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ÍNDICE
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14.
Prólogo por Bill Hybels. Pag .2 Prefacio. Pag. 3 Ciertamente Seremos Transformados:La esperanza de una transformación. Pag. 4 Sorprendidos por el cambio: La meta de la vida espiritual Pag. 17 Entrenamiento contra intento: La verdad sobre las disciplinas espirituales. Pag.30 El regocijo: La práctica de la celebración Pag.46 Una vida sin prisas: La práctica de ir más despacio Pag. 60 Interrumpir al cielo: La práctica de la oración Pag. 73 Una “pequeñez adecuada”: La práctica del servicio Pag. 87 Una vida sin pesares: La práctica de la confesión Pag. 108 Una vida orientada: Reciba la dirección del Espíritu Santo Pag. 120 Una vida de libertad: La práctica del secreto Pag.137 Una vida sin divisiones: La práctica de reflexionar acerca de las Escrituras Pg 152 Una vida con el corazón en orden. Desarrolle su propia “regla de vida” vida” Pag.171 Una vida de resistencia: La experiencia del sufrimiento Pag.185 Apéndice: Guía de estudio. Pag. 198 PRÓLOGO
John Ortberg ha sido mi amigo durante cinco años y durante tres hemos trabajado juntos en Willow Creeck. Más notable que su profundidad espiritual es la forma en que la lleva a la vida diaria. Ciertamente, es un hombre hombre según el corazón corazón de Dios. El contenido de este libro, si lo lleva a la realidad, va a transformar su forma de comprender la vida y la fe. Léalo con espíritu de expectación, expectación, y verá lo que hace Dios. Bill Hybels Pastor Principal Willow Creeck Community Church
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PREFACIO ¿Cómo crecer? Incluso, ¿qué aspecto tiene una persona espiritualmente madura? ¿Por qué todo esto parece tan difícil y tan lento? ¿Llegaré alguna vez a ser diferente de verdad? Parafraseando a Lew Smedes: Si alguna vez se ha sentido frustrado con lo que sabe de la vida espiritual; si se ha preguntado si es posible un cambio verdadero; verdadero; si se ha sentido confundido o atascado, atascado, usted es de los míos. míos. Escribí este libro libro para usted. El evangelio cristiano insiste en que la transformación de la personalidad es una posibilidad real; nunca fácil. Pocas veces rápida, pero pero posible. Algunas veces veo cómo ocurre en la gente… de vez en cuando, cuando , hasta en mí mismo. Comienza a producirse cada vez que la gente se vuelve intensamente seria en cuanto a aprender de Jesús la forma de poner en orden su vida. Los sabios de todos todos los siglos se han dedicado a hacerlo. Pero es necesario necesario volver a estudiar estudiar y aplicar el Camino de Jesús a cada época y marco social. Este libro es un intento por hacer accesible algo de esa sabiduría a gente que vive en un mundo de supercarreteras, escalas corporativas y Play Station, más que de monasterios y desiertos. desiertos. Tengo la esperanza de que lo tome como invitación invitación a vivir el camino de Cristo, porque es la única invitación que importa en realidad. Quiero dar las gracias a varias personas que leyeron el original, en su totalidad o en parte, y me dieron aliento o sugerencias para que el libro fuera mejor. Son ellas Max DePree, Scott Laurie Pederon, Lee Strobel, Dieter Zander, Sam Reeves, Jodi Walle, Richard Foster, Bill Hybels, Mickey Maudlin, y John SR. Y Kathy Ortberg. Mi agradecimiento a John y Linda Anderson por haberme ofrecido un lugar maravilloso para escribir. Mi esposa Nancy me ha ministrado continuamente con paciencia, ayudándome a darle forma a una corriente constante de ideas al azar. Ha sido un gozo trabajar con Jack Kuhatschek, de Zondervan, quien ha sido una fuente de repercusión de ideas y estímulos estímulos sin la cual este proyecto se habría empobrecido. Jim Ruark Ruark también me ha ayudado a traerle claridad y precisión. Quiero expresar en particular particular mi deuda de gratitud a Dallas Willard, cuyo pensamiento y escritos sobre la formación espiritual han dejado una profunda huella en mi vida y ministerio, ministerio, como la han dejado en en muchos otros. (en realidad, unos de de mis títulos privados de trabajos para este libro fue: “Dallas para tontos”.). Aunque
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no le querría atribuir ninguna de las deficiencias del libro, gran parte del mérito que pueda tener se debe a él. Capítulo 1. “Ciertamente, Seremos Transformados”
La esperanza de una transformación Ahora, con la ayuda de Dios, me convertiré en yo mismo. Soren Kierkegaard
No pude acallar ese anacarado dolor de d e mi corazón que diagnostiqué como el anhelo del hogar. Pat Conroy
ESTOY DESILUSIONADO CONMIGO MISMO. No lo estoy tanto con las cosas precisas que he hecho, como con los distintos aspectos de la persona en que me he convertido. Tengo la incómoda sensación de que no soy todo todo lo que debería ser. ser. Parte de esta esta desilusión es es trivial. No me habría importado tener un físico más musculoso. No puedo hacer las reparaciones básicas de la casa. Hasta ahora no he demostrado demasiada capacidad financiera. Parte de ella es neurótica. Algunas veces estoy demasiado preocupado preocupado de lo que piensan de mí los demás, incluso, gente que no conozco. Parte de ella, lo sé, es peor que trivial; simplemente, es el amargo fruto de la absorción en mi propia persona. Asisto a una reunión con mis mis compañeros de la secundaria y no puedo reprimir el afán de destacarme por tener un aspecto más atrayente, o por haber obtenido unos logros más Estoy desilusionado mismo. impresionantes que mis mis compañeros compañeros de clase. Le hablo a conmigo alguien con el que quiero ser encantador, y las palabras me Tengo la incómoda sensación de que no salen torpes y ordinarias. Estoy desilusionado con lo común todo es lo que debería y corriente que soy. En palabras de Garrison Keillor, quiero que me llamen “Dios sol, Rey R ey de los Estados Unidos, Ídolo de millones, Portador del Fuego, El Gran Haji, Thun-Dar el Niño Gigante” Gigante”. Pero hay otra parte de esa desilusión conmigo mismo que es más profunda. profunda. Cuando voy a ver a mis hijos por la noche, mientas duermen, duermen, pienso en en la clase de padre que quiero ser. Quiero crear crear
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momentos de magia. Quiero que recuerden recuerden haber estado estado riéndose hasta que se les salieron las lágrimas; quiero leerles cuentos y hacer que el libro cobre tanta vida que les encante leer; quiero tener lentas charlas afectuosas con ellos cuando se estén preparando para dormir; dormir; quiero cantarles cantarles para despertarlos por la mañana. Quiero cazar luciérnagas con ellos; enseñarles a jugar tenis; pelear tirándonos comida; abrazarlos y orar por ellos, de manera que les haga sentir que los amo. Los veo dormidos por la noche, y recuerdo cómo pasó realmente el día: recuerdo cómo se enzarzaron en una pelea por un juego de damas y yo salí de la habitación porque no quería gastar la energía que hacía falta para enseñarles la forma de resolver resolver su conflicto. Recuerdo que mi hija derramó ponche de cereza en la cena, y la grité que tuviera más cuidado, como si hubiera acabado de revelar alguna profunda debilidad de carácter. Le grité a ella, a pesar de que yo me paso la vida derramando derramando cosas cosas y nadie me me grita grita a mí. Le grité –para ser sincerosencillamente porque soy grande y ella es pequeña, y me pude salir con la mía. Y entonces vi en sus ojos esa mirada mirada dolida y confusa, y supe que en su corazón había una pequeña herida que yo había puesto allí, y quise haber podido dar marcha atrás a aquellos sesenta segundos. Recuerdo cómo por la noche no había tenido lentas charlas amorosas con ellos, sino que me limitaba a apresurarlos para que se acostaran, de manera que me me quedara quedara más tiempo para mí mismo. Estoy desilusionado. Y no se trata solo solo de mi vida de padre. También estoy desilusionado desilusionado por mi vida como esposo, amigo, amigo, vecino y humano en general. Pienso en el día en en que nací, cuando traía conmigo el don de la promesa, promesa, ese don que se les da a todos los niños. Pienso en ese pequeño, y lo que habría podido ser; las formas en que habría podido desarrollar su mente, cuerpo y espíritu, los pensamientos que pudo tener, el gozo que hubiera podido crear. Me siento desilusionado de que aún ame tan poco a Dios y peque tanto. Siendo niño siempre siempre tuve la idea de que los adultos eran eran más o menos el tipo de gente que querían ser. ser. Sin embargo, lo cierto es que soy vergonzosamente pecador, que soy capaz de sentir una aterradora cantidad de celos si alguien triunfa de una forma más visible que yo. Me siento desilusionado por por mi capacidad para ser pequeño y mezquino. No puedo orar por mucho mucho tiempo sin que mi mi mente se desvíe a una fantasía de airada venganza sobre algún desprecio pasado que yo creía haber perdonado mucho tiempo atrás; o alguna grandiosa fantasía de mis propios logros.
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Puedo convencer a la gente de que soy trabajador y productivo, y con todo, desperdiciar grandes cantidades de tiempo viendo televisión. Estas son solo unas cuantas de las desilusiones. desilusiones. Tengo otras más tenebrosas tenebrosas de las cuales no estoy dispuesto a escribir. Lo cierto es que el hecho mismo de escribir estas palabras es un poco desorientador, porque me hace parecer más sensible de lo que realmente soy ante mi condición de ser caído. Algunas veces, aunque estoy consciente de lo mucho que me falta, eso ni siquiera me molesta demasiado. Y me desanima mi falta de desilusión. ¿De dónde procede toda esta decepción? En nuestros días es corriente corriente decir que se trata de una falta de estima de uno mismo; un no saber aceptarse a sí mismo. Tal vez sea parte de la respuesta, pero no es toda la respuesta, ni mucho menos. La respuesta más antigua y sabia es que la sensación de desilusión no es el problema, sino el reflejo de otro problema más profundo: el no haber llegado a ser la persona que Dios tenía en mente cuando cuando me creó. Es esa “angustia” que hay en mi corazón corazón por estar en el hogar con mi Padre. Padr e. Una Desilusión Universal Una de las afirmaciones más profundas que he escuchado acerca del estado del ser humano, la oí cuando solo tenía cinco años. La dijo mi héroe, Popeye el Marino. Cuando estaba frustrado, no estaba seguro de lo que debía hacer, o se sentía inadecuado. Entonces se limitaba a decir: “Solo soy lo que soy” Popeye no era un personaje complicado. Nunca se había sometido a una terapia, y estaba tristemente fuera de contacto con su sombra y con su niño interior. Que yo sepa, no había estudiado gran cosa. Él sabía quién era: un sencillo sencillo marinero que navegaba, fumaba en pipa y amaba a Olivia. Y no fingía ser más que eso. Era “dueño de su historia”, como dice Lewis Smedes. “Solo soy lo que soy” Pero yo siempre pensé que en esta expresión de Popeye había un toque de tristeza, por lo general la ofrecía ofrecía como explicación explicación de sus fracasos. fracasos. Esta frase no ofrece la perspectiva perspectiva de mucho crecimiento o cambio. cambio. No le deja deja mucha mucha oportunidad de llegar a ser lo que no es. Era como si dijera: dijera: “No albergues muchas muchas esperanzas; no esperes demasiado; yo soy lo que soy y [añadiría en sus momentos peores], eso es todo lo que soy”.
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Es el triste clamor de la raza humana. A su manera, usted ha dicho esas palabras, como también las he dicho yo. Esa es la lucha lucha entre la desilusión desilusión y la esperanza. Des-ilusionar a Dios La propia palabra lo dice: dice: me encuentro encuentro en una situación de des-ilusión. Me estoy perdiendo la vida que Dios tenía la ilusión que viviera; me estoy perdiendo mi llamado; y también he des-ilusionado a Dios. Lo he quitado del papel central que tiene la ilusión de desempeñar en mi vida; vida; me he negado a “dejar que Dios sea Dios”, y me he nombrado a mí mismo para ocupar su lugar. Yo soy lo que soy. Pero eso no es todo lo que soy. He sido llamado a convertirme en la persona que Dios tenía en mente cuando me diseñó: “Y ahora, Señor, con tu ayuda, me convertiré en yo mismo”. Este libro trata del tema del crecimiento espiritual. Habla de ese santo y misterioso proceso descrito por el Apóstol Pablo cuando dijo: “vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado Me encuentro en en ustedes”. La meta de ese crecimiento es vivir como si una situación de desJesús tuviera una influencia ilimitada sobre nuestro cuerpo. ilusión. Me estoy perdiendo la vida Por supuesto, seguimos siendo nosotros los que vivimos. Dios que Dios tenía la nos llama a vivir como ese yo nuestro creado de forma única: ilusión que viviera. nuestro temperamento, nuestro mensaje genético, nuestra historia…Pero historia… Pero crecer espiritualmente significa vivir cada vez más como habría vivido Jesús en nuestra posición tan exclusiva; percibir lo que Jesús habría percibido de haber mirado a través de nuestros ojos; pensar lo que Él habría pensado; sentir lo que Él habría sentido, y, por tanto, hacer lo que Él habría hecho. Este libro tiene por meta ayudarnos a crecer crecer espiritualmente. Pero es difícil escribir acerca de la formación espiritual de una forma que capte la urgencia del tema. Con demasiada frecuencia le gente piensa acerca acerca de su “vida espiritual” espiritual” como un aspecto más de su existencia, a la par y muy separada de su “vida económica” o su “vida profesional”. Hasta es posible que intenten intenten periódicamente tratar tratar de poner en en orden su “vida espiritual” orando con mayor constancia o tratando de dominar otra de las disciplinas espirituales. Esto es el equivalente religioso de hacer una dieta o tratar de no salirse un presupuesto.
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Lo cierto es que la expresión “vida espiritual” solo es una forma de referirnos a nuestra vida –a todos sus momentos y facetas- desde la perspectiva de Dios. He aquí otra forma de decir esto: a Dios no n o le interesa su “vida espiritual”. Le interesa su vida. Y tiene la intención de redimirla. La Obra de Arte de Dios Una de las grandes obras de arte del mundo occidental es la piedad , de Miguel Ángel, una estatua de mármol que representa a María sosteniendo angustiada el cuerpo de Jesús crucificado. Hace algunos años un nacionalista fanático se abalanzó sobre esta obra maestra y comenzó a destruirla con un mazo. Aunque los daños fueron de importancia, los artistas del Vaticano pudieron restaurar la estatua a un estado casi perfecto. Usted fue creado para ser la obra maestra de Dios. Pablo escribe: “Porque somos hechura [póiema] de Dios”, Dios” , usando una palabra que puede tener el sentido de que somos obra suya, o, incluso su “obra de arte” Dios lo hizo a usted para que conociera la unión con con Él y con los demás seres seres humanos. Lo hizo para que fuera corregente con Él; esta fue f ue la encomienda que nos dio: “Llenen “L lenen la tierra y sométanla; dominen” dominen” sobre la creación, sometidos a su reinado y con su ayuda. La bondad de la obra realizada por Dios al crearnos es la que hace tan trágico nuestro estado caído. Por eso mi desilusión conmigo conmigo mismo es tan profunda. Pero Dios está decidido a superar el desfiguramiento de su imagen en nosotros. Su plan no se limita a reparar la mayoría de de los destrozos. Quiere hacer nuevas criaturas de nosotros. nosotros. Así que la historia historia de la raza humana no es solo la historia de una desilusión universal, sino también la historia de una esperanza inagotable. La Esperanza Inagotable y el Evangelio Frederick Buechner escribió en una ocasión que cada época ha producido sus propios cuentos de hada. Dentro de Daniel Daniel hay algo que cree o quiere quiere creer que el mundo, tal como lo conocemos, no lo es todo. Anhelamos que la realidad se vuelva a llenar de encanto. Esperamos que la muerte no sea el final; que el
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universo sea algo más que un terrario cerrado. Por eso seguimos fabricando y repitiendo relatos que prometen otro mundo Sin embargo, estos relatos no se limitan a exigir la existencia de otro mundo. Un rasgo común común en los cuentos de hadas es que el mundo encantado no se encuentra lejos. Usted Usted se mete en en un armario y se encuentra en Narnia. Atraviesa un bosque y se encuentra una cabaña donde viven siete enanitos. Resulta que este otro mundo está mucho más cerca de lo que pensábamos. En realidad, los cuentos que perduran son los que tocan con mayor profundidad ese anhelo que llevamos dentro. Buechner cita a J.R.R. Tolkien: El sello del buen cuento de hadas, del de más categoría o más completo, es que por extrañas que sean las cosas que suceden, por fantásticas o terribles que sean las aventuras, al niño, o al hombre que las escucha, cuando cuando llega el “desenlace” se le detiene la respiración, el corazón le late con fuerza y siente que se eleva casi (o sin casi) hasta las lágrimas, y con tanta intensidad como la que le produciría cualquier forma de arte literario.
Además,los cuentos de hadas no son solo historias acerca de la transformación del mundo que nos rodea. Suelen hablar de la transformación sufrida por los personajes centrales: ranas que se convierten en príncipes, patitos feos que se convierten en cisnes, marionetas de madera que se convierten en niños de verdad. George Mc Donald le da a Curdie, su héroe, el don mágico de saber saber en qué se va a convertir alguien con solo tocarle la mano. Todos estos rasgos, afirma Buechner, los tiene el Evangelio en común con los cuentos de hadas, aunque con una diferencia: el Evangelio es cierto. El anuncio del Evangelio por Jesús solo es el anuncio de que existe otra dimensión de la existencia, otro mundo, y que se halla a nuestro alcance. “El reino de Dios está cerca”, dice. “Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas”. Las “buenas nuevas” –que – que es lo que significa la palabra evangelio : “buena noticia”noticia”- consiste en hacernos saber que este mundo caído que conocemos no es todo lo que hay. Hay otra esfera de la existencia; y es tan real como la silla en la que estoy sentado y el libro que Ud. está leyendo. Esas palabras de Jesús anuncian el gran La historia de la raza “desenlace” de de la historia del mundo. El terrario ha quedado humana no es solo destapado. Cada vez que alguien oía a Jesús pronunciarlas –las la historia de una oía de verdad- esas palabras le detenían la respiración, el desilusión universal, corazón les latía con fuerza y sentían que se elevaban, a veces sino la historia de esperanza hasta las lágrimas. Y esto esto sigue sucediendo. sucediendo. La buena noticia es una sobre todo que ese mundo –el reino de Dios- está más cerca de inagotable. lo que Ud. cree; está al alcance de los seres humanos comunes y corrientes. corrientes. Está al alcance de la gente que nunca se ha considerado religiosa ni espiritual. Está al
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alcance de usted. Y puede vivir en él…ahora mismo. Esto significa en parte que su historia personal es la historia de una transformación. Ud. no seguirá siendo para siempre la que es ahora. Llegará el día en que usted va a ser ser algo incomparablemente mejor…o peor. peor. C.S.Lewis expresaba de esta forma esa esperanza: Es algo muy serio vivir en una sociedad de posibles dioses y diosas, y recordar que la persona más aburrida y poco interesante con la que podemos hablar, un día se podría convertir en una criatura que, si la viéramos ahora, nos sentiríamos fuertemente tentados a adorarla, o bien en algo tan horrible y lleno de corrupción, como los que ahora ahora nos encontramos, si acaso, solo en las pesadillas. En cierto grado, todo el día nos estamos ayudando unos a otros a alcanzar uno u otro de estos dos puntos de destino… No hay gente corriente. Ud. nunca ha hablado con un simple mortal. Las naciones, las culturas, las artes, las civilizaciones, civilizaciones, sí son mortales, y comparada con nuestra vida, su vida es como la de un mosquito. Inmortales son aquellos seres con los cuales bromeamos, trabajamos, nos casamos, a quienes desairamos o explotamos… horrores inmortales o esplendores eternos.
Para esto vino Jesús. Eso es la vida espiritual. Ese es su llamado: convertirse en lo que Lewis llama “esplendores eternos”.
La Necesidad Necesidad de “ir a ver” Dios nos muestra la posibilidad de esa transformación. Un día, cuando la raza humana llevaba largo tiempo sin escuchar una sola palabra de esperanza, un hombre llamado Moisés acertó a pasar junto a una zarza. La había visto antes, tal vez, centenares de veces. veces. Solo que entonces entonces las las cosas eran distintas. distintas. Esta vez había llegado el “desenlace”. “desenlace”. Esta vez se había había abierto el armario para mostrar a Narnia; esta vez la zarza estaba ardiendo con la presencia de Dios. Y Moisés pensó “¡Qué increíble!, increíble !, voy a ver por qué no se consume la zarza”. Todo giró alrededor del hecho de que Moisés estuvo dispuesto a “ir a ver”; a interrumpir su rutina diaria para prestarle atención atención a la presencia de Dios. No tenía que hacerlo. Pudo haber mirado hacia otra parte, como muchos de nosotros habríamos hecho. Así se habría perdido el Éxodo, el pueblo de de Israel, su llamado, la razón misma de su existencia. No habría llegado a conocer a Dios. Pero no se perdió nada. Se detuvo. “F “Fue ue a ver. Dios le dijo que quería comenzar una nueva comunidad de coexistencia humana, y quería que él, Moisés, fuera su caudillo. Quería que fuera al Faraón, el
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jefe supremo de una superpotencia para decirle que aquella inmensa mano de obra israelita ya no estaría disponible. Pero el sentido de la oportunidad de Dios le pareció extraño a Moisés. Cuarenta años antes, tal vez. Cuarenta años antes él era joven joven y fuerte y era producto de la mejor educación educación que la civilización civilización egipcia egipcia podía dar. Cuarenta años antes tenía poderosas conexiones conexiones y grandes esperanzas. Pero ahora era un don nadie, un pastor anónimo en un desierto olvidado, rechazado por su propio pueblo y fugitivo de Egipto. “¿Quién soy yo para presentarme ante el faraón”?”, preguntó Moisés. “Nadiee me conoce, soy lento de palabra y torpe de lengua. Estoy desilusionado “Nadi conmigo mismo. Soy lo que soy y nada na da más”. Dios le dijo a Moisés lo que nos ha dicho a usted y a mí, y a millones más como él: “Yo sé todo eso, y a la verdad, no me importa gran cosa. Porque soy yo quien quien va a estar contigo. Tu sensación de culpa y de incapacidad ya Moisés había visto no es la verdad máxima a cerca de ti. Sí, tú eres lo que eres, antes la zarza; tal un pero eso no es todo lo que eres. Tú eres lo que eres, pero aun no eres lo que vas a ser. Yo voy a estar contigo”
centenar de veces. Solo que entonces las cosas eran distintas
A esto, Moisés le respondió con bastante lógica: “Supongamos que me presento ante los israelitas y les digo: El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes. ¿Qué les respondo yo si si me preguntan: ¿Y cómo se llama?” Y Dios le respondió: respondió: “Yo soy el que soy”. Dios quería que lo conocieran íntimamente, por su nombre. Ese mismo día Dios había estado activo en la historia humana, listo para transformar –tanto entonces como ahora- a todo el que estuviera dispuesto a ir a ver a una zarza ardiendo.: “Yo soy el Dios de Abraham y de Sara, de Isaac y de Rebeca; soy el Dios que ama a su pueblo. He visto la infelicidad de mis hijos cuando ellos creían que no los estaba mirando. He escuchado sus gemidos cuando ellos pensaban que no los estaba escuchando. Yo soy el Dios que te vio entre los juncos donde estabas escondido, y en el desierto cuando te convertiste en un fugitivo”. Porque es el Dios que se esconde en las zarzas que arden ard en y habla con un susurro. “¡Levanta esa esa esperanza!”, dice Dios, “Tú me conoces, Yo soy el que soy” La Transformación es la Meta Hace algunos años el interés dominante de los niños de seis años en los Estados Unidos era un grupo de superhéroes adolescentes llamados los Mighty Morphin´ Power Rangers. Sus programas producidos en Japón con un presupuesto muy bajo, y después, pobremente doblados al inglés, tuvieron un éxito inesperado.
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La clave del atractivo que tenían los programas era la capacidad de los personajes para lo que ellos llamaban “morfear”. En la vida ordinaria eran adolescentes normales; pero cuando se necesitaba, podían tener acceso a un poder superior a ellos mismos, para convertirse en héroes de las artes marciales a favor de la justicia. Su grito de aliento en los momentos de crisis era: “¡Es hora de morfear!”, y se transformaban, adquiriendo capacidades para hacer cosas morfear!”, extraordinarias. El programa se convirtió en un éxito tan notable que el verbo morfear ha comenzado a introducirse en los artículos de las revistas y en la conversación corriente, y tal vez llegue a formar parte de La posibilidad de nuestro vocabulario permanente. Así se convirtió en expresión una transformación normativa en nuestra casa, cuando alguien necesitaba un serio es la esencia ajuste en sus actitudes: “¡Es la hora de morfear !”. !”. misma de la Por supuesto, no son solo los niños los que se quieren morfear . El anhelo de transformarse es algo que se halla en lo más profundo de todo corazón humano. Por eso la gente entra en la terapia, se inscribe en los clubes de salud, va a los grupos de recuperación, lee libros para ayudarse a sí mismo, asiste a seminarios de motivación y formula resoluciones de Año Nuevo. La posibilidad de una transformación es la esencia misma de la esperanza. El psicólogo Aaron Beck dice que la creencia que más envenena una relación es la de que la otra persona no puede cambiar. Ese pequeño verbo morfear tiene una larga historia. En realidad, procede de uno de los verbos griegos más ricos que hay en el Nuevo Testamento, y en cierto sentido, es el fundamento de todo este libro. El verbo griego morfoo significa “producir la formación real e interna de la naturaleza esencial de una persona”. pe rsona”. Era el término utilizado utilizado para describir la formación formación y el crecimiento crecimiento de un embrión dentro del cuerpo de su madre. Pablo usó este verbo en su carta a los Gálatas: “Hasta que Cristo sea q ue Cristo naciera en formado en ustedes”. Estaba pasando por esos dolores hasta que ellos; hasta que manifestaran su carácter y bondad en todo su ser. Dice que ellos –al igual que nosotros- se hallaban en una especie de proceso de gestación espiritual. Estamos gestando unas posibilidades tan grandes de crecimiento espiritual y belleza moral, que no se pueden describir de forma adecuada si no es diciendo que se trata de la formación de Cristo en nuestra propia vida. Usa también un derivado de este verbo, al decirles a los cristianos de Roma que Dios los ha predestinado predestinad o “a ser transformados transformados según la imagen de su Hijo”. Este derivado, el verbo symmorfoo , significa tener la misma forma que otro, darle a algo una forma permanentemente semejante. El crecimiento espiritual es un proceso en el que se da forma: Debemos ser, con respecto a Cristo, lo que es una imagen con respecto al original.
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Hay otra forma de esta palabra que aparece también en Romanos, cuando Pablo dice que no nos debemos conformar al mundo que nos rodea, sino ser “transformados mediante mediante la renovación de su mente”. El verbo ahora es nuestra palabra metaformosis. La oruga, que se metamorfoo , del que procede nuestra arrastra como los gusanos, es transformada en una mariposa, capaz de volar. Con todo, los hijos de Dios debemos pasar por un cambio que hace apenas observable al de la oruga. Cuando se produce el morfeo , no solo hago las cosas que habría hecho Jesús, sino que siento que quiero hacerlas. hacerlas. Me atraen. Tienen sentido. sentido. No me limito limito a andar tratando de actuar cabalmente; me convierto en la persona correcta. Estas afirmaciones son audaces. Se trata de gente normal que puede recibir poder, gracias a un cambio nada corriente. Es hora de morfear, nos dice Pablo. Para ayudar a la gente a recordar esto, desarrollé una pequeña liturgia en una iglesia en donde estuve trabajando. Le decía a la congregación “¡Es hora de morfear!” Ellos me respondían, respondían, “¡Ciertamente, vamos a morfear!” morfear!” La meta fundamental de la vida espiritual es la transformación del ser humano. No es asegurarse de que la gente sepa dónde irá cuando muera, muera, no ayudarla a tener una vida interior más rica, o ver que tenga muchas muchas informaciones acerca de la Biblia, aunque estas cosas sean buenas. Pongamos primero lo primero. La meta primordial de la vida espiritual es la recuperación recuperación dela raza humana. Es hora de morfear. Y no solo eso, sino que esta es una meta que se puede buscar en todo momento. Durante largo tiempo estuvo sucediendo algo muy malo en mi propia vida: había reducido mis “herramientas para el crecimiento espiritual” a un as poco actividades como la oración y el estudio de la Biblia, o a unos cuantos períodos del día llamados llamados “momentos de silencio”. Me costó un tiempo vergonzosamente largo entender que cada momento de mi vida es una oportunidad para aprender de Dios la forma de vivir como Jesús; la forma de vivir en su reino. Tuve que descubrir que hay formas prácticas y concretas de ayudarme para “ir a ver”. Elizabeth Barret Browning escribió: La tierra está repleta de cielo, y todas las zarzas comunes arden por la presencia de Dios; pero solo el que vea se quitará q uitará el calzado; los demás se sentarán alrededor para arrancarles arranc arles los arándanos.
Este libro ha sido escrito con el propósito de ayudarlo a aprender la forma de utilizar todo momento, toda actividad de la vida para morfear .
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Un Caso de Estudio: el Morfeo de Mabel Puede ser útil ver cómo Dios produce una transformación en la vida de la gente común y corriente, así que me gustaría presentarle a una amiga de un amigo mío. Se llama Mabel. Esto es lo que escribió escribió Tom Schmidt, mi amigo: “El hospital público para convalecientes no es un lugar agradable. agradable. Es grande, tiene poco personal y se halla repleto de gente senil e impotente, y de gente solitaria que está esperando la muerte. En los días más resplandecientes parece oscuro por dentro, y huele a enfermedad y a orina sin limpiar. Yo fui allí una o dos veces por semana durante cuatro años, pero nunca quería ir y siempre me sentía aliviado al marcharme. No es la clase de lugar a la que nadie se acostumbra. “En este día en particular iba caminando por un pasillo que no había visto antes, buscando en vano unos cuantos que estuvieran lo suficientemente vivos para recibir una flor y unas cuantas palabras de aliento. Ese pasillo parecía tener algunos de los casos peores, amarrados en sus camas o sillas de rueda, con un aspecto de impotencia total. “Cuando me acercaba al final del pasillo vi a una anciana atada a una silla de rueda, su rostro era absolutamente horrible. La mirada vacía y las blancas pupilas de sus ojos me indicaban que estaba ciega. El gran aparato para oír que tenía en un oído me decía que estaba casi sorda. El cáncer le estaba comiendo un lado del rostro. Tenía una llaga decolorada y purulenta que le cubría parte de una mejilla y le había empujado la nariz hacia un lado, le había hecho caer un ojo y le había distorsionado la mandíbula de tal forma, que aquello que habría debido ser la esquina de la boca, era el fondo. Como consecuencia, consecuencia, babeaba babeaba constantemente. Más tarde me dijeron que cuando llegaban enfermeras nuevas, la supervisora las enviaba a alimentar a esta mujer, con la idea de que, si podían soportar su aspecto, podrían soportan cuanto hallaran en todo el edificio. También supe después que aquella mujer tenía ochenta y nueve años de edad y que había estado allí, tirada en una cama, ciega, casi sorda y sola, durante veinticinco años. Era Mabel. “No sé por qué le hablé, porque parecía menos posible que me contestara que la mayor parte de la gente que veía en aquel pasillo. Pero le puse una flor en la mano y le dije: “Aquí tiene una flor para usted; feliz día de las madres” madres”.. Ella levantó la flor hasta su rostro, trató de olerla y después habló. Para mi gran sorpresa, era evidente que sus palabras, aunque algo enredadas por su deformación, eran producidas por una mente clara. Me dijo: “Gracias, es encantadora. Pero, ¿podría dársela a otra persona?, ¿sabe, yo no puedo ver, soy ciega”. “Yo le dije: ´por supuesto´, y la llevé en su silla de ruedas por todo el pasillo, hasta un lugar donde pensaba que encontraría algún paciente que estuviera alerta.
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Hallé una y detuve la silla. Mabel le extendió la flor y le dijo: “Tome, esto se lo envía Jesús”. “Entonces “E ntonces fue cuando comencé a darme cuenta de que no se trataba de un ser humano común y corriente. Después de eso la llevé de vuelta al cuarto y conocí mejor su historia. Había crecido en una pequeña granja que administraban ella y su madre, hasta que la madre murió. Entonces administró sola hasta 1950, en que su ceguera y su enfermedad la hicieron ingresar al hospital de convalecientes. Durante veinticinco años se fue debilitando y enfermando más, con dolores de cabeza, espalda y estómago constantes, y entonces apareció también el cáncer. Sus tres compañeras de cuarto eran todas unos vegetales humanos, que gritaban de vez en cuando, pero nunca hablaban. Muchas veces manchaban las sábanas, y como como había poco personal en el hospital, sobre todo los domingos, que era cuando yo lo solía visitar, con frecuencia, el mal olor era insoportable. “Durante las semanas siguientes, Mabel y yo nos hicimos amigos, y estuve yendo a verla una dos veces por semana durante los tres años siguientes. Las primeras palabras que me decía solían ser para ofrecerme tomar un caramelo de una caja de toallitas de papel que tenía cerca de la cama. Algunos días le leía la Biblia, y muchas veces, cuando hacía una pausa, ella seguía recitando el pasaje de memoria, palabra por palabra. Otros días me llevaba un himnario y cantaba con ella, y se sabía la letra de todos los himnos antiguos. Par Mabel no se trataba de unos simples ejercicios de memoria. memoria. Muchas veces se detenía detenía en medio de un himno para hacer un breve comentario acerca de una parte de la letra que le parecía especialmente significativa en su propia situación. Nunca le oí hablar de soledad ni de dolor, excepto por el énfasis que daba a ciertos versos de algunos himnos. “No habían pasado muchas semanas cuando pasé de ser útil a la de asombro, y llegaba con papel y pluma para escribir lo que ella decía… decía… “Durante “Dura nte una agitada semana de exámenes finales, me sentía frustrado porque percibía que tiraban de mi mente en diez sentidos distintos al mismo tiempo, con todas las cosas sobre las cuales tenía que pensar. Entonces se me ocurrió una una pregunta: “¿En qué pensará pensará Mabel, hora tras hora, día tras día, semana tras semana, si ni siquiera puede saber si es de día o de noche? Así que fui donde ella estaba y le pregunté: “Mabel, ¿en qué piensas cuando estás aquí acostada?” “Y ella me respondió: “Pienso en mi Jesús”. “Me quedé “Me quedé allí sentado y pensé por un momento en lo difícil que me resultaba pensar en Jesús, aunque fuera por cinco minutos, así que le pregunté: “¿Qué piensas acerca de Jesús?” Ella me respondió lenta y deliberadamente, mientras yo escribía: escribía : Pienso en lo bueno que ha sido conmigo, ¿sabes? Él ha sido inmensamente bueno conmigo en la vida… Soy de esa clase de personas que se siente muy satisfechas… Hay
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muchos a los que no les importa lo que pienso. Muchos pensarán que soy una anticuada. No me importa. Prefiero tener a Jesús. Él es todo mi mundo.
“Y entonces Mabel comenzó a cantar un viejo himno: Jesús es todo mi mundo; Mi vida, mi gozo, mi todo Es mi fortaleza de día en día; Sin Él yo caería. Cuando estoy triste acudo a Él; Nadie me puede animar así. Cuando estoy triste Él me hace feliz. Él es mi amigo. “Esto no es ficción . Por increíble que parezca. Hubo un ser humano que vivió realmente de esta forma. Lo sé. Yo la conocí. ¿Cómo pudo lograrlo” Los segundos pasaban, los minutos se arrastraban, y lo mismo hacían los días, las semanas, los meses y los años de dolor sin compañía humana y sin explicación alguna de la razón por la que todo aquello estaba sucediendo, y ella se quedaba allí, tirada, cantando himnos. ¿Cómo podía hacerlo?. “Creo que la respuesta es que Mabel tenía algo de lo que usted y yo no tenemos gran cosa. Tenía poder. Allí tirada en aquella cama sin poder moverse, ver, oír o hablar con nadie, tenía un poder increíble.” Se increíble.” Se trataba de un ser humano común y corriente que había recibido un poder sobrenatural para hacer cosas cosas que no tenían nada de corrientes. Toda su vida Se trataba de un consistía en seguir a Jesús lo mejor que pudiera, dada su ser humano común situación: Soportando con paciencia sus sufrimientos y su y corriente que soledad, orando, meditando en las Escrituras, adorando, había recibido un teniendo comunión cuando le era posible, dando cuando tenía, una poder sobrenatural para hacer cosas flor o un caramelo que ofrecer. Imagínese usted mismo en la situación de ella, diciendo: que no tenían nada “Pienso en lo bueno que ha sido conmigo, ¿sabes? Él ha sido de corrientes. inmensamente bueno conmigo en la vida… Yo soy esa clase de personas que se sienten muy satisfechas…” satisfechas…” Es el salmo 23 convertido en vida: “El Señor es mi pastor, nada me falta” Para todo el que vio realmente a Mabel -que -que estuvo dispuesto a “ir a ver”-, ver” -, aquella cama del hospital se convirtió en una zarza ardiendo; un lugar donde este mundo corriente y lleno de dolor era visitado por la presencia de Dios. Cuando otros veían la vida en aquella cama de hospital se querían quitar el calzado. El terrario
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había sido destapado. Entonces venía el desenlace, con la respiración suspendida, el corazón palpitante y con lágrimas. Estaban pisando suelo santo. ¿Cree usted que a un ser humano corriente le es posible vivir así? ¿Lo cree posible para Ud. mismo? Esto es lo que promete el Evangelio, la buena noticia proclamada por Jesús: “El Reino de Dios está cerca. ¡Arrepe ntíos y crean a las Buenas Nuevas!” Las Buenas Nuevas que presentó Jesús consisten en que ahora, los seres humanos comunes y corrientes pueden vivir en la presencia de Dios y bajo su poder. Las Buenas Nuevas que predicó Jesús no tienen que ver con el mínimo de requisitos exigidos para entrar al cielo cuando muramos. Tienen que ver con la gloriosa redención de la vida humana, de su propia vida. ¡Es hora de morfear !
Capítulo 2. “Sorprendidos Por El Cambio”
La meta de la vida espiritual Si estás cansado de una piedad somnolienta, lo más probable es que Dios esté tan cansado de ella como tú. Frank Laubach
La espiritualidad mal entendida o buscada es una de las principales fuentes de infelicidad del ser humano y de su rebelión contra Dios. Dallas Willard
El Hombre que Nunca Cambió LO LLAMAREMOS HANK, Y ERA UN PERSONAJE MALHUMORADO. No sonreía con facilidad, y cuando lo hacía, era frecuente que su sonrisa tuviera visos de crueldad y se produjera a expensas de alguien. Tenía el don de descubrir islas de malas noticias en medios de océanos de felicidad. Siempre hallaba una nube donde otros veían solo un plateado resplandor. Era muy raro que Hank apoyara a alguien. Operaba a partir del supuesto de que si uno elogiaba a alguien eso lo volvería arrogante; así que se esforzaba por
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asegurarse de que todo el mundo se mantuviera mantuviera humilde. Tenía el ministerio ministerio de reducción de cabezas. Su lenguaje nativo era la queja. Arrastraba consigo el juicio y el rechazo, como los presos arrastran una cadena con una bola. Aunque había asistido a la iglesia toda su vida, nunca había roto sus cadenas. Un diácono de la iglesia le preguntó un día: “Hank, ¿es usted feliz? . Hank reflexionó un instante, y después le l e contestó sin sonreír: “Sí”. “Sí” . “Bueno, pues díselo a tu cara”, le respondió el diácono. Pero hasta donde se se sabe, la cara de Hank nunca lo llegó a saber. De vez en cuando, la falta de gozo de Hank les producía un gozo inesperado a otros. Hubo un tiempo en que sus principales quejas se centraban en la música de la iglesia. “¡Es demasiado fuerte!”, le decía protestando al personal, a los diáconos, a los ujieres, y finalmente, a los inocentes visitantes de la iglesia. Tuvimos que terminar por llamarlo a un lado y explicarle que no era adecuado quejarse ante personas totalmente extrañas, y que tenía que limitar sus lamentos a un círculo de amigos íntimos. Y allí a llí terminó todo. O eso creíamos. Varias semanas más tarde una secretaria me llamó por el intercomunicador para decirme que había llegado un agente de la ASSO, la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional. “He venido para verificar una queja”, me dijo. Mientras trataba de imaginarme quién sería el miembro del personal que llamaría a la ASSO por un problema en la iglesia, comenzó a hablar acerca del nivel de decibeles en los aeropuertos y en los conciertos de música rock. “Perdone”, le dije, “¿Está seguro de que fue un miembro de la iglesia el que los llamó?” “No”, me explicó, “Si alguien llama, trabaje aquí o no, tenemos la obligación de investigar”. De repente, comprendí: Hank había llamado a la ASSO y les había dicho: “La música es demasiado fuerte en mi iglesia”. Y ellos habían enviado a un agente para verificarlo. Ya para entonces el resto del personal se había reunido en mi oficina para ver al agente de la ASSO. “No es que tomemos esto a la ligera”, le dije, “pero nunca antes había sucedido algo así en este lugar”.
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“No tiene que excusarse”, me dijo, “¿Tiene idea de la cantidad de ridículo al que he tenido que enfrentarme en mi oficina desde que todo el mundo descubrió que iba a salir para caerle arriba a una iglesia?” Algunas veces la falta de gozo de Hank terminaba en comedia, pero con mayor frecuencia producía tristeza. Sus hijos no lo conocían. Su hijo tenía una maravillosa historia sobre la forma en que había conocido a su esposa en un baile, pero nunca se la contó a él porque Hank no estaba de acuerdo con el baile. Este hombre no podía amar con eficacia a su esposa, o a sus hijos, ni a la gente ajena a su familia. Se irritaba irritaba por cualquier cosa. Le preocupaban preocupaban muy muy poco los pobres, y sentía desprecio por aquellos, cuyo acento o color de piel no eran como los suyos. Cuanta capacidad de gozo, asombro o gratitud gratitud tuviera en el pasado había quedado atrofiada. Criticaba, juzgaba y se quejaba, y el alma se le iba haciendo más pequeña cada año. ¿Esperamos una Transformación? Hank no cambiaba. Había sido un joven malgenioso y se había convertido en un anciano malgenioso también. Más que su falta de cambio cambio era el hecho de que a nadie le sorprendía . Era como si todo el mundo esperara sencillamente que su alma siguiera marchita y amargada año tras año y década tras década. A nadie parecía molestarlo su situación. No era una anomalía de las que hacen que uno se rasque la cabeza sorprendido. No se consultó con nadie en la iglesia. No tuvieron reuniones de emergencia para estudiar el extraño caso de esta persona que seguía las normas generales de la iglesia en cuanto a la vida espiritual, y sin embargo, no sufría transformación alguna. El personal de la iglesia sí tenía algunas esperanzas. Esperábamos que Hank sostuviera ciertas creencias religiosas. Esperábamos que asistiera a los cultos, que leyera la Biblia, apoyara No nos sorprendía económicamente a la iglesia, tuviera la costumbre de orar y que no hubiese ocurrido un cambio. evitara ciertos pecados. Pero, he aquí lo que no esperábamos . ¡Nos habríamos No esperábamos que fuera progresando hasta convertirse en el que sería Jesús de haber andado en su lugar. No dábamos
sorprendido hubiera ocurrido!
si
por sentado que cada año hallaríamos su personalidad más compasiva, gozosa, bondadosa y atractiva. No creíamos que fuera en camino de convertirse en una
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fuente de deleite deleite y cortesía desbordada por “ríos “ríos de agua viva”. viva”. Así que no nos nos sorprendía que esto no ocurriera. ¡Nos habríamos sorprendido si hubiera ocurrido!. La mayoría de nosotros queremos ser transformados, ser más como Cristo. Ahora bien, ¿está sucediendo esto? Según una encuesta Gallup, nueve de cada diez estadounidenses dicen que oran todos los días, y ochenta y cuatro millones –casi la tercera parte de la población- dicen que se han comprometido personalmente con Cristo como Salvador suyo. Sin embargo, como escribe William Iverson, “podemos estar seguros de que un cuarto de kilo de sal afectaría a un kilo de carne”. Si este es el cristianismo real, la “sal de la tierra” , ¿Dónde está el efecto del que Jesús habló? Porque en general no esperamos que la gente experimente una transformación continua. Nos sentimos impulsados a preguntar si tal vez las recetas normales para el crecimiento espiritual que se dan en la iglesia son verdaderamente adecuadas para llevar a la genta a una vida transformada. Creo que necesitamos decir que este estado de cosas no es aceptable; así de sencillo. No es el plan de Dios para su comunidad. Tal como decía C.S.Lewis, en otro contexto, somos “como un niño ignorante que quiere seguir fabricando pasteles pas teles de lodo en un barrio pobre, porque no se puede imaginar lo que significa que le ofrezcan pasarse un día en el mar. Nos quedamos complacidos con demasiada facilidad. En realidad, el problema de Hank no consiste solo en que no cambie. Su problema, -y el el de todos los que “nos quedamos complacidos con demasiada facilidad”-- es que podemos terminar cambiando de una forma que nos deje peores facilidad” que antes. El peligro de la “Seudotransformación” El gran peligro que surge cuando no experimentamos una transformación genuina, es que nos contentamos con algo que podríamos llamar seudotransformación . Sabemos que como cristianos hemos sido llamados “a salir y a apartarnos”; que nuestra fe, nuestro compromiso compromiso espiritual nos debería hacer distintos de alguna forma. Pero si no nos marca una cantidad cada vez mayor de amor y de gozo, inevitablemente buscaremos formas sustitutivas de distinguirnos de los que no son cristianos. A la gente religiosa le es casi imposible escapar de este
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profundo esquema. Si no cambiamos desde adentro hacia afuera -si no morfeamosnos sentimos tentados a hallar métodos externos para satisfacer nuestra necesidad de sentir que somos distintos a los que no comparten nuestra fe. Si no podemos ser transformados, nos limitamos a adquirir información o a conformarnos. Una Espiritualidad de Marcadores de Fronteras. James Dunn observa que en siglo I d.C, una gran cantidad de los escritos rabínicos se entraban en la circuncisión, las leyes sobre los alimentos y el cumplimiento del día de reposo. Esto parece extraño, porque ningún rabino consagrado habría dicho que aquellas cosas se hallaban en el centro de la ley. Ellos conocían su núcleo: “Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu al ma y con todas tus fuerzas”. Entonces, ¿Por qué tanta insistencia en esas tres prácticas? La respuesta tiene que ver con lo que podríamos llamar “identidad, o “marcadores de fronteras”. Los grupos tienden a ser excluyentes. Los que están dentro se quieren separar de los que están afuera. Por esto, adoptan esos marcadores de fronteras. Son prácticas altamente visibles y más bien, superficiales -cuestiones de vocabulario, de formas de vestir y de estilos- cuyo propósito es distinguir a los que pertenecen al grupo de los que se hallan fuera de él. Por ejemplo, imagínese que usted estuviera atravesando en su auto por el distrito Haight-Asbury de San Francisco en los años sesenta. Si llegaba al semáforo y se le apareaba un Volskwagen lleno de símbolos de paz y de letreros que dicen: “Haz el amor, no la guerra”, conducido por un personaje de pelo largo y teñido y lentes de abuela, usted hubiera sabido que tenía tenía junto a sí a un hippie. Si fueran los noventa o los ochenta, y viera un BMW cuyo conductor llevaba zapatos marca Gucci, un reloj Rolex, pelo batido, y comiera queso francés, habría sabido que tenía al lado a un yuppie. También se puede reconocer a los motociclistas por su preferencia en cuanto a los colores de moda (negro), materiales (cuero),adornos de la piel (tatuajes), y bebidas que escogen (“gran sabor, menos relleno). Los agricultores, los médicos, los políticos y las estrellas de rock tienen todos sus formas de distinguir quién pertenece a su fraternidad. Si tenemos esto en mente, vemos con claridad la importancia de la circuncisión, de las leyes sobre los alimentos, y el cumplimiento del día de reposo en
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el siglo primero. Se trataba de los marcadores de fronteras; las prácticas altamente visibles y más bien superficiales que permitían distinguir quién pertenecía a la familia de Dios y quién no. Lo peor es que los de dentro se volvían orgullosos y criticaba a los de fuera. Practicaban Practicaban lo que podríamos llamar un “enfoque orientado hacia las fronteras” en cuanto a la vida espiritual. Con solo mirar a la l a gente se sabe enseguida quiénes son las ovejas y quiénes son los cabritos. Eso es una seudotransformación. Una Vida Espiritual Definida por su Centro Las cosas no eran así con Jesús. Él trajo un mensaje que hablaba a los anhelos más profundo del corazón del ser humano, no para conformarse simplemente a una subcultura religiosa, sino para ser transformado en una “nueva criatura”. En lugar de insistir en fronteras, Jesús insistió en el centro, el corazón de la vida espiritual, Cuando se le pidió que dijera cuál era el tema de la ley, su respuesta fue muy sencilla: “Ama a Dios y ama a la gente”. Así mencionó una forma fundamentalmente fundamentalmente distinta de identificar a los que son hijos de Dios: “¿Amar “¿Amar a a Dios, y amar a los seres humanos, qué tanto significa para Él?” É l?” Los primeros seguidores de Jesús comprendieron esto con toda claridad. El apóstol Pablo escribió a la iglesia de Corinto acerca de lo significativo que era tener muchos “marcadores” espirituales sin tener el centro: “Si hablo en lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios, y poseo todo el conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Juan lo dijo con mayor franqueza aun. “Todo el que ama ha nacido de Él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” Por eso los líderes religiosos de los tiempos pelearon con Él tantas veces acerca de la circuncisión, las leyes sobre los alimentos y el día de reposo. No se trataba solo de que Jesús no estuviera de acuerdo con ellos en cuanto a la forma de interpretar la ley. Estaba amenazando su propia comprensión de sí mismos como pueblo de Dios.
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Los Marcadores de Fronteras de Nuestros Tiempos La búsqueda de marcadores de identidad identidad no terminó terminó en el siglo primero. La iglesia donde crecí era excelente, y tengo una deuda muy profunda con ella, pero también allí teníamos nuestro propio conjunto conjunto de marcadores. Aunque al pastor principal lo consumiera el orgullo o el resentimiento, mientras su predicación fuera ortodoxa y la iglesia creciera, lo más probable es que no estuviera en peligro su puesto de trabajo. Pero si algún domingo domingo por la mañana hubiera estado fumando un cigarrillo mientras despedía a la gente después del culto, no habría llegado ni al culto de la noche. ¿Por qué? Nadie en la iglesia habría dicho que fumarse un solo Camel era un pecado peor que una vida consumida por el orgullo y el resentimiento. No obstante, para nosotros, lo de fumar cigarrillos se había convertido en un marcador de identidad. Era una de las formas en que podíamos distinguir a las ovejas de los cabritos. Por eso, el marcador tenía una carga emocional mucho mayor que su importancia teológica. Que el pastor fumara un cigarrillo habría causado todo un escándalo; no porque fuéramos tan ingenuos de pensar que fuera algo perverso hacerlo, sino porque habría violado un marcador tácito de frontera. Habría amenazado nuestro sentido de identidad. Por supuesto, es lugar de insistir inevitable que muchas creencias y valores dividan a los que En en fronteras, Jesús deciden seguir a Cristo de los que no lo hacen. Él mismo dijo que insistió en el no había venido a traer “paz sino espada”. Pero lo que convierte centro, el corazón a algo en un marcador de fronteras es que el grupo lo aprovecha de la vida como oportunidad para reforzar un falso sentimiento de espiritual. superioridad, alimentado por la intención de excluir a los demás. Los marcadores de fronteras religioso cambian de generación en generación. El colegio universitario cristiano donde estudié a fines de los setenta aún tenía vigente una norma contra la música de jazz dentro de su recinto, una regla instituida a principios del siglo XX. Cincuenta años más tarde, nadie estaba aún dispuesto a anularla por temor a dar la impresión de que estaba haciendo concesiones en cuanto a unas creencias esenciales. Lo irónico es que los estudiantes tenían la libertad para escuchar punk, rock, o metal pesado , pero Louis Armstrong estaba prohibido. Los domingos se cerraban con candados las canchas de tenis, pero por alguna razón las de voleibol seguían accesibles. Como yo juego tenis, siempre he sostenido que entre
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los deportes, el voleibol era el más mundano, puesto que estaba más estrechamente asociado con California y se jugaba con frecuencia en las playas. Si lo piensa bien, tanto si su procedencia es liberal como si es conservadora, protestante o católica, es probable que descubra su propio conjunto de marcadores de identidad. El enfoque de la espiritualidad orientada hacia la demarcación de fronteras se centra en la posición de la persona: ¿Está dentro o fuera del grupo? Así se emplea una gran cantidad de d e energía que cuenta como marcador de fronteras. Sin embargo, Jesús insistía continuamente en el centro de las personas: ¿Están orientadas por el centro de la vida espiritual (amar a Dios y a los seres humanos) y se mueven mueven hacia Él, Él, o se alejan de Él? Por eso asombra a la gente al decir que muchos líderes líderes religiosos religiosos -que observaban observaban todos los marcadores marcadores de fronteras reconocidosreconocidos- en realidad, se encontraban encontraban fuera del Reino de Dios. Como Hank, Han k, cada vez estaban más muertos al amor, y por eso pudo decir que “los recaudadores de impuestos y las prostitutas”, que se hallaban a un millón de kilómetros de distancia de la subcultura religiosa, pero que habían dado media vuelta, se habían convertido y se habían orientado hacia Dios y hacia el amor, ya estaban en el Reino. Esa era la gran ironía de sus tiempos: Los “justos” recibían más daño de su justicia que los pecadores de su pecado. La Distorsión de la Espiritualidad La mala comprensión de la verdadera espiritualidad ha hecho inmensos estragos en la raza humana. Es trágico que podamos pensar que nos estamos volviendo más espirituales, cuando en realidad solo nos estamos volviendo más satisfechos de nosotros mismos y amigos de juzgar a los demás. La seudotransformación significa convertirse en lo que Mark Twain llamó una vez “un buen hombre en el e l peor sentido de la palabra”. Cuando C uando le dijeron a Winston Churchill Chur chill que un enemigo político suyo llamado Cripps –que le caía bien a muy poca gente por su justicia propia y su satisfacción consigo mismo- acababa de dejar de fumar habanos, comento: “Lo siento, esos habanos eran su último contacto con la humanidad”. (Según dicen las historias, en otra ocasión, Churchill vio pasar a Cripps e hizo una observación: “Allí iría Dios, de no ser por la gracia de Dios”).
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Aclarar cuál es el aspecto que tiene la vida espiritual no es un asunto de poca importancia. Es cuestión de vida o muerte para el alma. Sheldon Van Auken escribió que el argumento más fuerte a favor del cristianismo son los cristianos, cuando obtienen de Dios su vida. ¿Y el argumento más fuerte contra el cristianismo?, pues también los cristianos, cuando se vuelven excluyentes, llenos de justicia propia y satisfechos de sí mismos. Dallas Willard escribe: ¿Cuántas personas repelen de forma radical y permanente el Camino por causa de unos cristianos insensibles, rígidos, inabordables, aburridamente sin vida, obsesivos e insatisfechos? Sin embargo, esos cristianos se hallan por todas partes, y lo que les falta es esa sana vivacidad que surge de una vitalidad equilibrada con la libertad que da la norma del amor impuesto por Dios…La Dios…La espiritualidad mal entendida o mal buscada es una de las fuentes principales de la infelicidad del ser humano y de su rebelión contra Dios
Entonces, ¿cómo saber si me estoy conformando con una seudotransformación y no con la real? En el Evangelio Ev angelio de Mateo Jesús nos ofrece una lista de señales señal es de advertencia en mayúsculas. He aquí unas cuantas que me parecen útiles. 1.- ¿Soy Espiritualmente “Inauténtico? “Inauténtico? “Ay de ustedes…! Limpian el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno”
La falta de autenticidad comprende una preocupación por dar la apariencia de de ser espiritual. Alguien me preguntó una vez si me parecía que la iglesia donde yo trabajaba era mundana. ¿Qué quieres decir con mundana?, le pregunté. Bueno, ustedes usan dramas, y la gente del mundo está habituada a eso. La inadecuada Tocan música contemporánea como la que ellos están comprensión de verdadera acostumbrados a escuchar. En ese caso, ¿Cómo van a saber que la ha Uds. Son distintos? Todo el el mundo sabe que los cristianos cristianos espiritualidad hecho inmensos debemos ser diferentes a la gente del mundo por ser más estragos en la amorosos, y mansos y todo el mundo sabe también que no lo raza humana. somos. En ese caso, ¿no tenemos que hacer algo para demostrar que somos diferentes? En otras palabras, si no podemos ser santos , ¿no deberíamos ser extraños, por lo menos?
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Así actúo yo. Hace poco volví a leer una carta que le escribí a un amigo hace muchos años. La mayor parte de la escritura revisaba mis actividades del momento, y parecía informal y natural. Después, al final, le escribí unas pocas líneas acerca d Dios y de mi vida espiritual, pero no parecían naturales. Se sentían calculadas y artificiales, como si estuviera diciendo cosas que me parecía que las personas espirituales deben decir. Me di cuenta de que me cuesta trabajo hasta hablar acerca de Dios sin tratar de convencer a la gente que soy “ espiritual ”.”. Trato de esconder mi pecado. Me esfuerzo más por hacer que la gente me considere una persona amorosa que por amarla de verdad. Un pequeño fue a la Escuela Dominical donde sabía el tipo de respuestas que uno debe dar a las preguntas. El maestro preguntó: “Qué es de color castaño, peludo, tiene una cola larga y almacena nueces para el invierno?” “Bueno, dijo el e l niño, me imagino que la respuesta es Jesús, J esús, pero a mí me parece más una ardilla”. Así actúo yo. Trato de decir cosas que suenen como espirituales, aunque no sepa lo que estoy diciendo: “Me imagino que la respuesta es Jesús”. 2.- ¿Estoy Volviéndome Amigo de Criticar, Excluyente y Orgulloso? “Se mueren por el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas.”
El orgullo es un problema potencial para todo el que se tome en serio el crecimiento espiritual. Tan pronto como comenzamos a buscar la virtud, comenzamos también a preguntarnos por qué los demás no son tan virtuosos como nosotros. El gran místico San Juan de la Cruz escribió: Cuando los principiantes se dan cuenta de su propio fervor y diligencias en sus obras espirituales y sus ejercicios de piedad, esta propiedad hace que surja un orgullo secreto…Conciben una cierta satisfacción en la contemplación de sus obras y de su propia persona… Condenan a los demás en su corazón cuando ven que no son piadosos al estilo de ellos.
A Lee Strobel, mi colega de la iglesia comunitaria de Willow Creek, le gusta citar la respuesta que le dieron a Homer Simpson sus vecinos fundamentalistas cuando él les preguntó dónde habían estado: “Nos fuimos a un campamento cristiano, aprendimos a criticar mejor a los demás”. ¿Dónde se encuentra ese campamento y por qué tiene tanta asistencia?
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Me encontraba en un grupo pequeño con personas que acababa de conocer, y de inmediato escuché dentro de mí una vocecita que se estaba dedicando a clasificarlos a todos. “Ese está necesitado y depende de los demás; no te le acerques. Aquél es brillante y tiene mucho que dar; trata de relacionarte con él”. ¿Por qué me encuentro constantemente clasificando a a las personas como si estuvieran compitiendo en las olimpiadas y alguien me hubiera nombrado juez? ¿Por qué me comparo tan frecuentemente con los demás, como si estuviéramos en algún tipo de competencia?. Esta tendencia es una de las razones por las cuales Dios, en su bondad, esconde de nuestros nuestros ojos nuestro propio crecimiento. Jean Caussade dice que, que, aunque Dios siempre está obrando en nosotros, muchas veces su labor “se forma, crece y se realiza en secreto, dentro de alma, sin el conocimiento de ésta”.
3.- ¿Estoy Volviéndome más Accesible, o Menos? Se mueren… porque las gentes los salude en las plazas y los llame “Rabí”
En los tiempos de Jesús, los leprosos, las rameras y los publicanos, tenían especial cuidado de mantenerse alejados de los rabíes, personas a quienes se consideraba especialmente cercanas a Dios. Estos rabíes tenían la idea errónea de que su espiritualidad exigía que se distanciaran del pueblo. Lo irónico, es que el único rabí que los parias pudieron tocar resultó ser ¡Dios mismo.! Jesús era la la persona más accesible que ellos hubieran hubieran visto jamás. Los líderes religiosos trataban de mostrarse tan diferentes, que alejaban a la gente. Jesús era tan distinto, que atraía a la gente a sí. La espiritualidad verdadera es así. 4.- Estoy Cansándome de Buscar mi Crecimiento Espiritual? “Atan cargas pesadas y las ponen sobre las espaldas de los demás”
La búsqueda de la justicia siempre es agotadora cuando persigue una meta distorsionada. Steven Mosley habla de la forma en que hacemos hacemos de la bondad algo trivial convirtiéndonos en: …una gente extraña , enfrentada al mundo, en lugar de ser una atractiva luz que lo ilumine. Como consecuencia, nuestra moralidad grita de una forma más bien débil.
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Gime desde la esquina de un templo, interrumpe torpemente los placeres; masculla excusas en las fiestas, arrastra los pies fuera de ritmo y ligeramente detrás de los tiempos… Con frecuencia, nuestros contemporáneos seculares ven todo esto como una empresa de miras estrechas, e incluso, trivial.
Él capta la dinámica de la búsqueda de marcadores de fronteras: “Lo trágico es que la bondad religiosa convencional se las arregla para ser al mismo tiempo intimidante y nada desafiante ”.”. “Al mismo tiempo intimidante y nada desafiante”. Esta desafiante”. Esta es la marca de una vida espiritual definida en función de unos marcadores de La búsqueda de la fronteras. Intimidante, porque porque tal vez abarque treinta y justicia siempre es nueve normas separadas solo del cumplimiento del día de agotadora cuando reposo. Nada desafiante, porque podemos dedicar toda la persigue una meta distorsionada. vida al cumplimiento de todas esas normas y no abrir nunca el corazón al amor o al gozo. Por eso es que la gente que está dentro de las iglesias se agota con tanta frecuencia. Cumplir Cumplir con los marcadores marcadores de fronteras y conformarse a una subcultura religiosa, es sencillamente una visión que carece de la fuerza necesaria para cautivar al espíritu humano. Y no había intención alguna de que lo fuera. 5.- ¿Estoy Midiendo mi Vida Espiritual de Forma Superficial? “¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito, pero se tragan el camello”
Suponga que alguien le pregunta: “¿Cómo le va en su vida espiritual en estos tiempos?”. Rápido: ¿Qué es lo primero que se le viene a la mente?. Durante muchos años yo pensaba en esto solo en función de unas cuantas actividades especiales. Si alguien me preguntaba cómo iba mi vida espiritual, mi mi primer pensamiento era cómo me iba en mis momentos de silencio, en los que oraba y leía la Biblia todos los días. Si había orado y leído la Biblia por varios días consecutivos antes de aquel momento, lo más probable es que dijera que mi vida espiritual iba bien. Si no, es culpable que me sintiera culpable y deprimido. O sea, que la oración y la lectura de la Biblia se convirtieron en el medidor de mi estado espiritual. Mientras hiciera aquellas dos cosas, podía pasar el día seguro de que contaba con la aprobación de Dios.
