EI{IGMAS
PARAPSICOLOGIA tA MUIRTE
OVNIIS
EL TRIANGULO MORTAL DE LAS BERMUDAS
0VNIS: Una realidad indiscutible
¿OTRAS VIDAS? Espiritu y reencarnación
LA ISLA DE PASCUA: ¿Un ensayo det fin del mundo?
CUANDOLOS OVNIS ATERRIZAN
EL ESPIRITISMO y sus metodos
TECNOL0GIA DEL PASAD0:
BFICTOS ETECTROMAGNETICOS DE tOS
Realidad y transcendencia
PSICOFONIAS: Génesis y práctica POTTERGEIST
CLARIYIDENCIA Y TELEPATIA ASTR0LOGIA: Teoria y práctica
H0R0SC0P0: Ellensuaie
de los astros
PRODIGIOS DE LA SENSIBILIDAD HIPNOSIS Y SUGESTION LOS SUENOS y su significado
TAR0T: El futuro en los naipes VIAJE
At
FUTUR0: Claves de la Adivinación
BRTJJIRIA Y SATANISMO
QUIR0MANCIA: El destino en las manos PROFETAS Y PROFECIAS LAS FRONTERAS DE LA MEMORIA
LA FUERZA DE LA MENTE LA OTRA MEDICINA: Proceso a los curanderos PARAPSIC0LOGIA en animales y plantas TBLEPLASTIAS: Imágenes de otros mundos TECNICAS DE RELAJACION Y MEDITACIOI'I ESPIRITISMO BRASILENO
Unos hallazgos
sorprendentes
OVNIS
La inminencia de EL FIN DEL MUNDO
0VNIS: T0? SICRET
Elpoder mágico de LAS PIRAMIDES
¿C0M0
EL DILUVIO Y EL ARCA DE NOE
OVNIS: LAS DIFICILES MANIOBRAS
LA ATLANTIDA: Mito v realidad
0YNIS: LOS YIAJES IMP0SIBLIS
EGIPTO MITENARIO
LOS TRIPUTANTES
MENSAJES EN PIIDRA
ENCUENTROS CON HUMANOIDES
LOS MONSTRUOS IN{POSIBLES
OVNIS EN EL PASADO
El enigma de TIAHUANAC0
0YNIS: ENTIDAD
\AMPIRoS Y HOMBRES.L0B0S
OVNIS: EL PRIMER CONTACTO
[L
OVNIS: PELIGRO, ABDUCCION
MUNDO MAYA y sus misterios
SON LOS 0VNIS?
DEt COSMOS
D[
LOS TESTIG0S
MAGIA Y IEYENDAS DE LA INDIA
0VNIS:
EL UNIVERSO INCA
OVNIS: SECTAS Y CULTOS
LAS PIEDRAS DE ICA: f,llegado de otra historia
OVNIS SUBMARINOS
LAS PISTAS DE NAZCA y ohos dibujos aéreos
LOS VISITANTIS
LOS HECHOS MALDITOS
LA HISTORIA SECRETA DE tOS OVNIS
EL IMPERIO AZTECA Y
LOS OYNIS ¿PROTAG0NISTAS
ST]S SECRETOS
LA DESTRUCCION DEL COSMOS: Un hecho inevitable LOS SENORES
DEt CONOCIMIENTO
LAS ESFERAS CELESTES DE COSTA RICA
¿POR QUE LOS RAPTOS?
D[ UMMO
0 TESTIGOS?
OVNISI LAS GRANDES OLIADAS EL HOMBRE Y EL UNIVERSO OVNIS: ENIGMATICA PUESTA EN ESCENA OYNIS: UNA CONSTANTI PRESENCIA
ENIGI,IAS DE AMERICA LA DISAPARICION DE LOS DINOSAURIOS
EDICIONES I. QUORUM, S.A. Consejo editorial: CANDIDO CONDE, MANUEL GASCH Drrector de la obra: FERNANDO JIMENEZ DEL OSO Director ejecutivo: JOAQUIN GOMEZ BURON Director artístico: LUIS DE MIGUEL Fotografías: PABLO RODRIGUEZ llustraciones: JEAN SEMMEL,ZEN, OYARBIDE, TOMAS MENDEZ, LUIS DE MIGUEL Colabotradores: LEONOB ALARAZKI, JULIO ARCAS, VICENTE J,BALLESTER, J,J, BENITEZ, MERCEDES CASTELLANO, SINESIO DARNELL, ANDREAS FABER KAI. SER. M? LAURA FELIX, SALVADOR FREIXEDO, JOSE L. JORDAN PEÑA, JOSE M. LOPEZ IBOR, JUANA MARIN, FRANCISCO PADRON, JEsus A. PEREZ CASTAÑO, ANTONIO RIBEFIA, JOSE RUESGA, ENRIQUE DE VICENTE, CARLO L|BER|O DEL ZOTT|. tmpresión: cRAF|CAS REUNIDAS,S.A. |SBNdelaobra: 84-7701-143-5 |SBNdel fascículo: B4-77O1-142-7 |SBNdel tomol:84-7701-141-9 Déposito legal: M.28466-1989Printed in Spain Drstribución: MARCO IBERICA, S. A.@ 199O Ediciones l. Quorum, S. A. lmpreso: Septiembre 199O Redacción y Administración: Diego deleón, 7 - 1a 28006 MADRID Tef.: 5645863 Fax: 5645490
W W El Honnbre y el Universo ll*sule el cielo prtmitiiuo, simplemente beilísinru, rnisteloso y ct¡aiado de lucÉrús, hasta ei actual, ir¡edido en par-
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seüs y explosiotrando eternanrente, ha pasacfo nrucho tiernpo, Y el carnirio recclrrido por la Hurnanida
transformación -obviamente- no se ha llevado a cabo sin heridas.
44
I
risiareo de
Sa
mos, que había calculaclo con admirable precisión la distancia l"ierra - Sol y Tierra - Lurta, fue
declarado irnpío cuarldo dedujo etrue rluestro planeta giraba en torncl al §cll, y no al revés" Tal descuhrrimiento lrizo a los sacerdotes poner el grito en el Olirnpo. Y tetrían sus razorles: 7eus, el supremo dios, era hijo de Cronos y Rea, la diosa de la llerra; si ésta perdía su lugar ¡:ril'ilegiado como centro del Todo, su hijo, padre de los dioses y de los hr:rrlbres, se cc¡nrrertía en algo asi como un clios de segurrcla categorí;1. Después de este contratientpo, Llrla religión sustituyó a otra, y un dios verdadero sustituyÓ a otro. El conocimientn, sin embargo, :;e ;l[,'ría paso poco a poco.
