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ANUARIO DEL CEIC 3/2003
La propiedad de la tierra Pasado y presente Arqueología, historia y antropología sobre la problemática de la propiedad de la tierra en la Argentina Enrique Cruz y Rosana Paoloni (comp.)
CENTRO DE ESTUDIOS INDIGENAS Y COLONIALES Unidad de Investigación Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales Universidad Nacional de Jujuy Jujuy- 2004
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Introducción En el 2002, a tono con las declaraciones políticas, las acciones de organi organizac zacion iones es interm intermedi edias as indíge indígenas nas y la volunt voluntad ad social social de la producción científica del CEIC, surgió la idea de compilar un trabajo sobre el tema de la propiedad de la tierra. Si bien el tema es una constante preocupación en los estudios americanos en otras regiones, no ha tenido hasta el momento en nuestro país un correlato parecido, y como siempre sucede que la producción científica científica va a contrapelo de la demanda social, los reclamos y los planteos acerca de la propiedad de la tierr tierraa de las comun comunida idades des indíge indígenas nas motiva motivann la preocu preocupac pación ión científica sobre el tema. En este caso se trata de estudios que desde una mirada histórica en el tiempo, pero antropológica en la comprensión, presenta varios trabajos sobre los distintos problemas de las comunidades indígenas en torno a la propiedad de la tierra. La compilación pretende incluir el pasado en el presente, como una continuidad explicativa que para el tema representa ya una respuesta política concreta a las demandas sociales que hoy existen al respecto: un buen conocimiento de los problemas de la propiedad de la tierra en el pasado, nos ayudará a entender y actuar con justicia en torno a un presente de las comunidades indígenas que excede a unos reclamos por la propiedad de la tierra y que comprende el reconocimiento social al derecho a una existencia digna, para que el planteo moderno de la igualdad y de la justicia social no siga siendo solo una promesa incumplida a sus poblaciones nacionales, sino también una promesa a cumplir para todos los habitantes del suelo argentino.
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Introducción En el 2002, a tono con las declaraciones políticas, las acciones de organi organizac zacion iones es interm intermedi edias as indíge indígenas nas y la volunt voluntad ad social social de la producción científica del CEIC, surgió la idea de compilar un trabajo sobre el tema de la propiedad de la tierra. Si bien el tema es una constante preocupación en los estudios americanos en otras regiones, no ha tenido hasta el momento en nuestro país un correlato parecido, y como siempre sucede que la producción científica científica va a contrapelo de la demanda social, los reclamos y los planteos acerca de la propiedad de la tierr tierraa de las comun comunida idades des indíge indígenas nas motiva motivann la preocu preocupac pación ión científica sobre el tema. En este caso se trata de estudios que desde una mirada histórica en el tiempo, pero antropológica en la comprensión, presenta varios trabajos sobre los distintos problemas de las comunidades indígenas en torno a la propiedad de la tierra. La compilación pretende incluir el pasado en el presente, como una continuidad explicativa que para el tema representa ya una respuesta política concreta a las demandas sociales que hoy existen al respecto: un buen conocimiento de los problemas de la propiedad de la tierra en el pasado, nos ayudará a entender y actuar con justicia en torno a un presente de las comunidades indígenas que excede a unos reclamos por la propiedad de la tierra y que comprende el reconocimiento social al derecho a una existencia digna, para que el planteo moderno de la igualdad y de la justicia social no siga siendo solo una promesa incumplida a sus poblaciones nacionales, sino también una promesa a cumplir para todos los habitantes del suelo argentino.
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1. Protocart Protocartograf ografia ia catastral catastral en el sitio sitio arqueolog arqueologico ico de Barrancas, Barrancas, Cochinoca, Jujuy Alicia A.Fernandez Distel 2. La tierra para el que la trabaja. Fiestas y cofradías religiosas en el Jujuy colonial Enrique Cruz 3. Tierras comunales, tierras fiscales: el tránsito del orden colonial a la revolución Cristina López de Albornoz. 4. Parcelas de producción en las áreas adyacentes a los fortines: el caso del Cantón Tapalque Viejo Miguel A. Mugueta 5. Discurso jurídico y prácticas sociales en torno a la dinámica de acceso a la propiedad de la tierra. El caso de los selk'nam (Tierra del Fuego 1870 -!930) Rosana Paoloni 6. Políticas de tierras públicas y Chaco Salteño (1880-1920) Azucena del Valle Michel María Mercedes Quiñonez Blanca Esther Corregidor 7. La tenencia de la tierra en el campo comunero Asampay (Departamento Belén, Catamarca) Bernarda Zubrzycki 8. Estado y Propiedad de la tierra en el Territorio Nacional de Río Negro: La cuestión de los ocupantes (1884-1892) (1884-1892) Martha Ruffini
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9. Utopía Utopía agraria agraria y realidad realidad latifundist latifundista. a. El debate debate sobre sobre las tierras públicas en la Patagonia Patagonia Norte hasta principios del siglo XX Pedro Navarro Floria 10. Población y Tierra en la Cuenca de Trancas en la segunda mitad del siglo XX Hilda Beatriz Garrido 11. La lucha lucha por la tierra tierra.. (Neo)i (Neo)indi ndigen genism ismoo estata estatall y produc produccio ciones nes indígenas en Argentina (1985-1999) Claudia Briones y Morita Carrasco
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1. Protocartografia catastral en el sitio arqueológico de Barrancas, Cochinoca, Jujuy Alicia A.Fernandez Distel*
Descripción indígena del hábitat
El conocimiento geografico geografico indigena del habitat se desplego gradual y espontaneamente como un modo modo de asegurar su efectivo dominio. dominio. No hay casos citables en que ese conocimiento haya sido imperfecto. La exactitud siempre lo ha distinguido siendo un conocimiento no teorico. teorico. Todo lo contrario, caracterizado por la praxis, fue y es esencialmente empirico. Debe escindirse sin embargo lo que es el conocimiento geografico en si y lo que la transmision de ese conocimiento involucra. De la necesidad de transmision y de la fijacion relativamente estable de hitos y limites surge la protocartografia 1: fijar dentro de un plano no importe cual fuera el soporte (tela, cuero, madera, piedra) lugares, rios, caminos, predios ganaderos o de cultivo, lugares sacros, humedales, etc... Los soportes elegidos estan condicionados con la tecnologia de que el ho hombr mbree dispon disponee en cada cada moment momentoo de su desarr desarrol ollo: lo: prehis prehisto toria ria,, protohistoria, protohistoria, historia, etnografia. etnografia. La protocartografia no es una ciencia como lo pretende P. Gallez (1998 (1998)) sino sino qu quee es un fenome fenomeno no emerge emergent ntee qu quee debe debe aborda abordarse rse metodologicamente en el marco de las ciencias que estudian cada uno de esos esos estadi estadios os de la evoluc evolucion ion hu human mana: a: arqueo arqueolog logia, ia, histor historia, ia, etnologi etnologia, a, folklore. folklore. Esta investiga investigacion cion se centrara en un fenomeno protocartografico protocartografico prehispanico andino retrotraible al año 1000 DC, es decir claramente preincaico. Se tratara, la por los lugareños llamada
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Consejo Nacional de Investigaciones Cinetíficas y Técnicas y Centro de Estudios Indigenas y Coloniales, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Jujuy.
