Ensayos sobre Fútbol y Filosofía Por Nicolás González Varela (
[email protected] ) Filosofía como Fútbol: el Ser es redondo abemos que el cardenal, cardenal, teólogo y filósofo filósofo Nicolás Sabemos de Cusa fue el primer pensador en reflexionar sobre ese ejercicio lúdico practicado entre dos equipos de once jugadores, que disputan un balón con los pies y trat tratan an de intr introd oduc ucir irlo lo en la port porter ería ía cont contra rari ria. a. Escribió un tratado sobre el antepasado del fútbol moderno, el libro se llamaba De llamaba De Ludo Globi (El Globi (El juego de la pelota), se imprimió en Roma en 1463. Cusa, que se refería al Calcio in livrea o Calcio in costume nacido en la Florencia de los Borgia, Borgia, decía que en el jue juego go desp desple lega gado do “los “los movi movimi mien ento toss físi físico coss son son imágenes del ascenso espiritual.” El balón esférico era era el símb símbol olo o de la divi divini nida dad, d, de la perf perfec ecci ción ón matem matemát ática ica.. El dispos dispositi itivo vo del juego juego recrea recreaba ba el principio de la oportunidad, la intervención de la diosa Fortuna y la vuelta a un nuevo inicio. En la pelota además coinciden, dirá Cusa, principios ontológicos divinos: el caos y el orden, razón y locura, la belleza y la fealdad, el descanso y el ejercicio. ejercicio. Este notable (y casi único) documento filosófico fue creado a partir de largas charlas educativas con los hijos del duque de Baviera. Pero su conclusión no dejaba dudas: Dios podía ser redondo. Sabemos que a Kafka le apasionaba el fútbol, igual que a Jean Paul Sartre y Albert Camus. En el mundo de lengua alemana la cosa ya cambia. El escritor Martin Walter sostenía que Sinnloser als Fußball , pensar en el fútbol es un simple sin sentido. Un intelectual del fútbol es una contradicción en los términos. Pero muchos intelectuales ven en el fútbol algo más que el momento grotesco de veintidós voluntades persiguiendo una pelo pelota ta llen llena a de aire aire.. Algo Algo más más que que ese ese mome moment nto o arca arcaic icoo-tr trib ibal al donde donde la comple complejid jidad ad del mundo mundo burgué burguéss se transf transform orma a en un me mecán cánico ico e infant infantil il “amigo-enem “amigo-enemigo”. igo”. Además el fútbol fútbol es estética estéticament mentee inacepta inaceptable ble del que se horrorizarían los griegos clásicos. Y entre estos raros intelectuales se destaca por luz propia uno de los pensadores de mayor estatura en la historia de la filosofía. El nombre nombre del filósofo filósofo alemán Martín Martín Heidegge Heidegger, r, el llamado llamado deutsche Meister , evoca evoca con unanim unanimida idad d el capít capítulo ulo más excita excitante nte,, polémi polémico co y profun profundo do del pensamiento del siglo XX. Nuestra cultura desde 1945 no podría darse sentido, ni explicarse sin su influencia duradera, desde el existencialismo de Sartre, pasa pasand ndo o por por al herm hermen enéu éuti tica ca de Gada Gadame mer, r, hast hasta a el estr estruc uctu tura rali lism smo o y la deco decons nstr truc ucci ción ón posm posmod oder erna na de Derr Derrid ida. a. Su somb sombra ra perv perver ersa sa,, fue fue alia aliado do intelectual del régimen de Adolf Hitler, permanece nítida y destacada en el panteón de la cultura de Occidente. Pero Heidegger, que eleva a la Vida como concepto central filosófico y que definía la existencia humana como “práctica en el mundo” era un verdadero Fußballfan verdadero Fußballfan,, un fanático del pedestre fútbol. Se destacaba destacaba entre el mojigato mojigato mandarinado mandarinado académico académico alemán por sus gestos plebeyos: despreciaba el uso de la levita y toga, muchas veces se presentaba a