tO§ HAILAZGO§
Diecisiete siglos desPués
nae ió en Polonia l{iklas DE COPERNICO Koppernigk, que fue astri¡nomo, jurista Y médico, Y Y GAtltEG que dedujo -al igunl que había hecho Aristarco antes- que el Sol es el cet¡tto en tol'no al ci:al grra la Tierra. Lo que pasa es que Cr:pérrli'-'',i srj
guardé rnucho de cornunir:ar su hallazgo a nadie, Por pr"ecaución, su c¡krra titulada "De revolutioniL¡us orbiu¡'n caelestit-lut", en la clue exporría al detalle su teoria heliocéntrica, fue confiada ¡ror ál a su antigo [lheticrrs con el erlcargr., de rro pubrlicarla hasta des¡:ués de su muerte, en '1543. l\sí !ogró Copérnico porterse fuera del alcanc.:e del Santo Oficio, porque tras su edición, y de forrrra inrnediata, el libro fue considerado herético. ¿l-1azórr?. Una rnuy sencilla ¡¡¡r pod Ía tolerarse clue rrac!ie enmerldase la ¡:lana a las §agra,las Escrituras, en las que se af irnra c¡r.re .losué orrlenó al §ol rlue se detuvieser. no a la ['ierta, {Je dr,:t¡de se ,t.ler.l''rjo Que era el Sol el qut-: se rurovía. l"\ pesar de todos los incorrvenientes, el conocirriierrto terrulinó pcr ak¡ri¡'se paso entre tanta estulticia. Galileo, etr 1610, descubrió cLln su lluevo te!escopio las fases de Venus, que ya haklía descrito Copérnico, y de nuevo la Tierra fue desalojada del centro del sisterrla. Ese año, que fue científicarnente mernorable, no lo fue tanto social y espiritualmente, pues en Lerg¡*lir: tnr¡E: lugar un ar¡tr: de fe qtte llevé a !a irr:gir*ra a seis ¡ier sr-)riils acusadas de i:ruir-.ii¡, i,riertiras qu-ó er: el t'esto de Europa ce.l:
Resulta absurdo pensar que en un Universo infinito como el
nuestro no exis-
ta más planeta habitado que f ierra.
la
ir'
tefiares de plazas pL.¡trri¡c¿ls 3€ ¡ir!r'ilina[i#t'l c{}ir iclé nticas f.1u r;l''iCatlo ras I ;l I rt as" Hr:y ya saherncls r]tL¡cfr¿J rlas oei Liniversr:. [\uestro actual (]or]ü(lti]]ieilic cle las rilstarrcias estelares debería hai.:er" supuesro Llna flutenttLa re\lú¡Lición espiritual. §in errrhranEEr. las vacas si guen siencict s;;gradas en la lnciia, ei Fa¡:a rntrvi liza a los caiélicos con ei rlisnllr rnensaje cle ha, ce sigios y ios prr.reLLi,-¡s árailss srJit ciltriít*.is Lts I
latl¿af Sg c!lCLlr('it,eilIe a irrl(i (j ii!,:íl
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L.t)l ir:.itLI!i{ 1!ii,t. .1. ;riiil¿r4¡ r! {.it¡r' lri ¡-i!'!¡':r'irll ffitr&L§ffi&ffi §§8§ üstÉ fLr{riri¡iir-l i}i-lI :-ir; r', liorit,s ijt' ;-r'tti,. L': -i,- +.i L§ffiñYffiS
ffifl&&ruYffi§€&
citic--l;1
ll,r -t 'lril¡¡j --i,,r, .-i,-, l,l,; i:¿,,) ij!.!íJ{r!.. i l.rttllJi. a-.tir: iÉ-¡51rri.¡ 1., i.)r_¡: i) ¡ti!l.rjtt.;il
A pesar ile Iüuii. ¡a r'-,airtja¡.i -qt iti: iiii-r i¡l-tl-1,,r. qUebrarit0 ¡oara ei ¡r¡'(]Lriir,, iiu:t¡ni¡i¡ i-¡ffsar dil! geoce,ttrisrno íti hiel!i:c*rÍritiir¡:r, tü'.¡ ue ¡+rl cierto modo reivincJiri¡úa ai vicji: riit:s §a¡'r'lasir de los suinerros o ai ii;: rl*i ar¡tlLr'.rr¡ í pig:lo. Ai fin y al cailo se tratapa {ji:! r}c-i*i,'trL¡ $ri y rrL¡es tra Tierra. El verdarie¡ {i srl¡[".t ,re et:1a] de ni.lr: ahr:r;1, desde irace soio l.rr¡a-c rié,::ada,c" [lecterl tes desc¡-it:rirnientils lran revelarjü LlLie ese So; magnific<-l der r.¡ue ueLlenoe rrt-rqsra ,l¿islerrclA es sinrplerrlente unü esirelia lneriiocre de caregr:ría G. Y e! sistenia rie pianeras qrue gira eit torno a él , a pesar rie sr,rs 12.000 rr:ilir:les rle kilórnetros cte diarrreii'L), es las irS,-i 2 ¡ 1 . cÓsrr-lico, Fsiar¡'os el Ei s xia, uit corrl[]fll r iiÉ i,r t: i' cil'l cLi el-rla ij
::
tti,i¡ 'Ll!-t*l,i.il eil'{.jj"6r;§ *¡: r:;iigs rie hriit:¡eq. t.¡a l*l¡*1. i-,,,r ,lir.l¡.r.: ts,; ,i¡,; ;:, U,¡l.1iji-,i. "jt .r.ii !r,r:-{i, , , ,, r:ilias a ál ¡"r-.Ítlr!r-liis üs srli{} r-r rt v¡lt¡r'-} í¡¡¡,sr:ii-r n e ¡"ar-: i {} i'i ¡.r ! i¡¡l ri o,
[]rtes bier;. §iiriü(io5 eri tiria if:i-r¡r1-r ¡lü Li i-¡ e t,sLalJa a lr')(J(l ;r¡i;a1ryr) iJdreie ,,,i+v r llie arrr¡qrJe ,? ¡íi verz F:|arezCa IalrrDieír rLi e ii :rS peCUlaf A{-le!"lle {'i e iijS irí;c r); rr rr',¡-q,i:r:.1,-i a e,ristaf) {-11toq pli-litet¡! ir,ri,r t,.i-t ,r'i '|.ri-rr -:ei!-'i irieiigerrie: sltr:i :;¡i¡i : i'r'-i(i .',:: i.:.r rrr'if-,e ,-;ie ii e tr:t,a r1Ér i :i:, i a',r-: :c
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Nuestra tecnt¡logía es incapaz
de resolver
el
problema de los in con mensura-
\ @.
bles trayectos; pero eso no sign if ica que no sea posible.
¡t,4.3
Míles de millones de soles como el que figura
en la
imagen
pueblan nuestra
galaxia. En algún planeta que gire en torno a alguno de ellos es probable que haya vida inteligente.
