. La resurrección de .
DE LA LA DE HOY HOY .......................................... . 1. Primera aproximación: insuficiencias de algunas interpretaciones recientes de la resurrección 3 3 a) R. Bultmann b) W. (1966) (1966) ................................................................................ 4
6 c) W. Pannenberg 8 d) J. Moltmann e) Recapitulando....................................................................................12 1.2. Importancia teológica de la resurrección de Jesús en el contexto 12 actual 1.3. Últimas precisiones............................................................................ 16 a) Resurrección Resurrecci ón e inmortalidad ..............................................................16 b) El Viviente y vificador......................................................................... 17
.
EL TESTIMONIO NEOTESTAMENTARIO.............................................................18 ter minología neotestamentaria neotestamentaria relativa a la resurrección 2.1. La terminología a) 19 b) 23 confesi ones de fe e himnos 24 2.2. Las confesiones 26 2.3. El texto de 1 Cor 15 a) Antigüedad 27 b) La fórmula kerigmática 27 c) Las apariciones 30 32 tradi ción narrativa narrativa 2.4. La tradición trad ición del sepulcro vacío 32 a) La tradición b) Los relatos de apariciones.................................................................33 Y
.
3.1. 3.2.
FINAL......................................................................
Cumplimiento y confirmación escatológica escatológi ca 36 ...................................... ......................... ................. 37 Carácter de la fe cristiana..........................
XIX. Resurrección
G. Uríbarri, SJ
Je sús, SM, M. GESTEIRA, La resurrección de Jesús, SM, Madrid 1984, 198 4, 73 p. "El fundamento de la fe en la resurrección de (151-74) y "El W. contenido de la fe en la resurrección de Jesús" en: ID., Jesús, el Cristo, Sígueme, Salamanca 984. DE CARDEDAL, Glorificación", en: ID., O. BAC, Madrid 2001, "
FAUS, "La irrupción de lo escatológico", en: ID., La Humanidad Nueva, Sal Terrae, Santander 984, 137-166. - A . MERZ, G. resucitado: la pascua y sus interpretaciones", en: ID., El Jesús histórico. Manual, Sígueme, Salamanca 1999, 523-60. J. Lois, La experiencia del Resucitado,, en los primeros testigos y en nosotros hoy [Frontera Hegian Instituto Teológico de Vida Religiosa, Vitoria 2002. J.I.
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H. KESSLER, La resurrección de Jesús. Aspecto bíblico, teológico y sistemático, Sígueme, Salamanca 1989. TH. LORENZEN, Resurrección y discipulado. Modelos interpretativos, reflexiones bíblicas y consecuencias teológicas, Sal Terrae, Santander 1999. F.X. DURRWELL, La resurrección de Jesús, misterio de salvación, Herder, Barcelona 1979.
l. LA
DE LA
DE
HOY HOY
Como viene siendo habitual en nuestro modo de proceder, antes de entrar más directamente directamente en el estudio detallado del tema que nos ocupa, voy voy a dar una serie de pinceladas que nos ayuden a entrar situados en el tema de estudio, aportando una serie de claves iniciales fundamentales. Limitación. Lo propio del estudio de la cristología es el estudio del
sentido, la credibilidad y la fundamentación de la resurrección de Por lo tanto, aunque aparecerá aparecerá a lo l o largo de la l a exposición alguna referencia, referencia, no voy a tratar de la l a resurrección del cristiano. Ese tema le corresponde al tratado tratado de escatología y se estudiará e n su momento.' momento.' Vamos a dar tres pasos. En primer lugar, voy a presentar algunas concepciones equivocadas de la resurrección, por parte teólogos destacados del siglo Con ello vamos ya entrando en materia. En segundo lugar, indicaré la importancia de la resurrección dentro de la teología, en general, y de nuestro acercamiento metodológico al misterio de Cristo. En tercer lugar haré unas precisiones que nos permitan abordar bien situados el estudio de los textos neotestamentarios.
Puede ayudar a una introducción al tema, aunque no me termina de de enfre los muertos, PPC, satisfacer, J.I. FAUS, Al tercer día Madrid 2001. una primera introducción, muy accesible a todo tipo de público y muy catequética, recomie recomiendo ndo vivamente: M. M. GELABERT, Creo en la resurrección, San Pablo, Madrid 2002, 111 111 p. p.
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XIX. Resurrección
G. Uríbarri, SJ
Je sús, SM, M. GESTEIRA, La resurrección de Jesús, SM, Madrid 1984, 198 4, 73 p. "El fundamento de la fe en la resurrección de (151-74) y "El W. contenido de la fe en la resurrección de Jesús" en: ID., Jesús, el Cristo, Sígueme, Salamanca 984. DE CARDEDAL, Glorificación", en: ID., O. BAC, Madrid 2001, "
FAUS, "La irrupción de lo escatológico", en: ID., La Humanidad Nueva, Sal Terrae, Santander 984, 137-166. - A . MERZ, G. resucitado: la pascua y sus interpretaciones", en: ID., El Jesús histórico. Manual, Sígueme, Salamanca 1999, 523-60. J. Lois, La experiencia del Resucitado,, en los primeros testigos y en nosotros hoy [Frontera Hegian Instituto Teológico de Vida Religiosa, Vitoria 2002. J.I.
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H. KESSLER, La resurrección de Jesús. Aspecto bíblico, teológico y sistemático, Sígueme, Salamanca 1989. TH. LORENZEN, Resurrección y discipulado. Modelos interpretativos, reflexiones bíblicas y consecuencias teológicas, Sal Terrae, Santander 1999. F.X. DURRWELL, La resurrección de Jesús, misterio de salvación, Herder, Barcelona 1979.
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DE
HOY HOY
Como viene siendo habitual en nuestro modo de proceder, antes de entrar más directamente directamente en el estudio detallado del tema que nos ocupa, voy voy a dar una serie de pinceladas que nos ayuden a entrar situados en el tema de estudio, aportando una serie de claves iniciales fundamentales. Limitación. Lo propio del estudio de la cristología es el estudio del
sentido, la credibilidad y la fundamentación de la resurrección de Por lo tanto, aunque aparecerá aparecerá a lo l o largo de la l a exposición alguna referencia, referencia, no voy a tratar de la l a resurrección del cristiano. Ese tema le corresponde al tratado tratado de escatología y se estudiará e n su momento.' momento.' Vamos a dar tres pasos. En primer lugar, voy a presentar algunas concepciones equivocadas de la resurrección, por parte teólogos destacados del siglo Con ello vamos ya entrando en materia. En segundo lugar, indicaré la importancia de la resurrección dentro de la teología, en general, y de nuestro acercamiento metodológico al misterio de Cristo. En tercer lugar haré unas precisiones que nos permitan abordar bien situados el estudio de los textos neotestamentarios.
Puede ayudar a una introducción al tema, aunque no me termina de de enfre los muertos, PPC, satisfacer, J.I. FAUS, Al tercer día Madrid 2001. una primera introducción, muy accesible a todo tipo de público y muy catequética, recomie recomiendo ndo vivamente: M. M. GELABERT, Creo en la resurrección, San Pablo, Madrid 2002, 111 111 p. p.
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XIX. Resurrección PRIMERA
G. Uribarri. SJ
INSUFICIENCIAS DE ALGUNAS INTERPRETACIONES
RECIENTES DE LA
Para empezar, es necesario reconocer que la resurrección de Jesús es un tema muy debatido en la teología contemporánea. Hay algunas interpretaciones de la teología moderna que ya se han convertido en Su presentació presen tación, n, además de aumentar aumentar nuestra cultura cultu ra nos ayudará a aportar las coordenadas fundamentales dentro de las cuales se mueve el tema de la l a resurrección. a)
R.
Bultmann
TESIS TESIS básica: básica: e l sentido sentido de la resurrecc resurrección, ión, pero per o sin el e l hecho de la misma. misma. He aquí el resumen que hace Gesteira de la postura de "Desde la moderna perspectiva de las ciencias naturales, afirma R. la tesis que proclama la resurrecc resurrección ión corporal de un muerto presupone una concepción mítica del mundo que resulta inaceptable hoy en día. Por consiguiente, dada la la actual mentalidad positivista positivista,, la Iglesia sólo puede anunciar la resurrección si la entiende no como un «hecho bruto», sino, en su sentido simbólico, despojada de todo rasgo fisicista y reinterpretada en clave clave (es decir, referida a determinadas situaciones de plenitud de la existencia humana)." (M. GESTEIRA, 51).
Es decir, apunta hacia el sentido de la resurrección, pero sin afirmar afirmar la necesidad del hecho, de la resurrección corporal. Tal comprensión ha sido nítidamente nítidamente rechazada por la l a teología por varias razones. Pues el sentido sin un hecho incontrovertible detrás detrás pierde consistencia consistencia y apoyatura. La interpretación de la fe, pregonada por Bultmann, necesita algo más de apoyatura que la mera pervivencia de la Palabra de la cruz en la predicación. predicaci ón. Tal predicación ha de mostrar su verdad y consistencia consistencia no solamente en el "sentido" que proclama proclama y la posibilidad de autocomprensión autocomprensión a la que lanza; sino en la verdad de este sentido. Y la verdad de tal sentido exige, exige, entonces, la verdad del hecho de la l a resurrección, para que la Palabra Pal abra no no sea una quimera o una huida hacia adelante sin garantía de que conduce conduce hacia Dios. No solamente esto, la interpretación bultmanniana contradice completamente los relatos evangélicos y el testimonio 15, texto sobre el que volveremos). En este texto Pablo (comenzando por 1 Cor 15, Y toda afirma taxativamente taxativamente la resurrección corporal (soma; cf. 1 Cor esta argumentación se deriva de la premisa anterior que establece la resurrección de Jesús (cf. Cor Cor La resurrección del cristiano se ha de entender entender en analogía con la resurrección de Cristo. Mi inspiro en parte en M. GESTEIRA, 51-58 y añado de mi cosecha. Véase tb. 162 162-9; G. THEISSEN, 554-8. Para la historia de la investigación, cf. G.
W. THEISSEN, 525-32. 32.
G. Uríbarri, SJ
XIX. Resurrección
La concepción de Bultmann resulta en exceso dependiente de una visión del mundo, más propia de finales del siglo y principios del siglo que de la actual, de comienzos del siglo dentro de cuyo esquema newtoniano y determinista no cabía la resurrección de los cuerpos. La teología no aspira a una concepción fisicista de la resurrección de Jesucristo ni de los cristianos. Toda explicación física", ya sea desde la física mecanicista tradicional o desde la física cuántica moderna, suele conducir, tarde o temprano, a aporías y a callejones sin salida; y en lugar de aclarar, el sentido de la resurrección. Esto no ocurre solamente con la resurrección, también es equivocado buscar una explicación científica de la presencia real del resucitado en los dones eucarísticos después de la consagración, o de la realidad nueva (creatura nueva) en que se transforma el creyente después del bautismo, habiendo nacido de El enfoque fisicista o concordante con la física desenfoca notablemente el asunto. Pues lo que se trata de comprender no es cómo es posible la de un cadáver. La resurrección nos sitúa ante el poder de Dios" (Mc que es capaz de resucitar a los muertos y de crear de la nada (cf. Rm ante un Dios que radicalmente es un Dios de vivos y no de muertos (Mc "
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Ciertamente la comprensión correcta de la corporalidad del resucitado no deja de plantear problemas y es un tema difícil. La Escritura es bien consciente y por eso la afirma siempre de modo matizado: el Jesús resucitado atraviesa las puertas cuando están cerradas Jn desaparece Y cuando la Escritura pretende dar una definición instánteamente (Lc de la corporalidad del Resucitado elabora conceptos nuevos, que van más allá de la materialidad crasa y mostrenca, con formulaciones como cuerpo espiritual (1 Cor o cuerpo glorioso" (Filp "
"
"
para que la resurreción tenga un sentido ha de apoyarse en un hecho real. W.
(1966)
TESIS básica: la causa5 de Jesús continúa sin Jesús. t
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Se le considera de alguna manera continuador de las opiniones de Bultmann. No es una repetición exacta de Bultmann, pero se acerca mucho. Gesteira resume su postura: tanto la resurrección de Jesús como las apariciones del Re ucitado son del todo inaccesibles a la investigación científica. Lo único a lo que en realidad tenemos acceso es al testimonio de los discípulos acerca de su propia experiencia de la resurrección. Pero esa experiencia no significa se suele decir a otro nivel, la ordenación presbiteral "imprime carácter", pero no cambia el carácter de la persona. 0,
5
El
lenguaje de "la causa" no me gusta, pero es la traducción que se ha extendido en castellano. Marxen habla más bien "del asunto de Jesús " Jesu).
