ACERCA DE LA RAZÓN ILUSTRADA El problema de la razón ilustrada La razón razón ilustra ilustrada da marca marca el model modelo o de raciona racionalid lidad ad de la modern modernida idad. d. Un modelo de racionalidad que llega hasta nuestros días. Hoy se habla de la posmodernidad como superación de la modernidad, sin embargo, seguimos sumergidos en la crisis de la modern modernida idad d y del sueño. sueño. Esta Esta crisis crisis ha provoc provocado ado una situac situación ión de prdid prdidaa y de desorientación. !ayeron los grandes ideales y nos hemos quedado sin nada. La crisis de la razón ilustrada vino preconizada por "ietzsche y desde l, numerosos autores han denunciado esta situación. En la primera mitad del siglo ## $ilóso$os de muy diversas orientaciones $ilosó$icas han coincidido en el diagnóstico de la situación actual% la razón se ha convertido en una razón instrumental o pragm&tica que atropella al propio hombre. Un an&lis an&lisis is partic particular ularmen mente te interes interesant antee es el que o$recen o$recen los $ran'$u $ran'$urtia rtianos nos (a) Hor'heimer y *heodor +. +. dorno en Dialéctica de la Ilustración y Ilustración y Crítica de la razón instrumental . Esto Estoss escri escrito toss e)pl e)plic ican an la evol evoluc ució ión n de la razón razón ilus ilustr trad adaa en razó razón n instrumental desde una perspectiva dialctica. -ara ellos, ya en la propia razón ilustrada se encontraba el germen de su negación. Es muy interesante observar el desarrollo de esta idea, porque en l podemos encontrar un muy sugerente an&lisis de lo que es la lustración y de la situación actual. La lustración, para estos autores, se caracteriza por la oposición a la mitología. /La lustración, en el m&s amplio sentido de pensamiento en continuo progreso, ha perseguido desde siempre el ob0etivo de liberar a los hombres del miedo y constituirlos en señores. -ero la tierra enteramente ilustrada resplandece ba0o el signo de una triun$al calamidad. -retendían disolver los mitos y derrocar la imaginación mediante la ciencia12. Esta pretensión de /disolver los mitos1 viene marcada por la cons consec ecue uent ntee volu volunt ntad ad de domi domini nio o de la natu natura rale leza. za. /El /El inte intelec lecto to que que venc vencee a la superstición superstición debe dominar dominar la naturaleza naturaleza desencantad desencantada1 a13. hor horaa bien bien,, esta esta empr empresa esa desmiti$icadora que pretendía la liberación del hombre y su entronización como señor de la naturaleza 4/El mito se disuelve en lustración y la naturaleza en mera ob0etividad. Los hombre pagan el acrecentamiento de su poder con la alienación de aquello sobre lo cual lo e0ercen. La lustración se relaciona con las cosas como el dictador con los 1
Dialéctca de la Ilusración, Trota, Madrid, 1994, p. 59. Ibíd., p. 60.
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hombres154, se ha vuelto contra l. hora el hombre ha quedado atrapado en su propia red de dominio, producindose una cosi$icación de la e)istencia humana. /La trans$ormación total e$ectiva de todo &mbito del ser en un reino de medios lleva a la liquidación del su0eto que ha de servirse de ellos. Esto con$iere a la moderna sociedad industrial su aspecto nihilista. Es sta una sub0etivización que, elevando al su0eto, al mismo tiempo lo condena. En el proceso de su emancipación el hombre comparte el destino de todo el resto de su mundo. El dominio de la naturaleza incluye el domino sobre los hombres16. Hor'heimer propone una salida dialctica de esta situación en su Crítica de la razón instrumental . Esta salida, sin embargo, parece ser $ruto de un intento desesperado de superar una situación a la que no acaba de ver una salida posible. *odo este an&lisis sobre la lustración describe de una manera admirablemente acertada la situación actual. "o obstante, el tratamiento de la razón ilustrada es quiz& demasiado limitado. "o se puede de0ar de notar que a pesar de tratar un aspecto muy interesante de la razón ilustrada, el an&lisis de Hor'heimer y dorno adolece de un cierto reduccionismo. -ara buscar una salida real al /nihilismo cínico1 de nuestros días, se hace necesario replantear el modelo de racionalidad. !omo herederos de la razón ilustrada, no podemos sino volver a pensar esa misma razón para encontrar alguna salida.
