ANÁLISIS DE LA RESISTENCIA, ASOCIACIÓN LIBRE CONTRATRANSFERENCIAS EN LA NARRACIÓN DE HISTORIAS.
Autor: Bush, Fed
Los pacientes necesitan contar sus historias. Una de nuestras principales tareas como analistas es ayudar a que los pacientes cuenten sus historias y se apropien de ellas. La libertad mental para pensar, sentir y conocer depende de la capacidad continuada para contar historias. La posición del analista desempeña un papel importante en el desarrollo de las capacidades narrativas del analizando. Todo hombre es un poeta de corazón cora zón Y el último poeta no perecerá Hasta que lo haga el último hombre
F!U"
La capacidad de los pacientes para contar sus historias y apropiarse de ellas es crucial para que desarrollen un sentimiento de bienestar a partir del an#lisis. !s la base para una liberación estimulante de las historias impuestas neuróticamente por $uentes internas y e%ternas &las historias recordadas pero nunca inte'radas( las histor historias ias vivenc vivenciad iadas as pero pero nunca nunca $ormul $ormulada adas( s( las histor historias ias vivenc vivenciad iadas as y recordadas recordadas sólo en el len'ua)e len'ua)e de la acción( las historias de la $antas*a $antas*a y de$ensa de$ensa inconscientes( y la importancia de todas ellas en cada una de las otras. +tra cate cate'o 'ori riza zaci ción ón m#s m#s tcn tcnic ica a podr podr*a *a ser ser que que sta stass son son las las hist histor oria iass de las las $ormaciones de compromiso y de recuerdos encubridores -pensamiento representacional( historias puestas en acto debido a estructuras inestables o a pensamientos representados en trminos preoperacionales -/ia'et, 0123( e historias basadas en recuerdos impl*citos -Fona'y, 0111 (1). !n resumen, son historias de vidas interrumpidas, mani$estadas anal*ticamente en historias r*'idas, historias aterradoras desconocidas o historias incompletas. Las historias e%isten dentro de un conte%to, de modo que la naturaleza de una hist histor oria ia cont contad ada a en el an#l an#lis isis is est# est# mode modela lada da en todo todo mome moment nto o por por una una mult multip iplilici cida dad d de $act $actor ores es -por -por e)em e)empl plo, o, las las tran trans$ s$er eren enci cias as en toda todass sus sus con$i'uracio con$i'uraciones nes pulsionales, pulsionales, ob)etales ob)etales y de ob)etosel$ ob)etosel$,, que se ven in$luenciad in$luenciadas as por estructuras ps*quicas y por la contratrans$erencia, etc.. "e modo que siempre
escuchamos una versión de una historia. !s m#s, la comprensión de cada historia es provisional, y de)a abierto el camino para $uturas historias. Uno no suele o*r hablar de lo que yo considero una e%periencia anal*tica bastante t*pica 4es decir, la repetición de historias clave a lo lar'o de un an#lisis, al tiempo que siempre se añade al'o nuevo que permite una mayor comprensión de las historias que hay dentro de una historia. Un pequeño utensilio de cocina aparec*a en una historia que corrió a todo lo lar'o del an#lisis de un paciente. Al principio de nuestro traba)o, Ale%, un estudiante universitario de veinte años, me contó que le hab*a pre'untado a su madre qu era este utensilio, y que ella le hab*a dicho impacientemente que la de)ara en paz. "entro del conte%to del an#lisis en ese momento, parec*a representar lo abandonado que se hab*a sentido con $recuencia por su madre mientras sta luchaba con su depresión. 5#s adelante, sin embar'o, Ale% me contó cu#nto se en$ureció su madre cuando l y un ami'o estaban )u'ando con este utensilio. !n ese momento, lo entendimos como un e)emplo de la di$icultad de su madre para valorar su curiosidad. 