Resurrección
G. Uríbarri, SJ
que hayan sido testigos directos e inmediatos de la realidad del Resucitado, sino que se reduce a la reflexión y a la interpretación que ellos hacen de la vida y la muerte del Jesús histórico a la luz de su propia fe y de ciertas de interpretación» previas." (M. GESTEIRA, 53).
Los presupuestos de Marxen son también inaceptables Es cierto que la resurrección se resiste a una investigación científica. Pero ya sabemos que éste no es el asunto. Las consecuencias que Marxen extrae de esta premisa inicial, correcta, son equivocadas. Pues estima que los discípulos simplemente "interpretaron" lo que había significado la vida y la pretensión de Jesús, sin incluir que tal interpretación nace precisamente forzada por el hecho mismo de la resurrección hecho o, mejor, acontecimiento singular sin duda .
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Así, según Marxen, la resurrección se debe a que los discípulos o bien al aplicar los cuadros apocalípticos de lectura sobre el ministerio de Jesús interpretan que "ha resucitado" (pero sin un hecho detrás); o bien simplemente a que entienden que el ministerio de Jesús tenía sentido, de tal manera que la resurrección significa que "la causa de Jesús continúa después de su muerte a través de su Iglesia". En definitiva, como vemos, Marxen se queda en la subjetividad de los discípulos, prescindiendo por completo de la "objetividad" sin duda) de la resurrección de Jesús. Esta explicación no resulta coherente. Primero, porque resulta difícil demostrar que los discípulos contaran de antemano con la resurrección de Fue una sorpresa inaudita, que las narraciones presentan con insistencia como algo que incluso para los discípulos es difícilmente creíble. El testimonio inicial de las mujeres topa con múltiples resistencias (ej. Emaús). La tradición evangélica cuenta con que estas resistencias continuarán (Jn 20: Tomás). La muerte de Jesús apareció inicialmente como el fracaso más absoluto y total, por más que le diera un sentido de servicio. Los discípulos estarían totalmente desconcertados, pensando en un servicio final inútil de Su maestro. Huyeron a podemos sospechar que se dispersaron para evitar represalias mayores y estarían muertos de miedo sopesando quién podría ser el siguiente. La superación de este fracaso, la alegría y el típico de la 7 aceptación de la salvación la o júbilo extremo que econtramos en repetidas ocasiones en los hechos de los apóstoles y el empuje misionero de la Iglesia primitiva no se explica sin alguna causa "externa a los propios discípulos.
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JJ
6
A pesar de que H. Schürmann opina que Jesús mismo pudo contar con la esperanza de resucitar, moviéndose dentro de los cuadros conceptuales del judaísmo de la época, cf. H. Schürmann, El destino de Jesús: su vida y su Sígueme, Salamanca 2003,
Cf. A. WEISER, en: DENT referencias en otros documentos del NT.
Cf. Hch
y otras
XIX. Resurrección
6
G. Uribarri, SJ
Por Último, en el caso de Jesús, "su causa está ligada a su persona. anunció la llegada irrumpiente y cercana del reino de Dios y la anticipó en algunos signos significativos, pero de un modo tal que esta llegada del reino y el significado del mismo no es deslindable de Jesús. La pretensión de Jesús va ligada estrechamente a la legitimación de su autoridad para proclamar tal pretensión. Por lo tanto, la causa de Jesús, si queremos hablar así, no puede seguir adelante sin el Jesús de la Eso sería una reducción inaceptable de la pretensión de Jesús a una serie de consignas sobre la solidaridad o algo por estilo; algo en lo que desgraciadamente ha caído a veces alguna mala catequesis postconciliar. JJ
la causa de Jesús sigue viv a porque Jesús sigue vivo. Pannenberg
TESIS básica: para que la resurrección sea real tiene que ser un hecho histórico.
Más aceptación y resonancia ha tenido la postura del teólogo luterano W. Pannenberg doctor honoris causa de nuestra facultad de teología , sin duda uno de los mejores teólogos vivos del momento.
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Pannenberg parte de presupuestos prácticamente contrarios a los de Su tesis inicial es que algo tuvo que acontecer en Jesús, y Bultmann y acontecer realmente. De tal manera que el punto de partida no es la interpretación de la fe o la experiencia subjetiva de los discípulos, sino la realidad y el hecho de la resurrección de Jesús. Para Pannenberg este hecho es de una importancia extraordinaria y prácticamente el centro de toda su construcción La resurrección, para Pannenberg, comporta un carácter Es decir, en la resurre cción de Jesús se ha anticipado el futuro último de la historia y de la humanidad. Tal futuro está solamente anticipado y prometido. Se de esperar a la clausura de la historia para ver si tal evento se confirma, para ver y comprobar si de hecho se da la recapitulación de todas las cosas en Cristo. De tal manera que la fe se ancla en la historia desde una promesa. El cumplimiento de la promesa se anticipa en la resurrección de lo cual da credibilidad a la promesa, pero no certifica su cumplimiento final. De tal manera que la fe queda abierta al futuro y expectante, ante la incertidumbre de comprobar si promesa realmente se cumple o no. La verdad del cumplimiento se puede esperar, pero falta la comprobación. [A. en La Compañía de Jesús española ha fundado las ONGD y alegría" y "Alboan" precisamente por este motivo. No se contenta con colaborar a fondo con "lntermón-Oxfam", cuyos estatutos le prohiben el apoyo a proyectos específicamente confesionales: construcción de una parroquia, formación de catequistas o líderes de comunidades, etc. Puede verse: W. Pannenberg, des Theologie und Philosophie 66 (1991) Teología Madrid 1996 (or. 8
9
XIX. Resurrección
G. Uríbarri, SJ
amigable conversación un con
caracterizó la teología de Pannenberg como
"
En esta interpretación, ciertamente sugerente, Pannenberg comete un error. Como no quiere desvincular resurrección e historia, haciendo de la resurrección mera interpretación subjetiva sin apoyo real, entiende que la Única manera de hacerlo es situar la resurrección dentro del ámbito de la historia, aunque la entiende desde un punto de vista amplio. Así lo resumeW. Kasper: "El
ser resucitado Jesús por Dios constituye esta comprobación y confirmación de Jesús. Para todo se reduce a probar la realidad histórica de la resurrección. Según Pannenberg no hay razón alguna para afirma r que la resurrección de Jesús es un verdadero acontecimiento, si no se puede decir lo mismo desde un punto de vista histórico." (W. 166).
eso, Pannenberg afirma como un punto central de su teología que resurrección no solamente es real, sino que es un hecho histórico, que un buen investigador de la historia habría de ser capaz de documentar históricamente, entendendiendo, eso sí, la historia y el acontecer histórico en un sentido amplio y no meramente como "hechos brutos". Rechazar la historicidad de la resurrección equivale, para Pannenberg, a de realidad y acabar con el sustento de la fe. Como vamos a estudiar, la resurrección de Jesús es un hecho real, pero no histórico aunque toque la historia. San Ignacio nos invitará a considerar la resurrección de Jesús viendo "verdaderos y santísimos efectos de ella". Pues Jesús resucita, y esto es real, pero al resucitar ingresa o accede a un orden nuevo de realidad y de presencia: está presente en la eucaristía, sentado a la derecha del Padre, camina con los de se parece a un hortelano y atraviesa las puertas. Es decir, la resurrección, siendo real, desborda y supera la historia, aunque le afecta. Por eso, no podemos aceptar que la resurrección haya de ser un hecho histórico para que sea un hecho real. La resurrección es un hecho o, mejor, acontecimiento, real, pero no histórico no entra dentro de los cánones de la duración histórica sino escatológico. Que sea escatológico no significa que no sea real, sino que desborda, supera y rompe los límites de la historia, aunque la afecte e incida sobre ella, pero sin dejarse englobar por la historia. "
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que la resurrección sea una acontecimiento real no exige necesariamente que sea histórica. La resurrección es un acontecimiento real de naturaleza escatológica.
Más detalles en A. La historia como revelación de Dios según Pannenberg. Reflexión critica: Revista Latinoamericana de Teología 9 992: 25) 59-81. Ejercicios
223
Resurrección
G. Uríbarri,
J.
básica: la Cristo garantiza histórica soñada po r la Ilustración.
de la
J. Moltmann parte del pensamiento utópico de E. y el deseo de la humanidad de alcanzar la "tierra prometida ', la "utopía" o como se la quiera formular. Desde esta clave: J
"La resurreción vendría a ser el máximo exponente de la utopía, la gran posibilidad abierta que señala hacia la plenitud del mundo y de la historia (y que no es otra cosa que el reino de Dios o Dios mismo). La resurrección es así meta última del devenir histórico a la vez que el motor que lo impulsa, pues la historia humana avanza atraída por ese del De este modo el futuro último se anticipa al menos como promesa en la resurrección de Jesús, donde adquiere concreción y la espezanza o utopía humana universal." (M. GESTEIRA, 57).
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postura de Moltmann coincide con Pannenberg en hacer de la escatología en centro de su interpretación. En este sentido ambos aportan elementos valiosos, que la reflexión debe considerar con todo detenimiento. Sin embargo, la postura de Moltmann está porque su comprensión de historia y de su marcha no está ganada desde la concepción neotestamentaria, sino desde la filosofía de E. Es decir, trata de mostrar cómo es posible "cristianizar" o "bautizar a Pero al hacerlo, el molde básico de comprensión de la historia sobre el que opera es el de ilustrada, pasada por el utopismo de Si se maneja este molde básico, no varía sustancialmente aunque se le añada una "guinda . En mi o inión la concepción ilustrada de la historia no es cristiana ni es JJ
JJ
De tal manera que Moltmann entiende la resurrección como una fuerza del futuro que viene al presente de la historia, y no como la creación ya de una serie de realidades escatológicas que se salen del devenir de sin que lo contradigan. Es decir, Moltmann no rompe con la idea de una historia evolutiva hacia la utopía. Simplemente aporta una garantía teológica del cumplimiento de dicha utopía. Debido a este planteamiento, en su elemento valioso, el desgaste por un futuro mejor de la humanidad, el compromiso en todas sus vertientes, la generosidad, tiene sentido y más que sentido. Se verá por el y logro de la meta. De tal manera que a pesar de tanto fracaso Para una crítica a la concepción ilustrada de la historia, cf. A. TORNOS, Escatología Madrid 1989, 121-177; Esperanza e Miscelánea Comillas 45 (1987) 3-25; "Teología de la historia y comprensión de nuestro tiempo" y la fe. Teología y esperanza cristiana" en: ID., Cuando "Fin de fiempos difíciles, Madrid, El hombre entre la 1995, 231-255 y y la esperanza: un punto de vista teológico: Communicació [Mallorca] 96 A. TORNOS, "Conceptos (2000) e de la historia", en: A. Dou (ed.), Evolucionismo y cultura, Mensajero, Bilbao 1983, 159-217.
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XIX. Resurrección
G.
