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OR 0 N REC RREO E
UF U INFORMATIO N
LO DI§CONO CIDO PARAPSICOLOGIA LA MUIRTE Realidad
y transcendencia
EI\tGMAS LA ISLA DE PASCUA: ¿Un ensayo del fin del mundo?
EL ESPIRITISM0 y sus metodos
TECNOIOGIA DEL PASAD0:
ASTR0LOGIAT Teoria y práctira
H0R0SC0P0: El lensuaie
ICUANDO LOS OVNIS ATERRIZAN EFECTOS ELECTROMAGNETICOS DE LOS
Unos hallazgos
sorprendentes
\OVNIS
La inminencia de EL FIN DEL MUNDO
¡OVNIS: TOP SECRET
El poder mágico de LAS PIRAMIDES
¡¿C0M0
POLTERGEIST
CLARIYIDENCIA Y TELEPATIA
0YNIS: Una realidad indiscutible
EL TRIANGULO MORTAL DE LAS BERMUDAS
¿OTRAS YIDAS? Espiritu y reencarnación
PSIC0IONIAS: Génesis y práctica
OYNIS
SON LOS 0VNIS?
EL DILUVIO Y EL ARCA DE NOE
OVNIS: LAS DIFICILES MANIOBRAS
LA ATLANTIDA:.Mito y realidad
0VNIS: LOS VIAJES IMPOSIBLES
de los astros
PRODIGIOS DE LA SINSIBILIDAD
EGIPTO MILENARIO MENSAJES EN PIEDRA
,
lOs
TRIPULANTES DEL COSMOS
ENCUENTROS CON HUMANOIDES
HIPNOSIS Y SUGESTION LOS MONSTRUOS IMPOSIBLES
, OVNIS EN EL PASADO
LOS SUEÑOS y su significado
Elenigma de TIAHUANACO
OYNIS: ENTIDAD DE LOS TESTIGOS
TAROTT El futuro en los naipes
VIAJE AL FUTUR0: Claves de la Adivinación
VAMPIROS Y HOMBRES-LOBOS
¡OVNIS: EL PRIMER CONTACTO
EL MUNDO MAYA v sus misterios
OVNIS: PELIGRO, ABDUCCION
MAGIA Y LEYBNDAS DE LA INDIA
OVNIS: ¿POR QUE LOS RAPTOS?
EL UNIVERSO INCA
OVNIS: SECTAS Y CULTOS
LAS PIEDRAS DE ICA: Ellegado de otra historia
OVNISSUBMARNOS
LAS PISTAS DE NAZCA y otros dibujos aéreos
tOS VISITANTES DE UMMO
LOS HECHOS MALDITOS
LA HISTORIA SECRETA DE LOS OVNIS
EI, IMPERIO AZTECA Y SUS SECRETOS
LOS 0VNIS ¿PROTAGONISTAS
LA DESTRUCCION DEL COSMOS:
OVNIS: LAS GRANDES OLEADAS
.
BRUJERIA Y SATANISMO
Q[IIR0MANCIA: Eldestino
en las manos
PROFETAS Y PROFECIAS LAS FRONTERAS DE LA MEMORIA
LA FUERZA DE LA MENTE LA OTRA MEDICINA: Proceso a los curanderos PARAPSICOL0GIA en animales y plantas TELEPLASTIAS: Imágenes de otros mundos TECNICAS DE RELAJACION Y MEDITACION ESPIRITISMO BRASILEÑO
Un hecho inevitable
tOS SENORES DEL CONOCIMIENTO I,AS ESFERAS CETESTES DE COSTA RICA
0 TESTIGOS?
EI, HOMBRE Y EL UNIYERSO OVNIS: ENIGMATICA PUESTA EN ESCENA OYNIS: UNA CONSTANTE PRESENCIA
ENIGMAS DE AMERICA LA DESAPARICION DE LOS DINOSAURIOS
EDICIONES I. QUORUM, S.A. Consejo editorial: CANDIDO CONDE, MANUEL GASCH Director de la obra: FERNANDO JIMENEZ DEL OSO Director ejecutivo: JOAQUIN GOMEZ BURON Director artístico: LUIS DE MIGUEL Fotografías: PABLO RODRIGUEZ tlustraciones: JEAN SEMMEL,ZEN, OYARBIDE, TOMAS MENDEZ, LUIS DE MIGUEL Colabotradores: LEONOR ALÁRAZKI, JULIo ARCAS, VICENTE J.BALLESTER, J.J. BENITEZ, MERCEDES CASTELLANO, SINESIO DARNELL, ANDREAS FABER KAISER, Me LAURA FELIX, SALVADoR FREIXEDO, JOSE L. JORDAN PEÑA, JOSE M. LOPEZ IBOR, JUANA MARIN, FRANCISCO PADRON, JESUS A. PEREZ CASTAÑo, ANToNIo RIBERA, JoSE RUESGA, ENBIQUE DE VICENTE, CARLO LIBERIO DEL ZOTTI. ImpTesión: GI1AFICAS REUNIDAS,S.A. lsBNdelaobra: 84-7701-143-5 |SBNdel fascículo: 84-77C-1-142-7 |SBNdel lomol:84-7701-141 -9 M.28466-1989Printed in Spain Distribüción: MARCO tBERICA, S. A.O 199O Ediciones L Quorum, S. A" lmpreso: Septiembre 199O legal: Déposito Redacción y Administración: Diego deleón, 7 - 1e 28OOO MADRID Tef.:5645863 Fax: 5645490
§§§
§m§pw&&m§§§ m§& §§§§?$r§§ El comportamiento de los ovnis en sus múltiples maniobras por sí sólo ya sugiere
por supuesto, concebidos y construidos- por inteligencias. Aceptar la realidad del fenómeno ovni supone simultáneamente admitir a que están conducidos
-y,
los seres inteligentes que los tripulan. Pero
es que hay más: se acumulan las pruebas
de que esos seres nos visitan desde tiempos remotos, como si estuvieran vigilando nuestro comportamiento. Muchos testimonios avalan esta afirmación, e incluso exis-
ten documentos gráficos que la reafirman. No debe haber, pues, duda: están aquí. Pero, ¿cómo son?
No hay, por ahora, una tipología clara y concreta sobre el aspecto físico de los tripulantes de los ovnis. Se está confeccionando. Mientras, bueno será que conozcamos algunos rasgos y detalles que ya han
sido universalmente aceptados sobre particular. Vayamos conociendo
a
el
nues-
tros vecinos cósmicos.
141
n L r
concepto que
er
hombre tiene del Cosmos - ha variado en pocas décadas. Tomar conciencia del papel secundario que nuestro sol desempeña en los márgenes de la galaxia ha sido un duro golpe para el chauvinista antropocentrismo que tanto satisfacía a nuestros
abuelos. Cuando el conocimiento del Universo -nuestro aún rudimentario conocimiento del Universo- ha extendido a cientos de miles de millones el número de sistemas solares en nuestra galaxia y a cifras igualmente dilatadas el número de galaxias ex¡stentes, es incongruente plantear que este modesto planeta nuestro sea el único dotado de vida inteligente. Con toda posibilidad, son miIes de mundos los que albergan otras humanidades tecnológicamente aptas para los viajes espaciales. Hablar de extraterrestres es algo más que una utopía.
LA
§ORPRE§A DE LO§
fRI.