ffi
po de estrellas un total de unos 20.000 millones, cada una con su correspondiente sistema planetario. Dentro de esos sistemas, habria que buscar planetas compatibles con formas de vida similar a la nuestra: con una graveclad menor de 1,5, una rotación inferior a 96 horas, y una edad de 2.000 a 5.000 millones de años. A pesar de un criterio tan selectivo, el número de planetas aptos para el desarrollo de vida inteligente (refiriéndonos sólo a esta galaxia) puede estimarse entre seiscientos y mil rnillones.. Este cálculo se refiere únicamente a las posibilidades biológicas de que existan más miembros de la especie humana. Pero este piojo cósmico llamado homLrre ha necesitado de una serie de circunstancias para alcanzar el presente nivel intelectual. Haciendo más equilibrios con los números puede afirmarse, con todas las posibilidades de no acertar en absoluto, que en la galaxia hay trescientos mil planetas habitados por seres inteligentes, por potenciales viajeros del espacio. Aunque evidenternente criticable, tal cálculo es el único que está a nuestro alcance. lnevitablemente hay que partir de unos hechos, y éstos vienen a decir que, en la parcela de la realidad que conocemos, los hombres somos la única forma de vida inteligente, Por otra parte, la experiencia pro4.44
porcionada por el fenómeno ovni nos permite deducir que los que están por ahífuera son, al menos en su mayoría, bastantes similares a los que estamos dentro. Este es uno de Ios muchos inconvenientes que los escépticos barajan en el momento de iuzgar la realidad de los ovnis. Amparándose en el "evolucionismo", única hipótesis que en la actualidad se considera válida para entender lo sucedido a nivel biológico en este planeta, los hombres somos como somos a consecuencia de una serie de circunstancias accidentales, lo que hace muy improbable que en otros lugares se haya llegado al mismo resultado. Lo único cierto es que en nuestras hipótesis hay mucha presunción y pocos conocimientos. Ni siquiera hemos resuelto el problema fundamental: el origen de la vida. lncluso tenemos grandes dificultades para señalar la frontera entre lo vivo y lo que no lo es. En el momento de definir la vida hemos de recurrir a la experiencia, a la observacién, porque desconocemos el mecanismo íntimo de lo vital. Así decimos: "Un ser vivo es una entidad separada, de cierta dimensién, que utiliza la química del carbono para efectuar determinado número de funciones, en general agrupadas bajo las tres denominaciones siguientes: autoconservación, autorreproducción y autorregulación".
0VNIS: El Hombre y el Univers:
Deducimos que todo ello es LA VIDA EL COSMOS necesario para la vida, por- que así son los seres vivos
y
que conocemos. Es imprescindible que sea una entidad separada, que tenga una membrana, un límite que separe su medio interno del medio externo. También debe tener cierto tamaño, ya que satisfacer las funciones vitales requiere uh número elevado de átonros. El que utilice la química del carbono no es una exigencia gratuita; la Naturaleza no juega a la lotería, y el carbono, con su valencia 4 y una nrasa atémica 12, es el elemento
que permite mayor número de combinaciones. Nli el silicio ni ningún otro pueden suplir al carbono en cuanto a su capacidad para formar las variadísimas estructuras químicas que son imprescindibles en un organismo complejo. Trasladar estos conceptos a la totalidad del Universo es más que aventurado, pero carecemos de diferentes elementos de juicio que los que se derir¡an de la observación de nuestro propio entorno. Por otra parte, es absurdo pensar que lo sucedido en este planeta es excepcional. Con toda seguridad, existe un plan general tendente a la vida, a la organización de la materia en estructuras complejas capaces de asumir esas funciones antes mencionadas. En Ia Tierra ha surgido la vida no por casualidad, sino porque ésta surge en cuanto las condiciones ambientales lo permiten. La técnica utilizada aquí por Ia Naturaleza no tiene por qué ser específica; no hay razón para ello. En otros planetas de características similares, el camino recorrido ha sido o será muy similar. Al fin y al cabo, los ladrillos con los que construir el enorme edificio biológico, los aminoácidos, están pródigamente repartidos. En 1952, Stanley Lloyd Miller Ilevó a cabo un experimento que ya es clásico. Reconstruyó lo que había sido la atmósfera primigenia de este planeta: agua, amoníaco. metano e hidrógeno. En las condiciones originales, esa mezcla estu-
vo sometida a frecuentes e intensas tormentas, por lo que Miller sometió a la suya a descargas eléctricas. Una semana después de iniciado el experimento, el análisis cromatográfico demostraba la presencia de glicina y alanina, los dos aminoácidos más simples, pero, en definitiva, auténticas moléculas orgánicas.
Esta experiencia fue después ampliada por distintos investigadores, añadiendo otras sustancias que también estaban presentes en aquel caldo primitivo del planeta. La adición de ácido cianhídrico permitió obtener más aminoácidos y algunos péptidos cortos. lncluso se consiguió la creación de adenina, elemento imprescindible para la formación de ácidos nucleicos. Así pues, los materiales precisos para construir la vida fueron proporcionados abundantemente en la etapa inicial de la lerra. A determinada profundidad de aquellos océanos continuamente agitados por tormentas, a salvo de las mortíferas radiaciones ultravioletas, sin organismos que las consumiesen ni oxígeno que las degradase, las moléculas de aminoácidos se agruparon en cadenas formando péptidos; de éstos se pasó a los nucleótidos y, al cabo de milenios, aparecieron las proteínas y los ácidos nucleicos. Y un día, el día más importante de este planeta, una molécula de ácido nucleico fue capaz de replicarse a sí misma, poniendo en marcha la vida con toda su compleja variedad. lgnoramos qué fue lo que determinó ese "chispazo" de lo vital, sólo sabemos de sus consecuencias. En estos 3.500 o 4.000 millones de años transcurridos, los organismos más simples han ido evolucionando hasta las complejas formas actuales. En muchos sentidos puede hablarse del hombre como la culminación de un proceso evolutivo,
APAR.ICION
ACIDO NUCIEIGO DEt
445
t
aunque llegar a esa conclusión haya significado, una vez más, el enfrentamiento entre la razón y el sentimiento. En el Génesis se especifica claramente que los seres vivos fueron creados "según su especie", lo que para los exegetas era tanto como decir que las especies son inmodificables, creadas en forma definitiva y, por tanto, ajenas a evolución o cambio de cualquier tipo. Oponerse a este tipo de afirmaciones fundamentadas en las Sagradas Escrituras era tanto como negar la Palabra de Dios, algo moralmente impío y socialmente perseguido. Pese a todo, la evidencia acaba silenciando el grito de los fanáticos, y el descubrimiento de los fósiles echó por tierra aquello de las especies inmutables. La observación razonada demostró que cuanto más profundo era el estrato donde se encontraba un fósil, más primitivo en su estructura era éste. William Smith y luego Cuvier iniciaron un estudio ordenado del pasado de la Tierra basándose precisamente en los fósiles, y siguiendo a través de ellos las diferentes fases evolutivas de las especies. La recién nacida Paleontología permitía demostrar que muchas de las criaturas actuales habían sufrido cambios en el pasado antes de llegar a su for446
ma y estructura que nos son familiares. La evolución dejó así de ser una herejía, para convertirse en una verdad indiscutible. El problema siguiente era el de determinar qué razones habían obligado a los seres vivos a ir evolucionando. Problema que, como es obvio, permitió a los científicos de la época hacer gala de intolerancia y soberbia en el momento de exponer y defender sus teorías. U na de las f ig u ras clave ENfRE EVOIUG¡ON Y en la polémica evolucionista fue Lamarck, impulADAPTAGION sor de la "adaptación" al medio como hiPÓtesis capaz de justificar los cambios experimentados por las especies a lo largo del tiempo. En 1809 publicó su Filosofía zoológica, en la que de una forma brillante exponía cómo las variacio-
nes en el ambiente obligaban a los animales
a
sufrir pequeñas modificaciones que l.uego transmitirían a sus descendientes. La filosofía de su obra se puede resumir en una frase: "la necesidad crea el órgano". Como la de otros muchos grandes investigadores, la vida de Lamarck (1744-1820) fue
OVNIS: El Hombre y el Universo
una hermosa vida premiada con un oscuro final. Era el menor de once hermanos, lo que, unido a la precaria situación de la familia, le obligó a preocuparse primero del sustento y después del estudio. Lo del sustento lo resolvió como militar y luego como empleado de banca. Lo del estudio fue satisfecho con la observación tenaz de la Naturaleza y la asiduidad a los cursos que se impartían en el Museo de París. En esa época inventó un clave para la clasificación de la fauna y de la flora que aún continúa utilizándose. Por fin, cuando contaba cuarenta y nueve años, le fue ofrecida una cátedra que nadie quería, la de animales invertebrados. Ya dentro del ambiente científico, su nombre empieza a ser conocido entre los detractores del evolucionismo, hasta que toma conciencia de su error y se pasa a las filas de aquellos a quienes cambatía. Aunque hoy interpretemos sus ideas como equivocadas, la Filosofía zoológica es el primer intento serio y razonado de explicar la teoría evolucionista. Sin embargo, no era el momento adecuado, sus discípulos y colegas estaban aún demasiado condicionados por las viejas ideas y pocos o ninguno le hicieron caso. Ya no se quemaba a los herejes en la hoguera, pero la sociedad tenía otras formas de vengarse de aquellos que atentaban contra el orden establecido. Lamarck conoció la soledad y el descrédito. Cuando murió en 1820, y por Según las más recientes inves-
tigaciones,
en
níngún planeta de nuestro sis-
tema solar
es
posible la vida inteligente.