[email protected] 1 Prototopografia para expresarlo con mayor exactitud.
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Scott, Jim, “Formas cotidianas de rebelión campesina”, Studi Storici, Revista trimestrale dell‘Instituto Gramsci, 1, 1997, pp. 13-39. Simard Jacques P., “Formación, desarrollo y configuración socio-étnica de una ciudad colonial: Cuenca, siglos XVI-XVIII”, Anuario de Estudios Americanos, LIV-2, Julio-diciembre, 1997, Sevilla, pp. 413445. Spalding, Karen, De indio a campesino. Cambios en la estructura social del Perú colonial, Insituto de Estudios Peruanos, Lima, 1974. Stern, Steve J. (comp.) Resistencia, rebelión y conciencia campesina en los Andes, siglos XVIII al XX, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1990. Zanolli, Carlos, “Rezo por nosotros. Las cofradías de indios de San Antonio de Humahuaca”, Buenos Aires, 2000.
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Problemas de escala: planos, cartas, mapas, itinerarios, catastro
La escala es la relación entre una medida real en el suelo y la medida que se le atribuye en el dibujo del plano o mapa. En estos mapas primitivos la escala no se explicita y hay que deducirla. Ello porque el levantamiento cartográfico no se realiza con metodos exactos o matemáticos. Observando el conjunto de petroglifos protocartograficos de la Provincia de Salta y el especimen de Jujuy (el mencionado de Barrancas) se llega a la conclusión que son “planos” con rasgos de “mapa”. El concepto arquitectonico de “plano” es el de “representacion gráfica de la seccion horizontal de una construcción”. El concepto topografico de “mapa” es el de “representacion convencional que se hace en un plano de los accidentes del terreno, las divisiones politicas, sus caracteristicas meteorologicas y economicas”. La “piedra Mapa” que se esta tratando por su escala reducida ( 1:100 aproximadamente) entra en la categoria de “plano”. Un plano tan exacto como el de Barrancas realizado en el soporte piedra no se conoce en el Noroeste argentino. La exigencia de exactitud puede estar indicando la necesidad de una determinada familia que alli habitaba de marcar su propiedad, haya sido esta consuetudinaria o formalmente establecida. De aquí se pasa al concepto de “plano catastral”: un catastro es un censo o recuento de fincas o predios, un mapa catastral es una representacion grafica de los alcances de una finca. Una finca o predio agrícola es lo mas proximo a lo que se puede apreciar en la piedra de Barrancas, por ello no se habla de comunidad sino de familia que detenta un bien inmueble: un segmento del valle. Esto parece raro, partiendo que siempre se da por sentado que en epoca precapitalista la propiedad de la tierra era comunitaria. Representar un derrotero o itinerario, es decir una carta 3 caminera lleva a escalas mucho mayores y a deformaciones y convencionalismos que tambien se ven en los petroglifos, aun en el mismo sitio arqueologico de Barrancas. El problema de los volumenes: maquetas y modelos
Como el indígena no estaba constreñido a convencionalismos, con fluidez echa mano a distintos recursos de representacion como seria la tercera dimension. De esto resulta la propiamente dicha “maqueta”: 3
Carta es sinonimo de mapa
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“reproduccion a escala reducida aunque conservando las proporciones y aspecto”. El tema “aspecto” es importante pues el indigena en su petroglifo trata de enriquecer lo meramente geometrico con representaciones biomorfas que ilustran sobre la flora y fauna y los usos que se dan a los distintos predios. El concepto de “modelo” o “modelo reducido”, en el caso en estudio el “modelo reducido de una finca del rio Barrancas en el año 1000 DC”, conlleva la idea de que la instalacion reducida funcione igual que funciona el original. Aquí se entra al tema de los usos, la funcionalidad del arte rupestre. Es de inferir que dentro de los predios reducidos de la “Piedra Mapa” se realizaran propiciaciones, libaciones, se desplegara un ceremonialismo tal como se hace hoy en sectores especificos de las fincas. De alli el aspecto gastado de la faz grabada, con canaletas que efectivamente debian llevar agua, cuando las lluvias, igual que conducirian el agua las acequias del predio familiar. El aspecto utilitario de la protocartografia andina lo ha abordado tambien Navamuel (1997 :14-17), en especial en relacion con el arte rupestre y las cupulas de Las Juntas ( Guachipas, Salta) . Si se toma el bloque de la “Piedra Mapa” en su conjunto se ve que en su faz vertical que se orienta al Norte tiene muchisimas representaciones de camelidos en distintas posiciones, casi juxtapuestos. En un angulo (el que ahora se orienta hacia la ruta) presenta una manija tallada. Todo esto le da al ejemplar las caracteristicas de roca conmemorativa en la cual se destaca la existencia sedentaria que permitio el despliegue de una verdadera escultura litica. El problema del horadado de la roca: las asas o manijas
El soporte rocoso elegido es apto para tallas diversas incluso para lo más dificil que es horadar hasta atravesarlo. Pero no es una mera perforacion biconica, sino que se asimila a un asa o manija. Esto se ve en un angulo de la Piedra Mapa y también aparece en varias lajas de la misma materia tobacea en Tucute, un sitio arqueológico a 30 km. de Barrancas (Albeck y colaboradores, 1998:239). La primera idea que surge para interpretarlas es la necesidad de amarrar algo, haciendo que el bloque actue de punto fijo y de peso a la vez. En el caso de Barrancas, con la asociación al arte rupestre que no se da en Tucute, la funcion caería en la esfera de lo religioso. Los primeros " dueños" de Barrancas
