registra en Génesis 10:24, 11:12 y 1 Crónicas 1:18-24. No obstante, todos estos pasajes del Antiguo Testamento omiten al Cainán de Lucas 3:36. De hecho, no se encuentra a Cainán, hijo de Arfaxad, en ningún manuscrito hebreo del Antiguo Testamento. Se omite a Cainán en todas las versiones antiguas del Antiguo Testamento—el Pentateuco Samaritano, la Siríaca, el Tárgum (traducciones arameas del Antiguo Testamento) y la Vulgata (traducción latina de la Biblia completada entre los años 382 y 405 d.C.) [vea Hasel, 1980, 7[1]:23-37]. Se omite el nombre Cainán en la lista patriarcal de Flavio Josefo en su obra histórica, Antigüedades Judías (vea 6:1:45). El historiador cristiano del tercer siglo, Julio Africano, también omitió el nom bre Cainán de su cronología de los patriarcas, aunque él disponía de las copias de los evangelios de Lucas y Mateo (1971, 6:125-140). La copia más antigua de Lucas (un código de papiro de la Colección Bodmer datado entre los años 175 y 225 d.C.) no incluye a este Cainán (vea Sarfati, s.d.).
Algunos rápidamente señalan que la Septuaginta (la traducción griega del Antiguo Testamento hebreo) menciona el nombre Cainán, y por ende verifica que él fue hijo de Arfaxad, así como Lucas 3:36 indica. El problema con esta conclusión es que los manuscritos más antiguos de la Septuaginta no incluyen esta referencia a Cainán (Sarfati, 1998, 12[1]:40). Patrick Fairbairn indicó en su enciclopedia bíblica que este Cainán “no parece haber estado en las copias de la Septuaginta que Teófilo de Antioquía usó en el segundo siglo, Africano en el tercero o Eusebio en el cuarto” (1957, 2:351). Además, declaró que este Cainán también fue omitido en la copia vaticana de la Septuaginta (2:351). El hecho que “Cainán” fue una añadidura posterior a la Septuaginta (no parte del original) también es evidente ya que Josefo ni Africano le mencionan, pero existen muchas indicaciones que ellos usaron la Septuaginta en sus escritos. Ellos repiten muchas de las cifras de la Septuaginta como para no haberla usado. Por tanto, Larry Pierce declaró: “Parece que en el tiempo de Josefo, la generación extra de Cainán no estaba en el texto de la LXX [Septuaginta—EL] o en el documento que Josefo usó, ¡de otra manera Josefo la hubiera incluido!” (1999, 13[2]:76). Como Henry Morris concluyó en su comentario de Génesis, “es muy probable que los copistas posteriores de la Septuaginta (que no eran tan meticulosos
como los que copiaron el texto hebreo) insertaran a Cainán en sus manuscritos basándose en ciertas copias del Evangelio de Lucas a las cuales tenían acceso en ese entonces” (1976, p. 282, paréntesis en original). Aunque es posible que simplemente el nombre “Cainán” en Lucas 3:36 suplemente las genealogías del Antiguo Testamento, al reunir toda la evidencia, una mejor explicación es que el nom bre Cainán en Lucas 3:36 sea el resultado del error de un copista.
LA EDAD DE JOAQUÍN CUANDO COMENZÓ A REINAR En 2 Reyes 24:8, leemos que Joaquín sucedió a su padre como el 19º rey de Judá a la edad de 18. Sin embargo, 2 Crónicas 36:9 informa que “de ocho años era Joaquín cuando comenzó a reinar”. Afortunadamente, existe información adicional suficiente en el texto bíblico para conocer la edad correcta de Joaquín cuando comenzó su reinado en Judá. Existe poca duda que Joaquín comenzó su reinado a la edad de 18 años, no a la edad de ocho años. Ezequiel 19:5-9 establece esta conclusión, ya que Joaquín aparece como andando entre leones, arrebatando la presa y devorando a hombres. Además, es poco creíble que se describa a un niño de ocho años como alguien que hizo “lo malo ante los ojos de Jehová” (2 Reyes 24:9). La respuesta sencilla para este “problema” es que un copista cometió un error, no un escritor inspirado. Un escriba simplemente omitió un diez (la letra numeral hebrea [ יyod], lo cual cambió la edad de Joaquín a ocho (hebreo [ )חjet]) en vez de 18 (hebreo )יח. Esto no significa que los escritores inspirados cometieron un error; en cambio, indica que los errores menores de los escribas se han infiltrado en algunas copias de la Biblia. En realidad, si alg una vez ha visto el alfabeto hebreo, sin duda admitirá que se puede confundir muy fácilmente las letras hebreas (que también se usan para los números).
LOS COPISTAS CONCIENZUDOS Aunque se menciona a los escribas en la Biblia desde el año 1000 a.C. (e.g., 2 Samuel 8:17), la historia registra tres periodos generales de tradición judía en cuanto a los escribas: (1) el periodo soferim (desde Esdras hasta ca. 200 d.C.); (2) el periodo talmúdico (ca. 100-500 d.C.); y (3) el periodo masorético (ca. 500-950 d.C.) [Geisler y Nix, 1986, p. 502]. Los copistas judíos tomaron su trabajo muy seriamente. Ellos no fueron perfectos en su trabajo de trascripción (como se mostró anteriormente), pero la evidencia muestra que fueron muy concienzudos. Su trabajo era infinitamente más importante que el trabajo de los estudiantes al copiar el deletreo de las palabras, el trabajo de las cocineras al copiar recetas o el trabajo de las secretarias al copiar las notas de sus jefes; los escribas entendían que estaban copiando la Palabra de Dios. Incluso el trabajo importante de los transcriptores médicos no se puede comparar al trabajo de los copistas antiguos. McGarvey señaló que los copistas en el periodo talmúdico “adoptaron regulaciones minuciosas para preservar la pureza del texto sagrado” (1886, 1:9). Luego, los masoretas tomaron pasos incluso más estrictos para garantizar manuscritos de calidad superior. Ya que tenían gran reverencia por las Escrituras, fueron más allá del “llamado del deber”, trabajando bajo reglas muy estrictas para hacer las copias posibles más exactas. En su Introducción al Antiguo Testamento, el Profesor R.K. Harrison abordó el enfoque de los masoretas en cuanto a las Escrituras, y su profesionalismo, diciendo: Ellos estaban interesados en la transmisión del texto consonántico como lo habían recibido [el hebreo no tiene vocales— EL], también en la pronunciación, teniendo en cuenta que el mismo texto era inviolable y cada consonante era sagrada. El trabajo estadístico detallado que los masoretas realizaban en cada libro incluía la cuenta de los versículos, palabras y letras, el establecimiento del medio del libro (un procedimiento que era útil en el caso de composiciones bífidas o de dos partes), el señalamiento de singularidades de estilos y otros asuntos similares (1969, pp. 212-213, paréntesis en original). Al tomar estas precauciones en la trascripción de letras, palabras y versículos (por sección y libros), se podía saber si se había omitido o añadido una palabra o letra. De hecho, como Eddie Hendrix afirmó, “[e]stas revisiones minuciosas contribuían a un alto grado de exactitud en la trascripción” (1976, 93[14]:5). Ningún otro grupo de copistas antiguos fue más renombrado que los del Antiguo Testamento. Aunque se sabe mucho menos acerca de los copistas del Nuevo Testamento, según Philip Comfort, quien escribió La Búsqueda del Texto Original del Nuevo Testamento, la evidencia paleográfica ha revelado que “muchos de los manuscritos antiguos se copiaron cuidadosamente, con precisión y perspicacia”, sin duda “por me dio del trabajo de escribas educados y profesionales” (1992, p. 51,50). Los copistas del Nuevo Testamento también tenían una motivación seria para copiar las Escrituras con cuidado. Aunque no se cita usualmente este texto teniendo a los copistas en mente, considere Apocalipsis 22:18-19:
Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro d e esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. En el segundo siglo d.C., Ireneo aplicó esta condenación a los copistas que intencionalmente contribuyeron a la iniciación y perpetuación de errores textuales (5:30:1). Indudablemente, debido a la gracia de Dios y la escrupulosidad de los copistas, “[e]l Nuevo Testamento...no solamente ha sobrevivido en más manuscritos que cualquier otro libro de la antigüedad, sino ha sobrevivido en una forma más pura que cualquier otro gran libro” (Geisler y Nix, p. 475).
¿NO EXISTEN AUTÓGRAFOS? NO HAY PROBLEMA Algunos pudieran preguntar cómo los cristianos podemos confiar que hoy tenemos la Palabra de Dios si no disponemos de manuscritos originales (llamados autógrafos). ¿Cómo podemos conocer la verdad, si la verdad viene de copias de copias...de los autógrafos, muchas de las cuales contienen varios errores pequeños de trascripción? ¿No deberíamos simplemente darnos por vencidos y declarar que los intentos de encontrar la verdad son inútiles? No es razonable pensar que solamente se puede aprender verdades de los autógrafos. Aprender y formar creencias basados en las copias fidedignas de documentos escritos, objetos, etc., es una manera de vida. Concluir que un conductor en una ciudad particular no puede aprender a manejar adecuadamente sin tener a la mano el manual de conducción original que la ciudad produjo años antes, es absurdo. Aseverar que no se puede medir la longitud de una yarda sin tener la yarda estándar del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología es ridículo. Incluso si la yarda estándar se hubiera perdido, las millones de copias actuales de la yarda serían suficientes para encontrar (y medir) exactamente la longitud verdadera de una yarda. Considere también el ejemplo de McGarvey de un autógrafo que llegó a destruirse. Un hombre dejó una gran finca para sus descendientes de la tercera generación, pero no se la debía dividir hasta que la mayoría de ellos llegara a la adultez. Durante el intervalo de tiempo se circularon muchas copias del testamento entre los grupos interesados, muchas de estas fueron copias de otras copias. Mientras tanto, la oficina de registro en la que se archivó el original, se quemó con todos sus contenidos. Cuando se acercó el tiempo de la división, un abogado entrometido reportó que no existían dos copias que fueran iguales. Esto les alarmó, y comenzaron a averiguar la verdad del reporte. Al comparar copia por copia, averiguaron que el reporte era verdadero, pero al inspeccionar más cuidadosamente, descubrieron que las diferencias consistían en errores de deletreo o construcción gramática, algunos errores en cifras corregidos por la escritura de los números, y algunas otras diferencias un poco difíciles de explicar, pero en ninguna de las copias estos errores afectaban los derechos de los herederos. Según los propósitos esenciales para los cuales se escribió el testamento las representaciones de todas las copias fueron precisamente las mismas. El resultado fue que ellos dividieron la finca, y todos quedaron satisfechos; y ellos estuvieron más seguros que habían llevado a cabo la voluntad de su abuelo que si se hubiera preservado solamente la copia original, ya que esta pudiera haber sido alterada debido al interés de un solo heredero, pero las copias, aunque defectuosas, no pudieron haberlo sido (1:17). Por todo el mundo, individuos, grupos, negocios, escuelas, etc., operan con la convicción que los autógrafos no son necesarios para aprender las verdades en su contenido. Se puede reunir, inspeccionar e investigar las copias de testamentos, artículos, libros, etc., y publicar nuevas copias que sean virtualmente idénticas al original. “[E]s posible obtener comunicación exacta a pesar de los errores técnicos de la trascripción” (Archer, 1982, p. 29). Lo mismo sucede con la Biblia. Aunque los copistas fueron imperfectos en sus obras de trascripción, se han conservado suficientes copias de las Escrituras, tanto que Don Fredric Kenyon remarcó: “[E]s prácticamente cierto que se ha preservado la lectura verdadera de todo pasaje dudoso en una u otra de estas autoridades antiguas. ¡No se puede decir esto de otro libro antiguo en el mundo!” (Citado en Lighfoot, 2003, p. 204).
LA EVIDENCIA DE TRANSMISIÓN BÍBLICA CONFIABLE El Antiguo Testamento
Los Rollos del Mar Muerto constituyen uno de los más grandes descubrimientos arqueológicos de todos los tiempos. En 1947, se encontró muchos documentos históricos por accidente en una cueva al lado noroeste del Mar Muerto. Esta colección de documentos, que ha llegado a conocerse como los Rollos del Mar Muerto, consta de rollos de piel antigua y papiro, y fragmentos que han sido enrollados en tinajas por siglos. Desde 1949 hasta 1956, se encontraron cientos de manuscritos hebreos y arameos y algunos fragmentos griegos en cuevas cercanas, y los eruditos creen que se escribieron entre el año 200 a.C. y la primera mitad del primer siglo d.C. Algunos de los manuscritos fueron de escritos judíos apócrifos y seudo-apócrifos (e.g., 1 Enoc, Tobías y Jubileos); otros fueron agrupados como escritos “ascéticos” (libros misceláneos de reglas, poesía, comentario, etc.). El grupo de documentos más notables y pertinentes que se encontró en las cuevas de Qumrán cerca del Mar Muerto fue la colección de los libros del Antiguo Testamento. Se encontró rollos de cada libro de la Biblia hebrea excepto el libro de Ester. Los Rollos del Mar Muerto son evidencia firme de la integridad del texto del Antiguo Testamento. Antes de 1947, los manuscritos más antiguos del Antiguo Testamento se remontaban solamente a alrededor del año 1000 d.C. Con el descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto, los eruditos de la Biblia han podido comparar el texto moderno con el texto de más de 2,000 años atrás. Los críticos del texto han descubierto que estas copias antiguas de los libros del Antiguo Testamento son sorprendentemente similares al texto masorético. De hecho, son prueba de que se ha transmitido el texto del Antiguo Testamento fielmente a través de los siglos. Como Rene Paché concluyó, “[y]a que se puede demostrar que se transmitió el texto del Antiguo Testamento fielmente durante los pasados 2,000 años, se puede suponer razonablemente que se ha trasmitido así desde el comienzo” (1971, p. 191). Además, si las copias del Antiguo Testamento en el primer siglo fueron lo suficientemente fieles como para que Jesús y los apóstoles las citaran y enseñaran de estas, y nosotros poseemos manuscritos del Antiguo Testamento que son contemporáneos (o anteriores) al tiempo de Cristo, entonces los cristianos debemos sentirnos seguros en cuanto a la condición del Antiguo Testamento en el siglo XXI—como Jesús lo estuvo (cf. Mateo 22:31).
El Nuevo Testamento ¿Cuán seguros podemos estar los cristianos de que el texto del Nuevo Testamento es esencialmente el mismo hoy como lo fue en el primer siglo? ¿Pudiera ser que uno de los dogmas centrales del cristianismo (e.g., la deidad de Cristo) fuera el resultado de la manipulación del texto del Nuevo Testamento siglos antes, como alega la novela d e Dan Brown, El Código Da Vinci (2003, pp. 233-234)? ¿Cambió alguien drásticamente en la Edad Media el texto del Nuevo Testamento? ¿Qué evidencia tenemos para confiar en el Nuevo Testamento? Los cristianos del siglo XXI pueden estar seguros que se ha transmitido el Nuevo Testamento fielmente a través de los siglos en gran parte a causa de la cantidad vasta de manuscritos que existen hoy, algunos de los cuales se remontan a comienzos del segundo siglo d.C. Cuando F.F. Bruce publicó la sexta edición de su libro clásico Los Documentos del Nuevo Testamento—¿Son Confiables? en 1981, señaló que “existen más de 5,000 manuscritos griegos del Nuevo Testamento completo o en parte” (p. 10). Algo de 25 años después, Michael Welte del Instituto por la Investigación Textual del Nuevo Testamento en Munster, Alemania, indicó que el número de manuscritos griegos era 5,748 (2005). Esta cifra representa un grupo mayor de manuscritos que para cualquier otro volumen antiguo (cf. Westcott y Hort, 1964, p. 565; Ewert, 1983, p. 139; Kenyon, 1951, p. 5). Por ejemplo, las Historias de Herodoto, La Guerra de las Galias de
César y losAnales de Tácito, tres obras históricas bien-conocidas y citadas a menudo, están respaldadas por un total de 38 manuscritos en combinación (Geisler y Nix, p. 408). El libro antiguo más documentado después del Nuevo Testamento es la Ilíada de Homero. Hoy existen algo de 643 manuscritos de la Ilíada (p. 475), lo cual es todavía algo de 5,000 manuscritos menos que en el caso del Nuevo Testamento.
Igualmente impresionante como el número de manuscritos del Nuevo Testamento en existencia es la antigüedadde los manuscritos. Mientras que las copias existentes de Platón, Tucídides, Herodoto, Tácito y muchos otros están separadas del tiempo en que estos hombres escribieron por 1,000 años, los manuscritos del Nuevo Testamento se remontan al tiempo del segundo siglo, y posiblemente antes. En El Texto de los Manuscritos Griegos Más Antiguos del Nuevo Testamento, un volumen de 700 páginas que Philip Comfort y David Barrett editaron, se trascribe más de 60 de los manuscritos griegos más antiguos del Nuevo Testamento (2001). Este libro también contiene muchas fotografías de esos manuscritos antiguos (cuyos originales están almacenados por todo el mundo). En la introducción, Comfort y Barrett declararon: “Todos los manuscritos [contenidos en el libro—EL] datan de comienzos del segundo siglo a comienzos del cuarto (100-300 d.C.)” (p. 17). De hecho, “[v]arios de los papiros más importantes datan de mediados del segundo siglo”, y por ende “representan los testimonios directos más antiguos de los autógrafos del Nuevo Testamento” (p. 18). Ellos incluso sugirieron que “es posible que algunos de los manuscritos que se piensa que son de comienzos del segundo siglo realmente sean de finales del primero siglo” (p. 23). Así que podemos estar muy seguros de la transmisión del Nuevo Testamento, no solamente a causa del gran número de copias existentes, sino a causa de la proximidad de los manuscritos a los autógrafos. Pero eso no es todo. A la evidencia de los manuscritos se le puede añadir las versiones antiguas del Nuevo Testamento (e.g., Siríaca Antigua, Latina Antigua, Cóptica, etc.), también como las “más de 36,000 citas patrísticas que contienen casi todos los versículos del Nuevo Testamento” (Geisler y Nix, p. 467). Los escritos cristianos no-inspirados de los primeros siglos (redactados por hombres como Clemente de Roma, Ignacio, Policarpo, Justino Mártir, Ireneo y muchos otros) están saturados de citas de los apóstoles y profetas del Nuevo Testamento. El eminente erudito en Nuevo Testamento, Bruce Metzger, escribió: “De hecho, estas citas son tan extensas...que si se destruyeran todas las otras fuentes de nuestro conocimiento del texto del Nuevo Testamento, estas serían suficientes para reconstruir prácticamente el Nuevo Testamento completo” (1968, p. 86). Estos testimonios, juntamente con las versiones antiguas, hablan grandemente a favor de la integridad de la transmisión de la Biblia. ¿Existe evidencia amplia de los manuscritos, versiones y citas antiguas de los documentos del Nuevo Testamento, que se han conservado y que indican que el Nuevo Testamento es esencialmente el mismo hoy como lo fue en el primer
siglo? ¡Absolutamente! El ex director del Museo Británico, Don Frederic Kenyon, resumió el tema: “El cristiano puede tomar la Biblia completa en su mano y decir sin temor o duda que él tiene la verdadera palabra de Dios, transmitida sin pérdida importante de generación a generación a través de los siglos” (citado en Lightfoot, 2003, p. 126).
CONCLUSIÓN Al considerar el potencial durante los 1,900 años pasados de que el texto de la Biblia fuera corrompido grandemente, y el hecho que esto no haya sucedido, los cristianos pueden tener confianza que Dios, aunque sin inspirar a los copistas en la transmisión de Su Palabra, los usó en Su preservación providencial de la misma. Isaías aseguró a sus oyentes 2,700 años atrás de la permanencia de la Palabra de Dios, diciendo: “Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:8). Luego, después de más de siete siglos de transmisión, el apóstol Pedro escribió un enunciado similar, describiendo a la Palabra de Dios como “incorruptible” y lo que “vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1:23-25).
Referencias
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¿ES LA BIBLIA INSPIRADA POR DIOS? [PARTE 1] por Moisés Pinedo La frase “inspirada por Dios” viene de la palabra griega theopneustos. Esta es una palabra compuesta de theos, Dios, y pneo, respirar (Vine, 1999, 2:459). Literalmente significa “respirada o soplada por Dios”. En otras palabras, como Keith Mosher ha declarado, así “como Dios sopló aliento de vida en el hombre y él llegó a ser un alma viviente, Dios dio vida al mensaje que llamamos ‘la Biblia’” (citado en Moore, 2007, p. 11). Dios inspiró la Biblia, por ende, Él es su Autor. Pero ¿qué más implica la palabra “inspiración”? Es decir, ¿de qué manera inspiró Dios el mensaje que encontramos en la Biblia? Se han sugerido diferentes teorías en cuanto a la inspiración de la Biblia. Analicemos algunas de ellas.
TEORÍAS ERRÓNEAS EN CUANTO A LA INSPIRACIÓN DE LA BIBLIA La Teoría de la Inspiración Parcial Los partidarios de esta teoría sugieren que existen partes en la Biblia que fueron inspiradas por Dios, pero que otras no lo fueron. Generalmente la idea es que Dios inspiró todos los enunciados que se relacionan a la fe y la doctrina, pero que no inspiró los enunciados que se relacionan a los hechos factuales (e.g., los enunciados científicos, históricos y geográficos). Es decir, la Biblia es “perfecta” solamente con respecto a los asuntos teológicos, pero puede ser falible cuando habla de temas seculares. Tristemente, esta idea pobre de inspiración ha saturado las mentes de muchos religiosos. Al ver que la “ciencia” moderna muy a menudo se encuentra en oposición a los escritos bíblicos, muchos han concluido que la inspiración parcial debe ser una idea aceptable. [NOTA: La ciencia verdadera nunca ha estado en conflicto con la Biblia (vea Houts, 2007 y 2008)]. En septiembre de 2005, se anunció la publicación de un documento de la Iglesia Católica que sostenía el punto de vista de la inspiración parcial. En este documento, los obispos de Inglaterra, Gales y Escocia declararon que “[l]a Biblia es verdadera en pasajes que se relacionan a la salvación humana,…[pero] no deberíamos esperar exactitud bíblica total en temas seculares” (Gledhill, 2005). No hace falta decir que esta teoría socava completamente el concepto adecuado de la inspiración. Si la Biblia puede errar cuando habla de temas secundarios tales como la geografía, la ciencia o la historia, ¿cómo podemos estar seguros que no puede errar cuando habla de temas de importancia eterna tales como la salvación de nuestras almas? Además, ¿quién sería el encargado de determinar qué porciones bíblicas pertenecen a la inspiración y qué porciones bíblicas no pertenecen a la inspiración? Algunos pudieran considerar Génesis 1 como parte de la doctrina bíblica, mientras que otros pudieran considerar este mismo capítulo como un asunto secular. Entonces, ¿quién tomaría la decisión final? Lo cierto es que esta teoría es falsa e inconsistente.
La Teoría de la Inspiración Natural (o Universal) Esta teoría destrona a la Biblia de su lugar especial como un libro inspirado, y la consigna a un espacio común entre los libros humanos. Esta teoría sostiene que “los escritores de la Biblia fueron inspirados de la misma manera que los escritores modernos son inspirados” (Dickson, 1997, p. 316). En otras palabras, así como Cervantes tuvo un talento único para escribir novelas, poemas y dramas, los escritores de la Biblia fueron personas únicas con talentos únicos, pero esos talentos no fueron influidos sobrenaturalmente. Desde luego, esta teoría adolece de muchas deficiencias y se opone directamente a las reclamaciones bíblicas. En su libro Fortifique su Fe, Wayne Jackson señaló: Se debe rechazar esta teoría por las siguientes razones: (a) Transforma a los escritores del N.T. en mentirosos, ya que ellos declararon que el Espíritu Santo fue la fuente de sus escritos. (b) Los documentos bíblicos son inmensamente superiores a la producción humana más hábil. (c) Deja a la maravillosa unidad de la Biblia como un misterio inexplicable. (d) Si las Escrituras fueran el resultado del genio humano, los genios modernos las harían obsoletas. En cambio, la Biblia continúa siendo el libro más vendido en el mundo (1974, p. 52). No existe duda que la Biblia trasciende al intelecto humano, es incomparable a cualquier obra humana, y ciertamente, desafía cualquier explicación naturalista.
La Teoría de la Inspiración Mecánica (o del Dictado) Los que abogan por esta teoría han tomado la posición opuesta de los que abogan por la teoría naturalista de la inspiración. Mientras que la teoría naturalista sostiene que los escritores de la Biblia gozaron de un talento humano único, esta teoría sostiene que Dios inspiró a los escritores en el sentido que les dictó cada palabra que debían escribir. Es decir, Dios usó a los escritores de la Biblia solamente como taquígrafos. Dios habló, y ellos escribieron. Esta teoría transforma a los escritores de la Biblia en robots desprovistos de voluntad y estilo propio. Pero si la T eoría de la Inspiración Mecánica fuera verdadera, el estilo literario y el vocabulario de los escritores sería el mismo por toda la Biblia. Sin embargo, si usted ha leído la Biblia, habrá notado que este no es el caso. El estilo de los escritores del Antiguo Testamento es diferente al estilo de los escritores del Nuevo Testamento. El estilo del apóstol Pablo es diferente al estilo del apóstol Pedro. Existen muchas indicaciones bíblicas que descartan el dictado. Por ejemplo, Marcos y Lucas registraron las pa labras de Jesús: “Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios” (Marcos 10:25; cf. Lucas 18:25). Cuando Marcos anotó “aguja”, usó la palabra griega rafis, que hace referencia a una aguja de costura. Por otro lado, Lucas usó la palabra griega belone, que se usa frecuentemente para hacer referencia a la aguja de un cirujano. El hecho que Lucas usara la palabra griega para una aguja de cirujano tiene más sentido cuando aprendemos por Colosenses 4:14 que Lucas fue un médico. Él estuvo familiarizado con esta clase de aguja más que con las agujas de costura. Marcos y Lucas usaron dos palabras diferentes para expresar la misma enseñanza divina. Esta diferencia en palabras es evidencia de antecedentes y estilos diferentes. Es cierto que la inspiración se extiende a cada palabra en la Biblia, pero la Biblia no fue escrita al dictado, y Dios permitió que los escritores usaran sus talentos, personalidades y estilos para plasmar Su mensaje. La Teoría de la Inspiración del Pensamiento (o del Concepto) Esta teoría sugiere que Dios inspiró o reveló los pensamientos a los escritores de la Biblia, pero no las palabras. Es decir, los escritores escogieron las palabras sin ninguna guía del Espíritu Santo. Entonces, según esta teoría, realmente no importa las palabras que se escribieron, o si las palabras realmente describen un evento de una manera exacta; lo único que importa es la idea general. A primera vista puede parecer que esta teoría refleja una idea correcta de inspiración; no obstante, este concepto no puede explicar adecuadamente los siguientes puntos. Primero, es imposible transmitir una idea sin transmitir palabras. Usted está siendo testigo de este punto ahora mismo. Lo que estoy haciendo en este momento es trasmitirle algunas ideas y conceptos, pero es imposible que lo haga sin hacer uso del vocabulario o la palabra. El partidario de esta teoría debe reconocer que no puede incluso comenzar a proponer esta idea sin hacer uso de las palabras. Se debe rechazar esta teoría simplemente porque es autocontradictoria. Segundo, el pensamiento, la idea o el significado de un texto muchas veces depende del entendimiento correcto de una palabra. En Mateo 22:32, el argumento completo de Jesús en cuanto a la resurrección de los muertos se basó en el tiempo presente de una palabra (“Yo soy”). Y en Mateo 5:18, Jesús asignó importancia trascendental incluso a los trazos más mínimos de una palabra (“la jota y la tilde”). Si la Teoría del Pensamiento fuera correcta, no pudiéramos incluso
comenzar a hablar sobre la inspiración. Es imposible entender el pensamiento en 2 Timoteo 3:16 si no entendemos correctamente el significado de la palabra “inspiración”. Como otro ejemplo, Roger Dickson ha indicado que “la fuerza de Génesis 22:18 y Gálatas 3:16 también depende en el hecho que la palabra ‘simiente’ sea singular, no plural” (1997, p. 318). Si esta teoría es correcta, ¿por qué el mundo religioso se empeña en estudiar minuciosamente las palabras que la Biblia usa? En el fondo, se nos dice que las palabras no importan; sólo importan los pensamientos. Entonces, ¿por qué gastar miles de dólares en la producción de diccionarios, comentarios y enciclopedias que explican el significado de las palabras que la Biblia contiene? Si las palabras no importan, ¿por qué incluir el estudio de la hermenéutica en un curso de teología? Esta teoría tampoco explica adecuadamente el concepto de la inspiración.
EL ENFOQUE CORRECTO La Inspiración Verbal y Plenaria Cuando se habla de inspiración verbal, se quiere decir que se escribió cada palabra en la Biblia por la aprobación de Dios y la guía del Espíritu Santo. Cuando se habla de inspiración plenaria, se quiere decir que Dios inspiró cada parte de la Biblia, desde el comienzo hasta el final, y sin ninguna omisión. Al usar la inspiración verbal y plenaria, Dios se aseguró que los escritores solamente escribieran lo que estaba en armonía completa con Su voluntad. Él también se aseguró que ellos no cometieran ningún error factual, histórico, geográfico o científico. La inspiración verbal y plenaria descarta la Teoría de la Inspiración Parcial, la Teoría de la Inspiración Natural y la Teoría de la Inspiración del Pensamiento. Pero la inspiración verbal y plenaria también descarta la Teoría de la Inspiración Mecánica. Aunqu e la inspiración verbal y plenaria enseña que cada palabra y cada parte de la Biblia son inspiradas por Dios, también deja espacio para el estilo y las personalidades de los escritores. La Biblia claramente sostiene el concepto de la inspiración verbal y plenaria. Como ejemplo de la inspiración verbal, el salmista dijo: “El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua” (2 Samuel 23:2). Jeremías añadió: “Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca” (1:9; 36:1-2). Pablo declaró: Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual (1 Corintios 2:12-13). Finalmente, Jesús dijo en Mateo 5:17-18: No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. Al declarar, “ni una jota ni una tilde”, Jesús enfatizó que hasta los detalles mínimos de la ley debían cumplirse. Estos detalles fueron parte de la Escritura antigua inspirada por Dios; estaban allí por la aprobación y voluntad Dios. Si cada jota y cada tilde de la ley antigua gozan de la aprobación divina, entonces, cada palabra de la ley del Nuevo Testame nto también goza de la misma aprobación y voluntad divina. En cuanto a la inspiración plenaria, el salmista escribió: “La suma de tu palabra es verdad” (Salmos 119:160). Jesús prometió a Sus discípulos que el Espíritu Santo les enseñaría, recordaría, guiaría y revelaría “toda la verdad” (Juan 14:26; 16:13). Pablo registró: “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16). Y Pedro añadió: Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:20-21). La Biblia no reclama inspiración parcial, sino inspiración total para todas sus partes. El enfoque correcto en cu anto a la inspiración de las Escrituras es el siguiente: Dios inspiró la Biblia de una manera verbal y plenaria. Cada palabra bíblica y cada parte bíblica tiene aprobación y autoridad divina. Se debe enfatizar un último punto en este tema. La inspiración solamente se limita a los autógrafos de los escritores bíblicos. Es decir, solamente los que escribieron los documentos originales fueron inspirados por Dios. Los escribas, copistas y traductores de los manuscritos originales no gozaron de inspiración divina. Ahora, esto no significa que no tengamos la revelación divina en una forma exacta en la actualidad, o que no podamos confiar en los manuscritos que se han encontrado durante los siglos. Los copistas antiguos realizaron un trabajo muy meticuloso. Su meta fue la perfección completa. Hoy tenemos un gran número de manuscritos bíblicos para detectar incluso las variaciones más insignificantes, y para hacer las comparaciones respectivas. El cristiano puede descansar seguro sabiendo que en sus manos tiene un Libro de origen divino. Él no necesita adivinar qué partes de la Biblia son inspiradas o no. Y él puede saber que Dios inspiró Su Palabra de una manera verbal y plenaria.
Referencias Dickson, Roger (1997), El Alba de la Creencia [The Dawn of Belief] (Winona, MS: J.C. Choate Publications). Gledhill, Ruth (2005), “La Iglesia Católica Ya No Jura por la Verdad de la Biblia” [“Catholic Church No Longer Swears by Truth of the Bible”], The Times, octubre, [En-línea], URL: http://www.timesonline.co.uk/tol/news/world/europe/article574768.ece. Houts, Michael (2007), “La Evolución es Religión—No Ciencia”, Parte I [En-línea], URL: http://www.apologeticspress.org/espanol/articulos/3554. Houts, Michael (2008), “La Evolución es Religión—No Ciencia”, Parte II [En-línea], URL: http://www.apologeticspress.org/espanol/articulos/3687 Jackson, Wayne (1974), Fortifique Su Fe [Fortify Your Faith] (Stockton, CA: Courier Publications). Moore, John (2007), Buscando la Verdad (Maxwell, TX: World Video Bible School). Vine, W.E. (1999), Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento Exhaustivo (Colombia: Editorial Caribe), reimpresión de 2001.
¿ES LA BIBLIA INSPIRADA POR DIOS? [PARTE 2] por Moisés Pinedo [NOTA DEL EDITOR: Para leer la primera parte de este artículo, haga clic en Parte 1]. Sabemos que la frase “inspirada por Dios” significa “soplada o dada por aliento de Dios”. También sabemos que la perspectiva correcta en cuanto a la inspiración es que Dios reveló Su Palabra de una manera verbal y plenaria. Pero, ¿cómo podemos estar seguros que la Biblia es realmente inspirada por Dios? Mucha gente en el mundo considera la Biblia como un libro común. Otros creen que la Biblia es un libro especial debido a las enseñanzas morales que contiene, pero ellos no están dispuestos a reconocer que es la Palabra de Dios. Lo cierto es que el engañador, el padre de mentira (Juan 8:44), quiere que el hombre crea cualquier cosa—menos que la Biblia es inspirada por Dios. De hecho, él tuvo este objetivo desde el principio de la historia humana. En Génesis capítulo tres, se acercó a la mujer e introdujo su engaño con la siguiente frase: “¿Conque Dios os ha dicho…?” (3:1). Con esta frase el engañador sembró duda en el corazón humano con respecto a lo que Dios había dicho. El truco satánico no ha cambiado desde entonces; él todavía siembra duda en el corazón humano moderno con respecto a la Palabra escrita de Dios. Irónicamente, el corazón humano continúa siendo susceptible al engaño del maligno, y lamentablemente, muchos hoy han caído en su antigua trampa.
EVIDENCIAS DE LA INSPIRACIÓN BÍBLICA Existen dos fuentes principales para probar la inspiración bíblica: (1) La evidencia interna y (2) la evidencia externa. La evidencia internatiene que ver con la estructura misma de las Escrituras. Es decir, es la evidencia que se puede obtener del mismo texto bíblico. Algunos escépticos han sugerido que no se puede usar la Biblia misma para sostener su inspiración; sin embargo, como Dickson ha señalado, “esta opinión realmente es injusta. Nadie tiene el derecho d e negar la autenticidad de un documento sin considerar el documento mismo. Nosotros no negaríamos la autoría de las obras de Shakespeare sin primero considerar su texto” (1997, p. 328). Además, si los críticos de la Biblia pueden usar el texto bíblico para presentar supuestas contradicciones bíblicas, nosotros podemos usar el mismo texto bíblico para establecer la inspiración de la Biblia. El segundo tipo de evidencia, la evidencia externa, tiene que ver con los campos seculares independientes que confirman el texto bíblico. Parte de esta evidencia incluye la confirmación histórica, arqueológica y geográfica de los eventos, lugares o circunstancias bíblicas. Dentro de la evidencia interna y externa, podemos presentar varios argumentos para establecer la inspiración bíblica.
1. La Reclamación Bíblica de Inspiración La reclamación de inspiración no es una práctica común. Muchos libros han reclamado cierta clase de honra o autoridad, pero pocos libros han reclamado inspiración divina para sus escritos. Kenny Barfield ha señalado en su libro, Por qué la Biblia es Número 1, que existen alrededor de siete documentos en todo el mundo que reclaman abiertamente inspiración divina (1997, p. 186).
En contraste, la Biblia está llena (de principio a fin) de reclamaciones implícitas de inspiración divina. Las expresiones como, “El Señor dice”, “Vino palabra de Jehová”, “Así ha dicho Jehová”, etc., son comunes y abundantes en la Biblia (e.g., Éxodo 7:17; Jueces 6:8; 1 Samuel 15:10; 1 Reyes 6:11; Isaías 7:7; 28:16; 48:17; 1 T imoteo 4:1). De hecho, aquellos que han tratado de contar estas y otras expresiones similares, han calculado que sólo en el Antiguo Testamento hay algo de 2,600 reclamaciones de inspiración (Morris, 1974, p. 157). Estas expresiones confirman que la Biblia reclama tener su origen en Dios. Pero la Biblia no solamente contiene expresiones implícitas de inspiración, sino reclama explícitamente que sus escritos son inspirados. Moisés escribió en Números 36:13: “Estos son los mandamientos y los estatutos que mand ó Jehová por medio de Moisés a los hijos de Israel”. Pablo escribió en 2 Timoteo 3:16: “Toda la Escritura es inspirada por Dios”. Y Pedro agregó: “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21; cf. 1 Corintios 2:13; 14:37; Hebreos 4:12; 5:12; Apocalipsis 1:1). No existe duda que la Biblia reclama inspiración divina. Ahora, alguien puede estar pensando, “Bueno, esto realmente no prueba que la Biblia sea inspirada. Es decir, el hecho que un libro reclame ser inspirado por Dios no prueba que lo sea”. Esta lógica es correcta. Pero el punto es que no podemos defender la inspiración de un libro que no reclama ser inspirado por Dios. Si la Biblia no reclam ara ser inspirada por Dios, entonces sostener su inspiración no tuviera sentido. Como John Gerstner anotó, “[a]unque la reclamación [de inspiración—MP] puede no ser un argumento a su favor, la ausencia de esta reclamación ciertamente sería un argumento en contra” (citado en Dickson, 1997, p. 330). Por tanto, no se pretende usar la reclamación de inspiración para sostener la inspiración bíblica, sino se usa como un punto de partida para su estudio y entendimiento.
2. La Unidad Bíblica La unidad bíblica es una de las evidencias internas más fuertes a favor de la inspiración de la Biblia. La Biblia está compuesta de 66 libros individuales. Fue escrita en un periodo aproximado de 1,600 años, por algo de 40 hombres diferentes que vivieron en tiempos y lugares diferentes, que tuvieron lenguajes y culturas diferentes, que escribieron sobre temas diferentes, pero que sin embargo, escribieron con unidad armoniosa que desafía toda explicación naturalista. La Biblia es un libro unificado de principio a fin. Por ejemplo, Josué 1 verifica Deuteronomio 34. Primera y 2 Crónicas confirman los eventos que se narran en 1 y 2 Reyes. Daniel hace referencia a Jeremías (cf. 9:2). Ezequiel hace referencia a Daniel (cf. 28:3). Mateo, Marcos, Lucas y Juan se complementan perfectamente. Pedro hace referencia a los escritos de Pablo (2 Pedro 3:15-16). El libro de Santiago lleva el mismo espíritu del Sermón del Monte (cf. Mateo 5-7). Y Judas confirma 2 Pedro 2. Ciertamente, el trabajo armonioso entre estos escritores no se pudiera haber logrado sin ninguna clase de Guía sobrenatural. La Biblia muestra unidad ejemplar en el desarrollo de su tema central. Desde Génesis hasta Apocalipsis, el tema es el Salvador Jesucristo. La promesa, consolación y esperanza en un Salvador abarca cada libro de la inspiración sagrada. Al plasmar en tinta y papel el tema divino, los libros de Génesis a Malaquías exclaman, “El Salvador está viniendo” (cf. Génesis 3:15; Malaquías 4:2); los libros de Mateo a Juan exclaman, “El Salvador está aquí” (cf. Mateo 1:21; Juan 20:3031); y los libros de Hechos a Apocalipsis exclaman, “El Salvador regresará” (cf. Hechos 1:11; Apocalipsis 22:7 , 12,20). Como Geisler y Nix han señalado, “es más que un accidente o una casualidad que la Biblia posea unidad asombrosa de tema—Jesucristo. El problema—el pecado—y la solución—el Salvador, se unifican en sus páginas desde Génesis hasta Apocalipsis” (1968,1986, p. 194). La Biblia también muestra unidad en el desarrollo de su plan. El plan divino, concebido antes de la fundación del mundo (cf. Efesios 1:4; 1 Pedro 1:18-20), es la redención del hombre a través de la sangre de Cristo. Cuando el hombre decidió desobedecer a Dios y colocar su alma en el camino a la condena irreversible (cf. Génesis 3:6), Dios comenzó Su viaje de esperanza en el camino al Calvario (cf. Génesis 3:15). Su Palabra registra el desarrollo ininterrumpido del plan de redención divino para la salvación humana. Génesis 3 al 12 revela el trasfondo de la redención; Génesis 12 a Malaquías 4 revela el progreso de la redención a través de los descendientes de Abraham; Mateo 1 a Juan 21 revela la consumación de la redención; Hechos 1 al 28 revela la apropiación de la redención; Romanos 1 a Judas revela la perpetuación de la redención; y Apocalipsis 1 al 22 revela la victoria final de los redimidos (vea Chesser, 2004). Como Frank Chesser declaró conmovedoramente en su libro, El Retrato de Dios, “[a]lguien pudiera leer desde Génesis 3:6 a Apocalipsis 22:21 y pinchar cualquier libro con un alfiler figurativo, cualquier capítulo en cualquier libro, cualquier versículo en cualquier capítulo, cualquier palabra en cualquier versículo y cualquier letra en cualquier palabra, y esta derramaría la sangre de Cristo—la respuesta de Dios para el pecado” (2004, p. 287). Finalmente, la Biblia muestra unidad singular en su doctrina. Aunque los escépticos sostienen que algunas enseñanzas y narraciones bíblicas son contradictorias, lo cierto es que no se ha encontrado ninguna contradicción legítima en la Biblia (vea Lyons, 2003 y 2005). Considere la armonía en las doctrinas tales como, la naturaleza del amor de Dios (e.g., Génesis 18:26-32; Oseas 11:1; Lucas 11:42; Romanos 8:38-39; 2 Tesalonicenses 3:5; Judas 21; 1 Juan 4:8), la creación del Universo (e.g., Génesis 1-2:3; Éxodo 20:11; Salmos 8:3; 19:1; Juan 1:3; Hechos 17:24; Colosenses 1:16; Hebreos 1:10; 3:4), la gracia de Dios (e.g., Romanos 4:16; 11:6; Efesios 2:5-8; Tito 2:11), la obediencia de fe (e.g., Génesis 6:22;
Éxodo 40:16; Romanos 1:5; 6:16; 2 Tesalonicenses 1:6-9; Hebreos 11), la singularidad de Dios (e.g., Deuteronomio 6:4; Juan 10:30; 14:9-11; 17:21) e incluso la misma inspiración bíblica (e.g., Éxodo 20:1; Números 1:1; 1 Samuel 3:11; Isaías 1:1-2; Romanos 9:1; 1 Corintios 2:10; Gálatas 1:12; 1 Tesalonicenses 4:15; 2 Timoteo 3:16 -17; 2 Pedro 1:20-21; Apocalipsis 1:1).
3. La Brevedad y Omisión Bíblica Tal vez pocos considerarían la brevedad y omisión bíblica como parte de la evidencia para su inspiración, pero estas son algunas de las características más sobresalientes que distinguen la Biblia de cualquier obra humana. Como habíamos visto, la Biblia se centra de principio a fin en la persona de Cristo. Al considerar que los judíos habían esperado por casi 2,000 años la llegada del Mesías profetizado, es fácil entender la presión que senti rían los que tuvieron la ardua labor de escribir los detalles en cuanto a la vida del Mesías. Qué escribir y qué no escribir, qué incluir y qué no incluir, serían las preguntas más difíciles de responder en las mentes de los escritores del evangelio. De ma nera interesante, aparte de la mención de algunos pocos eventos relacionados al nacimiento de Jesús, y una referencia a Jesús a la edad de 12 años (Lucas 2:41-52), los escritores del evangelio pasaron por alto los primeros 30 años de la vida del Mesías. ¿Qué escritor humano, al escribir una biografía de un personaje influyente, omitiría los primeros 30 años de su vida? Además, aunque el mundo religioso está lleno de descripciones de la apariencia física de Jesús, los escritores del evangelio no incluyeron ni siquiera una simple característica física clave para formarnos una idea de la apariencia externa del Salvador. La narración y descripción de los evangelistas en cuanto al Salvador desafía la explicación humana. Parece que los escritores del evangelio esc ribieron bajo la dirección (en este caso la limitación) de un Ser que trasciende la curiosidad humana. Considere también la muerte del primer apóstol, Jacobo (Hechos 12:2). En crudo contraste a las descripciones prolongadas que caracterizan a los escritos humanos, Lucas empleó menos de diez palabras para describir la muerte de uno de los personajes más prominentes de la iglesia naciente. Los hombres han escrito infinidad de libros extensos para abordar las muertes de personajes individuales tales como la Princesa Diana, el Presidente John F. Kennedy y Juan Pablo II. La contención con la cual los escritores de la Biblia escribieron es impresionante. Finalmente, considere la brevedad de la información acerca del más allá. La narración más detallada de la vida después de la muerte se encuentra en Lucas 16; sin embargo, esta narración todavía es insuficiente para satisfacer el apetito carnal de la curiosidad humana. La brevedad bíblica en cuanto al más allá se encuentra en cruda oposición a las descripciones de otros libros que reclaman inspiración. Por ejemplo, el Corán abunda en descripciones materialistas del más allá, pero la Biblia ofrece solo lo suficiente para no abrumar al lector con un enfoque carnal de la vida después de la muerte (vea Miller, 2005, pp. 199-209). Después de dar un vistazo a la brevedad y omisión bíblica, se puede concluir, como Wayne Jackson lo ha hecho, que la Biblia carece de algunas cosas que “sin duda hubieran estado allí si los documentos hubieran sido guiados por voluntad humana” (2005, énfasis en original). No hay duda que la brevedad y omisión de temas que satisficieran el apetito de los lectores demuestra que los escritores no estuvieron tratando de atraer la atención del lector por medio del sensacionalismo, sino que estuvieron tratando de satisfacer la voluntad de un Ser que opera en un ambiente ajeno a la curiosidad humana.
4. La Profecía Bíblica Si Dios inspiró la Biblia, y si Él es omnisciente (Salmos 139:1-4), i.e., tiene el conocimiento completo de todas las cosas—incluyendo el futuro, entonces, se debe esperar que la Palabra que Dios inspiró contenga profecía predictiva que haya su cumplimiento exacto mucho tiempo después de ser predicha. La Biblia contiene innumerables ejemplos de esta clase de profecía, y en efecto, la profecía predictiva es una de las pruebas principales que la Biblia tiene un origen divino (Jeremías 28:9; cf. Deuteronomio 18:22). La Biblia contiene profecía predictiva acerca de naciones. Por ejemplo, en cuanto a Nínive, el profeta Nahum detalló que la ciudad sería destruida por una inundación (2:6-8), y quemada (1:10; 2:13); sus riquezas serían saqueadas (2:9-10); sus defensores serían embriagados al aproximarse la guerra (1:10; 3:11); sus líderes serían muertos (3:10,18); permanecería en ruinas por siglos (1:14; 3:7); y el pueblo asirio desaparecería (1:14; 2:13). La historia registra que esto sucedió exactamente como Nahum lo predijo (vea Barfield, 1995, pp. 59-64). Ezequiel profetizó la caída de Tiro en gran detalle. Mencionó que Nabucodonosor haría estragos en la ciudad (26:7-8); muchas naciones se levantarían contra Tiro (26:3); la ciudad sería dejada como una peña lisa (26:4); la madera, piedras y polvo de la ciudad serían arrojados al mar (26:12); el lugar llegaría a ser tendederos de redes (26:5); y la ciudad nunca sería reedificada a su gloria antigua (26:14). Otra vez, la historia atestigua a favor de esta profecía (vea Thompson, 1999, pp. 41-42). La Biblia también contiene profecías acerca de individuos. En 1 Reyes 13:2, un profeta de Dios predijo la obra del Rey Josías (e incluso le mencionó por nombre) algo de tres siglos antes de su nacimiento. Isaías también proveyó
proféticamente el nombre de Ciro, futuro rey de Persia, y reveló algunas de sus obras reales alrededor de un siglo y medio antes del nacimiento del rey (44:28; 45:1). Aunque los ejemplos anteriores, y muchos otros como estos (e.g., Isaías 19; Jeremías 50), muestran que una Mente omnisciente inspiró la Biblia, la evidencia profética para la inspiración de la Biblia alcanza su cenit en las predicciones antiguas en cuanto al Mesías venidero. Solamente el Antiguo Testamento contiene cientos de profecías mesiánicas (vea Barfield, 1995, pp. 123 -124). Entre otras cosas, el Mesías debía: (1) nacer de una virgen (Isaías 7:14), en Belén (Miqueas 5:2); (2) ser de la tribu de Judá (Génesis 49:10), del linaje de David (2 Samuel 7:12); (3) aparecer en el tiempo del reino romano (Daniel 2:44); (4) ser precedido por un anunciador (Malaquías 3:1); (5) realizar milagros (Isaías 35:5-6); (6) predicar el Evangelio (Isaías 61:12); (7) ser rechazado entre los hombres (Isaías 53:3); (8) ser traicionado por un amigo (Salmos 41:9); (9) ser vendido por 30 piezas de plata (Zacarías 11:12); (10) llevar nuestras enfermedades, dolores y pecado (Isaías 53:4 -6,11); (11) ser guiado a la muerte sin ofrecer resistencia (Isaías 53:7); (12) sufrir la perforación de Sus manos y pies (Salmos 22:16); (13) ser contado con los pecadores (Isaías 53:12); (14) orar por Sus trasgresores (Isaías 53:12); (15) ser despojado de Sus vestiduras, y Sus vestiduras, repartidas y sorteadas (Salmos 22:18); (16); ser traspasado (Zacarías 12:10); (17) ser sepultado con los ricos (Isaías 53:9); (18) levantarse de los muertos (Salmos 16:10); y (19) ascender al trono de Dios (Salmos 110:1). Todas estas profecías se cumplieron en mínimo detalle (cf. Mateo 1:1,18; 2:1; 3:1-12; 4:23; 26:14-16; 27:57-60; 28:1-10; Marcos 15:13-14; Lucas 2:1-7; 23:34; Juan 19:9-18,34; 20:25,30-31; Hechos 2:29-36; Hebreos 7:14; 10:12). Los profetas antiguos proclamaron sus predicciones mesiánicas cientos de años antes que el Mesías pisara la Tierra. La Septuaginta (la traducción griega del Antiguo Testamento hebreo) se completó casi dos siglos antes del nacimiento de Jesús (Nelson, 1977, p. 655). Por ende, la sugerencia que estas profecías se escribieron después de la aparición de Jesús contradice la evidencia. Además, ya que el texto del Antiguo Testamento estuvo completo y traducido al griego mucho tiempo antes del nacimiento del Mesías, es imposible que Jesús hubiera manipulado las profecías para calzar Su vida y actividades—y mucho menos manipulado las circunstancias que estuvieron fuera de Su alcance (e.g., Su nacimiento virginal y el lugar de Su nacimiento). Algunos matemáticos han calculado la probabilidad que solamente 16 de estas predicciones mesiánicas se cumplieran “por casualidad” en un hombre (e.g., Jesús) como 1 en 1045 (Geisler, 1999, p. 613). Jesús cumplió cada una de las cientos de predicciones mesiánicas. Sería imposible concebir tal probabilidad.
5. La Presciencia Bíblica Una de las características más singulares y sobresalientes de la Biblia es su conocimiento anticipado de algunos hechos científicos. En las palabras del Dr. Henry Morris, [h]ay muchas verdades científicas inesperadas que han permanecido escondidas en sus páginas [de la Biblia—MP] por miles de años, y que solamente se han reconocido y apreciado en tiempos recientes. Desde luego, no se expresan estos principios en el estilo técnico moderno, pero sin embargo se presentan de una manera exacta y he rmosa, indicando un entendimiento remarcable de la naturaleza,…muy avanzado a su “descubrimiento” gracias a los científicos modernos (1986, p. 11). El relato de la Creación en el primer capítulo de la Biblia usa repetidamente las expresiones “según su género” y “según su especie” con referencia a la vida (1:11-12, 21,24-25). Aunque alguien que lee superficialmente Génesis 1 puede considerar estas expresiones como repeticiones pesadas, lo cierto es que éstas enfatizan un hecho científico irrefutable: toda vida surge de la vida preexistente, y produce según su género. Una ley inquebrantable en la naturaleza es la Ley de la Biogénesis. Esta ley declara que los organismos vivos surgen solamente de organismos vivos de su propio género (Agnes y Guralnik, 1999, p. 146). Aunque esta idea describe un suceso diario común muy obvio para algunos, muchos científicos antiguos (y modernos), especialmente a causa de la influencia del pensamiento evolucionista, creyeron que la vida podía generarse de lo inanimado. Se conoce este concepto erróneo como la “generación espontánea”, y es la base de la teoría de la evolución de las especies. Los estudios profundos de Francesco Redi (1688) y Lazarro Spallanzani (1799) en Italia, Louis Pasteur (1860) en Francia, y Rudolph Virchow (1858) en Alemania desaprobaron la generación espontánea (Thompson, 2005a). Pero ¿cómo pudo Moisés, quien escribió el Pentateuco algo de 3,000 años antes de los estudios de estos científicos, establecer este hecho con tal precisión asombrosa? Después que el Diluvio exterminó la mayor parte de la vida en la Tierra, Dios hizo pacto con los humanos que sobrevivieron a esta catástrofe. Dentro de las condiciones del pacto, Dios incluyó la prohibición de comer “carne con su vida, que es su sangre” (Génesis 9:4). Siglos después, cuando Dios dio los mandamientos al pueblo israelita, confirmó Su prohibición del consumo de sangre. Otra vez la razón fue: “Porque la vida de la carne en la sangre está” (Levítico 17:11; cf. vs. 14). Sin embargo, no siempre se aceptó la idea que la sangre es fundamental para la vida. Recién en 1616 se comenzó a entender la naturaleza circulatoria de la sangre, gracias a los trabajos del médico inglés William Harvey (Morris, 1986, pp. 15-16). La idea prevaleciente antes de la investigación de Harvey fue que la sangre era responsable de muchas enfermedades, y que al realizar el procedimiento de sangría (desangrado del paciente), el paciente podía llegar a recobrar la salud. Incluso después de la investigación de Harvey, muchos médicos todavía siguieron practicando el
procedimiento de sangría. De hecho, George Washington (1732-1799), el primer presidente de los Estados Unidos, fue desangrado considerablemente cuatro veces hasta que sus fuerzas le abandonaron por completo (vea “George…”, 1995, 29:705-706). ¿Cómo se explica el hecho que la Biblia registre esta verdad médica miles de años antes de su descubrimiento? Como señal del pacto antiguo, en Génesis 17:12 Dios mandó a Abraham que circuncidara a los recién nacidos varones de edad de ocho días. Este requerimiento divino pasó desapercibido por milenios—hasta que nuevos estudios médicos a comienzos del siglo XX descubrieron hallazgos impresionantes. Las plaquetas, la vitamina K y la protrombina se encargan de la coagulación de la sangre—lo cual es muy importante en cualquier proceso quirúrgico. El recién nacido no comienza a producir vitamina K (vitamina que produce protrombina) en cantidades adecuadas sino hasta el quinto día. Por ende, sería prudente posponer cualquier procedimiento quirúrgico los primeros cuatro días para evitar hemorragia. Aunque este hecho ya es remarcable (a la luz de la revelación bíblica), interesantemente, para el octavo día, el nivel de protrombina se eleva hasta el 110%, haciendo que el octavo día sea el día más seguro en la vida de un varón para la circuncisión (vea McMillen y Stern, 2000, pp. 82-85). ¿Pura casualidad? La astronomía es un campo de la ciencia en que se han hecho muchos descubrimientos y correcciones. Se han abandonado muchas de las ideas antiguas a la luz de la evidencia nueva. Este es el caso en cuanto a las estrellas. Antes de la invención del telescopio, los astrónomos solían especular en cuanto al número exacto de las estrellas. Por ejemplo, Claudio Ptolomeo (ca. 150 d.C.) contó 1,056 estrellas, Tycho Brahe listó 777 y Johannes Kepler contó 1,005 (Morris, 1986, p. 11). No obstante, la Biblia declaró más de 2,000 años atrás que “no puede ser contado el ejército del cielo” (Jeremías 33:22). El fallecido astrónomo de la Universidad de Cornell, Carl Sagan, u na vez sugirió que se ha documentado más de 25 sextillones de estrellas (Thompson, 2005b), pero la cuenta todavía no ha terminado. En Isaías 40:22, el escritor hizo referencia al “círculo de la tierra”. El término hebreo que Isaías empleó para “círculo” es chuwg, que “denota un círculo, esfera o arco” (Barnes, 1847, 2:70, itálicas en original) —a diferencia de algo plano. Aunque ahora la circunferencia de la Tierra es un asunto de conocimiento común, esta idea no fue común para el tiempo que Isaías escribió su libro (ca. 700 a.C.) y por algunos siglos después. Hace 3,000 años atrás, Salomón describió el ciclo del agua cuando escribió que “[l]os ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo” (Eclesiastés 1:7). Pero la idea del ciclo del agua no llegó a entenderse completamente sino hasta el siglo XVI y XVII (Thompson, 1999, p. 48). Estos ejemplos de presciencia bíblica (y otros, e.g., Job 38:16; Salmos 8:8; 102:25-26; Jeremías 31:37) muestran que los escritores de la Biblia no pudieron haber sabido estos hechos mediante el estudio, la experimentación o el conocimiento natural. Solo una Mente guiadora puede explicar estas “anomalías” bíblicas.
6. La Exactitud Bíblica Por siglos, los escépticos han tratado de desacreditar la fidelidad con la cual la Escritura registra los eventos bíblicos. De hecho, las “contradicciones bíblicas” es un campo creciente en los escritos de los escépticos. Sin embargo, la exactitud bíblica es uno de los aspectos más impresionantes y sobresalientes del texto sagrado. La Biblia menciona a los hititas (heteos) más de 40 veces, y tan temprano como en el tiempo de Abraham (cf. Génesis 15:20). Pero hace más de un siglo atrás, no existía evidencia histórica de la existencia de este pueblo. Este hecho guió a muchos eruditos y críticos de la Biblia a mofarse de las historias bíblicas que hacían referencia a los hititas. Esas burlas se desvanecieron cuando a finales de 1800, A.H. Sayce descubrió inscripciones en Siria que final mente designó como hititas. También se desenterró los restos de la capital hitita, Hattusa, con sus enormes palacios y templos. Estos descubrimientos han causado que los historiadores reconozcan que “[d]e un pueblo llamado hitita se tiene conocimiento desde hace mucho tiempo gracias a la Biblia. Personajes con este nombre aparecen y desaparecen de la escena en algunos dramas conocidos del Antiguo Testamento” (Hicks, 1995, 1:9, énfasis añadido). La Biblia relata que mientras Abraham estaba en Egipto, Faraón le dio muchos presentes, incluyendo camellos. Por mucho tiempo los críticos declaraban que el registro bíblico de la existencia de camellos domesticados en el tiempo de Abraham (ca. 2000 a.C.) era erróneo (vea Cheyne, 1899, 1:634; Cansdale, 1970, p. 66). Pero ahora existe evidencia suficiente para concluir que estos críticos han estado equivocados por mucho tiempo, y que otros han ignorado la evidencia debido al prejuicio contra el registro bíblico. [Para un estudio detallado sobre la existencia de los came llos para el tiempo de Abraham, vea Smith y Lyons, 2006]. La Biblia también registra la presencia de los filisteos tan temprano como en el tiempo del patriarca Abraham (Génesis 21:32,34). Por algún tiempo, los críticos consideraron este registro como un anacronismo (un error que consiste en atribuir detalles a una fecha que no le corresponde) insertado posteriormente en el relato mosaico (Burrows, 1941, p. 277). Esta acusación se generó debido a la suposición infundada que los filisteos fueron una nación grande para el tiempo del patriarca. Pero la Biblia no sostiene tal idea (vea Lyons, 2007). De hecho, la palabra “filisteo” fue un término genérico que se usó para hacer referencia a la “gente del mar”. Harrison señala que la evidencia arqueológica “sugiere que es un error considerar la mención a los filisteos en las narraciones patriarcales como un anacronismo” (1983, p. 362). Por mucho tiempo se cuestionó la fidelidad del libro de Hechos. Incluso “los teólogos eruditos más conservadores pensaban que el plan de defensa más sabio para el Nuevo Testamento como un todo era decir lo menos posible acerca
del libro de Hechos” (Ramsay, 1915, p. 38). William Ramsay, un erudito que cuestionaba la fidelidad de este libro, dirigió una expedición arqueológica en el Asia Menor con el fin de desaprobar completamente la veracidad de Hechos. Pero después de años de excavación, concluyó que Lucas (el escritor de Hechos) fue un historiador excepcional. Lucas menciona aspectos geográficos e históricos con precisión extraordinaria. Al considerar los errores que se pueden encontrar en los documentos de los escritores antiguos (e.g., Horacio, Herodoto, Tácito, Aristóteles, Josefo), y al considerar el hecho que “errar es humano”, es completamente sorprendente que los escritores de la Biblia registraron sus escritos con tal precisión y fidelidad. [Para un estudio adicional en cuanto a la exactitud bíblica, vea Jackson, 1999]. Hasta el momento, no se ha encontrado ninguna contradicción legítima en el registro bíblico (Lyons, 2003 y 2005).
