Nº 15 Junio-Octubre del 2001 Aportes a una genealogía del sujeto moderno Niklas Bornhauser
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No hay detrás de las caras un yo secreto, que gobierna los actos y que recibe las impresiones; somos únicamente la serie de esos actos imaginarios y de esas impresiones errantes (J. L. Borges, Otras inquisiciones)
¿Cómo razonar al Ello y al goce?, valga la pregunta. Psique es extensa - nada sabe de eso> (S. Freud, 22 de agosto de 1938)
La deconstrucción de un discurso, la desarticulación de aquello que di-rige los enunciados y la forma en que se rigen unos a otro otros, s, con con tal tal de cons consti titu tuir ir un conj conjun unto to de prop propos osic icio ione nes s aceptables científicamente y susceptibles, en consecuencia de ser verifi ver ificad cadas as o invali invalidada dadas s media mediante nte proced procedimi imient entos os cientí científic ficos, os, pasa por el desmontaje de sus conceptos, sus ideas fund fundam amen enta tale les, s, pret preten endi dida dame ment nte e irred irreduc ucib ible les. s. La psic psicol olog ogía ía mode modern rna, a, en tant tanto o disc discip ipli lina na cien cientí tífi fica ca que que pret preten ende de ser, ser, no solamente se ha hecho culpable de contribuir significativamente a la mixtificación del saber y de las representaciones que el hombre ha cons constr trui uido do con con resp respec ecto to de sí mism mismo o y de aque aquell llo o que que denomina su mundo, sino que, a la vez, se ha encarnado en una serie serie de sofis sofistic ticado ados s dispos dispositi itivos vos tecnol tecnológi ógicos cos y de artefa artefacto ctos s especializados, destinados a perpetuar y sostener las relaciones de poder actuales. Una vía posible, si es que uno se propone
* Niklas Bornhauser es licenciado en Psicología por la Universidad Diego Portales (Santiago (Santiago de Chile) y alumno de doctorado doctorado en Filosofí Filosofía a de la UCM. Actualmen Actualmente te trabaja como "Wissenschaftlicher Mitarbeiter" (colaborador científico o investigador asistente) de Medicina Psicosomática Psicosomática en la Universidad Universidad de Würzburg.
avanzar en la tarea de desarticular un cierto discurso, es la de efectuar determinadas distinciones conceptuales hacia su mismo «interior» [1] , esto es, definiendo lo que convencionalmente se suele llamar su objeto, delimitando, con ello, la forma a través de la cual ha de desarrollarse la aproximación a dicho objeto [2] por parte del discurso en cuestión. A continuación, con el propósito de distinguir y analizar el modo específico mediante el cual el discurso psicológico ha contribuido a obstaculizar cualquier proyecto enfocado hacia una crítica de los discursos amos, portadores y sostén de los poderes señoriales, se tratará de establecer, desde un punto de vista, la especificidad del discurso psicológico haciendo alusión a aquellos elementos que juegan un papel elemental en su producción y a las reglas «internas» de la práctica del razonamiento que lo caracteriza y distingue en su carácter único e inconfundible. Dado que la psicología, en tanto formación discursiva, más que distinguirse por un cuerpo articulado de conocimientos, perfectamente reconocibles y separables, se caracteriza por un cierto modo de conocer, un método operacionalizado, una Art und Weise propia e inconfundible de comprender y establecer un saber distintivo y determinado, su descentramiento por consiguiente tendrá que pasar por el desenmascaramiento de su proceder, el develamiento del horizonte de significaciones previas en el cual ella se instala. A lo largo de este ensayo se intentará distinguir, mediante el análisis de sus ramificaciones y divergencias laterales, el objeto privilegiado, una de las representaciones más firmes y consolidadas de aquel decir que consensualmente se designa con el término «psico-logía» y que, por el momento, provisionalmente se identificará como la psyché. Para que dicha palabra deje de ser una mera Worthülse, una palabra-vasija, una significación vacía, carente de significado, y se pueda volver objeto de un pensamiento disolutivo y desintegrador, parece imprescindible esbozar, de manera esquemática y sintética, algunos referentes a partir de los cuales se puedan establecer las relaciones de significación correspondientes. Un (somero) repaso de la mitología recuerda a un pensamiento demasiado propicio al olvido que la palabra psyché, alma, remite a las Metamorfosis de Apuleyo, concretamente, a la conocida historia de Psyché y Amor, su hermoso prometido. No asombra encontrar en Sigmund Freud, estudioso avezado de la mitología griega, que sólo excepcionalmente empleaba el vocablo Psyche,
[1]
Las relaciones entre interior y exterior han de ser revisadas pertinentemente a partir de ciertos desarrollos de la topología, recogidas mayoritariamente en la obra de J. Lacan, basadas en la reflexión acerca de determinadas figuras como la banda de Moebius, el toro, el cross-cup, etc. Véase al respecto J. Dor, Introducción a la Lectura de Lacan II. La estructura del sujeto, Barcelona, Gedisa, 1994. [2]
Valga como advertencia previa que los objetos, desde luego, no se encuentran “por ahí”, ya sea tropezando con ellos, ya sea dando con ellos en un “hacerles frente”, sino que, de lo contrario, se producen, son el resultado de una actividad productiva inscrita en el cruce entre las diversas relaciones de poder (teóricas, sociales, económicas) en el momento de su manifestación y consolidación discursiva.