*ffi
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;%*
t
razones que no están demasiado claras, su cadáver fue arrojado a una fosa común. La tesis de Lamarck puede resumirse con un ejemplo que él mismo utilizó: el de la jirafa. Según el evolucionismo por adaptación.al medio, la jirafa pudo ser en principio'una especie de antílope que se alimentaba con hojas de árbol. Al escasear las hojas en las ramas bajas, el antílope precursor de la jirafa se vio obligado a ir alargando cuello, lengua y patas, para tener acceso a las hojas de las ramas altas. Los pequeños cambíos se fueron transmitiendo genéticamente a sus descendientes y éstos adquirieron cuello, lengua y patas cada vez más largos, hasta llegar a las medidas actuales. Esta explicación significa una herencia de los caracteres adquiridos; una idea sugestiva, pero incompatible con los conocimientos actuales sobre genética. El paso definitivo para hacer del evolucionismo una teoría científicamente aceptable fue dado por un inglés de familia acomodada llamado Carlos Darwin, cuya biografía ocupa lugar destacado en los libros de escuela. En 1831 embarcó en el Beagle como parte de una expedición científica que durante cinco años recorrió parte del mundo. En las islas Galápagos surgió el germen de su teoría , al observar la tremenda variedad de pájaros pinzones y deducir que ésta era consecuencia del aislamiento y la especialización de distintas fuen-
tes de alimento. Ese problema ocupÓ su mente durante muchos años, hasta que terminó por formular su hipótesis de que la lucha por conseguir alimentos era un mecanismo de selección que permitia sobrevivir a los más fuertes o más hábiles.
EVOIUCION
Y SETECCION
NAIURAI
-=:r:.:=:.::::::.::.::.i:.-.:-rrr-==
SuPongamos que una manada de antílopes es atacada Por un numeroso gruPo de fieras. Sólo se salvarían
aquellos que corriesen
más: los antílopes dotados de patas más largas. Estos deberán su salvación a mutaciones genéticas, que son inevitables en cualquier especie y que traen como consecuencia el que, aunque en pequeña medida, todos los individuos sean diferentes. La peculiaridad, hasta ese momento anecdótica, de tener las patas más largas les ha permitido salvar la vida. Siguiendo las leyes de la herencia, parte de sus descendientes llevarán también genes "patas largas". Si la presión de las fieras se mantiene, también se mantendrá el mismo criterio de selección, sobreviviendo sólo los portadores de ese tipo de genes. Al cabo de un largo período de tiempo en esas condiciones, la colonia de antílopes estará constituida sólo por individuos de patas largas. A este proceso evolutivo lo llamó Darwin "selección natural". Si volvemos al ejemplo de la jirafa, se puede ver bien la diferencia entre la "adaptación al medio" y la "selección natural". Según esta últ¡ma teoría, la jirafa posee su larguísimo cuello no por un proceso de alargamiento consecutivo a la escasez de hojas bajas, sino por una mutación genética inespecífica que permite que existan jirafas con un cuello más largo, como hay otras que poseen el rabo más corto o las orejas más grandes. Las jirafas que tienen el cuello más largo pueden sobrevivir cuando empiezan a faltar las hojas en las ramas bajas 448
de los árboles y también escapar más rápidamente de los depredadores, ya que su cabeza está en una posición más ventajosa para advertir la presencia de éstos. Consecuentemente, serán las jirafas portadoras de genes "cuello largo" las que irán sobreviviendo. Si no existieran razones para la "seleccién natural", las mutaciones genéticas permitirían que coexistieran jirafas de cuello Iargo y de cuello corto o antílopes de patas largas y patas cortas. Y era eso lo que Darwin obsevó en las islas Galápagos, donde convivían hasta catorce especies diferentes de pinzones. La ausencia de modificaciones en el ambiente no había hecho necesaria selección alguna, lo que había permitido el libre desarrollo de las diferentes tendencias genéticas. El planteamiento era correcto y la hipétesis darwiniana terminó por imponerse, pero no sin el consabido enfrentamiento entre la razón y el sentimiento. El evolucionismo se oponía a los principios bíblicos, tal como entonces eran entendidos. Para muchos, la creación del hombre había tenido lugar en el año 4004 antes de Cristo, como sabiamente dedujo el arzobispo irlandés James Ussher en el siglo XVlll. Admitir que el hombre era consecuencia de un largo proceso evolutivo y que tenía un antepasado común con los monos, era demasiado admitir.
Los ovnis demuestran que viajar a través
de las distancias siderales no es un impo-
sible. Su llegada
a nuestros cie-
los es constante.
ffi
LA POIEIUIICA Los fósiles estaban ahí,
DE
como una muda confirmación de que las criaturas DARWIN de este planeta no habían :=-=.:=E==.i=E:=-: sido creadas con su forma actual, sino que habían llegado a ella tras lentos y progresivos cambios. Así pues, ante la desesperación de algunos (como el biólogo inglés P.H. Grosse, quien afirmaba que los fósiles eran una trampa puesta por Dios para comprobar la fe de los hombres), el planteamiento evolucionista fue aceptado. Lo de que
HERENC¡A
Los ovnis deian
huellas de
su
paso constantemente. Unas de ellas, las trayec-
torias, que pueden ser captadas con exposi' ción permanente, algunas ver'
daderamente sorprendentes.