7. La Preservación Bíblica Al considerar las diferentes condiciones desfavorables que han amenazado la Biblia durante los siglos, realmente es asombroso poseer en nuestras manos copias fieles del texto sagrado original. Considere el hecho que para prese rvar las Escrituras, los escribas tuvieron que copiar a mano (una y otra vez) los textos originales y copias. Esta fue una labor inmensa. Pero como Lightfoot ha señalado, “la cantidad de documentos textuales que se disponen para la Biblia, incluyendo los manuscritos y versiones, es tan vasta que prácticamente desafía el cálculo. Un cálculo conservador sería a lo menos 20,000” (1963, p. 203). De esta cantidad, más de 5,700 documentos pertenecen al Nuevo Testamento. Incluso esta última cantidad supera por miles cualquier otra cifra de manuscritos que se han preservado de escritos históricos antiguos (vea McDowell, 1996, p. 48). Considere también que durante los siglos, muchos incrédulos han realizado esfuerzos descomunales para destruir la Biblia por completo. En 303 d.C., el emperador romano, Diocleciano, publicó un edicto que promovió la persecución a los cristianos. La persecución incluyó el castigo a quienes se reunían secretamente para adorar, la prisión, esclavitud y tortura de los cristianos, y la búsqueda y quema de Biblias (McClintock y Strong, 1867-1880, 2:805-806). Irónicamente, alrededor de un par de décadas después, el emperador romano, Constantino, comisionó a Eusebio para elaborar 50 copias de las Escrituras cristianas (Geisler y Nix, 1968,1986, p. 447). Voltaire, un incrédulo francés notable (1694-1778), se jactó que 100 años después de su época el cristianismo sería borrado por completo, y que el único lugar donde se encontraría una Biblia sería en un museo. Voltaire ha pasado a la historia; muy pocas personas en el mundo poseen una copia de alguno de sus escritos; pero la Biblia sigue siendo el libro favorito de la mayor parte de las familias en el mundo. Sobre la jactancia de Voltaire en cuanto a la “extinción” de la Biblia, Geisler y Nix señalaron que “solamente cincuenta años después de la muerte de éste, la Sociedad Bíblica de Génova usó la misma prensa y casa de él para producir montones de Biblias” (citado en McDowell, 1996, p. 23). Finalmente, considere los esfuerzos que se han realizado en países comunistas para destruir el cristianismo y su libro sagrado. Algunos de esos esfuerzos todavía no han cesado, pero la Biblia continúa siendo el libro más vendido y leído en el mundo entero. En Marcos 13:31, Jesús dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Pedro declaró: “La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre” (1 Pedro 1:24-25). Aunque las condiciones desfavorables y los ataques impíos han sido muchos y crueles, en cada intento y ataque, Dios ha provisto protección sobrenatural a favor de la Biblia, para que Su Palabra “permanezca para siempre”.
CONCLUSIÓN Se puede extender la lista de evidencias para la inspiración de la Biblia—desde su canonización hasta su influencia moderna. Pero los ejemplos que se incluyen en este artículo son suficientes para concluir que no se puede explicar el origen de la Biblia por medios naturales. Ciertamente, en cada palabra, cada versículo, cada capítulo y cada libro, la Biblia muestra que es el producto de una Mente divina. En las palabras del apóstol Pedro, “nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21). Referencias Agnes, Michael y David Guralnik, eds. (1999), Diccionario Universitario Webster del Nuevo Mundo [Webster’s New World College Dictionary] (Cleveland, OH: Macmillan), cuarta edición. Barfield, Kenny (1995), El Motivo del Profeta [The Prophet Motive] (Nashville, TN: Gospel Advocate). Barfield, Kenny (1997), Por Qué la Biblia es Número 1 [Why the Bible is Number 1] (Eugene, OR: Wipf y Stock). Barnes, Albert (1847), Notas sobre el Antiguo Testamento: Isaías [Notes on the Old Testament: Isaiah] (Grand Rapids, MI: Baker), reimpresión de 2005.
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La Controversia Creación vs. Evolución
El Espacio: ¿La Fuente de la Vida?
Otro Intento Inútil de Derrotar la Biogénesis
El Hombre de Pekín: Otro Eslabón Perdido que Continúa Perdido
Australopithecus Sediba: ¿Una Innovación Evolutiva?
El Control Autónomo de la Creación
El Sentido Común, los Milagros y la Edad Aparente de la Tierra
La Estadística de Población y una Tierra Joven
Picaflor Robótico Desafía a la Evolución
Causas No-Naturales
¿De Dónde Vinieron las Razas?
¿Prueban los Cambios en Organismos que la Evolución Es Verdadera?
EL ESPACIO: ¿LA FUENTE DE LA VIDA? Jeff Miller Si no existe Dios, como los ateos declaran, ¿cómo se originó la vida? ¿Se generó espontáneamente? Muchos saben que hay demasiada evidencia científica contra la abiogénesis como para que esto sea aceptable (vea Miller, 2012). Pero si la vida no se autocreó, tuvo que venir de algo, y el ateo “no puede permitir la Presencia Divina en la escena” (Lewontin, 1997, p. 31). Por ende, ¿qué le queda? ¿El espacio exterior? Esto es precisamente lo que muchos en la comunidad evolucionista están esperando. Desde luego, esta solución aparente es simplemente una ilusión. Transportar el problema de la abiogénesis a otro lugar en el Universo no soluciona el problema. Esta es una táctica para impedir lo inevitable, esperando que ya que hay mucho que no sabemos en cuanto al Universo, entonces la abiogénesis pueda ser posible en algún otro lugar. Pero en realidad, el problema permanece. No hay evidencia científica para sostener la idea de que las leyes del Universo permitan la formación de vida de lo que no tiene vida. Todavía debemos esperar la presentación de una respuesta legítima de parte del ateísmo: ¿De dónde vino la vida?
FÓSILES ESPACIALES A pesar del problema de la abiogénesis, cada vez hay más interés en la probabilidad de que la vida se pudiera haber originado del espacio. Recientemente un científico de la NASA, Richard Hoover, del Centro Espacial de Vuelo Marshall en Alabama, escribió un artículo en la publicación Journal of Cosmology, en el cual declaró haber descubierto evidencia de microfósiles—extraterrestres fosilizados—en un meteorito que golpeó Francia en el siglo XIX (Hoover, 2011). Michael Lemonick, escritor de ciencia para la revistaTime, dijo: “[T]al vez la vida se originó primero en el espacio exterior y vino a la tierra completamente formada. Esta es una idea asombrosa, pero no completamente sin sentido” (Lemonick, 2011). La comunidad científica siente mucho escepticismo en cuanto a los descubrimientos de Hoover, ya que siempre se ha probado que las reclamaciones de vida extraterrestre son falsas (e.g., Taylor, 1997; Nagy, et.al., 1963). El biólogo P.Z. Myers de la Universidad de Minnesota Morris, dijo en cuanto al descubrimiento de Hoover: “Este trabajo es tonterías. Me sorprende que alguien le conceda credibilidad en absoluto… Estoy esperando la publicación el próximo año [en Journal of Cosmology—JM] del descubrimiento de un conejo extraterrestre en un meteorito” (citado en Lemonick). El científico principal en la división de ciencia de la NASA, Paul Hertz, incluso dijo que el artícul o de Hoover fue rechazado en otra
publicación más establecida y revisada por compañeros científicos. En cuanto al artículo de Hoover, dijo: “Aunque valoramos la interacción libre de ideas, datos e información como parte de la investigación científica y téc nica, la NASA no puede apoyar una reclamación científica a menos que haya sido revisada por compañeros científicos o examinada completamente por otros expertos calificados” (citado en “Vida Extraterrestre…”, 2011).
MOLÉCULAS ORGÁNICAS ESPACIALES Esta postura de la NASA pone en duda seria la validez de las reclamaciones de Hoover, pero él no es el único que sostiene la teoría de que la vida se originó del espacio exterior—a pesar de la falta de evidencia. Así que la esperanza todavía está viva. Recientemente los astrónomos han encontrado materiales orgánicos en meteoritos (e.g., NakamuraMessenger, et.al., 2006), lo cual algunos creen que pudiera ser prueba de organismos vivos previos en el espacio exterior que “pudieran haber suplido a la Tierra con los componentes fundamentales de la vida” (Jeffs, 2006). Mike Zolensky, un minerálogo cósmico de la NASA, dijo: “Si como sospechamos, este tipo de meteorito ha estado cayendo en la Tierra durante toda su historia, entonces se habrá plantado en la Tierra estos glóbulos orgánicos al mismo tiempo que la vida se estaba formando aquí” (citado en Jeffs). Sun Kwok, Decano de Ciencia y Catedrático de Física en la Universidad de Hong Kong, dijo: “Si esto es cierto, hubiera sido más fácil que la vida en la Tierra comenzara ya que estos materiales orgánicos podían servir como los ingredientes básicos de la vida” (citado en Chow, 2011). Se define generalmente “materiales orgánicos” como materiales descompuestos que contienen carbono (como las formas vivas en la Tierra), supuestamente ya que los materiales una vez tuvieron vida. Hay varios problemas con estos hallazgos que socavan severamente las esperanzas de los ateos. Primero, el hallazgo no es tan significativo como se pueda pensar al ver la conmoción de los medios de comunic ación. Los materiales orgánicos espaciales que llegan a la Tierra no significan de ninguna manera que se haya resuelto el problema principal de los ateos. La presencia de algunos componentes en un depósito de chatarra no implica en absoluto que tales componentes pueden organizarse y transformarse por sí mismos en una máquina completa que luego comenzará a vivir, caminar y dar origen a otras máquinas. La abiogénesis es un abismo que toda la evidencia científica indica que no se puede cruzar (Miller, 2012). Y además, considere la característica del material orgánico que ha producido tal emoción en los científicos evolucionistas: los materiales orgánicos tienen la forma de una burbuja. Según Keiko Nakamura Messenger, científico espacial de la NASA y líder del equipo que realizó la investigación de los restos del meteorito, “[a]lgunos biólogos piensan que llegar a tener la forma de una burbuja es el primer paso en el camino a la vida biótica. ‘Podemos estar a un paso más cercano de conocer de dónde vinieron nuestros ancestros’” (Jeffs, 2006). La “forma de burbuja” es la causa de la emoción; no la vida de lo inanimado, no la prueba confirmada de la existencia de extraterrestres, no la prueba de la macroevolución; solamente una “forma de burbuja”. Entonces, no es una sorpresa que los artículos que hablan de tales descubrimientos estén llenos de descargos de responsabilidad que sugieren especulación científica—“si”, “tal vez”, “pudiera ser”, “posiblemente”, “potencialmente” y “opinamos”. Pero si se toma demasiada atención a los títulos atrevidos, irresponsables y engañosos que los medios de comunicación dan a tales descubrimientos, se puede llegar a pasar por alto los descargos de responsabilidad (e.g., “Vida en Marte”, Jaroff, 1996). Por ejemplo, en la última oraciónde este artículo sobre el descubrimiento, la publicación ScienceDaily admitió: “El hecho de que si estos componentes orgánicos tuvieron un rol en el desarrollo de la vida en la Tierra sigue siendo una pregunta sin contestar” (“Astrónomos Descubren…”, 2011, énfasis añadido). Casi al final de su artículo sobre el descubrimiento, Space.com señaló que Kwok admitió: “Aunque es demasiado pronto para determinar si estos compuestos orgánicos tuvieron un rol en activar el comienzo del desarrollo de la vida en la Tier ra, esto es ciertamente una posibilidad” (Chow, énfasis añadido). Se puede especular, conjeturar y tener falsas esperanzas, pero la verdad permanece en pie: los materiales orgánicos del espacio no ayudan en nada al desarrollo de la vida de algo que no tiene vida. El segundo problema es que la contaminación terrestre siempre es un factor significativo que los científicos deben considerar en cualquier estudio que involucre materiales extraterrestres que pasan por la atmósfera terrestre y alcanzan la Tierra. ¿Cómo puede un científico saber con seguridad que un meteorito que viaja a velocidades inmensas, que literalmente golpea la Tierra llena de carbono, no ha sido contaminado con componentes orgánicos terrestres? Los científicos reconocen esto como un factor potencial al señalar que la ubicación del meteorito pudo haber ayudado en la “reducción de contaminación terrestre” (Jeffs, 2006). Esto implica que la contaminación terrestre todavía pudo haber sido un factor implicado, aunque ellos esperan que de una manera “reducida”. No se puede considerar esto como un factor sin importancia. En otras palabras, no se puede llegar a una conclusión en cuanto a lo que se ha descubierto en este meteorito. Tercero, en 2011 los astrónomos descubrieron evidencia de que se puede encontrar moléculas orgánicas complejas por todo el Universo (Kwok y Zhang, 2011). Según ScienceDaily, “[l]los resultados sugieren que los componentes orgánicos complejos no son solamente el dominio de la vida, sino pueden ser producidos naturalmente por las estrellas… El descubrimiento del equipo sugiere que los componentes orgánicos complejos pueden ser sintetizados en el espacio incluso cuando no haya formas de vida presentes” (“Astrónomos Descubren…”, énfasis añadido). Kwok y su colega Yong Zhang (también de la Universidad de Hong Kong), los científicos que hicieron el descubrimiento, dijeron:
“Nuestro trabajo ha mostrado que las estrellas no tienen problemas en hacer compuestos orgánicos complejos en condiciones casi vacías. Teóricamente, esto es imposible, pero la observación evidencia que esto sucede” (citado en “Astrónomos Descubren…”). Kwok explicó adicionalmente: “Es posible que el material orgánico en los meteoritos sea restos de polvo de estrellas en la nebulosa solar. El polvo de las estrellas [fue] expulsado por nebulosa[s] planetarias próximas y sobrevivió al viaje a través de la galaxia” (citado en Chow, énfasis añadido). Space.com explica: Se pensaba que tal complejidad solamente se originaba de los organismos vivos, pero los resultados del nuevo estudio muestran que estos compuestos orgánicos pueden ser creados en el espacio cuando no hay vida presente . De hecho, las estrellas pueden producir naturalmente tales organismos complejos, y pueden hacerlo a un paso extremadamente rápido (Chow, énfasis añadido). ScienceDaily añade: “Lo que es más interesante, este polvo orgánico de las estrellas es similar en estructura a los compuestos orgánicos complejos que se encuentran en los meteoritos” (“Astrónomos Descubren…”, énfasis añadido). En respuesta a su co-descubrimiento, Kwok dijo: “La naturaleza es más ingeniosa de lo que habíamos imaginado” (citado en Chow). Por tanto, estos materiales orgánicos que aparentemente se encuentran “en todo lugar en nuestra galaxia y en otras” (Chow), y que cubren los meteoritos que colisionan con la Tierra, no son prueba de vida en el espacio exterior, ya que las estrellas—entidades no vivas—puede producir materiales orgánicos.
TÉCNICAS EVOLUCIONISTAS ERRÓNEAS DE DATACIÓN En vez de continuar confiando ciegamente en la suposición de la abiogénesis, lo cual ha guiado a los científicos naturalistas al espacio para tratar de encontrar esperanza para su teoría fracasada, ¿por qué no se interpreta este descubrimiento reciente de una manera más razonable? Este nuevo descubrim iento enfatiza los peligros inherentes de las técnicas de datación orgánica, como la datación de radiocarbono, ya que tales técnicas dependen de la suposición fundamental que los materiales orgánicos se producen a través de la descomposición de biomaterial es (i.e., materiales que una vez estuvieron vivos). Si como este último descubrimiento sugiere, los materiales orgánicos pueden originarse a través de otros procesos, se debería proseguir con precaución al confiar en las técnicas modernas de datación que se usan para datar todo lo que se piensa que es muy antiguo. El modelo de la Creación sostiene que tales técnicas de datación no son útiles cuando se los usa para datar materiales extremadamente antiguos (i.e., materiales más antiguos que algunos pocos siglos), ya que tales técnicas suponen un índice constante (lento) de descomposición y carencia de contaminación de fuentes externas. Este descubrimiento reciente sostiene la posición creacionista. Otra implicación fascinante y reveladora de este descubrimiento se relaciona a la formación de carbón y petróleo, lo cual los geólogos evolucionistas creen que es un proceso que toma periodos de tiempo inmensamente largos. Según Kwok, los compuestos orgánicos descubiertos son “tan complejos que sus estructuras químic as se parecen a la composición del carbón y el petróleo” (Chow). Además, estos materiales orgánicos que se piensa que las estrellas producen naturalmente, se forman “a un paso extremadamente rápido” (Chow). Kwok explica: “El carbón y el querógeno son productos de la vida, y tomó mucho tiempo para que se formaran. ¿Cómo pueden producir las estrellas tales materiales orgánicos bajo condiciones aparentemente desfavorables y [hacerlo] tan rápidamente?” (Citado en Chow). Los científicos todavía no tienen explicación, ya que tal hallazgo es una evidencia conclusiva de que el uniformismo—una tendencia fundamental de la geología evolucionista—no es confiable. Se debe admitir que se ha descubierto estos compuestos en el espacio, no en la Tierra, pero como este artículo indica, la posición creciente entre evolucionistas es que estos compuestos orgánicos han estado viajando a la Tierra durante toda su historia. Si esto es cierto, este descubrimiento debería afectar la interpretación de los hallazgos geológicos y las suposiciones de las técnicas de datación. También se puede inferir otra cosa si fuentes inorgánicas pueden producir rápidamente compuestos orgánicos. Se puede dar el caso que haya procesos terrestres presentes que estén haciendo lo mismo (o procesos pasados que hicieron lo mismo)—produciendo materiales orgánicos rápidamente por medio de fuentes inorgánicas—desconocidas por nosotros en este tiempo. La producción rápida de materiales orgánicos de las estrellas es evidencia de que considerar los fenómenos geológicos a través de los lentes del catastrofismo es más razonable que hacerlo a través de los lentes del enfoque uniformista.
CONCLUSIÓN En resumen, la evolución atea no es un modelo plausible para interpretar la información científica. No se ha desarrollado ningún método científico adecuado que pueda sostener la idea de que el Universo es extremadamente antiguo. Los principios uniformistas son insuficientes para intentar datar la Tierra, a diferencia del catastrofismo —un modelo que la Biblia confirma. La vida no viene de lo que no tiene vida en la naturaleza. Los componentes orgánicos del espacio exterior no pueden solucionar el problema ya que el problema de la abiogénesis no tiene solución. La investigación de vida extraterrestre para explicar el origen de la vida en la Tierra es innecesaria, ya que hay evidencia abundante que
indica que Dios creó los cielos, la Tierra y todo lo que existe en seis días (Éxodo 20:11). Confíe en la Biblia; ella siempre está en lo cierto.
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OTRO INTENTO INÚTIL DE DERROTAR LA BIOGÉNESIS por Jeff Miller Un artículo reciente de la publicación del Reino Unido, Mail Online, tuvo por título: “Científicos británicos recrean las moléculas que dieron origen a la vida misma” (Enoch, 2012). Tal título atrevido y presuntuoso ciertamente capta la atención, considerando que da la impresión que finalmente se ha probado la abiogénesis—que las “moléculas” inanimadas pueden dar origen a la vida, en contraste a la cantidad extensa de evidencia científica que prueba que la vida viene solamente de la vida (vea Miller, 2012). Desafortunadamente para los evolucionistas ateos, el artículo admite más malas noticias para la amada teoría que buenas noticias. El artículo comienza con el enunciado: “Los científicos [i.e., los científicos evolucionistas—JM] están a un paso más cerca de entender el origen de la vida…” (Enoch). Para los ateos, esto suena emocionante, hasta que se considera que el autor está admitiendo tácitamente que después de décadas de trabajo por tratar de establecer que la vida pudiera evolucionar de alguna manera de lo inanimado—lo cualdebe haber ocurrido para que la evolución darviniana comenzara—los científicos todavía no entienden el origen de la vida. Robert Hazen, un científico de investigación en la Institución Carnegie del Laboratorio Geofísico de Washington, admitió en su serie de conferencias, Los Orígenes de la Vida, que los
científicos “no saben cómo comenzó la vida”, pero en cambio tienen que “suponer que la vida emergió de materiales básicos a través de una secuencia de eventos que fue completamente consistente con las leyes naturales de la química y la física” (Hazen, 2005). Paul Davies, un físico, cosmológico y astrobiólogo teórico y profesor en la Universidad del Estado de Arizona, dijo: “Uno de los misterios científicos más extraordinarios es el origen de la vida. ¿Cómo sucedió?... Lo cierto es que nadie tiene idea” (2006, 192[2578]:35). El biólogo evolucionista eminente, Richard Dawkins, también admitió que nadie sabe cómo comenzó la vida (Stein y Miller, 2008). Desde un punto de vista científico, el problema de esta idea es que, realmente, la ciencia ha hablado en cuanto al origen de la vida. La ciencia ha probado una y otra vez que, en la naturaleza, la vida solamente surge de la vida (Miller, 2012). La vida no surge de cosas inanimadas en la naturaleza. Así que, según la ciencia, se debe encontrar la respuesta a la pregunta del origen de la vida fuera de la naturaleza—en una fuente sobrenatural. No espere que los evolucionistas ateos acepten esta implicación lógica de la evidencia científica, y no espere que el artículo de Enoch también haga este reconocimiento. ¿Qué hechos pueden cosecharse de la investigación que el artículo aborda? Las pruebas que los químicos orgánicos en la Universidad de York y la Universidad de Nottingham condujeron revelan que “e l empleo de aminoácidos zurdos simples para catalizar la formación de azúcares dio como resultado la producción predominante de formas derechas de azúcares” (Enoch). Esta es una investigación impresionante e importante. Como de costumbre, el problema no es la evidencia de la ciencia, sino la interpretación que los evolucionistas le dan a la evidencia. Los investigadores afirman que su hallazgo puede explicar la manera en que los carbohidratos pudieron haber evolucionado originalmente en la Tierra, y la razón por la cual la forma derecha domina en la naturaleza. Según Paul Clark, quien dirigió al grupo de científicos que realizaron la investigación, “[u]na de las preguntas interesantes es de dónde los carbohidratos vinieron, ya que estos son fundamentos del ADN y ARN. Lo que hemos logrado es el primer paso en la ruta a mostrar la manera en que los azúcares—la treosa y eritrosa—llegaron a originarse” (Enoch, énfasis añadido). Note que ellos saltan “de la A a la Z” en su conclusión que sus hallazgos han probado ser el “primer paso” para mostrar cómo se originaron “los azúcares simples”. Esto es como ver un auto por primera vez, notar que es verde, y proceder a suponer que se ha dado el primer paso para probar que todos los vehículos son autos verdes. Los investig adores van más allá de la evidencia cuando aplican su excelente investigación a un mundo hipotético que supuestamente pudo haber existido mucho tiempo atrás, que pudo haber tenido las condiciones exactas y los materiales disponibles para producir los resultados que ellos cosecharon de sus experimentos—condiciones y materiales que solamente estuvieron presentes en el laboratorio, no en la naturaleza—que pueden o no haber sido el medio por el cual, desde una perspectiva evolucionista, la vida pudiera de alguna manera originarse espontáneamente en primer lugar. Como sucede usualmente cuando se publica tales investigaciones, los autores quieren captar la atención al implicar atrevidamente algo que realmente no ha ocurrido. Se debe leer el artículo cuidadosamente para detectar los muchos descargos de responsabilidad a través del contenido, que sutilmente enfatizan el hecho que las implicaciones de la investigación están caracterizadas por simples suposiciones y conjeturas—no prueba. El examen breve del artículo de 357 palabras revela las siguientes frases en cuanto a la interpretación de la investigación: “pudiera haber ocurrido”; “pudiera explicar”; “mucha gente piensa”; “estamos tratando de entender”; “la mayoría de científicos cree”; “condiciones hipotéticas”; “pudieron haber existido en la Tierra primitiva”. Esta es la verdad: los científicos naturalistasno tienen idea de la manera en que la vida se originó. Ellos solamente pueden suponer y especular ya que (1) no estuvieron presentes cuando la vida tuvo su origen inicialmente, y (2) la naturaleza revela que la vida no puede venir de lo inanimado. Teniendo esto en cuenta, note el reconocimiento que Paul Clark hizo: “Para que la vida evolucione, debe haber un momento en que las cosas sin vida lleguen a tener vida—todo hasta ese punto es química. Estamos tratando de entender el origen químico de la vida” (Enoch, énfasis añadido). Así que Clark reconoce que su equipo de investigación ni siquiera se involucró en tratar de responder la pregunta fundamental de cómo la vida pudo haber venido de lo inanimado. Su equipo estaba simplemente interesado en tratar de averiguar cómo los compuestos inanimados de la vida pudieron haberse originado—no cómo pudieron hacer la transición a la vida. El equipo de Clark todavía no ha abordado este tema, como tampoco lo ha hecho la mayor parte del mundo científico. En esencia, estos científicos simplemente están tratando de averiguar la manera en que estos compuestos de la vida pudieron haber venido de materiales pre-existentes que suponen que existieron muchos eones de tiempo atrás—no cómo estos compuestos pudieron organizarse accidentalmente hasta convertirse en organismos con vida que caminaran y dieran origen a otros organismos completamente funcionales. En realidad, el trabajo de Redi, Spallanzani y Pasteur ya ha abordado la idea que indica que la vida puede venir de lo que no tiene vida; su investigación científica indica que la abiogénesis no puede suceder (vea Miller, 2012). Entonces, ¿por qué Clark y su equipo están desperdician do tiempo en tratar de probar cómo los compuestos que guían a una teoría desaprobada pudieron formarse? Según el artículo: La investigación hace eco al estudio famoso Miller-Urey de 1952, que simuló condiciones que pudieron haber existido en la Tierra primitiva. Mostró la manera en que los compuestos fundamentales de la vida pueden formarse de simples reacciones químicas—por ejemplo, la actividad eléctrica como la que está asociada con el relámpago puede provocar la formación de aminoácidos. El problema de este enunciado es que parece que los autores han olvidado el hecho que hoy se considera que los experimentos Miller-Urey son totalmente irrelevantes para el tema de la abiogénesis (vea Miller 2012 para una discusión
de esos experimentos y la manera en que se los considera hoy). El hecho que los autores apelen a esos experimentos indica que están atrasados entre la comunidad evolucionista o que están tan desesperados de validar la posibilidad de la abiogénesis que ignoran la investigación reciente que refuta sus esperanzas. Tristemente, en este tiempo, muchos científicos están solamente interesados en estudiar la naturaleza para determinar la manera en que las cosas suceden a través de varias teorías evolucionistas, en vez de simplemente averiguar la manera en que las cosas suceden. Sus suposiciones iniciales corrompen sus interpretaciones de la evidencia. ¿Por qué los científicos simplemente no siguen la evidencia—dondequiera que guíe? ¿Pudiera ser el caso que tienen “comezón de oír” (2 Timoteo 4:3)? ¿Pudiera ser que rechazan “el amor de la verdad”, y en cambio, escogen creer “la mentira” ya que se complacen “en la injusticia” (2 Tesalonicenses 2:10-12)? Independientemente de la razón, la evidencia es clara: En la naturaleza, la vida viene solamente de la vida. Así que, según la evidencia científica, la única manera en que la vida se pudo haber originado es a través de un acto sobrenatural de un Ser fuera del reino natural. A esta conclusión guía la evidencia científica a la mente lógica.
Referencias Davies, Paul (2006), New Scientist, 192[2578]:35, 18 de noviembre. Enoch, Nick (2012), “Científicos Británicos Recrean las Moléculas que Dieron Origen a la Vida Misma” [“British Scientists Recreate the Molecules that Gave Birth to Life Itself”], Mail Online, 27 de enero, http://www.dailymail.co.uk/sciencetech/article-2092494/Life-sweet-New-clue-chemical-origins-sugar-molecules-DNArecreated-scientists.html. Hazen, Robert (2005), Orígenes de la Vida [Origins of Life] (Chantilly, VA: The Teaching Company). Miller, Jeff (2012), “La Ley de la Biogénesis” [“The Law of Biogenesis”], Reason & Revelation, 32[1]:2-11, enero (Montgomery, AL: Apologetics Press), http://www.apologeticspress.org/apPubPage.aspx?pub=1&issue=1018&article=1722. Stein, Ben y Kevin Miller (2008), Expulsado: No Se Permite la Inteligencia [Expelled: No Intelligence Allowed] (Premise Media). ____________________ Título original en inglés, “Another Pointless Attempt to Defeat Biogenesis”, en Reason & Revelation Resources, 31[8]:77,80. T raducción editada por Moisés Pinedo.
Todos los Artículos fueron extraídos fielmente de: Enfoque Bíblico http://enfoquebiblico.com
EL HOMBRE DE PEKÍN: OTRO ESLABÓN PERDIDO QUE CONTINÚA PERDIDO por Jeff Miller P: “¿Quién o qué fue el Hombre de Pekín?”. R: Si es verdad que los seres humanos son el último producto de una cadena prolongada de antepasados evolutivos que fueron mitad humanos y mitad criaturas parecidas a los simios, debería haber evidencia contundente en el registro fósil que apoye tal hecho. Deberían existir millones de fósiles que ilustren la progresión evolutiva del hombre desde sus antepasados como simios. Sin embargo, como se ha demostrado en varias ocasiones (cf. Harrub y Thompson, 2003; Thompson, et.al., 2002), se carece de tal evidencia. Como el fallecido paleontólogo, Colin Patterson, admitió varios años atrás, aunque los evolucionistas traten, después de más de un siglo de investigación fósil, “no hay ningún…fósil [transicional—JM] por el cual se pueda argumentar con certidumbre” (citado en Sunderland, 1984, p. 89). El Hombre de Pekín no es la excepción.
En las décadas de 1920 y 1930, se descubrió algunos fósiles cerca de Beijing, China, los cuales los evolucionistas creyeron que eran los restos de una criatura transicional que llamaron el Hombre de Pekín. Los evolucionistas rápidamente consideraron a estos fósiles como prueba de criaturas transicionales que estaban en su camino al hombre “moderno” y que por ende probaban la evolución; dataron a los fósiles entre 300,000 y 800,000 años atrás. Pero los científicos han encontrado evidencia conflictiva en el mismo lugar de excavación. En 1933, también se descubrió varios fósiles de humanos “modernos”, los cuales supuestamente no debían haber vivido en el mismo periodo (“El Lugar de Excavación…”, 2011; “El Lugar de Herencia…”, 2011). Lo cierto es que, aunque en su esfuerzo desesperado por presentar evidencia de la evolución muchos evolucionistas todavía señalan al Hombre de Pekín como una criatur a transicional, no hay evidencia en absoluto para sostener tal reclamación. En 1941, los fósiles desaparecieron misteriosamente. Gao Xing, un paleontólogo y miembro del Comité Laboral en Busca de los Casquetes Perdidos del Hombre de Pekín, dijo: “No sabemos dónde están los huesos. Pueden haber sido destruidos. Pero tenemos que buscarlos” (Melvin, 2005). Es irónico que cuando se examina más la evolución, la evidencia llegue a desaparecer misteriosamente. Referencias Harrub, Brad y Bert Thompson (2003), La Verdad en cuanto a los Orígenes Humanos [The Truth about Human Origins] (Montgomery, AL: Apologetics Press). Melvin, Sheila (2005), “Arqueología: El Hombre de Pekín, Todavía Perdido y Extrañado” [“Archaeology: Peking Man, Still Missing and Missed”], The New York Times: Healthscience, http://www.nytimes.com/2005/10/10/health/10iht-melvin.html. Sunderland, Luther (1984), El Enigma de la Evolución [Evolution’s Enigma] (San Diego, CA: Master Books). “El Lugar de Excavación del Hombre de Pekín en Zhoukoudian” [“Peking Man Site at Zhoukoudian” (2011), World Heritage Convention, http://whc.unesco.org/en/list/449. “El Lugar de Herencia Mundial del Hombre de Pekín en Zhoukoudian” [“The Peking Man World Heritage Site at Zhoukoudian”] (2011), Unesco, http://www.unesco.org/ext/field/beijing/whc/pkm-site.htm. Thompson, Bert, et.al. (2002), “La Evolución Humana y el ‘Registro de las Rocas’” [“Human Evolution and the ‘Record of the Rocks’”], Apologetics Press, http://www.apologeticspress.org/article/153. [Título original en inglés, “Peking Man: Another Missing Missing Link”, en Reason & Revelation Resources, 31[9]:92. Traducción editada por Moisés Pinedo].
AUSTRALOPITHECUS SEDIBA: ¿UNA INNOVACIÓN EVOLUTIVA? por Jeff Miller Los medios de comunicación ya han considerado el hallazgo como una “innovación evolutiva”. En una cueva de Sudáfrica en 2008, los paleontólogos descubrieron dos juegos de fósiles, los cuales ellos afirman que pueden ser de una criatura transicional—un “eslabón perdido” entre el hombre moderno y el antepasado antiguo que supuestamente comparte con los simios modernos. Según ABC News y otros medios noticieros, los científicos han proclamado a la criatura fosilizada una “‘innovación evolutiva’ para el entendimiento de la evolución humana”, siendo potencialmente el “mejor candidato hasta ahora para el antepasado inmediato de nuestro género, Homo” (Potter, 2011). Los científicos han clasificado la especie fósil que contiene el hallazgo fósil, Australopithecus sediba. El fósil de interés especial en el hallazgo incluye un “pie, una mano y partes de la pelvis y el cráneo” (Potter). Se dató la cueva, donde se encontró los fósiles, usando datación de uranio-plomo combinada con análisis paleomagnético y estratigráfico (técnicas evolucionistas de datación), y se concluyó que tenía 1,977,000 años de edad, lo cual causó que se diera la misma edad a los fósiles. Según los evolucionistas, esta edad es anterior a “la evidencia indiscutible más antigua para el Homo en África” (Pickering, et.al., 2011, 333[6048]:1421). Como hemos documentado una y otra vez (e.g., Harrub y Thompson, 2003; Thompson, et.al., 2002), laverdad es que la evidencia fósil que se necesita desesperadamente para probar la teoría de la evolución simplemente no existe. Como el escritor de ABC News, Ned Potter, admitió en el artículo que divulgaba el hallazgo fósil, los investigadores saben que “[h]ay una brecha en el registro fósil que hasta ahora sigue sin explicar” (2011). Esta realidad causa que los medios de comunicación y muchos científicos se apresuren a sacar conclusiones cuando un hallazgo les parece brindar esperanza. Se pensaría que los científicos y los medios de comunicación serían más prudentes, recordando los muchos errores que los paleontólogos han cometido durante los años al reclamar apresuradamente que han encontrado eslabones perdidos, incluyendo al Hombre de Java, el Hombre de Piltdown, el Hombre de Nebraska, el Hombre “Delfín” y el Hombre de Orce (cf. Thompson y Harrub, 2002). Potter admitió que los “investigadores en el pasado han encontrado muchos hallazgos que les han sido improductivos” (2011). Realmente ese enunci ado se queda corto. Parece que algunos científicos están llegando a entender el dilema. El escritor de ciencia y biólogo, Michael Balter, reconoció que “pocos científicos están listos a creer” que estos fósiles representen al antepasado inmediato del género Homos (2010, 328[5975]:154). Después de todo, debe existir precaución, especialmente cuando toda la publicidad y reclamación de “innovación evolutiva” se basa solamente en un pie, una mano ypartes pequeñas de una pelvis y un cráneo. Es importante prestar atención a los “descargos de responsabilidad” pequeños—pero significativos—que aparecen por toda la literatura evolucionista y la cobertura de los medios de comunicación en cuanto a los hallazgos fósiles, como en el caso de este hallazgo reciente. Aunque algunos evolucionistas usan terminología firme cuando hablan de la marcroevolución, como si se hubiera probado que es verdadera (e.g., Potter citó a Darryl De Ruiter de la Universidad Texas A&M, quien dijo: “Esto es una confirmación fuerte de la teoría de la evolución”, 2011, énfasis añadido), lo cierto es que esta es una teoría que no ha sido probada, y aquellos que están informados en la comunidad evolucionista se dan cuenta de este problema. De hecho, es una teoría que nunca será probada como verdadera, (1) ya que no hay evidencia en el registro fósil que haya ocurrido alguna evolución transicional entre las diferentes clases de organismos vivos, (2) ya que la evidencia científica indica que la vida no puede venir de lo inanimado, mucho menos las leyes que gobiernan esa vida, y (3) ya que nadie estuvo presente para atestiguar el origen de la vida; incluso si la evolución atea fuera verdadera, nadie pudiera haberla atestiguado, lo cual significa que el asunto de los orígenes es fundamentalmente inmune a la prueba científica empírica. Al menos algunos, como Potter, han aprendido a usar terminología más prudente al hablar de la evolución y el registro fósil. Las frases como “tal vez” y “pudiera” son importantes, ya que enfatizan el hecho que, en este caso, el que habla o escribe está declarando una suposición—no un hecho probado. Tales palabras
enfatizan el hecho que incluso los mismos evolucionistas saben que no han probado su caso y que su creencia en la teoría evolucionista es una creencia ciega—no está basada en los hechos. Cuando los lectores leen escritos científicos, frecuentemente pasan por alto los descargos de responsabilidad, ya que como se sugiere en gran parte en el sistema escolar, la idea es creer a los científicos en todo caso. Se presiona a las personas a creer en los científicos, cuyas teorías se deben aceptar a pesar de la evidencia en contra. Ellos son semi dioses. Su “tal vez” guía la certidumbre común del hombre. Nunca se debió haber permitido que esta creencia ciega evolucionista fuera aceptada en la comunidad científica, y especialmente en los 50 años pasados. Mientras la integridad moral y ética en Norteamérica continúa decayendo, se debe poner cada vez menos confianza en las mentes “élites” de nuestra sociedad, quienes frecuentemente tienen prejuicio ante la verdad debido a su deseo de prestigio y dinero, como también a su deseo de eliminar lo que imputa sus conciencias. Si la macroevolución hubiera ocurrido, entonces habría millones de fósiles transicionales, o miles de millones, que documenten la evolución de varias especies, incluyendo del hombre. El mismo Darwin creía que “el número de variedades intermedias que han existido anteriormente, [debe] ser completamente enorme” (1956, p. 292). Después de más de un siglo de cavar para encontrar fósiles y analizar el estrato geológico, tal verdad nunca ha salido a la luz, y ciertamente, tal situación descarta completamente la Teoría General de la Evolución. Encontrar solamente fósiles cuestionables esporádicamente, fósiles en los cuales incluso la comunidad evolucionista no está de acuerdo, prueba adicionalmente que la teoría evolucionista es incapaz de explicar lo que se ve en el registro fósil. La comunidad evolucionista se encuentra en caos y desacuerdo constante en cuanto a los fósiles y el registro fósil. Si la comunidad evolucionista no puede estar de acuerdo consigo misma, ¿cómo se pude esperar que el estudiante, oyente o lector crea lo que ellos afirman? Años atrás, muchos en la comunidad evolucionista comenzaron a rechazar a todos los australopitecinos, lo cual incluiría al sediba, como ancestros para el hombre en absoluto. Don Solly Zuckerman, famoso anatomista británico quien estudió a los australopitecinos por más de 15 años, concluyó que si el hombre realmente descendió de un antepasa do como simio, lo hizo “sin dejar ningún rastro fósil de los pasos de transformación” (1970, p. 64). El fallecido evolucionista, Ashl ey Montagu, dijo: “[L]a forma del cráneo de todos los australopitecinos muestra demasiadas características especializadas y parecidas a los simios como para ser un antepasado directo del hombre o de la línea que guió al hombre” (1957, énfasis añadido). Basado gran parte en la naturaleza de los dientes Orrorin tugenensis, Martin Pickford, geólogo evolucionista de la Facultad de Francia en París, y Brigitte Senut, paleontóloga evolucionista francesa del Museo Nacional de Historia Natural de Francia, creen que todos los australopitecinos deberían ser colocados en una rama diferente del “árbol evolutivo” que guía al Orrorin tugenensis y que se extinguió 1.5 millón de años atrás, en vez de la línea evolutiva que guía al Homo sapiens (cf. Senut, et.al., 2001; Balter, 2001; Schuster, 2001). Si es cierto que los australopitecinos no guían al hombre—y es cierto—entonces el Australopithecus sediba es totalmente irrelevante en la discusión de la evolución humana, a pesar de la publicidad de los medios de comunicación. El tiempo revelará si la mayoría de los mismos evolucionistas considerará este nuevo hallazgo como algo importante para ellos, pero independientemente de eso, la verdad continuará siendo firme: si la evolución fuera verdadera, no sería tan difícil de verificar. Si las explicaciones ateas para el origen del Universo fueran verdaderas, deberíamos ser testigos de la generación espontánea de la vida y la materia por todo lugar, o al menos una vez en algún lugar, como también deberíamos ser testigos de las transiciones entre las clases de organismos vivos. Pero la ciencia verdadera no sostiene tales cosas (vea Butt, 2010). Referencias Balter, Michael (2001), “Homínidos Tempranos Plantan División” [“Early Hominid Sows Division”], ScienceNOW, 22 de frebero, http://news.sciencemag.org/sciencenow/2001/02/22-03.html. Balter, Michael (2010), “Candidato Ancestral Humano de Suráfrica Causa Alabanza y Debate” [“Candidate Human Ancestor from South Africa Sparks Praise and Debate”], Science, abril. Butt, Kyle (2010), “Australopithecus Sediba: Otro Familiar que Nunca Tuvimos” [“Australopithecus Sediba: Another Relative We Never Had”], Apologetics Press, http://www.apologeticspress.org/APContent.aspx?category=9&article=2872. Darwin, Charles (1956), El Origen de las Especies [The Origin of Species] (Londres: J.M. Dent & Sons). Harrub, Brad y Bert Thompson (2003), La Verdad acerca de los Orígenes Humanos [The Truth About Human Origins] (Montgomery, AL: Apologetics Press). Montagu, Ashley (1957), El Hombre: Sus Primeros Dos Millones de Años [Man: His First Two Million Years] (Yonkers, NY: World Publishers). Pickering, Robyn, et.al. (2011), “Australopithecus Sediba en 1.977 Ma e Impliaciones para el Origen del Género Homo” [“Australopithecus Sediba at 1.977 Ma and Implications for the Origins of the Genus Homo”], Science, 9 de septiembre. Potter, Ned (2011), “‘Innovación’ Evolutiva: Fósil Puede Ser Antepasado Humano” [“Evolutionary ‘Game Changer’: Fossil May Be Human Ancestor”], ABC News, 8 de septiembre, http://abcnews.go.com/Technology/fossils-south-africa-calledevolutionary-game-changer/story?id=14474976#.TmouXw8wezs.email. Schuster, Angela M.H. (2001), “Reporte Especial: ¿Antepasados Antiguos?” [“Special Report: Ancient Ancestors?”], Archaeology, julio/agosto.
Senut, Brigitte, et.al. (2001), “Primeros Homínidos del Periodo Mioceno” [“First Hominid From the Miocene”], Comptes Rendus de l’Academie des Science, Series IIA-Earth and Planetary Science, 30 de enero. Thompson, Bert y Brad Harrub (2002), “No Hay Eslabón Perdido Aquí…” [“No Missing Links Here…”], Apologetics Press, http://www.apologeticspress.org/apcontent.aspx?category=9&article=1353. Thompson, Bert, et.al. (2002), “Evolución Humana y el ‘Registro de las Rocas’” [“Human Evolution and the ‘Record of the Rocks’”], Apologetics Press, http://www.apologeticspress.org/apcontent.aspx?category=9&article=153. Zuckerman, Solly (1970), Más Allá de la Torre de Marfil [Beyond the Ivory Tower] (Nueva York: Taplinger). [Título original en inglés, “Australopithecus Sediba: Evolutionary Game Changer?”, en Reason & Revelation, 32[3]:33-35. Traducción editada por Moisés Pinedo].
EL CONTROL AUTÓNOMO DE LA CREACIÓN por Jeff Miller
EL CONTROL AUTÓNOMO Y LA “MADRE NATURALEZA”
Los ingenieros trabajan regularmente con sistemas de control. El control autónomo es un paso más alto que el control remoto. Las aplicaciones de control remoto permiten la emisión manual de órdenes a través de un aparato de transmisión (i.e., un controlador remoto) que controla algo más (e.g., un robot o un televisor) localizado a una distancia del controlador. Por otra parte, el control autónomo permite que un programa computarizado envíe las órdenes. La computadora entonces llega a ser el controlador, en vez de un ser humano. No es un secreto en la comunidad de ingeniería que hoy el control autónomo sea un tema de interés particular. Se ha realizado logros notables en esta área tecnológica—control de vehículos terrestres (Naranjo, et.al., 2006, 7[2]:213-225), sistemas autónomos de misiles (Lin, et.al., 2004, 12[2]:157-169), vehículos aéreos (Oosterom y Babuska, 2006, 14:769-781), vehículos acuáticos (Loebis, et.al., 2004, 12:1531-1539), satélites (Cheng, et.al., 2009, 36:6613-6620) e incluso equipo autónomo de agricultura. No obstante, desde una perspectiva cristiana, lo que es impresionante es que muchos ingenieros—los diseñadores de la comunidad científica—están llegando a ser más conscientes de que el mundo alrededor nuestro está realmente repleto de diseños superiorescompletamente funcionales en comparación a lo que la comunidad de ingeniería ha podido desarrollar hasta hoy. La biomimética (i.e., el diseño de ingeniería que usa algo de la naturaleza como patrón) está llegando a ser popular en los esfuerzos de ingeniería. Pero algunos ingenieros no están interesados en copiar la creación en sus diseños ya que ellos simplemente no pueden replicar muchas de las características que el mundo natural tiene para ofrecer. Ellos se están dando cuenta que el orden creado frecuentemente viene equipado con capacidades sensoriales naturales cuyos diseños superan las habilidades del conocimiento de ingeniería actual. Los animales poseen habilidades de detección, rastreo y maniobrabilidad que están más allá del conocimiento de las mentes de ingeniería de nuestro tiempo, y que probablemente estarán más allá de las mentes de ellos por muchas décadas más, o tal vez por siempre. El neurobiólogo especialista en insectos, John Hildebrand, de la Universidad de Arizona en Tucson, reco noció: “Hay una historia larga de intentos por desarrollar microrobots que puedan ser enviados como artefactos autónomos, pero creo que muchos ingenieros se dan cuenta que no pueden mejorar a la Madre Naturaleza” (Marshall, 2008, p. 41). Desde luego, la madre naturaleza no es capaz de diseñar nada, ya que “ella” no tiene mente. Por otra parte, se puede confiar que el Gran Ingeniero, el Dios de la Biblia, pudiera crear los diseños de ingeniería más grandiosos. En el fondo, ¿quién pudiera mejorar los diseños del Gran Diseñador? A pesar de la deterioración del mundo, la entrada de la enfermedad y las mutaciones en el orden creado, Sus diseños todavía continúan siendo los mejores—los cuales la inteligencia humana no puede superar.
EL CONTROL DE LOS SERES VIVOS Al reconocer la superioridad del mundo natural, la comunidad científica ha llegado a estar más interesada en aprender cómo controlar a las criaturas vivas en vez de desarrollar versiones robóticas. Esta clase de pensamiento ciertamente añade un nuevo significado al mandamiento de Dios para que la humanidad sojuzgue y tenga dominio sobre el orden creado (Génesis 1:28). Una de las maneras en que se realiza el control remoto de animales es al implantar aparatos electrónicos en los cuerpos de animales que subsiguientemente se usan para manipular los movimientos y comportamientos de la criatura. Se conoce a las criaturas híbridas como éstas con el nombre de bio -robots o ciborgs. Se ha realizado investigación en esta rama desde la década de 1950, cuando José Delga do, de la Universidad Yale, implantó electrodos en los cerebros de toros para estimular el hipotálamo con propósitos de control (Marshall, 2008, 2646:40-43). Desde entonces, la lista de animales controlados usando implantación ha crecido hasta incluir a: tiburones (Gomes, et.al., 2006; Brown, 2006, 2541:30-31), ratas (Talwar, et.al., 2002, 417[6884]:37-38; Li y Panwar, 2006, 20[3]:6-11; Song, et.al., 2006, 58[2]:183-188), monos (Brown, 2006, 2541:30-31; Horgon, 2005, 293[4]:66-73), ratones (“SDUST Creó…”, 2007), chimpancés (Horgon, 2005, 293[4]:66-73), palomas (“SDUST Creó…”, 2007), gatos (Horgon, 2005, 293[4]:66-73), gibones (Horgon, 2005, 293[4]:66-73), cucarachas (Holzer, et.al., 1997; “Investigadores Desarrollan ‘Robo-racha’”, 2001). La Universidad Cornell, la Universidad de California en Berkeley, la Universidad de Michigan y la Universidad del Estado de Arizona en Tempe están trabajando en desarrollar insectos voladores ciborgs, incluyendo polillas y escarabajos (Ray, 2010; Sato, et.al., 2008, pp. 164-167; Sato, et.al., 2009, pp. 216-219; Bozkurt, et.al., 2008, pp. 160-163). La Universidad de Florida en Gainesville usó electrodos para controlar ratas remotamente que tenían el propósito de detectar específicamente a los humanos (con fines de investigac ión y situaciones de rescate) y explosivos (Marshall, 2008, 2646:40-43). También se están realizando otros proyectos de control no-invasivo. El Instituto Tecnológico de Massachusetts usó cercas virtuales con sistemas de posición global (GPS) para rastrear y arrear autónomamente a vacas al implementar impulsos auditivos y mecanismos de impacto con el fin de conservar a las vacas en un área deseada (Correll, et.al., 2008, pp. 437-447; Schwager, et.al., 2008, 25[6-7]:305-324). También se está comenzando a tener más interés en controlar remotamente a los caninos (“Gran Reto…”, 2010). Los ingenieros se dan cuenta que los perros pueden atravesar una variedad de terrenos más eficazmente que los seres humanos o robots, y que son muy eficaces en proteger territorios, realizar búsquedas y misiones de rescate, como también proveer guía a los que tienen problemas de visión. También tienen un sentido del olfato impresionante que les capacita para detectar explosivos, narcóticos, tabaco, fugas de gas, contrabando o teléfonos (“Servicios de Detección”, 2010). Ya que los ingenieros no han desarrollado un dispositivo que se pueda comparar a la habilidad del perro para detectar olores, el uso de perros con este propósito es interesante. Aunque otras criaturas, como las ratas (Marshall, 2008, 2646:40-43), tienen un sentido agudo del olfato, los perros son más interesantes, especialmente debido a su habilidad innata de interactuar con los seres humanos. Por ende, el uso de perros con este propósito es interesante, e incluso más interesante es la habilidad de dirigirles a control remoto. Se puede pensar en muchos casos en que no sería posible usar una correa para dirigir a un perro (e.g., áreas estrechas y operaciones de recate), o al menos, no sería deseable (lugares de poca visibilidad, donde la correa puede ser un peligro). En un evento reciente en Afganistán, un perro de detección detectó un explosivo demasiado tarde. El hombre que guiaba al perro perdió su pierna izquierda y experimentó otras lesiones serias (“Gran Reto…”, 2010). La capacidad de control remoto o guía autónoma probablemente hubiera cambiado significativamente las consecuencias de este evento lamentable, como también de otros. Ya que los ingenieros no pueden desarrollar una solución robótica para este problema, la Oficina de Investigación Naval financió un proyecto de investigación para desarrollar una solución—un proyecto de investigación en el cual yo estaba muy involucrado en la Universidad Auburn mientras me dedicaba a mis estudios doctorales. El Instituto d e Detección e Investigación Canina en la Universidad Auburn demostró que los caninos de detección pueden ser controlados remotamente usando un chaleco canino que desarrollamos y que estaba equipado con un generador de tono y vibración (Britt, et.al., 2010). Sin embargo, se pudiera pensar en muchas circunstancias cuando el canino estaría fuera de la vista del que lo guía (e.g., moviéndose detrás de un edificio distante)—situación en la cual la capacidad de control remoto
sería inútil. Por ende, el siguiente paso natural fue automatizar la capacidad de control remoto (i.e., control autónomo del canino). Ya que los caninos pueden atravesar una variedad de terrenos más eficientemente que los humanos, y poseen una gama natural de “sensores” que usan para detectar y localizar artículos de interés, sensores con los cuales los robots no están equipados, el uso de caninos descarta muchos aspectos que presentan problemas para los vehículos sin tripulación. Los caninos también pueden ejecutar decisiones menores que son necesarias para desviarse de su sendero local y evitar los obstáculos en terrenos desfavorables. Probamos con éxito noble que se puede rastrear a los caninos con sistemas de posición global, sensores inerciales y magnetómetros (Miller y Bevly, 2007; Miller y Bevly, 2009a; Miller y Bevly, 2009b), como también que se puede guiarlos autónomamente por senderos deseados a objetivos distantes (Miller, 2010; Britt, 2009). Lo que es más importante fue que se diseñó este sistema sin tener que desarrollar la tecnología que se requeriría para una solución robótica completa. En cambio, se utilizó una criatura que el Gran Ingeniero pre-diseñó. Ya que mi interés es no plagiar al Creador, yo hago referencia felizmente a Su trabajo increíble; desafortunadamente, no puedo decir lo mismo de mis colegas investigadores.
CONCLUSIÓN Es irónico que los que son diseñados, realicen diseños basados en los diseños del Diseñador mientras que declaren simultáneamente que esos diseños no son diseñados. ¿Cómo pudieron las rocas inconscientes, la tierra, el gas o el cieno producir los diseños complejos que vemos en el mundo? Los nombres de cosas inanimadas como “Madre Naturaleza” simplemente admiten tácitamente que algún Ser controla el orden natural. El avance moderno en la comunidad de ingeniería—que ha producido tecnología más avanzada que en cualquier sociedad histórica de la humanidad—no puede replicar los diseños que vemos alrededor nuestro. Los ingenieros están forzados a prestar el “portafolio de diseño” de Dios (frecuentemente plagiándolo—no dándole el crédito debido por Sus diseños). ¡Qué testimonio a la grandeza del orden creado del Gran Ingeniero! Nosotros podemos arreglar algo del daño que se ha causado al orden creado debido al pecado y la entropía, pero en las palabras de John Hildebrand, citado anteriormente, realmente “no podemos mejorar” el diseño de Dios. En vez de plagiarle, hagamos que todos los ingenieros sepan que “el que hizo todas las cosas es Dios” (Hebreos 3:4, énfasis añadido). Referencias Bozkurt, A., et.al. (2008), “Interfaces Neuromusculares Bioelectrónicas Basadas en MEMS para el Control de Vuelo de Insecto Ciborg” [“MEMS Based Bioelectronic Neuromuscular Interfaces for Insect Cyborg Flight Control”], Conferencias de 2008 de IEEE MEMS. Britt, W. (2009), “Un Sistema de Software y Hardware para el Control Autónomo y la Navegación de un Canino Entrenado” [“A Software and Hardware System for the Autonomous Control and Navigation of a Trained Canine]”, Disertación de Doctorado, Auburn University, verano. Britt, W.R., et.al. (2010), “Un Sistema Adherido para la Navegación en Tiempo Actual y el Control Remoto de un Canino Entrenado” [“An Embedded System for Real-time Navigation and Remote Command of a Trained Canine]”, DOI 10.1007/s00779-010-0298-4. Brown, S. (2006), “Tiburones Indetectables Patrullan los Mares Profundos” [“Stealth Sharks to Patrol the High Seas”], New Scientist, 4 de marzo. Cheng, C., S. Shu y P. Cheng (2009), “Control de Posición de un Satélite Usando Controladores Difusos” [“Attitude Control of a Satellite Using Fuzzy Controllers”], Sistemas de Expertos con Aplicaciones [Expert Systems with Applications]. Correll, N., et.al. (2008), “Control Social de Ganado por integración de Congéneres Controlados Artificialmente” [“Social Control of Herd Animals by Integration of Artificially Controlled Congeners”], Actas de la 10º Conferencia Internacional sobre la Simulación del Comportamiento Adaptivo. Gomes, W.J., et.al. (2006), “Tiburón Autónomo Controlado por Lectura Neural y Capacidad de Estimulación para Experimentos Oceánicos” [“Autonomous Shark Tag with Neural Reading and Stimulation Capability for Open -ocean Experiments”], Eos Trans. AGU, 87(36), Abstracto OS45Q-05. “Gran Reto: Chalecos Inteligentes para Perros Detectores” [“Grand Challenge: Smart Vest for Detector Dogs”] (2010), Conferencia Aeroespacial y Electrónica, http://www.naecon.org/challenge.htm. Holzer, R., et.al. (1997), “Control de Locomoción de un Sistema Bio-Robótico Vía Estimulación Eléctrica” [“Locomotion Control of a Bio-Robotic System via Electric Stimulation”], Conferencias sobre Robots y Sistemas Inteligentes, Grenoble, Francia. Horgon, John (2005), “La Era Olvidada de los Chips Cerebrales” [“The Forgotten Era of Brain Chips”]. Scientific American.
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EL SENTIDO COMÚN, LOS MILAGROS Y LA EDAD APARENTE DE LA TIERRA por Eric Lyons Para mucha gente, la Tierra luce extremadamente antigua—no de una edad de cientos o miles de años, sino de millones y miles de millones de años. Cuando tales personas escuchan que los creacionistas hablan de una “Tierra joven” que solamente tiene unos pocos miles de años, se deben preguntar cómo se pudiera sostener ese punto de vista. “¿Cómo pudiera alguien mirar a la Tierra y pensar que fue creada menos de 10,000 años atrás?”. Aparte de su confianza en la suposición incorrecta (y frecuentemente contradictoria) basada en los métodos de datación radiométrica, los evolucionistas simplemente creen que la Tierra luce muy antigua. Las rocas, montañas y cañones de la Tierra les dan la impresión que la Tierra debe tener miles de millones de años.
LA DEMANDA DE LA EVOLUCIÓN Se debe admitir que la teoría evolucionista demanda una Tierra antigua. Como el evolucionista Michael Le Page admitió en 2008, “Una Tierra antigua…sería un problema para la evolución, ya que la evolución por selección natural requiere vastas cantidades de tiempo—‘tiempo intenso’—como Darwin se dio cuenta” (198[2652]:26, énfasis añadido). Él continuó admitiendo claramente que una de las principales “clases de hallazgos…que pudiera haber falseado a la evolución…es una Tierra joven” (p. 26). Ya que es cierto que una Tierra joven sería un golpe letal para la teoría de la evolución, entonces no es una sorpresa que los evolucionistas no puedan evitar ver a la Tierra como muy antigua. Incluso si no siempre tuvieran una impresión antigua de la Tierra, la teoría de la evolución demanda tal enfoque en cuanto a nuestro planeta, de otra manera se debería abandonar toda la teoría de la evolución. [NOTA: Se debería abandonar la teoría de la evolución de todas formas ya que es imposible—sea que la Tierra fuera joven o antigua. Además, hay muchos métodos de datación que sostienen una Tierra joven (vea Humphreys, 2005)].
LA DEFINICIÓN DE “ANTIGUO” ¿Cómo se pudiera saber la manera en que luce una Tierra de miles de millones de años? Los seres humanos “antiguos” pueden ser identificados precisamente como “antiguos” (1) porque se puede conocer sus fechas de nacimiento (i.e., gente atestiguó sus nacimientos y les dieron partidas de nacimiento), y (2) posiblemente debido a que se puede comparar sus apariencias con personas adultas y jóvenes. Esto también se aplica a los animales y las plantas. La gente puede saber cuándo nacieron varios animales y cuándo se plantó un árbol. ¿Pero qué acerca de la Tierra como un todo? Nadie estuvo vivo cuando este u otro planeta “nació”. Nadie estuvo presente en la Tierra para ver la formación de la primera roca, montaña o cañón. ¿Cómo pudiera alguien decir racionalmente, “La Tierra luce como si tuviera miles de millones de años”? ¿Antigua comparada a qué?
LA EDAD APARENTE Y LA GRAN CATÁSTROFE La gente que sostiene que la Tierra parece tener miles de millones de años también debe descartar la posibilidad real que pudieran haber ocurrido catástrofes en el pasado que hubieran cambiado drásticamente la apariencia de la Tierra. Muchos han atestiguado que terremotos, inundaciones locales, volcanes, etc. han alterado radicalmente la apariencia de ciertos lugares de la Tierra (e.g., El Volcán St. Helens y el Lago Spirit en los Estados Unidos). Considere que un árbol que ha sido golpeado por un relámpago o que ha sido dañado por una inundación puede lucir mucho más antiguo de lo que es. A menudo las rocas ígneas que se forman recientemente de los volcanes parecen antiguas. Una persona que tiene 20 años y que sufre quemaduras severas puede lucir como si tuviera más edad—tal vez dos o tres veces su edad. En realidad, los cristianos interpretan correctamente la Tierra basados en el hecho que solamente unos pocos de miles de años atrás, Dios alteró sobrenaturalmente la apariencia de la Tierra al causar que “todas las fuentes del grande abismo” se rompieran y que “las cataratas de los cielos” se abrieran, trayendo lluvia “sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches” (Génesis 7:11-12; cf. Salmos 104:6-8). Se puede explicar fácilmente y racionalmente todo el petróleo, las capas de carbón, los cementerios fósiles, etc. en la Tierra (lo cual muchos consideran como evidencia de una Tierra antigua) al calificar tales factores como un resultado del Diluvio global del tiempo de Noé (Génesis 6-8; vea Whitcomb y Morris, 1961). En pocas palabras, incluso si se pudiera probar que “la Tierra luce muy antigua”, los evolucionistas todavía no pudieran negar racionalmente que tal apariencia pudiera ser el resultado de una o más catástrofes severas.
MADUREZ MILAGROSA El hecho que la Tierra parecía más antigua de lo que realmente era al momento de su creación es perfectamente lógico a la luz de la naturaleza de los milagros de Dios. Cuando Jesús convirtió milagrosamente agua en vino, no plantó una vid, esperó que las uvas crecieran durante los años y luego las cosechó. Él obvió este proceso normal cargado de tiempo e instantáneamente creó una bebida extremadamente agradable (Juan 2:1-10). Cuando Jesús alimentó a miles de hombres, mujeres y niños con solamente cinco panes y dos peces (Mateo 14:13-21), no hizo la gran cantidad de panes después de plantar el trigo, esperar meses que creciera y luego cosecharlo, trillarlo, molerlo y hornearlo. Otra ve z, Jesús obvió el proceso natural prolongado y creó milagrosamente el pan. De manera similar, Dios hizo una creación madura. Hizo el “árbol de fruto” (Génesis 1:11), no solamente una semilla que finalmente crecería hasta convertirse en un árbol de fruto. Creó “toda ave alada” (Génesis 1:21), no huevos de los cuales las aves salieran muchos días después. Creó a un hombre adulto capaz de caminar, hablar, trabajar y procrear (Génesis 1:26-2:25). Dios hizo milagrosamente una creaciónmadura.
