MODERNISMO A. Defin Definici ición ón de Berm Berman an sobre sobre la Modern Modernida idad. d. Características.
a trav(s de la vorágine y hacerla suya. lo largo del siglo pasado, estos valores y visiones llegaron a ser agrupados bajo el nombre de modernismo.
$. Hay una forma de experiencia vital – la experiencia del tiempo y del espacio, de uno mismo y de los demás, de las posibilidades y los peligros de la vida- que comparten hoy los hombres y mujeres de todo el mundo de hoy. Llamare a este conjunto de experiencias la modernidad.
B. Qu es es !ser !ser moder modernos!" nos!" !todo lo sólido sólido se se des#ane des#anece ce en el aire! er modernos es encontrarnos en un entorno que nos promete aventuras, poder, alegr!a, crecimiento, transformaci"n de nosotros y del mundo y que, al mismo tiempo, amena#a con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos todo lo que somos. Los entornos y las experiencias modernos atraviesan todas las fronteras de la geograf!a y la etnia, de la clase y la nacionalidad, de la religi"n y la ideolog!a$ se puede decir que en este sentido la modernidad une a toda la humanidad. %ero es una unidad parad"jica, la unidad de la desuni"n$ no arroja a todos en una vorágine de perpetua desintegraci"n y renovaci"n, de luca y contradicci"n, de ambig&edad y angustia. er modernos es formar parte de un universo en el que, como dijo 'arx, todo lo s"lido se desvanece en el aire.
C. $uentes $uentes %ue %ue refier refieren en a la Modern Modernidad. idad. &roceso &roceso de de base %ue dan forman a la Modernidad. La vorágine de la vida moderna ha sido alimentada por muchas fuentes$ los grandes descubrimientos en las ciencias f!sicas, que han cambiado nuestras imágenes del universo y nuestro lugar en (l) la industriali#aci"n de la producci"n, que transforma el conocimiento cient!fico de la tecnolog!a, crea nuevos entornos humanos y destruye los antiguos, acelera el ritmo general de la vida, genera nuevas formas de poder colectivo y de luchas de clases) las inmensas alteraciones demográficas, que han separado a millones de personas de su hábitat ancestral, lan#ándolas a nuevas vidas) el crecimiento urbano, rápido y a menudo ca"tico) los sistemas de comunicaci"n de masas, de desarrollo dinámico, que envuelven y unen a las sociedades y pueblos mas diversos, los *stados cada ve# mas poderosos, estructurados y dirigidos burocráticamente, burocráticamente, que que se esfuer#an esfuer#an constantemente constantemente por por ampliar sus sus poderes) los los movimientos movimientos sociales sociales masivos de de personas y pueblos, pueblos, que desaf!an a sus dirigentes pol!ticos y econ"micos y se esfuer#an por conseguir conseguir cierto control control sobre sus sus vidas) y finalmente finalmente un un mercado capitalista mundial siempre en expansi"n y drásticamente fluctuante. *l explosivo aumento de la preocupaci"n de la modernidad se debe a dos fen"menos. %rimero, la sociedad moderna desarrolla una aguda conciencia sobre s! misma. %or un lado, como problemati#aci"n problemati#aci"n de la vida cotidiana. cotidiana. %or otro lado, en el nivel intelectual, por una acelerada acumulaci"n y uso del conocimiento de todas las esferas de la actividad humana especiali#ada. egundo, los procesos de base que dan forma a la modernidad – esto es una revoluci"n continua en la producci"n, una incesante conmoci"n de todas las condiciones sociales, una inquietud y movimiento constantes que distinguen a la (poca burguesa de todas las anteriores- configuran un entorno de creciente complejidad y cambio. er moderno equivale a vivir e interpretar el mundo como un constante proceso de creaci"n y destrucci"n, en medio de ciclos de estabilidad y crisis. +ambi(n por este motivo la modernidad es tremendamente inquietante y obliga a un angustioso saber.
D. Conce' Conce'to to de Modern Moderni(a i(ació ción. n. E. Conc Conce' e'to to de Mode Modern rnis ismo mo.. *n el siglo , los procesos sociales que dan origen a esta vorágine, nombrada anteriormente, han recibido el nombre de moderni#aci"n. *stos procesos han nutrido variedad de ideas y visiones que pretenden darles a los hombres y a las mujeres el deponer de cambiar el mundo que está cambiándoles, abrirse paso
)esis sis del del libr libroo de Ber Berma man. n.