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El nombre de Barrancas se menciona a partir del siglo XVII en pleitos, documentos de cabildo, inventarios y testamentos de españoles y criollos quienes fueron “dueños” de esas tierras entregadas al comienzo como retribucion a servicios prestados a quienes estaban al Real servicio de la Corona de España. Tenían derechos de disposición y hereditarios esperándose que se efectuaran trabajos de colonización, mantenimiento de la defensa de las tierras a la par que asegurasen el ingreso de rentas para que España pudiera sostener su sistema económico. Este reparto de tierras constituye el antecedente directo de la formación de las haciendas, grandes extensiones de tierra en manos de un sólo propietario (en este caso la familia Ovando-Campero) donde debían trabajar los “indios” ( Madrazo, 1982: 68-69), los primeros “dueños” pasan a estar subordinados a un patron, sin mayores notificaciones. Los llamados “indios” sin embargo estaban enraizados en sus valles desde antes que la Corona española repartiera sus tierras. Y el Valle de Barrancas no es una excepcion: si bien no cuenta con una “ciudad prehistorica”4 esta lleno de indicios de una densa ocupacion prehispana. Cual era su nombre en la prehistoria es un punto no comprobable. En esta zona del departamento Cochinoca hubo una especial preocupacion por borrar los toponimos indigenas: rio de las Burras, Rinconadillas, Honduro, Pozo Bravo, Laguna, Torre, Colorados, Abra Blanca, Cerro Azul, por solo citar un puñado de nombres de lugares en idioma castellano. El valle demostro ser muy apto para la invernada de ganado caballar, mular y bovino, con el antecedente de que antes tambien era ideal para la cria del unico ganado que tenia el puneño: las llamas. El Marques de Yavi o Tojo lo codiciaba y asumio a sus ocupantes, los “Cochinocas” como sus encomendados. Tambien los integro a la fe cristiana a traves del curato de Casabindo 5. La cristianizacion de los puneños antiguos esta marcada en varios lugares con arte rupestre en los que se ven cruces, altares, iglesias. Sin embargo continuaron habitando dispersos, ya que la construccion del pueblo de Abdon Castro Tolay data de comienzos del siglo XX. No se 4
Gran poblado con 3000 habitantes o mas que vivian conglomerados como en Santa Rosa de Tastil o Quilmes 5 Distintos autores abordan este tema entre otros Cruz (2001).
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cuenta con planos catastrales de epoca española, ello no era necesario porque los bienes eran reconocidos extrajudicialmente, no existían mayores procedimientos de tasacion y de palabra y gracias a la cosmografia6 se aceptaban linderos sin mayores criticas. De esta situación surge el intrincado problema fronterizo en la zona de Salinas Grandes entre Jujuy y Salta, aun no resuelto (Uriondo Tochon, 1966), problema que involucra la parte sur o final del valle de Barrancas. Tal vez podría decirse, a traves de dos petrograbados paradigmaticos que se encuentran en el valle 7, que los antiguos cochinocas tenian mayores preocupaciones catastrales. Volviendo a ellos, a los primeros dueños, puede decirse que con capacidad de abstraccion y sintesis debieron no solo ocupar el valle sino también representarlo para poder transmitir ese conocimiento a sus descendientes. De aquí a mejorar su calidad de vida debio haber un pequeño paso, que lamentablemente fue interrumpido por el español. A partir de la experiencia de “encomendados” pasaron a la de espectadores de un continuo transito hacia y desde Bolivia, ayer como hoy, cuando el valle se usa como corredor en el trafico de hojas de coca.
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Cicarelli demuestra que observaciones astronomicas como poniente, levante o naciente, sol de mañana o sol de tarde etc... eran en epoca colonial absolutamente de tener en cuenta en la delimitacion de los campos (1998: 7). 7 La llamada Piedra Mapa y el Camino al Alto Peru.
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Anexo. Ficha tecnica de la Piedra Mapa
Subsitio dentro de la reserva Barrancas: Barrancas Antigal Tipo de soporte: bloque caido de toba 8 con una faz principal de 29° de inclinacion. Acceso: a pocos metros de la Ruta Provincial 75 en su mano izquierda si se transita en dirección norte. Estado del especimen: tiene patina muy fuerte, hay meteorizacion química aunque sin diaclasas. La roca contiene clastos de hasta 10 cm de diametro. Los grabados están muy erosionados con liquenes instalados en su interior. Parece faltar un trozo de borde por daño antropico intencional. Orientación: si bien tiene aspecto de mesa se orienta ligeramente hacia el Este Descripcion: Panel A, coincide con la cara Este. Es una composición organizada para ser vista de frente y desde el lado largo y mas caido del hipotetico rectangulo . Se aplico grabado plano o lleno 9, grabado en linea10, grabado circular o en cupula11. Se cuadriculo la superficie en 16 compartimentos. Dentro de 11 de ellos se volvio a profundizar el grabado para indicar llamas, avestruces y una figura humana. Los cinco cuadrados centrales estan unidos por un surco ancho que remata en cupulas y tiene otras cupulas en toda su extension. Entre los cuadrados hay conexiones o aberturas. Hay dos rectangulos rebajados por dentro, mas pequeños y sin figuras en su interior, en el borde derecho del mapa. De estar la representación en una escala 1:100 se trataria de una finca de 120 metros de lado o sea una hectarea y un cuarto. Panel B, coincide con la cara Norte del bloque de 90 °. Es una composición con el motivo de llamas lineales y esquematicas colocadas en posicion mezclada. Tecnica del grabado lineal . 8
Ignimbrita. La palabra " toba" es mas generalizada. Caro y Cobo Vela (1993) hicieron un estudio sobre esta roca como elemento constructivo y llegaron a la conclusion que los mayores yacimientos de toba de Jujuy son los de Jama y de Abdon Castro Tolay o Barrancas. Estos autores explican que aun en tobas de alta resistencia, de 90 a 150 kg/cm 2, el tallado y el moldeo es facil. 9 Se trata del verdadero bajo relieve según Lefebre (1970). 10 Se trata de la técnica de trazos, piqueteado de sección irregular, el trazo se logra por el piquetedo con un percutor de punta aguda, el trabajo es negligente que da como resultado un trazo i rregular recto curvilineo (Lefebre, 1970). 11 Se obtiene comenzando por un pequeño hueco realizado con un percutor de punta aguda y robusta. Primero con un golpe se hace el primer hueco, luego se pule y agranda por dentro mediante la rotacion (Lefebre, 1970).