PULANTE§
Cuando los ovnis comenzaron a ser material de prensa. eltema se planteaba fascinante. De un lado
estaban los que argumentaban quetales navestenían una procedencia terrestre, del otro, aquellos que encontraban más sugestiva la hipótesis alienígena. A medida que las observaciones ganaron en número y calidad quedó evidente la imposibilidad de la explicación terrena. Aquellas naves no solamente escapaban a las posibilidades técnicas de cualquier país, sino que incluso parecian
ffi
burlarse de las leyes físicas conocidas: giros en ángulo de noventa grados, detenciones instantáneas, cambios de forma y coloración... Aceptada como más congruente la procedencia
extraterrestre, se planteó otra cuestión. ¿Aquellas naves estaban tripuladas o manejadas a distancia? Esto último parecía lo más razonable: si podía concebirse un material capaz de soportar tan bruscas maniobras, no era concebible en cambio un organismo vivo con la misma resistencia. Todos los razonamientos fueron válidos y las discusiones parecían moverse en el terreno de lo puramente teórico. Hasta que empezaron a dejarse ver los tripulantes. Primero tÍmidamente, sorprendidos de madrugada en algún paraje solitario. Después, en forma más despreocupada, casi insolente; para, finalmente, tomar ellos la iniciativa y secuestrar temporalmente a los desprevenidos caminantes. Progresivamente, los casos de «encuentros cercanos» se fueron acumulando sobre la mesa de los investigadores oficiales y privados; decenas, centenares de testigos -millares en la actualidadhan venido a complicar más aún el ya complejo fenómeno ovni. Porque, en contra de lo presumible, parece que estamos siendo visitados por la más variada fauna espacial. Altos. bajos, diminutos, calvos, peludos, hermosos, repulsivos... Parece que cada testigo había visto a un extraterrestre de raza distinta. Lentamente, las descripciones pudieron
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irse agrupando en unas pocas, tipos básicos; pero, aun así, demasiados; tantos que, de nuevo, vuelven a invocarse factores psicológicos como responsables del fenómeno. Nuevamente, el tema ovni abandona el terreno de lo material para'ser juzga-
do bajo el prisma de lo espiritual. Algo muy normal en la conducta del hombre cuando éste se enfrenta a un hecho desconocido e inexplicable. No es extraña la cautela por parte de los ufólogos; de hecho, el tema ovni ha adquirido tal resonancia socioespiritual q ue resulta difícil determinar hasta dónde los testigos lo son de un hecho objetivo y hasta qué punto han visto aquello que querían ver. DE
ANGETE§ Es interesante comprobar cómo ha cambiado la actitud social
EXTRATERRE§. TRE§ fre
A
ante el tema de los humanoides. No hace muchas décadas, los es-
critores de ciencia-ficción,
ha-
ciéndose eco de la tendencia popular, mantenían a los alienígenas en la condición de seres extraños, repugnantes para la estética terrestre y generalmente dotados de las más perversas intenciones. Esta actitud tiene tal vez su origen en la novela de H. G. Wells, un clásico que marcó el camino seguido en este siglo por los artesanos del género. Plantear otro tipo de extraterrestres era poco aconsejable desde el punto de vista comer-
cial. Sin embargo, en los últimos quince años, y cada vez con más frecuencia, los relatos de cienEn el amplio
campo de la ufología, el capítulo referido a los tr¡pulantes es el que ofrece más elementos extraños. Parece que la ciencia-ficción se mezcla con la realidad.
rnm
Los tripulantes del cosmos abr¡daftes
los
:es:,goS qUe
eñcuentro con ¡ unanoides c¿rantes de pelo y de coiores que son os no¡males en la carne; con írecuencia entidades de piel verdosa y ca lvas.
re&
cia-ficción enfrentan a los humanos torpes y primitivos con los foráneos física y moralmente super¡ores. Esta tendencia es paralela a la que se observa en la realidad social. Cada vez son más numerosos los grupos de personas que elevan sus ojos al cielo en espera de los «hermanos cósmicos» que han de salvarnos. Es como si el hombre comenzara a tomar conciencia de la enorme crisis que se avecina y hubiera llegado a la conclusión de que, por sí mismo, no es capaz de salir del laberinto en que se ha metido. Hace unos pocos siglos, quizás unas décadas, su mirada habría buscado en el cielo la señal de lo sobrenatural, la mística mano del Creador, o cuando menos sus ángeles portadores de esperanza. Hoy, los ángeles son, para demasiada gente, los extraterrestres. Y lo triste es que nada nos induce a pensar así. De hecho, la experiencia nos habla de una conducta bien distinta por su parte: curiosos o indiferentes ante nuestros problemas, «ellos» parecen moverse según sus propias motivaciones, ignorando o despreciando nuestras angustias y nuestros deseos. Si toman contacto con el hombre es para pesarlo, medirlo o extraerle contenido gástrico. Y tal vez sea lógico; no es lícito pensar que, de estar en su situación, nuestra atracción sería distinta. No sé si hablar de «hermandad cósmica, es una ingenuidad o no; pero parece claro que los mi-
llones de personas que esperan anhelantes la muestra de esa supuesta fraternidad espacial, lo hacen más movidos por su propia angustia que
apoyados en la experiencia. «Ellos» están aquí; posiblemente llevan tiempo
mezclados entre nosotros. Hay suficientes datos para plantearse cuando menos la posibilidad de que así sea. Es materia a investigar en todos los sentidos, apasionadamente si se quiere, pero sin in-
justificadas esperanzas. La responsabilidad de los errores cometidos sobre este planeta es sólo nues-
tra y a nosotros compete remediarla, si es posible; si no lo es, aceptemos con dignidad sus consecuen-
cias. Partiendo de la gran cantidad de estudios e investigaciones que se han venido realizando desde que el fenómeno ovni saltó a la popularidad en la primera década de los años 50, la primera conclusión que se ha extraído es que los tripulantes de las naves extraterrestres ofrecen un aspecto físico absolutamente diverso, y ello, como parece na-
tural, hace que la clasificación resulte muy difícil, prácticamente imposible. Tan disparatadas resultaban ser las descripciones que aportaban los testigos de los avistamientos que las comisiones oficiales que se crearon al efecto (entre ellas, el Libro
Azul y el lnforme Condon) las rechazaron como pertenecientes a personas paranoicas o a mitómanos desequilibrados. Sin embargo, muchos testimonios posteriores, que se han venido acumulando, están cambiando la apreciación, y ya muchos científicos prestan mayor atención a los informes. Algunos científicos han destacado especialmente en el estudio de este aspecto del fenómeno ovni, sobre todo Jacques Vallée, quien a raiz de su análisis de la gran oleada francesa de 1954, alavez que profundizó en el comportamiento de los humanoides, trazó también algunos rasgos que son importantes a la hora de intentar la mencionada cla-
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tro con humanoides, son frecuentes los relatos que hablan de la contemplación de entidades de aspecto humano que, o bien se hallan estáticos iunto a
la nave o en sus cercanías, o parecen realizar algunas operaciones manuales, provistos de objetos o no, casi siempre como si estuviesen buscando algo en concreto. Otras veces, los ocupantes de los ovnis, aunque se manifiestan como entidades inteli-
gentes que persiguen fines concretos, ofrecen un aspecto que en nada recuerda a los seres humanos. Esta sería. pues, la primordial clasificación que podría hacerse de los tripulantes: «humanoides» y «entidades». Los primeros así definidos por poseer algo que es claramente una cabeza o se le parece mucho, dos brazos, dos piernas y un tronco; las proporciones pueden ser muy variables, describiéndo-
se seres de una armonía perfecta junto a otros que podrían ser clasificados como auténticas aberracio-
nes de la anatomía humana. La reacción emocional que provocan ambos tipos en el testigo es muy diversa: frecuentemente, ante un «humanoide», quien lo contempla siente sorpresa y curiosidad, a veces miedo, pero el que es normal ante lo desconocido; mas ante un ser de aspecto no calificable de humano lo que los testigos suelen sentir es terror con fuerte reacción emocional. sificación. lgualmente importante es el catálogo lle.-En diciembre de 1973 se produvado a feliz término por el norteamericano Saun- Et jo en Vilvorde (Bélgica) un suceders, que recoge más de 2.000 testimonios referi- «HUlllA. que NOIDE» DE so muy significativo y válido para y el esolvidar hay dos a ocupantes. tampoco tudio efectuado por el investigador brasileño Jader VIIVORDE ilustrar con algún ejemplo prácti-
Pereira,unodelosmáscompIetosqUeSeconoCen,Wcoloquevenimosexponiendo.El
