El Enfoque Ecosistémico. Un te tema ma re rela latitiva vame ment nte e nu nuev evo o pa para ra la ma mayo yorí ría a de la lass ad admi mini nist stra raci cion ones es pe pesq sque uera rass mundiales, que se viene examinando en los foros internacionales como la FAO, es el planteamiento de un enfoque ecosistémico en la pesca, es decir, una visión integral del manejo pesquero, que supone una mayor vinculación con variables de tipo biológicas, ecológicas y del comportamiento humano. Este es el nuevo desafío de las pesquerías mundiales, y, es en este tema que la comunidad de Oceanógrafos Sin Fronteras en los dife di fere rent ntes es pa país íses es,, de debe bería ría má máss qu que e nu nunc nca, a, tr trab abaj ajar ar un unid ida a a fifin n de av avan anza zarr en su conocimiento, desarrollo e implementación, para conseguir el objetivo de una ordenación pesquera responsable y sostenible, que pase por recuperar las poblaciones de peces, sobre todo aquellas en situa situación ción crítica de sobree sobreexplot xplotación ación,, y la protec protección ción de los otros organis orga nismos mos que dep depend enden en del eco ecosis sistem tema a acu acuáti ático co a tra través vés de la cad cadena ena tró trófic fica. a. La FAO, en su informe El Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura (2002) , alerta sobre el hecho de que el enfoque tradicional de la ordenación pesquera, que considera las especies a las que se dirige como poblaciones independientes y auto sostenibles, es insuficiente. Además menciona que la utilización sostenible de los recursos acuáticos vivos en el mundo puede conseguirse solamente si se determinan explícitamente y se comprenden en la medida de lo posible, tanto los efectos del ecosistema en los recursos vivos, como los efectos de la pesca en el ecosistema. También se reconoce formalmente que los pescadores son parte integrante del ecosistema y que es preciso conseguir el bienestar tanto del ecosistema como de los seres humanos.
ANTECEDENTES La CONVEMAR, re reco cono noce ce la in inte terd rdep epen ende denc ncia ia de la lass es espe peci cies es ob obje jetitivo vo co con n ot otro ross organismos marinos y la dependencia de su entorno ambiental, cuando menciona que los Estados Ribereños “tendrán en cuenta los efectos sobre las especies asociadas con las especies capturadas o dependientes de ellas, con miras a preservar o restablecer las poblaciones de tales especies asociadas o dependientes por encima de los niveles en que su reproducción pueda verse gravemente amenazada” (Artículo 61.4 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, 1982). En 1997 el Comité Asesor sobre Investigaciones Pesqueras (CAIP) de la FAO, señaló la perspectiva de ecosistemas en la pesca como uno de los puntos en que debe centrarse la investigación, mientras que en 1998 el Cuadro de Expertos Externos de Alto Nivel en temas pesqueros de dicha Organización, expresó su opinión orientada a que todos los órganos de pesca deberían desarrollar desarrollar cada vez más el enfoque de ecosi ecosistema stemass para la ordenación de sus pesquerías.
En la Declaración de Reykjavik sobre la Pesca Responsable en el Ecosistema Marino celebrada en octubre de 2001, se menciona la necesidad de fortalecer y sostener la capacidad de ordenación responsable y sostenible en el ecosistema marino, y se manifestó la intención de trabajar individual, así como colectivamente, en la incorporación de consideraciones relativas al ecosistema en dicha ordenación. En la mencionada Declaración, se insta a las organizaciones internacionales técnicas y financieras competentes y a la FAO, a que cooperen proporcionando a las Estados acceso al asesoramiento técnico e información sobre regímenes eficaces de ordenación y sobre la experiencia derivada de tales disposiciones y otros tipos de apoyo, prestando especial atención a los países en desarrollo. En el último período de sesiones del Comité de Pesca de la FAO (COFI 25), celebrado en Roma en febrero de 2003, se describió los progresos realizados en el desarrollo y la aplicación del enfoque desde el 24º periodo de sesiones del Comité de Pesca, asimismo, se puso de manifiesto que el enfoque de la pesca basado en el ecosistema constituía una ampliación de la ordenación pesquera convencional tal como se contemplaba, entre otros instrumentos, en el Código de Conducta para la Pesca Responsable. La Asamblea General de las Naciones Unidas en su quincuagésimo octavo periodo de sesiones alienta a los Estados que apliquen a más tardar en 2010 el enfoque basado en los ecosistemas, tomando conocimiento de la Declaración de Reykjavik sobre la pesca responsable en el ecosistema marino y de las decisiones V/6 y VI/12 de la Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, Además, alienta a los Estados a que examinen las directrices de la FAO, para la aplicación de consideraciones relativas a los ecosistemas en la ordenación de la pesca, y señala la importancia que para ese enfoque tienen las disposiciones pertinentes del Acuerdo y del Código de Conducta para la Pesca Responsable.
