Emma Barrandéguy Habitaciones. Buenos Aires: Catálogos, 2002. (Prosa novela)
QUERIDO ALFREDO, TE CUENTO LAS BELLAS LETRAS FLORENCIA ALFREDO, TE CUENTO EL AMERICANO LA PROVINCIA FLORENCIA TIENE TRECE AÑOS ALFREDO, TE CUENTO ALFREDO, TE CUENTO EL DESENLACE FLORENCIA POR SEGUNDA VEZ TRABAJAR ALFREDO, TE CUENTO BUENOS AIRES TRES LA PROVINCIA EL AMERICANO ANGÉLICA ALFREDO, TE CUENTO MANIFESTACIONES MANIFESTACIONES EL AMERICANO HABLA FLORENCIA ANGÉLICA ME ESCRIBE FLORENCIA
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
PAPEL QUE FLORENCIA DEJA EN SU CASA AL IRSE Y QUE ME ENTREGAN LUEGO EL HECHO
QUERIDO ALFREDO, TE CUENTO Estoy sola. Por eso, a pesar de que tengo puesta la pollera negra y era de esperar que me ensuciara con el polvo, decidí arreglar el estante de arriba de la biblioteca, poniendo juntos todos los libros que quería tener a mano. Es claro que quizá me criticarías que al lado de El juguete j uguete rabioso pusiera el Baudelaire de Sartre y al lado de éste Siddharta y más allá el libro de Simmel sobre la moda. No hay razones que guíen lo que hago. Pero lo importante es que di con la selección de poesía estadounidense que me dedicaste y que sabía que por allí andaba. Fue uno de los primeros libros que editaste y mientras permanecí casada lo tuve junto a tus cartas, envuelto en papel de seda. Las cosas, en verdad, se miran poco como los cuadros de las paredes -uno se acostumbra-, pero sé que allí está tu dedicatoria, tan elogiosa. Siempre me asombró que pudieras decirme que "todo me lo debes a mí". ¿Cómo puede alguien deberme a mí todo lo que ha sido? Es claro que en ese entonces éramos jóvenes y que vos estabas enamorado, pero de todos modos no me veo capaz de haber arbitrado nunca el destino de nadie. Sin embargo, tus palabras me enorgullecen. enorgullecen. El sí, me digo, él sí me vio entonces como en realidad soy. Cuesta poco apoyarse en la vanidad para seguir andando. Creerse que hay una realidad mejor, de la que participamos. En honor a la verdad, siempre a tu lado me sentí segura, no intelectualmente segura, pues veía a veces que no podía seguirte, que no estaba en pie de igualdad con vos, que ni había leído a Dylan Thomas ni conocía las demoledoras menudencias que vos conocías de los literatos argentinos. Pero me sentía segura y comía a tu lado en los restaurantes donde los mozos te conocían, sin que mi ropa de salir de la oficina, ni mi cabeza trabajosamente trabajosamente arreglada los domingos, ni mis medias de caminar me crearan el menor complejo. Ni a vos. Vos sabías bien lo que convenía comer, lo que era rico sin pretensiones burguesas burguesas y el vino adecuado y el postre sensacional sensacional que gustaba a todas las mujeres. mujeres. Y aquella vez que te manchaste la corbata inglesa y te sentiste molesto hasta la furia cuando el mozo te ofreció talco, no pude dejar de sentir una ternura infinita. Quizá lo comprendiste y sabías que ésas eran las cosas que nos unían. Ni vos te oías decir: "Pero, querido...", ni yo tenía que decirlo pensando en lo que me costaba elegir y comprar las corbatas de mi marido para que él, un día que tenía unas copas de más, las arrancara todas de la puerta del ropero y se las regalara a mi primo. Quiero decirte con esto que cuando estábamos juntos eludíamos obligaciones. Sin embargo, las obligaciones nos hubieran absorbido cada vez más, y justificar el tiempo ya nos era difícil. Nuestros encuentros resultaban espaciados y cada vez nos enquistábamos más en nuestro mundo propio, con los controles que voluntariamente habíamos elegido. E íbamos adoptando, por separado, el ritmo medido de charla que uno adopta con las personas que lo saben todo de uno, todo lo de cada día, por lo menos. Mientras que nosotros, para ponernos al día en nuestras charlas, hacíamos esfuerzos que
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
negocio de lanas". Y los paréntesis aclaratorios ocupaban la mitad del diálogo que no fuera sobre temas impersonales. De todos modos, cercados por la minucia diaria, prometíamos siempre vernos más y cada vez nos veíamos menos, pero yo sabía que allí estabas, en tu estudio de la Diagonal, y que nadie, nadie interpretaría tan bien como vos lo que yo quisiera expresar sobre cualquier cosa. Quiero creer, en honor a la vieja dedicatoria, que lo mismo te pasaba a vos, ya que parecía complacerte almorzar conmigo o ir alguna tarde al cine. Como eso ya no puede hacerse más, me parece deberte la fe que en mí pusiste. ¿Qué era esa fe? Creer. Creer en mí, creer en vos. Esa fe tuya era una con la mía y por eso puedo decirte, como me lo digo a mí muy despacio, que no se apoyaba en nada, pero que la sigo teniendo con esa especie de ingenuidad que en el fondo me resta. Necesito decírtelo. Y puedo hacerlo porque ya no he de verte y nada de tu retrato ha de variar en mí con el transcurso de los días o los sucesos. Así, nada te hará cada vez más perecedero como debería ser irremediablemente, sino cada vez más incorruptible. Aunque la imagen te parezca cursi, o periodística, es así como lo siento. Que haya sido por mi causa que todo sucediera te habrá llenado de asombro aquel día, cuando ya era demasiado tarde para retroceder, como siempre. En fin, me habías idealizado y nuestras charlas no merodeaban nunca nuestras relaciones personales sino de esa manera indirecta que servía, como digo, para llenar la conversación conversación de explicaciones entre paréntesis. Siempre éramos discretos en lo que se refería a nuestras intimidades. Vos en tus cosas, yo en las mías. Por eso quiero abandonar esa discreción y ponerte al tanto de muchas cosas que nacieron de una dicotomía básica: intelecto y cuerpo. Con vos se trataba del intelecto. Me parece mentira hablar de vos con naturalidad, pero es que a pesar de todo no puedo verte de otra manera sino como el gran amigo, como el hombre que tanto me quiso al punto de pensar un día que todo lo que es me lo debió a mí. Y aunque siga creyendo en mí, cuando no me miento a sabiendas, sabiendas, necesito saber que vos creías, necesitaría saber que crees, más allá de todo lo l o que sucedió. ¿Dónde se originaron las cosas? No, no me estoy refiriendo a las cosas que fueron causa de este relato, sino a mis cosas, a mi manera de ser. Siempre quise comprender por qué soy la que soy y si algo tenía que ver en esto el clima, el medio social en que había ido desarrollándome. desarrollándome. Pertenezco a una familia fundida de la clase media, anterior a la expansión industrial del país. El rastreo más lejano llega a un bisabuelo gallego mezclado en las guerras civiles. No me pidas más bisabuelos. Llamaré fundidas a un tipo de familias que por diversas causas se vinieron abajo: las grandes crecientes o las grandes sequías, depreciación de vacas compradas caras, sistemas nuevos de comercialización de galletitas o botas, jugadas de bolsa audaces, cambio de régimen político, repercusiones de las crisis cíclicas del capitalismo, como dicen los marxistas. En ese entonces no regía el sistema de créditos que permite el ascenso social y muchas otras cosas. Los principios educativos de este tipo de familias fueron los mismos de toda la pequeña
