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El ornamento de la masa SIEGFRIED KRACAUER
Frankfurter Zeitung, 9 y 10 de junio de 1921 "Diversas son las líneas de la vida, Como los caminos y los confines de las montañas. Lo que somos aquí, puede un dios completarlo allá Con armonías, paz y recompensa eterna" Die Linien des Lebens / HLD!L#$ 1
!l lu%ar que una &poca ocupa en el proceso 'ist(rico se determina con más fuerza a partir del análisis de sus discretas manifestaciones superficiales, que a partir de los )uicios de la &poca so*re sí misma. !n cuanto que e+presi(n de tendencias 'ist(ricas, estos ltimos no son un testimonio convincente de la constituci(n %lo*al del período. Las primeras, a causa de su inconsciencia, preservan el acceso inmediato al contenido *ásico de lo e+istente. -, a la inversa, su importancia está vinculada a su conocimiento. !l contenido *ásico de una &poca y sus impulsos inadvertidos se aclaran mutuamente. 2
!n el campo de la cultura del cuerpo, que cu*re incluso las revistas ilustradas, 'a tenido lu%ar un silencioso cam*io de %usto. u primera manifestaci(n manifestaci(n son las Tiller girls. !stos productos de las fá*ricas americanas de entretenimiento no son ya muc'ac'as individuales, sino comple)os de muc'ac'as sin soluci(n de continuidad cuyos movimientos son demostraciones matemáticas. ientras que en el teatro de revista se condensan en fi%uras, en suelo austral o indio, por no 'a*lar de los !stados 0nidos, desarrollan siempre, en el mismo estadio a*arrotado, pro%ramas de id&ntica e+actitud %eom&trica. Hasta el más apartado lu%ar en donde an no 'an penetrado es informado al respecto a trav&s de los noticiarios cinemato%ráficos semanales. 0na mirada a la pantalla enseña que esos ornamentos consisten en miles de cuerpos ase+uados en tra)e de *año. La multitud que se reparte en los %raderíos aclama la re%ularidad del modelo que di*u)an. Hace Hace tiempo tiempo que estas estas e+'i*icio e+'i*iciones nes,, que no s(lo s(lo son or%aniza or%anizadas das por girls y 'a*ituales de los estadios, 'an desarrollado una forma consolidada. Han o*tenido un reconocimiento internacional . !l inter&s inter&s est&tico se vuelve 'acia ellas. !l soporte de los ornamentos es la masa, y no el pue*lo1 cuando &ste forma fi%uras, no cuel%an en el aire, sino que se desarrollan a partir de la comunidad. 0na corriente de vida or%ánica se estremece desde los %rupos fatalmente unidos 'acia sus ornamentos, los cuales aparecen como un poder má%ico y, por ello, tan car%ados de si%nificados, que no se de)an diluir en simples estructuras lineales. #ncluso los mar%inados de la comunidad, que se sa*en personalidades sin%ulares con alma propia, fracasan en la cultura de los nuevos modelos. i in%resaran en el sistema, el ornamento no pasaría por encima de ellos. ería una composici(n coloreada que no podría ser calculada 'asta el final, puesto que sus puntas se 'incarían, como las pas de un rastrillo, en los estratos anímicos intermedios que restasen. Los modelos del estadio y los ca*arets no delatan en a*soluto esta procedencia. on compuestos de elementos como piedras de un edificio, y nada más. !n la erecci(n de un edificio, lo que importa es la forma y el tamaño de las piedras, y su cantidad. !s la masa la que se pone en )ue%o. (lo en cuanto que miem*ros miem*ros de la masa, y no como individuos individuos que se creen formados desde dentro a afuera, son los seres 'umanos fracciones de una fi%ura. mismo. 2am*i&n la danza producía ornamentos que se movían a manera de un !l ornam ornamen ento to es un fin en sí mismo caleidoscopio. 3ero &stos, tras desprenderse de su sentido ritual, eran cada vez más la confi%uraci(n plástica de la vida er(tica, que los impulsa*a desde sí y determina*a sus ras%os. 3or el contrario, el movimiento masivo de las girls se da en el vacío, como un sistema lineal lineal que carece ya de si%nificado si%nificado er(tico, sino que, en todo caso desi%na el lu%ar de lo er(tico. Las constelaciones vivientes de los estadios carecen asimismo de la si%nificaci(n de las evoluciones militares. 3or muy re%ulares que resultasen, su re%ularidad era estimada como un medio para un fin1 las marc'as militares provenían de los sentimientos patri(ticos que desperta*an la fi*ra sensi*le de los soldados y los s*ditos. Las constelaciones no si%nifican otra cosa que ellas mismas, y la masa so*re la que se levantan no es una unidad &tica, como lo es la compañía en un e)&rcito. Las fi%uras ni siquiera 'an de a%radar como accesorio ornamental de la disciplina %imnástica. Las unidades de girls se entrenan, más *ien, para producir una infinidad de líneas paralelas, y el entrenamiento de masas 'umanas más amplias resultará id(neo para la o*tenci(n de un modelo de insospec'adas dimensiones. 4l final, lo que queda es el ornamento para cuya clausura se vacían las estructuras portadoras de sustancia.