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Asa: el angulo E-N del bloque fue horadado hasta formar algo asi como una manija o agarradera. Medidas: el mapa mide 1,93 m de ancho por 1,63 m de alto. Cada cuadrado tiene 40 cm de lado, en promedio. Altura sobre el piso del mapa: 1,30 metros.
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Bibliografía
Albeck, M.E., Dip S. y Zaburlin, M.A., “El patron arquitectonico de Pueblo Viejo de Tucute”, en Cremote, María B., (comp.) Los desarrollos locales y sus territorios , Universidad Nacional de Jujuy, Jujuy, 1998, pp.223-243. Asencio, M., Iglesia R.E. y Schenone, H., Arquitectura en el Altiplano jujeño, Casabindo y Cochinoca , Librería Tecnica, Buenos Aires, 1974. Caro, J. y Cobo Vela, M., “La toba como elemento constructivo”. Taller de Capacitacion “La tierra sin cocer como alternativa arquitectónica y tecnológica”, Instituto de Biologia de la Altura, Universidad Nacional de Jujuy, Jujuy, 1993, pp.9-14. Cicarelli, Vicente E., Cuestion de limites Jujuy-Salta, Ediciones Zumarraga, Jujuy, 1998. Cruz, Enrique, “Oro, cera, trigo y Sal. Cofradias de indios en Jujuy, siglo XVIII”, en Cruz, Enrique (comp.) Iglesia, misiones y religiosidad colonial, Anuario del CEIC/1, Universidad Nacional de Jujuy, Jujuy, pp.177-203. Fernandez Distel, Alicia A., Jujuy. Diccionario Arqueologico, Impresora del Plata, Buenos Aires, 1996. Gallez, P., “La protocartografia, ciencia latinoamericana”, en La nueva Provincia, año 5, N° 236, Bahia Blanca, 1998. Lefebre, G., Typologie de la Technique des gravures rupestres pre et protohistoriques de l´Algerie non Saharienne, Alger, 1970. Madrazo, Guillermo B., Hacienda y encomienda en los Andes , Fondo Editorial, Buenos Aires, 1982. Navamuel, E., Atlas histórico de Salta, Editorial Norte Sur, Sucre. 1997. Uriondo Tochon, E., Limites interprovinciales, teoria general , Imprenta del Estado, Jujuy. 1966.
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La tierra para el que la trabaja. Fiestas y cofradías religiosas en el Jujuy colonial Enrique Normando Cruz*
En la colonia, de las tierras usadas para la cría y engorde de ganado, producción de sementeras de trigo, maíz o papa, las comunidades indígenas suelen afectar una parte para funciones no directamente vinculadas a su reproducción económica y social, se trata de generar excedente para reforzar y mantener sus relaciones con la Iglesia, hacendados y encomenderos, a través de la construcción de iglesias, la realización de fiestas religiosas y asegurando el funcionamiento de cofradías religiosas. Lo que muestra varios procesos entrelazados entre sí: por un lado, la capacidad de las comunidades indígenas para tomar simples y directas maneras desarrolladas por el Estado colonial y los hacendados y encomenderos, para extraer excedentes de las comunidades, y a la vez desarrollarlas como estrategias de salvaguarda de recursos económicos y de resignificación étnica. También la notable “extensión” y aceptación espacial y temporal, de la coacción colonial, vincula -en el juego de disputa por los recursos de las comunidades- a doctrineros y encomenderos expropiándose, con el acuerdo de curacas, gobernadores y la propia comunidad indígena. Acá se examinan estas cuestiones en el desarrollo de las cofradías, el ejercicio de alferazgos de fiestas, y en el examen de las tierras afectadas para la Iglesia, como se aprecia en los anexos del curato rectoral y en los curatos rurales de indios de San Salvador de Jujuy en el siglo XVIII. La hipótesis es que hay un acuerdo de “ expropiación colonial ” entre las autoridades étnicas, los doctrineros y encomenderos y hacendados, acerca de la legalidad de la transferencia de recursos y trabajo de las comunidades a personas ajenas a ella, a través del expediente de afectar tierras, recursos y trabajo, a instituciones que permiten reinsertar esos bienes de nuevo en la comunidad y a la vez reforzar su identidad. Tierras de Iglesia “ señaladas” y “sementeras” de cofradías en los anexos del rectoral *
Becario Posdoctoral del CONICET y Profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Jujuy.
[email protected]
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El curato rectoral de Jujuy comprende dentro de su jurisdicción las viceparroquia de Perico Iglesia de San Antonio (1660), viceparroquia de San Pedro de Ocloyas Purísima Concepción (1672), viceparroquia de Los Alisos Iglesia de San Antonio (1679), y viceparroquia de San Lorenzo del Molino (1670). Algunas de ellas tienen propiedades específicamente adjudicadas para atender la “ fábrica”12 de las capillas y servicios sacerdotales, mientras que otras cuentan directamente con cofradías para la misma finalidad, y también para la organización y realización de las fiestas del patrón de la capilla 13. Las viceparroquias de Perico de San Antonio y los Alisos de San Antonio no tienen propiedades, tierras o ganados para esas tareas, fueren administradas directamente por la Iglesia o a través de cofradías, ya que al encontrarse en una región próxima a la frontera del Chaco, pobladas de haciendas y una peonada heterogénea con cierta movilidad espacial y social, no se “ habilita” la creación de hermandades o imposición de tierras para la Iglesia. Asociaciones y fundaciones que expresan la religiosidad local, siempre y cuando se presente el prerrequisito de la “ vecindad ” del futuro cofrade, que en estos parajes no hay. En cambio, las viceparroquias de San Pedro de Ocloyas y de San Lorenzo del Molino, si destinan tierras para sementeras de la “fábrica” de la Iglesia y construcción de las capillas, o también la ornamentación del templo, provisión adecuada para los servicios sacramentales y realización de las fiestas religiosas de las capillas y cofradías. Tal vez por contar con una población indígena más “ estable”, alrededor de una encomienda o doctrina de indios, que en el siglo XVIII “ sirve” y “asiste” en las haciendas del paraje. Las tierras “señaladas” de la Iglesia en la viceparroquia de Ocloyas
La viceparroquia de Ocloyas esta poblada por indígenas ocloyas de la antigua doctrina administrada por los franciscanos en el siglo XVII. En el XVIII se constituye como pueblo de indios, con tributarios y arrenderos de los hacendados del paraje. Ocloyas tiene una capilla a la que la propia comunidad de indígenas le adjudica y “ señalaron” parte 12
La “ fábrica” de la Iglesia colonial americana es la renta, recursos, administración, y empleo de fondos para repararlas y costear los gastos generales del culto. 13 “ Autorización para formar la cofradía de la Purificación y Copacabana en San Lorenzo del Molino y títulos de las viceparroquias e Iglesias de la Parroquial de esta ciudad de San Salvador de Jujuy, Jujuy, 1637- 1723,” (AOJ, 6: 9 (carpeta 2, doc. 73)).