Uríbarri, SJ
tanto dolor, finalmente los verdugos no triunfarán sobre las víctimas ". Tal planteamiento, como ocurre con la teología de la liberación, corre el peligro de ser ciego para no dar peso a lo que no contribuya al avance de la Además de que resulta tremendamente difícil demostrar qué es lo que realmente supone un "avance de la Se da también el peligro de medir tal avance desde algún tipo de ideología: marxista, patriarcalista, colonialista, etc. "
"
La garantía teológica de la visión blochiana de la historia como la marcha de la humanidad hacia utopía se queda simplemente en la fundamentación teológica de una teología de la historia a la que se le asegura el cumplimiento del fin. Moltmann no reflexiona suficientemente ni da peso suficiente a todo lo que significa la resurrección como un acontecimiento ya sucedido y creador de nueva realidad. Por lo tanto, no todo se reduce al sentido de la utopía y del trabajo futuro. Sino que la resurrección implica el cumplimiento y la realizacion de la escatología, aunque ésta no sea totalmente y no se reduce ni a ser motor de la historia desde el futuro, ni a ser el adviento del futuro de Dios en la historia presente. O dicho en otros términos, en Moltmann no se compagina la realidad actual del nuevo éon, inaugurado con la muerte y resurrección de Cristo, del eón crístico, con la duración del tiempo histórico. Simplemente sitúa el decurso del tiempo histórico hacia el encuentro final con el eón crístico. Pero no da peso suficiente a todas las realidades nuevas que ya surgen del eón crístico, que le pertenecen, que interfieren en la historia, que ya son insuperables y no son solamente futuro. Con el acontecimiento Cristo, muerte y resurrección, la duración se difracta. No nos encontramos ante una única Iínea de duración, la histórica, que es la única para la que tiene capacidad de comprensión la mentalidad ilustrada y la Ilustracion. Nos encontramos con tres haces de duración, que la magna pascua de Nuestro Señor Jesucristo ha difractado: (a) el tiempo histórico, con su duración histórica; (b) el tiempo escatológico, al que pertenece ya la Iglesia y todas las realidades teológicas que surgen de la Pascua: sacramentos, vida religiosa, etc; y (c) el eón nuevo. Entre estas tres realidades se dan intersecciones relacion. Pero no se identifican ni se bajo una única línea ni un único ámbito de realidad, menos aún, el ámbito histórico. Baste con considerar que todos los justos del AT pertenecen al eón crístico y participan en la salvación de Cristo. Por tanto el nuevo sobrepasa la historia y está en pleno antagonismo con el antiguo, en cuanto que el antiguo eón, el adamítico, está dominado por el pecado. Veamos algunos ejemplos de estas nuevas realidades surgen de la magna pascua de Jesús, Nuestro Señor.
tológicas que resurrección
Por poner un ejemplo, desde estos planteamientos hay que hacer muchos equilibrios para que la vida religiosa contemplativa tenga pleno sentido. Véase, sin de Dios. El papel de monasterios en el nuevo embargo, T. RADCLIFFE, El Sal Terrae 89 (marzo 2001) 14
Para una crítica filosófica y teológica la idea de la posibilidad de medir el avance de la historia", cf. A. TORNOS, Escatología 1, 123-163. "
Jesús le dice a Pilato, "mi reino no es de este mundo". No niega su realeza ni la verdad de su reinado.
Resurrección
G. Uríbarri, SJ
Jesús ya ha sido exaltado a la derecha de Dios. Ya es el Señor del tiempo y de
la historia. Y ya reina, como sobre los que le pertenecen, sobre todos aquellos que han sido adquiridos al precio de la sangre del Cordero. Esta realidad no es futura, es escatología actual y presente, aunque en la contradicción de la lucha contra el pecado y los poderes del antiguo eón. Para el autor de la carta a los hebreos ya estamos en los Últimos días", en el (cf. Hebr por eso la mera futurición de la historia, aun viniendo el futuro al presente, no hace justicia a las formas de duración que engendra la pascua del Señor Jesús. Evidentemente, esto no niega en absoluto que toda lucha intrahistórica contra la injusticia sea radicalmente cristiana, pues forma parte sustancial de la continuidad del combate escatológico del Señor Jesús que se continúa en sus pero, a la vez, no engloba la totalidad de la fe cristiana. "
Mt es un texto fundamental, pero no el único de todo el Nuevo Testamento. No encierra dentro de sí todo el contenido teológico del La fe cristiana forma un cuerpo armónico y bello. Si lo mutilamos en alguno de sus órganos o hacemos crecer desmesudaramente uno de ellos el cuerpo pierde su belleza y armonía, es deforme. Por eso, una buena teología es la que integra con armonía todos los elementos de la fe, dando a cada aspecto su peso y su puesto en el conjunto. Es decir, una buena teología construye un "cuerpo de doctrina" coherente.
Como dicen algunos textos, nosotros ya hemos con-resucitado con Cristo. Y nuestro ser más radical está escondido con Cristo en Dios (Col De tal manera que este elemento no se deja catalogar ni como lo utopizable hacia el futuro ni como el futuro utópico que se intrahistorizará hacia el Más bien hemos de hablar de una escatología realizada diastáticamente, pues el orden de relación entre la historia y la escatología es la diástasis y la intersección sacramental, no la continuidad lineal, ni hacia adelante ni hacia detrás. Pues la resurrección supone una ruptura de la Y entonces no solamente la anticip a y atrae desde el futuro, sino que también la envuelve, la depotencia, la abarca y la supera. Sin negar el valor de lo histórico limita su capacidad de transcendizarse hacia el reino de Dios. La llegada del reino de Dios supone su inserción en la historia, pero también la consumación de la historia y la transcendización de sus He aqui sobre la continuidad del combate escatológico mi escrito ya tan citado Habitar en el escatológico»", 278-9. Sobre Mt 25, véanse las interesantes reflexiones de A. Mateo 25 y la esperanza de los pobres: Senderos 69 (2001) 427-472. Ni, menos aún, como la de la utopía: la ya plena y completa del reino de Dios en el interior de la historia. Cosa que Moltmann no propone y pretende evitar. 19 Con la Pascua y el acontecimiento Cristo en su conjunto el tiempo se difracta: en tiempo histórico, tiempo escatológico y eón Detalles en "Habitar", Para todo esto me inspiro en E. Peterson. Su principal, al respecto, es Mitarbeit von Brief an Romer (Ausgewahlte Schriften 6 ; Hg. v. B. F. HAHN), Echter, Würzburg 1997. Sobre el concepto de "transcendización" escatológica, cf. mi escrito: El nuevo "
20
en el antiguo. La concepción del tiempo escatológico de Miscelánea Comillas 58 (2000) 333-357, aqui 349-51. eón
Peterson:
XIX. Resurrección
G. Uríbarri, SJ
una razón teológica para que el reino que anunciaba fuera a la vez futuro y presente. Por poner un ejemplo, el caso de la corporalidad del resucitado (y de los resucitados) manifiesta que la consumación escatológica lleva consigo continuidad y ruptura. [La corporalidad del Resucitado no consiste en que sea ahora "más sino que es distinta]. Si analizamos el caso de la Iglesia nos encontramos con la misma realidad. Nosotros ya somos habitantes de la nueva ciudad, de la nueva Jerusalén, de la patria (cf. Hebr 1 16; De tal manera que según el final del prefacio eucarístico, cada vez que celebramos la eucaristía nos unimos a los coros de los ángeles y arcángeles que cantan sin cesar "santo, santo, (cf. SC 8). La Iglesia terrestre ya está en comunión LG 49-50). La alabanza a Dios, en unión a los con la triunfante o celeste coros angélicos, ya forma parte de esta vida de la Iglesia, y ahora, rompiendo los límites de l a historia, a la vez que no se sale de ella. Y todo esto es posible por la resurrección. En definitiva, estas carencias de la comprensión de Moltmann y de otros autores de su de la resurrección se manifiesta en una comprensión teológicamente pobre de la "reserva escatológica", insertándola en el horizonte de la comprensión ilustrada de la historia, en lugar de apreciar y desplegar toda su fuerza
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la resurrección de Jesús no solamente aporta un sentido a la marcha de la historia hacia su consumación y al valor del compromiso histórico en el sentido del reino de Dios, sino que crea una serie de realidades nuevas, de corte escatológico, que surgen de la pascua.
He presentado las posturas "clásicas más destacadas y debatidas dentro de la teología contemporánea. Sin embargo, el debate continúa y con alta intensidad. Prueba de ello, dentro del panorama teológico español, es el libro de A. Torres Queiruga con algunas ideas centrales que honestamente no me parecen compatibles con la fe cristiana, por terminar por poner en cuestión, un aspecto fundamental del cristianismo: la fe en la encarnación. Torres Queiruga niega la tumba vacía y la corporalidad del resucitado. Evidentemente sobre estos dos aspectos hemos de volver con detenimiento. Ya he indicado algunos argumentos en contra. J1
En Alemania levantó una gran polvareda la obra de G. Unos años después de escribirla este exegeta evangélico terminó por abandonar públicamente la Actualmente trabajo en un libro que pretende demostrar esta tesis. De momento pueden verse mis escritos: "Erik Peterson: Teología y Escatología", en: E. El monoteísmo como problema político, Madrid, Trotta, 1999, 9-46; El nuevo eó n [citado en la nota anterior]; La reserva escatológica: un concepto originario de Peterson (1890 - 1960): Estudios Eclesiásticos 78 (2003) La reserva y escatológica: un capítulo de la relación entre aparecerá en el homenaje a M. Gesteira, E. Gil, A. Vargas-Machuca en junio del 2004. A. TORRES QUEIRUGA, Repensar la resurrección: la diferencia cristiana en la continuidad de la religiones y de la cultura, Trotta, Madrid 2003. Leer y comprobar G.
Die Auferstehung
1994.
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G.Uríbarri, SJ
Esta conclusión era del todo coherente con su modo de entender la resurrección, que venía de hecho a negarla. e)
Si ahora sistematizamos sintéticamente el resultado de este recorrido podemos establecer lo siguiente. La resurrección de Jesús aporta un sentido postpascual a todo su acontecer tal sentido se terreno, incluyendo su muerte y su cruz (con Bultmann); apoya en el carácter real de la resurrección misma de Jesús (contra Bultmann). la causa de Jesús, entendiendo por tal la lógica, el valor y el 2. En esta contenido de su pretensión sigue adelante (con Marxen); pero porque el mismo Jesús está ahora vivo, demostrando que Dios mismo acredita al máximo la verdad de la autoridad de y legitimidad de Jesús y de toda su pretensión; este Jesús vivo y vivificador impulsa ahora su causa de un modo nuevo y más radical (contra 3. La fe postpascual se funda en un acontecimiento que se les impone como real y perceptible a los discípulos más allá de su propia subjetividad (con Pannenberg); pero tal realidad no exige introducir la resurrección dentro de la historia, pues se trata de un acontecimiento de naturaleza escatológica, no propiamente histórica, aunque tenga repercusiones sobre la historia (contra Pannenberg). 4. La lucha por la justicia tiene sentido y al final vencerá, pues la historia
camina hacia su consumación (con Moltmann); pero con la resurrección ya han surgido realidades escatológicas nuevas que introducen nuevas formas de duración más allá de la linearidad de la historia conocida por la Ilustración o de las relaciones entre presente y futuro (contra Moltmann). 1.2.
DE LA
DE
EN EL CONTEXTO
ACTUAL
Ya he insistido repetidas veces a lo largo del curso en que la moderna investigación histórica sobre Jesús obligó a un replanteamiento radical de la las categorías metafísicas ganadas a lo largo patrística y medieval (persona, naturaleza, unión hipostática), por los grandes concilios cristológicos, con las que se articuló teológicamente el ser de Cristo la ontología cristológica cayeron en desuso y parecieron inservibles para hacer frente al reto de la modernidad, concretado en el método científico del estudio de la historia. El replanteamiento que se ha hecho de la
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Véase una presentación somera y una crítica en G. Para A. OZEN, La resurrección de Jesús. Historia, mayor abundancia cf. G. teología, Trotta, Madrid 2001 H. VERWEYEN (Hg.), ohne Diskussion Lüdemann, Herder, Freiburg 1995.