!ste ornamento no es al%o pensado en su con)unto por las masas que lo realizan. !s tan lineal, que nin%una línea so*resale de las partículas de la masa 'asta alcanzar la fi%ura entera. e aseme)a a las istas a!reas de paisa)es y ciudades en que no se desarrolla desde el interior de lo que se da, sino que aparece por encima de ello. 2ampoco los actores de teatro aprecian la ima%en esc&nica en su con)unto, pero participan conscientemente de su construcci(n, así como tampoco para los fi%urantes del *allet queda manifiesta la fi%ura ante aquel que la presenta. Cuanto más se des'ace su con)unto en al%o meramente lineal, tanto más se sustrae a la inmanencia de la conciencia de quienes lo confi%uran. De este modo, sin em*ar%o, no es alcanzado por la mirada más decisiva, y nadie lo divisaría de no sentarse ante el ornamento ornamento esa multitud de espectadore espectadoress que a nadie representa representa y que se comporta comporta est&ticamente est&ticamente respecto a aquella mirada. !l ornamento que se desprende de sus portadores 'ay que conce*irlo racionalmente. Consisten en estructuras lineales y círculos tal como los que se encuentran en los li*ros de %eometría euclidiana1 tam*i&n se incluyen confi%uraciones
elementales de la física, ondas y espirales. 5uedan e+cluidas las proliferaciones de formas or%ánicas y las irradiaciones de la vida anímica. 3or lo demás, las Tiller girls ya no se de)an calificar como seres 'umanos1 los li*res e)ercicios de masas no son emprendidos nunca por el cuerpo enteramente sustentado, cuyas curvaturas se resisten a la comprensi(n racional. 6razos, muslos y otras partes del cuerpo no son sino elementos mínimos inte%rantes de la composici(n. La estructura del ornamento de masas es un refle)o de la situaci(n actual en su con)unto. Dado que el principio del "roceso de "roducci#n ca"italista no proviene puramente de la naturaleza, de*e 'acer estallar los or%anismos naturales
que son para &l medios o centros de resistencia. Comunidad de pue*lo y personalidad desaparecen cuando lo que se reclama es calcula*ilidad1 en cuanto que partícula de la masa, el 'om*re s(lo puede, sin dificultad, trepar estadísticamente encuadrado y servir a las máquinas. !l sistema, indiferente ante la especificidad de las confi%uraciones, conduce por sí mismo al *orrado de las particularidades nacionales y a la fa*ricaci(n de masas de tra*a)adores que se puedan emplear con re%ularidad en cualquier punto del planeta. Como el ornamento de masas, el proceso de producci(n capitalista es un fin en sí mismo. Las mercancías que pone en circulaci(n no están realmente producidas para ser poseídas, sino por el *eneficio, que se quiere ilimitado. u crecimiento está li%ado al de la empresa. !l productor no tra*a)a para o*tener una %anancia privada 7en los !stados 0nidos, los e+cedentes se llevan a los asilos del espíritu, como las 6i*liotecas o las 0niversidades, en donde se 'ace madurar a los intelectuales que a trav&s de su posterior actividad reem*olsan con inter&s compuesto el dinero adelantado8, el productor tra*a)a para el en%randecimiento de la empresa. !l 'ec'o de que produzca valores no se da por mor de esos valores. i el tra*a)o podía antes servir, 'asta cierto punto, para su fa*ricaci(n y su uso, &stos se 'an convertido a'ora en efectos secundarios al servicio del proceso de producci(n. Las actividades en &l implicadas 'an quedado desposeídas de su contenido sustancial. !l proceso de producci(n discurre manifiestamente en lo oculto. Cada uno, por así decir, despac'a a su presa en la cinta rodante de la cadena de producci(n, e)erce una funci(n parcial sin conocer el todo. Como el modelo del estadio, así se ofrece la or%anizaci(n so*re las masas, una fi%ura monstruosa sustraída por su autor a los o)os de sus portadores y que apenas le tiene como