¿DROGAS SOCIALES?
Las drogas sociales son aquellas que están permitidas por la sociedad. Por su total disponibilidad y su gran aceptación social, son las que causan más enfermedades, algunas de gran costo económico y social. El inicio de su consumo se basa en un aprendizaje social y familiar, como el de cualquier otro comportamiento básico. Son aquellas que se consumen en reuniones sociales, por lo que forman parte de nuestra cultura y del estilo de vida de la sociedad actual. En nuestro país predomina el consumo de las drogas lícitas frente a las ilícitas y, a pesar de haber restricción de edad para la compra de estos productos, hablando específicamente del alcohol y el cigarrillo, no son suficientes para disminuir el consumo. El consumo de alcohol es reportado en la más alta proporción (87,6%) tanto como prevalencia de vida como de consumo en el último mes y en el último año. Pese a ser una droga peligrosa, causante del mayor número de casos de adicción y de accidentes asociados a sus efectos psicotrópicos, su carácter social mantiene el consumo y es reportado sin mayor problema por los usuarios. En muchos países el consumo es diario, acompañando las comidas, como el vino o la cerveza, pero en el Perú es más frecuente la costumbre de consumirlo los fines de semana y en fiestas y reuniones. El alcohol sigue siendo la droga social más consumida, con una prevalencia de vida de cerca al 90% que sigue muy de cerca al ofrecimiento para consumirlo (89.4%), cosa de esperarse para una droga social frente a la cual no hay dificultad para hacerlo y al contrario, resulta ser índice de buena educación el ofrecerlo en muchas ocasiones sociales y de consumo obligado en momentos trascendentes de la vida, como matrimonios, graduaciones e incluso sepelios. El 49% recibe el primer ofrecimiento de bebidas alcohólicas por parte de un amigo y 29,1% por parte de un familiar. El tabaco fumado en cigarrillos sigue ocupando el segundo lugar en el consumo de drogas en el Perú. Desde ya hace más de 50 años se reconoce su elevada toxicidad crónica y es la droga que causa el mayor número de casos de enfermedad severa prevenible y muerte; es así que su uso por largo tiempo está está asociado a enfermedades cardiovasculares con secuelas de infarto del miocardio y accidentes vasculares cerebrales. Las secuelas respiratorias incluyen el enfisema y el cáncer pulmonar.
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El tabaco está dejando de ser droga social en muchos ambientes y su uso legal viene siendo restringido ya que está prohibido fumar en lugares públicos y hacer propaganda del tabaco durante el día. Sin embargo la propaganda abierta y encubierta está dirigida al consumo precoz de los jóvenes y las mujeres, quienes vienen fumando cada vez más. El hecho que el consumo no produzca cambios importantes en el comportamiento y que la toxicidad se manifieste al cabo de varios años de uso intensivo lleva a que no se aprecie con facilidad el peligro de su uso y que se perciba como una sustancia «fácil de dejar». El ofrecimiento de cigarrillos de tabaco es frecuente en nuestras ciudades, y es realizado principalmente por amigos (35 a 65%) o familiares cercanos (3,1 a 7%). Es mayor en los varones varones (57,7%) que en las mujeres (48,3%), y se incrementa con la edad, y el nivel de instrucción. Una droga de uso cotidiano es la cafeína. La cafeína es un alcaloide derivado de la purina. Se encuentra presente en el café, el té, el cacao, la cola y la yerba mate. Es un estimulante psíquico y psicomotor. Sus infusiones actúan sobre el sistema nervioso central y los aparatos circulatorio y respiratorio, y, en menor grado sirven como diuréticos y excitadores de las secreciones gástricas. Los efectos que produce la cafeína dependen de la cantidad consumida. Si se ha ingerido entre 0,5 y 0,6 gramos (entre 4 y 5 tazas de café) presenta excitación, insomnio, mareos y temblores musculares, así como un gran deseo de orinar. Cuando se ingiere el doble, a todo ello se le agregan palpitaciones, temor angustioso, dolores en la región cardiaca, pérdida de apetito, gran excitabilidad y taquicardia. A pesar de que las drogas sociales causan similares daños en el organismo que las drogas ilegales, no tienen el mismo estigma que estas y su uso esta aceptado socialmente y regulado por la administración publica.