*n l!neas generales la tesis central del trabajo de 'arshall /erman, se podr!a reconstruir citando la frase con la que da inicio a su análisis$ 0Hay una forma de experiencia vital, la experiencia del tiempo y el espacio, de uno mismo y de los demás, de las posibilidades posibilidades y los peligros peligros de la vida vida que comparten comparten hoy los los hombres y mujeres de todo el mundo de hoy. Llamare a este conjunto de experiencias la 0modernidad1. 2ueda al descubierto que el prop"sito del autor no es otro que mostrar a trav(s de una periodi#aci"n periodi#aci"n hist"rica, hist"rica, que la modernidad modernidad es solo un proceso continuo, de discontinuidades, y paradojas que viene sucedi(ndose en occidente desde hace más de 344 a5os, mucho antes de que el mundo se viera invadido por el impulso transformador de la maquini#aci"n, propia y caracter!stica de la 'odernidad. %ara el autor lo más caracter!stico de la modernidad radica en sus fuer#as progresivas progresivas y revolucionarias. revolucionarias.
*. +istoria +istoria de la Modernidad. Modernidad. $ases. $ases. Narrati Narrati#a #a de su ori,en se,-n Carlos Altamirano. La modernidad se ha dividido en tres fases. *n la primera fase, que se extiende desde el siglo 67 hasta finales del 6777, las personas comien#an a experimentar la vida moderna. /uscan desesperadamente un vocabulario adecuado) tienen poca o nula sensaci"n de pertenecer a un p8blico o comunidad moderna en el seno de la cual pudieran compartir sus esfuer#os y esperan#as. 9uestra segunda segunda fase fase comien#a comien#a con la gran gran ola revolucionaria revolucionaria de de la d(cada de :;<4. =on las >evoluci"n francesa y sus repercusiones, surge el gran p8blico moderno. *ste p8blico comparte la sensaci"n de estar viviendo una (poca revolucionaria. l mismo tiempo puede recordar recordar lo que que es vivir, vivir, material material y espiritualmente, espiritualmente, en dos dos mundos que no son en absoluto modernos. ?e esta sensaci"n de vivir simultáneamente en dos mundos, emergen las ideas de moderni#aci"n y modernismo. *n el siglo , nuestra fase tercera y final, el proceso de moderni#aci"n se expande para abarcar todo el mundo. %or otra parte, a medida que el p8blico moderno se expande, se rompe en una multitud de fragmentos, que hablan idiomas privados) la idea de la modernidad, concebida en numerosas formas fragmentarias pierde buena parte de su vive#a y pierde su capacidad capacidad de de organi#ar organi#ar y dar un un significado significado a la vida vida de las personas. eg8n se estime que el origen de la modernidad se encuentra en la >eforma protestante, la >evoluci"n @rancesa, la revoluci"n industrial o en el modernismo est(tico, su comien#o se fechará a comien#os del siglo 67, durante el siglo 677, a finales del siglo 6777. imilar enredo reina en torno del fin de la modernidad. us propios sostenedore sostenedoress hacen coincidir coincidir dicho dicho fin con diferentes diferentes fen"menos, tales como la emergencia de la sociedad postindustrial, la revoluci"n informática, el desplome del socialismo burocrático, la globali#aci"n de los mercados y la p(rdida de cr(dito frente a las metanarraciones o grandes relatos que sirven de eje discursivo a la modernidad. 9o hay manera manera de encontrar encontrar un terreno com8n. com8n. La narrativa narrativa estándar sit8a el origen de la modernidad en el siglo 677, cuando surgen nuevos y poderosos modos racionales de pensar la naturale#a y la sociedad. 'ás discutida es la idea de que la asimilaci"n social de la modernidad se habr!a iniciado solo a comien#os del siglo , junto con la la emergencia emergencia de un sistema sistema de producci"n producci"n cultural diferenciado para p8blicos masivos.
