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AP UN TES DE METODOLOGÍ METODOLOGÍ A EN TERAP TERAP IA G EST ESTALT ALT SERGIO HUGUET GASPAR , col. P.V. 5565 SERGIO Instituto de Terapia Gestalt Gestalt de Valencia Correo -e: sergi ohg tp@hotm tp@hotm ail.com “No hay nada más práctico que una buena teoría”. Kurt Lewin (1935) Publicado en Hojas Informativas de l@s Psicólog@s de Las Palmas, nº 76-77 de mayo-junio de 2005; pp. 26-31 (D.L. GC 502-2000; ISSN ISSN 1576-2157).
RESUMEN El siguiente artículo es una reflexión acerca de algunos de los principios teóricos y metodológicos meto dológicos que mantiene mant iene la la Terapia G estalt como son la Teoría Teor ía de Campo Campo,, la la Observación Fenomenológica y la Utilización del Terapeuta como su propia herramienta. Respecto a la Teoría de Campo decir que la Terapia Gestalt presenta una cosmovisión fundada en el holismo, estamos más interesados en la integración que en el análisis. Es la tan conocida cono cida consigna consigna de que “El todo to do es más que la suma de las las partes”. En cuanto al segundo punto, la Observación Fenomenológica, decir que la Terapia Gestalt es fenomenológica, su único objetivo es el darse cuenta y, finalmente otro de sus máximos representantes, representant es, J. Zincker señala que “el terapeuta gestalt es su mejor herramienta”, es a través tr avés de la toma de conciencia de nuestro nuestro propio prop io proceso pro ceso vivencia vivenciall en el encuentro con el paciente que podemos obtener información relevante para la intervención que estamos llevando a cabo.
Quisiera reflexionar en las siguientes líneas acerca de algunos de los principios teóricos y metodológicos que mantiene la Terapia Gestalt y que me sirven como guía desde la que orientar mi labor profesional como Terapeuta Gestalt. Para ello voy a servirme de las aportaciones realizadas por uno de los máximos representantes de esta corriente, Gary Yontef, quien señala en su libro "Proceso y Diálogo en Psicoterapia Gestáltica" (1995), los principios que a su entender definen esta terapia, de entre los que destaco en este momento para nuestros fines tres de ellos, como son: la Teoría de Campo, la Observación Fenomenológica y la Utilización del Terapeuta como su propia herramienta. Veamos cada uno de éstos puntos más detenidamente. Respecto al primero de estos tres puntos señalados, la Teoría de Campo1, quisiera comenzar con una idea mencionada por Yontef en 1
“La Teoría de Campo, propuesta por Kurt Lewin, se orienta a las percepciones de cada persona, en ello estriba también también el origen de la Teoría de la Terapia Gestalt, por ello ambas tienen mucho en común. Existen, no obstante, muchas diferencias. (Tomado de
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su libro como es el hecho de que “la Terapia Gestalt presenta una cosmovisión fundada en el holismo y la teoría de campo” . Latner (1972) en esta misma línea también señala que “Las características principales de la teoría y la epistemología gestalt se basan en el concepto del holismo. Estamos más interesados en la integración que en el análisis (...). Nos interesamos más en la dinámica de la conducta, en el bullir de la vida, que en las formas estáticas." Si nos remontamos a los orígenes de la psicología clínica, concretamente a la teorización acerca del psiquismo humano que realizó su fundador, Sigmund Freud, éste queda conceptualmente estructurado en una serie de instancias que reciben un tratamiento por separado, como elementos estancos e independientes, con unos límites faltos de flexibilidad entre ellos y que les confieren una movilidad mínima. En cambio, en la Terapia Gestalt, estas estructuras freudianas son transformadas en procesos siendo concebidas como entidades que están constantemente en movimiento, interactuando, elaborándose en contacto con la realidad, en un campo determinado, en un aquí y ahora. En el Psicoanálisis, modelo en el que el fundador de la Terapia Gestalt Fritz Perls se formó y trabajo durante tiempo, el sí mismo (self) es el punto de atención o centro de investigación fundamental para el analista, siendo conceptualizado como una realidad interna del organismo a la que el terapeuta debe acceder por medio de las técnicas pertinentes que caracterizan a este modelo, a saber, el estudio de la transferencia, el análisis de los sueños y la asociación libre. Así pues, en esta conceptualización primera planteada por Freud, el trabajo del analista es un trabajo que se realiza “sobre” el organismo