uno de sus más resueltos oponentes, siempre dispuesto a disputarle el terreno al sentido común y a la comprensión llana y simple, reafirmadora del orden establecido. Incluso podría decirse que la singularidad del psicoanálisis, su especificidad y originalidad inconfundibles, consiste en esta oposición crítica al pensamiento dominante, en este caso, su desmarcación enérgica de todo discurso avalado por las garantías y certezas del método científico. Las consecuencias del sepultamiento del sujeto moderno, el alcance de su desalojo y des-centramiento [3] , que ha contado con la sustanciosa colaboración del psicoanálisis, solamente puede ser apreciado en toda su magnitud si primero se distinguen algunos elementos del enraizado arraigo psicológico del concepto puesto entre paréntesis. Como revela el análisis, pormenorizado y sinóptico a la vez, de la genealogía del objeto de la psicología, la noción de psyché es el resultado —transitorio— de un devenir complejo e imbricado, lleno de giros, virajes y repliegues. En efecto, su historia efectiva — como la de cualquier concepto-, más que verse representada por una continuidad ideal, semejante al movimiento teleológico a encadenamiento natural, “es por el contrario una miríada de sucesos entrecruzados; lo que nos parece hoy «maravillosamente abigarrado, profundo, lleno de sentido», se debe a que una «multitud de errores y de fantasmas» lo han hecho nacer, y lo habitan todavía en secreto.” [4] En ese sentido, la noción de psyché se encuentra atravesada por múltiples determinaciones, de naturaleza dispareja y, a ratos, francamente contradictoria, viéndose expuesta a lo que ha sido llamado como «sobredeterminación» por cierta tradición del pensamiento y lo que designa, aproximadamente, el verse expuesto, simultáneamente, a varias secuencias o encadenamientos determinantes cuyas vías confluyen en dicho punto para configurar el objeto en cuestión, fijándolo en aquel lugar céntrico, compuesto por la convergencia de múltiples tramas heterogéneas, pertenecientes a su vez a diversos ámbitos o dominios de acción. Como es natural, la referencia única a alguna de las líneas o itinerarios de los cuales se compone esta densa red de significaciones, por si sola nunca será suficiente para explicar íntegramente la constitución del objeto interrogado, así como es necesario renunciar expresamente a la pretensión de considerar simultáneamente la totalidad de los numerosos y diversos trayectos concurrentes en aquel punto nodal. La reconstrucción que aquí se pretende no aspira a ser única ni exhaustiva, tanto por las limitaciones inherentes al marco impuesto por el formato de este artículo, como por la naturaleza misma de la empresa que caracterizaremos brevemente como sometida a una variabilidad temporal constante e irrenunciable, efecto de lo que se suele designar como la significación a posteriori , el advenimiento del [3]
Véase al respecto N. Braunstein, Psiquiatría, teoría del sujeto, psicoanálisis (hacia Lacan), México, Siglo XXI, 1980 y H. Lang, Die Sprache und das Unbewusste. Jacques Lacans Grundlegung der Psychoanalyse, Frankfurt a. M., Suhrkamp, 1998. [4]