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de “ sus tierras”, para “el costeo del vino y sera, para misas, por ser pobre la capilla de Ocloyas .” La mención a la propiedad “ religiosa” de las tierras de la comunidad, aparece en una causa judicial de 1791, en la cual el vecino y encomendero de Ocloyas José Joaquín del Portal, entabla una querella contra Lorenzo Revuelta 14 porque este hace comprender dentro de las mercedes de tierras a él otorgadas, las tierras que los tributarios tienen destinadas para el servicio religioso de la capilla. La certificación del cura párroco y vicario foráneo del rectoral, Tomas de Burgos, confirma lo alegado por los tributarios. Señala además, que los indios utilizan las tierras para costear el culto, como los 12 pesos anuales que se reciben del arriendo pagado por la india María Toronconta, y de cuyo ahorro se “ costea una alba y lo demas consumido en cera y vino .” Además, en las tierras de la capilla de Ocloyas se halla “ la estancia de los Catres, a tres leguas del pueblo ”, que utilizan los indios “ para que mantengan en ella sus ganados, porque las tierras que están a una legua no sirven para pastoreo .” Por todo lo cual, el alcalde de 2º voto a
cargo del juicio, recomienda que la capilla, y a través de ella sus tributarios, continúen con la posesión y propiedad de la estancia de los Catres. Para evitar futuros intentos de usurpación de los hacendados que violentan las “ graciosas” donaciones de tributarios y comunidades para la iglesia, es que luego del trámite judicial, el alcalde del “ pueblo grande de Ocloyas, José Troche” solicita que por la perdida de los títulos de propiedad de la comunidad sobre las estancias de la capilla, “ se deslinden l as propiedades que les corresponde a los indios y a los hacendados españoles ”15. Las “sementeras” de las cofradías en la viceparroquia de San Lorenzo del Molino
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Lorenzo Revuelta fue capitán del fuerte de Ledesma entre 1789 y 1791. Por sus servicios militares y destreza comercial adquiere varias propiedades y haciendas en Jujuy. 15 “Causa civil entre José Joaquín del Portal y Lorenzo Revuelta, Ocloyas- Jujuy, 1791,”(ATJ, 61bis: 1956).
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La viceparroquia de San Lorenzo del Molino comprende la hacienda del Molino propiedad de los jesuitas hasta comienzos del XVIII, la hacienda de Yala propiedad del vecino Alonso de Tobar y la hacienda de San Lorenzo propiedad de los herederos de Juan Ochoa de Zarate, sobre cuyas tierras se construye la capilla y funcionan las cofradías. Todo el paraje de haciendas se halla ubicado a 5 kilómetros de la ciudad en el límite de la jurisdicción entre el curato de Humahuaca y el rectoral. La atención del anexo está a cargo de los curas de la matriz, que a veces se encargan personalmente de hacer las fiestas, y que siempre están al cuidado de administrar los bienes y la fábrica de la capilla16. Si la viceparroquia de Ocloyas cuenta con tierras de la comunidad para la fábrica de la Iglesia, la viceparroquia de San Lorenzo del Molino comprende dos cofradías: Purificación y Copacabana y San Lorenzo del Molino. Cofradías que comienzan funcionando como una sola en 1637 con el nombre de cofradía de la Purificación y Copacabana en San Lorenzo del Molino y, alrededor de 1670, se desdobla en dos para continuar su vida hasta por lo menos 1730. La cofradía de la Purificación y Copacabana se funda el 7 de julio de 1637 bajo la advocación de la Purificación 17 y Copacabana. Con el consentimiento explícito de don Pedro Chavucar, curaca principal de los indígenas Yalas, y de don Juan Ochoa de Zárate, el encomendero y propietario de la hacienda. Las autoridades eclesiásticas junto a las autoridades indígenas, el encomendero y los tributarios, disponen como estatutos de gobierno de la hermandad lo siguiente: “Que los hermanos que quisieran entrar, lo hagan a tres pesos los vivos y a cuatro los muertos. Item que cada año se ha de celebrar la fiesta de la Purificación y el domingo siguiente a la dicha fiesta, porque en esta ciudad se hace la fiesta y el cura reciba seis pesos de limosna. Cada vez que muera un hermano se lo acompañara con la cera y pendón de la cofradía haciéndose en la iglesia el 16 “ Autorización para formar la cofradía de la Purificación y Copacabana en San Lorenzo del Molino y títulos de las viceparroquias e Iglesias de la Parroquial de esta ciudad de San Salvador de Jujuy, Jujuy, 1637- 1723,” op. cit. 17
Dado que la fiesta que se celebra el día de la Purificación de Nuestra Señora se llama de la Candelaria, a veces se denomina a esta cofradía como de la Candelaria.
18 entierro y mandarle decir una misa resada de cuerpo presente si fuera en hora de decir misa y sino al día siguiente por el dicho cura o sacerdotes. Item los mayordomos pidan limosnas en su comarca. Los mayordomos hagan una sementera de dos fanegas de trigo para el aumento de la cofradía y media fanega de sementera de maíz. Admitan a todos los españoles y naturales que (roto) ”18.