QUÉ ES UN ENFOQUE ECOSISTÉMICO Se denomina ‘ecosistema’ al ambiente natural en el que los organismos vivos son interdependientes y experimentan intercambios continuos, ya sea entre ellos mismos, o con la materia inerte. Un ‘enfoque ecosistémico’ marino significa que se toman en cuenta todas las delicadas y complejas interacciones entre los organismos (de todos los tamaños) y los procesos
físicos (tales como las corrientes y la temperatura del mar por ejemplo) que componen el ecosistema marino. En tal sentido, el enfoque ecosistémico no sólo está dirigido a la reglamentación de la pesca de ciertas especies, sino que también vela porque la pesca no tenga un efecto desfavorable en otras especies afines o dependientes de las especies objetivo. Los esfuerzos, por lo tanto, estarán dirigidos a preservar la ‘integridad’ del ecosistema mediante el establecimiento de límites conservadores (es decir, precautorios) a fin de tomar en cuenta las necesidades de las especies relacionadas y preservar la sostenibilidad ecológica de todas las especies involucradas (incluyendo al hombre) y del hábitat donde viven. Por consiguiente, la investigación debe ampliar su ámbito fuera de la especie objetivo, poniendo mayor énfasis en el análisis de las interrelaciones entre las distintas poblaciones de un ecosistema.
Elementos fundamentales de un enfoque ecosistémico : 1. El enfoque ecosistémico es integrado. En la actualidad, tendemos a manejar los ecosistemas para obtener un bien o servicio dominante como por ejemplo pescado, madera o energía eléctrica, sin reconocer plenamente lo que se está perdiendo simultáneamente. Es posible entonces que estemos sacrificando bienes y servicios más valiosos que los que estamos obteniendo; por lo general se trata de aquellos a los cuales el mercado no les ha asignado un valor, como es la biodiversidad. Un enfoque ecosistémico considera todo el abanico posible de bienes y servicios e intenta optimizar la mezcla de beneficios para un ecosistema dado y entre los varios ecosistemas. 2. Un enfoque ecosistémico redefine los límites que tradicionalmente han caracterizado el manejo que le damos a esas unidades. Se hace énfasis en un enfoque sistémico reconociendo que los ecosistemas funcionan como entidades completas y requieren ser manejados como tales y no por partes. Esto implica trascender los límites jurisdiccionales, dado que los ecosistemas por lo general traspasan las fronteras entre Estados y países. 3. Un enfoque ecosistémico adopta una visión de largo plazo. Si la finalidad es la sostenibilidad de los recursos, es preciso que las medidas que se adopten perduren para mantener las generaciones futuras. 4. Un enfoque ecosistémico incluye a la gente. Se integra la información social y económica con la información ambiental acerca de los ecosistemas. Así pues, en él se relacionan explícitamente las necesidades humanas con la capacidad biológica de los
ecosistemas para satisfacerlas. Aunque está atento a los procesos de los ecosistemas y a los umbrales biológicos, este enfoque deja el espacio apropiado para las modificaciones humanas.
5. Un enfoque ecosistémico mantiene el potencial productivo de las unidades. Esta óptica no se centra solamente en la generación de bienes y servicios, viéndola más bien como un producto natural de unos ecosistemas saludables y no como un fin en sí misma. Según este enfoque, el manejo no es acertado a menos que preserve o aumente la capacidad de un ecosistema para producir los beneficios deseados en el futuro.
