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María Guadalupe Laura Báez Báez, Amparo Tapia Curiel, Aída Araceli Rodríguez Carlos, Elba Karina Vázquez Terrones, Julio Alejandro Terrones Orozco Alcances y limitaciones de las intervenciones alimentarias en México Investigación en Salud, vol. V, núm. 2, agosto, 2003, p. 0, Centro Universitario de Ciencias de la Salud México Disponible en: http://www.redalyc.org/ http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=14250207 articulo.oa?id=14250207
Investigación en Salud, ISSN (Versión impresa): 1405-7980
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INVESTIGACIÓN EN SALUD Alcances y limitaciones de las intervenciones alimentarias en México
* María Guadalupe Laura Báez Báez, Amparo Tapia Curiel, Aída Araceli Rodríguez Carlos, Elba Karina Vázquez Terrones y Julio Alejandro Terrones Orozco Resumen
La desnutrición en México, en 1979, 1996 y 1999, presentó los porcentajes de 54, 42.7 y 25.9 de menores de cinco años, respectivamente. Ello muestra una disminución a través del tiempo; sin embargo, aún sigue siendo un problema de consideración, dado que en forma global casi treinta por ciento de la población infantil la padece. Debido a la magnitud y las repercusiones que trae consigo la desnutrición en el sujeto que la padece, desde los años setenta surge la iniciativa de mejorar la condición nutricional de la población mediante diferentes intervenciones: a)un diagnóstico inicial; b)la provisión de suplementos alimenticios; c)acciones de promoción y prevención del problema; y d)seguimiento de la población. El propósito de este trabajo es revisar los alcances y limitaciones que presentan algunas de las intervenciones desarrolladas en México y proponer acciones que se conjunten con las existentes, para en lo posible complementar las acciones futuras. Palabras clave: intervención alimentaria, estado nutricional, alimentación y desnutrición. Abstract
In 1979, 1996 and 1999 malnutrition among children under 5 years old in Mexico was 54%, 42.7% and 25.9% respectively. Although there is a malnutrition decline through time, it continues to be an important problem because almost 30% of children's population is suffering from it. Due to the magnitude and repercussion that malnutrition carries to individual, since the 70's the initiatives to contribute in different ways in order to improve population nutritional condition were: a) initial diagnosis, b) nutritional supplements supply, c) promotion and prevention actions and d) population's monitoring. The purpose of this paper is to review the scope and limitations of some alimentary interventions in Mexico and to propose some actions that will complement others in use. Key words: Initiatives, nutritional condition, malnutrition. El problema de la desnutrición en México
La desnutrición es un problema de salud, que desde décadas atrás lo padecen muchos países, principalmente de escasos recursos o en vías de desarrollo (1, 2). En México, las estadísticas de la Encuesta Nacional de Nutrición, llevadas a cabo en 1979, reportaron 54 por ciento de los niños del grupo preescolar con algún grado de desnutrición (2, 3, 4). En 1996, en la Encuesta Nacional de Alimentos (ENAL, 1996) se mencionó la existencia de 42.7 por ciento menores de cinco años que padecían desnutrición; de éstos, 25.9 presentaron desnutrición leve, 12.7 moderada y 4.2 severa (3, 4). Mientras los informes emitidos por la Encuesta Nacional de Nutrición de 1999, del Instituto Nacional de Salud Pública, refirieron para ese año un número de 4'480 100 (25.2 por ciento) niños menores de cinco años con algún grado de desnutrición, de los cuales 800 000 sufrían desnutrición de alto riesgo (5, 6). Los datos aportados por Ávila ubicaban la desnutrición, en 1996, como la quinta causa de mortalidad infantil (2); en 2002, la Secretaría de Salud informó que ocupa el undécimo lugar (6), situación que refleja una disminución con el paso del tiempo. Sin embargo, Iturbe considera que la desnutrición en el país, aunque aparentemente ha bajado sus cifras, todavía debe considerarse como un problema grave, ya que en forma global casi treinta por ciento de la población infantil menor de cinco años la padece (7).
