Análi nális sis pro rogr gram ama a Puente ente.. Un progr gram ama a de interv terven enci ción ón,, diseñado para dar apoyo psicosocial a las familias que viven en condiciones de extrema pobreza Capital social Hace aproximadamente dos décadas, el concepto de Capital social ha sido integrado al debate y discurso sobre el desarrollo, en términos de un activo activo de cooperación cooperación,, reciprocid reciprocidad ad y confianza confianza,, prese presente nte en norma normas s y valores, y en las relaciones sociales de ciertos grupos. El concepto ha puesto en relieve la necesidad de generar nuevas propuestas para desarrollar una concepción más integral acerca del sustrato social sobre el cual se asientan los actores económicos, y conduce a revalorar el papel central de instituciones y organizaciones basadas en estos aspectos de la sociabilidad, con el fin de facil facilita itarr la suste sustenta ntabi bili lida dad d de los los inten intentos tos para para la supe superac ració ión n de la pobreza. Bajo el supuesto de que la pobreza es un fenómeno multifacético, el capital social supone su uso instrumental instrumental para las políticas políticas públicas públicas , en cuan cuanto to pret preten ende de reso resolv lver er las las crít crític icas as haci hacia a un mode modelo lo sesg sesgad ado o de intervención, unidireccional y economicista. Desde la antropología y la sociología, se ha enfatizado en la posibilidad de estimular el capital social desde el nivel local hacia la conformación de una sociedad sociedad civil fortalecida fortalecida en participac participación, ión, gestión, negociación negociación y concertación. En el documento “Un sistema de indicadores para el seguimie seguimiento nto de la cohesió cohesión n social social en América América Latina” Latina” (CEPAL, (CEPAL, 2007), 2007), se señala que “el capital social es una condición necesaria para la cohesión, por cuanto cuanto esta última requiere requiere altos altos niveles niveles de intera interacción cción y cooperaci cooperación ón entre los ciudadanos, grupos e instituciones” . Asimismo, el capital social en sí, debiera entenderse como una red de relaciones interpersonales que se basa basan n en el reco recono noci cimi mien ento to,, la memb membre recí cía a grup grupal al,, y en obli obliga gaci cion ones es percibidas subjetivamente. Así, el documento elabora tres indicadores del capital social: A) cual la defin definen en como como “el “el conju conjunto nto de expe expecta ctativ tivas as Confianza: la cual socialme socialmente nte aprendi aprendidas das que las persona personas s tienen tienen con respecto respecto a los otros otros
individuos, a las organizaciones e instituciones y al orden moral y social” (Ibíd.) B)
Redes informales de apoyo social: lo cual se define por la calidad de los lazos sociales y por la dispersión de los elementos de la estructura social.
C)
Participación ciudadana: aquí se da a entender que en una sociedad con capital social se debería observar una amplia participación de la ciudadanía en las organizaciones políticas y sociales, en lugar de observar una actitud de indiferencia ante ellas.
Frente a este tema, Chile se enmarca dentro de la tendencia Latinoamericana, de políticas sociales marcadas por lógicas del tipo centralista, asistencialistas y carencialistas, como lo ejemplifica Bengoa (1996) en una de sus publicaciones. ¿Por qué? Podemos hablar de lógicas como las mencionadas anteriormente, en primer lugar se puede decir que son del tipo centralistas, ya que las políticas sociales, en la mayoría de los casos, son diseñadas, planificadas y monitoreadas desde un gobierno central, según lo cual a nivel local, entiéndase Municipalidades, no le corresponde otro rol que el de ejecutar. Cuando decimos que son del tipo asistencialistas, lo hacemos porque estas políticas sociales están orientadas a otorgar beneficios, subsidios y/o recursos materiales a los sectores que se identifican como carentes. Por otro lado, carencialista, se hace referencia a que el Estado identifica a los sujetos a los que va orientada la política social, como sujetos o sectores con carencia de recursos, sin la capacidad de tomar decisiones y sin la posibilidad de participar más allá de lo meramente instrumental. Específicamente en la experiencia de Chile, encontramos que las condiciones sociales que se comienzan a vivir en el país pos dictadura y luego de dos gobiernos de la concertación y los cambios producidos por las tendencias de la economía mundial, se transforman en una preocupación del gobierno de Ricardo Lagos. Desde la perspectiva de las políticas públicas desde el año 2000, ponen su énfasis en la cobertura y calidad de las mismas, fundamentándose en los Derechos ciudadanos, sobre la protección social, la promoción del control ciudadano. Su enfoque lo constituye la vulnerabilidad, medida a través de la ficha de protección social.