NATURALEZA DEL PROBLEMA: EFECTOS DE LA ACTIVIDAD PESQUERA La pesca tiene una gran importancia social y económica en los países y contribuye en forma importante a la alimentación de las poblaciones humanas cada vez más crecientes en el mundo. Se estima que 12.5 millones de personas están empleadas en actividades relacionadas con la pesca y se ha estimado en 40,000 millones de dólares anuales el valor de los intercambios internacionales de pescado durante los primeros años del decenio de 1990. Sin embargo, en la actualidad, una gran proporción de las poblaciones ícticas del mundo son objeto de una intensa explotación y sobreexplotación, o se encuentran agotadas y necesitan medidas urgentes de ordenación para ser recuperadas. En el ámbito mundial, las pesquerías enfrentan una crisis generalizada, producto de 45 años de presiones crecientes sobre los ecosistemas marinos y costeros. Aún cuando los gobiernos y la industria han mejorado significativamente el manejo de los recursos pesqueros, la explotación de los stocks ha ido progresando a través de los océanos, cada vez con mayor efectividad, de forma tal que en pocos años alcanzan su máxima productividad y poco después empiezan a declinar. Según FAO (2001), alrededor del 50 por ciento de los recursos de la pesca marítima de todo el mundo está completamente explotado, el 25 por ciento está sometido a explotación excesiva y alrededor del restante 25 por ciento podría resistir porcentajes de explotación más elevados. A pesar de la alerta declarada y los esfuerzos realizados, la tendencia hacia el aumento de la pesca excesiva observada a principios de 1970, todavía no se ha invertido. La producción mundial de pescado ha aumentado de 19 millones de toneladas en 1950 a 130 millones de toneladas en el 2000, de las cuales 36 millones toneladas proceden de la acuicultura. La mayor parte de la pesca de captura (calculada en unos 85 millones de
toneladas) procede de los océanos. Las capturas incidentales y los descartes se calculan aproximadamente en 20 millones de toneladas cada año (FAO 2001). Como vemos, la situación ha cambiado significativamente con respecto a lo que se observaba hace unos 20 ó 30 años, cuando todavía se daba cuenta de una cierta cantidad de recursos vírgenes o subexplotados. Los daños derivados de la sobrepesca no terminan en las especies objetivo de la actividad pesquera, ni en aquellas capturadas de forma incidental como especies acompañantes de menor valor comercial, peces, aves y mamíferos marinos, sino, que están afectando cada vez más a los ecosistemas marinos de las que estas especies forman parte, y los científicos están alertando sobre el hecho de que ésto tendrá como resultado cambios profundos en nuestros océanos, quizás, inclusive, irreversibles La extracción excesiva de grandes cantidades de especies de peces tendrá repercusiones sin duda en la red trófica y afectará por ende a las poblaciones interdependientes, así mismo debemos tener claro, que la distribución y abundancia de los stocks de peces se supeditan también a la dinámica del medio ambiente marino y, en concreto, a las condiciones atmosféricas y la oceanografía física y química, por lo que todo tipo de ordenación también debe incluir en sus modelos de gestión las variables oceanográficas (p.ej.,corrientes marinas, variabilidad climática, eventos El Niño, entre otras). Ya que en los casos que se ha podido establecer una relación directa entre el hundimiento de un stock y la sobreexplotación pesquera, los cambios naturales han sido considerados también responsables (Hutching y Myers 1994; Hilborn y Walters 1992). El caso más característico es el de la anchoveta peruana (Engraulis ringens) y su relación con El Niño, en las que no hay consenso en la importancia relativa de los dos factores, pesca e hidrografía, como causas del hundimiento, pero es aceptado que ambas han sido parcialmente responsables. (Lalli y Parsons 1994)
Equilibrio ecológico entre las especies: Nivel de dependencia En la naturaleza, y por ende en el medio marino, siempre ha existido un equilibrio ecológico entre las especies, sin embargo, desde mediados de siglo pasado, la intromisión del hombre en el mar, parece haber desestabilizado ese ‘equilibrio ideal’; esta intromisión no se refiere a la pesca responsable, la cual contribuye a que los stocks de peces se renueven y estén en un equilibrio dinámico constante, sino a la sobre pesca desmedida y sin control e ilegal que se aplica a ciertas especies, y que genera un desequilibrio ecológico y sustitución de las mismas, afectando la sostenibilidad y biodiversidad marina. La sobrepesca contribuye a la degradación del ecosistema marino y de alguna manera afecta también a todos los organismos que dependen de él para su supervivencia,