+. Modernism Modernismo" o" #oces #oces re'res re'resentat entati#as" i#as" Rousseau Rousseau Niet(sc/e 0 1arl Mar2. La primera fase de la modernidad hay una vo# moderna, la de AeanAacques >ousseau. sombr" a sus contemporáneos al proclamar que la sociedad europea estaba al borde del abismo. *xperimentaba la vida cotidiana en esa sociedad como un
torbellino y el individuo no puede moverse y vivir en el torbellino. i tratamos de identificar los ritmos y tonos distintivos de la modernidad del siglo , lo primero que advertimos es el nuevo paisaje sumamente desarrollado, diferenciado y dinámico en el que tiene lugar la experiencia moderna. *s un paisaje de maquinas de vapor, fabricas automáticas, v!as f(rreas nuevas #onas industriales) ciudades que han crecido de la noche a la ma5ana) medios de comunicaci"n de masas que informan a una escala cada ve# más amplia) de movimientos sociales de masas que luchan contra esa moderni#aci"n) de un mercado mundial siempre en expansi"n que lo abarca todo. *n el modernismo del siglo hay dos voces distintivas$ una es la de 9iet#sche, que es generalmente considerado como una de las fuentes primarias de muchos de los modernismos de nuestros tiempos, y la de 'arx que no es normalmente asociado a ninguna clase de modernismo. 'arx dice que uno de los objetivos más urgente es hacer que la gente sienta la presi"n de la atmosfera) (sta es la ra#"n por la que sus ideas están expresadas en imágenes tan intensas y extravagantes. Las máquinas, dotadas de la propiedad maravillosa de acortar y hacer más fruct!fero el trabajo humano, provocan el hambre y el agotamiento del trabajador. *l dominio del hombre sobre la naturale#a es cada ve# mayor) pero al mismo tiempo, el hombre se convierte en esclavo de otros hombres. +odos nuestros inventos y progresos parecen dotar de vida intelectual a las fuer#as materiales, mientras que reducen a la vida humana al nivel de una fuer#a material bruta. abemos que para hacer trabajar bien a las nuevas fuer#as de la sociedad se necesita 8nicamente que (stas pasen a manos de hombres nuevos, y que tales hombres nuevos son los obreros. *stos son igualmente un invento de la (poca moderna, como las propias máquinas. %or lo tanto una clase de hombres nuevos, será capa# de resolver las contradicciones de la modernidad. La burgues!a existe a condici"n de revolucionar incesantemente los instrumentos de producci"n y, por consiguiente, las relaciones de producci"n, y con ello todas las relaciones sociales. +odas las relaciones estancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias y de ideas veneradas durante siglos, quedan rotas) las nuevas se hacen a5ejas antes de haber podido osificarse. +odo lo s"lido se desvaneces en el aire) todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven for#ados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones rec!procas. s!, el movimiento dial(ctico de la modernidad se vuelve ir"nicamente contra su fuer#a motri# fundamental, la burgues!a. i avan#amos, con 9iet#sche en :BB4 nos encontramos con prejuicios, lealtades y esperan#as muy diferentes, pero con un sentimiento de la vida moderna similar. *n tiempos como (stos, el individuo se atreve a individuali#arse. %or el contrario, este valiente individuo necesita un conjunto de leyes propias, necesita de sus propias habilidades y astucias para su auto-conservaci"n, auto-elevaci"n, auto-despertar, auto-liberaci"n. hora nosotros mismos somos una especie de caos. La soluci"n al caos de la vida moderna es intentar no vivir en absoluto$ para ellos ser mediocres es la 8nica moralidad que tiene sentido. Ctro tipo de moderno se dedica a parodia el pasado. 9inguno le va completamente bien, ni el primitivo, ni el clásico, ni el medieval, ni el oriental, as! que sigue probándose. 9unca puede verse bien porque no hay ning8n rol social en los tiempos modernos en que se pueda cal#ar perfectamente. La postura de 9iet#sche hacia los peligros de la modernidad es aceptarlos con alegr!a. D sin embargo, no está dispuesto a vivir para siempre en medio de este peligro. firma su fe en una nueva clase de hombre que tendrá el valor y la imaginaci"n para crear nuevos valores necesarios para que los hombres y las mujeres modernas se abran camino a trav(s de los peligrosos infinitos en que viven.
I.
Modernismo" si,los 3I3 4 33. &olari(aciones" los futuristas italianos In5eles 6eber +erbert Marcuse.