Las políticas sociales más allá de entregar ayuda material incorporan intervenciones que van en beneficio de los derechos ciudadanos y de la autonomía de las personas en situaciones de pobreza y exclusión social. “Resultaba necesario implementar una estrategia que combinara virtuosamente apoyos asistenciales y promocionales, desarrollando al mismo tiempo acciones para el mejoramiento del estándar objetivo de vida de las personas y para generar condiciones favorables a su desarrollo psicoemocional”. En esta línea se comienza a buscar la forma de llegar a las personas que más lo necesitan y que no siempre solicitan ayuda, es decir, los programas se deben enfocar a las familias en condiciones de extrema pobreza, que en el año 2002 representaban el 4,6% de los hogares chilenos. De esta manera el Ministerio de Planificación y Cooperación (Mideplan), a través del Sistema de protección social, el año 2002 crea el programa Chile Solidario , el cual se “dedica a la atención de familias, personas y territorios que se encuentran en situación de vulnerabilidad” (Chile Solidario, 2011), este programa tiene como finalidad la superación de la pobreza extrema . Se instauró la Ficha de Protección Social en los diversos territorios del país, como forma de ampliación en la cobertura del programa. Además de esta ficha se cuentan con otros dispositivos de “vinculación y acompañamiento para que la incorporación de los usuarios a la red de protección social, redunde en un uso efectivo de la estructura de oportunidades dispuestas a través de programas, servicios y prestaciones monetarias”. El programa puente, se entabla bajo éstos lineamientos de protección social cuyos ejes centrales son: 1. El capital social, con la construcción de un puente entre las familias y sus derechos. Para fortalecer el desarrollo del capital social al interior de la familia se promueven relaciones de interacción recíproca basadas en la confianza y cooperación con el fin de estimular la resolución exitosa de conflictos, problemas, inquietudes y necesidades. 2. Conectándose con redes institucionales y comunitarias, pues el capital social involucra la vinculación de la familia con su entorno social, relacionándose con sus pares, instituciones públicas y privadas, escuelas y hospitales, entre otros. Además de un Fondo regional de iniciativas, constituido con recursos públicos y privados, dirigido a financiar proyectos de servicios o beneficios que las familias requieren para alcanzar una o más de las condiciones
mínimas de calidad de vida definidas y un Jurado Regional compuesto por representantes tanto del sector público como privado que seleccionan los proyectos relevantes de la región. 3. Intervención de la crisis por medio de un apoyo psicosocial que se inicia como una búsqueda para establecer una relación personalizada con cada familia desarrollando con ellas las estrategias para conseguir mejorar las condiciones de vida, proveyendo recursos y generando oportunidades de integración social. Se desarrolla con dispositivos de intermediación, consejería y acompañamiento a las personas participantes del programa. El programa Puente se inició en el año 2002 en cuatro regiones del país: Antofagasta, Maule, Magallanes y Metropolitana. En esta primera etapa se pretendía atender a 14.000 familias. A partir del anuncio de S.E. el Presidente de la República en el mensaje presidencial del 21 de mayo de 2002, la cobertura de PUENTE se amplió a 56 mil familias en su primer año (2002) en todas las regiones del país. El programa se solventa en 10 supuestos que estimulan las acciones propias de la intervención: (1)Es necesario trabajar con un enfoque cualitativo en torno a la pobreza. (2)La pobreza tiene causas y expresiones tanto económicas como socioculturales. (3)La pobreza implica aspectos tanto materiales como aspectos subjetivos. (4)La extrema pobreza es un fenómeno que se puede revertir. (5)La extrema pobreza no impide la creación o desarrollo de capital social. (6)Una forma de desarrollo de capital social es generar o ampliar redes sociales.
es
(7)Las intervenciones pro superación de la extrema pobreza requiere de apoyos iniciales centrados en el refuerzo de aspectos psicoemocionales (8) La manera más eficaz de tender a la superación de la extrema pobreza trabajar en el ámbito de la familia.