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En esos momentos de silencio uso con frecuencia un diario; pero descubrí que a veces, cuando tenía prisa y en realidad no quería tomarme un momento para estar con Dios seguía sacando mi diario para escribir unas cuantas frases, solo para tener algo escrito en él ese día. (No estoy seguro de la razón por la que hacía eso. ¿Pensaba acaso que lo iba a tener que entregar como una tarea?) Así encontré que estaba midiendo mi vida espiritual por la regularidad con que escribía mi diario. Hasta ideé una estrategia, en caso de que hubiera una vergonzosa distancia entre las fechas de mis escritos: podía tener dos diarios y limitarme a escribir en uno: “Ver el otro diario”. Pero Dios no va a valorar primordialmente nuestra vida a partir del número de párrafos escritos escritos en un diario. Hace poco recibí recibí un libro cuya meta era capacitar al lector para tener hasta “trescientos cuarenta o trescientos cincuenta momentos de oración al año” año ”, como si eso fuera lo que había que buscar. Sospecho que si alguien les hubiera preguntado al Apóstol Pablo o al Apóstol Juan acerca de su vida espiritual, la primera pregunta de ambos habría sido: “¿Estoy creciendo en mi amor por Dios y por la gente?” La cuestión real es la clase de personas en las que nos estamos convirtiendo. convirtiendo. Las prácticas como como la lectura de las Escrituras y la oración son importantes, no porque demuestren lo espiritual que somos, sino porque Dios las puede usar para llevarnos a la vida. Somos llamados a hacer nada más y nada menos que experimentar día tras día lo que le escribió Pablo a la iglesia de Éfeso: “Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados”. Hace muchos años llevé a una de mis hijas a ver su primera película: vivimos en otro otro mundo. Blancanieves y los siete Enanitos . Durante hora y media vivimos A mí se me había olvidado lo tenebrosas que pueden ser las películas para los niños de dos años. Mi hija lloró ante la madrastra perversa, cuando Blancanieves mordió la manzana, y cuando se cumplió la maldición. Mis lágrimas aparecieron e otro momento. Blancanieves estaba limpiando la cabaña y cantando: “Algún día llegará mi príncipe”. De repente, fue como si
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aquella que estaba en la pantalla fuera mi hija, y pensé en el día que su “príncipe”, quien quiera que fuera, llegaría, y ella se iría con él y estarían juntos. En ese momento, sentí una mayor simpatía por los enanos. En ese cuento, le dan su hogar a una niña tonta que come la fruta prohibida, se queda dormida y les rompe el corazón, y hasta arriesgan su vida por ella. Y después viene el príncipe, la despierta con un beso, y ella se marcha con él sin lamentarse de nada. Por supuesto, es así como deben ser las cosas. Es su destino. Cada uno de nosotros ha probado la fruta prohibida. Todos hemos comido comido de esa manzana. Todos hemos caído bajo la maldición. Todos estamos, cada cual por su cuenta, dentro de una especie de muerte viviente. Sin embargo, el príncipe viene para liberarnos de la maldición, para sacar vida de la muerte. El príncipe viene para besar a la novia. Y de vez en cuando hay alguien en alguna parte que despierta. Cuando eso sucede, eso sí que es vida. vida . “Despiértate tú que duermes, Levántate de entre los muertos, Y te alumbrará Cristo” Cristo”.
Capítulo 3. Entrenamiento Contra Intento
La verdad sobre las disciplinas espirituales El cristianismo sin discipulado es siempre un cristianismo sin Cristo. Dietrich Bonhoeffer
Imagínese que un grupo de personas llega a su casa e interrumpe su rutina diaria de ver televisión mientras se come una barra de chocolates con un mensaje urgente: “¡Una buena noticia! Somos del comité olímpico de los Estados Unidos. Hemos estado buscando a alguien que corra en el maratón de las próximas olimpíadas. Tenemos en computadoras las estadísticas de todo el mundo en la nación. Hemos estudiado el historial de todos, su desempeño en la
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prueba de aptitud física desde la escuela elemental, su tipo sanguíneo, su estructura ósea, y hasta su porcentaje actual de tejido adiposo. Así, hemos decidido que, entre nuestros doscientos millones de habitantes, usted es la única persona de los Estados Unidos que tiene la posibilidad de ganar la medalla de oro en el maratón. Así que forma parte del equipo. Va a correr. Es la gran oportunidad de su vida”. Esto lo sorprende, porque lo más lejos que ha corrido ha sido desde el sofá hasta el refrigerador. Pero después que pasa la primera impresión, se apodera de usted la comprensión de lo que está sucediendo en su vida. Se imagina mezclándose con los mejores atletas del mundo. Se imagina que tal vez vez sí tenga las cualidades que hacen falta. Por la noche sueña que sube al estrado después de la carrera y escucha el himno nacional mientras ve izar la bandera y se inclina para recibir la medalla de oro. Así es como comienza a sentir urgencia. Va a ser su cuerpo el que va a meterse en esa pequeña ropa para correr, mientras mil millones de personas lo observan por televisión. Pero mayor que todas las presiones externas es el impulso impul so interno que le dice: dice: “Esta es la carrera para la que fui creado. Este es mi destino. Para esto nací. “¡ Esta es mi oportunidad!”. Esta carrera se convierte en la gran pasión de su Lo que se puede vida. Le domina la mente. Ocupa todos los momentos en que lograr con intentarlo está despierto. Correr bien la carrera, -ganarla, incluso, si es muy poco. Si se lo puede- se convierte en el enfoque central de su existencia. propone en serio… va a tener que Eso es lo que lo saca de la cama por la mañana. Es aquello establecer una vida para lo cual vive. Es la gran oportunidad de su vida. de entrenamiento. Entonces se da cuenta de una cosa: En estos mismos momentos no puedo correr en el maratón. Más al grano: no podrá correr en un maratón aunque lo intentara con todas sus fuerzas . Lo que se puede lograr con intentarlo es muy poco. Si se propone en serio aprovechar esa oportunidad única en su vida, va a tener que establecer una vida de entrenamiento. Tiene que ordenar su vida alrededor de ciertas prácticas, que lo van a capacitar para lo que ahora no es capaz de hacer solo con su fuerza de voluntad. Cuando se trata de correr en un maratón, no solo hay que intentarlo, sino también hay que entrenarse. Esta necesidad de entrenamiento no se limita solo al atletismo. El entrenamiento también es necesario para los que quieren tocar un instrumento
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musical, aprender un nuevo idioma, o llevar un negocio. En realidad, se necesita en todos los retos importantes de la vida, entre ellos, el de crecimiento espiritual. El Adiestramiento Contra el Intento Para ser Como Jesús Este capítulo está dedicado al principio más útil que he conocido acerca de la transformación espiritual. No tengo nada de original al expresarlo. La genta sabia en los caminos del crecimiento espiritual lo ha comprendido por siglos. Me tropecé con él en un momento en el que me sentía frustrado y estancado en mi propia vida con Dios, y gracias a Él, adquirí la firme esperanza de que podría crecer realmente. Por medio de ÉL – de una forma que en aquellos momentos no reconocí- Dios me estaba hablando. He aquí el principio: Hay una inmensa diferencia entre adiestrarse para hacer algo y tratar de hacerlo . Quisiera poder describir la esperanza que sentí cuando comprendí esta verdad por primera vez. La encontré en el libro d Dallas Willard llamado The Spirit of the Disciplines , y una gran parte de este capítulo brota del espíritu de comprensión que se encuentra en su obra. Durante una buena parte de mi vida, cuando oía mensajes acerca de Dada la forma en seguir a Jesús, pensaba en función de tratar de de ser como Él, que tendemos a intentándolo con todas mis fuerzas. Por eso, después de describir esto de escuchar (o predicar, que es muy parecido) el domingo un “seguir a Jesús”, sermón sobre la paciencia, me levantaba el lunes decidido a es asombroso que alguien tenga ser una persona más paciente. ¿Se ha esforzado alguna vez deseos de hacerlo. por ser ser paciente paciente con con un niño de tres años? Yo lo he intentado, y por lo general no ha funcionado mejor de lo que funcionaría el intento de correr un maratón para el cual no había recibido entrenamiento. Terminaba agotado y derrotado. Dada la forma en que tendemos tendemos a describir describir esto de “seguir ” a Jesús, es asombroso que alguien tenga deseos de hacerlo. La transformación espiritual no es cuestión de esforzarse, sino de adiestrarse con sabiduría. Eso fue lo que quiso decir el Apóstol Pablo cuando exhortó a Timoteo, su joven protegido diciéndole: “Ejercítate en la piedad”. Es el mismo pensamiento que lleva su consejo en sí a la iglesia de Corinto: “Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina . Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que perdura para siempre”
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El atletismo era familiar para los lectores de Pablo. Corinto era la sede de los juegos ístmicos, superados en prominencia en la antigua Grecia por los Juegos Olímpicos. Es probable que el propio Pablo estuviera en Corinto durante los juegos del año 51 y, según Gordon Fee, hasta que hiciera tiendas de campaña para los visitantes y concursantes que necesitaban alojamiento. A nadie se le ocurriría que un concursante se esforzara por ganar la corona solo a base de “intentarlo con toda sus fuerzas”. En realidad, a todos los Todo lo que atletas que participaban en los juegos se les exigía que significa seguir a pasaran por lo menos diez meses en estricto entrenamiento, Jesús es aprender y se les podía descalificar por no hacerlo. Pablo dice que él de Él la forma de también ha entrado en una vida de entrenamiento, “no sea disponer mi vida de que después de haber predicado a otros, yo mismo quede alrededor actividades que descalificado” me capaciten para vivir en el fruto del Espíritu.
El respeto a la distinción entre entrenarse y limitarse a intentarlo es la clave de la transformación en todos los aspectos de la vida. Algunas veces la gente piensa que aprender a tocar piezas de Bach en el teclado a base de pasarse años practicando escalas y progresiones de acordes es la forma “difícil” de hacerlo. Lo cierto es lo contrario. Pasarse años practicando es la manera más fácil de aprender a tocar piezas de Bach. Imagínese que se sienta al piano de cola frente a una sala de conciertos repleta y nunca ha practicado ni un solo momento en toda su vida. Esa es la forma difícil. Esta necesidad de preparación o entrenamiento no desaparece cuando se trata de aprender el arte de perdonar, o de tener gozo, o de ser valiente. En otras palabras, se aplica a una vida espiritual sana y vibrante, de la misma forma que se aplica a la actividad física e intelectual. Aprender a pensar, sentir y actuar como Jesús es por lo menos tan exigente como aprender a corres en un maratón o tocar el piano. En mi caso, esa verdad hizo resplandecer la luz en medio de las tinieblas. Por primera vez en mi vida de adulto descubrí que la idea de seguir a Jesús era una posibilidad real, concreta y palpable. Lo podía lograr. Todo lo que significa seguir a Jesús es aprender de Él la forma de disponer mi vida alrededor de actividades que me capaciten para vivir mi vida en el fruto del Espíritu. Es tradicional llamar “disciplinas espirituales” a esas actividades; sin embargo, mucha gente asocia ese nombre con el legalismo, o con los intentos de ganarse la buena voluntad de Dios, o con algo parecido a las resoluciones de año nuevo: buenas intenciones que no son prácticas ni cambian al mundo. En el libro de Richard Foster llamado “ Celebration of Discipline explica doce de estas
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actividades para lograr el crecimiento espiritual. Hace años, cuando leí ese libro, mi reacción inmediata fue: “Ya me siento culpable porque no leí la Biblia ni oro lo suficiente; lo último que me hace falta en este mundo es que haya otras diez acerca de las cuales me sienta culpable por no hacerlas”. Mi respuesta siguiente fue trazar un plan muy ambicioso de desarrollo espiritual que incorporara de inmediato las doce prácticas en mi vida, para poder sentirme bien con respecto a mi crecimiento espiritual. Intenté esta estrategia por unas cuantas semanas, pero pronto me sentí abrumado y exhausto; y mi siguiente reacción después de esto fue abandonar por completo mi proyecto como algo que solo es práctico para los monjes y los santos. Así que, antes de entrar en las disciplinas espirituales, veremos unas cuantas cosas que no son : 1.- Las Disciplinas Espirituales no son un Barómetro de Espiritualidad. Muchas personas se sienten cargadas porque porque piensan que Dios mide su nivel de espiritualidad a base de ciertas disciplinas. La verdad reta y libera al mismo tiempo. Martín Lutero comienza su libro La Libertad Cristiana con esta paradoja: “El cristianismo es señor perfectamente libre de todo y sujeto a nada. El cristiano es siervo perfectamente cumplidor de todo y sujeto a todo”. En ninguna otra cosa esto es más cierto que en las disciplinas espirituales. Como hemos visto, el verdadero medidor del bienestar espiritual es el verdadero crecimiento en la capacidad para amar a Dios y a los demás. Si podemos hacer esto sin la práctica de ninguna de las disciplinas espirituales, entonces debemos prescindir de ellas. No tenemos que impresionar a Dios, ni a nadie con nuestra consagración espiritual. La disciplina espirituales son a la vida lo que la calistenia son a los juego s. Una vez que comienza el juego, los jugadores de baloncesto no ganan puntos de acuerdo a la cantidad de tiros libres que lanzaron en las prácticas. La única razón por la que los practicaron practicaron fue para poder repetirlos en un juego. Podemos pasarnos todos los momentos del día practicando las “disciplinas espirituales”, pero si aun así somos menos amorosos en lugar de más amorosos; entonces sería mejor que no practicáramos ninguna. 2.- Las Disciplinas Espirituales no Tienen por qué ser Desagradables. Lo que hace que algo sea una disciplina depende de aquello para lo cual nos estamos entrenando. Si nos estamos entrenando para un triatlón, practicaremos un conjunto de cosas. Pero si nos estamos entrenando para una competencia de comer pasteles, nuestra preparación va a adquirir un aspecto distinto que va a consistir, mayormente, en ingerir grandes cantidades de pastel.
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Si somos constantes durante el tiempo suficiente, nos quedaremos asombrados de la gran cantidad de pasteles que podremos consumir, comparada con la que podemos comer ahora. Lo que va a contar como “entrenamiento” solo queda decidido cuando sepamos para qué nos estamos entrenando. Muchos tenemos la impresión de que, para contar como disciplina espiritual, una actividad tiene que ser algo que preferiríamos preferiríamos no hacer. Sin embargo, si nos estamos entrenando para una vida caracterizada por el gozo, la paz y el afecto, deberíamos suponer que algunas de las prácticas deberían ser abiertamente disfrutables. Hay muchas personas que necesitan descubrir “disciplinas” como la celebración, las cuales van a producir entre nosotros ríos de asombro y gratitud. 3.- Las Disciplinas Espirituales no son una Forma de Ganarnos el Favor de Dios. Las disciplinas espirituales no tienen que ver con tratar de ser lo suficientemente buenos para merecer el perdón y la benevolencia de Dios. No son formas de Las disciplinas espirituales… no ganar créditos extraordinarios o de demostrarle son formas de ganar créditos a Dios lo profundo que es nuestro compromiso extraordinarios, o de demostrar a con Él. Existen para nuestro bien, no para el Dios lo profundo que es nuestro com romi romiso so con con Él. Él. bien de Dios. Solo tienen tienen valor si nos ayudan a com morfear . De una manera particular, las disciplinas espirituales no se oponen a la gracia, ni existen en tirantez con ella. Las personas que viven bajo la esclavitud del legalismo y después escuchan el mensaje de la gracia, algunas veces sospechan que hablar de disciplinas puede llevar a otra forma de opresión religiosa. Sin embargo, las disciplinas espirituales solo son un forma de apropiarse de la vida que Dios Dios ofrece en su bondad y de crecer hacia hacia ella. Por eso a veces, se les da el nombre de “medios de la gracia”. Dietrich Bonhoeffer parece haber estado pensando en esto cuando escribió: Por tanto, debemos tratar de recuperar una comprensión genuina de la relación mutua entre gracia y discipulado… Dichosos los que saben que la palabra discipulado solo se refiere a la vida que brota de la gracia, y que la palabra gracia no significa discipulado. Dichosos los que se han hechos cristianos en este
sentido de la palabra. Para ellos, la palabra de gracia se ha convertido en fuente de misericordia.
Unas Cuantas Preguntas Clave.
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¿Qué hace que algo sea una disciplina? Disciplina: Toda actividad que puedo hacer por medio de un esfuerzo directo, y que me va a ayudar a hacer lo que ahora no puedo hacer por medio de ese esfuerzo directo .
Algunas veces la gente habla de la “disciplina de la humildad”, o de “la disciplina de la paciencia”. No obstante, hablando con toda toda propiedad, esas cosas, cosas, en realidad no son disciplinas; son el objeto de las disciplinas; son las cosas que queremos adquirir por medio de ellas. En el libro infantil Frog and Toad Together , los dos personajes principales descubren lo limitado que resulta el simple intento de hacer algo cuando Frog hornea algunas galletas. “Tenemos que dejar de comer”, dicen, mientras siguen comiendo. “Necesitamos parar”, deciden mientras comen unas cuantas más. “Nos hace falta fuerza de voluntad”, dice finalmente Frog, mientras toma otra galleta. “¿Qué es eso de fuerza de voluntad?”, le pregunta Toad con la boca llena.
Disciplina Espiritual: Toda actividad que me puede ayudar a adquirir poder para vivir de la manera que Jesús enseñó y de la cual dio ejemplo.
“La fuerza de voluntad consiste en tratar por todos los medios de no hacer algo que uno tiene grandes deseos de hacer”, hacer ”, dice Frog. Entonces Frog habla de una serie de formas de ayudar a la fuerza de voluntad –poner las galletas en un recipiente, amarrar con cuerdas el recipiente y ponerlo en lo alto de un árbol- pero cada vez que le habla de algo, Toad le indica (mientras sigue comiendo) que pueden subirse al árbol y desatar la cuerda cuerda del recipiente. recipiente. Finalmente, Frog, tira tira en su desesperación las galletas al suelo, fuera de la casa: “Aves”, llama, “Aquí “Aq uí tienen unas galletas” “Ahora se acabaron las galletas”, dice Toad con toda tristeza. “Sí”, dice Frog, “pero tenemos montones y montones de fuerza de voluntad”. “Quédate tú con toda”, le contesta Toad; “Yo me voy a mi casa a hornear un pastel”. Las disciplinas son valiosas, sencillamente porque nos permiten hacer lo que no podemos hacer solo con nuestra fuerza de voluntad. Ésta es la idea que se halla en el centro de la labor de Alcohólicos Anónimos. Anónimos. El primero de los los doce pasos consiste en reconocer que no puedo dejar de beber con mi fuerza de voluntad (“esforzarme mucho para dejar de beber”). Entonces se hace necesario que disponga mi vida alrededor de ciertas disciplinas o prácticas –como la de hacer un implacable inventario moral- y confesar mis fallas- que me capaciten para hacer lo que la
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fuerza de voluntad no puede hacer. Tengo que entrar en una vida de a la sobriedad.
entrenamiento
¿Qué Hace que Algo sea una Disciplina Espiritual? Son espirituales las disciplinas que me ayudan a vivir en el fruto del Espíritu. Disciplina Espiritual: Es toda actividad que me pueda ayudar a adquirir poder para vivir de la manera que Jesús enseñó y de la cual dio ejemplo .
¿Cuántas disciplinas espirituales hay? Tantas como se nos ocurran. Hay ciertas prácticas que son básicas, como la soledad, el servicio, la confesión y la meditación de las Escrituras. Las veremos todas en los capítulos que restan de este libro. Pero podemos convertir casi todas las actividades ac tividades en “ejercicios de entrenamiento” para la vida espiritual. ¿Cómo Sabemos Cuáles Disciplinas Espirituales Debemos Practicar? En cierto sentido, la respuesta aparece cuando pensamos al revés. En primer lugar, necesitamos comprender con claridad lo que significa vivir en el reino de Dios. Jesús pasó gran parte del tiempo ayudando a la gente a ver el aspecto que tiene la espiritualidad verdadera. En segundo lugar, tenemos que llegar a saber cuáles son en particular, las barreras que nos apartan de este tipo de vida. En tercer lugar, tenemos que descubrir que hay ciertas prácticas, experiencias o relaciones que nos pueden ayudar en especial a superar esas barreras. Por ejemplo, sabemos que hemos sido llamados a ser amorosos. Algo que descubrí cuando me pasé todo un día tratando de vivir como una persona amorosa, es que el amor exige una enorme cantidad de energía; y yo estaba demasiado cansado para gastarla. Por eso me di cuenta –por poco espiritual que parezca- que si deseaba seriamente convertirme en una persona más amorosa, iba a tener que dormir más. He descubierto que me cuesta mucho trabajo pensar, sentir y actuar como Jesús cuando he dormido poco. La revista Time publicó un artículo en el que se sugería que Estados Unidos tiene un déficit de sueño que es peor que el déficit del presupuesto nacional, y que tiene todo tipo de consecuencias, desde un aumento en la irritabilidad hasta accidentes automovilísticos mortales. Me sorprendió descubrir que la Biblia dice dice mucho acerca acerca de lo que John Ballie llllamaba amaba “la teología del sueño”. El sueño es un don de Dios: En paz me acostaré y así mismo dormiré Porque solo tú, Señor, me hacer vivir confiado.
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En un acto de confianza: cuando me duermo, recuerdo que el mundo está en las manos de Dios, no en las mías. Aunque yo no esté despierto tratando de controlar las cosas, el mundo va a seguir adelante, y muy bien. En el momento adecuado se me abrirán los ojos y recibiré de nuevo el don de estar despierto. Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar Porque el Señor me sostiene.
¿Ha tratado alguna vez de orar cuando está falto de sueño? Antes de que Elías pasara un largo tiempo de soledad y oración en el monte Horeb, el ángel del Señor hizo que que se tomara, tomara, no una, sino dos largas siestas. Compare esto con los discípulos en Getsemaní, que no podían orar porque se quedaban dormidos. El sueño es un don de Dios. En vano madrugan ustedes y se acuestan muy tarde, para comer un pan de fatigas, porque Dios concede el sueño a sus amados.
Es posible, estimado lector, que la cosa más espiritual que usted deba hacer en este momento, sea dejar este libro a un lado y tomar una siesta. ¿Qué es una Persona Disciplinada? El enlace entre el discípulo y y la disciplina es es evidente. Por esto es importante que tengamos claras las definiciones, no vaya a ser que el discípulo se convierta en algo rígido y mecánico. La persona disciplinada disciplinada puede hacer lo que debe hacer en el momento correcto, de la forma debida, y con el espíritu correcto.
Observe lo que NO es una persona disciplinada: No es, sencillamente alguien que se ejercita en muchas disciplinas. No es alguien que siempre se levanta muy temprano, es sumamente sistemático, sigue un rígido horario, se pasa la vida haciendo gráficos y le encanta que le den estrellitas doradas. Los fariseos eran rígidos y organizados, pero no eran personas disciplinadas en en el sentido que exige el verdadero discipulado. Las personas disciplinadas pueden hacer lo que es debido en cualquier momento dado. Pueden hacer lo que deben, en el momento correcto, de la forma debida y por la razón correcta. Esta definición se aplica a los artistas, a los atletas, a los astronautas y también a los seguidores de Jesús. Un seguidor de Jesús –“un discípulo”discípulo”- no es alguien que ha “dominado las disciplinas” y nunca se pierde el régimen diario de ejercicios espirituales. El seguidor disciplinado de Jesús es alguien que discierne
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cuándo corresponde reír, ser delicado, callar, hablar palabras que sanen, o mostrar indignación profética, y lo hace con prontitud, eficacia y amor.
Las Señales de un Entrenamiento Espiritual Sano. El entrenamiento sabio respeta la libertad del Espíritu.
Ya en estos momentos usted se debe estar preguntando: ¿Cuál es el papel que desempeña Dios en el crecimiento espiritual?. Al fin y al cabo, la Biblia habla de la transformación, considerándola obra de Dios. Siempre es un milagro cuando se produce. Hablar de crecimiento espiritual, solo como producto de un adiestramiento le podría dar el aspecto de algo que nosotros podemos lograr. Cada vez que una rana se convierte en príncipe –o por lo menos en una rana más bondadosa y gentilsiempre está obrando algo misterioso y fantástico. En el crecimiento crecimiento espiritual, ese “algo maravilloso”, es obra del Espíritu. Espírit u. Por eso nos es útil ahora otra analogía tomada de las Escrituras: “El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar”, dice Jesús, “aunque ignoras ignoras de dónde viene y donde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu” Piense en la diferencia que hay entre guiar un bote de motor y guiar un velero. Podemos guiar solos el bote de de motor. Basta con que llenemos el tanque de combustible y echemoa a andar motor. Tenemos el control. En cambio, las cosas son distintas con el velero. Podemos izar las velas y girar el timón, pedo dependemos por completo del viento. Es el viento el que trabaja. Si no sopla – y y a veces no lo hacenos quedamos inmóviles en el agua, por mucho que nos agitemos. Nuestra tarea consiste en hacer todo lo que nos permita capturar el viento. La transformación espiritual es así. Aunque la estemos buscando activamente, no la podemos detener ni echar a andar. Nos podemos abrir a esa transformación por medio de ciertas prácticas, pero no la La persona podemos fabricar. No nos podemos llevar el mérito por ella. Es disciplinada ventajoso darse cuenta de esto. Esa verdad nos salva del orgullo puede hacer lo y de unos esfuerzos mal dirigidos. Por lo general, el esfuerzo a que debe en el base de cerrar los puños y rechinar los dientes no suele ser momento productivo. En realidad, si estamos sintiendo constantemente correcto, de la que nos vamos agotando o que llevamos una carga, es probable forma debida y que esto indique que nos hemos desviado de nuestra ruta. Jesús con el espíritu les ofreció un yugo –su estilo de vida- a los cansados, porque correcto. decía que su forma de vivir comprendía bienestar, poca carga y “descanso para su alma”. “Muchos de sus seguidores se hacen eco de este tema”, escribe Frank Labauch: “La sensación de que una mano mano invisible toma la mía para guiarme…crece
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cada día que pasa. No necesito esforzarme en lo absoluto para hallar las oportunidades…El esfuerzo no parece hacer bien alguno”. Otra analogía referente a la navegación de veleros tiene que ver con el hecho de que los marinos prudentes saben que su principal tarea consiste en ser capaces de “leer” el viento, de practicar el discernimiento. A un marino experimentado le basta con mirar un lago para saber dónde sopla el viento con mayor fuerza, o mirar al cielo para dar un pronóstico del tiempo. El marino prudente sabe cuándo izar o arriar las velas, y cuáles de ellas, con el fin de capturar el viento de la manera más eficaz posible. El crecimiento espiritual exige discernimiento. Tenemos que aprender a responder ante el viento fresco del Espíritu. Moisés no pidió una zarza ardiendo, ni arregló las cosas para que apareciera. Sin embargo, una vez que estuvo allí, tuvo que decidir si iría a ver para poner atención a la obra de Dios. A Dios le corresponde la responsabilidad de proporcionar la zarza ardiendo. A nosotros nos toca ir a ver. A mí s me olvida eso con frecuencia. Hace algún tiempo compré un libro de devociones y me fijé la meta de terminarlo a fines de año. Mientras lo leía, varias veces experimenté con claridad que estaba sucediendo algo en mi corazón; sentía que tenía que detenerme para estudiar por un rato un pasaje determinado. Pero esos atrasos habrían impedido que cumpliera con la fecha que me había fijado como meta para terminar el libro, así que seguí adelante. Me debí dar cuenta de que llegar “a tiempo” al final del libro no era la forma de manifestar mi devoción como yo creía. El propósito era ponerme en una situación en la cual se pudiera producir una transformación. Si Dios me quería hablar por medio de algún pasaje –si sentía convicción, sanidad o reto- entonces mi papel consistía en seguir allí hasta que se acabara el viento. Luego sería el momento de seguir adelante. Estaba usando el motor en lugar de las velas. No supe ir ir a ver. Tomemos un ejemplo, una amiga mía estuvo hace poco en un centro de retiros donde un grupo de personas estaba pasando un día practicando el silencio. Una de ellas no iba mirando donde caminaba, así que tropezó con mi amiga y faltó poco para que la tirara al suelo. A pesar de eso, como aquella mujer se había comprometido a guardar silencio, no dijo ni una sola palabra, palabra, ni siquiera un sencillo “disculpe”. Sin embargo, el propósito de la práctica no es ver cuánto tiempo podemos pasar sin hablar; su meta es abrirle paso a Jesús en nuestra vida para aprender a vivir como Él. Este vivir como Él comprende en parte el reaccionar con gracia y educación cuando tropezamos con la gente.
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Nuestra tarea primordial no consiste en calcular cuantos versículos de las Escrituras leemos, o cuántos minutos nos pasamos en oración. Es usar esas actividades a fin de crearle a Dios oportunidades para que pueda obrar. Entonces, lo que suceda dependerá de Él. Nosotros solo izamos las velas: “El viento sopla donde quiere…” El entrenamiento Sabio Respeta las Características Unicas de Nuestro Temperamento y Nuestros Dones. Aquí tiene na buena noticia: Cualquiera que sea su temperamento natural, no constituye una barrera para su crecimiento espiritual. ¿Tiende a la espontaneidad, o es de ese tipo de personas bien organizadas que todo lo planifican con tiempo?. Muchas veces las personas muy espontáneas piensan que están en desventaja en cuanto al crecimiento espiritual, porque vivir de acuerdo a una rutina predecible es algo difícil para ellas. (Si aun está tratando de decidir qué tipo Cualquiera que sea de persona es, creo que ya puede eliminar el tipo espontáneo). su temperamento no Sin embargo, en muchos sentidos, las personas con un don de natural, espontaneidad tienen una gran ventaja, porque pueden dar con constituye una barrera para su rapidez una buena respuesta. crecimiento espiritual.
La combinación específica de prácticas, relaciones y experiencias que se necesitan para crecer es diferente en cada persona. Según la mayoría de los relatos, la vida de Abraham Lincoln es un asombroso estudio sobre la formación del carácter. Sin embargo, era famoso por lo desorganizado; hasta tenía en su bufete de abogado un archivo que estaba catalogado así: “Si no lo puede encontrar en ningún otro lugar, pruebe aquí” Necesitamos la libertad para descubrír cómo quiere Dios que crezcamos, porque sus designios no van a ser los mismos para todos. Tal vez nos hable de una forma especial por medio de la naturaleza. O tal vez haga que tengamos una formación musical. Posiblemente tengamos una capacidad superior a la normal para el silencio y la oración. O puede que respondamos con mayor fuerza ante las imágenes, los símbolos y las bellas artes. C.S.Lewis dijo en una ocasión que cada persona es creada para ver una faceta distinta de la belleza de Dios –algo que nadie más puede ver de la misma forma- y después bendecir a todos los adorardores por toda la eternidad con un aspecto de Dios que de otra forma no habrían podido ver. El Entrenamiento Sabio Tiene en Cuenta la Época de la Vida en que nos Encontramos. Hay otra buena noticia en el hecho de que la época de la vida en que nos hallemos no constituye una barrera pára el crecimiento espiritual. En nuestro pequeño grupo, una madre sugirió que le era más fácil “trabajar en su vida
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espiritual” antes de ser madre. Mientras hablaba, vimos con claridad lo que quería decir. Para ella, leer la Biblia y orar eran las dos únicas actividades que contaban en lo espiritual. Ahora que era madre, sentía que aquello de “pasar un tiempo a solas” era algo absurdo. En esto la iglesia le había fallado. Nunca le habían enseñado que el cuidado de dos niños pequeños dado a diario con expresiones de gratitud, las oraciones pare pedir ayuda y una paciente aceptación de las pruebas, se podían convertir en una especie de escuela para lograr la transformación hacia un servicio poderoso, muy superior a todo lo que ella había conocido jamás. Por algún motivo, “tener un “tener un tiempo de silencio” era algo que contaba para para ella en cuanto a devoción espiritual, mientras que cuidar de dos niños, no. Esta madre necesitaba hacer un esfuerzo creativo para buscarse un tiempo que pudiera dedicar a la soledad y el silencio; aun así, no podía conseguir la cantidad de tiempo que había tenido mientras estaba en el Colegio Universitario. Sin embargo, por ser madre tenía nuevas oportunidades de crecimiento que no había tenido entonces. Nuestra época en la vida – cualquiera cualquiera que sea- no constituye una barrera para que Cristo sea formado en nosotros. En obsoluto.
Cualquiera que se la época de nuestra vida en que estemos, nos va a ofrecer sus propias oportunidades y retos para el crecimiento espiritual. En lugar de estar deseando encontrarnos en otra época de nuestra vida, tenemos que lo que esta etapa nos ofrece. La vida cuenta; toda la vida . Cada momento tiene el potencial de convertirse en una oportunidad para que Dios nos guíe hacia su forma de vivir. Cada momento es una oportunidad para aprender de Jesús, cómo se debe vivir en el Reino de Dios. El Entrenamiento Sabio Respeta las Subidas y las Bajadas. Una de las leyes más básicas de la vida es el ritmo. La noche sigue al día, el invierno sigue al verano, nos despertamos y nos dormimos. En la vida espiritual, el lenguaje tradicional para esto es el del ritmo. Habrá momentos de consolación y momentos de desolación. En los momentos de consolación nos gusta orar, porque Dios parece estar cerca, la Biblia parece tener vida, el pecado tiene mal aspecto y todos los semáforos parecen tener la luz verde encendida. Los momentos de desolación son todo lo opuesto: La Biblia parece árida, se hace difícil orar y Dios está muy lejos. C.S. Lewis observa que a veces Dios nos envía una fuerte sensación de que Él está presente, el anhelo de estar con Él y la capacidad de soportar fácilmente las tentaciones.
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Sin embargo, nunca permite que este estado de cosas dure mucho. Tarde o temprano retira, si no en la realidad, al menos de su experiencia consciente, todos sus apoyos e incentivos. Deja que su criatura se mantenga en pie por sus propias piernas y que cumpla solo con su voluntad, unos deberes que han perdido todo deleite. Durante esos períodos tan bajos, mucho más que durante los más altos, es cuando esa criatura crece para convertirse en la clase de criatura que Dios quiere que sea.
Cuando olvidamos la ley del ritmo, damos por supuesto que, cualquiera que sea la fase en que nos encontremos, va a durar para siempre. En los momentos de consolación pienso equivocadamente que ahora sí he llegado a dominar la vida espiritual. En los momentos de desolación doy por seguro que tengo que haber hecho algo mal, o tal vez que Dios me está castigando. Lo cierto es que ambas épocas son inevitables y ambas, temporadas pueden producir un crecimiento único. Hace varios años estaba en un grupo dedicado a aprender a orar. Acordamos que oraríamos largo tiempo cada día (al menos, a mí me parecía muy largo). Aprendimos a usar las Escrituras mientras orábamos. Concertamos que nos levantaríamos a veces a orar en medio de la noche, solo para experimentar la quietud del momento. Convinimos también pasar tiempo reflexionando sobre nuestras oraciones a fin de aprender a recnocer la voz de Dios cuando Él nos hablaba. Después que se deshizo aquel grupo, me sentí disgustado al darme cuenta de que estaba orande mucho menos que cuando estábamos juntos. Realmente creí que había logrado controlar bastante bien ese asunto de la oración. Entonces un amigo muy sabio me explicó que después que uno ha estado muy tenso, por lo general tiene que descansar un tiempo a fin de “ponerse al día” así fue: después de un tiempo de descanso, descubrí que sentía de nuevo hambre de orar. Esta ley de la naturaleza significa que probablemente sea un error dar por seguro que una “rutina espiritual” es adecuada para adecuada para cubrirnos durante el resto de nuestra vida. Vamos a tener épocas de gran crecimiento, en las cuales pasaremos inmensas cantidades de tiempo orando o sirviendo. Y también vamos a tener épocas de desolación en las cuales va a ser duro orar. Tal vez durante esos tiempos necesitemos más descanso. El Entrenamiento Sabio Comienza con una Decisión Clara. Cuando llegué a comprender la idea de la necesidad de entrenarse para ser como Jesús, me tuve que enfrentar a una realidad: Las personas no son propensas a llevar una vida de entrenamiento. Cada año, unos pocos seres humanos se aproximan
Probablemente sea un error dar por seguro que una espiritual”
“rutina es
adecuada para cubrirnos durante el resto de nuestra vida
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a todo su potencial físico en cuanto a fortaleza y condicionamiento; ellos nos muestran lo que puede llegar a ser el cuerpo a través de las competencias. Se han dedicado a desarrollar su cuerpo. Sus hábitos de vida –las comidas, los ejercicios, el descanso y demás- se hallan dispuestos alrededor de una sola tarea, para que la gente los pueda mirar y decir: “Así que eso es lo que puede llegar a ser un cuerpo humano. hum ano. ¡No tenía ni la menor idea!”. Esta clase de condicionamiento no se produce por accidente. Hace algún tiempo mi esposa y yo estábamos viendo una película donde se presentaba a un astro de acción contemporáneo famoso por su fuerte físico. Por alguna razón al hombre le costaba mucho quedarse con la camisa puesta, aunque la historia se producía en una montaña nevada y todos los demás usaban gruesos abrigos. En un momento, mientras su ondulado torso llenaba una vez más la pantalla, Nancy lo miró, después me echó a mi una larga mirada –cuando comencé la secundaria medía un metro ochenta y cinco y pesaba sesenta kilos, y el peso que he aumentado desde entonces se halla colocado mayormente en los lugares donde no debería estar-, lo volvió a mirar a él y me volvió a mirar a mí, y finalmente dijo: “¿Sabes una cosa? Los hombres tan esculturales no me atraen”. Yo le di vueltas a ese comentario en en la cabeza una y otra vez, en busca del halago que, seguramente estaría acechando en algún lugar tras la superficie de lo que ella había dicho, pero al parecer, estaría demasiado profundo, porque nunca lo pude encontrar. No me habría importado parecerme al personaje de la película, aunque no es probable que eso suceda: Nunca me he decidido a hacer girar mi vida alrededor de esa meta. Un periódico de Los Ángeles citaba las palabras de un entrenador físico que había competido anteriormente por el título de Mr. Missouri: “Los personajes que ustedes ven en la televisión y en las revistas que tienen ese aspecto… eso es lo que hacen para ganarse la vida. El mantenimiento de esa apariencia es la base de su vida entera; es un estilo de vida. Se trata de las veintcuatro horas del día y los siete días de la semana . Somos una sociedad de cosas inmediatas. Aquí vienen pensando que en
tres meses, o cuando llegue la estación de los trajes de baño podrán verse musculosos y fuertes. Y eso es… bueno, bastante poco realista.”
Por supuesto, el que verse “musculoso y fuerte” valga tanto la pena como para dedicarle toda la vida a eso es otra cuestión. Ahora bien, no se produce en un día. Es “la base de la vida entera”. Jesús hacía que la gente se enfrentara directamente con la decisión de seguirlo. Llegó con el bondadoso anuncio de que ahora es posible posible vivir en la presencia de Dios y dentro de su reino; esas eran sus buenas nuevas. Es posible vivir
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de una manera tal, que cuando la gente nos vea se diga:”¡vaya! No sabía que una vida podía tomar ese aspecto”. Es cierto que sucede. Les ha sucedido a muchos de los que han seguido a Cristo, y es realmente posible que nos suceda a nosotros. Esta es la “”perla de gran valor” de la que habló Jesús, por la cual, cualquier persona con sensibilidad estaría dispuesta a venderlo todo. Esta es la carrera para la cual nacimos. Pero no vamos a llegar a ella por casualidad. Es necesario que lo decidamos. Preparativos finales. Cada uno de los capítulos finales de este libro estudia una de las disciplinas espirituales. Antes de pasar adelante, quiero decir algo acerca de la forma en que usted puede llegar a saber cuáles prácticas podrían ser las más útiles para su propia vida. Al fin y al cabo, la labor de ofrecerles sanos consejos a las personas acerca de su alma, ha sido comparada muchas veces con la sabiduría que un médico le transmite a un paciente, y lo que un médico receta, depende en gran parte del diagnóstico. En lo que al diagnóstico se refiere, los pecados se pueden dividir en dos categorías generales: Pecados de omisión y pecados de acción. Los pecados de omisión consisten en no hacer las cosas que debemos hacer; los de acción consisten en hacer las cosas que debimos evitar. De forma similar, Dallas Willard hace la observación de que las disciplinas espirituales se pueden dividir en dos categorías: Disciplina de actuación y dicciplinas de abstención. Las disciplinas de actuación se refieren a las cosas que yo hago intencionalmente: la adoración, el estudio, la confraternidad, y la generosidad en la entrega, son todos ejemplos d disciplinas de actuación. En cambio, las disciplinas de abstención, se refieren a aquellas cosas que yo me abstengo de hacer. Son prácticas al estilo del ayuno, la soledad y el silencio. He aquí la conexión: Si yo estoy luchando con un pecado de acción, por lo general me va a ayudar la práctica de una disciplina de abstención. Dicho de otra forma, si mi problema consiste en que estoy haciendo algo que no debo hacer, necesito practicar una disciplina que fortalezca mis músculos espirituales de abstención. Así que si usted tiene problemas como la jactancia (un pecado de acción), ¿Cuáles son las disciplinas que lo ayudarían? Si respondiera que el silencio o el secreto (y ambas son disciplinas de abstención) estaría en lo cierto, pero no se lo diga a nadie. Si lucho con un pecado de omisión, por lo general, la que me va a ayudar más es una disciplina de actuación. Es decir, que si mi pecado consiste en no amar, alentar o servir, necesito prácticas que ayuden a mis músculos espirituales de acción. Por ejemplo: Si alguna vez usted tiene que batallar con la falta de gozo, le sugiero que se sumerja en una disciplina que es mi favorita entre todas: La disciplina
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de la celebración. Así que siga leyendo. El próximo capítulo está hecho especialmente para usted Capítulo 4.
El Regocijo
La Práctica de la Celebración El gozo es el asunto más serio que hay en el cielo. C.S. Lewis
Hace algún tiempo estaba bañando a nuestro tres hijos. Tenía la costumbre de bañarlos a todos juntos, más que nada para ahorrar tiempo. Sabía que algún día tendría que suspender el baño en grupo, pero por el momento me parecía algo eficiente. Jhony estaba todavía en la bañera. Laura había salido ya y estaba confortable con su pijama puesto, yo estaba tratando de secar a Mallory. Aunque estaba fuera del agua, estaba haciendo lo que se ha llegado a conocer en mi familia como la danza del Di-da-dey. La misma consiste en que ella corre en círculos mientras canta una una y otra vez: “Di-da-dey, “Di-da-dey, Di-da-dey”. Di-da-dey”. Es una danza relativamente sencilla para expresar una gran alegría. Cuando está demasiado contenta para aguantarse por más tiempo, cuando las palabras no sirven para expresar su euforia, tiene que danzar para dejar salir s alir su gozo. Es entonces cuando hace el Di-da-dey. En aquella aquella ocasión me enojé: “!Mallory, apresúrate!”, le dije para hacer que se moviera. Y eso mismo hizo, comenzó a correr en círculos cada vez más rápido, mientras canturreaba el “Di-da“Di -da-dey” dey” también con mayor rapidez. “No, Mallory. Eso no es lo que yo te dije. Para el Di-da-dey y ven aquí para que pueda secarte. ¡Deprisa! Entonces me hizo una pregunta profunda: “¿Por qué?”. qué?” . No tenía respuesta. Yo no iba a salir a ninguna parte, no tenía nada que hacer, no tenía que asistir a ninguna reunión, ni necesitaba escribir ningún sermón. Simplemente, estaba acostumbrado a estar corriendo, tan preocupado con mi pequeña agenda y tan atrapado en la rutina de ir pasando de La mayor parte de la vida la pasamos en tránsito: tratando una tarea a otra, que tenía ante mí mismo vida, gozo y de llegar a alguna parte, una invitación a danzar y me los estaba perdiendo. esperando para comenzar, conduciendo hacia algún lugar, haciendo cola…
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Así que me levanté, y Mallory y yo hicimos juntos la danza del Di-da-dey. Ella hasta dijo que la hacía muy bien para ser un hombre de mi edad. Más tarde, reflexionando sobre esto me di cuenta que tiendo a dividir mis minutos en dos categorías: Vivir y esperar para vivir. La mayor parte de mi vida la paso en tránsito: Tratando de llegar a alguna parte, esperando para comenzar, conduciendo hacia algún lugar, haciendo cola. Esperando a que termine alguna reunión. Tratando de terminar alguna labor, preocupándome por algo malo que podría suceder, o enojado por algo que sucedió. sucedió. En todos esos esos momentos, lo más pprobable es que no me halle totalmente presente, y que no sea capaz de estar consciente de la voz y los propósitos de Dios. Soy impaciente, estoy matando el tiempo, casi literalmente. Y esa solo es otra forma de decir que me estoy matando a mí mismo. Secar a los niños era algo de lo que quería salir cuanto antes. Lo irónico es que muchas veces, lo que impide que sienta gozo, es mi preocupación por mí mismo . El mismo egoísmo que impide que me derrame a mí mismo para regocijo de otros, también impide que observe la cantidad de pequeños regalos que Dios me da cada día y que me deleite en ellos. Por eso Walker Percy describe el aburrimiento como “el yo repleto del yo”. La vida no es así para Mallory. Su yo no está repleto; simplemente, vive. Mientras se está bañando tiene un momento de Di-da-dey. Y cuando es hora de secarse, es otro momento igual. Después de seca, será el tiempo de tener otro. La vida es una serie de momentos de Di-da-dey. Por supuesto, no todos los momentos de la vida son felices. Siguen existiendo ocasiones que demandan lágrimas, como las rodillas peladas, y aquellas en que la secan de mal genio. Pero cada momento está repleto de posibilidades. Mallory Mallory no se se pierde una buena parte de ellas. Está dándome clase acerca del gozo. Nuestro Alegre Dios Al menos en lo que al gozo respecta, G.K. Chesterton insistiría en que Mallory se parece mucho más a Dios que yo. Sus escritos están repletos del tema de la centralidad del gozo en la personalidad de Dios y en sus planes para la humanidad. Jesús vino como el portador de gozo. El regocijo que vemos en el más feliz de los niños solo es una pequeña fracción del gozo que reside en el corazón de Dios. Chesterton habla de esto en un memorable párrafo: Los niños, por la abundante vitalidad que poseen, porque en espíritu son violentos y libres, quieren que las cosas se repitan y no cambien. Siempre dicen: “Hazlo otra vez”, y las personas mayores no tienen la fortaleza suficiente para gozarse en la monotonía. Pero tal vez Dios sea lo suficientemente fuerte para gozarse en ella. Es posible que le diga cada mañana al sol: “Hazlo otra vez”, y cada noche a la luna: “Hazlo otra vez”. Tal vez el hecho de que todas las margaritas se parezcan no sea
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necesariamente automático; a lo mejor Dios hace por separado a cada una de ellas, pero nunca se ha cansado de hacerlas. Tal vez sea que Él tiene un apetito eterno de infancia porque nosotros hemos pecado y envejecido, y nuestro Padre es más joven que nosotros.
Como ejercicio en contraste, imagínese por un instante qué dirían las primeras páginas de la Biblia si Dios no fuera un ser supremamente lleno de gozo. Imagínese al Génesis si Dios tomara su trabajo como lo tomamos nosotros tantas veces: En el principio eran las nueve de la mañana, así que Dios tuvo que ir al trabajo. Llenó una solicitud para separar la luz de las tinieblas. Pensó hacer las estrellas para hacer más bellas las noches, y los planetas para que llenaran el firmamento, pero por algún motivo le pareció que ya era demasiado trabajo; y además, pensó: “ese trabajo no me corresponde a mí”, así que decidió terminar temprano y no trabajar más aquel día. Miró lo que había hecho y dijo: “con esto va a tener que bastar”. Al segundo día Dios separó las aguas de la tierra seca, e hizo toda la tierra seca, plana, sin montañas y funcional, de manera que -¡maravilla!- toda la tierra se parecía a Idaho. Pensó en hacer montañas, valles y glaciares, glacia res, selvas y bosques, bo sques, pero decidió que no valía la pena; la pena; y miró lo que había hecho aquel día y dijo: “Con esto va a tener que bastar”. Y Dios hizo una paloma para que volara en el aire y un pez para que nadara en las aguas, y un gato para que caminara en la tierra seca en cuatro patas. Y pensó en hacer millones de especies más de todo tamaño, fugura y color; pero no pudo despertar en sí mismo el entusiasmo por otros animales. En realidad, no se sentía demasiado entusiasta con el gato; además, ya era casi la hora de su programa favorito. Así que miró todo lo que había hecho y dijo: “Con esto va a tener que bastar”. Y al final de la semana Dios se sintió seriamente agobiado; así que dio un suspiro de alivio y dijo: “Gracias a mí, hoy es viernes”.
Por supuesto, el Génesis no se parece en nada a esto. En lugar de expresarse así, palpita con la repetición de estas palabras: “Dijo Dios…y así sucedió… y Dios consideró que esto era bueno”. En el primer día, “dijo Dios: “¡que exista la luz!” Y la luz llegó a existir. Dios consideró que la luz era buena”. El primer día fue un día de Di-da-dey, y Dios danzó un poco. Al día siguiente le dijo a la luz: luz : “¡Hazlo otra vez!”, y la luz ,lo hizo de nuevo; y Dios volvió a danzar. Y así ha ido sucediendo día tras día, hasta hoy, hasta la mañana del día en que usted nació, hasta la mañana de este día en el que lee este libro. Así son las cosas con Dios, pero no con nosotros,
“porque nosotros hemos pecado y envejecido, y nuestro Padre es más joven que nosotros”:
No comprenderemos a Dios mientras no comprendamos esto acerca de Él: “Dios es el ser más feliz del universo”. También conoce el Imagínese al Génesis si Dios tomara su trabajo como nosotros tomamos al nuestro tantas veces.
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dolor. Entre otras cosas, se recuerda a Jesús como “varón de dolores, hecho para el sufrimiento”. Pero el dolor de Dios, al igual que su ira, es su respuesta temporal a un mundo caído. Ese dolor será desterrado para siempre de su corazón el día en que el mundo quede en orden. El gozo constituye la personalidad básica de Dios. Es su destino eterno. Dios es el ser más feliz del universo. La intención de Dios era que su creación reflejara ese gozo suyo. El salmo habla de que el sol “que “que sale de la cámara nupcial, se apresta, cual atleta, a recorrer el camino”. No se trata simplemente de un lenguaje pintoresco; se trata de la creación que expresa el inalcanzable gozo, que solo Dios, por el hecho de ser, de existir y de saber que la existencia es buena. Como productos de la creación de Dios, como criaturas hechas a su imagen, debemos reflejar el intenso gozo que Él siente ante la vida. Por eso la Biblia no habla de que necesitamos solo el gozo en general, sino una clase de gozo en particular que caracteriza a Dios. Después de enseñar sobre la necesidad de obedecer, Jesús les dijo a sus amigos que su propósito era que ellos estuvieran llenos de goozo, pero no de cualquier clase d gozo: “les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa”.. Según Jesús, el problema que tenemos los seres humanos no es que seamos demasiado felices, sino que no somos lo suficientemente felices. Lewis Smedes lo expresa de esta forma: “Perdernos el gozo es perdernos nuestra razón de existir”. existir”. C.S. Lewis decía: “El gozo es el asunto más serio que hay en el cielo”. El Apóstol Pablo escribió: “Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!”. La Biblia coloca al gozo dentro de la categoría de las cosas que no so optativas. Es una orden. La falta de gozo es un pecado serio; un pecado el cual la gente religiosa tiene la especial tendencia a consentir. Tal vez sea el pecado que se tolera con más facilidad en la iglesia. Es muy extraño que sea objeto de disciplina en ella. A los teleevangelistas no les cancelan los programas por manifestarlo de manera notable. No obstante, ¿Cuánto daño le han hecho a la causa de Cristo los cristianos sin gozo? James Joyce escribe en A Portrait of the Artist as a young Man acerca de la decisión de Stephen Dedalus, su héroe, de no hacerse sacerdote. Stephen tiene una visión de lo que va a sucederle a su rostro; de cómo llegará a ser como los otros rostros de otras personas religiosas que él conoce: “una masacre carente de alegría que refleja un día de depresión…amargada y piadosa, repleta con los rojizos rojizos tintes de una ira reprimida”. ¿Con cuánta frecuencia las personas han comprendido mal a Dios El problema que tenemos los porque le han atribuido el espíritu sombrío, crítico, seres humanos no es que seamos demasiado felices para el gusto de Dios, sino que no somos lo suficientemente felices.
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defensivo y agotador de muchos que se proclaman seguidores suyos? En este universo hay un ser que quiere que usted viva angustiado, pero ese no es Dios. Francisco de Sales Sal es escribió: “El maligno se complace en la tristeza y la melancolía, porque él mismo es triste y melancólico, y así lo será por toda la eternidad. De ahí que quiera que todos sean como él”. él ”. El Gozo y la Gratitud Se nos invita a regocijarnos en todos los momentos de la vida, porque cada momento es un don. De vez en cuando se levanta el velo y nos damos cuenta. La primera amistad estrecha que tuve en mi vida comenzó cuando tenía quince años. Chuck y yo fuimos juntos a la escuela secundaria y al colegio universitario; salimos juntos en parejas (y nos rechazaron juntos también); éramos confidentes, consejeros y grandes amigos, y pasábamos juntos todos los sucesos importantes de la vida. Hace varios años Chuck me llamó para decirme que tenía cáncer. Tenía que someterse a unos tratamientos difíciles. Actuando de forma típica suya, se rapó la cabeza antes de que comenzara la quimioterapia, se la untó de goma de pegar, se echó polvo dorado y anduvo por toda la casa en ropa interior, mientras se daba el título de “Quimiomán”. En aquellos aquellos momentos, Chuck y yo vivíamos a más de tres mil kilómetros de distancia, pero hablábamos todos los sábados por la mañana mientras estaba bajo el tratamiento. La quimioterapia le destruyó el apetito; no era capaz de retener los alimentos. Se puso tan demacrado y bajó tanto de peso, que hasta a sus propios hijos les costaba reconocerlo. Hubo un momento en que le comenzó una infección, y por poco tiempo todo se volvió impredecible, por lo mucho que la quimioterapia le había debilitado su sistema inmunológico. Pero logró salir de aquella situación, y terminó su tratamiento. Quimiomán había vencido. Un mes más tarde, tuvo su primer examen posterior al tratamiento. Me llamó aquella noche. El cáncer había regresado, según le dijo el médico, y a un nivel tan alto como el que tenía antes del tratamiento. Como él mismo era médico, sabía que si el cáncer volvía tan rápido y con tanta fuerza, eso significaba que iba a morir. Era una sentencia de muerte. Me sentí paralizado. Aquella noche cuando me acosté no podía ni orar. “Esto es un error”, protesté. “Van a descubrir que todo anda bien”. Me maravillé de lo rápido que entra uno en un estado de negación. A la mañana siguiente, a las seis y media, Chuck me volvió a llamar. “no te lo vas a creer”, me m e dijo. En el laboratorio, alguien había cambiado por error sus resultados con los de otro paciente que aun no había ni siquiera comenzado el tratamiento. Al final resultó que el cáncer de Chuck había desaparecido, y aunque ya han pasado muchos años, no ha vuelto a aparecer.
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“Voy a vivir”. Me decía mi amigo. “Voy a vivir para ver crecer a mis hijos. Voy a envejecer junto a mi esposa. Voy a vivir”. Durante unos momentos todo lo que hicimos fue llorar ante el teléfono como un par de personajes de un comercial. Chuck me dijo que estaba lleno de una gratitud que nunca antes había conocido. No podía parar de tocar a sus hijos y de abrazar a su esposa. Las cosas que lo habían molestado antes se habían desvanecido hasta volverse insignificantes por completo. Iba a vivir y, de repente, no solo lo supo con la mente sino que experimentó la verdad de que la vida es un don. No nos la ganamos, no la podemos controlar, ni podemos dar por seguro un solo momento de ella. Cada tictac del reloj es un regalo de Dios. Todos los días son de Di-da-dey. La Necesidad de Gozo en la Vida Espiritual. Es piritual. Hemos subestimado grandemente la necesidad del gozo. Nehemías le dijo a su afligida congregación: “No lloren ni se pongan tristes porque este día ha sido consagrado al Señor su Dios…ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quien no tenga, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza”. El gozo es fortaleza, su ausencia crea debilidad, o, en palabras de Dallas Willard: El que no lleguemos a alcamzar una vida profundamente satisfactoria siempre tiene el efecto de hacer que las acciones pecaminosas parezcan buenas. Ahí se encuentra la fortaleza de la tentación… Nor malmente, malmente, nos es más fácil vecer las tentaciones si somos básicamente felices en la vida. Por lo tanto, el hecho de desechar los goces y los placeres asociados con nuestra vida corporal y nuestra existencia social por “no ser espirituales”, espirituales”, es algo que, en realidad puede tener el efecto de debilitarnos en nuestros esfuerzos para actuar correctamente.
He aquí una labor clave para tener vitalidad espiritual:
Tenemos que ordenar nuestra vida de tal forma que el pecado deje de parecernos algo bueno. Nos da la
sensación de que cuando la madre Teresa conducía en medio de la congestión del tráfico no le costaba mucho refrenarse de hacer gestos vulgares o de ponerle apodos a los demás conductores. ¿Por qué?, Porque este tipo de acciones ya no le parecían atractivas. Había hallado una mejor forma de vivir. El gozo del Señor le había dado fortaleza. Por raro que parezca, no parece que haya llegado el momento de que nos tomemos en serio el gozo. Usted se puede convertir en una persona alegre. Con la ayuda de Dios es realmente posible. Los escritores de la Biblia no nos lo ordenarían si no fuera así. Sin embargo, el gozo es una habilidad aprendida. Usted tiene que hacerse
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resposable de su gozo. No su amigo, o uno de sus padres, o su cónyuge, sus hijo o su jefe; su gozo es responsabilidad suya. Esto no es fácil para algunas personas. Tal vez tenga el gozo deteriorado. Va a tener que pelearlo para obtenerlo. Pero se puede. La Celebración Estratégica Las personas que quieren buscar el gozo tienen necesidad especial de practicar la disciplina de la celebración. Esa es la principal razón por la que vemos que se les da gran importancia a las fiestas en Tenemos que el Antiguo Testamento. Los momentos de fiesta se debían ordenar nuestra convertir en experiencias transformadoras, lo mismo que los vida de tal forma momentos de meditación y ayuno. Por lo general las celebraciones que el pecado de comprenden actividades que producen placer: Reunirnos con deje gente que amamos, comer, beber, cantar y danzar. Una parecernos algo celebración es espiritual cuando celebramos al mismo tiempo que bueno. meditamos en el Dios tan maravilloso que nos ha dado unos dones tan estupendos. Las palabras de Nehemías expresan este espíritu de celebración. Originalmente las fiestas eran días santos. Con frecuencia pensamos en la “disciplina” como la privación de las cosas agradables, pero Nehemías le ordenó al pueblo que apartara un tiempo para divertirse con ellas, como disciplina para la transformación de la persona . “Comer bien”, -en otras vrsiones habla de “comer grosuras”-- es algo que puede ser tanto una disciplina como ayunar. De los profetas grosuras” esperamos que nos digan que comamos langostas y coles de Bruselas, o tal vez que no comamos nada, pero aquí vemos a Nehemías distribuyendo lo que equivaldría a pizzas y hamburguesas. La celebración verdadera es lo inverso al hedonismo. El hedonismo consiste en exigir cada vez un mayor placer con vistas a la gratificación personal. Siempre le sigue la ley llamada de la “tolerancia”, que consiste en consiste en que aquello que nos producía gozo ayer, ya no nos lo produce hoy. Nuestra capacidad para el gozo disminuye. La celebración no es así. Cuando celebramos ejercemos nuestra capacidad para ver y sentir bondad en los dones más simples de Dios. Hoy nos podemos deleitar en algo que tal vez ayer ni siquiera habíamos notado. Nuestra capacidad para el gozo va en aumento. Entonces, ¿Cómo buscar el gozo? Comience Ahora Mismo El primer paso en la búsqueda del gozo consiste sencillamente en comenzar ahora mismo. El salmista salmista dice: “Este es el día en que el Señor actuó, regocijémoos y alegrémonos en él”. No dice: “Ayer fue el día del Señor ; qué día tan feliz feliz fue”.
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Tampoco dice: “Mañana va a ser un gran día, así que voy a aguantar hasta entonces”. Este día, con todas sus deficiencias, es el gran día de Di-da-dey. Todos vivimos con la ilusión de que algún día, cuando la situación cambie, tendremos gozo. Vamos a la escuela y pensamos que seremos felices cuando nos graduemos. Somos solteros y estamos convencidos de que vamos a ser felices cuando nos casemos. Nos casamos y decidimos que vamos a ser felices algún día, cuando tengamos hijos. Tenemos hijos y decidimos que seremos felices cuando crezcan y salgan del nido. Entonces se van y pensamos que éramos más felices cuando aún estaban en casa. El salmista dice: “Este es el día”. Es el día en que el Señor actuó; un día redimido por la muerte muerte de Cristo. Si Si vamos a conocer conocer el gozo, tiene tiene que ser este este día: Hoy. Ahora bien, esto hace que surja s urja una pregunta: ¿Cómo puedo regocijarme regoc ijarme en medio de toda la angustia y todo el sufrimiento que hay en el mundo?. ¿Es justo tener gozo en un mundo lleno de hambre, violencia e injusticia? Precisamente aquí es donde hacemos uno de los descubrimientos más sorprendentes. Muchas veces son las personas más cercanas al sufrimiento las que tienen el gozo más poderoso. Los amigos de la Madre Teresa dicen que, en lugar de sentirse abrumada por los sufrimientos que la rodeaban, lo que hacía era irradiar gozo mientras se dedicaba a su Muchas veces son las ministerio de misericordia. Uno de los oficiales ingleses personas más cercanas al presos en Flossenburg con Dietrich Bonhoeffer decía de sufrimiento las que tienen él: “Bonhoeffer siempre me daba la imprsión de que el gozo más poderoso. estaba esparciendo una atmósfera de felicidad y gozo sobre los incidentes más pequeños, y una profunda gratitud por el simple hecho de estar vivo”. El resultado es que el verdadero gozo solo les llega a quienes han entregado su vida a algo mayor que su felicidad personal. Donde es más visible esto es en vidas extraordinarias como la de santos y mártires. Sin embargo, no es menos cierto en relación con gente común y corriente como nosotros. Una de las pruebas de que el gozo es auténtico es su compatibilidad con el dolor. En este mundo el gozo es siempre un gozo “a pesar de”. Es, como decía Karl Barth, un “no obstante retador” que permanece como detención total de la amargura y el resentimiento. Si no nos regocijamos hoy, no nos regocijaremos nunca. Si esperamos hasta que todas las condiciones sean sean perfectas, aun estaremos esperando cuando muramos. Si nos vamos a regocijar regocijar tiene que ser en este día . Éste es el día en que el Señor actuó. Es el día de Di-da-dey. Búsquese un Mentor de Gozo.