dar clases vestido con un style de amante de la actividad física. Sabemos que vivía distanciado en su cabaña en plena montaña, que practicaba el senderismo y escalaba cumbres, que era eximio esquiador pero en especial era un temible delantero izquierdo, único en su puesto por su rapidez y “gambeta”. Era un wing endiablado, que desbordaba, y ya era titular en el equipo de fútbol local de su pueblo natal, Messkirch, y luego siguió jugando con bastante efectividad hasta sus días de catedrático catedrático en Marburg (1924). El fútbol para Heidegger Heidegger podía ser situado dentro de su propia analítica del Ser como parte de la Sorge la Sorge,, un término que en alemán significa “cura”, el cuidado del hombre arrojado al mundo. El Ser (Sein) era redondo por unos instantes. Además el fútbol era un momento, un Kairós un Kairós,, en el cual se vivía una verdadera comu omunidad de destino, una Gemeinschaft concreta concreta y vital, que generaba una verdadera praxis, líderes y seguidores seguidores,, héroes y sacrific sacrificio io de la voluntad en pos de un interés colectivo. colectivo. El fútbol fútbol bien bien jugado jugado era la demost demostrac ración ión prácti práctica ca que el destin destino o es siempr siempree colectivo, cooperativo. Dentro de la misma filosofía de Heidegger la sabiduría práctica era siempre superior a la mera técnica, y esta dimensión de la praxis del Dasein del Dasein (Ser-ah (Ser-ahí) í) tambi también én puede puede observ observars arsee y desple desplegar garse se en el mismo mismo camp campo o de fútb fútbol ol.. El fútb fútbol ol era, era, de algu alguna na mane manera ra,, la épi épica del del Dasein: Dasein: camaradería, disposición, honor, estado de resolución, fidelidad y servicio. El espíritu de una verdadera comunidad. Y no se trata de mera teoría: Heidegger trató de llevar a la práctica esta dimensión práctica de su filosofía. Siendo rector de la Universidad de Freiburg, que asumió después del ascenso de Hitler al pode poder, r, intr introd oduj ujo o la prác prácti tica ca obli obliga gato tori ria a de gimn gimnas asia ia marc marcia iall entr entree los los estu estudi dian ante tess univ univer ersi sita tari rios os adem además ás de crea crearr un cent centro ro expe experi rime ment ntal al de entrenami entrenamiento ento deportivo deportivo (que incluía incluía el fútbol) fútbol) en Todtnauber Todtnauberg. g. Heidegger Heidegger mism mismo o se colo colocó có a la cabe cabeza za de este este “Cam “Campo po de trab trabaj ajo o cien cientí tífi fico co”” en Todt Todtna naub uber erg, g, toma tomand ndo o como como mode modelo lo uno uno admi admini nist stra rado do por por las las S.A. en Bebenhausen. La experiencia duró del 4 al 10 de octubre de 1933. Hay dos anécdotas que ilustra bien este fanatismo hacia el fútbol de Heidegger, fanatismo fundado con rigurosidad en su propia filosofía. Hacia 1959 Heidegger era era un filó filóso sofo fo resp respet etab able le,, un anci ancian ano o que que habí había a logr lograd ado o suavi uaviza zarr su autoritarismo, soberbia y rigurosidad. Había logrado sortear con habilidad y picardía su pasado nazi y su devoción incondicional por Adolf Hitler. Coherente con su propiaWeltanschauung propiaWeltanschauung,, su visión del mundo reaccionaria enfrentada al domi domini nio o de la Técn Técnic ica a y el Amerikanismus el Amerikanismus,, viví vivía a en su coma comarc rca a nata natall de Messkirch. No tenía ni radio ni televisión. En abril de 1955 la UEFA aprobó una competición entre clubes europeos, la Copa de Campeones de Europa, más conocida como la “Copa de Europa”. Fue una sensación a nivel popular. En la temporada temporada 1960-61 el CF Barcelona eliminó eliminó al Real Madrid, que había ganado ganado todas las ediciones anteriores, se enfrentaba para llegar a la final, al Hamburg SV, el campeón alemán. Se necesitó un tercer partido de desempate en territorio neutral. Fue un match de leyenda jugado en el estadio estadio Heyssel de Bruselas Bruselas el 3 de mayo de 1961. Y fue una de las primeras transmisiones en directo para la televisión. Heidegger no se podía contener: se cruzaba a la casa de los vecinos, que tenían una flamante televisión Telefunken, para ver todas las transmisiones de la Copa de Europa que podía. En el legendario partido de Bruselas no podía mantenerse sentado y con la excitación del juego se volcó una taza de té caliente cuando el Barcelona convirtió el único gol del encuentro, gracias a Evaristo, que le daría la victoria.