En 1670, el anexo de San Lorenzo del Molino está bien provisto con una cofradía: Purificación y Copacabana, un cuerpo de autoridades (mayordomos y alfereces) que costean y realizan la fiesta del anexo, y también cuenta con las sementeras asignadas para generar recursos con los que ayudar a los mayordomos de fiesta y cofradías, y solventar los gastos directos de la capilla. La prosperidad que parece reinar en el anexo, lleva a que se plantee la posibilidad concreta de duplicar el cuerpo de autoridades para costear y organizar las funciones religiosas y asignar trabajo. Por lo que se desdobla la cofradía en dos. Como da cuenta la visita oficial Andrés Calvo de Mendoza del 20 de septiembre de 1683, que reconoce como bien provistas y “ en orden y limpieza de la viceparroquia de el Molino ”, confirmando las gracias concedidas a la capilla y reconociendo que desde hace tiempo funcionan muy bien las dos cofradías del paraje. En el siglo siguiente, el 20 de enero de 1718, el doctor Joaquín José Calvimonte cura rector de la Matriz, reconoce las constituciones de la viceparroquia de la hacienda de San Lorenzo del Molino “ donde esta fundada la cofradía de Nuestra Señora de Copacabana y la del Señor San Lorenzo ”, y confirma sus constituciones dentro de las obligaciones
que como cura rector tiene en la administración y control de los bienes y asociaciones de las viceparroquias del curato. Sin embargo parece no cumplirlas adecuadamente, pues en 1726, el visitador Antonio Suárez le recrimina que: “el cura rector Joaquín José Calvimonte, no ha manifestado el libro de la cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria y del glorioso San Lorenzo, y constare que cada año hace las 18
“ Autorización para formar la cofradía de la Purificación y Copacabana en San Lorenzo del Molino y títulos de las viceparroquias e Iglesias de la Parroquial de esta ciudad de San Salvador de Jujuy, Jujuy, 1637- 1723,” op. cit.
19 dos fiestas, y que la iglesia no tiene ni cera ni vino y que las rentas de fábrica todas entran en poder del cura ” 19.
Ordenando que en el plazo de 12 días, Calvimonte rinda cuentas de los bienes y limosnas que ingresan por las fiestas de las advocaciones en todo el curato, y no sólo de esta, sino de todas las demás capillas de las viceparroquias: “ para que los sacerdotes puedan celebrar para alivio de las almas, que por ausencia de cera y vino no celebran y que el cura rector de el dinero a los patrones de las capillas y solo se quede con lo de sus servicios, y lo mismo se observe en los entierros por razón de fábrica, todo lo cual cumplirá .”
A lo que responde el cura rector que tiene “ con decencia y limpias las capillas a su cargo ”, y que la solución de la atención a la fábrica de las capillas no debe provenir de él, sino de las autoridades superiores, que deben “asistir ” a cada viceparroquia con un sacristán, y respecto de la “ fábrica”: “ reedificarlas a costa de lo que cada una de ellas tenga de rentas” y de las personas y herederos de aquellos que solicitaron la licencia de erección. Poniendo a un lado su responsabilidad en la realización y costeo de las fiestas, bautismos y casamientos, y sobre todo, en la construcción y reparación de la capilla. Negándose a que la administración y percepción que tiene de los recursos generados por las cofradías y alferazgos de fiestas, se vuelvan a reinsertar dentro de la comunidad; y haciendo responsable de las obligaciones económicas para con la viceparroquia, a las autoridades del lugar: el curaca indígena y hacendado, y en el fomento de los bienes, a las cofradías y alferazgos, que para esos años no sabemos si todavía funcionan. Las “sementeras” y limosnas de Alferazgos en Nuestra Señora del Rosario de Iruya
En 1706, en el curato de Humahuaca, valle del Rosario de Iruya (por la advocación a la que se rinde culto en el paraje), la feligresía indígena y el alférez mestizo Bernardo Madrigal, consiguen logran que las 19
“Visita y aprobación del 15 de marzo de 1726 del visitador Maestro Antonio Suárez en nombre del obispo Sarricolea y Olea”. En “ Autorización para formar la cofradía de la Purificación y Copacabana en San Lorenzo del Molino y títulos de las viceparroquias e Iglesias de la Parroquial de esta ciudad de San Salvador de Jujuy, Jujuy, 1637- 1723,” op. cit.
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autoridades eclesiásticas autoricen la convocatoria y elección de autoridades para la realización de la fiesta patronal 20. Así, el bachiller Julián Jacinto de la Rosa Barra y canelón, en la visita al paraje y pueblo de Iruya, dice que: “en la fiesta de Nuestra Señora del Rosario se juntaron todos los comarcanos y me pidieron les eligiese mayordomos y diputados para el año venidero de 1707, por no haberse celebrado más dicha devoción sin mayordomos y por que se aparroquie y baia en aumento su devoción, hice las elecciones en la manera siguiente.”