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
comercial, con una tradición europea sin base y sin arraigo en otras capas. ¿Qué voy a decirte que sea nuevo para vos? El fenómeno ya ha sido estudiado. ¿Lo llamaríamos crisis de las instituciones liberales? Pero, ¿qué diablos tiene esto que ver conmigo? Otros rasgos más particulares marcaban el transcurso de la infancia y de la adolescencia. Eran deliciosos y pastorales: padres que pellizcaban a las muchachas de servicio, como siguen haciéndolo, y primas mayores que coleccionaban poesías recortadas de los diarios, como ya no lo hacen. Salas con fundas blancas y pianolas, espejos dorados a la hoja y columnas con jarrones. Las galerías tenían cenefas de zinc y los patios se cerraban con balaustradas como algunas terrazas de Norah Borges. Los tangos se filtraban a esos patios por la boca insolente de algunas de esas muchachas tan apetecibles para nuestros padres. De todo aquello, solamente permanecen las estampillas con la cara de San Martín y los billetes de lotería. Y el machismo, ese coraje absurdo, y el culto de la barra como signo de una vida en la que las mujeres no eran nada. ¿Se trataba de un estilo de vida? La falsedad que descubríamos detrás de esas fachadas y la inestabilidad financiera de la clase media nos hostigaba y nos rebelábamos rabiosamente. Ahora, el recuerdo de esas cosas que detestábamos y de ese modo de vivir nos da, sin embargo, cierto orgullo mellado, que vos también compartías. Desprecio y orgullo van de la mano. Nuestra rebelión era entonces el jazz y el tango, que chocaban a los adultos. Por lo menos, esto era lo que creíamos. Miremos más atrás todavía. Si releo los papeles de comercio dejados por mis abuelos y aun las cartas de familia, en los alrededores de 1860, observo que en ese comienzo de la organización nacional el intercambio de las provincias con la Capital, y aun con el exterior, era intenso. Una variedad de trigo cultivada por mi abuelo, en Entre Ríos, llegó a sacar premio en una de las primeras exposiciones rurales y a salir en primera página en la sábana de cuatro hojas que era, por ese entonces, La Nación. Es claro que La Nación era el órgano de los que "promovían" el trigo, según convenía que se plantara a la hábil madre patria británica. Los barcos unían Entre Ríos con la Capital y con el Rosario en un constante trueque. Libre navegación navegación de los l os ríos decían en la escuela. Las colonias, como llamaban l lamaban los ganaderos tradicionales a los campos cultivados por los gringos, eran extensas e importantes; el tránsito de la primera trilladora por el pueblo de mi infancia era permitido con orden municipal y sellos. Chicos y grandes aplaudían el ruido de esas ruedas sobre el empedrado. Las niñas casaderas se movilizaban con sus crinolinas en los barcos que venían del Rosario y de Buenos Aires a mi provincia, detrás de ricos estancieros o de extranjeros de lengua dura y brazos fuertes. Los padres de estas niñas -dueños de barcos o de saladeros- venían a visitar la familia de contrabando que tenían lejos de sus casas. Los vinos eran buenos, las abuelas se casaban jóvenes, se preparaba con con eficacia y dedicación dedicación el hígado hígado maltrecho que que heredaríamos nosotros. nosotros. ¿Por qué, pues, de aquella prosperidad de nuestros abuelos, de aquel trueque social y comercial, de aquellos cueros salados y triduos de San Antonio, vinimos a ser una familia fundida, vinimos a ser muchas familias fundidas?
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Cuando mi abuelo se suicidaba en 1896 por pérdida de sus cosechas, Eduardo Wilde, aquel ministro de Educación autonomista, defensor de la ley laica de enseñanza, terminaba su Prometeo y Cía. Cuando mi padre hacía la conscripción como artillero en Ramos Mejía, ya doblaba el nuevo siglo y la guerra con Chile era una posibilidad. Cuando defendían los fundadores de la Unión Cívica el derecho al voto con sus escopetas en los atrios de las parroquias, Payró corregía Las divertidas aventuras de un nieto de Juan Moreira. No ha pasado tanto tiempo, apenas un siglo. Nadie pensaba en ese entonces que estaba haciendo patria. Y antes tampoco. Y ahora tampoco. Se empuja nomás. Como mi bisabuelo, ese gallego que te dije, que de tanta guerrilla, desde una Cepeda hasta la otra, sólo pudo casarse después de Caseros. Cuando la cosa se asentó un poco. Nadie se preguntaba si era sobre la raíz económica que crecían las demás superestructuras. Pero algo había que fundía a las pequeñas, desprevenidas familias de la clase media. ¿Cuándo vino todo a paralizarse? ¿Cómo comenzaron las cosas a desbarrancarse? Estoy segura, como digo, de que vos, que tanto te interesabas por la historia, sabrías darme fácilmente la respuesta, pero de esto no conversamos nunca, como tampoco de tantas otras cosas. ¿Y todo esto que te cuento lo venía cargando yo? ¿Resonancias de ambiente, reacción contra él, herencia, resabios? Anotemos en el haber de la familia dos bisabuelas aventureras aventureras y separadas de sus maridos, y soy capaz de creer, como mis primas, que algo debe de haber... ¿Se traían rasgos de una época, de una clase o de una familia que se pudría? ¿O yo me había elegido como soy? Algunas veces, gracias a antiguas lecturas de Freud, me he preguntado: ¿todo estará en la infancia? Hormigas y soldados de plomo, y un hombre de tipo Victoriano que alguna vez nos lleva a babuchas, mi padre. Hormigas a las que durante horas hostilizaba con pajitas o pequeños terrones de tierra. Ocho soldados de plomo (los míos y los de mi hermana) que ubicaba sobre fortalezas de ladrillo para bombardearlos desde lejos con con cascotes. Aquí anoto que hay quien sostiene que todo es el ambiente y no el origen. El ambiente actúa, a veces, como deformativo más que como formativo. Existe la reacción r eacción en contra, antes que la imitación. Las lecciones no tienen la validez que puede tener una conducta. De eso no se daban cuenta los ancestros. Tal vez no tenían tiempo de darse cuenta. Pero creo que era debido a la cáscara. Donde la cáscara se agujereaba, donde se producía el resquicio que daba lugar a la crítica, empezaba la reacción-contra, que es la que permite crecer. Ahora saben parar esa reacción a tiempo. Para eso están los psicólogos, las asistentes sociales, los expertos de toda clase. De este tipo de fermentos nunca conviene seguir hablando. Al fin, lo importante no es saber si un niño nace generoso o cómo logrará serlo o continuará siéndolo en un ambiente mezquino, sino qué diablos es en sí la generosidad.