¿u! es Ilustra"ión# -ara entrar en la consideración sobre la razón ilustrada veamos en primer lugar cómo comprendían los propios ilustrados la lustración. -ara esto vayamos al gran $ilóso$o de la lustración% mmanuel 7ant. En la Respuesta a la pregunta ¿Qué es la Ilustración?, 7ant da una de$inición e0emplar de la misma% /La lustración es la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad1 8. !on esta de$inición, el $ilóso$o alem&n señala como rasgo $undamental de la razón el de emancipador del hombre. La razón tiene que liberar al ser humano. *iene que liberarlo de su minoría de edad. La minoría de edad aparece aquí como la esclavizadora del hombre. 9e ha de notar que 3
Ibíd., p. 64 Crítca de la razón insrumenal , Trota, Madrid, 2002, p. 116. 5 KANT, IMMANUEL: Respuesa a la preguna: ¿Qué es la Ilusración? En: ¿Qué es Ilusración? , !"#dio pr$i%inar d A&api"o Ma!"r, "rad#''i(n d A&api"o Ma!"r ) *o!+ o%a&o!a, Madrid, T'no!, 19--, p. 9. 4
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7ant no habla de la "aturaleza como causante de la $alta de libertad del hombre. -or lo tanto, en un primer momento no es la "aturaleza la que ha de ser dominada, sino el propio hombre, el :nico culpable de nuestra minoría de edad. El hombre se vuelve hacia sí mismo para buscar la causa de su estado de esclavitud. 9e ha hablado recurrentemente del giro copernicano de la $iloso$ía en la modernidad. El giro hacia el su0eto. 9in embargo, en muchas ocasiones se abusa de recurrir a este $actor para e)plicarlo todo. "o cabe duda de que la modernidad supone un cambio importante en la manera de ver el mundo, pero quiz& ese cambio no a$ecte de una manera tan radical a la concepción y a la misión propia de la $iloso$ía. ;uiz& la lustración simplemente reivindicaba algo ya latente en la $iloso$ía desde la antig ?eamos con un poco m&s de detenimiento qu papel 0uegan los trminos $undamentales de la de$inición 'antiana. La minoría de edad podría ci$rarse en la dependencia a un $actor e)terno, es decir, en la carencia de autonomía, esto es, en la incapacidad para /servirse de los principios del propio entendimiento1. En principio, esto no se encuentra tan ale0ado del principio socr&tico de no asentir m&s que a lo que cree como verdadero, con independencia de quin o cu&ntos lo de$iendan. 7ant ci$ra la dependencia por antonomasia en la dependencia al tutor. La $igura del tutor que mantiene a sus discípulos atados ser& duramente criticada por los autores lustrados, con clara resonancia a los antiguos maestros escol&sticos. /@espus de haber entontecido a sus animales domsticos, y procurar cuidadosamente que estas pací$icas criaturas no puedan atreverse a dar un paso sin las andaderas en que han sido encerrados, les muestran el peligro que les amenaza intentan caminar solos1A. Es enemigo de la lustración todo aqul que impida al hombre servirse de su propio entendimiento para guiar su propia vida. /9apere audeB C*en valor de servirte de tu propio entendimientoB, he aquí el lema de la lustración1D. Es, por tanto, la autonomía el valor ilustrado m&)imo. La autonomía 6
Ibíd., p. 10. Ibíd., p. 9.