*l modernismo del siglo 7 en el siglo en algunos aspectos ha madurado y crecido por encima de las esperan#as más desenfrenadas. La brillante# y la profundidad del modernismo vivo nos ofrecen mucho de qu( enorgullecernos, en un mundo en que
hay tanto de qu( avergon#arse y de qu( temer. D sin embargo, no sabemos c"mo utili#ar nuestro modernismo. 9uestro siglo ha engendrado un arte moderno espectacular) pero parece que hemos olvidado c"mo camptar la vida moderna de la que emana este arte. La modernidad es aceptada con un entusiasmo ciego condenada con un distanciamiento y un desprecio) en ambos casos es concebida como un monolito cerrado, incapa# de ser configurado o cambiado por los hombres modernos. Las polari#aciones fundamentales tienen lugar al comien#o mismo de nuestro siglo. He aqu! a los futuristas italianos, partidarios apasionados de la modernidad en los a5os que precedieron a la primera guerra mundial. qu! no hay ambig&edades$ tradici"n es igual a d"cil esclavitud, y modernidad es igual a libertad. *l deseo de los futuristas es fundir sus energ!as con la tecnolog!a moderna y crear el mundo de nuevo. La capacidad de experimentar los trastornos pol!ticos de manera est(tica Em8sica, pict"ricaF es una expansi"n real de la sensibilidad humana. u experiencia no se ve por ninguna parte en el cuadro futurista. %arece ser que algunos tipos muy importantes de sentimientos humanos mueren cuando nacen las máquinas. ?e acuerdo con esto, los j"venes futuristas se lan#aron ardientemente a lo que llamaban la guerra, la 8nica higiene del mundo, en :<:G. *n el pla#o de dos a5os, sus esp!ritus más creativos E/occioni y ant*liaF resultar!an muertos por las máquinas que adoraban. Los futuristas llevaron la glorificaci"n de la tecnolog!a moderna a un extremo grotesco y autodestructivo que asegur" que sus extravagancias no se repitieran jamás. *l ensayo de 7nIeles tiene por objetivo mostrar la importancia del deseo y la iniciativa humana en la vida moderna. %ero su problema, y el problema de todos los modernismos de la tradici"n futurista, es que, con unas máquinas resplandecientes y unos sistemas mecánicos que desempe5an todos los papeles principales, al hombre moderno le queda muy poco que hacer que no sea enchufar las máquinas. i nos trasladamos al polo opuesto del pensamiento del siglo , nos encontramos con un rotundo JnoK a la vida moderna. 'ax eber dice que todo el poderoso cosmos del orden econ"mico moderno es visto como una jaula de hierro. *ste orden inexorable, capitalista, legalista y burocrático, determina las vidas de todos los individuos nacidos dentro del mecanismo con una fuer#a irresistible. Los grandes cr!ticos del siglo 7 tambi(n comprendieron las formas en las que la tecnolog!a y la organi#aci"n social modernas determinaban el destino del hombre. %ero todos cre!an que los individuos modernos ten!an la capacidad para comprender este destino y, tras haberlo comprendido, luchar contra (l. %ara eber, la sociedad moderna no s"lo es una jaula, sino que todos los que la habitan están configurados por sus barrotes. Los que se encuentran dentro de ella están desprovistos de libertad o dignidad interior, la jaula no es una prisi"n) simplemente ofrece el vac!o que necesitan y anhelan. finales de los a5os sesenta, Herbert 'arcuse se convirti" en el paradigma dominante del pensamiento cr!tico. 9o s"lo las luchas sociales y de clase, sino tambi(n los conflictos y contradicciones psicol"gicos han sido abolidos por el estado de 0administraci"n total1. Las masas están vac!as de tensi"n interior o dinamismo$ sus ideas, necesidades y hasta sus sue5os 0no son suyos1) su vida interior está 0totalmente administrada1, programada para producir exactamente aquellos deseos que el sistema social puede satisfacer y nada más. 0Las personas se reconocen en sus mercanc!as) encuentran su alma en su autom"vil, en su equipo de alta fidelidad, en sus casa a varios niveles, en el equipamiento de su cocina1. 8n cuando los j"venes radicales de los sesenta lucharon por conseguir cambios que permitiesen a la gente que les rodeaba controlar su vida, el paradigma proclamaba que no hab!a camino posible y que, de hecho, esa gente no estaba ni siquiera realmente viva. partir de este punto se abrieron dos caminos. Mno fue el de la b8squeda de una vanguardia que estuviera 0fuera1 de la sociedad moderna. ?esde luego tal b8squeda fue en vano. 9o hay nadie que est( o pueda estar fuera del mundo contemporáneo.