-
t:.-: ':ri§
0VNIS: El Homhre y ei Universi
La inmensidad del Universo encierra entre sus
muchos miste-
rios la posibilidad de que existan var¡os o mu-
chos planetas habitados por seres inteligentes, como nosotros o d::t ntos.
compart¡mos nuestro remoto or¡gen con los simios no se aceptó tan fácilmente y dio ori' gen a sabrosos choques dialécticos. En los cafés fue tema de tertulia y en los periódicos dto motivo para apasionados artículos. Cuando menos, Darwin proporcionó tardes muy animadas a nuestros tatarabuelos. De las crónicas de aqtrella época. merece destacarse un encuentro especialmente notable, el que tuvo lugar entre el biólogo Thomas Henry Huxley, defensor de la teoría de Darwin, y Samuel Wilberforce, un obispo anglicano con merecida reputación en el campo de las Matemáticas" Es de suponer que el debate estuvo rodeado de la máxima expectación, dado el prestigio de ambos contendientes. Huxley era conocido
por el apodo de el bulldog de Darwin, por el apasionamiento que ponía al defender las ideas de su colega, y Wilberforce respondía al sobrenombre de Sam el adulador, por la mordacidad de sus palabras, siempre adornadas con los tér-
minos más corteses. Lo más interesante de aquel combate dialéctico fue el final. La batalla parecía perdida para Huxley cuando el obispo, agotados ya los argumentos de ambos, le preguntó amablemente si era gracias a su abuelo o a su abuela como él pretendía descender del mono, Tras la carcajada general, se hizo un si¿+3U
lencio expectante; le correspondía al biólogo dar una adecuada respuesta a tan hirientes palabras, o abandonar la sala con el recién adjudicado rabo entre las piernas. Después de medi-
tar unos instantes, se puso en pie y respondió:"Ante la pregunta de si prefiero tener como abuelo a un despreciable mono en lugar de un hombre generosamente dotado por la Naturaleza, dueño de grandes recursos, y que, sin embargo utiliza esas influencias y recursos con el fin de introducir el ridículo en una discursión científica pretendidamente seria, indudablemente afirmo mi preferencia por el mono." Algungs fenómenos celestes
han sido con-
fundidos
con
ovnis, especialmente los mete-
oritos en su camino descendentes sobre la atmósfera terrestre.
OVNIS: El Hombre y el Universo
En alguna medida, la respuesta de Huxley simbolizaba el triunfo de Darwin. Los hechos tienen más fuerza que las palabras, aunque éstas estén cargadas de ingenio. La "selección natural" terminó por ser aceptada como una hipótesis plausible, confirmada por los hallazgos paleontológicos. Su artífi-
ce pasó a ser una figura indiscutida de la Ciencia, y a su muerte, en 1882, fue enterrado con todos los honores en la abadía de Westminter. Lo que no deja de ser un contraste doloroso con la "fosa común" que acogió los restos de Lamark, el otro gran defensor del evolucionismo. A pesar de todo, nuestro origen está aÚn por resolver. La hipótesis de un tronco comÚn del que Iuego derivaron los hombres por un lado y los simios por otro, es sólo eso: una hipótesis. Razonabla, lógica, necesaria incluso, pero indemostrada en tanto no se encuentran los restos de lo que se ha dado en llamar el "eslabón perdido". Su búsqueda puede considerarse como una de las más utópicas empresas; apenas una probabilidad entre un cautrillón. También resulta ejemplar, porque ilustra sobre la fragilidad con que están construidos los esquemas de la Paleontología. En esa marcha hacia atrás en el tiempo, tras las huellas de "nuestros primeros padres", vamos a encontrar tales lagunas e incoherencias, que hace falta ser muy ingenuo, o muy tendencioso, para afirmar que el origen del hombre es un tema resuelto o siquiera esbozado. La realidad de los ovnis queda demostrada incluso con los
análisis de las computadoras,
a las que
ya
pueden ser sometidos los documentos gráfi-
cos obtenidos. (En la imagen. análisis de una
fotografía del
ovni avistado en Mc.Minnville.)
,.a:.a:::::-:;a.:.==,.a.-;":-+j¿.:,lij=
I
Los hallazgos paleontológicos son fruto más
de la casualidad que de la búsqueda. Canteras, derrumbamientos, obras comunales... son
la fuente casi exclusiva de restos humanos o prehumanos. No podría ser de otra manera, porque no es viable excavar sistemáticamente el suelo; antes de haberlo hecho en una milésima parte de la superficie terrestre, ya serían vetustos fósiles los que iniciaran tal empresa.
A esas razones de la casualidad, y no a
otras, se debe nuestro conocimiento de que existió un "hombre de Cro-Magnon", cuyos restos fueron descubiertos en 1868, durante unas obras para el ferrocarril en el sur de Francia. Restos similares se encontraron por aquellos años en otros lugares. Se trataba de un hombre apuesto, de frente despejada y capacidad craneal similar a la de cualquier político actual. Aunque antepasado nuestro, ya que vivió hace 35.000 a 40.000 años, por su aspecto podría pasar inadvertido en cualquier reunión social de nuestros días.
LAROO CA"tllNO DEt HOilIBRE EL
Bastante más tosco y grosero debiÓ de ser el "hombre de Neanderthal", con-
tempOfáneO del antgfiOf' pero con más dilatada historia, puesto que vivió entre los 30.000 Y 200.000 años anteriores a esta época. Su nombre procede del valle alemán de Neanderthal, donde se encontraron sus restos en 1857, pero j.::.:::::::.r=:=::::.:::=::::::=
también se hallaron huesos similares en Africa del Norte, en Rusia, en Palestina y en lrak. Debió de estar muy extendido por el planeta, porque incluso en lugares tan distantes como Rhodesia o Java han quedado huellas de su presencia. Su imagen no era precisamente la de un intelectual: tenía corta estatura y estructura ósea maciza, además de gruesos arcos superficiales y frente inclinada hacia atrás. A pesar de todo, era un hombre con todas las consecuencias, ni más tonto ni más feo que muchos de los especímenes actuales. A partir de estos dos cercanos antepasados el terreno se hace mucho más inseguro;las piezas del rompecabezas son escasas y, consecuentemente, más arriesgadas las deducciones. Por ejemplo, al hablar del "hombre de Heidelberg" se está haciendo referencia a una mandíbula encontrada en esa localidad en 1907. Tampoco es mucho más completo el "hombre de Swanscombe", apenas unos fragmentos de cráneo; lo suficiente, no obstante, para deducir que se trataba de un Homo sapiens bastante más antiguo que el de Neanderthal. Todavía más viejo, aunque dentro de la categoría Homo sapiens, puede considerarse al dueño de los restos encontrados en Budapest en 1966 y cuya antigüedad se calcula en medio millón de años. Antes de estos restos mencionados, el término sapiens es sustituido por otros menos gratif¡cantes, pero haciendo siempre referencia a individuos radicalmente diferentes a los monos. De esta manera, el llamado Pithecanthropus erectus que se encontró en Java a finales del siglo pasado poseía un cráneo menor que el del hombre actual, pero decididamente mayor que el de cualquier mono. Tampoco está de más señalar que esas deduccíones se han hecho sobre un trozo de cráneo y fémur, resultando correctas a pesar de tan precario material,ya que han sido hallados restos del mismo individuo en otros lugares y en épocas poste-
452
riores, como los d¡entes, mandíbulas y cráneos encontrados en Pekín (incluido el cráneo completo descubierto en 1929). En esta ocasión se le dio, por razones geográficas, el nombre de Sinanthropus pekinensis. A pesar de lo reducido de su cráneo, fue capaz de utilizar el fuego y construir herramientas de hueso y de piedra. Lo que ya plantea algunos problemas es que
Sinanthropus y Pithecanthropus vivieron hace 500.0000 años, es decir, al mismo tiempo que un Homo sapiens: el de Budapest. De esta forma quedó claro que el criterio inicial de atribuir mayor antigüedad a los homínidos de cráneo pequeño era demasiado simple. Durante cientos de miles de años convivieron hombres similares al actual con otros que estaban a medio camino entre el hombre y el mono.