5#s avanzado el an#lisis, despus de que yo le hubiera interpretado la creciente provocación de Ale% hacia m*, recordó que su madre no hab*a perdido la paciencia con l hasta que l y su ami'o se hab*an puesto a )u'ar al $6tbol con ese utensilio. /osteriormente, tras un sueño se%ual que se desarrollaba en la cocina, Ale% $inalmente identi$icó el utensilio de cocina como un rebanador en $orma de 7. La 6ltima parte de la historia sur'ió cuando el an#lisis estaba terminando, cuando Ale% recordó que este rebanador hab*a sido un re'alo de su padre a su madre. /odemos ver cómo, en el transcurso del an#lisis, la 8historia de la cocina9, se convirtió en 8las historias de la cocina9. !n 'eneral stas comprenden historias de las di$icultades de Ale% para establecer relaciones con las mu)eres. Las historias emer'entes no eran el resultado de recuerdos reprimidos que acud*an a la conciencia( Ale% siempre conoció las di$erentes partes de sus historias de cocina. /ero las partes emer'*an sólo en el conte%to de las preocupaciones actuales. /or qu yo las llamo historias cuando ya e%isten tantos trminos psicoanal*ticos que sirven como base 6til para la comprensión y el discurso cl*nicos; La palabra capta un modo de pensar sobre el proceso anal*tico, especialmente sobre el papel del analista a la hora de $avorecer o inter$erir las historias del paciente. !sto es al'o que todos vivenciamos en la vida diaria &hablar con personas que nos ayudan a elaborar nuestras historias, y con personas que las interrumpen.
!ste art*culo habla de cómo ayudamos a elaborar las historias de nuestros pacientes o cómo las interrumpimos. =omo psicoanalistas, siempre luchamos con la tarea de separar la historia del paciente de la nuestra. >o creo que es importante resaltar este es$uerzo, puesto que la intrusión por parte del analista en las historias de un paciente es un problema en el espectro teórico. Aquellos que proclaman la inevitabilidad de la sub)etividad del analista la han convertido pr#cticamente en un 'rito de batalla virtual. "e hecho, si lo permitimos, los pacientes nos cuentan sus historias. !n sus palabras y acciones, en sus ne'aciones, desmentidas e intelectualizaciones, en el hecho de contar -o no sus sueños, en la e%presión -o no de sus sentimientos m#s intensos &en resumen, en las m6ltiples $ormas de e%presión de las que disponen& los pacientes nos cuentan sus historias. !n estas historias hallamos el por qu de que nuestros pacientes acudan a nosotros, y los caminos por los que nos abandonan. !ntre una cosa y otra nos cuentan historias sobre por qu no deber*an contarnos sus historias y nie'an vehementemente que haya historia al'una que contar. !n ocasiones los pacientes se ale'ran de que escuchemos y comprendamos sus historias, pero se sentir#n incómodos al admitirlas. A veces sólo pueden contar sus historias mediante una 6nica $orma de acción, el len'ua)e de la acción. > en determinado momento nos convertimos en parte de sus historias. ?o hay nada que inhiba m#s el proceso anal*tico que el hecho de que paciente y analista crean que han descubierto la historia del paciente.
Ampliando las hiso!ias Un modo de conceptualizar cómo los pacientes acuden a tratamiento es que su$ren una escasez de historias disponibles sobre lo que los ha tra*do al consultorio de un analista. Las razones de esta carencia abarcan desde una tendencia a considerar los s*ntomas propios como alo)ados principalmente en las acciones de otra persona, hasta historias psicoló'icas que est#n limitadas y limitan. Atrapados en vie)as historias -pare)as poco cariñosas, )e$es dominantes, miedo a la autoridad, etc., los pacientes se sienten aplastados por sentimientos dolorosos e incapaces de avanzar( viven con un sentimiento atenuado de vitalidad y placer, al tiempo que hacen su$rir a las personas que los rodean.