espectador. Ha sido diseñada se%n unos principios racionales de los que el taylorismo no 'a 'ec'o sino e+traer la ltima consecuencia. Las piernas de las Tiller girls corresponden a las manos en la fá*rica. ás allá de la destreza manual, se intenta computar tam*i&n ciertas disposiciones mentales por medio de prue*as de aptitud. !l ornamento de masas es el refle)o est&tico de la racionalidad a la que aspira el sistema econ(mico dominante. Los cultivados, al%o que nos todos lle%an a ser, 'an tomado a mal la irrupci(n de las Tiller girls y las imá%enes del estadio. Lo que divierte a la multitud, lo )uz%an como dispersi(n. 3ero, en contra de su opini(n, la complacencia est!tica en los movimientos ornamentales de masas es legítima. De 'ec'o, forman parte de esas aisladas confi%uraciones de la &poca que prestan forma a un material previamente dado. La masa que en ellos se or%aniza 'a sido e+traída de las oficinas y las fá*ricas1 el principio formal que las moldea las determina tam*i&n en el ám*ito de lo real. Cuando importantes contenidos de realidad quedan sustraídos a la visi*ilidad de nuestro mundo, el arte de*e e+plotar los elementos residuales que queden, puesto que una representaci(n est&tica es tanto más real cuanto menos in%rese en ella la realidad e+terior a la esfera est&tica. 3or muy insi%nificante que sea el valor que se asi%ne al ornamento de masas, su %rado de realidad lo u*ica por encima de las producciones artísticas, que recrean unos más altos sentimientos depositados en formas pret&ritas, incluso podría ser que no si%nificase nada más. 3
!l proceso de la 'istoria se dirime frente a los poderes de la naturale$a, que en los mitos dominan la tierra y el cielo, por o*ra de la d&*il y remota raz(n. 2ras el ocaso de los dioses, aqu&llos no 'an a*dicado1 la vie)a naturaleza, en el 'om*re y fuera del 'om*re, si%ue afirmándose. Desde ella se 'an alzado las %randes culturas de los pue*los, que 'an de morir como cualquier criatura natural1 so*re ese fundamento se levantan las superestructuras del pensamiento mitol#gico que confirma a la naturaleza en su omnipotencia. Con todas sus diferencias de estructura, que se transforma con los tiempos, siempre se detiene ante la *arrera tendida por la naturaleza. econoce al or%anismo como su modelo primi%enio, se quie*ra en el carácter confi%urado de lo e+istente, se inclina ante el imperio del destino1 en todas las esferas refle)a lo dado en la naturaleza sin re*elarse contra su permanencia. La doctrina or%ánica de la sociedad que eri%e al or%anismo natural como modelo de la articulaci(n social no es menos mitol(%ica que el nacionalismo, que no conoce unidad más alta que la destinada por la naci(n. $o es en el círculo de la vida natural como se mueve la ra$#n. 3ara ella, de lo que se trata es de la inserci(n de la verdad en el mundo. u imperio 'a sido antes soñado en los aut&nticos cuentos de %adas, que no son 'istorias maravillosas, sino que e+ponen el maravilloso advenimiento de la )usticia. !l 'ec'o de que Las mil y una noc%es se a*riesen paso precisamente en la 9rancia de la #lustraci(n, que la raz(n del si%lo :;## reconociese a la raz(n de los cuentos de 'adas como su seme)antes, tiene su profundo sentido 'ist(rico. -a en &pocas tempranas de la 'istoria, la mera naturaleza es superada en los cuentos de 'adas por mor de la victoria de la verdad. Los poderes de la naturaleza sucum*en ante la impotencia del *ien, la lealtad triunfa so*re las artes má%icas. 3uesto al servicio de la irrupci(n de la verdad, el proceso 'ist(rico se convierte en el proceso de desmitologi$aci#n que provoca la reducci(n de las posiciones que la naturaleza vuelve siempre a ocupar de nuevo. La #lustraci(n francesa es un %ran e)emplo de la confrontaci(n entre la raz(n y las fantasma%orías mitol(%icas promovidas 'asta en el seno de los ám*itos reli%ioso y político. !sta confrontaci(n prosi%ue, mientras que en el curso del desarrollo 'ist(rico podría ser que la naturaleza, en la misma medida en que va quedando despo)ada de su encanto, vaya 'aci&ndose cada vez más permea*le a la raz(n. 4