incluyendo al ser humano como ente activo de las interrelaciones marinas, ya que las flotas pesqueras en muchas regiones tienen a menudo una capacidad que excede a los stocks de peces disponibles. El entendimiento de los ecosistemas actualmente es limitado, teniendo un impacto serio sobre éstos el crecimiento del sector pesquero y otras actividades humanas. La complejidad de los ecosistemas marinos nos obliga a definir un marco ecológico que involucre a las industrias pesqueras responsables. (Sommer 2001) En el enfoque ecosistémico, debe considerarse dentro de la red trófica al hombre, como ente distorsionador de las relaciones existentes por siglos en el ambiente marino, y conjuntamente con ello, se debe entender la estructura dinámica del ecosistema y las diferentes interrelaciones tróficas que ocurren en él, según su estructura en la red. En realidad, las pesquerías del mundo están dirigidas tanto a las concentraciones de depredadores como de presas. Para lograr el aprovechamiento más ventajoso de ambas será necesario conocer las interacciones y los efectos en el ecosistema marino. (Sanders 2002) A continuación mencionaremos algunos casos en donde el grado de dependencia o interrelación trófica entre las especies se ven afectadas, positiva o negativamente por diferentes interacciones debido principalmente a la competencia, a la depredación, a variables oceanográficas, a la sobrepesca, entre las más importantes:
1. En el caso del tiburón, habría que tener en cuenta que, de no ser capturadas 46.355 t (peso corporal) de tiburones (que son depredadores y por ello se ubican en el nivel trófico superior) el consumo de otras especies registraría una cantidad de 3.475 t diarias o 1,3 millones de t anuales (los juveniles de tiburón suelen consumir un 10% de su peso corporal cada día, este porcentaje disminuye hasta un 5% a medida que envejecen). Si la protección de la pesca se extiende únicamente a los tiburones, éstos depredarán 1,3 millones de t de gambas, calamares y sepias al año. Además de competir por su alimento con los depredadores humanos, competirán con otros peces depredadores y también entre ellos mismos, desequilibrando el ecosistema marino. (Vivekanandan 2001) 2. En la India, con la reciente incorporación de tiburones, rayas, gasterópodos y bivalvos al Apéndice I de la Ley de Protección de la Vida Silvestre, se puede injerir un ejemplo de lo que no sería lo más recomendable de hacer, pues solamente estos grupos han sido protegidos de la explotación. Este tipo de medidas, a las que se recurre en nombre de la conservación, parten del supuesto de que la productividad de los stocks depende únicamente de factores a ellos inherentes como son el crecimiento, la mortalidad, la
fecundidad, etc. Aunque dicho planteamiento no sea del todo incorrecto, no contempla algo tan importante como la interdependencia de las diferentes poblaciones y de los demás elementos que componen un ecosistema.
3. Recientemente, unas 50.000 aves marinas aparecieron muertas en la costa de las islas Shetland, se cree que la alta producción industrial de pequeños pelágicos de la que es objeto el mar del Norte fue la causa de esta mortandad.
4. En el Perú, la disminución de las poblaciones de aves marinas, a pesar de que no se practica la cacería de éstas, ha sido explicada por la mayor explotación a que han sido sometidos los recursos pelágicos de cardumen, base de su alimentación. Además de la presión de pesca a que son sometidos estos recursos, las aves marinas, entre las que destacan el guanay (Phalacrocorax bougainvilli), el piquero (Sula variegata), los pelícanos (Pelecanus thagus) también se ven afectadas indirectamente por las variables oceanográficas, pues condiciones adversas en el océano condicionarán la permanencia de la anchoveta y otros pequeños pelágicos que les sirven de alimento. Como lo acontecido en los años 97-98 en que ocurrió un evento extraordinario de El Niño, que según el Instituto del Mar del Perú (IMARPE), originó un registro de cifras bajas de aves marinas, debido a una alta mortalidad, así como, de mamíferos marinos tales como el lobo fino sudamericano (Arctocephalus australis) que registró también cifras bajas con 6.257 individuos en 1998 comparado con los 24.136 registrados en 1996 (año considerado como “normal” - IMARPE 1999). Es obvio entonces que las medidas de ordenación deberán incluir necesariamente a las variables oceanográficas.