7.
Modernismo8antimodernismo de los a9os :;<. )endencias" mar,inal ne,ati#a 0 afirmati#a.
*l modernismo de los sesenta se puede dividir a grandes rasgos en tres tendencias basadas en las actitudes hacia la vida moderna en su conjunto$ afirmativa, negativa y marginada. %uede que esta divisi"n pare#ca burda pero las actitudes recientes hacia la modernidad tienden de hecho a ser más simples y burdas, menos sutiles y dial(cticas que las de hace un siglo.
1. Modernismo mar,inal. Bart/es. *l primero de esos modernismos, el que intenta marginarse de la vida moderna, fue proclamado con más fuer#a por >oland /arthes, en literatura, y =lement Nreenberg en las artes visuales. Nreenberg alegaba que la 8nica preocupaci"n leg!tima del arte modernista era el arte en s!) es más, para un artista el 8nico enfoque correcto era la naturale#a y los l!mites de ese g(nero. *l modernismo se presentaba como la b8squeda del objeto de arte puro y autorreferido. /arthes afirma que 0vuelve la espalda a la sociedad y se enfrenta al mundo de los objetos sin pasar por ninguna de las formas de la historia o vida social1. D as! el modernismo aparec!a como un gran intento de liberar a los artistas modernos de las impure#as y vulgaridades de la vida moderna. %ero muy pocos artistas o escritores modernos han permanecido fieles mucho tiempo a este modernismo$ un arte sin sentimientos personales o relaciones sociales está destinado a parecer árido y carente de vida al cabo de poco.
=. Modernismo como re#olución 'ermanente. Luego vino la visi"n del modernismo como revoluci"n permanente y sin fin contra la totalidad de la existencia moderna$ era la 0tradici"n de derrocar la tradici"n1, una 0cultura adversaria1, una 0cultura de la negaci"n1. /usca el derrocamiento violento de todos nuestros valores y se preocupa poco de la reconstrucci"n de los mundos que destruye. Hubo c!rculos en que el 0modernismo1 se convirti" en el santo y se5a de todas las fuer#as de rebeli"n. Cbviamente esto revela parte de la verdad, pero es demasiado lo que omite. Cmite el gran romance de la construcci"n. Cmite la fuer#a afirmativa y vitali#adora que en los modernistas de más altura va siempre entrela#ada con el asalto y la revuelta. Hay otro problema en la idea de que el modernismo no significa más que problemas$ tiende a proponer como modelo de sociedad moderna una sociedad que en s! misma está exenta de problemas. Cmite todas 0las perturbaciones ininterrumpidas de todas las relaciones sociales, la inquietud y la agitaci"n perpetuas1 que durante doscientos a5os han sido elementos fundamentales de la vida moderna.
==. >isión afirmati#a. La visi"n afirmativa del modernismo coincidi" con la aparici"n del pop art a comien#os de los sesenta. us temas dominantes eran que 0debemos abrir los ojos a la vida que vivimos1 y 0cru#ar la frontera, saltar al vac!o1. *llo significaba, en primer lugar, romper las barreras entre el arte y otras actividades humanas tales como el espectáculo comercial, la tecnolog!a industrial, la moda y el dise5o, la pol!tica. +ambi(n estimulaba a escritores, pintores, bailarines, compositores y cineastas a romper las fronteras de sus especialidades para trabajar juntos en producciones y actuaciones que combinaran diversos medios y crearan unas artes más ricas y polivalentes. %ara los modernistas de esta clase, que a veces se llamaban a s! mismos 0posmodernistas1, su ideal era abrirse a la inmensa variedad y rique#a de las cosas, los materiales y las ideas que el mundo moderno produc!a inagotablemente. *l modernismo pop recre" la apertura al mundo, la generosidad de visi"n, de algunos de los grandes modernistas del pasado. *l problema fue que el modernismo pop nunca desarroll" una perspectiva cr!tica que pudiera clarificar cuál era el punto en que la apertura al mundo moderno deb!a detenerse y el punto en que el
artista moderno debe ver y decir que algunos de los poderes de este mundo tienen que desparecer. +odos los modernismos y antimodernismos de los sesenta generaron un lenguaje com8n, un ambiente vibrante, un hori#onte compartido de experiencia y deseos. +odas estas visiones y revisiones de la modernidad eran intentos de conectar el presente turbulento con un pasado y futuro, de ayudar a los hombres y mujeres de todo el mundo contemporáneo a sentirse c"modos en (l. +odas estas iniciativas fracasaron.