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INVESTIGACIÓN EN SALUD La desnutrición es una asimilación deficiente de alimentos por el organismo, que conduce a un estado patológico de distintos grados de severidad y variadas manifestaciones clínicas (3, 4). Flores y Rivera la definen como "un estado patológico del organismo, que no permite un adecuado aprovechamiento de los nutrientes que son consumidos, ocasionando un deterioro del cuerpo" (8, 9). Esta condición sitúa a esta enfermedad como un estado de deficiencia en el consumo o disposición biológica de energía o nutrimentos que va a afectar de modo negativo la salud de quien la padece, incluso puede, según el grado de afectación, dejar secuelas permanentes o poner en peligro la vida (6). Como consecuencia de las estadísticas tan altas que se venían observando y dadas las repercusiones a futuro que trae consigo esta patología, desde la década de los setenta surge la llamada "Vigilancia de la nutrición", encaminada a mejorar las condiciones nutricionales de la población y dar seguimiento de los grupos en riesgo (10). Dicha propuesta fue puesta en práctica por los organismos internacionales (OMS, Las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y la Organización de las Naciones Unidas a Favor de la Infancia) a partir de 1977 (10). Desde entonces se han realizado diferentes intervenciones en algunos otros países de América Latina, todas con el objetivo de mejorar la condición nutricional de los sujetos mediante un diagnóstico inicial, suplementos alimenticios y acciones de educación, promoción y prevención, complementadas con un seguimiento de la población (10). En México, como una estrategia derivada de ello, se establece el Sistema para la Vigilancia Alimentaria Nutricional (Sisvan), basado en un seguimiento de los grupos de la población en riesgo, mediante un procedimiento de evaluación rápido y permanente de sus problemas nutricios. Comprende las siguientes acciones: a)identificación de los sectores mal nutridos de la población por regiones y niveles socioeconómicos; b)análisis de los factores y fenómenos que condicionan los problemas de alimentación y nutrición; y c)proposición de programas y acciones resolutivas a los responsables de la política alimentaria (11). La desnutrición sigue siendo un problema en el país a pesar de las diferentes intervenciones nutricionales. Aquí presentamos una revisión de algunas de éstas y planteamos propuestas encaminadas a hacer más eficiente su desarrollo futuro. Antecedentes de las intervenciones alimentarias en México
En México, desde la creación del Sisvan, se han llevado a cabo algunas intervenciones mediante la incorporación de algún suplemento alimenticio en la dieta de los grupos afectados, o de programas educativos teórico-prácticos, en los que se orienta a la población a un manejo más adecuado de los conocimientos sobre alimentación que ha adquirido con el tiempo (11). Entre las intervenciones alimentarias se tiene referencia de la realizada por el doctor Martínez y sus colaboradores en comunidades rurales del valle de Solís, localizado al noroeste de la ciudad de México. Consistió en un programa integral de atención a la nutrición de los niños menores de cinco años con las siguientes actividades: a)actualización del esquema de vacunación; b)desparasitación periódica contra helmintos y protozoarios; c)suplementación alimentaria con hierro y vitamina A; d)complementación alimentaria con papillas calórico-proteícas a los menores con desnutrición moderada y severa; y e)promoción de la salud en aspectos de higiene y nutrición a las madres (12). Las actividades de promoción se desarrollaron desde dos enfoques: el primero orientado al fomento de proyectos de autosuficiencia alimentaria, a través de la creación de pequeños grupos comunitarios (grupos de inyección); y el segundo, actividades de educación en nutrición, con la difusión de recetas que permitieran mejorar la alimentación de los niños y fueran aceptables desde el punto de vista cultural (12).