LUZ “MADURA” Ciertamente uno de los milagros más impresionantes que desafiaron el tiempo fue la creación de Dios de los cuerpos celestes en el cuarto día. Dios había creado previamente la luz (luz intrínseca) en el primer día de la Creación; en el cuarto día hizo los generadores de luz. [NOTA: tenga en cuenta que el “Padre de las luces” (Santiago 1:17), Quien es “luz” (1 Juan 1:5), pudiera haber creado fácilmente luz sin primero tener que crear el Sol. Así como Dios pudo crear un árbol de fruto en el tercer día sin una semilla, pudo producir luz sobrenaturalmente en el primer día sin los portadores “comunes” de luz]. Ya que la luz viaja aproximadamente a seis billones de millas por año, y ya que se estima que algunas estrellas están a 15,000 millones de años de distancia, los evolucionistas suponen que el Universo debe tener al menos 15,000 millones de años de edad. De otra manera, ¿cómo pudiéramos ver la luz de las estrellas que están tan lejos? Otra vez, la respuesta (o al menos, una gran parte de la respuesta) para este supuesto acertijo tiene que ver con el hecho que Dios realizó un milagro asombroso en la Creación. Cuando Dios creó los cuerpos celestes (los generadores de luz) en el cuarto día de la Creación, simultáneamente (¡y sobrenaturalmente!) hizo que sus luces aparecieran en la Tierra. La luz, que naturalmente tomaría grandes cantidades de tiempo para llegar a la Tierra, milagrosamente llegó a la Tierra en un instante. Así como Dios dijo en el primer día, “Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:3), en el cuarto día dijo, “Haya lumbreras en la expansión de los cielos… Y fue así” (1:14-15). Dios creó estas luces “para alumbrar sobre la tierra” (1:15,17) y “para separar el día de la noche” (1:14,18). Dios también las fijó en los cielos para servir “de señales para las estaciones, para días y años” (1:17,14, énfasis añadido). Dios tuvo un propósito al crear los cuerpos celestes, y Él los hizo para que el hombre se beneficiara de ellos sin tener que esperar largos periodos de tiempo para que la luz alcanzara la Tierra. La luz de las estrellas no tuvo que viajar durante 15,000 millones de años antes que alcanzara la Tierra. Cuando Dios hizo a Adán y Eva dos días después de Su creación de los cuerpos celestes, la primera pareja se benefició inmediatamente de la creación milagrosa de Dios de la luz de las estrellas. La primera pareja no dormía bajo cielos sin estrellas esperando que la luz de las estrellas distantes alcanzara la Tierra. Dios creó por medio de Su palabra las estrellas y sus rayos. De la misma manera en que Dios creó árboles completamente crecidos en un día (los cuales si se los cortara tuvieran docenas o cientos de anillos), Dios hizo que la luz de las estrellas distantes apareciera instantáneamente. De hecho, si se considera la naturaleza de los milagros de Di os en la Creación, una estrella que puede “parecer” extremadamente antigua, realmente tiene solo unos pocos de miles de años de edad. [NOTA: Está fuera del ámbito de este artículo responder a cada objeción en cuanto a la luz de las estrellas y el tiempo. Varios científicos han presentado explicaciones creacionistas plausibles en cuanto a las fluctuaciones en la luz de las estrellas, la formación de las supernovas, etc. (vea Norman y Setterfield, 1987; Humphreys, 1994). El físico evolucionista João Magueijo (2003) incluso ha propuesto que la velocidad de la luz no es una constante ].
CONCLUSIÓN El hecho que la Tierra y el Universo puedan parecer más antiguos de lo que son de ninguna manera confirma el caso para la evolución. En realidad, las Escrituras revelan que el milagro de una creación madura y el cataclismo del Diluvio son explicación adecuadas para la percepción de una “Tierra antigua”.
Referencias Humphreys, Russell (1994), La Luz de las Estrellas y el Tiempo [Starlight and Time] (Colorado Springs, CO: Master Books). Humphreys, Russell (2005), “Evidencia para un Mundo Joven” [“Evidence for a Young World”], Institute for Creation Research, http://www.icr.org/article/evidence-for-young-world/. Le Page, Michael (2008), “Evolución: La Guía Fundamental para una Teoría Hermosa” [“Evolution: The Ultimate Guide to a Beautiful Theory”], New Scientist, 198[2652]:24-33, 19 de abril. Magueijo, João (2003), Más Rápido que la Velocidad de la Luz [Faster Than the Speed of Light] (Nueva York: Perseus). Norman, Trevor y Barry Setterfield (1987), El Reporte Técnico de las Constantes Atómicas, la Luz y el Tiempo [The Atomic Constants, Light, and Time, Technical Report] (Menlo Park, CA: Stanford Research Institute International). Whitcomb, John y Henry Morris (1961), El Diluvio de Génesis [The Genesis Flood] (Grand Rapids, MI: Baker). [Título original en inglés, “Female Leadership in the Home and Church”, en Reason & Revelation Resources, 31[8]:77,80. Traducción editada por Moisés Pinedo].
LA ESTADÍSTICA DE POBLACIÓN Y UNA TIERRA JOVEN por Jeff Miller Ambos bandos del debate creación/evolución están involucrados en una batalla seria en cuanto a la verdad sobre los orígenes humanos, la edad del Universo y la Causa final de todas las cosas. De manera interesante, mientras este debate embravece y los argumentos vuelan desde ambos lados, hay evidencia razonable que se mantiene a un lado de una gran parte de la complejidad aparente de este conflicto y que nos ayuda a iluminar la verdad sobre el tema de los orígenes. Esta evidencia viene del campo de la estadística de población. ¿Cuál es la conclusi ón razonable a la que se debe llegar debido a la evidencia en esta área? No existe duda que ambos enfoques—bíblico y evolucionistas—requieren un punto de partida para que la humanidad comience la propagación de las especies. El modelo bíblico declara que Dios comenzó el proceso, creando a Adán y Eva—un varón y una mujer—aproximadamente 6,000 años atrás. De ellos, la raza humana fue establecida y finalmente exterminada en el Diluvio global del tiempo de Noé (Génesis 6-9), con la excepción de Noé y su familia. Después del Diluvio, los tres hijos de Noé y sus esposas comenzaron la repoblación de las especies humanas (Génesis 9:19). El modelo evolucionista reclama que el primer “hombre” del género Homo surgió alrededor de dos o tres millones de años atrás (cf. Corballis, 2002, p. 183; Johanson, 2001; “El Surgimiento…”, 2011; Universidad de Utah, 2005; Walker, 2002). Siempre ha sido intrigante que parece que el enfoque evolucionista guarda silencio en cuanto al hecho que, al comienzo de la especie humana, tanto el varón y la mujer deben haber evolucionado simultáneamente, en la misma área geográfica y durante la vida de ambos para que la especie humana se propague—no solamente un varón o una mujer, ni tampoco dos varones o dos mujeres. Además, los cuerpos del varón y la mujer deben haber contenido los componentes reproductivos completamente funcionales que son necesarios para reproducir a la humanidad. En La Obra Maestra de la Naturaleza: La Evolución y la Genética de la Sexualidad, Graham Bell habló de este dilema, declarando que: El sexo es la reina de los problemas en la bilogía evolucionista. Tal vez ningún otro fenómeno natural ha causado tanto interés; ciertamente ninguno ha sembrado tanta confusión. Los enfoques de Darwin y Mendel, que han iluminado tantos misterios, hasta ahora han fracasado en dar más que una luz oscura y tenue sobre el misterio central de la sexualidad, enfatizando su oscuridad por medio de su propio aislamiento (1982, p. 19). El evolucionista Philip Kitcher admitió, “A pesar de algunas sugerencias ingeniosas de algunos darvinianos ortodoxos, no hay historia darviniana convincente para el surgimiento de la reproducción sexual” (1982, p. 54). El evolucionista Mark Ridley señaló que “[e]l sexo es el rompecabezas que todavía no se ha armado; nadie sabe por qué existe” (2001, p. 111). Julie Schecter dijo que “el sexo permanece siendo un misterio para los investigadores, sin mencionar al resto de la población. ¿Por qué el sexo?” (1984, 34:680). [Vea Thompson y Harrub, 2002 para una discusión a profundidad sobre el origen de los géneros y la sexualidad]. Además del problema que enfrentan los evolucionistas debido al origen de la reproducción sexual, existen más problemas que les acosan. Por ejemplo, habiendo surgido milagrosamente en el mismo peri odo, el patriarca y la matriarca de la raza humana también hubieran necesitado encontrarse mutuamente en el planeta sin primero morir de hambre, sin ser comidos por los animales que las ilustraciones evolucionistas describen con el hombre primitivo, y sin llegar a tener tanta edad como para no poder reproducirse. Y además, ¿significaría el hecho que hubiera otro ser cerca de alguien que tal persona sentiría atracción por él/ella? El varón y la mujer primero tuvieran que decidir si se agradan y hacer algo al respecto antes de morir. Adicionalmente, el bebé y la mujer tuvieran que sobrevivir a la difícil experiencia del parto en esas condiciones supuestamente primitivas. Si el surgimiento de un ser humano de un ser no -humano
parece absurdo debido al conflicto con la Ley de la Biogénesis, ciertamente este logro completo causa que la proposición evolucionista sea más que absurda.
La ESTADÍSTICA DE POBLACIÓN Y EL MODELO EVOLUCIONISTA No obstante, por el bien del argumento, concedamos al evolucionista ateo varias hazañas milagrosas—dos seres humanos del sexo opuesto que tengan los componentes sexuales necesarios para propagar las especies, que estén en la misma región de la Tierra, que estén a salvos del ambiente primitivo, que se deseen mutuamente y que sean lo suficientemente jóvenes para reproducirse. Incluso concediendo estas suposiciones significativas pero irrealistas, el evolucionista todavía enfrenta los obstáculos estadísticos. Considere las matemáticas en este argumento. Supongamos que las parejas a través de la historia han tenido un promedio de (2 × c) hijos, i.e., c hijos más c hijas). Comenzando con dos seres humanos, esto hiciera la población después de la primera generación, Pn = 2+2 ∙ c. Luego, los hijos que se casan entre ellos, tuvieran otros (2 × c) hijos por pareja. Como se ilustra en Estudios Científicos en la Creación Especial (Lammerts, 1971), la continuidad de este progreso dará como resultado la siguiente ecuación, donde n es el número de generaciones por la cual se hace el cálculo. (1)
Después de multiplicar ambos lados de la Ecuación (1) por c, sustraer la ecuación resultante de Ecuación (1), agrupar y dividir ambos lados por (c - 1), el resultado es la siguiente ecuación: (2)
Esto presenta la población total después de n generaciones, sin ninguna muerte. Al suponer que cada persona viva un aproximado de dgeneraciones, se puede calcular el número de personas fallecidas para el tiempo de la generación final, i.e., la (n - d)º generación, al usar la Ecuación (3): (3)
Por ende, se puede calcular la población total después de n generaciones, teniendo en cuenta las muertes, al sustraer la población de la (n- d)º generación de la población calculada en la Ecuación (2), dando como resultado lo siguiente: (4)
Si cada pareja tiene solamente dos hijos, i.e., c = 1, la población permanecerá constante, y si cada pareja tiene un promedio de menos de dos hijos, i.e., c < 1), la población disminuirá (Lammerts, pp. 198-205). [Vea también Morris y Morris, 1996 y Wysong, 1976 para más información de la derivación de las ecuaciones anteriores]. El valor real de las constantes (c, d y n) no se conocen, ya que no se ha conocido la población mundial con seguridad sino hasta los pocos siglos pasados. También debe haber fluctuado en tiempos diferentes en la hi storia si se tiene en cuenta el estado de la tecnología, el periodo de vida (especialmente si se considera los periodos largos de tiempo de vida en las generaciones circundantes al Diluvio y los periodos cortos previos al estado actual de conocimiento médi co) y la producción fluctuante de descendencia. Sin embargo, este enfoque nos permite usar promedios a largo plazo para obtener un estimado de la manera en que la población mundial hubiera lucido a través del tiempo. Siendo conservadores, teniendo en cuenta los periodos de hambre, enfermedad, guerra, desastres naturales, etc., supongamos que c = 1.2. Por ende, cada pareja durante la historia ha tenido, en promedio, al menos dos hijos, y muchas
veces tres o más hijos. Además, supongamos que cada persona ha vivido, en promedio, una generación y un tercio, i.e., d = 1.3). Esto significa que cada persona murió habiendo visto a algunos de sus nietos, aunque no a todos. Otra vez, este estimado es probablemente muy conservador, especialmente si se considera que los métodos de control de embarazo son relativamente una innovación reciente. Pero estos estimados conservadores ciertamente toman en cuenta los periodos largos de tiempo en la historia en los cuales la gente tuviera vidas más cortas y menos hijos. Además, asignemos un cálculo razonable para una “generación” como 38 años. Esto significa que cada pareja ha tenido a todos sus hijos para la edad de 38 años. Se pudiera incrementar fácilmente o justamente todas estas cifras, pero si hiciéramos esto perjudicaríamos adicionalmente el caso evolucionista. Usando cálculos conservadores, si los seres humanos hubieran estado en el planeta reproduciéndose por un millón de años, entonces hubieran transcurrido 26,000 generaciones. Actualmente hay alrededor de 7,000 millones d e personas en la Tierra—6.9x109 (“Registro de Población…”, 2011). Entonces, según la Ecuación (4), debería haber más de 102,000 personas en la Tierra actualmente si la propagación comenzó un millón de años atrás. Eso es un uno seguido de 2,000 ceros. Para tratar de comprender este número, considere la siguiente analogía. Se cree que el Universo conocido tiene 28,000 millones de años luz en diámetro (Powell, 2006; Tully, 2000). Esto es equivalente a más de 1070 millas cúbicas de volumen. Si se amontonara como sardinas en el Universo a seres humanos pequeños, de algo de solamente un metro de estatura, que tuvieran un radio de solamente cinco pulgadas (i.e., hombros muy estrechos), 1082 personas pudieran caber (si no hubieran comido por un buen tiempo). ¡Eso deja afuera a más de 101,918 personas! Y lo que es peor, si se incrementa c, d o n, como se pudiera dar el caso legítimamente, el problema sería aun mayor. Considere también que estas cifras se basan en un punto de partida de un millón de años. Los evolucion istas declaran que los humanos han estado en la Tierra por dos a tres millones de años. Para empeorar el caso, la comunidad evolucionista cava su propia tumba más profundamente cuando especula que la primera pareja original realmente no estaba sola, sino estaba acompañada por alrededor de otras 10,000 personas (Hawks, et.al., 2000). Si esos 10,000 milagros pudieran ocurrir en el mismo periodo de tiempo en la historia humana, se pudiera imaginar fácilmente que hubiera mucha más gente en el mundo si 5,000 parejas hubieran comenzado a tener hijos en vez de solamente una. Dígame, por favor, ¿dónde están todas esas personas imaginarias que deberían existir si la evolución relatara la historia verdadera de la humanidad? Ciertamente la comunidad evolucionista tiene problemas en ajustar los números para explicar este escenario ridículo. Ellos debenconcebir una explicación razonable para sostener su posición. Si la evolución fuera cierta, se debería suponer que hubo tiempos cuando la población humana permaneció de manera constante por periodos muy largos o que decreció al punto de la extinción en diferente épocas en la historia (cf. Weiss, 1984; Hawks, et.al., 2000). Tal especulación no tiene evidencia suficiente o verdadera. La historia no concede cálculos poblacional es basados en censos sino hasta los 200 años pasados. Según los expertos en cálculos de población, se estima que antes de ese tiempo el crecimiento anual promedio de población fue relativamente constante, variando desde 0.03 -0.15% desde 1750 d.C. a 10,000 a.C. (“Estimados Históricos de la Población Mundial”, 2010). [NOTA: Se estima la población mundial según fechas antiguas debido a la suposición que la teoría de la evolución es verdadera. Según la Biblia, tal tiempo sería previo a la creación, y el autor de este artículo lo rechaza]. Probablemente, debido a los adelantos médicos y avances tecnológicos, el crecimiento anual de la población ha incrementado desde entonces a alrededor del 2%. Note que incluso la comunidad no-religiosa acepta la posibilidad de crecimiento poblacional significativo durante el tiempo, y presenta sus cálculos teniendo en cuenta este punto. La posición evolucionista se encuentra en conflicto con este hecho. No se puede negar la evidencia, como tampoco el sentido común. Si el crecimiento es la norma como la evidencia indica, la evolución es algo imposible. La evidencia expresada por la estadística de población simplemente no sostiene el modelo evolucionista.
LA ESTADÍSTICA DE POBLACIÓN Y EL MODELO DE LA CREACIÓN ¿Qué acerca del modelo de la creación? ¿Lo sostiene la evidencia de la estadística de población? La posición bíblica sugiere que, después del Diluvio, comenzó la repoblación de la tierra con seis personas (i.e., Sem, Cam y Jafet, y sus esposas), en vez de dos (o 10,000). Al usar el procedimiento anterior, se puede derivar la siguiente ecuación para calcular la población proyectada para cualquier tiempo determinado, comenzando con seis personas: (5)
Basados en las genealogías bíblicas, si deducimos que el Diluvio tomó lugar aproximadamente 4,300 años atrás (cf. Bass, 2003), usando el mismo c y d como lo hicimos anteriormente, como también una generación de 38 años, entonces se concluye que han pasado 113 generaciones desde el Diluvio global del tiempo de Noé. Basados en estas ci fras, se
puede calcular la población aproximada moderna. Según estos cálculos, debería haber aproximadamente 7,000 millones de personas en la Tierra—6.7x109. Esta es una cantidad sorprendentemente parecida a la población actual que la Oficina de Censo de los Estados Unidos registra—6.9x109.
CONCLUSIÓN ¿Qué indica la evidencia? ¿Es el modelo evolucionista una explicación plausible para la existencia del hombre? La evidencia del campo de la estadística de población dice, “Absolutamente no”. Incluso si se con cede cifras conservadoras en el cálculo de población proyectada, el modelo bíblico es la explicación que se ajusta a la evidencia provista por la población mundial. La evidencia demanda una Tierra y humanidad que no sean antiguas. Solamente la deshonestida d causaría que un hombre considerara la evidencia y la rechazara. Pero esta actitud domina a una gran parte de la comunidad científica moderna. La misma gente que proclama que ellos, a diferencia de los teístas, son los que examinan la evidencia sin parcialidad, llegando solamente a conclusiones que la evidencia garantiza, son los mismos que dan la espalda a la evidencia cuando no calza con sus propósitos y agenda. Una vez el filósofo David Hume dijo que nadie se aparta de la razón sino hasta que la razón se aparta de él (citado en Warren, 1982, p. 4). Esto realmente resume la mentalidad de muchos en la comunidad científica. ¿Por qué no escoger la conclusión razonable que la evidencia presenta? La Tierra es relativamente joven. La evolución no puede explicar la existencia humana. El modelo bíblico lo puede hacer…y lo hace. Referencias “La Aparición de los Humanos Modernos” [“The Emergence of Modern Humans”] (2011), Dolan DNA Learning Center, http://www.geneticorigins.org/pv92/intro.html. Bass, Alden (2003), “¿Qué Fue Primero, las Pirámides o el Diluvio?” [“Which Came First, the Pyramids or the Flood?”], Reason & Revelation, 23[11]:97-103, noviembre, http://www.apologeticspress.org/pub_rar/23_11/0311.pdf. Bell, Graham (1982), La Obra Maestra de la Naturaleza: La Evolución y la Genética de la Sexualidad [The Masterpiece of Nature: The Evolution and Genetics of Sexuality] (Berkeley, CA: University of California Press). “Cálculos Históricos de la Población Mundial” [“Historical Estimates of World Population”] (2010), U.S. Census Bureau, http://www.census.gov/ipc/www/worldhis.html. Corballis, Michael C. (2002), Desde la Mano a la Boca: Los Orígenes del Lenguaje [From Hand to Mouth: The Origins of Language] (Princeton, NJ: Princeton University Press). Hawks, John, Keith Hunley, Sang-Hee Lee y Milford Wolpoff (2000), “Embotellamiento de Población y Evolución Humana Pleistocenia” [“Population Bottlenecks and Pleistocene Human Evolution”], Molecular Biology and Evolution, 17[1]:2 -22. Johanson, Donald C. (2001), “Los Orígenes de los Humanos Modernos: ¿Multiregional o Fuera de África?” [“Origins of Modern Humans: Multiregional or Out of Africa?”], American Institute of Biological Sciences, http://www.actionbioscience.org/evolution/johanson.html. Kitcher, Philip (1982), El Abuso de la Ciencia: El Caso Contra el Creacionismo [Abusing Science: The Case Against Creationism] (Cambridge, MA: MIT Press). Lammerts, Walter, ed. (1971), Estudios Científicos en Creación Especial [Scientific Studies in Special Creation] (Philadelphia, PA: Presbyterian and Reformed). Morris, Henry M. y John D. Morris (1996), La Triología de la Creación—Ciencia y Creación [The Creation Trilogy— Science & Creation] (Green Forest, AR: Master Books). Powell, Richard (2006), “El Tamaño del Universo” [“The Size of the Universe”], Un Atlas del Universo [An Atlas of the Universe], http://www.atlasoftheuniverse.com/universe.html. “Registrador de Población de los EE.UU. y el Mundo” [“U.S. & World Population Clocks”] (2011), U.S. Census Bureau, http://www.census.gov/main/www/popclock.html. Ridley, Mark (2001), El Gen Cooperativo [The Cooperative Gene] (Nueva York: The Free Press). Schecter, Julie (1984), “¿Cómo se Originó el Sexo?” [“How Did Sex Come About?”], Bioscience, Diciembre. Thompson, Bert y Brad Harrub (2002), “El Origen del Género y la Reproducción Sexual, Parte 1” [“The Origin of Gender and Sexual Reproduction, Part 1”], Reason & Revelation, 22[10]:73-79, http://www.apologeticspress.org/pub_rar/22_10/0210.pdf. Tully, Brent (2000), “¿De Qué Tamaño Es el Universo?” [“How Big is the Universe?”], NOVA Online, http://www.pbs.org/wgbh/nova/universe/howbig.html. Universidad de Utah [University of Utah] (2005), “El Homo Sapiens Más Antiguo: Fósiles Empujan la Aparición Humana a 195,000 Años Atrás” [“The Oldest Homo Sapiens: Fossils Push Human Emergence Back to 195,000 Years Ago”], Science Daily, http://www.sciencedaily.com/releases/2005/02/050223122209.htm. Walker, Matthew (2002), “¿Qué Nos Dice el Registro Arqueológico Acerca de los Estilos de Vida de los Homínidos Antiguos?” [“What Does the Archaeology Record Tell Us About the Lifestyles of the Early Hominids?”], New Archaeology, http://www.newarchaeology.com/articles/earlyhom.php.
Warren, Thomas B. (1982), Lógica y la Biblia [Logic & the Bible] (Ramer, TN: National Christian Press). Weiss, K.M. (1984), “Sobre el Número de Miembros del Género Homo que Ha Vivido y Algunas Implicaciones Evolucionistas” [“On the Number of Members of the Genus Homo Who Have Ever Lived, and Some Evolutionary Implications”], Human Biology, diciembre, 56[4]:637-49. Wysong, R.L. (1976), La Controversia Creación/Evolución [The Creation/Evolution Controversy] (East Lansing, MI: Inquiry Press). [Título original en inglés, “Population Statistics and a Young Earth”, en Reason & Revelation, 31[5]:41-47. Traducción editada por Moisés Pinedo].
PICAFLOR ROBÓTICO DESAFÍA A LA EVOLUCIÓN por Kyle Butt Imagine que una mañana mira por su ventana mientras las aves vienen a buscar comida a su jardín, y también viene un picaflor. Pero cuando mira más de cerca, se da cuenta que este no es un picaflor ordinario. Se sostiene en el aire, se mueve hacia adelante y atrás, y tiene casi el mismo tamaño de otros picaflores, pero también tiene diferencias remarcables. Está hecho de material sintético liviano, y tiene una cámara en su estómago que mira directamente hacia usted, ¡grabando todo lo que usted está haciendo! Cualquiera que viera al robot picaflor inmediatamente se preguntaría quién lo hubiera diseñado y por qué estuviera allí. Nadie pensaría que ese robot que funciona perfectamente de alguna manera evolucionó de procesos naturales que tomaron lugar en un basurero de chatarra al otro lado del pueblo. Aunque ese robot picaflor suena más como ficción que ciencia, es el último aparatito construido por la compañía AeroVironment en California (Watson, 2011). Watson reportó que el “Pentágono ha invertido millones de dólares en el desarrollo de aparatos aéreos diminutos inspirados por la biología” (2011, énfasis añadido). El producto de esta investigación es un picaflor robótico que tiene una envergadura de 6.5 pulgadas, pesa “menos que una pila AA y puede volar a una velocidad de 11 millas por hora” (2011). AeroVironment ha empleado cinco años y alrededor de cuatro millones de dólares para producirlo. Cuando se lo compara con un picaflor vivo “real”, este aparato no es tan sofisticado. Los picaflores reales pueden volar a 25 millas por hora, y pueden alcanzar velocidades de clavado de 60 millas por hora. Normalmente agitan sus alas 50 veces por segundo, pero pueden hacerlo hasta 200 veces por segundo. Si el picaflor mecánico impresionante requirió millones de dólares, varios años e ingenieros brillantes para su diseño, ¿qué se debe concluir en cuanto al picaflor real? Quien lo haya diseñado debe ser más inteligente que todos los ingenieros humanos combin ados, ya que este picaflor robótico representa lo mejor que los humanos pueden hacer. El supuesto proceso naturalista de la evolución no puede explicar la existencia de una criatura como el picaflor, ni siquiera de una imitación mecánica de esta. Cuando Di os preguntó al patriarca Job, “¿Vuela el gavilán por tu sabiduría…?” (Job 39:26), estaba enfatizando el hecho que las criaturas aladas como el gavilán y el picaflor presentan evidencia irresistible de la existencia de Dios y el hecho que Él sabe infinitamente más en cuanto a cada cosa que el hombre. Referencia Watson, Julie (2011), “Pequeños Aviones Espías Pudieran Imitar a las Aves e Insectos” [“Tiny Spy Planes Could Mimic Birds, Insects”], http://news.yahoo.com/s/ap/20110301/ap_on_re_us/us_hummingbird_drone/print. [Título original en inglés, “Robotic Hummingbird Defies Evolution”, en Reason & Revelation Resources, 31[5]:44. Traducción editada por Moisés Pinedo].
CAUSAS NO-NATURALES por Jerry Fausz [NOTA DEL EDITOR: El Dr. Fausz, científico y escritor auxiliar de A.P., tiene un doctorado (Ph.D.) en Ingeniería Aeroespacial de la institución Georgia Tech].
El axioma más fundamental de la ciencia es la Causalidad: la creencia que cada efecto material observado debe tener una causa suficiente que sea anterior o simultánea (Miller, 2011). Por ejemplo, es difícil explicar el movimiento de una carreta a menos que supongamos la existencia de un caballo que la jala. El filósofo científico Don Karl Popper escribió que la “regla” de la causalidad “guía al investigador científico en su trabajo” (1968, p. 61). Realmente, Popper no aceptó la causalidad como un “principio” científico en sí, sino que declaró que ya que es una “regla metodológica”, nunca deberíamos dejar de intentar explicar causalmente ninguna clase de evento que podamos describir” (p. 61). Yo no sería
tan inflexible en mi creencia que la causalidad ha sido demostrada completamente y consistentemente como un principio axiomático si no hubiera prueba de esto. Popper claramente indicó por sus comentarios que creía que la causalidad está arraigada profundamente en el pensamiento y método científico. Al definir la causalidad, el Ganad or del Premio Nobel, Erwin Schrödinger, comentó: Algunas veces este postulado es llamado el “principio de la causalidad”. Nuestra creencia en él ha sido confirmada consistentemente una y otra vez por el descubrimiento progresivo de causas que condicionan e specialmente cada evento (1957, p. 135). Los pensamientos que Popper y Schrödinger expresaron ciertamente sostienen la idea que, sin una “causa” concebida, la investigación científica no tuviera rumbo o sería completamente imposible. Se puede ilustrar adicionalmente la importancia científica de la causalidad con una historia graciosa que el renombrado físico teórico, Stephen Hawking, relató: Un científico bien-conocido (algunos dicen que fue Bertrand Russell) una vez dio un discurso sobre astronomía. Describió que la tierra rota alrededor del sol, y que a su vez, el sol rota alrededor del centro de un grupo vasto de estrellas conocido como nuestra galaxia. Al final del discurso, una anciana que estaba en la parte de atrás del salón se levantó y dijo: “ Lo que nos has dicho son tonterías. El mundo realmente es plano y está sostenido en la espalda de una tortuga gigante”. El científico sonrió superiormente antes de preguntar, “¿Dónde está parada la tortuga?”. La anciana dijo, “Usted es muy inteligente, joven, ¡pero hay tortugas desde arriba hasta abajo!” (1988, p. 1). La anécdota de Hawking presenta algunas observaciones inmediatas en cuanto a la causalidad: La causalidad es fundamental para el razonamiento científico. Note la pregunta del científico en respuesta al enunciado de la mujer. ¿Por qué asumir que la tortuga está parada sobre algo si no fuera por la causalidad? El principio requiere que los efectos sean naturales o materiales (por ende, que los podamos observar). Esta es una inferencia algo trivial, ya que si no se pudiera observar el efecto en la naturaleza, entonces no estuviéramos preocupados en conocer su causa. La observación implicada en la historia es nada menos que la existencia de la Tierra y su lugar percibido en el Universo. El enunciado de la causalidad no requiere necesariamente una causa natural o material. Las causas solamente necesitan ser suficientes y anteriores o simultáneas al efecto para satisfacer el principio de la causalidad. Por ejemplo, como una consecuencia directa, la hipótesis de la mujer en la historia (una tortuga gigante que sostiene la Tierra) dio como resultado, según su explicación, una torre infinita de tortugas. Aunque esta conclusión no es natural en absoluto (y se puede decir que no es lógica), es aceptable desde un punto de vista causal. [Para un estudio interesante de la analogía de la “torre de tortugas”, vea Davies, 1992, pp. 223-226]. El tercer punto no es realmente el menos importante. Note que incluso los eventos milagrosos que la Biblia registra produjeron efectos que fueron observables o medibles (e.g., agua convertida en jugo de uva, el Mar Rojo que se dividió, la gente que había muerto y resucitado, etc.). De otra manera, las causas milagrosas no serían de mucho interés para nosotros. Realmente, la aceptación de causas no-naturales es la única manera de evitar un dilema serio en cuanto al enfoque de la causalidad. Considere lo siguiente: Si una causa es, o se cree que es, material (observable), entonces, como en el caso de su efecto, también es contingente—la causa misma debe ser un efecto de otra causa según el axioma científico de la causalidad. Por ende, la predeterminación a suponer solamente causas naturales guiará necesariamente a una secuencia infinita de tales causas. Por ejemplo, la causalidad estrictamente material establece que se puede explicar solamente por medio de la evolución la existencia de la vida en su estado presente de complejidad (aunque la creación especial es una causa aceptable, no es material). Para que la vida evolucionara a su estado presente de complejidad, tuvo que desarrollarse de la materia no viva; la materia inanimada de algún modo tuvo que organizarse de una manera muy específica para proveer los constituyentes necesarios para generar la vida (desde luego, suponiendo que esto sea incluso posible); para organizarse de esa manera, esta materia debió haber existido bajo ciertas condiciones especiales; y así sucesivamente. La analogía de la tortuga ilustra claramente el dilema de este razonamiento. Si alguien sostiene que la Tierra descansa sobre la espalda de una tortuga gigante, entonces la tortuga necesita estar parada o sostenida por algo. Y ya que la mujer en la historia estaba predispuesta a sostener la suposición de la tortuga, entonces, ¿por qué no suponer también que la tortuga estaba parada en la espalda de otra tortuga, lo cual ella exactamente hizo? Pero ¿en qué estaba parada la segunda tortuga? Si alguien está predispuesto a aceptar la hipótesis de la tortuga (así como cualquier otra causalidad material), las tortugas continuarán amontonándose (así como las causas materiales), hasta que tengamos un número infinito de ellas. Para evitar este dilema, se debe sugerir algo que no involucre tortugas, o según otra analogía, que no esté limitado al materialismo estricto. Se ha demostrado un principio parecido en el campo de estudio lógicamente consistente de las matemáticas. En 1931, Kurt Gödel, un matemático austriaco, probó un teorema que declaraba que “por cualquier sistema matemático consistente existe dentro del sistema un enunciado bien definido que no se puede probar bajo las reglas del sistema” (Overman, 1997, p. 27). Comúnmente conocido como el Teorema de lo Incompleto de Gödel, este resultado simplemente implica que para progresar en el sistema matemático, se debe aceptar axiomáticamente ciertos hechos (es decir, hechos que no pueden ser probados por otros hechos en el sistema). Este principio también se aplica en otros campos de razonamiento. De hecho, Paul Davies aplicó esta idea cuando declaró:
Yo preferiría no creer personalmente en eventos sobrenaturales. Aunque obviamente no puedo probar que no sucedan, no veo razón para suponer que sucedan. Mi tendencia es suponer que las leyes de la naturaleza son obedecidas en todo tiempo (1992, p. 15). Aquí Davies asumió como verdadero algo que según su propio reconocimiento, no puede probar según su sistema de razonamiento: la suposición que los eventos sobrenaturales no ocurren. Sin embargo, una suposición tácita en el enunciado de Davies es la existencia del tiempo. Aunque las leyes naturales pueden ser obedecidas “en todo tiempo” (y los eventos sobrenaturales pueden no ocurrir), ya hemos visto que suponer que esto es cierto hasta el principio del tiempo guiará a un equivalente de una torre infinita de tortugas (una secuencia causal infinita). Hablando del comienzo del tiempo, la teoría aceptada más comúnmente por la comunidad secular es el “Big Bang”. Se planteó esta hipótesis después de descubrir que el Universo está expandiéndose (Hawking, 1988, p. 38). Específicamente, lo que los astrónomos descubrieron fue que los espectros de luz de la mayoría de estrellas en otras galaxias estaban cambiando a un color “rojizo” (reduciendo en frecuencia), por lo cual ellos supusieron que esto indica que esas estrellas estaban desplazándose más lejos de nosotros con velocidad incrementada. Si se extrapola la expansión supuesta hacia el pasado, entonces se puede suponer que hubo un punto en el tiempo en que toda la materia en el Universo estaba condensada (existía en el mismo punto). Desde luego, esto requiere la suposición no poco significativa que se debe extrapolar el tiempo hasta remontarlo a ese punto. Note que la suposición de expansión no es necesaria ya que se puede proponer otras causas posibles para el cambio rojizo del color de las estrellas, tales como los cambios no-lineares en la “elasticidad” del mismo espacio-tiempo, tal vez como si el Universo hubiera sido “extendido” en su comienzo (cf. Job 9:8; Isaías 45:12; Jeremías 10:12) o “desplegado” (Isaías 40:22; 42:5). Pero por ahora considere lo que la ciencia piensa en cuanto a su supuesto punto de comienzo, llamado la singularidad del Big Bang. El término singularidad en este contexto denota un punto en el cual alguna propiedad fundamental cesa de existir o ciertos procesos llegan a ser indefinidos. Por ejemplo, en las matemáticas, la división por cero crea una singularidad ya que tal división es indefinida. Para definir esto en una forma matemática más precisa, la operación de división matemática no es definida en cero, por ende el origen (cero) es llamado un punto de singularidad con respecto a la operación de división. En el caso de la singularidad del Big Bang, la extrapolación de tiempo revertido crea un punto en el cual toda la materia en el Universo estaba condensada, o tenía “tamaño cero” (Hawking, p. 117). Esto requeriría por implicación densidad de masa infinita, que según la relatividad general, implica curvatura infinita de espacio -tiempo (Einstein, 1920). Los físicos Stephen Hawking y Roger Penrose han estudiado extensamente las propiedades de singularidad que la relatividad general predice. Hawking observó que en tal punto, “las leyes de la ciencia y nuestra habilidad de predecir el futuro se descompusieran” (p. 88). Ya que las leyes de la ciencia conocidas actualmente serían indefinidas en ese punto, se le llama a tal punto singularidad, o en este caso, la singularidad del Big Bang. Entonces, no es una sorpresa que parezca que si se podría seguir la cadena de causalidad hasta el comienzo del tiempo como el Big Bang lo define, nos llevaría a un punto en el cual las leyes naturales no se aplicaran. Hawking continuó diciendo: “Esto significa que alguien también puede eliminar el Big Bang de la teoría, y cualquier otro evento antes de él, ya que estos no tienen efecto en lo que observamos” (p. 122). Pero eliminar la singularidad de la teoría simplemente sirve para enredar la teoría otra vez en el dilema de la causalidad material. Cuando la conclusión final de la causalidad resulta ser una causa no-natural, y la eliminamos de la teoría simplemente porque deseamos aferrarnos a la causalidad material, entonces nuestro razonamiento nos guía otra vez a una torre infinita de tortugas. Note que Davies señaló que no tiene sentido hablar de “antes” en referencia a la singularidad del “Big Bang” ya que supuestamente el tiempo comenzó en tal evento (p. 50). Toda nuestra imaginación y razonamiento, como también nuestra experiencia y observación, nos guían a una descomposición necesaria de la causalidad material estricta. Las teorías de si ngularidades de un Universo infinito, sistemas incompletos matemáticos y espacio-tiempo testifican de una realidad que no se puede deducir completamente según las reglas del sistema. La conclusión lógica es un modelo cosmológico que admite una causa sobrenatural. Además, si estamos forzados a suponer una causa no-natural para el comienzo del tiempo, como la evidencia sugiere, entonces, ¿por qué deberíamos suponer de necesidad, y específicamente, que para establecer con exactitud el comienzo del tiempo, se debe remontar a un punto en el cual toda la masa en el Universo estaba condensada? Como hemos visto, Hawking sugiere descartar la singularidad del Big Bang ya que la ciencia no puede predecir sus efectos. Pero Hawking también señala que la teoría de la singularidad implica que el espacio-tiempo tuvo un comienzo y un límite, lo cual causó que preguntara, “¿Cuáles fueron las ‘condiciones de límite’ al comienzo del tiempo?”. Luego comentó: “Una respuesta posible es que Dios escogió la configuración inicial del universo” (p. 122). Las condiciones de límite como estas pudieran especificar cualquier número infinito de configuraciones y estados para el espacio-tiempo y la materia que contiene. En realidad, por definición, estos tiempos de especificaciones son las condiciones de límite. No veo razón particular para suponer que estas condiciones de límite comenzaron con un punto de densidad de masa infinita y curvatura de espacio-tiempo igualmente infinita, excepto el deseo predeterminado de empujar la causalidad material a su límite no-natural. Con probabilidad equivalente, estas condiciones de límite pueden especificar un Universo al comienzo del tiempo que no era muy diferente de lo que observamos ahora, implicando por ende que el tiempo no se remonta tan lejos en el pasado como algunos han conjeturado. Tal vez por esta razón, al usar una artimaña matemática que él llama “tiempo imaginario”, recientemente Hawking se ha esforzado en crear un modelo consistente de espacio-tiempo que sea finito pero que no tenga un límite, lo cual supuestamente no requeriría ninguna
condición de límite. Sin embargo, Hawking señala que esta idea es “solo una propuesta: no puede deducirse de algún otro principio” (p. 136). El Antiguo Testamento registra que Dios dijo a Job: “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia” (Job 38:4). Job entendió muy bien la naturaleza retórica de la pregunta de Dios, ya que él ya había proclamado a sus compañeros: Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia? No conoce su valor el hombre, ni se halla en la tierra de los vivientes. El abismo dice: No está en mí; y el mar dijo: Ni conmigo. No se dará por oro, ni su precio será a peso de plata (Job 28:12-15). Claramente, Job observó que el entendimiento completo no yace en el materialismo o la naturaleza, y si él no lo sabía antes, Dios le señaló que tampoco se conoce completamente la manera que se estableció la fundación de la Tierra. Incluso el entendimiento moderno presenta evidencia inmutable de sus propias limitaciones para encontrar una explicación plausible para el Universo observable. Nuestras observaciones y razonamientos nos dicen que la fundación del Universo no pudo haber sido establecida a través de la causalidad estrictamente material o natural. Las teorías cosmológicas, físicas e incluso matemáticas señalan la necesidad de una Causa que opera independientemente de las reglas del sistema. No obstante, aunque estas teorías pueden señalar la necesidad de causas no-naturales, son insuficientes cuando se trata de explicar esas causas. La Biblia cruza la brecha que nuestras teorías no pueden cruzar al contarnos de un Creador omnipotente y omnisciente que es capaz de operar fuera de la naturaleza para hacer todo lo que observamos de lo que no podemos observar. El escritor inspirado de Hebreos expresó este mismo concepto en su enunciado interesante contra la causalidad material estricta: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (11:3). Si prestamos atención a todo lo que nuestra observación y razón nos dicen, entonces los ojos de nuestra mente “verán” que el Creador, Dios (no la causalidad material o natural), Quien labora fuera de las condiciones limitadas de la naturaleza, estableció la fundación del Universo. Entenderemos que este Creador entonces fijó las condiciones de límite, estableciendo que las leyes naturales moldeen y dirijan Su creación. Y a la vez, nuestro razonamiento no requerirá una torre infinita de tortugas. Referencias Davies, Paul (1992), La Mente de Dios: El Fundamento Científico para un Mundo Racional [The Mind of God: The Scientific Basis for a Rational World] (Nueva York: Simon & Schuster). Einstein, Albert (1920), Relatividad: La Teoría Especial y General [Relativity: The Special and the General Theory] (Nueva York: Barnes & Noble). Hawking, Stephen (1988), Una Historia Breve del Tiempo: Desde el Big Bang Hasta los Agujeros Negros [A Brief History of Time: From the Big Bang to Black Holes] (Nueva York: Bantam Books). Miller, Jeff (2011), “Dios y las Leyes de la Ciencia: La Ley de la Causalidad” [“God and the Laws of Science: The Law of Causality”], Apologetics Press, http://www.apologeticspress.org/APContent.aspx?category=9&article=3716. Overman, Dean (1997), Un Caso Contra el Accidente o la Auto-Organización [A Case Against Accident and SelfOrganization] (Lanham, MD: Rowman & Littlefield). Popper Karl (1968), La Lógica del Descubrimiento Científico [The Logic of Scientific Discovery] (Nueva York: Harper & Row). Schrödinger, Ernst (1957), La Teoría Científica y el Hombre [Science Theory and Man] (Nueva York: Dover Publications). [Título original en inglés, “Unnatural Causes”, en Reason & Revelation, 31[5]:38-41. Traducción editada por Moisés Pinedo].
¿DE DÓNDE VINIERON LAS RAZAS? por Bob Prichard P: “Hoy vemos diferentes razas humanas. Ya que la Biblia indica que solo ocho personas se salvaron en el arca de Noé, ¿de dónde vinieron todas las razas que vemos?”. R: El censo de los que entraron al arca incluía a Noé, Sem, Cam y Jafet, la esposa de Noé y las tres esposas de sus hijos (Génesis 7:13). Con estos cuatro hombres y cuatro mujeres, se repobló la tierra después del Diluvio. La Biblia no nos dice cuándo se originaron las razas. Es posible que las razas se desarrollaran de la división de la humanidad en la torre de Babel, aunque Moisés solamente dice que Dios confundió el lenguaje de la humanidad y que la esparció (Génesis 11:1-9). Cuando la gente se esparció y separó, las razas se pudieron haber desarrollado de la fuente genética. Cuando la gente se casó entre razas en una región, se desarrollaron ciertas características raciales, así como lenguajes individuales. La ciencia moderna ha tratado de diferenciar a las razas, reconociendo cuatro razas fundamentales: caucasoide, mongoloide, negroide y australoide. Sin embargo, el problema con estas clasificaciones es que se encuentran las características dominantes que son específicas en una raza, tales como el color de la piel o el tipo de cabello, en los otros grupos raciales. El color de la piel, la característica racial más obvia, se determina principalmente por la cantidad de melanina en la piel. Por ende, una persona “blanca” puede realmente tener una piel más oscura que una persona “morena”. Aunque las características raciales generales pueden predominar en ciertas poblacion es, todos los seres humanos son parte de la misma especie—la raza humana. Sabemos que todos los seres humanos vinieron del primer hombre y la primera mujer, Adán y Eva, y que todos los seres humanos son descendientes de Noé y su familia. Pablo declaró que “de una sangre [Dios] ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra” (Hechos 17:26). Las palabras “de una sangre” significan literalmente “de un solo hombre”, así que toda la humanidad ha descendido de Adán. Ya que todos los humanos descendieron de las ocho personas en el arca, entonces la composición genética de Noé y su familia debe haber contenido todas las características raciales. Es probable que los miembros de la familia de Noé fueran una combinación de todas las razas modernas. La separación en razas modernas fue gradual durante el tiempo. Ni la evidencia bíblica ni extra bíblica sostiene la teoría evolutiva que declara que las razas descendieron de hombres “primates” o “pre-humanos” diferentes. Ya que todas las razas humanas pueden reproducirse entre sí, todos los humanos están interrelacionados. [Título original en inglés, “If Only Eight People Were on the Ark, Where Did the Races Come From?”, en House to House, 13[5]:5. Traducción editada por Moisés Pinedo].
¿PRUEBAN LOS CAMBIOS EN ORGANISMOS QUE LA EVOLUCIÓN ES VERDADERA? por Moisés Pinedo P: “Me siento confundido por las variaciones que se presentan en muchos organismos de la misma especie (color, tamaño, resistencia, contextura, etc.). Muchos evolucionistas declaran que estos cambios sostienen la teoría de la evolución. ¿Qué respuesta pueden presentar los cristianos ante esta declaración?”. R: Por mucho tiempo los cambios dentro de las especies han sido el “títere” que muchos evolucionistas han usado para entretener las mentes de sus oyentes. Charles Darwin mismo observó “cambios” en los pinzones de las Islas Galápagos y los usó como inspiración para desarrollar su teoría (vea Schmid, 2006; Wells, 2000, pp. 159 -175). No existe controversia (incluso entre creacionistas) que las especies experimentan “cambios”. La controversia realmente tiene que ver con la siguiente pregunta: “¿Cuánto pueden cambiar las especies?”. Para responder esta pregunta, primero se debe definir y entender dos términos importantes: Microevolución: En palabras sencillas, la microevolución es evolución (cambio) a pequeña escala dentro de una especie (Dembski y McDowell, 2008, p. 42). A esta clase de cambio se hace referencia comúnmente como “evolución horizontal”. Pero la microevolución no genera nuevas especies (sea individualmente o colectivamente). El cambio en el
pico de algunas aves, el color de la piel en seres humanos, la “resistencia” de algunas bacterias y el resultado de una nueva raza de perro a través del cruce de dos perros de diferentes razas son ejemplos del suceso real de la microevolución. Macroevolución: Por otra parte, la macroevolución es el cambio radical y dramático que produce una nueva especie (Dembski y McDowell, p. 42). A esta clase de cambio se hace referencia como “evolución vertical”. Y a esta clase de cambio nos referimos comúnmente como “la evolución”, “la teoría de la evolución” o “la evolución darviniana”. Su supuesto mecanismo es la selección natural, más las mutaciones genéticas, más el tiempo geológico (Huse, 1997, p. 45). Un pez que desarrolla plumas, un dinosaurio que se convierte en un ave o un simio que se convierte en un hombre sería un buen ejemplo de la macroevolución—excepto por el hecho científico que es imposible documentar estos cambios a grande-escala, i.e., la macroevolución solamente existe en la mente del evolucionista. Para hacer a esta respuesta un poco más práctica, piense en la palabra “Navidad” como una especie, y en cada letra (N A-V-I-D-A-D) como sus genes. ¿Cuáles son los límites de “cambio genético” que puede obtener de la “especie Navidad”? Usted puede obtener los siguientes cambios funcionales de la “especie Navidad”: “vida”, “nada”, “diva”, “vanidad”, “vianda”. También puede obtener “mutaciones” dañinas sin significado, como “idadanv”, “aaddvn”, “div”. Desde luego, estas “mutaciones” no son beneficiosas para la evolución vertical (como es el caso del 99.99% de todas las mutaciones—Huse, p. 47). Debido a la composición genética de la palabra “Navidad”, todos estos cambios pertenecen a la misma especie y no pueden generar otra especie, i.e, usted no puede obtener la palabra “chocolate”, “verano”, “carnaval” o “evolución” de la palabra “Navidad”, ya que tales palabras son de otra “especie” y tienen una “composición genética” diferente (aunque algunos de sus “genes” sean iguales). Por tanto, sugerir que ya que existen cambios pequeños en color, tamaño, contextura, etc. dentro de las especies, también se puede producir cambios de especie a especie (la evolución darviniana), es equivalente a sugerir que ya que se puede obtener “vanidad” de la palabra “Navidad”, entonces también, con el tiempo, la selección casual y la pérdida de información (mutaciones genéticas) también se puede obtener la palabra “carnaval”. Si una persona inteligente, con la mayor tecnología posible, no puede obtener la palabra “carnaval” de las letras “N-A-V-I-D-A-D”, mucho menos puede la evolución ciega, inconsciente y casual producir un “H-U-M-A-N-O” de un “S-I-M-I-O” (o cualquier especie nueva de una especie diferente), incluso si le concedemos miles de millones de años. Referencias Dembski, William y Sean McDowell (2008), Entendiendo el Diseño Inteligente [Understanding Intelligent Design] (Eugene, OR: Harvest House). Huse, Scott (1997), El Colapso de la Evolución [The Collapse of Evolution] (Grand Rapids, MI: Baker), reimpresión de 2005. Schmid, Randolph (2006), “La Evolución de los Pinzones en las Islas Galápagos” [“Finches on Galapagos Islands Evolving”], The Washington Post [En-línea], URL: http://www.washingtonpost.com/wpdyn/content/article/2006/07/13/AR2006071300953.html. Wells, Jonathan (2000), Íconos de la Evolución [Icons of Evolution] (Washington, DC: Regnery).
La Historicidad, Resurrección y Deidad de Cristo Compilado de http://e nfoque biblico.com
¿Existió Jesucristo en Forma de Dios Cuando Estuvo en la Tierra? La Fe, la Evidencia y el Testimonio Creíble La Tumba Perdida de Jesús: Una Estafa de Proporciones Titánicas ¿Fue Jesús un Personaje Real?
¿EXISTIÓ JESUCRISTO EN FORMA DE DIOS CUANDO ESTUVO EN LA TIERRA? por Wayne Jackson Algunos escritores conservadores han intentado defender la idea que, al tiempo de Su “encarnación” (i.e., cuando “el Verbo fue hecho carne”—Juan 1:14), la segunda Persona de la Deidad puso a un lado “la forma de Dios”. Ellos sugieren que el concepto de un Dios infinito cubierto en un cuerpo humano es ilógico. Aunque estos autores tienen buenas intenciones, su posición es errónea en cuanto a la naturaleza del Cristo encarnado. Se ha empleado varios argumentos al intentar apoyar esta posición. Por ejemplo, se ha argumentado que: (a) Dios no puede ser tentado (Santiago 1:13); pero (b) Jesús fue tentado (Santiago 1:13). Entonces, se supone que la conclusión es: Jesús no existió en forma de Dios. La consecuencia lógica de esta posición es que Jesucristo no fue Dios en la carne. Los partidarios de este punto de vista usualmente no tienen la intención de afirmar explícitamente esta conclusión, pero allí es donde tal razonamiento guía. Lo que estos escritores no se han dado cuenta con referencia a Santiago 1:13, es que en ese contexto se está considerando a Dios el Padre—no a Cristo el Hijo. Santiago no estuvo hablando de la naturaleza y/o rol de Cristo. Por ende, no es adecuado generalizar en cuanto a la naturaleza del Señor debido a esta referencia breve. El texto al cual se apela comúnmente para probar que Jesús no existió en la Tierra en “forma de Dios” es Filipenses 2:6. Aquí está el contexto completo de lo que Pablo escribió: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2:5-8). Pero la posición que se defiende es incorrecta por las siguientes razones. En Filipenses 2:6, Pablo habló de Cristo como “siendo en forma de Dios”. El término “siendo” no es una forma del tiempo pasado. Sino se traduce del término griego juparco, un participio del tiempo presente. El tiempo presente revela que la existencia del Salvador en “forma de Dios” es un modo continuo de existencia, no algo que la encarnación interrumpió. A.T. Robertson enfatizó la diferencia entre el tiempo presente, juparco (que denota “existencia eterna en la morfe [forma] de Dios”), y el Señor “tomando” (tiempo aoristo) forma de hombre (1931, 4:445). Hubo un tiempo en que la segunda Persona de la Deidad no existía como hombre, pero nunca ha habido un tiempo en que Él no haya existido en “forma de Dios”. W.E. Vine comentó que esta forma gramatical denota “una existencia o condición tanto previa a las circunstancias mencionadas como continua después de las mismas” (1991, p. 279). Otro erudito señaló que la palabra expresa “continuación de un estado o condición antecedente” (Abbott-Smith, 1923, p. 457). Hendriksen estuvo en lo cierto cuando preguntó: “¿[D]e qué se despojó Cristo? Ciertamente no de su existencia ‘en forma de Dios’” (1962, p. 106). Wuest amplió la idea de la forma del tiempo presente al sugerir que Jesús “siempre ha subsistido, y en el presente continúa subsistiendo”, en forma de Dios (1961, p. 462). No es necesario continuar con ejemplos adicionales. A pesar de la evidencia, se ha sugerido que aunque Cristo existió en forma de Dios antes de la encarnación, se despojó de ese status cuando estuvo en la Tierra. Finalmente, según la teoría en discusión, Jesús volvió a asumir la forma de Dios cuando regresó al cielo. No hay sostenimiento bíblico para este concepto que viola el testimonio explícito de la Escritura.
La palabra griega para “forma” es morfe. Este término denota lo que es “indicativo de la naturaleza interior” de algo (Green, 1907, p. 384), o como Kennedy observó, morfe “siempre significa una forma que realmente y completamente expresa al ser que la identifica” (1956, 3:436). Trench comentó que “nadie que no fuera Dios pudiera ser en morfe theou [en forma de Dios—WJ]” (1890, p. 263). Todo esto simplemente significa que si Jesús renunció a la “forma de Dios” cuando fue encarnado, entonces dejó de ser Dios en ese tiempo. Esto es equivalente a la doctrina que los Testigos de Jehová sostienen, que Cristo fue “nada más que un hombre perfecto”. Debo decir, de la manera más amable posible, que la posición bajo discusión no representa la enseñanza del Nuevo Testamento. Pero se alega que Jesús no pudo haber existido en “forma de Dios” porque el Nuevo Testamento habla que el Espíritu guiaba al Señor, que los ángeles le protegían, etc. Por tanto, obviamente Cristo no fue el “Dios infinito”. Lo que parece ser la raíz de este malentendido es no poder percibir que las limitaciones terrenales del Señor no fueron consecuencias de una naturaleza inferior a Dios, sino fueron el resultado de sumisión auto -impuesta que reflejaba el ejercicio de Su voluntad soberana. ¿De qué se “despojó” Cristo cuando se hizo carne? A.H. Strong lo expresó correctamente cuando señaló que, por medio de la encarnación, Jesús “no renunció a la posesión, ni tampoco completamente al uso, sino al ejercicio independiente de los atributos divinos” (1907, p. 703). En otras palabras, el estado encarnado del Señor implicaba, no una renuncia de la esencia y/o forma o atributos divinos, sino una sumisión de esos atributos al Padre en términos de rol. Cuando Jesús afirmó, “[E]l Padre mayor es que yo” (Juan 14:28), no estuvo negando tener una naturaleza divina; en cambio, estuvo declarando que se había sujetado voluntariamente a la voluntad del Padre. Piense en esto por un momento: ¿Cómo pudiera Cristo despojarse de los atributos divinos y todavía ser divino? Algo es la suma de sus atributos. Esta es una dificultad insuperable para aquellos que argumentan que Jesús no existió en “forma de Dios”. Si Cristo no fue completamente Dios, i.e., existió en “forma de Dios”, ¿exactamente qué fue? ¿Mitad Dios? ¿Solamente pareció ser Dios(como ciertos gnósticos afirman)? ¿Solamente fue un hombre perfecto? ¿Qué? Además, si Jesús no existió en “forma de Dios” cuando estuvo en la Tierra, ¿cómo pudo reclamar ser “uno” (género neutro, que sugiere unidad de naturaleza) con el Padre (Juan 10:30)? ¿Por qué permitió que Tomás le llamara “Dios” (Juan 20:30)? ¿Por qué aceptó adoración (Mateo 8:2), si claramente enseñó que solamente Dios es digno de ser adorado (Mateo 4:10)? Finalmente, si se argumenta que Cristo dejó a un lado la “forma de Dios” a causa de Su humanidad y subordinación al Padre, entonces también se puede argumentar, para ser consistentes, que Jesús no posee la “forma de Dios” ahora, ya que como nuestro Mediador, es “Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5), y todavía está sujeto al Padre (1 Corintios 15:2728). Algunos pueden pensar que esto es simplemente un asunto de semántica sin consecuencias. Sin embargo, la semántica es muy importante. El Evangelio de verdad es un mensaje de palabras, y el maestro cristiano necesita usar correctamente el lenguaje. Que el Señor nos ayude a ser precisos en la expresión de la verdad bíblica. Referencias Abbott-Smith, G. (1923), Un Léxico Griego Manual del Nuevo Testamento [A Manual Greek Lexicon of the New Testament] (Edinburgh: T. & T. Clark). Green, Samuel (1907), Manual de la Gramática del Testamento Griego [Handbook to the Grammar of the Greek Testament] (Londres: Religious Tract Society). Hendriksen, William (1962), Filipenses, Colosenses, Filemón [Philippians, Colossians, Philemon] (Grand Rapids, MI: Baker). Kennedy, H.A.A. (1956), “Filipenses” [“Philippians”], El Testamento Griego del Expositor [The Expositor’s Greek Testament], ed. W.R. Nicoll (Grand Rapids, MI: Eerdmans). Robertson, A.T. (1931), Descripciones de Palabras en el Nuevo Testamento [Word Pictures in the New Testament] (Nashville, TN: Broadman). Strong, A.H. (1907), Teología Sistemática [Systematic Theology] (Old Tappan, NJ: Fleming H. Revell). Trench, R.C. (1890), Sinónimos del Nuevo Testamento [Synonyms of the New Testament] (Londres: Kegan, Paul, Trench, Trubner, & Co.). Vine, W.E. (1991), Diccionario Expositivo Amplificado de las Palabras del Nuevo Testamento [Amplified Expository Dictionary of New Testament Words] (Iowa Falls, IA: World Bible Publishers). Wuest, Kenneth (1961), El Nuevo Testamento—Una Traducción Expandida [The New Testament—An Expanded Translation] (Grand Rapids, MI: Eerdmans). [Título original en inglés, “Did Jesus Christ Exist in the Form of God While on Earth?”, en www.apologeticspress.org/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
LA FE, LA EVIDENCIA Y EL TESTIMONIO CREÍBLE por Eric Lyons
Puede ser una sorpresa para algunos descubrir que Tomás no fue el único “discípulo incrédulo” después de la resurrección de Jesús. ¿Recuerda lo que pasó cuando María Magdalena, la primera persona a quien Jesús apareció después de Su resurrección, fue a avisar a los apóstoles desconsolados en cuanto a la tumba vacía y la resurrección de Jesus? Cuando los apóstoles “oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no lo creyeron” (Marcos 16:11, énfasis añadido). Según Lucas, las palabras de María Magdalena y las mujeres que le acompañaban parecía “locura” a los apóstoles (24:11). Luego, cuando los dos discípulos en el camino a Emaús reportaron a los apóstoles que Jesús también les había aparecido, los apóstoles “ni aun a ellos creyeron” (Marcos 16:13). Cuando Jesús finalmente apareció a los apóstoles (sin incluir a Tomás) la noche de Su resurrección (Juan 20:19), les cuestionó sus “dudas” (Lucas 24:38), y “les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado” (Marcos 16:14). Luego, cuando Jesús apareció a los apóstoles ocho días después, estaba vez estando Tomás presente, instruyó a Tomás a no ser “incrédulo, sino creyente” (Juan 20:27). Los que estuvieron más cerca de Jesús durante Su ministerio inicialmente dudaron de Su resurrección y fueron reprendidos justificablemente por su incredulidad. Aunque muchos de nosotros probablemente hubiéramos sido culpables de las mismas dudas, los apóstoles debían haber creído el testimonio de María Magdalena tan pronto como ella testificara de la tumba vacía y el Salvador resucitado. [Sin embargo, los creyentes modernos deben tener cuidado de no malentender las reprensiones de Jesús como un fomento de la noción popular que el cristianismo está basado en los sentimientos cuando no hay evidencia o cuando supuestamente la evidencia no es necesaria].
LA EVIDENCIA Ya que la Biblia testifica repetitivamente que la fe cristiana está basada en la verdad, el razonamiento, el conocimiento y la evidencia (Romanos 1:20; Salmos 19:1-4; Juan 5:31-47; Hechos 1:3; 26:25), algunos se preguntan por qué Jesús reprendió a los apóstoles por dudar de Su resurrección antes de verle vivo (Marcos 16:14; cf. Lucas 24:38). ¿Esperaba Jesús que Sus apóstoles tuvieran fe en Su resurrección sin prueba? ¿Y por qué dijo Jesús a Tomás, “[B]ienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29)? ¿Estuvo Jesús elogiando una fe inverificable e inconstante? Lo cierto es que ni Tomás ni ningún otro apóstol fue reprendido por querer evidencia de la resurrección de Jesús. Sin embargo, se les reprendió (1) por dudar de la evidencia creíble que ya habían recibido, y (2) por demandar más evidencia que la suficiente para que ellos tuvieran fe sólida en la resurrección del Señor.
Las Profecías El mismo Hombre a Quien Pedro confesó que era “el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16); el mismo Hombre a Quien los apóstoles habían visto resucitar a Lázaro (Juan 11:43-44); el mismo Hombre a Quien vieron transfigurado (Mateo 17:5-9); el mismo Hombre Quien había realizado milagros impresionantes delante de ellos (Juan 20:30); el mismo Hombre Quien había predicho la triple negación de Pedro (Mateo 26:34,75); el mismo Hombre Quien había profetizado de manera exacta Su propia traición, sufrimiento y crucifixión (Mateo 20:18-19); ese mismo Hombre profetizó repetitivamente Su resurrección, prediciendo incluso el mismo día cuando esto ocurriría (Mateo 12:40; 16:21; 17:22-23; 20:18-19; 26:32; Juan 2:19). Tan conocidas eran las profecías de Jesús en cuanto a Su resurrección que incluso Sus enemigos estaban familiarizados con ellas. De hecho, “se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato, diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días
resucitaré. Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos de noche, y lo hurten” (Mateo 27:62-64). Entonces, ¿por qué Jesús reprendió a Sus apóstoles por su incredulidad después de Su resurrección? ¿Estuvo implicando que ellos debían haberse comportado como tontos y debían haber creído lo que sea? (“El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos”—Proverbios 14:15). Absolutamente no. Jesús tuvo derecho a reprender la incredulidad de Sus discípulos, principalmente, porque ellos rechazaron creer Su Palabra (cf. Romanos 10:17). Ellos le habían visto levantar a los muertos. Habían atestiguado Su vida perfecta. Habían escuchado Sus palabras perdurables de verdad, incluyendo Sus profecías frecuentes sobre varias cosas—Su traición, arresto, azotamiento y crucifixión. Ellos tenían razón lógica para creer lo que Jesús había profetizado en cuanto a Su resurrección. Todo lo que habían visto y escuchado de Jesús era puro, justo y verdadero. No obstante, en vez de esperar a un Redentor resucitado el domingo en la mañana, tal idea les parecía “locura” (Lucas 24:11, énfasis añadido). En vez de viajar a Galilea y buscar al Señor vivo tan pronto como el Sol se levantara al tercer día (Mateo 26:32), ellos permanecieron en Jerusalén en puertas cerradas “por miedo de los judíos” (Juan 20:19). Jesús quería que Sus discípulos entendieran en cuanto a Su muerte y resurrección. Él les dijo: “Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres” (Lucas 9:44, énfasis añadido). Él quería que ellos tuvieran fe sincera, fuerte y basada en la evidencia. Tristemente, el miedo, las ideas preconcebidas en cuanto al Mesías y Su reino y la ceguera espiritual (Lucas 9:44; cf. 2 Corintios 4:4) estorbaron inicialmente la creencia de los apóstoles en la resurrección.