y “en” el organismo. Es una visión y una orientación de la investigación analítica de afuera hacia adentro, en la que las entidades o estructuras internas del sujeto son el objeto de estudio. Están “ahí” y simplemente “son” . En la misma metodología de trabajo del psicoanálisis, en la intervención terapéutica, el analista se presenta como una entidad que se muestra y manifiesta desde la neutralidad, tratando de servir como soporte para el proceso proyectivo y transferencial 2 del sujeto. Esta transferencia realizada por el paciente es, desde este modelo, la Internet). La teoría de Campo explica la conducta individual a partir de la totalidad de los factores psicológicos que actúan efectivamente sobre una persona en un momento determinado y concreto (esta totalidad es lo que llaman espacio vital) por otra parte debe tener en cuenta que la misma persona con sus motivaciones, su personalidad, sus aprendizajes, frustraciones, etc., es también parte de este espacio y, por tanto, las fuerzas emanadas de aquellos factores deberán interactuar con las fuerzas derivadas de dicha persona. Cada persona se mueve en un campo psicológico que Lewin llamo el espacio vit al. Un espacio vital contiene ciertos propósitos y valencias positivas y negativas. Las valencias o cambios crean vectores que atraen o repelen. 2 Según Harper (1959): “La transferencia es el proceso por el cual un pacient e desplaza al analista, en el presente, el amor o el odio dirigido inconscientemente en el pasado a una persona significativa (con frecuencia padre o madre).”
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misma vieja historia de siempre transport ada en el tiempo y depositada ahora en el analista, el cual no es un elemento del campo que mantiene una relación interactiva con el sujeto, sino más bien se presenta como un punto de la focalización transferencial del paciente. Por el contrario en la Terapia Gestalt, el punto de atención hacia el que el terapeuta dirige sus esfuerzos se sitúa en la frontera de contacto (Perls y otros, 1951), en el lugar donde el organismo y el ambiente interactúan influyéndose de forma recíproca en un proceso constante e ininterrumpido. El terapeuta no trabaja “sobre” ni “en” el organismo, sino “con” el organismo. Interactúa de forma auténtica con el paciente de tal forma que pasa a formar parte del campo, recibiendo su influencia e influenciándolo al mismo tiempo. No es el receptáculo en el que le paciente vierte sus proyecciones, es una parte implicada en el proceso vivencial que se está produciendo en un aquí y ahora único e irrepetible, un encuentro en el que ambos, terapeuta y paciente, cambian conjuntamente y salen más enriquecidos. Por tanto, vemos que la Terapia Gestalt se centra más en los procesos que en los contenidos, más en lo que está sucediendo en el aquí y ahora, en la forma particular en la que el paciente está manifestando su forma idiosincrásica de estar en el mundo que en el discurso narrativo que éste desarrolla. Ginger y Ginger (1987) sostienen que la Terapia Gestalt se fundamenta en la "simpatía", sentir con, a diferencia de la "apatía" psicoanalítica y la "empatía" rogeriana, por lo que las intervenciones desde el enfoque gestáltico implican una actitud mucho más activa por parte del terapeuta. En Terapia Gestalt se mantiene una visión centrada en la Teoría de Campo o visión sistémica, en la que el enfoque que se adopta no es un enfoque analítico, caracterizado por que el todo se descompone en sus partes unitarias para luego ser estudiadas en forma aislada, sino que se mantiene una postura en la que se encara el todo con todas sus partes interrelacionadas e interdependientes. Es la tan conocida consigna de que “El todo es más que la suma de las partes”. De esta forma la Teoría de Campo elaborada por Kurt Lewin (1935), como ya hemos señalado anteriormente, es la base sobre la cual se erige todo el edificio de la Terapia Gestalt , al estudiar al organismo siempre en relación a un ambiente determinado, en un momento único, en el aquí y ahora, observándolo en constante interrelación con los factores implicados en el campo total. En palabras del propio Gary Yontef (1995): “La Teoría de Campo enfatiza la totalidad de las fuerzas que en conjunto forman un todo integrado y determina las partes del campo. El significado se logra sólo a través de las relaciones en el campo. Las teorías de campo intentan conseguir insihgt acerca de cómo opera el