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es producto del giro introspectivo del hombre. El yo aparece como el :nico garante de certezas y a l debe acudirse para encontrar la dirección a seguir. hora bien, este principio se precia $&cilmente a la mala interpretación. "o se trata de renunciar a los tutores y de tener libertad para llevar a cabo todos nuestros deseos. *ampoco se trata de ser originalesF, de tener todo tipo ocurrencias imprevistas. Genunciar a las opiniones a0enas para guiarnos por las propias sería m&s un retroceso que un avance. @escartes, uno de los mayores críticos de la tradición, nos advierte que /es mucho me0or instruirlos en tales opiniones las opiniones de los maestros escol&sticosI, aunque parezcan inciertas, ya que son discutidas entre los eruditos, que si se les de0a libres y abandonados a sí mismos1 J. El abandono a nuestros deseos nos esclavizaría m&s a:n, porque signi$icaría la dependencia peor de todas. "os convertiríamos en esclavos de nuestros deseos y pasiones. !omo señalaba -latón, los tiranos son los menos libres entre los hombres, pues son esclavos de sus deseos. K es que no sólo acecha al hombre la tiranía de un $actor e)terno, l mismo puede convertirse en el peor de los tiranos. -ara evitar esto se hace imprescindible la educación. -ero una educación dirigida a la emancipación del hombre, una educación cuyo ob0eto sea enseñar al hombre a caminar por sí mismo. 7ant no duda de que un hombre deba ser educado para que pueda ser libre. 9i a un niño se lo de0a libre, se convertir& en un esclavo de sí mismo. Utilizando la met&$ora platónica podemos decir que ha de podarse el alma para que pueda crecer recta y alcanzar todo su esplendor. -or tanto, lo que debemos buscar en nosotros mismo no es tanto una opinión, sino una certeza universal que garantice la rectitud de nuestro comportamiento. Esta concepción culmina en el imperativo categórico de 7ant que vincula al hombre a una ley universal que se encuentra inscrita en el corazón de todos los hombresF. Es interesante observar el paralelismo que se establece entre la educación del hombre y la política. @el mismo modo la libertad es el $in del hombre, el Estado debe regirse por ella. Un Estado ilustrado debe promover la libertad. 7ant hace aquí otra distinción para evitar con$usiones respecto a la necesidad de la libertad. La libertad, nos dice, ha de situarse en el uso público de la razón, /aqul que alguien hace en cuanto docto ante el gran p:blico del mundo de los lectores1. Un hombre tiene que tener libertad para criticar el sistema y colaborar con ello a la per$ección del Estado. "o puede haber restricciones aquí. 9in embargo, el uso privado, es decir, /la utilización que 9
Reglas para la dirección del espíriu, A$ian/a Edi"oria$, Madrid, 2003, p.2. ¿Qué es Ilusración? , op. 'i"., p. 12.
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le es permitido hacer en un determinado puesto civil o $unción p:blica1 2M, debe ser limitado por el Estado. Esta limitación hay que entenderla en el m&s estricto de los sentidos, pues /en tal caso, no est& permitido razonar, sino que se tiene que obedecer1 22. 9i no e)istiera esta cierta restricción de la libertad Nentendida en un sentido e)ternoN se llegaría a una situación de anarquía y caos, lo que atentaría contra el bien com:n. 9e de0a entrever un espíritu antirevolucionario en este te)to 23 anterior a la Gevolución $rancesa, revolución que producir& sentimientos encontrados en 7ant. El Estado debe asegurar, por tanto, el cumplimiento de los deberes de los ciudadanos, aunque en ning:n caso puede inter$erir en el uso p:blico de la razón. 7ant resume su posición política en una alusión a Oederico el Prande% /¡Razonad todo lo ue uer!is " sobre lo ue uer!is# pero obedeced$125. ;ueda por averiguar, no obstante, por qu el hombre es autoculpable de su minoría de edad, por qu razón podemos decir que es el hombre mismo el que se de0a esclavizar por los tutores o por sus deseos. El hombre tiene siempre en sus manos el poder de de0arse o no de0arse esclavizar, en contra de lo que pueda parecer. Un prisionero puede ser m&s libre que un tirano, por las razones antes apuntadas. La clave est& en la actitud del hombre. 