La devoción y adhesión social que la fiesta de Nuestra Señora del Rosario tiene en la comunidad de Iruya es importante, participan en ella, gran parte de los residentes del paraje que se ofrecen como autoridades de fiesta, dando elevadas limosnas en efectivo. Por e so, dos años después, y ante el notable éxito social y religioso que la convocatoria de autoridades para la fiesta tiene en la feligresía del paraje, la fiesta del Rosario es autorizada a funcionar como cofradía, con el nombre de Nuestra Señora del Rosario de Iruya, y el vicario del obispado del Tucumán estipula en detalle las obligaciones que cofrades, autoridades y feligreses de Iruya tienen que cumplir para que funcione la hermandad: 1º. Sino se hacen las “ sementeras” entregadas a la devoción, los mayordomos deben costear la realización de la fiesta de su peculio. 2º. En caso de que malos temporales arruinen las “ sementeras” de Nuestra Señora del Rosario, los mayordomos no están obligados a “ más de lo que junten de limosna ”. 3º Se deben realizar obligatoriamente las 12 misas por la devoción, 11 en cada mes a 6 pesos cada una, y la del mes de la fiesta con víspera y procesión a 12 pesos. 4º Luego de realizarse la fiesta, se “ señalaran” los mayordomos y priostas del año siguiente. 5º En caso de que el cura vicario de Humahuaca no pueda concurrir a celebrar la festividad, se autoriza a los mayordomos y feligreses a contratar uno al efecto. 20
“Cuaderno de las fiestas y elecciones de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario, Iruya- Jujuy, 1708-1732,” (AOJ, caja 8, carpeta 12, documento 640)
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6º Se autoriza a los mayordomos a “ pedir limosna” en toda la jurisdicción que corresponde al beneficio de Humahuaca. Provistas adecuadamente, la cofradía y fiesta del Rosario, funciona ininterrumpidamente hasta por lo menos 1732, con un detalle similar de autoridades entre la cofradía y la fiesta del Rosario. De los bienes que recibe la fiesta y la cofradía de Nuestra Señora del Rosario de Iruya para su funcionamiento, las “ sementeras”21 señaladas en primer lugar para la festividad y luego para la cofradía, se extraen varias cargas anuales de trigo y papa, además de sembrarse ocasionalmente paja para hacer ladrillos de adobe. Además la cofradía cuenta también entre sus bienes, una porción de lo que se recauda de los diezmos de la región 22. La semilla que se utiliza para cultivar las “ sementeras”, a veces es entregada como limosna por quienes resultan elegidos como autoridades; lo mismo sucede con parte de la ornamentación sacerdotal y los adornos e insumos para el culto, que suelen “ prometerse” de un año al siguiente. En una elección que no figura la fecha Francisco Atacama da dos libras de cera de limosna, el mayordomo mayor Francisco Atacamas 8 varas de cinta, Crespín Madrigal, que sale de ayudante mayor, 6 cargas de semilla, el mayordomo menor Eugenio Madrigal una cruz de plata, Francisco Bargas, que sale de ayudante mayor 1 marco de plata y vinagrera y el procurador mayor Lorenzo Lamas, 2 varas de cinta partida. En la elección del 18 de febrero de 1716, un tal Roque promete “ 2 varas y media para el amito23” y Roque Madrigal le promete a la virgen que entregará 4 varas de cinta ancha para el cíngulo 24. 21
Todo tipo de tierra sembrada, con trigo, maíz o tubérculos. Es costumbre en los curatos rurales de indios que los curas doctrineros y de pueblos de indios traten directamente el cobro y administración de los diezmos. En su testamento, el licenciado Francisco Javier del Sueldo, clérigo presbítero, declara tener comprados los diezmos y veintenas de los tres curatos de Jujuy, de Humahuaca, Cochinoca y Santa Catalina. “ Declaración de Francisco Javier del Sueldo al doctor 22
Pablo de Hallende, cura rector propietario, vicario foráneo y juez eclesiástico de diezmos, Jujuy, ¿1730?,” (AOJ, 27 (10-1) 7). Para 1731 el testamento del doctor José
de Tovalina y Ayala, cura del beneficio de Casabindo y Cochinoca, reconoce que debe 200 pesos de arrendamientos de los diezmos al obispado. “Testamento del doctor José de Tovalina y Ayala, Jujuy, 1731,” (ATJ, 33: 1091). 23 Lienzo fino cuadrado y con una cruz en medio, que el sacerdote se pone sobre la espalda y los hombros debajo del alba para celebrar los oficios divinos. El alba es una vestidura o túnica de lienzo blanco que sacerdotes diáconos y subdiáconos se ponen sobre el hábito y el amito.
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El manejo de los bienes de la cofradía del Rosario es similar al que realizan los curacas y curas de Humahuaca (Marquez Miranda, 1947; Zanolli, 2000). En la primera elección y rendición de cuentas de 1708, aparece que la producción de las sementeras, es utilizada por el alférez Madrigal para sus propias transacciones o consumo, y que devuelve luego de un tiempo a la cofradía, pero en bienes y adornos para el culto. Bernardo reconoce, que por 13 cargas de papa, le paga a la cofradía con 5 libras de cera, una lana de ruan 25 con sus puntas y 12 varas de cinta, una en sarda. Surge la pregunta si las promesas de limosnas que mencionamos anteriormente, (y que registran los libros de cuentas), obedece a este mismo caso de uso de los recursos agrícolas de la cofradía de parte de los cofrades, o bien, son préstamos directos, como el que solicita Juan Díaz Zambrano el 17 diciembre de 1716: “digo yo el capitán Juan Díaz Zambrano, que si la Santísima Virgen del Rosario me diere mil pesos en oro o en plata le prometo sincuenta pesos en plata corriente de a ocho reales y una corona de oro masiso. Además le prometo a la reina de los Angeles veinticinco pesos en una manta de alba, y lo que sobrare en plata en lo que faltare de la iglesia.”
En 1723 comienza a decaer el afán asociativo y caritativo de los cofrades de Nuestra Señora del Rosario, fiesta y cofradía que son funcionales a la economía de Iruya. Según indica el doctor Joaquín José Calvimonte 26, las fiestas en las que se presentaron hasta 6 candidatos, han decaído notablemente, por unas “ pestes” que matan a muchos “antiguos mayordomos ”, y que también reduce el personal indígena aplicado a las “ sementeras” de la devoción. Por eso, desde 1724, las honras religiosas y económicas al Rosario, regresan a su formato original de fiesta, hasta que en 1732 finaliza el registro. ¿Adaptación en resistencia o expropiación? 24
Cordón o cinta de seda o de lino con una borla a cada extremo que sirve para ceñirse el sacerdote el alba cuando se viste. 25 Tela de algodón estampada en colores. 26 “ Abogado de la Real Audiencia de La Plata, cura rector vicario, juez ecl esiástico y de diezmos y Comisario de la Santa Cruzada de la ciudad de San Salvador de Jujuy, y Visitador General de todo el obispado del Tucumán por el ilustre señor Doctor Don Alonso del Poso y Silva del consejo de su Magestad ”.