El Testimonio Creíble Cuando Jesús dijo a Tomás, “[B]ienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29), ¿estuvo aprobando la fe despreocupada? ¿Estuvo proponiendo la idea de una religión basada en las emociones? ¿Deberíamos esperar que los cristianos que viven 2,000 años después de la resurrección de Cristo tengan fe razonable en el Salvador resucitado ? Si a diferencia de Tomás y el resto de los apóstoles, Jesús nunca se nos apareció a nosotros, ¿cómo podemos tener fe basada en los hechos? El mismo Dios que espera que Su creación humana examine la evidencia y llegue al conocimiento de Él sin verle literalmente, es el mismo Dios que espera que el hombre siga los hechos que guían al Redentor resucitado sin haber visto personalmente Su resurrección. Nadie cree en Dios ya que puede ponerle en el microscopio y mirarle. Nadie puede probar que Él existe al tocarle. No podemos usar nuestros cinco sentidos y probar la esencia real de Dios (cf. Juan 4:24; Lucas 24:39). Sin embargo, lo que tenemos a nuestro alcance es una montaña de evidencia creíble que testifica a favor de Dios. La misma naturaleza de una materia finita testifica de un Creador sobrenatural y eterno. Los ejemplos interminables de diseño en el Universo atestiguan de un gran Diseñador. Las leyes de la ciencia (e.g., la Ley de la Biogénesis) testifican de la existencia de Dios. [NOTA: Para información adicional sobre la existencia de Dios, vaya ahttp://espanol.apologeticspress.org/espanol/]. De igual manera, la fe razonable en la resurrección de Jesús se basa en una montaña de testimonio creíble. Así como el testimonio creíble (y el conocimiento indirecto) ha guiado a miles de millones a creer justificablemente que Alejandro el Grande, Napoleón y George Washington fueron personas reales, millones de cristianos han llegado a l a conclusión lógica que Jesús se levantó de los muertos. El documento más histórico y fidedigno en el mundo —el Nuevo Testamento—contiene relatos de testigos de casi 2,000 años atrás en cuanto a la resurrección de Jesús. El evento fue profetizado en el Antiguo Testamento (Salmos 16:10; cf. Jonás 1:17-2:20 con Mateo 12:40). Aunque se tomaron pasos preventivos para conservar el cuerpo muerto de Jesús en la tumba (Mateo 27:62-66), la tumba estuvo vacía el día exacto que Él prometió que se levantaría. Nunca se encontró el cuerpo de Cristo (y sin duda, a los escépticos del primer siglo, especialmente a los judíos impenitentes que le dieron muerte, les hubiera gustado presentar el cuerpo muerto de Jesús a los cristianos antiguos). Los cristianos que una vez estuvieron temerosos y fueron incrédulos, rápidamente se transformaron en un grupo de cristianos valientes y confiados que finalmente murieron por su creencia continua y sus enseñanzas en cuanto al Señor resucitado. Cientos de cristianos antiguos testificaron haber visto a Jesús personalmente después de Su resurrección (1 Corintios 15:5-8). Miles de judíos que una vez fueron escépticos, de los cuales uno fue Saulo de Tarso, examinaron la evidencia, dejaron el judaísmo y confesaron a Jesucristo como el Hijo de Dios (Hechos 2:41-47; 4:4; 5:14; 6:7; 21:20). Además, estos mismos judíos cambiaron su día de adoración del sábado al domingo (Hechos 20:7; 1 Corintios 16:1 -2). Como en el caso de la evidencia para la existencia de Dios o la inspiración de la Biblia, el testim onio creíble es una parte principal de la fe fortificada.
CONCLUSIÓN Jesús reprendió con razón a Sus apóstoles después de Su resurrección. Ellos deberían haber creído a María Magdalena ya que ella era un testigo creíble que no había dicho nada más de lo que el Hijo de Dios había dicho previamente y
repetitivamente: El Cristo resucitaría en el tercer día después de Su muerte. Además, la bendición que Jesús mencionó al apóstol Tomás (“[B]ienaventurados los que no vieron, y creyeron”—Juan 20:29) no fue una aprobación de una religión ciega basada en las emociones, sino fue la aprobación del Cielo para aquellos que aceptan la evidencia creíble que guía a la mente perspicaz a confesar a Jesús como “Señor y Dios”. [Título original en inglés, “Faith, Evidence, and Credible Testimony”, en Reason & Revelation Resources, 31[12]:125,128. Traducción editada por Moisés Pinedo].
LA TUMBA PERDIDA DE JESÚS: UNA ESTAFA DE PROPORCIONES TITÁNICAS por John Moore La NBC y Discovery Channel anunciaron en marzo de 2007 un descubrimiento que “puede reescribir la historia antigua del cristianismo” y “sacudir el corazón del cristianismo”, y que forma parte de una historia principal conocida como “La Tumba Perdida de Jesús”. El supuesto descubrimiento es realmente una simple “reevaluación” de algunos osarios (cajones funerarios de piedra) muy antiguos descubiertos más de 27 años atrás y pertenecientes a una tumba del primer siglo localizada en el suburbio de Talpiot, Jerusalén. El cineasta Simcha Jacobovici y el autor Charlie Pellegrino han sugerido que la tumba “pudo haber almacenado los restos de Jesús de Nazaret y su familia”. Su libro, La Tumba de la Familia de Jesús, y su documental codirigido por el cineasta del Titanic, James Cameron, sugieren que los osarios pueden apoyar la afirmación que Jesús estuvo casado con María Magdalena, que tuvo un hijo y que Sus hu esos, juntamente con los de Su madre y dos de Sus hermanos, una vez estuvieron almacenados en estos depósitos de 2,000 años de edad. Sus reclamaciones se basan en los nombres grabados rudimentariamente en seis de los cajones de piedra: Yehuda, hijo de Yeshua; Marya; Matya (Mateo); Mariam (algunos creen erróneamente que esta es María la Maestra, y de allí dan un salto inmenso para identificarla como María Magdalena); Yosef (José); y posiblemente Yeshua, hijo de Yosef (aunque se cuestiona el nombre Yeshua debido a su ilegibilidad). Como una respuesta, primero note que aunque existen algunas similitudes entre los nombres grabados en los osarios de Talpiot y los nombres de las personas bíblicas asociadas con Jesús de Nazaret, las conclusiones generales de Jacobovici son insostenibles. Según el director de las excavaciones de 1980 en Talpiot, el Dr. Amos Kloner, se ha descubierto que Yeshua (nombre arameo para Josué o Jesús) y todos los otros nombres grabados en los osarios eran nombres comunes en los años previos y posteriores a Cristo. Jacobovici mismo admite que Kloner niega cualquier conexión entre la tumba de Talpiot y Jesús de Nazaret (vea “Kearney”, 2007). Como refutación, Jacobovici ofrece una clase de conexión con el osario de Mariam. Él alega que se puede ver el título “Mara” después del nombre Mariam, y que se debe traducir “la Maestra” (sugiriendo por ende que María Magdalena llegó a ser un apóstol de Jesús). Con referencia a la conclusión de Jacobovici en cuanto a “María la Maestra”, el profesor de la Universidad Wycliffe, el Dr. Stephen Notley, dijo que esto “es completamente ridículo” (2007). La Dra. Jodi Magnes, de la Universidad de Carolina del Norte, remarcó, “Esta es una parodia para los arqueólogos y eruditos del judaísmo y el cristianismo antiguo, y es un perjuicio para el público” (2007). Pero esto no es solamente un perjuicio para el público— es una estafa de proporciones titánicas ya que millones serán engañados y gastarán su dinero ganado con sacrificio en fabricaciones y reclamaciones sensacionalistas similares a la propaganda del Código Da Vinci de Dan Brown. En realidad, esto se trata de vender libros y hacer dinero. Lamentablemente, todo lo que hoy tenga que ver con el ataque a las creencias básicas del cristianismo es un gran negocio. Segundo, se debe recordar que los arqueólogos y epigrafistas han sabido acerca de los osarios de Talpiot por años. El Dr. William Dever, profesor de Arqueología del Oriente Cercano en la Universidad de Arizona, dijo que el hecho que “los hayan ignorado revela mucho”. Dever también remarcó: “La manera en que se está exagerando y manipulando esta historia es vergonzosa” (“La Tumba…”, 2007). De hecho, al escuchar las pequeñas porciones noticieras, se puede tener la impresión que se ha hecho un nuevo descubrimiento y que se ha desenterrado alguna evidencia escandalosa. Pero esto no es cierto. La única cosa “nueva” para analizarse fue el ADN del residuo óseo (ya que no se encontraron los mismos huesos) que se raspó literalmente del fondo de solamente dos de los cajones existentes. Sin embargo, todo lo que se descubrió fue que el ADN de la persona misteriosa número uno no estaba relacionado maternalmente con la persona misteriosa número dos. Como si esto fuera suficiente, Discovery Channel usó esta información para hace r la terrible reclamación que “Jesús y María Magdalena pudieron haber tenido un hijo llamado Judá” (Viegas, 2007). Solamente Hollywood y la seudo-ciencia inventarían tal necedad irresponsable. Tristemente, muchos caerán presos del periodismo sensacionalista sin nunca investigar los hechos. Ya que algunos han relegado la Biblia a pura fantasía, el público general creerá casi cualquier cosa en cuanto a la religión. Es asombroso que mucha gente acepte la palabra de un cineasta en vez del testimonio probado de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Investigue
por usted mismo. La verdad no tiene nada de qué esconderse. Nunca se ha refutado la resurrección de Cristo y las reclamaciones de la Biblia. Referencias Kearney, Christine (2007), “Director del ‘Titanic’ James Cameron Presentó el Lunes lo que Dice que Es Evidencia que la Tumba de Jesús ha sido Descubierta, pero Algunos Eruditos lo Descartan Como un Truco Publicitario” [“‘Titanic’ Director James Cameron Presented on Monday What He Said Was Evidence the Tomb of Jesus had been Uncovered, But Some Scholars Dismissed It as a Publicity Stunt”], [En-línea], URL: http://www.reuters.com/article/idUSN2631913720070227. Magnes, Jodi (2007), “¿Se ha Descubierto la Tumba de Jesús?” [“Has the Tomb of Jesus Been Discovered?”], [En-línea], URL: http://www.bib-arch.org/bswbKCtombmagness.html. Notley, Stephen (2007), “El Dr. Stephen Notley Responde a las Reclamaciones de la Tumba de la Familia de Jesús” [“Dr. Stephen Notley Responds to the Tomb of Jesus’ Family Claims”], [En-línea], URL: http://www.wycliffecollege.ca/news_details.php?nid=103. “La Tumba de la Familia de Jesús: Hecho o Ficción” [“The Jesus Family Tomb: Fact or Fiction”] (2007), [En -línea], URL: http://www.y-zine.com/tomb.htm. Viegas, Jennifer (2007), “Se Cree que se ha Encontrado la Tumba de la Familia de Jesús” [“Jesus Family Tomb Believed Found”], [En-línea], URL: http://dsc.discovery.com/news/2007/02/25/tomb_arc.html?category=archaeology. [Título original en inglés, “The Lost Tomb of Jesus: A Scam of Titanic Proportions”, en The Gospel Journal, 8[4]:3. Traducción editada por Moisés Pinedo].
¿FUE JESÚS UN PERSONAJE REAL? por Moisés Pinedo Durante los siglos, muchos escépticos han querido socavar la base del cristianismo. Ellos han intentado poner fin a la influencia cristiana al “despojar” a Jesucristo de Su naturaleza divina y representarlo solamente como un “gran maestro de moralidad”. Otros, quienes obviamente albergan una hostilidad mayor contra el cristianismo, han representado a Jesús como el más grande farsante mesiánico que jamás haya existido. Sin embargo, ambos grupos de incrédulos han enfrentado una tarea extremadamente difícil al promover sus reclamaciones: tratar de explicar todos los factores extraordinarios ligados a la existencia de Jesús. Por esta razón algunos escépticos modernos prefieren “ahorrarse” los problemas al simplemente “borrar del mapa” a Jesucristo por c ompleto. Lo cierto es que si ellos lograran convencer al público que Jesús nunca existió, entonces, Sus enseñanzas, Su pureza de vida, Su muerte expiatoria, Su resurrección registrada y Su influencia subsiguiente serían relegadas a pura mitología y superstición. No obstante, la existencia de Jesús no es algo que se puede suprimir fácilmente. Existe evidencia suficiente para declarar que, hace aproximadamente 2,000 años atrás, existió un Personaje que revolucionó la historia religiosa. F.F. Bruce, profesor de crítica y exégesis bíblica en la Universidad de Manchester, declaró: Algunos escritores pueden divertirse con la fantasía de un “mito-Cristo”, pero no lo hacen sobre la base de la evidencia histórica. La historicidad de Cristo es tan axiomática para un historiador no prejuiciado como la historicidad de Julio César. No son los historiadores los que propagan las teorías del “mito-Cristo” (Citado en McDowell, 1996, p. 83, énfasis añadido). Ciertamente, la historicidad de Jesús es un hecho incuestionable entre los historiadores honestos; y la evidencia que establece a Jesús como un personaje histórico está disponible. Consideremos parte de esa evidencia.
EL TESTIMONIO DE LOS ESCRITORES ANTIGUOS Flavio Josefo (ca. 37 -100 d.C.) Josefo fue un historiador fariseo, descendiente de una familia sacerdotal. Sus obras principales son La Guerra de los Judíos, Antigüedades Judías y Contra Apión (vea “Josefo…”,1997, 6:623). Sus obras están entre los escritos extrabíblicos más importantes para el cristianismo. En Antigüedades Judías 18.3.3, escribió:
Ahora, hubo alrededor de ese tiempo un hombre sabio, Jesús, si es lícito llamarle un hombre, ya que era un hacedor de maravillas… Atrajo a muchos judíos, así como a muchos gentiles. Él era Cristo; y cuando Pilato, bajo la incitación de los principales entre nosotros, le condenó a morir en la cruz, aquellos que le amaron no le olvidaron, ya que él apareció vivo delante de ellos otra vez al tercer día, como los profetas habían predicho…; y la tribu de cristianos, así-llamados por causa de él, no se ha extinguido hasta el tiempo presente (1987, p. 480). Aunque algunos historiadores han argumentado que existen algunas “interpolaciones cristianas” en el Testimonio Flaviano (e.g., “si es que es lícito llamarle un hombre”, “él era Cristo”, “apareció vivo delante de ellos otra vez al tercer día”), la verdad es que no existe evidencia textual que pueda garantizar tal conclusión (vea Bruce, 1953, p. 110). En el fondo, el testimonio de Josefo no es trascendental para el cristianismo porque nos revele la perspectiva o convicción correcta acerca de la naturaleza divina de Jesús (ya que las Escrituras proveen esta revelación en mejor detalle), sino porque nos confirma el hecho que Jesús realmente vivió. En Antigüedades Judías 20.9.1, al hablar de las acciones del sumo sacerdote Ananus, Josefo hizo referencia a Santiago, a quien describió como el “hermano de Jesús”. Festo estaba ahora muerto, y Albino estaba todavía en camino; así que él [Ananus—MP] reunió al sanedrín de jueces y trajo ante ellos al hermano de Jesús llamado Cristo, cuyo nombre era Santiago, y a algunos otros; y cuando les hubo acusado como quebrantadores de la ley, los entregó para que fueran apedreados (1987, p. 538, énfasis añadido). Josefo, un historiador que vivió en el primer siglo, dio testimonio evidente que Alguien llamado Jesús, vivió, enseñó, obró maravillas, murió y resucitó. Cornelio Tácito (ca. 54-117 d.C.) Tácito fue un orador romano, funcionario político y probablemente el más grande historiador antiguo (“T ácito”, 1997, 11:487). Provino de una familia senatorial de Galia. En su carrera política, desempeñó varios cargos y magistraturas, y destacó como orador antes de dedicarse a la historiografía. Sus obras más importantes son Historias y Anales (“Tácito”, s.d.). Tácito ha registrado lo que se ha considerado como “probablemente la referencia más importante concerniente a Jesús fuera del Nuevo Testamento” (Strobel, 1998, p. 82). Al hablar de la persecución que Nerón levantó contra los cristianos para suprimir la sospecha por el incendio que devastó Roma en el año 64 d.C., Tácito anotó en Anales 15.44 que, [c]on este propósito, él [Nerón—MP] castigó con torturas intensas a una clase de hombres que eran detestados por sus prácticas malas, a quienes el populacho llamaba comúnmente cristianos… El nombre se derivaba de Cristo, quien padeció bajo Poncio Pilato, procurador de Judea en el gobierno de Tiberio. A causa de este evento, se reprimió por un tiempo a esta secta, de la cual él fue fundador, y se controló el crec imiento de esta superstición; pero surgió poco después y se esparció con rigor, no solamente en Judea, el lugar donde se originó, sino también en la ciudad de Roma (1842, pp. 287-288, énfasis añadido). El testimonio de Tácito es importante ya que a pesar de la aparente hostilidad que sentía hacia el cristianismo, todavía reconoció que existió un Personaje histórico que fue juzgado y condenado en el tiempo de Tiberio César, y que influyó las vidas de aquellas personas que, por causa de Él, tomaron el nombre “cristianos”.
Luciano de Samosata (ca. 120 -190 d.C.) Luciano fue un filósofo que nació en Samosata, Siria. En un principio se ocupó en escribir discursos sofísticos, pero luego se dedicó a componer diálogos, parodias y diatribas muy influenciadas por la sátira menipea. Se conserva alrededor de 80 de sus obras (Fernández, 1991). En una de sus obras burlescas, Sobre la Muerte de Peregrino, se refirió a Cristo y a los cristianos. Como sabrás, los cristianos adoran a un hombre hasta este día—el personaje distinguido que introdujo sus ritos novedosos y que murió por esa razón… Como podrás ver, estas criaturas equivocadas comienzan con la convicción general que son inmortales por siempre, lo cual explica el menosprecio a la muerte y la auto-devoción voluntaria que son tan comunes entre ellos. Su primer legislador también les convenció que todos eran hermanos, desde el momento que se convierten, y ahora niegan a los dioses de Grecia y adoran al sabio crucificado, y viven según sus leyes (Luciano, 1905, itálicas en original). Aunque este escritor del segundo siglo usó su habilidad sarcástica para mofarse de los cristianos y de su líder crucificado, él no fue tan lejos como para negar la historicidad de Cristo. De hecho, reconoció que Jesús fue crucificado por causa de Su enseñanza, e identificó a los cristianos como aquellos que niegan a los dioses paganos y adoran a Cristo y viven bajo Sus leyes.
Suetonio Tranquilo (ca. 69 -140 d.C.) Suetonio fue un historiador romano. Perteneció a la orden ecuestre y estudió literatura, gramática y retórica en su juventud. Ejerció como abogado durante el periodo del Emperador Trajano, y como secretario en el periodo de Adriano.
Supuestamente en este último puesto tuvo acceso a documentos y correspondencia que usó en su obra Vida de los Doce Césares. Esta es su obra más famosa, y narra la vida de los emperadores romanos desde Julio César hasta Domiciano (vea “Suetonio”, 2001). En Vida de Claudio 25.4, hizo referencia a Cristo de la siguiente manera: “[Claudio—MP] expulsó de Roma a todos los judíos que estaban causando disturbios continuamente bajo la instigación de Chrestus” (Suetonio, 1901, p. 318, énfasis añadido). Según Sanders, ex profesor de exégesis en la Universidad de Oxford, la palabra Chrestus es un error de deletreo del término griego Christos, “que traduce la palabra hebrea para ‘Mesías’” (1993, pp. 49-50). Esta cita específica de Suetonio no es solamente importante porque confirma la historicidad de Cristo, sino también porque probablemente confirma la veracidad del registro bíblico concerniente al evento en que Claudio César expulsó a los judíos de Roma (cf. Hechos 18:2). En Vida de Nerón 16.2, Suetonio registró adicionalmente que este emperador “impuso castigos a los cristianos, una clase de hombres entregados a una superstición nueva e impía” (Suetonio, 1901, p. 347). Suetonio, quien tuviera acceso a los archivos imperiales para compilar su obra gráfica acerca de los Césares, dio testimonio relevante acerca de la existencia de Alguien conocido como el Cristo.
Plinio el Joven (ca. 61-114 d.C.) Fue sobrino de Plinio el Viejo, quien le adoptó, y de quien tomó su nombre. Ejerció muchos cargos administrativos civiles y militares del Imperio Romano, y llegó a ser gobernador de Bitinia en Asia Menor. La importancia de Plinio como escritor reside en las diversas epístolas y cartas que escribió a sus amigos y contemporáneos (vea “Plinio”, 1997, 9:521). En una carta escrita alrededor del año 112 d.C., dirigida al emperador Trajano (pidiéndole consejos acerca de cómo tratar a los cristianos), hizo referencia a la historicidad de Cristo. Yo nunca he estado presente en un interrogatorio a los cristianos. Por consiguiente, no sé acerca de la naturaleza de la extensión de los castigos que usualmente se imponen sobre ellos… Les he preguntado si son cristianos, y ellos lo admiten. Repito la pregunta una segunda y tercera vez, con una advertencia de un castigo próximo. Si ellos persisten, ordeno que sean ejecutados, ya que cualquiera que sea la naturaleza de su reconocimiento, estoy conve ncido que su terquedad y obstinación inmutable no deben permanecer impunes… También han declarado que la suma total de su culpabilidad o error consiste en nada más que esto: que ellos se reúnen regularmente antes del amanecer en un día específico para cantar versos alternados en honor a Cristo como a un dios, y también para cumplir un voto, no con algún propósito criminal, sino para abstenerse del fraude, el hurto y el adulterio (citado en Yamauchi, 1995, p. 217, énfasis añadido). Aparte de confirmar la historicidad de Cristo, el testimonio de Plinio también registra algunos aspectos muy importantes concernientes a los cristianos. Según Plinio, los cristianos eran personas “obstinadas” que habían sido sometidas a duros castigos e incluso a la muerte. No obstante, se debe admitir que la gente que goza de una mínima capacidad racional sobria, no sería tan “obstinada” como para estar dispuesta a recibir crueles castigos e incluso ir a la muerte por causa de un personaje mitológico creado por la imaginación lunática de otros. Ciertamente, los cristianos estuvieron dispuestos a llegar a tales extremos por amor a su Cristo histórico, y por ende, le honraron y adoraron como a Dios, cumpliendo los principios de Su divina enseñanza (cf. Mateo 5:11-12; Lucas 6:22-23; 2 Corintios 11:23-27).
CONCLUSIÓN Se pudiera prolongar más la lista de escritores antiguos. La línea de evidencia que establece la historicidad de Jesús no solo incluye a los escritos de los personajes mencionados anteriormente, sino es multi-variada—desde los testimonios benévolos y antagónicos antiguos hasta el testimonio de nuestro calendario moderno basado en las siglas a.C. (antes de Cristo) y d.C. (después de Cristo) que presuponen la existencia de Jesús. Adicionalmente, el Nuevo Testamento, que es el documento antiguo con más confirmación histórica y manuscrita (aparte del Antiguo Testamento) [vea Harrub, 2006], registra en sus páginas—de comienzo a fin—la historicidad de Jesús. Jesús fue un personaje real e histórico. Los escritores antiguos no escribieron mitología o ficción. Y por medio de sus escritos podemos concluir, como Edwin Yamauchi lo ha hecho, que: “(1) Jesús fue un maestro judío; (2) mucha gente creía que él realizaba sanidades y exorcismos; (3) los líderes judíos le rechazaron; (4) Poncio Pilato le crucificó durante el gobierno de Tiberio; (5) a pesar de su muerte vergonzosa, sus seguidores, quienes creían que él todavía vivía, se esparcieron más allá de Palestina ya que había multitudes de ellos en Roma para el año 64 d.C.; (6) toda clas e de personas de las ciudades y aldeas—hombres y mujeres, esclavos y libres—le adoraban como a Dios para el comienzo del segundo siglo” (1995, pp. 221-222). En efecto, ¡Jesús sí fue un personaje real!
Referencias Bruce, F.F. (1953), Los Documentos del Nuevo Testamento—¿Son Confiables? [The New Testament Documents—Are They Reliable?] (Grand Rapids, MI: Eerdmans), cuarta edición. Fernández, L. Gil (1991), “Luciano de Samosata”, Enclicopedia Ger [En-línea], URL: http://www.canalsocial.net/GER/ficha_GER.asp?id=2072&cat=biografiasuelta. Harrub, Brad (2006), “¿Cómo Obtuvimos la Biblia?”, [En-línea], URL: http://www.apologeticspress.org/espanol/articulos/3135. Josefo, Flavio (1987), Las Obras de Josefo [The Works of Josephus], trad. William Whiston (Peabody, MA: Hendrickson). “Josefo, Flavio” [“Josephus, Flavius”] (1997), La Nueva Enciclopedia Británica [The New Encyclopædia Britannica] (Chicago, IL: Encyclopædia Britannica). Luciano (1905), Las Obras de Luciano de Samosata [The Works of Lucian of Samosata], trad. H.W. y F.G. Fowler, (Oxford: The Clarendon Press). McDowell, Josh, (1996), Evidencia que Exige un Veredicto, trad. René Arancibia (Deerfield, FL: Editorial Vida). “Plinio” [“Pliny”] (1997), La Nueva Enciclopedia Británica [The New Encyclopædia Britannica] (Chicago, IL: Encyclopædia Britannica). Sanders, E.P. (1993), La Historicidad de Jesús [The Historical Figure of Jesus] (Nueva York: Lane-Penguin). Strobel, Lee (1998), El Caso para el Cristo [The Case for Christ] (Grand Rapids, MI: Zondervan). “Suetonio” [“Suetonius”] (2001), Enciclopedia Encarta 2002 [Encarta Encyclopedia 2002] (Redmond, WA: Microsoft Corporation). Suetonio Tranquilo (1901), La Vida de los Doce Césares [The Life of the Twelve Cæsars], trad. Alexander Thomson (Londres: George Bell & Sons). “Tácito” [“Tacitus”] (1997), La Nueva Enciclopedia Británica [The New Encyclopædia Britannica] (Chicago, IL: Encyclopædia Britannica). “Tacito” (sine data), Scripta [En-línea], URL: http://www.cnice.mecd.es/eos/MaterialesEducativos/mem2001/scripta/gen/generos/historia.htm. Tácito, Cornelio (1842), Las Obras de Cornelio Tácito [The Works of Cornelius Tacitus], Notas por Arthur Murphy (Philadelphia, PA: Thomas Wardle). Yamauchi, Edwin (1995), Jesús Bajo Ataque [Jesus Under Fire], eds. Michael Wilkins y J.P. Moreland (Grand Rapids, MI: Zondervan).
Todos los Artículos fueron extraídos fielmente de: Enfoque Bíblico http://enfoquebiblico.com
Los Dinosaurios, la Ciencia y la Biblia
“¿Por qué la Biblia No Menciona a los Dinosaurios?” Se Reescribe Otra Vez la Historia de la Extinción de los Dinosaurios Huesos de “Dragones Voladores” y Fósiles de Dinosaurios Behemot: ¿Una Cola Como un Cedro?
“¿POR QUÉ LA BIBLIA NO MENCIONA A LOS DINOSAURIOS?” por Eric Lyons P: “Si Dios realmente creó a los dinosaurios, y si los humanos cohabitaron la Tierra con ellos en el pasado, entonces seguramente leeríamos la palabra ‘dinosaurio’ a lo menos una vez en la Biblia. Si esto es cierto, ¿por qué no encontramos la palabra dinosaurio en la Biblia?”. R: Lo cierto es que no se encontrará la palabra “dinosaurio” en la mayoría, o en ninguna traducción bíblica española. Sin embargo, esto no niega el hecho que una vez los dinosaurios cohabitaron la Tierra con el hombre. Primero, debemos tener en cuenta que la Biblia no es un libro taxonómico. El propósito principal de la Biblia es contarnos acerca de Dios y Su plan de redención, no listar cada animal que Dios creó. La Biblia menciona una variedad de animales (incluyendo serpientes, pollos, caballos, machos cabrios, etc.), pero no a todo animal. El hecho que las Escrituras no mencionen a un animal no significa que la Biblia enseñe que ese animal nunca existió junto con los humanos. Hay muchos animales que la Biblia no menciona específicamente, incluyendo a los gatos, canguros, elefantes, cerdos hormigueros, osos hormigueros, ornitorrincos y pingüinos. Decir que estos animales no cohabitaron la Tierra con el hombre ya que la Biblia no los menciona, sería falso. Declarar que los dinosaurios y los humanos nunca vivieron juntos ya que “la Biblia no menciona” la palabra “dinosaurio”, es igualmente erróneo. Segundo, se debe admitir que la Biblia fue completada 1,900 años atrás, y que fue traducida oficialmente al español en 1280 (la Biblia Alfonsina), mientras que la palabra “dinosaurio” no fue creada sino hasta 1842—casi 600 años después. Obviamente, no se esperaría encontrar el término castellano “dinosaurio”—que significa “lagarto” o “reptil” (sauros) “terriblemente grande” (deinos)—en una traducción de la Biblia que precede a la creación de tal palabra. Aunque los traductores de la Biblia en español han escogido omitir el término “dinosaurio” en las traducciones que se realizaron después de 1842, esa exclusión no significa que los escritores de la Biblia se abstuvieron de mencionar a los dinosaurios o a las criaturas semejantes a los dinosaurios. Considere el término hebreo tannin. En Job 7:12, se traduce como “monstruo marino” (RVR, LBLA) o “monstruo del abismo” (NVI). En Génesis 1:21 y Salmos 148:7, donde se usa la forma plural de tannin (tannim) en contextos literales (como Job 7:12), se traduce la palabra como “monstruos y/o animales marinos grandes” (VRV, LBLA, NVI). ¿Quiénes fueron estos “monstruos” del mar? Nadie sabe con seguridad. Es posible que estas sean referencias a reptiles de agua parecidos a los dinosaurios (e.g., el plesiosaurio). También es interesante notar el hecho que Isaías hizo referencia a la “serpiente que vuela” (30:6). Aunque es imposible conocer la identidad exacta de la “serpiente que vuela”, sabemos que una vez vivieron reptiles voladores con c olas largas y cuerpos delgados (e.g., el ranforinco, el dimorfodonte) [c.f. Herodoto, 1850, pp. 75-76]. Además, la Biblia presenta descripciones divinas de dos criaturas inmensas en Job 40-41, behemot y leviatán, que se parecen a los dinosaurios (vea Lyons, 2001, 21[1]:1-7). Finalmente, sea que los dinosaurios fueran mencionados en la Biblia o no, se puede saber que fueron creados juntos con el hombre durante la semana de la Creación (Génesis 1), y no millones de años antes. “Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay” (Éxodo 20:11, énfasis añadido). Referencias Herodoto (1850), Historiae, trad. Henry Clay (Londres: Henry G. Bohn).
Lyons, Eric (2001), “Behemot y Leviatán—Criaturas de Controversia” [“Behemoth and Leviathan—Creatures of Controversy”, Reason & Revelation, enero. [Título original en inglés, “‘Why Are Dinosaurs Not Mentioned in the Bible?’”, en www.apologeticspress.org/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
SE REESCRIBE OTRA VEZ LA HISTORIA DE LA EXTINCIÓN DE LOS DINOSAURIOS por Kyle Butt Desde 1978, la comunidad científica ha defendido firmemente la historia que narra que un asteroide inmenso golpeó la Tierra hace 65 millones de años atrás y causó la extinción de los dinosaurios. Muchos libros ilustrados atractivamente exhiben imágenes detalladas del supuesto evento. Muchas películas multimillonarias han presentado la versión animada de la supuesta catástrofe y han fijado la idea en las mentes de millones de personas. Desde luego, esta extinción épica en masa nunca sucedió realmente. Los creacionistas que creen en la Tierra joven han sabido esta verdad por años. Aparte del hecho que el horario de millones de años es un mito, se puede decir que es un hecho científico, histórico y bíblico que los dinosaurios se extinguieron solamente hace algunos pocos siglos atrás (vea Lyons y Butt, 2008). Sin embargo, ahora incluso la comunidad científica evolucionista está poniendo en duda la fábula del asteroide. Jeffrey Kluger escribió un artículo titulado “Tal vez un asteroide No Mató a los Dinosaurios” (2009). En el artículo, revisó un estudio en la publicación en inglés,Journal of the Geological Society, la cual él asegura que “pone en duda” la teoría completa del asteroide (2009). Este estudio, que Gerta Keller y Thierry Addate realizaron, declara que la extinción masiva ocurrió 300 ,000 años después del impacto del asteroide. Para llegar a esta cifra, ellos estudiaron una capa de 30 pies de sedimento justo arriba de la capa del supuesto impacto del asteroide. Al usar suposiciones uniformistas, ellos declararon que las capas del sedimento fueron depositadas a un ritmo de alrededor de una pulgada por cada 1,000 años, resultando en un tiempo aproximado de 300,000 años. Además, observaron “52 especies distintas” debajo del sedimento de 30 pies, y las mismas 52 especies estaban presentes a través de la capa de sedimento de 30 pies. La extinción de las especies no sucedió sino hasta 300,000 años después que el supuesto asteroide impactara (Kluger). Por ende, los autores concluyeron que el asteroide no pudo haber causado la extinción de los dinosaurios. [NOTA: Nosotros no creemos en estas suposiciones uniformistas, ni tampoco en las vastas cantidades de tiempo geológico. Se reporta esto simplemente para mostrar que los mismos científicos evolucionistas tienen problemas con el modelo estándar de la extinción de los dinosaurios]. Kluger luego hizo la pregunta que viene a la mente de muchos: “Así que si el asteroide de Chicxulub no mató a los dinosaurios, ¿qué lo hizo?”. Él respondió su pregunta, diciendo: “Los paleontólogos han propuesto toda cla se de teorías durante los años”. Realmente ellos lo han hecho, pero la vasta mayoría de esas teorías está plagada de suposiciones uniformistas falsas, como también del rechazo de la evidencia que indica que los dinosaurios y seres humanos vivieron al mismo tiempo (vea Lyons y Butt, 2008). Existe un cataclismo en la historia antigua que la comunidad científica atea no quiere considerar en la destrucción en masa de los dinosaurios: el Diluvio global. El Diluvio continúa siendo la mejor explicación para los muchos cementerios de dinosaurios que hoy existen (Lyons y Butt, pp. 205-223). Además, el Diluvio es una realidad histórica que simplemente no se puede descartar como muchas teorías falsas en cuanto a la extinción de los dinosaurios. Referencias Kluger, Jeffrey (2009), “Tal vez un Asteroide No Mató a los Dinosaurios” [“Maybe an Asteroid Didn’t Kill the Dinosaurs”], TIME, http://www.time.com/time/health/article/0,8599,1894225,00.html?xid=rss-healthsci-yahoo. Lyons, Eric y Kyle Butt (2008), El Engaño en cuanto a los Dinosaurios: El Desmantelamiento del Ícono Más Querido de la Evolución [The Dinosaur Delusion: Dismantling Evolution’s Most Cherished Icon] (Montgomery, AL: Apologetics Press). [Título original en inglés, “Dinosaur Extinction Rewritten Again”, en www.apologeticspress.org/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
HUESOS DE “DRAGONES VOLADORES” Y FÓSILES DE DINOSAURIOS por Kyle Butt
Los científicos evolucionistas declaran que los humanos y los dinosaurios no pudieron haber coexistido. Insisten en que los dinosaurios vivieron millones de años antes que los seres humanos llegaran a la escena. Pero la evidencia histórica y física prueba que los dinosaurios y los seres humanos vivieron juntos solamente unos pocos miles de años atrás (vea Lyons y Butt, 2008). Una prueba de este hecho es la abundancia de “leyendas de dragones”. Estas leyendas, de alrededor de todo el mundo, describen a criaturas que coinciden con muchos de los dinosaurios y reptiles voladores en el registro fósil (2008, pp. 13-45). Las justificaciones que los evolucionistas presentan para las similitudes entre los dinosaurios y las criaturas conocidas históricamente como “dragones” no son convincentes. Por ejemplo, en Zhucheng, China, se ha recolectado más de 50 toneladas métricas de fósiles, y muchos miles más están todavía en la tierra (Cha, 2010). Los fósiles de dinosaurios son tan abundantes que el paleontólogo Xu Xing dijo que “incluso se los puede encontrar en cualquier huerta privada de algún granjero, junto a su casa” (2010). Los residentes locales han estado “cavando para encontrar huesos de ‘dragones voladores’ y usarlos como brebajes medicinales por generaciones” (2010, énfasis añadido). Hace mucho tiempo los residentes han asociado los fósiles de dinosaurios con las criaturas antiguas conocidas como “dragones voladores”. No es una simple coincidencia que las descripciones de dinosaurios y reptiles voladores coincidan con las descripciones antiguas de dragones. Como Daniel Cohen declaró, “Ninguna criatura que jamás viviera lucía más parecida a los dragones que el dinosaurio. Como los dragones, los dinosaurios fueron reptiles inmensos... Parece como si la leyenda de los dragones hubiera comenzado con los dinosaurios” (1975, pp. 104,106). La Biblia claramente indica que Dios creó todas las criaturas, los reptiles voladores y los dinosaurios, así como los seres humanos, en los días quinto y sexto de la Creación. Las referencias repetitivas a los fósiles de dinosaurios en conexión con las leyendas de dragones añaden evidencia histórica al caso convincente que los dinosaurios y los seres humanos coexistieron en el pasado y que no estuvieron separados por millones de años. Referencias Cha, Ariana (2010), “China Gasta Miles de Millones para Estudiar Fósiles de Dinosaurios en Sitios Arqueológicos de Descubrimientos Principales” [“China Spends Billions to Study Dinosaur Fossils at Sites of Major Discoveries”], The Washington Post, 26 de enero, http://www.washingtonpost.com/wpdyn/content/article/2010/01/25/AR2010012503035_pf.html. Cohen, Daniel (1975), Los Grandes Monstruos del Mundo [The Greatest Monsters in the World] (Nueva York: Dodd, Mead, & Company). Lyons, Eric y Kyle Butt (2008), El Engaño en cuanto a los Dinosaurios [The Dinosaur Delusion] (Montgomery, AL: Apologetics Press). [Título original en inglés, “‘Flying Dragon’ Bones and Dinosaur Fossils”, en www.apologeticspress.org/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
BEHEMOT: ¿UNA COLA COMO UN CEDRO? por Dave Miller
En Su descripción del behemot, Dios declaró enfáticamente que la criatura “mueve [su cola] como un cedro” (Job 40:17). Pero muchos comentaristas han insistido que se debe identificar al behemot como un elefante, o más probablemente, como un hipopótamo (cf. la nota al pie de página de la NVI en Job 40:15: “Posiblemente el hipopótamo o elefante”). Ya que ambos animales tienen colasmuy pequeñas, se debe explicar de otra manera la comparación de la cola del behemot con un cedro. Una explicación es declarar que el término “cola” (zah-nahv) hace referencia a una añadidura general, y así que puede significar la “trompa” de un elefante (e.g., nota de Harris en Harris, et.al., 1980, 1:246). Desde luego, esta posición descarta el enfoque que el behemot sea un hipopótamo. Sin embargo, en cualquier caso, no hay evidencia lingüística que sostenga esta especulación, ya que los lexicógrafos de hebreo definen uniformemente la palabra como la “cola” de un animal (Brown, et.al., 1906, p. 275; Holladay, 1988, p. 90; Davidson, 1850, p. 240; Gesenius, 1847, p. 248; Léxico…, n.d., p. 75). Además, el examen sencillo del uso del término en otros lugares en el Antiguo Testamento confirma esta definición. Al encontrarse 11 veces en el texto bíblico del Antiguo Testamento (Wigram, 189 0, p. 389), se usa esta palabra una vez para hacer referencia a la cola de una culebra (Éxodo 4:4), tres veces en Jueces 15:4 para hacer referencia a las colas de zorras, cuatro veces en sentido figurado para hacer referencia a una persona de un nivel bajo en la sociedad, en contraste con la “cabeza”, i.e., personas de nivel alto (Deuteronomio 28:13,44; Isaías 9:14; 19:15; vea Barnes, 1847, 1:197-198,336-337), una vez en sentido figurado para señalar al profeta mentiroso despreciable en contraste con “anciano y venerable” (Isaías 9:15), y una vez en Isaías 7:4 para hacer referencia figuradamente al Rey Rezín de Sira y al Rey Peka de Israel como “cabos [colas] de tizón que humean”. La última referencia es a la cola del behemot en Job. Obviamente, como las zorras de Jueces 15 y la culebra de Éxodo 4, la cola del behemot hace referencia a la cola literal de un animal. Otra explicación es que solamente una rama del cedro es el punto de comparación con la cola del behemot. Al tener en cuenta esta sugerencia, es difícil creer que Dios enfatizara a Job la cola del hipopótamo, como si esta cola tuviera un mensaje importante que trasmitir a Job. Según esta explicación, Dios estuvo diciendo a Job, “El behemot es una criatura impresionante; ¡tiene una cola como una ramita!”. Ya que el contexto de Job 40 indica que las palabras de Dios tenían la intención de enfatizar a Job su incapacidad de controlar el mundo animal, tal comparación no tuviera sentido; sería ridícula. El término hebreo traducido “cedro” (ehrez) hace referencia a un árbol de la familia del pino, el cedrus conifera (Gesenius, 1847, p. 78), más específicamente y usualmente, el cedrus libani—el cedro del Líbano (Harris, et.al., 1980, 1:70). El Antiguo Testamento alude frecuentemente al árbol y su madera (algo de 72 veces—Wigram, 1890, p. 154). Los cedros renombrados del Líbano crecían hasta tener una altura promedio de 85 pies, con una circunferencia de tronco de 40 pies, y ramas que se extendían horizontalmente tanto como la altura del mismo árbol (Harris, et.al., 1:70). De hecho, las ramas mismas eran del tamaño de árboles. El Rey Salomón usó extensamente los cedros del Líbano en la construcción de sus proyectos. La Casa del Bosque del Líbano que construyó tenía 45 pies de alto (aproximadamente la altura de un edificio de cuatro pisos), cuyas vigas horizontales se apoyaban sobre hileras de columnas de cedro (1 Reyes 7:2-3). Estos árboles, que ahora no son tan comunes, crecían abundantemente en el tiempo antiguo (cf. 1 Crónicas 22:4; Esdras 3:7; Salmos 92:12; 104:16).
“ CUALIDAD PRODIGIOSA” Así como Ofir era renombrada por la calidad única de su oro (e.g., Isaías 13:12), las alusiones bíblicas al cedro clarifican que se distinguía al árbol por su tamaño, altura y estabilidad enorme. El lexicógrafo respetado, John Parkhurst, aludió a su “cualidad prodigiosa” (1799, p. 678). En su libro de 1878, Tierras Bíblicas, Henry Van-Lennep observó que se conocía al cedro como “la imagen de esplendor y gloria” (p. 146). En su libro, Tierras Bíblicas Ilustradas, Henry Fish describió su majestuosidad: Sus ramas masivas, revestidas con una textura escamosa casi como la piel de los animales vivos, y marcadas con todas las irregularidades multiformes de la edad, pueden haber sugerido tales ideas de majestuosidad, y casi fortaleza y solidez divina que los escritores sagrados les atribuyen… Naturalmente los poetas hebreos seleccionaron tales…troncos colosales como emblemas de orgullo, majestuosidad y poder (pp. 685-686, énfasis añadido). El cedro sobresale de entre todos los otros árboles a los que la Biblia alude en términos de tamaño, incluyendo al olivo, la higuera, el sicómoro, el granado, el almendro, la acacia, el mirto, el tamarisco e incluso el roble (Padfield, 2011; “Árboles en la Tierra…”, 2011; Baker 1974). A menudo se usa metafóricamente el cedro en la Biblia para acentuar estas cualidades en el objeto de comparación. Por ejemplo, considere la predicción de Isaías del día venidero del Señor, que sería un día en que todo lo que era “soberbio y altivo” sería abatido—comenzando con los cedros del Líbano, pero también incluyendo los montes altos, las torres y muros altos, las naves grandes de Tarsis y ciertamente el orgullo y la soberbia del hombre (2:12-18). De igual manera, Dios pronunció juicio sobre el rey asirio poderoso, Senaquerib, ya que él se atrevió a reprender al Señor y jactarse: “Con la multitud de mis carros subiré a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses escogidos; llegaré hasta sus más elevadas cumbres” (Isaías 37:24, énfasis añadido; cf. 2 Reyes 19:23). Dios declaró por medio del profeta Amós que Él fue Quien permitió que los israelitas ocuparan la tierra de Canaán al arrojar de Palestina al amorreo “cuya altura era como la altura de los cedros” (Amós 2:9, énfasis añadido). Dios instruyó a Ezequiel que presentara una parábola a sus compañeros ciudadanos que describía que una gran águila “vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro” (Ezequiel 17:3), i.e., al oficial más alto (el Rey Jeconías), pero un día Dios tomaría de las ramas más altas del cedro un gran reemplazo, el Mesías (vss. 22-24). Considere las instrucciones de Dios a Ezequiel en cuanto al discurso que debía hacer delante del Faraón egipcio: Hijo de hombre, di a Faraón rey de Egipto, y a su pueblo: ¿A quién te comparaste en tu grandeza? He aquí era el asirio cedro en el Líbano, de hermosas ramas, de frondoso ramaje y de grande altura, y su copa estaba entre densas ramas. Las aguas lo hicieroncrecer… Por tanto, se encumbró su altura sobre todos los árboles del campo, y se multiplicaron sus ramas, y a causa de las muchas aguas se alargó su ramaje que había echado (Ezequiel 31:2 -5, énfasis añadido). Cuando el Rey Amasías trató de incitar al Rey Joás a ir a la guerra, Joás envió una parábola que describía a Ama sías como un cardo miserable en contraste al cedro Joás (2 Reyes 14:9). Ezequiel comparó a Tiro a una nave poderosa cuyo mástil fue hecho de un cedro del Líbano (27:5). Zacarías pronunció desastre sobre aquellos que atacaban a Israel, comparando su ruina a la caída del cedro “magnífico” del Líbano (11:2). En todas estas referencias, el tamaño y la altura son inherentes en la comparación entre los cedros y sus homólogos morales o espirituales. Además, aunque el árbol de cedro, especialmente el cedro del Líbano, era considerado inmenso en su fortaleza y tamaño, el salmista garantizó que solamente la voz del Señor puede romper, quebrar y deshacer al majestuoso cedro (Salmos 29:5). Así que el hecho que Dios enfatizara a Job la cola del behemot, comparándola a un cedro, ciertamente significa que Dios tuvo el propósito de deslumbrar a Job con la magnitud esplendida de solo la cola de tal criatura (¡sin mencionar su cuerpo completo!). La fuerza bruta y el tamaño de esa criatura eran tal que Job incluso no intentaría controlar o dominar al animal. ¿Cuál fue el punto de Dios? El mismo que fue al describir al leviatán: “¿Quién, pues, podrá estar delante de mí?” (Job 41:10). ¿Cuán intimidado hubiera estado Job—qué peso hubiera tenido el argumento de Dios ante Job—si Dios hubiera comparado la cola del behemot a una ramita? ¿Cuán poderoso y efectivo hubiera sido el argumento de Dios en la mente de Job si Dios hubiera estado haciendo referencia simplemente a la cola de un elefante, hipopótamo, rinoceronte o incluso un mamut? El argumento hubiera perdido su fuerza. Se puede comparar mejor la cola de un elefante o un hipopótamo a una cuerda o látigo flexible y corto que se mueve rápidamente de lado a lado —no al movimiento de un cedro que se mueve lentamente debido a su inmensidad. Incluso el propósito de la pequeña cola del hipopótamo no es noble: “El hipopótamo usa su cola como paleta para esparcir excremento, lo cual marca los bordes de su territorio e indica estatus individual” (“Hipopótamo”, s.d.). No, Dios tuvo que estar haciendo referencia a una criatura, con la cual Job estaba familiarizado, que era tan majestuosa y que poseía tal fuerza que incluso su cola superaba el control humano. ¿Qué criatura en la Tierra posee una cola que merece ser comparada a un cedro? No existe tal criatura—excepto el dinosauro extinguido.
DINOSAURIOS CON COLAS COMO ÁRBOLES Por ejemplo, considere al Apatosaurio, cuya longitud completa de su cuerpo podía alcanzar los 90 pies, lo cual incluía una cola inmensa que “estaba armada de 82 huesos” (Viegas, 2011). El Argentinosaurio tenía 70 pies de alto (alrededor del tamaño de un edificio de seis pisos), pesaba 100 toneladas y tenía algo de 120 pies de longitud (la longitud de tres autobuses escolares), consistiendo su cola masiva la tercera parte de esa longitud. El Diplodoco era un gigante con una cola enorme, que medía algo de 90 pies, tenía un cuello largo de 26 pies y una cola de 45 pies (Col, 1996a). El nombre de la criatura se deriva de las palabras griegas diploos (doble) y dokos (viga), una referencia a su huesos dobles localizados en la parte inferior de la cola (“Diplodoco”, 2011). Los científicos creen que el Braquiosaurio de 85 pies de largo usaba su cola gruesa para azotar a la mayoría de sus atacantes (Col, 1996b). De igual manera, el Supersaurio medía alrededor de 138 pies, consistiendo su cola, que usaba como protección, tal vez la mitad de esa longitud (Col, 1996c). El Seismosaurio medía de 130-170 pies de longitud, y tenía una cola que contenía al menos una vértebra inusual que le daba una curvatura, y que le permitía usar su cola movible para protección (Col, 1996d). [NOTA: La palabra traducida “mueve” en Job 40:17, viene de un verbo hebreo (chah-phetz) que significa “doblar” (Brown, et.al., p. 343; Harris, et.al., p. 311), “doblar, curvear” (Gesenius, p. 296), “doblar, inclinar” (Davidson, 1850, p. 270), “dejar colgada” (Holladay, 1988, p. 112) o “extender” (Botterweck, 1986, 592)].
EL PUNTO Imagine a un simple ser humano que abraza a un cedro de 40 pies de circunferencia que tiene 85 pie s de alto y que intenta moverlo de un lado al otro como la cola de un animal. ¡Tal escenario es ridículo! Y el punto de Dios fue tan conmovedor y penetrante. La comparación fue suficiente para producir el efecto deseado en Job, quien humildemente exclamó: “Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti… Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía… Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:2-6). La intimidación contraria de la pseudo-ciencia, que domina la comunidad intelectual del mundo, ha tenido éxito en presionar a muchos a comprometer el texto bíblico con la esperanza de alcanzar lo que ellos perciben como legitimidad y sofisticación académica. Sin embargo, existe evidencia firme para demostrar que Dios creó a los dinosaurios en el sexto día de la Creación, juntamente con los seres humanos (Génesis 1:24-31). Los dinosaurios una vez cohabitaron con los seres humanos (cf. Lyons y Butt, 2008). La evidencia también muestra que la criatura increíble de Job 40 era realmente alguna clase de dinosaurio. Referencias “Árboles en la Tierra de la Biblia” [“Trees in the Land of the Bible”] (2011), Jewish National Fund, http://www.kkl.org.il/kkl/english/main_subject/education/education/trees%20in%20the%20land%20of%20the%20bible.x. Baker, Richard (1974), Árboles Famosos de las Tierras Bíblicas [Famous Trees of Bible Lands] (Londres: H.H. Greaves). Barnes, Albert (1847), Notas sobre el Antiguo Testamento: Isaías [Notes on the Old Testament: Isaiah] (Grand Rapids, MI: Baker), reimpresión de 2005. Botterweck, G. Johannes y Helmer Ringgren (1986), Diccionario Teológico del Antiguo Testamento [Theological Dictionary of the Old Testament] (Grand Rapids, MI: Eerdmans). Brown, Francis, et.al. (1906), El Léxico Hebreo e Inglés Brown-Driver-Briggs [The Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon] (Peabody, MA: Hendrickson), reimpresión de 2004. Col, Jeananda (1996a), “Diplodoco” [“Diplodocus”], Enchanted Learning, http://www.enchantedlearning.com/subjects/dinosaurs/dinos/Diplodocus.shtml. Col, Jeananda (1996b), “Braquiosaurio” [“Brachiosaurus”], Enchanted Learning, http://www.enchantedlearning.com/subjects/dinosaurs/dinos/Brachiosaurus.shtml. Col, Jeananda (1996c), “Supersaurio” [“Supersaurus”], Enchanted Learning, http://www.enchantedlearning.com/subjects/dinosaurs/dinos/Supersaurus.shtml. Col, Jeananda (1996d), “Seismosaurio” [“Seismosaurus”], Enchanted Learning, http://www.enchantedlearning.com/subjects/dinosaurs/dinos/Seismosaurus.shtml. Davidson, Benjamin (1850), El Léxico Analítico Hebreo y Caldeo [The Analytical Hebrew and Chaldee Lexicon] (Grand Rapids, MI: Zondervan), reimpresión de 1970. “Diplodoco” [“Diplodocus”] (2011), Naturaleza: Vida Prehistóricca [Nature: Prehistoric Life], BBC, http://www.bbc.co.uk/nature/life/Diplodocus. Fish, Henry C. (1876), Tierras Bíblicas Ilustradas [Bible Lands Illustrated] (Nueva York: A.S. Barnes). Gesenius, William (1847), Léxico Hebreo y Caldeo [Hebrew and Chaldee Lexicon] (Grand Rapids, MI: Baker), reimpresión de 1979.
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La Existencia y Naturaleza de Dios
El Argumento Moral para la Existencia de Dios El Dilema de Eutifrón ¿Por qué Creó Dios Gente Sabiendo que Muchos Irán al Infierno? ¿Depende la Existencia de Dios en el Consenso Humano? ¿Desaprueba el Sufrimiento Humano la Existencia de un Dios Benévolo? ¿Realmente Existe Dios?
EL ARGUMENTO MORAL PARA LA EXISTENCIA DE DIOS por Eric Lyons En noviembre de 2006, varios científicos ateos y evolucionistas principales en el mundo se reunieron en La Jolla, California para el primer simposio “Más Allá de la Fe” (vea Lyons y Butt, 2007), el cual la publicación científica New Scientist llamó “El ‘festival ateo’” (Reilly, 2007, 196[2629]:7). Se realizó la conferencia para hablar de la ciencia, la religión y Dios, y específicamente si la ciencia debería “abolir la religión” (Brooks, 2006, 1 92[2578]:9). El escritor de New Scientist, Michael Brooks, resumió la actitud general de los asistentes en las siguientes palabras: “[L]a ciencia puede enfrentar la religión y ganar” (p. 11). Los participantes estaban listos para remangar sus camisetas y “comenzar la pelea” (p. 11). Estaban listos a “Reemplazar a Dios Con la Ciencia”, como Brooks tituló su artículo.
En el año 2007—en el simposio “Más Allá de la Fe II”—aparentemente algunos de los participantes abordaron la idea de un Ser sobrenatural con más cuidado. Incluso la publicación New Scientist, que cubrió la conferencia por el segundo año, publicó un artículo drásticamente diferente, titulado: “El lugar de Dios en un Mundo Racional” (vea Reilly, 196[2629]:7, énfasis añadido). El autor Michael Reilly reveló detalles de la reunión al registrar lo que un asistente, Edward Slingerland de la Universidad de Columbia Británica (y fundador del Centro por el Estudio de la Evolución, Cognición y Cultura Humana), reconoció abiertamente. Él anunció: “La religión no va a desaparecer”. Incluso aquellos entre nosotros que nos jactamos de racionalistas y científicos,dependemos de los valores humanos—un grupo de creencias distintivamente poco científicas. Por ejemplo, ¿de dónde viene nuestra convicción que sugiere que los derechos humanos son universales? “Los derechos humanos para mi son tan misteriosos como la santa trinidad… No se puede escanear el cerebro y mostrar de dónde vienen los derechos humanos, no se puede cortar a alguien en mitad y mostrar sus derechos humanos… Esto no es algo empírico; es simplemente algo que creemos fuertemente. Es una entidad puramente metafísica” (p. 7, énfasis añadido). Aunque algunos en la conferencia tenían la creencia ingenua que “[c]on el tiempo y persistencia suficiente, la cien cia conquistará todoslos misterios de la naturaleza” (Reilly, p. 7, énfasis añadido), es alentador saber que al menos una persona aludió a una de las pruebas más grandes para la existencia de Dios: el argumento moral.
LA MORALIDAD OBJETIVA ¿Por qué la mayoría de gente racional cree en la moralidad objetiva? Es decir, ¿por qué la gente piensa generalmente que algunas cosas son “correctas” y que otras son “incorrectas”, a pesar de las opiniones subjetivas de la gente? ¿Por qué cree la gente que es “malo” (1) que alguien llegue a alguna casa, dispare a una persona y robe lo que hay dentro de la casa; (2) que un hombre golpee y viole a una mujer inocente; (3) que un adulto torture a un niño inocente simplemente por diversión; (4) que los padres tengan hijos con el único propósito de abusar de ellos sexualmente? Porque, como el evolucionista Edward Slingerland señaló, los humanos tienen derechos metafísicos—derechos que son “una realidad más allá de lo que se puede percibir con los sentidos” (“Metafísico”, 2001)—y que “dependen de los valores morales”. Lo cierto es que la mayoría de personas, incluso ateos, ha reconocido que existe el bien y el mal objetivo.
Antony Flew Durante la última mitad del siglo XX, se consideraba al Dr. Antony Flew, Profesor de Filosofía e n la Universidad de Reading en Reading, Inglaterra, como uno de los filósofos ateos más renombrados. Desde 1955-2000, dio conferencias y escribió extensamente en cuanto al ateísmo. Algunas de sus obras incluyen, Dios y la Filosofía (1966), Ética Evolucionista (1967), La Audacia del Ateísmo (1976) y El Ateísmo y el Humanismo (1993). En septiembre de 1976, el Dr. Flew debatió al Dr. Thomas B. Warren, Profesor de Filosofía de Apologética Religiosa y Cristiana en la Facultad de Graduación de Religión de Harding en Memphis, Tennessee. Antes de ese debate de cuatro noches sobre la existencia de Dios, en armonía con las reglas del debate, Warren hizo varias preguntas por escrito a Flew, incluyendo las siguientes: “Verdadero/Falso. Al matar seis millones de hombres, mujeres y niños judíos, los nazis fueron culpables de un mal moral (objetivo)”. Flew respondió “Verdadero”. Él reconoció la existencia del mal moral real (objetivo)” (Warren y Flew, 1977, p. 248). [NOTA: En 2004, Flew comenzó a tomar pasos hacia el teísmo mientras reconocía la imposibilidad de una explicación puramente naturalista para la vida. Vea Miller, 2004 para más información].
Wallace Matson En 1978, el Dr. Warren se reunió con el Dr. Wallace Matson, Profesor de Filosofía en la Universidad de Califo rnia en Berkeley, California, para un debate público sobre la existencia de Dios en Tampa, Florida. Otra vez, según las condiciones del debate, se permitió que los contendientes hicieran hasta 10 preguntas antes del debate. Una vez más Warren preguntó: “Verdadero/Falso. Al matar seis millones de hombres, mujeres y niños judíos, los nazis fueron culpables de un mal moral (objetivo)”. Como Flew, Matson respondió “Verdadero”: “la moralidad real (objetiva)” existe (Warren y Matson, 1978, p. 353). Matson incluso reconoció en la posición afirmativa (i.e., “verdadero”) que “[s]i alguien hubiera sido un soldado durante la Segunda Guerra Mundial, y los nazis (1) le hubieran capturado y (2) le hubieran dado la elección de unirse a ellos en sus esfuerzos por exterminar a los judíos o de otra manera ser ejecutado, tal soldado hubiera tenido la obligación moral objetiva de morir en vez de unirse a ellos en el asesinato de los hombres, mujeres y niños judíos” (p. 353). No pase por alto el punto: Matson no solamente dijo que los nazis fueron culpables de un mal moral objetivo, sino también indicó que una persona tuviera la “obligación moral objetiva de morir” en vez de unirse al régimen nazi atroz.
Tan Fácil como 2 + 2 Aunque la moralidad objetiva puede estar fuera del reino del método científico, todas las personas racionales pueden saber que algunas cosas son innatamente buenas, mientras que otras son innatamente malas. Antony Flew y Wallace Matson, dos de los filósofos ateos principales del siglo XX, reconocieron directam ente la existencia de la moralidad objetiva. Aunque parece que en algunos tiempos el ateo Michael Ruse se ha opuesto a la idea de la moralidad objetiva (vea Ruse, 1989, p. 268), incluso él admitió en su libro La Defensa del Darwinismo que “[e]l hombre que dice que es moralmente aceptable violar a los niños pequeños, está tan equivocado como el hombre que dice que 2 + 2 = 5” (1982, p. 275, énfasis añadido). De hecho, una de las razones por las cuales “La religión [i.e., Dios—EL] no va a desaparecer”, para usar las palabras de Edward Slingerland, es porque los valores morales son una realidad metafísica (cf. Romanos 2:14-15). Los filósofos Francis Beckwith y Gregory Koukl lo expresaron muy bien: “Los que niegan las reglas morales obvias—que dicen que matar y violar son cosas morales buenas, que la crueldad no es un vicio y que la cobardía es una virtud—no solamente tienen un punto de vista moral diferente; ellos tienen algo malo dentro de sí mismos” (1998, p. 59, énfasis añadido).