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cristología ha consistido en una estrategia y una metodología radicalmente nueva. Hoy en día, como hemos hecho nosotros, se parte del estudio serio y crítico del Jesús histórico, se busca ganar un suelo firme que permita esbozar con todas las garantías científicas posibles una "cristología implícita , para así fundamentar uno de los pilares que sostendrá la fe cristiana, entendida ésta como un puente que nos lleva del Jesús histórico al Cristo de la fe, a la fe postpascual. Así se reconstruye y muestra la coherencia crítica de la afirmación fundamental del kerigma: «Jesús es el Cristo». Dicho en otros términos, no hacemos una cristología desde arriba o descendente, sino metodológicamente al menos, predomina la cristología ascendente o abajo. Una vez hecho este recorrido, habrá que ver cómo se completa, para ser fiel al conjunto del testimonio de la Escritura, con una cristología descendente, que también aporta elementos muy valiosos para la cristología y para la fe cristiana. "
Ahora bien, una mirada a la historia de la cristología muestra que este enfoque desde abajo no solamente no ha sido el predominante ha estado presente en las elaboraciones del judeocristianismo más primitivo, pero ya desaparece en los apologetas (mitad del siglo y en entre los grandes teólogos del Logos de los siglos y (Ireneo, Tertuliano, Orígenes) , sino que los intentos más llamativos que se han hecho desde aquí han sido considerados claramente como heréticos: así, por ejemplo, el ebionismo, el adopcionismo de Pablo de o, incluso, la interesante obra teológica de Teodoro de Mopsuestia (ca. Es más, la fórmula de Calcedonia que estudiaremos más adelante está estructurada desde una cristología descendente. Dicho más y aunque no sea exacto, podemos afirmar modo y para entendernos que el paradigma que ha predominado en la cristología ha sido el alejandrino: el de una cristología claramente descendente elaborada desde el prólogo del evangelio de Juan y, especialmente, desde Jn el Verbo se hizo carne"; mientras que la teología actual tendría mayores resonancias con el paradigma antioqueno, que otorga más peso a la humanidad de Cristo y, por tanto, a su recorrido histórico, sin que coincida plenamente con lo que es nuestra situación y nuestra En la cristología antioquena ocupa un lugar más destacado la
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"
Pablo de Samosata fue condenado en un sínodo celebrado Antioquía el 268. Para más detalles y la bibliografía pertinente me permito remitir a mis estudios: als Kirchenvater? Geschichtliche und dogmatische Erwagungen zum trinitarischen Monotheismus", en: Denken von den Anfangen bis Neuezeit. Festgabe Josef Sieben SJ zum 70. Geburstag, hg. von J. R. BERNDT SJ R.M. STAMMMBERGER zusammen CHR. Ferdinand Schoningh, Paderborn München Wien Zürich 2004, 363; Trasfondo del nacimiento de Cristo en los de Pablo de Samosata, que próximamente saldrá publicado en Studia Patristica
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Se le condenó en el concilio de Constantinopla (año 553, canon como padre del nestorianismo (DH 434-5). Puede verse la interpretación de su teología que hace J.M. LERA, .. y se hombre . La economía trinitaria en las Catequesis de Teodoro de Mopsuestia,Mensajero - Universidad de Deusto, Bilbao 1977. "
27
Entre los antioquenos claramente heterodoxos estaría Pablo de Samosata y, al menos, el Nestorio condenado en el concilio de (431). No es tan claro que autores antioquenos como Teodoreto de Ciro, de Tarso y Teodoro de Mopsuestia fueran herejes. Solamente lo son si se les juzga desde el prisma alejandrino, que es lo que ocurrió en la historia de la cristología.
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exaltación: el himno de [En nuestra propia elaboración cristológica el punto de partida ha sido Mc Hemos tratado de desgranar todo el que contenido y las consecuencias de esos dos densísimos resumen el conjunto del ministerio de Jesús]. Por lo tanto en la situación actual nos encontramos con esta doble situación: Para una cristología ascendente o de doble fase, la l. exaltacion es el aspecto fundamental para la confesión de fe en Jesús como el Cristo y el Señor. es Jesús» y la proposición de fe "El paralelismo entre la confesión «Dios le resucitó de entre los señala la estrecha relación existente entre la resurrección y la proclamación de Jesús como (cf. Rm Filp (J. DENT 1,
Si no se llega ahí, toda la pretensión de Jesús o bien fue un fracaso o una utopía imposible o una declaración de buenas intenciones o el sueño de un seductor, etc. 2.
Pero, como bien, dice Kasper: "A diferencia de la encarnación y pasión, la resurrección jamás formó sistema en la cristología; sirvió más o menos de confirmación maravillosa de la fe en la divinidad de Cristo y en el significado redentor del sacrificio de la cruz." (W. 160).
Es decir, que no nos podemos apoyar en la elaboración anterior, siendo así que, a mi modo de ver, la resurrección de Jesús se ha stantis et cadentis convertido hoy en el (artículo con el que se sostiene o se derrumba la fe). Es decir, en el punto más fundamental: para acreditar la pretensión de Jesús: la verdad de su mesianidad confirmada por Dios; para comprender la profundidad de su relación con Dios: su verdadera filiación como una filiación divina cualitativamente distinta de la nuestra gracias a es decir no meramente adoptiva; para abrirnos a situarle en la esfera de la transcendencia: ha sido exaltado como y Señor, y está sentado a la derecha de Dios, que ahora es su lugar natural: el lugar de la divinidad; para garantizar su salvación a través de toda su vida y, de su muerte, pues ya hemos indicado que la resurrección pertenece al misterio y es un elemento constitutivo para que se dé el perdón de los pecados que Dios nos concede en Cristo por su muerte -resurrección, por su pascua.
Preparo un estudio bajo el título:
y posibilidades de la cristología
Sobre la exaltación tiene unas páginas buenas W.
177-89.
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La importancia crucial de la resurrección de Jesús para nuestra fe no es nueva. Ya la afirmó Pablo con plena contundencia hacia el año 55 en su primera carta a los corintios: "Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: estáis todavía en vuestros
pecados. Por tanto, también los que durmieron en Cristo perecieron. Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, los más dignos de compasión de todos los hombres! Cor "
19).
Es decir, sin resurrección de Cristo toda la vida cristiana se viene abajo: la esperanza, la salvación, todo, pues la fe se vacía por completo de sustento. Desde aquí podemos hacer tres observaciones fundamentales. Tal desarrollo plantea muchas urgencias y una gran tarea para la teología en general y la cristología en particular. Pero se sigue una ganancia enorme: el misterio pascual, más que el misterio de la encarnación, pasa a ocupar el centro de la fe cristiana, tal y como sucede en el NT. No es que la encarnación no sea importante, o no hayamos de mantenerla y pensarla en profundidad a toda costa, o que no se fundamente en el NT. Sino que la fe neotestamentaria es más pascual que encarnatoria o, mejor, por ser primordialmente pascual es, como consecuencia, encarnatoria. Ahora la teología sistemática se sitúa, pues, más acertadamente en la de comprensión de la Escritura y ha de recorrer la lógica de este camino hasta el final, desarrollando su coherencia y sus implicaciones. La resurrección catapulta a Jesús con toda legitimitad hacia los títulos de 2. majestad. Si el Jesús terreno había sido más bien reacio a autodesignarse explícitamente con los títulos de majestad, la Iglesia postpascual entenderá con toda la razón que le competen con toda justicia una plétora de títulos y, además, ampliados, modificados y superados: primogénito de entre los muertos, Hijo del hombre celestial, Hijo de Dios, Hijo único, Señor, Sumo Sacerdote, Juez de vivos y muertos, Recapitulador de la historia, Príncipe de la Paz, Sabiduría de Dios, Logos preexistente, imagen de Dios invisible, etc. 3. Aterrizando en la pastoral, desde mi lejana de teólogo dogmático, que no se bate día a día en el dificilísimo frente de la transmisión de la fe a la siguiente generación. Nos suele suceder que la insistencia en la predicación y la praxis de Jesús no nos alcanza para llegar a la exaltación del Kyrios. Y así, nuestra pastoral genera admiradores de pero no creyentes en el "
"
Por todo esto, la elaboración teológica de la resurrección de Jesús resulta fundamental para la cristología, para la teología, para la pastoral y, en definitiva, para la misma fe cristiana.
30
Véase mi escrito De admiradores de Jesús a creyentes en Cristo", en: «Reavivar don de (2 Sal Santander 1997, 33-41. "
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Resurrección e
a)
L. "Resurrección", en: DTNT 11,532-40. en: DENT 1, c.260-75. J. KREMER, en: DENT 1, c.1126-41. J. KREMER,
En el desarrollo dogmático de la fe cristiana resurrección e inmortalidad llegarán a una intersección. Sin embargo, sería totalmente tergiversado aplicar el esquema de la inmortalidad para comprender la resurrección de Jesús. Ciertamente tal interpretación no aparece por ninguna parte en ningún documento neotestamentario. El registro en el que se mueve la interpretación de la resurrección de Jesús, del hecho de que viva y sea vivificador, es que Dios le ha o que Jesús ha resucitado . "
"
"
La terminología que se maneja no tiene nada que ver con la inmortalidad La preocupación por la inmortalidad no es propia de la mentalidad judía. El estudio del AT demuestra que la fe en Yahveh se termina por abrir a la esperanza de la resurrección de entre los muertos en una época bastante Se puede dar por plenamente afirmada solamente en el s. con el libro de Daniel y 2 Mac, aunque la evolución viene desde más atrás (p.ej., y algunos salmos). Las razones de esta esperanza no son del tipo algo hay en el hombre, el alma, que no puede morir, sino teológicas. Dios, por su fidelidad y su justicia, mantendrá la comunión con los justos más allá de la muerte. La muerte no puede ser una barrera infranqueable ni para la fidelidad ni para la justicia de Dios. Esta esperanza era conocida en tiempos de Jesús y compartida por con los fariseos (cf. Mc y par.; que ya hemos estudiado). Pero no se formulaba nunca como inmortalidad de la persona humana; menos como inmortalidad natural de un elemento propio y sustantivo de la persona humana que de por sí fuera inmortal, el alma. Eso es pura mentalidad griega. El NT maneja otro registro y otra clave para expresar la resurrección de Jesús, las resurrecciones que aparecen en el NT (milagros de resurrección) y la esperanza de la resurrección escatológica en el día final. Tampoco en el AT se encuentra la terminología de inmortalidad para las resurrecciones realizadas por los profetas e Eliseo. En toda la Escritura la terminología de inmortalidad solamente tiene importancia en el libro de Sabiduría, escrito en griego, hacia el año 50 Como resumen de la cuestión, valga esta afirmación: "El hombre es inmortal, no tanto porque haya sido creado por Dios con un alma inmortal idea que en algunos pasajes del libro el autor da por supuesta, pero que es ajena a la discusión que establece , sino porque el
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DE LA Puede verse una presentación accesible y bibliografía en BAC, Madrid La pascua de la nueva 1 y 2). (= Sobre la esta problemática, cf. J. El destino del hombre", en: ID., Sapienciales V. Sabiduría, Verbo Divino, Estella 1990, La justicia es J.R. inmortal. Una lectura del de la Sabiduría de Salomón, Santander, Sal Terrae, 1992. "
,
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haber recibido el espíritu de la sabiduría o, lo que es lo mismo, el espíritu de la justicia, lo ha convertido en inmortal . (J.R. 28). "
En todos los casos del NT se emplean, fundamentalmente y prescindiendo de todos los detalles técnicos, o bien el el verbo con su sustantivo correspondiente o bien el verbo El significado fundamental de ambas expresiones va en la misma línea e, incluso, funcionan en muchos casos como sinónimos. Su registro gira en torno a "levantar, levantarse o "despertar, despertarse '. A través de esta metáfora se expresa la nueva realidad de Jesús. Jesús no pertenece al reino de los muertos, pero no por causa de una inmortalidad natural, sino debido al poder de Dios. "
J
Más adelante, después de un largo proceso de debate con la filosofía griega, la teología terminará por defender la inmortalidad del alma de los individuos (GS 14). A pesar de algunas voces en contra, no es lo más acertado poner en contradicción la resurrección con la inmortalidad. En sentido cristiano, la inmortalidad es un don de Dios que termina por hacerse propio, dado que ha sido realmente donado. Todo esto se estudiará más adelante, tanto en antropología teológica como en escatología. El Viviente y
Para los primeros testigos se impone como evidencia incuestionable que Jesús vive, es el Viviente por antomasia, y el Esto es lo maravilloso, lo sorprendente y lo inclasificable de Jesús. Es la novedad absoluta de Dios, es la manifestación extraordinaria del poder de Dios. La nueva realidad a la que pertenece el Resucitado resulta difícil de conceptualizar. Como ya he dicho, se percibe en sus efectos. Tal acontecimiento incide espectacularmente sobre la conciencia de la primitiva comunidad. Los apóstoles y los redactores del NT nos escriben desde su relación actual y verdadera con el Y es con con quien nos quieren poner en relación, no tanto con el Jesús histórico y terreno. Sino con este Jesús que da vida y salvación, que triunfa sobre la muerte y el pecado, que nos asocia a su triunfo, que continúa presente en medio de su Iglesia, que convoca a desparramarse en misión para llegar a todas las gentes. De tal manera que la resurrección de Jesús desde el primer momento no se percibe simplemente como el triunfo de Jesús sobre la muerte y el pecado, que evidentemente también y muy en primer plano, sino también con lo que tiene que ver con nosotros: el vive y vivifica; el posee el de la vida y nos pneumatiza, nos concede su propia vida: Pues si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual. En efecto, así es como dice la Escritura: Fue hecho e l primer hombre, Adán, alma viviente [cf. Gn el último Adán, espíritu que da vida (1 Cor 45). "
De ahí el acierto del titulo de la obra de E. de un Viviente, Cristiandad, Madrid 983 (hay reedición reciente).
Jesús. La historia
XIX.
Resurrección
G. Uríbarri, SJ
EL TESTIMONIO
G.
M.
- A. MERZ,
"Jesús
resucitado: la pascua y sus interpretaciones", en: ID., El Jesús histórico. Manual, Sígueme, Salamanca 1999, 523-60. en el Nuevo Testamento", en: ID., La "La resurrección de resurrección de Jesús, SM, Madrid 1984, 20-51.