caso tuvo por escenario un jardín incorrecciones metodológicas. También son valiosos, como-situado en la parte trasera de la vivienda de V. M., complemento a los estudios anteriormente c¡tados, de veintiocho años, que aquella noche se había ido los debidos a Genevieve Vanquelet y a Edwars, este a dormir temprano. A media noche -serían las dos último referido de manera muy especial a la foné- de la madrugada- se despertó por la necesidad de ticay«lenguaje»delostripulantesquehansidovis- ir al baño; se levantó procurando no despertar a tos junto a las naves o cerca de ellas en diferentes su esposa, que dormía en la misma cama, y se diy múltiples avistamientos. En España es muy enco- rigió hacia el patio interior, lugar donde se hallaba miable el trabajo llevado a cabo por el ufólogo Vi- el cuarto aseo, alumbrándose con una pequeña lincente Juan Balester Olmos, una interesante reco- terna. Al llegar a la cocina le sorprendió un extrapilación de casos ocurridos en suelo de la Penín- ño resplandor verdoso que penetraba por la ventana, procedente del jardín. La curiosidad le impulsula lbérica. só a mirar a través de los cristales, y lo que contempló llegó a colmar toda su capacidad de sorpreLas descripciones que proporcio- sa: al fondo de la parcela dedicada a jardin se enEL FENOIIIENO nan los testigos son, como hemos- contraba un pequeño ser, de aspecto humano, que dicho, muy diversas, y en la ma- no mediría más de 1,10 metros de altura; su conDE LO§ OCUPANIE§ yoría de los casos contradicto- figuración era armónica;llevaba su cabeza protegi-
aunque ciertamente presente algunas
Wria.s.Enprincipio,porunadeduc-daporunaescafandratransparente,delaquepor parte previa, tubo coneccion lógica
se tiende
a
pensar en los tiipulantes como en unos seres inteligentes, que han sido capaces de crear la técnica que hace posible la construcción de unas navestan sofisticadas, y capaces también de conducirlas en unos viajes interestelares para los que obviamente se requiere un dominio extraordinario de la ciencia de la navegación. Pero, en lo que se refiere a su aspecto físico, es decir, al cuerpo que sustenta esa inteligencia, podemos asegurar que se han llegado a describir hasta ¡trescientos tipos! ¿Cómo es posible esto? En la casuística de los avistamientos con encuen-
144
su trasera salía una especie de tado con una mochila, o algo similar, que portaba sujeto a la espalda, deforrna cuadrangular. Su complexión era normal, mediana, y eran perfectamente apreciables las piernas, los brazos y el tronco, además de la cabeza. De la escafandra emanaban fuertes destellos. Tanto ésta como el resto del traje parecían confeccionados de alguna materia semejante al plástico con añadido de partículas metálicas. Destacaba sobre otros detalles una pieza cuadrada que, a modo de hebilla, llevaba sobre elcinturón; era una especie de cajita cuadrada que despedía un intenso resplandor rojizo que ilumina-
Retrato-robot
de un .hcmarelde realizado a partir de la descripción de Fortunato Zanfretta, quien
tuvo un encuentro en Marzano (Génova), el 7 de diciembre de
tff
Wffi
Los tripulantes del cosrTros
Da el entorno hasta una distancia considerable. combros acumulados en un rincón. El artefacto se Otro detalle que apreció con total nitidez el testigo componía de un mango largo con el extremo dofue que el pantalón quedaba encajado en su parte blado a modo de empuñadura, al final del cual hainferior en el interior de unas botas. Sus manos bía una especie de recipiente cuadrado, con la pareran humanas pero de color verdoso. Por detrás, te frontal biselada. El instrumento parecía estar hese veía su cabeza en el interior del casco transpa- cho de la misma materia que el traje, y no emitía rente: era redonda y con el cabello corto. Toda la-sonido alguno. El pequeño ser lo desplazaba sobre figura quedaba envuelta en un halo ligeramente lu--el suelo. El «humanoide» se movÍa con mucha difiminoso que coloreaba un poco el suelo del jardín cultad, balanceándose a cada paso, sus rodillas day la pared de la casa. ban la sensación de doblarse a cada torpe paso psqLrsño ser se movía por eljardín ajeno a la que daba por el jardín. -flcontemplación que de él estaba llevando a cabo el Para poder observarlo mejor, el testigo lo enfotestigo. Llevaba en su mano un instrumento seme--cócon su linterna; entoncesel hombrecillogirósin jante a una aspiradora portátil, con el que daba la volver la cabeza, lo hizo con el cuerpo entero, como sensación de que estaba recogiendo -o intentán- si en su cuello no existiera juego alguno. Entonces, recoger algo. Cuando V. M. lo descubrió a tra--a la luz de la linterna V. M. pudo contemplar su ros-dovés de la ventana de la cocina, estaba pasando el tro por vez primera: no tenía nariz ni boca; se disinstrumento descrito sobre unos montones de es- tinguían solamente unas orejas puntiagudas y los
145
El cine ha tratado en múltiples
ocasiones el tema de los tripulantes de naves llegadas del espacio, casi siempre referido al peligro de una invasión por parte de los extraterrestres Cada guionista, y cada realizador, ha creado y dado vida a seres de aspectos muy diferentes, pero la mayoria de las veces monstruosos, 0bviamente, lo que se pretendia con la exhibición de estos seres extraños era causar el
terror de los espectadores, Seres
La agresión -en este caso en el cine y en la realidad- suele deberse a una reacción defensiva por parte de las entidades extraterrestres. Son pocos los argumentos que relatan lo contrario.
siempre con intenciones perrlersas, o demostrando una
superioridad técnica terrorífica también. Lo que queda por saber es la proporción de acierto que en la interpretación de los humanoides y de sus intenciones alcanzaron los cineastas, Tal vez acertaron en lo más importante, y haya que considerar a los
tripulantes de los ovnis como
a
enemigos,
Este «alienígena» de cráneo
hiperdesarrollado puede ser una buena muestra del tratamiento que el cine suele dar a las inteligencias que llegan a la Tierra procedentes de otros planetas. En su primera época ya el cine representó casos de abducciones o raptos. Así se refleja en esta fotografía
correspondiente a la película «Metrópolis», de Fritz Lang.
Es rara la aparición de androides en la fenomenología ovni. Uno de los pocos casos
constatados tuvo lugar en Cisco Grove (California), e1..1_ de mayo de 1974: el testigo
fue agredido por un robot metálico. En la ilustración, un robot marciano en el film «Ultimátum a la Tierra».
ojos, de forma ovalada y color amarillo, rodeados contra de las leyes físicas, puso la planta de un pie de un reborde verdoso bastante grueso. A simple sobre la pared, después la otra, quedando situada vista, la pupila era también ovalada pero de color su figura en posición horizontal, y siguió andando negro o muy oscuro. El reborde que vio al princi- hasta alcanzar la parte superior del muro, de una pio en torno a los ojos resultaron ser unos párpa- altura superior a los tres metros; al llegar arriba, dos, los cuales, estando aquellos abiertos, no se prosiguió el movimiento, describiendo una especie distinguían, pero que subían y bajaban como sifue- de arco, iniciando seguidamente el descenso por ran persianas. el otro lado. Durante toda la maniobra de ascenso y descenso. el «recogedor» que llevaba en la mano también permaneció en la misma posición horizonUN Cuando el humanoide recibió el tal, como el cuerpo. AVI§IA- - impacto del foco de luz de la lin- El extraño ser desaparéció tras el muro, y muy MIENTO §lll terna del testigo, levantó la mano,- poco tiempo despuós se produjo un sonido sordo, IEfiIOR formando con sus dedos pulgar e como un zumbido, acompañado de un fuerte des-
ffiíndice|a«uve»delavictoria;lue.--.telloluminoso.Seguidamenteseelevóunobjeto
go se dirigió torpemente hacia el circular, que tras avanzar unos metros se detuvo. muro que ponía límite aljardín. Y allí sucedió algo Era apenas visible y emitía un zumbido que el tesalgo a lo que V. M. no podía dar crédito tigocomparóconeltípicodelosinsectosensuvue-insólito, lo estaba presenciando: el hombrecillo, en:lo, V. M. contempló el objeto: tendría aproximada-
-aunque
t*
146
Los tripulantes del cosmos
I
\
.rente cinco metros de diámetro y en su estructu::::-::'-_..^1.-:. r'a era perfectamente visible una zona superior fosforescente, de color anaranjado, sobre la que haffi_-.;l;, " bÍa una cúpula transparente envuelta en un res*:.:: . :s :',- s es -uY plandor verdoso. La parte inferior de la nave era de color oscuro y en ella se veían tres focos alinea,'".. :'^is ¿E¿-iÉli.¿
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::-:9-:a I en
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m¡sión (En la
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:c¡c.e:a.
t::carafía,
: bl;;o a partir :estrmonio, tras -n avistamiento e^ B¡anch Hill,
0¡ro).
re
dos horizontalmente, que se encendían alternativa. mente tres veces seguidas, Todo el objeto se hallaba rodeado de chispas como las que produce el pedernal, que eran despedidas formando un movi-
miento rotatlvo, Sin embargo, el ovni no giraba, o
no parecía hacerlo... Como estaba muy cerca, el tes-
tigo pudo observar bien el espectáculo, Dentro de :la cúpula transparente estaba el «hombrecito» rodeado de una luminosidad lechosa, no se veía nada más. lnmediatamente debajo de la cúpula podía verse lo que debía ser un escudo o emblema, compuesto por un círculo negro atravesado en forma diagonal por un relámpago amarillo fosforescente y muy brillante. - Poco después, el ovni se elevó hasta alcanzar una altura de unos 20 metros;allíse detuvo de nuevo unos instantes, y luego se incliné ligeramente antes de lanzarse hacia las alturas a una velocidad increíble. En un par de segundos, su tamaño no era mayor que el de una lejana estrella, y al comienzo de su maniobra de alejamiento produjo un sonido agudísimo muy intenso, En el relato del testigo de este caso es todo sorprendente, no sólo la minuciosidad de los detalles; pero tal vez lo que más debería hacernos pensar
A veces, a la vez qu8 s6 observan humanoides
'./
ciEáfiEf6Tni, también puoden contemplarso en su interior,
a. .L¿.1.."