Hacia Hacia princi principio pioss de los años ’60 el direct director or artís artístic tico o del decano decano teatro teatro de Freiburg, Hans-Reinhard Müller, fundado en 1866, se encontró de casualidad con Heidegger Heidegger en un tren que venía de Karlsruhe. Karlsruhe. Al reconocerlo reconocerlo emocionado, emocionado, Heidegger, ya era una estrella intelectual a nivel mundial, pretendió desarrollar un charla profunda sobre literatura y arte, cosa que no logró. Heidegger, que venía de dar unas conferencias en la Academia de Ciencias de Heildelberg, como un zorro-zen, esquivaba el bulto, ya sea con silencios o con monosílabos. De repente el filósofo, todavía bajo la impresión de un partido regional de fútbol, le habló todo el tiempo de un jugador maravilloso, un tal Franz Beckenbauer, que jugaba en un equipo mediocre, el FC Bayern Munich. Se deshizo en elogios por su estilo de juego, admirado relató la precisión y la delicadeza con la que trataba al balón, incluso con lenguaje corporal le visualizó al estupefacto director las fintas de su juego. Heidegger calificó a Beckenbauer, de tan sólo veinte años, de großartiger Spieler , jugador genial, además de subrayar su invulnerabilidad en al marca o lucha cuerpo a cuerpo. Müller además concluyó acertadamente que a Heidegger no le interesaba en absoluto el teatro. Seguramente su locura por el fútbol se relaciona secretamente con su propia idea de lo que es el hombre en el mundo, de lo que debe entenderse por filosofía: una inquietud cultivada metódicamente y cuyo objetivo es abrir el mundo por medio de una praxis auténtica. El Fussball Fussball sería simplemente “la iluminación de los comportamientos que contemporaliza la Vida en su propio ser… ser…”. ”. El fút fútbol, bol, como omo dis dispos positi itivo de jueg juego, o, es para para Heide eideg gger una verdadera Gesamtkunstwerk, Gesamtkunstwerk, una obra de arte total. El Ser es redondo, en suma.
El arte de saber ver fútbol
Es sabido que Leonardo Da Vinci tenía un motto para definir toda fuente de sabiduría, tanto en el excelso arte como en la ciencia dura: sapere sapere vedere! vedere! Sabe Saberr ver ver bien bien,, no “ver “ver”” a secas cas, era era el funda undam ment ento cas casi intuitivo de una pintura compositivamente bella bella o el recono reconocim cimien iento to correc correcto to de un cuerpo dolido. Da Vinci unía en esa visión tant tanto o la be bell llez eza a com como la razó razón, n, tant tanto o la intuic intuición ión espaci espaciote otempo mporal ral como como la capta captació ción n de las formas formas sublim sublimes. es. Una máxima que podemos trasladar, vis-à-vis, vis-à-vis, al deporte en general y de manera especial al fútbol. Sin lugar a dudas en él tanto desde el punto de vista del espect espectado adorr como como del jugado jugador, r, “saber “saber-es -es-ver -ver”. ”. Si el espec espectác táculo ulo futbol futbolero ero de enfrentamiento, táctica y estrategia detrás de un balón es de alguna manera, como decía Osvaldo Soriano “una guerra sin muertos, pero con conflicto”, la falta de visión “artística” es fatal a la hora de la contienda, de resolver el drama deportivo. ¿Qué sería de un líder en la víspera de la batalla decisiva si no contuviera en su mirada el campo de batalla y el más allá? ¿Qué sería de un
habi habili lidos doso o juga jugador dor o del cere cerebr bro o de un eq equi uipo po si le falt faltar ara a la facu facult ltad ad de demostración, de mostrar, de hacer ver su intuición especial sobre el espacio y el tiem tiempo po del del jueg juego? o? ¿Qué ¿Qué serí sería a del depo deport rtee y su evol evoluc ució ión n artí artíst stic ica a si sus sus espectadores no poseyeran el arte de sapere vedere? vedere? Quedaría el simulacro atroz, la pura teatralidad, la estadística contable burguesa. En el caso del fútbol no puede hablarse que exista una manera unívoca de ver un partido como reconocía Panzeri. Es imposible: entre el máximo y el mínimo en este arte intuitivo hay una serie de degradaciones, por lo que se puede hablar de una herradura entre un “ver-ganar” y un “ver-jugar”. Y en el arco