7ant reconoce al hombre como culpable en relación con la idea de debilidad humana. /CEs tan cómodo ser menor de edadB1. -ensar por uno mismo es di$ícil, arduo y arriesgado. /9i tengo un libro que piensa por mí, un director espiritual que reemplaza mi conciencia mora, un mdico que me prescribe la dieta, etc., entonces no necesito es$orzarme126. Est& entrañada en la esencia misma del hombre su debilidad, su /pereza y cobardía1, su /$alta de decisión y valor1. Esto es algo que ya vio muy claramente 9ócrates, el t&bano de tenas que se había impuesto la tarea de despertar a los atenienses de su sueño. 9ueño que hay que interpretar como la vida $&cil y cómoda. -ara los griegos esta indolencia venía impuesta por la ignorancia del verdadero bien. Este c&ndido intelectualismo moral es desbancado por el cristianismo, el cual introduce la noción de pecado y de debilidad humana. 7ant acusa $uertemente la corriente cristiana luterana. En este conte)to la voluntad adquiere un nuevo
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Ibíd. Ibíd. 12 #i/ %dian" #na ro$#'i(n !a po!ib$ drro'ar $ d!po!%o pr!ona$ #n"o a $a opr!i(n a%bi'io!a ) do%inan", pro n#n'a ! 'on!i $a rdadra ror%a d$ %odo d pn!ar, !ino 7# "an"o $o! n#o! 'o%o $o! io! pr#i'io! !rirn d rinda! para $a %a)or par" d $a %a!a 'arn" d pn!a%in"o8 Ibíd., p. 11 13 Ibíd., p. 1 14 Ibíd., p. 10. 11
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protagonismo, la voluntad tiene que luchar contra la propia condición pervertidaF del hombre. El tema de lo que hemos llamado debilidad humana es recurrente a lo largo de toda la historia de la $iloso$ía.28. -odemos concluir que el proyecto ilustrado tiene como ob0etivo primordial la emancipación del hombre mediante la razón. Este ob0etivo ha sido perseguido por la gran mayoría de los grandes $ilóso$os, pertenecieran o no a los llamados ilustrados. Lo que caracteriza al proyecto ilustrado es el modo propio en el que persigue este ob0etivoQ modo que viene $uertemente e)igido por las circunstancias en las que se encontraron los ilustrados. 9er&, por tanto, aquí donde tengamos que buscar las claves para comprender cómo la razón ilustrada ha terminado convirtindose en razón instrumental.
La Ilustra"ión$ enemi%a de la supersti"ión Hemos de$inido el proyecto ilustrado como un intento de emancipar el hombre mediante la razón. -ara comprender cu&l es el papel de la razón en este proyecto emancipador tenemos primero que determinar m&s claramente cu&les son los enemigos a los que tiene que plantar cara una razón emancipadora. ludimos antes a dos enemigos distintos% los tutores Nel enemigo e)ternoN y las pasiones Nel enemigo internoN. quí vamos a intentar comprender qu papel 0ugó la oposición a los tutores en la con$iguración de la razón ilustrada 2A. Los tutores se convierten en enemigos de la libertad cuando alientan al hombre a permanecer en la dependencia respecto de sus enseñanzas. Los tutores a los que se tienen que en$rentar los ilustrados son, principalmente, los maestros escol&sticos. "o podemos pasar por alto que la lustración, como hi0a de la modernidad, mantiene una posición crítica y negativa $rente a la Edad (edia. Este movimiento de rechazo a lo medieval que tiene su origen en el Genacimiento pretende librarse de la superstición y las oscuridades que envolvía a la escol&stica. Esto se de0a ver claramente en @escartes, 15
a n p$no !i&$o pod%o! n'on"rar #no d $o! %! pro#ndo! an$i!i! d$ !ndo d !"a "ndn'ia d$ ;o%br a $o '(%odo ) 'i$ n $a &ran obra d <id&&r, Ser y tempo. A$$í $abora "oda #na ana$í'a =i!"n'ia$ d$ ;o%br n $a 7# #&a #n pap$ #nda%n"a$ $o 7# +$ $$a%a $ %odo i%propio d $a =i!"n'ia, $a 'aída n $ #no8 >da! Man?. @ !" %odo $a dbi$idad ;#%ana ! "ra"ada n "+r%ino! =i!"n'ia$!. . !p'ia$%n" Sein und ei , BB35C316 Dría in"r!an", no ob!"an", !"#diar "a%bi+n $ pap$ 7# #&( $a dn#n'ia d $a! pa!ion! 'o%o n%i&a d $a $ibr"ad n $a !para'i(n d $a ra/(n ) $o! !n%in"o!F G'a(n d !a!"r n $ 7# 'a #na &ran dir!idad d n(%no! d $a idaG n $a 'on!"#'i(n d #na a/(n H#ra ) d #n o ab!o$#"o, para in"n"ar r!"ab$'r $ 7#i$ibrio prdido n"r ra/(n ) ida a'a.
