Bandi
La acusación
Cuentos prohibidos de Corea del Norte
Bandi
La acusación
Cuentos prohibidos de Corea del Norte
Nota del editor
El origen del manuscrito coreano que hemos traducido se detalla en los dos textos que sirven de epílogo a esta edición; no obstante, para proteger la identidad del autor, algunos de los hechos que se recogen en ellos han sido alterados. Con la información de la que disponemos en el momento de la edición no tenemos dudas acerca de la veracidad de lo que en esos dos textos se cuenta. i posteriormente a la publicación del libro se descubriera alg!n hecho que alterase sustancialmente el relato que en ellos se presenta, advertiríamos de ello a nuestros lectores en posteriores ediciones.
A modo de prefacio [*]
Aquel viejo barbudo europeo proclamó que el capitalismo es un mundo de oscuridad mientras que el comunismo es un mundo de luz. Yo, la Luciérnaga,[**] que vivo en el mundo de la luz, esto destinado a brillar en el mundo de la oscuridad denuncio que esta luz es, en realidad, una noc!e sin luna, negra como un r"o de tinta surcando el #ondo de la tierra. $A%&'
La fuga del norte
"uerido ang#i$ o% %o, &l'cheol. (e escribo para contarte la historia de mi deserción de Corea del Norte. )robablemente t! tambi*n has leído La #uga , de Chue o'he, pero ahora no hablamos de los a+os veinte, sino de los a+os noventa, cincuenta a+os despu*s del n de la coloni-ación aponesa. /, sin embargo, me veo obligado a huir de mi país, de mi tierra. )ero quiero que lo entiendas, así que tratar* de explic0rtelo de la forma m0s sencilla posible. En realidad, las ra-ones de mi fuga se hallaban en el sobre de medicinas que un día te entregu*. Conseguí ese sobre por casualidad. Como sabes, por mi casa siempre venía mi sobrino de siete a+os, el hio de mi hermano ma%or. 1ntes de casarme, %o había vivido con ellos, % despu*s me instal* en un apartamento no mu% leos de su casa, aunque mi sobrino, ahora que lo pienso, no solo venía porque vivi*ramos mu% cerca. 2a verdadera ra-ón era que mi muer lo quería mucho % se ocupaba de *l. u mirada siempre afectuosa se iluminaba de amor cuando *l venía, como si fuese su propio hio. 1 menudo mi sobrino se dormía en su rega-o % permanecía así con ella hasta la ma+ana siguiente. e trataba, me parece, del instinto maternal que preservan las mueres que no han tenido hios. Ella creía en todo lo que mi sobrino decía % *l adoraba a su tía. El día del asunto de las medicinas el ni+o tambi*n estaba en casa. 1quella tarde, mi muer había ido al domicilio de la secretaria del )artido de la comunidad en la que vivíamos para a%udarle a empapelar el techo, mientras %o me qued* en el apartamento trabaando. 2legó mi sobrino, % %o no había acabado de abrirle la puerta cuando *l %a estaba buscando a su tía. 1l descubrir que no estaba, me pidió insistentemente que hici*semos una cometa. Era una buena *poca para volar una cometa, usto al nal del oto+o alfombrado de hoas arrastradas por el viento. Como no quería truncar la ilusión que todo ni+o inocente tiene en esa *poca del a+o, empec* a buscar papel para construir la cometa. 3ecordaba que en alg!n momento había visto envuelto en un pl0stico, sobre alg!n estante o dentro del armario donde guard0bamos las mantas,
el papel de madera de moral456 que necesitaba. )ero lo primero que encontr* fue el sobre con las medicinas. 1l principio no le di ninguna importancia. 7espu*s, sin embargo, el halla-go me hi-o pensar en los dos a+os que habían transcurrido desde nuestro matrimonio sin que mi muer se hubiese quedado embara-ada. 2as cavilaciones empe-aron a abrumarme hasta que me pregunt*$ 89"u* tipo de medicinas se debe estar tomando para tener que esconderlas así: 9(iene alguna enfermedad % no me ha dicho nada: 1h, a lo meor por eso no puede quedarse embara-ada<=. 1quel día, mientras montaba la cometa, me cort* la mano dos veces. (ras darle muchas vueltas, llegu* a la conclusión de que era meor preguntarle directamente a mi muer qu* pasaba con aquellas medicinas. (emía, sin embargo, que no me respondiera con claridad. 1sí que al nal opt* por llev0rtelas a ti, que eres m*dico. 9(e acuerdas de cu0l fue la conclusión que me diste a conocer al día siguiente: No se trataba de ning!n tratamiento para favorecer el embara-o, sino para impedirlo. >91nticonceptivos: >)or unos instantes me olvid* de que la sala de curas estaba repleta de pacientes esperando a ser atendidos>. 97e veras: >hhh< hhh< )arecía que te avergon-ases delante de la gente e impediste que continuase hablando. /o regres* a casa enseguida. 1l hallarme ante mi muer estuve a punto de estallar, pero no abrí la boca. 7urante unos segundos estuve lo sucientemente l!cido como para entender que aquello no era un tema para soltar así, sin m0s. )ues claro que no< (odo el mundo sabía desde el principio que mi muer % %o no est0bamos hechos el uno para el otro. (al ve- nuestro car0cter era semeante, pero en lo realmente importante para nuestra sociedad, es decir, en lo relativo a nuestra procedencia familiar, había diferencias enormes. ?e imagino que cuando se extendió el rumor de que 2ee &l'cheol % Nam ?%eongo# se habían prometido todos se quedaron con la boca abierta. 89er0 una unión sólida: 9@na urraca % un cuervo pueden vivir en un mismo nido: )ero 9qu* clase de parea es esa:= 2o cierto era que la urraca vivía en el mismo nido, pero iba a su aire. Eso era lo !nico que podía pensar en aquel momento. 9Cómo debía interpretar, pues, que sin que hubiese transcurrido apenas tiempo desde nuestro matrimonio, ella estuviese %a tomando anticonceptivos para evitar tener un hio conmigo: >9"u* pasa: >Aue mi muer quien habló primero cuando llegu* adeando
a casa. En ve- de responder, apret* la mandíbula como si fuese a triturarme las muelas al tiempo que hacía cruir los dedos % me desplomaba sobre una silla unto a la ventana. Ella suspiró levemente, como ceni-a otante, % me acercó el tabaco % la caa de cerillas hasta el alf*i-ar. (ales atenciones con%ugales, con todo, no mitigaban mi ira. 9)or qu* demonios %o, 2ee &l'cheol, he nacido bao el estigma de los parias: 2a !nica ra-ón es que a mi padre se le murió el arro- en una tabla de cultivo de invernadero. 2a guerra había acabado % el cooperativismo socialista se estaba imponiendo en el país. Era un momento de cambios históricos que afectaban incluso al campesinado, % un eemplo de ello era el cultivo de arro- en invernadero. 7esde siempre habíamos cultivado el arro- en agua para luego replantarlo en tierra. 9Cómo podía tener *xito un hombre que llevaba toda la vida trabaando el arro- de la forma tradicional % que, de repente, era obligado a plantarlo en un invernadero: / así es como mi padre, al equivocarse una ve-, se convirtió de la noche a la ma+ana en 8un enemigo del )artido=, 8un enemigo de la revolución= % 8un enemigo del socialismo=. Cuando el )artido, durante la organi-ación de las cooperativas socialistas, le reclamó el terru+o en el que había trabaado con el sudor de su frente antes de la independencia, mi padre no lo entregó con demasiada docilidad. )ero eso no fue lo que lo arruinó, sino que fue el maldito tema del arro- lo que lo echó todo por la borda. 2o esposaron % se lo llevaron a un lugar desconocido. 1 nosotros nos expulsaron de la casa familiar en la que había un maravilloso caqui de hoas verdísimas % nos deportaron a un confín del país donde se oía el caudal ruidoso % hostil del río /al!. En La #uga , pese a la gravedad de la situación, el protagonista todavía conservaba un atisbo de esperan-a cuando cru-a con sus padres, su muer % sus hios la frontera del territorio ocupado. )ero tras el arresto de mi padre, mi madre, con sus hios aferrados a su falda, no vio ni un atisbo de lu- cuando llegó al puerto del aema, solo desolación % oscuridad. En cambio, a los personaes de la novela todavía les queda un vestigio de felicidad cuando se marchan voluntariamente de una nación sometida, aunque sepan que se est0n ugando la vida. 2a migración de nuestra familia, en comparación, fue mucho m0s tr0gica; a n de cuentas, habían sido los nuestros quienes nos habían echado de casa pistola % cuchillo en mano % nos habían enviado a un lugar inhóspito, gobernado con pu+o de hierro. ?i madre, que no pudo soportar la sensación de inusticia, murió prematuramente leos de su hogar. 2a desa-ón que como una hoa de hielo le atravesaba el alma impidió que cerrase los oos en pa-. Estaba preocupada por el destino sombrío que esperaba a sus hios. 9/ ahora qu* nueva tragedia podía sucederles a dos ni+os abandonados al mundo que despertara los lamentos espectrales de su madre:
ang#i< 1l n, aquel día salí de casa atropelladamente % con el sobre de anticonceptivos que me habías devuelto apretado en mi mano, dentro del bolsillo. Aui hasta el puerto del aema, me postr* ante la tumba de mi madre %, despu*s, estuve vagabundeando por lugares que ni recuerdo hasta altas horas de la noche, sin ni siquiera pensar en que debía ir a trabaar. 1l volver a casa, mi muer me recibió como si no hubiese pasado nada$ estaba retirando el papel de periódico que envolvía los platos de comida dispuestos encima de la mesa % me acercó el cuenco cuando hice el gesto de coger la comida con la cuchara. Esto es lo !nico que recuerdo. 7esde ese día, el día en el que quise hablar con ella, empec* a observar sus movimientos con todo detalle. u amor % su calide- no signicaban nada para mí. us atenciones se prodigaban cada día m0s >su afabilidad, sus gestos suaves, su mirada tímida, su vo- pausada>, lo que contribuía a acrecentar mi tormento con m0s sa+a. Embarcado en ese proceso de desconan-a del que nace todavía m0s desconan-a, llegó a mis oídos un extra+o rumor$ decía que los de la puerta n!mero D de la segunda planta nosotrosF cocinaban dos veces para desa%unar. )rimero, cocinaban mu% temprano, % luego, un poco m0s tarde, a media ma+ana. 2as dos veces salía humo de la cocina. En la vida de nuestro vecindario este tipo de rumores no surgen porque sí, pero hasta entonces %o no les había prestado atención. )odía tratarse de los típicos cuchicheos mal intencionados de las mueres de nuestra comunidad que, por otra parte, detestan a mi esposa. )ero entonces, unos días m0s tarde, sucedió. 1 primera hora de la ma+ana tuve que subir hasta el bra-o de una gr!a de cien toneladas para reali-ar un trabao de soldadura$ desde allí arriba podía verse todo el panorama del pueblo industrial en el que vivíamos. 1unque %a había desa%unado, vi que de la chimenea de mi apartamento salía otra ve- humo. Gabía empe-ado el invierno % allí arriba hacía un frío de mil demonios, pero puse como pretexto que era necesario comprobar que la soldadura estuviese bien hecha para subir de nuevo al bra-o de la gr!a al día siguiente % al otro. 1l tercer día, ba* de la gr!a % me fui a casa a ver qu* estaba pasando, no sin antes dar una excusa cualquiera al efe de obra. >)ero 9qu* ocurre: orprendí a mi muer con la cocina llena de humo. u sonrisa parecía for-ada. >?e he olvidado la cinta m*trica >die, con tono avergon-ado, como
procedía. >92a cinta m*trica: 9/ has vuelto solo por eso: / dicho esto salió disparada hacia la habitación a buscarla, como si fuera culpa su%a el hecho de que %o hubiese tenido que regresar de la f0brica. Entonces pens* que era el momento de abrir la olla de la que salía el vapor. 7entro hervía lo que parecía comida para perros$ restos de verdura, maí- % un poco de arro-. (odo me-clado. olo podía ser comida para perros. Comida para perros< >9"u* miras: >dio ella al volver con la cinta m*trica mientras tapaba la olla. >9e puede saber por qu* te dedicas a cocinar comida para perros: >9Cómo: 1h, sí< Comida para perros< )orqueH >92o haces cada día: >í, es queH pero t! conc*ntrate en tu trabao. No te preocupes por las cosas de casa % no vuelvas a olvidarte nada >dio, % me puso la cinta m*trica en la mano>. 1%er el responsable del )artido, que vive en el primer piso, vino otra ve-. igue pensando en tu ingreso en la organi-ación % me pide que te apo%e. )ero todo lo que puedo hacer por ti esH e mordió los labios, como si tuviese una historia dolorosa clavada en el cora-ón, % sus oos se humedecieron. 7e repente se dio la vuelta, % %o, avergon-ado de verla en aquel estado, no fui capa- de mirarla a la cara por m0s tiempo. 2a cinta m*trica, que en realidad aquel día no tenía que utili-ar para nada, no la llevaba en mi bolsillo, sino anudada en la boca del estómago. in embargo, extra+amente, a partir de aquel día mi rabia empe-ó a atenuarse. ?e sentía me-quino por sospechar de mi muer por algo tan insignicante % empec* a barruntar que tal ve- ella tomaba anticonceptivos por una ra-ón diferente de la que %o había sospechado. i ella tomaba pastillas porque no quería tener hios de un 8cuervo=, quería decir que todo el amor que mostraba por mí era una farsa. )ero no, aquello no podía ser. 7udar, ni que fuese un poco, de la sinceridad de su amor me haría merecedor de un castigo divino. 3e-aba para que todo fuese un malentendido % para que mi muer continuase siendo para mí la muer que siempre había sido.
2os días pasaban % %o esperaba que todo acabase feli-mente. Nuestro sobrino venía a casa a menudo % de nuestra chimenea salía humo dos veces cada ma+ana. 1hora veo que me comport* de forma ridícula con esta historia del humo % que debería haberme sentido culpable por ello. El !nico cambio signicativo fue que mi muer empe-ó a dormir m0s a menudo con mi sobrino. Cada ve- que %o tenía turno de noche en la f0brica, ella decía que no podía dormir sola % le pedía al ni+o que se quedase, algo que antes no había sucedido nunca. 2a noche que decidí empe-ar a escribir la historia de mi deserción, hace ahora un mes, tambi*n había ido al trabao. ?i muer me había insistido en varias ocasiones para que, de camino a la f0brica, parase en casa de mi hermano % le diera que enviase a mi sobrino. )ero no pude hacerlo, porque al llegar allí solo encontr* a mi cu+ada; el ni+o se había ido con su padre a buscar alambres. ?i hermano trabaaba duramente en la mina %, adem0s, fabricaba escurridores de pasta con los alambres que encontraba para venderlos despu*s % poder comprar así la comida que les faltaba para pasar el mes. 1quella noche acab* antes de lo previsto. En mi equipo, dedicado a cuestiones relacionadas con la innovación t*cnica, había noches que nos asignaban alg!n encargo inesperado, pero a veces tambi*n libr0bamos antes. 1l no haber cumplido el encargo de mi muer, me cuid* de volver pronto a casa. Era poco despu*s de medianoche % la calleuela que llevaba al apartamento estaba silenciosa. ubí los escalones de dos en dos. )as* por la primera planta, en la que vivía el responsable del )artido de nuestra comunidad, % subí hasta la puerta de nuestra casa, en el segundo piso. )use la mano sobre la manilla; la lu-, todavía encendida, se ltraba a trav*s de la rendia. 89No est0 durmiendo:=, pens*. 8(al ve-, como no ha venido el ni+o, se siente sola.= En el momento en el que me disponía a abrir la puerta, la lu- se apagó. 81h, nalmente se acuesta.= 2a puerta estaba cerrada por dentro % tuve que llamar. )ero no respondía. >o% %o, so% %o. Cuando iba a llamar otra ve- se encendió la lu- de nuevo. ?e pareció oír que se abría la puerta que comunicaba la habitación con la cocina, pero tuve la impresión de que no había nadie. >Eh, que so% %o< )or n.
>í >respondió ella, % enseguida abrió la puerta. >9No te has acostado todavía: >No. Estaba haciendo algoH ang#i< 9Cómo podía %o imaginar que detr0s de la puerta había una sombra negra: ?ientras mi muer hacía como que ordenaba la habitación, %o me despo* de la ropa de trabao % no me preocup* demasiado. )ero entonces oí claramente que la puerta de la entrada se abría % se cerraba. El instinto me llevó a correr hacia el pasillo % advertí el ruido de unos pasos que descendían por la escalera con familiaridad. Continu* corriendo % me par* en seco. ?iles de pensamientos se agolpaban en mi cabe-a. 8EntoncesH< No ha% que darle m0s vueltas<= 3egres* % subí las escaleras agobiado por esas ideas. 2a sangre parecía correr en sentido contrario por mi cuerpo. i la cosa iba de lo que me suponía, pensaba que hallaría a mi muer p0lida % asustada, pero ni siquiera podía verle la cara, porque la tenía hundida entre los bra-os % sollo-aba. >e acabó el lloriqueo< >grit* clavado en medio de la habitación. >(ío de ?in'h%eo#H456 ?i muer estaba arrodillada % me miraba con el rostro hinchado por las l0grimas. iempre me llamaba 8tío de ?in'h%eo#=, pero aquella ve- me pareció que, en efecto, se refería a un extra+o. >7e acuerdo, de ahora en adelante ser* para ti el tío de ?in'h%eo#, %a que am0s volver* a ser tu marido. >(ío de ?in'h%eo#, no es esoH >Basta< 3esoplando de cólera tir* los libros del estante, tras los que estaban los anticonceptivos. 2os cogí para luego lan-0rselos a la cara a mi muer. Creí que iba a volverme loco. >9/ ahora vas a negarlo: 9"u*: 9(enías miedo de parir un bastardo: 9"ui*n es ese: 7ímelo<
1garr* a mi muer por sus fr0giles hombros % la levant*. Ella se arrimó a mi bra-o % continuó llorando % sollo-ando con una vo- enronquecida. >No< No< (! no debes saber qui*n es< No< No< i no hubiese salido disparada como una demente hacia el armario, seguro que le hubiese estampado mi pu+o como un ra%o. >No< No< )arecía que había perdido completamente la cabe-a. 1brió precipitadamente las puertas del armario % hurgó entre un montón de ropa hasta que halló un cuaderno. e volvió hacia mí % me mostró el cuaderno como si fuese la !ltima de sus cartas. >9/ esto qu* es: >2e arranqu* el cuaderno de las manos % le ech* un vista-o. Era un diario. >No lo sabíaH he ido al ba+o %, cuando he vuelto, *l %a estaba en la habitación. ?i cuerpo est0 limpio. Cr*eme. er* tu%a hasta la muerte. Gundió de nuevo la cabe-a entre los bra-os % rompió a llorar. 2os hombros le temblaban. Entonces me di cuenta de que tenía el cabello desordenado % de que le habían arrancado algunos botones de la blusa. )arecía que se había resistido con todas sus fuer-as. ?i sangre, que hasta entonces había latido en sentido contrario por mi cuerpo, empe-ó a calmarse. 8No< No< (! no debes saber qui*n es<= us palabras volvieron a mi mente % se encendió una lu-. El cuaderno, abierto en mis manos, absorbió mi atención. I de diciembre
Go% ha venido de nuevo. 2e agrade-co que se preocupe tanto por mi marido, pero no me gusta que venga tan a menudo. 1dem0s, siempre viene cuando *l no est0. Eso sí que no me gusta nada. No puede ser que una persona que %a pasa de los cuarenta est* tan pendiente de míH pero nunca se sabe. 9"u* debo hacer: i so% fría con *l peligra el futuro de mi marido. )ero de otro modoH (engo miedo< )ero ha% que aguantar. Ga% que aguantar< )ara que
mi marido ingrese en el )artido tengo que soportar este sufrimiento hasta la muerte. ang#i< 1quella noche leí el diario de cabo a cabo sin moverme de la habitación. El diario contenía dos a+os de la vida de mi muer, aunque había días en los que no había escrito nada. No era %o quien leía el diario, sino *l el que me arrastraba a mí. ?i mente se balanceaba sobre el lo de un cuchillo. El trasfondo de las cosas que allí se explicaban se presentaba ante mí como una sucesión de fotografías. (ranscribir* algunos pasaes$ DJ de mar-o
Ge recibido un mensae del responsable del )artido de nuestra comunidad. ?i marido est0 demasiado ocupado para venir a comer % me pide que le lleve %o el almuer-o. Gacía tiempo que no iba a su trabao, que antes fue tambi*n el mío, en el 7epartamento de &nnovación (*cnica de la f0brica. Kunto a la f0brica est0 el peque+o edicio del 7epartamento de &nnovación, que cuenta con poco personal pero que, como indica su nombre, es crucial para la producción. ?in'h%eo# estaba ugando en casa % me ha acompa+ado a ver a su tío. Ga pasado solo medio a+o desde nuestra boda % desde que de* el trabao, pero me apetecía volver a ese lugar. 1 pesar de estar todavía en invierno, el día era suave % un color roi-o alonaba aquí % all0 las teas del techo, que parecía suspendido sobre un bra-o de niebla. El taller de innovación t*cnica, unto al edicio principal, tambi*n me ha parecido bonito, como una caa de cerillas, con sus min!sculas ventanas pintadas de a-ul despuntando entre las ramas del sauce. 2os movimientos de las ramas del sauce mecen los cora-ones de las mueres solteras, que se abandonan en dulces sue+os de pasión. 2a mesa inclinada en la que %o calcaba los dibuos de los pro%ectistas % de los dise+adores t*cnicos sigue allí. Como no había nadie, me he sentado. ?e he estremecido al recordar como si fuese a%er que usto en este lugar sentí por primera ve- la dicha por mi futuro marido %, al mismo tiempo, la triste-a por todo lo que me esperaba. Kam0s olvidar* la primera ma+ana que me sent* tras esa mesa despu*s de haber acabado mis estudios en la escuela t*cnica. /a aquel día me atrao el nombre de 2ee &lcheol en el panel informativo que las ramas del sauce deaban entrever cuando miraba a trav*s de la peque+a ventana. 8El camarada inventor 2ee &l'cheol ha cosechado un
nuevo *xito con otro invento$ el cepillo de cigLe+al.= Este mensae me recordó otro que había visto en el plafón del instituto$ 8enio % esfuer-o< Experiencia de estudio del alumno 2ee &lcheol=. ?e alegr* de ver allí, de forma totalmente inesperada, el nombre del estudiante del instituto que tanto admiraba % que tan inaccesible me parecía entonces. 2a perspectiva de poder trabaar con alguien tan brillante en pie de igualdad me enorgulleció % me hi-o sentir todavía m0s afecto por mi mesa de trabao. 2as ramas del sauce parecía que dan-asen al son de mi alegría. @n día, al terminar el trabao, el responsable del )artido de mi sección nos pidió a algunos miembros del )artido que nos qued0semos para tratar un tema importante. 1%, cómo me entristeció ver entonces al inventor que %o tanto admiraba saliendo de la sala de descanso cabi-bao % con los hombros hundidos< 1quel chico solo había acabado los estudios secundarios, pero superaba en habilidades % competencia a cualquiera que hubiese ido a la universidad. 9Cómo se le podía reprochar algo a aquel chico valiente % extraordinario que, como el /ongma el animal mítico con cuerpo de caballo % cabe-a de dragón que corre al galopeF, llevaba sobre sus espaldas el peso de la ma%or parte del trabao físico e intelectual de nuestro equipo: 9Cómo íbamos a discutir cualquier tema importante para el 7epartamento de &nnovación (*cnica sin *l: Cada ve- que el responsable del )artido convocaba una de esas reuniones, el inventor abandonaba la sala de descanso abatido como un pavo real al que le hubiesen arrancado la cola. ?e partía el cora-ón verle sufrir aquellas humillaciones. Aue entonces cuando supe que no había podido ir a la universidad porque su familia había sido declarada hostil al )artido, % que todos los carteles que habían proclamado su talento en el instituto % en el trabao para *l no valían m0s que las estrellas recortadas en papel repartidas en una guardería. (odo esto despertó en mí una vaga sensación de odio. "ue su gran inteligencia contrastase con su car0cter humilde % trabaador todavía hacía m0s irresistible la llama de mi compasión por aquel oven inventor de oos brillantes. 2a gente canta % escribe libros sobre qu* es el amor, pero para mí, en aquel momento, el amor era compasión, era la necesidad de apo%ar a aquel hombre, de compartir con *l su infeli- destino, era el deseo de dedicarme a *l en cuerpo % alma. ?i amor, nacido dentro de la cris0lida incandescente de la compasión, había orecido< ?ientras %o estaba sentada ante mi antigua mesa de trabao, absorta en esos pensamientos, ?in'h%eo# ha corrido excitado a trav*s de la sala de descanso % el taller donde trabaa su tío como si estuviese en su casa. &ncluso *l sabe que su tío es
el meor de ese lugar % por eso uega % cantaH Ge observado lo bien que se lo pasaba. &gnora que su tío, siendo una piedra de ade, es tratado como un vulgar guiarro. ?is oos se han llenado de l0grimas. 91lg!n día, cuando el tío de ?in'h%eo# ingrese en el )artido, ser0 tratado como es debido: MJ de abril
)or la tarde, mientras estaba remendando la ropa de trabao de mi esposo, ha entrado en casa ?inh%eo#, llorando. enía del colegio % seguro que había llorado durante todo el tra%ecto, %a que tenía la cara sucia de haber estado enug0ndose las l0grimas todo el rato. >9)or qu* lloras: >1 partir de ho%H %oH ?e han dicho que %a no ser* el delegado de claseH >)ero 9qu* dices: >2a profesoraH >lloriqueaba> me ha dichoH >)ero 9por qu*: >No lo s*H No lo s*< Ge consolado a ?in'h%eo# hasta que ha deado de llorar, pero %a no he tenido 0nimo para ponerme a coser de nuevo. 1l ver que llevaba la cartera, he supuesto que venía directamente desde la escuela sin haber pasado antes por su casa, sin duda con la esperan-a de que %o le resolviese el problema. Esto me ha llenado de angustia. ?i padre era un modesto miembro del comit* municipal, pero para la familia de mi marido eso parece que sea algo mu% importante. Esta es la idea que tienen los adultos % que han transmitido al ni+o. 7e ahí que ha%a venido a verme a mí en primer lugar. /a había deado de llorar, pero me seguía mirando con sus oos de ternero todavía ba+ados en l0grimas, % he sido incapa- de quedarme sentada sin hacer nada. 2e he dicho a ?inh%eo# que me esperase ugando solo % me he
dirigido a la escuela. 1llí tengo una amiga de infancia que se llama ?un /eong'hi % que es la jido(on456 en la escuela primaria de ?in'h%eo# la ocial a cargo del on%eondanF.456 /o pensaba que se trataba de una chiquillada, pero despu*s de hablar con mi amiga he entendido que era un tema mucho m0s serio. >Entre nosotras, no te lo vo% a ocultarH >ha empe-ado explicando /eong' hi> lo que ha sucedido es por la renovación de delegados una ve- los ni+os ingresan en el on%eondan. Esta es la cuestión. 2a profesora del ni+o había propuesto a ?in'h%eo# para delegado porque es el meor estudiante de la clase. )ero cuando %o misma he llevado el expediente al responsable del )artido en la escuela, me ha dicho$ 8Camarada, 9no sabes que el padre de este ni+o es un deportado de Oonsan:=. / se ha limitado a tachar su nombre sin que %o pudiese impe impedi dirl rlo. o. (enie eniend ndoo en cuen cuenta ta que que el on% on%eo eond ndan an es el prim primer er niv nivel de organi-ación organi-ación del )a )artido rtido,, cuando cuando los ni+os ingresan en *l, los delegados delegados dean de elegirse del mismo modo que antes. Estaba boquiabierta, no podía creer lo que me estaba diciendo /eong'hi. >No tenía ni idea de que eras la tía del ni+o. Es que no s* cómo puedesH en tu situaciónH >/a basta, no hace falta decir nada m0s >la he cortado. / a continuación le he pedido un favor>$ (e agrade-co que me ha%as explicado todo esto. Gas hecho que me sienta m0s cercana a ti. )or eso quería pedirte que me a%udases. (u marido trabaa en la sección de estados civiles de la policía municipal, 9no es cierto: 9)odrías pedirle una copia del historial de la familia de mi marido: 1unque cono-co de sobra las vicisitudes de mi familia política, me he visto obligada a formular esa solicitud porque me ha sorprendido que afecte incluso de esta manera a nuestro precioso sobrino. Ge pensado que tal ve- había alg!n cabo suelto del que %o no estaba al tanto. Ge salido de la escuela todavía consternada % titubeando, titubeando, mientras /eong'h /eong'hii prometía prometía hacer lo posible posible para conseguir lo que le pedía. JP de abril
2a vida parece que me est* poniendo a prueba. Cada día ha% algo nuevo que me oprime el cora-ón. Go% me he encontrado con eon'hui oni456 en el servicio de repa repart rtoo de alim alimen ento tos. s. eon eon'h 'hui ui oni siem siempr pree nos nos cuid cuida. a. Estu Estudi dióó en el mism mismoo
instituto que %o, aunque es dos a+os ma%or %, % , por ello, de la misma promoción que mi marido. El servicio de reparto de alimentos estaba tan lleno que incluso aquellos que %a habíamos recogido el boleto de arro- todavía debíamos esperar fuera al menos una hora. Gemos tenido, pues, mucho tiempo para charlar mientras esper0bamos de pie. 7e repente, ella ha sacado a colación un tema inesperado. >)or cierto, 9el chico ese %a ha ido a tu casa: >9Cómo dices: >í, muer< Chang'h%eo#, el de nuestro instituto, uno de los tres alumnos que enviaron a estudiar al extranero. >1h, sí< El hio del magistrado. >í, ese< >)ero 9por qu* iba a venir a mi casa: >Q sea, que todavía no ha ido a ver a tu marido. >1%, no lo s*< >1ntea%er, nada m0s regresar del extranero, Chang'h%eo# organi-ó una reunión en su casa con antiguos compa+eros de clase. >9/: >Kusto antes de empe-ar a comer alguien preguntó por qu* no había venido el camarada &l'cheol. Chang'h%eo# dio que &l'cheol había ido a visitar a unos familiares % que %a le invitaría otro día solo a *l. )or suerte, suerte, usto en ese momento me tocó el turno. 7e no haber sido así, no s* si hubiese podido mantener la compostura ante eon'hui oni . i quieren marginar a mi marido por el pasado de su familia, 9por qu* tienen que mentir: 91caso había ido a visitar a alguien: ?e agobia % me indigna pensar que tratan a mi marido como si fuese un apestado. En el fondo me da igual lo que haga la gente pero me entristece mucho lo que *l pueda sentir. R de ma%o
7e camino a casa, despu*s de recoger el pedido de deos en el servicio de alimentos, un ni+o me ha agarrado de la mano. 1l darme la vuelta he visto que se trataba de Keong'ho, que vive en la misma comunidad que ?in'h%eo#. >(ía de ?in'h%eo#< ?in'h%eo# est0 llorando< >97ónde est0: >1llí, bao el 0rbol. Con la cesta llena de deos enrollados en la cabe-a, he torcido por la calleuela en la que est0 la tienda del barbero. ?in'h%eo# estaba bao uno de los 0rboles lleno de brotes verdes que crecen en la acera. /a había deado de llorar % se hallaba pensativo, con la espalda apo%ada en el tronco, mirando a lo leos. >9"u* sucede, ?in'h%eo#: 1l escuchar mi pregunta, el ni+o se ha puesto a llorar de nuevo. Keong'ho ha respondido por *l$ >?in'h%eo# iba a cru-ar primero el puente que ha% en el camino de vuelta desde la escuela cuando un granua le ha hecho la -ancadilla % le ha gritado que *l %a no ser0 nunca m0s el delegado de la clase. 2a historia me ha indignado, aunque he acabado rega+ando a ?in'h%eo#$ >9(e caes así % te quedas aquí de bra-os cru-ados: Keong'ho, 9qui*n es ese granua: >)seH< i es una mosquita comparado con ?inh%eo#< >9/ por qu* est0s aquí lloriqueando como un tonto % sin hacer nada: >@%, >@%, porque porque su padre trabaa trabaa en el a%untamient a%untamiento< o< >ha dicho Keong'ho, Keong'ho, % el comentario se ha clavado como una daga en el fondo de mi pecho. 8/ mi padre es un traidor=, eso es lo que debía estar pensando ?in'h%eo# % lo que reeaban sus oos. 1sí pues, ?in'h%eo# %a empie-a a entender cu0l es la situación situación de su padreH 1l llegar a esta conclusión, conclusión, lo he abra-ado. "uería que se desvaneciese la niebla fría que estaba invadiendo su peque+o cora-ón. ?in'h%eo#
ha llorado de nuevo % %o tambi*n he llorado con *l. DS de ma%o
Go% me he topado por la calle con el jido(on de la f0brica en la que traba*, un se+or que me hacía un poco de padre cuando copiaba los dise+os bao su dirección. Normalmente, al verme, me saluda sonriente antes de proseguir su camino, pero ho% me ha detenido con un gesto de preocupación$ >93ecuerdas que envi* a tu casa a un periodista de una editorial de ciencia % tecnología: >91quel que vino a ver a mi maridoH: >í, ese. >92e diiste algo sobre *l al policía de tu comunidad: >No. 9)or qu* tenía que decirle algo: >9/ entonces por qu* ha llegado el asunto a oídos del policía de la f0brica: 1hora me interroga sobre ello. ?e ha recordado que si viene una persona externa a la f0brica es mi deber avisarle primero a *l, %a que, si no, le pongo en una situación incómoda. )arece que se ha enterado de la visita del periodista a trav*s del policía de tu comunidad. >No le he dicho nada, de verdad. >Es que no lo entiendo< 9)or qu* me molestan % me hacen preguntas sobre asuntos de tan poca monta: >ha dicho chasqueando la lengua. 2uego ha hecho un gesto como diciendo 8de acuerdo= % ha continuado su camino. /o, en cambio, me he quedado con la boca abierta % sin poder irme de allí, porque %a he intuido de qu* problema se trataba. El periodista vino hace dos días, cuando mi marido %a se había ido de nuevo al trabao despu*s de comer. 2e die que se fuese sin dearle entrar en casa. 2a !nica persona que pudo haberlo visto en aquel momento fue la se+ora del apartamento n!mero I, que usto en ese momento estaba metiendo el carbón en casa. )ero quien
se presentó usto despu*s fue la efa de la asociación de vecinos de la comunidad, que vive un piso por debao del nuestro. >EstoH tía de ?in'h%eo#H 1%, es que tendrías que ser madre de una ve-, porque así sabría cómo llamarte< >2a efa de la asociación de vecinos estaba charlatana aquel día>. 91 tu familia le ha sido asignado el día de la recogida de basura de este mes: >í. >1h< Es que creía queH onrió mientras movía la cabe-a % apuntaba algo en la libreta que llevaba. Entonces empe-ó a enredarse sin venir a cuento$ >1h, pues, es que toda la gente que visita al tío de ?in'h%eo# est0 cortada por el mismo patrón$ correctos, buena gente, decididosH Aíate<, como ese de las gafas negras que ha venido antes. >1%, se+ora efa, no lo s*< Ese hombre era un periodista de una editorial que ha venido de parte del servicio de innovación tecnológica de la f0brica > respondí sin dar m0s trascendencia al asunto, aunque pens* que ella no podía haber visto al chico en cuestión. eguramente la muer del apartamento n!mero I le habría comentado el tema a la efa de la asociación % despu*s ella habría venido para conrmar la noticia e ir directa a informar a la policía. En denitiva, que nuestra casa es obeto de vigilancia permanente. 9Cómo puede ser: CómoH< 1unque el abuelo de ?in' h%eo# hiciese algo tan terrible que le llevase a la muerte, 9de qu* pueden ser culpables sus hios, que entonces tenían tan solo die- a+os: 2a culpa afecta incluso a ?in'h%eo#, que ni tan siquiera conoció a su abuelo< "u* inusticia % qu* indignación deben sentir su padre % su tío< Es demasiado< 7emasiado para gente inocente que cumple con su trabao % con todo lo que se les manda< i mi marido se entera de esto se le partir0 el cora-ón< (engo que hacer lo posible para ocult0rselo. )ero 9cómo lograrlo: 9Cómo lograr que no sepa nada: ?e angustia la mera posibilidad de que llegue a descubrir algo. MJ de ma%o
Exactamente un mes despu*s de pedírselo, /eonghi me ha traído la copia del expediente de la familia de mi marido. ?eor hubiese sido no haber visto nada. No entiendo por qu* le he pedido un favor así. 1pellido % nombre$ 2ee &l'cheol. Clase social$ familia n!mero DIR. Evaluación$ enemigo p!blico. )adre$ 2ee ?%eong'su. )rocedente de una familia de ricos terratenientes, durante la ocupación aponesa se posicionó en contra de la política de cooperativas agrícolas del )artido. 7eó morir una tabla con brotes de arro- en un invernadero de la comunidad de TT del distrito TT de la ciudad de Oonsan. Eecutado por oposición al )artido % a la revolución. ?adre$ Keong &n'su#. ?uerta en su !ltimo domicilio al no poder soportar la condena de su marido. ?e he pasado un largo rato unto a la ventana, confusa, sosteniendo el expediente con manos temblorosas. 1nte mis oos dan-aban expresiones horribles como 8familia n!mero DIR=, 8enemigo p!blico= u 8oposición al )artido % a la revolución=, % he recordado aterrori-ada el comentario de /eong'hi$ 8/a sabes que si descubren que mi marido ha sacado una copia del expediente ser0 su n, solo eso %a es motivo de un n!mero DIR, el artículo que el ministro del &nterior aplica para deportar a las familias consideradas traidoras al )artido % sobre las que recaen castigos generación tras generación=. N!mero DIR< @na cifra temible. No se estampa con un sello normal, sino que m0s bien parece un hierro al roo vivo como el que se utili-a para marcar ganado. 1ntiguamente se utili-aba uno similar para marcar a los esclavos; % ahora se lo estampan al padre % al tío de ?in'h%eo#, %, por supuesto, tambi*n a ?in' h%eo# en su peque+a % tierna espalda. "uería hacer algo con la a%uda de /eong'hi, al menos para resolver la
cuestión de ?in'h%eo#, pero no hallaba ni un destello de lu-, era la desolación total. 3ecordaba a ?in'h%eo# con el rostro lleno de l0grimas, con la mirada perdida en la leanía, con una expresión adulta impropia de un ni+o, apo%ado en el tronco del 0rbol, % esa sucesión de im0genes me hacía sentir sobre la nari- el esco-or que precede al llanto. 2a desgracia del padre % del tío no era nada comparada con la del ni+o. olo pensar que ?inh%eo# debía seguir paso a paso el mismo camino de desdicha que sus ascendientes me causaba una triste-a innita. Con la copia del expediente todavía en la mano, me la he llevado instintivamente al vientre. Ga pasado tiempo desde mi boda, pero creo que nalmente esto% embara-ada; una nueva vida crece dentro de mí. 1fortunadamente, no le he dicho nada a mi marido. ?e avergLen-a. Cuando una madre trae una vida al mundo lo hace con la esperan-a de que su hio sea feli-. )ero qu* madre puede dar a lu- si sabe que el ni+o no podr0 hacer nada excepto avan-ar a trav*s de un campo de -ar-as. @na madre que quisiese dar a lu- en tales circunstancias sería la criminal m0s cruel de entre todos los criminales< 7ebo ir al ginecólogo entre ho% % ma+ana. MU de octubre
El tiempo vuela. 2as hoas que ardían con el oto+o han deado paso a las ramas desnudas que resuellan con el viento. /a hace frío % me preocupa que ?inh%eo# no va%a al colegio lo sucientemente abrigado. ?i compasión por *l es cada ve- ma%or. )arece un ni+o que no tuviera madre. Cuando regresa helado de la escuela no puedo pasar sin abra-arlo. ?e reconforta pensar que con el calor de mi cora-ón tal ve- logre derretir el dolor de su padre % de su tío. Qal0 que con la a%uda del responsable de nuestra comunidad mi marido logre ingresar en el )artido< / tal ve- en el futuro tambi*n lo haga el padre de ?inh%eo#< Entonces borraremos el rastro del hierro candente. No volver0n a despreciar am0s a ?in' h%eo# por querer ser el primero en cru-ar el puente de piedra % nos libraremos de las miradas de la gente que nos observa como si fu*semos un hatao de delincuentes. 1h< Entonces sí que podr* acoger una nueva vida< Cuando me adentro en este tipo de divagaciones siempre acabo pensando en el responsable del )artido de nuestra comunidad, que vive en el piso de abao. 1 diferencia del resto, que nos esquivan o nos vigilan, *l no tiene ning!n problema en hacerme una visita de ve- en cuando. ?e consuela % me anima que se ocupe de mi marido % que lo apo%e.
2e esto% innitamente agradecida. DJ de noviembre
Estaba hurgando entre las mantas del armario cuando el alma se me ha caído a los pies. 2os anticonceptivos que había escondido en un aguero han desaparecido. 91caso se los ha llevado un ratoncito: No, no puede ser< 9(al ve- ha sido ?in'h%eo#: No, ?in'h%eo# no es de los que hace ese tipo de cosas, ni siquiera para ugar. 9Entonces: )ues claro< No ha% que dudar de nadie m0s, seguro que han caído en manos de mi marido< 9"u* hacer: Espero que no llegue a saber que se trata de anticonceptivosH (al ve- %a lo sepa, porque no me ha dicho nada estos días. 9/ qu* me puede decir ahora *l, que lleva tanto tiempo deseando que me quede embara-ada: 9/ %o qu* excusa le puedo dar: No s* cómo evitar ahondar todavía m0s en la dolorosa herida que atraviesa su cora-ón. Eso me duele, me duele mucho. MD de noviembre
Go%, nalmente, mi marido ha descubierto lo que cocino como segundo desa%uno. Vl cree que es comida para perros. 9/ qu* importa si es comida para perros o para cerdos: ?e ha aliviado que piense eso % que no suponga otras cosas. uele ser mu% meticuloso, pero a n de cuentas no dea de ser un hombre. Cada ma+ana me las arreglo para prepararle el desa%uno % me invento todo tipo de excusas para no sentarme con *l. Kusto cuando %a est0 acabando % a punto de irse al trabao, pruebo un par de cucharadas. 2uego aparto mi desa%uno % se lo reservo para *l, para la hora de la comida, % %o, cuando se va, empie-o a cocinar mi comida. 3epito el teatro a principio % a nales de mes, que es cuando se acaba el arro- que nos corresponde. Vl no se da cuenta de nada. 8Comida para perros<= 7espu*s de que se ha%a marchado con la cinta m*trica me he echado a reír. )ero por mis meillas corrían unas l0grimas calientes que no eran de risa precisamente. ?0s que por tener que pasar %o con la comida para perros, me sentía indignada % triste por no poder a%udar de otro modo a mi desdichado marido. DR de diciembre
Esto sí que no me lo esperaba< ale, es verdad que hacía tiempo que tenía mis dudas, pero no podía imaginarme que el responsable del )artido de nuestra comunidad fuese de este tipo de personas. 7espu*s de comer, cuando se ha marchado mi marido, he oído que se abría la puerta % he visto al responsable del )artido entrando en la habitación. Como viene a casa a menudo % est0 a sus anchas, lo cierto es que %a me he acostumbrado a sus visitas. )ero ho%, cuando ha entrado % ha cerrado la puerta desde dentro, me he estremecido. Gabitualmente me llama 8?in'h%eo#<=, utili-ando el nombre de mi sobrino, pero ho% me ha llamado por mi nombre, 8?%eongo#<=, mientras notaba su apestoso aliento a alcohol. >?%eong'o#< Cr*eme< Gago lo que puedo, pero piensa que para tu marido entrar en el )artido es mu% difícil, 9eh: e ha acercado hacia mí de rodillas. / cuanto m0s se ha ido acercando *l, m0s hacia atr0s me he retirado %o, hasta quedar connada en un rincón de la habitación del que no he podido huir. in embargo, *l ha continuado avan-ando hasta que sus rodillas han ro-ado mis piernas. >)ero no te preocupes. El ingreso de tu marido en el )artido est0 en mi mano. En mi mano< Entonces el responsable del )artido me ha mostrado su mano % acto seguido me ha cogido la mu+eca. @n velo negro ha caído ante mis oos. i entonces no hubiese oído la vo- de ?in'h%eo# que me llamaba desde fuera, hubi*semos acabado forceeando dentro de la habitación. /o me he escabullido corriendo a abrir la puerta % *l se ha escondido tras ella, % despu*s se ha marchado como si se lo hubiese llevado el viento. Ge intentado que ?in'h%eo# no notase nada % me he mordido los labios, pero no he podido impedir que me ca%eran las l0grimas. ?in'h%eo#, que tambi*n estaba a punto de romper a llorar, me ha preguntado qu* me sucedía, % %o me he limitado a responder que me dolía algo. / en verdad sufro un dolor horroroso. )ero sobre todo siento rabia, l0stima de mí misma % de la profunda inusticia que se est0 cebando conmigo, tengo el cora-ón a punto de estallar de desesperación. El !nico ra%o de esperan-a al que me había agarrado es en realidad una sombra negra de enga+o % de vicio.