LAS BELLAS LETRAS
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Vos, que colaborabas en Sur , acaso habrás leído la reflexión de doña Victoria a propósito de Las criadas de Genet: “Una de las características de la literatura sórdida es su afectación de creer que la m…es más verdadera que la rosa. O que sólo la m…existe, mientras que la rosa es una invención, una ilusión ilusión a la que se aferran únicamente los los sentimentales o los imbéciles. imbéciles. En tanto que la m…enhorabuena! Basta creer en en ella, proclamarla, maravillarse maravillarse de ella, sumirse sumirse en su contemplación para recibir de inmediato un diploma de inteligencia, de sutileza, de refinamiento y hasta de genialidad. genialidad. No ignoro que algunos pretendieron pretendieron convencernos convencernos de que sólo la rosa existe. Ellos han proclamado proclamado los excesos de que somos somos hoy testigos si no víctimas. Et le vomissement vomissement impur de la betise Me force a me Boucher le nez devant l’azur
Sí; los jóvenes escritores de nuestra época han acabado por taparse las narices ante la rosa, a tal punto el ‘vómito impuro de la tontería’, del tartufismo, la habían mancillado. Les sobra excusas para semejante reacción. Pero desgraciadamente desgraciadamente (y naturalmente), para vengarse de la ostentación de virtudes y noblezas falsificadas que no podemos admirar y que revuelven el estómago, esos escritores han tomado ante la m…una actitud de entrega absoluta y fanática. Sólo tienen tienen ojos ojos para para ella, sólo juran por ella e ignoran, con una conmovedora aplicación de escolares, todo lo demás (especialmente la rosa). rosa). El mundo que crean, so pretexto de ser verídico, verídico, no resulta menos falso que aquel otro cuya impostura y fingida perfección no pueden ni podemos sopo rtar”.
¿En qué medida llegué a vomitar la rosa? Y sin embargo…
Pensaba que el empeño debíamos ponerlo los escritores en la revalorización de las palabras, para dar el sentido exacto de lo que nos conmovía. Ésta debía ser la tarea vigilante de todo “destructor de mitos”, la única que había quedado en pie a través de los años: la verdad, la raíz final
de cada acto del hombre. ¿Pero acaso en eso no estaban empeñados empeñados desde los primeros griegos? Al fin y al cabo no teníamos otro instrumento para explicar nuestra conducta que la palabra. ¡Pero qué dañina podía llegar a ser! ¿No hubiera sido mejor callarse? Pero, ¿es que es posible callar? Sólo palabras, como dicen los otros, como nosotros nosotros decimos de otros.
Todo lo que se refería al cuerpo y a los sentidos tenía para mí, desde mis recuerdos más tempranos, un carácter de celebración, de inocencia, de alegría, que se originaba presumiblemente en la rigidez de los adultos adultos que me rodeaban. rodeaban. De allí mi admiración por los animales, animales, que todo lo
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
las únicas normas que regían el universo de los mayores, sólo que la primera era infringida a conciencia conciencia por los hombres. Despreciaban lo carnal en sus conversaciones; conversaciones; sus miradas decían decían lo contrario. Así la literatura comenzó a aparecérseme aparecérseme como el único universo universo verdadero, donde donde la hipocresía era desnudada desnudada y el amor era puro goce, teoría juvenil que resultó luego no confirmada por lecturas subsiguientes. De allí que haya en lo que hago, aún sin proponérmelo, ni lograrlo plenamente, cierta celebración celebración de lo vital e individual en todos sus aspectos. Así como una tendencia tendencia a lo estético puro: la rosa que surge gallarda sin proponérselo (poesía a la rosa) y cierto orientalismo que implica la aceptación del mundo tal cual es. (Eisejuaz (Eiseju az soy yo) [ Eisejuaz , Sara Gallardo]. También la poesía como como una voz tratando de contestar contestar otra voz ( Orlando de Virginia Woolf). Respecto del llamado compromiso social, mi labor escrita se inicia con un cuadernillo de poemas a mimeógrafo, que me sitúa de inmediato en la militancia, a pesar de que vagamente comprendía que esos poemas no llegaban al pueblo ni me acercaban a él. Pensaba, asimismo, que la acción personal conseguía esclarecer a alguien, pero me resultó fácilmente comprobable que sólo se esclarece quien está dispuesto para ello y, por ende, mi acción no era útil sino para mí misma en la medida en que me clarificaba los problemas. problemas. No obstante, siempre he sentido como como un imperativo que hubiera querido trasladar plenamente a lo que escribo el luchar contra la injusticia, palabra en la que se resolvía todo lo que marcaba marcaba una sociedad sociedad opresiva. Eticidad, magisterio. Por último vuelve a aparecérseme ahora otro elemento que intervenía como refugio frente a toda eventualidad y que es la contemplación de la naturaleza siempre deslumbrante, aun en su crueldad, y de los seres seres que transcurren frente a ella o en ella. ella. Otra variante del orientalismo o Eisejuaz. Aquí es donde puede caber algún elemento elemento paisajista de infancia y donde se integra también, en el refugiarse contemplativo, nuestra cobardía o inercia frente a todo los suscitado o recogido en una vida que en poco poco se deferencia de la de los demás seres humanos. humanos. Retorno a mirar la rosa.