a
través de la estructura transparente; o son vistos entrar o salir. El dibujo 16construy€ un avistamiento que tuvo lugar
99
I
t.*-,j 1i-
\-
>
en
Saskatchewan (Canadá), en 1
e95,
ffi
147
es el hecho de que en ningún momento de su experiencia -por supuesto, inolvidable- sintió la menor sensación de temor, ni tampoco hostilidad por del «humanoide». Tampoco hubo intento de -parte comunicación telepática, lo que ya veremos que es muy frecuente en este t¡po de encuentros. Según la clasificación establecida por Pereira, al antes nos hemos referido, al ser visto en Vilvor-que de pertenecería al tipo «TBVI» (ser de estatura entre 1 metro y 1 ,2O, provisto de escaf randa y traje, q ue lleva en su mano una lámpara u otro utensil¡o).
Et
«GNOMO»
Enlazado con el caso que acaba-
renta años, se hallaban en un paraje cercano al pueblecito de lmjárvi, practicando el deporte del esquí. Era ya a la caída de la tarde, y los dos deportistas habían decidido tomarse un breve descanso, de manera que se sentaron tranquilamente sobre'el verde césped en un pequeño claro del bosque de abetos. Y conversaban animadamente de
mil cosas intrascendentes cuando llamó su atención un zumbido, que en un principio no se sabía de dónde procedía, que iba aumentando en intensidad paulatina pero incesantemente hasta convertirse en verdaderamente molesto. Por más que los
dos amigos miraban en todas direcciones por encima de los árboles que rodeaban el claro del bosque, no lograban ver nada que explicara aquel sonido que ya se había hecho, poco a poco, realmen-
mos de recordar, los ufólogos tienen archivado otro que sucedió lmjárvi(Finlandia), el 7 de ene- te insoportable. FINLAI{DIA -en De pronto, desde el norte, ven acercarse a una ro de 1970. Entre las 4,30 Y 5 de W Ja tarde, el señor Heinonen, guar- -gran velocidad una especie de nube luminosa. yDesy Hesko Viljo. granjero, ambos con una cribía en su trayectoria un gran semicírculo va -dabosques, edad comprendida entre los treinta y cinco y cua- perdiendo altura a medida que se acerca; se detuvo ya a una corta distancia de los testigos. La luminosidad en ese momento es ya con toda def¡nición de color rojo-grisáceo, y gira lentamente en torno a un eje central imaginario. Luego los esquiaque pueden hallarse en la amplia El 21 de aqosto de 1955 se dores afirmarían que la distancia a la que se había produjo un extraño caso de casuística de los archivos detenido era de poco más o menos 15 metros. Denufológicos. Tal vez los pequeños encuentro con humanoides en tro de Ia nube puede percibirse ya la estructura de seres sólo pretendieran divertirse Kelly-Hopkinsville. Billy Taylor y *'un objeto redondo, de aspecto metálico y brilla.nte, un rato a costa del pánico de los Lucky Sutton tuvieron que de unos 3 metros de diámetro, en cuya parte infehabitantes de la granja, Una vez defenderse a tiros de rifle del -rior se observan tres serniesferas equidistantes.
HOSflt
DE
seres, que resultaron indemnes a
concluido el incidente, que duró varios minutos, los pequeños
las balas, incomprensiblemente.
seres desaparecieron a bordo de
Es, sin duda, una de las
un ovni,
asedio de un grupo de pequeños
agresones más espectaculares
Observamos en esta imagen la reconstrucción de una de las entidades visualizadas en Kelly-
Hopkinsville, el
Los dos
protagonistas y testigos de la historia, Taylor y Sutton, en la puerta de la casa sobre cuyo tejado se situó uno de los pequeños seres que tomaron parte en la agresión.
Uno de los
extraños visitantes
-seéfñ-eñefffi'de los
protagonistasllegó a tocar con su mano, una especie de garra, la cabeza del asustado Taylor.
148 t
.2ll de aqostQ de 1955. Varios de estos seres asediaron
durante toda la noche a los hab¡tantes de una granja.
M
Los tripulantes del cosmos
zumbido era entonces insoportable. El objeto, tras si fuera de fósforo, tiene la cara muy pálida, los brapermanecer a la misma distancia unos instantes, zos caídos, como los de un niño. No me fijo mucho se acercó más a los amigos, hasta detenerse otra-en la ropa, sólo sé que es verdosa.» El humanoide vez, ésta a sólo 3 metros. Ouedó suspendido en el se mueve en el interior del haz de luz y enfoca en aire, estático. Cesó el efecto de nube luminosa y el un momento determinado la caja hacia los testiruido, quedando la escena en un profundosilencio. gos, envolviendo a éstos en una luz cegadora. El Henonen y Viljo se hallan aterrorizados, y no son más afectado fue Heinonen. Del cono de luz com- capaces de reaccionar. No comprenden lo que es- pacta brotan unas chispas, que también alcanzan tán presenciando, pero se sienten muy asustados. a los esquiadores. Las particulas luminosas saltan Del tubo que sobresale en la parte inferior del ob- describiendo un arco, son como pequeños objetos jeto emana un haz de luz que traza círculos sobre ígneos de'l 0 centímetros. el suelo; cuando pasa sobre algunas pequeñas zoLa visión del tripulante dura sólo 15 o 20 segunnas que están cubiertas por la nieve, ésta parece dos. Después, una niebla muy espesa envuelve a teñirse de rojo. Luego el haz queda quieto, perpen- los hombres; es tan densa que incluso ellos misdicular, no parece ser una luz sino algo compacto mos apenas pueden verse a pesar de hallarse juny sólido. Súbitamente, una especie de niebla en- tos. Luego el haz luminoso comienza a ascender, vuelve toda la escena, mientras el haz de luz com- ya no se ve al uhombrecillo verdosor. y desaparepacta que llega al suelo se estrecha, quedando con- --- ce. Finalmente, el objeto -el ovni-se desvanece, vertido en una suerte de tubo de sólo 20 centíme- desaparece sin que los testigos puedan precisar tros de diámetro: Seguidamente, el haz de luz se cómo ni cuando. El escenario queda en silencio. Poconvierte en una llamarada, mientras simultánea- cos instantes más tarde, la niebla desaparece igualmente los testigos observan cómo un pequeño dis--mente. Heinonen, que fue quien recibió más direcco, de unos 15 centímetros penetra en el interior tamente el ataque de la luz que procedía de la ca- del objeto precisamente por el lugar de donde ema--jita que el humanoide llevaba en sus manos, se da --*na la luz. El ovni permanece estático, y la niebla per- cuenta entonces de que tiene la parte izquierda de siste. Pero el suceso no termina en este punto, ni su cuerpo -la que más directamente se vio afectamucho menos. da- prácticamente paralizada, no puede mover el De pronto, los testigos ven que el haz de luz com- pie izquierdo, cuando lo intenta cae al suelo. Padepacto vuelve a formarse, el cono de luz compacta ce además graves dificultades respiratorias (disaparece otra vez, ahora un poco más ancho, y en nea). Su compañero le ayuda a levantarse y juntos interior los testigos observan algo que les llena se dirigen a casa, tardando en recorrer los 2 kiló-su terror: un pequeño humanoide -un hombreci--metros escasos más de una hora. Heinonen se en-dello- de aproximadamente 90 centímetros de esta- cuentra muy mal, le duelen todas las articulaciones tura, que parece haber descendido por el tubo lu- y siente náuseas. Los síntomas persistieron durante más de un minoso. Algo en la aparición llama la atención por de cualquier otra cosa, y es que el huma- mes, y en ese tiempo aparecieron nuevos males, -s¡6lrn¿ noide trae en sus manos una caja negra, de cuya entreellosquelaorinasevolviócasi totalmenteneparte central emana una luzamarilla pulsante. Pos--gra. Por su parte, V¡ljo, aunque no se ha visto afecteriormente, los esquiadores recordaron detalles de la extraña figura, y la describieron como un cuerpo ar-
-"
Rec¡ente.
mente, algunos
ufólogos han apuntado la hipótesis de que tal vez las imágenes de humanoides correspondan a proyecciones holográficas; pero el comporta-
miento de las entidades en casi todos los casos parece desmentirlo.
ffiE
Desde el centro y hac¡a abajo sobresalía un tubo-forma cón¡ca y de apariencia metálica. Viljo relató de una longitud est¡mada en 25 ce¡tímetros. El-después: uEl serestáenmediodel hazybrillacomo
mónico, quizás algo delgado, con un rostro que recordaba la cera -seguramente por su rigidez e inexpresivi-
dad- en el que destacaban
unas
orejas pequeñas pegadas al cráneo, y una nariz alargada y curva en forma de anzuelo.