EL ARGUMENTO MORAL Se ha declarado el argumento moral para la existencia de Dios en una variedad de maneras durante los siglos. Una de ellas es la siguiente (vea Craig, s.d.; Craig y Tooley, 1994; Cowan, 2005, p. 166): Premisa 1: Si Dios no existe, entonces los valores objetivos no existen. Premisa 2: Los valores objetivos existen. Conclusión: Dios existe. Thomas B. Warren expresó el argumento de una manera positiva y más detallada en sus debates con los ateos Antony Flew (p. 173) y Wallace Matson (p. 285). Si se puede someter críticamente (como mal moral real) el código y/o acciones morales de una persona, entonces debe haber algún estándar objetivo (alguna “ley superior que transciende el límite y el tiempo”) que es independiente del código moral particular y que tiene un carácter obligatorio que se debe reconocer. Se puede someter críticamente (como mal moral real) el código y/o acciones morales de una persona. Por tanto, debe haber algún estándar objetivo (alguna “ley superior que transciende el límite y el tiempo”) que es independiente del código moral particular y que tiene un carácter obligatorio que se debe reconocer. La sociedad que Warren usó como un ejemplo en sus debates fue el régimen nazi de Adolfo Hitler. En las décadas de 1930 y 1940, la Alemania nazi cometió el genoc idio patrocinado gubernamentalmente de lo que llamaban “razas inferiores”. De los aproximados nueve millones de judíos que vivían en Europa al comienzo de la década de 1930, se exterminó a algo de seis millones. Los nazis asesinaron aproximadamente a un millón de niños judíos, dos millones de mujeres judías y tres millones de hombres judíos. Los nazis les amontonaban en vagones de ferrocarril como si fueran ganado, y les enviaban a campos de concentración. Algunas veces se colocaba cal viva en los pisos de los vagones, lo cual quemaba los pies de los prisioneros, incluyendo a los niños. Se les hacía pasar hambre, se les exponía al gas y se experimentaba con ellos como si fueran animales. Hitler mató a otros tres millones de polacos, soviéticos, gitanos y gen te deshabilitada (vea “Holocausto”, 2011 para información adicional). Así que, ¿fueron los nazis culpables de “mal moral real (objetivo)”? Según el ateo Antony Flew, lo fueron (Warren y Flew, p. 248). El ateo Wallace Matson estuvo de acuerdo (Warren y Matson, p. 353). Independientemente de sostener el ateísmo o el teísmo, la gente racional admite que algunas cosas son realmente atroces. La gente simplemente no piensa que las cosas como la violación y el abuso de niños probablemente son malas; tales cosas son malas—inherentemente malas. Así como se puede saber que dos más dos son cuatro, cada persona racional puede saber que algunas cosas son objetivamente buenas, mientras que otras son objetivamente malas. Sin embargo, la razón demanda que el bien y el mal objetivo solamente pueden existir si hay algún punto de referencia objetivo y real. Si se puede someter críticamente (como mal moral real) a algo (i.e., la violación), entonces “debe haber algún estándar objetivo (alguna ‘ley superior que transciende el límite y el tiempo’) que es independiente del código moral particular y que tiene un carácter obligatorio que se debe reconocer” (Warren y Matson, p. 284, énfasis añadido).
¿PROVEE EL ATEÍSMO UN ESTÁNDAR OBJETIVO LEGÍTIMO PARA LA MORALIDAD? El reconocimiento de los ateos de que algo es moralmente malo conduce a la siguiente pregunta: ¿Cómo puede el ateísmo llamar lógicamente a algo atroz, deplorable, malo o malvado? Según el ateísmo, la humanidad no es nada más que materia en movimiento. Supuestamente, la humanidad evolucionó de las rocas y el cieno durante miles de millones de años. Pero ¿quién ha escuchado de rocas, cieno o minerales “morales”? No se habla de asnos, elefantes o monos
depravados moralmente. No se señala como inmorales a los cerdos cuando se comen a sus crías. Los dragones de la Isla de Komodo no son corruptos ya que el 10% de su dieta consiste de dragones pequeños. Las ballenas asesinas no son culpables de homicidio. No se extermina a las viudas negras simplemente porque las hembras frecuenteme nte matan a los machos después de la cópula. No se procesa a los animales machos por violación cuando parece que fuerzan la cópula con las hembras (cf. Thornhill, 2001). Los perros no son depravados porque roban los huesos de otros perros. El hecho que los seres humanos incluso consideren el tema de la moralidad testifica a favor de la gran brecha entre el hombre y los animales. Los evolucionistas ateos han reconocido que la moralidad solamente surge en los humanos. Según Antony Flew, el hombre es un ser moral, pero “el valor no existió antes del primer ser humano” (Warren y Flew, p. 248). Flew creía que la moralidad llegó a existir después que el hombre evolucionó, no antes cuando supuestamente solamente los animales existían. Aunque George Gaylord Simpson, uno de los evolucionistas ateos más renombrados del siglo XX, creía que “el hombre es el resultado de un proceso sin propósito y materialista que no le tenía en mente”, confesó que el “[b]ien y el mal, lo correcto e incorrecto, conceptos que son irrelevantes en la naturaleza excepto desde la perspectiva humana, llegan a ser características reales y apremiantes de todo el cosmos según un enfoque moral ya que la moralidad solamente surge en el hombre” (1951, p. 179, énfasis añadido). Los ateos admiten que las personas (i.e., incluso los mismos “ateos”) tienen “su propio sentido innato de moralidad” (“¿Tienen Moralidad…”, s.d.). Ninguna persona racional declara esto en cuanto a los animales. Como el evolucionista Edward Slingerland declaró, “[l]os humanos”, no los animales, “dependen de los valores morales” (citado en Reilly, 2007, 196[2629]:7). La evolución atea no puede explicar lógicamente la moralidad. La moralidad objetiva real no puede existir si los humanos son los descendientes de animales. Los profesores en las escuelas públicas “hacen recordar” frecuentemente a los jóvenes (a quienes no se les permite actuar como animales en el colegio) que ellos vienen de los animales. Según un libro de texto de ciencia, “[l]os humanos probablemente evolucionaron de las bacterias que vivían más de cuatro mil millones de años atrás” (Earth Science, 1989, p. 356). Cuando me gradué de la secundaria en 1994, se presentó el libro de texto de Holt, Rinehart y Winston a millones de estudiantes de secundaria en los Estados Unidos. ¿Qué cosas “maravillosas” aprendieron ellos? Primeramente, se les informó: “Tú eres un animal, y compartes una herencia común con las lombrices” (Johnson, 1994, p. 453, énfasis añadido). Supuestamente, el hombre no solamentedesciende de los peces o bestias de cuatro patas; somos bestias. Charles Darwin declaró en el capítulo dos de su libro, El Origen del Hombre: “Mi objetivo en este capítulo es solamente mostrar que no hay diferencia fundamental entre el hombre y los mamíferos superiores en sus facu ltades mentales” (1871, 1:34). Más recientemente, Jo Marchant de la revista en inglés, New Scientist, entrevistó al ambientalista evolucionista, David Suzuki. Suzuki declaró: “[N]osotros debemos reconocer que somos animales… Nos gusta pensar de nosotros mismos como criaturas elevadas por encima de las demás. Pero el cuerpo humano evolucionó” de los animales (citado en Marchant, 2008, 200[2678]:44, énfasis añadido). No se necesita algo más que leer el título de Marchant para entender el enfoque de Suzuki sobre la humanidad. Supuestamente, “Deberíamos Actuar Como los Animales que Somos” (p. 44, énfasis añadido). Lo cierto es, como Thomas B. Warren concluyó en su debate con Antony Flew, “la implicación básica del sistema ateo no permite la moralidad objetiva, sea en cuanto a lo correcto o incorrecto” (1977, p. 49).
EL ATEÍSMO: CONTRADICTORIO O ESPANTOSO Los ateos no pueden condenar lógicamente a los nazis de maldad moral objetiva, y al mismo tiempo decir que nosotros surgimos de lo inanimado y los roedores. No pueden condenar razonablemente a un acosador de niños de ser inmoral, y al mismo tiempo creer que hemos evolucionado del cieno. La razón demanda que el bien y el mal objetivo solamente pueden existir si también existe un punto de referencia objetivo y real. Como Warren declaró, “debe haber algún estándar objetivo (alguna “ley superior que transciende el límite y el tiempo”) que es independiente del código moral particular y que tiene un carácter obligatorio que se debe reconocer” (Warren y Matson, p. 284). Los ateos se encuentran en un dilema: (1) Deben reconocer la moralidad objetiva (lo cual fundamentalmente significa que debe existir un legislador moral, i.e., Dios, Quien trasciende el límite y el tiempo); o (2) deben sostener que todo es relativo—que ninguna acción en la Tierra puede ser buena o mala objetivamente. Todo es subjetivo y situacional. Parece que relativamente pocos ateos han tenido el coraje (o el atrevimiento) de decir claramente que el ateísmo implica que el bien y el mal objetivo no existen. Pero algunos lo han hecho. De hecho, algunos de los ateos y agnósticos principales del mundo entienden que, si Dios no existe, entonces no puede haber estándar final y soberano de moralidad para la humanidad. Charles Darwin entendió perfectamente las implicaciones morales del ateísmo, lo cual presentó como una razón para estar “contento con permanecer siendo un agnóstico” (1958, p. 94). En su autobiografía, escribió: “El hombre que no tiene una creencia segura y constante en la existencia de un Dios personal o de una existencia futura de retribución o recompensa, puede tener por regla de vida, hasta donde puedo ver,solamente aquellos impulsos e instintos que son los más fuertes o los que le parecen mejores” (1958, p. 94, énfasis añadido). Si alguien tiene el impulso de sofocar a un niño inocente, como una serpiente puede sofocar a su víctima (incluyendo a la gente), entonces,
si Dios no existe, no hay ley moral contra tal acción. Si una persona ahoga impulsivamente a un anciano amable, entonces, si el ateísmo es verdadero, no se puede considerar tal acción como buena o mala. Según Richard Dawkins, uno de los ateos más famosos a comienzos del siglo XXI, “la vida no tiene propósito superior que perpetuar la supervivencia del ADN” (1995, 273[5]:80): Siempre y cuando se transmita el ADN, no importa quién o qué salga herido en el proceso . A los genes no les importa el sufrimiento, ya que a ellos no les importa nada… Al ADN no le importa y no tiene conocimiento. El ADN simplemente existe. Y nosotros bailamos según su música… En el fondo, este universo que observamos tiene exactamente las propiedades que deberíamos esperar si no existe el propósito, el mal y el bien, nada más que indiferencia despiadada (p. 85, énfasis añadido). Aunque Dawkins no pudo probar que el único propósito de la vida es perpetuar el ADN, él tuvo razón en algo: si no hay Dios, entonces no hay bien ni mal, solamente “indiferencia despiadada”. A la evolución atea “no le importa quién o qué salga herido”. Como Darwin y Dawkins, el biólogo evolucionista William Provine admitió implícitamente la veracidad de la primera premisa del argumento moral de la manera que Craig y Cowan lo declararon (“Si Dios no existe, entonces los valores objetivos no existen”). En 1988, Provine escribió un artículo para la revista en inglés The Scientist, titulado: “Científicos, ¡Enfrentémoslo! La Ciencia y la Religión Son Incompatibles” (2[16]:10). Aunque la ciencia verdadera y el cristianismo viven en armonía perfecta, Provine estuvo en lo cierto al hacer referencia a la “ciencia” evolucionista y sus implicaciones: la ciencia evolucionista y la religión son incompatibles. Según Provine, [n]o existen principios intencionales en la naturaleza. La evolución orgánica ha sucedido por medio de varias combinaciones genéticas al azar, la selección natural, la herencia mendeliana y muchos otros mecanismos carentes de propósito. Los humanos son máquinas orgánicas complejas que mueren completamente sin tener un alma o psique que sobreviva. Frecuentemente los humanos y otros animales hacen elecciones, pero la interacción de la herencia y el ambiente las determinan, no el libre albedrío. No existen leyes morales o éticas inherentes; tampoco hay principios soberanos absolutos para la sociedad humana. Al universo no le importamos y no ten emos significado fundamental en la vida (1988, p. 10, énfasis añadido). Provine continuó su artículo acusando a los evolucionistas por no llevar su teoría a la conclusión lógica. Él supuso que ellos podían estar actuando debido al temor o las ilusiones, o tal vez debido a la deshonestidad intelectual. ¿Por qué? Porque ellos no admitían claramente lo que él admitía: Si la evolución es verdadera, entonces “no existen leyes morales o éticas inherentes”. El filósofo ateo Jean Paul Sartre resumió el ateísmo muy bien en una conferencia que dio en 1946, titulada “El Existencialismo Es Humanismo”. Sartre declaró: “Todo es permitido si realmente Dios no existe… [N]o se puede encontrar nada dentro o fuera de la persona en lo cual se pueda depender” (1989, énfasis añadido). Sartre reconoció que si Dios no existe, no existen “valores o mandamientos que puedan legitimar nuestro comportamiento. Por ende, no tenemos delante de nosotros un reino claro de valores, ningún medio de justificación o excusa” (1989). Aunque puedan ser pocos, los ateos como Provine, Sartre y otros rechazan caminar por el sendero de la contradicción. Es decir, en vez de negar la premisa, “Si Dios no existe, entonces los valores objetivos no existen”, lo admiten: “Todo es permitido si realmente Dios no existe” (Sartre, 1989). Sin embargo, si los ateos no admiten que existe la moralidad objetiva, entonces están forzados a admitir que, por ejemplo, los nazis no hicieron nada que fuera inherentemente malo cuando abusaron de los judíos, les torturaron y experimentaron con ellos “como animales” (cf. Marchant, 2008). Usando la expresión de Provine, ellos simplemente fueron mecanismos orgánicos complejos sin propósito que escogieron seguir las órdenes del líder. O aplicando el razonamiento de Dawkins, ¿cómo pudo Hitler haber sido culpable de hacer algo malo si simplemente estaba tratando de perpetuar la supervivencia del mejor ADN posible? “Siempre y cuando se transmita el ADN, no importa quién o qué salga herido en el proceso” (Dawkins, 273[5]:85). ¿No deberíam os simplemente responder con “indiferencia despiadada” ya que el ateísmo implica que no existe el bien o el mal objetivo (p. 85)? ¿Qué acerca de la condenación general de la violación como un mal moral objetivo? ¿Es realmente una acción inherentemente mala? Aunque al evolucionista Randy Thornhill, coautor del libro, Una Historia Natural de la Violación, le “gustaría ver que se erradicara la violación de la vida humana” (Thornhill y Palmer, 2000, p. xi), declaró en un discurso en 2001 en Vancouver que la violación realmente es “evolutiva, biológica y natural… Nuestros antepasados machos llegaron a ser antepasados en parte porque recurrieron a la violación condicionalmente” (2001). Según Thornhill y Palmer, “La teoría evolucionista se aplica a la violación, como también a otras áreas de la vida humana, según fundamentos lógicos y evidentes. No hay razón científica legítima para no aplicar la hipótesis evolucionista o fundamental a la violación… La violación humana surge de la maquinaria evolucionada del hombre con el fin de obtener un número mayor de parejas en un ambiente donde las hembras escogen a los machos” (2000, pp. 55,190). Si Dios no existe, y si el hombre evolucionó de formas vivas inferiores, en parte porque sus antepasados “recurrieron a la violación condicionalmente”, entonces no se puede llamar mal moral a la violación. De hecho, eso es lo que el ateo Dan Barker ha admitido. En su debate de 2005 con Peter Payne sobre ¿Requiere la Ética a Dios?, Barker declaró: “Todas las acciones son situacionales. No existe una acción que sea correcta o incorrecta. Puedo pensar en una excepción en cada caso” (énfasis añadido). Cuatro años después, Kyle Butt preguntó a Barker en su debate sobre la existencia de Dios: “¿En qué situación la violación sería aceptable?” (2009, p. 33). Aunque Barker trató de dar una respuesta tan agradable como fuera posible, finalmente admitió que se permitiría la violación si, por ejemplo, esto significaba salvar a la humanidad de
cierta destrucción (pp. 33-34). [NOTA: Es interesante notar la manera en que Barker puede decir lógicamente que ninguna acción es correcta o incorrecta, pero luego declarar que la ética situacional es correcta. Tal declaración es auto contradictoria. “Nada es correcto. ¿Pero la ética situacional lo es?”. Además, ¿según qué fundamento Barker piensa que es “correcto” salvar a la humanidad? Su respuesta completa realmente contradice su posición que ya es completamente contradictoria]. Barker continuó admitiendo (e incluso bromeando de manera perturbadora) que sería aceptable violar dos, 2,000 o incluso un millón de mujeres si, por decir, esto daría como resultado la salvación de 6,000 millones de personas de algunos supuestos extraterrestres que deseen invadir la Tierra (p. 34). [NOTA: La invasión extraterrestre realmente no es tan imaginaria en el mundo ateo. Después de todo, si supuestamente la vida evolucionó en la Tierra, según los evolucionistas ateos, tuvo que haber evolucionado en alguna forma u otra en algún planeta distante en el Universo]. No pase por alto el punto principal: Dan Barker admitió que la violación sería aceptable en algunas circunstancias dadas. Una pregunta obvia es: ¿Quién decide que la circunstancia garantiza la violación de mujeres inocentes? ¿Quién es Barker para decir que sería equivocado que un hombre violara a una mujer por venganza si es que, por ejemplo, ella golpeó su auto nuevo? ¿O quién es Barker para decir que sería equivocado violar a una mujer que roba $1,000 de un hombre, etc.? Lo cierto es que una vez que Barker (o cualquier ateo) admita que (1) Dios no existe y (2) que por ende, “[n]o existe ninguna ley moral o ética inherente” (Provine, 1988, 2[16]:10; una deducción lógica si Dios no existe), entonces no se puede criticar a nadie por nada. Como Sartre lo declaró, “todo es permi tido si realmente Dios no existe” (1989). Si Dios no existe, no se puede condenar como males objetivos a la violación, el acoso de niños, el homicidio en serie, la pedofilia, el bestialismo, etc. ¿Qué pasa cuando los ateos evolucionistas siguen su filosofía atea a su conclusión lógica, al menos teóricamente? Revelan la naturaleza verdadera y atroz del ateísmo. Por ejemplo, considere los comentarios del ecólogo evolucionista Eric Pianka en 2006 en Beaumont, Texas donde se le reconoció como el Científico Distinguido del Año de Texas. Según Forrest M. Mims, Presidente de la Sección de Ciencia Ambiental de la Academia de Ciencias de Texas, Pianka condenó “la idea de que la humanidad ocupe una posición privilegiada en el Universo”, y “enfatizó su punto al declara r que ‘¡No somos mejores que la bacteria!’” (Mims, 2006). Pianka continuó su comentario al expresar su preocupación que la superpoblación humana está arruinando la Tierra” (Mims). Según Mims, [e]l profesor Pianka dijo que la Tierra no sobrevivirá sin medidas drásticas. Luego, y sin presentar ninguna información para justificar esta cifra, declaró que la única solución viable para salvar la Tierra es reducir la población al 10% del número actual… Su candidato favorito para eliminar al 90% de la población mundial es el Ébola transportado por medio aéreo (Ebola Reston), ya que es altamente letal y mata en días, en vez de años (2006; para más información, vea Butt, 2008, 28[7]:51-52). Aunque la mayoría de la gente (al menos, el 90%) pensaría que la sugerencia de Pianka es desagradable, si el ateísmo es verdadero y la humanidad realmente “evolucionó de las bacterias” (Earth Science, 1989, p. 356), no hubiera nada inherentemente malo in intentar matar a miles de millones de personas, especialmente si él lo estuviera haciendo por una razón “buena” (i.e., salvar al único planeta en el Universo en el cual sabemos con seguridad que existe vida). [NOTA: Otra vez, tal razón que se considera “buena” solamente puede existir si Dios existe].
CONCLUSIÓN El argumento moral para la existencia de Dios expone al ateísmo como la filosofía auto-contradictoria y atroz que realmente es. Los ateos deben rechazar la veracidad de la primera premisa del argumento moral (“Si Dios no existe, entonces no existen los valores morales objetivos”) y aceptar ilógicamente la idea insostenible que la moralidad objetiva de alguna manera surgió de las rocas y los reptiles, o (2) deben rechazar la segunda premisa del argumento (“Existe los valores morales objetivos”) y aceptar la idea demente y completamente repulsiva que el genocidio, la violación, el homicidio, el hurto, el acoso de niños, etc. no pueden ser condenados como “mal” objetivo. Según el ateísmo, las personas que cometen tales acciones simplemente están haciendo lo que su ADN les guía a hac er. Simplemente están actuando según sus impulsos e instintos crudos que supuestamente evolucionaron de sus antepasados animales. Además, si el ateísmo es verdadero, no se pudiera castigar lógicamente a las personas por tales acciones inmorales, ya que “no existen leyes morales o éticas inherentes” (Provine, 1988, p. 10). Para aquellos que rechazan a Dios en sus conciencias (Romanos 1:28), la vida estará constantemente llena de las mentiras contradictorias, ilógicas e inhumanas de la evolucionista ateísta. Ciertamente, “[d]ice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmos 14:1a). Cuando los ateos siguen su filosofía impía hasta su conclusión lógica, revelan el rostro real del ateísmo como lo que realmente es: una filosofía corrupta y abominable en que nadie hace lo bueno (Salmos 14:1b). Por otra parte, cuando los teístas siguen la evidencia hasta el Creador (cf. Salmos 19:1 -4), descubren al Dios que es benévolo (Salmos 100:5; Marcos 10:18) y que demanda que Sus seguidores obedientes hagan “bien a todos” (Gálatas 6:10). Referencias Barker, Dan y Peter Payne (2005), ¿Requiere la Ética a Dios? [Does Ethics Require God?], http://www.ffrf.org/about/bybarker/ethics_debate.php.
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EL DILEMA DE EUTIFRÓN por Dave Miller P: “¿Qué quieren decir los ateos cuando hablan del ‘Dilema de Eutifrón’ como medio para desacreditar el teísmo?”.
R: El llamado Dilema de Eutifrón tiene su origen en el diálogo de Platón, Eutifrón, en que Sócrates y Eutifrón hablan de la naturaleza de la piedad. “¿Aman los dioses al piadoso porque es piadoso, o es piadoso porque los dioses le aman?” (2008). Con el tiempo, los filósofos han presentado este dilema en una forma modificada. El ateo y filósofo renombrado mundialmente, Antony G.N. Flew, expresó el argumento de la siguiente manera: “¿Son las cosas que son buenas buenas porque Dios aprueba tales cosas, o aprueba Dios tales cosas que son buenas porque son buenas?” (Warren y Flew, 1977, p. 26). Por medio de esta declaración peliaguda, el ateo espera descartar la noción de Dios al colocar al teísta en un dilema irrefutable.
Por una parte, si una acción fuera correcta simplemente porque Dios la aprueba, entonces la moralidad sería el producto de la voluntad arbitraria de Dios, lo cual Él pudiera alterar fácilmente. En vez de decir que la mentira y el homicidio son cosas malas, Él pudiera simplemente haber dicho que son cosas buenas—y por ende la intención divina haría correctas a tales acciones. Por otra parte, si Dios aprobara una acción ya que es inherentemente buena, entonces existiría un estándar objetivo externo a Dios que Él simplemente reconoce. Por tanto, tal ley estuviera por encima de Dios y fuera superior a Dios. Por medio del Dilema de Eutifrón, los ateos piensan que pueden demostrar que lo bueno está por encima o por debajo de Dios, y que por ende prueba que Dios no es Dios (vea la Figura 1).
Pero al usar este dilema, no se considera la naturaleza, el ser y el carácter del Dios perfecto de la Biblia que es eterno e infinito en todos Sus atributos. La bondad, como todos los otros atributos de Dios, fluyen de Su mismo ser como el Bien Fundamental (vea la Figura 2). El bien no está por encima o por debajo de Dios (cf. Marcos 10:18; 1 Juan 4:8; Salmos 33:5). Los atributos y la voluntad de Dios son inseparables. Las alternativas que los ateos proponen no son realmente un dilema para el teísta. Referencias Platón (2008), Eutifrón [Euthyphro], trad. Benjamin Jowett, http://www.gutenberg.org/files/ 1642/1642-h/1642-h.htm. Warren, Thomas y Antony Flew (1977), El Debate Warren-Flew sobre la Existencia de Dios [The Warren-Flew Debate on the Existence of God] (Ramer, TN: National Christian Press). [Título original en inglés, “Euthyphro Dilemma”, en Reason & Revelation Resources, 31[9]:89. Traducción editada por Moisés Pinedo].
¿POR QUÉ CREÓ DIOS GENTE SABIENDO QUE MUCHOS IRÁN AL INFIERNO? por Kyle Butt [NOTA DEL AUTOR: La última parte de esta pregunta, que tiene que ver con el infierno, es una idea que los escépticos usan frecuentemente para provocar duda en cuanto a la veracidad de la Biblia y el Dios que se describe en sus páginas. Abordaremos esta pregunta en dos secciones distintas. Primero, veremos lo que la Biblia dice en cuanto al propósito general de la creación de los seres humanos. Luego procederemos a mostrar que el concepto del infierno, y el conocimiento anticipado de Dios en cuanto a los que escogerán ir allá, no atenta racionalmente o moralmente contra el Dios de la Biblia]. Si existe un Dios todopoderoso que lo sabe todo (y realmente existe), entonces esperaríamos, en muchos casos, que desconociéramos las motivaciones de Sus acciones. Ya que hubiera muchas cosas que Él supiera y nosotros no, sería prácticamente imposible entender Sus razones para ciertas acciones al menos que Él decidiera explicárnoslas. Dios dijo a través del profeta Isaías: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos… Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (55:8-9). En cierto sentido pudiéramos comparar la relación de Dios con los seres humanos al conocimiento que un niño de cinco años tuviera de algunas de las acciones de sus padres. Suponga que un niño viera que su madre tomara una chequera rectangular, escribiera algo en un cheque, pusiera el cheque en un sobre, pusiera una estampilla en el sobre y lo llevara al correo. El niño pudiera preguntar, “Mamá, ¿por qué hiciste eso?”. La madre pudiera responder, “Para que podamos seguir conduciendo nuestro auto sin que el banco nos lo quite”. ¿Cómo pudiera el niño conectar lógicamente un pedazo de papel con un auto? Sin saber los detalles de cómo un cheque representa dinero, el proceso en que se adquirió el auto y la manera en que el banco concede préstamos, etc., el niño no pudiera entender el significado del cheque. De una manera similar, hay algunas cosas que Dios ha hecho que los seres humanos no podemos entender completamente por la razón sencilla que Dios no nos ha dicho por qué. O tal vez, nos ha dicho el por qué, pero Su respuesta no provee todos los detalles que nuestra curiosidad humana desea. Moisés presentó muy bien esta idea cuando escribió: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 29:29). Dios revela algunas cosas, pero no revela otras. Cuando abordamos la pregunta en cuanto a la razón de la creación de los seres humanos, estamos lidiando con una pregunta para la cual Dios no ha provisto una respuesta extensa. La respuesta sencilla en la Biblia es que Dios creó a los seres humanos, como también al resto de la creación, por Su voluntad y para Su gloria.
POR SU VOLUNTAD Apocalipsis 4:11 declara: “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntadexisten y fueron creadas” (énfasis añadido). El mensaje de este versículo es que Dios escogió crearnos voluntariamente, sin ser coaccionado por alguna fuerza externa o debido al deseo de satisfacer algún tipo de deficiencia. Salmos 115:3 dice: “Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho”. La re spuesta sencilla, aunque carente de información abundante, es que Dios quiso crear a los seres humanos, así que lo hizo. En este punto se debe enfatizar que Su deseo de crear seres humanos no fue porque les necesitaba por alguna razón. Especialmente en las religiones antiguas, algunos han sugerido que Dios se sentía solo o que tenía alguna deficiencia y necesitaba a los seres humanos para hacerle compañía o brindarle ayuda. Esta sugerencia no tiene razón de ser. En Hechos 17:24-25, el apóstol Pablo señaló claramente: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas” (énfasis añadido). Salmos 50:10-12 también indica el hecho que Dios no necesita de seres humanos para “ayudarle”; en estos versos se cita las mismas palabras de Dios: “Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de anima les en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece. Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud”. Este pasaje no está sugiriendo que Dios realmente tiene hambre . Al contrario, implica que nunca necesita algo de Su creación. Dios tampoco se vio “forzado” a crear seres humanos ya que se sentía solo. Ya que es un Ser auto -suficiente, no hay nada que Dios necesite en más proporción. La comunión eterna de Dios consigo mismo (en las personas del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo) siempre ha provisto toda la comunión que Dios necesita para ser completo. Podemos ver claramente esta comunión de las Tres Personas de la Deidad en Génesis 1:26: “Entonces dijo Dios: Hagamos a l hombre
a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Jesús repitió esta idea en cuanto a la comunión eterna de Dios cuando oró al Padre: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese” (Juan 17:5, énfasis añadido). El acto voluntario de Dios de crear seres humanos no tuvo nada que ver con alguna necesidad o falta de compañía. Como Stanley Grenz concluyó correctamente, “[p]or ende, la creación divina del universo fue un hecho voluntario, un hecho no producido por la necesidad. Dios no fue forzado a crear el universo” (1994, p. 99). El hecho que Dios no necesitó (y no necesite) a los humanos para suplir algo que le faltaba, no implica que los humanos no sean importantes para Dios. Una vez que Él escogió según Su voluntad crear seres humanos, les concedió importancia al formarles a Su propia imagen y semejanza (Génesis 1:26-27). Como el teólogo Wayne Grudem comentó, [a]lguien puede preguntarse, si es que Dios no nos necesita, entonces, ¿por qué somos importantes en absoluto? ¿Hay algún significado para nuestra existencia o para la existencia del resto de la creación? Al responder, se debe decir que realmente somos muy importantes porque Dios nos ha creado y ha determinado que seríamos importantes para él. Esa es la definición final de la importancia genuina (1994, p. 162, itálicas en original). Dios escogió crearnos por Su voluntad propia. Cuando lo hizo, nos dotó de significado e importancia al crearnos a Su imagen.
PARA SU GLORIA La Biblia dice que Dios creó a los seres humanos “para Su gloria”. El Dios de la Biblia declaró: “…todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice” (Isaías 43:7, énfasis añadido). Debemos admitir en este punto que la frase “para gloria mía” está sujeta a mucha especulación. ¿Qué quiere decir la Biblia cuando declara que los seres humanos (y toda la creación) llegaron a existir para la gloria de Dios? ¿Significa eso que Su creación le alabará y dará gloria? ¿Significa que la misma existencia humana da gloria a Dios como una manifestación de Su poder e ingenio? ¿Significa que nuestra adoración continua a Dios, a pesar de la existencia del sufrimiento y los problemas en este mundo, vindica a Dios y le glorifica en oposición a las especulaciones de Satanás, como se ilustra en el libro de Job? Los seres humanos nunca podrán entender completamente todo lo que se implica en esta idea. Solamente podemos decir que los seres humanos estamos aquí “para Su gloria”. Algunos han sugerido que si el Dios de la Biblia hizo a los seres humanos simplemente “para Su gloria”, entonces esto implica que Dios es un dictador egoísta que solamente quería más “súbditos” que se postraran a Sus pies y declararan cuán grande es. Esta sugerencia pasa por alto los aspectos importantes de la frase “para Su gloria”. Los seres humanos no solamente están diseñados para dar gloria a Dios, sino también para disfrutar la gloria de Dios y encontrar su satisfacción en ella. Como Jack Cottrell declaró, “[a]quí yace el propósito de la existencia humana; i.e., recibir la bondad de Dios y darle gloria” (2002, p. 109). Dios creó a los seres hum anos para tener una vida dichosa recibiendo Su gloria y respondiendo a la vez al regalo de Su gloria. Este es un círculo armonioso de reacción mutua en el cual los humanos reciben la gloria de Dios, responden en obediencia y alabanza, y encuentran satisfac ción y plenitud al recibir la gloria de Dios como también debido a su respuesta adecuada. Entonces, podemos decir que Dios creó a los seres humanos para tener vidas dichosas en una relación mutua de dar y recibir. Si se entiende esta situación, entonces se podrá ver la necedad de acusar a Dios de egoísmo.
…SABIENDO QUE LA MAYORÍA DE GENTE IRÁ AL INFIERNO Una vez que se establece el hecho que Dios creó a los seres humanos para Su voluntad, tener vidas completamente dichosas y recibir y responder a Su gloria, el escéptico todavía estará dispuesto a señalar que mucha gente no es dichosa. De hecho, mucha gente es infeliz. El escéptico declarará no solamente eso, sino que según la Biblia, la mayoría de personas está dirigiéndose al castigo del infierno eterno. Entonces, preguntará: “¿Cómo es posible que un Dios amoroso creara a los humanos sabiendo que la mayoría de ellos irá al infierno? El ateo David Mills escribió: Si concluimos que Dios crearía el Infierno para impedir el comportamiento humano que no le gusta—sabiendo de antemano que, como resultado, la mayoría de la humanidad sufriría la tortura eterna—entonces también estaremos forzados a calificar a ese dios como malvado y sádico, ya que al mismo tiempo Él habrá torturado inhumanamente a personas con el fin de lograr Sus metas (2006, p. 180). El escéptico Vistonas Wu escribió ideas similares en la Web en un artículo titulado “El Descrédito de los Argumentos de los Fundamentalistas y Evangelistas Cristianos”: “Si fueras Dios, y fueras omnipotente y pudieras ver a través del tiempo, ¿crearías un mundo en el cual supieras de antemano que la mayoría de gente terminaría en un infierno eterno?” (2009). La respuesta que el escéptico implica es “No”. Pero el problema con este razonamiento es que los humanos no saben todo, y por esta razón no están en la posición de Dios. De hecho, a la luz del conocimiento limitado de la humanidad, fácilmente pudiera ser el caso que la información que no tuviéramos en el presente fuera la misma información que guiaría a un Ser que sabe todo a crear el mundo de la manera que lo es. En realidad, en un sentido legítimo, nunca se
puede comenzar una pregunta con, “Si fueras Dios…”, y ciertamente no se puede usar la pregunta como “evidencia” en contra del carácter de Dios. Si una persona realmente pudiera ser Dios, entonces su proceso de pensamiento sería muy diferente de lo que es ahora, y por ende no hay manera de que alguien pudiera decir lo que haría o no. Se debe señalar en este contexto que Dios creó a los seres humanos a Su imagen, otorgándoles la habilidad de discernir lo bueno y lo malo, y las ideas que son racionales o no. No se está afirmando que la elección divina de crear a la gente es irracional para los humanos, sino que es racional para Dios. Simplemente estamos diciendo q ue la omnisciencia de Dios le capacita a saber todos los detalles que se necesitan saber para tomar una decisión perfectamente racional.
ANÁLISIS DE LAS ACUSACIONES DE LOS ESCÉPTICOS La acusación del escéptico contra la creación divina de los humanos no pasa el examen profundo. Primero, el escéptico incluye rápidamente la idea que la “mayoría” de personas irá al infierno. Él incluye esta palabra ya que si más personas van al cielo que al infierno, se pudiera argumentar fácilmente (usando la moralidad humanística del mismo escéptico) que el mundo presente está arreglado para el beneficio de la mayoría. Ya que la moralidad humanística declara que una acción es moral siempre y cuando produzca el bien mayor para la mayoría de personas (Butt, 2010, pp. 33 -36), entonces, según su propio estándar, el escéptico no pudiera criticar a un Dios que salvara a la “mayoría” de gente en el cielo y escogiera que la minoría fuera al infierno. ¿Podemos estar seguros que la “mayoría” de gente irá al infierno? No, y esta es la ra zón. Se puede citar muchos versículos que indican que la mayoría de personas escogen ir al infierno. El pasaje más común es Mateo 7:13 -14, que declara: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdició n, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”. Según este pasaje, muchos escogen el camino de perdición, y solamente pocos escogen el camino de la vida. Sin embargo, lo que se implica en estos versículos es la idea que las personas a quienes se hace referencia son aquellas que tienen la capacidad de escoger. A los que no se está considerando son aquellos que no han llegado a una edad o capacidad mental de escoger—bebés no nacidos, bebés y niños. Si se puede mostrar que los niños van al cielo (y se puede, vea Butt, 2006), y si se puede mostrar que hay al menos una posibilidad que más niños hayan muerto en una condición salva que los adultos que hayan muerto en condición perdida, entonces podemos descartar la idea que la “mayoría” de gente irá al infierno. Si consideramos que mundialmente hay un promedio de 42 millones de abortos cada año (Johnston, 2010), y si entendemos que frecuentemente los niños son los primeros en morir en periodos de hambre y enfermedad, estaremos forzados a concluir que al menos es posible que más humanos hayan muerto en un estado de salvación que en un estado de perdición eterna. [NOTA: En este punto de la discusión, el escéptico frecuenteme nte cambiará el tema y demandará que Dios no puede ser amoroso y permitir que esos niños mueran. Esta acusación es falsa y ha sido completamente refutada, vea Butt, 2009]. El escéptico no puede saber si la “mayoría” de gente irá al infierno, y por ende, según la moralidad humanística que se basa en la mayoría, no puede acusar a Dios de maldad. Pero en realidad, el concepto de la “mayoría” no tiene mucha relevancia para justificar las acciones de Dios, ya que todavía se puede justificar la moralidad de Dios si la mayoría de gente se pierde y pocos se salvan.
DIOS QUIERE QUE TODA LA GENTE ESCOJA SER SALVA La Biblia revela claramente que Dios permite que todos los seres humanos responsables escojan su destino final. Moisés escribió: “Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida” (Deuteronomio 30:19). El enunciado de Jesús en Mateo 7:13 -14 en cuanto al camino estrecho y al camino ancho implica la idea que Su audiencia tenía la capacidad de “entrar” por la puerta que escogiera o escoger el camino que quisiera. Josué entendió esta idea de elección, y declaró a los israelitas: “Y si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién habéis de servir” (Josué 24:15). A la comunidad escéptica le gusta presentar un cuadro de un dios tirano que arroja arbitrariamente a la gente a la destrucción eterna basado nada más que en el capricho. Esto no es cierto; cada persona que irá al infierno habrá tomado esa decisión conscientemente. El ateo Dan Barker señaló claramente: “De una manera personal, si el cielo y el infierno bíblico existen, yo escogería el infierno” (2008, p. 170). C.S. Lewis señaló perspicazmente: “Solamente habrá dos clases de personas al final: aquellos que dicen a Dios, ‘Que se haga tu voluntad’, y aquellos a quienes Dios dice al final, ‘Que se haga tu voluntad’. Todos los que están en el infierno, lo escogen” (1946, p. 72, itálicas en original). Timothy Keller añadió: “Todo lo que Dios hará al final con las personas es darles lo que más querían, incluyendo la libertad de Él. ¿Qué pudiera ser más justo que eso?” (2008, p. 79). Dios permite que la gente escoja su destino final, y quiere que toda la gente escoja ser salva. Primera a Timoteo 2:4 di ce que Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”. Segunda de Pedro 3:9 dice que el Señor no quiere “que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. No solamente no quiere que la gente escoja el infierno, sino también envió a Su Hijo como un sacrificio por el pecado para disuadir a la gente a no escoger el infierno sino optar por el cielo. De hecho, el libro de Hebreos explica que aquellos que escogen el camino de
destrucción pisotean al Hijo de Dios en su camino (Hebreos 10:29). El concepto del infierno no descarta el amor o la justicia de Dios (Butt, 2010, pp. 17-24). [NOTA: Entiendo que el escéptico no acepta estos versículos como inspirados y no acepta la historia del sacrificio expiatorio de Jesús. Sin embargo, si el escéptico argumenta que la Biblia representa a Dios como inmoral, él debe permitir que la Biblia responda. Simplemente estoy declarando que la Biblia presenta un argumento convincente y lógico que muestra que la acusación del escéptico es errónea. Si Dios realmente permite que la gente escoja, y si envió a Su Hijo a demostrar Su amor y persuadir a la gente para escoger el camino correcto, entonces no se le puede acusar de inmoralidad].
DIOS NO HACE ACEPCIÓN DE PERSONAS Otro concepto clave para entender la relación de Dios con la humanidad es Su imparcialidad. El apóstol Pedro señaló correctamente: “En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia” (Hechos 10:34-35). Este versículo testifica del hecho que la Biblia presenta a Dios como un Ser perfectamente imparcial y justo que da a cada persona una igual oportunidad de responder a la verdad. Pero debemos entender que no estamos sugiriendo que todas las personas tienen el mismo número de oportunidades para oír el Evangelio, que nacen en situaciones socioeconómicas idénticas, etc. Lo que se quiere decir es que Dios juzga justamente a cada persona basado en las oportunidades que tal persona ha recibido. Como Jesús dijo, “porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” (Lucas 12:48). En todos los ejemplos bíblicos en que la gente respondió adecuadamente a la verdad, Dios proveyó a tales personas la información suficiente para ser salva (cf. Hechos 8:26-38; Hechos 10). Por tanto, Dios considera cada aspecto de la composición inherente y el ambiente externo de una persona al juzgar imparcialmente el comportamiento de esa persona.
SÍ, PERO DIOS SABÍA QUE ALGUNOS ESCOGERÍAN EL INFIERNO… Una vez que el escéptico se dé cuenta que no puede concluir racionalmente que Dios es injusto por permitir que todas las personas escojan su propio destino, insistirá que el simple hecho que Dios supiera que algun as personas escogerían el infierno debería haber evitado que creara a tales personas. Una respuesta adecuada para tal acusación simplemente es, “¿Quién dice que debe ser así?”. ¿Hay algo en la acusación del escéptico que muestre algún tipo de justicia mora l inherente? No hay nada. Y aunque “¿Quién dice?” es una respuesta adecuada, no es la única con la cual el teísta dispone. Aunque es verdad que Dios pudo haber creado solamente a aquellos humanos que sabía que escogerían el cielo, ¿llamaría “justo” a eso el escéptico? ¿Sería justo que Dios no creara a una persona, y por ende le privara de las mismas oportunidades como a otras personas, simplemente porque Dios supiera que esa persona escogería el infierno? Tal curso de acción realmente sería “injusto” y pusiera a Dios en el dilema moral de mostrar parcialidad. En realidad, la única manera de que Dios pudiera ser justo para todas Sus criaturas humanas sería permitir que cada una tuviera las mismas oportunidades para escoger su propio destino final. El escéptico luego argumentará que hubiera sido mejor que Dios no creara seres humanos en absoluto. Pero otra vez, la respuesta a tal pregunta es, “¿Quién dice?”. ¿Quién es el escéptico para decir que un mundo sin seres humanos es mejor que un mundo en el cual se da a todos los humanos la misma oportunidad para responder al amor de Dios, con muchos millones que responden obedientemente y que reciben vida eterna? ¿Sobre qué fundamento el escéptico se basa para decir que su mundo sería mejor que el que tenemos? Él no puede apelar a ninguna autoridad mayor que su propia opinión personal. Básicamente, él está diciendo nada más que: “Yo opino que hubiera sido mejor si los humanos no hubieran sido creados ya que algunos escogerán el infierno”. La respuesta a tal opinión es simplemente que Dios, Quien sabe todo y es completamente imparcial y perfectamente moral y amoroso, entiende al menos algo en cuanto al Universo que el escéptico no sabe (o rechaza saber) y que justifica que la situación sea como lo es.
CONCLUSIÓN No hay manera posible que nuestras mentes finitas entiendan todas las razones detrás de la creación divina de los humanos. Hay suficiente información en cuanto a Dios y los humanos como para concluir adecuadamente que Dios no es inmoral por haber creado a los seres humanos. Podemos saber que los humanos fueron creados por un acto de la voluntad de Dios para recibir y responder a Su gloria. El escéptico no puede sostener su acusación vacía que sugiere que Dios es inmoral por crear a los humanos sabiendo que algunos escogerán el infierno. Dios ha dado a cada persona responsable una igual oportunidad de escoger el cielo. No existe fundamento por el cual el escéptico pueda proponer que un mundo sin humanos sería mejor que uno en el cual los humanos escogen vida eterna y otros escogen destrucción eterna. De hecho, los atributos de Dios—Su omnisciencia, imparcialidad y amor—proveen el fundamento para concluir que Él solamente tiene la capacidad de determinar qué mundo sería mejor. Si se la entiende adecuadamente, se puede
ver que la Biblia presenta una descripción completamente consistente de la perfección moral de Dios en cuanto a Su elección de crear a los seres humanos. Referencias Barker, Dan (2008), Sin dios [godless] (Berkeley, CA: Ulysses Press). Butt, Kyle (2006), “¿Van los Bebés al Infierno Cuando Mueren?”, Apologetics Press, http://espanol.apologeticspress.org/espanol/articulos/2900. Butt, Kyle (2009), “¿Es Dios Inmoral por Matar a Bebés?” [“Is God Immoral for Killing Babies?”], Apologetics Press, http://www.apologeticspress.org/APContent.aspx?category=11&article=260. Butt, Kyle (2010), Una Guía Cristiana para Refutar al Ateísmo Moderno [A Christian’s Guide to Refuting Modern Atheism] (Montgomery, AL: Apologetics Press). Cottrell, Jack (2002), La Fe Una Vez Dada [The Faith Once for All] (Joplin, MO: College Press). Grenz, Stanley (1994), Teología para la Comunidad de Dios [Theology for the Community of God] (Grand Rapids, MI: Eerdmans). Grudem, Wayne (1994), Teología Sistemática: Una Introducción a la Doctrina Bíblica [Systematic Theology: An Introduction to Biblical Doctrine] (Grand Rapids, MI: Zondervan). Johnston, W. Robert (2010), “Resumen de Abortos Registrados Mundialmente, Hasta el 10 de Abril de 2010” [“Summary of Registered Abortions Worldwide, Through April 10, 2010”], Johnston’s Archive, http://www.johnstonsarchive.net/policy/abortion/wrjp3310.html. Keller, Timothy (2008), La Razón para Dios: La Fe en un Tiempo de Escepticismo [The Reason for God: Belief in an Age of Skepticism] (Nueva York: Dutton). Lewis, C.S. (1946), El Gran Divorcio [The Great Divorce] (Nueva York: Touchstone). Mills, David (2006), Universo Ateo: La Respuesta de la Persona Inteligente para el Fundamentalismo Cristiano [Atheist Universe: The Thinking Person’s Answer to Christian Fundamentalism] (Berkeley, CA: Ulysses Press). Wu, Vistonas (2009), “El Descrédito de los Argumentos de los Fundamentalistas y Evangelistas Cristianos” [“Debunking the Arguments of Christian Fundamentalists and Evangelists”], SCEPCOP, http://www.debunkingskeptics.com/Debunking_Christians/Contents.htm. [Título original en inglés, “Why Did God Create People Knowing that Many Would Go to Hell?”, en Reason & Revelation, 32[3]:26-33. Traducción editada por Moisés Pinedo].
¿DEPENDE LA EXISTENCIA DE DIOS EN EL CONSENSO HUMANO? por Kyle Butt A los tres minutos y 45 segundos de la introducción de Dan Barker en nuestro debate del Día de Darwin el 12 de febrero de 2009, él presentó un argumento que frecuentemente ha usado en otros debates y escritos. En su lista de argumentos de “probabilidad”, incluyó los siguientes enunciados como su quinto argumento contra la existencia de Dios: “No existe acuerdo entre los creyentes en cuanto a la naturaleza o los principios morales de este Dios del cual hablan. Todos difieren entre sí” (Butt y Barker, 2009). Según Barker, ya que los que profesan ser cristianos tienen perspectivas diferentes en cuanto a temas como el aborto, el divorcio y la pena de muerte, entonces, “con toda probabilidad”, el Dios que escribió la Biblia no existe, y la Biblia no puede ser una guía suficiente para la moral idad humana. ¿Está Barker en lo cierto en cuanto a su declaración que el desacuerdo entre los creyentes nulifica la existencia de Dios? ¡Absolutamente no! Él está equivocado por muchas razones que llegan a ser obvias después de considerar brevemente su argumento. Primero, pudiéramos decir que si usáramos el argumento de Barker contra el ateísmo, éste se auto refutaría, ya que él admite que los ateos no están de acuerdo en temas morales. En su libro Sin dios, Barker declaró: “La mayoría de ateos piensa que aunque no son cosas objetivas por sí mismas, se puede justificar los valores al hacer referencia al mundo real... Aunque la mayoría de ateos acepta la importancia de la moralidad, no se admite que la moralidad exista en el Universo” (2008, pp. 213-214, énfasis añadido). Note que Barker calificó su enunciado con el término “la mayoría”, implicando que algunos ateos no consideran la moralidad como él lo hace. En su discusión en cuanto al libre albedrío, Barker escribió: “A propósito, esto contribuye a mi posic ión compatible sobre el libre albedrío. (Esto no quiere decir que todos los ateos estén de acuerdo conmigo ). Soy un determinista, lo cual significa que no pienso que exista libre albedrío completamente libre... Reconozco que mi definición de libre albedrío está sujeta a debate” (2008, p. 128, énfasis añadido). Si el enunciado de Barker en cuanto al desacuerdo de los creyentes es verdadero, de la misma manera, se podría usar tal argumento contra el ateísmo para decir que ya que no existe acuerdo entre ateos sobre temas morales, entonces “con toda probabilidad” el ateísmo es falso.
Desde luego, Barker no quiere extender su criterio de “verdad” al ateísmo. Su argumento es completamente falso. Si dos personas o más están en desacuerdo en cuanto a la existencia del Holocausto, pero los dos profesan ser historiadores honestos, ¿probaría su desacuerdo que nunca existió el Holocausto? Si dos personas, quienes declaran ser geógrafos honestos, no estuvieran de acuerdo en que el continente americano exista, ¿negaría esto su existencia? O si dos personas o más no estuvieran de acuerdo en la existencia de Dan Barker, ¿se pudiera negar su existencia según tal desacuerdo? Absolutamente no. No se puede usar el acuerdo entre personas como evidencia de la verdad, o el desacuerdo como evidencia de la falsedad de alguna proposición. El colega ateo de Barker, Sam Harris, ha escrito elocuentemente en cuanto a esta verdad. Él está en desacuerdo con muchos ateos en cuanto a temas éticos. A pesar de su ateísmo, él sostiene que existe una definición objetiva de lo correcto e incorrecto. (A propósito, esta es una proposición imposible para el ateísmo). Él escribió: No debería preocuparnos el hecho que la gente de diferentes épocas y culturas no esté de acuerdo en cuanto a temas éticos. Esto no sugiere nada en absoluto acerca del estatus de la verdad moral . Imagine que esto fuera como consultar a los pensadores más brillantes de la antigüedad sobre preguntas de ciencia básica: pudiéramos preguntar “¿Qué es el fuego? Y ¿cómo se reproducen los sistemas vivos? Y ¿qué son las muchas luces que vemos en el cielo nocturno?”. Sin duda, atestiguaríamos una falta desconcertante de consenso en estos asuntos. Aunque no hubo falta de mentes brillantes en el mundo antiguo, ellos simplemente carecieron de las herramientas físicas y conceptuales para responder este tipo de preguntas. Su falta de consenso revelaría su ignorancia de ciertas verdades físicas, no el hecho que tales verdades no existieran (2004, p. 171, énfasis añadido). La ironía de la declaración de Harris es que manifiesta la falta de consenso de la comunidad atea en cuanto a temas éticos, lo cual desaprobaría al ateísmo según el razonamiento de Barker. Además, enfatiza la verdad evidente que el consenso entre seguidores de cualquier concepto o entidad no tiene la menor influencia en su existencia o la reclamación de la verdad. Harris además remarcó: “Se pudiera imaginar que todos pudieran estar de acuerdo y todavía estar equivocados en cuanto a la manera en que el mundo es. Es posible que una sola persona estuviera en lo cierto frente a una oposición unánime” (2004, pp. 181-182, énfasis añadido). Aunque es verdad que la falta de consenso en temas morales entre aquellos que profesan el cristianismo no niega en absoluto la existencia de Dios, es adecuado preguntar por qué existe tal desacuerdo. Otra vez, irónicamente Dan Barker ha respondido su propia pregunta en este caso. En su discurso, “Cómo Ser Moral Sin la Religión”, que dio en la Universidad de Minnesota el 19 de octubre de 2006, Barker declaró: “Una tendencia que todos tenemos es que investigamos nuestros documentos para tratar de encontrar sostenimiento para nuestros enfoques parciales en cuanto a lo que pensamos que la moralidad debería ser”. En una oración concisa, Barker explicó porque hay falta de consenso entre creyentes en cuanto a temas morales. No es porque Dios no exista. Tampoco es porque la Biblia sea completamente confusa o que no se la pueda entender. Tampoco es porque no exista verdad moral objetiva. Simplemente es porque los humanos leen el texto bíblico con enfoques parciales y tratan de forzar a la Biblia a decir lo que ellos “piensan” que debería decir. Referencias Barker, Dan (2006), “Cómo Ser Moral Sin la Religión” [“How to be Moral Without Religion”], FFRF, http://www.ffrf.org/about/bybarker/CASH1.mp3. Barker, Dan (2008), Sin dios [godless] (Berkeley, CA: Ulysses Press). Butt, Kyle y Dan Barker (2009), Debate Butt/Barker: ¿Existe el Dios de la Biblia? [Butt/Barker Debate: Does the God of the Bible Exist?] (Montgomery, AL: Apologetics Press). Harris, Sam (2004), El Fin de la Fe [The End of Faith] (Nueva York: W.W. Norton). [Título original en inglés, “‘Does God’s Existence Rest Upon Human Consensus?”, en www.apologeticspress.org/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
¿DESAPRUEBA EL SUFRIMIENTO HUMANO LA EXISTENCIA DE UN DIOS BENÉVOLO? por Wayne Jackson En el capítulo seis del libro de Jueces, se lee que los madianitas paganos invadieron a los hijos de Israel. Por siete años, el pueblo de Dios fue víctima de estos oponentes impíos. El cultivo de Israel fue destruido, su ganado fue confiscado , y su gente fue forzada a buscar refugio en guaridas y cuevas de montes distantes. Durante ese periodo de dificultad, el mensajero del Señor apareció a un hebreo llamado Gedeón y le declaró: “Jehová está contigo, varón esforzado y valiente” (Jueces 6:12). El israelita respondió: “Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto?” (6:13). Aquellos que languidecen bajo el sufrimiento del cual la humanidad ha llegado a ser heredera han repetido esta triste súplica durante siglos. “Si existe Dios, ¿por qué murió mi hijo en un accidente de
tránsito?”. “Si existe Dios, ¿por qué soy afligido con cáncer?”. “Si existe Dios, ¿por qué mi bebé nació con retardo mental?”. “Si existe Dios, ¿por qué mi esposa adquirió la enfermedad de Alzheimer?”. Estas y miles de preguntas similares captan el corazón humano y claman por alguna clase de respuesta.
EL PROBLEMA DECLARADO Para mucha gente, el mayor obstáculo para creer en Dios es el problema de la maldad y el sufrimiento. Ya que los hombres no pueden someter todo sufrimiento a un análisis significativo, muchas veces se llega a la suposición que no puede existir un Dios de amor como la Biblia indica. Ciertamente el problema no es nuevo. El filósofo griego Epicuro (342-270 a.C.) presentó este problema. Él argumentó de esta manera: Si Dios desea prevenir la maldad, pero no puede, entonces no es todopoderoso; si puede prevenir la maldad, pero no desea, entonces no es bueno; si tiene el poder y la voluntad de eliminar la maldad, entonces, ¿por qué existe la maldad en el mundo? Desde luego, la falacia del argumento es la suposición de que no se puede presentar ningún propósito bueno para la permisión de la maldad y el sufrimiento en el mundo. Probablemente, ninguno sería tan atrevido como para aseverar que el hombre puede entender completamente el problema de todosufrimiento. Aparte de lo que Dios ha revelado en Su Palabra, el hombre desconoce la mente y los propósitos del Señor; “¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! (Romanos 11:33). Sin embargo, la Biblia sugiere suficientes respuestas para aceptar ese porcentaje inexplicable según el fundamento de la fe (Romanos 10:17), confiando en el Dios de amor que siempre hace lo que es justo (Génesis 18:25).
EL PROBLEMA ABORDADO Primero, se debe señalar que cuando una persona sugiere el tema de la “maldad”, inadvertidamente está apelando a un sistema universal de justicia que la maldad viola. Pero si no existe Dios, y por ende no existe ningún sistema universal de “justicia”, entonces, ¿cómo pudiera existir tal cosa como la “maldad”? ¿No sugiere la palabra “maldad” la violación de algún estándar? Por tanto, deje que el ateísmo trate de definir algún estándar por el cual pueda señalar que ciertas cosas son “malas”. Ningún ateo consistente con su propia filosofía, incluso puede presentar el problema de la maldad. Segundo, se debe señalar algo en cuanto a la naturaleza de Dios y la manera en que Él ha constituido a la humanidad. La naturaleza de Dios se establece progresivamente en Su revelac ión inspirada verbalmente, la Biblia. Una de las características de Dios es Su amor. Las Escrituras afirman que “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Por tanto, la creación del hombre fue una expresión de Su amor. Además, Dios demostró Su amor al dotar a la humanidad de libre albedrío; se nos concedió la libertad de escoger (cf. Génesis 2:16-17; Josué 24:15; Isaías 7:15; Juan 5:39-40; 7:17; Apocalipsis 22:17). ¿Pudiera alguien imaginar a Dios como un Dios de amor que creara seres inteligentes, pero que después los programara para servirle como esclavos sin ningún poder de voluntad personal? ¡No! Entonces, se puede sugerir lo siguiente: Dios es amor. El amor permite libre albedrío. Por ende, Dios permite libre albedrío. Adicionalmente, si se permite libertad de elec ción, también llega a existir la posibilidad de que las criaturas finitas hagan elecciones equivocadas; y las elecciones equivocadas deben implicar algunas consecuencias adversas. Piense en esto: si todas las acciones (elecciones), tanto buenas y malas, produjeran exactamente el mismo efecto, ¿cómo pudiera alguien aprender a escoger lo bueno y rechazar lo malo? Así que es claro que a los seres finitos con libre albedrío se les debe permitir sufrir las consecuencias de sus elecciones equivocadas con el fin de que aprendan a valorar lo bueno sobre lo malo. A la luz de esto, consideremos varios tipos de sufrimiento.
EL SUFRIMIENTO EN NUESTRO MUNDO 1. Las Elecciones Personales Equivocadas Frecuentemente traemos sufrimiento sobre nosotros mismos a causa de las m alas decisiones que tomamos. En el caso específico de los israelitas, que consideramos anteriormente (Jueces 6), se nos informa que “los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de Madián por siete años” (6:1). En el Nuevo Testamento, Pedro amonestó: “Así que ninguno de vosotrospadezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno” (1 Pedro 4:15). Si un hombre roba y va a la cárcel, ¿no es su culpa? Si un hombre mata y es ejecutado, ¿deber ía culparse a Dios? Pero alguien pudiera argumentar: “Dios pudo haber prevenido el crimen, por ende, el sufrimiento”. ¡No—si Él quisiera preservar el libre albedrío del hombre! Dios limita Su propia actividad al conceder amorosamente libre albedrío al hombre.
2. Las Elecciones Equivocadas de Otros Una parte considerable del sufrimiento se debe a las elecciones equivocadas de nuestros prójimos. No se puede argumentar que anosotros se nos debe permitir el libre albedrío, pero que se le debe negar a otros. Dios no hace acepción de personas (Hechos 10:34; Romanos 2:11). Por ende, alguien inocente puede morir en un accidente automovilístico que un conductor borracho causa. En tiempo de guerra, muchos mueren como consecuencia de las decisiones malas de pocos líderes. Frecuentemente pagamos el precio del libre albedrío de otros.
3. Las Elecciones Equivocadas de Generaciones Pasadas Una gran parte del sufrimiento del mundo es el resultado del abuso del libre albedrío en manos de generaciones pasadas. Si cosechamos los beneficios de las labores de generaciones antiguas (e.g., descubrimientos científicos), ¿podemos evitar cosechar también lo malo? Dios advirtió que rechazarle afectaría a generaciones todavía no nacidas (vea Éxodo 20:5-6). Niños inocentes mueren de hambre en ciertos países ya que sus antepasados se apartaron de Dios y ahora adoran a los animales (los cuales sus padres no usarán como comida). En relación a este punto, se puede hacer algunas observaciones adicionales. Numerosas enfermedades azotan a la humanidad. ¿Por qué creó Dios gérmenes letales? Este es un área altamente complejo, pero podemos señalar lo siguiente. Primero, fundamentalmente, la enfermedad está relacionada a la elección equivocada del hombre (el pecado). Antes de su trasgresión, la enfermedad y la muerte no afectaban a Adán y Eva. Pero cuando ellos se rebelaron, fueron privados del “árbol de la vida” (Génesis 3:22-23), y nosotros llegamos a ser herederos de las condiciones que ellos introdujeron en el mundo (cf. Romanos 5:12; 8:29et.seq.). Segundo, aunque muchos organismos son algunas veces dañinos (e.g., las bacterias), también pueden ser beneficiosos. Por ejemplo, ciertos tipos de bacterias facilitan la digestión o descomposición de desperdicios. Si no fuera por esas bacterias, ¡la Tierra sería un gran depósito de basura! Pero ¿qué hay del sufrimiento en el mundo debido a los fenómenos meteorológicos como huracanes, terremotos, etc.? La primera pregunta que se debe hacer es esta: ¿Qué produce las condiciones físicas violentas en este planeta? La respuesta es: las características geofísicas drásticamente diferentes en el globo, e.g., las cordilleras, los desiertos, las áreas de presiones variables, etc. Pero ¿qué produjo estas condiciones divergentes que precipitan los desastres de los cuales somos víctimas? Muchos eruditos creen que el Diluvio universal del tiempo de Noé (Génesis 6 -8) preparó las condiciones que facilitan el suceso de tormentas, terremotos, etc. (vea Whitcomb y Morris, 1961, pp. 240et.seq.; Jackson 1980, 16:6-7). Pero ¿cuál fue la razón de esa inundación universal? La maldad humana (Génesis 6:5-7). Si no hubiera sido por la maldad del hombre, el Diluvio no hubiera llegado, las características de la Tierra no hubieran sufrido alteración severa, y el hombre moderno no estaría sufriendo las consecuencias.