La !"oca ca"italista es una etapa en el camino del desencantamiento. !l pensamiento su*ordinado al actual sistema econ(mico 'a posi*ilitado una dominaci(n, y un aprovec'amiento de la naturaleza cerrada en si como nin%n tiempo
anterior lo 'a*ía lo%rado. Lo decisivo, sin em*ar%o, no es que este pensamiento capacite para la e+plotaci(n de la naturaleza 7si los 'om*res fuesen s(lo e+plotadores de la naturaleza, &sta 'a*ría vencido so*re sí misma 8, sino que se 'ace cada vez más independiente de las condiciones naturales y a*re así un espacio para la intervenci(n de la raz(n. 4 su racionalidad , procedente en parte, aunque no s(lo, de la raz(n de los cuentos de 'adas, 'ay que a%radecer las revoluciones *ur%uesas de los ltimos cientocincuenta años, que 'an a)ustado las cuentas con las fuerzas naturales de una #%lesia enredada en lo mundano, de la monarquía y de la condici(n feudal. La impara*le descomposici(n de &stos y otros vínculos mitol(%icos es la felicidad de la raz(n, pues el cuento de 'adas s(lo se realiza en los lu%ares de desinte%raci(n de las unidades naturales. Con todo, la ratio del sistema econ(mico capitalista no es la raz(n misma, sino una raz(n entur*iada. Desde cierto punto de vista, a*andona la verdad de la que participa. &o incluye al %ombre. $i el proceso de producci(n está re%ulado en funci(n del respeto por &l, ni la or%anizaci(n econ(mica y social se construye so*re &l, ni en nin%una parte en a*soluto es el fundamento 'umano el fundamento del sistema. !l fundamento 'umano< pues no es de eso de lo que se trata, de que el pensamiento capitalista de*a cuidar al 'om*re como una criatura 'ist(ricamente desarrollada, que de*a de)arle sin dirimir como personalidad y satisfacer las e+i%encias de su naturaleza. Lo que los representantes de esta concepci(n reproc'an al capitalismo es que su racionalismo violenta al 'om*re, y esperan con impaciencia el nuevo advenimiento de una comunidad que salve lo presuntamente 'umano me)or de lo que lo 'ace la sociedad capitalista. 3rescindiendo del efecto retardatario de tales formaciones re%resivas se les escapa el ncleo mismo de la de*ilidad del capitalismo. =ste no racionaliza demasiado, sino demasiado "oco. !l pensamiento del que es portador se opone a la consumaci(n de la raz(n que 'a*la desde el fundamento del ser 'umano. !l si%no del lu%ar en el que se encuentra el pensamiento capitalista es su abstracci#n. Hoy día, a trav&s de su predominio se esta*lece un espacio espiritual que a*arca una totalidad de manifestaciones. La o*)eci(n diri%ida al pensamiento a*stracto, se%n la cual &ste sería incapaz de conce*ir los aut&nticos contenidos de la vida, y que por ello 'a*ría de ceder ante una contemplaci(n concreta de los fen(menos, remite ciertamente a los límites de lo a*stracto, pero es precipitado formularla cuando funciona a favor de aquella falsa concreci(n mitol(%ica que atis*a la meta en el or%anismo y en la forma. etornar a ella sería a*andonar la capacidad de a*stracci(n que una vez adquiri( el ser 'umano, pero no superar la a*stracci(n misma. =sta es la e+presi(n de una racionalidad o*stinada. Las determinaciones de contenidos de sentido que se encuentran en la universalidad a*stracta 7como las determinaciones del ám*ito econ(mico, social, político8 no dan a la raz(n aquello que le pertenece. 4 su trav&s no es posi*le pensar la dimensi(n empírica1 de a*stracciones vacías de contenido puede e+traerse cualquier aplicaci(n práctica. 3or detrás de estas ta)antes a*stracciones yacen los conocimientos racionales sin%ulares que responden a la peculiaridad de la situaci(n de la que en cada caso se trata. 