Buba (Roberto Bolaño - Chile) para Juan Villoro
La ciudad de la sensatez. La ciudad del sentido común. Así Así llamaban a Barcelona sus habitantes. A mí me gustaba. Era una ciudad bonita y yo creo que me acostumbré a ella desde el segundo día (decir el primer día sería una exageracin!" pero los resultados no acompa#aban al club y la gente como que te empezaba a mirar raro" eso siempre pasa" hablo por experiencia" al principio los a$icionados te piden autgra$os" te esperan en las puertas del hotel para saludarte" no te de%an en paz de tan cari#osos que son" pero luego enhebras una racha de mala suerte con otra y ahí mismo te empiezan a torcer el gesto" que si eres un $lo%o" que si te pasas las noches en las discotecas" que si te &as de putas" ustedes ya me entienden" la gente empieza a interesarse por lo que cobras" se especula" se sacan cuentas" y nunca $alta el gracioso que públicamente te llama ladrn o algo mil &eces peor. En $in" estas cosas pasan en todas partes" a mí personalmente ya me había sucedido algo parecido" pero entonces mi condicin era la de nacional" %ugador de la casa" y ahora mi condicin era la de extran%ero" y la prensa y los a$icionados siempre esperan un plus extra de los extran%eros" para eso los han traído" 'no )o" por e%emplo" como todo el mundo sabe" soy extremo izquierdo. *uando %ugaba en Latinoamérica (en *hile y después en Argentina! Argentina! marcaba una media de diez goles cada temporada. Aquí por el contrario" mi debut $ue asqueroso" al tercer partido me lesionaron" tu&ieron que operarme de ligamentos y mi recuperacin" que en teoría tenía que ser r+pida" $ue lenta y traba%osa" para qué les &oy a contar. ,e golpe &ol&í a sentirme m+s solo que la una. -sa es la &erdad. astaba una $ortuna en llamadas a /antiago y lo único que conseguía era preocupar a mi mam+ y a mi pap+" que no entendían nada. Así que un día decidí irme de putas. 0o lo &oy a negar. -sa es la &erdad. En realidad lo único que hice $ue seguir el conse%o que un día me dio *errone" el arquero argentino. *errone me di%o1 "chico, si no tienes nada mejor que hacer y los problemas te están matando, consulta a las putas" . 2ué buena persona era *errone. 3or aquella época yo debía de tener diecinue&e a#os a lo m+s y acababa de llegar al imnasia y Esgrima. *errone ya andaba por los treinta y cinco o por los cuarenta" su edad era un misterio" y entre los &eteranos era el único que toda&ía estaba soltero. Algunos decían que *errone era raro. Eso me retra%o al principio en mi trato con él. )o era un muchacho m+s bien tirado a tímido y pensaba que si conocía a un homosexual éste iba a querer acostarse conmigo al tiro. En $in" puede que lo
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$uera" puede que no lo $uera" lo único cierto es que una tarde en que yo estaba m+s deprimido que nunca" me cogi aparte" era la primera &ez que habl+bamos" podría decirse" y me di%o que esa noche me iba a lle&ar a conocer algunas muchachas de Buenos Aires. 0unca me ol&idaré de esa salida. El departamento estaba en el centro y mientras *errone se quedaba en el li&ing tomando unas copas y &iendo un programa nocturno en la tele" yo me acosté por primera &ez con una argentina y la depresin comenz a amainar. A la ma#ana siguiente" mientras &ol&ía a mi casa" supe que todo me%oraría y que mi carrera en el $útbol argentino aún me iba a deparar muchas tardes de gloria. Las depresiones eran ine&itables" me di%e" pero *errone me había dado el remedio para atenuarlas. ) eso $ue lo que hice en mi primer club europeo1 salí de putas y así $ui capeando la lesin" el periodo de recuperacin" la soledad. '2ue si me acostumbré 3uede que sí" puede que no" no soy quién para emitir un %uicio tan rotundo. Allí las putas son unos &erdaderos bombones" las putas de categoría" quiero decir" adem+s de ser en líneas generales unas chicas bastantes inteligentes y preparadas" así que a$icionarse a ellas" lo que se dice a$icionarse" pues tampoco es tan di$ícil. En resumen" que me dio por salir de noche" incluso los domingos" cuando había partido y lo que se esperaba de nosotros" los lesionados" era que estu&iéramos allí" en las gradas" con&ertidos en hinchas de lu%o. 3ero así uno no se cura de las lesiones y yo pre$ería pasarme las tardes de los domingos en alguna sala de masa%e" con mi 4his5y y una o dos amigas a cada lado" hablando de cosas m+s serias. Al principio" por supuesto" nadie se dio cuenta. 0o era yo el único que estaba lesionado" debíamos de ser unos seis o siete los que est+bamos en el dique seco" la mala racha parecía cebarse con nuestro club. 3ero luego" claro" nunca $alta el periodista culiado que te &e salir de una discoteca a las cuatro de la ma#ana y ahí se acab el asunto. En Barcelona" que parece tan grande y tan ci&ilizada" las noticias &uelan. 2uiero decir1 las noticias $utbolísticas. 6na ma#ana me llam el entrenador y me di%o que se había enterado de que estaba lle&ando un ritmo de &ida impropio de un deportista y que eso se tenía que acabar. )o" por supuesto" le di%e que sí" que slo había sido una canita al aire" y seguí con mis asuntos" porque" a &er" 'qué otra cosa podía hacer mientras duraba la lesin y el equipo ba%aba en la tabla que daba pena abrir el peridico los lunes para repasar las clasi$icaciones Adem+s" como es lgico" yo pensaba que lo que me había ser&ido en Argentina me tenía por $uerza que ser&ir en Espa#a" y lo peor era que tenía razn1 me ser&ía. 3ero entonces entraron los burcratas del club y me di%eron1 "oiga, Acevedo, esto tiene que acabar, usted está resultando un mal ejemplo para la juventud y una pésima inversión de nuestra sociedad, en donde sólo trabajan hombres serios, así que a partir de ahora se acabaron las salidas nocturnas,
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usted verá" . ) luego" sin decir agua &a" me encontré de golpe con una multa que