TRAS tA CUNA DE
Tampoco las hiPótesis sobre el lugar de origen y las migraciones de los hombres pri m itivos son di g nas ..;--=:ii=E-=EÉE+-=€ffi=-ffi de gran respeto. Gracias a los hallazgos de Java y Pekín, los paleontólogos habrían jurado hace unos años que Asia era la cuna de la Humanidad. Y lo hubieran hecho en falso, porque en una cantera de Taungs (Sudáfrica) se encontraron en 1924 los restos de un pariente nuestro aún más antiguo, al que inmediatamente se bautizó con el sugestivo nombre de Australopithecus africanus. Pronto aparecieron más trozos de hueso en aquella zona y se pudo hacer un retrato aproximado de su apariencia y costumbres. También se pudo comprobar cuán frágiles son los argumentos utilizados para clasificar a nuestros antepasados, ya que el cráneo de aquel viejo africano, que caminaba erguido y construía herramientas, era menos humano que el de Java (lo que teóricamente le hacía más antiguo), mientras que sus dientes eran mucho más "modernos''; Tampoco la datación es muy precisa; su
tA HUTIANIDAD
El Cosmos no puede recorrerse por métodos terrestres. Debe
existir alguna energía espe-
cial, desconocida por noso-
tros, que haga
posible los via-
jes interestelares.
fi§;ffiU-:
OVNIS: El Hombre y el Universc
edad se calcula en un mínimo de 500 000 años y un máximo de 3 000 000.
Prosiguiendo el viaje hacia nuestros orígenes, hace cincuenta años se hallaron en el norte de la lndia restos del Ramapithecus, un ser más cercano al mono que al hombre, pero que es ineludible en la lista de rruestros rernotos antepasados, al que se le calculó una antigüedad de 3.000.000 millones de años. Sorprenclente; pero más aÚn lo es saber que Leahey descubrió, en 1962, restos de un individuo similar al ya citado, con una edad de nada rnenos que catorce millones de años. Eso afirman los paleontólogos, y ellos sabrán bien por qué. Sin ernbargo, no acaban aquí las sorpresas: a pesar de que ciencia que llarnamos "oficial" no concede al hombre actual más de medio millén de años, en 1960 se encontraron, en un depósito glaciar de diez millones de años, restos de un hornbre, una mujer y dos niños que, de acuerdo con las conclulsiones del antrépologo Sergi, pertenecerían a seres humanos similares a los actuales, no a toscos homínidos. También, dentro de estos hallazgos espectaculares, hemos de mencionar el del profesor Johanes Hurzeler, del Museo de Historia Natural de Basilea, quien estr,rdió la mandíbula de un niño, aparecida en un bloqtre de carbón del Mioceno, lo que equivaie a una antigüedad de entre 12 y 25 millones de años. Y no podemos olvidar tampoco que antes de este hallazgo,
I
en 1926, se descubrió, en un lecho carbonífero de Montana, un segundo molar inferior humano cuyo poseedor vivió entre 35 y 55 millones antes de ahora, edad que significa "ayer mism«:" si la comparamos con los 100 millones de años otorgados a un cráneo que los investigadores Karsten y Dechen encontraron en otro lecho carbonífero, en Alemania. Frecisamente, en el interior de una roca perteneciente a un estrato también de 100 millones de años, se hallaron en 197 1, en una mina de cobre de Lisbon Valley, en el estado de Utah, dos esqueletos fosilizados, que corresponden, según el profesor J. P. Marwitt, a ejemplares de Homo sapiens. Y como para los expertos no resulta fácil admitir que existían hombres como nosotros hace 100 millones de años, los antropólogos de la Universidad de Utah decidieron no fechar los restos, y enviarlos a otra Universidad. lgnoramos si continÚan sin fechar'
HOIIñBRE, ¿DE§DE EÚÁU-OOa EL
Lo que se Pretende con
esta serie de datos que venimos exPoniendo es simlemente dejar constancia de que, cuando se especula acerca de la vida humana en otros planetas empleando para ello como parámetro lo sucedido en el nuestro, lo más probable es que deduzcamos disparates. En definitiva, sabemos
Algunas imáge-
nes de ovnis son altamente reveladoras, como ésta obteni-
da en barra de
Tiiuca, que permitió al investigador Eduardo
Buelta realizar
un croquis ex-
plicativo muy interesante. ':=::!i.¡;+-.i++i:l:.:ii:::::::.:=1
ItóTC -{«{ f. 'iJ n,'
le*.r.
50 m
que estamos aquí, en la Tierra, pero desconocemnos desde cuándo; y tampoco sabemos el cómo y el por qué. Pero, si entendemos nuestra presencia como la culminación de un proceso evolutivo, hay que entender que el mismo, por lo menos en lo que a apariencia física se refiere, terminó hace muchos millones de años. Biológicamente somos un mal negocio y tendemos a la extinción. Somos, además, la única especie capaz de poner en peligro a todas las demás; y eso por nuestra inteligencia, que es la que nos ha permitido escapar a las reglas de la evolución. Mientras el resto de especies animales ha ido evolucionando ateniéndose a los condicionamientos de stl hábitat, el hombre lo que ha hecho ha sido acondicionar el suyo para garantizar su supervivencia. El camello, por ejemplo, necesita almacenar agua en su organismo, en tanto que el hombre excava pozos y fabrica recipientes. Tal independencia respecto al medio nos ha permitido vivir en todas partes y aumentar nuestro número sin apenas control; y las consecuencias de esto las estamos viviendo en la actualidad. Considerando otro aspecto de la cuestión, parece que cualquier variación que pudiera producirse sobre nuestra anatomía resultaría innecesaria: tenemos el cuerpo que mejor conviene a la inteligencia. La bipedestación deja las manos libres para manejar cosas, y en general la distribución de los órganos de los 454
16m
sentidos es la más idónea en una arquitectura al servicio de la inteligencia. De necesitar el hombre algún cambio, éste ha de seguir no el camino de lo físico, sino el de lo ético y moral. Estarían, pues, fuera de lugar los planteamientos de la vieja ciencia - ficción, que gustaba de imaginar a los extraterrestres como gLlsanos astutos o malignos cefalópodos. La Naturaleza, seguramente tras numerosos ensayos, se ha decidido por la forma humana como la más conveniente para alojar un cerebro inteligente. No tenemos por qué pensar que en otros planetas, de existir vida inteligente, la evolución haya seguido caminos diferentes.