IIfUGHO§
EFEGIO§PO§IE. RIORE§ ffi
El humanoide esta-
ba vestido con un traje de color verde, y calzaba botas
también verdes. pero de un tono
más intenso que el traje; sus manos
estaban cubiertas por una especie de guantes blancos que le cubrían hasta el codo. Las botas eran también excesivamente largas, pues le llegaban hasta las rodillas. Su cabeza estaba cubierta por un casco de
149
Lo más
frecuente, y así lo reflejan los testimonios, es que los humanoides sean vistos cerca de los ovnis,
desempeñando funciones concretas, generalmente de búsqueda o prospección.
re
tado de la parálisis que sufre su amigo, se da cuen- si existió algún tipo de manipulación psíquica cauta de que tiene el rostro enrojecido y muy hincha- sante de las fobias y las pesadillas. do. Al andar, vacila, como si tuviera dañado el sen-
tido de! equilibrio. Al día siguiente su estado empeora. Durante varios meses los médicos deben ENGUENIRO En los dossieres relativos a avistratar a ambos de diversos trastornos físicos y psí- lN§OLIIO tamientos con humanoides que guardan los investigadores, el Heinonen escribe en el mes de mayo una El{ porcentaje más alto de casos -quicos. carta al investigador sueco Fredrikson, en la que le lttuRGlA
informa:«...todavíapadezcofuertesdoloresdeca-ffiffihacereferenciaalaapariciónde
-
re-
seres pequeños. en torno al metro de estatura; pero abundan también los que nos ofrecen humanoides de altura desmesurada, en ocasiones de hasta 5 metros. El comportamiento suele ser diferente. Veamos, como ejemplo, un caso investigado por nosotros, que tuvo por escenario una sierra escarpada cercana a Murcia. Sutanciaseencargadevigilarlasaluddeambosami--*cedióen l9E2,ylostestigosfueronungrupode gos, informa al citado investigador Fredrikson muchachos con edades comprendidas entre los caque ha ido al lugar del avistamiento con los pa- torce y los dieciséis años. cientes, y que tuvieron que salir de allí práctica- Habían subido aquella noche de verano los cuamente huyendo ante el súbito y violento agrava- tro amigos, en dos motos todo-terreno de pequeña miento de los males. Curiosamente, las personas cilindrada hasta la cima de un empinado montícuque les acompañaban sufrieron también diversas lo con la intención de cazar unos pájaros y sobre todo a gozar del aire fresco a aquellas horas. Aquel molestias. Ya vimos en monografías anteriores que el fenó- verano era especialmente caluroso. Como ya espemeno de la «luz compacta» es relativamente fre- raban, no había nada que cazar, de manera que se cuente en los avistamientos, tratándose de algo di- sentaron a conversar tranquilamente. La noche era apacible. Y allí estaban cuando de pronto vieron, ficilmente explicable a los ojos de la física. entre que en una cima gemela a la que ellos ocupaban y de sorprende, hemos relatado, En el caso otras muchas cuestiones, el efecto maléfico que en una cima gemela a la que ellos ocupaban y de produjeron las radiones emanadas del cono de luz la que sólo les separaba un pequeño barranco, una en los testigos y queda palpitante la incógnita de - luz potente. Pensaron que debería tratarse de otra beza, nuca y espalda, el estómago está todavía
sentido, siento la mano derecha dormida y pesada. Padezco terribles pesadillas por las noches, y curiosamente siento una extraña fobia hacia mi amigo. También estoy perdiendo la visión». Viljo sigue padeciendo igualmente una serie de males. El doctor Kanoja, que es quien en primera ins-
150
Los tripulantes del cosmos
151
,,,
Es difícil sostener la teoría de que los tripulantes de los ovnis son nuestros hermanos del Cosmos y vienen a ayudarnos. No
obstante, en los últimos años han surgido sectas que así lo proclaman.
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moto o de algún coche que habría ascend¡do hasta allí con la misma intención que ellos; pero repararon que no era pos¡ble ascender hasta aquel lugar con ningún tipo de vehículo, pues ellos m¡smos lo habían intentado muchas veces s¡n lograrlo. ¿Oué sería aquella luz? A uno de los muchachos se le ocurrió arrancar el motor de su pequeña motocicleta y hacer señales con su luz, acelerando para aumentar la inten-
cubría el barranco entre las dos cimas. El ruido era cada vez más perceptible y semejaba el andar de una persona entre los matorrales. Los muchachos miraban con atenc¡ón; pero no lograban ver nada que just¡f¡cara el rumor. Sin embargo, lo que fuera
se estaba acercando, se oía cada vez más cerca. De pronto, una gran sombra parec¡ó abrirse paso entre los arbustos. Al principio no se distinguía bien lo que era, mas, cuando se acercó un poco que ofreció la imagen de un ser humano, que asy se ha--.más, foco Así lo hizo; el la emisión. sidad de llaba en la cima de la otra colina respondió a su avi- cendía lentamente hacia la cima. Presa del miedo so. Repitió el muchacho la operación, lanzando gru- ya incontenible, uno de los muchachos que aún pos de destellos variables en su número. El foco permanecían en el lugar salió corriendo ladera abamisterioso devolvía exactamente las señales. lnten- jo en dirección al poblado. El otro, de nombre Petaron entonces los muchachos imaginar de qué se dro García, quedó allí solo esperando la llegada del trataba. No podía ser un coche ni una moto, por- visitante. Luego confesó que creía se trataba de que era imposible acceder hasta allí en uno de es- una persona «normal», es decir, de un ser humano
tos vehículos. Para ser una linterna, su potencia re- que anduviera por allí a la búsqueda de algo. Cuansultaba excesiva. La inquietud se fue apoderando do oyó que los pasos eran ya muy próximos, Pedro del grupo, de tal manera que dos de los mucha- salió a su encuentro. Vio dirigirse hac¡a é1, ya práccoronada la cuesta, a un ser de un tachos tomaron la decisión de regresar a la aldea sin -ticamente más demora, y así lo hicieron en una de las dos mo- maño descomunal. «Al principio -contó el muchatocicletas. Otros dos muchachos decidieron perma-*cho- creí que aquel hombre no tenía brazos, pues necer allí para ver qué sucedía. El intenso foco per- los traía pegados a los costados. Andaba como si manecía frente a ellos, ahora sin la mínima oscila- le costara mucho trabajo, como Frankestein, balanceando el cuerpo a los lados cron.
Transcurrida una media hora a partir de la
mar-
Cuando lo tuvo a una distancia de unos 5 me-
cha de los dos amigos, los que decidieron quedar- tros, Pedro tuvo arrestos para preguntar: u¿Oué se oyeron acercarse algo a través de la maleza que quiere usted?» Por toda respuesta, el extraño gi-
a1
Los tripulantes del cosmos
gante dio un par de pasos más y alzó uno de sus brazos, con el que casi llegó a tocar al muchacho,
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quien, entonces ya sí, despavorido, subió a su moto
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y se lanzó ladera abajo a toda velocidad. Llegó a la aldea con las dos ruedas destrozadas. pues no lo detuvo en su huida ningún t¡po de obstáculo. AI llegar a las primeras casas vio que todos los vecinos estaban en la calle observando cómo una im- ponente luz se elevaba desde la colina en la que
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había aparecido el foco y, cruzando sobre la sierra, se perdía en el horizonte a una velocidad de vérti..9o. Todo el mundo gritaba que había visto un ovni. Muchos describieron después el fenómeno diciendo que se trataba de una esfera, o un disco, intensamente luminoso.