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quien desde sus m&s tempranos escritos mani$iesta una actitud de emancipación y separación de sus tutores escol&sticos. /*an pronto como estuve en edad de salir de la su0eción en que me tenían mis preceptores, abandon el estudio de las letrasQ y resuelto a no buscar otra ciencia que la que pudiera hallar en mí mismo12D. = qu se debe este rechazo tan absoluto de los modernos a la Edad (edia> La crisis de la $iloso$ía medieval comienza en el plano cientí$ico. La revolución copernicana y galileana de la ciencia despo0ó a la $iloso$ía medieval de su dominio en el campo del saber. La $iloso$ía medieval aparece como una $iloso$ía oscura subordinada al cristianismo en la que est& intrincada la superstición. La meta$ísica aristotlica se había convertido en un comple0o entramado de sustancias, $ormas y accidentes que le0os de guiarse por el antiguo ideal griego de salvar los $enómenos, se había convertido en unos dogmas cuya tarea era sostener y $undamentar $ilosó$icamente una religión. La $iloso$ía se había visto subordinada a la teología. Los renacentistas vieron en la Edad (edia una desvirtuación del ideal cl&sico. La persecución religiosa y los dogmas de la glesia se convirtieron en enemigos de la libertad de pensamiento. Orente a todo este oscurantismo es $rente al que se alza la lustración y la luz de la razón. La razón ilustrada, pues, se de$ine en contraste al oscurantismo de la superstición. Los ilustrados protestan contra una poca en la que la $e sirvió como tabla de salvación para la debilidad y la cobardía del hombre. Unos tutores que podían mane0ar al pueblo y un pueblo que podía rehuir la tarea de pensar por l mismo escud&ndose en la $e. Este momento negativo de la $e ocupó un primer plano oscureciendo todo lo dem&s, lo cual tintó toda la $iloso$ía escol&stica del negro de la superstición. -or todos es conocida la in0usticia que cometió la modernidad con el (edievo al despreciar toda la $iloso$ía realizada en este período y la importante labor de transmisión de la glesia católica, sin la cual, no se hubiese transmitido la cultura cl&sica. Este primer enemigo de la libertad va a marcar de una manera determinante la razón ilustrada. La razón tiene que combatir la superstición y para esto no puede sino desbancar a los ídolos de la $e mediante la razón. Este a$&n de racionalidad es el que llevar& a convertir en ídolo a la propia razón ob0etiva. El optimismo ilustrado pretende llenar el hueco que ha de0ado la $e con ideales puramente racionales. Las condiciones para esta racionalidad vienen marcadas por el enemigo a batir% la superstición y el mito. Ha llegado la hora de que la razón se desmiti$ique. -ara esto es necesario eliminar la revelación y toda $uente de conocimiento que no provenga de la pura luz natural de la 1
Discurso del méodo, di'i(n ) "rad#''i(n d Man#$ ar'ía Morn", E!pa!a, 1991, p.4