No ha% manera de calmar el dolor del pecho. 2loro % lloro. )ero tampoco tengo a nadie con quien hablar. i mi marido se entera de este incidente perder0 el uicio. (odo esto lo tengo que sufrir %o sola % continuar viviendo, aunque me ahogue en mi propia bilis. ivir, aguantar sin decir nada a mi marido hasta que me muera vomitando sangreH
ang#i< 9)uedo considerarme persona, %o, que no he conado en una muer así e incluso he llegado a dudar de ella: 9/o, que he visto 8comida para perros= allí donde brillaba el amor ardiente de su cora-ón: 9Cómo me puedo llamar marido o ser humano: 9)or qu* todavía no ha fulminado un castigo divino a un ser tan desagradecido como %o: 9"u* hace, pues, el diabloH: ?i muer ha tenido que soportar por mí todos los maltratos % todo el dolor; el amor hacia ?in'h%eo# no era nada m0s que la prolongación del amor que ha demostrado hacia mí. Ga cocinado % se ha tragado la 8comida para perros= por mí< E incluso ha ahogado el instinto maternal que tienen todas las mueres a causa de mi desgracia, que ella tambi*n lleva clavada en el fondo de su pecho< ang#i< 1quel día, despu*s de cerrar el diario, llor* ante aquella realidad que estaba obligado a creer aunque pareciese algo totalmente inverosímil. ?i muer me cogió de la mano, %o cogí la su%a, nos sentamos untos a un lado de la cama % nos echamos a llorar como ni+os. Entonces lo decidimos. 7ecidimos huir de esta tierra de mentiras, de falsedades, de humillaciones % de tiranía, en la que es imposible arraigar incluso trabaando dura % honestamente. (ras la ventana ha oscurecido. El relo de la pared nos apremia % nos se+ala nuestros !ltimos momentos en este país. En pocos minutos tomaremos un tren que nos llevar0 hasta la costa. 1llí nos espera una peque+a embarcación que he preparado % he escondido con la m0xima cautela. @na barca de la que dependen cinco vidas, %a que tambi*n nos llevamos a la familia de mi hermano. Es, ciertamente, una forma mu% arriesgada de huir. )odemos caer abatidos por los tiros de los agentes de las patrullas marítimas, o las olas % el viento de una tempestad se nos pueden tragar como a una hoa. )ero es preferible morir a continuar con el sufrimiento de esta vida miserable. Ge aquí por qu* hemos
decidido irnos sin vacilar, aunque sea a costa de ugarnos el pelleo. Con un poco de a%uda del destino seremos capaces de empe-ar una nueva vida. 7e lo contrario, solo deseamos que nuestro barco sacudido por el oleae se convierta en el símbolo de la condena de este país, que no es m0s que un desierto %ermo % sin esperan-a. (u amigo &l'cheol, que no sabe cu0ndo volver0 a verteH ) de diciembre de )++
La ciudad del fantasma
2a víspera de la Aiesta Nacional, la ciudad de )%ong%ang se hallaba en plena ebullición, algo que no era de extra+ar teniendo en cuenta que solo faltaba un día para una celebración que llevaba tres meses prepar0ndose. En la estación de )ungn%eon, Gan W%eong'hui logró abrirse paso entre la multitud que abarrotaba el metro % se sentó en el !ltimo asiento libre del vagón. 7ebao de la ciudad había tanta gente como en la supercie. oldados, estudiantes universitarios, grupos de óvenes obreros encargados de montar las guras que se utili-arían durante la ceremonia, ciudadanos con ramos de ores, bachilleres de uniforme, chicos del on%eondan con bastón de mando que subían % baaban de los vagones en cada estación como una mareaH )or sus atavíos % por los enseres que llevaban, era f0cil adivinar que se dirigían al ensa%o general de la ?anifestación del ?illón, esta que se celebraría al día siguiente. 1l tiempo que se revolvía en el asiento con el n de preservar el espacio que se iba estrechando por ambos lados, W%eong'hui miraba con atención la cara de su hio de dos a+os. 2o llevaba sentado sobre las rodillas, casi comprimido entre el pecho % el maletín de la ocina. Con la meilla aplastada contra su torso, el ni+o observaba a su alrededor con una mirada sombría, asustada % nerviosa. Cuando el tren se puso de nuevo en marcha dio la sensación de que el ambiente opresivo de calor % de ruido se iba disipando % se respiraba un poco meor. Entonces, a W%eong'hui le vino a la mente la vo- de la profesora de la guardería, casi como si pudiera oírla elev0ndose por encima de la barah!nda. )or el aspecto % el vigor de ambas se decía que se parecían como si fuesen hermanas. 2a profesora le había puesto a su hio en bra-os %, delante de los dem0s padres, le había espetado$ >Camarada encargada de la pescadería< Camarada encargada< 92e has contado a tu hio alguna historia sobre el Qbi: í< 9obre el Qbi que mete a los ni+os malos dentro de un saco para luego tirarlos al fondo del po-o: 7urante la siesta el ni+o se ha despertado sudando, llorando % chillando$ 8Qbi<, Qbi<=. 1h< 9Cómo ha podido salir un ni+o tan d*bil de una madre tan grande % tan fuerte: >Ka, a, a< i hubiese salido a mí no haría estas cosas, pero a lo meor se
parece a su padre solo por darle a usted la lata >dio W%eong'hui con una sonrisa for-ada. W%eong'hui tenía treinta % cinco a+os % fama de ser una muer valiente % de fuerte personalidad. in embargo, al escuchar la palabra 8Qbi= en boca de la profesora se estremeció. 2o cierto era que la profesora se había queado del esc0ndalo del ni+o sin darle ma%or importancia, pero W%eong'hui tuvo la impresión de que detr0s del comentario se escondía algo m0s profundo. e preguntaba qu* podría haber advertido la profesora en su hio % por qu* había mencionado precisamente la palabra 8Qbi=. in embargo, al nal se dio$ 89"u* m0s da: 9"u* importa ahora eso: No s* por qu* me preocupo por estas tonterías<=. No obstante, al baarse en la estación de ungli camino de su casa, W%eong' hui no pudo evitar que le asaltaran de nuevo los mismos pensamientos. 1l llegar a la pla-a de Wim &l'sung pudo ver una multitud de patrullas ciudadanas en formación que ensa%aban la aclamación al líder gritando 8iva<=. En ese momento pareció que sus elucubraciones cesaban. (ras el gentío se divisaba la ventana de su casa, que se hallaba en la sexta planta del edicio n!mero S. W%eong'hui tan solo debía cru-ar la pla-a para alcan-ar el bloque de apartamentos, pero aquel día fue incapa- de hacerlo. No solo a causa de la multitud que estaba ensa%ando, sino tambi*n porque, al entrar en la pla-a, el ni+o, %a de por sí alarmado por los incesantes gritos, se había sobresaltado al toparse de frente con el Qbi$ el retrato de Warl ?arx situado a un lado de la pla-a. >1%, mocoso, eres d*bil como tu padre< ?ientras rega+aba a su hio, W%eong'hui rodeó la pla-a en dirección a la tienda de ropa infantil. 87e verdad que eres igualito que tu padre, enclenque por dentro % por fuera como un brote de soa< 9Cómo puedes ponerte a temblar así por un simple retrato:= 7e no ser por su marido, W%eong'hui %a habría ido al hospital hacía tiempo para pedir alg!n tipo de tratamiento. )ero su marido, a pesar de todo, siempre la obligaba a callarse. Bien podía un ni+o de dos a+os asustarse con la imagen de Warl ?arx, pero la cosa era m0s grave trat0ndose del hio de un jido(on del servicio de propaganda. / todo ello sucedía, adem0s, pensaba W%eonghui, durante los días en los que se estaba preparando la Aiesta Nacional. Kusto cuando todo el mundo estaba nervioso % dispuesto para obedecer % salir de casa en cualquier momento, incluso en plena noche< El marido de W%eong'hui no quería llamar la atención % exponerse a que las autoridades tomasen medidas contra ellos. 2a cuestión era pasar como fuese la Aiesta Nacional, sin quebraderos
de cabe-a, % despu*s %a se vería. Esa era la !nica solución que su marido había planteado para las fobias de su hio. 1 W%eong'hui le pareció que de repente su hio pesaba el doble. El cielo, de un a-ul claro despu*s de unos días encapotado de nubes grises, comen-ó a deshilacharse, agitado por un repentino viento del sur. alió de la calleuela en la que se hallaba la tienda de ropa infantil, las hoas amarillas de sauce me-cladas con bolsas de pl0stico revoloteando a su alrededor, % se encontró con la avenida central como si fuese una bestia salvae de crin eri-ada % a punto de rugir. Gileras de banderas a un lado % a otro de la avenida ondeaban con violencia. )or toda la ciudad colgaban enormes carteles con todo tipo de inscripciones que re-aban 8Aelicidades<= o 8Conmemoración<= % de las que se desprendían unos destellos cegadores. 2os pitidos de los agentes de seguridad rechinaban agudos, poniendo a prueba los tímpanos de la gente. @n coche a-ul cru-ó a toda velocidad la avenida dictando órdenes incomprensibles a trav*s de un altavo-. Escuadrones de aviones despegaban % aterri-aban constantemente, % volaban en rasante rodeados de un fragor que provocaba temblores en las carreteras % en los cora-ones de los convocados, a quienes espoleaban a avan-ar m0s deprisa hacia un lugar desconocido. Como el resto de los presentes, W%eong'hui tambi*n caminaba a paso r0pido, hasta que por n llegó a su casa. 1l entrar, desparramó los uguetes del ni+o por el suelo de la habitación. >1%, mi precioso ?%eong'si#< amos a ugar, 9no: Ching< Ching< )iu< )iu< ?ientras el ni+o ugaba, ella corrió la cortina doble a-ul oscuro cubriendo la ventana. u apartamento, en la sexta planta de uno de los edicios de la primera hilera de bloques, se orientaba hacia el sur % hacia el oeste. 7esde una de las ventanas se divisaba el retrato de Warl ?arx encaramado sobre el muro del edicio del ?inisterio de 7efensa, % desde otra, el retrato de Wim &l'sung colgado detr0s del estrado instalado en la pla-a. No era un buen momento para que los oos de ?%eong'si# contemplasen esos retratos, pero las im0genes no se podían esconder totalmente con las cortinas blancas de nailon, % los perles de las cabe-as se insinuaban a trav*s de la tela, aterrori-ando todavía m0s al ni+o. ?%eong'si# %a estaba asustado a causa del retrato de ?arx que habían visto en la calle, % solo faltaba que nuevas pesadillas turbasen todavía m0s su imaginación. (odo había empe-ado el s0bado anterior, por la noche. En la pla-a Wim &l' sung se celebraba una manifestación en la que los participantes expresaban su compromiso de organi-ar la Aiesta Nacional con ma%or entusiasmo. 2a
concentración se había convocado usto despu*s de que la gente saliera del trabao, %a que, como el tiempo se les echaba encima, era la meor manera de reunir al ma%or n!mero posible de ciudadanos. 1quel día el ni+o tenía gripe, % W%eong'hui no tuvo m0s remedio que participar en el acto con su hio colgado a la espalda. ?%eong'si# había nacido d*bil % enfermaba mu% a menudo. 1 u-gar por el calor que emanaba de su peque+o cuerpo, ardía de ebre. 1l grupo correspondiente al barrio de W%eong'hui le habían asignado la primera la, a la i-quierda de la pla-a, usto debao del retrato de Warl ?arx. (odavía no habían encendido las luces, % con los ra%os del crep!sculo alonando de roo % negro el rostro % la enmara+ada barba del retrato había suciente como para atemori-ar a cualquiera. 1quella visión fue la que sin duda le recordó a W%eong'hui las frases con las que se inicia -l maniesto comunista , % que ella había leído cuando era estudiante en la universidad$ 8@n fantasma recorre Europa$ el fantasma del comunismo=. 9Gabía escrito ?arx, en realidad, una autobiografía: 1quella palabra, 8fantasma=, encaaba perfectamente con su retrato en aquel momento. No se trataba de la imagen de un ser humano, sino de la egie de un espectro terroríco. 1 lo meor era la angustia por la salud de su hio lo que provocaba la irrupción de tales pensamientos oscuros en su mente. Cuando el presentador agarró el meg0fono e inició su discurso, el ni+o comen-ó a berrear. W%eong'hui sintió la necesidad de actuar con urgencia, %a que, aunque nadie a su alrededor protestara, imaginó que en el fondo todos censuraban que hubiese llevado a su hio a un acto tan importante. 7espla-ó al ni+o de su espalda a su pecho %, atribulada, sin hallar otra solución, le murmuró$ 8Qbi<=, 8Qbi<=. )ero el ni+o continuaba llorando. Entonces levantó a su hio ante el retrato de Warl ?arx sin dear de susurrar 8Qbi<=, 8Qbi<=. 7e repente el llanto cesó % W%eong'hui se sintió un poco aliviada. )ero enseguida, inesperadamente, comprobó que ?%eong'si# temblaba ardiendo como una bola de fuego. El ni+o hundió m0s su cabe-a en el seno de W%eong'hui. >?%eong'si#< ?%eong'si#< 9"u* te ocurre, hio mío: W%eong'hui se asustó mucho. El ni+o tenía los oos en blanco % le salía espuma por la boca. 1fortunadamente, había un m*dico usto a su lado en la manifestación. 7e otro modo, la situación hubiese sido dram0tica. @na ve- en casa, ?%eong'si# todavía sufrió un par de convulsiones m0s causadas por la visión del Qbi, cu%o reeo traspasaba la ventana del apartamento. W%eonghui podría haber impedido la segunda crisis si hubiese estado un poco m0s atenta. No solo tendría que haber corrido la cortina doble de la ventana que daba al oeste, sino tambi*n la de la ventana orientada hacia el sur, desde la que el ni+o,
consternado por el p0nico, todavía veía al Qbi en el retrato de Wim &l'sung. 1l poco tiempo, sin embargo, ?%eong'si# %a estaba ugando absorto con sus uguetes. u madre había cerrado %a las cortinas dobles de las dos ventanas, aunque todavía se encontraba abrumada por la angustia. En todo momento le parecía oír la vo- irritada de la responsable del )artido de su comunidad gritando$ 81partamento n!mero J de la sexta planta<=. i eso sucedía de verdad, sería el tercer aviso, % esta ve- la responsable del )artido no sería tan indulgente con el tema de las cortinas dobles. >1partamento n!mero J de la sexta planta< 89No ser0n fantasías mías:= >1partamento n!mero J de la sexta planta< >1h< í< >respondió W%eong'hui, primero balbuceando % luego con un tono un poco m0s suave. >Baa< 8En nH= W%eong'hui cogió a su hio en bra-os, descendió por las escaleras % salió del edicio. >Camarada encargada, 9eso va a repetirse muchas veces: 1unque %a pasaba de los cuarenta, la responsable del )artido todavía se pintaba los labios de roo brillante % llevaba unas gafas sin graduación. u vo- era glacial. >2o siento, camarada responsable, de veras, peroH >/a est0 bien< Es la tercera ve-< 9Es que tengo que volver a decírtelo todo: >/, pese a lo que acababa de preguntar, no tuvo reparos en volver a discutir el tema otra ve->. Camarada encargada, 9tienes alg!n problema con las cortinas blancas de nailon: Gabr0 un buen pu+ado de invitados extraneros durante la manifestación que pasa por nuestra avenida, de ahí que el )artido os ha%a permitido poner las cortinas blancasH aunque vosotros mismos las ha%0is abonadoH
>No, no es lo que usted piensa. Es queH >?ira, en todos los apartamentos se ven las mismas cortinas, solo en el vuestro destacan las otras< 2a camarada levantó el dedo se+alando las ventanas del apartamento de W%eong'hui con una mirada col*rica. >No, como le acabo de decir, no es por esoH >iempre dices lo mismo, no es esto, no es lo otroH No entiendo nada< )ero 9qu* tienes en la cabe-a, camarada encargada: 9Cómo puedes dirigir algo si siempre te desvías de las actividades del grupo con tus extravagancias: >)ero tampoco hace falta ponerse así< >protestó W%eong'hui en vo- baa, murmurando como un ratón. >1h, 9no hace falta: >respondió la responsable del )artido con el ímpetu de un elefante>. 97e verdad quieres que te lo ense+e: Entonces la responsable del )artido agarró una libreta de información con la cubierta roa que llevaba debao del bra-o % empe-ó a pasar p0ginas a manota-os. >Como esto% convencida de la lealtad de vuestra familia hacia el )artido te lo dir* sin rodeos$ 81partamento n!mero J de la sexta planta, edicio S. Cada día, hacia las seis, cuando regresa del trabao, % hasta la ma+ana, a la hora de volver a su puesto, despliega una cortina doble a-ul oscuro un poco sospechosa. (al ve- se trate de un código para comunicarse con alguien. 7enuncia del X de septiembre=. 2a responsable cerró la libreta al mismo tiempo que levantaba la mirada % continuaba hablando con W%eong'hui. >9(e parece que este tipo de denuncia solo me ha llegado a mí, a la responsable del )artido en la comunidad: 9(odavía crees que no hace falta que me ponga así: W%eong'hui se quedó estupefacta durante unos instantes, aunque enseguida le pareció que un peso insoportable le oprimía el pecho. Como era una persona abierta % tolerante tenía la suciente paciencia como para controlar sus impulsos, pero cuando se traspasaba un determinado límite sus arrebatos se duplicaban en intensidad.
>9@n código para comunicarse con alguien: Ka, a, a< >estalló W%eong'hui con grandes carcaadas>. Ka, a, a< No podía reprimir el ataque de risa. >?am0< >se o%ó la vocecita amedrentada del ni+o en sus bra-os, consternado por las carcaadas de su madre. Entonces fue la responsable del )artido la que puso los oos como platos. >?ire, se lo contar* todo >dio W%eong'hui levantando a su hio en bra-os con una vo- repleta de conan-a. Con la risa cat0rtica todas sus preocupaciones se habían empeque+ecido % tami-ado, de forma que solo quedaba en su interior un orgullo duro como una roca. 1 n de cuentas, 9de qu* debía tener miedo: /a en el primer a+o de escuela, cuando ella era una ni+ita con la melena cortada en forma de casco, llevaba el bra-alete de tres ra%as roas propio de los delegados del grupo. 7espu*s, en la *poca universitaria, % m0s tarde, cuando empe-ó a trabaar, todo el mundo cre%ó a pies untillas en su lidera-go. in duda ugaban a su favor sus antecedentes familiares % la retahíla de parientes fusilados por los surcoreanos durante la guerra civil. En cuanto a su marido, aunque no parecía gran cosa, se había formado en una prestigiosa academia revolucionaria. No hacía falta que *l, aunque introvertido % sufridor, se preocupase tanto por las minucias del crío< "ue al peque+o le asustase la cara de ?arx no signicaba que sus padres estuviesen en contra de sus ideas. >)or ciertoH Ka, a, a< 9Ga% algo peor que ser acusado de espía: ?ientras W%eong'hui intentaba reprimir la risa, le explicó otra ve- a la responsable del )artido todo lo sucedido con su hio$ lo del día de la concentración en la pla-a % el ataque que había sufrido hasta que había corrido las cortinas dobles. >)ero entoncesH 9por qu* cierras tambi*n la cortina de la ventana del otro lado: >)orque por el otro lado se ve el retrato del ran 2íder, al fondo del estrado. >9/:
>)ues que, como se suele decir, 8al ni+o que le da miedo el capara-ón de la tortuga tambi*n se lo da la tapa de la marmita=. / entonces W%eong'hui continuó explicando cómo ?%eong'si# tambi*n había tenido una peque+a convulsión al ver el retrato de Wim &l'sung. >9"u*: 9(ambi*n ha sucedido con el retrato del ran 2íder: 2a montura de las gafas de la responsable del )artido parecía reverberar con las chispas que emanaban de sus oos, pero W%eong'hui, segura de sí misma, no le dio ninguna clase de importancia. >En denitiva, que se trata solo de esto, % por ello pido correr la cortina doble. No puedo estar todo el rato pendiente del ni+o % tampoco lo puedo encerrar en un desv0n. 9"u* le vamos a hacer: (al ve- ma+ana, durante la ceremonia, pueda dear las cortinas abiertas. >No< >cortó en seco la responsable del )artido, antes de proseguir a trompicones en un tono mu% agresivo>$ Esto %a no es un problema de cortinas dobles, esto afecta al cora-ón de la ideología !nica de nuestro )artido< 91caso no sabes, camarada encargada, que, al nal, de lo que se trata con la manifestación es de mostrar delidad a nuestra ideología: enga< No tengo nada m0s que decir< W%eong'hui intentó replicar, pero la responsable del )artido %a se había aleado, como un 0guila con la presa entre las garras, en dirección al cine que se hallaba unto a la )uerta del Este. 7os horas m0s tarde, las cortinas dobles de casa de W%eong'hui estaban descorridas, pero no las había abierto ella. W%eong'hui estaba preparando la cena, malhumorada, mientras pensaba en el !ltimo comentario hiriente de la responsable del )artido, cuando llegó su marido, un poco antes de lo que era habitual. >)ero 9se puede saber por qu* has cerrado otra ve- las cortinas, muer, eh: 9)or qu*: u marido le gritaba desde la puerta de la cocina, aparentemente sin atreverse a cru-ar el umbral. us ceas negras, arqueadas en un 0ngulo obtuso, parecían todavía m0s negras en contraste con su rostro p0lido. >9"u* pasa ho% que todos me ri+en:
W%eong'hui frunció el ce+o. Estaba cortando una berenena mientras intentaba dirigir palabras tranquili-adoras a su hio, que ugaba en la habitación contigua. >Es que me pones de los nervios< Vl se dio la vuelta, abrió bruscamente las cortinas de ambos lados % apareció en la cocina con su hio en bra-os. >(e lo he dicho tantas vecesH 9/ todavía no te entra en la cabe-a: i acabaras de llegar del pueblo todavía tendrías excusa, pero llevas suciente tiempo en la ciudad como para saber cómo funciona )%ong%ang. 7e repente, el marido, como si se hubiese deshinchado, se sentó en cuclillas sobre el peque+o escalón que separaba la cocina de la habitación, sin dear de mirar a W%eong'hui. >1ntea%er, aunque fuese medio en broma, te cont* el cuento del coneo que, para protegerse, debe disponer siempre de tres t!neles de huida en su madriguera, % tambi*n la historia de lo importante que es golpear todas las piedras que sustentan un puente antes de cru-arlo. 2a moralea es que nunca se es lo sucientemente precavido, % esa es la regla para sobrevivir en )%ong%ang. >1%< 9)or qu* todo el mundo me dice lo mismo: En ve- de responder, el marido, sin quitar oo a su muer, se llevó un cigarrillo a los labios % lo encendió. 7aba tres caladas cortas % nerviosas, a veces cuatro, antes de exhalar el humo mediante un largo suspiro. >9/ t!H: >dio el marido levantando el bra-o % se+alando la egie de Warl ?arx>. 1hí. Ese. 9abes qu* teoría de entre todas las que formuló ?arx es la m0s importante: >1%< "u* raro< 91hora me pides que me comporte como una universitaria: No me lo puedo creer< >En ve- de tanta ironía meor ser0 que me escuches un pocoH i bien todo est0 relacionado, lo m0s interesante de ?arx no es ni la teoría del capitalismo ni la construcción del comunismo cientíco. Es, de hecho, la teoría de la dictadura del proletariado. i el arma del capitalismo es el capital, la del socialismo, tal % como lo conocemos en nuestro país, es el proletariado, la dictadura del proletariado. 2o entiendes, 9no: En esta ciudad todo el mundo sabe perfectamente qu* quiere decir
eso. 1quí la gente vive 8como el coneo que siempre cuenta con tres t!neles para huir=. )ero t! te comportas como si nada te incumbiese porque confías en tu condición de familiar de víctimas. Con todo, si alg!n día la gente, el proletariado, se pone en tu contra, tus credenciales familiares no van a salvarte. (! conoces la le%enda del Qbi, pero no tienes ni la m0s remota idea de lo que puede llegar a hacerte el Qbi en la vida real. 2os oos del marido de W%eong'hui brillaban ardientes. Ella pensó 8"u* apasionado es este hombre<=, pero como estaba mu% enfadada desde hacía un buen rato por el comentario de su marido, respondió secamente. >enga, de*moslo correr< No s* qu* te ha pasado ho%, pero no tengo tiempo de escuchar tus peroratas. >?ira que eres inocente< >se lamentó *l dando golpecitos con el pie mientras seguía sentado en el umbral de la cocina>. 1cabo de salir de la dirección del BoYibu456 de nuestro barrio, 9entiendes: 7e la dirección del BoYibu< >97el BoYibu: 1 W%eong'hui le cambió el semblante mientras observaba a su marido. 7e repente vio claro de qu* trataba el asunto. >1h, ahora entiendo< Es cosa del código para comunicarme en secreto, 9verdad: Ka, a< >9"u*: 9(ambi*n te han llamado por ese motivo: >No, pero la responsable del )artido me ha comentado antes que existía una denuncia % que no solo le había llegado a ella. >Q sea, que %a le has contado el asunto de las cortinas dobles, 9no: >í, se lo he contado todo< / no puede haber nada peor que ser sospechoso de comunicarse a trav*s de un código secreto, 9verdad: Ka, a, a< >?eor no hacer bromas con eso< /o le he comentado al director del BoYibu que mi hio sufría de esta enfermedad porque había heredado mi constitución d*bil, % 9sabes qu* me ha dicho: >9"u*:
>89Ga heredado solo tu constitución: 9Q tambi*n tus ideas: 91caso no sabes que las ideas tambi*n se transmiten:= >9&deas: >í< 2a idea de acongoarse ante el retrato del ran 2íder. 97e dónde le viene eso: 9"u* ideas son las nuestras para transmitirle estos miedos: 9Cómo te lo explicas: >)ero esoH >)ero qu*, muer< 1 pesar de la insistencia de su marido, a W%eong'hui no se le ocurría nada. (ras la ventana se vislumbró algo parecido al brillo de una espada, % despu*s se o%ó un estruendo, como el de un bidón precipit0ndose por las escaleras. 2a puerta, que se hallaba entreabierta, se cerró de golpe con el viento, % las gotas empe-aron a repiquetear en los cristales. 2lovió intermitentemente durante toda la noche; unas veces amainaba, otras, llovía a c0ntaros. Gabía perdido la cuenta de las veces que ?%eong'si# se había despertado asolado por los escalofríos que le causaban las pesadillas. W%eong'hui pasó la noche en blanco mientras intentaba calmar a su hio sentada a su lado en la cama. En la víspera de la Aiesta Nacional, a W%eong'hui le pareció que su sufrimiento ascendía por la ladera m0s alta % m0s escarpada de una monta+a. 7urante los momentos en que la lluvia remitía se ltraban desde el exterior las luces de la celebración en forma de or de tres colores como las que pro%ectan en otras estas nacionales, pero esas luces todavía aumentaban m0s su turbación. W%eong'hui estaba exhausta % cabeceaba de ve- en cuando, despert0ndose al poco, agitada, para reconfortar a su hio con un gesto maquinal. )ero pronto volvía a adormilarse. El sonido de la lluvia, el viento, el alboroto de la ciudad en la nocheH todo el ruido iba conformando un mundo desconocido tras los p0rpados de W%eong' hui. 7e pronto, sin saber de dónde procedía, o%ó el grito de 8Qbi<= como un eco que resonaba por toda la ciudad. 89"u* hac*is por la calle a estas horas: "uer*is echar a perder la esta de ma+ana, 9no es así:= 1%< )ero 9qu* era aquello: @n monstruo inmenso % peludo pisaba con cada
uno de sus pies la a-otea de dos altos bloques de apartamentos. 1h, sí< 1quí est0 el Qbi< W%eong'hui se asustó hasta el delirio % empe-ó a correr sin saber adónde ir. 7esde las ventanas de los apartamentos aplastados por el Qbi parecía que se asomaban personitas nerviosas, pero en realidad eran coneos. 1h, así que este es el lugar que decía mi marido, la madriguera con los tres t!neles< / de repente, atónita, ella tambi*n se halló dentro de una madriguera. Entonces vio una cama sobre la que dormía un coneo. Era un coneo fr0gil. 7ormía a pierna suelta, con la boca abierta, % estaba roncando. W%eong'hui pensó que el coneo era tan poca cosa porque estaba hu%endo constantemente de los rugidos del Qbi. )ero 9qu* eran esos dientes: 1nda< El coneo que dormía en la cama no era un coneo, era su marido< >?am0H >7u*rmete, venga, du*rmete ni+oH Entre el sue+o % la vigilia, ella se fue durmiendo con el movimiento que mecía a su hio. )ese a la violencia de la tormenta, la ciudad tambi*n se fue hundiendo, exhausta, en el sue+o. 1l alba, lo primero que hi-o todo el mundo, sin excepción, fue mirar al cielo. (odos, fueran hombres, mueres, ni+os o ma%ores miraron al cielo en )%ong%ang. e habían partido el espina-o para que aquel día no fallara nada. El tiempo, sin embargo, parecía embruado. @na masa de nubes negras como tinta china había descargado un diluvio, pero, afortunadamente, hacia la seis de la ma+ana, la lluvia cesó. 7esde los cuarteles militares, desde las escuelas, desde las f0bricas, desde las casas, un millón de personas empe-ó a moverse a la ve- con gran estruendo. in embargo, no había pasado ni media hora cuando el tiempo, enloquecido, volvió a cambiar. Esta ve- ca%ó un chaparrón que parecía cubrir de agua todo el cielo. En un momento, un torrente de gente se refugió en los pasillos subterr0neos, bao las cornisas de los edicios p!blicos, en las entradas % los corredores de los apartamentos, en las bocas del metro % bao las marquesinas de las paradas de autob!s. 2as alcantarillas vertían agua a borbotones. 7ieron las ocho, las nueveH Cuarenta % cinco minutos antes de que empe-ase la ceremonia, el aguacero por n cesó. 1pareció entonces un arcoíris radiante que surcaba el cielo desde la cima del ?oran hasta el barrio de /angga#, en la isla del río, % que parecía llevar escrito$ 8&mposible empe-ar el acto a la hora prevista=. En dirección a adongbol, el cielo era a-ul % reluciente % parecía que aclararía. "ue un millón de personas esparcidas por la ciudad consiguieran concentrarse en el centro en menos de cuarenta % cinco minutos sería algo
extraordinario, como si a un 0rbol muerto le brotaran hoas de repente. 2a lluvia dio paso a un c!mulo de ondas sonoras que volaban por el cielo, entre las que se distinguía la vo- de un periodista occidental que armaba$ 82a Aiesta Nacional, preparada durante meses por el obierno de Corea del Norte, da marcha atr0s a causa de las intensas lluvias<=. )ero esa era la inocente opinión de alguien que ignoraba cómo funcionaba aquella ciudad. >e informa a los ciudadanos de que la celebración tendr0 lugar a la hora prevista. (odos los participantes en el acto deben acudir a sus puestos< 2os altavoces que emitían los tres canales ociales rugían como si fuesen a perforar los oídos de la gente. En cuanto se dio la orden, todo el mundo salió disparado de los pasillos subterr0neos, de debao de las cornisas de los edicios p!blicos, de las entradas % de los corredores de los apartamentos, de las bocas del metro % de las marquesinas de las paradas de autob!sH olo W%eong'hui permanecía tranquilamente en su casa pese al griterío % el inequívoco mensae emitido a trav*s de los altavoces. Ella era responsable de una unidad de organi-ación, pero su hio estaba enfermo % eso la eximía de participar en el acto. Como su apartamento daba al epicentro de la celebración, podría contemplar el acontecimiento meor que nadie. 7esde los tres canales de difusión no cesaban de emitir mensaes exhortando a todos a que ocupasen puntualmente el lugar asignado, aunque en la pla-a todavía no había nadie. El relo se+alaba las nueve % veinticinco. (odavía quedaban treinta % cinco minutos. (reinta minutos. einticinco minutosH / de repente se obró el milagro$ se formaron peque+os cuadrados, como porciones cortadas de tofu, a los que r0pidamente se les iban a+adiendo m0s hileras de gente. )arecía que una varita m0gica, como una brocheta, hubiera engar-ado un montón de personas desde todos los rincones de la ciudad % los fuera distribu%endo en las en el lugar preciso de la concentración. Ainalmente, cinco minutos antes de las die-, el cubo de tofu formado en el centro de la pla-a %a estaba completo e integrado por cuadrados de distintos colores. rupos de personas se enla-aban en una procesión que se extendía hasta el innito por las dos calles que discurrían unto a los grandes almacenes, frente al )alacio de los Ni+os % hasta la encruciada de Changeon. 2os funcionarios del Estado hacían su aparición en la tribuna. @n latido de expectación solemne recorría la pla-a como el rumor de un mar nocturno tras la
tempestad. >1nunciamos a todos los ciudadanos que hemos conseguido el milagro, para asombro % sorpresa del mundo< 1hora mismo, cinco minutos antes de las die% tan solo cuarenta % cinco minutos despu*s del aguacero, un millón de personas se concentran aquí, en la pla-a de Wim &l'sungH W%eong'hui se llevó las dos manos al pecho mientras escuchaba los mensaes que repetían, incesantes, los altavoces; el cora-ón le latía con fuer-a. @n estremecimiento< í, esa era la palabra exacta que denía lo que sentía al escuchar los discursos. 2o que sucedía ante sus oos no la maravillaba, sino que la aterraba. Ni bao la amena-a de hacerles cru-ar la puerta hacia la otra vida la gente hubiese obedecido con tanta diligencia. 9Cómo se había podido reunir a un millón de personas en una pla-a en tan solo cuarenta % cinco minutos: "u* fuer-a< 9"u* poder tan espelu-nante podía generar un prodigio de ese calibre en aquella ciudad: W%eong'hui conocería la respuesta a esa pregunta exactamente quince días m0s tarde. 2a celebración se prolongó durante una semana en todas % cada una de las ciudades del país, en medio de una atmósfera exaltada cu%a misión consistía en censurar cualquier atisbo de indelidad a la ideología del )artido. En cada sala de reuniones, los responsables del )artido golpeaban las mesas instaladas sobre las tarimas % se desga+itaban sin medida mientras un montón de personas cabi-baas exhalaban un suspiro o lloraban mordi*ndose los labios. Cual Cualqu quie ierr pert pertur urba baci ción ón de la cere ceremon monia ia,, fues fuesee pequ peque+ e+aa o gran grande de,, era era severamente castigada. 2a ma%or pena era la expulsión de la ciudad. e eecutaba como si se lan-asen palas de suciedad sobre el reo. 2as personas condenadas no podían ni hacer su equipae por sí mismas. @na ve- quedaba sentenciado que 8el camarada, que ha alterado el curso de la Aiesta Nacional a causa de ZT[, ser0 enviado a la provi ovincia Z/[ Z/[ por decisión del )artido= o=,, la sanción era inmediatamente aplicada. 1lg!n miembro del BoYibu % alg!n alto funcionario se presentaban con un saco % con un cesto de esparto % ordenaban a la gente que había trabaado con el condenado que empaquetasen a toda prisa sus pertenencias. Esto siempre sucedía un rato antes de que partiese el tren que debía llevar a la persona expulsada a su destino. (rasladaban el equipae de casa al coche, del coche al tren % del tren al lugar establecido, tan leos de )%ong%ang que parecía el extranero, mientras que al condenado le acompa+aba durante todo el tra%ecto un agente del BoYibu como si fuese un compa+ero de viae. Gacia las once de la
noche, una hora antes de que saliese el tren en dirección al norte, cargaron todos los fardos de la familia de W%eong'hui en un camión. Naturalmente, habían sido condenados por los siguientes cargos$ 8H despreciar los principios revolucionarios en el seno de su familia % fallar en la educación de su hio. )erturbar el desarrollo normal de la Aiesta Nacional denigrando el retrato de Warl ?arx, fundador del comunismo, % comparando el retrato de nuestro ran 2íder con la tapa de una marmita. )or consiguiente, son culpables de una violación grave del pro%ecto de instauración de la ideología !nica de nuestro )artidoH=. Cuatro personas se sentaron entre los paquetes arroados dentro del camión. El frío nocturno de mediados de septiembre les helaba los huesos. e trataba de los tres miembros de la familia de W%eong'hui % del agente del BoYibu. 1l lado del conductor, en la cabina, había un asiento libre, pero el agente prerió sentarse detr0s. El ni+o, despierto, lloraba todo el rato. u llanto, así como el pa+uelo triangular que cubría parte de la cara de W%ounghui, transmitían el sufrimiento de los condenados. El marido fumaba un cigarrillo tras otro. @na chispa saltó hasta uno de los fardos % lo chamuscó, pero nadie hi-o nada para apagarla. Como no había forma de que el camión arrancase, el conductor tuvo que baarse de la cabina % agacharse para ver qu* le sucedía al motor. En ese breve lapso de tiempo, la desa-ón se apoderó de W%eong'hui. e sentía aturdida, como si le hubiesen golpeado en la cabe-a, pero aun así percibió nítidamente la sucesión de recuerdos de infancia que se agolpaban en su mente$ cuando ugaba a cocinitas con una amiga simulando que la arena que vertía en un cuenco resquebraado era un pu+ado de arro- o cuando se peleaba arremangada % a torta-o limpio con el hio de los vecinos porque la había llamado marimacho. (ambi*n pensó en aquella veen que, siendo universitaria, % durante las vacaciones de invierno, se apeó del tren % caminó sola en plena noche cubriendo una distancia de treinta li , ,456 lo que motivó un comentario de su abuela que, chascando la lengua, le soltó$ 81 esta chica parece que la posea el espíritu de un general, porque no ha% nada que le d* miedo<=. Entre que W%eong'hui era intr*pida de nacimiento % que procedía de una familia mermada por la guerra, siempre había vivido sin temer a nada. )ero en ese momento entendió lo que era el miedo. 2a puerta del camión se cerró con un golpe seco % en el mismo instante se o%ó el ruido del motor arrancando. (odos sus pensamientos se desvanecieron % solo advirtió un tenue destello que procedía de la ventana de su apartamento, como si su casa se estuviese despidiendo de ellos. 1lgo h!medo % c0lido ascendió
desde su pecho % estuvo a punto de estallar con fuer-a, pero W%eonghui se vio obligada a reprimirse a causa de la severa mirada del agente del BoYibu % de las luces que decoraban el teado del edicio del gobierno, que parecían gritarle$ 8enga, espabila<=. in darse cuenta, se giró hacia la i-quierda % se topó de frente con los dos retratos completamente iluminados de Warl ?arx, devorado por su barba revuelta, % de Wim &l'sung, apretando sus labios en expresión adusta, ambos como si estuviesen a punto de agredirla. (uvo la impresión de que aquellos dos espectros vociferaban$ 8i te decimos que te va%as, vete de una ve-< 9e puede saber qu* tienes en la cabe-a: 91caso crees que la ciudad es tu%a:=. 2os reproches de los espectros % la fuer-a de sus pu+os impedían que se desbordase la triste-a que ahogaba su cora-ón. u cuerpo tembló de repente, % no solo a causa del relente de la noche de septiembre, sino tambi*n porque, conmocionada, entendió que para sobrevivir en aquella ciudad debería haber aprendido a sentir miedo mucho antes. Entonces supo ver por qu* un millón de personas que se hallaban desperdigadas por la ciudad se podían congregar en el centro de la misma en tan solo cuarenta % cinco minu minuto tos. s. i su mari marido do le hu hubi bies esee preg pregun unta tado do ah ahora ora cu0l cu0l era era la teor teoría ía m0s m0s importante de ?arx, ella hubiese respondido con m0s seriedad, con m0s rigor % utili-ando toda suerte de t*rminos t*cnicos. El camión avan-aba hacia la estación de )%ong%ang. 2os edicios % las ventanas que veía pasar a ambos lados de la calle le recordaron al sue+o de los coneos de los tres t!neles que había tenido la noche anterior a la Aiesta Nacional. /a eran casi las doce, pero W%eong'hui sentía las miradas de la gente tras los cristales. @n millón de coneitos aterrori-ados miraban a la familia de W%eong'hui % la se+alaban con el dedo. i en aquel instante el Qbi les hubiese ordenado a todos que se reuniesen corriendo en el centro de la ciudad lo habrían hecho en menos de cuarenta % cinco minutos< Abril de )++/
Vida del caballo Tesoro
Gace frío. @na tempestad de nieve llena el mundo con sus copos. 2as espirales de humo que salen de las chimeneas giran como remolinos cu%as colas hu%en r0pidamente hacia qui*n sabe dónde. Cheo Cheonn /eong eong'i 'ill entr entraa corr corrie iend ndoo en su oci ocina na como como si lo estu estuvi vies esen en persiguiendo, % lo primero que hace es poner las manos encima de la estufa para calentarse. (odo su cuerpo tirita de frío. uena el tel*fono que ha% encima de la mesa, pero esa es ahora la !ltima de sus preocupaciones. iente que el exiguo calor que emana de su estufa es m0s frío que el h0lito de su nari-. 1ntes quemaban carbón en la caldera, pero ahora solo queda serrín h!medo %, por si fuera poco, incluso el serrín se agotar0 pronto. 9Con qu* se calentar0 entonces: El Estado %a no puede abastecer con carbón ni a las empresas ni a la población, de modo que miles de familias de trabaadores de la f0brica dependen del serrín que ellos producen para alimentar los fuegos que calientan sus casas. 2e indigna que la cosa va%a a peor con el paso del tiempo. >"u* mierda< >dice /eong'il hablando solo. El tel*fono sigue sonando, pero no ha% manera de que las manos se le calienten. 1l mismo tiempo, observa cómo el vaho de su aliento funde con una mancha negra el hielo de la ventana que tiene enfrente. Eso todavía lo enoa m0s. No es la ocina la que da calor a los hombres, sino los hombres los que calientan la ocina. i el !nico espacio de la f0brica reservado a la policía armada se encuentra en ese estado, qu* ser0 del resto de estancias del edicio. >a%a mierda< Bruscamente, /eong'il acaba descolgando el tel*fono mientras gru+e porque no ha deado de sonar. >9hí: 9Esh la comisharia de polishía de la f0brica mec0nica: >grita desde el otro lado de la línea una vo- estridente que le castiga el oído. /eong'il adivina enseguida, por el defecto en el habla provocado por una
lengua corta % por la extra+a forma de pronunciar 8comisaría de policía de la f0brica mec0nica=, que se trata de Chue WYang, el efe de comunicación de la poli po licí cíaa mili milita tar. r. )ero ero /eong' eong'il il est0 est0 tan tan agob agobia iado do po porr el frío frío que que pre preer eree no responder % esperar al siguiente comentario. >Eh, que sho% hue Wang< >91h, sí: >dice /eong'il con una amabilidad impostada>. 9/ qu* se le ofrece, camarada efe de la sección de comunicaciónH: 91 qu* debo el honor: >Go% no te llamo como quefe de comunicashión, shi no que eshto% en el papel de quefe del shervishio de vishilanshia. >9Kefe del servicio de vigilancia: 9Ga% alg!n problema: >9"u* eraH: 1h, shí< 1de 1de< 9No ha% alguien en eshta f0brica que she llama 1de 1de: >í, sí< )ero 1rre 1rre es su apodo, en realidad se llama eol /ong'su. /ong'su. >9heol /ong'shu: >9No lo conoce: Gace unos die- a+os fue un famoso luchador de sireum456 en el puebloH Era un for-udo que cuando tumbaba a sus adversarios gritaba 81rre< 1rre<=. 1hora %a est0 ma%or % le quedan unos pocos a+os para ubilarse. /eong'i eong'ill comi comien en-a -a a inte interes resar arse se en la conv conversa ersaci ción ón a medi medida da que que va exponiendo a grandes rasgos la carrera de eol /ong'su, una persona c*lebre en su pueblo natal. >Q%e, o%e< "ue %o hashe poco tiempo que vivo aquí< 9Cómo vo% a shaber lo que pashaba hashe diesh a+osh: 7iesh a+osh< >1h, es cierto< >1shí que por esho tiene un apodo tan eshta+o como 1de< >No, no< Es porque se ha pasado toda su vida montando caballos % se le conoce por las palabras que utili-aba para espolearlos, 81rre< 1rre<=. @na vehubo una reunión de trabaadores de la f0brica % tuvo que hablar en p!blico por primera primera ve-. 1l no salirle salirle las palabras palabras de la boca, acabó diciendo diciendo 81rre< 81rre< 1rre
1%, ahora no s* qu* iba a decirH 1rre< 1rre<=, así, como para arrancarse, % así fue comoH Ka, a, a< >Ko, o, o< Chue WYang ríe hasta ahogarse % a /eong'il le hace gracia. >í, era fuerte como un toro, pero nunca llegó a pisar un colegio. erle correr como el viento cuando montaba su carro lleno de pertrechos gritando 81rre< 1rre<= era todo un espect0culo, % la gente se lo miraba cautivada. >hí, pero pareshe un poco eshtavagante, 9no: 97e dónde viene eshe hombde: 9Cómo esh en el fondo: >9"ue cómo es en el fondo: /eon eong'i g'il perm perman anec ecee unos mome moment ntos os en silen ilenci cio. o. Ent Entiend iendee que la conv conver ersa saci ción ón se prol prolon onga gar0 r0.. Con Con un unaa mano mano coge coge un unaa de las las sill sillas as que que se encuentran unto a la mesa, la acerca a la estufa % se sienta. e coloca el auricular entre la orea % el hombro % extiende las manos hasta tocar la estufa. El cable del tel*fono, tel*fono, tensado tensado al m0ximo, m0ximo, vibra ligeramente. ligeramente. 1l principio no le había había parecido parecido que la conversación tuviese demasiada importancia, pero ha ido cobrando inter*s al salir a colación el tema de la personalidad de eol /ong'su. u cora-ón se ha puesto en alerta. (odos en la f0brica saben que /eong'il % eol /ong'su son u+a % carne. eol /ong'su % el padre de /eong'il hicieron un pacto de sangre cuando trabaaban untos en el campo en condiciones mu% duras, durante la ocupación aponesa. 1quella estrecha unión, conocida por todos, se mantuvo hasta la muerte del del pa padr dree de /eong'i eong'il,l, suce sucedi dida da ha hací cíaa un unos os cuan cuanto toss a+ a+os os.. /eong'i eong'ill llama llamaba ba afectuosamente 8tío= a eol /ong'su, así como el hio de este, que entonces servía como ocial del e*rcito, había hecho con el padre de /eong'il. No es extra+o, pues, que el cora-ón de /eongil se estreme-ca al comprobar que Chue WYang quiera saber qu* clase de hombre es eol /ong'su. /eong'il dea a un lado el auricular del tel*fono mientras piensa %, al cogerlo de nuevo, intenta calentarlo con su aliento. ?ientras tanto, Chue WYang responde tosiendo para advertir a su interlocutor que est0 esperando. &magina que /eong'il ha ido a buscar el expediente de eol /ong'su. /ong'su. >QigaH el fondo de eol /ong'su es el de alguien que nunca ha causado ning!n problema >responde /eongil con rme-a.