M. Modernidad se,-n $oucault. =asi el 8nico autor de la pasada d(cada que ha dicho algo sustancial sobre la modernidad es 'ichel @oucault. @oucault niega la posibilidad de cualquier clase de libertad, ya sea fuera de estas instituciones o entre sus intersticios. 7mponiendo sus ideas a sus lectores como barrotes de hierro, haciendo que cada dial(ctica penetre en nuestra carne como una nueva vuelta de tornillo. >eserva su desprecio más fero# para las perdonas que imaginan que la humanidad tiene la posibilidad de ser libre. omos movidos 0por las modernas tecnolog!as del poder que toman la vida como su objeto1, somos arrastrados por el 0dispositivos de sexualidad que el poder organi#a en su apoderamiento de los cuerpos, su materialidad, sus fuer#as, sus energ!as, sus sensaciones y sus placeres1. *n el mundo de @oucault no hay libertad porque su lenguaje forma un tejido sin costuras, una jaula mucho más herm(tica de lo que eber llegara a so5ar, y dentro de la cual no puede brotar la vida. *s in8til tratar de resistir a las opresiones e injusticias de la vida moderna, puesto que hasta nuestros sue5os de libertad no hacen sino a5adir más eslabones a nuestras cadenas) no obstante, una ve# que comprendamos la total inutilidad de todo, podemos por lo menos relajarnos.
N. ?=a modernidad a0er /o0 0 ma9ana@" elaborar una conclusión con la 'recedente cita del título de la introducción al te2to de Berman con el si,uiente 'asae" ?El modernismo dinmico 0 dialctico del si,lo 3I3@. *n este contexto tan desolado, quisiera resucitar al modernismo dinámico y dial(ctico del siglo 7. Mn gran modernista, el cr!tico y poeta mexicano Cctavio %a#, se ha lamentado de que la modernidad, cortada del pasado y lan#ada hacia un futuro, vive al d!a$ no puede volver a sus principios y, as!, recobrar sus poderes de renovaci"n. ostiene que, los modernismos del pasado pueden devolvernos el sentido de nuestras propias ra!ces modernas, ra!ces que se remontan a doscientos a5os atrás. *ntonces podr!a resultar que el retroceso fuera una manera de avan#ar$ que recordar los modernismos del siblo 7 nos diera la visi"n y el valor para crear modernismos del siglo 7. *ste acto de recuerdo podr!a ayudarnos a devolver el modernismo a sus ra!ces, para que se nutra y renueve y sea capa# de afrontar las aventuras y peligros que le aguardan. propiarse de las modernidades de ayer puede ser a la ve# una cr!tica de las modernidades de hoy y un acto de fe en las modernidades de ma5ana y de pasado ma5ana.