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Todos conocemos a unas cuantas personas que son portadoras de gozo. Cuando estamos con ellas nos dan vida. Valórelas, agradézcaselo. agradézcaselo. Sobre todo, todo, busque intencionalmente estar con ellas. Eso es importante porque en nuestra vida también hay otras personas que han rechazado el gozo; que se han dedicado a ser víctimas, y tampoco quieren que nosotros tengamos gozo. Son como los agujeros negros del espacio sideral: Si se lo permitimos, nos extraen todo el gozo. Un agricultor tenía un vecino de esos que están siempre quejándose, una especie de aguafiestas continuo. El agricultor decidió impresionar a aquel hombre aunque fuera una sola vez en su vida, así que compró el mejor perro de caza del mundo, lo entrenó muy bien e invitó a su amigo infeliz a cazar. Entonces le mostró a este vecino que su perro se podía quedar quieto durante toda una hora y olfatear una pista a dos kilómetros de distancia. No hubo reacción alguna. Desde su escondite, el agricultor le tiró a un pato, que cayó en medio de la laguna. Dio una orden, el perro salío trotando, caminó sobre la superficie del agua , recogió el ave y la soltó a los pies de su amo. “Qué le parece esto?”, le dijo desafiante a su vecino. Esta fue la respuesta del vecino: “O sea, que su perro no sabe sa be nadar, ¿no es cierto? Todos conocemos personas así. Todos tenemos que soportar en la vida a unas cuantas de esas personas destructoras del gozo. Necesitamos amarlas lo mejor que podamos, pero también tenemos que tener mucho cuidado de no permitir que nos moldeen a su estilo. Tal vez necesitemos limitar el tiempo que pasamos con ellos. Y por supuesto, necesitamos restringir su capacidad para influir sobre nuestro corazón. Tal vez la afirmación menos sorprendente de las Escrituras sea una que aparece en Proverbios: “Una mirada radiante alegra el corazón”. corazón” . Necesitamos identificar a unas cuantas personas de las que dsempeñan ese papel en nuestra vida, sobre todo si tendemos a tener dificultades con nuestro gozo. Haga una cita de gozo en la que pase algún tiempo con una persona así esta semana. Necesitamos adquirir la costumbre de pasar una mayor cantidad de tiempo junto a personas que nos den más vida y nos produzcan más gozo. Podríamos llevar esto un paso más allá y pedirle a alguien que sea nuestro “mentor de gozo”. Halle una persona que manifieste ese gozo y dígale que usted está tratando de salir de un estado en el que se siente incapaz de sentir regocijo. Comiencen a orar juntos para que el Espíritu produzca en su vida este fruto fr uto en mayor abundancia. Aparte un día a la Semana Si no nos es fácil sentir gozo, tal vez tengamos que destinar un día a la semana para que sea nuestro día personal de Di-da-dey, lleno de cosas agradables.
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Entre ellas se incluyen cosas que parecerían triviales: Bonhoeffer escribió que sus comidas en la prisión le daban la oportunidad de ejercitar la disciplina del gozo Dios no puede soportar esa actitud poco festiva y carente júbilo nuestra en la cual nos comemos nuestro pan con dolor, con una prisa agitada y pretenciosa, o incluso, con vergüenza. Por medio de nuestras comidas diarias nos está llamando a regocijarnos, a tener un momento de fiesta en medio de nuestro día de trabajo.
Dedique un día entero a tener actos de celebración, de manera que el gozo termine influyendo sobre toda su vida. Un día por En general, creo que hemos semana, coma lo que le encanta comer, escuche la subestimado lo importante música que le mueve el alma, juegue un deporte que lo que es el placer en la desentuma y desafíe, lea libros que le refresquen el formación espiritual. espíritu, use ropa que lo haga sentirse feliz, rodéese de belleza…y mientras hace esas cosas dele gracias a Dios por maravillosa bondad. Reflexione sobre lo amable que es Él, que ha pensado en todos esos regalos. Dedique un tiempo a experimentar y saborear el gozo, y después diirija su corazón hacia Dios, de manera que llegue a saber realmente que Él es el dador de “toda buena dádiva y todo don perfecto”. Nada es demasiado pequeño si produce en nosotros un gozo auténtico y hace que nos volvamos hacia Dios con gratitud y placer. En general, creo que hemos subestimado lo importante que es el placer en la formación espiritual. Es sus imaginarias Cartas del diablo a su sobrino, C.S. Lewis presenta al tío Escrutopo, un demonio mayor, aconsejando a su sobrino sobre las formas de tentar a los humanos. Esto es lo que escribe: No te olvides nunca que cuando cu ando tenemos que ver con cualquier placer en su forma sana, normal y satisfactoria, estamos en cierto sentido, en territorio enemigo. Yo sé que hemos ganado a muchas almas por medio de los placeres. Pero también sé que fue Él quien los inventó y no nosotros. Él fue quien hizo los placeres, hasta el momento todas nuestras investigaciones no nos han capacitado para producir uno solo. Todo lo que podemos hacer es animar a los humanos a tomar los placeres producidos por nuestro Enemigo, en momentos, formas o grados que Él ha prohibido… p rohibido… La fórmula consiste en un apetito cada vez mayor por un placer cada vez menor…Capturar el alma del hombre sin darle nada a cambio. Eso es lo que alegra de verdad el corazón de nuestro Padre.
Desconéctese Toda una Semana Las Escrituras recogen muchas ocasiones en que hubo personas que hicieron ayuno, absteniéndose de ingerir alimentos, entre ellas, el propio Jesús. Sospecho que si Él estuviera corporalmente con nosotros hoy, también hablaría de una clase diferente de ayuno. En lugar de un refrigerador vacío, vacío, este ayuno tendría que ver ver con los equipos de entretenimiento desconectados en el hogar. Las estadísticas son
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del conocimiento de todos: Nielsen informa que los televisores de los Estados Unidos permaneces encendidos encendidos un promedio de seis horas diarias. Hace más de una década, un periódico de Detroit les ofreció a ciento veinte familias quinientos dólares a cada una por soportar un mes entero sin ver televisión. Noventa y tres de ellas rechazaron el ofrecimiento (las otras veintisiete familias informaron que su vida mejoró notablemente durante el mes en que no vieron televisión, pero después volvieron a sus antiguos hábitos como televidentes). Una de las ironías de esto es que mucha gente ve televisión porque está cansada y quiere descanso para su mente y cuerpo. Ahora bien, ¿Con cuánta frecuencia oímos que alguien dice en nuestro trabajo algo como esto: “Estuve viendo televisión desde las noticias de la tarde hasta los programas de entrevista a media noche y me siento rejuvenecido, renovado, lleno de nueva vitalidad, y refrescado. ¡Qué tarde tan maravillosa y memorable!. Estoy agradecido por el don de la televisión en m i vida”?. Lo peor peor de la televisión no es que no nos ponga muchas cosas en la mente, sino que impide que hagamos muchas otras. Mata la intimidad y la conversación e interrumpe el hilo del pensamiento. La terapeuta Dolores Curren le pidió a una familia que escribiera lo que más escuchara en su casa durante un período de dos semanas. Las dos frases más frecuentes dejaron pasmada a la familia: “¿Qué están poniendo?” y “Échate para allá”. Intente algo radical, dedíquese a la disciplina de desconectarse durante toda una semana. Comprométase a un ayuno en frío de una semana sin televisión. No vea Oprah, Dave, Guiding, Light, American Gladiators, ni la película morbosa de la semana. Desconecte físicamente el televisor de la corriente y déjelo así una semana. Pídale ayuda a Dios y La depresión, por lo declare una “semana de jubileo”. Use el tiempo que ha general, es tan frecuente dentro de la iglesia como liberado para hacer cosas que necesita hacer o que ha fuera de ella. estado pensando hacer. Duerma más. Lea algo. Tenga una conversación realmente buena. Vivimos en una era de melancolía. La depresión ha reemplazado a la ansiedad en el papel papel del “resfriado común de la vida emocional”. emocional”. La proporción de suicidios ha aumentado de manera alarmante como causa de fallecimiento, sobre todo en la gente joven. Más grave aún es el hecho de que la depresión por lo general es tan frecuente en la iglesia como fuera de ella. Al menos, hay una notable excepción: Janice Egeland ha estado investigando entre los Amish del Condado de Lancaster, en Pennsilvania, desde los años setenta. Sus conclusiones señalan que los Amish tienen un porcentaje de depresiones notablemente menor que la población general de los Estados Unidos. (con excepción de los estados maniáticos depresivos, que parecen tener una fuerte influencia genética).
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Es irónico que en unos tiempos en que nos apoyamos fuertemente en la industria del espectáculo para que nos brinde un alivio del aburrimiento y de las exigencias de la vida diaria, el grupo menos deprimido de nuestra sociedad sea el que desdeña el uso de todo tipo de aparatos electrónicos. En realidad, hasta el diagnóstico de la fase maniática del desorden maniático-depresivo era difícil, a causa del estilo de vida de los Amish. Los ejemplos típicos consistían en “hacer correr demasiado al caballo y al coche, usar en exceso un teléfono público y hacer planes para tomarse unas vacaciones v acaciones en las estaciones menos oportunas”. He aquí el gran reto: ¿Es posible que la iglesia ayude a la gente a llegar a una transformación total al mismo tiempo que siga comprometida con lo que Robert Hughes ha llamado “una cultura de la queja”?. ¿Podemos estar realmente en el mundo sin ser de él, como nos exhortó Cristo hacer?. La realidad de condiciones como la depresión sugieren que tal vez sea múcho más difícil de lo que pensamos. Discipline su Mente Para que vea la Vida Desde una Perspectiva P erspectiva Bíblica En gran parte, el gozo procede procede de una cierta forma de pensar. Los psicólogos psicólogos especializados en el conocimiento nos recuerdan que siempre, entre lo que nos sucede y nuestra reacción, se encuentran nuestras creencias y nuestras interpretaciones de esos sucesos. Este pensamiento nos ayuda a comprender el irreprimible tema del gozo en el Nuevo Testamento. Los escritores del Nuevo Testamento se dedicaban, no tanto a alguna forma de pensamiento positivo, como a lo que pudiéramos llamar un “pensamiento escatológico”. Es decir, veían todo lo que acontecía a la luz de la resurrección y el triunfo final del Cristo resucitado. Hace falta una cierta especie de heroísmo para celebrar lo que merece ser celebrado, aun en momentos en los cuales todos los detalles son desastrosamente desfavorables. Hay un relato que es uno de mis favoritos y que expresa esa clase de espíritu. Procede de Robert Fulghum, y se refiere a una boda producida en una escala gigantesca por un personaje desquiciado conocido solo como la Madre de la Novia. Toda la operación –desde la orquesta de dieciocho maestros hasta las listas de bodas esparcidas por la mayoría de los estados de la Unión y la preparación de veinticuatro damas de honor con sus caballeros, niños encargados de regar pétalos y los portadores de los anillos- era una escala que solo se suele ver durante la invasión militar de un país de buen tamaño. Pero todos los planes marchaban bien…hasta el momento cumbre del desfile de entrada: Ah, la novia llevaba horas vestida, tal vez, días. No le quedaba adrenalina en todo el cuerpo. A solas con su padre en la sala de recepción de la iglesia, mientras el desfile de las damas seguía y seguía, había recorrido las mesas repletas de alimentos de alta gastronomía y sin darse cuenta había probado las pequeñas mentas rosadas,
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amarillas y verdes. Después fue picando en los cuencos de plata llenos de frutos secos mezclados, comiéndose las pecanas. A esto siguieron unas o dos bolas de queso, unas cuantas aceitunas maduras, un puñado de almendras garrapiñadas, un pequeño embutido embu tido pinchado con un palillo adornado, un par de camarones forrados en tocino y una galleta untada con una generosa cantidad de paté de hígado. Para pasar todo esto, un vaso de champaña rosada. Su padre se lo dio para calmar los nervios. Lo que llamaba la atención cuando la novia se detuvo en el umbral de la puerta no era su traje, sino su cara. Estaba pálida porque lo que estaba entrando por el pasillo era una granada activa con el seguro quitado. La novia vomitó justamente cuando pasaba junto a su madre.y cuando digo que vomitó, no estoy hablando de una educada regurgitación diminuta de damita en su pañuelo. Vomitó en grande. No hay ninguna palabra fina para expresarlo. Lo que quiero decir es que vomitó en abundancia frente al coro, alcanzando a las damas de honor, al novio, novio, a uno de los que llevaban los anillos y a mí… solo hubo dos personas que no perdieron pe rdieron la sonrisa. Una de ellas era la madre del novio; la otra era el padre de la novia.
Fulghum explica que se reunieron en la sala de recepción, donde tuvieron una ceremonia mucho más tranquila y menos aparatosa. Y cómo “todo el mundo lloró, como se supone que haga la gente en las bodas, mayormente porque el novio sostuvo a la novia en sus brazos durante toda la ceremonia. Y ningún novia ha besado con mayor ternura que él”. Pero la mejor parte de la historia es que diez años más tarde, todos fueron invitados de nuevo a otra fiesta para celebrar el desastre de aquel día. Lo habían visto todo en tres televisores… la madre de la novia había hecho que estuvieran funcionando tres cámaras al mismo tiempo durante la boda. Y aquella fiesta la hizo la propia Madre de la Novia. ¿Cómo era posible que aquella gente se alegrara cuando todo había salido tan mal? Porque a pesar de todo el desastre, la novia había logrado atrapar al novio. Al terminar el día eso era todo lo que importaba. La novia había conseguido al novio. Era un día de Di-da-dey. ¿Cómo se puede ser una persona alegre en medio de un mundo repleto de dolor? Vea esta promesa que aparece muy cerca del final mismo de la Biblia: ¡Alegrémonos y regocijémonos Y démosle gloria! Ya ha llegado el día de las bodas del Cordero
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Su novia se ha preparado El novio celestial ha conseguido a su novia. El gozo que le está reservado al pueblo de Dios es tan grandioso que la única imagen que le puede hacer justicia es la del regocijo que hay entre un hombre y su amada. Entonces Entonces veremos la boda boda de la cual las bodas más grandiosas de esta tierra solo han sido una pálida sombra. Entonces Dios va a danzar con su pueblo. Entonces el gozo va a reinar sin disminuciones ni interrupciones. Entonces se cumplirán las palabras del profeta, que estaba tratando de expresar lo inexpresable: Ustedes saldrán con alegría Y serán guiados en paz. A su paso, las montañas y las colinas Prorrumpirán en gritos de júbilo Y aplaudirán todos los árboles del bosque. El apóstol Juan trató de decir esto mismo también: Él acampará en medio de ellos, Y ellos serán su pueblo Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, la mento, ni dolor, Porque las primeras cosas han dejado de existir. Entonces será el amanecer del gran día de Di-da-dey que nunca tendrá fin.
60 Capítulo 5.
Una Vida sin Prisas
La Práctica de ir más Despacio La gente de hoy toma más en serio el tiempo que la eternidad. Thomas Kelly
Poco después de mudarnos a Chicago, llamé a un amigo muy sabio para pedirle un poco de orientación espiritual. Le describí el ritmo que tendían a tomar las cosas en mi ambiente del momento. Le hablé lo mejor que pude discernir acerca de la marcha de nuestra vida familiar y del estado de mi corazón en aquel entonces. Entonces le pregunté qué necesitaba para estar espiritualmente saludable. Hubo un largo silencio. “Tienes que eliminar implacablemente finalmente. Otra larga pausa.
de tu vida todas l as l as prisas” ,
me dijo
“Muy bien, ya escribí eso”, es una buena idea, le dije un poco impaciente. ¿Qué más?” Tenía muchas cosas que hacer, y era una llamada de larga distancia; así que estaba ansioso por acumular una buena cantidad de sabiduría espiritual dentro de la menor cantidad de tiempo posible. Otro largo silencio. Y luego me dijo: “No hay nada más” Se trata del mentor espiritual más sabio que he conocido. Y aunque no conoce todos los detalles de cada pecado de mi vida, sí sabe bastante. Y de su inmensa aljaba de sagacidad espiritual, solo sacó una flecha. “No hay nada más”, me dijo. “Tienes que eliminar implacablemente de tu vida todas las prisas”. Imagínese por un instante que alguien le diera esta receta con la advertencia de que su vida entera depende de ella. Piense en la posibilidad de que tal vez sea lo que le dice. La prisa es el gran enemigo de la vida espiritual en nuestros cierto lo tiempos. Nos puede destruir el alma. También puede impedir que vivamos. Carl Jung escribió: “La prisa prisa no es del del diablo, sino que es el el mismo El gran peligro no está en diablo”. Una y otra vez, mientras andamos en búsqueda que vayamos a renunciar a de una vida espiritual, tenemos que batallar con la prisa. la fe, sino que nos Para muchos de nosotros el gran peligro no está en que conformemos con una vayamos a renunciar a la fe, sino en que nos distraigamos, versión mediocre de ella.
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agitemos y nos preocupemos tanto, que nos conformemos con una versión mediocre de ella. Nos limitamos a pasar rozando la vida en lugar de vivirla de verdad. La Enfermedad de la Prisa. Sufrimos de algo que se ha llegado a llamar “la enfermedad de la prisa”. Una de las grandes ilusiones de nuestros tiempos, es la idea de que si nos apresuramos tendremos más tiempo disponible. Hace tiempo entré en una gasolinera donde había un anuncio con este lema: “Lo ayudamos a moverse más rápido”. Ahora A hora bien, ¿y si mi necesidad no es moverme más rápido? La revista Time comenta que desde los años sesenta, se presentó ante un subcomité del senado el testimonio de un grupo de expertos sobre la administración del tiempo. Lo esencial del testimonio era afirmar que a causa de los avances de la técnica, al cabo de unos veinte años la gente tendría que reducir drásticamente la cantidad de horas de trabajo a la semana…de lo contrario, tendría que comenzar a jubilarse más joven. Según decían, el gran reto consistía en qué hacer con todo ese tiempo libre. Sin embargo, treinta años más tarde no habría muchas personas que sostuvieran que nuestro reto primordial en cuanto al uso del tiempo consiste en qué hacer con todo el que nos sobra. Compramos todo lo que promete ayudarnos con la rapidez. El champú que más se vende en Estados Unidos llegó a ese lugar porque combina champú y acondicionador en un solo paso, eliminando la necesidad de todo ese enjuague que la gente tenía que hacer y que le consumía tiempo. La cadena Domino´s subió subió al primer lugar en la pizzerías porque prometió hacer las entregas a domicilio en media hora o menos. (“No vendemos pizza”, decía su presidente.”vendemos entrega a domicilio”) . informa: “S “Siguiendo iguiendo la idea de Domino´s Pizza, un hospital de Detroit USA Today informa: garantiza que los pacientes de la sala de urgencia serán examinados en menos de veinte minutos después de llegar, o su tratamiento será gratuito” gratuito ”. El periódico observa que, desde que se hizo este ofrecimiento, el movimiento de ese hospital ha aumentado en un treinta por ciento. Adoramos en el “santuario de los arcos dorados” de MacDonald´s, no porque vendan “buena comida”, o incluso, porque sea “barata”, sino porque es “rápida”. Aun después de que presentaron el concepto de comida rápida, la gente tenía que seguir estacionando el auto, entrar, pedir y llevarse la comida a la mesa, y todo eso llevaba tiempo. Así que inventaron el canal para el servicio en el auto, de manera que las familias pudieran comer en su furgoneta, como estaba supuesto de forma natural Nuestro mundo se ha vuelto el mundo de la Reina Roja de Alicia en el país de las maravillas.”ahora bien, aquí, como ves, hace falta que corras todo todo lo que puedas
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para permanecer en el mismo lugar. ¡Si quieres llegar a otra parte, tienes que correr, por lo menos, el doble de rápido!”. Lo irónico de todo esto, es que nuestros esfuerzos no han producido lo que buscamos: La sensación de lo que podríamos llamar “dominio del tiempo”, de tener tiempo suficiente. Mucha s veces, lo que sentimos es lo opuesto. Robert Banks observa que, a pesar de que la sociedad estadounidense es rica en bienes, es sumamente pobre en tiempo. En cambio, en las dos terceras partes más pobres del mundo hay muchas sociedades que serán pobres en posesiones materiales, de acuerdo a nuestros niveles, pero son ricas en cuanto al tiempo. No se agitan ni viven de prisa. Viven con la sensación de que hay tiempo suficiente para hacer cada día lo que haga falta hacer. Meyer Friedman define la enfermedad enfermeda d de la prisa como “sobre todo, una lucha continua y un intento incesante por lograr o realizar cada vez más cosas, o participar cada vez en más actividades en un tiempo siempre menor, frecuentemente contra la oposición real o imaginaria de otra persona”. La prisa hace que nos consumamos con “las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida”, como lo presenta Jesús, e impide que sean sus caminos los que echen raíces en nuestro corazón. Jesús estaba muy consciente de este tipo de problema ya en sus tiempos. Como veremos, se apartaba con frecuencia de las multitudes y de la actividad. A sus seguidores les enseñó a hacer lo mismo. Cuando los discípulos regresaron con la adrenalina al máximo de un tiempo agitado de ministerio, les dijo: “Vengan conmigo conm igo ustedes, solos a un lugar tranquilo y descansen un poco”. Marcos explica que “no tenían tiempo ni para comer, pues era tanta la gente que iba y venía”. Ese habría podido ser el lema de mucha gente en la actualidad. Hay quienes se imaginan que esto es algo bueno que tal vez Dios va a recompensar un día: “¡Vaya vida la que tuviste! Estabas tan ocupado que no tenías tiempo ni para comer. ¡Bien hecho!” hech o!” Sin embargo, Marcos no tenía la intención de elogiar a nadie al hacer notar esto. Jesús animó a sus discípulos a apartarse por un tiempo. No se puede seguir a Jesús corriendo a toda velocidad. Si queremos seguir a alguien no podemos ir más rápido que el que va adelante. Debemos eliminar implacablemente de nuestra vida todas las prisas. Eso no significa que nunca vayamos a estar ocupados. Con frecuencia, Jesús tenía mucho que hacer, pero nunca lo hizo de tal manera que cortara la conexión vital que existía entre Él y su Padre. Nunca lo hizo de tal forma que interfiriera con su capacidad de amor cuando era amor lo que debía dar. Tenía la costumbre de retirarse de las actividades para buscar la soledad y la oración. Era frecuente que estuviera ocupado, pero nunca agitado. La prisa no es solo un programa desordenado. La prisa es un corazón desordenado. Hagamos un breve
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diagnóstico como ejercicio. ¿Cómo sabemos si padecemos de esta enfermedad de la prisa? He aquí algunos de los síntomas. Si Hacemos Constantemente Cada vez más Rápidas las l as Actividades Diarias. Si tenemos la enfermedad de la prisa, nos persigue el temor de que no haya suficientes horas en el día para hacer lo que es necesario hacer. Leemos más rápido, hablamos más rápido, y cuando escuchamos asentimos más rápido para animar al que habla a acelerar lo que dice. Nos incomodamos cada vez que tenemos que esperar. En un semáforo, si hay dos canales y en cada uno hay un auto, nos ponemos a adivinar –a partir del año de fabricación del auto, su marca y modelo- cuál va arrancar con mayor rapidez. En la tienda de víveres, si tenemos que escoger entre dos cajeras, nos ponemos a calcular cuántas personas hay en cada fila, multiplicando ese número por el número de artículos que llevan en el carrito. Si tenemos un caso realmente grave de la enfermedad de la prisa, después de que nos ponemos en la línea, vamos siguiendo a la persona que ocupa el lugar que nosotros habríamos ocupado en la otra fila. Si pasamos nosotros, y esa persona que ocupa el lugar nuestro está aún esperando, nos sentimos eufóricos. Hemos ganado. Pero si el otro sale de la tienda estando nosotros aun en la fila, nos deprimimos. Tenemos la enfermedad de la prisa. “La Multiplicación de Tareas” A pesar de lo mucho que se agita, la persona con la enfermedad de la prisa no se siente satisfecha. Por eso, a causa de esa desesperada necesidad por apresurarnos, nos ponemos a hacer o a pensar más de una cosa a la vez. Los psicólogos le llaman a eso “actividad polifásica”. El eufemismo mejor para explicarlo es: “multiplicación de tareas”. (Yo lo llamaría “hacer más de una cosa a la vez”, pero lleva demasiado tiempo decirlo). El auto es uno de los lugares favoritos para eso. La gente que tiene la enfermedad de la prisa puede conducir, comer, beber café, explorar la radio, afeitarse o aplicarse el maquillaje, hablar en el teléfono del auto o el celular y hacer gestos…todo al mismo tiempo. tiempo . O pueden tratar de ver televisión, leer, cenar y llevar una conversación de forma simultánea. El Desorden A la vida de los enfermos de la prisa les falta sencillez. Estas personas suelen llevar consigo un organizador del tiempo del tamaño de Montana. Siguen comprando montañas de libros y revistas, después se sienten culpables porque no los leen. Compran aparatos para ahorrar tiempo, pero no tienen ni el tiempo ni la paciencia para leer las instrucciones y averiguar de qué forma se usan. Paul Pearsall escribe
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que muchas de esas personas parecen pare cen no poder librarse de sus “cosas”. Este es su consejo: Tal vez usted necesite un “exorcismo de armarios”, experimentado en enfrentarse a los demonios del desorden de los armarios… Un amigo de confianza que también puede evitar el “fenómeno de re re--atestamiento”. El re-atestamiento re-atestamiento se produce cuando, en medio de la limpieza de nuestros armarios y gavetas, de alguna forma nos sentimos estimulados a adquirir nuevas cosas.
Hay otras formas menos materiales de atestarse de cosas. La vida está atestada cuando nos oprime el peso de todas las cosas a las que no nos hemos sabido negar. También está el atestamiento de olvidar fechas importantes, no ir a citas, o no continuar los procesos. La Superficialidad “La superficialidad es la maldición de nuestra época”, dice Richard Foster. Si la superficialidad es nuetra maldición, entonces la prisa es la que pronuncia el conjuro. Lo profundo siempre llega con Hemos cambiado la lentitud. Esto es simplemente una verdad con relación a la profundidad por la formación del ser humano. Tal vez una de las razones por la amplitud. Queremos cual Abraham Lincoln alcanzó la profundidad de pensamiento obtener la madurez un horno de que tuvo fuera que creció con muy poco material material de lectura. con microondas. David Donald observa en su biografía que Lincoln creció con muy pocos libros a su alcance: La Biblia, Las fábulas de Esopo (que había prácticamente eprendido de memoria), y pocos más. “Necesitaba comprenderlo todo –hasta lo más pequeño- con minuciosidad y precisión”, recordaba su madrastra. “Después se lo repetía a sí mismo una y otra vez…y cuando cuando lo había fijado fijado en en su mente, nunca se borraba de ella ese dato, ni su comprensión”.
Lincoln mismo hablaba con frecuencia de lo lento que funcionaba su mente; de cómo siendo ya adulto leía con trabajo y en voz alta. Williams Herndon, su socio en la práctica práctica de derecho y biógrafo, afirma que Lincoln “Leía menos y pensaba más que cualquier otro hombre de su misma esfera en los Estados Unidos”. Sin embargo, hoy hemos cambiado en gran parte la sabiduría por información. Queremos obtener la madurez con un horno de microondas. La Incapacidad para Amar La señal más seria de la enfermedad de la prisa es la disminución de la capacidad para amar. El amor y la prisa son fundamentalmente incompatibles. El amor siempre se toma su tiempo. Y el tiempo es algo que la gente con prisa no tiene.
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En una ocasión un ploto me contó su relato sobre aviones favorito. Un matrimonio anciano volaba en primera clase. Iban sentados detrás de un hombre de negocios que se sentía grandemente frustrado con ellos. Habían estado delante de él en la fila para chequear sus pasajes, y también al abordar el avión, y se movían con lentitud; en cambio él tenía prisa. Cuando sirvieron la cena, ellos retrasaron de nuevo al hombre de negocios, porque tuvieron que buscar unas píldoras en el compartimiento superior y dejaron caer, inadvertidamente una vieja bolsa de viaje. “¿qué les pasa a ustedes?”, explotó el hombre en voz alta, alta, lo suficiente para que todos los que estaban en la cabina oyeran. “Me asombra que lleguen alguna vez a algún lugar” ¿Por qué no no se quedan en casa? Para demostrar su enojo, el hombre se sentó y recostó su asiento todo o que pudo, tanto, que la bandeja de la comida del anciano derramó su contenido sobre él y su esposa. La azafata se deshizo en disculpa con los ancianos: “¿Podemos hacer algo?, les preguntó. El anciano le explicó que estaban celebrando sus cincuenta años de casados y volaban en avión por vez primera.”Permítanme por lo menos traerles una botella de vino”, les ofreció la azafata. Así lo hizo. Cuando la destaparon, el anciano se puso de pie, propuso un brindis y derramó el contenido de la botella sobre la cabeza del impaciente hombre de negocios que tenía sentado delante. Y, según me dijo el piloto, todos los que estaban en la cabina lo aclamaron. La Fatiga del Atardecer. La gente con prisa no puede amar. Lewis Grant sugiere que padecemos de lo que él llama “fatiga del atardecer”. Cuando llegamos a la casa al final de un día de trabajo, los que más necesitan nuestro amor, aquellos con los que estamos más comprometidos, terminan recibiendo las sobras. La fatiga del atardecer consiste en que estamos demasiado cansados, o agotados o preocupados, para amar a la gente a la cual le hemos hecho nuestras promesas más profundas. Nos ha entrado la fatiga del atardecer, dice Grant, cuando:
Nos apresuramos aunque no tengamos razón para hacerlo Hay una tensión constante que provoca palabras hirientes o peleas entre hermanos Hacemos competencias falsas (“a ( “a ver muchachos, veamos quién se baña más rápido”) que en realidad realidad se deben a nuestra necesidad de sair del paso cuanto antes Sentimos que hemos perdido la gratitud y la capacidad de sorpresa Nos permitimos escapadas autodestructoras de la fatiga; abusar del alcohol, ver demasiada televisión, escuchar música country western (si, de acuerdo, esta última es mía, no de Grant)
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La prisa es la gran enemiga de la vida espiritual porque mata al amor. Es lo que se halla detrás de gran parte de la ira y la frustración que hay en la vida moderna. La prisa impide que recibamos el amor del Padre, o que se lo demos a sus hijos. Por eso Jesús nunca tuvo prisas. Para seguir a Jesús necesitamos eliminar implacablemente ded nuestras vidas todas las prisas, porque por definición, no nos podemos mover más rápido que Aquel a quien seguimos. Lo podemos lograr. Nos podemos convertir convertir en gente sin prisas. Nos podemos convertir en gente con paciencia. La Cura de la Enfermedad de la Prisa Pero por nosotros mismos no nos podemos convertir en gente sin prisas. No lo podemos lograr solos. Tenemos que entrar a una vida de entrenamiento. Por eso, veamos las prácticas que necesita adoptar el que tiene t iene la enfermedad de la prisa. Ir más Lento La primera práctica de lo que podríamos llamar “ir más lento” comprende el cultivo de la paciencia a base de tomar la decisión deliberada de ponernos en situaciones en las cuales sencillamente tendremos que esperar. (esta práctica tiene una cualidad que la asemeja a los juegos, aunque no nos guste demasiado, sobre todo, al principio). Durante el próximo mes, conduzca delberadamente por el canal más lento de la vía. Es posible que si no anda cambiando de un canal a otro, llegue unos cinco minutos más tarde de lo acostumbrado; pero verá que no se enoja tanto con los demás conductores. En lugar de tratar de pasarlos, diga una pequeña oración cuando ellos pasan, y pídale a Dios que los bendiga. Declárese en ayuno de bocina. Someta a su bocina a un voto de silencio. Durante una semana coma con lentitud. Oblíguese a masticar, por lo menos quince veces antes de tragar. Durante un mes, cuando esté en la tienda de víveres, fíjese con cuidado para ver cuál de las cajeras tiene la fila más larga y póngase en ella. Deje que una persona pase por delante de usted. Pase todo un día sin ponerse el reloj. La lista podría seguir, pero pero ya usted usted ha captado la idea. Debemos Debemos hallar formas de tomar la decisión deliberada de esperar; formas que hagan imposibles las prisas. Mientras las practicamos le debemos decir a Dios que confiamos en que Él nos capacite para realizar todo lo que tenemos que realizar. Muchas veces la gente se preocupa de que, si no se apresura, va a realizar menos cosas. En realidad, los investigadores han descubierto que no existe correlación alguna entre las prisas o la conducta tipo A y la productividad.
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Descubriremos que podemos sobrevivir sin esos apresuramientos. Si practicamos estas cosas con suficiente diligencia, nos convertiremos en personas sin prisas. La Necesidad de Estar Solo La práctica de la soledad es más tradicional. Jesús se dedicaba a ella con frecuencia. Al principio de su y ministerio, salió al desierto para tener un amplio período de ayuno oración. También acudió a la soledad cuando supo de la muerte de Juan el Bautista; cuando iba a escoger a sus discípulos, después de haber sanado a un leproso y después que sus seguidores se dedicaron al ministerio. Esta forma de conducta continuó hasta los días finales de su vida, cuando se apartó de nuevo en soledad en el huerto del Getsemaní para orar. Terminó su ministerio como lo había comenzado, practicando la soledad. A sus seguidores, Jesús les enseñó a hacer esto mismo. Y así como les dijo a ellos: “Vengan a un lugar apartado”, a nosotros nos dice que nos estemos quietos. Los seguidores de Cristo que son sabios siempre han comprendido lo necesaria y beneficiosa que es la soledad. Es, por citar una frase antigua, “el horno de la transformación”. ¿Qué hace que la soledad sea tan importante?
La soledad es el único lugar donde podemos liberarnos de las fuerzas de la sociedad, que, de otra forma, estarían moldeándonos incesantemente .
Según una analogía muy citada, si ponemos una rana en una cacerola de agua hirviendo, salta enseguida. Pero ponga la rana a temperatura ambiente y caliéntela lentamente y el animalito se va a quedar allí hasta morir quemado. Póngala en un ambiente mortal de repente, y se escapará. En cambio, vaya introduciendo el peligro gradualmente y nunca lo notará. Lo cierto es que, por lo general, los peligros a los que somos más vulnerables no son los repentinos, drásticos o evidentes. Son los que se nos deslizan dentro; los que forman parte de nuestro ambiente de tal forma que, ni siquiera los notamos. La verdad más profunda en esto es que vivimos en un ambiente mortal. La sociedad estadounidense está llena de ideas, valores, presiones y tentaciones de éxito, seguridad comodidad y felicidad que ni siquiera vamos a notar, a menos que de vez en cuando nos apartemos de ella. Thomas Merton escribe que los primeros padres de la iglesia valoraban tanto a la sociedad porque consideraban que la sociedad era un naufragio del cual toda persona en su sano juicio debía apartarse nadando para salvar la vida. Estas personas creían que seguir la corriente, aceptando con pasividad las ideas y los valores de lo que ellos conocían como sociedad, era pura y
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sencillamente un desastre. El Apóstol Pablo lo dice de esta forma: “No se amolden al mundo”. Un escritor relata un experimento hecho con ratones hace unos cuantos años. Un investigador descubrió que hace falta una fuerte dosis de anfetaminas para matar a un ratón que vive solo. En cambio, un grupo de ratones comienza a dar saltos y a comunicarse tanto la hiperactividad unos a otros, que la dosis veinte veces menor resulta mortal; hasta ese punto llega el efecto del “mundo” en los ratones. En realidad, un ratón al que no se le haya dado anfetaminas, puesto en un grupo que haya recibido la droga, va a saltar tanto, que en unos diez minutos estará muerto. “En grupo se disparan como las rositas de maíz o los cohetes”, observa el escritor. Tal vez pensemos que solo un ratón sería tan tonto como para juntarse con un montón de ratones tan alborotados y frenéticos, que están dedicados a una actividad tan absurda, sin propósito discernible alguno de tal forma, que ponen su bienestar, e incluso, su vida en riesgo. Estaríamos equivocados al pensar así. Los mensajes no llegan en una corriente incesante. “Nosotros les ayudaremos a moverse más deprisa”… ¡Actúe ahora; no lo deje para después!...Con un poco de esfuerzo lo puede comprar ahora; no pague inicial, y los pagos mensuales van a ser fáciles…Te lo puedes ganar si corres un poco más, te mantienes un poco más de tiempo y tra trabajas bajas un poco más duro… No hay problema en hacerse viejo, siempre que uno no se llene de arrugas, canas o de manchas, o pierdas el cabello; siempre que no parezca vi ejo…No tiene nada de raro estar frenético, estresado, vacío y exhausto, porque así es todo el de prisa”. mundo… Nosotros le ayudaremos a moverse más deprisa”. “La presión de la agitación es como un encantamiento”, escribía Kieke rgaard. “Su poder va en aumento… se extiende buscando siempre la forma de atrapar a unas víctmas cada vez más jóvenes; de manera que a la juventud o la niñez apenas se les permita el silencio y el retiro en los cuales el Eterno podría desarrollar un crecimiento divino”. div ino”. Lo cierto es que por mucho que nos quejemos de las prisas, nos sentiremos arrastrados hacia ellas. Nos hacen sentir importantes. Mantienen en acción nuestra adrenalina. Significa que no tenemos que mirar muy de cerca cerca al corazón de la vida. Impide que nos sintamos solos. La soledad es el remedio para esta agitación que funciona como un encantamiento. Ahora bien, ¿Qué es exactamente esa soledad? ¿Qué hacemos cuando la practicamos? ¿Qué debemos llevar con nosotros a ese lugar callado? Por suspuesto, la respuesta primordial es, “nada”. Hace poco un hombre me habló de su preparación para su primer período extenso de soledad. Recogió libros, mensajes
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grabados, CDs y un reproductor de videos…las mismas cosas de las cuales pensaríamos en alejarnos. Básicamente, la soledad tiene que ver en primer lugar con hacer algo. Así como el ayuno significa la abstención de comida, no hacer la soledad significa la abstención de estar en sociedad. Cuando nos apartamos en soledad, nos alejamos de la conversación, de la presencia de otros, del ruido, del bombardeo constante de los estímulos.
Básicamente, la soledad tiene que ver, en primer lugar, con no hacer algo.
“En la soledad,” escribe Henri Nouwen, “me libero del andamio que me rodea”. Este andamio es todo lo que usamos para mantenernos apuntalados, para convencernos de que somos importantes o que somos aceptables. En la soledad no tenemos amigos con quienes hablar, no hay llamadas de teléfonos ni reuniones. No hay televisión, música, libros, ni periódicos que ocupen y distraigan la mente. Cada uno de nosotros sería como dice el viejo himno: “tal como soy” No me definen ni los logros, ni el currículum vitae, ni las posesiones ni los medios de difusión, sino que que solo estamos mi pecaminosidad y yo, mi anhelo o falta de anhelo por Dios. La Práctica de la Soledad La soledad exige una perseverancia infatigable. Yo he visto que, a menos que saque mi calendario y escriba en él con bastante anticipación los momentos en los cuales me voy a comprometer a tener tiempos de soledad, éstos no se van a producir. Me parece útil pensar sobre la soledad dentro de dos categorías diferentes. Necesitamos Nece sitamos breves períodos de soledad de forma constante… de preferencia cada día, e incluso intervalos durante el día. Pero también necesitamos a grandes intervalos unos períodos extensos dd soledad de medio día, un día entero o unos pocos días. Tal vez podamos comenzar un día determinado orando acerca de nuestro calendario de actividades de ese día -las reuniones a las que tenemos que asistir, las tareas que debemos realizar, la gente con la que vamos a estar- y ponerlo todo en las manos de Dios. A lo largo del día nos podemos tomar descansos de cinco minutos, si nos es posible, cerrar la puerta de la oficina y recordarnos a nosotros mismos que un día, la oficina y el edificio habrán desaparecido, y en cambio, nosotros le seguiremos perteneciendo a Dios. Al final del día puede ser útil una revisión de ese día con Dios: ir viendo las cosas que sucedieron para saber lo que Él nos podrá querer decir por medio de ellas y poner en sus manos todas las ansiedades y penas que hayan quedado. A
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continuación hay un formato que me parece útil. Para la mayoría de las personas, el mejor momento para revisar el día es al acostarse. Pero si usted está seguros de ser de esas personas que funcionan bien por la mañana, entonces tal vez quiera dejarlo para el día siguiente, después de levantarse.
_____________________ _____________ ________ La revisión del día con Dios 1.- Permanezca inmóvil por un instante y calle su mente. 2.- Reconozca la presencia de Jesús, invítelo a enseñarle. 3.-Vuelva en su mente al momento en que despertó. Observe esa escena como si fuera un video. Esto lo puede llevar a orar para pedir paciencia, más amor, valor, perdón u otras virtudes. 4.-Continúe observando todo el día, de una escena a otra. Mientras reflexiona en algunas escenas, es posible que lo llenen de gratitud, otras lo llenarán de pesar. Háblele directamente al Señor acerca de esto. También es posible que se sienta llevado a orar por algunas de las personas con las cuales se relacionó durante el día 5.-Termine con una oración de acción de gracias por la misericordia y el amor de Dios. Pídale que lo refresque mientras duerme. _________________ ______________ ___ El gran beneficio que tiene este ejercicio es que comenzamos a aprender de nuestros días. Cuando estaba practicando atletismo en la escuela, solíamos ver grabaciones de nuestra actuación. A veces dolía ver aquellas cintas, pero valía la pena para que no volviéramos a cometer los mismos errores una y otra vez. Lo mismo sucede aquí. Cuando comencé a practicar la soledad con este ejercicio, descubrí que experimentaba mucho más ira de la que me habría imaginado. Entonces comencé a estar consciente de las actitudes y reacciones que guiaban mi vida.
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La Extension de la Soledad Yo también necesito de tiempos extensos en que me encuentre solo. Trato de apartarme por un día al mes, más o menos, y algunas veces, dentro del año, trato de tener un retiro de un par de días. Los centros de retiros destinados a este tipo de experiencia son cada vez más corrientes, aunque basta con cualquier lugar donde usted pueda permanecer sin que lo interrumpan. Francisco de Sales usaba la imagen del reloj para expresar su necesidad de soledad más extensa. Por bueno que sea, no hay reloj que no necesite que lo ajusten y le den cuerda dos veces al día, una en la mañana y otra en la noche. Además, por lo menos una vez al año hay que desarmarlo para quitarle la suciedad que lo atasca, enderezar las piezas que se hayan torcido y reparar las gastadas. De igual forma, cada mañana y cada noche, el hombre que cuida realmente de su corazón le debe dar cuerda de nuevo para servir a Dios… además, debe reflexionar con frecuencia en su estado para reformarlo y mejorarlo. Por último, una vez al año debe desarmarlo y examinar con detenimiento cada pieza, es decir, cada afecto y pasión con el fin de reparar cuantos defectos puedan existir.
Uno de los grandes obstáculos a la soledad extensa, es que fecuentemente da la impresión de ser una pérdida de tiempo. En parte, es posible que esto suceda porque estamos condicionados a sentir que solo se justifica que existamos cuando estamos haciendo algo. Pero creo que este sentimiento también nos viene porque nuestra mente tiende a vagar. Yo solía pensar que si dedicaba un largo momento a la oración, me podría dedicar a una oración sólida, centrada y sin interrupciones. Pero no puedo. La primera vez que traté de entrar en una soledad extensa mi mente divagaba como un turista con un pase de viajar gratis. Comenzaba a orar y cuando venía a ver, estaba sumergido en una airada fantasía. fantasía. En la fantasía, alguien que me había hecho daño recibía notables heridas por el mal que me había causado, cuando yo me vengaba justamente. En otras ocasiones, después de comenzar a orar, me encontraba fantaseando sobre unos triunfos tan grandiosos que harían sonrojar de modestia al propio Narciso. Lo que he llegado a comprender con el tiempo es que, en estos momentos, de lo único que es capaz mi mente, es de unos breves períodos de oración centrada, esparcidos entre esos extravíos. Espero poder hacer las cosas mejor algún día. Pero por ahora me consuelan las palabras del Hermano Lorenzo: “Por “P or muchos años me molestó el pensamiento de que era un fracaso en cuanto a la oración; entonces, un día me di cuenta de que siempre sería un fracaso orando, y desde entonces he mejorado mucho”.
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La Soledad Extendida 1.-Busque un lugar donde pueda estar solo y sin interrupciones, como un parque o un centro de retiros. 2.- La noche anterior pase un poco de tiempo preparándose. Pídale a Dios que bendiga el día y dígale que se lo quiere dedicar a Él. Este es un regalo que usted la hace a Dios, pero más aún, es un regalo que Dios le quiere hacer a usted. ¿Qué necesita usted del Señor; sentirse sano y perdonado?, ¿Sentir convicción por la apatía de su corazón? ¿Compasión? ¿La renovación de su sentido de misión? Pídaselo. 3.- Distribuya el día alrededor de los momentos en que pueda escuchar a Dios. El formato siguiente ha sido adaptado del libro The Spiritual Formation Toolkit , de Glandion Carney. 8 a 9. Prepare su mente y corazón, salga a caminar o haga cuanto le ayude a dejar a un lado sus preocupaciones acerca de sus tareas y responsabilidades. Trate de distribuir su mañana de manera que pueda permanecer callado desde que se despierte. 9 a 11. Lea las Escritruras y medite en ellas, tomándose el tiempo necesario para detenerse a reflexionar cuando le parezca que Dios le está hablando a través del texto. 11 a 12. Escriba las respuestas a lo que haya leído. Háblele a Dios acerca de ellas. 12 a 01. Almuerce y salga a caminar, reflexionando sobre la mañana. 01 a 02. Tome una siesta. 02 a 03. Fíjese las metas que surjan de la reflexión hecha en el día. 03 a 04. Escriba esas metas y otros pensamientos en un diario. Puede hacerlo dándole la forma de una carta dirigida a Dios. Prepárese para volver a la sociedad. ______________ ____________
Tal vez usted esté listo para pasarse un período extenso a solas con Dios…Quizás todo un día. El primer intento para tener esa soledad extensa puede
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parecer amedrentador, así que lo podría ayudar algo una estructura como la descrita antes. Venza la Enfermedad de la Prisa Hace algún tiempo un periódico de Tacoma, estado de Washington, publicó la historia de Tatoo, el perro basett. Tatoo no tenía intenciones de salir a correr por la noche, pero cuando su dueño le amarró la traílla a la puerta del auto y salío con él, no pudo hacer nada. Un policía en moto llamado Terry Filbert observó que pasaba un vehículo con algo que parecía irse arrastrando detrás de él. Cuando alcanzó al vehículo vio a Tatoo. Finalmente, el oficial hizo señas al auto para que se detuviera y rescató a Tatoo, pero no antes de que el perro alcanzara una velocidad de treinta y cuatro kilómetros por hora y hubiera rodado varias veces. Durante largo tiempo no le pidieron que saliera a caminar de noche. En la sociedad estadounidense hay muchos que se conducen como Tatoo. Son demasiado los que se pasan el día de tarea en tarea. Es hora de comenzar a adiestrarse para vivir de otra forma. Tenemos que eliminar implacablemente de nuestras vidas todas las prisas.
Capítulo 6. Interrumpir al Cielo
La Práctica de la Oración La Oración une al alma con Dios. Juliano de Norwich
Que yo recuerde, solo hay una jugada de futbol que tiene un nombre abiertamente religioso. La vi hace poco en un juego de Los Osos de Chicago. Los Osos iban perdiendo por un tanto. El reloj marcaba los segundos finales y la meta se encontraba a muchas yardas de distancia. Así que llevaron a todos sus zagueros hasta una esquina de la zona final, mientras su delantero lanzaba una desesperada embestida sin que pareciera quedar posibilidad alguna. La pelota rebotó de entre unos cuantos para caer en manos de James Allen, quien se lanzó en picada hacia la
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meta, logrando que los Osos ganaran el juego. Esa jugada en particular, tomó un nombre que se originó en el tanto de última hora anotado por Doug Flutie contra Miami en 1984, el cual usan por igual, protestantes, católicos y ateos: El pase de Ave María. La lógica consiste en que un pase lanzado en unas circunstancias tan desesperadas solo podría triunfar con la ayuda de la intervención divina. Algunas veces la gente dice que un zaguero que se encuentra en esa situación “dispara al cielo una oración” Por supuesto, la frase procede de la oración católica basada en las palabras con la que comienza en latín el saludo del ángel a María, el que aparece en el primer capítulo del evangelio de Lucas: “Dios te salve, María, llena eres de gracia…” ¿Por qué es esa la única jugada cuyo nombre procede de una oración? No hay ninguna patada inicial que se llame “Dios te salve, María” para iniciar el juego; o para usar una oración más común entre los evangélicos, una jugada de empate “Señor: yo solo te pido” en el primer cuarto del juego. Me parece que María sale a relucir en la jugada final porque la oración es algo que solemos asociar con la desesperación. La idea de la cual nace esta terminología es que durante la mayor parte del juego puedo confiar en mis propios recursos. Me apoyo en mi plan de juegos y en mi equipo. Sin embargo, en un momento de crisis y desesperación, en el cual se me han acabado el tiempo y las oportunidades, en el que la astucia y la fortaleza mortal del ser humano me han fallado, y en el cual han desaparecido todas las demás opciones, es cuando resulta lanzar al cielo una oración. “Dios te salve, María…” La gente deseperada ora. Ora sin pensarlo; ora, incluso sin estar segura de a quién es al que se está dirigiendo en su oración, o de que en realidad haya alguien escuchando. La gente escondida en madrigueras, ora. También ora la gente que pasa por un divorcio, tiene hijos que se han escapado de la casa, o recibe la noticia médica de que los resultados del examen de laboratorio indican que el tumor es maligno. Cuando llegamos al límite de nuestros recursos, recursos, oramos por instinto, por reflejo, de la misma forma que el hombre a quien le falta oxígeno jadea para respirar, o de que el hombre que va de caída extiende los brazos para agarrarse de algo. No es malo orar en tiempo de crisis. Uno de los atributos más asombrosos de Dios es su humildad para aceptar a la gente cuando acude a Él en medio de una desesperación total, aunque lo haya estado ignorando durante años. Las oraciones de desesperación han sido el comienzo de la vida espiritual para muchas personas. Sin embargo, esas oraciones, en sí mismas, no son suficientes para sostener la vida espiritual. Muchos de nosotros caemos en el esquema de conducta según el cual, los únicos momentos en que oramos son aquellos en que nos impulsa a
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hacerlo una crisis o una angustia. El resto del tiempo nos apoyamos en nuestra propia fortaleza y en nuestro ingenio. Este esquema indica lo que realmente creemos acerca de la oración. En la mayoría de los momentos comunes y corrientes, no estamos convencidos de que la oración cambie realmente las cosas. Muchas personas creen que sus oraciones no cambian la actuación de Dios, así que se preguntan qué utilidad tiene orar. Dallas Willard lo explica ex plica así: “La idea de que todo va a suceder tal como sucede, tanto si oramos como si no, es un espectro que frecuenta la mente de muchos que profesan sinceramente su fe en Dios. Esto hace que la oración sea una imposibilidad psicológica, y en el mejor de los casos, la reemplaza con unos ritos muertos” .
Oraciones Dirigidas al Cielo Veamos ahora, con qué grado de seriedad consideraban la oración los escritores bíblicos. En el capítulo octavo de Apocalipsis, Juan describe una escena en el cielo, después de haber sido rotos los sellos del rollo, que hablan de la historia del pecado y la violencia del ser humano, así como del juicio de Dios. Entonces tiene lugar algo asombroso. Juan dice que hubo “silencio en los cielos como por media hora”. Durante ese tiempo un ángel se Todo el cielo se detiene acerca al altar con un incensario de oro y ofrece una gran para que las oraciones cantidad de incienso que representa las oraciones que suben de los santos puedan desde la tierra. “Y junto con esas oraciones subió el humo subir hasta la presencia del incienso desde la mano del ángel hasta la presencia de de Dios. Dios”. Después de esto se producen grandes actos de juicio sobre la tierra, descritos como truenos, estruendos, relámpagos y un terremoto. Sin embargo, lo más asombroso es que esos actos se producen como respuesta a a las oraciones de los santos.
Por lo general, pensamos que los sucesos en la tierra son interrumpidos a causa de actuaciones que se producen en el cielo. Sin embargo, aquí tenemos lo opuesto. Todo el cielo se detiene. Los cánticos y las alabanzas interminables de las huestes celestiales cesan de repente. ¿Por qué? Porque alguien está orando. Todo el cielo se detiene para que las oraciones de los santos –las suyas y las mías, todas y cada una de ellas- puedan subir hasta la presencia de Dios. Son escuchadas. Son importantes. Las oraciones de unos seres humanos reales, como usted y como yo, interrumpen el cielo. Y lo que sucede después en la tierra, se produce porque hay gente que ora. Walter Wink dice que el mensaje que lleva en sí este texto escrito por Juan es: “La historia le pertenece a los intercesores, a los a los que creen y le dan el ser al futuro con sus oraciones”.
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La historia no les pertenece a los poderosos, ni a los ricos, ni a los gobernantes, los ejércitos, las corporaciones o los imperios mundiales de las comunicaciones masivas. Lo que ellos hacen por su cuenta, sin contar con Dios, tal vez parezca impresionante durante un tiempo. Pero llegará el día en el cual todas las acciones meramente humanas sean desechas, olvidadas en el montón de cenizas de un pasado ya muerto. La historia les pertenece a los intercesores, a los que creen y le dan el ser al futuro con sus oraciones. Lo que Jesús está haciendo en estos momentos es interceder: “Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó y está a la de recha de Dios e intercede por nosotros” Su ministerio de enseñanza duró tres años, su ministerio de intercesión ya ha durado dos mil. El Poder de la Oración Las enseñanzas de la Biblia acerca de la oración llevan, de manera abrumadora a una misma conclusión: La oración cambia las cosas. La primera oración extensa que aparece en las Escrituras se produce cuando Abraham descubre que Dios está a punto de destruir la ciudad de Sodoma. Lo que impresiona en esta conversación es la forma tan cuidadosa en la cual Abraham ordena sus argumentos y presenta su defensa. Está claro; siente que le está hablando a una persona cuyo curso de acción puede ser afectado realmente por lo que él dice: “De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? Quizás haya cincuenta justos en la ciudad” ¿Exterminarás a todos y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay”. ¡Lejos de ti hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡jamás hagas tal cosa!. Tú, que eres el juez de toda la tierra, ¿No harás justicia?” justicia? ” Dios le dice que está bien, que no va a destruir la ciudad por el bien de cincuenta personas justas. Casi podemos oír cómo se mueve la maquinaria en la mente de Abraham: ¿Me atrevo a seguir? Y se atreve: “Reconozco que he sido muy atrevido al dirigirme a mi Señor, yo que apenas soy polvo y ceniza. Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?. Dios también acepta esa petición. Abraham sigue reduciendo el número a cuarenta, treinta, veinte, y por fin hace un último intento: “No se enoje mi Señor, pero permítame hablar una vez más. tal vez se encuentren solo diez…” Entonces Dios asiente una vez más y le dice que sí. Y al final, salva a Lot y a su familia aunque solo son cuatro, y, por añadidura, Lot es solo un inmigrante. La moraleja de este relato, según Walter Wink, es que vale la pena regatear con Dios. “La etiqueta lisonjera de la oración llena de pompa es totalmente ajena a la Biblia. La
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oración bíblica es impertinente, insistente, desvergonzada e indecorosa. Se parece más a los regateos en un bazar del Oriente que a los corteses monólogos de las iglesias”. La oración caambia las cosas. Thomas Merton, siendo un joven en busca de grandes éxitos dentro de su carrera de literato, se sintió atraído, por razones que no comprendía, a pasar algún tiempo en una comunidad religiosa con hombres que dedicaban una buena parte del día a orar. Según describe, Tal vez ninguno de al salir se sintió golpeado por la prisa y las ansiedades de nosotros llegue a la vida “normal”: “El corazón “El corazón me dio un vuelco. Pensé: ¿En conocer los verdaderos qué me estoy metiendo? ¿Es aquí donde yo mismo he efectos de nuestras estado viviendo todos estos años? Así le vino a la mente el oraciones en este lado de pensamiento de que aquellos pocos hombres dedicados a la la muerte. Sin embargo, oración “están haciendo por su tierra lo que ningún sí sabemos esto: La ejército, congreso o presidente podría hacer jamás como historia les pertenece a tal, están ganando para ella la gracia, la protección y la los intercesores. amistad de Dios”. No sabe cuántas personas han sido fortalecidas fortalecid as porque usted le ha pedido a Dios que las anime; cuántas sanadas porque usted ha orado por su cuerpo; cuántos fugitivos han regresado al hogar porque usted ha orado por su alma. Tal vez ninguno de nosotros llegue a conocer los verdaderos efectos de nuestras oraciones a este lado de la muerte. Sin embargo, sí sabemos esto: La historia les pertenece a los intercesores. No obstante, la oración no es algo que se produzca en forma automática. Tengo la corazonada de que, entre todas las disciplinas espirituales, la oración es aquella acerca de la cual la gente se siente más culpable. De alguna forma, nos da la impresión de que si realmente amamos a Dios, la oración debería fluir de nuestro interior sin esfuerzo ni disciplina. En realidad, las cosas no eran así ni siquiera en la vida de los primeros seguidores de Jesús. Estos seguidores tenían un asiento de primera fila para observar al mayor hombre de oración que haya orado jamás; y habían notado que sucedían cosas cuando Él oraba. En una ocasión Jesús tomo consigo a Pedro, Jacobo y Juan y subieron al monte a orar. “Mientras oraban su rostro su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante”. ¿Le ha sucedido esto a usted alguna vez mientras estaba orando?. Los seguidores de Jesús querían conocer a Dios de esa forma. Por eso, un día, uno de ellos tuvo una idea. ¿Y si Jesús le enseñaba a hacerlo? ¿Podrían entonces ellos orar así?. Finalmente, se armó de valor y le presentó su petición: “Señor, enséñanos a orar”.. orar”
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Es una petición sorprendente porque siendo judíos, se espera que aquellos discípulos supieran todo acerca de las oraciones. Habrían crecido con una serie de oraciones que se recitaban a lo largo del día, al comenzar el día de reposo y cuando se asistía a la sinagoga. No estaban pidiendo solamente que se les indicara qué palabras decir. Ellos habían notado que Jesús esperaba La oración es un tipo de con ansias sus momentos de oración y que llegaba, incluso conducta aprendida. Nadie a sentir hambre de ellos. Veían, que de alguna forma, la nace siendo un experto en oración alimentaba su alma, de la misma forma que la oración. Nadie llega jamás comida alimentaba el estómago de ellos. Observaban una a dominar el arte de orar. vida ricamente interactiva entre Jesús y el Padre. Veían que en los momentos de crisis –cuando se lamentaba por la muerte de Juan el Bautista, cuando estaba en medio de una necesidad, o cuando estaba cansado por el ministerio- su reacción constante consistía en orar. Querían que la oración los alimentara de la misma forma en que alimentaba a Jesús. Por eso le pidieron que los enseñara a orar. He aquí una lección: La oración es un tipo de conducta aprendida. Nadie nace siendo un experto en oración. Nadie jamás llega a dominar el arte de orar. Thomas Merton lo expresa de esta forma en su libro Contemplative Prayer: “No queremos ser principiantes, sin embargo, nos debemos convencer del hecho de que nunca vamos a ser más más que principiantes principiantes durante toda nuestra vida” Así que remánguese la camisa. ¿Cómo aprendemos a orar? Los Esquemas de Oración Comencemos desde el principio mismo. Para aprender a orar necesitamos dos cosas: Un momento y un lugar. Linette Martin escribe acerca de la regla más importante de todas cuando se trata de fijar un momento determinado para la oración: Hay que comenzar con lentitud. Aconsejo que se dediquen cinco minutos al día. Tal vez esto le parezca increíblemente corto, pero es mejor fijar un momento breve que comenzar con uno más largo que después abandonaremos por no resultar práctico. Tampoco debe ser más largo un día porque nos sentimos bien, y más corto otro, según nuestros cambios de humor. Aunque usted sienta un gran entusiasmo y quiera dedicar más tiempo un día, le ruego que se limite a cinco minutos solamente. Aparte todos los días un breve momento, siempre a la misma hora. Así se puede hacer.
Así que le sugiero que escoja un momento al día para tener un tiempo concentrado de oración. Hágalo todos los días a la misma hora. Somos gente ocupada y sé que a muchos tal vez eso les parezca imposible. Pereo si usted permite que varíe el momento de oración de un día a otro, va a terminar evaporándose por completo.
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Hay muchos que se quedan atascados dando vueltas alrededor de una especie de “noria” de oración. Pasan demasiado tiempo sin orar y después se sienten culpables, así que toman la decisión de cambiar sus hábitos de oración. Se hacen el propósito de orar durante largos momentos, y tratan de ir más allá de lo que son capaces. Cuando ya no pueden sostener esto por más tiempo, se dan por vencidos hasta la próxima vez que se sienten culpables. Así que haga esto: Rompa ese ciclo. Manténgalo en cinco minutos diarios. Queremos convertirnos en expertos en oración de la noche a la mañana, pero las cosas no suelen suceder de esa manera. Después de algunos días o semanas –en el supuesto de que usted sea un ser humano-,se va a sentir tentado a abandonar la oración. Tal vez se desaliente o se sienta aburrido. Cuando esto suceda no se ponga a jugar con su esquema de oración. No diga: “Me la voy a saltar hoy, y mañana hago diez minutos”, porque va a tener una gran posibilidad de verse necesitado de orar durante treinta y cinco minutos al final de la semana. Y si pierde un día, no malgaste el tiempo sintiéndose culpable. Vuelva a hacer los cinco minutos al día siguiente. También ayuda prestarle atención al escenario donde usted va a orar. Los evangelios nos dicen que Jesús hacía esto: “ Muy de madrugada, cuando aún estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se ponía ”. Esto mismo fue lo que les enseñó a sus seguidores: “vengan conmigo ustedes a orar ”. Esto
solos a un lugar tranquilo y descansen un poco. Así que se fueron solos en la barca a un lugar solitario”.