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INVESTIGACIÓN EN SALUD En los proyectos de autosuficiencia alimentaria se integraron cuatro grupos: el primero, por madres de familia; el segundo, por hombres adultos; el tercero, por jóvenes de ambos sexos, y el cuarto, por matrimonios con hijos. Cada uno eligió su actividad de autosuficiencia; se observó mayor éxito en el grupo de jóvenes, que se dedicó a la formación de huertos familiares, y el de matrimonios, que se centró en la crianza de pollos y al huerto familiar (12). En la orientación educativa para la preparación de alimentos con recetas locales se identificó carencia de información básica sobre nutrición e higiene en las madres al inicio de la intervención; al final, hubo incorporación de nuevas prácticas con respecto a la preparación y la importancia de la higiene en los procesos de alimentación (12). Para evaluar los logros del programa se aplicó una encuesta al inicio y otra al final que midió la participación de la comunidad y el cambio positivo en costumbres, valores y conocimientos sobre la dieta idónea, así como en los hábitos de consumo de alimentos después de la intervención, sobre todo en aquellos alimentos que fueron utilizados durante las preparaciones de los platillos. Se observaron cambios al final de la intervención, con incremento del doble de puntuación en la variable de "costumbres y valores" y al triple en "conocimientos sobre la dieta idónea" (12). Otra intervención fue desarrollada por la doctora Sara E. y sus colaboradores en el municipio de Malinalco, en el Estado de México, en mujeres con hijos menores de cinco años. Se efectuó en dos etapas: en la primera se obtuvo información sobre el consumo de alimentos en la comunidad, los aspectos socioculturales de la lactancia materna y la producción e intercambio de alimentos en el municipio. En la segunda se estableció un programa de educación nutricional con teatro guiñol por grupos y con visitas domiciliarias, en forma individual, en las que se impartieron pláticas y demostraciones sobre diversos temas de nutrición y alimentación. Esta actividad educativa permitió el reforzamiento de las conductas adecuadas en alimentación y la orientación sobre nuevas preparaciones nutricionales de bajo costo económico, que pudieran ser elaboradas con los alimentos disponibles en la localidad. En la evaluación del programa se identificó una disminución de 20 por ciento de la desnutrición en la población estudiada, además de un incremento de los conocimientos sobre nutrición y gran interés de la comunidad por continuar con estas acciones(13). En la intervención del doctor Flores llevada a cabo con el apoyo del Programa Nacional de Solidaridad Social (IMSS Coplamar), en áreas rurales marginadas de la república mexicana, se identificó la frecuencia, distribución geográfica y severidad de la desnutrición en menores de cinco años. Posteriormente, se proporcionó tratamiento y control a los niños identificados con problemas, además de promoción en la comunidad, en aspectos de nutrición, para el uso adecuado de los alimentos a su alcance y su producción local. Se capacitó inicialmente a los equipos de salud para que de manera conjunta llevaran a cabo las actividades mencionadas. Antes de ello se obtuvo un diagnóstico de los hábitos y costumbres nutricionales en la localidad. Se captó a los niños con desnutrición y se consideró a todos los que tuvieran 90 por ciento o menos de su peso ideal; quedaron clasificados como desnutrición leve, moderada o severa. Los menores con desnutrición severa fueron hospitalizados para recuperar su estado de salud; los demás recibieron tratamiento ambulatorio. Todas las madres de los niños desnutridos fueron instruidas sobre la manera de mejorar la dieta familiar y la alimentación adecuada de los niños durante el primer año de vida; de igual forma, se les orientó acerca de la vigilancia del crecimiento y desarrollo del niño, así como de los cuidados durante cuadros de diarrea o fiebre. Otra de las actividades fue la promoción e instalación de huertos familiares y granjas de pequeñas especies para la producción de sus propios alimentos. La evaluación se realizó mediante un diagnóstico previo de la condición de salud de los menores y de los conocimientos sobre la alimentación de las madres o encargadas de la alimentación, lo que se confrontó con los logros alcanzados al final de la intervención. Se observó con el desarrollo de la intervención una recuperación de quince por ciento de niños desnutridos. Con respecto a las madres, se mostró una gran participación y entusiasmo durante la capacitación y seguimiento de la intervención, además de un incremento de las puntuaciones finales sobre los conocimientos de nutrición. La producción local de alimentos permitió la instalación de 80 732 huertos familiares y 45 086 granjas de especies menores (9).