entre los dos extremos una pléyade de posiciones intermedias, que incluyen desde el “ver-noperd perder er”, ”, a el “ver “ver-u -unn-ju juga gado dor” r” hast hasta a el “ver “ver-p -por or-t -tra radi dici ción ón”. ”. Much Muchos os automáticamente automáticamente dirán de gustibus gustibus non disputand disputandum um,, sobre gustos no hay disputas, todo vale al mirar fútbol y listo. Todo es interpretación. Pero como nos disgustamos con el posmodernismo aplicado al deporte queremos profundizar más más en esta esta vía vía ilum ilumin inis ista ta de inda indaga gaci ción ón.. Bási Básica came ment ntee coex coexis iste ten n dos dos paradigmas en este sentido: ver el fútbol es una oposición que nunca se cancela. Como decía Ernesto Lazzatti “el que acude a ver un equipo, va a verlo ‘ganar’. El que va a seguir un partido va a ver ‘jugar’”. ¿El saber ver en el fútbol se hace o es instintivo? ¿Hay una paideia básica para conformar el gusto del hincha o la infancia en el futuro espectador de fútbol es destino? Generalmente el “saber-ver”, como otras hipotecas genéticas, se hereda en su mayor mayor parte: parte: casi casi siempr siempree en Occide Occidente nte nuest nuestro ro alter alter ego, ego, nuestr nuestra a imago masculina (en general nuestro padre, pero puede ser un tío simpático o un hermano mayor admirable) nos marca con su club de preferencia. El imperio del Edipo en este caso tiene un efecto devastador en la agregación de nuestras preferencias. Y nos marca para siempre en una especie de pacto fáustico que jamás firmamos. Por lo que el fan-espectador de fútbol puede elegir su forma de ver un partido de fútbol, pero bajo circunstancias que no ha elegido y que desconoce. A la fatalidad de la no-elección sartreana de nuestro equipo favorito (ya nos han comprado hasta la equipación de marras antes de que nos corten el cordón cordón umbil umbilica ical) l) se le suma suma las difere diferenc ncias ias en nuest nuestro ro propio propio desarr desarroll ollo o esté estéti tico co,, en nues nuestr tra a prim primer era a edu educaci cación ón sent sentim imen enta tal. l. Aquí Aquí ya prim prima a el principium individuatonis, el prin princi cipi pio o de indi indivi vidu duac ació ión n en el que que la sola sola presencia en dos lugares diferentes del tiempo y el espacio basta para dar la razón de la diferencia entre los seres humanos. Cada espectador de fútbol es una hist histori oria a pecu peculi liar ar en sí mism mismo. o. Y como como terc tercer er fact factor or de la gene geneal alog ogía ía del del espectador de fútbol, último en la evolución del espectador de fútbol pero no menos importante en su fenomenología, está la nuda experiencia infantil. Es decisivo en el desarrollo y maduración de la estética trascendental del “saber ver” fútbol si el sujeto tuvo o no un praxis vigorosa con el balón antes de la pubertad. Si transpiró detrás de una pelota, si sufrió frente a un marcador adverso, si soportó el stress de un equipo superior, si mancilló su honor barrial alguna derrota ignominiosa. Un espectador que nunca jugó al fútbol es un espe espect ctad ador or bizc bizco, o, un fan fan debi debili lita tado do y muti mutila lado, do, un hinc hincha ha a me medi dias as,, un concurrente poco calificado. A partir de estos tres elementos se despliega la Bildung form format ativ iva a del del futu futuro ro fan. fan. El prim primer er sent sentim imie ient nto o desg desgar arra rado dorr es entregarse al Fatum al Fatum que somos hinchas del club X sin nuestro consentimiento, lo que, por disonancia cognitiva, nos lleva a corregir la sensibilidad y adaptarla a la Realpolitik e historia de juego de ese equipo en particular. Se nos impondrá como imperativo categórico una tendencia a cómo veremos, a con qué prisma