Jesús buscaba con cuidado los lugares donde no hubiera distracciones. El primer capítulo del evangelio de Marcos describe a Pedro en busca de Jesús, mientras el Maestro estaba orando. Cuando por fin lo encuentra le dijo: “Todo el mundo te busca”. Detrás de esas palabras puede haber una sutil crítica: No tienes localizador ni teléfono móvil, ni nos dejaste un número de fax, ¿en qué estabas pensando? Es evidente que a Pedro no le pasó por la mente
(al menos entonces) que, precisamente, lo que Jesús quería era estar inaccesible. Cuando estoy orando me pueden distraer unos ruidos que, normalmente el oído humano no puede escuchar, así que para mí es importante encontrar un lugar silencioso.
La oración, como cualquier otra actividad que exige de nosotros; requiere un cierto nivel de preparación.
Es interesante que los evangelios señalen que Jesús solía orar mayormente al aire libre y en lugares hermosos: en el monte, por ejemplo, o en el mar de Galilea. Algunas veces los escritores contemporáneos hablan de que las personas tienen sendas espirituales distintas para llegar a Dios. Al parecer, Jesús tenía la senda de la naturaleza, lo cual no es sorprendente, porque fue Él quien la creó.
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Por alguna razón desconocida, nací con la idea de que uno necesitaba “encerrarse” en un lugar lugar para orar, y no es frecuente que un lugar de encierro tenga gran belleza. Por eso he aprendido con los años que es importante hallar un lugar que apoye mis intentos por orar. En casa tengo una ventana frente a la cual me siento, por la vista que ofrece. Algunas veces llevo conmigo una silla más, para recordar que la oración no se trata simplemente de que piense por mi propia cuenta, sino de que Jesús se halla realmente presente. Durante los momentos más largos de oración, muchas veces trato d salir a un lago, o (si tengo suerte), al mar. Algunas veces solo enciendo una vela, lo cual me recuerda la enseñanza tan frecuente en las Escrituras de que la luz de la sabiduría y la presencia de Dios se halla a mi disposición para guiarme. Con el tiempo, el lugar que uno usa una y otra vez para orar, se vuelve sagrado. sa grado. Así como las parejas tienen muchas veces sus restaurantes favoritos, o los amigos tienen una mesa en particular dentro de un restaurante donde siempre se reúnen, el que usted tenga un lugar concreto donde se ha estado reuniendo con Dios en oración, a lo largo de los años se convierte en un regalo para su alma. Conozco a una señora que tiene lo que ella llama su “silla de oración”, que ha bañado de lágrimas a lo largo de décadas. Un amigo mío tiene en su oficina una esquina con “reliquias”, como una corona de espinas y un bastón de pastor que sostiene muchas veces cuando hace sus peticiones. Esos lugares y objetos ayudan a las personas a adentrarse más profundamente en la oración. En cuanto al momento del día en que debe suceder esto, la mejor idea consiste en orar cuando usted se encuentra mejor. Hay quienes han enseñado que esto tiene que suceder en la mañana. Al fin y al cabo, el pasaje de Marcos que mencioné anteriormente dice que Jesús se levantó “muy de madrugada, cuando aun estaba oscro”. Por eso dicen: “Dele “ Dele a Dios el mejor momento del día” día ” Ahora bien, ¿Y si la mañana es el peor momento de su día? Usted podría ser de esas personas con las cuales ni el propio Jesús tiene ganas de conversar por la mañana. Dele su mejor momento. Dios creó toda clase de personas. No todas funcionan bien si tratan de orar por la mañana. “Además de las alondras, Dios hizo muchas aves más” La oración, como cualquier otra actividad que exige de nosotros, requiere un cierto nivel de preparación. Esto es especialmente cierto en nuestros tiempos. Me parece que a nosotros nos es más difícil orar que a la gente del pasado. El ritmo que llevamos en la vida hace que nuestra mente corra con gran rapidez. Además, nuestro descanso envuelve con frecuencia la televisión o las películas, que usan estímulos externos y sonidos para impedir que nos aburramos. Y si nos aburrimos, tenemos
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listo el control remoto. A lo largo de todo el día nos inundan los ruidos. Además de esto, la mayoría de nosotros estamos tan faltos de sueño, que si nos callamos o quedamos quietos por más de unos pocos minutos, nos dormimos. (En serio: Cuando hago retiros de oración que duran medio día o un día entero, la barrera más grande para la oración contra la cual tiene que luchar la gente es su incapacidad para permanecer despierta). despierta). O sea, que es probable probable que nuestra capacidad para atender callados y concentrados de manera sostenida, se halle en el nivel más bajo de todos los tiempos. Esto significa que necesitamos un poco de ayuda para echar a andar. Henry Nouwen dijo en una ocasión que cuando vamos a orar, los pensamientos comienzar a saltar por todas partes, como monos en un platanal. Así que, al comenzar a orar es importante que nos tomemos un momento para dejar que los monos se tranquilicen. Esto lo podría hacer respirando profundo unas cuatro veces y dejando que su mente funcione con menor lentitud. Tal vez podría usar un objeto físico en el cual fijar la vista, como una flor o una vela encendida. O se podría limitar a susurrar las palabras “Padre Celestial” unas cuantas vaces hasta que su mente se halle lo suficientemente centrada para seguir adelante. La Oración Sencilla ¿Sobre qué debemos orar? Se han escritos liros enteros acerca de ese tema, pero este capítulo es para principiantes, así que me quiero centrar en lo que Richard Foster llama “la oración sencilla”. El problema está en que mi mente tiene dentro una corriente continua de pensamientos: Me van a dar el aguinaldo a fines de año, saldrá bien la reunión que debo dirigir, qué hay para cenar… pero ninguna de esas cosas parece espiritual. Así es como me obligo a orar por cosas que parecen más nobles, como los misioneros y la paz mundial. Pero hay una gran distancia entre aquello por lo que debo orar y lo que en realidad estoy pensando. La oración sencilla es precisamente para eliminar esa distancia. En la oración sencilla, oro acerca de lo que tengo realmente en el corazón, y no, lo que quisiera tener en él. Foster lo presenta de esta forma: “Nos presentamos ante Dios tal como somos, con todo y verrugas. Como los niños ante un padre amoroso, abrimos el corazón y le presentamos nuestras peticione. No tratamos de separar lo bueno de lo malo… Por ejemplo, le decimos a Dios lo frustrados que estamos con el compañero de trabajo en la oficina o con el vecino que vive calle abajo. Pedimos comida, un clima agradable y buena salud”. Usted se preguntará sobre esto de presentarle a Dios una oración que parece tan trivial, e incluso, egoísta. Sin embargo, no hay nada que mate más rápido la oración que fingir en ella que somos más nobles de lo que somos en realidad. Dallas Willard observa lo siguiente:
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Todo lo que pasa es que la oración se muere a causa de nuestros esfuerzos por orar acerca de las “cosas buenas”, que, sinceramente, no nos importan. La forma de llegar hasta una oración con sentido acerca de esas cosas buenas, es comenzar orando por aquello que nos interesa de verdad. Es inevitable que los círculos de nuestros inter eses eses vayan creciendo ante la grandeza del amor de Dios…Son muchos los que han decidido que es imposible orar, porque han pensado que solo deben orar por una necesidades maravillosas, pero muy remotas, en las cuales, en realidad, ellos tienen poco interés, o ninguno, e incluso, es posible que hasta desconozcan.
La oración sencilla es el tipo de oración que más abunda en las Escrituras. Jesús mismo la enseña cuando nos dice que oremos por nuestro pan diario. Algunas veces da el aspecto de ser sorprendentemente falta de espiritualidad, como cuando Gedeón le pide a Dios que le dé unas cuantas razones por las cuales debe confiar en Él, o cuando Moisés se queja acerca del trabajo que Dios le ha encomendado. (“¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que tú me digas: llévalo en tu seno, como lleva la cría al que La oración sencilla es mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres?”) O el tipo de oración que también en un ejemplo verdaderamente destacado, cuando más abunda en las Eliseo ora para quejarse de que hay un grupo de jóvenes que Escrituras. lo están llamando “calvo” “calvo” (échele un vistazo a 2° Reyes 2:24). Esta oración no parece salida de los labios de un gigante espiritual. Por supuesto, a mí me agradaría crecer, de manera que mis preocupaciones se volvieran cada vez menos egoístas. Con todo, la oración –al igual que cualquier otra relación- debe comenzar con sinceridad para que pueda pueda crecer. C.S.Lewis C.S.Lewis escribió que en la oración debemos “poner por delante de Él lo que hay en nosotros, y no lo que debería estar en nosotros” Aprenda a Estar Plenamente Presente Es hora de ser sinceros: ¿Divaga alguna vez su mente cuando usted ora? La mía lo hace. Yo solía pensar que llegaría un día en el que sería capaz de orar por largo tiempo con una oración puramente concentrada, pero hasta el presente eso no ha sucedido. Con frecuencia hay algo acerca del acto de orar que parece empujar mi mente hacia una especie de Desorden de Déficit de Atención Espiritual. Durante mucho tiempo me sentí culpable de eso. Pensaba que significaba una especie de fracaso. Y por supuesto, algunas veces sí indica que necesito detenerme para reorientar mi atención, como ya comentamos antes. Pero a lo largo del tiempo he aprendido que si mi mente sigue s igue volviendo a un tema determinado durante dura nte la oración, es probable que esto indique que ese es el tema que más me preocupa, y que necesito hablar con Dios acerca de él.
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Recuerdo un día que me senté a orar y noté que me encontraba en medio de una fantasía airada que comprendía a un líder de una iglesia donde trabajé en el pasado. En mis fantasías airadas, es raro que ataje abiertamente a alguien; eso no parecía muy pastoral. En lograr de hacerlo, lograba que la persona con la cual estaba enojado se diera cuenta de la forma tan deplorable en que se había conducido, a base de amontonar carbones encendidos de reproche sobre su cabeza. Me vino a la mente que tal vez tendría algunas cuestiones relacionadas con el resentimiento y el perdón que necesitaba resolver. Y comprendí, que en lugar de tratar de reprimir este pensamiento para volver a mi agenda original de oración, necesitaba detenerme para hablar con Dios acerca de mi ira. A veces estoy orando y noto que estoy teniendo fantasías acerca del logro de algo grandioso, o de alguna acción que exige una gran valentía (y no voy a dar ningún ejemplo, porque esto es ya de por sí, bastante vergonzoso). En esos momentos, el tema sobre el cual necesito hablar con Dios es mi necesidad de sentirme importante, y las formas tan inadecuadas en las cuales alimento esa necesidad. Tal vez necesite detenerme durante mi oración para que Dios me recuerde que Él me ama, simplemente porque me hizo y me redimió. Muy bien pudiera suceder que cuando se mente divaga lo esté haciendo hacia aquello sobre lo necesita hablar más Hablar directamente con Dios. En una ocasión un amigo me dijo que tal vez sería con Dios acerca de lo mucho mejor considerar esos pensamientos errantes como que está sucediendo escalones para la oración y no como barreras. Eso es parte de ha hecho que la lo que necesitamos aprender para estar plenamente presentes oración se convierta en una experiencia cuando oramos. Todos sabemos lo que es sostener una mucho más llena de conversación con alguien cuando se encuentra encuentra distraído o vida. preocupado, y está con nosotros solo corporalmente. Eso mismo puede suceder con facilidad en la oración. Por eso, he tenido que aprender a estar consciente de lo que está pasando en realidad dentro de mí durante mi oración para hablar con Dios acerca de ello. Esto lo aprendí por medio de mis conversaciones con una guía espiritual; alguien con quien me reunía regularmente, con el único propósito de aprender más acerca de la oración. Escribía en un diario una revisión de lo que sucedía cada vez que oraba. Muchas veces, al hablar después con mi directora espiritual, decía algo como esto: “Estaba “Estaba muy cansado el lunes mientras oraba”; y ella ella me respondía: “¿Le habló al Señor acerca de su cansancio?” “No” “¿No le parece que sería buena idea hacerlo?”
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“Sí” Me sentía humillado al ver el tiempo que me tomaba aprender esta lección. Pero estar consciente de lo que está sucediendo en mi interior mientras oro –si estoy cansado o aburrido, emocionado o distraído- y después hablar directamente con Dios acerca de lo que está sucediendo ha hecho que la oración se convierta para mí en una experiencia mucho más llena de vida. Una Revisión de Oración A veces las personas no aprenden más acerca de la oración, porque no reflexionan sobre lo que les sucede realmente cuando oran. Este ejercicio está pensado como una ayuda para aprender a orar. Piense en esto como lo que haríamos despés de visitar a un buen amigo. Pasamos un momento solos y pensamos en el tiempo que estuvimos reunidos. Recordamos momentos en que nos sentimos especialmente cercanos, o tal vez, momentos en los cuales hubo conflicto o confusión. Recordamos haber dicho cosas que consideramos incompletas o que necesitábamos resolver. Estamos agradecidos por el tiempo que pudimos pasar con ese amigo. He aquí una forma de revisar su oración:
Dedique tres o cuatro minutos, después de haber terminado de orar para reflexionar sobre su oración. Esto no forma parte de la oración, sino que es un ejercicio separado. ¿Cómo comenzó a orar? ¿Estaba consciente de la presencia de Dios o sentía que simplemente estaba hablando solo? ¿Le parecieron especialmente “vivas” algunas partes de la oración mientras oraba? ¿Tuvo momentos de una fuerte convicción de emoción? Si los tuvo, ¿Cuáles fueron? ¿Le pareció que lo acercaban más a Dios, o que lo alejaban de Él? ¿Con cuáles dificultades tropezó? ¿Se sentía cansado, aburrido o experimentaba otras barreras? ¿Se dio cuenta de que su mente divagaba? Si lo hacía, ¿Hacia dónde se dirigía? ¿Sobre qué estaba usted orando cuando esto sucedió? ¿Cómo respondió? ¿Sintió que Dios lo estaba llamando a responder o a actuar de alguna forma? Si fue así, ¿De qué se trataba? ¿Cuál fue el “tono” general de su oración? Cálido y amoroso, difícil, doloroso,tenebroso, doloroso,tenebros o, grave, nebulolso? Escriba los resultados para que le puedan ayudar a aprender de sus mismas oraciones a lo largo del tiempo. __________________ _____________ _____
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La Intercesión por Otras Personas Aunque es posible que la oración sencilla sea el tipo de oración que más se en las Escrituras, tal vez la intercesión sea el tipo de oración que más se practica en ordena hacer hacer en ellas. Dietrich Bonhoeffer escribió que “la oración de intercesión es el baño purificador en el cual deben entrar todos los días tanto las personas como la confraternidad”. confraternidad” . Cuando intercedo por otras personas, mi círculo de interés se expande un poco más allá de mí mismo. Además de esto, cuando intercedo por otros, Dios está obrando de forma que yo no comprendo. Una de mis historias favoritas acerca de la oración de intercesión procede de Tony Campolo. Se hizo una reunión de oración por él inmediatamente antes de que hablara en el culto diario de un colegio universitario pentecostal. Ocho hombres se lo llevaron a una habitación situada detrás de la capilla; hicieron que se arrodillara, le impusieron las manos sobre su cabeza y comenzaron a orar. Tony dice que eso estuvo bien, excepto porque oraron por un largo tiempo, y mientras más oraban, más cansados se sentían, y mientras más cansados se sentían, más se apoyaban en su cabeza. “Quiero decirle que cuando hay ocho hombres apoyándose sobre sob re su cabeza, usted no se siente demasiado bien”. Para empeorar las cosas, uno de aquellos hombres ni siquiera estaba orando por Tony. Seguía orando y orando por alguien llamado Charlie Stoltzfus: “Señor amado, tú conoces a Charlie Stoltzfus. Él vive en un remolque plateado que está camino abajo, a kilómetro y medio de aquí. Tú conoces el remolque, Señor, camino abajo, a mano derecha” (Tony dice que le quería informar a aquel hombre que oraba, que a Dios no le hacía falta que le dieran información sobre la manera de llegar a donde vivía Charlie). “Señor, Charlie me dijo esta mañana que va a dejar a su esposa y a sus tres hijos. Te pido que intervengas, que hagas algo Dios mío. Reúne de nuevo a esa familia”. Tony escribe que por fin logró que aquellos predicadores pentecostales se dejaran de apoyar en su cabeza. Predicó el mensaje que traía y se subió a su auto para volver a casa. Mientras iba por la carretera de Pensilvania, notó a un hombre que estaba pidiendo que lo llevaran. Desde este momento, voy a dejar que sea Tony quien siga en el relato: Unos pocos minutos después de haberlo recogido le dije: “Hola, “Hola, me llamo Tony Campolo. ¿Cómo se llama usted”? Él me contestó: “Yo me llamo Charlie Stoltzfus”.. ¡No lo podía creer! Stoltzfus”
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Me salí de la carretera en la siguiente salida y di media vuelta. Se puso incómodo con aquello y después de unos pocos minutos comentó: “Oiga, señor, ¿adónde me llena?” Yo le dije: “Lo llevo a su casa”. Entrecerró los ojos y me preguntó: ¿Por qué?”. Le contesté: “Porque usted acaba de dejar a su esposa y a sus tres hijos, ¿no es cierto?. Eso lo dejó boquiabierto. “¡Sí, sí, así es!”, señaló. Con el sobresalto escrito en el rostro, se aplastó sobre la puerta del auto y nunca me quitó los ojos de encima. Lo acabé de asustar fue cuando llegué derecho a su remolque plateado. En el instante que me detuve, parecía que se le iban a salir los ojos de las órbitas , y me preguntó: “Y usted, ¿cómo sabe que yo vivo aquí?” Yo le contesté: “Dios me lo dijo”. (Y creo que Dios sí me lo dijo). Cuando abrió abrió la puerta del remolque, su esposa exclamó “!Volviste, volviste!”. Él le susurró algo al oído, y mientras más hablaba, más se le abrían los ojos a ella. Entonces les dije con verdadera autoridad: “Ustedes dos, siéntense. Les voy a hablar y me van a escuchar”. escuchar”. ¡Vaya si me escucharon! Aquella tarde llevé a aquellos dos jóvenes a los pies de Jesucristo.
Por supuesto, no es frecuente (al menos en mi experiencia) que Dios responda las oraciones en una forma tan dramática. Sin embargo, eso no es lo importante. Jesús enseñó muchas veces acerca de la oración de intercesión, y si se pudieran resumir sus enseñanzas con una sola palabra, es probable que esa palabra fuera “perseverancia”. Dijo palabras acerca de personas que no dejaban de suplicar; viudas obstinadas que no tenían más poder que el de importunar a un juez corrupto; vecinos en necesidad que no dejaban de golpear la puerta para conseguir un poco de comida; niños pequeños que insistían para que su padre respondiera a sus peticiones. Todas esas historias apuntan en la misma dirección: Si la perseverancia resulta en el nivel de las relaciones humanas, donde tenemos que vencer la resistencia y la apatía de parte de aquellos a quienes acudimos, ¡cuánto más debemos de seguir insistiendo cuando acudimos a un Padre Celestial, cuyo amor y sabiduría exceden a cuanto nosotros no podemos imaginar!. La Oración Como Relación Tal vez más que ninguna otra actividad, la oración es la expresión concreta del hecho de que somos invitados a mantener una relación con Dios. Consi ste en “hablar con Dios acerca de lo que estamos haciendo juntos”, como lo expresa Dallas Willard. Además de todo lo demás que se realiza por medio de la oración, tal vez la mayor obra sea la de enlazar el corazón humano con el corazón de Dios. Yo me he sentado junto a la cama de muchas personas que han llegado al final de su vida, y las he oído
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lamentarse mucho acerca de muchas actividades: Los años desperdiciados en obsesiones con respecto al trabajo, el tiempo perdido en la búsqueda de más dinero. Sin embargo, nunca he oído que ninguna persona al final de su vida se queje del tiempo que ha pasado en oración; ora ción; porque donde hay mucha oración hay mucho amor. Richard Foster habla de un amigo que iba caminando por un centro comercial con su hijo de dos años de edad. El niño estaba incómodo y molesto, y nada que hiciera el padre lo tranquilizaba. Finalmente, cuando ninguna otra cosa funcionó, el padre lo cargó en sus brazos y comenzó a cantarle una canción que iba inventando mientras cantaba: “Te amo, me encanta enca nta tu forma de reír; me siento feliz de ser tu papá”.. De repente, aquel canto hizo lo que ninguna otra cosa pudo hacer. El hijo papá” abrió bien los ojos, cerró los ojos y sonrió, s onrió, luego se acomodó en el pecho de su padre pa dre y lo fue escuchando todo el tiempo hasta que llegaron al auto. Cuando su padre lo puso en el asiento especial del auto y lo ató al cinturón, le lanzó los brazos y le dijo: “Cántamelo otra vez, papi, cántamelo otra vez”. La oración es así. Con sencillez de corazón, permitimos que el Padre nos recoja en sus brazos y cante sobre nosotros su canto de amor. ¡Cántamelo otra vez!
Capítulo 7.
Una “Pequeñez Adecuada”
La Práctica del Servicio Todos somos gusanos, pero yo me considero una luciérnaga Winston Churchill
León, Joseph y Clyde, sufrían los tres de un complejo de Mesías. No se trataba solo de un toque de narcicismo o de una pizca de grandiosidad. Los tres eran pacientes psiquiátricos en un hospital en
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Ypsilanty, Michigan, y a los tres les habían diagnosticado delirio sicótico de tipo grandioso. Los tres afirmaban ser la reencarnación de Jesucristo. Los tres creían ser la figura central alrededor de la cual giraba el mundo: Eran tres pequeños mesías. El psicólogo Milton Rokeach escribió la obra The Three Christs of Ypsilanti, en la que habla de sus esfuerzos por ayudar a aquellos hombres a anfrentarse a la verdad acerca de ellos mismos y aprender a ser solo Leon, Joseph y Clyde. Rokeach pasó dos años trabajando con estos hombres, pero era muy difícil hacerlos cambiar. Era como si no estuvieran seguros de poder soportar la vida si no eran quienes creía ser. Podían ser muy lógicos en otros aspectos de la vida, pero, como dice Rokeach, se aferraban a sus delirios mesiánicos “aunque fueran distorsiones grotescas y defensivas de la realidad” Como había poco que perder, Rokeach decidió realizar un experimento. Formó con los tres hombres un grupo pequeño. Durante dos años, los tres mesías delirantes fueron designados a camas contiguas, comieron siempre juntos, trabajaron en lo mismo y se reunieron a diario para discusiones de grupo. Rokeach quería ver si el roce con los otros supuestos mesías disminuía sus delirios; una especie de grupo de recuperación mesiánica en doce pasos. El experimento llevó a varias conversaciones interesantes. Uno de los hombres proclamaba: “Yo soy el Mesías, el Hijo de Dios; estoy en una misión. Fui enviado para salvar la tierra”. “¿Cómo lo sabes?”, le preguntaba Rokeach “Me lo dijo Dios”. Entonces, uno de los otros dos pacientes protestaba: “Yo nunca te he dicho semejante semejante cosa” Busque a los tres mesías y terminará viendo a los Tres Chiflados –Larry, Moe y Curly- discutiendo sobre sus lugares en la Trinidad. Cuando leemos esto, no sabemos si reír o llorar. La amarga ironía está en que el mismo delirio al que se aferraban con tanta tenacidad era el que los distanciaba de la vida. Dejar de ser el mesías, era algo que les parecía aterrador. Sin embargo, habría sido su salvación, de haberlo podido intentar. Si Leon, Joseph y Clyde hubieran h ubieran podido dejar de competir para ver quién terminaba siendo el mesías, se habrían podido convertir en Leon, Joseph y Clyde. (“Y ahora, con la ayuda de Dios, me convertiré en mí mismo”). mismo”) .
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De vez en cuando uno de los hombres captaba un destello de la realidad. Leon terminó diciendo que él, en realidad no estaba casado con la virgen María, sino que ella era su cuñada. El poco progreso que hicieron fue consecuencia de su cercanía. Pero aquel cambio solo era un destello, y la luz de la realidad nunca resplandeció demasiado ni duró mucho tiempo. Para mantener la ilusión de que uno es el Mesías tiene que cerrarse a todas las evidencias contrarias. Si usted quiere ser su propio Dios, tendrá que contentarse con vivir en un pequeño universo donde solo hay lugar para una persona. Su mundo podría hacerse infinitamente mayor si usted estuviera dispuesto a volverse, como dice un amigo mío, “adecuadamente pequeño”. El más Viejo de los Pecados P ecados Yo tengo mi propio complejo de mesías. No es de la clase que me enviaría a Ypsilanty. Sin embargo, a su manera, es tan serio e irracional como el dilema de Leon, Joseph y Clyde. Usted también tiene el suyo propio. En realidad, el pecado de orgullo es el más viejo de todos los que aparecen en la Biblia. El escritor de Génesis afirma que la serpiente tentó a Eva para que comiera de la fruta prohibida en el huerto del Edén a través del orgullo: “Dios Todos, cada cual a sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol se les su manera, hemos estado tratando de abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios ”.”. Y todos, todos, cada ocupar el lugar de cual a su manera, hemos estado tratando de ocupar el lugar Dios desde el huerto de Dios desde ese entonces. Todos hemos sido pacientes del Edén. del mismo asilo de dementes. ¿Cómo reconocer el orgullo dentro de nosotros mismos?. Veamos sus rasgos, comenzando por sus formas más suaves. La Vanidad La vanidad comprende la preocupación por mi aspecto o imagen externa. Si hacemos ejercicios siempre con ropa ceñida de fibra elástica, es muy posible que tengamos ese problema. Si vamos a un gimnasio donde hay espejos en la pared y nos observamos, aquí también hay un fuerte indicio. Si cuando nos tomamos fotos nuevas fingimos estar mirando a las demás personas de la foto, cuando en realidad solo nos estamos mirando a nosotros mismos, es muy probable que tengamos esa dificultad. Si usted usa maquillaje, hay una buena
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probabilidad de que esté casado con alguien que tenga ese problema. Es posible que la vanidad sea la forma más corriente de orgullo. Puede ser irritante y tonta, pero por fortuna, no es la forma más peligrosa. La Obstinación “El que es reaccio a las reprensiones será destruido de repente y sin remedio”, dice el autor de los Proverbios. La obstinación es la forma de orgullo que hace que desechemos las correcciones. Nos vuelve incapaces de dejar de defendernos a nosotros mismo. Cuando alguien nos señala un error o un defecto, lo evadimos, lo negamos, o le echamos la culpa a otro. (esto es difícil de asimilar. Muy pocas veces la gente que vive a la defensiva nos da gracias por señalarle esa tendencia a defenderse). La Exclusión En su nivel más profundo, el orgullo es la decisión de excluir a Dios y a las demás personas del puesto al que tienen derecho a ocupar en nuestro corazón. Jesús dijo que lo esencial es amar a Dios y a las personas. El orgullo destruye nuestra capacidad para amar . El avaro y el En su nivel más glotón pueden ser capaces por lo menos de cierta clase de profundo, el orgullo amor, pero el es orgullo una forma de “antiamor”. Nos es la decisión de excluir a Dios y a las lleva a excluir en lugar de abrazar. Nos lleva a inclinarnos demás personas del ante un espejo en lugar de hacerlo ante Dios. Nos lleva a puesto al que tienen juzgar en lugar de servir. Significa no solo que queremos derecho de ocupar en ser inteligentes y ricos, sino también que no vamos a estar nuestro corazón satisfechos mientras no seamos más inteligentes y más ricos que las personas que nos rodean. El orgullo es esencialmente comparativo por naturaleza. Jesús mismo hizo esta analogía cuando contó la historia acerca de los dos hombres que fueron a orar. Los pecados del publicano eran evidentes ante todos: Codicia, falta de honradez y corrupción. El fariseo, en cambio, le dio gracias a Dios por estar en otra categoría: “Oh Dios, te doy gracias graci as porque no soy como los otros hombres –ladrones, malhechores, adúlteros-, ni mucho menos como este recaudador de impuestos; ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que recibo”. (Al parecer, el fariseo estaba tratando de ganar “mérito s extraordinarios”, puesto que solo estaba ordenado ayunar un día al año). El
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fariseo estaba en lo cierto con respecto a la existencia de dos categorías, pero en lo que estaba equivocado era en discernir cuál de las dos era la buena. Ante los ojos de Dios era un hombre nocivo, porque fallaba en el primer mandamiento que ordena amar, y ni siquiera reconocía que necesitaba la ayuda divina. No aceptaba a los pecadores. No reconocía que su propio pecado era mayor que el del publicano. No se daba cuenta de que el mayor pecador que había en aquella habitación era él mismo. Lucas dice que Jesús relató esta historia a algunos “que estaban seguros de ser justos por sí mismos y que despreciaban a los demás. El orgullo y la falta de amor siempre van juntos. Esa Cosa Desconcertante que se Llama Humildad Mientras que en el pasado se consideraba que el orgullo era un defecto fatal, en nuestros días falta poco para que se lo celebre. Vivimos en lo que Cristopher Lasch ha llamado “la cultura del narcicismo”. El lema de M uhammad Alí expresaba lo que buscamos el resto de nosotros: “Yo soy el más g rande” ande”.. El periódico Los Angeles Time cita estas palabras del promotor Don King: “Nunca dejo de asombrarme a mí mismo”, A continuación añadió: “Lo digo con humildad”. ¿Cómo le habría salido si lo hubiera dicho con orgullo? Jesús nos invita a una vida de humildad, no de orgullo: “El que se humillare será enaltecido”. Sin embargo, nosotros estamos muy desconcertados con respecto a la humildad. Sabemos que debemos ser humildes, pero no estamos seguros de que eso sea algo deseable. Ni siquiera estamos seguros de saber cómo es una persona humilde. ¿Qué significa “humillarse” en la vida diaria? Digamos que nos tomamos esto en serio. Alguien nos elogia por nuestro aspecto externo. Nosotros estamos tratando de vivir en el Reino de Dios y reaccionar como lo haría Jesús de haber estado en nuestro lugar. ¿Qué hacemos? _ Mirar al suelo, mover los pies y decir: En reaidad, yo no soy tan atractivo. Es que la luz de aquí está muy débil. _ Decir atrevidamente la verdad: “Estoy muy interesado en lo que usted dice: Siga hablando y celebremos juntos esa buena noticia”.
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_ Cita Proverbios 11:22 con el fin de corregir el enfoque superficial de la otra persona en nuestro aspecto físico: “Como argolla de oro en hocico de cerdo es la mujer bella, pero indiscreta”. (Con toda seguridad, esto va a eliminar el problema de estar recibiendo demasiados elogios). _ Ir al a l grano: “Usted me está moviendo a ser orgulloso. Apártate de mí, Satanás”.”. Satanás _ Sonreír, dar las gracias y quedarnos callados. La humildad no tiene que ver con convencernos a nosotros mismos –o a otrosde que no somos atractivos ni competentes. No se trata de ”castigarnos a nosotros mismos”, ni de tratar de anularnos. Si Dios nos quisie ra convertir en polvo ya habría podido hacerlo. La humildad tiene que ver con una disposición a la sumisión. Comprende un olvido sano de sí mismo Sabremos que hemos comenzado a hacer progresos en la humildad cuando nos demos cuenta de que el Espíritu Santo nos capacita de tal forma para vivir el momento, que dejamos de preocuparnos por nosotros mismos, de alguna u otra forma. Cuando estamos con los demás estamos realmente con ellos , sin preguntarnos de qué manera nos pueden servir de beneficio a nosotros. Ciertamente, la humildad significa una revolución copernicana en el alma: la comprensión de que el universo no gira alrededor de nuestra persona. La humildad siempre nos trae algún tipo de alivio. Una amiga nuestra llamada Gwen Bird estaba dando una clase de Escuela dominical y decidió hacer que los niños “representaran” la Creación. Esto exigía que hicieran papeles de animales y plantas. Un niño de seis años, a quien llamaremos Jonathan, tenía que subirse a una Ciertamente, la humildad escalera para mantener una linterna encendida significa una revolución sobre toda la actuación. Supuestamente estaba copernicana en el alma: la representando a Dios. En el momento en que las comprensión de que el universo no gira alrededor de cosas que se arrastran estaban comenzando a nuestra persona. arrastrarse, hacia donde las cosas que nadan debían estar nadando, Gwen sintió que le tiraban de la falda. Era “Dios”. Quería salirse del dramita. “Me estoy sintiendo demasiado alocado hoy para ser Dios”, le dijo Jonathan, “¿Podría buscarse otro?
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La humildad, si alguna vez logramos crecer hasta llegar a ella, no va a ser una carga; es la libertad para dejar de seguir intentando ser lo que no somos, o fingir lo que no somos, y aceptar nuestra “pequeñez adecuada”. En palabras de Lutero, la humildad es la decisión de “dejar que Dios sea Dios”. La Búsqueda que nos Evade Pero ahí mismo nos tropezamos con una dificultad. ¿Cómo podemos buscar la humildad?. El orgullo es un problema constante para quienes luchan por el crecimiento espiritual. De vez en cuando me pongo a dieta. En esas temporadas, si estoy en un restaurante y veo comer a la gente, gente, descubro ciertos pensamientos pensamientos que me pasan por la mente de forma involuntaria. “¿Cómo es posible que haya alguien que coma semejante cosa? ¿Cómo es posible que traten así su cuerpo? ¿Acaso no saben que esa basura es mortal? ¿Es que no tienen disciplina ni dominio propio? Entonces, son estos de los que Pablo escribió diciendo: “Su destino es la destrucción, adoran al dios de sus propios deseos”? deseos”? Estas son las cosas que pienso aunque –o tal vez sea más preciso decir “porque”-- esas personas están comiendo las mismas cosas que yo comí ayer, “porque” antes de comenzar la dieta, y las que voy a comer la semana que viene, después de darme por vencido. He aquí el problema: Cuando trato de hacer algo bueno, estoy intensamente consciente de ese algo. Y tiendo a estar consciente de otras personas que no están haciendo el mismo esfuerzo. Entonces me inclino a pensar que deberían hacerlo: Comienzo a comparar mis esfuerzos con su pereza. El resultdo se traduce en orgullo, comparación, crítica y falta de amor. (Lo irónico está en que esas personas tal vez sean más virtuosas que yo en otras mil cosas; tal vez hayan recibido mucho menos apoyo, ánimo y enseñanza que yo, pero, es poco probable que se me ocurra pensar en eso). Una de las cosas más difíciles del mundo es dejar de ser el hijo pródigo para convertirse en el hermano mayor. En ese caso, ¿Cómo se puede buscar la humildad? Seguir a Jesús en la Práctica del Servicio. Richard Foster escribe:
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Mas que de ninguna otra forma, la gracia de la humildad es obrada en nuestra vida por medio de la disciplina que significa servir… No hay nada que discipline más los desordenados apetitos de la carne como servir, y nada que transforme los apetitos de la carne como servir en lo oculto. La carne gime contra el servicio, pero grita contra el servicio oculto Se esfuerza y empuja para lograr la honra y el reconocimiento.
Aquí, como en todos los aspectos relacionados con la vida espiritual, nuestro maestro es Jesús. El Señor dijo que Él “no vina para que le sirvieran, sino para servir”. Muchas personas piensan que esta es una interrupción temporal de la experiencia normal de Jesús, que consistiría en ser servido . En realidad, servir es el oficio de Dios. La idea de Dios como servidor es expresada de una hermosa forma en la traducción hecha al inglés por Gerald Hawtorne del gran tributo a Cristo expresado en Filipenses 2:6-11. Algunos eruditos piensan que este pasaje existió, igualmente en forma de himno, y sería una de las confesiones más antiguas de la iglesia apostólica. El texto dice que debemos tener la misma actitud o estado mental que Cristo, el cual, “Siendo Dios en su naturaleza misma, no consideró la igualdad con Dios como algo a lo que debería asirse, sino que se derramó, tomando la naturaleza misma de un siervo”. El gerundio siendo es es conocido en griego como participio circunstancial. La forma en que debe traducirse ese participio depende del contexto, de las “circunstancias” que lo rodean. Los participios circunstanciales se pueden utilizar para expresar razón de ser, consecuencia, duración, varias cualidades más. pensemos en un par de ejemplos: _ Siendo fanáticos de los chicago Bulls, predecimos que nuestro equipo va a ganar el campeonato. En esta oración observamos que siendo expresa causa; por lo tanto, lo podríamos traducir de esta forma: “Porque somos fanáticos de los Chicago Bulls, predecimos que nuestro equipo va a ganar el campeonato”. campeonato” . _ Siendo fanáticos de los Chicago Cubs, predecimos que nuestro equipo va a ganar el campeonato.
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El récord de los Cubs no se puede igualar al de los Bulls en los años recientes, además de que no han ganado la Serie Mundial desde 1908, por lo tanto, es probable que pensemos que esta vez el siendo es es concesivo, y la oración se puede traducir de esta forma: “ A pesar de que somos fanáticos de los Chicagos Cubs, predecimos que nuestro equipo va a ganar el campeonato”. Teniendo en cuenta todo eso, ¿Cómo debemos comprender el significado del himno de Pablo a Cristo como siervo? Es posible traducir el siendo en sentido en sentido concesivo. En ese caso, Pablo estaría diciendo que debemos tener una actitud mental como la de Cristo: El cual, a pesar del hecho de ser Dios en su naturaleza misma, no consideró la igualdad con Dios como algo a lo cual debía asirse, sino que se derramó, tomando la naturaleza misma de un siervo. Desde un punto de vista humano, esto tiene una lógica total. Es exactamente la forma en que nosotros pensaríamos acerca de esa afirmación. Jesús se convirtió en siervo a pesar del hecho de ser Dios. Varias traduciones de la Biblia lo consideran de esta forma. Pero Hawthorne escribe que esto significaría perder de vista la idea esencial que Pablo está presentando acerca de Cristo. La forma correcta de comprender el pensamiento de Pablo, según Hawthorne, es tomar este pequeño verbo como la causa de la acción de Cristo. En otras palabras: Deben tener la misma actitud que Cristo Jesús, el cual, precisamente, porque era Dios en su naturaleza misma , no consideró la igualdad con Dios como algo a lo que debería asirse, sino que se derramó, tomando la naturaleza misma de un siervo. Aquí captamos la bondad total de Dios. En un mito griego antiguo, Zeus y Hermes, descienden a la tierra Cuando Jesús vino en por un poco de tiempo disfrazados de esclavos pobres. Lo forma de siervo, no estaba disfrazando su hacen para engañar a los seres humanos y averiguar el naturaleza divina. La nivel de homenaje que éstos dan a los dioses. Cuando estaba revelando. averiguan lo que querían saber, desechan los harapos y se revelan en todo su esplendor olímpico. Algo así como Clark Kent siendo Supermán
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de nuevo. Habían tomado la forma exterior de siervos, pero solo se trataba de un disfraz. Jesús no tomó la “forma exterior” de siervo. Pablo usa el mismo término para describir la condición de siervo de Jesús y su divinidad. (es la palabra morfé , nuevamente nuestra palabrita sobre morfear.) Cuando Jesús vino en forma de siervo no estaba disfrazando su naturaleza de Dios. La estaba revelando. Recuerdo haber oído decir a un orador cristiano en una ocasión que el orgullo le está prohibido a los seres humanos, pero eso es correcto en Dios porque al fin y al cabo Él es Dios. Esto es un error. Dios es el siervo infinito. Dios es el ser más humilde de todo el universo. Jesús no vino como siervo a del hecho de ser Dios; vino precisamente por por el hecho de que Él es Dios. pesar del El Plan de Jesús Para sus Seguidores Jesús sabía que sus propios seguidores iban a batallar con el complejo de mesías, así que decidió reunirlos en un pequeño grupo. Durante dos años se comieron juntos, se reunieron a diario para tener discusiones en grupo y fueron juntos a todas partes. Y claro, como era de esperar, un día encontró que “habían discutido entre sí, quién era el más importante”. Eso su cede dondequiera que hay seres humanos reunidos. Manténgase dentro de un grupo de gente el tiempo suficiente, y el complejo de mesías levantará su horrible cabeza. Dietrich Bonhoeffer lo explica de esta forma: Sabemos quién es el que siembra este pensamiento en la comunidad cristiana. Pero tal vez no tengamos lo suficientemente presente que nunca se reúne ninguna comunidad cristiana sin que este pensamiento surja de inmediato como semilla de discordia. Así vemos que al principio mismo de la comunidad cristiana, se engendró una competencia invisible, muchas veces insconsciente, que era de vida o muerte. “Se quejaron…contra”; basta esto para destruir a una comunidad.
Así que Jesús tomó a un niño pequeño, e hizo que sus Leons,Clydes, y Joseps se reunieran alrededor de Él y les dijo que su responsabilidad consistía en aceptar, recibir y servir a aquel niñito. Necesitaban hacerlo, no solo por el bien del niño, sino por su propio bien. Por medio de la condición de siervos llegarían a ver la verdad acerca de ellos mismos.
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Yo no soy Superman Cuando era muchacho me gustaba Supermán por lo fuerte que era. Clark Kent engañaba a veces a la gente, pero su vulnerabilidad solo era fingida. Debajo se encontraba el hombre de acero. Supermán ayudaba a la gente débil y necesitada, pero él mismo nunca tenía miedo ni estaba confundido. Nunca se unió a un grupo de recuperación de doce pasos, aunque había perdido a sus padres biológicos y al planeta donde había nacido. No se unió a un club de corazones solitarios, aunque siempre estuvo solo. Jamás recibió terapia, aunque usaba unas medias azules ceñidas y una capa por encima de su ropa normal. Yo quería ser Supermán. Quería tener su vista de rayos X. quería doblar el acero con las manos, y sobre todo, quería tener el tórax que él tenía con la “S” roja gigante en el medio. Nunca he tenido la clase de tórax que podría aceptar una “S” roja… tal vez una letra con menos curvas, como una “l” o una “i” minúscula. Hay ocasiones en que los adultos tratamos de ser Supermanes. Tratamos de parecer más listos, prósperos, o más espirituales de lo que somos. Tratamos de responder preguntas que no comprendemos. Pero es una carga pesada tratar de ser Supermán cuando uno ya es adulto. Hay otra forma de ayudar a la gente en lugar de tratar de ser el Supermán que no somos. La principal razón por la cual Jesús nos llama a servir no es solo porque hay otros que necesitan que le sirvamos. Es por lo que nos sucede cuando servimos. Esto tiene que ver con la naturaleza de la relación entre una auténtica ayuda y la sanidad. Descubrimos esta diferencia en el excelente libro Not-God: A History of Alcoholics Anonymous , de Ernest Kurtz. Poco después de haber logrado estar sobrio, Bill Wilson, -conocido como “Bill W” en los medios de AAAA - se dio cuenta de que estaba a punto de embriagarse. En su desesperación buscó y encontró el nombre de otro alcohólico, el Dr. Bob, a quien le pudo contar su historia. Al final, el Dr. Bob también dejó la bebida y se convirtió, junto con Bill W en el cofundador de Alcohólicos Anónimos. Pero Bil W comprendía que la principal razón que tuvo
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para contar su historia no era salvar al Dr. Bob; por el contrario, era que si no soltaba lo que llevaba dentro se volvería a embriagar. Bil W sabía que no había podido ayudar al Dr Bob por ser él fuerte y el Dr. Bob débil, y, al ayudarlo, recibió fortaleza. Esta verdad llegó muy profundo. Cuando AA se hizo conocido comenzó a conceder entrevistas y a ser conocido como “el fundador” de la organización. Gradualmente comenzó a ser un hombre muy ocupado y a descuidar la familia, pero, se decía a sí mismo que todos aquellos alcohólicos lo necesitaban. Los amigos se lo llevaban a un lado y le decían la verdad: “Estás en el camino camino a la muerte. Te estás considerando único y excepcional, y esa es la forma forma típica de pensar de los alcohólicos”. Al igual que Bil W, nosotros también tenemos que darnos cuenta de que no somos Supermanes ni mesías. Tenemos que aceptar nuestras limitaciones. De allí es de donde viene nuestra fortaleza. Dios no se está comiendo las uñas pensando si podemos salvar a los alcohólicos o no. Debemos ministrar desde nuestra debilidad. La razón por la que ayudamos a los demás no es que seamos fuertes; es que si no los ayudamos, vamos a terminar convertidos en reliquias sin esperanza. ¿Por qué insiste AA en el anonimato? El propósito no es solo que las personas puedan asistir a sus reuniones sin quedar descubiertas como alcohólicos ante el mundo exterior, hay otra razón, y es que a nadie se le permite utilizar AA como vehículo para llegar a la fama. Los fundadores se dieron cuenta del fatal atractivo que tiene la celebridad. El único camino hacia la vida consistía en seguir siendo una confraternidad de alcohólicos que se ayudaran entre sí. Esa es la clase de siervos que Jesús nos llama a ser: Una sociedad de pecadores que se ayudan entre sí. Una Vida de Siervos ¿Cómo ingresamos a una vida de siervos? 1.- El ministerio de lo trivial Cuando Jesús tomó a un niño pequeño en sus brazos lo que dijo en realidad fue esto: “He aquí su ministerio: Entréguense ministerio: Entréguense a los que no les pueden ofrecer categoría ni influencia” Ayuden a la gente sin ser más ni más. Ustedes
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necesitan a este pequeño niño. Necesitan ayudarlo, no solo por el bien de él, sino más bien por el bien de ustedes mismos. Porque si no lo hacen, van a estar desperdiciando toda su vida en un concurso de idiotas a ver quién es el mayor. Pero si le sirven –con frecuencia, bien, con gozo, y fuera de escena- llegará el día en que lo van a hacer sin pensar: ‘Qué cosa tan maravillosa he hecho’. Entonces va acomenzar a servir de manera natural, sin esfuerzo, por el goozo de hacerlo. En ese momento van comenzar a comprender cómo funciona la vida en el Reino de Dios” A esto lo podríamos llamar “el ministerio de lo trivial”. La oportunidad se nos presenta incontables veces durante el día. Un colega nos pide aayuda en un proyecto a medias. Un auto se queda atascado junto al camino. Este ministerio se puede producir en el hogar, en medio de la noche, cuando uno de los niños llora. Podría dejar de fingir que estoy dormido y dspués, cuando mi esposa sale del cuarto, decir unas cuantas palabras muy torpemente, como si hubiera querido atender al niño, pero como tengo el sueño más profundo que ella, ahora ya es demasiado tarde. De esa forma, obtengo los méritos por querer ayudar, y también el lujo de quedarme en cama. Pero he aquí lo que puede puede suceder. Yo me puedo levantar levantar para atender al niño. En lugar de resentirme, podría dar gracias por su vida. Durante el día, en lugar de centrarme en todas las “tareas del ministerio” de las que me está apartando, podría enfocarme solo en estar allí para ayudarlo. Si hago esto, disminuirá mi aficción a salirme siempre con la mía. Estaré más libre para atender a otras personas sin estar pensando: “vaya, ¡qué esposo y padre tan maravilloso soy!.” Este tipo de servicio puede resultar divertido incluso. En realidad, es casi imposible servir sin una sensación mayor de intimidad y comunidad. Recuerdo que en mis primeros tiempos como padre, Nancy me hablaba de que pocas cosas creaban en ella una sensación de cercanía a mí que cuando yo servía. Me dijo que cuando yo pasaba la aspiradora por la alfombra, ella lo sentía como un acto en el cual yo le estaba dando valor a ella. Cuando limpiaba el garaje sentía una fuerte ansiedad y conexión con los dos. Me decía también que, cuando me veía bañando a nuestros hijos, sentía atracción física hacia mí.
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Las familias pueden ser lugares maravillosos par tratar de servir. Este es el tema del libro A Way in the World , escrito por Ernest Boyer. La idea para el libro le vino a la mente mientras estaba en un seminario sobre la vida espiritual, en el cual se estudiaba la importancia del desierto –grandes cantidades de tiempo pasadas en soledad- dentro de la historia de la espiritualidad. Cuando comparó esto con la situación de su vida se sintió movido a preguntar: “¿El cuidado “¿El cuidado de los hijos forma parte del desierto?”. Por supuesto, la atención a los hijos no es algo de lo que nos podamos excusar para buscar buscar nuestra formación espiritual. espiritual. En sí misma misma esa atención – cuando está repleta de oración y es ofrecida con tanta gracia y energía como podamos reunir- es una de las herramientas de transformación más poderosa que tenemos a nuestro alcance. Permítame hacerle una advertencia: Por lo general, es más fácil oír hablar del servicio que servir de de verdad. Conozco a una señora que, cuando tuvo que enfrentarse con una operación de importancia, le pidió a su esposo que cuidara de sus hijos durante el fin de semana. Él le dijo que no, que iba a asistir a una gigantesca reunión para los hombres donde les iban a enseñar a vivir como esposos y padres cristianos. Se negó a servir a su esposa porque tenía que asistir a una conferencia donde lo enseñarían y lo inspirarían a servirla. La comunidad auténtica se caracteriza, tal vez más que por ninguna otra cosa, por el servicio y la sumisión mutuos. Cuando Jesús dijo que los últimos serían los primeros, y que serían grandes, y que los esclavos serían los mayores de todos, no estaba dando órdenes. Sencillamente estaba describiendo la verdad acerca de la clase de comunidad que Dios quiere, y lo diferente que es su aspecto de la forma en que suelen funcionar las cosas en nuestro mundo. 2.- El Ministerio de las Interrupciones. I nterrupciones. Hay otra forma de servir a la que podríamos podría mos llamar “el ministerio de la disponibilidad”. En la iglesia rusa había ciertas personas llamadas personas llamadas poustinikki , que se dedicaban a toda una vida de oración. Se retiraban al desierto poustinia ) y vivían en soledad, aunque no aislados. (La palabra rusa que ( poustinia traducimos tradu cimos como “soledad” significa “estar con todo el mundo”). Por costumbre, “la puerta estaba sin candado”, como señal de disponibilidad. Según Tilden
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Edwards. “En todo momento la principal prioridad del poustinikki era la necesidad de su prójimo (que podía ir más alla de la oración y el consejo, hasta llegar al trabajo físico durante la cosecha)”. En nuestro trabajo hay ocasiones en que debe ser posible interrumpirnos para que realicemos tareas que no se encuentra en nuestra agenda. Hay ocasiones en que debemos vivir “sin candado en la puerta”. Hay ocasiones en que necesitamos estar disponibles para hablar u orar con gente atribulada; gente a la que no vamos a poder “curar” y que no va a poder contribuir cont ribuir con nuestro éxito profesional. Para poder practicar esto, aparto de vez en cuando un día para quedarme en cass y convertirlo en un día de “servicio secreto”, en el cual, simplemente, estoy a la disposición de mi familia y no tengo ninguna agenda, proyectos o tareas propias. La idea de esto es que cuando mi única tarea consiste en estar disponible, es imposible que me interrumpan. La meta del día se limita a servir. Pero siempre me humilla ver cun cuánta rapidez surge mi necesidad de crearme mi agenda personal. Algunas veces servir implica una serie de retrasos e interrupciones que surgen cuando se siguen las reglas que sigue todo el mundo. Se dice que en una ocasión Muhammad Alí (“el más grande”) se negó a ponerse el cinturón de seguridad en un avión. Después que la azafata le pidió en repetidas ocasiones ocasiones que se ajustara el cinturón, Alí terminó diciendo: “A Supermán no le hace falta un cinturón de seguridad”. Ante eso, se dice que la azafata le contestó: “A Supermán tampoco le hace falta un avión”. Todos somos Supermanes frustrados. Si no podemos volar por nuestra propia cuenta, al menos nos gustaría pensar que somos lo suficientemente especiales como para estar exentos de las normas. Mientras esperamos pacientemente nuestro turno en un atasco del tránsito, cuando nos sentimos tentados a pasar de un canal, e ir más rápido a expensas de otros, esto podría recordarnos con delicadeza, que, a pesar de lo que dice el letrero que tenemos pegado en el parachoques, la carretera no es nuestra. La otra gente que hay en ella es igualmente importante.
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Algunas veces servir significa hacer tareas rutinarias, aunque pudiéramos hallar otra persona que las haga. Se cuenta de Abraham Lincoln – tal vez sea un relato apócrifo, aunque ciertamente está de acuerdo con su personalidad- que en una ocasión un miembro de su gabinete lo vio dándole lustre a sus zapatos. Ese hombre expresó su sorpresa de que el Presidente de los Estados Unidos estuviera dando betún a sus propios botines. Lincoln le respondió: “Y entonces, ¿quién espera usted que le limpie sus botines?”. Servir no significa que no hagamos otra cosa que tareas triviales. Tampoco significa que nuestro día debe estar lleno solo de interrupciones. Hace falta discernimiento y sabiduría para saber cuándo podemos estar disponibles para el “ministerio de lo trivial”. En trivial”. En líneas generales, mientras más alto sea nuestro cuociente de grandiosidad, mayor será nuestra necesidad de ejecutar este ministerio. Es de esperar que este ministerio de lo trivial sea útil para los demás, pero también es un ministerio hacia nosotros mismos, porque destruye los delirios de grandeza. Dietrich Bonhoeffer escribió sobre esto, llamándolo “ministerio de ayuda activa”. Esto solo significa, en principio, ayudar con cosas externas y de poca importancia. Podemos hallar una multitud de cosas así dondequiera que haya personas viviendo juntas. Nadie es demasido bueno para realizar las tareas más humildes. Es probable que la Si no podemos volar por gente que se preocupa por la pérdida del tiempo que nuestra propia cuenta, al significan estos actos de ayuda tan paqueños y menos nos gustaría pensar que somos lo exteriores se esté tomando a sí mismo y a su suficientemente especiales profesión con demasiada seriedad. Si tenemos en como para estar exentos cuenta el hecho de que el propio Bonhoeffer era un de las normas. brillante teólogo, escritor, maestro, pastor, presidente de seminario y líder del movimiento subterráneo contra el nazismo, y que terminaría siendo mártir a causa de su testimonio, esa forma de pensar nos parece muy inadecuada. 3.- La Aceptación de Nuestra Debilidades y Limitaciones. Hace algún tiempo tuve una temporada en la que estuve viajando demasiado, asistiendo a innumerables reuniones y pronunciando muchos discursos, por lo que me sentía extenuado. Tenía un compromiso vigente con un
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amigo que está trabajando en una iglesia, y todas las semanas hablábamos del ministerio y de la vida espiritual. Yo me le quejaba de mi calendario en busca de un poco de comprensión, pero él me sorprendió al preguntarme por qué había escogido vivir así. No estaba acostumbtado a pensar en mi calendario como algo que yo hubiera escogido. Era más tentador pensar en mi nivel de agitación como algo que se daba por sentado; algo así como vivir en un aire contaminado, o ser fanático faná tico de los Cubs…lo cual nadie hubiera escogido,claro, pero si eso era lo que le había tocado a uno en la vida, todo lo que se podía hacer era hacerle frente lo mejor que se pudiera. “¿Por qué escoges una vida tan agitada?”, insistió él, lo cual me hizo sentir incómodo, porque entonces tuve que pensarlo. La única respuesta sincera era, que, por encima de todo, andaba en busca de la grandeza. Tenía miedo de que si rechazaba esas oportunidades, no iban a seguir apareciendo, y si las oportunidades desaparecían, yo sería menos importante, importante, y si yo llegaba a ser menos importante, aquello sería algo terrible. Obviamente, entonces podría cubrir mi calendario con una capa de espiritualidad. Podría tratar de convencerme a mí mismo que todo tenía que ver con el servicio, pero todo el tiempo, lo que había buscado era la grandiosidad. No quería admitir que tengo fuertes limitaciones. No quería reconocer que necesitaba cosas como el descanso. No quería admitir que no soy Supermán. Como consecuencia de este encuentro, desarrollé un pequeño “grupo de calendario personal”, personal”, en que hicimos un pacto de que no aceptaríamos ningún compromiso más en nuestra vida sin discutirlo primero entre nosotros y con nuestras familias. Este pacto también nos daba permiso abierto para hablar, no solo acerca de nuestros calendarios, sino también de la motivación que había detrás de nuestras actividades. Es peligroso vivir sin tener que rendir cuentas de esta forma. El padre de uno de mis amigos ha trabajado en el ministerio evangélico durante cerca de cincuenta años. Hace poco le dijo: “Bueno, nos tenemos que reunir pronto; en cuanto pueda tener bajo control mi calendario”. El comentario que me hizo su hijo fue el siguiente: siguiente: “Durante mis treinta y nueve años de vida, mi padre ha estado hablando de lo que vamos a hacer tan pronto como tenga su calendario ‘bajo control’. Parece creer de veras que algún día va a lograr controlar su
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calendario de alguna forma. Lo peor es que se niega a hablar de la verdadera por la cual ese calendario está descontrolado, o incluso, admitírselo a sí razón por mísmo”. 4.- El Ministerio ded Morderse la Lengua Tal vez la manera de servir que menos se practica hoy es la que Bonhoeffer llamaba “el ministerio de morderse la lengua”. Con frecuencia, la forma más eficaz de combatir nuestros malos pensamientos es negarnos por completo a permitirles que se expresen en palabras…En palabras…En toda confraternidad cristiana debe existir una enérgica regla según la cual se les prohíba a todos decir una buena parte de d e lo que les viene a la mente.
Esta manera de conducirse es totalmente ajena a lo que constituye hoy la sabiduría convencional según la cual decir “todo lo que a uno le venga a la mente” es algo considerado como c omo componente esencial de la salud mental. Sin embargo, algunas veces ese “ministerio de la boca cerrada” es una victoria para el reino. La victoria se puede producir de esta forma: Estamos en una reunión de trabajo. A medida que se desarrolla la conversación nos damos cuenta de que hay algo subyacente a lo que se dice: “Aquí tengo la tengo la oportunidad de hacer que todo el mundo descubra lo mucho que sé. Esta es mi oportunidad para relatar algo de tal manera que subraye con sutileza lo importante que soy en este lugar. Aquí tengo la oportunidad para corregir a alguien y demostrar que soy competente”. Hace poco estábamos discutiendo con miembros del personal una decisión relativamente pequeña y me encontré sentado en el borde de mi silla, haciendo animados gestos, mientras que una voz que sonaba sospechosamente semejante a la mía iba elevando continuamente su tono. Entonces me di cuenta de que aquella dicisión no me preocupaba en lo absoluto. Lo que había hecho era encerrarme en una competencia para ver cuál era la decisión que iba a prevalecer. Algunas veces este ministerio exige que nos mordamos la lengua y no hablemos del progreso espiritual que nos parece estar logrando. Francisco de Sales escribe:
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Muchas veces decimos que no somos nada, que somos la misma miseria y el desecho del mundo, pero nos afligiría mucho si alguien nos tomara la palabra o les dijera a los demás que es cierto lo que decimos… Fingimos querer ser los últimos del grupo y sentarnos al pie de la mesa, pero es con vistas a movernos con mayor facilidad al extremo superior. La verdadera humildad no se exhibe y apenas habla de forma humilde. No solo quiere esconder todas las demás virtudes, sino que por encima de todo, se quiere esconder de ella misma.
Este ministerio también puede significar que no nos aferremos a las tareas que nos han sido encomendadas. Lewis Smedes cuenta una maravillosa historia acerca del papa Juan XXIII. Un miembro de la curia lo estaba molestando siempre para que resolviera este problema o aquél. Ese funcionario vivía como si él solo viera la gravedad de los problemas a los que se enfrentaba su iglesia y el mundo, y como si todo pudiera derrumbarse si él no presentaba sus advertencias. Finalmente el papa se cansó, así que llevó a un lado a su superconcienzudo consejero consejero y le confesó que él también se sentía tentado a vivir como si el destino del mundo descansara sobre sus hombros. Según le dijo, lo ayudaba un ángel que se le aparecía junto a su cama pare decirle: decirle: “Oye Juanito, muchacho, no te lo tomes tan en serio”. Necesitamos que los ángeles nos recuerden que nosotros no somos el mesías. Ni siquiera somos el papa. 5.- El Ministerio de Soportarnos. Estamos llamados a llevar los unos las cargas de los otros. Algunas veces esto significará orar por las necesidades de otra persona, o tratar de consolar a alguien en su dolor. dolor. Sin embargo, habrá ocasiones en en que nos parecerá parecerá que toda esta relación significa una carga. Tal vez tenga que soportar a la gente hasta que aprenda a amarla. Yo estaba en un grupo de oración de unas diez personas, la mayoría de ellas involucradas en el ministerio de la iglesia. La meta establecida para nuestras reuniones era informar sobre nuestras experiencias en la oración durante la semana anterior y aprender de ellas. La líder del grupo dio unos pprofundos consejos. Dijo que debíamos dejar a un lado toda tendencia que tuviéramos a evaluar a las personas y sus comentarios, y dejar sencilamente que Dios hablara por medio de ellas.
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Me doy cuenta de que tiendo a enfocar las cosas de la otra manera. De manera refleja, había comenzado a calificar al grupo desde nuestra primera reunión:: “Este es el tipo de los adictos en reunión ministerio de recuperación, con sus lamentos y tribulaciones”, El soportarnos mutuamente pensaba cuando hablaba una persona. Este otro es un consiste en aprender a pesonaje tradicional, superlógico, de la vieja escuela, oír a Dios cuando habla a que no está dispuesto a descubrir ni a revelar su través de la gente difícil. corazón. Y aquí tenemos a una persona sabia que funciona muy bien y de la cual sí puedo aprender de verdad”. Y así iba poniendo a la gente en una especie de línea continua de niveles de madurez, listo para escuchar a los que parecían avanzados y tratar de conectarme con ellos, al mismo tiempo que soportaba a los que parecían arrastrarse detrás de los demás. La indicación del líder –dejar de hacer evaluaciones y permitir que hablara Dios- fue, sin que ella lo supiera, una delicada acusación con respecto a toda mi forma de escuchar. Me di cuenta de que mis evaluaciones, aunque tal vez no carecieran de base por completo, tenían más que ver conmigo que con la gente que estaba evaluando. Lo más importante de todo era que me impedían escuchar lo que Dios me podía estar diciendo por medio de la gente. Me impedían ver la verdad de que todos estábamos en algún punto de la jornada hacia Dios, y que la distancia entre los más avanzados y los menos es infinitamente más pequeña que la distancia entre los más adelantados y Dios mismo. El ministerio de soportarnos mutuamente es más que un simple tolerar a la gente difícil. Es también aprender a oír a Dios cuando habla a través de ella. Es aprender a estar “a favor” de ella. Es aprender que la persona más difícil con la que tengo que batallar soy s oy yo mismo. Esto significa que hay una parte del ministerio al cual he sido llamado que es el de liberar a la gente –una y otra vez si fuere necesario- de las pequeñas prisiones mentales mentales en las cuales yo mismo las encierro. encierro. Tal vez sea una persona que critica mi forma de enseñar, ya sea justamente o no, con amor o con desprecio. Tal vez la clase de persona más difícil de todas sea aquella en la cual veo las mismas luchas que rugen en mi interior.