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campo, cómo se ajustan exactamente las fuerzas del campo en una estructura completa”. Desde esta óptica se explica la conducta individual a partir de la totalidad de los factores psicológicos que actúan efectivamente sobre una persona en un momento determinado. En esta misma línea de pensamiento, el fundador de la Terapia Gestalt, F. Perls (1951), comenta que “el Campo es una totalidad de fuerzas que se influencian recíprocamente y que en conjunto forman un todo interactivo y unificado" motivo este por el que entendemos que dar significado a una parte o aspecto de la realidad que se manifiesta en el campo, aislándolo de las influencias que recibe de éste es una forma de distorsionar y alterar su realidad, su “ser en sí” , puesto que desde la Teoría de Campo el objeto en sí no aparece sino como una parte de una realidad más amplia de la que forma parte y en la que existe, cobrando así sentido y relevancia. Ni aún la observación misma del objeto extraído del campo puede realizarse sin entrar en relación con otros factores del Campo, como es en este caso el propio observador, el cual pasa a formar parte del mismo, en el que se integra o existe el objeto estudiado. De ahí que Yontef señale que “La realidad no es objetiva ni arbitraria, sino configurada conjunta y contemporáneamente por lo que “está ahí afuera” y el organismo perceptor” . Como suele decir la sabiduría popular “no existe la inmaculada percepción” . Como terapeutas Gestalt estamos interesados en examinar con atención el proceso a través del cual el paciente va constituyéndose de forma única e irrepetible en el aquí y ahora, siendo el cómo se articula este proceso en el presente lo interesante a observar para nosotros. Se busca la comprensión acerca de cómo el sujeto hace ajustes creativos, cómo asimila y crece, a la vez que tratamos de averiguar cuál es el procedimiento por el cual se interrumpe en su contacto dando lugar a la aparición de asuntos inconclusos que merman la capacidad del paciente para vivir plenamente el presente. Las implicaciones que este principio tiene para el terapeuta gestalt son obvias. Como nos indica Jay Haley (1963) “El hecho de dejar de pensar en una unidad individual para pasar a una unidad social de dos o más personas tiene ciertas consecuencias sobre el terapeuta… ha de considerarse a sí mismo un miembro más de la unidad social dentro de la cual está contenido el problema.” En la Terapia Gestalt, el terapeuta es un elemento indisociable del campo organismo entorno, siendo esta implicación en el campo una de las claves del éxito en la intervención terapéutica. Tal y como Kopp (1971) sugiere: “Como terapeuta, debo empezar simplemente por estar dispuesto a estar con el paciente, a llegar a conocerle como persona y a permitirle que se me acerque. Debo confiar en mis
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intuiciones acerca de mis conocimientos y vivir realmente la verdad en vez de tratar de percibirla. Debo estar dispuesto a temblar sin retirarme de la posibilidad de ser personalmente vulnerable ante él simplemente como otro ser humano, de arriesgarme a que se convierta en una persona realmente importante en mi vida.” Este aspecto de involucración personal en el proceso vivencial que acontece en la sesión de terapia es, a mi entender, una de las grandezas que presenta el enfoque gestáltico, pues al incorporarnos al proceso experiencial en el que se desarrolla la sesión de terapia se entra en contacto con procesos emocionales que movilizan las dificultades personales del terapeuta. Este hecho no sucede de forma tan intensa en otros modelos de psicoterapia, ya que en ellos el terapeuta interactúa con el paciente desde afuera de los límites del campo. Pero al mismo tiempo, ésta es la gran ventaja de la Terapia Gestalt, pues gracias a la entrega y a la confianza implícita de que a través de la vivencia plena del proceso experiencial que está aconteciendo se desvelará con mayor nitidez la estructura conflictiva subyacente del paciente, se conseguirá un contacto más auténtico con el paciente que favorecerá la formación de figuras claras y nítidas, permitiendo de esta forma cerrar las Gestalten que anteriormente estaban interrumpidas. Tal y como sostiene Laura Perls (1976): “Un terapeuta Gestalt no usa técnicas; se aplica a sí mismo en y a una situación en que cualquier habilidad profesional y experiencia de la vida han sido acumuladas e integradas. Hay tantos estilos como terapeutas y clientes hay”. En cuanto al segundo de los puntos señalados al