miraremos un partido de fútbol. Si por los caprichos de las Moiras nos toca un equipo equipo a la italia italiana, na, con tradic tradición ión result resultadi adist sta, a, que juega juega al contra contra-at -ataqu aque, e, emband embandera erado do del catenaccio de Ne Nere reo o Rocc Rocco, o, la inco incons nsci cien ente te estr estrat ateg egia ia evolutiva de la Humanidad nos empujará inexorablemente hacia el polo de “verganar”. La marca hombre a hombre y el empleo sistemático-terrorista sistemático-terrorista del líbero, escondido detrás de la línea de los defensores, nos parecerá el verdadero Olimpo del fútbol. El resultado lo es todo, la estadística es la piedra de toque, el utilitari utilitarismo smo el motor inmóvil. inmóvil. El “ver-ganar” “ver-ganar” es el pathos pathos oficial oficial de un deporte transformado en razón de estado y producción de plusvalor, el estandarte del maquiavelismo y la doble moral. Borges ya había caracterizado a la encarnación de este paradigma: “El fútbol en sí no le interesa a nadie. Nunca la gente dice ‘qué linda tarde pasé, qué lindo partido vi, claro que perdió mi equipo’. No lo dice porque lo único que interesa es el resultado final. No disfruta del juego.” Si nos toca amarrar nuestro destino deportivo a un equipo a la brasileña o a la argentina, de jogo bonito, bonito, la dinámica del drible, drible, caños, gambetas y amagues, jjo ogo de cintu intura ra, malandragem, malandragem, espectáculo en forma y contenido, características que no se aprenden en las escuelas ni enseñan los DT pero sí en los campos de pelada, pelada, en el fútbol de calle y potrero, nuestra tendencia será oscilar hacia el polo de “ver-jugar”. Lo importante emotivamente ahora es la diversión renacentista, el juego en sí, la belleza estilística, el predominio del medio sobre el fin. Indudablemente la mezcla de estas perspectivas p erspectivas absolutas de ver fútbol son las que sobrecargan de emotividad, religiosidad y fanatismo los estadios estadios y los momentos cumbres cumbres del espectácul espectáculo. o. Y no hay duda que además son dos formas de “sentir” el fútbol, dos Weltanschauung, Weltanschauung, visiones del mundo como diría Dilthey: una hiperracio hiperracional nal basada en el cálculo cálculo instrumental instrumental y otra tardoromántica que añora cuando el fútbol era puro placer lúdico. ¿Recuperará el espectáculo el sabio Sapere vedere? vedere? Seguramente la decadencia centenaria del del “saber-ve -ver” fútbol es funcional al crecimiento geomé ométrico del profesionalismo y de la nacionalización populistas de las masas en el deporte. Nuestra conclusión no puede ser más que pesimista: es inútil persuadir a un fanático que ve fútbol para “ver-ganar” que lo haga para “ver-jugar” en un mundo donde el número y la ganancia contable son la segunda naturaleza del hombre.
Pier-Paolo Pasolini y el fútbol-poesía
“–Senza cinema, senza scrivere, che cosa le sarebbe piaciuto diventare? –Un bravo calciatore. Dopo la letteratura e l’eros, per me il football è uno dei grandi piaceri.” Enzo Biagi intervista Pier Paolo Pasolini, ”La Stampa”, enero de 1973
El modelo de intelectual comprometido Albert Camus afirmaba que “después de muchos años durante los cuales el mundo me ha permitido vivir experiencias variadas, lo que sé acerca de la moral y las obligaciones de los hombres se lo debo al fútbol”. “El fútbol es una metáfora de la vida” sentenciaba su compañero de ruta el filósofo existencialista Jean Paul Sartre. “La vida es una metáfora del fútbol”, le corregía el filósofo italiano Sergio Givone. Parece que la relación artefútbol es en Italia menos problemática que en la Francia jacobina. Italia tiene una noble herencia en la relación entre poesía, literatura y fútbol como decía Adriano Sofri. Para un italiano el calcio no es un juego más, ni siquiera es el deporte-rey. Esos calificativos no los conforman. Para ellos es un paradigma platónico, un verdadero ideón, ideón, que se degrada al contacto con la experiencia, y en el cual la vida misma no es más que copia y pálido reflejo. Se puede ser un intelectual comprometido de izquierdas y abrazar con pasión y fanatismo al calcio, calcio, una una sínt síntes esis is prohi prohibi bida da o dege degene nera rada da en la mayo mayorí ría a de las las cult cultur uras as modernas. Quizá una tradición que se remonta a que el antepasado del fútbol moderno nació como Calcio "storico" florentino en el Carnaval de