historias desconocidas que los 'u*an, los inhiben, los destruyen. Gambin podemos lle'ar a entender el proceso por el cual los pacientes 'u*an, inhiben y destruyen historias. 7emos lo e$ectivos que son nuestros mtodos para aumentar la libertad de contar una historia determinada y para contar historias en 'eneral. !n ocasiones las historias se cuentan con palabras, en ocasiones con la ausencia de palabras. Fundamentalmente las historias se cuentan mediante una 'ran variedad de procesos. Geniendo en cuenta el e%traordinario poder del uso del mtodo de asociación libre por parte del paciente, por qu e%isten tales resistencias a su uso entre los analistas; >a he descrito al'unos $actores que e%plican esto -Busch, 011C, pero en mi propia e%periencia, y escuchando el traba)o de otros, concedo una posición privile'iada a las demandas que la asociación libre hace del $uncionamiento ps*quico del analista. !%perimentar inconscientemente las proyecciones e identi$icaciones proyectivas del paciente e intentar contenerlas puede ocasionar una tensión a veces insoportable( esto puede e%perimentarse como la destrucción de las estructuras internas de uno mismo, y a menudo nos conduce a actuar en un intento desesperado de estabilizar nuestro equilibrio ps*quico. ?os en$rentamos siempre al hecho de que somos m#s o menos vulnerables, bas#ndonos en nuestros umbrales momento a momento y en 8las capacidades para tolerar la inde$ensión, la incertidumbre, la culpabilidad o la pro%imidad a$ectiva9 -
E"#mplo $l%ni$o !n este e)emplo, me centro en cómo el n$asis en la narración de historias a$ecta mi traba)o. oan, una mu)er atractiva de mediana edad, comenzó el tratamiento temerosa de no tener nin'una historia.
La s#si&n oan comenzó la sesión de un modo 8adecuado9, lo que en ella sol*a indicar una posición de de$ensa. !n esas ocasiones, el tono de su voz y sus palabras cortadas sonaban muy brit#nicas. 5e encontr )u'ando con la descripción que acobs -0112 hace de un paciente( mi versión era: 8/iensa en yiddish, habla en brit#nico9 O8GhinKs >iddish, talKs British9P. !l impulso de burlarme de oan era una reacción usual m*a ante esta voz. eneralmente presa'iaba una sesión en la que yo la vivenciaba como si me estuviera dando una con$erencia, e%pl*cita o impl*citamente, sobre al'6n problema con al'o que yo hab*a dicho, o con el mtodo psicoanal*tico. A veces era un ataque al v*nculo -Bion, 01I1. 5uchas veces yo ten*a el sentimiento de que iba a tener que aceptar al'una 8chorrada9( al mismo tiempo, oan se desesperaba cada vez m#s sobre por qu yo no la estaba ayudando. asta el momento de la sesión que describir, hab*amos entendido este escenario principalmente como la recreación de una relación erótica sadomasoquista con su padre, que la sentaba en una silla durante un tiempo que a ella le parec*an horas y la sermoneaba sobre al'una travesura. "espus de eso, la llevaba al dormitorio de los padres, le dec*a que se desnudara y la azotaba mientras su madre miraba. !l quin es quin en la trans$erencia& contratrans$erencia cambiaba continuamente. "#A$% Al pensar en el ayer, podr*a considerar cu#les de las cuestiones podr*an
ser las que me hicieran querer librarme del hombre para lle'ar a la mu)er. < que siempre me sent* distante de mi madre, pero estoy se'ura de que ella ten*a sus Obreve pausaP sus motivos. /ienso que podr*a haber sido porque mi padre era tan dominante en todos los sentidos.