(9)La viabilidad de una intervención social en el ámbito de la extrema pobreza depende de la existencia de operadores que trabajen directamente con las familias. (10)Los procesos que hacen posible la superación de la extrema pobreza requieren de un período de trabajo permanente y sostenido. El programa presenta una etapa de monitoreo y evaluación consistente en un sistema en línea, alimentado por los Apoyos Familiares que reúne la información sobre la familia que se genera en cada una de las sesiones de trabajo. Con esto se obtiene el estado de avance del Programa en cada comuna, provincia, región y país, así como también, estadísticas sobre las características principales de las familias participantes, del logro de condiciones mínimas a partir de la intervención, y de la movilización de recursos a favor de las familias, etc. Este trabajo con la familia debe permitirles avanzar sobre los que se han considerado los siete pilares de la vida de éstas, que el programa desarrolla durante los 24 meses de acompañamiento y apoyo psicosocial, donde cada familia al finalizar los dos años de intervención deberá trabajar 53 aspectos de su calidad de vida, permitiéndoles acceder eficientemente al logro de cada una de ellas según sus prioridades, habilidades y necesidades, los 7 pilares se exponen a continuación: 1. Identificación: esta dimensión contempla que al finalizar el programa los miembros de la familia deben haber logrado una serie de objetivos que en general están enfocados a que se cumplan ciertos deberes civiles, como por ejemplo estar inscritos en el registro civil, poseer cédula de identidad, etc. 2. Salud: En general esta dimensión contempla que los niños tengan sus controles y vacunas respectivas, que las mujeres tengan sus exámenes acordes a su edad, que las familias tengan información en cuanto salud y auto cuidado, es decir que exista un bienestar físico y psicológico dentro de las familias. 3. Educación: esta dimensión está abocada en gran parte a los niños menores de 15 años, a los que se les exige por ejemplo estar matriculados en un colegio, los niños menores de 6 años estar asistiendo a algún sistema de cuidado infantil. En cuanto a los adultos se considera que debe existir una actitud responsable y positiva ante la educación de los niños y además se contempla que los adultos sepan leer y escribir al finalizar el programa.
4. Dinámica familiar: en primera instancia esta dimensión se enfoca en mejorar la convivencia al interior de la familia en temas psicosociales (como la confianza, la tolerancia y el respeto) y en segunda instancia con la convivencia con el entorno. Además contempla que si existen problemas al interior de la familia como violencia intrafamiliar se asista a algún programa de apoyo. 5. Habitabilidad: esta dimensión está enfocada totalmente a las condiciones de la vivienda, si es que se tiene o si es que se está postulando, por lo tanto considera tanto el sistema de agua potable, de electricidad y de alcantarillado como también el entorno de la vivienda y el equipamiento básico de ésta y también el equipamiento para la alimentación. 6. Trabajo: esta dimensión se enfoca a que debe existir al menos un ingreso dentro de la familia, que ningún niño menor de 15 años abandone los estudios por trabajar y en general apunta a todo lo relacionado con el sistema laboral y con los beneficios estatales, tales como pensiones y asignaciones. 7. Ingresos: dimensión enfocada al derecho que tienen las familias de optar a un Subsidio único familiar, pensiones, asignaciones familiares, ingresos superiores a la línea de la indigencia y con un presupuesto organizado en función de sus recursos y necesidades prioritarias.