4. El Sufrimiento de los Animales Alguien pudiera preguntar, “¿Pero qué hay del sufrimiento de los animales? ¿No pudo hacer Dios un mundo en el cual los animales no tuvieran que sufrir?”. Se puede abordar esta pregunta en varias maneras. Primero, la creación entera sufrió las consecuencias de una Tierra maldita debido al pecado. “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora” (Romanos 8:22). Segundo, el dolor es un fenómeno del cerebro. Ya que los cerebros de los animales son menos sofisticados emocionalmente, no se debe suponer que el dolor afecta tan intensamente a los animales como a los humanos. Las acciones de algunas criaturas parecen probar esto. Por ejemplo, un cangrejo continuará comiendo (¡y disfrutando!) a un cangrejo pequeño, mientras que otro cangrejo más grande le devora a él mismo. Tal acción muestra que el cangrejo no siente dolor, ya que uno de los efectos universales del dolor es eliminar el placer de la comida. Tercero, incluso los ateos han reconocido que es necesario algo de sufrimiento para preservar el balance en la naturaleza. El fallecido Isaac Asimov escribió: “Una especie puede depender para su bienestar que otra especie se alimente de ella. Por ejemplo, los conejos tienen una mejor situación ya que los armiños existen” (1974, énfasis añadido).
5. Nuestro Mundo de Leyes Naturales Vivimos en un mundo regido por la ley natural. Ya que este es el caso, una parte del sufrimiento es inevitable. Por ejemplo, ya que la ley de gravedad funciona consistentemente, una edificación puede caer sobre alguien, matándole o causándole lesión. Jesús mencionó el incidente del colapso de la torre de Siloé y la muerte de 18 hombres (Lucas 13:4 5), pero señaló que esos hombres no fueron mayores pecadores que sus compañeros. Nosotros nos beneficiamos grandemente de las leyes de la naturaleza, y sufrimos las consecuencias cuando las quebrantamos, sea debido a la ignorancia o a alguna otra razón. Suponga que un avión colisionara y algo de 20 personas murieran; ¿deberíamos culpar
a Dios porque algún ingeniero, mecánico, navegador o piloto pasó por alto o ignoró un principio de aeronáutica, o tal vez porque no se consideró adecuadamente algún factor climático? Pero el que objeta pudi era preguntar, “¿Por qué no podría Dios intervenir y prevenir tal desastre?”. ¿Qué clase de mundo sería este si Dios directamente interviniera, suspendiendo Sus leyes naturales cada vez que una de Sus criaturas se encontrara en peligro? Esto causaría que el sistema de ley de nuestro planeta fuera completamente inseguro, y que la vida fuera un ámbito de confusión. De hecho, ¡tal sistema desordenado argumentaría más a favor del ateísmo que del teísmo!
CONCLUSIÓN Honestamente, debemos admitir que existen algunos beneficios en el sufrimiento. Por ejemplo, ¿qué pasaría si no pudiéramos experimentar ningún dolor? Suponga que la ropa de alguien llegara a tener contacto con el fuego; el fuego pudiera envolver a la persona antes que supiera lo que está sucediendo. Algunas veces el dolor nos lleva al doctor en busca de tratamiento y cura. También nos ayuda a desarrollar cualidades muy nobles. Si no existiera el sufrimiento, ¿se pudiera cultivar tales características como la paciencia, la valentía, etc.? Donde solamente existe la luz del Sol, solamente existe desierto. El sufrimiento y la maldad sirven para recordarnos que esta Tierra nunca tuvo el propósito de ser la morada permanente del hombre. Somos extranjeros en el mundo (Hebreos 11:13; 1 Pedro 2:11). Existe un lug ar donde los “impíos dejan de perturbar, y allí descansan los de agotadas fuerzas” (Job 3:17). El Señor ha preparado un mejor hogar para aquellos que le sirven, y el sufrimiento nos ayuda a sentir “nostalgia”. Se puede ver que el sufrimiento en sí no es contrario a la bondad de Dios en el hecho sencillo que incluso el Hijo de Dios estuvo sujeto al sufrimiento (cf. Hebreos 5:8; 1 Pedro 2:21et.seq.). ¡Nadie pudiera quejarse delante de Dios debido el sufrimiento al considerar la escena del Calvario! Nosotros podemos no entender cada faceta del sufrimiento humano, pero podemos encontrar explicaciones suficientes como para negar la acusación de que la miseria es incompatible con la existencia de Dios. Si el hombre empleara la sabiduría con la cual Dios le ha dotado, pudiera usar las adversidades de la vida para moldear la clase de carácter que complace al Señor. Referencias Asimov, Isaac, (1974), “Ecología” [“Ecology”], Words of Science (Londres: Harrap). Jackson, Wayne (1980), “Terremotos—Una Perspectiva Bíblica” [“Earthquakes—A Biblical Perspective”], Christian Courier, june. Whitcomb, John y Henry Morris (1961), El Diluvio de Génesis [The Genesis Flood] (Grand Rapids, MI: Baker). [Título original en inglés, “Does Human Suffering Disproves the Existence of a Benevolent God?”, en www.apologeticspress.org/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
¿REALMENTE EXISTE DIOS? por Moisés Pinedo Una de las preguntas más básicas que se puede considerar es la siguiente: “¿Existe Dios?”. Durante el paso de los siglos, muchos filósofos, científicos y teólogos han considerado esta pregunta. De hecho, se han ofrecido muchas respuestas. Por ejemplo, el ateo declara atrevidamente que Dios no existe; el escéptico duda que se pueda probar la existencia de Dios; y el teísta cree que existe evidencia suficiente y adecuada para establecer la existencia de Dios. ¿Quién está en lo correcto? ¿Existe un Ser que trasciende el Universo y que es el Creador de todas las cosas? Si usted es un cristiano, ahora mismo puede estar pensando, “Yo sé que Dios existe”. Déjeme preguntarle, ¿cómo lo sabe? Es decir, ¿cómo pudiera mostrar a alguien que no cree en Dios que Dios realmente existe? Usted puede decir, “Yo he estudiado mi Biblia; y mi Biblia dice que Dios existe. Génesis 1 me dice que Dios creó todas las cosas, y Hebreos 11:6 me dice que para agradarle debo creer que Él existe”. Me alegra saber que conozca su Bibli a. Nosotros consideraremos estos y otros versículos bíblicos durante este artículo. Pero si alguien no cree en Dios, ¿cómo podrá creer en un Libro que declara ser la inspiración de un Dios en el que no cree? Si alguien no cree en Dios, no podrá aceptar la evidencia bíblica—al menos no la aceptará sin ninguna clase de evidencia adicional. Se ha diseñado este artículo para presentarle esa evidencia adicional con el fin de fundamentar su creencia en Dios; esa evidencia que puede presentar a alguien que no le permite abrir las páginas de la Biblia hasta que no sienta que la existencia de Dios es un factor probable; esa evidencia que necesita para establecer con firmeza el enunciado: “Dios existe”. La frase “Dios existe” es una proposición firme. Este enunciado es verdadero o falso. No hay término medio. Dios no puede existir en un momento y dejar de existir en el otro. Dios no puede tener una existencia parcial. Dios tiene una existencia completa, o simplemente, Dios no existe en absoluto. ¿Cuál es la verdad?
Actualmente algunos rechazan creer en Dios porque no se puede probar Su existencia empíricamente. Es decir, no se puede hacer ningún experimento físico que pruebe directamente la existencia de Dios. Nuestros cinco sentidos no pueden discernir la existencia de Dios. ¿Alguna vez ha visto a Dios? Incluso la Biblia dice que “[a] Dios nadie le vio jamás” (Juan 1:18; cf. 1 Timoteo 1:17; 6:16). ¿Alguna vez ha oído a Dios (cf. Juan 5:37)? La Biblia dice que Él nos habla por medio de las palabras de Su Hijo en las Escrituras (Hebreos 1:1-2). ¿Alguna vez ha olido a Dios? ¿Cómo huele? Juan 4:24 señala que “Dios es espíritu”. ¿Cómo huele un espíritu? ¿Alguna vez ha tocado o gustado a Dios? ¿Cómo se siente? ¿Qué sabor tiene? Es cierto que no se puede probar empíricamente la existencia de Dios, pero es una equivocación implicar que la prueba empírica es el estándar final o único para establecer la existencia de algo. Nadie puede negar que todos creemos en la existencia de algunos factores que carecen de prueba empírica; sin embargo, podemos ver susefectos y llegar a la conclusión correcta que esos factores existen. La gravedad es uno de ellos. Todos creemos en la existencia de la gravedad. ¿Pero alguna vez ha visto, olido, gustado, oído o tocado a la gravedad? Entonces, ¿por qué cree en la gravedad? Respuesta: porque puede ver sus efectos. Si suelta un lapicero, la gravedad lo atraerá al suelo. Si alguien se sube a la azotea de un edificio de 10 pisos y da un paso fuera de la estructura, la gravedad lo atraerá al pavimento inferior. Hasta ahora no he conocido a nadie en sus cinco sentidos que niegue la existencia de la gravedad. Ya que podemos ver sus efectos, podemos concluir correctamente que la gravedad sí existe. El caso de la existencia de Dios es muy similar a la gravedad. No podemos ver, oler, gustar, oír o tocar a Dios, pero podemos ver Sus efectos y concluir que Él existe.
LA LEY DE LA CAUSA Y EL EFECTO Las leyes naturales pueden ayudarnos a establecer la existencia de Dios. Hasta donde la ciencia sabe, las leyes naturales no tienen excepciones. Las leyes naturales trabajan día y noche en beneficio de la humanidad. El hombre ha estudiado las leyes naturales; y gracias a la consistencia de estas leyes, el hombre puede crear grandes naves que viajan miles de kilómetros a la Luna. Gracias a estas leyes, el hombre puede construir grandes edificios, producir fuego e incluso pronosticar el cambio de clima. Una de las leyes más universales en la naturaleza es la Ley de la Causa y el Efecto. Específicamente, esta ley declara que “todo efecto material debe tener una causa adecuada que le anteceda” (Thompson, 2003, p. 4). Tal vez este concepto le parezca un poco difícil de entender teóricamente, pero es un concepto muy común.
Imagine que un día usted y yo decidimos hacer un viaje a una isla supuestamente desierta. Al llegar a la playa, usted tropieza con un castillo de arena. ¿Qué pudiera concluir de tal escenario? Su conclusión lógica sería que esa isla realmente no es una isla desierta, y que nosotros no somos las únicas personas en ese lugar. ¿Sabe lo que acaba de hacer? Acaba de aplicar la Ley de la Causa y el Efecto. Usted sabe que el castillo de arena es un efecto, i.e., no puede crearse a sí mismo. Ya que el castillo de arena es un efecto, necesita una causa. ¡Pero espere un momento! ¿Qué tal si yo le digo que su conclusión es errónea? En el fondo, a nosotros se nos había informado que esa isla era “desierta”. Por
ende, yo concluyo que un grupo de hormigas obreras se cansó de vivir en un pequeño agujero y decidió construir un castillo. ¿Qué pensaría de mí? Pensaría que soy un demente. Cada efecto material necesita una causa, pero no solamente una causa, sino una causa adecuada. Eso es lo que la Ley de la Causa y el Efecto declara. Adicionalmente, todo efecto material tiene una causa. No se conocen efectos sin causas. David Hume, filósofo naturalista del siglo XVIII, reconoció la imposibilidad que un efecto se origine sin una causa: “Nunca he afirmado la proposición absurda que algo pueda surgir sin una causa” (Hume, 1932, 1:187). Las causas tampoco ocurren después del efecto. Cuando ve un relámpago, puede saber que pronto escuchará su trueno. Pero usted nunca escucha el trueno y después ve el relámpago. La razón es que la descarga eléctrica que llamamos rayo o relámpago es la causa del trueno o sonido que oímos. El relámpago es la causa, y el trueno es su efecto. El trueno no puede explicar su propia existencia (i.e., no tiene la capacidad de auto-crearse), sino depende de una fuente externa para explicar su existencia. Al contemplar el Universo alrededor nuestro, muchos se han preguntado, “¿Cuál es la causa del Universo? ¿Tiene el Universo realmente una causa? Y si la tiene, ¿cuál sería una causa adecuada para el Universo?”. Existen solamente tres posibilidades para explicar la existencia del Universo: (1) El Universo es eterno, i.e., siempre ha existido y siempre existirá. (2) El Universo no es eterno, sino se creó a sí mismo. (3) El Universo no es eterno, ni se creó a sí mismo, sino algo (o Alguien) superior lo creó (Thompson, p. 6). Exploremos estas tres alternativas.
¿Es Eterno el Universo? No hace falta decir que la posición más cómoda para los que no creen en Dios es sugerir que el Universo siempre estuvo aquí y siempre estará aquí. Sin embargo, los hechos científicos contradicen rotundamente esta conclusión. Todo científico y persona informada sabe que el Universo no es eterno. El Universo es un efecto material, y por ende necesita una causa adecuada para explicar su existencia. De hecho, la Segunda Ley de la Termodinámica, que “es considerada la generalización más poderosa y más fundamental en cuanto al universo” (Asimov, 1970, p. 6), declara que existe una entropía creciente en el Universo. En palabras sencillas, el Universo se está “desgastando” y haciendo más desordenado. La energía está llegando a ser menos accesible. Usted es testigo diariamente de la acción de la Segunda Ley de la Termodinámica. El zapato que compra hoy, no servirá en cinco años. La casa que construye hoy, colapsará en 200 años. Todo efecto material se está desgastando. Robert Jastrow, un científico estadounidense, ha declarado: Como resultado de los descubrimientos más recientes, podemos decir con un grado considerable de confianza que el mundo no ha existido por siempre... El declive persistente que los astrónomos pronostican para el final del mundo difiere de las condiciones explosivas que han calculado para su nacimiento, pero el impacto es el mismo; la ciencia moderna niega la existencia eterna del Universo, bien en el pasado o en el futuro (1977, pp. 19,30, énfasis añadido). Ya que el Universo experimenta un avance constante hacia un estado de desorden irreversible, entonces podemos declarar fuera de toda duda que, en un punto en el pasado, el Universo debió haber tenido un comienzo.
¿Se Creó el Universo a Sí Mismo? Lo cierto es, como George Davis, un físico prominente, declaró, “Ninguna cosa material puede crearse a sí misma” (1958, p. 71). El Universo es un efecto material; y como ya habíamos visto antes, todo efecto material necesita una causa adecuada. Un efecto no puede generar su propia existencia, sino necesita una causa externa. El Dr. Robert Sproul explicó: Para que algo se cree a sí mismo debe tener el poder de existir dentro de sí mismo. Al menos debe tener suficiente poder causal para causar su propia existencia. Si deriva su existencia de alguna otra fuente, entonces claramente no sería auto-existente ni auto-creado. Sencillamente, y simplemente, sería un efecto (Sproul, 1994, pp. 179-180). Sproul también declaró que “[t]odo efecto debe tener una causa. Eso es cierto por definición… Es imposible que algo se auto-cree. El concepto de auto-creación es una contradicción de términos, un enunciado ridículo” (1992, p. 37, énfasis en original). Entonces, es lógico concluir que el Universo no se pudo crear a sí mismo de la nada. La nada no tiene poder creativo. Usted puede hacer miles de experimentos con la nada y al final tendrá…nada. Si algo existe hoy, algo debió existir siempre. Si el Universo existe hoy (y nadie puede negar este hecho), entonces algo, o Alguien, debió existir siempre.
¿Fue Creado el Universo? Podemos estar seguros de algo: el Universo tuvo una causa ya que es un efecto. ¿Pero qué clase de causa es adecuada para explicar la existencia del Universo? Consideremos otra vez la Ley de la Causa y el Efecto. Esta ley declara que “todo efecto material debe tener una causa adecuada que le anteceda”. Entonces, la causa del Universo debe ser: (1) superior al mismo Universo; (2) anterior al mismo Universo, i.e., debe ser una primera causa, eterna y sin causa; y (3) de
una naturaleza diferente, i.e., no debe ser material, ya que lo material no tiene la capacidad de crear y no puede explicar su propia existencia (Thompson, 2003, p. 42). ¿Cuál es la causa del Universo? ¿Qué tipo de causa pudiera llenar los tres requisitos presentados anteriormente? La respuesta de muchos que no creen en el concepto de Dios es el Big Bang. Ellos creen que del espacio vacío y de la nada, algo explotó y dio origen al Universo. ¿Pero alguna vez ha visto que la nada explote? ¿Alguna vez ha llenado una botella de nada, la ha agitado y de repente ha explotado? En realidad, la nada no tiene la capacidad de explotar. La aparición del Universo de la nada crea un gran problema para los que no creen en Dios. Por eso algunos han sugerido en cambio que “toda la materia y energía del Universo estaba concentrada en una zona extraordinariamente pequeña del espacio, y explotó” (“Origen y Evolución…”, 2005). Un libro de texto de ciencia declara lo siguiente: 18 a 20 billones de años atrás toda la materia en el universo estaba concentrada en una región muy densa y térmica que puede haber sido mucho más pequeña que un punto en esta página. Por alguna razón, esta región explotó. A esta explosión la llamamos el Big Bang (Hurd, 1992, p. 61). Algunos quieren solucionar el problema naturalista de la existencia del Universo al minimizar el problema. Ellos insisten que toda la materia y energía del Universo estaba concentrada en una región que posiblemente era más pequeña que un punto al final de una oración. Pero incluso si ignoráramos toda la evidencia presentada hasta este momento y aceptáramos esta idea, todavía hubiera un problema. Los puntos al final de las oraciones no aparecen por sí mi smos. ¿Alguna vez ha escrito la oración, “José camina en el parque”, y de pronto ha aparecido un punto al final de esa oración sin que lo haya escrito? ¡Imposible! Si incluso aceptáramos la noción irracional que el Universo se creó de una masa de materia tan diminuta como un punto, todavía necesitaríamos explicar de dónde salió ese punto. La materia no es eterna; sin importar cuán pequeña sea; necesita una causa para su existencia. La Ley de la Causa y el Efecto también declara que la causa debe ser adecuada. Un punto diminuto de masa no es una causa adecuada para nuestro inmenso Universo. Una explosión no puede causar el orden y la complejidad que vemos en el Universo. Entonces, ¿cuál es la causa real del Universo? La Biblia presenta la Causa real del Universo en el primer versículo de sus páginas: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Como habíamos visto antes, la Ley de la Causa y el Efecto requiere que la Causa del Universo sea: Superior al mismo Universo. Al hablar de Dios, la Biblia anuncia: “He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener” (1 Reyes 8:27; cf. 2 Crónicas 2:6; 6:18). Primera Crónicas 29:11 declara: “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos”. Si se puede concebir lógicamente un Ser que sea superior a la grandeza del mismo Universo, ciertamente ese Ser solamente puede ser el que la Biblia describe como Dios. Anterior al mismo Universo. El salmista escribió: “Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios” (Salmos 90:2). Isaías preguntó: “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance” (40:28). Por definición, Dios es eterno. Él existía en la eternidad cuando el Universo todavía no había “nacido”. Él es la única Causa que tiene una existencia anterior al Universo. De una naturaleza diferente. Ya que la materia no se puede crear a sí misma, su causa debe ser de una naturaleza diferente. Juan 4:24 declara que “Dios es espíritu”. Dios posee los atributos que la materia no tiene. Él es omnipotente (Génesis 17:1), omnisciente (Salmos 139:1-6) y omnipresente (Salmos 139:7-12). Ya que Dios no es un efecto material, entonces no necesita una causa para explicar Su propia existencia. Él es la única Causa pura, principal y absoluta. Él es la Causa de toda causa secundaria y de todo efecto material.
CONCLUSIÓN La Ley de la Causa y el Efecto cumple un rol principal en demostrar la existencia de Dios. “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmos 14:1). Por otra parte, los seres humanos racionales pueden levantar su mirada al cielo y entender que debe existir una Causa adecuada para este grandioso Universo. El salmista hizo esta observación y declaró: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmos 19:1). Es mi oración que este artículo le ayude a establecer su creencia en Dios, o recuperar su creencia en Dios, o afirmar su creencia en Dios. El escritor de Hebreos fue claro cuando dijo que para agradar a Dios es necesario creer que Él existe, y que es galardonador de los que le buscan (11:6). Pablo dijo que cuando el Señor regrese, dará “retribución a l os que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio” (2 Tesalonicenses 1:8). ¡Abramos nuestros corazones para conocer a Dios y obedecer al Evangelio! Referencias Asimov, Isaac (1970), “En el Juego de la Energía y la Termodinámica No se Puede Incluso Empatar” [“In the Game of Energy and Thermodynamics You Can’t Even Break Even”], Smithsonian Institute Journal, junio. Davis, George (1958), La Evidencia de Dios en un Universo que se Expande [The Evidence of God in an Expanding Universe], ed. John Monsma (Nueva York: G.P. Putnam’s Sons).
Hume, David (1932), Las Cartas de David Hume [The Letters of David Hume], ed. J.Y. Greig, (Oxford: Clarendon). Hurd, Dean (1992), Ciencia General de Prentice Hall: Un Viaje de Aventura [Prentice Hall General Science: A Voyage of Adventure] (TX: Prentice Hall). Jastrow, Robert (1977), Hasta que el Sol Muera [Until the Sun Dies] (Nueva York: W.W. Norton). “Origen y Evolución del Universo” (2005), AstroMía, http://www.xtec.es/~rmolins1/univers/es/origen.htm. Sproul, Robert (1992), Verdades Esenciales de la Fe Cristiana [Essential Truths of the Christian Faith] (Wheaton, IL: Tyndale House). Sproul, Robert (1994), No es una Casualidad [Not A Chance] (Grand Rapids, MI: Baker). Thompson, Bert (2003), El Caso para la Existencia de Dios [The Case for the Existence of God] (Montgomery, AL: Apologetics Press).
Los Compromisos Teológicos con la Evolución y el Ateísmo
¿Puede un Cristiano Ser un Evolucionista? Sincretismo y la Edad de la Tierra Las Inconsistencias del Deísmo
¿PUEDE UN CRISTIANO SER UN EVOLUCIONISTA? por Brad Harrub Si creyéramos todo lo que la comunidad científica ha afirmado concerniente a los orígenes del hombre, averiguaríamos que pocas teorías (si es que existe alguna) incluyen actos de un Creador sobrenatural. De hecho, los científicos señalan rápidamente que el Universo tomó miles de millones de años para formarse, y que por ende, sería absurdo creer que fue creado en seis días. Por ejemplo, considere lo que Thomas Hayden escribió cuando listó otra “cosa garantizada” en la vida—aparte de los impuestos y la muerte. Su esfuerzo por apoyar la teoría errónea de la evolución fue el tema de portada de la edición de julio 29 de 2002 de la revista en inglés, U.S. News & World Report. Al explicar “cómo funciona la evolución, y por qué importa más que nunca”, Hayden declaró: “Este es un fenómeno diario, un hech o fundamental de la biología que es tan real como el hambre y tan inevitable como la muerte” (2002, 133[4]:43). Tristemente, tales ejemplos de impresionismos y propagandismos en los medios de comunicación ocurren frecuentemente, y millones de personas los aceptan como la “palabra final” sobre el tema—sin saber realmente lo que la evidencia revela. Incluso en la iglesia, a veces los cristianos llegan a favorecer a la ciencia en vez de la Biblia. Aparentemente, algunos han olvidado la verdad sobre el tema, la cual se puede resumir en las primeras diez palabras que aparecen en la Biblia: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1, énfasis añadido). Si esto no es verdadero, entonces todo lo demás en la Biblia estará bajo cuestionamiento. Debido a la idea predominante de un cosmos antiguo, mucha gente ha tratado de buscar maneras de calzar la evolución y su tiempo de miles de millones de años en el relato bíblico de la creación. Básicamente, ellos todavía adoptan una creencia en Dios y la Biblia, pero también se involucran en un pacto de lealtad con la ciencia y la teoría de la evolución. Ellos “no solamente quieren tener su torta, sino también quieren decorarla a su gusto”. Pero ¿pueden ambas, la Biblia y la teoría evolucionista, ser verdaderas? Comúnmente se les llama “evolucionistas teístas” a las personas que se aferran a la Biblia y la evolución. “Teístas” viene de la palabra griega theos, que significa Dios. Por ende, los evolucionistas teístas creen que Dios existe, pero también sostienen que la teoría de la evolución es verdadera. Ellos racionalizan sus
creencias al declarar que “Dios creó los cielos y la Tierra”, pero que luego usó (o permitió) que los procesos evolutivos produjeran el Universo que vemos hoy. Por tanto, estos “creyentes en la Biblia” se encuentran en la posición inevitable de tener que manipular los capítulos introductorios de la Biblia. Si consideramos a Génesis 1-11 solamente como un “cuento bonito”, despreciaremos a toda la Biblia ya que la redención (tema que Génesis 3 presenta) es un tema principal de la Palabra de Dios. La relación del hombre con Dios comenzó en la semana de la Creación en el Huerto del Edén, y degeneró desde ese momento. Los cristianos deben estar completamente conscientes que la evolución teísta enseña que el hombre comenzó desde lo más bajo y se encaminó hasta la cima (a través de la historia de la ameba antigua hasta el hombre). Entonces, uno de esos puntos de vista debe ser correcto: el hombre comenzó en la cima y cayó, como la Biblia indica, o c omenzó de la parte más baja y emergió hasta la cima, como la evolución indica. ¡Ambos puntos de vista no pueden ser correctos! Los profetas antiguos declararon la caída de la humanidad y la necesidad resultante de un Salvador. La Escritura indica que esta fue la razón de la muerte de Cristo: reconciliar al hombre con Dios. Si el hombre realmente no cayó (como Génesis describe), entonces, ¿por qué Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a este planeta y sufrió una muerte cruel en la cruz? Si quitamos una parte de la Escritura, también tendremos que usar nuestras tijeras para cortar toda referencia a la Creación, comenzando con los evangelios—Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Jesús mismo hizo referencia a la Creación cuando declaró en Mateo 19:4 (cf. Marcos 10:6): “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo...?”. Estas palabras indican que Adán y Eva estuvieron en la Tierra “desde el principio de la Creación” (Marcos 10:6). También deberíamos quitar el libro de Juan de la Biblia, ya que los primeros versículos del capítulo uno examinan el comienzo de la Creación. También deberíamos quitar otras escrituras como Hechos 4:24, 17:25, Romanos 1:20, Colosenses 1:16, 1 Timoteo 2:13, Hebreos 1:2, 1 Pedro 4:19 y Apocalipsis 4:11 si el relato de la Cr eación fuera solamente un “cuento bonito”, pero no históricamente exacto. De hecho, los únicos libros que no hacen referencia a los primeros 11 capítulos de Génesis son Filemón y 2 y 3 de Juan. Alguien pudiera decir, “Adán fue solo una criatura mitológica. Hoy sabemos que el hombre se originó de una criatura como el hombre de Neandertal”. Pero si esto es cierto, ¿por qué el apóstol Pablo escribió estas palabras: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1 Corintios 15:22)? Luego, en referencia a Cristo, escribió: “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante” (1 Corintios 15:45). Si Adán y Eva simplemente fueron mitológicos, ¿significa eso que el “postr er Adán”, Jesucristo, también es mitológico? Adicionalmente, si no aceptamos que Dios creó los cielos y la Tierra en seis días literales, haremos de Jesucristo — nuestro Salvador—un mentiroso. Jesús mismo declaró: “Pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios” (Marcos 10:6). Según los evolucionistas, el hombre (en una forma u otra) no entró a la escena sino hasta alrededor de 3 4 millones de años atrás. No se necesita ser un científico espacial para concluir que si la Tierra tuviera supuesta mente 4,600 millones de años de edad, entonces los últimos 3-4 millones no estarían en “el principio”. En cambio, estarían “al final”. ¡Lo cierto es que la creencia en la evolución teísta convierte a Jesús en un mentiroso! Solo existe una elección: Jesucristo mintió, y por ende los evolucionistas están en lo correcto, o las palabras que Jesucristo pronunció son verdaderas, y por ende la evolución es 100% errónea. Referencia Hayden, Thomas (2002), “Una Teoría Evoluciona” [“A Theory Evolves”], U.S. News & World Report, 29 de julio. [Título original en inglés, “Can a Christian Still be an Evolutionist?”, en www.apologeticspress.org/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
SINCRETISMO Y LA EDAD DE LA TIERRA por Kyle Butt En cada periodo de tiempo, ubicación geográfica y cultura, la meta del evangelismo es expresar el Evangelio inmutable de Jesucristo en conceptos significativos que una cultura o grupo específico pueda entender, aceptar y obedecer (Hesselgrave y Rommen, 2000, p. 1). Se hace referencia comúnmente a este concepto como contextualización. Por otra parte, el proceso de sincretismo es cuando se altera la verdad bíblica debido a la presión de la cultura a la cual se la quiere comunicar. El mensaje sincretizado descarta la verdad y la reemplaza con conceptos que son culturalmente aceptables y “significativos”, pero que carecen de fundamento bíblico. Una gran parte del sincretismo ha ocurrido debido a la presión y presencia de la evolución atea en la cultura norteamericana del siglo XXI. Este sincretismo se ha manifestado en numerosas teorías que comprometen el relato de la creación en Génesis—de las cuales la más popular parece ser la Teoría del Día-Edad.
LA EDAD DE LA TIERRA Y EL UNIVERSO Una de las enseñanzas fundamentales de la evolución es que el Universo tiene miles de millones de años. Todos los involucrados en esta discusión saben que sin grandes eones de tiempo, los supuestos procesos naturalistas en el panorama evolutivo no tuvieran la oportunidad de realizar su trabajo (aunque, nosotros sostenemos que todo el tiempo concebible no sería suficiente para lograr las imposibilidades asociadas con la evolución atea). El ateo David Mills escribió: A pesar de los enfoques extensamente divergentes, los biólogos creacionistas y evolucionistas están de acuerdo en un hecho crucial: Seis mil años no es tiempo suficiente para que la evolución haya producido las formas compuestas de vida que hoy observamos en la Tierra. El homo sapiens pudiera haber evolucionado si se le diera cientos de millones de años para acumular ventajas selectivas. Por tanto, una tierra de 6,000 años significa que el Génesis y la Teoría de la Evolución nunca pueden reconciliarse (2006, p. 137). Mills sugiere que los que adoptan la Teoría del Día-Edad lo hacen solamente para evitar ser calificados como ateos, lo que él llama “el calificativo ‘A’ temido”. Aunque su equivocación en cuanto al concepto de una Tierra antigua con el ateísmo no tiene fundamento, él declara que los que desean ajustar el texto de Génesis para hacerlo calzar con una Tierra antigua están involucrados en una “farsa intelectual presuntuosa” diseñada con el propósito de “sentirse bien con ambos lados—imaginando que ellos son religiosos y científicos al mismo tiempo” (p. 151). Muchos otros ateos y/o científicos evolucionistas han escrito sobre el conflicto entre la “ciencia” moderna y la enseñanza bíblica. [NOTA: La palabra “ciencia” está entre comillas ya que lo que frecuentemente se llama “ciencia” en el sentido moderno realmente es suposiciones evolucionistas que no están basadas en los hechos, y lo que rutinariamente se rechaza como poco científico frecuentemente tiene una verificación más rigurosa que la idea moderna de “ciencia”. Por ende, cuando la mayoría de ateos y/o evolucionistas habla de “ciencia”, se debe entender que está hablando de la ciencia falsa evolucionista o materialista]. Francis Crick, codescubridor de la estructura espiral del ADN, escribió: Me di cuenta muy temprano que el conocimiento científico detallado relega como insostenibles ciertas creencias religiosas. El conocimiento verdadero de la edad de la tierra y el registro fósil hace que sea imposible que algún intelectual balanceado crea en la verdad literal de cada parte de la Biblia de la manera que los fundamentalistas lo hacen. Y si algunas partes de la Biblia son obviamente erróneas, ¿por qué debería aceptarse automáticamente cualquier otra parte de su contenido? (1988, p. 11). Los enunciados de Crick y Mills que sugieren que una gran parte de la “ciencia” evolucionista atea moderna está en conflicto directo con el texto bíblico son correctos. Ya que esto es verdad, ¿qué esperaríamos ver si ciertos “eruditos” quisieran “sentirse bien con ambos lados” y pretender ser religiosos y “científicos” a la vez? Esperaríamos ver una reinterpretación masiva de aspectos claves en el texto bíblico, especialmente en relación a las actividades creativas de Dios. Además, no sería una sorpresa si diferentes autores explorarían maneras múltiples de insertar miles de millones de años en el texto de Génesis. De hecho, se han inventado muchas maneras de tratar de incluir millones de años en el texto bíblico; las ideas incluyen la Teoría de la Brecha, el Creacionismo Progresivo, la Teoría Modificada de la Brecha, la Teoría Múltiple de la Brecha, etc. (vea Thompson, 2000, pp. 275-306). El hecho que se sugiera maneras múltiples de tratar de incluir los miles de millones de años que la “ciencia” moderna requiere es una señal reveladora que el panorama de tiempo extenso no se deriva de la Biblia y que solamente es un esfuerzo de sincretizar la Biblia con la “ciencia” moderna. Para ver esta tendencia de sincretismo, considere los escritos de David Snoke, un partidario de la Teoría del Día-Edad.
DAVID SNOKE Y LA TEORÍA DEL DÍA-EDAD El libro de David Snoke, Un Caso Bíblico para una Tierra Antigua, publicado por Baker Books en 2006, provee un ejemplo excelente de un intento de sincretizar el relato bíblico de la Creación con el escenario basado en la evolución en cuanto a una Tierra medida por millones o miles de millones de años. Snoke explica en el prefacio: “Este libro presenta el caso de un enfoque ‘día-edad’ que sugiere que Génesis 1 describe una secuencia cronológica, pero no necesariamente días de veinticuatro horas” (p. 9). La aseveración principal de Snoke es que se puede interpretar legítimamente el relato bíblico de la Creación para admitir miles de millones de años de historia. Cree que ciertas evidencias científicas demandan una reinterpretación de los días de la Creación para permitir que estos días sean periodos extendidos de tiempo. Él presenta en el capítulo dos de su libro las evidencias científicas principales que cree que demandan la conclusión que la Tierra es antigua; tales evidencias incluyen los conceptos como la luz distante de las estrellas, las capas geológicas y los métodos de datación de los anillos de árboles (pp. 24-46). Argumenta que estas evidencias científicas para una Tierra antigua no tienen otra respuesta posible excepto que “Dios les hizo parecer antiguas”. Y aunque él cree que Dios pudiera haber hecho esto, no cree que sea lo que Dios hizo, y por ende sostiene que debemos interpretar el texto bíblico de una manera que incluya los miles de millones de años que la ciencia moderna supone.
Aunque Snoke tiene conocimiento de los muchos científicos muy calificados que abogan por una Tierra joven y que creen que la evidencia apunta a una Tierra joven, él piensa que estos científicos están equivocados. Cree que ya que, en general, estos científicos no han tenido éxito en ser aceptados en publicaciones revisadas por la comunidad científica (realmente, la comunidad evolucionista), pero todavía han tratado de presentar sus enfoques al público, ellos han pasado por alto las reglas de la ciencia moderna. Él declaró: Los creacionistas que sostienen el enfoque de una tierra joven se involucran en prácticas que los científicos principales consideran comúnmente antiéticas. Esto puede sonar como una acusación, pero yo lo considero como algo intrínseco en el movimiento científico que aboga por una tierra joven. Los científicos creacionistas que sostienen una tierra joven dicen que una gran parte de la ciencia moderna está equivocada, sea debido a una conspiración o a las creencias compartidas que guían a los científicos a rechazar o alterar inconscientemente la información. Por ende, los científicos creacionistas que sostienen este enfoque deben pasar por alto el establecimiento de la ciencia moderna… La mayoría de científicos cree que no es ético pasar por alto a otros científicos para comercializar sus reclamaciones científicas directamente al público, ya que el público no está calificado para evaluar las reclamaciones científicas (pp. 187-188). Snoke manifiesta sus sentimientos verdaderos y su modo de operación en la cita anterior. Él no piensa que puede declarar que “una gran parte de la ciencia moderna está equivocada”. Se debería preguntar por qué sería difícil sostener esto. Ya que la Biblia está en lo cierto al declarar que Satanás es “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4) y “padre de mentira” (Juan 8:44), y que ha cegado a aquellos que no c reen, ¿qué mejor manera se pudiera encontrar para “cegar” a la gente que al usar los medios “científicos” respetados para propagar la información incorrecta? En realidad, muchos de los que sugieren que la evidencia científica disponible sostiene una Tierra joven no han pasado por alto el proceso científico. Al contrario, aquellos que rechazan la lectura literal de la Biblia les han excluido del proceso (vea Butt, 2008) . Los científicos acreditados como Henry Morris han evaluado críticamente la evidencia científica y han demostrado que favorece a una Tierra joven (Whitcomb y Morris, 1961). Otros, tales como John D. Morris y Don DeYoung han hecho lo mismo (Morris, 1994; DeYoung, 2005). De hecho, John Ashton editó el libro, En Seis Días, en el cual 50 científicos acreditados presentan sus razones para creer en una Creación que sucedió en seis días literales (Ashton, 2000). Adicionalmente, Kurt P. Wise, quien obtuvo su licenciatura y doctorado en paleontología de la Universidad de Harvard mientras estudiaba bajo Stephen Jay Gould, sostiene que la evidencia científica y bíblica se unen para mostrar que se debe medir la edad de la Tierra en miles de años, no miles de millones (2002). El caso científico para una Tierra antigua no es tan convincente como Snoke sugiere. Está llena de errores. Pero es una idea prevaleciente que la mayoría de científicos sostiene. Parece que por esta razón Snoke y otros defensores de una Tierra antigua sienten la presión de conformarse a esto. En su intento de justificar la posición que h a tomado, Snoke apela al concepto de contextualización (aunque no la llama de esta manera). Él declara: Aunque esto pueda ser difícil, debemos esforzarnos por convencer al mundo científico, no ignorarlo. Esto significa que debemos tomar tiempo para aprender las reglas básicas del mundo científico secular, incluso cuando cuestionemos las suposiciones improbables que escuchamos. Muchos expertos en misiones afirman que para impactar la cultura, la iglesia debe abordar los elementos principales de la sociedad, de otra manera sería marginada permanentemente (p. 191). Básicamente, Snoke está sugiriendo que si rechazamos las “evidencias” para una Tierra antigua, entonces una gran parte de la comunidad científica no escuchará lo que decimos. Para ganar audiencia con los “elementos principales de la sociedad”, debemos operar según las “reglas” del “mundo científico secular”. Es triste que en su intento de evitar que el cristianismo sea “marginado”, él haya fracasado en identificar correctamente las “suposiciones impro bables” que la comunidad científica evolucionista está presentando al público. El Caso “Bíblico” de Snoke Snoke sostiene que su entendimiento bíblico no está guiado por sus observaciones científicas, sino que de alguna manera se basa en ellas. Admite que su “experiencia en ciencia ha influenciado” su interpretación de la Biblia, y dice: “Declarándolo de otra manera, es muy improbable que hubiera terminado creyendo en el enfoque que la tierra tiene millones de años si nunca hubiera estudiado ciencia” (p. 11, énfasis añadido). Aunque Snoke opina que este modo de operación en este caso es justificado, parece ser evidente que Snoke permitió que su entendimiento (falaz) en cuanto a la ciencia moderna dictara su interpretación de la Biblia. Además sugiere que aunque todas las observaciones científicas están propensas a cambiar o ser ajustadas debido a las observaciones nuevas, “los sistemas teológicos también son trabajos provisionales de los seres humanos… Aunque no debemos subestimar la interpretación bíblica de los eruditos fieles del pasado, también esperamos que las nuevas generaciones tengan algo que añadir” (pp. 22-23). Desafortunadamente, lo que Snoke, como un representante de la “nueva generación”, añade es interpretación bíblica que pierde el derecho a la verdad ya que la ciencia moderna evolucionista la moldea. La Teoría del Día-Edad que Snoke y otros sostienen sugiere que los días de la Creación en Génesis no fueron periodos de 24 horas, sino periodos extensos que tomaron millones o miles de millones de años. Una gran parte del caso “bíblico” para esta teoría se deriva de la idea que la palabra hebrea yom, que se traduce como “día” en Génesis uno y dos, puede tener varios significados. Una de esos significados es “un periodo de tiempo no-identificado”, como en la frase “el día del Señor”. En esta frase, “día” no expresa un marco de tiempo de 24 horas. Los que sostienen la Teoría del Día -Edad declaran que este significado también se puede aplicar a los días de la Creación en Génesis uno. Después que Weston Fields hizo referencia a una cita de Wilbur Smith, quien sostenía la Teoría del Día -Edad, Fields dijo en cuanto al enunciado de Smith: “Lo más importante es que el argumento principal de la Teoría del Día-Edad se basa simplemente
en el hecho que la palabra ‘día’ puede (¡no debe!) ser usada literalmente o figurativamente en la Biblia, lo cual es el argumento más común de aquellos que defienden esta posición” (1976, p. 169, itálicas en original). El problema de tratar que los días de la Creación en Génesis uno signifiquen algo diferente a días de 24 horas es que el contexto simplemente no lo permite. Primero, cuando se usa con adjetivos numerales tales como uno, dos, tres, etc., la palabra yom siempre significa un día literal de 24 horas en la literatura bíblic a que no es profética. Aunque era un defensor de la Teoría de la Brecha para una Tierra antigua, Arthur Custance criticó la Teoría del Día -Edad al aludir al hecho que la palabra hebrea yom, traducida “día” en Génesis uno, siempre hace referencia a un periodo literal de 24 horas cuando se registra juntamente con adjetivos numéricos tales como los usados en Génesis 1:5,8,13, etc. (1977 p. 100). Snoke incluso admitió: “Es cierto que no podemos encontrar otro pasaje en la Escritura donde se enumeren los días y estos tengan significado genérico” (2006, p. 145, énfasis añadido). Pero él intenta demostrar que Génesis uno puede ser el único caso en toda la Escritura en que esto sucede. No hace falta decir que si se apela a una interpretación ficticia para justificar una creencia que se deriva de la observación “científica” moderna, no del texto, esta apelación debe ser vista con sospecha. Aparte del hecho que la palabra yom está unida a adjetivos numerales, otros factores contextuales verifican que la palabra significa un día de 24 horas. Un escritor provee una lista excelente de al menos nueve razones para interpretar lógicamente los días de Génesis como periodos de 24 horas (Thompson, 2000, pp. 181-211). Custance argumentó enfáticamente que el contexto demanda una lectura literal de la palabra “día”. Él declaró: “¡El hecho es que el lenguaje hebreo simplemente no tiene otra manera de expresar la idea exacta de un día verdadero!” (1977, p. 100). Fields declaró firmemente: “Por tanto, es nuestra conclusión que la Teoría del Día-Edad es imposible. Es absurda gramaticalmente y exegéticamente. Su única razón de existencia es permitir el tiempo que la geología y la biología evolucionistas necesitan” (1976, p. 178, itálicas en original). Chaffey y Lisle concluyeron correctamente: “En otras palabras, según los que sostienen la idea de una tierra antigua, parece que las reglas generales de interpretación simplemente no se aplican a Génesis. En cambio, se lo debe interpretar de manera diferente a cualquier otro libro” (2008, p. 31). Puntos Irrelevantes El caso bíblico de Snoke para una Tierra antigua gira en interpretaciones ilusorias y conceptos textuales que no existen. Por ejemplo, una de sus opiniones es que un obstáculo principal para creer en una Tierra antigua es el concepto de la muerte animal antes de la caída. Él cree que si se puede mostrar que los animales murieron antes que Adán y Eva pecaran, entonces esto ayudará a convencer a muchos creacionistas que creen en una Tierra joven que él está en lo correcto en cuanto a una Tierra antigua. Él argumenta que los conceptos como la oscuridad y el mar indican peligro, y que su existencia en el relato de la creación insinúa que los animales podían morir fuera del Huerto del Edén. Él escribe: “[P]ara el hebreo antiguo el mar era un lugar peligroso. Así como en la oscuridad, donde los animales peligrosos acechan fuera de la luz, listos para arrebatar, en los mares peligrosos los monstruos acechan debajo de la superficie listos para arrebatar” (p. 59). Él continúa desarrollando este tema al conectar el poder de Dios con la ira de Dios, y declara que en la Escritura es difícil “hacer una distinción entre la demostración del poder de Dios y la demostración de su ira” (p. 93). Su análisis es erróneo por varias razones. Él empleó más de 50 páginas y dos capítulos principales para lidiar con la muerte de los animales antes de la Caída, ya que en su opinión, “esto es el punto que guía a objeciones contra una Tierra antigua” (p. 99, itálicas en original). No obstante, en realidad el tema de la edad de la Tierra no tiene nada que ver con el concepto de la muerte de los animales antes de la Caída. Es igualmente fácil creer en una Tierra joven y sostener que los animales murieron antes de la Caída como lo es creer en una Tierra joven y sostener que ningún animal murió antes de la Caída. El hecho de que hubo o no muerte animal antes de la Caída está fuera del ámbito de este artículo (vea Thompson, 2001), y es irrelevante para la edad de la Tierra y la definición de la palabra “día” en Géne sis uno. Además, no solamente su conexión de la muerte animal a la edad de la Tierra es exagerada, sino también su exégesis de los elementos—tales como el mar y la oscuridad que indican peligro, y el poder de Dios que es equivalente a Su ira; esto es evidencia de desesperación en su caso. La razón por la cual se considera los días de Génesis uno como días literales de 24 horas se basa en el entendimiento adecuado de la palabra hebrea yom en Génesis uno, y la unidad del resto de las Escrituras apoyan el significado literal de la palabra (vea Éxodo 20:11). La creencia en una Tierra joven puede estar conectada en algunas literaturas con el concepto de la muerte animal, pero nada en la Escritura requiere tal conexión, y ambas creencias no dependen mutuamente. Snoke debilita adicionalmente su caso cuando intenta conectar los días de la Creación con los eventos que Juan vio en el libro de Apocalipsis. Él escribe: “Se puede argumentar que los mismos siete sellos se presentan como la totalidad septuplicada del día de reposo de la creación. Por ende, los eventos de los sietes sellos representan el ‘principio de dolores’ que Jesús mencionó en Mateo 24:4-8” (p. 110). Él luego concluye: “Si consideramos seriamente las secuencias de Apocalipsis como una representación de una cronología real de eventos durante un periodo largo de tiempo, entonces es natural ver un paralelo con la secuencia de Génesis uno como una representación de una cronología real durante un periodo largo de tiempo” (p. 110). Note la manera en que desesperadamente se trata de conectar Génesis uno al libro completo de Apocalipsis. Esto es imposible de probar, y tal acción es dudosa ya que Génesis y Apocalipsis ni siquiera tienen el mismo género literario. Mientras que Génesis es una narración histórica, Apo calipsis es una narración apocalíptica. Muy frecuentemente los que intentan encajar información externa en el texto bíblico acuden al libro de Apocalipsis y sostienen que los pasajes difíciles de entender en el libro dan crédito a sus interpretaciones forzadas. Pero nosotros
debemos recordar siempre que uno de los principios de la buena interpretación bíblica es abordar primero los pasajes menos difíciles y no permitir que los pasajes más difíciles oscurezcan el significado claro de los que son más fáciles. Al intentar hacer que Génesis uno y dos luzcan como pasajes difíciles, Snoke los conecta a Apocalipsis y trata de hacer que los pasajes en Apocalipsis que son más difíciles reinterpreten la narración histórica clara de Génesis. Esta es una manera errónea de abordar la interpretación bíblica. Un Problema Adicional Frecuentemente los que comprometen la verdad del relato de la Creación también están forzados a comprometer otros aspectos del texto bíblico. Uno de los eventos principales donde esto es obvio es el relato bíblico del Diluvio de Noé. Debido a su sostenimiento de tales conceptos basados en la evolución como el uniformismo, muchos partidarios de una Tierra antigua creen que un diluvio global hubiera sido “científicamente” imposible, y creen que no ha y evidencia física adecuada para justificar un diluvio mundial. Como Snoke declaró, “Algo que no pudiera hacer sin ser completamente deshonesto en cuanto a mi experiencia científica, sería adoptar el enfoque de Henry Morris, y otros geólogos del diluvio, que declara que la ciencia nos dice que parece que la tierra hubiera experimentado un diluvio global de seis millas de profundidad. Esto es incorrecto” (p. 175, itálicas en original). [NOTA: Snoke inserta un argumento débil en la cita anterior, sugiriendo que los geólogos que sostienen un diluvio deben abogar por un diluvio de “seis millas de profundidad”. Esto se basa en su suposición uniformista que la topografía de la Tierra debe haber sido la misma durante el Diluvio como lo es ahora. No se debe considerar tal suposición como un hecho. En realidad, parece haber indicación bíblica que la altura de las montañas y la profundidad de las zanjas oceánicas fueron alteradas dramáticamente durante o después del Diluvio (Salmos 104:8)]. Debido a estas y otras razones, los partidarios de una Tierra antigua frecuentemente reinterpretan el relato de Génesis de una manera que les permita sostener un diluvio local en vez de uno que cubrió el globo completo. Snoke indicó claramente su enfoque cuando escribió: “La informac ión científica causa que demos un segundo vistazo a la interpretación tradicional, ya que las cosas parecen ser inconsistentes con la geología del diluvio” (p. 174). Esta declaración es otra indicación de la razón por la cual él ha sincretizado muchos aspectos de la Biblia. Él da preeminencia consistente a la evidencia “científica”, y la usa para “reinterpretar” el texto bíblico. Sus enseñanzas (y todas las otras ideas de una Tierra antigua) se basan principalmente, no en lo que la Biblia dice, sino en lo q ue la “ciencia” moderna dice, y en la manera en que se puede insertar los descubrimientos científicos en el texto bíblico. Este enfoque es incorrecto, no solamente porque da al texto bíblico un estatus secundario en comparación a la ciencia evolucionista, sino porque también escoge selectivamente aquellas evidencias “científicas” que tienen el propósito de probar una Tierra antigua. Este enfoque descalifica la evidencia que sostiene una Tierra joven y un diluvio global (vea Morris y Austin, 2003; Whitcomb y Morris, 1961). Además, las ideas “científicas” modernas cambian rápidamente, y muchas de las ideas que hoy se usan para reinterpretar el texto bíblico pasarán a la historia en el futuro. Entonces, al confiar en la “ciencia” moderna, no en el entendimiento adecuado del texto bíblico, Snoke y otros insisten en que el Diluvio de Noé fue un evento local que no cubrió el globo completo. Arthur Custance, defensor de la Teoría de la Brecha, insinuó su modo de interpretación bíblica cuando escribió: “En realidad, diré personalmente que cualquiera que considera seriamente el texto en su totalidad, estará forzado a concluir que el evento tuvo una magnitud muy limitada en términos de profundidad de agua, simplemente porque la eliminación de agua fue lenta. ¡Se puede probar por las cifras en el texto que la eliminación de agua por día fue solamente de unas pocas pulgadas!” (1979, p. 25, itálicas en original). Note la suposición inherente que guió a la conclusión de Custance. Él asumió que los procesos que vemos hoy son los mismos que estuvieron en funcionamiento durante el Diluvio. Y sugirió que podemos entender la topografía de la Tierra durante el Diluvio basados en nuestro conocimiento actual de su topografía. En esencia, Custance usó una suposición uniformista que sugiere que las cosas funcionan hoy como funcionaban en el pasado. Aunque también indicó que no estaba descartando todos los eventos milagrosos durante el Diluvio, él (como Snoke y otros) dependió mucho de la aplicación de procesos uniformistas a eventos relacionados al Diluvio. Además, note que él creía que se debía entender el texto de Génesis a la luz de lo que pensaba que sabía científicamente en cuanto a los índices de eliminación de agua. Sin embargo, ¿pudiera darse el caso que hubo ciertos aspectos de eliminación de agua que él no comprendía completamente y que pueden indicar que el Diluvio no estuvo “limitado” en magnitud de esta manera? ¿Pudiera darse el caso que la topografía de la Tierra hubiera sido muy diferente a la que vemos hoy? ¿O pudiera ser posible que la saturación completa de toda la Tierra haya reducido la velocidad del proceso de eliminación de agua? Se pudiera presentar varias posibilidades en cuanto a la razón por la cual la eliminación de agua fue lenta que no requerirían la conclusión que el Diluvio fue un evento local. Pero Custance apeló a su conocimiento de los índices de eliminación de agua y sugirió que cualquiera que desea considerar el texto de Génesis seriamente debe tomarlo en consideración en su interpretación del texto. Al minimizar el Diluvio a una catástrofe local y no un fenómeno global, muchos partidarios de una Tierra antigua han elevado su conocimiento “científico” de la geología evolucionista por encima del entendimiento e interpretación correcta del texto de Génesis. El método de interpretación que les permite descartar los días literales en el relato de la Creación, es el mismo modo de interpretación que usan para descartar el Diluvio global. Es decir, ellos han permitido que las suposiciones modernas de la ciencia uniformista y evolucionista guíen su hermenéutica bíblica. Snoke entiende que muchos considerarán sus reinterpretaciones de los días de Génesis y del Diluvio global como un engaño. Al esforzarse por evitar las acusaciones, Snoke declaró: “Puedo ya oír que la gente dice, ‘Aquí vamos otra vez cuesta abajo. Primero él quiere «reinterpretar» el relato de la creación, y ahora quiere «reinterpretar» el diluvio, ¿y después qué?’” (p. 158). Él sabe que muchos eruditos conservadores, que observan tales tácticas como l as que Snoke
usa, frecuentemente concluyen que tales artimañas hermenéuticas permiten interpretaciones bíblicas falaces en otros lugares. Aunque Snoke insiste que no está tratando de negar todos los milagros en la Biblia, no se da cuenta que su método de interpretación ya ha socavado dos de los milagros más importantes y físicos en la historia del Universo: la Creación y el Diluvio. Si se descarta estos dos milagros, se abre las puertas a toda clase de reinterpretaciones, y muchas de las advertencias y enseñanzas del Nuevo Testamento quedan sin significado. Por ejemplo, 2 Pedro 3:5-6 dice, “Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua”. En cuanto a este versículo Snoke escribió: “Las referencias del Nuevo Testamento a este pasaje tampoco especifican la magnitud del diluvio. Pedro dice que el kosmos fue destruido (2 Pedro 3:6), una palabra que comúnmente hace referencia al orden político (por ende, ‘cosmopolita’)” (p. 169). Su conclusión en cuanto a la palabra kosmos es incorrecta. La palabra kosmos no hace referencia “comúnmente” al orden político. De hecho, este uso no es común comparado a sus usos comunes. En uno de los léxicos griegos más respetados, los autores presentan el significado de la palabra: “el Universo ordenado,…el mundo como la tierra, el planeta en el cual vivimos…, el mundo como la habitación de la humanidad…, la tierra, el mundo en contraste al cielo (Bauer, et.al., 1979, pp. 445-447). Todos estos significados son máscomunes que el significado del “orden político”. Además, el escritor inspirado enlazó el mundo con el concepto de “los cielos y la tierra”—claramente haciendo referencia al reino físico del globo terrestre y lo que le rodea.
CONCLUSIÓN La edad de la Tierra no es un tema secundario irrelevante en el entendimiento de la Biblia. Como incluso aquellos que adoptan el enfoque de la Tierra antigua han concluido, “El debate de la edad de la tierra no es simplemente un asunto académico de datación, sino un debate vívido sobre los temas centrales de la Biblia, lo cual se relaciona a nuestro enfoque de toda la Biblia” (Snoke, p. 194). Entonces, la edad de la Tierra frecuentemente llega a ser una prueba en cuanto a la manera en que alguien abordará la totalidad del texto bíblico. Los que escogen mirar la cultura y la “ciencia” moderna para encontrar las respuestas llegan a reinterpretar el texto bíblico para hacerlo calzar con las nociones modernas de la comunidad evolucionista y uniformista. Una vez que se han apartado del entendimiento adecuado de Génesis uno y dos, se ven forzados a hacer lo mismo con el Diluvio global y otros numerosos conceptos en la Bibl ia. Sin embargo, si se entiende adecuadamente la evidencia científica, se puede ver que no existe conflicto con los hechos y el relato sencillo de Génesis uno y dos como narraciones históricas que describen la Creación del Universo completo en seis días literales de 24 horas, lo cual sucedió solamente unos pocos de miles de años atrás. En realidad, muchos científicos acreditados han demostrado que los hechos reales en cuanto al Universo físico sostienen una Tierra joven y contradicen la interpretación de una Tierra antigua. No existe conflicto entre la ciencia basada en los hechos y el concepto de una Tierra joven. Los que han escogido adoptar el concepto de una Tierra antigua lo han hecho al seguir el espíritu del sincretismo, y han adulterado la verdad y el poder del texto bíblico. Es nuestra esperanza que ellos vean el error al cual han sido guiados y al cual han guiado a otros, y que dejen de involucrarse en tales prácticas comprometedoras. Referencias Ashton, John, ed. (2000), En Seis Días: La Razón por la Cual Cincuenta Científicos Creen en la Creación [In Six Days: Why Fifty Scientists Choose to Believe in Creation] (Green Forest, AR: Master Books). Bauer, W., W.F. Arndt, F.W. Gingrich y F.W. Danker (1979), Léxico Griego-Inglés del Nuevo Testamento y Otras Literaturas Cristianas Antiguas [Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature] (Chicago: University of Chicago Press), segunda edición. Butt, Kyle (2008), “El Dilema de las Publicaciones Revisadas Científicamente”, Apologetics Press, http://espanol.apologeticspress.org/espanol/articulos/3826. Chaffey, Tim y Jason Lisle (2008), Juicio al Creacionismo de una Tierra-Antigua: El Veredicto Está Listo [Old-Earth Creationism on Trial: The Verdict Is In] (Grand Rapids, MI: Master Books). Crick, Frances (1988), Qué Búsqueda Desenfrenada: Un Enfoque Personal en cuanto al Descubrimiento Científico [What a Mad Pursuit: A Personal View of Scientific Discovery] (Nueva York: Basicbooks). Custance, Arthur (1977), El Tiempo y la Eternidad [Time and Eternity] (Grand Rapids, MI: Zondervan). Custance, Arthur (1979), El Diluvio: ¿Local o Global? [The Flood: Local or Global?] (Grand Rapids, MI: Zondervan). DeYoung, Don (2winxp005), Miles, No Miles de Millones [Thousands not Billions] (Green Forest, AR: Master Books). Fields, Weston (1976), Sin Forma e Incompleto: Una Crítica a la Teoría de la Brecha [Unformed and Unfilled: A Critique of the Gap Theory] (Phillipsburg, NJ: P&R). Hesselgrave, David J. y Edward Rommen (2000), Contextualización: Significado, Métodos y Modelos [Contextualization: Meanings, Methods, and Models] (Pasadena, CA: William Carey).
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Todos los Artículos fueron extraídos fielmente de: Enfoque Bíblico http://enfoquebiblico.com
LAS INCONSISTENCIAS DEL DEÍSMO por Moisés Pinedo Durante los siglos, el hombre se ha aferrado a diferentes cosmogonías para explicar algunos fenómenos que yacen más allá de la evidencia científica empírica. Por ejemplo, la teoría de la evolución es un esfuerzo ateo por explicar el origen del Universo y el hombre sin recurrir a un ser sobrenatural. Sin embargo, la evolución fracasa lamentablemente ya que requiere en primer lugar un evento sobrenatural para ponerla en marcha (vea Jackson, s.d.). Por otra parte, dentro de las cosmogonías teístas hay una filosofía que tuvo gran apogeo en el siglo XVIII—el deísmo—y cuyas tendencias todavía pueden afectar la mente moderna. Pero ¿qué es el deísmo? ¿Y existe fundamento lógico para sostener este punto de vista?
EL DEÍSMO El “deísmo” es la “creencia, basada solamente en la razón, en un Dios que creó el universo y luego lo abandonó, sin asumir ningún control sobre la vida, sin ejercer influencia sobre el fenómeno natural y sin dar revelación sobrenatural” (Diccionario…, 2000, p. 479). En otras palabras, el deísmo comienza con lo sobrenatural y rápidamente lo abandona para aferrarse al naturalismo. Esta es la definición moderna del deísmo (el deísmo radical), a diferencia del deísmo clásico del siglo XVIII en Norteamérica, en el que se vinculaba de alguna manera el deísm o con la tradición religiosa y moral judeocristiana (Schultz, 1991, p. 10). También existen diferentes enfoques deístas en cuanto al suceso sobrenatural primordial: (1) el deísmo que sugiere que un creador dio origen a átomos y moléculas, y les permitió evolucionar de acuerdo a una ley natural (este enfoque comienza con un pseudo-creacionismo y termina con pseudo-evolucionismo); y (2) el deísmo común del siglo XVIII que sugiere que todos los géneros principales fueron creados completamente en un principio, y que desde entonces han continuado desarrollándose (vea Corey, 1994, p. 6). Independientemente de los diferentes matices del pensamiento deísta, esta filosofía llegó a ser el puente del teísmo al naturalismo. Y en este sentido, el deísmo tiene muchas similitudes con el ateísmo. Alguien ha dicho que el deísta es una persona que simplemente no ha tenido tiempo de llegar a ser un ateo. De hecho, aunque el deísta cree en un “Dios” que puso en funcionamiento todas las cosas, en cuanto a cualquier aspecto práctico presente, su “Dios” no existe, i.e., no puede o no quiere intervenir en los asuntos humanos absolutamente.
LAS TENDENCIAS ATRACTIVAS DEL DEÍSMO Aunque el deísmo tuvo apogeo en la mente del siglo XVIII, se extinguió generalmente en el siglo XIX (Geisler, 1976, p. 152). Hoy es raro encontrar a un deísta genuino. Pero esto no quiere decir que no se pueda encontrar algunas
tendencias deístas entre teístas o incluso entre aquellos que profesan el cristianismo. Algunas de las tendencias “atractivas” del deísmo incluyen las siguientes: La apelación al teísmo. No muchos están dispuestos a sumergirse completamente en el océano del ateísmo; este océano desprovisto de Dios es profundo, y el que se atreve a nadar en sus aguas a menudo no puede encontrar tierra firme y finalmente termina ahogándose debido a las olas de confusión lógica. En la ausencia de un ser sobrenatural, el ateísmo no puede explicar el origen del Universo, la complejidad de los organismos naturales e incluso la evolución de su mente atea. El deísmo “soluciona” este dilema al sostener una causa inicial sobrenatural. La apelación al naturalismo. La comunidad incrédula hace mucho tiempo ha dirigido ataques cáusticos contra la religión, especialmente contra la religión cristiana. Ellos han catalogado a sus adherentes como fanáticos supersticiosos desprovistos de racionamiento lógico o charlatanes ignorantes (e.g., Hager, 1957, p. 12). Sin duda, un a razón de este criticismo se debe a los eventos sobrenaturales que los cristianos consideran verdaderos, e.g., el Diluvio de Noé, la concepción virginal, la resurrección de Cristo. El deísmo se “evita” muchos de estos criticismos al descartar cualquier intervención sobrenatural (aparte de la creación primordial) en su sistema religioso. La apelación a la “razón”. Existe un “aura” supuestamente racional que adorna la filosofía deísta. El deísmo comenzó como un énfasis a “razonar” en asuntos de religión (Geisler, 1976, p. 168). Desde luego, este énfasis es necesario; la Biblia misma instruye que el cristianismo debe ser una religión racional (1 Tesalonicenses 5:21; 1 Pedro 3:15; 1 Juan 4:1; cf. Hechos 17:11). No obstante, en su búsqueda “racional”, el deísmo ha escogido la sabiduría del mundo en vez de la sabiduría de Dios (1 Corintios 1:18-29). Lamentablemente, esta sabiduría mundana es la que el mundo frecuentemente aplaude, y el aplauso de este mundo incluso atrae a muchos creyentes (2 Timoteo 2:17-18; 4:10). El libertinaje moral. Se puede decir que uno de los problemas básicos del hombre no es que no tenga la capacidad de creer en Dios, o que incluso no desee creer en Dios, sino que no desea someterse a las implicaciones de su creencia en Dios. Hablando generalmente, el hombre estaría dispuesto a creer en cualquier dios si tal dios le diera la libertad de ejercer su propia moralidad (vea Huxley, 1966, 3:19). El deísmo satisface este deseo licencioso al proveer al hombre con un dios primordial que no está interesado en los asuntos morales humanos, o que en el mejor de los casos creó un sistema natural deficiente que no puede proveer al hombre con un código moral objetivo. En la ausencia de tal código, el hombre “religioso” tiene la libertad de actuar según la moralidad de su conciencia.