5. Los cefalópodos, como la pota (calamar gigante), han tenido en los últimos años en el Pacífico Oriental, un repunte en términos de biomasa disponible y en desembarques, esto podría ser explicado por el incremento de las capturas del tiburón, su principal predador, desequilibrando la relación predador-presa existente por siglos. 6. En el Atlántico Nororiental y Noroccidental, se limita la captura del capelán (Mallotus villosus), a fin de que queden suficientes ejemplares como para alimentar al bacalao (Gadus Morhua), especie de mayor valor comercial. En cambio, en el Atlántico Sudoriental la anchoa y la sardina se siguen explotando intensamente a pesar de que estos peces constituyen un alimento preciado para especies de depredadores de mayor valor comercial, como la merluza y otros demersales, impactando negativamente en el crecimiento y recuperación poblacional de estas especies. 7. Algunos investigadores consideran que se debe tener en cuenta, además de las
interacciones entre especies, el beneficio económico en este tipo de enfoque; así tenemos que entre la cigala (Nephrops norvegicus) y el bacalao en el mar de Irlanda (son las dos especies más valiosas) se estima que el bacalao es responsable del 88 por ciento de la depredación total de la cigala, llegándose a la conclusión de que la explotación del bacalao se debía mantener al nivel de máximo rendimiento sostenible, a fin de reducir la depredación de la cigala y obtener un mayor rendimiento económico entre ambas especies.
8. La disminución de especies demersales en el mundo está llegando a una situación preocupante. En el Perú, la merluza (Merluccius gayi peruanus) considerada por el IMARPE en el 2003 como una especie que había llegado a niveles críticos de explotación, se están adoptando medidas para su protección y recuperación (de la manera tradicional, es decir, la de proteger sólo a una especie), orientando el esfuerzo pesquero a otro tipo de pesquería para ‘proteger a la merluza’, como es el caso del bereche con barbo (Ctenosciaena peruviana), considerada por los científicos como alimento natural de la merluza (Mejía et. al. 1971; 1973; Sánchez y Mendoza 1973; Fuentes et. al. 1989); por lo que resultaría contraproducente una medida como la adoptada para hacer que el recurso merluza pueda recuperarse en un futuro. 9. La merluza en la costa del Perú, según Espino y Wosnitza-Mendo (1989), compite por alimento con la anchoveta cuando ambas se encuentran en su estadio larval, y por lo tanto, pueden exponerse a la depredación por parte de las anchovetas adultas; incluso se comprobó de manera indirecta que la biomasa de las anchovetas adultas impactaba negativamente sobre los huevos y larvas de merluza cuando sobreponían sus áreas de distribución. (Sandoval et. al. 1989) 10. La relación entre las ballenas y el krill en el Mar Antártico, es un buen ejemplo de la interacción por predación; en este caso, el agotamiento de las poblaciones de ballenas ocurrido en 1983, provocó una mayor densidad de krill y, en consecuencia, mejores capturas para una pesca potencial de krill. Por otra parte hubieron temores que al ser mayores las capturas de krill disminuya el índice de recuperación de las ballenas, y por último, las capturas que podrían haberse hecho con la reposición de las poblaciones de ballenas. En este ejemplo la interacción entre las pescas de una u otra especie tiene direcciones opuestas – más capturas de ballenas (y poblaciones de ballenas menores) mejorarán la pesca de krill, mientras que al aumentar las capturas de krill se dañan las poblaciones de ballenas y toda pesca de este cetáceo. 11. En general, podría mencionarse que la mayor parte de las situaciones en las que se producen interacciones entre la pesca de dos o más especies no siempre son tan elementales como los casos anteriores. Las interacciones entre especies pueden ser de muy distinta naturaleza y aunque a veces parece que se está efectuando alguna, el
mecanismo no puede ser tan evidente. Los huevos o los juveniles muy pequeños de grandes predadores (p.ej., el bacalao) pueden ser vulnerables a los que se alimentan de plancton (p.ej., caballa o arenque, como en el caso de la merluza y la anchoveta adulta), por lo que la relación prevista entre depredador y presa queda inadvertida. Teniendo en cuenta las distintas fases vitales y la posibilidad de que una fase de una especie que se alimenta con otra, o que compita con algunas fases para una alimentación común, el número de interacciones posibles entre dos especies es de gran magnitud. En tal sentido, resulta fundamental admitir la interdependencia real de todos los elementos que forman un ecosistema, en lugar de actuar como si los stocks fuesen independientes. Si bien los problemas prácticos que plantea este nuevo enfoque son considerablemente complejos, existen mecanismos científicos que podrían posibilitar intervenciones de gestión pesquera orientadas a la conservación de la estructura y función de los ecosistemas marinos, y por ende, a la conservación de los recursos pesqueros.