. Amrica =atina. Narrati#a sobre la modernidad. Centro 0 'eriferia. Octa#io &a(. Beatri( Sarlo. Bor,es Carlos Altamirano. e recordará que existe una narrativa estándar sobre el origen y despliegue de la modernidad, cuyo foco explicativo se encuentra en el proceso cada ve# más intenso de racionali#aci"n del mundo. +ambi(n en m(rica latina contamos con una narrativa elaborada a lo largo de las dos 8ltimas d(cadas del siglo . *sta narrativa busca responder a la pregunta más general sobre c"mo se transmiten y difunden, desde un centro avan#ado, las instituciones y la experiencia vital de la modernidad y c"mo se reciben, adaptan y experimentan en las regiones intermedias y marginales. =onsiste, entonces, dicha versi"n latinoamericana estándar en una interpretaci"n de la modernidad vista desde los dispositivos Ela ciudad, el mercado, la escuelaF como una experiencia de
heterogeneidad cultural que se constituye por v!a de m8ltiples hibridaciones de significados. La particular recepci"n latinoamericana de la modernidad da lugar a ciertas experiencias t!picas de relaci"n con la modernidad central. *n un extremo, (sta se impone por ausencia, obligando a la periferia a asumirla como un simulacro. La idea subyacente es que m(rica latina no puede tener una verdadera modernidad Eo sea, la modernidad centralF pues le faltan los antecedentes intelectuales y las instituciones que le dieron origen en *uropa. ?icho d(ficit hist"rico conducir!a a una experiencia de la modernidad como disfra# que encubre y disimula. eg8n Cctavio %a#, la modernidad nos viene impuesta desde afuera y, en el proceso de adaptarnos a ella, se general simulacros y distorsiones. La periferia imita al centro. Le pide prestado un traje hist"rico que le viene mal y la desfigura. *n el extremo opuesto, la periferia dialoga con los temas de la modernidad central y global como propios. *s decir, se los apropia, mediante adaptaci"n o la adopci"n receptiva) sin meramente imitarlos o simularlos sino en comunicaci"n directa con ellos. *s una modernidad de inscripciones m8ltiples y ya no s"lo una 0doble inscripci"n1 de la que habla /eatri# arlo. /orges proclama$ la originalidad no es un valor, es un producto de transferencias, citas, apropiaciones, adquisiciones. /orges elabora los mecanismos de su ficci"n que le permiten participar de la universidad. 'ecanismos similares, por tanto, a los dispositivos culturales que m(rica latina emplea para participar de las corrientes de la modernidad contemporánea. *sta visi"n se encuentra emparentada con las teor!as de la globali#aci"n, de las modernidades m8ltiples y con las corrientes hermen(uticas de la comunicaci"n y el análisis cultural.
O. &osiciones discursi#as sobre la modernidad latinoamericana. Macondismo 0 marianismo similitudes 0 diferencias. e despliega un amplio abanico de posiciones discursivas sobre la modernidad latinoamericana. qu! destacaremos el macondismo y el marianismo cerca del polo del simulacro y, del otro lado, pr"ximas al polo de integraci"n a la modernidad global, dos visiones opuestas sobre (sta y su futuro. 'acondismo ser!a una manera de manifestar 0lo misterioso, o mágico-real, de m(rica latina) su esencia innombrable por las categor!as de la ra#"n y por la cartograf!a pol!tica, comercial y cient!fica de los modernos1. *xiste un espec!fico sentimiento de recha#o, malestar y desajuste frente a la modernidad y sus riesgos. 'ás que de una escuela de pensamiento se trata en consecuencia de una perspectiva, un estilo, un momento que aparece en los análisis culturales latinoamericanos, con mayor o menos (nfasis seg8n los autores. *l marianismo debe su denominaci"n al sincretismo religioso de la sociedad novohispana y al papel central que all! desempe5a el culto mariano. Cctavio %a# postula que la cultura latinoamericana tiene un sustrato cat"lico-barroco constituido durando los siglos 67 y 677, el cual conformar!a un peculiar ethos cuyas caracter!sticas esenciales son dos. %rimero, es resistente frente a intentos moderni#adores de las elites ilustradas, que fracasar!an reiteradamente debido a su iluminismo. egundo, dicho ethos crea su propia s!ntesis cultura expresada a trav(s de la religiosidad popular, cuya racionalidad permanece por ende del lado de la subjetividad y de los sentimientos. *sta forma de religiosidad ser!a una de las pocas expresiones aut(nticas de esa s!ntesis que permea el conjunto de la cultura latinoamericana. *n cuanto posici"n intelectual, el marianismo se conecta con el macondismo y con otras corrientes fundamentalistas, tales como el indigenismo y el neoindigenismo. *n tanto estrategia en la lucha de posiciones acad(micas, sus efectos se limitan al campo intelectual cat"lico principalmente, pero a trav(s de la funci"n cultural más amplia qe ejerce la 7glesia se proyectan a lo largo de sus organismos educacionales, organi#aciones no gubernamentales y de sociedad civil. 'acondismo y marianismo se hallan emparentados y difieren a la ve#. mbos tienen un inevitable fondo romántico. %ero mientras aqu(l es una construcci"n seculari#ada sobre la superposici"n de la =ontrarreforma y la anti-7lustraci"n a las culturas abor!genes,
experimento for#ado que no sirve para solidificar una nueva identidad, este 8ltimo, en cambio, interpreta el choque de civili#aciones como un encuentro que lleva a un sincretismo y luego a una s!ntesis cultural de fondo religioso.