LAS INCONSISTENCIAS DEL DEÍSMO Hace un año atrás recibimos en las oficinas de Apologetics Press una carta electrónica de un lector indignado que nos criticó por nuestra creencia en las Escrituras y el cristianismo, y por nuestra propagación de tales creencias. Esta persona enfatizó sus logros académicos en su carta, y se identificó al final como alguien que “cree en Dios pero en ninguna religión”. Algún tiempo después respondí brevemente su carta, proveyéndole los enlaces de algunos artículos en los cuales ya habíamos lidiado con críticas similares. Al día siguiente recibí su segunda carta en mi buzón electrónico—una carta exasperada, demandando, para usar sus palabras, “una respuesta personal”. El lector no dudó en reiterarme sus logros académicos, como tampoco el hecho que había investigado el tema “exhaustivamente” y que por ende, tenía el derecho de “regañarnos”. En su carta también descartó la necesidad de cualquier revelación divina, y finalmente enfatizó su creencia en un dios amoroso que no interviene en la historia humana. Aunque el lector nunca se identificó como un deísta, era obvio que lo era, o que había aceptado las tendencias deístas sin saberlo. Así que tomé algo de tiempo para escribirle una carta “personal”, indicándole las inconsistencias de sus creencias, y haciéndole algunas preguntas básicas que sin duda alguien que había investigado el tema “exhaustivamente” podía responder sin problemas. Yo ya había previsto la probabilidad de recibir una carta aún más crítica, carente de respuestas sólidas pero llena de ataques mordaces. Pero esa fue la última vez que escuché de ese lector. Esta sección aborda algunos de los argumentos presentados en dicho intercambio electrónico.
El Unitarismo de Dios Aunque no todos los deístas están de acuerdo en cuanto al interés divino por el mundo, “[t]odos los deístas están de acuerdo que existe un Dios… Este Dios es eterno, inmutable, omnisciente, omnipotente, omni benévolo, verdadero, justo, invisible, infinito—en resumen, completamente perfecto, carente de nada” (Geisler, 1999, p. 190). Los deístas rechazan el concepto de la Trinidad; en cambio, sostienen un enfoque unitarista. Pero el punto es este: ellos creen en un solo Dios. Esta creencia enfrenta un gran dilema lógico si se considera que según el deísmo, la naturaleza es la única revelación de Dios. ¿Sobre qué fundamento racional y/o natural puede el deísta llegar a la conclusión que Dios es “uno”? ¿Puede el deísta alzar sus ojos al cielo, mirar la cantidad innumerable de estrellas y concluir que existe un solo Dios? ¿Puede contar los montes de la Tierra y concluir que tuvieron un Creador singular? ¿Por qué no dos, 10 o 1,000 dioses? En el fondo, la pluralidad de dioses ha sido una característica distintiva común de las religiones externas al judaísmo y el cristianismo (e.g., la religión griega y la religión romana).
Entonces, ¿dónde aprendió el deísta que Dios es “uno”? Indiscutiblemente, su creencia unitaria es producto del entendimiento incorrecto del concepto bíblico sobre la singularidad de Dios. La Biblia enseña repetidamente que “Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Deuteronomio 6:4; cf. 4:35,39; 1 Reyes 8:60; Isaías 45:14,18; 46:9; Joel 2:27; Marcos 12:29,32; et.al.). Pero el concepto bíblico de la unidad de Dios permite la pluralidad en la Deidad. Jesús dijo, “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30). El Amor de Dios El deísta “está listo a admitir que ‘Dios es amor’” (“Salvación…”, 1870, p. 30). Pero otra vez, ya que según el deísmo el orden creado es la única expresión del amor de Dios, el deísta enfrenta otro dilema serio al sostener la creencia del amor divino. Aunque se puede formular una idea rudimentaria de una clase de amor que un “creador” expresa al diseñar un ambiente habitable para sus criaturas, esta revelación natural no es suficiente para establecer el amor divino según la filosofía deísta. En realidad, la misma naturaleza que envía lluvias para el agricultor, sopla brisas refrescantes para el cansado y produce fuentes de aguas dulces para el sediento, también produce huracanes, terremotos, sequías, erupciones y enfermedades que destruyen a las criaturas que viven bajo su dominio. Entonces, ¿de dónde concibió el deísta la idea que “Dios es am or”? ¿Dedujo esta verdad al considerar los estragos del huracán Katrina, los terremotos en Haití y Chile o la epidemia de la fiebre porcina? ¿Dedujo esta verdad al considerar la neutralidad del “creador” ante las guerras mundiales, la violencia en las grandes ciudades y las injusticias sociales? ¿O llegó a esta conclusión en un paseo privado al cementerio más cercano donde yacen cientos (o miles) de cuerpos descompuestos de hombres, mujeres, niños o incluso bebés inocentes? Aunque el deísta no quiera admiti rlo, las páginas de la Biblia le enseñaron que “Dios es amor” (1 Juan 4:8,16). Sin una revelación escrita, el hombre pudiera concluir que la naturaleza (o su creador) le odia. Pero el deísta ha llegado a la conclusión correcta; ¿pura casualidad? La Adoración a Dios A Don Herbert de Cherbury (1583-1648) se le considera generalmente como “El Padre del Deísmo Inglés”. Él estableció cinco principios que consideró universales; dos de esos principios tienen que ver con la adoración a Dios: “Él debe ser adorado”, y “la Virtud y la Piedad son las partes principales de la Adoración Divina” (Orr, 1934, p. 61). Desde una perspectiva deísta, ya que Dios es el Creador Todopoderoso de todas las cosas, entonces pareciera que debería ser adorado por Su majestad. Pero el deísta debe considerar dos inconsistencias relacionadas a este punto. Primero, ya que una clase de deísmo sostiene que Dios no está interesado en los asuntos humanos (Geisler, 1999, p. 190), entonces, ¿cuál sería el propósito de brindar adoración a este “Dios” indiferente? Y ¿constituyera la adoración humana alguna diferencia en la actitud de este “Dios” ante sus criaturas? Segundo, el asunto de la adoración enfrenta su dilema real cuando el deísmo sostiene que la “virtud y la piedad” son las partes principales de tal adoración. ¿Sobre qué fundamento se puede declarar que tal “Dios”, quien no ha revelado su voluntad al hombre (excepto por medio de la naturaleza), demanda la virtud y la piedad como expresiones en la adoración? Adicionalmente, si de alguna manera el deísta pudiera llegar a esta conclusión acertada al “escuchar” a la naturaleza, ¿cómo pudiera buscar la virtud y la piedad en la ausencia de una revelación objetiva que defina estos conceptos? Otra vez, solo la revelación escrita garantiza la demanda divina de adoración y la inclusión de la virtud y la piedad como componentes de tal adoración (Salmos 18:3; 2 Pedro 1:3-8). El Rechazo de los Milagros El deísmo rechaza la realidad de los milagros bíblicos o de cualquier milagro en absoluto en el mundo natural. La idea no es que Dios no pueda realizar milagros, sino que no realizará milagros ya que “según el deísmo, realizar milagros es contrario a la naturaleza de Dios… En el deísmo, Dios y lo sobrenatural son incompatibles” (Corduan, 1993, p. 91). “Para los deístas, todos los relatos de milagros son el resultado de la invención o superstición humana” (Geisler, 1990, p. 190). Ciertamente, los supuestos milagros modernos no llenan la descripción bíblica de lo milagroso, y además, la evidencia no los confirma (vea Miller, 2009). Pero nadie que crea en la Biblia tiene la opción de rechazar la realidad de los milagros que cubren la inspiración bíblica de principio a fin. Los milagros son una razón principal por la cual los deístas rechazan la revelación bíblica. Pero al hacerlo, los deístas han caído presos de su inconsistencia al rechazar lo sobrenatural. Lo cierto es que [s]i Dios puede realizar el milagro de la creación, no existe razón buena por la cual Él no pudiera hacer otros milagros. Así que el deísmo abriga una inconsistencia principal. Estas dos afirmaciones son centrales para el deísmo: (1) Dios realizó el milagro de la creación; y (2) Dios no realiza milagros. Si usted es un deísta, debe creer ambas afirmaciones, pero ambas afirmaciones no pueden ser verdaderas. Por ende, el deísmo no es un enfoque creíble. Se basa en el criterio de la inconsistencia (Corduan, 1993, pp. 91-92). Así que el deísta se reserva el “derecho” de decidir qué milagros Dios puede o no puede hacer. Según esta filosofía, Dios no puede hacer flotar un hacha (2 Reyes 6:5-6), convertir agua en vino (Juan 2:1-11), caminar sobre las aguas (Mateo
14:25), restaurar una oreja amputada (Lucas 22:50-51) o resucitar a una persona (Juan 11) porque esto quebrantaría el orden natural y reflejaría la superstición humana. Por otra parte, ¡Dios sí puede crear el Universo completo, juntamente con todas las criaturas dentro, de la nada! El deísta puede acusar al que cree en la revelación bíblica de tener una mente supersticiosa, pero en su caso, él no solamente ha aceptado el evento sobrenatural principal al que también debería calificar como “superstición”, sino también ha abrazado una filosofía contradictoria e irracional. La Definición de lo Correcto e Incorrecto Uno de los problemas eternos de los naturalistas es determinar el fundamento de la moralidad y la ética humana. Ya que el deísmo es una forma de naturalismo, entonces enfrenta el mismo problema. Como Geisler ha señalado, [l]os deístas difieren en cuanto a la universalidad de las leyes morales. Están de acuerdo en que el fundamento de todos los valores es universal, ya que se establece en la naturaleza. Pero no están de acuerdo en qué leyes morales son absolutas y cuáles son relativas. El hecho que existe lo correcto e incorrecto no está en disputa. El problema es determinar exactamente lo que es correcto o incorrecto en cada caso o circunstancia (1999, p. 191, énfasis añadido). Es interesante notar que el deísta cree que existe algo como lo correcto e incorrecto, pero no puede defin irlo o aplicarlo consistentemente. Esto se debe a que la naturaleza es insuficiente para proveer un código moral objetivo (y eso es lo único que el deísta tiene). En este sentido, el deísta se encuentra en la misma posición lamentable del ateo (vea “La Existencia…”, 2009). ¿A dónde pudiera recurrir el deísta para establecer un estándar moral consistente? ¿Dónde encontraría la definición de lo correcto e incorrecto? La misma naturaleza que nos “enseña” que muchos animales adultos cuidan de sus pequeñas crías, también nos “enseña” que algunos animales comen a sus crías, algunas arañas comen a sus “parejas” después del acto sexual, y otros animales torturan a sus “prójimos”. ¿Es correcta la violencia? El reino animal se caracteriza por la violencia. ¿Es correcto el hurto? Después de todo, los animales se roban sus presas entre sí. ¿Es correcta la violación, el adulterio o el incesto? El reino animal está lleno de perversiones en esta orientación. ¿Nos dirá un árbol que la mentira es incorrecta? ¿Nos dirá el relámpago que el homicidio no es “ético”? Lo cierto es que tratar de establecer un código moral basado en la “revelación natural” es una de las más grandes inconsistencias de la filosofía deísta. La Vida Después de la Muerte En un mundo deísta, donde “Dios” crea a la humanidad y después la abandona, se esperaría que todos los deístas rechazaran cualquier noción del más allá. Sin embargo, parte de la comunidad deísta también cree que “Dios regula el mundo, espera obediencia a la ley moral basada en la naturaleza, y ha hecho preparativos para la vida después de la muerte, con recompensas para el bueno y castigos para el malo. Este enfoque fue común entre los deístas ingleses y norteamericanos” (Geilser, 1999, p. 190). Dos inconsistencias más surgen de este enfoque. Primero, si Dios nunca se ha involucrado en los asuntos humanos, sea en el pasado, el presente o el futuro humano en la Tierra, ¿qué garantía tiene el deísta que Él se involucrará en los asuntos futuros humanos después de esta vida? Segundo, si la naturaleza es el único “credo” del deísta, ¿qué parte de la naturaleza proclama la existencia después de esta vida? ¿Y qué parte de la naturaleza garantiza un estado futuro de recompensa o condenación? Después de todo, el deísta no estuviera dispuesto a sugerir que existe una vida futura para el árbol que muere, o que los animales “buenos” recibirán una recompensa final, mientras que los animales “malos” serán castigados eternamente. La naturaleza simplemente puede revelar el estado pasado, presente y futuro e n esta Tierra, pero no tiene conciencia o información sobre el más allá. Otra vez, la Biblia presenta a la mente humana la realidad de los estados futuros de recompensa y castigo (Mateo 25:31-46). El Rechazo de la Revelación Especial Para el deísta, “Dios no se revela a Sí mismo en ninguna otra manera excepto a través de la creación. El universo es la Biblia del deísta. Solamente el universo revela a Dios. Todas las otras supuestas revelaciones, sean verbales o escritas, son invenciones humanas” (Geisler, 1999, 190). La inconsistencia del deísmo alcanza su cúspide en el rechazo de la revelación escrita de Dios. A la única conclusión garantizada que el deísta puede llegar en la ausencia de la revelación escrita es que el Universo y el hombre fueron productos de un fenómeno (o fenómenos) superior que se puede calificar con los pronombres algo, alguien o algunos. Por otra parte, los conceptos como el amor de tal ser, su demanda de adoración, la ética moral o el destino final del hombre son imposibles de concluir por medio de la revelación escasa de la naturaleza. Adicionalmente, se ha visto que algunas de estas doctrinas principales del deísmo tienen una semejanza indiscutible con las doctrinas que se encuentran en las páginas de la Biblia. Parece que el deísta ha estado leyendo secretamente el mismo libro que rechaza como revelación escrita.
CONCLUSIÓN Sea deliberadamente o involuntariamente, el deísta ya ha aceptado algunas verdades bíblicas, o ha partido de tales verdades para formular su propia versión religiosa. Sin alguna revelación adicional escrita u oral, el deísmo nunca hubiera visto su comienzo. Sin duda, las inconsistencias en la filosofía deísta han contribuido grandemente a su rechazo general. Tristemente, hay algunos que todavía aceptan parcialmente o totalmente las tendencias filosóficas de esta ideología confusa. Este es reto final que todo deísta debe considerar: Ya que es obvio que él ha aceptado una parte de la Escritura Sagrada para promover un deísmo inconsistente, ¿aceptará, ahora, la totalidad de tal revelación especial para optar por el teísmo consistente? Es mi oración que el lector sincero tomará la decisión razonable que le garantizará el conocimiento adecuado de Dios y Su Evangelio (1 Timoteo 2:3-4; 2 Tesalonicenses 1:6-10). Referencias Corduan, Winfried (1993), Fe Razonable [Reasonable Faith] (Nashville, TN: Broadman and Holman). Corey, M.A. (1994), De Regreso a Darwin: El Caso Científico para la Evolución Deísta [Back to Darwin: The Scientific Case for Deistic Evolution] (Lanham, MD: University Press of America). Diccionario de la Herencia Americana del Lenguaje Inglés [American Heritage Dictionary of the English Language] (2000), (Boston, MA: Houghton Mifflin), cuarta edición. “La Existencia de Dios—La Moralidad” (2009), Curso Introductorio de Evidencias Cristianas de Apologetics Press: Lección 4, [En-línea], URL: http://www.apologeticspress.org/pdfs/cursos_pdf/ca0104.pdf. Geisler, Norman (1976), Apologética Cristiana [Christian Apologetics] (Grand Rapids, MI: Baker). Geisler, Norman (1999), Enciclopedia Baker de Apologética Cristiana [Baker Encyclopedia of Christian Apologetics] (Grand Rapids, MI: Baker). Hager, Dorsey (1957), “Cincuenta Años de Progreso en Geología” [“Fifty Years of Progress in Geology”], Geotimes, agosto. Huxley, Aldous (1966), “Confesiones de un Ateo Profeso” [“Confessions of a Professed Atheist”], Report: Perspective on the News. Jackson, Wayne (sine data), “Evolución, ¿Hecho o Teoría?” [“Evolution—Fact or Theory?”], [En-línea], URL: http://www.apologeticspress.org/rr/reprints/Evolution-Fact-or-Theory.pdf. Miller, Dave (2009), “Los Milagros Modernos, el Don de Lenguas y el Bautismo del Espíritu Santo: Una Refutación”, [En línea], URL: http://www.apologeticspress.org/espanol/articulos/240088. Orr, John (1934), Deísmo Inglés [English Deism] (Grand Rapids, MI: Eerdmans). “Salvación Hasta los Confines de la Tierra” [“Salvation to the Uttermost”] (1870), El Tesoro Cristiano [The Christian Treasury] (Londres: Groombridge and Sons). Schultz, Roger (1991), “Una Celebración de Incrédulos: La Iluminación Norteamericana en la Era Revolucionaria” [“A Celebration of Infidels: The American Enlightenment in the Revolutionary Era”], [En-línea], URL: http://www.contramundum.org/cm/features/01_infidels.pdf. Todos los Artículos fueron extraídos fielmente de: Enfoque Bíblico http://enfoquebiblico.com
La Ciencia Moderna y la Moralidad y Ética Cristiana
“Examinadlo Todo” ¿Partes del Cuerpo Humano para Venta? ¿Matriz Artificial? El Aborto y la Biblia Salve al Planeta—¿Aborte a un Bebé? La Reproducción Artificial y el Cristianismo
“EXAMINADLO TODO” por Kyle Butt Debido al cambio de circulación monetaria en los Estados Unidos, los cajeros en los bancos, tiendas, gasolineras y muchas otras tiendas tienen un marcador especial con el cual pueden marcar cada billete de más de $10. Si el marcador deja una marca clara, el billete es genuino; si la marca se hace negra, el billete es falso. Se ha diseñado ese marcador para probar cada billete que llega a las manos del cajero. De manera interesante, la Palabra de Dios amonesta a cada uno de nosotros a hacer lo mismo en cuanto a ideas y acciones. En 1 Tesalonicenses 5:21, el inspirado apóstol Pablo escribió: “Examinadlo todo; retened lo bueno”. La palabra griega que usó para “examinar” es dokimazo, que se usaba en tiempos antiguos para describir el proceso que una persona realiza para fundir monedas de oro o plata para determinar si son reales o no. Pablo quería que los tesalonicenses examinaran toda idea y acción, y determinaran si era verdadera, o si era un engaño demoníaco que les guiaría a la pérdida espiritual. Hoy el mundo es un lugar caótico, similar en muchas maneras a la ciudad antigua de Atenas cuyos ciudadanos pasaban su tiempo buscando algo más de qué hablar. Las ideas se deslizan a través del “cajero” de nuestras mentes en índices alarmantes. El ateísmo, la eutanasia, la oración, la adoración, la investigación de la célula madre, el politeísmo, el amor, el sexo, las drogas y el Movimiento de la Nueva Era son solamente unos cuantos de los conceptos que bombardean al ciudadano promedio. ¿Qué debemos hacer con cada uno de estos conceptos variados? Debemos tener el marcador de la Palabra de Dios a mano para usarlo y “marcar” cada idea que se nos presenta. Si la marca es clara, dé la bienvenida a ese concepto en su cajón de registro, regocijándose en su verac idad. Pero si la Palabra de Dios deja una marca negra en cualquier concepto, rechácelo como malo, como la falsificación que es. [Título original en inglés, “‘Test All Things’”, en www.apologeticspress.org/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
¿PARTES DEL CUERPO HUMANO PARA VENTA? por Brad Harrub Ocasionalmente, tropezamos con historias que parecen tan horrendas que suponemos que deben ser mitos urbanos o bromas pesadas del Internet. Pero esta vez la historia parece ser real. The Times, un diario principal del Reino Unido, reportó que un instituto médico en Ucrania está vendiendo partes del cuerpo de fetos en un sitio Web—partes del cuerpo que ellos argumentan que serían desechadas de todas formas. Jeremy Page y sus coautores Sam Lister y Anthony
Browne señalaron: “Tatyana Zakharova movía su cabeza mientras deslizaba su dedo revisando la página y leyendo los productos en oferta. ‘Células de bazo de feto, fragmentos de columna vertebral de feto, células de hígado de feto...’” (2005). El Instituto por los Problemas de Criobiología y Criomedicina de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania ofrece estas partes del cuerpo y otras más en su sitio Web (www.celltransplantation.iatp.org.ua/specialist.htm —sitio en idioma ucraniano). Mucha de la presión por vender partes del cuerpo de fetos viene de la investigación de la célula del tallo y la cosmética. En muchos países, el único valor que los fetos reciben se debe a las células del tallo que poseen inherentemente. Muchos países no-controlados buscan maneras de satisfacer “la oferta y la demanda”. Adicionalmente, se usa los fetos en la industria cosmética de Europa Oriental, donde la “terapia de la célula del tallo fetal” ha emergido como una manera potencial de evitar la vejez. Se supone que esta terapia de inyección revierte las arrugas y da a la piel una apariencia más juvenil—pero ¿a qué precio? De hecho, los norteamericanos hemos atestiguado la manera en que el valor inherente de la vida humana ha ido declinando. Se mata al inocente a través del aborto legalizado, las prácticas de fertilización que dan como resultados embriones que posteriormente se destruyen, y la investigación de la célula del tallo embrionaria. También se extingue la vida de los ancianos a través de la eutanasia en los estados como Oregon, donde esta práctica ha sido legal desde 1994. Nuestros hijos escuchan reportes noticieros acerca de tiroteos debido a algo tan trivial como un par de zapatillas. Las aulas de las escuelas públicas enseñan dogmáticamente que nosotros compartimos un antepasado común con los simios. Entonces, ¿es una sorpresa que el valor de la vida humana continúe hundiéndose rápi damente en terreno pantanoso? Si buscamos honestamente la evidencia de la razón por la cual no deberíamos proseguir con la investigación de la célula del tallo embrionaria, podremos encontrarla en estos sucesos. El Instituto ucraniano argumenta que sus “materiales” son producidos legalmente usando fetos abortados en una etapa temprana, los cuales serían desechados como “biodesperdicio”. [Designar al tejido del cuerpo de humanos no -nacidos como “material” no cambia el hecho de que el tejido para venta haya venido de bebés vivos en la matriz]. Sin embargo, ahora se está cuestionando sus procedimientos y éticas. Como Page y asociados observaron, “ahora se está analizando su investigación altamente especializada y controversial después de nuevas acusaciones de que los bebés vivos—o sus cuerpos muertos—han desaparecido de los hospitales de maternidad en Kharkov” (2005, énfasis añadido). Ellos continuaron: Bajo la ley ucraniana, se considera automáticamente abortos, en vez de nacimientos, a los bebés nacidos antes de las 27 semanas o que pesan menos de 1 kg. (2 libras 3 onzas). Por tanto, no se los registra oficialmente, sino se los separa de sus madres y no se los devuelve (2005). Juliya Kopeika, una doctora que anteriormente trabajaba en el instituto, explicó que “hace mucho tiempo los científicos ucranianos en el campo han estado beneficiándose de este enfoque más relajado de los temas éticos. ‘A menudo ni siquiera se pregunta a los padres si se puede usar el material. Esa es la razón por la cual ellos han tenido mucho más acceso en Ucrania que aquí en Bretaña’” (2005). Muchos cristianos no creen que sea un problema que los investigadores realicen la investigación de la célula del tallo con embriones humanos. Ellos argumentan que este campo brinda esperanza para las personas que sufren de males crónicos. Pero al hacerlo, ellos colocan la importancia y la comodidad de una persona sobre la de aquellas vidas que se usan en el proceso de experimentación. Desafortunadamente, muchos han olvidado la santidad de la vida hum ana. Ya no se considera a la vida como “dada por Dios” (Hechos 17:25). ¿Puede alguien argumentar razonablemente que la venta de partes del cuerpo humano está en armonía con la voluntad de Dios? ¿Cuánto más podemos deslizarnos? Referencia Page, Jeremy, et.al. (2005), “El Instituto de Investigación que Comercializa Partes del Cuerpo de Fetos por Internet” [“The Research Institute that Advertises Fetus Body Parts on Internet”], The Times, http://www.timesonline.co.uk/article/0,,13509-1773726,00.html. [Título original en inglés, “Human Body-Parts for Sale?”, en www.apologeticspress.org/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
¿MATRIZ ARTIFICIAL? por Brad Harrub Los titulares suenan como si fueran sacados de una novela de ciencia ficción. “Los científicos han desarrollado una matriz artificial que permite que los embriones crezcan fuera del cuerpo”. Los reporteros predicen: “Dentro de una generación, probablemente se usará masivamente matrices artificiales para engendrar bebés”. Los investigadores de la Facultad Médica Weill de la Universidad Cornell recientemente anunciaron que por primera vez, han tenido éxito en crear un revestimiento de matriz artificial. Usando células tomadas del útero, juntamente con una combinación de drogas y hormonas, los investigadores construyeron una matriz en el laboratorio. Luego tomaron embriones “sobrantes” de los
procedimientos de fertilización in vitro y los colocaron dentro del tejido creado en el laboratorio. Según se informa, los embriones se adjuntaron a las paredes de esa matriz prototipo y comenzaron a establecerse allí. Se está presentando este nuevo procedimiento como un “avance tecnológico” definitivo para las parejas que no pueden tener hijos. Considere las posibilidades—embarazo sin náuseas matutinas, aumento de peso, marcas de embarazo o dolores de parto. Parece que el hombre finalmente intenta vencer el castigo que Dios impuso a Eva cuando ella desobedeció y comió del árbol del conocimiento de la ciencia del bien y del mal. En esa ocasión triste, Jehová dijo: “Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces” (Génesis 3:16). En nuestro afán por afirmar que somos superiores, los seres humanos hemos olvidado que Dios diseñó la gestación por una razón. Por ejemplo, sabemos que un feto que crece responde no solamente al latido tierno de la madre, sino también a sus emociones, humor y movimientos. Por ende, ¿qué tipo de niño resultaría como producto de un ambiente de laboratorio frío y estéril? Piense en las implicaciones potenciales de esta nueva tecnología. Las “parejas” homosexuales (para tomar solo un ejemplo) pudieran “engendrar” sus propios hijos (usando óvulos de donantes) en un ambiente de laboratorio. [Las “parejas” lesbianas pudieran lograr lo mismo, usando esperma de donantes]. Mucha gente probablemente dirá, “¿Por qué preocuparse? Este escenario no será un problema por décadas”. Algunos años atrás dijimos lo mismo en cuanto a la clonación humana y la investigación de la célula madre, ¿recuerda? [Título original en inglés, “Artificial Womb?”, en www.apologeticspress.org/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
EL ABORTO Y LA BIBLIA por Dave Miller Cada año en los Estados Unidos de América, los doctores que practican el aborto masacran a más de un millón de niños. Desde 1973, cuando la Corte Suprema legalizó el aborto-a-petición, se ha sacrificado a algo de 43 millones de bebés en Norteamérica (vea “Consecuencias…”, 2003). Cada año se realiza un estimado de 46 millones de abortos mundialmente (Instituto Alan Guttmacher, 2002). En tres décadas, se elimina a una generación completa de niñ os. De hecho, se mata a más del 20% de todos los bebés concebidos en los Estados Unidos (Finer y Henshaw, 2003, p. 6)—y la matanza continúa. Algunas señales prometedoras han surgido recientemente. En marzo de 2003, por un voto de 64-33, el Senado de los Estados Unidos aprobó una prohibición del procedimiento especialmente bárbaro conocido como aborto de “parto parcial” (Kiely, 2003). En su esfuerzo por poner en orden los asuntos morales y éticos involucrados en la clonación humana, el Concilio Presidencial sobre la Bioética concluyó que “el caso de tratar la etapa-temprana del embrión como simplemente el equivalente moral de todas las otras células humanas...es realmente erróneo” (Kass, 2002, p. liv). Pero incluso estos intentos plausivos por hacer retroceder la corriente de degradación moral que ha barrido la nación son demasiado pequeños y tardíos. Una gran parte de norteamericanos considera que el aborto es una opción aceptable. ¿Qué se pudiera esperar? La agenda “políticamente correcta” de los liberales sociales les ha intimidado por décadas. La Corte Suprema en la Tierra ha intervenido en el asunto, legalizando el aborto por medio del poder de “la ley”. La profesión médica ha hecho lo mismo, prestando su prestigio y autorizando la práctica del aborto—en violación directa al Juramento Hipocrático. Pero ¿ha oído la mayoría de norteamericanos el enfoque bíblico? ¿Les importa incluso lo que Dios piensa en cuanto al aborto? ¿Están interesados en investigar Su voluntad en cuanto al tema? Después de todo, la Biblia habla contundentemente acerca del aborto. La civilización norteamericana ha experimentado una revolución cultural nociva por más de 40 años. Se está reestructurando el sistema moral, y se está alterando las raíces religiosas y la perspectiva espiritual del país. Los fundadores y la población norteamericana de los primeros 150 años de su existencia nacional no hubieran tolerado muchas de las creencias y prácticas que han llegado a ser comunes en la sociedad. Esta lista de prácticas incluye los juegos de azar (i.e., la lotería, carreras de caballos, casinos, etc.), el divorcio, el alcohol y la embriaguez pública, la homosexualidad, el embarazo pre-matrimonial, y la pornografía en películas y revistas. Simplemente la mayor parte de la sociedad norteamericana, desde su fundación hasta la Segunda Guerra Mundial, no hubiera tolerado estos comportamientos. Pero los cimientos morales y religiosos de los Estados Unidos están experimentando erosión catastrófica. La práctica extensa del aborto es simplemente una señal (entre muchas) de este cambio cultural. Pero todavía existe un Dios en el cielo—el Creador omnipotente y omnisciente del Universo. Él se ha comunicado con la raza humana a través la Biblia, y ha declarado que un día llamará a todos los seres humanos a dar cuenta, y les juzgará según su comportamiento en la Tierra. Por tanto, cada persona es responsable de estudiar cuidadosamente la Palabra de Dios, determinando la manera en que Él quiere que se comporte, y luego obedeciendo a esas directrices. Esto es así de simple. Aunque la Biblia no habla directamente de la práctica del aborto, sí provee suficiente material relevante para ayudarnos a saber la voluntad de Dios sobre el tema. Zacarías 12:1 dice que Dios no es solamente el Creador de los cielos y la Tierra, sino también el que “forma el espíritu del hombre dentro de él”. Así que Dios es el Dador de vida. Eso causa que
la vida humana sea sagrada. Dios es responsable de implantar el espíritu humano dentro del cuerpo humano. Los seres humanos no tenemos derecho de poner fin a la vida humana—a menos que Dios lo autorice. Todos los ejemplos bíblicos de la terminación de la vida humana estuvieron basados en elcomportamiento del ser humano. Pero quitar la vida a un bebé no-nacido no se basa en la conducta moral del bebé. Si Dios infunde el espíritu humano mientras la persona está en la matriz de la madre, entones la terminación de esa vida es un intento deliberado de frustrar la acción de Dios por “formar el espíritu del hombre en él”. Pero ¿cuándo entra el espíritu humano en el cuerpo humano y por ende produce un ser humano? ¿Cuándo implanta Dios el alma en el cuerpo—en el nacimiento o antes del nacimiento? La Biblia presenta evidencia abundante para responder esta pregunta. Por ejemplo, declara: “Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas” (Eclesiastés 11:5). En este pasaje, Salomón comparó el desarrollo fetal a la actividad de Dios. Job desc ribió el mismo proceso en Job 10:11-12. Aquí él atribuyó su crecimiento prenatal a Dios. David fue incluso más específico: Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. David declaró que su desarrollo como un ser humano—su calidad de persona—fue logrado por mano de Dios, antes de su nacimiento, mientras él todavía estaba en la matriz de su madre. Algunos han sugerido que Eclesiastés, Job y Salmos son libros de poesía, y que por ende, no se los debe considerar literalmente. Pero el lenguaje profético tiene significado. Salomón, Job y David estuvieron atribuyendo claramente su personalidad prenatal a la actividad creativa de Dios. Desde luego, muchos pasajes adicionales que expresan el mismo punto no tienen estilo poético. Jeremías declaró: “Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (Jeremías 1:4-5). Compare este enunciado a la declaración similar de Pablo que indica que Dios le apartó para hacer su ministerio apostólico desde el vientre de su madre (Gálatas 1:15). Isaías hizo la misma declaración: “Oídme, costas, y escuc had, pueblos lejanos. Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria” (Isaías 49:1). Estos pasajes no enseñan la predestinación. Jeremías y Pablo pudieron haber ejercido su libre albedrío para rechazar la voluntad de Dios en sus vidas—en cuyo caso Dios hubiera buscado a alguien más para hacer el trabajo. Pero estos pasajes sí enseñan que Dios trata a la gente como seres humanos incluso antes que nazcan. Muestran que un bebé todavía no-nacido es una persona—un ser humano. No existe diferencia significativa entre un bebé humano un minuto antes del nacimiento y el mismo bebé humano un minuto después del nacimiento. Tal estatus de personalidad humana se aplica a un bebé durante todo su desarrollo prenatal desde el momento de la concepción. Considere adicionalmente la visita que María, la madre de Jesús, hizo a Elizabet, la madre de Juan el bautista. Ambas mujeres estaban embarazadas en ese tiempo. En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre (Lucas 1:39-44). Note que se representa al bebé en el vientre de Elizabet como un ser humano vivo. De hecho, el término “criatura” en los versículos 41 y 44 que hace referencia al prenatal Juan es exactamente el mismo término que se usa en el capítulo dos para hacer referencia a Jesúsdespués de Su nacimiento (Lucas 2:12,16). Por ende, ante los ojos de Dios, sea que un bebé esté en su estado de desarrollo prenatal opostnatal, ¡ese bebé todavía es una persona! En Lucas 1:36 se hace referencia a Juan el Bautista como “un hijo” desde el mismo momento de la concepción. Se lista en orden invertido todas las tres fases de la vida humana en Oseas 9:11—nacimiento, embarazo y concepción. Si el aborto no fuera incorrecto, María pudiera haber tenido el derecho moral y espiritual de abortar al bebé Jesús—¡el Hijo divino de Dios! Alguien pudiera decir, “Pero eso es diferente, ya que Dios tenía un plan especial para ese niño”. Pero la Biblia enseña que Dios tiene planes especiales para cada ser humano. Cada vida humana es preciosa para Dios; una sola alma es más importante que cualquier cosa física en el mundo (Mateo 16:26). Dios dio a Su propio Hijo por cada ser humano según un fundamento personal. Cada vida humana es igualmente valiosa para Dios. El aborto ha eliminado el potencial no-conocido e incomprensible que millones de seres humanos tienen para lograr grandes cosas. El potencial remarcable e ingenioso de una de estas mentes humanas pequeñas—ahora extinguidas—pudo haber producido la cura para el cáncer o alguna otra enfermedad horrible, extenuante y mortal. Otro pasaje penetrante del Antiguo Testamento es Éxodo 21:22-25. Este pasaje describe la acción que se debía tomar en caso de lesiónaccidental a una mujer embarazada. Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces. Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, gol pe por golpe. Se ha traducido mal este pasaje en varias versiones. Por ejemplo, algunas versiones utilizan la palabra “aborto espontáneo” en vez de traducir la frase hebrea literalmente: “y su niño saliera”. El texto está previendo una situación en la
cual dos hombres en una pelea hieren accidentalmente a una espectadora embarazada. La lesión causa que la mujer comience su trabajo de parto antes de tiempo, ocasionando el nacimiento prematuro del niño. Si la mujer y el niño no sufrían daño, entonces la Ley de Moisés imponía una multa para el que causó el nacimiento prematuro. Pero si la pelea producía perjuicio o incluso muerte, entonces la ley imponía un castigo paralelo: Si el bebé prematuro moría, el que causaba el nacimiento prematuro debía ser ejecutado—vida por vida. Este pasaje considera claramente al bebé nonacido como un ser humano; causar la muerte de un bebé prenatal era homicidio bajo el Antiguo Testamento —homicidio penado con la muerte. Note que esta regulación bajo la Ley de Moisés lidiaba con el agravio causado accidentalmente. El aborto es una terminacióndeliberada y planeada de la vida de un bebé. Si Dios lidió severamente con el hombre debido a la muerte accidental de un bebé prenatal, ¿qué piensa que Él siente con respecto al homicidio deliberado de un bebé nonacido a través del aborto? La Biblia declara explícitamente el sentimiento de Dios: “[N]o matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío” (Éxodo 23:7). En realidad, una de las cosas que Dios aborrece es “las manos derramadoras de sangre inocente” (Proverbios 6:17). El tema del aborto es un asunto serio para Dios. Nosotros debemos basar absolutamente nuestros puntos de vista en la voluntad de Dios—no en la voluntad de los hombres. Los comportamientos antiéticos como el aborto están desgarrando el mismo corazón y alma de la nación norteamericana. Debemos regresar a la Biblia como nuestro estándar de conducta—antes que sea demasiado tarde. Cuando contemplamos los pasajes examinados anteriormente, y los comparamos con lo que está sucediendo en nuestra sociedad, ciertamente nos asombramos y horrorizamos. Por ejemplo, se ha acusado y declarado culpable de homicidio a algunas mujeres que han puesto fin a la vida de sus bebés nacidos que tenían algunos meses de edad. Los medios d e comunicación nacional, y la sociedad en general, se han enfurecido e indignado por la conducta excesiva de las madres que han perjudicado de tal manera a sus bebés pequeños hasta el punto de matarles. Se ha provocado a ira a muchos norteamericanos que han atestiguado la falta de estima de algunas madres ante las vidas de sus propios hijos. ¡Pero la misma sociedad y los mismos medios de comunicación que han mostrado indignación por tal conducta hubieran estado contentos si tales madres simplemente hubieran hecho lo mismo unos pocos minutos o meses antes que sus bebés nacieran! Esa es la locura de una civilización que ha llegado a alejarse de Dios. En los Estados Unidos existe inconsistencia e incongruencia terrible y trágica. Simplemente apoderarse de un huevo que contenga al águila calva americana prenatal—y mucho más destruir ese pequeño ambiente prenatal y por ende poner fin a la vida del águila bebé que se desarrolla dentro—da como resultado una multa severa e incluso un tiempo en prisión. Sin embargo, ¡alguien puede tomar a unbebé humano en su ambiente prenatal, y no solamente asesinar al bebé, sino también recibir la bendición del gobierno para hacerlo! ¡Los huevos del águila, i.e., águilas todavía nonacidas, son de mayor valor para la civilización norteamericana que los humanos prenatales! ¿Qué ha pasado con nuestra sociedad? No se puede entender esto de una manera consistente y racional. La discordancia ética y confusión moral que reina en nuestra sociedad ha agravado la actividad criminal, como el homicidio de un gran número de personas, la violación de mujeres, y otras cosas terribles. Pero una parte considerable de la sociedad está en contra de la pena capital. Mucha gente siente que estos adultos malvados, quienes se han involucrado en conductas atroces y destructivas, no deberían ser ejecutados—un punto de vista que hace burla de lo que la Biblia enseña (Romanos 13:1-6; 1 Pedro 2:13-14). Dios quiere que se castigue a los malhechores en la sociedad— incluso con la pena capital. ¡Nosotros no ejecutamos a criminales culpables y habituales, pero síejecutamos a bebés humanos inocentes! ¿Cómo se puede aceptar esta discrepancia terrible y la atrocidad horrible del aborto? La solución fundamental para cada tema moral es el cristianismo genuino del Nuevo Testamento y el estándar objetivo de la Biblia. Si toda la gente organizara sus vidas según los preceptos y principios que la Biblia presenta, la civilización estaría en una mejor situación. No existe ninguna alternativa adecuada. Simplemente no existe otra m anera de obtener unidad, enfoque, perspectiva, dirección y entendimiento adecuado del propósito de la vida. Referencias “Consecuencias de Roe vs. Wade” [“Consequences of Roe v. Wade”] (2003), National Right to Life, http://www.nrlc.org/abortion/facts/pbafacts.html. Finer, Lawrence y Stanley Henshaw (2003), “Índice y Servicios de Aborto en los Estados Unidos en 2000” [“Abortion Incidence and Services in the United States in 2000”], AGI, http://www.agi-usa.org/pubs/journals/3500603.pdf. Instituto Alan Guttmacher (2002), “Aborto Inducido” [“Induced Abortion”], http://www.agiusa.org/pubs/fb_induced_abortion.pdf. Kass, Leon (2002), La Clonación Humana y la Dignidad Humana [Human Cloning and Human Dignity] (Nueva York: Public Affairs). Kiely, Kathy (2003), “Senado Acepta la Prohibición del Aborto Parcial” [“Senate Okays Partial Birth Abortion Ban”] Usa Today, http://www.usatoday.com/news/nation/2003-01-15-abortion-usat_x.htm. [Título original en inglés, “Abortion and the Bible”, en www.apologeticspress.org/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
SALVE AL PLANETA—¿ABORTE A UN BEBÉ? por Eric Lyons Justo cuando se pensaba que los ambientalistas fanáticos no podían llegar a ser más fanáticos, otra historia increíble llega a los puestos de periódicos. De hecho, este reporte fue tan repugnante que parece que relativamente pocos medios principales de comunicación estuvieron dispuestos a publicarlo. (Los medios en los EE.UU. que tuvieron el atrevimiento suficiente de mostrar el lado oscuro del ambientalismo descabellado fueron Fox News, Chicago Tribune y Milwaukee Journal Sentinel). El diario Daily Mail del Reino Unido fue el primero en comunicar la historia: una mujer (Toni Vernelli) “puso fin a su embarazo [la manera políticamente correcta de decir “mató a su bebé”—EL] creyendo firmemente que estaba salvando al planeta” (todas las citas son de Courtenay-Smith y Turner, 2007). Según Vernelli, Tener hijos es egoísta. Todo se trata de mantener su linaje genético a expensas del planeta… Cada persona que nace usa más comida, más agua, más tierra, más combustible, más árboles y produce más basura, m ás contaminación, más gases de invernadero y empeora el problema de superpoblación. Vernelli quiere “salvar al planeta—no producir una vida nueva que solamente empeore el problema”. Vernelli continuó describiendo la procreación como “algo negativo”, y declaró que existían muchas otras personas con ideas similares para salvar al planeta. Los reporteros del diario Daily Mail, Natasha Courtenay-Smith y Morag Turner coincidieron, diciendo, “Toni no es la única”. Sarah Irving, de 31 años, parece estar de acuerdo completamente con Vernelli. Ella dijo: “[U]n bebé...contaminaría el planeta… [N]o tener un bebé fue lo mejor que pude hacer a favor del planeta”. Sarah y su novio Mark Hudson dijeron al diario Daily Mail: “En resumen, estamos haciendo todo lo que podemos para reducir nuestra huella de carbono. Pero todo esto se estropearía si tuviéramos un bebé”. Mark añadió: “Sería moralmente equivocado que yo contribuyera al cambio de clima y la destrucción de la Tierra” (énfasis añadido). Es triste que se describa tener bebés como “algo negativo” y “moralmente equivocado”, mientras que matar a un niño no-nacido se aclame como “ayudar a salvar al planeta”. La Palabra de Dios dice: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre... Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos” (Salmos 127:3,5). En cambio, “las manos derramadoras de sangre inocente” (e.g., de bebés no-nacidos) son una abominación ante el Señor (Proverbios 6:16-17; cf. Isaías 5:20). Finalmente, aunque los cristianos se oponen a cualquier clase de homicidio (Romanos 1:29), incluyendo el suicidio, uno se pregunta por qué los ambientalistas fanáticos como Vernelli, Irving y Hudson no son consistentes y simplemente siguen sus creencias grotescas a su conclusión lógica. Si tener menos personas en la Tierra ayuda a salvar al planeta, los ambientalistas deberían matarse entre ellos. Después de todo, así como los bebés, cada ambientalista “egoísta” “usa más comida, más agua, más tierra, más árboles y produce más basura, más contaminación, más gases de invernadero y contribuye al problema de superpoblación”. Referencia Courtenay-Smith, Natasha y Morag Turner (2007), “Conozca a la Mujer que No Tendrá Bebés—Porque Ellos No Benefician al Ecosistema” [“Meet the Women Who Won’t Have Babies—Because They’re Not Eco Friendly”], Daily Mail, 21 de noviembre, http://www.dailymail.co.uk/pages/live/femail/article.html?in_article_id=495495&in_page_id=1879. [Título original en inglés, “Save the Planet...Abort a Child!?”, en www.apologeticspress.o rg/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
LA REPRODUCCIÓN ARTIFICIAL Y EL CRISTIANISMO por Moisés Pinedo P: “Sabemos que la ciencia moderna ha logrado muchos avances en el campo de la reproducción artificial. ¿Cuál es el enfoque cristiano en cuanto a la inseminación artificial y la fertilización in vitro? Además, ¿pudieran los cristianos solteros, o aquellos que son divorciados y no pueden contraer nuevas nupcias, beneficiarse de estos métodos reproductivos para tener hijos ‘biológicos’?”. R: Aunque es cierto que la ciencia ha logrado grandes avances en diferentes campos, no todos los avances o métodos empleados en cierta tecnología son éticos; los cristianos deben asegurarse que las nuevas tecnologías y métodos involucrados no se encuentren en conflicto con los principios bíblicos.
La inseminación artificial (IA) es la “introducción de semen en la vagina o útero sin contacto sexual” (Berube, et.al., 2010, p. 43). Se puede realizar la IA al usar el semen (1) del esposo, (2) un donante o (3) del esposo y un donante (vea Harrub y Thompson, 2004, pp. 106-107). No existe ningún principio bíblico que se encuentre en conflicto con el primer método— en el cual se usa el semen del esposo. Sin embargo, los dos últimos métodos atentan contra el diseño divino para la familia. En el plan de Dios para la familia, el padre tiene la responsabilidad de promover estabilidad familiar y cumplir una función principal en la crianza de los hijos (Deuteronomio 6:4-9; Efesios 6:1-4). La IA por medio de un donante transforma a la figura paternal en simplemente una “máquina productora de semen” desprovista de toda responsabilidad familiar. La fertilización in vitro (FIV) es “una técnica en que un óvulo, especialmente un óvulo humano, es fertilizado por el esperma, fuera del cuerpo; [luego] se implanta el feto resultante en el útero para que sea gestado” (Morris, 1992, p. 1139, corchetes añadidos). La FIV presenta algunos problemas éticos, como el gran porcentaje de pérdida fetal después de la implantación (60% o más) [vea Winston y Handyside, 1993, 260:932]. Además, aunque varios óvulos son fertilizados (procedimiento por el cual se crea una vida), solamente se escoge unos pocos cigotos para la implantación— ocasionando la destrucción o congelamiento de los cigotos no usados. Aunque algunas aplicaciones de la FIV pueden ser aceptables, muchos métodos antiéticos en este procedimiento representan una manipulación y destrucción de la vida que Dios ha creado (Zacarías 12:1). ¿Pero pudieran los solteros cristianos beneficiarse de las aplicaciones aceptables de los métodos de reproducción artificial para poder tener hijos “biológicos”? Al considerar las características adecuadas (o inadecuadas) de algunos métodos de reproducción artificial, no debemos olvidar considerar el ideal y diseño de Dios para la familia. No debemos cometer el error de pensar en los hijos como un bien material—una casa, un auto o un televisor. Aunque una persona soltera puede optar por tener (o no tener) una casa, un auto o un televisor, la bendición y privilegio de tener hijos (Salmos 127:3) está limitada al vínculo matrimonial. El diseño de Dios para la familia es que los hijos nazcan y crezcan en un ambiente rodeado del amor paternal y maternal (Proverbios 4:1-4). Una de las razones por las cuales los solteros no deben involucrarse en relaciones sexuales es evitar la concepción de descendencia donde no existe un círculo y estabilidad familiar—la fundación de la sociedad. ¿Y qué hay de aquellos cristianos divorciados que no pueden contraer nuevas nupcias bíblicamente (Mateo 19:9) pero que desean tener hijos, o más hijos? Otra vez, se debe evitar considerar la situación teniendo en cuenta solamente factores emocionales, sino se debe considerar el diseño divino para la familia. Debemos evitar ver a los niños como objetos del capricho o satisfacción personal. Es triste que muchos niños que nacieron en un círculo familiar un ido (e incluso cristiano) algún día deban experimentar los estragos y consecuencias del divorcio, pero es más triste que un cristiano que ha experimentado tales consecuencias trágicas considere traer niños a un ambiente devastado por el divorcio donde el círculo familiar ha sido destruido. ¿Pueden las personas solteras o divorciadas que están tratando de agradar a Dios influenciar positivamente la vida de un niño? ¡Absolutamente! ¿Quiere decir esto que están calificados para traer hijos al mundo al ignorar el ideal de Dios para la familia? La Biblia y el sentido común revelan que este no es el paso que se deba tomar—aun cuando el avance moderno lo promueva o facilite. Referencias Berube, Margery, et.al. (2005), Diccionario Científico de la Herencia Americana [The American Heritage Science Dictionary] (Boston, MA: Houghton Mifflin). Harrub, Brad y Bert Thompson (2004), El Cristiano y la Ética Médica [The Christian and Medical Ethics] (Montgomery, AL: Apologetics Press), tercera edición. Morris, Christopher (1992), El Diccionario de Ciencia y Tecnología de Academic Press [Academic Press Dictionary of Science and Technology] (San Diego, CA: Academic Press). Winston, Robert y Alan Handyside (1993), “Nuevos Retos en la Fertilización in Vitro Humana” [“New Challenges in Human in Vitro Fertilization”], Science, 14 de mayo.
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Las Consecuencias de la Evolución/Ateísmo
Las Ideas Tienen Consecuencias La Evolución y el Juego de la Culpabilidad Al Punto que la Evolución Atea Guía
LAS IDEAS TIENEN CONSECUENCIAS por Kyle Butt Alguien pudiera pensar, “¿Qué importa si creo en Dios, la Biblia, la creación o un concepto como la evolución orgánica?”. Usted puede pensar que eso es solamente una creencia—un montón de palabras y argumentos que tienen poco que ver con la vida real. Si piensa así, déjeme sugerirle cortésmente que eso no es cierto. Lo que se cree es la fuerza motriz de la manera en que se actúa. Si cree que el hombre fue creado a la imagen de Dios, entonces valo rará mucho la vida humana. Pero si cree que el hombre es solo otro animal que ha evolucionado de una sopa primitiva en el pasado distante, entonces la vida humana perderá su singularidad y valor. Si el hombre fuera simplemente un “animal glorificado”, ¿sería equivocado deshacerse de aquellos considerados como una molestia—niños (no-nacidos), retrasados mentales, discapacitados o ancianos débiles? Si el hombre fuera simplemente un “simio desnudo”, entonces “sacarle de su miseria” no sería un pecado. Después de todo, les disparamos a los caballos cuando se rompen una pata, ¿cierto? Usted pudiera decir, “No, la creencia en la teoría de la evolución realmente no animaría a nadie a cometer tales crímenes en contra de la humanidad. Primero, miremos los principios en los que la evolución se basa. Por ejemplo, considere la “supervivencia del más fuerte”. Este principio es parte de la misma fundación de la evolución, y básicamente declara que el más fuerte triunfa al sobrevivir por encima del débil, y algunas veces al destruirlo. Si siguiéramos este principio hasta su conclusión lógica, esto significaría que los humanos más fuertes pueden destruir a los humanos más débiles, y permanecer en armonía completa con el “orden natural de las cosas”. Si no cree que alguien pudiera llevar a la teoría de la evolución hasta su conclusión lógica, continúe leyendo.
ADOLFO HITLER—UN CASO DE PRUEBA Adolfo Hitler tiene su lugar merecido como posiblemente el villano más infame de todos los tiempos. Los estudiantes de todas las edades, y los adultos que les enseñan historia, se estremecen al considerar los actos cometidos por este criminal. Sus atrocidades crueles reclamaron las vidas de más de seis millones de judíos y más de cuatro millones de otros grupos étnicos como los polacos y gitanos. Las cámaras de gas, los campos de concentración, los experimentos humanos atroces, la hambruna despiadada y el trabajo forzado son solo pocas de las imágenes que vienen a la mente cuando se escucha el nombre “Adolfo Hitler”. Una pregunta que inmediatamente se presenta cuando alguien considera las acciones de Hitler es, “¿Por qué?”. ¿Qué causaría que un hombre pensara que se pudiera justificar tales actos de injusticia? Declarándolo sencillamente, la respuesta es la teoría de la evolución. Hitler creía que la raza aria era superior a las otras razas. Creía que la raza aria “superior” tenía el derecho de exterminar a todas las “razas inferiores”, ya que según la evolución, el “orden natural de las cosas” es que el fuerte sobreviva. Para usar las palabras de Charles Darwin, Hitler vio sus planes macabros como nada más que “la preservación de razas favorecidas en la lucha por la vida”. Si se estudia seriamente la vida y las acciones de Hitler, se puede ver que la teoría de la evolución tuvo un rol principal en sus hechos atroces. Pero muchos evolucionistas objetan esta idea. Ellos declaran que la teoría de la evolución no pervirtió a Hitler, sino que Hitler pervirtió a la teoría de la evolución. El problema con esta clase de pensamiento es que Hitler no pervirtió, ni alteró, la teoría de la evolución para sostener sus acciones. Él la siguió hasta su conclusión lógica. Según la teoría de la evolución, la naturaleza no tiene una conciencia que distinga entre lo bueno y lo malo. ¿De dónde conseguiría la “naturaleza” tal conciencia de moralidad? Ciertamente la moralidad no puede evolucionar de la materia inanimada. Ninguna sopa química puede progresar por evolución hasta llegar a tener conciencia. Lo más que la evolución pudiera producir sería la idea que “la fuerza hace el derecho”. Cuando Hitler exterminó aproximadamente a 10 millones de hombres, mujeres y niños inocentes, actuó en armonía
completa con la teoría de la evolución—y en desacuerdo completo con el conocimiento humano de lo correcto e incorrecto. No obstante, muchos evolucionistas objetan y sugieren que usar las acciones de Hitler para demostrar los efectos terribles de la evolución es como usar la Inquisición Española, las Cruzadas o el proceso de brujería de Salem para demostrar los efectos terribles del cristianismo. Pero la diferencia yace en el hecho que las Cruzadas, los procesos de brujería y la Inquisición Española fueron perversiones de las enseñanzas cristianas. Cristo enseñó a Sus seguidores a dar la otra mejilla, orar por sus enemigos y amar a sus prójimos como a sí mismos. Es cierto que a través de la historia, la gente ha cometido crímenes terribles “en nombre del cristianismo”. Pero no es cierto que estuvieron siguiendo los principios de Cristo. De hecho, estuvieron pervirtiendo la enseñanza de Cristo y torciendo esa enseñanza para decir cosas que Cristo nunca dijo. Por otra parte, las obras que Hitler hizo en nombre de la evolución no fueron una perversión de la teoría. Él entendió perfectamente los principios de la evolución y los aplicó c onsistentemente. Un escritor dijo: “Si enseña a sus hijos que ellos evolucionaron de los animales, actuarán como animales”. ¡Cuán verdadero! Por otro lado, si enseña a sus hijos que ellos fueron creados a la imagen de un Dios santo, entonces puede esperar que sean santos como Él es santo. [Título original en inglés, “Ideas Have Consequences”, en www.apologeticspress.org/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
LA EVOLUCIÓN Y EL JUEGO DE LA CULPABILIDAD por Eric Lyons Adán culpó a Eva (Génesis 3:12). Eva culpó a Satanás (3:13). Los israelitas culparon a Moisés (Éxodo 14:10 -12). Saúl culpó a los israelitas (1 Samuel 15:15). Acab culpó a Elías (1 Reyes 18:17-18). Desde el comienzo del tiempo, el hombre ha buscado evitar la responsabilidad personal al culpar a alguien más por sus acciones pecaminosas. Los niños aprenden esto muy temprano en la vida cuando miran frecuentemente a sus hermanos con el fin de evitar problemas. “Ricardo me obligó a hacerlo...”. “Raquel comenzó...”. “Luís me provocó...”. Comúnmente, culpar a otros es una acción negativa. Las personas reprochables que rechazan admitir sus malas obras están actuando pecaminosamente e irresponsablemente (1 Juan 1:8-10; cf. 2 Samuel 12:13). Sin embargo, entre los evolucionistas ateos, el que merece la culpa llega a ser inocente; se puede culpar todo a “las fuerzas abrumadoras de los genes evolutivos”. En el año 2000, Randy Thornhill y Craig Palmer escribieron Una Historia Natural de la Violación; allí declararon que “[l]a teoría evolucionista se aplica a la violación, como se aplica a otras áreas de la vida humana, tanto en el campo lógico y evidente. No existe razón científica legítima para no aplicar la hipótesis evolucionista o fundamental a la violación” (p. 55). Ellos continuaron: “La violación humana surge de la maquinaria evolucionada de los hombres con el fin de obtener una cifra más alta de parejas en un ambiente donde las mujeres escogen las parejas” (p. 190, énfasis añadido). Aunque a Thornhill y Palmer “les gustaría que la violación fuera erradicada de la vida humana” (p. xi), ellos están forzados a concluir esencialmente que no hay nada fundamentalmente equivocadocon tal práctica (vea Butt, 2005, para más información). Considere la reunión del año 2006 de la Sociedad Europea de la Reproducción y Embriología Humana en Prague, República Checa. Según el sitio Web oficial de la sociedad, el evolucionista, Dr. Laurence Shaw, sostuvo que la promiscuidad y el embarazo subsiguiente deben ser aceptados como normales ya que son simplemente “consecuencias de la evolución” (“Adolescente...”, 2006). Él declaró: [A]ntes de condenar a nuestras adolescentes por tener sexo detrás de los almacenes de bicicletas y quedar embarazadas, debemos recordar que esta es una respuesta natural de estas chicas ante sus niveles crecientes de fertilidad. La sociedad puede “hacer un berrinche”, pero sus acciones son parte de un proceso evolutivo que se remonta a casi dos millones de años. Aunque este comportamiento puede no calzar con las expectativas de la sociedad occidental, tal vez sea útil considerarlo en un contexto más amplio (“Adolescente...”, énfasis añadido). Supuestamente, cuando las relaciones sexuales pre-maritales y el embarazo de adolescentes son examinados desde un “contexto más amplio”, es decir a través de nuestra herencia evolutiva, se los puede percibir como simplemente naturales, normales y aceptables. En otras palabras, el sexo pre-marital no es malo, y el embarazo de adolescentes no perjudica a la sociedad. Los comentarios del Dr. Shaw son solo otro ejemplo de cuán destructivo realmente es el pensamiento evolutivo cuando se lo lleva a su conclusión lógica. Si no existe Dios, y el hombre ha evolucionado del limo, entonces tampoco existen verdades universales, eternas y morales. Lo correcto y lo incorrecto solamente existen en un mundo donde existe un Dios infinito, eterno y todopoderoso. Si nuestros antepasados mamíferos, reptiles y anfibios no se restringieron sexualmente, ¿por qué deberíamos hacerlo nosotros? Si nuestros supuestos antepasados parecidos a los simios podían aparearse cuando deseaban, donde deseaban y con quienes deseaban, sin sentir remordimiento ni cu lpa, ¡nosotros también podemos hacerlo! Además, criticar a personas que actúan de cierta manera (i.e., involucrándose en relaciones sexuales pre-maritales) sería intolerable y revelaría falta de inteligencia. El Dr. Shaw incluso se burló de aquellos que
“condenan” la promiscuidad sexual y el embarazo de adolescentes al decir que ellos “hacen berrinches” sin tener suficiente conocimiento del pasado. Aunque se considera a los cristianos como incultos y de mentes superficiales, ellos realmente entienden hacia dónde guía el pensamiento evolucionista irracional y ateístico. Si las relaciones sexuales fuera del matrimonio son simplemente “naturales” y “parte de un proceso evolutivo”, entonces, ¿qué acerca de las otras cosas que el hombre puede desear hacer? Puede ser “natural” que una persona codicie (y tome) lo que otra persona posee. A menudo se ve que los animales más fuertes toman lo que los animales más débiles poseen. ¿Debemos tolerar el hurto, deduciendo que nuestras “acciones son parte de un proceso evolutivo” que se remonta a millones de años atrás? Puede ser “natural” que la gente desee matar a alguien por molestarle (e.g., que alguien le saque del carril en medio de un congestionamiento de tránsito). Ya que nuestros antepasados animales se mataban entre sí, y ya que los animales de hoy continúan haciéndolo, ¿por qué no deberíamos hacerlo? ¿Puede imaginar lo que sucediera si se usara este tipo de argumentación en los procesos contra el hurto y el homicidio? “Yo no soy culpable ya que mi instinto animal me i nstigó a hacerlo”. Si se sigue a la evolución a su conclusión lógica, se podrá ver cuán repulsiva y destructiva realmente es. La evolución naturalmente guía al desorden y la anarquía social. Desde que el pecado entró al mundo, el hombre ha agravado el error de su camino al buscar burlar las consecuencias de sus acciones. Tristemente, los evolucionistas han llevado el juego de la culpabilidad a un nivel totalmente nuevo. Si podríamos culpar legítimamente la promiscuidad sexual, el embarazo de adolescentes y la violación a nuestra herencia animal, ¿cómo pudiéramos ser considerados responsables de algo en absoluto? Tal vez esta “libertad” de responsabilidad es la atracción principal de la filosofía evolucionista: “Acepte nuestra explicación naturalista de las c osas, y nunca más tendrá que sentirse culpable de nada”. En realidad, no se puede curar el pecado al culpar a algo o a alguien externo. Cuando David admitió su pecado, el Señor le perdonó (2 Samuel 12:13). Cuando Pedro se humilló y confesó su pecado, fue apto para llegar a ser un pescador de hombres (Lucas 5:8-11). Incluso los cristianos deben confesar continuamente sus pecados para ser limpios de estos por la sangre de Jesús (1 Juan 1:8-10). Ciertamente, una vida sin culpa comienza, no con la aceptación de una filosofía temporal, atea y libre de culpa como la evolución, sino con la sumisión al Dios Todopoderoso Quien amablemente ofrece vida eterna libre de culpa a través de Su Hijo (Juan 3:16; Apocalipsis 22:17). Referencias “Adolescente y Mamás de 60 años de Edad Son Consecuencias de la Evolución” [“Teenage and 60-Year-Old Mums are Consequences of Evolution”] (2006), Sociedad Europeda de Reproducción y Embriología Humana, http://www.eshre.com/emc.asp?pageId=795. Butt, Kyle (2005), “La Violación y la Evolución,” Apologetics Press, http://www.apologeticspress.org/espanol/articulos/2805 Thornhill, Randy y Craig Palmer (2000), Una Historia Natural de la Violación [A Natural History of Rape] (Cambridge, MA: MIT Press). [Título original en inglés, “Evolution and the Blame Game”, en www.apologeticspress.org/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
AL PUNTO QUE LA EVOLUCIÓN ATEA GUÍA por Dave Miller ¿Qué se esperaría que fuera el resultado de 50 años de enseñar a los jóvenes que Dios no existe, y que los humanos están simplemente “más arriba” de la escala evolutiva que las otras formas de vida? Un ejemplo es el “Proyecto de Empatía Hacia los Peces” de la organización Gente por el Trato Ético de los Animales (PETA—por sus siglas en inglés). Karin Robertson, gerente del Proyecto Empatía, declaró: “Los peces son comprendidos mal porque están muy lejos de nuestras vidas diarias… Estos son individuos interesantes y fascinantes, pero se abusa increíblemente de ellos” (Crary, 2004). Como el director de la oficina de PETA en el Reino Unido explicó, “A muchos animales hermosos, inteligentes y sensibles—que valoran sus vidas como nosotros lo hacemos—se les mata innecesariamente porque los seres humanos no podemos superar nuestra adicción por la carne” (Carr, s.d.). “Nadie atravesaría un anzuelo en la boca de un perro o un gato”, dijo Bruce Friedrich, director del programa vegetariano de PETA (Crary, 2004). De hecho, Friedrich cuestionó la razón del apoyo popular por salvar a los mamíferos marinos—delfines y marsopas—pero la falta de interés por especies como la tuna, “cuyo sufrimiento se consideraría c omo un crimen hacia los animales si fueran mamíferos” (Crary, 2004). La bióloga marina, Dra. Sylvia Earle, estuvo de acuerdo: “Yo no comería un mero así como no comería un perro cocker. Ellos tienen una naturaleza muy buena y son muy curiosos. Usted sabe, los peces son sensibles, tienen personalidades, sienten dolor cuando les hacen daño” (“Anuncio de Empatía...”, 2004). Después de crear a los animales, Dios creó a los primeros seres humanos, apartando a los humanos del reino animal al crearlos a Su propia imagen (Génesis 1:27). Los seres humanos poseen un alma—un espíritu—que continúa viviendo después de la muerte del cuerpo (Eclesiastés 12:7; Zacarías 12:1; Lucas 16:22-31; Hebreos 12:9; Santiago 2:26). Los
animales no comparten esa dimensión espiritual con los seres humanos. Los animales no son humanos, y no se les debe tratar como humanos. La Biblia habla directamente del tema de la relación entre los seres humanos y los peces. Los seres humanos deben “señorear (i.e., gobernar) en los peces del mar” (Génesis 1:26,28, énfasis añadido; cf. Salmos 8:6-8). De hecho, la Biblia declara específicamente que entre otras cosas, “todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados...[y] será para mantenimiento” (Génesis 9:2-3, énfasis añadido). El ateísmo y la evolución degradan inevitablemente a la humanidad y deifican a los animales. La Biblia y el cristianismo levantan a los humanos y les instan a estar a la estatura de la “imagen” (Génesis 1:26-27) y dignidad que el Creador les otorga. Las palabras de Jesús se aplican a los peces así como se aplican a las aves: “¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mateo 6:26). Referencias Carr, Dawn (sine data), “Ellos Mueren Lentamente…” [“They Die Slowly...”], PETA, http://www.fishinghurts.com/feat/dieslowly/. Crary, David (2004), “Campaña de PETA Presenta a los Peces Como Inteligentes” [“PETA Campaign Pitches Fish As Smart”], FindLaw, http://news.findlaw.com/ap_stories/other/1110/11-16-2004/200411162230 04_23.html. “Anuncio de Empatía por los Peces de PETA Llega a las Aerovías” [“PETA’s Fish Empathy Ad Hits the Airwaves”] (2004), PETA, http://fishinghurts.com/feat/linda/. [Título original en inglés, “Where Godless Evolution Leads”, en www.apologeticspress.org/. Traducción editada por Moisés Pinedo].