podía pagar" claro" pero que puestos a perder dinero hubiera pre$erido en&iarlo a *hile" no sé" a mi tío 7ulio" por e%emplo" para que se lo gastara arreglando su casa. 3ero estas cosas pasan y hay que aguantarse. Así que me aguanté y me hice el $irme propsito de salir menos" digamos una &ez cada quince días" pero entonces lleg Buba y los del club decidieron que lo me%or para mí era que de%ara el hotel y que compartiera el departamento que habían puesto a disposicin de Buba" un departamento bastante coqueto" con dos habitaciones y una terraza peque#ita pero con una buena &ista" %usto al lado de nuestros campos de entrenamiento. ) eso $ue lo que tu&e que hacer. Así que cogí mis maletas y me $ui con un administrati&o del club al departamento y como no estaba Buba" pues escogí yo mismo el dormitorio que quería para mí y saqué mis cosas y las metí en el closet y entonces el administrati&o me dio mis lla&es y se march y yo me puse a dormir la siesta. Eran las cinco de la tarde" aproximadamente" y antes me había echado entre pecho y espalda una $ideu8" un plato típico de Barcelona que ya había probado y que me encanta" aunque no es un plato $+cil de digerir" y cuando me de%é caer en mi nue&a cama me entr un sopor tan grande que slo tu&e $uerzas para sacarme los zapatos y ya estaba dormido. 9u&e entonces un sue#o rarísimo. /o#é que estaba en /antiago otra &ez" en mi barrio de La *isterna" y que estaba recorriendo con mi padre la plaza esa en donde estu&o la estatua del *he" la primera estatua del *he que hubo en América" exceptuando *uba" y eso era lo que me iba contando mi padre en medio del sue#o" la historia de la estatua y de todos los atentados que su$ri la estatua hasta que llegaron los milicos y la &olaron de$initi&amente" y mientras camin+bamos yo miraba hacia todas partes y era como si camin+ramos por en medio de la sel&a" y mi padre decía por aquí debe estar la estatua" pero no se &eía nada" las hierbas eran altas y los +rboles apenas de%aban pasar unos rayitos de sol" su$icientes para &er" para darnos cuenta de que era de día" y nosotros íbamos por un sendero de tierra y de piedras" pero a los lados hasta lianas había" y no se &eía nada" slo sombras" hasta que de pronto lleg+bamos como a una especie de claro" un claro rodeado de sel&a" y mi padre entonces se detenía y me ponía una mano en el hombro y con la otra se#alaba algo que se le&antaba en medio del claro" un pedestal de cemento de color gris clarito" y sobre el pedestal no había nada" ni rastros de la estatua del *he" pero eso mi padre y yo lo sabíamos y lo esper+bamos" al *he lo habían quitado de allí hacía mucho tiempo" eso no nos sorprendía" lo importante era que est+bamos %untos mi &ie%o y yo y que habíamos encontrado el lugar exacto en donde antes se le&antaba la estatua" pero mientras contempl+bamos el claro sin mo&ernos" como embebidos en nuestro hallazgo" yo me $i%é en que ba%o el pedestal" al otro lado" había algo" una cosa oscura que se mo&ía" y me solté de la mano de mi padre (me tenía cogido de la mano! y empecé a rodear lentamente el pedestal.
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Entonces lo &i1 al otro lado había un negro en pelotas haciendo unos dibu%os en la tierra y yo supe al tiro que ese negro era Buba" mi compa#ero de club y mi compa#ero de departamento" aunque" sí quieren que les diga la &erdad yo a Buba slo lo había &isto en un par de $otos" yo y todos los dem+s compa#eros" y nadie se hace una idea cabal de una persona sí slo la ha &isto en la prensa y adem+s de pasada. 3ero era Buba" de eso no me cupo la menor duda. ) entonces yo pensé1 rechuchas" debo de estar so#ando" no estoy en *hile no estoy en La *isterna" mi padre no me ha traído a ninguna plaza y este hue&n calato no es Buba" el mediopunta a$ricano recién contratado por nuestro club. 7usto cuando acababa de pensar lo anterior el negro le&ant la mirada y me sonri" de% el palito con el que estaba haciendo unos dibu%os en la tierra amarilla (ésa sí una tierra completamente chilena! y de un salto se puso de pie y me tendi la mano" tu eres Acevedo! " di%o" "me alegro de conocerte, laco" " eso di%o. ) yo pensé: tal &ez estamos de gira. '3ero de gira por dnde 'Est+bamos haciendo una gira por *hile ;mposible. ) entonces nos dimos la mano y Buba me la estrech muy $uerte y no me la solt" y mientras me estrechaba la mano yo miré el suelo y &i los dibu%os en la tierra" garabatos no m+s" qué otra cosa iba a ser" pero como que le encontré el hilo a la cuestin" no sé si me explico" los garabatos tenían sentido" es decir" no eran garabatos" eran otra cosa. ) entonces yo me quise agachar y &er los dibu%os m+s de cerca" pero la mano de Buba que estrechaba mi mano me lo impidi" y cuando quise soltarme (ya no para &er los dibu%os sino m+s bien para ale%arme de él" para tomar mis distancias" porque sentí algo parecido al miedo! no pude hacerlo" la mano de Buba" su brazo" parecían los de una estatua" una estatua recién hecha" y mi mano había quedado empotrada en ese material que por momentos parecía barro y por momentos parecía la&a ardiente. *reo que $ue entonces cuando me desperté. /entí ruidos en la cocina y luego pasos que iban desde el li&ing hasta la otra habitacin y yo me desperté con el brazo acalambrado (me había quedado dormido en una mala postura" algo que por aquellos días" antes de salir de la lesin" me solía pasar! y me quedé esperando" la puerta de mi dormitorio estaba abierta" así que él tenía que haberme &isto" pero por m+s que esperé Buba no apareci en el umbral. /entí sus pasos" carraspeé" tosí" me le&anté" oí que alguien abría la puerta de la calle y luego" casi sin hacer ruido" la &ol&ía a cerrar. El resto del día lo pasé solo" sentado delante de la tele" cada &ez m+s ner&ioso.