Dentro del testimonio neotestamentario sobre la resurrección de Jesús se suele distinguir entre confesiones de fe y los himnos, sin estructura narrativa, y la tradición narrativa: los relatos de apariciones y del hallazgo del sepulcro vacío. Entre estos géneros literarios se sitúa el testimonio de 1 Cor de una importancia excepcional por su antigüedad, a la vez que síntesis de ambas tradiciones. Veremos pues estos tres grupos de textos: himnos y confesiones; 1 Cor y los relatos de apariciones, junto la cuestión del sepulcro vacío que pertenece también al género narrativo. Pero antes nos detendremos un poco más en la terminología técnica, que siempre nos aporta un suelo firme a todo tipo de estudio bíblico y exegético. RELATIVA A LA
L. COENEN, "Resurrección", en: DTNT 11,532-40. en: DENT 1, c.260-75. J. KREMER, J. KREMER, en: DENT
Como ya he dicho, en el NT encontramos dos grupos para hablar de la resurrección: = levantar, alzar, erigir, uno asociado al radical del verbo despertar (transitivo) o levantarse (intransitivo); y otro asociado al radical egeír -, del verbo egeíro: = despertar, estimular, excitar, levantar, erigir (transitivo), o despertarse, moverse, alzarse, levantarse (intransitivo). Ambos coinciden en aparecer ya en los para hablar de resurrección, cuando aparece en el AT; en referirse tanto a la resurrección de individuos concretos milagros de resurrección de Jesús o la en la resurrección sostenida por los fariseos , como a la esperanza escatológica de una resurrección futura al final de los tiempos; y a la resurrección de Jesús de entre los muertos. Desde esta perspectiva lingüística inicial se pueden extraer algunas conclusiones teológicas.
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1. A saber, la resurrección que se esperaba para el final de los tiempos, para el momento de la irrupción de la escatología, con el juicio final y la clausura de la historia, ya ha acontecido en Jesús. De tal manera que con la resurrección de Jesús se da el comienzo firme de la nueva etapa escatológica, del cumplimiento escatológico. Se inaugura el nuevo y estamos ya en el tiempo escatológico. El día escatológico de Yahveh, del que comenzáramos a hablar a propósito de Juan el Bautista, ha irrumpido y ha acontecido.
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2. Nuestra propia resurrección futura, que se formula con la misma terminología, será básicamente análoga a la de Jesús. En definitiva y más estrictamente, una participación en la resurrección de Jesús, si es que nosotros nos incorporamos realmente a Cristo en el Bautismo y somos Cristo y con-Cristo . Entonces también con-resucitaremos con (cf. Ef Col JJ
"
"
3. Las resurrecciones milagrosas de gente que vuelve a esta vida temporal, ya sean las realizadas por Jesús o por otros profetas como Elías y Eliseo, son, entonces, una anticipación simbólica, un signo, de esa resurrección escatológica futura. Me centraré exclusivamente en lo que tiene que ver con la resurrección de Jesús. Para orientar un poco el estudio, adelantaré también que para la resurrección de Jesús sin negar la importancia del verbo tiene bastante importancia el sustantivo mientras que con lo importante es el verbo, mientras que el sustantivo solamente aparece en Mt y no se refiere a Jesús. Para empezar ya se puede indicar que resulta difícil encontrar una diferencia clara entre ambos radicales. Sin embargo, apurando mucho se puede llegar a descubrir una diferencia sutil entre ambos: apenas se puede establecer una diferencia entre ambos. No obstante, un examen cuidadoso del uso lingüístico permite concluir que el radical (espec. en pasiva) designa, por lo general, el acontecimiento mismo, es decir, el retorno a la vida del crucificado, mientras que palabras derivadas del radical se encuentran también en el contexto de resurrecciones operadas por durante su vida terrestre y también de la resurrección general escatológica." (L. COENEN, DTNT 11,533).
a)
y
El primer grupo lingüístico que tenemos que estudiar es el verbo y el sustantivo derivado de También se dan algunos derivados, con pocas ocurrencias, que considero. El verbo aparece 108 veces en el NT; de ellas en 35 ocasiones con sentido técnico de levantar de entre los muertos (transitivo) o de uno mismo de entre los muertos El sustantivo aparece 41 veces en el NT, de ellas, a excepción de Lc siempre con el significado técnico de resucitar. Se puede percibir, pues, la especialización del sustantivo para la "
DENT 35
Como nota curiosa, el nombre Anastasia y Anastasio procede de aquí y significa "resurrección". Los grandes misterios cristianos se han convertido en nombres propios dentro de la tradición cristiana: Trinidad, Encarnación, Concepcióny, también, Resurrección.
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2.
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Para hacernos una idea del fondo
conviene notar que:
anístemi indica siempre una nueva acción o movimiento, expresa sobre todo la acción de levantarse o alzarse de quien yace enfermo, y el cambio que se ha producido en la suerte de esa persona. Por esta razón, anístemi es muy apropiado para expresar el cambio, al parecer imposible, que se produce en la suerte de los muertos. Esto era obvio especialmente en una época en que consideraba la enfermedad y la muerte como realidades íntimamente relacionadas." (DENT
"
Es decir, el radical básico del verbo nos habla de un cambio radical, como primer factor. Y , segundo, de un cambio que consiste en salir de un estado de postración a ponerse en pie. Es decir, la dinámica del movimiento enlaza suavemente con la exaltación de Jesús, desde la muerte hasta la derecha de Dios, dando al verbo y la acción de levantarse toda la extensión imaginable. 3.
Empleado para la resurrección de Jesús lo fundamental es l o El verbo anístemi (usado en sentido intransitivo) designa la resurrección de Jesús en la fórmula prepaulina de fe que leemos en 1 Tes anístemi significa aquí murió y Por su relación con claramente la victoria sobre la muerte. Más aún, el contexto paulino presupone la existencia real del resucitado más allá de la tierra. Tan solo como tal, el Crucificado puede ser invocado ya desde ahora por la comunidad de fe (cf. 1 Tes 1 Cor De esta manera la resurrección de Jesús se distingue de un retorno a la vida de este mundo, y anístemi debe considerarse aquí como una expresión metafórica de una realidad que en último término es imposible de imaginar y que carece de analogía." (DENT "
Nos hallamos ante un vocabulario muy antiguo de la tradición cristiana, prepaulino. Lo cual significa que estamos ante una comprensión muy primitiva de lo que había ocurrido con Jesús: fue levantado por Dios del reino de la muerte Hch Al hacerlo, rompió las ataduras o ligaduras de la muerte, de tal forma que la muerte ya no tiene más poder sobre la humanidad. Pues la humanidad de Cristo Jesús ha descendido hasta los abismos y ha hecho saltar en pedazos la fuerza antihumana de la De que la muerte de Jesús tenga efectos universales, aplicables en grado a los justos del AT, que se salvan en Cristo, más allá de quienes explícitamente se adhieren por el bautismo al Señor Jesús. La concepción central del NT implica que Jesús vive, vive de otra manera diferente a la habitual y conocida por nosotros. La resurrección de Jesús se distingue nítidamente de todos los otros casos de resurrecciones que Sobre el descenso de Cristo a los infiernos y su poder puede verse L'agonie de la ou la Descente aux Enfers: como iniciación: A. Revue Théologique de Louvain 25 (1994) 5-29 [resumido en: (1995: 134) agli di Cristo: note patrisfiche: Rivista di 83-94)]; G. ANCONA, La e di un Scienze Religiosi (1994) 1; ID., Disceso agli di de Nuova, Roma 1999; J. NOEMI, El descenso a los Jesucristo: Teología y Vida 35 (1994)
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encontramos en el AT o en el Mientras que la resurrección de Lázaro o de la hija de consiste en un retorno a esta vida, la resurrección de Jesús implica la entrada en una nueva forma de existencia. Por eso, implica continuidad fundamental: es el mismo Jesús y no otro quien pero también ruptura: está sentado a la derecha de Dios con un cuerpo La nueva vida de Jesús es plenamente real y, al mismo tiempo, radicalmente distinta de la nuestra. Esto nos impone la necesidad de un lenguaje simbólico, metafórico y analógico ara hablar de la resurrección y de todo lo que está en relación con la acceso a la comprensión de las realidades que tienen que ver con la resurrección resulta, por ello, algo difícil y no es fácil de formular. Para captarlo bien, conviene acudir a todo el registro que nos presenta el NT: confesiones de fe, apariciones con forma corpórea, inasibilidad del Resucitado, etc. En el NT se da una combinación entre las afirmaciones que ponen a Dios como sujeto de la acción de la resurrección de Jesús y las que lo dejan más en suspenso o, incluso, la atribuyen a Jesús. Se ha de entender que la resurrección es primeramente un acto de Dios sobre Jesús. Pero que tal acto de vivificar a Jesús y resucitarle, llena a Jesús de vida de tal manera que resucita. La fenomenología que podemos imaginar guarda un cierto paralelismo con las curaciones de por ejemplo el muchacho epiléptico una vez curado, el muchacho se levantó por sí mismo. El texto expresa muy bien cómo los dos, Jesús y el muchacho, son sujetos: Pero Jesús, cogiéndole la mano, lo levantó y se puso en pie" (cf. Mc "
Estas sutiles diferencias tienen gran peso teológico. Pues desde una cristología de la exaltación, como venimos practicando en cuanto opción metodológica no como negativa a reconocer el valor de una cristología de descenso , resulta muy valiosa esta doble combinación: Dios resucita a Jesús (exaltación). Pero el resucitarle implica el dotarle de la vida y de la capacidad de vivificar. Capacidad que ahora ya es propia de Jesús y le pertenece a Desde aquí se entiende que la filiación de Jesús, aunque debida a la exaltación en la línea de Rm no sea adoptiva. Por eso, también la y la resurrección manifiestan el ser propio de Jesús: aquel cuya vida estaba tan ligada a Dios y le fue tan grata que no pudo permanecer en la muerte. Y, por lo tanto, se retrotrae en cierto sentido, la divinidad de Jesús al de su historia humana. Aparecía algo como lo que insinúa san Ignacio para la pasión: la divinidad se esconde en la pasión y se manifiesta en la resurrección
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En este sentido afirma W. 183, que la resurrección contiene una o aspecto histórico: un pedazo de nuestra historia, Jesús, resucita. Nuestra sociedad actual tiene una gran dificultad para abrirse a esperanza en otra vida diferente de esta nuestra en las condiciones del espacio y el tiempo. Esta es una de las razones que explican el auge de la creencia en la reencarnación en las sociedades occidentales "avanzadas . Pueden verse mis artículos: La reencarnación en Occidente: Razón y Fe 238 (julio-agosto 1998) 29-43; La occidenfal de la creencia en la reencarnación: Miscelánea Comillas 56 (1998) JJ
Me he referido a ello, desde otra perspectiva, en mi escrito: Necesidad de un imaginario cristiano del más allá: Iglesia viva 206 (abril junio 2001) 45-82.
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necesarios después del sacrificio redentor de la cruz. Lo que es grato y agradable a Dios se ha manifestado plenamente en el conjunto de la vida y enseñanza de Jesús. De tal manera que la Ley no es ya la manifestación suprema de la voluntad de Dios y del modo de agradarle, sino la vida entera de Cristo Jesús. Por eso, la vida cristiana es bien seguimiento de Jesús" bien ofrenda al estilo de Jesús (Rm Ef con un culto espiritual, mucho más "
Aquí encontramos una clave que lleva dentro de sí el germen de la necesaria apertura a los La universalidad de la soberanía del Señor Jesús no puede quedar circunscrita al mundo de los judíos, abarca a los gentiles y al universo entero. Por eso, la misión a la que el Resucitado envía es universal Mt Desde este señorío Jesús crucificado y resucitado es el centro de la salvación y posee la capacidad de donar salvación, de donar vida, la vida de Dios. Pues el espíritu de Dios y la gloria de Dios están en en plenitud. Gracias al bautismo (cf. 1 Pe nosotros alcanzamos esta salvación que ha acontecido por la muerte y la resurrección de Jesús, participamos en su vida, en sus sufrimientos y en su destino; después de esta vida, moraremos junto con y como junto a Dios.