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“Soportarlos” no significa que nos convirtamos en sus mejores amigos, pero sí significa aprender a desearles lo mejor, renunciando a nuestro derecho de herirlos y experimentando nuestra posición común ante la cruz. Así resulta que la vida que siempre hemos deseado –cuando nuestros deseos son purificados y verdaderos- es la vida de humildad. Donde más claro vemos esto es en el propio Jesús. En Jesús no había grandiosidad alguna. Esa es una de las razones por las cuales a la gente le Todos los seres humanos costaba tanto reconocerlo. La herejía cristológica más que han vivido en este antigua –el docetismo- surgió porque la gente no podía mundo han sufrido el absorber la idea de que Dios mismo tomara sobre sí la “complejo de mesías”, con una sola excepción: vulnerabilidad y el sufrimiento. Creían que Jesús solo El verdadero mesías. tenía la apariencia de humanidad, pero no su realidad. El Apóstol Juan dijo que es nada menos que el espíritu del anticristo el que niega que Jesús viniera en “carne”. Jesús no era un Supermán. No se puso a desafiar a los enemigos con las manos en la cintura, dejando que le rebotaran las balas en el pecho sin hacerle daño. El látigo de los soldados romanos hizo brotar verdadera sangre; las espinas atravesaron una carne verdadera; los clavos le causaron un dolor que le paralizaba la mente. La cruz lo llevó a una muerte real. Y a través de todo aquello, los soportó, los perdonó y los amó hasta el final. La gran broma santa de Dios acerca del complejo de mesías es esta: Todos los seres humanos que han vivido en este mundo la han sufrido, con una excepción: Y esa excepción fue el verdadero mesías.
Capítulo 8 Una Vida sin Pesares
La Práctica de la Confesión Muchos cristianos se sienten increíblemente horrorizados cuando de repente se descubre a un verdadero pecador entre los justos. Por eso, seguimos solos con nuestro pecado,
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viviendo en la mentira y la hipocrecía… Y el que está solo con sus pecados, está solo por completo. Dietricho Bonhoeffer
Hace algunos años cambiamos mi viejo escarabajo Volkswagen por nuestro primer mueble nuevo: Un sofá de color lila. Tenía un color parecido al Pepto-Bismol, pero como para nosotros representaba una inversión sustancial, pensamos que el lila era lo mejor. El hombre de la mueblería nos advirtió que no lo compráramos cuando supo que teníamos niños pequeños. “No les conviene un sofá de color lila”, nos aconsejó. “Consigan algo que tenga color de tierra”. S in embargo, nosotros teníamos el ingenuo optimismo de los padres jóvenes. “Nosotros “Nos otros sabemos manejar a nuestros hijos”, hijos”, le dijimos. “Dénos el sofá color lila”. A partir de aquel momento, todos supimos con claridad la regla más importante de la casa. No sentarse en el sofá lila. No tocar el sofá lila. No jugar alrededor del sofá lila. No comer, ni respirar, ni mirar, ni pensar en el sofá lila. ¿Recuerda el árbol prohibido en el huerto del Edén?. En todos los demás asientos te puedes sentar libremente, pero en este sofá, el sofá de color lila, no te puedes sentar, porque el día que te sentares en él, seguramente morirás”. Y entonces vino la caída. Un día apareció una mancha en el sofá color lila. Una mancha roja; una mancha de jalea roja. Así que mi esposa, que había escogido el sofá lila y lo adoraba, puso en fila a nuestros tres hijos frente a él: Laura, de cuatro años, Mallory, de dos y medio y Johnny, de seis meses. “Niños, ¿ven esto”, les preguntó. “Es una mancha. Una mancha roja. Una mancha de jalea roja. El hombre de la mueblería dice que no va a salir nunca. ¿Saben cuánto tiempo es nunca niños? Pues el el tiempo que vamos a quedarnos aquí de pie, hasta que uno un o de ustedes me diga quién manchó el sofá lila”. Mallory fue la primera en quebrantarse. Con labios temblorosos temblorosos y ojos llenoss de lágrimas, dijo: “Fue Laura”. lleno Laura” . Laura lo negó apasionadamente. Después
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se hizo el silencio, y fue el momento más largo. Nadie dijo una palabra. Yo percibía que los niños no iban a hablar, porque nunca habían visto tan enojada a su madre. Sabía que no lo harían, porque entendían que si hablaban, se pasarían toda la eternidad en la silla de castigo. Y estaba seguro de que no lo harían porque había sido yo quien quien había hecho la mancha de jalea roja en el sofá lila, y yo sabía que no iba a decir nada. Me imaginaba que podría hallar un lugar seguro donde confesarlo…como un libro que iba a escribir, escribi r, tal vez. La Mancha del Pecado Por supuesto, lo cierto es que todos hemos manchado el sofá. Algunas de las manchas son pequeñas y apenas se notan. Pero hay otras que impregnan todo el tejido de nuestra vida. Son las manchas de las que nos lamentamos en esas altas y frías horas de la noche mientras estamos en cama despiertos, mirando al techo y deseando poder regresar para volver a vivir algunos momentos de manera que las cosas salieran bien esta vez. Tal vez sean las manchas, que si no lamentamos, deberíamos hacerlo, y que lamentaríamos si nuestro n uestro corazón estuviera Muchos luchamos, no funcionando bien. Todos somos, por imitar el tanto con la comprensión del mensaje del perdón, título de libro de Cornelius Platinga, Plat inga, “Cómo no como con la forma de vivir deberíamos ser”. La gente habla mucho del su realidad. pecado. Platinga lo expresa así: La conciencia de pecado solía ser nuestra sombra. Los cristianos detestaban el pecado, lo temían, huían de él y se lamentaban por p or él. Entre nuestros abuelos había muchos que se angustiaban por sus pecados. Un Un hombre que perdía la compostura se preguntaba si aun podría ir a participar de la Cena del Señor. Una mujer que durante años envidiaba a su hermana más atractiva e inteligente, se preocupaba de que este pecado pusiera en peligro su propia salvación…En las confesiones en grupo de hoy es difícil saber. El lenguaje más reciente de Sion dice con ternura: “Confesemos nuestro problema con la dinámica de ajuste en las relaciones humanas, y en especial, nuestra fragilidad en el establecimiento de redes”. O bien, “Me gustaría compartir que necesitamos fijarnos la santidad como un aspecto del crecimiento”. En lo que al pecado se refiere, la gente en la actualidad, solo balbucea.
Todos vamos a tener tener que pasarnos algún tiempo libre frente al sofá. Yo creo que hay algo que algunos estamos buscando, y no es un mensaje más que
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nos asegure que Dios nos perdona gratuitamente. Aunque esto es maravilloso, esa información sola no basta para capacitar a las personas personas a creer creer en su del perdón liberador de Dios. Muchos luchamos con esto, no tanto experiencia del por la comprensión del mensaje del perdón como con la fuerza de vivir su realidad. La Confesión para Darnos Sanidad Esta incapacidad para aceptar la realidad del perdón es la razón por la que Dios nos ha dado la práctica de la confesión. Algunas veces la gente se pregunta: “Si soy cristiano y Dios ya me ha perdonado,¿por qué tengo que confesar”? Esto significa mirar la confesión de una forma errónea. La confesión, en primer lugar, no es algo que Dios quiere que hagamos porque Él lo necesita. Dios no se aferra con fuerza a su misericordia, como si tuviéramos que arrancársela de las manos como la última galleta de un niño. Necesitamos confesar para ser sanados y transformados. La confesión tampoco es un simple procedimiento de contabildad: “Ese pecado estaba en la columna del débito en el libro de la contabilidad de Dios, pero ahora que lo he confesado, ha sido borrado” La confesión no es algo a lgo mecánico; es una práctica, que si la realizamos con sabiduría, nos ayudará a ser transformados. Cuando practicamos bien la confesión suceden dos cosas: La primera, es que quedamos libres de la culpa. La segunda es que será menos probable que pequemos de la misma forma en el futuro, aunque sea solo un poco, que si no hubiéramos confesado. Vamos a ver y sentir el pecado como algo menos atractivo Entonces, ¿cómo practicamos la confesión confesión de tal tal forma que nos comience a sanar el alma? ¿Qué esperanza hay para La confesión que nos la gente manchada como nosotros? La confesión que ayuda a experimentar el nos ayuda a experimentar el poder del perdón es un poder del perdón es un proceso, no un evento. proceso, no un solo acto. Pensemos en la confesión como un proceso en seis pasos para eliminar las manchas espirituales.
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1.-La Preparación El primer paso es la preparación. Comenzamos poniéndonos al cuidado del Espíritu y pidiéndole que nos ayude. Si no se hace esto, la confesión resulta peligrosa. Dejados a nuestras propias fuerzas tendemos a condenarnos por cosas de las cuales no nos deberíamos sentir culpables, o a tratar de disfrazar las manchas verdaderamente horribles que exigen atención. Necesitamos ayuda. Clifton Fadiman cuenta una maravillosa historia sobre Charles Steinmetz, genial ingeniero eléctrico de la General Electric durante los primeros años del siglo XX. En una ocasión, estando ya retirado, los otros ingenieros de GE estaban perplejos perplejos ante un desperfecto de un complejo de maquinarias, y por fin le pidieron a él que regresara para ver si podía señalar cuál era el problema. Steinmetz pasó varios minutos caminando alrededor de las maquinarias; después tomó una tiza de bolsillo y marcó con una cruz una pieza determinada de una de ellas. Para asombro de los demás ingenieros, cuando desarmaron esa parte de la maquinaria, resultó ser el lugar exacto donde estaba el desperfecto. Unos cuantos días más tarde, los ingenieros recibieron una factura de Steinmetz por US$ 10.000, cantidad asombrosamente grande en aquellos días. Como les pareció exorbitante, se la devolvieron con la petición de que la explicara en detalle. Después de unos cuantos días recibieron una segunda factura con los detalles: Por hacer una cruz con tiza: US$ 1,00 Por saber dónde hacerla: US#.9.999,00 La parte difícil cuando nos examinamos a nosotros mismos es saber dónde poner la marca. “¿Quién está consciente de sus propios errores? ¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente!”, escribe el salmista. La confesión siempre comienza cuando nos ponemos bajo la protección de Dios, pidiéndole que marque la cruz en el lugar preciso. 2.- El Examen de sí mismo: El siguiente paso consiste en examinarnos a nosotros mismos. Esto significa tomarnos un tiempo para reflexionar sobre
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nuestros pensamientos, palabras y obras, y reconocer que hemos pecado. Históricamente, esto ha sido conocido como la “oración de examen”, en la cual examinamos el estado de nuestra conciencia. Es tan importante, que en muchas épocas se podía dar por sentado que los seguidores de el Camino sabían hacer la oración de examen. Francisco de Sales escribía: escribía: “En cuanto al examen de conciencia…todo el mundo sabe cómo se hace”. Una manera útil de hacer este examen de sí mismo consiste en ir pensando en diversas categorías de pecado. Tal vez la lista que se usa con mayor frecuencia es la de los siete pecados capitales: orgullo, ira, lujuria, envidia, codicia, pereza y gula. ¿Cuál es nuestra situación con respecto a cada uno de ellos? Martín Lutero usaba los diez mandamientos como una forma de ayuda para examinar su propia vida. La confesión debe ser específica, concreta y particular. Un “le mentí a mi jefe y le dije que estaba trabajando cuando no lo estaba, porque no quería meterme en problemas” puede producir más sinceridad y cambio que veinte variaciones del “no he sido lo suficientemente veraz”. Este aspecto de la confesión cristiana es el que movió a Bill W a hablar del cuarto de los doce pasos de los Alcohólicos Anónimos como un inventario moral “sin temores” o “implacable”. En su mismo núcleo, la confesión significa el aceptar una responsabilidad adecuada por lo que hayamos hecho. Eso no es fácil de hacer. Tratamos de deslizarnos para librarnos de hacerlo. Lo que comienza como una confesión, termina muchas veces como una excusa: “No quise gritarte, es que estaba pasando un mal día”. Confesar significa aceptar el hecho de que nuestra conducta no es consecuencia de una mala educación por parte de los padres, o de unos genes pobres, o de unos hermanos celosos o un desequilibrio químico por haber comido demasiadas barras de chocolate. Tal vez se hallen involucrados algunos de esos factores, o todos. La conducta humana es muy compleja. Pero confesar significa decir que en algún momento de toda aquella mezcla había que tomar una decisión, y que esa decisión la tomamos nosotros, y que no hay necesidad de excusarla, explicarla, o incluso, comprenderla. Lo que hace falta es perdonarla. Hay que borar todo lo escrito en la pizarra.
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3.- La Percepción Necesitamos mirar nuestro pecado de una forma nueva, tener de él una comprensión distinta. Todo pecado significa negación. Una de las peores cosas acerca del pecado es que lleva consigo una cierta miopía moral. Por eso distorsiona nuestra capacidad para detectar su presencia. La nueva perspectiva puede ser muy dramática. James McPherson, historiador de la Guerra de Secesión de los Estados Unidos escribe acerca de un dueño de plantación llamado Jame Hammond, que fue congresista y gobernador. Además de tener una ambición insaciable y ser El pecado lleva un ardiente defensor de la esclavitud, Hammond también consigo una cierta alimentaba un voraz apetito sexual. En l938 compró una miopía moral, por esclava de dieciocho años llamada Sally, y con ella, a su eso distorsiona capacidad pequeña Louisa. Hizo de Sally su concubina y tuvo varios nuestra para detectar su hijos con ella; después, cuando Louisa llegó a los doce años la presencia. instaló en el antiguo papel de su madre y tuvo varios hijos más. su carrera política se vio detenida –pero solo de forma temporal- cuando Wade Hamilton, su acaudalado cuñado, lo amenazó con revelar a público que Hammond había estado abusando sexualmente de las cuatro hijas de Hamilton, cuyas edades iban de los trece a los dieciocho años. Sin embargo, lo más notable de todo son las reflexiones hechas por Hammond en su diaro, cuando su esposa lo dejó y cuando una epidemia se llevó la vida de muchos de sus esclavos y parte de su ganado (a los cuales él reunía en la misma categoría): Me aplasta hasta el suelo ver que todo lo mío ha quedado tan destrozado a mi alrededor. Negros, ganado, mulas, cerdos; todo aquello que tiene vida alrededor de mi persona parece estar batallando bajo alguna terrible maldición…Gran Dios, ¿Qué he hecho? Nunca ha habido hombre tal maldecido…¿Qué ma ldecido…¿Qué he hecho o dejado de hacer para merecer este destino?...Nadie, nadie tiene la más mínima indulgencia conmigo. No hay nada que sea pasado por alto; nada que sea perdonado.
Nosotros no seremos monstruos, no habremos eclavizado ni violado seres humanos como Hammond. Pero de una forma menor y más silenciosa, esa misma capacidad para engañarnos a nosotros mismos funciona en nuestro interior.
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Podemos mentir para evitar el dolor y estar apenas conscientes de que lo hemos hecho. Podemos halagar o tratar de manipular, casi sin reflexionar en lo que hacemos, como si tuviéramos funcionando con el piloto automático. Podemos pasar por alto la injusticia o las necesidades humanas por largos períodos de tiempo sin que se nos encienda ninguna luz de advertencia moral. Es decir, que en este paso de confesión buscamos una percepción sincera. Queremos ver nuestro pecado a través de una lente nueva. Comenzamos a verlos a través de los ojos de la persona con la cual hemos pecado. Luchamos por verlos con los ojos de Dios. Jesús hablaba con frecuencia de lo necesaria que es esta perspectiva tan distinta. A los líderes religiosos les advirtió que no juzgaran: ¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Déjame sacarte la astilla del ojo, cuando ahí tienes una viga en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.
Cuando tenemos una viga en el ojo, no una ramita, sino algo del tamaño de una canoa, queda afectada nuestra capacidad para percibir con precisión. Esto es lo que les pasaba a quienes estaban escuchando a Jesús. Veían los pecados de las rameras y los tramposos y no querán saber nada de ellos. Estaban orgullosos de su superioridad espiritual. Sin embargo, Jesús los acusó de estar en negación. Necesitaban que les hicieran una queratomía radial en los ojos del alma. Entonces podrían percibir su conducta bajo una nueva luz. Si los seguidores de Jesús tomaban en serio sus palabras dirían: “Ahora veo la verdad sobre mis acciones. Cuando yo era frío y distante, y me sentía superior a las rameras y los tramposos, no estaba sosteniendo en alto el estandarte de la justicia. Estaba alimentando mi complacencia y mi orgullo. Ni siquiera puedo amar. Esos ‘grandes pecadores’ son más amorosos que yo. Son más justos que yo. Dios mío, ayúdame”. Tenemos que ver nuestros pecados con ojos nuevos. Necesitamos verlos con los ojos de aquellos contra los cuales hemos pecado. 4.-Dos preguntas: ¿Por qué pasó? ¿Qué pasó?
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Hay dos preguntas en particular que nos ayudan a lograr una percepción nueva. La primera es: “¿Por qué hice lo que hice?” Tal vez hallemos que mentimos para tratar de escapar a las consecuencias de lo que hicimos: “Lo siento oficial, el velocímetro de mi auto debe estar roto. Estoy seguro de que venía a una velocidad por debajo del límite”. Tal vez descubramos que la razón por la cual murmuramos acerca de alguien es que nos sentíamos insignificantes o celosos. Esta pregunta es crítica, porque por lo general el pecado está relacionado con alguna necesidad. En realidad el pecado es un intento por satisfacer una necesidad legítima de una manera ilegítima. Si no nos enfrentamos a esa necesidad de una forma adecuada, iremos derecho al pecado. Tal vez necesitamos aprender a experimentar el amor de Dios de una manera más plena para poder quedar libres de esos mezquinos celos que hacen casi irresistible la murmuración. Tal vez todo lo que necesitemos sea decidir que estamos dispuestos a tolerar un nivel más alto de dolor emocional, con tal de decir la verdad, cuando mentir no nos podría sacar de un apuro. La segunda pregunta es: “¿Qué pasó como consecuencia de mi pecado?”. Hace algún tiempo experimenté el dolor de darme cuenta de que le había mentido a un buen amigo. Eso tuvo varias consecuencias: anduve bajo una nube de culpabilidad; se abrió una silenciosa brecha en nuestra relación porque yo había puesto una barrera de mentira entre los dos, me sentí un poco más inclinado a decir una mentira la siguiente vez, y me hallé evitando a Dios. Cuando reconocí todo esto supe que se lo tenía que confesar a mi amigo. Aun así, me llevó algún tiempo enfrentarme a la vergüenza de identificar lo que había hecho. Sin embargo, cuando vi las consecuencias de mis acciones con tanta sinceridad como pude, sucedió algo maravilloso: Descubrí que no quería volver a hacerlo. Hace falta un espíritu paciente y sereno para deshacer los nudos de las motivaciones y consecuencias de nuestro pecado. Ahora bien, ¿Qué precio no estaríamos dispuestos a pagar para que nos sacaran una viga de nuestro ojo? 5.-Una Nueva Sensación
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Después de la comprensión viene una nueva manera de sentir. La confesión auténtica no se limita a un intercambio de información, también comprende el unirse al dolor de la persona a la que La confesión auténtica hemos herido y al dolor de Dios por el pecado. La comprende el unirse al dolor de la persona a la epístola de Santiago dice: “Acérquense a Dios D ios y Él se que hemos herido, y al acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! dolor de Dios por el ¡Y ustedes, los inconstantes, porifiquen su corazón! pecado. Reconozcan sus miserias, lloren y laméntense. Que su risa se convierta en llanto, y su alegríá alegríá en tristeza”. Yo solía pensar que esa proclamación era deprimente, cuando en realidad, habla de un gran don. Muchos consejeros espirituales han dicho que cuando comenzamos a orar le debemos pedir a Dios lo que queremos, aunque en la confesión signifique pedir el don de las lágrimas. La contrición es ta útil al alma como lo es el dolor para el cuerpo. Después de haber dicho esto, tenemos que equilibrar esa afirmación con otra: La confesión es un acto de gracia. Solo hay seguridad al confesar cuando se hace dentro del contexto de la gracia. El remordimiento no es garantía de que el arrepentimiento sea genuino, y puede ser sumamente destructivo. Ayuda que sepamos cuáles son nuestras tendencias, si tendemos a castigarnos o a justificarnos para salir del paso. El Apóstol Pablo hizo una distinción entre dos clases de dolor. Existe lo que él “arrepentimiento que llamaba “arrepentimiento que lleva a salvación”, que El lleva a salvación” es una es una respuesta emocional adecuada al mal que respuesta adecuada al mal hemos cometido. Nos lleva a buscar la restitución y la que hemos cometido. La del mundo” reconciliación, nos impulsa a cambiar y a crecer, nos “tristeza produce muerte. guía hacia la gracia. No es venenoso. El otro tipo de dolor es lo que Pablo llama “tristeza del mundo”. Éste, Ést e, en lugar de llevar a la vida, produce muerte. Iba saliendo para mi trabajo después de una mañana tensa en mi hogar. Les había peleado a los niños, me sentía presionado por falta de tiempo, y estaba preocupado. Cuando iba saliendo por la puerta, mi hijo Johnny me preguntó si iba a visitar aquel día su clase a la hora en que se invitaba a los
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padres. Traté de soltarle un “no” y entonces sentí un tirón muy claro. Algo – Alguien- me estaba invitando a pensarlo otra vez. Sentí un agudo dolor por mi impaciencia de la mañana y la forma tan innecesaria en que había herido con mi impetuosidad a las personas a las que amo. Pienso que ese dolor era parte del ministerio del Espíritu Santo. Así que les pedí disculpas lo mejor que pude, y le dije a Johnny que sí iría a su escuela. Cuando llegué a la clase de Johnny, observé que los padres de todos los niños estaba allí, con excepción de dos o tres. A Johnny se le iluminó el rostro. Durante la media hora siguiente estuvo sentado en mi regazo mientras participábamos en las acatividades. Cada uno de nosotros debía hacer un dibujo, tarea que no disfruto, porque soy incapaz de trazar una línea recta. Lo peor de todo era que el padre que estaba a mi lado dibujaba como Miguel Ángel. Bosquejó una escena junto al hogar en la que incorporó, perspectiva, sombra y claroscuros. “Usa un poco de azul, papá”, le dijo su hijo. “No”, respondió Miguel Ángel. “Eso desequilibraría mi esquema de colores”. La maestra llegó, vio el dibujo de aquel hombre y después llamó a los demás padres para que lo observaran. Señaló el mío como una especie de estudio de contrastes. Entonces sentí otra clase de culpa…la culpa del artista incapaz. Pero era el dolor de ser solo una criatura, no algo que exigiera arrepentimiento. Tenía que hallar otra forma de tratar con mi incapacidad. Así que esperé hasta que el padre que estaba junto a mí no estuviera mirando, y marqué su dibujo con un creyón azul. Entonces sí tuve algo que confesar. Miré el dibijo de Johnny: Nubes, nieve, un árbol y algo que se parecía al dinosaurio Barney con rostro humano. Debajo, mi hijo había escrito: “Me siento agradecido por Dios, por mi papá y por la nieve”. Me M e La confesión no consiste sentí muy bien por el orden en que estaban escritas solo en decir lo que hemos en el pasado. Exige aquellas cosas. Cuando era hora de que se fueran los hecho una especie de promesa padres, Johnny Johnny se asió de mí y me dijo: “No puedo con res res ecto ecto al futuro futuro.. dejar que te vayas” Me fui, pero durante un instante me quedé junto a la puerta mirando a mi hijo. Me pareció que habían pasado unos pocos años desde que yo mismo
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estaba en el primer grado. Ahora allí estaba él. Ahora era el día de mi hijo. Ese era su pequeño mundo, su pequeño pavo en la parte superior de la pizarra, su pequeño pupitre, sus delgados deditos agarrando con decisión el lápiz, su aprendizaje de las letras. Y en un tiempo que solo parecerá de unos cuantos días más, él será el que se hallará de pie junto a la puerta, y su pequeño será el que estará sentado en el pupitre. “¿Y si no hubiera venido?”, musité, “¿Y si él se hubiera tenido que sentar ahí solo mientras los demás niños estaban rodeados por sus padres? ¿Por cuánto tiempo voy a llevar en el corazón es imagen que dice: ‘Me siento agradecido por Dios, por mi padre y por la l a nieve?” Aquella pequeña punzada de dolor que me llamaba a pensar de nuevo, a a tomar una decisión distinta; es lo que la iglesia conoce como el poder de convicción del Espíritu Santo. Todos lo podemos experimentar. Es el susurro que nos toca para decirnos: “Has dicho di cho unas palabras amargas que han herido a alguien. Tienes que regresar para arreglar las cosas”. “Hiciste trampa en tu declaración de impuestos. Tienes que restituir”. (un experto en economía que trabaja con clientela evangélica calcula que el cncuenta por ciento de sus clientes hace trampa en sus declaraciones de impuestos). “Hablaste con engaño. Tienes que volver para decir la verdad”. Este es un dolor con esperanza, el sufrimiento de unas heridas que sanan. 6.- Una Nueva Promesa Pero la confesión no consiste solo en decir lo que hemos hecho en el pasado. Comprende también nuestra intención con respecto al futuro. Exige una especie de promesa. Mientras Dios obra en nosotros por medio del proceso de la confesión sentimos un profundo anhelo de no hacer de nuevo eso que tanto hiere. Por esto hacemos una promesa. Tomamos la reslución de que, con la ayuda de Dios, vamos a cambiar. Eso comprenderá tratar de enderezar el mal que hicimos hasta el punto en que sea posible. Fue lo que Zaqueo decidió hacer: “Ahora mismo voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes”, dijo, “y si en algo he defraudado a alguien, le devolveré
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cuatro veces la cantidad que sea”. El nivel de nuestros compromisos nos ayuda a saber si en realidad nos estamos arrepintiendo o solo estamos tratando de controlar los daños. ¿Tenemos el anhelo de enderezar las cosas, o solo queremos reducir al mínimo las consecuencias dolorosas?. Lewis Smedes pregunta: ¿Por qué va usted a esperar que alguien tome en serio su confesión, a menos que prometa que tiene la intención de no echar a perder su relación de nuevo con más dolor injusto? Usted no puede dar garantía alguna; los mejores de nosotros se echarían para atrás en lo prometido. Pero todo el que ha sido herido, debería esperar, por lo menos, unas intenciones sinceras.
La Cumbre: La Gracia Sanadora. El paso final en la confesión –la cima de la montaña- es la gracia. No se trata solo de la idea de la gracia, sino de la gracia como realidad en la cual somos sumergidos, que nos da vida. En la película The Mission , Robert de Niro hace el papel de Mendoza, un personaje tan totalmente egoísta, vil y brutal, que no parece haber esperanza alguna para él. Cuando decide arrepentirse se le exige, como acto de penitencia, que lleve una pesada carga atada al cuerpo dondequiera que vaya. Por medio de su tribulación comienza a ver distinta la vida, y descubre que todo aquello alrededor de lo cual ha edificado su vida, en realidad ha sido una carga, tanto para él como para las personas a las que les ha hecho daño. Así llega a ver su propia impotencia y dependencia. Un día, mientras sube con desespero una montaña, Mendoza se da cuenta de que no lo va a lograr, y que está poniendo en peligro la vida de los que suben con él. De repente, uno de los indígenas saca un cuchillo. Mendoza teme que lo vaya a matar; pero lo que hace con el cuchillo es cortar la soga que tiene atada a su carga. Es libre. Va a vivir. La carga ha cumplido su labor. La entrega de esa carga fue un acto de gracia. Causó dolor y dificultades, pero fue gracias de todas maneras. La liberación de la carga fue un acto de gracia mayor aun. Lo mismo sucede con la confesión.
120 Capítulo 9
Una Vida Orientada
Reciba la Dirección del Espíritu Santo Hay una forma de poner en orden nuestra vida mental en varios niveles al mismo tiempo. En un nivel podremos estar pensando, comentando, viendo, calculando y cumpliendo con todas las exigencias de las cosas externas. Pero más adentro, detrás del escenario, en un nivel más profundo también podemos estar en oración y adoración, en canto y reverencia y con una delicada receptividad hacia el aliento divino. Thomas Kelly
Una cosa es hablarle a Dios y otra, escucharlo. Cuando escuchamos a Dios, es su Espíritu Santo el que nos guía. Hace algún tiempo me desperté en medio de la noche. Faltaban horas para que amaneciera, pero podía ver con bastante claridad en nuestro dormitorio, porque la luz de la luna se colaba por la ventana. Miré a mi esposa Nancy que dormía junto a mí, y de repente, en lugar de sentirme somnoliento como cualquiera esperaría, me inundó una sensación de amor muy intensa. Era como si estuviera viendo toda nuestra vida de casados a través de un caleidoscopio. Volvía a ver las escenas en mi mente, una tras otra: la tarde que nos conocimos, nuestra primera broma privada, la primera vez que de verdad reímos fuertes juntos, nuestros apodos secretos y tradiciones escondidas, la forma en que me sonrió cuando caminaba por el pasillo el día de nuestra boda. Vi todos aquellos sucesos –algunos memorables, otros triviales, pero inolvidables por algún motivo- que todo el qua haya amado siempre se lleva consigo a la tumba. Pensé en lo que sería mi vida sin Nancy. No solo pensé en lo vacía que estaría, sino en que de alguna forma, la mujer que dormía junto a mí estaba envuelta en lo que yo soy ahora. Durante largo tiempo me limité a contemplar maravillado a mi esposa mientras dormía. Estudié su rostro. Fue uno de los momentos más tiernos que haya conocido jamás. Entonces sucedió algo más que no esperaba. Apoyado sobre un codo, mientras veía dormir a Nancy, pense: Mientras yo estoy
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o. El salmista lo expresó de eta durmiendo aquí en la cama, Dios me está mirand o. forma: “Jamás duerme el que te cuida. Jamás se adormece el que cuida a Israel”. Y me vino el pensamiento de que Dios me estaba diciendo algo como esto: Así te amo yo. Mientras estás acostado durmiendo, nadie te puede ver, pero yo vigilo sobre ti. Mi corazón está lleno de amor por ti. Lo que está sintiendo tu corazón en estos momentos mientras observas a tu esposa, lo que siente un padre observando obs ervando a un hijo, es una pequeña imagen ima gen que te doy, do y, un regalo, para par a que puedas saber – saber – cada cada noche cuando te vas a dormir- que esto es lo que hay en mi corazón para ti. Quiero que reflexiones sobre esto por las noches después de cerrar los ojos. Yo te estoy observando y estoy lleno de amor.
Fue un momento sobrecogedor. Tuve la sensación de que Dios mismo me estaba hablando de alguna forma. No se trataba de pensamientos acerca de Dios, sino que eran pensamientos que venían de de Dios. Sentí que Dios me quería hablar de su amor por mí personalmente . Aprender a Escuchar a Dios ¿Fue el Espíritu Santo el que me habló aquella noche o fue un pensamiento producido por mi propia mente? No estoy seguro. Ciertamente ni tengo manera de demostrar Si quiero tener una relación con Dios, que en que era Dios quien me estaba hablando. Unos cuantos algún sentido sea personal, amigos me han dicho que ellos habían recibido a debo estar asequible a la temprana edad la clara percepción de cuándo era que posibilidad de que Él me hable directamente algunas Dios les estaba hablando. Habían aprendido a veces. reconocer ciertos movimientos del corazón y la mente como la voz de Dios, de la misma forma que los niños aprenden a reconocer la voz de su madre. Aquello formaba una parte tan natural de su vida, que estos amigos míos no reflexionaban mucho al respecto. En cambio, mi experiencia no es así. Nunca he escuchado a Dios con voz audible, y tampoco crecí con un discernimiento intuitivo en cuanto a los momentos en los que Dios se estaba comunicando conmigo. En realidad, siempre he tendido a sospechar de la gente que habla de estas cosas con demasiado facilidad.
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He llegado a pensar que esta sospecha no es del todo buena. Me doy cuenta ahora que, si quiero tener una relación con Dios, que en algún sentido sea personal, debo estar asequible a la posibilidad de de que Él me hable directamente algunas veces. Por tanto, en este capítulo veremos la forma en que recibimos lo que podríamos llamar “indicaciones” o “impulsos” del E spíritu Santo. A lo largo de los siglos, los cristianos le han dado nombres distintos a este fenómeno. En su diario, George Fox escribió acerca de que el Señor le “revelaba” una verdad, con lo cual quería decir que Dios le había hablado de forma directa a la mente, aunque no tenía que ser audible necesariamente. Juan Calvino habla del “testimonio interno” del Espíritru Santo. San Ignacio de Loyola habla de los “movimientos” del alma, pensamientos, sentimientos o deseos, que en realidad, podían ser dones recibidos directamente de Dios para movernos más cerca de Él. Estos impulsos pueden tomar la forma de una convicción de pecado, una seguridad del amor divino, o un llamado a la acción; pero tienen una importancia decisiva para la vida guiada por el Espíritu. Necesitamos aprender a escuchar el suave murmullo de Dios. (Mi experiencia me sobrecogió tanto, que desperté a Nancy de su profundo sueño para hablarle de ella. No creo que el Espíritu me guiara a hacer esto) Una Parte de la Transformación que no es Optativa La oración contiene en nuestros días una extraña paradoja. Casi todo el mundo habla con Dios. En una encuesta reciente, la revista Newsweek hacía hacía la observación de que hay más estadounidenses que dicen orar que los que trabajan, hacen ejercicios, o tienen relaciones sexuales. Del trece por ciento de los estadounidenses que se proclaman ateos o agnósticos, uno de cada cinco ora a diario. Entonces, ¿por qué somos ambivalentes con accesible y receptivo tanta frecuencia acerca de la idea de que Dios nos aEstar la dirección del Espíritu hable?. Me viene a la mente lo que dice Lily Tomlin en es una parte de la el drama La Búsqueda de señales de Vida Inteligente transformación que no es cuando le hablamos optativa. en el Universo : “¿Por qué será que cuando le a Dios, dicen que estamos orando, pero cuando Dios nos habla dicen que
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estamos esquizofrénicos?” esquizofrénicos?” ¿Por qué el teléfono de Dios va a estar equipado solo con receptor y carecer de micrófono? En realidad, estar accesible y receptivo a la dirección del Espíritu Santo es una parte de la transformación que no es optativa. Richard Foster lo hace ver: En nuestros días, el cielo y la tierra esperan ansiosos el surgimiento de un pueblo guiado, embriagado y colmado de poder por el Espíritu. Toda la creación vigila con expectación el surgimiento de un pueblo mártir, disciplinado y reunido libremente que conozca en esta vida la vida y el poder del Reino de Dios. Ya ha sucedido antes. Puede suceder de nuevo. Un pueblo así no va a surgir mientras no haya entre nosotros una experiencia más profunda de un Emanuel del Espíritu: Dios con nosotros, el conocimiento de que en el poder del Espíritu Jesús ha venido a guiar Él mismo a su pueblo; una experiencia de la forma en que Él nos guía, que sea tan definida e inmediata como la nube de día y el fuego de noche.
Yo creo que el Espíritu Santo sí se ofrece a guiar a los seres humanos, a las personas comunes y corrientes. Y lo quiere hacer con nosotros. Todos podemos aprender a estar asequibles a las sugerencias del Espíritu. No están reservadas para gente escogida, ni solo para los líderes ni para “gente importante” No están reservadas para los que trabajan como pastores o misioneros. No están reservadas reservada s para gente “más espiritual” que usted. El Espíritu Santo nos puede y quiere dirigir, si nosotros lo deseamos. Tal vez usted se encuentre a punto de experimentar eso. Su aventura está a punto de comenzar. La “Distracción Espiritual”: No Captar la Presencia Presenci a de Dios. En el drama Saint Joan , de George Bernard Shaw, uno de los personajes le pregunta a Juana de Arco por qué la voz de Dios no le habla a él como ella dice que le habla constantemente. “La voz sí le habla todo el tiempo”, le dice ella, “Lo que pasa es que usted no escucha”. Creo que una de las razones por la que no oímos hablar a Dios es porque no estamos atentos. Sufrimos de algo que se podría llmar “distracción espiritual”. Los psicólogos definen la distracción como una tendencia hacia la divagación mental. Es un no estar plenamente presente, una falta de atención al momento actual. Un estado así es como si pusiéramos el piloto automático. Por ejemplo, supongamos que usted está
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leyendo un pasaje de un libro –espero que no sea éste- y al llegar al final de una página se da cuenta de que no tiene ni idea de lo que acaba de leer. Yo pasé un semestre fuera del colegio universitario trabajan do a tiempo completo en una compañía de procesamiento de metales llamada W.A.Whitney. Es posible que fuera la persona más espectacularmente incompetente en el equipo de mantenimiento, así que al final, me dieron el trabajo de hacer repartos con la idea de que en esa posición, el daño que le podría hacer a la compañía sería mínimo. Sin embargo, también mientras hacía mis entregas descubrí que mi mente tendía a divagar y a carecer de enfoque. Una mañana terminé mi ultima entrega en Johnson Electrical Suply y volví a la planta en un camión de reparto blanco, el cual no tenía muchos detalles que lo hicieran distinguible. Mientras volvía, observé algunas cosas poco usuales. El indicador de velocidades, que había estado roto, se había Una de las razones arreglado de alguna forma. Los botones de la radio por la que no oímos estaban programados para estaciones distintas a las que hablar a Dios es tenían antes. Qué raro , pensé con perspicacia. Estacioné porque no estamos atentos. Sufrimos de el camión en la planta, entré a almorzar, y después salí algo que se podría de nuevo para hacer un encargo a la oficina de correos. llamar “distracción Entonces, cuando salía del correo, me di cuenta que no espiritual”. estaba el camión de Whitney. “Alguien se robó nuestro camión”, me dije. Entonces me percaté de una coincidencia asombrosa: Allí, en el estacionamiento había un camión de reparto blanco y sin detalles distinguibles de la Jhonson Electrical Suply. En ese momento comprendí lo que me estaba pasando: Había robado un camión y, ni cuenta me había dado. En Jhonson, alguien había dejado las llaves puestas en el encendido. Cuando yo salí de la tienda me metí en el camión equivocado sin notar para nada cosas tan incidentales como las palabras JOHNSON ELECTRICAL SUPLY escritas al costado en letras azules muy grandes. Había robado un camión. Mientras volvía a Witney, oré para que nadie lo hubiera notado aún. No tuve esa suerte. Alguien de Johnson había llamado más o menos cuando yo me iba del correo. Ese error sucedió hace veinte años. Hasta el día de hoy, todavía no puedo presentar la cara en Witney. Cito de nuevo a Don King: “Nunca dejo “Nunca dejo
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de asombrarme de mí mismo; lo digo con humildad”. Mi capacidad para la distracción es increíble. Un rasgo así puede ser embarazoso en un trabajo. Con todo, mi capacidad para la distracción espiritual es mucho más sería, porque puede lisiar mi vida espiritual. Algunas veces cuando tengo problemas, ni siquiera pienso en orar por ellos durante largo tiempo. Me preocupa, me obsesiona, o digo unas cuantas palabras inconvenientes, pero no oro. No hace mucho, en un culto de la iglesia, me di cuenta de que no me estaba entregando de lleno a la adoración. Sabía que había alguna situación de pecado en algún rincón de mi vida, y que aún no estaba listo para enfrentarme a ella. Así que me limité a seguir los movimientos de la adoración. No estaba presente en el espíritu. No estaba escuchando. Me estaba sintiendo un poco como se debe haber sentido Jacob en Bethel: “En realidad, el Señor está en este lugar, y yo y yo no me había dado cuenta” Jacob nunca había escuchado a Dios, en verdad nunca había escuchado a nadie. Era, lo que hoy llamaríamos, un tramposo, guiado solo por su propia astucia. El mismo nombre Jacob significa “conspirador”. Una noche, mientras dormía, Dios le habló. Vio una escalera por la cual bajaban y subían ángeles: Una visión del Reino de Dios. En aquel momento Dios mismo le prometió que estaría presente con él para guiarlo y protegerlo. Jacob se sintió sintió sacudido. “¡Qué asombroso es este lugar!, es nada menos que la casa de Dios… ¡Es la Puerta del Cielo!”. Estaba asombrado por Dios puede guiar de su propia distracción espiritual. Dios estaba allí mismo, forma directa mis hablando, y él no lo había sabido. Así fue como le puso a pensamientos sin la ayuda o intervención aquel lugar el nombre de Bethel, la “Casa de Dios”. Tomó Dios”. Tomó de sonidos ni de la piedra que había usado como almohada y la puso como imágenes. columna o altar para que lo ayudara a recordar lo cercano que estaba Dios, y lo mucho que él necesitaba escucharlo. “En realidad”, el Señor está en este lugar y no no me había dado cuenta”. Esas palabras nos podrían describir a nosotros. Pero queremos volvernos más sensibles a la presencia de Dios. Queremos ser capaces de decir decir cada vez con mayor frecuencia en nuestra vida: vid a: “¡Qué asombroso es este lugar! Es nada menos me nos que la Casa de Dios…¡Es la puerta del cielo”.
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Así que también nosotros necesitamos ser constructores de altares. Necesitamos nuestras propias columnas que nos recuerden que debemos escuchar. Algunas veces escribo la palabra escuchar en en un papel y la pego en el panel del auto, o lo guardo en un bolsillo, para que me recuerde que debo permanecer atento. En mi oficina tengo unos cuantos objetos que, a causa de las profundas experiencias relacionadas con ellos, me sirven como memoriales palpables de la presencia de Dios conmigo. Tengo tanta tendencia a la distracción espiritual que necesito con toda urgencia esos altares para que me recuerden que este mismo momento momen to puede ser “la puerta del cielo”. La Forma en que Dios nos Habla. Ha bla. “Hablarle” a alguien solo es dirigir sus pensamientos hacia algo. Por leer estas palabras usted está pensando una serie de cosas que de otra manera no estaría pensando. Otra persona está guiando sus pensamientos. Como soy un ser humano finito, tengo que usar medios indirectos para guiar sus pensamientos. Debo expresar mis ideas en palabras para que usted las pueda oír o leer. Tengo que comunicarme con usted de una manera física. Pero con Dios no es así. Dios puede guiar de forma directa mis pensamientos sin la ayuda o intervemción intervemción de sonidos ni de imágenes imágenes : C.S.Lewis escribió: Si sus pensamientos y sus pasiones estuvieran directamente presentes para mí, como los míos propios, sin ninguna señal de que son externos o ajenos, ¿cómo podría distinguirlos de los míos?...Tal vez usted, como cristiano responda que en realidad Dios (y también satanás) afecta mi conciencia de esa forma directa, sin señal alguna de “exterioridad”. Sí, y la consecuencia es que la mayor parte de la gente sigue ignorando la existencia de ambos.
Este es el punto vital: Es posible que Dios se esté abriendo paso hacia usted –“afectando su conciencia”, para usar las palabras de LewisLewis - mientras que usted “sigue ignorando” el hecho de que esos pensamientos proce den de Él. Es decir, que es posible que Dios nos hable, y que nuestros pensamientos sean guiados por Él, sin que sepamos que es Él quien nos guía. Esto le pasó a Samuel cuando era niño. Dios le habló directamente una noche, pero él no se dio cuenta de que era Dios quien le hablaba. Necesitó la ayuda del sacerdote Elí para aprender a reconocer la voz de Dios. Antes de ver la forma de buscar su dirección, eliminemos unas cuantas ideas erróneas acerca de ella.
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Lo que NO es Dirección Divina La dirección no es “información interna”
Un viejo programa de televisión, (Hagamos un trato), alcanzaba cada semana su punto culminante con lo que se llamaba el Gran Trato del Día. Se les les daba a escoger a dos consursantes: “Puede tener lo que hay detrás de la puerta p uerta uno, dos dos o tres”. Los concursantes concursantes podían renunciar a todo lo que habían ganado hasta el momento, a cambio de la oportunidad de conseguir mucho dinero de verdad. Pero también podían terminar sin nada. Para los concursantes, aquella decisión muchas veces era angustiosa. Detrás de una puerta podía haber grandes riquezas, y detrás de la otra podía estar el anunciador del programa vestido de niño pequeño y sentado en una mecedora gigante. Lo que querían con desesperación los concursantes era información interna, alguna pista sobre cuál era la puerta que los llevaría al dinero y a la felicidad. Muchas personas piensan poco en la dirección espiritual hasta que tienen que enfrentarse con una decisión de importancia: ¿Con cuánta frecuencia Con quién casarse, qué casa comprar, a qué escuela busco que Dios me dirija asistir, o qué trabajo aceptar. Lo que esas personas cuando no me estoy quieren en realidad no es dirección, en el sentido enfrentando a los problemas cristiano del término. Quieren Q uieren “información interna” o a una decisión difícil? para saber qué puerta escoger. Quieren saber de antemano cuál de las decisiones posibles los va a llevar al dinero, la felicidad y el éxito. Una prueba para saber si queremos realmente que Dios nos dirija es preguntarnos: ¿Con cuánta frecuencia busco que Dios me dirija cuando no me estoy enfrentando a los problemas o a una decisión difícil? Una forma útil de aprender a buscar esa dirección espiritual, es evitar al principio su búsqueda cuando se trate de decisiones externas como la de buscar un trabajo o casarse con alguien. Comience a buscar dirección para el crecimiento de su alma. Lo que eso significa es que haga preguntas como las siguientes:
¿Cómo me convierto en una persona más veraz? v eraz?
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¿A quién conozco que me pueda enseñar a orar de tal forma que me alimente el alma? ¿Qué prácticas me van a capacitar para vivir continuamente gozoso?
La Dirección Divina no es un Emblema de Espiritualidad ni de Importancia. El que oigamos hablar a Dios no es indicativo de que seamos personas excepcionalmente espirirtuales, maduras o importantes. Dios es capaz de comunicarse con todo el que Él quiera. El libro de Números expresa este tipo de comunicación, casi en un nivel de comedia, es la historia de un profeta llamado Balaam. Éste fue tentado por Balac, rey de Moab para que maldijera al pueblo de Israel. Como es natural, a Dios no le agradó eso, y cuando Balaam iba para Moab, envió a un ángel que le bloqueara el camino. Lo extraño es que Balaam no pudo ver al éngel, pero su burra sí, y con toda claridad. El animal se volvió a un lado en tres ocasiones cuando lo bloqueaba el ángel, y cada vez Balaam, que no veía nada, lo golpeaba. Finalmente, “el Señor hizo hablar a la burra, y ella le dijo a Balaam: ¿Se puede saber qué te he hecho…? hecho…?” El animal le habló a su dueño de su visitante invisible. Al fin, se le abrieron los ojos a Balaam y vio al ángel, quien dijo que en realidad, si la burra no hubiera tenido la buena idea de echarse a un lado, lo habría matado a él y salvado a la bestia. Imagínese ahora que la burra hubiese reaccionado ante aquello como muchos de nosotros se habrían sentido tentados a reaccionar. Suponga que hubiera vuelto a su establo toda llena de arrogancia a causa de su visión espiritual o superior. “¡Pude discernir la presencia de d e un ángel cuando ni el mismo profeta pudo! ¿Qué habría sucedido si el animal se hubiese empezado a dar importancia y a considerarse dentro de una clase espiritual privilegiada por encima de los demás cuadrúpedos?. Hubiera actuado como una verdadera burra. “Buscar dirección Divina” no es lo Mismo lo Mismo que Quedarse Pasivo. La gente se pregunta si debe buscar un trabajo nuevo. Un hombre me dijo que había decidido no buscar un trabajo en el cual estaba interesado
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porque sería señal de la voluntad de Dios el que consiguiera el trabajo sin intentarlo. El problema de esa forma de razonar es que da por sentado que cuanto pase como consecuencia de nuestra pasividad es voluntad de Dios. Evidentemente eso no es cierto. Trate de salir, sentarse en medio de la carretera y decir: “No me voy a mover. Me voy a quedar aquí sentado, y si ningún auto me atropella, entonces sabré que es voluntad de Dios, no de mi carne”. Una acción así la consideraríamos absurda. Hablando en sentido general, Dios no creó a los seres humanos a su imagen para que fueran pasivos. Él no es un Dios pasivo. Cuando tenemos por delante decisiones de importancia, tenemos que orar, buscar su dirección, y ejercitar nuestro buen juicio, sabiduría, iniciativa, decisión y responsabilidad. La Dirección Divina no es una Forma de Evitar el Arriesgarnos. En realidad, a veces no queremos recibir tanta dirección como evitar riesgos. La toma de decisiones puede ser una experiencia solitaria. Hasta decisiones más pequeñas pueden crear ansiedad. Observe a una persona indecisa con un menú amplio y un mesero impaciente, y verá la tensión que acompaña a la decisión y al riesgo. Dios no quiere que su dirección sea un atajo para escaparnos a la toma de decisiones y a la aceptación al riesgo. En realidad, lo que Él quiere es que desarrollemos nuestro buen juicio, y no hay forma de desarrollarlo sin un El propósito de Dios en la dirección no es lograr que proceso que comprenda decisiones y riesgos. Si hagamos cosas correctas. Es somos padres queremos criar a nuestros hijos para ayudarnos a convertirnos en que se conviertan en adultos maduros, sanos, la clase correcta de personas responsables, y decididos. ¿Cómo puede suceder esto si durante todo su tiempo de crecimiento nunca toman una decisión por su cuenta y se le dan indicaciones precisas sobre lo que deben hacer en todas las situaciones: qué ropa ponerse, qué comer, qué asignaturas estudiar y con quién salir? El propósito de Dios en la dirección no es lograr que hagamos cosas correctas. Es ayudarnos a convertirnos en la clase correcta de personas.
La personalidad se forma por medio de la toma de decisiones. Aprendemos a pensar y a sopesar las opciones, descubrimos lo que realmente valoramos,nos responsabilizamos por nuestras decisiones. Dios quiere que
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seamos personas, no autómatas, y eso significa que tenemos que tomar decisiones. La Búsqueda de la Dirección del Espíritu Si todas Esas Cosas son lo que la Dirección Divina no es, ¿Cómo podemos buscar la dirección del Espíritu? Esté Atento Continuamente a la voz del Espíritu. Thomas Kelly escribió: Hay una forma de poner en orden nuestra vida mental en varios niveles al mismo tiempo. En un nivel podemos estar pensando, discutiendo, buscando, calculando y atendiendo a todas las exigencias de los asuntos externos. En cambio, en lo más profundo, tras el escenario, a un nivel más hondo podemos estar también en oración y reverencia, en canto y adoración, y en una delicada receptividad hacia la inspiración divina.
Esta delicada receptividad, esta ordenación de la mente en varios niveles a la vez, es una habilidad que se puede aprender. Por ejemplo, si tenemos una decisión importante que tomar mañana, nos podemos detener a pedir sabiduría. Si se nos ofrece inesperadamente un tiempo del que podemos disponer a discreción, podemos deneternos para preguntarle a Dios: “¿Hay algo que quieras que yo haga?”. Entonces podemos “escuchar” por un instante, y si no nos llega indicación alguna, hacer lo que nos parezca más prudente. Cada vez que saludemos a alguien mañana le podemos preguntar intenamente al Espíritu: “¿Cómo puedo responder ante esta persona? ¿Quieres hablarle u obrar a través de mí? Realmente, sí podemos hacer esto. La iglesia donde trabajo tiene un amplo salón para las comidas. Uno de mis amigos del personal estaba practicando esta “ordenación de la mente” mientras le hablaba a una dama que había trabajado como voluntaria allí unas cuantas cuantas veces. En aquella noche en particular, esta vluntaria había asistido a un culto en la iglesia y después debía ayudar a servir pizza. Pero cuando terminó el culto, mi amigo, que estaba entre el personal encargado de la comida, sintió que le debía preguntar a aquella voluntaria acerca de su vida con Dios. “Sentémonos a hablar del culto”, le invitó.. “¿No se supone que vayamos a trabajar en el lugar de las comidas?” le invitó
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preguntó. “No…dejemos que ellos mismos se sirvan su comida”, contestó mi amigo. Le explicó el evangelio a aquella voluntaria y le dijo lo que significa ser seguidor de Cristo. “¿Tiene sentido todo esto para usted?”, le preguntó. “Me ayuda mucho”, le contestó ella. “Ahora comprendo mucho mejor, muchas gracias” entonces mi amigo le explicó que comprender no es lo único, y que le era necesario poner su vida en las manos de Dios y en aquel mismo instante consagrársela. Y ella lo hizo. ¿Fue la dirección del Espíritu Santo lo que hizo que mi amigo hablara con aquella voluntaria? Ciertamente, esa era la impresión que él tenía. “No hablarle habría sido un pecado de omisión”. Es la forma en que él lo explicaba. expli caba. Esa forma de escuchar ha sido vital para los seguidores de Cristo a lo largo de los siglos. Así que intentemos un experimento. Esta semana, mientras esté relacionándose con la gente, esté atento a lo que el Espíritu le sugiera. Cuando escuche a las personas, escuche también lo que le está diciendo el Espíritu. Él lo va a guiar para que esté con la gente como habría estado Jesús de haber ocupado su lugar. Responda sin Cesar. La dirección divina solo tiene sentido para las personas decididas a responder. Por supuesto, esa respuesta comienza con la obediencia a la dirección clara que Dios nos da en las Escrituras. Uno de mis amigos del colegio universitario había tenido relaciones sexuales con su novia durante dos años. Cuando se acercaba el tiempo de nuestra graduación, se preguntaba acerca del matrimonio. “¿Será la voluntad de Dios que yo me case con esa muchacha?”, se preguntaba. En realidad, mi amigo no quería dirección. Ya había tenido una guía clara en las Escrituras acerca de la conducta sexual y no se había interesado en ella para nada. Solo quería saber si aquella joven era el Gran Trato de Dios o si debía esperar para ver lo que había detrás de la puerta número dos. Solo tiene sentido pedirle a Dios que nos dirija dentro de una vida consagrada a “buscar primero el Reino” . El único tipo de dirección que Dios da
es para que vivamos como habría vivido Jesús de estar en nuestro lugar. Aunque tengamos un gran plano de Cleveland, antes de consultarlo necesitamos decidir si es a Clevelan adonde queremos ir.
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Esta verdad nos hace darnos cuenta de lo que tiene de triste que la gente busque información en los teléfonos directos de los psíquicos y en los horóscopos. Estas personas están tratando de localizar en Gran Trato del Día sin preocuparse lo más mínimo en su orientación moral. Por ejemplo, no esperamos que un “amigo psíquico” le diga a uno de los que lo llman: “Usted necesita arrepentirse de su racismo y de su apatía hacia los que viven en los barrios bajos bajos de la ciudad”. Frank Labauch hizo en su vida un experimento en cuanto a escuchar la voz de Dios que lo dirigía. Jugaba lo que él llamaba “juego con los minutos” para ver cómo hacía para que su mente se volviera continuamente al Espíritu. Así escribió acerca de la conexión existente entre el sometimiento y la dirección: En cuanto a mí, nunca tuve vida, estaba medio muerto, como árbol que se va pudriendo, hasta que alcancé el punto en el cual, de manera total y con una sinceridad absoluta, me decidí y me volví a decidir decidir a hallar la voluntad de Dios, a cumplir esa voluntad, aunque todas las fibras de mi ser me dijeran que no, y a ganar la batalla en mi pensamiento. Era como si un profundo pozo artesano hubiera hallado agua dentro de mi alma…el dinero, los elogios, la pobreza, la hostilidad, nada de eso significa nada, porque todas esas cosas habrán sido olvidadas por igual dentro de dos mil años; pero este espíritu que llega a una pasión mental a base de una sumisión continua, ese espíritu es una vida eterna.
Hay ocasiones en que apagamos o sofocamos la voz de Dios. Hace un tiempo tuve lo que pensé que era una indicación de que ayudara económicamente a alguien, y no hice nada. No solo hubo quien se quedó sin ayuda, sino que yo mismo disminuí mis posibilidades de escuchar a Dios en el futuro. Debemos tomar la decisión de que, en cuanto podamos vamos a responder a Dios a lo que nos indique. Si nos sentimos impulsados a escribir una nota o a hacer una llamada, debemos hacerlo. Si sentimos que Dios quiere que le demos ánimo a alguien, debemos hacerlo.
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Escucha la voz del Espíritu en las Palabras de Otras Personas Dios no solo nos habla a nosotros, sino que también habla a través de nosotros . Las Escrituras están repletas de relatos en los cuales el mensaje de Dios ha sido pronunciado por un agente humano. En ocasiones, quien lo daba, ni siquiera estaba consciente de que lo estuviera haciendo. Desde Moisés hasta Pablo, Dios dijo con frecuencia: “Yo te ayudaré a hablar lo que debes decir”. Jesús les prometió a sus seguidores que en los Dios no solo nos habla a tiempos de persecución podrían tener una seguridad: nosotros, sino que habla “En ese momento el Espíritu Santo Santo les enseñará lo también a traves de que deben responder”. responder” . Pablo dijo también que nosotros. debemos hablar entre nosotros con una sabiduría guiada por el Espíritu. Según creo yo, Dios me habló en una ocasión en medio de unas circunstancias muy poco corrientes, por medio de una amiga llamada Lorraine. Cuando la conocí ya estaba entrada en sus sesenta y tantos, aunque su pelo tenía la misma sombra castaña que había tenido cuando se casó. Su gran pasión era aprender. Su casa era mayormente un lugar para almacenar libros, así como su cuerpo. cuerpo. era un lugar para para almacenar su mente. Aunque le encantaba mucho aprender, le encantaba mucho más impartir clases, y daba unas clases soble la Biblia que atraían a varios centenares de personas. Lorraine era una maestra convencida por completo de haber hallado la clave del Apocalipsis a base de estudiar un oscuro comentario escrito por Isaac Newton en sus últimos años. Esa amiga fue una de las primeras personas que insistieron en que mi verdadero llamado estaba en la predicación. “Mira cariño” –me – me decía, usando la palabra “cariño” con la que se dirigía a casi todo el mundo, con excepción de su esposo-“no esposo“no dejes que nadie te convenza de que hagas ninguna otra cosa. Dios te hizo para predicar, predicar, y no vas a estar feliz haciendo nada más que eso”. Me llevó un tiempo, pero poco a poco fui decidiendo que Lorraine tenía razón. Finalmente me mudé a otra parte para convertirme en predicador a tiempo completo y perdimos el contacto. Algunos años después regresé con mi familia para visitar la iglesia. Lorraine no estaba; había tenido un ataque al corazón y estaba confinada en su
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cama. Don, su esposo, había estado dedicado a ella siempre, y ahora veía con tristeza cómo se le iba lentamente la vida. Nuestra visita al hogar de Lorraine fue dulce y amarga a la vez. Estaba en una cama de hospital en el cuarto delantero, con Don sentado junto a ella. La mente que había sido fuente de placer para tanta gente ya no respondía adecuadamente a la voluntad de su dueña. Los libros permanecían en los estantes, útiles solo como adornos. Nancy y yo tratamos ambos de hablar ha blar con ella. Pudimos ver que trataba de sacar s acar a la luz los recuerdos que se habían hecho inaccesibles, pero no podía. No era capaz de saber ni siquiera qué pareja era la que estaba visitándola. Solo hablaba con unos murmullos indefinidos y unos movimientos de cabeza inciertos. Después de hablar lo mejor que pudimos, nos levantamos para irnos. Nancy ya había salido por la puerta, y yo me hallaba en el umbral, cuando escuché la voz de Lorraine. Solo que aquella voz sí que era su voz. Sonaba como la Lorraine que nosotros conocíamos. “John Ortberg”, me llamó, “¿Eres feliz?” “Sí”, le dije, demasiado sorprendido para hacer otra cosa más que responder aquella pregunta. “Sí, realmente lo estoy”. “Me alegro”, dijo. “Porque Dios te hizo para predicar. Debes sentirte lleno de gozo cada vez que lo hagas, cariño”. cariño ”. Y después de esto, se volvió a hundir en su almohada, exhausta, y se volvió a perder del mundo. Lorraine no sabía que en aquellos momentos nos estábamos enfrentando a una gran decisión, y su comentario sobre el gozo nos fue sumamente útil. Vimos con claridad que una de las opciones nos llevaría a una sensación de gozo mucho mayor, aunque en cierta forma, era la decisión más difícil. Hasta donde yo podía discernir, Dios nos estaba hablando a través de una amiga que apenas podía hablar. En los primeros días de la iglesia los creyentes se reunían y le pedían a Dios que los dirigiera en sus decisiones, práctica que se sigue haciendo con frecuencia en los cristianos de hoy. Los miembros de la iglesia del Salvador, en Washington, D.C. hablan de “sonar el llamado”: llamado”: Convocar a un grupo de creyentes para orar unidos para pedir dirección divina cuando alguien se
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enfrenta a una decisión de importancia. Nosotros también podemos hacer “sonar el llamado” para aquellos que forman nuestra comunidad de creyentes cuando necesitamos sabiduría en cuanto a nuestra economía, relaciones o trabajo. Adquiere la Costumbre de Escuchar en las Cosas Cosa s Pequeñas Gran parte de la aventura en la vida cristiana tiene que ver con nuestra respuesta a la dirección del Espíritu Espíritu Santo. Esta dirección no se halla restringida a las grandes decisiones. Mayormente la aprendemos al practicarla en forma continua. Esto significa que algunas veces podrá involucrar la delicada atención de Dios a los detalles pequeños. Un día iba por la carretera cuando me di cuenta de que había extraviado mi agenda. Entonces recordé que la había puesto en el techo del auto mientras guardaba algunos paquetes, y después me había marchado sin recogerla. Puesto que me apoyo fuertemente en el uso de esa agenda, di media vuelta y recorrí de nuevo mi ruta para tratar de encontrarla. Encontré una pequeña parte de ella, que contenía unas cuantas direcciones, junto al camino, a kilómetro y medio de distaancia del lugar adonde había estacionado el auto. El resto de la agenda se había perdido. Mientras estaba allí, de pie, sintiéndome desesperado, se me acercó un auto mientras la señora que iba al timón tocaba la bocina y agitaba en la mano mi agenda. Bajó la ventanilla, la puso en mis ansiosas manos y me dijo: “Me la encontré aquí, me alejé unas cuantas calles, pero tuve la impresión de que debía regresar aquí para buscar al dueño. Esto tal vez le parezca extraño, pero yo soy cristiana, y creo que ese pensamiento vino de Dios, del Espíritu Santo. ¿Cree usted en el Espíritu Santo? “¿Qué si cre en Él? ¡Señora, yo trabajo para Él!”, le dije. ¿Le indicó realmente el Espíritu Santo que hiciera aquello? No lo sé. Muchas personas se ponen muy nerviosas cuando unos seres humanos comunes y corrientes dicen que Dios les ha hablado. Yo mismo me pongo nervioso con esa idea. Se ha abusado de ella con mucha frecuencia. Cuando estaba en colegio universitario no era demasiado raro que un joven le dijera a una joven que no había estado demasiado dispuesta a oír sus proposiciones: “Yo creo que es la voluntad de
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Dios que seamos novios”. Algunas veces los pastores usan la maniobra como un golpe preventivo para evitar las críticas relacionadas con un cambio de profesión, o para animar la participación en un programa de construcción para la iglesia. Puede existir una inmensa tentación a usar la autoridad de la frase: “Esto dice el Señor” como forma de d e manipular a la gente en unos ambientes ambientes en los cuales es poco probable que se ponga en tela de juicio esa autoridad. Esa es una buena razón para ser cauteloso en cuanto a afirmar en una forma despreocupada que Dios nos está guiando de manera directa. Sin embargo, no podremos ser transformados si nos cerramos al poder que tiene el Espíritu Santo para guiarnos. Debemos llegar a creer –por increíble que nos parezca- que es cierto cierto que Dios Dios nos puede atender atender personalmente, y que lo hace mientras estemos dirigiendo nuestras oraciones al Dios que llamó a la existencia a la Creación con su palabra, que se comunicaba con profetas, sacerdotes y reyes – y con gente común y corriente que escribió un libro de mil páginas al que llamamos Biblia- y que se refiere a su hijo diciendo que es “el Verbo que se hizo hombre”, tendremos que aceptar con toda seguridad que es posible que de vez en cuando nos quiera decir una o dos palabras a nosotros.