contado muchas veces con anterioridad, y que ya se hab*a entendido como un $actor del distanciamiento de su madre; /or qu el 8me sent* distante de mi madre9 es inco'noscible en este momento; !sa cuestión, la historia interrumpida, es el $oco de mi intervención. "e hecho, la historia de oan sobre la relación con su madre hab*a estado pr#cticamente ausente hasta este momento. /ero ahora, cuando la trae e inmediatamente la inhibe, tenemos una ocasión ideal para e%plorarla. Un con$licto activo, observable, es mucho m#s $#cil de comprender que uno hipotetizado. Al traba)ar desde esta perspectiva, tenemos que de)ar claro que estamos interesados en las razones de la interrupción, y no animar sutilmente a continuar la historia. 5i e%periencia reiterada es que en este momento los pacientes est#n m#s dispuestos a o$recer una versión de$ensiva de la historia que a vivenciar el miedo impl*cito en la interrupción. +A? Ode &orma más espontánea ' aut(ntica P: 5e di cuenta de la pausa, pero no tuve 'anas de meterme en ella. =uando me detuve sólo sent* que no quer*a tomarme el tiempo de entrar en detalles. 5e parec*a aburrido. Gambin pens que tal vez a mi madre la desanimaba el tener que cuidarme. Que no quer*a tomarse el tiempo para hacerlo. Aunque no s lo que hac*a con su tiempo. Le di)e al'una vez que me cuidaban niñeras a tiempo completo; O?o lo hab*a hecho.P Gambin se encar'aban de otras tareas de la casa, pero se ocupaban de 'ran parte de mis cuidados. >a s que antes estaba siendo va'a, pero los detalles no me parec*an lo importante. FB: /arece como si no quisiera tomarse tiempo para sus propios pensamientos. + tal vez sintió que yo no quer*a que 7d. se tomara ese tiempo; Lo primero que sucede despus de que yo señalo la historia interrumpida es un cambio en el a$ecto de oan -es decir, una mayor espontaneidad. oan parece dispuesta a ser liberada al menos brevemente de su historia previa. !n trminos din#micos, como resultado del traba)o previo con sus resistencias, se ha producido una disminución en la an'ustia ante la e%ploración de un pensamiento temido. La interpretación de la resistencia en esta sesión $ue como abrir una puerta que estuviera cerrada con el picaporte pero ya no con llave. Laespontaneidad de oan es t*pica de lo que pasa cuando los pacientes son liberados de sentirse v*ctimas de la historia de un otro. La capacidad de oan para captar lo que estaba sucediendo )usto en el momento de la resistencia es un importante lo'ro anal*tico -Busch, 011I e indica una disposición para a$rontar el momento e%acto de la amenaza que dio lu'ar a la resistencia. usto ahora, cuando estaba asociando con el momento de la resistencia, $ue uno de esos momentos claves en los que e%ist*a una con'ruencia
entre sus acciones -es decir actuar el sentimiento de que no pod*a tomarse el tiempo para sus propios pensamientos y sus asociaciones verbales -es decir 8no creo que mi madre quisiera pasar el tiempo conmi'o9. 5i interpretación se centra en estas dos historias que suceden en el aqu* y ahora de la trans$erencia. +A?: Gal vez ambas cosas. >a sabe que a veces me impaciento, debo pensar que a 7d. le pasa lo mismo. Rltimamente noto que me impaciento cuando hablo con mis ami'os. Lo 6nico que quiero es que terminen de hablar para que yo pueda decir lo que quiero decir. !n realidad siempre me pareció que mi madre pensaba que yo era un poco repulsiva. Jnteresante palabra. /ero no lo s. "e verdad merece la pena perder el tiempo con esto; Qu di$erencia supone que $uera mi madre quien lavaba mis pañales o que lo hiciera otra persona; FB: 7d. empezó a interesarse en esto de ser repulsiva y lue'o, inmediatamente, de)ó de parecerle interesante. !n la respuesta inicial de oan -es decir, su insinuación de que es al'uien irritable y de que puede estar proyectando eso sobre m* no queda claro en qu medida est# haciendo una corrección necesaria a lo que yo di)e, o mane)ando un tema m#s se'uro -su propia irritabilidad que por identi$icación la apro%ima a su madre, o resistindose a mi interpretación. !sto parece ser lo m#s probable, puesto que a continuación oan se re$iere brevemente a una posible historia sobre por qu le parece di$*cil interesarse en sus pensamientos o por qu espera que otros no se interesen por ellos. !ste breve 'iro hacia el inters en una nueva historia es r#pidamente desmentido, lo cual es una de$ensa y tambin, posiblemente, una puesta en acto de una adaptación previa. 5i interpretación est# diri'ida a lo que a m* me parece la historia m#s importante, el con&licto de oan acerca de su inters en sus pensamientos repulsivos.