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lnterrogados sobre lo que ellos habían v¡sto y
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oído, los cuatros muchachos coincidieron en el relato que nosotros hemos reproducido; y Pedro García aportó además una serie de detalles i.nteresantísimos. Por ejemplo, contó que aquel ser que surgió de entre la maleza llevaba una especie de traje espacial, de aspecto metálico, en el que destacaban tres líneas luminosas oblicuas a cada lado del tórax, su cabeza estaba cubierta con una escafandra, calzaba botas hasta media pierna, y su estatura era muy grande. lnterrogado por nosotros en el mismo lugar donde se produjo el encuentro con el humanoide, aseguró que su cuerpo era armónico, bien proporcionado, y que andaba ude una manera muy rara», como si se tratara de un robot. Pedro GarcÍa no padeció después ningún tipo de trastorno, ni físico ni psíquico, afortunadamente.
EL IYfEil§AJE DE UNA§ HUELTA§ rc
sentan los zapatos deportivos: con unos salientes transversales a modo de líneas, y un reborde a lo largo de todo su contorno. La regularidad en la presión era especialmente un dato muy significativo. Daba la sensación que aquellos pies no caminaban, sino que se posaban de forma absolutamente plana, sin llevar a cabo el juego de tobillo característico. Ni la huella del tacón, ni la de la puntera del calzado quedaban más marcadas y con el terreno un poco removido como es lo normal. Un catedrático de física analizó las huellas, con la intención de saber, por la presión ejercida en el suelo, y teniendo en cuenta la descripción proporcionada por el testigo en el sentido de que se trataba de un ser de complexión normal, la estatura aproximada del extraño visitante. La
Sobre el terreno, que se hallaba prácticamente seco. habían que-
dado marcadas las huellas
de
unos pasos. Eran unas huellas extrañas. Lo primero que sorprendía de ellas era que su tamaño no era normal, pues hubieran correspondido a un pie que calzara nada menos que iun 6O!, algo evidentemente no humano. Estaban perfectamente mar-
cadas sobre el terreno, y con total regularidad en todas sus zonas. El dibujo era semejante al que pre-
presión, como hemos dicho era constante en todos los puntos de la huella. La respuesta fue clara y tajante: aquel humanoide medía unos 3 metros, tal vez algo más, y su peso superaba con creces los 200 kilogramos. Como documentación complementaria hay que añadir al caso el testimonio de un viejo campesino que aquella misma noche, muy cerca del lugar de los hechos que hemos relatado, presenció en el cielo un gran objeto luminoso del que partía un foco
Cuando son sorprendidos, lo normal es que los humanoides huyan, suban a su ovni y desaparecan; pero existen también casos en que se revuelven contra quienes los sorprenden y atacan.
rreffi
*
de luz intensísima con el que iluminaba a ráfagas el terreno, como si estuviera buscando algo. Un aspecto muy importante en la investigación ufológica es el que se refiere a las coincidencias, sobre todo cuando lgs detalles que reportan son insólitos. Es muy difícil que dos testigos inventen a la vez y de una manera independiente la misma fábula. Abqtqg¡lqsr§-A!-Le*q de que Pedro García se encontrara de cara con el extraño gigante en la sierra de Murcia, fue visto un ser de características semejantes en una carretera secundaria de la provin-
153
t, Una diferencia anatómica que aparece en diversos casos de encuentros es la referida a las manos. Se han descrito humanoides que sólo tenlan cuatro dedos.
-
cia de Huelva, en el sur de España. En este
caso,
tefacto metálico, de varios metros de diámetro en
eltestigo,unfamosorejoneadorquetodavíarecrea su parte más ancha, provisto de varias hileras de a los aficionados en todas las plazas de toros de luces de colores qrJe producían intermitencias. Fue :España, vio junto a la cuneta un ovni y a su tripu- todo demasiado rápido. Lo que él había creído un
lante. No pudo aportar muchos datos acerca de la accidente (faros, ambulancias, etc.) no era tal. N¡ siestatura del humanoide, pues la contemplación fue quiera le dio tiempo a preguntarse qué sería, pues muy súbita y duró escasos segundos. «Cuando me de pronto, de algún sitio, tal vez del interior de la di cuenta de lo que había visto, ya se había idor.:nave o de la parte posterior, salió un ser, vestido dijo luego. con un traje espacial de aspecto metálico, con es[¡ resumen, el torero, que regresaba hacia Se- cafandra. que, dirigiéndose sin duda al testigo, - villa por una carretera secundaria, de madrugada, pues no había nadie más por allí, pareció querer hadetuvo su autómovil junto a la cuneta porque vio blarle, emitiendo unos sonidos guturales ininteligimuchas luces intermitentes y creyó que había ocu- bles. «No te entiendo», respondió el testigo, sin ser rrido un aceidente. Al bajar del coche se encontró, consciente todavía de lo que estaba pasando. Elhu*-a unos escasos B metros de é1, con un extraño ar-=manoide entró en el ovni y éste se elevé rápida-
Los tripulantes del cosmos
,
mente emitiendo un sonido estridente. Fue entonces cuando el testigo tuvo tiempo para recapacitar y darse cuenta de lo que había ocurrido. Volvió al lugar del encuentro al día siguiente, acompañado de su esposa; inspeccionó con detenimiento el terreno, pero ni la más mínima huella pudo dar testimonio de lo que él había visto y oído. Pero he aquí la coincidencia. Cuando fue interropor nosotros, el artista describió al ser objeto
-:godo de investigación como «de complexión
normal,
pero o no tenía brazos o yo no se los vi». Comparando el testimonio con el de Pedro García, es patente la coincidencia, la semejanza a un robot. Si el humanoide que vio este último no hubiera levantado su brazo, su descripción hubiera sido idéntica
Es frecuente que los tripulantes
y tres hijas de corta edad,
se manifiesten hostiles, aunque
trasladaba de la población de
no se dejen ver, es decir que molesten, ataquen o persigan con
Casinos en dirección a Chivas,
se
cuando un misterioso obleto no
la nave, Los casos de este tipo
identificado, de forma ovalada, se
son numerosos, Sirvanos de
situó sobre el automóvil, a muy
ejemplo el sucedido en Cheste
escasa altura, y lo persiguió
(Valencia), el
[je "Iqftglo
l9TLAntonio
dg
Serena y su
durante más de una hora de camino,
familia, compue$a por la esposa
en esencia a la del rejoneador. Entre un caso y otro, sólo unos meses de diferencia. Ouizá se trató del
mismo visitante.
INTEN. Nos estamos dando cuenta ya de UNA que no es tarea fácil proceder a GLA§lFI- establecer una morfología de los GAGION tripulantes de los ovnis. Los testigos han descrito tipos muy difeW que proIANDO
rentes. ¿Son varias razas, ceden de distintos lugares cósmicos? ¿Ven los testigos a los visitantes con el aspecto que éstos desean en cada caso? Una cosa está clara: en casi todos los países del mundo, centenares. miles de personas probablemente, de profesiones y culturas diversas, han afirmado haber visto a los tripulantes de los ovnis, y han proporcionado de ellos descripciones muy diversas y en distinto grado de precisión. Por miles. Son, dicen, a menudo, seres de 1,1 0 metros, provistos de una cabeza muy gruesa, con ojos gran-
des
Antonio Serena, el conductor del vehículo, en la carretera comarcal donde se produjo la persecución. Según é1, el ovni se mostró s¡empre amenazante.
y redondos y barbilla puntiaguda. Y otras ve-
ces, tipos altos y esbeltos, proporcionados, totalmente distintos. En efecto, es imposible establecer un retrato-robot. Hay varias categorías de testimonios describiendo useres» diferentes. Según los ufólogos, esta diversidad habla a favor de la sinceridad de las observaciones. Existe un solo rasgo co-
mún: presentan forma humana en el 96 % de los casos. Poseen una cabeza, brazos y piernas. Eso ex-
plica la expresión «humanoide». Después, con algunas excepciones, se trata de pequeños hombres
Este es el dibujo realizado por una de las hijas del señor Serena representando la situación que se vieron obligados a vivir durante aquel inolvidable viaje.
«verdes». Esta es una creación de los ufólogos más bien místicos, aunque, como podremos leer más adelante, también abundan testimonios de estas
racterísticas. Es difícil imaginarse con qué minuciosa atención algunos investigadores independientes coleccionan y analizan los testimonios. La mejor ilustración de ello es la estructura y el contenido del asombroca
so estudio -asombroso en su propio principioefectuado por el citado investigador Jader U. Pereira, secretario general del Grupo de Estudios de los Ovnis, de Porto Alegre (Brasil), cuyo resumen extractado de su libro sobre morfología de «humanoides, vamos a hacer a cont¡nuac¡ón. Jader se refiere a aquellos visitantes que los testigos dicen haber observado después de aterrizajes de ovnis. Sobre 333 casos recogidos en este estudio, 230 han
Otra de las hijas del matrimonio Serena dibujó la circunstancia del ovni efectuando peligrosos cruces por delante del vehículo, sobre la carretera.