Dentro del radical tiene importancia solamente el verbo. Aparece 144 veces en el NT; de ellas 59 en un sentido general y en resto en el sentido técnico de resurrección. En 52 ocasiones se emplea para hablar específicamente de la resurrección de Cristo. En cuanto a su valor en sentido transitivo significa despertar" 2. y en sentido intransitivo designa el hecho o la acción de una persona que se despierta o se levanta . "
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Para designar la resurrección de Jesús. Aparece 31 veces en voz pasiva 3. y el resto en voz media. La pasiva indicaría una acción de Dios, que sería el sujeto agente (cf. p.ej.: Lc Rm Mc y Mt El significado de la voz media es más discutido. Aunque no sea exacto, valga como primera aproximación entender la voz media griega como cercana a nuestros verbos reflexivos. W. Kremer llega a esta conclusión: las formas de egeíro que deben interpretarse en sentid medio, no designan (o, por lo menos, no lo hacen en primer lugar) la acción que el Crucificado experimentó en la Pascua, sino la manifestación de la nueva
Cf 2 Cor 2,1416, que alude a los sacrificios y a su olor". Una interpretación libre y una aplicación en mi escrito: «Gratos son al olfato tus (Cant Consideraciones apasionadas sobre y Vida Religiosa)): Sal Terrae 8216 (1994) 473-485. "
Sobre
THEISSEN,
542.
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recalca de esta manera la acción de Dios, como un Dios de vida y de vivos; que ahora ha concedido a Jesús esa capacidad de donar la vida, al poseerla de un modo nuevo y radical (Jn En segundo lugar, en estas fórmulas no se encuentra la apelación al tercer día". Sí al hecho de que Jesús murió una muerte real, y que fue resucitado de entre los muertos.
"
En tercer lugar, manejan un lenguaje de exaltación o resurreción. La resurrección mira más al estadio anterior del que Jesús ha salido o ha dejado atrás. Por lo tanto se orienta más al pasado. La exaltación y, sobre todo, la glorificación, preferida por Juan, miran más a la realidad hacia la que Jesús va, no solamente el lugar o el estado de donde sale. La carta a los hebreos prefiere Y Juan hablará de la hablar de consumación", (cf. Heb glorificación. En todo caso, la exaltación expresa mejor la nueva realidad del Resucitado. Pues su resurrección no es como la de Lázaro. Sino que ahora mora junto a Dios y pertenece a su esfera. Lo cual simbólicamente se expresa mediante la sesión a su diestra. Jesús ahora vive para siempre; no puede morir más (Rm Hch Para Juan, ha retornado al Padre (Jn etc.). Esto, paradójicamente, le permite otra forma de cercanía con los suyos, que es incluso más intensa y profunda que la presencia física (Jn Mt "
La ascensión se ha de entender en continuidad y como radicalización de la exaltación. En el fondo, teológicamente no le añade mucho más de relieve. Su sentido teológico es doble: Solamente la recoge Lucas (Hch Cierra el ciclo de las apariciones con los cuarenta días. La cifra es simbólica (años del pueblo de Israel en el desierto; tiempo de ayuno de Moisés: Ex Dt del profeta 1 Re de Jesús en el desierto: Mt 4,2 y par.) y quiere decir un periodo de tiempo suficientemente amplio. Con la Ascensión se inaugura un tiempo nuevo en la Iglesia, en la que la fe en el Resucitado no se transmite por las apariciones", es decir, de un modo maravillosista, milagrístico o similar, sino mediante el testimonio de los anteriores testigos, de los testigos apostólicos (cf. Jn Tomás). Termina un periodo extraordinario en la vida de la Iglesia y comienza la larga etapa de la normalidad, en la cual el Resucitado sigue presente y actuando, pero de otra forma. "
Expresa de una manera plástica, figurativa e imaginativa cómo humanidad de pasa a morar junto a Dios. De esta manera, a humanidad, con Cristo como cabeza, pasa a ingresar en esfera y ámbito de Dios, más cercana a Dios que los mismos ángeles. Sobre Ascensión dice Ireneo, en un texto escrito hacia al año 200: "He aquí lo que dice David de la Ascensión al cielo, después de la resurrección de entre los muertos: Los de Dios a decenas de millares, y de cocheros. El Señor está entre en en el subió a lo alto, cautivó al cautiverio; ha recibido y entregado dones a los [Sal Por cautivar entiende la destrucción del poder de los ángeles rebeldes. Dio a conocer el lugar donde habría de subir de la tierra al cielo al decir: Señor en subió a lo [Sal
la la el la
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67,181. En efecto, en el monte de los Olivos, frente a Jerusalén, después de resucitado de entre los muertos, reunió a sus discípulos y habiéndoles recordado lo concerniente al reino de los cielos, fue levantado ante sus ojos y vieron ellos cómo lo acogían, abiertos, los cielos [cf. Hch La misma cosa dice nuevamente David: Alzad, oh príncipes, vuestras [Sal puertas; levantaos puedas eternas, y entrará el rey de la puertas eternas son, efectivamente, los cielos. Mas como el Verbo descendió invisible para los seres creados, no fue reconocido, a su descenso, por ellos. Pero como se había encarnado, se hizo visible cuando ascendió al cielo. Al verle los principados de los ángeles inferiores, gritaron a los que estaban en el firmamento: Alzad vuestras puedas; alzaos, puedas eternas, para que entre el rey de la gloria. Estos, asombrados, se preguntaban: es éste?, y los que le habían visto, atestiguan por segunda vez: El Señor oderoso y fuerte es el rey de la Dem. 83-84). 2.3. EL TEXTO DE
COR
Todos los autores coinciden en prestarle una importancia especial a 1 Cor 15. Se trata, sin duda, de un texto clave para la teología de la resurrección, tanto de Cristo como la nuestra. Se puede decir, si es que se nos permite la expresión, que es el compendio más completo de teología sobre la resurrección en el conjunto del NT. La presentación del texto en este caso se ceñirá a la formulación kerigmática central, al comienzo del capítulo, sin adentrarnos en lo concerniente a la resurrección del cristiano individual. El texto que nos ocupa es de gran antigüedad. Ya la misma primera
carta a los Corintios se ha de datar hacia el año 55. Pero aquí, además, se reconoce en 1 Cor un texto prepaulino, que Pablo ha recibido en su instrucción y ahora transmite de nuevo. Por eso, se cree que 1 Cor representa el testimonio más antiguo sobre la resurrección de Jesús. Además, aquí se entremezcla la tradición de las confesiones de fe, con una formulación kerigmática muy antigua, junto con la presencia de las apariciones. Voy a ir comentando los aspectos más destacados, pero antes conviene conocer su tenor textual: "
Porque os transmití en primer lo que a mi vez recibí que Cristo por nuestros pecados (apéthanen según las Escrituras; que fue sepultado (etáfe; tercer día, según las Escrituras; que se apareció (óphthe;
.
ton
y que resucitó
al
a Cefas y luego a los Doce;
la versión de DE Demostración de la predicación 2; introducción, traducción y notas [extractadas de la obra de A. ORBE] apostólica de E. ROMERO POSE), Ciudad Nueva, Madrid 1992. Pueden verse las amplias notas explicativas y con comentario de las p. 201-4. Véase el análisis de
THEISSEN, 537-40.
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después se apareció (óphthe;
a más de quinientos hermanos a la
vez,
de los cuales la mayor parte viven y otros murieron. Y luego se apareció (óphthe; a Santiago; más tarde a todos los apóstoles. se me apareció (óphthe; también a mí, como a Y en último un abortivo." (1 Cor
a)
Antigüedad
El texto recuerda, en primer lugar, a los Corintios lo que les transmitió. Esto nos sitúa en el año 51, cuando Pablo visita la comunidad. Pero mas radicalmente, la terminología es la propia y técnica de la transmisión de la fe, de la paradosis. Por lo tanto, Pablo les ha transmitido lo que previamente como un eslabón más dentro de esa cadena de vida que es la transmisión de la tradición dentro de la Iglesia. Pues la transmisión de la tradición, de lo recibido por los testigos anteriores, consiste en el traspaso de la fe y de la vida recibida; no en un escleroterismo o un tradicionalismo barato, sino en el enraizamiento en los orígenes y en lo probado en el crisol de la vida y la historia. Por lo tanto, nos remontamos a la primera enseñanza recibida por Pablo, con terminología no paulina (como por ejemplo el término arameo Cefas) y otros elementos muy primitivos (ej: la distinción entre los Doce y los apóstoles), que nos permiten remontarnos la instrucción de Pablo después de su conversión (cf. Gal Hch Lo cual nos sitúa hacia los años 37.
La fórmula kerigmática La paradosis se concentra en una fórmula kerigmática central, con una estructura muy clara y paralela: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, que fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras" (1 Cor
"
Esto nos obliga a pensar en una sobresalientes son:
fija muy antigua. Sus elementos más
Cristo murió por nuestros pecados ". La kerigmática a) comienza por la muerte de Cristo. Pero incluye una interpretación soteriológica muy fuerte. Nos encontramos con una fórmula Cristo muere por nuestros pecados. Es decir, muere para liberarnos de nuestros pecados, en el sentido fuerte de la como magnitud escatológica capaz de alejarnos de Dios y llevarnos a la desgracia; y no como paraptómata: transgresiones menores o pecados menores en comparación con el anterior, que no tuercen el rumbo escatológico de la historia hacia Dios. Así, Cristo en su muerte carga "
Otra ocasión semejante: 1 Cor
la tradición sobre la Cena.
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con todas las consecuencias de nuestros pecados y las anula. Ya hemos estudiado previamente este punto. Fue sepultado". La sepultura indica el carácter real de la muerte de b) Cristo. No se menciona el sepulcro vacío, que posiblemente no perteneció a la tradición más primitiva ni a sus preocupaciones. El asunto no era qué pasó con el cadáver sepultado en el sepulcro, sino que Cristo Jesús vive ahora. "
Tanto para la muerte como para la sepultura el tiempo verbal que se emplea es el aoristo; en el segundo caso, como es natural, se trata de un aoristo pasivo. Aquí indica una acción en el pasado, que terminó y culminó en el pasado, expresando una acción pasada ya cerrada. Su sentido es el del indefinido castellano. Resucito. La resurrección se formula con uno de los verbos ya estudiados: El tiempo verbal es un perfecto pasivo, que indica una acción realizada en el pasado, pero cuyo efecto se mantiene en el presente. [Ej: me han aprobado cristología y sigo aprobado]. Por lo tanto se nos remite a la realidad actual de Cristo como Resucitado. La pasiva señala la acción de Dios, que refleja la primera comprensión de la resurrección, más alejada de una confesión más evidente de la propia divinidad y fuerza de Cristo para autoresucitarse o para vencer a la muerte. "
Se encadena la muerte, la sepultura y la resurrección. Los tres verbos principales tienen el mismo e idéntico sujeto. Con lo cual se subraya la continuidad: el mismo que murió salvíficamente, que fue sepultado y por lo tanto murió real y verdaderamente, ése mismo es el que ha sido resucitado ahora. Al tercer día . La resurrección tuvo lugar al tercer día. No se trata de d) una indicación cronológica, sino teológica. Pues si nos ponemos a hacer los cálculos, no nos salen tres días: Jesús muere un viernes, hacia mediodía; el sábado hay un gran silencio el silencio de Dios o el en que Cristo desciende a los infiernos , y el domingo, muy de mañana, con el alba, ya no está en el sepulcro según el testimonio de las mujeres. Con lo al máximo tenemos: medio del viernes, el sábado, y algo de la noche domingo; es decir, un día (el sábado), medio día (del viernes), y en todo caso unas horas de la noche del domingo. En consecuencia, no ni a dos completos. "
"
-
Además, los relatos de apariciones de los evangelios h primer día de semana". Tal expresión está cargada de i teológica. Pues la creación duró una semana. La nueva creación comienza, efectivamente, con la resurrección de Cristo, en el primer de la nueva creación. Por eso se ha de ver ese día, el primero de la semana, en correlación con el primer día de la creación, en toda su significación y potencia teológica. En este terreno, como en tantos, nos movemos en conjeturas e hipótesis. Es hipotéticamente posible que las mujeres fueran al sepulcro precisamente el primer día de la semana. Ahora bien, los relatos insisten en la enorme sorpresa y en la falta de preparación para lo que pretendían: pues la
,
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piedra era enorme (Mc Es decir, desde una perspectiva histórica esta ida al sepulcro es precipitada e ingenua. Además, esto obligaría a situar la conciencia de la resurrección ya desde ese primer día, a pesar de que el testimonio original de las mujeres siempre encontró resistencia, según nuestras fuentes, que en este particular parecen fidedignas. Que la conciencia de la resurrección irrumpiera en la comunidad el primer de la semana siguiente está en contradicción con el encierro de los discípulos por miedo a los judíos en Jerusalén (Jn cf. Lc con la decepción de los de Emaús que iban de camino aquel mismo día (Lc con la huida a donde se han ido los discípulos (cf. y par.). Es decir, la intencionalidad de los relatos de aparición y del descubrimiento del sepulcro no se rige por intereses cronológicos, sino Otra prueba más en esta dirección es la acumulación de apariciones en este primer día". Lo cual nos invita a pensar en escatológico de la resurrección, más que en un plazo cronológíco exacto de 24 horas. La cronología, en sentido histórico topa con dificultades serias. Mientras que en todo el conjunto de los relatos lo que predomina es la transmisión "
"
"
El sentido del tercer día, de modo parejo al primer día de la semana, es teológico. Se refiere al día de la actuación escatológica de Yahveh. Esto se demuestra por la confluencia de esta serie de testimonios: En primer lugar, destaca el texto de Os volvamos a Yahveh, pues ha desgarrado y nos curará, ha herido y nos vendará. de dos nos dará la vida, al tercer nos hará y en su presencia viviremos. Tal acepción del tercer día aparece incluso afirmada en otros textos evangélicos. La encontramos con el sentido de "consumación" en Lc en la respuesta de Jesús cuando le avisan de que Herodes quiere matarle: expulso y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. (cf. tb. Lc Con el mismo sentido aparece referido al episodido de Jonás, que pasó días en el vientre de la ballena, con un clara referencia a Jesús, su muerte y su resurrección (cf. Mt Los anuncios de la pasión, y de la resurrección, el teologúmenon de los tres días (cf. Mc Aunque no sean fáciles de datar y no se pueda presumir de antemano sin más que son de la época de Jesús, en targumes y se identifica el tercer día por el tiempo de la consolación y la liberación final, como la plenitud última y con la resurrección universal Juan no insiste en el tercer día, sino más bien en la con umación" (Jn que nos sitúa en misma órbita. "
"
"
Este será uno de los títulos cristológicos aplicados a Jesús, si se puede hablar así, dentro del judeocristianismo. Si uno el arché (principio) y el "día ' cf. J. Tournai (Belg.) 1958, En anastesórnetha, del verbo anístemi. En el TM aparece el verbo hebreo qum, que es que traducen tanto anístemi como 1