Dada la descripción del programa se visualizan los principales problemas que posee a la hora de lograr los objetivos que se mencionan en la dimensiones, uno de ellos es la excesiva dependencia que se genera con el apoyo psicosocial, que por un lado depende de la responsabilidad de la persona que desarrolla esta labor y por otro de las capacidades que ésta misma tenga, provocando que no se puedan esperar efectos equivalentes en la intervención entre una familia de una comuna y la de otra. Sobre el apoyo psicosocial (que no siempre es una trabajador social) recaen un sin número de labores, por ejemplo que las familias generen un sentimiento de confianza con los individuos a su alrededor y generen expectativas con los organismos gubernamentales. Además, estas personas deben ser el puente entre las familias y las redes sociales, es ésta persona la que a través de las sesiones que tiene con las familias, debe informar sobre sus beneficios y la oportunidad que se les entrega para que puedan acceder a otros programas. Implícitamente estos dos puntos deben generar que las
personas miembros de una familia puente, amplíen su participación social y ciudadana. Un segundo problema es la necesaria coordinación entre los organismos involucrados, dada la intersectorialidad que requiere la implementación del programa, que en la práctica podría no llegar a lograrse ya que cada organismo involucrado tiene objetivos propios. Considerando que dentro de los objetivos se plantea que en el 100% de las comunas donde se implementa el Programa se produzca una acción coordinada del conjunto de las instituciones que prestan servicios a las familias. Aún así se debe reconocer que ésta intersectorialidad es un punto positivo del programa, ya que a través de ella se ataca el problema desde diferentes ámbitos. Un tercer problema tiene que ver con las Municipalidades, las que se caracterizan por una relación con la comunidad de carácter clientelista, que se han ido creando desde una lógica más bien comercial, de intercambio de ciertos “favores”, como recursos, beneficios sociales, entre otros, a cambio de votos en las elecciones futuras. Al existir una relación de clientelismo, la participación que puede ejercer la comunidad, se restringe básicamente a una “adhesión instrumental a los grupos de poder, en el trasfondo de una cultura que privilegia la relación individual entre cliente y partido político, un fuerte componente afectivo y una reciprocidad difusa” (Quiroz, 2006). Dado lo anterior, es evidente como el clientelismo afecta directamente los procesos de democratización que llevan a cabo las sociedades, y cómo puede llevar a la disolución o manipulación de los movimientos sociales al instaurarse en la sociedad la relación usuario – proveedor, en lo que respecta a la asignación de recursos . En este sentido el programa puente puede provocar que las personas crean que los beneficios que reciben son de directa gestión del alcalde de la comuna, llegándose a utilizar el programa para fines electorales. Por otro lado tiene que ver con la evaluación de la ejecución del programa por parte de funcionarios del municipio, siendo éstos evaluados por su desempeño administrativo al interior de las Municipalidades, por parte de otros funcionarios del municipio y no por un ente externo, esto conlleva a que el pilar fundamental del programa en su ejecución no sea evaluado y no se conozcan las fallas que se pudieron producir durante la intervención, tan sólo se conocen los avances familiares.
Podemos decir que las características de las políticas públicas como las plantea Ernesto Stein en 2006, entre otras la Coordinación y coherencia, en la formulación de ellas, como también la Calidad de la implementación y de la efectiva aplicación, dependen de las personas encargadas de elaborar la política, pero también de la coordinación del gobierno de estar dispuesto a generar e invertir los recursos necesarios para la efectiva aplicación de los programas, pero creemos que el error se comete en convertir las políticas sociales simplemente en programas asistencialistas como por ejemplo los comienzos del programa puente, que si bien se ha reducido su carácter asistencialista, no podemos negar que sigue presente hasta hoy día. Uno de los objetivos al terminar la intervención consiste en alcanzar que al menos el 70% de las familias haya logrado el conjunto de condiciones mínimas, incluidos ingresos por un monto superior a la línea de la indigencia. Entendiendo por este “el ingreso mínimo necesario por persona para cubrir el costo de una canasta alimentaria. Son indigentes los hogares que, aun cuando destinaran todos sus ingresos a la satisfacción de las necesidades alimentarias de sus miembros, no logran satisfacerlas adecuadamente” (http://www.unicef.cl/unicef/index.php/Pobreza). Además que por ejemplo cada integrante de la familia posea su cédula de identidad no combate el problema de fondo y las personas no son capaces de captar el verdadero sentido de la intervención que es generar las condiciones reales y efectivas de integración social. ”La pobreza constituye una situación de privación social relativa a los niveles prevalecientes de participación” (Saraví, 2007). la pobreza impide la cohesión social, bajo esta lógica la ciudadanía se presenta como la fuerza opuesta a la desigualdad, donde se obtienen un conjunto de derechos sociales, civiles y políticos que debieran ser disfrutados de manera igualitaria por todos los miembros pertenecientes a la comunidad. La ciudadanía es una construcción social que posee un status de igualdad y obligaciones que tienen los miembros de una comunidad política, es decir, fomenta la integración social y con ello combate la desigualdad (Fleury, S). La concepción de ciudadanía sobre la cual nos basaremos en el presente ensayo, pertenece a Thomas Marshall (1950).