principio de este escrito, la Observación Fenomenológica, encontramos igualmente en el libro de Gary Yontef (1995), su visión respecto a que “la Terapia Gestalt es fenomenológica, su único objetivo es el darse cuenta”. La Observación Fenomenológica la podemos entender como la predisposición mostrada por una persona para prestar atención a lo que acontece, para involucrarse en un proceso observacional al que dirige su atención asistiendo como cómplice espectador, como explorador involucrado ante el hecho en sí, ante el fenómeno. El término fenómeno proviene del griego phainomenon y significa lo que aparece, todo lo que puede ser percibido por los sentidos o por la conciencia, es un hecho natural que hiere la imaginación. De esta forma y de modo breve, podemos entender por observación fenomenológica la capacidad manifestada por un sujeto para estar atento o percatarse acerca de lo que acontece. En el libro “Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana”, libro escrito en 1.951 por F. Perls, P. Goodman y R. Hefferline, en donde se recogen los fundamentos de la
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Terapia Gestalt , éstos comentan lo siguiente con respecto a la relación entre la fenomenología y la Terapia Gestalt : “La búsqueda de una realidad empírica objetiva, un mundo físico que podía describirse con las leyes de la lógica y las matemáticas, la ciencia moderna nacida a finales del siglo XVI con el pensamiento de Galileo, Descartes y Bacon creó una división entre el sujeto, la mente cognoscente y el objeto. Todo el pensamiento occidental posterior por completo ha mantenido este dualismo. El movimiento fenomenológico en la filosofía, iniciado por Edmund Husserl a principios del XX, puede comprenderse mejor como un intento de restablecer la unidad entre el sujeto y el objeto”. La Terapia Gestalt ha abandonado del todo el modelo de las Ciencias Naturales y presenta una comprensión fenomenológica basada en la experiencia observable e inmediata de cómo una persona hace. El terapeuta observa directamente la actuación del sujeto en el momento presente de la sesión, su interés está en lo relacional, en lo que hace el paciente frente al terapeuta. Lo obvio es el quid de la cuestión, la conducta manifiesta, la observación fenomenológica del “cómo” tiene mayor interés que la atención cognitiva al “qué” . Volviendo a Gary Yonteff, quiero recordar sus palabras cuando dice que “Las teorías de campo intentan conseguir insihgt acerca de cómo opera el campo” . Este insihgt, darse cuenta o toma de conciencia acerca de los movimientos que se están produciendo entre los elementos constituyentes del campo, entre paciente y terapeuta, no es un descubrimiento intelectivo o cognoscitivo, que también, sino un percatarse de forma integral, con todo el ser, un vivir en profundidad lo que está aconteciendo, sin criticarlo, sin juzgarlo, sin tratar de cambiarlo, simplemente permitiéndonos navegar en esta experiencia para conseguir de esta forma un significado más pleno y profundo que nos permita con posterioridad interactuar de tal forma que se logre el pleno contacto y la satisfacción de las necesidades de los miembros involucrados en el mencionado proceso. Celedonio Castanedo (1983) señala en su libro Terapia Gestalt que “el máximo representante y fundador de la Terapia Gestalt, Frederick Perls, comentó en cierta ocasión que el cuerpo de esta disciplina camina sobre dos piernas, una el concepto del aquí y ahora, la otra, la idea del proceso, del cómo” . Me gustaría añadir a esta observación el hecho de que ambas piernas se ponen en movimiento a través del awareness, del darse cuenta, de la toma de conciencia, de cómo en el aquí y ahora el organismo en relación con su ambiente en un campo determinado, va construyendo su realidad a través de la acción del sí mismo o self aplicada sobre la frontera de contacto. En este mismo marco de pensamiento P. Goodman (1977) señala que “La