muy grande. A las nue&e de la noche apareci Buba en nuestra nue&a casa. A mí me dolían los o%os de tanto &er la tele y él" según me di%o" &enía de una sesin con la prensa deporti&a de la ciudad. Al principio nos cost un poco hacernos amigos" aunque a &eces" cuando me detengo a re$lexionar" llego a la amarga conclusin de que amigos" lo que se dice amigos" no lo $uimos nunca. 3ero otras &eces" ahora mismo sin ir m+s le%os" creo que sí" que $uimos bastante amigos y que" en todo caso" si Buba tu&o un amigo en el club" ése $ui yo. 0uestra &ida en común" por lo dem+s" no $ue di$ícil. ,os &eces a la semana &enía una se#ora a hacernos la limpieza del departamento y el resto del tiempo cada uno limpiaba lo que ensuciaba" la&aba sus propios platos" hacía la cama" en $in" lo de siempre. 3or las noches a &eces yo me iba por ahí con =errera" un muchacho de la cantera que había subido al primer equipo y que termin siendo titular indiscutible de la seleccin espa#ola" y a &eces se nos unía Buba" pero pocas porque a Buba no le gustaba la &ida nocturna. *uando me quedaba en casa &eía la tele y Buba se encerraba en su cuarto y se ponía a escuchar música. >úsica a$ricana. Al principio las cintas debuta no me resultaban nada agradables. La primera &ez que las escuche" al segundo día de estar compartiendo el departamento" incluso me sobresaltaron. )o estaba &iendo un documental sobre el Amazonas" haciendo tiempo para la hora en que iba a empezar una película de ?an ,amme" cuando de repente sentí como si en la habitacin de Buba estu&ieran matando al alguien. 3nganse en mi lugar. La situacin era extraordinaria" capaz de alterarle los ner&ios al m+s &aliente. '2ué hice 3ues me le&anté" estaba de espaldas a la puerta de Buba" y me puse en guardia" claro" hasta que comprendí que aquello era una cinta" que los gritos pro&enían del radiocasette. ,espués los ruidos se apagaron" solo se oía algo así como un tambor" y luego los gemidos de una persona" el llanto de una persona" que poco a poco $ue subiendo de &olumen. =asta ahí aguanté.
arcía" el líbero $rancés. Estaba ,el@&e" el delantero belga" 0euhuys el de$ensa central holandés" 7o&ano&ic" delantero yugosla&o" el argentino 3ercutti y el uruguayo Buzatti" mediocampistas" adem+s de los espa#oles" entre los que teníamos a cuatro %ugadores de la seleccin nacional. 3ero las cosas nos iban mal y después de diez %ornadas desastrosas est+bamos a mitad de la tabla" m+s bien tirando para aba%o que para arriba. La &erdad" a Buba no sé por qué no lo $icharon. /upongo que lo hicieron para acallar las críticas casa &ez m+s acerbas de nuestros propios a$icionados" pero al menos en teoría $ue una cagada completa. Lo que todo el mundo esperaba era un $icha%e de urgencia para cubrir mi lugar" es decir lo que todo el mundo esperaba era que $icharan a un extremo" no a un mediocampista porque en esa la posicin ya estaba 3ercutti" pero los directi&os suelen ser bastante imbéciles en todas partes y cogieron lo primero que tu&ieron a mano y entonces apareci Buba. >uchos pensaron que el plan era hacerlo %ugar un tiempo con el segundo equipo" un segundo equipo que por aquellas $echas estaba hundido en la /egunda ,i&isin B" pero el representante de Buba di%o que de eso nada" que el contrato era bien claro al respecto1 o Buba %ugaba con el primer equipo o no %ugaba. Así que allí est+bamos los dos" en nuestro departamento cerca del campo de entrenamiento" él calentando banquillo todos los domingos y yo reponiéndome de mi lesin y sumido en una melancolía que para qué les cuento. ) los dos éramos los m+s %&enes" como ya les he dicho" y si no lo he dicho lo digo ahora" aunque sobre eso también se especul un rato. )o entonces tenía &eintids a#os y eso estaba claro. ,e Buba decían que tenía diecinue&e" y por descontado no $alt el periodista gracioso que di%o que nuestros directi&os habían sido enga#ados" que en el país de Buba los certi$icados de nacimiento eran a la carta" que en realidad Buba no slo parecía tener m+s edad sino que" en e$ecto" la tenía" y que en resumidas cuentas el $icha%e había sido un timo. La &erdad es que yo no sabía a qué carta quedarme. En el día a día" por lo dem+s" &i&ir con Buba no era nada pesado. A &eces" por las noches" se encerraba en su dormitorio y ponía su música de gritos y de gemidos" pero uno a todo se acostumbra. A mí también me gustaba &er la tele con el sonido muy alto" hasta altas horas de la madrugada" y Buba" que yo sepa" nunca se que% por eso. A l principio la comunicacin no era muy $luida" por cuestiones de idioma" y m+s bien nos comunic+bamos con gestos. 3ero luego Buba aprendi algo de castellano y algunas ma#anas" mientras desayun+bamos" incluso hasta habl+bamos de películas" que siempre ha sido uno de mis temas $a&oritos" aunque la &erdad es que Buba no era muy con&ersador y tampoco le interesaba demasiado el cine. En realidad" ahora que lo pienso" Buba era bastante callado. ) no es que $uera tímido ni que temiera meter la pata" =errera" que sabía hablar inglés" una &ez me di%o que lo que le pasaba era que no tenía nada que decir. El loco =errera. 2ué simp+tico que era =errera. ) un buen amigo" adem+s. *u+ntas &eces salimos todos %untos. =errera" 3epito ?ila" que también era canterano" Buba y yo. 3ero 6