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Dice Scott que “dentro de las formas cotidianas de resistencia campesina contra los que procuran extraer de ellos trabajo, comida, impuestos, rentas e intereses; encontramos la resistencia cotidiana y los enfrentamientos directos” (1997: 16). El florecimiento de cofradías,
fiestas y la afectación de sementeras para la fábrica de capillas o para colaborar en costear esas funciones, se explica en parte por el concepto de “resistencia cotidiana”. La cofradía es una institución netamente hispánica, entonces en pleno florecimiento en la Península, que acentúa el control eclesiástico y estatal sobre las comunidades indígenas, limitando la capacidad de maniobra de sus autoridades étnicas. Como las comunidades indígenas y los naturales adscritos a una cofradía producen ganado y cereales exentos de diezmo, pueden transferir una parte al pago de tributos y al sostén de los servicios eclesiásticos, altamente onerosos para sus economías. Este es el motivo por el cual las aceptan y promueven, porque también pueden asumir en ellas cierto control sobre recursos de alta demanda como la sal y hacer retornar a la comunidad recursos y trabajo que de otra manera saldría de ella. Además porque pueden recrear en las hermandades religiosas solidaridades étnicas gravemente alteradas por su participación en el comercio regional. Como las autoridades étnicas se desempeñan como mayordomos y alférez de las fiestas patronales y de las cofradías, pueden recuperar una parte de su tradicional prestigio, a veces gravemente devaluado por sus vínculos con el poder colonial 27. A veces los propios curacas promueven la celebración, formación y prestación de servicios cofradiles y de fiesta para controlar la esfera religiosa, hegemonizar y conservar así sus privilegios económicos, sobreviviendo con una apariencia cristiana, la ideología que legitima su status social y poder político (Burga, 1990: 589). Pero nunca renuncian completamente a su cultura y religión. Todo esto remarca la existencia paralela de dos concepciones religiosas no excluyentes, que funcionan en armonía en la vida sociorreligiosa de la comunidad indígena. En paralelo con el uso que hace la comunidad y las autoridades étnicas de cofradías, fiestas y “ sementeras aplicadas” a la Iglesia, otro actor social ejerce presiones económicas y extraeconómicas a través de ellas: 27
Sobre las estrategias de los curacas del mundo anadino para reconstruir su devaluada autoridad, confróntese Spalding,, 1974; Choque, 1987; Adrian, 1997; Burga,1990; Platt, 1982; Saignes, 1987, entre otros.
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los curas doctrineros también se valen de las cofradías y de las fiestas para acumular bienes y capital que les permitan desempeñarse como verdaderos “curas empresarios ” (Stern, 1986:87) y diluir su acción evangélica en negocios 28. Para este uso de los recursos y del trabajo de la comunidad, reciben la colaboración ambivalente de curacas y gobernadores de pueblos indígenas, quienes cuando el nivel de explotación supera los límites tolerables de reproducción social de la comunidad, encabezan la resistencia violenta, a veces mediante juicios o con una especie de desobediencia civil a las presiones eclesiásticas. Esta ambivalencia de las autoridades étnicas no sólo se vincula con su “ladinización” mercantil, sino también con el fuerte carácter hispánico de las instituciones en las que cuales se comunican con el “ otro” expropiador de excedentes. Las cofradías son así un espacio compartido y básicamente consensuado (aunque no exento de conflictos) entre las autoridades étnicas y los curas doctrineros. Permitieron el florecimiento de dos estructuras paralelas y casi complementarias: por un lado, la reconstitución étnica y la reconstrucción comunitaria, y por el otro, llevan los excedentes comunitarios al Estado, a través de su agente sacro el cura doctrinero. Muestran claramente el sentido de la “expropiación” colonial, mediando el acuerdo entre las comunidades, el cura doctrinero y las autoridades étnicas, sobre la legalidad de la expropiación para la utilidad pública. No sucede lo mismo en el espacio social de la vida cotidiana y de las fiestas religiosas, relacionadas con el nacimiento, matrimonio y muerte, donde los obvencionales, diezmos eclesiásticos y sostenimiento de alferazgos, son un lugar excluyente del “otro” expropiador de excedentes, y por lo tanto un lugar privilegiado de la disputa de intereses muchas veces contrapuestos, en el marco
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También hay que tener en cuenta que la alta jerarquía eclesiástica en el virreinato del Perú se cobra de la recaudación de diezmos, mientras que los beneficios de los curas de doctrina provienen de los sínodos, primicias, obvenciones y servicio personal de los feligreses, a lo que se agregan los servicios, bienes y producciones de las cofradías. El sínodo es percibido como sueldo por todos los curas, sólo que el del doctrinero proviene del tributo, y el del cura de parroquias de blancos y mestizos, del ramo de diezmos (Sala: 1993: 138). A estos ingresos legales hay que sumar los del control directo de tierras, bien del común, bien de determinados miembros de este, bien de cofradías o la propia doctrina que administra (Acosta, 1982: 117-149). Finalmente los curas interinos perciben un haber correspondiente a cuatro meses de pago de sínodo aparte de las demás rentas directas de la doctrina.
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pleno de una “ sumisión pactada”, una “ resistencia cotidiana” y a veces una “adaptación en resistencia”29. Autoridades elegidas y limosnas aportadas para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario de Iruya Cargo Mayordomo mayor
nombres y apellidos Esteban González
Limosna 11 pesos
Ayudante mayor Ayudante Ayudante Priosta mayor Priosta menor Ayudanta ¿?
Carlos Velásquez Francisco Madrigal Francisco Media Andrea Madrigal María Mendibira Petrona Madrigal Isabel Ponce
6 pesos 5 pesos 5 pesos 5 pesos 5 pesos 3 pesos 5 pesos y una libra de cera
Autoridades elegidas y limosnas ofrecidas en la cofradía de Nuestra Señora del Rosario de Iruya (12 de octubre de 1720) Cargo
Nombre y apellido limosna
Mayordomo Mayor
Pedro Baños
3 pesos y 1 libra de cera para la iglesia “fuera de lo demás que ofreciere para la fiesta” Mayordomo Menor Nicolás Madrigal “por estar ausente no se asienta lo que ofrece” Ayudante de Alberto de ¿? Mayordomo Altamirano Priosta Mayor Juana Madrigal ¿? Ayudante Isabel Díaz 2 pesos en plata Ayudante Isidora de Saavedra 1 peso ¿? (Inés Madrigal) Hija (1 libra de cera) 1 peso ¿? Cristina Sissa 3 corderos o borregos
Bibliografía
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El reconocimiento que hace Funes en 1791 del libro de fábrica del cura de Rinconada Torino, consigna el siguiente resumen general: “Por entierros generales--- 881 pesos. Por Fiestas Generales--- 3578 pesos. Fiestas del anexo de San Juan --- 579 pesos. Por los oleos generales--- 231. Oleos de las viceparroquias--- 38 pesos 4 reales. Capellanías de una fincas que se alquilaban--- 168 pesos. Suman en total--- 5475 pesos 4 reales.” Por lo que, en la cabecera del curato y en la viceparroquia de Río de
San Juan, los ingresos por fiestas superan ampliamente a los otros en la proporción de un 75 %. “Visita de Gregorio Funes a los curatos de la Puna por el obispo Angel Mariano Moscoso y Peralta, visita a los libros de fábrica del curato de Rinconada, Rinconada, 1791,” (AOJ, 1-64).
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