>)ero con esho que me dishes, 9cómo quiedesh que entienda algo: 9)odriash dadme mash detallesh: >í. ?0s detalles. eol /ong'su fue uno de los primeros miembros del )artido Comunista despu*s de la liberación del país % se le condecoró como h*roe de guerra. 7esde que acabó la contienda, ha dedicado todo su esfuer-o, tambi*n a lomos de sus caballos, a la construcción del r*gimen socialista. Kusto ho%, antes de volver a la ocina, me encontraba en la sala de actos culturales de la f0brica porque eol /ong'su recibía la ?edalla de la Qrden de la Bandera de egunda Clase, que es su decimotercera distinción. >9/ qu* ocude con una pedshona ashí: >9"u* ha hecho: >dice nalmente /eong'il, formulando la pregunta que le ronda la cabe-a desde hace un buen rato. >Eshte abuelo tiene un olmo en shu casha. >í, sí, es un 0rbol mu% grande. >Kushto al lado del olmo pasha el cable de tel*fono de la policía militar. >í, sí< 9/: >1ntea%ed uno de nueshtrosh t*cnicosh fue a shupedvishar la línea % quisho codtar una de lash damash del 0dbol que eshtaba tocando el cable % que moleshtaba. >9/ qu* sucedió: >)uesh, 9shabesh lo que hisho entoshesh 1de 1de: he pusho nerviosho % empe-ó a amenashad a los opedadios dishi*ndolesh$ 8hi toc0ish una punta de la hoa de eshte 0rbol osh had* peda-osh con mi hacha<=, % she movía de un lado para otro como shi eshtuvieshe levantando el adma. >9El hacha: 97e veras: >hí. 1shí que losh trabaadoresh tuvieron que madcharse sin hashed su tdabao. 2esh he rega+ado porque son ovenesh fuertesh % r0pidosh como lincesh % no han podido con un abuelete. 9(! creesh que %o hubieshe deado al vieo shalidshe con la shu%a:
En ese momento, Chue WYang da un violento pu+eta-o encima de la mesa. 1l otro lado de la línea, /eong'il se imagina su cuerpo baito % chaparro en forma de peon-a % no puede reprimir la risa pese a la gravedad de la situación. Ese hombre es lo sucientemente cabe-ota como para atravesar un muro como si de una puerta se tratase. Es capa- de montar un drama por una tontería. /eong'il entiende que debe hacerlo entrar en ra-ón como sea. >Ka, a< Camarada efe de sección, si se enfada así su curva de la felicidad se le va a arrugar como una calaba-a seca. >9"u*: >"uería decir que tomarse demasiado a pecho cosas como esta, camarada efe de sección, es una imprudencia que afectar0 a su salud. El olmo de marras tiene una larga historia. >9@na larga hishtoria: 9"u* mierda de larga hishtoria ni qu* coonesh: >eol /ong'su plantó ese 0rbol en DRIU para celebrar su adhesión al )artido. >1shí que esh un 0dbol mu% importante, 9no: @%, qu* miedo< >dice Chue WYang burl0ndose mientras /eong'il contin!a hablando sin separar su boca del auricular. >í, claro< Es un 0rbol de gran valor. 1 /eong'il le cuesta callarse que su padre tambi*n plantó otro olmo, el mismo día % por la misma ra-ón, en el ardín de la casa que luego heredó *l. 2os dos hermanos de sangre, que habían trabaado con caballos % bue%es transportando le+a desde los bosques antes de la liberación del país, se adhirieron al )artido a la ve-. 1quellos 0rboles representaban para ellos el sue+o dorado de un destino lleno de promesas. /eong'il se acuerda de una historia de cuando era ni+o. ería unos días antes del primero de ma%o, el 7ía del (rabaoH /eong'il se había puesto pesado porque quería un ch0ndal nuevo, lo que le costó una buena bofetada de su padre. Consternado % humillado, corrió llorando a ver a eol /ong'su, que lo recibió mientras amasaba con los pies el barro con el que despu*s revestiría las paredes de los establos para protegerlos del invierno. /eong'il arroó entre sollo-os toda su triste-a % su enfado.
>1sí, pues, 9el peludo ha pegado a nuestro peque+o /eong'il: /a ver0s lo que vamos a hacer< eol /ong'su deó a un lado la esp0tula % se puso a /eong'il en las rodillas mientras intentaba consolarle. >/eong'il, 9verdad que en tu casa ha% un 0rbol como ese: >dio se+alando el peque+o olmo que %a había empe-ado a arraigar al lado del establo, tras la valla de ca+as % de sorgo. )uesto que /eong'il todavía no se había calmado se limitó a responder moviendo la cabe-a. >9abes qu* 0rbol es ese: >Es un olmo< >respondió /eong'il todavía enfurru+ado porque eol /ong'su, en ve- de apo%arle, sacaba un tema que no venía a cuento. >í, sí< Es un olmo. )ero no es un olmo cualquiera, sino un olmo (esoro. >9@n olmo (esoro: >Claro que sí< Cuando cre-ca % sea tan alto como la chimenea de la f0brica de cemento dar0 caramelos, galletas, chucherías % todo tipo de cosas. >Bah, mentira< >No, es cierto< Cr*eme< 9)or qu* iba a mentirte: >9Entonces tambi*n me dar0 un ch0ndal: >No solo el ch0ndal, tambi*n nos dar0 carne, arro- % ropa de seda, e incluso una casa con el techo de teas. >enial< >exclamó /eong'il aplaudiendo. >)ero esc!chame, /eong'il, para que llegue ese momento debemos tener paciencia % trabaar mucho. /o todavía tengo que conducir muchas veces mi carro para contribuir a la construcción de la nueva rep!blica democr0tica de Choseon, % por lo que a ti te concierne, /eong'il, tienes que ir a la escuela, estudiar mucho % aprender a leer % a escribir.
>92legar0 pronto ese día: >Claro que llegar0< >9?e lo prometes: >dio /eong'il extendiendo el dedo me+ique hacia eol /ong'su. >í, lo pro'me'to< /eong'il todavía recuerda perfectamente cómo eol /ong'su cogió el dedito de su mano curvado como un gancho % proclamó 82o prometo<= lleno de entusiasmo % de conan-a. 2o que eol /ong'su le había explicado al peque+o /eong'il no era !nicamente fruto de su imaginación. 2os dos hermanos de sangre habían escuchado algo parecido de boca de alg!n representante del )artido enviado desde )%ong%ang cuando ambos se presentaron vestidos con sus chaquetas de algodón raídas en las ocinas del distrito para ingresar en el )artido. eol /ong'su había a+adido el detalle del olmo (esoro. )ero sea como fuere, esa historia era el vivo reeo de sus convicciones % de sus grandes esperan-as para el futuro. En suma$ el olmo representaba toda la vida de eol /ong'su< /eong'il debía explicarle la historia al completo a Chue WYang. (al vetambi*n debía hablarle de un artículo aparecido cuando /eong'il era oven en la revista La literatura de 0!oseon , % que todavía puede recitar de memoria. ?ientras se acerca al auricular, /eong'il decide cont0rselo todo a Chue WYang, pero sin mencionar el nombre de su padre. >Camarada efe de sección, el olmo de marras tiene una larga historiaH >1 ver, escushemosh la hishtodia de eshte 0dbol extraodinadio. >í, escuche. En La literatura de 0!oseon se publicó un artículo titulado 8El ma+ana del caballo (esoro= que decía lo siguiente$ )ara eol /ong'su ese olmo es el símbolo de la esperan-a, la bandera de su combate, la promesa de un futuro deslumbrante. El día en que, entre los estallidos de la guerra, cru-ó con su carrito lleno de municiones un puente de madera en llamas, % cuando despu*s se entregó al trabao extenuante, levantó caba+as de hierba seca % reparó la vía del tren entre Gaeu % Gaseong mientras le asediaban los pioos % los mosquitos, siempre tuvo presente la imagen del 0rbol con las ramas al viento rebosantes de frutos dorados. El vínculo profundo entre eol /ong'su % el 0rbol se expresa en el hecho de que siempre llama 8tesoro= a su caballo, aunque lo
reemplace % %a va por su tercer caballoF, como homenae al olmo (esoro. 81rre, (esoro, arre<= Este es el lema de su vida, en el que transmite la esperan-a de que el comunismo condu-ca a todos nuestros camaradas a comer sopa de carne, a vestir ropa de seda % a vivir en casas con techos de teas. >/a bashta< >interrumpió Chue WYang con tono irritado>. Eshte tipo de dishcudshitosh intelectualesh no me gushtan nada< En el auricular que /ong'il sostiene todavía entre el mentón % el hombro %a se ha formado un peque+o rastro de humedad con la condensación de su aliento. >7e todash fodmash, shi tu abuelete esh ashí debedía a%udadnosh m0sh en nueshtdo tabao. / m0sh ahoda que losh deaccionariosh de todo el mundo critican % hablan mal de nueshtro shoshialishmo< 9Esho cómo puede shed: 9Contra qui*n levanta el hachaH: Esho esh algo mu% shedio, un gran pdoblema. hi el pashado del abuelete esh tan doo, menosh motivo a!n para dead pashad eshte dispadate< No, % punto< /eong'il o%e que su interlocutor cuelga el tel*fono % permanece sin moverse, en la misma posición que cuando hablaba. No solo es Chue WYang quien se toma en serio el asunto. Vl tambi*n debe hacerlo. El tema lo inquieta. )iensa en su difunto padre % cree que debe hacer lo posible para no destruir la torre que eol /ongsu ha construido trabaosamente durante toda una vida. @na mancha en la carrera de eol /ong'su tambi*n sería una mancha en la vida de /eong'il. 1l salir de casa, /eong'il se mete en el bolsillo del abrigo la botella de gorangju456 que le ha dado su esposa. Como /eong'il % eol /ong'su viven cerca, es frecuente que uno va%a a casa del otro, pero ho% debe comentarle un tema delicado % no puede presentarse con las manos vacías. Con la puesta de sol, el frío, en una especie de competición consigo mismo, se intensica. El lo creciente de la luna p0lida se esconde tras los bosques de la cresta de una monta+a, como si se hubiese sentido intimidada por el cruido del hielo sobre el río. )ese a que las dos alas de su gorro de piel le cubren completamente las oreas % se ha subido las solapas del abrigo lo m0ximo posible, /eong'il siente la frente helada % la escarcha que le cosquillea la nari-. En su cabe-a se me-clan un sinfín de pensamientos. No entiende por qu* eol /ong'su ha reaccionado de forma tan crispada, % no frente a cualquiera, sino frente a agentes de la policía del distrito. Gabitualmente, los tipos corpulentos como eol /ong'su son comedidos % m0s buenos que el pan. Ga tenido tres caballos 8(esoro= % ninguno de ellos ha
recibido am0s un latiga-o violento. )ara que una persona como *l diga 8Qs har* a todos peda-os con mi hacha<= debe de tener un buen motivo. ?ientras se adentra precipitadamente en el ardín de eol /ong'su, /eong'il piensa que debe averiguar qu* es lo que ha pasado % deshacer el entuerto que ha llevado a Chue WYang a levantar la ho-. El olmo parece encogido, como si sufriera a causa de la oscuridad % del frío viento que silba a trav*s de sus ramas. Con todo, su follae cae maestuoso sobre la valla % sobre toda la casa. (esoro resopla desde el establo al sentir la presencia de /eong'il, que agarra el pomo de la puerta de la cocina % abre sin llamar antes, como si estuviese en su casa. En aquel pomo se halla impregnada toda la suciedad de sus manos desde que era un ni+o. eol /ong'su lo saluda sentado como un tronco en medio de la habitación con las manos entre los muslos. uelve la cabe-a hacia /eong'il sin mover el cuerpo. >97ónde est0 la tía: >pregunta /eong'il a modo de saludo. >e ha ido al mercado. e fue a%er en el autob!s que lleva a los trabaadores. Como %a se ha acabado la comida ha ido a recoger un poco de maí-. (odavía no ha vuelto. >1h< )or eso la casa est0 fría como si estuviese vacía. >i*ntate aquí encima >le ofrece eol /ong'su retir0ndose % cediendo un lado de la manta a /eong'il>. El suelo de la habitación est0 frío como una placa de hielo. )ero no es solo el suelo lo que est0 frío. 2a pared que ha% tras los !nicos muebles de la habitación, un armario % un gran televisor de un modelo mu% antiguo, est0 cubierta por una capa de escarcha. /eong'il se quita la gorra, pero no el abrigo, % se acomoda en el lugar que le ha ofrecido eol /ong'su. Entonces, /eong'il se da cuenta de que, encima de las rodillas, eol /ong'su tiene una chaqueta llena de medallas. (al ve- fuera a a+adir a la chaqueta la medalla que ha recibido por la ma+ana pero mientras lo hacía se ha quedado cavilando. in embargo, no parece que los pensamientos desvelados por la medalla ha%an sido precisamente agradables. 2o insin!a el rostro sombrío de eol /ong'su en aquella habitación g*lida como una nevera. En ese ambiente,
/eong'il entiende que debe sacar el tema con cautela. Normalmente, eol /ong'su es un dócil cordero, pero una de cada cien veces, cuando entra en cólera, se transforma en un león rugiente. in saber por dónde empe-ar, /eong'il saca con cuidado la botella de gorangju del bolsillo de su abrigo. >Como hace mucho frío te he traído una botella de )eu. 9"uieres un poco para calentarte, tío: >1h, usto lo que necesitaba< No recha-a, pues, el ofrecimiento. /eong'il se levanta para ir hacia la cocina. >No, no hace falta que va%as, lo tengo todo aquíH in moverse del lugar donde est0 sentado, eol /ong'su extiende el bra-o hacia atr0s % acerca una mesita agarr0ndola por una pata. Encima ha% un cuenco de sopa de arro- vacío que solo contiene una cuchara % otro en el que queda un poco de 1imc!i ; tambi*n ha% un vaso de agua % la tapa para cubrir el cuenco. >(oma, sírvelo en uno de estos >dice eol /ong'su a n de que el dubitativo % agarrotado /eong'il se relae. Entonces /eong'il sirve el licor en el vaso de agua % en la tapa del cuenco. >enga, bebamos< olo con acercarse el borde de la tapa del cuenco a los labios, /eong'il experimenta un sofoco, pero eol /ong'su bebe su vaso como si se tratase de cerve-a. )arece que ho% tiene un nudo en el pecho que solo puede deshacerse con la bebida. eol /ong'su bebe dos vasos seguidos % despu*s empie-a a liarse un cigarrillo, pero sus oos contin!an os en las medallas % sus gestos se hacen m0s lentos. in saber por qu*, /eong'il tampoco puede apartar los oos de las condecoraciones. Cada una de ellas le es familiar. Cu0ntas veces habr0 explicado con entusiasmo a sus compa+eros de escuela las historias heroicas que se esconden tras las medallas de su padre % de eol /ong'su< En la primera la est0 la ?edalla de Gonor del Combatiente por haber atravesado con su carro hasta los topes de munición un puente ardiendo a punto de hundirse; en la segunda, la ?edalla de la Qrden de la Bandera de )rimera Clase por reconstruir la vía del tren entre Gaeu % Gaseong; % debao, en la tercera la, las medallas por construir la f0brica de vinalón 456 U de Aebrero % la presa de eodusu. Contemplando las medallas así, de una en una, /eong'il se percata de que eol /ong'su ha pasado cuarenta de sus cincuenta % seis a+os de existencia en
las obras o en el campo de batalla. Aue en esa *poca de nubes de fuego % de polvo cuando su carro adquirió una fama legendaria % pasó a ser conocido como 8el bólido sin matrícula=, 8el carro revolucionario para todo tipo de tareas= %, cómo no, 8el caballo (esoro del comunismo=. Ciertamente, con su cuerpo robusto, eol /oung'su podía hacer cualquier cosa, f0cil o difícil. u carro era el primero en cargar % descargar, fuesen cuales fuesen las circunstancias. 7e ahí que el rostro de eol /oung'su diera siempre la sensación de estar cubierto de un lustre de sudor en cualquier estación del a+o % que los talones de sus -apatos no durasen m0s de die- días sin desgastarse. 1quellas medallas eran el fruto de ese sudor, el de un hombre que ha trabaado el doble que los dem0s sin importarle la lluvia ni el viento. / todavía ho% le ha sido otorgada otra medalla, que tal ve- ser0 la !ltima. Cómo no estar conmovido< eol /ong'su exhala una nube de humo. /eong'il dea de mirar las medallas para observarlo a *l. >anar la decimotercera medalla debe haber despertado en ti un montón de recuerdos, 9verdad, tío: >í. 1ntes de que llegases estaba pensando en el verdadero due+o de estas medallas. El verdadero due+o< >9El verdadero due+o: )ero si eres t!, tío< (e las has ganado con tu sacricio< "u* dicesH< eol /ong'su parece vacilar unos instantes antes de continuar hablando$ >El verdadero due+o de estas medallasH est0 all0 fuera. >9Auera: 9Cómo es eso: >9(e sorprende: Es el olmo del ardín quien me ha animado % mantenido en pie toda la vida, por el que me he deado la piel trabaando< En alg!n momento, cuando eras un crío, te habl* de ese 0rbol que mostraba sus frutos brillantes. Es *l quien ha hecho que ganase todas esas medallas, pero al nalH >9Cómo puedes hablar igual que mi difunto padre: 2a noche antes de morir me dio lo mismo mientras miraba su olmo por la ventana< / ahora lo oigo de nuevo, la verdad es queH >Es cierto, mi hermano tambi*n murió despu*s de sudar toda la vida< u !ltima medalla fue la d*cima, 9verdad:
>í, la d*cima. >2a d*cima medallaH a%aEsta noche has estado pensando todo el rato en el olmo, 9verdad: > /eong'il aprovecha para llevar la conversación al tema que le preocupa. >9/ por qu* no: 7esde el día en el que recibí el carnet del )artido hasta ho%, ese olmo ha sido el pilar de mi vida. / t! tambi*n has venido esta noche aquí por su causa, 9no es cierto: >NoH Es queH /eong'il no sabe cómo reaccionar ante el comentario de eol /ong'su. Gasta entonces solo había conocido a una persona simple e inocente, pero parece que detr0s ha% un eol /ong'su m0s reexivo % profundo< ea como fuere, est0 bien que eol /ong'su saque el tema que /eong'il es incapa- de mencionar. >/a basta de rodeos. 9No has venido a verme para hablar del problema del olmo: >eol /ong'su habla como si retirase el !ltimo velo tras el que se oculta /eong'il. >í, tío< >reconoce el oven con una sonrisa de gratitud. >/a lo sabía. Esos hombres nunca estar0n quietos. >)ero, dime, 9qu* ha pasado exactamente: >pregunta /eong'il un poco m0s aliviado>. 9Es cierto que los has amena-ado con hacerlos peda-os con el hacha: >í, es ciertoH /, al mismo tiempo, no lo es. El ra%o, al caer, tambi*n mata a algunos sapos que saltan casualmente por ahí. >No entiendo nada de lo que dices, tíoH 1hora que hemos sacado el tema, querría que me lo explicases con detalle. >No hace falta que te preocupes tanto. 2a verdad es que a%er, en la comida, usto antes de que apareciesen los agentes, había discutido con tu tía. eol /ong'su hace una pausa % /eong'il aprovecha para liar cuidadosamente un cigarrillo. \ltimamente escasean los paquetes de tabaco, tambi*n en la ocina
de la policía, de modo que *l mismo debe prepararse sus cigarrillos. >9"ue por qu* hemos discutido: >contin!a explicando eol /ong'su>. 1l volver a casa, de* el carro en la puerta % comí a toda prisa. 7espu*s de comer, ella recogió los platos en un momento, se puso su chaqueta de nubi456 % se austó el cinturón. 7aba la impresión de tener prisa, % mientras me estaba liando un cigarrillo, 9sabes lo que me dio:$ 89El sol de invierno dura menos que un guisante sobre la cabe-a rapada de un mone % t! te vas a pasar el día fumando:< enga, vamos<=. /eong'il exhala anillos de humo que se entrela-an como hilos con borlas % se extienden por el espacio que queda entre los dos hombres. 89Eh: 9amos: 91dónde:= 7esconcertado, eol /ong'su miró la cara de su muer. Ella arrugó los p0rpados sobre sus grandes oos. 89Go% tampoco podemos ir, pues:= En aquel instante, eol /ong'su recordó lo que le había dicho ella el día anterior$ 8Ge cortado todas las ramas % he arrancado la corte-a, no queda m0s que el tronco. No est0 mu% leos de aquí, en el valle de Keongdanggol. 9erdad que me acompa+ar0s con tu carrito para traerlo:=. Con aquel comentario, su muer le expresaba indirectamente su preocupación por el aprovisionamiento de le+a, una tarea de la que hasta entonces se había encargado solo ella. Con el poco serrín h!medo que eol /ong'su podía traer como m0ximo cada noche despu*s del trabao, apenas lo que se hubiese podido recoger de los restos enganchados en la herradura del caballo, no era %a que no alcan-ase para calentar la habitación, es que no daba ni siquiera para hervir la ma-orca de maí- para cenar. Eso era cierto. 7e ahí que aquellos días en la f0brica hubiese gente que llegase tarde a causa de las dicultades que tenían para hacer el fuego con el que cocinar el desa%uno. 2a muer de eol /ong'su, pese a sus numerosas canas, conservaba el suciente vigor % la habilidad de ama de casa como para evitar que su marido fuese de los que llegaban tarde. eol /ong'su sabía que su muer recorría todos los arro%os cercanos al pueblo % a la f0brica en busca de troncos. \ltimamente, tras muchos viaes infructuosos buscando lo que fuese para quemar, se había adentrado hasta el valle de Keongdanggol. 7e no ser por la situación crítica que atravesaba la f0brica, *l habría reaccionado mucho antes de que ella se lo pidiese % hubiera ido en su a%uda, porque adem0s de ir a buscar la le+a cargaba con el peso del resto de labores del hogar. )ero no había podido hacer nada. 1quellos días las manos de eol /ong'su, como las del resto de los trabaadores, estaban ocupadas tratando de lograr que funcionasen las calderas de la f0brica. En ausencia de carbón debían verter cantidades enormes de serrín, % eso era como verter agua en un cubo sin fondo. (odos los medios de transporte estaban movili-ados % a disposición de la
planta para llevar el combustible, incluso los carros % las espaldas de los obreros, pero las calderas se lo comían todo. El vehículo equipado con altavoces que normalmente pasaba solo a primera hora de la ma+ana % a !ltima hora de la tarde perseguía ahora permanentemente a los trabaadores % les avisaba a todo volumen de que un paro de la caldera provocaría la congelación del vapor % el estallido de las tuberías, algo que debía impedirse a toda costa. >/o tambi*n estaba pensando en eso, muer< )ero el coche de los altavoces nos tiene totalmente ocupados. abes cu0l es la situación de la f0brica, 9verdad: /a veremos cu0ndo puedo ir, tal ve- en otro momento. 1quel día la muer de eol /ong'su no insistió m0s. abía que había sinceridad en la respuesta de su marido. 1l día siguiente, durante toda la ma+ana e incluso a la hora de comer, el coche de los altavoces siguió pasando con su cantinela. )or eso eol /ong'su comió r0pido % deó a (esoro enganchado en el carro. )ero su muer, viendo la precipitación con la que actuaba su marido, pensó que pretendía aprovechar la hora de comer para acompa+arla al valle de Keongdanggol. >?uer, pero 9cómo me puedes pedir eso: 9No o%es gritar a los altavoces como si alguien se estuviera muriendo: eol /ong'su dio la !ltima calada a la punta del cigarrillo antes de apagarlo, mientras dirigía una mirada de s!plica a su muer, que estaba esperando % continuaba enfadada. >(e die que intentaríamos ir en otro momento, pero no te asegur* que fuese ho%, 9eh: >)arece que todo esto no te afecta en nada, 9no es así: >se queó ella casi sollo-ando. >)ero piensa un poco, por favor, muer, usto ahora que todo el mundo est0 preocupado por si estallan las calderas de la f0brica, 9cómo quieres que eol /ong' su, al que la gente admira por su olmo % por su carro legendario, se escabulla del problema % se va%a a buscar le+a para calentar su propia casa: Qtro tal ve- sería capa-, pero %o no. >1%, 9todavía est0s con ese cuento del olmo: ?i olmo esto, mi olmo lo otroH )ero venga, adelante, si quieres hablamos de tu olmo< 97ónde est0n los frutos de ese 0rbol del que siempre est0s hablando: 97ónde est0 el arro- % el
panH: >9Qtra ve-: No empecemos< ?a+ana me dar0n una medalla en la f0brica % debo ser digno de ese honor< >)ero 9qu* dignidad ni qu* ocho cuartos: 9"u* honor: Esa medalla no nos traer0 la ropa de seda ni la casa con las teas, % todavía menos nos alimentar0 % nos calentar0. >9"u* est0s diciendo: >Ka< 7e esa especie de chatarra sí que ha% un montón colgando en tu olmo< Est0 llenísimo< >?ala bestia< >gritó *l como un trueno. Entonces agarró un cenicero % se lo lan-ó con fuer-a. El cenicero ro-ó la cara de su muer antes de estamparse contra la pared de la cocina % romperse en mil peda-os. >No s* por qu* reaccion* de forma tan violenta, estuve a punto de matarla. Kusto en aquel momento aparecieron en casa los agentes de la policía militar con sus charreteras. >eol /ong'su hace una pausa como si quisiese reprimir la ira que vuelve a crecer en su interior>. 7espu*s de lo del cenicero, tu tía había salido corriendo de casa. Entonces me pareció que hablaba con alguien % salí a ver qu* sucedía. )or desgracia, la situación empeoró cuando vino aquella gente a echar m0s le+a al fuego. )ens* que me iba a dar un ataque al cora-ón. @no de aquellos mocosos empuó a tu tía % puso una sierra encima de la rama del olmo, con intención de cortarlo. /a sabes que un tonto es m0s sensible a las burlas. in pensarlo, de pura rabia, agarr* el hacha apo%ada en la pared del establo % empec* a bramar$ 8i toc0is la rama con la sierra os har* peda-os con el hacha, a vosotros, al 0rbol % a todo<=. upongo que mi aspecto era tan brutal que todos los agentes hu%eron despavoridos. 7e no haber sido así, no s* %o si la cosa no habría acabado en tragedia. eol /ong'su calla % apura el alcohol que queda en el fondo del vaso como si fuese agua para apagar el ardor de su pecho. /eong'il entorna los oos para protegerse del humo de su tercer cigarrillo, que se consume entre sus dedos mientras observa con atención los gestos de eol /ongsu. )arece que eol /ong'su ha explicado todos los detalles relativos a lo
sucedido. )ero a /eong'il su instinto profesional le hace sospechar que oculta todavía algo. Ga tenido esa sensación desde el primer momento, como si eol /ong'su estuviese ugando a una especie de escondite psicológico. Como policía de la f0brica, /eong'il est0 acostumbrado a que la gente, cuando habla con *l, intente esa especie de maniobras, pero trat0ndose de eol /ong'su ha hecho la vista gorda. in embargo, debe actuar de forma diferente. )ara sacar a eol /ong'su de las garras de Chue WYang necesita saber todos los detalles de la historia. Es crucial repasar todas las palabras de eol /ong'su para descubrir qu* ha% detr0s. En primer lugar, eol /ong'su arma no saber por qu* ha lan-ado violentamente el cenicero a su muer. )ero 9cómo que no lo sabe: 1l menos debería haber admitido que le encoleri-ó que ella despreciase todo lo que *l había hecho a lo largo de su vida trat0ndolo de in!til % se+alando que sus medallas eran un montón de chatarra que colgaba de su olmo. / luego estaban algunas frases extra+as que eol /ong'su había pronunciado, como 8@n tonto es m0s sensible a las burlas= o 8H os har* peda-os a vosotros, al 0rbol % a todo<=. 9"u* había querido decir al referirse a 8un tonto=: 9/ por qu* había exclamado 8a vosotros, al 0rbol % a todo=: i hubiese sido franco, tal ve- hubiese dicho lo siguiente$ que antes de que llegasen los agentes, era *l quien quería destruir el 0rbol a cu%a -aga había corrido toda su vida como un 8tonto=, pensando que le daría arro-, la casa de las teas % el resto de sue+os, cuando lo !nico que había logrado a cambio eran unos cuantos peda-os de chatarra colgados de su pecho. Es increíble< /eong'il nunca hubiese podido imaginar que la frase 8os har* a todos peda-os con mi hacha= pudiese contener tanta emoción % rabia. )ero lo m0s desconcertante es la reacción misma de /eong' il. 1hora que %a puede entrever todo lo que sucede en el interior de eol /ong'su, pese a sus galones de policía, no siente recha-o, 9por qu*: 9(al ve- porque tiene una relación mu% estrecha con *l: No, no es solo por eso. )ensando detenidamente en todo lo que eol /ong'su ha soportado % ha sentido en el curso de su vida, 9de qu* se le puede acusar: 9"u* se le puede reprochar: 2legado a ese punto del ra-onamiento, /eong'il acaba sintiendo una inmensa compasión por eol /ong'su, que se maniesta en un dolor que asciende por su pecho. 8eol /ong'su< "u* vida m0s miserable has llevado<= Nada en el mundo es comparable a la decepción % al remordimiento que supone tomar conciencia de que todas las esperan-as % convicciones >como las que un día llevaron a eol /ong'su a unir su dedo me+ique con el de /eong'il %
armar 82o pro'me'to<=> no son nada m0s que un espeismo. 7e ahí que eol /ong'su no pueda achacar nada a nadie, sino que deba abra-ar el sufrimiento solo % sentir su dolor hasta el tu*tano. 2a frase 8os har* a todos peda-os con mi hacha= no iba en realidad dirigida a los agentes de policía, ni siquiera al olmo, sino a *l mismo, a eol /ong'su, que es la sombra de sus contradicciones. Aue un clamor de autocrítica. 8Chue WYang< @sted debe saber lo que est0 sufriendo una persona llamada eol /ong'su, afable % generosa, que ha vivido siempre en el enga+o. 1 usted tambi*n le llegar0 pronto.= /eong'il apaga el cigarrillo que todavía no ha consumido. 1l ver lo que hace su visitante, eol /ong'su tambi*n apaga la colilla. Gace frío. El tiempo se prepara para el so!an.456 2a habitación se ha ido helando poco a poco hasta un punto insoportable. entado sobre la manta, /eong'il se ve obligado a moverse para evitar acabar con el culo congelado. El aliento tambi*n le hiela los labios. e levanta. >9(e vas: >í, tío. /a lo he entendido todo % %a me ocupo. >Como veasH >)ero 9cómo pasar0s la noche en esta habitación tan fría: >9"u* le vamos a hacer: 1unque m0s que una habitación parece un congelador. (engo hasta la punta de la nari- congelada. eol /ong'su se limpia el agua que gotea de su nari-. 7e repente parece que ha%a enveecido die- a+os. Entre las telara+as de la ventana cuelga de un hilo una ara+a arrugada, balance0ndose con la corriente de aire. >(ío, descansa % prepara un fuego con el forrae del caballo para calentarte un poco. >í, eso har*H No imagina /eong'il que esa ser0 la !ltima ve- que oiga la vo- de eol /ong' su.
1 la ma+ana siguiente, /eong'il recibe una llamada en la que le comunican que eol /ong'su ha muerto. a inmediatamente a su casa. 2o que m0s le impresiona a /eong'il no es ver el cad0ver de eol /ong'su, que ha cerrado los oos en aquella habitación vacía, sino el tronco cortado del olmo, abatido en medio del ardín. Ga clavado con tanta fuer-a los golpes de su hacha que las astillas del tama+o de una mano han emblanquecido el techo del establo. /eong'il o%e gente que habla % abre la puerta de la cocina. 1l entrar ve que todavía est0n quemando los peda-os de olmo que eol /ong'su ha cortado durante la noche. El m*dico forense declara que eol /ong'su ha muerto de un ataque al cora-ón. + de diciembre de )++/
Tan cerca, tan lejos
>1h, peroH< >exclamó Keong'su# al oír el ruido de la puerta que se abría % se levantó de un salto. 1cababa de cambiar a su hio, % el pa+al se le ca%ó de las manos, golpeando el suelo con un sonido sordo. El hombre que estaba en el umbral parecía ser quien estaba esperando, pero su aspecto era tan miserable que no pudo evitar sentir un escalofrío. (enía el rostro chupado % se le marcaban todos los huesos. u ropa estaba negra de suciedad. 7e su espalda colgaba una bolsa vacía que parecía un harapoH 7e naturale-a, era un hombre delgado, con la espalda ligeramente encorvada, pero a Keong'su# m0s bien le pareció que tenía delante a un vieo, % no a su marido. Era como si hubiera enveecido veinte a+os. 9Cómo podía cambiar tanto el aspecto de una persona en tan solo veinte días: 9Cómo podía ser que sus rasgos se hubieran vuelto tan irreconocibles despu*s de la visita a su pueblo natal, al que no había ido desde hacía tres a+os: >)ero 9qu* pasa, muer: >)adre de /eong'min< >gritó Keong'su# arro0ndose en bra-os de su marido>. Est0s vivo< ivo< Qh< >C0lmate, venga, que vas a despertar al ni+o. >9abes cu0nto tiempo te he estado esperando: 9Cu0nto tiempo: >decía Keong'su# golpeando el pecho de su marido. >No deberías haberte preocupado. >9Cómo no iba a hacerlo: (e fuiste de repente, sin autori-ación. / te subiste al tren enfadado % borrachísimo. 9Cómo quieres que no me preocupase: >1h, sí< iento mucho lo que hice.
>)ero de qu* me queo< 7ime, 9cómo est0 tu madre: >?i madreH >EntoncesH >No, no es lo que t! piensas. No he visto a mi madre. >)ero qu* dices< >Ni siquiera he podido llegar a casa. >9"u*: 9/ dónde has estadoH: >9)uedes darme un poco de agua primero, por favor: Con un gesto brusco, su marido se baó la cremallera del cuello de la chaqueta % tragó saliva varias veces; su nue-, que sobresalía, se movió. Keong'su# corrió a traerle un vaso de agua, que *l bebió de un solo trago. 7espu*s se hundió en una silla % dirigió una mirada a su hio. >/eong'min ha crecido mucho< Entonces Keong'su# se percató de que la vo- de su marido era la de un hombre hambriento % exhausto. >"u*date un rato con /eong'min mientras te preparo algoH Keong'su# entró en la cocina. 2impió r0pidamente el arro- % le gritó a su marido$ >9"uieres aclararte la cara con agua fría, cari+o: No hubo respuesta. >9Cari+o: 1brió la puerta % vio sorprendida que su marido %a se había quedado dormido. Con la cara p0lida % la boca medio abierta parecía un muerto. @n pioo blanco le asomó por el erse% % descendió por el dobladillo del pantalón negro. Keong'su# atrapó el pioo disgustada; hubiese preferido no ver nada de todo aquello. us oos se llenaron otra ve- de l0grimas. 9"u* mal le habían inigido a su marido, un hombre humilde, amable % dubitativo, que lo había deado hecho un
despoo: Keong'su# pudo escuchar toda la historia tres días m0s tarde, cuando su marido se hubo restablecido.
u madre, vestida de blanco, est0 a los pies de la colina, al otro lado del río. 9Cómo ha podido llegar hasta allí, si est0 enferma: El barquero rema con ahínco, pero la barca se mueve lentamente, % ?%eong'cheol se impacienta. 1ntes de que la barca llegue al muelle, salta al agua. No imaginaba que cerca de la orilla el agua fuese tan profunda. ?%eong'cheol se hunde en las aguas verdes % a-ules. 1gita los bra-os hasta llegar a la supercie, pero la corriente lo arrastra hasta el centro del río. >?%eong'cheol< e a su madre corriendo por la orilla con el rostro blanquecino. >?adre< ?adre< ?%eong'cheol grita % mueve los bra-os con toda la fuer-a posible para alcan-ar a su madre. >2eonnim3 2eonnim<456
@na mano le -arandea el cuerpo. >Eh< Eh< ?%eong'cheol abrió los oos % despertó de su sue+o. 9"ui*n era ese oven: 9)or qu* lo miraba tan preocupado: u conciencia se fue aclarando % percibió el ruido del tren avan-ando sobre los raíles. Estaba acurrucado en un rincón, unto a la ventana, % se incorporaba de repente. 7ebía de ser tarde, porque toda la gente que se amontonaba en el pasillo se había dormido con las cabe-as hundidas entre las rodillas. >1h, por n has despertado< >murmuró el oven, aliviado>. 2eonnim , estabas tan borracho que has subido al tren sin billete % sin autori-ación de viae.
>9Eh: Aue como si le hubiesen arroado agua fría. 7e repente todo lo que le había pasado hasta entonces desló ante *l como en una película.