Capítulo 10 Una Vida de Libertad
La Práctica del Secreto Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así, tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará Mateo: 6:3-4
En general, el alma hace un progreso mayor cuando menos lo piensa…y más frecuentemente cuando se imagina que lo está perdiendo. San Juan de la Cruz
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El Alcalde Richard J. Daley es tan famoso en Chicago por sus equivocaciones como por su habilidad para conseguir votos en los lugares más inesperados. Se han dedicado libros enteros a conservar las crónicas de sus proclamacones, entre ellas esta clásica, dicha durante los disturbios de 1968: “La policía no está aquí para crear el el desorden. Está aquí para conservarlo . De vez en cuando, una de esas afirmacones contenía tanta verdad – aunque no fuera intencionalmente- que había que detenerse para meditarla. Una de ellas fue la dicha por Daley en una ocasión acerca de sus enemigos: “Me han difamado, me han crucificado, sí, y hasta me han criticado”. Era como si dijera: “La difamación difamación y la crucifixión las puedo soportar, pero las críticas no, eso sí que es un golpe bajo” En otra ocasión, Hizzoner expresó el mismo sentimiento en una pregunta inolvidable: “Cualquiera puede hacer alegaciones, pero, ¿dónde están los que critican?”. Al Alcalde Alc alde Daley no le gustaba ser criticado. No es el único. ¿Por qué será que tantas veces respondemos a las críticas de una forma tan fuerte? Creo que eso revela una seria adicción en muchos de nosotros. Esta adicción no tiene nada que ver con la dependencia química o el abuso ded sustancias. No hay grupo con doce pasos para ayudar a la gente a combatirla, no hay centros de tratamientos Betty Ford para desintoxicarse. Me refiero a lo que podría llamar “adicción a la aprobación”. Hay quienes viven esclavizados a lo que piensan los demás de ellos. Esta adicción toma muchas formas. Si con frecuencia vemos que nos sentimos heridos por lo que dicen de nosotros los demás, porque la gente expresa de nosotros unas opiniones que no son brillantes, es probable que la tengamos. Si tenemos el hábito de compararnos con los demás, si vemos que nos ponemos a competir en las situaciones más comunes, es probable que la tengamos. Si vivimos con una persistente sensación de que no somos lo suficientemente importantes, o especiales, o nos sentimos envidiosos por los éxitos de otra persona, es probable que la tengamos. Si estamos todo el tiempo tratando de impresionar a la gente importante, es probable que la tengamos. Si nos preocupa que alguien pueda pensar mal de nosotros si descubre que somos adictos a la aprobación, es probable que la tengamos. Al igual que otros adictos, hacemos lo que sea para “satisfacernos” cuando nos sentimos desesperados. Sin embargo, al igual que ellos, descubrimos
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que no hay ninguna de esas satisfacciones que dure para siempre, así que seguimos regresando en busca de más. Henri Nouwen pone este problema en perspectiva: La cuestión aquí es esta pregunta: “De quién soy, de Dios o del mundo?” Muchas de mis preocupaciones diarias sugieren que pertenezco más al mundo que a Dios. Una pequeña crítica me enoja, y un pequeño rechazo me deprime. Un pequeño elogio me levanta el espíritu y un pequeño éxito me emociona… con frecuencia, soy como un pequeño barco en medio del océano, totalmente a la merced de sus olas.
La Alternativa: Vivir Libres Junto a Nuestros Críticos La alternativa a esta adicción –la vida que usted siempre ha deseado- es una vida de libertad. Lewis Smedes escribe: Una de las bellas artes de la vida amable es el arte de vivir libres junto a nuestros críticos. Cuando tenemos la gracia de ser libres en presencia de los que juzgan nuestra vida y evalúan nuestras acciones, tenemos libertad cristiana.
Este es el tipo de libertad que les describía el Apóstol Pablo a algunos de sus críticos: críticos: “Por mi parte, muy poco me preocupa que me juzguen ustedes en cualquier tribunal humano; es más, ni siquiera me juzgo a mí mismo…el que me juzga es el Señor”. A Pablo le preocupaba muy poco decirles a los corintios que lo dejaran en paz. No les dijo: “No es nada”. Le seguía de las bellas artes de importando lo que pensaran de él…pero no le Una la vida amable es el arte importaba demasiado. Las críticas ya no podían de vivir libres junto a sacudir su tranquilidad. Su equilibrio y su bienestar se nuestros críticos. apoyaban en la aceptación por parte de un tribunal superior: “El que me juzga es el Señor”. A Pablo no le importaban importaban demasiado los críticos. críticos. Imagínese lo que que sería recibir recibir las críticas o los juicios de manera que “le preocupen muy poco”. Imagínese lo que sería sentirse liberado de la necesidad de impresionar a alguien. Imagínese que nuestra estima personal ya no descansara en que alguien notara lo listo, atractivos o prósperos que somos. Imagínese lo que sería tener la capacidad de sentir amor genuino por alguien que no nos aprueba. Como adictos a la aprobación siempre nos hallamos a la merced de la aprobación de las opiniones de los demás. De aquí el viejo cuento del
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predicador: “Yo me iba predicador: iba de mi última iglesia y una señora estaba llorando en la recepción de despedida. “No se sienta triste” le dije. “Seguramente el próximo pastor va a ser mejor que yo”.”Eso fue lo que nos dijeron la última vez”, contestó entre sollozos, “pero cada vez son peores”. Esta adicción ha existido desde que Caín sintió que Abel ofrecía un sacrificio mejor que el suyo. Caín mató a su hermano basado en la cuestión de quién hacía mejor las cosas en el intento por ser agradable a Dios. (Por eso vemos que esa enfermedad nos puede atacar en el centro mismo de nuestros esfuerzos por llevar una vida espiritual). El E l síntoma primordial es la tendencia a confundir nuestra actuación en algún aspecto de la vida con nuestro valor como personas. El resultado es que buscamos de la gente el tipo de aprobación que solo puede satisfacer cuando procede de Dios. Pablo reprende esta adicción cuando le escribe a la iglesia de Galacia: “¿Qué busco con esto: Ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás?. Si yo buscara agradar a otros no sería siervo de Cristo.” Más perturbadoras aun son las palabras del Apóstol Juan. Los líderes religiosos estaban comenzando a creer en Jesús, porque Cuando Jesús hablaba, pensaban que su mensaje tenía sentido, pero no era libre de la necesidad estaban dispuestos a “confesar su fe”. Es decir, no de crear una impresión. estaban dispuestos a convertirse en discípulos de Era libre para decir la verdad con amor. Jesús. La razón era que “preferían recibir honores de los hombres más que de parte de Dios”. Yo conozco el sabor de esta droga, y sé lo que se siente cuando no se s e tiene. Cada vez que me presento ante la congregación para predicar, la gente escucha mi voz, pero yo oigo otra voz más desconcertante en el interior de mi cabeza. También es mía. A veces proclama “Esto dice el Señor”, pero otras veces, más que las que me gustaría admitir, esa voz tiene mucho menos de profética. “¿Qué van a pensar de mí?”, se pregunta esa voz. A veces me siento menos parecido al profeta Amós, y más a Sally Fields en la distribución de los premios de la Academia. Siento que quiero decir como ella cuando ganó su segundo Oscar: “Les gustó!, Les gustó de veras”. No me gusta esa voz que habla como Sally Fields, quisiera tener una voz má parecida a
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la de Reeet Butler para poder recibir las evaluaciones posteriores al culto con un “Francamente estimado…” Cuando Jesús hablaba era libre de la necesidad de crear una impresión. Era libre para decir la verdad con amor. Era libre con la libertad del amado de Dios. Pero la voz que nos habla en nuestro interior no es libre. La mueven el ego y el orgullo. Es desagradable, y la apagaríamos si pudiéramos, pero apagarla no resulta tan sencillo. ¿de dónde procede esa voz? Nuestro “Otro Generalizado” El sociólogo George Herber Mead escribió acerca de lo que él llama el “otro generalizado”, la representación mental que llevamos en nuestro interior de ese grupo de personas por cuyo criterio medimos nuestro éxito o fracaso. Nuestra autoestima y nuestra valoración propia se hallan envueltas mayormente en la valoración de nosotros que hacen ellos. Nuestro “otro generalizado” es un compuesto de todos los Siskels y Eberts de nuestra vida, de todos los críticos, cuyo pulgar erguido o invertido tiene peso emocional para nosotros. Piense en este problema como una especie de jurado mental en el cual se encuentran todas las personas que nos califican, como otros tantos jueces que estuvieran evaluando a un patinador olímpico. Es casi seguro que nuestros padres estén allí. Probablemente estén allí algunos de nuestros maestros de la escuela, y algunos miembros significativo de nuestros compañeros, sin mencionar a nuestro a nuestro jefe, compañeros de trabajo, vecinos y tal vez otros miembros de nuestra profesión. Se llena bastante el lugar. Y por supuesto, en realidad, nunca sabemos con certeza todo lo que persona piensa en realidad acerca de nosotros. Una parte de la ironía cualquier persona de este “otro generalizado” es que en realidad, no es otro en en absoluto; es lo que nosotros pensamos que los demás están pensando. Alguien escribió en una ocasión que cuando uno tiene veinte y tantos años, vive para complacer a los demás. Cuando tiene treinta y tantos, se cansa de tratar de agradar a los demás; así que se disgusta con ellos por hacerlo preocuparse por lo que piensan. Y cuando tenemos cuarenta y tantos años, nos
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damos cuenta de que, al fin y al cabo, nadie estaba pensando en nosotros. Lamentablemente, aunque nos podemos decir a nosotros mismos que los demás no están pensando en nosotros, esa información sola nos trae una verdadera libertad interior. Cuando nuestra identidad depende de si nos perciben como personas exitosas o no, estamos listos para entrar en la adicción de la aprobación. Es nuestra percepción de nosotros mismos la que está en juego. “¿Quién soy?”, pregunta Henry Nouwen. “Soy aquel que agrada, a quien elogian o admiran, que no agrada a quien odian o desprecian. Ya sea pianista, negociante o ministro, lo que importa es cómo me percibe mi mundo ”. Si lo importante para los demás es que esté ocupado, entonces tengo que mantenerme ocupado. Si tener dinero es señal de una libertad real, entonces tengo que buscarme mi dinero. Si conocer a muchas personas es prueba de lo importante que soy, entonces voy a tener que hacer los contactos necesarios. Un domingo por la mañana, mientras saludaba a las personas después del culto, un visitante me dio su tarjeta. “Suelo asistir a la glesia Presbiteriana de Hollywood”, me dijo, “pero vinimos a visitar esta iglesia hoy. Llámeme en algún momento. Miré su tarjeta: INSTRUCTOR DE ORATORIA. En aquellos momentos, el pastor principal de la Iglesia Presbiteriana de Hollywood era Lloyd Olgivie, que ahora ahora es capellán del Senado de Los Estados Unidos. Considero que, como predicador está tan cerca de la perfección como lo puede estar el que más. su cabello es perfecto. Lo es su toga, lo es su sonrisa, pero por encima de todo, lo es su voz. Profunda como el océano, rica y resonante, la voz ve Lloyd Olgivie suena como yo espero que Dios suene en un día bueno. Al lado de la voz de Olgivie, la mía suena como si me hubiera quedado atrapado en una adolescencia perpetua. Es difícil sentirse profético cuando uno se ve a sí mismo chillando como el ratón Mickey: “Muy bien, bie n, ahora vamos a arrepentirnos” Cuando me descubro comparándome con otros o pensando: Para ser feliz, solo me bastaría tener lo que ellos tienen , entonces sé que necesito apartarme por un tiempo y escuchar otra voz. Lejos de los vientos, los terremotos y los fuegos del reconocimiento humano, puedo oír de nuevo el susurro apacible,
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haciéndome la pregunta que siempre hace a los niños centrados en ellos mismos: “¿Qué haces aquí?” Con demasiada frecuencia le contesto a esa voz gimiendo acerca de algunos de mis propios Acabs y Jezabeles. Y la voz me recuerda con delicadeza, como le ha recordado a miles de Elías antes que a mí, que soy solo una pequeña parte de un movimiento mucho mayor, y que al final del día, solo hay un un Rey cuya aprobación va a tener importancia: “El que me juzga es el Señor”. Esa misma voz también susurra:
No desprecies tu lugar, tus dones ni tu voz porque no puedes tener los de otro, y si pudieras tenerlos, no te satisfarían.
La Adicción a la Aprobación y Nuestras Creencias El psiquiatra David Burns hace la observación de que no es el elogio o la aprobación de otra persona lo que nos hace sentir bien, sino nuestra creencia de que ese elogio es válido. Supongamos que usted visitara la sala psiquiátrica de un hospita, sugiere Burns, y que un paciente se le acercara ace rcara con este saludo: “eres maravilloso. Tuve una visión de Dios. Él me dijo que la décimotercera persona que atravesara esa puerta sería el mensajero especial. Tú eres esa décimotercera persona, y por eso sé que eres el escogido, el santo, sa nto, el portavoz de paz para el mundo, permite que te bese el zapato”. Lo más probable sería que su sentido de autoestima no aumentara.¿por qué?. Cuando yo estaba estudiando psicología en el colegio universitario me pasé un verano de interinato en un lugar llamado Centro de Salud Spiro Agnew, en el condado de No somos víctimas pasivas de las opiniones Dorchester, estado de Maryland. Allí había una mujer ajenas. Esas opiniones que solía decirme que se quería casar conmigo porque carecen de valor, a no podía dejar de pensar en mi cuerpo. Recibía menos que nosotros les demos validez. fuertes dosis de medicamentos, había vivido en aquella dependencia durante veinte años, y le habría dicho lo mismo a cualquier otro miembro del personal. En los días de menor lucidez se lo decía a las
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plantas y a los objetos inanimados. El que “no “ no pudiera dejar d pensar en mi cuerpo”” era un elogio extravagante, pero no hacía nada por aumentar mi cuerpo sensación de mi propio valor como persona. Esto sucedía por una buena razón. Entre las opiniones que tienen otras personas sobre nosotros y nuestro agrado por ellas, se encuentra nuestra evaluación de la validez que tiene su aprobación. No somos víctimas pasivas de las opiniones ajenas. Esas opiniones carecen de valor, a menos que les demos validez. No hay aprobación ajena alguna que nos afecte a menos que le concedamos credibilidad y posición. Lo mismo es cierto con respecto a la reprobación. Eso explica porqué las personas pueden realizar cosas extraordinarias y seguir sintiéndose fracasadas. Piense en esta evaluación de una vida: No he hecho nada. No tengo capacidad para hacer nada que siga vivo en el recuerdo de la humanidad. He gastado mi vida en aspiraciones vanas e inútiles y en unas oraciones incesantemente rechazadas para pedir que hubiera alguna consecuencia de mi existencia que fuera beneficiosa para mi propia especie.
Estas palabras fueron escritas hacia el final de su vida por John Quincy Adams, quien fuera Presidente de los Estados Unidos, Secretario de Estado, Embajador y Congresista. Llevar Cautivos los Pensamientos El Apóstol Pablo afirma que, en nuestra batalla espiritual con las fuerzas de las tinieblas, debemos evaluar nuestros pensamientos y crencias y calcular si nos están acercando a la conformidad a Cristo o alejando de ella. “Llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo”. En parte, esto significa negarnos a permitir que la aprobación o el rechazo de otras personas domine nuestra vida. Por supuesto, ser adicto a la aprobación no es lo mismo que tener un sano aprecio por los elogios. La reafirmación y el aliento son cosas buenas. C.S. Lewis escribe: El niño a quien le dan una palmada por la espalda por haberse sabido bien la lección, la mujer, cuyo enamorado elogió su belleza, el alma salva, a la que Cristo le dice: “Bien hecho”, se sienten complacidos, y así debe ser. Porque aquí, el agrado se encuentra…en el hecho de que han agradado a alguien a quien querían agradar (y con todo derecho)
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El mundo sería muy triste si nunca se aplaudiera a los artistas, si nunca se vitorearan las carreras en el béisbol, si los niños no recibieran expresiones de asombro y sorpresas cuando dan sus primeros pasos, si los autores no recibieran notas de aliento (o lo que es peor) el pago por sus derechos. Hace poco atravesé el patio de recreo de una institución prescolar donde unos treinta niños estaban jugando a perseguirse dándoles patadas a unas pelotas rojas de goma y meciéndose en los columpios tan alto como les era posible. Cuando vieron que había un adulto caminando por allí, todos comenzaron a gritar lo mismo: “Mírame”. Querían que sus logros quedaran registrados con alguien, que los contemplaran y valoraran, y por eso repetían una y otra vez la misma palabra: “Mírame, mira”. (recuerdo haber leído acerca de una persona a la que estuvieron importunando con esta misma petición, y al final respondió frustrada: “estoy “estoy mirando mirando tan rápido como puedo”) puedo”) A un paso de la inocencia de este pasatiempo, aunque aún relativamente benigno, se encuentra lo que podríamos llamar como “hacer alarde”. Mark Twain tiene un maravilloso pasaje acerca de la universa lidad de esta forma de conducta: La Escuela Dominical de Tom Sawyer es visitada por un prodigioso personaje –nada menos que el juez del condadoabsolutamente la criatura más augusta que aquellos niños hubieran vista jamás… El Sr, Walters [el superintendente de la escuela dominical] decidió “hacer alarde” con ajetreos y actividades activida des de Una gran cantidad de las todo tipo… el bibliotecario “hizo alarde” a base formas de conducta humana, de correr de aquí para allá con los brazos llenos aunque cuidadosamente de libros y haciendo mucho de ese balbuceo y disfrazadas, solo son intentos de hacer alarde. revuelo en el que se deleitan las autoridades de poca monta. Las jóvenes maestras “hacian alarde” inclinándose incliná ndose amorosas sobre unos alumnos que acababan de reunir, levantando unos hermosos dedos de advertencia a los niñitos que se portaban mal y dándoles palmaditas amorosas a los buenos. Los maestros jóvenes “hacían alarde” con pequeños regaños y otras pequeñas exhibiciones de autoridad y delicada atención a la disciplina…Las niñitas “hacían alarde” de alarde” de diversas formas, y los
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niñitos “hacían alarde” con alarde” con tanta diligencia, que el aire estaba repleto de bolitas de papel y del murmullo de las riñas. Y sobre todo aquello, el gran hombre permanecía sentado, resplandeciendo con una majestuosa sonrisa judicial sobre todo aquel lugar, y se calentaba al sol de su propia grandeza, porque él también estaba “haciendo alarde”. Una gran cantidad de las formas de conductas humanas, aunque cuidadosamente disfrazadas, solo son intentos de “hacer alarde”. Queremos impresionar a otras personas sin dejar ver que estamos tratando de impresionarlas. La adicción a la aprobación es la enfermedad plenamente desarrollada, de la cual este es te “hacer alarde”, tal vez sea uno de los síntomas menores. La adicción a la aprobación no solo comprende el intento por atraer la atención hacia lo que hacemos bien, sino también en evitar decir lo que en realidad pensamos, si creemos que hacerlo nos puede acarrear una reprobación. El personaje central de la novela Being There , de Jerzy Kosinsky, es una variación de este tema. Su mismo nombre –el Para recibir con jardinero Azar- refleja la naturaleza desconcertada amabilidad los elogios, de su existencia. No tiene opiniones ni convicciones. sin convertirse en adicto Es un hombre que no tiene yo; pero se convierte en a ellos, hace falta un una amada figura pública, consejero de Presidentes y corazón en orden. entrevistado en la televisión; celebrado por su sabiduría y encanto, simplemente, porque se limita a dejar que los demás proyecten sobre él cuantas opiniones o cualidades quieren ver. Aunque ni siquiera pueden decir bien su nombre, por lo general no se molesta en corregir el error. En realidad, da la impresión de no tener mayor conciencia de que ni siquiera saben cuál es su verdadero nombre. Toda su vida –aunque increíblemnete exitosa según las normas externas- es un fracaso en cuanto a ser persona, en cuanto a “estar presente” Para recibir con amabilidad los elogios, sin convertirse en adicto a ellos, hace falta un corazón en orden. Significa amar lo correcto de la manera correcta, al grado correcto y con la clase corecta de amor. No siempre es posible saber cuándo se ha cruzada la raya de la adicción, pero hay algunas cosas que lo indican.
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La Comparación Los adictos a la aprobación se dedican a medir sus logros con los de otras personas. Un negocianta me dijo que cuando lee acerca de los triunfos de líderes de corporaciones u hombres de empresa, ve que el artículo siempre incluye su edad. “Cuando yo era más joven” me dijo mi amigo, “siempre me podía decir que si alguien había tenido más éxito que yo, era porque tenía más edad, y cuando yo alcanzara esa edad, lo superaría. Pero por ahora, las edades que hay en esos relatos están comenzando a ser menores a la mía, y cada vez se me hace más difícil leerlos”. leerlos ”. Lo irónico de todo esto es que este amigo ha tenido más éxito desde el punto de vista de las finanzas que la gran mayoría de la gente de negocios. Pero esa es la naturaleza de la comparación. Es una forma de bulimia espiritual, siempre afanándose por más, pero nnca satisfecha. El Engaño Si somos adictos a la aprobación es inevitable que nuestra preocupación por lo que piensen los demás nos lleve a disfrazar la verdad. Un día iba tarde para una cita con un administrador de oficinas en nuestra ciudad. Comencé a buscar razones que se pudieran creer para excusar mi tardanza, cuando, sencilamente, lo cierto era que no le había destinado la suficiente cantidad de tiempo al viaje hasta su oficina. Como en aquellos momentos estaba escribiendo acerca de la adicción a la aprobación, me di cuenta de lo que estaba haciendo, así que tragué saliva, y decidí que me iba a limitar a pedir disculpas por llegar atrasado, sin ofrecer ninguna de aquellas pobres excusas. Créalo o no, el funcionario llegó más tarde que yo, y se pasó los primeros cinco minutos recorriendo, precisamente, el mismo conjunto de excusas que yo había estado fabricando en mi mente, y que, bajo circunstancias distintas, habría presentado yo mismo. Este tipo de cosas suceden con tanta frecuencia que los psicólogos dicen que muchos de nosotros sufrimos de un síndrome llamado el “fenómeno del impostor”. Sabemos que la verdad acerca de nosotros mismos y la imagen que
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proyectamos no coinciden entre sí, y muchas personas van por la vida con un temor constante a que un día se conozca la verdad. El Resentimiento Por raro que parezca, cuando tenemos demasiado afán por recibir aprobación, es inevitable que terminemos sintiendo resentimiento hacia la misma persona cuya aprobación buscamos. No queremos que nuestra sensación de bienestar se encuentre en sus manos. Por eso, aunque anhelamos recibir aprobación, también nos sentimos resentidos por necesitarla. La Práctica del Secreto Hay una práctica inmensamente útil para liberarse de esta adicción. Por lo general, no se le da mucha importancia como disciplina espiritual, pero en realidad es una de ellas y la recomienda el propio Jesús. Es lo que se podría llamar la “práctica del secreto”. Jesús Je sús habló de hacer buenas obras y cerciorarse de que nadie lo descubriera. Sus ejemplos tenían que ver con el ayuno, la oración y la limosna. “Cuando des dinero, no alquiles a la banda militar de la Universidad de Sur d California para asegurarte de que todo el mundo lo note”. Por supuesto, no son muchas las personas que contratan unos trompetazos para acompañar sus ofrendas. En su sentido literal, este mandato es absurdamente fácil de cumplir. Sin embargo, lo que Jesús nos señala es que tenemos por naturaleza la tendencia a tratar de impresionar a los demás. No contratamos bandas de música porque no nos parece que sea eficaz hacer algo así; pero sí estamos tocando la bocina todo el tiempo. Hay ocasiones en que una ceja estratégicamente levantada puede lograr los La verdadera madurez espiritual significa que resultados apetecidos. no sentimos la necesidad de felicitarnos por haber hecho algo bueno.
Jesús dijo: “Cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha”. Este mandato no es tan fácil de echar a un lado como la idea de contratar una banda. Lo que está queriendo decir Jesús es que la verdadera madurez espiritual significa que no sentimos la necesidad de felicitarnos por haber hecho algo bueno. Así, llegamos a darnos cuenta de que, ciertamente , es mejor dar que recibir. Dar ya no nos parece algo extraordinario, simplemente, nos parece cuestión de sano juicio. Parece ser lo que debemos hacer de forma
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natural. Cuando Jesús dijo que hiciéramos estas cosas en secreto, no estaba proclamando una ley que obligara en todo tiempo y lugar. Él mismo, muchas veces se entregaba a la oración frente a sus amigos. Además, el Rey David dio detalles explícitos acerca de las cantidades que dio para la edificación del templo, y una de las consecuencias fue que sus súbditos se vieron impulsados a dar ellos también con generosidad. Lo que estaba haciendo Jesús era aconsejar a los que tenían un problema que podía convertirse en un obstáculo dentro de su búsqueda de la vida espiritual. Antes de comenzar estas indicaciones Jesús anunció a manera de prefacio, quién era el que más se beneficiaría de ellas: ella s: “Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención”. La práctica del secreto existe para liberar a los que se hallan atrapados en el anhelo de “llamar la atención”, de impresionar a los demás. “Mírame”, les dicen esa s personas piadosas a todos los que pasan por su parque de recreo religioso. La práctica del secreto es un regalo de Jesús a los adictos a la aprobación. He aquí esta práctica en resumen: De vez en cuando haga algo bueno y trate de asegurarse de que nadie lo descubra. Únase a ese club de recuperación para adictos a la aprobación, que podríamos llamar “Justos Anónimos”. Podemos abandonar la tarea de tratar de controlar lo que piensan de nosotros las demás personas. Podemos abandonar todo este asunto de tratar de convencerlos de que nuestra motivación es pura, de que nuestros logros son impresionantes, o de que nuestra vida se halla en mejor estado del que parece. Renuncie a la Administración de las Impresiones El nombre técnico de este hábito es “administración de las de las impresiones”. impresiones”. Si nos ponemos a observar, veremos que una gran cantidad de las cosas que decimos suele incluir una abundante administración de las impresiones. Por ejemplo, si le hablamos a alguien de un programa de televisión, tal vez introduzcamos nuestro informe con una excusa: “Yo no veo mucha televisión, pero la otra noche…” ¿Por qué lo hacemos? La cantidad de televisión que veamos no tiene nada que ver con lo que estamos a punto de decir, entonces, ¿Por qué presentamos esa información? Solo se trata de un ejrcicio de administración de impresiones. Lo hacemos porque si no, quien nos escucha puede pensar que nos pasamos la vida sentados, comiendo chocolates y viendo novelas. Y, por supuesto, es
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insoportable que alguien pueda pensar eso de nosotros. Entonces, adelantamos la excusa para asegurarnos de que la otra persona esté pensando lo que debe acerca de nosotros, o, por decirlo con mayor precisión, para asegurarnos de que la otra persona piense acerca de nosotros en la forma que nosotros queremos que piense. La práctica del secreto significa que nos limitemos a describir lo que vimos en la televisión, sin hacer comentarios acerca de nuestros hábitos televisivos. Los estudiantes del colegio universitario participan del mismo juego. Antes del examen –o después de calificado y devuelto- el comentario más corriente es: “Apenas estudié para este examen”. ¿Por qué dicen los estudiantes eso? Porque quieren asegurarse de que los demás sepan que si reciben una mala nota en el examen, eso no refleja su grado de inteligencia. Es decir, si ellos hubieran estudiado como era de esperarse, les hubiera ido mejor. Si comenzamos a fijarnos en ese tipo de comentarios, descubriremos que el intento por controlar las formas en que piensan de nosotros los demás es uno de los principales usos que les damos a las palabras en la sociedad contemporánea. La conversación humana es, en parte, un interminable intento por convencer a los demás de que somos más positivos, o listos, o bondadosos, o exitosos, de lo que ellos pensarían si no fuera porque nosotros los educamos con todo cuidado. La Práctica Secreta de las Buenas Obras Las oportunidades de practicar el secreto nos rodean por todas partes. Escoja alguna persona de su vida y resguárdela en oración sin decírselo a nadie. Dele un generoso donativo a una organización, o envíele un regalo que le cueste un sacrificio, a alguna persona necesitada…y manténgalo en el anonimato. Viva tan profundamente una parte de las Escrituras que se le queden grabadas en la mente y en el corazón….y no le diga a nadie que se las ha aprendido de memoria. Córtele la grama a su vecino. Siga el letreto de los autos que dice: “Haga al azar actos de bondad bondad y de belleza sin sentido”. Las Grandes Recompensas del Secreto Como ya mencioné, una de las formas en que he tratado de practicar el secreto, es tomándome un día libre y convirtiéndolo en un día de “servicio secreto” en mi casa. El propósito propó sito es no tener agenda propia, sino limitarme a estar en casa, a la disposición de mis hijos y de mi esposa, para hacer lo que haga falta, para jugar lo que quieran jugar, pero sin decirles que aquello forma parte de un “proyecto”.
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Siempre me humilla ver lo pronto que comienzo a construir mi pequeña agenda cuando estoy tratando de dedicarles el día a los demás. En una ocasión me dediqué voluntariamente a cuidar del césped, y eso fue todo lo que pude hacer para resistir a la tentación de contarle a alguien –al que fuera- el acto tan maravilloso de servicio que había realizado. Jesús dijo que hay una recompensa a la que renunciamos cuando descuidamos la práctica del secreto: “Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención, si actúan así, su Padre, que está en los cielos, no les dará ninguna recompensa”. Por supue sto, solo podemos adivinar qué era con exactitud lo que Jesús estaba pensando al hablar de esa recompensa. Seguramente, Los actos hechos para parte de ella consiste en que un día escuchemos ese impresionar dejan de “¡Hiciste bien, buen siervo y fiel!” celestial, del cual solo tener valor como para la es una vaga sombra el mejor de los elogios de la tierra. entrenamiento vida en el Reino. Pero creo que también hay un aspecto presente en esa recompensa de Dios que perdemos cuando hacemos buenas obras para impresionar a los demás. Los actos de servicio hechos para impresionar a otros pierden su poder intrínseco para ayudarnos a entrar en la vida del reino . Piense otra vez en la distinción entre entrenarse e intentarlo. Hay actividades como el ayuno, la oración y la limosna, que pueden ser ejercicios de entrenamiento. Por ejemplo, si damos dinero, estaremos menos esclavizados a él y podremos experimentar la libertad y el gozo. Si lo hacemos en secreto, aprenderemos que es posible sobrevivir sin necesidad de andar diciendo: “Mírame”. Si lo hacemos lo suficiente, nos podemos ir liberando gradualmente de la necesidad interna de darles a conocer las cosas a los demás. Así, un día podremos descubrir que es posible hacer el bien sencilamente porque en realidad, es la forma más gozosa y liberadora de vivir. En cambio, si preferimos impresionar a la gente, asegurándonos de que conozcan nuestra generosidad, la naturaleza de nuestra acción cambia. Nos contentamos con el narcótico de la aprobación. En lugar de hacernos un poco más libres, nos volvemos un poco más esclavos. Los actos hechos para impresionar dejan de tener valor como entrenamiento para la vida en el reino.
Algunas veces, cuando oramos es posible que tengamos la experiencia íntima de ver que Dios nos sostiene, o una sensación especialmente intensa de que nos está hablando. Tal vez sea muy bueno que nos lo guardemos como algo entre Él y nosotros. Hablar demasiado de este tipo de cosas termina por cambiar la naturaleza de la experiencia. En lugar de ser un don de Dios, se
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convierte en un arma más dentro de nuestro arsenal para impresionar a la gente. Los Padres del Desierto tenía un proverbio para la conexión entre el secreto y el corazón que ama a Dios. Decían: “Si quieres mantener ardiendo el fuego no puedes abrir demasiado la puerta del horno”. Tal vez haya ciertas ocasiones en las cuales sea especialmente importante que practiquemos el secreto, o ciertas personas con las cuales queramos ejercitarlo. Estaba hablando de esto con un amigo, y ambos notamos que cuando estábamos en una cierta reunión con personas que considerábamos importantes (nuestros “otros generalizados) era cuando teníamos la mayor tendencia a hablar de las cosas importantes que habíamos logrado, con la esperanza de impresionarlos. Mi amigo y yo acordamos tratar de practicar el secreto en estas reuniones. Es decir, decidiríamos con antelación que, a lo largo de toda la reunión, no diríamos nada acerca de nuestros logros o las buenas cosas que habíamos hecho. Uno de los maravillosos logros de esta práctica, es que comenzamos a ver lo absurdo que es todo ese esfuerzo por administrar las impresiones. En una ocasión Winston Churchill describió a Clement Atlee, su rival político, como “un hombrecito modesto, con mucho sobre lo cual ser modesto”. Yo ya he cumplido la segunda parte de esa descripción. La práctica del secreto me ofrece la esperanza de alcanzar también algún día la primera.
Capítulo 11
Una Vida sin Divisiones
La Práctica de Reflexionar Acerca de las Escrituras Ay de aquellas almas débiles y tímidas que están divididas entre Dios y su mundo. Quieren y no quieren. Se sienten destrozadas por el deseo y por el remordimiento al mismo tiempo…Le tienen horror al mal y se avergüenzan del bien. Tienen los dolores de la virtud, sin probar sus dulces consuelos. ¡Qué desdichadas son!
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Francisco Fénelon
La pureza de corazón consiste en querer una sola cosa. Soren Kierkegard
La pureza es algo maravilloso. Cuando algo es puro, eso quiere decir que existe en su naturaleza esencial, sin impurezas, sin mancha, sin contaminación. En la sociedad estadounidense tomamos con seriedad algunas de las formas de la pureza. Hay todo un departamento del gobierno federal, la Administración de Alimentos y Drogas, encargado de monitorear y proteger la pureza de lo que comemos. No obstante, nuestras normas de pureza no son siempre lo que podríamos esperar. He aquí las directrices federales de pureza para unos cuantos productos muy conocidos: Confitura de manzanas: Si el conteo del moho es del doce doce por ciento, ciento, o más, si hay un promedio de cuatro cuatro pelos o más de roedor por cada cien gramos, si hay un promedio de cinco insectos enteros o más (sin contar los ácaros, los pulgones o los insectos con escamas) por cada cien gramos, la AAd la retira de la venta al público. De lo contrario, irá a parar directamente a sus tortas y pasteles. Café en grano: (¡Tengan cuidado aquí los adictos a la cafeína!) Se retira de la venta al público el café en grano cuando hay un promedio de diez por ciento o más infectado por insectos, o si hay un insecto vivo en cada uno de los envases contiguos. (la gente de la AAD dice que a las personas no les gusta que aparezcan demasiado insectos vivos con su café en grano; un envase pasa, pero más que eso es pasarse de la raya) Hongos: No se pueden vender los hongos si hay un promedio de veinte gusanos o más, del tamaño que sean, por cada quince gramos de hongos secos. Pasta de higos: Si cada una de dos muestras o más tiene trece cabezas de insectos o más por cada cien gramos de pasta de higos, la AAD tira despiadadamente a la basura toda la pasta. (Al parecer, las otras partes del
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cuerpo de los insectos son tolerables, pero no nos gusta que nos estén contemplando demasiadas cabezas.) Perros calientes: Mejor que ni se entere. Si hay algo realmente bueno, queremos que exista en su forma pura: Oxígeno sin los vapores de los tubos de escape, nieve sin mezclar con lodo. Eso también es cierto con respecto a la gente que conocemos. La palabra “pureza” recibe un gran valor dentro del Nuevo Testamento. Lamentablemente, en nuestros días se encuentra casi perdida. Suena rara, victoriana, mogigata y sosa. Suena como si la persona no fuera plenamente humana, cuando en realidad, el llamado de Dios a que seamos puros es es precisamente un llamado a ser puramente humanos , la humanidad como él quería que fuera, sin la contaminación del pecado. Lo opuesto a este estado sin contaminación es lo que el Apóstol Santiago llamaba “indecisión”. La Indecisión Otra forma de pensar en la indecisión es contemplar una vida de lealtad dividida.santiago usa la imagen de una persona que es “como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por p or el viento”. De vez en cuando podemos observar a alguien cuya vida está dedicada a una sola cosa. Esa persona tiene una unidad de propósito y de enfoque que la da constancia a sus decisiones y sus compromisos. Hay algunas figuras públicas tan estrechamente asociadas con la unidad de propósito – si no en realidad, al menos en imagen- que su nombre nos trae a la menta una palabra por encima de todas las demás. Donal “El secreto de la Trump (el dinero), Napoleón (el poder), Hugh Hefner (la vida consiste en lujuria), Imelda Marcos (los zapatos). En la película City buscar una sola cosa”. Slickers , Billy Cristal hace el papel de un peresonaje confundido e insatisfecho de más de treinta años con una vaga sensación de que la vida le va pasando por encima. Jack Palance –anciano, de piel curtida, sabio en los caminos del mundo (“una alforja con ojos”)ojos”) - le pregunta a Crystal si quiere conocer el secreto de la vida. “Es este”, le dice Palance, mientras levanta un solo dedo.
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“¿El secreto de la vida es tu dedo?, le pregunta Crystal “El secreto es una sola cosa”, le contesta Palance. “El secreto de la vida vi da está en buscar una sola cosa”. De alguna forma, esto impresiona profundamente al personaje de Billy Crystal. Su vida está desparramada. Se siente destrozado entre las obligaciones con su familia y su anhelo de mejorar en su profesión; entre su necesidad de seguridad, y su apetito por las emociones. De alguna forma se siente dividido. Su vida tiene que ver con muchas cosas, y por lo tanto, le parece que no tiene que ver con ninguna. Y, ¿cuál es esa única cosa?. Jack Palance no se lo puede decir a Billy Crystal. “Eso lo tienes que averiguar por ti mismo”. Soren Kierkegaard veía la indecisión como la enfermedad esencial del espíritu humano. Su libro Purity of heart is to will one thing es un reflejo de algo que afirma Santiago: “¡Ustedes “¡Ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón!”. corazón! ”. La enfermedad diagnosticada por Kierkegaard es la de no lograr la simplicidad; no llegar a tener una vida integrada, centrada en una sola cosa. Es la de no llegar a hacer un compromiso definitivo con lo que él llama “lo bueno”; aquello de lo que Jesús habló, calificándolo como un “busquen primeramente el reino”. La Multiplicidad y la Duplicidad Los enemigos de la simplicidad son la multiplicidad y la duplicidad. (Estos conceptos, aunque no los términos en sí, proceden del libro Singleness of Heart , de Clifford Williams). La multiplicidad es la característica de una vida marcada por la ambivalencia, llevada y traída. Es lo que expresó Agustín en su famosa petición cuando anhelaba la pureza sexual y la inocencia, pero aún no estaba listo para cambiar su estilo de vida y temía perder sus placeres: “Señor, dame la castidad, pero todavía no”. Cuando llevamos una vida de multiplicidad, al mismo tiempo que anhelamos tener intimidad con Dios, deseamos huir de ella. Anhelamos ser generosos, pero también acumulamos y codiciamos. A veces tratamos de servir, y a veces nos controlan la arrogancia y el servirnos a nosotros mismos. Hasta el Apóstol Pablo se tuvo que enfrentar a esa lucha: “No hago lo que quiero, sino lo
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que aborrezco”. La aborrezco”. La duplicidad añade una nota de falsía. En la duplicidad hay una discrepancia entre las razones por las cuales afirmamos estar haciendo algo y las verdaderas razones por las cuales lo hacemos. Murmuramos para derribar a alguien y sentirnos superiores, pero lo hacemos con la excusa de “orar con mayor inteligencia”. Decimos algo que parece humilde, pero secretamente sabemos que solo estamos tratando de impresionar a la gente con nuestra aparente. “Todo es es una falsedad”, refunfuña Big Daddy en en el drama humildad aparente. Can on a hot tin roof , de Tennesee Williams. Todo el mundo está lleno de falsedad. Nadie es en realidad lo que parece ser. Hace algunos años un hombre de mediana edad se puso en pie cuando iba a terminar el culto de adoración del domingo en la mañana en una iglesita del noroeste de la costa del Pacífico. Aquel hombre, a quien yo he conocido toda mi vida, era fiel a la iglesia. Había criado a su familia en ella, había sido maestro de la escuela dominical, había ocupado el cargo de diácono, preparado el café para la hora de la confraternidad y limpiado todo al terminar. Aquel domingo, allí donde estaba de pie, comenzó a llorar, Entre sollozos dijo a la congregación que lo había conocido desde que era un adolescente, que había abusado sexualmente de sus hijos. Todo comenzó cuando eran muy pequeños, y ahora eran ya casi eran hombres y mujeres. Cuando su esposa lo supo, él se mudó fuera de la casa y entró en consejería. No estaba seguro de lo que iba a suceder. Aquel hombre –una buena persona para todos los que lo conocían- tuvo que confesar ante sus amigos que era un pervertidor de menores. Durante todos aquellos años de asistir a la iglesia, había estado abusando de sus propios hijos. Era como una ola movida en medio Los seres humanos del océano. ¿Por qué?, ¿Qué estaba pensando cuando oía tienen una notable capacidad para los sermones, cantaba los himnos y daba las clases en la engañarse a sí mismos. escuela dominical? ¿Qué estaba pensando cuando miraba a sus hijos a los ojos? La capacidad del ser humano para la duplicidad es desconcertante. Suele tomar formas distintas y mucho menos drásticas que las de este hombre, pero sigue estando presente de todas formas.
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La duplicidad puede ir dirigida a otros individuos, pero puede dirigirse, incluso, a nuestra propia persona. Los seres humanos tienen una notable capacidad para engañarse a sí mismos. La Sencillez de Corazón La alternativa a la duplicidad y a la multiplicidad es una vida caracterizada por la simplicidad. Clifford Williams escribe: En nosotros hay unidad cuando no somos atraídos en sentidos opuestos y cuando actuamos sin querer nada más para nosotros mismos. Nuestros impulsos interiores no están en conflicto, sino que van dirigidos en un mismo sentido. Las motivaciones que no se ven exteriormente son las que tenemos en realidad. Nuestro enfoque central interior está unificado, y nuestra postura pública está de acuerdo con él. En resumen, no estamos divididos.
Jesús habría podido usar las palabras de Jack Palance. Lo que Él dijo fue: “Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia”. Hay un eco de este pensamiento en las palabras que le dirigió a una amiga suya llamada Marta. Era seguidora suya, “se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer” y estaba ofendida con su hermana María, quien había escogido sentarse humildemente en la presencia de Jesús. “Marta, Marta, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero solo una es necesaria. Este es el secreto de la vida: Una sola cosa. Hay un increíble alivio cuando somos librados de las indecisiones y decidimos por fin fin cuál va a ser ser el centro de nuestra vida. Ir Ir a un restaurante con una persona indecisa puede ser una tortura: sopa o ensalada, papas o arroz, café o té, efectivo o crédito. Tal vez usted mismo que está leyendo esto luche con la indecisión. ¡Y tal vez no le sea posible decidir si es indeciso o no!.La mayoría de nosotros sabemos lo que significa ser como una ola en medio del mar, sentirnos impulsados hacia esta vida con Cristo, y con todo, ser detenidos por un pecado secreto al que no hemos estado dispuestos a renunciar ni para el que tampoco hemos pedido ayuda. Anhelamos ser siervos, pero no estamos dispuestos a dejar la comodidad del sofá que tenemos en la sala. Nos gustaría ser humildes, pero…¿y si nadie lo nota? Y así vamos, llevados y traídos. Jesús dijo que es una forma muy infeliz de vivir. “El secreto de la vida está en buscar una sola cosa”.
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La Biblia y la Transformación Si queremos salvarnos de la indecisión, he aquí lo que debemos hacer: “Sean transformados mediante la renovación de su mente”. Hay una práctica indispensable, y es la de que nuestra mente reciba una forma nueva a base de sumergirla en las Escrituras. El salmista habla de esconder la Palabra de Dios en nuestro corazón para no pecar. Entonces, ¿cómo leer la Biblia de tal forma que nos purifique el corazón y nos ayude a vivir como habría vivido Jesús en nuestro lugar? Comencemos con una metáfora tomada de la propia Biblia. Cuando Pablo escribió a la iglesia de Éfeso para hablar de que los esposos amen a sus esposas, esposas, usó esta analogía: “…así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa; Él la purificó lavándola con agua, mediante la Palabra para presentarla a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable”. Nosotros –la nueva comunidad, la esposa- debemos ser lavados mediante la Palabra. ¿Qué significa esto? Piense en lo que pasa cuando alguien no se lava como debe. Dos miembros del personal de nuestra iglesia habían sido compañeros de cuarto en el colegio universitario y en aquellos tiempos tenían una competencia para ver quien podía pasar más tiempo sin lavar las sábanas. Un año más tarde decidieron proclamar un empate. Ya se pueden imaginar las consecuencias. Piense, en cambio, cuando sí se lava algo. El jabón y el agua se mueven a través de las fibras de la tela sucia a su nivel más profundo, desprendiendo las impurezas para sacarlas. Solo después del lavado podemos ver la tela en el estado para el cual fue diseñada originalmente. Cuando acudimos a Dios, nuestra mente y nuestro corazón están así, atascados de “actitudes y creencias falsas, sentimientos de muerte, planes, esperanza y temores desviados”. Me es fácil recordar recordar unos cuantos “sentimientos de muerte” que expresé en el transcurso de un solo día. En una ocasión, mientras caminaba por el centro de la ciudad, una persona sin hogar estaba sentada por donde yo quería caminar y tenía un pequeño letrero en el que pedía dinero. Por mi mente pasó un
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pensamiento:
Está todo sucio. Me disgusta que esté aquí. No solo no le voy a dar dinero, sino que no lo voy ni a mirar. No quiero tener que sentirme culpable. Quiero conservar mi dinero.
Poco después hice una compra en una pequeña tienda. Tenía prisa y la fila no se estaba moviendo con la rapidez suficiente para mi gusto. El hombre que estaba en la contadora hablaba el inglés con dificultad, y se estaba comunicando lentamente con la persona que estaba en el primer lugar de la fila. Yo pensé: ¿Por qué no pueden encontrar a gente que hable inglés. Dame el cambio, que me voy de aquí. Dados estos pensamientos, no sentí amor por aquel hombre. Era distinto a mí –era “otro”“otro”- y yo hubiera querido que no estuviera allí. En otro momento con alguien más en aquel mismo día me vino otro pensamiento: Esta persona sí es importante. Déjame pensar lo que puedo hacer que me permita sacar algo bueno de ella. ¿Cómo puedo hacer una conexión estratégica?
De vuelta a mi oficina, pasé junto a la iglesia, pero no tenía las llaves conmigo, y la puerta del auditorio estaba cerrada con candado; así que bajé las escaleras y las tuve que volver a subir. Esto es frustrante , gemí para mis adentros, mira todo el tiempo que tengo que desperdiciar ahora. Hubiera podido tener otros pensamientos; podría sentirme agradecido por tener piernas y poder caminar. Hubiera podido estar hablando con Dios acerca del día. En cambio, lo que estaba era enojado por una puerta con candado y unos cuantos escalones. Aún hay más. mientras leía las Escrituras por la mañana temprano, comprendí algo en un pasaje. Mi pensamiento inmediato voló hasta una reunión del personal que Ahora quiero oír de Dios, y al momento quiero usar lo que he estaba fijada para aquel día: Les puedo hablar oído para impresionar a la gente acerca de lo que he comprendido. Se sentirán con lo espiritual que soy. impresionados de que yo haya pensado en esto, sobre todo cuando sepan que se me ocurrió en los momentos que he dedicado a estar con Dios. Tal vez haga que me consideren una persona espiritualmente avanzada. Por supuesto, no articulé ese pensamiento con tanta claridad, ni
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descaro ni siquiera en mi propia mente, pero, en esencia, se trataba de la la rapidez de mi fantasía acerca de la forma de usar este momento como ejercicio en la administración de impresiones. Lo irónico de todo esto es que lo que había “comprendido” tenía que ver con la naturaleza de la humildad. Estas experiencias de un solo día son la clase de pensamientos que habitan en mi mente un momento tras otro. Para usar una magnífica imagen de Henry Nouwen, mi mente es como un árbol de bananas lleno de monos que suben y bajan por él constantemente. Es muy raro que esté tranquila o que guarde silencio. Todos esos pensamientos son como otros tantos monos que requieren atención. ¿Cómo puedo salir adelante? ¿Alguien está tratando de hacerme daño? ¿Cómo voy a manejar este problema? Y esos pensamientos están solo un poco sucios. Tengo otros muchos más tenebrosos, que parecen inmensas nubes de polvo. Los Padres del Desierto tenían una palabra para identificarlos: losguismoi . Esa palabra griega se refiere a los falsos pensamientos y apetitos que nos llevan al pecado y a la desesperación. Son sutiles e incansables. En una imagen menos encantadora que los monos de Nouwen, un escritor antiguo llamado Juan Clímaco comparó los losguismoi con huevos de gusanos que se incuban en el suelo de nuestra condición caída. Lo que me falta es precisamente “pureza de corazón”. Mi voluntad no se fija en una sola cosa. Ahora quiero oír de Dios, y al momento quiero usar lo que he oído para impresionar a la gente con lo espiritual que soy. Estos losguismoi son la contrapartida infernal de las Escrituras. Nos equipan para malas obras. Hacen inevitables las palabras y las obras corrompidas. También nos hacen difícil el meditar en las Escrituras o reflexionar sobre ellas. Dietrich Bonhoeefer confiesa: Con frecuencia estamos tan cargados y abrumados con otros pensamientos, imágenes e intereses, que tal vez pase largo tiempo antes de que la Palabra de Dios logre barrerlo todo a un lado para abrirse paso…Esta paso…Esta es la razón misma por la que comenzamos nuestra meditación orando para que Dios nos enviara a su Espíritu Santo por medio de su Palabra y nos revelara esa Palabra para iluminarnos
Una Mente Purificada
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Es aterrador comenzar a ver la verdad acerca de nuestra propia mente, así como su necesidad de purificación. Por eso Martín Lutero solía pasarse tanto tiempo en el confesionario. Con frecuencia se pasaba allí varias horas unos cuantos días seguidos. Los demás monjes solían preguntarle qué hacía. (al fin y al cabo él vivía en un monasterio. ¿qué tenía que confesar: que había dejado escasos de papel a los demás monjes, o que cantaba el gregoriano fuera de tono?). Pero Lutero se sentía atemorizado por su propia inteligencia en cuanto a la justificación propia. Sabía que el primer mandamiento es amar a Dios con el corazón, el alma, el cuerpo y las fuerzas, fuerzas, y él él no podía cumplir con aquella orden ni cinco minutos seguidos. Imagínese lo que La razón por la que debemos sería tener una mente purificada de toda la conocer las Escrituras no es escoria que bloquea nuestras mejores intenciones. capacitarnos para que, cuando al cielo, Imagínese que cada vez que usted vea a otra lleguemos obtengamos una puntuación de persona, lo primero que haga sea orar por ella o cien en el examen de ingreso. bendecirla. Imagínese cómo serían las cosas si El propósito es que quedemos cada vez que se sintiera retado o ansioso su equipados para buenas obras. reacción reflejara acudir a Dios en busca de fortaleza. Imagínese, siendo usted es un hombre casado, si cada vez que mira a una mujer que no sea su esposa, la viera como si fuera su hermana o su hija. Imagínese lo que sería desearles “genuinamente” el bien a sus enemigos. Eso sería tener la mente “lavada mediante la Palabra”. Eso es lo que significa que “habite en ustedes la Palabra de Cristo con toda su riqueza”. riqueza” . Así es como debemos ser transformados por las Escrituras. Esta es nuestra gran necesidad. O sea, que la Biblia nos debe ayudar a aprender cómo se vive en el reino de Dios, aquí y ahora. Nos enseña a morfear . Es indispensable para esta tarea. Nunca he conocido a nadie con una vida espiritual transformada que no haya estado profundamente saturado de las Escrituras. Pablo escribe acerca de dicho papel de las Escrituras en esta famosa afirmación: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra”
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No dice que la razón por la que debemos conocer las Escrituras sea capacitarnos para que cuando lleguemos al cielo, obtengamos una puntuación de cien en el examen de ingreso. Dice que el propósito es que quedemos equipados para buenas obras. O, por decirlo de otra forma, que nos transformemos en la clase de gente de la cual fluye sin cesar la bondad como una inagotable fuente de agua. Preparados Para Buenas Obras ¿Para cuántas buenas obra seremos preparados? Para todas. No nos perderemos nada. La idea no es que vayamos a tratar de acumular un amplio surtido de “buenas obras” cada día, como día, como esos niños exploradores que siempre andan buscando ancianos para ayudarlos a cruzar la calle. Es que cada momento de nuestra vida se convierta en una ocasión para reflejar de forma visible y externa, la vida interior que compartimos con nuestro Padre. Si la Biblia cumpliera por completo su misión, nuestra mente quedaría tan transformada –tan repleta de pensamientos y sentimientos de verdad,amor, gozo y humildad- que nuestra vida se convertiría en una serie ininterrumpida de actos de gracia y de belleza moral. Cada momento sería una reflexión en miniatura de la vida en el reino de Dios. Así que necesitamos desarrollar la práctica de meditar en las Escrituras. Eso no es lo mismo que el estudio de la Biblia, aunque ese estudio también tenga una importancia crítica. El propósito de la meditación es que nuestra mente quede “lavada por medio de la Palabra”. He aquí algunas sugerencias para la práctica de meditar en las Escrituras. 1.- Pídale a Dios que se Encuentre con Usted en las Escrituras Antes de comenzar a leer, dedique un momento para pedirle a Dios que le hable. Después, mientras lea, espere que lo haga. A lo largo de los siglos los cristianos han relatado muchas historias de las formas en que se han encontrado con Dios por medio de la Biblia. Agustín, en el pasaje más famoso de sus Confesiones , habla de un momento en el que se hallaba sentado debajo de una higuera y escuchó una voz que repetía: “Toma y lee, toma y lee”. Le pareció claro que era la voz de Dios que lo llamaba a abrir la Biblia. Y después
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de haber leído una breve sección de la carta de Pablo a los Romanos, escribió: “Yo no tenía deseos de seguir leyendo, no lo necesitaba… Era como si mi corazón estuviera lleno con una luz de la seguridad, y todas las sombras de mis dudas hubieran sido sido barridas”. Dios se sigue encontrando así con la gente. Una amiga de nuestra familia llamada Eilen, se molestó cuando su hija le dijo que alguien le había estado hablando de Dios. Aunque estaba desilusionada con su propia vida –atrapada en su propia isla suburbana- Eilen no quería tener nada que ver con Dios. Aquella noche no pudo dormir. A medianoche bajó a la sala y tomó una Biblia. No podía recordar la última vez que había estado en una iglesia, tampoco había abierto jamás una Biblia por su cuenta. En esos momentos, cuando la abrió, notó que estaba dividida en dos partes, una “antigua” y una “nueva”. Decidió comenzar con la parte “nueva”, pensando que tal vez hubieran puesto la obra al día. Así que, em medio de la quietud de la noche se sentó en el suelo de su sala de estar y comenzó a leer el evangelio de Mateo. A las tres de la mañana ya se hallaba a mediados del evangelio de Juan, y había descubierto, como ella misma lo dice, que se había enamorado de la persona de Jesús. “No sé lo que estoy haciendo” , le dijo a Dios, “pero sé que tú eres lo que yo quiero” En la Biblia nos encontramos con Jesús de una manera única. Su mensaje no es solo para decirnos que recibiremos ayuda, sino que esa ayuda ya ha llegado. “El reino de los Cielos está cerca”, dijo Jesús. Jesú s. Así que, antes de comenzar su lectura, reconozca la presencia de Jesús allí, con usted. Pídale que comience a lavarle la mente y los pensamientos, aunque el limpiador le incomode un poco. Mientras lee, es posible que algunas ideas le llamen la atención. Quizá se sienta conmovido a leer acerca del amor de Dios o bajo convicción con respecto a algún pecado, o llevado a tomar algún curso de acción determinado. Esté disponible a la posibilidad de que Dios le esté hablando a través de su Palabra. 2.-. Lea la Biblia con un u n Espíritu de Arrepentimiento Lea la Biblia dispuesto a entregarlo todo. Léala con un corazón vulnerable. Léala con sabiduría, pero comprenda que la lectura para producir una transformación es distinta a la lectura para obtener información o para
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demostrar iun principio. Tome la decisión de que va a ser obediente a las Escrituras. Las personas que leen la Biblia de una forma incorrecta, o por razones indebidas, pueden recibir verdadero daño con su lectura. Philipp Spener escribió un maravilloso consejo sobre la forma en que NO de debe leer la Biblia: ¿Cuantos lectores se hacen daño a ellos mismos?. Si…lee las Escrituras sin una sincera oración y sin el propósito de obedecer a Dios, sino solo para lograr conocimientos, o de dar un espectáculo y de ejercitar su curiosodad sobre ellas… Si no observan lo que es útil para su edificación, sino solo lo que pueden usar para su propia gloria y en contra de los demás…Si desprecian lo que las Escrituras dicen con sencillez y lo que es fácil de comprender . Si, por el contrario, solo buscan los pasajes difíciles, alrededor de los cuales se disputa grandemente con el fin de descubrir en ellos algo inusitado y hacer todo un espectáculo delante de los demás. Si usan lo que han aprendido con orgullo para su propia gloria. Si piensan que solo ellos son sabios, rechazan con obstinación una instrucción mejor, les encantan los altercados y no reciben nada con modestia de los demás.
Estar llenos de conocimientos acerca de la Biblia sin haber sido purificado por ella, es peor que no conocerla en absoluto. Un domingo después del culto se me acercó un hombre muy admirado por sus conocimientos bíblicos. Más o menos se había nombrado a sí mismo como el Lea la Biblia con guardián de la pureza doctrinal de su glesia. Para él sabiduría, pero comprenda era una cuestión de profunda importancia el que la que la lectura para una gente supiera lo bien que conocía las Escrituras. Le producir transformación es distinta encantaba meterse en debates teológicos porque le a la lectura para obtener ofrecían la oportunidad de exhibir sus conocimientos. información o para Aquel hombre comenzó a recitarme una larga letanía demostrar un principio. de quejas. Me dijo que había estado orando acerca de ellas y que el Señor había estado de acuerdo con él en muchas cosas. Los jóvenes de la iglesia no eran tan piadosos como debían serlo; los líderes de las clases de adultos no estaban lo suficientemente en línea con su maestro radial de Biblia favorito. Había visto varios pequeños (entre ellos los míos) corriendo sin reverencia ninguna dentro del santuario. Y no estaba demasiado seguro tampoco en cuanto a mi predicación.
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“Ahora bien”, me dijo como nota final, “recuerde que no me gusta mucho lo que usted hace, pero lo amo en el Señor”. Aquel hombre sabía mucho much o acerca de lo que la Biblia dice sobre el amor; pero se le había olvidado practicarlo. Yo comencé a reflexionar en esta pequeña frase bíblica –amar a alguien “en el Señor” Seño r”-- y me vino a la mente con cuánta frecuencia hacemos mal uso de ella. No me gusta alguien, y no le deseo lo mejor, pero soy cristiano y, por supuesto, los cristianos aman a todo el mundo, así que esto debe ser “amarlo en el Señor”. así Señor”. así la frase se convierte en una forma de espiritualizar nuestra falta de amor. Sin embargo, amar a alguien “en el Señor” significa si gnifica algo muy distinto. Es amarlo como lo amaría el Señor mismo si estuviera en nuestro lugar. Y amarme “en el Señor” era precisamente lo que aquel hombre no estaba haciendo. No me hizo falta reflexionar mucho para darme cuenta de la triste verdad de que yo tampoco lo amaba a él. No le deseaba lo mejor. Quería saber que le pasaban cosas malas. Y la verdad más humillante es que la principal razón por la que no lo amaba era porque no le caía bien. Si hubiera tenido esa misma disposición, pero hubiera sido partidario mío, me habría encontrado lista para pasar por alto casi todo. Así que me di cuenta de nuevo lo mucho que yo necesitaba una purificación. Cuando una mente es purificada -cuando alguien comienza a llenarse con los pensamientos del mismo Dios- esto se convierte en un don para el mundo. Hace algunos años, cuando estuve en Etiopía aprendí algo acerca de una mente así. Pertenecía a una señora de noventa y nueve años de edad que vivía a unas dos horas de distancia de Addis Abeba, la capital. Esta mujer se había hecho seguidora de Cristo en su mediana edad, y además de ser analfabeta, era ciega. Vivía en una pequeña choza donde tenía dos biblias sobre la mesa, una en amhárico (el lenguaje oficial de Etiopía) y la otra en Inglés. Cada vez que alguien iba a visitarla, ella le pedía que leyera algo. Con el tiempo, sus pasajes favoritos se volvieron tan conocidos que los podía recitar de memoria, y si sus visitantes no podían leer, los recitaba como una especie de regalo para ellos.