Buba siempre en silencio" mir+ndolo todo como si estu&iera y no estu&iera" y aunque a &eces =errera lo cogía por su cuenta y se largaba a hablar en inglés con él" un inglés $luido en de =errera" el negro siempre se iba por las ramas" como si le diera pereza explicar cosas de su in$ancia y de su patria" menos aún de su $amilia" al grado de que =errera estaba con&encido de que a Buba algo malo le tenía que haber ocurrido cuando era ni#o" por su reiterada negati&a a re$erir el m+s mínimo detalle íntimo" como si hubieran arrasado su aldea" decía =errera" que era y es de izquierdas" como si hubiera presenciado en &i&o y en directo la muerte de sus padres y hermanos y pretendiera borrar de su cabeza todos esos a#os" algo bastante lgico si las presunciones de =errera hubieran sido ciertas" pero en realidad" y eso yo siempre lo supe" lo intuí" =errera se equi&ocaba" Buba hablaba poco porque él era así" y eso era lo que importaba" m+s all+ de una in$ancia o adolescencia atroz o agradable1 la &ida de Buba estaba rodeada de misterio porque Buba era así" eso era todo. En todo caso lo único cierto es que por aquellas $echas el equipo estaba mal y =errera y Buba parecían condenados a calentar banquillo hasta el $inal de la temporada" y yo estaba lesionado y cualquier equipo de pro&incias era capaz de ganarnos en nuestro propio campo. ue entonces" cuando peor íbamos" cuando nada parecía capaz de empeorar el hundimiento del club" cuando se lesion 3ercutti y el míster no tu&o m+s remedio que alinear a Buba. Lo recuerdo como si $uera ayer. 9eníamos que %ugar un s+bado y en el entrenamiento del %ue&es" en un choque $ortuito con 3alau" un de$ensa central" 3ercutti se %odi la rodilla. Así que nuestro entrenador puso a Buba en su lugar en el entrenamiento del &iernes y para =errera y para mí qued claro que saldría de titular el s+bado. *uando se lo di%imos" por la tarde" en el hotel en donde nos habían concentrado (pues aunque %ug+bamos en casa y con un ri&al en teoría débil el club había decidido que cada partido era de importancia &ital!" Buba nos mir como si nos calibrara por primera &ez y luego se encerr en el la&abo con una excusa cualquiera. ,urante un rato =errera y yo estu&imos &iendo la tele y decidiendo a qué hora nos pens+bamos arrimar a la timba que Buzatti había montado en su cuarto. *on Buba" por supuesto" no cont+bamos. Al poco rato oímos una música sal&a%e que salía del la&abo A =errera ya le había contado de los gustos musicales de Buba" de las &eces que se encerraba en nuestro departamento con su radiocasette in$ernal" pero él nunca lo había escuchado en directo. ,urante un rato permanecimos atentos a los gemidos y a los tambores" después =errera" que $rancamente era un muchacho culto" di%o que aquello era de un tal >ango no sé cu+nto" un músico de /ierra Leona o Liberia" uno de los mayores exponentes de la música étnica" y nos desentendimos del asunto. Entonces la puerta se abri y Buba sali del ba#o" se sent a nuestro lado" en silencio" como si a él también le interesara la tele" y yo le noté un olor un poco raro" un olor a sudor" pero no era sudor" un olor a rancio pero que tampoco resultaba ser un olor 7
a rancio. lía a humedad" a setas y hongos. lía raro. )o" lo con$ieso" me puse ner&ioso y sé que =errera también se puso ner&ioso" los dos est+bamos ner&iosos" los dos teníamos ganas de irnos de allí" de salir corriendo hacia la habitacin de Buzatti" en donde seguro íbamos a encontrar a unos seis o siete compa#eros %ugando a las cartas" al pquer descubierto o al once" un %uego ci&ilizado. 3ero lo cierto es que ninguno de los dos nos mo&imos" como si el olor y la presencia de Buba a nuestro lado nos hubiera de%ado sin +nimo para nada. 0o era miedo. 0o tenía nada que &er con el miedo. Era algo mucho m+s r+pido. *omo si el aire que nos rodeara se hubiera condensado y nosotros nos hubiéramos licuado. Bueno" eso $ue al menos lo que sentí. ) luego Buba se puso a hablar y nos di%o que necesitaba sangre. La sangre de =errera y la mía. *reo que =errera se ri" no mucho" solo un poquito. ) luego alguien apag la tele&isin" no recuerdo quién" tal &ez =errera" tal &ez yo. ) Buba di%o que lo podía conseguir" que slo necesitaba las gotas de sangre y nuestro silencio. $ué es lo que puedes conseguir! di%o =errera. %l partido" di%e yo. 0o sé cmo lo supe" pero lo cierto es que lo supe desde el primer momento. %l partido, sí" di%o buba. ) entonces =errera y yo nos reímos y tal &ez nos miramos" =errera estaba sentado en un silln y yo a los pies de mi cama y Buba esperaba sentado humildemente en la cabecera de su cama. *reo que =errera hizo unas preguntas. )o también hice un a pregunta. Buba respondi con ci$ras. Le&ant su mano izquierda y nos mostr tres dedos" el medio" el anular y el me#ique. ,i%o que no perdíamos nada con probar. El pulgar y el índice los tenía cruzados" como si $ormaran un lazo o una horca en donde un animal diminuto se as$ixiaba. 3redi%o que =errera iba a %ugar. =abl de responsabilidad con los colores de la camiseta y también habl de oportunidad. /u castellano seguía siendo de$iciente. Lo siguiente que recuerdo es que Buba &ol&i a entrar en el la&abo y que cuando sali lle&aba un &aso y su na&a%a de a$eitar. &o nos vamos a pinchar con eso " di%o =errera. 'a navaja es buena " di%o Buba. (on tu navaja no" di%o =errera. )or qué no! " di%o Buba. )orque no nos sale de los cojones " di%o =errera. * no! >e miraba a mí. &o" di%e yo. +o me pincho con mi propia máquina de aeitar .