F. Nietzsche en M. Foucault, Microfísica del poder , Madrid, Las Ediciones de La Piqueta, Madrid, 1984, p. 21.
significado en un après-coup, un nachträglich, circunstancia «responsable» de la renuncia a la cronología en favor del tiempo lógico representado paradigmáticamente por el futuro anterior. [5] Quien se decide por el trabajo de corte genealógico, por ende, ha de conformarse con obrar sobre sendas enmarañadas, pintarrajeadas con trazos apurados e imprecisos, muchas veces reescritas, incluso sobre sí mismas. Ello, naturalmente, no lo exime de una labor meticulosa, paciente y detallista, una faena que ha de vérselas con una amalgama heterogénea y dinámica de pliegues, de grietas y hendiduras, de capas híbridas e inconciliablemente dispares. Naturalmente que al tratar de destacar por encima de otros a algunos de los sucesos, algunos de los eventos y decires decisivos para el embrollado devenir del enigmático objeto de la psicología, no se pretende “remontarse al origen” [6] estableciendo una gran continuidad histórica, capaz de dar cuenta de todo el lioso entretramado de relaciones —una red (de significantes) que, en la medida en que seamos sujetos-delenguaje, nunca cesa de deshacerse y restablecerse— y ofrecer una explicación certera y sublime, avalada por el Saber absoluto encarnado en el espíritu hegeliano; de lo contrario, siguiendo las recomendaciones y advertencias que se pueden extraer de la lectura de las Unzeitgemässe Betrachtungen, únicamente se intenta establecer una relación discontinua y rupturista para con el devenir prestablecido de la tradición, interrogando a los metarrelatos establecidos y venerados, renunciando al despliegue metahistórico de las significaciones ideales y de los indefinidos te(le)ológicos. La reconstrucción genealógica —que, a ratos lleva la huella de una auténtica deconstrucción— del devenir del término psyché apunta al anudamiento entre varias corrientes o escuelas del pensar, marcadas —si es que hubiera que encontrar una especie de denominador común— por lo que se podría llamar su sólido conservadurismo intelectual, su firme resistencia a todo pensamiento divergente, inestable y transgresor de las reglas y límites impuestos por la razón dominante. Entre aquellas vertientes discursivas, constitutivas de la versión contemporánea de psyché, se encuentran, aunque, por supuesto, de manera diferida, el pensamiento cristiano, de firme arraigo en la historia de la filosofía europea, una determinada recepción del idealismo alemán y, por último, el llamado discurso de la Modernidad. La aclaración de las influencias históricas recíprocas es la condición imprescindible para el derrocamiento ulterior de la idea de sujeto moderno, ilustre receptor de los influjos del concepto de psyché, heredero de estas insignes tradiciones, soporte y respaldo de sus ansias de poder. Con respecto al pensamiento cristiano (occidental), deudor del saber y pensamiento de los filósofos griegos, conviene recordar
[5]
Véase al respecto D. Gerber, “La represión y el inconsciente” en N. Braunstein (ed.), La re-flexión de los conceptos de Freud en la obra de Lacan , México, Siglo XXI, 1987. [6]
¡Cómo si el origen fuera uno!
que éste ha transformado sustancialmente no solamente el concepto de razón, cuestión fundamental para definir el estatuto del sujeto, sino que además estableció, aunque no por primera vez, que la verdad, que de ahora en adelante será una, en vez de construir o des-cubrirse mediante el diálogo o el preguntar, ya está dada, ya está escrita. El filosofar, originalmente concebido como una apertura, un des-cubrimiento o des-ocultamiento, por consiguiente quedará paralizado y atascado bajo la forma de un saber estéril y utilitario, destinado a ser empleado como instrumento exegético en la lucha por la hegemonía en cuanto a la interpretación correcta del Texto Sagrado. El hombre, y este, en palabras de Feuerbach, es el secreto de la religión, vergegenständlicht sein Wesen und macht dann wieder sich zum Gegenstand dieses vergegenständlichten, in ein Subjekt, in eine Person verwandelten Wesens; er denkt sich, ist sich ein Gegenstand, aber Gegenstand eines Gegenstands, eines anderen Wesens. [7] La religión, en tanto supraestructura ideológica de una base o sustrato económico-material, es la re-flexión, el espejeamiento que retorna, Wiederspiegelung, de las relaciones de producción, la realización fantasiosa de la esencia del hombre, destinada a compensar su miseria actual, consistente en la pérdida de toda realidad verdadera, wahre Wirklichkeit. Dejando de lado, por el momento, las eventuales analogías con la constitución del yo en el esquema L de J. Lacan, antecedente indispensable para el desenmascaramiento de su carácter imaginario, fútil y engañoso, interesa retener solamente dos cosas. En primer lugar, la traducción de psyché como alma, tal como es operada en el pensamiento cristiano, establece una conexión, que con creces excede el ámbito de la mera lingüisticidad, aparentemente espontánea y natural, con las ideas de espíritu (santo) y de ánima, [8] una relación impuesta y del todo artificial. [7] "El hombre objetiviza su esencia y luego se hace/torna/convierte a sí en objeto de aquella esencia objetivada, transformada en un sujeto, en una persona; él se piensa [a sí mismo], se es un objeto, pero objeto de un objeto, de una esencia otra." [L. Feuerbach, Das Wesen des Christentums, Sämtliche Schriften, W. Bolin u. F. Jodl, Bd. IV, p. 37.] La dificultad de la traducción de esta cita reside en: 1. La palabra Gegenstand, que se suele traducir como objeto, cosa (inanimada), aquello que se enfrenta al sujeto, que se funda en su oposición (esenciante). Es una palabra compuesta, que se compone de dos términos o elementos: gegen: contra, opuesto ---; Stand: posición. Para colmo Feuerbach no solamente la emplea como sustantivo, sino también como verbo. 2. Wesen se ha traducido como esencia; siguiendo a R. Rodíquez, podria definirse como lo esenciante, lo que hace ser (en un sentido activo, productivo), lo que funda la posibilidad de algo y que se opone a la esencia como lo meramente común a varios entes . [8]
En efecto, el alma ha sido asociado, principalmente a tres significados: primero, el soplo, aliento o hálito, cuyo fallo produce la muerte segura; segundo, el calor vital, una especie de fuego, igualmente susceptible de apagarse y acusar la