El ambiente en la sala de espera del ervicio N!mero M dedicado a expedir autori-aciones de viae era irrespirable. / no solo porque hubiese mucha gente esperando su turno o porque fuera hiciese el calor abrasador propio de la tercera % m0s intensa canícula del verano. ?0s bien era a causa de la asxia que provocaba aquella sala peque+a como una caa de cerillas con los muros forrados de información sobre la reglamentación de viaes % con las palabras 8multa=, 8sanciones legales= % 8campo de trabao for-oso= que parecían precipitarse como lan-as sobre la concurrencia. 1 esa sensación opresiva tambi*n contribuían las voces crispadas procedentes de detr0s de las taquillas % las voces suplicantes de aquellos que, uno tras otro, presentaban sus solicitudes. Cada ve- que un nuevo solicitante se dirigía hacia la taquilla, todos se preguntaban si su petición sería expedida o recha-ada. Entre la concurrencia no se oía nada, nadie tosía. Excepto las conversaciones entre los funcionarios % los solicitantes, reinaba un silencio sepulcral. @no de cada die- obtenía el ansiado permiso de viae, del mismo tama+o que la palma de una mano, suscitando suspiros de envidia en los dem0s. 7espu*s de esperar unos cuarenta minutos, ?%eongcheol llegó nalmente ante el peque+o aguero de cristal. 89"u* se le ofrece, camarada:=, pareció preguntarle el funcionario de mediana edad mir0ndolo con sus oos grandes % penetrantes. u mandíbula ancha, su frente estrecha % la piel gris0cea recordaban una especie de nabo de oto+o en forma de rana. e sentaba como un ue- medieval, en una silla alta que lo elevaba por encima del resto, de manera que ?%eong'cheol, pese a su altura, debía levantar al m0ximo la cabe-a para ver aquel rostro. >9"u* le ha traído aquí: >dio el funcionario elevando el tono de vo-, como si le reprochase que no hubiese dicho nada al ser preguntado con la mirada. ?%eong'cheol, intimidado, no acertaba a articular palabra. iempre que se enfrentaba a un problema, su cora-ón se encogía. Como en esa situación$ tenía tanto que decir< /, sin embargo, estaba bloqueado. Gabía recibido tres telegramas
de su pueblo natal con el mismo mensae$ 8?am0 en estado crítico. en pronto=, pero todavía no había podido ir, %a que en cada ocasión la autori-ación de viae le había sido denegada. )odía ser que la muerte de su madre se produera aquel día o al día siguiente, % si no partía inmediatamente era seguro que no la volvería a verH No faltaban argumentos, pero asediado por la mirada penetrante del funcionario, solo pudo balbucear$ >/oH tengaH >E introduo por la ranura el peque+o telegrama con las manos sudorosas. >9/ esto qu* es: >refunfu+ó el funcionario como hablando consigo mismo. >Es un telegrama. >/a s* que es un telegrama< )ero t! eres un trabaador. 9)or qu* lo traes t! % no el encargado de tramitar los certicados en tu trabao: >íH se lo traoH pero me dio que mi solicitud había sido recha-adaH >9Cómo dices, camarada: 9/ de verdad crees que si vienes t! en persona te conceder0n lo que %a te han denegado: >No quería decir esoH pero es que es la tercera ve-H ?%eong'cheol sacó los otros dos telegramas arrugados del bolsillo interior de su chaqueta % los pasó por la ranura. >e lo suplicoH so% su primer % !nico hio varón. En mi pueblo solo quedan mi madre % una hermana peque+a %a casada. >enga< /a basta< 2os tres telegramas salieron disparados de la taquilla, como si quisieran taparle la boca. >2a orden viene de arriba. Est0 previsto que un 1contecimiento N!mero D456 se lleve a cabo en esa región, % me han pedido que limite al m0ximo las autori-aciones para viaar a la -ona. 9Es que tambi*n tengo que explicarte otros secretos nacionales: >í, %a lo s*, pero es que mi madre est0 a punto de morirH
>Eh, o%e, que aquí no estamos negociando< "ue est0s en el ervicio N!mero M< 97e acuerdo: En el ervicio N!mero M< 2os oos del hombre lo repasaron de arriba abao con agresividad, % a ?%eong'cheol se le escapó un suspiro de resignación desde el fondo del cora-ón. El ervicio N!mero M se integraba en el seno del comit* de administración económica del e*rcito, pero dependía de la policía % estaba integrado por agentes de seguridad vestidos de civil a los que todo el mundo reconocía por los humos que gastaban, como si llevasen galones en el hombro. No era en vano que el funcionario de oos penetrantes, en claro abuso de su poder, hubiera insistido dos veces en que se hallaban en el 8ervicio N!mero M=. 7espu*s de haber vivido treinta a+os en ese país, ?%eong'cheol %a estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones % entendía r0pidamente lo que signicaban. 7io un paso atr0s % se retiró dócilmente de la taquilla. En aquel instante se le apareció su madre enferma, en la cama, % su hermana peque+a, que se veía obligada a desatender las obligaciones de su hogar para velar a la madre mientras esperaba a su hermano. u madre< Esa pobre muer de cuerpo fr0gil que había trabaado duramente en la grana para criar a dos ni+os sin padre< ?%eong'cheol habría querido regresar a su pueblo despu*s del servicio militar % dedicarse a cultivar la tierra para a%udar así a su madre, que no podía abandonar sus tareas en el campo hasta alcan-ar la edad de ubilación. En aquel lugar, adem0s, tenía una chica de la que se había enamorado % con la que se había comprometido. )ero al acabar el servicio militar recibió la orden, como todos los hombres de su unidad, de incorporarse al trabao en las minas de la monta+a de Weomdeo# % no pudo cumplir su deseo de volver a casa. Gi-o todo lo posible para abandonar la mina % regresar unto a su madre$ preparó regalos para el responsable del )artido en su trabao, a%udó al efe de servicios de la mina a reparar el sistema de calefacción, intentó obtener la a%uda de un amigo e incluso falsicó certicados m*dicos. )ero el sistema, inexible, no cedía lo m0s mínimo. ?%eong'cheol, pues, tuvo que renunciar a sus planes % dear a su madre en el pueblo. 1l menos, pudo llevarse consigo a su prometida. El tiempo pasó. ?%eong' cheol fue padre, % su madre llegó a la ansiada edad de ubilación. (ras la cosecha de aquel a+o, ?%eong'cheol nalmente estaría en condiciones de tra*rsela con ellos. )ero 9qui*n podía imaginar que caería enferma antes de superar ese !ltimo obst0culo: ?%eong'cheol salió del ervicio N!mero M vacilando. Callados sollo-os ascendían por su pecho. us dulces % tiernos oos de cordero se llenaron de
l0grimas. 9(an leos estaba olmue, su pueblo: 9(anto como (o#io o Estambul: olmue, que se hallaba en su propio país, parecía inalcan-able. i se lo permitiesen estaría dispuesto a recorrer a pie mil li o die- mil li ,456 pero eso tambi*n estaba prohibido por las reglamentaciones de viae. ?%eong'cheol quería llorar con toda su rabia, quería golpear el suelo % agitar sus pu+os contra el cielo. )ero en este país incluso llorar est0 considerado un acto de sedición % podía suponer una condena a muerte. 2a le% exige que la gente sonría pese a sus sufrimientos % cada uno debe tragarse solo su amargura. ?%eong'cheol camina con el cuerpo % el alma aplastados por la desesperación % la inusticia que infringe un poder absoluto contra el que no se puede hacer nada. aga sin obeto ni rumbo por las calles del pueblo. (odo le da asco. 2e irrita el canto de las cigarras que a veces parece que refresque el calor ardiente de ulio, % el mero acto de respirar o de poner un pie en el suelo le supone un esfuer-o supremo, agotador. i lo piensa bien, aunque todavía es oven, se ha hallado demasiadas veces en circunstancias como esta. 1l acabar la secundaria, % mientras so+aba con entrar en la universidad, fue llamado por el BoYibu Nacional para reali-ar el servicio militar en el E*rcito )opular.4556 2uego, al terminarlo, momento que había estado esperando durante mucho tiempo, le obligaron a formar tras un dirigente que enarbolaba una pancarta se+al0ndole su nuevo destino para despu*s subirse a un camión unto con su unidad militar. 1quel día tambi*n tuvo la sensación de sufrir un fracaso monumental % se vio obligado a llorar en silencio. >Eh< 9?%eong'cheol: í, ?%eong'cheol< Estaba en mitad de la rotonda frente a la estación, con los oos todavía clavados en el suelo, cuando o%ó aquella vo-. 2evantó la mirada % vio a un hombre alto de cabellos ri-ados cru-ando la calle hacia *l. >"u*, 9cómo ha ido: >le preguntó ansioso. ?%eong'cheol entendió enseguida que su amigo /eong'ho quería saber qu* había sucedido con la autori-ación de viae, %a que antes, cuando iba camino del ervicio N!mero M, se había encontrado con *l frente al cine. /eong'ho había ido a buscar una botella de alcohol para despedirse de su hermano peque+o, que había venido a verle despu*s de mucho tiempo. 1l encontrarse con ?%eong'cheol, este le explicó su problema, % /eong'ho se preocupó por el asunto de su amigo.
>"u*, 9la tienes o no: >preguntó /eong'ho. )ero ?%eong'cheol no podía ni abrir la boca sin sentir un hormigueo de pena en la nari-. No procedían del mismo pueblo, pero habían entrado el mismo día % a la misma hora en la misma unidad de combate, % tambi*n ambos habían sido enviados a trabaar a las minas contra su voluntad. (odas esas vicisitudes habían hecho que entre ellos naciera una estrecha amistad. 1hora eran padres % maridos, % ellos % sus respectivas pareas tenían una relación mucho m0s estrecha que si fuesen familia. >Q sea, que no ha salido bien, 9verdad: >se respondió /eong'ho a sí mismo para evitar que ?%eong'cheol rompiese a llorar>. 2o sabía. 1ntes, cuando me he encontrado contigo, no quería desanimarte, pero si supieses cu0ntas veces he tenido que ir %o tambi*n a ese ervicio N!mero M< &ntent* prolongar tan solo un día m0s la estancia de mi hermano, pero el funcionario de la taquilla no me hi-o ni caso. (odo porque un compa+ero de trabao de mi hermano, que había registrado la autori-ación con *l, nalmente no había podido viaar. ?i hermano % su compa+ero debían venir untos a visitar una f0brica de maquinaria que ha% en esta región, pero el otro enfermó % *l ha tenido que venir solo. ?ira que se lo he explicado centenares de veces a los agentes del servicio, pero no han querido saber nada. Esos tipos no tienen ni pi-ca de comprensión. u sensibilidad es la de un tronco o la de una piedra< >i al menos me hubiesen deado explicarme, pero ni esoH ?%eong'cheol no pudo acabar la frase sin que la nue- de su cuello oscilase de nuevo como si fuese a sollo-ar. >?aldita sea< enga, vamos, ?%eong'cheol< >gritó /eong'ho cogiendo a su amigo de la mu+eca mientras con la otra sostenía la botella de alcohol>. olo podemos soportar un día así emborrach0ndonos< 1quel día ?%eong'cheol bebió con su amigo hasta emborracharse. Como el hermano peque+o de /eongho prerió no probar el alcohol porque debía partir en tren aquella misma noche, se acabaron la botella entre los dos. 1l principio, ?%eong'cheol todavía conservaba un poco de lucide-. /eong'ho, sin embargo, %a estaba como una cuba, % empe-ó a perorar que si se presentaban tres telegramas te debían expedir la autori-ación de viae % que si alguien lo recha-aba era porque había salido del vientre de una bestia % no era hio de muer % que, a n de cuentas, ?%eong'cheol debía irse sin preocuparse de la maldita autori-ación ni de nada.
?%eongcheol, por su parte, no lograba ni siquiera imaginar la posibilidad de seguir el conseo de su amigo. El hermano peque+o de /eong'ho, /eong'sam, sinti*ndose mal por la situación de ?%eong'cheol, apo%ó la idea % sugirió que ?%eong'cheol le acompa+ara al menos hasta la estación donde debía cambiar de tren, %a que el compa+ero de trabao que constaba en su autori-ación de viae no había venido nalmente. )ero ?%eong'cheol solo tuvo una respuesta$ >No so% capa-. >1%H< >dio /eong'ho indignado % golpeando con el palillo el borde de la mesa>. Eres dócil como un cordero< )arece que te hubieran entrenado desde la infancia. No puedes ser tan obediente en un mundo así. >)ero t! eres igual, /eong'ho< 9Cómo habrías sobrevivido en un mundo como este si no te hubiesen amansado: >í, tienes ra-ónH qu* mierda< enga, ?%eongcheol, olvidemos todo eso % cantemos< -l tren silba en el cielo nocturno sin estrellas Y desgarra la tripa de los !ombres desgraciados
1quella noche ?%eong'cheol caminó haciendo eses hasta llegar a su casa. )uesto que /eong'ho había hablado un rato antes sobre las alondras, ?%eong' cheol se paró en el portal de su casa, donde colgaba una aula con una parea de esos p0aros. 1quellas alondras se las había regalado su cu+ado con el n de calmar la nostalgia que ?%eong'cheol sentía por su tierra. )ara *l, que nunca había deado de so+ar con el retorno a su pueblo pese a tener %a enterrada la placenta de su hio en este nuevo lugar, aquella parea de alondras representaba el cielo a-ul % el campo dorado de su infancia. 1l oír cómo trinaban por la ma+ana % durante el crep!sculo, le parecía sentir la corriente del río de su pueblo % la vo- de su madre, que tanto echaba de menos. Borracho como estaba, se emocionó contemplando la aula % la descolgó. 7e repente, en el lugar de la aula vio el rostro de su madre moribunda. >?adre< /a s* que me est0s esperando con una mano en el pomo de la puerta que conduce al otro mundo, pero de verdad que no puedo ir< No puedo< ?adre<
u muer salió % lo agarró$ >enga, entra % acu*state. (! no tienes la culpa de no poder ir. No, no tienes la culpa. El mundo es demasiado cruel. 9Cómo pueden hacernos tanto da+oH: 2as l0grimas de su muer oprimían a!n m0s el cora-ón de ?%eong'cheol. >í< No es mi culpa< No es mi culpa< 91caso somos como alondras dentro de una aula, eh: Entonces, furioso, ?%eong'cheol, abrió la aula con ímpetu. 2as dos alondras silbaron en se+al de agradecimiento % hu%eron. >í< &ros< osotras tambi*n ten*is una tierra % una madre que os trao al mundoH >murmuró ?%eongcheol mientras veía cómo las alondras se aleaban aleteando hasta convertirse en dos puntos en el cielo. 2uego tiró violentamente la aula al suelo. er a los p0aros volar en completa libertad le produo una envidia ardiente, % un corae insólito le corrió por la sangre. >amos< amos< i vosotras os vais %o tambi*n me ir*< in titubear, ?%eong'cheol entró precipitadamente en la habitación. Estuvo buscando una mochila que había deado colgada. Era una mochila llena de frutos de mauelo que su muer había cogido en el bosque % había secado. )ensó que aquellos frutos irían bien para la enfermedad del cora-ón que sufría su madre. >9"u* haces, cari+o: No pierdas la cabe-a< ?%eong'cheol salió de su casa a trompicones despu*s de librarse de su muer, que intentó retenerle sin *xito.
No se acordaba de lo que había sucedido despu*s. eg!n /eong'sam, ?%eong'cheol había subido por pura coincidencia en el mismo vagón que *l. 2o a%udó a sentarse %, poco despu*s, ?%eong'cheol empe-ó a roncar. /eong'sam le dio a los inspectores que ?%eong'cheol era su compa+ero de trabao % que se había quedado dormido despu*s de beber un poco m0s de la cuenta, lo que les permitió superar sin m0s problemas los cuatro controles de los que fueron obeto. >2eonnim , debo baar en la próxima estación. 9"u* har0s t!: 1 partir de ese momento deber0s ir solo, como un partisano. >/eong'sam murmuró estas
palabras al oído de ?%eong'cheol, mientras este, tenso, asentía. )ero no sabía actuar como un partisano % lo vio todo negro. 7e repente le aterrori-ó pensar que en cualquier momento lo atraparía la bestia % lo descuarti-aría. No imaginaba, con todo, que la bestia llegara tan pronto. @nos veinte minutos despu*s de que /eong' sam se apease en su estación, llegó el momento crítico. El vagón hervía como una olla de caldo de arro- con el revuelo de los pasaeros que subían % baaban. Entonces el sue+o de los que dormían se quebró con el sonido de una voatronadora$ >amos a proceder al control de las autori-aciones de viae, va%an prepar0ndolas< )or lo que había dicho /eong'sam, aquel era el quinto anuncio de ese tipo, pero al ser el primero que ?%eongcheol escuchaba sintió como si le hubiesen dado un pu+eta-o en el pecho. 2os dos agentes de la compa+ía de ferrocarriles enfundados en sus uniformes a-ules iban avan-ando como si fuesen víboras desde cada extremo del pasillo, alumbrando con sus linternas. El cora-ón de ?%eong'cheol latía a toda velocidad. @n sudor frío le recorrió todo el cuerpo. e estaba mareando. >Eh, t!, levanta< Camina, oder< 2os alaridos de uno de los pasaeros que arrastraban los agentes, unos cuantos asientos por delante de donde se hallaba ?%eong'cheol, provocaron en *l un agudo -umbido que le perforó los oídos, al que siguió la caída de una cortina de oscuridad que le cubrió los oos. 2a ra-ón, el orgullo o la vergLen-a habían perdido cualquier sentido. olo contaba el instinto de escapar de aquella situación. 2os pies de ?%eong'cheol empe-aron a desli-arse bao el asiento que tenía delante empuando las piernas de otros pasaeros como una anguila penetra en un arenal. )rimero desaparecieron sus tobillos, despu*s sus rodillas, su cadera, su tronco %, nalmente, todo su cuerpo, hasta la cabe-a. Entonces le invadió un olor pestilente a humedad que no había sentido mientras estaba sentado. e retorció como una serpiente de forma que las rodillas le ro-aban la barbilla, pero aun así sus grandes extremidades desbordaban su escondite. ?ocasines llenos de polvo % -apatillas deportivas negras casi le tocaban la nari-, pero *l lo agradecía, porque todas aquellas piernas le protegían como una cerca de ca+as % de tallos de sorgo. Ese sentimiento de gratitud, sin embargo, duró poco. 7e repente, un arrebato de vergLen-a % de remordimiento le revolvió la
sangre de rabia. 8)ero 9qu* crimen he cometido: 9Es que he matado o he robado a alguien: 97e verdad que es un crimen tan horroroso querer acudir unto al lecho de mi madre enferma en mi propio país:= 2a pulsión de salir de una ve- por todas de su escondite le invadió por completo. En aquel momento, la lu- de la linterna ca%ó sobre sus oos como una echa, % ?%eong'cheol encogió un poco m0s su cuerpo tembloroso. >1utori-ación de viae< >@na vo- severa resonó sobre su cabe-a como si le hubiesen aturdido con una ma-a. Contuvo la respiración % se ó en el cinturón del agente mientras este vericaba una autori-ación apunt0ndola con la lu- de la linterna; una gruesa cuerda colgaba amena-ante del cinturón %, al verla, un escalofrío le eri-ó la piel. No era la pistola lo que le asustaba, era la cuerda manchada de sangre, que le traía brutalmente a la mente una imagen de su infancia.
Aue un día de primavera, cuando a su alrededor todavía olía todo a leche % ?%eong'cheol ni siquiera había acabado quinto de primaria. 2a dirección de la escuela de su pueblo mandó formar a todos los alumnos en la % los llevó a un campo en el que normalmente trillaban el grano, pero en el que aquel día iban a eecutar a un contrarrevolucionario. El condenado estaba atado al tronco de un melocotonero, bao sus ramas a punto de orecer. ?ientras el scal lo acusaba de llenar de excrementos las man-anas reservadas para exportarse a la @nión ovi*tica, el reo se retorcía con todas sus fuer-as de un lado a otro. )arecía que quería defenderse de las acusaciones gritando % gesticulando con los bra-os, pero un pa+uelo lo amorda-aba % su cuerpo estaba atado. us movimientos eran cada ve- m0s bruscos, hasta que desgarró una de las cuerdas, cosa que le animó a revolverse todavía con m0s fuer-a. Entonces, uno de los agentes de seguridad, con casco, corrió hacia *l. Con un movimiento ensa%ado cogió otra cuerda de su cinturón % ató de nuevo al prisionero. ?omentos despu*s, una salva de fusiles retumbó en los oídos de los presentes. El olor a pólvora % a sangre se extendió por el aire dulce de la primavera. @n camión se acercó con gran estruendo % se detuvo tras el melocotonero. 7os agentes de seguridad sacaron de sus bolsillos navaas provistas tambi*n de un cal-ador % empe-aron a cortar las cuerdas que asían al cad0ver al tronco del 0rbol. El agente del casco recogió la cuerda con las manos desnudas, sin
importarle que estuviese manchada de sangre, % se la metió en el bolsillo del pantalón. Esto !ltimo provocó en ?%eong'cheol un escalofrío mucho m0s intenso que el ruido de los disparos de los fusiles. El recuerdo de aquella cuerda quedó ado durante mucho tiempo en su memoria. 2os días que no podía hacer los deberes, o cuando no podía acabar alguna de las tareas extraescolares que le imponían, siempre sufría pesadillas en las que acababa apareciendo la cuerda de marras. &ncluso *l se dio cuenta de que, a partir de esa *poca, su comportamiento hacia los profesores % hacia el on%eondan se hi-o m0s sumiso. (odavía vio una ve- m0s aquella cuerda, que para *l representaba una absoluta obsesión. Aue el día que terminó su servicio militar % lo enviaron con su unidad a un nuevo destino. ?%eong'cheol ó su atención en la cuerda % la pistola que colgaban del cinturón del ocial que debía acompa+arles a las minas de las monta+as de Weomdeo#. 9Era casual o era el destino el que le obligaba a ver aquella cosa horrorosa otra ve- en el tren, en un momento tan alarmante: )arecía que la cuerda le diera que ambos estaban unidos de forma indefectible. ?%eong'cheol contuvo la respiración hasta que los agentes desaparecieron del vagón llev0ndose a las personas que habían detenido. 7e repente se produo un corte de lu- sin el cual ?%eong'cheol hubiese continuado encogido bao los asientos por tiempo indenido$ pasado el peligro, su orgullo le hubiese impedido salir del escondite. 2a repentina oscuridad, sin embargo, le permitió levantarse r0pido % cru-ar al otro vagón como un fugitivo. 7urante todo ese rato no había deado de asir con la mano la mochila llena de frutos de mauelo, que oscilaba unto a su muslo con cada paso.
Gabía pasado solo una noche % una ma+ana en el tren, pero ?%eong'cheol parecía otra persona. El cristal de la ventana reeaba el rostro enuto de alguien que ha sufrido una ebre intensa. No era extra+o. )ara lograr esquivar dos nuevos controles, ?%eong'cheol se había metido una ve- en el lavabo, que olía a mil demonios, % luego se había escondido suspendido entre los vagones % la plataforma del !ltimo convo%. Escuchar el llanto de los detenidos, a los que obligaban a apearse del tren a medio camino, le había alentado a seguir ocult0ndose, aunque fuese de forma humillante o peligrosa. )ero todo eso %a había
pasado. 1 medida que se acercaba a la estación de su pueblo natal crecía su emoción. Cada ve- que imaginaba el rostro de su madre a trav*s de la ventana, enferma en la cama pero llena de alegría por el reencuentro, tragaba saliva % acariciaba la mochila con los frutos que tenía encima de sus rodillas. Ainalmente, en el momento en el que el sol se elevaba sobre la cresta del eo#da, ?%eong'cheol baó en la estación de su pueblo % salió sin problemas de ella saltando una valla. 2a verdad era que había llegado a su tierra de forma clandestina, pero no había tenido elección. Caminó deprisa, deó atr0s el centro del pueblo % subió por la colina de ?aldeung, desde cu%a cima se podía observar el curso del río o%ang. /a solo debía franquear aquel río que le era tan familiar, recorrer die- li456 a trav*s de un llano % rodear una monta+a hasta llegar a olmue< ?%eong'cheol sentía que estaba llegando a casa. El sol, %a alto, quemaba con sus ra%os, pero la brisa del o%ang refrescaba el ambiente. e deleitó escuchando el sonido del agua que uía lentamente % el canto de las aves acu0ticas. 2a sierra de G%an rodeaba olmue, para entrar o salir del pueblo sus habitantes debían cru-ar for-osamente el o%ang, que para ellos era su río madre % la fuente de sus recuerdos. @no de aquellos recuerdos hi-o estremecer a ?%eong'cheol de la emoción.
Gabía sucedido un día de oto+o; *l tenía cinco a+os. )ara ir a casa de su abuela, ?%eong'cheol % su madre debían cru-ar el o%ang en barca. 1l baar en la otra orilla, al peque+o se le metió entre cea % cea volver a atravesar el río. u madre estuvo un buen rato intentando disuadirle, pero no hubo manera. Ainalmente, fue a pagar al barquero para que les volviese a llevar. >)ero si %a has pagado, muer< >le dio el se+or. >Es que el ni+o quiere volver a subir. >9"u* quiere: 9&r % volver otra ve-: >2o siento, %a s* que para usted es un poco cansadoH >Ka, a< Cómo son los ni+os< 97inero: 9"u* dinero: enga, sube< El deseo de ?%eong'cheol fue, pues, satisfecho. No cabía en sí de go-o mientras iba % volvía en la barca. )ero al baar, su madre empe-ó a vomitar. 9Cómo
iba *l a saber, siendo tan peque+o, que eso podía pasar: >/a me parecía que era usted demasiado buena con los caprichos de este ni+o< >dio el vieo barquero observando con compasión el vientre redondo de la madre>. / m0s todavía en su avan-ado estadoH ?%eong'cheol no había olvidado las palabras del barquero. (al ve- por ello, siempre que pensaba en su madre, como durante la noche en el tren, la veía en la orilla del río o en el muelle para tomar la barca. 8?adre, espera un poco m0s. )ronto este hio tu%o, como en un sue+o, se presentar0 ante ti.= Con el polvo que levantaban sus pasos parecía que de sus pies surgiesen alas. 7e esta manera llegó hasta la entrada del puente que cru-aba el o%ang. Entonces o%ó que gritaban 81lto<=. @n banda-o le sacudió el cuerpo. En su entusiasmo no había tenido en cuenta la barrera ni el puesto de control que había en la entrada del puente. Creía que solo controlaban a los vehículos, pero no a los peatones. >?u*strame tu carnet de identidad< >le espetó un hombre con los oitos os como los de un peque+o cuervo % un mentón en forma de almea. (endría la misma edad que ?%eong'cheol, pero iba limpio e impecable. 2levaba un fusil a la espalda % había salido un paso por delante de su garita parecida a un panal. ?%eong'cheol cre%ó que el suelo se hundía bao sus pies. aciló durante unos instantes, pero despu*s sacó el carnet de identidad. El hombre examinó atentamente el carnet % despu*s requirió de nuevo$ >2a autori-ación de viae. >EstoH No la tengo. Estaba atrapado. >9Cómo: >contestó el guardia abriendo sus oitos como si se le fuesen a romper los p0rpados>. 9Gas llegado hasta aquí desde la provincia de Gamg%eong sin autori-ación de viae: 9/ encima te presentas en pleno 1contecimiento N!mero D: No me lo puedo creer< Cogió el silbato que colgaba de su mu+eca % empe-ó a soplar con un pitido corto. El puesto de control situado unto a la barrera se abrió con un golpe brusco$ >9/ ahora qu* sucede:
>1quí ha% uno que ha venido desde Gamg%eong sin autori-ación de viae< >)ues es un verdadero h*roe< enga, ven aquí< 1quí< ?%eong'cheol entró en el puesto de control. Gabía sido llamado por un agente de seguridad de patillas negras % charretera en forma de (. En la garita tambi*n se encontraba el guardia al cargo de la barrera % un pu+ado de personas detenidas, como *l. ?%eong'cheol nunca habría sospechado lo que le esperaba en aquel lugar. El hombre de las patillas, que estaba sentado frente al resto de detenidos mientras les rega+aba, se detuvo % empe-ó a hablar dirigi*ndose a ?%eong'cheol$ >?irad< )onemos un montón de controles entre los distritos % encima todavía ha% fantasmas como este que aparecen a plena lu- del día< El hombre de las patillas se+aló a ?%eong'cheol como pinch0ndole con el dedo. >97e qu* lugar de la provincia de Gamg%eong vienes: >7el distrito 7. >9/ qu* haces allí: >o% minero. >1h, bravo< Bravo< 9/ cómo pretendes que la mina de Weomdeo# alcance sus obetivos de producción con gente como t!: >dio el hombre de las patillas agitando su mano mientras dirigía la mirada de nuevo al resto de detenidos>. 9eis por qu* debemos organi-ar controles: 92o veis o no: 2a autori-ación de viae no solo la pedimos para ca-ar espías enemigos. 92o ves, abuela: >í, sí, pero solo ha% un puente sobre el o%ang entre nuestro distrito de angdong % el de GadongH % mi nieto ha enfermado de repente< 1l principio decían que tenía gripe, peroH >/a basta< /a basta< i en aquel momento no hubiese llegado un camión que se detuvo frente al puesto de control con un gran estruendo, ?%eong'cheol todavía hubiese tenido que soportar una nueva tanda de humillaciones. El hombre de las patillas lan-ó
una mirada hacia el vehículo aparcado fuera % cogió el tel*fono que estaba unto a la ventana. >9í: Esto% en el control de la policía militar. El camión acaba de llegar. 7e acuerdo, os los envío a todos< >Colgó % despu*s los despachó>$ enga, vamos< (odos fuera de aquí< >1%, a%, se+or agenteH >)or favor, mi consuegro acaba de morir % vive en el pueblo de al ladoH >7e verdad que he perdido el carnetH En medio de todas aquellas s!plicas, ?%eong'cheol cogió al hombre de las patillas por el bra-o. >Camarada agente< (rat0ndose de una persona tan apocada aquella reacción revelaba una determinación extraordinaria que lo desbordaba. 7espu*s de sortear tantas dicultades, el hecho de llegar a las puertas de su pueblo natal % ser detenido ahora, antes de poder ver a su madreH (odas estas circunstancias permitían entender por qu* estaba actuando con tanta temeridad. >e lo suplico, escuche mi historia, camarada agente< >imploró ?%eong' cheol -arandeando el bra-o del hombre de las patillas. >9/ ahora qu* ocurre: >El agente se desprendió violentamente de ?%eong'cheol % despu*s le dirigió una mirada fulgurante, como si quisiese dispararle en la cara>. Ni aunque gra-nasen todos los cuervos del país, camarada, podrías hablar< No te mereces nada m0s que la c0rcel< 9Entiendes: 2a c0rcel< Ni la temible palabra 8c0rcel= podía, sin embargo, provocar ning!n efecto en ?%eong'cheol. Gubiese hecho cualquier cosa % pagado cualquier precio para poder ir a ver a su madre. 2a posibilidad de ser encarcelado no signicaba para *l nada m0s que una bofetada en un sue+o. )ero 9cómo actuar ante aquellos hombres armados con fusiles que los arrastraban a *l % a los dem0s hacia el camión como cerdos hacia el matadero: Aue obligado a empuones a subir a la parte trasera del camión, como el resto. 2o acompa+aban un abuelo encorvado apo%ado en su bastón, que suplicaba inclin0ndose con reverencias, % la abuela, que hacía lo propio
agarrada a los tobillos del agente de las patillas. )ero no hubo excepciones. El camión arrancó con un gran estruendo expulsando un humo negro por el tubo de escape. 8?adre<=, aulló hacia dentro ?%eong'cheol. u respiración se aceleró % sus meillas temblaron. Cuando, al pasar unto al puente, el vieo muelle de su recuerdo apareció ante su vista empa+ada, %a no pudo evitar romper a llorar a l0grima viva. intió una gran pena por su madre, que había tenido un hio que no la había acompa+ado en el tr0nsito nal, % tambi*n sintió pena por *l % por su destino, similar al de una lib*lula atrapada en una telara+a. 8?adre, perdóname, perdona a este hio tan miserableH= (uvo que secarse todo el rato las l0grimas % los mocos de la cara con el pu+o. 2as nubes de polvo blanco que se levantaban al paso del camión difuminaban, a medida que se aleaban, la visión de las monta+as % de los llanos de su tierra.
El ni+o se despertó e interrumpió el relato con sus lloriqueos. Keong'su# estaba escuchando la historia que le contaba su marido mientras este saboreaba su primer cigarrillo despu*s de pasar dos días en cama descansando % recuper0ndose de sus males. >/eong'min< )ap0 se ha levantado< >dio Keongsu# llevando al ni+o hasta ?%eong'cheol>. ?ira a tu hioH< >9?i hio: Gum< >reaccionó ?%eong'cheol con gesto cansado. Keong'su# se esfor-ó en mostrarse un poco alegre, aunque todavía tenía los oos irritados de tanto llorar por el relato de las peripecias de su marido. Vl, en cambio, se sintió incapa- de adoptar otra actitud. >/eong'min< Est0s contento de ver a pap0, 9eh: >9)or qu* tenemos hios si en este país ni siquiera podemos ir a ver a nuestra madre cuando se est0 muriendo: 9)ara qu* traer hios al mundo: >1%, padre de /eong'min< 9)or qu* dices eso: 9"u* sacas con pensar todo el rato en lo que ha pasado: )odrías pedir otra ve- la autori-ación de viae % volver. eguro que tu madre todavía est0 viva. Keong'su# hubiese querido saber cómo acababa la historia, pero prerió consolar a su marido lo meor que pudo con esas palabras. 7e otro modo hubiese abierto todavía m0s las dolorosas heridas de ?%eong'cheol. )ero había algo que
seguía turb0ndola % que no pudo callarse$ >(emo por tu trabao. (e has ausentado veinte díasH >No te preocupes por eso >cortó *l. Entonces cogió un papel que estaba dentro de una libreta colocada encima de la mesa. >981testado=: Keong'su# echó un vista-o al documento$ 1)E22&7Q / NQ?B3E$ W&? ?/EQN'CGEQ2 7o% fe de que el camarada con el nombre arriba referido ha estado reali-ando trabaos for-ados en cumplimiento de la pena por haber infringido el reglamento de viae entre las siguientes fechas$ M de ulio'MI de ulio de DRRM Campo de trabao de la policía militar M de la provincia de )%eongan del ur. 8No puede ser<=, pensó Keong'su# mordi*ndose los labios % dirigiendo una mirada hacia su marido. >(! lo has dicho, %a pasó todo. >En esta ocasión era ?%eong'cheol quien intentaba hablar en un tono m0s animado>. En resumen, he pasado veintidós días en la piel de un animal de carga suetado a un %ugo % con bo-al. >Basta< )or favor, basta< >Keong'su# interrumpió a su marido con un grito al borde de las l0grimas. entía un dolor en el pecho con solo imaginarse que si le quitaba la camisa a su marido vería su espalda lacerada con las marcas de los latiga-os. 7espu*s se le apareció de nuevo la imagen de los pioos saltando por la ropa interior cuando se la iba a lavar. e o%ó el canto de las alondras a trav*s de la ventana. >1h, 9por qu* est0n aquí: >dio ?%eong'cheol contemplando la aula con las alondras que, como antes, colgaba del porche.
>olvieron dos días despu*s de que t! las soltases. Colgu* de nuevo la aula % entraronH >)obrecillas, a ellas tambi*n las han domado >murmuró ?%eong'cheol como si escupiese cada una de las sílabas. 2as alondras continuaban cantando como si le estuviesen diciendo 81 ti tambi*n te amansaron % por eso has vuelto=. 8"ui*n so% %o, sino un animal enaulado para quien la menor distancia bien podrían ser miles de li . í, so% un animal domesticado<=
?%eong'cheol se levantó de repente con los labios cerrados como una piedra % apretando los dientes de modo que se le marcaban todos los m!sculos de la mandíbula. acó el bra-o por la ventana, descolgó la aula % la levantó con ambas manos. Estuvo mirando la aula, refunfu+ando, hasta el anochecer. Entonces comen-ó a doblar lentamente los barrotes de la aula hasta que esta se partió en dos mitades. 1quel gesto, tranquilo % natural, no había sido fruto de un arrebato, sino premeditado. 2as alondras revolotearon por la habitación % despu*s salieron deprisa por la ventana. >)ero 9qu* ocurre, padre de /eong'min: )or primera ve-, Keong'su# tuvo miedo de su marido. Kam0s había visto en *l una actitud tan brutal % violenta. >Nada. 7ebía romper la aula % lo he hecho >respondió *l mirando con serenidad cómo se aleaban los dos p0aros. Q%eron que alguien se acercaba desde fuera$ era el cartero, que les entregó un telegrama a trav*s de la ventana abierta. 1quellas palabras fueron penetrando letra a letra, clav0ndose en sus oos % perforando sus cora-ones como pu+ales$ 4adre muerta . Ning!n sollo-o estalló dentro de la casa, pero las manos temblorosas que sostenían el telegrama estaban agitadas por algo mucho m0s intenso % m0s desgarrador que las l0grimas. 5 de #ebrero de )++/
La capital del inerno
En una colina, detr0s del pueblo, los cucos cantaban tristemente como si arroasen esputos de sangre. )ero no era solo debido a ese canto que la se+ora Qh no podía dormir. 2os largos gemidos de su marido tambi*n impedían que conciliase el sue+o. Como si se tratase de una reacción en cadena, a continuación su nieta rompió a llorar. >?am0< >1%, cari+o< 9(e duele: Con su mano temblorosa la se+ora Qh buscó la pierna vendada de su nieta. 1l ro-ar con la punta de los dedos la madera dura % fría del entablillado, un escalofrío le oprimió el cora-ón. >1%< >suspiró dolorosamente la se+ora Qh. Estaba angustiada al ver a su nieta de cinco a+os sufriendo con su pierna rota % a su marido obligado a permanecer tumbado de espaldas a causa de su cadera, tambi*n vendada. Gabían ido a ver a su hia, que se encontraba en la !ltima fase del embara-o, % sin pens0rselo dos veces se habían llevado consigo a la nieta para que la madre estuviese m0s tranquila. Nunca hubiesen imaginado que en aquel viae sufrirían una desgracia semeanteH >?am0< >1%, mi ni+a, cuando tengas la pierna curada volveremos en tren para ver a mam0, 9vale: >No< No< Nunca coger* el tren< El tren no<
Gasta ese momento, el lloriqueo de la ni+a había sido silencioso como el curso de un peque+o arro%o, pero entonces estalló cargado de resentimiento % de recha-o como si rompiese en mil peda-os la oscuridad de la habitación. >1%, esta abuela >gru+ó el vieo>. 9)or qu* hablas de ese horrible tren delante de la ni+a: Es algo que aterrori-a a cualquiera< Con estas palabras el sollo-o de la ni+a se intensicó. >í, %a no s* lo que digo >murmuró la se+ora Qh mientras intentaba encontrar a tientas el interruptor para encender la lu-. 2a habitación se inundó de claridad % la se+ora Qh, con el rostro ba+ado en l0grimas, fue hacia la ni+a para abra-arla. >1%, mi peque+a /eong'sun, 9quieres que te coa: 2a se+ora Qh, presa de una compasión indescriptible hacia la ni+a, desli-ó con cuidado uno de sus bra-os bao el cuerpo de la peque+a % el otro bao la pierna vendada, % la levantó con suavidad. Con ella en bra-os, se sentó al lado de la ventana, donde %a habían estado hasta el anochecer. 6ue se cure, que se cure la pierna de nuestra ni7a la abuela de las viejas !istorias con la mano que cura la acariciar8.
2a se+ora Qh hi-o lo que pudo para consolar a la ni+a, pero esta no cesaba en su llanto. u dolor % su pena parecían imposibles de apaciguar. 9Cómo borrar el rastro de sangre que marca al pecho inocente: 9Cómo sanar con ternura su rodilla rota, como la patita de la golondrina del cuento de Nolbu:456 >1%, mi peque+a, ha sido culpa de la abuela, culpa mía< >dio la se+ora Qh con la vo- quebrada>. No cogeremos un tren nunca m0s< Nunca m0s<
Como para conrmar sus palabras, en los oídos de la se+ora Qh resonaron los escalofriantes alaridos de la horrible, infernal % caótica escena de la estación de tren, que volvió a ella como una pesadilla.
>"ue me muero< >gritó la se+ora Qh, desesperada, entre la masa de gente que la estaba asxiando. intió la presión en su cabe-a, en su pecho % en su espalda en medio de aquella mara+a de seres humanos, de piernas, bra-os % cuerpos entreme-clados. El calor sofocante, el hedor a sudor, el barro que salpicaba sus piesH pero nada importaba, casi no sentía nada. olo había una cosa que ocupaba su pensamiento con una claridad meridiana$ iba a morir allí. (al ve- porque había pasado su vida ense+ando Gistoria en un instituto, le pareció, como en una alucinación, que iba a exhalar el !ltimo suspiro en medio del tumulto de una revolución de esclavos hambrientos. 1fortunadamente, en ese momento el pan del reparto se acabó, de forma que ella pudo liberarse de la mara+a de gente sin perder el conocimiento. Con el pan agotado, la masa se dispersó. 2a se+ora Qh había logrado reunir tres bolsas de panecillos que estrechaba con fuer-a contra su pecho. 1 pesar de la enorme confusión, había tenido cuidado de que no se le ca%esen las bolsas. Gabía comprado los panecillos con sus !ltimos cupones de racionamiento %, sin ellos, los tres miembros de la familia no hubiesen tenido nada que llevarse a la boca en lo que quedaba de viae. >9@na abuela como usted ha sido capa- de meterse en esa turba: > exclamó un hombre oven, desgarbado % sudoroso al ver a la se+ora Qh, que en ese momento buscaba en medio del barro el -apato que había perdido. )ero ella no le hi-o caso. 7espu*s de recuperar el -apato todavía tenía que ir a encontrarse con su marido % con su nieta en la sala de espera de la estación. El lugar estaba tan lleno que las ventanas se habían roto de tanta gente como las había atravesado, % las botellas de agua para el viae se habían transformado en orinales. i hubiese parado de llover tal ve- no hubiese habido semeante barullo< )ero como toda esa gente se encontraba a mitad de viae sin ropa de recambio, no tenían m0s opción que guarecerse en aquella sala de espera si no querían acabar empapados. 1lgunos estaban tendidos en el suelo de cemento sin preocuparse por aquellos que entraban ensuci0ndolos con los -apatos llenos de barro; otros se habían sentado; otros estaban de pie como estacas, %a que no habían encontrado un lugar en el que
recostarse. Como la se+ora Qh % su familia, la ma%oría de los viaeros habían baado en aquella estación para cambiar de tren, pero habían tenido que permanecer allí a causa del 1contecimiento N!mero D. 2a estación de pueblo no era demasiado grande, pero estaba empla-ada en un importante nudo ferroviario en el que se cru-aban muchas líneas. )or eso el m0s mínimo cambio en los horarios provocaba un caos total. / todavía m0s si, como en esa ocasión, el tr0co ferroviario había sido bloqueado durante treinta % dos horas. (odos los viaeros habían agotado %a sus provisiones % en los alrededores no había lugar alguno en el que comer; comprar una bolsa de panecillos o entrar % salir de la sala de espera se convertía en una aventura heroica como la que había tenido que soportar la se+ora Qh. 1nte esta situación, la gente, con el rostro crispado % lleno de polvo, se indignaba % se peleaba por cualquier cosa. Bastaba, por eemplo, con que alguien ro-ase la correa de una mochila o provocase un peque+o empuón para que se encendiese una discusión. )ero cuando se acababa la ri+a, en todas las caras se revelaba la misma expresión encoleri-ada % exhausta, como si vociferasen$ 8)ero 9por qu* dura tanto el maldito 1contecimiento N!mero D: Nos acabar0 matando<=. emeante pensamiento, naturalmente, no podía pronunciarse. En aquella ocasión, el 1contecimiento N!mero D exigía necesariamente que Wim &l'sung pasase por aquella línea f*rrea. Nadie se atrevía a quearse de nada, si alguien se hubiera atrevido a levantar un poco la vo- no hubiera tenido m0s oportunidades de seguir con vida que las de un ratón entregado a merced de los gatos. En aquel momento, los 8gatos= en cuestión estaban esparcidos por toda la estación como semillas de calaba-a. Cualquier persona que estuviese allí % que pareciese estar sufriendo el tormento podía ser en realidad uno de aquellos 8gatos=. ?eor para los ratoncitos, pues, callarse. 2a pobre gente, como dice el dicho, solo puede desfogarse d0ndole patadas a un chucho cuando les rega+a la suegra. 2a se+ora Qh fue esa especie de chucho durante los treinta pasos que tuvo que recorrer para alcan-ar a su marido % a su nieta % en los que invirtió m0s de die- minutos. 2a familia Qh se había instalado en el suelo de una esquina, unto a la pared, lo que signicaba que podían recibir golpes en los costados, pero al menos no los a-u-aban por detr0s. Era uno de los meores sitios. Aue la nieta quien avistó a la se+ora Qh. >)or n, pan<
2a ni+a %a se había saltado una comida durante aquel viae % casi estaba m0s contenta de ver los panecillos que a su abuela. )ero el marido estaba preocupado por la muer$ >Est0s empapada de sudor< 9es como debería haber ido %o: El abuelo se incorporó, cogió las bolsas con los panecillos % diciendo 8)erdona, oven<= se dirigió a una chica que se había quedado adormilada con el rostro hundido sobre un saco en el lugar que la se+ora Qh había deado libre. @na ve- sentada, la se+ora Qh se sintió aliviada. 1brió la bolsa % le dio un panecillo a su marido % otro a su nieta. >No, gracias< No tengo hambre >recha-ó el hombre. No es que no estuviese hambriento, pero prefería no comer. El !ltimo cupón de racionamiento había salido de su cartera, de forma que los cinco panecillos que contenía cada bolsa, quince en total, eran el !nico alimento con el que contaban para el resto del viae. >enga, coge uno >insistió la se+ora Qh>. No pienses solo en la ni+a. )ronto saldr0 el tren. No nos moriremos de hambre en esta estación< 2a se+ora Qh acabó poniendo un panecillo en la mano de su marido. >Come t! tambi*n, pues. 2a se+ora Qh se vio obligada a tomar un bocado de aquellos preciados panecillos por el bien de su marido, aunque en realidad estaba tan preocupada como *l, no sabía cu0nto tiempo m0s estarían retenidos en aquella estación ni cu0ntos panecillos necesitaría la ni+a. >)ues sí que tenías hambre, 9eh: >dio la chica que había cedido su lugar a la se+ora Qh mientras miraba con cari+o cómo la ni+a devoraba su panecillo. >)erdona, no había pensado en ello, toma uno. 2a se+ora Qh tendió una de las bolsas abiertas a la chica como si le pidiese disculpas. >enga, toma uno. >í, toma uno >insistió tambi*n el abuelo.