decir al'o m#s porque sent*a que su madre lo consideraba un pedazo de mierda9 y considerar*an esto como an#lisis de la de$ensa.
son centrales en el traba)o anal*tico -y en su vida en mi interpretación retorno a esta cuestión, )uz'ando esta actitud como la m#s 6til para la continuación de la historia. +A?: !sto se me con$irmó cuando ya era mucho mayor. 5i madre ten*a c#ncer de intestino. + la comida la traspasaba o se estreñ*a. Una vez me contó como ten*a que meterse el dedo en el recto para desatascarse. 5e di)o que antes las heces le sol*an parecer asquerosas, pero que ahora ya no. 5i madre era realmente narcisista. Una t*a m*a me contó una vez que mi madre $ue a ?ueva >orK con mi padre para asistir a una representación, pero no quiso salir de la habitación del hotel porque ten*a un 'rano. a no s ni de qu estoy hablando.
que se ha producido la inhibición, la ruta de retorno a las historias desconocidas atraviesa el a$ecto inhibidor, que $orma parte en s* mismo de la historia -Busch, 0112, @333. !n esta sesión he intentado demostrar cómo los principios del an#lisis de la resistencia, el uso que el paciente hace del mtodo de la asociación libre, y estar 8en la cercan*a9, orientan mi traba)o en la restauración de la narración de historias. Quiero en$atizar que esta $ue una de esas sesiones en las que la conver'encia de las asociaciones, sentimientos y acciones del paciente arro)a nueva claridad al traba)o. !sta sesión $ue la culminación de muchas otras en las cuales sólo vislumbr un atisbo de lo que se e%presó en sta. Fue el resultado de un traba)o intenso por parte de ambos durante un lar'o per*odo de tiempo, no resultó de interpretaciones m#'icas.
S#imi#no Apro%imadamente dieciocho meses despus, oan se enamoró de un hombre que parec*a muy cariñoso. !l no haber tenido nunca un or'asmo durante las relaciones se%uales se convirtió en al'o muy problem#tico para ella, y el traba)o anal*tico la llevó a tener conciencia de que se sent*a muy e%citada hasta que su amante la penetraba. !n este momento ella perd*a toda la sensibilidad. !n una sesión muy similar a la que he reproducido anteriormente, oan asoció libremente y se $ascinó con una nueva historia: que teme abandonarse durante las relaciones se%uales porque inconscientemente $antasea con orinar y de$ecar sobre su amante. !n la si'uiente sesión, oan habló con deleite del placer que hab*a sentido en una buena comida el d*a anterior. ?o sent*a las restricciones auto& impuestas en las que la etiqueta triun$aba sobre el dis$rute. "urante la cena, ella y una ami'a hab*an estado conversando sobre cómo sus madres las hab*an hecho comer record#ndoles los niños que se mor*an de hambre en !uropa. oan sent*a con pesar que esta mu)er era m#s capaz que ella de mostrar hostilidad hacia su madre. !ntonces se sintió muy cansada en la sesión y perdió inters en lo que estaba diciendo. =uando comenzamos a e%plorar las asociaciones que dieron lu'ar a su cansancio, oan recordó brevemente parte de un sueño, y la contó de un modo apa'ado. !staba en un restaurante maravilloso con otra mu)er, pero lo 6nico que hab*a en la mesa eran aceitunas ne'ras. ecordaba a la mu)er como al'uien que en el pasado hab*a sido especialmente cr*tica con ella. ?o pensaba nada acerca de las aceitunas ne'ras. o le di)e: 8a recorrido un lar'o camino desde el entusiasmo de la comida de ayer y de haberme hablado de ello9.