Firenze del Quattrocento; Quattrocento; quizá a la ambigua herencia populista de Antonio Gramsci, el gran teórico marxista, que permite eliminar sin culpa la distinción clasista entre eventos de masas, cultura popular y gran teoría. Gramsci había afirmado, a pesar de reconocer que la esencia del calcio estaba permanentemente pervertida por la lógica del capitalismo, que “El fútbol es un reino de la libertad humana ejercido al aire libre.” El ensayista y poeta, premio Nobel de Literatura de 1975, Eugenio Montale soñó una utopía feliz, un campeonato mundial sin redes en los arcos, donde el resultado ya no fuera una falsa necesidad estadística: Sogno che un giorno nessuno farà più gol in tutto il mondo, mondo , Sueño que un día nadie hará más goles en todo el Mundo... El nietzscheano Umberto Saba, gran poeta del neohermetismo de la posguerra, apasionado por la experimentación con las formas y las palabras, escribió muchos poemas sobre fútbol, entre ellos su 5 poesie sul gioco del calcio. calcio . Su poema más futbolero, titulado Goal (Gol) Goal (Gol) describe las emociones discordantes y extremas de dos porteros en el momento decisivo del gol y que sintetiza el momento mágico en el juego, en el que se puede ver cómo se consume, bajo el mismo cielo, tanto el amor extremo como el odio acérrimo: Poc Pochi hi mome moment ntii come come quest questo o bell belli/ i/ a quan quanti ti l'od l'odio io cons consum uma a e l'amore/ è dato, sotto il cielo/ di vedere, vedere , Pocos momentos como éste tan bello, en el cual el odio consuma el amor, nos es dado, bajo el cielo, de poder ver… Para Para el enorme enorme e inabar inabarcab cable le Pier Pier Paolo Paolo Pasoli Pasolini, ni, poeta poeta urbano urbano,, ensayi ensayista sta,, guionista, actor secundario y director de cine, la cuestión estaba clara. Y no era inconveniente su pertenencia a un marxismo herético, inconformista, por el contrario. Tan clara como para que declarara, en una entrevista a un periodista, que en una hipoté hipotétic tica a inmort inmortali alidad dad del alma alma quisie quisiera ra re-enca re-encarna rnarse rse en un pedestre valiente futbolista, en un plebeyo bravo calciatore. calciatore. Pasolini como el filósofo alemán Heidegger era un jugador experimentado, cumplía la condición de haber practicado fútbol de pequeño en la periferia de Roma. En su libro Rag Ragaz azzi zi di vita vita (1955) (1955) están están reflej reflejada adass sus propia propiass memori memorias as futbol futbolera eras, s, pateando el balón sobre un terreno negro de carbón fósil… No desapareció esta pasión ilimitada en su pubertad. En su vida universitaria fue nombrado capitán del equipo de fútbol de la Facultad de Filosofía y Letras de Bologna. Como Heidegger también era un Wing habilidoso con la zurda, algunos que vieron su juego lo calificaron sin dudar de una fantasiosa ala destra. destra. Ahí están las vívidas
fotos tomadas en los ‘1950’ por Ivo Barnabò, una ilustra este artículo, fechadas en la década de los ’50. Pasolini, ya con más de treinta y pico de años, aparece con furiosa actitud, reconcentrado, intentando fintas imposibles, dribbleando con su izquierda, dirigiendo la squadra. squadra. En algún aspecto Pasolini superó al mismo Heidegger, no sólo en honestidad intelectual sino en rigor analítico. Tifoso del Bologna FC, apasionado rossoblù de niño, Pasolini no se conformó con la mera práctica y quiso escribir una verdadera ontología existencial del fútbol. Intentó un verdadero trabajo de Sísifo: teorizar sobre el fútbol, intentó pensar esa enorme banalidad lúdica, reflexionar sobre ese imposible sueño de un juego juego eterno eterno sin ganad ganadore oress ni perded perdedores ores.. En sus primer primeras as reflex reflexion iones, es, paralelas a su rescate simbólico de la cultura del lumpenproletariado romano, define define al fútbol fútbol como como “la última última repres represent entaci ación ón sagrad sagrada a que nos queda en nues nuestr tros os tiem tiempo pos” s”,, en el fond fondo o el calcio es esen esenci cial alme ment ntee un rito rito con con mecanismos de evasión, y mientras