M. GESTEIRA, 29; con las referencias en notas.
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Resurrección
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En conclusión: todo aboca a entender el tercer día como el día de la actuación escatológica de Yahveh por antonomasia. Precisamente lo que ocurre con la resurrección de Jesús. Por lo tanto la resurrección tuvo lugar, efectivamente, al tercer día. no conviene poner en tela de juicio la cronología si esto lleva a tambalear la fe. Conviene ir dando el sentido teológico del asunto inicialmente ligado a la cronología, como si todo encajara perfectamente (al fin y al cabo se mencionan tres días: viernes, sábado y domingo); para quienes vayan cuestionando la cronología, que es fácil de hacer, entonces indicarles la primacía del sentido teológico en combinación con el primer día de la semana. Según las Escrituras . Esta fórmula fija se repite dos veces. Aquí no se e) porporciona la prueba escriturística correspondiente. Se manifiesta con claridad que se entiende que el conjunto de la vida de Jesús, hasta su muerte, es cumplimiento de la profecía veterotestamentaria tomada en su conjunto, no respondiendo a un texto aislado o particular. Y que, igualmente, su resurrección pertenece plan primigenio de Dios. Por lo tanto, todo el misterio de Cristo en su conjunto es visto y leído por el cristianismo más primitivo como cumplimiento de las Escrituras , es decir: dentro del designio salvífico de Dios para el pueblo de Israel tomado en su conjunto y en su intencionalidad última. "
"
"
c)
"
Las apariciones
El segundo componente principal de este texto son las referencias a las apariciones, que ahora comento. Óphthe Este término, óphthe, es el aoristo pasivo del verbo que significa ver". Por lo tanto, el término en cuestión significa fue visto". Se trata del término técnico para las apariciones, que también se emplea por el NT para los relatos de apariciones de los evangelios (cf. Lc Hch que estudiaremos seguidamente. Ya adelantamos su significación. a)
"
"
Su sentido fundamental, como fórmula técnica, va en línea de "hacerse ver" o dejarse ver". Esto indica que los discípulos que ven al Señor Resucitado son objeto de una acción en la que el protagonismo n les compete a ellos. Son receptores de una iniciativa por parte de Resucitado. Evidentemente, entonces la resurreción no es ni creación ni elaboración subjetiva de los discípulos. Con este término se pone de relieve cómo en la resurrección de Jesús se implica la nueva vida de Jesús, manifiesta en esplendor, como y el impulso que esta vid en los discípulos, que entran en contacto de un modo nuevo una nueva comunión con Jesús resucitado. De tal manera que la primacía la ostenta el Resucitado, con una exterioridad respecto a los discípulos. Sin embargo esta en la relación con el Resucitado, nueva realidad no se percibe sino en la sin la objetividad crasa de quien toca un cuerpo fisico. Por lo tanto, toda la relación con el Resucitado sucede en el ámbito de la fe: la Palabra, la Iglesia, el Sacramento, su presencia nueva en el mundo. "
-
-
Tampoco eran posibles los milagros sin
fe.
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Ostenta gran importancia que sea el término que los emplean para teofanías veterotestamentarias Gn etc.). De tal manera que no cabe duda de que a las apariciones del Resucitado se les da de un modo deliberado el carácter de una revelación o manifestación de Dios. Por eso, la manifestación o aparición del Resucitado ostenta un claro carácter teológico de revelación. Otras neotestamentarias recogen así expresamente la manifestación de Jesús desde su nueva realidad (cf. 1 12.15s: Cefas. En cuanto a los receptores de las apariciones, en este relato se b) menciona en primer lugar a Pedro, bajo su nombre arameo de Cefas (piedra). Esto refleja su importancia para la comunidad primitiva. Sin embargo, en la tradición de aparaciones de los evangelios la primacía la tienen las mujeres y, mas en concreto, María Magdalena. A pesar de que el asunto no es fácil, parece haber argumentos para creer como históricamente más fidedigno que la primera receptora de una aparición fue María La primacía de Pedro que aquí se refleja obedece a motivaciones que resaltan la figura de Pedro. Los Doce. El siguiente grupo que se menciona son los Doce. Como se c) puede percibir, se va siguiendo una jerarquía Parece bastante segura una aparición al grupo de los Doce, evidentemente sin Judas, de lo cual hay huella en otros textos del Llama la atención la diferencia entre los Doce y los apóstoles. Expresa una situación en que estos dos grupos no se han identificado todavía, formando el grupo de los doce apóstoles . "
,
"
Los quinientos. El número es abultado. Parece poder reflejar la realidad c) de que comunidad primitiva tomó fuertemente consciencia de la nueva relación con Jesús resucitado. De un número tan grande de apariciones solamente nos habla este texto. Da la impresión, además, de un tenor apologético claro, indicando, además, que muchos de ellos viven aún y prodrían testificar personalmente. Lo más lógico es pensar en que las apariciones no se circunscribieron a los líderes de la comunidad, tal y como lo refleja Pablo en su relación. Llama la atención que en esta lista no se mencione a mujeres y se oculte su protagonismo en la primitivísima comunidad cristiana. Pudiera ser debido a que su testimonio no tenía valor jurídico en la pero aún la tradición evangélica ha justa con ellas, pues no se trata de generosidad sino de honestidad. Santiago. Se refiere a quien presidía la Iglesia de (cf. Mt Hch El text sigue, pues [= Mc privilegiando a los de las comunidades, que es una manera lógica en la antigüedad de legitimar esas comunidades en cuanto tales. De una aparición en solitario a Santiago nada dicen las fuentes canónicas. Por estas fechas, cuando el texto se redacta y, sobre todo, cuando se le transmite a Pablo, Santiago vivía.
a
d)
Véase la discusión, muy matizada, en G. THEISSEN, 545-8. Cf. G. THEISSEN, 544-5.
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G.
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SJ
Todos los apóstoles. Aquí se percibe que los apóstoles son aquellos que e) han visto Señor y a quienes el Resucitado ha enviado a predicar. apóstol significa enviado '. Los apóstoles son primitivamente los testigos de la resurrección, y no e l grupo de los Doce. "
JJ
"
"
"
1
Por Último se le apareció a De esta experiencia de Pablo de encuentro con el Señor Jesús tenemos información en y en los Hch (cf. tb. 1 Cor Nos proporciona una cierta pauta para entender lo que pudieron ser las otras apariciones: un encuentro verdadero, pero en el orden de la conversión, que lleva a la fe, donde se da un reconocimiento de que verdaderamente es el Señor. Tal encuentro cambia la vida y le da otra orientación.
f)
2.4. LA
NARRATIVA
Dentro de los relatos de apariciones se distinguen dos temas, que inicialmente funcionaron de modo independiente y luego vinieron a fusionarse: la tradición del sepulcro vacío y las apariciones. La tradición del sepulcro vacío
a)
Este tema ha sido muy .debatido por la investigación histórica sobre Jesús y lo sigue siendo hoy en A pesar de ello, me parece que se pueden establecer estos puntos fundamentales: Jesús fue sepultado y el lugar de su sepultura resultaba conocido para 1. primitiva comunidad de Jerusalén. La tradición coincide en mencionar el sepulcro, a José de Arimatea. Era posible en la época que cediese el cadáver y, como ya hemos visto, que un judío piadoso le diera Ha habido argumentaciones en contra del sepultura (cf. Dt de: Jesús recibió sepultura en una fosa común o en un lugar desconocido. Pero no llegar a aportar una argumentación más sólida que su contraria: en un lugar conocido. A pesar de todo, parece más consistente defender el sepulcro 2. realmente estaba Las principales razones a favor son las siguientes: Si se hubiera querido inventar o construir esta historia, habría sido muy poco hábil adjudicado a las mujeres, como quiene descubren la tumba vacía. Su testimonio no tenía valor judicial. De inventar una historia habrían buscado varones y, a ser posible, de prestigio y posición social alta, para que su palabra fuera más creíble.
Sobre
la legitimidad del apostolado auf Leben
631-7.