FLORENCIA Es verano. Florencia abre su camisa camisa de muchacho para para mostrarme su nuevo corpiño. corpiño.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Ésta es Florencia, que ingresó dos veces a mi vida para desquiciarla desquiciar la y se quemó y nos quemó con su fuego. fuego. Por mi parte, tal vez, bien merecido.
Florencia me trataba de usted, vos sabés, Alfredo. Al fredo. Desnuda sobre la cama, con sus pechos espaciados y redondos, sí, como los de la Maja de Goya, me decía cuando yo mal me defendía de su capricho: -¿Y usted se va a perder todo esto? Como caracterización de un un tipo psicológico, la expresión parece parece bastar. No obstante, había más inocencia de la que pensamos en lo que la Niña decía y hacía. Y no creas que es el cariño que me dicta estas palabras sino la observación a distancia, que ahora resulta fácil. Al decir inocencia quizá me me refiero a sinceridad. Florencia se veía realmente realmente valiosa y deseaba que yo la quisiera. Pienso que a vos te odiaba, o que recelaba de vos porque te ubicabas fuera de ese ámbito físico en el que ella se manejaba conmigo. Con vos yo me quedaba callada y escuchaba; con ella ponía el máximo de mi ingenio y prodigaba mis charlas en afán de suscitar admiración. Además estaba el deseo. Eran dos mundos diversos e irreconciliables. irreconciliables. En el medio se movían, a su vez, vez, otros seres. No, yo no estaba dispuesta a perderme todo aquello, aquello, por supuesto…
ALFREDO, TE CUENTO Sí, como decía al principio pr incipio Sartre, nadie más que uno es responsable de sus propias acciones, sin que la contingencia influya para nada en las determinaciones, es indudable que nadie más que yo debía solucionar solucionar la madeja de mi vida. Mucho tiempo me he debatido pensándolo. pensándolo. Y siempre he huido de las decisiones. decisiones. Hasta que la solución solución que me dio tu mano me trae a estas confidencias. confidencias.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
espondencia y a los que les atribuyo mi “esclavitud”, cuando en realidad las cosas en busca de corr espondencia han sido quizás al revés de lo que yo quiero verlas.
¿Es que mi idea del amor era tan reducida que llegaba a identificarla exclusivamente con el sexo? Cesa el el interés o la atracción, cesa el afecto. afecto. ¿No hay otra manera de amar? amar? ¿O esa idea era tan alta que era imposible de ser compartida? ¿Tanta mi solicitud de ternura, de devoción? Cada vez que miro hacia el pasado no dejo de preguntármelo. ¿Todos se lo preguntan, acaso? Sólo sé que he estado estado destinada a ocasionar ocasionar y merecer toda clase de desacuerdos desacuerdos.. Así me lo han hecho presente, por lo menos. Menos vos, se entiende. Por mucha lucidez que haya puesto en el examen de mi conducta conducta no he logrado, sin embargo, embargo, llegar a la causa última. ¿Acaso alguien no ha identificado la lucidez con la forma más refinada del autocastigo? Dos cosas, sí, sé que son en mí constantes: constantes: la sed de aprobación aprobación y la búsqueda física. Hubiera querido que todos mis caprichos tuvieran la aquiescencia de las personas que me rodeaban, o que yo había elegido en otros momentos de euforia. En cierto sentido, podría decir que “no escarmentaba” y hallar justificado aquello que una vez me habían dicho: “No querés a nadie”. Al menos del modo cómo me veía yo querida. Sabía
conquistar, sabía halagar, sabía el hacer difícil el ser abandonada, pero todo eso complicaba cada vez más las cosas, coartaba cada vez más mi libertad, mi tiempo. ¿Pero en qué consistían, en realidad, mi libertad y mi tiempo? Cuando los tenía en la mano daba vueltas y vueltas, y mil pequeñas tareas que me inventaba terminaban terminaban por quitármelos. ¿Te acordás del personaje personaje de El cuidador de de Pinter, el hombre al que le habían hecho los electrochoques y que empezaba siempre tareas que nunca concluía? ¿Y si mi vida no fuera más que eso: ir engañando y engañándose? Superponer capas de angustia y de mentira para tapar problemas que podrían haberse solucionado con un golpe de coraje. Pero la cobardía es es quizás el único rasgo rasgo íntegro de mi carácter. carácter. Ese miedo a desagradar desagradar que me hace incurrir en cualquier bajeza de ánimo con el pretexto de no hacer daño. Es claro que con vos el engaño no regía, ya que no nos preguntábamos demasiado sobre nosotros mismos y nuestras nuestras vidas cotidianas u ocultas. ¡Teníamos tanto que charlar charlar de otras cosas! ¡Tanto que escucharte!
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Prefería, de momento, pasarlo por alto, como yo lo pasaba en la realidad de mi vinculación con ella.