ENFOQUE ECOSISTÉMICO COMO MEDIO PARA LA GESTIÓN DE LAS PESQUERÍAS. Acciones realizadas en el marco de la FAO. Según FAO a mediano y largo plazo el mayor desafío al cual debe enfrentarse la pesca marina es una ordenación mejor y más responsable de las poblaciones. Esta ordenación exige una regulación de la producción (idealmente, teniendo en cuenta tanto los insumos como los productos en una pesquería) con un enfoque precautorio de forma que no se aplique a las poblaciones que se intentan pescar un esfuerzo excesivo que provoque la sobre pesca. Además, la ordenación del ecosistema, que tiene en cuenta el impacto de la pesca en las poblaciones que no son objeto de la pesca, es cada vez más común y añadirá una complicación más al proceso de ordenación. Así mismo, la FAO deberá actuar como intermediario entre los resultados que surjan de las investigaciones y sus interlocutores en el sector pesquero (internacionales, nacionales y regionales) para hacer que se centre más la atención en el papel de la pesca en el ecosistema, la manera en que éste afecta a la actividad pesquera y la relación entre los usos alternativos y el valor de los ecosistemas. En el Código de Conducta para la Pesca Responsable, adoptado en la FAO, se incluyen referencias a distintas consideraciones de ecosistema, por ejemplo: a) En el párrafo 6.1 se propone que los Estados conserven los ecosistemas acuáticos). •
b) En el párrafo 6.6 se dice que: "Deberían continuar perfeccionándose y aplicándose artes y prácticas de pesca selectivas y ambientalmente seguras a fin de mantener la biodiversidad y conservar la estructura de las poblaciones y los ecosistemas acuáticos". •
c) En el párrafo 7.2.2, se especifica que las medidas de ordenación deberían encaminarse, entre otras cosas, a la conservación de la biodiversidad, a la consideración de los efectos ambientales y a la reducción al mínimo de efectos perjudiciales como la contaminación, los descartes, las capturas de especies no objetivo y los efectos sobre las especies asociadas o dependientes. •
El cumplimiento efectivo de éstas y otras disposiciones del Código contribuiría a avanzar mucho hacia la aplicación realmente eficaz de un enfoque de ecosistemas en la pesca (EEP). En la actualidad, cada vez está más claro que el enfoque de la gestión y ordenación de la pesquería tenga que integrar como unidad mínima al ecosistema (Sherman and Alexander 1986; Sherman et al. 1991, 1993), como medida para gestionar un ordenamiento pesquero responsable. Fuente: Ökoteccum, Oldepesca. REFERENCIAS CURY, P., SHANNON,L. and SHIN, Y- J. 2003. The Functioning of Marine Ecosystems. p. 4-16 CURY, P., BAKUN, A., CRAWFORD, R.J.M., JARRE-TEICHMANN, A., QUINONES, R., SHANNON, L.J., & VERHEYE, H.M. 2000. Small pelagics in upwelling systems: patterns of interaction and structural changes in “wasp-waist” ecosystems. ICES Journal of Marine Science, 57:603-618. ESPINO,M and C.WOSNITZA-MENDO. 1989. Biomass of hake (Merluccius gayi) of Peru, 1953-1987. En D.Pauly, P.Muck, J.Mendo and I.Tsukayama (eds.) The peruvian upwelling ecosystem: dynamics and interactions. ICLARM Conf. Proc. 18:297-305. FAO 2002. El Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura. Departamento de Pesca de la FAO. 150p. FAO 1999. Orientaciones Técnicas para la Pesca Responsable. N°4. Roma, FAO.81p. FAO 1999. COFI 23. Desafíos Futuros en la Pesca y la Acuicultura Mundiales. GULLAND, J.A., 1983. El porque de la evaluación de poblaciones. FAO, Circ.Pesca. (759):20p. MEJÍA,J. L.A.FLORES y G.SEGURA. 1971. Exploración sobre recursos costeros y recursos demersales. Crucero 7104 B/I SNP-1. Serie de Informes Especiales N° IM-88. OLDEPESCA/BID (2002) Instrumentos Internacionales de Pesca. Programa de Cooperación Técnica no Reembolsable N° ATN/NC-7551-RS para la “Implementación Regional del Acuerdo sobre Pesca de Altura y Código de Conducta”. Lima Perú. SANDERS, M. 2002. Efectos de las relaciones depredador-presa en las estrategias de explotación y la ordenación de la pesca.
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