>e lo agrade-co, pero tengo pan en mi mochila. 2a chica les devolvió la bolsa con los panecillos dirigiendo una mirada afectuosa a toda la familia. >9Gacia dónde se dirigen: >Qh, venimos de leos< / %a no nos queda mucho pero, mira por dónde, nos hemos quedado atrapados aquí. >1%< 1 ver cu0ndo sale el trenH 7e repente la chica gimió de dolor, se llevó las manos a la tripa % hundió la cara en la mochila. >9(e duele: >preguntó la se+ora Qh>. 9Est0s embara-ada: Auese porque le dolía o porque sentía vergLen-a, la chica no respondió. >97e cu0ntos meses est0s: >7e ochoH ?e encontraba bien % he venido a que me sellaran el billete, pero con tanta genteH >1%< 9"u* podemos hacer aquí, en medio de la nada: 2a se+ora Qh estaba realmente afectada por la situación de la chica, %a que su hia, a la que venían de visitar, tambi*n estaba embara-ada de ocho meses. En una sociedad así, en la que las mueres debían ir de aquí para all0 igual que los hombres si querían sobrevivir, 9qui*n le garanti-aba que su hia, en el poco tiempo que había transcurrido desde que la había visto, no hubiera sufrido un contratiempo parecido: >enga, ponte m0s cómoda< >dio el abuelo, a quien se le había cru-ado el mismo pensamiento que a su muer, % acto seguido encogió las piernas para que la chica pudiese estirar las su%as. >Qh, gracias< 2a se+ora Qh no supo nada m0s de aquella chica porque, usto cuando su marido se apartó para que se acomodase, se extendió el rumor de que iban a abrir la puerta de la vía del tren que iba hacia el norte, % la sala de espera se transformó en un avispero de gente poni*ndose en marcha. Cuando, despu*s del bullicio, la
situación volvió a calmarse, se sentaron unto a otros viaeros desconocidos, pero la se+ora Qh no podía borrar a la chica embara-ada de su mente. 2a desdicha de esta muchacha impulsó a la se+ora Qh a tomar una decisión. 1l enterarse del embara-o de su hia, la se+ora Qh había escrito una carta a su hermano, que vivía en un pueblo en la monta+a, para que les proporcionase un hígado de abalí, %a que, seg!n decían, era lo meor para recuperarse despu*s de dar a lu-. Ese hermano vivía a cuatro estaciones del lugar en el que se encontraban, en la misma dirección que debían seguir. 9)or qu* no recorría a pie esa distanciaH: 1dem0s, de esa forma habría una boca menos para alimentar % los panecillos durarían m0s. 7e hecho, esa idea no se le había ocurrido a la se+ora Qh en aquel momento. /a había pensado en ello cuando su marido le había dado el !ltimo cupón de racionamiento, pero entonces *l la había rega+ado. in embargo, al ver a la oven embara-ada, la se+ora Qh se rearmó en su decisión. >1buelo de /eong'sun< 2o he estado pensando % vo% a hacer lo que te decía. >9Qtra ve- est0s con esas: >dio su marido volvi*ndose hacia ella, %a que hasta ese momento le había estado dando la espalda para proteger a su nieta dormida de los empuones de la gente. >No es por capricho< Es que tengo que hacerlo sea como sea< 9Es que no has visto a la chica embara-ada: >Bueno, 9qu* le vamos a hacer: >i una muer no se recupera bien del parto puede arrastrar secuelas durante toda su vida< 7urante toda su vida< >H >2o he pensado muchas veces, así matamos dos p0aros de un tiro. 7*ame ir, 9de acuerdo: >?uer, no es que %o no lo ha%a pensado, pero de verdad que me preocupa que, a tu edad, tengas que llegar andando hasta allí arriba. >)ues no te preocupes< Ainalmente, la se+ora Qh se dispuso a irse.
)ero en el momento de separarse, % tras caminar solo unos pasos, sintió l0stima, porque tuvo la sensación de que estaba abandonando a su marido % a su nieta en un -ar-al. No deó de mirarlos mientras, con dicultad, se abría paso por la sala de espera de aquella estación que am0s olvidaría. 2a se+ora Qh despertó de esos pensamientos con los gemidos de su nieta, que estaba sobre sus rodillas. El llanto de la ni+a había cesado, pero su aparente rencor persistía. 2a se+ora Qh le acariciaba los cabellos con manos temblorosas. 1unque hubiese estado presente en el momento del incidente en la estación, nada hubiese cambiado. )ero sus sentimientos no serían ahora los mismos. )odría arrodillarse ante su nieta % pedirle perdón, pero ni aun así ella, que se había ido en ve- de protegerla % que no se había comportado como una verdadera abuela, dearía de sentirse culpable. 2o cierto era que, comparada con la rotura de cadera de su marido, la lesión de la ni+a no era demasiado grave, pero ella tan solo era una ni+a< / la se+ora Qh, m0s que por la herida en la pierna entablillada, se sentía mal por la herida que el miedo podía dear en su cora-ón. >?i /eong'sun, 9quieres que la abuela te cuente una viea historia: 2a se+ora Qh estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para consolar a su nieta % atenuar su dolor. 2a ni+a asintió con la cabe-a. >?u% bien, empie-o< Vrase una ve- una pla%aH >7onde vivía un pescador bueno, 9no: Esta %a me la contaste en casa. >9í: )ues$ *rase una ve- un vendedor de tarrosH >H que casi andaba volando con un tarro a su espaldaH 1l menos /eong'sun, distraída con los cuentos, se olvidaba un rato de su dolor. >1h, es verdad< /a te cont* la historia del vendedor de tarros el otro día< 2a se+ora Qh hablaba mientras sus pensamientos discurrían por otro lado, hasta que no se le ocurrieron m0s historias % se quedó callada. El abuelo rio con el cuerpo inmovili-ado mientras miraba amente al techo. >Q%endo a nuestra peque+a /eong'sun reír unto a su abuela diría que
esto% curado. En aquel comentario tan tierno la se+ora Qh sintió el amor de su marido, lo que la animó a continuar complaciendo a su nieta. >igue, abuela< >í, sí, de acuerdo< )ero ni siquiera el comentario afectuoso de su marido permitió a la se+ora Qh proseguir de inmediato. >/eong'sun, creo que la abuela %a ha terminado con su repertorio de cuentos. 9"uieres que te cuente %o uno ahora: >propuso el hombre, que había entendido qu* ra-ones se escondían tras el silencio de su muer. >í< >respondió la ni+a sin ser consciente del dolor que morticaba a su abuelo. >"uiquiriquí< abes lo que hacen los gallos, 9no es cierto, /eong'sun: El abuelo intentaba imitar al gallo para divertir a la ni+a, pero aquel 8quiquiriquí= entristeció todavía m0s a la se+ora Qh % sus oos se llenaron de l0grimas. El abuelo hacía lo posible para atenuar el sentimiento de culpa de su esposa, pero cuanto m0s lo intentaba, m0s sobrecogida se sentía ella. Con todo, la abuela no era la !nica que se sentía conmovida. Vl tambi*n. El abuelo trabaaba en la misma escuela que la se+ora Qh, en su caso como profesor de ?atem0ticas, una asignatura m0s dura. No obstante, su car0cter afable % generoso con los alumnos % sus familias le hacían merecedor de una gran estima % respeto por parte de todos. 2os cucos no cesaban en su canto. )asaba de la medianoche % se oía la sufrida vo- del abuelo, que cortaba el silencio % la calma nocturna mientras contaba una f0bula de Esopo. 81h, si no me hubiese marchado aquel día de la estación, tal ve- ese desastreH= in poder evitarlo, los pensamientos de la se+ora Qh siempre retornaban a aquel día imposible de borrar de su memoria. 7espu*s de salir de la estación, la se+ora Qh se había percatado de que tambi*n las calles estaban bloqueadas a causa del 1contecimiento N!mero D. Ni en la carretera ni en la línea de ferrocarril que seguían paralelas a la costa, % que a
veces se entrecru-aban, se veían peatones ni vehículos de ning!n tipo. 89Cómo puede ser que el 1contecimiento N!mero D interrumpa el tr0co en todas las rutas a la ve-, tanto por carretera como por ferrocarril:=, pensó ella allí, arroada en medio de la nada. 89Es que en realidad ha% dos Wim &l'sung:= 2os 8gatos= estaban colocados por todas partes a lo largo del camino. No había recorrido ni quince li456 que a la se+ora Qh %a la habían interrogado cuatro veces. En cada control ella insistía en que la deasen pasar alegando su avan-ada edad. )ese a los peligros que la situación conllevaba, en la que el mínimo tropie-o podía ser fatal, la muer no dudó en recurrir a todo tipo de estratagemas. Aingió por primera ve- en su vida. e hi-o la sorda mientras repetía 89Cómo dice: 9Cómo dice:=; argLía que era una pobre abuela que solo iba a uno de los pueblos m0s cercanos uno de los que se veía a simple vista desde donde estabanF % preguntaba por qu* necesitaba autori-ación de viae para un tra%ecto tan corto; e incluso tuvo el atrevimiento de mirar furiosa a uno de los 8gatos= que la trató como a una criminal, % tambi*n a los dem0s que, pese a tratarla con gentile-a, la inspeccionaban de arriba abao con oos de gato mont*s. 1fortunadamente para ella, los 8gatos= no creían que fuese a esconderse en el bosque para disparar un fusil ni a poner una bomba en medio del tra%ecto, de modo que acababan cediendo$ 8Est0 bien, adelante=. )ero usto despu*s de atravesar el control todavía tenía que oír a sus espaldas$ >1nde siempre por los m0rgenes de la carretera % cuando oiga que se acerca un coche escóndase en cualquier sitio, 9de acuerdo: >í, sí< 7espu*s de superar el cuarto control bao una lluvia intermitente, la se+ora Qh continuó por un camino de piedras % de tierra batida que se extendía entre la vía del tren % el mar. 7e repente, o%ó el claxon de un coche tras ella. ?iró de reoo % vio cómo se acercaba una la de coches negros. e asustó. ?irando al mar, a la derecha de la carretera, había un pinar lo sucientemente denso como para haber amortiguado el ruido de los motores. Entonces intentó salir corriendo de la carretera. Gasta aquel momento, pese a la posibilidad de caer de bruces sobre los arbustos o de hundir sus pies en el barro del campo, siempre había respetado el conseo de los 8gatos= % había avan-ado a un lado de la carretera. )ero en aquel tramo, entre el mar % la vía del tren, no había suciente espacio para caminar fuera de ella. 9Cómo podía ser que los coches la hubiesen atrapado usto entonces: El pulso de la se+ora Qh se aceleró. (emía haber cometido una infracción grave. 7os vehículos la rebasaron % un instante despu*s o%ó un frena-o. olvió
instintivamente la cabe-a hacia la dirección de la que procedía el sonido % vio que el primer vehículo de la comitiva se había detenido. 2os siguientes lo imitaron. 7espu*s la se+ora Qh miró de nuevo hacia delante, como arrepinti*ndose de haber visto algo que no hubiese debido ver, e intentó saltar por encima de un riachuelo para esconderse dentro del pinar. )ero la puerta de uno de los coches se abrió % ella se quedó clavada. >1buela< Nuestro ran 2íder quiere verte. 2a se+ora Qh se dio la vuelta. )arecía que hubieran golpeado su cervi- con un martillo. (oda la cabe-a le retumbaba. @n velo negro ca%ó ante sus oos. >No quiero< No quiero< >murmuró sin entender ella misma lo que estaba diciendo, mientras agitaba las dos manos delante del pecho como si estuviese recha-ando algo. )oco a poco empe-ó a distinguir a la persona que tenía delante. Era un hombre de rasgos perfectos, vestido impecablemente, tieso como una barra de metal, que la agarró suavemente por la mu+eca con una sonrisa. >enga, pase >dio el hombre tieso como una barra de metal mientras la arrastraba. 2a se+ora Qh fue conducida hasta uno de los coches. 2legó con dicultad, oscilando, como si estuviese a punto de hundirse a cada paso. @nos cuantos hombres, vestidos tambi*n impecablemente, estaban unto al vehículo. Entre ellos se encontraba un hombre corpulento que casi cubría con su gura la puerta del coche % que destacaba claramente del resto. 7e los -apatos hasta el sombrero vestía de color oro blanco % parecía que de *l emanara una aureola de niebla. El hombre miraba a trav*s de sus gafas con cristales tintados cómo la se+ora Qh avan-aba hasta *l. Ese era sin duda el hombre que ella siempre había visto en las fotografías % en la televisión$ era 8nuestro padre el ran 2íder Wim &l'sung=. El ran 2íder puso los bra-os en arras sobre su gran barriga como si fuese la letra A del alfabeto cirílico. En su rostro se dibuaba una gran sonrisa. )odía ser que se sintiese reconfortado con la brisa marina procedente del pinar o que le pareciese divertido ver cómo la se+ora Qh, tan peque+a % tan fr0gil que se la podía llevar una r0faga de viento, se acercaba lentamente hacia *l. 1 la se+ora Qh le pareció que le habían sorbido el cuerpo % que la habían transformado en un obeto del tama+o de una semilla de %u%uba seca. e deó caer de rodillas a cinco pasos de Wim &l'sung. 2uego pronunció de carrerilla las siguientes palabras$
>3e-o por la salud % la larga vida de nuestro ran 2íder< (odos los habitantes del país aprendían esta frase en el parvulario. 7e ahí que la se+ora Qh la hubiese pronunciado mec0nicamente pese a la difícil situación en la que se encontraba. >racias< 2a vo- retumbó por encima de la cabe-a de la se+ora Qh. >1sistente de campo, a%!dela a levantarse< 2a 8barra de metal= cogió a la se+ora Qh por los bra-os % la a%udó a incorporarse. 2a gente que había descendido del resto de coches se acercó a ellos. >91dónde vas así, andando: >2a vo- de Wim &l'sung estaba cargada de una profunda simpatía. 7e inmediato la rodearon los chasquidos de los 9as!es % el ruido de los magnetófonos. El -umbido que oía indicaba que la estaban lmando desde todas partes. Eso todavía puso m0s nerviosa a la se+ora Qh, pese a que ante la pregunta de Wim &l'sung lo que necesitaba era serenidad. 1unque tartamudeando, nalmente logró hacer un resumen de la historia, omitiendo, naturalmente, que había sido el 1contecimiento N!mero D % el consiguiente cierre de la estación lo que la había obligado a ir a pie. >1h, %a veo lo que ha sucedido >respondió Wim &lsung asintiendo % sin dear de sonreír. / continuó diciendo>$ i de lo que se trata es solo de ir a buscar un hígado de abalí, suba a nuestro coche % la llevaremos directamente a su casa, vamos en esa dirección. >No hace falta, ran 2íder, no hace falta, muchísimas gracias. >No debes preocuparte por tu hia. 2a a%udaremos para que d* a lu- en una maternidad de )%ong%ang. >Es queH de verdadH no hace faltaH no hace faltaH 9Cómo una persona del pueblo como %o se atrevería aH: >No digas eso. /o tambi*n so% un hio del pueblo. (odavía me duele pensar que antes todo el mundo debía ir a pie. )ero ahora que tenemos buenos medios de
transporte no tiene ning!n sentido que va%as andando. enga, sube< 2a se+ora Qh no sabía qu* hacer. No quería subir, pero si no lo hacía estaría desobedeciendo una orden del ran 2íder. En medio de esa incertidumbre, vio a un hombre de pelo ri-ado tras el coche con una carpeta de documentos bao el bra-o que acudió en su rescate$ >ran 2íder, a esta abuelita le va a ser difícil viaar en su coche. Creo que ser0 m0s cómodo para ella que suba en el nuestro % les sigamos. >í, es una buena idea< >conrmó la 8barra de metal=. >97e veras: í, puede que para una persona ma%or eso sea lo m0s cómodo. 1buela, suba al coche de detr0s. 7espu*s de decir esas palabras, Wim &l'sung, siempre con una sonrisa surcando su rostro, a%udó con cuidado a que la se+ora Qh subiese al segundo coche. Ella no sabía exactamente cómo había logrado llegar al vehículo del hombre del pelo ri-ado ni cómo había deado atr0s el chasquido de los 9as!es % el susurro de las c0maras. 7ebido a los cristales opacos desde fuera no se podía ver el interior, pero una ve- dentro, se podía contemplar el paisae por el que iban pasando como si estuviese ba+ado en agua límpida. Cre%ó hundirse en el asiento de tan blando que era. @n olor de suntuoso incienso se extendía por el habit0culo % desde un rincón sonaba una discreta m!sica, casi imperceptible. 2a se+ora Qh no hubiese sabido decir en qu* momento había arrancado el coche, %a que este partió como si levitase. )arecía que estuviese so+ando. 9Cómo podía ser que tan solo un rato antes hubiera estado caminando, apartando la male-a cada dos por tres, % ahora se encontrara rodeada de semeante luo: (anto lo que le pasaba a ella como el hecho de que su hia fuese a dar a lu- en una maternidad de )%ong%ang no podía ser nada m0s que un sue+o< >9Cómo se siente, abuela: >le preguntó el hombre de pelo ri-ado, que iba sentado unto al chófer % que cada poco volvía la cabe-a hacia ella con una sonrisa. >í, sí, bienH Gubiese podido ir andando, pero el ran 2íderH >No diga eso. El ran 2íder quiere que est* cómoda. Cuando se acabe este magníco paisae de costa nosotros cambiaremos al tren. )ero las órdenes del ran 2íder son que la llevemos a casa en coche. >)or favor, no< i esto% bien<
>)ero abuela, el amor del ran 2íder es vasto como el cielo % m0s profundo que el mar< >in duda, sí< >dio la se+ora Qh mientras inclinaba el cuerpo a modo de reverencia. ?omentos despu*s trató de recordar a qu* había respondido armativamente. El coche aceleraba como si estuviese volando. 2as hileras de pinos % de postes el*ctricos se sucedían a toda prisa tras el cristal como si la estuviesen saludando. 1sí transcurrieron unos veinte minutos, hasta que por la ventana de la i-quierda apareció un tren esplendoroso. (odas las ventanas de los vagones estaban cubiertas por una cortina blanca % el convo% entero brillaba como la se+ora Qh no había visto nunca que lo hiciese un tren. Entonces recordó las palabras del hombre de pelo ri-ado$ al acabar el paisae de pinos, ellos debían tomar el tren. eguro que ese era el convo% especial en el que debía subir Wim &l'sung. Entonces la se+ora Qh entendió por qu* tanto la vía como la carretera habían sido cortadas por el 1contecimiento N!mero D. 1 n de cuentas, Wim &l'sung se servía de ambos tipos de transporte$ cuando el paisae era m0s bello en tren, se subía a un vagón, % cuando la carretera bordeaba la costa, prefería ir en cocheH >in duda no ha% nada meor que el tren para ir de excursión< >murmuró contento el hombre de pelo ri-ado, hablando solo. 2a se+ora Qh estaba tan o m0s contenta que *l. @na ve- nali-ado el 1contecimiento N!mero D se restablecería el tr0nsito de los trenes ordinarios. )ero la alegría duró poco, porque una ve- la cola del tren especial desapareció en el hori-onte, una imagen aterradora surgió en el interior de su cabe-a. 8En el momento en el que abran el tr0co ser0 como si una bomba estallase en la sala de espera, tal ser0 el caos que se desatar0. 2a gente saldr0 en masa a trompicones por las puertas % por las ventanas con el 0nimo alterado a causa de la espera, el hambre % la lluvia, % el t!nel que conduce al control de billetes se colapsar0 con una marea humana. emeante excitación acabar0 por derribar los tabiques del control de billetes. )ara la muchedumbre los billetes %a no importar0n. er0 una marea humana.= En medio del tumulto, a la se+ora Qh le parece ver los cabellos del abuelo, que lleva a /eong'sun a su espalda moviendo los bra-os en el aire$ nalmente el cuerpo del abuelo caer0 como una cuchara de arro- dentro de aquella olla de gritos % alaridos de sufrimientoH
>/eong'sun< >chilló la se+ora Qh al despertarse de su desvarío. Como dentro del coche nadie le prestó atención, la se+ora Qh pensó que en realidad el nombre de su nieta no había llegado a salir de sus labios. e sintió arropada por las ligeras vibraciones del motor. >Cari+o< >2a vo- del abuelo tumbado disipó los pensamientos de la se+ora Qh>. 97uerme %a la ni+a: 2a se+ora Qh miró a su nieta encogida encima de sus rodillas. >í, %a duerme. >1sí que estaba contando el cuento para mí solo, 9no: >No, bien hecho. 1hora descansa un poco. >?e he despertado. >Es queH mientras t! % la ni+a sufríais el accidente, %o estaba como una tonta dentro de un coche de luo. >9Qtra ve-: /a basta< No hables m0s de lo mismo< 9"u* hubieses preferido: 9"ue hubi*semos tenido el accidente los tres: enga, no vuelvas a pensar en ello, es in!til. 2a se+ora Qh suspiró. >92legar0 el día en que ella, % todos los dem0s, os cur*is: >Espera< 7e repente, el abuelo o%ó algo % le preguntó sorprendido a la se+ora Qh$ >Eso que se o%eH 9no es tu vo-: Ella sabía por qu* su marido estaba desconcertado. 7esde el exterior llegaba el sonido de unos altavoces que emitían las declaraciones de la se+ora Qh$ 8H Entonces me llevaron hasta uno de los coches parados en medio del camino, % delante de uno de ellos estaba el ran 2íderH=. 1quello era lo que había contado la se+ora Qh cuatro días antes, instantes
despu*s de baar del amante coche, cuando la rodeó una multitud de periodistas, % antes de saber qu* había pasado con su marido % su nieta. 2a se+ora Qh casi no podía ni abrir la boca ante la insistencia de los periodistas. 7urante dos días, la radio % la televisión no habían deado de emitir esa noticia, pero para su marido, que había pasado primero por el hospital de la compa+ía de ferrocarriles % despu*s por un hospital militar, % que hasta el día anterior, mu% tarde en la noche, no había logrado volver a casa % acostarse, aquella era la primera ve- que lo oía. 2a se+ora Qh %a se lo había contado, pero incluso así *l se sorprendió al oír su vo- a trav*s de los altavoces. El abuelo puso mucha atención para no perder ni una palabra de lo que se decía. 2a se+ora Qh se rubori-ó de nuevo al pensar que había actuado mal. Gubiese preferido mil veces esconderse en una ratonera antes que pasar tanta vergLen-a. u vo- a trav*s de los altavoces parecía un cuchillo hurgando en las heridas de su marido % de su nieta. Era sin duda cruel hablar de su felicidad ante una persona que había estado a punto de morir< 2a se+ora Qh solo quería que aquellas retransmisiones propagandísticas acabasen de una ve-. 9Cu0ntos días llevaban %aH: )ero daba la sensación de que los altavoces repetirían aquella historia una % otra ve- hasta que se enterase todo el mundo. 8H % nalmente nuestro ran 2íder ha insistido en que subiese al coche % despu*s *l ha retomado su caminoH= 2a vo- de la se+ora Qh %a no se o%ó m0s, pero se dio paso a la vo- del periodista, que parecía que volviese a acuchillar a su marido % a su nieta$ 8"uerido p!blico, escuchad la vo- de agradecimiento innito de nuestra sociedad hacia el ran 2íder< Es ese amor innito de nuestro ran 2íder el que, en el cielo, la tierra % el mar, abre siempre caminos de felicidad para que nuestro pueblo pueda viaar cómodamente por todo el país % muestre su sonrisa llena de felicidad, como la de la se+ora Qh Chun'hYa.= 7espu*s se o%ó una canción$ 0orre, corre, tren, corre cuando suena el silbido del tren, amada:
>1%< >7e pronto, el gemido de dolor del abuelo despla-ó el sonido de los altavoces % provocó un temblor en la habitación. 2os peque+os p0aros, que habían enmudecido durante un rato, reanudaban su letanía. 1 la se+ora Qh, confundida, le daba la sensación de que los borbotones sangrientos de ese canto en realidad procedían del fondo del cora-ón de su marido. )ues claro que el abuelo sufriría imaginando que mientras ella viaaba confortablemente en el coche a *l le estaban rompiendo la cadera % a su nieta la pierna< / para acabar de rematar la historia, los altavoces todavía hurgaban m0s en la herida al recordar 8el viae feli-=. Cuando el abuelo regresó del hospital con su nieta, le explicó con todo detalle lo que había ocurrido en la estación. eg!n su versión, lo que había imaginado la se+ora Qh mientras viaaba dentro del coche no había sido una fantasía, sino que casi coincidía exactamente con la realidad. 2as !nicas diferencias eran que lo que se había hundido no era el tabique del control de billetes, sino las cuatro puertas de la entrada principal, que ca%eron a la ve-, % que no llevaba a su nieta a la espalda, sino en sus bra-os, antes de que la masa los aplastara. 9"u* le habría sucedido a la chica embara-ada que se lamentaba de su dolor en medio de aquel escenario dantesco: El marido % la nieta de la se+ora Qh no habrían sido las !nicas víctimas de aquel alud de gente, de aquel aplastamiento de cuerpos % miembros, de ni+os perdidosH i se reunían todos los gritos de dolor de aquella sala se podría llenar un inerno. )ero en aquel momento todos los lamentos se habían evaporado, eclipsados por 8la sonrisa de la felicidad= que no cesaba de oírse por todas partes. / encima resultaba que a la se+ora Qh, que se sentía como si le hubiesen arrancado las u+as de ambas manos, la ponían al frente de todos a cantar con esa 8sonrisa de la felicidad=. 9Cómo podía ocurrir algo así en este mundo: olo una fuer-a m0gica % cruel podía convertir los alaridos del tormento en aquella 8sonrisa de la felicidad=. 2a se+ora Qh se estremeció$ de repente vio la imagen del bruo que practicaba semeante magia cruel. 2o tenía ante sus oos, con las carnes colgando, movi*ndose tranquilamente. Con su t*cnica experta, el bruo, que %a había manipulado a la se+ora Qh, se preparaba para el siguiente n!mero de magia con su hia, que iba a dar a lu- en una maternidad de )%ong%ang. 2a se+ora Qh sintió de nuevo un escalofrío. (oda la población de aquel país, que se hallaba bao el hechi-o del bruo, vivía en una cción aena a la realidad.
>1%, a%< >se queó agudamente de dolor la peque+a /eong'sun, % la se+ora Qh retornó con ello de sus cavilaciones. 2a ni+a, sobre sus rodillas, había hablado en sue+os, pero despu*s su respiración continuó a un ritmo regular. (al ve- en su sue+o se había roto el hueso de la pierna por segunda ve-. >2a ni+a hablaba mientras dormía< >dio su marido, desvelado tambi*n con sus cavilaciones. >í, estaba hablando en sue+osH % t! tambi*n deberías intentar dormir un poco. Con esas palabras, la se+ora Qh pretendía tranquili-ar a su marido, que, con toda probabilidad, continuaba atrapado en sus terribles recuerdos. >9"u* sentido tiene estar todo el rato recordando lo que ha pasadoH: >9"ui*n, %o: >se defendió el abuelo>. No estaba pensando en eso, lo que se diga por los altavoces no me importaH Estaba pensando en un cuento que le contar* a la ni+a cuando despierte. Era, desde luego, un buen hombre. 7eaba a un lado su dolor % hacía lo posible para mitigar el sentimiento de culpa de su esposa con la historia de los cuentos. )ero ella no quería dear ese sentimiento de culpa porque le parecía el meor modo de soportar los tormentos de aquella noche. >(ienes ra-ón. Cuando se despierte pedir0 otra ve- una de esas vieas historias. No cono-co a ninguna otra ni+a a la que le gusten tanto ese tipo de cuentos< >1l menos eso la distrae de su dolor. >No sufras, %a tengo preparada otra historia. >9Qtra ve- el cuento de )ush#in: >No, esta ve- se tratar0 de la historia de la capital del inerno. >92a capital del inerno: 92a historia de la casa en la que el bruo est0 tumbado con la barriga en el suelo: >í, 9quieres que te la cuente primero:
>"ue %o no so% /eong'sun< >)ero no solo /eong'sun necesita distraerse de sus doloresH >dio la se+ora Qh con una vo- llena de triste-a. >Entonces har* ver que so% ella >dio el marido un poco afectado. 2a se+ora Qh intentó apaciguar el temblor de su vo- % empe-ó a contar su cuento$ >Vrase una ve- una colina cercada por die- hileras de vallas. 7entro vivía un bruo rodeado de miles de esclavos. )ero la cosa m0s sorprendente era que tras las die- hileras de vallas no se oía nada m0s que risas. e oían las risas fuese oto+o, invierno, primavera o verano. / eso sucedía porque el vieo bruo tenía hechi-ados a sus esclavos. 9/ por qu* los tenía hechi-ados de tal forma: )orque quería ocultar que los estaba maltratando % enga+ar de este modo a la gente que vivía fuera de la colina % hacerles creer que en aquel lugar todo el mundo era feli-. Gabía ordenado construir die- hileras de vallas para que nadie procedente de los pueblos vecinos pudiese entrar % ver lo que pasaba. )i*nsalo. Cuando la gente que vivía en la colina se hacía da+o o estaba triste % lloraba, lo que salía de su boca eran grandes carcaadas. 9Cómo era posible que existiese una magia tan cruel, una colina tan terroríca: in darse cuenta, la se+ora Qh empe-ó a sollo-ar. u intención había sido contar una historia para olvidarse de todo, pero había sido in!til. Era mu% tarde % los altavoces bramaban de nuevo con otra historia de 8sonrisas de la felicidad=. Eso le dio a la se+ora Qh m0s ideas para nuevos cuentos. /; de diciembre de )++<
El escenario
2a m!sica f!nebre que emiten los altavoces contribu%e a que el ambiente en el centro de la ciudad sea todavía m0s abrumador de lo que %a es a causa de la densa lluvia. 2a melodía se cuela en la sala de reuniones del BoYibu de la ciudad, cosa que agrava la tensión % el aire tr0gico que se respira. Go%, todos aquellos que toman la palabra lo hacen con vo- sollo-ante. &ncluso las l0mparas del techo parece que lloren. El ruido de la lluvia, el vientoH (ras las ventanas borbotea la lluvia % todas las nas ramas de un vieo sauce son a-otadas como si fuesen cabellos despeinados. 7e ve- en cuando, el viento se apacigua, pero entonces el sonido de la lluvia es m0s intenso % se apodera de la sala de reuniones. (odos esos factores reunidos coneren profundidad a la palabra 8luto=, aunque a todos allí reunidos m0s bien les parece hallarse en el escenario de un teatro que en el mundo real. >/ bien. >1fectada por la triste atmósfera, la gente se ha mantenido en un silencio apesadumbrado, pero la vo- del director del BoYibu ha pasado del lloriqueo a un tono severo % chillón>. 1hora que hemos arrancado todas las ores de los parterres % de los ardines de la ciudad para ofrec*rselas en homenae a nuestro ran 2íder, que hemos ido hasta las monta+as % hasta los campos para buscar ores exponi*ndonos a un desprendimiento de tierra o a que nos muerda una serpiente venenosa, 9podemos estar por n tranquilos: 9)odemos estar seguros de nuestra lealtad: )ues no. Ni entre los miembros de la familia del BoYibu podemos baar la guardia. ?ientras aquí todos estamos llorando la p*rdida de nuestro padre, algunos utili-an la excusa de ir a buscar ores a la monta+a para beber % irtear, no es así. El director pega un pu+eta-o en la mesa, un pu+o tan rolli-o como su cuerpo, en el que todavía sostiene el pa+uelo con el que se ha secado las l0grimas. @n vaso de agua est0 a punto de caer % recupera despu*s el equilibrio. >9"u* lecciones podemos sacar de ello: 7esde arriba nos han dicho que, mientras duren los días de luto por nuestro ran 2íder, los agentes debemos estar m0s atentos que nunca. Nuestros cien mil oos, nuestras cien mil oreas % nuestros
cien mil pu+os deben trabaar todavía con m0s ahínco. olo así nos aseguraremos de que ning!n duendecillo levante su cabe-a. Eso es lo que quería deciros ho%. 1cabo aquí. )unto. El director cierra su cuaderno de notas con un golpe seco % despu*s a+ade un comentario golpeando otra ve- la mesa$ >e+or comisario de la Aederación de Empresas, venga a verme antes de salir. No ha hablado en tono demasiado fuerte, pero ha puesto el *nfasis suciente en sus palabras como para que todo el mundo lo oiga. >9"u*: 9Ga dicho 8de la Aederación de Empresas=: >murmura un hombre que est0 sentado en una silla unto a la ventana, dirigi*ndose a su vecino de gafas. e trata de Gong /eong'p%o, un individuo peque+o, que es el comisario del BoYibu en la Aederación de Empresas. 1l responder su vecino armativamente, /eongp%o piensa que se ha convertido en el centro de todas las miradas. )arece que todos le est*n diciendo que cuando el director de la familia del BoYibu ha dicho 8los miembros de la familia del BoYibu= se estaba reriendo a *lH 1l salir de la sala de reuniones, las miradas le persiguen como si le recordasen las palabras 8beber= % 8irtear= pronunciadas por el director, al mismo tiempo que en su cabe-a se le aparece el rostro de su hio W%eong'hun. >9abe qu* es esto: >empie-a en tono 0spero el director del BoYibu mostr0ndole un papel en cuanto /eong'p%o entra en el despacho>. Esto lo han redactado nuestros agentes. 87urante este periodo de luto en homenae a nuestro ran 2íder Wim &l'sung, Gong W%eong'hun, obrero en una de las f0bricas que integran la Aederación de Empresas, ha sido visto paseando % cogi*ndose de la mano con Wim u#'i, una compa+era de trabao, mientras ambos recogían ores en el monte Bae#r%eonH= >9Wim u#'i: >Escuche hasta el nal< &ncluso han bebido< 92o ha oído: Ge aquí la prueba< Entonces el director mueve la barbilla se+alando una peque+a botella de pl0stico que se encuentra encima de su mesa, ante /eong'p%o. >Esto es lo que han traído nuestros agentes. enga, huela< (odavía apesta a
alcohol. )ero la botella no es lo que m0s preocupa a /eongp%o, sino la chica. 9"ui*n es esa Wim u#'i: 9"u* Wim u#'i: 9Wim u#'i la ma%or:H No, tal ve- aquella otraH 9Wim u#'i la menor: 3e-a para que el director no diga nada m0s al respecto. >No hace falta oler la botella, es evidente. 1fortunadamente, al ver la expresión compungida de /eong'p%o, el director cambia el sentido de la conversación. >9/ qu* piensa, pues, de este incidente, camarada Gong: 9Cree que se trata de un incidente com!n o que tiene connotaciones políticas: >Es político, sin duda, % m0s si tenemos en cuenta el momento que estamos viviendo con la desgracia de nuestro 2íderH us meillas amarillentas, afectadas por una larga hepatitis, se ven inundadas por abundantes l0grimas, como si emanasen de una fuente. Ni el mismo /eongp%o puede entender por qu* llora. En su interior su triste-a es del tama+o de un cuenco, pero las l0grimas que salen podrían llenar un balde< )ara el director, esas l0grimas valen su peso en oro. >enga, %a est0, %a est0< >2a vo- del director se apacigua de l0stima, pero pronto recupera el tono de antes>. 2o cierto es que quería castigarle, pero ante su sinceridad, camarada Gong, veo que no hace falta. 1dem0s, %a se lo he reprochado bastante durante la reunión % no se trata de insistirH )robablemente el director se muestra m0s compasivo con /eong'p%o al verle delgado como una bri-na de paa a causa de la enfermedad de su hígado, % conclu%e con un tono de vo- m0s suave$ >enga, v0%ase. (rat0ndose de una cuestión que afecta a uno de los miembros de la familia del BoYibu, he guardado personalmente esta botella de pl0stico. )ero se la puede llevar para llamar la atención a su hio % corregir su actitud. >racias< racias< /eong'p%o saluda dos veces antes de salir del despacho del director.
El viento % la lluvia no arrecian. ?ucha gente se cobia bao el gran porche de la entrada del edicio. 8?ierdaH parece como si nadie tuviera nada que hacer=, piensa /eong'p%o, % contin!a andando bao la lluvia. us pies se hunden en el barro % las gotas de lluvia resbalan por su barbilla. Empie-a a sentir de nuevo el dolor en un costado. Es su hígado enfermo, que ha empe-ado a endurecerse como si se viera afectado por su disgusto % por el mal tiempo. )ero /eong'p%o raramente tiene oportunidad de ocuparse de sus dolores. Es m0s urgente ocuparse de la 8enfermedad incurable= de su hio que de la su%a. ?ientras camina, aprieta con fuer-a la botella de pl0stico casi chafada que lleva dentro del bolsillo de su pantalón, % de repente, por segunda ve- ese día, o%e una vo- que le dice 8Corregir su actitud=. )ero esas palabras no son las que acaba de pronunciar el director del BoYibu de la ciudad, sino las proferidas por el director del BoYibu del e*rcito del que dependía su hio antes de licenciarse$ )ara corregir su actitud, he decretado la 8desmovili-ación por mala conducta= de su hio con un pretexto falso para, de este modo, evitar tener que enviarlo al campo de delincuentes políticos. 7eb*is saber que se trata de la medida m0s indulgente que puedo tomar considerando que usted forma parte de la familia del BoYibu. Cuando lea la declaración escrita de su hio de la que se ineren claramente las ideas que tiene pese a que %o ha%a hecho la vista gordaF entender0 meor lo que quiero decir. 7espu*s de la lectura de esta carta, Gong /eong'p%o cubrió con mano temblorosa la declaración de su hio que le aduntaban. H he cometido un grave error contra nuestro )artido % contra nuestro ran 2íder, Wim &l'sung. 3econo-co que el camarada director del BoYibu tiene ra-ón cuando arma que mi mente est0 contaminada por las emisiones radiofónicas antigubernamentales difundidas por los b0rbaros surcoreanos en las que se repite constantemente la palabra 8libertad=. Ge sido obligado a escuchar dichas emisiones anticomunistas durante mi servicio en el puesto de guardia en la frontera del paralelo JU, función que he estado ocupando antes de ser asignado a la preparación del festival de las artes del e*rcito en la sección política de la división. 7urante mi servicio de guardia escuch* las emisiones en contra de mi voluntad, %a que era inevitable hacerlo a no ser que me tapara los oídos. 2os hechos de los que se me acusa fueron cometidos el pasado s0bado por la noche. 1quel día hicimos un ensa%o del festival militar en presencia del camarada
director de la sección política, que criticó duramente nuestro trabao % nos impuso como sanción ensa%ar hasta altas horas de la noche. 8uestro ensa%o de ho% no vale m0s que dos puntos. (odo est0 demasiado for-ado. Ge visto sucientes espect0culos como para saber qu* signica ponerse en la piel del personae$ quiere decir que los actores de la obra viven su papel al cien por cien. 7icho de otro modo, que transformen la cción en realidad, 9est0 claro: uestra actuación no es natural. 97ónde est0 lo de ]]ponerse en la piel del personae^^: Eso solo ocurrir0 si est0is atentos % si ten*is un buen control sobre vosotros mismos. Esto que veo est0 mu% leos de ser aceptable, es una bufonada<= 1sí es como nos rega+ó el camarada director de la sección política. Cansados % hambrientos, nos queamos, pero proseguimos los ensa%os con determinación. Gacia las die- de la noche nos visitó el camarada director adunto para comprobar que nuestros ensa%os estuviesen en la línea correcta. En aquel momento, el grupo de los comediantes, entre los que me encontraba, est0bamos en el escenario, mientras que los guitarristas % otros artistas estaban sentados en las butacas del p!blico esperando su turno. El camarada director adunto, que parecía satisfecho con nuestro trabao, nos interrumpió para preguntarnos$ >El castigo es duro, 9no: >No, se+or< >respondieron todos en*rgicamente excepto %o % el camarada Qh Ga#'nam, cu%o padre es jido(on en una provincia. 1mbos nos mantuvimos en silencio con cara de disgusto. >7eb*is tener hambre, 9no: >No, de ninguna manera< >respondieron todos a!n m0s fuerte. El camarada Wang Wilnam, un chico alto % delgado con los oos hundidos, a+adió en vo- m0s alta$ 8No somos cochinos< No pensamos solo en comer<=. / al decir esto, el resto acompa+ó el comentario con un golpe de tacón$ 8Es cierto, se+or<=. olo hacía un momento que el camarada Wang había trope-ado con algo % había murmurado$ 8Es que casi no tengo fuer-as, apenas he comido un poco de maí-=, % el resto tambi*n gru+ía, algunos incluso bromeaban se+alando que sus ombligos estaban a punto de dar un besito a sus espaldas. 9Cómo podían parecer tan sinceros % armar exactamente lo contrario de lo que sucedía: Estaba estupefacto, eran grotescos. 1unque a lo meor aquello sí que era 8ponerse en la piel del personae= a un nivel que no estaba al alcance ni de los meores actores profesionales. 9El camarada director adunto no se dio cuenta de todo eso: No
sabría qu* decir. Qtra cosa me intrigaba$ 9por qu* el camarada Ga#'nam % %o mismo, ambos hios de jido(on , habíamos sido incapaces de imitar a nuestros colegas % nos habíamos quedado petricados ante el camarada director adunto: Este !ltimo, no s* si adivinando nuestros pensamientos o no, nos animó a continuar los ensa%os % salió de aquel edicio l!gubre % frío que se empleaba para actos culturales. 1ntes de irse nos ordenó que ensa%0semos hasta las once de la noche, momento en el que haría una !ltima valoración de todos los grupos antes de dearnos marchar. )ero dieron las once, % las doce, % el camarada director adunto no se presentó. (odos los cantantes, m!sicos % el resto de grupos, en total unas cuarenta personas, nos instalamos al lado de un barril de metal convertido en brasero. 7e su interior surgía un humo negro % espeso, %a que la madera no estaba lo sucientemente seca. 1lgunos, encogidos por el frío, se dormían, % otros pasaban el rato intentando hacer chistes que acababan teniendo poca gracia, cansados como estaban. )ero tampoco importaba demasiado$ como suele suceder en este tipo de situaciones en las que hace falta reprimir el enfado, cualquier tontería, incluso un simple boste-o, causaba un exagerado estallido de carcaadas. Era una risa casi enfermi-a. En alg!n momento alguien exclamó$ 81tención<=, como si estuviese escuchando los pasos del camarada director adunto que llegaba. Entonces se tiró un ruidoso pedo, que todavía resonó m0s al estar todos callados, lo que provocó grandes risas. /o tambi*n estaba con ellos ugando % bromeando, pero mi interior hervía de rabia. Culpaba a los camaradas que ante el director adunto habían ngido no estar cansados ni hambrientos, %a que %o estaba convencido de que era por su culpa por lo que todavía est0bamos allí, pasadas las doce. El aire era absolutamente g*lido. / para colmo, tenía el estómago vacío. 1dem0s, mi papel en la obra, que llevaba por título -l carrito de la olla con la comida del cuartel , me exigía estar toda la noche hablando de cómo se cocinaba la sopa de arro- con pescado o cómo se freían otros manares deliciosos, cosa que me llenaba de retortiones. ?e preparaba para encender un cigarrillo cuando se o%ó la vo- del responsable de los ensa%os$ 8enga, %a hemos descansado lo suciente. olvamos a empe-ar con los comediantes=. 9/ por qu* debíamos volver a empe-ar precisamente por los comediantes: ?e levant* furioso de un salto % die sin pensarlo$ >EsperadH o% a improvisar una bonita representación % a entrenarme para 8ponerme en la piel del personae=. alt* al escenario. (enía que expresar de alguna forma lo que me hacía arder
la sangre, porque si no lo hacía, reventaría. >EhH 9cómo podemos titular la obra: 1h< í< í<$ 8?e duele< Ka, a< 9?e hace cosquillas: Buaa, buaa<= )ara empe-ar, os presento el primer acto$ 8?e duele< Ka, a<=. ?ientras oía las risas de mis compa+eros, fui tras el telón % saqu* solo la cabe-a. igo sin comprender cómo logr* que mi obra improvisada surgiese de repente con tanta naturalidad. >"uerido p!blico >grit* eufórico>. 1hora mismo, a mis espaldas, vosotros no lo veis, pero ha% un pu+o lleno de aguas que se va clavando en mi cuerpo desnudo. El director de escena ordena$ 83íe<=. i uno de vosotros quiere hacer de director de escenaH >3íe< >gritó alguien desde los asientos del p!blico. 1brí la boca al m0ximo al mismo tiempo que fruncía el ce+o % recorría toda la gama de expresiones que iban desde el llanto hasta la carcaada$ 8Buaa< Buaa< Bu..< Kua< Ka< Ka<=. (odo el mundo empe-ó a reír como si se estuviesen ahogando. 1lgunas de las chicas que estaban sentadas reían mientras movían sus cuerpos hacia delante % hacia atr0s, % otras golpeaban con sus pu+os los asientos que tenían delante. No cesaban de reír, % todavía menos cuando salí de detr0s de las cortinas % anunci* 8egundo acto<=. En ese momento, el camarada Wang Wilnam, el de los oos hundidos, subió al escenario. 8Eh< /o actuar* en el segundo acto<=, dio. e metió tras el telón %, como había hecho %o, sacó solo la cabe-a. >9(!, camarada: ?u% bien, de acuerdo< >respondí>. 1h, sí< Esta ve-H ser0 el camarada Wang el Esp0rrago, alumno del vig*simo tercer curso de 8ponerse en la piel del personae=, quien os ofrecer0 una muestra de su talento. >9ig*simo tercer curso: >rio escandalosamente una de las camaradas>. 9Cómo puede ser: >EstoH ehH Esto no hace falta preguntarlo< >Esquiv* la pregunta antes de proseguir>$ El segundo acto se titula$ 89?e hace cosquillas: Buaa, buaa<=. &maginad, pues, que una mano dulce % tierna sube hacia vuestra axila % os hace cuchi, cuchi, cuchi. / les ense+* las manos mientras movía los dedos.