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fenomenología es el estudio de la estructura de la experiencia inmediata subjetiva”. Para finalizar este punto del marco teórico referido a la observación fenomenológica, quiero decir que el trabajo realizado en la Terapia Gestalt respecto de la intervención llevada a cabo con los pacientes, está sustentada en el principio de la observación fenomenológica realizada en el campo en el que acontecen los hechos. Finalmente y como tercer punto de los señalados al principio encontramos el principio según el cual y, en palabras de otro de sus máximos representantes, J. Zincker (1977) “el terapeuta gestalt es su mejor herramienta” . Es a través de la toma de conciencia de nuestro propio proceso vivencial en el encuentro con el paciente que podemos obtener información relevante para la intervención que estamos llevando a cabo. Al pasar como terapeutas a ser una parte integrante del campo en el que se proyectan y transfieren muchos de los asuntos inconclusos de los pacientes y al permitirnos sentir y entrar en contacto con cada una de las sensaciones experimentadas, se entra de esta forma en contacto con toda una serie de figuras emergentes que van orientándonos en la búsqueda de la comprensión acerca de los factores o pautas de interrelación subyacentes en el proceso. En palabras de I. y M. Polster (1973) “El terapeuta debe sintonizarse con la persona con quien está en contacto, convirtiéndose, en cierto modo, en una cámara de resonancia para lo que ocurre entre el paciente y él. Recibe y hace reverberar todo el acontecer de esta interacción, y la amplía hasta incorporarla a la dinámica de la terapia”. E. Marcus (1979) en su libro”Terapia Gestalt” lo señala del siguiente modo. “La forma de contacto del cliente con el terapeuta pone en juego muchísimo material terapéutico. El cliente tiene una relación con el terapeuta, tanto con su persona real como con su figura “proyectada”, en la cual entran necesariamente manipulaciones neuróticas y otras características de su vida”. En nuestro quehacer como Terapeutas Gestalt no nos guiamos por reglas de comportamiento predeterminadas, ni por clichés de actuación que aplicamos de forma estandarizada. Cada encuentro que mantenemos con nuestros pacientes es único e irrepetible, por lo que necesitamos conducirnos en nuestra labor como terapeutas a través de nuestro propio darnos cuenta; es necesario que seamos lo más plenamente conscientes de nosotros mismos para poder encontrar los cauces de intervención y modos de relación que lleven el proceso terapéutico a buen puerto. Como apuntan los Polster (1973): “La gama de interacciones dentro de la cual resulta pertinente, y hasta
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imprescindible, la experiencia del terapeuta para una cabal relación terapéutica es muy amplia”. Para finalizar, podemos concluir diciendo que la Observación Fenomenológica de lo que acontece en la interacción mantenida entre el paciente y el terapeuta en un encuentro o Campo único e irrepetible como es la sesión de terapia, configura gran parte de la metodología utilizada en la Terapia Gestalt. B I B L I O GR A F I A * CASTANEDO, C. (1983) Terapia Gestalt. 1987. Barcelona: Herder. * GREENBERG L. (2000) Emociones: Una guía interna. Ed.Desclée de Brouwer, S. A. Bilbao. * GINGER, S. y GINGER, A. (1987) La Gestalt une thérapie du contact. Traducido al castellano por Verduzco de Ruiz, A. bajo el título La Gestalt: una terapia de contacto. 1993. México: El Manual Moderno. * GOODMAN, P. (1977) Nature Heals. Psychological essays. Nueva York: Free Life. * GRINBERG, L. (1985) Teoría de la Identificación. Tecnipublicaciones. Mdrid. * HALEY, J. (1963) Strategies of psychotherapy. Traducido al castellano por Hernández Espinosa, V. Estrategias en psicoterapia. 1987. Barcelona: Toray. 2ª edición. * KOPP, S.B. (1971) Gurú. Metáforas de un psicoterapeuta. Guru. Metaphors from a psychotherapist. Trad. Marcelo Covián. Ed. Gedisa.1ª Reimpresión. Barcelona, 1999. * LATNER, J. (1973) The Gestalt therapy book. Traducido al castellano por Ortiz, M. bajo el título Fundamentos de la Gestalt. 1994. Santiago de Chile: Cuatro Vientos. * LEWIN, K. (1935) A dynamic theory of personality. Nueva York: Mac Graw Hill. * NARANJO, C. (1989) The attitude and practice of Gestalt Therapy. Traducido al castellano por Huneeus, F. bajo el título La vieja y la novísima Gestalt. 1990. Santiago de Chile: Cuatro Vientos. * P ERLS, F. (1973) The Gestalt approach y Eye witness to therapy. Traducido al castellano bajo el título El enfoque gestáltico y Testimonios de terapia por F. Huneeus. 1976. Santiago de Chile: Cuatro Vientos. * P ERLS, L. (1992) Living at the boundaries. Traducido al castellano por Sykes, C. bajo el título Viviendo en los límites. 1994. Valencia: Promolibro. * POLSTER, E. y POLSTER, M. (1973) Gestalt therapy integrated. Contours of theory and practice. Traducido al castellano por Oyuela, M.A. bajo el título Terapia gestáltica. 1985. Buenos Aires: Amorrortu.
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