QUIZA
Basándonos en los cálcu-
NO E§TElltlO§ los iniciales referidos
§olo§
a
3:T;'J;"::",!::"?',L',,:
ción inferior a g6 horas y una edad de 2.000 a 5.000 millones de años, que además estén girando en torno a una estrella de categoría F - 2 a K - 1; es decir, planetas semejantes a la Tierra y con un sol similar al nuestro, puede estimarse que, sólo en el interior de nuestra galaxia, hay una cifra superior a los 600 millones. En planetas cle diferentes ca racterísticas puede haber pasado cualquier cosa, dejémoslo. Es de suponer que aún quedará mucha gente convencida de que somos lt¡s únicos seres
OVNIS: El Hombre y el Universo
inteligentes del Universo. Tienen todo el derecho a ello; pero la reflexión obliga a admitir que Ia vida en otros lugares del Cosmos no sólo es algo probable, sino inevitable también. Calcular en cuántos de los 600 millones de planetas similares al nuestro - en nuestra galaxia sólo - hay seres intel¡gentes sería pura especulacién; como lo sería tratar de imaginar cuántas culturas han alcanzado un nivel técnico mucho más elevado que el nuestro. Pueden ser cien o pueden ser cien mil. Los medios que esas culturas pueden tener en sus manos son inimaginables, como inimaginables fueron para un hombre del siglo XVll los medios de que ahora disponemos. En consecuencia, queda dentro de lo posible, incluso de lo probable, que una o varias de esas culturas estén en condiciones de llegar hasta aquí. Lo que nos parece imposible. Y nos lo parece porque razonamos que, si nosotros no podemos, ellos tampoco. Pero detengámonos un poco en este punto. La distancia es el primer obstáculo insalvable. Atrás quedaron los tiempos en que Marte y Venus eran contemplados como probable patr¡a de los "platillos volantes". Hoy sabemos que Venus es un horno inhabitable y Marte un desierto sin canales. Tal vez puedan habitar en ellos formas de vida ínfimas, como bacterias, pero no organismos complejos. Sin apenas posibilidad de error, podemos asegurar que somos los únicos seres inteligentes del sistema solar. Y esa conclusión nos plantea un problema trernendo, porque viajar en busca de otros planetas nos obliga a recorrer distancias demasiado grandes. Alfa Centauri, que es un sistema compuesto por tres soles, es la estrella más cercana, y se haila a una distancia de 4,29 airos - luz. Es uno de los inconvenientes de vivir en el extrarradio de la galaxia, donde la densidad estelar es muy pequeña. Esos 4,29 años - luz equivalen a una distancia de 40 billones - con B - de kilómetros. Otras de las esEn la actuali-
dad, es difícil
para los expertos confundir la
llegada de un ovni con un fenómeno celeste
natural, como los cometas. =-=+-1-1+!+.ir-+i,É.8
I
trellas más cercanas a nosotros son: la de Barnard, a casi 6 años - luz, y la Wolf 359, que disfa7,79. A una velocidad de 10 millones de kilómetros por hora se tardarían 456 años en recorrer la distancia que nos separa de Alfa Centauri. Suponiendo posible el viaje, no sabemos si en torno a esa estrella existe algún planeta que esté habitado por seres inteligentes, ni si éstos a su vez se hallan en condiciones técnicas de realizar semejante viaje.
Los argumentos que esgrimen los escépticos para no la realidad de los aceptar NO EXISTEN se basan en extraterrestres ::='.'.=,:.:=:¡i::.i=,i::=ii, dos aspectos que, justo es
LOS OVNI§, EN TEORIA,
reconocerlo, resultan incompatibles con nuestro conocimiento de la realidad física: demasiada distancia y demasiados ovnis. En consecuencia, y teóricamente, los ovnis no existen. El problema de las distancias ya lo hemos mencionado: son ímposibles de recorrer segÚn nuestra técnica. Y con respecto a que son demasiados ovnis, lo que los escépticos critican es la ligereza con que se constatan tantos avistamientos en los cinco continentes, miles de casos todos los años, teniendo en cuenta que, según los cálculos, sólo en nuestra galaxia, existen millones de lugares semejantes a Ia Tlerra, e igualmente interesantes para los tripulantes. Carl Sagan hace el siguiente razonamiento: "Vamos a suponer que en la galaxia existen un millón de planetas con una civilizaciÓn suficientemente avanzada como para realizar este tipo de viajes. Y supongamos que hay 100.000 millones de lugares interesantes para visitar - suposición que no es exagerada si tenemos en cuenta que en la galaxia existen 200.000 ó 300.000 millones de estrellas con un
número incontable de planetas girando en torno a ellas -. Aceptemos que uno de los casos de ovnis de los que se informa al año sea cierto, uno sólo; ello supone que recibimos una visita anual de alguno de ese millón de planetas con civilización avanzada. Para que esto suceda, teniendo en cuenta que solamente somos uno más de los cien mil millones de lugares interesantes, cada uno de esos planetas supertecnificados debe lanzar al año diez mil naves. Demasiadas. Sin embargo, es posible que la Tierra, por alguna razón que por ahora desconocemos, sea un lugar especial. Esta circunstancia explicaría que haya sido elegida para ser visitada entre
tan enorme cantidad de planetas candidatos. Y no hay que olvidar tampoco que esa misma abundancia a la que tantas veces ya hemos 455
I
hecho referencia, obiiga a una selección, aunque ésta dependa de la casualidad; de la rnisma manera que si, por ejemplo, pretendemos estudiar la vida de los cangrejos, no nos llevaremos un millón de ellos al laboratorin: bastará con sólo media docena"
LA REALIDAD A pesar de la oPosición DETUIUE§TRA en algunos casos, y cle la §U EXISTENGIA reticencia en otros nras.
,
de los científicos clrtclcloxc¡s, los ovnis existen. Los han visto muchísimos testigos, en numerosas ocasiones y etr
tr¡elos los ccniinentes; y hay abundantes pruebas de ello. Y r:orilo existen, no halu pf,5 remedio que conciuii"que las ter:rías que los niegan son falsas. Ln el fr-;ndr-¡ se trata de una cuestió¡r cie sot:erbia, üorno en tantas ocasiones ha sucerlido a lo IarEo de la historia. L-a Ciencia se resiste a acl mitir conocimientc¡s nrievús qr¡e rürripari o pon[Jan en peligro su arqLritectrrra. Es indudabie que hcy sal:e¡:rr¡s r¡rtichas rrias cosas que lrace cien anos, y mut:hístrlas más c¡ue hace nrii; pero der-irrcir cle ellr: que lc¡ sabernos toclo. es algo que nr: puetle hacerse, salvo por los q*e nc¡ estén en slt sano ,'...,#,,,,;,* .. :'::-:: .. ::.. ..Ér.
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456
0VNIS: El Hombre y el Universo
I
Al contactado Edouard Maier se deben algu-
nas de las mejores imágenes que se han obtenido de los ovnis. En numerosas ocasio-
nes, este discutido contacto de los estraterrestres ha fotografiado y filmado las na-
ves sobrevolando los bellos paisajds suizos, a part¡r de la mitad de la década de los años setenta. No es posible
detectar ningÚn tipo de fraude en el material gráfico a él debido. La única objeción que puede hacerse es que son imágenes demasiado nítidas, demasiado esclarecedoras, demasiado buenas, en fin, para ser a
Esta es la primera imagen de esta secuencia estremecedora: el ovni se aproxima al fotógrafo volando plácidamente sobre los árboles.
uténticas.
A pocas decenas de metros del objetivo fotográfico, la nave cruza el paisaie: pueden observarse a la perfección las estructuras que la componen.
Y, suavemente, tal como hízo su aparición, el ovni comienza a aleiarse: su imagen permanece nítida sobre las esbeltas siluetas de los pinos. 457
Curiosa fotogra-
fía en que aparece un ovni cir-
cular durante la
fabricación de un "camuflaie"
de nube que Io
acabó convir-
tiendo en invisible. i+t+.f$-ffi
,:r.._
:,ie:.