EL AMERICANO Por supuesto que toda la culpa no debe ser cargada siempre sobre mis hombros si examino hacia atrás mi vida. Sólo la culpa inicial: la búsqueda, la conquista conquista y el engaño. Lo demás lo ha puesto, a su vez, cada ser a mí allegado con su respectiva personalidad que exigía e imponía límites. Y, ante todo, que aceptaba. Por ejemplo el caso de mi marido, que vos, Alfredo, has conocido de cerca no sólo porque sabías desde el principio que no podía congeniar conmigo, que me “quedaba chico”, como decías,
sino también porque lo has seguido desde fuera averiguando por tu lado, discretamente, entre los amigos comunes. comunes. O cuando nosotros salíamos salíamos juntos y me dabas la oportunidad de comparar comparar fácilmente tu erudición y tu don de gentes con la chatura de él. Por eso poco me resta de tantos años de vida conyugal. conyugal. Algunas cosas, sin embargo, embargo, las miro todavía con con ternura. ternura. Te lo confieso. Sí, podía explicármelo ahora a mí misma, aunque a veces oleadas de desprecio me hubieran conmovido hasta el fondo. Pero ahora, la ausencia opacaba opacaba las cosas cosas y, en ciertos ciertos momentos, la visión de una nuca semejante, de un pelo que nacía como el de aquel hombre, me llenaban de ternura. Veo su gesto habitual de alzarse los pantalones que siempre estaban cayéndosele, el minucioso rito de cargar el encendedor, la silueta ágil con una barriga alta de extranjero –“no como la de los latinos, vientre bajo de comer pastas- “, la cintura fina, el momento de alzarme alto en el aire con aquellos brazos fuertes, en los primeros tiempos…, esa nuca tan conocida, su pelo corto y bien
ondulado, como como el de mi padre. Todo esto se sumerge, no obstante, obstante, en la multitud de hechos desagradables: mi soledad nocturna, la ebriedad, la admiración de él mezclada de desprecio: “Todo eso lo has aprendido en los libros”. Argumento que empleaba siempre que discutíamos discutí amos y que, en
realidad, resultaba aplastante y definitivo. Reconozco haber haber pagado caro caro el más grande error de mi vida. Doce años de mi mi mejor edad
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
ese hombre comprensivo y fuera de lo común a quien las cosas podían decirse sin motivo para el sarcasmo o el desmérito. Y así probaste probaste siempre serlo. Y por eso estuviste estuviste para mí, a partir de ese momento, por encima de todo. Hubo, pues, en en mi matrimonio un engaño inicial del que que me siento culpable. Y que pagué con el engaño que me descubrieron los años: el de haber creído que casándome probaría una armonía física que sería suficiente, tendría tendría hijos e ingresaría en la vida de los demás. Los fracasos de mi buena intención se fueron, por eso, acumulando. Quise hacer de otro ser un instrumento externo de mi propio equilibrio equilibrio y no lo logré. No lo logré porque porque es un un imposible. Ahora sé que el equilibrio equilibrio surge desde dentro dentro y sospecho que, para mí, sólo ha de venir con la muerte. ¿O aún es posible que sea fruto de la soledad? Equilibrio Equilibrio y paz, otra cosa no pido ahora. ¿Pero la soledad me dará equilibrio o sólo resignación? ¿Tendrá la soledad el mismo papel que la flebitis tuvo para aquella pariente a quien quien tanto le gustaba gustaba bailar? El error había estado siempre, precisamente, precisamente, en no ser como ellos. ellos. Como los primos y las primas, casándose, casándose, teniendo hijos, inclinándose inclinándose lentamente lentamente hacia la tierra, sin sentirlo. Resignándose Resignándose cada día y levantando como escudo el orgullo de sus posesiones: mi marido, mi hijo, mi casa, mi heladera. Estos seres, descontada descontada la malevolencia, eran ejemplares. ejemplares. Ejemplares en el sentido de la especie, de animales animales humanos. Cumplían su tarea con un fatalismo inconsciente inconsciente de número-persona y sin pedir explicaciones de nada. Cuando alguien se detiene a preguntar el primer “por qué” ya huye del agrupamiento. agrupamiento. Y a esto me he referido al decir que ése podía ser el inevitable error: haber salido del hermoso y consolador consolador rebaño. Entonces, el amor había comenzado comenzado a complicarse, el ganar la vida había comenzado comenzado a complicarse. Se perdía la pura condición de entidad-sexo-femenina entidad-sexo-femenina para ser un animal que razona y exige, imperioso, monstruoso, y, en el fondo quizá, mucho más brutalmente egoísta. Y andábamos sueltos. Y como cada vez pensábamos más, estaban los matices, las diferencias de conceptos conceptos que nos impedían agruparnos agruparnos a los animales escarabajos. Y dábamos tumbos igual que los otros, entre entre los otros. Esos otros hombres y mujeres que tan solos solos estaban en la familia, famili a, pero tan unidos en la especie. Los que pensábamos estábamos solos en la familia y en la especie. Siempre en contra, como en el poema poema de Tuñón. Y andábamos andábamos maquinando maquinando por todo. todo. Tener o no tener hijos. Cómo comportarse. comportarse. Las enfermedades. enfermedades. ¡Qué absurdo era todo! ¿La vida debía debía ser sólo lo otro? Crecer, reproducirse, morir. Si no les sobrara sobrara malevolencia malevolencia – como como digo-, los demás seres humanos serían tolerables y admirables.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
“Y a nuestros pies un río de Jacinto J acinto
corría sin rumor hacia la muerte.” No sabía por qué retenía este este verso de Lugones. Lugones. Me gustaba a menudo pensar pensar en la muerte, en los suicidas que había había conocido. Hubo días en que realmente realmente deseaba morir, morir para eludir mis complicaciones. complicaciones. En que pedía pedía morir. ¿Pedir a quién? quién? Me gustaba gustaba imaginarme muerta, pensar pensar en la lástima que desplegarían desplegarían sobre mí todos los que me querían. Era infantil, lo sabía, este deseo de que todo retornara a su lugar con la muerte y de comprar, así, un aprecio intacto, un recuerdo permanentemente permanentemente cariñoso. ¿Por cuánto tiempo después? Sabía en la forma sinuosa que ciertos recuerdos se instalan en la mente y quedan ahí, pero sabía también que llegaba un momento en que los recuerdos sólo se convocaban a fecha fija o en casos de desesperación en que no había otra cosa de qué asirse. Desde niña me había había gustado pensar en en mi muerte y la gran frase disolvente que siempre tenía en los labios ante cualquier situación de menosprecio, autoridad, avidez o tedio oficinesco era: “Dentro de cincuenta años, todos calvos”. Me parecía que que esta constante constante evocación evocación de la muerte era lo más antiburgués que podía pedirse. pedirse. Esa recordación diaria de que ningún bien valía la pena aferrarse. Pero un “hecho de muerte” es verdad que no lo h abía
imaginado mezclado a mi vida, ni que por él debiera justificarme. No nos veíamos tanto como para crear situaciones extrañas, como para que ella pudiera considerarte considerarte enemigo, pero en el fondo no se engañaba. Vos eras mi mente lúcida, mi mejor espejo, el único que había creído en mí como su igual, como su más, como su prodigadora de bienes…
LA PROVINCIA