155
Con respecto a los aviones el comportamiento de los ovnis es
contradictorio: suelen huir, pero en ocasiones se
enfrentan ellos, con resultados trágicos.
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s¡do retenidos, porque fueron relatados por gente estimada digna de conf¡anza por los investigadores; 103 casos fueron rechazados por razones d¡ferentes (datos insuficientes, fuentes discutibles, suspicac¡as, etc.). A continuac¡ón, damos un resumen de los principales aspectos del estudio anteriormente menc¡onado...
DE§GRIP.
GION FI§ICA DE rO§ rRl. PULAilTE§
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Tomando en cuenta múltiples cri-
terios de clasificación (67 casos de «humanoides» con escafandras, y 47 casos desprovistos de
ella, talla, características corporales y faciales, color de la piel, lar-
go del cabello, uso o no de armas, etc.), Pereira ha
dividido a estos visitantes de nuestro planeta en 12 tipos, subdivididos a su vez en algunas var¡antes. No vamos a entrar en detalles de la clasificación porque podría resultar exces¡vo para el profano. Daremos aquí algunas de las estadísticas establecidas por el investigador. En una forma general, las indicaciones sum¡n¡stradas por los testigos son muy pobres. Esta pobreza se explica por la distancia, por la corta duración del encuentro, por el equipo de protección de Ios «humanoides», por el asombro desmesurado o también por su incapacidad para describir lo visto. Para muchos ufólogos, eso acredita la buena fe de los mismos. ¿Los mistificadores no darían prueba de una imaginación más viva?
55
Los testigos han dado apreciaciones sobre la talla de los ocupantes estudiados en 197 casos:
123 (62 7o) medían entre los 7O centimetros y 1,60 metros. 42 (22 %) presentaban una talla normal (1,65 metros a 1,88). En los dos extremos encontramos a un liliputiense de 15 centímetros y tres monstruos de 4 a 5 me-
tros. Con respecto a la descripción de la cabeza y de la cara, no se dan siempre detalles porque los «humanoides, llevan generalmente un casco de esca-l fandra. La piel es menciona da en'7 casos y los testigos la han visto blanca o «normal» en 2B casos; sombría, negra, gris y amarilla en 28 casos. Pero cinco la han visto roja, purpúrea o azulada, y en siete casos la piel de los uinvasores» ha parecido ver-
de, lo que tranquiliza a los partidarios de los «Pequeños hombres verdes». Finalmente, hubo siete casos de «seres» totalmente peludos. Cuando se hace referencia a la cabellera(7 1casos), ésta es rubia y larga en la mayoría de ellos. Dicho en otras palabras, los "tripulantes» serían del t¡po germánico o vikingo. lnsidiosa influencia de la historia. Sólo se mencionan calvos en 1O casos. Lo que resulta curioso. La cara presenta aspecto normal en 22 casos; la famosa barbilla puntiaguda sólo aparece en siete casos. Encontramos las expresiones siguientes.
a
Los tripulantes del cosn'ros
- :-:rtud de
:,a¡ r
COnCOrdia
-,: rao también ::s-:r5 cada
-L:lraS
veces,
E- :stos casos,
:
ercuentro se :,a"cuce en un :: -a dg
:--".onía, ante -r ser que ¿*ana buena ,c untad y
':sra
s*.l
belleza
or.ug a dora.
re@
APRECIACION DE tOS DEfAttE§ ffi
«Rasgos bellos» en c¡nco casos. «lnexpresivos» en dos casos. «Rasgos amarillos», «rasgos caucas¡anos», «caras de elefantes,, «caras de gatos» Y «caras de sa-
pos», en alguna ocasión pero
siempre raramente. Los ojos se señalan como «normales» en 12 caSOS.
Grandes y redondos en 20 casos. De un color rojo brillante en tres casos. Fosforescentes en c¡nco casos. A veces también son oblicuos, como los asiáticos. Para quienes se sientan decepcionados por esta normalidad, menc¡onaremos que en siete casos los ocupantes presentaban un solo ojo en la frente. Son escasas las referencias a nariz y oídos. Sólo faltan en dos casos. La boca es mencionada casi siempre, pero los labios parecen a veces de una finura tan grande que son casi imperceptibles. El cuerpo presenta, en general, muy pocas anomalías físicas. Se describen con frecuencia piernas transparentes, un tórax asimétrico, manos con garras y pelo, pies planos, orejas como las de un murciélago" Pero son solamente excepciones. En general, esta gente es como usted y como yo. O así los han visto, por lo menos. Hasta aquí la clasificación del investigador Jader U. de Pereira, y que consideramos como la más completa e interesante al respecto, a pesar de que, como se ve, de completa tiene muy poco. No hay
otra cosa. Hay más clasificaciones de otros investigadores y estudiosos del tema; citemos al respecto las del doctor James McCampbell, Kolosimo, Michel Carrouges y otros más; sin embargo es Ia del investigador brasileño, al que hemos seguido.
ALGUNA§ Para algunos investigadores, GON§IDE. caso que citan Jacques Bergier y RACIONE§ Georges H. Galler. en El libro del VALIO§A§ misterio, la tipología morfológica de los «tripulantes» no sería muy ffi conflictiva, ya que se trataría de
simples «yetis» y hombres de Ias nieves. Leamos a este respecto lo que citan de un artículo aparecido en la revista italiana Panorama, el B de abril de 197 1: «...Las apariciones de platillos volante son espe-
cialmente frecuentes en las regiones del noroeste de los Estados Unidos allí donde se han observado yetis con mayor frecuencia... Dice Angelo Moretti en el citado libro. Por mi parte, yo he observado desde hace tiempo que las características físicas y de comportamiento y de lenguaje descritas por los que habían visto yetis de cerca o de lejos correspondían perfectamente a las descripciones de los que se habían encontrado con humanoides en las proximidades o en interior de platillos volantes. La deducción lógica es que se trata de individuos de la misma especie. Lo cual parece mucho deducir... Las características físicas de los yetis y de los humanoides de los platillos volantes son las mismas: la estatura varía desde 0,90 a más de tres metros.
Un olor generalmente nauseabundo (que le ha valido al yeti el epíteto de nauseabundo) parece ser, por un lado, un olor racial particular, y por otra parte, parece provenir de un fluido particular que emiten muchas veces los platillos volantes con el fin de aniquilar la conciencia de Ios testigos... Muchos yetis tienen el cuerpo velludo y el rostro más bien lampiño. A este respecto, el profesor Run Schen, de Ulan Bator, Mongolia, que realizo un estudio profundo sobre los yet¡s, distingue a éstos, peludos, de los almasis, que lo son poco y se acercan más al tipo humano. El pelo, cuando es abundan-
157
te, generalmente es de color rojizo o castaño oscuro, pero también hay individuos rubios con una larga cabellera como los hippies. En uno u otro tipo, el cráneo es alargado hacia la parte superior y tiene un volumen mayor al de un cráneo humano...,
OPIIIIONE§
Terminamos esta pequeña muestra clasificatoria de la morfología §A§LI§BURY de los tripulantes de naves con el Y BERGIER resumen que hace el Dr. Frank B. Salisbury, especialista en exobioffi T*logía, de la Universidad de Colorado, en el prólogo del libro de Mrs. Lorenzen sobre los ocupantes de ovnis: «...Se trata generalmente de individuos de pequeña estatura, pero a veces de gigantes parecidos a hombres-simio, aunque de
DE
rostro humano. La cabeza tiene frecuentemente forma de melón; pero, en definitiva, los que llevan un vestido pueden pasar por terrícolas. Algunos son de gestos lentos, otros son muy ágiles. Los ojos
son a veces hendidos como en los orientales. La piel es oscura o increíblemente pál¡da, como si fuera de cera blanca. Es interesante observar que las representaciones primitivas de América Central evocan a menudo este tipo de hombre-animal... Ezequiel también habla de los querubines que des-
cendieron de máquinas voladoras como hombresanimales. Todo esto es extraño, pero corresponde perfectamente a las descripciones y sobre todo a la idea de unos seres primitivos desde cierto punto de vista (procedentes de planetas pobres en oxígeno y, por consiguiente, con una evolución distinta) que además son astronautas con escafandra que circulan a bordo de platillos volantes. En una plabra, unos "astronautas paleolíticos", como dice Aimé Michel...» Cerramos estas consideraciones con una curiosa notación que figura en el libro, a que hemos hecho referencia, de Bergier y H. Gallet: «...En Baian-Kara-Ula, Tibet oriental, se han encontrado tumbas Que contenían los esqueletos de unos hombrecitos al lado de unos discos de piedra con un fuerte contenido de cobalto. El arqueólogo chino Tsoum-Oum-Nui llegó a descifrar las inscripciones que llevaban, que decían: Los dropas bajaron de las nubes en sus tr¡neos aéreos. Y 10 veces hasta que salía el sol, hombres, mujeres y niños se
escondieron en las cavernas. Pero, finalmente, comprendieron los signos y vieron que los dropas habían venido con intenciones pacíficas"..» Se expresa también en estas inscripciones el pesar por haber perdido su nave espacial debido a un aterrizaje forzoso.