que la misa litúrgica está en declinación, el fútb fútbol ol la ha reem reempl plaz azad ado, o, e incl inclus uso o ha inva invadi dido do y conq conqui uist stad ado o anti antigu guos os espectáculos de masa como la ópera y el teatro. Pero no quedó aquí su análisis y síntesis. Volvió a pensar al fútbol, influenciado por el estructuralismo de los años ’50, haciendo una parodia de la lingüística semiótica de moda en la universidad. Definió entonces al calcio como “un sistema de signos, o sea, un auténtico lenguaje. En un famoso artículo sobre el tema, Il tema, Il calcio “è” un linguaggio con i suoi poeti e prosatori (“El fútbol ‘es’ un lenguaje con sus prosistas y sus poetas”) en Il Giorno, Giorno, del 3 de enero de 1971, le pregunta al intelectual académico: “¿Qué es una lengua? ‘Un sistema de signos’ responde hoy, con toda exactitud, el semiólogo. Pero ese ‘sistema de signos’ no es sólo ni necesariamente una lengua escrita-hablada (ésta que usamos aquí y ahora, yo escribiendo y tú, lector, leyendo). Los “sistemas de signos” pueden ser muchos… Otro sistema de signos no verbal es el de la pintura; o el del cine; o el de la moda (objeto de estudios estudios de un maestro en este campo, campo, Roland Barthes), Barthes), etc. El juego del fútbol es un “sistema de signos”, una lengua no verbal… Tiene todas todas las caract caracterí erísti sticas cas fundam fundament entale aless del lengu lenguaje aje por excele excelenci ncia, a, al que nosotros nos hemos remitido como término de comparación, esto es, el lenguaje escrito-hablado… Los ‘fonemas’, por tanto, son las ‘unidades mínimas’ de la lengua escrito-hablada. ¿Queremos divertirnos definiendo la unidad mínima de la lengua del fútbol? Veamos: ‘Un hombre que usa los pies para chutar un balón” es la unidad mínima: el ‘podema’ (por continuar la broma). Las infinitas posi posibi bili lida dade dess de comb combin inac ació ión n de los los ‘pod ‘podem emas as’’ form forman an las las ‘pal ‘palab abra rass futbolísticas’ y el conjunto de las ‘palabras futbolísticas’ forma un discurso, regulado por auténticas normas sintácticas. Los ‘podemas’ son veintidós (casi igual que los fonemas): las ‘palabras futbolísticas’ son potencialmente infinitas, porque infinitas son las posibilidades de combinación de los ‘podemas’ (en la práctica, los pases de balón entre jugador y jugador); la sintaxis se expresa en el “partido”, que es un auténtico discurso dramático. Los codificadores de este lenguaje son los jugadores, nosotros, en las gradas, somos los descodificadores y, por lo tanto, compartimos un mismo código.” La conclusión no podía ser más radical: “Quien no conoce el código del fútbol no entiende el “significado” de sus palabras (los pases) ni el sentido de su discurso (un conjunto de pases).” Contra el desp despec ecti tivo vo mundo undo de la lata lata cult cultur ura, a, Paso Pasoli lini ni es capa capazz de dise diseca carr la complejidad de un juego que en apariencia es una esgrima tosca y simplista. Y si el fútb fútbol ol es leng lengua uaje je y si toda toda leng lengua ua se arti articu cula la en vari varias as sottolingue, sottolingue, sublenguas, cada una de las cuales posee un subcódigo, sottocodice. sottocodice. Pues bien,
en el sistema-lengua del fútbol se pueden hacer también distinciones de este tipo, dirá Pasolini: el fútbol puede y adquiere subcódigos desde el momento en que deja de ser puramente instrumental y se hace, espressivo, espressivo, “expresivo” “expresivo”.. Entonces la conclusión final es binaria, excluyente: “Puede haber un fútbol como como leng lengua uaje je fund fundam amen enta talm lmen ente te pros prosís ísti tico co y un fútb fútbol ol como como leng lengua uaje je fundamentalmente poético.” Por razones de determinismo materialista, historia social social y cultur cultura, a, hay pueblo puebloss que juegan juegan un fútbol fútbol esenc esencial ialmen mente te prosai prosaico, co, prosístico (el exempl exemplari aria a maioru maiorum m era era Ital Italia ia), ), una una pros prosa a real realis ista ta o pros prosa a estetizante. Pasolini define, como en una reducción