Dentro de este juego de equilibrios entre derechos y responsabilidades se encuentran Estados que actúan en forma de garantes de la ciudadanía, y nos presentan un tipo de ciudadanía asistida, en donde la desigualdad se ve como algo “natural”, y las políticas de distribución del estado se ven como “neutras”, en
una sociedad con alta competitividad y muchas veces con grados de individualismo posesivos. Bajo este entender de ciudadanía, los pobres o “ciudadanos” con menores oportunidades, son asistidos por medio de políticas focalizadas, pasando a ser estos ciudadanos subsidiados. Acá el Estado es mínimo, ya que es el mercado el que domina y determina lo social y lo político, y por ende la mayoría de las veces la política social es marginal y está por debajo de la política económica. A través de Programa Puente se evidencia lo anteriormente expuesto de las políticas focalizadas transformando a los ciudadanos en subsidiarios, pues dada la reconocida complejidad que tienen el concepto de pobreza el programa puente en su génesis es parte de un cambio de mirada en las políticas sociales, que tienen que ver con incorporar aspectos psicosociales en la intervención de la política pública, en este sentido el puente busca promocionar los derechos y entregar herramientas para que las propias familias sean capaces de mejorar sus condiciones de vida. Pero estas herramientas, considerando tanto los bonos como los talleres que tienen como objetivo lograr un grado de integración social, no van más allá, de reactivar capacidades reales que puedan servir o que deberían servir para que luego de la intervención las familias puedan seguir avanzando para salir de la extrema pobreza por si solas. Entendiendo el concepto de pobreza a partir del enfoque de las capacidades y dejando un poco de lado el aspecto económico y material, que otros enfoques toman como relevantes, el programa puente no logra como se plantea uno de sus objetivos, ser un impulso para que las familias salgan de la pobreza, tan sólo se plantea como objetivo que salgan de la línea de indigencia y esto sucede durante los 24 meses que se realiza la intervención, producto de los bonos que reciben las familias. Podemos desprender de lo expresado anteriormente, que el programa puente, sólo lleva a cabo con las familias “beneficiarias”, una integración restringida de carácter subsidiaria, con lo cual, no se consigue una integración más amplia que abarque dimensiones tanto culturales como económicas, sociales y políticas. Es improbable que las personas abandonen su situación de pobreza en 24 meses, pues se cae en desconocer los problemas estructurales que generan la pobreza y más la situación de indigencia en las personas, se entiende que el problema se soluciona inyectando dinero en las familias en vez de elaborar cambios que modifiquen las estructuras que dan ocasión a la pobreza, no se entregan herramientas concretas y eficientes para integrarse realmente en la sociedad. Es muy improbable que con unos meses de intervención psicosocial y monetaria las familias logren cambiar su condición de extrema pobreza.