uno de los dedos de la mano que sostenía el &aso y se hizo un corte limpio. Ahora t" le di%o a =errera" que cumpli el trance armado con un peque#o al$iler de corbata" el único ob%eto punzocortante que había encontrado. ,espués me toc mi turno. *uando quisimos ir al ba#o a la&arnos las manos Buba nos adelant. -.éjame entrar, #uba/ " le grité a tra&és de la puerta. 3or única respuesta oímos otra &ez la música que unos minutos antes =errera había cali$icado de manera un tanto apresurada (o eso me parecía ahora! como música étnica. Esa noche tardé en irme a dormir. Estu&e un rato en la habitacin de Buzatti y luego me $ui al bar del hotel" en donde ya no quedaba ningún %ugador despierto. 3edí un 4his5y y me lo tomé en una mesa desde la que se apreciaban con nitidez las luces de Barcelona. Al cabo de un rato sentí que alguien se sentaba a mi lado. >e sobresalté. Era el entrenador" que tampoco podía dormir. >e pregunt qué hacía despierto a esas horas. Le di%e que estaba ner&ioso. )ero si t ma0ana no juegas, Acevedo" di%o él. )eor todavía" di%e yo. El entrenador mir la ciudad" asintiendo" y se $rot las manos. $ué estás bebiendo! " pregunt. 'o mismo que usted " di%e. Ah, vaya" di%o él" eso es bueno para los ner&ios. ,espués el entrenador se puso a hablar de su hi%o y de su $amilia" que &i&ían en ;nglaterra" pero sobre todo de su hi%o" y luego los dos nos le&antamos y de%amos nuestros &asos &acíos en la barra. Al entrar en mi habitacin Buba dormía pl+cidamente en su cama. 0ormalmente no hubiera encendido la luz" pero esta &ez lo hice. Buba ni se mo&i. ui al la&abo1 todo estaba en orden. >e puse el pi%ama y me acosté y apagué la luz. ,urante unos minutos estu&e escuchando la respiracin acompasada de Buba. 0o recuerdo en qué momento me quedé dormido. Al día siguiente ganamos por tres a cero. El primer gol lo marc =errera. Era el primero que marcaba aquella temporada. Los otros dos los hizo Buba. La prensa deporti&a" un poco reticente" hablaba de cambio sustancial en nuestro %uego y destacaba el gran partido realizado por Buba. )o &i el partido. )o sé lo que realmente ocurri. En realidad" Buba no %ug bien. El que %ug bien $ue =errera y ,el@&e y Buzatti. La línea medular del equipo. En realidad" Buba estu&o como ausente durante buena parte del partido. 3ero marc dos goles y eso era su$iciente. Ahora tal &ez debería decir algo acerca de los goles. El primero (que $ue el segundo del encuentro! se produ%o tras un crner que sir&i 3alau. Buba" en medio del barullo" meti la pierna y marc. El segundo $ue extra#o1 el equipo ri&al ya había aceptado la derrota" corría el minuto CD" todos los %ugadores estaban cansados" los nuestros probablemente m+s" el tono del partido era $rancamente conser&ador" y entonces alguien le pas la pelota a Buba" con la esperanza" digo yo" de que la de&ol&iese o la retrasara" pero Buba corri por su banda" mucho m+s r+pido de lo que había estado en el resto del partido" se 9
acerc a unos cuatro metros del +rea grande y cuando todos esperaban que centrara solt un tiro que sorprendi a los dos de$ensas que tenía delante y al arquero" un tiro con un chan$le como yo no había &isto nunca" un disparo endemoniado propio slo de los %ugadores brasile#os" que se col por la escuadra derecha de la portería contraria y que puso a todos los espectadores de pie. Esa noche" después de celebrar la &ictoria" hablé con él. Le pregunté por la magia" por el hechizo" por la sangre en el &aso. Buba me mir y se puso serio. Acerca tu oreja, di%o. Est+bamos en una discoteca y apenas nos oíamos. Buba me susurr unas palabras que al principio no entendí. 3robablemente yo ya estaba borracho. Luego ale% su boca de mi ore%a y me sonri. 1 pronto podrás marcar goles mejores " di%o. .e acuerdo, perecto " di%e yo. A partir de entonces todo se encarril. El siguiente partido lo ganamos cuatro a dos" y eso que %ug+bamos en campo contrario. =errera marc un gol de cabeza" ,el@&e uno de penalti" y Buba marc los otros dos" que $ueron rarísimos" o eso me pareci a mí" que conocía la historia y que antes del &ia%e" al que no $ui" participé %unto con =errera en la ceremonia de los dedos cortados y del &aso y de la sangre. 9res semanas después me con&ocaron y reaparecí en la segunda parte" en el minuto D. 7ug+bamos en la casa del líder y ganamos uno a cero. El gol lo marqué yo en el minuto CC. El pase me lo dio Buba o eso $ue lo que pens todo el mundo" aunque yo tengo algunas dudas. /lo sé que Buba se escap por la banda derecha y yo eché a correr por la izquierda. =abía cuatro de$ensas" uno detr+s de Buba" dos en el medio y uno a unos tres metros de donde corría yo. Entonces ocurri algo que aún no sé explicarme. Los de$ensas centrales parecieron cla&arse en sus posiciones. )o seguí corriendo con el lateral derecho de ellos pegado a mis talones. Buba se acerc al +rea con el lateral izquierdo que tampoco se le despegaba. Entonces hizo una $inta y centr. )o me metí en el +rea sin ninguna posibilidad de darle a la pelota" pero entre que los centrales estaban como despistados o como repentinamente mareados y el e$ecto rarísimo que cogi el baln" lo cierto es que milagrosamente me &i dentro del +rea" con la pelota controlada y el portero de ellos que salía y el lateral derecho pegado a mi hombro izquierdo sin saber si hacerme una $alta o no" y entonces simplemente chuté y marqué el gol y ganamos. El domingo siguiente $ui titular indiscutible. ) a partir de entonces empecé a marcar m+s goles que nunca en mi &ida. ) =errera también tu&o una racha goleadora. ) todo el mundo adoraba a Buba. ) también nos adoraban a =errera y a mí. ,e la noche a la ma#ana nos con&ertimos en los reyes de la ciudad. 9odo 10