4 pesar del contenido que se les podría reclamar, &stas son concretas s(lo en un sentido derivado1 al menos, no son >concretas> en el sentido vul%ar, que reserva la e+presi(n para las limitadas intuiciones de la vida natural. 4sí pues, el carácter a*stracto del pensamiento actual tiene un doble sentido. Desde el punto de vista de las doctrinas mitol(%icas, en las que la naturaleza se afirma in%enuamente, el proceder de la a*stracci(n, tal como lo e)ercen, por e)emplo, las ciencias de la naturaleza, es una %anancia en racionalidad que deteriora el ful%or de las cosas naturales. Desde la perspectiva de la raz(n, ese mismo proceder aparece como naturalmente condicionado1 se pierde en un formalismo vacío que 'ace de co*ertura para de)ar el campo li*re a la naturaleza, pues aqu&l no de)a pasar los conocimientos racionales capaces de alcanzar lo natural. !l dominio de la a*stracci(n indica que el proceso de desmitolo%izaci(n no 'a sido llevado 'asta el final. !l pensamiento del presente se enfrenta a la cuesti(n de si de*ería a*rirse a la raz(n o mantenerse cerrado frente a ella. $o puede so*repasar los límites que &l mismo 'a esta*lecido sin que quede esencialmente transformado el sistema econ(mico que constituye su infraestructura, su su*sistencia arrastra consi%o la de &ste. De tal modo, el ininterrumpido desarrollo del sistema capitalista condiciona el ininterrumpido crecimiento del pensamiento a*stracto ?o *ien o*li%a al pensamiento a 'undirse en una falsa concreci(n@. in em*ar%o, cuanto más se consolida la a*stracci(n, tanto más irreductible si%ue siendo el 'om*re a la raz(n. !s sometido de nuevo a la violencia de los poderes naturales cuando su pensamiento, 'a*iendo %irado a mitad de camino 'acia lo a*stracto, se resiste a la irrupci(n de los aut&nticos contenidos de conocimiento. !n lu%ar de reprimir aquella violencia, el pensamiento e+traviado llama a su propia insurrecci(n en la medida en que se desliza fuera de la raz(n, la nica que podría confrontarse con ellos y do*le%arlos. !l 'ec'o de que la oscura naturaleza proteste siempre amenazante y o*staculice el advenimiento del 'om*re producto de la raz(n, es s(lo una consecuencia de la des*ocada e+tensi(n del poder del sistema econ(mico capitalista. 5
!quívoco como la a*stracci(n es el ornamento de la masa. 3or un lado, su racionalidad es una reducci(n de lo natural que no de)a al 'om*re atrofiarse, sino que, al contrario, si fuese realizada por completo, pondría de manifiesto su esencia en toda su pureza. 3recisamente porque el portador del ornamento no fi%ura como personalidad completa, como una arm(nica unificaci(n de naturaleza y "espíritu" en la que aqu&lla o*tiene demasiado y &ste demasiado poco, se 'ace transparente frente al 'om*re al que la raz(n determina. La fi%ura 'umana puesta en )ue%o en el ornamento de masas 'a emprendido la mudan$a desde la e+pansiva ma%nificencia de lo or%ánico y la tendencia a la confi%uraci(n individual 'acia aquel anonimato en el que se ena)ena, cuando está en la verdad y los conocimientos irradiados por el fundamento 'umano disuelven los contornos de la fi%ura natural, visi*le. 5ue en el ornamento de masas la naturaleza queda desu*stancializada< )ustamente &sta es una indicaci(n del nico estado en que se puede sostener de la naturaleza que es lo que no resiste la iluminaci(n por medio de la raz(n. 4sí, los ár*oles, estanques y montañas de los vie)os paisa)es c'inos están todavía som*reados s(lo como insuficientes si%nos ornamentales. !l medio or%ánico es e+tirpado y las e+istencias restantes, desli%adas, son compuestas se%n las leyes dadas por un sa*er, aun cuando temporal, acerca de la verdad y no se%n las de la naturaleza. (lo restos del comple)o 'umano in%resan en el ornamento de masas. u selecci(n y con)unci(n en el m&dium est&tico resulta de un principio, representa a esa raz(n que 'ace estallar la forma de manera más pura que aquellos otros principios que preservan al 'om*re como unidad