razón. *omando como estandarte la revolución que se ha llevado a cabo en la ciencia, los $ilóso$os buscan en las matem&ticas la salida a la crisis. En ella encuentran la certeza absoluta. La certeza, la b:squeda de un principio inconmovible y el miedo al error van a marcar de una manera decisiva la $iloso$ía moderna. -ara huir de la especulación es necesario andar sobre principios evidentísimos. La evidencia es el patrón ba0o el cual ha de medirse todo proyecto del hombre. 9e alza entonces la razón ob0etiva que pretende encerrar en sistemas puramente ob0etivos los $ines :ltimos del hombre. El hombre, no obstante, sigue teniendo como $in su libertad. Este con0unto de sistemas absolutos que se autoproclaman heraldos de la :nica verdad representan el culmen de la razón ob0etiva. En ella est&, sin embargo, su perdición. Los sistemas que se presentan como absolutos acaban por hundirse, revelando que lo que parecía oro no era m&s que oropel. 9on los propios ilustrados Nsiendo 7ant de nuevo un caso paradigm&ticoN los que empiezan a derribar todos los grandes bastiones meta$ísicos, mientras las ciencias naturales avanzan con paso $irme y seguro. Esta situación ha llevado a la sub0etivización de la razón que denuncia Hor'heimer. Hor'heimer utiliza este resultado como aval de su interpretación dialctica. nterpretación que nos sit:a ante la disyuntiva de la razón ob0etiva y la razón sub0etiva. 9in embargo, plantear esta disyuntiva ya e)cluye una posible salida. La destrucción de la razón ob0etiva y el imperio de la razón sub0etiva han llevado a la negación de todo posible absoluto. Los totalitarismo herederos de la razón ilustrada han demostrado cómo de peligroso es pretender poseer Ny la posesión es poder y controlN la verdad absoluta, pero la negación de algo que podríamos considerar como absoluto ha dado lugar a la esclavización actual del hombre en la sociedad posindustrial. Es cierto que la voluntad de poder ha malogrado el ideal ilustrado desde su mismo comienzo, pero no podemos conceder que sta $uera la :nica promotora de dicho ideal. La razón ilustrada enclaustró la verdad en enormes sistemas porque la amenaza de la recaída en el mito era demasiado poderosa. 9ólo grandes sistemas que respondieran a todas las preguntas racionalmente podían plantar cara a la religión. dem&s, el avance de la ciencia positiva permitió al hombre soñar con el dominio de la verdad. La despiadada lucha contra la superstición y el mito y el optimismo producido por el seguro e implacable avance de la ciencia es el que caracteriza la razón ilustrada como razón ob0etivante. La razón ob0etivante pretende capturar toda la realidad en la certeza absoluta. Esto es, como bien señala Hor'heimer, una señal de la voluntad de poder. ?oluntad de poder que podemos relacionar con la debilidad humana, pues es -
precisamente al dominio a lo que se a$erra el hombre para acallar ese ideal anterior de emancipación. El hombre pretende hacerse libre mediante el control y no ve Nme0or dicho, no quiere verN que ese control es el que le llevar& a hacerse esclavo de su propia voluntad de poder. Este car&cter ob0etivante se despliega en los dos momentos que señala Hor'heimer% razón ob0etiva y razón sub0etiva. La razón que pretende poseer la verdad para controlarla crea en primer lugar unos sistemas ob0etivos que se alzan en nuevos dioses para despus destruirlos en su propio desarrollo. *odo aquello que escape de su criterio de racionalidad Nestipulado desde el inicio de la modernidad por la evidencia matem&tica2J N es tachado de superstición. Este movimiento de racionalización acabar& reduciendo en un giro de tuerca m&s radical a:n lo racional a lo puramente calculístico. Es erróneo plantearnos la disyuntiva entre razón ob0etiva y razón sub0etiva, lo que hemos de buscar es una alternativa a la razón ob0etivante. 9e hace necesario, pues, reinterpretar la razón ilustrada en trminos no ob0etivantes.