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INVESTIGACIÓN EN SALUD La doctora Madrigal hizo su intervención en doce comunidades de la Huasteca Potosina (San Luis Potosí) con el objetivo de identificar signos de desnutrición en menores de cinco años, vigilar su crecimiento, promover una alimentación adecuada en las embarazadas, mujeres lactantes y preescolares; proporcionar alimentación complementaria, y asesoría en relación con proyectos productivos, de comercialización y abasto de alimentos. La primera acción fue seleccionar y capacitar personas de la propia comunidad, las cuales fungieron como promotores de la intervención y se responsabilizaron de cada área. Se obtuvo un diagnóstico de salud para tener un panorama general de la situación nutricional de las comunidades seleccionadas. Por último, se formó un grupo de madres a las que se les aplicó un cuestionario inicial, acerca de los conocimientos y actitudes sobre la alimentación y las características socioeconómicas (14). En seguida se inició la fase aplicativa de la intervención mediante tareas de promoción, como: a)educación nutricional para la maternidad a través de pláticas y teatro guiñol; b)complementación alimentaria de madres y niños, mediante la incorporación de alimentos que, agregados a los que ya formaban su dieta habitual, completaban sus requerimientos nutricionales; c)orientación sobre técnicas de combinación e higiene de los alimentos, higiene personal y de la vivienda; y d)planeación de proyectos de seguridad alimentaria comunal (14). Los resultados muestran logros positivos, dado que hubo una disminución del porcentaje de desnutrición de 18 por ciento; un incremento de puntuación al doble sobre los conocimientos en nutrición, y gran interés de las madres que recibieron la intervención en participar (14). Discusión de las intervenciones
Para estudiar la enfermedad de la desnutrición en forma integral es necesario no sólo comprenderla desde los procesos biológicos, sino complementarla con un componente del proceso social en las poblaciones (7, 15). Partiendo de la concepción social, Cravioto caracteriza la desnutrición como: a)una enfermedad que se origina por una ingestión de alimentos de pobre valor biológico; b)una patología que ocasiona en el individuo poco rendimiento en el trabajo y la falta de iniciativa e interés a todo aquello que signifique un mayor esfuerzo físico y mental; c)un problema complejo en el que se mezclan factores sociales, económicos y sanitarios junto con los factores relacionados con la producción, transporte y distribución y disponibilidad de los alimentos; d)una problemática en la que el consumo de alimentos disponibles depende de manera fundamental de la cultura (tradición); y e)una enfermedad cuyas medidas efectivas de solución son, a corto plazo, el apoyo a la comunidad con fórmulas altamente nutritivas y, a largo plazo, el desarrollo de programas educativos en la población para transformar las características tradicionales (16). Esta concepción lleva a pensar en el problema de la desnutrición como una patología, en la que se interrelacionan factores biológicos, económicos, culturales y sociales, que sin duda, como lo refieren las intervenciones descritas en este documento, han sido tomados en cuenta. No obstante, consideramos que en las intervenciones se presentaron algunas limitaciones, que iremos describiendo durante la discusión. Como punto de partida se debe aclarar que, probablemente, se han desarrollado otras intervenciones nutricionales que no incorporamos al documento. Por este motivo, la discusión se basará en las que fueron revisadas. Como fase inicial se observa en las intervenciones un diagnóstico de la situación de la comunidad, base para la identificación del problema estudiado. Dicho diagnóstico consistió en la exploración física de menores y aplicación de instrumentos donde se captaban los conocimientos existentes sobre la nutrición. Esta estrategia, sin duda, permitió la estructuración de alternativas para abordar el problema; sin embargo, consideramos que éstas pudieron estar mejor fundamentadas si se hubiera identificado, a la par, la situación real de la comunidad, las necesidades sentidas por el propio sujeto (recursos económicos, disponibilidad de alimentos, costos, etcétera). Así, según la perspectiva del doctor Martínez (12), se pueden obtener mayores