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La gente venía de lejos solo para visitarla. ¿Por qué iban a viajar para ver a una viuda ciega, anciana y analfabeta? Porque de alguna forma, en su presencia, a través de su voz, las Cuando de leer las Escrituras se trata, la palabras “el Señor es mi Pastor” dejaban de ser ser solo pregunta clave no es palabras. Esos pensamientos habían purificado su “cuánto”, sino “cómo”. mente a tal profundidad y con tanta frecuencia, que simplemente los pensamientos que producían ansiedad no podían sobrevivir. En la pureza de su corazón solo quería una cosa. Las personas acudían a ella en grandes cantidades porque les era imposible oírle decir aquellas palabras sin sentirse llenas de la esperanza de que tal vez algún día fueran tan reales para ella como lo eran para aquella anciana. ¿Por qué la lectura de la Biblia tuvo unos efectos tan distintos en aquella mujer etíope y en aquel hombre de mi iglesia? Porque cuando de leer las Escrituras se trata, la pregunta clave no es “cuánto”, sino “cómo”. ¿Es posible leer las Escrituras sin ser “lavado mediante la palabra”? Las propias Escrituras hablan de esta misma situación. Jesús se dirigió a los líderes religiosos que se enorgullecían de lo bien que conocían los escritos sagrados. “Ustedes estudian con diligencia las Escrituras”, les dijo, “porque piensan que en ella hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio a mi favor!. Sin embargo, ustedes u stedes no quieren venir a mí para tener esa vida” Los líderes religiosos pensaban que sus grandes conocimientos de las Escrituras eran prueba de su grandeza espiritual. En cambio, nunca permitían con humildad que las enseñanzas bíblicas purificaran su mente del orgullo, nunca permitían que su sus enseñanzas del amor los limpiaran de su espíritu crítico, y por eso, nunca reconocieron la verdad de las enseñanzas de Jesús. 3.- Medite en un Pasaje o Narración más bien Breve Es importante estar familiarizado con toda la Biblia. En nuestros nuestros momentos de estudio vamos a necesitar leer mucho y abarcar una gran cantidad de material. En cambio, cuando leemos en busca de una transformación tenemos que ir lento. Madame Guyón escribió: Si lees con rapidez te va a beneficiar muy poco. Vas a ser como la abeja que apenas roza la superficie de la flor. En cambio, en esta nueva forma d lectura
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con oración, debes volverte como la abeja que penetra hasta lo más hondo de la flor. Te metes tan profundo en su interior, que le puedes sacar su néctar más escondido.
Así que, sumérjase en un corto pasaje de las Escrituras, tal vez unos pocos versículos. Lea con lentitud. Léalo de la forma en que leería una carta de amor en el punto más elevado del romance. Es posible La meta no está en que haya ciertas palabras que le salten a la vista, dejen abrirnos paso a través de que le penetren el corazón. Pregúntele a Dios si tal vez las Escrituras, sino en le querrá hablar a través de ellas. La pregunta que se que las Escrituras se abran paso a través de encuentra siempre tras esta forma de leer es: “Dios nosotros. mío, ¿qué me quieres decir en este momento? Si estás leyendo un relato de la Escritura podría utilizar su imaginación para tratar de captar la escena y lo que está sucediendo en el texto. ¿Cómo se sienten los brazos del anciano padre cuando abrazan al hijo pródigo? ¿Cómo saben los panes y los peces que Jesús multiplicó para alimentar a los cinco mil? Si usted es como yo, esta clase de lectura significa que va a tener que hacer un ajuste en su actitud. El éxito no se mide por la cantidad de páginas que se leen. Hace algún tiempo me fijé la meta de ir orando a través de todos los salmos, uno al día. Esta práctica es antigua, porque los salmos han sido tradicionalmente el gran libro de oraciones del pueblo de Dios. Abarcan toda la gama de las expresiones del corazón humano con respecto a Dios: La alabanza llena de reverencia, la amarga queja, la gratitud que sacude el alma, la gratitud exuberante. Sin embargo, me pasó algo extraño. Descubrí que mi meta consistía en terminar los Salmos. Cada día que terminaba uno, lo podía tachar de mi lista. Por supuesto, eso significaba que nunca quería quedarme atascado en un Salmo dos días seguidos, porque eso retrasaría mi llegada a la meta. En mi mente era como si Dios tuviera un gran gráfico de Meditación de la Conducta puesto en la puerta del refrigerador del cielo, y cada vez que terminaba un salmo, me ganaba una estrellita de oro. Como es natural, eso saboteaba el verdadero propósito que tenía Dios cuando nos entregó los Salmos. Él nos quiere hablar, nos quiere renovar; y si está usando un Salmo o incluso una palabra para hacerlo, lo que nos corresponde a nosotros es seguir
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con ella todo el tiempo que nos haga falta, para aprender lo que necesitamos aprender. La meta no está en abrirnos paso a través de las Escrituras, sino que las Escrituras se abran paso a través de nosotros. Hay iglesias que le dan a la gente la idea de que de que el único camino a la transformación es el conocimiento. Tienen la suposición de que según aumenta el conocimiento de la Biblia por parte de la gente, también el nivel espiritual aumenta junto con él. Un amigo que estaba empezando a asistir a la iglesia hizo una maravillosa pregunta acerca del papel del conocimiento en la transformación espiritual. “Ahora bien, tal como yo lo entiendo, una de las razones por las cuales la gente dedica tanto tiempo a escuchar las predicaciones y las clases es poder comprender mejor la Biblia, ¿no es cierto?”, preguntó. “Así es”. es”. “Y la razón por la cual la gente quiere estar en capacidad para entender la Biblia mejor, ¿cuál es?” es?” No tenemos que reflexionar mucho tiempo en su pregunta para ver lo que implica. Tome a cualquier persona que conozca, cuyo conocimiento de la Biblia sea, digamos diez veces mayor que el de la persona promedio que no asiste a la iglesia. Después, pregúntese si esta persona es diez veces más amorosa, diez veces más paciente y diez veces más llena de gozo que esa persona promedio que no asiste a la iglesia. Los conocimientos bíblicos son un bien indispensable, sin embargo, por sí mismos no llevan a una transformación espiritual. Cuando Pablo exhortó a los cristianos de Roma diciéndoles que fueran “transformados mediante la renovación de su mente”, estaba pensando en muchísimo más que la simple adquisición de información. La “mente” es aquí toda una gama de percepciones, comprensiones, valoraciones y sentimientos, que a su vez determinan nuestra forma de vivir. (Calvino comentó acerca de este versículo: “Significa que vamos a pensar, pensar, hablar, meditar, y hacerlo todo con vistas a la gloria de Dios”) Dios” ) Esta renovación solo se va a producir cuando, haciéndonos eco de las palabras de Pablo, “ofrezcamos nuestro cuerpo como sacrificio vivo”; cuando dispongamos nuestra nue stra vida alrededor de esas prácticas, relaciones y experiencia, por medio de las cuales Dios produce la transformación.
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Además, aunque el conocimiento es vital y se debe valorar, también presenta ciertos peligros. Con frecuencia Tanto la experiencia humana como la destruye por completo la humildad. El propia Biblia enseñan que el aumento apodo de “sabelotodo” nunca es usado del conocimiento -aunque sea de las Escrituras- no produce de forma como elogio. La Biblia misma contiene automática una persona transformada. algunas advertencias: “El conocimiento envanece, mientras que el amor edifica”. Tanto edifica”. Tanto la experiencia humana como la propia Biblia enseñan que el aumento del conocimiento –aunque sea de las Escrituras- no produce de forma automática una persona transformada. 4.- Llévese Consigo un Pensamiento o un Versículo Para Cada Día. El salmista dice que la vida fructífera le viene a la persona que medita en la ley “de día y de noche”. Eso parece abarcar todas las partes del día. No podemos meditar deprisa. La idea de la meditación procede de una era menos frenética que la nuestra. No había “cursos de Evelyn Wood sobre meditación “rápida” en los tiempos del salmista: “Puedo meditar a razón de setecientas palabras por minuto, con un porcentaje de comprensión del noventa por ciento”. La meditación es tan lenta como el proceso por medio del cual las raíces obtienen la humedad de la corriente del río para llevarle nutrición y fecundidad a un gran árbol. ár bol. Es lo suficientemente importante como para que se s e le mencione más de cincuenta veces en el Antiguo Testamento. Significa no solo pensar en la Palabra de Dios, sino leerla en alta voz. La lectura en alta voz de las Escrituras centra la atención del lector y le da ventaja de aprender, tanto por la vista como por el oído. En las Escrituras la meditación se asemeja a un león joven que ruge por su presa, al delicado arrullo de la paloma, y a una vaca que rumia. No tiene por qué ser esotérica, misteriosa ni reservada para gurúes que recitan mantras en una posición de loto. Simplemente significa que se le da a algo una atención continuada. Está construida alrededor de este sencillo principio: “Lo que la mente repitem lo retiene”. Para comenzar, escoja un texto sencillo de las Escrituras –un “pensamiento” de DiosDios- con el cual va a vivir durante todo un día. Escoja este versículo o esa frase antes de dormir dormir por la noche, noche, o tan pronto como se
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despierte en la mañana. Tomemos, por ejemplo, este pensamiento sacado del salmo 46:10: “Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios”. Durante Dios”. Durante todo el día, viva con esas palabras. Haga que su mente vuelva a ellas continuamente en secreto. “Hoy, a la medida de mis fuerzas, fue rzas, voy a quedarme quieto. No voy a charlar irreflexivamente. Voy a recordar que no tengo que defenderme, ni asegurarme de que la gente piense de mí de la forma que yo quiero que piense. Hoy no tengo que salirme con la mía. Hoy, antes de tomar decisiones voy a tratar de escuchar la voz de Dios. Hoy no voy a dejarme empujar por la ansiedad ni por la ira; voy a tomar esos sentimientos como indicaciones que me hace el Espíritu de que escuche antes de actuar. En cada una de esas situaciones le voy a preguntar a Dios: ‘¿Cómo quieres que responda?’ responda?’. Voy a vivir en la quietud”. ¿Sabe lo que significa quedarse quieto? ¿Sabe cómo lo amarían las otras personas que hay en su vida si se quedara quieto al menos por un día? Cuando haga eso sucederá algo maravilloso. Va a descubrir que usted realmente quiere quedarse quieto. Y va a querer saber saber realmente que el Señor es Dios. 5.- Permita que Este Pensamiento Entre a Formar Parte de su Memoria El aprendizaje de las Escrituras de memoria es uno de los más poderosos medios para transformar la mente. “En mi corazón atesoro tus dichos”, dice al salmista, “para no pecar contra ti”. Aprenda de memoria aquellas afirmaciones de las Escrituras que lo ayuden en los asuntos en los cuales las necesita más. Por ejemplo, si está luchando contra el temor, podría aprender de memoria el salmo 27:1: “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?. Si el problema es el orgullo, pruebe con Filipenses 2:3 “No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás Lo que importa no es la cantidad de como superiores a ustedes mismos”. palabras que aprendamos de memoria, sino lo que sucede en
Y si le preocupa el hecho de tener una nuestra mente cuando la memoria como una criba de acero, deje de sumergimos en las Escrituras. preocuparse. Lo que importa no es la cantidad de palabras que aprendamos de
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memoria, sino lo que sucede en nuestra mente cuando la sumergimos en las Escrituras. Como en el caso de cualquier cualquier otra otra “disciplina “disciplina espiritual”, el aprendizaje de memoria solo es un medio para lograr un fin. Uno de mis recuerdos más antiguos en la iglesia tiene que ver con una competencia para ver quién podría aprender de memoria más versículos bíblicos. Cada uno de nosotros tenía en la pared un cartel con su nombre. En el cartel había dibujada una mansión y cada versículo aprendido significaba una rayita más, que era un pequeño cuarto que se le agregaba a nuestra mansión. El que llegara a tener más cuartos en su mansión, ganaba el premio: Una Biblia blanca con cantos dorados y con nuestro nombre impreso en la tapa. Al final, la competencia se redujo a una niña llamada Louise –pecosa, de pelo negro y con lentes- y yo. Durante semanas todo había estado muy reñido, hasta el último mes, en el cual ella comenzó a tomar ventaja. En la última semana se veía claro que ella era la que iba a ganar. Yo comencé a preguntarme: ¿Qué puedo hacer con respecto a Louise? Así que la maté, (al menos en mi mente). Ella no me gustaba, habría hecho casi cualquier cosa por oír pronunciar mi nombre, proclamándome ganador y recibir aquella Biblia. La iglesia se estaba convirtiendo en un lugar donde yo podría brillar y demostrar lo bueno y listo que era. Así que no me alegré cuando fue el nombre de Louise el que pronunciaron. Aquella no ha sido la única vez que he convertido a la iglesia en un medio de competencia. Aún actúo como si estuviera tratando de ganarme una gran Biblia blanca. Aprender las Escrituras de memoria –atesorarlas en nuestro corazón- puede ser de gran ayuda, pero solo si sirve a los propósitos de Dios: “Para no pecar contra ti” Sea Una Persona de un Libro Si estuviera abandonado en una isla dsierta y solo pudiera tener un libro, ¿Cuál escogería?. Alguien le hizo una vez esa pregunta a G.K. Chesterton. Dada su reputación como uno de los escritores cristianos más eruditos de la primera mitad del siglo XX, cualquiera hubiera esperado que respondiera que sería la Biblia. No fue así; Chesterton escogió el libro Guía Práctica de Thomas para la eso tiene sentido. sentido. Si estamos atrapados Construcción de Barcos . Por supuesto, eso en una isla, lo que queremos es un libro que nos ayude a volver a nuestra tierra.
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No queremos que nos diviertan, ni siquiera que nos informen. Queremos un libro que nos enseñe la manera de salvarnos. Lo cierto es que sí estamos estamos atrapados, atrapados en unos esquemas de pensamiento y de conducta que llevan a la muerte. El propio Chesterton dijo en una ocasión que la doctrina de la Caída es la creencia cristiana que es verificable por vía empírica. Todos estamos atrapados en la “isla del yo”, como dice Eugene Peterson. Allí ni nos conocemos a nosotros, no conocemos a Dios, y estamos buscando un mensaje que nos diga que la ayuda ya está en camino. Así que los seguidores seguidores de Cristo han tratado durante toda la historia de la iglesia de ser gente entregada a la Palabra. John Wesley dijo que hubo un momento que hizo girar su vida, y fue cuando oró pidiendo convertirse en un u n solo libro”. “homo uníus libri” , un “hombre de un No olvidemos que “el secreto de la vida consiste en buscar una sola cosa”. Y, como dijo Kierkegaard: “La pureza del corazón consiste en querer una sola cosa”. Las palabras que nos bombardean a lo largo de todo el día desde los cartelones de anuncios, los periódicos sensacionalistas y los programas de entrevistas, nos empujan en mil sentidos distintos. En cambio, La Palabra que Dios nos habla desde su Palabra nos puede renovar la mente. Así como se lo dijo a Agustín, Agustín, Dios nos sigue diciendo hoy: “Toma y lee, toma y lee”. Capítulo 12.
Una Vida con el Corazón en Orden
Desarrolle su propia “regla de vida” Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida. Proverbios 4:23
En las leyendas del rey Arturo se presenta a ciertas personas que habían dedicado toda su vida a la búsqueda del Santo Grial. Sacrificaron su cuerpo, purificaron su corazón y renunciaron con agrado a todo lo que tenían, ¿para qué? Para ver un destello del símbolo máximo de la comunión con Dios. Por supuesto, esta
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búsqueda tenía que ver mucho más que con la visión momentánea de una reliquia. Tenía que ver con la búsqueda de una unión con Dios. Era la búsqueda de la vida en el reino de Dios, ese reino del cual el propio Camelot era solo un débil eco. Esta búsqueda no era una aventura informal. Exigía una preparación de espíritu. En realidda, consistía mayormente en esto. Solo la podía llevar a cabo alguien que fuera humilde, fiel y puro de corazón, como lo expresa una versión: “Con la sola condición de llevar una vida de pureza pureza en pensamiento, palabra y obra”. Sin embargo, por difícil que fuera la tarea, ningún caballero ponía en duda el que valiera ese precio. Era la gran búsqueda junto a la cual todo lo demás –vencer a grandes enemigos, reunir grandes riquezar o levantar grandes reinos- palidecían en comparación. Para usar una de las metáforas de Jesús, era la “perla de gran valor” por la cual toda persona razonable lo daría todo con gozo. En nuestros tiempos la gran búsqueda es la de un “estilo de vida equilibrado”. Pregúntele Pregúnt ele a la mayoría de los que viven hoy en la sociedad estadounidense qué andan buscando y le dirán algo acerca de la necesiad de un equilibrio. Los Merlines de nuestros días son consejeros para la dministración del tiempo; los libros de encantamiento han sido reemplazados por los cuadernos de agendas. Aún así el equilibrio no es el Santro Santro Grial. El estilo de vida equilibrada no es una meta adecuada para que le dediquemos nuestra vida. El problema de esa meta no es que resulte demasiado difícil, sino que es demasiado pobre. El equilibrio no es el paradigma más útil de lo que es una vida ideal. Más Allá del Equilibrio La búsqueda del equilibrio puede contribuir a la tendencia hacia la división de nuestra fe en compartimientos. Muchas veces se describe la vida equilibrada como una gráfica circular en la cual la vida se halla dividida en siete u ocho secciones. Una de ellas la “económica”, otra la “profesional” y así sucesivamente, y en la cual se ha reservado una de las secciones a la “espiritual”. Este paradigma parad igma nos lleva a pensar que hay cuestiones como la “economía” o el “trabajo”, que son actividades “no espirituales”. Eso nos ciega a la realidad de que Dios está intensamente interesado en todos nuestros momentos y actividades.
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Otro problema que tiene la meta del equilibrio es que no le da mucho lugar a las personas que se encuentran en situaciones desesperadas: Los que están en una crisis, los pobres o los oprimidos. ¿Qué significa que le digamos a alguien que tiene una enfermedad mortal, o a una persona que no tiene techo, o a una madre soltera que tiene un hijo con problemas físicos que necesita más “equilibrio”? El equilibrio tiende a conllevar la idea de que estamos tratando de hacer que nuestra vida sea más manejable, más cómoda, más agradable. Al fin y al cabo, somos nosotros en última instancia quienes decidimos qué aspecto tiene el equilibrio. En unas vacaciones descubrimos el mejor pastel de melocotón del mundo en un restaurant llamado Bob Evans, y nos pasamos allí el resto del viaje yendo a Bon Evans tres y cuatro veces al día. Decidimos que por aquella semana, la vida equilibrada tenía este aspecto.
A un nivel más profundo, el paradigma del equilibrio no es capaz de captar una sensación de fuerte urgencia que sea digna de la entrega del ser humano. Es mayormente una búsqueda para la clase media. Carece de la idea de que le debo entregar mi vida a algo mayor que yo mismo. George Bernard Shaw lo expresaba así: Este es el verdadero gozo de la vida: Ser usado con un propósito que usted mismo reconoce como poderoso; que su ser sea gastado por A la búsqueda completo antes de que lo tiren a la basura; que su ser sea del equilibrio le convertido en una fuerza de la naturaleza, en lugar de ser un febril falta la idea de y egoísta terrón de dolencias y quejas que se lamenta de que el que le tenemos mundo no se quiera dedicar a hacerlo feliz.
A la búsqueda del equilibrio le falta la idea de que le tenemos que entregar la vida a algo que sea mayor que nosotros mismos. Le falta el llamado al sacrificio y a la negación de sí; el
que entregar la vida a algo que sea mayor que nosotros mismos.
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extravagante, riesgoso, costoso y aventurero abandono que es seguir a Jesús. pregúnteles a los niños hambrientos de Somalia si lo quieren ayudar a alcanzar el equilibrio y descubrirá que tienen la esperanza de recibir de usted algo más. Y yo creo que, en lo más profundo de su ser, también usted , es muy probable que esté esperando algo más de sí mismo. Lo mismo le sucede a Dios. Jesús nunca dijo: “Si alguno quiere ser seguidor mío, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y lleve una vida equilibrada”. Dijo que lo siguiéramos. Quiere que nosotros hagamos lo que Él hubiera hecho, de estar en nuestro lugar. Algunas veces trato de imaginarme una conversación entre el Apóstol Pablo y un consultor del siglo XXI para la admnistración del tiempo. Comienza más o menos así: EL CONSULTOR: Pablo, si miras miras esta gráfica circular, creo creo que estarás de acuerdo conmigo en que tu vida espiritual va bastante bien. Sin embargo, en cuanto a tu profesión, la fabricación de tiendas, ha bajado seriamente. Esto te ha llevado a disminuir tu portafolio económico. Veamos el registro de distribución del tiempo que yo te pedí que fueras llevando cuando nos reunimos la última vez. PABLO: “Cinco veces recibí…los treinta y nueve azotes, tres veces me golpearon con varas, una vez me apedrearon, tres veces naufragué, y pasé una noche como náufrago en alta mar. Mi vida ha sido un continuo ir y venir de un sitio a otro, en peligros de ríos, peligros de bandidos, peligro de parte de mis compatriotas, peligros a manos de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el campo, peligros en el mar y peligros de parte de falsos hermanos. He pasado muchos trabajos y fatigas, y muchas veces me he quedado sin dormir, he sufrido hambre y sed, y muchas veces me he quedado en ayunas; he sufrido hambre y desnudez.” Me es muy difícil idear lo que dijo el consultor después. La meta definitiva de Pablo en la vida era algo que estaba más allá del equilibrio. ¡La Respuesta no Está en Una Vida Desequilibrada! Lo que estoy tratando de hacer ver con todo esto no es que debemos llevar na vida de desequilibrio. La falta de equilibrio no es la los predicadores respuesta. Cuando nuestro hijo John tenía tres años, Entre interactivos solía haber un dicho: se apegó fuertemente a una película de Disney “Antes consumirme que llamada The Love Bug . El personaje con el que se oxidarme”. El problema de esto identificaba no era el héroe, cuyo papel hacía Dean es que de ambas formas Jones; ni siquiera su compañero cómico, papel que terminamos destruidos. ar hacía Buddy Hackett. Era Herbie, el auto de
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carreras. (en realidad, había cuatro películas de Herbie, la original y tres continuaciones. Las vimos todas una cantidad de veces suficiente para sabernos de memoria los guiones.) Ese apego se convirtió en obsesión. Johnny usaba una camiseta que tenía el nombre y el número de Herbie (el 53) pintados. Cada vez que nos subíamos al auto, se sentaba junto a mí, nuestro auto era Herbie y estábamos en una carrera contra todos los demás autos, todos conducidos por Thorndike, el gran enemigo de Herbie. Dejar que un auto nos pasara era inconcebible. Vivíamos para la velocidad. Cada momento era una carrera. En una ocasión en que visitábamos una iglesia, recogimos a John en un lugar donde cuidaban a los niños. niños. Cuando terminó terminó el culto, descubrimos que tenía un arañazo. Los asistentes habían llenado un “informe de lesión” para él, y donde iba el “nombre” decía: “Herbie Ortberg”. Él era Herbie. Herbie. La vida es dura cuando vivimos como Herbie. La carrera nos puede emocionar por un momento, nos puede hacer sentir estupendamente, pero termina volviéndose agotadora. Hace ya años, el fundador de lo que se convertiría en un gran ministerio paraeclesial solía viajar por el mund entero, y al hacerlo, descuidaba a su esposa, sus hijos y a su propia alma. Vivía como como Herbie. Decía que su oración siempre era: “ muy bien Dios mío, yo voy a cuidar a tus corderos, cuida tú de los míos”. En otras palabras: “Yo voy a descuidar a la gente con la cual he hecho el compromiso básico de mi vida, pero como lo estoy haciendo en nombre del ministerio, encárgate tú de ella”. Su esposa y sus hijos pagarn un alto precio. Entre los predicadores hiperactivos solía haber un dicho: “Antes consumirme que oxidarme”. El problema de esto está en que de ambas formas terminamos destruidos. Y una vez destruidos, no importa cómo mucho cómo llegamos a estarlo. La Búsqueda de un Corazón en Orden Sin embargo, sí hay una una búsqueda que merece nuestra entrega. Hay una meta alcanzable hasta en la más desesperadas de las situaciones. Es algo que va a producir un bien que va mucho más allá de nuestra pequeña esfera de influencia. Es algo que nuestra alma anhela, la vida que siempre hemos deseado. Es la búsqueda de lo que podríamos llamar, un corazón corazón en orden. El paradigma del equilibrio da por sentado que nuestro problema es externo, que se trata de un desorden en nuestro calendario, en nuestro trabajo o en el momento de la vida por el cual pasamos. Sin embargo, el desorden verdaderamente significativo es el interno. ¿Qué significa tener un corazón en orden? Agustín sugirió que tener un corazón en orden significa amar.
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-lo que debemos -en el grado que debemos -de la forma que debemos -con la clase de amor que debemos El efecto de la caída consiste en que tenemos unos afectos en desorden. Por ejemplo, la belleza es una obra de Dios, y por tanto es buena, pero cuando la amamos tanto que adoramos a las supermodelos e ignoramos a aquellas a quienes la sociedad estadounidenses califica de “carentes de atractivo”, atractivo” , no estamos amando la belleza de la forma que debemos. Cuando el corazón está en Agustín escribio: “Cuando el avaro prefiere el oro a la l a orden, no solo vamos cada vez más libres justicia, la culpa no es del oro; porque aunque es bueno, quedando del pecado, sino que también se le puede amar con un amor bueno y también con un nos vamos liberando del amor perverso”. El dinero en sí es una cosa buena, pero deseo de pecar. ar una eso no absuelve de culpa a los que lo aman tanto , que están dispuestos a oprimir, o acumular o hacer trampas para obtenerlo. También Agustín escribió: “Me parece que una definición breve pero cierta de la virtud sería la siguiente: “Es el amor ordenado”. Otro escritor expresó esa misma idea unos mil años antes. “Por sobre todas las cosas guardadas, guarda tu corazón, porque de él mana la vida”. Cuando el corazón está en orden, no solo vamos quedando cada vez más libres del pecado, sino que también nos vamos liberando del deseo de de pecar. Si nuestro corazón estuviera realmente en orden, amaríamos tanto a la gente, que no querríamos engañarla, manipularla, ni envidiarla. Seríamos transformados de dentro hacia fuera.
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Imagínese lo que sería el mundo si estuviera lleno de personas con un corazón en orden. Los programas de televisión como Miami Vice serían reemplazados por Miami Virtue . Los periódicos sensacionalistas que se venden en las tiendas de víveres estarían llenos de relatos de abundante generosidad y sacrificio espontáneo realizados por personas que son celebridades y de las cuales nunca habíamos oído hablar. Los programas de diálogo de la televisión presentarían a hombres que disfrutarían en secreto el vestirse como hombres. Por las noches dormiríamos con el sueño sin perturbaciones de la inocencia , sin tener que quedarnos mirando el techo a las dos de la mañana como consecuencia de cosas que lamentamos. No tendríamos necesidad de intentar repeticiones ni de preparar sopas baratas con cuantos sobrantes encontremos. Un Plan Para Morfear ¿Cómo hacemos para ir transformando un corazón caído común y corriente en un corazón que ame lo que debe, de la forma que debe, al grado que debe y con el tipo de amor que debe? Esto exige un plan de acción, de lo contrario, nunca va a suceder. William Paulsell nos aconseja: Es poco probable que vayamos a profundizar nuestra relación con Dios de una manera informal o al azar . Hay necesidad de un compromiso intencional y de una cierta reorganización de nuestra propia vida. Pero no hay nada que enriquezca más nuestra vida que una percepción más clara y profunda de la presencia de Dios en la rutina de la vida diaria.
El Presidente Ejecutivo de una compañía que se halle dentro de la lista de Fortune 500 nunca intentaría hacer crecer una organización sin haber hecho alguna planificación No es posible instrumentar ni estratégica. Un entrenador que se propone en serio controlar la transformación ganar, nunca entraría en la temporada “de una espiritual, pero tampoco es una manera informal o al azar”. Todos comprendemos que aventura al azar. Necesitamos se necesita una planificación sabia y flexible en otras un plan. cuestiones de gran importancia como la económica. La necesidad es igualmente válida en la vida espiritual. No es posible instrumentar ni controlar la transformación espiritual, pero tampoco es una aventura al azar. Necesitamos algún tipo de apoyo o de estructura, de manera muy parecida a como una vid joven necesita un enrejado de alambre que la sostenga. Necesitamos velas que nos ayuden a atrapar el viento del Espíritu. Todos conocemos la frustración que producen los esfuerzos hechos al azar o de
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manera casual, que no llevan a ninguna parte en la vida espiritual. Necesitamos un plan para transformarnos, para morfear . Como hemos visto, para los discípulos de Jesús, el plan consistía sencillamente en seguir a Jesus por todas partes y aprender de Él la manera en que debían vivir. En grupos como los de Alcohólicos Anónimos el plan de transformación comprende un ir trabajando en los doce pasos con tanta frecuencia como sea necesario. Yo creo que es precisamente en este punto donde los seguidores actuales de Cristo se frustran. “¿Cómo sé que estoy viviendo como discípulo? ¿Qué es exactamente lo que hacen los discípulos? ” Este proceso tiene un nombre. Históricamente, cada vez que los cristianos buscaban poner en las cosas de la vida ordinaria un orden que girara alrededor del crecimiento en la semejanza a Cristo, desarrollaban lo que se llama “una regla de vida”. Cada una de las diversas órdenes monásticas tenía su regla. No se trataba simplemente de un conjunto de leyes. La palabra latina de la cual procede la nuestra es régula , es decir, algo que se hace de manera regular, continua. Una regla comprende un ritmo de vida en la cual podemos ir creciendo en nuestra relación íntima con Dios. En particular, el hallazgo de una estrategia para la transformación comprende preguntas como las siguientes: -¿Cómo y cuándo voy a orar? -¿Cómo voy a manejar el dinero de forma que me acerque más a Dios? en mí?
-¿Cómo puedo enfocar el trabajo de manera que ayude a la formación de Cisto
-¿Cómo me involucro en la comunidad cristiana (como en la adoración comunitaria, la confraternidad y la confesión?) -¿Cómo puedo cumplir con mis tareas diarias manteniendo un sentido de la presencia de Dios? Vivir “En el Nombre de Jesús” Piense en la forma en que usted podría ordenar su día alrededor de la búsqueda de un corazón ordenado. Pablo le escribe a la iglesia de Colosas lo siguiente, como un punto máximo de instrucción sobre una u na vida transformada: “Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo siempre en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de Él”. ¿Qué significa hacer algo en el nombre del Señor Jesús? Hablando en líneas generales, en la Biblia, el nombre de una persona tiene que ver con su carácter. Significa hacerlo como si el propio Jesús lo fuera a hacer de Hacer algo en el nombre de Jesús significa hacerlo dentro de su carácter. Significa hacerlo como si el propio Jesús lo fuera a hacer, de hallarse en su lugar.
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hallarse en su lugar. Esto brota directamente de nuestra comprensión de lo que es el discipulado. Ahora bien, lo realmente asombroso es la forma en que debemos comprender todo aquello que Pablo dice: “Y todo lo que hagan…”. Para Pa ra evitar toda posible confusión, explica lo que quiere decir: “Todo lo que hagan, de palabra o de obra…” Esto lo abarca todo. De nuevo, en caso de que nos sintamos tentados a buscar escapatorias, recordemos, como lo expresa Pablo: “Y todo lo que hagan, de palabra o de obra…” Tenemos tendencia a leer con rapidez las afirmaciones de este tipo; pero la forma en que se expresa Pablo debería hacer que nos detuviéramos por un instante en este pensamiento. Después necesitamos idear algunas actividades concretas para lograr nuestra meta. En ese caso, primeramente debemos comprender con claridad lo que significa hacerlas en el nombre de Jesús, y en segundo lugar, debemos averiguar en qué forma podemos poner en orden nuestra nueva vida de acuerdo con esto. ¿Qué significa para nosotros “despertar en el nombre de Jesús”? Hay quienes, por la naturaleza de su composición genética, despiertan distinto al resto de la gente. Podríamos dividir a la raza humana en dos categorías: La gente a las que le encanta levantarse por la mañana y la gente que detesta a aquellos a quienes les encanta levantarse por la mañana. (alguien le preguntó a mi esposa en una ocasión: ¿”Se levanta dando gruñidos por la mañana”?, a lo que ella respondió: “No, lo dejo que duerma”. Si Jesús tuviera el control absoluto de nosotros al sonar el despertador, ¿qué clase de pensamientos nos pasarían por la mente?, ¿tendríamos la cabeza llena de ansiedades acerca del día que comienza y lamentaciones acerca del día de ayer, o nuestros pensamientos nos darían tranquilidad con respecto a lo que nos espera durante el día y con Aquel que nos sostiene? Recientemente he tratado de dedicar unos instantes antes de salir de la cama para saludar a Dios. Le digo que mi día le pertenece. Lo invito a ir conmigo todo el tiempo. Pienso que esta es una forma de despertar “en el nombre de Jesús”. Nuestra forma de saludar a la gente más cercana a nosotros tiene suma importancia. Los primeros quince segundos que pasamos con esas personas son los que en realidad nos dan el tono de todo un día. ¿Cómo saludaría Jesús a nuestra esposa, nuestros hijos o nuestros compañeros de cuarto? ¿Qué palabras usaría, con qué tono y con qué expresiones faciales?
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Un día mi hijo llegó saltando a nuestro dormitorio mucho antes del amanecer, porque aquella noche había caído la primera nevada de la estación. “Estoy muy emocionado”, dijo lleno de alegría.”No puedo decidir entre salir a jugar con la nieve o ver el canal del tiempo”. tiempo” . No voy a escribir lo que le respondí, pero no creo que fuera lo que Jesús le habría dicho. Eso no quiere decir que sea correcto dejar a los niños entrar al dormitorio de sus padres sin darles permiso a cualquier hora que quieran; pero en general, creo que Jesús le daría un gran valor a esos primeros momentos del día. Me parece que saludaría a los miembros de la familia con palabras que expresarían gozo. Si queremos saludar a la gente en el nombre de Jesús, eso significa que debemos hacer cosas tan radicales como mirarlas directamente y darnos cuenta de que están allí. ¿Qué significaría que condujéramos un auto en el nombre de Jesús? Si fuera Jesús quien estuviera tras el timón de nuestro auto, ¿ese vehículo se comportaría de una manera distinta a la acostumbrada? En cuestiones como ésta, la gente suele reírse ante la sugerencia de actuar en el nombre de Jesús, pero es precisamente en estas actvidades tan comunes y corrientes, y “nada espirituales” en apariencia, donde ese “hacerlo todo en el nombre de Jesús” debe significar un cambio para que tenga alguna importancia. ¿Escucharía Jesús cintas grabadas de adoración mientas conduce? ¿Escucharía alguna vez música popular?. Pienso que algunas veces escucharía las noticias, y oraría por la situación mudial mientras las escucha. También sospecho que algunas veces conduciría en silencio. Esto nos lleva a un punto importante. Hacer las cosas en el nombre de Jesús no significa que siempre la hagamos en la misma forma. Tenemos que ejercitar el discernimiento. ¿Cómo vemos televisión en el nombre de Jesús?. Casi todas las personas que conozco ven televisión, y muchos nos preguntamos si no estaremos viéndola demasiado tiempo a veces. ¿Vería Jesús solo los canales públicos? ¿Vería de vez en cuando algún programa divertido y se limitaría a recibir el goozo que ofrece como una especie de regalo?. Mientras estaba viendo por televisión parte de un torneo de tennis con mis hijos, nos maravilló la gran destreza de los jugadores y nos sentimos inspirados a salir para practicar. No obstante, hay una pregunta más fuerte aún: ¿Cuánta televisión y qué clase de programas puedo ver antes de que la televisión comience a crear en mí un corazón desordenado.? ¿Qué significa hacer las tares de la casa en el nombre de Jesús?. ¿Cómo lavo la ropa, limpio el patio de hojas secas, o lavo los platos de la misma forma que lo haría Él en mi lugar? Una noche, poco después de mudarnos a nuestra casa, Nancy y yo estábamos acostados cuando escuchamos un fuerte zumbido, como si hubiera un motor de jet
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sobre el techo. “¿Qué es ese ruido”, me preguntó Nancy. Yo sabía qu e si reconocía que había un ruido me iba a tocar salir a ver de qué se trataba. ¿”Qué ruido?”, le dije, aunque tuve que decirlo muy alto para que me pudiera oír por encima del ruido del motor del jet. “Ese zumbido tan fuerte”, me gritó. “¡Ah, eso!”, le grité de vuelta. “Tal vez solo sol o sea un avión que va volando bajo de camino al aeropuerto de O’Hare”. Por fin me decidí a rastrear el problema. Resultó ser un extractor de ventilación del ático, que estaba funcionando mal y no pude apagarlo. Lo que quería era pegarle un tiro. Por lo geneal, en esos momentos me frustro con facilidad y tiendo a tomarla con la gente, aunque esté queriéndome ayudar. Pero si reacciono en el nombre de Jesús, eso significa que debo reflexionar en lo afortunado que soy por tener un lugar donde vivir. Significa que esta tarea me puede ayudar a recordar que no soy el Mesías, y que la tierra no va a dejar de girar si yo tengo que dedicar un tiempo para arreglar algo. ¿Cómo trabajo en el nombre de Jesús? Es posible que nuestro trabajo nos ponga en contacto con muchas personas a lo largo del día, ya sean clientes o colegas. Trabajar en el nombre de Jesús, significaría considerarlos, no solo como clientes, cuentas o unidades de producción, sino sobre todo como personas . Podríamos hacer una rápida oración por cada persona con la que nos encontremos. Nos podríamos interesar genuinamente en su vida. ¿Tienen familia? ¿Cuáles son sus intereses? Si trabajamos con las manos, podemos reflexionar sobre el hecho de que Adán trabajaba en un huerto. Cuando gastamos energía física para crear algo, hacemos una cosa buena. Podemos hacer una rápida oración al final de cada tarea para entregársela a Dios. Podemos pensar que Jesús se pasó la mayor parte de su vida adulta trabajando como carpintero. Cuando hacía esto, podemos tener la seguridad de que estaba expresando su carácter –glorificando al Padretanto como cuando viajaba como Maestro.
En cierto sentido, cada uno de nosotros escoge una “estrategia espiritual”, tanto si
tenemos la intención de seguirla como si no. La podemos escoger aceptando sencillamente lo que tenemos por delante.
¿Cómo gastamos el dinero en el nombre de Jesús? Cuando entramos a un Centro Comercial, ¿cómo vamos de tienda en tienda en el nombre de Jesús?. Parte de la respuesta tiene que ver con el hecho de notar a la gente con la cual se relaciona allí y tratarla con bondad. También podría comprender el disfrute de los colores y las telas por amor a la belleza y al arte. Aquí nos podríamos confundir
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pensando que vestir “en el nombre de Jesús” significa usar ropa fea. Esta comprensión de la espiritualidad es distorsionada. La belleza es buena, y es bueno también apreciarla y disfrutarla. Jesús señaló que Dis mismo tiene tal gusto por la belleza, que las flores comunes están mejor vestidas que Salomón, el hombre mejor vestido en la historia de Israel. La obra de Givenchy y de Ives Saint Laurent palidece comparada con los diseños de Dios. No obstante, ir de tiendas en el nombre de Jesús significaría seguramente decir no a ciertas compras. Significaría darnos cuenta de que no estamos llamados a ser el último grito de la moda. Vivir con un corazón en orden a este respecto significa que la belleza es buena, pero que no es el más profundo de los bienes. Ahora comenzamos a adquirir el sentido de la radicalidad de lo que está diciendo Pablo al escribir: “Todo lo que hagan de palabra o de obra, háganlo en en el nombre del Señor Jesús”. Algunas veces no logramos gran cosa gran cosa porque tendemos a dividir la vida como si se tratara de un pastel. Pero yo creo que Pablo escribió esto muy en serio. No se estaba limitando a usar un lenguaje que pareciera espiritual. Lo estaba diciendo muy en serio. Hemos sido invitados a vivir la vida en nombre de Jesús. La Selección de un “plan de Transformación” Tr ansformación” En cierto sentido, cada no de nosotros escoge una “estrategia espiritual”, tanto si tenemos la intención de seguirla, como si no. La podemos escoger aceptando sencillamente lo que tenemos por delante. Cuánto y dónde orar, cómo manejar el dinero y cómo y dónde adorar. Todas estas cosas son elementos de ese proceso de transformación. Los seguidores de Jesús son los que ordenan intencionalmente su vida alrededor de la meta de la transformación espiritual: El desarrollo de un corazón en orden. Podemos aprender a hacerlo de manera intencional. Podríamos escribir en una hoja de papel o en un diario nuestra propia “regla de vida”. No tiene ti ene que ser algo elaborado. En realidad, esta regla funciona mejor si la mentenemos sencilla y práctica. Por ejemplo, el papa Juan XXIII, líder cristiano que marcó una profunda huella en la iglesia del siglo XX, comenzó siguiendo esta práctica diaria siendo aún muy joven:
Pasar quince minutos en oración silenciosa al comenzar la mañana Pasar quince minutos leyendo literatura espiritual Antes de acostarse, pasar unos momentos haciendo un examen de conciencia y una confesión ante Dios, y después, identificar las cosas por las que orará en la mañana Apartar momentos concretos para orar,estudiar, descansar y dormir.
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Tener el hábito de centrar la mente en Dios en oración a lo largo del día. Vivir en el Nombre de Jesús
“Todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús” En la Biblia los nombres suelen reflejar el carácter de la persona. Así, hacer algo en el nombre de Jesús, significa hacerlo de una forma que esté de acuerdo con su carácter; hacerlo de la misma forma que lo l o habría hecho Él. Cada momento es una oportunidad para vivir en el nombre de Jesús. Todas las cosas de la vida se pueden llenar de su presencia, si usted lo está. Comience por pensar en lo que significaría hacer cada una de estas actividades en el nombre de Jesús: -Despertar -Darles los buenos días a las primeras personas que ve por la mañana. -Comer -Conducir su auto -Trabajar fuera del hogar o cuidar de los hijos -Ir de compras -Ver televisión -Hacer las tareas de la casa -Leer -Irse a dormir No lo complique; céntrese en la presencia de Jesús con usted mientras pasa por esos momentos del día que parecen insignificantes. Trate de seguir dirigiendo sus pensamientos hacia Él. Pídale ayuda o dirección, o sencillamente, comparta con Él lo que tiene en el corazón. Aprenda de memoria Colosenses 3:17 para que le ayude a hacer este ejercicio. Pídale a Dios que le haga recordar continuamente estas palabras. Vaya escribiendo la forma en que desarrolla este experimento. Hable acerca de él con un mentor o amigo espiritual
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Una Aventura con Dios Cada Día Usted y yo hemos sido invitados a convertir todos los momentos de cada día en oportunidades para aprender de Jesús la forma de vivir en el Reino de Dios. Cada minuto cuenta, como explica tan bien Frank Laubach: ¿No se da cuenta de que de que Dios está haciendo experimentos con las vidas humanas? Por eso somos tantos. Dios está desarrollando mil setecientos millones de experimentos en el mundo en estos mismos momentos. Y su pregunta es: “¿Hasta dónde me va a permitir este hombre h ombre o esta mujer que llegue en esta hora?”…Porque yo, que puse vida en el protozoo protozoo y en la hierba, y en el pez, y en el ave, y en el perro, el gorila y el hombre…aún no me siento satisfecho. No solo estoy dispuesto a que esta hora sea maravillosa, sino que estoy con dolores de parto para alumbrarlos a ustedes con esa cosa de Cristo que no tiene nombre. ¿Hasta dónde se pueden rendir ustedes sin tener temor?
Capítulo 13.
Una Vida de Resistencia
La Experiencia del Sufrimiento Se dice de Dios que nadie puede ver su rostro y vivir. yo siempre pensé que esto significaba que nadie podía ver su esplendor y vivir. Un amigo me dijo que tal vez signifique que nadie puede ver su angustia y seguir vivo. O tal vez su angustia sea también su esplendor. Nicholas Wolterstorff
UN AMIGO MÍO CORRÍA EN EL MARATÓN DE LOS ÁNGELES. Así que seguí la competencia muy de cerca. Había dieciocho mil corredores; dieciocho mil seres humanos valientes, motivados, delgados, superactivos y masoquistas.
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Puesto que este gran acontecimiento se produjo en California, era de esperarse que el aspecto de algunos de los corredores estuviera un poco fuera de lo ordinario. Hubo un personaje que corrió corrió maquillado como para actuar en un circo circo y se dio el nombre de “Ternilla el Payaso”. Otro competidor corrió como “el hombre flor”. Trece personas se vistieron con disfraz disfr az hecho especialmente para la ocasión y compitieron como un ciempiés humano. La línea de partida era todo un espectáculo. Allí estaba Ternilla dándole la mano a todo el mundo, riendo y saludando. El ciempiés se veía más divertido de lo que tiene derecho a estar ningún ciempiés. Entonces comenzó la carrera. La primera fase de una carrera así se podría llamar la etapa del placer. En esos momentos, correr es aún divertido. El cuerpo está relajado, el corazón bombea con fuerza, y los competidores se sienten “uno con el cosmos”. La sangre corre, la cabeza está clara, los pulmones respirando hondo, las aves cantan, el sol brilla, los peces saltan, el algodón está alto, papá es rico, y mamá es bella. Usted está funcionando como un motor bien aceitado. La duración de esta etapa depende del condicionamiento que tenga el corredor. Para mí dura entre doce doce y trece pies. Después de la invasión inicial del placer, correr se convierte en un trabajo pesado. Después de trabajo pesado se vuelve esforzado y laborioso. Y si usted sigue adelante el tiempo suficiente, llega al punto en que lo abruma la tentación de pararse. Sus pies protestan con toda su fuerza; siente que unos cuchillos de dolor le atraviesan la pantorrilla y los pulmones tienen carbones encendicios en el fondo. Los corredores llaman a esta experiencia “chocar contra la pared”. Correr esta etapa –chocar contra la pared y seguir adelante- es la prueba máxima para un corredor. En esa “pared” se ganan o se pierden las carreras, se terminan o se abandonan. En esa etapa el Maratón de Los Ángeles se puso realmente interesante. Ternilla ya no estaba riendo con la multitud, el ciempiés humano estaba colgado de la cerca, y no tenía buen aspecto con sus trece estómagos unidos en una revuelta colectiva. Los corredores fueron llegando a la meta uno tras otros. Algunos ni llegaron. El comienzo de la carrera es agradable, es fácil. La tarea dura es terminarla. En terminarla bien es donde está la gloria. Eso es lo que cuenta. ¿Cómo vamos a correr la carrera de la vida? ¿Terminaremos bien? La capacidad para terminar bien es lo que los escritores del Nuevo Testamento llamaban resistencia o perseverancia. Es la virtud por la cual nos vamos volviendo cada vez más capaces de cumplir unos compromisos que deben durar toda la vida. En especial, es la capacidad para cumplir con los compromisos cuando cumplirlos se vuelve difícil.
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Una mujer le dice al hombre con quien lleva casada cincuenta años, estando ambos en cama una noche: “Cuando eramos jóvenes tú solías tomarme de la mano todas las noches”. Lentamente, un poco enojado, él extiende la mano mano hasta encontrar la suya. “Y cuando éramos jóvenes”, sigue hablando ella, “solías acurrucarte junto a mí en la cama”. Un poco más lentamente el cuerpo del esposo cruje y se da vuelta hasta acomodarse junto al de ella. “Y cuando éramos jóvenes solías mordisquearme la oreja”. De repente, las cobijas se apartan y el hombre se levanta de la cama. “¿A dónde vas?”, le pregunta ella un poco dolida. “A buscar mis dientes”, gruñe él. Mordisquear una oreja cuando uno es joven y romántico, cuando le hierven las hormonas y el cuarto está perfumado con agua de algo, es una cosa. Seguirla mordisqueando cuando tiene un aparato para oír, el Todo logro humano realmente cuarto huele a Vik-Vaporub, y usted tiene que significativo exige perseverancia… levantarse para ir a buscar su dentadura, es otra La transformación espiritual no se cosa muy distinta. va a producir sin ella. La perseverancia no es una panacea. Tenemos unos límites que el simple afán de resistir no basta para superarlos. Hay un gran conjunto de factores que nos capacitan y limitan a la vez, y que la perseverancia sola no puede vencer. Sin embargo, todo logro humano realmente significativo exige perseverancia. Los dones, los talentos y el cuociente de inteligencia están hasta cierto punto, fuera de nuestro control. La resistencia es el don que nosotros podemos ofrecer. La transformación espiritual no se va a producir sin ella. “Corramos con perseve rancia la carrera que tenemos por delante”, dice el autor de Hebreos. En otras palabras: No se dé por vencido. La Perseverancia por Medio del Sufrimiento ¿Cómo desarrollamos la perseverancia? Hay varias formas, pero hay un curso que es presentado repetidas veces por los autores del Nuevo Testamento y por otros que son sabios en el camino de la vida espiritual. Comprende la perseverancia en medio de las dificultades. “Hermanos míos”, dice Santiago, “considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada”.
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Hace poco participé en una encuesta en la cual se les preguntó a centenares de personas que identificaran los factores que eran más formativos para su crecimiento espiritual. La respuesta más frecuente, por un gran margen, tenía que ver con los tiempos de sufrimiento y de dolor. Lo irónico El sufrimiento siempre nos está en que el papel del sufrimiento es una de las transforma, pero no cuestiones más descuidadas en el crecimiento espiritual, siempre lo hace para bien. porque no lo planificamos para que suceda, como haríamos con el estudio de la Biblia o la oración. En cambio, la vida sí lo planifica para nosotros. Así que, para ser transformados tenemos que ver la forma en que el sufrimiento nos beneficia, o al menos, la forma de reaccionar ante él. El sufrimiento siempre nos transforma, pero no siempre lo hace para bien. En su libro A Grace Disguised , Gerald L.Sittser, quien perdió a su esposa, a su madre y a su hija en un accidente automovilístico, escribe de una manera conmovedora sobre su lucha por hallarle sentido a esta tragedia: La pérdida crea un presente estéril, como si uno estuviera navegando a vela por un amplio mar de vacío. Los que sufren las pérdidas de un ser amado viven suspendidos en un pasado que añoran y un futuro que esperan. Quieren regresar al puerto del pasado familiar y recuperar lo que se había perdido… O seguir navegando y descubrir un futuro lleno de sentido que prometa darles vida de nuevo…pero se encuentran viviendo en un presente estéril y vacío de sentido.
El incierto resultado es la razón por la cual el escritor de Hebreos nos exhorta a seguir a esa “multitud tan grande de testigos”, el gran número de los que nos han precedido. El gran campeón –el que se destaca más dentro de la multitud es Abraham- Pensemos en la forma en que este santo del Antiguo Testamento soportó la etapa más difícil de su carrera. El Camino a Moriah Dios le dijo a Abraham: “Toma tu hijo, el único que qu e tienes y al que tanto amas, y ve a la región de Moriah. Una vez allí, ofrécelo como holocausto en el monte que yo te indicaré”. El recorrido hasta Moriah fue tenebroso para Abraham. Lo fue porque significaba renunciar a lo que él más amaba en el mundo. Pero las tinieblas van más allá de esto. Isaac no es solamente el hijo de Abraham, sino también el cumplimiento de la promesa hecha por Dios: “Tú serás el padre de una multitud de naciones”. Isaac es la esperanza de Abraham para el futuro. Ha llegado para Abraham el momento de caminar durante un tiempo de tinieblas. ¿Qué hacemos cuando estamos caminando en tinieblas y Dios parece distante, remoto y callado?. Gerhard Von Rad sugiere que Abraham ha salido al camino del “abandono de Dios”, donde el Creador parece contradecirse a sí mismo y da la
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impresión de querer quitar la salvación que precisamente Él ha comenzado en la historia humana. Tal vez usted sepa lo que es caminar en tinieblas. Algunas veces la fe consiste en seguir caminando en tinieblas y negarse simplemente a darse por vencido. Algunas veces consiste en solo seguir adelante. El carácter de la fe que permite que nos transformen los sufrimientos y las tinieblas no es una certeza exenta de dudas, sino una obediencia tenaz. El Papel de las Pruebas “Pasado cierto tiempo, Dios puso a prueba a Abraham”. De esta forma comienza la historia. Lo primero que hace el escritor del texto sagrado es tranquilizarnos, haciéndonos ver que Isaac nunca estuvo en ningún peligro real. Nosotros tenemos una perspectiva que Abraham no tuvo. Sabemos algo que él no sabía. ¿Ha pasado usted por una prueba realmente difícil? Un estudiante de segundo año del colegio universitario suda todo el semestre en espera de su examen final de su asignatura de ornitología, notoria por lo difícil que es. Después de haber hecho lo que él consideraba un esfuerzo máximo, se queda pasmado cuando entra al aula para presentar el examen. No hay cuaderno de prueba, ni preguntas de selección múltiple, ni guía alguna. Todo lo que hay son veinticinco fotos en la pared. Y no son fotos de aves en todo su esplendoroso colorido, sino fotos de patas de de aves. La prueba consiste en identificar a esas aves. “Eso es una insensatez”, protesta el estudiante. “Eso no se puede hacer”. “Pues hay que hacerlo”, dice el profesor, “Se trata del examen final” “Yo no lo voy a hacer”, dice frustrado el estudiante, “Me voy del aula” “Si se va suspenderá el examen final” “Adelante, suspéndame”, dice el joven mientras se dirige a la puerta. “Muy bien, tiene usted un suspenso, dígame su nombre”, le exige el profesor. El joven se levanta las piernas de los pantalones y se quita los zapatos para mostrarles sus pies : “Dígamelo usted a mí” Una prueba es una experiencia por medio de la cual se revelan los verdaderos valores, compromisos y creencias de una persona. La palabra prueba fue fue una palabra de gran importancia en el Antiguo Testamento, y la forma en que es usada aquí revela algo de la forma en que se desarrolla la resistencia.
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1.- Solo se usa para hablar del pueblo de Dios; nunca para referirse a las naciones paganas. 2.- Solo se aplica a la gente de fe, nunca a los impíos. Las pruebas están reservadas para aquellos que se hallan en una relación de pacto con Dios. Aunque la prueba es dolorosa, es un acto de amor. El sufrimiento sirve para poner a prueba nuestra fe. fe . Santiago escribe: “Pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia, y la constancia debe de llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada”. Una Voz llama: “¡Abraham!” Y Abraham responde: “Aquí estoy”. No tiene que decir donde está. Ya ha oído antes esa Voz. La Voz le había hecho unas promesas maravillosas acerca de su destino. Le ha pedido que haga las cosas más difíciles que ha hecho en su vida. La Voz le ha dicho que dejara su tierra, todo lo que le era familiar… y él lo había hecho. La Voz le ha dicio que él y Dios habían entrado en un pacto, unidos por lazos indisolubles, y que tendrían una señal de su relación. Abraham tenía que circuncidarse, y lo hizo. (tal vez se preguntara porqué la señal no podría ser un apretón secreto de manos o un anillo que pudiera descifrar des cifrar códigos; pero… obedeció). La Voz le dijo que él y su esposa tendrían un hijo, aunque sus edades, sumadas daban un total de ciento noventa años, y él se rio, pero al parecer respondió en obediencia una vez más, porque Sara sí tuvo un hijo. Y ahora viene la voz una vez más. Que nosotros sepamos, es la última vez que Abraham la va a oír en la tierra. Y antes, en una ocasión, le había pedido que renunciara a todo lo que tenía en la vida para recibir la promesa. Ahora la Voz le pide una cosa más. la Voz le está pidiendo que renuncie a la promesa. La respuesta de Abrahan consiste en ofrecerse: “Aquí estoy”. Es una forma sucinta de decir: “No pienso huir, evadirte, ni esconderme. Estoy totalmente a tu disposición. Estoy para servirte”. “Abraham…toma a tu hijo, al único que tienes y al que tanto amas…” Toma a ese hijo –como lo presenta Frederick Buechner de una manera maravillosa- nacido en la sala geriátrica, y cuyo parto pagó el Medicare; ese hijo llamado Isaac, nombre que significa “risa”. Abraham y Sara se rieron se rieron primero porque no podían creer, porque aquello era totalmente imposible. Se rieron porque se les había dicho que tendrían un hijo y ellos habían llegado a una edad en la cual no se
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atrevían siquiera a comprar bananas maduras. Y después de nacer el niño se habían reído porque ahora sí habían creído. Se habían reído de que cuando Sara fue a Macro, era la única clienta que compró pañales para niños y protectores para ancianos. Se rieron de que, tanto los padres como el niño, tenían que comer los mismos vegetales molidos, porque en esa familia no había ndie que tuviera dientes. Resistir en Medio de la Confusión Pero ahora la Voz le ha hablado por última vez. Y Abraham ya no se ríe. Se le ha acabado la risa en su vida; porque junto con su hijo está perdiendo un sueño. Dios le había prometido que Isaac sería el comienzo de una nueva comunidad para la humanidad. Aquel había de ser el gran experimento de Dios, la oportunidad final para que los seres humanos vivieran como familia. Imagínese que usted funda una iglesia como respuesta a lo que considera un claro llamado de parte de Dios. No lo quería hacer, pero por pura obediencia lo hace. Se pasa veinticuatro años trabajando solo, como Abraham pasó veinticuatro años sin un hijo, después de recibir la promesa de Dios. Nadie se une a la iglesia que usted ha fundado. Sigue yendo a conferencias donde le preguntan continuamente: “¿Cuánta gente asiste a su iglesia?” “Solo yo”. Este tipo de respuesta no nos abre la puerta para que nos inviten a hablar en muchos lugares. Entonces logramos uno, un solo miembro. Todos nuestros sueños para el futuro, toda la promesa de Dios descansa en esa única persona; entonces la Voz le dice: “Sácalo al estacionamiento y mátalo” ¿Al único miembro de mi iglesia? Imagínese que usted tuviera que perder sus sueños. ¿Puede desprenderse usted de lo que más ama? Abraham vive en este tormento durante tres días. Nosotros querríamos gritarle: “Todo Caminar por fe no está bien. Todo va a salir bien. Él no es esa clase de Dios. Él siempre significa caminar con serenidad, o sin va a proveer” dudas. La fe puede ser Pero la vida no funciona de esa forma. Solo podemos difícil. ir de capítulo en capítulo. Todo viaje tiene un principio, un intermedio y un final. Y cuando estamos en el intermedio, a ninguno de nosotros le está permitido ver cómo será el final. El camino a Moriah es muy tenebroso, tan excesivamente tenebroso, que no se puede ver más que un par de metros por delante. Los que resisten solo pueden
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caminar por fe. Pero caminar por fe no significa siempre caminar con serenidad, o sin dudas. La fe puede ser difícil. Resistir en Medio de las Dudas Las dudas son algo bueno. Yo me siento escéptico ante esos informes según los cuales Elvis Presley está vivo y sano y trabajando de cocinero en Mc Donald’s. No creo que los extraterrestres aterricen periódicamente en nuestro planeta y se lleven a pasear a los humanos. ¿Cómo es que nunca se les ha visto aterrizar en el Instituto de Tecnológico de Massachusetts para darle un paseo a un profesor de física?. Tampoco me gustaría creerme los “infocomerciales” que veo en televisión. Sin embargo, las dudas no siempre son buenas. Pueden ser un obstáculo para nuestra oración. Nos pueden atribular cuando vemos un sufrimiento que no comprendemos. Nos pueden tentar a tratar de parecer más tranquilos de lo que estamos en realidad. Por eso me consuela Abraham, porque este gran modelo de fe en el Antiguo Testamento no está exento de dudas. Abraham se ríe en su incredulidad. Miente acerca de su esposa, poniéndola en peligro para salvar su propio pellejo. Duerme con la esclava de la esposa porque quiere tener un hijo al precio que sea. Hace mal un montón de cosas, pero hay una que sí hace bien: Sigue adelante. En el camino al monte Moriah se lleva consigo a Isaac y deja atrás a los criados, diciéndoles: diciéndoles: “regresaremos”. ¿Por qué habla en plural? ¿Los quiere engañar, o tal vez esconde lo que está haciendo en realidad? (sabemos que ha mentido antes) ¿Piensa que tal vez en el último instante no va a ser capaz de consumar aquello, que es demasiado horrible para pensarlo? ¿Piensa, que de alguna manera y a pesar de todo, lo prometido por Dios se convertirá en realidad: reali dad: “Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac” Isaac”?. No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que Abraham, aún en los momentos en que no comprende del todo, obedece a Dios. Tener fe no significa no tener dudas ni preguntas; pero sí significa mantenerse obediente. Resistir en Medio de la Soledad Isaac y su padre siguen solos en el camino. Abraham lleva el cuchillo y el fuego. Hay una profunda ironía aquí, porque el cuchillo y el fuego son objetos peligrosos con los cuales el muchacho podría hacerse daño.”Pero daño.”P ero un padre tiene la responsabilidad de proteger a su hijo”, se justifica él. Hace que Isaac lleve la leña que va a usar en el sacrificio. Ahora solo son ellos dos: “Y los dos siguieron s iguieron caminando juntos”
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Por segunda vez, una voz llama a Abraham. Esta vez ve z es la de Isaac: “Padre”. Y esta vez Abraham debe haber sentido deseos de correr o de esconderse de aquella voz; pero por segunda vez responde: “dime”. Es como si le dijera: “A tus órdenes, hijo mío” Isaac tiene edad suficiente para notar que, a pesar de que su padre le ha dicho que van a ofrecer un holocausto, no tienen un animal para sacrificar. Su padre está extrañamente callado, así que le hace la pregunta: “Aquí tenemos el fuego y la leña…pero ¿Dónde está el cordero para el holocausto? Una vez más, Abraham responde de forma ambigua, movido por las dudas, o los temores, o las esperanzas o la amargura, o tal vez por un poco de todo a la vez: “Dios lo proveerá” De nuevo siguieron “caminando juntos” Abraham está con su hijo, pero está solo. Están separados por una barrera inconfesable, y siguen adelante en silencio. Uno de los aspectos más dolorosos del sufrimiento es la soledad que contiene. Los demás nos podrán ofrecer apoyo o compasión, pero nadie puede caminar por nosotros el camino que lleva a Moriah. Moria h. Por fin, padre e hijo llegan al lugar. El narrador sigue mencionando la obediencia de Abraham: Levanta un altar, toma la leña de las espaldas de Isaac y extiende a su hijo sobre la leña y la piedra. Este es el momento. Se trata de su hijo Isaac. La promesa de la nueva comunidad. El sueño de Dios. Tener fe no significa no La razón por la cual él lo ha dejado todo. Su única tener nunca dudas ni esperanza. Ese niño es todo eso, pero no es solo eso. Y preguntas. Pero sí Abraham le ata las piernas y los brazos para que al final no significa mantenerse haya lucha. Entonces toma a su hijo –carne de su carne y obediente. hueso de sus huesos- y sostiene el mismo cuerpo que sostuvo el día que salió del vientre de Sara; ese cuerpecito que él solía alimentar, y bañar, y mecer, y al que le contaba historias de un hogar que estaba en un algún lugar muy lejano a sus espaldas, y de un hogar más grande que estaba en algún lugar en el futuro, y que Abraham nunca conocería, conocería, pero tal vez vez Isaac sí. El cuerpecito que iba a vigilar por las noches para asegurarse de que aún estaba respirando, y que algunas veces tomaba en brazos solo para reírse de lo imposible que era er a todo aquello. Sostuvo aquel cuerpo por última vez y después lo volvió a poner sobre la leña. Luego extiende el brazo hacia el cielo con el cuchillo en la mano para destruir con un solo movimiento la vida que él mismo había creado, y con ella, toda su esperanza y todo su gozo y todo su futuro. La Resistencia Ante Una Oración no Contestada
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Y ahora necesitamos detenernos por un momento. Quisiéramos apresurarnos para llegar al final feliz. Nos gustaría asegurarnos de que el sufrimiento está sirviendo para unos propósitos mayores: Traer transformación y producir la cualidad de la resistencia. Pero si el dolor es, siguiendo la fórmula de C.S.Lewis, “el megáfono de Dios para despertar a un mundo sordo”, en realidad esto no es toda la verdad. Al igual que Abraaham, nosotros tampoco hemos llegado al final de nuestra historia, y necesitamos ser sinceros en cuanto a cómo son las cosas en la tierra de Moriah. Un matrimonio llega a pedir consejería. Están desesperados por tener un hijo. Han esperado y orado durante doce años, llenos de ansiedades y dudas. Ven a otra gente con cochecitos y cunas portátiles, y se preguntan por qué a ellos les ha sido negado esto. Caminan laboriosamente un año a ño tras otro tan estériles como Abraham y Sara. Entonces un día, después de haberse dados por vencidos en en cuanto a la tecnología, sucede, el líquido del tubo de ensayo cambia de color. Sus oraciones fueron respondidas y tienen un niño sano y perfecto, un varoncito. Y creen. Cuando tiene tres años, esa oración respondida está jugando con una pelota de fútbol anaranjada. La pelota va a parar a una grieta en la acera y rebota sin control hacia la izquierda. No tenía que suceder así: Un poquito más de viento, un pequeño empujón de Dios y la pelota no habría caído en la grieta. Había podido rebotar hacia la derecha, pero no lo hace. Dios no la desvía y se va para para la izquierda. Eso significa que se va para la calle, que el niño la sigue y que nunca llega a ver el auto. Y ahora están solos de nuevo los padres. Su mundo se ha ido a parar a una grieta y ha rebotado alejándose de ellos con una pelota anaranjada. Y ahora su oración respondida les duele más que una oración sin responder. La risa ha muerto. Esta historia es para la gente que duda a veces, para la gente que ha oído morir la risa, para la gente que pregunta en ocasiones porqué Dios parece tan desinteresado y remoto. ¿Qué significa ser fiel en la tenebrosa tierra de Moriah? Resistir Cuando Todo Parece Perdido Abraham levanta la mano en el aire para destruirlo todo. Y aún ahora, aún en este momento, cree de alguna manera. No perfectamente, nunca en su vida ha creído perfectamente. Mintió, temió, embarazó a Agar y se estuvo riendo todo el tiempo. Esta es la gran ironía de Abraham: que su jornada de fe ha estado repleta de dudas a cada paso del camino.