Cr&ti"a a la razón ob'eti(ante desde los ideales ilustrados mismos La razón ilustrada ha vuelto a llevar al hombre a la minoría de edad al tornarse en ob0etivante, en contra de su espíritu inicial. Los grandes sistemas que pretenden atrapar la totalidad de lo real en unas pocas sentencias son sintom&ticos de la necesidad de seguridades del hombre. El hombre necesita de lugares seguros a los que poder asirse para que su vida sea m&s cómoda. @a igual que el asidero sea una religión, un sistema meta$ísico o la negación de todo. Es en el $ondo la propia debilidad humana la que lleva al hombre a reducir todo lo que ve a $órmulas mane0ables. La vida es demasiado inestable e insegura. Es m&s cómodo tener todo solucionado de antemano. Los ilustrados denunciaban lo cómodo que resultaba tener un catecismo que responda a todas tus pregunta y, sin embargo, destruyendo este ídolo crearon otro m&s peligroso a:n. Los grandes sistemas meta$ísicos primero y la ciencia positiva despus ocuparon el lugar antes reservado para el mito% el trono del saber humano. Estas e)plicaciones omniabarcantes proporcionaban un terreno con$ortable en el que vivir y no pensar. -ero lo peor de todo es que habían sido encumbrados por la mismísima razón, por la razón 1-
Un $#&ar !p'ia$%n" !i&niJ'ao para r '(%o $ ordn ano ! drro'ado por $ n#o ordn %odrno, d!p$a/ando $ 'ri"rio d $a rdad ;a'ia $a 'r"/a, ! $ br "ra"ado 'ar"!iano Regulae ad directonem ingenii .
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liberadora del hombre y vencedora del mito lo que desterraba a los críticos del sistema al irracionalismo. (uchos pensadores han denunciado esta situación, pero demasiados lo han hecho desde su reverso, el relativismo. El relativismo y sus derivados son una respuesta que, apoy&ndose en las $allas de los sistemas absolutos, constituye una salida m&s propicia a:n para el abandono. 9i no hay nada absoluto, si todo se reduce a opiniones, a egoísmos particulares o a la lucha por la supervivencia, no queda ya la e)igencia de llegar a un mundo me0or. La debilidad del hombre tiene muchos tablones a los que agarrarse hoy en día. Unos militan un nihilismo que les evita tomarse la molestia de preocuparse por nada, otros se a$erran a una religión cualquiera que les de unos valores pre$abricados y caen en la ilusión de estar luchando contra la reinante indolencia, y hay otros que simplemente se sumergen en la masa, donde encuentran un gris consuelo. La lustración buscaba volver a encauzar la tarea de la $iloso$ía, la b:squeda de la verdad, desde las torcidas aguas medievales que habían supeditado al hombre a ídolos religiosos. 9in embargo, su a$&n de desdei$icación les llevó a acabar con todo vestigio del misterioF de la verdad, precisamente porque lo misterioso se había tornado en mo0igatería ocultista de unos pocos privilegiados. Unos pocos habían decidido tomar el control verdad. En contraposición apareció la razón ilustrada, universal e igual para todo individuo. Esta democratización de la razón, tan necesaria como innegable, sin embargo, en su a$&n de igualdad, acabó desvirtuando a la razón misma al instrumentalizarla. -odemos y debemos retomar el proyecto ilustrado original para salir de la situación actual. hora bien, esta salida no puede buscarse negando todo lo anterior y situ&ndose en un lugar de crítica a todo, como pretende Hor'heimer. / La tarea de la $iloso$ía no consiste en oponer tozudamente el uno al otro, sino en alentar una crítica recíproca preparando así, en la medida al menos de lo posible, en el &mbito espiritual la reconcilicación de ambos en la realidad12. Esta crítica no tiene $undamento en el que apoyarse, ya que al reducir los sistemas meta$ísicos a una mera proyección del principio de autoconservación N/El móvil consciente o inconsciente que llevó a la $ormulación de los sistemas de la razón ob0etiva $ue la consciencia de la importancia de la razón sub0etiva respecto de la $inalidad que le es propia% la autoconservación. Los sistemas meta$ísicos e)presan en $orma parcialmente mitológica la convicción de que la autoconservación sólo puede ser alcanzada en un orden supraindividual, esto es,