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Mirábamos por igual a todos los viajantes. El amor era impreciso, tal vez sólo necesidad de abrazo. Y los muchachos del pueblo eran más peligrosos, la fama volaba luego por las esquinas. Se sabía. Y había que pensar en la posibilidad de casarse, de enganchar a alguien, meta suprema. Los de afuera tenían también más posibilidades financieras, mejor porvenir. Al menos, el hecho de venir significaba que trabajaban, que se movían. Los del pueblo se morían de hambre. Y los que se iban a estudiar venían sólo en vacaciones, a diluirse luego en letras letr as de zamba o coplas nostalgiosas sobre la novia provinciana y nada más. Serenatas. Casi siempre se casaban afuera. Y sólo si eran muy románticos -la palabrita no la habíamos estudiado todavía- volvían a su primer amor. En fin, lo encontramos a Carry, te decía. Pertenecía al plantel que se hospedaba en el hotel Comercio, que estaba en la calle Mitre, como nosotros, a unas tres cuadras y media de casa. No lo creerás, pero solíamos seguir desde el zaguán de casa los movimientos de los viajantes, con los anteojos de larga vista que el tío Juan usaba en el hipódromo y mi padre para estudiar las vecindades en el campo. Sabíamos así si salían en auto o no, y hacia dónde aproximadamente se dirigían. Eso era durante el día. Por la noche paseábamos por la vuelta del perro, que pasaba por todos los cafés. En los cafés se sentaban los viajantes. Y se tendía el juego de miradas, que no iba más allá pero prometía. Muy pocos eran los que se acercaban. acercaban. El que se acercaba marcaba una decisión de formalizar. Después Después de cenar era otra cosa. El encuentro con Carry en el cementerio, por su misma casualidad, marcó un acercamiento. Buenas, ¿cómo le va? ¿Qué anda haciendo por aquí? Nada, la lluvia nos tiene varados y vine a ver si el lugar justificaba los elogios. Y, ¿qué le parece? Pienso que sí, que las flores son deslumbrantes, como las muchachas. ¿No me diga? ¿Qué hace esta noche? Y... nada. Voy a ir por su casa a charlar un ratito. Lo esperamos. Siempre el plural. Pienso que el diálogo fue como éste, más o menos. A la noche salí al zaguán. Qué emociones, podes imaginarte. Era yo la elegida, a mí se dirigía, pues. Los viejos
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
FLORENCIA TIENE TRECE AÑOS Conocí a Florencia cuando recién vino a Buenos Aires desde la provincia. Se hospedaba con su madre, en casa de copoblanos, donde yo iba habitualmente por las noches a jugar a las cartas, luego de casarme. A pesar de sus trece años, y sin motivos que yo asuma, coquetea terriblemente conmigo. Noche a noche, después de la partida de naipes, la acompaño a su cuarto. Miro sus hermosos cabellos, los toco, los huelo, paso mi lengua sobre ellos. Me dice ¡Hasta mañana! Hace tres días se los recoge en una redecilla. De ese modo me impide disfrutar de ellos. Me parece absurdo, pero no digo nada. Hablo con ella diariamente por teléfono. t eléfono. Esta tarde, temprano, al descuido de la conversación, me habla de la red que usa. Yo digo que no me gusta porque me oculta su pelo. ¿Cuándo te la vas a sacar? A ella no le interesa mi opinión, dice. Siempre se atará los cabellos y sólo cuando vea al hombre que quiere se los desatará. Como mi marido trabaja por la noche, voy luego de cenar a su casa, como de costumbre. Son tres cuadras de la mía. Después de la cena, charlamos. Y hablando de cualquier cosa, Florencia introduce, de pronto, y como sin darle importancia, la explicación que aguardo. No puede peinarse este cabello tan largo. Ya no sé cómo, si no me lo recogiera así, no sé qué haría. Además así tengo menos calor. Duermo con la red también. Explicación que no cuadra con el verano, pero las niñas son caprichosas. La llevo a su dormitorio luego y asumo la misión de acariciarla. Le acaricio las sienes, las orejas, los bordes de la boca, la frente, la nariz, los ojos, cada pedacito de la cara, la espalda, muy sabiamente, y las piernas, muy furtivamente. De pronto paso por hábito la mano por la cabeza. Y Florencia dice, en súplica y orden, como tantas noches: Rás-queme un poquito.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
que intentaste alguna vez hallármelos, aunque creo que en realidad me aceptaste como era, sin preguntarte nada. nada. ¿Por qué? Yo misma no me hallo atenuantes, aunque lo evocado me sea gratísimo. Poco duró en ese momento mi intimidad con Florencia. Su madre la llevó de vuelta a nuestra provincia y yo suspendí mis juegos de naipes nocturnos. Recomencé a no saber qué hacer con mi nueva vida de casada. Harta de soledad vacía, ya que mi marido trabajaba por las noches, te consta, una tarde cualquiera tomé el teléfono para comunicarme con José, segura de atraerlo hacia mí. Vos sabes quién es José: en su casa viví mucho tiempo, es decir en casa de su padre, adonde algunas noches me acompañaste en taxi. Conozco a su familia desde que fuimos a vivir ahí con mi marido, pero a José lo conocía de antes, desde unos cursos de arte que hicimos juntos. Es corpulento, de 25 años, pero se comporta como un chico. Por eso me complací en iniciarlo por el sendero del deseo, sendero que como todos "se hace andando". Así transcurrieron mis días. Con las amistades que había elegido en los ambientes que frecuentaba desde mi llegada a Buenos Aires, tuve muchas veces la sensación reconfortante de escapar a lo vulgar, a lo sórdido, a lo común que hasta entonces me había rodeado; de estar palpando plenamente la vida. Esta era la sensación que tenía, aunque pasando los años comprobé que mi casa y mi provincia eran como todas, pero sin que cesara mi doble certeza: lograr aquí en Buenos Aires personas con las que uno puede conversar de todo y eludir ampliamente el control del propio grupo social. Después de una zambullida en el grupo familiar, entrar a casas en las que hablaban otro lenguaje, donde había una cierta agilidad mental diaria; hallar que había seres que gastaban en perfumes y libros y ponían, de sorpresa, un ramito de jazmines en la mesa doméstica era haber hallado el camino de mis gustos, huir. Así había oscilado siempre: junto al deseo de escapar a lo habitual se alzaba el de integrarme
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
ALFREDO, TE CUENTO EL DESENLACE Y esto es lo que realmente pasó con José. Ya te he dicho que había ido a vivir a su casa por una de esas combinaciones absurdas de la vida porteña. No teníamos donde ir con mi marido y en lo de José, que era una casa grande en el barrio de Nuñez, quedaba una pieza vacía por casamiento de una hermana. Y aunque no habían alquilado nunca a nadie, pensaron que no vendría mal tener un matrimonio con ellos. Eran dos ancianos y un hijo grande que estaba todo el día fuera. Así fuimos a vivir a Nuñez, estableciéndose una de esas situaciones habituales en mi vida, en que me veo requerida por dos amores que he suscitado y que no sé cómo conciliar. A mi marido no le llamó la atención la oferta de una habitación por parte de José, pues no se llevaba mal con el compañero de estudios artísticos de su mujer. Ya antes de vivir en Nuñez inicié con José el juego de la coquetería. Al poco tiempo de casada. Te veo con frecuencia en ese entonces, pero vos ignoras todo esto de mí y no es sobre esos temas que nos explayamos. Mis relaciones permanecen para vos en la penumbra. Tal vez sea mejor no averiguar nada, pienso que te decís, después de nuestra ruptura anterior a mi casamiento. En donde vivo, todas mis salidas se justifican por razones de trabajo, estudio y por las actividades políticas a las que periódicamente me entrego. Para José creo yo misma ser una mujer misteriosa, a la que no acaba de comprender. Es joven, fuerte e inexperto y yo soy una mujer inteligente. Cautamente lo despierto para mis gustos. Hablo sobre cualquier tema en la mesa, lo miro, le acerco una mano furtiva. José va descubriendo lentamente que soy una mujer apetecible. No apresuro las cosas. Mi marido permanece ajeno al
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Pero lo de José terminó, sin embargo, más pronto de lo que pensaba o me autorizaban a creer el tiempo compartido, los gustos y todo ese palabrerío de más arriba. Fue el mismo José que me habló de su novia, una compañera de tareas en la fábrica, en la administración de la fábrica. Se había enamorado de él. Comentamos juntos esta posibilidad. José creía que yo no debía decirle -como lo hacía- que era hora de que iniciara algo serio. Y yo se lo decía porque andaba en otra cosa. Alguna vez hasta me reprochó que yo lo había empujado hacia ella. Pero yo, como siempre, y siempre, sólo quería el bien suyo, el bien suyo, ¿me oyes bien? Y tras mi buena intención, también como siempre, se pudrieron las cosas.