teórica, el elemento básico del calc calcio io in pros prosa a: “El catenaccio y la tria triang ngul ulac ació ión n (que (que Brer Brera a llam llama a geometría) es un fútbol de prosa: se basa en la sintaxis, en el juego colectivo y organizado, esto es, en la ejecución razonada del código.” El esquema imaginado por Pasoli Pasolini ni para para el fútbol fútbol-pr -prosa osa era una secuen secuencia cia mecáni mecánica: ca: “Caten “Catenacc accioioTriangolazioni-Conclusioni”, o sea: Catenaccio-triangulación-conclusión. Catenaccio-triangulación-conclusión. Otros pueblos (Pasolini lo ejemplifica con la mayoría del fútbol de Latinoamérica) practican la poética, Il poética, Il calcio in poesia. poesia. En este caso su núcleo es el regate puro y el gol: gol: “¿Qu “¿Quié iéne ness son son los los me mejo jore ress rega regate tead adore oress del del mund mundo o y los los me mejo jore ress goleadores? Los brasileños. Por lo tanto, su fútbol es un fútbol poético: de hecho, en él todo está basado en el regate y en el gol… El regate y el gol son los momentos individualistas-poéticos del fútbol; por eso el fútbol brasileño es un fútbol de poesía. Sin hacer juicios de valor, en un sentido puramente técnico, en Méxi Mé xico co la poes poesía ía bras brasil ileñ eña a ha gana ganado do a la pros prosa a este esteti tiza zant ntee ital italia iana na.” .” El esqu esquem ema a imag imagin inad ado o por Paso Pasoli lini ni para para el fútb fútbol ol-po -poes esía ía era era una una secu secuen enci cia a dialéctica: “Discese Concentriche-Conclusioni”, o sea: “Descensos concéntricosconclusión”. Pasolini resume: “Esquema que para ser realizado debe requerir una capacidad monstruosa de driblar (cosa que en Europa es repudiada en nombre de la ‘prosa colectiva’).” Su indagación no concluyó allí. Escribió otro artícu artículo, lo, “Una “Una semiol semiologi ogia a per il goal” goal” en Una vita vita futura futura,, donde Pasolini Pasolini analizará por qué Brasil, fútbol de poesía, derrota al prosaico fútbol italiano en la final del Mundial de México 1970. Y nos intentará de convencer de porqué, aunque hubiera perdido ese mítico Match mítico Match por los caprichos de la diosa Fortuna, siempre el fútbol-poesía será superior. A pesar de ser fanático del Bologna, todos los domingos que podía se iba al estadio Olimpico de Roma. Una especie de sucedáneo. Cuando estaba en otra ciudad no se perdía la ocasión de ver fútbol en directo, lo acuciaba la febbre del calcio. calcio. Su última convivencia apasionada con el fútbol fue un curioso partido intrar intraregi egidore dores, s, que llamó llamó con ironía ironía una partita partita di dilettanti dilettanti . Dura Durant ntee un primaveral 16 de marzo de 1975 se enfrentaron en Parma los equipos de rodaje de Novecento, Novecento, de Bernardo Bertolucci, y y Saló o los 120 días de Sodoma, Sodoma, la últi última ma pelí pelícu cula la de Paso Pasoli lini ni.. Dos Dos film filmss que que habl hablan an sobr sobree el Mal Mal y sobr sobree el principio esperanza desde ópticas disímiles pero con un mismo objetivo. Es además el aniversario de cumpleaños de Bertolucci, El partido de fútbol es el punto cúlmine y además debía servir para restablecer la paz entre ambos, una incomprensión a causa de críticas formales de Pasolini y mal acogidas por su antiguo ayudante de dirección. El campo de fútbol es el de Citadilla, no lejos de Tardini, allí incluso juega el Parma-B. Pasolini por supuesto juega de extremo y luce el brazalete de capitán. Su squadra lleva camisetas de su amado Bologna. El resultado (Novecento, 5 - Saló, 2), así apareció en las noticias de La Gazzetta di Parma, Parma, aunque Bertolucci dirá que ganó su equipo 19 a 13 y que Pasolini había abandonado el campo enfurecido al sentirse ignorado por los jugadores
más talentosos de su equipo. Tan solo siete meses después de la derrota en Citadilla y del descenso a los infiernos de la República fascista de Saló, Pasolini moría asesinado en Ostia. Nos queda su utopía deportiva, volver al idealismo liceísta cuando jugar al fútbol-poesía era la cosa più bella del Mondo. Mondo.