Una vez que observó la discrepancia entre su entusiasmo al hablarme de la comida y cómo se sent*a ahora, oan sintió 'anas de llorar. =ulpó de su cansancio a la temprana hora de la sesión y describió lo aver'onzada que se siente cuando de)a a su amante para acudir a una sesión. "i)o 8no me sentir*a i'ual si saliera a traba)ar9. oan se rió, recordando que sta era la $rase que su padre utilizaba para re$erirse a un movimiento intestinal: 8hacer tu traba)o9. oan describió a continuación lo or'ullosa que se siente cuando va al baño )usto despus de desayunar. !sto la llevó a pensar en las aceitunas ne'ras, y en cómo le recordaban sus movimientos intestinales cuando estaba estreñida.
*i+ndol# impo!an$ia a la na!!a$i&n d# hiso!ias
contienen ciertos insi'hts importantes, pero es importante mantenerlas en su conte%to. =omo e)emplo, recurrir a eniK -@330 un provocativo de$ensor de las historias del analista como al'o central para la tcnica anal*tica y los an#lisis e%itosos. alph acudió a eniK con malestar 'eneral, problemas en el traba)o, discordia marital, sentimientos de ser un mal padre, y muchas otras preocupaciones. !n su primera consulta, eniK le pre'untó qu esperaba obtener del tratamiento. /ara sorpresa de eniK, alph, m6sico talentoso y apasionado en su tiempo libre, describió que le 'ustar*a dedicar un año a estudiar 'uitarra, ya que nunca hab*a tenido nin'una $ormación al respecto. Gem*a que esto le causara una 'ran privación a su $amilia -a pesar de que ten*an la intención de apoyar este plan y de no ser capaz de encontrar otro puesto e)ecutivo cuando volviera al traba)o.
permanecen sin e%aminar, y un psicoan#lisisV en el que se e%aminan adecuadamente durante encuentros establecidos, se basa en la idealización de nuestras capacidades de una autoconciencia ob)etiva9 -p. @2I. qu hay del resto de preocupaciones de alph acerca de su discordia matrimonial y de su creencia de que es un mal padre; /arece que eniK ayudó a alph reduciendo su sentimiento de culpa. !sta es una buena psicoterapia de apoyo, pero no es psicoan#lisis cl*nico, tal como yo lo entiendo. !l psicoan#lisis cl*nico devuelve a las personas a sus vidas mediante una comprensión de sus m6ltiples historias, y las inhibiciones que han inter$erido con esta comprensión. !s muy di$erente de una decisión del analista sobre qu camino deber*a tomar la vida de un paciente y animarlo a se'uir ese camino.
psicoan#lisis.
NOTAS (1) Las marcadas barreras entre estos di$erentes tipos de historias son un instrumento 6til para cate'orizarlas, pero no ayudan en nada m#s. La mente con sus estructuras din#micas que sirven a m6ltiples $unciones, no se cate'oriza con $acilidad. /arece una tarea desalentadora determinar si una serie comple)a de pensamientos o sentimientos en psicoan#lisis representa una e%periencia no $ormulada o una que se mantuvo a un nivel m#s temprano de pensamiento a causa del con$licto. !s m#s, rara vez e%iste una l*nea clara durante el desarrollo entre una $ase y la si'uiente. =omo ha mostrado /ia'et -0123 esto es especialmente cierto en los procesos de pensamiento. (') Aqu* podemos observar otro con)unto de historias asociadas con el sentimiento de 8voy a tener que a'uantarme con esta chorrada9.
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