>Ka< Ka< KaH bua< Bua< 2a actuación del camarada Wang todavía fue meor que la mía, todos se retorcían % se llevaban las manos al vientre como si se les fuesen a saltar los ombligos de tanto reír. Con estas bromas nos relaamos % logramos disipar nuestro enfado % retomar los ensa%os. Estas son las fechorías que cometí aquel día. 2es suplico que me perdonen. ?i cabe-a est0 podrida a causa de las emisiones de radio procedentes del sur. El camarada director del BoYibu me ha pedido que explique claramente lo siguiente$ 9)or qu* al subir al escenario titul* los dos actos 8?e duele< Ka, a<= % 89?e hace cosquillas: Buaa, buaa<=. En realidad, eso no tenía sentido alguno. e me ocurrió en aquel momento, al ver que el camarada Wang Wilnam, cansado % hambriento, ngía ante el camarada director adunto que no pasaba nada. upongo que tambi*n inu%ó el papel de repartidor de manares que me habían asignado en la obra titulada -l carrito de la olla con la comida del cuartel , en un momento en el que estaba hambriento. e trataba de reír cuando estaba llorando % despu*s de llorar cuando estaba riendo. Eso había inspirado ambos títulos. )or otra parte, el director tambi*n me preguntó por qu* había llamado al camarada Wang Wilnam alumno del vig*simo tercer curso de 8ponerse en la piel del personae=. 2o cierto es que no lo pens*. (al ve- simplemente fue porque *l tiene veintitr*s a+os. Esta es la verdad, lo uro. No pensaba que eso fuese ofensivo para el BoYibu. )or ello ruego se me perdone.
>er0 miserable< >escupe /eong'p%o sin darse cuenta de que la lluvia se escurre por sus labios, repitiendo lo que dio la primera ve- que le%ó la declaración de su hio. Escupe otra ve->. 9Es que por ser hio de un jido(on del BoYibu no sabe cómo es el mundo en el que vive: )or lo que respecta a los incidentes sucedidos durante el servicio militar de su hio, /eong'p%o todavía pudo mirar hacia otro lado, pero 9es que el chico no sabe que en esta sociedad cualquier palabra, %a sea dicha en un ensa%o teatral del e*rcito, en el monte Bae#r%eon o en el lugar m0s profundo de la tierra, queda registrada % grabada: 9Es que es idiota: No. En realidad, como ha destacado el director del BoYibu del e*rcito, nada de eso es nuevo 8se ineren claramente las
ideas que ha% detr0s=, ha dichoF. En sus declaraciones, su hio simula que es idiota, pero en realidad es todo lo contrario, % ese es precisamente el problema. 8Ga enloquecido por culpa de las malditas emisiones de radio de Corea del ur que hablan de una supuesta libertad<=, piensa. 8)or otra parte, 9cómo se puede explicar que ha%a sido desmovili-ado del e*rcito Zpor mala conducta[ % que se ha%a enamorado de esa u#'i, cu%o padre est0 detenido en un campo de prisioneros políticos:= /eong'p%o recuerda cómo ha presionado a su hio para lograr que rompa su relación con u#'i % exclama 8)uta mierda<=. Con un gesto brusco, se limpia el agua de la lluvia que gotea por su barbilla. Casi sin percatarse ha recorrido %a todo el tra%ecto hasta su casa. >9Ga llegado W%eong'hun: >dice secamente nada m0s abrir la puerta. >No, % con esta lluviaH >responde su muer, Wim eon'sil, preocupada % con una cierta pesadumbre, %a que no acaba de entender a qu* se debe la expresión de /eong'p%o. >Bueno, no malgastes tu tiempo en eso. >9Cómo: 9Es que t! no est0s preocupado: Go% mismo ha habido un desprendimiento de tierra % ha matado a dos trabaadores de la f0brica que habían ido a buscar ores al monte. / el ni+o de la escuela de Wang#eon, al que a%er mordió una serpiente venenosa, ha muerto esta ma+ana. >Est0 bien, est0 bienH /eong'p%o no quiere escuchar las cosas que %a sabe. 7esde que empe-aron los funerales en memoria de Wim &l'sung, hace una semana, todos los parterres, los ardines de las casas, los bulevares % los parques est0n desnudos, sin ores, % no se puede hallar ni una or en toda la ciudad. 1l principio la gente no lo sabía, pero despu*s ca%eron en la cuenta de que los agentes toman nota en secreto de las veces que cada uno ha ido a rendir homenae a Wim &l'sung. Es obligatorio expresar el duelo al menos una ve- al día. &ncluso algunos lo hacen ma+ana, tarde % noche. Con las quinientas mil personas que cada día recogen ores para depositarlas al pie de los altares instalados en centenares de locales del )artido % escuelas de primaria no es de extra+ar que no queden ores en los alrededores. 7e ahí que en las escuelas % en el trabao no
tengan ninguna otra alternativa que enviar a los alumnos % a los obreros al monte, a coger ores silvestres. 2as personas encargadas de ir a buscarlas deben hallarlas en suciente cantidad como para que cada miembro de su grupo pueda depositar un ramillete en los altares. Con tantos ni+os % adultos paseando por los valles % las monta+as en plena estación estival de lluvias, los accidentes son frecuentes. 2os temores de la muer de /eong'p%o son, pues, comprensibles. /eong'p%o tambi*n es consciente de la situación, pero ello no le impide mascullar unos comentarios crueles$ >Qal0 se matenH >9"u*: >?ira esto. >7el bolsillo empapado extrae la botella de pl0stico % la tira violentamente al suelo. >9Esa botellaH qu* es: >9"ue qu* es: Es una botella de alcohol >responde. e marcha hacia su habitación % cierra con un sonoro golpe la puerta corredera. eon'sil se lamenta lan-ando una mirada furiosa hacia el lugar por donde ha desaparecido su marido; detesta que *l empiece a hablar % no termine de explicarse. No es que est* sorprendida. Ella conoce perfectamente el car0cter de /eong'p%o. Es un hombre mu% reservado, hasta el punto de que, despu*s de treinta a+os de convivencia, todavía se cambia cerrando la puerta de la habitación. >9/ qu* pasa con esta botella: >pregunta eon'sil impaciente. >Es una prueba< 9No lo sabías: @na prueba< El chico mata dos p0aros de un tiroH >dice for-ando la vo- mientras intenta cambiarse de ropa>. Cuando va a recoger ores aprovecha para ver a su querida % beber< >9(e reeres a W%eong'hun: 9Con qui*n: >Wim u#'i< >9"u* dices: eon'sil abre inmediatamente la puerta corredera de un manota-o. u
marido se sube precipitadamente los pantalones, pero ella no le presta atención. 2o !nico que puede ver son los rostros de Wim u#'i la menor % de Wim u#'i la ma%or. 1mbas trabaan en la misma f0brica que su hio. >9"u* u#'i es: 9Qtra ve- la ma%or: >i lo supiese, 9crees que habría vuelto a casa: Gubiese ido directamente a ver al cabrón de mi hio % le habría metido un tiro en la cabe-a. e ci+e tan fuerte el cinturón con la cartuchera que su cadera no parece m0s ancha que uno de sus muslos. usurra como si hablase consigo mismo$ >Casi deberíamos estar contentos de que los burros de nuestros agentes no ha%an llegado a saber si se trata de u#'i la ma%or o de la menor. >&gual est0 saliendo otra ve- con u#'i la ma%orH >9)or qu* crees eso: >2o he dicho por decir. i t!, que has hecho lo imposible para separarlos, no lo sabes, 9cómo quieres que lo sepa %o: eon'sil se muerde las u+as, llena de inquietud, mientras contempla un girasol a trav*s de la ventana. 2a or radiante, que no ha perdido su esplendor pese al viento % la lluvia, le recuerda el rostro esplendoroso de un hombre alto con los cabellos ri-ados$ el de su hio, W%eong'hun. u frente ancha % recta le conere un aire intelectual, % la línea ligeramente elevada de sus oos transmite la grande-a de su alma. 2a frente % el brillo de su mirada encaan con los libros grandes o peque+os que siempre lleva en la mano. @na ve-, al principio de su matrimonio, su marido le habló en un tono ocoso impropio de su car0cter$ 87e ni+o, se burlaban de mí en clase porque era introvertido % peque+ito, pero me gustaría que mis hios deasen atr0s esos defectos. )or eso he hecho todo lo posible para seducir a una muer alta, guapa % dotada para el arte como t!; quiero tener un hio que se pare-ca a ti=. 2a verdad era que su marido había visto reali-ado ese deseo. )ero casi hubiese sido meor que no se hubiese cumplido, %a que los feos rasgos de los que /eong'p%o había librado a su hio se habían convertido en todo un rosario de nuevos males. W%eong'hun era mu% superior a su padre en todos los sentidos, a u-gar por su forma de hablar, de sentir % por lo que había vivido. 1lgo que se hi-o evidente en una conversación que hacía un tiempo habían mantenido padre e hio.
2a charla se había producido poco despu*s de que el padre hubiese logrado arrancarle, casi bao tortura, la promesa de que rompería su relación con u#'i la ma%or. @na noche, cuando eon'sil estaba fregando el suelo de una habitación, vio un papel encima de la mesa de su marido. (ras leer el título, 'n#orme sobre la deportación de la #amilia de =im >eong?bin , su rostro se contrao en un gesto de horror. El informe detallaba las ra-ones por las que se había decidido que la familia de Wim eong'bin fuese enviada a uno de los campos de trabao for-oso que estaban reservados a los prisioneros políticos. Wim eong'bin era el nombre del padre de u#'i la ma%or. eon'sil escondió el papel como si tuviese miedo de que lo viese otra persona, aunque m0s tarde se lo ense+ó a su marido. >7icen que incluso los monos se caen alguna ve- del 0rbol. )uede ser verdad, 9no:, t! tambi*n has cometido alg!n error. >í. 2os monos pueden caer alguna ve-, o tambi*n pueden ngir que caen. )ero bueno, 9por qu* has cogido ese papel: Esto no te afecta. >92o que pone aquí es cierto, los van a deportar: >/a est0 bien< Estaba intentando hacer algo. enga, d*alo donde estaba< Entonces eon'sil entendió que aquel informe formaba parte de un ardid que había preparado su marido para comprobar hasta qu* punto su hio era sincero en lo que se refería a su relación con Wim u#'i. @nos días despu*s, en efecto, se produo la reacción de W%eong'hun. 7espu*s de cenar, los tres miembros de la familia estaban sentados ante el televisor viendo una película titulada La l"nea de vanguardia , cuando W%eonghun murmuró$ >/a veo que no ha% ning!n cambio en la actitud de los enemigos de nuestro r*gimen socialista. >)or una ve- dices algo sensato< >comentó inmediatamente su padre. >Ka, a< )ero 9qu* te crees, padre: 9"ue vivo sin ning!n tipo de inter*s por la cuestión ideológica: 7e ve- en cuando %o tambi*n veo a la gente bao el prisma de la 8política ben*vola % tolerante= de nuestro )artido. >í, pero la política 8ben*vola % tolerante= tiene sus límites. Ga% gente que no la merece.
1quella era sin duda la conversación m0s cordial que habían tenido am0s padre e hio. >)or eso pienso queH si quieres eercer tu tarea en el BoYibu con m0s efectividad, debes ser despiadado % expulsar del )artido tan pronto como sea posible a todos aquellos que no se la mere-can. /a supondr0s que me cuesta hablar de ello teniendo en cuenta mi antigua relación con Wim u#'i la ma%or, pero la familia de esa chica es el eemplo de lo que esto% diciendo. >Espera< 9)or qu* sacas ahora este tema: >1%, padre< 91caso crees que no me entero de nada: >Gu%< "u* despiste< eguramente habr0s visto la hoa ocial que he deado un momento encima de la mesa. 1quel día, la discusión entre padre e hio pareció haber concluido con una victoria del padre$ había logrado su obetivo, que el hio se sincerase. )ero eon'sil %a veía que en la supuesta victoria del marido alguna cosa no cuadraba. 1 ella le pareció que su marido tiraba de la ca+a con una presa, pero que el pe- había mordido deliberadamente el an-uelo porque quería saltar % salir del agua. El hecho de que el hio volviese a ver a Wim u#'i la ma%or no hacía nada m0s que corroborar sus suposiciones$ en realidad su marido había capturado a un pe- extra+o. 7e todas maneras, no había ni siquiera que mencionar a Wim u#'i la menor en este asunto, %a que no tenía ning!n vínculo con su hio; no la conocía. Cuando se preguntaban si se trataba de Wim u#'i la menor o la ma%or era porque su marido no quería aceptar la realidad; la duda, en el fondo, era bastante est!pida. 1dem0s, su hio no era del tipo de hombres que abandonan como si fuera un -apato vieo a la muer de la que est0n enamorados porque sus padres no la acepten. El cora-ón de eon'sil empe-ó a temblar. Esta ve- sí que habría sangre. 1 ella %a le parecía ver la escena del enfrentamiento entre su marido % W%eong'hun. >?i paraguas< eon'sil, que seguía contemplando el girasol, dirigió su mirada hacia /eong' p%o al oír la orden. >91dónde vas:
>1l altar de la f0brica. /eong'p%o abrió la puerta % susurró al desplegar el paraguas$ >Est0 como un cencerro< 1 qui*n se le ocurre, en pleno periodo de lutoH eon'sil acababa de terminar de preparar la cena cuando llegó W%eong'hun con la ropa moada. Como todos los trabaadores de la f0brica se habían ido antes que *l, tuvo que entregar las ores casa por casa, lo que había provocado su retraso. u padre, que había ido a reunirse con todos los agentes que vigilaban los altares, regresó un poco m0s tarde. >W%eong'hun< )on la mesa< >le ordena eon'sil con una vo- clara, como si se hubiese propuesto que, %a que la tempestad es inevitable, estalle al menos despu*s de la cena. )ero /eong'p%o no se anda con rodeos. 1l ver que su hio se cambia, se peina % se instala en la parte m0s c0lida de la habitación antes de abrir el libro que tiene en la mano, cree que el chico intenta disimular que ha cometido una falta grave % eso le indigna en lo m0s profundo de su ser. >Cierra el libro< @na tensión furiosa atraviesa su vo-. W%eong'hun abre los oos sobresaltado. >Cuando va%as a recoger ores ve con m0s cuidado. >íH %o creíaH %a vo% con cuidado, no sufras. /a s* que estos días ha% muchos accidentesH >Basta de tonterías< >9"u*: >Go%, durante la reunión, mi reputación política se ha ido al carao< >9(u reputación política: 9)or mi culpa: >9/ todavía te atreves a preguntarme si es por tu culpa: 9Bebes en plena *poca de luto % todavía preguntas si es por tu culpa:<
>Creo que ha habido alg!n malentendido, padre. 9?e lo puedes explicar con m0s detalle: >Cretino< >grita /eong'p%o mientras dea la botella de pl0stico encima de la mesa con un golpe brutal, como si hubiese movido la pie-a decisiva de mahong >. 9es esto: >9"u* es: >9No reconoces lo que has tirado despu*s de hab*rtelo bebido: 9(ampoco reconoces haber cogido de la mano a Wim u#'i la ma%or: >1h, entiendo, 9todo esto te lo ha contado el director del BoYibu: >10< 9es: Ainalmente admites los hechos< >í, %a s* de dónde viene todo eso de la botella % el resto de cosasH 7e repente W%eong'hun se detiene. &ncluso eon'sil o%e cómo su hio traga saliva. >W%eong'hun, venga, su*ltalo todo >propone eonsil con el propósito de mantener la calma tanto tiempo como sea posible % evitar la explosión>. (u padre se preocupa porque desea lo meor para ti. No querr0s ser obrero en esa f0brica durante toda tu vida, 9verdad: Es necesario que se olvide lo antes posible lo de la desmovili-ación por mala conducta % que vuelvas al buen camino. >/a lo s*, madre< )ero 9por qu* no puedo agarrar la mano de una camarada para evitar que caiga por el barranco: 9@na camarada que trabaa en la misma f0brica que %o: >1sí pues, se trata de Wim u#'i la ma%or, 9no: >hurga /eong'p%o. >í, exacto. >Entonces, lo que diiste mientras veíamos La l"nea de vanguardia era puro teatro, 9no es cierto: 9Es así como te has preparado para actuar % ponerte meor 8en la piel del personae=: /eong'p%o cierra la boca % casi o%e cómo rechinan sus dientes.
>)erdóname, padreH pero t! fuiste el primero en hacer el parip* % ngir que no lo sabías. /o tenía que seguir con el uego. /a s* hasta qu* punto os preocupa esa historia con u#'i, pero ha sido mi manera de conseguir que vosotros, padre % madre, pudieseis estar tranquilos. >9/ qu* ha% de tu relación con u#'i: >Como os he prometido, no pienso casarme con ella. Ge renunciado al amor entre hombre % muer. )ero no he abandonado mi profunda amistad hacia ella. Arancamente, no puedo dear de sentir compasión por una muer extraordinaria en todos los sentidos que, no obstante, ha sido despreciada. 9"u* crimen cometió su padre: olo comentó que Wim Kong'il se había casado por segunda ve-, eso es todo. >Calla< / al gritar eso, /eong'p%o clava la botella de pl0stico en la meilla de W%eong'hun. >@n bastardo reaccionario< Eso es lo que eres< No me extra+a que te estuvieses emborrachando mientras los dem0s llor0bamos la p*rdida de nuestro ran 2íder. En aquel momento, el oven sintió una oleada de ternura invadiendo su cora-ón. )arecía que iba a extenderse por su boca mientras se mordía tan fuerte los labios que casi sangraba. eon'sil, con las manos en el pecho, respiraba espasmódicamente mientras dirigía una mirada inquisitiva % angustiada a su hio. >Es demasiado inusto, padre. (al ve- no me he comportado lealmente, pero al menos he observado el principio moral por el que debemos llorar a nuestros muertos. )adre, dime, 9de veras crees que puedo beber alcohol metílico: >9"u*: >?e dieron que rociar la ropa con alcohol es un buen repelente contra las serpientes. Eso fue lo que hice, % despu*s tir* la botella vacía. i no me crees, puedes llamar al camarada )ar#, del laboratorio, *l fue el que me la dio. >W%eong'hun< >exclama eon'sil con vo- ahogada mientras aprieta las manos de su hio dentro de las su%as. 2as l0grimas caen abundantemente por el rostro de aquella madre, que se ha hecho ma%or pero todavía conserva su belle-a. 1l verla llorar, W%eong'hun tambi*n est0 a punto de hacerlo. Entonces abandona sus 8veinticinco a+os de ponerse en la piel del personae= % se enfrenta a su padre.
>)adre, 9es que no ves que todos est0n podridos: 3ecoge la botella que ha caído despu*s de golpear su meilla % libera toda la cólera que lleva dentro. >"uiero decir que todos esos individuos que reprimen, controlan % acusan aportando pruebas de pacotilla como esta solo provocan que ha%a m0s teatro. Es absurdo< @na vida honesta solo puede construirse en un mundo libre. En estos momentos, en los oratorios ha% gente hambrienta porque no ha recibido su ración de alimentos desde hace tres meses, % pese a todo est0n llorando al muerto. &ncluso ha% una madre que llora al ran 2íder cuando su hio acaba de morir despu*s de que le mordiese una serpiente mientras cogía ores. 9Crees que son sinceros: enga, responde. 9No te asusta esta realidad que transforma al pueblo en un pu+ado de comediantes capaces de disimular perfectamente su dolor: >Calla, bastardo reaccionario, est!pido< >)ero entonces, 9qu* opinas de esos hombres que proclaman 8lealtad= o 8unidad en un solo espíritu= al referirse a las l0grimas que vierte el pueblo bao coacción: 9Es que acaso no son ellos los est!pidos: )adre, debes saber que en toda obra de teatro el telón siempre acaba ca%endo. >/a basta< >grita /eong'p%o con vo- desgarrada, % salta de la silla mientras manosea el cinturón. >Cari+o< >exclama eon'sil, % se interpone entre los dos con la cara lívida de miedo. >1p0rtate< >a!lla su marido. Con una mano retira a su muer % con la otra empu+a un revólver con un ca+ón que parece que va%a a escupir veneno. >enga, dispara< >dice W%eong'hun levant0ndose tambi*n>. )ero me podrías disparar cien veces % nunca acabarías con mi deseo de vivir en una sociedad m0s humana< >"u*< "u*< 7espu*s se o%e el cargador % de repente toda la habitación se oscurece. >1%, a%< >grita eon'sil mientras gatea hacia el lugar en el que est0 su hio. ?ueve los bra-os.
892lega así la muerteH:=, se pregunta mientras contin!a buscando a tientas. En alg!n lugar, de repente, suena un tel*fonoH >9e ha ido la lu-: El garaeH vete al garae< 2levad r0pido los coches a los oratorios para iluminarlos. 30pido< eon'sil no sabe si todo este alboroto viene de este mundo o del mundo de los muertos. >W%eong'hun< W%eong'hun< >?adre< En la oscuridad le coge la mano % lo o%e llorar como a un ni+o. eguro que es su hio. En aquel momento toda la oscuridad tiembla con el golpe brusco de una puerta que se abre. En el exterior todo est0 negro, como en tinta china; el cielo no se distingue. Ga cesado de llover, pero el viento sopla con m0s fuer-a. )arece que un centenar de l0tigos restallan en el espacio entre el cielo % el suelo. /eong'p%o se marcha precipitadamente. @n gran retrato de Wim &l'sung cuelga a un costado de la entrada principal de la f0brica. Es una pintura al óleo con la inscripción$ @eneraremos a nuestro ran L"der !asta que el sol la luna desaparezcan. 1llí ha sido instalado el altar porque el salón de actos es demasiado peque+o para acoger a los miles de trabaadores de la f0brica que van cada día a re-ar. )or orden de /eongp%o, cinco coches %a se hallan en el lugar e iluminan el altar con sus potentes focos, de modo que puede distinguirse claramente cada p*talo de or colocado en la base de m0rmol del retrato. )ese al vendaval se o%en los sollo-os de la gente. El espacio se encuentra lleno en todo momento con id*ntico n!mero de personas, que van siendo reempla-adas como si se tratasen de las aguas de un lago articial que se renueva autom0ticamente. (odo, pues, se desarrolla con normalidad, % eso signica que /eong'p%o puede descansar tranquilamente tras el volante de uno de los coches. )ero en ese momento no quiere permanecer sentado. in saber por qu*, se siente impulsado a observar atentamente el rostro de las personas presentes. (al ve- se debe a las palabras proferidas por W%eong'hun, que todavía silban en sus oídos, de que todo aquello es una 8comedia= o que se trata de 8l0grimas bao coacción=. /eong'p%o se cala la gorra % se adentra en la marea de visitantes. No puede creer lo que ven sus oos< 9Es un hechi-o: Entre la gente reconoce a la madre de Wim u#'i la ma%or, que se halla usto enfrente del altar de m0rmol.
/eong'p%o se ha adentrado en la multitud precisamente para examinar el grado de sinceridad de los que han venido a re-ar, en especial el de personas como ella, con un marido todavía detenido en el campo de prisioneros políticos, o como aquella se+ora originaria de Gaeu que siempre se lamenta de estar pasando hambre. /, sin embargo, /eong'p%o siente un escalofrío cuando ve a la madre de Wim u#'i la ma%or gritando % llorando$ 81%, nuestro padre, ran 2íder<= e inclin0ndose despu*s para dear una or frente al retrato. us meillas est0n llenas de l0grimas de verdad< /eong'p%o nunca habría imaginado que vería un espect0culo como este, % si le hubiesen dicho que sucedería, no se lo hubiese creído. 9)odría ser que esa se+ora fuese como aquel -orro m0gico de nueve colas del cuento, el que puede adoptar nueve formas diferentes: i no se trata del mismo animal, 9cómo puede ser que llore con tanto dramatismo: /eong'p%o se dea arrastrar hacia fuera por la masa como si quisiese huir de la bestia de nueve colas % evitar que la embrue. El hígado le vuelve a doler, pero ni siquiera puede sentir las pun-adas. 2a cabe-a se le calienta % sus tímpanos vibran con el -umbido de las cigarras. 1 /eong'p%o le parece que est0 so+ando despierto. igue sin creer que las l0grimas que acaba de ver sean reales. 2a madre de Wim u#'i la ma%or puede simular gritos del tipo 81%, nuestro padre, ran 2íder<= e incluso puede ngir que sollo-a, pero 9cómo puede llorar con tanta convicción: 1 n de cuentas, las l0grimas no aparecen como si se sirviesen en una botella de agua< >Eso es exactamente 8ponerse en la piel del personae=. Es como si o%ese una vo-. )arece la de W%eong'hun o la de alguno de sus camaradas del servicio militar. 9)onerse en la piel del personae: (otalmente absorto en el torbellino de sus pensamientos, los pies de /eong' p%o lo llevan a vagar sin rumbo. 8í, la madre de Wim u#'i tambi*n puede Zponerse en la piel del personae[ con su llanto. 1unque normalmente eso solo son capaces de hacerlo los actoresH= >9(odavía no sabías que era una actri-: 897e qui*n es esta vo-: 9Es la vo- de Wang Wilnam, aquel que interpretó el segundo acto en la obra de mi hio:= >9No sabes que esta se+ora es alumna del cuadrag*simo quinto curso de 8ponerse en la piel del personae= % contin!a ensa%ando obras como 4e duele3 BCa, ja <, 9 4e !ace cosquillasD B$uaa, buaa <: 91caso ignoras que en los !ltimos cuarenta % cinco a+os t! % tus agentes hab*is hecho que ella sea lo que es con la ferocidad de
vuestros oos, de vuestras oreas % de vuestros pu+os: ería absurdo que no estuvieseis al corriente de eso. 89El cuadrag*simo quinto curso: Es cierto, tiene cuarenta % cinco a+osH )ero entonces, 9so% %o quien la ha adiestrado para adquirir las habilidades del -orro de nueve colas:= >(!, padre, que eres alumno del quincuag*simo octavo curso, est0s perfectamente preparado para adiestrar a una muer así, 9no es cierto: 8W%eong'hun, bastardo, debería de haberte disparado hace mucho< 97e dónde sales ahora: /o no s* hacer eso, no s* nadaH= >91h, no: 9/ cómo han aprendido a llenar un balde de l0grimas con una triste-a del tama+o de un cuenco: 8Bastardo< 9"u* dices: 9Cu0ndo he hecho eso:= >Esta ma+ana, ante el director del BoYibu. 89"u*: No s* de qu* me hablas< No s* nada<= /eong'p%o tropie-a con algo que tiene delante % cae. e incorpora % protesta. u mente se enturbia r0pidamente. 2as r0fagas de viento levantan los faldones de su chaqueta. 81%< 1%<= El llanto fantasmal me-clado con el silbido del viento resuena tras de sí. 9e trata todavía de los sollo-os de la madre de Wim u#'i la ma%or: "u* miedo< 1 /eong'p%o le tiembla todo el cuerpo. e detiene % permanece de pie en el peque+o parque de la f0brica. 1 aquella hora %a no ha% nadie, pero ha perdido toda lucide- para darse cuenta. u mirada %erra extasiada por las luces que ba+an el altar del oratorio. Con los haces cru-ados de los focos de los coches parece que todo sea un teatro. @no de los ra%os ilumina las sombras de los pinos que lo rodean % la mesa de piedra. 8Esos pinos de aquí est0n bien hechos, parecen pinos de verdadH< Espera. 9Aue en este escenario donde ensa%aronH: 1h< í, sí< 7e acuerdo, de acuerdoH= Entonces a /eong'p%o le parece ver que se aproxima un actor de entre los
0rboles que quedan al otro lado del 8escenario=. 2a obra que se representa es la de un personae que despu*s de haber cometido un crimen imperdonable se coloca la punta de la pistola en la sien % toma una decisión. 8)am<= El ruido de un disparo desgarra el aire de una noche de ulio. )ero /eong' p%o no lo o%e. El riguroso director %, a la ve-, actor extraordinario de la obra Eonerse en la piel del personaje , Gong /eong'p%o, ha ordenado que caiga el telón con *l un paso por delante del resto de su tropa. + de enero de )++<
La seta roja
D
2os habitantes de N han bauti-ado ociosamente al edicio del comit* del )artido de la ciudad con el nombre de 8la casa de ladrillos roos= simplemente porque est0 hecho de ladrillos roos. 2a verdad es que el roo destaca mucho incluso si se compara con otros edicios de los alrededores tambi*n construidos en ladrillo. i el tono es tan chillón es porque, poco despu*s de la liberación del país, el DS de agosto de DRIS, el primer secretario del comit* del )artido en la ciudad ordenó que coloreasen con un roo vivo los ladrillos destinados a la construcción de la sede. El secretario en cuestión era un personae con una melena de león que a menudo llevaba la pipa en la boca % de quien se decía que era capa- de recitar de memoria -l maniesto comunista de ?arx. "uería que todo aquello relacionado con el comunismo fuese roo por dentro % por fuera, puesto que esta ideología había germinado a partir de las semillas sembradas por el fantasma roo que recorría Europa. 7e este modo, ordenó te+ir no solo los ladrillos, sino tambi*n las teas, % convirtió en roo todo el edicio que alberga la ocina del )artido en la ciudad. 2a gente, al hablar de la 8casa de ladrillos roos=, en realidad se est0 reriendo m0s al color de los ladrillos que a los ladrillos mismos. i un mocoso se burla de otro diciendo$ 8)se< 9/ a mí qu* me importa que sea un hio de la casa de ladrillos roos:=, quiere decir que el aludido es hio de alguien que trabaa en el edicio. 1lgo parecido sucede cuando las mueres dicen, socarronas$ 87*alo correr, es la muer de uno de la casa de ladrillos roos=, % cuando un jido(on de la f0brica ordena 8Calla % obedece<=, todo el mundo entiende que se trata de una orden procedente de un trabaador del edicio o de su muer. Go /unmo, redactor de reportaes especiales para un periódico de la provincia, se despierta con la fuerte r0faga de viento que entra por la ventana % esparce las hoas de papel que est0n encima de la mesa tras la que se sienta.
>?ierda< >gru+e mientras recoge los folios. No est0 enfadado con el viento, sino consigo mismo. Es incapa- de escribir una línea del artículo que debe redactar. Ga vuelto a casa despu*s de estar dando tumbos un buen rato alrededor de la casa de ladrillos roos, totalmente absorto en sus pensamientos. 7ebe entregar el texto con urgencia, pero sin saber exactamente por qu*, su entendimiento se pierde entre las historias que rodean al edicio. 7e momento solo ha sido capa- de escribir el título en la parte superior del primer folio del pliego$ 82a f0brica N ha retomado el ritmo normal de producción=. Go /unmo tira violentamente la estilogr0ca sobre el papel % despu*s se frota la cara con ambas manos. 7e forma espont0nea, de sus labios secos se escapa un suspiro. 8Es increíble que despu*s de trabaar en esto m0s de die- a+os todavía me cueste tanto escribir<=, se lamenta. e siente agobiado por no saber cómo gestionar órdenes de imposible cumplimiento, por mucho que procedan de la casa de ladrillos roos. 2a f0brica, que abastecía la ciudad de pasta de soa aunque a ritmo irregular % a trompicones, como el salto de una ranaF, lleva tres meses cerrada. / sin embargo, a /unmo le han pedido que redacte un artículo explicando que el ritmo de producción ha vuelto a la normalidad. Es como si le hubiesen mandado que escribiese un artículo sobre el nacimiento de un ni+o cuando todavía no es m0s que un feto dentro del vientre de la madre< Gace tres días que lo llamaron para que acudiese a la casa de ladrillos roos a ver al secretario del )artido, el de la melena de león. ?ientras este le proponía escribir un artículo sobre el tema, /unmo permaneció en silencio. 2a cara del secretario, redonda como una pelota de f!tbol % que siempre expresaba el desprecio típico de los de su posición, le recordaba ese día a la cara de un ni+o$ >9)or qu* no dices nada: 9Eh: Ka, a, a< Cierras el pico como si fuese el tanque de la f0brica de pasta de soa. (al ve- era aquella vo- su%a tan especial, que emanaba de su papada prominente, encaada entre la cara % los hombros, lo que explicaba por qu* el secretario fuera tan bromista. >1dmito que el problema de la escase- de pasta de soa en nuestra ciudad est0 siendo criticado en toda la provincia, es cierto. )ero los causantes de todo este embrollo solo son un pu+ado de trabaadores irresponsables. El tanque de pasta de soa de nuestra f0brica est0 a punto de abrir su gran boca, igual que t!, que debes calmarte % hacer lo mismo, abrir la boca % responder$ 8í, vo% a escribir ese
artículo=. 97e acuerdo: Ka, a, a< )ero cuando las carcaadas cesaron, la expresión de desd*n volvió al lugar en el que siempre había estado. >El artículo debe publicarse a mediados de mes en el periódico de la provincia, 9de acuerdo: 1l salir de la ocina, /unmo se fue directamente a la f0brica de pasta de soa. 2o recibió el gerente, un hombre delgado que parecía una percha con el cr0neo pelado, lo que le confería un aire espectral. >í, es cierto, %a hemos empe-ado el proceso de fermentación. 9/ la materia prima: @mmH í, gracias al )artido en la ciudad hemos logrado abastecernos de bellota % de maí-, unas treinta toneladas en total. Con eso podemos garanti-ar el suministro de toda la provincia durante un mes. Ge aquí, pues, el actual estado de cosas$ no ha% reservas para un a+o, solo para un mes, %, sin embargo, /unmo debe disfra-ar la noticia con una gran mentira 8ha retomado el ritmo normal de producción=F % vend*rsela a la gente, que casi ha olvidado el sabor de la pasta de soa % que, probablemente, no volver0 a probarla en mucho tiempo. Ciertamente, no es la primera ve- que se muestra tan 8creativo= con la información. 7e ahí que muchos lectores se reeran a *l no como Go /unmo, sino como Go el (rolas. /unmo abre la tapa de un termo % se sirve alcohol. No sabe desde cu0ndo tiene la mala costumbre de beber cada ve- que debe escribir un artículo con una de esas 8trolas=. >/unmo, 9est0s aquí: >1lguien golpea la puerta por fuera. 1ntes de que /unmo ha%a tenido tiempo de dear la tapa del termo, ong ?%eong'#eun, m*dico de cabecera en el hospital, irrumpe en su apartamento. ?%eong'#eun es uno de sus meores amigos desde la infancia. Kuntos, cuando eran ni+os, hilvanaban monturas de caballo con tallos de sorgo %, m0s adelante, en el instituto, formaban siempre equipo en los experimentos de química. /unmo no es un hombre atractivo, al rev*s que ?%eong'#eun, que es apuesto % de rostro hermoso, pero eso no les ha impedido mantener una estrecha amistad. >9"u* ocurre: /unmo se incorpora sorprendido al ver a su amigo con la cara enuta % sudorosa.