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Crítca de la razón insrumenal , op. 'i"., p. 1-
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mediante la solidaridad social13M N se elimina toda posible salida al pragmatismo reinante. *oda crítica supone un posicionamiento desde el que criticar. Hor'heimer ha destruido todo posible apoyo y ahora su crítica resulta inconsistente. El error radica en creer que todo posicionamiento implica un sistema cerrado desde el que criticar. Una crítica puede estar sostenida por una posición abierta Nquiz& incluso esencialmente abierta, es decir, irreductibleN, pero sin embargo, se necesita un re$erente absoluto, no cerrado, sino irreductible. 9i, en de$initiva, el :nico valorF por el que se rige el hombre es la autoconservación, es decir, si negamos de antemano que pueda haber alg:n tipo de absoluto irreductible en el hombre, se vacía de sentido toda crítica a la cosi$icación de la e)istencia humana. 9i reducimos la meta$ísica a una mani$estación de la voluntad de poder y le negamos toda legitimidad, nos vemos obligados a someternos a la razón instrumental. Hor'heimer pretende que /la en$ermedad de la razón tiene sus raíces en su origen, el a$&n del hombre de dominar la naturaleza132y concibe la historia de la razón como una especie de destino del hombre. /-odría decirse que la locura colectiva que hoy va ganando terreno, desde los campos de concentración a los e$ectos en apariencia por completo inocuos de la cultura de masas, estaba ya contenida en germen en la primera ob0etivación, en la observación calculadora del mundo como presa por parte del primer hombre133. Hemos visto al observar los grandes sistemas meta$ísicos que esta voluntad de dominio es innegable, sin embargo, no podemos reducir a ello la razón ilustrada, cuya aspiración inicial era liberar al hombre de su propia debilidad. Ha sido la debilidad que denunciaba la ilustración la que, tomando otra $orma, ha conducido a la /locura colectiva que hoy va ganando terreno1. "o se trata, pues, de recaer en los vie0os sistemas ob0etivos, sino de hacernos cargo de lo que hemos llamado lo absolutoF sin pretensión de ob0etivarlo, es decir, de reconocer que el hombre es, recuperando la vie0a idea 'antiana, un $in en sí mismo. Esto no supone la postulación de algo así como una entidad suprasensible, sino la mera constatación de que no somos instrumentosF. La tarea de la $iloso$ía sería intentar dilucidar con mayor precisión cu&l es el sentido en el que hemos de entender esta irreductibilidad sobre la que descansan los derechos humanos y, en general, la tica.
-uede que la modernidad haya interpretado esto
erróneamente, en trminos de una Gazón -ura, pero para reconsiderar la tarea es preciso encontrar los vestigios de humanidadF. El ideal ilustrado tiene sentido y puede 20
Ibíd., p. 19. Ibíd. 22 Ibíd. 21
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recuperarse porque el hombre no puede reducirse a una cosa m&s. Es esto lo que Hor'heimer se es$uerza por reivindicar en su $iloso$ía, pero no encuentra un $undamento desde el que hacerlo, ya que ha condenado a la razón entera y al mismo hombre a no ser m&s que $ruto de la voluntad de dominio. 9i el mismo Hor'heimer $uera consecuente con su propia teoría, tendría que resignarse, ya que el hombre ha llegado a donde tenía que llegar seg:n el desarrollo dialctico de lo que siempre $ue% un animal con gran ambición. 9i queremos cambiar la situación actual, tenemos que a$rontar la di$ícil tarea de volver a sacar a la luz lo que consiguieron ver los ilustrados, pero sin recaer en la ob0etivación y el control de la verdad que llevó al hombre a creerse un dios. Hemos intentado mostrar aquí cómo la voluntad de dominio se sirve de la ciega oposición a la tradición para revestir de ob0etivante la razón ilustrada. "o es el :nico motivo de dicho proceso, ni puede que el principalQ sin embargo, es importante dar cuenta del primitivo espíritu de la lustración y de cómo se pervirtió, para volver a encontrar un camino. !amino, que por otro lado, no ha de0ado de estar presente en la historia de la $iloso$ía a pesar de sus constantes desaciertos.
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