Véase G. THEISSEN,
y
sus peculiaridades, cf. B. Herder, Freiburg
XIX. Resurrección
G. Uríbarri, SJ
La acusación de robo del cadáver (Mt no tiene sentido si fuera posible constatar la presencia del cadáver en la tumba. El turno de guardia puesto por Pilato tiene todos los visos de una construcción posterior y no histórica. Pero la acusación del robo sí que refleja la situación postpascual. Tal acusación se convierte en argumento a favor de la tumba vacía. A pesar de todo, y de que el asunto es discutido (pues también se habla de Abrahán como vivo y se venera su sepulcro, sin entender que estaba vacío) parece más difícilmente sostenible la fe y la predicación en Jerusalén de la resurrección de Jesús, si, dada la mentalidad judía de la época, se podía constatar sin más que sus huesos y su cadáver estaban reposando en el sepulcro. No se generó, como habría sido lógica, una tradición de veneración del sepulcro de Jesús en la Iglesia más primitiva. De haber estado allí presente su cuerpo, y dada la tradición de la veneración de las tumbas de los grandes profetas y hombres de Dios, esto solamente se explica consistentemente si el sepulcro estaba vacío. Nuestra fe no se fundamenta en el hecho del sepulcro vacío. Pues tal 3. hecho, para empezar, es ambiguo: la razón de que esté vacío se puede deber a un robo o a otras razones. El signo en cuanto tal no es concluyente, aunque sirva de apoyo a la fe. Nuestra fe se centra en que Jesús esta ahora vivo, vivifica, está entronizado a la derecha de Dios, es el que ha vencido a la Muerte para siempre y por nosotros. El sepulcro vacío sin más se queda muy lejos de la fe b)
Los relatos de apariciones
Ya he indicado el carácter de "revelación" de las apariciones al examinar 1. el término técnico óphthe. Resulta curiosa la presencia de seres celestiales (ángeles), la que, por 2. otra parte, la tradición evangélica es más bien remisa. La presencia de los ángeles nos remite tanto a la revelación de Dios mismo a través de su angel, el angel de Yahveh; o bien a la manifestación de la situación de Cristo Jesús, a quien los ángeles sirven y revelan. Estas dos funciones de los ángeles, como mensajeros-reveladores y como adoradores subordinados que manifiestan la gloria que ahora compete a Jesús, ya expresan mucho de lo que supone la resurrección. De una parte implica un vacío: no está el sepulcro. Y este vacío genera desconcierto, miedo e incredulidad pertinaz. Pero cuando el vacío se asimila, se llena de la presencia de la gloria del resucitado, anunciada por los ángeles, como ya ocurriera con el nacimiento (Lc Respecto a la posible materialidad del cuerpo del Resucitado se dan 3. oscilaciones. A veces se indica claramente que ahora no posee una corporalidad como la que tenía antes de resucitar: entra en una estancia con las puertas cerradas; María Magdalena le confunde con el hortelano, como si no le hubiera conocido bien; los de Emaús solamente le reconocen al partir el pan y justo después inmediatamente se esfuma. Sin embargo, otras escenas
Resurrección
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recalcan una corporalidad más semejante a la nuestra y a la que tenía antes e resucitar: come junto con los discípulos y les enseña las heridas, las cicatrices que identifican a una persona (hasta en las novelas y películas policíacas). El sentido que está detrás es el Por una parte se afirma claramente la identidad del Crucificado con el Resucitado. cicatrices van en esta línea, aunque nunca se indica que Tomás ni ningún otro metiera su mano o su dedo dentro de las heridas (también supondría que Jesús quedó con las heridas sin cicatrizar y que seguía el agujero, como en películas de zombies). Incluso el texto correspondiente de María Magdalena (Jn indica claramente que la relación adecuada con el resucitado no es la del contacto táctil. Pues Jesús le prohíbe que le agarre. En el original hay un imperativo con la partícula me, que expresaría la intención de terminar con estado Así, pues, el resultado fundamental va en la misma Iínea: aun afirmando la identidad de Jesús, es el mismo, no se le puede apresar de una manera táctil o establecer con una relación de tú a tú en el ámbito del contacto físico. Ciertamente se afirma la corporalidad del Resucitado, que se les aparece en figura humana, come con ellos, les su Espíritu, dona el don de la paz, les envía a predicar. Pero esta materialidad, expresada espléndidamente en la comensalidad (continuidad de la comensalidad con los pecadores, de la última Cena, del reino como banquete que acontece en el encuentro con el Resucitado) no es una materialidad fisicista ni crasa. Rompe los límites de nuestra capacidad formular adecuadamente la corporalidad del resucitado, que es espiritual, en cuanto totalmente habitada por el Espíritu de Dios, es gloriosa, en cuanto que habita plenamente y difunde la gloria de NO deja de ser corporalidad, puesto que el cuerpo pertenece radicalmente a la identidad de la persona. Sin la continuidad del cuerpo caeríamos en un docetismo cristológico y en la negación de uno de los aspectos fundamentales de la encarnación. Por eso, en la resurrección se da transformación y continuidad, tal y como Pablo subraya (1 Cor No se trata de una mera continuidad sin transformación, pues La carne y la sangre no pueden heredar el reino de los cielos; ni la corrupción hereda la (1 Cor Pero tampoco de un partir de cero, recoger la identidad corporal anterior. "
A fin de cuentas, la corporalidad del resucitado es un Ya que está fuera de nuestras condiciones ordinarias de espacio y tiempo, que es lo que conocemos. Desde su novedad escatológica abarca el conjunto de la historia y se hace presente sacramentalmente en nuestro mundo.
Sobre la corporalidad del Resucitado, cf. M. GESTEIRA, 59-67. Clave lingüística del Nuevo Testamento Griego,
Aurora, Buenos Aires 1986, 225. 59
- Ediciones La
Un estudio a fondo de la corporalidad daría mucho de sí y muy interesante. Para una breve ilustración preliminar, cf. mi escrito: La Estudios un concepto originario de Peterson Eclesiásticos 78 (2003) 29-105, p. ej.: 52-4, 66-77, 95-97.
XIX. Resurrección
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Las aparicones se dan en el marco de la fe y la promueven. Generan una comunión vital, en el Espíritu, con el Resucitado. nos da su vida, su Espíritu, nos vivifica y nos hace vivir en su Espíritu y en su fuerza. Así, ya participamos de la fuerza de su resurrección y nos unimos a su destino, a través de su mismo camino de padecimientos (cf. Filp Por eso, la nueva relación se en el ámbito general de la fe, del Espíritu. Tal comunión se manifiesta especialmente a través del envío: el Resucitado envía. 4.
La misión se modifica con respecto al envío del Jesús terreno en varios sentidos. Incluye el anuncio de su resurrección, aspecto imposible de incluir antes de la Pascua. Además, se hace capacitados por el don del Espíritu y de la Paz. Es decir, el discípulo enviado va a la misión pertrechado con "armas escatológicas" que recibido del Resucitado. Estas armas le darán, sin duda, la victoria escatológica que persigue, más allá de todo posible fracaso intrahistórico, no solamente posible sino bien frecuente en la historia de la La misión se amplía a todo el universo, aunque inicialmente comience por reconstruir la comunidad. Algunas de las apariciones tienen el sentido de reforzar la misión en medio de la tentación de desánimo (cf. Jn la pesca milagrosa). Resulta curioso a la hora de estudiar las apariciones constatar la 5. presencia de dos lugares o ciclos: Galilea y Jerusalén. Lo más lógico es pensar que sea más primitivo el ciclo de Galilea. Los discípulos se habrían dispersado después de la muerte de Jesús, retornando a sus lugares de origen. En Jerusalén estaban como peregrinos, sin muchas posibilidades y muertos de miedo, en la ciudad de los sumos sacerdotes aliados con Poncio Pilato. Por eso parece más primitiva esta tradición. El descubrimiento del sepulcro vacío por parte de las mujeres habría acontecido en Jerusalén. Esto daría pie para que ambas tradiciones se unieran, posteriormente dando lugar a apariciones en Jerusalén. Para Jerusalén, la ciudad santa (Hch es el lugar desde donde se difunde la fe hasta los confines del orbe.
Y
3.
A estas alturas de nuestro recorrido, ya nos hemos topado con las cuestiones mayores relativas a la resurrección de Jesús. Por lo que ahora me limitaré a algún subrayado, a extraer alguna conclusión y a itular algunos elementos más importantes.
60
En este sentido me parece que los votos religiosos se pueden entender como parte de este escatológico. Sobre la obediencia, por ejemplo, véase escrito: (septiembreel estilo nuestro Dios: Vida Religiosa octubre 2003) 31-37.
XIX. Resurrección
G. Uríbarri, SJ
La resurrección supone la legitimación y la confirmación de Jesús y de 1. su pretensión. Aquel que fue crucificado por las autoridades judías y romanas, ha sido levantado de entre los muertos por parte de Dios. Por lo tanto, todo lo que había en la predicación y en la praxis de Jesús, hasta su muerte en Cruz, santo y verdadero por parte de Dios. Por lo tanto, toda ha sido declarado la pretensión de Jesús y todo su ministerio recibe un absoluto, radical, contundente y firme de parte de Dios; y, sobre todo, la misma persona de Jesús, que encarnaba de tal manera su pretensión y estaba tan unido a la misma que le costó la vida. La autoridad de Jesús y su legitimidad quedan más que acreditadas y corroboradas. A partir de ahora Jesús es declarado como el quicio de donde proceden las bendiciones de Dios y su salvación. Por eso, la teología trinitaria podrá elaborar toda una concepción de la mediación universal de Cristo, ya desde la creación; a la que hay que incorporar también la mediación salvífica del Espíritu Santo. Lo que Dios Padre obra lo realiza por Cristo en el Espíritu.
2. A partir de la resurrección cobran nuevo sentido todos los títulos de majestad, que se empiezan a predicar del Resucitado. Conviene resaltar, como hemos hecho, la exaltación como Con este título se indica la pertenencia del Jesús exaltado a la divinidad; pero también su soberanía escatológica, sobre toda la historia, sobre todo el cosmos, desde sus inicios. 3. La resurrección de Jesús es primicia (1 Cor y Jesús es radicalmente primogénito (Rm Col Con la resurrección Ap aunque no queda de Jesús comienza algo nuevo, que culmina con clausurado ni terminado con el. Es iniciador (archegós: y Y nosotros consumador a la vez, de la fe (Heb nos incorporamos a la fe, a este modo de vida y de relación con Dios, gracias a Se dirá que participamos de su filiación, de su Espíritu, de su él, en y por Vida. Por lo tanto, se reconoce en Jesús al segundo Adán (Rm 1 Cor 1 cabeza de una nueva humanidad, reconciliada 'con Dios (2 Cor viviendo en paz con (Ef con acceso a la verdadera vida divina (ya acontece el don del Espíritu y la filiación). Por eso se concibe con toda firmeza la esperanza de la futura resurrección. Ya de la nueva vida de Cristo Jesús y todavía, cuando salgamos de las coordenadas espacio-temporales de la historia, lo haremos con mayor plenitud. Pero no solamente nosotros, sino que se revela que Cristo es el y el ega de toda la historia y de la creación (Ap Todo ha do creado en El, y para El (Col Es el gran recapitulador de la historia (Ef 1 La resurrección de Jesús nos proporciona la certeza del amor de Dios que triunfará, pero no coactivamente. Dicho técnicamente, la fe cristiana rechaza con seguridad una apocatástasis negativa (todos se condenarán); aunque no puede afirmar sin lugar a dudas una apocatástasis positiva (todos aceptarán el don salvífico de Dios sin que haya siquiera la posibilidad de que alguien lo rechace; cf. DH 411). Sí puede, sin embargo, implorar y esperar que todos se
XIX. Resurrección
G. Uribarri, SJ
salven, como se recoge en textos litúrgicos y en declaraciones oficiales de la Esta nueva realidad del Resucitado es real pero no objetivable con categorías "físicas" o "mostrencas '. Se objetiva en su incidencia en la historia con categorías que penetran la historia y la transforman. Categorías como sacramento, como las virtudes fe, esperanza y caridad , como el martirio cristiano, como la vida religiosa cristiana con sus votos, etc. Nosotros ya las arras gracias al Espíritu (2 Cor Ef cf. Rm J
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3.2.
PASCUAL DE LA FE
La fe que se nos transmite y que nos quiere trasmitir la primitiva comunidad se caracteriza al menos por estos dos aspectos: es la fe apostólica y, a la vez y por eso, es la fe Esto quiere decir, que es la fe vivida por los primeros testigos de la resurrección, los apóstoles, por aquellos que anduvieron con Jesús por las tierras de Palestina y después le reconocieron como vivo, viviente y vivificador. Esta fe, lógicamente, es una fe radicalmente Evidentemente todo esto muestra la importancia radical de la Pascua, tomada en todo su conjunto, para el nacimiento de la Iglesia. Esto nos permite entender el tipo de narración que son los evangelios y el tipo de testimonio que nos ha llegado. Desde el encuentro con el Resucitado la afirmación de su identidad con el Jesús terreno resulta un elemento fundamental. Por eso, en la tradición evangélica quedaron consignados muchos elementos valiosos de la vida terrena de Jesús, que gracias a los métodos histórico-críticos podemos reconstruir en buena medida. La fe afirma que Jesús de Nazaret es el exaltado. Por lo tanto la historia de Jesús y su su camino hasta la cruz, su ministerio, su mundo de relaciones, sus gestos y palabras, todo resulta interesante desde el punto de vista de la fe bien, todo queda supeditado a lo que realmente es la relación actual de los discípulos, cuando transmiten la fe, tiene como término no al Jesús terreno, sino al Resucitado, que es quien está, vivo; lo que pretenden transmitir es su relación con el Cristo resucitado, con el Señor de vivos y muertos. Es con éste con quien ahora están en relación de comunión, quien les envía y fortalece, quien les inspira y orienta, quien está presente en medio de ellos gracias al cultivo de su memoria, a los sacrament y al don de su Espíritu. Por tanto, para la fe y apostólica el punto de artida es que precisamente Jesús de Nazaret es el Cristo, el Señor y el Hijo de Dios. La transmisión narrativa ya lee así toda la historia de Jesús y la transmite así, Recoge textos litúrgicos H.U. BALTHASAR, Tratado sobre el infierno. Compendio, Edicep, Valencia 1999. LA EPISCOPAL PARA LA DOCTRINA DE LA FE, afirma: "Pero aunque sea temeraria la certeza, es segura, en cambio la esperanza. Confiados en la sobreabundancia de la gracia salvadora de Cristo Rom los cristianos no sólo podemos, sino que debemos esperar la salvación de todos y orar y la vida eterna, por ella." (Esperamos la Madrid