>/unmo, a%!dame, por favor. 1caban de detener a mi tío. >9"u*: 9El efe del servicio t*cnico de la f0brica de pasta de soa: >7icen que lo han ido a buscar mientras estaba trabaando, en medio de una nube de polvo, en el campo de materias primas. 9"u* podemos hacer: >enga, c0lmate % cu*ntamelo todo con m0s detalle. 9"u* ha sucedido: >NegligenciaH negligencia, 9te lo puedes creer: ?i tío no es de ese tipo de personas. (! mismo escribiste un artículo sobre *l % sabes cómo es< 1%!dame, te lo suplico< ?%eong'#eun est0 mu% afectado por aquel inesperado incidente. u saliva blanquea la comisura de sus labios % sus piernas le tiemblan como si estuviese a punto de sufrir un ataque. /unmo se apresura a ir a la cocina a buscar un cuenco de agua fría. >enga, bebe, si*ntate % hablemos con m0s calma. /unmo tambi*n saca tabaco % un mechero. Entretanto, al periodista se le aparece la imagen de o &nsi#, el efe del servicio t*cnico de la f0brica de pasta de soa, un hombre de cuerpo % salud fr0giles, con unos oos hinchados tras los cristales de sus gafas trifocales. M
(res a+os atr0s, m0s o menos en aquella misma *poca del mes de agosto, /unmo había oído hablar por primera ve- de o &nsi#. 1quel día, ?%eong'#eun tambi*n había venido a verlo por temas relacionados con su tío. En realidad, al ser ?%eong'#eun un primo de segundo grado, el parentesco con &nsi# era leano, pero siempre lo había tratado como a un familiar próximo. i ?%eong'#eun, pese a ser hu*rfano de padre, había podido centrarse en sus estudios de medicina en la facultad de )%ong%ang sin pasar hambre en un dormitorio universitario % sin sentirse solo, había sido gracias a &nsi#. 2a víspera de los días en los que ?%eong'#eun debía ir de pícnic con sus compa+eros de clase, &nsi#, al salir del trabao, le compraba algo % se lo llevaba al chico para que este pudiese comer al día siguiente. in decir nada, solo con una peque+a sonrisa en su rostro presidido por las gafas trifocales, le daba la bolsa de la compra a su esposa. 2a sonrisa era todo lo que &nsi# expresaba. e trataba de un hombre de pocas palabras, pero con un cora-ón lleno de bondad. 7e no haber sido así, % pese a que su muer mostraba tambi*n mucho afecto por el sobrino, ?%eong'#eun
nunca habría sido invitado a ir a vivir con ellos. Naturalmente, la situación de &nsi# era entonces mu% diferente de la actual. 7espu*s de haber estudiado &ngeniería &ndustrial 1limentaria, &nsi# fue nombrado responsable del servicio t*cnico en una empresa que pertenecía al comit* de industria ligera, cosa que le permitió a *l % a su familia llevar una vida holgada. No todo el mundo que vive en esas condiciones es generoso, pero &nsi# lo era. )ese a no ser una persona proclive a expresar sus sentimientos, se ocupó de ?%eong'#eun durante todos los a+os en los que el oven estuvo estudiando en )%ong%ang, % lo hi-o con un amor sincero % profundo, como el de un padre. ?%eon'#eun nunca se hubiese imaginado que volvería a ver a su benefactor en N, su pueblo natal, en el que vivía desde hacía tres a+os % al que había sido enviado despu*s de graduarse en la universidad. 2a ra-ón por la que &nsi# se encontraba allí era porque habían descubierto que el hermano ma%or de su muer, desaparecido en un bombardeo durante la guerra de Corea, en realidad había huido al ur. &nsi#, pues, fue calicado de 8traidor=, % *l % su familia fueron deportados a aquel pueblo de provincias, en el que debía trabaar duro % ser educado en la revolución. 1 ?%eong'#eun, la nueva vida de &nsi# le recordaba a un vieo dicho que dice así$ 8Cuanto m0s generoso es un cora-ón, m0s generosas son las penas=. racias a su talento reconocido en el sector de la industria alimentaria, &nsi# fue nombrado director del servicio t*cnico de la f0brica de pasta de soa. )ero el camino que tenía por delante estaba lleno de obst0culos. ?%eong'#eun fue el encargado de cerrar los oos de su tía cuando esta exhaló el !ltimo suspiro con la cabe-a reposando sobre las rodillas de su sobrino. 7esde que había abandonado )%ong%ang, su tía había adelga-ado visiblemente % sus labios se habían emblanquecido % marchitado. 1l cabo de dos a+os, moría sin estar aqueada de ninguna enfermedad en concreto. >ufres esta situación por culpa de mi hermano ma%or >le dio a &nsi#>, pero espero que, si trabaas duro, recuperes tu posición anterior. Esas fueron sus !ltimas palabras mientras tomaba las manos de sus dos hios entre las su%as % dirigía una mirada culpable a su marido. Cuando una madre muere, los ni+os se sienten desdichados, pero el marido tambi*n. 2a hia ma%or de &nsi# había nali-ado sus estudios de secundaria pero tuvo que ponerse a trabaar con su padre como obrera en el laboratorio de la
f0brica de pasta de soa, adem0s de ocuparse de su hermano peque+o % de las tareas de la casa. (an oven % con tantas cargas< in embargo, el sufrimiento de &nsi# era a!n ma%or, porque adem0s del trabao en la f0brica, le habían asignado el deber de desbro-ar un campo para el cultivo de materias primas, de modo que pasaba la ma%or parte de su tiempo en la monta+a llevando una vida todavía m0s agreste que la de su hia. )or primera ve- en su vida, &nsi# se vio obligado a lavarse *l mismo su ropa de trabao, así como a remendar sus calcetines sentado en el umbral de una caba+a. 2os obreros movili-ados para desbro-ar campos al menos go-aban de un benecio sin el que probablemente nadie trabaaría voluntariamente en unos montes hostiles ni viviría en una caba+a cochambrosa excepto en el caso de haber cometido un crimen horribleF, consistente en obtener autori-ación para cultivar un terreno de cuatrocientos pong456 en provecho propio con la condición de que no afectara a su tarea principal. >@sted tambi*n, como efe de operaciones, podr0 go-ar de ciertos benecios >le había anunciado el secretario del )artido cuando &nsi# recibió la orden para desempe+ar su misión>. )ero la concesión de estos favores depender0 del trabao que ha%a reali-ado, así que pi*nseselo bien. Con ese comentario se le presionaba sugiri*ndole que tal ve- podía recuperar su posición anterior o que, dependiendo de cómo evolucionasen las cosas, tambi*n podía incluso perder su cargo actual como director del servicio t*cnico de la f0brica de pasta de soa que le habían concedido graciosamente. Ese tipo de insinuaciones, con todo, no eran necesarias para que &nsi# adivinase, ni que fuese de manera intuitiva, qu* era lo que el secretario del )artido esperaba de su trabao. Estaba claro que, al enviarlo a la monta+a, el secretario esperaba la misma reacción que el bue% en aquel proverbio en el que el animal est0 comiendo hoas de soa %, para que salte, es suciente con que el amo levante el l0tigo sin necesidad de golpearle. Auese consciente o no de esa intención, el caso es que &nsi# se dedicó en cuerpo % alma a desbro-ar campos, % no hi-o nada m0s que trabaar. 1 veces baaba hasta la f0brica a dirigir el servicio t*cnico, momento que ?%eong'#eun aprovechaba para verlo % pedirle que pensase en sus hios, que trabaase menos % que cuidase de su salud. )ero &nsi# respondía que era precisamente pensar en el futuro de sus hios lo que le hacía trabaar con m0s ahínco, % volvía r0pidamente al monte a cumplir con
su deber. 7e este modo, al cabo de tres a+os había cultivado unos cuantos miles de metros cuadrados de campos de materia prima para producir pasta de soa. 1dem0s, gracias a su tenacidad investigadora en el servicio t*cnico de la f0brica había logrado una meora en los procesos de producción de salsa % de pasta de soa, lo que permitía a la f0brica generar ambos productos en grandes cantidades. 2os habitantes de N decían que la pasta de soa de su ciudad no tenía nada que envidiar a la de )%ong%ang, una fama que se había extendido de boca en boca por toda la provincia. Esa fue la manera con la que &nsi# fue reconocido por los resultados de su trabao, ganados con el sudor de su frente % el sacricio de su familia % de su vida personal. 1quella había sido a grandes rasgos la historia que ?%eong'#eun le había contado a /unmo hacía tres a+os. @na historia que al nali-ar venía acompa+ada de una solicitud$ >9)odrías escribir un artículo sobre o &nsi#: ería una forma de animar a un hombre que lleva una existencia tan castigada. El personae que ?%eong'#eun le había descrito ese día había despertado la curiosidad del periodista /unmo, que %a había oído que la pasta de soa de su pueblo no tenía nada que envidiar a la de )%ong%ang, % que %a había pensado que el tema era lo sucientemente importante. 1sí pues, /unmo había decidido escribir el reportae sobre &nsi#, % para empe-ar se había dedicado a recopilar información sobre su familia. )or su larga experiencia como periodista, sabía que el verdadero personae se captaba meor indagando en la vida familiar que en la profesional. 2a premisa de /unmo era correcta$ entendió meor qui*n era o &nsi# despu*s de visitar su domicilio. Era un hombre que se entregaba completamente a su trabao, a su misión en favor del país % de los ciudadanos, sin esperar ning!n tipo de recompensa. /unmo llegó a casa de o &nsi# a la hora del desa%uno. Aue expresamente a esa hora pensando que así seguro que lo encontraría. 2a casa se hallaba sobre una colina situada detr0s de la f0brica de pasta de soa. )ara entrar era necesario sortear una valla de ca+as tortuosa como una serpiente. En algunas partes, el teado del almac*n estaba cubierto por un pl0stico suetado con piedras. 2a primera sensación que tuvo /unmo fue que ning!n adulto se ocupaba de aquella casa. @n muchacho que debería tener unos trece a+os % que vestía de uniforme escolar estaba ugando
en el umbral de una peque+a puerta. 1l acercarse, /unmo se dio cuenta de que en realidad el chico no ugaba, sino que estaba intentando arrancar un alambre oxidado de una bisagra con el rostro enroecido por el esfuer-o. 1ntes de que /unmo diese algo, % mientras pensaba que se trataba de G%e'm%eong, el hio de &nsi#, el chico se le adelantó$ >?i padre no est0. )or el tono estaba claro que no quería que lo distraesen de su cometido. El periodista puso cara de sorpresa, haciendo ver que no sabía que &nsi# trabaara en las monta+as. >9/ tu hermana tampoco est0: >Ella es quien prepara el desa%uno. Ella se lo lleva al trabao % %o a la escuela. >)ero entonces, 9por qu* est0s en casa: El chico dudó un momento. >9(e ha comido la lengua el gato: >dio /unmo en tono de burla. >Es queH ho% por la ma+ana mi hermana quería arreglar esto, pero se ha cortado % se ha ido a la f0brica llorando. >1h, %a veo. / t! querías aprovechar la pausa del desa%uno en la escuela para venir aquí % arreglarlo antes de que tu hermana vuelva por la noche, 9verdad: En ve- de responder, el chico baó la cabe-a % abrió % cerró los p0rpados. Gabía estado pele0ndose con el alambre con tanta furia que sus peque+as % tiernas manos estaban cubiertas de óxido roo. /unmo, compadecido, intentó a%udarle con naturalidad para evitar que el muchacho rompiese a llorar. >amos a ver, 9esta es la bisagra que te causa tantos quebraderos de cabe-a: enga, dame la herramienta< ?etió la cu+a entre la bisagra % la columna de madera % la fue moviendo mientras hablaba siguiendo el ritmo de sus gestos. >9Es que en esta casa no ten*is padre % os ten*is que encargar vosotros de estas cosas:
Ainalmente, la bisagra cedió. >Gala< >gritó contento el chico. 1l ver que /unmo había conseguido arrancar aquel tro-o de chatarra la cara le cambió de golpe. Era como si se hubiese sacado la espina que llevaba clavada por el fracaso de su insistencia. >1 nuestro padre solo le interesa el trabao del campo. >9)or qu* dices eso: >El otro día debía asistir a la reunión de padres, pero solo envió un papelito con una nota al profesor. / no es la primera ve- que no viene. >91h, sí: >í, el día de la ceremonia en memoria de nuestra madre tampoco vino. El chico se quedó callado % apretó los labios. 7e repente, sus oos vertieron unas gruesas l0grimas. Entonces /unmo dio r0pidamente$ >enga, sost*n esto< acaremos la bisagra de esta puertaH ?ira$ uno, dos, uno, dosH ha% que hacerlo así. /unmo se esfor-aba en aparentar que no pasaba nada, no solo para frenar las l0grimas del chico, sino tambi*n para atenuar su propia emoción, que lo estaba invadiendo hasta el punto de hacer temblar su vo-. )or suerte, ocurrió una cosa que hi-o reír al oven$ la segunda bisagra, que /unmo estaba intentando extraer con todas sus fuer-as, salió disparada, de modo que, con el impulso, /unmo se ca%ó de culo. (odavía con l0grimas en los oos, el chico estalló en una gran carcaada. / despu*s habló como si no hubiese estado llorando$ >e+or periodista, 9es cierto que un abalí puede destro-ar un campo entero en una sola noche: >9?e has llamado 8periodista=: >se sorprendió /unmo. >Ke, e< 7esde el principio sabía que había venido a ver a mi padre. >Es increíble< )ero 9cómo sabías que %o era periodista: >Gace un tiempo, cuando empe-ó la escuela, usted vino % nos hi-o una
fotografía a los alumnos en la puerta del colegio que se publicó en el periódico. >1h, sí, es cierto< )ero 9por qu* decías lo del abalí: >Es queH en la nota que mi padre envió el día de la ceremonia en memoria de mi madre decía que no podía venir porque los abalíes habían destro-ado el campo. >Es cierto, los abalíes se mueven en grupo % en una noche pueden arruinar todo un sembrado. >1h, entonces no mentía< >i %o estuviese en su lugar, os echaría de menos % baaría de ve- en cuando para veros. )ero tu padre no es así, 9verdad: >i usted tuviera un trabao como el su%o seguramente haría lo mismoH Es un buen padre, 9sabe: Nos echa mucho de menos % hubiese querido venir a la ceremonia de mam0, pero fue imposible. En aquella nota escribió que, cada ma+ana, cuando se lava en la fuente, ve mi cara % la de mi hermana en la supercie del agua. >9/ qu* m0s: >preguntó /unmo con vo- temblorosa. >(ambi*n nos envió un montón de fresas silvestres % de setas con el se+or que nos entregó la nota. ?i hermana lo puso todo sobre el altar de ofrendas a nuestra madre. /unmo giró la cabe-a. imuló que se secaba el sudor de la frente, pero en realidad se estaba secando las l0grimas. 1quel día, el periodista arregló las bisagras de la puertecita. Cuando decidió regresar a la ciudad, se volvió unas cuantas veces para ver la casa mientras se aleaba. 1quella casa mostraba el sufrimiento de &nsi#, un padre que había cogido una a una las setas para llenar la mesa de ofrendas en memoria de su difunta esposa en una ceremonia en la que *l no estaría, % que se había pinchado en los -ar-ales para recoger las fresas silvestres % consolar así a sus hios abatidos por el dolor de la p*rdida. (odo ello se veía reeado en la tortuosa valla de ca+as % en el teado desvenciado que mostraban a las claras que el cabe-a de familia no tenía ni tiempo ni disposición para ocuparse de su hogar. 1 /unmo incluso le pareció oír la vo- llorosa de &nsi# en medio de la monta+a, la noche de la ceremonia,
ahu%entando a los abalíes % re-ando en memoria de su muer muerta. /unmo fue incapa- de escribir el artículo sobre &nsi# de un tirón. En lo que se refería a los campos de materia prima lo tenía todo en la cabe-a, %a que había recuperado la información de otros reportaes, pero la personalidad de &nsi# le atraía tanto que sintió la necesidad de conocerlo en persona cuanto antes. )or eso, sin importarle el sol tórrido del mediodía, /unmo se encaminó hacia los campos de soa de la monta+a, a cien li de la ciudad. J
El camino hacia los campos de soa iba rodeando la monta+a como una cuerda enrollada sobre sí misma. Cuando llegó a su destino, /unmo vio con nitide- la ciudad a sus pies, como si estuviese en el fondo de una alberca de aguas transparentes. 2a umbría de la monta+a, todavía cubierta con bosques, se interrumpió de repente con un sector de campos desbro-ados % suaves, como la grupa de un bue% que se difumina en el hori-onte. Gabía distintos cultivos en función de la parcela$ soa, maí-, patatas. 2a parte inferior del terreno cultivado se hallaba ante un despe+adero que se recortaba en paralelo a la parte superior de la -ona forestal. ?0s abao, un profundo valle abría sus oscuras fauces. /unmo contemplaba admirado esos campos tan bien cuidados en una monta+a tan salvae. No era extra+o que antiguamente llamasen a ese tipo de agricultura 8cultivos de monte quemado=. 1l ver los campos de materias primas desbro-ados de aquella forma parecía que efectivamente hubiesen incendiado el terreno; había sucientes pruebas para hacer una armación de ese tipo$ las raíces de los 0rboles que parecían huesos de dinosaurio, las piedras arrancadas, los troncos consumidosH (odo estaba entreme-clado % amontonado en los m0rgenes. i se tenía en cuenta que hasta allí no podía subir m0quina alguna, /unmo no salía de su asombro al pensar que solo unos treinta hombres % tres bue%es habían logrado arar esos campos, era en realidad un trabao excepcional. Eso hi-o que viese las raíces % las piedras con otros oos. El supuesto trato de favor que representaba el benecio personal de cultivar cuatrocientos pong estaba mu% leos de compensar el valor de aquel esfuer-o. El refugio se hallaba unto al campo de patatas, en un lugar que parecía bastante seguro. No era m0s que una caba+a de techo bao construida con troncos,
corte-a % tierra. /unmo observó dubitativo la vivienda desde el patio %, un momento despu*s, al ver la peque+a puerta entreabierta, puso un pie en el interior. Kusto entonces, como si alguien lo hubiese estado esperando, resonó el grito escalofriante de una muer, al que siguió otro grito procedente de otra vo-. /unmo, sorprendido, se detuvo. 2uego *l tambi*n gritó. @na serpiente, como una soga ra%ada, salió de la cocina retorci*ndose antes de caer a sus pies. 2as dos mueres, que estaban ocupadas preparando la cena de los trabaadores % que se habían desembara-ado de la serpiente con la a%uda de una esp0tula, parecían a!n m0s desconcertadas que /unmo. >1%, mira que llegar usto ahoraH >1h, pero 9no es usted el se+or periodista: 2as dos mueres no sabían cómo actuar % se limitaron a disculparse haciendo reverencias. /unmo vio cómo la serpiente desaparecía entre el campo de avellanas. 3io aliviado como si se hubiese despertado de una pesadilla. >No se lo tome a mal. (al ve- para usted es la primera ve-, pero nosotras %a estamos acostumbradas. >No, si no me lo tomo a mal. ?0s bien es que esto% impresionado. No creo que lo olvide am0s. /unmo sonrió, aunque el cora-ón todavía le latía con fuer-a, % sacó del bolsillo del pantalón un paquete de tabaco. >El sol todavía pica. Entre % póngase a la sombra >ofreció la muer gordita, la que lo había reconocido, mientras le abría la puerta de la habitación de los hombres. >No, no hace falta >recha-ó /unmo con educación>. "uerría entrevistarme primero con el camarada responsable. >)or la ma+ana han estado trabaando en los campos de soa arrancando las malas hierbas % por la tarde han ido al bosque a buscar algo para comer. Con un poco de sal que se eche en una olla %a podemos llevarnos algo a la boca< ivimos en una monta+a en la que crecen bastantes plantas comestibles, pero primero ha% que cogerlas. >9El camarada responsable tambi*n se dedica a eso:
>(odos le dicen que ese no es su papel, pero es del tipo de personas a las que les gusta encabe-ar la expedición. enga, entre, se lo ruego. in poder recha-ar por m0s tiempo el ofrecimiento, /unmo atravesó el peque+o umbral agach0ndose. Aue entonces cuando entendió que la serpiente no sería el !nico elemento de aquel lugar que dearía en *l una fuerte impresión. Como en las casas chinas, despu*s del recibidor en el que descal-arse, se subía a trav*s de un corredor largo % angosto como una gruta. En la habitación, el suelo estaba revestido con una especie de corte-a de cere-o, % unto a la oscura pared del fondo había una hilera de peque+os troncos. 7espu*s de pensar un rato, /unmo entendió que se trataba de coines de madera. 7e las dos paredes laterales colgaban unas mochilas que tambi*n atraeron su atención. Esas mochilas, que constituían el !nico mobiliario de la estancia, hacían la función de armario, % los trabaadores las utili-aban para guardar sus obetos personales. us distintos tama+os % colores hacían que fuesen mu% llamativas. En la planta de abao estaba la cocina % la habitación reservada para las mueres, separada por una tela con manchas de sopa de miso. En la habitación de los hombres se percibía un intenso olor a tabaco % a sudor masculino. in descal-arse, /unmo se sentó encima del escalón que había en la entrada de la habitación de los hombres % cru-ó las piernas. Entonces se le ocurrió una cuestión banal$ 9cu0les serían la mochila % el coín de madera de &nsi#: No, pensó, los su%os no debían estar allí. 9Cómo iban a estar en aquel aguero prehistórico obetos todavía impregnados por el olor a ores % por el aire acondicionado o por la calefacción, seg!n la estaciónF de su antigua vivienda: 1ntes de acabar su cigarrillo, /unmo se levantó. 1unque hacía mucho calor en el exterior, prerió salir. 2a bola de fuego del sol de agosto caía tras los 0rboles. En ese momento, los trabaadores que habían ido a buscar las hierbas a la monta+a comen-aron a baar uno a uno. 7espu*s de salir de la caba+a, /unmo estuvo paseando por los campos desbro-ados, en los que los granos de maí- empe-aban a engordar. Entonces se topó con &nsi# al pie de la monta+a, que venía cargado con un saco. /unmo se presentó dici*ndole que le conocía a trav*s de ong ?%eong'#eun, % los dos hombres se dieron un apretón de manos. El periodista vio que las manos de &nsi# no eran lisas ni blancas como las de un ocinista ni tampoco como las de un director del servicio t*cnico de una f0brica. Estaban cubiertas de costras, % los
nudillos callosos sobresalían como las raíces de un 0rbol. 7espu*s de retirar la mano, &nsi# limpió los cristales de sus gafas trifocales con la punta de su uniforme de trabao, un gesto que probablemente era una especie de tic. En aquel momento, /unmo se ó en que uno de los botones de su ropa estaba cosido con hilo roo de cobre. El hilo era grueso, porque seguramente &nsi# no había encontrado otro m0s no. ?0s adelante, cuando /unmo pensase en &nsi# siempre le vendría a la cabe-a la imagen de aquel botón cosido con hilo de cobre. >)ermítame, lo llevaremos entre los dos >propuso /unmo cuando &nsi# volvió a cargar con el saco despu*s de limpiarse las gafas. >7e acuerdo, gracias >respondió &nsi# aceptando el ofrecimiento. /unmo cogió un extremo del saco % fue caminando mu% despacio de forma premeditada, mientras iban hablando de una cosa % de otra. /unmo tenía que hablar un buen rato para lograr que una palabra saliese de los labios de &nsi#. ?%eong'#eun estaba en lo cierto$ &nsi# era realmente un hombre taciturno. 2a sonrisa que emanaban sus oos, aquella que anta+o sustituía las palabras, parecía haberse desvanecido. /unmo estaba impaciente, pero sabía que obtener información era todavía m0s difícil que romper la rama verde de un 0rbol solo con las manos. (rat0ndose de una persona que había trabaado arduamente todo el día bao un calor infernal, estaba claro que aquel no iba a ser el momento adecuado para conseguirlo. 1cabó deando las cuestiones importantes para m0s tarde, por la noche. )ero tampoco entonces lo consiguió. 7espu*s de colocar su cabe-a sobre el coín de madera, &nsi# respondió a algunas cuestiones, pero enseguida empe-aron a oírse sus ronquidos. /unmo pasó toda la noche intentando dormir, pero no lo logró, % no solo a causa del concierto de hombres roncando. )ese a que había deado abierta la puerta de la habitación, el aire era tan caliente % asxiante que el periodista acabó mare0ndose. En aquel lugar estrecho se hacinaban unos treinta hombres, uno al lado de otro, enlatados como sardinas. 1lgunos hablaban en sue+os % otros rechinaban los dientes. &nsi#, de ve- en cuando, daba vueltas % gemía de dolor, como si le estuviesen rompiendo los huesos, antes de volver a roncar. /unmo iba cambiando de posición para tratar de conciliar el sue+o, pero tras sus p0rpados no hacían m0s que deslar desagradables alucinaciones. 2e parecía que oía de nuevo la vo- de la muer que antes le había dicho$ 8)ara usted es la primera ve-, pero
nosotras %a estamos acostumbradas= % tambi*n creía sentir el roce de la serpiente ascendiendo desde su talón. El canto de un b!ho que estaba mu% cerca, tal ve- en el alero del teado, estremeció su cora-ón. Ainalmente, /unmo optó por levantarse % salir. 2a lu- de la luna vibraba con el cric cric de los insectos. /unmo vagó por los alrededores % se acercó hasta una fuente que se hallaba a un lado del campo de patatas. u cuerpo estaba moado por el rocío. 2a luna se reeaba en el alibe. /unmo se preguntó si aquella era la fuente en la que o &nsi# veía reeados los rostros de sus dos hios cada ma+ana % cada noche. eguro que no solo veía a sus hios< Cada ma+ana % cada noche, % durante todo el día, estaría recordando la imagen de su difunta esposa pensando en el futuro de sus hios, suplic0ndole que hiciese lo posible para recuperar su trabao en )%ong%ang. /unmo estuvo sentado unto a la fuente hasta la llegada del alba. 2a primera persona que apareció con el cepillo de dientes en la boca fue, precisamente, &nsi#. &gnorando lo que /unmo tenía en la cabe-a, le pidió disculpas por la noche incómoda que seguramente había pasado % que le había hecho salir de la habitación. >9&ncómoda: No, en un lugar de aire tan puro como este, eso es imposible >dio /unmo en un tono alegre, %a que, por n, había encontrado el momento de poder hablar con &nsi# tranquilamente. /unmo no había recorrido cien li hasta aquella monta+a solo para ver las condiciones de vida del director de la f0brica % de sus hombres, ni para comprobar la situación de los cultivos. u principal obetivo era saber por qu* o &nsi# estaba trabaando a destao en aquel lugar$ 9era para obtener 8un trato de favor=: 9Q era solo para resolver el problema de la carestía de pasta de soa que sufrían los ciudadanos de la provincia: )ara /unmo, la cuestión consistía en desentra+ar cu0l era la verdadera personalidad de o &nsi#. )ero hasta aquel momento no había logrado entrever siquiera ni un tenue destello de su car0cter. El periodista no tenía m0s tiempo. 1sí que, aunque fuese delicado, debía ir directo al grano. &nsi# %a había acabado de cepillarse los dientes % estaba empe-ando a lavarse la cara con el agua que se escurría a un lado de la fuente. /unmo se sentó a su lado % hundió ambas manos dentro del agua. >"u* fría< >gritó de forma exagerada antes de volverse hacia &nsi#>. 9"u* piensa sobre esta agua: Est0 m0s fría que la del río 7aedong, 9verdad:
>í, pero es mucho m0s transparente. Como si quisiese completar su breve respuesta, &nsi# se echó agua en la cara % despu*s se levantó % agarró la toalla que le colgaba del cinturón. /unmo apretó los labios un instante, pero despu*s empe-ó a hablar. >9Echa de menos su vida anterior en )%ong%ang: >dio /unmo cogiendo a su ve- su toalla con una sonrisa. >?e preocupa m0s no saber demasiado de agricultura. >2o entiendo. 1 n de cuentas, debe resolver el tema de la escase- de pasta de soa. >No era eso lo que quería decirH >eg!n el camarada ?%eong'#eun, cuando usted recibió el encargo de trabaar aquí, ummH el secretario del )artido le habló de una recompensaH 9"u* piensa de eso: 7espu*s de soltar este comentario, /unmo se preguntó si tal ve- había sido demasiado directo, pero nada de ello hi-o cambiar la expresión de &nsi#. >No hacía falta que ?%eong'#eun diera eso, son habladuríasH >No es culpa su%a, sino mía. 2os periodistas animamos a la gente a que diga todo lo que sabe. >)ero no ha% nada que saber. /o so% como todo el mundo. No so% una m0quina de trabaar. Claro que esto% aquí para disfrutar de ciertos favores % recuperar mi trabao anterior % eso es lo que quiero< )ero con lo que he hecho todavía no es suciente. @n silencio se ci+ó sobre los dos hombres durante unos minutos. 2a brisa matinal esparcía un olor a ores silvestres. El rostro de /unmo todavía estaba sofocado a causa de las dicultades que había tenido para plantear aquellas preguntas, pero &nsi# había respondido sin inmutarse, con la uide- del agua que mana de un grifo. Era imposible que personas como &nsi# dedicasen tanto esfuer-o solo para satisfacer su inter*s personal. 7e otro modo sus manos no estarían arrugadas % deformadas de aquella forma, ni la bisagra de la puerta de su casa
hubiese hecho llorar a su hio. El sol aparecía tras el bra-o de niebla que cubría los bosques de la monta+a. 7espu*s de baar de los campos de materia prima, aquel día /unmo consiguió acabar con facilidad el artículo. )ero su texto fue inmediatamente recha-ado por el comit* de censura del )artido. 2os periodistas debían someter todos sus textos no solo a la supervisión del efe de redacción, sino tambi*n al comit* del )artido de la ciudad. >)ero 9de veras crees que en nuestra sociedad un individuo puede vivir su vida al margen del )artido: 9/ no eres consciente de eso, t!, que eres periodista: Empie-o a dudar de tu lealtad< Con aquellas palabras, el secretario del )artido mostraba a las claras cu0les eran sus intenciones$ quería que en el artículo, ahora que los campos de materias primas empe-aban a dar sus frutos, quedara claro que el m*rito, la cabe-a del dragón, era del comit* del )artido, en tanto que a o &nsi# le correspondía tan solo ser cola del ratón. /unmo pensó durante unos momentos en tirar su artículo a la papelera, pero la imagen del botón cosido con hilo de cobre en la ropa de &nsi# era demasiado pat*tica. No tuvo ninguna otra posibilidad, pese a su indignación, que rehacer el texto seg!n la censura del )artido % enviarlo a rega+adientes al periódico. I
Aue un día de nales de oto+o del a+o anterior, cuando había transcurrido uno % medio desde la publicación del artículo sobre o &nsi# en el periódico de la provincia. /unmo subía por segunda ve- hacia los campos de monta+a contemplando las ramas desnudas de aquellos 0rboles cu%o recuerdo de la *poca en la que eran tupidos % verdes quedaba %a leos. (ambi*n en esa segunda ocasión iba a ver a &nsi#. El día anterior, al pasar ante un colmado, se había detenido para escuchar la conversación entre dos madres de familia. e queaban porque cada vese distribuía menos arro- % casi no había pasta de soa. /unmo no podía pasar por alto una conversación de ese tipo, porque, como periodista, se sentía responsable del impacto que tenían sus artículos en el p!blico, así como de la opinión que suscitaban los organismos a los que se refería % las personas a las que entrevistaba. 2a escase- de pasta de soa parecía haber sido resuelta por &nsi# % sus
hombres hacía un par o tres de a+os al desbro-ar los campos en las alturas, pero a comien-os de a+o el problema había reaparecido % estaba alcan-ando una fase verdaderamente crítica. 2a situación empeoraba día a día, %a que, por una parte, el estado no abastecía con sucientes alimentos a la población % la ciudad cada ve- recibía cantidades m0s exiguas, %, por otra, las constantes tormentas de los !ltimos tiempos habían reducido la cosecha en los campos cultivados por &nsi#. 1l escuchar las queas de la gente, /unmo pensó que no podía quedarse de bra-os cru-ados % decidió volver a visitar los cultivos. (enía especial curiosidad por saber qu* vida había llevado &nsi# durante todo aquel tiempo. 9"u* hacía: 9Cómo se las arreglaba para sacar adelante a la familia sin su esposa: Con los campos arrasados por las lluvias % la producción ca%endo en picado, qu* angustia sufriría el pobre hombre al no poder aportar suciente materia prima a la f0brica< 1 medida que /unmo se acercaba al lugar, aceleró el paso. @n alcaudón, a veces llamado 8p0aro de oto+o=, aleteaba ocupado mientras picoteaba un fruto de serbal de hoas roi-as unto al camino. /unmo se giró para calcular la distancia que había recorrido % vio la ciudad a lo leos, min!scula como una maqueta, % en el lado opuesto divisó el inicio de los campos desbro-ados que se abrían paso entre los 0rboles. El camino que tenía delante estaba plagado de charcos. ?ientras saltaba por encima del barri-al pensó que las lluvias de la temporada probablemente habían inigido el mismo da+o a los cultivos. intió el rumor de unos pasos entre la hoarasca del bosque de abedules en el que se adentraba el sendero. 2uego, de entre los arbustos de ar0ndanos silvestres, apareció un hombre, % despu*s otro, % otro, % otroH (odos ellos cargaban con unas mochilas en la espalda que estaban llenas % parecían pesadas. >1h< )ero si es usted el periodista, 9no: >gritó de repente un oven que llevaba una gorra de monta+a>. Abai<456 responsable, apres!rate< El se+or periodista est0 aquí< >9Cómo: >exclamó una vo- desde el bosque. Eran los trabaadores de los campos. /unmo saludó a los hombres, a los que %a conocía de su estancia anterior. Entre ellos, por supuesto, estaba &nsi#. > Abai responsable, %a que estamos, podríamos descansar un poco antes de
subir, 9no: >propuso en tono suave un oven equipado con unas polainas de color a-ul oscuro. >97escansamos, pues: >preguntó &nsi# sec0ndose el sudor de la frente con el pu+o mientras miraba a sus compa+eros. (odos estuvieron de acuerdo % se sentaron en el suelo. /unmo, despu*s de haber a%udado a &nsi# a desprenderse de la carga, se sentó a su lado. 1mbos hombres solo estaban separados por dos matoos de margaritas silvestres cubiertas por una na capa de escarcha. 7el dorso de la mochila % de la espalda sudada de &nsi# emanaba un olor a almi-cle. No fue hasta entonces cuando, observ0ndolo de cerca, /unmo se dio cuenta, sorprendido, de hasta qu* punto &nsi# había cambiado. El director parecía otro. in duda no lo hubiese reconocido de no ser por las gafas trifocales. u rostro estaba quemado por el sol, % casi todo el cabello que rodeaba sus oreas había encanecido. /unmo no podía creer que en solo dos a+os aquellos cabellos negros se hubiesen transformado en níveos. &nstintivamente, la mirada de /unmo escrutó los botones de su ropa de trabao. Naturalmente, no llevaba la misma de hacía dos a+os, pero en medio de dos botones de color oscuro había un botón de color blanco. /unmo se quedó consternado al ver que &nsi# era verdaderamente un campesino vieo % miserable. )or suerte, en aquel momento uno de los trabaadores lo interpeló$ >Qh< )ero 9qu* es eso: 9on setas: "uien había hablado era el oven del gorro de monta+a, que se había sentado a cuatro pasos de /unmo. >Eso que lleva en su mochila, se+or periodista< >9Eso: í, son setas. e han secado un poco con la escarcha, pero son tan bonitasH >9Bonitas: (írelas enseguida< >9Eh: 9Es que no son comestibles: >Comestibles o no, da igualH venga, explíquele lo que pasó. 9abe:, el abai responsable es una tumba, no dice nada, me desespera. >9/ por qu* quieres que explique esa terrible historia ahora: >contestó
&nsi#, mientras, como era su costumbre, limpiaba sus gafas con la punta de la camisa. >9Ga pasado algo, camarada director: >í, un accidente mu% grave. @sted %a no estaba aquí cuando sucedió. >)or culpa de las setas, se+or periodista, una de las mueres del grupo murió % nosotros estuvimos a punto de hacerlo >explicó el chico de las polainas a-ul oscuro mientras miraba turbado al abai responsable, que no abría la boca. /unmo, impresionado por la noticia, preguntó$ >9@na de las mueres del grupo: No sería la se+ora gordita, 9verdad: >í, ella< 2a que le tiró la serpiente. >9Es eso cierto, camarada director: >í >respondió &nsi# con una vo- cercana al gemido. >2as mueres del grupo no son permanentes, de ve- en cuando las sustitu%en. 2a nueva que vino a cubrir la pla-a de la muer que usted había visto trabaando con la se+ora gordita no sabía nada de setas. Cogió unas cuantas de esas roas % no se le ocurrió otra cosa que saltearlas con otras verduras. 1%, de verdad, es queH >)ero 9tan peligrosas son las setas roas como para matar a una persona: uerte que el resto sobrevivisteisH /unmo miró a todo el grupo. >í, casi no lo contamos >murmuró &nsi#>. Nos pusimos mu% enfermos, pero al menos sobrevivimos. >9/ por qu* vais con las mochilas tan cargadas si acab0is de salir de una enfermedad: >7esde el )artido nos han ordenado que recoamos bellotas. >9Bellotas:
>7ebemos compensar la escase- de la cosecha con bellotas. /unmo asintió sin decir nada % luego preguntó$ >9Cu0ntos #ilos deb*is recoger cada día por persona: >Nos dividimos en seis equipos %, aunque sea difícil, cada persona debe recoger unos veinte #ilos >respondió &nsi#. 1l oír esto, /unmo observó a los hombres con otros oos. )odía verse que se habían adentrado en el bosque, tenían cortes en los abrigos % el relleno de la ropa les salía por la tela aguereada. us manos estaban repletas de ara+a-os % de costras, e incluso había algunos que tambi*n tenían el rostro magullado. ?ientras percibía cómo la compasión asomaba en los oos de /unmo, &nsi# habló en tono arrepentido$ >(odo esto es por mi culpa. i el padre falla, los hios sufren tambi*n, 9verdad: > Abai responsable, eso no est0 bien< >dio el oven del gorro de monta+a >. (odo el rato est0 diciendo que es por su culpa, pero no es cierto< e+or periodista, nuestro abai responsable quiere remover toda la tierra de los campos destro-ados por la lluvia. Nos lo han mandado las autoridades de la ciudad, pero no nos a%udan en nada. 3esponsable abai , 9de verdad cree que todas las desgracias que nos han caído encima han sido por su culpa: 9(ambi*n la lluvia: No entiendo por qu* ahora tenemos que ir a recoger bellotas. >7ae'seo#, por favor< /a te lo he explicado >dio &nsi#>. 7a lo mismo que nos lo ha%an ordenado o no, recogemos bellotas porque debemos producir nuestra pasta de soa< >@sted sabr0. )ero 9qu* me dice de la actitud del jido(on del )artido que se presentó aquí el otro día: 9Cómo se ustica eso: 2o trató ante nosotros como si usted fuese un aprendi-H >7ae'seo#< >e+or periodista, no me tenga en cuenta que ha%a dicho cosas así. 3ecogemos bellotas % removemos la tierra porque nos lo dice el abai responsable, pero aquellos de allí abao no tienen ni idea del esfuer-o que estamos haciendoH
7e repente el oven calló al oír que /unmo suspiraba. Echó un vista-o disimuladamente al periodista % a &nsi#, que apretaban los labios % cerraban sus p0rpados repetidamenteH 1quellos incisivos comentarios habían deado a ambos hombres en una posición incómoda. 1l constatar eso, el rostro del oven se tensó, pero enseguida cambió de actitud$ >Eh, abai responsable, seguro que todo saldr0 bien< o% a cantar una canción$ Los tiernos brotes de soja no esperan nada m8s que a la dulce lluvia mi amada, bella como una cereza, no espera nada m8s que el retorno de su amado. BF!3 B6ué #eliz ser"a si todo saliese bien:3
(odos se echaron a reír. El oven continuó, como si no hubiese pasado nada$ >/a sabe, abai responsable, que nosotros tenemos a nuestras amadas, 9verdad: >/ de su bolsillo sacó un envoltorio de papel mientras seguía bromeando>$ Ella me est0 esperando, espera que regrese cualquier día % que le lleve esto. /o so% su amor. Como en la canción que os acabo de cantar. >Claro< >le interrumpió &nsi#>. 7ae'seo#, 9por qu* no le pides al se+or periodista que te haga el favor: >9"u* favor: >preguntó /unmo. >2levarle ese hígado de abalí a su muer >respondió &nsi#>. Ga dado a lu- hace poco. >91h, sí: >dio /unmo mirando al oven>. i es un ni+o se lo llevar*, si noH >No se preocupe por eso. 1unque no lo pare-ca, creo que por ahí lo he hecho bienH
(odos los hombres rieron de nuevo mientras una bandada de p0aros levantaba el vuelo desde un rincón del bosque. >?u% bien, pues. 70melo< >dio /unmo tendiendo la mano. / continuó hablando>$ Esto% dispuesto a a%udaros en lo que pueda mientras vosotros os dedic0is a trabaar la tierra. 2o har*. 7e momento te echo una mano con la entrega del paquetito. >raciasH muchísimas graciasH de veras. Entonces, mientras le daba el hígado de abalí a /unmo, el oven a+adió$ >7e hecho, ha sido el abai responsable quien ha conseguido el hígado a trav*s de un vieo ca-ador. No se olvide de decirle eso tambi*n a mi muer. >Entendido, pero debes decirme dónde est0 tu casa. >e encuentra f0cilmente. 9abe el edicio en forma de seta roa que est0 en el centro de la ciudad: >92a seta roa: í, lo cono-co. >9í: )ues mi casa est0 usto detr0s de ese edicio, donde est0n las ocinas del )artido. >Basta, 7ae'seo#< >dio &nsi# mirando al oven con severidad. >91caso he dicho algo malo: >/a sabes que sí. >9)or qu*: 9)orque he comparado la ocina del )artido con una seta roa: >íH 9)or qu* comparas el edicio del )artido precisamente con una de esas horribles setas roas: >)ero camarada directorH >intervino /unmo>, desde aquí arriba ese edicio me recuerda tambi*n a una seta roa. >(al ve- sí, a lo meor sí que se parece a una seta roa, pero no quiero hablar m0s de este asunto.