nos sonreía. El club inici una ascensin imparable. an+bamos y gan+bamos. ) nuestro rito de la sangre sigui repitiéndose inde$ectiblemente antes de cada partido. ,e hecho" a partir de la primera &ez" =errera y yo nos compramos na&a%as de a$eitar parecidas a la que tenía Buba y cada &ez que íbamos a %ugar $uera lo primero que metíamos en nuestro equipa%e eran las na&a%as" y cuando %ug+bamos en casa nos reuníamos la noche anterior en nuestro departamento (porque ya no nos concentraban en los partidos como locales! y realiz+bamos la sesin y Buba recogía su sangre y la nuestra en un &aso y luego se encerraba en el ba#o y mientras escuch+bamos la música que salía de allí =errera se ponía a hablar de libros o de obras de teatro que había &isto y yo me quedaba callado y asentía a todo" hasta que Buba reaparecía y nosotros lo mir+bamos como pregunt+ndole si todo estaba en orden y Buba entonces nos sonreía y se metía en la cocina a buscar el estropa%o y el cubo de agua y &ol&ía luego al ba#o" en donde se estaba por lo menos un cuarto de hora arregl+ndolo todo" y cuando nosotros entr+bamos en el ba#o todo estaba igual que antes" y a &eces" cuando me iba con =errera a una discoteca y Buba no &enía (porque a Buba no le gustaban demasiado las discotecas!" =errera se ponía a hablar conmigo y me preguntaba qué creía yo que hacía Buba con nuestra sangre en el ba#o" porque lo cierto es que cuando Buba desocupaba el ba#o ya no había rastros de sangre por ningún lado" el &aso que la había contenido estaba reluciente" el suelo limpio" &aya" el ba#o parecía como cuando &enía la se#ora a hacernos la limpieza" y yo le decía a =errera que no sabía" que no tenía idea de lo que hacía Buba cuando se encerraba allí" y =errera me miraba y decía1 si yo viviera con él me daría miedo " y yo miraba a =errera como diciéndole1 lo dices en serio o estás de broma! " y =errera decía1 estoy de guasa, #uba es nuestro amigo, gracias a él ahora estoy en la selección, gracias a él nuestro club va a ser campeón, gracias a él la gloria nos sonríe, y eso era verdad2
3or lo dem+s" yo nunca le tu&e miedo a Buba. A &eces. >ientras &eíamos la tele en nuestro departamento antes de irnos a dormir" me lo quedaba mirando con el rabillo del o%o y pensaba en lo extra#o que era todo. 3ero no pensaba mucho rato en esto. El $útbol es extra#o. inalmente aquel a#o que empezamos tan mal $uimos campeones de Liga y paseamos por el centro de Barcelona entre una multitud en$er&orecida y hablamos desde el balcn del ayuntamiento a otra multitud en$er&orecida que coreaba nuestros nombres y o$recimos el título a la &irgen de >ontserrat" del monasterio de >ontserrat" una &irgen negra como Buba" esto parece mentira pero es &erdad" y dimos entre&istas hasta que ya no pudimos hablar. Las &acaciones las pasé en *hile. Buba se $ue a F$rica. =errera se march al *aribe con su no&ia. 0os encontramos en la pretemporada" en el centro deporti&o del este de =olanda" cerca de una ciudad $ea y gris que me hizo tener los peores presentimientos. 11
9odos estaban allí" menos Buba. 0o sé qué problema había tenido en su país de origen. =errera parecía agotado aunque exhibía un bronceado de deportista de élite. >e di%o que había pensado en casarse. )o le expliqué mis &acaciones en *hile" pero" como ustedes saben" cuando en Europa es &erano en *hile es in&ierno" así que mis &acaciones no habían sido muy lucidas. La $amilia estaba bien. 3oco m+s. La tardanza de Buba nos intranquiliz. 0o queríamos reconocerlo" pero est+bamos intranquilos. ,e repente sentimos" tanto =errera como yo" que sin él est+bamos perdidos. 3or el contrario" nuestro entrenador contribuy a quitarle hierro a la impuntualidad de Buba. 6na ma#ana" después de un &uelo que hizo escalas en
delante de una mesa exquisita" si me permiten la expresin (pero es que otra no hay!" dispuestos a comernos el mundo aunque en nuestro $uero interno teníamos bastantes dudas (sobre todo =errera y yo! de que e$ecti&amente $uéramos a comernos nada. ) mientras estu&imos allí no se di%o nada de magia ni de sangre1 hablamos de películas" de &ia%es" pero no de &ia%es de traba%o sino de &ia%es de placer" y de poco m+s. ) cuando salimos del restaurante" no sin antes haberle $irmado autgra$os a los camareros y al cocinero y a los pinches de cocina" nos pusimos a caminar durante un rato por las calles &acías de la ciudad" esa ciudad tan bonita" la ciudad de la sensatez y del sentido común como la llamaban algunos exaltados" pero que también era la ciudad del resplandor en donde uno se sentía bien consigo mismo y para mí ahora es la ciudad de mi %u&entud" bueno" como decía" nos pusimos a caminar por calles de Barcelona" porque un deportista sabe que después de una cena copiosa lo me%or es estirar las piernas" y entonces" cuando ya lle&+bamos un rato dando &ueltas y &iendo los edi$icios iluminados (obra de grandes arquitectos que =errera nombraba como si los hubiera conocido personalmente!" Buba di%o con una sonrisa m+s bien triste que si queríamos podíamos &ol&er a repetir la experiencia del a#o pasado. -sa $ue la palabra que emple. Experiencia. =errera y yo nos quedamos callados. Luego &ol&imos al par5ing" nos subimos a mi coche y en$ilamos hasta nuestro departamento sin decir una sola palabra. )o me hice el corte con mi na&a%a. =errera emple un cuchillo de la cocina. *uando Buba sali del ba#o nos mir y por primera &ez" mientras iba a buscar el estropa%o y el cubo de agua a la cocina" no de% la puerta cerrada. il+n nos empat en /an /iro y el Bayern sac el otro empate en su casa. El resto" puras &ictorias. Buba se con&irti en la estrella del momento" goleador en la Liga Espa#ola y en la Liga de *ampeones" su cotizacin subi por encima de las nubes. A mitad de 13