FLORENCIA POR SEGUNDA VEZ Volvemos del campo al anochecer. Siempre el campo está un poco mezclado a todas mis cosas. La provincia se reitera en mí, no la interrumpo, convive con mi Buenos Aires querido, paso allí todas mis vacaciones, recuerdo rigurosamente las fiestas familiares, me aburro, me deslumbro,
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
de cada quincena, pero que me dejaba horas libres para leer sobre el escritorio a escondidas o mirar los plátanos de la Avenida de Mayo. Solía dormirme de pie mirando la calle. Vivía a cuatro cuadras, pero casi siempre llegaba tarde; teníamos doble horario en ese entonces y trabajábamos los sábados. s ábados. Levantarme antes de las siete fue siempre un triunfo para mí. Cuando el trabajo se acumulaba almorzábamos y nos quedábamos para seguir la tarea. Nos daban un vale de comida y con él comíamos por chirolas en un bar llamado Florencia, a la altura del 1200 de Avenida. A veces, si tomábamos té era tan abundante lo que nos traían que no lográbamos concluir todas las tostadas y bollitos. En diversas tareas fui recorriendo varios pisos de la casa. Trabajé en Expedición, en el séptimo, donde todas las mañanas, a mi llegada, leía el diario del día y compartía el arreglo del primer cajón de mi escritorio con una rata grande y desprolija que al ser descubierta se enloqueció de terror y nos enloqueció a todas las empleadas que, hasta su exterminio, pasamos largo rato paradas arriba de los escritorios. Allí, en la oficina de al lado, se inició Tinayre en sus lides de cine, cuando Botana hizo edificar Baires, antes de morir. Yo trabajaba con Poroto Botana, cuya labor más cansadora consistía en plantar una banderita en un mapa cuando se abría una nueva agencia de Crítica, y la mía en archivar los partes diarios de los envíos de Crítica al interior. Trabajé más tarde en Archivo de fotos y notas,
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
invierno, un tanto mustias pero amparadas por el calor que daban las luces. Un copete de hojas rodeaba cada foco y mi empecinamiento en hallar la razón de ese hecho topaba con la indiferencia lógica de los porteños. ¿A quién se le ocurre? ¿Y qué te importa de las hojas? Y dale, che, será una casualidad. Este año no ha habido fríos fuertes, será por eso. Los fríos fuertes yo los sentía, pero las hojas seguían ahí. Avenida era para mí la prolongación de la provincia. Calle de agencias de lotería, peluquerías, casas de ropa de hombres, hoteles, y teatros y cines para españoles. ¿A qué iba ir uno a esa calle? ¿A perder tiempo mirando pasar p asar la gente como hacían los bulliciosos gallegos desde las mesas servidas en las veredas? Y en una gran ciudad el tiempo no se pierde. Cada cuadra de Avenida tenía su barra regional, o futbolística o ideológica. Allí conocí a Manrique Martínez, que se sentó noche a noche durante más de treinta años en la misma mesa con los mismos amigos, menos el día domingo que el hombre se oxigenaba en la cancha donde jugaba River o se iba al Tigre a remar en el Hispania del que era socio fundador. La gente de los diarios también merodeaba por sus cafés y tení an sus lugares de reunión los de La Razón, La Prensa, Crítica, Herald y El Sol. Buena fe de ello nos daría Mastronardi, el poeta, al que era posible encontrarlo a cualquier hora de la noche avanzada en la misma mesita del mismo café. En Crítica conocí a Eglé Quiroga, mantuve charlas interminables con los compañeros de
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
absurdo. Y creo que tenías razón. Porque, ¿qué mito destruyo yo tratando de exponer minuciosamente mi manera de ser? Vos no encarabas así la tarea del escritor, sino como intérprete de belleza, de angustia, de d e verdad. ¿Visión o misión? Me hablabas mucho de esto y yo te escuchaba, Alfredo, sin animarme a exponerte esto que ahora te digo. Lo que yo creía mi verdad. Vos tomabas la cosa con seriedad -traducías, tenías la editorial-y hacías lo que te proponías, hacías algo "salga pato o gallareta", mientras yo... mis programas eran en el aire y nada de la paciencia infinita del diario agacharse sobre la hoja de papel. Sé que es bien cierto que por los frutos ha de verse el árbol, pero como resumen creo que me ha faltado capacidad. Es más fácil creer eso. O pienso que distraje mi vida en la búsqueda de afecto y eso me costó mi calidad de escritora. De todo esto es en realidad de lo que quería siempre hablarte. Vos creías en mi capacidad. Sólo a vos debo pues explicártelo todo. Como vengo explicándotelo. Reiterándome. ¿Acaso importa mucho todo esto de la literatura? ¿Recuerdas a Eglé? Por ella tuve un afecto limpio, desprovisto de toda adherencia. Me veía entrando, por la mañana, a lo de Eglé Quiroga. Se levantó a abrirme y se volvió luego a la cama. Sobre esa cama hay un arrugado pijama de hombre. Eglé siguió mi mirada y comenzó a hablar. A llorar. Dios mío, ¿por qué llorar? Lo hacía con lentitud resignada. Y mientras, explicaba,
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
concreto conmigo, ni ella, conocieron algunos episodios de mis andanzas en libertad y de los maltrechos logros que extraía. Aquí te contaré uno.) A la pensión donde vivo me viene a ver un escritor de segunda categoría y de dos apellidos. Viene en representación de una asociación de escritores a la que estoy vinculada desde mi provincia. La asociación se llama AIAPE, y es de izquierda; me parece que de sólo ser miembro ya tengo mucho de ganado en la militancía. Salgo con el escritor a tomar un café, otro día a cenar. Por debajo de la mesa mi acompañante me arrima las rodillas. No siento nada, pero le dejo seguir su maniobra. Terminamos subiendo las escaleras de un hotel de poca categoría en la calle Paraná, que por mísera casualidad se llama Entre Ríos. Acabo llorando sobre la cama grande ante el asombro de mi acompañante: "Pero parece que fuera la primera vez -me comenta entre sarcástico y desilusionado-, ¿no me habías dicho que tenías un amigo?". (Yo te había inventado de amigo, aunque todavía no hubiéramos intentado nuestras desastrosas experiencias íntimas. Era, sí, la primera vez. Era mi manera complaciente de ingresar a la izquierda intelectual. Después de ese intento fallido el escritor de los dos apellidos desaparece.) desaparece.) Cuando regreso a la pensión me creo dueña de una experiencia sensacional, sensacional, transformo el acto desgraciado en una aventura de película. Me doy una ducha caliente, me miro, pienso que las puertas de futuras experiencias me aguardan bien abiertas, silbo, me siento valiente y gloriosa.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