I r-.:,,.:r;-.1t§.,:.'
juicio.Las teorías se construyen partiendo de lo que se conoce de la realidad, pero un nuevo conocimiento puede destruirlas con toda facilidad. Transformar la teoría en dogma es una estupidez, aunque muchos científicos sean proclives a ello, Si lo enjuiciamos con el nivel de nuestros conocimientos, el fenómeno ovni no puede entenderse. Son naves extraordinarias, porque no representan a una tecnología superior, como a simple vista pudiera creerse, sino a una tecnología diferente. No se trata de aviones muy rápidos o de cohetes silenciosos, sino de vehículos que, por su fuente de energía y por su comportamiento, manejan otros aspectos de la realidad que nos son desconocidos. Los que niegan su existencia en forma apriorística siguen considerando que los ovnis son naves metálicas, tripuladas por astronautas de aspecto exótico, que recorren los espacios inmensos en misiones de investigación y explorac¡ón. Los que llevan años estudiando el fenómeno desde dentro, acumulando información, ya no piensan con criterios tan simples. Saben que los ovnis son el aspecto externode algo mucho más complejo, más trascendente. lntuyen que no es "algo" que ha venido, sino que está con el hombre desde un tiempo que ignoramos; "algo" que cambia de aspecto, que se ajusta a los cambios o que determina. Los escépticos desprecian el lado humano del fenóme458
no, que son los millones de testimonios; sólo una prueba tendría para ellos carácter definitivo, y ésta consistiría en coiocar un ovni en su microscopio. Y es, sin embargo, en el factor humano donde radica lo más fascinante del tema. Es necesario analizar no sólo lo que han visto los numerosos testigos. sino el cuándo y el porqué. Hay que preguntarse también qué papel desempeñan los ovnis en la Humanidad de ahora y cuál ha sido el desempeñado en el pasado. Hay que dialogar una y otra vez con los "contactados". Hay que revisar los mitos religiosos y las historias incomprensibles que hay dentro de la Historia. No es posible plantearse una metodología convencional para investigar el más absurdo de los fenómenos. Veamos un ejemplo.
SORPRESA EN El El 4 de noviembre de VUETO IONDRES- 1968 un avión de pasajeros español hacía el AIIGANTE trayecto Londres - Alicante. "Volábamos a la altura de Barcelona - relató después su comandante, el piloto don Juan lgnacio Lorenzo -. De control nos dijeron que descendiéramos al nivel dos ocho cero. Así lo hicimos. En ese nivel había una turbulencia que hacía el vuelo un poco incómodo. Fue entonces cuando le dije al segundo piloto, Beltrán, que tuviese la vi-
Ét!ii,,..r:+riiirli.li
OVNIS: El Hombre y el Unrverso
gilancia exterior alertada, porque se veía un tráfico en dirección opuesta que nos afectaba. Supuse que al darnos a la vista los dos tráficos, el control nos dejaría subir al nivel tres uno cero (31.000 pies), que era el que traíamos antes. En ese nromento, el segundo piloto alertó una luz bastante fuerte y me lo comunicó: "Ya tenemos el tráfico a la vista". Yo lo observé y le dije: "No vamos a reportar todavía nada al control de Barcelona, porque es una luz muy extraña". "La estuvimos observando. Se nos empezó a aproximar...hasta quedar a unos diez metros del morro del avión. Luego, la luz se puso a evolucionar de una manera...desconocida. Estaba estática y, de repente, evolucionaba a la izquierda, a la derecha, hacia arriba, hacia abajo...Tenía unas evoluciones rapidísimas, con unas aceleraciones increíbles.
"Decidimos reportar al control de Barcelona la presencia de ese objeto extraño, no identificado, porque no era nada conocido: aquella luz que se nos aproximó tanto era una especie de balón central con una luz muy fuerte y tenía dos luces laterales. Sobre todo, lo que más nos extrañó a la tripulación es que la luz central tenía una tonalidad grisácea, blanquecina
Nebulosa
en
forma de sombrero. Es impo-
sible calcular cuántas seme-
jantes o distintas .habrá diseminadas por el espacio infinito.
y
azul y, esto era lo extraordinario, una especie de vena, ¡como si fuera un ojo humano enormel Las otras dos luces eran de tonalidad más o menos difuminada, pero la central era impresionante, tenía todo el aspecto de algo
vivo. Fue entonces cuando el control de Barcelona nos dijo que lo tenían en la pantalla y nos confirmó las evoluciones que nosotros veíamos que hacía. "Llegamos incluso a comunicarnos con aquel objeto. Abrí el micro de comunicaciones exteriores y les dije que si nosotros apagábamos las luces, ellos hicieran lo mismo. Me hicieron caso, y así estuvimos unos diez minutos. Apagábamos las luces y aquello hacía exactamente igual, mientras evolucionaba o se quedaba parado ante el morro del avión. Luego, en un giro a la izquierda, desapareció a enorme velocidad. El control de Barcelona confirmó que a ese mismo objeto lo habían tenido en la pantalla de radar de toda la zona y que pudieron seguir perfectamente sus evoluciones.Todos en control estaban impresionados: aquel objeto se había paseado por la pantalla a una velocidad incalculable, que alguien describió como "próxima a la velocidad de la luz".
y
EN El VUETO Un año más tarde, el misPATMA-MADR¡D mo objeto fue visto por la tripulación de otro avión comercial. Se trataba de un vuelo Palma - Madrid, pilotado por el comandante don Jaime Ordovás; y en esta ocasión una de las azafatas fue también testigo de las evoluciones del mismo "ojo" y se lo contó a su novio, un periodista que inmediatamente difundíó la noticia, como es natural. Y el hecho dio lugar a una investigación cuya conclusión fue manifestada por el entonces ministro del Aire, general La Calle, con la expresión de que "el pueblo no estaba preparado para aquello". Fechas después se difundió una nota oficial en la que se decía que lo visto por las dos tripulaciones era el planeta Venus.
LOS OVNI§ soN REATES Y FISTCO§
La actitud oficial no merece apenas comentarios. De aplicar algÚn adjetivo, éste tendría que ser muY
grueso. Cualquiera que investigue el tema de los ovnis ha aprendido inevitablemente a sentir el más absoluto desprecio por las explicaciones que dan los Ejércitos del Aire o los Departamentos de Defensa al respecto. Y lo cierto es que tienen su mérito; no es fácil acumular tantas sandeces en un octavo de columna.
Como es lógico, cuando un ovni es detectado por las pantallas de radar (lo que es muy frecuente) y está el tiempo suficiente en el espacio aéreo de un país, el Departamento de Defensa correspondiente envía uno o varios aviones militares con la misión de interceptarlo, Esos aviones han tenido oportunidad en muchas ocasiones de fotografiarlos, filmarlos e incluso ametrallarlos.Los servicios combinados de los tres Ejércitos han permitido más de una vez determinar velocidad y trayectoria de los ovnis. Personal especializado ha entrevistado a testigos, ha medido huellas o ha recogido muestras. Los archivos oficiales guardan enorme cantidad de informes sobre el tema. Todo eso es cierto, absolutamente cierto. Sin embargo, a los "ciudadanos de a pie" no nos sirve para nada, porque no estamos preparados. Me gustaría saber en qué forma están preparándonos y qué gobierno estará dispuesto a decir la verdad sobre los ovnis. Hasta que ese día llegue, si es que llega, el infor-
me proporcionado por los testigos será el más importante dato con el que contar. Afortunadamente, cada vez son más las personas que se atreven a contar su historia; personas que serían testigos idóneos en cualquier juicio, ante cualquier tribunal, pero que la estulticia de algunos pretendidos "científicos", o la inmoral actitud de los gobiernos, desprecia, cuando no insulta. Se pone en duda por la mayoría de los científicos la posibili-
dad de
que,
hasta que trans-
curran muchos años, pueda conocerse siquiera la totalidad de nuestra galaxia.
460
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