El consumo de drogas legales o no, forman parte de las distintas sociedades desde tiempos remotos. Teniendo en cuenta que los cavernícolas, quienes se han topado con hongos psicodélicos, pasando por el consumo milenario del opio y la millonaria industria farmacéutica que se podría exponer como como una de las más poderosas del mundo. Pero el tiempo del abuso de las sustancias es proporcional a la lucha contra ellas. Cada año aparecen nuevas drogas y formas de adquirirlas. El pasado 16 de noviembre, el el periódico español “La voz de Galicia”, alertó sobre la venta por internet de nuevas drogas, los denominados denominado s “euforizantes legales” y denunció la aparición de 49 nuevas sustancias lo equivalente al descubrimiento descubrimiento de una por semana. Mientras en nuestro país, continúan las luchas contra otras nuevas drogas como el Paco o la Pasta Base. Exponer el funcionamiento de las distintas redes de narcotráfico, sería un simple análisis más, con tiempos en que nuestra sociedad que aspira a la inclusión, lo interesante de hablar sobre drogas es la reinserción social luego de la rehabilitación del abuso de las mismas. Algo así como el después del infierno.
Las distintas formas de lucha contra la drogadicción: • Movimiento “Madres contra el Paco”
Isabel Vázquez y Alicia Romero Romero son responsables de la asociación desde el año 2005. 2005. Su lucha comienza en otro plano, el plano social. La crisis económica que atravesó nuestro país en el año 2001, las había colocado como propulsoras, junto con otras vecinas del barrio Lamadrid de Lomas de Zamora, de un comedor comunitario comunitario improvisado en en la casa de una de las vecinas. Pasado el tiempo, solo un par de meses, el lugar les quedó chico tuvieron que alargar a puro pulmón la casa de chapas que le servía para ayudar a los chicos y madres solteras o embarazadas del barrio. Con el tiempo, lograron conseguir conseguir ayuda de políticos de distintos partidos. Pero, la situación que la sociedad argentina atravesaba, no solo dejaría secuelas económicas o deserción estudiantil por ejemplo, sino que trajo aparejada otra problemática: la venta de paco. Cuenta Alicia “escuchábamos ‘ese es un paquero’; ‘vos cállate paquero’ y ese tipo de cosas y no sabíamos a qué se referían los pibes de los otros pibes”. Podríamos decir que ese es el nacimiento de las inquietudes que darían como resultado la agrupación que hoy manejan. Alicia e Isabel, ofrecen charlas y orientación para familiares que tenga hijos adictos, en su oficina ubicada en Lamadrid 24, en Lomas de Zamora, es una casa, tal como se las imagina a las madres, como su lugar en el mundo. Se encuentra junto a las vías del tren Roca, un sitio confortable con pisos de madera relucientes que rechinan cada vez que alguien ingresa. Se pueden ver distintas fotos, que están expuestas como trofeos en la vitrina de un campeón de boxeo. Las fotos muestran los distintos lugares donde han estado combatiendo la venta de paco pero entre ellas, Alicia, parece enorgullecerse de una en particular, la que muestra cómo han tirado abajo lo que denominab denominaba an “el kiosquito”. En el barrio, existía la venta de paco, luego de denuncias, marchas, charlas, charlas, peleas, lograron que una topadora derrumbe el lugar. Toda una victoria para estas mujeres que luchaban, luchaban, no solo por la vida de chicos que habían alimentado en su anterior comedor, sino también también por la vida de sus propios hijos. “Veíamos los pibes flacos y nos
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decía que preferían fumar paco porque les quitaba el hambre, el sueño, se olvidaban de los problemas” explica problemas” explica Alicia, con voz suave pero autoritaria, mientras pasa el tren por el costado de donde se sitúa su oficina y se siente que derrumba el mundo, pero no logra callarla, como no lograron hacerlo cuando asesinaron al hijo de Isabel. Emanuel, a los 27 años, había logrado rehabilitarse de su fuerte adicción al paco y contribuía con la lucha de su madre; pero en 2007 fue asesinado por 3 balazos en la esquina de su casa, a causa de las denuncias y la lucha contra quienes distribuían la “droga de los pibes pobres” en el barrio. “Nos quisieron hacer callar y con Isabel dijimos que íbamos a luchar más fuerte, yo no tengo miedo, a ella le balearon la casa, le mataron el hijo pero vamos a seguir. Si seguimos dejando manejar por el miedo, le dejamos la calle a los transas” Entre otras cosas, entre sus ideales, su fuerza, sus hazañas plasmadas en fotos, las madres luchan por lo que su experiencia experiencia como asistentes socioterapéuticos, les dicta que debe ser tratado un adicto en rehabilitación. Dentro de la Ley de Sanidad Mental, refieren que existen puntos que tratan el tema pero que una ley que hable de la reinserción reinserción social no es garantía del tratamiento que defienden. “No nos casamos con ninguna comunidad terapéutica, ninguna obra social, estamos para explicarles a las familias que hay salida y para dar información de qué puerta deben tocar” . Todos sabemos que el consumo de paco afecta a los sectores más pobres, esos que no tienen acceso a las clínicas o tratamientos tratamientos como la de casos famosos de ex – ex – adictos, casos como Diego Maradona, Charly García, emblemas de nuestra cultura que contaron con el poder adquisitivo o social para rehabilitarse. rehabilitarse. Entonces, la lucha de estas mujeres está, en informar, el gran paso para emprender el difícil camino a dejar de consumir paco. El consumo en primera persona En una casa humilde del barrio 22 de Enero, del Partido de La Matanza, vive Franco Toloza junto con su esposa y sus dos hijas. Afirma que “nunca tuve nada, esta casa es lo que hice con mi trabajo y la ayuda de mi señora”, es que hasta agosto del corriente año, estuvo trabajando en la comunidad terapéutica terapéutica Casa del Sur del Partido de San Martín. “Ganaba bien, pero por distintas cosas me echaron, pero pude hacer algo por mis gordas” señala a las hijas. Cuenta su historia, como si fuese moneda corriente toparse con un ex – adicto. Creció Creció en el barrio San José de Isidro Casanova, en esa época lo conocían como Chori , “ Me Me decían así de chico, no por ladrón” bromea. La vida transcurrió como la de cualquier chico de barrio humilde, hasta que cuando cumplió 8 años, su padre falleció, “pobre mi vieja, tuvo que salir a laburar, somos 5 hermanos y sino no comíamos” . Fue cuando, según él, empezó a andar en la calle a hacerse amigo de chicos mayores con los cuales comenzó a fumar cigarrillos.