or%ánica. Cuando se considera el ornamento de masas desde el lado de la raz(n, se manifiesta como culto mitol#gico que se esconde en un ropa)e a*stracto. La conformidad del ornamento con la raz(n es, por tanto, una apariencia que lo asume a seme)anza de otras representaciones corporales dotadas de una inmediatez concreta. !n realidad, es la crasa manifestaci(n de la naturaleza inferior. 3uede moverse con tanta más li*ertad cuanto más resueltamente la ratio capitalista queda escindida de la raz(n y, en el 'om*re, se evapora en el vacío de lo a*stracto. Con la racionalidad del modelo de la masa se eleva inadvertidamente lo natural en su impenetra*ilidad. !s cierto que el 'om*re como ser or%ánico 'a desaparecido del ornamento, pero con ello no se destaca el fundamento 'umano, sino que la partícula de masa que permanece se cierra frente a &l como un mero concepto %eneral formal cualquiera. Ciertamente, las piernas de las Tiller girls, a diferencia de las unidades corp(reas naturales, se mueven en paralelo, y tam*i&n es verdad que los miles de espectadores en el estadio conforman una nica constelaci(n, pero esa constelaci(n no *rilla, mientras que las piernas de las Tiller girls son la desi%naci(n a*stracta del cuerpo. 4llí donde la raz(n desinte%ra el con)unto or%ánico y ras%a la superficie natural, aun cuando cultivada, allí 'a*la, allí descompone la fi%ura formal 'umana para que la verdad no dislocada, a partir de sí misma, modele de nuevo al 'om*re. !n el ornamento de masas no 'a penetrado1 sus modelos están mudos. La ratio que lo produce es lo *astante poderosa para llamar a la masa y para suprimir la vida de las fi%uras. 3ero es demasiado d&*il para encontrar a los 'om*res en la masa y 'acer las fi%uras trasparentes al conocimiento. !n la medida en que 'uye ante la raz(n 'acia lo a*stracto, crece la naturaleza incontrolada *a)o el manto de la forma de e+presi(n racional y se sirve de los si%nos a*stractos para presentarse a sí misma. -a no puede transformarse, como entre los pue*los primitivos y en los tiempos de los cultos reli%iosos, en confi%uraciones poderosas como sím*olos. !sa fuerza del discurso sí%nico se 'a retirado del ornamento de masas *a)o el influ)o de la misma racionalidad que impide la quie*ra de su mutismo. 4sí es como se da la mera naturaleza en &l, la naturaleza que se resiste tam*i&n frente a la concepci(n y la declaraci(n de su propio si%nificado. !s la acía forma racional del culto, carente de cualquier sentido e+presa*le, la que se e+pone en el ornamento de masas. Con ello se manifiesta como una recaída en la mitolo%ía, una recaída tal, que apenas puede pensarse una mayor 7como una recaída que, por su parte, vuelve a denotar la cerraz(n de la ratio capitalista frente a la raz(n. !l 'ec'o de que se trata de un en%endro de lo meramente natural es confirmado por el papel que desempeña en la ida social . Los espiritualmente *ien situados que, sin querer reconocerlo, son el ane+o del sistema econ(mico dominante, no 'an atis*ado todavía el ornamento de masas como si%no de este sistema. $ie%an el fen(meno para se%uir eri%i&ndose en or%anizaciones artísticas que permanecen intocadas por la realidad que se 'ace presente en el modelo del estadio. La masa, con la que se 'a a*ierto paso espontáneamente, está por encima de los cultivados que la desprecian, en la medida en que reconoce sin velos los 'ec'os en *ruto. Con la misma racionalidad con la que los portadores del modelo son dominados en la vida real, se 'unden en lo corporal y perpetan así la realidad contemporánea. Las canciones premiadas en la cultura del cuerpo no son 'oy cantadas s(lo por un Aalter tolzin%. 