no logra arruinar del todo, tés con mermelada, cenas tempranas de las que nos escurrimos enseguida, volando por las calles de Devoto hasta la estación, hasta los ómnibus o tranvías, hasta las esquinas con novios y oscuridad propicia, hasta las once en que indefectiblemente tenemos que estar adentro, excitadas, parlanchinas, saludables, para emprender al día siguiente la lucha con los cancerosos que salen de allí mal zurcidos para morirse, o se mueren ante nuestros ojos a pesar de una roentgenterapia o de una radiumterapia, cuyos éxitos nos enorgullecen a todas. Me siento importante, creo que haré una gran carrera, pero a los cuatro meses ingreso a Crítica, llamada por Salvadora Botana a ocupar un puesto que queda vacante. Herminia Brumana, tan llena siempre de buenas intenciones, tan ávida de vida, me había dicho
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
invariablemente volvían alcoholizados y ruidosos, arrastrando a nuestra robusta ama, siempre vestida de negro manchado y con un falderito pegado al ruedo del vestido. Yo rabiaba. No me explico cómo a Osvaldo Rossler le puede gustar Flores. Tal vez v ez sea porque siempre voy a ese barrio por obligación y no por placer. No tengo amor en Flores, sí en Barracas, Nuñez o Palermo. Sin embargo, en mi primer viaje a Buenos Aires Aires me hospedo en Flores, Flores, en la misma casa adonde adonde voy a veces veces por deberes de familia. De esa casa salgo en dirección al Piñero, caminando por Varela. Llevo una bolsita con manzanas para mi hermana que está recién operada. Maldigo el calor, los sucesos que hieren a otros seres más desvalidos y hasta la gente de la calle me parece fea y ordinaria. Cuando tomo el colectivo de vuelta me siento liberada. Hace más de treinta años que aquí en Flores me siento ocasionalmente a la misma mesa, ubicada en el mismo lugar, con la misma soda y el mismo vino que en otras partes
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
que lo hacía. Ahora yo llegaba a Gualeguaychú de paso para mi pueblo y acababa de enterarme de que Carlitos había muerto. Leí un rato, y cuando oí apagar la luz del otro cuarto apagué la mía. No era prudente que la visitante conservara la luz luego de que las dueñas de casa la habían apagado. Me dormí casi enseguida, en esa cama de matrimonio en la que la mujer de Carlitos no quería dormir más. Soñé. Soñé que dejaba recostar mi mejilla sobre la de Luisa, sobre aquella piel tan pálida y tan suave, s uave, y que su cabeza reposaba luego en el hueco de mi cuello y del hombro. Me desperté casi contenta, aunque la sensación de cosa terminada persistiera. Era como si a la
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Poner bandeja debajo del mate y del calentador, saber servir el té, batón para levantarse de la cama, que yo había visto luego colgado en el baño, buen talco y agua de colonia, ofrecidos con naturalidad cuando entré a darme la ducha, turbante bien puesto sobre los rulos de la noche, bolsas de celofán en los roperos y un orden amable en los estantes... Toda una técnica de pequeños gestos y usos, risibles de enumerar para ciertas personas, pero que completaban, al adquirirlos, aquella simple cordialidad de las sábanas frescas y la comida buena, siempre listas en las casas provincianas para agasajar al recién venido. Era una técnica que había que aprender -la de los accesorios y las manerasy que halló en Luisa buen campo donde florecer. Había nacido de la enseñanza de aquel hombre y de la aprovechada observación. Pero estas cosas no hubieran prendido sin tierra propicia y deseos de asimilación, pues por sobre Rosa, la mujer de Carlitos, y hermana de Luisa, habían pasado sin
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
otra manera. Luisa recogería los frutos de su labor en todos los órdenes, aun cuando ingresara en la vida doméstica: tendría hijos hermosos, leería algunos libros, sabría desechar, como insanos, los pensamientos pensamientos retorcidos y difíciles. Yo, mientras tanto, sólo miraría mis manos vacías. Este vicio de la lectura y la escritura y el cultivo del jardín. Sabía, desde ya, que eso sería lo único que me restaría. ¿Quizá, cuando se secara el cauce de la experiencia sentimental, habría paz? Un paso ya había sido dado con esta noche pasada en Gualeguaychú. No volvería más, pues era inútil pensar que aquello regresaría desde el pasado. Sólo el resquemor y la cicatriz de una herida cerrada. Y algún precipitante de recuerdos en las las fotos que quedan quedan en cajas cajas de zapatos. ¿Pero es que en realidad el paso había sido dado al alejarme, o es que había quedado parada en
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
facilitaba a mi marido la frecuentación de boliches y cafés; a mí, otro tipo de frecuentaciones, entre
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
-Ves
dije estúpidamente , gritan y ríen para llamar la atención de los muchachos.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Estaba demasiado seria.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
pianista como por sus aventuras sentimentales? Chopin se prestaba, sin duda. Hilde respetaba todos
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
en la historia que esto sucedía, pues ya hay escenas de deportados en ruinas antiguas, para nosotros sí
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.
Trusted by over 1 million members
Try Scribd FREE for 30 days to access over 125 million titles without ads or interruptions! Start Free Trial Cancel Anytime.