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ACERCA DE ENFOQUE BÍBLICO (E.B.) Enfoque Bíblico es un ministerio religioso y educacional que comenzó en julio de 2010 y que está afiliado a las iglesias de Cristo (Romanos 16:16). La misión de E.B. es esparcir mundialmente el Evangelio salvador de nuestro Señor Jesucristo. Desde el comienzo, nos hemos esforzado por ser una fuente confiable y escrituralmente sólida pa ra el estudiante de la Biblia y el predicador del Evangelio; este es nuestro compromiso perpetuo ante Dios y nuestros lectores. En nuestro sitio Web podrá encontrar una variedad de artículos, bosquejos, libros, folletos, lecciones, cursos, revistas y muchos otros materiales gratuitos para toda la familia cristiana. Estos materiales incluyen las obras de una variedad de escritores conocidos y respetados en la hermandad cristiana a través de los Estados Unidos. Ciertamente, el beneficio espiritual de este sitio para el que busca la verdad es valioso y extenso. Tome algunos minutos para “ponernos a prueba” (1 Tesalonicenses 5:21). Tenemos la seguridad que estará agradecido de lo que encuentre.
NUESTRAS CREENCIAS Acerca de la Inspiración de las Escrituras “La suma de tu palabra es verdad” (Salmos 119:160). “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fi n de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17). “Nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21). Acerca del Antiguo y del Nuevo Testamento “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios… Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7:4,6). “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Romanos 15:4). “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo” (Gálatas 3:24-25). “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Colosenses 2:14). “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer” (Hebreos 8:13). “Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna. Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive” (Hebreos 9:15-17). Acerca del Universo y Todo lo que Hay en Él “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). “En seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay” (Éxodo 20:11). “Toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios” (Hebreos 3:4).
Acerca de Cristo “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:1,14). “Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos…” (Romanos 9:5). “Todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió” (Juan 5:23). “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el espíritu , visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria” (1 Timoteo 3:16). “Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; cetro de equidad es el cetro de tu reino” (Hebreos 1:8). Acerca del Plan de Salvación “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). “Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6). “Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30). “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muerto s, serás salvo” (Romanos 10:9). “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva” (1 Pedro 3:21). “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10). Acerca de la Adoración Cristiana “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24). “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42). “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan…” (Hechos 20:7). “Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones” (Efesios 5:19). “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado” (1 Corintios 16:2). Acerca de la Iglesia “El Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:47). “La iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre…” (Hechos 20:28). “Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador” (Efesios 5:23). “Un cuerpo” (Efesios 4:4). “Os saludan todas las iglesias de Cristo” (Romanos 16:16). Acerca del Reino “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). “El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13).
“Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia” (Hebreos 12:28). Acerca del Evangelio “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Romanos 1:16). “Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” (Gálatas 1:9). “Ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo” (Colosenses 1:5-6). “La esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo” (Colosenses 1:23). Acerca del Cielo y el Infierno “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:46). “Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (2 Tesalonicenses 1:6 9).
BIOGRAFÍAS DE NUESTROS AUTORES Editorial MOISÉS PINEDO es el editor y uno de los escritores de Enfoque Bíblico. Cursó estudios teológicos en la Escuela Bíblica de las Américas en Panamá. Él ha sido un estudiante constante de la Palabra de Dios, así como un instructor en varios programas de capacitación de la iglesia del Señor. Actualmente traduce y escribe para House to House y Apologetics Press. Moisés es el autor de Lo que la Biblia Dice acerca de la Iglesia Católica e Inmigración Ilegal y la Iglesia , así como también de muchos artículos y herramientas para estudiantes de la Biblia.
Autores Enfoque Bíblico también hace disponibles las traducciones de las obras de algunos escritores conocidos en la hermandad cristiana en los Estados Unidos. Aquí puede leer un poco acerca de cada uno de ellos.
KYLE BUTT es un graduado de la Universidad Freed-Hardeman. Es editor de la revista en inglés para niños, Discovery, y editor asociado de la revista Reason & Revelation. Es autor de una variedad de artículos y libros, y un orador con gran demanda. Actualmente labora en Apologetics Press.
FRANK CHESSER es un graduado de la Facultad Cristiana de Alabama (actualmente Universidad Faulkner). Es autor de El Espíritu del Liberalismo y El Retrato de Dios, y un orador con gran demanda. Actualmente predica para la iglesia de Cristo en la Calle Panamá, Montgomery, Alabama.
CALEB COLLEY es un graduado con honores de la Universidad FreedHardeman, con una licenciatura en Comunicación y Biblia. Obtuvo su maestría en la Universidad Faulkner, y está realizando estudios doctorales en Filosofía en la Universidad de Carolina del Sur. Actualmente escribe para Apologetics Press.
GLENN COLLEY es autor de varios libros en inglés, coeditor de la revista Think que Focus Press pública, y presentador de varios programas de televisión en GBN. Actualmente labora como uno de los ancianos y predicador de la iglesia de Cristo en Huntsville, Alabama.
ROBY ELLIS es un graduado de la Universidad ETSU y la Universidad de Tennessee en Knoxville. Es uno de los presentadores del programa de televisión en inglés, Biblical Viewpoints. Actualmente enseña griego y predica para la iglesia de Cristo en Elizabethton, Tennessee.
JERRY FAUSZ es un graduado de la Universidad de Florida y el Instituto Tecnológico de Georgia—donde recibió su doctorado en Ingeniería Aeroespacial. Actualmente labora para la SAIC y la NASA, y escribe para Apologetics Press.
BARRY GRIDER es un graduado de la Universidad de Alabama y de la Escuela de Predicación de Memphis. Es miembro de la facultad de la Escuela de Predicación de Memphis, y ex coeditor de la revista en inglés, The Gospel Journal. Actualmente predica para la iglesia de Cristo en Forest Hill, Memphis, Tennessee.
BRAD HARRUB es un graduado de la Universidad de Tennessee, donde recibió su doctorado en anatomía y neurobiología. Es un autor de varios libros y escritos sobre evidencias cristianas, y es un orador con gran demanda. Es cofundador de Focus Press, y editor principal de la revista Think .
PAUL HOLLAND es un graduado de la Universidad Faulkner, donde obtuvo su licenciatura en Biblia, y de la Universidad Freed-Hardeman, donde obtuvo su maestría en Ministerio. Ha servido como maestro en Freed-Hardeman. Actualmente predica, y enseña griego y hebreo en el Instituto Bíblico de Bluegrass.
WAYNE JACKSON es un graduado de la Facultad Cristiana de Religión en Alabama. Fue co-fundador de Apologetics Press. Ha sido el editor de la revista en inglés, Christian Courier, por más de 40 años. Es autor de una gran variedad de artículos, libros y comentarios.
ERIC LYONS es un graduado de la Universidad Freed-Hardeman, donde obtuvo su licenciatura en Biblia e historia. Es el autor y coautor de varios libros y artículos sobre evidencias cristianas. Es editor de la serie para niños, Explorer, y coeditor de la revista para niños, Discovery. Actualmente labora en Apologetics Press.
BRANYON MAY es un graduado de la Universidad Estatal Angelo y la Universidad de Alabama—donde recibió su doctorado en Astrofísica. Ha realizado investigaciones a través del Programa de Investigación de la NASA para Estudiantes Graduados. Actualmente labora en Word Video Bible School y escribe para Apologetics Press.
DAVE MILLER es un graduado de la Universidad del Sur de Illinois, donde recibió su doctorado en Discurso Retórico y Público. Ha sido director de una escuela de predicación y presentador de un programa de televisión. Actualmente es el Director Ejecutivo de Apologetics Press y editor principal de la revista Reason & Revelation.
´ JEFF MILLER es un graduado con honores de la Universidad FreedHardeman. Recibió su doctorado en ingeniería mecánica de la Universidad Auburn, donde también ha enseñado termodinámica, ingeniería mecánica, estadística y dinámica. Actualmente labora en el Departamento Científico de Apologetics Press.
JOHN MOORE es un graduado de la Universidad del Estado de Texas, la Facultad Teológica de Austin y la Universidad de Jerusalén. Es miembro de la Facultad de Estudios Bíblicos en Southwest, Austin, y ex coeditor de la revista en inglés, The Gospel Journal.
JIM PALMER es un graduado en Finanzas de la Universidad Estatal de Memphis. Fue cofundador de Focus Press, y coeditor y escritor de la revista Think . Actualmente es director de PLP Capital Markets, una industria de administración de inversiones.
BOB PRICHARD es un graduado de la Universidad de Alabama, la Facultad de Religión de la Universidad Harding y la Universidad Regions (actualmente Amridge). Ha enseñado en la Escuela de Predicación del Este de Tennessee, la Escuela de Predicación Appalachian y la Universidad Faulkner. Actualmente predica para la iglesia de Cristo en Oxford, Alabama.
LOUIS RUSHMORE es un graduado de la Escuela de Predicación de Memphis, como también de otras instituciones. Es el autor de cientos de artículos, una variedad de libros y textos de estudio bíblico. Ha enseñado en la Escuela de Predicación en el Estado de West Virginia. Es editor de Gospel Gazzette y editor asociado de The Voice of Truth International.
ALLEN WEBSTER es un predicador, escritor y editor de tres diferentes publicaciones en inglés. Una de ellas, House to House/Heart to Heart , tiene una circulación de casi 3,000,000 de copias por edición. Actualmente predica para la iglesia de Cristo en Jacksonville, Alabama.
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APÉNDICE: NUEVOS ARTÍCULOS POR TEMAS MISCELANEOS
El Principio y el Final
Si Dios no existe y la Biblia no es Su Palabra inspirada, la vida humana no tiene significado; solamente somos el resultado...
El Diseño Demanda un Diseñador
Comencemos en el libro de Jonás; este puede ser un lugar poco usual para hablar de la existencia de Dios, pero consideraremos...
Hora de Escoger
Casi todos los historiadores de reputación reconocen que un hombre llamado Jesús vivió y murió en la tierra de Palestina...
Prueba del Diseñador en la Visión de la Langosta
Los seres humanos tenemos gran visión. De hecho, muchas compañías que fabrican cámaras han investigado el ojo...
¿Se Originó la Vida Debajo de la Tierra?
“¡Ha sido probado! La vida comenzó en una sopa primitiva en los lagos y océanos. Si no nos cree, es ignorante. No…, espere. Olvide eso. Realmente...
La Inscripción de la Tumba de Beni Hasan y el Periodo Patriarcal
Las narraciones patriarcales de Génesis son los pasajes más queridos de la Biblia; también son algunos de los más criticados. Antes de mediados...
¿Agua en Marte?
Pregunta: “¿Cuál es la importancia para el creacionista el descubrimiento de agua en Marte?”. Respuesta: Si la evolución naturalista fuera...
El Origen de la Biblia
Una de las leyes mejores conocidas es la Ley de la Causa y el Efecto. En palabra sencillas, esta ley dice que todo efecto debe tener una causa adecuada...
¿Por qué Dios No Hace Algo? En vista de las tragedias comunes, una escritora sugirió que todos “hagamos huelga” ante Dios. Ella propuso que dejemos de orar, asistir a los...
La Deidad de Cristo El centro del cristianismo es la deidad de Cristo, específicamente Su resurrección. Este evento ciertamente separa al cristianismo del judaísmo...
EL PRINCIPIO Y EL FINAL Wayne Jackson Si Dios no existe y la Biblia no es Su Palabra inspirada, la vida humana no tiene significado; solamente somos el resultado de un accidente cósmico. Finalmente, no somos nada más que materia evolucionada que simplemente regresará al polvo. En un debate de 1994 en la Universidad Stanford sobre el Darvinismo, el evolucionista ateo William Provine resumió sus enfoques en cuanto a la biología evolucionista y sus implicaciones claras. Según el Dr. Provine, “[n]o hay dioses, propósitos o fuerzas conscientes de alguna clase. No hay vida después de la muerte. Estoy absolutamente seguro de que cuando muera, estaré muerto. Ese será el final para mí. No hay fundación básica para la ética; no hay significado fundamental en la vida…” (Provine y Johnson, 1994). Aunque la evolución atea implica que la vida humana no tiene significado, la explicación bíblica para el propósito humano dado por Dios está arraigada profundamente en los orígenes del hombre, como también en su vida más allá de la tumba. Después de haber reconocido que desde un punto de vista puramente naturalista la vida no tiene sentido (Eclesiastés 1:2; 12:8), el sabio Salomón concluyó que el propósito fundamental de la vida humana es temer a Dios y guardar Sus mandamientos (12:13). De interés particular es el hecho que esta conclusión sumamente importante está fundada en el conocimiento (1) de dónde vino el hombre y (2) a dónde va (12:1,7,14).
PRIMERO, EL FINAL El escritor inspirado de Eclesiastés concluyó que el “todo del hombre” es “temer a Dios y guardar Sus mandamientos” porque “Dios traerá toda obra a juicio” (12:13-14). Aunque casi todos están de acuerdo con la verdad obvia de que “está establecido para los hombres que mueran una sola vez”, muchos rechazan el hecho que cuando esta vida terrenal llegue a su fin, entonces vendrá el juicio (Hebreos 9:27). Dios “ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó” (Hechos 17:31)—el Hijo de Dios, a Quien el Padre ha dado “todo el juicio” (Juan 5:22). Uno de los temas principales del Nuevo Testamento es que Jesús, el Juez, regresará. El primer mensaje registrado después de la muerte, sepultura, resurrección y ascensión de Jesús al cielo fue: “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11). Aunque Jesús se manifestará “desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo” (2 Tesalonicenses 1:7-8), los cristianos podemos regocijarnos en el hecho que “el Señor mismo…descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor (1 Tesalonicenses 4:16-17). Los cristianos fieles podemos (y debemos) ansiar el fin del tiempo y la promesa del regreso de Jesús. “[N]uestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Filipenses 3:20). Cristo “aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Hebreos 9:28).
EL PRINCIPIO La misma Palabra de Dios en la cual los cristianos confiamos en cuanto a nuestro futuro resplandeciente, es la misma Palabra divina que detalla nuestro principio hermoso. Pedro reconoció que “en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra…, pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:5,7,13, énfasis añadido). El mismo Señor que “hizo los cielos…[j]uzgará al mundo” (Salmos 96:5,13, énfasis añadido). El Cristo que creó “todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra” (Colosenses 1:16), es el mismo
Jesús que regresará “en su gloria, y todos los santos ángeles con él” (Mateo 25:31). Nuestro principio y final están enlazados inextricablemente por la Palabra de Dios. ¿Cómo es posible que algunos confíen tanto en lo que Dios ha revelado en cuanto al final del tiempo pero que a la misma vez no tengan mucho interés en los detalles que Él dio en cuanto al principio? Ciertamente Dios pudo haber creado el Universo en cualquier manera que deseara, en cualquier orden que deseara, y en cualquier periodo de tiempo que deseara. Pudiera haber creado el mundo y todo en él en seis segundos o seis mil millones de años. Pero el punto importante no es lo que Dios pudiera haber hecho, sino lo que Él dijo que hizo. Y Él dijo que creó todo en seis días (Génesis 1). Cuando Dios dio a los israelitas los Diez Mandamientos, declaró: “Seis días trabajarás, y harás toda tu obra… Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día” (Éxodo 20:9,11). ¿Qué ha revelado el Amo y Creador eterno en cuanto a Su creación en Su Palabra supremamente autoritativa? Por ejemplo, a diferencia de la enseñanza de los evolucionistas teístas que sugiere que la humanidad finalmente evolucionó 13,000 a 14,000 millones de años después de la Creación, Jesús indicó que “al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios” (Marcos 10:6). Además, “las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas” (Romanos 1:20, énfasis añadido). ¿Cuánto tiempo ha tenido el hombre conocimiento de Dios y Sus atributos invisibles? “Desde la creación del mundo”. Entonces, ¿cómo pudiera el hombre haber estado “percibiendo” o “entendiendo” lógicamente a Dios “desde la creación del mundo”—si él estuviera separado de la creación de los cielos y la tierra por miles de millones de años de evolución? Tal escenario contradice completamente las Escrituras. Tristemente, algunas personas escogen creer teorías torcidas que el hombre crea, en vez de abrazar completamente la verdad bíblica e inerrante de Dios. Sin embargo, los siervos fieles de Dios confían completamente en la Palabra autoritativa de Dios, respetándola y dependiendo consistentemente en su guía en cuanto al principio y el final. Acuérdese de su Creador, ya que el polvo volverá a la tierra, pero el espíritu regresará a Dios Quien lo dio (Eclesiastés 12:1,7).
Referencia Provine, W.B. y Phillip Johnson (1994), “Darwinismo: Ciencia o Filosofía Naturalista?” [“Darwinism: Science or Naturalistic Philosophy?”], Origins Research, otoño/invierno, www.arn.org/docs/orpages/or161/161main.htm.
EL DISEÑO DEMANDA UN DISEÑADOR P A U L H O LLA N D
Comencemos en el libro de Jonás; este puede ser un lugar poco usual para hablar de la existencia de Dios, pero consideraremos un principio. Dios había mandado a Jonás a ir a Nínive y predicar el arrepentimiento, pero Jonás huyó a Tarsis, que se cree que estaba en el borde occidental de la civilización. Dios creó una tempestad en el Mar Mediterráneo que amenazó volc ar la embarcación. Los marineros clamaron a sus dioses (Jonás 1:5), pero ellos no escucharon. Jonás había estado durmiendo, así que ellos le despertaron y le instaron a orar a su propio dios (vs. 6). Jonás sabía cuál era el problema, y les dijo en el versículo 9: “Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra”. Él también les declaró que estaba huyendo “de la presencia de Jehová” (vs. 10). Ellos le preguntaron qué hacer. Jonás sugirió que le arrojaran al mar, pero esos hombres no quisieron hacerlo—al menos no al principio. Así que continuaron luchando contra la tormenta hasta que tuvieron que hacer lo que Jonás había dicho. Ellos entonces se alistaron para lanzar a Jonás al mar. Considere lo que los versículos 14-16 dicen: Entonces clamaron a Jehová y dijeron: Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Jehová, has hecho como has querido. Y tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; y el mar se aquietó de su furor.
Los hombres temieron a Jehová grandemente, y ofrecieron sacrificios a Jehová e hicieron votos. La palabra “Jehová” traduce el nombre israelita para Dios. Probablemente estos hombres no llegaron a creer únicamente en el Dios de Israel. Simplemente pudieron haber decidido incluir a Jehová en el panteón de dioses en los cuales ya creían. Pero es claro que ellos llegaron a creer en Dios debido a que vieron un efecto que debió haber sido el resultado de una causa adecuada. Cada efecto material debe tener una causa adecuada. “Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios” (Hebreos 3:4). En mayo de 1988, el Presidente Ronald Reagan visitó Moscú, Rusia. Eso fue en el tiempo del Imperio Soviético Comunista. Durante esa visita, el Presidente Reagan habló a un grupo de disidentes políticos en un lugar llamado La Casa Spaso (la residencia del Embajador de los EE.UU.). En ese discurso, Reagan pidió que Gorbachov pusiera término a las restricciones en cuanto a la lib ertad de expresión, que parara el encarcelamiento de gente por cosas que ellos dicen o escriben, y que permitiera a los ciudadanos la libertad completa de emigración y viaje. En ese mismo discurso, Reagan dijo a los disidentes que cuando se encontraba con un ateo, se sentía “tentado a invitarle a la mejor cena que alguien pudiera ofrecer. Y cuando acabaran de comer tal cena magnífica, le gustaría preguntar al ateo si creía que existía un cocinero”. Los cristianos sabemos que Dios existe ya que el Universo d emanda un Creador que no esté limitado al Universo material. Derechos en español © 2015 por www.ebglobal.org. Traducción por Moisés Pinedo. Título original en inglés, “Design Demands a Designer”, en Droplets of Living Water, 1 de junio, 2015.
HORA DE ESCOGER ERIC LYONS
Casi todos los historiadores de reputación reconocen que un hombre llamado Jesús vivió y murió en la tierra de Palestina alrededor de 2,000 años atrás. Incluso la mayoría de ateos acepta la historicidad de Jesús de Nazaret. Simplemente hay evidencia irrefutable para la existencia de un hombre llamado Jesús que vivió y murió en el primer siglo. De hecho, simplemente al reconocer el “primer siglo”, se está describiendo un tiempo basado en el nacimiento de Jesús. Todo nuestro sistema de datación se basa en este hom bre conocido como el Cristo (“a.C.”, antes de Cristo, y “d.C.”, después de Cristo). Los judíos, musulmanes, hindúes e incrédulos (en gran parte) aceptan que Jesús fue un ser humano real. Sin embargo, aunque la mayoría de gente que sabe algo de historia admite que Jesús fue una persona real, relativamente pocos creen que Él fue Dios en la carne (como la Biblia repetidamente enfatiza). Ellos pueden decir que Él fue un hombre bueno, o que fue un filósofo renombrado o un gran maestro de moralidad, pero la mayoría de estas personas no cree que fue (como Pedro declaró algo de 2,000 años atrás) “el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). ¿Alguna vez ha pensado en lo que la gente realmente está diciendo cuando niega la deidad de Cristo, pero a la vez cree que Él fue un hombre bueno? Ellos están diciendo que Él no fue Quien dijo ser—el Hijo de Dios. Están sugiriendo que aunque Jesús recibió aclamaciones de deidad de los hombres (cf. Juan 1:29,41,49; 20:28) y reclamó ser Dios una y otra vez (Marcos 14:62; Juan 9:36-38; 10:30; et.al.), lo que dijo no fue verdad. Pero a la vez también sugieren que Jesús fue un “hombre bueno”. Realmente solo hay tres explicaciones que se puede presentar en cuanto al Cristo: (1) Él fue el más grande mentiroso que el mundo conociera; (2) fue un lunático que simplemente pensó que era Dios; o (3) fue Quien reclamó ser—Dios. Hablando lógicamente, no existe otra opción. Casi nadie que esté familiarizado con la vida y enseñanzas de Jesús ha sugerido que Jesús fue un loco. Ningún loco o lunático pudiera responder preguntas con la sabiduría y autoridad profunda de Cristo (cf. Mateo 7:28-29). ¿Qué loco enseñaría que debemos hacer por otros lo que queremos que ellos hagan por nosotros? Los dementes no enseñan que debemos “dar la otra mejilla” y luego dan un ejemplo de lo que eso significa—incluso hasta la muerte. La locura no puede producir tal genio. Por esta razón, casi nadie ha llegado al punto ilógico de llamar lunático a Cristo.
Además, incluso la mayoría de incrédulos más renombrados no ha estado dispuesta a describir a Jesús como un mentiroso o charlatán. El incrédulo Henri Rousseau una vez escribió: “Si la vida y muerte de Sócrates fueron las de un sabio, la vida y muerte de Jesús fueron las de un Dios” (Emile, 1.4). El humanista y enemigo devoto del cristianismo, Joseph Renan, llamó a Jesús una “persona sublime”, y declaró que en Él “está condensado todo lo que es bueno y noble en nuestra naturaleza” (Vida de Jesús, capítulos 1 y 28). Lo cierto es que pocas personas durante la historia han declarado que Cristo fue un mentiroso o lunático. Pero si Jesús no fue un mentiroso o lunático, entonces, y lógicamente, debe ser Quien reclamó ser: el Hijo de Dios. Nadie puede sostener racionalmente que Jesús fue un hombre bueno pero a la vez que no fue el Hijo de Dios. Él fue ambas cosas, o no fue ninguna de ellas. Cristo fue un lunático, o un mentiroso, o el Señor. Es hora de escoger, pero escoja sabiamente, ya que su destino eterno está en juego. Derechos en español © 2015 por www.ebglobal.org. Traducción por Moisés Pinedo. Título original en inglés, “Take Your Pick”, en www.apologeticspress.org.
PRUEBA DEL DISEÑADOR EN LA VISIÓN DE LA LANGOSTA KYLE BUTT
Los seres humanos tenemos gran visión. De hecho, muchas compañías que fabrican cámaras han investigado el ojo humano para adquirir información útil en el desarrollo de mejor tecnología fotográfica y de video. Pero aunque el ojo humano es muy eficaz, hay ciertas cosas que no puede hacer; una de esas cosas es detectar luz ultravioleta. Sin embargo, recientemente los investigadores han descubierto una criatura que tiene la capacidad impresionante de detectar luz ultravioleta: la langosta mantis. Las langostas mantis son algunas de las criaturas acuáticas más interesantes. Tienen pinzas extre madamente poderosas, y reflejos increíblemente rápidos. Pero su capacidad de ver la luz ultravioleta hace que su visión sea una de sus características más remarcables en el reino animal. Michael Bok, uno de los investigadores que estudia la visión de la langosta mantis declaró: “La construcción general del sistema visual de la langosta mantis es increíblemente impresionante, así que esta es otra muestra de complejidad” (Pappas, 2014). Lo que hace que su vista sea “increíblemente impresionante” es que estas criaturas tienen 12 fotorreceptores en sus ojos, mientras que los humanos solamente tienen tres (2014). Otro elemento interesante de su visión es que la langosta usa aminoácidos que actúan como protector solar en sus ojos para ayudarle a ver la luz ultravi oleta. Según los que realizan esta investigación, el diseño detrás de la visión de la langosta mantis es “increíblemente impresionante”—es decir, es tan avanzado que se requiere de un equipo de investigadores solamente para tratar de entenderlo, y mucho más para averiguar una manera de copiar su tecnología. Los que sostienen que la langosta mantis es producto del cambio evolutivo durante millones de años no pueden explicar tales características en su visión. Ninguna cantidad de procesos desprovistos de mente pudiera producir tales instrumentos tan altamente sensibles como los ojos de la langosta mantis. La explicación más razonable para la visión de la langosta mantis es que un Creador inteligente, Quien ve todas las cosas (incluyendo la luz ultravioleta), diseñó a la langosta y sus ojos complejos. Ya que los investigadores brillantes llegan a abrumarse debido a tal “tecnología”, la conclusión obvia es que el Diseñador de tal visión posee inteligencia superior al de aquellos involucrados en la investigación. Cuando el escritor de Proverbios declaró, “El oído que oye, y el ojo que ve, ambas cosas igualmente ha hecho Jehová” (20:12), ciertamente incluyó al “ojo” que usa aminoácidos como protector solar y 12 fotorreceptores para ver luz que los humanos no pueden ver. Referencia Pappas, Stephanie (2014), “Protector Solar Natural Explica la Visión UV Impresionante de la Langosta Mantis” [“Natural Sunscreen Explains Mantis Shrimp’s Amazing UV Vision”], LiveScience, http://news.yahoo.com/natural-sunscreen-explains-mantis-shrimps-amazing-uv-vision-200152964.html.
Derechos en español © 2015 por www.ebglobal.org. Traducción por Moisés Pinedo. Título original en inglés, “Seeing the Designer in Shrimp Vision”, en Reason & Revelation, 34[9]:119.
¿SE ORIGINÓ LA VIDA DEBAJO DE LA TIERRA? JEFF MILLER
“¡Ha sido probado! La vida comenzó en una sopa primitiva en los lagos y océanos. Si no nos cree, es ignorante. No…, espere. Olvide eso. Realmente, la vida comenzó en el espacio. Si no nos cree, es ignorante. Espere… Comenzó debajo de la tierra. Ahora, si no nos cree, es ignorante…”. Otra vez, parece que la comunidad evolucionista está equivocada en su especulación en cuanto al origen de la vida basado en el modelo naturalista. Aunque muchos de nosotros crecimos siendo instruidos en la escuela que la vida surgió definitivamente en una clase de sopa primitiva, la investigación reciente está poniendo en duda eso —probando que la evolución nunca ha tenido respuestas claves que la sustenten como verdadera. Aunque no es una sorpresa, la nueva investigación provee más apoyo para el modelo creacionista en cuanto a los orígenes. Los científicos han descubierto 19 microbios especiales por todo el globo, tan profundamente como a 3.1 millas debajo de la tierra. Se encontró los microbios en las fisuras de rocas en ubicaciones diversas como los Estados Unidos, Japón, Europa, Sudamérica e incluso en fuentes hidrotermales en el Caribe (Cantor, 2013). Lo que les hace especial es que son “más del 97% idénticos, o prácticamente de la misma especie”, según el investigador Matt Schrenk de la Universidad del Estado de Michigan—incluso cuando se les ha encontrado en lugares opuestos de la Tierra. Rick Colwell, de la Universidad del Estado de Oregon, dijo: “Pare ce que hay un grupo básico de microbios que aparece una y otra vez en todos estos ambientes” (citado en Brahic, 2013). Los investigadores creen que tales similitudes indican “un posible antepasado común alrededor de 3,500 millones de años atrás” (Cantor). ¿Pero tales similitudes realmente prueban un antepasado común? Por mucho tiempo los evolucionistas han argumentado que las estructuras corporales similares en los organismos son prueba de que aquellas criaturas evolucionaron de un antepasado común. Por otra parte, por mucho tiempo los creacionistas han argumentado que un Diseñador común es la mejor explicación para tales similitudes, como en el caso del descubrimiento reciente. El modelo evolucionista, con su suposición de un antepasado común, no calza con la evidencia. La publicación en ingles, New Scientist, explicó: “Nadie sabe cómo estos bichos cosmopolitas llegaron a ser globales” (Brahic). Colwell señaló: “Es difícil pensar en una hipótesis única para explicar la manera en que estos organismos se esparcieron tan extensamente” (citado en Brahic). Según la publicación New Scientist, Schrenk ha propuesto una “explicación controversial” que sugiere que las placas tectónicas son responsables de la extensión de los microbios, pero Colwell señaló que no se “siente cómodo diciendo que estos organismos pueden haberse extendido desde una ubicación” (citado en Brahic). Después de todo, Schrenk mismo admitió que “[e]s fácil entender que las aves o peces pueden ser similares aunque estén separados por océanos, pero e s increíble pensar en microbios casi idénticos que están apartados (a 10,000 millas) en las grietas de las rocas en profundidades, presiones y temperaturas extremas” (citado en Cantor). Desde el punto de vista del modelo evolucionista y naturalista, es difícil, complicado y exagerado encontrar una solución. ¿Qué sucediera si en vez de tratar de hacer eso, se interpretara la evidencia de una manera diferente, más simple y directa? Se pudiera decir que los microbios no se desarrollaron de un antepasado común en una ubicación que desafía la explicación razonable del esparcimiento por todo el globo. Fundamentalmente, se pudiera sugerir que fueron creados en el principio en todo el globo. El cambio a menor escala entonces causó las variaciones pequeñas en los microbios; ya que la macroevolución es imposible, estos son todavía el 97% idénticos, o prácticamente, de la misma especie. El modelo de la Creación gana el examen de la razón—¡otra vez! Referencias Brahic, Catherine (2013), “Los 19 Super Bichos que Gobiernan las Profundidades Escondidas de la Tierra” [“The 19 Superbugs that Rule Earth’s Hidden Depths”], New Scientist, 9 de diciembre, http://www.newscientist.com/article/dn24727-the-19-superbugs-that-rule-earths-hiddendepths.html#.Uu_JCrRdyHg.
Cantor, Matt (2013), “La Vida Se Pudo Haber Originado Millas Debajo de la Tierra” [“Life May Have Originated Miles Underground”], USA Today, 14 de diciembre, http://www.usatoday.com/story/tech/2013/12/14/newser-lifeoriginated-underground/4022999/.
LA INSCRIPCIÓN DE LA TUMBA DE BENI HASAN Y EL PERIODO PATRIARCAL DEWAYNE BRYANT
Las narraciones patriarcales de Génesis son los pasajes más queridos de la Biblia; también son algunos de los más criticados. Antes de mediados del siglo XX, muchos eruditos daban por sentado la historicidad de los patriarcas. En la década de 1970, dos minimalistas publicaron lo que muchos en el campo secular consideran como uno de los golpes más grandes en la historia de los estudios bíblicos. John Van Seters (Abraham en la Historia y la Tradición, 1975) y Thomas Thompson (La Historicidad de las Narraciones Patriarcales, 1974) cuestionaron la historicidad de los patriarcas. Sus estudios tuvieron tal influencia en el círculo académico que, desde entonces, pocos eruditos han escrito apoyando la historicidad de Abraham, Isaac y Jacob. Van Seters y Thompson son como otros críticos que se sienten muy cómodos en abordar la Biblia con un nivel de condescendencia y sospecha académica que casi no tiene paralelo en otras disciplinas. Aunque sus trabajos fueron útiles en descartar algunas suposiciones falsas y detectar algunos casos de interpretación arqueológica errónea, sus objetivos fueron extremos e imperfectos. Por ende, algunos eruditos han elaborado respuestas para sus críticas. En su libro, La Biblia en Su Mundo (1977), Kenneth Kitchen abordó las objeciones que se presentaron contra la historicidad de las narraciones patriarcales. Otros eruditos han hecho lo mismo (vea Millard y Wiseman, 1983; Yamauchi, 1994). La erudición del Cercano Oriente Antiguo ha continuado vindicando las narraciones patriarcales. Una porció n interesante de información arqueológica viene de la villa moderna de Beni Hasan, que está a 160 millas al sur de El Cairo. Alberga 39 tumbas monumentales de oficiales egipcios del Periodo del Imperio Medio (2050-1650 a.C.), además de algunas tumbas del Periodo del Imperio Antiguo (2686-2186 a.C). La tumba de un monarca llamado Khnumhotep II es particularmente interesante en el estudio de los patriarcas. Las paredes de la tumba de Khnumhotep contienen pinturas que representan escenas de su vida. La más famosa es la descripción de una caravana de Canaán. Los jeroglíficos incluidos indican que había 37 miembros en esta caravana. Los eruditos no están de acuerdo en cuanto al propósito exacto de la visita, pero la mayoría está de acuerdo en que esta fue una clase de aventura comercial (Hoffmeier, 1996, p. 61). Las diferencias de los mercaderes egipcios y cananeos en la escena son muy obvias. Mientras que los egipcios se visten con sus ropas blancas de lino, los mercaderes usan ropas de múltiples colores. La rop a que los hombres usan es señal de su posición económica. Esto nos hace recordar la túnica (passim) de José que causó envidia en sus hermanos. [NOTA: la palabra hebrea passim es difícil de entender ya que aparece solamente dos veces en el Antiguo Testamento. Aunque las interpretaciones incluyen un atuendo de “manga larga”, “de colores variados” y “decorado”, parece que “de colores variados” es una posibilidad atractiva, ya que tal ropa era muy costosa]. Los mercaderes también tienen mucho cabello y barbas, lo cual difiere de los hombres egipcios, quienes se rapaban la cabeza y el rostro (cf. Génesis 41:14). La descripción de la tumba de Beni Hasan evoca dos detalles importantes en cuanto a las narraciones patriarcales en Génesis. Primero, cada uno de los patriarcas pasó tiempo en Egipto. El hecho que viajaban en grupos—como en el caso de Jacob antes de su encuentro con Esaú (Génesis 33), y también su mudanza a Egipto con una familia extensa (Génesis 46)—también calza con el texto bíblico. Segundo, el hecho que los mercaderes comercializaban libremente en Egipto es reminiscente de las relaciones egipcias-cananeas antes de la invasión de los hicsos. Antes de la llegada de los gobernantes semitas conocidos como los hicsos (ca. 1750 a.C.), los gobernantes egipcios permitían que los colonos de Canaán se establecieran temporalmente en el área del noreste del país durante tiempos de hambruna (aunque ellos construyeron una fila de fuertes para regular la entrada de estos visitantes). El borde era accesible, y
frecuentemente se permitía las visitas de la gente cananea. Esto cambió después que los egipcios sacaron a los hicsos de Egipto. Los hicsos fueron gobernantes extranjeros que tomaron control de la parte norte de Egipto. Los eruditos no están seguros si es que llegaron al poder por infiltración pacífica o invasión militar. Lo que se sabe sin duda es que esta absorción produjo odio de parte de los egipcios. Después que Faraón Amosis I (ca. 1560 a.C.) expulsara a los hicsos, los egipcios llegaron a ser un poco xenofóbicos y comenzaron a albergar disgusto particular contra la gente cananea (frecuentemente llamándoles “asiáticos miserables”). El hecho que el libro de Génesis preserve la descripción de los bordes accesibles de Egipto significa que las narraciones bíblicas tomaron lugar antes del siglo XVII a.C., cuando se produjo la invasión de los hicsos. Los escribas hebreos futuros no pudieron haber conocido estos detalles históricos y no hubieran podido inventarlos. Aunque no se menciona por nombre a los patriarcas en ninguna fuente histórica y arqueológica existente, esto no debería ser causa de preocupación para los cristianos. La arqueología raramente habla de individuos particulares, especialmente cuando se trata de aquellos que no fueron conocidos nacional o internacionalmente (e.g., los reyes, funcionarios políticos prominentes y personajes religiosos importantes). Esta evidencia también muestra que las narraciones en Génesis calzan con el horario histórico adecuado. Ya que los escribas futuros no pudieron haber conocido algunos de los detalles anteriores, esto significa que el texto de Génesis no pudo haber sido una ficción tardía como los críticos sugieren que es. En vez de revelar algún error en la Biblia, la arqueología ha probado ser uno de los apoyos más fuerte s de la Escritura. Referencias Hoffmeier, James (1996), Israel en Egipto [Israel in Egypt] (Oxford: Oxford University Press). Kitchen, Kenneth (1977), La Biblia en Su Mundo: La Biblia y la Arquelogía de Hoy [The Bible in its World: The Bible & Archaeology Today] (Carlisle: Paternoster Press). Millard, Alan y Donald Wiseman (1983), Ensayos sobre las Narraciones Patriarcales [Essays on the Patriarchal Narratives] (Winona Lake, IN: Eisenbrauns). Thompson, Thomas (1974), La Historicidad de las Narraciones Patriarcales: La Búsqueda del Abraham Histórico [The Historicity of the Patriarchal Narratives: The Quest for the Historical Abraham] (Berlin: Walter de Gruyter). Van Seters, John (1975), Abraham en la Historia y la Tradición [Abraham in History and Tradition] (New Haven, CT: Yale University Press). Yamauchi, Edwin (1994), “La Situación Actual de la Historiografía del Antiguo Testamento” [“The Current State of Old Testament Historiography”], en Fe, Tradición e Historia [Faith, Tradition and History], Alan Millard, et.al., eds. (Winona Lake, IN: Eisenbrauns). Derechos en español © 2014 por www.ebglobal.org. Traducción por Moisés Pinedo. Título original en inglés, “The Beni Hasan Tomb Inscription and the Patriarchal Period”, en Reason & Revelation, 34[3]:34-35.
¿AGUA EN MARTE? JEFF MILLER
Pregunta: “¿Cuál es la importancia para el creacionista el descubrimiento de agua en Marte?”. Respuesta: Si la evolución naturalista fuera cierta, sería increíble que no existiera vida extraterrestre. Así que parece que los evolucionistas buscan desesperadamente evidencia de tal vida. En setiembre de 2014, la publicación en inglés, Science, reportó los resultados del vehículo explorador Curiosity en cuanto a Marte (Grotzinger, 2013, 341[6153]:1475). De manera fascinante, se encontró agua en tierra marciana. ¿Qué significa esto para los creacionistas? ¿Prueba esto la evolución? Se ha sugerido que “[s]i la vida es común, entonces deberíamos encontrar señales de vida más allá de nuestro pequeño planeta. Desafortunadamente, la evidencia ha sido elusiva” (“Ingredientes para la Vida”). No se ha
descubierto vida en ningún lugar del Universo aparte de la Tierra, pero por mucho tiempo los científicos evolucionistas han esperado encontrar al menos evidencia indirecta de vida previa, incluso si no pueden encontrar vida actual (cf. Miller, 2012). Un ejemplo de evidencia indirecta de vida extraterrestre que ha estado obviamente ausente es la existencia de agua líquida en el espacio. Chris McKay, del Centro de Investigación Ames de la NASA, explicó esto en 2005: El requisito más importante de la vida es el agua líquida, y este es el requisito determinante de la vida en términos de nuestro sistema solar. Hay suficiente energía. Hay suficiente carbono. Hay otros elementos suficientes en todos los planetas en nuestro sistema solar. Lo que es raro, y que hasta ahora sabemos que existe solamente en la Tierra, es el agua líquida (“Ingredientes…”). Aunque se sabe que una de las lunas de Júpiter (Europa) está cubierta de hielo, un ingrediente clave para la vida es agua líquida. Parece que ahora hay evidencia de que existe agua líquida en el espacio. Los análisis del suelo de marte indican que su tierra tiene 2% de agua por peso (Landau, 2013). Para los ev olucionistas, este es un hallazgo significativo, ya que elimina una de las barreras que previenen el suceso de la evolución. Según NOVA, “Marte puede ser demasiado frío y seco para albergar vida hoy, pero si antes hubo agua allí, entonces tal vez también hubo vida” (2005). Tenga en cuenta que la existencia de agua en el espacio de ninguna manera provee prueba positiva de vida extraterrestre o de la evolución—así como encontrar carbono en el espacio tampoco lo hace. (¿Encontrar azúcar en la cocina prueba que alguien ha hecho galletas con esto?). Para el creacionista, el agua y las sustancias orgánicas en el espacio son simplemente materiales que Dios creó en el Universo en el primer y cuarto días de la semana de la Creación según Sus propósitos para el Universo. La existencia de agua u otras sustancias en Marte no provee apoyo para la evolución. Estas cosas son simplemente productos que Dios colocó allí. Note el reconocimiento de uno de los reporteros que cubrieron la noticia en cuanto a Marte: El robot Curiosity no puede detectar vida directamente; no confirmaría vida moderna u organismos fósiles antiguos. Sin embargo, puede determinar si el ambiente antiguo era habitable (que indica que lo fue) y observar componentes orgánicos. El descubrimiento de esos componentes tampoco probaría la existencia de la vida, ya que estos pueden venir de otras fuentes. Pero la aparición de moléculas orgánicas sugeriría que el ambiente es bueno para preservarlas… [H]asta ahora, Curiosity no ha detectado directamente orgánicos en la tierra de marte (Landau, énfasis añadido). Así que tal estudio de sondeo no ha probado nada en cuanto a la vida extraterrestre. Otra vez, la especulación y las ilusiones están a la orden del día para los evolucionistas. Los científicos todavía están tratando de averiguar si pudiera existir vida en el espacio exterior—no han probado que hubo y mucho menos que hay. En resumen: aunque encontrar agua puede anular uno de los problemas que la evolución enfrenta, no es prueba positiva para la vida. Es solamente un paso más en la línea de partida. En realidad, la evolución incluso ni está en la misma carrera con la Creación. Referencias Grotzinger, John (2013), “Análisis del Vehículo Explorador Curiosity de Materiales de la Superficie de Marte” [“Analysis of Surface Materials by the Curiosity Mars Rover”], Science. “Ingredientes para la Vida” [“Ingredients for Life”] (2005), NOVA, 17 de diciembre, http://www.pbs.org/wgbh/nova/education/evolution/ingredient-life-water.html. Landau, Elizabeth (2013), “Se Descubre Agua en Suelo Marciano” [“Water Discovered in Martian Soil”], CNN Tech, 7 de octubre, http://www.cnn.com/2013/09/30/tech/innovation/mars -water/. Miller, Jeff (2012), “El Espacio: La Fuente de la Vida?”, E.B. Global,http://www.ebglobal.org/inicio/el-espacio-lafuente-de-la-vida. Derechos en español © 2014 por www.ebglobal.org. Traducción por Moisés Pinedo. Título original en inglés, “Water on Mars?”, en Reason & Revelation Resources, 34[3]:29.
EL ORIGEN DE LA BIBLIA Wayne Jackson
Una de las leyes mejores conocidas es la Ley de la Causa y el Efecto. En palabra sencillas, esta ley dice que todo efecto debe tener una causa adecuada. Ahora, apliquemos esta ley a la Biblia. La Biblia es un efecto; fue causada por alguna fuente. Por ende, en cuanto a la Biblia, hay dos posibilidades: La Biblia tuvo un origen puramente humano. O aunque se empleó a escritores humanos, la Biblia tiene un origen divino fundamental. ¿Cómo se puede determinar cuál de estos enfoques es correcto? La única manera es examinar la Biblia misma y ver si porta las marcas de identificación que se esperaría de un libro que tuviera su origen en Dios. ¿Qué se debería esperar de un volumen divino? Debería ser afirmado. Si la Biblia fuera de Dios, esperaríamos que nos dijera eso. Lo cierto es que la Biblia reclama ser la Palabra de Dios miles de veces (cf. Jeremías 1:9; Hechos 1:16), y Cristo mismo endorsó este enfoque en cuanto a las Escrituras (vea Mateo 22:31). Debería ser armonioso. Ya que Dios es perfecto (Mateo 5:48) y no es autor de confusión (1 Corintios 14:33), y si Él fuera la fuente de la Biblia, esperaríamos que la Biblia fuera perfectamente armoniosa. Aunque se la compuso durante 16 siglos, la Escritura tiene armonía remarcable. Aunque algunos han declarado que la Biblia contiene contradicciones, tal acusación es infundada. Debería ser exaltado. Ya que Dios es santo (Isaías 6:3), esperaríamos que la Biblia tuviera un tono moral exaltado. Esto es exactamente lo que se puede encontrar. Sus preceptos—“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” y “todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 22:39; 7:12) —han asombrado a millones de personas a través de los años. Ningún filósofo puede jactarse de la invención de tal estándar moral. Debería ser irreemplazable. Si la Biblia fuera de Dios, no esperaríamos que ningún grupo de hombres, independientemente de su genio, pudiera producir un volumen que superara a este documento antiguo. Aunque se terminó de escribir la Biblia algo de 19 siglos atrás, nadie ha podido escribir un libro que relegue a la Biblia como obsoleto. ¡Esto es inexplicable! Debería ser perpetuo. Si la Biblia fuera del Dios eterno, esperaríamos que tuviera relevancia perpetua. Esto es cierto. Otros libros llegan a ser anticuados muy pronto, pero el mensaje de la Biblia es tan nuevo y actual como cuando los autores sagrados lo escribieron. Debería ser honesto. Si la Biblia tuviera origen divino, se esperaría que describiera fielmente el carácter del hombre. Esto es exactamente lo que la Biblia hace. Aunque el hombre fue creado como un ser bueno, según la imagen de Dios (Génesis 1:26), debido al pecado se separó progresivamente de Su Hacedor (Isaías 59:1-2). Ha llegado a corromperse extremadamente (Jeremías 17:9), y por ende tiene la necesidad profunda de ayuda espiritual. ¡El hombre no hubiera escrito la Biblia si hubiera decidido escribir algo, y no hubiera escrito la Biblia i ncluso si hubiera podido hacerlo! Debería ser específico. Finalmente, si la Biblia fuera de Dios, no esperaríamos que fuera simplemente un tratado filosófico y abstracto, sino que diera información específica del propósito del hombre y la manera en que pue de cumplir ese propósito. Asombrosamente, la Biblia señala que el propósito del hombre en la Tierra es servir a Dios (Eclesiastés 12:13; Isaías 43:7), revela la misión de Cristo de salvar a la humanidad del pecado (Lucas 19:10), e insta a responder al mensaje redentor de Su gracia (Marcos 16:16; Hechos 2:38; Hebreos 5:8-9).
La Biblia es de Dios; escuchemos su mensaje. © 2014 por Christian Courier Publications. Todos los derechos están reservados. Traducido y usado por permiso escrito. Términos en https://www.christiancourier.com/copyright. Fuente Original: https://www.christiancourier.com/articles/1560-origin-of-the-bible-the. Traducido por Moisés Pinedo.
¿POR QUÉ DIOS NO HACE ALGO? Allen Webster En vista de las tragedias comunes, una escritora sugirió que todos “hagamos huelga” ante Dios. Ella propuso que dejemos de orar, asistir a los servicios de la iglesia y adorarle, ya que eso puede hacerle dejar de matar a tantas personas con tantos desastres. Se culpa a Dios por muchas cosas que no hace. Cuando Satanás atacó a Job, hizo que el fuego que consumió a sus ovejas pareciera ser “[f]uego de Dios…del cielo” (Job 1:16). La persecución llegó de la dirección opuesta, pero fue la intención de Satanás hacer que Dios luciera como el malo. Hoy su intención es la misma, y él todavía continúa haciendo esto. C.S. Lewis observó: “El hombre no puede descartar la gloria de Dios al rechazar adorarle, así como un lunático no puede apagar el sol al escribir la palabra ‘oscuridad’ en la pared de su celda” (1940, p. 41). David escribió: “Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos” (Salmos 2:2-4). Frecuentemente los que no son cristianos tropiezan en el problema del mal, y los cristianos algunas veces dudan de Dios cuando sufren. Ambos se preguntan: ¿Cómo puede un Dios bueno permitir tanto mal? ¿Por qué el Dios todopoderoso no hace algo al respecto ? ¿No pudiera un Dios omnisciente crear un mundo sin mal? ¿Por qué el Dios vivo no ayuda a Sus hijos? La reflexión breve muestra la absurdez e imposibilidad de la intervención de Dios en cada desastre o cada tiempo malo que Sus hijos experimentan. ¿Por qué Dios “no hace algo”? La gente viviría en caos. Dios es un Dios de orden. Actúa según la regla que dio para Su iglesia: “[H]ágase todo decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40). Si Él suspendiera las leyes naturales cada vez que una de Sus criaturas estuviera en problema o en una situación que amenazara su vida, reinaría el caos. La causa y el efecto no tuvieran significado. El cambio de la situación de una persona causaría una serie de subeventos que afectaría a todos en la misma área, como también a aquellos relacionados a tal persona. Nuestra existencia depende del funcionamiento consistente de leyes físicas como la inercia y la gravedad que Dios estableció en la Creación (Génesis 1). Nosotros no pudiéramos desempeñarnos en un mundo sin predicción racional (Reichenbach, 1976, 16[2]:187). No supiéramos cómo comportarnos en un caso determinado y en el siguiente. En algunos casos un evento daría como consecuencias ciertas condiciones, pero en otros casos las mismas condiciones guiarían a un resultado diferente. ¿Qué sucedería si los paracaidistas usualmente cayeran hacia la tierra, pero ocasionalmente flotaran arriba de los aviones? ¿Qué sucedería si una pelota lanzada al aire no regresara la mayor parte del tiempo? ¿Le gustaría usar una sierra eléctrica, prender un fuego, nadar, o conducir en una carretera a 70 millas por hora cuando las leyes naturales fueran suspendidas temporalmente?
La gente llegaría a ser imprudente. Dios desea que Sus hijos sean prudentes y cuidadosos (Proverbios 16:21; cf. Hecho s 16:28). Si la gente buena fuera invencible e intocable, entonces tomaría riesgos alocados. Si no hubiera peligro en cruzar una señal de pare en una intercepción muy transitada, enviar mensajes de texto mientras se conduce, fumar, usar armas de fuego o levantar pesas, entonces la gente pronto abusaría de cada una de estas cosas. ¿Qué sucedería si un jovencito cristiano que juega fútbol el viernes en la tarde nunca pudiera ser lesionado? ¿Qué pasaría si un soldado en el campo de batalla fuera realmente invencible? Norman Geisler sugirió: “La intervención necesaria finalmente crecería en proporciones que erradicarían completamente la libertad y responsabilidad humana” (1978, p. 75). La gente fallaría en desarrollar espiritualidad. Una mujer en el bosque encontró una mariposa monarca que movía sus alas y se esforzaba en salir del pequeño orificio de su capullo. Sintiendo lástima, la mujer rompió el capullo, permitiendo que la mariposa fuera libre. La mariposa entonces se arrastró por algunas horas y luego murió. Sus colores hermosos nunca se desarrollaron, y sus hermosas alas nunca se formaron completamente. La lucha fuerte con el capullo es la manera de la naturaleza de desarrollar las alas y la fuerza que la mariposa necesita para volar. Sin tal lucha, la mariposa no podría vivir. Sin lucha y tristeza, llegaremos a ser superficiales, egoístas y consentidos. Los problemas enseñan paciencia, resistencia, fortaleza, valor y auto sacrificio. La meta de Dios es nuestro crecimiento espiritual. Quiere que maduremos para llegar a ser como Cristo (2 Corintios 3:18; 1 Pedro 2:2; 2 Pedro 3:18)—puros, justos y amorosos (Santiago 1:2-4). Nuestro sufrimiento también nos califica para consolar a otros al saber cómo se siente el dolor ajeno (2 Corintios 1:3-4). Por ende, las dificultades son necesarias. La gente se quejaría de que se le ha quitado el libre albedrío. Los hombres piensan que quieren que Dios interfiera, pero realmente no quieren esto. Esto no sería un negocio que ellos quisieran. Los hombres no quisieran q ue Dios interceptara cada acción o pensamiento malo. Imagine que cada vez que un incrédulo tratara de escribir un artículo vicioso contra Dios en su sitio Web, su computadora comenzara a arder en fuego. O que cada vez que alguien predicara falsa doctrina, contrajera laringitis. O que alguien tuviera dolor de cabeza cada vez que sintiera lascivia. O que el brazo de alguien quedara paralizado cuando golpeara con ira a otra persona. Dios nos dio libre albedrío (Josué 24:15)— permitiéndonos escoger nuestro camino (Proverbios 14:12). Él desea que Le sirvamos por amor (Juan 14:15; Apocalipsis 22:17), pero no nos forzará a hacerlo (Lucas 13:34; Apocalipsis 3:20). Con el libre albedrío, las consecuencias son inevitables. La gente seguiría a Cristo por las razones equivocadas. Si Dios protegiera de todo daño a Sus seguidores, entonces la gente seguiría a Cristo por razones físicas en vez de espirituales. Piense en esto. Si ningún cristiano tuviera cáncer, ataques cardíacos o cualquier otra enfermedad o accidente, ¿tuvieran las iglesias algún problema en bautizar a la gente? Cada paciente en cada hospital, centro de rehabilitación y asilo entraría por las puertas esperando su turno. Jesús desea intensamente que todos Le sigan (1 Timoteo 2:4), pero quiere que entiendan la necesidad de la sanidad del alma eterna, no solamente del cuerpo físico (1 Pedro 2:24). Ciertamente, “[c]omo son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos [de Dios] más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:9). Nosotros podemos confiar en Dios. Referencias Geisler, Norman (1978), Las Raíces del Mal [The Roots of Evil] (Grand Rapids, MI: Zondervan). Lewis, C.S. (1940), El Problema del Dolor [The Problem of Pain] (Nueva York: HarperCollins). Reichenbach, Bruce (1976), “Males Naturales y Leyes Naturales” [“Natural Evils and Natural Laws”], International Philosophical Quarterly, junio. Título original en inglés, “Why Doesn’t God Do Something?”, por www.housetohouse.com; folleto. Traducción por Moisés Pinedo.
LA DEIDAD DE CRISTO P AUL HOLLAND
El centro del cristianismo es la deidad de Cristo, específicamente Su resurrección. Este evento ciertamente separa al cristianismo del judaísmo, islamismo y otras religiones mundiales. Pero la resurrección es solamente una parte de la descripción del Nuevo Testamento en cuanto a Jesús. ¿Por qué creemos que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios, y por ende, nuestro Salvador? Considere las palabras de Pablo en Filipenses 2:5-8: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que afe rrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Este es el carácter de Jesús. Él fue en la forma de Dios y fue igual a Dios. ¿Cómo podemos estar seguros? Al examinar la evidencia del Nuevo Testamento. Según el registro de la vida de Jesús en el Nuevo Testamento, podemos ver que Jesús nunca tuvo un pensamiento malo. Nunca dijo algo malo o fue a un lugar malo. Nunca tuvo una emoción mala o realizó un acto malo. Nunca hizo un argumento falaz, enseñó una lección mala o llegó a una conclusiónequivocada. Nunca tuvo una actitud mala ante alguien o algo. Nunca fue rebelde a la voluntad de Dios. Nunca desobedeció a Sus padres o a los líderes religiosos o civiles (desde luego, al menos que ellos contradijeran la voluntad de Dios). No esperaríamos nada menos de Dios, ¿no cree? Eso es exactamente lo que Pedro quiso decir cuando escribió que Jesús “no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca” (1 Pedro 2:22). Eso es lo que Pablo quiso decir cuando escribió que “[a]l que no conoció pecado [a Cristo], por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21). Eso es lo que el escritor de Hebreos quiso decir cuando escribió que “no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (4:15). Ya que Jesús tuvo ese carácter, entonces la pregunta fundamental es: “¿Fue Jesús Quien dijo ser? No hay duda de que Jesús reclamó ser el Hijo de Dios, el Salvador de la humanidad. Ya que Jesús reclamó ser eso, las opciones que tenemos es que Él fue un mentiroso, un lunático o el Salvador (es decir, Dios). ¿Sugiere la evidencia que Él fue un mentiroso? ¿Sabía Él que era simplemente un ser humano pero engañó a todos? ¿Cómo pudo un mentiroso realizar los milagros que Jesús realizó (como caminar en el agua)? ¿Sugiere la evidencia que Jesús fue un lunático? ¿Creyó simplemente que era el Mesías pero se equivocó —como otros lo han hecho? ¿Simplemente no estuvo en sus cinco sentidos? La evidencia tampoco sostiene tal cosa. ¡Hay gran diferencia entre Jesús y los lunáticos mesiánicos! Si Jesús reclamó ser el Mesías, supo que lo que reclamaba era cierto, realizó milagros y tuvo el carácter que el Nuevo Testamento revela, ¡entonces no existe otra conclusión sino que Él fue y es el Hijo de Dios! Ya que esto es cierto, entonces “el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados” (Mateo 9:6). ¿Ha sido perdonado por el Hijo de Dios? Derechos en español © 2014 por www.ebglobal.org. Traducción por Moisés Pinedo. Título original en inglés, “The Deity of Christ”, en Droplets of Living Water, 1 de octubre, 2013.