Los tripulantes del cosmos
''
Hepresen-
-
tación de una nave y su tripulante según el relato correspondiente a un
avistamiento en
Alto Mooca.
La
exhibición de tantos detalles
:"1""""H%, oor oarte del
i¡pulante. La
l\I ^/ F
escena es ya, por sí sola, un buen informe.
rw
TERROR El{ UNA NOGHE DE AGO§TO ffi
Son muy contados los casos en
que los testigos reaccionen
de
forma violenta contra los tripulan-
tes de los ovnis; pero existen algunos. Entre ellos, el más notable, fue el que suced¡ó en la gran-
de los Sutton, muy cerca de Kelly-Hopkinsville, Kentucky (USA). Era la noche del21 de agosto -ende 1955. En los días siguientes. los medios de difusión se hicieron eco de la noticia. Es un suceso importante dentro de la fenomenología ovni, porque pone de manifiesto lo que es capaz de hacer 1a
el ser humano cuando se halla en una situación límite ante la presencia de seres extraterrestres que se manifiestan absurdos hasta un extremo que llega a ser insoportable. A eso de las siete de la tarde, el señor Billy Taylor se acercó hasta la finca de los Sutton para extraer un poco de aguá del pozo. No llegó a hacerlo, sino que salió corriendo en dirección a la casa de la granja. gritando que ha visto un «platillo volante», un objeto plateado y luminoso, que sobrevoló la casa y se detuvo cerca, sobre una hondonada, desapareciendo de la vista. Los que estaban en el
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interior de la vivienda oyeron el relato de Taylor con cierta incredulidad y con bromas, y por supuesto a nadie se le ocurrió acercarse a ver si el «objeto» se hallaba en el lugar donde parecía haberse detenido. Pero media hora más tarde el perro comenzó a ladrar con inusitada insistencia. Abrieron 'la puerta trasera para averigüar qué le sucedia al perro, y entonces éste entró en la casa de la que no salió ya hasta el día siguiente. La noche era oscura, pero de los campos parecía emanar una extraña luminosidad. Sutton y Taylor inspeccionaron con la vista los alrededores. y se sorprendieron al ver acercarse a una criatura extrañísima. No mediría más de 1 metro ó 1 metro y 5 centímetros, su cuerpo parecía metálico, tenía unos brazos muy largos que casi le llegaban al suelo, y una enorme ca-
beza redonda, sorprendentemente redonda. Los ojos, que eran ostensiblemente mayores que los de un ser humano emitian una fosforescencia amarillenta. Al extremo de los largos brazos' las manos eran descomunales terminadas en una especie de
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A causa de tantas aPariciones
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huidas, Sutton y Taylor pudieron
verlos muy bien, de tal manera que pudieron posteriormente
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J,'ol,,li', l"?il.3 i_ i,:il"Jl dentes. Sus movimientos er an extraordinar iamente rápidos, y había por lo menos dos, aunque también podían ser varios más. pues eran idénticos. Buscaban en todo momento la oscuridad, pero seguramente no por ocultarse, sino para proteger sus grandes ojos desprovistos de párpados de la luz, que los debía lastimar. Tras el último tiroteo. los hombres entraron en la casa y se reunieron con los demás, que estaban aterrorizados. Eran en total 11 las personas reunidas aquella noche en la granja de los Sutton. Había que tomar una decisión. Lo mejor, y así se lo pareció a todos. era alejarse de allí e intentar llegar hasta Kelly, a una docena de kilómetros. Su-
bieron sin perder t¡empo en los dos automóviles de que disponían y se lanzaron a toda velocidad haparecía que humanoide, garras. Todo el cuerpo del ser o estar cubierto de metal, como ya indicamos, cia el pueblo. Cuando al día siguiente regresaron emitía una peculiar luminosidad. Cuando ya estu- con todas las precauciones del caso, parecía que vo sólo a unas decenas de metros de los testigos, en la granja no hubiera sucedido nada. No había el pequeño ser levantó los brazos mientras seguía ni rastro de los humanoides. El perro pudo salir tranquilo de la casa. avanzando. Relatos de este t¡po plantean a los investigadoLos dos hombres no se lo pensaron dos veces: res tal cantidad de cuestiones que, al final, más paempuaybr 20,yf calibre fusil del su tomó Sutton una carabina del22. El hombrecillo seguía an- rece que se trate de fantasías que de hechos suce-ñó dando. Cuando llegó a una distancia de la puerta didos realmente. Durante los días siguientes, Tayde la casa de sólo 5 a 6 metros, los hombres co- lor y Sutton estuvieron recordando los detalles que habían apreciado durante aquella noche de pesamenzaron a disparar sus armas. Algo que pareció en extremo chocante era el dilla. salun dio humanoide Al recibir los impactos, el to hacia atrás, cayendo al suelo; pero inmediata- hecho de que los cuerpos metálicos luminosos, a mente se levantó y corrió hasta perderse en la os- los que ya hemos aludido, aumentaban su resplancuridad tras una esquina del edificio. Entonces los dor cuando recibían los impactos de las balas o hombres cerraron la puerta y se dirigieron al salón cuando se les gritaba. Carecian de pelo, no despedían olor y no se ditinguían en ellos carácteres sedonde estaban sus esposas. A los pocos instantes, La boca parecÍa ser una tenue línea que cruxuales. ventanas; por las de una otro humanoide asomó los hombres dispararon de nuevo, y el pequeño ser zaba de lado a lado el rostro, y ni la abrieron ni la se comportó como había sucedido en la ocasión an- movieron durante el bélico episodio. Tampoco terior: [a criatura saltó hacia atrás y desapareció. mostraron ningún signo claro de hostilidad, ni traProbablemente, pensaron, se trataba del mismo taron de entrar en Ia casa, se limitaban a mirar por ser. Decidieron entonces salir al exterior para com- las ventanas. Cuando se acercaban lo hacían con probar si habían logrado herirle. Al salir. mientras las manos levantadas, debiendo interpretarse ello Sutton estaba todavía bajo el alero del porche, Tay- como un deseo de comunicación, seguramente. lor vio cómo una garra descendía desde el tejado Cuando caían al suelo abatidos por los disparos, sobre la cabeza de su amigo. Apuntó con el rifle y se levantaban apoyándose en las manos y huían se puso a disparar al humanoide, que se hallaba so- corriendo a cuatro patas. Sus piernas eran muy delbre el tejado de la casa, y que salió proyectado. Tay- gadas y parecían no tener articulaciones, y no les lor vio entonces a otro «hombrecillo» colgado de vieron pies. En ocasiones parecían flotar, como si la rama de un árbol; y no lo dudó. disparó su arma volaran. Al recibir. uno de los disparos, el humanoicontra é1. Este ser, cuando recibió el impacto, se ba- de que estaba en el tejado saltó y fue a caer a una lanceó unos instantes y cayó finalmente al suelo, distancia de más de 12 metros... En resumidas cuentas: todo en el suceso de donde los hombres volvieron a dispararle. La entidad se levantó y se escondió corriendo entre la Kelly-Hopkinsville es sorprendente, incluso la reshierba. Casi simultáneamente, otro ser hizo su apa- puesta de los testigos. Es un caso más, en verdad rición por otra esquina del edificio, colocándose de- de los más insólitos que pueden hallarse en la mislante de Sutton, quien volvió a disparar, ésta vez celánea de avistamientos y contactos, pero que no 6¿5i ¿ «bocajarror, escuchándose entonces un so- es tampoco único. Ya comprobaremos en sucesinido semejante al que harían las balas al atravesar vas monografías otros muchos casos espectaculaun barril metálico. El humanoide, como ya era de res de encuentros que dilatarán aún más el panoesperar, cayó hacia atrás, y luego se levantó y huyó rama inquietante de la fenomenología ovni. en la oscuridad.
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