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Pero la razón de que Abraham no saliera corriendo ni se escondiera, el motivo por el cual sigue adelante con aquellos horribles pasos, era su esperanza contra toda esperanza de aquel Dios extraño y distante que parecía tan remoto y aterrador, resultara de alguna manera el Dios que le había hablado tantos años antes. Tenía la esperanza de que en algún momento de aquella historia de sangre y de muerte surgiría el Dios que hace las promesas imposibles y las cumple y les pone el nombre de “risa”. El hombre sigue esperando, aunque desde la perspectiva humana la situación parezca desesperada. Esta fe que va por encima de la razón es el motivo por el cual Soren Kierkegaard le da a Abraham el título de “Caballero de lo Absurdo”. Abraham no actúa con estoicismo, nunca se ha resignado a una calmada aceptación. Cuando Sócrates bebió la cicuta que acabó con su vida, lo hizo calmada y noblemente. Era un modelo de resignación. Abraham no es Sócrates. Obediente hasta el final, renuncia a todo pero sigue esperando –aunque la esperanza le parezca absurda- que Dios lo libre de todo aquello. Abraham no tiene una fe perfecta. Simplemente sigue adelante. Se pone en las manos de Dios. Y sigue corriendo. El Llamado de Dios por Medio M edio del Sufrimiento Entonces Abraham siente que lo llaman por tercera vez. El narrador dice que se trata de un ángel del Señor que lo llama desde el cielo. El ángel lo llama dos veces por su nombre, como si quisiera asegurarse de que no es demasiado tarde: “¡Abraham, Abraham!” Y por tercera vez Abraham responde: “Aquí Estoy”. Entonces por fin habla la Voz: “No pongas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas ningún daño” Y en un instante Abraham recibe Abraham no tiene una fe de nuevo su risa, sus sueños, su hijo. Pero Dios no le perfecta. Simplemente sigue da todo. No ve el cumplmiento de sus sueños ni de adelante. Se pone en las manos cerca. El autor de Hebreos lo cuenta entre aquellos de Dios y sigue corriendo. que no vieron “el cumplimiento de la promesa”. Se limita a seguir adelante. El sufrimiento no produce perseverancia por sí solo; lo que la produce es el sufrimiento que se soporta de alguna manera en fe. Comience Con las Pruebas Pequeñas El lugar donde debemos empezar para ser formados y transformados por medio de las las pruebas es es el de las transformaciones menores. Es cuando “todo tipo
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de prueba y tentaciones” se acumulan sobre nuestra vida, como traduce Santiago 1:2 la versión inglesa de Philips. Muchas veces me siento humillado por no ser capaz de resistir ni siquiera en las pruebas más pequeñas. Escribo estas palabras mientras vuelo en un avión atestado. Cuando recibí mi asiento me molestó ligeramente descubrir que tenía el asiento del medio en una fila de tres. Mi molestia creció cuando vi quiénes eran mis acompañantes: Una madre soltera con un irritable bebé de tres meses, y al otro lado su pequeña hija con sus otros dos hermanitos en los El sufrimiento no produce asientos que estaban delante de nosotros. “Espero que perseverancia por sí solo; lo no le moleste el niño”, me dijo la madre. En realidad sí que la produce es el me molestaba. Hubiera querido que estuviera lejos, en sufrimiento que se soporta otra línea, en otro vuelo. No estaba pensando en la de alguna manera en fe. prueba que significa para una madre viajar sola con tres niños pequeños y un recién nacido. Todo lo que pensaba era que aquello me iba a impedir que yo realizara lo que tenía en mi agenda para hacer durante el vuelo: escribir este libro para informar a la gente sobre todo lo que tiene que ver con la experiencia de vivir como habría vivido Jesús en su lugar. Le envié todas las señales de lenguaje corporal que pude para indicarle que no estaba abierto a la comunicación. Estaba absorto en mi computadora portátil; pero de nada me sirvió. La pequeña que estaba sentada a mi derecha me preguntó: “¿qué está haciendo? “Escribiendo”, le dije, haciendo un admirable admira ble resumen. “Y, ¿qué escribe?” “Un libro” “¿De qué trata el libro? ¡Ay! Aquí tenía mi pequeña prueba. En realidad, para alguien que estuviera más adelantado en el camino que yo, no hubiera sido una prueba en absoluto, sino una oportunidad para servir a alguien que tenía unas necesidades mucho mayores. Pero aun no estoy tan adelantado. Así que de repente tuve una oportunidad para practicar la paciencia con tanta amabilidad como pude en una situación en la cual no quería estar. La vida está repleta de “minipruebas”. Cuando alguien al guien me interrumpe puedo aprender a morderme la lengua con amabilidad. Cuando mi compañero de trabajo
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toma algo y no me lo devuelve enseguida puedo aprender a tener paciencia. Cuando tengo un dolor de cabeza puedo descubrir que es posible sufrir sin decírselo a todo el mundo. Por sencillo que parezca, el punto donde las pruebas lo comienza a moldear a uno es el de las minipruebas. Pero necesitamos añadir la perseverancia para las pruebas grandes. Tal vez nunca necesite identificar el reto más grande que tiene en su vida en estos momentos, o un dilema en el cual está a punto de darse por vencido. Comprométase a perseverar infatigablemente en oración. Tal vez el reto tenga que ver con sus relaciones. ¿Está algún ser amado suyo lejos de Dios y usted está a punto de perder toda esperanza? ¿Hay en su vida algún esquema de pecado que no ha sido capaz de romper y No mantenemos viva nuestra siente como si fuera a estar atrapado en él para fe a partir de la fuerza de siempre? ¿Se trata de un nuevo hábito que le vendría voluntad solamente. La razón bien cultivar? ¿O una ruptura familiar que ha existido por la que podemos confiar en durante años? Dios es que Él comprende lo que es caminar en tinieblas.
¿Estamos en el camino que lleva a Moriah?. Seguramente vamos a experimentar el sufrimiento, ya sea de una clase o de otra. No obstante, la pregunta permanece. ¿Cómo vamos a correr la carrera? ¿Terminaremos bien? ¿Guardaremos la fe? Esto no se logra a partir de la fuerza de voluntad solamente. La razón por la que podemos confiar en Dios es que Él comprende lo que es caminar en tinieblas. Uno de los mensajes de la cruz es que Dios ha tomado la decisión de no mantenerse alejado de nuestro sufrimiento. El dolor de las criaturas que ama no lo deja impasible. Dios abraza el dolor y sufre con nosotros. Karl Barth escribió que Dios prefería no ser bendecido y estar con sus criaturas, que ser el Dios bendecido de unas criaturas sin bendición. Jesús caminó hasta el lugar del sacrificio llevando en su propia espalda el madero que iba a ser el instrumento de su muerte. Como Abraham, tuvo que recorrer el camino del “abandono de Dios”, por eso clamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Cuando Jesús fue atado no hubo ninguna voz que gritara para detener la soga. Cuando la punta de la lanza le atravesó el costado, no hubo ningún poder que la detuviera. Aquella vez Dios no proveyó ningún otro sacrificio. Aquella vez el hijo murió. Aquella vez el Padre sufrió.
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Pero entonces llegó el tercer día. Como llegará algún día para usted y para mí. Mientras tanto, no se dé por vencido. Es hora de morfear .
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Guía de Estudio La Vida que Siempre Has Querido, por John Orteberg Capítulo 1: “Ciertamente Seremos Transformados” Preguntas para discutir en grupos pequeños 1.- Ortberg habla de la realidad realidad de que todos vivimos en medio de la desilusión. Dice en sus escritos que tenemos la “incómoda sensación de que no todo todo es lo que debería ser”. Cuando usted mira su vida, ¿cuál es la desilusión más grande? 2.-Soren Kierkegaard dice en su oración. “Y ahora, Señor, con tu 2.-Soren ayuda me convertiré en yo mismo”. En los momentos en los cuales usted logra captar la visión de lo que Dios quiere que sea, ¿Qué ve? Lea Éxodo 3:1-15 3.- En este pasaje, ¿cómo se apartó Moisés de su rutina diaria, y qué impacto causó sobre el resto de su vida esta decisión de apartarse? ¿Cómo habría podido ser la vida de Moisés y la historia de Israel si él no se hubiera molestado en apartarse de su rutina cuando Dios le habló?
4.- Describa un momento en el cual usted se detuvo para volver a mirar lo que Dios estaba haciendo. ¿Qué impacto tuvo sobre su vida el hecho de que se detuviera y se volviera hacia Dios?
Lea Éxodo 3:11-15 y 4:1-17 5.- En estos pasajes Dios y Moisés sostienen una iluminadora conversación. ¿Qué argumentos le presenta Moisés a Dios para explicarle que no era él quien debía sacar al pueblo de Israel de Egipto?
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¿Cómo responde Dios a cada uno de los esfuerzos de Moisés por evitar este llamado sobre su vida?
6.- Describa un momento en el cual sintió el profundo anhelo de ver que Dios transformara su vida, de tal manera que usted, ya transformado, se convierta en el ser humano que Él quiere que sea. ¿De qué manera se está convirtiendo en realidad ese anhelo?
7.- Tom Schmidt cuenta la historia de Mabel, una anciana que permaneció en cama durante casi veinticinco años. Aunque estaba ciega y casi sorda, era un asombroso ejemplo del poder de Jesús para transformar una vida. Hable acerca de una persona en su vida que sea un ejemplo del poder de Jesús para producir un cambio hermoso y duradero. Dirección Para la Oración en Grupo Como grupo, dedique un tiempo para orar en dos sentidos: primeramente haga oraciones de acción de gracias y de alabanzas por las muchas formas en que Dios ha traído una transformación a sus vidas mientras ustedes seguían a Jesús. En segundo lugar, oren para pedir que continúen esas experiencias transformadoras en las que Dios se mueve, transformando y moldeando sus vidas. Vivir la Vida La zarza ardiendo fue un poderoso movimiento transformdor en la vida de Moisés. Todo cambió porque estuvo dispuesto a “ir a ver” para encontrarse con Dios. Al igual que Moisés, nosotros también necesitamos aprender a volvernos para encontrarnos con Dios. Necesitamos organizar nuestra vida de tal forma, que Dios tenga espacio en ella para hablar. Debemos buscar intencionalmente un tiempo para aminorar nuestra marcha a fin de observar la forma en que Dios se quiere mover en nuestro corazón y nuestra vida. Piense en la semana pasada. Si hace anotaciones diarias en un calendario, sáquelo para revisarlo detenidamente. ¿Ve allí momentos en
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los cuales se ha detenido para encontrarse con Dios? ¿Le permite su calendario de actividades la libertad de volverse cuando Dios lo llame? Observe la semana próxima y busque momentos en los cuales pueda separar un tiempo para un encuentro con Dios, para escucharlo y para invitarlo a actuar con su poder transformador y según sus propósitos para su vida durante esta semana. Reflexión Personal ¿En qué aspecto de su vida usted sabe que Dios lo quiere transformar, pero sinceramente, usted no quiere cambiar (o ha abandonado la esperanza de cambiar alguna vez)?. Dedique un tiempo para orar a fin de que el Espíritu Santo le dé un aliento renovado de ser transformado en este aspecto de su vida y lo llene de esperanza en su poder para producir esa transformación. Otras Preguntas Para el Pequeño Grupo 1.-¿Qué puede hacer que la gente se sienta como Popeye y se limite a resignarse, diciendo: “Yo soy lo que soy, y eso es todo lo que soy”? 2.- En la página 10 hay una cita de C.S. Lewis. Pida que un miembro del grupo la lea en voz alta. 3.-Si usted creyera en verdad verdad que “nunca ha hablado con un simple mortal”, ¿cómo cambiaría su conducta con respecto a una de las siguientes personas:
Un amigo íntimo Un gran enemigo Su cónyuge Uno de sus padres Un compañero de trabajo o de estudios
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Capítulo 2: “Sorprendidos por el Cambio” Preguntas para Discutir en un Grupo Pequeño 1.-Todos henos tenido la experiencia de relacionarnos con personas como Hank, malhumoradas y quejumbrosas. Sin decir el nombre, ¿de qué manera ha impactdo su vida uno de esos “parientes de Hank? 2.-¿Cuáles son las posibles consecuencias si esperamos que la gente de la iglesia siga una lista de reglas y normas, pero no somos capaces de llamarla a una vida que se vaya haciendo cada vez más semejante a Jesús? 3.-C.S. Lewis decía que cada uno de nosotros noso tros es “como un niño ignorante que quiere seguir fabricando pasteles de lodo en un barrio porque no se puede imaginar que le ofrezcan pasarse un día en el mar. Nos quedamos complacidos con demasiada facilidad”. ¿En qué sentido eso es cierto en su vida? Lea: Mateo 23: 1-28 4.- Jesús nos habla mucho de los maestros de la ley y de los fariseos. Estos líderes tenían todos un doctorado en el estudio y la aplicación de la espiritualidad marcadora de fronteras. ¿Cuáles son algunos de esos marcadores de fronteras? ¿Qué le parecía a Jesús la forma en que ellos el los enfocaban la fe? ¿Qué ejemplos recuerda de cómo esos marcadores siguen existiendo hoy?
5.- Algunas veces nuestro “tanque espiritual” está repleto hasta desbordarse. Otras, nos sentimos espiritualmente vacíos, como si estuviéramos caminando con la última gota de combustible. ¿Cuál de los
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tanques que aparecen a continuación refleja el estado actual del suyo, y qué lo ha traído haste este punto?
6.-¿Qué es lo que le llena su tanque y le da combustible para un crecimiento espiritual auténtico? ¿Qué hace que se le vacíe el tanque? ¿Qué puede hacer usted durante la próxima semana para asegurarse de que su tanque se está llenando para vivir como un verdadero cristiano, y a quién le va a rendir cuentas en este aspecto de su crecimiento?
7.-Imagínese que alguien le pregunte: “¿Cóma va su vida 7.-Imagínese espiritual?”. ¿Qué usaría usted para medir y determinar d eterminar su vida espiritual? ¿Qué cosas sirven para medir sanamente nuestra salud espiritual, de manera que honremos con ella a Cristo?
Dirección Para la Oración en grupo Dediquen un tiempo para orar por aquellos miembros del grupo que se sientan espiritualmente vacíos, y cuyo tanque tenga un nivel muy bajo de combustible. Pidan que el Señor los llene a plenitud de su presencia, así como que les dé una fe renovada y auténtica. Vivir la Vida
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Separen un tiempo en la semana próxma para ayudar a uno de los miembros de su grupo a llenar su tanque, orando a diario por él, enviándole una nota alentadora, o por medio de alguna otra forma creativa de darle ánimo. Reflexión Personal Jesús escribe acerca de la espiritualidad marcadora de fronteras. ¿Cuáles son los marcadores que reflejan la cultura espiritual de su iglesia o comunidad?
El vocabulario La manera de vestir Las principales cosas que se deben hacer Las principales prohibiciones El estilo de la adoración
¿Cómo va a evitar caer en las trampas de la espiritualidad marcadora de fronteras y tratar de crecer en la fe auténtica? Disciplinas Personales Ortberg dijo que Jesús fue la persona más accesible que haya existido jamás. Ricos y pobres, hombres y mujeres, gente culta y gente iletrada, todos se sentían atraídos por Él. En la escala que aparece a continuación, marque la forma en que se considera a sí mismo en cuanto a la accesibilidad.
¿Qué puede hacer usted para aumentar su accesibilidad y ser así más semejante a Jesús?
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Otras Preguntas Para el Grupo Pequeño 1. ¿Qué cosas sirven como señales de que nos estamos conformando con una falsa transformación en lugar de con una verdadera obra transformadora de Dios en nuestro interior? Lea: Deuteronomio 6: 1-9 y Mateo 22: 37-40 2.- ¿Cómo desenmascaran claramente estos pasajes a la espiritualidad marcadora de fronteras y nos llaman a una fe auténtica? 3.- Ponga una “X” donde considere que se encuentra dentro de esta descripción. ¿Qué va a hacer falta para que usted se mueva más intencionalmente hacia la voluntad de Dios para su vida espiritual?
4.- Ortberg escribe acerca de la tendencia a juzgar y seleccionar. Mencione algunas consecuencias de que dejemos que el veneno del orgullo crítico nos llene el corazón.
Para nosotros Para la iglesia Para quienes no pertenecen a la iglesia
Capítulo 3: “Entrenamiento Contra Intento”
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Preguntas para Discutir en un Grupo Pequeño 1.-Describa algún momento en el que no se adiestró y descubrió que por mucho que lo intentara, no podría alcanzar su meta. ¿Qué aprendió de esa experiencia?
2.-John Ballie habla de la necesidad de entrenarse para cosas como participar en una competencia atlética, aprender a tocar un instrumento, hablar un idioma o manejar un negocio. ¿Qué pasaría si una persona se tomara en serio el entrenamiento en uno de estos aspectos? Hable de algún momento en el que usted se adiestró y preparó, y diga cómo se sintió cuando pudo lograr sus propósitos.
3.-Ortberg señala que hay ciertas disciplinas que se necesitan a fin de adiestarse para un triatlón, y otras muy distintas que se necesitan a fin de prepararse para una competencia de comedores de pasteles. Cada aspecto de la vida exige disciplinas distintas para crecer. ¿Cuáles son los elementos básicos de un régimen disciplinado de entrenamiento que lo van a ayudar a prepararse para la vitalidad y la madurez espirituales? 4.- Lea la historia de Frog y Toad. (pag.36) Describa algún momento en el que se ha sentido como estos dos amigos enfrentados a la necesidad de disciplina. 5.-Una definición de disciplina espiritual consiste en decir que es “toda actividad que puede ayudar a adquirir poder para vivir la vida como Jesús la enseñó y dio ejemplo de ella”. Dediquen en grupo un momento para ir caminando a través del siguiente proceso:
Para captar lo amplio que es esto, trabajen en grupo para crear una lista en la que haya al menos veinte ejemplo de cosas que podemos hacer a fin de que nos ayuden a adquirir
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el poder necesario para llevar el tipo de vida que Jesús quiere que vivamos. Con el fin de que los ayude a pensar con creatividad y profundidad, una vez que se les hayan acabado las ideas, esfuércese para encontrar tres más. Use la lista de sugerencias hecha por el grupo para identificar una nueva disciplina espiritual que quieren desarrollar en su vida. Dígales a los miembros de su grupo pequeño qué disciplina va a practicar, y qué tipo de impacto espera que haga en su vida espiritual. Invítelos a darle ánimo y a orar por usted en las próximas semanas, mientras trata de crecer en este aspecto. Lea Salmos 127:1-2
6.- Ortberg habla de que la paternidad se puede convertir en la escuela de entrenamiento de Dios para que la persona adquiera madurez espiritual en su vida. ¿Cuáles son las lecciones exclusivas que se pueden aprender en esta época de la vida? ¿Qué título le daría usted a este momento tan especial de su vida en el cual se encuentra ahora, y cómo se puede convertir este momento en un tiempo de crecimiento y de formación para convertirse en todo lo que Dios quiere que sea?
7.-Todos sabemos lo que se siente cuando estamos descansados, y lo que se siente cuando estamos agotados. ¿Cómo empeora uno cuando está agotado, y cómo mejora cuando está descansado? ¿Cómo le puede ayudar un ajuste en sus costumbres en cuanto al sueño para crecer en su capacidad de amar a Dios y a los demás? Dirección Para la Oración en grupo
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Muchos de los miembros de su grupo afirmaron estar comprometiéndose con unas disciplinas concretas que los va a ayudar a superar las barreras y crecer en la madurez espiritual. Ore por cada uno de los miembros del grupo, para que se mantengan fieles a estas nuevas disciplinas. Ore por ellos para que experimenten gozo y se sientan animados al comenzar esta nueva aventura. Vivir la Vida Ortberg escribe acerca de la realidad de que las personas no llegan por casualidad en una vida de entrenamiento. Es necesario que se comprometan. ¿Qué paso concreto necesita dar para comenzar su adiestramiento en el desarrollo de un nuevo aspecto de la disciplina espiritual? ¿A quién van a invitar para que le dé ánimo, lo exhorte y le pida cuentas en este aspecto asp ecto de su compromiso? Reflexión Personal Ortberg dice que si el cumplimiento de las disciplinas espirituales nos hace menos amorosos y no más, sería mejor que no las practicáramos. ¿Hay acaso disciplinas a las que usted necesita dejar de someterse porque están dejando su vida sin amor? Otras Preguntas Para el Grupo Pequeño 1.-¿Cuáles son las posibles consecuencias de que una persona decida solamente esforzarse mucho, pero no entrenarse nunca? 2.- Si convertimos el progreso espiritual en un programa legalista, ¿Cómo nos puede llevar esto a la sensación de culpa y tristeza y no al gozo? 3.-¿Cómo ha hallado usted paz y gozo durante los tiempos en que ha desarrollado disciplinas que lo han entrenado para la piedad?
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4.- ¿Cuáles son las señales de que está soplando el viento del Espíritu y de que usted debe izar sus velas? Capítulo 4: El Regocijo Preguntas Para Discutir en un Grupo Pequeño 1.- Si usted estuviera pasando un día lleno de regocijo, ¿Cómo se enteraría la gente? ¿Cuáles serían las señales externas que lo delatarían? Hable del último día de regocijo que ha tenido. ¿Qué le ha traído gozo y ha hecho que celebrara realmente realmente la vida?
2.-¿De qué formas tendemos a echar a perder el espíritu y el entusiasmo de aquellos que nos rodean que parecen tener demasiados momentos de regocijo? 3.-¿Qué persona hay en su vida que sirva de modelo de este espíritu de regocijo? ¿Qué ha aprendido usted acerca del gozo observando a esa persona? (recuerde que la edad de la persona no importa) Lea Nehemías 8: 9-12 4.- ¿Cuál es el lugar de la creación de Dios que le da a usted la profunda sensación de que Él es un Dios lleno de regocijo y que es el más feliz de todos los seres del universo? Cuando se encuentra en ese lugar, ¿Cómo se le transmite el regocijo de Él? ¿De qué manera lo fortalece vivir con el gozo del Señor?
5.-Describa un tiempo en el cual las circunstancias de la vida le han producido un gozo inesperado. ¿Qué cosas prácticas podemos hacer para buscar el gozo de una forma más constante?
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6.- Lea la cita de Dallas Willard que aparece en la pag. 51. Willard está presentando dos ideas; en primer lugar, cuando estamos llenos de regocijo, es menos probable que nos dejemos arrastrar por las tentaciones. En segundo lugar, cuando carecemos de regocijo, es más probable que caigamos en las tentaciones. ¿Cómo ha experimentado usted esos dos principios en su vida? 7.- Hay personas que tienen un gozo contagioso que las hace “portadoras de regocijo” ¿Qué características característica s marcan la vida de esas personas? ¿Qué pasos prácticos puede dar usted para desarrollar esas características en su vida?
8.- Lea la historia de Robert Fulghum acerca de la novia con la lección: “Al final, la novia consiguió al novio” (pag.57) ¿Cuáles son so n los dones de gozo inmutables y eternos que Dios le ha dado a usted y que nadie le puede quitar? ¿Cómo pueden ser esos dones una fuente continua de gozo…aun en los los momentos en que la vida se vuelve difícil? Dirección para la Oración en Grupo Oren de manera concreta dando gracias por los dones de gozo que Dios ha derramado sobre sus vidas. Vivir la Vida Piense en uno de los ejerccios siguientes para las próximas semanas:
Escribirle una carta o una nota a alguien que haya sido mentor de gozo en su vida. Darle gracias y preguntarle si está dispuesto a seguir actuando de esa manera. Pensar en la posibilidad de apagar la televisión durante una semana o dos, o incluso todo un mes.
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Apartar todo un día como su día personal de regocijo. ¿Qué haría? (atrévase a soñar un poco) ¿Qué impediría que lo hiciera?. Si hay algo que los miembros de su grupo puedan hacer para ayudarle a planificar un día así (cuidado de los niños, suplir en una responsabilidad o proporcionar algún recurso material), piense en invitarlos para que lo ayuden a planificar su día de regocijo. Reflexión Personal
Ortberg escribe: “He aquí una labor clave para tener vitalidad espiritual: Tenemos que ordenar nuestra vida de tal forma que el pecado deje de parecernos algo bueno”. ¿Qué podría usted uste d recordar durante la semana próxima para hacer que un aspecto concreto de las tentaciones tenga un aspecto menos atractivo? Otras Preguntas Para el Pequeño Grupo 1.Ortberg escribe acerca de las personas que tienen una habilidad única para destruir el gozo. Sin decir nombre, ¿de qué manera han causado un impacto en su vida las personas así? ¿Qué podemos hacer para que esas personas no nos roben el gozo? 2.-La impaciencia mata al gozo y al tiempo. ¿Cómo ha notado usted que la impaciencia mata el gozo en su vida? 3.- Lea la cita de G. K. Chesterton que aparece en la pag.47 ¿Cómo apoya su visión de Dios la visión de Chesterton acerca de un Dios joven y lleno de regocijo o cómo se contrapone a ella?
¿Qué clase de imagen de Dios recibió usted cuando era niño en su hogar o en la iglesia? (ponga una “X” sobre la línea anterior para indicar lo que representa mejor la idea que usted tenía de Dios en su niñez)
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¿Qué clase de imagen de Dios tiene usted hoy? (ponga una “X” sobre la línea anterior para indicar lo que representa mejor la idea que usted tiene de Dios en este momento de su vida). 4.- Si usted le pidiera a los miembros de su grupo pequeño que describieran su “cuociente de gozo”, ¿Qué le parece que dirían de usted en cuanto al gozo o a su ausencia? 5.- Ortberg dice: “La falta de gozo tal vez sea el pecado que se tolera con mayor facilidad en la iglesia”. ¿Por qué le parece que la iglesia acepta con tanta facilidad la falta de gozo, e incluso, llega a favorecerla? 6.-¿Cuáles son los momentos naturales llenos de regocijo que se producen durante una semana y que usted necesita comenzar a notar y a celebrar? 7.- Ortberg dice: “Muchas veces son las personas más cercanas al sufrimiento las que tienen el gozo más poderoso”. Hable de una persona que sea ejemplo de esta verdad, y diga lo que ha aprendido de la vida de esa persona. Capítulo 5: 5: Una Una Vida sin Prisas Preguntas Para Discutir en un Grupo Pequeño. 1.-Si usted atendiera con toda seriedad la exhortación de que “para ser espiritualmente saludables, tenemos tenemos que eliminar implacablemente de nuestra vida todas las prisas”, ¿cuál es aquella cosa que necesitaría cambiar para lograr no ir tan rápido?
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2.-John escribe: “La prisa es el mayor enemigo de la vida espiritual 2.-John en nuestros tiempos. Nos puede destruir el alma. También puede impedir que vivamos”. ¿Cómo ha experimentado usted el poder destructor de la prisa en su vida? 3.-¿Cómo puede hacer la agitación que nos conformemos con la mediocridad en nuestra fe, en lugar de buscar una profunda experiencia de la presencia y el poder de Dios? ¿Cómo ha experimentado usted esta realidad en la vida en tiempo de intensa agitación? Lea Marcos 1: 32-39 y Lucas 5: 15-16 4.- A partir de estos dos pasajes y otras historias de los Evangelios, ¿qué ejemplos hay de la forma en que Jesús fue modelo de una vida sin prisas? 5.- Dedique un instante para hacer que los miembros de su grupo pequeño respondan a esta breve encuesta. En cada pregunta, rodee con un círculo la palabra “sí” o “no”.
¿Vive usted siempre con la sensación de que no hay tiempo suficiente para hacer lo que debe hacer?. Sí No ¿Se da cuenta usted de que está hablando rápido porque tiene mucho que decir? Sí No ¿Asiente usted muchas veces con la cabeza cuando una persona habla con lentitud, en un esfuerzo por lograr que siga adelante? Sí No Cuando las personas hablan con demasiada lentitud, ¿se da cuenta usted de que tiene ganas de terminar lo que está diciendo (o tal vez lo hace)? Sí No ¿Conduce su auto en ocasiones más rápido de lo debido, poniendo en peligro su seguridad (a veces, incluso, sin tener prisa alguna? Sí No Cuando se detiene en un semáforo en el cual hay más de dos canales en los cuales hay autos, ¿trata de calcular qué auto parece
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el más rápido, para ponerse detrás de él y ahorrar unos pocos segundos cuando la luz cambie a verde? Sí No ¿Tiene usted la costumbre de hacer varias cosas al mismo tiempo? Sí No ¿Tiene usted una gran pila de revistas y libros que espera leer “algún día”? Sí No ¿Vive usted impulsado por calendarios, organizadores y listas de cosas por hacer? Sí No ¿Se le hace difícil decirles que no a los demás cuando le piden que haga cosas que van a añadir una responsabilidad más a su calendario? Sí No
Comparta la cantidad de veces que hizo el círculo alrededor del “sí” en las preguntas anteriores, y dígale a su grupo lo que piensa qué revela esto acerca del lugar que tienen las prisas en su vida. 6.- Ortberg dice: “El amor y la prisa son fundamentalmente incompatibles” ¿De qué manera es la prisa enemiga del amor am or en una de las siguientes relaciones?
Su relación con Dios Su relación con los miembros de su familia Su relación con otros seguidores de Cristo Su relación con los que no conocen a Cristo
7.-¿Qué valores y actitudes presentes en nuestra sociedad nos llevan a un estilo de vida apresurado? ¿Qué verdades bíblicas podemos sostener que contrarresten esos valores y actitudes?
Dirección Para la Oración en Grupo Oren para que el Espíritu divino de paz llene sus corazones, hogares, lugares de trabajo y esquemas mentales. Pídale a Dios que les enseñe la vital disciplina de aprender a vivir con menos prisa.
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Vivir la Vida En los próximos días tómese el tiempo necesario para poner en práctica una de estas sugerencias: s ugerencias:
Conduzca su auto por el canál más lento durante una semana y haga una oración por cada persona que le rebase. Coma con lentitud (no en el auto, ni mientras camina) y asegúrese de masticar cada bocado quince veces para saborear realmente la comida. No use reloj durante todo un día Comprométase a tener un día de soledad extendida. (use las directrices que aparecen en la pag.72)
Reflexión Personal Si he identificado un alto nivel de agitación en mi vida,¿qué es lo que me está llevando a apresurarme tanto toodo el tiempo? ¿Qué estoy tratando de lograr? ¿A quién quiero impresionar? ¿Me pide Dios realmente que haga todo lo que estoy haciendo? Otras Preguntas para el Grupo Pequeño 1.-Identifique algún momento de su vida en el cual haya aminorado realmente su marcha y disfrutado de cuanta experiencia se haya cruzado en su camino. ¿Qué ayudó a llevarlo a este momento de mayor lentitud? 2.- ¿Cómo se siente usted en los momentos en que no está trabajando o produciendo algo? Capítulo 6: Interrumpir el Cielo Preguntas Para Discutir en el Grupo Pequeño
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1.- Si recurrimos a la oración como medida desesperada final, solo después de agotar todos nuestros propios esfuerzos, ¿qúe revela esto acerca de nuestro concepto de…
La Oración Nosotros mismos Dios?
2.- Pida que un miembro del grupo lea la cita de Dallas Willard que se encuentra en la pag.82. Si creyera realmente que sus oraciones no sirven de nada, y que “todo va a suceder tal como sucede, tanto si oramos como si no”, ¿qué impacto tendría esto sobre su vida de oración? 3.- Describa un momento en el cual oró y vio unos resultados claros y definidos. ¿De qué manera le animó esa oración contestada a orar con mayor pasión? 4.- Walter Wink escribe: “La historia les pertenece a los intercesores: a los que creen y le dan el ser al futuro con sus oraciones”. Si Wink tiene tiene razón, ¿qué consecuencias tendría esto sobre una de las siguientes cosas:
Su compromiso personal de orar El poder de una iglesia que ora Lo que les enseña a sus hijos sobre la oración, si es padre o madre?
Lea Lucas 11: 1-4 y Mateo 6: 9-13 5.-¿De qué asuntos básicos hace mención Jesús cuando les enseña a orar a sus seguidores? ¿En cuál de estos aspectos tiende usted a concentrarse más cuando ora? ¿En qué áreas necesita enfocarse más?
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6.-¿Qué situaciones y experiencia vitales lo mueven a orar de una forma más natural? ¿Cómo puede usar usted esos momentos que le da Dios para que lo motiven a orar con mayor frecuencia y pasión? ¿Qué situaciones y experiencias vitales tienden a mantenerlo alejado de la oración? ¿Qué puede hacer usted con el fin de convertir esos momentos en oportunidades para buscar a Dios en oración?
7.-¿Cuáles son algunos de los valores que conlleva el hecho de fijarse un momento y un lugar determinados para orar? Si usted aparta un momento y un lugar para orar, dígales a los miembros de su grupo en qué sentido esto le ha ayudado en su vida de oración.
Si no ha fijado un lugar y un momento concretos para orar, pero quiere hacerlo, dígales a los miembros cuándo y dónde usted piensa orar. Invítelos a darle ánimo en esa nueva disciplina Dirección Para la Oración en Grupo Dediquen unos momentos para agradecerle a Dios que los haya invitado a entrar en una relación con Él. Algunas veces nos olvidamos de lo asombrosos que son la honra y el privilegio de hablar con Dios en oración. Dele gracias a Jesús por abrirnos un camino para que podamos hablar con el Padre en oración. Vivir la Vida Esta semana dedique un tiempo para sentarse con papel y lápiz o ante una computadora, sin interrupciones, por veinte minutos, al menos. Identifique algún aspecto concreto de su vida o alguna necesidad por la cual haya estado orando constantemente. Escriba dos oraciones que se centren en este aspecto de necesidad o preocupación. En primer lugar, escriba una oración que no afrezca lugar a las sorpresas, cortés y cautelosa. No se identifique mucho con lo que
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escribe, ni se apasione demasiado. No espere demasiado ni piense que Dios le va a dar una respuesta grandiosa o generosa. En segundo lugar, escriba una oración que refleje la actitud que sugiere Walter Wink en este capítulo. Sea osado, temerario y lleno de expectación. Pida de una forma que lo lleva más allá de su zona de comodidad y pida esperando recibir. Después de haber escrito ambas oraciones, lea en voz alta cada una de ellas y pregúntese cuál es la que refleja mejor lo que Dios quiere escuchar de sus hijos. Reflexión Personal Los primeros discípulos vieron cara a cara a Jesús, el hombre de oración por excelencia. Mientras medita en la vida de Jesús, tal como aparece en los evangelios, identifique lo que puede aprender acerca de la oración y de qué manera esas lecciones deben causar un impacto en sus oraciones. Si no le viene nada a la mente, le sugiero que se lea los evangelios durante el mes próximo, centrándose en la vida de oración de Jesús. Otras Preguntas Para el Grupo Pequeño 1.- ¿Cómo considera usted la oración usada como último recurso y el desesperado pase del “Ave María” al final del juego? 2.- Hable de algún momento en el que se haya visto forzado a arrodillarse para orar, porque se ha dado cuenta de que no le queda ningún otro recurso. ¿Qué pasó una vez que se arrodilló y comenzó a orar? Capítulo 7: Una Pequeñez Adecuada Preguntas Para Discutir en el Grupo Pequeño Lea Génesis 3: 1-7
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1.-¿Cómo usó satanás la tendencia humana a la vanidad como punto de apoyo para tentar a Adán y a Eva? ¿Cómo sigue usando el enemigo esa misma táctica para tentarnos en el mundo de hoy? 2.- Ortberg dice: “El orgullo es esencialmente comparativo por naturaleza”. Explique de qué manera el hecho de compararnos con otros realiza las siguientes cosas:
Alimenta el orgullo Destruye la comunidad Funciona como una especie de “antiamor”
3.-¿De qué manera apoya e incluso alienta nuestra sociedad a un espíritu orgulloso? ¿Qué consecuencias tiene esta ética de apoyo al orgullo en la urdidumbre de nuestra cultura?
4.- Invite a un miembro del grupo a leer la cita de Richard Foster que aparece en las pags. 93-94. ¿Cómo puede actuar el servicio y concretamente el servicio oculto, como remedio para el orgullo? ¿Qué impide que hagamos más obras secretas de servicio? Lea Marcos 10:45 y Filipenses 2: 6.11 5.¿Cuáles fueron los actos de servicio realizados por Jesús cuando caminó sobre esta tierra? ¿Qué había en su corazón y en su actitud cuando se trataba de servir? 6.-Ortberg habla de que nos podemos dejar llevar por la agitación y hacer que nuestro motor funcione demasiado deprisa. Usando el odómetro que aparece a continuación, ¿en qué punto ve usted sus revoluciones por minuto ahora mismo?. Responda a una de las siguientes preguntas que se aplique a usted:
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Si sus RPM son demasiado lentas, ¿qué hace falta que suceda para ayudarlo a avivar el paso? Si le parece que sus RPM van bien, ¿qué puede hacer para asegurarse de mantener la salud y el equilibrio sin llegar a acelerarse demasiado?
Si sus RPM están llegando a la zona de peligro y a la línea roja, ¿Qué puede hacer ara aminorar su marcha y hallar una restauración de la salud y el equilibrio en su vida?
7.- Si usted pudiera formar un “grupo de calendario personal” integrado por personas que lo estiman, lo conocen y le van a hablar con franqueza, ¿qué tipo de evaluación le parece que harían si revisaran su calendario de este mes pasado? ¿Qué le dirían que dejara de hacer? ¿Qué le animarían a conversar? Dirección para la Oración en Grupo
Lea: Marcos 10:45 Oren para que Dios les dé a todos los miembros del grupo un anhelo creciente de servir en humilde secreto. Oren para pedir los mismos sentimientos que había en el corazón de Jesús cuando se trata de realizar sus actos de servicio. Vivir la Vida ¿Cuál ejemplo en cuanto al ministerio de las cosas comunes y corrientes puede ofrecer usted en esta semana en alguno de los siguientes aspectos?:
En una amistad
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En su lugar de trabajo En s hogar En su vecindario En su iglesia
Dedique un momento a identificar una o dos tareas o labres sencillas que usted conozca (y otros tal vez sepan) que en realidad no le gustan . ¿qué podría aprender si se compromete a realizar una de esas tareas sencillas de manera regular durante los próximos meses, buscando la dirección del Espíritu Santo en su vida cada vez que comience a realizarlos? Reflexión Personal Diga qué puede hacer usted para no tener cerrada con llave su puerta y estar más a la disposición de los demás en su forma de hacer las siguientes cosas:
Programar el día Proyectar la imagen de alguien accesible y disponible Organizar su hogar, oficina y otros lugares que las personas relacionan con usted
Otras Preguntas Para el Pequeño Grupo 1. La vanidad no solo nos puede golpear en las partes seculares de la vida, sino que también nos puede golpear en el centro mismo de nuestra vida espiritual. ¿Cuáles son las señales indicativas de que se nos está infiltrando el orgullo espiritual? Lea: Lucas 18: 9-14 2.-¿Qué nos enseña Jesús del estado espiritual de nuestro corazón con respecto a nuestras acciones? 3.-Pida que un miembro de su grupo lea las respuestas posibles ante un elogio sincero (pag.91) ¿Qué aspecto tiene la humildad genuina y auténtica?
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¿Qué aspecto tiene la falsa humildad, y cómo podemos notar la diferencia?
4.-Lea la cita de Bonhoeffer en la pag.104. Hable de algún momento en el que usted hubiera debido callarse, pero no lo hizo. ¿Cuáles fueron las repercusiones?. Hable de algún momento en el que se quedó callado y tuvo la sabiduría y el dominio propio necesarios para permanecer en silencio. ¿Qué realizó Dios por medio de su silencio? Capítulo 8: Una Vida sin Pesares Preguntas Para Discutir en un Grupo Pequeño 1.- Todos tenemos nuestra propia historia del sofá color lila, de cuando hemos tenido la oportunidad de confesar, pero nos hemos acobardado. Hable de algún momento en el cual estuvo a punto de confesar, pero no pudo hacerlo ¿Qué es lo que hace que la confesión nos resulte tan dura y dolorosa?
2.-Lea la cita de Platinga que aparece en la pag.109. ¿Cuáles son los eufemismos que usamos al hablar del pecado, en un esfuerzo por no llamarlo por su verdadero nombre? ¿Por qué es tan importante que aprendamos a identificar el pecado que haya en nosotros mismos y llamarlo pecado?
3.-Al escribir acerca de la confesión, Ortberg dice: “Cuando 3.-Al practicamos bien la confesión suceden dos cosas. La primera es que quedamos liberados de culpa. La segunda es que será menos probable que pequemos de la misma forma en el futuro, (aunque sea solo un poco), que si no hubiéramos confesado. Vamos a ver y a sentir al pecado como algo menos atractivo”. ¿Cómo ha experimentado usted el poder liberador de la confesión?
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¿De qué forma ha visto usted que la confesión reduce sus ganas de continuar una práctica de pecado en su vida? 4.- Ortberg dice: “En su núcleo mismo, la confesión significa aceptar una responsabilidad adecuada por lo que hayamos hecho”. ¿Cuáles son las consecuencias que tiene el que confesemos, pero a su vez nos neguemos a aceptar la responsabilidad por el impacto que han tenido nuestras decisiones pecaminosas? ¿Cómo nos puede ayudar a alejarnos del pecado y a entrar en situaciones más profundas de santidad el que eceptemos nuestra responsabilidad?
5.- Cuando vemos el pecado con nuestros propios ojos, nos es fácil buscar excusas y justificarlo. Cuando lo vemos con los ojos de aquellos contra los cuales hemos pecado y a quienes hemos herido, nuestra perspectiva comienza a cambiar. Cuando lo vemos a través de los lentes y la visión y el corazón de Dios, adquirimos una perspectiva totalmente nueva. ¿Por qué es esencial que aprendamos a ver nuestro pecado a través de las personas contra los cuales hemos pecado y a través de los ojos de Dios? 6.-¿Cómo puede usar Dios las lágrimas, la lamentación y el quebrantamiento por nuestros pecados como instrumentos para que se cumpla su voluntad en nuestra vida? John habla de “don de las lágrimas”. ¿Ha experimentado usted esto alguna vez, y cómo este don lo ha hecho más parecido a la persona que Dios quiere que usted sea?
7.-Describa algún momento en el cual hirió a alguien debido a alguna decisión pecaminosa, lo confesó humildemente, y vio cómo Dios traía sanidad y restauración. ¿Cómo actuó esta experiencia en forma de catalizador para una obediencia futura y para que usted tuviera dispuesto a confesar cuando reconociera sus pecados? Dirección Para la Oración en Grupo
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Lea: Santiago 5:16 Dediquen un tiempo a hacer oraciones de confesión. Es importante que los miembros del equipo comprendan que todo lo que se comunica dentro de un grupo pequeño (incluyendo lo que se dice en las oraciones) es confidencial. Vivir la Vida Identifique aquellas áreas de las siguientes en las cuales necesita confesar algún pecado, utilizando los siete pecados capitales como guía o instrumento que lo ayude. Tipo de Pecado
Confesión
Orgullo Ira Lujuria Envidia Codicia Pereza Gula
Reflexión Personal En la historia que aparece en las pag.111 se nos habla de Charles Steinmetz, quien cobró US$ 9.999,00 por saber dónde poner la “X”. Dedique un momento a pedirle al Esspíritu Santo que examine su vida. ¿Dónde quiere Él poner una “X” en ella hoy porque necesita que haya confesión y una acción que manifieste su arrepentimiento? Otras Preguntas Para el Grupo Pequeño 1. ¿Por qué es tan crítico que busquemos la plenitud y la dirección del Espíritu Santo en la medida que va creciendo nuestra comprensión de lo que es la confesión?
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2. ¿A qué extremo es posible que nos tengamos que enfrentar si confesamos por nuestra propia cuenta, sin que nos dirija el Espíritu Santo? Lea: Salmos 51 3. ¿Qué aprende usted de David en la oración de confesión genuina? 4. La restitución es el proceso de arreglar las cosas con la persona contra la cual hemos pecado. Si alguien ha robado, devuelve lo que tomó. Si ha mentido, dice la verdad…aunque duela.¿Por qué es esencial la restitución para que el proceso de confesión y sanidad sea completo?
Capítulo 9: Una Vida Orientada Preguntas Para Discutir en un Grupo Pequeño 1. Pídale a un miembro del grupo que lea la cita de Thomas Kelly que se encuentra en la pag.130. Describa un momento, aunque haya sido solo un breve instante, en el cual usted haya experimentado esta capacidad para vivir en dos niveles al mismo tiempo. 2. ¿Cuáles son las cosas que pueden ser obstáculo para que se produzca este tipo de conciencia continua de la presencia y la cercanía de Dios? ¿Qué ha descubierto usted que lo haya ayudado a crecer en la conciencia de su vida en Dios, aun en medio de sus responsabilidades diarias? Lea: Salmos 121
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3.- Dedique unos minutos para escribir lo que le parece que Dios ve y piensa cuando lo mira mientras usted está durmiendo. Invite a los miembros de su grupo pequeño a leer lo que escribieron. ¿Qué puede aprender usted acerca de su perspectiva sobre la forma en que el corazón de Dios siente por p or sus hijos? Lea: Juan 10: 1-4 3. A la luz de este pasaje, responda las siguientes preguntas acerca del Pastor y sus ovejas: ¿Qué le enseña este pasaje acerca de Dios como Pastor nuestro? ¿Qué le enseña acerca de nosotros como ovejas suyas? Diga cómo escucha usted la voz del buen Pastor, y cómo recibe su orientación en la vida?
5.-¿Cuáles son los “altares” modernos que podemos levantar para 5.-¿Cuáles que nos ayuden a permanecer atentos a Dios y listos para oír hablar al Espíritu Santo? Lea: 1° de Samuel 3: 1-10 6.-Hable de algún momento en que Dios le ha estado hablando y tratando de captar su atención, pero usted ha tardado mucho tiempo en sintonizar con Él y comprender que ha estado tratando de motivarlo. 7.- Ortberg relata la historia de la forma en que Dios le habló en diversas ocasiones por medio de una apreciada dama llamada Lorraine. Hable de algún momento en el cual usted ha oído que Dios le habla por medio de las palabras de otra persona. ¿Cómo ha respondido usted a esta orientación o insinuación? Dirección Para la Oración en Grupo Dediquen un tiempo a agradecerle a Dios por las muchas formas en que habla por medio de su Palabra, de otras personas, de su s u creación, de
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las circunstancias de la vida y del susurro de su Espíritu. También pidan en oración la capacidad necesaria para reconocer la voz del buen Pastor con una claridad cada vez más diáfana. Reflexión Personal ¿Cuáles son las cosas que impiden que usted esté atento a Dios? ¿Qué puede hacer para eliminar alguno de esos obstáculos en el transcurso de la próxima semana? Otras Preguntas Para el Grupo Pequeño 1.-¿Porqué hay tantos seguidores de Cristo que son cautelosos en cuanto a hablar acerca de que Dios los guía o los hace progresar en la vida? 2.- ¿Qué prácticas, hábitos o disciplinas ha aprendido usted que le hayan ayudado a aumentar su grado de atención a Dios? Capítulo 10: Una Vida de Libertad Preguntas Para Discutir en un Grupo Pequeño 1.-Invite a uno de los miembros de su grupo pequeño a leer la cita de Henry Nouwen que aparece en la pag.138. ¿Cuáles son las señales de que una de las siguientes personas podría estar luchando con la “adición a la aprobación”?
Un niño Un adolescente Un adulto
Lea: 1ª. de Corintios 4:3-5 y Gálatas 1: 10 2.-¿Cómo cambiaría su vida si usted tuviera la misma actitud que el Apóstol Pablo cuando se trata de que otras personas lo juzguen y critiquen?
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¿Por qué es tan difícil mantener este tipo de actitud día tras día?
3.-John Ortberg escribe acerca de nuestra tendencia humana a “confundir nuestra actuación actuación en algún aspecto de la vida con nuestro valor como personas”. ¿Qué aspecto de la vida es más corriente que las personas utilicen como medida de su valor personal? ¿Qué aspectos de su actuación se siente usted más tentado a utilizar como medida de su valor, y qué está haciendo para batallar contra esa tendencia?
4.-Lea la cita de John Quincy Adams que se encuentra en la pag. 143 (y la lista de logros personales suyos que sigue a la cita). Hable de algún momento en que usted haya tenido que luchar con unos sentimientos parecidos acerca de su propio valor y de sus logros en la vida. ¿Qué nos dice Dios acerca de esta clase de sentimientos?
Lea: Mateo 6: 1-6 y 16-18 4. Qué nos está tratando de enseñar Jesús acerca del secreto de nuestra fe? ¿Cuáles son otros aspectos de nuestra vida espiritual (además de la oración la limosna, y el ayuno) en los cuales debería causar impacto esta lección?
6.-¿Qué perdemos tan pronto como comenzamos a publicar nuestros actos de servicio y nuestros logros espirituales o a hacer alardes de ellos? ¿Cuáles son nuestras recompensas y bendiciones cuando somos capaces de mantener en secreto nuestroa actos de servicio?
7.-Ortberg da varias ideas excelentes para servir en secreto, como rodear de oración a una persona sin decírselo a nadie; hacer un generoso donativo en secreto total y limpiarle el patio a unos vecinos cuando están fuera sin dejar rastro alguno que indique que fue usted.
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¿Qué otras ideas se le ocurren como proyectos para servir en secreto a alguien? Dirección Para la Oración en Grupo Oren para pedir resolución de a quién quieren agradar con su vida y con sus actos de servicio. Pídanle a Dios que ayude a cada miembro del del grupo a vivir con una profunda conciencia de que Él es el único espectador que realmente importa. Vivir la Vida Haga planes para servir en secreto a alguien una vez al día. No le diga a nadie que tiene este plan, ni lo cuente cuando haya realizado su misión. Hágalo solo para la gloria de Dios, y que esa sea su única recompensa. Reflexión Personal Cuando usted cierra los ojos y se imagina un jurado en que se encuentran las personas a quienes quiere complacer e impresionar, ¿quiénes forman parte de ese jurado y por qué los quiere complacer? ¿Qué aspecto va a tomar su vida si usted vive para esas personas en lugar de vivir para Jesús? Otras Preguntas Para el Pequeño Grupo Pídale a un miembro de su grupo pequeño que se ofrezca para leer la corta sección escrita por Mark Twain que aparece en la pag. 144. ¿De que maneras tenemos la tendencia a exhibirnos para tratar de impresionar a los demás? ¿Cómo se puede convertir esa exhibición en un peligro para la salud espiritual? Capítulo 11: Una Vida sin Divisiones Preguntas Para Discutir en un Grupo Pequeño
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Pídale a un miembro de su grupo que lea algunas de las normas de la AAD para la pureza de los alimentos que aparecen a principios de este capítulo. ¿Cómo se siente usted cuando se da cuenta de que esas son las verdaderas normas que rigen los alimentos que compra en la tienda de víveres? Si hubiera una organización semejante a la AAD que estableciera las normas nacionales en cuanto a la moral y a la pureza espiritual, ¿Qué aspectos tendrían esas normas?
2.-John Ortberg escribe sobre la película City Slickers y de que el mensaje de la vida se debe centrar en “una sola cosa”. Cuando usted mira a su alrededor, ¿qué ejemplos encuentra de esa “una sola cosa” que la gente parece estar buscando? ¿Por qué es profundamente importante que escojamos la “una sola cosa” correcta?
Lea: Romanos 7: 14-20 3.- Describa el estado en que estaba el corazón del Apóstol Pablo en este pasaje. Describa algún momento en el cual usted se haya sentido como Pablo demuestra sentirse en este pasaje .
4.-Al definir la multiplicidad, Ortberg da tres ejemplos: “Al mismo 4.-Al tiempo que anhelamos tener intimidad con Dios, deseamos huir de ella. Anhelamos ser generosos, pero también acumulamos y codiciamos. A veces tratamos de servir, y a veces nos controlan la arrogancia y el servirnos a nosotros mismos”. ¿Con qué otros aspectos de la multiplicidad se pueden enfrentar los seguidores de Cristo? 5.-Hable de algún momento en el cual usted haya experimentado una purificación espiritual mientras estudiaba la Palabra de Dios. ¿Cómo trajo Dios esa limpieza y frescura a su vida por medio de la Palabra? Lea:2ª. de Timoteo 3: 16-17
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6.-¿Cuáles son los tipos concretos de obra que Dios puede realizar en nuestra vida por medio del estudio de su Palabra, y cómo ha experimentado usted una de ellas en el transcurso del mes pasado? 7.-¿Por qué son esenciales un espíritu de arrepentimiento y un corazón tierno cuando leemos las Escrituras? ¿Cuáles son los peligros a los que se expone una persona cuando solo lee la Biblia para acumular conocimientos? 8.-¿Qué pasaje de la Biblia ha penetrado profundamente en su corazón, y de qué manera ha traído transformación a su vida? Dirección Para la Oración en Grupo Oren para que Dios tenga un encuentro con cada uno de los miembros de su pequeño grupo por medio de la presencia del Espíritu Santo cada vez que abran su Palabra. Oren para que lleguen a tener una vida sin divisiones, moldeada por las Escrituras. Esc rituras. Vivir la Vida Durante la semana próxima dedique un tiempo para aprender de memoria uno de los siguientes pasajes:
Hebreos 4: 12-13 2ª. de Timoteo 3: 16-17 Salmos 119: 105
Reflexión Personal Disponga de un tiempo para leer los ejemplos que pone Ortberg de “sentimientos de muerte” en la pag.157. ¿Con qué sentimientos parecidos batalla usted y qué dice la l a Palabra de Dios acerca de este tipo de actitudes y pensamientos escondidos? ¿En qué pasajes de la Biblia podría usted meditar para contrarrestar esos sentimientos? Otras Preguntas Para el Grupo Pequeño
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1.-En una o dos oraciones gramaticales como máximo diga cuál es esa “una sola cosa” que usted quiere buscar en la vida con todas sus fuerzas. ¿Qué está haciendo para buscar esa cosa tan única? 2.-Hable de algún momento en el cual Dios haya tenido un encuentro con usted y lo haya enfrentado con algo mientras estudiaba su Palabra. ¿Qué impacto causó esta experiencia en su vida? Capítulo 12. Una Vida con el Corazón en Orden Preguntas Para Discutir en un Grupo Pequeño 1.- Mire la gráfica que aparece en la pag. 172. ¿Cuáles son las posibles consecuencias de que organicemos nuestra vida de esa forma “equilibrada”? 2.- Mire la gráfica que aparece en la pag. 173. Describa algún momento en el cual éste era el aspecto que tenía su vida . ¿Cuál era su “pastel de melocotón” y qué impacto tuvo en su vida espiritual esta versión de lo que es “una vida equilibrada? Lea: 2ª. Corintios 11: 23-28 3.-Pídale a dos miembros de su grupo pequeño que lean la discusión entre el Apóstol Pablo y el consultor para la administración del tiempo. (pag.174) ¿En qué sentido sirve la vida de Pablo como ejemplo de lo que es echar abajo las fronteras del equilibrio para entrar a una vida situada más allá de ese equilibrio? ¿Qué modelos sanos actuales puede usted dar de lo que es una vida situada más allá del equilibrio?
4.-John Ortberg da ejemplos de cinco preguntas que nos podemos hacer cuando comenzamos a establecer una “regla de vida” (pag.178) Escoja una de esas preguntas y dígales a los miembros de su grupo
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pequeño de qué forma se está desarrollando usted aspecto de su crecimiento espiritual.
en actualmente en
este
5.-Escoja otra pregunta de la pag.178, y explique de qué manera tiene usted la esperanza de crecer en ese aspecto de su vida espiritual. 6.-¿Cómo le parece que haría Jesús una de las cosas siguientes?
Levantarse por la mañana Comer Conducir Trabajar Ir de tiendas Usar la internet Ver la televisión Acostarse por la noche
7.-¿Qué va a hacer usted durante la semana próxima para ser más semejante a Jesús en uno de estos aspectos? asp ectos? ¿Cómo pueden orar por usted los miembros de su grupo pequeño y ayudarlo a rendir cuentas mientras crece en este aspecto de su vida? Dirección Para la Oración en Grupo Oren por los miembros del grupo pequeño acerca del aspecto concreto de su vida en el cual han expresado su deseo de asemejarse más a Jesús. (pregunta 7). Oren por las actitudes y los actos de todos a fin de que reflejen más y más lo que tiene Jesús en su corazón con cada día que pasa. Vivir la Vida Use el sencillo proceso que aparece en la pag.183, como directriz para comenzar a establecer una regla de vida. Reflexión Personal
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De todas las actividades mencionadas en la pag.183, ¿cuál encuentra usted más difícil de hacer en el nombre de Jesús? Comprométase a orar para pedir un cambio drástico en ese aspecto de su vida. ¿Qué pasos prácticos puede dar (aunque no sienta ganas de darlos) para reflejar mejor lo que tiene Jesús en el corazón con respecto a esta actividad?
Capítulo 13: Una Vida de Resistencia R esistencia Preguntas Para Discutir en un Grupo Pequeño 1. Ortberg escribe acerca de las etapas por las que pasa una persona cuando core en un maratón: Placer Trabajo pesado Trabajo esforzado y laborioso l aborioso Tentación de pararse; “chocar contra la pared” Terminar la carrera o abandonarla
Si usted considera su vida espiritual como una carrera, describa la fase en la que se encuentra en estos momentos y cómo se siente. 2.-Hable de algún momento en el cual haya “chocado contra la 2.-Hable pared” en algún aspecto d su vida, pero se haya esforzado y seguido adelante. ¿Qué aprendió de esta experiencia? Lea: Santiago 1: 2-4 3.-Todos nos enfrentamos a momentos de lucha y angustia. ¿Qué consejo nos da Santiago que nos ayude a salir adelante en esos momentos?
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Hable de algún momento en el cual usted haya podido sentir gozo, aunque estuviera pasando por momentos de prueba
Lea: Génesis 22: 1-14 4.-Imagínese que usted fuese Abraham y tuviera que pasar por esta experiencia en su vida. ¿A qué sentimientos se tendría que enfrentar? 5.-Años más tarde, cuando Abraham recordaba toda esta experiencia, ¿qué impacto es posible que haya causado en su s u vida y en su fe? Piense ahora en esta experiencia desde el punto de vista de Isaac (recuerde que fue él a quien su padre puso sobre el altar siendo aún un jovencito). ¿Qué impacto es posible que haya causado esta experiencia en su vida y en su fe?
6.-Ortberg señala que la palabra “prueba” (una experiencia difícil 6.-Ortberg por medio de la cual se revelan los verdaderos valores, compromisos y creencias de la persona) solo es utilizada para referirse al pueblo de Dios. ¿Por qué reserva Dios las pruebas p ruebas para sus hijos? ¿En qué sentido son las pruebas una forma genuina de amor? 7.-¿Qué oración ha estado haciendo usted durante largo tiempo sin haber visto aun la respuesta que anhela en su corazón? ¿Qué ha aprendido por medio de este proceso de perseverancia en la oración a lo largo del tiempo? Dirección Para la Oración en Grupo Dediquen un tiempo a orar por los miembros de su grupo pequeño que hayan “chocado contra la pared” en algún aspecto aspe cto de su vida. Oren para que experimenten nuevas fuerzas y un poder nuevo para seguir adelante y perseverar, aunque les duela. Oren para que este proceso los acerque a Jesús más de lo que han estado nunca antes. Vivir la Vida
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Piense en la posibilidad de entrenarse para algún tipo de actividad física fuerte. Tal vez sería demasiado pedir el que se tratara de un maratón (o tal vez no), pero póngase la meta de entrenarse para poder correr o caminar ocho kilómetros en una cantidad determinada de tiempo, montar bicicleta durante treinta kilómetros seguidos, o nadar veinte piscinas en un tiempo específico. Asegúrese escoger algo que aumente su resistencia física. Cuando se esté entrenando para lograr esa meta, pídale a Dios que lo ayude a descubrir paralelos y lecciones útiles para su vida espiritual. En este tipo de ejercicio hay mucho que aprender. Reflexión Personal ¿Cuándo tengo tendencia a echarlo todo a rodar en lugar de perseverar? ¿Qué necesito que cambie en mis actos o en mis actitudes de manera que pueda estar seguro de seguir adelante en una forma que le dé honra a Dios la próxima vez que choque contra esa pared? ¿Quién me puede dar ánimo y ayudarme en mi entrenamiento dentro de este aspecto de mi vida? Otras Preguntas Para el Grupo Pequeño Describa algún momento en el cual usted se haya enfrentado con una profunda soledad (recuerde que es posible sentirse solo aunque esté rodeado de gente). ¿Cómo usó Dios esta experiencia para acercarse a usted y para acercarlo a usted a Él?