3ueden ser vistas fácilmente como ideolo%ías, pero, en cualquier caso, podría ser que el concepto de una cultura del cuerpo acoplase le%ítimamente dos pala*ras entrelazadas por su sentido. La ilimitada si%nificaci(n que se atri*uye a lo corporal no 'a de ser derivada del valor limitado que le corresponde. e e+plica s(lo a partir de la alianza que esta*lece la esencia de la cultura del cuerpo, con sus campeones parcialmente inconscientes, con lo e+istente. !l entrenamiento corporal confisca las fuerzas1 la producci(n y el consumo irrefle+ivo de las fi%uras ornamentales apartan de la transformaci(n del orden vi%ente. !l acceso a la raz(n se 'ace más difícil cuando las masas en las que de*ería penetrar se entre%an a las sensaciones que les ofrece el culto mitol(%ico sin dioses. u si%nificaci(n social no es nada menos que la de los juegos circenses romanos, que fueron instituidos por los detentadores del poder. 6
on inconta*les las tentativas que, por mor de una esfera superior, pretenden renunciar a la racionalidad y al nivel de realidad alcanzados por el ornamento de masas. 4sí, la meta que persi%uen los esfuerzos de la gimnasia rítmica en la cultura del cuerpo, más allá de la 'i%iene personal, es la de e+presar ele%antes contenidos espirituales que los docentes de la cultura del cuerpo aderezan a menudo con visiones del mundo. 3rescindiendo de su imposi*ilidad est&tica, estas estructuras aspiran a rescatar )usto aquello que el ornamento de masas 'a venido felizmente a delatar< la vinculaci(n or%ánica de la naturaleza con al%o que las naturalezas demasiado conformistas consideran como el alma o el espíritu1 es decir< la e+altaci(n de lo corporal a trav&s de si%nificaciones que proceden de &l y que, ciertamente, pueden ser espirituales, pero no llevan en sí 'uella al%una de la raz(n. !l ornamento de masas representa la naturaleza muda carente de aquella superestructura, la %imnasia rítmica pretende confiscar incluso los estratos mitol(%icos superiores, y así afianza tanto más a la naturaleza en su dominio. irve de e)emplo para otros muc'os esfuerzos i%ualmente desesperados de alcanzar una vida elevada a partir del ser de la masa. De la mayor parte de ellos puede decirse que reaccionan de una manera aut&nticamente romántica a formas y contenidos 'ace tiempo desmoronados por o*ra de la crítica, en parte )ustificada, de la ratio capitalista. 5uieren encadenar de nuevo al 'om*re con la naturaleza con más firmeza que aquella con la que 'oy le pertenece, y encuentran la ane+i(n a la esfera de lo uperior no a trav&s de una relaci(n con la raz(n todavía no realizada en el mundo, sino mediante la retirada a contenidos de sentido mitol(%icos. u destino es la irrealidad , puesto que, cuando al%n lu%ar en el mundo es atravesado por el resplandor de la raz(n, incluso la más su*lime fi%ura que pueda oscurecerla de*e perecer. Las empresas que, sin tomar en consideraci(n nuestro lu%ar 'ist(rico, aspiran a reconstruir una forma de !stado, una comunidad o una forma de creaci(n artística cuyo portador es un 'om*re ya tocado por el pensamiento del presente, un 'om*re que por derec'o ya no e+iste, tales empresas no resisten al ornamento de masas en su *a)eza, y el 'ec'o de orientarse 'acia ellas no supone elevaci(n al%una so*re su *analidad superficial y vacía, sino una 'uida ante su realidad. !l proceso conduce a trav&s del ordenamiento de masas, no desde &l 'acia fuera. !se proceso s(lo puede avanzar si el pensamiento pone límites a la naturaleza y produce al ser 'umano tal como es cuando el punto de partida es la raz(n. !ntonces cam*iará la sociedad. - entonces desaparecerá el ornamento de masas y la propia vida 'umana asumirá los ras%os de aquel ornamento en el que &sta se e+presa, frente a la verdad, en los cuentos de 'adas.