temporada su agente intent renegociar la $icha a m+s del triple de su monto anual y el club se &io obligado a &enderlo a la 7u&e a principios de la pretemporada siguiente. =errera también se con&irti en un %ugador ambicionado por muchos clubes. 3ero como era canterano" es decir casi se había criado en las categorías in$eriores de nuestro club" no quiso irse" aunque a mí me consta que tu&o o$ertas del >anchester" en donde hubiera ganado m+s. A mí también me llo&ieron las o$ertas" pero después de de%ar marchar a Buba el club no podía darse el lu%o de desprenderse de mí y me arreglaron la $icha y me quedé. 3ara entonces ya había conocido a una catalana" que no tardaría en ser mi esposa" y yo creo que esto in$luy en mi decisin de no marcharme. 0o me arrepiento de haberlo hecho. Aquella temporada &ol&imos a ser campeones de la Liga Espa#ola" pero en la Liga de *ampeones nos en$rentamos en semi$inales con el equipo de Buba y $uimos eliminados. En ;talia nos metieron tres a cero y uno de los goles lo marc Buba" uno de los goles m+s bonitos que he &isto en mi &ida" un gol de $alta" o de tiro libre para ustedes" muchachos" desde una distancia de m+s de &einte metros" lo que los brasile#os llaman una ho%a muerta" una ho%a de oto#o. 6na pelota que parece &a a salir y que de repente cae como una ho%a muerta" algo que dicen que sabía hacer ,idí" algo que yo nunca le había &isto hacer a Buba" y recuerdo que después del gol =errera me mir" yo estaba en la barrera y =errera estaba detr+s marcando a un italiano" y cuando nuestro arquero iba a buscar la pelota al $ondo de la portería herrera me mir y se sonri como diciendo 3vaya, vaya4" y yo también me sonreí. ue el primer gol de los italianos y a partir de ahí Buba se eclips. Lo sacaron en el minuto DG. Antes de de%ar la cancha nos abraz a =errera y a mí. *uando acab el partido estu&imos un rato con él en los túneles del &estuario. En el partido de &uelta" en nuestro campo" los italianos nos empataron a cero. ue uno de los partidos m+s raros que he %ugado en mi &ida. 9odo pareci transcurrir como a c+mara lenta y al $inal los italianos nos eliminaron. 3ero en líneas generales $ue una temporada como para no ol&idar. ?ol&imos a ganar la Liga" a =errera y a mí nos con&ocaron para %ugar el >undial con nuestras respecti&as selecciones" las noticias que teníamos de Buba eran magní$icas. -l también gan la Liga italiana (el $amoso /cudetto! y la Liga de *ampeones por segundo a#o consecuti&o. Era el %ugador del momento. A &eces lo llam+bamos por telé$ono y habl+bamos durante un rato de banalidades. 3oco antes de que nos march+ramos a unas &acaciones que iban a ser m+s cortas de lo usual (aquel a#o los internacionales nos concentramos para el >undial casi sin tiempo para nada!" la noticia sali en la primera p+gina de los peridicos deporti&os. Buba había muerto en un accidente automo&ilístico camino del aeropuerto de 9urín. 0os quedamos helados. 3oco m+s es lo que puedo decir. *on la mano en el pecho1 14
nos quedamos helados y ya est+. El >undial $ue asqueroso. A *hile la eliminaron en octa&os" pero no ganamos ni un solo partido. Espa#a ni siquiera pas a octa&os" aunque ellos sí que ganaron un partido. >i actuacin" ustedes se acordar+n" $ue $unesta. Así que me%or no hablar. 'El país de Buba 0o" ellos $ueron eliminados en la $ase pre&ia por *amerún o 0igeria" no me acuerdo. Buba no hubiera podido ir al >undial ni &i&o ni muerto. *omo %ugador" quiero decir. Luego pas el tiempo y &i&ieron otras ligas y otros mundiales y otros amigos. En Barcelona permanecí aún seis a#os. En Espa#a" diez. 3or supuesto que toda&ía alcancé a &i&ir muchas noches de gloria" pero nada es comparable. >e retiré del $útbol %ugando en el *oloH*olo" pero ya no de extremo izquierdo" la &ida de un extremo izquierdo es corta" sino de mediocampista. Luego me dediqué a mi tienda de deportes. =ubiera podido ser entrenador" hice el curso" pero la &erdad es que ya estaba harto. =errera toda&ía %ug un par de a#os m+s. Luego se retir en olor de multitudes. ue internacional m+s de cien &eces (yo slo lo $ui en cuarenta y tres ocasiones! y cuando de% el $útbol la hinchada de Barcelona le tribut un homena%e como se han &isto pocos. Ahora tiene no sé cu+ntas empresas en su ciudad y la &ida" como es ob&io" le &a bien. ,urante muchos a#os estu&imos sin &ernos. =asta hace poco" que se hizo un programa de tele&isin" de esos m+s bien nost+lgicos" sobre el equipo que había ganado por primera &ez la Liga de *ampeones. A mí me lleg la in&itacin y aunque ahora ya no me gusta &ia%ar" acepté porque era una ocasin para reunirme con los &ie%os amigos. La ciudad" qué otra cosa &oy a decir" sigue igual de bonita. 