7esde alguna parte del bosque llegó el inquietante lamento de un arrendao. El viento frío de nales de oto+o hi-o temblar los matoos de margaritas que había entre &nsi# % /unmo. 2a escarcha que las cubría parecía anunciar que el invierno que se avecinaba sería glacial. S
>enga, toma< (e toca< >9/o primero: >dice ?%eong'#eun colocando la tapa del termo del que ha servido /unmo. obre el papel de periódico que est0 entre ambos han colocado un plato con pasta de soa % dos peda-os de pepino. ?%eong'#eun %a se ha calmado un poco, pero /unmo, que no puede volver a verter en el termo el alcohol que %a ha servido, insiste en que sea su amigo el que lo beba. /a no sabe cu0ntos vasos llevan. >enga, /unmo, dime algo en ve- de suspirar como un fuelle< 9Crees que ha% alguna solución: /unmo no dice nada. >?mmmH >gime ?%eong'#eun. Entonces, como si %a no pudiese resistir m0s, /unmo abre la boca$ >?%eong'#eun, hace un tiempo me diiste algo, 9te acuerdas: >9"u*: No s*. >"ue cuando te enfrentas con una familia de la casa de ladrillos roos, aunque tengas todas las de ganar, m0s te vale dearlo correr. 9(e acuerdas: >1h, sí< (e lo die cuando viniste a verme por el tema de tu hio, 9verdad: )ero 9a qu* viene eso ahora: >No te lo tomes mal, no te lo digo porque aquel día no pudieras a%udarme. ?i hio eong'cheol había obtenido una puntuación de cien sobre cien en el examen para entrar en la universidad mientras que el hio del responsable de
organi-ación del )artido solo había obtenido un setenta % dos sobre cien. )ero 9cu0l fue al nal el resultado: 91 qui*n acabaron por recomendar para entrar en la @niversidad Wim &l'sung: No a mi hio, sino al hio del responsable de organi-ación del )artido, 9no es cierto: Estos días he estado pensando en que tu idea era completamente acertada, % que si hubiese hecho algo para tratar de impedirlo no hubiese funcionado de ning!n modo. 9Crees acaso que la policía ha ido por iniciativa propia a detener a tu tío: >)ues claro que no< 2a orden procede de la casa de ladrillos. >(! mismo lo ves, 9no: >/ entonces, 9qu* podemos hacer, eh: )ero /unmo no logra decir nada m0s. 2uego ?%eong#eun vuelve a coger el termo % bebe de un trago todo el contenido mientras levanta la cabe-a. >/unmo, si en aquella ocasión no pude hacer nada para a%udar a eong' cheol, % si cualquier cosa que hubiese intentado hubiese sido en vano, fue por algo que ahora te vo% a contar. >9/a est0s borracho: >No, no es eso. (odo arranca de una acusación que te vo% a explicar solo a ti< >@na acusación< >Esc!chame bien. Cuando viniste a verme aquel día %o %a sabía que querías utili-ar mi inuencia para a%udar a tu hio. (e imaginaste que podías aprenderlo de mi amistad con la esposa del secretario del )artido, 9cierto: No era ning!n secreto que me tenía un cierto aprecio, % que a menudo se reriesen a ella como 8la segunda secretaria general= %a lo decía todo. Como m*dico, %o intentaba desempe+ar mi trabao siempre con la misma profesionalidad, fuese con quien fuese. 2a esposa del secretario general tenía tanto inter*s en mí que hasta le consiguió un trabao a mi muer, la madre de /ong'i. 1sí que me convertí en una especie de peque+o protegido, cosa de la que la gente se dio cuenta r0pidamente. (! tambi*n lo sabías, % esperabas que el secretario general te echase una mano en tu enfrentamiento con el responsable de organi-ación del )artido, 9verdad: >í, en efecto. 9/ qu* sucedió:
>Kusto cuando viniste a verme %o había deado de ser el favorito de aquella muer, pero t! todavía no lo sabías. No tenías ni la m0s remota idea de ello. "u* mierdaH< >1h, eso fue< 1hora lo entiendo todo< >@n día, pues, cuando estaba a punto de acabar mi ornada laboral, la 8segunda secretaria general= me llamó por tel*fono % me pidió que fuese a visitarla a su domicilio. 1llí fui. 1l tocar el timbre salió ella misma a abrirme, % despu*s de cerrar la puerta por dentro nos trasladamos a su habitación % ella se tumbó en la cama. Gabía estado varias veces en esa casa, pero, puedes creerme, me impresionó la opulencia de aquella gran cama doble. Empec* a sentirme incómodo. Era una muer die- a+os ma%or que %o, % me turb* al entrar con ella en su habitación. )or si fuera poco, la muer iba diciendo que su marido había sido convocado por el comit* central del )artido de la provincia para dar respuesta a la escase- de pasta de soa % al cese de la producción, % que su hio tambi*n estaba fuera, de acampada militar. ?e dio a entender que estaba sola en aquella casa vacía. e me estaba insinuando. >Espera un momento, 9el secretario general fue convocado por el comit* central de la provincia a causa de la falta de pasta de soa: >(! no lo supiste, pero aquella era %a la segunda ve- que lo llamaban. >92a segunda ve-: 91h, sí: >)ues bien, no nos desviemos del tema. Escucha mi historia. Auesen cuales fuesen sus intenciones, %o debía cumplir con mi deber, así que abrí mi maletín. 1l haber llegado con prisas, ella me propuso que primero me fumase un cigarrillo, uno de los caros que %a tenía dispuesto en el cabe-al de la cama. /o rechac* su ofrecimiento % empec* a examinarla. e queaba de un dolor de estómago que le había sobrevenido despu*s de comer, pero sin que %o se lo pidiese se quitó la blusa % se baó un poco las bragas. Aue se+al0ndose la barriga blanca % los pechos, que, sin perder su uventud, todavía se conservaban rmes % carnosos. Empec* a auscultarla % no encontr* nada anormal. (ambi*n di golpecitos en algunas partes de su cuerpo % no hall* nada. Entonces apret* alguno de sus órganos %, de repente, su mano me agarró fuerte de la mu+eca. 87octor ong, doctor ongH=, gimió. / despu*s me rodeó con su bra-o % me atrao hacia ella. 1-orado, retrocedí un paso como si quisiese desprenderme de una oruga que estuviera cubriendo mi cuerpo. Entonces se lan-ó$ 89)or qu* no quieres: 9Es que tienes miedo de mi marido: No
lo tengas, no te preocupes por ese veestorio, le gustan las chicas vírgenesH=. / me decía eso mientras no paraba de repetir 8doctor ong, doctor ongH=. in pens0rmelo dos veces, salí corriendo de la habitación. Cogí con una mano el estetoscopio % cerr* de un porta-o sin poder evitar escupir. entí asco, m0s que por sus impulsos, por la arrogancia con la que ella creía poder pescar a cualquier hombre por la simple ra-ón de ser la muer del efe de la casa de ladrillos roos; ni que fuera una diosa. /unmo< 91 qui*n podía confesar una experiencia tan humillante: iniste aquí por la historia de eongcheol mientras %o estaba pasando todo eso soloH @nos días despu*s incluso tuve que renunciar a mi modesto puesto de m*dico de cabecera. 7e repente, /unmo estalló en una gran carcaada. / ?%eong'#eun puso unos oos como platos. >En n, que si no lo he entendido mal, una muer que pertene-ca a la familia de la casa de ladrillos roos puede incluso convertir a cualquier hombre en su esclavo, 9no es así: >/a basta< 1 mí no me convirtió en su esclavo< >a%a con la odida casa de ladrillos roos< >se indigna /unmo apretando su pecho con la mano>. Aui un verdadero idiota al ir a verte aquel día< @n aut*ntico idiota< >No eres el !nico< 91caso no so% %o tambi*n un idiota por haber venido ahora: 2a verdad es que ardo por dentroH % como no puedo apagar el fuegoH > ?%eong'#eun tambi*n se golpeó el pecho. >enga, ?%eong'#eun, c0lmate. El mal %a est0 hecho. 9"u* sacamos con darle m0s vueltas: ?ira esto< /unmo coge el primer folio del paquete que est0 encima de su mesa % lo pone ante los oos de ?%eong'#eun. >9H: >9No lo ves: 82a f0brica de pasta de soa N ha retomado el ritmo normal de producción.= >9(e han colgado el apodo de Go el (rolas % todavía escribes mentiras como esa: >En realidad, lo que es cierto es que en este momento la pasta de soa se
encuentra en fase de fermentación en el tanque de la f0brica. 2a dirección de la casa de ladrillos se las ha arreglado para servirse de grano destinado al ganado. 1l detener al director del servicio t*cnico de la f0brica % responsabili-arle de la escase- de pasta de soa, ahora tienen la obligación de abastecer a todos los habitantes de la ciudad en grandes cantidades. 2a dirección debe probar que la culpa de todo no era del )artido, sino de la incompetencia de un pu+ado de trabaadores. >1h, %a veo, ese es el plan. >Exactamente. 1hora todo me acaba de cuadrar gracias a lo que me has contado. ?e has dicho que el secretario general había sido convocado dos veces por el comit* central de la provincia. Como decimos aquí, la fruta cae cuando el p0aro levanta el vuelo, est0n asociando dos hechos que no tienen ninguna relación entre ellos. ?e temo que eso es lo que pasa con tu tío. >í, es evidente que se trata de eso. >2uego, 9de qu* serviría ahora que mont0semos un esc0ndalo: 91nte qui*n: 91nte el scal: 91nte el servicio urídico del comit* de administración: 9)ara qu*: (! sabes tan bien como %o que la casa de ladrillos concentra todo el poder económico, administrativo % constitucional. >9/ por qu* cuelga esto de mi cuello: >estalla ?%eong'#eun, fuera de sí, golpe0ndose el bolsillo derecho en el que guarda la acreditación de miembro del )artido>. 9)or qu* me he convertido, por voluntad propia, en un criado de la casa de ladrillos: >Ga sido porque a ti, % a mí, nos han embaucado con títulos % con eslóganes grandilocuentes como 87emocracia=, 8&gualdad=, 8El pueblo es el se+or de la historia= o 8Construimos el paraíso en la tierra=, cuando en realidad ocultaban lo que no es m0s que la opresión de una dictadura. >í, esto% de acuerdo. En este mundo, las cosas m0s nocivas siempre aparecen bao una imagen bella % atractiva. >í, como las setas venenosas, 9verdad: 2as setas tóxicas< >1%, qu* angustia< 9Gan detenido a un inocente delante de nosotros % no vamos a hacer nada: Este sentimiento de impotencia me saca de quicio<
?%eong'#eun desgarra su camisa lleno de rabia. 2os botones salen disparados. 1 /unmo se le aparece la imagen de &nsi# en el calabo-o atado con las esposas % se incorpora de golpe. 3etira las cortinas % mira en dirección a la c0rcel. No puede evitar que sus oos se inunden de l0grimas. e avecina una gran tormenta, porque en el hori-onte se forman densos nubarrones negros. El viento agita las cortinas con violencia. X
El uicio p!blico de o &nsi# tiene lugar en un estadio situado a los pies de una colina, a las afueras de la ciudad. )or lo general, la masa de asistentes compuesta por funcionarios, obreros de las f0bricas % habitantes de los barrios residenciales se movili-a a primera hora de la ma+ana % atraviesa el puente del eongcheon por encima del río Naerin hasta alcan-ar el estadio. 1 las die- en punto, un pu+ado de magistrados entra en la india % se sienta en el estrado que ha sido preparado para la ocasión. En ese mismo momento, unos cuantos policías obligan a o &nsi# a salir esposado del coche de detenidos que est0 aparcado tras el estrado % lo llevan en presencia de los ueces. 7espu*s alguien empie-a a leer la acusación, que no es demasiado extensa$ 7urante el periodo en el que la situación alimenticia del país se vio agravada como consecuencia de la ola de frío, fue necesario para la ciudad crear -onas de cultivo que permitieran abastecer la f0brica de pasta de soa. El comit* del )artido de la ciudad encargó dicha tarea a o &nsi#. 1l principio, el acusado trabaó con tenacidad, hasta el punto de que su nombre llegó a aparecer en el periódico. in embargo, la actitud descrita no era nada m0s que una hipócrita cortina de humo, %a que lo !nico que el acusado perseguía era recuperar su antiguo puesto de trabao. )or ello, con el tiempo, empe-ó a mostrar cada ve- m0s signos de irresponsabilidad % de negligencia. No tomó ninguna medida de protección para enfrentarse a las adversidades clim0ticas que se presentan cada a+o, % el resultado fue que casi noventa mil pong de tierra cultivable se convirtieron en un erial. Eso provocó la interrupción del abastecimiento de materia prima para la fabricación de pasta de soa, hasta el punto de que la f0brica se vio obligada a interrumpir totalmente su producción. 1dem0s, el acusado, abandonando su tarea principal como director del servicio t*cnico de la f0brica, pasaba ocioso su tiempo en los campos, provocando enormes da+os no solo en lo referido a los aspectos t*cnicos de la producción, sino tambi*n a los pro%ectos de la f0brica. El acusado se había
apropiado de su 8dulce imperio= en la monta+a, al margen de cualquier control por parte del )artido, sin ocuparse de nada, ni siquiera de sus hombres, como lo demuestra el hecho de que una querida camarada revolucionaria muriese por su culpa despu*s de comer unas setas venenosas. No podemos olvidar que el acusado %a había sido deportado % se había instalado en nuestra ciudad despu*s de haber mentido sobre el pasado de algunos miembros de su familia. )ese a todo, el )artido se mostró generoso con *l % le concedió un puesto de trabao importante que le debería haber obligado a actuar con gran lealtad; en ve- de ello, sin embargo, el comportamiento del camarada ha derivado en la comisión de todos los crímenes a los que hemos aludido, lo que todavía ha resultado ser m0s grave teniendo en cuenta que las consecuencias para la alimentación de nuestros ciudadanos, por los que el )artido tanto se preocupa, han sido desastrosas. Estos son, pues, los cargos de la acusación. o &nsi# no cuenta con ninguna defensa. 7efender a ese hombre acusado de contrarrevolucionario % de haber puesto en peligro la vida del pueblo habría sido lo mismo que ocupar el lugar del reo. En esta tierra, el p!blico %a est0 acostumbrado a ver uicios sin abogado. El presidente del tribunal, sentado encima del estrado, gira la cabe-a % empie-a a interrogar al acusado$ >1cusado o &nsi#, 9admite los cargos que han sido formulados: (odas las miradas del p!blico convergen en &nsi# como la crecida de la marea. 9/ cu0l es la expresión de &nsi#: u mirada se eleva por encima de las cabe-as del p!blico % se dirige hacia el centro de la ciudad, mientras sus labios dibuan una sonrisa silenciosa, como si se hubiese vuelto loco. )ero solo el cielo sabe que se est0 ando en la 8seta roa=, en el edicio del comit* del )artido de la ciudad. >)arece que ha perdido el uicio< 2a excitación recorre durante unos instantes el estadio, como el rumor nocturno de las olas, pero r0pidamente se ve atenuada. >ilencio< 9?e ha entendido, acusado: No ha% respuesta. 2os dientes de Go /unmo rechinan en su boca cerrada sin que *l se d* cuenta. 9"u* va a responder o &nsi#: &nsi#, que solo podía encender la chimenea con un carbón de tan mala calidad que lo hacía llorar mientras intentaba en balde
calentarse las manos; que había arrancado raíces de 0rboles % había movido rocas enteras para cultivar la tierra; que la ma+ana del día de los funerales por su muer estaba persiguiendo abalíes con el cora-ón en un pu+o mientras imaginaba a sus dos ni+os solos encendiendo las varillas de incienso en el altar de ofrendas de su madre; que abrió los oos con la cabe-a sobre el coín de madera en la casa de la monta+a despert0ndose milagrosamente tras haber perdido el conocimiento con la ingesta de setas venenosas; que despu*s de haber recogido cantidades ingentes de bellotas empe-aba a remover la tierra de los campos desbro-ados unto a sus hombres. 1 pesar de todo eso, &nsi# había cuidado un campo de ores de bondad % de sinceridad en su cora-ón % ahora, de repente, había sido destruido por un ra%o. 9Cómo podía pensar en levantar un ramillete con aquellas ores: (odo resulta tan inusto que lo raro es que no se desma%e de indignación< )ero las personas que se sientan cerca de &nsi#, como es el caso del propio /unmo, o%en que el acusado va murmurando cosas mientras gesticula como si estuviese arrancando algo con una de sus manos esposadas$ 8esta, esta, esta=. 7espu*s, &nsi# levanta la cabe-a hacia el cielo como si hubiese hecho todo lo que debía % suelta una gran carcaada. 2a risa inunda todo el estadio a trav*s del micrófono que tiene delante. El p!blico mira a &nsi# con un escalofrío, pero, poco despu*s, su expresión vuelve a cambiar. Con un gesto de sorpresa, como si no hubiese acabado de reírse, tiende sus dos manos atadas hacia delante como si se propusiese agarrar algo. Esta vemurmura en vo- alta, ni demasiado fuerte ni demasiado bao$ 81llíH (odavía ha% una de esas allí< Qiga< 1rranque esa seta roa antes de continuar por ese camino< Esa seta da miedo< QigaH=. 7e nuevo un rumor se extiende entre el p!blico. 1lguien del estrado da un pu+eta-o encima de la mesa para reclamar silencio. >9"u* est0 pasando: >9e ha vuelto loco: >9Ga dicho 8seta roa=: 9"u* ha querido decir con eso: En aquel estadio, solo /unmo % los hombres que han baado de la monta+a saben qu* signica 8seta roa=. /unmo puede oír de nuevo la vo- de &nsi#, cuando, el pasado oto+o, al encontrarse con los hombres que cargaban las mochilas llenas de bellotas, rega+ó a aquel oven que había comparado la temible seta tóxica con el edicio de la ocina
del )artido. 82a seta roa<= Esas palabras resumen % dan sentido a los millones de palabras que en aquel momento deben de estar ardiendo en el cora-ón de &nsi# como en las llamas del inerno. El alma de &nsi#, blanca como la nieve, nalmente reconoce que aquella seta venenosa se encuentra profundamente arraigada en el país, que es necesario arrancar a cualquier precio ese símbolo manchado por el totalitarismo, por el enga+o, por la manipulación % por la represión. >í< í< El uier se acerca hacia el micrófono % dice$ >El acusado ha perdido de repente sus facultades, el uicio queda apla-ado. 1ntes de que se extinga la vo- del uier, se o%e un grito entre el p!blico$ >)adre< Es la vo- de los dos hios de &nsi#, que se abren paso entre el gentío, corriendo hacia el centro del estadio. ?%eong'#eun, que est0 sentado a su lado, intenta detenerlos, pero es in!til. 2a gente, %a dispuesta a levantarse, vuelve a sentarse, aunque los hermanos no consiguen llegar hasta su padre, porque se lo llevan al coche de los detenidos, que arranca expulsando nubes negras de humo por el tubo de escape. 2os gritos % sollo-os de los hermanos conmueven a los asistentes. Bao un 0lamo blanco, ante el estadio %a vacío de p!blico, ha% un hombre de pie con un pa+uelo en la mano. Es Go /unmo. No puede evitar verter todas las l0grimas que ha reprimido ante los dem0s. @na persona lo ha perdido todo porque lo ha dado todo< 2a mirada h!meda de /unmo se a en el edicio de las ocinas del )artido, que seguro que era aquello que, hace apenas un rato, había estado mirando o &nsi# por encima de la gente. 9Cu0ntas vidas valiosas se pierden % se perder0n a causa de su veneno: Ese es el fantasma roo procedente de Qccidente que se ha propagado por esta tierra % del que se actaba el cabe-a de león con su pipa de marinero< En realidad no es nada m0s que la semilla de la seta roa lo que ha% detr0s de tanta desgracia % de tanto sufrimiento< /unmo cierra los pu+os % tiembla
de rabia mientras no puede dear de contemplar la casa de ladrillos roos. En su cora-ón todavía resuena la triste-a % el pavor que o &nsi# no ha podido expresar$ 8Esa seta roa, arrancadla< 1rrancad esa seta venenosa de nuestra tierra< No< 1rrancadla de este planeta para siempre<=. / de julio de )++/
Al lector
Cincuenta a+os en esta tierra del Norte viviendo como un autómata como un humano sometido al %ugo he escrito estas historias no animado por el talento sino por la pura indignación no con tinta % pluma sino con los huesos calados de sangre % de l0grimas. ?is historias son 0ridas como un desierto rudas como una pradera salvae da+adas como un inv0lido toscas como utillaes de piedra. 2ector, te ruego que leas mis palabras< B1N7&
Apndice !
Cómo ha llegado hasta nosotros un libro de cuentos de un autor de Corea del Norte crítico con el r*gimen )or ve- primera en los sesenta % ocho a+os transcurridos desde la partición de la península coreana, una editorial de Corea del ur publica una obra escrita por un autor que vive en Corea del Norte % que, a trav*s de sus escritos, critica duramente el r*gimen de su país por medio de una sutil ironía. 7e ve- en cuando llegan escritores de Corea del Norte, se exilian en el ur % publican textos contra el r*gimen, pero todavía no teníamos ning!n eemplo de un autor que, pese a permanecer allí, denuncie, poniendo en riesgo su vida, los crímenes de ese gobierno tir0nico % antidemocr0tico. Bandi ha titulado su manuscrito La acusación . Como el nombre indica, sus textos denuncian el totalitarismo, el sistema de castas % las absurdidades sociales auspiciadas por la dictadura, así como la corrupción que reina en Corea del Norte, pero lo hace a trav*s de una s0tira morda-. 2as historias que presenta se desarrollan en un periodo que va de los a+os que preceden a la muerte de Wim &l'sung, sucedida en ulio de DRRI, a los días que siguen a esta defunción. El manuscrito que contiene La acusación se compone de setecientas cincuenta hoas de (ongoji.456 El papel amarillento revela que hacía %a tiempo que Bandi había escrito esos textos a l0pi- % que había repasado cada letra. El documento inclu%e siete cuentos$ 82a fuga del norte=; 82a ciudad del fantasma=; 8ida del caballo (esoro=; 8(an cerca, tan leos=; 82a capital del inerno=; 8El escenario= % 82a seta roa=. Cada uno de estos cuentos alude a temas, acontecimientos % personaes diferentes que se van encadenando, % a los que une una misma idea$ la crítica al r*gimen de Wim &l'sung. 1l nal de cada historia consta una fecha, como, por eemplo, 8J de ulio de DRRJ=. )uede referirse al momento en el que Bandi la acabó de escribir. 2a m0s antigua es 82a fuga del norte=, con fecha de diciembre de DRUR, circunstancia que nos demuestra que el autor %a hacía tiempo que se había posicionado en contra del sistema. 2a m0s reciente es 82a capital del inerno=, un
texto que revela la crueldad del dictador Wim &l'sung a pesar del disfra- amable con el que se presenta ante el pueblo. Bandi acabó de escribir este cuento en diciembre de DRRS, despu*s de la muerte del dirigente. Ga% ra-ones para pensar que, en la actualidad, despu*s de haber sobrevivido a los regímenes de Wim &l' sung % de Wim Kong'il, todavía se dedica a llenar p0ginas criticando al r*gimen de Wim Kong'un.
El comit* central de la Aederación de 1utores de Choseon al que perteneció Bandi es la asociación ocial de escritores de Corea del Norte. El órgano supremo que controla todas las disciplinas artísticas, incluida la literatura, es el 7epartamento de )ropaganda % de 1gitación, que durante la *poca de Wim &l'sung fue dirigido por su hio % futuro 2íder upremo, Wim Kong'il. En Corea del Norte, los escritores est0n obligados a asociarse a la Aederación eneral de 2iteratura % de las 1rtes % se encuentran, pues, bao la dirección % la vigilancia constantes del 7epartamento de )ropaganda % de 1gitación del )artido de los (rabaadores. El comit* central de la Aederación de 1utores de Choseon es una rama de la Aederación eneral de 2iteratura % de las 1rtes. En un sistema así, tener talento no es suciente para ser escritor. El origen familiar es un criterio igualmente importante. )or otra parte, no ha% demasiados espacios ni ocasiones para que los óvenes escritores puedan presentar o publicar sus escritos. in embargo, una ve- se alcan-a la condición de 8escritor=, se tiene garanti-ado un puesto relevante en la sociedad norcoreana. Wim eong'min, que actualmente trabaa para la radio Aree North Worea radio que emite desde el ur para norcoreanosF escribió tanto poesía como teatro cuando estaba en el Norte % formaba parte del citado comit* central de la Aederación de 1utores de Choseon, antes de huir al ur, lugar en el que tambi*n desarrolló su actividad literaria con la publicación de una docena de poemas en MPPI. Kang Kin'seong, que se hi-o c*lebre con su libro de poemas @endo a mi !ija por cien (ons , aparecido en Corea del ur en MPPU, tambi*n perteneció al comit* central de la Aederación de 1utores de Choseon antes de su huida. )ara llegar a ser un escritor legítimo en la sociedad norcoreana es necesario publicar textos en un periódico o en una revista controlados por el comit* en cuestión. Aue así como Bandi alcan-ó dicho estatus. Bandi nació en Gamg%eong % su infancia estuvo marcada por la uerra de
Corea. ?ostró preco-mente sus dotes para la escritura. Con tan solo veinte a+os, el valor de sus escritos, publicados en una revista norcoreana, %a empe-ó a apreciarse. El trabao de obrero lo absorbió % le impidió proseguir su carrera literaria. in embargo, pronto retornó a la literatura % dedicó todo su escaso tiempo libre a la creación. e arma a menudo que alguien con talento acabar0 por ser reconocido incluso si su obra permanece oculta. ea como fuere, esto es lo que le sucedió a Bandi$ su talento obtuvo un reconocimiento % logró publicar unos cuantos textos en la revista ocial del comit* central de la Aederación de 1utores de Choseon. En el curso de las grandes hambrunas de nales de los a+os ochenta % primera mitad de los a+os noventa, Bandi fue testigo de la muerte tr0gica de muchos familiares % amigos, lo que le llevó a preguntarse por la realidad del funcionamiento de la sociedad de Corea del Norte. e dio cuenta de que su !nico poder, en tanto que autor, era la escritura. Empe-ó, pues, a escribir historias de gente que sufre hambre o que es víctima de la arbitrariedad del r*gimen, % tambi*n de personas que no pueden hacer nada m0s que huir de su país natal con la esperan-a de sobrevivir. 7esde entonces utili-a su pluma para denunciar al r*gimen totalitario de Corea del Norte.
Bandi decide erigirse en portavo- del sufrimiento de la gente % denunciar ante el mundo la responsabilidad del r*gimen % de su sistema de castas, así como las contradicciones del sistema comunista adoptado en Corea del Norte. a reuniendo historias terribles de la vida cotidiana % las integra en su obra. Es difícil alcan-ar el equilibrio entre calidad literaria % la denuncia de los hechos, pero Bandi sobresale en ambos propósitos. u trabao, como sucede en un parto, se nutre de las convulsiones del dolor. Con el tiempo, sus escritos se acumulan, pero *l resulta ser su !nico lector. (eniendo en cuenta la realidad del país sabe mu% bien que solo puede ser así. 7e ahí que espere con paciencia el día en que su obra de acusación al r*gimen norcoreano se difunda por todo el mundo libre. Ainalmente, ese día llega cuando una familiar va a visitarle para anunciarle que tiene previsto huir de Corea del Norte. Entonces intu%e un atisbo de esperan-a. 1 partir del testimonio de 7o Gui'%un, presidente de la QN olidaridad %
7ere 7erech chos os del del Gomb Gombre re pa para ra los los 3efu 3efugi giad ados os de Core Coreaa del del Nort Norte, e, he po podi dido do reconstruir el proceso por el que los manuscritos de Bandi abandonaron el Norte % lograron alcan-ar el ur, tal como lo explico a continuación.
@n día, una familiar de Bandi a la que *l le tenía mucha conan-a le fue a ver % le comentó prudentemente que pensaba abandonar el país atravesando la frontera con China. Bandi %a había pensado en hacer lo mismo, pero con muer e hios la empresa parecía demasiado complicada % arriesgada. Con todo, Bandi ve en la huida de esa familiar la oportunidad que espera para dar a conocer al mundo sus textos. 1sí pues, le habla a la muer de estos manuscritos, sabiendo que no ha% riesgo de que lo descubra, %a que ella tambi*n ha decidido salir de Corea del Norte. 1dem0s, la muer es lo sucientemente cercana a Bandi como para que *l pueda hacerle este tipo de condencias. Bandi entrega, pues, los manuscritos de sus cuentos % de sus poemas a aquella muer que piensa irse sola. En un primer momento, ella los acepta, pero despu*s se los devuelve, %a que no est0 segura de conseguir atravesar la frontera sana % salva, aunque le promete que si obtiene alguna garantía de que su plan tenga *xito volver0 para recuperar los escritos. Bandi vuelve a guardar sus textos en un escondite para que nadie pueda encontrarlos. / de este modo transcurren unos meses sin noticias. )or su parte, la pariente de Bandi logra atravesar la frontera, pero es detenida por tropas chinas establecidas en el paso fronteri-o. )or suerte, debido a su cuidado aspecto, que la distingue de la ma%oría de refugiados, los soldados chinos piensan que procede de alguna familia de dirigentes del )artido %, en vede devolverla a su país, le exigen un rescate de cincuenta mil %uans, unos diemillones de Yons.456
Con el n de evitar el retorno inmediato a Corea del Norte, la muer dice a sus captores que en ese momento no dispone de esa cantidad, pero que puede intentar reunir el dinero si permiten que se ponga en contacto con algunas personas. 1sí transcurre una semana. Entretanto, durante una visita a /ani, el comandante comandante del regimiento regimiento chino se encuentra encuentra con un intermediario intermediario que a%uda a refugiados de Corea del Norte % al que conoce bien. El comandante le comenta que
ha% una muer detenida en su cuartel % le pregunta si sería posible contactar con alguna persona o asociación que pudiese pagar el dinero a cambio de su liberación. 1fortu 1fortunad nadamen amente, te, el interm intermedi ediari arioo es un chino chino de origen origen coreano coreano que colabora con 7o Gui'%un. Este le informa de los hechos % el se+or 7o le insta a actuar con rapide-, %a que se trata de salvar una vida. En lo que concierne a la cantidad del rescate, el se+or 7o arma que *l la negociar0 directamente. El se+or 7o, que dirige su QN con un presupuesto mu% limitado, piensa en una solución % nalmente decide explicar su situación a una persona que en cierta ocasión había a%udado a su organi-ación. Esa persona le presta los diemillones de Yons dici*ndole que %a se los devolver0 cuando pueda. racias a este benefactor, el se+or 7o puede nalmente salvar a la familiar de Bandi de las garras de los soldados chinos % traerla a Corea del ur. Este ser0 el primer vínculo entre 7o Gui%un % Bandi. @na ve- en el ur, la refugiada ingresa en un centro de integración para norc norcor orea eano noss en Gana GanaYo Yon, n, % el se+o se+orr 7o se olvi olvida da del del caso caso$$ los los refu refugi giad ados os raramente vuelven a contactar con *l al salir del centro de GanaYon. )ero aquella ocasión es diferente. 2a muer contacta con el se+or 7o en cuanto cua nto sale sale de GanaYo GanaYon. n. 7espu* 7espu*ss de alguna algunass conve conversa rsacion ciones es telefón telefónica icas, s, se encuentran en eongnam, en la provincia de W%eong#i, donde ella se ha instalado en una casa de acogida para mueres refugiadas de Corea del Norte. 2a muer le entrega un sobre blanco % le maniesta que eso es todo lo que le puede dar en agradecimiento por su a%uda. )ero el se+or 7o le devuelve el sobre. No puede quedarse con la cantidad de dinero que el gobierno de Corea del ur destina a los refugiados del Norte para que empiecen una nueva vida< Ella insiste en que acepte el sobre %, adem0s, le pide otro favor. e trata de que el se+or 7o haga otro trabao para ella, trabao que tambi*n ser0 retribuido con el contenido de aquel sobre. El se+or 7o le pregunta qu* debe hacer % es en ese mome moment ntoo cuan cuando do ap apar arec ecee el nombr ombree de Band Bandi.i. 8i 8i me hu hubi bies esee llev llevad adoo el manuscrito cuando me propuse huir, en este momento tanto Bandi como %o estaríamos muertos=, comenta la muer. 82e die que volvería a por el manuscrito % todavía todavía debe de estar esperando.= esperando.= 2uego ella le explica con todo detalle detalle cu0l es la situación de Bandi. En ese instante, el se+or 7o percibe algo mu% especial, tiene la intuición de que est0 ante un asunto importante. 2a muer tambi*n entrega al se+or 7o una
carta que ha escrito para Bandi % a+ade que si la persona que debe de recoger el manuscrito le muestra esa carta es seguro que Bandi le conar0 los textos. El se+or 7o sale de casa de la muer con el sobre blanco % la carta pensando que intentar0 hacer algo. )or desgracia, las cosas no son tan f0ciles. 2a situación en la frontera es mu% complicada. )ero encuentra una ocasión de oro. @n amigo chino del se+or 7o le anuncia que tiene pendiente una visita a su familia en Corea del Norte. El se+or 7o le pregunta a qu* región va, con la coincidencia de que entre los lugares que debe visitar se encuentra la ciudad de Bandi. )or su posición en la sociedad norcoreana, Bandi vive en una localidad de tama tama++o medi medio. o. El amig amigoo chin chinoo aseg asegu ura al se+ se+or 7o que ir0 ir0 ver a Ban andi di aprovechando la hora del almuer-o o la hora de descanso. El se+or 7o le recomienda que compre algunos libros de propaganda del r*gimen norcoreano, como Antolog"a de teGtos de =im 'l?sung o La obra de =im Cong?il , a n de esconder los manuscritos que le entregue Bandi. Cuando %a han pasado unos meses de la huida de la muer, este amigo chino nalmente se presenta en casa de Bandi % le da la carta de su familiar envuelta en un sobre de pl0stico. 1l leer la carta, Bandi duda un momento, pero enseguida parece que decide algo % trae el manuscrito manuscrito del escondite escondite que solo *l conoce. conoce. eg!n explica posteriorment posteriormentee el amigo chino del se+or 7o, el rostro de Bandi parecía expresar que no tenía otra opción, % puesto que de una forma o de otra iba a morir, no perdía nada entreg0ndole el texto. 2os manuscritos de Bandi viaan escondidos dentro de Antolog"a de teGtos de =im 'l?sung % otros libros, % pasan de este modo a China, hasta llegar a las manos de 7o Gui'%in.
En Corea del ur ha% aproximadamente unos veinticinco mil refugiados norcoreanos. Entre ellos, un buen pu+ado de autores dedicados a denunciar el r*gimen del gobierno norcoreano. El Centro de Escritores Norcoreanos en el Exilio se encuentra asociado al )EN Club &nternacional desde MPDM % en la actualidad cuenta con veintiocho autores. En el sexag*simo octavo fórum del )EN Club &nternacional, que tuvo lugar en septiembre de MPDM en W%eongu, Corea del ur, el escritor 7o ?%eong'ha# explicó que había estado perseguido en Corea del Norte por sus trabaos. 8/o solo quería que mis obras hablasen de la verdad. En agosto de MPPI fui detenido por el BoYibu % trasladado a un campo de trabaos for-ados en una monta+a de la
provincia de Kagang. Gabía escrito unos poemas satíricos sabiendo que nunca podrían ser publicados en el Norte, los escribí solo para consolarme. in embargo, me acusaron de contrarrevolucionario % me condenaron por ello. En mi celda de la c0rcel los militares me pateaban % no me dearon dormir durante días, % así hasta dearme medio muerto.= El poeta 7o ?%eong'ha#, pues, se había limitado a escribir unos versos satíricos % eso le supuso ser torturado de la forma m0s ignominiosa. e trata de cosas inimaginables en una sociedad civili-ada. 2as obras de Bandi, m0s all0 de su ironía, son una denuncia directa al r*gimen totalitario de Corea del Norte. 7espu*s de la muerte de Wim &l'sung, en DRRI, Wim Kong'il ordenó a todos los escritores que consagrasen su trabao a crear una literatura que hiciese 8vivir eternamente al ran 2íder=. 2os poemas en homenae a Wim &lsung, pues, inundaron todo el país como si se hubiese abierto un dique. )ero precisamente en aquella *poca, Bandi iba a contracorriente. No solo denunciaba la dictadura de Wim &l'sung sino que llegaba a burlarse de ella. Era evidente que se estaba exponiendo de forma mu% peligrosa. (al ve-, que ha%a alguien poniendo en riesgo su vida para resistirse a un r*gimen represor signica que podemos prever que el n de esa dictadura absurda est0 cerca. Bao esa perspectiva, que esta obra est* escrita por un autor que vive todavía en la sociedad norcoreana % que ha%a logrado llegar hasta el mundo libre constitu%e por sí mismo algo excepcional. 1unque el muro de la dictadura muestra una solideimpresionante parece que se perciben algunos signos de sura.
2a aparición en Corea del ur de los escritos de Bandi recuerda, inevitablemente, a la historia de ol-henitsin, premio Nobel de 2iteratura en el a+o DR_P % prohibido en su país, la @nión ovi*tica, por haber publicado en Qccidente una novela en la que criticaba al r*gimen comunista. 7espu*s de participar en la segunda guerra mundial como ocial de artillería, ol-henitsin dirigió una carta a un amigo en la que criticaba a talin. 2a carta fue interceptada, lo que le valió el arresto en DRIS % una estancia de cinco a+os en un campo de trabaos for-ados antes de ser expulsado del país durante tres a+os m0s, lo que suma un total de ocho a+os de destierro. 7espu*s de regresar a la @3 , en DRS_, en el a+o DRXM publicó Hn d"a en la vida de 'v8n &en"sovic! , un texto inspirado en los ocho a+os que debió permanecer leos de casa, % que le dio pro%ección internacional. Cada una de las obras que publicó a continuación le enfrentó con el r*gimen
sovi*tico, que le cerró todas las puertas. En signo de protesta, envió una carta al Congreso de la @nión de Escritores ovi*ticos que tuvo lugar en DRX_ exigiendo el levantamiento de la censura. Ainalmente, al ser recha-ada su petición, acabó publicando en el extranero Hn d"a en la vida de 'v8n &en"sovic! así como Eabellón de c8ncer , obras que le hicieron merecedor del premio Nobel de 2iteratura. Como represalia, la @nión de Escritores ovi*ticos le expulsó de la asociación en el a+o DRXR. )osteriormente, ol-henitsin fue desterrado de nuevo en DR_I al haber publicado en el extranero Arc!ipiélago ulag , una obra capital que revela las atrocidades de los campos de trabaos for-ados. Como escritor, perder la patria puede llegar a ser casi tan terrible como la muerte. ol-henitsin % Bandi tienen un punto en com!n$ ambos se han visto obligados a editar sus obras en un país extranero al hallarse prohibidas en su tierra. )ero en cambio, ol-henitsin pareció tener m0s oportunidades que Bandi, quien pone su vida en peligro con cada una de las palabras que escribe. 1l menos ol-henitsin pudo permitirse publicar con su nombre las novelas en las que criticaba al r*gimen sovi*tico, fuese en el extranero o en su país, lo que sería un acto suicida si Bandi hiciese lo mismo. En ve- de huir, Bandi ha deado escapar su obra poniendo su vida como prenda, tal ve- guiado por la convicción de que la sociedad norcoreana, sometida al %ugo de la tiranía % de la persecución por parte de sus dirigentes, podr0 alg!n día cambiar a trav*s de la intervención de fuer-as exteriores m0s que por la oposición interior. )arece que al entregar sus manuscritos al hombre que los recogió, Bandi habría dicho$ 8i mi obra se publica en Corea del ur eso ser0 suciente para hacerme feli-=. Nos est0 suplicando que miremos directamente a los oos a la opresora realidad de la sociedad de Corea del Norte, o al menos es así como %o lo entiendo. W&? EQN'7QN
)eriodista de la revista Iolganc!oseon
Apndice !!
1 la luci*rnaga que quiere iluminar Corea del Norte, una tierra oscura Bandi nació en DRSP % es miembro del comit* central de la Aederación de 1utores de Choseon. 7urante la guerra se refugió con sus padres en territorio chino. 1llí pasó su infancia, hasta que regresó a Corea del Norte. u extraordinario talento se manifestó %a de mu% oven, a los veinte a+os, cuando en la d*cada de los setenta publicó una serie de escritos en una revista de su país. 7urante un tiempo, en el que trabaó de obrero, pareció que abandonara su sue+o de ser escritor, pero de ve- en cuando continuaba escribiendo textos literarios. e promocionó en el círculo de la Aederación de 1utores de Choseon % empe-ó a publicar sus obras en la revista de dicha asociación. 1 la muerte de Wim &l'sung, en DRRI, durante la llamada 8marcha del sufrimiento=, Bandi perdió a muchos familiares % amigos a causa del hambre, las represalias % el exilio for-oso al que algunos se vieron obligados. Aue entonces cuando nuestro autor empe-ó a dudar del funcionamiento de la sociedad de Corea del Norte % decidió dar a conocer al mundo su opinión mediante sus escritos. Bandi pretende erigirse en el portavo- de los ciudadanos de Corea del Norte, que sufren las consecuencias de un modelo económico comunista basado en un sistema de castas % de retribución colectiva$ uno de los regímenes m0s crueles que ha conocido la humanidad en toda su historia. El autor re!ne sobrecogedores relatos de la vida cotidiana del país, de gente que no puede compartir su angustia con nadie. e inspira en todo >en rumores, en hechos reales, en aquello que ve % percibe a su alrededor> % lo transforma en materia literaria. 2a realidad de Corea del Norte representa un obst0culo mu% difícil de salvar para que la obra de Bandi se difunda. )ero *l, mientras escribe % re!ne sus historias, est0 convencido de que alg!n día tendr0 su oportunidad. @n día, una familiar que vivía en Gamhung % con la que Bandi mantenía una relación de conan-a le comunicó que había decidido cru-ar la frontera % escapar a China. Bandi, con muer e hios a su cargo, renunció a acompa+ar a la fugitiva, que tenía previsto marchar tres días m0s tarde % sola, pero pensó que era el momento de entregarle los manuscritos ocultos. 1l recibir el texto en sus manos,
la muer pensó que el plan podía fallar % que, antes de a%udarle, debería estar %a instalada en China, desde donde haría lo imposible para sacar los cuentos del país. 7ecepcionado, Bandi, que tampoco podía hacer otra cosa, se limitó a dear pasar el tiempo. Entonces, un día, un oven desconocido se presentó en su casa %, sin decir nada, le hi-o entrega de una carta envuelta en un pl0stico. 2a carta decía lo siguiente$ Qpa,456 so% ?%eong'o#, siento que ha%a pasado tanto tiempo sin que tuvieses noticias mías. 1hora me encuentro bien % en lugar seguro. 2a persona que me ha a%udado te envía a otra persona con mi carta. Cuando la recibas, entr*gale lo que me querías dar a mí. )uedes conar en *l plenamente. 7e lo que se trata lo sabemos solo t! % %o. Gabía dos cosas que querías entregarme, 9no es cierto: Qpa, t! tambi*n deberías vivir en un mundo meor. Cuando piensas en la familia que has deado atr0s no puedes evitar que las l0grimas aoren. Qpa, espero que nos reunamos alg!n día % que llegue pronto ese momento. Cuídate mucho. ?/EQN'QW
7espu*s de leer la carta, Bandi vaciló un momento, pero al nal extrao los manuscritos que guardaba en el fondo de un peque+o armario % se los dio al oven. 8)uesto que de una forma o de otra he de morir, no pierdo nada entreg0ndole el textoH=, debió de pensar. 7e este modo hi-o caso de lo que decía la carta % se desprendió de los textos. El oven se fue enseguida %, nalmente, los manuscritos, despu*s de un tiempo, lograron alcan-ar Corea del ur, tierra de libertad % de esperan-a. 7el mismo modo que ol-henitsin, escritor disidente de la @nión ovi*tica % autor de Arc!ipiélago ulag , consiguió que su novela pasase a Qccidente clandestinamente para una ve- allí ser publicada. El escritor disidente de Corea del Norte, Bandi, es la luci*rnaga inquieta que espera escapar de su escondite e iluminar así su país invadido por las sombras. Go% Bandi blande su pluma mientras piensa que alg!n día el comunismo acabar0, que alg!n día ambas Coreas estar0n unicadas % que alg!n día podr0 disfrutar de plena libertad para escribir, nalmente, lo que quiera. 7Q G@&'/@N
)residente de la QN olidaridad % 7erechos del Gombre para los 3efugiados de Corea del Norte
Nota biogr"ca
Bandi, que en coreano signica 8luci*rnaga=, es el seudónimo de un autor que todavía vive en Corea del Norte. )or su propia seguridad, se sabe mu% poco sobre *l; en uno de los pocos textos en los que habla de sí mismo se ha descrito como 8un autómata, un humano sometido al %ugo=. Consiguió que un manuscrito con algunos de sus escritos fuera sacado de Corea del Norte gracias a la mediación de un familiar; los cuentos incluidos en ese manuscrito fueron publicados por primera ve- en MPDI en e!l bao el título de La acusación .
82a persona que no est0 interiormente preparada para la violencia es siempre m0s d*bil que el opresor.= 12EW1N73 Q2`GEN&(&N
Notas
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)oema incluido en el manuscrito original de La acusación , con esta r!brica. J%. del -.K 4556
$andi signica, literalmente, 8luci*rnaga=. J%. de los .K
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Es el papel que se emplea en Corea para revestir las ventanas % las puertas interiores. J%. de los .K 456
En coreano, el modo de designar a los miembros de una familia se estructura alrededor de los ni+os. 7e ahí que el marido, si tiene un ni+o, pase a llamarse 8el padre de T=. Como la parea del relato no tiene hios, la muer llama a su marido 8el tío de ?inh%eo#=, que es el nombre del sobrino. J%. de los .K 4556
El t*rmino jido(on que, en general, se utili-a para designar monitores, instructores, supervisores o conseeros, en Corea del Norte se reere normalmente a comisarios políticos asignados a los distintos niveles de ense+an-a, a las organi-aciones sociales % económicas % a las instituciones. J%. de los .K 4556
Qrgani-ación fundada en unio de DRIX por Wim &l'sung para reclutar a ni+os de siete a trece a+os que despu*s se adhieren a la 2iga de la Kuventud ocialista. u obetivo consiste en formar combatientes revolucionarios dispuestos a obedecer las consignas del ran 2íder del )artido Comunista. J%. de los .K 456
Fni , 8hermana ma%or=, es el t*rmino que utili-an las mueres cuando se
dirigen a otras mueres un poco ma%ores que ellas con las que mantienen una relación próxima. J%. de los .K 456
El BoYibu es la policía secreta de Corea del Norte. J%. de los .K
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DD,_ #ilómetros. J%. de los .K
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2ucha tradicional coreana. J%. de los .K
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2icor de fermento de sorgo de fuerte graduación mu% popular en China %
Corea. J%. de los .K 456
El vinalón es una bra sint*tica producida a partir de alcohol de polivinilo que fue desarrollada por el cientíco coreano 3i ung'gi bao la ocupación aponesa en DRJR. J%. de los .K 456
Chaqueta de abrigo acolchada. J%. de los .K
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2a ola de frío que llega a principios del invierno. J%. de los .K
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2iteralmente 8hermano ma%or=. Es el t*rmino coreano que utili-an los chicos óvenes cuando se dirigen a otro chico unos a+os ma%or. )uede haber una relación familiar entre ellos o simplemente tratarse de amigos o conocidos. J%. de los .K 456
El 81contecimiento N!mero D= es aquel en el que participa en persona el líder supremo del país, primero Wim &l'sung, despu*s Wim Kong'il %, en la actualidad, Wim Kong'un. J%. de los .K 456
IPP o I.PPP #ilómetros. J%. de los .K
4556
En Corea del Norte la decisión sobre qui*n hace el servicio militar % en qu* condiciones recae en los servicios centrales del BoYibu, la policía secreta. J%. de los .K 456
I #ilómetros. J%. de los .K
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Nolbu es un personae de un cuento popular coreano. El hermano de Nolbu, Gungbu, cuida una golondrina % esta lo llena de regalos, cosa que suscita la envidia de Nolbu. Con la esperan-a de obtener *l tambi*n los favores del ave, Nolbu le rompe la pata a la golondrina para curarla despu*s, pero la golondrina lo castiga haci*ndole entrega de una calaba-a llena de monstruos. J%. de los .K 456
S,R #ilómetros. J%. de los .K
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D.JMP metros cuadrados. D pong equivale a J,JP metros cuadrados. J%. de los .K 456
Abai es el t*rmino respetuoso que utili-an los óvenes, especialmente en la
provincia de Gamg%eong del ur, cuando se dirigen a un se+or ma%or. 7eriva de la palabra !arabeoc!i , 8abuelo=. J%. de los .K