Entendiendo que el cumplimiento de las 7 condiciones mínimas del programa “constituyen el modelo operativo de la intervención del Programa Puente, que corresponde a un lógica de asistencia del Estado a los sectores vulnerables, más que de promoción” (Quiroz, A.;2006), por lo cual podemos desprender que el Estado a través de este tipo de programas, y por medio de las modalidades de intervención aplicados, sólo está garantizando a la comunidad, que la población más vulnerable reciba ciertos beneficios, pero no que se erradique, de forma sustentable la indigencia. Lo mismo sucede con la construcción de la ciudadanía, pues que las personas participen en las elecciones, que entren en el sistema de salud pública o que tengan acceso a la educación no quiere decir que con ello se haya logrado la ciudadanía, sino que se cae en lo ya expuesto anteriormente de la ciudadanía asistida por parte del Estado a través de políticas focalizadas, que no es el tema de fondo a lo que apunta la construcción de ciudadanía pues ésta posee un status de igualdad y obligaciones que tienen los miembros de una comunidad política, que no sólo se refiere a hacer valer los derechos básicos del ser humano, sino que requiere participación por parte de los sujetos en la persecución de las igualdades sociales, incluyendo en esto por ejemplo las luchas. Aquí juega un papel esencial los mecanismos que se planteen para lograr una mayor integración, y por lo que se puede observar en las bases del programa esto no queda claro, por lo que cabe cuestionarse cual es la idea de ciudadano que tiene el programa si no se plantean objetivos de interacción más allá de la integración y lazos con las intituciones publicas. En este juego de formar ciudadanos, se incorpora además la idea de confianza y si bien el programa puente podria generar una mayor confianza en las intituciones publicas, dificilmente logre generar confianza en las relaciones interpersonales, excluyendo de esto las relaciones familiares. Pues de ninguna forma se trabaja la integracionpor ejemplo al medio comunitario o vecinal y si es que se hace no esta presente en los obvjetivos del programa, por lo tanto se entiende que esta dimension del ser ciudadano no esta contemplada en el programa.
Otro objetivo es que al menos el 90% de las familias conozca las redes locales de servicios y beneficios a su disposición. (aquí redactar lo del conocer, pero no del por ejemplo llevar a la práctica el hecho de saber utilizar) Sumando a la vez que en el 100% de las comunas donde se implementa el Programa, queden instaladas capacidades y una metodología innovadora para trabajar con las familias en situación de extrema pobreza. Junto con que en el 100% de las regiones donde se implemente el Programa se diseñen y ejecuten
servicios, beneficios y/o proyectos innovadores en beneficio de las familias participantes. Esto como objetivo no se condice con las posibilidades que tienen las municipalidades de crear programas que no esten dados por el gobierno central y aun si se pudiera se caeria en un a focalizacion extrema, esto más que una forma de integracion pasaria a ser una forma de capacitacion y dependencia de los beneficios gubernamentales.
Conclusiones A pesar de el programa puente, en sus inicios fue parte de una política innovadora, presenta problemas estructurales desde la selección de los sujetos que se intervendrán. La población que se pretende intervenir son las familias de extrema pobreza, estas son definidas en base a la ficha de protección social, la cual presenta otros problemas por si sola, claro ejemplo de esto es la desigual asignación de puntajes entre las familias. El problema radica en que la ficha tan solo contempla aspectos socioeconomicos de las personas, por lo tanto el programa no puede fiarse de esta, ya que no poseen las mismas directrices. El puente es una entrada al Sistema de Protección Social Chile solidario, sistema que trabaja con los programas y beneficios existentes de la red social, ya que parte de la base de que las personas en extrema pobreza no tienen conexión con los programas y beneficios que están a su disposición, esto sustentado en que el año 2000 los mayores beneficiaros de estos programas eran las personas pobres y no las personas que se encontraban en extrema pobreza, por lo mismo el programa puente selecciona a las familias sin que ellas postulen o concursen por ser beneficiarias. De esta manera al generar un puente entre las personas y sus derechos, éstas adquieren un acceso preferencial al conjunto de programas sociales que impulsan las diferentes intituciones gubernamentales. Previo a ésto existe un proceso inicial en el cual las familias deben restaurar sus capacidades y competencias resolutivas básicas, a través del apoyo psicosocial, y son éstas capacidades en las que el programa deposita su confianza para que las familias salgan de su condición, pero no se considera ciertas características que podrían tener estas familias, como por ejemplo no saber leer o si es que saben la capacidad lectora que poseen, relacionado con esto el programa no considera que muchas veces el problema de las familias en situación de pobreza es que no saben priorizar, no saben cómo manejar el dinero y por tanto es posible que los beneficios económicos que adquieren con el programa no sean bien utilizados y que generen una dependencia de él y de sus beneficios económicos, a esto se le agregan los diferentes aspectos psicológicos que pueden tener las familias. Por