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INVESTIGACIÓN EN SALUD logros de las metas planteadas, ya que se permite que el sujeto se integre en forma participativa a la solución del problema al sentirse parte de él. Otro aspecto importante que fue considerado en las intervenciones desde la fase inicial fue la identificación de los hábitos y costumbres de alimentación en las poblaciones estudiadas; esto, desde luego, es un factor imprescindible para descubrir las formas de alimentación que acostumbra el sujeto. Sin embargo, sólo en las intervenciones de Martínez y Madrigal (12, 14) se llevó a cabo la reorientación del consumo de alimentos, mediante recetas y preparación de platillos basados en los alimentos disponibles, de acuerdo con las áreas geográficas y, sobre todo, el ingreso familiar; refiriéndose únicamente a las otras dos, la orientación a las madres para una mejor combinación de alimentos y la complementación de la dieta con suplementos alimenticios. En las dos últimas intervenciones, desde luego, se logró una recuperación de los niños afectados; una limitante que se observa es que la población no adquiere la habilidad para saber seleccionar, combinar, preparar y distribuir los alimentos según su presupuesto familiar, sino que, por el contrario, sólo se adapta a los conocimientos adquiridos y a complementar las dietas con los suplementos que se les otorgan. Respecto a la labor de promoción, en las intervenciones se prevén programas educativos mediante pláticas, teatro guiñol y la formación de grupos de autosuficiencia alimentaria. Estas actividades, según lo reportan las intervenciones, de algún u otro modo, permitieron la aplicación de los programas, aunque no todas especifican los alcances obtenidos; refieren únicamente que fue exitoso el programa. Esta situación, consideramos, es primordial, dado que permite visualizar la funcionalidad de una intervención y con ello la posibilidad, en parte, de identificar cuáles acciones diferencian una intervención de otra y qué pudiera en parte explicar el logro obtenido. Por último, un aspecto que integra el desarrollo de una intervención es el seguimiento del programa durante algún tiempo, con el propósito de evaluar si los cambios generados modifican favorablemente la trayectoria del problema. No obstante, en las intervenciones revisadas no se refiere haber emprendido acciones de seguimiento de los casos. Esto no contribuye a la identificación del cambio permanente en cuanto a la conducta de alimentación en las poblaciones intervenidas, lo que limita determinar si la metodología específica del programa alcanzó las metas planteadas. Con todo lo expuesto, no es nuestra intención establecer que las acciones realizadas en las intervenciones no fueron significativas para la obtención de los logros alcanzados en los programas; por el contrario, consideramos que éstos fueron satisfactorios, pero pudieron ser mayores si se integraran en el futuro otras acciones que fortalezcan las ya efectuadas. Por lo anterior, planteamos lo siguiente: 1. La realización de acciones que partan de las necesidades sentidas por la propia comunidad; ello posibilitaría una mayor participación de los involucrados y la apropiación de la conducción de los procesos al sentirse parte. 2. El desarrollo de acciones de orientación alimentaria en las que la preparación de alimentos no genere mayor costo para la familia, sino que demuestren que con los recursos existentes se pueden lograr combinaciones más adecuadas para una buena nutrición. 3. No olvidar que hay poblaciones que cuentan con los recursos para una adecuada alimentación, pero que éstos no son aprovechados idóneamente debido a que se carece de una orientación en este campo de la salud tan relevante. 4. Un seguimiento posterior al término de las acciones sobre indicadores sensibles (peso, talla, deserción escolar, peso del recién nacido, hemoglobina en las embarazadas, etcétera) que permita conocer si en realidad los cambios generados en las poblaciones permanecen o desaparecen al poco tiempo de haber finalizado el programa.
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INVESTIGACIÓN EN SALUD 5. La capacitación de integrantes de la propia comunidad, que permita el seguimiento de los alcances de la intervención aun después de que el equipo técnico retome otras tareas y se retire del lugar. Referencias bibliográficas
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INVESTIGACIÓN EN SALUD Dra. María Guadalupe Laura Báez Báez Dra. Amparo Tapia Curiel Ts Aída Araceli Rodríguez Carlos Psic. Elva Karina Vázquez Garnica Psic. Julio Alejandro Terrones Orozco Correspondencia y sobretiros: Dra. María Guadalupe Laura Báez Báez Laboratorio de Salud Pública Dddpps. Cucs. Udg. Sierra Mojada 950, puerta 1, edif. L C.P. 44340. México
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