&.
?Modernidad ,lobali(ada 0 conflicti#amente inte,rada@. &lanteo de Berman sobre las #isiones de la modernidad. >isiones abiertas 0 cerradas Carlos Altamirano.
i consideramos el polo opuesto –el de la modernidad globali#ada y conflictivamente integrada- nos encontramos all! con lo que /erman califica como visiones abiertas y visiones cerradas de la modernidad, que dan lugar a otros tantos discursos sobre la experiencia de nuestra (poca. Las visiones cerradas habr!an olvidado el modernismo dinámico y dial(ctico del siglo 7. 7mponen una aceptaci"n acr!tica, de ciego entusiasmo, respecto de la modernidad o, en el otro extremo, su recha#o y condena con gesto resignado. *n ambos casos la modernidad se concibe como un monolito cerrado, incapa# de ser configurado o cambiado por los hombres modernos. =iertas descripciones neoliberales ingenuas de lo moderno caben en la vertiente del monolitismo optimista. l monolitismo pesimista, corresponden algunas descripciones venidas del progresismo y tambi(n del neoconservadurismo. mbos ven en la modernidad un callej"n sin salida donde el capitalismo avan#ado habr!a terminado por borrar cualquier alternativa concebible al statu quo imperial de un capitalismo de consumo. %or lo contrario, las visiones abiertas conservan una aguda conciencia de las dos caras de la modernidad$ su impronta creativa y transformadora por una parte y su carácter destructivo por la otra. obre esa base buscan mantener en alto los ideales modernos y completar su proyecto inconcluso, o abrir las compuertas hacia modernidades m8ltiples, o convocar a las personas en la multitud que están empleando y estirando sus poderes vitales, su visi"n, cerebro y coraje para generar fuentes y espacios de significado, de libertad, dignidad, belle#a, go#o y solidaridad. l comen#ar el siglo 7, predomina entre los grupos dirigentes latinoamericanos la visi"n cerrada sobre la abierta.
Q. Síntesis de Berman sobre el Modernismo" Octa#io &a( Mar2 Niet(sc/e. Mn gran modernista, el cr!tico y poeta mexicano Cctavio %a#, se ha lamentado de que la modernidad, cortada del pasado y lan#ada hacia un futuro, vive al d!a$ no puede volver a sus principios y, as!, recobrar sus poderes de renovaci"n. ostiene que, los modernismos del pasado pueden devolvernos el sentido de nuestras propias ra!ces modernas, ra!ces que se remontan a doscientos a5os atrás. *xperiencias como (stas nos ligan al mundo moderno del siglo 7$ un mundo en el cual, como dijo 'arx 0todo está pre5ado de su contrario1 y 0todo lo s"lido se desvanece en el aire1) un mundo en el cual, como dijo 9iet#sche 0hay peligro, la madre de la moral, un gran peligro pero esta ve# despla#ado a lo individual, a lo más cercano y más querido, a la calle, a nuestro propio hijo, nuestro propio cora#"n, nuestros más !ntimos y secretos reductos del deseo y la voluntad1. Las máquinas modernas han cambiado considerablemente durante los a5os que separan a los modernistas del siglo 7 de nosotros) pero los hombres y las mujeres modernos s"lo ahora podr!an comen#ar a sentirse totalmente a sus anchas. 'arx, 9iet#sche y sus contemporáneos experimentaron la modernidad como una totalidad en un momento en que s"lo una peque5a parte el mundo era verdaderamente moderna. Mn siglo más tarde, cuando el proceso de moderni#aci"n hab!a arrojado una red de la que nadie puede escapar, podemos aprender mucho de los primeros modernistas. Hemos perdido nuestro control de las contradicciones que ellos tuvieron que captar con toda su fuer#a simplemente para poder vivir. i podemos hacer nuestras sus visiones y utili#an sus perspectivas para observar nuestro propio entorno con nuevos ojos, veremos que en nuestras vidas hay más profundidad de lo que pensamos. D volveremos a conectar con una cultura modernista notablemente rica y vibrante, nacida de esas luchas$ una cultura que contiene grandes reservas de fuer#a y salud,