estas razones se hace esencial que exista un trabajo interdisciplinario, que se conformen grupos de apoyos psicosociales. De esta manera al caracterizar a la familia en el diagnostico inicial, el programa podría tener la capacidad de adaptarse según la situación económica, social y psicológica de la unidad de intervención. La evaluación, es un aspecto fundamental en todo política publica, por lo que debe ser considerado en todas las fases de estas, siendo uno de los principales problemas que presenta el programa puente, ya que los “aprendizajes” de las familias son registrados en una ficha al finalizar el programa, la cual es completado por este apoyo psicosocial, el cual a acompañado a la familia durante dos años, por lo que este catastro deja de ser objetivo, ya que puede ser inducido por este y aunque no sea así la persona intervenida no se sentirá con toda libertad a decir lo que piensa. Además podemos suponer que luego de terminada la intervención no se realiza un seguimiento a largo plazo, real y tangible de cada familia. Porque puede ser que luego de la intervención si se hayan producido cambios inmediatos, pero que estos no se mantengan en el tiempo. Dado que el programa ya tiene un grado de experiencia y madurez es posible encontrar en la red varias investigaciones que analizan el programa puente cuantitativamente y cualitativamente. A partir de estas se puede hacer algunas críticas a la ejecución del programa: ● Tomando en cuenta que la unidad de intervención es la familia, ya que es considerada “el espacio natural de desarrollo solidario, desarrollador de confianzas, colaborando con estrategias que se orienten a niveles de mayor equidad social. La familia protege a sus integrantes, generando solidariamente recursos de sobre vivencia. Trabajando la familia ordena los sistemas de asignación de beneficios y facilita la coordinación entre las redes de apoyo asistencial”(Ibarra, A. y Martner, G. 2006:20). Se visualiza una incongruencia ya que, las mismas jefes (as) de hogar manifiestan que en las sesiones participan solo ellos “si pero ha trabajado conmigo no más...” (no se como citar esta cosa) ● El desarrollo de capacidades implica “reconocer oportunidades, generar un desenvolvimiento autónomo de gestión de soluciones ante problemas, definiendo alternativas de acción, relacionándose virtuosamente con las redes primarias y con la institucionalidad pública de apoyo y provisión de servicios”( http://www.chilesolidario.gob.cl/administrador /arc _ doc/6387849944a65 d12879c3b.pdf ). Aunque las familias no se dan cuenta de sus avances, si manifiestan que luego de la intervención han adquirido mayor personalidad,
que son capaces de entablar conversaciones con su familia y vecinos, y que pueden solucionar ellos mismos algunas de las dificultades que se les presentan en el día a día. “...hoy tengo más comunicación, más personalidad...” (tesis)
Como reflexion final, se puede decir que el puente como programa por si solo no es una politica integral, en este caso si lo es el sistema de proteccion social chile solidario. Por esto los logros de los objetivos que se plantea el programa dependen del desempeño de otros programas e instituciones.
Referencias bibliográficas Bengoa, J. (1996). “La comunidad perdida” . SUR ediciones, Santiago, Chile. Fleury, S. 2004. “ Construcción de ciudadanía en entornos de desigualdad” . Revista Instituciones y Desarrollo. nº 16. España. Marshall, T. (1950). “Ciudadanía y clase social”.
Quiroz, R. (2006). “Programa puente, un análisis desde el enfoque comunitario” . Tesis para obtener el grado de magíster en psicología comunitaria, facultad de ciencias sociales universidad de Chile. Saraví, C. (2007). “De la pobreza a la exclusión: Continuidades y rupturas de la cuestión social en América Latina” . Prometeo Libros y CIESAS. Argentina. Stein, E. Tommasi, M. Echebarría, K. Lora, E. Payne, M. (2006). “ La política de las Políticas públicas” . Progreso económico y social en América Latina. Páginas web
http ://public.programapuente .cl /index .html http ://www.unicef .cl/unicef /index .php /Pobreza