0os alo%aron en un hotel de primera y mi mu%er al poco rato ya había partido a &er a sus $amiliares y amistades. )o pre$erí echarme en la cama y dormir un rato" pero la &erdad es que al cabo de un cuarto de hora me di cuenta de que no iba a poder dormir. ,espués me &ino a buscar un muchacho de la productora y me lle& a los estudios de tele&isin. En la sala de maquilla%e coincidí con 3epito ?ila. Estaba completamente cal&o y me cost reconocerlo. ,espués apareci ,el@&e y aquello $ue el acabose. 2ué &ie%os estaban todos. La moral me subi un poco cuando" antes de entrar en el plat" &í a =errera. A él sí que lo hubiera reconocido en cualquier parte. 0os dimos un abrazo y cruzamos una pocas palabras" las su$icientes como para que yo supiera que aquella noche" pasara lo que pasara" cen+bamos %untos. El programa $ue largo y proli%o. /e habl de la *opa" de lo que había signi$icado para el club" de Buba" de aquel primer a#o de Buba en Europa" pero también se habl de Buzatti y de ,el@&e" de 3alau y 3epito ?ila" de mí y sobre todo de =errera y de su larga carrera deporti&a" un e%emplo para la %u&entud. -ramos siete ex %ugadores y tres periodistas y dos a$icionados de relumbrn" un actor de cine y una cantante brasile#a" que al $inal result ser la m+s $an+tica seguidora que yo haya &isto %am+s. /e llamaba Liza ,o Elisa" no creo que $uera su nombre &erdadero" pero lo cierto es que cuando el programa se acab (yo apenas di%e 15
cuatro tonterías" sentía un nudo en el estmago! la Liza ,o Elisa se &ino a cenar con nosotros" con =errera y conmigo y con 3epito ?ila y con uno de los periodistas" no sé" tal &ez $uera amiga de este último" el caso es que de pronto me encontré en un restaurante en penumbra cenando con toda esta gente y luego en una discoteca aún m+s oscura sal&o la pista de baile en donde yo estaba bailando unas &eces solo y otras &eces con la Liza ,o Elisa y $inalmente" a las tantas de la ma#ana" en un bar del puerto" bebiéndome un cara%illo en una mesa algo sucia en donde slo estaba =errera y la cantante brasile#a. 0o recuerdo quién de los dos sac el tema. 9al &ez la Liza ,o Elisa estu&iera hablando de magia" puede ser" tal &ez =errera quería hablar de eso y la pro&oc" magia negra y magia blanca" decía la brasile#a" o eso creí entender" y luego se puso a contar historias" hechos reales que le habían sucedido en la in$ancia o durante su %u&entud" cuanto tu&o que abrirse un camino en el mundo del espect+culo.
%untos" quiero decir" de las dos que ganamos con Buba y de las cinco que ganamos en total" y después de reírse di%o que no era su intencin o$enderla (la Liza ,o Elisa se o$endía por cualquier detalle! y repiti la pregunta. ) entonces la brasile#a puso cara de meditar y luego mir a =errera y me mir a mí (pero a =errera lo miro con mucha m+s intensidad! y di%o que a ciencia cierta no lo sabía. 2ue tal &ez bebía la sangre o tal &ez la arro%aba al inodoro" que tal &ez orinaba o de$ecaba en la sangre o que tal &ez no hacía ninguna de esas cosas" que tal &ez se desnudaba y se empapaba con la sangre y después se duchaba" pero que todo eso slo eran suposiciones. ) luego los tres nos quedamos callados hasta que Liza ,o Elisa &ol&i a abrir la boca para decir que" $uera lo que $uera" lo cierto es que aquel tipo su$ría y quería mucho. ) luego =errera le pregunt si ella creía que la magia de aquel negro que %ugaba en el equipo $rancés era e$ecti&a. &o" di%o Liza ,o Elisa. Estaba loco. '*mo iba a ser e$ecti&a ) =errera di%o1 y por qué sus compa0eros empe5aron a jugar mejor! )orque eran buenos jugadores, di%o la brasile#a. ) entonces yo metí la cuchara y le pregunté qué había querido decir con que su$ría mucho" surir cómo! " le di%e" y ella respondi que con todo el cuerpo y m+s que con el cuerpo con toda la mente. 6 $ué quieres decir, 'i5a! Hdi%e yo.
H $ue estaba loco " Hdi%o la brasile#a. El bar había ba%ado la persiana met+lica. En una pared distinguí &arias $otos de nuestro equipo. La brasile#a nos pregunt (no slo a =errera" a mí también! si est+bamos hablando de Buba. =errera no mo&i ni un solo músculo de la cara. )o tal &ez asentí. La Liza ,o Elisa se persign. >e le&anté y $ui a echar una o%eada a las $otos. Allí estaba nuestro once1 =errera" de pie" con los brazos cruzados" %unto a >iquel /erra" el arquero" y 3alau" y deba%o de ellos" en cuclillas" Buba y yo. )o estoy sonriendo" como si no me preocupara nada" y Buba est+ serio y mira directamente a la c+mara. ui al ba#o y cuando &ol&í =errera estaba %unto a la barra" pagando" y la brasile#a también se había le&antado y se alisaba el &estido" un &estido granate muy a%ustado" %unto a la mesa. Antes de marcharnos el encargado del bar o tal &ez era el due#o" el tipo que nos había soportado hasta el amanecer" me pidi que estampara mi $irma en otra de las $otos que adornaban la pared. Allí estaba yo solo" era una de las primeras $otos que me tomaron cuando llegué a la ciudad. Le pregunté su nombre. ,i%o que se llamaba 0arcís. /e la dediqué con a$ecto. )a clareaba cuando salimos. *omo en los &ie%os tiempos" caminamos durante un rato por las calles de Barcelona. 0oté sin sorpresa que =errera lle&aba a la brasile#a cogida por la cintura. ,espués nos metimos en un taxi y me
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acompa#aron hasta mi hotel. 7cuento e8traído del libro 3)utas Asesinas4 6 Anagrama 9::;<
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